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UNIVERSIDAD DE CHILE
Facultad de Filosofía y Humanidades
Departamento de Ciencias Históricas.
Márgenes y marginalidades en las formas de habitar del barrio
Yungay: los vecinos y el negocio inmobiliario, 1990-2011.
Informe de Seminario para optar al grado de Licenciatura en Historia.
Estudiante: Antonia María Roselló Rodríguez
Profesor Guía: Alejandra Araya
Santiago, Marzo 2012
2
Para Nicole A.
3
Agradecimientos
El cierre de un capítulo de la vida incluye en sí mismo, recapitular, y mirar hacia atrás
recordando a quienes nos han acompañado en el camino. En este recorrido universitario,
me gustaría agradecer a quienes he conocido y me han marcado para siempre, los amigos:
Aldo, Pablo, Nati, Emilia, Cony, Nadia, Matías, Maldo, Yani, Pedro, Ville, Pablo Z.,
Cristina, Jorge, Baeza. En especial a la Maca, quien estuvo este año de tesis siempre
dispuesta a ayudarme y aconsejarme, desde el inicio hasta los últimos días. Por supuesto, a
la Fran y la Nicole, no se me ocurren las palabras para decirles cuánto las quiero y las
adoro, solo espero que el cariño siga por siempre! (Nicole, la dedicatoria anterior lo dice
todo).
También es muy importante para mí agradecerle a mi familia: por estar ahí. Sobre todo a mi
papá, que me ayudó con algunos textos sobre la ciudad, y de quien desde chiquita he
sentido su apoyo en los dibujos y en la carrera: gracias papá.
A mis abuelos: gracias por acogerme en su casa el día y la hora que yo quisiera o
necesitara, entregándome un rincón tranquilo para poder estudiar y descansar de la
bulliciosa ciudad. Las horas y noches junto a la alegría y cariño de mi abuelo, y la
dedicación y el empuje de mi abuela me ayudaron mucho en los años universitarios.
Gracias!
A la familia Avalos Díaz, por prestarme el computador sin el cual no podría haber trabajado
en la tesis, y por recibirme en su casa con tanto cariño y buena onda, gracias!
Por supuesto, también a los profesores que me guiaron en este camino. A Alejandra Araya
por entregarme las herramientas iniciales para la investigación, y luego por alumbrar
muchos recovecos que para mi estaban oscuros, les dio sentido y coherencia, acompañando
pacientemente el proceso. A Isabel Jara que me entregó nuevas perspectivas y otras
maneras de analizar lo estudiado, muchas gracias por su entrega constante.
Y finalmente a los vecinos del barrio Yungay. Ellos me abrieron las puertas de sus casas y
me contaron partes de sus vidas cotidianas con mucha amabilidad y sin desconfianza.
Gracias a ellos esta investigación pudo ser finalizada y completada, muchas gracias por sus
generosas palabras y acogimiento.
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Tabla de Contenido Portada……………………………………………………………… p.1
Agradecimientos…………………. p.3
Resumen……………………………………………………. p.5
Introducción……………………………………………………… p.6
Apreciaciones teóricas-metodológicas…………………… p.10
Capítulo I: Formas de Habitar e imaginarios de un barrio
El Barrio………………………………………………… p. 23
Un pueblito chico: el barrio Yungay……………………… p. 30
El “barrio bueno”: Los vecinos del barrio Yungay y su caracterización. p. 37
La clase media en el barrio Yungay……………………………… p. 43
Capítulo II El discurso Inmobiliario en el barrio Yungay…… p. 48
El boom inmobiliario en Santiago, 1980-2010………………………… p. 49
La retórica de la publicidad inmobiliaria y el confort del barrio alto: nuevas formas de
habitar el barrio Yungay……………………………………………… p. 55
El loft y la idea moderna del habitar………………………………… p. 63
“Aquí se vive mejor”, los criterios de estatus en el discurso de la publicidad p. 67
Las transformaciones en el mensaje publicitario………………. p. 71
Capítulo III: La clase media y la inmobiliaria: prácticas, símbolos e
imaginarios del habitar en el barrio Yungay………………… p. 76
La inmobiliaria para los habitantes del barrio Yungay: vivir en una isla o un chispazo en la
oscuridad…………………………………………………………… p. 77
La modernidad y la incertidumbre
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actual de la clase media en el barrio Yungay…………………… p. 81
La tranquilidad y las antiguas familias frente a la población: clasificaciones y distinciones
sociales en la clase media del barrio Yungay……………………….. p. 88
La juventud, los inmigrantes, y la “otredad” en el barrio Yungay………. p. 95
Conclusiones………………………………………… p. 102
Imágenes………… p. 109
Bibliografía… ……………………………………………. p. 123
Entrevistas………. P. 127
Anexos………………………………………………… p. 129
Resumen
Este trabajo consiste en el análisis de la llegada del negocio inmobiliario al barrio Yungay
en los años noventa, y las reacciones positivas o negativas en torno a estearribo por sus
propios vecinos. En este proceso, el objetivo del estudio es dar cuenta de los procesos de
marginalización que se han dado con respecto a las antiguas y tradicionales formas de
habitar de los vecinos, ante las nuevas y modernas maneras y estéticasdel habitar que ofrece
la inmobiliaria a través de la publicidad. Es por esto que la metodología usada ha sido el
examen de dicha publicidad por un lado, y por otro la observación de diversas entrevistas
orales a los mismos habitantes del lugar. Como resultado principal, se ha planteado que en
el barrio no se genera solo un tipo de marginalidad, sino que se desarrollan diferentes tipos
de márgenes y centros simbólicos de estatus, en los cuales finalmente el sujeto que parece
quedar marginado frente a los postulados de un habitar correcto y moderno, es el
inmigrante pobre.
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Introducción
La ciudad es el telón de fondo de la problemática que estudiaré. La enorme
metrópoli que alberga y rechaza, que confunde sensaciones, olores, sentimientos y
pensamientos, que se dibuja con el andar de todos nosotros. Aunque a veces de la sensación
que enormes poderes arrasan con la ciudad, la transforman a su antojo, la planifican según
sus intereses, la desordenan y la vuelven a ordenar sin preguntar, borrando el dibujo que
silenciosamente hemos trazado con el tiempo. Comprender que esto no siempre ha sido así,
que en otros momentos cientos de obreros se tomaron suelo urbano y construyeron sus
hogares; que algún que otro arquitecto invisiblemente transformó rincones de la ciudad para
convertirlos en recuerdos imborrables de sus habitantes; entender que si bien ha habido un
silencio muy largo en la urbe, nuevas voces se levantan para protegerse de aquellos que
intentan destruir lo que les es propio, se levantan para recordar y hacer presente y futuro a
la vez un pasado que les pisa los talones con los recuerdos y relatos que los acompañan. Se
trata entonces dedar cuenta del derecho a la ciudad, como decía Lefevbre, derecho a
conservar los recuerdos de sus abuelos, tíos y padres, derecho a esa calidad de vida que
tantos hablan para describir lo que puede ser entendido incluso como el poder decidir qué
hacer y hacia dónde ir con el lugar donde vivo.
La ciudad entonces, es el escenario en donde se mueven los sujetos de mi estudio. A modo
de propuesta, -no de objetivo- quisiera decir que a lo largo de esta investigación hay una
necesidad y una exigencia de los sujetos hacia la ciudad. El derecho a la ciudad de Lefevbre
se puede entender hoy en día y se ha entendido antes, como el poder acceder a los
beneficios que trae consigo la urbe, y a la vez ser parte de los actores que detentan el uso
7
del espacio, físico y social. En estos sujetos, se puede ver tanto en prácticas directas del
empoderamiento de los lugares, como en prácticas sutiles y cotidianas, un grito ahogado
por la ciudad. Es esto lo que no debe ser olvidado, pues ahí donde vivimos y habitamos la
cotidianeidad compartida.
El tema que he estudiado en esta investigación tiene relación con las
transformaciones de la ciudad, desde el año 1990 hasta el 2011, aproximadamente. Mi
infancia transcurrió en la década de los noventa, entre el olvido de tiempos oscuros de los
ochenta y la llegada de un ambiente nuevo, brillante de luz artificial. Recuerdo de pequeña
ir viajando con mi familia hacia La Florida y ver en el camino cómo poco a poco las
grandes viñas iban desapareciendo, comidas por las nuevas poblaciones de casas iguales,
habitadas por la clase media que se fueron instalando en esos años. La ciudad se expandía
hacia los campos de cultivo del gran Santiago, pero también se densificaba, ascendiendo
hacia los cielos, como miles de torres de Babel que chocaban sin mucho sentido por otras
comunas centrales. Seguí creciendo, y a mi paso el centro tomó nuevos aires, ahí donde
antes hubo antiguas casonas y viejas construcciones, se instalaron enormes edificios de
ladrillo y cemento, que sin mucha creatividad estética, comenzaron a nacer como callampas
por el resto de la capital. Barrios elegantes y burgueses de clase alta como el Golf,
desaparecieron remplazados por estos nuevos edificios. Otros más antiguos, como
Providencia, fueron limpiados de sus antiguas y hermosas casas de remota historia. En
comunas que, a mi parecer, pertenecían a la clase media como Ñuñoa, fueron
bombardeadas por esta nueva arquitectura, destruyendo a su paso esquinas de adobe
adornadas por enormes buganvillas fucsias y moradas que evocaban un pasado que no
había vivido pero que había subsistido en mi memoria gracias a fotos, recuerdos de abuelos
y padres, olores de pequeña. Barrios obreros como Matta fueron invadidos también, no en
su totalidad, pero sí gran parte del lugar. Antiguas tomas de terreno, como la de la Reina, se
agrandaron en número de hogares y aparecieron por millares villas de casas iguales como
las que vi crecer en La Florida. Estas mismas villas, (en general de departamentos),
remplazaban las antiguas tomas o poblaciones callampas, como en algunos sectores de
Renca: los pobladores dejaban atrás el barro y el frío por un inodoro, electricidad, ducha y
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paredes firmes. Pero también perdían poco a poco las redes sociales, la solidaridad,
consumidos por la droga, el alcoholismo y la angustiosa soledad.
Crecí con estas transformaciones urbanas, que a su paso barrían historia y memoria.
El interés por el tema fue en un comienzo estético, es decir, me generaba nostalgia ver
cómo gran parte de lo que había sido el Santiago de mis abuelos iba cambiando
físicamente, no siempre para mejor. Mi padre solía llevarme a la calle sin salida donde
había crecido, y me contaba cómo era esa época, con el clásico almacén y los amigos
vecinos que tenía. Mi madre aún nos narra cómo era la vida en los años sesenta y setenta,
en los que la calle y los vecinos eran parte de la vida cotidiana en juegos de infancia; a
veces también me enseñaba el barrio Bellavista, lugar donde mi abuelo trabajó por
muchotiempo. Así, había en mí una preocupación por la memoria de las personas arraigada
a los espacios, me preguntaba si las futuras generaciones podrían conocer las calles donde
sus padres habían crecido o trabajado -como me había pasado a mí,- : con la desaparición
de muchos espacios esto se imposibilitaba.
Estas preocupaciones cotidianas me llevaron a formular una previa problemática de la
investigación. La ciudad se me presentaba como un paisaje caótico, pero a la vez lleno de
sentido y de lógica en su construcción y en sus representaciones. Sin tener muy claro hacia
dónde iba, comencé a indagar en torno a estudios urbanos que me dieran alguna pista sobre
lo que me interesaba. Leyendo y leyendo fui descubriendo que en realidad, todos esos
cambios físicos con los que había crecido tenían causas y respuestas, y había quienes se
habían preocupado por escribir sobre el tema.
Con la privatización del uso del suelo en los años ochenta, los negocios
inmobiliarios se dedicaron a crear otros tipos de barrios, generando nuevas formas de
entender el habitar la ciudad. Los urbanistas los llaman barrios cerrados, negados hacia el
exterior, imbuidos en su propia dinámica social. Algunos condominios se alejan de la
ciudad en búsqueda de espacios bucólicos, recordando un viejo pasado campestre. Otros,
simplemente indagan el lugar adecuado para instalar enormes condominios cerrados de
clase media alta en comunas de bajos recursos. Algunos barrios tradicionales y centrales
han sido dejados de lado por mucho tiempo y vueltos a tomar en cuenta en la década de los
9
noventa, con el objetivo de darle nuevo valor al suelo, construyendo torres que invaden
territorios. La modernidad, (en un sentido general) parece alzarse y desplegar sus formas en
la arquitectura y fisionomía de la ciudad, barriendo el polvo de lo viejo y lo antiguo,
construyendo nuevos y enormes edificios, representando aires de megalópolis en donde sus
habitantes – no todos- aparentan creer que viven en un centro universal del nuevo
progreso, imbuidos en un también nuevo momento del sistema económico capitalista que
no hace sino recoger antiguos paradigmas para volver a reutilizarlos.
A la investigación le faltaba acotar el espacio urbano en donde desarrollar el
estudio. Al asistir a la Escuela de Gestión Patrimonial creada por la Fech y el grupo
Patrimonio Nuestro del barrio Yungay, la perspectiva se aclaró aún más. El barrio Yungay
ha sufrido en las últimas décadas la invasiva llegada de edificios en altura, llevando (entre
otras cosas) a algunos de sus vecinos a organizarse por la defensa y la declaración de Zona
Típica del barrio en el año 2009. A pesar de que el barrio Yungay no es el único que ha
sido bombardeado por el negocio inmobiliario y se ha defendido a través de la declaración
legal –pues también lo han hecho Bellavista, Villa Olímpica, Polígono de Quinta Normal, o
Barrio Italia en Providencia- fui descubriendo en el Taller de Gestión Patrimonial y
también en recorridos por el lugar, que Yungay es parte de un espacio en donde confluyen
múltiples miradas: okupas, organizaciones mapuches, e inmigrantes: ellas se presentan
como un pequeño mundo, una micro ciudad, en donde diferentes posturas sobre el “habitar
la ciudad” convergen, se tensionan y se desarrollan.
De este modo, los vecinos del barrio Yungay comenzaron a dibujarse como los
posibles sujetos en los cuales centrar mi investigación. En los talleres de la Fech y en
algunos recorridos por el lugar, pude observar que poseen ciertas prácticas del “habitar el
barrio” que han desarrollado durante el siglo XX, y que con la llegada del edificio podrían
ser afectadas o permanecer. Serían los mismos habitantes del barrio quienes me entregarían
sus percepciones acerca del departamento nuevo edificado a un costado de sus casas, y
quienes me explicarían sus clasificaciones sociales en torno al que llega a vivir al edificio, o
al Otro que ha entrado al barrio.
Las indagaciones hechas en la zona no sólo fueron con vecinos organizados, sino
también con aquellos que habitan las inmobiliarias y los que entran en relaciones positivas
10
y de integración con ellas. Las fechas elegidas tienen sentido ya que desde los noventa ha
comenzado, por un lado, una nueva valorización urbana del espacio a estudiar, se han
masificado las inmobiliarias, y en la década del 2000 es cuando los vecinos han
comenzando a organizarse por la defensa de sus barrio (desde el 2005 específicamente). Es
por esto que estas dos décadas son fundamentales para entender los cambios y
permanencias en las formas de habitar del barrio.
Apreciaciones teóricas metodológicas
La problemática del habitar la ciudad y las relaciones que se dan con la explosión de
nuevos proyectos inmobiliarios, han sido revisado sobre todo por urbanistas, arquitectos y
geógrafos1, en las décadas de los noventa y el 2000. Se ha dado una mirada más bien
cuantitativa, entendiendo causas materiales y políticas acerca del estado actual de la
cuestión. A pesar de lo cercano al urbanismo y a la geografía que mi tema podría estar, me
interesaba acotarlo a las dimensiones culturales y sociales más amplias, especialmente a lo
que se entiende por representaciones simbólicas del habitar la ciudad y a las
reconfiguraciones culturales de los propios habitantes. Además, el asunto tomaba aún más
importancia por su novedad y su aporte a las indagaciones históricas, ya que siendo una
problemática actual, esta investigación surge en un relativo vacío sobre el tema por parte
de investigaciones de historia, sobre todo en pocas investigaciones ligadas a la historia
cultural urbana en Chile.
Los objetivos de la investigación, fueron desarrollados en torno a las dos sujetos
centrales del proyecto: las inmobiliarias, y su discurso expresado en la publicidad; y las
percepciones de los vecinos de Yungay a cerca de las formas de habitar de la inmobiliaria
1Para una mayor profundización sobre el tema revisar investigaciones de Rodrigo Hidalgo, Carlos de Mattos,
Sabatini, y otros, publicados en EURE, de la Universidad Católica, [en línea], Santiago, Chile, Universidad
Católica, 1970, [fecha de consulta: junio 2011]. Disponibles en www.eure.cl
11
por un lado, y el propio habitar el barrio, en donde se entrecruzan la memoria local y sus
prácticas cotidianas. La caracterización y análisis de estos dos sujetos ayudaría a descubrir
las posibles tensiones y problemáticas entre estas dos maneras de entender el habitar la
ciudad; insertados en procesos de marginalización dentro del mismo espacio barrial.
El problema ha sido planteado en esta investigación con respecto a las maneras en
que las inmobiliarias han desplegado su publicidad en Yungay y edificado sus enormes
torres, construyendo con esto un discurso hegemónico sobre formas específicas de habitar
la ciudad, en el cual se desarrollan representaciones de estatus, o de una correcta manera de
vivir. Desde la inmobiliaria se entiende las prácticas cotidianas de los vecinos y sus
edificaciones en desacuerdo a los postulados de la sociedad, de lo correcto y positivo,
conforme a procesos de modernización y progreso que otros centros de la ciudad –
integrados-cumplen.
Desde esta matriz teórica general, esta investigación indaga en el conflicto entre dos
maneras de “habitar el barrio” en la ciudad: la de las inmobiliarias y la de los vecinos del
barrio Yungay. Ello se hace enfocándose en las reconfiguraciones que hacen los habitantes
del barrio frente a este discurso inmobiliario marginalizador: cómo los vecinos revalorizan
sus propias formas de habitar, construyendo entre sí nuevas maneras de entender el habitar
la ciudad en la vida cotidiana, en procesos de cultura activa y no pasiva2.
Como hipótesis, se plantea que en el barrio Yungay se genera un proceso de
marginalización de “carácter multipolar”. Es decir, dicho proceso debe ser entendida en
diferentes momentos: ya sea desde los márgenes internos del barrio (diferentes zonas
peligrosas o no peligrosas para vivir); como los centros de estatus simbólicos que detentan
la publicidad inmobiliaria; y también los márgenes sociales que construyen los vecinos
frente a un “Otro” que invade el lugar (“otro” que puede ser tanto la inmobiliaria, como
los inmigrantes, o jóvenes de clase media).
Las reconfiguraciones culturales que los vecinos del barrio construyen, no son entendidas
en completo rechazo al discurso inmobiliario, sino que pensando enlas maneras en que se
2DE CERTEAU Michel, La invención de lo cotidiano, México, Universidad Iberoamericana, 1996.
12
expresa la marginalización, los sujetos reinterpretan el discurso hegemónico y sus propias
prácticas, dando lugar a nuevos elementos que reconfiguran su habitar en la vida cotidiana.
En el proceso, las prácticas marginadasentran en juego y diálogo con el centro; por tanto
con este discurso inmobiliario, y el mismo centro (en este caso podríamos decir el discurso
de la inmobiliaria) necesita a su vez del margen para poder validar su propio discurso
hegemónico.
En función de lo anterior, entenderemos la cultura urbana (y por ende el habitar la
ciudad) no como elementos estáticos, sino como formas en constante cambio y revaluación
por sus mismos usuarios, entregándoles nuevos significados y valores. Michel de Certeau,
en su libro La invención de lo cotidiano3, se propone estudiar a estos sujetos
“supuestamente condenados a la pasividad y a la disciplina”4. Insertados en un mundo de
consumo, estos consumidores, sujetos populares, han sido vistos alienados frente a la
pantalla del televisor. Pero De Certeau les da nuevos miradas, desde la creatividad y la
imaginación de su cotidianidad, en la cual ellos generarían tácticas de anti-disiplina,
„maneras de hacer‟ que constituirían las mil prácticas a través de las cuales “los usuarios se
reapropian del espacio organizado por los técnicos de la producción sociocultural”5. Bajo
este postulado se mirará a los vecinos del Barrio Yungay. No como pasivos consumidores
de la publicidad que expone la inmobiliaria, y luego de los departamentos que vende, sino
como re-valorizadores y re-configuradores de estos elementos en sus propios espacios de
habitar. En palabras de Clifford Geertz, para entender las exploraciones culturales: “el
estudio interpretativo de la cultura representa un intento de plantear unos términos que
testimonien la diversidad de las vías que los seres humanos adoptan para construir sus vidas
por medio de su propia actividad”6.
Así, el tema central del seminario surge y se sitúa. La marginalidad y los márgenes
se plantean en esta investigación como formas culturales, y no solo como el sujeto “al
3Ibid. de Certeau, La invención…
4Ibidem. pág. XLI
5Op. Cit. DE CERTEAU, pág. XLIV
6 GEERTZ Cliford, Conocimiento Local, Barcelona, Paidós, 1994, pág. 26
13
margen de los procesos económicos y políticos oficiales”7, como proponía la Antropología
y los estudios sociológicos en los años setenta, que discutían sobre aquellos sujetos no
integrados al sistema económico industrial de la época. La marginalidad es un proceso de
construcción social y cultural, en la que el centro necesita del margen para validarse, y en
donde el marginado es “aquel que no participa de los postulados esenciales de la sociedad
con la que se pone en contacto y que lo observa”8. El barrio Yungay, al igual que muchos
otros barrios envejecidos y maltratados, se presentaba en su forma de “habitar” como aquel
sujeto que ya no se adecua a los parámetros establecidos dentro de los nuevos centros
simbólicos de estatusque plantea la inmobiliaria (el habitar correcto). Se rescata sobre todo
el postulado de Guglielmi al hablar sobre lo alógeno, lo extranjero que: “A veces se pasa
por un momento intermedio en que se dan dos posibilidades: volver a su núcleo primitivo, a
su punto de partida o extrañarse definitivamente. Ese momento intermedio es también una
forma de marginalidad”9. Tal es la situación de los vecinos del barrio Yungay. El centro (el
discurso inmobiliario sobre el habitar) está en constante relación con el margen (el habitar
“antiguo” de los vecinos), dialoga con él, y el margen puede ser incluido en el centro. En
palabras de Lomnitz en su conclusión: “La marginalidad convive simbióticamente con el
sistema, en una especie de complicidad del subdesarrollo”10
. Es decir, para validarse a si
mismo, el discurso inmobiliario convive y necesita del “antiguo” habitar y la estética
tradicionalmarginada de los vecinos, realzando y marcando las diferencias entre estas dos
maneras,y por tanto no excluyendo totalmente a las fuera del margen.
Debemos hacernos las preguntas sobre qué, desde dónde, cómo, por qué, se margina, si
estos marginados son totalmente excluidos de la sociedad, o si son más bien marginados-
integrados; si ellos se consideran a sí mismos marginados, o más bien la integración en el
sistema económico cultural es su objetivo cotidiano. El centro excluye según valores
económicos, como analizaba la Antropología y sobre todo en la Sociología en los años
setenta, pero también hay valores morales, culturales, y sociales que provocan
marginalidad, normas y sistemas de valores y representaciones. Para el caso del barrio
Yungay, estas apreciaciones son útiles en tanto que el tipo de marginalidad que se
7LOMNITZ, Larisa Cómo sobreviven los marginados, México, Siglo XXI, 1998, pág. 17
8 GUGLIELMI Nilda, Marginalidad en la Edad Media, Buenos Aires, Ed. Universitaria, 1986, pág. 12
9Op. Cit. GUGLIELMI, pág. 12
10Op.Cit. LOMNITZ, pág. 30
14
desarrolla en este espacio de la ciudad tiene una perspectiva material económica (en cuanto
al “Otro” pobre que puede traer menos estatus económico al barrio), pero es sobre todo a
través del análisis de las formas culturales-simbólicas y sociales del habitar en los procesos
de marginalidad.
Frente a la disyuntiva un poco más concreta, aparecieron conceptos que debía
definir para poder organizar la investigación: formas de habitar, representaciones, cultura, y
vida cotidiana. El habitar es una idea que en la historiografía no ha sido definido con
claridad, sin embargo, es recurrente en muchas investigaciones. En este proyecto lo
entenderemos no solo como una manera de residir en un espacio11
, sino que también como
las prácticas cotidianas en donde se desarrolla una apropiación simbólica y material del
lugar.
Es por esto que el espacio de la vida cotidiana se vuelve fundamental, pues es ahí donde
los sujetos a investigar despliegan lazos, se empoderan del territorio, crean imaginarios y
apreciaciones de lo que es el habitar. Ágnes Heller, en su libro Sociología de la vida
cotidiana, habla sobre los hábitos y los define como la praxis repetitiva: “El hábito –sensu
lato- significa que determinados tipos de acciones, tipos de decisiones, modos de
comportamiento y modos de pensar aparecen como totalmente <<naturales>>, que su
práctica ya no es puesta en discusión, porque constituyen partes coherentes de nuestra
personalidad”12
. Al ser el hábito un elemento de habitualidades decir del cambio hacia
otros hábitos que pueden tener los mismos elementos de naturalidad, pero que pasan a tener
otras particularidades que antes no estaban presentes, estos pueden cambiar o el ser humano
puede absorber nuevos hábitos, en detrimento de otros antiguos. Se genera entonces una
conversión y una percepción de hábitos positivos y otros negativos.
11
Para una mayor profundización de éste concepto, véase ROJAS, Francisca,Lugares de memoria: una
posibilidad de espacio público Chile y Argentina (1990-2010), Tesis (Licenciatura en Historia), Universidad
de Chile, Santiago, 2010. En la conceptualización teórica sobre el habitar los espacios de memoria, esta autora
plantea la acción de construir que nos remite esta palabra, (collare, cultura, edificare, construir), enfatizando
en la importancia de la apropiación del espacio por las diversas partes de la sociedad.Así el habitar es “[…] en
tanto que acto/práctica transgresora, que disputa la apropiación de un espacio, a un otro que puede coincidir
en su situación de poder, como puede no hacerlo” p. 18. Esta idea coincide con los presupuestos del habitar la
ciudad, o específicamente el barrio, ya que es en este espacio/lugar en donde el sujeto puede apropiarse de su
devenir cotidiano al habitar, como puede también no hacerlo, y sin embargo, la acción de habitar no pierde el
sentido por esta “no-acción”. 12
HELLER Ágnes, Sociología de la vida cotidiana, Barcelona, Ediciones Península, 1977, pág. 283
15
En el caso del barrio Yungay, entendiendo el hábito como conformante del habitar,
podemos plantear que las practicas cotidianas son permeables hacia elementos foráneos que
las cambian y generan otras nuevas, lo cual se relaciona directamente con la llegada de
nuevos hábitos que trae la inmobiliaria, pudiendo ser absorbidos o no en la vida cotidiana
de los vecinos del barrio. Esto es importante para comprender los procesos de
marginalización en las formas de habitar, en donde se marginaliza hábitos y modos
antiguos, frente a la llegada de nuevos, o se defienden practicas tradicionales ante aquellas
que no calzan con las maneras de habitar el barrio.
Heller define la vida cotidiana como “el conjunto de actividades que caracterizan la
reproducción de los hombres particulares, los cuales, a su vez, crean la posibilidad de
reproducción social”13
. En la vida cotidiana se origina una imagen de la socialización de la
naturaleza, y su humanización. Es aquí donde juega el hombre entero, quien vive en un
mundo de esferas y objetivaciones heterogéneas, en contacto también con esferas
homogéneas. Este espacio es parte fundamental de la Historia, y no está separada de ésta, es
donde se juega la vida del individuo, y donde se desarrollan todos sus sentidos, se alterna el
“yo” individual, y la conciencia de la colectividad con el otro. Se desarrollan como parte
esencial: el trabajo, la vida privada, el ocio, las recreaciones, la actividad social. Es por esto
que la vida cotidiana es importante como el escenario subjetivo en donde se adecua el
sujeto de estudio de esta investigación: las prácticas colectivas e individuales de los vecinos
del barrio se desarrollan según estas pautas, en donde a partir de la subjetivación del yo, se
van generando socializaciones de los usos, ampliaciones a un mundo en el cual, sobre todo
los momentos de recreación, ocio, y la humanización con el otro, exhibirán los elementos
del habitar que necesitamos analizar.
Es en la vida cotidiana, donde el habitus se despliega, en donde a través de los aconteceres
cotidianos, se van generando las transformaciones hacia otros hábitos, o se replantean los
propios.
13
Op. Cit., Heller, pág. 19
16
En el caso del barrio Yungay, los hábitos tradicionales en la forma de habitar el
barrio y la ciudad, han sido cuestionados con la llegada de la inmobiliaria. Entenderemos
que el discurso de las inmobiliarias se compone de representaciones simbólicas de estatus y
de otros elementos que se verán luego en la investigación, para hacer llegar a los vecinos
las formas de habitar que deben ser consumidas, para vivir y habitar de una forma
específica y adecuada la ciudad. Roger Chartier en su libro El mundo como
representación14
, explica que para entender las representaciones deben ser vistas desde una
dualidad: “por un lado, la representación muestra una ausencia, lo que supone una neta
distinción entre lo que representa y lo que es representado: por el otro, la representación es
la exhibición de una presencia, la presentación pública de una cosa o persona”15
. Éstas
hablan entonces sobre ausencias y presencias que deben ser tomadas en cuenta en el
momento del análisis. Por ejemplo, en el discurso inmobiliario presentan formas de habitar
que hablan sobre lujo, estatus y exclusividad, que se diferencian y alegan la ausencia de
estos en las formas de habitar de los vecinos del barrio. Las representaciones de formas de
habitar de las inmobiliarias serán analizadas a través de análisis visual de la publicidad
desplegada en el perímetro a estudiar, buscando en ella los elementos que conforman las
formas de habitar exclusivas que vende la inmobiliaria a su público consumidor.
Uno de los caminos más enriquecedores que nos entrega la historia cultural, es la
forma que aborda la problemática del sujeto y los usos y desusos que este hace de
elementos culturales, simbólicos y materiales. Por esto, la historia cultural es fundamental
en esta investigación, ya que el análisis de los sujetos y de la publicidad inmobiliaria será a
través de una mirada amplia a las practicas cotidianas, a las percepciones de los testimonios
sobre problemática a estudiar, y en los símbolos y significados en los que estos sujetos y la
publicidad se mueven y comprenden el mundo social representado.
Así también, al hablar sobre ciudad, espacios y formas de habitar, no podemos
negar que la problemática se está refiriendo a lo urbano y por tanto se inscribe dentro de
la historia cultural urbana. Esta se ubica dentro de los márgenes de la historia cultural, lo
14
CHARTIER Roger, El mundo como representación, Barcelona, Gedisa, 1996. 15
Ibid, Chartier, Pág. 57
17
que lleva a una búsqueda de respuestas que tengan que ver no sólo con formas económicas
o políticas sociales, sino una visión más culturalista de la ciudad, es decir, centrada en las
representaciones, imágenes e imaginarios sobre ella. Hasta ahora, ha estado más cercana al
estudio de espacios y sujetos determinados. En el texto de Arturo Almandoz, Notas sobre
historia cultural urbana, el autor plantea que se ha dado una tendencia hacia la micro-
historia y el análisis se ha fragmentado en la utilización de varios autores diferentes -
Burke, Habermas, De Certeau, Bourdieu, David Harvey, por ejemplo- en la creación de una
rica y variada acumulación teórica. La línea ha continuado por el seguimiento de
representaciones colectivas del mundo cultural de Chartier, como por “formas culturales y
tradiciones de grupos sociales no elitescos tal como ha sido planteado por Peter Burke”16
.
