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MOMENTO II
MARCO REFERENCIAL
La Identidad según Leopoldo Zea.
Leopoldo Zea asume la de la integración latinoamericana y defiende y
promueve el pensamiento sobre el lugar del hombre en la región,
replanteando el concepto de descubrimiento de América como encubrimiento
de términos culturales y sapienzales producto del mestizaje ideológico para
la configuración de la identidad latinoamericana, tal como aflora en sus obras
“El Pensamiento Latinoamericano” de 1976 y “Descubrimiento e Identidad
Latinoamericana”, de 1990.
Pero se hace imprescindible apuntar que a partir de 1943, Leopoldo Zea
inicia un sostenido movimiento intelectual de rescate de la identidad
latinoamericana, basándose en el ideal libertario de Simón Bolívar y su lucha
antimperialista contra España. Zea se actualiza entonces y emprende su
movimiento contra el nuevo coloniaje estadounidense en América latina. Para
Leopoldo Zea el llamado “descubrimiento” no fue otra cosa que el
“encubrimiento” de la verdadera esencia americana que preexistía en tierras
americanas antes de la irrupción del invasor español.
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Es suficientemente meritorio decir que con el pensamiento filosófico
americanista de Leopoldo Zea, se inicia una era mayor que se alínea en
defensa de los procesos de adquisición de identidad en América latina, cuyas
expresiones contemporáneas podrían ser ciertos comportamientos
sociopolíticos hoy vigentes en el cono sur que demandan soberanías
perdidas para afianzar el propósito de una unión latinoamericana. Hay
pueblos resurgiendo.
Si damos un vistazo a la densa obra intelectual del escritor y filósofo
mexicano Leopoldo Zea, encontraremos una estrecha vecindad y afinidad de
éste con el pensamiento y obra del Padre de la Patria y Libertador Simón
Bolívar, al punto de convertirlo en una de sus principales fuentes de
inspiración para moldear su concepción de una América unida en pos de la
obtención de su propia identidad.
La revisión de la Historia de América le abrió el camino al filósofo mexicano
para descubrir y entender la viva importancia en el mundo de hoy del
pensamiento bolivariano.
En 1949 Leopoldo Zea publica el texto “Dos etapas del pensamiento
latinoamericano”, en el que echará las bases de su inicial trabajo intelectual
largamente refrendado después por la Historia. En él se contiene incluso un
apartado intitulado "El pensamiento bolivariano", en el que refleja su
temprana tendencia americanista al fijar en Bolívar una especie de inicio o
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génesis de lo americano, de quien asume los conceptos de sociedad,
comunidad, nación, estado, entre otros, forjando las bases para acceder a la
construcción de una nación de naciones, pues así quería darlo a entender el
mismo Bolívar con la convocatoria del Congreso Anfictiónico de Panamá en
1826: una sola y gran nación de naciones.
Pero para Zea, a la par de la independencia política llevada a cabo con casi
sobrehumanos esfuerzos en contra del entonces poderoso imperio español,
la independencia intelectual, educativa, cultural e identitaria, debe contar con
la fuerza necesaria para sostenerse y superar las herencias mal dejadas por
el invasor; de ello da cuenta en su obra “América como conciencia” de los
más tempranos sembradores de cultura americana como Sarmiento, Alberdi
y Echeverría en la Argentina; Varela y Luz y Caballero en Cuba; Bilbao y
Lastarria en Chile; Montalvo en el Ecuador; Simón Rodríguez en Venezuela ,
a quien resalta como Maestro del Libertador; Mora, Altamirano y Ramírez en
México, y muchos más en todos y cada uno de los nuevos países
hispanoamericanos, entre los que deseo fervientemente mencionar al
Maestro de América Don Andrés Bello, por cuya labor intelectual
americanista debe ser reconocido en su justa dimensión.
Del Maestro Don Andrés Bello es imprescindible destacar que ha sido el
creador de la “Gramática para los Americanos”, gracias a la que podemos
confirmar que tenemos una identidad lingüística. No es poca cosa lo que ha
hecho el Maestro Andrés Bello, civilizador por excelencia.
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De la misma manera sigue abordando Zea la dimensión integracionista de
Simón Bolívar en la obra de 1957 “América en la Historia”, en la que se
refiere al Libertador como forjador de un mundo hispano, en el que la gloria y
al libertad ocupen el primer lugar, amén de dar ejemplo al mundo i. Un ideal
de comunidad soñado para todo el mundo que podría ser iniciado en
América.
Pero es en la obra “Filosofía de la Historia americana” de 1978, en la que
Leopoldo Zea despliega todo un capítulo especial tomando en cuenta la
visión bolivariana en pro de la paz y la libertad en América.
Zea también contribuyó decisivamente a la edición y publicación de los
“Cuadernos de Cultura Latinoamericana” en los que promovía el
pensamiento latinoamericano expuesto en textos clásicos. En la
presentación, nuestro pensador reitera su vocación bolivariana.
De este modo, en ocasión del sesquicentenario de la muerte del Libertador,
Leopoldo Zea le dedicará reflexiones amplias en un libro ex profeso, y
promoviendo diversos eventos mediante los cuales reanimó los estudios
bolivarianos. En efecto, publicó en 1980 la obra“Simón Bolívar. Integración y
libertad”, cuyo subtítulo ya reviste la marcada línea conceptual que en el
futuro acentuará en pro del relanzamiento del pensamiento del Libertador,
reconociendo que la trascendencia intelectual de éste, abarca otras
dimensiones.
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Con base en estas concepcionesde Leopoldo Zea sobre la obra bolivariana,
puedo llegar a pensar que el año de 1978 es un punto de partida en la
revitalización ideológica del proyecto bolivariano de integración americana,
continuando en 1980 con la publicación del importante texto “Integración en
Libertad”, en el que se hace lo que considero una concreta y reveladora
afirmación:
“El pensamiento de Simón Bolívar se planteó una serie de problemas que
aquí resumo en los siguientes: el problema de la identidad ¿quiénes somos
los hombres de esta América?; el problema de la dependencia, ¿por qué
somos así?; el problema de la libertad, ¿podemos ser de otra manera? y el
problema de la integración, ¿integrados en la dependencia, podemos
integrarnos en la libertad ? [1]
Estos trascendentes cuestionamientos que se hace Zea –trascendentes para
este mi trabajo de investigación- los veo como reflejo de los conceptos
bolivarianos expuestos por El Libertador en su “Carta de Jamaica” escrita en
1816 y en el “Discurso de Angostura”, pronunciado en 1819 en ocasión de la
instalación del Congreso en esa ciudad. En ambas piezas magistrales, el
genio del Libertador se expresa con claridad y amplitud, con precisión y casi
clarividencia sobre la génesis y naturaleza del mundo americano calificándolo
1[1] Leopoldo Zea, América en la historia. Madrid: Revista de Occidente, 1970., p. 251.
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como “un pequeño género humano” ( Carta de Jamaica). Con propiedad me
lanzo a afirmar en este trabajo de investigación que Bolívar, con toda la
densidad y trascendencia de su vida, obra y pensamiento, representa
abiertamente la iniciación de la identidad suramericana.
Tan pertinente y extendido es el criterio asumido por Zea que menciona con
amplitud como copartícipes de esa tradición emancipadora e integradora a
Juan Bautista Alberdi, Justo Arosemena, José Artigas, Andrés Bello,
Francisco Bilbao, Pedro Henríquez Ureña, Eugenio María de Hostos, José
Ingenieros, José Carlos Mariátegui, José Martí, Francisco de Miranda, Juan
Montalvo, Alfredo L. Palacios, Mariano Picón Salas, Alfonso Reyes, Darcy
Ribeiro, José Enrique Rodó, César Augusto Sandino, Domingo Faustino
Sarmiento, Justo Sierra, Manuel Ugarte, José Vasconcelos.
Y este vasto conjunto de intelectuales y personajes que hacen compañía y
que coinciden con esta postura dan fuerza inmensa a la tesis de la
integración propuesta por Bolívar pero definiendo y apuntando que los
esfuerzos de hoy han de ser dirigidos hacia la reformulación de los sistemas
educativos para crear la conciencia necesaria en nuestros pueblos y superar
las divisiones sembradas por el invasor cuando, por ejemplo, negociaba
trozos de tierra por negocios entre potencias coloniales, como en el caso de
los Welser o la Compañía Guipuzcoana durante la época colonial, por sólo
mencionar algunos. Hoy, como lo hizo el Maestro Andrés Bello en su
momento, los derroteros son los de la educación, manifiestos en los
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programas educativos que revitalicen la conciencia nacional de los pueblos
por medio del conocimiento de su Historia, al constituir ésta el baluarte de su
propio autoconocimiento, y esto es, su propia identidad. Así mismo lo declara
Zea:
"El proyecto libertador tendrá que reajustarse, que buscar otras vías de
realización". [2]
En razón de esto, colijo que la labor emancipadora concebida y adelantada
por Bolívar aún hoy conserva intacto gran parte del camino por andar; que la
integración latinoamericana está inconclusa y para su término, a Zea le
parece imprescindible vincularla con el estímulo y desarrollo de la cultura
latinoamericana, haciendo así del pensamiento de Bolívar un legado vigente
en el que la unión de los pueblos sea el punto de partida para la
regeneración, pues su base, la independencia política, ya es una realidad,
por lo menos desde el punto de vista formal, y por ello insiste en la cultura
como mecanismo para alcanzar la integración en la libertad, manteniendo
vivo el añejo sueño de alcanzarla :
“Lo que aquí se enaltece, es algo más importante, el fruto de la amistad, de
la solidaridad en la búsqueda de una meta común. La amistad y solidaridad
entre gente empeñada en situar su propia realidad nacional dentro del gran
(2)Leopoldo Zea, Filosofía de la Historia Americana, México: Fondo de Cultura Económica, 1978, pp. 188-210.
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concierto que es Latinoamérica... Empeño por integrarse libremente, en la
libertad para superar integraciones impuestas en esta nuestra región.(3)
Visto esto entonces, pudiéramos decir que dentro del sistema de
pensamiento, que dentro del conjunto estructurado de la teoría de Zea,
resulta pertinente asumir que la reconstrucción de la identidad de los
americanos pasa por la conformación de un sistema educativo que apunte
hacia el reconocimiento pleno de nuestra Historia para conocer, aceptar,
entender e interpretar nuestra génesis y de ese modo saber quiénes somos
para proyectarnos al futuro con una cohesión de naciones hermanas en las
que concentremos denodadamente nuestro ser americano, en consonancia
con lo que planteaba Bolívar de “una sola y gran nación”.
