Date post: | 04-Jul-2015 |
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CAPÍTULO III - MARCO TEÓRICO Definiciones conceptuales: La presentación de los conceptos se presenta en el siguiente esquema:
Esquema 1: Conceptos teóricos vinculados al Desarrollo
Fuente: Elaboración propia
Proceso de Globalización El tema de la globalización ha cobrado una relevancia especial en la discusión
económica mundial de la década de los años noventa y lo que va del presente
siglo, al punto de considerarse como un modelo de la realidad del mercado que
integra las dimensiones micro y macro a través de una red interactiva de
conexiones que condiciona el modo de pensar, actuar y concebir el mundo.
En este sentido, Fernández (2003:17), comenta que los especialistas en
economía internacional definen la globalización como “el proceso contemporáneo
de permeabilización y debilitamiento de las fronteras nacionales de los países
dirigidos a integrar a todos los pueblos del mundo dentro de grandes circuitos
internacionales de producción y consumo”.
Desde este punto de vista, pareciera que la globalización económica significa
una categoría histórica multipolar, donde quien no se anexe rápidamente en la
carrera del progreso, no tiene otra alternativa para sobrevivir. De allí la necesidad
de abrir los mercados a la competencia con la industria y capitales extranjeros e
incorporar los más recientes avances tecnológicos al proceso de producción y
distribución de bienes y servicios.
Esta realidad también implica el máximo aprovechamiento de los recursos
materiales y humanos, que ofrezcan las mayores ventajas comparativas y
competitivas para poder acceder y permanecer en mercados dinámicos donde se
han acrecentado los mecanismos y efectos globalizantes.
Otros teóricos, como Santos (2004) hablan de la globalización como una
“nueva metanarrativa, de un nuevo y gran relato… (y que)…por primera vez en la
historia del hombre, se puede constatar la existencia de una universalidad
empírica”(Santos, 2004:22). Santos habla desde una nueva vertiente alejada del
planteamiento económico, y cercana a los fenómenos que se producen ante esta
irrupción de lo global en lo local.
De esta manera, la globalización ha sido caracterizada por producir una gran
heterogeneidad socio-territorial, bajo una fuerte selectividad respecto de cuáles
son los polos exitosos. Esto encierra una lógica de selección, exclusión y
marginalización; grado de globalización que puede alcanzar un territorio o realidad
local desde los intereses de los actores globales, a lo que Debuyst (2006) llamaba
el surgimiento de los territorios “perdedores”.
Por supuesto, el espectro de agentes que participan de la construcción de una
realidad globalizada es más amplio que sólo los poseedores del capital de las
empresas. Existen, los cuadros administrativos y técnicos, las élites tecno-
científicas; los primeros van dirigiendo las múltiples sedes localizadas de las
grandes empresas, estos sujetos no promueven una vida cívica local, no están
ingresados en la estructura comunitaria de los territorios locales. En cuanto, a las
élites tecno-científicas, estos son actores activos de la globalización, creando
nuevas condiciones de vida, pero para algunos autores, cumplen una mera
función de servidoras de la reproducción ampliada del capital.
En este orden de ideas, el reto tremendo al cual tienen que enfrentarse los
países latinoamericanos, consiste en definir estrategias de desarrollo adecuadas,
para que los grandes instrumentos de las sociedades, como son el Estado y el
mercado, y ahora los organismos y agrupaciones supranacionales, vuelvan a ser
herramientas para reforzar la identidad, la dignidad y la solidaridad humana con la
intención de revitalizar el proyecto racional, que ha comenzado a limitarse
producto de la racionalidad hegemónica imperante, a través de la creación de
imaginarios; tales como la velocidad y las técnicas científicas.
En esta línea, los espacios ligados rígidamente a un espacio específico, como
sucedía en la visión fordista, han ido cambiando producto de ajustes estructurales
hacia la diversificación de los centros de producción (múltiples espacios locales)
cada vez más amplios, visión postfordista (González, 2008:80).
Toda esta discusión conduce a pensar, que la globalización es una suerte de
ordenamiento ideal de la economía mundial, que se ha desarrollado más allá de la
actividad de las corporaciones multinacionales en el que se ha tejido un complejo
proceso de expansión de relaciones culturales, políticas y económicas entre todas
las naciones del mundo, que ha permitido unir en un solo contexto, los
mecanismos de producción, distribución y consumo de bienes y servicios, pero
también la tecnología, el trabajo y los modos de educar al hombre.
Este planteamiento es compartido por Morín (2007:34), quien refiere que: ”La
globalización actual forma parte de un proceso histórico de dominación económica
y de la expansión planetaria del capitalismo, en tanto las configuraciones
culturales con las características propias de cada época. Ha sido precedida por la
dominación política y económica”.
Contrario a esto, Gendarme, destaca que en algunas ocasiones la
globalización no busca hacer intrascendente lo local sino que, por el contrario,
produce algunos espacios económicos locales, configurando una realidad local,
pero abiertas a la conquista del mercado mundial.
El territorio
La existencia de un modelo económico y un modelo de desarrollo necesita un
territorio. Comprendido como conteiner, un espacio en el cual interactuar y
promover sus características, en donde exista lo unitario y lo general; estos
espacios son lo local y lo global, siendo dos caras de la moneda que interactúan
constantemente entre sí.
Lo local Los territorios o realidades locales, son entendidos como escalas de carácter
subnacional, siendo así, lo local se constituye como concepto y realidad en
relación y oposición a la escala nacional y mundial y que puede representar, a su
vez diferentes magnitudes y realidades sociales, tanto a nivel macro-local como
micro local (González, 2008: 8).
Estas realidades locales son producidas por los agentes1 , ya que estos son los
que reproducen y/o transforman la realidad local y la hacen una producción social,
que según Mazares (citado por González, 2008) no son algo dado o estático sino
el producto complejo de relaciones sociales y el reflejo de tensiones y de
compromisos.
