Especial Pionero ENERO 2020
SOCIEDAD DE FOMENTO MAR DEL TUYÚ SUDCALLE 3 # 7552 MAR DEL TUYÚ
Partido de la Costa / enero 2020 / DISTRIBUCION GRATUITA
CARTA SOBRE LA TIERRA, ENVIADA
EN 1855 POR EL JEFE INDIO SEATTLE
DE LA TRIBU SUWAMISH AL PRESI-
DENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS
El Gran Jefe de Washington manda
decir que desea comprar nuestras
tierras. El Gran Jefe también nos envía
palabras de amistad y buena voluntad.
Apreciamos esta gentileza porque
sabemos que poca falta le hace, en
cambio, nuestra amistad. Vamos a
considerar su oferta, pues sabemos
que, de no hacerlo, el hombre blanco
podrá venir con sus armas de fuego y
tomarse nuestras tierras. El Gran Jefe
de Washington podrá confiar en lo
que dice el Jefe Seattle con la misma
certeza con que nuestros hermanos
blancos podrán confiar en la vuelta
de las estaciones. Mis palabras son
inmutables como las estrellas.
¿Cómo podéis comprar o vender el
cielo, el calor de la tierra? Esta idea nos
parece extraña. No somos dueños de
la frescura del aire ni del centelleo del
agua. ¿Cómo podríais comprarlos a
nosotros? Lo decimos oportunamente.
Habeis de saber que cada partícula
de esta tierra es sagrada para mi
pueblo. Cada hoja resplandeciente,
cada playa arenosa, cada neblina en
el oscuro bosque, cada claro y cada
insecto con su zumbido son sagrados
en la memoria y la experiencia de
mi pueblo. La savia que circula en
los árboles porta las memorias del
hombre de piel roja.
Los muertos del hombre blanco se
olvidan de su tierra natal cuando se
van a caminar por entre las estrellas.
Nuestros muertos jamás olvidan esta
hermosa tierra porque ella es la madre
del hombre de piel roja. Somos parte
de la tierra y ella es parte de nosotros.
Las fragantes flores son nuestras her-
manas; el venado, el caballo, el águila
majestuosa son nuestros hermanos.
Las praderas, el calor corporal del
potrillo y el hombre, todos pertenecen
a la misma familia. «Por eso, cuando el
Gran Jefe de Washington manda decir
que desea comprar nuestras tierras, es
mucho lo que pide. El Gran Jefe manda
decir que nos reservará un lugar para
que podamos vivir cómodamente
entre nosotros. El será nuestro padre
y nosotros seremos sus hijos. Por eso
consideraremos su oferta de comprar
nuestras tierras. Mas, ello no será fácil
porque estas tierras son sagradas
para nosotros. El agua centelleante
que corre por los ríos y esteros no es
meramente agua sino la sangre de
nuestros antepasados. Si os vendemos
estas tierras, tendréis que recordar que
ellas son sagradas y deberéis enseñar
a vuestros hijos que lo son y que cada
reflejo fantasmal en las aguas claras
de los lagos habla de acontecimientos
y recuerdos de la vida de mi pueblo.
El murmullo del agua es la voz del
padre de mi padre.
Los ríos son nuestros hermanos,
ellos calman nuestra sed. Los ríos
llevan nuestras canoas y alimentan
a nuestros hijos. Si os vendemos
nuestras tierras, deberéis recordar y
enseñar a vuestros hijos que los ríos
son nuestros hermanos y hermanos
de vosotros; deberéis en adelante
dar a los ríos el trato bondadoso que
daréis a cualquier hermano.
Sabemos que el hombre blanco no
comprende nuestra manera de ser.
Le da lo mismo un pedazo de tierra
que el otro porque él es un extraño
que llega en la noche a sacar de la
tierra lo que necesita. La tierra no es
su hermano sino su enemigo. Cuan-
do la ha conquistado la abandona y
sigue su camino. Deja detrás de él
las sepulturas de sus padres sin que
le importe. Despoja de la tierra a sus
hijos sin que le importe. Olvida la se-
pultura de su padre y los derechos de
sus hijos. Trata a su madre, la tierra, y
a su hermano el cielo, como si fuesen
cosas que se pueden comprar, saquear
y vender, como si fuesen corderos y
cuentas de vidrio. Su insaciable apetito
devorará la tierra y dejará tras sí sólo
un desierto.
No lo comprendo. Nuestra manera de
ser es diferente a la vuestra. La vista de
vuestras ciudades hace doler los ojos
al hombre de piel roja. Pero quizá sea
así porque el hombre de piel roja es
un salvaje y no comprende las cosas.
No hay ningún lugar tranquilo en las
ciudades del hombre blanco, ningún
lugar donde pueda escucharse el des-
plegarse de las hojas en primavera o
el orzar de las alas de un insecto. Pero
quizá sea así porque soy un salvaje
y no puedo comprender las cosas. El
ruido de la ciudad parece insultar los
oídos. ¿Y qué clase de vida es cuando
el hombre no es capaz de escuchar el
solitario grito de la garza o la discusión
nocturna de las ranas alrededor de la
laguna? Soy un hombre de piel roja y
no lo comprendo.
Los indios preferimos el suave sonido
del viento que acaricia la cala del lago
y el olor del mismo viento purificado
por la lluvia del mediodía o perfumado
por la fragancia de los pinos.
El aire es algo precioso para el hombre
de piel roja porque todas las cosas
comparten el mismo aliento: el animal,
el árbol y el hombre. El hombre blanco
parece no sentir el aire que respira.
Al igual que un hombre muchos días
agonizante, se ha vuelto insensible al
hedor. Mas, si os vendemos nuestras
tierras, debéis recordar que el aire es
EMERGENCIAAMBIENTAL
CONT. PAG. 6
MEDIO AMBIENTE Y CAPITALISMO
LA HOSPITALIDAD COMO BANDERA
Especial Pionero ENERO 20202
El discurso de Greta Thunberg el año pasado en la ONU de Nueva York puso
al mundo a debatir el Cambio Climático. En Argentina, la discusión ambiental
toma forma a partir de la experiencia directa de miles de personas que se ven
afectadas por los riesgos y desastres asociados a este problema de escala
“global”. ¿Quiénes ponen el cuerpo en los territorios? ¿Quienes son respon-
sables? ¿Podemos pensar otro modo de relación con la naturaleza? En esta
nota escrita a diez manos, jóvenes investigadorxs del Programa de Estudios
Rurales y Globalización (IDAES/UNSAM) plantean algunas claves para pensar
la crisis climática desde el contexto nacional. (en: revistanfibia.com)
Escriben Julieta Canneva, Sol Hurtado, Santiago Moya, Paula Serpe y Nahuel
Spinoso del Programa de Estudios Rurales y Globalización (IDAES/UNSAM)
Greta Thunberg, una joven sueca de
16 años, entra al edificio de la ONU en
Nueva York y ve pasar al jefe de estado
de uno de los países más contaminantes
de la tierra. El país es Estados Unidos.
El jefe, Donald Trump. Greta se sienta
en un sillón blanco, mira a la cara a los
líderes mundiales y da un discurso tan
corto como contundente. En apenas
cinco minutos del 23 de septiembre
de 2019 pondrá al Cambio Climático
en el centro de la agenda mediática.
Vienen a nosotros, los jóvenes,
buscando esperanza, ¿cómo se
atreven?
A 4800 kilómetros, en un pueblo
del norte argentino, Silvia vuelve de
trabajar y ve pasar la Hilux blanca
del empresario responsable de las
fumigaciones aéreas que produjeron
la leucemia de su hijo en los primeros
años de vida. Se enfermó en 2002.
Los médicos le dijeron que podía
estar vinculado a los agroquímicos
que se aplicaban en las plantaciones
de la zona. Se acordó de la avioneta
que pasaba cerca de su casa, a la que
ella salía a saludar con su hijo bebé.
Entendió lo que pasaba y se reunió
con un puñado de vecinos que tam-
bién notaron una frecuencia inusual
en los casos de cáncer en personas
jóvenes. Salieron a buscar el respaldo
de otros sectores: organizaciones no
gubernamentales, médicos, científicos
y algunos políticos. Armaron una
“movida ambiental” y en 2011 colaron
un recurso de amparo para impedir
las pulverizaciones aéreas y terrestres
en las zonas linderas al casco urbano.
Silvia entra a su casa, llama a su
abogado y le pregunta si la causa se
mueve o no. Poco después del recurso,
el empresario encontró una oportu-
nidad para hacer negocios y pasó a
hacer “Buenas Prácticas Agrícolas”. Las
fumigaciones se corrieron 500 metros,
pero por la ruta se ve, en el campo del
empresario, el hangar de los aviones.
