Date post: | 20-Sep-2018 |
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NOTICIAS DE LAS FRATERNIDADES Hermanitas de Jesús
Número 18
Diciembre 2017
1
Hermanita Magdeleine con sus amigos nómadas musulmanes de
Assekrem (Argelia)
“Entre los nómadas y yo el amor era tan grande que
nunca podré encontrar otro parecido, porque fueron mis
primeros compañeros de camino, y viví un tiempo
completamente sola con ellos, en una confianza total. Decían
a mi alrededor que estaba loca… que un día me harían
daño… Pero yo estaba segura de que precisamente esta
confianza me salvaba. Y en cinco años de una presencia tan
cercana, ni una sola vez me defraudaron.” (Hta. Magdeleine)
2
ÍNDICE
Presentación…………………………… 3
Toda una vida………………………… 4
Desde muy joven…………………………. 7
Desde Chelas (Lisboa)……………….… 9
En Milán, tejiendo fraternidad en los
pequeños encuentros……….………… 11
La Courneuve, alrededores de París…… 14
Ceuta, realidad de frontera……..……… 17
Una amistad que resiste a la ausencia...… 20
Afganas entre los afganos……….……… 22
Jesús ya estaba presente ………………. 24
Los cristianos en Oriente Medio………… 27
Nuestro Capítulo General……………. 28
Un abrazo de llegada…………………… 30
El Papa Francisco en Fátima…………… 32
Continuando en el camino…………... 34
3
Queridos amigos y amigas:
De nuevo venimos a ofreceros algo de lo vivido en nuestras
fraternidades, con el deseo de profundizar cada vez más en la amistad que nos
une con todos vosotros.
La Hermanita Magdeleine fundó la Fraternidad de las Hermanitas de
Jesús, consagrada en sus primeros momentos exclusivamente a los pueblos
musulmanes. Empezó en Touggourt, un oasis del Sáhara argelino, en donde
vivían algunos centenares de nómadas musulmanes cuya pobreza les obligaba
a agruparse. Se instaló entre ellos en una vieja casa en ruinas y, con su ayuda,
logró reconstruirla. Se interesaba por ellos y por todo lo que era su vida, de tal
manera que conocía a cada uno por su nombre. Y de este modo nació una
profunda y recíproca amistad. Recordando esta experiencia, escribió: “Viví
con ellos un período extraordinario de mi vida. La Fraternidad se construyó
sobre esta piedra de la amistad y la confianza recíproca con los pobres, vivida
día a día compartiendo la vida con un profundo respeto.”
Hoy en día el Islam produce miedo y rechazo en nuestras sociedades,
debido a la violencia tanto en los países musulmanes como en Europa. Sin
negar la realidad -que nos ha tocado de muy cerca hace poco con los atentados
en Catalunya- constatamos que la complejidad de las situaciones políticas, el
poder de lo económico y el uso que de todo esto hacen los medios de
comunicación, provocan que dicha realidad nos llegue muchas veces
deformada.
A nosotras nos duele, porque toda nuestra tradición de Fraternidad, con
Carlos de Foucauld y la Hermanita Magdeleine, es de respeto profundo y de
verdadera amistad con los musulmanes. Así que este año hemos pensado
presentaros algunos relatos de hechos vividos en nuestras fraternidades, en los
que se palpa que la amistad sigue siendo posible, y que es importante apostar
por ella.
Que Jesús, que vino para todos, os llene de paz y de alegría en esta
Navidad
Las Hermanitas de Jesús
4
TESTIMONIOS DE
HERMANITAS A
TRAVÉS DEL MUNDO
y algunas reflexiones
interesantes
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TODA UNA VIDA…
Marie Jacqueline, la undécima hermanita que entró en la Fraternidad,
estuvo presente en la fundación de casi todas las fraternidades nómadas que
vivían en tiendas, hasta 2014 en que volvió a Francia.
Para celebrar sus 70 años de votos, se reunieron las hermanitas que han
vivido en el Níger. ¡La tarde fue espléndida! Estuvo presente el actual obispo
de Níger, Mons. Laurent Lompo, nigeriano, a quien la hermanita Marie
Jacqueline conoció cuando era un joven sacerdote y es un verdadero hermano
para cada una de nosotras.
Los que venían de allí nos explicaron cómo vivieron los
acontecimientos del 17 y 18 de enero de 2015, después de un atentado en
Francia. Fueron momentos muy difíciles e inesperados: todas las iglesias
cristianas, excepto la catedral, fueron incendiadas y hubo violentos choques
con algunas autoridades.
Nos contaron que, sin embargo, hubo mucha ayuda por parte de algunos
vecinos musulmanes que se opusieron activamente a las destrucciones y fue
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muy eficaz la intervención de un ministro tuareg en un país, como Níger, en
donde la cohabitación entre religiones existía desde hace mucho tiempo. Estos
acontecimientos fueron un violento choque pero la comunidad cristiana
consiguió superarlo y salió fortalecida.
Durante la celebración, Mons. Lompo recordó con vigor la importancia
de la llamada: igual que los discípulos, Marie Jacqueline oyó la llamada de
Dios y, respondiendo a ella, lo abandonó todo para seguir a Jesús.
La comida fue festiva y fraterna. Marie Jacqueline continúa poseyendo
una vitalidad que parece multiplicarse por diez cuando habla de la Fraternidad
y de la hermanita Magdeleine.
7
DESDE MUY JOVEN
De mi vida en la Fraternidad, después de muy rezada, reflexionada e
integrada, puedo deducir que es realmente posible vivir la AMISTAD con los
musulmanes, en una actitud de respeto y de diálogo de vida. Amistad forjada
con ayuda y amor mutuo. Aprendí esto, desde el inicio, leyendo a Carlos de
Foucauld y viendo vivir a la Hermanita Magdeleine. Hoy, ante los integrismos
y violencia de toda clase, me parece más urgente que nunca proclamar, no sólo
como Iglesia sino en todas partes, que esta amistad con nuestros hermanos y
hermanas musulmanes es posible.
