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Mundoy_Pais_Mapuche2007

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    EL NUEVO MOVIMIENTO MAPUCHE Y LA RECONSTRUCCINDEL MUNDO Y PAS MAPUCHE

    TITO TRICOT

    Documentos de TrabajoEdiciones ILWEN

    Chile

    Noviembre 2007

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    Introduccin

    En los albores del mundo mapuche no haba agua, ni animales, ni plantas.Todo era nada, y en esa nada moraban Ftran Newen, el gran espritu dueo yseor del Wenu Mapu, junto a otras fuerzas ms pequeas. Un da cualquiera

    algunos de los espritus menos poderosos se rebelaron ante Ftran Newen,puesto que ellos queran tambin mandar. El espritu mayor, furioso y lanzandollamaradas por los ojos, escupi a los rebeldes quienes se transformaron enrocas ardientes que al caer por los aires expelidos por la descomunal fuerza delgran espritu, formaron cerros y montaas. Algunos imploraron el perdn delFtran Newen, mas este rehus acogerlos de nuevo en el Wenu Mapuy, porello, quedaron colgando en el aire deslumbrando con su fuego interior el paode la noche. Son Wanglen, estrellas que viven eternamente llorando sudesgracia. En tiempos antiguos sus lgrimas cayeron sobre las montaas,derritiendo la tierra y formando profundos lagos y cristalinos ros. El FtranNewen, al observar la tierra vaca, se pregunt para que serva sta si all nohaba nada. Entonces, fij sus ojos relampagueantes en una hermosa ysolitaria wanglen que colgaba del Wenu Maputan solo aferrada de una de susmanitas. El gran espritu le dio vida de mujer y la envo al Nag Mapupara quesu belleza e inteligencia inundaran la tierra. Los pedruscos del camino le heranlos pies, entonces, Ftran Newen orden que a cada paso dado por la jovenbrotaran yerba y flores del duro suelo. Fascinada de tanto color y exquisitosaromas, wanglen asa flores y las deshojaba alegremente y al tocar la tierracada ptalo se converta en plantas y rboles, mariposas y pajarillos de suavesplumajes.

    Y as comienza el mundo mapuche, argamaza de polvo de estrellas y llanto demujer, que remite a un relato y un mito fundante que est presente en lacultura mapuche actual. Sin embargo, es posible argir que los dos trminos,relato y mito, se confunden o, ms an, se elevan o reducen a la categorade narracin histrica ms que cosmognica, toda vez que el pueblo mapucheno los cuestiona ni interroga, dando por hecho que su origen se encuentra enla furia csmica de Futran Newen. As lo cuentan los antiguos y as se hatransmitido de generacin en generacin, oralmente, ya sea a travs de Piam oNtram. Es el pasado comn de una cultura que se asume como tal,irrespectivamente de las posibles elaboraciones tericas acerca de la misma,ya sea de mapuche o no-mapuche. Ms an, actualmente se plantean la

    reconstruccin del mundo mapuche y del pas mapuche, dos componentesconstitutivos de la cultura y, adems, del repertorio de demandas y objetivocentral del nuevo movimiento mapuche. Por lo mismo, posee una irredargibledimensin poltica que, sin duda, se relaciona tambin con el concomitanteproceso de construccin identitaria, como accin de resistencia, que se verificaal interior del movimiento y en todos los mbitos, tanto en la ciudad como en elcampo.

    Es en este marco general que exploraremos la cultura mapuche desde la pticadel nuevo movimiento mapuche y, ms especficamente, la forma concreta enque sta se relaciona con la reconstruccin del mundo y pas mapuche. Para

    una aproximacin ms sistemtica al objeto de estudio planteado, pareceimportante analizar conceptos claves, tales como cultura, identidad, territorio,

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    movimiento social, nacin, pueblo y comunidad, al menos en trminosgenerales y, adems, optando o asumiendo algunos de ellos, conciente de queson conceptos controvertidos acerca de los cuales no existen definicionesunvocas. Asimismo, para efectos de presentacin, el ensayo se estructuraren tres secciones cuya imbricacin, esperamos, contribuya a realizar una

    aproximacin ms sistemtica al tema. Estas secciones son: una aproximacinconceptual bsica; una breve contextualizacin histrica que de cuenta de larelacin Estado-Nacin chileno y pueblo mapuche; el nuevo movimientomapuche y la reconstruccin del mundo y pas mapuche

    Aproximacin conceptual bsica

    Conceptualizamos la cultura como una red o trama de sentidos con los cualesdamos significados a los fenmenos o eventos de la cotidianeidad. Comoproduccin de sentidos y como un sistema de patrones de comportamientotransmitidos y adquiridos socialmente. Toda la produccin material e inmaterialdel ser humano: comprende valores, actitudes, acciones y significadossimblicos que conllevan memoria, presente y, adems, constituyen condicinpara el desarrollo de la produccin cultural futura. Es decir, una totalidad quecomprende elementos histricos, psicolgicos, sociales, materiales ysimblicos. Es una conjugacin de elementos que posibilita la distincin entresistemas culturas particulares y, adems, da lugar a la constitucin de variassubculturas y contraculturas. Asimismo, nos permite el anlisis y comprensindel presente en relacin directa con el pasado y con la produccin simblicafutura. Ello no implica, en todo caso, la imagen de una totalidad clausurada eimpenetrable, menos aun fosilizada en el tiempo, ms bien indica un sistemacon grados distintos de integracin, dinmico y cambiante. Mascareo hasealado quecomo concepto tcnico del anlisis social, la cultura ha perdidobuena parte, sino todo, desu poder descriptivo y explicativo de las diferencias ysemejanzas en unasociedad moderna cuyas constelaciones problemticas soncrecientementetransversales, supraterritoriales y multidependientes. La culturase vuelveporosa.1 Dicha porosidad no es equivalente a postular la inexistenciade la cultura, sino que ms bien indica su supuesta vacuidad conceptual, porende, no elimina el fenmeno que otros, como los mapuche, lo viven y percibencomo su cultura, aquello claramente diferenciado de otras culturas y que noconstituye solo fragmentaciones e inconsistencias, aunque las culturas

    indgenas siempre han estado expuestas y abiertas a prestaciones culturalesexgenas. Tampoco se reduce a la iterabilidad simblica que distancia eldiscurso de toda relacin o referencia externa, pues la cultura es percibida yvivida en su materialidad y como unidad integrada. Es decir, el mito de laintegracin cultural, claramente criticado por Archer, por ejemplo, parece no serinterpelado desde lo mapuche, ni siquiera constatado. Archer sostiene que,originado en el nivel descriptivo, el mito cre el arquetipo de la (s) cultura(s)como una red perfectamente tejida y que todo lo atrapa, cuya intrincadaconstruccin no hizo ms que incrementar su fortaleza. El mito pint a lacultura como un sistema perfectamente integrado, en el cual cada uno de los

    1Mascareo Aldo, Sociologa de la cultura; deconstruccin de lo mapuche, Estudios PblicosN 105, Chile, 2007, p.62

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    elementos era interdependiente con todos los dems: el ejemplo ltimo de unaorganizacin compacta y coherente. 2 Su crtica apunta al concepto de culturaconvencional y al hecho de que nadie haya cuestionado la necesidad deincorporar el mito en sus teoras. Es decir, no era problemtico. Sin embargo, lamisma Archer no cuestiona la incorporacin de la cultura a su teora de

    desarrollo cultural, aunque obviamente, no el mito. Y el concepto de culturapostulado por ella no es claramente explicitado, aunque queda claro querehusa caer en la confusin terica de establecer la equivalencia entre dosniveles distintos: el sistmico y el sociocultural.

