+ All Categories
Home > Documents > modernidad en la ilustración humorística bajo el franquismo±o...1 II Simposio de la FHD, Diseño...

modernidad en la ilustración humorística bajo el franquismo±o...1 II Simposio de la FHD, Diseño...

Date post: 14-Feb-2021
Category:
Upload: others
View: 2 times
Download: 0 times
Share this document with a friend
15
1 II Simposio de la FHD, Diseño y franquismo, febrero 2018 Alex Mitrani Dr. en Historia del Arte [email protected] El diseño y la modernidad en la ilustración humorística bajo el franquismo RESUMEN La ilustración humorística, presente de un modo u otro en la mayoría de publicaciones regulares de información, cultura y entretenimiento, es una fuente inagotable de documentación, especialmente en los años de postguerra y el inicio del desarrollismo. Para hacer una primera aproximación, nos centramos en el trabajo de cuatro ilustradores catalanes de distinto perfil: Cram (seudónimo del artista de vanguardia Marc Aleu), influído por Saul Steinberg; Valentí Castanys y Jip, que trabajaron para la revista Destino y manifestaron el gusto conservador y escéptico de la burguesía; y un Cesc aún en su primera época, dibujante de carácter comprometido. La realidad y las contradicciones de la sociedad bajo el franquismo, el problema del sentido comúncomo recurso de humor, los valores de la clase media, de la prudencia burguesa y de su tendencia a la resignación, son problemas y actitudes que subyacen en estos trabajos. ABSTRACT The cartoon and humoristic illustration, present in most of the press and magazines of culture and entertainment, are an inexhaustible source of documentation, especially on the postwar years and the beginning of modern consumer society. To make a first approach, we focus on the work of four Catalan illustrators of different profiles: Cram (pseudonym of the avant-garde artist Marc Aleu), with clear influence of Saul Steinberg; Valentí Castanys and Jip, who worked for the magazine Destino and
Transcript
  • 1 II Simposio de la FHD, Diseño y franquismo, febrero 2018

    Alex Mitrani

    Dr. en Historia del Arte

    [email protected]

    El diseño y la

    modernidad en la

    ilustración humorística

    bajo el franquismo

    RESUMEN

    La ilustración humorística, presente de un modo u otro en la mayoría de publicaciones

    regulares de información, cultura y entretenimiento, es una fuente inagotable de

    documentación, especialmente en los años de postguerra y el inicio del desarrollismo.

    Para hacer una primera aproximación, nos centramos en el trabajo de cuatro ilustradores

    catalanes de distinto perfil: Cram (seudónimo del artista de vanguardia Marc Aleu),

    influído por Saul Steinberg; Valentí Castanys y Jip, que trabajaron para la revista

    Destino y manifestaron el gusto conservador y escéptico de la burguesía; y un Cesc aún

    en su primera época, dibujante de carácter comprometido.

    La realidad y las contradicciones de la sociedad bajo el franquismo, el problema del

    “sentido común” como recurso de humor, los valores de la clase media, de la prudencia

    burguesa y de su tendencia a la resignación, son problemas y actitudes que subyacen en

    estos trabajos.

    ABSTRACT

    The cartoon and humoristic illustration, present in most of the press and magazines of

    culture and entertainment, are an inexhaustible source of documentation, especially on

    the postwar years and the beginning of modern consumer society. To make a first

    approach, we focus on the work of four Catalan illustrators of different profiles: Cram

    (pseudonym of the avant-garde artist Marc Aleu), with clear influence of Saul

    Steinberg; Valentí Castanys and Jip, who worked for the magazine Destino and

    mailto:[email protected]

  • 2 II Simposio de la FHD, Diseño y franquismo, febrero 2018

    manifested the conservative and skeptical taste of the bourgeoisie; and Cesc, still in his

    first period, a cartoonist with social and political concerns.

    The reality and contradictions of the society under the Franco regime, the problem of

    “common sense” as a resource of humor, the values of the middle class and their

    tendency to resignation or at least to prudence, are problems and attitudes underliened

    in these works.

