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¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
1
Colección Emancipación Obrera IBAGUÉ-TOLIMA 2012
GMM
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
2 © Libro No. 364. Poemas, Cuento y Teatro. Basch, Adela. Colección Emancipación Obrera. Diciembre 29 de 2012.
Título original: © Basch, Adela. Poemas Cuento y Teatro. Versión Original: Basch, Adela. Poemas Cuento y Teatro. Circulación conocimiento libre, Diseño y edición digital de Versión original de textos: http://www.ebiblioteca.org/?/ver/49094 Licencia Creative Commons: Autoría-atribución: Respetar la autoría del texto y el nombre de los autores No comercial: No se puede utilizar este trabajo con fines comerciales No derivados: No se puede alterar, modificar o reconstruir este texto. Portada e Ilustración E.O. de Imagen: revistaplanetario.com.ar biblio.jpg. imaginaria.com.ar
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
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CONTENIDO
Biografía Reseña
1. Poesías sobre calles y barrios de la ciudad de Buenos Aires (5 poemas)
2. Mirar la Luna (Cuento)
3. Vivir en la calle Conesa (teatro)
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
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Basch Adela - Poemas Cuento Y Teatro
BIOGRAFIA:
Adela Basch nació en la ciudad de Buenos Ai res, Argentina, en 1946. Es
escritora y editora egresada de la carrera de Letras de la Universidad
Nacional de Buenos Aires
El primer libro que escribió fue “Abran cancha, que aquí viene don
Quijote de La Mancha”, una obra de teatro que fue estrenada en el
año 1979.
Posteriormente otras obras escritas por la autora, fueron llevadas al
teatro, entre ellas: “Los árboles no son troncos”, “El velero
desvelado”, “Minutos a toda hora”, “Oiga, chamigo aguará” , “Colón
agarra viaje a toda costa”, “José de San Ma rt ín, caballero de principio
a fin”,“¡Que sea La Odisea!”, “¿Quié me quita lo talado?”, “Pasión y
mandato: l ibertad al virreinato”, “Ulises por favor no me pises” y
“Una cita a la tardecita”
Desde el año 1986 hasta 1989 coordinó talleres de Promoción de l a
Lectura y la Literatura Infanti l en el Plan Nacional de Lectura de la
Dirección Nacional del Libro de la Secretaría de Cultura de la Nación.
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
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Fue miembro de la Comisión Directiva de ALIJA, (Asociación de Literatura
Infanti l y Juvenil Argentina), Sección Nacional del IBBY entre los años 1989
y 1993. Durante ese período fue además Jurado de la l ista de honor de
dicha organización.
Fue directora de las colecciones de literatura infanti l y juvenil de
Coquena Grupo Editor, y hasta el 2004 se desempeñó como d irectora
de la colección `Hora de lectura` de Ediciones Cántaro.
En el año 2002 estuvo a cargo de la selección literaria de la serie
“Vení conmigo”, l ibros de lectura para el primer ciclo de E.G.B. de
Editorial Estrada y al año siguiente a cargo de la sel ección literaria de
la serie “Argentinitos”. de la misma editorial.
A lo largo de su trayectoria como escritora ha recibido numerosos
premios y menciones, entre ellos: el premio ARGENTORES por “El
velero desvelado”, como mejor obra de teatro para niños e strenada en
Argentina en 1982, mención en el premio COCA -COLA de Literatura
Infanti l en 1987 por el cuento “Blunquimelfa”, mención en el Premio
Nacional de Literatura Infanti l en 1995 por el l ibro ” El extraño caso
del amigo invisible” .
En el año 1998 fue nominada para el Premio “Teatros del Mundo”
otorgado por el Centro Cultural Ricardo Rojas de la Universidad de
Buenos Aires por su obra “Abran cancha, que aquí viene don Quijote
de La Mancha” y en el 2002 recibió el premio destacado de A.L.I.J.A.
por `José de San Martín, Caballero del principio al f in` como texto
dramático.
Como escritora, coordina numerosos talleres de escritura, promoción
de la lectura y difusión de la l iteratura infanti l, organizados por
Universidades, Direcciones de Cultura, escuelas y bibliotecas de la
ciudad de Buenos Aires y de las principales localidades de la
Argentina.
