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Misiones Salesianas · 2020. 4. 24. · la vida de la comunidad. Tanto la catequesis que reciben...

Date post: 05-Feb-2021
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T oda persona tiene derecho a la educación. La edu- cación debe ser gratuita, al menos en lo concer- niente a la instrucción elemental y fundamental”, reconoce la Declaración Universal de Derechos Huma- nos de 1948. Sin embargo, sesenta y siete años después no se ha conseguido que la educación primaria sea uni- versal y más de 60 millones de niños y niñas de todo el mundo no van a la escuela. Para Natalia, joven peruana, su mayor deseo sería “se- guir estudiando y poder ser una buena matrona y ver nacer a miles de niños. Para eso voy a estudiar duro en el próximo trimestre para mejorar poco a poco”. David también tiene suerte y puede ir al colegio, aunque su vida no es fácil. “Tengo 15 años y soy de la comunidad de Coremayo, que está a ocho horas de camino del pue- blo de Quebrada, donde está el colegio. Tengo siete her- manos y nos dedicamos a la agricultura. Vivimos de los cultivos de café, coca, yuca, maíz… Estoy muy conten- to de poder ir a la escuela a estudiar. Me encanta la cla- se de Lengua y espero poder seguir yendo al colegio, por- que seguro me abrirá puertas para el futuro”. René, sólo tiene ocho años. Vive en Juárez y tiene claro que “me en- canta ir a la escuela y aprender mis lecciones. Además, puedo jugar con mis amigos, hacer deporte y otras co- sas que me gustan. De mayor quiero ser maestro para enseñar a otros niños como yo. Para conseguirlo, voy a estudiar mucho y sin quejarme”. Sonu Singh, de 14 años, también quiere ser profesor. “Antes vivía en la es- tación de tren de Nueva Delhi. Pero ahora tengo una oportunidad en Don Bosco Ashalayam, donde vivo con otros niños rescatados de las calles como yo. Y voy a aprovecharlo al máximo”. Y lo mismo cuenta Akash Ku- mar de 11 años, que quiere ser policía, o Pankaj Kuman, de 17, que quiere ser bailarín. Natalia, Sonu, René, Akash, David, Pankaj… y así has- ta cerca de un millón y medio de niños y niñas en todo el mundo que están cambiando su futuro gracias al tra- bajo de los misioneros salesianos. La educación y la for- mación de los niños, niñas y jóvenes, sobre todo de aque- llos más vulnerables, es la razón de ser de los misioneros salesianos. Es el gran valor de los Salesianos de Don Bos- co en los 133 países en los que están presentes, y a ello dedican la mayor parte de sus esfuerzos. La vida de un niño que va a la escuela no tendrá nada que ver con la realidad de los que no han tenido acceso a la educación. Los organismos internacionales expli- Contra la pobreza, educación Misiones Salesianas « 26 BS Septiembre de 2015 BOLETIN SALESIANO SEP15.indd 26 27/07/15 09:06
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  • Toda persona tiene derecho a la educación. La edu-cación debe ser gratuita, al menos en lo concer-niente a la instrucción elemental y fundamental”, reconoce la Declaración Universal de Derechos Huma-nos de 1948. Sin embargo, sesenta y siete años después no se ha conseguido que la educación primaria sea uni-versal y más de 60 millones de niños y niñas de todo el mundo no van a la escuela.

    Para Natalia, joven peruana, su mayor deseo sería “se-guir estudiando y poder ser una buena matrona y ver nacer a miles de niños. Para eso voy a estudiar duro en el próximo trimestre para mejorar poco a poco”. David también tiene suerte y puede ir al colegio, aunque su vida no es fácil. “Tengo 15 años y soy de la comunidad de Coremayo, que está a ocho horas de camino del pue-blo de Quebrada, donde está el colegio. Tengo siete her-manos y nos dedicamos a la agricultura. Vivimos de los cultivos de café, coca, yuca, maíz… Estoy muy conten-to de poder ir a la escuela a estudiar. Me encanta la cla-se de Lengua y espero poder seguir yendo al colegio, por-que seguro me abrirá puertas para el futuro”. René, sólo tiene ocho años. Vive en Juárez y tiene claro que “me en-canta ir a la escuela y aprender mis lecciones. Además,

    puedo jugar con mis amigos, hacer deporte y otras co-sas que me gustan. De mayor quiero ser maestro para enseñar a otros niños como yo. Para conseguirlo, voy a estudiar mucho y sin quejarme”. Sonu Singh, de 14 años, también quiere ser profesor. “Antes vivía en la es-tación de tren de Nueva Delhi. Pero ahora tengo una oportunidad en Don Bosco Ashalayam, donde vivo con otros niños rescatados de las calles como yo. Y voy a aprovecharlo al máximo”. Y lo mismo cuenta Akash Ku-mar de 11 años, que quiere ser policía, o Pankaj Kuman, de 17, que quiere ser bailarín.