Con esto, la metodología y la utilización de fuentes se ha aproximado más a la indagación
de materiales como la literatura, la música, la fotografía, el arte, o las crónicas de viajes17
,
que dan cuenta de aquellas formas espaciales, arquitectónicas y mentales que han
construido y construyen la ciudad. La utilización de fuentes orales, y del análisis de la
imagen publicitaria en esta investigación como formas de entender los procesos culturales
que se dan en el espacio barrial y urbano, corresponden a las modos en que la Historia
cultural urbana avanza por el camino de las investigaciones sobre la ciudad.
Por otro lado, la adquisición de estatus y el sentido de éste, fue un tema particular
que dio paso a una gran clave en la investigación: la “clase media” como
(auto)representación social del barrio y de qué forma ésta es asumida o desmentida por sus
vecinos. Fue muy útil leer a Azún Candina quien se ha dedicado a estudiar la clase media
en Chile desde una óptica de la historia social y cultural, lo cual será analizado en
profundidad en el capítulo III.
Desde el punto de vista de la sociología, uno de los autores que ha revisado profusamente
los estilos de vida de la clase media, es Jean Baudrillard. Este autor estudia la
16
ALMANDOZ Arturo, Notas sobre historia cultural urbana, una perspectiva latinoamericana,
[online]Barcelona, Manuel Guardia Editor, Barcelona, 2002, pág. 31, >http://www.etsav.upc.es/< [consulta:
agosto, 2011] 17
Para una mejor apreciación de lo que ha sido la historia cultural urbana en Latinoamérica, revisar la
introducción de la tesis de magister de Simón Castillo, titulada “El barrio Mapocho y el barrio Forestal,
espacio público y representaciones de ciudad en Santiago de Chile, (1885-1900)”, Santiago, Chile, año 2008.
18
diferenciación simbólica en la sociedad contemporánea occidental, en la cual el consumo es
uno de los proceso de diferenciación más significativos. En su análisis, los objetos en el
proceso de intercambio o de consumo, obtienen un valor simbólico, es decir adquieren un
valor para las personas que intercambian; y a la vez pueden tener un valor signo, el cual
adquiere una significación social, o comunica y porta jerarquía y estratificación social. Los
objetos entonces, son portadores de significaciones sociales, y hablan de los deseos, del
estatus, de la educación o no educación de una persona,por ejemplo. De esta manera,
Baudrillard entiende que el “el consumo de bienes (alimenticios o suntuarios) no responde
a una economía individual de las necesidades, sino que es una función social de prestigio y
de distribución jerárquica”18
. En este sentido, las ideas de Baudrillard son fundamentales en
el sentido de que el consumo del departamento, y sobre todo de los “beneficios” que trae
éste mismo (gimnasio, piscina, pequeñas áreas verdes, internet, juegos, recreaciones)
entrega cierto estatus y prestigio social dentro del barrio, y la no existencia de éstos objetos
de consumo en las formas antiguas y tradicionales de habitar desprestigia éstas últimas.
En relación a esto, también utilizaremos las ideas de Bourdieu19
quien usa el
término de distinción, concepto que dictamina que a través del consumo de objetos, se
generan clasificaciones sociales por sobre otra, dentro de un habitus específico. El concepto
de Bourdieu es importante en tanto las distinciones y clasificaciones que hacen los vecinos
del barrio Yungay frente al “Otro” que entra al espacio barrial: es decir de qué manera estas
distinciones catalogan al “Otro” como un sujeto adecuado para habitar el barrio, o no, al
consumir o no consumir ciertos objetos (el departamento y los beneficios que veíamos en el
párrafo anterior, el uso del espacio público); y al mismo tiempo estas categorizaciones
clasifican al mismo sujeto dentro de un rango social y cultural.
La clase media, en esta conceptualización teórica, se construye en el deseo de
ascender, y a la vez tiene un cierto capital económico que le da la posibilidad de permitirse
un consumo que vaya más allá de las necesidades básicas, el que le entrega una cierta
diferenciación con clases bajas. Pero, no obstante, ese papel debe ser profundizado porque
18
BAUDRILLARD, Jean Critica de la economía política del signo, México, siglo XXI Editores, 1991, pág.2 19
BOURDIEU, Pierre La Distinción, criterios y base social del gusto, Madrid, Taurus, 2006.
19
en nuestra sociedad actual el acceso a ese capital económico es más democrático, y ha
llegado a clases sociales bajas, por lo que esta conceptualización está en constante cambio.
Este análisis de las ciencias sociales es fundamental para comprender cuáles son los
procesos de significación del consumo de un edificio o departamento, dentro de la clase
media del barrio Yungay. En la investigación daremos cuenta del sentido que pretende
contener un edificio nuevo en el barrio, que se ven expresados en la publicidad de la
inmobiliaria, y que es lo que los vecinos del barrio observan en este edificio que entrega un
cierto estatus, como forma de habitar moderna, y además, propia de ciertos modos de vida
de clase alta, y por tanto (en general) el horizonte a seguir de la clase media.
El imaginario de lo moderno es un concepto que se rastrea en esta investigación, ya
sea desde un habitar lleno de elementos que hablan de modernidad, o en las prácticas
sociales que los propios entrevistados asumen como los cambios físicos y humanos que
están sucediendo en el barrio, y que se generan en parte gracias a la llegada de este nuevo
edificio moderno al sector. Además, también surge una perspectiva de la modernidad desde
la estética moderna20
, la cual es muy importante a la hora de las distinciones que hace la
publicidad para apoyarse como centro de estatus sociales dentro del barrio.
20
En el transcurso de esta investigación, si bien la idea e imaginario de la modernidad será construida en el
desarrollo del análisis(ya sea desde la visión de los mismos testimonios como por el discurso inmobiliario) es
importante aclarar ciertos puntos sobre este concepto. Existen diferentes modos de entender la Modernidad,
pero nos centraremos en dos autores que han dividido esta idea en la historia, en sus diferentes significados.
Según Hobsbawm, dentro de la crisis del Antiguo Régimen en Europa, en los siglo XVIII y XIX se
desarrolla una doble revolución, técnico-económica, y social-política; la Modernidad vendría siendo parte de
estas transformaciones del mundo contemporáneo. En esta crisis tanto social, política, económica, surge la
aparición de las ideologías de la modernidad, especialmente del liberalismo y sus derivados. Por otro lado,
para Aróstegui la Modernidad es “la expresión cultural de la racionalidad ilustrada, su concepción del hombre
y del colectivo surgido de la revolución liberal, del romanticismo y de la preminencia del pensamiento
científico, cuyo punto de partida es el librepensamiento frente a la autoridad y a tradición teológica".En
cambio, el modernismo sería la dimensión cultural-estética de la modernidad, y la modernización sería la
dimensión económico-productiva de la modernidad (industrialización, tecnificación y capitalismo a escala
universal). HOBSBAWM, Eric, La era de las revoluciones, 1784, 1848, Barcelona, Editorial Crítica., 2003.
AROSTEGUI, Julio, El mundo Contemporáneo, Barcelona, Editorial Crítica, 2001.
La división en éstas tres áreas la idea de la modernidad, nos permitirá entender los diferentes aspectos en los
que se mueve el concepto de lo “moderno” en la investigación. Por ejemplo, para el caso de la estética
moderna del habitar planteada por la inmobiliaria, tendría una arista relacionada al modernismo, en tanto
cultural y estético, y también modernización, dadas las transformaciones tecnológicas y físicas de los
departamentos “modernos”.
20
Para caracterizar el barrio se trabajó con entrevistas a sus habitantes, y otros
testimonios recopilados en algunos boletines del lugar. Los entrevistados fueron, en
general, seleccionador al azar, pero fueron muchos adultos mayores los que testimoniaron
sobre su vida en el barrio, lo que permitió conocer cómo era entendido antes un barrio, y
qué es lo que se percibe que ha y está cambiando en él. Además, estas fuentes orales me
dieron a entender no solo qué es un barrio para sus propios habitantes, sino también las
representaciones e imaginarios de clase media que se expresan en la cotidianidad: las
imágenes de la familia, el trabajo, la educación, lo que significa la irrupción de otro en el
lugar, ya sea un enorme edificio invasivo, o un joven violento, o un migrante con prácticas
disímiles a las del espacio barrial.
Por otro lado, el recorrido a pie del lugar fue esencial para comprender muchas de
las significaciones del barrio: el entrar a un espacio diferente a la ciudad, el cual tiene
ritmos y formas particulares, en donde los olores, colores, sonidos, tiempos, y lenguajes
van tomando una manera especial de ser. Este recorrido también es clave para comprender
el sentido estético y social de la inmobiliaria en el barrio, observar donde se construyen, las
alturas, las concordancias y discordancias con la arquitectura del lugar; y por supuesto
aprender con el paso de las calles, la historia del barrio, en el cual cada edificio habla sobre
alguna época histórica: casonas coloniales, palacetes neoclásicos, casas pareadas de obreros
del siglo XX, conventillos, cites, museos, colegios, parques y plazas.
En esta caminata surgen los entrevistados y sus testimonios del barrio. Si bien a
priori tenía resuelto la entrevista a un grupo de ancianos, otro de adultos jóvenes y otro de
jóvenes, finalmente por ciertos impedimentos y por cuestiones prácticas (conocía
formalmente solo a dos personas del barrio), fueron surgiendo de forma azarosa los sujetos
que me entregaron los testimonios, teniendo como obligación obvia que fuesen vecinos del
lugar. Esta forma de búsqueda de entrevista fue útil en tanto que mostraba en el mismo
trabajo cotidiano y de exploración en lo concreto del terreno, varios puntos interesantes: la
gran cantidad de adulto mayor en el lugar, inmigrantes habitando antiguas casonas, y la
aparición menor pero importante de jóvenes y adultos jóvenes (en general solos o sin
familia) asentados en el barrio. A través de sus palabras, surgen historias, sus percepciones
de lo que era y es el barrio, sus encantos y desencantos. Si bien muchas de las entrevistas
21
fueron de no mucha duración por lo precipitado y no predispuesto del momento de la
entrevista, esto no significó menor calidad de información, sino que se precisaba lo
adecuado y provechoso que podían ser esos minutos. Es finalmente, una metodología rica
en información simbólica, cultural y social de lo que conceptualizamos como barrio, y
también, ciudad.
Esta metodología de trabajo puede ser considerada como una propuesta para estudiar los
procesos de marginalización desde una historia cultural de las representaciones, en las que
se cruzan la información publicitaria con las prácticas y resultados de los usos y desusos de
los habitantes.
Para el discurso inmobiliario, las fuentes fueron la publicidad inmobiliaria, lo que me llevó
a acercarme al mundo de la publicidad, la imagen, el mercado inmobiliario, y el mundo
que lo rodea. La publicidad inmobiliaria me mostró las representaciones visuales del
estatus, del buen y cómo vivir: el orden, la calidad y las terminaciones del edificio, los
elementos que lo acompañan como un gimnasio o áreas verdes (y que pueden cambiar
rotundamente el habitar). La publicidad de la inmobiliaria recalca estos elementos como
esenciales al momento de comprar un departamento y nunca faltan en los afiches. Se
encarga de hacer creer que esta forma de habitar el barrio es la “correcta”, porque tiene
estos elementos esenciales en la vida cotidiana de la familia y la persona moderna.
El análisis de la imagen es fundamental para esta investigación, ya que a través de esto se
logra concretizar el discurso inmobiliario, y los símbolos y signos que este trae consigo.
Barthes21
, en el texto “La retórica de la imagen”, entrega los pasos necesarios para
desmembrar una imagen y hallar en ella los significados e ideas que no saltan a primera
vista. Sin embargo, el tipo de análisis que se hace en esta exploración no es un ejercicio
profundo y detallado de la imagen, ya que el objetivo es descubrir el discurso del “cuadro”,
su retórica, pero no introducirse en un análisis completo iconográfico de la imagen. Así
también, no ha sido propósito hacer una historia de la publicidad en Chile, o en Santiago,
sino que a través de un recorrido de cierta cantidad de años, ir descubriendo los cambios y
las permanencias de la imagen publicitaria en el barrio Yungay.
21
BARTHES, Roland, Retórica de la imagen, [en
línea],<http://www.uruguaypiensa.org.uy/imgnoticias/833.pdf> [consulta: diciembre 2011]
22
Como orden final de los capítulos, estos han sido estructurados de la siguiente forma: el
primero corresponde a una caracterización del barrio, desde su conceptualización teórica a
como lo entienden los vecinos y como visualizan su posición de clase media, para pasar a
revisar la historia que detenta a través de fuentes como crónicas, novelas, e historia del
barrio. En el segundo capítulo, se identifica el discurso inmobiliario, revisando la historia
de la aparición del inmobiliario en los ochenta, para luego realizar un análisis de la imagen
publicitaria, lo cual nos indica señales y características de lo que este discurso envía a sus
consumidores. En el tercer y último capítulo, es donde juegan las percepciones de los
entrevistados acerca del habitar el barrio, el sentido de la modernidad (ya sea estética o
dentro de lo que podría llamarse ideológica), los símbolos e imaginarios de la clase media,
el sentido del acceso o no a un edificio, y el significado del “Otro” en el barrio: de aquel
que irrumpe con modalidades diferentes del habitar dentro de un espacio con formas
cotidianas ya establecidas.
.
23
Capítulo I: Formas de Habitar e imaginarios de un barrio
El Barrio
Este capítulo caracteriza al barrio Yungay en un recorrido que comprende lo que se
ha concebido académicamente por barrio, como lo que entienden los propios habitantes del
lugar. Por esto, es necesario hacer una pequeña reseña de la historia del barrio desde su
nacimiento hasta el camino que tuvo en el siglo XX y luego en estas últimas dos décadas
(1990-2011). Uno de los primeros márgenes que se presentan dentro del barrio, teniendo en
cuenta la hipótesis de la existencia de los procesos multi-polares de marginalidad, se da a
conocer en el testimonio de sus habitantes y en el recorrido histórico. En este camino
podemos ir dando cuenta de cuales han sido las directrices que han marcado el sector hasta
la actualidad: se le ha entendido como un espacio diferente al resto de la ciudad, con
márgenes claros entre la tranquilidad y la cotidianeidad común del barrio y el caos y
bullicio de la ciudad (el centro de Santiago). A esto se le agrega la caracterización que le
dan sus vecinos como un lugar “familiar” y por tanto también “tranquilo”, lo cual acentúa
el aire hogareño y amable al barrio. Esto choca con los cambios que están ocurriendo vidas
cotidianas, dejando pesadas huellas en este transcurrir.En el presente, la modernización,
llegada de nuevos jóvenes y extranjeros que conviven en el lugar, también marca nuevos
márgenes y nuevos centros, ya más bien en un sentido de lo que se entiende el habitar
“correcto” del espacio por sujetos de clase media, en detrimento de prácticas de clase baja
24
en las que se mueven los extranjeros pobres y los jóvenes “violentos” (idea que
analizaremos en mayor profundidad en el capítulo III).
Para interiorizarme en el barrio Yungay y su historia, fue necesario conocer
personalmente sus calles, casas y habitantes.Esta experiencia de introducción en el barrio (y
también en muchos otros de esta vieja ciudad), se percibe un cambio en el aire. Esto es
porque recorrer las calles de un barrio fue para mí, y esuna experiencia sensorial llena de
significados. Es dejar de lado la ciudad, ese espacio algo gris, rápido, de gente amontonada
y bulliciosa, para luego penetrar en un mundo donde los olores son diferentes, los sonidos,
los silencios, las luces, el caminar de las personas va cambiando poco a poco. En este
primer capítulo, el viaje dentro del barrio fue a través de los testimonios de los mismos
habitantes del lugar, contándonos qué es lo que entienden por habitar un barrio y el sentido
que tiene para un edificio en altura dentro de éste mismo.
Como primer punto es importante revisar que entenderemos por términos como los
de vecino, habitante y residente, y por otro, la clasificación según edad y proveniencia de
los mismos vecinos.
Según el diccionario Akal de Geografía, habitante es un “término general para
denominar y evaluar cuantitativamente la población de un país, región, o de una ciudad”22
.
Especificando aún más el contenido, se habla de habitante también para designar a aquel
“ocupante de una cierta porción del territorio, organizándola según sus necesidades, y sus
aspiraciones”23
. Este término parece ser muy general para una conceptualización del sujeto
que mora en el barrio, pero de alguna manera nos remite al concepto que postulábamos en
la introducción: el habitar como una manera de apropiación del espacio común, o aquel que
se preocupa por el lugar donde vive y toma decisiones al respecto. Esto podría sugerir que
un proceso de extinción de los habitantes en el mundo de hoy, las funciones prácticas de los
seres humanos son trabajar, comer, relacionarse con el otro familia-pareja-amigos. En
general, las decisiones en torno a un empoderamiento del espacio, son pocas. En el barrio
22
PIERRE George, Diccionario Akal, Madrid, Editorial Akal, 2007, pág. 311 23
Ibíd.
25
Yungay existen juntas de Vecinos y organizaciones a favor de proteger el barrio, es decir,
el espacio que habitan. Podría decirse que sus miembros son en estricto rigor habitantes.
Pero también encontramos vecinos. Según la Real Academia Española, vecino es el
“Que habita con otros en un mismo pueblo, barrio o casa, en habitación independiente”24
.
Surge mucho la palabra “cercano, próximo o inmediato en cualquier línea.Semejante,
parecido o coincidente.” Es decir, el vecino es el que está próximo al otro, y también el que
es similar. El residente por otro lado, es simplemente aquel que se establece en algún
espacio, por tanto engloba a los dos anteriores.
Los entrevistados en este texto fueron, en general, adultos y ancianos de edad entre
los cincuenta y setenta años, y tres jóvenes y adultos jóvenes: Ignacio (26 años), Jennifer,
(quien no quiso decirla)y José Osorio, este último de cuarenta años. Los testimonios
encontrados en el boletín La canaleta del barrio son todos de adultos mayores, algunos
pueden rondar ya los ochenta años. Esto ha sido muy significativo, ya que son ellos, los
mayores, quienes tienen la historia del barrio en la retina de sus ojos, en las fibras de su
memoria, que les ronda día a día como la sombra del pasado que todos llevamos a nuestro
lado. Los jóvenes pertenecen originariamente a otro lugar de la ciudad y del país: Ignacio
proviene de Angol, José de la Cisterna, Jennifer de Pudahuel. Son los más viejos los que
hablan de un barrio luminoso de las décadas del cincuenta, cuarenta y sesenta del siglo XX:
Nancy, Gladys, Rosa, Arnoldo, Héctor (casi todos rondando los setenta años). En ellas se
mezclan historias de la familia de clase media, de los trabajadores sindicalizados, de la
lenta marcha de las familias acomodadas del barrio a otros sectores de la ciudad. Ellos nos
cuentan los cambios más claros que se pueden ver en el sector, los cambios físicos, pero
sobre todo los cambios en las conductas de las personas.
Pero es necesario comenzar con un acercamiento académico sobre el tema. El
concepto de barrio ha sido trabajado por la Antropología y los estudios Urbanos25
desde la
24
Diccionario de la Real Academia Española [online], <www.rae.es> [revisado en noviembre 2011] 25
SALCEDO Rodrigo, PÉREZ, Francisca,Reflexiones Críticas del urbanismo Posmoderno, [en línea]
Doctorado en Arquitectura y Estudios Urbanos Pontificia Universidad Católica de Chile, 2006,
<http://www.puc.cl/doctoradofadeu/html/pdf/afperez.pdf> [revisado en agosto 2011]
26
perspectiva de la comunidad, identidad, y arraigo al espacio, particularmente desde una
mirada social de las relaciones que se dan en estos sectores de la ciudad:
“[…](los barrios) son entidades vivas, fundadas en vínculos de parentesco y
vecindad tejidos por la permanencia y el conocimiento mutuo a lo largo de
generaciones. Tienen encuentros cotidianos, fiestas, recordaciones y duelos
propios, reconocen señales y símbolos identificativos que pueden pasar
desapercibidos a los extraños, pueden generar ritos y códigos de conducta que
los diferencian de otros barrios y del resto de la ciudad”26
.
Es sobre todo interesante la concepción de barrio como un espacio diferente al de la
ciudad, como un ser vivo ajeno y de naturaleza distinta, con características propias:
“Así como el barrio puede ser entendido como fragmento de la ciudad, podemos
entender la vida barrial como fragmento de la vida urbana, la diferencia es que el
barrio nos remite al espacio físico y la vida barrial al espacio de las relaciones
sociales y los universos de significación [...]”27
.
La tesis de estos dos urbanistas plantea que la vida de barrio se construye como una
representación de lo que se ha perdido en la ciudad, de una forma de habitar ya extinta, y
“[…]en este sentido lo barrial se circunscribe como un modelo o tipo ideal, que nunca
aparece de manera pura en la realidad, quizás en los discursos de los habitantes”28
.Es decir,
se entiende el barrio como una especie de ideal de habitar la ciudad circunscrito en el
pensamiento colectivo por varias generaciones.
Por otro lado, si buscamos en las definiciones que hace la Real Academia de la
Lengua Española, podemos ver que barrio proviene del árabe hispano: bárri, que
significaexterior, y este del árabe clásico, barrī, que a su vez es salvaje29
. El origen árabe de
esta palabra, la encontramos unida a los elementos de la definición de la disciplina del
urbanismo de Martínez, y antropológica de Salcedo y Pérez: al barrio como un elemento
externo de la ciudad, casi ajeno, y en el caso del árabe clásico, como terreno salvaje, y por
tanto diferente a lo que implica una ciudad en donde las calles y los edificios son
construidos según planificación, orden y estructura. De todas formas, como lugar idealizado
26
MARTÍNEZ Graciela, El Barrio, un ser de otro Planeta, artículo [en línea], Universidad la República,
Uruguay, Revista de Estudios Culturales Urbanos, 2004, <http://www.bifurcaciones.cl/> [revisado en agosto
2011] 27
Op. Cit, SALCEDO Rodrigo, Pérez Francisca, pág. 11. 28
Ibíd., SALCEDO. 29
Ibíd., Diccionario de la Real Academia Española, www.rae.es
27
de convivencia o un espacio salvaje o exterior, el barrio significa zona aparte de la ciudad,
casi como una especie de pueblo aledaño a la urbe que se construye con sus propias reglas
y términos. Pero, ¿qué es la ciudad sino un conjunto de diversos barrios en su interior?
La ciudad es un elemento contradictorio en sí, un lugar que atrae, pero que a la vez
destruye. En ella la sociedad se complejiza, y se vuelve urbana, en donde la agricultura y
otras tareas extractivas se dejan poco a poco de lado, para dar predominio a trabajos
industrializados o de servicios. George Simmel, filósofo decimonónico, hizo notar que la
aparición de grandes urbes, de metrópolis del siglo XX y de la vida moderna, afectaba las
personas en el modo nervioso, creando individualidad y sistemas de defensa racional,
distinto a los sistemas emocionales de las pequeñas ciudades, o de los antiguos poblados30
.
Henri Lefebvre por otro lado, discutía sobre las sociedades urbanizadas, es decir aquellas
que han pasado por procesos de industrialización, otorgándole también características
positivas a la ciudad, como la del derecho a ésta para los marginados: pasar de “la miseria
del hábitat, la del habitante sometido a una cotidianeidad organizada”31
. Según el, el
derecho a la ciudad, es el derecho a la vida urbana y a los beneficios sociales, culturales y
políticos que ésta trae consigo. De esta manera, la ciudad ha sido vista como proveedora de
miserias e individualizadora para el ser humano, pero también como reconciliadora de las
necesidades de los sujetos, y quizás provisora de nuevos valores y elementos morales para
la configuración del cotidiano.
Al preguntarle a algunos habitantes del barrio Yungay qué entienden por un barrio, remiten
a este lugar idealizado de convivencia social y ajeno a la gran ciudad a la que rodea.
Ignacio P.32
nos habla de esto. Ignacio nació en Angol, provincia de Malleco, llegó a
estudiar música a Santiago hace ocho años a la universidad Arcis. En todo ese tiempo ha
vivido en el barrio, en diferentes puntos del sector. En el momento de la entrevistaresidíaen
una casona en el pasaje Adriana Cousiño, con la calle Huérfanos. Comparte con cinco
30
SIMMEL Georg, El individuo y la libertad,Barcelona,Ediciones Península, 1984, pág. 248 31
LEFEBVRE Henri, El derecho a al ciudad, Barcelona, Ediciones Península, 1969, pág. 166 32
Todos los apellidos de los entrevistados serán cambiados ya que no todos aceptaron ser exhibidos en esta
investigación.
28
amigos músicos una antigua casa aristocrática, de grandes dimensiones, que se paga entre
muchas personas. Con respecto al barrio nos dice:
“[…]es como un pueblito chico digamos. Por eso creo yo […] Sí, por que podís
ir a la esquina, y el señor de la esquina te conoce, y te fía, no sé, un kilo de pan,
qué se yo. Hay una, esa cotidianeidad que tiene la gente en los barrios po‟.
Cachay. Como la relación social más humana y social, y bueno igual también
física, la infraestructura, y todo eso. Pero cultural qué se yo. Pero yo creo que
principalmente la tradición humana, social. Es muy parecida al sur por
ejemplo.”33
Los vecinos del barrio Yungay conceptualizan el barrio sobre todo como un lugar donde se
dan relaciones sociales profundas y duraderas. La palabra “familiar” para definir un barrio
aparece en varias entrevistas, así también vocablos como personas, humano, vecinos,
contacto, conversaciones, comunidad.El contraste entre el imaginario de ciudad y del
barrio, es lo que construye conceptualmente a estos dos. Es decir, Yungay es un lugar
tranquilo, cotidiano y familiar, porque la ciudad no lo es, sino que es fría, individualizadora
y con ritmos vertiginosos y agotadores. Por lo tanto, cuando estos elementos de ciudad
aparecen, y se esfuma la tranquilidad y familiaridad del lugar, es cuando el barrio comienza
a desaparecer, como veremos con los entrevistados.
Este imaginario sobre lo que debe ser un barrio,o el barrio ideal, se complementa
además con otros elementos. Uno de estos es el clásico almacén de la esquina que saca de
apuros a los vecinos. Además representa parte de la convivencia barrial, en donde los
habitantes se saludan, conversan y entablan relaciones duraderas. El negocio ha significado
por mucho tiempo un lugar de confianza, donde antiguamente se fiaba y se pagaba los
viernes, ya que era el día de sueldo. Si bien esto ha desparecido, y ya solo se da en ciertos
lugares, el imaginario en torno al almacén sigue presente como un espacio importante en el
barrio: lugar de acogida, cálido como el hogar y parte de la entretención cotidiana y el
cotilleo callejero.
33
Ignacio P., edad: 26 años; fecha y lugar de la entrevista: 4/9/2011, Santiago, Región Metropolitana;
duración de la entrevista: 25 minutos. Ocupación: estudiante de música universitario. Desde aquí en adelante
solo le llamaremos Ignacio P.
29
En otras entrevistas aparece nuevamente el almacén de la esquina, como símbolo
confirmante de la existencia del barrio. Espacio social donde convergen preocupaciones por
el vecino, alegatos, algunas risas y rumores. Lugar que se hace presente en las esquinas de
cada calle del barrio, e incluso, dos dueños de estos locales fueron entrevistados. Ellos
parecen conocer bien a la gente que ha pasado por el lugar y que se mantiene aquí, por
tanto han sido buena fuente de estudio.
Rosa M., jubilada de profesora de colegio, enfatiza a cerca de la familiaridad y
cotidianeidad, y agregando a esto, nos habla de un “espíritu de barrio”:
“(…) que tenga negocios de barrio, tenemos en la esquina un negocio, un
almacén como antiguo, donde están los dueños constantemente de buena
voluntad, que atienden a la gente, entonces es bien agradable…(…).34
Pero, ¿qué implica un imaginario de barrio? Para acercarnos al término de
imaginario, utilizaremos la conceptualización que Gilbert Durand ha construido en su libro
“Las estructuras antropológicas del imaginario”35
. Ahí, Durand, haciendo una revaloración
de la imaginación como articulante y desarticulante del ser humano, establece dos
regímenes de simbolismo, uno diurno y otro nocturno. Cada uno de estas partes, les
corresponden sus propios símbolos, separados entre sí36
. De esta forma, el barrio adopta
características de lo que llama el régimen diurno, es decir, la imagen de calidez que nos
remite al hogar, por tanto al calor y al fuego. La ciudad en cambio, se construye a través de
imágenes un tanto más penumbrosas, en donde el cobijo y la calidez desparecen para dar
paso a otros ritmos y otras formas de habitar. Los márgenes entre ciudad y barrio se
presentan claros en estas interpretaciones del espacio urbano.
34
Rosa M, edad:78 años; fecha y lugar de entrevista: 14 de agosto; 21, Santiago, Región Metropolitana;
duración de la entrevista: 11 min. Ocupación: dueña de casa. Desde aquí se le llamara solo Rosa M. 35
DURAND, Gilbert, Las estructuras antropológicas del imaginario, México, FCE, 2004. 36
Durand hace dos clasificaciones: El régimen diurno de la imagen, los agrupa en teriomorfos, nictomorfos,
los catamorfos (en relación a la caída), los ascensionales, los espectaculares (cielo, lo luminoso, la luz, visión)
y los símbolos diaréticos (las armas mágicas y las armas de los héroes); y hace una reflexión en torno a las
estructuras ezquisomórficas del imaginario. El régimen nocturno se agrupa aquello que puede ser considerado
peligroso, o extraño, aquello que desciende, y los divide en los símbolos de la inversión, de la intimidad, y en
los símbolos cíclica en la que se agrupa “las técnicas del ciclo, del calendario agrícola y de la industria textil,
los símbolos naturales o artificiales del retorno, los mitos y los dramas astrobiológicos” (pág. 60)
30
Es de esta manera que el imaginario de lo que debería ser un barrio, como espacio
idealizado en el pensamiento colectivo de la sociedad, se edifica pensándolo en relaciones
sociales profundas entre los vecinos del lugar, que generan una cotidianeidad cálida y
familiar. Hasta ahora hemos revisado el concepto de “barrio”,pero a continuación nos
centraremos en su historia, y en aquellos elementos de continuidad y de quiebre que han
construido al barrio dando a conocer el espacio físico y humano que ha sido y es hoy en la
experiencia de los de Yungay.
Un pueblito chico: el barrio Yungay.
La historia del barrio Yungay desborda de imágenes que aluden a un lugar más bien
rural, un tanto campesino, lo que ha significado –como veíamos- una separación entre este
barrio y el resto de la ciudad. Pero al mismo tiempo, desde sus orígenes se ha valorado su
cercanía al centro de la capital, lo que ha generado una gran atracción para sus futuros
residentes. En un comienzo, en 1839, los terrenos eran llamados el “Llanito de Portales”
por pertenecer a Diego Portales Andía Irrarazabal, tío del político y ministro Diego
Portales. Es en ésta época, y con la creación del barrio, cuando la sociedad santiaguina
comenzaba a crecer demográficamente y por tanto a aumentar también espacialmente
haciasus extremos. Si bien el sector estaba poco poblado en esos momentos, con algunas
casas señoriales -como las del ingeniero del sector don Jacinto Cueto y Juan Cruz
Sotomayor-, ya en el camino a Valparaíso (ruta que llevaba al puerto, actual San Pablo) se
habían construido algunos ranchos de barro y paja, en donde sus dueños vendían productos
a los transeúntes que viajaban del puerto a la capital37
.
Es en el siglo XIX cuando las ciudades, y particularmente la capital,comienzan a ser
ordenadas, limpiadas y estructuradas bajo nuevos parámetros respecto de lo moderno y
“civilizado”, transformando su fisonomía colonial. En sus comienzos el lugar fue
planificado y estructurado, como un barrio Republicano38
habitado por intelectuales de la
37
BRAVO Fidel A., Crónicas del Barrio Yungay, 1972 [en línea] <www.memoriachilena.cl> pág.