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
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Actualmente es directora y editora de Ediciones Abran Cancha.
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RESEÑA:
He escrito unas cuantas obras de teatro y también cuentos y poemas.
A pesar de las diferencias que los estudiosos de la l iteratura
encuentran entre estos géneros, lo que yo escribo tiene una
característica común: se puede encontrar en los l ibros de los que soy
autora.
En ese sentido voy a mencionar algunos: Abran cancha, que aquí viene
don Quijote de la Mancha y Oiga, chamigo aguará (Colihue), Colón
agarra viaje a toda costa y José de San Martín, caballero del principio
al f in (Alfaguara), Saber de las galaxias y otros cuentos y El
reglamento es el reglamento (Norma), ¿Quién me quita lo talado?
(Santi llana), Una luna junto a la laguna (Ediciones SM) y Había una vez
un libro (Abran Cancha).
A pesar de las intensas gestiones que estoy realizando desde hace años
para difundir mis l ibros en algunos otros planetas de nuestro sistema
solar y de la Vía Láctea toda, tengo que reconocer que aún no lo he
logrado. Pero soy optimista y sé que cualquier día de estos veré parte
de mis escritos publicados en alguna de las lenguas del un iverso que
los terráqueos todavía no conocemos.
11 Pág. Contiene:
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
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Poesías sobre calles y barrios de la ciudad de Buenos Aires (5 poemas)
Mirar la Luna (Cuento)
Vivir en la calle Conesa (teatro)
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
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AAddeellaa BBaasscchh
11.. PPooeessííaass ssoobbrree ccaalllleess yy bbaarrrriiooss ddee llaa cciiuuddaadd ddee BBuueennooss AAiirreess
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
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MMoonnttaaññeesseess
La lluvia estalla en la montaña
está ya
lloviendo.
Y mientras, desde el desván,
yo viendo
que el bosque se desvanece.
Los árboles ceden sus ramas
al agua que se derrama
y cae de rama en rama.
Helada baja el agua, impetuosa llega
el hada de la montaña.
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
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BBooyyaaccáá
En la calle Boyacá
alguien pela una cebolla.
Pero al ponerla en la olla,
cae rodando y se abolla.
Que sea boya la olla
en la calle Boyacá.
Me detengo. Voy acá.
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
12 TTeejjeeddoorr
En la calle Tejedor,
en el jardín de una villa
al asomarse la tarde
la vi a Ana, que ovilla.
Ovilla Ana su lana
y con agujas en punta
va tramando maravillas
mientras las hebras se juntan.
Un farol vierte su luz
sobre el tejido que oscila
cuando Ana con la lana
delicadas tramas hila.
Y sus manos no desmayan
mientras el tejido traza
el contorrno y los matices
de unas figuras con rayas.
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
13 CCaabbaalllliittoo
A un barrio tranquilo
de sencilla gente
llega un jinete
y desensilla urgente.
Dense silla, gente,
a tomar asiento.
Sí, ya llega alguien
a contar un cuento.
A caballo llega
acaba ya de llegar
y acá van ya sus palabras
que se largan a rodar.
"Supo haber en este barrio
que tanto otoño barrió,
un equino tan pequeño
que aquí no hay quien lo vio.
Era un caballo alado
de muy escasa estatura
que pasaba por al lado
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
14 con su insólita figura.
Y aunque algunos se resistan
a aceptar extraños hechos
yo sé que hay noches que vuelve
a volar sobre los techos."
Y dichas estas palabras
montó su cabalgadura
y en menos que canta un gallo
fueron una miniatura.
Y se alejaron volando
despacito, despacito,
saludando con las alas
al barrio de Caballito.
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
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UUnn rriinnccóónn ddee PPaalleerrmmoo
Estalle nomás el verso
por los cielos de Palermo,
que está lleno de secretos
el universo porteño.
Está llegando el momento
de descubrir con detalle
las misteriosas sorpresas
que guardan algunas calles.
De talle más bien pequeño
y deslumbrante mirada
un tallador va tallando
historias de las barriadas.
