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Edición N° 13 / Año 5 Publicado en Septiembre / Diciembre 2011 ISSN 1851-3263 - Publicación Semestral Estudios de Economía Política y Sistema Mundial Las voces del desierto. Aportes para una genealogía del neoliberalismo como racionalidad de gobierno en la Argentina (1955-1975) por Grondona, Ana Lucía Resúmen El presente trabajo argumenta en favor de incorporar el período 1956-1975 a la “genealogía” del neoliberalismo como racionalidad de gobierno disponible en la Argentina desde fines de la década del cincuenta. Está organizado en cuatro apartados. En el primero, se delimitan algunos acontecimientos que muestran la emergencia de una matriz neoliberal de gobierno a partir de la denominada “Revolución Libertadora”. En el segundo, se reflexiona sobre las condiciones de bloqueo de la racionalidad neoliberal como modo generalizado de administrar las poblaciones, aun cuando se tratara ya de una alternativa disponible. En el tercero, se analiza otro antecedente clave para la genealogía propuesta: las disputas de sentido que recorrieron la Revolución Argentina. Finalmente, se analiza el “Plan Rodrigo” como acontecimiento clave en el desbloqueo del neoliberalismo posible en nuestro país. Palabras clave: Racionalidades de Gobierno, Neoliberalismo, Bloqueo, “Nación” Sobre el autor Grondona, Ana Lucía. Cómo citar este artículo Grondona, Ana Lucía. "Las voces del desierto. Aportes para una genealogía del neoliberalismo como racionalidad de gobierno en la Argentina (1955-1975)". La revista del CCC [PDF]. Septiembre / Diciembre 2011, n° 13. Disponible en Internet: http://www.centrocultural.coop/revista/exportarpdf.php?id=271. ISSN 1851-3263. La revista del CCC N° 13 Año 5 (Sep / Dic 2011) 1
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  • Edicin N 13 / Ao 5Publicado en Septiembre / Diciembre 2011ISSN 1851-3263 - Publicacin Semestral

    Estudios de Economa Poltica y Sistema Mundial

    Las voces del desierto. Aportes para una genealoga del neoliberalismo comoracionalidad de gobierno en la Argentina (1955-1975)

    por

    Grondona, Ana LucaResmenEl presente trabajo argumenta en favor de incorporar el perodo 1956-1975 a la genealoga delneoliberalismo como racionalidad de gobierno disponible en la Argentina desde fines de la dcada delcincuenta. Est organizado en cuatro apartados. En el primero, se delimitan algunos acontecimientos quemuestran la emergencia de una matriz neoliberal de gobierno a partir de la denominada RevolucinLibertadora. En el segundo, se reflexiona sobre las condiciones de bloqueo de la racionalidad neoliberalcomo modo generalizado de administrar las poblaciones, aun cuando se tratara ya de una alternativadisponible. En el tercero, se analiza otro antecedente clave para la genealoga propuesta: las disputas desentido que recorrieron la Revolucin Argentina. Finalmente, se analiza el Plan Rodrigo comoacontecimiento clave en el desbloqueo del neoliberalismo posible en nuestro pas.

    Palabras clave: Racionalidades de Gobierno, Neoliberalismo, Bloqueo, Nacin

    Sobre el autorGrondona, Ana Luca.

    Cmo citar este artculoGrondona, Ana Luca. "Las voces del desierto. Aportes para una genealoga del neoliberalismo comoracionalidad de gobierno en la Argentina (1955-1975)". La revista del CCC [PDF]. Septiembre / Diciembre2011, n 13. Disponible en Internet: http://www.centrocultural.coop/revista/exportarpdf.php?id=271. ISSN1851-3263.

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  • Introduccin Los aos de la post-guerra fueron fundamentales en la conformacin de una nueva figura,los technopol y de una nueva lingua franca, la teora econmica, como modo de comunicacin global.1 Enprincipio, la conformacin de un nuevo orden internacional a partir del acuerdo de Bretton Woods y delentramado de instituciones que buscaban garantizar las condiciones internacionales de estabilidadfinanciera (Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial), supuso el despliegue de una red deespecialistas capaces de articular estas instancias con las administraciones nacionales. Tal como analizanMarkoff y Montecinos (1994), a partir de la necesidad de financiamiento externo, comenzara a funcionaruna serie de rituales y reconocimientos en los cuales estos "nuevos economistas", formados en una culturainternacional, tendran un papel fundamental. En alguna medida, tenderan a ocupar el lugar antesreservado a abogados (atados a marcos normativos nacionales) o a los mdicos sociales. Este procesopodra pensarse como el "pasaje" del gobierno del cuerpo-nacin al del mercado-interno-nacin2. Ahorabien, a pesar de la estabilizacin de ciertas hegemonas en el campo del saber econmico, los sentidos deese gobierno estaran en disputa. As, una de las racionalidades de gobierno que emerga por esos aossera la del neoliberalismo.

    Pues bien, el presente trabajo aborda el contexto argentino y argumenta en favor de incorporar el perodo1956-1975 a la "genealoga" del neoliberalismo en su versin local. Entendemos que se trat de aosfundamentales para la conformacin de esa "tradicin" 3 en nuestro pas, tanto en lo que hace a laacumulacin de un "saber experto", como en la articulacin de una red institucional. Ello aun cuando nolograra mayores xitos como gobierno efectivo de las poblaciones, pues permanecera bloqueado por elsentido comn desarrollista y neocorporativo.4 Esta derrota parcial y momentnea supondra otraacumulacin importante para la "tradicin neoliberal en Argentina", un "saber de las derrotas".

    Las reflexiones que presentamos en las pginas que siguen son el resultado de un trabajo de anlisisdocumental orientado por la perspectiva arqueolgica de Michel Foucault, es decir, que indaga en lasdiversas capas discursivas que conforman las memorias discontinuas, dispersas y contradictorias delpresente.

    Nuestro trabajo, entonces, se inserta en los estudios de la gubernamentalidad, pues se orienta por lapregunta sobre las condiciones especficas bajo las que un rgimen de prcticas de gobierno emerge,existe y cambia. Nos referiremos a este concepto segn ha sido acuado por Michel Foucault y, luego,retomado desde la perspectiva de los estudios de gubernamentalidad. En trminos generales, esta nocinrefiere a los intentos de "conduccin de la conducta". Segn sistematizara Mitchell Dean (1999), elgobierno es una actividad racional y calculada llevada adelante por una multiplicidad de agencias y unavariedad de tcnicas y formas de conocimiento que busca conformar el comportamiento de otros (y de unomismo) trabajando a travs de los deseos, aspiraciones, intereses y creencias, para fines determinados(aunque cambiantes) con resultados y efectos impredecibles (1999: 11). En este sentido, esta conduccinde la conducta es una actividad reflexiva que supone a la vez que constituye sujetos reflexivos.

    Ms puntualmente, la nuestra es una pregunta por las racionalidades de gobierno, entendidas stas nocomo una especulacin vacua sino como la dimensin programtica5 de las prcticas de conduccin de laconducta. stas se orientan a lograr ciertos fines y ciertas transformaciones, lo que supone delimitarciertos problemas, poblaciones determinadas (que los padecen, los causan o ambas) y, en consecuencia,disear dispositivos de intervencin especficos. Ello involucra el despliegue de distintas episteme degobierno,6 esto es, de matrices de enunciacin, de olvidos y de silencios que delimitan ciertos regmenesde saber que movilizan procesos de visibilizacin e invisibilizacin.

    Sobre estas bases, indagamos en una pluralidad de voces y estrategias a travs de las cuales emergien la Argentina esa forma singular de pensar y organizar la poblacin, el mercado y la intervencin estatalque denominamos "neoliberalismo". Con ese objetivo, ordenamos nuestra exposicin en cuatro apartados.En el primero, delimitamos algunos acontecimientos que, desde nuestra perspectiva, justifican hablar de la

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  • emergencia de una matriz neoliberal de gobierno a partir de la denominada "Revolucin Libertadora"; acontinuacin de ello, nos detenemos en la trayectoria de un importante emergente de la historia delneoliberalismo de aquellos aos: lvaro Alsogaray. En el segundo apartado, reflexionamos sobre lascondiciones de bloqueo de la racionalidad neoliberal como modo generalizado de administrar laspoblaciones, aun cuando se tratara ya de una alternativa disponible. En el tercero, tomamos otroantecedente clave para nuestra genealoga: las disputas de sentido que recorrieron la RevolucinArgentina. Finalmente, nos referimos al "Rodrigazo" como acontecimiento clave en el desbloqueo delneoliberalismo posible en nuestro pas. Por ltimo, proponemos algunas reflexiones a partir del recorridoplanteado.

    1. Entre restauracin y renovacin: el horizonte posterior al golpe del 55 El primer antecedente relevanteque hemos encontrado de circulacin de conceptos y referencias al pensamiento neoliberal data de 1946.Ello en el contexto de debate de las leyes posteriores al Plan Quinquenal (o Plan Figuerola) presentadopor Juan Domingo Pern. Se trata de dos alocuciones, una de Reynaldo Pastor7 (diputado puntano yconservador) y la otra de Sydney Nicols Rubino8 (radical y santafecino). En ambos casos, frente a leyesque avanzaban en la conformacin de herramientas de intervencin poltica en la economa (la ley deaduanas, en el primer caso y la ley de rgimen bancario, en el segundo), los diputados incorporaban a ladiscusin el recientemente publicado Camino de Servidumbre. La referencia a este trabajo de Friederichvon Hayek (de 1944) serva para alertar sobre el carcter totalitario de los planes de intervencin polticaen la economa. Sin embargo, a diferencia de la estrategia discursiva del economista austriaco, el discursode los diputados argentinos no construa una serie en la que figuras como las de Pern, Hitler y Roosveltfuncionan como equivalentes que compartiran un impulso planificador/totalitario. Por el contrario,Reynaldo Pastor fue uno de los diputados que impuls la construccin de un monumento a Roosvelt esemismo ao, oportunidad en la que suscribira a los elogios al New Deal. Rubino, por su parte, se esmeraraen diferenciar la planificacin estadounidense orientada por un fin puntual (la proteccin frente a la crisisdel treinta) y por una comisin de expertos y legisladores, de las aventuras de la planificacin econmicanazi y, naturalmente, de la argentina. En este sentido en el agitado contexto de 1946, pareciera que losconceptos neoliberales antes que introducir una concepcin econmica, servan como "trinchera" paraoponerse a la administracin peronista y denostarla por fascista o comunista (en el caso de Pastor,ambos). Entendemos que en este marco an no funcionaba como racionalidad disponible para el gobiernode las poblaciones.

