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Olga, La noción de constitución en el análisis de la percepción

Date post: 25-Sep-2015
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La constitución
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La noción de constitución en el análisis de la experiencia perceptiva * OLGA FERNÁNDEZ PRAT Departamento de Filosofía Facultad de Filosofía y Letras Universitat Autònoma de Barcelona [email protected] Resumen: En este artículo se pretende explicar en qué consiste el problema de la constitución en el marco de la experiencia perceptiva y defender su vigencia. Se muestra cómo el problema, de raíces kantianas, ha sido aborda- do en las principales tradiciones filosóficas del siglo XX ejemplificándolo en tres figuras centrales: Husserl, Cassirer y Carnap, y que el tratamiento hus- serliano configura un nuevo escenario. Aunque en la actualidad el término ‘constitución’ prácticamente haya desaparecido de la filosofía contemporá- nea, apoyándome en las claves interpretativas que ofrezco pretendo mostrar que este hecho no significa que el mencionado problema no siga siendo un importante objeto de estudio en la filosofía de la percepción y, en general, de la mente. Palabras clave: fenomenología, noema, filosofía analítica, modo de presenta- ción Abstract: In this paper I try to explain what the problem of constitution in the framework of perceptual experience consists in, and also to argue that this problem continues to be in force. Through three key philosophers —Husserl, Cassirer, and Carnap— it is shown how the problem, which has Kantian roots, has been treated in the main philosophical traditions of the twentieth century, and furthermore, how the Husserlian approach sets up a new scenario. Al- though at the present time the term ‘constitution’ has practically disappeared from the philosophical scene, on the basis of the interpretative clues here offered I try to show that this fact does not mean that the alluded problem does not continue to be a significant subject in the study of perception and the mind. Key words: phenomenology, noema, analytic philosophy, mode of presenta- tion El problema de la constitución se presenta con la eclosión del repre- sentacionalismo en la filosofía del siglo XVII, aunque, propiamente, su articulación se encuentra por primera vez en la filosofía de Kant. Ya en el siglo XX este problema se plantea en las tres grandes tradiciones * Este artículo ha sido financiado por el proyecto de investigación HUM2005– 07539–C02–02. El haber podido rastrear en Carnap y Husserl la idea de constitu- ción se lo debo a Daniel Quesada. Diánoia, volumen LIII, número 60 (mayo 2008): pp. 141–165.
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  • La nocin de constitucin en el anlisisde la experiencia perceptiva

    OLGA FERNNDEZ PRATDepartamento de FilosofaFacultad de Filosofa y Letras

    Universitat Autnoma de Barcelona

    [email protected]

    Resumen: En este artculo se pretende explicar en qu consiste el problemade la constitucin en el marco de la experiencia perceptiva y defender suvigencia. Se muestra cmo el problema, de races kantianas, ha sido aborda-do en las principales tradiciones filosficas del siglo XX ejemplificndolo entres figuras centrales: Husserl, Cassirer y Carnap, y que el tratamiento hus-serliano configura un nuevo escenario. Aunque en la actualidad el trminoconstitucin prcticamente haya desaparecido de la filosofa contempor-nea, apoyndome en las claves interpretativas que ofrezco pretendo mostrarque este hecho no significa que el mencionado problema no siga siendo unimportante objeto de estudio en la filosofa de la percepcin y, en general, dela mente.Palabras clave: fenomenologa, noema, filosofa analtica, modo de presenta-cin

    Abstract: In this paper I try to explain what the problem of constitution in theframework of perceptual experience consists in, and also to argue that thisproblem continues to be in force. Through three key philosophers Husserl,Cassirer, and Carnap it is shown how the problem, which has Kantian roots,has been treated in the main philosophical traditions of the twentieth century,and furthermore, how the Husserlian approach sets up a new scenario. Al-though at the present time the term constitution has practically disappearedfrom the philosophical scene, on the basis of the interpretative clues hereoffered I try to show that this fact does not mean that the alluded problemdoes not continue to be a significant subject in the study of perception andthe mind.Key words: phenomenology, noema, analytic philosophy, mode of presenta-tion

    El problema de la constitucin se presenta con la eclosin del repre-sentacionalismo en la filosofa del siglo XVII, aunque, propiamente, suarticulacin se encuentra por primera vez en la filosofa de Kant. Yaen el siglo XX este problema se plantea en las tres grandes tradiciones

    Este artculo ha sido financiado por el proyecto de investigacin HUM200507539C0202. El haber podido rastrear en Carnap y Husserl la idea de constitu-cin se lo debo a Daniel Quesada.

    Dinoia, volumen LIII, nmero 60 (mayo 2008): pp. 141165.

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    filosficas de su primer tercio: en la fenomenologa, especialmente enHusserl; en el neokantismo, especialmente en Cassirer, y en lo que final-mente vendra a ser la tradicin analtica, especialmente en Carnap. Elproblema, que afecta a tres reas de la filosofa la ontologa, la epis-temologa y la filosofa de la mente, desaparece posteriormente de laagenda filosfica por razones diversas, de las que nos ocuparemos sint-ticamente. Sin embargo, como se argumentar, en realidad tiene plenavigencia, y el hecho de que no sea visible en el panorama filosfico ac-tual se debe a que, por as decir, se presenta camuflado. Previamentese defender que, en el tratamiento del problema de la constitucin enel mbito de la percepcin, el punto de inflexin principal se encuentraen la fenomenologa husserliana, pues, como se ver, es finalmente stala perspectiva bajo la cual puede mostrarse la vigencia del problema.

    En la primera seccin se explicar de un modo preliminar cul es elproblema de la constitucin, y en la ltima se mostrar por qu ha deconsiderarse vigente el problema. En las tres secciones intermedias, elproblema de la constitucin se presenta, respectivamente, en el con-texto de las tradiciones kantiana y neokantiana, analtica (Carnap) yfenomenolgica (Husserl). Es necesario realizar con cierto detenimien-to este recorrido histrico por varias razones. Ante todo, hay que teneren cuenta que la nocin relevante de constitucin no se presta bien auna caracterizacin general o abstracta, y se precisa examinar los diver-sos contextos filosficos en los que aparece para asegurarse de que noson meras convenciones terminolgicas las responsables de que agrupe-mos ciertas cuestiones filosficas bajo un rtulo comn, sino que estjustificado ver que en esos contextos existe una problemtica comnbajo diversas formas. Pero, adems, el intento de quitar la ptina quecon el tiempo se ha acumulado sobre esa problemtica tiene un interspropiamente filosfico si, como aqu se defender, es cierto que el pro-blema de la constitucin sigue vigente, pues esa historia pone entoncesde manifiesto cunto hay de superficial o artificioso en la separacinde corrientes filosficas que en la actualidad parecen habitar mundosdistintos.

    1 . Cul es el problema de la constitucin?

    El problema de la constitucin se plantea cuando se sostiene que aque-llo de lo que se es inmediatamente consciente por ejemplo, y espe-cialmente, en la percepcin no son objetos del dominio pblico, comopuedan serlo los objetos materiales, sino entidades subjetivas. Bajo elsupuesto de que, finalmente, la percepcin nos pone de algn modo en

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    contacto con los mismos objetos (los mismos en un sentido intersubje-tivo), y dado que, segn es ampliamente reconocido, el conocimiento,especialmente el conocimiento cientfico, es intersubjetivamente com-partido acerca de algo compartido, se trata de explicar cmo esesto posible. Una posibilidad, en principio, es considerar que los obje-tos del dominio pblico estn constituidos de alguna manera por o apartir de las entidades subjetivas inmediatamente accesibles a la mente.El problema es, entonces, explicar en qu consiste esa constitucin.

