Políticas de Salud en la Vivienda
CONTENIDOS Parte 1. El hombre y su vivienda Parte 2. La vivienda como medio ambiente en el contexto de la salud Parte 3. La vivienda como significado social en el contexto de la salud Parte 4. La iniciativa de vivienda saludable Parte 5. Referencias
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El hombre y su vivienda CONCEPTO El ser humano, y otras especies más limitadamente, transita entre los ambientes de la
realidad y suele seleccionar y acomodar uno de ellos, que pueda constituir el asiento de
una familia, para el desarrollo de ciertas funciones esenciales biológicas (reposo, sueño,
alimentación, reproducción), psicológicas y sociales (protección, privacidad,
comunicación afectiva, información, reflexión, disfrute estético, educación y desarrollo
de la vida en el marco personal y/o familiar). En algunos casos a este ambiente se le
incluyen funciones relacionadas a la obtención de recursos para la vida.
A este ambiente lo denomina vivienda y lo constituye en el punto de convergencia
básico de la vida en sociedad, en la célula de una comunidad. En tanto el hogar es el
lugar común de la actividad de la familia por el cual se experimenta un sentimiento de
propiedad, la vivienda incluye al hogar pero no toda vivienda es hogar. Así la vivienda
es un ente facilitador del cumplimiento de un conjunto de funciones específicas para el
individuo y/o la familia: proveer abrigo ante el intemperismo, garantizar la seguridad y
protección, facilitar el descanso, permitir el empleo de los sentidos para el ejercicio de la
cultura, implementar el almacenamiento, procesamiento, y consumo de alimentos,
suministrar los recursos de la higiene personal, doméstica y el saneamiento, favorecer
la convalecencia de los enfermos, la atención de los ancianos y minusválidos, el
desenvolvimiento de la vida del niño, promover el desarrollo equilibrado de la vida
familiar. En el ambiente de la vivienda un hombre tipo se sumerge al menos el 50% de
su tiempo, cuando sólo dedica un 33% del mismo a la función laboral o docente y un
17% a otros ámbitos.
La vivienda se centra en una casa, pero ella es más que una estructura física al
incorporar en el concepto el uso que da el residente a esa casa. Dada la multiplicidad
de funciones que la vivienda debe asumir, los espacios interiores suelen
compartimentarse al objeto de compatibilizar estructura y función. A los espacios
desagregados para el cumplimiento de actividades específicas se les denominan
espacios funcionales en la vivienda. Así se cuenta con dormitorios, cocina, baño, sala
de estar, etc. Estos espacios suelen contar con el mobiliario y equipamiento necesario
para el desarrollo de sus funciones. Los espacios funcionales constituyen pues sub-
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ambientes de facilitación de funciones. Los espacios favorecen un régimen de
concentración para la función y al mismo tiempo de interconexión con otros espacios
funcionales interiores y exteriores. Ello se consigue a través de vanos o aberturas entre
las divisiones interiores de los espacios y en las paredes exteriores.
CARACTERÍSTICAS
El paisaje geográfico es el medio natural o antropizado en cuyo seno se inserta la
vivienda, produciendo una nueva compartimentación del espacio para albergar nuevas
funcionalidades antes inexistentes. La vivienda genera un nuevo ambiente dentro del
paisaje, el que se interconecta a los ambientes exteriores a través de la modulación que
sus fronteras y equipamiento ejercen.
Entre los aspectos de la fisiografía a considerar en la microlocalización de la vivienda
aparece la seguridad del terreno para sostener la edificación y sus accesos. El territorio
no debe ser proclive a deslaves, inundaciones, sismos, fenómenos geológicos que
causan radiaciones nocivas como fallas, contactos geológicos, anomalías gravimétricas,
corrientes de agua subterráneas, yacimientos minerales, fenómenos geológicos
complejos.