Santos en su libro “Por otra globalización, del pensamiento único a la
conciencia nacional” (2004), presenta a la población de un país como nación
activa y nación pasiva. Esta última “está constituida por la mayor parte de la
población y de la economía, aquella que sólo participa de modo residual del
mercado global o cuyas actividades consiguen sobrevivir a su margen sin todavía
entrar cabalmente en la contabilidad pública o en las estadísticas sociales” 1 Cabe destacar que el producto de las relaciones locales proviene, según el enfoque teórico de González
de: el patriarcado y la oligarquía local, los hombres de negocios de la localidad, la elite nacional, los agentes transnacionales, la comunidad local, el notable local y las elites locales.
(Santos,2004: 127). Estos grupos están marcados principalmente por participar
directa o indirectamente de la racionalidad dominante., siendo dominados por una
percepción de inferioridad y de escasez, lo que convoca a una reinterpretación de
la propia situación individual ante el lugar, el país y el mundo.
Este proceso de toma de conciencia, de la nación pasiva, es la base para la
generación de un proyecto local, la necesidad de articular lo desarticulado a través
de la simbiosis con el medio sería una base sólida para producción de un
proyecto.
Gutiérrez (citado por González, 2008) plantea la existencia de una tensión
entre lo local y lo global. Por un lado, la riqueza de culturas múltiples y diferentes,
aunque con el riesgo de su insularidad. Por otro, la globalización, reducida a un
puñado de mensaje homogéneos, generados en apenas unos pocos centros de
pensamiento y gustos estandarizados.
Además, Toledo (2009) propone buscar el empoderamiento social, a través de
lo local, es decir, la construcción de un poder social que esté frente y por encima
de los otros dos poderes que, según el autor, dominan la sociedad: el del Estado
(poder nacional) y el del mercado (poder económico). Esta nueva sinergia se
orientaría a una transformación gradual de la sociedad, y por supuesto del
territorio.
Así, es importante asumir, que lo local con sus identidades y fronteras, con su
alta densidad de relaciones internas, con valores y tipos de representaciones
propios, han sido fuertemente trastocadas. Esto, según González (2008), por las
dinámicas socio-económicas contemporáneas, las que producen nuevas y
acrecentadas articulaciones o interdependencias espaciales, entre ellas.
En ese caso, los agentes locales constituyen una barrera que es capaz de
dosificar la imposición pura de las acciones e intereses de los agentes globales.
En este sentido, la aproximación o la reacción frente al proceso de globalización
no es la misma al interior de cada territorialidad.
La participación ciudadana Sin duda en el fenómeno de lo local y lo global existe un agente intermediario,
que promueve la difusión de uno o lo otro, o las dos aspectos al mismo tiempo, el
individuo perteneciente a la sociedad civil que es capaz de informarse y de opinar,
por lo tanto de participar cívicamente en los procesos económicos y de desarrollo
de su territorio.
La participación ciudadana juega un rol clave para las políticas estructurales y
territoriales del país, asumiendo que el desarrollo ya no sólo es producto de la
interacción de actores internacionales y actores nacionales, sino también de
actores subnacionales y locales. Siendo así, se hace necesaria la construcción de
una relación democrática y horizontal entre el individuo en su comunidad, la
sociedad civil y el Estado.
Tal como han mostrado los debates intelectuales recientes, la cuestión sobre la
participación ciudadana en el marco de los procesos de democratización
institucional suele variar significativamente si se tienen en cuenta dimensiones
tales como quiénes están incluidos en cada proceso participativo; qué cuestiones
están abiertas a procesos de decisión participativos; y de qué manera las
decisiones son adoptadas. En otras palabras, las dimensiones de amplitud,
alcance, y profundidad constituyen criterios importantes a la hora de evaluar el
nivel de democratización perseguido y alcanzado en una determinada actividad.
De acuerdo a renovadas visiones como la de Rajagopal (2003), el discurso de
democratización constituye la ideología subyacente que regula las relaciones entre
el mundo occidental y el tercer mundo, y se expresa en un corrimiento desde una
concepción sobre la transformación social basada en un homo economicus a una
basada en sujetos entendidos como animales políticos; un énfasis en la
participación y la buena gobernanza y el entendimiento del desarrollo como
dependiente y estimulador de la democracia.
Esto inserto en una tendencia hacia la democratización, en reemplazo al
proyecto modernizador como único ejecutor del cambio social, a través del
despliegue de un “aparato de democratización”, los organismos internacionales,
nacionales apoyan sus acciones en la sociedad civil, lo cual, a su vez, amplía su
alcance. Según esta interpretación, a través de la promoción de la
democratización y la participación, estos organismos simultáneamente contienen y
canalizan la resistencia; es decir, disciplinan a la sociedad civil y expanden su
penetración.
Por otro lado, si bien la sociedad civil ha sido reconocida como un campo
legítimo para la intervención externa—o, más precisamente, para canalizar dicha
intervención— esa concepción ha conllevado ventajas y desventajas (Edwards,
2008). Entre las primeras, suelen incluirse la expansión de la voz de la sociedad
civil en materias que afectan la vida de la gente; la capacidad de las
organizaciones de la sociedad civil de actuar como un factor equilibrador del poder
del gobierno y el sector privado; y la incorporación de transparencia, rendición de
accountability, y otros aspectos centrales para la buena gobernanza. Sin embargo,
el potencial de la sociedad civil es opacado por factores estructurales como un
acceso desigual a los recursos y oportunidades por parte de organizaciones
individuales, y los obstáculos que impiden a ciertos grupos articular sus intereses.
En términos generales, percibo la participación ciudadana como el
fortalecimiento de la sociedad civil en su relación con las autoridades locales,
subnacionales y nacionales, para avanzar en la construcción de territorios más
equitativos, abiertos, democráticos y desarrollados.