Si El Libertador nos legó una independencia política tras esfuerzos que bien
le costaron la vida y salud, cada uno de nosotros debe ir labrando el camino
de la independencia cultural porque nuestra cultura y nuestra educación no
pueden seguir siendo el eslabón perdido que nos separe de las inmensas
vidas y obra de Bolívar. He aquí la llave que abre la puerta !!!!!!
El problema de la Identidad según Arturo Roig.
En este aparte de mi investigación abordaré el tratamiento que le da el
filósofo argentino al tema de la identidad, quien al igual que Zea, aporta ideas
(3) ZEA Leopoldo , Simón Bolívar. Integración en la Libertad, México: Edicol, 1980, p. 8.
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sustanciales para dilucidar el asunto, aunque no sean éstas concomitantes;
en lo que sí parece haber una coincidencia es en el hecho de que ambos le
atribuyen máxima importancia en cuanto al tema de América y su Historia.
Roig trae a colación episodios de la Historia americana desde el siglo XVIII,
al hablar del fenómeno del “Criollismo”, como primera manifestación de un
proceso identitario, combinándolo con la expulsión de los jesuitas en 1767, a
la par de que ya empezaban a germinar las ideas y ansiedades de líderes
fundamentales de la independencia americana como el Generalísimo
Francisco de Miranda o los movimientos de Gual y España en Venezuela a
principios del siglo XIX.
Pero ya es un hecho histórico que con el advenimiento de las guerras de
independencia en Suramérica, también surgió una oleada de nacionalismo y
orgullo por lo propio en búsqueda de lo americano. Si el hombre se embarca
en la difícil tarea de una liberación política y militar, pues igualmente habrá de
responder por un proceso de obtención de su identidad cultural.
Con las victorias militares de los suramericanos sobre el otrora poderoso
imperio español de ultramar, debió necesariamente aparecer un orden
jurídico-político que diera sustento a los nacientes estados para tomar un
rumbo específico entre el republicanismo y la monarquía, con los cuales se
iniciaría algún tipo de relación con el pueblo; esto lo digo para comentar la
relación nación-estado explicada por Roig. Y para debatir sobre este punto
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me voy a referir a uno de los momentos más cruciales en la Historia de
América: la Conferencia de Guayaquil en las fechas 26 y 27 de julio de 1822
entre El Libertador y el Protector del Perú, General José de San Martín.
Cuenta –entre numerosos autores- Don Augusto Mijares en su obra “El
Libertador” que ocurrió en el Ecuador, donde se encontraba Bolívar y,
sedientos, los tambores de la guerra retumbaban en favor de la libertad del
nuevo mundo, de un pequeño género humano, como nos denominó Bolívar
en su magistral y profética Carta de Jamaica. Bolívar, inmenso y victorioso,
avanzaba a paso de vencedores por los campos de América sembrando la
esperanza de la libertad que ya había germinado en Boyacá, en 1818 y en
Carabobo, en 1821. Ahora se encontraba en el Sur y ya había anexado el
Puerto de Guayaquil a la República de la Gran Colombia, dada su
importancia estratégica para las tropas republicanas.
Muchas han sido las versiones que se ofrecen para dar luz a un hecho
histórico de tal envergadura, pues los dos próceres se vieron tres veces sin
testigos. Sin embargo es generalmente aceptado que los temas de
conversación de la entrevista giraron en torno a la unificación del mando de
una fuerza armada conjunta en la persona del Libertador, la reparación de
ayuda militar del Perú a Colombia y, finalmente lo que nos trae al contexto de
la relación estado-nación de Roig como ya lo mencioné antes, la forma de
gobierno para las nacientes naciones de América.
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Bolívar propugnaba con irreversible decisión el sistema de gobierno
republicano, en contraposición al sistema monárquico que proponía el
General San Martín. Según éste, lo ideal sería traer un príncipe europeo para
que gobernara las naciones recién creadas, dejando así en sus manos por
años indefinidos el destino de nuestros pueblos. La reacción del Libertador
fue enérgica al no permitir tal tesis y, al no conseguir ninguno de sus
propósitos, el General San Martín se retiró a medianoche en medio de un
baile ofrecido en su honor por el Libertador, con lo que también se
desvanecía su pretendida monarquía.
Ahora bien, para comentar la afirmación cierta según Roig ( 1988 ), de que
en América Latina tuvo primacía el Estado sobre la Nación, debemos decir
que fue producto de las desviaciones del proyecto bolivariano, en el que se
asienta con determinación que “el mejor gobierno es el que brinda la mayor
suma de felicidad posible” ( Bolívar 1819 ) y para garantizar esto proponía el
sistema de gobierno republicano en el que el pueblo debe jugar el papel
protagónico a diferencia del sistema monárquico en el que uno solo es el que
manda y en el que la relación estado-nación posterga los intereses de las
mayorías para privilegiar a un “soberano”.
La Identidad Nacional como supuesto axiológico.
Según la Axiología , una disciplina derivada de la Filosofía , el valor es una
cualidad que permite ponderar el valor ético o estético de las cosas, por lo
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que es una cualidad especial que hace que las cosas sean estimadas en
sentido positivo o negativo.
Los valores son agregados a las características físicas, tangibles del objeto;
es decir, son atribuidos al objeto y por un individuo o un grupo social,
modificando -a partir de esa atribución- su comportamiento y actitudes hacia
el objeto en cuestión. Considero que los valores son consideraciones que
hace el individuo de su mundo exterior para jerarquizar sus prioridades.
Se puede decir que la existencia de un valor es el resultado de la
interpretación que hace el sujeto de la utilidad, deseo, importancia, interés,
belleza del objeto, de la repercusión que en la vida del sujeto representa tal
objeto a valorar, es decir, la valía del objeto es en cierta medida, atribuida
por el sujeto, en acuerdo a sus propios criterios e interpretación, producto de
un aprendizaje, de una experiencia, la existencia de un ideal, e incluso de la
noción de un orden natural que trasciende al sujeto. Los valores son
conceptos que se plantea el hombre sobre su deber ser en su relación con
los semejantes.
En el tema de la Axiología debemos tomar en cuenta las posturas idealistas,
quienes a su vez se vierten entre objetivistas y subjetivistas. Dentro de los
objetivistas tenemos como representantes a Platón y los neotomistas.
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Los subjetivistas, como Berkeley, consideran que el valor es creado en la
conciencia de los individuos y es por lo tanto subjetivo, con lo que estoy
plenamente de acuerdo.
En el Materialismo el propósito de la naturaleza del valor está en la
capacidad que tiene el ser humano de valorar el mundo objetivamente, es
decir, valorarlo tal como es, buscando no alterar, ni deformar esta visión. El
mundo debe ser valorado tal como es. De esta forma, la naturaleza del valor
es objetiva, pero el valor es interpretado subjetivamente por nuestra
conciencia, de este modo, el valor siempre será subjetivo.
La relación de mi investigación con la Axiología se hace palpable en el
hecho de que la Identidad Nacional, que he definido en este trabajo como
una estabilidad ontológica del individuo o de un grupo humano, tomando en
cuenta los eventos precedentes que hayan contribuido a ella, nos lleva al
amor a la Patria y a responder a ella, tal como ella lo ha hecho con nosotros.
La Identidad Nacional también es un valor a incluir en los programas
educativos venezolanos, que en gran medida van abonando la idea de una
rebelión cultural nacionalista e integracionista.
Y al momento de aplicar un punto de vista axiológico a esa “rebelión” de
pueblos se colige que era una actitud necesaria y consecuencia de la
represión y de la alienación a la que esos pueblos fueron sometidos durante
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tanto tiempo. De esa misma actitud de rebelión nos presenta elocuente
testimonio la Historia de nuestros padres libertadores del siglo XlX.
Como se ha dicho, la axiología es la disciplina encargada del estudio del
valor, de su naturaleza y su esencia, así como de los juicios de valor. Esta
disciplina comienza como tal en la segunda mitad del siglo XIX, aunque tiene
precedentes remotos, como el propio Platón, quien convierte en sinónimos
los términos “valor” y “ser”.
La Idea de Currículo según Jurgen Habbermas
A Jurgen Habbermas debemos ubicarlo en la escuela de Frankfurt junto con
pensadores como Adorno, Marcuse y Horkheimer, quienes conciben el
pensamiento sobre el curriculum como instrumento de emancipación social,
esto a mi modo de ver, cambio social, transformación social, educación para
el cambio. Paulo Freire coincidiría ampliamente con este importante
planteamiento. Y hoy, cuando en nuestra patria venezolana predicamos y
practicamos la inclusión y la participación, me siento identificado a plenitud
porque Habbermas funda como eje de su teoría la comunicación y el diálogo,
la acción comunicativa.
Pero debo advertir y también tomar en cuenta que abordar el problema del
currículum es tarea ardua y compleja, dada noción polisémica y polimorfa,
en medio de diferentes corrientes, posturas teóricas muchas veces
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contrapuestas y de variadas interpretaciones. Se podría establecer una
clasificación desde los paradigmas existentes, asumiéndolos éstos, como
visiones y maneras de entender el mundo, el hombre y la sociedad, que
fundamentan la concepción de educación y de currículo que nos llevaría
también a la perspectiva crítica que fundamenta la Teoría discursiva de la
educación.
Al respecto, la noción de teoría crítica tiene doble significado, primero se
refiere a la herencia del trabajo teórico desarrollado por ciertos miembros de
la Escuela de Frankfurt, fundamentalmente en el trabajo de Horkheimer,
Adorno y Marcuse. Segundo, el concepto de teoría crítica se refiere a la
naturaleza de la crítica autoconsciente y a la necesidad de desarrollar un
discurso de transformación y emancipación social y en esto debo hacer el
respectivo énfasis porque aquí quiero radicar el cordón umbilical de mi
trabajo. Lo mismo que dice Leopoldo Zea en otras palabras sobre integración
de naciones para a través de la educación para establecer nuestra identidad
como nación, es lo que dice Habbermas; habla del currículum emancipador
por medio de la comunicación y el diálogo, de esto infiero entonces –pues así
se entiende- que tanto para Zea como para Habbermas, el camino es el
afianzamiento de la educación de los pueblos para su liberación,
emancipación y obtención de su identidad.