    Para el objetivo que nos convoca, es decir el rol de la cultura mapuche en elseno del movimiento mapuche actual y su dimensin poltica, baste sealarque para los propios mapuche la cultura y sociedad mapuche siempre semostraron permeables a los prstamos culturales y lo mapuche es mscomplejo hoy de lo que fue alguna vez en el pasado, y se expresa tanto bajo laforma de una minora campesina, como por sobre todo, una mayora urbana.

    Los mapuche son la suma de todo eso y la suma de todo eso es lo mapuche. 3Y un componente fundamental de aquella complejidad es la identidad,entendida como una conjugacin de cualidades con la cual se relaciona unconjunto de personas. Proceso que supone relacin con otros, supone unsujeto producido en interaccin con un sinnmero de relaciones sociales. LaIdentidad va ms all de lo individual o de una mismidad, esencia o existenciade un s mismo, por ende, es una conjugacin de rasgos culturales que noshacen diferentes en relacin a otros y, por lo mismo, puede constituirse comooposicin a otros. Sin embargo, tambin posee un elemento afirmativo. Encualquier caso, una identidad colectiva es un artefacto cultural que seconstruye socialmente y no responde a una esencia eterna. Es decir, laidentidad no es algo ya dado, sino que tambin es un proyecto, esesencialmente dinmica, se nutre del pasado, del presente y es capaz dedibujar el futuro.

    Se articula desde arriba a travs de un discurso especifico y dominante y desdeabajo por medio de lo popular, por lo tanto coexisten distintas versiones de laidentidad lo cual permite la construccin y reconstruccin de la comunidadimaginada a todo nivel, y una comunidad de esta naturaleza la constituye lanacin, aquel conglomerado humano con tradiciones y hbitos similares,fraguadas en el tiempo y en relaciones de convivencia, cuyo tamao y

    complejidad son muy superiores a una familia, clan, o etnia. Bajo estosparmetros, presencia y pertenencia van unidas en la configuracin de laidentidad, lo cual, a su vez, implica pertenencia a una comunidad cultural y,muchas veces, a una comunidad poltica que es la nacin. Y esta ltima,generalmente, se constituye en un territorio determinado.Un constructo socialque solo adquiere sentido a travs del significado que le otorga el ser humano.Es mucho ms que el paisaje, que su dimensin fsica: es un espacio dedominacin caracterizado por relaciones de poder. Espacio concreto donde severifican relaciones sociales, interaccin entre personas y colectividades y con

    2 Archer Margaret, Cultura y Teora Social, Ediciones Nueva Visin, Argentina3

    Mariman Jos, Identidad Fragmentada, Peridico mapuche Azkintuwe, Diciembre 2003,www.azkintuwe.org

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    la naturaleza. Es un espacio habitado por la memoria y la experiencia de lospueblos; un espacio construido por el ser humano a travs del tiempo yapropiado por este, generalmente, aunque no siempre, en la forma depueblo,entendido como una entidad humana colectiva que sustenta componentesculturales comunes y que, usualmente, comparte un origen tnico comn.

    Pueblo es todo grupo humano cohesionado por una o ms caractersticascomunes a sus individuos con capacidad de darse una organizacin poltica.Tambin parece importante, para el caso especfico del pueblo mapuche,utilizar el concepto de comunidad, espacio donde se constituyen relacionessociales de distinta ndole. Es un ncleo activo de la vida social, una formaespecifica de organizacin. Una agrupacin humana que comparte elementoscomunes, tangibles e intangibles, y que desarrolla su vida en un territoriodeterminado. La comunidad produce significados y smbolos que la autoafirmany la diferencian de otras comunidades, al tiempo que produce y reproduce unaidentidad colectiva singular.

    La tesis central que se sostiene es que la identidad no puede entenderse sinremitirse a la cultura, aunque no se reduce a ella. Es un relato, una narracinen constante construccin que remite a la cultura. A su vez, la cultura, es decir,la representacin simblica de la realidad, se da dentro de un contextoespecfico, tiene una historia, es concreta, se da generalmente, aunque noexclusivamente, dentro de un territorio. Dicho espacio no puede comprendersesin referencia al significado que le adscribimos y dicho significado o sentido selo otorgamos culturalmente. Es escenario de mltiples interacciones queproducen y reproducen elementos culturales que nos dan identidad. El sentirseparte de un espacio concreto pasa por la identificacin con el mismo y elloconlleva, tambin, el reconocimiento cultural, que los habitantes experimentenun sentido de pertenencia a una cultura determinada que contribuy a laconstruccin de ese territorio. Por lo mismo, se articulan en un mismo espacio:identidad, cultura y territorio.

    Adems, tanto la identidad como la cultura remiten a un sujeto, a unconglomerado humano que las agencia en su subjetividad: la nacin, el puebloo la comunidad que construyen su sentido como entidad colectiva y depertenencia, habitualmente, aunque no necesariamente, en un territoriodeterminado. Y, en este marco conceptual global, es posible argumentar que elmovimiento social, conceptualizado como un actor poltico colectivo, con un

    alto grado de integracin simblica, comunidad de objetivos, baja especificidadde roles, relacin conflictiva con el poder y con un accionar en mbitos noconvencionales que apuntan al cambio social, imbrica todos los elementosantes mencionados en su proyecto de reconstruccin del mundo mapuche ydel pas mapuche.4

    4 Para un pormenorizado anlisis de los Movimientos Sociales ver, por ejemplo, Jenkins CraigJ, "La teora de la movilizacin de recursos y el estudio de los movimientos sociales", ZonaAbierta N69, Espaa, 1994; Melucci Alberto, "Asumir un compromiso: identidad y movilizacinen los movimientos sociales", Zona Abierta N69, Espaa, 1994; Perez Manuel, Cuandolleguen los das de la clera (Movimientos sociales, teora e historia) en Zona Abierta N69,Espaa, 1994; Raschke Joachim, "Sobre el concepto de movimiento social", Zona Abierta N

    69; Espaa, 1994

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    Contexto Histrico: de la reduccin a la criminalizacin

    En la relacin verificada a travs del tiempo entre el pueblo mapuche y elEstado-nacin chileno se ha materializado una dada que ha devenido en unclaro continuum histrico. Son dos trminos de una misma ecuacin:

    dominacin-dominado, donde lo primero es agenciado por el Estado-nacin y,lo segundo, por el pueblo mapuche. Si bien es cierto que es posible constatarmodificaciones en la forma especfica de dominacin, ello no altera la esenciade la relacin, puesto que siempre sta se ha determinado desde el poder.Salvo al comienzo de la repblica, cuando se evidenci una cierta tendencia,acaso nostlgica, al reconocimiento del indgena abstracto y cristalizado en eltiempo, el Estado-nacin - que se constituye como uninacional y unicultural,adems de polticamente unitario - procedi a la negacin de la otredad y a lainvisibilizacin coercitiva de la diferencia. La imposicin de la identidad y culturachilenas conllev, simultneamente, la negacin del otro y, adems, de laincrustacin en el imaginario colectivo de una falsa dicotoma entre civilizaciny barbarie como un conflicto aparentemente inherente a la modernidadlatinoamericana. Latinoamericanidad que, por lo dems, era tan solo un hbridoembrionario, pero con ms poder de fuego y poder poltico que los pueblosindgenas, todo lo cual facilit los procesos de estigmatizacin queacompaaron la construccin identitaria en Chile. Por ende, no es casual quelos medios de comunicacin de la poca satanizaran al mapuche a objeto de justificar su aniquilamiento fsico y cultural, despus de todo lo chilenorepresentaba la civilizacin y lo indgena la barbarie. Entonces haba llegado elmomento de emprender seriamente la campaa contra esa raza soberbia ysanguinaria, cuya sola presencia en esas campaas es una amenazapalpitante, una angustia para las riquezas de las ricas provincias del sur. 5 Seconstata aqu, no solo un llamado al ejercicio de la violencia, sino que, porsobre todo, la relacin directa entre poltica y economa que atravesara larelacin entre el Estado nacional chileno y el pueblo mapuche desde siempre ypara siempre. La riqueza del territorio mapuche fue una de las causasprimordiales de la expansin del Estado chileno a partir de mediados del siglo19, porque como puntualiza el mismo diario no se trat solo de laadquisicin de algn retazo insignificante de terreno, pues no le faltan terrenosa Chile; no se trata de la soberana nominal sobre una horda de brbaros, puessta siempre se ha pretendido tener: se trata de formar de las dos partesseparadas de nuestra Repblica un complejo ligado; se trata de abrir un

    manantial inagotable de nuevos recursos en agricultura y minera; nuevoscaminos para el comercio en ros navegables y pasos fcilmente accesiblessobre las cordilleras de los Andesen fin, se trata del triunfo de la civilizacinsobre la barbarie, de la humanidad sobre la bestialidad. 6 En otras palabras, laempresa civilizadora decimonnica articul una serie de elementoseconmicos, polticos, ideolgicos, culturales y geopolticos que sirvieron de

    Revilla Marisa, "El concepto de movimiento social: accin, identidad y sentido". Zona AbiertaN69, Espaa, 1994, 181-213

    5 Diario El Mercurio, 1 Noviembre 1860, citado en Pinto Jorge, La formacin del estado y lanacin, y el pueblo mapuche, de la inclusin a la exclusin, Centro de Investigaciones Diego

    Barros Arana, Chile, 2003, p. 1446 El Mercurio, 5 de Julio 1859, citado en Ibd., p.154

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    base para justificar el proceso expansionista chileno y, por cierto, la maldenominada Pacificacin de la Araucana. Esto ltimo constituy la fase final dela ocupacin militar del territorio mapuche que se haba comenzado ainstitucionalizar con la creacin de la provincia de Arauco en 1851 y, con unaestrategia de ocupacin gradual a partir de 1860. El principal objetivo fue, por

    cierto, agenciar el aniquilamiento militar y cultural del mapuche para terminardefinitivamente con lo que Vicua Mackenna llamara el asombrosodecaimiento de la raza araucana, establecer la soberana del Estado-nacinchileno sobre territorio indgena, lo cual era congruente con su modelo deestablecer un Estado polticamente unitario; integrar las tierras mapuche a laeconoma con el fin de desarrollar la agricultura triguera para sustentar, entreotros, a los trabajadores de la incipiente minera del carbn en la zona deArauco. Asimismo, para morigerar e intentar superar la crisis de la minera de laplata en el norte del pas a travs de una rudimentaria diversificacinproductiva.

    En el mbito cultural, y sustentado en una ideologa modernista y etnocntrica,el nuevo Estado nacional reduca las mltiples culturas e identidadesexistentes a una dimensin a lo sumo folclrica y suspendida en el tiempoprehispnico y colonial y, adems, superadas por una auto declarada culturasuperior. Y ello no solo acaeci en Chile, pues como sostuvo Mariategui laexplotacin de los indgenas en la Amrica Latina trata tambin de justificarsecon el pretexto de que sirve a la redencin cultural y moral de las razasoprimidas.7 De esta manera la chilenidad se constitua en la identidad nica ydominante y la historia del Estado-nacin comenzaba a escribirsedefinitivamente desde el singular prisma del vencedor a partir de un acto degenocidio y sometimiento de otro pueblo,8 pueblo que poda servir solo comoejemplo de resistencia ante el espaol, es decir es su expresin pasada yanquilosada, y, por cierto, como nutriente cultural de la misma chilenidad, perotambin a distancia. En otras palabras, al mapuche idealizado y mitificado se lereconoce en la lejana sideral de la historia o pre-historia, pero al mapuche realse le reprime, discrimina, estigmatiza y asimila en un sistemtico proceso denegacin de identidad e invisibilizacin de la otredad. Y a ello apuntaba elviolento arreduccionamiento de los mapuche sucedido con posterioridad a laocupacin militar de su territorio a fines del siglo 19 y que, en la prctica,agenci la usurpacin del 90% del territorio mapuche. Adems, seestablecieron aproximadamente tres mil reducciones como parte fundamental

    de una poltica de radicacin violenta de indgenas que dividi comunidades yfamilias destruyendo la estructura socio-cultural del pueblo mapuche.

    La reduccin, entonces, se constituye en un instrumento crucial y de profundainstitucionalizacin racista que intenta reducir al pueblo mapuche a suexpresin fosilizada mientras al mapuche real se le asimilaba en lamarginalidad y se le someta a un proceso forzado de chilenizacin. Procesoque an perdura, toda vez que se ha reproducido, con distintas formas ymatices, en el tiempo. Es decir, se ha verificado un continuum histrico dedominacin, de negacin del otro y de prstina demarcacin de fronteras

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    Maritegui Jos, Textos Bsicos, Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1991, p.2138 Mariman Pablo, Ponencia en Foro Mapuche, Universidad Alberto Hurtado, 25 Octubre 2007,Chile

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    identitarias desde el poder. Es precisamente desde ese poder donde no solose trazan la fronteras identitarias, sino que tambin las polticas econmicas eideolgicas que conforman una matriz de dominacin y negacin del mundomapuche y del pas mapuche. Fue as ayer y contina siendo as hoy, porquela reduccin y asimilacin culturales constituyen parte integral de las

    estructuras de dominacin chilenas que han fluido con mayor o menorintensidad a travs de diversos hitos histricos: desde la ocupacin militardel territorio indgena, la colonizacin, la radicacin, la dictadura militar, ladivisin de las comunidades, la penetracin forestal y los gobiernos civilesactuales. Estos dos ltimos componentes imbricados por la imposicin yconsolidacin del modelo econmico neoliberal que ha significado lasistemtica pauperizacin y marginalizacin de los mapuche. 9Ni siquiera elproceso transicional hacia la democracia en lo relativo al tema indgena,sellado con antelacin acaso con ingenuidad indgena y visin dominante entre las organizaciones indgenas y el futuro gobierno democrtico en elPacto de Nueva Imperial,10 modific substancialmente la relacin entre el

    Estado chileno y el pueblo mapuche. Por el contrario, se refrendaron lasbarreras culturales, identitarias y nacionales desde el poder, negndose elreconocimiento al pueblo mapuche de sus derechos colectivos. Ms an, lainstitucionalidad chilena permaneci inalterable en relacin a derechosindgenas que, en el contexto internacional y latinoamericano, sonconsiderados derechos fundamentales, como lo son el reconocimientoconstitucional y la ratificacin del Convenio 169 de la OIT.11