    Siendo el problema de la constitucin el que es, se presenta his-tricamente, al menos en forma latente, cuando aparecen las teorasrepresentacionalistas de la percepcin; sin embargo, se muestra conparticular fuerza en Kant y en buena parte de la filosofa que se desa-rrolla bajo su influencia. Como es sabido, para Kant, debemos rechazarque los objetos de la percepcin y el conocimiento aquellos sobre losque versan nuestros juicios verdaderos sean objetos que transciendennuestra experiencia sensorial unos objetos que estn tras ella, nipueden, desde luego, ser esos objetos las entidades no conceptualiza-das que segn los empiristas constituan lo dado a la conciencia. Enel primer caso, puesto que segn Kant no tenemos acceso a talesentidades, seran imposibles los juicios verdaderos y el conocimiento.En el segundo lo seran igualmente, aunque por una razn distinta: lacorriente de la experiencia sensorial desnuda es completamente ca-tica e indiferenciada. As, los objetos de nuestros juicios (incluidos losjuicios de percepcin) y del conocimiento no existen con independenciade nuestra capacidad de formular tales juicios, sino que son constitui-dos cuando los datos sensoriales no conceptualizados se enmarcan uorganizan dentro de las estructuras a priori que hacen posible el juicio.

    Como puede verse, en el marco kantiano la constitucin afecta di-rectamente, por as decir, a los objetos de los juicios y el conocimiento.Sin embargo, el problema experimenta un giro crucial cuando se arti-culan explcitamente teoras de la intencionalidad y se defiende ademscomo ocurre con Husserl que la intencionalidad no es, por as decir,cosa de dos (sujeto y objeto), sino que involucra un tercer elemento. Almenos esto es lo que se defiende en el presente trabajo.

    2 . Constitucin del objeto de la percepcin y constitucindel objeto del conocimiento emprico: Kant y el neokantismo

    En su revelador libro A Parting of the Ways (2000), Michael Friedmanrastrea las races kantianas de la filosofa contempornea centrndoseespecialmente en tres grandes figuras de la filosofa del siglo XX: Cassi-

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    rer, Heidegger y Carnap. La presente seccin y las dos siguientes com-parten el espritu de esa obra de Friedman con la importante diferenciade que, en lugar de centrarse como en ella ocurre en la cuestin dellugar de la lgica en la filosofa, se ocupa de la cuestin de la constitu-cin slo de paso mencionada en aquella obra, circunscrita sobretodo al mbito de la percepcin. El efecto ms inmediato es que esimprescindible tratar la contribucin de Husserl que ocupa un lugarrelativamente menor en el libro de Friedman, lo que comporta tenerque enfocar con nitidez una tradicin filosfica distinta de la kantiana.En contraposicin, se puede dejar de lado la figura de Heidegger, encuya filosofa la percepcin ocupa por razones tericas que no vienenal caso un lugar menor.

    Consideremos, para empezar, un ejemplo sencillo con el fin de plan-tear un aspecto central del problema que nos ocupar. Supongamos quedirigimos nuestra mirada intencionadamente a la puerta de una casa yque vemos all sentado a un perro. Lo que hemos percibido, podramosdecir, es un animal, ms precisamente un perro. Esta descripcin delestado de percepcin es, obviamente, una descripcin segn la cual elobjeto percibido se describe utilizando un concepto (perro). Es ade-cuado describir as nuestra percepcin visual? Si en algn sentido lo es,en qu sentido exactamente?

    Ntese que no planteamos el problema de si es adecuado describiraproximadamente del modo indicado el juicio que sobre la base denuestra mirada podramos haber hecho sobre lo que est ah sentadoen la puerta de esa casa. Alguien que posea el concepto de perro y enquien se cumplan las condiciones adecuadas ambientales (como luzsuficiente) o personales (como suficientemente buena vista) puedesin duda hacer ese juicio y aceptarlo, formando la creencia perceptivacorrespondiente. Pero nosotros indagamos por la experiencia perceptivamisma y quisiramos, si es posible, permanecer neutrales acerca de lacuestin de si, de algn modo, el juicio forma parte de la experienciaperceptiva.

    Al tratar de sintetizar lo que sobre el problema puede decirse desdela filosofa kantiana, es preciso advertir enseguida que no se encuentraen Kant una doctrina de la percepcin como una unidad temtica, sinoque es preciso buscarla realizando un ejercicio de reconstruccin querequiere entrar en delicadas cuestiones de interpretacin sobre mul-titud de temas y tesis kantianas (como la sensibilidad y sus formasa priori, el papel de la imaginacin, el contraste entre formas de laintuicin e intuiciones formales, la doctrina de las categoras, la sn-tesis de la apercepcin y la relacin de la imaginacin con las ca-

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    tegoras) que configuran lo que en su obra son propiamente unidadestemticas (como la Deduccin Trascendental de las categoras), las cua-les, a su vez, ya estn sujetas a muy delicados problemas de interpre-tacin.

    Puesto que Kant separa tajantemente las facultades de la sensibilidady el entendimiento, se podra ingenuamente pensar en una divisin quereflejara directamente esa distincin de facultades: el objeto de la per-cepcin sera el objeto no conceptualizado configurado en la primerafacultad (el contenido referencial de una intuicin kantiana constitui-da slo por el espacio y el tiempo en lo que respecta a los elementosque el sujeto aporta) y el objeto o contenido conceptual del juicio yel conocimiento sera algo configurado ulteriormente por la segunda.Sin embargo, la doctrina kantiana est en realidad muy alejada de estasimple divisin y se caracteriza de un modo general por la polaridadsubjetivo-objetivo: la subjetividad de la percepcin frente a la objetivi-dad del juicio verdadero o el conocimiento.

    En un conocido ensayo, Strawson, tratando de aportar alguna luzdesde una perspectiva hasta cierto punto wittgensteiniana sobreel papel que, segn su interpretacin de Kant, los conceptos desempe-an en la percepcin, recurre a una serie de metforas: la experien-cia visual est irradiada por, infusa de (infused with), el concepto; ose empapa del concepto (Strawson 1970, p. 57), que sustituiran deun modo ms preciso, cabe decir a la del propio Wittgenstein (el vercomo eco del pensamiento, Philosophical Investigations, p. 212; p. 485de la versin al espaol). Estas metforas sugieren, desde luego, la con-cepcin segn la cual el contenido de la experiencia visual misma es uncontenido conceptual. Strawson mismo es un defensor de ese puntode vista, desarrollado posteriormente en direcciones innovadoras porMcDowell; pero la cuestin de si hay que atriburselo al propio Kant (y,en verdad, la de si necesariamente la descripcin metafrica lo implicalgicamente) es, cuando menos, controvertida.

    El problema es el de si, para Kant, el contenido de la experienciavisual (en el ejemplo, por lo que respecta a la parte, podramos decir,perruna de ella) es el mismo que el del juicio correspondiente. Sellarssostuvo con fuerza la necesidad de separar ambos. En Ciencia y meta-fsica formul esta idea atribuyendo a Kant la posicin segn la cual elcontenido de la experiencia es slo mnimamente conceptual, frenteal carcter plenamente conceptual del contenido del juicio (cfr. Sellars1968, pp. 130). Sin embargo, en The Role of Imagination in KantsTheory of Experience pone el nfasis en el carcter perspectivista (Se-llars 1978, pp, 237240; Sellars atribuye a Kant el reconocimiento de

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    ese carcter, al mismo tiempo que lo hace propio). Lo que esto ltimoquiere decir es que en lo percibido contamos necesariamente con aspec-tos que no se nos presentan o que no nos son dados. Young (1988)expresa esta idea paradjicamente cuando sostiene que en un estadode percepcin se toma algo como distinto o ms de lo que se percibeque es.

