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Mujeres mayas, xinkas, garfunas y afrodescendientes
en Guatemala: exclusin y desafos
2012
Gnero, igualdad racial y tnica en los programas de lucha contra la pobreza en cuatro pases de
Latinoamrica
GUATEMALA
2
Programa Incorporacin de las dimensiones de gnero y de igualdad racial y tnica en los
programas de lucha contra la pobreza en cuatro pases de Latinoamrica. ONUMUJERES
Versin final Ana Silvia Monzn
Guatemala, agosto 2012
3
INDICE
Introduccin 4 Ruta metodolgica 5 Claves para el anlisis 6 CAPITULO 1. Historia y territorio: las mujeres mayas, xinkas, garfunas y afrodescendientes en Guatemala
8
1.1. El pueblo maya 8 1.2. El pueblo xinka 10 1.3. El pueblo garfuna 11 1.4. Poblacin, idiomas, territorio e identidad 12 1.5. La geografa de la exclusin 15 1.6. La relacin poblacin rea urbana/rea rural 16
CAPTULO 2. Las cifras de la exclusin: situacin de las mujeres mayas, xinkas, garfunas y afrodescendientes en Guatemala
19
2.1. Las cifras de la pobreza 19 2.2. El trabajo de las mujeres: perspectiva de gnero y etnia 23 2.2.1. El trabajo en Guatemala un derecho para las mujeres? 23 2.2.2. El trabajo de las mujeres en cifras 24 2.2.3. El trabajo de casa particular 27 2.2.4. El trabajo profesional e intelectual 29 2.3. La migracin, estrategia para enfrentar la pobreza 30 2.4. Las mujeres y el acceso a la tierra 31
2.5. La educacin, entre rezagos y avances 32 2.5.1. El analfabetismo en Guatemala 34
2.5.2. La educacin formal: disparidades tnicas y de gnero 35 2.5.3. La educacin superior 37 2.6. La salud, ms que un derecho 38 2.6.1. Salud reproductiva 39 Acceso y uso de mtodos anticonceptivos 39 Atencin del parto 40 Mortalidad materna 40 2.7. Participacin poltica y social 41 2.8. Violencia contra las mujeres 43 CAPTULO 3. Las mujeres mayas, xinkas, garfunas y afrodescendientes: avances y desafos
46
Bibliografa 48 Siglas 54 Indice de grficas y tablas 55
4
Mujeres mayas, xinkas, garfunas y afrodescendientes en Guatemala: exclusin y desafos
Introduccin
El anlisis de la situacin socioeconmica, cultural y poltica de las mujeres mayas, xinkas, garfunas y
afrodescendientes en Guatemala ha sido de inters para el programa Incorporacin de las
dimensiones de gnero y de igualdad racial y tnica en los programas de lucha contra la pobreza en
cuatro pases de Latinoamrica, que se desarroll del 2006 al 2012 en pases con importantes
poblaciones femeninas afrodescendientes e indgenas1.
El propsito de este documento es presentar los rasgos de la problemtica que las mujeres de estos
pueblos afrontan actualmente, como resultado de dinmicas histricas y de carcter estructural que las
han excluido, limitando severamente sus posibilidades de desarrollo humano. Asimismo, identificar los
principales avances en trminos normativos, polticos e institucionales para garantizar los derechos de
las mujeres mayas, xinkas, garfunas y afrodescendientes.
De manera breve se exponen las principales claves conceptuales que guan el diagnstico: la
perspectiva de gnero y etnia. En un primer captulo se presentan los rasgos histricos que
constituyen el entramado social, econmico y poltico que explica el por qu de las inequidades y
desigualdades de gnero y etnia en la sociedad guatemalteca. En este captulo se perfila la
distribucin de la poblacin femenina indgena y afrodescendiente en la geografa del pas,
considerando las variables de pertenencia a un grupo tnico y a una comunidad sociolingstica, as
como las implicaciones de la dada rural/urbano para las mujeres.
En el segundo captulo se analiza la situacin de las mujeres con base en indicadores como acceso a
la educacin, insercin laboral, salud y participacin poltica. Tambin se hace referencia a la violencia
contra las mujeres, debido a los efectos que sta tiene en sus vidas. En la medida de lo posible se
presenta informacin desagregada por etnia pero debe advertirse la carencia de suficientes
estadsticas de gnero y etnia en el pas.
En el captulo tercero, se hace un recuento de los avances normativos e institucionales logrados en los
ltimos tres lustros, y que permiten contar con un marco estatal para el impulso de polticas pblicas y
de leyes a favor de los derechos de las mujeres. Estos avances se vinculan con los esfuerzos
organizativos de las mujeres mayas, xinkas, y garfunas, para impulsar una agenda poltica propia.
Este documento, que no pretende ser exhaustivo, integra dimensiones, enfoques y datos que permiten
conocer los rasgos histricos de la situacin de las mujeres mayas, xinkas, garfunas y
afrodescendientes en Guatemala2, situacin marcada por la exclusin, la discriminacin y el racismo,
1 El proyecto incluy Bolivia, Guatemala, Brasil y Paraguay. 2 En el texto se utilizarn los trminos indgenas, mayas, garfunas, xinkas y, eventualmente, afrodescendientes, de acuerdo a las fuentes de donde provienen los datos. Cabe indicar que la mayora de estadsticas oficiales estn desagregadas en las categoras de indgena y no indgena.
5
pero al mismo tiempo da cuenta de sus huellas, de sus aportes y expectativas frente a los nuevos
tiempos.
Ruta metodolgica
En el texto se ha integrado la informacin que procede de dos investigaciones previas realizadas por
UNIFEM (actualmente ONU Mujeres). La primera titulada Igualdad de gnero, tnica y racial en las
polticas de reduccin de la pobreza en Guatemala. Antecedentes y orientaciones para la elaboracin
de estrategias elaborada por Silvia Lara (2006), destaca los avances de las polticas pblicas e
instituciones encargadas de la reduccin de la pobreza, la igualdad de gnero, tnica y racial. La
segunda investigacin fue realizada por Hermelinda Magzul, Perfil de situacin de las mujeres
indgenas en Guatemala (2007), basada en las percepciones de las sujetas sociales que identifican
los dilemas que afrontan, en diferentes esferas de la vida.
La estrategia metodolgica incluy un proceso de revisin y anlisis de fuentes bibliogrficas,
hemerogrficas, notas de campo, y estadsticas oficiales e internacionales como CEPAL y ONUSIDA;
fuentes reconocidas en el pas, como los informes de Desarrollo Humano del Programa de las
Naciones Unidas para Guatemala -PNUD, censos y encuestas del Instituto Nacional de Estadstica-
INE, informes temticos de la Defensora de la Mujer Indgena -DEMI y las estadsticas educativas del
Ministerio de Educacin -MICUDE.
Tambin se incorporaron las opiniones y experiencias de mujeres indgenas, garfunas y xinkas
activistas de derechos humanos, trabajadoras de Ongs y funcionarias pblicas- con quienes se
desarrollaron talleres3, entrevistas individuales y colectivas.
3 En el segundo semestre de 2007 se desarrollaron cuatro talleres en coordinacin con instancias y organizaciones de mujeres como la Defensora de la Mujer Indgena DEMI- central y la regional de Huehuetenango; la Asociacin de Mujeres Indgenas (xinkas) de Jalapa; y la Asociacin de Mujeres Multitnicas de Izabal -AMMI. Dichos talleres fueron conducidos por Hermelinda Magzul. En diciembre de 2009 y enero 2010 se realizaron entrevistas individuales con algunas mujeres garfunas funcionarias pblicas y trabajadoras de asociaciones civiles-, conducidas por Claudia Dary.
6
Claves para el anlisis
La condicin, situacin y posicin de las mujeres mayas, xinkas, garfunas y afrodescendientes en
Guatemala, se analiza a la luz de la perspectiva de gnero y etnia que permite comprender cmo las
vidas de las mujeres se desarrollan en un entramado de relaciones sociales, econmicas, polticas y
culturales basadas en un sistema que justifica y reproduce las desigualdades entre mujeres y
hombres, las jerarquas raciales y tnicas, as como las inequidades que resultan en situaciones de
mltiples desventajas.
La categora de gnero tiene un carcter descriptivo que visibiliza las diferencias y disparidades entre
mujeres y hombres (as como entre hombres y entre mujeres); un carcter analtico, que permite
identificar e interpretar las diferencias y desigualdades entre mujeres y hombres (as como entre
hombres y entre mujeres) en una sociedad y en un momento determinado; y un carcter poltico, que
compromete a la transformacin de esas desigualdades4.
Al integrar las categoras de raza, etnicidad y clase social se logra una comprensin holstica de la
situacin en la que se encuentran las mujeres. Es en la imbricacin y entrecruce de las categoras de
gnero, clase y etnicidad, en donde se conjugan una serie de desigualdades que las afectan
particularmente.
La categora etnia o grupo tnico se refiere, de forma general,
a un grupo de personas que reconoce una raz histrica o
ascendencia comn y que comparte varias caractersticas
culturales como una organizacin social (cvico-religiosa), un
idioma, costumbres, tradiciones elaboracin y uso de
vestimentas, artes, as como una cosmovisin propia. La
etnicidad no se define slo por los contenidos culturales, sino
por el contraste con otros grupos5. En ese sentido, la etnia
debe ubicarse tambin en el marco de la estructura y de las
relaciones sociales que, en el caso de Guatemala, son
conflictivas, verticales y cargadas de poder6.
Los trminos de etnia, cultura y raza han sido utilizados indistintamente. Pero es importante distinguir
sus matices analticos e histricos y no desvincularlos de dinmicas sociales ms amplias, como las
relaciones de gnero y de clase, que en conjunto permiten analizar las desigualdades de gnero, el
racismo, la discriminacin y la exclusin socioeconmica que limitan el ejercicio de derechos y las
potencialidades de las mujeres mayas, xinkas, garfunas y afrodescendientes.
4 PNUD (2004); Gotfredesen (2008:3) 5 En Guatemala, lo ladino asociado con el ser racista y dominante, se ha planteado en contraste con lo indgena pero esta aparente polaridad invisibiliza la complejidad de las identidades para el autoreconocimiento. Esta discusin histrica responde a intereses econmicos, polticos y culturales y no est exenta de tensiones, como lo han planteado entre otros Cojt (1995); Taracena (1982, 2002); Martnez Pelez (1974); Casaus (2007); Cmes (2007). 6 Solares (1989:25)
Racismo
El concepto de racismo se refiere a un
conjunto de relaciones, estructuras e
instituciones sociales que histricamente y
actualmente subordinan racialmente a los
miembros de los Pueblos Indgenas de
Guatemala. No es slo una ideologa;
tampoco es un comportamiento individual o
aislado, como podran ser hechos
especficos de discriminacin. Por el
contrario es una opresin colectiva y social
(Velsquez citada por Casaus, 2007).