Batallando con el ritmo
de las noches y los días,
en el taller de la vida
va tallando su poesía.
Se lo ve en cualquier momento
del verano o el invierno
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16 desparramando palabras
por las calles de Palermo.
No hay una sola calle
donde calle su poesía
pero sí hay callecitas
que son citas de sus rimas
donde se arrima a cantar
desventuras y alegrías.
Y una de esas callecitas
es la calle Demaría,
en un rincón de Palermo
donde brota esta poesía:
Si yo amara a María,
¿no amaría a Mara?
Si yo a Mara amara
¿no amaría a María?
Si yo amara, amaría,
y amaría, si amara.
Y amo, y amaré
y también amara y amaría
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17 andar a diario por mi barrio
y recorrer la calle Demaría
salpicando al vecindario
con un poco de poesía.
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18 22.. MMiirraarr llaa lluunnaa Cuento
Una noche de verano sumamente calurosa, una noche de fines de diciembre, salí a tomar aire afuera de la cabaña que ocupaba termporariamente.
La noche era apacible y hermosa. A mi alrededor todo era quietud y en el aire flotaba un no sé qué extraño y fascinante. El cielo estaba totalmente despejado y me pareció un océano lleno de misterios.
De pronto, sin saber por qué, me dieron unas ganas bárbaras de mirar la luna. La busqué y la busqué con la mirada, y nada. No se la veía por ningún lado. Me puse un par de anteojos, y nada. Me los saqué, los limpié cuidadosamente, me los volví a poner... nada.
Recordé que tenía un potente telescopio portátil. Me pasé un rato largo mirando el cielo a través de su lente, pero la luna no aparecía por ningún lado. Ni siquiera opacaba por su presencia.
Nubes no había ni una. Estrellas, un montón. Pero la luna no estaba. Me fijé en el almanaque. Era un día de luna llena. ¿Cómo podía ser que no estuviera? ¿Dónde se habría metido? En algún lugar tenía que estar. Decidí esperar.
Esperé con ganas. Esperé con impaciencia. Esperé con curiosidad. Esperé con ansias. Esperé con entusiasmo. Esperé y esperé. Cuando terminé de esperar miré al cielo, y nada.
Cuando pude sobreponerme a mi decepción, me serví un café. Lo bebí lentamente. Cuando lo terminé de tomar la luna seguía sin aparecer. Me serví otro café. Cuando lo terminé de tomar ya había tomado dos cafés. Pero de la luna, ni noticias. Después del décimo café la luna no
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19 había aparecido y a mí se me había terminado el café. Paciencia por suerte todavía tenía.
Consulté las tablas astronómicas que siempre llevaba en la mochila. Eclipse no había. Pero de la luna, ni rastros. Volví a tomar el telescopio. Enfoqué bien, en distintas direcciones.
El cielo nocturno era maravilloso y, como tantas otras veces, me sorprendió mucho encontrar algo que no esperaba ver. Mucho menos en ese momento y en ese lugar. Ahí a lo lejos, entre tantas galaxias con tantas estrellas y tantos cuerpos desconocidos que se movían en el espacio había un pequeño planeta con un cartelito que decía "Tierra". Le di mayor potencia al telescopio y pude ver claramente que en la terraza de mi casa todavía estaba colgada la ropa que me había sacado antes de ponerme el traje de astronauta. Adentro, en el comedor, mi esposo y los chicos comían ravioles con tuco y miraban un noticiero por televisión. En ese momento justo estaban mostrando una foto mía y el Servicio de Investigaciones Espaciales informaba que yo había alunizado sin dificultades.
Me tranquilicé y me quedé afuera, disfrutando serenamente de la noche, mirando todo con la boca abierta, absorta en vaya a saber qué, tan distraída como siempre, totalmente en la luna.
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20 33.. VViivviirr eenn llaa ccaallllee CCoonneessaa ––
TTeeaattrroo
PERSONAJES
Empleado
Cliente
(LA ESCENA TRANSCURRE EN EL INTERIOR DE UNA OFICINA. HAY UN EMPLEADO SENTADO ATRÁS DE UN ESCRITORIO Y EN LAS PAREDES SE VEN FOTOGRAFÍAS DE EDIFICIOS DE DEPARTAMENTOS Y CASAS. ENTRA UN CLIENTE.)