    Es desde este mismo poder que lo mapuche se percibe como enemigo y nocomo adversario. A decir de Mouffe12, no se trata de eliminar el poder, sino decmo constituir formas de poder ms compatibles con los valoresdemocrticos. Para el pluralismo agonstico el objetivo de la polticademocrtica es construir el ellos para que deje de ser percibido como unenemigo a destruir y sea concebido como un adversario. Sin embargo, unelemento constitutivo fundamental de la poltica indgena del Estado chileno esla criminalizacin de la demanda y del movimiento mapuche13 donde prevalecelo antagnico por sobre lo agonstico y, si bien es cierto que podemosconcordar con Mouffe que aceptar la naturaleza del poder como algo

    9 Para un detallado anlisis del impacto del modelo econmico sobre el pueblo mapuche ver,por ejemplo, Tricot Tito, La Lucha del Pueblo Mapuche, Ediciones Ilwen, Chile, 2006; MarimanPablo et al, Escucha Wingka , LOM Ediciones, Chile, 200610

    El Pacto de Nueva Imperial fue un acuerdo logrado en 1989 entre organizaciones indgenas yel entonces candidato presidencial Patricio Aylwin. En lo medular, el futuro gobierno secomprometa a elaborar una nueva Ley Indgena, ratificar el Convenio 169 de la OIT y accederal reconocimiento constitucional de los pueblos indgenas. Por su parte, los indgenasacordaban canalizar sus demandas por medios institucionales y, adems, votar por elcandidato de la Concertacin11 Chile es uno de los pocos pases de Amrica Latina que no ha ratificado an el Convenio12 Ver, por ejemplo, Mouffe Chantal, La paradoja democrtica, Gedisa, Espaa, 200313 Ver, Informe del Relator Especial sobre la situacin de los derechos humanos y las libertadesfundamentales de los indgenas, Sr. Rodolfo Stavenhagen, presentado de conformidad con laresolucin 2003/56 de la Comisin de Derechos Humanos, 60 perodo de sesiones, ConsejoEcnomico y Social, Naciones Unidas, Noviembre 2003; e Indebido proceso: los juiciosantiterroristas, los tribunales militares y los mapuche en el sur de Chile, Informe conjunto de

    Human Rights Watch y el Observatorio de los Derechos de los Pueblos Indgenas, Chile, 2004

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    inherente a las relaciones sociales implica renunciar al ideal de una sociedaddemocrtica como realizacin de una perfecta armona,14 no podemos menosque argumentar que, en el caso especfico de la relacin Estado chileno-pueblo mapuche, no existe siquiera una imperfecta armona. Por lo tanto, nopuede sorprender que los mapuche se hayan refugiado en la etnicidad como

    estrategia de lucha y forma primordial de supervivencia.

    El nuevo movimiento mapuche y la reconstruccin del mundo ypas mapuche

    Del mismo modo que aconteci a nivel de Abya Yala Amrica Latina enChile se articularon un conjunto de elementos contextuales que generaron lascondiciones para el surgimiento de un nuevo sujeto, un actor colectivo, social ypoltico, que se constituye a partir de nuevas demandas y estrategias enconfrontacin con el poder cristalizado en el Estado-nacin y en el modeloeconmico predominante. Dicho sujeto posee la capacidad de elaborardemandas, disear estrategias de lucha poltica y producir discursos quetrascienden lo meramente campesinista, culturalista o economicista para, en lomedular, territorializar la demanda, etnicizar la identidad, politizar la cultura oculturizar la poltica. Todo lo anterior, es posible argir, se sintetiza en lanecesidad de la construccin o, ms precisamente, la reconstruccin delmundo y pas mapuche. Hablar de un proceso reconstructor implica larestauracin de un mundo y pas previamente existentes y, por ende, elconocimiento de los mismos y, en este sentido, parece importante establecerque dentro de la cultura mapuche, la concepcin de pasado se entiende como

    un concepto genrico y abstracto sin claros referentes empricos que indiquenel principio o fin de algo,15 sin embargo, ello no obsta para que los mapucheposean una idea clara y precisa acerca de su origen como pueblo y cultura.Adems de la gnesis del mundo mapuche anteriormente consignada, aquellahermosa estrella que desciende y explosa flores tras la furia de Ftran Newen,existen otros eventos que perviven en la memoria colectiva y que se expresanfundamentalmente mediante la oralidad y en las formas de dilogos solemnes:pentukum, y dilogos de ndole ms cotidiano y de referencia personal directa:ntram. Y, ms especficamente, en la forma de Epew, que son relatosvinculados a la ficcin, y Piam que, a su vez, son narraciones de alto nivel deabstraccin que remiten a los orgenes, evocando y transmitiendo la

    cosmovisin del pueblo mapuche. Es el caso del Piam deXeg- Xegy Kay-Kayel cual, ms all de numerosas versiones existentes en lo atingente a detalles,en lo substancial permanece inalterable la referencia a un evento acaecido enterritorio mapuche, incluso confirmado con la existencia de varios cerros en elWallmapu, es decir a ambos lados de la cordillera, que constituyen el referentegeogrfico real de dicho Piam. Sin duda, para los mapuche, el relato posee uncarcter histrico o, al menos, una dimensin histrica, aunque no sea factiblesituarlo espacialmente, entonces forma parte integral de su Kimun oconocimiento y, por ende, de su cultura. Es asumido que, en algn momento de

    14 Mouffe Chantall, Op. Cit15

    Huenchulaf Ernesto et al, Nociones de Tiempo y Espacio en la Cultura Mapuche,Corporacin Nacional de Desarrollo Indgena, Chile, citado en Mariman Pablo et al, Op. Cit. p.23

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    su historia, los mapuche se comportaron mal, no sembraban ni cosechabancomo antes, rean entre ellos en lugar de ayudarse y compartir susproblemas; surgieron el egosmo y el individualismo, se descuidaron los hijos yse falt el respeto a los ancianos, a los animales y a los rboles. Entonces,Ngenechen, defraudado y dolido, decidi castigar al pueblo mapuche. Fue as

    como Kay-Kay, el espritu del mal, desencaden una feroz tormenta que inundsembrados, arranc rboles de cuajo e hizo temblar las frgiles ruka. La gentemora ahogada en medio de la lluvia y el viento. En esos terribles momentosapareciXeg-Xeg, el espritu del bien, quien hizo subir la tierra para salvar a supueblo. A este cerro se arrimaban los mapuche para no perecer ahogados ental diluvio. El combate entre las fuerzas del bien y del mal fue feroz, sin treguani cuartel, venciendo eventualmente Xeg-Xeg quien subi tanto la tierra quecasi roz el cielo y as los rayos del sol pusieron trmino a la descomunal lluvia.Tan solo sobrevivieron cuatro personas: un anciano (fucha), una anciana(kuse), un hombre joven (hueche huentru) y una mujer joven (ulcha domo). Losancianos representan la sabidura y los jvenes la garanta de la reproduccin

    de la nacin mapuche. Todos simbolizan el principio de reciprocidad, dedualidad, que se halla en el centro de la construccin de la cosmovisinmapuche. Representan un nuevo comienzo despus del diluvio, un nuevoamanecer luego de una terrible noche de angustias. Como el We Xipantuo aonuevo mapuche que se inicia tras la noche ms larga del ao. Es el comienzode un nuevo ciclo donde, en la madrugada, las familias y sus invitados sedirigan a las vertientes o ros ms cercanos para baarse y beber las aguaspurificadas por la naturaleza. All esperaban la salida del sol. Y la siguenesperando, porque luego de centurias de explotacin y represin por parte deconquistadores europeos y chilenos, el pueblo mapuche todava vive bajo elsigno de Kay-Kay, siempre en peligro de perecer exterminados por la pobreza,la marginacin, la prdida de su cultura y la negacin identitaria.