Mi primer contacto con ellos se produjo hace cincuenta años cuando la
Hermanita Magdeleine me envió a la pequeña fraternidad nómada de
Tamanrasset, pueblo donde el Hermano Carlos había muerto cincuenta años
antes. Todo me hablaba de él, cuando consultaba sus diccionarios para
aprender la lengua “tamahaq” y sus textos en prosa que describían las
costumbres de la gente. Era como si aprendiera de él, porque sentía con
8
intensidad su presencia en la ermita, en el fortín donde fue asesinado, en las
fraternidades, hablando con los hermanos y las hermanitas que llegaron antes
que yo y que me dieron a conocer a Paul Embarek, Ouksem y otros
contemporáneos del hermano Carlos de Foucauld.
Lo que me interesaba no sólo era la cultura y los valores de los tuareg
sino también su espiritualidad, verdadera experiencia del corazón. Sí, su fe me
interpelaba y me ha ayudado a profundizar en la mía. Puesto que me
encontraba allí por “puro amor”, “amor gratuito y nada más”, yo no tenía otra
expectativa que aceptarnos, como diferentes y juntos, convertirnos a Dios.
Ofrecerle nuestra vida y ofrecernos los unos a los otros lo mejor de lo que
tenemos para ir avanzando por nuestros caminos, que son diferentes claro está
pero que no nos separan sino que convergen en Dios, el Único.
Cuanto más me acerco a Dios, más cerca estoy de mi hermano, y cuanto
más cerca estoy de mi hermano, más lo estoy de Dios. ¡Bendito sea! Poder
practicar esto es una maravilla, aunque a veces sea difícil a causa de nuestras
propias violencias interiores. A través de la oración personal o compartida,
Dios nos ayuda en este amor fraterno, y sólo cuando vivimos plenamente
nuestras propias religiones podemos ayudarnos mutuamente unos a otros, allí
y aquí, en Barcelona y en el mundo entero.
Francisco, nuestro querido papa, nos estimula en esta actitud de diálogo
ya que no deja perder ninguna ocasión para ejercitarla, no sólo en sus
discursos oficiales sino sobre todo en sus hechos. Su humildad y su sencillez
lo hacen cercano a la gente, sea cual sea su religión. Realmente, pienso que si
Dios nos ha hecho diferentes es para que nos complementemos, para que nos
ayudemos mutuamente en nuestro camino hacia Él. Nadie lo tiene todo, nadie
tiene la verdad completa, más bien es la Verdad la que nos posee a todos, sea
cual sea nuestra religión. Así pues, ¿por qué tener tanto miedo de los que son
distintos a nosotros?
Creo también que para vivir con confianza será necesario durar con
ellos, con paciencia, comprensión y ayuda mutua, habrá que amar la vida y
luchar juntos por ella, con la esperanza cierta de que después de la noche viene
la alegre luz de la aurora.
Nuria de Jesús
9
Desde Chelas (Lisboa)
A más de un siglo de distancia, todavía es inevitable preguntarnos sobre
lo que llevó a Carlos de Foucauld a vivir entre de los tuaregs, seguidores del
Islam, a quienes amó como a hermanos. Durante su estancia en Argelia y
Marruecos quedó encantado con la belleza del desierto; pero especialmente se
sintió sacudido por la religiosidad del pueblo musulmán ya que demostraba
una profunda adoración hacia Dios.
Al ver que aquel pueblo rezaba cinco veces al día, confesó: “Ellos rezan
cinco veces al día y yo, ni siquiera tengo religión”. Brotó así del fondo de su
corazón su primera oración:
“Dios mío, si existes, haz que
llegue a conocerte”.
A los 28 años, regresó a
su fe cristiana y vivió una
buena parte de su vida en el
desierto, entre el pueblo
tuareg, siguiendo a Jesús de
Nazaret. La gran
característica de Carlos de
Foucauld fue el encuentro con
el otro, cercano o lejano,
conocido o desconocido,
religioso o no, pobre o rico,
libre o esclavo, amigo o
enemigo, pues para él lo más
importante era ser testigo de
Cristo como “Hermano universal”:
“Estoy llamado a evangelizar, no a través de la palabra sino a través de
la oración, de la penitencia y de la práctica de las virtudes evangélicas: amor
fraterno y universal, compartir hasta el último bocado de pan con cada persona
10
pobre, con cada visitante, con cada extraño, acogiendo a cada persona como a
un hermano o a una hermana queridos.”
Querría terminar esta líneas compartiendo la alegría de ver que los
signos de la presencia de Dios, encontrados por el Hermano Carlos al vivir
con el pueblo musulmán, continúan presentes en medio de nosotras, en los que
viven su fe de corazón. No sólo en los países en que el Islam es mayoritario -
tenemos hermanitas presentes ahí- sino también aquí, en nuestro barrio de
Chelas, en Lisboa, en donde también se pueden encontrar. Hace años, una
vecina nuestra musulmana dio cobijo a una pobre mujer sin techo (M.) y,
desde entonces, la trata como si fuera de la familia. Y a pesar de ser católica,
la dejan practicar libremente su fe y vivir su vida cristiana. Ahora M. trabaja
todo el día y, al final de la jornada, tiene un hogar familiar donde poder
rehacer sus fuerzas al calor de una amistad fraterna.
Quizás sea tal vez sólo una pequeña gota de agua, pero para mí éste es
un signo de esperanza en este inmenso mar de gestos de solidaridad
escondidos.