    El perodo que se abrira a partir de 1955 era singularmente otro; en gran medida, se trataba de unasuerte de "restauracin liberal-oligrquica". El deseo de volver a la Argentina previa a 1943 o, mejor aun ala de 1930, pareca animar a muchos de sus protagonistas. El denominado "Plan Prebisch", a pesar de lasinnovaciones tericas ya producidas por su autor en CEPAL, se inscriba en la ortodoxia de los planes deausteridad econmica. Sostenido en un sombro diagnstico de la poltica econmica peronista, susrecomendaciones apuntaban a resolver los problemas de desequilibrio en la balanza comercial y de pagos,mediante una devaluacin. A fin de detener la inflacin como "tarea especfica del gobierno" se intentcorregir el dficit fiscal, la tasa de creacin de dinero, se planific una disminucin del empleo estatal y laracionalizacin y/o privatizacin de las empresas del estado. Adems, se produjo una liberacin deprecios, intentando mantener controlados los salarios, lo que impact negativamente en el salario real.Asimismo, se impulsaron medidas de apertura de Argentina al comercio internacional y mayor participacinen los mercados de capitales. As se firmara en 1956 el acuerdo de Bretton Woods, que sellara el ingresodel pas al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional. Al ao siguiente, Argentina sera, tambin,uno de los pases del "Club de Pars".9

    A partir de marzo de 1957 el ministro de Hacienda Roberto Verrier intentara profundizar el camino de la"liberalizacin" de la economa mediante un nuevo "Plan de austeridad". ste prevea la eliminacin de lossubsidios al transporte, combustible y electricidad, la reduccin de la planta estatal, la suspensin de losaumentos salariales a trabajadores del estado, el aumento de impuestos, la importacin libre de bienes de

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  • capital y maquinaria, el congelamiento salarial y la adopcin definitiva del sistema de libre empresa. Sinembargo, el plan no se llevara a cabo y el ministro sera reemplazado por Krieger Vasena10. Desde laperspectiva del Departamento de Estado de los EE.UU esto implicaba que "las soluciones econmicas deseadas [presumiblemente por el propio Departamento] quedan subordinadas a la volatilidad del climapoltico".11

    La imposibilidad de avanzar en el camino de la liberalizacin absoluta de la economa indicaba que, auncuando algunos sectores y sus representaciones intelectuales (vgr. Federico Pinedo), sostuvieranposiciones prximas a la ortodoxia "clsica", pareca poco probable un mero regreso al pasado queignorara las transformaciones estructurales de la economa nacional. El liberalismo, como arte degobierno, pero tambin como utopa, deba renovarse para estar a tono con los nuevos tiempos.

    Los aires renovadores no tardaran en llegar. La experiencia del "milagro alemn"12 tendra impacto enlos medios liberales locales e incluso dentro de los gabinetes ministeriales de la dcada del 60. Elliberalismo de Friburgo13 proporcionaba tanto un "diagnstico" para la coyuntura, as como una"programacin" de la poltica econmica. As, por ejemplo, en la traduccin local, el lugar que para losordoliberales ocupaba el Tercer Reich o la URSS, sera ocupado por Juan D. Pern; del mismo modo, ellugar ocupado por las desviaciones intervencionistas keynesianas que, a pesar de tener "las mejoresintenciones", conducan indefectiblemente al totalitarismo, podra ser ocupado alternativamente por eldesarrollismo frondizista o cepalino.14 Como sus colegas alemanes, austriacos y estadounidenses, frentea la hegemona keynesiana, los neoliberales argentinos desarrollaron un estilo militante y altisonante deenunciacin, como predicadores en el desierto. Sin embargo, como veremos, no habra que exagerar lamarginalidad de su prdica.

    1.1. Aves de paso: la presencia de Von Mises y de Leonard Read en la Argentina En diciembre de 1958,la Universidad de Buenos Aires aprobaba el primer plan de estudios de una Licenciatura en EconomaPoltica. Poco ms de un ao despus, el 2 de junio de 1959, Ludwig von Mises15 era presentado por elDecano de la Facultad de Economa, William Lesley Chapman, en una serie de seis multitudinariasconferencias. Los encuentros fueron convocados y reseados por el peridico La Prensa. Entre lospasajes de la alocucin que all se subrayaban estaban las alusiones de Von Mises al problema de lainflacin en la coyuntura argentina, y sobre el modo en que la legislacin obrera y el intervencionismoestatal haban funcionado como obstculos para la generacin de riqueza y el desarrollo (La prensa, martes 2 de junio de 1959). Sugerentemente, tres semanas despus de las conferencias, era nombradocomo ministro de Economa, encargado de "frenar la inflacin", el ingeniero lvaro Alsogaray, reconocidoseguidor del neoliberalismo, particularmente influenciado por los pensamientos de Von Mises, WilhelmRpke16 y Jacques Rueff.17

    Cabe preguntase acerca de las condiciones que trajeron a Ludwing von Mises al auditorio de la Facultadde Economa de la Universidad de Buenos Aires, en una serie conferencia que proponemos leer entrminos de "acontecimiento". El profesor austriaco fue invitado por Alberto Benegas Lynch (padre),miembro fundador del Centro de Estudios sobre la Libertad (1956), institucin constituida a imagen de la Foundation for Economic Education (FEE) de EE.UU, que por entonces estaba siendo constituido comouno de los primeros "tanques de pensamiento" neoliberal (previo aun al mtico grupo de Mont Pelerin18). Elautor de Human Action no sera el nico referente invitado por el Centro. Un tiempo antes, en abril de1958, Leonard Read, fundador del FEE (a la que espejaba la fundacin de Benegas Lynch) dictaba unaserie de conferencias en Buenos Aires19. Otras de las figuras invitadas haban sido Federich von Hayek yWilhelm Rpke20.

    El sentido de ambas conferencias (la de Von Mises y la de Read) estaba polticamente marcado, lejos depresentarse como una instancia tcnica y apoltica, que prescindiera de un anlisis de coyuntura, Read serefera al gobierno peronista como "una docena de aos la cruda accin policial (...) bajo el dictador Pern

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  • (Read 1958: 9, nfasis nuestro)". En otro pasaje, recordaba que su presentacin en el seminario habasido realizada por Raul Lamuraglia, un "patriota" y presidente del Centro de Estudios sobre la Libertad, aquien Juan Domingo Pern consignaba entre los responsables de su destierro21.22 En un tono semejante,von Mises afirmaba que Pern haba recibido su merecido al verse obligado al exilio, destino que deseaba"a todos los otros dictadores, en otras naciones, se le conceda una respuesta similar".23

    En las citas seleccionadas resulta relativamente claro que las intervenciones de estos representantes delneoliberalismo estaban articuladas en un entramado de luchas polticas. Al respecto, es interesante notarla relevancia que le otorgaron a la "cuestin sindical" en ambas conferencias. As, por ejemplo, en elprlogo a las conferencias en 1959, Leonard Read sostiene que en la Argentina "los sindicatos ejercen unainfluencia ms opresiva que en los Estados Unidos" (1958: 9). Asimismo, en su cuarta conferencia, elfundador de FEE realizaba una crtica radical a la teora del valor-trabajo, como fundamento terico en elque se sostenan las distorsivas intervenciones de los sectores obreros organizados (1958: 72).

    Del mismo modo, en sus conferencias, von Mises se ocup de desarticular tericamente la relacin entreprecio de la fuerza de trabajo y necesidades del obrero, para supeditarlo exclusivamente a la productividaddel trabajo. Tambin en coincidencia con Leonard Read, desde la perspectiva del economista austriaco,los sindicatos resultaban un factor explicativo de la inflacin, en tanto haban devenido un poder coercitivo(casi como el Estado) capaz de imponer su voluntad de salarios distorsivos mediante huelgas (de modoanlogo al que el gobierno establece salarios mnimos). Para el argumento neoliberal, la consecuencia dela suba del precio del trabajo era, necesariamente, el incremento del desempleo y la consecuente polticade devaluacin para bajar los salarios reales, que terminaba en una espiral inflacionaria. Esta estrategia de"devaluacin" apareca como un modo indirecto de bajar los salarios reales, un "engao" delkeynesianismo. El nico modo de lograr pleno empleo, desde la perspectiva de Mises, era con un mercadoliberado, pues como cualesquiera mercanca, la fijacin del precio por la libre competencia hara que seequilibraran la oferta y la demanda. Adems, el economista austriaco argumentaba en favor de unade-sustancializacin del capital y el trabajo como agentes econmicos y su sustitucin por la figura del"consumidor" como verdadera figura que gobierna (inconsciente e indirectamente) el mercado ("losverdaderos jefes en el sistema econmico son los consumidores" 1979: 20).