31[revisado en septiembre 2011]. 38 Al hablar de un barrio republicano, nos estamos refiriendo a que la zona de Yungay corresponde al primer
espacio barrial planificado en época de la República chilena, y por tanto “Su fundación representó el inicio de
31
época. En la década de 1870, Benjamín Vicuña Mackenna trazó el camino cintura para la
ciudad, en el cual, con un fuerte sentido higienista y reformador, traza los límites que
separaba la “ciudad propia y cristiana” de la “ciudad bárbara”, es decir de la Chimba, donde
vivían los pobres, indigentes y no civilizados39
. Estos límites corresponden en la actualidad
a la Avenidas Matta y Blanco Encalada por el Sur y la avenida Vicuña Mackenna por el
Este. Así como nacía el barrio Yungay, también se formaban otros, como el barrio
Dieciocho, actual perímetro que recorría Av. España, República, Dieciocho, Av. Blanco y
San Ignacio, formado en torno a atractivos como el nuevo Parque Cousiño y el Club
Hípico. Estas grandes casonas neoclásicas fueron abandonadas a principios del siglo XX
por sus habitantes, en búsqueda de otros sectores acomodados en los que se articulaba la
ciudad por esos años.
El barrio Yungay, con su entonces plaza Portales (no fue fundada como plaza del
Roto Chileno sino hasta después de 1880), era parte de este camino de cintura. Poco a poco
se fue poblando de diversos personajes “importantes” de la vida republicana del país, que
construían sus casas alrededor de la plaza principal, en donde también se encontraba una de
las tantas iglesias. Domingo Faustino Sarmiento, Augusto D‟Halmar, José Victorino
Lastarria, Joaquín Edwards Bello, y Eusebio Lillo, Ignacio Domeyko, o el geólogo Amado
Pissis40
fueron alguno de los conocidos que poblaron los terruños de Yungay. Es por esto,
que en el imaginario de escritores y de vecinos del barrio, el lugar también se asoma como
la urbanización de Santiago Poniente: fue la primera planificación urbana luego de la que circunda la Plaza de
Armas, en la época de Pedro de Valdivia”. El diseño corresponde a un tablero de damero, tal como se hacía en
tiempos de la Colonia, lo que creó un espacio ordenado y reglado en sus calles y casas, incentivando
estatalmente su ocupación. Yungay fue habitado en general por sujetos de clase media (zapateros, lavanderas,
ebanistas) y Brasil por personajes de la aristocracia pudiente del país. Información extraída de la página web
www.elsitiodeyungay.cl, [revisado en enero 2011].
39Gran parte de esta información puede ser encontrada en “Una peregrinación a través de las calles de la
ciudad de Santiago”, de Benjamín Vicuña Mackenna, en la página web www.memoriachilena.cl. Por otro
lado, en la tesis de Magíster de Simón Castillo titulada “El barrio Mapocho y el Parque Forestal: espacio
público y representaciones de la ciudad de Santiago de Chile. 1888-1900”, se hace un estudio a cerca de los
espacios y fronteras trazados a fines del siglo XIX en Santiago, en donde el río Mapocho toma representaciones de frontera entre lo que es la ciudad distinguida, y lo que es la Chimba, la ciudad plebeya y
marginal. [revisado en Septiembre 2011] 40
Información extraído de página web www.memoriachilena.cl [revisado en septiembre 2011]
32
espacio de poetas y escritores, en donde “El poeta amaba el barrio, circulaba con su capa
española, andaba en sombras de la mujer enmbalconada (…)”41
.
Para cuando Sadi Zañartu escribió estas letras, ya habían pasado casi cien años
desde la fundación del barrio, pero el autor aún tenía en su cabeza la imagen de pueblo
pequeño y tranquilo del barrio, con sus grandes cantidades de naranjos perfumando las
calles, y las mujeres chismorreando al atardecer en las ventanas:
“El barrio pasaba así por muchas inquietudes políticas y militares, pero los
hombres ponían su alma en su vida, un poco de doctoría alejándose del centro
capitalino, aunque venía a asolarse a la Quinta Normal y otros a los recodos de
amigos fastuosos, olímpicos o serenos, no por la ancianidad, sino por la belleza
del tiempo, donde la ciudad traía a un descanso de los lejanos bastiones andinos
para bajar algunos metros de altitud desde la Plaza de Armas”42
Fidel Araneda Bravo, otro cronista del barrio del año 1969, nos remite afirmaciones
parecidas: “Yungay era, hasta 1930, un barrio pintoresco, con aire colonial y provinciano, donde
abundaban las Quintas y los jardines (…) asemejábase a una pasible villa provinciana. Quizás ésta
es la única característica que aún conserva”43
.
De esta forma, la villa tranquila de Yungay fue poco a poco poblándose, ensanchándose y
arreglado sus calles y delimitando sus fronteras que en el siglo XIX se asumían entre las
calles Matucana, camino a Valparaíso o San Pablo por el norte, la Acequia de Negrete
(actual calle Brasil) y la Cañada o Alameda por el sur.
Una característica esencial del lugar fue la constante planificación del Estado sobre
el barrio, trazando un modelo de damero en sus orígenes. Entre los años 1870 y 1920, el
barrio fue densamente poblado por la aristocracia santiaguina por un lado y la clase
trabajadora, por otro. Ésta última estaba constituida principalmente por los trabajadores
41
ZAÑARTU, Sadi, Barrio de Yungay, [en línea] Revista En viaje / Empresa de los Ferrocarriles del Estado.
Santiago; La Empresa, 1963, p. 2. www.memoriachilena.cl [revisado en septiembre 2011] 42
Op. Cit., ZAÑARTU, Sadi, pág. 2 43
Op. Cit., BRAVO Fidel A., pág. 265.
33
ferroviarios que habitaban cerca de las calles Mapocho y San Pablo, viviendo en cites y
conventillos. Esta parte del barrio fue albergando generaciones de obreros que trazaron la
historia de movimientos sociales en pro de sus derechos. En la novela La Sangre y la
Esperanza, de Nicomedes Guzmán, se retrata en los años veinte la cruda y miserable vida
en conventillos del barrio, en la Compañía Eléctrica de la calle García Reyes, los burdeles
de San Pablo y Mapocho, ya desde esa época como sector más empobrecido que otros
puntos del lugar. La diferencia entre la clase trabajadora y aristocracia fue marcando el
sector, en el cual los pobres vivían en conventillos, la clase media emergente en cités, y
casas para obreros (pareadas) y la clase alta en grandes y antiguas casonas de arquitectura
francesa o neoclásica. El barrio Brasil se diferenciaba del barrio Yungay o lo que rodeaba a
la plaza del roto chileno, porque personas de alta alcurnia vivían en esa parte del barrio,
como también en barrio Concha y Toro. Adolfo Palavicino Torres, hombre de 73 años,
dirigente de la junta de vecinos del sector, hizo su preparatoria en el Liceo de Aplicación en
el año 1947, y recuerda:
“El barrio Yungay que era por entonces más popular y el barrio Brasil en
contraposición más aristocrático. Aun así, en el sector vivían familias muy
antiguas, en casonas bien impresionantes, pero con el tiempo fueron
abandonando”.44
La elite del barrio emigró poco a poco, desde fines de los años veinte hacia el sector
oriente de Santiago, dejando en manos de las clases medias el uso del lugar, lo cual se ha
mantenido hasta hoy en día. Muchos inmigrantes europeos poblaron también el sector,
fundando pequeñas fábricas y negocios, como explica Abraham Leal, antiguo profesor del
barrio
“En los años 20 y 30‟ llegaron importantes comerciantes, en su mayoría
italianos, árabes y españoles. Blas Caffarena, por ejemplo, fundó la fábrica textil
en 1920 en San Pablo, para luego trasladarla a Cueto con Compañía. También
llegaron los hermanos Trotter”45
.
En los años sesenta, en diversos puntos del barrio la sindicalización del mundo
laboral se fue haciendo cada vez más presente. Ya poco quedaba de las antiguas y gloriosas
44
Entrevista a Adolfo Palavicino Torres, extraído del boletín La Canaleta, del barrio Yungay, Edición
Especial, año 2003, pág. 13. Otorgado por antigua Casa América, pasaje Lucrecia Valdés. 45
Testimonio de Abraham Leal, extraído del boletín La Canaleta, del barrio Yungay, Edición Especial, año
2003, pág. 13. Otorgado por antigua Casa América, pasaje Lucrecia Valdés.
34
casonas aristocráticas, un mayor número de fábricas y empresas poblaba el lugar, en donde
cientos de obreros que trabajaban en su interior. Rodolfo Zuñiga, de la Fundición Libertad,
recuerda que ya en los años sesenta y principios de los setenta, la vida sindical era muy
activa, y la relación con los jefes, más amena. Se crearon varias pequeñas poblaciones en
torno a fábricas, lo que le fue dando un aire distinto al lugar. Con la llegada de la Dictadura,
todo este movimiento sindical y obrero fue desmantelado, lo que para muchos de los
vecinos del barrio significó (al igual que cientos de personas en el país), un quiebre
profundo en sus vidas. Con esto comenzó un nuevo ciclo, llamado neoliberalización de la
vida, y todas las consecuencias sociales, políticas y económicas que este modelo ha
significado.
En los años ochenta, con el terremoto del „85, el barrio se vio muy deteriorado, y
fue nuevamente disminuida su población, por lo que la Municipalidad decretó una ley,
llamada Subsidio de Renovación Urbana, lo cual fue aprovechada por las inmobiliarias para
llevar a cabo sus proyectos en el sector. El barrio ha vuelto a ser poblado, esta vez por
familias más pequeñas de clase media, y por menos tiempo que la aristocracia
decimonónica, cuando “todos los santiaguinos deseaban vivir en el rincón de Yungay”46
.
Además, en muchos casos no llegan familias, sino profesionales jóvenes que desean
independizarse, cambiando así la dinámica social del barrio.
No obstante, definir los límites exactos de un barrio puede ser complicado desde la
experiencia de sus habitantes. Como señala Sergio C., de 67 años, jubilado del gremio de
hoteleros:
“Cuando yo llegué acá, (años sesenta) esto no era el barrio Yungay, era el
centro. Estaba la calle Yungay, y esta era la plaza del roto, y después ve usted
que le cambiaron al barrio Yungay, y le pusieron la plaza Yungay, y ahí está el
roto chileno, antes no era así”47
.
Para muchos su barrio se constituye solo en la cuadra que habitan, para otros es un sector
más amplio. Para Fidel Araneda Bravo, en los años cuarenta los límites del barrio no
46
Op. Cit, ARANEDA, Fidel B., pág. 265 47
Sergio C., edad: 67 años; fecha y lugar de entrevista: 12 de noviembre, 2011; Santiago, Región
Metropolitana; duración de la entrevista: 14 min. Ocupación: jubilado del gremio de hoteleros. Desde aquí se
le llamara solo Sergio C.
35
pasaban más allá de Cueto, es decir no llegaban hasta la plazaBrasil48
. Pero para muchos
hoy sí lo es. La organización Vecinos por la defensa del barrio Yungay, por ejemplo, lo
considera unaamplia zona -ya que su propósito es la defensa y la protección del mayor
número de inmuebles- que va desde la Alameda, por Matucana, Quinta Normal, San Pablo,
camino a Valparaíso y Avenida Brasil49
. En los años cuarenta y cincuenta del siglo XX el
barrio Brasil se seguía diferenciando del barrio Yungay desde las clases sociales opuestas
que los habitaban. En la actualidad, la diferencia entre ambos se define más bien por los
usos, uno más ruidoso, dado los numerosos restaurantes y bares que pueblan el sector, el
otro más residencial. Pero en general, los entrevistados no ven muchas diferencias sociales
entre lo que son estos dos antiguos barrios, sino que lo ven ya como dos lugares unidos por
una arquitectura y una forma de habitar en común.
Un sector que sigue siendo mirado despectivamente es el de San Pablo y Mapocho, ya que
es considerado más peligroso y también donde muchos migrantes peruanos arriendan casas,
antigua costumbre del barrio que ha recorrido gran parte del siglo XX y que convertía las
casonas en conventillos. Sin embargo, éste sector es también parte de lo que es considerado
el barrio. Así, surgen márgenes al interior del mismo barrio, en donde se delimitan fronteras
del habitar. Y como vemos, estos procesos no son actuales, sino que durante el siglo XX
existían calles para obreros, y calles aristocráticas, casas de familias delincuentes50
. Estos
márgenes interiores del barrio se construyen, como veremos más adelante, con el
imaginario que se tiene de la clase media (conjunto de personas trabajadoras, de familia, y
con educación), construyendo así centros simbólicos de lo que es el habitar correcto (de lo
cual la inmobiliaria se afirma en su publicidad), y marginando a quienes no cumplen estos
parámetros (inmigrantes pobres, jóvenes disruptivos).
Por otro lado, en esta investigación, el perímetro a estudiar del barrio será tanto el
barrio Brasil como el Barrio Yungay como un gran barrio, desde la Alameda, Matucana,
48
Ver en Imágenes (anexos), mapas de las delimitaciones del barrio en el siglo XIX y XX, pág. 119 y 120. 49
Estos límites fueron tomados de la organización de los vecinos por la Defensa del Barrio Yungay, clase de
“Escuela De gestión Patrimonial” dictada por un curso FECH, 4 de abril del 2011. Hay que agregar la poca
información a cerca de la Historia del Barrio Yungay, por lo que se tuvo que indagar en diferentes fuentes al
alcance. 50
En la entrevista con Josefina P. vecina del barrio,nos cuenta de estas antiguas familias de delincuentes, de
los años cuarenta, que actuaban en grupo, y que hoy han desaparecido, dando pie a robos individuales, y más
peligrosos.
36
por el lado de Brasil, hasta Almirante Barroso, y por San Pablo, hasta Mapocho,
excediendo los límites que proponen la Organización por la defensa del barrio Yungay.
Esto es porque los parques y plazas son parte importante de la convivencia de los vecinos y
de su cotidiano, y funcionan también como otros referentes los límites del barrio, como el
Parque Portales, el Parque de los Reyes, la plaza Brasil y la del Roto Chileno.
Mapa del barrio a estudiar. Fuente: Google maps, con límites trazados por la autora de la
investigación. Si bien el parque de los Reyes en Pdte Balmaceda es muy importante para los
vecinos del barrio, la zona norte del barrio se vuelve algo difusa, por lo que prefería poner un
límite en la calle Mapocho, antiguo referente como final del barrio.
37
El “barrio bueno”: Los vecinos del barrio Yungay y su caracterización
La arquitectura y la historia son dos conceptos que los habitantes del barrio
nombran en varias oportunidades como elementos que permiten caracterizar al barrio.
Jennifer Moreno señala:
“yo lo considero un barrio por su, por cómo están hechas las casas, por
su arquitectura que están hechas como colonial, se nota que igual se destruyó
harto con el terremoto. Pero si yo creo eso, hartas cosas pasaron acá. Si te ponis
a mirar la historia, y no se mucho pero igual yo creo que sale arto acá.
Asique…”51
.
Jennifer es una mujer joven que ha llegado hace solo cinco años al barrio y poco a
poco se ha integrado a la vida del lugar. Vive junto a su pequeño hijo en un departamento
ubicado en Mapocho con Cueto, y mantiene el almacén con su pareja. Llegó al barrio
“huyendo” de Pudahuel donde vive el padre de su hijo, por lo que sus intereses por el lugar
son más bien la centralidad y lo barato de la vida. La entrevista fue hecha en el negocio que
tiene en la esquina de Catedral, de forma rápida, porque tenía que atender a sus clientes. A
pesar de eso, Jennifer fue muy amable y se dio el tiempo de responder todas las preguntas.
La idea que tiene acerca del barrio, se contrapone con el lugar donde vivía antes, Pudahuel,
donde al parecer no existía vida de barrio porque
“(…) ahí no pasaron muchas cosas importantes. Allá no po‟, habían
cosechas antiguamente. Se cultivaba, asíque por lo menos. También los colegios,
hay colegios bien antiguos. También puedes entrar en eso. Eso po‟. Y bueno,
también, yo la verdad no se me bien la historia del hombre del barrio Yungay,
del hombre ¿cómo se llama? La plaza del roto chileno, todo eso. O sea eso es
como lo más importante de acá del barrio Yungay.”52
Es decir, para Jennifer, el concepto de barrio, dentro de Yungay, se erige dentro de
los parámetros de lo histórico, la arquitectura colonial y antigua, no por las relaciones
humanas cotidianas de los vecinos, como otros habitantes cuentan. Esto es interesante, ya
51
Jennifer M., edad: no presentada; fecha y lugar de entrevista: 14 agosto 2011; Santiago, Región
Metropolitana, duración entrevista: 14 min. Ocupación: comerciante. Desde aquí solo le llamaremos Jennifer
M. 52
Jennifer M.
38
que Jennifer proviene de otra comuna de la ciudad, y en el barrio se ha instalado en un
departamento, en donde enfatiza que “nadie se pesca, nadie conoce a nadie, solamente a los
conserjes”53
. Quizás por esto, la esencia del barrio no la ve en las relaciones humanas,
como otros entrevistados, sino más bien en aquello físico y casi imperturbable: las antiguas
casonas y sus historias.
El barrio ha hecho permanecer su historia en las calles y edificios que lo construyen.
En parte, la conservación de la arquitectura se ha dado por un abandono del sector por la
sociedad civil y por las autoridades, que aumentó con el terremoto de 1985. Pero ya en esta
década, se fomentó un redescubrimiento inmobiliario del barrio y un re poblamiento de éste
para evitar su futura muerte. Esta especie de conservación de la arquitectura del barrio,
arquitectura ecléctica –mezcla de diferentes estilos en un lugar-hace que el recorrer sus
calles se vuelva a pasear por un Santiago antiguo, tranquilo, viejo, pausado. Sebastián
Redolés, habitante del barrio desde su nacimiento, escribe las siguientes palabras en su
introducción de un artículo sobre la Fiesta del Roto Chileno:
“Nuestro Barrio Yungay posee, sin lugar a dudas, un encanto especial.
En sus calles mayoritariamente tranquilas y avejentadas se respira la sensación
de encontrarse en un lugar impregnado de otros tiempos. Quizás sean sus casas
de adobe- que por dentro guardan un silencio y frescura únicos-, sus adoquines,
sus líneas del tranvía otrora ambulante, sus bazares de esquina o, simplemente,
sus habitantes. Y es que en realidad todo se confabula para crear este Barrio
sumamente singular que muchas veces impresiona a quienes visitan sus calles
por primera vez”54
.
Sin embargo, otros elementos definitorios surgen en las entrevistas sobre el barrio
Yungay. Estos tienen relación, como ya lo hemos señalado, con el trato de la gente, la
familiaridad, y la cotidianeidad. Arnoldo O. también es un comerciante dueño de un
almacén –como Jennifer- de esquina al frente de la plaza Yungay, en la calle Santo
Domingo. Tiene 71 años, hace 26 años que vive en el barrio. Es un lector asiduo, le gusta el
tango, y pasear por las tardes en las calles del barrio. Vive en un cité, pero la entrevista fue
en el almacén. Con los años ha desarrollado una visión muy particular y profunda a cerca
53
Jennifer M., pág. 2 54
REDOLÉS, Sebastián, La fiesta del roto chileno, abril 2008. Este texto fue enviado digitalmente por su
autor, y no se encuentra para uso público en estos momentos.
39
de la vida, de las personas en el barrio y de la modernidad. Al tener más edad que Jennifer,
y al poseer muchos años en la zona, tiene un conocimiento más amplio de su historia y todo
lo que eso conlleva. Nos dice acerca del barrio:
“(…) Pero no sé, yo creo que los barrios son buenos. Prefiero vivir aquí,
en barrio medio a vivir en las Condes por ejemplo, donde hay falta de entre los
habitantes, incluso a veces pienso que se conocen poco. Uno va algo en la noche
y no hay nadie. Va por ejemplo a las seis o siete de la tarde y no hay nadie. No
hay a quien preguntarle algo a veces. Porque me ha pasado a mí. Mientras que
en barrio siempre hay vecinos, hay cualquier persona que le informe, viéndolo
así pues”55
.
Esta cercanía entre las personas, se suma también que la mayor parte de las familias viven
hace mucho tiempo ya en el barrio, y sus mismos hijos vuelven a habitar el lugar. Se
produce cierta dicotomía en estas representaciones del barrio, en donde algunos sienten que
es un barrio viejo y otros, al contrario, toman conciencia de que sus propios hijos y nietos
vuelven a habitar el barrio, con sus propias formas de vida, en casas o departamentos,
dándole un impulso rejuvenecedor al lugar. Rosa C. tiene 78 años y vive en el pasaje
Lucrecia Valdés hace más de 40 años. A Rosa me la topé a las afueras de su casa, dándole
de comer a un gato, y a pesar de que no tenía mucho tiempo, accedió a responder algunas
preguntas. A cerca de los cambios del barrio, nos dice:
“Ha cambiado, porque antes era un barrio residencial. Precisamente en esta calle
que vivían familias antiguas de muchos años. Ahora por lo menos la calle
cambió para bien, porque se han construido varios lofts, toda la cuadra, de casas
antiguas, fueron transformadas en lofts. Entonces para nosotros que vivimos
años acá, eso fue un beneficio. Porque se fueron las familias antiguas, pero
legaron gente joven, gente que trabaja, gente que estudia, y que lógicamente le
ha dado otro cariz al barrio. Diferente. Más joven. Porque era barrio, calles así
de gente e edad, pero con la llegada de estos jóvenes por lo menos llegó
juventud, llegó otro espíritu, diferente”56
.
De todas formas, existe la sensación de que si bien llega gente nueva al barrio, los
antiguos tienen alrededor gente conocida, hijos, familiares, amigos de años. Así nos cuenta
Héctor G., tapicero de 74 años que vive en la calle Herrera con Santo Domingo. Al
55
Arnoldo O.; edad: 71 años; fecha y lugar de la entrevista: 2 de septiembre, 2011. Duración de la entrevista:
23 min. Ocupación: comerciante. Desde aqui le llamaremos solo Arnoldo O. 56
Rosa C.
40
preguntarle sobre las relaciones con los vecinos, menciona inmediatamente a los nuevos y
los viejos, diciendo que
“Bueno, con los nuevos no hay problemas, y con los antiguos tampoco si
uno se conoce, a medida que uno está así tantos años en lo mismo. Asique no,
van cambiándose, se han ido, claro va renovándose la especie, somos animales
también po. Pero casi siempre es lo mismo, uno se va conociendo porque se
conocen los padres, después vienen los hijos, por la lógica con los hijos uno se
entiende más pue, y después vienen los hijos de los hijos, entonces. Por ejemplo
el hijo se casó, se fue po. Tuvo su casa, se fue a San Bernardo, el matrimonio no
conjugó, volvió para acá y sigue juntándose con la cabrería, se juntan”57
.
Al plantear que el barrio ha cambiado, muchos vecinos recuerdan en lo que era en
otras épocas, recuerdos que han dejado huellas, y rastros que le dan una característica
particular en la actualidad. En los años cuarenta, la fisonomía de los edificios no estaba tan
gastada como ahora, es decir los edificios eran más nuevos, pero había un aire un tanto más
rural que en la actualidad, pues existían prácticas y formas del campo, como establos donde
se iba a sacar la leche, o en 1875 los “carritos de sangre” tirados por caballos, funcionaban
como medio de transporte en el barrio; luego a comienzos del siglo XX aparecieron los
primeros tranvías, junto a las Góndolas. Como “barrio diverso”, tenía variadas actividades,
desde el hockey en la plaza del Roto Chileno por las familias más elegantes, futbol, juegos
de azar para los obreros, la brisca, rayuela, y el boxeo practicado en el gimnasio de los
tranviarios58
. Las fiestas del barrio se llamaban “malones” en donde “cada uno llevaba una
bebida o algo para comer. Siempre se organizaba en las casas. Había muy pocos lugares
para salir a bailar, por eso que se prefería hacer fiestas en casas”59
. Se celebraba la Navidad,
la fiesta del roto chileno, la fiesta de la primavera, los domingos se iba a los parques, al cine
y al teatro.
El barrio ha mantenido aquellas actividades básicas y cotidianas de las familias, en
donde no solo los vecinos se conocen, sino también sus hijos se crían y crecen juntos,
57
Héctor G., edad: 74 años; fecha y lugar de la entrevista: 24 de septiembre 2011; Santiago, Región
Metropolitana, duración de la entrevista: 20 minutos, ocupación: tapicero. Desde aquí solo le llamaremos
Hector G. 58
SALAS Juan U., Boletín la Canaleta, del barrio Yungay, casa América, año 2003. 59
DONOSO Leontina L., boletín la Canaleta, del barrio Yungay, casa América, año 2003.
41
estrechando amistades duraderas. Esta familiaridad del vecindario, aumenta con la
tranquilidad del lugar, palabra muchas veces nombrada por los entrevistados. Esto referido
probablemente, a la falta de violencia y delincuencia que ellos nombran, pero también a
aquella facultad que el barrio entrega, la posibilidad de pasear por las calles, las plaza del
Roto, el Parque Portales, como si todos los días fuesen domingo. Las plazas y parques son
espacios muy valorados por los habitantes, e incluso como nos afirma José Osorio,
integrante de Vecinos por la defensa del barrio Yungay, en años anteriores se impidió la
destrucción del Parque Portales por los mismos residentes. La Quinta Normal, la plaza del
barrio Brasil, y otros lugares son focos de atención, e incitan a permanecer en el lugar.
María Soledad H., dueña de casa de unos cincuenta años, vive hace cuatro años en
un condominio cercano a la plaza Brasil. Llegó al barrio para estar cerca de su hijo y su
nieto y antes vivió siempre en la Florida. Su departamento es pequeño, con pocos objetos
decorativos, y una gran televisión. Tiene patio y juegos para que los niños se entretengan.
Habla con entusiasmo del uso de la feria, de las plazas, de los parques, y expresa que
“(…) aquí nos gusta porque está cerca de todo. Es súper central, voy
caminando al centro ponte tu, voy a la plaza, entonces todo es como más
compacto, como más bonito, que ponte tu yo vivía en La Florida antes, y todo
me quedaba sumamente lejos, era como fome. En cambio aquí estay aburrido, y
bajay esta la plaza cerca, hay negocios, que son bonitos, de cosas antiguas que
llaman la atención”60
.
El barrio tiene feria casi todos los días de la semana, la cual es utilizada por gran
parte de sus habitantes. Si bien el supermercado ha ocupado parte de lo que era el consumo
en el almacén de la esquina, éste último sigue siendo utilizado, sobre todo en casos de
emergencia. Las antiguas celebraciones también ocupan un lugar importante en las
actividades anuales, como la Fiesta del Roto Chileno el 20 de enero y otras que han
programado juntas de vecinos y centros sociales y culturales. Al preguntarle a nuestros
entrevistados, la verdad es que la gran mayoría de ellos ya no concurría a estas
manifestaciones culturales, sobre todo por lo avanzado de sus edades, ya que estas fiestas
tienen ritmos difíciles de seguir, y también se puede ver, con los que nos cuenta José
60
María Soledad H., edad: (no dice); lugar y fecha de entrevista: 3/8/2011; Santiago, Región Metropolitana;
duración de la entrevista: 18 min. Ocupación: dueña de casa. Desde aquí solo se le llamará María Soledad H.
42
Osorio, que muchos de los que concurren a estas fiestas son habitantes de otros barrios y
poblaciones de la ciudad.
El imaginario del habitar el barrio Yungay se ha expandido por la ciudad, una
imagen de tranquilidad mezclada con los elementos culturales y sociales que caracterizan al
cotidiano del lugar y que atraen a nuevos habitantes por la cercanía al centro de Santiago,
siendo a la vez un espacio más aislado y con un ritmo de vida propio, “un pueblito chico”
como decía el joven originario del sur de chile, Ignacio P.
Ninguno de los entrevistados mencionó peyorativamente del barrio, ni expresó que
tuviese intenciones de marcharse del lugar. La masiva llegada de gente joven al sector, se
ha dado por el incentivo económico al lugar, a través del Subsidio de Renovación Urbana.
El censo del año 200261
explicita que efectivamente hay una gran cantidad de
adultos jóvenes en el barrio, (26% tanto en las zonas de Yungay como de Brasil), y de
jóvenes (27% Yungay y 30% en Brasil). Inclusive, el porcentaje de niños disminuye
drásticamente con respecto a los jóvenes y adultos jóvenes, a un 10 y 17% en Yungay y
Brasil, los ancianos (13% en Yungay, 14% en Brasil) y los adultos (15% en Brasil y 14%
en Yungay) ocupan un lugar no menos importante en la cantidad de población del sector.
Esta llegada de jóvenes, significa un cambio en el espíritu del barrio, como nos
contaba Rosa; pero significa el enfrentamiento con otro muy particular: el joven puede ser
un peruano en búsqueda de techo y trabajo, un muchacho grafitero o punk que se instala
con su cultura y sus modos, o un hombre profesional que desea vivir en este barrio cercano
al centro por sus comodidades. Es por esto, que el joven se relaciona muy particularmente
con la llegada de la inmobiliaria al barrio, lo cual analizaremos en el capítulo III.
Ya en estos primeros recorridos por los testimonios podemos ver las líneas que
guiarán el análisis: la irrupción de la modernidad y la juventud, como constructores de un
nuevo barrio que se nutre del antiguo. También como espacio urbano, en donde su
característica principal, al menos en el recorrido desde el siglo XIX a través de las crónica,
hasta hoy en día en las palabras de sus habitantes, se vislumbra como un lugar lleno de
tranquilidad y familiaridad. El choque o la tensión de estos dos polos: los antiguos
61
Información extraída del Censo 2002, Municipalidad de Santiago, Departamento de Estudios
Sociales, [enero 2011]. Lamentablemente, en la Municipalidad de Santiago no existen fuentes más
actuales al respecto.
43
residentes y los nuevos, lo viejo con lo moderno, lo antiguo con lo nuevo, el cambio, son
conceptos que se repiten una y otra vez en las entrevistas.
Otro punto importante para concluir en este primer capítulo, es ver de qué manera,
ciertas prácticas históricas se repiten o cambian en el tiempo, de otras formas, pero muchas
veces con objetivos parecidos. Si el llanito de Portales fue construido como barrio
planificado por el Estado, para que albergase a cierto tipo de gente (clase media y
aristocracia santiaguina), esto vuelve a ocurrir en los años noventa. Con el Subsidio de
Renovación Urbana, es el Estado quien propicia el re-poblamiento del lugar, pero es el
sector privado quien se hace cargo de afincar el lugar con gente de clase media, para que no
ocurra su deterioro, y al mismo tiempo generando un fuerte negocio relacionado a la
vivienda y el valor del suelo. Ya no son intelectuales aristócratas o medianamente
enriquecidos los que pueblan el barrio, pero hay un propósito del negocio inmobiliario en la
nueva construcción del barrio, que no percibe ni parece desear ver que es lo que está
sucediendo con la gente (con los viejos, con los jóvenes, con la “cultura”) en el barrio, solo
desplaza e integra a otros.
La Clase Media en el barrio Yungay
Así como veíamos, en el barrio Yungay existióuna fuerte clase trabajadora y
sindicalizada, (desde principio de los años veinte, hasta más o menos la llegada de la
Dictadura en 1973), que vivió entre los trabajos en industrias, oficios, empleos públicos,
cobijándose en casas pareadas o miserablemente en conventillos en búsqueda de un techo.
Cuando los vecinos recuerdan el pasado, lo construyen como un lugar de clases medias, en
convivencia con los “pitucos” que habitaban grandes casonas. Parece ser que una mezcla y
variedad de personas y clases sociales ha morado en el sector.
Hoy en día, la clase social de los vecinos del barrio Yungay es definida por doce
entrevistados como de clase media, y quizás en algunos casos, media baja. Azun Candina
con su libro Por una vida digna y decorosa, Clase media y empleados públicos en el siglo
44
XX chileno62
, aborda este tema entendiendo lo difícil que es definir a una clase que contiene
en sí misma parámetros flexibles: asumirse como clase media cambia con el tiempo y con
la capacidad económica y el acceso a recursos. La autora plantea que concebirá a los grupos
medios como aquellos que alcanzan a suplir las necesidades básicas materiales de su vida.