En el diseño de la vivienda se debe considerar la selección y el uso de los materiales
adecuados para el aislamiento térmico, acústico y en casos electromagnético, el arreglo
y montaje de estos materiales para generar espacios interiores que se ajusten a las
necesidades y demandas de quienes allí residirán, la conformación de un microclima
interior agradable a bajo costo energético, el aprovechamiento de la luminosidad,
asoleamiento y ventilación naturales, la evitación del paso o alojamiento de vectores, la
provisión de los implementos y servicios sanitarios básicos y de la higiene personal y
doméstica, la seguridad física de la obra constructiva, la comunicación selectiva con el
medio y la privacidad, la satisfacción de los residentes con los espacios y dimensiones
interiores así como su interconexión y sus fronteras –materiales, texturas, colores-, el
acomodo de la funcionalidad a las necesidades generales y particulares de los
residentes.
La obra constructiva es la estructura que delimita los espacios funcionales de la
vivienda. Sus propiedades esenciales consisten en la solidez y resistencia a los
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embates naturales y las incidencias sociales -tales como la delincuencia- así como la
perdurabilidad, la permisividad de una acomodación y facilitación de las actividades
domésticas –incluida la cocción y conservación de alimentos-, la modulación
microclimática de los fenómenos del intemperismo, el aislamiento de los eventos
indeseados y la transmisión de los eventos placenteros relacionados al ambiente
exterior, interconexión de los espacios func ionales con facilitación de la movilidad aún
para los limitados motores, flexibilidad para acoger funciones laborales o de servicio en
el marco de la vivienda, garantía de seguridad a la vida y protección de los bienes,
adecuación a la satisfacción de las necesidades particulares de la vida familiar y
personal.
La tipología de la vivienda, fruto de la obra constructiva, y los métodos de construcción
pueden contribuir sensiblemente a crear condiciones favorables o desfavorables a la
salud humana. Los métodos de construcción y la tipología de la vivienda deben ajustar
no sólo una finalidad de acomodación al entorno fisiográfico, climático y paisajístico,
sino también debe apropiarse y reflejar los valores de una cultura y una sociedad y
esencialmente responder a los fines de uso y servicio de los moradores.
Las redes técnicas y los servicios constituyen la interfase de la infraestructura básica de
la vivienda con el paisaje geográfico. Esta interfase permite el flujo de recursos que a
través de la trama de cables, tubos, conectores y utilitarios alimenta la funcionalidad de
los espacios de la vivienda. También provee medios de evacuación de los restos y
residuos. Así las redes conducen el agua de consumo, la electricidad, la telefonía, la
señal de TV, en algunos países la calefacción, en tanto evacuan los residuales líquidos
–aguas negras y grises- y las aguas pluviales. También facilitan el traslado de las
personas a través de los viales. Los servicios complementan la actividad de soporte de
las redes. Introducen la necesaria colección y disposición de los residuales sólidos y
viabilizan el disfrute de acciones de seguridad, emergencia, médicas, docentes,
comerciales, culturales y aún laborales.
Los servicios de salud se incluyen entre aquellos más necesitados en la vivienda. No
solamente se reclama la existencia de atención primaria en la proximidad necesaria y
suficiente para prestar rápida y adecuada asistencia a la familia, sino también los
servicios de la medicina preventiva como la inmunización, las actividades de
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saneamiento, como la lucha antivectorial en la vivienda -el rociado periódico de
insecticidas en los casos necesarios, la desratización- y la vigilancia y la atención
primaria ambiental contra la adulteración y contaminación del medio ambiente local.
El peridomicilio contiene factores y fuerzas ejemplarizantes para la vida en cuanto a
terreno de la cooperación social de la comunidad, pero también contiene factores y
fuerzas contrarias a la integridad y al bienestar social por amenazas a la seguridad
moral y física de los vecinos y de sus propiedades.