    Es en este contexto, pienso, que la reconstruccin del mundo y pas mapuchetiene un carcter de afirmacin y reafirmacin identitaria y cultural, un acto deresistencia conciente y, por lo tanto, poltico. Ello pareciera refrendar el asertode que la cultura conserva una alta utilidad como instrumento para laafirmacin de una diferencia local e histrica que viene asociada aposicionamientos instrumentales u objetivos polticos. Es decir, en trminossociolgicos, cultura para poco; en trminos polticos, cultura para mucho (parademasiado quizs).16 Sin embargo, a pesar de que el movimiento mapuche y

    el movimiento indgena a nivel continental han politizado la cultura oculturizado la poltica, ello no significa que la identidad y la cultura puedan serreducidas a una mera narracin sin sustento objetivo. En otras palabras, no esadecuado plantear que la narrativizacin del s mismo es un procesonecesariamente ficcional, si es que por eso se entiende la ausencia de unabase real de la narrativa. Hay una diferencia entre literatura y relato identitario,as como la hay entre literatura y teora,17 y bajo estos parmetros, parececlaro que el discurso identitario del movimiento mapuche articula un conjuntode elementos culturales considerados y percibidos como reales y que, por lodems, remiten a una totalidad denominada mundo mapuche, es decir, una

    16

    Mascareo Aldo, Op. Cit., p. 6217 Larran Jorge, Sobre sociologa de la cultura: la deconstruccin de lo mapuche, deAldo Mascareo,Estudios Pblicos N 105, Chile, 2007p. 117

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    conjuncin de elementos materiales e intangibles que producen sentido: elsentido mapuche. Y fueron sus antepasados, acorde a Armando Marileo,gempin lafkenche, quienes llegaron a determinar y explicarse la estructuracinde su propio mundo, es decir, lograron comprender, articular e interrelacionartodos y cada uno de los elementos que constituyen el mundo mapuche.18

    Estos elementos son, entre otros, y de acuerdo al mismo autor, religin, familia,tierra, identidad, autopertenencia, origen, memoria cultural. Un mundo deequilibrio y armona. Empero, a pesar de existir ciertos rasgos esencializantesen la construccin identitaria del discurso del movimiento mapuche19, y acasotambin en su referente cultural, ello no significa que a la cultura se la entienday viva como una singularidad esttica, suspendida en el tiempo e irrepetible.Aunque, claramente, poseera un alto grado de integracin y persistenciadesde cuya fuente se alimenta el discurso de la identidad. De hecho, la culturajuega un papel central en los movimientos indgenas, porque por medio de ellase establece un conjunto de elementos que operan como emblemas deidentidad, es decir, criterios objetivos de autodefinicin colectiva. Entrelazados

    con sus demandas, los movimientos indgenas definen emblemas deidentidad, conos tales como la tierra y el territorio, la cosmovisin, la lengua osu apego a la naturaleza, y los utilizan como medios de contraste ydiferenciacin con respecto a sus antagonistas.20 Es decir, la politizacin de lacultura se hace por intermedio de la identidad lo cual es distinto alplanteamiento de Mascareo quien sostiene que la cultura y la identidad sonestrategias de los actores para probabilizar sus condiciones de inclusin.21 Ellono obsta para admitir la centralidad de la etnicidad en el discurso y praxis delmovimiento mapuche y en el proceso de reconstruccin de su mundo y pas,toda vez que cumple un rol biforme: de cohesin y movilizacin interna y,simultneamente, de diferenciacin externa. En ambos planos se trata deafirmacin de la identidad tnica mediante la afirmacin de la mismidad ydemarcacin clara de la otredad en la perspectiva de la construccin de lacuarta historia mapuche.22 Y esta historia se ha desarrollado y se continaerigiendo en un espacio concreto como lo es el territorio, espacio constitutivode la cultura e identidad mapuche, porque es un lugar de anclaje de lamemoria colectiva y un referente material u objetivo de su identidad social,23

    donde coexisten la cosmovisin, la comunidad de la sangre o kpan, laidentidad territorial o twun; las tradiciones ancestrales, la memoria cultural, elandamiaje social, el idioma. El mundo y pas mapuche se construyen en dichoespacio, del mismo modo que el nuevo sujeto social y poltico dimana de estos

    y del territorio, pues el territorio no solo constituye un mero paisaje ideolgico odemanda fundamental del movimiento mapuche, sino que, por sobre todo, se

    18 Marileo Armando, El Mundo Mapuche, un mundo de equilibrio y armona, Corporacin deDesarrollo y Comunicaciones Mapuche Xeg-Xeg, Chile, 1998, p. 319 Al interior del propio movimiento mapuche existen crticos de aquellas posturas consideradasesencializantes. Ver, por ejemplo, Mariman Jos, Identidad Fragmentada, Peridico mapucheAzkintuwe, Diciembre 2003, www.azkintuwe.org20 Bello lvaro, Etnicidad y ciudadana en Amrica Latina, La accin colectiva de los pueblosindgenas, CEPAL, 2004 p.3921 Mascareo Aldo, Op. Cit., p.7322 Marileo sostiene que la sociedad mapuche ha transitado por cuatro ciclos histricos, la cuartahistoria se refiere al presente y a la reconstruccin del mundo y pas mapuche en condiciones

    de libredeterminacin.23Gimnez Gilberto Paradigmas de identidad, Sociologa de la identidad, Aquiles

    Chihu (coord.), Mxico, 2002, citado en Bello, Ibd., p.96

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    asume que en el territorio tnico el tiempo y el espacio se conjugan, yaqueall ha trascurrido la experiencia vital que da sustento a la memoriahistrica dela sociedad, 24 por lo tanto es un universo de significados culturalmenteadscritos. En otras palabras, es un constructo mapuche que articula el mundoy el pasintegrando objetividad y subjetividades, apropindose simblicamente

    del territorio, aunque la representacin de este ltimo es ya de suyo una formaparticular de territorialidad y, en cierto sentido, una expresin de poder.