7
Manifestaciones cotidianas de racismo y discriminacin contra mujeres mayas, xinkas, garfunas y afrodescendientes
Discriminacin interpersonal
A las mujeres mayas suele llamrseles Maras de manera peyorativa. Se les impide el acceso a lugares pblicos debido a que visten con su traje.
Sufren acoso sexual en parques, calles y lugares de trabajo.
Reciben maltrato en los servicios pblicos como el transporte, hospitales y escuelas.
Son estigmatizadas como sirvientas o vendedoras. Se maneja el estereotipo de que a las mujeres garfunas slo les gusta bailar
El color de la piel es un factor de discriminacin
Discriminacin institucional
Se les limita el acceso a puestos profesionales o de dirigencia.
Se impone a las nias y adolescentes indgenas el uso de uniformes en las escuelas.
Son re-victimizadas en el sistema de justicia cuando denuncian agresin sexual, abusos deshonestos y violaciones.
Se les invisibiliza en las estadsticas; stas no son desagregadas por gnero, etnicidad y edad.
Hay sesgo en la distribucin del gasto pblico en detrimento de las comunidades indgenas, xinkas y afrodescendientes.
No se atiende con pertinencia cultural a sus necesidades especficas en salud, educacin, recreacin y trabajo entre otros.
Discriminacin estructural
Pago de bajos salarios en fbricas, en casas particulares y en la agricultura.
Insuficiencia de servicios pblicos e infraestructura social en reas mayoritariamente indgenas y rurales.
El monolingismo en la administracin pblica, en el sistema de salud, y en el sistema de justicia entre otros, limitan el acceso a una atencin de calidad para personas maya hablantes.
La vida, saberes e historia de los pueblos indgenas y afrodescendientes no son incluidas en los libros de historia nacional o de textos dirigidos a escolares.
Entrevistas realizadas en 2009/2010
8
CAPITULO 1
Historia y territorio: Las mujeres mayas, xinkas, garfunas y
afrodescendientes en Guatemala
1.1. El pueblo maya
Las mujeres mayas comparten una historia como herederas de culturas prehispnicas milenarias,
asentadas en el actual territorio guatemalteco. Sus comunidades fueron invadidas y colonizadas a
partir del siglo diecisis, un proceso que dur aproximadamente tres siglos (1524-1821), perodo en el
que la poblacin originaria fue concentrada en pueblos de indios, institucin que sintetizaba la
estructura comunal precolombina y la organizacin poltica impuesta por la Corona espaola cuyo fin
era el control poltico, econmico e ideolgico de una poblacin sometida por la fuerza, obligada a
pagar tributos y a realizar trabajo forzado. Segn la Legislacin Indiana, estos pueblos eran
controlados por autoridades espaolas y criollas, con la intermediacin de los cabildos indgenas que
canalizaban sus rdenes7.
En ese contexto, las mujeres mayas sufrieron la invasin y la colonizacin en sus cuerpos que fueron
violados, tambin fueron sometidas a trabajos forzados y a tratos crueles, y muchas fueron obligadas a
convivir como concubinas de los invasores, tanto militares como religiosos. Por otro lado, algunas hijas
de caciques o principales indgenas fueron tomadas como esposas por espaoles a quienes, de esta
manera, se les facilitaba el acceso a la propiedad de la tierra y a las encomiendas8.
Instituciones como el repartimiento9y la encomienda10 tambin lucraron con el trabajo de las mujeres
indgenas. Ellas deban realizar el trabajo domstico en las casas patronales y en las iglesias,
preparar alimentos para los trabajadores del campo y las minas. Adems, peridicamente se les
entregaba algodn en rama que deban devolver en forma de hilo, como tributo destinado a la Corona
espaola11.
A esta explotacin econmica se sum el despojo cultural e ideolgico por medio de la imposicin del
idioma castellano, de la religin catlica y de formas de vida que perseguan deslegitimar la
cosmovisin, los idiomas, tradiciones, prcticas agrcolas y espirituales que conformaban el mundo
indgena antes de la invasin.
7 Solrzano (1982:125) 8 Alianza de Mujeres Rurales (2007: 44) 9 Institucin econmica colonial que consista enla asignacin de indgenas como fuerza de trabajo gratuito para los encomenderos. 10 Institucin colonial que no implicaba la propiedad de la tierra, sino slo su posesin y el derecho a recibir tributo en especie y/o trabajo de los indios, a los cuales los encomenderos espaoles deban adoctrinar en la fe 11
La poblacin indgena deba tributar a la corona espaola dos veces al ao, el da de San Juan (24 de junio) y el da de navidad, tanto en metal (moneda) como en especie (frutos de la tierra, cacao, ail, huevos, sandalias, hilo entre otros), (Alianza de Mujeres Rurales, 2007:44)
9
Educacin diferenciada
En el siglo XIX cada parroquia deba crear
escuelas separadas, unas para nias y otras para
nios. Estos adems de aprender a leer y escribir,
reciban clases de aritmtica y geografa, mientras
las nias bordado y costura. A las ms pobres las
capacitaban en oficios domsticos como lavar y
planchar ropa.
En 1743, en Jocotn (Chiquimula), recibieron 180@ de algodn. Las mujeres hilaron 119@ de algodn fino y 69@ en putunque, lo que suman 188@ de hilo, obviamente, ms de lo que recibieron en rama. Los justicias se quedaban con 3 onzas de cada libra entregada.
Beatriz Palomo de Lewin (2010)
El sistema colonial tambin estableci un orden tnico-racial jerrquico. Espaoles y criollos ocupaban
la cspide. Los ladinos, mestizos, mulatos y ladinos-pardos constituan categoras sociales y tnicas
inferiores; sin embargo, se consideraban superiores a los indgenas, ubicados en la ltima escala de
esta jerarqua. En este esquema las mujeres estaban invisibilizadas.
Este orden continu hasta 1821 cuando las lites criollas, respondiendo a sus intereses particulares,
promulgaron la independencia de Espaa. Este hecho marc una sucesin de regmenes liberales y
conservadores que sin embargo, no variaron sustancialmente la situacin de subordinacin y exclusin
de las mujeres indgenas.
Hacia finales del siglo XIX se consolid el rgimen de latifundio-minifundio que se bas en la
concentracin, en pocas manos, de grandes extensiones de tierra dedicadas al cultivo del caf,
ubicadas en la Boca Costa12, las Verapaces, la zona sur de San Marcos, Quetzaltenango y
Huehuetenango13. Y, por otro lado, tierras destinadas a cultivos de subsistencia como maz y frijol,
ubicadas en el altiplano, insuficientes para garantizar la sobrevivencia de las numerosas familias
indgenas que, desde entonces, se vieron obligadas a migrar temporalmente a las grandes fincas para
levantar las cosechas, y asegurarse un mnimo ingreso para vivir. ste trabajo temporal fue legalizado
en 1877 con la emisin del Reglamento de Jornaleros14 que mantena sujeta a la mano de obra
indgena mediante mecanismos coercitivos.
Mientras se relegaba a las y los indgenas al trabajo agrcola, se les exclua de los beneficios que el
orden y el progreso, principalmente en la educacin, eran promovidos por los gobiernos liberales. En
efecto, aunque durante el siglo diecinueve se promovi la educacin formal, sta fue segregada por
gnero, etnia y clase. Las escuelas que se crearon fueron pensadas para educar a los nios y
adolescentes ladinos de una alta posicin econmica, mientras se relegaba a los pobres e indgenas a
escuelas de artes y oficios15.
El Estado no inverta en infraestructura educativa y
delegaba en los finqueros la responsabilidad de abrir
escuelas en sus fincas para educar a la niez en el rea
rural, lo cual no sucedi. Las nias y nios indgenas en
lugar de recibir educacin fueron incorporados al trabajo
como jornaleros sin pago.
12 Las leyes de los liberales afectaron las tierras indgenas y la economa local en muchos pueblos de la boca costa, por ejemplo Pochuta, Samayac, San Francisco Zapotitln y Coatepeque (McCreery, 1990:202), donde gran parte de la poblacin local fue transformada en mozos colonos (trabajadores residentes). 13 Cambranes (1985); Palma y Taracena (2002) 14 Decreto 117 del 3 de abril de 1877 15 Taracena (2002:211)
10
En sntesis, el sistema econmico, poltico y cultural que ha caracterizado la historia de Guatemala
desde su constitucin como Repblica hasta los albores del siglo veintiuno ha reproducido, con
algunos matices, las prcticas de la Colonia, manteniendo un orden desigual que beneficia a una
minora y excluye a la mayora de la poblacin, sobre todo a los pueblos indgenas en el rea rural. En
contraste, es preciso reconocer la resistencia y la lucha que mujeres y hombres indgenas han
mantenido durante siglos, resguardando su cultura e idiomas, reclamando una vida digna, y exigiendo
la garanta de sus derechos como ciudadanas y ciudadanos.
1.2. El pueblo xinka
La existencia del pueblo xinka lleg a ponerse en duda, tanto en medios polticos como acadmicos,
porque sus integrantes perdieron paulatinamente algunos marcadores culturales externos. Asimismo,
la integridad territorial y cultural de sus comunidades ha estado sometida a fuertes tensiones. Han sido
objeto de despojo de sus tierras, mediante mecanismos como la titulacin supletoria que ha provocado
la prdida de significativas reas de su propiedad. Sin embargo, la defensa de la posesin, uso y
administracin comunal de la tierra, les ha permitido a lo largo del tiempo mantener lazos de unidad y
cohesin comunitaria, as como tradiciones orales, cosmovisin y formas organizativas propias16.
En las ltimas dos dcadas, especialmente a partir de su reconocimiento como pueblo en los Acuerdos
de Paz, han impulsado procesos de reconstruccin identitaria sobre la base de su memoria histrica.
En 1995 crearon el Consejo del Pueblo Xinca de Guatemala y en el 2002 el Consenso de Unidad del
Pueblo Xinca, posteriormente denominado Parlamento Xinka de Guatemala.
Las mujeres han buscado formas propias para organizarse y aportar, desde diversas visiones, a los
procesos de revitalizacin de la identidad tnica xinka. Destaca la fundacin, en el 2004, de la
16 Letona et al (2003)
Historia y datos del pueblo xinka
El pueblo xinka tiene un idioma diferente a los de origen mayense. Entre 1524-1528 sus lderes fueron sometidos, obligados a realizar trabajo forzado y a pagar tributos a la Corona espaola. La poblacin xinka ocup gran parte del oriente de Guatemala desde el Valle del Motagua, hacia el sur, hasta Ayampuk (cerca de la ciudad de Guatemala) y hacia el este.