La Escuela de Frankfurt subrayó la importancia del pensamiento crítico
como característica constitutiva de la lucha por la propia emancipación y del
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cambio social. Esto quiero destacarlo también de manera especial porque en
Venezuela el actual Currículum Básico Nacional (C.B.N.) se establece el
espíritu crítico, tanto del educador como del educando en sus respectivos
perfiles.
En este trabajo de investigación he tomado como fuente bibliográfica
fundamental para tratar las ideas de Habbermas, su obra titulada
“Conocimiento e Interés” publicada en 1985, en la que expone que son tres
los intereses cognitivos “cuasitrascendentales” eirreductibles: técnico,
práctico, y emancipatorio o crítico.
La investigación, la creatividad, la crítica y la autonomía fundamentan el
desarrollo de la teoría crítica, con relevancia en la participación activa y
responsable de los participantes en el proceso educativo, totalmente
compatible esto con uno de los postulados fundamentales del Maestro del
Libertador, Simón Rodríguez, al afirmar “inventamos o erramos”, amén de
propósito del Currículum Bolivariano Nacional de proyectar hondamente
nuestras rices históricas más autóctonas como el mismo Simón Rodríguez,
Ezequiel Zamora y Simón Bolívar. ¿Quiénes más investigadores, creativos,
críticos y autónomos en nuestra Historia que tales personajes? .
Se basa en los lineamientos de la Escuela de Frankfurt, la cual presenta un
estudio crítico de las relaciones educación, sociedad, escolarización y
Estado. Fortalece principios basados en la autonomía y la libertad generando
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un interés emancipatorio trasformador. Entre sus representantes están,
S.Kemmis, Carr, P.Freire, A. Magendzo y Stenhouse.
El paradigma crítico tiene, a su vez, como punto de referencia a Kant, C.
Marx, y Habermas con la Escuela de Frankfurt (1923), con especial
relevancia de las ideas de este último.
Con base en esto y desde la perspectiva de la teoría crítica, el currículo se
presenta ( así lo veo ) como un proyecto educativo que se entra en el
conocimiento, la formación y el desarrollo humano, tomando en cuenta el
diálogo y la comunicación, contrariamente al paradigma de la racionalidad
instrumental, con un claro énfasis emancipador, que se determina y se
construye con la activa, responsable y democrática participación de todos los
sujetos en él involucrados ( en Venezuela hoy éste ha sido el propósito de las
misiones educativas y de las misiones en general ), cuyo facto se acepta y
ejecuta con flexibilidad, pluri, multi e interculturalidad, abierto a la crítica
percibido en la práctica cotidiana como acto altruista e incluyente y se
extiende hasta todos los estratos sociales en el espacio público.
La teoría crítica implica una forma de razonamiento diferente de la práctica y
la técnica: el razonamiento dialéctico, se rige por un tipo de interés
emancipador (Habermas) y adopta una forma diversa de las otras teorías: la
crítica ideológica, Teoría y Práctica en la ciencia social crítica: teoría de los
intereses constitutivos del saber y el interés emancipador. Porque sólo dentro
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del concepto liberador de la educación ésta puede tener sentido y
justificación. Sería un contrasentido inconmensurable una pedagogía para la
opresión. Si la Educación es liberación, sólo dentro del camino de la
liberación es concebible el hecho educativo.
Habermas distingue tres formas de investigación social en términos de sus
intereses constitutivos de los intereses humanos que guían la búsqueda del
saber. Así determina las siguientes diferencias:
El interés técnico, el interés crítico y la ciencia social crítica.
Postula entonces el interés constitutivo del conocimiento emancipador. Se
trata de un interés por la autonomía y la libertad racional, que emancipen a
las personas de las ideas falsas, de las formas de comunicación
distorsionadas y de las formas coercitivas de la relación social que constriñen
la acción social humana. Se intenta crear las condiciones por las que las
relaciones sociales distorsionadas existentes puedan transformarse en
acción organizada, cooperativa, una lucha política compartida en donde las
personas traten de superar la irracionalidad y la injusticia que desvirtúa sus
vidas.
En cuanto a mis convicciones particulares sobre el tema, creo que la relación
escuela-cultura regional aparece, a veces, relacionada, vinculada con la
educación bilingüe, la multicultural, lo intercultural, amén de todo aquello que
se relaciona también con procesos administrativos descentralizadores.
40
El curriculum pudiera resultar un instrumento útil para confrontar el tema de
la identidad, toda vez que en él se concentra el concepto educativo a
desarrollar en determinado contexto por representar una síntesis o
compendio de elementos culturales que identifican a aquellos educandos.
Tales elementos se vislumbran como valores, costumbres, creencias,
hábitos, entre otros comportamientos colectivos estables, que por su
prolongada práctica en respectivos espacios y tiempos de la comunidad
llegan a la producción de significados y validez entre ellos.
Ahora bien, ese mismo currículum quedaría ceñido a la mera reproducción
de esos comportamientos colectivos si no proporciona al educando las
herramientas necesarias para lograr la interpretación, comprensión y
perfeccionamiento de ta les comportamientos propios de sí. En una
perspectiva constructivista, el currículum ha de impulsar al educando a
generar nuevos significados, nuevos comportamientos colectivos para
transformar el status quo de su medio, de su comunidad. Dialéctica Histórica.
Desde hace mucho tiempo el docente en Venezuela se observa en gran
medida desmotivado y desganado hacia el cumplimiento ordinario de sus
funciones, a pesar de los importantes esfuerzos realizados para combatir tal
apatía; nos referimos con precisión, por ejemplo, a los constantes cursos y
sesiones de capacitación en las diferentes áreas que recibe el docente y a
pesar de ello, persisten aún fallas serias en cuanto al dominio de las teorías
del aprendizaje, ejecución de políticas y/o estrategias de evaluación. Y se
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pensó que cambiando el curriculum, vendría la solución, postulado con
fuerza y sustento teóricos innegables.
De este modo entonces, ha de procederse a la revisión del concepto
educativo en totalidad, tomando en cuenta de dónde viene el educando y
hacia dónde queremos llevarlo, analizando conforme a esto competencias
básicas, contenidos, metodología de enseñanza, ideal nacional, entre otros,
que los educandos deberán interiorizar en determinado nivel o subsistema,
como es nuestro caso. Aquí entraríamos a cuestionarnos qué, cómo, cuándo,
dónde, por qué y a quién enseñar para planificar la enseñanza de manera
pertinente y casi personalizada, pues a través de la construcción curricular,
tanto la escuela como el maestro, dan paso a sus propias ideas sobre el
hecho educativo.
Con el curriculum las actividades a ejecutar se convierten en una idea
plasmada en el papel, en un trabajo previamente concebido para el logro de
unos propósitos, que es la formación de los educando, corolario de cualquier
sistema educativo. Ya no será solamente una estructura formal de planes y
programas de estudio sino todo lo que está en juego tanto en el aula como
en la escuela y fuera de ella.
42
El Currículo según George Posner. Otros aportes.
Para Posner el currículum no tiene ninguna relación con lo que comúnmente
llamamos un plan de estudios o contenidos de cada grado o una distribución
de la carga horaria de un programa a desarrollar de alguna disciplina
específica sino, acudiendo a una postura más práctica, lo define como la
manera práctica de aplicar una teoría pedagógica al aula, la enseñanza real,
el hecho vivo de encontrarse frente a frente el educador y el educando, lo
que a mi modo de ver debe desembocar en una interacción productiva . El
currículo es el mediador entre la teoría y la realidad de la enseñanza, es el
plan de acción específico que desarrolla el profesor con sus alumnos en el
aula, es una pauta ordenadora del proceso de enseñanza.
Posner en su libro “Análisis de Currículo ” (1998) caracteriza los diferentes
modelos pedagógicos en el cual indica que el modelo progresista
(constructivista) tiene como meta el acceso a niveles intelectua les
superiores. El concepto de desarrollo es progresivo y secuencial y toma en
cuenta estructuras jerárquicamente diferenciadas. En lo que respecta al
contenido dice que son experiencias de acceso a estructuras superiores.
Para De Alba el curriculum pudiera resultar un instrumento útil para
confrontar el tema de la identidad, toda vez que en él se concentra el
concepto educativo a desarrollar en determinado contexto por representar
una síntesis o compendio de elementos culturales que identifican a aquellos
43
educandos. Tales elementos se vislumbran como valores, costumbres,
creencias, hábitos, entre otros comportamientos colectivos estables, que por
su prolongada práctica en respectivos espacios y tiempos de la comunidad
llegan a la producción de significados y validez entre ellos, como plantea De
Alba ( 1995 ).
Ahora bien, ese mismo currículum quedaría ceñido a la mera reproducción
de esos comportamientos colectivos si no proporciona al educando las
herramientas necesarias para lograr la interpretación, comprensión y
perfeccionamiento de tales comportamientos propios para sí. En una
perspectiva constructivista, el currículum ha de impulsar al educando a
generar nuevos significados, nuevos comportamientos colectivos para
transformar el status quo de su medio, de su comunidad. Dialéctica Histórica
en las manos de los programas educativos en Venezuela como el proyecto
de Currículum Bolivariano Nacional y las Misiones Educativas.
Mi Yo creo sobre el Currículum y los Programas Educativos en
Venezuela.
Para dar inicio a una revisión de la esencia del Currículo Básico Nacional es
necesario decir que este documento es una respuesta a las exigencias que
en un momento dado presentó la sociedad venezolana en función de un
sistema educativo más abierto y cónsono con las realidades del país, siendo
aplicado a partir de 1997 en la primera y segunda etapa de educación básica
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y que hoy es la directriz que aporta los elementos normativos del hecho
educativo.
Debo decir también que el ente oficial que regula las actividades educativas
en representación del estado venezolano es el Ministerio del Poder Popular
para la Educación.