    En todo caso, este ir ms alla de lo estrictamente presentado reflejala funcin esencial que Kant atribuye a la imaginacin en la percep-cin, un papel funcional que, para muchos estudiosos de Kant entreellos, todos los mencionados, se ha de concebir como interpretati-va: la imaginacin realiza una interpretacin de la multiplicidad de lasensacin. Esta capacidad, que al parecer incluye la capacidad de for-mar imgenes, pero no se limita a ella, es una capacidad de sntesisimaginativa gobernada por reglas.1 La cuestin de si Kant concibe elcontenido de un estado de percepcin como conceptual pasa necesa-riamente por tratar el papel de la imaginacin en relacin con el en-tendimiento y las categoras, algo que podemos hacer aqu slo muysucintamente.2

    As pues, de acuerdo con Kant, la percepcin de, por ejemplo, un pe-rro que ha de distinguirse del juicio de que lo percibido es un perro o

    1 Young (1988) introduce la distincin crucial entre proceder de acuerdo conuna regla o ley y proceder de acuerdo con una concepcin de una regla o ley.Segn l, para Kant la imaginacin procedera del primer modo y el entendimien-to del segundo. Vase tambin Allison 2004, pp. 186189, en relacin con estostemas. Allison critica aqu a Strawson por asociar el papel de la imaginacin conla capacidad de formar imgenes, y elogia a Sellars por distinguir entre imaging(el formar imgenes) e imagining. Pero, como el propio Allison menciona, hayevidencia textual directa en Kant de que ste asociaba el papel de la imaginacincon el de formar imgenes (cfr. Crtica de la razn pura, A120121). Quiz se podraaducir tambin el pasaje en que Kant da el ejemplo del esquema correspondienteal concepto de perro (aunque, en lo que es probablemente un lapsus terminolgicocfr. Allison, 2004, p. 208 se dice que es el concepto): una regla de acuerdocon la cual mi imaginacin puede especificar la forma de un animal de cuatro patasen general, sin verse restringida a ninguna forma particular que me ofrezca la expe-riencia o a ninguna posible imagen que pueda exhibir en concreto. Aqu no pareceque se pretenda excluir que el papel de la imaginacin incluya el de generar imge-nes, sino que se enfatiza que, en todo caso, no se limita a un grupo determinado deellas. Sera, quiz, ms prudente sostener que, para Kant, la imaginacin no es unacapacidad limitada a la formacin de imgenes, y quiz ni siquiera principalmenteuna capacidad de producirlas (lo que resulta coincidir con una de las formulacionesdel propio Allison).

    2 Sigo a Allison (2004) en estas lneas; cfr. captulo 7, III C, y, muy en particularlas pp. 196197.

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    de cualquier juicio sobre el mismo involucra a la imaginacin, la cualrealiza una sntesis figurativa. En esta sntesis intervienen, ademsde las cualidades sensibles del perro captadas en la sensacin (prin-cipalmente el color), propiedades espaciales como una cierta forma ytamao (tambin hay necesariamente una dimensin temporal, que de-jamos de lado para simplificar). Estas determinaciones espaciales pre-suponen una concepcin del espacio como unitario y homogneo, loque requiere las categoras (en la Crtica de la razn pura, B160161,Kant argumenta sucintamente que debido, por as decir, a la interven-cin del espacio y el tiempo, toda percepcin est sujeta a las catego-ras). Pero, al tratarse de una percepcin y no de un juicio, la formaen que invervienen las categoras no consiste en que el objeto quedesubsumido bajo una categora (el perro bajo la categora de sustancia),sino que al menos una de las categoras interviene en la regla misma ala que la sntesis est sujeta. La sntesis en que consiste la percepcindel objeto (el perro), tratado tridimensionalmente por la imaginacin,tiene un aspecto formal: est condicionada por la determinacin delespacio que se percibe que ste ocupa; es decir, se ve sujeta a las condi-ciones de determinacin de ese espacio. As, la regla que concreta estecondicionamiento debe estar de acuerdo con la categora de cantidad(B162).3

    De todo este intrincado asunto, que forma parte del ncleo mismode la Deduccin Trascendental en la Crtica, en lo que es importanteinsistir para nuestros propsitos aqu es que, como hemos visto, paraKant las categoras (o al menos alguna de ellas) estn involucradas nosolamente en la formacin de juicios, sino en el proceso de percepcinen cuanto apercepcin emprica; es decir, en cuanto apercibimientoinmediato de los contenidos de la conciencia resultado de un episodiode percepcin (sta sera la tesis central de 26 en la Deduccin Tras-cendental). As, el objeto o contenido de la percepcin est constituidopor elementos pertenecientes no slo a la facultad de la sensibilidad,sino tambin a la del entendimiento, y sin embargo, por otra parte, hayque distinguirlo de los contenidos contenidos de conceptos, esque-mas y juicios que propiamente configuran esta ltima.

    De este modo, si bien, como se ha advertido anteriormente, no hayen Kant una doctrina de la percepcin como unidad temtica, s que

    3Que el aspecto del espacio que aqu interviene se trata de un espacio deter-minado y, por lo tanto, de una intuicin formal, no meramente una forma de laintuicin requiere una unidad sinttica se argumenta en una nota a B160161y que todo lo que est sujeto a esta unidad requiere las categoras se argumentapreviamente en B143; cfr. Allison 2004, pp. 191192 y 177, respectivamente.

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    existe una base slida para distinguir entre el objeto de la percepcin yel objeto del conocimiento emprico. Sin duda, en claro contraste con eltratamiento del primero, su anlisis del segundo es un tema especficoy centralmente kantiano, algo que concierne a la experiencia objeti-va o experiencia con validez objetiva (Erfahrung, en la terminologade Kant). Con todo, la primera temtica no queda completamente ab-sorbida por la segunda, por decirlo as, dada la separacin entre lasfacultades de la sensibilidad y el entendimiento.

    Es justo este obstculo a la completa fagocitacin de la primera te-mtica por la segunda el que desaparece en las escuelas neokantianasde finales del siglo XIX y principios del siglo XX notablemente las lla-madas Escuela de Marburgo y la Escuela del Sudoeste (de Alemania),ya que es comn a ellas el rechazo de la dualidad kantiana de faculta-des. Con ello, los elementos subjetivos (en el sentido de dependientesdel sujeto humano) en la constitucin de la experiencia se recogen enla capacidad generadora del pensamiento, en la que quedan integra-dos los aspectos espacio-temporales que constituan en Kant el dominiode una facultad separada de la sensibilidad.4 Como consecuencia, laconcepcin kantiana sobre los objetos de percepcin y conocimiento su-fre una profunda transformacin, que pasamos a examinar brevementea continuacin, centrndonos, entre las diversas versiones, correspon-dientes a las variantes del neokantismo, en la importante lnea Natorp-Cassirer, especialmente tal como la desarroll este ltimo en Sustanciay funcin (Cassirer 1910).

    La filosofa de Cassirer se caracteriza por su oposicin radical a losdualismos epistemolgicos y metafsicos. En particular, se opone a ladualidad subjetivo-objetivo tambin en el dominio de la percepcin.Lo subjetivo y lo objetivo en la percepcin son como en cualquie-ra otra de las dualidades trminos correlativos; es decir, trminosnicamente caracterizables en su relacin mutua, y por ello aplicablesde modo cambiante a aquello a lo que se aplican. As, si atendemosa aquello de lo que somos conscientes en nuestra experiencia percep-tual ordinaria un color, una forma espacial podramos inclinarnosa caracterizar de objetivo el contenido de esa experiencia en virtud desu carcter de inmediatamente dado5 y, sin embargo, el criterio depermanencia, repetibilidad y acuerdo intersubjetivo pronto nos haceinclinarnos por diferenciar la impresin subjetiva de la cualidad pre-

    4 Friedman 2000 contiene una exposicin sucinta de lo esencial de esta trans-formacin; cfr. especialmente las pp. 2728.

    5 Cfr. Cassirer 1910, cap. IV, 1, subseccin Desarrollo de los conceptos deobjetividad y subjetividad.

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    tendidamente objetiva que atribuimos al objeto o cosa percibido elquale rojo de la propiedad de ser rojo o rojez, podramos decir enterminologa actual (cfr. loc. cit., subseccin La serie de grados deobjetividad).

    Sin embargo, como sabemos, al menos algunas de estas propiedadessupuestamente objetivas que atribuimos a los objetos percibidos (porejemplo, los colores) se excluyen en una atribucin cientfica que aplicalos criterios mencionados dentro de una perspectiva ms amplia, con loque, tomando esto en consideracin, parecera como si debiramos con-siderar como relativamente subjetivas a tales propiedades. No obstante,su exclusin de las atribuciones cientficas no implica que las mismasqueden relegadas a meras apariencias subjetivas. Por el contrario, he-mos de seguirlas considerando como algo real, aunque tenemos queconcluir que esta realidad no es algo que subsista aisladamente y pors misma, sino algo que resulta de la interaccin del estmulo fsico conel rgano sensorial apropiado (loc. cit., subseccin La subjetividad delas cualidades sensibles).

