Los Reyes Magosen diez obras de arte
Los Reyes Magos cierran el ciclo festivo de la Navidad.
Esta vez los encontramos en las siguientes obras de arte.
Interpretaciones diversas que cambiaron a lo largo de los tiempos,
entendieron que los tres reyes eran la representación de las tres edades
del hombre, con lo que se simbolizaba que Cristo vino a salvar a los
hombres de todos los tiempos. Al final de la Edad Media se reafirma esta
idea convirtiéndolos en la representación de las tres razas conocidas
entonces, que se correspondían con los tres continentes conocidos: el
más anciano por Europa, el de mediana edad por Asia y el más joven
por África, al que habitualmente se identifica con Baltasar.
Hoy nos vamos a parar en diez ejemplos que nos acercarán a las raíces
de esta tradición que el arte ha reflejado desde las catacumbas de
Roma. Diez miradas que cambian a lo largo de la historia, en función de
las costumbres y la intelectualidad de cada momento, y claro de la
sensibilidad de cada artista.
Adoración de los Magos Gentile da Fabriano.
Este magnífico retablo fue encargado por Palla Strozzi, uno de los hombres
más ricos de la Florencia de su tiempo, para su capilla familiar en la iglesia
de la Santa Trinidad. Y el motivo principal de la tabla que narra la Adoración
de los Magos, es una excusa para manifestar el poder de su dinastía.
Gentile da Fabriano, el representante más importante del Gótico
Internacional, deja en esta tabla que es su obra más conocida, una
auténtica obra maestra del final del gótico, en la que se mezclan sus
influencias sienesas, el detallismo de los libros miniados, con algunos
síntomas del quattrocento que aparecen en las escenas del fondo. En
cuanto a la Iconografía hay que pensar que Gentile conocía el Evangelio
Armenio de la Infancia.
Alejada de la humilde escena que narran las Escrituras, tenemos ante
nosotros un despliegue de materiales carísimos con los que el pintor se
recrea en los detalles mostrando la riqueza y suntuosidad de los tejidos,
vistiendo a los reyes y a los personajes que les siguen al modo de la alta
sociedad florentina. De hecho hay dos retratos de los Strozzi, y algunos de
sus clientes.
Aparecen en la escena animales exóticos, dromedarios, monos,
guepardos, halcones, que no tienen intención simbólica alguna. Son una
demostración más del poder económico de la familia donante, que tenía
este tipo de animales en sus jardines. La Adoración de los Reyes Magos - 1423
Gentile da Fabriano
Temple sobre madera - Galería de los Uffizi. Florencia
Adoración de los MagosRogier van der Weyden
Esta es la tabla central del Tríptico del altar de Santa Columba en la que
aparece la Adoración de los Reyes Magos. La escena está enmarcada por
un fondo arquitectónico, influido por un viaje de Van der Weyden que le
había llevado a Italia, donde conoció la pintura del Renacimiento
meridional, especialmente en la obra de Gentile da Fabriano.
El pilar central del portal de Belén es el eje de la composición, y en él
vemos un crucifijo, detalle anacrónico, bajo el que se escenifica la ofrenda
de los tres Reyes Magos que representan las tres edades del hombre, ya
que como vemos aún no aparece Baltasar de raza negra.
En los paneles laterales se representan la Anunciación a la izquierda y la
Presentación de Jesús en el Templo a la derecha.
El vivo cromatismo de la pintura de Van der Weyden, los rasgos de los
personajes y la minuciosidad de los objetos son la muestra de que estamos
ante una obra de la escuela flamenca de pintura, que tiene ya como
decimos la influencia de Italia.
Panel central del tríptico del altar de Santa Columba. Retablo pintado al óleo
sobre tabla. 1455 . Rogier van der Weyden. Pinacoteca Antigua de Múnicha
Cortejo de los Magos Benozzo Gozzoli
La imagen es un detalle de los frescos que decoran la Capilla de los
Magos del que entonces era el palacio de los Medici. Es una obra que nace de
la competencia con los Strozzi, la otra familia poderosa de aquella época
en Florencia.