Toda comunidad humana está constituida por viviendas y sus peculiares agrupaciones
en los asentamientos humanos. Estos últimos tienden a facilitar el acceso a redes
técnicas que proveen energía, comunicación, movilidad, suministro de agua de
consumo, evacuación de aguas residuales y desechos, proximidad de mercados,
centros laborales, existencia de servicios comunales, educativos, médicos y religiosos.
De manera que el área de interés no es sólo la casa o elemento físico básico, sino
también su entorno facilitador o peridomicilio.
LABILIDAD DEL RESIDENTE
En las condiciones de la vivienda, necesarias a la vida doméstica, se incluye una
permisividad para que sus habitantes asuman, al menos en algunos períodos de tiempo
de ciclo diario, cierto estadio basal con predominio de las funciones vegetativas. Tales
períodos se relacionan al sueño, la digestión y al reposo simple de los residentes. Estos
estadios, por razones fisiológicas, incrementan la susceptibilidad de las personas a los
estresores ambientales y disminuyen la actividad del sistema inmunológico. En otras
palabras, el hombre en la vivienda resiste menos las presiones ambientales y llegará a
desequilibrios de diversos órdenes antes que en otros ambientes con igual presión. Su
labilidad en este medio es pues más alta. Ello hace, al residente en el ambiente de la
vivienda, una persona con mayor demanda de condiciones ambientales favorables que
las que presentaría un sujeto sano en su pleno ejercicio productivo, en su centro de
trabajo, o en el proceso de aprendizaje, en la escuela, o en desplazamiento entre
distintos ambientes, durante su transportación.
Las condiciones de la vivienda pueden considerarse factores de riesgo o por el contrario
agentes de la salud de los residentes, según el grado de conciencia, voluntad y los
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recursos del hombre que la ubica, diseña, construye y habita. En otras palabras, en
correspondencia con el manejo del ambiente. La vivienda influye favorablemente en los
procesos restauradores de la salud e incentiva la actividad creadora y el aprendizaje,
cuando sus espacios funcionales reúnen las condiciones apropiadas de facilitación para
los que fueron diseñados y cuando la conducta humana los utiliza inteligentemente. La
vivienda se constituye por tanto en objeto de interés particular en el campo de la salud
ambiental y puede entonces devenir en promotora de la salud de la población.
La cultura modula el uso, funcionalidad y estructura de la vivienda. Así en cada etapa
histórica se ha visto que la vivienda adquiere rasgos específicos, en su concepción
integral. Los elementos de la vivienda, tanto sociales (las personas y su actividad) como
técnicos (las construcciones, equipamientos, mobiliarios, redes) y naturales
(componentes del medio), se encuentran en diferentes y multivariadas relaciones,
donde la dimensión "espacio" constituye la articulación esencial del sistema.
Al mismo tiempo la familia representaría en sí una integridad de espacio determinada
como el conjunto de personas que conviven relacionadas por parentesco o afinidad y
que poseen un presupuesto de sostenibilidad. Entonces la vivienda es el lugar de
disposición de espacio de la familia y la condición material para la realización de sus
funciones. El modo de vida es la característica que revela la particularidad de la
vivienda, la especificidad de su ubicación, la interrelación con los sistemas de trabajo y
servicio sociocultural (1).
En el seno de la familia sus miembros presentan contrastada vulnerabilidad ante las
condiciones de la vivienda. La mujer, en su carácter de ama de casa y madre, no sólo
permanece más tiempo expuesta a las condiciones del domicilio sino que enfrenta
cargas de trabajo y responsabilidades que le son adjudicadas por el papel que les
depara el orden y los valores sociales vigentes. El niño y el anciano son particularmente
dependientes del domicilio por su mayor necesidad de una parte de acogerse a la
función protectora que éste provee en correspondencia con su relativo grado de
indefensión autónoma y a la función facilitadora del despliegue de sus inclinaciones,
aptitudes y actividades en correspondencia con las demandas de la edad, habilidades e
intereses, de otra parte. Las condiciones de la vivienda pueden resultar más riesgosas
para residentes discapacitados sensoriales o motores, si la disposición de los elementos
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interiores y la comunicabilidad de los espacios funcionales no se adapta al carácter de
las limitaciones de cada residente y no obra de modo facilitador para las necesidades
particulares de los impedidos y limitados.