“La movida” se desactivó, la causa se
cajoneó y él ahora transita tranquilo
con su camioneta por el pueblo.
Los ojos de todas las generacio-
nes futuras están sobre ustedes.
Mi mensaje es que los estaremos
mirando —dice Greta en la Cumbre
de Acción Climática de la ONU
Greta y el argentino Bruno Rodríguez
lograron en Nueva York instalar con
fuerza dos puntos: primero, que el
Cambio Climático es un fenómeno
global, pero que no se expresa de la
misma manera en todos lados, no todas
las poblaciones lo problematizan de
igual forma y no todos los humanos
son igualmente responsables de su
propagación. Y segundo, que no basta
con reducir las emisiones para enfriar
el planeta a futuro, porque en el medio
están las sociedades que hoy sufren
el aumento de las lluvias intensas, las
sequías y las temperaturas extremas.
Los planteos de estos jóvenes nos
hablan de las dificultades de pensar
un futuro en un contexto de crisis cli-
mática. Al sur del continente, también
nos preguntamos por las condiciones
de vida hoy. Las escuelas rurales son
fumigadas por los aviones aplicadores
de biocidas mientras suceden las clases.
Las madres, maestras y asambleas
vecinales reclaman por un presente
habitable, donde no tengan que pe-
dirle al aplicador que avise cuándo va
a pasar el avión así al menos llegan
a cerrar las ventanas de la escuela.
***
En 2002 el químico atmosférico y pre-
mio nobel Paul Crutzen planteó en un
breve artículo que la humanidad habría
entrado en una nueva era geológica
a partir de la revolución industrial,
el antropoceno. La acción humana
se habría convertido en una fuerza
transformadora de escala geológica.
El concepto trascendió las fronteras
disciplinares de las ciencias de la tierra
e interpeló a distintas tradiciones de
las ciencias humanas, la filosofía, el
arte y los movimientos ambientalistas.
En ese debate se plegaron miradas
más críticas como la de Jason Moore,
que sitúan el origen del problema no
en la era industrial sino en el propio
origen del capitalismo y su expansión
imperial. A este período le dio el
nombre de capitaloceno. La diferencia
estriba en el “nosotros” de la fuerza
transformadora, no ya la humanidad
como especie sino en una parte de
ella: en las empresas responsables
del mayor porcentaje de emisiones de
CO2 en los últimos 150 años.
Las sociedades contemporáneas ex-
perimentan de manera cada vez más
recurrente y virulenta el impacto de
fenómenos climáticos extremos, los
cuales producen desastres de origen
hidrometeorológico y geológico, gene-
rando pérdidas humanas y materiales
importantes.
Desde la agenda global, el Panel
Intergubernamental del Cambio Cli-
mático (IPCC) señala que los riesgos
de desastres resultan de la interacción
entre fenómenos meteorológicos o cli-
máticos extremos y fenómenos sociales
como la “vulnerabilidad social” y su
distribución en el territorio, alterando
la organización de las comunidades
involucradas. Entre otras cuestiones,
este grupo de expertos indica que
la tierra es un recurso crítico como
proveedor de alimentos, agua y salud,
pero actualmente la agricultura, la pro-
ducción de alimentos y la deforestación
son los mayores forzantes del cambio
climático. Estima que hasta el 37%
de todas las emisiones de gases con
efecto de invernadero provienen de
la cadena agroalimentaria global. Este
sistema industrial contribuye al cambio
climático mediante la deforestación,
el uso de fertilizantes, el transporte,
el procesamiento, la refrigeración y
los desperdicios generados.
La relación tierra-clima se vuelve
crítica a la hora de pensar el cambio
climático y la producción de alimento.
El IPCC afirma que “la degradación
AGROTOXICOS, MEGAMINERIA, DESMONTES, FRACKING, INUNDACIONES
¿QUÉ PUEDE HACER ARGENTINA FRENTE AL CAMBIO CLIMÁTICO?Programa de Estudios Rurales y Globalización
Especial Pionero ENERO 2020 3
CEL 02257-15-582490 ID 443 *261CALLE 79 N° 1102 MAR DEL TUYU [email protected]
de la tierra socava su productividad,
limita los tipos de cultivos y merma
la capacidad del suelo para absorber
carbono. Ello exacerba el cambio
climático y el cambio climático, a su
vez, exacerba la degradación de la
tierra de muchos modos distintos”.
En su último informe advierten que el
cambio climático afecta los pilares del
sistema alimentario: la disponibilidad
(rendimiento y producción), acceso
(precios y capacidad para obtener
alimentos), utilización (nutrición y
preparación de alimentos) y estabilidad
(alteraciones de la disponibilidad).
Hay acuerdo sobre estos puntos, pero
los distintos actores involucrados
proponen distintas soluciones. El
movimiento campesino internacional,
la Vía Campesina, plantea un cambio
de modelo hacia sistemas alimentarios
locales en manos de las comunidades
campesinas e indígenas con un enfo-
que agroecológico para preservar la
calidad de los suelos y la biodiversidad.
Del otro lado están las empresas que
actúan en los distintos eslabones de
la cadena agroalimentaria, desde las
proveedoras de insumos (Bayer – Mon-
santo, Syngenta, Basf, y la lista sigue)
hasta las grandes supermercadistas
(como Carrefour, Wal-mart). Estas
empresas toman la agenda ambiental
mediante adaptaciones técnicas, el
pago de multas que buscan cubrir los
costos económicos de los daños que
producen o a través de los llamados
“mercados de carbono”, que les per-
mite contaminar donde producen a
cambio de invertir en la conservación
de áreas protegidas en otros lugares
del mundo. Los terceros en discordia
son los organismos internacionales,
como la FAO y la ONU, que buscan
comprometer a los Estados Nacionales
mediante tratados sobre cuestiones
puntuales, como la reducción de gases
de efecto invernadero a través del
famoso Acuerdo de París, por ejemplo.
Argentina firmó esos acuerdos. Entre
ellos, la Convención Marco de las Nacio-
nes Unidas sobre el Cambio Climático
(CMNUCC) entre 1992 y 1994, que
entró en vigor para el conjunto hacia
1996. Los compromisos asumidos
por Argentina ante la comunidad
internacional fueron ratificados con
la firma del Acuerdo de París a través
de la Ley 27.270, promulgada en
septiembre de 2016. En esta línea, se
crearía en 2016 a través del Decreto
891/2016 el Gabinete Nacional de
Cambio Climático, agrupando algunos
(entonces) ministerios nacionales
involucrados en políticas climáticas,
bajo la órbita de Jefatura de Gabinete
de Ministros, y con participación de las
provincias a través del Consejo Federal
de Medio Ambiente (COFEMA). El país
tiene asignadas las “Contribuciones
Determinadas a Nivel Nacional”, que
comprenden acciones de “mitigación”
para reducir las emisiones de gases
de efecto invernadero, y “acciones de
adaptación” para adaptarse a los im-
pactos producidos por este fenómeno.
En 2016 se llevó adelante un proceso
de revisión de estas Contribuciones
nacionales a través de Planes de Acción
Sectoriales de Cambio Climático res-
pecto a energía, bosques, transporte,
industria, agricultura, ganadería e
infraestructura y territorio para la
construcción de un “Plan Nacional
de Respuesta al Cambio Climático”.
En Argentina “lo ambiental” también se
lee asociado a cuestiones concretas:
problemas de salud de las poblaciones
que viven pegadas a campos con pro-
ducciones agropecuarias que aplican
agrotóxicos; pérdida de biodiversidad
a causa de los desmontes; la compli-
cación de las condiciones de vida de
quienes sufren el aumento en frecuencia
e intensidad de las inundaciones; la
contaminación y uso desmedido del
agua de la megaminería; la explotación
del fracking que utiliza millones de
litros de agua y químicos, toneladas
de arena y afecta tierras destinadas
a la producción frutícola. En torno a
estos focos se organizan colectivos de
vecinos que, en colaboración con ONG
y algunas redes de científicos, cues-
tionan las consecuencias ambientales
de un modo de producir que prioriza
el lucro sobre la vida. Los reclamos se
dirigen al Estado Nacional, pero los
que dan la cara son los municipios.
Algunos se suman al reclamo, como
el caso de la Red de Municipios que
Fomentan la Agroecología o la Red
Argentina de Municipios contra el
Cambio Climático.
***
Graciela sube el volumen de la radio:
el pronóstico anuncia varios días de
lluvias y tormentas con probabilidad
de granizo. Hace veinte años que vive
en el mismo barrio, a pocos metros
de un río que recorre parte de la pro-
vincia de Buenos Aires. Para ella, el
futuro no es 2050, es lo que pasará
mañana. ¿Tocará en su municipio de la
provincia de Buenos Aires? ¿O en uno
vecino? ¿Cómo estarán los campos?