Actores del desarrollo Según Arocena (1995) el actor local es aquel cuyo sistema de acción coincide
con el sistema de acción local, y cuya actividad contribuye a desplegar las
potencialidades existentes en la sociedad local. Sin embargo, también debemos
incorporar a esta definición a quienes obstaculizan, a través de diversas
modalidades de acción u omisión, las posibilidades de desarrollo. Un análisis de
viabilidad de una estrategia de desarrollo local requiere identificar a este último
tipo de actores, evaluar los intereses que representan y el poder del que disponen.
Si bien son actores todas las personas, organismos y organizaciones cuya
acción tiene lugar o afecta a las relaciones e intercambios locales, en una
localidad conviven prácticas pertenecientes a diferentes modalidades de
pertenecer y relacionarse con la sociedad local (Alonso, 2003), teniendo en cuenta
esta primera aproximación podemos distinguir:
• Actores estrictamente locales: son aquellos cuya acción se desarrolla
totalmente dentro del sistema de acción local y, por lo tanto, se reproducen
a través de las relaciones sociales locales, el elemento clave es que fuera
de esas relaciones pierden su identidad y desaparecen como actores
(Pirez: 2000). Es el caso de los agentes económicos que colocan su
producción o mercancías en el mercado local y de los actores políticos cuyo
poder depende de su participación en las relaciones políticas locales (Pirez,
1995). También de los que participan de actividades sociales, culturales,
deportivas y reivindicativas y cuya esfera de acción e identidad está
determinada por sus actividades en el sistema de acción local.
• Actores parcialmente locales: si bien pertenecen a la localidad su
actividad, y por lo tanto su reproducción como actores, trasciende el
sistema de relaciones locales. Son empresarios o comerciantes que
intercambian insumos y productos con agentes de mercados no locales,
también los dirigentes políticos o sociales, o personalidades de la ciencia, la
cultura y el deporte, cuya esfera de acción supera los límites de la localidad.
• Actores no locales que participan de la actividad l ocal: en este caso se
trata de actores externos que desarrollan actividades en la localidad a
través de sucursales, agencias o anexos. El lugar de la decisión es externo
y, por lo tanto, sus representantes locales tienen restringida su capacidad
de acción. Los ejemplos más claros son las industrias y comercios que
cuentan con una sucursal en la localidad y las representaciones locales de
organismos estatales nacionales y provinciales.
• Actores en la localidad con dificultades para repro ducir su vida
cotidiana: quienes carecen de los recursos necesarios para satisfacer sus
necesidades básicas de alimentación, vestido, vivienda y salud. Su
pertenencia a la localidad está ligada a las posibilidades que ésta les
ofrece. Son los protagonistas de los procesos de migración interna de
zonas deprimidas de una provincia o región a los centros urbanos más
grandes.
Estrategia de Desarrollo Regional Según Lira, la EDR puede definirse como un conjunto limitado de decisiones
importantes, que teniendo como base las reacciones posibles del medio, tiene por
propósito maximizar el cambio en un sistema regional minimizando al mismo
tiempo las reacciones adversas del sistema, teniendo las siguientes
características:
• La acción involucrada es un proceso continuo y de larga duración.
• El número de aspectos a consideras es amplios; la cultura, el entorno, los
recursos, las instituciones, los procedimientos de gestión y los actores son
los aspectos según North y Wolfe se deben considerar.
• La separación entre la formulación de la estrategia y la determinación de los
objetivos es casi nula o inexistente.
• En el proceso de desarrollo regional, los agentes asociados son a la vez
objetos y sujetos de las acciones (integración y concertación).
• Las regiones son economías pequeñas.
Teorías y enfoques: Los modelos económicos que se describen y analizan a continuación forman
parte del proceso económico del desarrollo, que lejos de circunscribirse a lo
económico han influenciado lo social, lo cultural y lo político, por lo que los
diferentes enfoques y teorías influyen directamente sobre nuestro actuar personal
como el de otros actores del desarrollo local.
Esquema N° 2: Relación entre las teorías clásicas
Fuente: Elaboración propia Liberalismo
La teoría de la modernización establece que las sociedades modernas son más
productivas, los niños están mejor educados, y los necesitados reciben más
beneficios. El análisis de Smelser (1964) afirma que las sociedades modernas
tienen el aspecto particular de la diferenciación estructural particular, es decir, una
definición clara de las funciones y papeles políticos de las instituciones. Este autor
argumenta que aunque la diferenciación estructural ha aumentado la capacidad
funcional de las instituciones modernas, también ha creado un problema de
integración, y de coordinación de las actividades de diferentes nuevas
instituciones.
Los principales supuestos de la teoría de la modernización se basan
fundamentalmente en concebir a la modernización como un proceso que se
realiza a través de fases. De conformidad con la teoría del desarrollo económico
de Rostow (1961), para una sociedad en particular existen cinco etapas son: (i) la
sociedad tradicional; (ii) precondición para el despegue; (iii) el proceso de
despegue; (iv) el camino hacia la madurez; y (iv) una sociedad de alto consumo
masivo. Además, Rostow (1960) aconsejaba para los planificadores en las zonas
subdesarrolladas el identificar los sectores capitales de desarrollo2., lo que inserto
en un proceso de crecimiento económico, podría ventajosamente en un intervalo
relativamente breve de dos a tres décadas, generar el crecimiento económico
deseado. Esta transformación recibe el nombre de impulso inicial3.