Hermanita Aida María
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En Milán, tejiendo fraternidad
en los pequeños encuentros
“¡Mañana termina el Ramadán!”, nos dice una vecina al cruzárnosla por
la mañana en la escalera de nuestro portal… En nuestro barrio, situado en la
periferia de Milán, hay vecinos musulmanes de diversos países del Magreb, de
Egipto, de Asia. Con ellos vivimos la alegría de sus fiestas, y los tres días que
marcan el fin del mes de ayuno y oración se encuentran entre los más
importantes del calendario. Durante un mes, hemos recibido diversas
invitaciones a compartir con algunas familias el momento del iftar, la ruptura
del ayuno, momento de fraternidad, de familia, al que asistimos con la certeza
de la presencia del Señor en el comer juntos, compartiendo los dátiles, la sopa,
la carne,… Es siempre emocionante ver cómo se tejen lazos de amistad entre
vecinos, cómo algunas familias comparten de forma anónima alimentos con
otras que tienen menos que ellos, sean musulmanas o cristianas, y dejan en la
puerta una bolsa con alimentos. También nosotras, que recibimos tanto de
nuestros amigos,
vemos cómo durante
este tiempo especial
no nos falta un plato
de cous-cous,
algunas verduras, un
poco de carne,
solidaridad de los
pobres con los
pobres, signo del
Reino, germen de un
mundo en el que la
violencia no tendrá la
última palabra.
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El anuncio del final del Ramadán es para nosotras la señal del comienzo
de tres días intensos en los que pasamos por las familias, bebemos el té,
comemos, les felicitamos, escuchamos, celebramos, charlamos, … Tejemos
lazos de amistad valorando lo que es importante para cada uno de nuestros
vecinos y amigos. Y nos sentimos parte de cada una de estas familias que nos
abre sus puertas para compartir la fiesta. Llega la Navidad o la Pascua y nos
juntamos con algunos vecinos que no tienen con quien pasar ese día.
Comemos juntos, celebramos la fiesta, cantamos… y durante todo el día
recibimos también la visita de familias de
vecinos musulmanes del barrio que vienen a
felicitarnos. Saben que es un día importante
para los cristianos. Han preparado el té y nos
lo traen en una bandeja, o han hecho pan, o
unos dulces… y vienen a sentarse y a
alegrarse con nosotras. Lo precioso de este
momento es que, en la sala de la fraternidad,
personas muy diferentes, que quizá en la vida
diaria no se cruzan o no se conocen aunque
vivan en el mismo barrio, se sientan juntas
para celebrar la fiesta. Y allí, en ese espacio
común podemos pasar de mirar al otro sólo
desde su “categoría” cultural o religiosa a
descubrir que tiene un nombre, una historia,
una familia,… podemos dejar que el miedo o
la distancia dejen paso a una relación personal. Y nosotras somos testigos de
muchos de estos pequeños milagros de amistad.
Tenemos una pareja de amigos, él marroquí y ella tunecina, que
recuerdan siempre su llegada al barrio, con los niños pequeños, hace más de
quince años. Ya vivían en Milán desde hacía tiempo, presentaron la solicitud
para un alquiler social y les fue adjudicado un apartamento en nuestra
escalera. Llegaron sin conocer a nadie. A las pocas horas de hacer la mudanza
alguien llamó tímidamente a su puerta: dos hermanitas, con algún dulce casero
en las manos. Simplemente querían dar la bienvenida a los nuevos vecinos.
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Hoy, mucho tiempo después, cuando pensamos en el camino de amistad
recorrido, nos sentimos confirmadas en nuestra búsqueda de los pequeños
encuentros, en los detalles de gratuidad. Hace seis años, comenzamos con
ellos un grupo de diálogo interreligioso en la parroquia. Nos movía el deseo de
conocernos, de encontrarnos y aprender los unos de los otros. Así, junto con
algunos laicos de la parroquia, otras personas musulmanas y el párroco,
venimos programando encuentros en los que una persona musulmana y una
cristiana abordan un tema de interés común. Asisten vecinos de las dos
religiones; nos escuchamos, dialogamos, y al final compartimos un té. Son
ellos los que hace cuatro años comenzaron una pequeña escuela gratuita de
árabe, en el barrio, convencidos de que, si los niños y jóvenes musulmanes
pueden leer el Corán y pensar sobre lo que leen, serán más libres y más fuertes
frente a las ideologías que quieren hoy manipular las jóvenes generaciones
diciéndoles que es en el conflicto y en la violencia en donde está el verdadero
mensaje del Islam. Quieren dar a los jóvenes la posibilidad de reflexionar, de
descubrir, de profundizar en su patrimonio cultural y ponerlo en diálogo con el
país en el que han nacido, que es tan diferente del de sus padres.
Al final del Ramadán de este año, esta pareja junto con otros vecinos
musulmanes y con la ayuda de personas de la parroquia y del barrio, han
querido compartir una cena festiva, abierta, plural, alegre,… y juntos hemos
cocinado y preparado comida para más de trescientas personas en los locales
de la parroquia. Juntos hemos celebrado el fin de su tiempo santo, nos han
explicado lo que significa para ellos, hemos podido probar sus alimentos
tradicionales y nos hemos sentado a la misma mesa, mezclados, codo con
codo. Porque es en el encuentro personal en donde descubrimos la riqueza del
otro, su rostro, su humanidad, y en donde podemos, todos, abandonar los
prejuicios y acoger el nombre, la historia, la cultura, de aquel con quien
compartimos el pan, la música, la fiesta.
Las hermanitas de Milán
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La Courneuve,
en los alrededores de París
Los dos últimos años hemos constatado que los encuentros con nuestros
vecinos musulmanes y con el grupo de la Federación de los Musulmanes de
La Courneuve se han vuelto más profundos.
Con algunos vecinos, además de los encuentros sencillos de cada día o
las comidas compartidas con la ocasión del Aid o de Navidad, hemos podido
mantener intercambios sobre nuestra fe respectiva y apreciar cómo esto nos
ayuda en la vida. Ünal, un musulmán de 24 años, nos dijo después de los
atentados de París: “Las desgracias suceden, pero hay que sobrellevarlas, son
como un test para ver si me apoyo solo en mis fuerzas o si pongo toda la
confianza en Dios que es mi roca y la luz que me guía. Mi vida está en sus
manos. Los hombres pueden decepcionarnos pero Dios siempre es fiel. Dios
puede siempre sacar bien del mal, como después de los atentados, con tantos
signos de solidaridad como hubo con las víctimas. Me gusta encontrarme con
Isabelle con una vecina
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personas de otras religiones. Creo que las diferencias pueden enriquecernos, y
vividas en la amistad, pueden convertirse en una fuerza. ¡Y lo primero que nos
une es nuestra humanidad y nuestra fe en Dios, el Uno, el Único, el
Misericordioso!