    TEXTO

    La ilustración humorística, presente de un modo u otro en la mayoría de publicaciones

    regulares de información, cultura y entretenimiento, es una fuente inagotable de

    documentación sobre una época y es, al mismo tiempo, un lenguaje y un género

    creativo con su propia evolución y papel en el decurso de la historia cultural. Durante

    los años 50 hasta mediados de los 60 del siglo pasado, que fueron los del tránsito desde

    la inmediata y muy depauperada postguerra hasta la consolidación del desarrollismo y

    una incipiente –aunque capada– modernidad cosmopolita, los objetos y los entornos

    culturales del diseño moderno fueron sujetos de una visibilización progresiva a través

    de, entre otros medios, su caricaturización en diversas publicaciones impresas. Los

    dibujantes satíricos, con su ingenio afilado y en difícil equilibrio entre el

    conservadurismo estructural y la emergencia de una modernidad posible, reflejaron la

    vanguardia como tema pero también como escenario, como entorno de vida en ciertas

    clases sociales.

    Gracias a ellos podemos abordar una cuestión de la que cada vez se valora más la

    significación: la historia del gusto. En este caso, nos permite aproximarnos a la

    repercusión que tuvo no solo el diseño, sino lo moderno en general en la sociedad

    durante los años de la consolidación de las clases medias y la economía del consumo.

    Hay un registro de la ilustración humorística o satírica que suele aparecer en los

    catálogos y estudios como nota a pie de página de manera puntual, pero parece un

    material de primera categoría para ser analizado más a fondo. Aunque hay buenos

    trabajos sobre los dibujantes e ilustradores (BARJAU, GUIRAL y SENDRA, 2015), no

    se ha abordado una aproximación temática. En este sentido, sería necesario un trabajo

  • 3 II Simposio de la FHD, Diseño y franquismo, febrero 2018

    cuantitativo que permitiera categorizar qué tipos de chistes se generaron, sobre qué

    temas, en qué medios y analizarlos de manera más numérica y proporcional. Un ideal

    sería reunir las lecturas de la historia del arte con la intuición y sensibilidad del Roland

    Barthes de Mitologías (1957) con el rigor analítico de Pierre Bourdieu, sin dejar de

    tener en cuenta los mecanismos psicológicos del humor. Muy lejos aún de todo ello,

    hacemos aquí un breve apunte con la intención de establecer algunas hipótesis.

    Hemos constatado que el material de estudio es muy abundante y por ello proponemos

    aquí una primera aproximación, acotando el trabajo a cuatro figuras que nos parecen

    especialmente representativas: Cram, Jip, Castanys y Cesc. Cram es el pseudónimo de

    Marc Aleu (1922-1996), pintor que se movió entre el humanismo picassiano y el

    surrealismo, próximo al grupo Dau al Set y que debe ser considerado sin duda como un

    creador de vanguardia. En Cram, especialmente, se percibe la influencia de Saul

    Steinberg. El veterano Jip, alias de Francesc Fontanals i Mateu (1900-1968), realizó a

    partir de 1953 una tira cómica semanal para la revista Destino, con un formato

    característico alargado, muy favorable a los panoramas urbanos, donde unos personajes

    deambulan comentando el paisaje, en un humor basado sencillamente en los diálogos.

    Jip describía, con sarcasmo comedido pero una visión muy cercana, los avatares de la

    vida cotidiana, especialmente barcelonesa, y los debates culturales y cívicos del

    momento. Junto a Jip, otra firma bien conocida por los lectores desde antes de la guerra

    era Josep Castanys (1898-1965), que publicaba a menudo más de una viñeta por número

    en Destino.1 Finalmente, Cesc, de su verdadero nombre Francesc Vila i Rufas (1927-

    2006), representó con agudeza el mundo de los trabajadores, de las clases populares o

    bien el universo infantil. En él hallamos también, como universo paralelo, a veces

    admirado otras considerado como símbolo de clase, los entornos y detalles

    pertenecientes a la arquitectura moderna.