De acuerdo con esta exposición, Rostow ha encontrado una posible solución
para promover la modernización en los países del Tercer Mundo. Si el problema
que enfrentan los países del Tercer Mundo es la falta de inversiones productivas,
entonces la solución para estos países está en que se les provea de ayuda en
forma de capital, tecnología, y experiencia. Las influencias de Rostow, en especial
en la década de los sesenta, ilustran una de las aplicaciones que desde un inicio
tuvo la teoría de la modernización en el área de la formulación e implementación
2 Referido a que esto podría generar a futuro, un efecto sobre sectores suplementarios de un país, sean
carbón, hierro y técnica ferroviaria.. 3 El impulso inicial se define como el intervalo durante el cual la tasa de inversión aumenta de tal manera
que la producción real per capita se eleva.
de políticas económicas y públicas en general. El Plan Marshall y la Alianza para
el Progreso en Latinoamérica son ejemplos de programas influenciados por las
teorías políticas de Rostow.
La crítica estucturalista a la tesis liberal ha puesto el acento en las
imperfecciones y la rigidez del mercado:
• Imperfecciones monopolísticas u oligopolísticas deforman las señales de
los precios: es la crítica de la hipótesis de la competencia pura y
perfecta que hicieron P. Sraffa y J. Robinson en los años veinte y a
principios de los años treinta. La crítica más dañina y la más influyente
es la formulada por Keynes (1936): según él, los precios son menos
flexibles que lo afirmado por la teoría clásica. Esto implica que, en
presencia de precios viscosos, el equilibrio entre la oferta y la demanda
se debe ajustar por cantidades;
• Listos para responder de manera apropiada a las señales de los precios
(que no es siempre el caso), los factores de producción pueden ser
inmóviles, incapaces de desplazarse rápidamente. Es el escepticismo
estructuralista en cuanto a la eficacia de los mecanismos de mercado, el
cual depende, ante todo, del grado de movilidad de los recursos. Debido
a las rigideces y las restricciones estructurales, la inmovilidad de los
recursos (que provocan la inelasticidad de la oferta doméstica a las
variaciones de la demanda) hace que no pueda darse el ajuste
tradicional entre la oferta y la demanda por precios.
Estructuralismo
El estructuralismo económico -(escuela de pensamiento que surge en la
primera mitad de la década del ´60 entre economistas latinoamericanos) tiene
como objeto principal tomar en cuenta la importancia de los parámetros no-
económicos de los modelos macroeconómicos (Novy, 2005).
El estructuralismo (también denominado cepalismo) se fundó en la CEPAL
bajo la dirección de Raúl Prebisch como una teoría económica que cuestionó una
por una las suposiciones de la tendencia hegemónica en la economía. En ciertas
estructuras de países latinoamericanos, el subdesarrollo se localizó en la relación
entre la tenencia del suelo y la estructura de la industria.
Prebisch entendió que el subdesarrollo no puede identificarse con un simple
estado de atraso, con frecuencia atribuido al peso de factores extraeconómicos,
supuestamente ligados a la estructura social. Antes bien, lo visualizó como un
patrón de funcionamiento y de evolución específica de ciertas economías –a las
que llamó periféricas-, que como tal merece un esfuerzo de elaboración teórica
también específico.
Esta crítica a la teoría neoclásica, elaborada en el marco de los países
industrializados, es largamente transferible a los PVD, donde el mecanismo de los
precios funciona todavía con menos eficacia que en los países desarrollados. Y si
es a propósito de la teoría de la inflación que los estructuralistas se han
desmarcado muy pronto de las tesis de los monetaristas, esta oposición persiste
actualmente con los neoestructuralistas, quienes han elaborado un enfoque nuevo
de la inflación en relación con el de sus predecesores.
Otro teórico del estructuralismo, Sunkel (1970) postulaba que la división del
mundo entre un pequeño grupo de países que abarca una reducida parte de la
población mundial, y donde prevalece un elevado nivel de vida, y la mayoría de los
países que abarca a la enorme mayoría de la población mundial y donde imperan
condiciones de vida muy precarias, es un fenómeno relativamente reciente en la
historia de la humanidad.
De esta manera, para comprender el proceso de sustitución de importaciones y
la teorización de este modelo económico, es necesario visualizar su inicio post
crisis económica de 1929 (Sunkel, 1970), produciéndose la pérdida del dinamismo
del modelo de crecimiento hacia afuera vigente durante ese periodo, y que
actualmente aún impera bajo el modelo de desarrollo neoliberal.
La aceleración del desarrollo no es una tarea fácil, ya que se necesita una
verdadera disciplina del desarrollo en la competencia, en el comercio recíproco, en
la promoción de las exportaciones, en la acumulación de capital y en la acción del
Estado para impulsar con decisión las transformaciones que se requieran. Además
es indispensable el diálogo entre la política, la economía y la vida sindical y con
otras esferas del pensamiento y de la acción. Así sentenció Prebisch en 1970 la
posibilidad de lograr desarrollo en América Latina, a través de las relaciones de
diferentes actores del desarrollo existentes en un territorio.
Entre los factores estructurales citados anteriormente, la corriente
estructuralista cuestiona el papel del comercio internacional —tal como es
preconizado por la teoría liberal convencional— para explicar la condición
permanente de subdesarrollo en la cual vive la región latinoamericana: considera
la división internacional del trabajo tradicional, fundada en la explotación de las
ventajas comparativas estáticas, como el obstáculo estructural más importante
para el desarrollo.
De ese modo, los estructuralistas de ayer ponían en cuestionamiento la teoría
neoclásica del comercio internacional, según la cual la libertad de comercio
conduciría a reducir la brecha del ingreso entre países ricos y pobres; este punto
de vista crítico es compartido por los neoestructuralistas.
Según la teoría neoclásica, las diferencias en dotaciones relativas de factores
de producción llevan a la especialización internacional y a una tendencia a la
igualdad (relativa o absoluta) de la remuneración de estos factores entre los
países que intercambian. Dicha tendencia debería permitir equiparar los niveles de
desarrollo: el comercio es concebido como un instrumento para reducir las
inequidades entre naciones.