El tema de la Misericordia fue el que permitió, el año pasado,
reflexiones más profundas con algunos vecinos, como Saliha, la mujer del
imán. Nos dijo que había oído que el Papa Francisco había hecho un hermoso
discurso sobre la misericordia delante de representantes de las diferentes
religiones, y que le gustaría mucho conocerlo. Vino a nuestra casa y lo leímos
juntas. Le gustó tanto que lo dio a leer también a su marido y a su hijo.
Hace más de un año, conocimos a Anna, una mujer musulmana, natural
de Senegal y madre de cuatro hijos. Un día paró a una de nosotras por la calle,
pidiéndole que fuera a su casa porque necesitaba hablar con alguien de sus
problemas. No se atrevía a venir a nuestra casa. Así que fuimos varias veces a
la suya. El día de Navidad se decidió a venir a vernos con su hija pequeña y su
sobrina para desearnos felices fiestas. Cuando le enseñamos la capilla, se
quedó un poco en silencio y, para nuestra gran sorpresa, empezó a rezar el
Padre Nuestro… ¡Su abuela, que era católica, le enseñó esta oración que le
gusta mucho, a ella, que es musulmana!
En lo que se refiere a los encuentros con la Federación de los
Musulmanes de La Courneuve, hay también una mayor conciencia de que en
el contexto actual es necesario dar una nueva dimensión al diálogo islámico-
cristiano. Para conocernos mejor, reflexionamos juntos, una vez sobre “La
ciudadanía y convivencia conjunta” y de nuevo sobre “la prevención de la
radicalización: ¿dónde está nuestra responsabilidad?”.
Hemos tenido también encuentros comunes en donde compartimos
ideas sobre el respeto al medio ambiente (agua, electricidad, selección de
deshechos, despilfarro de comida, etc.) con el objetivo de vivir una sobriedad
feliz.
En estos encuentros hay siempre un gran número de musulmanes, sobre
todo hombres, y aún pocos cristianos. Todavía sentimos una gran
desconfianza de la gente de la parroquia en relación a los musulmanes. Es
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verdad que algunos han vivido experiencias dolorosas, y podemos comprender
su sufrimiento.
Hemos visto también la necesidad de realizar acciones comunes para la
cultura de la convivencia, respetando los derechos y las libertades. Así,
algunos musulmanes estuvieron con nosotros cuando un pequeño grupo de la
parroquia participó en una manifestación contra la expulsión de unas familias
gitanas que acampaban en La Courneuve.
En mayo de 2016 varios miembros de la comunidad musulmana de
nuestro barrio, invitados por el párroco, asistieron a la inauguración de la
capilla del barrio acabada de renovar por jóvenes de dos asociaciones de
inserción, de los cuales un buen número eran musulmanes. Fue un momento
lindo de convivencia con el alcalde, los concejales, el obispo, el imán y el
pastor protestante.
Es verdad que no todo es bonito. En las escuelas, por ejemplo, sucede
que los niños cristianos, que son minoría, son acosados por sus compañeros
musulmanes. Y hay muchas otras cosas que ignoramos. Al mismo tiempo,
estamos convencidas de que las relaciones de amistad con nuestros vecinos,
con un gran respeto mutuo, tienen un valor evangélico y forman parte de
nuestra vocación de Hermanitas.
Marlene, Isabel-Thérèse, Claire y Mariola
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Ceuta, realidad de frontera
Ceuta, tierra bella, cruce de pueblos y culturas, realidad de frontera: cristianos, hindúes, hebreos y musulmanes. La vida nos lleva a comunicar, a
conocer, a descubrir la riqueza de cada uno, a valorar aquello que nos une
acogiendo la diversidad como posibilidad de crecimiento en el diálogo y la
amistad.
El hermano Carlos fue atraído por el misterio de la humildad de Dios
y a lo largo de su vida no cesó de contemplarla… “La encarnación tiene su manantial en la bondad de Dios: es la humildad unificada que contiene un
misterio semejante” (Hno. Carlos)
Nuestras Constituciones dicen: “Viviendo en medio de los musulmanes, el hermano Carlos presintió el misterio de Dios. Allí entregó su
vida. Fue llevado a vivir con la amistad los valores de una vida oculta y de
una presencia gratuita, que
marcan toda la Fraternidad”. (const 26)
“… se acercarán a
todos los pueblos y culturas con respeto y amor, dando
testimonio así de la unidad en
la diversidad” (const 23)
Ser una presencia
amante y gratuita… Pequeña
semilla que despierta el deseo y “la perla escondida” en la vida
de las personas.
Algunas “perlas” que
dan luz, color, esperanza:
- Perla de la hospitalidad:
Vivimos el jueves santo, día del amor fraterno, preparando el
pan con Samira. Pan que da
sabor a la vida y la alimenta.
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Hacerlo juntas fue una posibilidad de compartir la profundidad de este día. Pusimos el pan en la capilla para la oración. Jesús dice: “Yo soy el pan de
vida”.
- Perla de la amistad y convivialidad: Una vecina, Naima, mirando
desde su ventana a la de la fraternidad, viendo y escuchando a los amigos
africanos, cristianos y musulmanes del CETI, decide compartir su cordero de
la fiesta del final del Ramadán. Así, un domingo, llegó a la fraternidad y comimos todos juntos. Acabamos con danzas y con la oración musulmana y
cristiana.
- Perla del encuentro: Una amiga, Amina, ha encontrado a una chica,
Rosa, que venía de la Península para un tiempo de estudio. Viéndola sola y
buscando un lugar donde vivir, la acogió en su casa y la ayudó a entrar en la
compleja realidad de Ceuta.