    Un caso de complicidad: Cram

    Un caso claro muy temprano y al mismo tiempo excepcional de confluencia entre

    ilustración, modernidad y diseño fue el de Cram. Cram realizó un gran dibujo que fue

    montado en un plafón de gran tamaño para la segunda exposición del Grupo R, el

    1 La revista Destino es una fuente documental de primera magnitud. Se puede consultar, digitalizada por la Biblioteca de Catalunya en la red: https://www.bnc.cat/digital/arca/castella/index.html

    Indicamos entre paréntesis la fecha de cada dibujo citado en la presente comunicación.

    https://www.bnc.cat/digital/arca/castella/index.html

  • 4 II Simposio de la FHD, Diseño y franquismo, febrero 2018

    colectivo de arquitectos militantes en la recuperación del lenguaje moderno en la

    postguerra, que se llevó a cabo en las Galerías Layetanas en 1954. Este dibujo se

    reprodujo posteriormente en varias ocasiones. Se utilizó para la cubierta del número

    especial monográfico de la revista Dau al Set, dedicado justamente los dibujos de Cram

    (CRAM, 1954). Apareció luego como ilustración del artículo “El mueble a través de la

    historia” (MANZANO, 1956) [Figura 1]. Se trata de un ejemplo perfecto de unión y

    complicidad de dibujo humorístico y diseño. En él, Cram juega con el contraste

    histórico-estético entre unos esnobs modernos vestidos con indumentaria deportiva de

    tenis e instalados en un interior barroco y unos personajes con aspecto del siglo XVIII

    instalados en un interior moderno racionalista.

    Fig. 1. Cram: Dibujo para la II Exposición del Grupo R, reproducido en Revista. Semanario de

    Información, Artes y Letras, nº 212, mayo 1956.

    Más allá de la idea, se percibe un placer en la descripción, imbricada y detallada, a la

    par que simple y caricaturesca, de unos entornos objetuales que definen estilos. Hay

    también una clara alusión a la necesidad de coherencia estética en relación con la

    evolución histórica del gusto. Bajo un anecdotismo gracioso, se hace una crítica al

    historicismo rancio habitual en tantos entornos burgueses conservadores. Pero se puede

    entender también el dibujo como una crítica a la interpretación y el uso más

  • 5 II Simposio de la FHD, Diseño y franquismo, febrero 2018

    aristocrático y superficial de lo moderno, como si en ambos (lo tradicional y lo

    moderno) fuera posible el kitsch en cuanto se pierde de vista el principio de austeridad y

    de compromiso social que habían sido fundamentales en el origen del movimiento

    moderno (en ello se reflejan algunas de las preocupaciones del Grupo R).

    Desde el punto de vista del dibujo, tanto esta obra como el resto de realizaciones de

    Cram muestran clarísimamente la influencia de Saul Steinberg. Cram publicó entre

    1953 y 1954 gran cantidad de dibujos en Revista. Semanario de Información, Artes y

    Letras, promovida por el mecenas y activista cultural Alberto Puig Palau, que

    convivieron con los de otro artista de vanguardia, Josep Guinovart. En Revista hallamos

    diversas referencias a Steinberg (THARRATS, 1955) y se publicaron numerosos

    dibujos suyos, a veces al lado de Cram, que era presentado así como una especie de

    Steinberg local. Tharrats, el artista y editor de la revista Dau al set, fue un gran

    admirador de Steinberg, pero no solo él, también otros artistas como Francesc Todó, o

    ilustradores de la generación de postguerra con inquietudes, como Cesc, en los años 60,

    que lo explica de este modo ambiguo: “Descobreixo Steinberg. I també a André

    François, que a poc a poc vaig entenen més. Però acabo mirant-me’ls poc, perquè

    m’agafen complexos i m’empetiteixen”. (CESC, 1986)

    Desde sus inicios Steinberg tuvo gran interés por el arte moderno y, sobre todo, por el

    diseño y la arquitectura, no en vano se había formado en Italia como arquitecto en el

    Politécnico de Milán. En varios dibujos de Cram se pueden apreciar los juegos grafico-

    conceptuales, alejados del simple chiste costumbrista, que eran típicos de Steinberg,

    donde predominaba el ingenio visual y las autorreferencia a la práctica del dibujo. En

    cambio, a pesar del trabajo para el Grupo R, Cram no parece demostrar demasiado

    interés por el diseño. Hallamos en él, eso sí, caricaturas de la mecanización y

    referencias al arte moderno y de vanguardia. Estas últimas no se realizan desde el

    desprecio o la incomprensión, sino, al contrario, desde la simpatía. Es significativo un

    dibujo, publicado en Sin palabras, que muestra a una pareja de visitantes de una

    exposición ante dos esculturas, una figurativa y otra abstracta, y como estos personajes

    se distraen, o se engañan, siguiendo la mirada de la obra figurativa. En este caso, la

    situación cómico-absurda es generada por la obra clásica y no por la vanguardista. Esta