Garantizar la perdurabilidad de las funciones de la vivienda implica que la misma debe
sostenerse con poco deterioro de los recursos del ámbito geográfico que la enmarca.
Ello supone que deba cumplir sus funciones en equilibrio con los ecosistemas, con
mínima contaminación del entorno y gasto de energía no renovable, asimilando los
insumos indispensables y disponiendo para reciclaje sus restos. En otras palabras,
debe ser una vivienda sostenible en su uso y en su conservación.
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La vivienda como medio ambiente en el contexto de la salud
CONDICIONES DE LA VIVIENDA Y LA SALUD
No obstante un variado grado de certidumbre se han señalado relaciones del ambiente
de la vivienda, vinculadas a su diseño, con un conjunto de enfermedades prevenibles.
Cuadro 1
Características del diseño de la vivienda y enfermedades prevenibles
Características de diseño Enfermedades prevenibles Fuerte asociación
suministro adecuado de agua tracoma, infecciones de la piel, enfermedad gastrointestinal
disposición sanitaria de excretas gastroenteritis y parásitos intestinales suministro seguro de agua tifoidea, cólera
baño e implementos de lavado esquistosomiasis, tracoma, gastroenteritis y enfermedades de la piel
medios de producción de comida malnutrición
control de contaminación del aire enfermedades respiratorias agudas y crónicas
bastante fuerte asociación ventilación de la vivienda (especialmente si hay combustiones interiores)
enfermedades respiratorias agudas y crónicas
control del polvo doméstico asma microlocalización de la vivienda separada de las áreas de alimentación de vectores
malaria, esquistosomiasis, filariasis, tripanosomiasis
control de combustión abierta, protección contra el keroseno o botellones de gas
quemaduras
terminados de los pisos pinchazos cobertura de ventanas malaria alguna asociación control del uso de material de paja mal de Chagas rehabilitación de la vivienda desórdenes psicológicos control de la cubierta protectora de calor estrés de calor reserva adecuada de alimentos desnutrición recogida de basura mal de Chagas, leishmaniasis
Fuente: Stephens, et al. 1985.
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Las condiciones de la vivienda y de los servicios de saneamiento básico están
estrechamente ligadas a la calidad de vida y salud de sus habitantes. Los pobres
rurales son afectados por enfermedades relacionadas con la vivienda y su entorno
como el mal de Chagas y otras enfermedades infecciosas, tanto gastrointestinales como
respiratorias, ligadas con el tipo de materiales usados en los pisos, paredes y techos,
debido a la falta de ventilación, de servicios de saneamiento, y de barreras protectoras
contra insectos y roedores. En las ciudades a las enfermedades anteriores, se agregan
otras de carácter psicosocial causadas por el hacinamiento, la drogadicción, la
violencia, etc.
RIESGOS BIOLÓGICOS
1. El consumo doméstico de agua, si antes la misma no es sanitariamente tratada,
comporta el riesgo de transmitir a los residentes un amplio espectro de enfermedades
de origen hídrico como diarreas, vómitos, gastroenteritis, cólera, tifus, etc., lo que
resulta consecuencia de los agentes patógenos presentes en las aguas de consumo,
tales como bacterias patógenas, virus entéricos, protozoarios y helmintos parásitos.
Estos agentes llegan al hombre por inhalación, ingestión y contacto. Asimismo
alimentos no adecuadamente lavados y cocidos pueden transmitir bacterias como la E.
Coli, la salmonella y parásitos nocivos a la familia. La falta de higiene vinculada a la
escasez, no utilización apropiada o contaminación del agua se asocia a alta incidencia
de enfermedades diarreicas y cutáneas como el impétigo y la septicemia, así como
enfermedades oculares como el tracoma y la conjuntivitis (2). La contaminación de las
aguas de consumo con las aguas servidas puede constituir un factor de riesgo
microbiológico y aún químico.
