LA SUPLENTE
DESCRIPCIÓN BREVE Este cuento narra la
historia que vivieron
algunos alumnos de
kumon Dénia, un día en
el que iba una suplente
a sustituir a Mónika la
profesora, que había
tenido un accidente.
Mónika Autora del cuento
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La suplente
Ese martes no fue como los demás. Cuando llegaron a kumon
Alicia, Andrea y Ángela, se encontraron en la puerta a Víctor.
Delante de ellos, unos escalones más arriba iban Aarón y
Minerva y por el final de la calle San José, se le veía subir a
Jaime Antonio.
Arriba estaban Hugo, Ana y Marta que acababan de llegar en
el autobús de los peques. Pablo que iba con ellos en el
autobús, se había ido a merendar y en breve iría al centro.
¡Parecía qué se hubieran puesto de acuerdo todos los
alumnos de Lady Elizabeth para ir a kumon a la misma hora!
Pero no era eso, hoy habían salido antes del colegio y todos
habían pensado ir primero a kumon para tener más tiempo
luego para ellos. Por eso habían llegado los primeros y casi
juntos.
Además, ese martes era diferente, iba “La suplente”.
La semana anterior fue Mónica, la hija de Mónika la
profesora, a comunicarles a todos que su madre había tenido
un “accidente casero”, se había caído de una escalera
rompiéndose varios huesos de las piernas, lo que le impediría
ir al centro las siguientes semanas, por lo qué iría “una
suplente” hasta las vacaciones de Navidad.
Estaban todos fuera en el recibidor, cogiendo sus fundas de
las cajas, antes de entrar al aula preguntándose unos a
otros, si alguien sabía cómo era “la suplente”.
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-¿Alguien ha visto ya a la suplente? – preguntó Ángela
mientras se echaba a reír.
A Hugo, con sus 4 años recién cumplidos, le hizo mucha
gracia lo de “la suplente” y empezó a reírse y a hacer bromas
que todos rieron.
Ya iban a entrar al aula cuando dijo Ángela: “¡Eh Chicos!, ¿y
si hablamos inglés entre nosotros?, si ella no lo habla,
podemos hacer unas risas”.
-¡Vale! -contestaron al unísono.
En ese preciso momento se oyeron unos extraños ruidos
difíciles de identificar, lo que les hizo apresurar la entrada al
aula “algo asustados” aunque nadie dijo nada.
-Hola Señora Suplente -dijo Hugo, ¿cómo está señora
suplente? Todos se echaron a reír olvidándose así de los
extraños ruidos que les habían asustado.
-¿Y tú, tan gracioso, quién eres? -preguntó La suplente.
-Hugo, señora suplente, soy Hugo -y se echó a reír con su risa
contagiosa.
La Suplente no pudo aguantarse y se le escapó una ligera
sonrisa que rápidamente borró de su cara, poniéndose
totalmente seria, como si de ¡Frau Brown en persona se
tratara! Pensó Ángela.
-Todo el mundo a trabajar -dijo de pronto en un tono algo
más elevado.
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Ángela, dándole la espalda y dirigiéndose a sus compañeros
más mayores, dijo:
“A sus órdenes mi generala” y todos estallaron en
carcajadas.
-Suplenta generala -continuó Hugo a todo reír.
-He dicho que a callar y a trabajar -dijo esta vez más seria si
cabe y en un tono más alto.
-Perdone Señora profesora, ¿Cómo tenemos qué llamarle?
-pregunto educadamente Marta.
Marta era una niña tremendamente educada y correcta para
su corta edad, solo tenía 5 años.
-De ninguna manera, ¿para qué tendríais qué llamarme, que
no me ves aquí? -respondió La Suplente.
-Sí pero, -empezó a decir Marta-, cuando la Suplente se
levantó de un salto de su silla y con la cara encendida se
dirigió hacia Marta.
Marta, se quedó paralizada, con la boca abierta con el
último pero, mientras miraba a la Suplente acercarse a ella y
decirle a “viva voz”:
-“No hay peros que valgan, -he dicho que te calles y trabajes.”
Ya se habían terminado las risas de todos, Hugo estaba a
punto de Llorar, Ana no sabía dónde esconderse para que no
le dijera nada y Marta estaba como paralizada.