Por el contrario, los estructuralistas afirman que el juego de las fuerzas del
mercado no presiona hacia la igualdad de la remuneración de los factores de
producción y, por lo tanto, del ingreso. El comercio internacional es un factor de
reforzamiento de las desigualdades mundiales, en el sentido que contribuye a
intensificar el subdesarrollo de algunas naciones y el desarrollo de los países
industrializados.
El punto de partida del análisis estructuralista es que la economía global está
compuesta por dos polos que interactúan: el centro y la periferia, y que sus
estructuras de producción son disímbolas: la del centro industrial es homogénea y
diversificada, mientras que la de la periferia es heterogénea y especializada.
Una profunda heterogeneidad estructural predomina, por lo tanto, en los niveles
nacionales (la estructura económica de la periferia es heterogénea) e internacional
(la periferia está esencialmente volcada hacia las actividades primarias; el centro
hacia las actividades industriales).
Ciertamente el debate entre las posiciones modernistas y estructuralistas, se
posicionó fuertemente en los años 50’ y 60´, pero actualmente teóricos como
Kay(1991), han renovado el análisis de estas posiciones, identificando nuevas
críticas.
1. Una primera crítica, sería sobre el deterioro de los términos de
intercambio e intercambio desigual4, al transferir parte de la plusvalía
generada hacia el centro indudablemente disminuiría la capacidad de
crecimiento y de acumulación de capital de la periferia. No obstante, el
desarrollo de un país también tiene que ver con su capacidad tanto para
generar como para retener su plusproducto y esto en gran medida
4 Kay para esta crítica se basa principalmente en los argumentos dados por Prebisch en los años 60.
determinado por su modo de producción interno. De esta manera, el
autor, hace una crítica al mismo modelo diseñado por los
estructuralistas, que al exacerbar el potencial del capital tecnológico,
provocaba un efecto negativo sobre el crecimiento económico de los
países latinoamericanos.
2. Otro punto, es el papel del Estado en el desarrollo, que llegó a ser motor
económico y subsidiario de los países latinoamericanos, provocando su
caída por las prácticas de subvenciones y de control sobre la economía
(aranceles) que impedía la innovación, la competencia y el aumento del
mercado interno y externo.
3. La potenciación de la organización de la mano de obra y de la sociedad
civil en general, producto de que los planteamientos de la CEPAL,
proyectaban un marco estructural del desarrollo, una visión funcionalista
sobre superar el subdesarrollo, negando de esta manera la posibilidad
de influir y conformar procesos de desarrollo. No olvidemos que los
movimientos civiles de los años 50, eran dirigidos principalmente por
hombres, dejando de lado más de la mitad de la población sin una real
capacidad de representación.
Según las posiciones, el desarrollo es claramente una posibilidad que se pueda
alcanzar, pero esta depende en gran medida, del marco legal, político, social y
económico imperante dentro de un país. Ciertamente, la necesidad de generar
políticas que articulen las diferentes estructuras existentes en un país es la clave
para alcanzar el desarrollo, el cómo se haga y cuanto demoré este proceso
dependerá de los actores involucrados, tanto en su pluralidad como en el grado de
influencia que logren producir.
Teoría de la Dependencia Las falencias de la visión estructuralista o cepalista, a través de su aplicación
del modelo ISI y el papel del Estado no sólo en la economía, sino también en
diversos ámbitos de la realidad nacional, conllevaron a la formulación crítica de
estos planteamientos.
Palma (1981) ha propuesto una clasificación muy útil de tres tendencias
intelectuales dentro de la corriente dependentista5.
Distingue una tendencia que busca construir una “teorías del subdesarrollo”
cuyos principios fundamentales son que el subdesarrollo es causado directamente
por la dependencia de las economías centrales y que el capitalismo en la periferia
es incapaz de promover el desarrollo. Aquí Palma ubica los trabajos de Frank, dos
Santos, Caputo, Pizarro, Braun6.
Otra tendencia representada por Sunkel, Pinto y Furtado busca reformular el
análisis de la CEPAL y destaca los obstáculos al desarrollo nacional que derivan
de las condiciones externas7.
5 Para una lectura más minuciosa de esta división se recomienda ver Larraín, J. (1989, Trimestre 2). ¿Ha
muerto la teoría de la dependencia?. Estudios Sociales, 60, 140-141. 6 En tanto que, cuestionan el rol progresista del capitalismo en los países, al poner en duda si el desarrollo
será logrado por los países de la periferia. 7 Sus ideas son más bien vistas como un nuevo desarrollo de la escuela estructuralista, al intentar reformular
la visión desarrollista de la CEPAL, producto de la crisis de la ISI.
Una última tendencia que busca estudiar situaciones concretas de dependencia
y que enfatiza los procesos internos de lucha de clases que median la influencia
de los factores externos, rechazando las construcciones de teorías generales que
se apliquen de forma abstracta a todos los países subdesarrollados. Esta
tendencia es representada por Cardoso y Faletto8.
El tratamiento de temas relacionados con la dependencia encuentra
antecedentes hasta en los más antiguos pensadores, principalmente en el terreno
de la filosofía; en el económico, la dependencia en las relaciones internacionales
es asunto tratado desde que éstas existen.
Dentro de las primeras formulaciones sobre la teoría de la dependencia, se
teorizaba que este proceso se manifestaba principalmente a través del
sometimiento financiero de los países latinoamericanos a la banca internacional
del desarrollo (Hood y Young, citado en Orduna, 1992), otros, como un problema
de comercio exterior, y por último, un grupo se concentró en la acusación de la
dependencia tecnológica como causante de todos los males.