  • 6 II Simposio de la FHD, Diseño y franquismo, febrero 2018

    posición afín al arte moderno parece la excepción y no la regla, como si hubiera una

    especie de desconfianza gremial entre dibujantes humorísticos y artistas.

    El arte moderno

    Por lo general, el caricaturista ahonda en una serie de tópicos, de lugares comunes, que

    exponen el gusto de un público no informado y desconfiado respecto a la vanguardia y

    que podríamos resumir en tres reproches: el arte moderno es incomprensible, fácil y

    engañoso. Jip y Castanys son un buen ejemplo de esta actitud escéptica, cuando menos.

    Castanys dibuja a un pobre violonchelista enfrentado a una partitura a la manera de

    Miró (Destino, 28.2.1953). Sin tal vez saberlo, estaba reflejando una de las raíces del

    arte abstracto, su asimilación a la música. Que el arte moderno es absurdo y antipático,

    una especie de arte invertido o pervertido, es una idea que tenía larga tradición y que se

    iba repitiendo acríticamente. Una muestra clarísima es el plagio de unas mismas bromas

    (aunque esta noción de plagio debería revisarse en el contexto del arte de la ilustración).

    En la tira de Jip titulada “Abstráigase conmigo” (Destino, 23.1.54) vemos un personaje

    cabeza abajo, haciendo el pino, para tratar de ver correctamente un cuadro. Este chiste

    ya habia parecido en la misma revista previamente (Destino, 22.8.1953) extraído del

    London Opinion, con un dibujo en el que vemos un grupo de personas en la misma

    postura excéntrica, mientras otros dos personajes les observan y comentan: “Te lo

    repito, Herb! Cuarenta-y-ocho personas no pueden estar equivocadas!”. Pero es que esta

    misma idea ya se había usado en los orígenes de la vanguardia, en un dibujo de Abel

    Faivre sobre el Salon d'Automne de 1907, con el pie “Le dificile, ce n'est pas de faire un

    tableau... c'est de savoir de le regarder!” (DAGEN, 1994).

    Tal vez en esta mala relación entre disciplinas tenga algo que ver la formación y la

    trayectoria profesional. Castanys había expuesto, como dibujante, en 1916, 1922 y 1926

    en las Galerías Dalmau, las mismas que fueron pioneras en la exposición de arte cubista

    o que habían acogido al dadaísta Francis Picabia (el mismo 1922). Pero Castanys

    confiesa su gusto por la pintura de Eliseu Meifrén, postimpresionista muy valorado pero

    ajeno a la vanguardia (CASTANYS, 1964). Castanys expondría en la postguerra en la

    Sala Gaspar, antes de que esta galería hiciera el giro al arte moderno (si bien siempre

    mantuvo una línea paralela más comercial y amable, adaptada al gusto medio

    barcelonés). En sus memorias confiesa:

  • 7 II Simposio de la FHD, Diseño y franquismo, febrero 2018

    Jo sóc capaç d'admirar les taques, amb filagarses de color, leucocits tremolosos,

    hematines i tots els arabescos que en un moment propici pot descriure un pinzell damunt

    una tela. Jo sóc capaç de trobar un cert encís en una obra de Joan Miró. El sentit decoratiu

    d'aquest artista és innegable. Ara bé, el que no em puc prendre seriosament és que allò

    sigui l'essència de Montroig, que conjuri la força de la carbassa i el garrofer, la crueltat de

    l'insecte, la lluminositat de la platja, etc. No fotem! (CASTANYS, 1964).

