Date post: | 22-Jul-2015 |
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Presentations & Public Speaking |
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El Diccionario de la Real Academia de la lengua Española nos dice sobre la palabra Retablo: “Obra de Arquitectura, hecha en piedra, madera o cualquier otro material, que compone la decoración de un altar”.
Es evidente que esta definición es bastante general; no obstante, no podemos negar su ayuda tanto en cuanto nos acerca a ese eje principal alrededor del cual gira gran parte de la Cerámica.
En una aproximación, los retablos se asemejan a altares que, como norma general, están en el interior de recintos sagrados, como son las iglesias, conventos y capillas. Sin embargo, a lo largo de la historia existió una época en la que esta forma de expresión artística abandonó el interior de los edificios religiosos y pseudo-religiosos, como medio de propagación de la fe, utilizando el espacio público.
En el caso de España, y más concretamente de Galicia, la geografía rural de aquellos pueblos ancestrales se fue adornando sobre todo a partir de la Baja Edad Media, de cruces públicas debido al prolífico movimiento de los canteros y el deseo de aquella gente a poseer en cada pueblo un Cruxeiro, teniendo recogido al día de hoy aproximadamente del orden de diez mil obras. En la Geografía Andaluza, pueblos y ciudades se vieron inmersos en la vorágine religiosa de aquellos puntos de reunión.
Humilladeros y retablos realizados en azulejos, en madera, pintados o con esculturas policromas, era una de las respuestas de la iglesia Católica que a la luz de la reforma por el entonces Papa Paulo III en el Concilio de Trento, en 1545 dejó instituida para propagar la doctrina emanada de aquel Sínodo.
Muchas de aquellas obras instaladas en fachadas, y con el nombre de retablos unas, y capillas otras, las hemos llegado a contemplar en Triana: De entre ellas cabe destacar la que sería instalada en la fachada del Convento Cenobio de La Torrecilla en el actual Barrio León hacia finales del siglo XVII, bajo la advocación de la Virgen del Rosario. También se conocieron entre otras las de la Virgen del Buen Aire en la fachada a calle Betis, de la antigua Universidad de Mareantes, actual Centro Cívico “Casa de las Columnas” o la Capillita del Carmen en el acceso al Puente de Triana y que ya existiera con la desaparición de la Puente de Barcas. Todas ellas en paneles lisos o enmarcados, con capillas o sin ellas fueron llamadas Retablos.