Parroquia de san Eugenio y santa Inés Valencia
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1 de novembre de 2017 ************************************************
Cantos para la celebración:
• Entrada: Juntos como hermanos… 110
• Ofertorio: Por los niños… 154
• Comunión: Hacia ti, Morada Santa… 98-B
• Final: Mientras recorres la vida… 129
Oración colecta: Oremos (pausa). La fuente de toda
santidad está en ti, Padre nuestro y misericordioso.
De ella han bebido muchos hombres y mujeres cuya
fiesta celebramos hoy. Ellos son nuestros intercesores
y nuestros modelos de vida. Te damos gracias por ellos
y queremos seguir sus huellas. Te lo pedimos por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por
los siglos de los siglos. Amén.
PROCLAMACIÓ DE LA PARAULA
Primera lectura. El profeta del fin de los tiempos presenta la visión de los santos en el cielo, unos de ellos son del antiguo Israel, pero ve también a una muchedumbre incontable que son los santos del Nuevo Testamento.
Libro del Apocalipsis (7, 2-4. 9-14) Salmo:
Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor
Segunda lectura. En la vida ordinaria no se conoce a los santos verdaderos, pero los cristianos tenemos la confianza de la salvación si vivimos de acuerdo con la condición de hijos de Dios.
Primera carta del apóstol san Juan (3, 1-3)
Evangelio. En el comienzo del sermón de la montaña, Jesús declaró las bienaventuranzas, que describen a los santos conforme al Evangelio: desprendidos, limpios de corazón y pacíficos, movidos siempre por el Espíritu.
Evangelio según san Mateo (5, 1-12a)
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles:
«Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados.
Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra.
Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.
Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.»
Oración poscomunión: Oremos (pausa). Te damos
gracias, Padre nuestro, por Jesús, que nos enseñó el
verdadero camino de la felicidad y porque sabemos que
somos hijos tuyos. Danos a conocer tu vida y enséñanos
a caminar junto con nuestros hermanos, que nos han
precedido en la fe. Te lo pedimos por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.
CREER EN EL CIELO / José Antonio Pagola
En esta fiesta cristiana de Todos los Santos, quiero decir cómo entiendo y trato de vivir algunos rasgos de mi fe en la vida eterna. Quienes conocen y siguen a Jesucristo me entenderán.
Creer en el cielo es para mí resistirme a aceptar que la vida de todos y de cada uno de nosotros es solo un pequeño paréntesis entre dos inmensos vacíos.
Apoyándome en Jesús, intuyo, presiento, deseo y creo que Dios está conduciendo hacia su verdadera plenitud el deseo de vida, de justicia y de paz que se encierra en la creación y en el corazón da la humanidad.
Creer en el cielo es para mí rebelarme con todas mis fuerzas a que esa inmensa mayoría de hombres, mujeres y niños, que solo han conocido en esta vida miseria, hambre, humillación y sufrimientos, quede enterrada para siempre en el olvido. Confiando en Jesús, creo en una vida donde ya no habrá pobreza ni dolor, nadie estará triste, nadie tendrá que llorar. Por fin podré ver a los que vienen en las pateras llegar a su verdadera patria.
Creer en el cielo es para mí acercarme con esperanza a tantas personas sin salud, enfermos crónicos, minusválidos físicos y psíquicos, personas hundidas en la depresión y la angustia, cansadas de vivir y de luchar. Siguiendo a Jesús, creo que un día conocerán lo que es vivir con paz y salud total. Escucharán las palabras del Padre: Entra para siempre en el gozo de tu Señor.
No me resigno a que Dios sea para siempre un "Dios oculto", del que no podamos conocer jamás su mirada, su ternura y sus abrazos. No me puedo hacer a la idea de no encontrarme nunca con Jesús. No me resigno a que tantos esfuerzos por un mundo más humano y dichoso se pierdan en el vacío. Quiero que un día los últimos sean los primeros y que las prostitutas nos precedan. Quiero conocer a los verdaderos santos de todas las religiones y todos los ateísmos, los que vivieron amando en el anonimato y sin esperar nada.
Un día podremos escuchar estas increíbles palabras que el Apocalipsis pone en boca de Dios: «Al que tenga sed, yo le daré a beber gratis de la fuente de la vida». ¡Gratis! Sin merecerlo. Así saciará Dios la sed de vida que hay en nosotros.
Mañana: conmemoración de
los fieles difuntos
No debe confundirse esta memoria con la fiesta
de Todos los Santos, pues en ésta pedimos la
intercesión de los glorificados, mientras que el día 2 se
pide por los difuntos. Mañana recordamos a aquellos
que nos han dejado y lo hacemos con serenidad y
esperanza porque creemos que viven para siempre.
Recordaremos a las personas que han pasado al
otro lado de Dios y que, a pesar de que su desaparición
física nos hace padecer, por medio de la fe y de la
oración experimentamos una comunión más íntima con
ellas. Siguen estando presentes en nosotros, forman
parte de nuestra interioridad, los encontramos en
nuestro corazón, donde percibimos el misterio de la
presencia de Dios.
La celebración de la Eucaristía se convierte
para nosotros en un espacio de profunda comunión de
amor con aquellos que ya han vivido su pascua
definitiva hacia el Padre. Podemos tener la certeza de
que unidos a Jesús en la Eucaristía estamos en
comunión con nuestros difuntos. Dirigiéndonos a Jesús
resucitado podemos decirle: Señor, que descansen en
tu paz todas aquellas personas que hemos querido y
que ya participan de tu Pascua. Concédenos esa
confianza que nos hace afrontar la muerte con una
disposición serena y una gran esperanza.
“Dice el Señor: no
temas, pues Yo estoy
contigo. No te
inquietes, porque Yo
soy tu Dios. No te
asustes, pues Yo te he
rescatado y te llamo
por tu nombre. Tú estás
en lo más íntimo de mi
ser.
Cuando cruces las
aguas profundas, Yo
estaré contigo y la
corriente no te ahogará.
¿Acaso puede una madre olvidarse de su criatura?
pues, aunque ella se olvide, Yo no te olvidaré jamás.
Mira: te llevo tatuado en las palmas de mis manos, así
sabrás que Yo soy tu Señor y no defraudo a quienes
esperan en mí. Descansa en paz, descansa en mi”.
************** No tendré dinero para dejar cuando me vaya. No dejaré tampoco las comodidades y los lujos de la vida. Porque todo lo que quiero dejar a mi partida es una vida de entrega. Y eso es lo que os tengo que decir. Si a alguien pude ayudar al encontrarnos a lo largo del sendero, si a alguien pude hacerle ver que había escogido el mal camino, entonces mi vida no habrá sido en vano.
Martin Luther King
Mañana jueves, en la
Parroquia celebraremos dos
eucaristías en memoria y
sufragio de nuestros fieles
difuntos:
- A las 10 horas
- A las 19 horas