+ All Categories
Home > Documents > Palabras en juego · otra manera la historia que nos cuentan no n o sp a recería familiar, no la...

Palabras en juego · otra manera la historia que nos cuentan no n o sp a recería familiar, no la...

Date post: 25-May-2020
Category:
Upload: others
View: 0 times
Download: 0 times
Share this document with a friend
2
Antes que nada quiero agradecer a Aarón Chyeta,Troya Achane, o Chayane Tora, me- jor conocido como Héctor Anaya, que me haya invitado a presentar su estupendo libro de cuentos. A todos nos gustan los cuen- tos, a mí en particular y éste en especial, porque me habla de aquello que me inte- resa oír. Creo que básicamente todos los seres humanos decimos lo mismo porque en general nos preocupan las mismas co- sas. Tenemos los mismos miedos y nos afec- tan p roblemas similares. Tal vez por eso los cuentos no pierden su vigencia. Se repiten una y otra vez y siempre funcionan, pero creo que para que sean más efectivos tienen que adecuarse a la época actual por medio de la utilización de un lenguaje diferente, de otra manera la historia que nos cuentan no nos parecería familiar, no la reconoceríamos. Esa es la habilidad del “cuentacuentos” y a Héctor le sobra. Él juega con toda li- bertad con personajes, con historias y más que nada con las palabras. El juego de la pa- labra es lo que te permite apropiarte del lenguaje. Y sólo aquél que es dueño del len- guaje puede jugar con él. Héctor se permi- te, porque puede, porque sabe, renovar el decir pues tiene el talento para acercar las e s t ructuras universales a nuestro ámbito fa- miliar, de manera que las sintamos propias, conocidas, pero al mismo tiempo, siempre nuevas. Ese es uno de los aspectos más fascinan- tes de su libro, que las palabras toman dis- tintas formas, diferentes significados, cam- bian, evolucionan, se transforman, en otras palabras, tienen vida. Antes de continuar y para estar acorde con el tono de autenticidad con el que es- te libro fue escrito, tengo que hacerles una confesión. Cuando no lo conocía, yo con- sideraba a Troya Achane como un adulto, como un señor serio y aburrido, de esos que se la pasan criticando a los demás, que siempre están inconformes con todo y que nunca dejan escapar una sonrisa ni por error. Hace poco tuve el placer de cono- cerlo y, para mi sorpresa, descubrí que Héc- tor Anaya es un hombre inteligente, sí, buen escritor, también, pero simpático, cálido y muy divertido. En pocas palabras, Héctor es un adulto con el que puedo jugar, con el que puedo cambiar las letras que forman su nombre una y otra vez sin que se enoje, pues él mismo ya lo hizo en su prólogo; con el que puedo reír, con el que puedo com- partir un mundo que a mí me maravilla: el de los niños. Palabras en juego de Héctor Anaya Laura Esquivel 94 | REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE MÉXICO Héctor Anaya
Transcript
Page 1: Palabras en juego · otra manera la historia que nos cuentan no n o sp a recería familiar, no la re c o n o c e r í a m o s . Esa es la habilidad del “cuentacuentos” y a Héctor

Antes que nada quiero agradecer a AarónC h ye t a , Troy a Achane, o Chayane Tora, me-jor conocido como Héctor Anaya, que mehaya invitado a p resentar su estupendo librode cuentos. A todos nos gustan los cuen-tos, a mí en particular y éste en especial,porque me habla de aquello que me inte-resa oír. Creo que básicamente todos los

seres humanos decimos lo mismo porqueen general nos preocupan las mismas co-sas. Tenemos los mismos miedos y nos afec-t a n p roblemas similares. Tal vez por eso loscuentos no pierden su vigencia. Se repitenuna y otra vez y siempre funcionan, peroc reo que para que sean más e f e c t i vos tienenque adecuarse a la época actual por medio

de la utilización de un lenguaje difere n t e , d eotra manera la historia que nos cuentan non o s p a recería familiar, no la re c o n o c e r í a m o s .

Esa es la habilidad del “cuentacuentos”y a Héctor le sobra. Él juega con toda li-bertad con personajes, con historias y másque nada con las palabras. El juego de la pa-labra es lo que te permite apropiarte dellenguaje. Y sólo aquél que es dueño del len-guaje puede jugar con él. Héctor se permi-te, porque puede, porque sabe, renovar eldecir pues tiene el talento para acercar lase s t ructuras universales a nuestro ámbito fa-m i l i a r, de manera que las sintamos pro p i a s ,conocidas, pero al mismo tiempo, siemprenuevas.

Ese es uno de los aspectos más fascinan-tes de su libro , que las palabras toman dis-tintas formas, diferentes significados, cam-b i a n , e volucionan, se transforman, en otraspalabras, tienen vida.