¿De dónde vendrá el agua esta vez?
Hace dos días que llueve sin parar.
El río desbordó: el agua ya llegó a la
esquina de su casa.
Mientras le abre la puerta a su hijo
mayor, Graciela ve una de las camio-
netas de la municipalidad cortando la
calle. Esta mañana se suspendieron las
clases. Su hijo empieza a levantar los
muebles y ella piensa quién se quedará
en casa esta vez, quiénes se irán a
lo de su cuñada, quiénes al centro
de evacuados. ¿Será esta inundación
como la de hace 10 años, como la de
hace 5, como la de hace 4, o como la
de unos meses atrás?
***
“Todo esto está mal. Yo no debería
estar acá. Debería estar en la escuela,
del otro lado del océano. Pero vienen
a buscar a los jóvenes en busca de
esperanza, ¿cómo se atreven?. Ustedes
robaron mis sueños y mi infancia con
sus palabras vacías y eso que soy una
de las afortunadas”
Greta nació el 3 de enero de 2003 en
Estocolmo, Suecia. En abril de ese año,
la ciudad de Santa Fe atravesó una de
las peores inundaciones de su historia:
23 muertos durante la emergencia,
alrededor de 130.000 evacuados, un
tercio del territorio urbano inundado.
No pasó mucho tiempo hasta que los
movimientos de protesta se hicieron
escuchar, cuestionando la postura de
autoridades que adjudicaban la inun-
dación a un capricho de la naturaleza
-por lo tanto, inevitable-. ¿Quiénes eran
y dónde estaban los responsables?
Para esa época, el agronegocio se
estaba expandiendo por el campo
argentino. Entre 1980 y 2005 la soja
como cultivo paradigmático de este
modelo pasó a ocupar de 2 a 17 mi-
llones de hectáreas del área cultivable
nacional. Es decir, 170.000 km2, un
poco más que lo que la superficie total
de la provincia de Córdoba (165.321
km2). Madres, vecinos y maestras
rurales en zonas periurbanas de Chaco,
Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe notaron
que los casos de cáncer crecían entre
los habitantes de las zonas próximas
a los campos con producciones agro-
pecuarias extensivas que utilizan
agroquímicos. En algunos de esos
pueblos, los campamentos sanitarios
de la Facultad de Ciencias Médicas de
Rosario registraron un incremento de
casos de cáncer entre cuatro y hasta
siete veces en los últimos quince años.
Se generaron redes y colectivos para
exigir a las empresas y productores
que paren de “externalizar” sus “costos
ambientales” sobre las poblaciones. En
esa disputa, las asambleas vecinales
dieron forma a las Unión de Asambleas
Ciudadanas. También se sumaron
profesionales que entendieron que
su papel era trabajar para el pueblo,
no las corporaciones, como la red de
Médicos de Pueblos Fumigados, la
Red de Salud Ramón Carrillo y la Red
de Abogados de Pueblos Fumigados.
Un ejemplo emblemático es el caso
de la ciudad cordobesa de Malvinas
Argentinas donde la Asamblea Malvinas
Lucha por la Vida se alió con la Red
Universitaria de Ambiente y Salud
(RUAS) y frenaron la instalación de una
planta de Monsanto en 2015.
“La gente está sufriendo, la gente
está muriendo. Ecosistemas enteros
están colapsando. Estamos al
comienzo de una extinción masiva
y sólo pueden hablar es de dinero
y cuentos de hada de crecimien-
to económico eterno, ¿cómo se
atreven?”
Greta reclama. Enumera con seriedad
todos los aspectos a tener en cuenta
más allá de la emisión de gases que
aceleran al Cambio Climático: “puntos
de inflexión, la mayoría de los círculos
de retroalimentación, calentamiento
adicional oculto por la polución tóxica
del aire”. En Argentina los discursos del
Cambio Climático, la Crisis Ambiental
y el Desarrollo Sustentable llegaron
después que sus consecuencias.
Aunque las poblaciones afectadas
vienen respondiendo antes de que
los problemas se nombraran de este
modo. Tejieron redes para mitigar
los daños de las inundaciones y se
organizaron para reclamar por las en-
fermedades y muertes que producen
las actividades humanas y aceleran el
cambio climático, como la producción
agropecuaria. Solo después apareció
el Cambio Climático: primero para
explicar lo que les estaba pasando, y
luego como argumento para litigar ante
los distintos estamentos del Estado.
Principio precautorio, bien gracias.
Estas experiencias no eran novedosas.
Ahora, cada nuevo evento, cada nue-
va afectación, vendría a ofrecer una
nueva evidencia del cambio climático
y la urgencia de tomar medidas al
respecto. Llamados de atención que
reavivan disputas de significado. Los
reclamos toman fuerza, algunos tras-
pasan el ámbito municipal y forman
parte de las agendas mediáticas; otros
llegan a instancias judiciales. Con la
inundación de abril de 2013 en La
Plata se reconfiguró la atención y el
tratamiento otorgado a la problemática
en la provincia de Buenos Aires. Frente
a las inundaciones de fines de 2018
y principios de 2019 en el NEA proli-
feran en los medios de comunicación
artículos y entrevistas a “expertos”
respecto a la variabilidad y el cambio
climático, el fenómeno de El Niño, CONT. PÁG. SIGUIENTE
Especial Pionero ENERO 20204
entre otras cuestiones. En noviembre
de 2018 la justicia provincial de Entre
Ríos prohibió las fumigaciones en los
alrededores de las escuelas rurales, con
restricción de 1.000 metros en caso de
las pulverizaciones terrestres y 3.000
en las aéreas. Se apeló al derecho
elemental a la salud y al cuidado del
medio ambiente. También este año
en Pergamino se comenzó una inves-
tigación en torno a los efectos de los
agroquímicos sobre las poblaciones,
mientras se establecieron áreas de
restricciones de fumigaciones como
las de Entre Ríos. Aunque muchas
veces la veta judicial tiene sus trampas
que dilatan los conflictos a la espera
de una resolución.
La cuestión es por demás compleja,
¿es compatible la agenda ambienta-
lista con la de la economía? Mauricio
Macri sentó su posición en reiteradas
ocasiones. Como cuando se pronunció
en la Sociedad Rural de Gualeguaychú
en contra del fallo que prohíbe las
fumigaciones en los alrededores de
las escuelas entrerrianas. Pero para
una agenda que busca representar a
todos los sectores de la sociedad, se
le presenta una encrucijada que no es
fácil de resolver en un país en crisis que
tiene responder ante los compromisos
de deuda y las demandas de empleo
por parte de la población. ¿Es posible
pensar escenarios de transición hacia
modelos de desarrollo donde las po-
blaciones locales no vean perjudicadas
sus condiciones de vida en favor del
crecimiento económico?
***
Miguel maneja su moto por un camino
de tierra del noreste de Santiago del
Estero. A ambos lado sólo ven fincas
con maíz y soja. Hace menos de 20
años esta zona era monte.
—¿Sentís el calor? ¿Ves la diferencia?
Hemos venido por un costado de monte
y un costado de campo. Ahora vamos
por el medio de dos campos. Sentí la
diferencia del calor. Yo tenía once años
cuando empezaron a hacer la finca
esa. Yo acompañaba a los ingenieros
a hacer la picada esa. Paraban en casa.
Los acompañaba hasta aquí. ¿Sabés
la cantidad de corzuelas que había en
esta finca? Por acá, por el camino este,
había infinidades. Han matado animales
a mansalva: hasta vacas han matado
aquí. Empezaban a laburar a las 5.30
de la mañana con las máquinas y las
vacas estaban echadas. Y hacían así:
la cadena, una máquina iba por acá y
abarcaba cien metros para allá, y la otra
iba por acá, la cadena venía por atrás.
Y la vaca cuando los sentía por aquí,
disparaba para allá, pero quedaban
en el medio y las agarraban con las
cadenas. Impresionante. Eso no es que
me han contado, eso he visto yo. Las
corzuelas salían quebradas para acá.
Greenpeace estima que en 2018 en
Santiago del Estero se desmontaron
34.751 hectáreas, de las cuales 23.910
hectáreas eran bosques protegidos.
Sólo ese año, el total de la superficie
deforestada en las provincias de Salta,
Santiago del Estero, Formosa y Chaco
fue de 112.766 hectáreas. El 40% de
ese total (40.965 hectáreas) fue en
zonas de bosques protegidos por la
Ley de Bosques (clasificados en las
Categorías I – Rojo y II – Amarillo). La
superficie de desmontada ilegalmente
es el doble que la de la ciudad de
Buenos Aires.