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Justo en ese momento en el qué indignada por esa forma de
hablarles a los pequeños, se había levantado Ángela para
decirle de qué mal se tenía que morir, se oyeron nuevamente
los extraños ruidos.
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Ángela se volvió a sentar y les dijo:
-¿“Whats is this”?
-I don’t know -contestaron Minerva y Aarón a la vez..
-The noise come from above, no? -Dijo Víctor.
-Oh it´s true, I think so too -añadió Jaime Antonio.
¿Qué está pasando aquí, que estáis diciendo? Dijo La
Suplente.
-Nada, respondió Alicia solo nos estaba preguntando por un
ejercicio.
-¿A vosotros? Si sois unos mocosos y ¿Qué ejercicio es?-
Rápidamente cogió el relevo Ángela para que no atacara a
Alicia, -Era una integral indefinida -dijo Ángela.
-¿Una qué? ¿Y esa “Ín…tegra” no la sabes? –le pregunto La
Suplente.
-Sí, pero tenía una duda, no sabía si tenía qué hacerla por
partes individualmente (2x+3)dx = 2xdx+ 3dx o si lo podía
resolver directamente (2x+3)dx = x²+3x+C -Contestó Ángela
por contestar algo.
-Ya, muy bien pues resolverlo en grupo pero sin alborotar.
-Respondió La Suplente.
La suplente, no tenía ni idea de lo que Ángela le estaba
diciendo y todos rieron por lo bajo en cuanto se fue hacía su
mesa.
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-¡De donde habrán sacado este espécimen!, -dijo Ángela
mientras los demás reían.
-Bueno chicos, hay que averiguar qué son esos ruidos-
continuó Ángela.
-Yo también creo que vienen de arriba, y arriba solo hay un
desván, lleno de libros y cajas -dijo Andrea
-¿Y tú, cómo sabes eso, listilla? -Dijo su hermana Alicia.
Siempre venimos juntas y no recuerdo haber hablado nunca
de lo qué hay o no, ahí arriba.
-Lo sé porque me lo dijo Mónika una vez -dijo Andrea, y sí
que he venido sin ti, cuando te hiciste el esguince vine sola
una vez.
-¡Qué casualidad! y ¿te pusiste a hablar de eso con Mónika?
¡Claro!, yo voy y me lo creo -dijo Alicia- ¡Eres una mentirosa!,
solo lo dices para hacerte la importante.
.-Bueno vale ya Alicia, -intervino Víctor-, déjala, igual es
cierto, ¡tampoco es tan extraño guardar cajas y libros en un
desván!
-¿Tú ves? -dijo Andrea aprovechando el apoyo de Víctor-,
¡eres una tonta Alicia!
-Pues como tú eres tan lista, voto por qué subas tú al desván
a ver qué hay –dijo Alicia.
-Buena idea- dijeron los demás.
-Quién, ¿Yo? Ni muerta.-contestó Andrea con los ojos llorosos.
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-Venga chicas, -dijo Jaime Antonio-, hay qué idear un buen
plan. Para que no resulte sospechoso, solo podrán salir del
aula Minerva y Andrea que son las más pequeñas. Una podría
pedir ir al baño, tú Andrea porque aún te queda mucho
kumon por hacer, ¡ni has empezado! Y tú Minerva que vas por
la mitad, apura el tiempo y termina para decir que has
acabado y esperas fuera a Aarón, así os juntáis las dos ahí
fuera y subís al desván.
-De eso nada, dijo Minerva, yo ahí no subo, me dan igual
esos ruidos. ¿Y si nos quedamos encerradas? O peor aún ¿Y si
nos raptan?
-Es verdad, Minerva no sube, si le pasara algo mi madre me
mataría- dijo Aarón.
-No seas bobo Aarón, no vamos a dejar que les pase nada,
además se llevarán un móvil cada una así, si falla uno,
tienen el otro- contestó Víctor.
-¿Y qué van a hacer ellas ahí arriba? -preguntó Alicia.
-Pues mirar a ver qué son esos ruidos, parece como si alguien
estuviera arrastrándose y moviendo cosas -dijo Jaime
Antonio.
-Qué miedo chicos, no podemos dejarlas a ellas que suban,
son muy pequeñas y les puede pasar algo. Es verdad que son
las únicas que no levantarían sospechas al salir del aula, y
que no harían ruido porque casi no pesan, pero….no podemos
dejarlas solas -sentenció Ángela.