    As, vemos que junto a la amenaza de la "cuestin sindical", y estrechamente vinculada a ella, se levantael fantasma del intervencionismo. Un argumento interesante, que compartieron ambos conferencistas, eraque cualquier intervencin en el mercado, esto es, la manipulacin de cualquier precio, supona un impactoen todos los dems y, la necesidad de extenderla a cada vez ms mercancas. A partir de ello, lasdiferencias entre las distintas formas de la intervencin resultaban irrelevantes, pues la aspiracin ytendencia a controlar la totalidad del mercado subyaca en todas ellas24. Entre el fabianismo, el nazismo,el fascismo, el keynesianismo, el Estado de Bienestar -o en el mbito local, el desarrollismo y elperonismo- no haba diferencias sustanciales, pues en todos los casos se trataba de la misma tendencia,contraria a la que garantiza una sociedad libre: la conformacin de un mercado sin restricciones comomodo mecanismo impersonal para la organizacin de la sociedad. La intervencin del Estado (en cualquiergrado) supona poner una voluntad por sobre las dispersas e infinitas voluntades del consumidor,disparando un juego irrefrenable de intervenciones complementarias que necesariamente tendan al totalitarismo.

    Adems de las conferencias del propio Von Mises y de Lionel Read, incluimos dentro de la misma seriede acontecimientos la fundacin de la citada Asociacin Coordinadora de Instituciones Empresarias Libres25 (ACIEL) en 1958. Esta entidad reuna a la Sociedad Rural Argentina, La Bolsa de Comercio y la UninIndustrial. Si bien se presentaba como una organizacin de intereses, mostraba ya un impulso dedesarrollar alternativas terico-prcticas de corte neoliberal. As, por ejemplo, solicitara a lvaro Alsogarayque invitara a Ludwig Erhard, autor del "milagro alemn", a dar conferencias a Buenos Aires.26

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  • Ahora bien, en esta serie de acontecimientos no slo estuvieron presentes las influencias alemanas,tambin hubo emergentes asociados a la Escuela de Chicago. En efecto, en 1962 se diseara unproyecto con la Universidad de Cuyo y la Universidad Catlica de Chile ("Cuyo Project") para desarrollar unpolo de formacin neoliberal en Mendoza, al estilo del que por entonces se despegaba al otro lado de lacordillera. El hombre clave en ello sera Arnold Harberger27, quien acord con el decano Corti Videla elarribo de cuatro especialistas (dos de ellos chilenos), as como el financiamiento de estudios de posgradoen la propia Universidad de Chicago (habra un total de 27 becas).

    A pesar de estos avances, la expansin de economistas neoliberales en puestos de la Administracin Pblica Nacional no lleg a concretarse como lo hara en Chile (aunque hubo relevantes excepciones). Ello en razn de los bajos salarios estatales y universitarios, que no lograban retener a profesionales formados, que preferan migrar hacia trabajos mejor remunerados en el FMI o el BM. En este sentido, sera clave el despliegue de los "tanques" como la Fundacin de Investigaciones Econmicas de Latinoamrica (FIEL 1964), el Centro de Estudios Macroeconmicos de Argentina (CEMA 1978) o la Fundacin Mediterrneo (1977), instituciones financiadas por empresas privadas que garantizaran tanto las lneas de investigacin que interesaban a esta escuela, como una oferta de empleos capaces de satisfacer las expectativas remunerativas de los expertos.

    1.2. El emergente "lvaro Alsogaray"

    Una excepcin a las limitaciones en la expansin de la experticia neoliberal sera la singular figura delvaro Alsogaray. Por cierto, se trata de una excepcin relativa, pues aunque von misiano convencido, noformaba parte de las redes de saber experto en un sentido clsico (ni siquiera se trataba de uneconomista). En cualquier caso, tres semanas despus de las conferencias dictadas por Von Mises en laUniversidad de Buenos Aires, asuma como ministro de Economa y de Trabajo, bajo la complacencia(entre otros) de ACIEL. Desde nuestra perspectiva, la figura de Alsogaray, resulta central para comprenderla tradicin de la alternativa neoliberal en la Argentina. Proponemos concebirlo como una bisagra entre loseconomistas liberales "nuevos" (reunidos alrededor del FIEL, CEMA, FM y estudiados por Heredia 2004,Cabrera 2009, Canelo 2004) y los economistas liberales "tradicionales" del estilo de Federico Pinedo. Perosobre todo, su propia trayectoria es la de una compleja articulacin y acumulacin que van desde lasolitaria militancia como adalid de la "Economa Social de Mercado", hasta la consagracin como asesorpresidencial de lujo en los 90. Desde un anti-peronismo confeso, hasta transformarse en alquimista de laextraa articulacin entre neopopulismo y neoliberalismo.

    En lo que hace a su formacin, se nutra sobre todo de los aportes de la Escuela Austraca y Alemana.An cuando no hubiera realizado cursos de posgrado en el exterior, en sus escritos resulta claro queestaba orientado por los debates del campo de la economa acadmica. Ahora bien, como muestraHeredia (2004), el paso por las universidades estadounidenses no slo iba a dotar a los economistasneoliberales de un saber experto, tambin les otorgara una red de contactos, sobre todo en las agenciasinternacionales. Pues bien, el papel de lvaro Alsogaray en el entramado de relaciones entre los distintosgobiernos de facto de los que particip y los Estados Unidos lo transformaron, sin dudas, en un hombreclave28.

    Pues bien, en 1959 el ex-funcionario de los gobiernos de Lonardi y de Aramaburu asuma como ministrode un gobierno "desarrollista" signado por el fantasma de la traicin, de la que su propio nombramiento eraun testimonio acabado. Alsogaray frente a la cartera de Economa, pospona las expectativas del Programa de Avellaneda de la UCRI a cambio de un horizonte mucho ms sombro. Entre imperativo yamenaza, el objetivo sera "pasar el invierno".

    La figura del "traidor"29 resulta sugerente para pensar la administracin frondicista, por diversos motivos.Por un lado, su fama de poltico maquiaveliano, la misma que le permiti llegar a la presidencia, terminarapor dejarlo sin apoyos y apresurar su cada; por otra parte, como toda traicin, las suyas abrieron camino auna serie de paradojas: "renegando de su pasado socializante y antiimperialista, Frondizi se convirti a lalibre empresa; librepensador y laicisista, declar su fe catlica y apoy la enseanza libre. Severoantiperonista, result electo por los votos peronistas".30 As, factores que resultaran claves en lareconformacin estructural de la Argentina por esos aos llegaron de la mano del actor menos pensado.

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  • El complejo entramado de "traiciones", el contexto inflacionario y la creciente conflictividad social habandebilitado a Frondizi, a pesar del ortodoxo "Plan integral de estabilizacin", que haba sido puesto enmarcha a fines de diciembre de 1958. Sin conquistar ni a propios ni a ajenos, rodeado por el "partidomilitar", termin aceptando sus condiciones: una poltica ms represiva respecto del sindicalismo y elalejamiento de Rogelio Frigerio de su puesto de asesor. La designacin de Alsogaray era una seal paralos altos mandos militares, con los que el ingeniero estaba vinculado por su hermano, y para los EE.UU,reticentes a la figura de Frigerio, que solan vincular al "izquierdismo"31. Sin embargo, el papel delingeniero se vera bastante limitado a contener la inflacin mediante el "Plan de austeridad". Entre lasreformas intentadas, se encontrara el avance en la "racionalizacin" del Estado mediante programas deretiro voluntario y pago de indemnizaciones, el pase a manos privadas de las empresas que dependan dela Direccin Nacional de Industrias del Estado (creada bajo el peronismo) y la privatizacin del sistema detransporte colectivo de la Ciudad de Buenos Aires.32 No obstante los "xitos" en la estabilizacin de lainflacin, y en virtud de las diferencias con Frondizi y Frigerio (que segua influyendo las decisiones degobierno), Alsogaray terminara sus funciones en abril de 1961, sucedido por Alemann.

    En aquellos aos la prdica neoliberal no lograba exceder los momentos de crisis (vividas como agudas y"excepcionales"), esto es, no lograba establecerse como programa estable de gobierno. Entendemos queen gran medida ello se vinculaba al fuerte predominio de la "nacin" como proyecto econmico-poltico, yal escaso desarrollo de utopas capaces de ocupar un lugar equivalente (como, aos despus, podranhacerlo la del "consumidor" y el "mercado"). Tambin funcionara como obstculo el contexto internacional,an signado por las promesas de la Alianza para el Progreso. As, por ejemplo, en una conversacinprivada entre Kennedy y Alsogaray, el ministro hizo un resumen de las polticas econmicas a desplegar,destacando su estmulo a la iniciativa privada y la libertad respecto de la intervencin gubernamental;frente a ello, la respuesta del presidente estadounidense fue por lo dems cauta: en trminos de losdocumentos de la Foreign Office "expres cierta preocupacin poltica que uno demasiado conservador yprudente y deflacionarias satisfacer los intereses y deseos de los grupos privilegiados y los banqueros,pero no a las necesidades de todo el pueblo".33 Como puede verse, no era an la hora de los paquetesneoliberales. Sobre los obstculos que funcionaron como bloqueo al despliegue de esta racionalidadavanzaremos en el apartado que sigue.

    2. La polisemia de "la nacin": trinchera o caballo de Troya? Como queda claro segn nuestrorecorrido, aunque disponible en el "repertorio de posibilidades" desde fines de la dcada del 50, por esosaos la alternativa neoliberal no se generalizara ni aqu, ni en el resto de Amrica Latina. En efecto, lapromesa de desplegar las potencias de las economas nacionales iba a generar adhesiones mucho msestables. Este hecho resulta inescindible del contexto internacional de la conformacin de los estadosllamados de "Bienestar", traccionados, ente otros factores, por la amenaza que se desplegaba tras lacortina de hierro. Estos modos de intervencin en la cuestin social combinaban estrategias de seguridadsocial, inversin estatal en la economa (basada en la economa keynesiana) y modos de negociacintripartita. As, el "bienestarismo" supuso una conjugacin de un nuevo saber experto capaz de intervenir econmicamente sobre variables macroeconmicas (segn su propia dinmica), un sistema denegociacin neocorporativa34 que conformaba un sistema de acuerdos y los esquemas de seguroensayados desde fines del siglo XIX.