    Entonces, ms all de alabardas y cruces hispanas o del arreduccionamiento yasimilacin forzada desde el poder chileno, el mapuche preserv su mundo ysu pas, aunque obviamente no de manera inalterable. Para Mariman, esainstitucionalidad forjada milenariamente cuenta con un conocimientosistematizado, con agentes reconocidos, con espacios de socializacin yprocedimientos para la proyeccin singular e independiente a los impuestos porel estado-nacin. Sobre esos soportes se logr entender lo humano, lo natural,lo espiritual, lo medicinal, las normas sociales, la regulacin de los conflictos, la

    organizacin y obviamente sirvieron para captar el fenmeno de la alteridad.Todo lo mencionado crea un sistema real y legtimo, el que ayud a controlarlas inmensas extensiones territoriales del Wallontu Mapuy a dar gobernabilidada una nacin. 25 De este modo, se sintetiza la imbricacin entre mundo y pasmapuche, entre memoria, presente y futuro. Asimismo, se grafica lainterrelacin entre territorio, cultura, identidad. Y pueblo mapuche, aquellaentidad colectiva compartiendo un origen comn y rasgos similares en suheterogeneidad. Y nacin mapuche, aquel conglomerado humano donde seentremezclan la pertenencia cultural y la pertenencia poltica. De hecho, elnuevo movimiento mapuche postula la nocin de pueblo-nacin como el sujetocolectivo que agenciar la cuarta historia en la forma concreta dereconstruccin del mundo y pas mapuche. Lo anterior conlleva, adems, lanecesidad del diseo de estrategias de lucha que enfatizan una poltica deetnicidad lo cual, a su vez, implica una accin social conciente que, en loprincipal, subraya las estructuras de diferenciacin tnica como modalidad deafirmacin cultural e identitaria y de integracin simblica, porque seargumenta el pueblo-nacin mapuche es una entidad colectiva que detentaconciencia de un pasado, un presente y un futuro comunes; comparte unalengua, una identidad, valores y prcticas culturales especficas, teniendo unaparticular relacin con la naturaleza sustentada en una cosmovisin propia.Comparte, en suma, caractersticas objetivas, pero tambin subjetivas, es

    decir, una simbologa y entramado de significados que han naturalizado yhecho suyos y que determinan su sentido y prcticas de pertenencia alcolectivo

    Es en este contexto que se rescatan y reproducen elementos componentes delmundo mapuche para rearticular un modelo de sociedad donde Itrofillmongenes la vida en su conjunto, la biodiversidad, la armona, el equilibrio, el respeto.Es decir, todo el sistema de vida. Donde Kme Fellen es el bienestar enarmona y Kme Mongen la calidad de vida. Y Nor-Felen es la ley natural o la

    24 Bartolom, Miguel Alberto , Gente de costumbre, gente de razn, Siglo XXI/Instituto

    Nacional Indigenista Mxico, 1997, citado en Bello Alvaro, Op. CIt, p.10025 Mariman Pablo, Prlogo en Hernndez Isabel, Autonoma o Ciudadana incompleta, elPueblo Mapuche en Chile y Argentina, Pehun Editores, Chile, 2003

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    autorregulacin de la naturaleza.26 Asimismo, re-emergen con vigor lasdistintas dimensiones que conforman el mundo mapuche, por ejemplo, el NagMapues aquel espacio circular plano donde coexisten y se interrelacionan lasdimensiones natural y sobrenatural. En el primer caso la dimensin natural se hallan el Wenu Mapudonde moran todos los poderes positivos y, el Minche

    Mapu, sito en el subsuelo y donde habitan las energas negativas. Las energasde ambos espacios representan la complementariedad y el equilibrio en el NagMapu. En el segundo caso la dimensin sobrenatural coexisten el PuelMapudonde se encuentran los poderes, el origen de la vida, as como dondese retorna en la forma de espritu. Y Lafken Maputierra donde todo termina.

    Pero el mundo mapuche tambin posee una base material que se expresa ensu dimensin territorial. El Wallmapu o pas mapuche se fundamenta en lacosmovisin de dicho pueblo y, adems, en elAd Mapu, sistema de regulacindel comportamiento individuad y colectivo dentro de los diversos espacios quecomponen el territorio y que se dividen en las cuatro partes de la tierra o Meli

    Witran Mapu donde se han constituido desde siempre diferentes identidadesterritoriales, expresando la diversidad de la cultura mapuche que, an as, tieneelementos esenciales en comn que son respetados por cualesquiera dedichas identidades: la cosmovisin, el Ad Mapu y las prcticas culturalesasociadas a los mismos. El ordenamiento territorial y socio-poltico es similar,irrespectivamente del punto cardinal o espacio geogrfico en que se encuentrepresente el pueblo mapuche. De ah que, ya sea en territorio Nagche,Wenteche, Lafkenche, Huilliche, Pehuenche o Puelche, por ejemplo, el pasmapuche se estructuraba y se busca re-estructurarlo en base a Lof, unidadterritorial bsica; Rewe, lo cual implica un ordenamiento mayor representadoen un conjunto de Lof; Aylla Rewe, es decir la unin de nueve Rewe y,finalmente, los Ftal Mapu, vastas extensiones que, tanto en el pasado comoen la actualidad, se manifiestan en la existencia de identidades territoriales queconforman el WallMapu.

    Al mismo tiempo, se mantienen y reproducen las estructuras mapuche deorganizacin social y religiosa y, por ende, su sistema de autoridades. En elmbito socio-poltico, se expresa en el caso de los Lonko, jefe de un Lof ocomunidad; Werken, mensajero y izol, una persona mayor que ameritarespeto, entre otros. En la esfera religiosa se manifiesta, por ejemplo, en lasmachi, agente de la medicina mapuche; Genpin, dueo de la palabra y

    guardin de la filosofa; Zugumachife, intermediario entre la machi y lacomunidad. En otras palabras, la cultura contina siendo el referente central delos mapuche que busca reconstruir y recuperar instituciones tradicionalesdesde una perspectiva mapuche actual. Rearticulan y actualizan norestablecen una organizacin socio poltica mapuche.27

    Surge nuevamente la interrogante entonces: Se puede hablar an de culturamapuche considerando los profundos movimientos telricos a los cuales ha

    26 Reiman Galvarino, dirigente de la Identidad Territorial Nagche, entrevista personal, 25octubre 2007, Santiago, Chile27

    Tierra y Territorio desde el sentimiento de los Pueblos Indgenas Originarios enLatinoamrica. Tierra-Territorio en la cultura Mapuche-Chile,http://www.compasnet.org/espanol/publicaciones/almanaques/almanaque_2006/fundecam.htm

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    sido sometida? Es posible continuar hablando de cultura sin reducirla solo asu carcter instrumental y a su utilizacin por parte de las organizacionesmapuche? Para Saavedra, la cultura mapuche est plenamente articulada auna historia mayor, la chilena, que la sobredetermina y la transformaobjetivamente, siendo lo mapuche actual acaso en una concesin

    Habermasiana un mero evento comunicacional. Y, adems, guste o no, nohay cultura, grupos o sociedad mapuche que ejerzan control cultural sobre unacultura propia. Cierto es, por el contrario, que habra identidad mapuche, peroesa identidad mapuche identidad de pueblo indgena no tendra nada quever con cultura mapuche. Los mapuche seran una poblacin tnica pero nouna cultura, en trminos de un sistema integrado (diferenciado de otro y quepermite la reproduccin biolgica, social y cultural).28 De aqu el autor coligeque la mapuche es tan solo una cultura de resistencia, es decir, las prcticasculturales remanentes seran residuales y se manifestaran polticamente,especialmente en las comunidades rurales. No es distinto, a pesar de provenirde acervos intelectuales muy diferentes, a lo sealado por Clifford, para quien

    las tradiciones se desvanecen, lo que dificultara el conceptualizar ladiversidad humana como algo inscrito en culturas cerradas, por lo tantopropone entenderlas como un orden emergente de culturas hibridas productode la multiplicidad de intercambios que se dan a todo nivel. Desde estaperspectiva la cultura mapuche, entendida como un todo integrado, no existira,lo cual es congruente con la idea de que el concepto original de cultura esinadecuado para entender sociedades funcionalmente diferenciadasmodernas, precisamente porque ellas licuan los contenidos tradicionales ydeconstruyen las estructuras normativas.29 Sin embargo, el movimientomapuche se ha abocado a un luengo proceso de rescate y reconstruccincultural, en la configuracin concreta del mundo y pas mapuche, y ello ha sidoposible solo porque dichos contenidos tradicionales y estructuras normativas sehan mantenido en el tiempo con una persistencia y consistencia que sirven debase y viabilizan el proceso reconstructor. Ello no significa, y los propiosmapuche lo destacan y critican, un esencialismo a ultranza que enfatizara ladiferencia por sobre la convivencia, la mapuchidad por sobre la chilenidad,pues la cultura, en este contexto, se utiliza como mecanismo diferenciadorabsoluto que puede devenir en una especie de dictadura tnica,30 pero ssignifica que existe una referencia cultural original a la cual se alude y a la cualse le reconstruye.