En el siglo XVIII, el religioso Pedro Corts y Larraz identific la presencia de poblacin xinka en los pueblos de Comapa, Yupiltepeque y Jutiapa. Entre 1963 y 1965, el lingista Otto Schumann registr pueblos xinkas en Chiquimulilla, Guazacapn, Jumaytepeque y San Juan Tecuaco, municipios del departamento de Santa Rosa. Los estudios de la antroploga Claudia Dary sitan un importante asentamiento xinka en Santa Mara Xalapan, municipio del departamento de Jalapa.
Puede afirmarse que la poblacin xinka no desapareci, sino que adopt la vestimenta e idioma castellanos, que seguramente les ha hecho parecer mestizos. Y aspoco a poco fueron borrados de los registros oficiales aunque no de la memoria colectiva de sus propias comunidades.
Fuente: Claudia Dary (2010) y Otto Schumann (1965)
11
Asociacin de Mujeres Indgenas de Santa Mara Xalapan AMISMAXAJ, en el departamento de
Jalapa. Sus integrantes a la vez que participan activamente en la defensa de la historia, tierra y
territorio xinka, han desarrollado una postura crtica ante los rasgos patriarcales en sus comunidades,
que se manifiestan en la exclusin de las mujeres en la toma de decisiones, la violencia y la
vulneracin de sus derechos.
1.3. El pueblo garfuna
Los y las garfunas17 conforman un pueblo que sita sus orgenes en las islas del Caribe,
concretamente en la isla de San Vicente18. Desde ah se trasladaron, a finales del siglo dieciocho, a la
isla de Roatn y a la costa atlntica hondurea donde desarrollaron una amplia comunidad que se
extendi hacia la costa guatemalteca asentndose, desde 1802, en el lugar conocido como La
Buga19, que a partir de 1831 fue nombrado como el municipio de Livingston20. En esa poca el Estado
les entreg tierra para que cultivaran a cambio de apoyar en la defensa de las costas inscribindose en
las milicias.
La tradicin oral y varios documentos acadmicos coinciden en que Marco Snchez Daz21 fue el
fundador del primer asentamiento garfuna en suelo guatemalteco. l es un personaje clave en la
memoria colectiva de la poblacin labugana22, junto a otras figuras como Joseph Satuy, quien muri
en la lucha anticolonialista en la isla de San Vicente 1795.23
Un hecho que la poblacin garfuna enfatiza en sus relatos orales es que llegaron como poblacin libre
no como esclavos24. Esta es una diferencia importante respecto a la poblacin afrodescendiente que
desde el siglo XVI fue trada por los espaoles para trabajar en condicin de esclavitud25, en las
plantaciones de caa y en los obrajes del ail, y ms tarde como capataces de hacienda y en las
milicias.
La poblacin afrodescendiente se nutri tambin con la inmigracin, a principios del siglo XX, de
afrocaribeos anglfonos originarios de Jamaica, contratados por la United Fruit Company ante la
necesidad de contar con mano de obra con la cual comunicarse en ingls. Este grupo autodefinido
17 La palabra en singular es garfuna y en plural es garinagu. El pueblo y su cultura se reconocen como garfunas (consulta con Licda. Berta Englenton del Centro de Investigacin Afrocaribe Wadimalu Garfuna). 18 Yurumein en idioma garfuna. 19 La Buga significa La boca (del ro) porque el pueblo de Livingston se erigi en la desembocadura del ro Dulce y est rodeado de agua por todos lados. 20 El gobierno de Guatemala decidi este nombre en memoria del legislador norteamericano Eduardo Livingston. 21 En los estudios sobre la poblacin garfuna existe un debate interesante sobre el origen tnico-nacional de Marcos Snchez Daz. Algunos textos lo identifican como negro proveniente de Santo Domingo, un haitiano del grupo de los llamados negros franceses. Otros indican que era vicentino o trinitario Rey (2010: 39); Arrivillaga (2006: 61). 22 Labugana o labugano trmino con que se identifica al originario y habitante de La Buga. 23
Arrivillaga (2006: 21 y 64) 24 De acuerdo con la antroploga mexicana Nancy Martnez (2010: 67) mientras que la historia oficial afirma que los africanos de San Vicente probablemente eran cimarrones que escapaban de la esclavitud, los garinagu afirman: nosotros nunca fuimos esclavos. Para un garfuna existe la diferencia entre s mismos y el guiou, el otro negro, el que ante sus ojos s fue esclavo. 25 De estos afrodescendientes primigenios (negros coloniales) que fueron trasladados a Baja Verapaz, Petn, Escuintla, Santa Rosa, Chiquimula, Zacapa y lugares cercanos a la ciudad de Guatemala como Mixco, Amatitln o Petapa no quedan poblados concretos, ya que se mezclaron con la poblacin ladina (Cantanhede e Silva, 2011:5).
12
como creole se asent en Bananera, Morales, Puerto Barrios y Quirigu, municipios del
departamento de Izabal, as como en Tiquisate y otras localidades de la costa sur.
La identidad territorial del pueblo garfuna trasciende las fronteras, se asume como una misma
comunidad cuyos integrantes viven en Honduras, Belice, Nicaragua, Guatemala e incluye a quienes
han migrado a Estados Unidos desde hace ms de medio siglo.
La economa tradicional del pueblo garfuna est basada en la pesca, una actividad exclusivamente
masculina, y la agricultura que ha sido tarea de las mujeres. Esta distribucin sexual del trabajo ha ido
cambiando debido a la migracin, tanto interna como internacional, ante la falta de oportunidades de
empleo y desarrollo en la comunidad.
Al principio, en los aos sesenta y setenta, fueron los hombres de mediana edad los que emigraron a
los grandes centros urbanos de los Estados Unidos, como Nueva York, Los Angeles o Miami. Poco
despus fueron las mujeres quienes migraron; as se estableci una migracin en cadena en direccin
al norte donde, en esa poca, haba demanda de mano de obra barata. En los aos noventa, la
migracin permanente de los garfunas lleg a su cumbre, entonces lo que se dio fue un creciente
nmero de migrantes jvenes que llegaba a los Estados Unidos de manera irregular. La migracin no
slo lleg a ser una forma de vida aceptada en esta sociedad, sino que se transform en la nica
perspectiva de vida, ante las escasas posibilidades de trabajo en la comunidad de origen26.
Mujeres garfunas, mltiples discriminaciones
Si las mujeres mayas tienen pocas oportunidades, nosotras tenemos an menos. Vivimos en una condicin de vida pobre, sin oportunidades y slo se nos vincula al baile o a la prctica de hacer trenzado en el pelo. El color pesa mucho. Los trminos peyorativos son muy fuertes. Aqu te dicen negra' pero de forma despectiva. Por eso hemos optado porque nos llamen garfunas, porque en Guatemala no se ha asumido que hay negritud. Para las mujeres negras el color pesa horriblemente. De esa cuenta una aprende y va abriendo campos. Por eso, mi consejo siempre ha sido que no se avergencen de su color, porque igual no lo pueden esconder. Ms bien aprendan a vivir con l y salgan a la calle en busca de oportunidades.
Dilia Palacios, profesional garfuna
Comisionada Presidencial contra la Discriminacin y el Racismo (2007-2011)
1.4. Poblacin, idiomas, territorio e identidad
En Guatemala el 51.2% de la poblacin corresponde al sexo femenino y el 48.8% al sexo masculino,
de un total de 14,724845 personas27. Al desagregar los datos por etnia, un 40% de la poblacin se
reconoce como indgena respecto al 58.3% de poblacin no indgena28.
26 Mohr de Collado (2007) 27 Dato proyectado para el 2011 segn el Instituto Nacional de Estadstica-INE. En: http://www.ine.gob.gt/np/poblacion/index.htm 28 Segn el ltimo censo oficial: XI Censo de Poblacin y VI de Habitacin 2002.
13
Existe polmica respecto a los criterios que el Estado ha empleado para diferenciar tnicamente a la
poblacin. Los trminos indgena y no indgena, son arbitrarios y ocultan la complejidad identitaria que
se expresa en Guatemala. En efecto, debido al racismo y la discriminacin se ha invisibilizado tanto a
quienes se identifican como mayas, xinkas, garfunas y afrodescendientes, como a la poblacin
mestiza que, en su gran mayora, tiene ascendencia espaola e indgena, aunque sucesivas
migraciones han resultado en una diversidad tnico-cultural en la que sobresalen ascendientes
alemanes, chinos y de otras nacionalidades29.
Algunas organizaciones e intelectuales indgenas indican que la poblacin indgena ha sido sub-
registrada y que en realidad asciende a ms del 50% de la poblacin30. Adems, es sumamente difcil
encontrar datos que vinculen sexo y etnia, de manera que las mujeres de los pueblos indgenas son
ms invisibilizadas an.
En el caso del pueblo xinka apenas se contabiliz a 16,214 habitantes (0.14 %)31. Este sub-registro es
un etnocidio estadstico como plantea Lorena Cabnal, dirigente xinka. Ella sostiene que las Juntas
Comunales, forma de gobierno ancestral que rige en los poblados xincas, reportan la existencia de
ms de 300 mil descendientes de esa etnia, entre hombres y mujeres. En Santa Mara Xalapn,
Jalapa, hay 89 mil; en Jumaytepeque somos casi 16 mil y en San Juan Tecuaco, Guazacapn y
Chiquimulilla hay unos 90 mil. Tambin Maribel Garca, ex delegada de la Defensora de la Mujer
Indgena DEMI- en Jutiapa, expresa que ah hay casi 125 mil habitantes xinkas, ubicados en la
cabecera departamental y en los municipios de Quezada y Yupiltepeque32.
La poblacin garfuna ascenda a 5,040 habitantes (el 0.04 % de la poblacin nacional total)33.
Frecuentemente se les obvia en la descripcin y anlisis de los mltiples aspectos de la vida
econmica, social y poltica del pas. Un informe de la Comisin Presidencial contra la Discriminacin y
el Racismo CODISRA-34 seala que su escaso peso demogrfico y el desconocimiento de su historia
llevan a que se les contine invisibilizando en una nacin cuyas prcticas han sido sistemticamente
discriminatorias.
29 Tovar (2002) 30 Leopoldo Tzian Guant (1994) plantea que podra suponerse que un buen nmero de personas no se autoidentifica como indgena debido al estigma histrico en torno a esta identidad, tildndola como una persona atrasada, subdesarrollada, etc. Ms all de los datos basados en informacin censal, con frecuencia se utiliza informalmente el dato de 60% de poblacin indgena en Guatemala. 31 XI Censo de Poblacin y VI de Habitacin 2002. 32 Ver Mara Ren San Jos. Mujeres xinkas: con la mirada en el futuro. Revista Amiga de Prensa Libre, No.445. Guatemala, marzo de 2010 33 XI Censo de Poblacin y VI de Habitacin 2002, citado en PNUD (2005:350) 34 CODISRA (2009:54)
14
Grfica No. 1 Poblacin por sexo y pueblos
Ao 2002
Fuente: Instituto Nacional de Estadstica, Hombres y mujeres en cifras (Guatemala, 2008).