    En todo caso, la relativa permanencia de las cualidades sensibles(cuando se las contrasta con las impresiones) que atribuimos a las cosasde nuestra experiencia se queda corta frente al hecho de que concebi-mos a stas como objetos duraderos. Dado que nuestras tomas deestos objetos que consideramos como duraderos son instantneas, serequiere el perfecto rellenado de la serie temporal.6 El procedimientogeneral es el de transformar y enriquecer lo dado sobre la base de laexigencia lgica de su completa conexin (ibid.).

    As pues, para Cassirer como para Natorp no hay una duali-dad entre sensacin y pensamiento. El procedimiento que hemos vis-to actuar al examinar la experiencia perceptiva corriente sostieneCassirer tiene su continuidad en la ciencia. En sta, [l]as tenden-cias lgicas que se encuentran en el concepto de experiencia en la con-cepcin corriente del mundo se retoman ahora conscientemente y sellevan ms all con metdico propsito. En esta continuada aplicacindel procedimiento basa la ciencia su definicin de la naturaleza y deobjeto natural. Por ello, dice Cassirer, [l]as cosas de que se trata en-tonces resultan ser cuanto ms se comprende su significado realexpresiones metafricas de conexiones permanentes de fenmenos deacuerdo a leyes, y por tanto expresiones de la constancia y continuidadde la experiencia misma (ibid.).

    6 Loc. cit., subseccin La serie de grados de objetividad.

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    Es as como para Cassirer y Natorp, del mismo modo en que no hayuna dualidad entre sensacin y pensamiento,7 no hay ninguna distin-cin filosficamente relevante entre lo que les sucede al objeto de lapercepcin corriente y al objeto del conocimiento cientfico. Ambos sonproductos de una actividad constitutiva que se prolonga indefinidamen-te, pues corresponde al, en principio, ilimitado progreso del conoci-miento cientfico que formula siempre nuevas conexiones permanentesde fenmenos de acuerdo a leyes. La funcin del conocimiento emp-rico no llega a ningn trmino en ninguna de sus actividades [. . .]detrs de cada solucin que se le de ve una nueva tarea [. . .] . Aqu,de hecho, la realidad individual confirma su carcter fundamental deinexhaustibilidad (cfr. Cassirer 1910, p. 309).

    Dada la falta de toda relevancia de la distincin entre objetos de lapercepcin corriente y objetos del conocimiento cientfico, y teniendoen cuenta el inters preponderante de Cassirer (como el del neokan-tismo de la Escuela de Marburgo en general) en ste ltimo, no es deextraar que el estudio de los estadios correspondientes a la percep-cin corriente quede en poco ms que una coleccin de observacionespreliminares para pasar al tema considerado importante.8 En esa mis-ma medida, el anlisis neokantiano no es ulteriormente relevante paranuestros propsitos.

    3 . La teora carnapiana de la constitucin en el Afbau

    Carnap se opuso explcitamente en el Afbau a la tesis neokantiana deque slo es posible la determinacin del objeto de conocimiento emp-rico en la serie infinita (o indefinidamente prolongada) de estructurasdeterminantes que se presentan con el avance cientfico:

    De acuerdo con la concepcin de la Escuela de Marburgo [. . .], el objeto esel eterno X, su determinacin es una tarea incompletable. Contrariamentea esto hay que observar que un nmero finito de determinaciones bastapara [. . .] su descripcin unvoca entre los objetos en general. Una vez

    7 En la neokantiana Escuela del Sudoeste se mantiene la distincin entre lamultiplicidad de la sensacin considerada como preconceptual y las formas delpensamiento.

    8 Cassirer retom el tema de la percepcin en el tercer volumen de su obramagna, La filosofa de las formas simblicas. Pero tampoco all aparece la percepcincomo un tema focal. Cassirer est interesado primariamente en tratar el tema enrelacin con la expresin y el mito (parte I, captulo 1) o en relacin con transtornosdel habla (parte II, captulo 6).

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    que se ha dado una descripcin, el objeto no es ya un X, sino algo un-vocamente determinado algo cuya subsiguiente descripcin completa esciertamente una tarea incompletable. (Carnap 1928, 179)

    Carnap pretende, pues, hacer posible la distincin entre dos tipos decaracterizacin: la determinacin de cules son los objetos de que tratael conocimiento emprico, y la determinacin de qu propiedades tie-nen stos. Ciertamente, est claro que el primer tipo de determinacinse sirve tambin de ciertas propiedades de los objetos, las cuales sehan de considerar como propiedades constitutivas de los mismos. Latarea por realizar aqu es caracterizar los diversos tipos de objetos deconocimiento emprico, y es precisamente esto lo que Carnap preten-de haber hecho en su mencionada obra. La segunda tarea es describirtales objetos mediante ulteriores propiedades (no constitutivas); es latarea de la ciencia, tarea que s ha de concebirse como indefinidamenteprolongada.

    Precisamente al primer tipo de tarea, la de determinacin unvo-ca de los objetos, se refiere Carnap como constitucin, concebidano como investigacin de un proceso psicolgico real, sino como re-construccin racional. Carnap sostiene que su teora es neutral entre elpunto de vista idealista, segn el cual los objetos son generados en elpensamiento punto de vista concretamente atribuible a la Escuelade Marburgo, y el punto de vista realista, segn el cual los objetosson reconocidos en el pensamiento. La tarea definicional o constitu-cional pretende caracterizar cada tipo de objetos mediante una des-cripcin definida que precisa los aspectos estructurales de los objetosde ese tipo.9

    El objetivo general de Carnap es mostrar cmo es posible el conoci-miento emprico objetivo, a pesar de que este conocimiento se originaen la experiencia subjetiva. Y Carnap cree haberlo alcanzado porquelas descripciones caracterizadoras de los distintos tipos de objetos nohacen ninguna referencia a cualidades fenomnicas intrnsecas. En la

    9 Las definiciones que caracterizan los tipos de objetos correspondientes median-te tales descripciones las concibe Carnap como estipulaciones; es decir, por tanto,como convenciones explcitas, y pueden ser consideradas como enunciados analti-cos a priori. En cambio, los enunciados que asignan propiedades no constitutivas alos objetos son enunciados sintticos a posteriori. As, no hay lugar para enunciadossintticos a priori. Aunque en este importante aspecto Carnap se aparte claramentede la filosofa kantiana, es preciso reconocer que la motivacin de fondo de sutrabajo pertenece explcitamente a esa tradicin, como ha quedado claro tras losestudios histricos de autores como Haack, Moulines, Sauer y Friedman (cfr. lasreferencias en Friedman 2000).

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    realizacin de su proyecto, Carnap mantiene una separacin importan-te entre lo que en escritos anteriores al Afbau denominaba el mundoprimario de la experiencia sensorial y el mundo secundario de losobjetos fsicos. El primero est ahora incluido en el mbito de lo au-topsicolgico (es decir, del psiquismo propio), y la distincin entre loautopsicolgico y lo fsico es precisamente la distincin ms central delAfbau.10 Adems y ste es uno de los aspectos que ofrece un intersespecial desde la perspectiva de este trabajo, se diferencia claramenteentre la constitucin de los objetos fsicos de la percepcin (las cosasvisuales) y los objetos fsicos en el sentido en que son los tratados enla fsica.

    Es bien sabido que el proyecto carnapiano del Afbau se enfrenta adificultades internas insuperables, precisamente a partir del paso delmbito del psiquismo propio al de los objetos fsicos de la percepcin,y probablemente se ve afectado adems por otras crticas contundentes(como la crtica quineana dirigida al estatus o el papel de las verdadespor convencin).11 Para los presentes propsitos, sin embargo, tienemayor relevancia una consideracin crtica del procedimiento del cualse sirvi Carnap en su teora sobre la constitucin. Como es sabido,Carnap utiliz la teora de los tipos (lgicos) de Principia Mathemati-ca, de tal modo que las anteriormente aludidas descripciones de losdiferentes tipos de objetos (en el sentido corriente) sita a stos unvo-camente en la jerarqua de tipos lgicos. Con ello, lo que efectivamentehace Carnap es modelar lgico-matemticamente esos diferentes tiposde objetos (en el sentido corriente del trmino). El problema general deeste procedimiento es que no est claro que ciertas propiedades de losobjetos del modelo coincidan con propiedades interesantes de los obje-tos modelados. As, entidades intuitivamente concebidas como reales yentidades tambin intuitivamente concebidas como ideales resultan serpor igual, en el modelo carnapiano, cuasi-objetos, pero es sumamentecuestionable que esto establezca realmente como Carnap pretendeuna neutralidad epistemolgica o metafsica entre esas entidades.