Esta acepción material del término, trae consigo otras muy importantes, que se relacionan
con la forma en que se accede a la clase media, a través de qué y con qué fines simbólicos.
Es por esto que el estatus, y por tanto el prestigio social que entregan ciertos elementos
claves como un trabajo profesional, la educación, la obtención de la casa propia, son
factores que en el libro se abordan analizando sus cambios y permanencias. Pero es sobre
todo importante pensar la ambigüedad o la dicotomía en la que se encuentran las clases
medias en la historia de Chile en el siglo XX, ya que se han entendido como “un híbrido
con un pie aproblemado y acomplejado en el mundo duro de los pobres y una mano
extendida y atenta hacia el mundo muelle de los ricos”63
. Con esta definición, Candina
toma el término de García Canclini sobre culturas híbridas y lo lleva a la clase media
chilena, argumentado que este grupo social ha conjugado valores e ideales de otros grupos
o clases sociales, construyendo una nueva, entre las organizaciones sociales como
trabajadores explotados y la adquisición de costumbres y valores de las clases altas
chilenas, para acceder al estatus, lujos, y comodidades de ésta, sin por lo mismo entenderse
como clase alta, sino que redefiniendo su propia clase según éstas apropiaciones.
De acuerdo con esta investigación, en el barrio Yungay la clase media se entiende
como una clase heterogénea64
, en donde el acceso económico no es el factor fundamental
para entenderse como tal, sino que más bien existen otros elementos culturales y sociales -
el trabajo, la familia, la educación- que la definen como tallos que han ido cambiando
según las transformaciones de la sociedad y de los mismos vecinos del barrio. El estatus,
según la sociología65
, depende de factores sociales, económicos y culturales, y es la
62
CANDINA Azun, Por una vida digna y decorosa, Santiago, Esferas de Papel Libros, Facultad de Filosofía
y Humanidades, 2009. 63
Op. Cit., CANDINA, pág. 14 64
En la introducción de la tesis doctoral de Azun Candina, aborda el tema de la heterogeneidad. 65
LAMO DE ESPINOSA Emilio y TORRES Cristóbal (Editores)Diccionario de Sociología, Alianza
Editorial. Madrid 1998.
45
importancia que se le da al papel social que cumples en la sociedad, siendo este papel, un
rol.
Ahora, si bien la mayor parte de los entrevistados se autodefinen como sujetos de clase
media, y así también al barrio (clase media y media baja en general), es importante tener en
cuenta los datos “reales” de esta clasificación social. Para medir este problema, usaremos
los datos que existen a cerca del trabajo, la composición familiar, y la educación, ya que
como veíamos, son elementos fundamentales y transversales para hablar de clase media.
Con respecto a la situación laboral, en la zona de Yungay y Brasil existe una taza de
desocupación de un 10%. En general, la fuerza de trabajo activa corresponde a un 63%, y
los inactivos un 37% en ambas zonas, en donde la mujer mantiene la mayor taza de
inactividad (53%). En el área de la educación, hay un 23% de estudios universitarios en
Yungay, y un 38% en Brasil, en donde la enseñanza media llega al 18%, y en Yungay al de
25%. En Yungay hay un 29% población estudiando, y en Brasil un 41%. Estas dos áreas de
la sociedad del barrio nos muestran que, por lo general, se cumplen los requisitos de la
clase media: acceso a la educación y trabajo remunerado. Ahora bien, con respecto a la
situación de la familia, podemos ver a través de los datos los cambios que ha tenido. Como
veremos en el capítulo III, la familia tradicional es muy importante para mantener una
situación de clase media (ambos padres presentes, él trabajador, ella criadora y dueña de
casa, e hijos). Sin embargo, en el censo la soltería llega al 45%, mayor que el matrimonio
con solo 31% en el caso de Brasil, y un 41% y 33% en Yungay respectivamente. Esto
reafirma la gran importancia de la juventud en el barrio, y sobre todo a los adultos-jóvenes
que plantean un nuevo tipo de familia: pocos o ningún hijo, y muchas veces sin establecer
relaciones de parejas duraderas o matrimoniales. De esta forma, la clase media en el barrio
mantiene algunos paradigmas fundamentales, sobre todo para un sector etario “viejo”, en
donde el imaginario clásico de la clase media se mantiene, pero también ha cambiado, y se
mueve en torno a otros patrones, según los nuevos imaginarios del estatus (y clase media
“nueva”) de los jóvenes que llegan a habitar el lugar, como veremos mejor en el capítulo II.
Es importante que en esta parte nos detengamos también a revisar lo que plantea
Pierre Bourdieu a cerca de las clases sociales. Este sociólogo propone la creación de un
término, el hábitus, categoría que establece que tus gustos e intereses están determinados o
46
influenciados por la clase social a la que perteneces. Es decir, en razón a esto un sujeto
tiene amistades con gustos similares a él. El capital cultural se adquiere a través de la
familia o el entorno al que perteneces permite crear las distinciones y categorizaciones del
otro en la vida cotidiana. Estas clasificaciones y distinciones también catalogan a uno
mismo. Es por esto que es el gusto, y no la capacidad económica, lo que posiciona a una
persona en un determinado engranaje social.
En relación con lo anterior, las inmobiliarias en el barrio dirigen sus mensajes para
seducir a la clase media con un mensaje que apela al profesional, joven, con educación, que
pronto tendrá familia, y que se ve atraído por ciertas claves del edificio que apelan a lo
“moderno”, y que sobre todo, le confieren estatus. Es decir, como veíamos con Baudrillard
en la introducción, y veremos en el siguiente capítulo, la inmobiliaria promueve ciertos
objetos símbolos (como el gimnasio, la piscina, un tipo de departamento nuevo, seguro y
limpio), que en sí construyen una forma de habitar, y que al obtenerla se accede a un tipo de
vida que se experimenta en la clase alta, pero que ha llegado a la clase media. Ahora bien,
la inmobiliaria se introduce en el barrio rompiendo la estética y la convivencia natural entre
las personas, pero a la vez se integra, ya que no interfiere en la modalidad de clase media en
la que el barrio se siente parte, (en la tranquilidad y la seguridad de sus calles, en las ideas
de trabajo, educación) porque finalmente no es tan diferente a lo que conocen.
Además, la inmobiliaria es parte de otro elemento esencial de la clase media: la
casa propia. Candina nos dice en las conclusiones de su texto que gracias a el
mejoramiento de los salarios en los trabajadores estatales, se logra un cierto estatus, y a la
vez se debe cumplir con ciertas “obligaciones” que la clase media tiene para serclase
media: “[…]como vestir bien, vivir en una casa propia con comodidades modernas y
acceder a la tecnología y a ciertas recreaciones”66
. Es justamente a esto lo que apela la
inmobiliaria y acierta efectivamente. Como veíamos en la caracterización del discurso
inmobiliario, la publicidad habla justamente de estos símbolos: el departamento significa la
66
Op. Cit., CANDINA, pág.88
47
casa propia, y en él además, se puede encontrar estas “comodidades modernas”, “la
tecnología” y “las recreaciones”, en la piscina, el gimnasio, y las salas de internet.
La diferencia entre la clase media asalariada, y la de hoyexplica Candina, es que
durante el siglo XX estuvo bajo el alero del Estado, y según ésta protección accedió a
mejoras salariales, lo que le permitió prácticas de consumo mayores y de otro tipo a las de
los obreros y campesinos, y le fue entregando el estatus de clase media. Sin embargo, hoy
en día, este Estado Benefactor ha sido descuartizado, y cada una de sus partes privatizadas,
los trabajadores se han visto disminuidos y han quedado frente a un elemento nuevo: el
mercado, ante el cual sus vidas dependen. Es el crédito ahora el que les permite seguir con
las pautas de consumo, por lo tanto el factor ahorro, tan presente en la clase media como
manera de poder acceder a un consumo pausado, pero eficaz, ha desaparecido, dando pie a
un nuevo consumo “exorbitante” del cual comentan los testimonios de esta investigación.
48
Capítulo II El discurso Inmobiliario en el barrio Yungay67
:
En este capítulo se utiliza la publicidad para realizar una caracterización del
discurso inmobiliario en cuanto al mensaje que se entrega acerca de qué es vivir en un
edificio en altura en un barrio tradicional. En general, puede decirse que este discurso
transmite un imaginario basado en el estatus social y económico, además de atraer con un
tipo de calidad de vida68
que el departamento ofrece.En esta investigación se ha
determinado que este discurso se ha forjado en otros contextos de la ciudad, especialmente
en barrios de clase alta. Estos nuevos barrios ricos (Las Condes, Vitacura, La Dehesa,
Providencia) representan nuevos centros de poder y estatus, a los que la clase media, entre
un ir y venir, desea acceder, sabiendo a la vez las cambios culturales, simbólicas y
materiales a los que se enfrenta.
Los antiguos barrios del centro, en los años ochenta y principio de los noventa, se
desvalorizaron y se tornaron marginales ¿Qué podemos decir de este proceso para el caso
del barrio Yungay? Por una parte, como hemos revisado, ha sido para sus habitantes un
En esta investigación el espacio se amplió a otros sectores del centro de Santiago, ya que como se verá a
continuación, alguna de las publicidades que se encontró en ese sector se encontraban cercana al centro de
Santiago y correspondían a las características de las publicidad expuestas para Yungay. 68
PALOMINO, Bertha V., LÓPEZ, Gustavo, Pardo, Reflexionando sobre la calidad de vida y el desarrollo,
Revista Región y Sociedad, vol. XI, N° 17, año 1999.
El concepto de calidad de vida es nombrado varias veces en esta investigación, ya sea por la publicidad o por
los mismos entrevistados. Como definición de este concepto nos remitiremos a las palabras de Bertha
Palomino Villacencio en su texto “Reflexiones sobre la calidad de vida y el desarrollo”. En este, realiza una
breve historia de lo que ha sido la aparición de la idea de “calidad de vida”, la cual comienza a difundirse en
el mundo occidental en los años sesenta y setenta, planteándose que las necesidades materiales no satisfacen
completamente al ser humano, sino que también son importantes las sociales, emocionales, políticas,
libertades, etc., lo cual cuestionaba y de desarrollo y progreso y la sociedad de consumo tan en boga en esos
años. La autora explica que ha habido y hay diferente modos de analizar y medir la calidad de vida, como por
ejemplo el estudio que hace el PNUD en los años noventa (1996) en donde se miden además la cooperación
en la sociedad, la sustentabilidad ecológica y la seguridad, entre otros. Entendiendo que “la calidad de vida es
una categoría profundamente crítica”, sobre todo al modelo de desarrollo de consumo y progreso, es necesario
plantear que si bien la inmobiliaria ofrece un tipo de calidad de vida que parece acercarse mas a lo que es el
nivel de vida (medidas económicas), pero también se hace cargo de otras como lo es el deporte, y las
recreaciones o el ocio. Al mismo tiempo, la “Organización de los vecinos por la defensa del barrio Yungay”,
plantea también un tipo de calidad que tiene que ver más bien con la construcción de un tipo de sociedad que
se preocupa del bienestar común, el rescate de la memoria, actividades culturales, sociales y políticas (Taller
de Gestión Patrimonial, Fech, julio 2011).
49
margen, un espacio separado de la ciudad en tanto la tranquilidad de éste. Pero, por otra,
quizás más recientemente, ese margen se tornó pobreza y decadencia material, asociándola
a una clase social y no solo en el modo tranquilo de habitar. Finalmente, el negocio
inmobiliario se ha convertido en un enorme gigante económico que domina en la actualidad
la fisonomía de la ciudad, aprovechándose sobre todo de la utilización del Subsidio de
Renovación Urbana para construir grandes cantidades de edificios en altura para la clase
media. Para esto, maneja los imaginarios de la clase media, con el objetivo de seducir a
través de ciertos códigos sociales, como el estatus.
En este capítulo veremos en primera parte, una breve historia de la aparición del
negocio inmobiliario en Santiago, especialmente en la década de los ochenta y noventa;
luego de esto analizaremos la publicidad que las inmobiliarias ofrecen, obteniendo de ellas
los códigos culturales y sociales con los que se llega a la clase media del barrio Yungay.
El boom inmobiliario en Santiago, 1980-2010
El boom inmobiliario, es decir el despliegue de las libertades económicas sobre el a
suelo para construir en la ciudad de Santiago, -y específicamente en Santiago Centro y
Poniente-, se ha dado con mayor fuerza a fines de los años noventa. Sin embargo, esto tiene
un desarrollo histórico que da cuenta de cambios estratégicos que se han desenvuelto en la
geografía urbana de Santiago. Según Patricio Gross, profesor de urbanismo de la
Universidad Católica, la historia de Santiago en el siglo XX estuvo marcada por tres
momentos importantes69
. Un primer periodo se desarrollaron los alcances de la formación
de la ciudad colonial hasta a fines de los años treinta, en el queexistió una relación entre la
ideología imperante oligárquica y las transformaciones del suelo urbano. Un segundo
periodo, que va desde 1925 hasta 1973, se produjeron cambios más bien en relación a
transformaciones técnicas, tomando en cuenta la explosión demográfica, alternancias en el
poder, y pocos recursos del Estado.Finalmente, con la llegada de la Dictadura en 1973, se
cambió la legislación urbana en los planes de la ciudad, marcados por las políticas de corte
69
GROSS Patricio, Santiago de Chile(1925.1990), Planificación urbana y modelos políticos,[en línea],
Revista EURE, Santiago, 1991, vol. 17 <www.eure.cl>, [revisado en junio de 2011]
50
desarrollista fordista70
en el que los servicios básicos estaban en manos del Estado, un
modelo europeo de Estado benefactor y de protección social, se transformó a una ideología
privatizadora del sistema neoliberal. Con la llegada de los militares al poder, esta situación
cambió y comenzó a generarse una fuerte privatización de los servicios públicos, dejando
en manos del mercado los cambios económicos, y una mínima regulación estatal.
De esta manera, las empresas inmobiliarias comenzaron a tener un fuerte control
del uso del suelo de Santiago. Al respecto, Francisco Sabatini, sociólogo de la Universidad
Católica, plantea que en los tiempos de la Dictadura Militar “los objetivos de las
autoridades también incluyeron la formación de un vigoroso sector privado de promoción
inmobiliaria”71
. Para esto se generaron ciertas regulaciones, como la eliminación de las
normas sobre “límites urbanos” en 1979, expandiendo así el área urbana de Santiago; la
eliminación de una serie de impuestos y raciones que afectaban el mercado urbano, y la
venta del suelo urbano en manos del Estado. Esta política de liberalización fue basada en el
decreto Nº 420 de diciembre de 1979, en la que se postulaba que el suelo urbano no es un
recurso escaso72
. Por lo tanto el uso del territorio debía estar en manos del mercado, lo que
generaría una disminución de los preciosde éste, produciendo una accesibilidad mayor para
diferentes clases sociales –sobre todo las más pobres-. Sin embargo, “la liberalización no
produjo una declinación de los precios del suelo en Santiago. Por el contrario, los precios
han subido persistentemente desde 1979”73
. Los suelos que se encontraban en el sector de
clase alta como Las Condes o Vitacura, subieron su valor, las poblaciones que vivían en
esas comunas fueron trasladadas a sectores periféricos y empobrecidos como La Pintana o
Pudahuel, lo que generó mayor segregación social de la que ya se sabía.
De esta forma, con la liberalización del suelo, con fuerza y promoción, nació el
negocio inmobiliario.
70
El termino desarrollo fordista se refiere a al periodo que va de 1930 a 1970 (más o menos) en donde algunos
países del mundo, entre estos Chile, enfocaron su modalidad de producción industrial y trabajo para que los
obreros y asalariados alcanzaran una mayor calidad de vida, consumiendo productos, lo que a la vez
beneficiaba a la venta de las industrias. Esto implicó una fuerte explosión de sindicatos y de seguridad para
los obreros. El fordismo se vio enmarcado en un Estado Benefactor, el cual no solo propiciaba la mayor
cantidad de empleos públicos, sino también la estabilidad y el resguardo social a través de un mayor control
estatal en áreas como el mercado. Para un mayor acercamiento leer, Jorge Ortiz Colom, Antonio Gramsci
(1891- 1937) y su visión de la historia, Puerto Rico, 2010, p.21 71
SABATINI Francisco, Reforma de los mercados de suelo en Santiago, Chile: efectos sobre los precios de la
tierra, [en línea], Revista EURE, 2000, vol. 26, Pág. 50 <ww.eure.cl>, [revisado en Junio de 2011] 72
DE RAMÓN, Armando, Santiago de Chile, Santiago de Chile, Ed. Sudaméricana, 2000, pág. 235 73
Op. Cit. SABATINI, pág. 53
51
Con este surgimiento, Santiago fue cambiando poco a poco su fisonomía. Si en los ochenta
se habían creado nuevas comunas y se produjeron erradicaciones del sector oriente hacia el
Sur -segregando la ciudad aún más en los noventa-, con la llegada de la democracia este
modelo continuó su camino sin oponentes y los proyectos inmobiliarios se propusieron la
construcción de nuevos tipos de viviendas: los condominios o viviendas cerradas. Estas se
dedicaban y dedican a construir nuevas formas de habitar la ciudad, que se caracterizan por
establecer espacios cerrados, enrejados, con fuertes medidas de seguridad y en diferentes
lugares de la ciudad. Se han construido tres tipos de estas viviendas: multifamiliar-
periurbanas, en sectores muy alejados de Santiago pero en contacto con los centro urbanos,
como Chicureo o Colina; este mismo tipo pero en sectores pobres o de clase media baja
como la Florida o Peñalolén; y finalmente edificios en altura, que se han desplegadopor
toda la ciudad, erigidos para familias más pequeñas, o solteros, muchos de los cuales son
los que han construido en el barrio Yungay.
Este modelo de ciudad tiene como referente algunas urbanizaciones
norteamericanas, sobre todo del caso de Los Ángeles74. Además, este fenómeno no se ha
reproducido sólo en Chile sino también en otras ciudades de Argentina y Brasil, y promete
seguir expandiéndose. Según Rodrigo Hidalgo, la producción de viviendas en Chile post
dictatorial se resume en viviendas sociales construidas por el Estado y condominios
cerrados a cargo de empresas inmobiliarias. Estas comprometen, por un lado, el
crecimiento constante del área urbana, y por otro, la densificación de los espacios existentes
con edificios en altura. El crecimiento de estas viviendas comenzó a principios de los
noventa como pequeños condominios y terminó a principios del dos mil como la ciudad
vallada75
. Este modelo de ciudad generó cambios geográficos y espaciales que convergen
en segregaciones sociales acentuadas debido al fuerte encierro social que producen para los
habitantes de los condominios:
“La construcción de las nuevas fronteras urbanas y el contraste entre los
diferentes modos de vida de los diversos grupos humanos involucrados, es
precisamente una fuente potencial de disfuncionalidades sociales y territoriales
74
DE MATTOS Carlos A., Santiago de Chile, globalización y expansión metropolitana: lo que existía sigue
existiendo”, [en línea] Revista Eure, vol.25, 1999, <www.eure.cl> pág. 54. [consultado en julio 2011] 75
HIDALGO Rodrigo, De los pequeños condominios a la ciudad vallada, (19990-2000) [en línea] Revista
Eure, vol. 30, año 2004. [consultado en Julio 2011]
52
que irán en aumento, en la medida que los proyectos de gran tamaño sigan
creciendo”76
.
Sabatini,por el contrario, postula que estas formas cerradas de vivienda no
provocarían segregación social, sino que con la llegada de clase media alta a barrios pobres,
generaría mayor interacción social. Lo que el Estado debería hacer en este caso es imitar los
modelos de las inmobiliarias y construir viviendas en diferentes espacios de aglomeración
social77
. Sin embargo, este postulado se contradice bastante con la fuerte disociación social
y enclaustramiento que provocan estos condominios cerrados del resto de la población en la
que se han instalad. Para el caso de los edificios en altura construidos en Santiago-centro,
que serían parte de estos modelos de viviendas o condominios cerrados, se han generado
diferentes procesos sociales. El centro de Santiago en los ochenta y a principios de los
noventa, fue dejado de lado, abandonado por sus residentes, empobrecido y maltratado,
sobre todo por las consecuencias dramáticas que el terremoto de 1985 dejó en el barrio. Sin
embargo, a principios de los noventa, se generó una recuperación simbólica e inmobiliaria
del centro de Santiago por parte de la municipalidad: “Tal política se ha expresado en
diversos programas de renovación e incentivo tanto para los agentes inmobiliarios como
para la demanda de vivienda”78
. Esta se vio traducido en el Subsidio de Renovación
Urbana, que se puso en marcha en marzo de 199179
, cuyo objetivo era “brindar una ayuda
económica a las familias de clase media interesadas en comprar una vivienda en zonas
centrales de la capital (…)”, y esto, por tanto, “ha contribuido de forma significativa a
fomentar la inversión inmobiliaria”80
. Esto ha generado un nuevo tipo de repoblamiento de
la zona central de la ciudad, sobre todo por familias jóvenes, muchas veces parejas o
sujetos solas que viven en lofts o nuevos tipos de departamentos unipersonales. Sin
embargo, para casos como barrio Yungay, esto no ha significado un aumento de la
población81
, sino que además, se generan procesos de expulsión de estratos sociales más
pobres hacia las periferias del barrio:
76
Op. Cit. HIDALGO, De los pequeños condominios…pág. 3 77
Op. Cit. SABATINI, pág. 69 78
HIDALGO Rodrigo, Santiago de Chile: movilidad espacial y reconfiguración metropolitana, Santiago,
LOM, 2007, pág. 27 79
POBLETE Patricia B., Evaluación del Impacto de Renovación Urbana, Estudio del Área Metropolitana
del Gran Santiago, 1991-2006, MINVU. 80
Op. Cit. POBLETE, pág. 7 81
Ver en anexos gráfico que enseña la disminución poblacional del barrio, pág. 121
53
“…Estos modelos se convierten en un éxito en cuanto a su mezcla con la trama
urbana, sin embargo, se imparte una política de preferencias sobre la ocupación
de estas, las clases medias que tienen un poder adquisitivo y una educación
mayor a los obreros son quienes las ocupan expulsando a los trabajadores hacia
otros conjuntos ubicados en la periferia, los cuales son más baratos y de mayor
alcance a estas clases”82
Los planes reguladores de la Municipalidad han actuado concorde a estos
presupuestos, como se puede ver en las modificaciones del plano y la ordenanza local del
Plan Regulador comunal de Santiago de 1995, en donde aún se observa el seguimiento de
los planes estructurales urbanos desde la Dictadura. Solo en el año 2003 se logran concretar
cambios relativos al plan Regulador Comunal y se acentúan áreas de recuperación urbana,
consolidándose “equipamiento de servicios de carácter metropolitano e incluso nacional,
concentración de obras arquitectónicas y urbanas de valor histórico y/o patrimonial,
localización de redes de transporte urbano de mayor jerarquía de Área Metropolitana
(…)”83
. Aun así, a pesar de los diferentes cambios en los planes reguladores, tanto
metropolitanos como comunales, las medidas sobre el uso del suelo y la construcción de
diferentes tipos de edificios en la ciudad, no han sido controladas sino que mantienen las
normas de los años ochenta.
De esta manera, los proyectos inmobiliarios han crecido cada vez más en los
noventa y en el dos mil, acentuado por
“…el hecho de que la mayoría de los grupos económicos chilenos, que
tuvieron un significativo crecimiento en este período, haya incorporado el rubro
de los negocios inmobiliarios como un componente especial de sus actividades,
pone en evidencia la renovada importancia que se ha asignado a los mismos”84
.
Los proyectos inmobiliarios son entendidos con diferentes características por los
autores. Nos remitiremos a una definición hecha por un constructor civil, y una geógrafa,
sobre el tema en cuestión. Entienden como actividad inmobiliaria, “[…], aquella que surge
directamente de la labor desarrollada por el conjunto de agentes del mercado inmobiliario,
los cuales participan de las transacciones de bienes raíces, es decir, proceso compuesto por
82
Op. Cit, de Ramón. Pág. 23 83
Diario Oficial, año 2003, extraído de www.minvu.cl 84
Op. Cit. DE MATTOS, pág. 45
54
la compra, transformación y venta de bienes inmuebles”85
. Por otro lado, Sabatini la define
como “La racionalidad económica del promotor, el principal agente inmobiliario, es la de
„densificar‟ la capacidad de pago por cada metro cuadrado de suelo con el fin de maximizar
las rentas de la tierra, las que constituyen su fuente de principal ganancias”86
.
Hidalgo se explaya un tanto más para explicar el tema, y declara que “Las formas del
crecimiento de la ciudad son producto de la acción del negocio inmobiliario, quien guía y
modifica la directrices de los instrumentos de planificación urbana”87
. Hidalgo les adjudica
ciertos valores y elementos con los que la inmobiliaria juega y atrae al público. Los valores
se refieren a la seguridad y la exclusividad de los que vivirán en estos nuevos espacios, y
los elementos son una serie de equipamiento y uso privado que examinaremos y
descubriremos en la investigación. Estos son mecanismos nos ayudarán a entender los
valores que trae consigo el discurso inmobiliario, para así abordar qué es lo que desea
transmitir acerca de su forma de habitar, cómo se plantea frente y en relación al estatus, el
prestigio, y de qué forma los vecinos interpretan este discurso.
La retórica de la publicidad inmobiliaria y el confort del barrio alto: nuevas formas de
habitar el barrio Yungay.
La publicidad, en este caso de las inmobiliarias, es un área gráfica y simbólica que
tiene gran importancia en la forma en que las personas reciben y procesan información
enviada por diferentes grupos empresariales o comerciales buscando vender sus productos.
Para entender, medianamente, el significado de la publicidad y cómo ha cambiado en el
tiempo, nos basaremos en los autores Oscar Traversa con su libro, Cuerpos de papel88
y
Naomi Klein y su libroNo Logo89
.
85
AGUIRRE Carlos, MARCHANT Carla, Proceso de Renovación Urbana del Santiago, una mirada
a los demandantes de vivienda. En su.. Santiago de Chile: reconfiguración Metropolitana y
movilidad espacial, Santiago, LOM; 2007,pág. 141 86
Op. Cit.SABATINI, pág. 66 87
Op. Cit. HIDALGO, De los pequeños condominios…, pág. 23 Aunque, por supuesto, no es el único factor con que los usuarios toman sus decisiones pero sí es
uno de los primeros factores que los acerca al objeto de consumo. 88
TRAVERSA Oscar, Cuerpos de papel, Barcelona, Editorial Gedisa, 1997. 89
KLEIN Naomi, No Logo, Barcelona, Paidós, 2001
55
Una característica fundamental de la publicidad actual es que tiene como objetivo
vender una idea y no un producto en sí. Mientras mejor y más llamativa sea esta idea, más
vende, desvinculándose de la calidad del producto. Así lo entiende Naomi Klein, quien
señala que en la sociedad globalizada actual lo que funciona es el concepto de “marca” por
sobre la de “producto”. En los inicios de la era industrial occidental, la publicidad se hacía
cargo de vender un objeto nuevo y hacer que la sociedad se interesase por éste y se crease
nuevos tipos de necesidades. Poco a poco esta técnica comunicacional fue cambiando y
“dejó de consistir en boletines informativos sobre los productos para pasar a construir una
imagen relacionada con la versión de los productos que se fabricaban bajo una marca
determinada”90
. Sin embargo, las industrias comerciales siguieron centrándose en el
aparato, y fue solo en la década de los ochenta cuando este paradigma cambió, es decir se
dejó de dar importancia a las cosas, y la imaginación se volcó hacia las ideas. La publicidad
comenzó a hablar de una marca, un logo, que remitiera directamente ala idea que se vendía
en el artefacto de consumo.Mientras más se gastara en publicidad, mayores serían las
ganancias finales:
“>> ¡Marcas sí, productos no!<<: tal fue la divisa del renacimiento del
marketing, liderado por una nueva clase de empresas que se consideraban como
>>vendedoras de significado<< y no como fabricantes de artículos. Lo que
estaba cambiando era la idea de lo que se estaba vendiendo, tanto en cuanto a la
publicidad como en cuanto a las marcas. El antiguo paradigma era que todo el
marketing consiste en la venta de productos”91
.
Jean Baudrillard en su libro El sistema de los objetos92
, plantea al respecto que la
función “objetiva” de la publicidad es “informar de las características de un determinando
producto y fomentar su venta”93
. Al igual que Klein, este autor entiende que la publicidad
pasó de la información a la persuasión, y de ésta a la persuasión oculta. Aclara con esto,
que en numerosas situaciones la publicidad se ha infiltrado por tantos recovecos de la vida
del ser humano, que se ha generado una reacción negativa por saturación. Esto forma
sujetos que deciden creer o no lo que la publicidad expresa, presentando así a un
consumidor bastante independiente en sus elecciones.
90
Idem, KLEIN, pág. 34 91
Op. Cit. KLEIN, pág. 48 92
BAUDRILLARD JeanEl sistema de los objetos, Siglo XXI Editores, España. 93
OP. Cit., BAUDRILLARD, El sistema… pág. 187
56
La publicidad es un elemento que juega con los símbolos que se tornan significados.
Se construye a base de representaciones de aquellos elementos ausentes del lugar donde se
publicita, y a la vez con los imaginarios que el barrio posee en si para persuadir al
consumidor. En este caso, dada la acepción de clase media de los vecinos del barrio, la
publicidad toma este concepto y el imaginario que la rodea, y lo utiliza para persuadir,
desmembrando en las diferentes imágenes en las que se construye esta clase. Es de esta
manera, que la publicidad nos está hablando de las características sociales de una cultura
específica, y las utiliza con fines comerciales.Baudrillardpostula a la publicidad como
evidencia de cierta cultura94
, de esta cultura moderna. Entiende la publicidad, en tanto
imagen y discurso, como un objeto funcional y a ella misma como objeto de consumo. Es
decir, es discurso sobre el objeto/producto que publicita y objeto/producto ella misma. En
este sentido, en el objetivo secundario que habla sobre la publicidad, se encontraría la
expresión una cultura determinada.
Siguiendo un camino parecido, Roland Barthes propone que el lenguaje visual es
signo de una cultura específica; definiendo ésta última como una colección de símbolos, o
de significantes de connotación que trae consigo una ideología. En el texto Retórica de la
imagen, Barthes nos explica los mecanismos para poder descifrar y estudiar una imagen,
según sus significantes (es decir el soporte, la forma) y el mensaje denotado y connotado
(en donde se encontraría la ideología detrás de la imagen). Estos pasos nos servirán más
adelante para poder analizar la iconografía publicitaria y descubrir de qué manera la imagen
codifica los significados culturales y sociales del habitar actual en el barrio de estudio.
Por otro lado, Oscar Traversa le adjudica a la publicidad otras características, tales
como la mutabilidad de los mecanismos de persuasión en pos de los deseos y gustos de las
personas, generadora de productos que no siempre son funcionales a las necesidades del
público, y articulatoria del sistema capitalista, en tanto mantiene su orden económico de
oferta y demanda, haciendo funcional al sistema. También le confiere un papel muy
94
Ibid. pág. 188.
57
importante al hacerse cargo del "decir social no asumido por otros discursos"95
. Es decir, la
publicidad ha asumido de forma simbólica ciertos discursos que antes no eran tomados en
cuenta, como espectáculos de rock tal como el autor menciona. En Yungay la publicidad
nos estaría entregando todo un discurso sobre lo que la clase media aspira al habitar un
nuevo tipo de barrio que construye la inmobiliaria.
Por ejemplo, y para comenzar a introducirnos en el análisis correspondiente a esta
investigación, una pregunta que surge frente a este material de estudio es averiguar que
contenido simbólico tienen la forma de habitar propuesta por la inmobiliaria, o en qué
elementos se expresa el habitar moderno y portador de un estatus que propone la
publicidad para el barrio Yungay. Como hemos visto, Klein postula que las empresas están
cada vez más interesadas no en el producto en sí sino en la marca que venden, y el prestigio
social y la imagen de vida atractiva con la que se intenta seducir al público. En este caso,
las representaciones sobre lo que debe ser el buen vivir, un buen vivir aceptado y
legitimado por ciertos grupos sociales de clase alta, es la “marca” o la idea que se está
masificando por la ciudad, o al menos en este tipo de barrio como lo es Yungay.