En Guatemala la lucha por el reconocimiento de los pueblos indgenas es histrica. Un primer logro fue
la inclusin del artculo 66 en la Constitucin de la Repblica (1985) que dice: Guatemala est
formada por diversos grupos tnicos entre los que figuran los grupos indgenas de ascendencia maya.
El Estado reconoce, respeta y promueve sus formas de vida, costumbres, tradiciones, formas de
organizacin social, el uso del traje indgena en hombres y mujeres, idiomas y dialectos.
Otro avance significativo se dio una dcada despus con la firma del Acuerdo de Identidad y Derechos
de los Pueblos Indgenas (1995), que reconoce la existencia de cuatro pueblos: maya, xinka, garfuna
y ladino. Y en 1996 la ratificacin del Convenio 169 de la Organizacin Internacional del Trabajo que
reconoce las culturas e identidades indgenas y tribales, promueve la no discriminacin y explicita el
derecho de los pueblos indgenas a ser consultados en relacin con los temas que les afectan.
15
Tabla No. 1 Poblacin por sexo y grupo tnico segn comunidad lingstica
Grupo tnico Total/pas Hombres Mujeres
11,237,196 5,496,839 5,740,357
Achi 105,992 51,893 54,129
Akateko 39,370 18,455 20.915
Awakateko 11,068 5,207 5,861
Chorti 46,833 23,468 23,365
Chuj 64,438 31,667 32,771
Itz 1,983 969 1,014
Ixil 95,315 46,690 48,625
Jakalteko 47,024 22,706 24,318
Kaqchikel 832,968 411,878 421,090
Kiche 1,270,953 614,027 656,926
Mam 617,171 299,805 317,366
Mopan 2,891 1,481 1,410
Poqomam 42,009 20,679 21,330
Poqomchi 114,423 56,916 57,507
Qanjobal 159,030 78,392 80,638
Qeqchi 852,012 428,410 423,602
Sakapulteko 9,763 4,593 5,170
Sipakapense 10,652 5,312 5,340
Tektiteko 2,077 1,008 1,069
Tzutujil 78,498 39,157 39,341
Uspanteko 7,494 3,725 3,769
Xinka 16,214 7,942 8,272
Garfuna 5,040 2,383 2,657
Ladino 6,750,170 3,293,429 3,456,741
Otro 53,808 26,677 27,131 Fuente: PNUD (2005) con base en los Censos Nacionales XI de Poblacin y VI de Habitacin (2002).
Entre los derechos exigidos por los pueblos maya, xinka, garfuna y afrodescendientes es el
reconocimiento de sus idiomas. El pueblo maya est conformado por veintids comunidades
sociolingsticas que proceden de un tronco lingstico comn. De stas, se distinguen cuatro
mayoritarias que representan el 81% del total de la poblacin maya hablante: kiche, qeqchi,
kaqchikel y mam35. El idioma garfuna es hablado por aproximadamente cinco mil personas y el
idioma xinka est en proceso de recuperacin.
35 PNUD (2005: 350)
16
Ley de Idiomas Nacionales Decreto 19-2003 ARTICULO1. Idiomas nacionales. El idioma oficial de Guatemala es el espaol. El Estado reconoce, promueve y respeta los idiomas de los pueblos maya, garfuna y xinka. ARTICULO 2. Identidad. Los idiomas maya, garfuna y xinka son elementos esenciales de la identidad nacional; su reconocimiento, respeto, promocin, desarrollo y utilizacin en las esferas pblicas y privadas se orientan a la unidad nacional en la diversidad y propenden a fortalecer la interculturalidad entre los connacionales. ARTICULO3.Condicin sustantiva. El reconocimiento, respeto, promocin, desarrollo y utilizacin de los idiomas nacionales, es una condicin fundamental y sustantiva en la estructura del Estado y en su funcionamiento, en todos los niveles de la administracin pblica deber tomarlos en cuenta.
1.5. La geografa de la exclusin
La expresin territorial de la discriminacin tnica y de gnero puede observarse en dos indicadores:
a) Los departamentos donde se concentra la poblacin indgena, garfuna y afrodescendiente
coinciden con el mapa de pobreza del pas.
b) Las brechas entre la poblacin del rea rural, un gran porcentaje indgena, respecto a quienes viven
en el rea urbana.
En Guatemala existen al menos nueve departamentos cuya poblacin indgena oscila entre el 50% y
98%: Totonicapn, Solol, Alta Verapaz, Quich, Chimaltenango, Baja Verapaz, Huehuetenango,
Quetzaltenango y Suchitepquez donde se observan los indicadores ms altos de pobreza,
desnutricin, enfermedades prevenibles y analfabetismo.
Una situacin a destacar es la que viven las comunidades chorti, de origen maya, en el departamento
de Chiquimula, en los municipios de Jocotn y Camotn, rea denominada corredor seco, por ser
tierras particularmente ridas que hacen difcil el mantenimiento de cultivos de subsistencia y donde
existe escasez de alimentos. En estos municipios se manifiesta con especial crudeza la desnutricin
crnica.
Mapa sociolingstico de la desnutricin
Los grupos lingsticos que padecen los niveles ms altos de malnutricin son: la poblacin chorti (80.7%) en la regin nororiente, la poblacin akateka (79.1%) y la poblacin ixil (76.9%) en la regin noroccidente.
SEGEPLAN (2010)
La poblacin garfuna est asentada bsicamente en los municipios de Puerto Barrios y Livingston en
el departamento de Izabal, donde comparten el territorio con poblacin ladina, qeqch y de otras
adscripciones tnicas36.
36 CODISRA (2009).
17
La poblacin xinka habita en los departamentos de Santa Rosa, Jalapa y Jutiapa donde los
indicadores de salud, educacin y calidad de vida se ubican en un nivel medio-alto. Pero, al
contrastarlos con la variable etnicidad resulta que la poblacin xinka vive en condiciones ms precarias
que la poblacin ladina.
Grfica no. 2
Adaptado de: PNUD, Cifras para el desarrollo humano, Santa Rosa (Guatemala, 2011)
1.6. La relacin poblacin rea urbana /rea rural
En Guatemala prevalece un sistema centralizado de los servicios pblicos, la mejor infraestructura y
las oportunidades econmicas y educativas que se encuentran en el rea urbana, sobre todo en la
capital. En contraste con el rea rural, que se caracteriza por la carencia de estos recursos y la
concentracin de la mayora de mujeres y hombres mayas, xinkas, garfunas y afrodescendientes.
En el departamento de Guatemala, el ms densamente poblado y urbanizado, slo un 13,5% de la
poblacin (343,000 personas) se auto-identifica como indgena37. La ubicacin de indgenas en la
ciudad ha sido resultado de una larga historia de migraciones por razones econmicas que responden
a un modelo que les ha segregado en trabajos de servicios, las ventas ambulantes y el comercio al por
menor, en condiciones de precariedad laboral, bajos salarios y ausencia de derechos.
En los aos ochenta del siglo veinte, la migracin aument como efecto de la violencia poltica que
oblig a miles de familias indgenas del rea rural a desplazarse a la capital, Esta poblacin se asent
en colonias y barrios populares caracterizados por una tenencia insegura y precariedad de la
vivienda, espacio insuficiente para vivir, falta de acceso al agua potable y a servicios de
saneamiento38
. Se observa una segregacin tnico-espacial donde los hogares indgenas estn en
37 IX Censo de Poblacin y VI de Habitacin 2002. 38 IARNA y SEGEPLAN (2009)
18
las situaciones ms precarias entre los ms pobres de los pobres, en los terrenos ms peligrosos de
los barrancos39.
Al mismo tiempo, el vivir en la ciudad conlleva una serie de transformaciones en los contenidos del ser
indgena y sentirse indgena. El pasar de espacios sociales relativamente pequeos y homogneos
a un mbito en el que ya no est presente el trabajo en la milpa, marcado por la heterogeneidad social
y cultural, y por la convivencia cotidiana con gente de diferentes orgenes espaciales y tnicos, tiene su
reflejo en los comportamientos y la identidad indgena; staevidentemente, sufre modificaciones que
forman parte de todo ese proceso de cambio en la etnicidad de Guatemala en el (ltimo) medio
siglo40.
En Guatemala la ruralidad se asocia con la pobreza y la exclusin
Si bien en las ltimas dcadas se han reducido los ndices de desigualdad en el pas, estos avances se registran en el mbito urbano. Cabe sealar que hay dos circunstancias que definen la estructura de la pobreza en el pas. Estas son la ruralidad y la condicin indgena de la mitad de la poblacin. En el primer caso, la ruralidad concentra al 70% de la poblacin en situacin de pobreza; en el segundo caso, el 75% de las personas de escasos recursos pertenece a alguna etnia indgena.
Rosada y Bruni (2009)
39 Bastos y Camus (2000) 40 Idem
19
Las caras de la pobreza
Una persona es pobre cuando carece de recursos y medios econmicos, cuando no puede desarrollar sus capacidades por falta de
oportunidades, de autonoma para tomar decisiones sobre su vida, y para ejercer su ciudadana. Este es un ejemplo: Una mujer
indgena de la Montaa de Jalapa, invitada a un curso de capacitacin en el centro de la cabecera departamental, expres que no ira
porque sus zapatos eran viejos y gastados: Me da vergenza, adems no s ni hablar con la gente.
Grupos focales (2007)
Captulo 2
Las cifras de la exclusin: situacin de las mujeres mayas, xinkas,
garfunas y afrodescendientes en Guatemala
2.1. Las cifras de la pobreza41
La pobreza es un fenmeno social que no se reduce slo a cifras. En el caso de las mujeres mayas,
xinkas, garfunas y afrodescendientes, se vincula con la discriminacin tnica y de gnero, pero
tambin con la vulnerabilidad, exclusin, marginalidad y desigualdad, condiciones que caracterizan a
un sistema que ha privilegiado una visin econmica del desarrollo soslayando la dimensin humana.
El anlisis cualitativo de la pobreza incorpora la percepcin de las mujeres de los diferentes pueblos
que conforman Guatemala, y contempla otros criterios, por ejemplo, en Huehuetenango la poblacin
popti diferencia cuatro clases sociales: los muy ricos, los ricos, los pobres y los muy pobres.42 Son
varios los factores que toman en cuenta para definir cada clase. Desde su punto de vista una
caracterstica de los ricos es que tratan mal a los pobres y a los indgenas. De esta manera relacionan
la clase social y el acceso a recursos materiales con el carcter y la manera de ser.43 Esta visin
vincula el ser pobre con la carencia de medios suficientes para sobrevivir, pero adems con el
hecho de que las personas son susceptibles a ser vistas de menos, discriminadas y afectadas en su
autoestima.