    Ahora bien, la "traduccin" argentina, escandida por su propia "tradicin" y diversas luchas, tendra unasingularidad: estos elementos no se conjugaron del mismo modo que en el bienestarismo de los pasescentrales. Por un lado, se articulara una racionalidad de gobierno neocorporativa que intervena polticamente en la economa a partir de un sistema de acuerdos y negociaciones colectivas (1944-1955);por el otro, una racionalidad tecnocrtica desarrollista orientada a actuar econmicamente en la esfera dela produccin (aunque a partir de objetivos programados polticamente), pero sin movilizar (al menos sinsobresaltos importantes) un sistema de negociacin tripartita. Asimismo, el sistema de seguros tampocollegara a consolidarse en un rea clave: el empleo.

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  • Sin embargo, ambas racionalidades (la neocorporativa y la desarrollista) movilizaban, aunque de modosdiversos, una representacin imaginaria comn: la nacin, como fin ltimo del gobierno ya fueraeconmico (desarrollismo) o poltico (neocorporativismo).

    Pues bien, las paradojas de la historia haran de las "estrategias del desarrollo" una fuerza corrosiva parael programa de "nacin". En particular, en lo que hace a la estrategia de la Alianza para el Progreso quearticulaba desarrollismo econmico y Doctrina de Seguridad Nacional. Esta ltima asuma la subordinacineconmica a los EE.UU. en virtud de la geopoltica, al tiempo que se aceptaba la declinacin del papel delEjrcito como actor central para el desarrollo econmico y la industrializacin.35 Este ltimo punto escentral, pues refiere a la paradoja de que aun cuando la DSN pusiera a los militares en el papel de nationbuilders -cuya responsabilidad era la conformacin de la nacin como espacio de contencin a laamenaza disgregante del comunismo-, al mismo tiempo, reduca su funcin a la de polica imperial,supeditada a la estrategia panamericana.36 Este aspecto de la DSN resulta claro en lo que hace al tipo definanciamiento y ayuda otorgados. Tal como expona Mcnamara (1968) "en virtud de la improbabilidad deun ataque convencional, equipamientos y asistencia mutaron para responder a la actual amenaza del frente interno" (1968: 28). A diferencia de las concepciones de defensa nacional de las dcadas anteriores,que no implicaban un asunto exclusivamente militar, sino un elevado juicio sobre la potencialidadeconmica de la nacin, la defensa del occidente cristiano supondra una especializacin del Ejrcito comomquina de terror. Fueron pocas las voces que se alzaron dentro del Ejrcito para criticar esta progresivadesnacionalizacin y socavamiento de su rol en el proceso de industrializacin.37

    Mirado desde el presente, una condicin de desbloqueo del neoliberalismo como modo de gobierno delas poblaciones sera, entonces, la crisis de la "nacin" como horizonte de la accin poltica y econmica. Ello no slo en lo que haca al papel del Ejrcito (alejado de sus funciones industrializadoras paraconcentrarse en polica ideolgica), sino tambin de procesos estructurales de extranjerizacin de buenaparte de la econmica. Este proceso sera particularmente intenso desde 1976, pero tena antecedentesclaros en la dcada del 60 (con la consolidacin de las empresas trasnacionales) y tambin en los aosfrondicistas.

    En efecto, a pesar de su trayectoria nacionalista, las primeras acciones de Frondizi rpidamentecontradijeron sus posiciones como opositor radical del segundo gobierno de J. D. Pern. Si ste fue elcaso de la denominada "batalla del petrleo", la promulgacin de la ley de inversiones extranjeras de 1958lo confirmara. Segn explicaba Arturo Frondizi a John F. Kennedy, uno de los xitos de su administracinhabra sido alejar la cuestin del desarrollo nacional del debate respecto de la nacionalizacin de lasindustrias (Foreign Relations of the United States, Volume XII, American Republics, Document 174). Ennombre del desarrollo nacional se abran las puertas al capital extranjero.38 As, uno de los aspectos msinteresantes de la estrategia de Frondizi-Frigerio fue su relacin paradjica con las empresasmultinacionales. Si por un lado ste es el momento histrico en el que claramente se despliegan en laestructura productiva y de servicios39, por otra parte, son identificadas como "enemigas" del desarrollo, entanto su objetivo era, precisamente, borrar las fronteras nacionales. El argumento para fomentar la entradade capitales era la velocidad requerida para realizar transformaciones capaces de resolver "problemas denaturaleza estructural", que no podan ser solucionados "con adiciones de elementos a la estructuraexistente": El pasaje del subdesarrollo al desarrollo deba ser rpido para ser efectivo y para evitar "doloresinnecesarios".40

    En este sentido, "la nacin" parece haber funcionado como trinchera que habra obturado el desplieguedel neoliberalismo como racionalidad de gobierno. Sin embargo, articulada por el discurso desarrollista,tambin habra funcionado como "caballo de Troya" de los sentidos y las prcticas ms paradjicas.

    3. Las disputas del onganiato: entre la heterodoxia y el compromiso con "la nacin" Otro eslabnfundamental en el proceso de extranjerizacin de la estructura productiva sera la poltica econmica del

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  • onganiato. Sin embargo, aun cuando entre sus efectos ms relevantes estuviera la consolidacin de lasempresas transnacionales, esta etapa no estuvo exenta de debates y ambages. En efecto, lasperspectivas desarrollistas encontraran eco entre algunos militares cercanos al rgimen (Guglialmelli), altiempo que el nacionalismo (en diversos sentidos) sera uno de los significantes vacos alrededor de losque ste se aglutinara. En este sentido, este perodo resulta interesante para una genealoga deneoliberalismo en virtud de la tensin, confrontacin y solapamiento entre racionalidades divergentes.

    Asimismo, entendemos que es una etapa de inters en virtud de las singularidades del "Plan denormalizacin" de Adalberto Krieger Vasena, emergente singular del recorrido que aqu intentamos cifrar.Resulta complejo definir la orientacin de este programa. En un interesante ranking de reformasneoliberales en la Argentina propuesto por Glen Bligaiser (2010), el Plan de 1967 suma seis puntos, tanslo uno menos que el de Martnez de Hoz, pero la mitad que el "Plan de convertibilidad" de 1991. Enefecto, se trata de una pregunta de difcil respuesta, en virtud de que Krieger se apart de las recetasclsicas de "enfriamiento de la economa". La aceptacin del esquema por parte del FMI estuvo msvinculado al prestigio del ministro en los medios financieros internacionales, que a su punto de partidadiagnstico, que no asociaba la inflacin a la expansin monetaria producida para financiar el dficitpblico, sino a un problema de costos. Por ello, si bien se repiti la frmula de la devaluacin, habra unabatera de medidas complementarias que incluso sera posible asociar al keynesianismo.41 Entre las mspolmicas, las retenciones a las exportaciones agrarias.

    Aunque el carcter heterodoxo del plan de normalizacin resulta inobjetable, tampoco debiera ignorarseque el propio ministro afirm haberse inspirado en la experiencia de Francia de 1958, el "PlanRueff-Pinay", versin francesa de la avanzada neoliberal y bibliografa obligatoria del mencionado lvaroAlsogaray. Por otra parte, resulta clara la orientacin del tipo "teora del derrame" que supone la tesis(fundamental para el plan) de que el momento de la acumulacin (el "tiempo econmico") no poda ser elmismo que el de la distribucin (posicin que antagonizaba con las premisas del gobierno neocorporativode la fuerza de trabajo en su versin peronista). Asimismo, en virtud de su actuacin a cargo del ministerioy la reputacin que de ello devendra, sera luego vice-presidente para Amrica Latina del Banco Mundial,organismo clave en la difusin de recetas afines al neoliberalismo.

    En cualquier caso, el plan Krieger Vasena es un hito en la tradicin neoliberal en la Argentina en tantoense una importantsima leccin, justamente, la de la heterodoxia. Finalmente, heterodoxo sera tambinel Plan de Convertibilidad de 1991. El camino de la liberalizacin ms radical (al estilo "pasar el invierno"de Alsogaray) haba mostrado muy rpidamente sus lmites, mientras que el de Krieger sera unexperimento mucho ms "exitoso". Del mismo modo, se repeta la interesante paradoja de que lasintervenciones "liberales" aparecan envueltas en un caballo troya nacionalista, con todas las diferenciasseparan al nacionalismo de Frondizi-Frigerio del corporativismo catlico de Ongana42.

    Por cierto, el "xito" del programa econmico fue limitado, probablemente en virtud del proceso deredistribucin contra los sectores pampeanos (a los que se intentaba modernizar) que limitara su apoyo alinterior de la clase dominante. Asimismo, la rpida superacin de la crisis econmica que haba precedidoal plan y la recomposicin de fuerzas de los sectores relegados (cuya expresin fue el Cordobazo) minaronlas bases de su legitimidad. Fundamentalmente, haba en el horizonte otra alternativa capitalista viable quehaca difcil creer en la inevitable cada en el caos en caso de fracasar el plan kriegerista. Por el contrario,la crisis previa al golpe de 1976 (de una adhesin ms "ortodoxa" al neoliberalismo) iba a ser una crisishegemnica aguda, que convocara fantasmas lo suficientemente espeluznantes como para adherir a unaparte importante de la poblacin a respuestas represivas.43

    Luego del Cordobazo y del alejamiento de Krieger Vasena, iba a asumir de Dagnino Pastore comoministro de Economa, otro emergente relevante en la historia del neoliberalismo en la Argentina. Elflamante funcionario era el director de la Fundacin de Investigaciones Econmicas de Latinoamrica

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  • (FIEL), uno de los ms importantes think tanks neoliberales de las siguientes dcadas. Su gestin al frentedel Ministerio (que volvera a encabezar en 1982) estuvo signada por la continuidad respecto de laanterior. Otro tanto podra decirse de Moyano Llerena, que le seguira en 1970 (bajo la presidencia deRoberto Levingston), un economista liberal de la escuela clsica de Oxford pero tambin influido por elDoctrina Social de la Iglesia.