Siguiendo las pautas del anàlisis de Barthes con respecto a la imagen denotaday
connotada, la imagen de la inmobiliaria Santa Bárbara96
, nos sirve en tanto habla sobre el
origen de este habitar moderno y la forma de vida de sectores de clase alta. Podemos ver
el mensaje denotado en los colores que se usaron, el tamaño de las letras, las fotografías
expuestas, y los símbolos de la marca de la Inmobiliaria, a la cual corresponde ésta imagen.
El tamaño del slogan es bastante grande, de color naranjo que aumenta su expresividad. Los
otros colores, como el amarillo, el verde y el azul claro demuestran también un deseo de
atraer la atención del consumidor rápidamente, y que se fije en las partes luminosas que
intenta rescatar: por ejemplo, junto al edificio central se encuentra el número diez de color
amarillo, lo cual atrae la atención, lo mismo sucede con la piscina que tiene sobre ella un
número 200 dorado, con la misma intención que el 10 del edificio. Además, el colorido y la
luminosidad se asocian comúnmente a la alegría, y cosas positivas, creando un ambiente
95
Op. Cit. TRAVERSA, pág. 23 96
Dirigirse a Imágenes, pág. 109
58
publicitario atractivo.
Sin embargo, lo interesante en esta imagen es el mensaje connotado que se esconde
en sus símbolos icónicos. El slogan es claro: si vives en este edificio encontrarás las
comodidades, el confort o la calidad de vida presentes en el barrio alto, pero traídos a un
barrio de clase media. Si bien esta publicidad no corresponde exactamente al sector de la
investigación, sino que se traslada al lado sur de la Alameda, el mensaje que transmite
puede ser equiparado a lo que expresan las inmobiliarias en el barrio Yungay. Las
características de un departamento que se construye en Las Condes, Vitacura, o Providencia
se han trasladado a sectores más bajos, para captar a sujetos y familias de clases medias que
quieren vivir con esas comodidades en el lugar. María José Castillo97
, arquitecta de dos
lofts del barrio Yungay y del Barrio Brasil, pertenecientes a la inmobiliaria Centro
Verde,nos cuenta que las empresas de inmobiliarias apuntan a los sectores medios que
buscan vivir en el centro de la ciudad, o en sus cercanías.
Esta idea del habitar el espacio vivienda se conjuga con un concepto moderno, que
se ve expresado en los accesorios que lleva el edificio. La tabla presentada más adelante
nos hace un resumen de las características de los departamentos, en la cual uno de los
elementos que más se repite es el gimnasio ¿Porqué agregar una sala de gimnasio en un
edificio de departamento? La idea de ejercitar el cuerpo como parte esencial de la vida, ha
sido estudiada por Georges Vigarello en el libro Historia del cuerpo98
. En el capítulo “El
cuerpo cultivado: gimnastas y deportistas en el siglo XIX”, analiza de qué manera el
sentido del deporte va sustituyendo y tomando una vía diferente al contenido que se le daba
a la gimnasia en siglos anteriores. Ésta en el siglo XVIII, (sobre todo en Francia) se basaba
en un entrenamiento rígido, en un ejercicio en donde se minimizaban las diferencias de los
gimnastas, y se esculpía y daba forma al cuerpo. En cambio el deporte, individualista,
competitivo, hacía resaltar las capacidades físicas del ser humano, y calzaba con un ideal
97
Entrevista realizada el día jueves 22 de Septiembre del 2011. María José Castillo es arquitecta de la
Universidad Católica, y actualmente está realizando un diplomado en urbanismo en relación a las tomas de la
comuna de Peñalolén. 98
CORBIN Alain, Vigarello Georges, Historia del Cuerpo, vol. II, España, Ed. Taurus, 2005
59
burgués del hombre, en donde el cuerpo se liberaba, y se volvía fuerte, “capaz de controlase
y controlar a los demás, en el seno de la familia, en el lugar de trabajo y en la sociedad en
general”99
. Ya a fines del siglo XX y comienzos del XX, el deporte y la salud comienzan a
tener una importancia mayor, tornándose el cuerpo cultivado, resistente, que lograba
récords, un héroe de la nueva sociedad industrializada, (lo que ha traído como consecuencia
–en parte– el efervescente clamor por partidos de futbol, basquetbol, tenis, y otros deportes
en la actualidad). La salud indicaba un dominio del cuerpo y del espacio, y por tanto,
podríamos decir, una esperanza de alargar la vida, y del fortalecimiento de la raza humana.
De esta manera “El deporte se hizo así demostrativo, signo de modernidad, señal de
progreso, hasta el punto que los promotores de la Exposición Universal de 1900 lo
consideraron prueba de renovación física”100
.
Podríamos plantear que el gimnasio como espacio de tratamiento del cuerpo incluye
ésta idea del deporte, de cultivar el cuerpo, hacerlo rendir y mantenerlo saludable, dentro de
una sociedad sedentaria y vacía de ejercicios sanos. Habla sobre un sujeto renovado, dueño
de una eterna juventud, fuerte y saludable para afrontar una vida profesional. Esta concepto
de que el deporte es signo de modernidad, nos afirma que el gimnasio es representación de
un habitar moderno. Por otro lado, aunque no se practiquen estos mismos –no se efectúa
tenis ni futbol- dentro del gimnasio, sí se practica el ejercicio, como forma de llegar a tener
un cuerpo fuerte y vigoroso.
Esta idea del deporte como representación de un hombre moderno, es interesante de
analizar ya que en los testimonios del barrio, se habla muchas veces sobre la práctica de
deportes. Según el testimonio de un vecino del barrio y antiguo trabajador del Emporio
Muzzio, Juan Salas Urzúa101
, en los años cuarenta los obreros practicaban en los
conventillos “juegos que no eran bien visto socialmente”, como por ejemplo el boxeo. El
futbol era jugado con gran fervor, y también había dos piscinas, una gratuita y otra para la
aristocracia de esa época. Estas últimas también jugaban hockey en la plaza del Roto
99
Op. Cit., CORBIN, pág. 342 100
Ibid. pág. 353 101
Testimonio de Juan Salas Urzúa, 75 años, Boletín la Canaleta, año 2003, Barrio Yungay, otorgado Casa
las Américas.
60
Chileno102
. De esta manera, en el barrio el deporte ha tenido y tiene una carga social
histórica, en donde las clases sociales definían en parte, el tipo de juego que se practicaba.
Probablemente, la inmobiliaria no ha hecho este recorrido histórico del deporte en el barrio,
pero sí sabe lo que éste significa dentro de la sociedad contemporánea, y para un rango
etario la población. Quizás esta es la idea del gimnasio, un lugar donde no hay un juicio
sobre el tipo de deporte o ejercicio que se practique dentro del, sino que su objetivo es dar
entender que a través de este objeto de consumo, se construye un hombre-mujer nuevos,
jóvenes, renovados, fuertes, competitivos y dispuestos a luchar en la empresa o en el
trabajo del profesional. Es de ésta manera que el gimnasio se emplaza como un espacio de
atracción para la clase media, porque trae consigo un estatus particular, que sobre todo
complace a aquellos jóvenes y adultos jóvenes que practican una “nueva clase media”, para
los que el sentido del deporte parece ser más atractivo y son además a los que las
inmobiliarias ven enfocados sus proyectos.
Tabla
Accesorios que
lleva el dpto.
Piscina Gimnasio Sala
internet
Sistema de
seguridad
N° de
dormitorio
Otros
Inm.
Dueñas(enero
1995)
no No no Si No Full
moviliza
ción
Inm.
Ávila(mayo
1995)
Si Si No SI 1,2 y 3. Ascensor
Sala de
Eventos,
Inm. Solei (julio
1995)
No Si No- Si 1.2. y 3 Sala
multipro
pósito
Inm. Centro
Verde (desde
1992 hasta
1998)
No No presentes no no No presentes Lofts de
amplios
espacios
Inm. Santa
Bárbara (2000)
SI Si No Si 1, 2, 3 Sauna,
churrasq
uería,
102
Op. Cit. Testimonio Juan Salas.
61
Inm. Los
Conquistadores
(2003)
Si Si SI Si 1, 2 , 3
Inm. Viarsa
(2004)
Si Si Si Si 1,2,3 Plaza
interior,
4 saunas,
Inm. Paz (2011) si si no Si 1, 2, 3 no
Otro de los elementos del departamento que están presentes en la publicidad son
aquellos que están dirigidos para la recreación, como la piscina, la sala de internet, de
televisión, y la plaza interior. Candina, en su libro sobre las clases medias en Chile, detalla
que parte de las obligaciones dentro del estatus de la clase media, eran y son las
“comodidades modernas y acceder a la tecnología y a ciertas recreaciones”103
. El
departamento con su sala de internet, de televisión o lectura, la piscina, y las áreas verdes
satisface estas necesidades para la actual clase media. Quizás el Internet, o la televisión
han remplazado al antiguo aparato de radio o las salas de cine de los años cuarenta (aunque
estos sigan presentes), pero mantienen la connotación de “distracciones prudentes”104
de
esta clase. El elemento tecnológico se relaciona con un habitar moderno, pero sobre todo
porque la tecnología entrega comodidades, o confort, que antes no se tenían. El internet
permite estar comunicado, el ascensor mayor tránsito, las cámaras mayor seguridad frente a
los peligros de la delincuencia. Las viviendas sociales tienen como objetivo satisfacer una
necesidad básica: la casa con los artefactos necesarios para su habitar. La inmobiliaria toma
otros elementos, como la tecnología, y los integra en el departamento para atraer a los
consumidores. Por ejemplo, la villa Portales105
de los años sesenta como gran hito
arquitectónico no posee ascensores a pesar de tener cuatro pisos, sino que un sistema de
puentes que ayuda a la comunicación entre edificios, porque su objetivo como vivienda de
es hacer funcional y práctica la vivienda, no el ostento de tecnología y formas recreativas.
103
Op. Cit., CANDINA, pág. 38 104
Ibid. CANDINA, pág. 77 105
BENOVOLO, Leonardo, Historia de la arquitectura moderna, Barcelona, Ed. Gustavo Gili, última
edición 1999, pág. 784
62
En cambio, una de las publicidades exhibe y recalca que el edificio funciona con cuatro
ascensores (casi todos los edificios de más de cinco pisos lo tienen como obligación).
Se agrega a esto, como objeto constante, la seguridad: cámaras, guardias, o “accesos
controlados”, suponen que el recinto ésta constantemente resguardado de cualquier intruso
o algún peligro que provenga del exterior. Esto también contrasta con las casas y calles del
barrio, en donde a pesar de la tranquilidad señalada por sus habitantes, también existe,
como en la ciudad en general, un miedo al robo, al asalto y a la intromisión en sus propias
hogares para desvalijar a su vida privada y protegida del exterior. Al respecto, en las
últimas décadas ha aumentado el miedo al delito en nuestro país, pero esto no significa que
el robo y el crimen hayan subido en porcentaje real, sino que existe un temor subjetivo ante
este fenómeno muy grande, lo cual es paradójico ya que los niveles de delito no son tan
altos, y al compararlos con otros países latinoamericanos, es mucho menor106
. La
publicidad utiliza este miedo, enreja los departamentos, instala cámaras de seguridad y
contrata conserjes. Esto aumenta los consumidores de departamentos, angustiados frente a
un posible habitar más precario ante las probabilidades de esta nueva vida moderna llena de
inseguridades (aspecto que las entrevistas revisan mejor en el capítulo III).
El loft y la idea moderna del habitar
La inmobiliarias Centro Verde107
, de María José Castillo, incorpora elementos
físicos en concordancia con la arquitectura del barrio (al contrario de lo común de la
inmobiliaria), en relación a la forma de las fachadas, ventanas y puertas en vínculo con la
vida “más moderna”.Ha construido dos Lofts, uno en la calle Huérfanos frente a la plaza
Brasil y el otro entre Rosas, a una cuadra de la plaza del Roto Chileno.
106
Al respecto, leer el texto “Seguridad y sociedad en Chile Contemporáneo. Los delincuentes, las políticas y
los sentidos de una sociedad”, de Azun Candina, Revista Estudios Históricos, Vol. 2, agosto 2005. En este
texto, plantea que los mecanismos de seguridad se han desplegado por la ciudad para defender a las posibles
víctimas, llegando a barrios de clase media y clase media baja. 107
Ir a Imágenes, pág. 110.
63
Otros privados han remodelado por dentro antiguas casonas y construido lofts en su interior
para mantener la estética del barrio. Muchos vecinos agradecen este tipo de iniciativas que
entregan un mayor equilibrio y armonía en las calles del barrio.
En estas construcciones también se expresa un discurso modernizador, enviado
especialmente a la juventud adulta del sector y de gente que desea vivir en el barrio. El
concepto de Loft se describe muy bien en el articulo “Habitar Contemporáneos” de la
periodista Jimena Cubillos, de la revisa Vivienda y Decoración108
, en donde se narra la
construcción de este tipo de departamento en Las Condes: “Un edificio de baja altura y
estilo minimalista” se ha construido por la arquitecta Marianne Balze, quien ha privilegiado
“la distribución y la luminosidad” por sobre grandes cantidades de espacio, ya que la
arquitecta “advirtió que muchos profesionales jóvenes están dispuestos a vivir en recintos
de escasa superficie, siempre que la distribución genere espacios libres e integrados”. Esta
forma de habitar, quizás más explícita en su conceptualización de lo moderno, llegó con
Centro Verde el año 1992 al barrio Yungay. Se eligió el sector por estar aledaño al centro
de Santiago, no por sus características históricas o culturales, tal como propone el Subsidio
de Renovación Urbana. Si bien la mayor parte de los edificios del barrio tienen una
estructura más tradicional, han tomado características de los Lofts, como la luminosidad,
los espacios abiertos y compartidos -sobre todo la inmobiliaria Paz. El slogan de Centro
Verde lo dice claro: Lofts, una manera moderna de vivir.Es decir ha llegado una nueva
forma de habitar la ciudad, y este debe ser desplegada y ubicada en diferentes puntos clave
de la urbe.
Esta idea del loft, espacios abiertos e iluminados, proviene de una estética
contemporánea del habitar. La escuela de Arquitectura de la Bauhaus, instaurada el año
1919, fue un movimiento en donde el creador-autor se mezclaría entre el oficio del artesano
y del artista, sin que hubiese diferencias de importancia entre estos dos. El objeto debía ser
funcional, barato y práctico de usar para el público común, en donde el proyecto debía ser
aterrizado a la realidad común, y no a una realidad mirada desde arriba. La estética de los
edificios, en contraste a una formación académica clásica, debía poseer trazos simples,
108
CUBILLOS, Jimena, Habitar contemporáneos, Revista Vivienda y Decoración, el Mercurio, N° 123,
Julio, 1995.
64
geométricos, muchas veces inspirados en artistas como Klee, Kandisky u obras
expresionistas y cubistas; la no utilización de ornato, y el uso del hormigón y el acero como
materiales. Este tipo de arquitectura, junto al arquitecto francés Le Corbusier, fueron los
creadores del movimiento Moderno, el cual ha inspirado y cambiado la arquitectura de todo
el siglo XX109
.
Ahora bien, la arquitectura que proyectan las inmobiliarias tiene relación con
dimensión del habitar de estética110
moderna. El discurso mayoritario de la inmobiliaria, tal
como plantea María José Castillo, no busca innovar arquitectónicamente, ni el edificio está
pensado para que estéticamente sea armónico con el espacio barrial en el que se inserta. Su
línea pasa por aquello que la masa consumidora está demandando en el momento (un lugar
para habitar cerca del centro, por ejemplo), por lo que claramente el objetivo de la mayoría
de las empresas inmobiliarias no es construir un edificio valorizado arquitectónicamente;
pues, la estética formal y la armonía con el barrio se dejan de lado.
Al observar los edificios que exhiben las publicidades, algunos tienen rasgos “modernos” y
bauhasianos, como líneas simples, y espacios luminosos, amplios en su interior. Pero
muchos de estos departamentos, son una mezcla de estilos neoclásicos, y bastante
“tradicionales” en lo que la arquitectura refiere.111
Sin embargo, habitualmente el edificio
de clase media plantea en sus departamentos pilotos las formas simples, minimalistas,
espaciadas, sin muchos adornos, estilos heredados del movimiento moderno de la Bauhaus.
Con respecto a la estética del habitar de la clase media, Baudrillard plantea que ésta
clase posee una “retórica de la desesperación”, la cual explica una práctica desesperada de
109
Información extraída del libro Benovolo, Leonardo, Historia de la arquitectura moderna, Barcelona, Ed.
Gustavo Gili, última edición 1999, 110
Al hablar de “estética” nos estamos refiriendo puntualmente a lo que entiende sobre éste concepto Katya
Mandoky en el libro “Estética cotidiana y juego de la cultura”. En este, se propone un estudio de la estética ya
no solo desde la perspectiva de la belleza y el arte, sino que debe ampliarse hacia otros momentos un tanto
más sutiles como la vida cotidiana, y sus diferentes momentos o niveles de sociabilidad. Para poder lograr una
buena apreciación de la obra, debe hacerse un estudio de columpiamiento, es decir generar acercamientos y
distanciamientos, para lograr “una visión del todo y de las partes, del conjunto y del detalle” (pág. 36). Es
sobre todo interesante y útil para esta investigación, entender la estética no como abrigador de lo “bello”, sino
como parte de la vida cotidiana del ser humano, entendiendo a éste como “criaturas sensibles, estéticas” (pág.
40). Es así que las dos estéticas analizadas en este texto (la antigua y la moderna) están hablando no del
sentido de belleza de éstos formas de habitar, sino de los procesos sociales yculturales en los cuales se
desarrollan e interactúa el ser humano. Katya Mandoki, Estética cotidiana y juegos de la cultura, Prosaica
uno, Buenos Aires ,siglo XXI Editores, 2006.
65
acumular, y simular modelos de una clase alta o burguesía. Ésta “copia” comenzó
haciéndose no a un habitar contemporáneo, sino a uno decimonónico, o como el autor
explica, desde el Imperio y la Restauración, es decir “antiguos”. Este gusto por lo antiguo,
es “[…] el triunfo social que se busca una legitimidad, una herencia, una sanción “noble”.
Estas prácticas sociales el autor la divide en dos: la saturación y la redundancia. La primera
se refiere a aquellas maneras de acumulación de objetos que son signos de estatus, sobre
todo en espacios pequeños, el amontonamiento de cuerpos inmateriales, en donde el
contraste entre el vacío y lo lleno, significan también el poseer como forma de legitimarse,
como “no pobre”. La redundancia, por otra parte, es “no solo poseer, sino subrayar dos
veces, tres veces, lo que se posee, es la obsesión del dueño del hotelito y del pequeño
poseedor”112
. Es decir el mantel bordado sobre un mantel de género el cual además lo cubre
un mantel de plástico, el signo subrayado varias veces para dar a entender también la
saturación de objetos.
Estas maneras de crear un orden de la antigua estética social de la clase media
heredada de la tradición se contrapone a aquellas modernas del tipo posterior Bauhaus
(originalmente más cercana a la elite intelectual o social), en la cual mientras más holgados
y simples sean los espacios, se encontrará una estética más armónica, y funcional. Esta
manera tiene una carga de un estatus de clase alta contemporáneo. Es ésta estética del
habitar de clase media y popular, saturada y redundante, lo que la inmobiliaria margina, al
proponer la suya, concisa, limpia de la obsesión por la acumulación de objetos y adornos.
Las casas que visité para hacer las entrevistas, las de doña Nancy, doña Gladys, quienes
viven en casas de antigua data, poseían esta estilo de clase media, en donde los adornos
tenían especial importancia, las figuritas de porcelana, las fotografías de los antepasados,
los floreros, el papel mural impregnado de detalles, los manteles a crochet sobre la
televisión113
. En cambio, en los departamentos, pude ver una manera de organizar los
espacios menos atiborrados de objetos, pocos adornos, y espacios iluminados aunque no
muy amplios, como las casas de las hijas de María, y de Ximena. Si la manera
“bauhasiana” de habitar marginalizará completamente y se contrapondrá a la forma antigua
o tradicional no lo sabemos ya que se dará con el tiempo. Quizás la pregunta que nos
112
Op. Cit., BAUDRILLARD, El sistema…, pág. 21 113
No se exhibirán fotografías de las casas de los entrevistados, por respeto a su privacidad e intimidad.
66
debemos hacer es ¿esta estética “bauhasiana” de abordar el habitar, será la nueva forma de
acceder a un estatus para la clase media? ¿Es la que la modernidad tiene una nueva carga de
estatus?
Hay que tener presente que esta problemática tiene una perspectiva etaria, ya que las
decisiones sobre la estética del habitar se relacionan fundamentalmente por una cuestión de
edad. Si bien muchas familias o parejas heredan los gustos de sus padres, en general los
jóvenes generan estéticas que tiene relación con los gustos de su época. Es por esto la
inmobiliaria dirige toda su retórica del habitar moderna y “actual” hacia un grupo juvenil,
ya que probablemente serán ellos los que captarán y se sentirán atraídos por esta
publicidad.
“Aquí se vive mejor”, los criterios de estatus en el discurso de la publicidad
Al hablar con la publicista Carolina Peña114
, podemos ver otros aspectos de la
publicidad inmobiliaria que no hemos tocado. Ella nos cuenta que en general ésta área no se
preocupa mucho de la estética ni de los cánones de la imagen, del color, el espacio, o la
forma. El objetivo de esta publicidad es informar para vender, más que persuadir
sensualmente al consumidor, es por esto que el texto cumple una función mucho más
importante, que el mensaje icónico. El propósito es vender rápidamente, como un especie
de compre ya!Así, al no haber una preocupación por la métrica y la estética,
“se produce una exacerbación del mensaje; no hay una unidad corporativa o de
campaña en las tipografías, no hay un diseño de texto bien conformado, el centro
de interés se pierde por completo; en pocas palabras no hay un mensaje claro.
No hay unidad comunicacional en la gráfica; por ser publicidad sobre
inmobiliarias, apelan a la familia, pero la imagen ¿cumple su cometido?”.
114
Entrevista realizada el día lunes 3 de octubre del año 2011. Carolina trabaja en una agencia de publicidad
hace ya varios años.
67
Esta es una buena pregunta, ya que una de las funciones de la publicidad en este sector ha
sido la nueva familia de clase media o jóvenes profesionales que desean comenzar a vivir
solos. Como hemos visto, el Subsidio de Renovación Urbana así lo plantea: se enfoca en las
clases media y clase media baja para que no se vean obligadas a vivir en la periferia, y
también para recuperar antiguos barrios céntricos, y generar así una plusvalía en el lugar115
.
En la publicidad de la inmobiliaria se puede ver que es una familia de clase media a la que
se apela, pero en general más que un concepto claro, se ve una verborrea de información
mal distribuida y un poco atiborrada en el espacio que se muestra. El mensaje apela a un
estilo de vida o una forma de habitar el barrio, pero sus formas de persuasión son más bien
entregar un máximo de información en donde el consumidor quede satisfecho y con datos
completos del producto, casi hastiado. En este sentido, formalmente, esta publicidad es
“arcaica”, es decir, como la del siglo XIX y principios del siglo XX, en que es el texto lo
que importa más que la imagen. Los dueños de la inmobiliaria no pierden tiempo en
dedicarse a profundizar en los diversos tipos de familias que pueden habitar el barrio
(padres juntos o separados, abuelos, primos o tíos que aumenten la cantidad de personas,
ausencia de hijos). La familia es una familia clásica “el hogar perfecto, o sea son „una casa
piloto‟”, como la que podemos ver en la imagen n°4, en donde un padre y una madre
jóvenes con su hija se presentan como la pequeña familia feliz. No son rubios, como el
barrio alto, pero están bien vestidos, y, por sobre todo, parecen felices de habitar el
departamento.
Esto es interesante, porque como veremos en el capítulo III, la idea de la familia es algo
muy importante para los habitantes del barrio, y el concepto de la familia tradicional, es
decir padre proveedor, madre gestadora e hijos, es un paradigma que se ha insertado en la
sociedad trabajadora e industrializada durante el siglo XX. La inmobiliaria promociona su
vivienda para una familia no muy numerosa, pero aun así con un padre, una madre y un
hijo, por lo que no desestabiliza el orden social de este elemento, sino que le saca provecho
para captar a la clase media ¿Es esta familia representativa de la clase media del barrio
Yungay? ¿Es la familia –estable, tradicional- una forma de acceder a un estatus de clase
115
Esta información puede ser encontrada en la entrevista al jefe de la División de Desarrollo Urbano del
Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu), Luis Eduardo Bresciani, año 2011, en la página web
www.portalinmobiliario.com
68
media? Si es así, la inmobiliaria nuevamente le saca provecho a aquellas características
auto perceptivas de esta clase social para seducir a su público consumidor, al igual como lo
ha hecho con la idea del poseer una casa propia, una vida sana y deportiva, y practicar
ciertas recreaciones.
Las imágenes de la publicidad desbordan casi barrocamente en información. La
paleta de colores usada es en general muy amplia (lo que no permite una homogeneidad de
color) y los colores son muy brillantes. Todo esto, hace que el receptor del mensaje se
confunda (aunque quede capturado por la imagen) y busque entre texto por aquí y por allá,
lo que necesita saber. Esto no pasa con publicidad inmobiliaria en Las Condes, Vitacura o
Providencia, donde los colores, la forma y el mensaje son mucho más claros, de colores
austeros (negros, grises, cafés, y quizás algún tono más colorido), y directos”116
. Carolina
explica que esto se debe a que cuando el perfil buscado es C3, es decir medio bajo, se
utilizan estos mecanismos de publicidad: un estilo mezclado, poco claro y gran utilización
de texto. La publicidad hacia sectores populares o medios bajos se asemeja más al panfleto,
a los volantes, etc. Cuando el perfil es clase media alta, el mensaje es claro, sencillo y
armónico, y la imagen, en tanto concepto, es lo más importante; ahí “la imagen vale más
que mil palabras”, nos cuenta esta publicista.
De este modo, el mensaje publicitario se alza como una nueva forma de
clasificación social, en donde decide según el sector social económico de la ciudad, la
estética en que presentará la publicidad, categorizando con esto, barrios, comunas y zonas
para su utilización comercial. Nuevamente, esto tiene relación con la idea de que detrás de
una imagen, se esconde toda una cultura que habla de las pautas que tienen una sociedad,
como propone Barthes. La publicidad no solo es expresión de las clasificaciones sociales,
sus diferencias, similitudes, aspiraciones, y negaciones, sino que también clasifica y
diferencia a las clases sociales en el proceso de venta y consumo de estas imágenes, es
decir, plantea y tacha, discrimina entre quienes deben habitar de una forma y los que deben
habitar de otra, entre quienes pueden ser seducidos publicitariamente de una manera, y
quienes pueden hacerlo de otra.
116
Ir a Imágenes, pág. 121.
69
Continuando con la idea de la “verborrea de información” de la publicidad, es
fundamental volver a los estudios que hace Barthes. El autor explica que el mensaje
lingüístico en una imagen puede tener dos objetivos: de anclaje y de relevo. La primera se
refiere a aquellos párrafos o textos que ayudan a “aterrizar” la imagen o a darle una
interpretación coherente con lo que el producto quiere decir (sobre todo teniendo en cuenta
la condición polisémicas de la imagen). La segunda, de relevo, se refiere a cuando la parte
icónica es menos importante, y la palabra es más extensa, al punto que releva a aquella en
cuanto al contenido. Es de esta forma, que este segundo concepto se adecuaría al análisis de
la publicidad inmobiliaria en el barrio Yungay. En la imagen de la Inmobiliaria Dueñas117
,
podemos ver un ejemplo perfecto de éste caso (lo mismo con las otras imágenes a utilizar,
solo que ésta última es extremadamente clara con respecto a este punto): la imagen apenas
alcanza un tercio de la hoja completa, y todo lo demás es mensaje lingüístico. El slogan es
sencillo “Edificio plaza Santa Ana, Catedral 1530,…simplemente lo mejor!” La descripción
del edificio es minuciosa: desde los tipos de piso, hasta la plaza en donde se ubica, el
horario de atención, el nombre de la empresa. Pero la mayor parte de esto se hace a través
de palabras, no de la imagen. Da la sensación de que si el edificio no estuviese representado
en la imagen, de todas formas se entendería con el mensaje, ya que el amplio texto se
encarga de esto. Esta imagen comparada con la publicidad del anexo de la pág. 1120, es
sumamente diferente, ya que en ésta última el texto es corto y conceptual. Los colores son
solo tres y lo demás es mensaje icónico, hay una minimización de los elementos y frente a
esta imagen, pareciera que se vuelve a escuchar a la clásica frase del minimalismo “menos
es más”, del arquitecto y diseñador alemán Ludwig Mies van der Rohe.
De esta forma, el discurso de la inmobiliaria en el barrio Yungay tiene
características propias que no son las mismas que en el resto de la ciudad. Este barrio tiene
una acepción para los agentes inmobiliarios y para los mismos habitantes, de clase media y
117
Ir a Imágenes, pág. 120.
70
media baja, lo que involucra una serie de factores a medir cuando se decide construir en el
lugar, como la calidad barata de los edificios, la poca importancia de la estética y de la
armonía con la arquitectura del barrio, y con la mismas personas que habitarán sus
departamentos.
Incluso esto podemos notarlo en la nula presencia de áreas verdes en las publicidades, a
excepción de las que aparecen en las plazas o calles que rodean al edificio. La inmobiliaria
no gasta recursos en abastecer de áreas verdes en el barrio Yungay, como lo hace en otros
sectores de clase alta o media, como en la comuna de la Florida o Maipú118
.
¿Por qué la inmobiliaria genera esta forma de publicidad para un público de clase media y
media baja? Esta publicidad llamativa pero saturada y bajo el nivel de otros barrio de clase
alta, cobra sentido frente a los mensajes icónicos y toda la cultura particular que presenta: la
familia, los hijos, la piscina, el gimnasio, la juventud, la recreación, y el mensaje
lingüístico: la oportunidad (tiempo y precio), la ubicación, servicios, exclusividad, y el
estatus. Son estos elementos los que finalmente atraen al público consumidor, y es por esto
el interés del negocio inmobiliario por enfatizarlos en sus enormes pancartas o en las
revistas de los periódicos.
Como veíamos, pareciera que el negocio inmobiliario usa criterios de clase para vender su
producto, y también culturales, es decir con relación a la familia, y a practicas recreativas y
del cuerpo cargadas de estatus.También cumplen la satisfacción de necesidades que, de otra
manera, no serían posibles: la piscina sustituye las vacaciones de verano en la playa que no
toda la clase media chilena o santiaguina puede permitirse.La publicidad organiza la
retórica de la imagen, -usando a Barthes-, según las diferentes clases sociales; es decir sus
mecanismos de persuasión y seducción al consumidor tienen diferentes modos de expresión
mientras van cambiando de barrios y de clases sociales.
Las transformaciones en el mensaje publicitario
118
Ver en la Imágenes, pág. 120, 129,122.
71
Como hemos visto, hasta más o menos la década de los noventa, el barrio Yungay
estuvo sumido en un deterioro físico y económico, lo que dio pie a una inversión
inmobiliaria del sector, para aumentar su plusvalía y repoblar el lugar. El 2009 fue
declarado zona típica, lo que también aumentó su valor económico del barrio (como nos
cuenta José Osorio, de la organización Vecinos por la defensa del barrio Yungay), y se
convirtió en un lugar “cultural” y “pintoresco”. Desde entonces, la preocupación y el
interés por el sector ha sido, medianamente, diferente.