41 La pobreza se ha estudiado con base en diferentes parmetros, generalmente cuantitativos: ingresos y/o consumo, necesidades bsicas insatisfechas, o medidas multidimensionales. Estas aproximaciones requieren de datos actualizados y desagregados por sexo, etnia y otras variables que permitan tener un panorama ms ajustado a la realidad. Sin embargo, en Guatemala an se carece de estos datos por lo que se trabaja con variables y categoras muy amplias como indgena-ladino (no indgena, segn el INE). En la ltima Encuesta Nacional de Condiciones de Vida ENCOVI (2006) se logr la desagregacin de los cuatro principales grupos tnico-lingsticos (mam, kaqchikel, kiche y qeqchi) para algunos indicadores que, en lo posible, sern incorporados en este anlisis (Escobar, 2011). 42 Estos grupos son nombrados en el idioma popt, respectivamente, como: kaw qalom, sal qalom, meba y kaw meba. 43 Midr (2005:17); Camposeco (2001)
20
Segn los datos de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida -ENCOVI 201144 el porcentaje de
pobreza general es de 53.71%, y la pobreza no extrema de 40.4%. Al incorporar las dimensiones de
etnicidad y territorio es evidente la disparidad entre la poblacin indgena y la poblacin ladina. Al
desagregar los datos por departamento, se observa que aquellos con altos porcentajes de poblacin
indgena y rural, presentan los mayores niveles de pobreza (extrema y no extrema).
En efecto, 7 departamentos presentan un nivel mayor a 60% de pobreza, y 5, mayor a 70%. En Alta
Verapaz, cuya poblacin es qeqchi, la pobreza asciende a 78.24 %, en Solol con poblacin tzutujil y
kaqchikel a 77.47%, en Totonicapn y Quich, ambos con poblacin kiche 73.29% y 72%,
respectivamente. En Suchitepquez, con poblacin kiche y tzutujil el porcentaje es de 70%45.
Al enfocar la atencin en las mujeres, los datos disponibles indican que para el ao 2006 la cantidad
de mujeres indgenas pobres ascenda a 1,919,58046 (51.5%) frente a 1,801,530 (48.5%) de hombres
indgenas en la misma condicin. Estas cifras apenas cambiaron respecto al ao 2000, cuando las
mujeres indgenas pobres eran 1,833,538 (51.01%), y los hombres 1,760,649 (49%).47
Y como el trabajo de millones de mujeres indgenas no se valora, es por eso que somos las ms pobres de las comunidades ms pobres del pas. Adems, el costo del trabajo de la mujer es mayor cuando menor es el acceso a buenos servicios pblicos: como drenajes, hospitales, acceso a agua potable, escuelas, mercados, etc. Esto como resultado del neoliberalismo imperante.
Mujeres mayas de Chnabjul, Huehuetenango (2008)
En la grfica se observa que las mujeres indgenas constituyen un porcentaje ligeramente mayor entre
los pobres no extremos con relacin a sus pares masculinos, y que la extrema pobreza les afecta de
manera similar. Sin embargo, es evidente la brecha con relacin tanto a las mujeres como a los
hombres no indgenas. Es decir, que ser mujer indgena y del rea rural son factores de exclusin muy
marcados en la sociedad guatemalteca.
44 El INE estableci como lnea de pobreza extrema un gasto total en alimentos de Q.4,380.00 per cpita por ao. As mismo, una lnea de pobreza general con un gasto total de Q.9,030.93 per cpita por ao, ambos para el nivel nacional. 45 Instituto Nacional de Estadstica. Pobreza y desarrollo. Un enfoque departamental. Encuesta Nacional de Condiciones de Vida-ENCONVI 2011. 46 En la categora todos los pobres. 47 INE (2008:18)
21
Grfica No.3 Porcentaje de poblacin en pobreza general y extrema,
por sexo y grupo tnico Ao 2006
Fuente: Instituto Nacional de Estadstica con datos de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (2006).
Otros indicadores de pobreza se relacionan con los ingresos. Cuando se mide el porcentaje de
poblacin sin ingresos propios, por sexo, resulta que la proporcin de mujeres y hombres mayores de
15 aos, sin ingresos propios, es de 37% para las primeras y 16.2% para los segundos. Esta
desventaja tambin se observa entre las mujeres con cnyuge, y mujeres en hogares no pobres.
En cuanto al monto de los ingresos hay una marcada desigualdad, un 5% de la poblacin concentra la
mayor parte de los mismos48, mientras el 95% tiene ingresos medios o bajos.
Los salarios promedio no constituyen un mecanismo equitativo de redistribucin del ingreso, ya que el
salario mnimo oficial de Q.2,187.00 mensual nicamente cubre el 55% del costo de la canasta bsica
vital CBV- que ascenda, para el 2011, a Q3,964.60. Esta canasta incluye alimentos, vestuario y
transporte49. De igual manera, la canasta bsica alimentaria CBA-, que incluye el mnimo nutricional
para una familia de cinco personas, se ubica en Q2,172.60, apenas Q.15.00 arriba del salario mnimo.
Como se muestra en la tabla no. 2, ni mujeres ni hombres indgenas alcanzan el salario mnimo. Y en
todas las ramas de actividad los ingresos de las mujeres indgenas son menores tanto en relacin a los
hombres indgenas, como a las mujeres y hombres ladinos. Las mujeres qeqchis son las ms
desfavorecidas.
48 PNUD (2008: 116) 49 INE (2010)
22
Tabla No. 2 Ingreso mensual en quetzales de la poblacin ocupada asalariada
por sexo, rama de actividad y comunidad lingstica Ao 2006
Sexo Hombres Mujeres
Rama Agricultura Industria Servicios Comercio Total Agricultura Industria Servicios Comercio Total
Total 1046 2370 2446 2929 2130 854 1606 1917 1829 1771
Etnicidad
Indgena 737 1510 1744 1580 1318 592 711 1338 939 1027
Ladino 1292 2690 2701 3191 2469 1092 2021 2059 1933 1988
Comunidad Lingstica
Kiche 687 1161 1475 1509 1168 389 585 nd nd Nd
Qeqchi 709 1440 1971 1640 1354 285 1576 974 834 875
Kachikel 847 1819 1850 1710 1531 648 667 1473 1073 1129
Mam 882 1862 2001 1458 1492 805 1819 1469 1040 1232 Fuente: Pamela Escobar (2011) con datos de Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (2006) en relacin a poblacin de 10 aos y ms.
Nota: En la rama de actividad no se incluye la categora "otra" que corresponde a menos del 1% de las personas ocupadas.
Del total de mujeres ocupadas, un 88% recibe un salario inferior al costo de la canasta bsica vital, y
un 53% un salario inferior al salario mnimo oficial. A esto se suman las diferencias salariales por
gnero, que continan siendo significativas, ya que por cada quetzal que gana un hombre, la mujer
gana 63 centavos (37 menos) en el rea urbana y 69 centavos (31 menos) en el rea rural50. Esta
diferencia es ms marcada en el rea urbana metropolitana, donde el salario para las mujeres es un
26% menor al de los hombres51.
Esta precariedad salarial ubica a las mujeres en condiciones de desventaja, sobre todo cuando ellas
son las principales proveedoras familiares, como ocurre en el 22.6% de los hogares52.
Tabla No. 3 Salarios promedio en quetzales por sexo y rea geogrfica
Aos 2010 y 2011
rea geogrfica
Sexo Urbano/Metropolitana Urbana Rural
2010 2011 2010 2011 2010 2011
Mujeres 2034.82 2301.54 1561.06 1519.64 1109.13 1064.86
Hombres 2766.47 2910.32 1783.84 1939.57 1332.01 1569.98
Fuente: Elaboracin propia con datos preliminares de ENEI (2010 y 2011).
La brecha salarial se ampla segn la edad. A medida que pasan los aos y las mujeres envejecen, se
les hace ms difcil conseguir trabajo, y su salario tiende a ser ms bajo que para los hombres. Esta
situacin se agrava en el caso de las mujeres indgenas, xinkas, garfunas y afrodescendientes adultas
y de la tercera edad.
50 Fondo de Naciones Unidas para la Poblacin (2009) 51 Datos preliminares de la Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos 2010 y 2011 52 Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (2006)
23
2.2. El trabajo de las mujeres: perspectiva de gnero y etnia
El mundo del trabajo est marcado por la condicin de gnero, etnia y clase: los hombres realizan
unas actividades y las mujeres otras generalmente desvalorizadas- en espacios excluyentes entre s;
las/los indgenas y afrodescendientes son ubicados en guetos laborales; las personas se ocupan de
tareas distintas de acuerdo a la clase social en la que estn ubicadas, de ah, por ejemplo, la divisin
entre trabajo intelectual y trabajo manual. De manera que las actividades laborales ms
desvalorizadas, con menor remuneracin y en condiciones de precariedad estn reservadas por lo
general a las mujeres, a los sectores pobres, y a la poblacin indgena y afrodescendiente.
Un estudio sobre las actividades econmicas de mujeres kaqchikeles en San Juan Comalapa53 plantea
que persisten las ideas de que las actividades en la casa constituyen parte de su ser mujer y las que
realizan fuera son actividades secundarias. Esto es parte de la ideologa impuesta. La idea se introdujo
de tal manera que la realidad representada por el peso de las labores del hogar no se considera
importante, no se toma en cuenta que las largas jornadas de trabajo producen un desgaste fsico y
psicolgico en las mujeres y cuando incursionan en actividades productivas se recargan sus
responsabilidades y el esfuerzo es mayor.
El trabajo est inmerso en dinmicas complejas; y gran parte de las actividades realizadas por las
mujeres han sido invisibilizadas en las cuentas familiares, comunitarias y nacionales. Sin embargo, sin
el trabajo de cuidado realizado por ellas ninguna economa podra funcionar.
2.2.1. El trabajo en Guatemala un derecho para las mujeres?
La estructura econmica de Guatemala tiene sus races en el entramado colonial basado en el trabajo
forzado de hombres y mujeres mayas y xinkas. ste, adquiri otras caractersticas en el marco de la
instauracin de un rgimen de latifundios dedicado a la produccin cafetalera, en el siglo diecinueve e
inicios del veinte54. Y cambi, formalmente, hasta 1945 cuando se elimin el trabajo forzoso y se emiti
el Cdigo de Trabajo. Sin embargo, an en pleno siglo veintiuno, muchas de las formas de abuso
laboral continan, sobre todo en el trabajo agrcola.
El Cdigo de Trabajo contempla medidas de proteccin para las mujeres, en su calidad de madres
trabajadoras, normas que sin embargo son aplicables bsicamente para quienes tienen un trabajo
formal, del cual carece la mayora de mujeres mayas, garfunas y xinkas en el rea rural. De manera
que continan excluidas de esos beneficios legales.