    Resulta de particular inters que el principal competidor del Moyano Llerena como candidato a ocupar elcargo de ministro haya sido Juan Enrique Guglialmelli. Ello, en virtud de sus enormes diferenciasideolgicas, que confirman las disputas al interior de la Revolucin Argentina.44 La decisin respecto dequin deba ocupar el cargo fue dirimida en una reunin convocada por Roberto Levingston. En el libro quela describe45 (120 das en el gobierno, del propio Guglialmelli), quedan expuestas las diversasdiscursividades en tensin, los sentidos hegemnicos presupuestos en el discurso, as como los lmitesmarcados por ciertos preconstruidos ms all de los cuales, hasta nuevo aviso, no poda avanzarse.Ciertas gramticas de lo enunciable relegaban determinados enunciados a la periferia.

    La figura de Guglialmelli (y esto es lo que l mismo intenta decirnos en su texto) aparece como unadisonancia en el concierto de voces liberales. As, en una de sus primeras intervenciones sealara laausencia de "sectores del nacionalismo, del desarrollo, incluso del peronismo".46 Una vez establecidasestas ausencias, su alocucin -sostenida en citas de autoridad a Ral Prebisch y a la encclica PopulorumProgressio- estuvo orientada a criticar el destino "pastoril" de la Argentina, trayendo para ello,paradjicamente la figura del "milagro alemn" cada vez ms alejado del "Plan Morgenthau"47. Elabandono de este plan, segn reconoca el general, se haba debido a las tensiones sociales que este ibaa generar. En este sentido, era normal que el desarrollo trajera disputas en la distribucin del ingreso, entanto despertaba expectativas y potencialidades. Terminante (y proftico), el general sostena que"seguramente en la edad media slo tenan inquietudes los patronos, pero en este momento, ya no sepuede evitar que la tengan los dems (...) y si queremos tranquilidad absoluta, entonces tenemos quehacer de este pas un gran cementerio".48

    Frente a este avance retrico, los dems asistentes a la reunin debieron retomar la palabra paradeshacer algo del camino "antidesarrollista" que hasta all se haba construido, y sostener, en cambio, que

    Esa eliminacin de una poltica pastoril no puede dejar de ser compartida por nadie (...) La colocacin delpas como lder de Amrica Latina y en una posicin autosuficiente, tampoco puede ser discutida. Para elloes necesario el desarrollo de la industria pesada, una infraestructura adecuada. Pienso que tampoco esopuede ser discutido. Sencillamente entendamos que de lo que se trata ahora es ver las primeras medidasde la poltica econmica para afrontar la crisis coyuntural en que nos encontramos49.50

    Esta extensa cita nos permite sostener que, a pesar de los diversos avances que hemos consignado, elneoliberalismo como modo de gobierno de las poblaciones estaba an bloqueado por enunciados yprcticas incuestionables (lo que "no poda ser discutido") y vinculadas, genricamente, a "la nacin" comohorizonte de la poltica econmica. La designacin de Aldo Ferrer como sucesor de Moyano Llerena y elgiro "nacional" que intentara la "Revolucin Argentina" son otras muestras de ello.

    El desbloqueo del neoliberalismo como arte de gobierno requerira de un contexto de crisis hegemnicams agudo y de una gran deslegitimacin del rol del Estado y de "la nacin" como forma catectizada del"nosotros"51. Sin embargo, el saber acumulado entre 1956 y 1974, a partir de la emergencia y bloqueo deuna racionalidad poltica neoliberal debe ser tomado en cuenta, pues configur una memoria de lasderrotas en base a la cual los expertos de otras dcadas (muchos de ellos, repetidos) extraeran valiosaslecciones. La fundamental: la apuesta por una redistribucin regresiva del ingreso que "recuperara" larelacin de fuerzas previas a 1943 era incompatible con un proyecto industrialista. La presencia del

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  • sindicalismo obrero, aun en condiciones de proscripcin poltica, fijaba un lmite ineludible. En este sentido,el neoliberalismo posible en la Argentina estara mucho ms vinculado a la financierizacin de laeconoma, que a la reconversin (al estilo alemn) de un proyecto industrial. Menos Escuela de Friburgo yms Escuela de Chicago iba a ser la consigna de los economistas a partir de 1976. El "Rodrigazo", por otraparte, iba a configurar el desbloqueo de ese neoliberalismo posible en la Argentina.

    4. El Rodrigazo: el desbloqueo del neoliberalismo posible en la Argentina Las medidas de lo que seconoci como "Plan Rodrigo"52 incluyeron una megadevaluacin de 150% del peso en relacin al dlarcomercial, un aumento del 100% en servicios y transportes y un incremento de cerca del 180% encombustibles. Por su parte, el aumentos salarial para hacer frente a la nueva estructura de precios era deslo de un 45%. El equipo econmico que trabaj con Celestino Rodrigo en el plan estaba conformado portres actores clave en el despliegue del neoliberalismo en la Argentina: Pedro Pou53, Monsueto RicardoZinn54 y Nicols Catena55.

    La de Rodrigo sera una poltica de shock distributivo a favor de los sectores concentrados, quienes notardaron en prestarle su apoyo (as lo hizo Martnez de Hoz, Fortabat, Perez Compac y Techint).56 Labsqueda de "sincerar la economa" implicaba, ms que nada, un deterioro (intencional) del salario real,que horadaba el sistema de acuerdos sobre el que se haba articulado la racionalidad neocorporativa. Estaestrategia se insertaba en un contexto signado por el fenmeno de la stagflation (estancamiento einflacin) que rompa con la tendencia de crecimiento sostenido de la economa entre 1965-1974. Como enel resto del mundo, la articulacin de fenmenos de estancamiento e inflacin desafiaban los marcosdiagnsticos desplegados por la perspectiva keynesiana, pero tambin por el estructuralismo.

    Ahora bien, desde la perspectiva de David Harvey (2007), el neoliberalismo no sera tanto una estrategiade resolucin de este problema de stagfaltion (pues el modelo neoliberal no se caracteriza por mejorar elcrecimiento), sino una estrategia para la recomposicin de la relacin de poder interclases, puntualmente,para la recomposicin de clase dominante a travs de una redistribucin regresiva del ingreso despus delas experiencias del "liberalismo embridado".57 Esta restauracin, sin embargo, no supona que las clasesdominantes fueran las mismas que durante las dcadas precedentes. En este proceso derestauracin/conformacin de una nueva clase dominante, la acumulacin de poder (y renta) por parte dela lite financiera global no se basara ya en el crecimiento del producto bruto interno ni, por consiguiente,de las economas nacionales. Por el contrario, se (re)inaugurara una acumulacin por "desposesin" en laque se reproducan ciertos aspectos de la denominada acumulacin originaria.58 Esta desposesinoperara mediante la fragmentacin, por ejemplo, del mercado de trabajo.

    A partir de este marco, creemos que resulta claro que el "Rodrigazo" se inscribe en la historia de losderroteros del neoliberalismo en la Argentina. As, un cronista de cierto renombre se asombraba desdeotra columna de la Revista Mercado:

    Pocas veces los argentinos se han sentido tan confundidos, tan desconcertados, como en estos ltimosdas. Su estado de nimo se explica en parte por el cambio brusco y total de las reglas econmicas, peroobedece, en el fondo, a una razn ms profunda: al hecho de que ese cambio haya sido precipitado por ungobierno peronista. Se intenta pasar de un sistema cuyo eje era la distribucin de los ingresos a unsistema cuyo eje sea la acumulacin del capital.59

    El texto continuaba, haciendo referencia a las mutaciones permanentes del peronismo que, sin embargo,habra mantenido una constante: su carcter populista (de izquierda o de derecha). El Plan Rodrigo (aunque "valiente y realista", segn el mismo periodista) impugnaba precisamente esta imagen, en virtudde la cual el peronismo dejaba de ser un punto de referencia fijo y confiable. Lejos de celebrar estanovedad, el cronista se concentraba en la crisis de confianza y estabilidad que de ella resultaba, en virtud

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  • de una alteracin de "sub-stancias", que en su anlisis derivaban en problemas cuasi-metafsicos.

    Vemos aparecer, as, nuevamente la figura de la "traicin", como elemento fundamental que hizo avanzarla agenda neoliberal en la Argentina, en tanto un gobierno popular "traera" los vientos neoliberales. En ellatendra un papel clave Ricardo Zinn, alma mater del plan. En este punto, el texto publicado en 1976 (Lasegunda fundacin de la repblica) por el Secretario de Programacin y Coordinacin Econmica resultaesclarecedor respecto de los supuestos que sostenan la poltica de ajuste de 1975.