    En este marco, la cultura mapuche para los propios mapuche no es unalma perdida y desarraigada, ni tampoco una entidad hbrida, como sostendraClifford31, sino que una totalidad referencial, un mundo y un pas que remiten aun relato fundador comn. Es la historia del pueblo-nacin mapuche que aludea un origen singular de lgrimas de ira, volcanes fulgentes, ros ail y, adems,al telrico orgasmo csmico entre la luna y el sol que pre de ternura a laestrella mujer, tero primario de los mapuche. Entonces, la identidad es

    28 Saavedra Alejandro, Los mapuche en la sociedad chilena actual, LOM Ediciones, Chile,2002, citado en Mariman Jos, El Pueblo Mapuche a Debate, Perodico Azkintuwe, Mayo de2004. pp. 12-1429 Mascareo Aldo, Op. Cit, p.6930

    Ver Mariman Pablo, Eplogo, Mariman Pablo et al, Op. Cit.31 Ver Clifford James, Dilemas de la Cultura, Antropologa, literatura y arte en la perspectivaposmoderna, Gedisa, Espaa, 1995

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    esencial y no coyuntural, pero es una esencialidad cambiante, permeable y concapacidad de asombro. Es una referencia nuclear, ms que una esenciainmutable, el epicentro de una cultura que se resiste a morir y la cual, en elproceso, se adapta a entornos cambiantes. Para algunos esto quiere decir quela cultura y la identidad son inventivas y mviles. No necesitan echar races en

    tramas ancestrales; viven por polinizacin, por transplante (histrico).32

    Paraotros, denota precisamente lo contrario, que cultura e identidad no son lomismo y que la ltima se nutre de la primera, pues ella tiene carcter mspermanente. Bajo este marco general, la contradiccin no parece ser entreesencia y cambio, ni siquiera entre mismidad y alteridad, sino que entre culturadel poder y contra-cultura desde la exclusin. Es la contradiccin entre el poderchileno y el contra-poder mapuche, aunque no se reduce ni a una dimensin nia una conflagracin tnica, puesto que el poder es, sobre todo, econmico ypoltico y, por cierto, tanto la cultura como la identidad se constituyen desde elpoder. Y esto es cabalmente comprendido y ntidamente articulado por elEstado-nacin chileno y por los principales actores del modelo econmico, y es

    por ello que se plantea que bajo ningn motivo, bajo ninguna circunstanciaentregaremos la tierra a los mapuche, no tienen la capacidad para cultivarla33

    o, que no existe deuda histrica, lo que se perdi, se perdi.34 Y lo que seperdi no es poco, no solo en trminos cuantitativos, sino que, por sobre todo,en trminos cualitativos, toda vez que para los mapuche la tierra y el territorioestn profunda e indisolublemente vinculados a su historia, su cultura y, porende, a su pervivencia como pueblo. Por lo mismo, cuando los mapuchesienten amenazado su territorio, sienten amenazado su mera existencia,entonces se refugian en su etnicidad, en su calidad de pueblo-nacin originarioy en la comunidad, que se transforma en el espacio ancestral por antonomasia,aunque, en rigor, las actuales comunidades son los remanentes de las antiguasreducciones impuestas por el Estado chileno con posterioridad a la ocupacinmilitar del territorio mapuche. Pero, la comunidad es componente integral delterritorio aunque un porcentaje significativo de los mapuche viva en laszonas urbanas y, acaso, la ms importante simblicamente. All se produceny reproducen antiguas prcticas culturales y se hallan los lugares sagrados,como el Rewe y el Nguillatuwe, donde se realizan los principales ritos yrogativas, tales como Nguillatun, Llelipun, Kamarikun y Machitun. Es en lacomunidad, tambin, donde se fortalece la identidad y se articula la misma alas demandas del movimiento mapuche mediante la produccin y reproduccinde mltiples significados. Estas constelaciones de significado acorde a

    Mascareo son iterables, contingentes e histricamente formadas; lasautodescripciones en cambio pueden seguir recurriendo a una idea deinviolabilidad cultural o identitaria si las circunstancias polticas as lo exigen,35

    pero dicha aseveracin pareciera no establecer diferencia alguna entre culturae identidad. Adems, utiliza como objeto de crtica un concepto esttico,irrepetible e integrado de cultura precisamente lo que rechaza lo cual nonecesariamente es lo que acontece con el movimiento mapuche, aunque nopueden obviarse algunas representaciones con rasgos esencialistas que

    32Csaire Aime, citado en Clifford James, Op. Cit., p. 30

    33 Jos Ignacio Letamendi, ex presidente de la Corporacin de la Madera (CORMA), citado en,

    Tricot Tito, Op. Cit., p. 14834 Fernando Leniz, agricultor, ex ministro de la dictadura militar, citado en Tricot Tito, Ibd.,p.21535 Mascareo Aldo, Op.Cit., p.73

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    efectivamente se dan. Es ms, Mariman36 califica a algunos dirigentes deesencialismo nostlgico o csmico por su representacin de la cultura eidentidad mapuche y, por su parte en relacin a la memoria histrica Naguillimpugna la historia Ercillana no porque esta pueda narrar hechos pocoverdicos o alabe hroes mistificados, sino porque ha servido para idealizarnos

    y relegarnos a un pasado antiguo, escamoteando nuestro pasado ms reciente,aquel en que la libertad mapuche cruzaba la cordillera de los Andes y trazabarutas en las costas del Pacfico y el Atlntico. Esa parte de la historia que nospermitira dimensionar mejor lo que nos ha sido arrebatado.37 Es decir, sereivindica la memoria y la accin reciente, ms que un pasado remoto, pero apartir de un conocimiento y reconocimiento de una matriz cultural que, tambin,les ha sido arrebatada. Y esa matriz cultural remite al mundo y pas mapuche ya una narrativa identitaria que se construye desde esa base objetiva y no solopor razones polticas instrumentales. Sustento cultural que no suprime ni omite,ni menos an ocluye, el cambio y las rupturas, como tampoco hiperboliza lascontinuidades. Se trata, en suma, de no olvidar que esas capas subterrneas

    forman parte del Nosotros actual,38 constituyen un elemento comn queconforman un continuum histrico donde se engarzan continuidades ytransformaciones, remitiendo siempre a la cultura, entendida en este contextocomo la interseccin de experiencias sociales e imaginarios colectivos.39 Elmapuche vive y revive su cultura, la construye y reconstruye, no solo a travsdel movimiento socio-poltico, sino que en su cotidianidad, en la experienciasocial que vincula, de alguna manera, a su representacin de cultura y a surelato identitario.