    Es revelador constatar que incluso Cesc, que tanto contribuiría en los 60 desde la revista

    Cavall Fort a la divulgación del arte de vanguardia y que se movería en círculos cada

    vez más modernos. en la década de los años 50 se muestra aún desconfiado. Cesc

    publicó dibujos en el Diario de Barcelona hasta 1962, año en que abandona el periódico

    por los problemas de censura que le generan sus comentarios mordaces sobre la

    situación socio-política. Una selección de estos dibujos se recopiló en su primer libro,

    La vida en Broma (CESC, 1957). Cesc era un dibujante, un artista, de clara militancia

    ideológica y vocación social. Su simpatía va siempre del lado de las clases populares y

    los sectores desprotegidos de la sociedad. “Este no lo entiendo” (Diario de Barcelona,

    12.9.1955), dice un personaje ante una serie de pinturas abstractas.

    Para Jip, la crítica al arte moderno es tan frecuente que parece rayar la obsesión y más

    teniendo en cuenta que la revista Destino, aún representando a los sectores sociales que

    se quisieron adaptar al franquismo para ofrecer un reformismo pragmático, fue una

    revista en la que se hizo una defensa del arte moderno constante a través de figuras

    históricas de antes de la guerra como Sebastià Gasch. Pero Jip se manifiesta adverso a

    toda forma de futurismo. Vemos “En la XXVI Bienal del año 2001” (Destino,

    1.10.1955) a un público de extraterrestres de formas orgánicas y cuerpos horadados a la

    manera de esculturas de Henry Moore, que contempla las obras abstractas con cómica

    complacencia.

    Máquinas y gadgets

    El futuro y la modernidad, no obstante, no radicaban ya solo en la imaginación del arte,

    sino que formaban cada vez más parte de la vida cotidiana a través de la mecanización y

    el diseño. Si bien esta irrupción de maravillas que cambiarían la vida cotidiana se

    introduciría con lentitud en la depauperada y autártica España franquista, no dejó

    indiferente e incluso, tal vez por contraste, fue un tema sugerente para los ilustradores.

  • 8 II Simposio de la FHD, Diseño y franquismo, febrero 2018

    Los inventos, los gadgets y la mecanización aparecen regularmente como tema, a

    menudo dentro de chistes dedicados a la vida en el hogar, o bien al crecimiento

    exponencial del tráfico motorizado. El coche es un tema constante. Para dejar un apunte

    aquí, podemos señalar la recurrente referencia a la Vespa, la revolucionaria motocicleta

    italiana que tan bien se adaptó a las circunstancias españolas. Lo interesante es ver su

    repercusión en contextos distintos, como en el chiste de Castanys en el que vemos a

    unas elegantes señoras sentadas de lado (tal como hacían las mujeres con falda por

    aquel entonces) en sus butacas: “Señoras haciendo una visita: su marido también tiene

    una Vespa?” (Destino, 30.9.54). Jip reinterpreta un cuadro del pintor moderno Jordi

    Curós (Hombre mirando a las montañas, que se puede ver reproducido en Destino,

    30.1.1954), en el que cambia el asiento del pintor mirando el paisaje por una Vespa

    redondita, mientras el espectador comenta: “Realmente es práctica la Vespa!” (Destino,

    11.7.1953).

    Los muebles y la casa

    El mueble moderno es visto en general como excéntrico, absurdo e inútil. Cesc explicita

    esta desconfianza hacia los principios y la jerga del movimiento moderno: “Esta mesa

    es más funcional que aquella” (Diario de Barcelona, 28.11.1954), dice un personaje

    ante unas mesitas diseñadas siguiendo caprichosas formas abstractas, entre el

    organicismo y el surrealismo, lo cual implica una simplificación pero también una

    tensión hacia la genealogía del diseño moderno. En una viñeta de Jip (Destino,

    21.6.1958) encontramos un jarrón muy parecido al “Dubroc” (en realidad de Pol

    Chambrost) del film Mon Oncle de Tati. De hecho, en Jip hay referencias directas a Tati

    (Destino, 25.10.58). Tal vez sea un modo de entender el posicionamiento estético moral

    de algunos de estos dibujantes: situarlos cerca de un escepticismo popular hacia la

    vanguardia. Aunque nos podemos preguntar sobre la naturaleza real del interés de estos

    dibujantes aparentemente conservadores sobre el diseño y si, en realidad, lo que

    predomina es la sistemática puesta en práctica de un escepticismo liberador frente a

    cualquier forma de dogmatismo. Según parece, a Castanys, que fue el fundador de la

    más interesante y atrevida revista de fútbol antes de la guerra (El Xut, luego El once), no

    le gustaba el futbol.2 ¿Tal vez entonces sí le gustaba el diseño?