Aunque era de uso privado, en esta sala recibían a los representantes de las
firmas comerciales y a los gobernantes extranjeros. La obra tiene al menos dos
lecturas: la religiosa, que narra de manera pomposa el Nacimiento de Cristo, y
la política, que exalta el poder de esta familia florentina que fueron los
anfitriones de la celebración del Concilio Ecuménico de 1439 en el que se
consiguió la unificación de la Iglesia católica y la Ortodoxa, separadas desde
hacía cuatro siglos, después de que fracasara en Ferrara en 1438.
Las pinturas ocupan la totalidad de los muros y están orientadas hacia el
ábside donde hoy hay una copia del cuadro de la Adoración del Niño Jesús de
Filippo Lippi. El episodio desarrollado en tres de sus muros es La Cabalgata o
Cortejo de los Reyes Magos camino de Belén y en los muros del ábside
además se representa La Anunciación a los Pastores del Nacimiento de Cristo
y la Adoración de los ángeles.
Realizada por Benozzo Gozzoli, artista de transición entre el Gótico y el
Renacimiento, está inspirada claramente en la Adoración de los Magos de
Gentile da Fabriano. Aquí los Magos son recibidos en Belén, en realidad en
Florencia, por miembros de la familia Medici, que regalaba al pueblo una
cabalgata similar en la noche de Reyes.Palacio Médici-Riccardi. Benozzo Gozzoli. Frescos. 1459/61. Florencia
Adoración de los MagosLeonardo da Vinci
Esta tabla inacabada, pintada al óleo por el maestro da Vinci en 1481,
surgió por un encargo de los monjes del monasterio de San Donato en
Scopeto, cerca de Florencia. Su traslado a Milán parece ser el motivo
de que la dejara sin acabar, quedando la tabla en casa de su amigo
Amerigo Benci. La obra pasó sucesivamente a la colección de la familia
Médici para llegar a la Galería de los Uffizi en 1794.
De composición compleja e inusual para el tema, por lo agitado de la
escena, el grupo protagonista está construido en la pirámide central
formada por María, Jesús, y los reyes, todos ancianos, que le ofrecen
sus regalos al Niño. A los lados de este grupo, en los extremos derecho
e izquierdo del cuadro, dos personajes, uno viejo y otro joven,
considerados como la Filosofía (en actitud contemplativa) y la Acción.
Tras ellos, una multitud de personajes forman un arco de diferentes
acciones. Son el séquito de los Reyes Magos, los pastores, los ángeles,
todos ellos sacudidos por la emoción de la llegada del Mesías.
Sobre las escenas de lucha al fondo no ha habido acuerdo. Se han
mirado desde distintos puntos de vista: la lucha del mundo del pecado,
la caída de la civilización hebrea y la descomposición de su cultura
(simbolizada en los edificios en ruinas) o un episodio concreto de la
historia de la Orden monacal que encargó la obra.
La Adoración de los Magos, de Leonardo da Vinci. Óleo sobre lienzo
(inacabado). 1481/82. Galería de los Uffizi. Florencia
Adoración de los MagosEl Bosco
Una obra maestra de El Bosco. Representación más templada y
dulce que otras del maestro neerlandés, en la aparecen personajes
ajenos a la costumbre iconográfica de esta temática. La reinterpreta
infundiendo, por ejemplo, a los pastores que trepan por el árbol
lateral de la cabaña, y a los que están sobre ella, una expresión de
curiosidad chismosa, alejada de la ternura e ingenuidad que en
general representan los pastores.
Introduce en el tema central un anticristo que asoma descarado por
la puerta desvencijada de la casa, rodeado de personajes siniestros.