En cuanto al suministro de agua potable, se estimó en 1995 que el 73% de la
población tenía agua intradomiciliaria o a través de acceso fácil (fuentes públicas a
menos de 200 metros de la vivienda). Se encontraron coberturas muy bajas en el área
rural (41%), y mayores en el área urbana (84%). Sin embargo, en lo referente a la
calidad del agua, ésta era desinfectada solo en un 59%; en algunos casos existían
problemas adicionales con respecto a la frecuencia del servicio, el cual era
intermitente durante el día o no se abastecía todos los días (3).
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En términos de la disposición de aguas servidas y excretas, se estimaba que en 1995 el
69% de la población contaba con estos servicios, alcanzando el 80% de la población
urbana y el 40% de la población rural. Se estima que el 81% de las viviendas cuentan
con servicio eléctrico. En términos de la cobertura de recolección y disposición final de
residuos sólidos, en las capitales latinoamericanas y en las ciudades mayores el
promedio de cobertura de recolección alcanzó casi el 90% y la de disposición final
adecuada un 30%. En las ciudades de menor tamaño estas coberturas son menores a
70% y 20%, respectivamente (4).
2. Formas de transmisión de patógenos por contacto pueden verificarse en el empleo de
los cosméticos, los juguetes, las pomadas tópicas, objetos de uso personal y ropas
sucias.
3. Los vertebrados mamíferos que el hombre conscientemente lleva a su casa son
frecuentemente los perros y los gatos. Ambos transmiten enfermedades conocidas por
zoonosis a sus ocupantes. La más temida es la rabia, aunque también se cuenta la
leptospirosis y la toxoplasmosis.
Diferentes insectos y microbios son mecánicamente trasladados por las mascotas a la
vivienda, entre ellos las pulgas y las garrapatas, las que constituyen vectores de
enfermedades. En las heces de estos animales frecuentemente se hallan lombrices y
parásitos que pueden transmitirse al hombre.
Las aves, trasladan también enfermedades y desprenden polvo de sus plumas que
constituyen un fuerte alergeno para los residentes. Los roedores mayormente no son
introducidos de forma voluntaria por el hombre, pero constituyen peligrosos vectores de
enfermedades, la más conocida es la peste, que asolaba los pueblos europeos en la
edad media.
Entre los insectos que penetran la vivienda se cuentan las hormigas, las moscas, los
mosquitos (causantes del paludismo, el dengue, la filariasis), las cucarachas, las trazas,
las polillas, las chinches, el comején y también arácnidos. Algunas de estas especies
comportan riesgo a la salud, operando como vectores de enfermedades.
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Estos animales son portadores, introductores o tributarios de la penetración de
bacterias, ácaros, mohos, hongos y polen al interior de la vivienda, donde pueden
ejercer un papel nocivo a la salud como bioaerosoles.
4. La dispersión aérea de enfermedades virales se facilita por el hacinamiento o por la
acción de los sistemas de ventilación. El contagio aéreo es causante de muchas
infecciones respiratorias agudas, las que frecuentemente son consideradas como la
más extendida causa individual de morbilidad (5).
5. El ambiente interior de la vivienda es la fuente principal de bioaerosoles patogénicos
para las personas y asume la mayoría del riesgo atribuible de infecciones y problemas
alérgicos. La dermatitis por contacto, con inflamaciones agudas y crónicas, es causada
por efectos alergénicos, tóxicos o irritantes. Aparece luego de la exposición a los
bioaerosoles. Los eczemas atópicos (rash de la piel) de la niñez temprana son
agravados por los bioaerosoles y por la perspiración con altas temperaturas. La urticaria
por contacto tiene también causalidad alérgica. Reacciones inflamatorias locales
crónicas o agudas pueden ser producidas por bioaerosoles, a través de procesos de
infectación, alergia o mecanismos no alergénicos. La rinitis y la conjuntivitis están
comúnmente asociadas a las exposiciones a los contaminantes del aire interior de la
vivienda, aunque también pueden originarse por aire seco o frío. Los bioaerosoles
producen sinusitis, dermatitis por contacto y otitis.