    10 Los otros mbitos tratados ms sucintamente en esta obra son el de lo hetero-psicolgico (es decir, de las mentes ajenas) y el de lo intersubjetivo, que incluye losobjetos culturales.

    11 Puede verse una exposicin sucinta de la dificultad interna principal en Fried-man 2000, pp. 8385. Para otras dificultades, cfr. Moulines 1973. En el captulo IIIde esa obra se encuentra una excelente exposicin del sistema de Carnap, aunquela perspectiva sobre el Afbau es la empirista-fenomenalista (Moulines fue poste-riormente uno de los pioneros del estudio de los elementos kantianos del proyectocarnapiano). La crtica que se esboza ms adelante, por lo que yo s, no se harealizado hasta ahora, aunque creo que es bastante obvia.

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  • LA CONSTITUCIN EN EL ANLISIS DE LA EXPERIENCIA PERCEPTIVA 153

    Para el propsito presente de considerar la objetivizacin en el con-texto de la percepcin, un punto concreto del procedimiento modelistacarnapiano que ofrece un inters especial es que en el modelo se pierdetoda base para distinguir entre objetos y conceptos. Esto es as por-que casi todas las entidades (cuasi-objetos) constituidas son clases(clases de clases, clases de clases de clases, etc.). As, un concepto semodela extensionalmente como una clase; pero esta misma clase apa-rece como elemento de una clase de nivel superior, con lo cual se latrata como objeto. Esta desaparicin de una base objetiva para la dis-tincin entre objeto y concepto supone un costo excesivo del procedi-miento de modelizacin para un proyecto de anlisis de la percepcin.

    Hay, por ltimo, un inconveniente ulterior insuperable que tiene quever con el hecho de que la caracterizacin (constitucin) de los obje-tos en el Afbau se realiza enteramente, como se ha dicho ya, mediantedescripciones (definidas). Debido a este rasgo, el proyecto carnapianodeja forzosamente fuera el aspecto demostrativo de la percepcin, unaspecto del que s se ocup Husserl, como se ver en la seccin final deeste artculo.

    4 . El problema de la constitucin en la fenomenologa husserliana

    En una perspectiva kantiana sobre la constitucin, lo que se constituyees el objeto de la percepcin. De este modo, cuando la percepcin seanaliza simplemente en trminos de sujeto-objeto, se facilita concebiresa constitucin como una especie de construccin del objeto y, efec-tivamente, sa es a veces la terminologa empleada, que encuentra unaplena explicacin en el contexto de una concepcin idealista (o de otromodo antirrealista) de lo conocido en la percepcin.

    En el texto siguiente se refleja un cambio de rumbo de una granimportancia:

    [L]os objetos de los que somos conscientes dice Husserl no estn sim-plemente en la conciencia como en una caja, de modo que uno no puedesimplemente encontrrselos en ella y agarrarlos (greifen) en ella, sinoque primeramente se constituyen como lo que son para nosotros y como loque cuenta para nosotros, en las diversas formas de la intencin [percep-cin, imaginacin, memoria] objetiva.12

    12 LU, II/1, 165; LI, I, 385; IL, I, Investigacin segunda, cap. 3, 23, 338; lascursivas son de Husserl. No existe una forma estandarizada de dar la referenciade pasajes de las Investigaciones lgicas. Sigo aqu una de las maneras presentesen la literatura, en que las cifras en numeracin romana no indican de cul de

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    Segn el texto, los objetos de la percepcin (como los de la imagina-cin o la memoria, pero nos limitaremos a los primeros) cuentan paranosotros como algo, son para nosotros de cierta manera, y estos modosen que cuentan, o las maneras en que son para nosotros, es de lo que setrata en (o quiz, ms precavidamente: est conectado estrechamentecon) la constitucin.

    La nueva perspectiva husserliana tiene fundamentalmente que vercon el desarrollo de una teora explcita del contenido intencional, y enparticular del contenido intencional de la percepcin. El elemento de-cisivamente clarificador es la estructura tripartita de esta teora: sujeto-contenido (intencional)-objeto.13 Repasemos sus rasgos principales.

    Se ha de advertir ante todo que, para Husserl, el objeto u objetividadpercibido no forma parte constitutiva del acto o vivencia intencional(Husserl habla de vivencia o acto donde hoy da se dira estadomental o estado intencional). Husserl pretenda describir las carac-tersticas esenciales de los estados intencionales y piensa que el hechode que no a todo estado mental le corresponda un objeto (lo que puedeocurrir en casos de percepcin alucinatoria) descalifica al objeto comoparte esencial del acto. En correspondencia con esto, el anlisis feno-menolgico husserliano se atiene a lo que Husserl denomina Epochtrmino que tom prestado de los antiguos escpticos, entre quienessignificaba suspensin de juicio o puesta entre parntesis del ob-jeto que pudiera tener el acto. Esto tiene una consecuencia inmediatasumamente importante para disipar algunas dudas que pueda habersuscitado el texto citado anteriormente y, en general, para clarificarcmo la doctrina husserliana de la constitucin se aparta de las am-bigedades de la tradicin kantiana: debido a que el objeto no forma

    las seis investigaciones se trata, sino simplemente el volumen. As, en referencia aloriginal alemn (LU) II/1 indica que el pasaje se encuentra en el volumen II de laobra, en la primera de las dos subpartes de que consta este volumen. La paginacines la de la edicin original, reproducida en los mrgenes de la edicin crtica deHusserliana. Se incluye tambin la referencia a la traduccin inglesa (LI), bastantedifundida, dando igualmente el nmero de volumen y la pgina de la edicin quese cita en las referencias. Las traducciones son mas; no obstante, tambin doy lareferencia de la traduccin al espaol (IL).

    13 Al decir objeto, debe tenerse en cuenta que Husserl incluye tambin en suanlisis experiencias perceptuales de estados de cosas, por lo que a menudo utilizael trmino ms general objetividad como trmino de referencia dividida: una vi-vencia intencional est dirigida (o es como si estuviera dirigida) a una objetividad(eine Gegenstndlichkeit). Aqu podemos pensar ante todo en el caso de la percep-cin de objetos individuales, pero lo que se dice se aplica tambin mutatis mutandisa las objetividades en general, en el sentido indicado.

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  • LA CONSTITUCIN EN EL ANLISIS DE LA EXPERIENCIA PERCEPTIVA 155

    parte del anlisis fenomenolgico del acto, la constitucin parte im-portante de ese anlisis no puede entenderse como referida al objeto.A qu concierne, pues, exactamente?

    Consideremos el contraste entre las experiencias que podramos des-cribir, respectivamente, como las de ver un pjaro negro y ver, simple-mente, una cosa negra (de tamao y forma, supongamos, similares alas del pjaro). Est claro que lo que cuenta para nosotros, aquelloque se ve (el objeto), es distinto. En la terminologa de la constitucinpodramos decir que lo visto ha sido constituido de forma distinta enun caso y otro. Ahora bien, la constitucin de los objetos de nuestrosestados intencionales no debe entenderse como algn tipo de construc-cin de los mismos en ningn sentido aceptablemente literal. Comodice muy atinadamente Fllesdal: [N]o significa que [los objetos] seancausados por nuestros actos o producidos por nuestros actos, sino sloque en el acto los diversos componentes de la conciencia estn interco-nectados de modo que tenemos una experiencia de un objeto hecho yderecho (Fllesdal 1976, p. 97).