De hecho, el desarrollismo de los años 50 y 60 había intentado conjugar dos
dimensiones: el impulso a procesos de modernización con propuestas políticas y
económicas de un cierto nacionalismo. No obstante, conjugar las dos dimensiones
no era tarea fácil, una serie de hechos conspiraban contra esa posibilidad. El
propio proceso de cambios actuaba a veces en sentido contrario al esperado. Por
8 Estos analizan la relación cambiante entre factores internos y externos que han determinado el proceso de
desarrollo en América Latina, a través del análisis de los esquemas económicos, sociales y político.
ejemplo, el desarrollo industrial, que se había concebido como la oportunidad de
creación de una industria nacional, al hacerse más complejo implicaba mayor
dependencia tecnológica, necesidad de insumos externos y muy a menudo
financiamiento extranjero. Además, se estaba produciendo un movimiento
internacional de capitales en donde hubo una cierta transferencia desde el centro
a la periferia. El hecho significativo era que las propias corporaciones industriales
internacionales actuaron como inversores. La asociación entre empresarios
extranjeros y nacionales paso a acentuarse (Faletto, 1998).
Dentro de la misma línea reformista, Sunkel enfoca “la manera en que el
capitalismo trasnacional crea una nueva división internacional del trabajo que
conduce hacia la desintegración nacional en América Latina. En la medida que los
conglomerados trasnacionales comenzaron a tomar posiciones preponderantes en
la economía” (Kay,1991:101), particularmente en la industria, ya que la
acentuación de la tecnología para producir estos bienes viene de los países del
centro y mayormente de las multinacionales, esto es propuesto por Furtado, que
además, se refiere a la concentración del ingreso y el superávit de mano de obra,
producto de que el capital se invierte principalmente en tecnología, reproduciendo
por ende el círculo vicioso del subdesarrollo y la dependencia.
Neoestructuralismo Las ideas desarrolladas por los viejos estructuralista, tales como J. Noyola
Vásquez, R.Prebisch, H. Singer han sido tildadas como obsoletas por los
neoliberales . No obstante, nuevos autores estructuralistas (F. Fajnzylber, R.
French-Davis, A. Fishlow, A. Foxley, N. Lustig, P. Meller, J. Ros, M. Tavares, L.
Taylor) han decidido retomar y enriquecer esta teoría.
El neoestructuralismo comparte con su corriente antecesora los cuellos de
botella de la oferta, según la cual la condición de subdesarrollo de la región
latinoamericana no se explica por las distorsiones exógenas inducidas por la
política económica, como lo afirman los neoliberales, sino por factores
estructurales endógenos, tales como la distribución desigual del ingreso y la
riqueza, la concentración de la propiedad de la tierra, la inserción desfavorable en
el comercio mundial, el grado elevado de concentración de los mercados y el
retraso tecnológico. A ello se suman los factores sociopolíticos, como la frágil
organización sindical, la desigualdad en distribución geográfica y sectorial de la
población y el bajo nivel educativo.
Sin embargo, al mismo tiempo que reconoce los aportes importantes de la
corriente de la cual surge, el neoestructuralismo toma en cuenta las carencias de
las políticas de desarrollo de inspiración estructuralista experimentadas en
Latinoamérica durante tres decenios, como son el pesimismo exagerado en
relación con las posibilidades de exportación, la confianza excesiva en las virtudes
de la intervención del Estado en la economía, la negligencia de los aspectos
monetarios y financieros, y la subestimación de la necesidad de un ajuste de la
economía en el corto plazo (Berthomeiu, 2005).
El enfoque neoestructuralista atribuye un papel primordial a las diferentes
dimensiones de la heterogeneidad estructural: la de los mercados exteriores, la
diversidad de las respuestas a incitaciones según las regiones y los segmentos del
mercado, los grados de movilidad de los recursos y la flexibilidad de los precios
que dependen de la intensidad de la respuesta de los diferentes sectores y
mercados, así como de las percepciones y las anticipaciones de los agentes
económicos (French-Davis, 1993).
Estas diferencias de estructuras entre el centro y la periferia determinan los
tipos de intercambios comerciales y de transferencia tecnológica que tienen lugar
en la economía mundial. A largo plazo, según los estructuralistas, el
funcionamiento de este sistema internacional asimétrico provoca que la periferia
se distancie en el plano productivo tecnológico.
Los estructuralistas viejos y nuevos son partidarios de la intervención del
Estado para fomentar el proceso de industrialización, mientras que el análisis
liberal concibe el desarrollo como simple producto del funcionamiento espontáneo
del mercado (el ajuste por los precios sería el principal mecanismo que conduciría
al desarrollo). Los primeros, por su parte, lo consideran en las economías
periféricas como el resultado de un esfuerzo deliberado de los poderes públicos.
Por otra parte, el juego espontáneo de las fuerzas del mercado se tradujo, en la
región latinoamericana, en una tendencia estructural hacia el desempleo
estructural y los desequilibrios externos e intersectoriales.
Debe existir una política industrial activa, es decir, una estrategia de
industrialización.
Por ello, los primeros estructuralistas atribuían un papel considerable al Estado
cuando señalaban que debería promover el desarrollo por medio de un proceso de
planificación (considerado como un imperativo del desarrollo).
Los neoestructuralistas consideran la industrialización fundada en la sustitución
como una etapa inicial necesaria del proceso de desarrollo. No obstante, piensan
que dicho proceso ha sido mantenido demasiado tiempo y que es el momento,
mientras tanto, de sacar provecho de la capacidad industrial creada por medio de
la estrategia de ISI. Por lo que se debe pasar a la segunda etapa, la exportación
de productos no tradicionales, especialmente de bienes manufacturados; de esa
manera critican el pesimismo exagerado en cuanto a las posibilidades de
exportación de los países latinoamericanos, que resultó de la puesta en práctica
de la ISI.