***
“Los ojos de todas las generaciones
futuras están sobre ustedes. Y si eligen
fallarnos, nunca los perdonaremos. No
dejaremos que sigan con esto. Justo
aquí, ahora es donde trazamos la
línea. El mundo se está despertando.
Y se viene el cambio, les guste o no.”
El viernes 27 de septiembre las “gene-
raciones del futuro” van a manifestarse
en las calles de las principales ciudades
de Argentina y el mundo. Jóvenes de
diversas organizaciones y procedencias
sociales, donde se destacan las y los
Jóvenes por el Clima y Alianza por
el Clima y Jóvenes cartoneros de la
Confederación de Trabajadores de la
Economía Popular, se van a unir en la
lucha contra el Cambio Climático. Aún
con las complejidades del asunto, el
tema ambiental vino para quedarse.
“Por más de 30 años, la ciencia ha sido
clara, ¿cómo se atreven a mirar para
otro lado?, ¿Y decir que están haciendo
lo suficiente, cuando las políticas y
soluciones necesarias siguen sin estar
a la vista?”
La comunidad científica internacio-
nal y local acuerda que el Cambio
Climático es un problema grave
que existe y es provocado por las
actividades humanas. Si bien puede
ser cierto que Argentina “contamina
muy poco en términos comparativos”,
como dijo el canciller Jorge Faurie, es
proveedora de materias primas (en
2018 el país exportó alrededor de
69 millones de toneladas de granos,
harinas y aceites) que circulan por un
sistema agroalimentario que provoca
en su conjunto alrededor del 50% de
las famosas emisiones de gases de
efecto invernadero que producen el
calentamiento global. También a esto
hace referencia Greta cuando dice que
la reducción de emisiones de gases
no es suficiente. Se necesita más.
Porque el cambio climático interroga
al modelo de desarrollo, la dinámica
de acumulación del capital y las bases
mismas de la modernidad, sustentada
en la dualidad naturaleza/sociedad. Las
respuestas de la naturaleza en forma
de catástrofes ambientales como las
sequías, las inundaciones o las olas de
calor nos recuerdan en cada episodio
los límites de la intervención humana
sobre el planeta.
El problema del antropoceno y del
cambio climático es también un pro-
blema filosófico y epistemológico (y
con esto queremos decir político), al
colocar la mirada sobre aquella relación
dual y de exterioridad establecida con
la naturaleza. En estas circunstancias,
¿podría considerarse la tecnología la
solución a la crisis ambiental global?
Hay quienes sostienen que los desa-
rrollos científico-tecnológicos en el
campo de la geoingeniería pueden
conducir a una solución, a través, por
ejemplo, de las técnicas de siembra de
nubes y la dispersión de aerosoles en
la atmósfera para reducir la radiación
solar, o la captura de co2 atmosférico.
Por nuestro lado, el de las ciencias
sociales seguimos pensando acerca
de los procesos socio-históricos que
hicieron posible el Cambio Climático
y sobre lo que desencadena. E intenta-
mos imaginar campos de posibilidad
para que podamos seguir habitando
este mundo. Sin dudas esos campos
de posibilidad se habilitan a partir de
disminuir las condiciones de desigual-
dad que se siguen profundizando.
Por eso debemos problematizar los
modelos de desarrollo que convierten
todo en mercancías y que postulan el
crecimiento ilimitado como necesidad
para lograr la inclusión nunca alcanzada
de las mayorías.
Si bien las posibilidades de realización
de un capitalismo sostenible están
en discusión, la ecología, las luchas
feministas, la justicia social y la equidad
son temas que hoy generan organi-
zación, agitación y acción. Frente a la
fuerza totalizadora del capital global,
el movimiento de los trabajadores, el
feminismo, el ambientalismo, el mo-
vimiento urbano y otros movimientos
sociales necesitarán combinar sus
luchas para producir reformas demo-
cráticas en la economía, la política y
la sociedad. ¿Por qué es más difícil
imaginar el fin del capitalismo que el
fin del mundo?
***
Todos los nombres utilizados aquí son
de fantasía para preservar la identidad de
las personas que colaboran en nuestras
investigaciones. La confidencialidad y
el anonimato es un acuerdo ético sobre
el que establecemos los vínculos a lo
largo de nuestros trabajos de campo.
... CAMBIO CLIMÁTICO
Especial Pionero ENERO 2020 5
asaaliendo
asaaliendo
MATERIALES PARA LA CONSTRUCCIÓN EN GENERALPISOS Y REVESTIMIENTOS
CALLE 72 N° 350 MAR DEL TUYÚ (02246) 434150
TUCUMÁN Y RÍO NEGRO. LA LUCILA DEL MAR (02257) [email protected]
Medio ambiente y capitalismoLas masivas movilizaciones mundiales en defensa del clima y el medio ambienten evidencian la preocupación social
sobre el deterioro del planeta y las condiciones de la vida. Aun cuando se indica el accionar del ser humano para esta
depredación de la naturaleza, no se enfatiza lo suficiente en la responsabilidad del modelo productivo del capitalismo.
Las protestas debieran concentrarse más en este aspecto esencial que en el fenoménico del impacto ambiental. El
responsable del cambio climático es el modo de producción capitalista. POR JULIO GAMBINA.
No alcanza con consumir menos, cuidar los cursos de agua, los bosques, los glaciares o la naturaleza en su conjunto, si al mismo tiempo no se atacan las causas que están en las formas de la producción capitalista, asentada por siglos en la explotación de la fuerza de trabajo y la depredación de la naturaleza. El trabajo es el padre de la riqueza, y la tierra la madre, sostenían los clásicos de la Economía Política, una disciplina científica que surgió para fundamentar el moderno modo de producción capitalista.Por eso la necesidad de criticar al capita-lismo, no solo sus efectos. El diagnóstico es fundamental para encarar procesos realistas de solución. De lo contrario, solo deambularemos por senderos marginales que no conducen a resolver el problema. Una vez identificado el problema es que se puede pensar en modificar la realidad, la que no puede hacerse de inmediato, ya que requiere de un complejo proceso social que incluye la asunción de la conciencia colectiva sobre lo que está provocando el problema y los modos de operar para su modificación.Ese camino de la transición del orden capitalista actual hacia otro modo de producir y distribuir es lo que se discute desde la emergencia de la crítica de la economía política y las variadas expe-riencias de revolución social desde el Siglo XIX hasta el presente, con mucho de ensayo y error, renovado especial-mente desde los procesos de cambio en Nuestramérica de los años recientes. Es un proceso no agotado, en desarrollo y que explica las confrontaciones y debates en curso en nuestros países.
comunes, que pertenecen a la huma-nidad, pero que, al estar asentados en nuestros territorios, la soberanía en su cuidado y gestión es imprescindible, lo que demanda una mirada local, sí, pero sobre todo regional, de una respuesta conjunta e integrada.Claro que eso suena como una anomalía ante la preeminencia del discurso y las políticas liberalizadoras en la región. Se puede observar a Bolivia en el sos-tenimiento de un proceso soberano, rodeado por procesos liberalizadores de sus vecinos: Argentina, Brasil, Chile, Paraguay, Perú.Es una cuestión para discutir en tiem-pos electorales en Bolivia el próximo 20/10, y en Argentina y Uruguay una semana después, el 27/10; aún más allá de procesos eleccionarios en el destino de la región, gobierne quien gobierne. El modelo productivo asentado en el agro negocios, la mega minería, la explotación de hidrocarburos no convencionales (Argentina), e incluso la industrialización dependiente y los mecanismos de especulación que incluye el fuerte endeudamiento, caso argentino especialmente, exige la discusión sobre la continuidad o no de ese modelo y las posibilidades para intentar cambios y en lo posible, procesos de transición que confronten con el orden capitalista.Por eso no se trata de una cuestión ambiental lo que está en debate, sino las formas de producir, distribuir, inter-cambiar y consumir. Cambiar el modelo productivo resulta imprescindible. Es algo que debe encararse como proceso regional.No alcanza con definiciones nacionales, aunque son imprescindibles. Se requiere la superación de los condicionantes que impone la dependencia de las transnacionales, de los organismos internacionales y de una lógica discur-siva hegemónica del pensamiento en Política Económica, relativo a que lo único que se puede hacer deviene de la liberalización de la economía, del libre mercado y la libre competencia, falacia en tiempo de dominación monopolista.La respuesta es la soberanía nacional y la integración regional, para la crítica al capitalismo como única forma de confrontar contra los efectos del cambio climático y el calentamiento global. En defensa del medio ambiente se impone el cambio del modelo productivo y ensayar los caminos concretos de la transición hacia sociedades que en el centro de sus objetivos se encuentre la defensa de la vida humana y natural.