Saca a San José del motivo central y lo lleva a una de las tablas
laterales (izquierda) donde parece secar en una hoguera las ropas
del niño, y despliega en los detalles de ropajes y regalos, todo un
monumento simbólico, del que el Museo del Prado, hace una
completa descripción, tanto del tríptico abierto como cerrado.
El tema de esta obra es la llegada de la salvación al mundo, y El
Bosco trae a los Reyes Magos como representantes de las razas del
mundo entonces conocido, y habla de la Redención de los pecados
representando un burdel que aparece tras uno de los ejércitos, al
que se dirige un caminante que tira de un burro sobre el que aparece
un mono (símbolo de la desenfreno). Cada vez que se mira con
atención un cuadro de El Bosco, se encuentra algo nuevo.Adoración de los Magos. EL Bosco. Óleo sobre tabla. 1494.
Museo del Prado, Madrid.
Adoración de los MagosBrueghel el Viejo
Si El Bosco innovó en su Adoración de los Magos, Brueghel el Viejo consigue
darle un aire nuevo a su interpretación de esta arquetípica escena y la dota de
un aire nuevo.
Es anti tradicional, imaginativa y atrevida. Sólo María y el Niño se salvan
de la fealdad. Los rasgos del resto de los personajes son cómicos o
grotescos. El Rey que ofrece el incienso, o los personajes que hay tras la
Virgen, son todos poco agraciados.
Y como otros artistas del Renacimiento italiano habían trasladado la escena a
sus ciudades y adornado a los personajes con sus propias modas, Brueghel
viste a sus Majestades con atuendos llenos de imaginación y alejados de
cualquier lujo. Con Baltasar hace un cambio de continente y lo viste al modo de
los indios americanos.
Del buey y la vaca ni rastro, en su lugar hay una especie de cabra que parece
estar molesta con tanta concurrencia.
Toda la escena es pura innovación, una variante burlesca del tema por parte de
este gran maestro de la pintura flamenca del siglo XVI que junto con
Jan Van Eyck, el Bosco y Pedro Pablo Rubens, está considerado como una de
las cuatro grandes figuras de la historia de la pintura flamenca.
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Adoración de los Reyes. Brueghel el Viejo. Óleo sobre tabla. 1564.
National Gallery. Londres
Adoración de los Magos Rubens
Otra versión de la famosa visita de los Magos es esta obra
maestra de Rubens. Un encargo del Ayuntamiento
de Amberes para decorar la Cámara de los Estados, para una
ocasión histórica: la firma del Tratado de Amberes. El tema se
eligió como símbolo de los beneficios que la ciudad esperaba
obtener con la firma de aquel Tratado.
El cuadro lo repintó y lo amplió Rubens, ya en España entre 1628
y 1629, modificando numerosos detalles y ajustándolo al estilo
que desarrollaba en aquella época. Añadió su autorretrato
(el hombre de la casaca morada sobre el caballo de la derecha).
Son evidentes las influencias de Miguel Ángel, Caravaggio y de
Tiziano, y los restos de arquitectura clásica que sirve de Portal.
Todo el lujo y el lujo que se le supone a una reunión política de la
importancia de aquel Tratado están reflejados en esta escena
nocturna que se ilumina desde la luz que emana del Niño.
La obra aunque algo deteriorada se salvó del incendio del Alcázar
de Madrid en 1734. Fue restaurado en 2004.
La Adoración de los Magos. Peter Paul Rubens. 1609. Museo del Prado.
Adoración de los MagosDiego de Silva y Velázquez
Sin estar comprobado, parece ser que Velázquez pintó este cuadro para el noviciado
jesuita de San Luis de los Franceses de Sevilla, apoyándose en el espino que aparece en
el ángulo inferior derecho, alusivo a la Pasión de Cristo, que podría hacer referencia a la
reliquia de la corona de espinas que poseía el santo rey de Francia. Velázquez tenía en
esta fecha, 1619, veinte años, y representa la Adoración de los Reyes Magos según la
tradición cristiana: en número de tres, Baltasar de color negro (desde el siglo XIV),
ofreciendo tres regalos al Niño Jesús: oro como rey, incienso como Dios y mirra como
hombre, tras haber seguido el camino hasta Belén gracias a la estrella de oriente.