Estas normas, que se consideraban avanzadas hace setenta aos, son ambiguas respecto a dos
actividades laborales que histricamente han desempeado las mujeres indgenas y rurales: el trabajo
de casa particular y el trabajo agrcola. En el primero an no se reglamentan aspectos como horarios,
prestaciones y condiciones dignas para las trabajadoras. Y en el segundo, an se las define como
mano de obra coadyuvante al trabajo que realizan los hombres en las fincas.
53 Curruchiche (2011:15) 54 En 1934 se emiti la Ley contra la Vagancia (Decreto emitido el 10 de mayo 1934), con el mismo propsito de garantizar fuerza de trabajo gratuita para las grandes fincas y para las obras del Estado.
24
2.2.2. El trabajo de las mujeres en cifras
Segn los datos disponibles, los hombres constituyen un 66% de la Poblacin Econmicamente Activa
PEA- y las mujeres un 34%55. La mayora de ellas labora en el sector informal (76%)56, tendencia
acentuada entre las mujeres indgenas (89.5%), cuyos empleos se caracterizan por ser de baja
calidad, sin prestaciones, ni estabilidad57.
Las ocupaciones principales de las mujeres indgenas, registradas en el ao 2006, eran el comercio
(29.5%), la agricultura (27.1%) y la industria (26.5%). El comercio ocupa a ms mujeres de las
comunidades lingsticas mayas, a excepcin de las mujeres de habla mam, quienes estn
incorporadas ms en la agricultura, 55.2%, en contraste con 14.2% de mujeres de habla Kaqchikel58.
Existe un subregistro del trabajo de las mujeres mayas y xinkas en la agricultura. Ellas realizan tareas
agrcolas que se consideran como parte de sus actividades domsticas y no como un trabajo.
Asimismo, muchas laboran como mano de obra familiar no remunerada, tanto en cultivos de
subsistencia como en la produccin para exportacin, de manera que su aporte no queda registrado
en las estadsticas laborales. En el empleo no agrcola, la evolucin es imperceptible: de 35.03% en
1989, a 37.64% en el 2006, en diecisiete aos aument solamente 2.6 puntos porcentuales59.
Al analizar las tasas de ocupacin por rea, se nota una diferencia a favor de los hombres. En el rea
urbana la tasa de ocupacin de las mujeres alcanzaba el 38% y la de los hombres 62%, y en el rea
rural esta era de 28% y de 72% respectivamente60.
55 ENEI (2011) 56 Fondo de Naciones Unidas para la Poblacin (2009), con base en la ENCOVI (2006) 57 Los datos disponibles no permiten conocer de manera especfica, en trminos cuantitativos, la situacin del empleo de mujeres xinkas y garfunas. 58 Escobar, Pamela (2011) 59 SEGEPLAN, Tercer informe de avances de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (2010) 60 ENEI. Mercado laboral (2011)
Derechos laborales en entredicho
En muchos restaurantes de Livingston y Puerto Barrios a las mujeres apenas se les pagan 600 quetzales mensuales. Y no se les reconoce su bono 14, su aguinaldo y no tienen derecho a vacaciones. Incluso se les explota hacindolas trabajar ms del horario establecido. Algunas se han quejado. Pero les dijeron que no tenan derechos.
Mujer garfuna entrevistada en grupo focal
25
Tabla No.4 Poblacin ocupada por rama de actividad y sexo
Ao 2006
Fuente: Escobar, Cuaderno de Desarrollo Humano (2011) con datos de ENCOVI (2006)
Por otro lado, al relacionar el nivel educativo y la etnicidad, se observan diferencias entre mujeres
indgenas y ladinas (no indgenas) sobre todo en la educacin secundaria y superior. Mientras slo un
9.3% de mujeres indgenas trabajadoras estudi secundaria, el porcentaje para las ladinas es de un
20.8%, y en el caso de la educacin universitaria la relacin es de 1.1% indgenas y 8.0% ladinas61.
Esta inequidad limita la incorporacin de las mujeres indgenas a empleos mejor remunerados.
En sntesis, el perfil laboral actual ubica a la mayora de mujeres, mayas, xinkas, garfunas y
afrodescendientes, en actividades tradicionales como el trabajo en casa particular, el pequeo
comercio, la economa informal. Asimismo, en las fbricas de maquila textil y en la agricultura para
exportacin. Otras se han sumado a los flujos migratorios transfronterizos e internacionales.
En contraste, en las ltimas dos dcadas ms mujeres mayas, aunque menos xinkas y garfunas, se
han incorporado a la administracin pblica, a la docencia y el trabajo intelectual.
61 Informe Nacional de Desarrollo Humano (2005)
Hombres Mujeres
Rama Agricultura Industria Servicios Comercio Agricultura Industria Servicios Comercio
Total en % 43.8 13.2 27.0 15.6 16.0 20.3 29.1 34.4
Etnicidad
Indgena 58.4 11.3 17.2 12.7 27.1 26.5 16.7 29.5
Ladino 34.0 14.5 33.5 17.5 9.4 16.6 36.5 37.3
Comunidad Lingstica
Kiche 47.9 16.8 15.4 19.9 26.1 27.8 14.4 31.1
Qeqchi 70.9 4.8 14.7 9.4 17.9 28.5 19.6 34.1
Kaqchikel 43.9 19.3 22.8 13.3 14.2 31.6 21.5 32.8
Mam 70.1 6.4 14.6 7.3 55.2 13.4 14.4 17.0
26
Situacin econmica y exclusin
Las actividades econmicas del pueblo garfuna en Livingston, Izabal son limitadas porque quienes controlan el comercio y los servicios de turismo en el municipio son ladinos, extranjeros e indgenas que han migrado de otras regiones del pas.62 Por esa razn, la mayora de mujeres garfunas realizan actividades informales como venta ambulante de comida, elaboracin de trenzas para las turistas o venta de ropa. La otra opcin es migrar. Una de ellas comenta si no fuera por mi mam que ya tiene 74 aos y vive aqu, hace rato que me hubiera ido a los Estados.
Las mujeres xinkas tambin tienen pocas opciones de trabajo en el comercio, a no ser pequeos puestos de comida preparada, quesos, panela, hierbas, frutas y verduras. Ellas se enfrentan diariamente con actitudes discriminatorias por parte de las autoridades municipales.
Ac en Jalapa a nosotros no nos reconocen, aunque de nosotros sea el pueblo. A nosotras nos estn discriminando los policas municipales porque ac en el mercado no nos dejan vender. Cuando nos encuentran en el mercado agarran los canastos y los tiran. Aqu ya solamente caben los ricos, porque ellos son los que intervienen. All es donde cae la discriminacin. Cuando nos ven dicen aqu vienen las gentuzas, ya vienen a vender las crinoras, las coloras. Esa es la marginacin que nosotras estamos viviendo. Nosotras de ninguna manera encontramos favor. Cuando bajamos al pueblo con esperanzas de vender gisquiles y gicoyitos, para llevar aunque sea la libra de azcar, la libra de sal o tal vez un trocito de jabn a nuestra familia, nos discriminan tal vez porque somos mujeres indgenas.
Mujer xinka de la montaa de Xalapn (2009)
Al trabajo femenino remunerado se suma la doble jornada que realiza la mayora de mujeres
trabajadoras, sobre todo quienes son madres y tienen hijas e hijos pequeos. Este trabajo de cuidado
no reconocido ni remunerado- les ha sido asignado culturalmente (ver Tabla no.5). Sin embargo, las
estadsticas nacionales an no hacen mediciones sistemticas del uso del tiempo, de manera que una
gran parte de su trabajo permanece oculto, desvalorizado y no remunerado.
62 Rey (2010: 49); CODISRA (2009) y entrevistas con mujeres garfunas realizadas por Claudia Dary (2009).
27
Tabla No.5 Horas promedio dedicadas durante el da al trabajo y a las tareas del hogar
por grupo tnico y sexo Ao 2006
Fuente: Pamela Escobar (2011) con datos de Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (2006).
2.2.3. El trabajo de casa particular63
Para el ao 2006, 169,610 mujeres aparecan registradas en el rubro Empleo domstico de la
Encuesta Nacional de Condiciones de Vida. De este total, el 28.7% eran mujeres indgenas64. Otras
fuentes aseguran que alrededor de un 42% de las trabajadoras de casa particular est comprendido
entre los 10 y los 18 aos de edad y se estima que solo el 1% de ellas devenga el salario mnimo
establecido por la ley.65
El trabajo de casa particular tiene rasgos de servidumbre, y sesgos de gnero, clase y etnia. Se
caracteriza por la precariedad y la ausencia de derechos, sobre todo para las adolescentes muchas
de ellas indgenas- que migran del campo a la ciudad, y que se encuentran en un entorno desconocido
y muchas veces hostil.
63 Los trminos para hacer referencia a las y los trabajadores del servicio domstico ha sido tema de debate terico y poltico. En Amrica Latina, la legislacin laboral les llaman trabajadores domsticos. Pero esto refuerza la nocin de que las amas de casa no trabajan. Por lo tanto, se han utilizado otros trminos: trabajadoras del servicio domstico, trabajadoras domsticas remuneradas o trabajadoras domsticas asalariadas. La palabra domstica ha generado polmica entre las propias trabajadoras. Por ejemplo muchas de las afiliadas a la Confederacin Latinoamericana y del Caribe de Trabajadoras del Hogar (Conlactraho) han rechazado ser llamadas domsticas, porque este trmino evoca la nocin de ser domadas, como animales. (Goldsmith, 2007). En Guatemala reivindican el trmino trabajadoras de casa particular para connotar que es un trabajo remunerado y no el que realizan las amas de casa. Sin embargo, las estadsticas lo registran como trabajadoras/es domsticas/os. 64 DEMI (2011) 65 Encuentro Nacional de Trabajadoras de Casa Particular (Guatemala, 25 de abril de 2010) convocado por Asociacin por los Derechos de la Trabajadora (ASOCASA), con el apoyo de Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM).
Trabajo en empresa, finca, negocio propio o parcela de forma independiente
Tareas del hogar
Grupo tnico/sexo
Hombres Mujeres Hombres Mujeres
Kiche 7.7 5.8 2.1 5.9
Qeqchi 7.6 6.7 2.0 7.4
Kaqchikel 8.2 6.7 1.7 5.5
Mam 7.3 5.7 1.6 6.0
Ladino 8.2 7.2 2.0 5.8
Total 8.0 6.8 1.9 6.0
28
A la precariedad salarial se suman las jornadas extensas, en algunos casos maltrato y abusos, incluso
sexuales; discriminacin y, en general, carencia de proteccin legal y de prestaciones laborales que
contemplen servicios de salud, maternidad o una jubilacin al retirarse. Sucede no pocas veces, que
las trabajadoras de casa particular dedican su vida a trabajar en una casa, no constituyen un hogar
propio y al envejecer no tienen recursos para sobrevivir, como lo evidencia el dato de que las
trabajadoras de casa particular afiliadas al seguro social representaban slo el 0.5%66.