    Para entender ms cabalmente la segunda parte de esta observacin,preguntmonos en qu radica, ms precisamente, que las dos experien-cias anteriormente mencionadas sean distintas. En las Investigacioneslgicas, Husserl llama materia (Materie) del acto o estado intencionalal elemento que lo diferencia de otros respecto de su tema (es decir, lapercepcin de un libro y la de una mesa son actos o estados con materiadistinta, como lo son, por tanto, la percepcin de un pjaro negro y unacosa negra indeferenciada). Con cierta simplificacin puede decirse queen las obras posteriores a Ideas Husserl recoge bajo el trmino noemaeste mismo aspecto temtico de las vivencias intencionales. Segn lacorriente interpretativa probablemente ms importante de la teora dela intencionalidad de Husserl, la iniciada por Fllesdal y desarrolladapor l mismo y por autores como Dreyfus, McIntyre, Smith y Miller,entre otros, la nocin de noema se entiende estrechamente relacionadacon la nocin fregeana de sentido, quiz como una especie de gene-ralizacin de la nocin fregeana a la teora del contenido de los actosintencionales.14

    14 Cfr. Fllesdal 1969, Smith y McIntyre 1982 y los ensayos de Dreyfus y Millerincluidos en Dreyfus 1982. La teora de la intencionalidad de Husserl en Ideas seexplica de manera sistemtica e iluminadora en los captulos IV y V del libro deSmith y McIntyre. Con respecto a la teora de la intencionalidad de las Investigacio-nes lgicas, en Knne 1986, pp. 193198, se explica con gran claridad la estrecharelacin de la nocin de sentido con la de materia de un acto. Knne argumenta(loc. cit.), sin embargo, que la nocin husserliana de significado de una expresin

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    Para entender la doctrina husserliana de la constitucin es precisoconsiderar la relacin entre el tipo de cosa (una cuestin ontolgica) yla manera en que son para nosotros las cosas (algo que pertenece a lacaracterizacin de la vivencia o acto y que es lo que quedara recogidoen el noema). Respecto del primer trmino de esta relacin, como es sa-bido, Husserl pensaba que es posible (y fundamental) investigar a prioridominios de objetos o regiones ontolgicas. La clave para esta investi-gacin es considerar intuitivamente objetos representativos y examinarsi atribuirles o dejar de atribuirles determinadas propiedades hace quelos objetos dejen de ser del tipo que son. Siguiendo este procedimiento(el denominado mtodo de la variacin libre) se determinaran laspropiedades que son esenciales para que los objetos en cuestin sean deese tipo o pertenezcan al dominio o regin ontolgica en cuestin (aesta determinacin la denomina Husserl reduccin eidtica).15

    En Ideas 149 toma como ejemplo el dominio de las cosas (materia-les) en general. Esta regin ontolgica se articula, segn Husserl, endiversas partes o componentes. Aplicando el procedimiento anteriora este dominio, nos encontramos con que tales cosas se han de con-siderar necesariamente como objetos que duran un tiempo indefinido

    lingstica (el significado de un enunciado que expresa un juicio es la propiedadsemntica del enunciado que corresponde a la materia del acto intencional deljuicio) es ms estricta que la nocin fregeana de sentido. Trasladando lo que estoimplica a la nocin de noema (la nocin correspondiente a la de materia de un actoen la teora de Ideas), este carcter ms estricto introduce una correccin menor ala tesis de que la nocin de noema es una generalizacin de la nocin fregeana desentido.

    15 Se trata de un procedimiento de determinacin llevado a cabo, segn Husserl,en la imaginacin. De ah que lo califique continuamente de intuitivo y hablede intuicin de esencias (Wesenserschauung). Naturalmente, desde la perspectivaposkripkeana de la filosofa actual, la atribucin de propiedades esenciales inclu-so a individuos se considera algo perfectamente admisible; sin embargo, con laexcepcin de determinados dominios notablemente los de la matemtica, sepondran fuertes reparos a la idea de que la determinacin de propiedades esen-ciales es posible a priori. Por el contrario, se considera frecuentemente el caso depropiedades posedas necesariamente, pero de cuya posesin slo es posible tenerconocimiento a posteriori. Por otra parte, la posible importancia de esta crtica po-tencial depende de la relevancia que se le haya de dar a la repetida afirmacin deHusserl de que las investigaciones ontolgicas mencionadas no son metafsicaso no forman parte de una teora metafsica (cfr., v.gr., Ideas, ltimo prrafo de 149). Aunque no podemos entrar aqu en esta cuestin, ntese que la incompati-bilidad de las ideas de Husserl con respecto a la perspectiva mencionada quedaraeliminada si interpretramos las esencias husserlianas en el sentido de las esenciasnominales de Locke.

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  • LA CONSTITUCIN EN EL ANLISIS DE LA EXPERIENCIA PERCEPTIVA 157

    (res temporalis), como dice tambin Husserl en principio indefi-nidamente extensibles respecto de su duracin (loc. cit.). Las cosas encuestin han de considerarse, adems, como entidades con propiedadesespaciales (res extensa); es decir, o bien como susceptibles, con respec-to a sus relaciones espaciales, de infinitos cambios de forma, o bienall donde la configuracin o el cambio de configuracin permane-ce constante como susceptibles de infinitos cambios de posicin(ibid.). Las cosas son, finalmente, res materialis; es decir, unidades sus-tanciales que, como tales, entran en conexiones causales, infinitamentevariadas en sus posibles estructuras (ibid.; las cursivas son del propioHusserl); en definitiva, podramos decir, cosas materiales propiamentedichas.16

    El procedimiento de determinacin de las propiedades esenciales (lareduccin eidtica) se aplica tambin a las vivencias o actos inten-cionales (precisamente la fenomenologa en la concepcin de Husserlconsiste centralmente en la investigacin de las propiedades esencialesde esos actos o vivencias por el procedimiento de reduccin eidtica).En particular se aplica a las vivencias o actos intencionales cuyos ob-jetos son cosas (materiales) (cfr. 150). Aqu, lo que centralmente hade reconocerse es que las apariencias de las cosas noemticamenteentendidas, dice Husserl; es decir, considerando los noemata bajo loscuales se nos presentan las cosas, aunque infinitamente variables, noson arbitrariamente variables. As, en el caso de la percepcin de unobjeto material particular de un tipo determinado, la multiplicidad deapariencias en que ese objeto puede presentarse (por contraste, porejemplo, con la multiplicidad de apariencias con las que un objeto dediferente tipo puede presentarse) no constituye una unidad accidental;al contrario, se tratara de una serie de apariencias completamentedeterminada, ordenada de una manera definida, que muestra unaorganizacin interna definida de sus modos de desarrollo (loc. cit.).

    La regulacin de las series de apariencias de cosas (materiales, ensentido general) sigue pues, de algn modo, la esencia correspondientea tales cosas. Husserl lo expresa diciendo que esa esencia regional pres-cribe reglas para las multiplicidades de apariencias (ibid.; las cursivasson del original). Sin embargo, es crucial observar que este prescribir

    16Ms all de la regin ontolgica de las cosas (materiales) en general, la for-macin inmediatamente superior es la de las cosas intersubjetivas (Ideas, 151)y, por encima, menciona Husserl a las comunidades intersubjetivas, los objetosposeedores de valores, los objetos prcticos y las organizaciones culturales con-cretas (el Estado, la Iglesia y la ley son ejemplos de esta ltimas que da el propioHusserl, cfr. Ideas 152).

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    ha de interpretarse de manera consistente con la afirmacin de Husserlde que las conexiones entre las fenomenologas constitutivas y las co-rrespondientes ontologas no ha de entenderse en absoluto como unafundamentacin de las primeras en las segundas (Ideas, 153; las cur-sivas son del original). Ms bien lo que ocurre es que una proposicino un concepto ontolgico puede servir como indicador de conexionesconstitutivas y esenciales, especialmente entre distintos noemata deactos intencionales; pero aunque ese concepto o proposicin puede, eneste sentido, ser una clave para llegar a establecer tales conexiones,stas llevan su autoridad y su validez en s mismas (loc. cit.).