El Currículo Básico Nacional homologó los contenidos básicos nacionales,
amén del 80% de la carga horaria del nivel de educación básica que se
encuentra estratificada en el plan de estudios de cada nivel. Los
planteamientos de orden teórico y las líneas de desarrollo curricular sirven de
columna vertebral al Currículo, al que podemos caracterizar como abierto y
flexible para incorporar diferentes contenidos de interés para los alumnos al
momento de la ejecución del proyecto de aula, tomando en cuenta que por
ello pueden ser tratados diversos temas. Gracias a esa flexibilidad y apertura,
en el Currículo Básico Nacional se pueden incluir las realidades de los
contextos regionales.
De acuerdo con los postulados del Currículo , podemos decir que se
particulariza según las siguientes características:
- Centrado en la escuela: todas las áreas de la vida y funcionamiento
escolar estarán interconectadas unas con otras, dada la perspectiva
globalizadora del aprendizaje que tendrá como instrumentos para su
ejecución los proyectos de aula, además de su aporte a la revisión de
45
la práctica educativa, por eso la escuela se erige como principio y fin
de todos los procesos a ejecutar.
- Sustentado en las teorías del Aprendizaje: las teorías de aprendizaje
que dan fuerza al Currículo Básico Nacional son la Teoría Genética de
Jean Piaget, el Humanismo,, la Teoría sociocultural de los procesos
superiores de Vigotsky, Ausubel con su Teoría del Aprendizaje
significativo, el Constructivismo, Teorías del Procesamiento y las
teorías neurofisiológicas reforzadas por una visión holística,
integradora, y sistémica para garantizar la efectividad de este modelo
educativo.
- Consensuado: en el Currículo la educación está concebida como un
hecho global y permanente en la vida humana, incesante en tiempo y
espacio, proyectándose en todas las áreas del hombre; de la
educación depende el desarrollo de los pueblos, la vigencia de la
sociedad en pleno. Por ello se ha buscado insistentemente la
participación de todos los actores relacionados con el hecho educativo
con el propósito de fijar un compromiso para contribuir con su
perfeccionamiento y elevar sus niveles de efectividad.
En este orden de ideas los maestros, padres, representantes,
responsables, directores, supervisores, medios de comunicación,
entre otros, son invitados perennes a revisar y vigilar el proceso
educativo.
46
- Abierto y flexible: la apertura y flexibilidad del Currículo se manifiesta
tomando en cuenta la realidad escolar, las necesidades de la escuela
y comunidad en las que tiene lugar el acto educativo, además de
permitir y hasta exigir del maestro una gran dosis de creatividad para
la aplicación de estrategias, desarrollar nuevos contenidos de
aprendizaje durante el despliegue del proyecto de aula.
Pero atención especial merecen los Ejes transversales, concepto novedoso.
En medio de la honda crisis de valores e identidad que estamos
experimentando, ante el proceso vertiginoso de cambios que vivimos hoy en
Venezuela debemos buscar en la educación una respuesta como salida tal
carencia, por lo que creo que en ella encontraremos el camino a seguir en
pro de un individuo más seguro de sí mismo, más abierto a un mundo
cambiante, con suficiente capacidad de discernimiento ante el bien y el mal y
reconocimiento del producto y consecuencia de sus actos para enfrentar el
futuro con gallardía y visión más exacta. De este modo los ejes transversales
funcionarán como el vínculo más directo entre la escuela y el mundo real, tal
como lo plantea el Currículo Básico Nacional en cuanto a que los ejes
constituyen temas recurrentes que emergen de la realidad social, entretejidos
en cada una de las áreas que integran el currículum, por lo que asumes
carácter transversal.
47
Es así como de la escuela deben salir soluciones a problemas comunitarios
que puedan afectar a las personas y esto surge en el proyecto de aula con
los ejes transversales para conectar la escuela con el mundo real y
viceversa, lanzando el desarrollo comunitario. Los ejes transversales no son
contenidos paralelos a las áreas sino medios que conducen a la formación
científica, humanística, ético-moral de un ser humano cónsono con los
cambios que se susciten ( C.B.N. p. 12). Por eso creo que la escuela debe
ocuparse de dos tareas elementales como atender equitativamente a los
diferentes estratos de la sociedad y enfatizar que sus enseñanzas no deben
desaparecer en el encuentro de la vida extraescolar.
El papel que juegan entonces los ejes transversales resulta primario porque
son el instrumento que unifica el concepto de valor (axiológicamente
hablando, que es el caso que nos ocupa) con las áreas académicas y sus
contenidos. Los ejes transversales están concebidos para ser empleados
pues como fundamentos para la práctica pedagógica escolar y también
ciudadana por medio de los conceptos de ser, saber, hacer y convivir y de
manera especial este último porque la convivencia sólo se da en sociedad y
la idea de los ejes transversales es justamente acercar la escuela al mundo
real que está más allá de ella, contextualizando el proceso de enseñanza y
aprendizaje hacia una formación integral para los estudiantes.
En el Currículo Básico Nacional se plantean como ejes transversales
“Lenguaje”, “Desarrollo del Pensamiento”, “Valores”, “Trabajo” y “Ambiente” y
48
siendo el caso que nos ocupa, trataremos con mayor de talle el eje
transversal “Valores”
El Eje Transversal “Valores” en el Curriculo Básico Nacional
La Educación en los Valores constituye otro de los ejes transversales
característicos de la Educación Básica y, a la vez, configura uno de los retos
más importantes a los que nos enfrentamos los educadores en la actualidad.
"Para resolver con éxito los problemas globales, característicos de nuestro
mundo contemporáneo, necesitamos crear nuevos métodos de pensamiento,
elaborar una nueva moral y una nueva escala de valores, y, sin duda alguna,
nuevas normas de comportamiento.
La humanidad está en el umbral de una nueva etapa de su desarrollo. No
sólo se debe promover la expansión de su base material, científica y técnica,
sino, lo que es todavía más importante, formar nuevos valores y aspiraciones
humanísticas, ya que la sabiduría y el humanismo son las verdades eternas
que constituyen el fundamento de la humanidad. Nos hacen falta nuevos
conceptos sociales, morales, científicos y ecológicos que deberían
determinar las nuevas condiciones de vida del hombre actualmente y en el
futuro."
Nos encontramos, por lo tanto, ante un reto histórico consistente en
recuperar el pensamiento humanista como definidor de la arquitectura de
todo modelo social; un gran reto que debe traducirse, desde la perspectiva
educativa, en la integración, dentro de los procesos de enseñanza y
49
aprendizaje, de un sistema de valores compartidos sobre los que construir la
propia vida y el entramado social; un nuevo sistema de valores capaz de
hacernos descubrir y redimensionar la existencia, y de abrirnos horizontes,
positivos e ilusionados, en la construcción de nuestros propios y personales
proyectos de vida.
Es un reto del que se desprende un hecho incuestionable: la vinculación que
hoy, más que nunca, debe existir entre ética y educación, es decir, entre la
ética entendida como el arte de saber vivir con uno mismo y con los demás y
de aprender a sentir amor, interés y gusto por la vida, y la escuela como el
ámbito capaz de contribuir activamente a ese aprendizaje.
En el marco de este reto, surge la consideración de la Educación en los
Valores, dentro del Currículo, como un eje transversal, o, si se quiere, como
un contenido de enseñanza y aprendizaje que debe impregnar la totalidad de
la tarea educativa.
Entre las dimensiones de este eje se encuentran el respeto por la vida, la
libertad, la solidaridad, la convivencia, la honestidad, la identidad nacional y
la perseverancia. Al decir del Currículo Básico Nacional, los ejes
transversales “son realidades que permiten al hombre ubicarse a sí mismo en
su relación con los demás. Son tan importantes que llegan a ser condiciones
esenciales de la vida humana” ( C.B.N. 1997 p. 19 ).
Desde hace mucho tiempo observamos en Venezuela al docente en gran
medida desmotivado y desganado hacia el cumplimiento ordinario de sus
50
funciones, a pesar de los importantes esfuerzos realizados para combatir tal
apatía; me refiero con precisión, por ejemplo, a los constantes cursos y
sesiones de capacitación en las diferentes áreas que hemos recibido y a
pesar de ello, persisten aún fallas serias en cuanto al dominio de las teorías
del aprendizaje, ejecución de políticas y/o estrategias de evaluación. Y en un
momento creímos que, cambiando el curriculum según las nuevas
realidades criollas iniciadas a partir de 1999 con la asunción de un nuevo
modelo político, vendría la solución, postulado con fuerza y sustento teóricos
innegables.
De este modo, debemos proceder a la revisión del concepto educativo en
totalidad, tomando en cuenta de dónde viene el educando y hacia dónde
queremos llevarlo, analizando conforme a esto competencias básicas,
contenidos, metodología de enseñanza, ideal nacional, entre otros, que los
educandos deberán interiorizar en determinado nivel o subsistema, como es
nuestro caso. Aquí entraríamos a cuestionarnos qué, cómo, cuándo, dónde,
por qué y a quién enseñar para planificar la enseñanza de manera pertinente
y casi personalizada, pues a través de la construcción curricular, tanto la
escuela como el maestro, dan paso a sus propias ideas sobre el hecho
educativo.
De esta manera, con el curriculum, las actividades a ejecutar se convierten
en una idea plasmada en el papel, en un trabajo previamente concebido para
el logro de unos propósitos, que es la formación de los educando, corolario
de cualquier sistema educativo. Ya no será solamente una estructura formal
51
de planes y programas de estudio sino todo lo que está en juego tanto en el
aula como en la escuela y fuera de ella.
Con la implantación de un nuevo modelo político en Venezuela a partir del
dos (2) de febrero de 1999 –insisto- resultaba previsible desde un primer
momento que emergiera también un modelo educativo con el respectivo
propósito de multiplicar y perpetuar el conjunto de ideales que dan forma,
rostro y definición a ese naciente modelo político, a la par de reanimar al
docente con un nuevo punto de vista curricular más creativo, más
nacionalista, más parecido a nosotros mismos.
De este modo, traemos a colación los postulados del ilustre Maestro Prieto
dictados en una conferencia en Caracas (1946.) sobre “El Estado Docente”
en el que afirma que la educación, siendo provista por el Estado, debe
responder a las necesidades de ese estado proveedor; si el estado es
marxista, la educación será de corte marxista; si el estado es democrático, la
educación será de corte democrático. Así, en Venezuela el nuevo sistema
educativo apunta hacia la formación de un “hombre nuevo” con tendencia a
la práctica de valores como la equidad, la inclusión, la solidaridad, entre
otros.