    En el diagnstico de Zinn, la Argentina era vctima no de una "crisis", sino de un proceso de "decadencia"que, desde el sufragio universal de 1912 marcaba el declive de su economa. La prdida de esta "solidezque vena de la tierra"60 haba sido el resultado de "polticas suicidas" y de un populismo "desenfrenado"que haba exacerbado un consumo subsidiado, haciendo que el pueblo devorara a la nacin.61 Frente aeste escenario, el sinceramiento de la economa llevada adelante en 1975 justamente buscaba pasar de ladecadencia a la crisis, como una instancia redentora que purificara la economa de quienes habancrecido a expensas de un proteccionismo enfermo, haciendo de la quiebra un mecanismo de depuracin.Se trataba de un proceso de destruccin creativa. que deba revertir etapas de quietismo pernicioso(1916-1930), de comodidades distorsivas y estatistas (1930-1943), de demagogia (1943-1946), y de unpopulismo permisivo, astuto y pueril que haba dopado al pueblo, transformndola en una masa abyectainducida a un delirio ocioso (1946-1955). El populismo, como abuso patolgico del pueblo, haba producidouna multitud insectiforme de comportamientos animales, solamente conjurable mediante la fundacin deuna democracia de conducta humana tica.

    Otro aspecto importante del pensamiento de Ricardo Zinn estaba vinculado a su posicionamientogeopoltico y la conviccin de que Argentina estaba en el rea de influencia de los EE.UU, debiendoabandonar las perspectivas pasadas que reivindicaban ese "espacio selvtico" del "Tercer Mundo" con elque nada tenamos que ver.62 Esto implicaba, adems, superar las posiciones nacionalistas articuladas entrminos de autarqua, para comenzar a pensar en las coordenadas de la interdependencia (por entonces"descubierta" por la Comisin Trilateral, y poco despus por el Banco Mundial, ver Corbaln 2002, Murillo2005, 2008). En tanto nuestra pertenencia era a "occidente", ello implicaba tomar parte de la Guerra Fra ycomprometernos con la guerra contra el comunismo (pues, "ignorar la guerra, es perderla"63.64

    Las transformaciones a las que deba someterse a la Argentina en esta segunda fundacin no eranexclusivamente econmicas, sino fundamentalmente culturales. Este es un punto sumamente relevanteque hace a la mutacin del gobierno de las poblaciones, en tanto refiere a la dimensin imaginaria quemoviliza cualquier forma de intervencin.

    En primer lugar, haba que revertir el imaginario que postulaba que el xito material era pecaminoso.65En segundo lugar, la poltica deba dejar de ser un terreno de antagonismos y retricas, para convertir alas elecciones en actos de consumo y a las plataformas polticas en "proyectos para consumidores". Habaque recuperar el sentido de responsabilidad individual de proteccin de la salud y el bienestar mediante comportamientos ecolgicos y sanos, que superaran la "orga demaggica"66 que haba implicado laextensin de la seguridad social y haban corrodo las bases productivas.67

    De un modo claro y directo, el autor indicaba que para hacer competitiva a la economa deban ajustarselos salarios reales y la seguridad social y suprimirse la estabilidad del empleo, en virtud de que stadesarticulaba los mecanismos psicolgicos de preocupacin por la eficiencia individual.68

    En consonancia con el ordoliberalismo, Zinn haca de la libertad el valor fundamental ante el cual losotros deban subordinarse (igualdad, bienestar). Este valor era el propio y distintivo de la humanidad, comodon preciado y modo de participar en la naturaleza divina69. Ahora bien, la libertad requera ciertascondiciones de marco: en principio, la iniciativa privada y un horizonte de paz social ("vivir sin miedo"70).

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  • Ninguno de estos dos factores estaba garantizado, razn por la cual deban operar "transformacionesprofundas" antes de institucionalizar el sistema de libertad, lo contrario sera "un acto de suicidio y unregalo al enemigo".71 Quedaba delimitado, de este modo el papel de las fuerzas armadas en estasegunda refundacin: a) erradicacin de la subversin; b) saneamiento de la economa (con lasconnotaciones analizadas); y c) depuracin de la escena poltica y sindical de todos los protagonistas culpables de la situacin de 1975.

    Ricardo Zinn escribe su opsculo desde el fracaso del "Plan Rodrigo", obsesionado por castigar a lossectores (fundamentalmente sindicales) que indicaba como responsables. Ahora bien, se trat tan slo deuna derrota parcial, en tanto, si bien hubo un aumento de 180% de los salarios en virtud de la protestasocial, ste fue absorbido por la inflacin, iniciando con ello una tendencia al declive de la participacin delsalario en el PBI que perdurara por dcadas. Asimismo, hay un aspecto fundamental en la experiencia de1975 que no puede ser dejada de lado y que hemos consignado: la reaparicin de la "traicin", unadinmica histrica singular mediante la que los "contenidos" ms insospechados aparecen bajo las"formas" ms paradjicas. En experiencias posteriores, sin embargo, estos contenidos (la agendaneoliberal) ya no se presentaran en antagonismo con su forma (la tradicin populista, el discursoperonista), sino como su continuacin y realizacin, a partir de un mecanismo de "conversin" poltica quefundar un nuevo lugar de enunciacin posible. Y, por cierto, el cronista al que nos hemos referido msarriba tendra menos preocupaciones metafsicas respecto de las sub-stancias.

    Reflexiones finales A lo largo de este trabajo, nuestro objetivo fue subrayar la relevancia de extenderlas genealogas del neoliberalismo en la Argentina ms all del 24 de marzo de 1976. As, intentamosmostrar que se trata de una racionalidad de gobierno disponible desde fines de la dcada del 50, en virtudde lo cual mostramos distintos acontecimientos y trayectorias que indican su temprana emergencia. Otroperodo que entendemos resulta interesante para nuestro proyecto es la Revolucin Argentina, pues ellase presenta como una etapa de tensin entre racionalidades divergentes, en la que, sin embargo, anpriman las racionalidades desarrollistas y neocorporativistas. Un tiempo en que, segn el decir de EmileDurkheim, los viejos dioses no terminaban de morir y los nuevos no llegaban a nacer.

    Este ltimo punto se vincula con una segunda hiptesis que organiza el presente trabajo: la centralidadde "la nacin" como objeto programtico y utopa del gobierno fue uno de los principales obstculos para eldespliegue del neoliberalismo en nuestro contexto72. Por una parte, ste apareca como el objeto agobernar econmicamente, pero tambin como el medio que delimitaba la posibilidad de la negociacin delos intereses entre capital y trabajo. Para decirlo sintticamente, el marco del pacto capital-trabajo era laeconoma nacional, en tanto slo mediante ciertas protecciones respecto del mercado internacionalpueden negociarse las condiciones de explotacin de la fuerza de trabajo. Por el contrario, las condicionesde "globalizacin" suponen una asimetra irreparable entre el poder de negociacin de los empresarios y eldel capital, all una "mesa tripartita" resultara inviable o estril.

    En este sentido, es fundamental subrayar que el neoliberalismo cuestiona al mismo tiempo al Estado y ala nacin. En este punto, la racionalidad neoliberal pretenda desvincular definitivamente el gobiernoeconmico de la razn de Estado, minando las bases de la Volkswirtschaft73. Ahora bien, la relacin entregobierno econmico y razn de Estado ha sido histricamente compleja, pues "no hay que olvidar que esenuevo arte de gobernar (...) lo menos posible [es] una especie de duplicacin o, en fin, de refinamientointerno de la razn de Estado".74 Ello aparece claramente reflejado no slo en el caso de los fisicratas ysu Rey Economista, sino tambin en el caso de la economa poltica escocesa. Despus de todo "lariqueza" a la que se refera Smith era de las naciones.

    Sera justamente esta vinculacin Estado-nacin-economa la que los ordoliberales intentaran rompercuando impugnaban el concepto Volkswirtschaft, cargado por lo dems de significantes peligrosos como"pueblo", "nacin" y "territorio". Desde la perspectiva de Von Mises, la Volkswirtschaft (trmino sin

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  • equivalentes satisfactorios fuera de Alemania), ya desde los impulsos imperialistas de Bismark, impulsa eldespliegue de un extenso aparato gubernamental dispuesto a programar la economa nacional y asacrificar el inters individual en virtud del bien nacional75. Ello supone sustituir la voluntad individual(nica que verdaderamente existe) por constructos sostenidos en una supuesta "voluntad general", gestosiempre totalitario y contrario al principio de la libertad. La autarqua que debe convertirse en horizontepoltico no es la de la nacin, sino la de los individuos, lo que supondr una tica de la libertad y la responsabilidad individual.

    En este punto resulta iluminador recurrir a Michel Foucault (2007) y su anlisis del carcter bifronte delgobierno liberal. Segn explica nuestro autor, el liberalismo emerge como respuesta al problema de lalimitacin del poder pblico, pero el modo de resolver esa cuestin abri dos caminos. Por un lado, estarael liberalismo francs rousseauniano, que tratara de definir los derechos naturales u originarios quecorresponden a todo hombre, cules de ellos deben cederse y cules conservar en tanto "ciudadano". Deeste modo, se determinaban los lmites que la accin pblica del Estado no poda transigir, pero tambin,las condiciones de ejercicio de esos derechos que deba garantizar. En este marco, la ley sera resultadode una voluntad poltica colectiva que se constituye como orden supraindividual. As, a poco de andar estecamino aparecen la necesidad del Estado-nacin (andamiaje legal y alma colectiva) como articulacinnecesaria del gobierno de las poblaciones.

    El otro camino (anglosajn) no parte del derecho del hombre, sino, justamente de la prcticagubernamental, se propone limitar la accin pblica a partir de su utilidad. Desde esta perspectiva, la leyno resulta de una voluntad, sino de una transaccin que separa los gobernantes y los gobernados,respetando el sentido de sus movimientos, que son los de sus intereses. La posibilidad misma de estosmovimientos es lo que la ley debe garantir. En este sentido, la intervencin est justificada no slo paradejar en libertad esos intereses (y su comercio), sino tambin para garantizar que las posicionesdiferenciales que hacen posibles que subsistan. Al contrario de lo que veamos ms arriba, la condicin delejercicio de esta forma de gobierno de las poblaciones es rehur a instancias totalizadoras.