    Para el mapuche no existe cinaga conceptual40 en relacin a la cultura,simplemente la vive, la siente, la recuerda, la internaliza, la transmite, lareproduce, la cuida, pues es el tero desde donde se alimenta para enfrentarla sempiterna subsistencia en la nica marisma que conoce, aquella de lamismidad discriminada y de la alteridad colonizadora. Porque el Estado chilenoteme al otro, lo reprime y coloniza en la forma de asimilacin forzada. Elmapuche, por su parte, responde desde su mundo y desde su pas construidohace milenios y reconstruido a retazos bajo el fuego incesante de modernosarcabuces en Temulemu, Lleu-Lleu, Cuyinco, Collipulli, Lumako, Chol-Chol, sinembargo, tanto el mundo como el pas mapuche insisten en no fenecer, quizspor la persistencia de la propia cultura ancestral, tal vez por la tenacidad de laidentidad fraguada desde esa cultura antigua previa al Piam deXeg-Xegy Kay-

    Kay, o quizs por ambas cosas y, adems, por la accin colectiva delmovimiento mapuche que conjuga los elementos de resistencia y construccincomo dos componentes centrales de su estrategia de lucha.36 Mariman Jos, Op. Cit.37 Naguil Vctor, La memoria y la libertad, ltimo alzamiento mapuche, Peridico MapucheAzkintuwe, 5 de Noviembre de 200738 El Informe sobre el Desarrollo Humano en Chile, 2002, lo plantea en referencia al imaginariocolectivo, la cultura e identidad chilenas.39 Informe sobre el Desarrollo Humano en Chile, Programa de las Naciones Unidas para elDesarrollo Humano, Chile, 2002, p.3640 Para Archer el status de la cultura oscila entre el de una variable absolutamenteindependiente, el poder de rango superior de la sociedad a una posicin de dependencia

    supina con respecto a otras instituciones sociales. Por lo mismo, no ocupa un lugar claro en elanlisis sociolgico. Existe una cinaga conceptual

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    Para parte del movimiento mapuche la cultura va incorporndose al proyectopoltico, as nosotros mismos hemos ido reconstruyndonos, entendiendo quela lucha trasciende el proyecto poltico, es lucha por la vida misma. Alreencontrarnos con nuestra esencia y origen, hemos ido reconstruyendo el

    pensamiento mapuche, porque por mucho tiempo nos invadi el pensamientono mapuche, occidental, y en muchos sentidos hay un alma no mapuche, unalma atormentada, porque no tiene que ver con nuestra espiritualidad, porque,a pesar de todo, nunca hemos renegado de ella.41 No hay, por lo tanto,renegacin ni negacin, sino que afirmacin cultural e identitaria sustentada enuna matriz o referente cultural que data de milenios, aunque no puedaprecisarse con certeza su lugar espacial y temporal.

    Inconclusiones

    Sonrindole al roco, y derramando sus pjaros mbar sobre los anhelantessembrados, el nuevo sol emerge cada ao nuevo mapuche. Al We Xipantu leesperan ansiosos y respetuosos en el cntico de la medianoche, en el danzaralrededor del Rewe, orgullosos y respetuosos ante el inicio de un nuevo ciclode la naturaleza. Una nueva etapa de las vidas del rbol, del riachuelo, delmonte, del anciano y del nio, en la esperanza que todo sea mejor en elsargazo de su existencia. Si, pues el pueblo mapuche subsiste en lacertidumbre de su pasado de pueblo originario, pero en la incertidumbre de sufuturo en un sistema cultural, econmico y poltico que le han impuesto a lafuerza. Teresa Painequeo, de Reico Chico, se hizo machi hace diez aoscuando me mataron un da entero y de ah me levantaron. 42 Del mismo modo,al pueblo mapuche lo han matado siglos enteros, pero se ha levantado una yotra vez. Y tal espritu soliviantador, es posible argumentar, no puede serexplicado solo con referencia a una identidad construida con objetivos polticoso a una cultura que construye una imagen unitaria una ficcin lograda(Clifford) de aquello que entienden los une y que les permite afirmar suposicin frente a otros que son sealados como ajenos a lo propio, es decir,como otros que se autodescriben por medio de otra cultura.43 Porque, si asfuese, la voz de la machi sera solo instrumental y coyuntural y se pronunciaraen un vacuum cultural; sera tan solo un discurso acerca de la tierra, pero nodesde la tierra; acerca del mundo mapuche; pero no desde el mundo

    mapuche; acerca del pas mapuche, pero no desde el pas mapuche. Sera, endefinitiva, semntica cultural y no cultura. Lo anterior no significa que la culturasea una totalidad impenetrable ni que el movimiento mapuche lo considere as,sino, ms bien, que la cultura posee cierta materialidad que trasciende lassubjetividades individuales y desde donde se nutren los procesos deconstruccin identitaria. Por lo dems, tanto en la conceptualizacin del mundomapuche y, especialmente, en la de pas mapuche, es posible constatarheterogeneidad en la nocin y praxis de las identidades territoriales, aunque

    41 Dirigentes de la Coordinadora Arauko- Malleko, entrevista personal, Territorio Mapuche,Octubre 200142

    Painequeo Teresa, entrevista personal, Mayo 1999, Reico Chico, Lumako, TerritorioMapuche43 Mascareo Aldo, Op- Cit., p.98

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    como se ha sealado, siempre preservando elementos culturales comunes atodas ellas. En este sentido, la imagen de coherencia e integracin cultural nopareciera ser solo un relato desde el movimiento mapuche a fin de resaltar launidad y minimizar las diferencias, sino que la naturalizacin en el discursopoltico de una realidad externa. Realidad, en cualquier caso, violentada por el

    conquistador hispano y chileno que, en el caso especifico del Estado nacional,ha transitado por el derrotero de la asimilacin forzada desde la reduccin a lacriminalizacin. Y es precisamente dicho continuum histrico de dominacin elque busca interpelar el movimiento mapuche constituyndose como un nuevosujeto social y poltico a partir de la elaboracin de un repertorio de demandasdistinto, donde la territorializacin de la demanda indgena es central es laposibilidad de reconstruirse como pueblo-nacin. Porque sin territorio no puedehaber autonoma y sin autonoma no puede haber territorio y sin ambos nopuede haber ni mundo ni pas mapuche.

    Es un sueo inconcluso, como su cultura intervenida, como su identidad

    fragmentada, tal vez por ello es que las flgidas lenguas de fuego crepitan enel abrumador silencio del amanecer. Quizs esperando la antigua historia delos antiguos, tal vez el beso eterno de los amantes o, simplemente, el melososueo de las estrellas. Sin embargo, en lontananza irrumpe el winka armadohasta los dientes y, una vez ms, el mapuche se refugia en la comunidad de lasangre y de la tierra, porque en esos momentos de crisis su cultura, sinadjetivos o apelativos, sin fisuras, o acaso con ellas, se le aparece con toda lafuerza de la mujer estrella de tiempos inmemoriales. El tiempo del mundomapuche que se transform en Wallmapu.

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    Documentos

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    Entrevistas

    Reiman Galvarino, dirigente Identidad territorial Nagche, entrevista personal,Santiago, Chile, octubre 2007

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  • 8/14/2019 Mundoy_Pais_Mapuche2007

    21/21

    Painequeo Teresa, machi mapuche, entrevista personal, Reico Chico,Lumako, Mayo 1999

    Dirigentes Coordinadora Arauko-Malleko, entrevista colectiva, Chol-Chol,octubre 2001