Si bien la inmobiliaria le ha sacado provecho al imaginario de clase media del barrio
para seducir a sus compradores, estos mecanismos de atracción han cambiado, centrándose
ahora en este nuevo tópico “cultural” y de “vida de barrio”, referido a un nuevo tipo de
clase media. En las imágenes publicitarias podemos ver que, en un comienzo, entre los años
1995 al 2005 más menos, la promoción de la inmobiliaria juega con un concepto del
“confort”, o de estilo de vida: satisface necesidades sobre todo materiales, como la venta de
un edificio cómodo, práctico, y generador de estatus ligado a lo moderno. Pero con el
tiempo, la publicidad promociona además las singularidades de una vida en espacios
públicos como la plaza, los parques y las actividades culturales (quizás más ligado a la
calidad de vida), insertos en un tipo nuevo de estatus, también en contacto con lo moderno,
y al mismo tiempo con las tradiciones y formas de habitar del barrio.
Si bien en la primera publicidad, una de las imágenes muestra como alternativa una
plaza con vida en ella, este elemento no toma tanto énfasis como la arquitectura del
edificio, el gimnasio o los interiores. Santiago poniente ha sido promocionado
especialmente por la cercanía al centro y lugares de trabajo, pero ofreciendo un lugar más
residencial y tranquilo, es decir un barrio en vez de un centro urbano caótico y agitado. Sin
embargo, con el tiempo ha cambiado. Podemos ver que ya en el año 2003, en la imagen de
la Inmobiliaria Los Conquistadores119
, el slogan de la publicidad es “Disfrute junto a su
familia de una gran ubicación. Frente a pza. Brasil”. La fotografía muestra a una pareja
joven junto a su pequeña hija, es decir una familia pequeña, porque está equipado con un
119
Dirigirse a Imágenes, pág. 114
72
máximo de tres habitaciones; lo mismo ocurre con la imagen del 2004120
de la inmobiliaria
Viarsa, en donde se ha reducido la familia a una madre con su hija. Pero es importante ver
que además de la familia pequeña, se promocionan espacios verdes parecen esenciales a la
hora de la elección.
Un edificio ubicado en Catedral 2650, cuyo proyecto lleva el nombre de Plaza
Brasil, sin embargo (como su propia ejecutiva de marketing, Claudia Hernández Rojas, lo
afirma) se ubica en espacios que pertenecen al barrio Yungay121
. Pareciera que en el
imaginario del resto de la urbe, o al menos de los ejecutivos de PAZ, el barrio Brasil tiene
aspectos pintorescos más atractivos que el barrio Yungay o quizás un estilo más apropiado
a lo que ellos venden. El barrio Brasil se distingue por su plaza con juegos de animales de
colores, el dueño de almacén o quizás un feriante haciendo graciosamente malabares con su
fruta, niños andando en bicicleta y gente paseando y disfrutando de una vida sana y
natural. Es interesante ver que nuevamente se saca provecho las áreas verde, y en la
imagen promocional no se ve ni un solo edificio, solo un tupido bosque al fondo de los
protagonistas de la imagen. El slogan de la publicidad es “Plaza Brasil, la alegría de un
barrio único”, y continúa con un pequeño párrafo descriptivo del departamento: “Edificio
plaza Brasil es el lugar para comenzar a vivir tus sueños”. Continúa:
“en cálidos departamentos de 1,2, y 3 dormitorios, encontrarás el diseño que
buscabas y las mejores terminaciones. Sorpréndete con el completo
equipamiento en los espacios comunes totalmente amoblado que crean
ambientes únicos que invitan a compartir con los tuyos. Encántate con un barrio
único. Degusta nuevos sabores gastronómicos, y rodéate de una vida urbana
llena de colores y lugares para conocer. Sé parte de su cultura con teatros y
plazas que invitan a rescatar tradiciones y apreciar la arquitectura del lugar.
¡Comienza a descubrir la magia de vivir en un lugar ideal!”.
Considerando que el protagonista de la imagen es un hombre joven y bien vestido,
el llamado de la publicidad es hacia aquellos profesionales jóvenes que desean comenzar a
120
Dirigirse a Imágenes, pág. 113 121
Dirigirse a Anexos, Imágenes, pág. 115
73
vivir su vida de forma independiente y, quizás, formar una familia en un lugar “cálido” y
con “las mejores terminaciones”, pero a esto se agrega que no es en cualquier lugar, ya no
solo es cercano al centro de Santiago y con Metro incluido, ahora hay toda una vida urbana
y cultural que le entregará magia a la zona donde se vive. La idea de vivir en un
departamento y encerrarse en él o llegar solo en las noches, se ha sobre utilizado. Ahora
existe también la necesidad de compartir en un barrio y de conocer el lugar y rescatar sus
tradiciones.
Esto ha sido potenciado desde el año 2009 cuando el barrio fue declarado Zona
Típica, y por lo cual se ha prohibido construir edificios de más de 4 pisos, (lo que este
departamento viola ya que posee 5 o 6 pisos). Con esta declaración se ha comenzado a
proteger y restaurar el barrio (trabajo que ya se estaba haciendo en algunas calles), lo que
ha dado fama en la ciudad entera a cerca de su historia y de la arquitectura ecléctica que
posee. De esto la inmobiliaria, astutamente, se apropia, y promociona una “nueva” forma
de habitar el edificio de departamento, en donde el entorno es esencial para convencer al
consumidor de su compra. Restaurant, bares y plazas conforman esta vida urbana ideal que
se ofrece, con antiguos y preciados edificios que harán del paisaje más rico aún. La
inmobiliaria no está en contra de este pequeño movimiento en defensa del barrio, sino que
apoya la idea que ésta detrás de esto, del barrio y de la vida cultural, intentando ganar
adeptos y no enemigos en el momento en que se instala para construir, y aprovechando la
vida cultural y tradicional del barrio Yungay como gancho de venta.
Surge así una idea central en este tipo de publicidad: un nuevo concepto de estatus,
relacionado ya no solo con una estética y habitar moderno, sino también con una
interacción con el espacio público igual de importante. Ya no se promociona un habitar
interior, privado, en donde las actividades como el ejercicio, las recreaciones, el disfrute de
áreas verdes se hace al interior de los departamentos, como sucedía en las otras imágenes
que hemos analizado, sino que ahora el mensaje se concentra en la vida pública, más que en
la vida privada: en las plazas, los restaurantes, los edificios históricos, y lo que la “calle
pueda ofrecer”. El objetivo sigue siendo la clase media, pero el tipo de estatus social ya no
es el más importante, sino que surgen nuevos parámetros que miden el estatus del joven
“exitoso”, deportista.
74
De esta forma, si hacemos una mirada amplia a lo que hemos planteado en este
segundo capítulo, podemos ver ciertos puntos concluyentes interesantes. Primero, en torno
a la historia del boom inmobiliario en Santiago, vemos que la ciudad ha cambiado en las
últimas décadas. Nuevos centros y nuevos márgenes se han instalado en diversas comunas,
generando representaciones de habitar la ciudad cargadas de estatus, que toman elementos
antiguos y nuevos para crear un modo diferente de vivir en el barrio y urbe. Los
condominios cerrados se han propagado como una plaga por el suelo santiaguino,
buscando, por un lado, un tipo de convivencia urbana barrial antigua, pero que encuentra
solo más encierro e individualismo. Algo parecido ocurre con el edificio en altura, que
como hongos crecen y se reproducen no solo en Santiago, sino también en el resto de otras
ciudades chilenas como Concepción, Antofagasta, la Serena, Viña del Mar. Estos nuevos
modos de habitar se han implantado primero en comunas ricas y nuevas, como Lo
Barnechea, Chicureo o Las Condes. Luego se han desplazado a comunas más pobres,
buscando aumentar la plusvalía del sector y con esto, a sujetos de clase media,
profesionales jóvenes, que están interesados en comenzar su vida independiente, en estos
nuevos espacios. De esta manera, los códigos sociales del poder y el estatus, arraigados en
sectores al oriente de Plaza Italia, se mueven hacia otras direcciones. Pareciera que en estos
tiempos, la ciudad se construye sobre la base de centros económicos, pero también
culturales a través del estatus o el privilegio que una zona ofrezca. Así, el espacio que no
detenta este estatus, queda marginado y empobrecido, disminuido. El barrio ha resurgido,
con una nueva impronta “cultural”: hay gente que desea vivir ahí, con su estilo de barrio y
la inmobiliaria saca provecho a sus características para buscar nuevos consumidores.
Quizás como un centro cultural o social, en donde resurge una vida “bohemia” de bares,
como en el barrio Brasil.
Como característica general de este tipo de publicidad, podemos ver que ésta toma
las representaciones e imaginarios de estatus y tipo de la clase media, y las usa para seducir
a los sujetos a los que se dirige. El acceso a una vida sana y de ejercicio, a cierto tipo de
recreaciones modernas y de confort, a una tecnología avanzada, son todos representaciones
de este estatus y estilos de vida que tanto hemos nombrado, el cual le entrega a los sujetos
beneficios y condición de prestigio frente a otras formas de habitar el barrio. En los últimos
75
años, toma elementos del barrio y los hace propios de sus departamentos: el hogar, la
familiaridad, la cotidianeidad barrial, todos formas que el barrio ya tenía, y sobre todo, el
respirar el aire de lo abierto: el salir de lo privado y pasar a espacios públicos.
Por otro lado, si bien hay una idea modernizadora en ciertos departamentos como los lofts,
la inmobiliaria tradicional (y la más popular en estos sectores) se toma de conceptos más
tradicionales para llegar al público, como la familia y el hogar. Ahora bien, se ha
establecido una manera “bauhasiana” contemporánea en estos departamentos, que como
hemos caracterizado, se diferencia de una estética de clase media, saturada, barroca, que no
deja espacio libre de objetos, y que define lo que es la estética de clase media “vieja” o
“antigua” y la “nueva” o “juvenil” o “moderna” promocionada por las inmobiliarias. Este
punto es interesante, sin embargo, todavía queda esperar que pudiera suceder con los años
en las mezclas de las estéticas de la clase media.
76
Capítulo III: La clase media y la inmobiliaria: prácticas, símbolos e
imaginarios del habitar en el barrio Yungay.
En este capítulo es cuando toca analizar las relaciones entre el discurso inmobiliario,
y las representaciones de los entrevistados como sujetos auto percibidos de clase media.
Las dos ideas centrales que se desarrollan en esta parte son la presencia de la clase media y
los imaginarios que se desarrollan socialmente en torno a ella en el barrio; y la irrupción de
un Otro en el barrio, quien altera los parámetros de barrio y de la clase social éste.
La mayor parte los entrevistados mayores, se auto aprecian en el pasado y el presente
pertenecientes a una historia de clase media en el barrio. Entre el trabajo, la familia y el
cuidado de mantener cierta distancia entre la vida privada y la vida pública, a pesar de que
ésta última haya sido y sea para muchos, de gran importancia en la sociabilidad del barrio.
El imaginario de la clase media en el barrio se ha transformado, pero mantiene
ciertos parámetros, donde por ejemplo la familia tiene un rol importante, pero ha
cambiado en su composición. Como veíamos en el capítulo I, los datos del censo muestran
que ya en el año 2002 hay un gran número de personas solteras, y la cantidad porcentual de
niños no supera el 14%. Ni Ignacio ni José tienen una familia aún, y Jennifer, que tiene un
hijo pequeño, es madre soltera que debe trabajar para el pequeño lo que desestabiliza el
orden “padre-madre-hijos” como disposición de una familia tradicional. A su vez, estos
jóvenes, como Ignacio, José o Jennifer, les agrada vivir en el barrio: acceden a la vida
cotidiana que este alberga, a sus secretos, a su calidez, y crean un imaginario en torno a él
(que los antiguos vecinos también tienen), que asocian a un habitar algo más humano. La
palabra familiar no es tan recurrente en ellos, como si lo es la vida de barrio, el salir, el
estar afuera y compartir.
Por otro lado, pareciera que en el barrio irrumpen sujetos que con modelos de vida
diferentes a los que ellos practican y chocan con los presupuestos de clase media que tanto
estiman: este es el Otro en el barrio. El joven (con su forma de familia diferente), el enorme
edificio de varios pisos, el extranjero inmigrante (peruanos, bolivianos, colombianos) que
77
llega a vivir al barrio. El joven irrumpe con su graffiti, con la suciedad, con lo nuevo, al
igual el extranjero (que es joven también, en la mayoría de las veces).
Es en esta parte del Otro donde la inmobiliaria entra en juego. El habitar el edificio
tiene una serie de consecuencias poco favorables para los vecinos del barrio: el cotilleo, la
vida pública, la amistad con el vecino van desapareciendo poco a poco. Pero solo para
algunos esto significa realmente un quiebre en lo que era y es el barrio; para otros es algo
aceptable, normal que ocurre dentro de los parámetros del habitar que dividen el ser clase
media y ser clase baja. Por esto, parece ser que si bien las inmobiliarias traen consigo una
serie de formas de habitar diferentes (individualista, encerrada), y una estética moderna,
esto no es algo que no se habitúe a las parámetros sociales de la clase media. Por supuesto,
para todos el conocer y hablar con el vecino ha sido algo frecuente e imborrable de la
memoria barrial, pero que estas dinámicas de la vida cotidiana vayan disminuyendo, no es
centro de preocupación. Para Gladys o Nancy, por ejemplo, es parte de ser un barrio de
clase media, y no de población, como ya veremos.
La inmobiliaria para los habitantes del barrio Yungay: vivir en una isla o un chispazo
en la oscuridad
Las inmobiliarias en el barrio Yungay se han instalado con gran fuerza desde los
noventa hasta la actualidad. Algunas pocas alcanzan muchos pisos, pero al ser catalogado
el barrio como Zona Típica en el año 2009, las últimas regulaciones exigen que sean solo
hasta cuatro o cinco pisos nada más. En el testimonio de los habitantes pude constatar que
la gran mayoría, no genera un descontento hacia ellas, pero si se entiende que el habitar en
el edificio, es diferente al habitar del resto del barrio. Para algunos es símbolo de la
modernidad, el progreso que arrasa con todo y construye encima. Para otros, ejemplo del
dinero y el poder. Para otros, representaciones de status social, y mejor calidad de vida.
78
Cuando el habitante del barrio aprende e internalizar el significado de vivir dentro
de un departamento, toma conciencia de lo que es su propio habitar (en el proceso de
conocer al “Otro”). Este se revaloriza en muchas situaciones, y en otras (en este caso fueron
Roberto L. y Gladys M.) se genera una motivación por habitar los edificios, en búsqueda de
mejor calidad de vida, comodidades, y estatus social. El discurso de la inmobiliaria, que
hace un llamado a profesionales jóvenes y clase media, seduce y atrae. Como hemos visto
en el capítulo II, el gimnasio, la seguridad, los departamentos bien terminados y con
apropiados sistemas de agua, energía, e iluminación, son formas propias de la calidad de
vida y del estatus al cual la clase media desea acceder.
Lo interesante de los testimonios es que no hay un rechazo total hacia la forma de
vida de los edificios, sino que se entiende como parte de la evolución social y económica
del país, como un proceso que debe seguir su curso. La inmobiliaria no genera peligro
físico en el barrio, el peligro está en que trastorna formas de habitar ya establecidas en éste,
y al igual que los inmigrantes, el peligro está –muchas veces- en perder los ritos cotidianos
frente a este poder económico y simbólico.
El rechazo mayor hacia los edificios lo hace una de las organizaciones del barrio,
los Vecinos por la defensa del barrio Yungay. Para acercarnos a ésta, entrevistamos a uno
de sus representantes, José O., ingeniero de 38 años, que vive en el barrio desde 1997. La
organización surge el año 2005, con un fuerte conflicto con los contenedores de basura. La
comunidad, dice José, se organizó, protestó, y junto a otros problemas, como la posible
construcción en altura en el parque Portales, se hicieron asambleas y se creó este grupo.
Desde esa fecha hasta nuestros días, la organización ha funcionado bastante bien,
generando asambleas y otros proyectos de barrio y que se extiende más allá del lugar, como
Escuelas de Gestión Patrimonial, Escuela Taller Fermín Vivaceta, la protección del barrio
declarándolo zona Típica el 2009 por el Consejo de Monumentos, y la organización de
Barrios Patrimoniales.
Con el tiempo, esta entidad se ha planteado también el fomentar y co-organizar las
fiestas del barrio, como la fiesta de la primavera ya extinta desde los años setenta, y la
fiesta del Roto Chileno, con el fin de “rescatar la historia, el trasfondo cultural que tiene
79
este sector (…) recuperar o fortalecer el tejido cultural y de organizaciones sociales y
culturales que hay en el barrio”122
. Se acepta que el barrio tiene una multiculturalidad y
gran variedad de actores sociales y culturales, haciendo más rica esta valoración.
La disputa no es solo contra la Municipalidad y los cambios estructurales que pueda traer al
barrio, sino que se dirige en general a un modelo que se intenta implantar en todo Santiago,
según José, que responde a la destrucción de edificios antiguos para la construcción de
nuevos, lo que conlleva también la llegada de supermercados, y el cambio económico y
social que esto trae: individualismo, que muchas familias tengan que emigrar del barrio al
vender sus casas y no poder comprar otras nuevas porque son más caras que la anterior,
perdida de vida de barrio:
“ese poder económico ya no puede seguir generando estas situaciones, que van
básicamente en lo social, en la expulsión de los más pobres del sector, y en el
estilo de vida, en el modo de vida, en transformar este sector en lo que en
generar la ciudad se está transformando, una ciudad donde hay individualismo,
donde el mercado controla la vida comunitaria, en definitiva , se pierde todo ese
lazo, esa cotidianeidad, esa tranquilidad, porque en definitiva esta el almacén, yo
lo conozco, etc.,. y además en general todos los proyectos inmobiliarios que se
construyen acá con espacios muy reducidos, que no van a albergar, al arraigo,
sino que van a producir que profesionales jóvenes, con capacidad económica,
van a poder vivir, y al primer hijo se van a ir al oriente”
Este modelo económico y social, que en las palabras de José parece un aterrador monstruo
que se va comiendo todo lo que encuentra a su paso, construye a su vez un nuevo estilo de
vida, diferente al anterior. Es esto lo que choca en este conflicto, dos modos de vida, dos
modos de habitar el barrio diferentes. Frente a este monstruo inmobiliario y económico,
que desestima y marginaliza sus formas de vivir el barrio, que expulsa a los pobres,
individualiza a los vecinos, la gente comienza a revalorizar sus propias prácticas cotidianas:
la tranquilidad del barrio, el poder pasear en bicicleta, el almacén de la esquina, el
conversar con el vecino, y otras formas culturales como las fiestas del barrio y la antigua
construcción en adobe. De esta manera se entiende también en estos habitantes del lugar la
construcción imaginaria de un barrio ideal que está en proceso de extinción, porque todos
los elementos que lo conforman están desapareciendo en la actualidad, y que por tanto debe
122
José O., edad: 38 años; fecha y lugar de entrevista: 3/6/2011; Santiago, Región Metropolitana; duración
entrevista: 1 hr. Ocupación: ingeniero.
80
generarse un proceso paralelo de reconstrucción del barrio, para no perder aquello que les
pertenecía.
María T. coincide en sus palabras con las de José Osorio. Esta mujer vive en Pica, I
Región de Chile. A pesar de la lejanía, viaja constantemente a visitar a sus hijas que viven
en Santiago. En Yungay, ve que sus calles se vive la vida de barrio, como dice. El
departamento de sus hijas es espacioso, piso flotante, sin muchos adornos, iluminado, muy
diferente a los interiores de las casas antiguas de Rosa, Gladys, o Nancy. Cuando María
entra al departamento en la calle Portales, donde viven sus dos jóvenes hijas diseñadoras,
percibe diferencias cotidianas al habitar el lugar. Nos cuenta que los vecinos no se saludan,
apenas se conocen, y cada departamento es un mundo aparte. Mucho de lo que sucede es
porque los que viven ahí son jóvenes, que llegan del trabajo tarde y no tienen tiempo para
conversar, y el tiempo que tienen lo ocupan en otras actividades:
“vaya a entrevistar a la gente de las casas, porque acá no es lo mismo”,
¿usted siente que es diferente como se vive? ¿Que la gente del edificio no es
parte del barrio? Yo creo que no, porque es como vivir en una isla aparte, como no están
arraigados acá de antes, como esa gente que vive acá, en casas antiguas,
entonces como que no tienen vida participativa por lo que hace el barrio, porque
vive en otro mundo. Por ejemplo mis hijas trabajan, tienen sus amistades, de
otros sectores, salen en la noche a otros lugares a tomar algo como es la
juventud, entonces no van a reuniones de barrio ni nada de eso, porque viven en
otro mundo”123
Las hijas de María ocupan poco el departamento. El fin de semana salen, van a Viña del
Mar, o el Cajón del Maipo, se juntan con sus amigos de la ciudad o de Coquimbo, y gracias
a esto no poseen tiempo para poder conversar o interactuar con otros vecinos. El tiempo y
la falta de éste es una temática que preocupa y hace reflexionar a otros testimoniantes,
como Arnoldo O. La gente ya no tiene tiempo para nada importante, según este hombre,
producto del ritmo de la vida actual, no como antaño en donde, mirado con una lupa
enriquecedora, la gente tenía más tiempo para poder hacer otras cosas y disfrutar la vida.
Los vecinos del barrio solían tomar sus sillas y sentarse afuera de sus casas para conversar
con los vecinos, práctica española según Arnoldo, que ha desaparecido con los años y que
123
María T., edad: 62 años; fecha y lugar de la entrevista: 10/7/2011; Santiago, Región Metropolitana;
duración entrevista: 23 min. Ocupación: dueña de casa. Desde aquí se le llamará María T.
81
ya solo los peruanos mantienen. Arnoldo afirma que en el barrio aún se puede sentir esa
vida cotidiana pausada y humana, pero con el tiempo ha cambiado. Al preguntarle por qué,
responde:
“Es que cambió. Generacionalmente debe ser. Tienen menos tiempo, entonces
tienen menos tiempo para salir a conversar. Seguramente po. El trabajo antes lo
ocupaba, en una hora uno iba de su casa a su trabajo, y del trabajo a su casa.
Ahora se ocupan cuatro horas. Entonces todo eso impide una mejor
comunicación con la gente”124
El tiempo, el trabajo, la gran cantidad de personas que hay en las ciudades y en las
comunas, la televisión, son elementos que hacen que el cotidiano cambie para Arnoldo.
Elementos de la modernidad, del progreso que ha llegado a los rincones de la ciudad.
La modernidad y la incertidumbre actual de la clase media en el barrio Yungay.
Marshal Berman, en su libro Todo lo sólido se desvanece en el aire, plantea en su
introducción que la modernidad es “una forma de experiencia vital-la experiencia del
tiempo y el espacio, de uno mismo y de los demás, de las posibilidades y los peligros de la
vida- que comparten hoy los hombres y mujeres de todo el mundo”125
. Este concepto ha
sido tomado, sobre todo del siglo XIX y en el siglo XX, como una vorágine que trae un
nuevo ritmo de vida, de urbanización, de poder colectivo, dentro de un barrio sistema
económico capitalista. Todo esto ha sido llamado modernización, y los valores que
construían esto, es decir la capacidad del ser humano de empoderarse y de combatir y
construir su propio espacio, fue llamado modernismo. El autor hace un recorrido a través de
diferentes obras, desde Rousseau hasta Goethe o Marx, de las ideas de la modernidad. Esta
se nutre de diferentes ironías, o paradojas, en donde se siente parte de una corriente social,
con Estados controladores y burocráticos, pero a la vez se unen en pos de cambiar su
mundo y el que los rodea. Todos somos parte de esta especie de sentimiento de
modernidad, imbuidos en las contradicciones que ésta implica.
Es por esto, (en parte) que los vecinos del barrio no rechazan de una sola vez la idea
de la inmobiliaria, sino que la incluyen en lo que es el devenir modernizador. Es parte de
una ola que trae estos elementos contradictorios, en donde las personas comienzan a ser 124
Arnoldo O., pág. 3 125
BERMAN Marshal, Todo lo sólido se desvanece en el aire, Siglo Veintiuno, México, 2006. pág. 1
82
pieza de un nuevo estilo de vida moderno en el que mejoran cualitativamente sus
condiciones de vida, pero en que a la vez pierden las costumbres, tradiciones, o hábitos que
antiguamente practicaban. Esto es parte de lo que el barrio cambia en sus formas, lo que
pierde y gana. Los edificios nuevos son un atractivo, significa vivir como se vive en el
barrio alto, o en lofts aún más modernos. Y frente a esto surge la lucha por sus propios
mundos, citando a Berman, luchas como las de los “Vecinos por la defensa del barrio
Yungay”, en donde se organizan comunitariamente para impedir la construcción de un
nuevo tipo de vida en el barrio que marginaliza las propias. Y también luchas sutiles,
simbólicas, que se dan en conversaciones cotidianas, al añorar lo que era el barrio y sus
ritmos pausados, sus calles perfumadas a diferentes árboles frutales y la vida en la calle.
Berman propone una nueva apropiación de la modernidad decimonónica, para construir una
modernidad contemporánea. Reconocer como propias la modernidad y sus luchas, en una
época en la que
“(…) la idea de la modernidad, concebida en numerosas formas fragmentarias,
pierde buena parte de su viveza, su resonancia y su profundidad, y pierde su
capacidad de organizar y dar un significado a la vida de las personas. Como
resultado nos encontramos hoy en medio de una edad moderna que ha perdido el
contacto con las raíces de su propia modernidad”126
De esta manera, para muchos, los valores de la modernidad se han convertido en valores
negativos, llenos en sí de contrariedad y poca humanidad. El progreso está lleno de valores
dañinos para las personas, como la codicia, la avaricia, y necesidades materiales que no son
necesarias. En palabras de uno de los vecinos de Yungay:
“Pensamos que el progreso hace cambiar las cosas. Y la gente ha cambiado
porque es más codiciosa, más que antes, porque nadie pretendía tener más de lo
que podía tener. Ahora no, quieren tener más. No hay nadie que no quiera tener
un auto. Hasta el más patipelao quiere tener un auto. Entonces eso hace que haya
un hacinamiento, que las calles estén llenas de vehículos. Incluso que sea
peligros atravesar una calle. Todas esas cosas no son cosas buenas po. Yo viví
una época fantástica en este país. Sobre todo en Santiago. Teníamos de todo,
teníamos diversiones, teníamos todo tipo de diversiones. Ahora no existen.
Nadie va a ir a bailar a una quinta. No, ahora hay discoteque en alguna parte si
pueden, y no hay más po. Por decir algo. Otra cosa que se hecho a perder mucho
al ser humano, es que perdió, ya no lee. El ser humano no lee, ve televisión no
126
Op. Cit., BERMAN, pág. 3
83
más. Entonces, la información no le llega a usted por la lectura, sino que le llega
por la televisión”127
.
Y sin embargo, para Arnoldo solo queda la resignación. A pesar de que la gente en
los edificios “como que se individualiza más” y “se produce cierto egoísmo. Normalmente
los de abajo no conocen a los de arriba”, la construcción de estos va a favor de los tiempos
actuales, y debe ser así sobre todo por la gran cantidad de personas que habitan la ciudad.
Arnoldo revaloriza las prácticas del barrio, afirma que en las casas “hay mayor contacto
con las personas”, frente a los modos individualistas del edificio. Pero, nuevamente: todo
esto tiene relación con los tiempos actuales, el progreso y la modernidad, esa “masa” que
avanza por la ciudad y sobre la gente sin detenerse.
Héctor G., tapicero, también acepta que esto es motivo de los tiempos presentes, del
adelanto, como lo llama él. Hace la diferencia entre vivir en una casa y un departamento:
“Donde hay edificios y condominios queda encerrada en las rejas, y se encierran
en su mundo. No como en la casa, que siempre alguien se acerca a la puerta, a la
ventana, siempre hay alguien afuera. Y en los edificios no, siempre alguien
dentro y se termina, y ahí lo único que alguien ve es al portero y nada más po‟.
Y no se preocupan de nada más”128
.
A Héctor me lo encontré a la salida de su casa, y me explicó la historia del barrio en la
esquina entre Herrera y Santo Domingo. Ha vivido muchos años ya en el lugar, y su familia
también vivió en las cercanías. Sus conocimientos de la historia del lugar, de los cambios
de la fisionomía de las casas y de las calles, cuánto han botado y cuánto han arreglado, son
extensos(imposible volver a arreglar, porque se están cayendo). Vivió tiempos de la
dictadura, de los setenta, y es parte de una parroquia del barrio, que al parecer los ha
ayudado bastante: “curas comunistas”, dice riendo. Comenta que las casas antiguas que han
remodelado solo están bonitas las fachadas, y por dentro, un desastre. Por esto, en muchas
ocasiones está de acuerdo con los cambios que trae la modernidad:
“(El barrio) Se va terminando, se moderniza. Y así ha ido avanzando. Bueno yo
creo que todo tiene que cambiar, esto lo van a tener que recuperar todo en cierto
tiempo más, que no se puede echarabajo. Por ahí hay un mapa que tiene todo lo
que tiene que quedar. Pero es que no puede ser a la larga va a caerse.”129
127
Arnoldo O. 128
Héctor G. 129
Héctor G.
84
La modernidad entonces, pareciera que se vislumbra en el imaginario de las
personas como los cambios sociales y económicos que deben ir sucediendo a medida que
pasa el tiempo en las ciudades. Como hemos visto en el capítulo II, el concepto de lo
moderno esta fuertemente acompañado por la idea de lo nuevo: contrario a lo viejo y a lo
antiguo, remodela, rejuvenece, hace brillar, destruyendo y tapando lo anterior con una
nueva máscara iluminada. La inmobiliaria significa eso: son jóvenes los que se instalan en
ellas y jóvenes y nuevas son la estructura física y la pintura que cubre sus paredes. Este
proceso de cambios en la estética del habitar –hacia una estética moderna- es mirada por
los vecinos como parte de la modernidad abrazadora que ha llegado al barrio en las últimas
décadas.
Para Ignacio I., las inmobiliarias van en contra del espíritu del barrio, por lo que
cree que deberían respetar la arquitectura del lugar y el ritmo de vida. Por esto, siente que
el barrio ha cambiado, producto de una modernización en la vida de los vecinos.
Modernidad y progreso se vuelven una sola cosa. Al preguntarle por qué cree que el barrio
se moderniza, responde:
“Porque hay un problema social y cultural en el mundo, de creer que el progreso
tiene que ver con, casi con cimientos físicos. Como con, términos súper
neoliberales, sin ser sin caer con hueas [sic] marxistas, me da lo mismo eso. Pero
hay lugares como que eso es el progreso, como que intentan tecnologizar todo,
de renovar todo, y todo nuevo, sin darse cuenta de las cosas antiguas, valorar lo
que significan, la tradición que se yo. Yo no encuentro que esté mal pero por
otro lado creo que hay que convivir. Por ejemplo este pasaje debe tener más de
cien años seguramente, las casas súper antiguas, y al frente hay un edificio súper
antiguo como de lofts, y en un lugar na que ver con el entorno, pero convive,
igual, creo yo, de alguna manera. Es un edificio chico, no es gigante.”130
Para Gladys M., los problemas que traen estos tiempos tienen relación con otros
puntos de la vida cotidiana. Al contrario de la gran parte de los demás testimonios, Gladys
no le ve lo malo a vivir en departamentos. Hipotetiza que seguramente la gente ahí debe
130
Ignacio P.
85
vivir bastante bien, por lo tanto la calidad de vida y el ingreso económico de ellos debe ser
alto. Al igual que los otros entrevistados, no tiene problemas sus ocupantes, son gente
tranquila y trabajadora. Y eventualmente su hijo irá a vivir ahí con su familia. El edificio,
como espacio moderno, significa estatus social y tranquilidad: no hay miedo a que les
entren a robar, tienen un conserje, hay un reglamento para no meter bulla a ciertas horas,
todo está reglamentado, tranquilo, ordenado y limpio, valores muy importantes a la hora de
escoger un lugar donde vivir.