    Resulta interesante que en este tercer milenio, cuando el sentido de la accin poltica pareca fatalmente ganado por una de estas racionalidades, la trama de estrategias y tcticas se muestra abierta, una vez ms, a los avatares de la historia, siempre disponible a nuevas articulaciones. En efecto, algunas de las pugnas aqu reseadas parecen cifradas en un lenguaje curiosamente semejante a las de nuestro presente.

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  • Documentos de prensa escrita.

    Notas

    1 Markoff y Montecinos 1994, Babb 2002, Cabrera 2009, entre otros.

    2 Es esta una expresin inadecuada, puesto que desde nuestra perspectiva estos pasajes nunca sonlineales y absolutos, por el contrario, la medicina-social seguira cumpliendo un papel en el diagnstico dela cuestin social, as como en las memorias discursivas que configuran su sentido. Ello de modos muyconcretos a travs de metforas, conceptos, relaciones que subsisten.

    3 Con este trmino no nos referimos a una prolija acumulacin de discursos que se saben, se ordenan yse suceden, conformando una lnea sin accidentes que une el pasado con el presente. Por el contrario,aludimos a la pluralidad de voces (refutadas, retomadas, silenciadas o ignoradas), cuyo espesorconforman las sinuosas lneas de fuga de nuestro propio discurso.

    4 Hemos construido una definicin de racionalidad neocorporativa de gobierno a partir del Diccionario dePoltica de Norberto Bobbio (1998) e inspirndonos en algunas reflexiones de Bob Jessop (1990). Enprincipio, no tomamos el concepto "corporativismo" porque entendemos que esta posicin se vincula a unacrtica antimoderna al capitalismo, mientras que el neocorporativismo es una lgica desarrollada por elEstado capitalista. Entendemos el neocorporativismo, como racionalidad de gobierno de la fuerza detrabajo, se basa en un sistema de acuerdos organizados a partir de una lgica tripartita, en el que quienesse sientan al dilogo tienen el monopolio de representacin (jerrquicamente organizada) de su sector. El modo en que desde esta racionalidad organiza la intervencin est signado por una perspectiva mercantilista de la economa que entiende que se trata de un espacio a ordenar directamente a partir de la voluntad poltica. La gramtica de la intervencin no est fundada en un saber tecnocrtico-econmicosobre el comportamiento de las variables econmicas, sino que se acta sin mediaciones sobrepoblaciones y cosas. En esta intervencin el Estado no slo fomenta y organiza, sino que es un actoreconmico a travs de procesos de nacionalizacin, creacin de empresas pblicas y mixtas, etc. En estesentido, el horizonte utpico de esta racionalidad es la prosperidad econmica para la independencianacional y el bien comn. El antagonismo social no se juega, por ello, a nivel de la lucha de clasescapital-trabajo (es posible la armona en el marco de la "nacin"), sino entre patria-antipatria (y susposibles "secuaces" locales, desde ya). El neocorporativismo no es incompatible con el parlamentarismo,pues para nosotros no refiere a una forma de la representacin poltica, sino del gobierno econmico delas poblaciones (Grondona 2011).

    5 No nos referimos a aquellas instancias que se autodenominan como "programas" (sociales, educativos,etc.) sino a un aspecto que atraviesa (explcita e implcitamente) distintas instancias de gobierno y que slopuede "reponerse" (en realidad "producirse") como efecto de un anlisis como el que aqu proponemos.

    6 Dean, 1999.

    7 Diario de Sesiones de Diputado 1946, TVIII, p.42, ss. Debo el hallazgo de esta fuente a un trabajo deClaudio Belini (2006).

    8 Diario de Sesiones de Diputado 1946, TX, p.442, ss. Debo el hallazgo de esta fuente a un trabajo de

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  • Claudio Belini (2006).

    9 Grechunoff y Llach 2003, Rapoport, 2000.

    10 Aos ms tarde elogiado por Ronald Regan como el economista ms capaz de Amrica Latina, segnMemorndum de Foreign Relations of the United States, 1969-1976 Volume I, Foundations of ForeignPolicy, 1969-1972, Document 2.

    11 Foreign Relations of the United States, Foreign Relations of the United States, 1955-1957. Volume VII,American Republics: Central and South America, Document 230

    12 As se conoci la poltica econmica de Alemania Occidental a partir de la gestin de Ludwig Erhard(desde 1949). Esta poltica sirvi de laboratorio, siendo fundamental en la conformacin de unaracionalidad econmica alternativa al por entonces triunfante keynesianismo.

    13 El neoliberalismo alemn se denomin tambin Escuela de Friburgo u Ordoliberalismo, en virtud de launiversidad que los reuna (en el primer caso) y de la revista Ordo que fundaron (en el segundo). Nocorresponde extendernos aqu en los orgenes de esta teora. Sobre este punto ver Murillo (2011),Foucault (2007).

    14 Von Mises 1979: 54, sobre Pern, A. Alsogaray 1969: 52ss, sobre Pern y Frigerio.

    15 Economista neoliberal de la Escuela Austriaca. Su obra ms relevante fue Human action, un tratadode praxeologa. Tuvo gran influencia en el pensamiento neoliberal argentino. Tal fue el caso de lvaroAlsogaray, Alberto Benegas Lynch y Horacio Garca Belsunce.

    16 Wilhelm Rpke fue parte del ordoliberalismo, aunque tambin reivindicado como "propio" por laescuela Austraca. Fue el fundador de la Economa Social de Mercado, cuyo propagandista local msreconocido sera Alsogaray.

    17 Miembro de la escuela francesa de neoliberalismo econmico, fue asesor de De Gaulle en mltiplesoportunidades y co-creador del plan de austeridad Rueff-Pinay en 1958, que inspirara a Adalberto KriegerVasena algunos aos despus.

    18 Mont Pelerin es una asociacin internacional de economistas y filsofos, conformada en 1947. Entresus miembros fundadores estuvieron Friederich Von Hayek, Milton Fridman, Ludwig von Mises y KarlPopper. La Foundation for Economic Education fue una de las instituciones que financi el primerencuentro de la Sociedad de Mont Pelerin (junto con la Universidad de Chicago y la London School ofEconmics, entre otras ver Mirowski & Plehwe 2009 ). Sabemos que lvaro Alsogaray y Kieger Vasenaparticiparon de alguno de estos encuentros.

    19 Conferencias editadas ese ao en castellano y en ingls. Accedimos a la versin inglesa, editada bajoel ttulo Thoughts for Today and Tomorrow.

    20 Visitas de las que hasta el momento no hemos podido encontrar mayores datos.

    21 En el texto de Abelardo Ramos La era del peronismo, tambin se incluye a Benegas Lynch (padre)entre los crculos de civiles que participaron del derrocamiento de Juan Domingo Pern.

    22 Read 1958: 10.

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  • 23 Von Mises 1979: 54.

    24"Comunismo o socialismo o peronismo, como quiera que se denomine la intervencin" (Leonard 1958:59, traduccin propia)

    25 Desde la perspectiva de Heredia (2004), ACIEL es un antecedente de la Fundacin de InvestigacionesEconmicas de Latinoamrica (FIEL).

    26 Jauretche 1973: 8.

    27 Este economista haba sido uno de los actores fundamentales de la conexin Escuela de Chicago-Universidad Catlica de Chile, y sera el encargado del diseo de los programas curriculares de la Escuelade Economistas de Gobierno creada en 1994 por Domingo Felipe Cavallo (Biglaiser, Ben 2010: 86).

    28Para citar algunos ejemplos, el embajador estadounidense se refiere a Alsogaray como un Ministro condecisin, imaginacin y valor (en Foreign Relations of the United States, Volume XII, American Republics,Document 188). Asimismo, un documento desclasificado de la CIA lo presenta como una suerte deresistencia interna de un gobierno que haba perdido el rumbo: "El Ministro de Economa de Guido,Alsogaray, ha intentado enrgicamente y con cierto xito imponer un programa de austeridad leve, paramejorar el clima para la inversin privada y extranjera y obtener asistencia. Sus mtodos, sin embargo, hanantagonizado con influyentes elementos polticos y militares, y su margen de maniobra se ha estrechadopeligrosamente" (en Foreign Relations of the United States, Volume XII, American Republics, Document195).

    29 En este sentido, hemos planteado el concepto de "traicin", para dar cuenta de los paradjicosacontecimientos que hacen que, ms all de las intenciones puntuales, los actores menos esperadosproduzcan "avanzadas" que, retrospectivamente, resultaran centrales para la consolidacin de estrategiasopuestas. En este sentido, pareciera posible hablar de enunciados y acciones que funcionan como unasuerte de "caballo de Troya" que, movidos por problemas de coyuntura, termina albergando los sentidos ylas prcticas menos pensados. Toda estrategia supone avances (retrocesos y retiradas) que resultan en"efectos colaterales" incalculados e incalculables que, paradjicamente, terminan siendo"refuncionalizados" por estrategias antagnicas. A ello refera Foucault con el concepto de "polivalenciatctica de los discursos" o con el de "relleno estratgico".