Las mujeres indgenas, sobre todo del rea rural, que se incorporan en el trabajo de casa particular,
enfrentan dificultades adicionales por su escaso dominio del idioma espaol, y su desconocimiento del
entorno urbano. Muchas veces, son obligadas a dejar de vestir sus trajes regionales, y sus prcticas
culturales son desvalorizadas, lo cual provoca prdida de su autoestima y cambios en su identidad.
An bajo estas condiciones tan adversas, las mujeres se han organizado para luchar por sus
derechos. El Centro de Apoyo a las Trabajadoras de Casa Particular -CENTRACAP, la Asociacin por
los Derechos de la Trabajadora de Casa Particular, Madre Soltera y Mujer Rural -ASOCASA, y la
Asociacin de Trabajadoras del Hogar a Domicilio y de Maquila -ATRAHDOM han logrado visibilizar la
problemtica del trabajo de casa particular, y han sostenido una lucha legal para regularlo ya que el
Cdigo de Trabajo, hasta hace poco tiempo,
amparaba legalmente (artculo 164) a los
patronos que obligaban a las trabajadoras a
laborar hasta altas horas de la noche, o
limitarles sus das de descanso, bajo la
amenaza de despido67.
Un avance fue la apertura, en el 2009, del
Programa Especial de Proteccin a Empleadas
de Casa Particular -PRECAPI que, por primera vez, reconoci formalmente a miles de mujeres que
realizan trabajo domstico remunerado68. El PRECAPI, contempla cobertura de maternidad, atencin
mdica a los hijos e hijas de las beneficiarias en sus primeros cinco aos de vida, y asistencia mdica
66Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (2006) 67 En el 2005, lograron que se suspendiera ese artculo del Cdigo pero an quedan muchas situaciones sin legislar. 68 COMMCA/SICA (2010); www.igssgt.org
El acento de algn idioma maya se percibe apenas habla. Suman
23 los aos que ha prescindido del kiche, su idioma materno,
aunque nunca ha dejado de usar el traje regional de su natal
Momostenango, Totonicapn: un corte ceido hasta poco arriba de
los tobillos y un gipil blanco. Olga Poroj se considera afortunada,
pues no la obligaron a vestir uniforme, como a otras.
Mirja Valds (El Peridico, 14-11-2004)
Y nuestros derechos?
Mi mam cri a los hijos de los dueos de la casa. Mi mam vivi en condiciones muy precarias, ah en Puerto Barrios. A mi mam
nunca se le pag prestaciones laborales ni una indemnizacin.
Cuando falleci...nicamente mandaron una bolsa de azcar, pan dulce y caf. Y la seora -la patrona- se encarg de entregarme los
35 quetzales del mes que a mi mam le tocaban. Eso fue lo nico que se reconoci por el tiempo laborado. En ese momento yo les
deca a mis compaeras: Cmo nosotras, las mujeres garfunas, vamos a reivindicar nuestros derechos?
Angela, joven garfuna (2009)
29
en caso de accidentes. No incluye proteccin por invalidez, vejez, sobrevivencia y enfermedad comn,
y por ahora slo aplica en el departamento de Guatemala69.
2.2.4. El trabajo profesional e intelectual
Aunque lentamente, en las ltimas dos dcadas, ha habido un aumento importante en el acceso a la
educacin para las mujeres indgenas, sobre todo de las comunidades lingsticas kiche, kaqchikel y
qeqchi, y en menor grado para las xinkas y garfunas. Este avance se traduce en mejores
oportunidades para incorporarse en trabajos que requieren ttulos universitarios o altos niveles de
calificacin. Si bien an son minora, las mujeres profesionales que viven y trabajan en la ciudad
capital o en otras reas urbanas, tienen un poder de demostracin simblico muy fuerte sobre otras
mujeres mayas, sobre los residentes capitalinos y la sociedad guatemalteca70, porque desafan todo
un sistema ideolgico rgido y bipolar que ha regido por muchos aos. Se trata de mujeres mayas que
son trasgresoras de un orden patriarcal y discriminador, y que al mismo tiempo, crean nuevas redes
sociales en un ambiente extracomunitario.71
Una situacin similar viven las mujeres garfunas, entre quienes ahora se cuenta con abogadas,
pedagogas, trabajadoras y mdicas. Pero por mucho tiempo, ni siquiera en las propias comunidades,
se vislumbraba la posibilidad de ver a una mujer afrodescendiente convertida en una profesional.
El avance educativo, sin embargo, no es suficiente para incursionar en mbitos laborales
profesionales. Aunque se observan ms universitarias/os, autoridades de gobiernos locales,
funcionarias pblicas, polticas o empresarias indgenas, su presencia en puestos claves de direccin
de toma de decisiones, es an insignificante. Esto se observa en la administracin pblica, en los
organismos estatales y en la academia.72 Las escasas oportunidades en el pas, motivan a algunas de
estas personas a migrar como sucede entre las/os garfunas73.
69 CERIGUA (2011) 70 Camus (2002:1) 71 Asturias, Dary y Vargas (2004:40). 72 Diario de Centroamrica (18 de noviembre de 2008) 73 CODISRA (2009)
Fuga de cerebros garfunas
La poca viabilidad de ofertas laborales ha significado la salida de intelectuales y profesionales garfunas, lo que constituye una doble prdida para la comunidad y sus vecinos. Hasta ahora los pocos espacios dedicados a una gestin gubernamental en el municipio son ocupados en su mayora por profesionales venidos de otros departamentos. Tambin la bsqueda de una educacin ptima ha sido generadora de migracin, desde el nivel primario, el diversificado hasta los estudios universitarios. Y, una vez concluidos los procesos formativos, estos profesionales son captados por el sistema de los centros urbanos o, ante la falta de oportunidades en sus comunidades, se quedan en las ciudades o migran al extranjero.
CODISRA (2009:59)
30
2.3. La migracin, estrategia para enfrentar la pobreza
La migracin, transfronteriza, regional e internacional, se ha convertido en una opcin para enfrentar
los niveles de pobreza, los bajos salarios y las escasas oportunidades de ascenso social que ofrece el
pas. Desde los aos noventa se registr un aumento significativo del fenmeno migratorio, y segn
datos de la Organizacin Internacional para las Migraciones -OIM, para el 2010, 1 milln 500 mil
personas haban migrado hacia Estados Unidos. Un 28% de este flujo migratorio est constituido por
mujeres, un poco ms de 400 mil. Los principales departamentos de origen de migrantes son
Huehuetenango, San Marcos, Quetzaltenango, Alta Verapaz, Guatemala y Jutiapa. Los cuatro
primeros tienen un alto porcentaje de poblacin indgena74.
Esta dinmica migratoria ha significado un importante flujo de remesas que ubican a Guatemala como
el cuarto pas que, en Latinoamrica, recibe ms ingresos por esa va. Las remesas representan una
de las principales fuentes de divisas y han jugado un papel fundamental en la reduccin de la pobreza
general que experiment el pas entre 2000 y 2006.75 Asimismo, han contribuido a amortiguar los
efectos crticos de la exclusin de los pueblos indgenas, y constituyen un ingreso clave para las
familias indgenas y rurales.
Para el 2007, el nmero de migrantes indgenas se estimaba en 273,000 personas, la mayora
hombres. Y en 753,727 la cantidad de personas que reciba remesas76. Como una tendencia general,
son las mujeres quienes reciben las remesas, lo que implica cambios en sus responsabilidades, roles y
expectativas tanto a nivel familiar como comunitario.
A partir del 2008, la poltica migratoria de Estados Unidos, cada vez ms restrictiva, ha provocado la
deportacin de miles de migrantes, hombres y mujeres, de distintas comunidades tnicas, que afecta
el envo de remesas y, en consecuencia, la agudizacin de la pobreza en el rea rural. Segn un
estudio de UNICEF/OIM, de 345 dlares mensuales que reciba cada familia en el 2008, en el 2009 se
redujo a 272 dlares, lo que ha repercutido en los hogares guatemaltecos, principalmente rurales e
indgenas.
Las migraciones, sobre todo a Estados Unidos, provocan impactos en las vidas de las mujeres: de las
que se van, de las que se quedan y de las que estn retornando por deportacin. Como plantea
Camus: Actualmente la mujer indgena se encuentra en la perturbadora situacin provocada por la
salida de tantos hombres de las comunidades, lo que reta a la construccin especfica de poder y
gnero de la comunidad indgena rural y con ello el deber ser masculino y femenino, el matrimonio, la
maternidad, la familia. Las mujeres indgenas viven un cmulo de transformaciones contradictorias
entre procesos de empoderamiento y de creciente autonoma, pero tambin de precarizacin,
despojo y nuevas violencias77.
74 Monzn (2006) 75 De Len en PNUD (2008) 76 Ugalde y Pelez (2009:217) 77 Camus (2010)
31
Migracin: cambios y continuidades en las vidas de las mujeres mayas, xinkas, garifunas
Cambios en relaciones de pareja. Cambios en la maternidad y relaciones familiares. Nuevas expectativas de las mujeres, tanto de las que se van como de las que se quedan. Familias transnacionales que transcurren entre dos o ms pases. Impactos psico-sociales: sentimientos de abandono/tensiones/culpas. Cambios contradictorios en la nocin derechos/ejercicio de derechos. Cambios en las prcticas culturales. Mayores responsabilidades.
Ana Silvia Monzn (2006) 2006
2.4. Las mujeres y el acceso a la tierra
Para las mujeres de los pueblos maya, xinka y garfuna, la tierra ms que un bien econmico, es un
elemento fundamental en su vida e identidad; en sus cosmovisiones los seres humanos tienen
vnculos sagrados con la tierra por ser el lugar de origen y de sus ancestros y ancestras. Este
pensamiento entra en tensin con una sociedad donde la tierra es un recurso ms de carcter
econmico que espiritual y cultural.
La propiedad, tenencia y uso de la tierra tienen una connotacin econmica y poltica, y en el pas la
estructura agraria se caracteriza por la concentracin de la tierra en pocas manos, y por el despojo de
tierras cultivables a las comunidades indgenas que se han visto obligadas a continuar sus prcticas
culturales y la agricultura de subsistencia, en espacios cada vez ms reducidos, de manera que su
sobrevivencia econmica y cultural est amenazada.