Los riesgos a la salud derivados de la exposición a los agentes infecciosos están pues
vinculados a la situación interior de la vivienda y a los factores específicos del
hospedero, en tanto la emisión de los virus está relacionada a la conducta humana
(estornudos, emisión de microgotas al hablar). De otra parte la eficiencia de la
transmisión depende de la localización de las fuentes con relación a los receptores, la
que se vincula en gran medida a la circulación del aire. Los aerosoles atmosféricos son
eficientes portadores de microbios. La temperatura y la humedad influyen en la
transmisión cambiando las dimensiones de las partículas y afectando el tiempo de
sedimentación. Con humedades sobre 65 % se incrementa la incidencia de las
enfermedades respiratorias superiores, así como los efectos adversos en los asmáticos
y alérgicos. Con alta humedad el crecimiento microbiano se desarrolla de inmediato,
conduciendo al deterioro de los materiales de construcción, generando nuevos
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aerosoles. El tipo de agente, su patogenicidad y la susceptibilidad del hospedero
determinan si ocurrirán afecciones del tracto respiratorio bajo.
RIESGOS FISICOS
1. El daño por accidentes es la mayor causa de fallecimientos en el mundo (primera
causa de muerte en norteamericanos de 1 a 44 años, 63% de las muertes en personas
de 1 a 24 años en el Canadá). Las lesiones traumáticas ocasionan 3 millones de
muertes por año y son responsables de una tercera parte de las admisiones
hospitalarias. Globalmente, sus costos anuales médicos, sociales y de pérdida de
productividad exceden los 500 millones de dólares. La mortalidad por daños en los
países en desarrollo es mayor que en los desarrollados. Los daños intencionales
incluyen asaltos, violencia, homicidio y constituyen un problema que atañe a los
derechos humanos, el desarrollo social, la cooperación internacional y la fuerza de la
ley. Los niños, los ancianos y los grupos en desventaja son grupos vulnerables, quienes
encuentran en el hogar el escenario de muchos accidentes(6), no obstante existir
información preventiva.
Los daños en el hogar afectan primariamente a los niños y a los ancianos en una amplia
gama de situaciones: contusiones, cortadas, quemadas, envenenamientos, caídas,
obstrucción respiratoria, sofocación y estrangulamiento que pueden resultar letales. Uno
de cada tres accidentes mortales ocurre en el hogar y el predominio corresponde a los
niños menores de 5 años, debido a su mayor permanencia en la vivienda y su
vulnerabilidad. La ropa con cremalleras que puede atascarse durante el juego, ciertas
comidas, juguetes, bolsas plásticas, camas de agua pueden resultar factores de riesgo
para los niños. Los elementos del diseño arquitectónico y urbanístico pueden devenir
factores de riesgo de daño, tales como estado de pulimentación y desniveles en los
pisos, o escaleras sin baranda, albercas o piscinas no protegidas, vanos (aberturas) sin
protección, justificados en la estética, o simplemente pasos a nivel en las calles
transitadas, justificados por el economicismo.
Un párrafo aparte para destacar la importancia de la seguridad de las construcciones.
Los derrumbes y desplomes al nivel de la obra constructiva (debido al empleo de diseño
deficiente, materiales de construcción de mala calidad, errores de ejecución de la obra,
falta de mantenimiento a viejas viviendas, necesidades de restauración no satisfechas)
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la sujeción a una microlocalización inapropiada (inseguridad en el terreno, incorrecta
disposición espacial) constituyen problemas muy serios que amenazan la vida de los
residentes (7).