    Debido a la mencionada prescripcin, la organizacin interna defi-nida de los modos de desarrollo de una serie de apariencias correspon-diente, por ejemplo, a la percepcin de un objeto individual ha de serconsistente con las [esencias] designadas de un modo general comocomponentes de la [esencia] regional de las cosas consideradas en ge-neral (ibid.). Es decir, por ejemplo, que dicha organizacin es tal quela unidad de las apariencias correspondientes a una mera res extensaes concebible aparte de la unidad regulada por [la esencia de] la resmaterialis (es decir, por la esencia de las cosas materiales en sentidoestricto o propio), pero no a la inversa.17

    De este modo, las diversas unidades de apariencias vale decir, losdiversos noemata se sitan en diferentes estratos. Husserl expone cla-ramente esta idea en el volumen I de Ideas y la desarrolla en el volu-men III, donde se concentran sus investigaciones detalladas sobre lateora de la constitucin. Sin embargo, la conclusin que realmentenos interesa es que, se entienda como se entienda concretamente laregulacin de las unidades aludidas por las diversas esencias regiona-les, la cuestin de la constitucin concierne propiamente a los noematade los actos o vivencias intencionales, no a los objetos de tales actos.Complementamos as en este contexto ms especfico la conclusin ala que habamos llegado de manera general al principio, a partir de la

    17 Naturalmente, tambin las vivencias o actos intencionales fundamentalmenteasociados a las entidades objetivas (Objektivitten) de orden superior menciona-das en la nota precedente deben ser investigadas desde el punto de vista de laconstitucin, aunque los actos intencionales fundamentalmente asociados a ellasno seran actos de percepcin, sino otras clases de actos (por ejemplo, los actosque se corresponden con las cosas intersubjetivas son actos de empata; cfr. Ideas 151). Todos esos actos deben tambin ser descritos fenomenolgicamente; es de-cir, en el modo en que [las correspondientes entidades] vienen a ser presentadasde acuerdo con sus tipos fundamentales y en su adecuado orden de formacin ylos problemas de constitucin fenomenolgica se han de formular y resolver en sucaso (Ideas, 152).

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    no pertenencia del objeto al acto intencional segn el anlisis que delos estados intencionales hace la fenomenologa husserliana.

    5 . La desaparicin del problema de la constitucin

    Si atendemos al panorama filosfico actual, difcilmente encontraremosalgn escrito filosfico que trate del problema de la constitucin. Estasituacin no es debida, desde luego, a que el problema haya sido defini-tivamente resuelto (algo que en filosofa podemos siempre o casi siem-pre descartar), por lo que se podra hablar de prdida de vigencia delproblema. En realidad, la situacin es algo ms compleja, pues, comoveremos, ms bien deberamos hablar de aparente prdida de vigencia.

    Las causas de la situacin actual del problema de la constitucin sonmuy diversas y seguirles la pista conducira a repasar buena parte dela historia de la filosofa del siglo XX. Sin embargo, su identificacin esrelativamente fcil y pueden al menos darse en forma de lista, aunque,desde luego, no sea posible penetrar en su explicacin.

    Empezaremos con las causas de la desaparicin del problema en cadauna de las escuelas o tendencias filosficas de principios del siglo XX quehemos tratado: neokantismo, filosofa analtica y fenomenologa.

    Respecto del primero, la situacin es clara: la desaparicin del pro-blema coincide con la desaparicin del neokantismo como tendenciafilosfica reconocible. A su vez, las causas de la desaparicin del neo-kantismo seran bsicamente dos: dificultades por acomodar las revolu-ciones de la fsica (teora de la relatividad y mecnica cuntica) y facto-res sociolgicos. La primera podra tal vez discutirse.18 Los segundos seencuentran en los dramticos cambios en la filosofa universitaria quetuvieron lugar en Alemania como resultado de la llegada al poder delnacionalsocialismo, y que llevaron, por ejemplo, al ltimo gran repre-sentante del neokantismo Cassirer al exilio (donde el hecho de quefalleciera transcurridos no muchos aos contribuy en gran medida aque su orientacin filosfica no pudiera echar hondas races).

    Los avatares del problema de la constitucin en la tradicin analticason an ms complejos. Por limitarnos, de momento, a quien sin dudafue durante unos aos el portaestandarte del problema, la filosofa deCarnap haba de sufrir una transformacin muy importante poco des-pus de la publicacin del Aufbau, como resultado de las discusiones

    18Michael Friedman ha tratado de articular una epistemologa de la fsica y delas ciencias ms en general que tal vez sera posible considerar segn l mismosostiene como heredera de ciertos rasgos de la filosofa de Cassirer. Vase Fried-man 2001.

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    filosficas entre los miembros del Crculo de Viena. Muy concretamen-te, Carnap abandon todo intento de elaborar una epistemologa sobrela base de la experiencia subjetiva.

    Por lo que concierne a la fenomenologa, debe tenerse en cuenta elproceso de sustitucin del predominio de la fenomenologa husserlianapor la fenomenologa existencial y, ms tarde, por la filosofa hermenu-tica. Los factores sociolgicos mencionados en relacin con el neokan-tismo desempearon tambin aqu un papel importante. Sin embargo,las causas digamos internas son tambin interesantes. El problema dela constitucin no desaparece en la fenomenologa existencial de Hei-degger (vase, por ejemplo, Fllesdal 1979); pero, a ms largo plazo,el giro del pensamiento de Heidegger y la gran influencia del mismohaban de resultarle fatales.

    Volvamos ahora a Carnap para trazar sucintamente los desarrollosrelevantes en la tradicin analtica posterior. Carnap sustituy su pro-yecto epistemolgico basado en la experiencia subjetiva por el fisicismo;es decir, en su caso, por la adopcin de un lenguaje fisicista, un len-guaje en el que se habla de objetos macroscpicos y de sus propiedades,sin intentar construir o constituir tales objetos desde una base en elpsiquismo propio. Sin embargo, oficialmente Carnap no renunci a laidea de que la eleccin entre lenguajes (o marcos conceptuales) y,en particular, la eleccin entre un lenguaje fisicista y un lenguajefenomenalista slo se poda hacer por motivos pragmticos, no porrazones tericas. La influyente crtica de Quine a ste y otros aspectosdel proyecto carnapiano hicieron por un largo tiempo an ms remotala posibilidad de retomar el problema de la constitucin. Adems, lainfluyente filosofa quineana tuvo tambin un efecto negativo ms di-recto por su oposicin a toda forma de mentalismo y, en especial, acualquier nocin de contenido intencional.

    La disminucin de la influencia de la filosofa de Quine vino empa-rejada con desarrollos que en nada favorecieron la atencin de los fi-lsofos al problema de la constitucin: la mayor influencia, en general,de la filosofa wittgensteiniana, la crtica al fundamentismo empiristaen epistemologa y, en filosofa del lenguaje y de la mente, el predo-minio de teoras de la referencia directa y el externismo acerca delcontenido semntico de los enunciados o el contenido intencional delos estados mentales. Concentrando nuestra atencin en el ltimo as-pecto, este tipo de externismo, emparentado con el externismo sobreel contenido semntico propugnado por autores tan influyentes comoKripke, Putnam y Kaplan, no es en s mismo opuesto a toda forma dementalismo, pero s parece ser incompatible con rasgos centrales de la

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    teora de la intencionalidad de Husserl en la que, como se ha mostrado,el problema de la constitucin encontr un mayor y mejor desarrollo.Recordemos en particular, una vez ms, que Husserl pensaba que elpropio objeto referido no es parte esencial del estado mental.

    Todos los reseados son factores muy importantes que explican lasituacin actual respecto del problema de la constitucin; sin embargohay un ltimo factor, digamos inesperado, que presenta la cuestin bajouna nueva luz. Merece que le dediquemos un apartado.

    6 . El caso del problema camuflado

    Lo que quisiera sostener, por ltimo, es que la prdida de vigencia delproblema de la constitucin es, en gran parte, slo aparente: el hechode que, contemplando el panorama filosfico actual, no pueda vrselese debe a que est, por as decir, camuflado. Camuflado sobre todo bajouna terminologa diferente. Para defender esta afirmacin proceder adar una breve explicacin, una ilustracin y un pequeo argumento.