Tarija, 28 de septiembre de 2019
[1] Naciones unidas Bolivia. Evo Morales plantea en la COP21 eliminar el capitalismo para salvar a la tierra. En: http://www.nu.org.bo/noticias/naciones-unidas-en-linea/evo-morales-plantea-en-la-cop21-eliminar-el-capitalismo-para-salvar-a-la-tierra/
[2] CUBADEBATE. Discurso de Fidel Castro en Confe-rencia ONU sobre Medio Ambiente y Desarrollo, 1992, en: http://www.cubadebate.cu/opinion/1992/06/12/discurso-de-fidel-castro-en-conferencia-onu-sobre-medio-ambiente-y-desarrollo-1992/#.XY9Z40ZKjIU
VOCES EN NUESTRAMÉRICA
Por eso resulta interesante recoger las voces pronunciadas desde nuestros territorios. Sostuvo en la ONU Evo Morales: “No podemos mantener el silencio cómplice frente a la catástrofe a escala planetaria que se avecina y tampoco podemos hablar de prudencia cuando estamos en el umbral de la destrucción asegurada. El capitalismo ha fomentado, ha introducido y ha impulsado en los últimos dos siglos la fórmula más salvaje y destructiva de nuestra especie, convirtiendo todo en mercancía para beneficio de unos cuantos”[1]Adicionó en la misma intervención: “La madre tierra está acercándose peligro-samente al crepúsculo de su ciclo vital, cuya causa estructural y responsabilidad corresponde al sistema capitalista. Este sistema ha desencadenado a gran velocidad una fuerza arrolladora y destructiva a nombre de la libertad de mercado, de libre competencia y los derechos humanos”Hay quienes critican al gobernante de Bolivia por la explotación de los hidro-carburos y otras formas del modelo económico boliviano que favorece la apropiación estatal de rentas para generar un proceso de distribución primaria y secundaria que atiende inmediatas e imperiosas necesidades sociales. ¿Acaso pretenden los críticos negar el diagnóstico formulado induciendo políticas de miseria para el conjunto empobrecido de la sociedad?Lo que no se entiende es el propio proceso de transición en Bolivia, que
incluye los límites de la dependencia y la urgencia de atender necesidades básicas imperiosas de la población más empobrecida. Al tiempo que se critica al orden capitalista mundial, se atienden las imperiosas necesidades de la población y se ensayan formas de la transición, inexploradas hasta ahora en la sociedad que confronta al régimen del capital.El tema no es nuevo en los dos sentidos, sea la denuncia del capitalismo y las formas de resolver las necesidades de los sectores menos favorecidos por el orden del capital.Vale recordar en ese sentido la interven-ción de Fidel Castro en la cumbre de la tierra en 1992 en Río de Janeiro, en cuyo inicio sentenció: “Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre.”En la brevísima alocución señaló: “Los bosques desaparecen, los desiertos se extienden, miles de millones de toneladas de tierra fértil van a parar cada año al mar. Numerosas especies se extinguen. La presión poblacional y la pobreza conducen a esfuerzos des-esperados para sobrevivir aun a costa de la naturaleza. No es posible culpar de esto a los países del Tercer Mundo, colonias ayer, naciones explotadas y saqueadas hoy por un orden económico mundial injusto.”Refiriéndose al que hacer sostenía: “La solución no puede ser impedir el desarrollo a los que más lo necesitan. Lo real es que todo lo que contribuya hoy al subdesarrollo y la pobreza constituye una violación flagrante de la ecología. Decenas de millones de hombres, mujeres y niños mueren cada año en el Tercer Mundo a consecuencia de esto, más que en cada una de las dos guerras mundiales. El intercambio desigual, el proteccionismo y la deuda externa agreden la ecología y propician la destrucción del medio ambiente.”Agregaba: “Si se quiere salvar a la huma-nidad de esa autodestrucción, hay que distribuir mejor las riquezas y tecnologías disponibles en el planeta. Menos lujo y menos despilfarro en unos pocos países para que haya menos pobreza y menos hambre en gran parte de la Tierra. No más transferencias al Tercer Mundo de estilos de vida y hábitos de consumo
que arruinan el medio ambiente. Hágase más racional la vida humana. Aplíquese un orden económico internacional justo. Utilícese toda la ciencia necesaria para un desarrollo sostenido sin contami-nación. Páguese la deuda ecológica y no la deuda externa. Desaparezca el hambre y no el hombre.”[2]Al tiempo que criticaba al capitalismo como forma hegemónica en el sistema mundial, en momentos que había desaparecido la bipolaridad, el jefe de la revolución cubana señalaba las dificultades de los países dependientes y atrasados para encontrar sus caminos de solución en confrontación con la lógica dominante.La discusión sobre la transición no supone un rumbo sin contradicciones y son las que recogen ambas intervencio-nes mediadas por casi tres décadas de pronunciadas y que fueron transitadas con experiencias que aun animan el debate contra el orden capitalista.
ACTUALIDAD DEL DEBATE
Es un tema actual y trascendente, porque la responsabilidad está en la hegemonía del capitalismo mundial y aún cuando se aprueben protocolos internacionales, que además EEUU no suscribe, resulta imposible resolver el tema.No alcanza con discursos o protocolos de denuncia, sino acontece una dinámica social de organización y movilización contra las causas del calentamiento global y el cambio climático. No hay forma de mitigar el efecto devastador mientras subsista el régimen del capital.Se impone la discusión por el cambio de las relaciones sociales de produc-ción y su efecto depredador sobre la naturaleza, que incluye en su seno a la especia humana. Se trata de un tema sustantivo para Nuestra Améri-ca, en tanto territorio históricamente condenado a la provisión de materias primas y “recursos naturales”, que, si visibilizáramos como “bienes comunes” de la actual y futuras generaciones, a otras conclusiones se arribarían.El tema viene de la conquista y coloniza-ción, agudizado en años recientes con la suba de los precios de las materias primas, aun con el retroceso actual, donde se recicla el papel subordinado de la región por vía del deterioro secular de los términos de intercambio en el sistema de relaciones internacionales.
Nuestros países generan riqueza y ex-cedente económico vía explotación de estos bienes comunes en beneficio de la reproducción del gran capital trans-nacional que define el ciclo económico, es decir, la producción, la distribución, el cambio y el consumo. Remito al petróleo, al gas, al cobre, al agua, a la tierra, al oro, al litio, a la biodevresidad, o a diversos materiales que se acumulan en nuestro suelo.Resulta imprescindible enfatizar en que los “recursos naturales” son bienes
Especial Pionero ENERO 20206
En la Argentina se utilizan más de 500 millones de litros/kilos de agrotóxicos por año
En nuestra última presentación, el 5 de Junio de 2019, en una muy concurrida clase de la Cátedra de Soberanía Ali-mentaria de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, en ocasión del día del ambiente, y ejerci-tando su defensa, exhibimos los datos de los impactos del agronegocio y los reales números sobre la cantidad de agrotóxicos que se comercializan para su uso en la Argentina.Sucede, que después de 4 años, se pudo acceder a los datos sobre cantidad de agrotóxicos en litros/kilos comercializados en Argentina, en los años 2014, 2015, 2016, 2017 y 2018 por las empresas que componen la la Cámara de Sanidad y Fertilizantes CASAFE. Ello, a través de informes de dos Consultoras Pampas Group e Investigaciones Económicas Sectoriales IES, que analizaron los números de dicha cámara empresarial.CASAFE, nuclea a una treintena de em-presas que poseen el mayor volumen de venta de agrotóxicos en la Argentina, representando al 80 % 85 % del mercado agroindustrial local, el otro 15 a 20 % corresponde a más de un centenar de empresas que o bien forman parte de otras cámaras más pequeñas o no es-tán agrupadas en ningún colectivo de representación empresarial.Por ello, los números de CASAFE, adquie-ren una relevancia significativa, atento que reflejan gran parte del volumen de los agrotóxicos que se consumen en la Argentina, siendo que el Estado, ha renunciado a su función de contralor en registrar la cantidad de litros/kilos de agrotóxicos que se usan efectivamente en la agricultura industrial, dejando todo al libre albedrío de las corporaciones del agronegocio.Sin datos concretos y oficiales, es impo-sible que el Estado pueda implementar
precioso para nosotros, que el aire comparte su espíritu con toda la vida que
sustenta. Y, si os vendemos nuestras tierras, debéis dejarlas aparte y mante-
nerlas sagradas como un lugar al cual podrá llegar incluso el hombre blanco
a saborear el viento dulcificado por las flores de la pradera.