    Natalia, Sonu, René, Akash, David, Pankaj… y así has-ta cerca de un millón y medio de niños y niñas en todo el mundo que están cambiando su futuro gracias al tra-bajo de los misioneros salesianos. La educación y la for-mación de los niños, niñas y jóvenes, sobre todo de aque-llos más vulnerables, es la razón de ser de los misioneros salesianos. Es el gran valor de los Salesianos de Don Bos-co en los 133 países en los que están presentes, y a ello dedican la mayor parte de sus esfuerzos.

    La vida de un niño que va a la escuela no tendrá nada que ver con la realidad de los que no han tenido acceso a la educación. Los organismos internacionales expli-

    Contra la pobreza, educación

    Misiones Salesianas

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  • can que la educación va ligada a los índices de pobreza. Los niños y niñas que tienen la posibi-lidad de ir a la escuela van a ser capaces de rom-per con el círculo vicioso que les hace permane-cer dentro de los niveles de la pobreza. Al tener más y mejor formación van a encontrar mejores trabajos. Pero también mejorará su vida perso-nal. Se casarán más tarde, serán padres y ma-dres responsables, querrán que sus hijos e hijas vayan a la escuela y cuidarán mejor de la salud y la alimentación de su familia. Todo ello va a contribuir a una mejora en su comunidad y en el desarrollo del país. Además, el niño que reci-be formación va a conocer sus derechos, no de-jará que otros le exploten y querrá participar en la toma de decisiones de su país. “La cultura y la educación dan lugar a cambios necesarios en las personas para garantizar la paz y el desarrollo de las comunidades”, anunciaba el ex director de la Unesco, Federico Mayor Zaragoza.

    Desde Misiones Salesianas, queremos que mi-llones de niños y niñas sigan dibujando su futu-ro. Para ello, os presentamos la campaña Contra la pobreza, educación. A pesar de lo mucho que se habla de la importancia de la educación, la realidad es que la inversión en este ámbito de los países menos desarrollados es aún muy escasa. Al ritmo actual de desarrollo, el África subsaha-riana no conseguirá escolarizar a todos los niños hasta bien entrado el siglo XXII. Pero entre to-dos, la situación puede cambiar. Dar educación es dar un futuro lleno de color.

    Misión Salesiana

    i Ana Muñoz

    Iniciar en la comunidad

    Cuando usamos el verbo iniciar en el ámbito de la evangelización y catequesis queremos decir algo así como “sumergir”, “situar a la persona en un ambiente o forma de ser”. No se trata de “ense-ñar teoría” sobre la comunidad. Sino “vivir la vida de la comunidad cristiana”.

    La forma por excelencia de bautizar se llama inmersión, es decir, su-mergir al niño o al adulto en el agua, “bañarle” o “sepultarle” en las aguas regeneradoras de “la piscina bautismal”. Las aguas empapan a la persona por todas partes. Le “mojan” completamente, le sumer-gen en el misterio de la muerte y resurrección de Jesús.

    Iniciar en la vida de la comunidad es “bañar o sumergir” a la persona en la vida de la comunidad. Tanto la catequesis que reciben tanto los cate-cúmenos (los que no están aún bautizados) como los catequizandos (los que ya han recibido el bautismo y se están abriendo a lo que significa ser un bautizado) no podemos contentarnos con la “participación en los grupos de catequesis”. Muchas veces las reuniones son en salones que parecen más un aula de clase que una comunidad cristiana.

    Iniciamos en la comunidad con la participación en la oración y cele-bración (especialmente la dominical) de la comunidad. Participación donde están todas las generaciones, no solo la franja de mi genera-ción. Y sería bueno asistir además a otras celebraciones: bautismos, bodas, confirmaciones… Todo eso es “vida de la comunidad”, no “cosas” que conciernen solo a unos interesados concretos.

    Iniciamos en la comunidad asomándonos (información) y tomando parte (compromiso) en la acción asistencial, caritativa que la comu-nidad pone en marcha.

    Iniciamos en la comunidad y hacemos que “lo de la comunidad cris-tiana sea algo nuestro y no algo que se hace sin que nos concierna” participando en asambleas comunitarias de reflexión, de evaluación, de repensar respuestas nuevas que hay que dar hoy a los hombres y mujeres del entorno.

    Iniciamos en la comunidad por medio de la “información comunita-ria” que va de lo económico a los grupos y actividades que están funcionando, miembros que se están preparando para determinadas actividades, etc.

    Iniciamos en la comunidad cristiana en la vida ordinaria de la familia cristiana que reza, que se involucra en la vida comunitaria.

    Hay que evitar que los grupos sean islas dentro de la comunidad. La misma manera de llevar un grupo –ya sea de reflexión, de oración, de liturgia, etc.- es una iniciación comunitaria, un aprendizaje de cómo ser comunitarios.

    FOTOGRAFÍAS: Misiones Salesianas

    i Álvaro Ginel

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