    El problema de la constitucin, segn lo hemos caracterizado en elcontexto finalmente ms relevante, el de la fenomenologa, es el deexplicar los diversos modos en que la conciencia se dirige (o es comosi se dirigiera) a un objeto. En particular, puede ser as descrito enel contexto del anlisis de la percepcin. Pues bien, no es otra cosalo que se trata de dilucidar en una de las corrientes ms importantesde la filosofa analtica actual: el fregeanismo en sentido amplio oneofregeanismo de autores tan influyentes como Evans, McDowell yPeacocke, entre muchos otros, cuando hablan del modo de determi-nacin o modo de presentacin de los objetos. Contemplados desdeuna perspectiva general, tales modos de presentacin no son en eseneofregeanismo sino una especie de generalizacin de la idea fregeanade modo de darse el referente de una expresin lingstica. Es perti-nente, por tanto, recordar que, segn habamos visto, la nocin husser-liana de noema poda, con algunos matices, considerarse tambin comouna tal generalizacin.19

    19 La afinidad temtica y de enfoque de los autores de la corriente neofre-geana con Husserl no le ha pasado desapercibida a Dummett, sin duda uno delos mayores expertos en Frege. Dummett llega a excluir a autores como los men-cionados en particular a Evans del campo de la corriente analtica debido aque renuncian a que una explicacin filosfica del pensamiento pueda conseguir-se por medio de una explicacin filosfica del lenguaje (Dummett 1994, p. 4).Precisamente lo que se pretende en el presente trabajo es mostrar la relevancia

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    Como ilustracin del hecho de que no estamos aqu ante ningunacoincidencia casual, consideremos brevemente un aspecto reciente dela filosofa de la percepcin.

    En los ltimos aos, diversos autores entre ellos: Evans, Sear-le, McDowell, Burge, Brewer, Campbell, casi todos ellos identifica-dos con el mencionado fregeanismo en sentido amplio, han insistidoen lo que puede denominarse el carcter demostrativo de la percep-cin, tratando la mayora de ellos de proporcionar una explicacin fi-losfica de en qu consiste este rasgo central de la percepcin. Puesbien, Husserl mismo haba anticipado dicho rasgo, como han enfatizadode manera prcticamente independiente de los autores anteriormen-te nombrados intrpretes recientes como Miller (1984) y D.W. Smith(1984). Se trata en parte de que, dicho preanalticamente, en casosmuy caractersticos de percepcin (especialmente en casos de percep-cin visual, pero con seguridad no slo de ella), el objeto se presenta,podramos decir, directamente, con una inmediatez caracterstica.20

    Aplicando la teora de la intencionalidad husserliana a un anlisis dedicho rasgo, se tratara de caracterizar el llamado por Husserl compo-nente X, o componente no descriptivo del noema del acto de per-cepcin. Aunque no es posible entrar aqu en detalles, los esfuerzos dealgunos de los autores analticos mencionados, o de los autores neo-husserlianos aludidos, son claramente esfuerzos por solucionar exacta-mente el mismo problema y, en algunos casos al menos, por vas nomuy divergentes. Al fin y al cabo, de lo que se trata es de describir, enel caso de la percepcin, aquello en la experiencia que la caracterizacomo conciencia inmediata de un objeto individual (confrntese estaobservacin con la breve explicacin de la nocin de constitucin deFllesdal que se cit en la seccin 4).21

    de esta transformacin para el problema de la constitucin, que Dummett no trataexplcitamente.

    20 En cierto modo, esta inmediatez fue reconocida en la nocin russelliana deacquaintance, pero Russell pens que el contacto directo en la percepcin se dacon datos sensoriales. En la influyente obra de Evans Varieties of Reference se ha-ce una defensa, desde la perspectiva neofregeana, de la nocin de acquaintance,desprovista del internismo russelliano (es decir, el contacto directo se da, en loscasos paradigmticos, con un objeto fsico).

    21 Es cierto que buena parte de la discusin se ha centrado principalmente en laconciencia inmediata que nos proporciona la percepcin de propiedades bsicasde los objetos as en McDowell 1994 y en la discusin relacionada en torno a ladistincin entre contenido conceptual y contenido no conceptual. Pero esto noes cierto respecto de Evans 1982, la obra a la que puede atribuirse el inicio de ladiscusin en el campo neofregeano, ni de trabajos recientes como Campbell 2002.

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    Puedo anticipar una objecin a la tesis que estoy sosteniendo. Podradecirse que si admitimos que el problema de la constitucin se presentacon claridad en primer lugar en la fenomenologa husserliana, hay unrasgo diferenciador del anlisis de Husserl que invalida la afirmacinde que en la corriente neofregeana se trata el mismo problema con ter-minologa algo distinta. El rasgo en cuestin es la correspondencia entreregiones ontolgicas y unidades de articulacin de la experiencia enel plano noemtico. La corriente neofregeana seguira la objecinest completamente alejada de la idea de que es posible y necesariala investigacin a priori de regiones ontolgicas y de que es legtimoel procedimiento husserliano de la intuicin de esencias. Pero, por lacorrespondencia mencionada, este aspecto habra de ser consideradoesencial al problema de la constitucin. De manera que en la corrienteneofregeana, aunque puedan sealarse algunos puntos de contacto conla fenomenologa husserliana, no se trata en realidad el problema de laconstitucin (no es slo que no se utilice una terminologa a tal efecto).

    Podra tal vez replicarse que la cuestin es ms bien verbal, que po-demos estipular un uso del trmino constitucin, emparentado conel de Husserl, para abordar cuestiones relativas a los modos de pre-sentacin sin incluir especulaciones acerca de correspondencias conregiones ontolgicas. Pero creo que esta rplica ni es satisfactoria nicapta realmente la situacin. Hay otra mucho ms contundente. Enefecto, lo que esa rplica pasa por alto, como pasa por alto la objecinmisma, es que el propio Husserl no consider esencial la cuestin de lacorrespondencia para una teora de la constitucin. Basta recordar unrasgo de la doctrina husserliana que se destac en la seccin 4: paraHusserl, aunque los conceptos y proposiciones ontolgicas pueden seruna clave para establecer las conexiones constitutivas de o entre losdiversos noemata, tales conexiones llevan su autoridad y validez en smismas (Ideas, 153).

    Una cuestin clave que se plantea en las dos tradiciones o corrientesde que estamos hablando puede formularse as: cul es la relacinentre un noema (tradicin husserliana) o un modo de presentacin de-mostrativo (corriente neofregeana) y un concepto? Esta cuestin nosconduce a las discusiones recientes sobre el contenido conceptual y elcontenido no conceptual de la percepcin. Proseguirla nos llevara aabordar de nuevos modos la vieja cuestin kantiana de hasta qu puntonuestras capacidades conceptuales configuran el contenido de la per-

    En Fernndez Prat 2006 se presenta mi propio intento de solucionar el problemamencionado en el texto. Se encontrarn ah ulteriores referencias relevantes a losautores de la tradicin analtica que lo han tratado.

    Dinoia, vol. LIII, no. 60 (mayo 2008).

  • 164 OLGA FERNNDEZ PRAT

    cepcin.22 Es decir, dado que, indudablemente, la adquisicin de con-ceptos aumenta nuestra capacidad de obtener informacin del entornomediante o a partir de la percepcin, hasta qu punto se trata aqusimplemente de que se infieren nuevas creencias a partir de un conteni-do perceptivo aproximadamente estable, o se trata de que el contenidomismo de la percepcin se altera con la adquisicin de nuevos concep-tos (los nuevos conceptos entran, por as decir, en el contenido de lapercepcin), o hay quiz una tercera alternativa en juego? Es conocidauna lnea de respuesta emprica a esta cuestin que viene de las hip-tesis sobre la modularidad de la mente. Pero hay en ella una cuestinconceptual o constitutiva que tiene un inters filosfico ms directo, yes razonable esperar que, en el trabajo en torno a esta problemtica,ideas provenientes de la tradicin husserliana y de la corriente neofre-geana e incluso tambin algunas de la tradicin kantiana puedaninteractuar fructferamente.

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    22 Speaks (2005) seala la conexin, aunque es escptico acerca de los nuevosmodos.

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  • LA CONSTITUCIN EN EL ANLISIS DE LA EXPERIENCIA PERCEPTIVA 165

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    Recibido el 15 de marzo de 2007; aceptado el 21 de noviembre de 2007.

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