Consideraremos vuestra oferta de comprar nuestras tierras. Si decidimos
aceptarla, pondré una condición: que el hombre blanco deberá tratar a los
animales de estas tierras como hermanos. Soy un salvaje y no comprendo
otro modo de conducta. He visto miles de búfalos pudriéndose sobre las
praderas, abandonados allí por el hombre blanco que les disparó desde un
tren en marcha. Soy un salvaje y no comprendo como el humeante caballo
de vapor puede ser más importante que el búfalo al que sólo matamos para
poder vivir. ¿Qué es el hombre sin los animales? Si todos los animales hubie-
sen desaparecido, el hombre moriría de una gran soledad de espíritu. Porque
todo lo que ocurre a los animales pronto habrá de ocurrir también al hombre.
Todas las cosas están relacionadas ente sí.
Vosotros debéis enseñar a vuestros hijos que el suelo bajo sus pies es la ce-
niza de sus abuelos. Para que respeten la tierra, debéis decir a vuestros hijos
que la tierra está plena de vida de nuestros antepasados. Debéis enseñar a
vuestros hijos lo que nosotros hemos enseñados a los nuestros: que la tierra
es nuestra madre. Todo lo que afecta a la tierra afecta a los hijos de la tierra.
Cuando los hombres escupen el suelo se escupen a sí mismos.
Esto lo sabemos: la tierra no pertenece al hombre, sino que el hombre perte-
nece a la tierra. El hombre no ha tejido la red de la vida: es sólo una hebra de
ella. Todo lo que haga a la red se lo hará a sí mismo. Lo que ocurre a la tierra
ocurrirá a los hijos de la tierra. Lo sabemos. Todas las cosas están relacionadas
como la sangre que une a una familia.
Aún el hombre blanco, cuyo Dios se pasea con él y conversa con él -de amigo
a amigo no puede estar exento del destino común-. Quizá seamos hermanos,
después de todo. Lo veremos. Sabemos algo que el hombre blanco descubrirá
algún día: que nuestro Dios es su mismo Dios. Ahora pensáis quizá que sois
dueño de nuestras tierras; pero no podéis serlo. Él es el Dios de la humanidad
y Su compasión es igual para el hombre blanco. Esta tierra es preciosa para Él
y el causarle daño significa mostrar desprecio hacia su Creador. Los hombres
blancos también pasarán, tal vez antes que las demás tribus. Si contamináis
vuestra cama, moriréis alguna noche sofocados por vuestros propios des-
perdicios. Pero aún en vuestra hora final os sentiréis iluminados por la idea
de que Dios os trajo a estas tierras y os dio el dominio sobre ellas y sobre el
hombre de piel roja con algún propósito especial. Tal destino es un misterio
para nosotros porque no comprendemos lo que será cuando los búfalos hayan
sido exterminados, cuando los caballos salvajes hayan sido domados, cuando
los recónditos rincones de los bosques exhalen el olor a muchos hombres
y cuando la vista hacia las verdes colinas esté cerrada por un enjambre de
alambres parlantes. ¿Dónde está el espeso bosque? Desapareció. ¿Dónde
está el águila? Desapareció. Así termina la vida y comienza la supervivencia…
políticas públicas y tener un accionar pre-cautorio, ni tampoco asegurar el derecho a la información de la población sobre una actividad y productos químicos que tienen entidad suficiente para producir impactos negativos significativos en la salud, el ambiente y la biodiversidad. Algo que efectivamente está sucediendo.Pero debemos partir de la base que el agronegocio presenta un grave déficit democrático. El modelo agroalimenta-rio Argentino Nunca fue objeto de un debate abierto, sincero y soberano en el Congreso Nacional , salvo - como siempre sucede - para procurar leyes que benefician a las corporaciones del agronegocio, como la ley de semillas o la nefasta ley sobre agrotóxicos de Bas-terra. Todo hoy se rige por resoluciones de despachos administrativos donde funcionarios serviles al agronegocio, que transcienden a los gobiernos, autorizan transgénicos y hacen oídos sordos a todas las evidencias científicas contundentes que obligan a revisar, suspender y hasta prohibir a una gran cantidad de agrotóxicos en uso en la agricultura industrial.En cuanto a la información sobre las ventas y volumen en cantidad de litros/kilos de agrotóxicos que se consumen en la Argentina, el último dato brindado por CASAFE data del periodo 2012/2013: 285 millones de litros/kilos.Esos números solo comprenden el 80% 85 % del mercado. Si proyectamos el 15% 20 % restante de las empresas no nucleadas en CASAFE, el volumen total de agrotóxicos comercializados en Argentina, en el año 2013, fue aproximadamente 300/330 millones l/k por año.A partir del periodo correspondiente al año 2014, CASAFE dejó de publicar ex profeso los datos de volumen de agrotóxicos comercializados en la Ar-
gentina, ante las constantes denuncias de las asambleas y organizaciones de los Pueblos Fumigados sobre la insos-tenibilidad del modelo agroindustrial ya que una sostenida mayor demanda de uso de venenos, año tras año, confirma ese carácter de modo irrefutable.Por ello, otrora y luego de dos años sin saber sobre la cantidad de consumo de agrotóxicos en la agricultura Argentina, comenzamos a indagar sobre esa infor-mación faltante, que las empresas ocultan y que un Estado cómplice acompaña con su omisión de actuación.Arribamos a las primeras conclusiones, en el mes de Octubre de 2015, las cuales fueron expuestas en el 3ª Congreso de Médicos de Pueblos Fumigados en el Aula Magna de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.En nuestra presentación exhibimos una primera aproximación señalando que conforme a nuestras investigaciones la cantidad de agrotóxicos se habían incrementado en las campañas 2013/14 y 2014/15.Así, sostuvimos que al año 2015, el volumen de agrotóxicos comercializa-dos en Argentina ascendía a la suma de 350 millones de litros/kilos por año, aproximadamente.Esos datos los volvimos a reafirmar en todas nuestras presentaciones y charlas, tanto en el grupo de trabajo de organizaciones mundiales contra el agronegocio, por Argentina en la Asamblea de los Pueblos, en La Haya (Holanda), en Octubre de 2016 y en el 1° Encuentro de Pueblos Fumigados de Entre Ríos, en el mes de Noviembre de 2016.En el informe de la Consultora Pampas Group, puesto en conocimiento a fines del año 2018, sobre el periodo corres-pondiente al año 2014, se reconoce que las empresas que componen CASAFE, comercializaron un volumen de 305 millones de litros/kilos de agrotóxicos en el año 2014. Si proyectamos al 100 % del mercado esa cifra asciende a los 350/360 millones de litros kilos por año el 2014.El informe confirma las cifras que aseveramos en Octubre 2015 en el Congreso Médico.El otro dato que se informa por Pampas Group, es el incremento del 13 % en vo-lumen de productos (que se traduce en cantidad de litros/kilos de agrotóxicos) del año 2016, respecto del año 2015, aunque omitiendo toda información sobre este último. Acceso al memo del informe de Pampa Group aqui.
Así termina la vida y comienza la supervivencia…VIENE DE TAPA
Especial Pionero ENERO 2020 7
http://www.biodiversidadla.org/
CARPINTERÍA DE ALUMINIO/ VIDRIOS/ ABERTURASCERTIFICADO POR ALUAR
CALLE 73 N° 73 N° 127 MAR DEL TUYUTELEFONO (02246) 434050
Los números de los volúmenes de con-sumo de agrotóxicos en el año 2015, podemos deducirlo de una nota en el diario La Nación, en su sección Campo, que informó en su momento, que en ese año, respecto del año 2014, las cantidades de kilos litros de agrotóxicos se incrementó en el 17,1 %. Si tomamos la base de agrotóxicos co-mercializados por las empresas nucleadas en CASAFE (80% 85 % del mercado) en el año 2014: 305 millones de litros/kilos, y considerando el incremento del 17,1% que menciona el diario La Nación respecto del año 2015, el volumen de agrotóxicos comercializados en la Argentina en ese año, solo por las empresas que componen CASAFE, fue de 356 millones de litros/kilos.Si le sumamos el 15% / 20 % del merca-do restante, las cantidades llegan a los 410/427 de litros/kilos de agrotóxicos por año por el periodo correspondiente al año 2015O sea, muy cerca de los 423 millones Litros/kilos que informamos y denun-ciamos que ya se usaban para el 2016 en la Argentina (no ya los 350 millones litros/kilos del 2014/2015) en nuestras presentaciones y charlas en los años 2017 y 2018 en Brasil, Bolivia y Argentina.Como podemos observar, entonces, que los datos que postulamos como muy probables en cuanto a los volúmenes de uso de agrotóxicos en la Argentina - sin tener a la vista los informes de Pampas Group de fines de 2018 sobre CASAFE y publicados recientemente, a principios del año 2019 - , quedan confirmados.Como ya lo adelantamos, más arriba, Pampas Group señala que de los números del 2016 de CASAFE se constata que el volumen de agrotóxicos comercializados aumentó un 13 % respecto del 2015.Por lo tanto, para saber sobre la data del volumen de agrotóxicos comercializados en el 2016 que refieren a CASAFE (80 % 85% del mercado), habría que agregar a los 356 millones de litros/kilos del año 2015, el incremento que se verificó en el 2016: 13 % -.Esa operación nos da unos 402 millones de litros/kilos por el año 2016 para las empresas nucleadas en CASAFE.Ahora bien por otro lado, la Consultora IES, señala que el volumen estimado por el año 2016 de agrotóxicos comercializados asciende a los 393 millones litros kilos, aproximados a los 402 millones que se deducen de los datos consignados por Pampa Group respecto al volumen de agrotóxicos comercializados por las empresas nucleadas en CASAFE – 80 % 85 % del mercado.Si a los 393/402 millones de litros kilos los proyectamos al 100 % del mercado de agrotóxicos, nos da promedio: 465 millones de litros/kilos, como el número total del año 2016, aproximadamente.