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-¡Hola!, dijo Pablo al entrar en el aula, ya había terminado
de merendar y había llegado.
-Hola -contestó La Suplente casi sin levantar la vista de su
revista del corazón.
Pablo, se dirigió hacia donde estaba el grupo.
¿Y ésta, quién es?- dijo Pablo
-La suplente Pablo, -dijo Minerva.
-¿Tú quieres venir con nosotras arriba? -Le pregunto de
repente Andrea.
-¿Arriba, arriba de donde? -Contestó Pablo.
-Al desván, -respondió Víctor.
-Pues…no. -¿Para qué iba a querer subir? -dijo Pablo justo
cuando se volvieron a oír los ruidos.
-¿Qué ha sido eso? -preguntó Pablo
-Eso es lo que queremos averiguar -dijo Aarón.
-Y ¿Por qué? ¿A nosotros qué nos importa? Yo voy a hacer
rápido mi kumon y me voy corriendo a mi casa –añadió
Pablo.
-¡Qué valiente! -dijo Aarón.
-Valiente no, listo, ¿a mí qué me importa qué ruidos son?
-volvió a decir Pablo.
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-Pues también tiene razón,- observó Víctor, lo mejor será salir
de aquí lo más rápido posible. Además hoy es mi último día
antes de navidad que solo vengo los martes y el próximo ya
es 23 y está cerrado.
-¡Quién con niños se acuesta, cagado se levanta! -Dijo de
pronto Ángela.
-¿Qué? ¿Qué dices, qué quiere decir eso? -Preguntó Pablo.
-Que alguien se ha cagado -dijo Minerva
-No es eso, dijo Alicia, nos ha llamado “mocosos”, porque
preferimos irnos a casa y no saber qué son esos ruidos, con
tal de no subir al desván.
-¿Es qué no os dais cuenta de que esta Suplente no es
normal? -dijo Ángela. ¡Mónika nunca nos hubiera traído a un
personaje como este!
-Pero Mónika ¿qué sabrá a quién han mandado de kumon?-
dijo Jaime Antonio
-Más a mi favor- dijo Ángela, porque Mónica su hija, dijo que
enviarían a una asistente de otro centro. ¿Vosotros creéis que
ésta puede ser asistente en algún centro?- pregunto Ángela.
-No la verdad, respondieron todos.
-Pero yo no subo, -dijo Andrea-, me da miedo.
-Sabéis qué, -dijo Ángela con una sonrisa burlona-, voy a
subir yo que soy la mayor y la más lista.
-Pero a ti no te va a dejar salir, Ángela-, dijo Víctor.
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-A mí, me la bufa lo qué diga esta individua, ¡que se atreva a
detenerme!.
Ahora, sí que se oyeron ruidos, y estaba claro que venían del
desván y que era “alguien”.
¿Qué es eso? Preguntó Ana sin darse cuenta de que era La
Suplente la que iba a contestar.
-Nada, dijo la Suplente. Termina de una vez para que te
vayas a tú casa. -Salgo un segundo, no quiero oír ni una
respiración desde fuera -gruño La Suplente.
No les había dado ni tiempo de darse cuenta de que había
salido cuando ya había entrado.
-Me voy -dijo Ángela
-¿A dónde? -Preguntó La Suplente
-A mi casa, -le contestó Ángela.
-Muy bien, te acompaño a la puerta, no quiero que te quedes
por ahí a enredar en las aulas -dijo la Suplente.
-¿Y si quiero ir al baño antes?-preguntó Ángela
-Pues no vas, contestó la suplente, tú eres muy mayor, ya te
puedes aguantar hasta tú casa.
-Are you all ready -les pregunto Ángela a los demás.
Todos asintieron con la cabeza.
Ángela tuvo que salir del centro ya que la Suplente le
acompañó a la puerta y cerró después de ella.
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Nada más volver al aula la Suplente, Marta le preguntó si
podía ir al servicio y la dejó ir.
Cuando salió del aula, Marta abrió la puerta y para que no
se oyera el ruido que hacía la puerta al abrirse, Ana se tiró
de la silla como si se hubiera caído y empezó a llorar muy
fuerte.
-Hugo chillaba – ¡Ana se ha caído!¡Ana se ha caído!
Entonces entró Marta en el aula y milagrosamente Ana se
calló. Ya no le dolía nada. Y Hugo dejó de gritar.