En muchos casos los accidentes y la violencia son también consecuencias de las
condiciones inadecuadas de la vivienda. Las lesiones producidas por caídas son
frecuentes en los alojamientos de mala calidad, así como en las viviendas construidas
en laderas abruptas donde los niños están particularmente expuestos.
2. En la vivienda, de otra parte, la presencia inmoderada de sonido externo puede
convertirse en una intrusión en la privacidad, dificultando la comunicación interpersonal
y tareas de concentración (lectura), distracción (juegos) y aún el reposo simple.
Trastornos del sueño, de la memoria inmediata, de la digestión y del sistema nervioso,
así como de funciones endocrinas pueden aparecer como resultado del estrés del
sonido, lo cual depende en gran medida de la labilidad de los sujetos expuestos. Los
enfermos y las personas mayores constituyen grupos vulnerables. La reacción más
común a la exposición al ruido en el ámbito de la vivienda es la molestia, la cual ha
servido en no pocas ocasiones para establecer los valores límites de exposición en el
ámbito comunal.
El sonido de la vivienda puede clasificarse en aéreo y estructural, en dependencia de la
vía de comunicación. El primero llega a través de la fenestración, el segundo por las
cubiertas y paredes. El primero puede ser conjurado con medidas de control sobre las
fuentes y medidas de intercepción de la propagación de carácter urbanístico (colocación
de edificaciones tampón, por ejemplo almacenes, creación de barreras -cortinas de
vegetación- o separación física). En el segundo caso se introducen elementos
arquitectónicos de aislamiento y absorción, como el empleo de materiales aislantes en
los entrepisos. El sonido estructural en particular atañe al aislamiento acústico de las
paredes y al ruido de impacto de las cubiertas o entrepisos (8).
3. Efectos generalizados de las vibraciones aparecen con frecuencias superiores a los 5
Hz, incrementando el consumo de oxígeno y la ventilación de los pulmones, la fatiga y
las caídas. La exposición a las vibraciones puede traducirse en nerviosismo, lumbalgias,
falta de irrigación sanguínea del hígado y el riñón, náuseas, entre otros efectos. Las
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vibraciones en las viviendas están condicionadas por la magnitud de la cimentación y la
masa constructiva y no sólo por las características de las fuentes y su separación de la
vivienda. Un incremento de los primeros parámetros redunda en una amortiguación de
la aceleración. El tipo de terreno condiciona el proceso de transmisión. Las frecuencias
predominantes de la vibración en las viviendas se ubican bajo los 100 Hz.
4. El cuerpo humano genera calor a través del metabolismo y absorbe calor a través de
la radiación infrarroja del medio, en tanto pierde calor por evaporación-conducción,
convección y radiación. La temperatura central es generada por el calor producido en
los tejidos. La función de transferencia de la piel es disipadora. Cuando el gasto de
energía libre es mínimo para mantener el calor central se dice que el individuo está en
neutralidad térmica. Los gastos exagerados que comprometen la economía del
organismo se manifiestan en signos de afectaciones neuropsíquicas y metabólicas, que
en el caso del estrés por altas temperaturas serían nerviosismo, fatiga, irritabilidad,
vértigos, palpitaciones, etc. llegando al síncope. En estrés por frío se observa
destrucción de tejidos, eritemas, enfriamientos generalizados, accidentes (9). Los valores
de neutralidad térmica han sido señalados según:
Temperatura 19 - 25 °C Humedad relativa 60 % corriente de aire 0,15 m/seg.
En la vivienda, el concepto de microclima alude a las condiciones físicas del aire interior
de los locales (temperatura, humedad, viento y calor radiante) y la ventilación general es
el proceso de control de calor o remoción de contaminantes atmosféricos a través de la
circulación de este aire. En las viviendas se utiliza el viento y el efecto de densidad para
estimular la infiltración del aire. La eficiencia de la infiltración depende de las diferencias
de presión y de los gradientes de temperatura. Los vanos de las edificaciones a
sotavento y las cubiertas son áreas de baja presión que se constituyen en elementos
impulsores de la circulación del aire, opuestos a la resistencia aerodinámica de los
vanos a barlovento.