Cabe señalar que la posición de la CEPAL en el dominio de las relaciones
internacionales ha evolucionado. En los años cincuenta, en razón del carácter
asimétrico de la relación entre el centro y la periferia (contexto de dependencia), el
enfoque estructuralista se centró en la industrialización; en los años noventa, la
respuesta neoestructuralista al fenómeno de la globalización económica (contexto
de oportunidad para economías semiindustrializadas) es la búsqueda y la espera
de una competitividad internacional acrecentada (Berthomieu,2005).
Neoliberalismo El sistema internacional que actualmente rige al mundo se define por su
tendencia a convertirse en un modelo económico, político y social que se
fundamenta en una ideología neoliberal, El efecto de esta política implica la
interacción de las naciones en un contexto globalizado, lo que nos lleva a
reconocer los alcances y límites que los países adquieren de acuerdo al verdadero
contexto en el que se desarrollan.
Los inicios del neoliberalismo como práctica los podemos encontrar a principios
de la década de 1970, cuando el sistema se debilitó a consecuencia de los efectos
producidos por las políticas económicas impuestas por el Estado, producto de que
al incrementarse el gasto público se llegó a un punto en el que el Estado ya no
pudo controlar el incremento de la inflación y de las tasas de interés. Es así como
el Estado intervencionista entró en crisis y el sistema económico se vio afectado
por la disminución de la producción y del trabajo.
La adopción del neoliberalismo, significó desde sus inicios un proceso
trascendental para dar pie a la constitución de bloques regionales. La corriente se
mostraba como un modelo alternativo de libre mercado para impulsar la economía
de las naciones. En este sentido, la constitución de las Comunidades Europeas,
sería uno de los primeros intentos de varias naciones insertas en una estructura
supranacional por formar un libre mercado no internacional.
De esta manera, la corriente Neoliberal, retomó las bases ideológicas del
liberalismo, más aún sus principales exponentes enfatizaron nuevos aspectos
relacionados a la nueva política económica. Nos referiremos a Ludwig Von Mises,
Friedrich Von Hayek y Milton Friedman.
Ludwig Von Mises(1927) hizo propuestas importantes para el aspecto
económico de la corriente neoliberal. Considera que la economía de mercado es
fundamental para organizar el intercambio que permite obtener riqueza. De esta
manera, relaciona la economía de mercado con la división del trabajo. A través del
trabajo, el hombre puede crecer y darle sentido a su actividad cotidiana de
producción. Von Mises en “Acción Humana: Un Tratado sobre Economía”(1967)
señala que “La economía de mercado es la táctica que ha permitido al hombre
prosperar triunfalmente desde el salvajismo hasta alcanzar la actual condición
civilizada”.
El pensamiento del teórico Friedrich Von Hayek resulta fundamental en la
ideología neoliberal. Hayek concibe que la participación del Estado sea aceptable
en cuanto a su obligación de brindar el mínimo bienestar como salud, alimentación
y casa para los pobres. Esta intervención limitada sirve como un medio para darles
la oportunidad de obtener un trabajo.
Sin embargo, es claro que el Estado (Stiglitz, 2002) debe mantenerse al
margen de la actividad económica porque el mercado otorga la oportunidad de
competencia. Éste es el medio que deja a las personas esforzarse en la
producción y actividad económica. Es fundamental para el funcionamiento del
mercado que los agentes que participan en éste, ejerzan su plena libertad para
producir, vender y comprar cualquier producto que quieran.
De esta manera, ejercen su libertad de ser competitivos y por lo tanto hacen
valer su derecho a desarrollar su individualidad. A este respecto los teóricos
neoliberales argumentan contra el Estado interventor, en el cual el igualitarismo,
promovido por el Estado de Bienestar, destruía la libertad de los ciudadanos y la
vitalidad de la competencia, de la cual dependía la prosperidad de todos.
Pero para teóricos marxistas como Dumènil y Lèvy (2004), el neoliberalismo es
una etapa del capitalismo, la última hasta la fecha, cuyo rasgo principal es el
reforzamiento del poder y de la ganancia de la clase capitalista. Una cuestión de
instituciones financieras y de clase que ha logrado recuperarse logrando
transformarse a entidad social híbrida que estos autores bautizan como las
finanzas (engloba la parte superior de la clase capitalista y ‘sus’ instituciones
financieras).
Otro aspecto que es puesto en análisis es la constitución del Estado neoliberal,
ya que no es más que la expresión de la alteración de la configuración de las
relaciones de poder entre clases y fracciones de clase, es decir, las relaciones
existentes entre las clases sociales bajas y el Estado, no pueden ser minoritarias,
ya que están constituidas por un pasado histórico colectivo, que el Estado
neoliberal no puede dejar de lado, a la hora de formular políticas económicas. Sin
duda, ejemplificar esta situación a través de los problemas de participación directa
de la sociedad latinoamericana, es demostrar las particularidades del Estado
neoliberal en Latinoamérica.
De esta forma la competencia es un elemento importante en la actividad
económica y es el motivador de las personas a desarrollarse. A través de la
competencia, lo productores buscan mejorar la calidad de bienes y servicios y al
final, los miembros del intercambio comercial logran beneficiarse.
Otro de los pilares de la corriente neoliberal es Milton Friedman. Para este
teórico el progreso es posible gracias a la libertad de mercado, ya que este
sistema propone la libertad de vender y comprar sin la intervención del Estado.
Por lo tanto el intercambio comercial es un acto voluntario. Para Friedman, la
libertad de mercado propone un mecanismo continuo que permite que los agentes
económicos estén siempre en función del otro. Es decir, que la demanda de un
producto exige la continuidad y aumento de la producción y precios. La necesidad
de producir más, implica la creación de empleos y la demanda de más recursos.
“Al subir los precios, el empresario se beneficia e invierte, y al crecer el consumo –
derivado éste del aumento de sueldo- habrá mayor demanda de mercancías… y
así al infinito”(Friedman, 1980:67).