EMPLEADO: Buenos días, señor.
CLIENTE: Buenos días. Quisiera comprar una casa.
EMPLEADO: Muy bien. (TOMA UNA CARPETA.) ¿Qué clase de casa? ¿Le interesa una casa de dos plantas?
CLIENTE: ¿Una casa de dos plantas? No sé, a mí me gustan mucho las plantas, me encanta el verde, así que pensaba tener unas cuantas. Seguro más de dos.
EMPLEADO: No, señor, yo me refería a una casa con una planta baja y una planta alta.
CLIENTE: ¿Una casa con sólo dos plantas, una baja y otra alta? No, no, no, yo quiero tener plantas de muchas clases, grandes, chicas, altas, medianas, y si es posible que algunas tengan flores.
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21 EMPLEADO: Señor, yo le estaba ofreciendo una casa con una planta baja y
un piso.
CLIENTE: ¿Cómo? Hace un momento me dijo que era una casa de dos plantas, y ahora me dice que tiene una planta baja y un piso. Que tenga un piso está bien, porque con uno para pisar me alcanza. Pero no quiero una casa con una sola planta y encima, baja. Ya le dije que me gustan mucho las plantas.
EMPLEADO: (UN POCO NERVIOSO.) Está bien, está bien, usted puede tener todas las plantas que quiera. (HOJEA LA CARPETA.) Le voy a buscar una casa una casa muy amplia, con mucho espacio para plantas.
CLIENTE: Además, me gustaría una casa en un lugar tranquilo.
EMPLEADO: Muy bien, voy a buscar una casa que no tenga nada de ruido.
CLIENTE: Por supuesto, ¡cómo voy a querer ir a un lugar derruido!
EMPLEADO: Señor, dije una casa que no tenga nada de ruido.
CLIENTE: Pero claro, ¿usted cree que voy a ir a vivir a una pocilga, a un lugar derruido?
EMPLEADO: No, no, de ninguna manera. Le voy a ofrecer una casa tranquila, en una calle sin nada de... en una calle sin ruido y que no tenga nada derruido, que esté en perfectas condiciones.
CLIENTE: Eso es. Y que esté bien ubicada. Para mí es muy importante que la ubicación sea buena.
EMPLEADO: ¿Le gustaría vivir en la calle Conesa?
CLIENTE: ¿En la calle con ésa?
EMPLEADO: Sí, Conesa.
CLIENTE: ¿Con ésa?
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
22 EMPLEADO: Sí, dije Conesa.
CLIENTE: Pero, ¿se puede saber con quién? (MIRA HACIA TODOS LADOS COMO BUSCANDO A ALGUIEN.) ¿Quién es ésa? ¿De qué me está hablando?
EMPLEADO: Señor, le estoy hablando de vivir en la calle Conesa.
CLIENTE: (GRITANDO.) ¡Mire, yo no quiero vivir en la calle! ¡Justamente por eso vengo a comprar una casa! ¡Y tampoco quiero vivir con ésa, que ni sé quién es!
EMPLEADO: Bueno, bueno, cálmese, por favor. Si no quiere vivir en la calle Conesa le puedo ofrecer otra cosa.
CLIENTE: Sí, sí, mejor ofrézcame otra cosa.
EMPLEADO: (HOJEANDO LA CARPETA.) Bueno, acá tengo algo interesante.
CLIENTE: ¿En qué calle queda?
EMPLEADO: Callao.
CLIENTE: ¿Qué dice?
EMPLEADO: Callao.
CLIENTE: ¿Qué?
EMPLEADO: ¡Callao, señor! ¡Callao!
CLIENTE: ¡De ninguna manera, no me callo nada! ¡Esto es el colmo! Vengo a comprar una casa, primero me quiere vender una donde sólo puedo tener dos plantas, después me quiere mandar a vivir a la calle con ésa que ni sé quién es y ahora me dice que me calle. Mire, señor, mejor me voy de acá. (GRITANDO.) ¡Y si usted cree que me puede interesar vivir en la calle con ésa, le aconsejo que se haga revisar la cabeza!