    2 El Correo Catalán, 16.6.1973.

  • 9 II Simposio de la FHD, Diseño y franquismo, febrero 2018

    Reiteramos que hay que valorar la supuesta paradoja de que esta especie de editoriales

    costumbristas que eran las viñetas cómicas, se mostraran tan escépticas respecto a lo

    moderno y buscaran la aquiescencia de un público burgués más bien conservador,

    aunque consumidor de publicaciones con vocación de cierto cosmopolitismo y

    modernidad, dentro de los parámetros y marcos franquistas. Las publicaciones como

    Destino incorporaban cada vez más publicidad moderna que convive con su parodia.

    Estos anuncios eran dibujados por modernos estudios de publicidad, siendo el

    fundamental el Zen, dirigido por Alexandre Cirici i Pellicer. En los 50 se recurría

    generalmente a la ilustración para las imágenes publicitarias. No solo en los anuncios de

    Gradulux o de Muebles Maldà, en los que la modernidad es necesaria, sino también en

    la brillante serie de dibujos de Zen para la sastrería Gales, de inspiración clásica e

    inglesa, se aprecia un uso y unas referencias al mueble moderno de carácter

    inequívocamente positivo.

    Tal vez no sean tanto los objetos, sino el papanatismo de algunos de sus consumidores o

    el desajuste entre cierta modernidad y la vida cotidiana de unos ciudadanos preocupados

    diariamente por salir adelante. Cesc muestra a una familia con sus palmones de Semana

    Santa tristemente doblados: viven en pisos modernos de techo bajo: “Caramba! ya veo

    que ustedes también viven en un piso moderno” (Diario de Barcelona, 3.4.1954). Se

    contrasta la pretensión de las nuevas infraestructuras y la realidad del racionamiento de

    energía o la incomodidad cotidiana de los constantes cortes de luz.

    Castanys denuncia la mecanización: “En el hogar moderno: -Como que tenemos nevera,

    lavadora, batidora, aspirador y olla a presión, en vez de criada tenemos un mecánico”

    (Destino, 31.3.1958). En otros de sus chistes, los muebles devienen instrumentos de

    absurda sofisticación:

    El nuevo piso.

    –Tenemos tres cuartos de baño

    –Y también se comunican?

    –Sí, pero se comunican por teléfono. (Destino, 19.9.59)

    A pesar de esta insistencia sarcástica, Castanys es amable y se refiere más a las

    costumbres que a los objetos. Jip parece más claramente crítico con la naturaleza y la

    apariencia de lo moderno. En “Todo para el hogar moderno” (Destino, 27.3.1953)

  • 10 II Simposio de la FHD, Diseño y franquismo, febrero 2018

    critica los nuevos materiales: “Le gusta? Es de plástico imitando cristal, de fibra

    imitando madera, viruta imitando mármol, serrín imitando... Y, en total, qué imita?".

    En la misma tira aprovecha para atacar también la supuesta comodidad ergonómica del

    mueble moderno: “–¡Oh! Mira. ¡Un fakir!; –Sí, es el que hace las demostraciones de

    comodidad de los muebles modernos” [Figura 2].

    Fig. 2. Jip, dibujo publicado en Destino, 27.3.1953.

    En “Trapitos al sol” (Destino, 29.6.1957) un hombre reflexiona perplejo ante el

    escaparate de una tienda con el rótulo “Al buen mueble funcional”. A su lado, la

    boutique "cursilandia" muestra un maniquí extravagante que remite a caricaturizaciones

    del arte moderno como arte grotesco e infantil. Se acompaña de una crítica al

    americanismo con un "Café Texas" ante el que pasan dos jovencitas modernas, vestidas

    con pantalones tejanos y fumando según la moda existencialista (más al estilo Saint

    Germain des Près que la que se podía ver en las ciudades españolas). Las chicas son

    miradas y descritas con el siguiente comentario por dos hombres: “–Encuentro que la

    mujeres van perdiendo feminidad; –Bien, pero no me diga que se masculinizan. porqué

    Dios nos libre de parecernos a ‘estas’!”.