- Perla de la solidaridad: A Julia, que vive sola, un día se le cayó el
techo de su casa. Hanan, su vecina, viendo a Julia triste, cada día iba a hacerle una visita y quedarse un poco de tiempo con ella. Una vez arreglado el techo,
el vecino Mohammed se ofreció para pintarle toda la casa gratuitamente.
- Perla de la contemplación: “Jesús fijó su mirada y lo amó”. Vamos en
peregrinación a Castillejos para encontrar a los amigos, atravesamos la
frontera del Tarajal,
nos cruzamos con las mujeres portadoras…
En el camino, una
mirada, un saludo, un pararse diciendo una
palabra, nos ha
llevado a tejer, poco a poco, amistad con
algunas de ellas. Nos
alegramos que
algunas hayan venido a la fraternidad. Es un
regalo de Dios, un
don gratuito y una
19
posibilidad de que nos compartan lo que supone el duro trabajo de la frontera como mujeres portadoras. Es un trabajo que cogen cuando no tienen ninguna
otra posibilidad. Muchas son viudas con hijos o solas sin otras posibilidades
para vivir. Esta realidad nos lleva a la oración de intercesión por un trabajo digno, derecho de todo ser humano, y por más justicia. Hemos hecho también
amistad con Hamed, Naima y Saima que hacen la limpieza en las calles de la
frontera del Tarajal. Nos han contado el dolor que viven ante esta realidad
cada día.
- Perla de la amistad gratuita: Caminando por la calle nos encontramos a
Tilania. Hacía mucho tiempo que no la veíamos. Qué alegría poder contarnos las noticias de nuestras familias. Iba a visitar a su amiga y le llevaba pastelitos
marroquíes todavía calentitos que también compartió con nosotras. Al día
siguiente llegó a la fraternidad con más pastelitos. Un día vendrá a casa para
enseñarnos cómo hacerlos…
Del padre Claverie, obispo de Orán: “Descubrir al otro, vivir con el
otro, escuchar al otro, dejarse modelar por el otro, esto no quiere decir perder la identidad, rechazar los valores, esto quiere decir concebir la
humanidad plural, no exclusiva. La amistad es el encuentro de dos personas
en la singularidad y el misterio de cada uno. La existencia del otro es una alegría para mí y alimenta la propia existencia y es recíproco”
Un abrazo,
Hermanitas Carmen Rebeca, Paloma, Mª da Gloria y Luigina Mª
20
Una amistad que resiste a la
ausencia
Rosaura, que vivió muchísimos años en Málaga, se ha ido ahora por
dos años a Argelia, a la fraternidad de Touggourt, donde hizo el noviciado.
Nos dice:
¡Quien me iba a decir que, 36 años después, volvería a Touggourt!
Touggourt es un pueblo argelino, un oasis en el desierto del Sáhara,
donde la Hermanita Magdeleine empezó su apasionante aventura. Vine aquí
para hacer el noviciado – también yo empezaba mi aventura amorosa en la
Fraternidad – y fue un año muy intenso, fuerte, precioso, lleno de
descubrimientos, y a la hora de tener que irme me di cuenta de lo mucho que
quería a los vecinos y de cómo me costó decir adiós a muchas personas a
quienes creía que no volvería a ver. ¡La amistad hizo milagros ese año!
Mabruka me dijo llorando antes de despedirnos: “Las montañas no se
encuentran nunca, pero los amigos siempre se encuentran, si no es aquí es en
el paraíso”.
Haber podido
encontrarla de
nuevo ha sido
como un sueño.
Los años han
pasado para las
dos, pero es como
volver atrás, ir al
comienzo de
nuestra historia
común que era
tan sencilla como
lo es una mirada, Rosaura y una familia de Touggourt
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un saludo, un vaso de té compartido y también muchas lágrimas secas porque
vivía una situación familiar muy complicada con la enfermedad de sus padres,
y tenía a su cargo a los 9 hermanos pequeños.
Es un placer poder deciros que estoy viviendo en un desierto
sorprendentemente habitado por mucho afecto, por un intenso gozo de volver
a encontrar, no sólo este lugar entrañable, sino a tantas personas que los años
no me han hecho olvidar. En muchas cosas me parece haber rejuvenecido y
que estoy en el noviciado, en otras, me doy cuenta de cómo ha cambiado esta
sociedad que vive, como en todas partes, el vértigo de las nuevas tecnologías.
Podría explicaros tantas cosas… y todas preciosas. Me contentaré con
hablaros de Menea, una niña de seis años con síndrome de Down que venía
todos los días y nos queríamos mucho. Vino su madre a verme, ya que ella
murió hace seis años. Traía todas las postales que durante estos años le fui
mandando de vez en cuando y me dijo: “Cuando recibía una postal, no quería
que la leyéramos nosotros, ella la leía, sin saber leer, adivinaba lo que le
escribías y después nos decía: mirad, dice esto, ¿verdad?” Y parece que era
así. Con mucha emoción me lo contaba y con mucha ternura me lo ofrecía.
Yo, un poco temblorosa, como os podéis imaginar, pude mirarme todas las
fotos que la madre me trajo para que pudiera ver a Menea y como se había
hecho mujer. ¡Qué tesoro de criatura, y qué don tan grande el de la amistad
que va más allá de toda frontera cultural, religiosa, política y lingüística!
Menea no sabía ni una palabra de francés ni yo de árabe, pero siempre
nos entendimos y sueño que en el cielo nos reconoceremos y nos diremos todo
lo que llevamos en el corazón y que quedó por vivir juntas. La eternidad está
más presente aún en mi día a día. Y ella me acompaña.
Me pidieron que no me alargase. Espero haberlo conseguido y también
que, a través de estas líneas, hagáis como Menea: adivinar lo que llevo en el
corazón. ¡ Inch’Alá!