El departamento como espacio moderno para habitar, significa una contradicción,
entre la calidad de vida material, y la perdida de una previa forma de habitar el barrio. Sin
embargo, dado que el edificio además trae consigo acepciones de clase media –gente
trabajadora, con educación, y ordenada y junto a esto, cargados de un mayor estatus- los
vecinos en el barrio van aceptando poco a poco los edificios. La idea modernizadora se
mezcla con la idea de la clase media, de acceder a un escalafón mejor, a una vida mejor. No
se aspira a grandes movilidades sociales o enormes lujos materiales, sino que solamente a
los factores que generen en su vida una mejoría y un estatus. Es por esto que poder vivir en
un departamento, con los costos económicos que implica, es algo bien visto para Gladys.
Pero además lo ve como algo parte de la modernidad, en donde llegan parejas jóvenes, y la
mujer y el hombre trabajan para su familia, no solo el hombre. Son personas que vienen de
afuera, la gran mayoría, pero son personas que tienen familias –más pequeñas- y mantienen
esa tradición de la idea de la familia, algo sumamente importante para Gladys.
Para Roberto Latorre, vivir en un departamento también significa estatus, y subir en calidad
de vida. Como conserje de un edificio, sabe que la gente que vive ahí debe tener cierta
cantidad de dinero, y conoce los beneficios de este tipo de habitar: la eficiencia de la
vivienda, de los artefactos hacen la calidad de vida de la persona. El edificio para Roberto
es lo que:
“(…) Le da un poco más de estatus, no sé, vivir en departamento es mejor que
una casa en el sector, todo viejo, con perros, en cambio aquí no, todo nuevo
impecable, abre la llave y sale agua caliente. Aquí hay mejor calidad de vida
para las personas”131
131
Roberto L., edad: 61 años, fecha y lugar de la entrevista: 6/8/2011; Santiago, Región Metropolitana;
duración entrevista: 26 min. Ocupación: conserje. Desde aquí se le llamará solo Roberto L.
86
Inclusive, la clase social del resto del barrio la considera clase media y baja, y no más allá,
como dice el. Los edificios son lo que le entregan al barrio el estatus y donde se puede
acceder a una clase social “media alta”, pero no en el resto del barrio:
“Yo creo que media baja. No más allá. Y estos sectores que son como un
chispazo en la oscuridad, este lujo de edificio que está en el sector. Pero el resto
no le hacen mucho, no sé si me entiende lo que diga”132
.
Es por esto que el rechazo hacia los edificios no es total. Si bien se entiende los
cambios en la vida y el habitar que esté puede traer, también se asumen como un elemento
más de los vientos modernizadores de la ciudad. La modernidad y el cambio como dos
conceptos eternamente ligados en el imaginario de las personas, que hace que la vida
cotidiana seanperturbados en las tranquilas calles del bario Yungay.
Seguridad, tranquilidad, calidad de vida, estatus social, conceptos que la clase media
sortea como forma de mantener un cierto prestigio o estilo en la sociedad. Las inmobiliarias
significan eso: la oportunidad de acceder a un estilo de vida más acomodado, moderno, y
seguro, que en las antiguas casas del barrio no se puede obtener. En contraposición, los
vecinos vuelven a apreciar las propias formas de habitar en el cotidiano: el cariño y el
saludo entre las personas, la ayuda mutua, la riqueza de las fiestas y el ritmo pausado de la
vida. Como sujetos de clase media, volvemos a pensar en el texto de Candina: “con una
pata en lo popular, y el brazo en la clase alta”, entre dos mundos, configurando y
revalorizando lo que les interesa y les entrega la calidad de vida que tanto se busca.
Pero los problemas vienen con la situación laboral de las personas, en donde en la
actualidad ya no tienen una seguridad clara con respecto a sus futuros, porque es muy fácil
que se den despidos, y las AFPs no son seguras tampoco. Incluso al preguntarle de que
clase social cree que es el barrio, Rosa M. por ejemplo, duda y no sabe con exactitud cuál
es, porque los tiempos han cambiado, y parece que todo es relativo:
132
Roberto L.
87
“De su tiempo fue de clase media. Pero ahora ya no se sabe cuál es la clase
media, cuál es la clase alta, porque parece que hay clase baja y alta. Usted, como
que el tiempo ha pasado diferente. Antes tenías tu clase baja, tu clase media, y tu
clase alta, y la pobre por supuesto. Pero ahora, tú dices cuál es la clase media?
Cuál? Porque antes la clase media era la clase que tenía su familia, educaban a
sus hijos. Si yo te digo de décadas atrás, con el derecho de llegar, en ese tiempo
era sexto humanidades, te ubicabas, porque era fácil ubicarse, porque era gente
que sabía. Estudiaban los chiquillos en ese tiempo. Y quedaban en buenos
trabajos, como oficinas, en telefónica, como en bancos, siempre se ubicaron
bien, toda esa gente que estudió hasta sexto de humanidades. Y formaban su
familia, y aspiraban más para esos hijos que ellos tenían. Entonces la clase
media era la gente que alcanzaba para mantener a su familia, tenerlos bajo techo,
vestirlos, alimentarlos, y educarlos. Solos. Porque a veces era el puro papá que
trabajaba. Actualmente no te alcanza, ahora no alcanza que trabajai uno solo.
Tiene que trabajar marido y mujer para que alcance una situación holgada. Hay
bastante diferencia al pasado, antes se trabajaba el varón no más. Entonces que
pasaba, la mamá se preocupaba de todo, tareas, enseñarlos, ahora no po‟. Se
crían solos. Entonces hay diferencias. Eso te digo yo, no se, antes era más
específico la clase media, pero ahora no se, entra la duda”133
.
Para Rodolfo Zuñiga, antiguo trabajador de la fundidora Libertad, y Marcel Carraso,
vecino del barrio, estos problemas laborales se deben a los tiempos actuales. En los años
sesenta y setenta, la sindicalización era muy fuerte en el barrio y la relación con el patrón
mucho más cercana y amable a lo que es ahora. Esto generaba lazos fraternales mucho más
profundos que los que hay en la actualidad, lo que se añade a la idea de la actualidad como
momento histórico lleno de incertidumbres:
“En el barrio convergían diferentes sectores laborales, ya sea del bario
Cumming, Matucana. Se integraban también por la educación , por la cantidad
de colegios que habían. Uno se conocía. Hoy si tu preguntas a tus vecinos
quienes son, que hacen, no se tiene ese conocimiento que se tenía”134
Con respecto a la situación laboral, estos hombres plantean que era diferente el trato con la
gerencia, “Antes existía lo que uno dice que se jubilaba. Ahora no, te toma, te exprimen, y
después: chao”135
.
133
Rosa M. 134
ELGUETA, Gloria, Memorias del siglo XX, programa de participación y rescate patrimonial [formato
audiovisual, CD], Santiago de Chile, DIBAM, 2007, [01:09:12, hrs.] Entrevista a Marcel Carrasco. 135
Ibid., ELGUETA, Gloria, Memorias del siglo XX,… Entrevista a Marcel Carrasco.
88
Las clases medias se van transformando y meciéndose con el viento modernizador hacia
donde sus necesidades a saciar los lleven. La incertidumbre frente a la los tiempos actuales
y el trabajo se debe a diversos factores, pero claramente la desprotección laboral en Chile
neoliberal es algo patente, sobre todo en Chile, país en donde la radicalización del
neoliberalismo llega a extremos absurdos y deshumanizantes. Pero también esta
incertidumbre puede deberse a aquello que Berman llamaba, el hacerse cargo y comprender
realmente la modernidad en sus vidas cotidianas.
La tranquilidad y las antiguas familias frente a la población: clasificaciones y
distinciones sociales en la clase media del barrio Yungay
Algunos vecinos, como Nancy y Gladys, identifican al barrio a modo clase media,
porque no es población. Es decir, su manera de articularse en la sociedad es haciendo
clasificaciones y distinciones –según el concepto de Bourdieu- al “Otro” poblacional y
pobre, para concebirse a si mismos con una categoría de mayor estatus. Esto a través de
ciertos puntos esenciales de clase media que la población no tiene: tranquilidad, seguridad,
privacidad, el concepto de familia; es decir imaginarios y prácticas que articulan un modo
de vida y una forma de habitar la ciudad disímil a la de los pobladores, y más cercana a la
del barrio alto. La diferencia entre este barrio de clase media y una población, comienza a
resaltar en varias de las entrevistas, y el elemento característico y diferenciador del barrio
es su tranquilidad. Nancy A. tiene 71 años y vive en un especie de sencillo pasaje, en la
calle Herrera con Santo Domingo. Es la mujer de Héctor G., el tapicero, pero las entrevistas
fueron separadas. Me topé a Nancy la reja de su casa, y al preguntarle si podía hacerle
algunas preguntas, me hizo pasar sin dudar un minuto, a pesar de que es más bien sorda. Su
casa estaba al fondo del pasaje, era bastante pequeña, pero muy decorada, alfombrada, llena
de pequeñas figuritas de porcelana, de ángeles y niños, y parejas de época victoriana o
romántica alemana. Algunas fotos antiguas aportaban a la ornato y, un enorme televisor
plasma en la esquina central de la salita finalizaba el recorrido visual. Al preguntarle sobre
el barrio, dice:
89
“Mire la otra vez le decía, es tan tranquilo. Por todas las cosas que están
sucediendo. Nosotros aquí, siendo que tenemos cerca Cerro Navia,
Independencia, por esos lados, donde como se llama hay tanta cosa. Pero
nosotros aquí, vivimos tranquilos. No pasa nada, vivimos, encerradas de la casa,
se le encarga a la vecina de al lado, le dejo las llaves, después si algo sucede”136
.
La diferencia entre vivir en el barrio, en donde los niños juegan dentro de las casas,
y no en la calle, es muy importante para Nancy. No hay una referencia explícita en cómo
se vive en el barrio alto, pero claramente se alude a una característica que aumenta la
estima al habitar el lugar. Esto se contradice con afirmaciones anteriores, de Arnoldo,
Ignacio y Rosa, los que comparaban el vivir en las calles de Las Condes, más deshabitadas,
con el vivir en el barrio donde la gente aun paseaba y conversaba en las últimas horas de la
tarde. Pareciera que las dos afirmaciones apuntan a cosas diferentes. Por un lado, la
convivencia en espacios públicos le da una característica al barrio, en tanto lugar donde se
humanizan las relaciones sociales deshumanizadas en el resto de la ciudad. Ahora bien, la
tranquilidad de sus calles se agrega a esta primera característica, y le entrega, -para ciertas
personas, no todas- el elemento social diferenciador de otros lugares y comunas, que
construye el imaginario de clase media en el barrio.
Gladys M., jubilada de 72 años, vive en una calle cercana al Parque Portales. La
casa antiguamente fue de sus padres, quienes al morir legaron el lugar a Rosa, decidiendo
ella trasladarse, esto hace solo algunos años. A pesar de que vivió hasta el 2007 en San
Bernardo y luego llegó a esta calle, lo frecuentaba siempre, al visitar a sus padres. Su hijo
junto a su familia (su mujer y dos hijos pequeños) viven con ella, porque no han encontrado
un lugar “cómodo” aún para habitar. Al entrar en su casa de fachada continua, puedo oler
la comida de la última cena del día, las tablas de madera resuenan al pisarlas y la salita de
estar aún mantiene una vieja televisión con perilla para cambiar los canales, sillones viejos
y desteñidos, y mantelitos a crochet sobre los muebles de madera. Da la impresión que no
ha cambiado mucho la decoración desde hace al menos cincuenta años y pareciera que es la
misma que usan cientos de otras casas, que mantienen la misma estructura y atavío
antiguo.
136
Nancy A. edad: 71 años; fecha y lugar de la entrevista: 5/7/2011; Santiago, Región Metropolitana:
duración de la entrevista: 40 min. Ocupación: dueña de casa. Desde aquí solo se le llamará Nancy A.
90
Gladys me habla sobre la tranquilidad del barrio, agregándole el concepto de familia que
parece estar unido a él. Lo que caracterizaba al barrio de antaño, según esta ex rectora de
colegio, eran las grandes familias que vivían en él, en enormes casonas antiguas. Sin
embargo, en la actualidad como hemos visto en los datos del Censo del 2002, estos
elementos han cambiado, las familias han emigrado, son más pequeñas, y las antiguas
casonas están deterioradas o las han destruido. El barrio no está completo según Gladys,
porque las familias y el concepto tradicional de ésta ha desaparecido:
“yo digo que es un barrio. Pero, a ver, como le puedo decir. Es un barrio no
completo, porque si tú caminas más allá hay unas casas desocupadas, antes
de llegar a la esquina, parece que trabajan en mecánica, ya no es familia. En
la esquina tampoco hay una familia, al frente con el terremoto habían casas
que antes del terremoto habían casas que estaban desocupadas (…)”137
La familia tradicional138
, es decir padre proveedor, madre reproductora y dueña de hogar, e
hijos, se relaciona con formas conservadoras de entender la sociedad, donde ésta debe ser el
núcleo social que mantenga valores y cohesión social. Sin embargo, en el barrio la familia
también es parte de la convivencia general que se daba y se da en el barrio. La imagen de
barrio ideal que tienen los vecinos se configura a través de la familia y la tranquilidad, pero
el barrio ha cambiado, ya no es lo mismo para muchos de los entrevistados. Para Leontina
Donoso López, dueña de una pastelería, insiste una y otra vez que antes, durante los años
cuarenta, “(…) este era un barrio mucho más tranquilo que ahora” y por tanto “(…) antes
fue mejor vida, que era más tranquila”. Por supuesto, todo pasado no siempre fue mejor,
pero en las palabras de los entrevistados, la vida cotidiana del barrio ya no es la misma que
antes.
137
Gladys M. 138
Dos trabajos importantes hablan sobre la familia en Chile. Uno de estos, es el de Ximena Díaz y Julia
Mendel, llamado Familia y trabajo, distribución del tiempo y relaciones de género. El otro es deJosé
Olavarría, llamadoTrabajo y familia ¿conciliación? Perspectivas de género, Flacso, Chile. En este trabajo se
plantea que la familia urbana, o la familia industrializada, ha definido tajantemente el rol del hombre
trabajador y la mujer reproductora; y por tanto,generaba ciertos valores morales de la Iglesia Católica,
instalándose una fuerte rigidez en las formas de trabajo. El segundo trabajo que habla sobre la familia en la
ciudad, explica también que en los cambios dentro de la ciudad en el siglo XX, se consolidó también una idea
de padre proveedor, madre reproductora y administradora del hogar, y cuidadora de la familia; Tesis para
optar al grado de Doctora de Estudios en Americanos, en Familia, Género, y Vida, Privada. Cambios sociales
y transformaciones sociales en Chile y el medio rural en la segunda mitad del siglo XX, en Universidad de
Santiago de Chile, Santiago, 2005. Un tercer y reciente trabajo sobre la familia, pero en el ámbito rural de los
años de la reforma agraria en Chile, es la tesis para optar al grado en Licenciatura en Historia, llamada La
familia en la reforma agraria. Cambios y permanencias, Cristina Silva, 2010. Estos tres trabajos desarrollan
el la idea de la familia en Chile y Santiago, aportándonos en la concepción de ésta en el siglo XX, lo que nos
ayuda a entender la historia que han tenido las familias en el barrio Yungay.
91
Para Rosa M. el barrio ha cambiado también en ese sentido, porque antes “era un barrio
residencial” y ahora es un lugar que se ha llenado de lofts, de departamentos, en donde las
mismas casas las convierten en nuevos y modernos espacios para habitar, impregándose de
un espíritu juvenil diferente a lo que conocía. Para Gladys, estas familias eran trabajadoras
y sus hijos estudiantes, elementos importantes para el ascenso social de la clase media:
“En un barrio se supone que debe ser más diferente pue. Tal vez será porque
tengo esa idea porque siempre vivimos con gente que estudiaba, trabajaba, los
hijos que eran de otra familia, los hijos estudiaran y tuvieran una profesión,
porque ese era el punto de vista. Que obtuvieran algo al final, cuando crecieran.
Para eso trabajan los papas. Pero de población que yo vi, ni siquiera eran
matrimonios, claro que ahora existe la pareja, cosa aparte. Pero ellos antes de,
(risas), se separaban, un niño, otro niño, incluso esa era la historia. Por eso te
digo, población la encuentro diferente a barrio. Puedo estar equivocada, no tengo
la última palabra”139
.
En este testimonio podemos ver que el concepto de familia, es decir padres unidos y
presentes frente a sus hijos, es diferente a la familia de población, en donde las
separaciones aumentas, e inclusive “ni siquiera existen matrimonios”. Estas diferencias
sociales marcan el sentido de creencias de los entrevistados sobre lo que es vivir en un
barrio de clase media, y las obligaciones de ésta para poder mantenerse en sus estándares de
vida.
El barrio ha cambiado, pero se mantiene la autopercepción de clase media. Nancy
Araneda también hace la diferencia entre vivir en un barrio y una población, especificando
sobre todo en relación a la delincuencia y la drogadicción. Estas dos mujeres, de casi la
misma edad (70 años), establecen con sus palabras, que es sobre todo el habitar el barrio
dentro de la privacidad lo que hace la diferencia con la población. Gladys habla de la
diferencia entre una población y un barrio, y es tajante “Pero no esa cosa rara que a veces
se da en poblaciones, este es un barrio”140
.
139
Gladys M. 140
Gladys M.
92
Existe una vida cotidiana en contacto con el otro: se va al cine, se compra en el
almacén o el supermercado, se conversa con la vecina y el vecino: sin embargo hay un
límite que se da a conocer en el momento en que la gente se encierra en sus casas y ya no se
sabe más del otro. Gladys dice al respecto:
“para mi gusto de vista, la población es donde está la mayor parte de las mujeres
fuera de la casa. Salen, que saben que fulana hizo esto, que fulana hizo lo otro, y
tienen peleas, eso es lo que yo digo, por el hecho de haber trabajado con niños
de población. Entonces se saben las historias con unos, con otros. Eso es así”.141
En el barrio no es así. Las familias se entran a la casa y la convivencia permanece en la
reserva del hogar. La vida privada toma mucha importancia en estas palabras y lo público
debe ser bien llevado. En el barrio hay fiestas, juntas de vecinos, en las que se participa con
entusiasmo pero no se introduce en las vidas más íntimasy ajenas, sino que respeta la línea
que separa estos dos aspectos. La vecina Herminda Aguirre Pardo, más conocida como
señora Nieves, cuando joven solía hacer “jugarretas”, pero “siempre dentro de la casa, aquí
en Herrera entre Libertad y Mapocho, con un inmenso patio siempre adentro eso sí, porque
la mamá nos vigilaba mucho. Era muy „sapiola‟”.142
El barrio fue por mucho tiempo un lugar bien mantenido para Gladys, con sus
casasbien pintadas y bien cuidadas. La historia también lo reconoce así, ya que por mucho
tiempo las antiguas casonas en detrimento, fueron gloriosas residencias para señores de
importancia en la ciudad. Pero ahora, el barrio se viste de formas que lo estropean, según
está ex rectora de colegio, y le bajan el estatus. La belleza y la fealdad cumplen roles
importantes en este análisis, como también lo limpio y lo sucio construyen lo que debe ser
un habitar el barrio que mantenga la situación económica y social de antaño, y que lo
levante como dice Gladys. El concepto de decencia es algo muy importante a la hora de
definir, para Gladys, la clase: no se es pobre, sucio, ni desordenado, se vive dentro de la
casa, sin meterse en los asuntos del vecino, se trabaja, se estudia y se cuida a la familia.
141
Gladys M. 142
Herminda Aguirre Pardo, extraído del boletín la Canaleta, del barrio Yungay, casa América, pasaje
Lucrecia Valdés.
93
El graffiti en las paredes de muchas casas, y sobre todo frente a la casa de ella, es algo que
la perturba, no solo para el cotidiano de la gente, sino también para los niños, ya que
muchos son imágenes desagradables, sobre todo para la pequeña nieta de Gladys. Las calles
sucias y malolientes también le molestan, ya sea como producto de jóvenes que se han
emborrachado la noche anterior, o de cualquier otro, así como el excremento de los perros
sobre la vereda. . Con respecto a pintar las paredes de las casas antiguas, Gladys nos dice
que:
“Levanta, la pintura, se ve más limpio ese tipo de cosas. Ha y lo otro digo yo,
que hay una dejación muy grande en que hay como te digo, casas que no son
habitadas por familias. Entonces esa uno se para a veces a fuera, y son como
rincones especiales, entre dos paredes, y después sale una casa, y hay como dos
partes, pero es un olor tan desagradable, entonces la toman por baño. Entonces
que tendría que hacer la municipalidad po‟. Tener que tirar agua por lo menos
unas dos veces por semana en esos rincones extraños, porque se puede decir que
como que no tienen dueños que limpien, entonces eso te apoca, te amarga. A mí
me amarga. Por ejemplo yo cuando los niños están en un colegio, a veces los
voy a buscar, me da asco pasar por las calles, no es justo, somos decentes.
Entonces habrá que buscar, incluso hasta sacar multas, ahí es donde deberían
sacar plata. No limpiaron, o si encuentran gente que está haciendo eso, o tapar
eso, para que no hayan esquinas así. Eso molesta, eso me produce desagrado.
Pero uno le gustaría salir, y encontrar todo bonito”.143
Para Rosa M. la suciedad en las calles, es también factor que le genera molestia,
pues también altera el estatus del barrio. Sobre todo una feria de frutas y verduras que se
instala los domingos en su cuadra, Lucrecia Valdés, lo que le produce mayor molestia.
En cambio, el sujeto que llega a vivir al edificio, perpetúa –como hemos planteado- las
directrices de lo limpio, lo decente, y lo aceptable dentro de los parámetros del barrio y de
la clase media.Siguiendo la línea de Bourdieu, al percibir que estos nuevos vecinos tienen
gustos y apreciaciones parecidas, se les asume y se les acepta tolerantemente en el lugar por
los habitantes más antiguos. Por el contrario, cuando llega un extranjero con modalidades
diferentes, o un joven chileno pero con formas de habitar lo público diferentes(el graffiti,
alcoholizado, suciedad en las esquina), se le rechaza, quizás no violentamente, pero si en la
cotidianeidad. “…por todo lo que la distingue de todo lo que no es y en particular de todo
aquello a que se opone: la identidad social se define y se afirma en la diferencia”144
.
143
Gladys M. 144
Op. Cit., BOURDIEU, pág.170
94
Siguiendo los presupuestos de Heller en la introducción, es en la vida cotidiana en donde el
sujeto discrimina o acepta ciertos hábitos nuevos en su vida, o se replantean los propios.
Como vemos, el rechazo hacia el extranjero pobre y el joven disruptivo corresponde un
replanteamiento de los propios hábitos cotidianos de los antiguos vecinos. Es en el contacto
con este “Otro”, ya sea en fiestas tradicionales del barrio, o en las plazas o parques (en
momentos de ocios partes de la vida cotidiana), en donde el sujeto percibe sus propios
hábitos y los revalida. Así también, el ser humano puede optar por nuevas prácticas
cotidianas, como sucede con los que trae consigo la inmobiliaria, haciéndolo parte de su
vida y de su “mundo de subjetivaciones”.
En relación con lo anterior, las inmobiliarias en el barrio dirigen sus mensajes para
seducir a la clase media con un mensaje que apela al profesional, joven, con educación, que
pronto tendrá familia, y que se ve atraído por ciertas claves del edificio que apelan a lo
“moderno”, y que sobre todo, le confieren estatus. Es decir, como veíamos con Baudrillard
en la introducción y en el capítulo II, la inmobiliaria promueve ciertos objetos símbolos
como el gimnasio, la piscina, un tipo de departamento nuevo, seguro y limpio, que en sí
construyen una forma de habitar, y que al obtenerlos se accede a un tipo de vida que se
experimenta en la clase alta, pero que ha llegado a la clase media. Ahora bien, la
inmobiliaria se introduce en el barrio rompiendo la estética y la convivencia natural entre
las personas, pero a la vez se integra, ya que no interfiere en la modalidad de clase media en
la que el barrio se siente parte, (en la tranquilidad y la seguridad de sus calles, en las ideas
de trabajo, educación) porque finalmente no es tan diferente a lo que conocen,
Asimismo, la inmobiliaria es parte de otro elemento esencial de la clase media: la
casa propia. Candina nos dice en las conclusiones de su texto que gracias a el
mejoramiento de los salarios en los trabajadores estatales, se logra un cierto estatus, y a la
vez se debe cumplir con ciertas “obligaciones” que la clase media tiene para serclase
media: “…como vestir bien, vivir en una casa propia con comodidades modernas y acceder
a la tecnología y a ciertas recreaciones”145
. Es justamente a esto lo que apela la inmobiliaria
y acierta efectivamente. Como veíamos en la caracterización del discurso inmobiliario, la
145
Op. Cit., CANDINA, pág.88
95
publicidad habla justamente de estos símbolos: el departamento significa la casa propia, y
en él además, se puede encontrar estas “comodidades modernas”, “la tecnología” y “las
recreaciones”, en la piscina, el gimnasio, y las salas de internet.
La diferencia entre la clase media asalariada, y la de hoyexplica Candina, es que
durante el siglo XX estuvo bajo el alero del Estado, y según ésta protección accedió a
mejoras salariales, lo que le permitió prácticas de consumo mayores y de otro tipo a las de
los obreros y campesinos, y le fue entregando el estatus de clase media. Sin embargo, hoy
en día, este Estado Benefactor ha sido descuartizado, y cada una de sus partes privatizadas,
igualmente los trabajadores se han visto disminuidos y han quedado frente a un elemento
nuevo: el mercado, ante el cual sus vidas dependen. Es el crédito ahora el que les permite
seguir con las pautas de consumo, por lo tanto el factor ahorro, tan presente en la clase
media como manera de poder acceder a un consumo pausado, pero eficaz, ha desaparecido,
dando pie a un nuevo consumo “exorbitante” del cual comentan los testimonios de esta
investigación.
La juventud, los inmigrantes, y la “otredad” en el barrio Yungay
En el prólogo de Constructores de otredad146
, se explica que en la Antropología
cultural en el siglo XIX, el Otro fue entendido como algo salvaje y diferente, para luego
cambiar esta concepción al entendimiento de la relación desigual entre el Otro y el nosotros
occidental. Además, se explica que hay tres modos de entender la otredad: la diversidad, la
diferencia, y la desigualdad. Si bien en esta investigación no se realizará una
profundización sobre el tema puesto que no es lo central en esta tesis, es importante
analizar el imaginario de los vecinos de Yungay respecto de su barrio, cuando nuevos
habitantes cambian las pautas tradicionales del habitar .que se han establecido en el lugar.
146
BOIVIN Mauricio F., ROSATO Ana, y ARRIBAS Victoria, Constructores de Otredad, una introducción
a la Antropología cultural y social, Buenos Aires, Editorial Universitaria, 1999, pág. 7
96
Por un lado, parte de la juventud se ha convertido en Otro en el barrio. En primer lugar,
existe una juventud que habita los departamentos, y que, como hemos visto, tiene pautas
culturales y simbólicas se adecuan a los parámetros de la clase media dominante, por lo que
son aceptados y validados dentro del espacio barrial. Por otro lado, también se ha repoblado
de una juventud “violenta” o disruptiva, que ensucia el barrio con la basura, y que se
emborracha por las noches en las plazas haciendo ruido y desorden.
Arnoldo O. Siente que los jóvenes están en un momento mucho más violento que lo que fue
su generación. Los hijos van cambiando, y según él:
“han cambiado, porque es el cambio generacional que se produce, donde los
que vivían antes en los cincuenta o más años, ya no existen, entonces y sus hijos
ya están viejos, y existen los nietos que son más conflictivos, ya las relaciones
no es la misma. Los jóvenes son más alterados, pelean por cualquier cosa. Aquí
una cosa mala de aquí son los borrachos (risas) anda mucho curado en la calle.
Aquí en este sector no más. Lo demás está todo bien. Pero, que se le puede vivir
al ser humano, tienen que haber cambios, el progreso decimos nosotros, pero no,
si todo el mundo es cambiante”147
El sentido de la violencia en la juventud tiene relación con aquello que se infiltra en el
barrio, aquello foráneo y que cambia o altera ciertas pautas de convivencia social. Arnoldo
y otros entrevistados lo ven en los jóvenes que se emborrachan, en el peligro a lo violento,
lo que llega al barrio y es nuevo y extraño, es molesto y recalcado. Altera el orden, genera
un caos interno en este pequeño pueblito que ha sido hasta ahora en el imaginario de las
personas, un lugar limpio, decente y ordenado.
El hecho de que no toda la juventud es percibida como un “Otro” sino la más
violenta queda demostrado en el hecho que gran parte de los que se movilizaron por
proteger al barrio y declararlo zona Típica, eran jóvenes. Los okupas de la calle Cueto con
Andes, y otras (ahora desmantelados), eran muchachos que hacían actividades culturales y
recreativas para los vecinos del barrio. Jessica e Ignacio, entre los entrevistados, son
aquellos adultos-jóvenes que han comenzado a repoblar el barrio. Así también lo son
cientos de personas que han llegado a vivir a la inmobiliaria. El ser este tipo joven en el
147
Arnoldo O.
97
barrio significa perturbar la tranquilidad del sector y cambiar ciertos parámetros. Pero a la
vez le da nueva vida, nuevos aires, lo remece y renueva. Y entonces se genera la
contradicción respecto del joven: le da estatus al barrio cuando llega un profesional joven a
vivir a una torre de 10 pisos, y lo deteriora y desaprecia cuando un grupo de jóvenes
desconocidos lo raya y lo ensucia.
Junto con los jóvenes “violentos”, en el barrio se identifica como Otro a los
inmigrantes latinoamericanos pobres (peruanos, ecuatorianos, y colombianos), que han
hallado en el arriendo de las piezas de las antiguas casonas y las casas de obreros, un lugar
barato y medianamente cómodo para vivir. A pesar de que muchos de ellos se están
desplazando hacia otros lugares de la ciudad, su huella en la cotidianeidad de la vida del
barrio ha sido sellada. Al pasear por las calles del barrio es posible encontrar a muchos de
ellos, comúnmente en grupos, en calles y plazas, sobre todo los peruanos. Algunos de los
entrevistados, como María Soledad P., o Ignacio I., nos cuentan que en las ferias los
inmigrantes se instalan con sus frutas y verduras exóticas, entregándole nuevos sabores y
colores a la feria.
Si bien hay una relación bastante amigable con los inmigrantes en el barrio, y ellos
también se sienten, en general, bien acogidos, se puede notar en las palabras de los vecinos
que los extranjeros significan algo que contradice o choca con sus formas de habitar. Para
gran parte de ellos, los inmigrantes salen a flote en la conversación, en general con un tono
amistoso y sin denotar ningún rechazo. Solo Roberto Latorre explicita directamente que no
le caen bien sus modos y formas de vida. Por su parte, Nancy A. nombra a los inmigrantes
cuando le pregunto si ha cambiado el barrio:
“¿usted siente que eso (las conversaciones con los vecinos) era igual antes o
ha cambiado? ¿Esa forma de ser de las personas?
Ha permanecido porque como se llama, han quedado las raíces de la gente acá.
La gente se ha muerto y han quedado los hijos, entonces, siempre continúa la
misma familia. Eeeh, hay una casa que conocemos, que se murió la señora, que
está casi al fondo, y parece que se va a venir un sobrino, entonces recibieron más
gente y así, el mismos apellido de la persona que vive ahí, pero aquí como se
llama, aquí no hay nadie de esta cuadra que arriende piezas, nada, nada. En esta
cuadra. En el otro sí, porque como se llama, hay muchos dueños, y en unas cosas
que arriendan por piezas, que no, y también están la gente que llega en la noche,
que las calles pasan desocupadas, asique este último año, bueno. Nosotros
también vamos a otros países, y yo no soy racista, y yo digo bueno, también
98
tienen que venir de otros países, tienen que venir para acá. Han llegado muchos
brasileros, peruanos, bolivianos, viven, en como se llaman, para acá, para el lado
de Catedral, ya, de Maipú para allá. Hay mucha gente de otra nacionalidad, pero
a mí no me molesta, no, no me molesta”148
.