La composición se completa con la Virgen y el Niño, san José y un paje, con los que llena
prácticamente toda la superficie del lienzo y deja solo una pequeña abertura a un paisaje
crepuscular en el ángulo superior izquierdo. Todo es serenidad en esta escena.
Los modelos al parecer eran miembros de la familia de Velázquez. Su suegro Francisco
Pacheco sería el rey Melchor (barba blanca), la Virgen sería la esposa de Velázquez
(Juana Pacheco), el Niño Jesús sería su hija mayor, y él mismo o su hermano Juan
darían rostro a Gaspar. Sin embargo, en opinión de Julián Gállego y otros críticos, no
están probadas estas referencias.
Aún le quedaba mucho recorrido al principiante pintor que deja en esta abigarrada
escena una sensación de proximidad e íntimo recogimiento. La obra tiene un sentido
profundamente devoto, que se acrecienta por su aparente cotidianidad. Parece realmente
una escena familiar, que recibe con total naturalidad, una visita nocturna en la que se
iluminan las formas con una luz que despejando las sombras se dirige al Niño, el centro
de toda meditación, dándole volumen y forma. La Adoración de los Magos. Velázquez. Óleo sobre tabla. 1619.
Museo del Prado, Madrid.
Adoración de los Magos Zurbarán
Zurbarán, contemporáneo y amigo de Velázquez pintó esta Adoración para la
Cartuja de Nuestra Señora de la Defensión, en Jerez de la Frontera.
Guarda en las figuras de la Sagrada Familia, cierta similitud con el cuadro
anterior de Velázquez, pero muestra la influencia de Caravaggio en el tratamiento
de la luz, y a diferencia de la velazqueña, la escena está cargada de lujo en los
ropajes de los Magos.
Zurbarán combina con gran efectismo el tenebrismo habitual en su paleta con
dos focos de luz: la diurna al fondo, con la que crea un espacio abierto, y una luz
artificial lateral que llega desde la cabeza de Melchor, el Niño y su Madre.
La composición resulta algo forzada, pues la Sagrada Familia parece un poco
relegada a un lateral, desplazada por la imponente presencia de los lujosos
personajes y su séquito.
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La Adoración de los Magos. Zurbarán. 1638. Óleo sobre lienzo.
Museo de Bellas Artes de Grenoble.
Adoración de los Magos Alberto Durero
Y terminamos este recorrido pictórico por la representación de la
Adoración de los Magos con un cuadro que pintó Durero después de
un viaje a Italia. Es evidente la influencia del Renacimiento italiano
en esta obra de madurez del pintor alemán que realizó por encargo
de Federico el Sabio y que es parte de un retablo desmembrado en
la actualidad.
Tiene la tabla el vivo cromatismo y la luz veneciana, en la figura de
la Virgen se observan influencias de Giovanni Bellini y la arquitectura
de los fondos nos lleva a la pintura de Andrea Mantegna.
Es muy interesante el tratamiento de la perspectiva, pues la
dirección del punto de fuga es diagonal y hay una gran precisión
entre la perspectiva y las proporciones.
La escena no necesita más que las cuatro figuras monumentales
que rodean al niño, una de las cuales, Gaspar es un autorretrato del
pintor, para conseguir un diálogo natural con el entorno en el que los
sitúa, en eso miró Durero a Leonardo.
El paisaje, que recuerda algo a la pintura flamenca, al igual que el
detallismo de los insectos del primer plano o las pedrerías del
vestido de Melchor.
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La Adoración de los Magos de Alberto Durero. Óleo sobre tabla. 1504.
Galería de los Uffizi
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Bibliografía
https://rutacultural.com/los-reyes-magos-en-diez-obras-de-arte/