Rosaura de Jesús
22
“Afganas entre los afganos”
El P. Giuseppe Moretti, capellán de la Embajada de Italia en Kabul, da
este testimonio de los 60 años de presencia de las hermanitas en Afganistán:
En todos estos años, nunca abandonaron Kabul: ni durante la ocupación
soviética, ni bajo el régimen de loa Talibanes, ni tampoco cuando hubo
bombardeos. Las hermanitas permanecieron junto a los afganos en cuanto
pudieron, y ahora su experiencia se termina debido a la falta de vocaciones.
Hablaban la lengua farsi, vivían como las afganas, dormían por el suelo
con una alfombra y se vestían con los trajes tradicionales. A causa de esto,
apreciaban y querían a las hermanitas, hasta tal punto que estos últimos años
habían podido obtener la nacionalidad afgana. En plan de broma decían: “¡No
es verdad que no quede ningún afgano cristiano!”
También los Talibanes respetaban a las hermanitas. En 1993 iban todos
los viernes a rezar a la capilla de la Embajada, a pesar de que ésta estuviera
cerrada durante la guerra civil. Los Talibanes sabían quién eran, pero las
dejaron entrar siempre. En la fachada de la capilla había una cruz muy visible.
La sede central de la policía religiosa estaba muy cerca de allí. Hubieran
podido destruir la capilla, pero no lo hicieron.
23
Además, al principio del año 2000, la policía religiosa fue a buscar a las
hermanitas a su casa. Vivían entonces en un gran edificio construido por los
Soviéticos. El responsable del edificio, un “mollah”, paró a la policía y les
dijo: “No toquéis a las Hermanas. Hay que respetar a estas mujeres.” Los
Talibanes se contentaron con entrar en el piso y se marcharon, dejándolas en
paz.
Era impresionante su manera de ser cercanas de aquellos que lo
necesitan, “en silencio”. Incluso cuando llegó la OTAN en 2002, siempre
rehusaron todas las entrevistas, sobre todo por causa de su entrega y su
discreción.
Muchísimas mujeres se acercaron a ellas, en búsqueda de apoyo, de
consuelo y de fortaleza, y siempre mantuvieron secretas sus historias.
Las hermanitas de Jesús eran afganas en medio de los afganos. Es
importante que conservemos su historia, que nos dice que la amistad atraviesa
las fronteras culturales y religiosas
24
Jesús ya estaba presente
El obispo del Sahara en su despedida de las Hermanitas que estaban en
El Abiodh (Argelia):
Epifanía 2017
“Volvieron a su país por otro camino”
Ya que escogisteis la fiesta de la Epifanía para celebrar vuestra partida
de El Abiodh, permitidme que me inspire en este acontecimiento
¡Ya hace mucho tiempo que la Virgen María “dio a luz” a Jesús en El
Abjodh! No me voy a alargar sobre las circunstancias de este nacimiento, pero
cuando vosotras llegasteis, hermanitas, Jesús ya estaba presente.
Vosotras no le ofrecisteis oro, ni incienso, ni mirra, sino vuestra propia
existencia.
Fue para verle, acompañarle, ayudarle a crecer, que vinisteis a este
pueblecito. Incluso fuisteis a adorarle y servirle bajo la tienda. Soy testigo de
25
ello, porque tuve en varias ocasiones la alegría de encontraros allí. Tuve, como
la mayor parte de los visitantes, el privilegio de compartir tienda con Él, la
tienda de vuestra oración que era también la de vuestras amistades más
cercanas.
Así que fue por causa de Él que vinisteis a El Abiodh. Su estrella, la que
brilla en vosotras, os encaminó hasta aquí. Seguro que antes de esto tuvisteis
que pasar por muchos otros caminos, como los Magos que no tuvieron más
remedio que pedir que les indicaran el camino.
Como para los Magos, resultó que este pueblo no tenía que ser vuestro
lugar de residencia definitivo, como lo fue para otros que acabaron aquí su
existencia terrestre.
Aquí habéis encontrado a José, a María y al Niño. Este Jesús débil,
frágil, pequeño, tal como queréis seguirlo. A Él, vais a dejarle aquí. Va a
continuar presente a través de los pequeños, los pobres, los desfavorecidos. No
se va a ir.
A través de las Fraternidades de los Hermanos y las Hermanitas, plantó
su tienda y pasó a ser un habitante del pueblo. Ha puesto su residencia aquí, y
no se marchará, aunque vosotras os vayáis.
¡Es maravilloso que no os lo llevéis en el equipaje! Los Magos se fueron
y lo dejaron en Belén. No se lo llevaron, aunque misteriosamente algo de Él
continuó animándolos. Esa estrella que brillaba en su corazón.
A la luz de la Epifanía, incluso vuestra partida cobra sentido. Puede ser
difícil darse cuenta, después de un tiempo tan largo de presencia, que lo que
habéis vivido aquí tiene un algo de divino, de eterno. Vais a tener que hacer el
duelo…
Jesús ha tomado el rostro de los “Felices” de quien habla en las
Bienaventuranzas: los pobres de corazón, los mansos, los afligidos, los
hambrientos de justicia, los misericordiosos, los corazones puros, los
constructores de paz, los perseguidos por causa de la justicia.
Así que, se quedará en El Abiodh cuando os vayáis. Todo lo que habéis
labrado, sembrado, cosechado en el campo del Reino no puede morir. Por
vuestra oración y vuestra vida eucarística, por vuestra encarnación en este
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pueblo, en medio de la gente, lo que habéis vivido ha adquirido una dimensión
de eternidad . Y esto no muere porque es del ámbito del Amor.
Hermanitas, partid con el corazón en paz. La Esperanza no ha muerto.
Conservemos viva esta esperanza y recemos para que estas pequeñas estrellas
de nuestra Iglesia puedan continuar brillando en el corazón de Argelia.
Gracias a cada una de vosotras. Gracias a las Hermanitas que han
puesto sus pasos en las huellas de Hermanita Magdeleine con el deseo de
seguir a Jesús y de vivir en el espíritu del Hermano Carlos, tan cercano al
Evangelio.