Nancy afirma no tener problemas con el arriendo de pieza, sin embargo remarca con
firmeza que en su cuadra no se reproduce esta práctica. Probablemente ésta tenga una
connotación negativa y de pobreza, ya que a principio del siglo XX el subarriendo de
casonas significaba la creación de conventillo, y de albergue para los sin techo que
provenían del campo, y llegaban ala miseria de la ciudad. De esta manera, como práctica
muy usada, es interesante ver como se estigmatiza al extranjero al reproducir antiguas y
“normales” maneras del barrio.
Asimismo, Gladys M. hace las mismas afirmaciones. Primero comienza estableciendo que
no tiene problemas con la llegada de los inmigrantes, que no son “gente belicosa”, pero
segundos después habla de una invasión al lugar, sobre todo a Santiago centro, y dice que:
“Ahora al final los sacaron. Pero está lleno de gente de media, e incluso en la
feria te invaden los peruanos vendiendo cosas, comidas sobre todo, y eso es
desagradable. Estaba prohibido, tenías que tener tu autorización, pero esto vende
no más po. Simplemente venden”149
.
En la percepción de Gladys hay una invasión del Otro extranjero en el barrio, de aquel que
es diferente físicamente y culturalmente, y también es desigual en su condición económica.
Viene deafuera, en búsqueda de trabajo, tienen negocios en la calle, lo que está prohibido,
¿Cómo no se han enterado? La palabra invasión es muy fuerte, significa penetrar en un
espacio ajeno y tomar como suyo lo del invadido.
No obstante, este encuentro con el Otro se da en forma pacífica, no hay un acto
físico violento de rechazo o de discriminación, pero el quiebrede las normas que aquel
genera en el barrio descoloca, altera el orden antes establecido por una serie de reglas
cotidianas de los vecinos que los inmigrantes desconocen. Por ejemplo, el habitar
principalmente dentro de la casa, y no meter mucho ruido, el compartir algunos momentos
con el vecino pero no pasar más allá de la línea de la intimidad. O usar los espacios
públicos como plazas, calles y parques familiar y normandamente, y no para otras
148
Nancy A. 149
Gladys M.
99
actividades como asados y pequeñas fiestas familiares. Las prácticas sociales del migrante
hablan directamente de una cultura foránea, que no respeta esta sutil línea divisoria entre lo
privado y lo público, y por sobre todo: tiene formas populares de sociabilidad, lo que
genera un descontento y un sutil rechazo: esto le baja la categoría social y el estatus de
clase media.
Héctor G. por un lado, critica el uso de la música fuerte en las ventanas que dan a la calle, o
las fiestas que no dejan dormir a los demás. Ignacio se refiere a otra característica, a lo
sucio: a pesar de apreciar el aporte que traen los extranjeros con sus comidas y su cultura en
el país, se pone serio al notar que en realidad, tienen ciertas costumbres que no van de la
mano con las costumbres del barrio.
“Cómo es la relación con los inmigrantes?
Eeh, puta [sic] pero es que eso es muy subjetivo. Yo me llevo bacán, me
encanta. Pero hay gente que nose po‟, es que como hay de todo en todos lados
también, esa hueá de que van los chilenos a España, y no es que chilenos mala
onda porque son muy ladrones, acontece de que no todos los chilenos somos así
po hueón. Entonces, chucha, uno va para allá y te tratan re mal, yo nunca he ido
pero no se, supongo que debe haber un trato como medio despectivo, o entre
comillas así como especial. Entonces como que de repente eso es mala onda po,
porque no somos así todos. Acá ocurre lo mismo con gente de otros países,
entonces, y que a veces sipo, a veces hay hueas mala onda, y no respetan esa
misma norma del barrio de no ser tan sucio cachay, entonces de repente la gente
sucia puta mala onda po, entonces es fome po hueón. Tu tenís tu vecino que tira
la basura a la calle. Que no tiene que ver con los inmigrantes, sino que con
cualquier persona en el fondo. Pero se ha dado de alguna u otra manera, que hay
gente que hay mas costumbres en ese sentido, la cultura de esos países no es tan
preocupada como acá. Yo creo que Chile es súper limpio, entre comillas, dentro
de países de Latinoamérica”150
El Otro extranjero se articula en el barrio con sus prácticas cotidianas foráneas, choca, se
mueve, forma y desarticula el pensamiento y la cotidianeidad de los habitantes con su
cultura extranjera y diferente. Para Roberto Latorre, el tema de los extranjeros es
complicado. Roberto es conserje de un edifico en la Calle Portales, pero vive en otra
comuna. Tiene 61 años, es soltero y ha vivido en otro momento en el barrio junto a su
madre, arrendado una pieza. Para este hombre, los extranjeros no solo tienen aspectos
150
Ignacio P.
100
culturales diferentes, como hacer asados en la vía pública y festejar ahí, sino que también
implica un tema de violencia. De ahí el peligro del otro en el barrio:
“los extranjeros. Eso. Son conflictivos, como le dijera, no tengo nada en contra
de ellos los de color, pero son complicados. Cosas que uno no haría en el país de
ellos. Que lo hacen. Peleas, ahí en la noche estaba carabineros, gente de color
pero eran como veinte! Imagínense. Eso”151
El alcohol, la droga, la fiesta en la vía pública son elementos que “afean el sector”, como
dice Roberto. Lo sucio, lo violento, lo deslucido, se introducen en el barrio gracias a los
migrantes (según este testimonio). El peligro no es solo en el daño físico, es también en el
cambio que puedan producir en las formas de habitar el barrio. En suma, podríamos
plantear entonces que aunque se diferencian y organizan frente al discurso inmobiliario, los
vecinos perciben dos “Otros”: el joven “violento” y el inmigrante pobre, más que la
juventud y la inmigración en general.
En segundo lugar, que son estos dos tipos de “Otros” lo que cambian más
radicalmente las pautas de habitar el barrio; no lo es tanto la inmobiliaria y sus residentes
ya que estos, finalmente, se adecuan a los parámetros de clase media a pesar de los cambios
que genere en las practicas cotidianas. No lo es tampoco el joven disruptivo, ya que éste a
pesar de alterar ciertos órdenes, aporta en la integración y la repoblación del barrio. Es el
inmigrante pobre el que es realmente diferente, desigual, aunque a la vez aporta diversidad
(social), siguiendo los planteamientos de la otredad. Es frente a este sujeto que los vecinos
del barrio hacen las clasificaciones más estrictas, y a quienes ven como disminuidores del
estatus de clase media, a través de sus prácticas no replicadoras de los paradigmas de una
clase que desea acceder a los beneficios y el prestigio de una clase más alta.
Por ende, su reacción ante la forma de habitar de las inmobiliarias resulta menos
desconocida, chocante y dislocadora. Ante los “verdaderos Otros” del barrio (juventud
disruptiva e inmigrante pobre), las formas de habitar tradicional y la “moderna” de la
inmobiliaria, se ven menos amenazantes, más posibles de conciliar, y más tolerables en las
rutinas de la vida cotidiana de los vecinos. Tal vez los vecinos organizados en “Vecinos por
151
Roberto L.
101
la defensa del barrio Yungay” no les resulta más disruptiva, pero no así para el común de
los otros habitantes y residentes del lugar.
102
Conclusiones
Para cerrar esta investigación, debemos retomar las ideas iniciales. Como veíamos
en la introducción la marginalidad es, desde una perspectiva urbana y formas de habitar, un
concepto que se plantea de forma difusa, teniendo en sí diferentes niveles de márgenes y
de fronteras. Así también planteábamos que en el barrio Yungay se generan procesos
múltiples de marginalización o marginalidades multilaterales, es decir no solo desde un
lado se marginaliza hacia otro sino que existen diferentes polos en donde se da este
proceso, los cuales presentaremos a continuación a modo de conclusión general.
En primer lugar, en cuanto a la forma en que el margen se piensa frente aun centro, el
barrio Yungay tiene claros límites imaginados hacia lo que es el resto de la ciudad. No
tanto hacia otros barrio, como podría ser con el barrio Brasil, o incluso el Parque Forestal,
pero sí respecto de la imagen caótica, ruidosa e individualista de un “Santiago-no barrio”.
Desde la fundación del barrio, podría decirse, se ha construido un imaginario en torno a él
que se basa en la tranquilidad y el aire campesino, por lo tanto, poco citadino. Se creó una
frontera imaginaria, un límite entre lo que era la ciudad urbanizada, y el barrio, separado de
ésta.
Por parte de los vecinos, existen “marginalidades o fronteras internas” frente a
nuevos “Otros” que desafían las formas de habitar tradicionales tienen dentro del barrio. En
a un principio la inmobiliaria parece alzarse como un “Otro”, que invade espacios barriales
con construcciones y formas de habitar moderna diferente a la antigua y tradicional del
sector. Sujetos como pueden ser los integrantes de Vecinos por la defensa del barrio
Yungay rechazan –en parte- el edificio por ser invasivo y contrario a la vida barrial del
lugar. Existen otros vecinos, que en su cotidianeidad tienen una visión de la inmobiliaria
como un habitar individualizado, y ante esto rescatan y reconocer sus propia cotidianeidad
más humana y sociable con el barrio y la valorizan, objetando el edificio y
desestimándolo.Ha sido durante décadas también muy esencial las fiestas en las plazas, la
conversación con el vecino delante de la puerta, o sentados en un viejo banco en la esquina.
Gracias a esto, organizaciones de vecinos han reaccionado ante la llegada de edificios y los
103
han rechazado. Otros vecinos, simplemente ven la llegada de la inmobiliaria como el paso
del tiempo en el barrio, y sus obvias transformaciones.
No obstante, en general existe una mediana aceptación hacia el edificio y las formas
de habitar que éste trae. Esto se debe a que finalmente, la inmobiliaria acarrea consigo un
discurso sobre el habitar que se adecúa a los valores, parámetros e imaginarios de la clase
media. La inmobiliaria reutiliza y carga de estatus las prácticas sociales del habitar el
barrio, para luego venderlas. En un primer momento utiliza el sentido del habitar privado
tan importante para la clase media, y lo lleva al extremo: el morar el espacio urbano esta
supeditadoa la cotidianeidad del sujeto sea dentro de una cierta área definida por la
inmobiliaria: los niños juegan dentro del edificio, y se bañan en una piscina que también
pertenece al condominio. Lo mismo sucede con el ejercicio físico, el cual debe hacerse en
la habitación armada con esta función. Igualmente existen salas de juego, internet, incluso
de lectura. Las plazas, parques, cibercafés, incluso la calle, aparecen inútiles y poco
atractivas frente a estos elementos que lleva el departamento. La vida privada, entendida
como el vivir de espaldas a la calle, es exacerbada en la idea del habitar de la inmobiliaria,
y a la vez corresponde a lo que la clase media valida su perspectiva “correcta” del habitar.
Es por esto que, por algún tiempo (quizás aún se mantiene, pero no con tanta fuerza), esta
idea del habitar de los vecinos del barrio, en donde se entrecruzan la vida privada y la vida
pública (aunque con una división muy clara), es lo que la inmobiliaria ha marginado,
entendiéndola como cargada de menor estatus social. Así lo plantean también los mismos
vecinos, quienes al hacer la diferencia entre la población (lo pobre) y el barrio, remarcan
que en éste último los vecinos deben saber comportarse y atenerse a la vida privada del
hogar. La calle, la fiesta en las plazas y los juegos y atardeceres en estos espacios fueron
menos valorados por el negocio de viviendas, pues para eso estaban todos los artefactos
tecnológicos y modernos que suplían el espacio exterior.
En un segundo momento, la inmobiliaria mantiene un imaginario de clase media:
familia, trabajo, tranquilidad y educación y por supuesto, estatus. Con esto la inmobiliaria
seduce con factores que son parte de las “obligaciones” de la clase media: ciertas
recreaciones, tecnología moderna, la casa –o departamento- propio.Para casi todos, el vivir
en un edificio significa tener un mejor sueldo y calidad de vida, aunque no siempre sea así
104
concretamente, dado lo precarios que muchos de los edificios son. Si bien el departamento
genera un cierto temor, una desconfianza, es algo que rompe costumbres, a la vez se
legitima frente a los vecinos con su discurso de clase media, y la mantención de sus
presupuestos; a lo que se suma también que resulta menos amenazante que las formas de
habitar del inmigrante pobre y el joven disruptivo. A pesar de que como veíamos en el
capítulo II, la publicidad en barrios bajos o clase media es un tanto más arcaica, menos
conceptual y no denota una preocupación por plantearla de manera coherente y
llamativamente más agradable, ésta logra su objetivo de seducir con elementos modernos y
nuevos, haciendo un llamado a instalarse en el sector a personas trabajadoras de la familia
de clase media actual (joven, con pocos hijos).
Por lo demás, la gráfica y decoración de interiores que expone la inmobiliaria,
pertenece a una estética de clase media moderna, que se adecúa a los intereses y gustos de
la juventud actual, contraponiéndose a una estética de clase media antigua, marginada por
la anterior, y dueña de los gustos del sector etario de mayor edad. Así, la inmobiliaria al ser
admitida por los valores de la clase media del barrio, genera otro proceso de
marginalización, desde una forma de habitar actual hacia las formas antiguas de habitar el
barrio,sobre todo al presentar lo modernocomo clave presente en los nuevos criterios del
estatus.La estética moderna promocionada por la inmobiliaria es la que choca con la
antigua estética de clase media, saturada y redundante. Pareciera que a pesar de que esta
clase social está legitimada dentro del barrio, la carga de estatus ya no es tan fuerte en este
tipo de estética arcaica. Estos gustos decorativos se basan en el siglo XIX y anteriores, por
tanto es antigua. La estética de la Bauhaus es contemporánea, nueva, limpia de adornos. El
estilo de habitar que se exporta de los barrios altos, es ahora el loft y los espacios que
imitan el carácter bauhasiano. Así, la inmobiliaria patenta y refuerza la estética moderna del
habitar en la decoración de interiores y en la gráfica de la publicidad, marginando la
estética antigua y tradicional del barrio.
Por otra parte, lo interesante de los vuelcos que da el discurso inmobiliario, es que
finalmente deja de sobredimensionar el espacio privado del cual hablábamos en
anteriormente, y ya a fines de la década del dos mil se abre hacia la calle y rescata esta
105
forma de habitar incluyéndola en el momento que promociona el edificio. El gimnasio, la
piscina, el internet son menos explotados. En contraposición aparecen en su publicidad los
feriantes, las plazas, la calle, los juegos y la “cultura” barrial. El proceso de marginalización
desde el discurso inmobiliario se ha hecho más complejo, pues se mueve en criterios de
estatus, de lo que es correcto o incorrecto, y con esto ha ido cambiando con el tiempo. A
pesar de los cambios en su discurso, se mantiene la marginalización hacia la estética
antigua de la clase media, atiborrada de mantelitos, adornitos, angelitos, ya que son
símbolos de formas pretéritas y de una clase media no-joven. Ahora la calle y los espacios
públicos tienen un nuevo sentido para el negocio inmobiliario.
Por un tiempo, sobre todo a finales del siglo XX, el barrio antiguo del centro fue
entendido como un espacio marginado porque ya no presentaba la correcta manera de
habitar la ciudad, estaba empobrecido, y los nuevos códigos de estatus estaban en otros
centros (barrios altos, como Las Condes, Vitacura, La Dehesa). En ésta última década, esta
“correcta” y “moderna” manera de habitar ha llegado al barrio céntrico y al barrio Yungay.
Pero, ¿Ha sido esta llegada lo que ha generado un estilo de habitar atractivo para otros
centros de la ciudad? Quizás podríamos plantear que las revalorizaciones del propio habitar
de los vecinos del barrio, y de las nuevas connotaciones que se le han dado, de barrio
“histórico” y “cultural”, son clasificaciones que al mismo tiempo –utilizando a Bourdieu-
clasifican y encasillan otros espacios de la ciudad. Por supuesto esto no implica que el
barrio se convierta en un nuevo centro de poder económico y social, pero si que las
valorizaciones hacia el han cambiado.
En este proceso de marginalización múltiple, surge un “Otro” muy presente en el
barrio: el extranjero pobre y el joven violento o disruptivo. Como hemos visto, si bien la
inmobiliaria se presenta como “Otro” dentro del espacio barrial ya que trae consigo una
serie de formas de habitar diferentes, resulta ser aceptada y tolerada por los vecinos, ya que
mantiene el discurso e imaginario de la clase media, y sus formas de habitar están cargadas
de un estatus moderno y nuevo, que mantiene o sube cierta categoría al lugar. En contraste,
los vecinos consideran que los inmigrantes pobres afean y empobrecen el sector, al igual
que los jóvenes violentos y disruptivos. No porque tengan un acceso económico menor,
sino porque sus costumbres extranjeras y de países menos desarrollados que el nuestro,
106
representan pobreza y decadencia: utilizar la calle y espacios públicos fuera de la norma,
vivir hacinados en habitaciones tal como se hacía en los conventillos, el ruido de la música
fuerte, incluso los olores. Son ellos el verdadero “Otro” –junto a la juventud ya nombrada-
en el barrio, aquellos que rompen con las normas y costumbres cotidianas del lugar, lo que
trae un estatus menor y desvaloriza el barrio. A pesar de esto, en general no existe un trato
violento hacia ellos, y la organización “Vecinos por la defensa del barrio Yungay” rescata
el aporte cultural que traen consigo. Pero si se produce una marginalización simbólica en
tanto no completan los niveles sociales a los que un habitante o vecino del barrio debe tener
para poder vivir ahí. La marginalidad se expresa en esta situación como resultante del
imaginario diferenciador y clasificatorio de la clase media.
Por otro lado, hemos revisado que existe la sensación, para jóvenes y viejos, que el
barrio está cambiando y ha cambiado. Algunos lo ven como parte de un proceso de
modernidad que debe llegar a toda la ciudad, en la que el tiempo y el ser humano arrasan
con lo viejo para construir lo nuevo. Los más antiguos rememoran el pasado dorado como
un espacio temporal donde la vida era amable, entre las diversiones cotidianas y las fiestas,
y la sindicalización y el mundo laboral que también era mejor y más seguro que el actual.
Los jóvenes se dan cuenta de estos cambios, los huelen, los perciben en las calles del
barrio, pero al mismo tiempo ellos son parte de este cambio. Son parte del movimiento que
estremece el lugar, que trae graffitis, suciedad, y a la vez edificios limpios y nuevos:
cambio. Con esto también se desarrolla una nueva mirada hacia la memoria local, las
tradiciones y costumbres ya olvidadas, creándose nuevas organizaciones culturales y
políticas, actividades para los niños, ancianos, mujeres, y un nuevo renacer del barrio. La
inmobiliaria en cambio representa estatus y modernidad.
Una modernidad que es atractiva para muchos, y que para otros es nociva y extraña. Una
modernidad que marginaliza antiguas formas de habitar el barrio; pero al mismo tiempo da
la chance para poder pensar y frenar su mano larga y estranguladora. Para aquellos que
están en la organización por la defensa del barrio Yungay, o aquellos que están rescatando
la historia del barrio, la modernidad es algo ambivalente. Es una herramienta por un lado y
lo saben, es parte de su lucha por la defensa de lo propio, y en esta defensa se rescata y
107
renueva lo antiguo. Se vuelve a emplear el adobe, las antiguas festividades, y se
reconstruye la historia del lugar. Se lucha contra la modernidad desde la modernidad, es
decir: contra el edificio moderno que invade el espacio, pero usando en prácticas modernas,
con plataformas tecnológicas como el internet, y practicas antiguas como el cabildo.
Además, es una nueva generación que invoca los principios de justicia social y defensa de
los valores colectivos aprendidos de las ideologías modernas. Se trata entonces de una
mezcla hibrida que nos recuerda a Canclini al hablar de modernidad: “los procesos sociales
culturales en los que estructuras o prácticas discretas, que existían en forma separada, se
combinan para generar nuevas estructuras, objetos y prácticas”152
.
Por último, a modo de reflexión es importante agregar que en esta caminata por la
historia del barrio en la ciudad (específicamente en Yungay), se desarrollan las peripecias
sociales y culturales-simbólicos de la clase media. La posición de cierto tipo de habitar en
el espacio urbano, y sobre todo en el barrial, ha tenido un desarrollo histórico, en donde la
construcción de Santiago, se ha desplegado el estatus que ciertos espacios entregaban a los
sujetos (ciertas comunas, ciertos barrios). Ya en el siglo VXII, en el barrio de San Isidro se
generaban esta idea, en donde se repartían terrenos según la “calidad” social y económica
de la persona: “En Santiago, podría decirse, la posición de los sitios, y casas de la morada
de cada individuo se relacionaría con el entramado social, existiendo por otra parte, una
relación íntima entre la persona y el espacio de su habitar”153
. Esta investigación reafirma
estos postulados: la posición espacial de los edificios, casas, condominios en la ciudad, y el
tipo de habitar que éstos conllevan (un habitar correcto o incorrecto como veíamos en la
introducción), expresa y habla sobre la posición social de la persona, en donde el sujeto
buscando o no de esta posición, termina siendo determinado igualmente. Podríamos afirmar
que en Santiago (en parte pues nos atenemos al pequeño perímetro que esta investigación
ha abordado), las formas de habitar crecen y se transforman según necesidades cada vez
más complejas: ya no solo es la necesidad de la vivienda, sino también los tipos de
recreaciones que ésta trae, el uso del ocio, del deporte como cuidado del cuerpo y la salud,
la seguridad de la vivienda, entre otras. Es por esto que el estudio y análisis del espacio
152
CANCLINI, Néstor, Culturas híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad, México,
Grijalbo, 1990, pág. 14 153
CATEPILLÁN, Tomás, La otra chimba, historias del barrio de San Isidro, [en línea]Tesis (Licenciatura
en Historia), Universidad de Chile, Santiago, 2009, pág. 66.
108
como manera de adentrarse en percepciones simbólicas y culturales de los sujetos sobre su
vida cotidiana toma relevancia en investigaciones históricas a futuro.
109
Imágenes de la publicidad de las Inmobiliarias
Inmobiliaria Santa BárbaraFuente: Revista Vivienda y Decoración, el
Mercurio. 5 de Marzo, año 2000.
110
Inmobiliaria Centro Verde: fuente: Revista Vivienda y Decoración, el
Mercurio, marzo 1998.
.
111
Inmobiliaria Urmeneta. Fuente: Revista Vivienda y Decoración. 21 de marzo,
año 1998.
112
Inmobiliaria Solel. Fuente: Vivienda y Decoración. 29 de julio, año 1995.
113
Inmobiliaria Viarsa.
Fuente: Revista Vivienda y Decoración, el Mercurio. 13 de noviembre, año
2004.
114
Inmobiliaria Los Conquistadores. Revista de Vivienda y Decoración. 7 de
junio del 2003.
116
En esta imagen y en la siguiente, promocionadas por Paz Inmobiliaria dentro de los
departamentos del proyecto “Plaza Brasil”, 2011, se puede ver el estilo que se propone
utilizar en las habitaciones de los departamentos. Podemos ver aquí las líneas simples, el
decorado escaso, minimalista, los colores tenues y poco saturados.Es decir, toda una idea
bauhasiana del habitar moderno.
117
118
Inmobiliaria Balmaceda. Fuente: Revista Vivienda y Decoración, el Mercurio.
1 de abril, año 2000.
119
Inmobiliaria Fuenzalida. Fuente: revista Vivienda y Decoración, el Mercurio.
15 deAbril, año 2000.
120
Inmobiliaria Dueñas.Fuente: revista Vivienda y Decoración, el Mercurio28 de
enero, 1995.
121
Esta imagen de la inmobiliaria Fernández Wood, año 2011. Es un buen ejemplo de
publicidad preocupada por el mensaje. El objetivo es la imagen, más que el texto, y así se
compenetran texto e imagen. La foto muestra de forma certera el recorrido del tiempo para
esta familia, en donde el hogar que se compra puede durar toda una vida. El texto es corto y
conciso pero eficaz y atractivo.
Inmobiliaria Fernández. Fuente: revista Vivienda y Decoración, el Mercurio.
Año 2011.
122
Inmobiliaria Ávila. Fuente: revista Vivienda y Decoración, el Mercurio. 27
demayo, año 1995.
123
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7. HIDALGO Rodrigo, De los pequeños condominios a la ciudad vallada, (19990-
2000) [en línea] Revista Eure, vol. 30, año 2004.
8. GROSS Patricio, Santiago de Chile(1925.1990), Planificación urbana y modelos
políticos,[en línea], Revista EURE, Santiago, 1991, vol. 17 <www.eure.cl>
9. ROJAS, Francisca,Lugares de memoria: una posibilidad de espacio público Chile y
Argentina (1990-2010), Tesis (Licenciatura en Historia), Universidad de Chile,
Santiago, 2010
10. SABATINI Francisco, Reforma de los mercados de suelo en Santiago, Chile:
efectos sobre los precios de la tierra, [en línea], Revista EURE, 2000, vol. 26, Pág.
50 <ww.eure.cl>
11. SALCEDO Rodrigo, PÉREZ, Francisca, Reflexiones Críticas del urbanismo
Posmoderno, [en línea] Doctorado en Arquitectura y Estudios Urbanos Pontificia
Universidad Católica de Chile, 2006,
<http://www.puc.cl/doctoradofadeu/html/pdf/afperez.pdf> [revisado en agosto
2011]
126
12. ZAÑARTU, Sadi, Barrio de Yungay, [en línea] Revista En viaje / Empresa de los
Ferrocarriles del Estado. Santiago; La Empresa, 1963, p. 2. www.memoriachilena.cl
[revisado en septiembre 2011]
13. www.memoriachilena.cl [revisado en septiembre 2011]
127
Entrevistas
1. Ignacio P., edad: 26 años; fecha y lugar de la entrevista: 4/9/2011, Santiago, Región
Metropolitana; duración de la entrevista: 25 minutos. Ocupación: estudiante de
música universitario.
2. Rosa M, edad:78 años; fecha y lugar de entrevista: 14/08/ 21, Santiago, Región
Metropolitana; duración de la entrevista: 11 min.ocupación: jubilada dueña de casa
3. Jennifer M., edad: no presentada; fecha y lugar de entrevista: 14/08/ 2011; Santiago,
Región Metropolitana, duración entrevista: 14 min. Ocupación: comerciante
4. Sergio C., edad: 67 años; fecha y lugar de entrevista: 12 de noviembre, 2011;
Santiago, Región Metropolitana; duración de la entrevista: 14 min. Ocupación:
jubilado del gremio de hoteleros.
5. Arnoldo O.; edad: 71 años; fecha y lugar de la entrevista: 2/09/2011. Duración de la
entrevista: 23 min. Ocupación: comerciante.
6. Héctor G., edad: 74 años; fecha y lugar de la entrevista: 24/09/ 2011; Santiago,
Región Metropolitana, duración de la entrevista: 20 minutos, ocupación: tapicero
7. María Soledad H., edad: (no dice); lugar y fecha de entrevista: 3/8/2011; Santiago,
Región Metropolitana; duración de la entrevista: 18 min. Ocupación: dueña de casa
8. José O., edad: 38 años; fecha y lugar de entrevista: 3/6/2011; Santiago, Región
Metropolitana; duración entrevista: 1 hr. Ocupación: ingeniero
9. María T., edad: 62 años; fecha y lugar de la entrevista: 10/7/2011; Santiago, Región
Metropolitana; duración entrevista: 23 min. Ocupación: dueña de casa.
10. Roberto L., edad: 61 años, fecha y lugar de la entrevista: 6/8/2011; Santiago, Región
Metropolitana; duración entrevista: 26 min. Ocupación: conserje
11. Nancy A. edad: 71 años; fecha y lugar de la entrevista: 5/7/2011; Santiago, Región
Metropolitana: duración de la entrevista: 40 min. Ocupación: dueña de casa.
Otras entrevistas extraídas del Boletín La Canaleta, del barrio Yungay (2003), casa
América.
12. DONOSO Leontina L., boletín la Canaleta, del barrio Yungay, casa América, año
2003, pasaje Lucrecia Valdés
13. Entrevista a Adolfo Palavicino Torres, extraído del boletín La Canaleta, del barrio
Yungay, Edición Especial, año 2003, pág. 13. Otorgado por antigua Casa América, ,
pasaje Lucrecia Valdés.
14. Testimonio de Abraham Leal, extraído del boletín La Canaleta, del barrio Yungay,
Edición Especial, año 2003, pág. 13. Otorgado por antigua Casa América, pasaje
Lucrecia Valdés
15. SALAS Juan U., Boletín la Canaleta, del barrio Yungay, casa América, año 2003. ,
pasaje Lucrecia Valdés
128
16. ELGUETA, Gloria, Memorias del siglo XX, programa de participación y rescate
patrimonial [formato audiovisual, CD], Santiago de Chile, DIBAM, 2007,
[01:09:12, hrs.] Entrevista a Marcel Carrasco.
129
Anexos
Mapas de Santiago
En este mapa de Santiago de 1826, se puede ver lo reducido que era aún la construcción
residencial y pública de la ciudad, en donde la naturaleza como el Cerro San Cristobal, el Santa
Lucía, o el río Mapocho adquieren mayor relevancia en tamaño que en el mapa de la izquierda de
1910. El Barrio Yungay aún no ha sido diseñado, solo existe la Quinta Portales, pero al acercarnos
mejor al mapa se puede observar la gran cantidad de Iglesias que luego darán los hombres a las
calles del barrio, como por ejemplo la Iglesia San Pablo. La Chimba parece no tener muchas
edificaciones ni calles, y la Alameda poseía su antiguo nombre: La Cañada.
Mapa de John Miers, extraído de la página web www.archivovisual.cl, de las Colecciones de la
Biblioteca Nacional de Chile.
130
Mapa de Santiago de 1910. La zona constituida como el barrio Yungay ya está delimitada
físicamente con un plano de Damero al igual que el centro de la ciudad, lo que explica la creación y
diseño ordenado del barrio. También se pueden ver bien delimitados la Quinta Normal y la calle
Matucana, y otros barrios importantes como el de calle Dieciocho en torno al Parque Cousiño,
(antiguo Campo de Marte, y actual parque O‟Higgins). Si en el mapa anterior la zona norte de la
ciudad, es decir el entorno a la plaza de Armas era el sector más importante, ahora han aparecido
otros centros relevantes, como el entorno al parque Cousiño, que es donde las clases aristocráticas u
oligárquicas han decidido instalarse y habitar. En contraste, la Chimba, al otro lado del Mapocho,
esta segregada de la ciudad propia por el camino de Cintura trazado por Vicuña Makenna, que se
puede ver en algunas partes del mapa. La Chimba ya tiene algunas calles, la Cañada recibe el
nombre de Alameda y el río Mapocho y los cerros San Cristobal y Santa Lucía han perdido
protagonismo frente al crecimiento constante y expansivo de la ciudad.
Mapa Sin Autor. Extraído de la página web www.archivovisual.cl, de las Colecciones de la
Biblioteca Nacional de Chile
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Gráfico indicador de la disminución poblacional del barrio Yungay.
En esta ilustración de la caída de población en Santiago Centro, se puede ver de qué forma
el plan de repoblamiento de Santiago ha fracasado de alguna manera, hasta el año 2002 (los
datos de la Municipalidad de Santiago no tienen números más actuales). No es objetivo de
este estudio buscar las causas de este fenómeno, pero a primera vista se puede ver que por a
pesar de construir edificios que albergan gran cantidad de personas, estas son familias
pequeñas o solteros. Además, muchos de los edificios son de mala calidad, y como plantea
David Assel en PlataformaUrbana, los residentes terminan usándolos como bodega o
abandonándolos.
Fuente: Artículo de la revista digital www.plataformaurbana.cl, de David Assel.
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