    Es todo un compendio de prejuicios reaccionarios. Cesc, en cambio, no es tan virulento.

    Se percibe en él cierto afecto por lo moderno, aunque lo asocia a las clases pudientes,

    como en el dibujo de una vivienda de la parte alta de la ciudad para el libro sobre

    Barcelona Això és també Barcelona donde vemos, junto a la puerta de servicio, una

    lámpara Coderch y un mural abstracto, como señales de distinción social (ESPINÀS,

  • 11 II Simposio de la FHD, Diseño y franquismo, febrero 2018

    1965) [Figura 3]. Otras veces es más virulento, pero su adversario no es el diseño, sino

    la injusticia y la pobreza como en “Arqueología” (26.4.1954), en el que se ven unos

    personajes observando unos objetos detríticos del siglo XX (zapatos, latas abiertas)

    comentando: “En esta vitrina se exhiben los objetos hallados en las cuevas de los

    alrededores de Barcelona!”, en descarnada alusión al chabolismo que padecía la ciudad.

    Fig. 3. Dibujo de Cesc para Espinàs, Josep M. (1965): Això també és Barcelona, Lumen, p. 14.

    Arquitectura funcionalista

    Castanys realizó diversos chistes en los que se criticaba la frialdad homogénea de la

    arquitectura moderna reticular y se señalaba no una deshumanización dramática, pero sí

    un contraste con el gusto nostálgico de la burguesía –la “masia i l'hortet” como ideal

    opuesto al diseño industrial contrastan en “La arquitectura de la bienal” (Destino

    1.10.1955)– [Figura 4].

  • 12 II Simposio de la FHD, Diseño y franquismo, febrero 2018

    Fig. 4. Valentí Castanys, dibujo publicado en Destino 1.10.1955.

    Pero quien sentía una auténtica fascinación por la arquitectura y el paisaje urbanístico

    era Jip. El carácter conservador de Jip se percibe en la viñeta que dedica en una ocasión

    a la casa Milá de Gaudí, tratada con ambigüedad. Por una parte se queja de la

    degradación de los bajos ocupados por variopintos comercios, pero por otra mantiene el

    mito de la extrañeza de la casa: “–Por qué la llamaron ‘La Pedrera’; –Por la gran

    cantidad que emplearon en construirla; –Menos mal que no la construyeron con

    cemento. Hubieran tenido que llamarla ‘El cementerio’” (Destino, 10.9.1955). Sobre la

    nueva Facultad de Dderecho de la Universidad de Barcelona, hito de la arquitectura

    moderna de postguerra, hace una alusión directa a Jacques Tati:

  • 13 II Simposio de la FHD, Diseño y franquismo, febrero 2018

    Debe de haberlo proyectado un arquitecto muy valiente.

    –¡Todo un tío!

    –No me parece una expresión muy correcta

    –Es que me recuerda la casita de Mi tío. El de la película, claro.

    "La facultad funcional ya funciona" (Destino, 25.10.1958)

    Hurgando en la crítica al funcionalismo, Jip se anticipa en otra ocasión a Tati. En “La

    arquitectura funcional va entrando en funciones” muestra un proyecto de iglesia, de

    ópera, de universidad, etc., todos sobre la misma imagen de un edificio a la manera de

    Johnson y Mies Van der Rohe y comenta en el diálogo: “–Si se va extendiendo mucho

    este estilo, me temo que será muy fácil equivocarse de casa; –¿De casa? ¡Y de país,

    hombre, de país” (Destino, 28.8.1959), un chiste que luego encontraremos en el film

    Playtime (1967).

    Aun con todo ello, parece que Jip se fue adaptando poco a poco y va corrigiendo su

    rigidez. En “El satélite Montbau” (Destino, 12.11.1960) comenta: “El urbanismo

    moderno ya prescinde de las calles en cuadrícula como las de nuestro Ensanche. Sí;

    ahora los arquitectos prescinden de la cuadrícula plana... ¡Y la colocan en las

    fachadas!”. Aunque parece criticarlo, Jip entiende perfectamente la base reticular del

    arte moderno, para anticipar la feliz teoría de Rosalind Krauss. En una tira sobre un

    premio literario, aparece una librería que podemos reconocer como Ancora y Delfín,

    con el interior diseñado por Erwin Bechtold. Jip la representa con mucho cariño e

    interés, placer por las perspectivas y lo geométrico de modo casi inconsciente (Destino,

    11.1.1958).