Graficado en “El Árbol de las Tres Raíces”, el nuevo modelo de educación
planteado como “Currículo Nacional Bolivariano” (aún en discusión ) reúne en
su aspecto conceptual las ideas del Maestro Simón Rodríguez (1828), las de
El Libertador Simón Bolívar y las de Ezequiel Zamora, tomando de cada uno
de éstos los aspectos medulares relativos al caso.
52
En este modo, el Maestro Simón Rodríguez (1828), hablaba de la creación
de caminos propios para la solución de los problemas de las entonces
nacientes repúblicas americanas, dejando atrás los viejos modelos de
pensamiento europeos que no se adaptaban al trópico y que deben servir de
punto de partida para el afianzamiento de la identidad, que es, a mi modo de
ver y sugiero en este trabajo, la definición ontológica del individuo o nación,
tomando en cuenta los eventos precedentes que hayan contribuido con ella.
El lema de Simón Rodríguez “inventamos o erramos” ha vuelto a la palestra
para determinar muchas de las decisiones tomadas en Venezuela, toda vez
que nos hemos convencido de nuestras potencialidades como país para
alcanzar el desarrollo y el progreso. Ahí está, por ejemplo, nuestro primer
satélite venezolano, fabricado en China con tecnología de ese país pero
manejado por talento humano venezolano con grandes perspectivas de éxito.
Estamos inventando nuestro futuro y demostrando que las fórmulas extrañas
a nuestra idiosincrasia frenan el desarrollo nacional.
Sin duda, la originalidad de este modelo de educación bolivariana, que
concentra el pensamiento, cultura e Historia de nuestro país, es indiscutible.
Ahora bien, Simón Bolívar, único personaje en dos mil años de historia
universal en ostentar el título de Libertador, sigue sembrando el orgullo
americanista como hiciera su maestro, liberando gran parte del territorio
americano y he allí el punto central de su magisterio: no hay educación sin
libertad, no podría haberla nunca pues no se concibe la educación sin la
promoción de valores como la justicia, la paz, el patriotismo o la libertad. Se
53
ocupó personalmente de los detalles de cómo debe ser la educación del
pueblo y para ello contrata los servicios del profesor Lancaster, quien
planteaba un sistema de alumnos monitores en el que el más aventajado se
ocupara de otros que requerían la ayuda necesaria; esto daba paso a
atender el problema de la escasez de docentes en aquella época y permitía
la libertad de cultos. El modelo articulaba distintas dimensiones como
docencia método, currículum.
De esta forma, Bolívar ya sembraba la semilla de una educación con
características como solidaridad, cooperación e igualitarismo, por tal razón la
vigencia de sus postulados en la actualidad. En el ideario bolivariano
encontramos nuestras raíces, nuestra identidad.
Por otra parte, en cuanto a Ezequiel Zamora, lleva adelante fuertes y claras
proclamas con el objetivo de proteger a los más necesitados, a los más
débiles, a las grandes masas de desposeídos que abundaban en Venezuela
sedientos de justicia social y que encontraron en la Guerra Federal una
respuesta a sus reclamos. La repartición justa de la tierra y de bienes entre
los más pobres fue una de sus grandes preocupaciones y ocupaciones, al
decir de Villanueva (1898).
Por consiguiente, contando con todos estos elementos y aferrándome a ellos,
creo que es razonable concebir la educación bolivariana como un constructo
eminentemente humanista, cooperativo, solidario e igualitarista, en el que
prive el colectivo ante el individuo con conciencia plena de su Historia para
proyectar un futuro que le garantice el espacio suficiente y necesario en tanto
54
en cuanto ser humano que es, desechando tesis que cercenan su
protagonismo natural.
Como soporte de esta afirmación, encontramos en la Constitución
Bolivariana los fines del a educación en su artículo # 2, entre los que se
distinguen: “Desarrollar el potencial creativo de cada ser humano y el pleno
ejercicio de la personalidad”.
Respecto a esto, debo decir que el potencial creativo resulta el principio para
la creación de la que hablaba Simón Rodríguez (1828), responde a la
necesidad de crear o errar. La creatividad libera el camino para inventar las
soluciones propias para el crecimiento y desarrollo de la nación, superando
entonces la dependencia tecnológica, intelectual, aquellos proyectos,
políticas, bienes de consumo extranjeros que por largo tiempo han sido
esclavizante sostén de la vida nacional, planteándonos el gran reto de
enarbolar las banderas de la propia idiosincrasia e identidad nacional.
En esta perspectiva, si cada ser humano va a recibir educación se cumpliría
el postulado robinsoniano de la educación popular en la que todos tenemos
cabida por igual, de este modo, todos los venezolanos podemos pasar a
formar parte de los diferentes programas educativos puestos hoy en práctica
a todo lo largo y ancho del país como Misión Robinson I, II, III, Misión Ribas,
Misión Sucre, Misión Ciencia, entre otras. De cumplirse verdaderamente
estas condiciones, sin duda que la personalidad del educando caminaría
velozmente hacia su pleno desarrollo.
55
Otro de los fines es: la valoración ética del trabajo y la participación activa,
consciente, solidaria en los procesos de transformación social.
Queda claro, en Venezuela hemos marchado con paso firme hacia la
promoción del ciudadano como eje de la transformación de su sociedad en
pos de un modelo, cooperativo, solidario e igualitarista con expresiones
claras como los Consejos Comunales, a través de los que el ciudadano
puede ejercer libremente las acciones para transformar su propio espacio.
Eso es ejercicio del poder popular producto de una educación popular.
El último de los fines es: “ser humano consustanciado con la identidad
nacional y con una visión latinoamericana y universal”.
Tenemos pues, que la integración latinoamericana en una sola gran nación
es uno de los más sublimes sueños del ideario bolivariano, con sus
respectivas raíces mirandinas. La convocatoria de Bolívar a las naciones del
cono sur en 1826 para reunirse en el Congreso Anfictiónico de Panamá tenía
el propósito de plantar la semilla de la gran unión continental y así ocurrió,
aunque también trajo las primeras evidencias de la sed de dominación y
alienación de algunas potencias extranjeras hacia las incipientes naciones
del sur, tal como lo expreso el Libertador: “Los Estados Unidos parecen
destinados a plagar de miserias a América en nombre de la libertad”. Simón
Bolívar, (1826).
Sin embargo, desde Venezuela han surgido iniciativas decisivas que nos
llevan a una real integración continental tales como Telesur, Petroamérica,
Petrocaribe, Hospital Cardiológico Infantil, Misión Milagro, El Gasoducto
56
Internacional, Alianza Bolivariana para los pueblos de América, entre muchas
otras que llevan a los venezolanos a conocer y a acercarse a las hermanas
naciones latinoamericanas, como protagonistas de este proceso de
integración, producto –en gran medida- del concepto de educación
bolivariana.
Mi Yo creo sobre algunos episodios desde la Colonia y el Golpe de
Estado en Venezuela como instrumento de dominación. Las tempranas
clases sociales en la Colonia
Durante la Colonia, período histórico en Venezuela que abarca desde la
invasión española hasta la Batalla de Carabobo, subsistían diversas clases
sociales caracterizadas cada una de manera particular, pero sobre todo por
supuesto, por su vinculación directa a la corona española.
En la colonia las clases o grupos sociales estaban claramente divididos y sin
que se respetasen los mínimos derechos de las clases bajas, pues por su
propia naturaleza, eran considerados inferiores a todo evento.
En cuanto a los negros, podemos decir abiertamente que dentro de la
primaria clasificación de blancos, indios y negros, fue la clase peor tratada al
ser considerados ni siquiera como seres humanos sino como objeto
comercial. Traídos como esclavos desde África y en condiciones inhumanas,
muchos morían durante el viaje en barco, como consecuencia de una
57
alimentación que apenas llegaba y por causa de los irrefrenables y frenéticos
maltratos físicos que encontraban límites en la conveniencia del blanco
esclavizador, siendo sus cadáveres lanzados al mar - de más está decirlo-
sin ningún oficio religioso.
Ya en tierra firme se procedía a su comercialización - lo más rápidamente
posible evitando su manutención- en lugares públicos como la plaza mayor,
donde se establecía un mercado abierto al público pudiente ( aquí nos
referimos sobre todo a los mantuanos ) y en subasta eran vendidos,
quedando así a merced del comprador y nuevo amo para realizar diversas
tareas, en ocasiones cual animales de carga y sin gozar de los mínimos
derechos. Sus obligaciones comprendían entre otras cosas, trabajar en el
campo hasta las tareas domésticas o cualquier otra cosa inimaginable que
fuera producto de la morbosidad o capricho del amo blanco, obligaciones a
cumplir sin oposición de ningún tipo dada la perversidad que de por sí
encarna del régimen esclavista. Podían recibir una paliza a latigazos o
incluso la muerte según el deseo de su amo al ser su propiedad. Los
esclavos no gozaban de ningún tipo de libertad.
Sus amos los alimentaban y los proveían de ropa de acuerdo a su voluntad.
Los esclavos negros andaban muy mal vestidos con chaquetas de bayetón y
pantalones de la misma tela, por lo general estaban descalzos o con ojotas
hechas de cuero de vaca o cerdo. En algunas ocasiones se podía ver a
algunos negros ataviados con las sobras de sus amos, pero vestidos
58
ridículamente, por ejemplo con pantalones largos, ropa muy grande, galeras,
etc. estas vestimentas eran sus mejores galas y las utilizaban por lo general
en días domingos.
Ahora bien, esta clase social que he mencionado como la pudiente, quiero
decir “Los Mantuanos”, detentaba no sólo el poder económico, sino como
suele ocurrir y ha ocurrido en las diversas épocas de la Historia, sino también
el poder intelectual y un poco o bastante poder político dado su alcance
social y su representatividad y su influencia. Por esa razón los mantuanos
debían estar interesados en conservar el orden de cosas existente para
aumentar sus beneficios y prebendas pero llegó un momento en que dejaron
los mantuanos de lado sus satisfacciones para aspirar al poder político
también e intentar imponer su estilo que, conveniente o errado, certero o
altruista, ellos consideraban el mejor para su momento histórico.