Según IES, en el año 2018, las empresas comprendidas en CASAFE vendieron para su uso en Argentina, 460 millones de litros kilos de agrotóxicos, representando un incremento del 10,9 % respecto del año 2017, donde se consumieron 410 millones de litros kilos de agrotóxicos.Por lo tanto, realizando una proyección al 100 % del total del mercado (+ 15/20%), los números totales serian de + 480 millones de litros/kilos y + 525 millones de litros/kilos , aproximadamente para los años 2017 y 2018, respectivamente.Así quedan revelados los números sobre la cantidad de agrotóxicos que se consumen en la actualidad en la Argentina. A estos más de 500 millones de litros/kilos de agrotóxicos que se utilizan por año, resta adicionarle todas las operaciones informales.
EL FUTURO ES NUESTRO, NO A LAS CORPORACIONES DEL AGRONEGOCIOMirando hacia adelante, los datos no son alentadores. Es importante considerar las metas propuestas por el Plan Estratégico Agroalimentario ideado e implementado en el año 2012 y que es una auténtica política de Estado que ha transcendido a los gobiernos y se mantiene firme en el cumplimiento de las sub-metas.El objetivo final del PEA es llegar a casi 48 millones de hectáreas de agricultura sometidas al modelo del agronegocio.La sub-meta fijada en el PEA para el año 2030 es de 43 millones de hectáreas. De cumplirse con ese objetivo y mantenerse la línea ascendente en el consumo de agrotóxicos la cantidad de litros kilos de los mismos sería para el año 2030 + 600 millones.Otro dato muy preocupante y coincidente con esa cifra ascendente, son los 800 millones de litros/kilos de fertilizantes sintéticos que la principal cámara de empresas productoras de fertilizantes (CIAFA) tiene como meta final, siendo que estas sustancias guardan una estrecha relación en cantidad de uso por año con los agrotóxicos.La Relatora del Derecho a la Alimentación de la ONU, ya alertó al Consejo de Dere-chos Humanos y a nuestro país, en su
informe especial por Argentina del año 2018, que el modelo del agronegocio, sustentado en el uso de agrotóxicos es altamente problemático e insostenible ambientalmente. Nosotros agregamos que es abiertamente inconstitucional por ser incompatible con el paradigma ambiental que nos propone la carta magna en cuanto las actividades productivas deben satisfacer las necesidades de la sociedad actual pero sin comprometer el acervo ambiental, pensando en las generaciones futuras.Hoy ya sabemos que son más de 525 millones de litros kilos de agrotóxicos, también que la casi totalidad de los alimentos que consume la población en la Argentina, frutas, hortalizas, verduras, cereales y oleaginosas vienen con residuos de agrotóxicos, tal como lo empezamos a revelar desde Abril 2017, en el informe “Heladeras Fumigadas Argentinas” con datos oficiales del Estado que tenia bien guardados. Y que luego sistematizamos, en Julio de 2018, en el informe “El Plato Fumigado”, inmediatamente tras haber obtenido las concentraciones de los 82 venenos detectados en 38 alimentos, en los controles oficiales entre los años 2011-2016.Y cuando hablamos de agrotóxicos, nos referimos sin eufemismos a venenos, porque son sustancias tóxicas con en-tidad para producir cánceres, afectación crónica al sistema hormonal y nervioso humano, en base a la información científica disponible, o sea debidamente publicada. Resultando, por ello, un despropósito que desde el agronegocio y los defensores de un modelo productivo ecocida, sigan con su entelequia, de referirse a estos biocidas como fitosanitarios.Asimismo denunciamos como ecocida al agronegocio, porque a todo su de-rrotero contaminador, hay que sumar la grave afectación a la biodiversidad. Miles de componentes biológicos hoy están desapareciendo, el declive de insectos ya entró en alerta en varios países europeos, donde la cantidad de uso de agrotóxicos es mucho menor que a la de Argentina. Un parámetro significativo de esa situación, es la
disminución drástica de la población de colmenas de abejas. En nuestro país, los datos son escalofriantes, en el lapso 2010-2018 se pasó de 3,2 millones a 1,8 millones de colmenas. Ya estamos actuando en este aspecto, acompa-ñando a todas y todos los apicultores de la Argentina, en un proceso judicial para revisar, suspender y prohibir una serie de agrotóxicos sobre los cuales, estudios con rigor científico, hallaron evidencias de que afectan seriamente la vida de las abejas. Esos estudios, en Europa, fueron sumamente útiles para ir en esa dirección, en defensa de los principales polinizadores del planeta. Es que el problema ambiental de los agrotóxicos lo debemos correr de su eje antropocéntrico y abordarlo con una mirada ecocéntrica.Esa perspectiva también debe ser con-siderada cuando hablamos del agua y su riesgo de contaminación por el uso masivo de agrotóxicos. Se trata de otro gran problema que ya lo tenemos frente a nuestras narices, como en un abrir y cerrar de ojos, lo que siempre sospechábamos que podía ocurrir, efectivamente está sucediendo.Hoy las aguas subterráneas y superficiales, están contaminadas con agrotóxicos. Los trabajos de investigación de científicos y científicas de la Universidad de La Plata y un grupo muy interesante de investigadores del INTA - que hacien-do gala de la ciencia digna tienen que batallar en un organismo estatal que en su cúpula nos presenta personas abiertamente permeables a los intereses de las empresas del agronegocio -, dan cuenta del impacto de los agrotóxicos en el agua (subterránea y superficial) y hasta alertan sobre la necesidad de atender este problema que puede agravarse significativamente sino se lo empieza considerar en lo inmediato. Los científicos y científicas del INTA además colocan sobre la mesa, otro factor que debe ponderarse en el encuadre del estado de situación actual y futura: el cambio climático, que empieza a incidir y que obliga a actuar.Es que tras más de 20 años del modelo agroindustrial, se lleva un acumulado aproximado de 6 mil millones de litros kilos de agrotóxicos utilizados en la agricultura industrial - a lo que se suma casi igual cantidad de fertilizantes inorgánicos -, con los cuales son cas-tigados constantemente los suelos. En consecuencia, el impacto a las aguas era algo previsible que ahora en los ojos de estos científicos y científicas se nos está revelando con evidencias irrefutables. El agua de consumo de red, en Pergamino, considerando todas las muestras, presentó en su conjunto 18 agrotóxicos (principios activos y sus metabolitos).
Estos mas de 500 kilos litros de agrotóxi-cos que denunciamos no nos toma por sorpresa, es lo que se viene señalando como una probabilidad, que ahora, refuerzan la alerta constante de los pueblos fumigados, ya para empezar a sellar definitivamente ese punto de inflexión del cual nos habla la Relato-ría del Derecho a la Alimentación de la ONU. No podemos permitir que la meta de nuestra agricultura sean esas 48 millones de hectáreas sometidas al modelo agroindustrial que los gobiernos placidamente han concedido, a través del PEA, a las corporaciones y sectores económicos del agronegocio que se relamen con el aumento de las ventas de sus transgénicos, agrotóxicos y ali-mentos envenenados, pero sin hacerse cargo de las externalidades que esas metas representan.No creemos que se vengan mejores tiempos políticos, lamentablemente. Hay quienes aventuran que a partir de Diciembre de este año se va a revertir el problema que implica el agronegocio en todos sus aspectos. Descreemos que el poder político vaya a girar el timón, en el corto plazo, menos si la carta electoral a la vista, nos ofrece alternativas con actores y actoras que son casualmente quienes han ideado e implementado el PEA y aprobado la primera soja transgénica, abriéndoles gentilmente las puertas a Monsanto y que encima siguen viendo con buenos ojos al modelo sojero como la solución de todos los problemas socioecónomicos de la Argentina.Es que, en realidad, los más de 500 litros kilos de agrotóxicos que hoy tenemos en las aguas subterráneas, en los ríos, en el aire, en los alimentos, en los patios de las escuelas rurales, en los peces, en las abejas que se mueren y en nuestros propios cuerpos, ahí acumulándose diariamente, son en gran medida, conse-cuencias de un PEA, a través del cual se le donó el futuro de toda una sociedad, a las corporaciones del agronegocio.Por eso, no solamente debemos decir basta de agrotóxicos, transgénicos y fertilizantes sintéticos, sino también y muy principalmente exigir: basta de este PEA nefasto que gobierna nuestras vidas, el ambiente, la biodiversidad y el futuro, el nuestro y el de las generaciones futuras.