Ángela había podido volver a entrar al centro pero no podía
subir al desván, estaba cerrado con un candado.
Nunca antes esa puerta había tenido candado.
Fue al armario de limpieza en busca de alguna herramienta o
de algo que pudiera utilizar y encontró un cuchillo de cocina
y unos alicates.
-Menos mal que el candado era una mierda -les dijo a los
demás por el whatsapp, -ya lo he roto y me dispongo a subir-.
-¡Madre mía! -dijo Ángela
-¿Qué pasa? contestó rápidamente Alicia.
-Nada, que esto impone, no se ve nada de nada y las
escaleras me da miedo hasta pisarlas por el ruido qué van a
hacer, ¡igual hasta se rompen!
-Ayyy – gritó Ángela
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Toda el aula quedó petrificada, se había oído un grito, y
aunque no se distinguía de quien era, ellos sabían que era
Ángela.
-¿Qué le habrá pasado? -Preguntó Jaime Antonio
-Pues que la han cogido, está claro -dijo Víctor.
-Hay qué llamar a la policía -dijo llorando Andrea, ¡yo no
quiero qué nos pase nada!
De pronto se abrió la puerta del aula y entraron Héctor y
Borja, se habían visto allí alguna vez pero no se conocían
entre ellos.
Detrás de ellos aparecieron los respectivos padres de Marta,
Hugo y Ana y los 3 salieron corriendo con muchas ganas de
irse a su casa.
No sabían qué hacer, cuando de pronto se abrió la puerta de
par en par y apareció Ángela con la cabeza ensangrentada y
una chica detrás de ella.
-¡Ángela!- gritaron todos a la vez.
-Esa, dijo Ángela señalando a la que llamaban la Suplente
hasta ahora, -es “una impostora” y ha encerrado a la
verdadera suplente en el desván-.
-Qué tonterías estás diciendo, yo soy la suplente, -dijo la
impostora-
-De eso nada- dijo “la suplente” saliendo de detrás de Ángela.
-¡Eso es mentira!- gritó la impostora.
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-Alto, comprobémoslo -dijo Víctor-, que cada uno de nosotros
les diga un ejercicio de su kumon a ver quién sabe resolverlo
y en cuanto tiempo-
-Guay, -dijo Ángela divertida-, ¡nos lo vamos a pasar pipa
chicos!.
-Sí, -dijeron todos riéndose.
-De acuerdo, -dijo la impostora, pensando que siendo niños y
varios de primaria, no tendría problema en resolver los
ejercicios.
-Buena idea -respondió la suplente que había aparecido por
detrás de Ángela.
-Empieza tú Minerva, que eres la pequeña, -dijo Alicia.
- 43 – 16 = dijo, Minerva
- La impostora se lo escribió en un papel y comenzó a realizar
la operación:
-La suplente escribió rápidamente: 43-16= 27
-Ahora tú Andrea -dijeron todos-
-Ya lo sabía- contesto Andrea y dijo:
37 x 52 =
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-La impostora escribió la operación y comenzó a pensar como
se hacía y realizó lo siguiente:
-La suplente realizó la operación de la siguiente forma:
-Ahora voy yo- se adelantó Aarón
“Reducir la siguiente fracción” 36/48=
-Cómo que reducir, que quiere decir eso?- dijo la impostora.
-Que lo simplifique, que ponga una fracción equivalente más
pequeña -le respondió Alicia.
-Ah, eso es otra cosa- contestó la impostora. Aunque no tenía
ni idea de que le estaban preguntando. ¿Cómo podía ser que
niños tan pequeños hicieran esas cosas?
Todos se miraron intentando aguantarse las ganas de reírse.
De mientras iban entrando más alumnos al aula, Rubén,
Rodrigo y Hanna llegaron a la vez y al entrar en el aula se
quedaron extrañados mirando la estampa.
_ ¿Qué pasa?- preguntó Rodrigo.
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Aún no habían contestado cuando añadió Rubén:
“¿Quiénes son esas Señoras?”
-Y ¿Por qué están haciendo un examen?- añadió Hanna.
Ahora os lo explicamos, respondió Jaime Antonio, y
reuniéndolos en un rincón les explicó que estaban intentando
averiguar quién era la suplente y quién la impostora, aunque
en realidad estaba bastante claro pero…por eso el examen.
-Que guay, dijo Rubén.