Con las fortunas inmensas que habían acumulado tras trescientos años de
presencia en estas tierras, los mantuanos empezaron a informarse y a
nutrirse de ideas revolucionarias provenientes de la vieja Europa por
acontecimientos allí surgidos; me refiero a libros como “El Emilio” de Juan
Jacobo Rousseau, “El Espíritu de la Leyes” de Montesquieu, entre otros. Los
trascendentales eventos ocurridos en la propia España como consecuencia
del fracaso de la invasión napoleónica, para la que el pueblo humilde y
sencillo se organizó y diezmó a la poderosa fuerza francesa con acciones
guerrilleras, digamos que abrieron los ojos criollos y les hicieron tener fe en la
59
posibilidad de desprenderse de los lazos del imperio español y soñaron
entonces con un gobierno propio que satisficiera sus necesidades.
Con Francisco de Miranda como puntal militar, cargado de todas las victorias
y toda la experiencia de su vida en campos rusos, europeos y
estadounidenses, comienzan los mantuanos a tratar de obtener la indepen-
dencia política de Venezuela. Los mantuanos, la aristocracia caraqueña,
intentan apoderarse del poder desde dentro mediante un golpe de Estado; a
través del Concejo Municipal, del Real Consulado, del gremio de agricultores,
y apoyándose en el acceso que tienen a la Universidad, ejercen ya de hecho
el poder económico y ocupan la primera posición social en La Capitanía
General; por esto aspiran a obtener el poder político y a que Venezuela sea
independiente (o por lo menos autónoma), pero regida de acuerdo con sus
ideas, con las que ellos consideran las mejores.
Cuando se produce la invasión napoleónica en España en 1808, y en las
jornadas de Bayona el rey Carlos IV y su hijo y sucesor Fernando VII quedan
apartados del trono, y prisionero este último, mientras en Madrid se entroniza
a José' Bonaparte, hermano de Napoleón, cada provincia española organiza
sus juntas para preparar la resistencia contra los invasores y dirigir la política
en su región.
Los mantuanos caraqueños, al conocer estos hechos a mediados de ese
año, piden al capitán' general interino de Venezuela, Juan de Casas, que
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cree también una junta en la cual ellos aspiran a tener participación
preponderante. Tratan de tomar el poder sin modificar el orden social. En
esta conspiración de 1808 intervienen dos generaciones de mantuanos: La
de los padres y la de los hijos. Estos últimos, que se reunían en la Cuadra
Bolívar, junto al río Guaire, en Caracas, para planear su acción, eran mucho
más radicales en sus ideas que los padres. De todos modos, esta acción de
los mantuanos fracasó porque el capitán general no accedió a sus
demandas, puso en prisión a algunos de los más exaltados y a otros los
confinó en sus haciendas fuera de la ciudad. Sin embargo, este intento
frustrado quedará como signo de la voluntad y pensamiento de esa poderosa
clase social criolla y que más tarde repetirá sus intentos de rebelión con
éxito, exactamente en abril de 1810 con muchos de los personajes
anteriores, entre ellos Francisco de Miranda y Simón Bolívar.
Los indígenas que habitaban en estos territorios fueron distribuidos en las
diferentes encomiendas para que hicieran los trabajos forzados que los
conquistadores querían. La mayor parte de ellos murieron durante el primer
siglo de la Conquista, debido a que fueron robadas sus tierras, y obligados a
trabajar en condiciones muy malas, realizando trabajos muy pesados, como
los lavaderos de oro.
Como estaban débiles eran presa fácil de las enfermedades que trajeron los
conquistadores, desconocidas para ellos. Periódicamente la viruela, el tifus,
el sarampión, la peste bubónica y la gripe atacaban a la población,
61
disminuyéndola notablemente. A ello se suma la separación que hacían los
colonizadores de las familias indígenas: muchas veces marido y mujer vivían
en lugares distintos y no tenían hijos.
Con el tiempo, rápidamente los aborígenes perdieron los rasgos
característicos de su cultura, adoptando el idioma y la religión de sus
conquistadores, anulando su identidad.
A pesar de que la Corona hizo amplios esfuerzos por proteger a los
indígenas, sus medidas resultaron inútiles, quedando este grupo reducido a
su mínima expresión.
Se los usaba para realizar tareas en las minas de oro y plata, cultivar la tierra
y criar ganado, tampoco gozaban de derechos pero no eran esclavos. Los
indígenas eran vasallos del rey de España pero no gozaban de los
beneficios de la ley. A estos se les tenía prohibido andar a caballo, se les
pagaba por su trabajo pero sólo unas pocas monedas, se los empleaba para
los trabajos más pesados de la colonia.
Los criollos o españoles americanos, que habían nacido en América, hijos de
españoles no tenían los mismos derechos que los españoles de la península,
muy pocos criollos llegaron a ocupar cargos políticos. Algunos llegaron a ser
grandes comerciantes o profesionales. Vivían en casas amplias o quintas,
también había criollos que vivían en la pobreza y subsistían de sus trabajos
o pequeñas industrias caseras.
62
Los españoles ocupaban los mejores puestos, algunos se dedicaban a la
política, otros al comercio y al monopolio. Eran de la clase social alta,
tenían todos los derechos, podían estudiar libremente y aprendían latín y
francés. Vivían en amplias y cómodas casas.
La Guerra Federal.
La Guerra Federal ocurrió entre los años de 1859 a 1863, a la que también
algunos autores llaman o denominan la “Guerra Larga” o “Guerra de los
Cinco Años”. Fue el enfrentamiento militar entre las corrientes conservadora
y liberal, que como actores políticos en ese momento, predominaban en el
escenario nacional.
Siendo el enfrentamiento bélico más costoso para Venezuela después de la
independencia, supuso básicamente a mi modo de ver, un grito de reclamo y
protesta por parte de las clases menos favorecidas por el sistema político y
sobre todo económico surgido a partir del término de la guerra de
independencia, clase que sufría los embates de prácticas por demás injustas
y oprobiosas. Los conservadores, oligarquía surgida de la guerra
independentista, se oponían a modificar el orden social establecido desde la
colonia, imperturbable casi en su totalidad después del término del proceso
revolucionario independentista incluyendo entre otras cosas el reparto de las
riquezas, sólo que se sustituyó una clase política por otra, en este caso, los
63
españoles por los militares. Por otro lado, los liberales, ajenos o en
desacuerdo con estas prácticas excesivas, proclamaban los ideales de
libertad e igualdad, semejantes a las proclamadas en su momento por
Bolívar y que los conservadores habían dejado atrás para entronizarse en el
poder para sí mismos y no para el pueblo.
Durante la guerra, los liberales eran conocidos con el nombre de federalistas,
ya que el federalismo y la autonomía de las provincias eran sus
reivindicaciones principales.
La recién surgida Venezuela libre como república, habiendo establecido fin
con la Gran Colombia en 1830, estaba dominada por una nueva clase
política, que era la oligarquía agraria. Este grupo social mantuvo en esencia
el orden establecido durante la colonia, basado en la explotación de la tierra
dividida en un sistema latifundista.
Esta oligarquía estaba compuesta por la antigua aristocracia criolla y por las
nuevas élites surgidas durante el proceso independentista, dado que muchos
ex militares o militares activos habían logrado reunir grandes cantidades de
tierra; unas como recompensa a sus servicios en la guerra que acababa de
concluir y otras como consecuencia de negocios con otros militares menos
afortunados que necesitaban soluciones efectivas y rápidas a sus problemas
económicos. Además, durante el desarrollo de toda la guerra a partir de
1810, el ejército confrontó necesidades de provisiones en pertrechos, armas,
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ganado, entre muchos otros, que llenaron las arcas de muchos comerciantes
y que, aprovechando semejante oportunidad, llegaron a constituirse en una
especie de burguesía comercial que se enquistó en lo que más tarde tendría
como expresión en el ejercicio de la política al partido conservador. Esto es el
poder para hacer dinero y/o el dinero para ejercer el poder.
A partir de 1831 se sucedería una serie de levantamientos en el oriente del
país en pro de la consecución de un sistema federal que cristalizaría apenas
en intentos solo muchos años después, pero es a partir de 1842 cuando la
crisis económica se agudiza de tal modo que muchos pequeños y medianos
propietarios de tierras (entre ellos numerosos militares) se verán
desposeídos de sus tierras ante su creciente endeudamiento, por lo que en
los años de 1846 y 1848 se dio el fenómeno, de fuerza modesta, llamado
Revolución Popular, a la vez que se produce una radicalización en los
planteamientos del Partido Liberal con base en tales hechos.
En 1848, como resultado de la crisis desatada, el congreso elige como
presidente de la república a José Tadeo Monagas como una figura que
pudiera reconciliar a liberales y conservadores. Páez y los conservadores
intentan controlar al nuevo presidente pero este se distancia de los
conservadores y se acerca a los liberales. El intento del congreso (dominado
por los conservadores) de enjuiciar a Monagas culmina en el asalto al
Congreso. Así se inicia un periodo de asentamiento de los liberales en el
poder. En este periodo se legislan varias medidas en favor de la clase
65
terrateniente, lo que conllevará un proceso de acaparamiento de tierras por
parte de éstos. También se va configurando un cierto entendimiento entre
sectores liberales y conservadores bajo la consigna “Unión de los
venezolanos y olvido de lo pasado”
Pero la razón esencial de la Guerra Federal seguía latiendo en el corazón del
pueblo dispuesta a explotar en cualquier momento como producto de un
esquema acendrado de injusticia social caracterizado por la desigualdad y el
desfavorecimiento de una clase ante otra por motivos de posesión de dinero.
Entonces cabe preguntarse ¿a dónde iba el pueblo, recién nacido como
república, sin una representación verdadera ni dolientes en un gobierno que
sólo era capaz de respaldar no los intereses de la mayoría sino los suyos
propios ? En este trabajo de investigación afirmo que es el inicio del
resquebrajamiento del concepto de Identidad Nacional en la mente de los
venezolanos, divididos y desamparados como pueblo ante un conjunto de
oligarcas explotadores, a quienes éstos negaron rol y status merecido y
digno dentro de su sociedad. Por ello surge la Guerra Federal.