Que el Señor continúe acompañándoos donde os envía. Como los
Magos, continuáis el camino por otro sendero. Pero estoy seguro que la
estrella continúa brillando en vuestro corazón. Está también brillando en el
cielo de El Abiodh.
Un abrazo, con todo mi cariño,
Claude Rault, vuestro hermano obispo.
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Los cristianos en Oriente Medio
De un texto elaborado, a la demanda del Padre General de la Compañía de
Jesús, por un grupo de jesuitas que trabajan en Oriente Medio.
El fundamentalismo musulmán, la radicalización de ciertas corrientes del
Islam, la locura de grupos como el Estado Islámico, son fuentes legítimas de miedo
para los cristianos de Oriente Medio. En algunos países las persecuciones son
evidentes, la violencia anticristiana manifiesta, y vivir juntos aparece ahora como
un recuerdo perdido. Pero no hay que olvidar que muchos musulmanes son
también víctimas de este extremismo surgido en su propia religión. El Islam vive
una grave crisis que ultrapasa el Oriente Medio y concierne al mundo entero.
Actualmente es difícil saber de qué Islam se está hablando, ya que las situaciones,
las referencias, las lealtades… son numerosas y complejas. En el centro de esta
crisis está siempre para todos los musulmanes la cuestión de la relación de su
religión con la historia, la modernidad, y su capacidad de entrar en un verdadero
trabajo de interpretación de los textos sagrados. Tienen que encontrar también los
caminos de un diálogo verdadero que renuncie a la violencia entre las dos
corrientes principales del Islam: el Sunismo y el Chiismo.
Más que nunca conviene, cuando aún es posible, permitir, aunque sea
modestamente, que se produzcan encuentros. El conocimiento personal del otro
reduce el miedo y permite reanudar la confianza. Luego, hay que emprender un
combate común para ayudar a establecer un estado de derecho, democrático, que
respete las legítimas aspiraciones de las personas y de los grupos que lo
constituyen. Los cristianos que, en la historia de esa zona del mundo, han estado
comprometidos en el Renacimiento árabe cultural, intelectual y artístico (Al
Nanda, en los siglos XIX y XX) y han sido activos en el cambio social, tienen aún
mucho que aportar para escribir una nueva página de la vida de esa región. Su
presencia será preciosa sobre todo para compartir con los musulmanes el reto de
una palabra que libere, e impedir los riesgos de cerrazón que provocaría la
desaparición de la alteridad.
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Nuestro Capítulo General
Acabamos de
celebrar el “Capítulo
General”, reunión de
hermanitas llegadas a
Roma del mundo
entero para evaluar la
vida de la Fraternidad
en los últimos seis
años, lanzar pistas
para los seis
siguientes, y elegir el
nuevo equipo que va
a coordinar nuestras
comunidades. La
nueva responsable
general es, por la primera vez en la historia, una española, catalana, que ha
vivido toda su vida religiosa en Brasil. Se llama Dolors, y es de Rubí
(Barcelona). Las Asistentes son de la India, Francia-Líbano, Ruanda, Austria e
Irak. Equipo completamente renovado, y muy internacional, a quien
agradecemos de corazón por haber aceptado este servicio a la Fraternidad.
En relación con el tema que nos ocupa en este Boletín, el Capítulo ha
dicho: “Desde la intuición profética y la gran lucidez de Hta. Magdeleine en
su época, hasta nuestros días tan atormentados, percibimos la relación con
nuestros hermanos de Islam como una piedra angular en la construcción de la
Fraternidad hoy. Esta relación concreta es al mismo tiempo símbolo de toda
relación con el otro, el diferente, que a menudo es posibilidad de amistad y de
diálogo, aun si puede a veces representar una amenaza, un lugar de
sufrimiento. Ahí se mide el amor y nuestra ofrenda a Dios pasa por ahí”.
Dolors (a la izq.) con Maria Chiara, la anterior responsable
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Noticias de la Región
ESPAÑA-PORTUGAL
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Un abrazo de llegada
Hola a todas y a todos Después de 38 años en América Latina entre
Argentina y México, estoy de vuelta en España. La falta de relevo, el
envejecimiento y los problemas de salud, nos llevaron a tomar la decisión de
cerrar la fraternidad de Oaxaca en la que me encontraba últimamente y
regresar cada una a
nuestro país. Por eso
desde el mes de mayo
me encuentro en la
fraternidad de Málaga.
Vuelvo a mi primer
amor pues aquí hice el
postulantado y los
primeros años de votos
temporales.
Ciertamente la
fraternidad ya no se
encuentra en la Playa de
S. Andrés que fue
arrasada para construir
el paseo marítimo sino
en unos bloques en las
afueras de la ciudad.
Una gran parte de la
población sigue siendo
gitana pero también hay
muchos migrantes de
Marruecos, África Central, Nigeria, Costa de Marfil, Ecuador, Rumanía… Me
duele el nivel de degradación humana, de exclusión. El gran problema es el
desempleo, alcoholismo, drogadicción, tráfico, delincuencia, prostitución,
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gente en la cárcel, a veces varios miembros de la misma familia, etc.
Verdaderamente es una situación sin salida. Muchas veces vienen vecinas a
casa para pedir algo de comida o un pedazo de pan. Algunos van al comedor
que las Hijas de la Caridad tienen en el barrio donde dan de comer a 150
personas diariamente. No puedo evitar comparar con Oaxaca donde las
vecinas ante la falta de trabajo hacían tortillas, tamales, bordaban servilletas o
vendían alguna cosita para ganar el pan de cada día. Lo que me da mucho
gusto es ver a las familias migrantes bien integradas, llevando a sus hijos a la
guardería, los niños africanos felices de andar en bicicleta, etc. Otra realidad
que me impacta es el número de pateras con migrantes que llegan todos los
días a nuestras costas. En esta fraternidad estamos tres, Isabel Pilar que trabaja
como voluntaria en la cocina de la guardería, Martina que en este momento
está desempleada y yo que de momento me quedo en casa para tener la puerta
abierta y estoy buscando un voluntariado cerca de los migrantes. Y aquí les
esperamos cuando puedan darse una vueltecita por Málaga.