-Nosotros ¿también podemos ponerles ejercicios?- Preguntó
Rodrigo.
-Pues no lo sé si serán ya demasiados, -que lo diga Ángela
que es la mayor, dijo Jaime Antonio.
-La mayor y ¡más guapa! Dijo riendo Ángela, aún con la
sangre por la cara, aunque ya seca.
La impostora, no sabía cómo resolver aquel ejercicio:
¡Claro! Pensó La Impostora, así son dos números más
pequeños, que niños tan simples, pensaban que no me iba a
dar cuenta.
La suplente por su parte lo resolvió directamente:
36/48= 3/4
-¿Puedo yo?- dijo Rodrigo
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-¿En qué nivel estás?- preguntó Víctor.
-En el E, en multiplicación y división de fracciones- respondió
Rodrigo.
-Vale, mola,- Dijo Víctor, a ver que hace, la impostora.
-12/25 : 3/5 = - dictó Rodrigo.
La suplente resolvió:
La impostora, no sabía que resolver, esto ya se estaba
poniendo feo, sumas y restas vaya, hasta multiplicaciones
pero esto ya…
Cuando lo leyeron los presentes, las carcajadas fueron de lo
más sonoras. Rubén no pudo aguantarse de tanta risa y tuvo
que ir al baño.
Al volver Rubén se encontró con que llegaba Nalú y
aprovechó para explicarle lo que estaba pasando dentro, así
que no perdieron tiempo y entraron rápidamente dispuestos a
no perderse nada.
-Bueno chicos -dijo Ángela, creo que con una operación más
ya estará claro- y no pudo evitar una carcajada.
-Tampoco hay que humillar, añadió riéndose Alicia.
-Le dices tú una operación, le dijo Aarón a Alicia.
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-Hecho, contestó y añadió:
Resolver el siguiente sistema de ecuaciones
2x+y+5=10 x+y+3=4
Mientras la suplente resolvía:
La impostora se levantó y dijo:
“Se ha terminado tanta tontería, ya os habéis divertido
bastante, ésto, no demuestra nada”.
-Que dice, si ahora viene la pregunta buena, dijo Ángela
riéndose:
“Factorice con la cruz la siguiente ecuación de segundo grado:
2x²+ x – 6 = 0”
En ese momento se abrió la puerta, pero no entró nadie, solo
se oyó a alguien decir desde el umbral:
“Otra vez nos volvemos a encontrar Sagrario, ya es la 3ª vez
este mes”
Y diciendo eso entró un policía seguido por otros dos.
-Esposarle, chicos- dijo el jefe de policía.
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Resulta que Ángela les había llamado antes de entrar al aula
con la verdadera suplente.
-Lo siento chicos, -nos dijo a nosotros el jefe de policía-, es
Sagrario, exprofesora de infantil a la que tras muchas
denuncias de padres por los malos tratos que proporcionaba
a los niños con sus gritos y castigos, consiguieron que le
abrieran expediente.
La despidieron de aquel colegio y desde entonces, nadie más
la ha contratado, de eso hace ya 7 años, así que se va
haciendo pasar por otras profesoras hasta que la pillamos,
pero esta vez ha empeorado el asunto al encerrar a la
verdadera suplente maniatada y amordazada en el desván.
Esperemos que ahora, la justicia no la saque tan pronto de la
cárcel.
Los padres que estaban fuera esperando, se quedaron
atónitos cuando vieron a la policía entrar y aún más
atónitos cuando les contaron todo lo sucedido, mientras
algunos de ellos incluso estaban allí en la sala de espera.
Dayana, Iker y Noa que llegaban en ese momento, escucharon
la historia divertidos y les dio mucha rabia no haber llegado
antes para haber podido poner ellos también ejercicios a las
profesoras, no tendrían otra ocasión igual para poder
examinar a “una profesora”, pensó Iker.
-¿Y que te ha pasado en la cabeza, Ángela?- preguntó Andrea
que no había parado de mirarle la sangre desde que había
entrado.
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-Ja,ja,ja, rió Ángela, nada grave, es que el desván es muy
bajito y como no se veía gran cosa, me he dado con una viga
y me he hecho una pequeña brecha, pero ya ves que no ha
sido gran cosa.
-Curiosa manera de conocer a la suplente,- Dijo Minerva de
repente.
Y todos rieron.
Fin