Y teniendo en cuenta semejante motivación se hace también difícil de
aceptar que el ingente sacrificio en todos los órdenes hecho por la población
en general no tuviera apenas remotamente el efecto deseado, dado que a
pesar que finalmente los federales alcanzarían el poder político con Juan
Crisóstomo Falcón en la presidencia, el dañino esquema explotador y semi-
fuedal en que vivían los venezolanos quedó intacto. El 23 de abril de 1863 se
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firmaría el Tratado de Coche entre José Antonio Páez, presidente de la
república, y Juan Crisóstomo Falcón, líder de los federales. Éste tratado
ponía fin a la guerra con un claro triunfo federal. En diciembre de ese mismo
año, Falcón sería elegido presidente provisional de la república, lo que a
todas luces parece un pacto muy bien arreglado para que todo continuara
igual.
En cuanto al sacrificio hecho por la población me refiero a que el número de
vidas humanas perdidas se calcula en ciento setenta y cinco mil personas en
un país de dos millones de habitantes, la mayoría de ellos campesinos, toda
vez que Venezuela era una sociedad rural. Pueblos y caseríos enteros fueron
arrasados con las tácticas empleadas de guerra de guerrillas por las que el
ganado, principal fuente de economía, casi desapareció. En las regiones
donde se desarrolló la guerra, muchas tierras productivas quedaron
calcinadas por los incendios, o simplemente abandonadas por falta de mano
de obra. Se redujo así considerablemente la producción agrícola y ganadera,
ya que se perdieron más de siete millones de reses, cifra superior a la
pérdida de ganado vacuno que se habían perdido en la Guerra de la
Independencia. Todo esto trajo consigo el que las exportaciones se
mermaran y el incremento de la deuda externa a casi cincuenta y nueve
millones de pesos.
La guerra destruyó la economía pecuaria del país, pues se peleó en su
mayor parte en los llanos, centro de la ganadería venezolana. A raíz de ello
67
en la zona andina que no había sido afectada por las acciones bélicas
empieza a crecer la importancia del café.
La guerra puso fin definitivo del caudillismo de José Antonio Páez, es cierto ,
pero también es cierto que la esperanza de las mayorías desposeídas de una
repartición justa de la tierra se desvanecieron con el surgimiento de nuevos
caudillos regionales, quienes se apoderaron de ellas frustrando así el
libertario anhelo popular de ser tratado con justicia, de ser tomado en cuenta,
de tener un espacio y una identidad pero todo se mantuvo igual.
El gobierno de Cipriano Castro y el golpe de Gómez contra el
Nacionalismo.
Una vez en el poder Cipriano Castro tuvo que afrontar una fuerte oposición
política por parte de sectores tanto nacionales como internacionales. En tal
sentido, tenemos el estallido de la Revolución Libertadora (1901-1903),
liderada por el banquero Manuel Antonio Matos y que contó con el apoyo
financiero de compañías extranjeras; el bloqueo de las costas venezolanas
por parte de las armadas de Inglaterra, Alemania e Italia (diciembre 1902-
febrero 1903) que motivó la célebre proclama de Castro: "Venezuela, la
planta insolente del extranjero ha profanado el sagrado suelo de la patria"; y
"La Conjura" (1907), complot palaciego que se generó en torno a su ausencia
del gobierno por motivos de salud.
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En síntesis, para poder superar la oposición a su gobierno y consolidarlo,
Castro tuvo que liquidar los centros dispersos de poder político (caudillos) y
preparar el advenimiento de un régimen plenamente autoritario, lo que no
dejó de provocar la reacción de ciertos sectores separados del poder. En
noviembre de 1908 con el objeto de someterse a una riesgosa operación
quirúrgica en Alemania, deja en el poder transitoriamente al vicepresidente
de la República, general Juan Vicente Gómez; quien aprovecha las
circunstancias para dar un incruento golpe de Estado, el 19 de diciembre de
ese año. Una vez alejado del poder y negada la posibilidad de regresar a
Venezuela, Castro sufrió el acoso de las potencias resentidas por la política
que mantuvo hacia ellas durante los 8 años que estuvo en el poder.
Al carecer de los recursos para efectuar una invasión armada, se marcha a
Madrid para luego convalecer de su operación en París y en Santa Cruz de
Tenerife.
En efecto, a la sublevación armada de nacionalistas y amarillos se suman
otros factores económicos y financieros que, unidos a la ineficiencia oficial,
conducen al país a un profundo déficit fiscal que hace perentoria la
necesidad de que el gobierno recurra al financiamiento de la banca privada.
En enero de 1900, Castro convoca al potentado General Manuel Antonio
Matos, propietario y director principal del Banco de Venezuela, a una reunión
en la que le solicita el concurso financiero de la entidad bancaria para ayudar
a cerrar la aguda brecha fiscal.
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Antela evasiva del banquero y en respuesta a su carta en la que aconseja a
Castro una fórmula de obtención de fondos que no implique la participación
de su banco ni mayor violencia a la existente, los directores del Banco
Caracas y el presidente y secretario del Banco de Venezuela fueron
conducidos a prisión. En las temidas cárceles de la Rotunda primero, en su
aterrador "tigrito" luego, Matos los acompañará días después.
Varios días después, entre dos hileras de soldados, sacan a los banqueros
del presidio y los hacen recorrer a pie las populosas calles que median entre
la prisión y el Ferrocarril inglés. Circulaba la noticia de que los mandarían a
las bóvedas de San Carlos, pero sólo se trataba de una procesión bufa. Don
Bernardo Lassére, Presidente de la Junta Directiva del Banco de Venezuela,
meditó bastante en sus horas de presidio, y accedió a que la Institución
prestara al Gobierno el dinero pedido. Ahora todos recobraban la libertad, y
don Cipriano hace una visita de cortesía a los Bancos como para borrar
cualquier agravio: En estas curiosas relaciones suyas con la Economía
Nacional en que pasará de la violación al halago, tres años después, dará
una de las más lujosas fiestas de su gobierno en homenaje a la directiva de
los "Bancos de Venezuela y Caracas". Serán los huéspedes, los prisioneros
de ayer".
Castro, viejo zorro ya en política, capitalizó el sentimiento nacionalista, y por
primera vez el país entró en una etapa de relativa paz hasta que, a instancias
de los gobiernos municipales controlados desde Caracas, el Congreso
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sancionó, el 20 de abril de 1904, una nueva Constitución que permitió
reelegir al Presidente por otro periodo de gobierno de seis años, hasta mayo
de 1911. Las reacciones no se hicieron esperar, unos se adhirieron a la
reforma y otros como el sempiterno Mocho Hernández mostraron su
desacuerdo. Nuevas y trascendentes reformas legales se llevaron a cabo, se
legalizó el divorcio, se reabrieron los Seminarios clausurados por Guzmán
Blanco, y se emprendió la construcción de importantes obras públicas. Nadie
presagiaba lo que vendría después.
O lo que fue lo mismo que un nuevo desamparo a las legítimas aspiraciones
de una nación con deseos de liberación para tener identidad y libertad. Con
la caída de Castro también se esfumaron las esperanzas en Venezuela de
ser un país libre, ya que vendría el entreguismo ciego de Gómez a las
compañías petroleras transnacionales a cambio de ayuda sustancial para
mantener el poder por veintisiete largos años de cruel dictadura, durante los
cuales por cierto, apenas nombró la palabra “educación” en sus discursos o
intervenciones oficiales.
El gobierno progresista de Medina Angarita.
El General Isaías Medina Angarita, Ministro de Guerra y Marina y Candidato
Presidencial de López Contreras, fue electo Presidente de la República por el
Congreso Nacional, para el período 1941-1946. Sin embargo, a pesar de
contar con tan decisivo apoyo en sus inicios en el gobierno, Medina Angarita
se distanció de López Contreras, así como acabó con los vestigios del
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gomecismo que persistían a su alrededor. Si bien es cierto que su antecesor
y mentor abrió los cauces a la democracia en Venezuela con importantes
avances políticos, el General Medina imprimió a su obra de gobierno una
orientación democrática dirigida al afianzamiento de las instituciones y a la
realización de reformas en los aspectos más importantes de la vida nacional,
particularmente a aquellas que asistían al pueblo de manera directa.
Medina fue un gobernante civilista y democrático que dio pasos positivos
para restaurar al pueblo sus derechos ciudadanos. Su acción de gobierno se
encaminó desde el comienzo a garantizar las libertades públicas. Desde
1941 legalizó al partido Acción Democrática, que –paradójicamente- de
inmediato se convirtió (o ya lo era antes ) en el principal partido de oposición.
Permitió la actuación de los comunistas a través de partidos como Unión
Popular, que reunió en su seno a militantes revolucionarios inhabilitados por
disposiciones constitucionales heredadas del gomecismo. Propició la reforma
de la Constitución y la derogación del inciso VI del artículo 32, amén de
legalizar al Partido Comunista en 1944.
Con el propósito de hacerse de una plataforma política y dando ejemplo de
civilismo y trabajo organizado, Medina Angarita, al igual que su predecesor
López Contreras, promovió la organización de un partido político que apoyara
su gobierno, de modo que surgió el Partido Democrático Venezolano (PDV),
originalmente denominado Partidarios de la Política del Gobierno (PPG) que
en un principio fue un partido amorfo, constituido en su mayoría por el sector
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oficialista, pero al cual integraron también sectores de la burguesía y
numerosos intelectuales y políticos honestos, interesados en la consolidación
de un sistema democrático tan progresista como el que conducía Medina
Angarita.
En las elecciones municipales de 1944, el PDV dio pruebas de su amplitud
democrática al aceptar alianza electoral con los comunistas. Esto dio motivo
para que los lopecistas se separaran del PDV y fueran a formar la
Agrupación Pro-Candidatura Presidencial del General López Contreras
Desde su gestión de gobierno Medina Angarita ejecutó importantes reformas
en el orden económico y administrativo. Instituyó el Seguro Social Obligatorio
(logro importantísimo para el pueblo ); promulgó la Ley de Impuesto sobre la
Renta y emprendió la construcción de importantes obras de urbanización en
Caracas y en varias poblaciones del interior, redimiendo así a gran parte del
pueblo con necesidades primarias de viviendas dignas. Pero su obra de
mayor relieve y transcendencia fue sin duda la Reforma Petrolera de 1943,
con la que se proponía lograr una participación estatal más amplia y decisiva
para retornar los beneficios a la masa popular, que la refinación de nuestro
petróleo se hiciera principalmente en Venezuela y que la industria petrolera
fuera una fuente segura de trabajo para los venezolanos.