    Moda, costumbres y otras vías de investigación.

    Queda claro que el análisis de las caricaturas sobre arte, diseño y arquitectura debe

    extenderse al terreno de la moda y las costumbres, pues forman parte del mismo

    fenómeno sociológico. La supuesta androginia de la moda femenina moderna es un

    tema recurrente. Lo es también el turismo, auténtico fenómeno cultural que

    transformaría el país, que provocaba contrastes chocantes y significativos. Tradiciones,

    realidades sociopolíticas y tiempos históricos distintos se enfrentaban cara a cara y los

    humoristas supieron explotarlo (Castanys realizó diferentes variantes sobre la idea de

    “Medio mundo se ríe de otro”, donde payeses de barretina y turistas desinhibidos se

  • 14 II Simposio de la FHD, Diseño y franquismo, febrero 2018

    miran con compartida y ajena curiosidad, Destino, 22.9.1955). La fascinación y el

    rechazo por el americanismo de la Coca-Cola o la irrupción de un cosmopolitismo

    capitalista se manifiestan en toda su pertinencia y ambigüedad. Cram fue una aparición

    fulgurante pero interrumpida. Castanys se muestra escéptico y ligero, crítico con lo

    moderno pero aceptando la evolución de los tiempos. Jip es más nostálgico y folclorista,

    pero su interés por la perspectiva delata un progresivo acercamiento a la modernidad.

    Hay en estos humoristas un posicionamiento popular, que se percibe en la constante

    voluntad de poner en evidencia y desactivar el intelectualismo de los existencialistas o

    de los modernos en general. La realidad y las contradicciones de la sociedad bajo el

    franquismo, el problema del "sentido común" como recurso de humor, los valores de la

    clase media, de la prudencia burguesa y de su tendencia a la resignación o cuando

    menos a la prudencia, son problemas y actitudes que subyacen en estos trabajos y que

    merecen ser estudiados más a fondo. La evolución de un Cesc, que a partir de los 60

    conciliaría su visión crítica con la adopción de los lenguajes modernos (como en su

    publicidad para Nescafé) es reveladora.

    El campo de análisis podría y debería ampliarse sistemáticamente. Como sería el caso

    de algunas viñetas de Chummy Chumez en La Codorniz. Debería hacerse mención de la

    publicación infantil TBO o de la más atrevida Tío Vivo. Pendientes estos trabajos más

    exhaustivos, la primera conclusión es que, por su abundancia y su conexión con la

    realidad social, la ilustración humorística resulta un documento de primer orden para

    entender las relaciones entre vanguardia y vida cotidiana.

    BIBLIOGRAFÍA

    BARJAU, S., GUIRAL, A., SENDRA, E (2015). L'humor gràfic a Barcelona. De "La

    Flaca" (1868) a la transició democràtica (1975-1978). Barcelona: Arxiu Històric de la

    Ciutat de Barcelona.

    CASTANYS, Valentí (1964). La memòria es diverteix. Destino, p.101.

    CESC (1957). La vida en broma. Barcelona: F. Vila “Cesc”.

    CESC (1986). Cesc. Una història d’un pais. Barcelona: Fundació La Caixa.

    CRAM (1954). Sin palabras. Dau al Set, nº 50.

  • 15 II Simposio de la FHD, Diseño y franquismo, febrero 2018

    DAGEN, Philippe (1994). Pour ou contre Le Fauvisme. Paris: Somogy, p. 206.

    ESPINÀS, Josep Maria (1965). Això és també Barcelona. Barcelona: Lumen.

    MANZANO, Rafael (mayo 1956). El mueble a través de la historia. Revista. Semanario

    de Información, Artes y Letras, nº 212, p. 11.

    THARRATS, Joan-Josep (mayo 1955). Steinberg y la pintura moderna. Revista.

    Semanario de Información, Artes y Letras, nº 163.


Recommended