Antes de continuar y para estar acordecon el tono de autenticidad con el que es-te libro fue escrito, tengo que hacerles unaconfesión. Cuando no lo conocía, yo con-sideraba a Troya Achane como un adulto,como un señor serio y aburrido, de esosque se la pasan criticando a los demás, ques i e m p re están inconformes con todo yque nunca dejan escapar una sonrisa ni porerror. Hace poco tuve el placer de cono-cerlo y, para mi sorpresa, descubrí que Héc-tor Anaya es un hombre inteligente, sí, buenescritor, también, pero simpático, cálido ymuy divertido. En pocas palabras, Héctores un adulto con el que puedo jugar, con elque puedo cambiar las letras que formansu nombre una y otra vez sin que se enoje,pues él mismo ya lo hizo en su prólogo; conel que puedo reír, con el que puedo com-partir un mundo que a mí me maravilla: elde los niños.

Palabras en juegode Héctor Anaya

Laura Esquivel

94 | REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE MÉXICO

Héctor Anaya

Page 2: Palabras en juego · otra manera la historia que nos cuentan no n o sp a recería familiar, no la re c o n o c e r í a m o s . Esa es la habilidad del “cuentacuentos” y a Héctor

REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DE MÉXICO | 95

PALABRAS EN JUEGO

El espíritu infantil es siempre el espíritudel arte, es decir, el que tiene la capacidady el derecho de renombrar las cosas y resu-citarlas para volver a colocarlas en la reali-dad, para mostrarlas de una manera nuevay dejarnos estupefactos con su metamor-fosis. En el mundo de los niños encuentrouna fuente transformadora inagotable, unacapacidad única para imaginar y convertiren un solo segundo una mesa en un bar-co, en una isla o en un agujero negro.

Cuando uno es niño y pinta un árbolmorado, nunca falta por ahí un adulto co-medido que rápidamente se encarga de in-formarle al pobre infante que no hay árbo-les morados. En mi caso, tuve la fortuna decontar con un padre al que no le extraña-ba en lo más mínimo que hubiera árbolesde ese color sino que era capaz de imaginarcon la misma frescura de un niño árbolesrojos, azules, anaranjados e, inclusive, ár-boles transparentes. A su lado pasé tardesmaravillosas riendo, imaginando, creandohistorias.

Fue un padre y un abuelo tan sensacio-nal que en una tarde de juegos podía con-vertirse en trueno, en árbol, en leñador, en

rey de chocolate, en manzana o en viento.Su imaginación no tenía límites. Su ter-n ura tampoco. Estoy segura que si viviera,habría gozado enormemente el libro queHéctor escribió para todos nosotros, ins-pirado en la cercanía que tiene con sus nie-tos y con los niños en general, pues Héctores un educador nato. Con sus historias unoaprende divirtiéndose. Y es claro que paraAnaya el mundo infantil no tiene secre-tos, sabe cómo acercarse, cómo decir, có-mo enseñar, cómo dejar siempre una puer-ta abierta a la imaginación, al cambio. Y esoes quizá lo que más me gusta de Palabrasen juego, la forma en que Héctor nos sor-p rende con los diferentes significados de laspalabras.

El mundo de los adultos es un mundode significados únicos, por lo mismo, esp revisiblemente aburrido. El mundo i n f a n-til no lo es, pues los niños, en su pureza, aúnno adquieren los prejuicios que la razónimpone y, en consecuencia, para ellos lascosas no son la realidad definida que losadultos queremos imponerles. El niño escomo un espejo intocado que tiene en susmanos el poder de designar las cosas para

liberarlas de su pesada carga de significadoúnico que los adultos les hemos impuesto.El poder de la creación les permite a los ni-ños ser dueños de sí mismos y de la reali-dad que viven y que inventan; les permitedescubrir, analizar, sentir, entender y libe-rarse de las muchas opresiones que nos ame-nazan: la primera y más grave, la falta deimaginación.

Si conservamos intacto en los niños elpoder de la c reación vamos a formar sere shumanos más libres, más responsables des u existencia, más conscientes de su seguri-dad y de la de los otros, con más c a p a c i d a dde amarse a sí mismos y a los demás. Si losniños aprenden que el mundo de los signi-ficados es enorme y que ellos, como cre a d o-res, pueden inve n t a r formas, colores, sabo-res, vamos a devo l verle a la humanidad elpoder divino de transformar y de transfor-marse. Y si Héctor nos sigue regalando estaclase de l i b ros no dudo que así sea.

Héctor Anaya, Pa l a b ras en juego, Editorial Patria, México,2004, 120 pp.


Recommended