    30 Rapoport 2000: 503.

    31 Despus del golpe de 1962 el departamento de Estado de EE.UU fijaba como uno de los tem de suplan de acciones seguir las actividades de Frigerio y la posibilidad de que se organizara con "elementosciviles y militares de la extrema izquierda" (Foreign relations, VXII, American Republics, Doc. 189)

    32 Gerchunoff & Llach 2000: 227 ss.

    33 FRUS Volumen XII, AR, Document 191.

    34 Sobre la relacin entre neocorporativismo, keynesianismo y bienestarismo ver Jessop (1990)

    35 Lpez, 1985.

    36 En trminos de Juan Carlos Portantiero "la consolidacin nacionalista y distribucionista del proceso deindustrializacin por substitucin de importaciones que tiene lugar durante la dcada peronista, searticulaba ajustadamente con la doctrina militar predominante entonces en el ejrcito, basada en el

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  • concepto clsico de 'Nacin en Armas', en la hiptesis de guerra provocada por un enemigo externo. Ponanfasis, por lo tanto, no slo en la necesidad de autosuficiencia econmica sino tambin en la necesidadde control nacional sobre el sistema de decisiones. Esto llevaba a reforzar los roles del Estado y a concebirla poltica econmica como poltica de proteccin de la economa nacional como un todo (...) Hacia losaos 60 esa doctrina cambia. Tras un periodo en que las Fuerzas Armadas se desintegran en pugnasinternas, un nuevo proyecto, cuyas condiciones organizacionales son planteadas en 1962-63 reemplaza alanterior. A partir de las teoras norteamericanas sobre la contra insurgencia, la conexin entre Seguridad yDesarrollo pasa a ser la nueva clase estratgica. El enemigo se ha 'interiorizado'; el enfrentamiento bsicotiene lugar dentro de las fronteras. La funcin principal de las Fuerzas Armadas es garantizar la Seguridad.A partir de esto (...) el principio del control nacional sobre las decisiones econmicas pasa a segundoplano: no importa quin dirija el desarrollo; lo decisivo es que las estructuras de la nacin se modernicen(Portantiero 1977: 521)

    37 Rouqui 1978: 158 ss, Portantiero 1977.

    38 En este sentido, el retomar el proyecto de la California Oil Company lanzado por Pern y admitir lainversin extranjera directa para la extraccin de petrleo (que se extendera a otras ramas, como lasiderurgia y la industria qumica), no implicaba claudicar las banderas del desarrollo nacional, sino, por elcontrario, hacerlo posible. Desde el diagnstico Frondizi-Frigerio, las condiciones desiguales delintercambio derivaban de la ausencia de una industria de base. Profundizar el desarrollo vertical delproceso de industrializacin era una necesidad y una necesidad urgente para la que no poda contarse conel ahorro interno. Por otra parte, las innegables leyes de concentracin del capital bajo la forma demonopolios internacionales haba conformado un nuevo actor capaz de cuantiosas y rpidas inversiones.Si stas eran las caractersticas del desarrollo capitalista, no resultaba posible oponerse, de lo que setrataba, por el contrario, era de "ver el problema desde una perspectiva nacional (...) operando en elsentido que esas leyes permiten, a los fines del desarrollo nacional"(Frigerio 1979: 113). Mediantehabilidad poltica y respaldo social, era posible "aprovechar la fuerza del adversario con la tcnica del yudopara hacer posible el desarrollo nacional" (dem: 115).

    39 Entre 1958 y 1959 las inversiones pasaron de 14 a 209 millones de USD. Entre 1958 y 1962 hubo unainversin de 559 millones, segn datos de la Unin Industrial Argentina (en Rouqui 1986: 191)

    40 Frigerio 1979: 120.

    41 Vercesi 2001.

    42 En este sentido, resulta ms que interesante la comparacin con el Estado Burocrtico Autoritariobrasilero y el liberalismo de Castelo Branco que propone Guillermo ODonnel (2009).

    43 ODonnel, 2009.

    44 Segn Moyano Llerena, Ongana nunca haba entendido la poltica econmica de Krieger, no en virtudde una ideologa propia (de la que habra carecido), sino en virtud de la influencia de Guglialmelli, y atravs suyo, del propio Rogelio Frigerio. Resulta interesante el modo en que, al igual que en el caso deAlsogaray, para Moyano Llerena el desarrollismo representa la "corriente que estaba en contra", como"una autarqua populista" e incluso como un modelo pan-sovitico (Vercesi 2001).

    45 Entre sus asistentes estuvieron Juan Enrique Guglialmelli, Jos Rafael Trozzo, Toms ManuelAnchorena, Moyano Llerena, Roberto Alemann, Elvio Baldinelli, Csar Bunge, Jos Mara DagninoPastore, Carlos Blaquier, Horacio Garca Belsunce y Carlos Garca Martnez. Estos tres ltimos, futurosmiembros del Club de Azcunaga o Club Perreux, tanque neoliberal que cumplira un papel importante

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  • como apoyo civil al golpe de 1976.

    46 Guglialmelli 1970: 41, nfasis nuestro.

    47 As fue denominado el plan (diseado por el Secretario del Tesoro de EE.UU, Henry Morgentauh) en1944, que divida polticamente a Alemania y que impulsaba su desindustrializacin. Sin embargo, el plansera abandonado por las potencias imperialistas, en vistas a la experiencia alemana de entreguerra, en laque las crisis econmicas haban consolidado el avance del nacional-socialismo. Desde la perspectiva deGuglielmelli, el abandono del proyecto industrialista al que Alemania, finalmente, se haba negado, eraequiparable a una castracin, pues "la industrias bsicas, si me perdonan los seores, significan a lospueblos lo que los elementos viriles del vacuno" (dem: 43). En cualquier caso, este plan resultainteresante, en tanto en l se disputaron posiciones que queran hacer de Alemania un pas principalmenteagricultor y pastoril y otro que, en ciernes, haca del "desarrollo" una estrategia de "seguridad".

    48 Guglialmelli 1970: 46.

    49 En este punto, la guerra del Atlntico Sur deviene un acontecimiento ms que relevante.

    5050 Guglialmelli 1970: 47, nfasis nuestro, dichos de Jos Rafael Trozzo (Empresario catlico del OpusDei, presidente del Banco de Intercambio regional, cuyas cercanas a la dictadura de 1976 le permitieronevitar los controles del Banco Central y realizar diversas operaciones fraudulentas que terminaran en laescandalosa quiebra del banco y su huda a Mxico).

    51 En este punto, la guerra del Atlntico Sur deviene un acontecimiento ms que relevante.

    52 En lo referido a este plan, nos basamos en el trabajo de Restivo y Dellatorre (2005).

    53 Egresado de la Escuela de Chicago, futuro presidente de CEMA y presidente del Banco Central.

    54 Antiperonista confeso, que comenz su carrera en Siam- Di Tella, haba trabajado en el Ministerio deIndustria durante el Onganiato y como miembro del equipo de Aldo Ferrer, futuro asesor de Martnez deHoz, miembro de la UCeDE, partcipe de las privatizaciones de YPF, ENTEL y SOMISA, creador deltanque neoliberal Fundacin Carlos Pellegrini, de la iniciativa Junior Achievement y consultor de los Macrien Sevel.

    55 Egresado de la Universidad de Columbia, co-fundador junto con Miguel Roig, primer ministro deeconoma de Carlos Menem, del CEMA en 1979.

    56 Ver: Fiszbein Rougier 2006: 97.

    57 De "brida": freno del caballo con las riendas y todo el correaje que sirve para sujetarlo a la cabeza delanimal (Diccionario de la Real Academia Espaola Online).

    58 Harvey 2007: 159.

    59 Grondona, M. Junio 19 de 1975: 11.

    60 Zinn, 1976: 22.

    61 dem: 39.

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  • 62 dem: 71.

    63 dem: 90.

    64 Junto con esta matriz discursiva vemos aparecer los tpicos juegos de equivalencia que identifican aFidel Castro con Jos Gelbard y Rogelio Frigerio, enemigos en una "guerra que no tiene tregua" (Zinn1976: 95). El mundo estaba demarcado por un antagonismo (Laclau y Mouffe 1987) con dos posicioneshabitables: la de la libertad-cristiandad y capitalismo, por un lado, y la del esclavismo-ateo-marxista quegarantizaba la "seguridad del hormiguero", por el otro.

    65 Zinn, 1976: 110.

    66 dem: 147.

    67 dem: 177.

    68 dem: 190.

    69 La articulacin entre posiciones neoliberales en el plano econmico y catlico-sociales en el planotico se repiten en el gobierno neoliberal de las poblaciones, particularmente en su "traduccin" argentina(Grondona 2007, Murillo 2011).

    70 , Zinn 1976: 190

    71 dem: 195.

    72 An cuando el gabinete de gobierno de la ltima dictadura militar tambin haya estado recorrido pordisputas en torno a cierto "nacionalismo" (ver, por ejemplo Canelo 2004, Heredia 2004), entendemos queel despliegue del capital financiero horadara las fronteras de "lo nacional", complejizando las condicionesde posibilidad de una alianza de clases en torno al "mercado interno", lo que conllevara un retraimiento dela racionalidad tecncratico-desarrollista y una resignificacin radical de la neocorporativa. Por cierto,aunque entendemos que bajo aquel gobierno se desbloquearan aspectos clave del gobierno neoliberal delas poblaciones, este proceso tampoco sera completo, como lo fue en el caso de la dictadura chilena. Lascondiciones de posibilidad de un desbloqueo ms radical llegaran con posteridad a la crisishiperinflacionaria de fines de los 80. No podemos extendernos sobre este punto, pues el objetivo de esteartculo es argumentar sobre la pertinencia de incluir el perodo 1955-1975 en una genealoga delneoliberalismo en la Argentina (ver Grondona 2011).

    73 Traduccin: economa poltica, en cuanto ella refiere a la organizacin poltica del Estado-nacin.

    74 Foucault 2007: 38.

    75 Por cierto, la racionalidad utilitaria-neoliberal es fundamentalmente distinta a esta dinmica sacrificialde la parte por el todo (Foucault 2007: 322 ss).

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