Un abrazo de llegada
Rosalía
La fraternidad de México
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El papa Francisco en Fátima
Vivir el centenario de las apariciones de la Virgen en el santuario de
Fátima, con el Papa Francisco, ha sido una experiencia de bendición… ¡y de
sorpresas!
Cuando el Papa llegó en helicóptero desde el aeropuerto, quiso
sobrevolar tres veces el lugar donde estábamos reunidos un millón de
personas, y nos llenó de alegría ver ese puntito blanco en el cielo. La lluvia
paró en el mismo momento en que aterrizaba. Un lindo sol vino a
acompañarnos, hasta el momento en que el Papa entró de nuevo en el avión
para marcharse…
Al llegar a la Capeliña, delante de la Virgen, el Papa se puso en oración
y la muchedumbre con él, en profundo silencio, fueron unos ocho minutos
muy intensos. Vino como peregrino. Incluso anduvo a pie por la noche en la
bendición de las velas, a pesar de su cansancio bien visible. Su cercanía nos
conmovió a todos y sus palabras nos llegaron al alma.
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Todos querían ver al Papa de cerca, y con mucha alegría y buen humor
se quedaron todo el día en la explanada hasta que llegó y muchos, toda la
noche siguiente para estar preparados para la Eucaristía del día 13, con la
canonización de los pastorcitos Francisco y Jacinta. Muchos se habían llevado
la comida, y allí comieron. El ambiente era distendido y festivo.
Todo estaba bien organizado. La ciudad estaba limpia y tenía un aspecto
de fiesta y de fraternización en todas partes, y se respiraba un aire de mucha
paz.
En la fraternidad, lo preparamos todo bien de antemano, para tener una
buena organización y poder aprovechar también nosotras las celebraciones.
Teníamos la casa llena, con colchones en todas partes, y había que estar
atentas a todos, ofreciendo un café, etc… En la casa estaban 24 personas, sin
contar las hermanitas de la comunidad.
Como todos los
años, pusimos el sótano a
la disposición de un
grupo de 16 peregrinos
que habían venido a pie.
Tenían los baños y la
posibilidad de cocinar
independientes, lo que
apreciaron mucho. En el
jardín conseguimos
meter una caravana, una
tienda y 18 coches. Nos
dio mucha alegría poder acoger así, ver a todo el mundo contento y como cada
uno pensaba en los otros y les dejaba espacio.
El Papa Francisco lanzó un desafío a la Iglesia: ésta sólo brilla cuando
es “misionera, acogedora, libre, fiel, pobre en medios y rica en amor”.
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Continuando en el camino
El 8 de septiembre, fiesta del nacimiento de María y de la Fraternidad,
la hermanita Paloma renovó los votos en Ceuta.
Nos preparamos para ello en la oración, compartiendo la Palabra de
Dios y leyendo todos los días, durante una semana, el capítulo sobre las
Bienaventuranzas en las Constituciones. El párroco, don Miguel, nos propuso
que lo celebráramos de forma sencilla en la parroquia.
Fue hermoso vivirlo muy unidas, renovando también nosotras nuestro
seguimiento “por causa de Jesús y de su Evangelio” en el carisma de la
Fraternidad. Estaban con nosotras Begoña y Gloria, que vinieron de Murcia y
de Madrid, respectivamente. En la celebración eucarística participaron algunas
personas de la parroquia, signo de comunión con la realidad parroquial. Y
terminamos con un ágape fraterno, cantando el Magnificat. Con María,
podemos decir: “El Señor ha hecho en mí maravillas, santo es su nombre!”
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Noticias de la Fraternidad se ha podido realizar
hasta ahora con la colaboración de unos y otros, y os lo
agradecemos mucho.
Esperamos vuestras sugerencias y aportes para la
preparación del próximo número.
¡Gracias!
Para comunicar con nosotras, dirigíos a la fraternidad de
Murcia o al correo electrónico:
Nos hemos pasado a la Banca Ética… ahora nuestro número de cuenta
es de Triodos Bank:
Hermanitas de Jesús del Padre Foucauld
ES 75 1491 0001 26 2015189612
Si se desea desgravar alguna aportación económica, es necesario indicar
en el ingreso bancario el DNI y lugar de residencia.
Con todos los amigos que tenemos, nuestra base de datos se ha ido ampliando, y nos hemos visto
en la obligación de inscribirla en el Registro de la Agencia Española de Protección de Datos.
De acuerdo con lo establecido en la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de
Datos de Carácter Personal, os informamos de que vuestros datos forman parte de un fichero con la
finalidad de enviaros este Boletín. Dichos datos no serán utilizados para ninguna otra finalidad, ni cedidos o
comunicados a terceros sin vuestro consentimiento. Si deseáis consultar los ficheros, podéis acceder a ellos
a través de la página web www.agpd.es.
Entendemos que nos habéis proporcionado los datos directamente, o que nos los ha cedido otra
persona con vuestro consentimiento. Si no fuera así, comunicádnoslo, por favor. En cualquier caso, en
cualquier momento podréis ejercer el derecho de acceso, rectificación, cancelación y oposición en los
términos establecidos en la Ley citada, dirigiéndoos a nuestra fraternidad de Murcia: calle Pintor Sobejano
nº 9, 5º A 30004 MURCIA (Murcia).
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PARA ENCONTRARNOS
C. Teniente Coronel Gautier 48 Tel. 856208208
Apartado 2081
51002 CEUTA
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28026 MADRID
C. Francisco Carter 1, 2º 3ª Tel. 952288819
29011 MÁLAGA
C. Pintor Sobejano 9, 5º A Tel. 968297552
30004 MURCIA
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