En definitiva la práctica de la teoría neoliberal que se manifiesta en el
capitalismo se ha extendido en el mundo, su efecto se ha entendido como el
efecto de globalización, el cual ha tenido impactantes repercusiones en la vida
social, política y económica de las naciones.
El neoliberalismo ha generado un proceso de apertura y cierre en el camino a
la globalización y ha retomado la herencia del liberalismo para forjar un orden que
integra la política, la economía y la cultura en busca del desarrollo humano.
“Entender esta tradición liberal moderna en toda su complejidad, con su riqueza y
su pobreza, es hoy una condición imprescindible para generar una crítica sólida y
una acción eficaz” (Santuc, 1998: 156).
Modelos de Desarrollo El paradigma del desarrollo ha logrado consolidarse como una línea de
crecimiento en diferentes ámbitos, influido principalmente por los procesos de
desarrollo europeo desde inicios del siglo XX, y que han sido tomados por otras
regiones del mundo para lograr generar mejorar las condiciones sociales,
económicas, políticas, culturales, etc de los países. Siendo esto la principal base
para llevar a la práctica los principios del desarrollo.
Entre los modelos de desarrollo más reconocidos están:
Desarrollo Sustentable En diciembre de 1983, La Organización de las Naciones Unidas estableció la
Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo; una Comisión Especial
e Independiente de dicho organismo, que tenía por objetivo elaborar “Un
Programa Global para el Cambio”.
Este informe, conocido también “Informe Brundtland” en honor a su presidenta,
destaca que el actual estilo de desarrollo económico y la degradación ambiental
resultante son insostenibles. Así, la comisión destacó que en lugar de seguir
adelante con el actual estilo de desarrollo, se debería adoptar un estilo de
desarrollo sustentable, y en su forma más general definió el desarrollo sustentable
como “el desarrollo que satisface las necesidades de la generación presente sin
comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias
necesidades” (Brundtland, 1987: 27).
Por otra parte, Guimaraes (1987), que promueve una visión concreta, teoriza
que se puede hablar de sustentabilidad ecológica, ambiental, social y política.
El modelo de desarrollo sustentable se sustenta en las siguientes
características básicas (Informe Brundlant, 1987):
• Visión de largo plazo: Implica que los actuales patrones de producción y
consumo puedan mantenerse en el tiempo. Asimismo, es necesario diseñar
políticas y planificar actividades teniendo en cuenta su impacto a futuro, en
un plazo de tiempo superior a los 50 años.
• Visión de Equidad: Implica satisfacer adecuadamente las necesidades de
las generaciones actuales y de las generaciones futuras, considerando
elementos como la explotación actual de los recursos naturales, el uso de
tecnologías limpias, la participación y empoderamiento social y una
distribución equitativa de los ingresos.
• Visión Sistémica: Se refiere a la mantención de los equilibrios de los
sistemas ambientales (ecosistemas), de manera que, por un lado, la
explotación de los recursos naturales sea directamente proporcional a la
capacidad que tienen de renovarse y, por otro, que los efectos negativos de
la actividad humana y económica, tales como la contaminación, sean
mínimos sobre los ecosistemas.
Desarrollo Local El desarrollo local se define como un proceso orientado, siendo el resultado de
una acción de los actores o agentes que inciden (con sus decisiones) en el
desarrollo de un territorio determinado. Estas decisiones no solamente se toman a
una escala local, sino que existen decisiones que tomadas en otra escala (por
ejemplo, a nivel nacional, subnacional o internacional) tienen incidencia en el
desarrollo de un territorio dado. La preeminencia de las decisiones de los actores
locales, por sobre otras decisiones que no responden a los intereses locales, es lo
que define un proceso de desarrollo local (Barreiro, 2000).
De ahí que las decisiones, al menos a nivel económico y productivo, no
dependan exclusivamente de los actores locales, sino que estas decisiones están
desterritorializadas, en base a decisiones del gobierno nacional o subnacional.
En un sentido más amplio y crítico, el desarrollo convencional ha estado
oscilando entre el desarrollo nacional y el desarrollo local. Así el sistema local
forma parte del sistema nacional o estatal, de esta manera lo local se puede
intervenir con mucha facilidad, por eso no obstante para lo que sucede en la
escala del Estado o de la nación no acabe siendo determinante para lo local
(Tortosa: 2009, 20).
En este sentido, aunque la estrategia del desarrollo local y las políticas
estructurales comparten los mismos objetivos, abordan de forma diferente el
tratamiento de los problemas de desarrollo. Mientras que las políticas estructurales
adoptan una aproximación funcional, las políticas de desarrollo local definen sus
acciones con un enfoque territorial (Vásquez-Barquero: 2009). Además, el autor,
propicia iniciativas de desarrollo que estén insertas en un sistema social,
institucional y cultural, lo cual promovería medidas más eficaces al utilizar los
recursos locales, y su consecuente articulación con las decisiones de inversión de
los actores locales.
Este debate sugiere una real o no existencia del desarrollo local en un territorio
determinado, producto que las políticas estructurales condicionan las proyectos de
desarrollo local, chocando intereses de los actores locales con actores externos
del territorio, ya que las estrategias locales convienen plantearlas de manera
específica, al ser las demandas de las localidades y territorios diferentes. Esta
planificación estratégica territorial, puede o no tener cabida, en un plano mayor
producto de los diferentes intereses que juegan en un mundo globalizado.
Entonces, tomando las palabras de Arocena (1995:87), se puede inferir que “el
desarrollo local no es pensable si no se inscribe en la racionalidad globalizante de
los mercados, pero tampoco es viable si no se plantea sus raíces en las
diferencias identitarias que lo harán un proceso habitado por el ser humano”.