Y es que en 1943 estaban dadas las condiciones para poner en marcha esta
reforma. Los sectores populares venían pidiéndola como una medida
inaplazable para detener la explotación desmedida de nuestro principal
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recurso por parte de las compañías extranjeras que al amparo de una
legislación complaciente obtenían las mayores ventajas mientras Venezuela
recibía una mísera participación. Las grandes mayorías nacionales estaban,
pues, a favor de que se reformara la legislación de hidrocarburos, de manera
que el pueblo se hiciera consciente de su propia riqueza identificándose con
ella, reencontrándose consigo mismo, alcanzando su identidad, ahuyentando
el pseudoesclavismo que imponía el poder transnacional.
La Reforma Petrolera del 43 permitió unificar el régimen jurídico de las
concesiones que se venían rigiendo por diferentes leyes; y unificar también el
régimen impositivo, haciendo que las empresas petroleras pagaran en lo
adelante, los mismos impuestos. De esta manera las compañías quedaron
sujetas al pago de los impuestos de importación y se eliminaron las
exoneraciones aduanales, quedando esta materia de exoneraciones a cargo
del Ejecutivo Nacional.
Las petroleras, además, debieron pagar el Impuesto Sobre la Renta, lo que
vino a significar un ingreso adicional importantísimo para el erario. Porque
debemos tener en cuenta que el recurso natural por excelencia que nos
identifica dentro y fuera de nuestras fronteras es y ha sido el petróleo; el que
nos ha dado impulso como industria nacional e internacional y con el que nos
hemos alimentado por más de cien años, a pesar de haber regalado gran
parte de él con leyes perjudiciales. De esta forma el pueblo aprendió que un
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recurso natural tan valioso como el petróleo era suyo y no de las
transnacionales. Esto es parte de nuestra identidad.
El aporte de Medina Angarita al progreso de la nación venezolana tiene
baluartes importantes en la Ley de Reforma Agraria, asistencia técnica y
créditos agrarios o numerosas obras públicas, entre ellos los bloques de El
Silencio y muchísimas escuelas a nivel nacional; del mismo modo su nivel de
tolerancia e inclusión, con la legalización del Partido Comunista, de Acción
Democrática y COPEI como muestra de la apertura democrática. Crea el
Seguro Social y reforma la Ley de Hidrocarburos, convocando así mayores
beneficios económicos para el estado venezolano. La práctica de la Libertad
total de expresión y de prensa sin presos políticos, ni perseguidos políticos,
ni exiliados.
Su invaluable aporte a la democracia venezolana le ha hecho merecedor del
título “El Presidente más democrático de Venezuela”.
Sin embargo, la buena marcha de su gestión de gobierno, orientada al
favorecimiento de las mayorías, exasperaba a quienes se sentían sedientos
de poder y estaban dispuestos a todo por conseguirlo, por eso se llegó al 18
de Octubre de 1945.
El golpe militar contra el Presidente constitucional Medina comenzó en horas
mediodía del 18 de octubre con el levantamiento de la Escuela Militar, el
Cuartel San Carlos de Caracas y la guarnición de Maracay. El gobierno
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sorprendido por la conspiración intentó resistir con algunos cuerpos de tropas
y fuerzas policiales leales, sin embargo, en poco tiempo se hizo claro que el
control de la situación quedaba en manos de los sediciosos. El gobierno
estaba perdido y Medina entregó el mando, cercenando de esta forma y una
vez más, las esperanzas del pueblo de ser el dueño de su propio destino, de
tener una verdadera identidad.
El derrocamiento de Pérez Jiménez y la esperanza perdida.
Hay un año que es particularmente clave para entender la contemporaneidad
criolla venezolana, 1958 se inicia con un intento de golpe de Estado contra el
régimen de Marcos Pérez Jiménez y termina con la elección de Rómulo
Betancourt como Presidente de la República. La complejidad y juego de
poderes y tendencias que durante ese año se ponen en juego y su resolución
determinará el destino de la democracia representativa durante los próximos
cuarenta años.
Por un lado, el derrumbe de Marcos Pérez Jiménez, al contrario de lo que
generalmente se piensa, no derivó inmediatamente en un régimen civil
democrático y en un repliegue de las Fuerzas Armadas de la política. Por el
otro, no todas las tendencias que derriban a Pérez Jiménez querían instaurar
un régimen representativo democrático.
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El conflicto esencial que determina las alianzas y las tensiones del año 1958
se generó entre los militares y los civiles. Aquellos que finalmente derriban a
Pérez Jiménez son militares, algunos de los cuales seguían prefiriendo un
gobierno de las Fuerzas Armadas al “desorden” democrático del trienio 1945-
1948.
El regreso de los distintos líderes de los Partidos Políticos, Rafael Caldera
(COPEI), Jóvito Villalba (URD), Rómulo Betancourt (AD), Gustavo Machado
(PCV) los coloca en una situación distinta a la que se habían enfrentado la
década anterior. De idéntica manera, los jóvenes que coordinaron la
Resistencia contra la dictadura perezjimenista, pronto tendrían su conflicto
con la Vieja Guardia. Pero los conflictos generacionales tendrían que
esperar; la resolución de una tensión más peligrosa y más urgente tenía que
ser certera y medida; el tránsito a la democracia no estaba asegurado.
El año de 1958 se caracterizó por diversos intentos de Golpes de Estado
contra la Junta de Gobierno, una gran cantidad de tensiones llevaron a
cambiar la primera Junta a pocas horas de su instalación. La incorporación
de dos elementos demasiado cercanos a Pérez Jiménez, calificados de
esbirros, fue rechazada por la Junta Patriótica y por aquellos que
acompañaban a Hugo Trejo. Los dos personajes fueron excluidos de la Junta
y se incorpora a Eugenio Mendoza, empresario, en la misma.
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El Ministro de la Defensa, Jesús María Castro León se alza en el Cuartel San
Carlos, el pueblo en la calle, manifestaciones a favor de la democracia, evita
que se consuma el retroceso. Diversos Golpes de Estado llevan a dudar de
la estabilidad del Gobierno, los líderes políticos intentan moderar y calmar los
ánimos de la población. Ciertos miembros de las elites militares pretenden
pescar en río revuelto y alzarse con el poder. Hugo Trejo, prácticamente, es
expulsado del país.
Los peligros concretos y permanentes de una regresión militar llevan a la
formación de un Frente civil para encauzar el camino a la normalización
democrática. Las elecciones son programadas para diciembre, pero no
muchos apostaban por su realización en condiciones normales. Una nueva
insurrección frustrada de Moncada Vidal enciende las alarmas de los
dirigentes políticos civiles.
Es en este contexto que se firma el Pacto de Punto Fijo . El nombre de los
firmantes es importante para entender el proceso que los transformó: por
Acción Democrática firmaron Rómulo Betancourt, Raúl Leoni y Gonzalo
Barrios. Por Unión Republicana Democrática: Jóvito Villalba, Ignacio Luis
Arcaya, y Manuel López Rivas. Por el Partido Social Cristiano COPEI, Rafael
Caldera, Pedro del Corral y Lorenzo Fernández.
Pero el “Pacto de Punto Fijo”, así comúnmente llamado, no fue lo que trajo
mayor suma de felicidad posible al pueblo como lo reclamara El Libertador en
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su histórico y admirable “Discurso de Angostura”. Cuando veo los archivos
visuales de la época en la que el pueblo se volcaba espontáneamente a las
calles a celebrar la huida del dictador, siento que fue la esperanza perdida
que desde entonces cobra fuerza al ver todos los índices de desarrollo
humano que registran organismos internacionales como la ONU, según los
que entre 1958 y 1998, la salud, educación, servicios públicos, justicia, entre
otros aspectos relevantes en la sociedad moderna, se encontraban en
niveles críticos.
La honda crisis sociopolítica que vino anidándose en Venezuela desde la
perspectiva de la injusticia y la indiferencia al pueblo, detonó en una
insurrección cívico-militar en 1992 que sería el comienzo del fin de una
oscura época para la clase política en el ejercicio del poder y de la
idiosincrasia de la sociedad entera, en parte por la promulgación de una
nueva constitución nacional por primera vez votada por el puebAl respecto
debo apuntar que en cuanto a los conceptos sobre el hecho educativo la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela reza en su artículo
102 lo siguiente:
“La educación es un derecho humano y un deber social fundamental, es democrática, gratuita y obligatoria. El estado la asumirá como función indeclinable y de máximo interés en todos sus niveles y modalidades, y como instrumento del conocimiento científico, humanístico y tecnológico al servicio de la sociedad. La educación es un servicio público y está fundamentada en el respeto a todas las corrientes del pensamiento , con la finalidad de desarrollar el potencial creativo de cada ser humano y el pleno ejercicio de su personalidad en una sociedad democrática basada en la valoración ética del trabajo y
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en la participación activa, consciente y solidaria en los procesos de transformación social consustanciados con los valores de identidad nacional, y con una visión latinoamericana y universal. El Estado, con la participación de las familias y la sociedad, promoverá el proceso de educación ciudadana de acuerdo con los principios contenidos en esta constitución y en la ley”
:
Como es fácil entender, en este nuevo texto constitucional hay un avance
significativo en cuanto al problema de la identidad nacional, mucho más
evidente al promulgarse la nueva Ley Orgánica de Educación, en cuyo
artículo 3 referente a los principios y valores rectores de la educación dice:
“La presente ley establece como principios de la educación la democracia participativa y protagónica, la responsabilidad social, la igualdad entre todos los ciudadanos y ciudadanas sin discriminación de ninguna índole, la formación para la independencia, la libertad, la emancipación, la valoración y defensa de la soberanía, la formación de una cultura para la paz, la justicia social, el respeto a los derechos humanos, la práctica de la equidad y la inclusión; la sustentabilidad del desarrollo, el derecho a la igualdad de género, el fortalecimiento de la identidad nacional, la lealtad a la patria e integración latinoamericana y caribeña”
Esto entre otros aspectos importantes y trascendentales de esta ley como el
afianzamiento de la educación intercultural bilingüe en su artículo 27 y la
prohibición de mensajes contrarios a la soberanía nacional.