Especial Pionero ENERO 20208
Esta es una publicación de la EPA (Escuela Popular de Anfitriones) Director: Jorge GuitelmanEditor: Turismo y Comunicación Calle 10 N° 85 Las Toninas Partido de la Costa Telefono 02246- 15501513 mail [email protected] Impresión: Cooperativa de Trabajo en Comunicación Social Pagos del Tuyu Lda. Calle 75 bis N° 85 Mar del Tuyu Partido de la Costa Teléfono 02246- 435335 mail [email protected]
La costa bonaerense pierde en promedio un metro de playa cada año Las construcciones inadecuadas que impiden la circulación natural de la arena y el aumento de la frecuencia de tor-
mentas y olas por el cambio climático favorecen la pérdida de territorio. POR CECILIA FARRÉ
En la costa marítima bonaerense se
pierde por la erosión en promedio
un metro de playa por año, según un
estudio de la Universidad Nacional de
Mar del Plata (Unmdp). De acuerdo
con fotografías e imágenes satelitales
esta tendencia se viene dando en los
últimos 20 años. “Desde los 90 estamos
midiendo y viendo retrocesos. Eso no
quiere decir que siempre tenemos un
metro por año sino que hay años en que
no retrocede y en otros, por ejemplo,
las tormentas provocan un retroceso
de tres o cuatro metros”, le explicó a
PERFIL Federico Isla, investigador del
Conicet y director del Instituto de Geo-
logía de Costas y del Cuaternario de la
Unmdp. El promedio de un metro por
año se repite en Pinamar, Villa Gesell
y en el Partido de la Costa. Además
de las sudestadas, lo que favorece a
este fenómeno son las construcciones
que alteran el proceso natural de cir-
culación de la arena. Según Isla: “La
erosión es más grande en el centro
de Villa Gesell y de Pinamar porque al
construir y disponer el movimiento de
la arena, han alterado el equilibro que
había naturalmente entre la playa y los
médanos”. El año pasado una obra de
refulado de arena en Playa Grande,
Mar del Plata, debió ser suspendida.
“Lo que estaban haciendo era cam-
biar el perfil de la playa y aumentar
la pendiente, por eso lo alertamos”,
advirtió Isla sobre la necesidad de
tomar medidas validadas por científi-
cos. El caso más significativo es el de
Mar Chiquita, donde desde los 60 la
playa retrocedió 150 metros. Si bien
en algunos lugares se hicieron obras
como espigones y se logró revertir el
proceso localmente, muchas de ellas
provocaron que haya más erosión
en la playa vecina. En otros casos, el
problema se originó por forestación
de la duna litoral, como en Valeria del
Mar, “donde las playas se han vuelto
angostas porque los médanos fores-
tados captan la arena que se vuela
de la playa y ya no vuelve”, aclaró el
investigador. Los expertos también
recomiendan evitar la pavimentación
de avenidas costaneras en zonas de
erosión o el uso de gaviones (estructuras
de alambre con rocas en su interior).
Cambio climático. A orillas del Río de
la Plata y al límite del Mar Argentino,
en la bahía de Samborombón, dada la
escasez de construcciones, funciona
una suerte de laboratorio natural para
que los científicos puedan estudiar en
forma aislada la influencia del cambio
climático en la erosión costera. “Hay un
incremento de la erosión en la bahía
de Samborombón y en la boca del Río
de la Plata, en Punta Indio, relacionado
con variaciones en los vientos que
originan las olas, que vienen con una
pequeña diferencia de orientación que
cambia los patrones de erosión y de
acumulación”, indicó el investigador
del Conicet Jorge Codignotto. Según
el geólogo, hay un sector de la cos-
ta de Punta Indio que desde 1950
hasta el momento retrocedió más de
300 metros, aunque aclara que ese
es el punto máximo. “La costa no
retrocede en forma pareja pero un
metro o 50 centímetros por año es
una erosión significativa, es territorio
que se pierde y no hay noción de lo
que está ocurriendo”. Focalizado en
la influencia del cambio climático
en las olas, el investigador Walter
Dragani, del Servicio de Hidrografía
Naval, observa que este fenómeno
“trae aparejado un corrimiento de los
grandes sistemas atmosféricos hacia
el Sur ligera y muy lentamente, lo cual
hace que los vientos del Este sean un
poquito más intensos y frecuentes, lo
que lleva a que la altura de las olas se
incremente unos pocos centímetros
por década”. Mientras en Mar del Plata
en los últimos 30 años se perdieron
15 metros. Los estudios indican que
el cambio climático estaría asociado
al aumento de la altura de las olas y la
frecuencia de tormentas, lo que lleva a
un incremento de la erosión. “La costa
bonaerense tiene playas con un ciclo
que si bien se puede erosionar, si hay
suministro de arena y condiciones
favorables se recupera. En cambio,
la bahía tiene una escarpa de unos
80 centímetros que si retrocede no
se recupera”, concluyó. El peligro de
los derrumbes Otro de los problemas
vinculados con la erosión costera es
la desestabilización de acantilados
provocada por las olas cuando pueden
alcanzar el pie de estas barrancas.
Esto puede llevar a derrumbes de los
acantilados y provocar accidentes, e
incluso la muerte de personas que
buscan protegerse del sol. Este peligro
existe en la costa marplatense. El año
pasado una nena murió aplastada
tras el derrumbe de una parte de un
acantilado en la mencionada ciudad
balnearia. El director del Instituto de
Geología de Costas y del Cuaternario,
Federico Isla, advirtió que algo similar
puede ocurrir con las construcciones
balnearias en áreas de dunas que
están abandonadas y se encuentran
en zonas de peligro de derrumbe o
deslizamiento. Sobre las obras des-
tinadas a frenar la erosión, Dragani,
del SHN, destacó que “es importante
concientizar a los municipios para que
hagan un plan de monitorio ambiental
lo más integral posible. Si no tomamos
mediciones continuas y sistemáticas
no tendremos un panorama de lo que
está pasando, ni un plan”.
(Fuente www.perfil.com).
https://www.perfil.com/noticias/
ciencia/por-la-erosion-la-costa-bonae-
rense-pierde-en-promedio-un-metro-
de-playa-cada-ano.phtml
domingo 13 de enero 2019 / Perfil
LEE
www.anred.org/secciones/medio-
ambiente/
¿Océanos o basurales? Argentina cuenta con más de 5000 km de costa y unos 4.800.000 km2 de mar argentino y océanos
de donde se obtienen recursos para producir alimentos, sin embargo, ocupamos un lugar de privilegio
entre los países que más basura arrojan al mar.
Verónica Cirelli, coordinadora de proyectos en Antártida y Océanos Australes de Vida Silvestre, recien-
temente escribió que “islas de basura” se concentran y acumulan en los océanos de todo el mundo,
registrándose más de cinco trillones de pequeños trozos plásticos flotando, que suman unas 269.000
toneladas de basura acumulada.
Sólo en el océano Atlántico -explicó- se encontraron 1.296.180 km2 de basura. En 2011, estimacio-
nes científicas calculaban que unas 2600 toneladas de basura plástica se acumulaban en el Atlántico
sudoccidental.
La Argentina cuenta con más de 5000 km de costa y unos 4.800.000 km2 de mar argentino y océa-
nos de donde se obtienen recursos para producir alimentos, insumos médicos, nutracéuticos, como
píldoras de omega 3 provenientes del kril y hasta productos para estética. Millones de personas se
alimentan, trabajan, disfrutan y se mantienen saludables gracias a los océanos. Pero Argentina está en
la posición 30 entre los países que más basura tiran al mar, detrás de China, USA y Brasil, a pesar de
tener especies únicas de pingüinos, corales de aguas frías, albatros errantes y erizos de mar u otras
declaradas monumentos naturales, como la ballena franca, y millones que todavía desconocemos.