A esa inequidad histrica se suma la discriminacin de gnero que limita a las mujeres para que
hereden y trabajen la tierra en condiciones de igualdad con los hombres. Se considera que el espacio
natural para ellas es la casa, no se les asume como agricultoras, situacin que ha sido sealada por
las mujeres indgenas en sus luchas por el acceso a la tierra. Como comparte Margarita: La mayora
de mujeres indgenas no tenemos acceso a la tierra y si en algn momento las tenemos son en
trminos de minifundio, y por otro lado aquellas familias que poseen en mnima cantidad, pues son
particularmente depositadas a los varones, se hace esa prioridad, quedando las mujeres indgenas sin
una proteccin especialmente para poder sobrevivir.78
Propiedad de la tierra y exclusin
En Guatemala slo un 16.2% de los propietarios de tierras son mujeres. Y apenas el 6.5% son mujeres indgenas79.
Segn FONTIERRAS80 de los beneficiarios de sus programas slo un 11% son mujeres frente al 89% de hombres81.
78 Nombre supuesto de participante en taller de socializacin (Guatemala, 2007). 79 FIAN (2007) 80
El Fondo Nacional de Tierras FONTIERRAS- fue creado en 1999. Es el nico mecanismo estatal para el acceso de campesinas y campesinos a la tierra. 81 FIAN (2007)
32
Esta situacin contrasta con el patrn cultural garfuna de herencia que, por la va materna, asigna
tierras al hijo primognito, pero a la vez existen obligaciones de los hermanos hacia las hermanas y
son las madres de familia quienes se encargan de que se cumplan. Varios hijos mayores
designados por la regla como herederos en Livingston fueron obligados por su madre a financiar
regularmente a sus hermanas, quienes no heredan 82
Una situacin que se relaciona con la tierra y que en la ltima dcada ha tenido impacto en las vidas
de las mujeres mayas y xinkas en el rea rural, es la explotacin minera y petrolera en territorios cada
vez ms extensos en los departamentos donde hay mayora de poblacin indgena. Los efectos de
esta actividad econmica son varios: desalojo de las tierras o la obligacin de vender a precios
irrisorios, el cambio del uso de los suelos, la contaminacin de los caudales de agua, daos a las
viviendas, y el surgimiento de contaminacin y enfermedades de la piel y gastrointestinales.83
2.5. La educacin, entre rezagos y avances
La educacin es uno de los derechos ms negados a las mujeres mayas, xinkas y garfunas. Si
bienen las ltimas dcadas se observan avances en la cobertura del nivel primario, ellas enfrentan
desventajas para el acceso a niveles de educacin secundaria y superior, situacin que les impide
ubicarse mejor en el mercado laboral.
Este rezago est relacionado con cuestiones histricas, culturales, econmicas y polticas. Por un lado,
los niveles de pobreza limitan el sostenimiento de las nias en la escuela. Y por otro, la discriminacin
tnica y de gnero, en la familia y en la sociedad, se expresa en prejuicios que privilegian la educacin
de los nios en detrimento de las nias, y de la poblacin ladina y del rea urbana, en desmedro de
mujeres mayas, xinkas, garfunas y afrodescendientes sobre todo del rea rural.
Prejuicios sobre las mujeres indgenas
La sociloga kaqchikel Emma Chirix ilustra los prejuicios que existen en la sociedad guatemalteca, con relacin a las mujeres indgenas cuando se presume que su lugar natural est en el mercado, en la tortillera, en el servicio domstico, en el hogar rural. O que, debido a su naturaleza y su cultura, la mujer y la adolescente indgenas no estn hechas para las actividades que requieren reflexin sino nicamente habilidades manuales.
El imaginario criollo, ladino y mestizo de este pas ha colocado a la mujer indgena en el mercado, en la plaza pblica, en la cocina de las casas donde se ve obligada a trabajar, como parte del paisaje en las estampas costumbristas o en los museos especializados en textiles o artesanas.
En muchos hogares indgenas y rurales an predomina la idea de que nias y adolescentes deben
asistir a la escuela por un periodo limitado, solamente para adquirir conocimientos bsicos para
defenderse en la vida: leer, escribir y hacer las cuentas.
82 Rey (2010: 45) 83 ULAM (2010)
33
Al respecto, el testimonio de Luca Willis Paau, mujer qeqchi resulta revelador: En relacin a la
educacin formal mi madre no tena una visin amplia. Me deca que slo ira a la escuela para
aprender mi firma, aprender a leer y escribir para que no me engaaran como sucede con las
personas analfabetas. Pero ella pensaba que el estudio no me sera til, que slo sera til a mi
hermano porque l es hombre y saldra a trabajar fuera de la casa. Sin embargo, a las mujeres se nos
prepara mejor ya que aprendemos a hacer los trabajos no slo de la casa sino tambin del varn.
Desde aquel entonces yo observaba que se manifestaba una divisin en la educacin y en las
oportunidades hacia el hombre y la mujer.84
Otros factores que limitan la educacin de las nias y adolescentes indgenas y rurales, son la mala
nutricin, la baja autoestima, el trabajo infantil, la discriminacin, y la desercin escolar. Dada su
condicin de pobreza, ellas deben cooperar con las tareas hogareas y aportar al ingreso familiar
desde temprana edad por lo que, en muchas ocasiones, las madres y/o los padres las retiran de la
escuela para enviarlas a trabajar. A esto se suman las prcticas discriminatorias de compaeros y
compaeras de clase en ambientes inter-tnicos, que muchas veces provocan el abandono temprano
de las aulas.
En otra perspectiva, el monolingismo en idiomas mayas tambin incide en los bajos niveles
educativos entre la poblacin indgena, ya que la educacin formal se imparte en espaol, el idioma
oficial que predomina en oficinas y servicios pblicos. Por esta razn, las personas monolinges
particularmente mujeres mayas y rurales- estn en desventaja para acceder a informacin sobre sus
derechos humanos.
El monolingismo afecta a los hombres (30.2%) y en mayor medida a las mujeres, sobre todo adultas
que viven en zonas alejadas y de difcil acceso (38.6%)85. Sin embargo, ahora hay una nueva
generacin de mujeres indgenas jvenes, bilinges en sus idiomas maternos y espaol e incluso un
reducido grupo que adems domina otros idiomas.
En las ltimas dos dcadas se observan cambios positivos: muchas familias indgenas y rurales le
apuestan a la educacin de sus hijas como una forma de superacin. Asimismo, las medidas de
accin afirmativa en la educacin, implementadas a raz de los Acuerdos de Paz86, han contribuido al
aumento del nmero de mujeres mayas, garfunas y xinkas que logran alcanzar un grado universitario.
Rompiendo esquemas
Mara Ixcoy est estudiando en la universidad. Ella me inspira a seguir adelante, como indgena que soy. Hay muchas mujeres indgenas que llegan a este avance, porque se casan muy jvenes o porque otras personas las desaniman.
Una deja de estudiar porque, ac en Guatemala, son muchas las personas que nos jalan para atrs.
Andreas Boueke, Mara Ixcoy: mujer rebelde, en El Peridico (14 de enero de 2011)
84 Willis (2000) 85 PNUD (2005: 400) 86 Por ejemplo el programa EDUMAYA desarrollado en la Universidad Rafael Landvar con apoyo financiero de AID.
34
2.5.1. El analfabetismo en Guatemala87
Aunque se observan avances en los niveles educativos de las mujeres con relacin a los hombres, la
tasa de alfabetizacin de hombres contina siendo superior a la de las mujeres. Segn la ENCOVI
2006, los promedios nacionales alcanzaron el 91.4% en hombres y 84.8% en el caso de las mujeres.
Si bien la diferencia es de 6.6% a nivel nacional, las mayores brechas existen en los departamentos
con alto porcentaje de poblacin indgena, por ejemplo, en Quich la brecha es de 25.5 puntos
porcentuales, en Alta Verapaz, de 18, Solol, 11, Totonicapn y Baja Verapaz, ambos con 10.2 puntos
porcentuales88.
Un estudio del Comit Nacional de Alfabetizacin -CONALFA destaca que a partir del 2004 plantearon
iniciativas como el Programa de Alfabetizacin Bilinge, dirigidas a las mujeres, y particularmente a las
mujeres indgenas, logrando en el 2008 una inscripcin de 70.19% de mujeres contra 29.81% de
hombres en los grupos de alfabetizacin, lo que ha contribuido a cerrar las brechas de gnero y etnia,
as como entre rea urbana y rural89.
Sin embargo, el analfabetismo que an se registra, afecta ms a la poblacin indgena, a las mujeres y
la poblacin en extrema pobreza. Para el 2006 la tasa de analfabetismo para jvenes (15 a 24 aos
de edad) indgenas y no indgenas ascenda a 19.6% para los primeros y 7.8% para los segundos,
siendo ms pronunciada en el rea rural (18.8%).90
La tasa de analfabetismo para las jvenes indgenas es de 26.4% y en el rea rural aumenta a 31.9%,
mientras que en el caso de los hombres indgenas y rurales el porcentaje de analfabetismo es ms
bajo, del 14.2%.91 Estas inequidades que afectan a las mujeres se relacionan con la carga domstica
que muchas nias y adolescentes indgenas deben cumplir, con la valoracin desfavorable hacia la
educacin de las nias, as como con la falta de recursos y la lejana de las escuelas.
Tabla No.6 Tasa de analfabetismo en jvenes de 15 a 24 aos, por sexo, etnia, y rea de residencia
Aos 2000 y 2006 Total Hombres Mujeres
Ao 2000 2006 Cambio 2000 2006 Cambio 2000 2006 Cambio
Total pas 18.3 12.2 -6.1 12.3 8.6 -3.7 23.7 15.2 -8.5
Indgena 30.2 19.6 -10.5 18.3 11.3 -7.0 40.6 26.4 -14.2
No-indgena 11.0 7.8 -3.2 8.7 7.1 -1.6 13.0 8.3 -4.7
rea urbana 6.9 5.5 -1.4 4.2 3.8 -0.4 9.1 7.0 -2.2
Indgena 16.2 10.9 -5.3 10.0 6.5 -3.5 20.9 15.0 -5.9
No-indgena 4.1 3.6 -0.5 2.5 2.9 0.3 5.4 4.2 -1.2
rea rural 25.9 18.8 -7.0 17.3 13.6 -3.7 34.2 23.2 -11.0
Indgena 34.6 24.3 -10.4 20.7 14.2 -6.5 47.5 31.9 -15.6
No-indgena 17.8 13.7 -4.0 14.3 13.1 -1.2 21.3 14.3 -7.0 Fuente: PNUD, Informe Nacional de Desarrollo Humano 2007 y 2008 (2008).
87 Si bien existe carencia de datos para conocer el nivel educativo de las mujeres indgenas adultas, las estadsticas educativas han mejorado en los ltimos aos. De manera que, el Ministerio de Educacin reporta informacin desagregada por sexo y etnicidad, sobre tod