5. Cuando los productos de decaimiento del radón se inhalan y se depositan en los
pulmones, las emisiones alfa penetran en las células del epitelio que reviste el pulmón.
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Posiblemente la energía depositada en estas células de lugar al proceso de
carcinogénesis, observándose una relación proporcional entre dosis y probabilidad de
daño, en el tipo de efecto denominado estocástico (10). A fines de los años 70 se alertó
acerca de la influencia del radón en la salud de los residentes, cuando se midieron altos
niveles en el interior de las viviendas. Hoy se considera que miles de personas mueren
cada año a consecuencia de la exposición al radón. Su nivel de acción para la inducción
de un riesgo de fallecimiento por cáncer del 3 % está en el orden de 200 Bq/m3 . Se
piensa que el humo del tabaco sinergiza con la inhalación de los productos del radón
para dar lugar al cáncer del pulmón. Con el nivel de acción indicado el riesgo de
fallecimiento en fumadores se estima en 10 %.
Hoy se acepta que el radón constituye el segundo factor principal en la etiología del
cáncer del pulmón (el primero es el humo del tabaco). El radón se ha asociado a la
aparición de cáncer infantil y adulto del pulmón y el riñón, melanoma y leucemia
mieloide. Se estima que hasta el 15% de los casos de cáncer de pulmón es causado
por el radón(11). Según la Agencia para la Protección del Medio Ambiente (EPA) de los
Estados Unidos, por lo menos 20.000 defunciones por cáncer de pulmón se han
asociado con exposición prolongada al radón(12). Este elemento llega al interior de la
vivienda a través del basamento de la edificación, se difunde a través de sus paredes y
pasa al aire, exponiendo a sus habitantes. También los materiales de construcción e
implementos, como tuberías metálicas, contienen elementos que expelen el gas o sus
productos de descomposición. La radiación ionizante interactúa con la materia,
produciendo por ejemplo la remoción del electrón en un átomo neutro y generando un
par de iones. Esta radiación consiste básicamente de partículas alfa y beta, neutrónica y
radiación gamma y X, con frecuencias mayores a 1017 Hz.
6. La penetración del UV en la piel conduce a la vacuolación del citoplasma de la célula
y un cambio en la densidad de los núcleos ha sido reportado con la aparición de células
quemadas. Un efecto posterior puede ser el de hiperplasia, el eritema y la inflamación.
Así en el hombre se observa que, de transferirse las energías en cierto rango de
frecuencias a las células, puede aparecer cáncer de la piel y daño al sistema inmune.
Otro daño importante es la aparición de cataratas en los ojos, las que se asocian a un
efecto acumulativo de la exposición UV en las mismas longitudes de onda que producen
el eritema (2970 Å). Fotoqueratitis asociada a exposición UV aparece con un tiempo de
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latencia inversamente proporcional a la intensidad de la exposición extendida de 30 min.
a 24 hs, en ocasiones seguida de conjuntivitis (13). Proveniente del Sol, de las
fundiciones por arcos, los hornos eléctricos y la soldadura, la radiación ultravioleta (UV)
es la radiación no ionizante de más alta frecuencia (1015 a 1017 Hz), lo que corresponde
a la zona sobre 1 000 y bajo los 4 000 Å. Con respecto al UV natural la vivienda es
protectora.
7. La luz puede causar daños a la vista por sobre-exposición, pero su déficit para una
determinada tarea visual puede devenir en fatiga, nistagmos, vértigos. Entre los efectos
extraoculares se cita la irritabilidad nerviosa, la cefalea, trastornos digestivos y
alteraciones circadianas. La zona visible del espectro de la radiación electromagnética
se extiende en la estrecha región entre 1014 y 1015 Hz. La luz en la vivienda puede ser
natural y artificial. La luz artificial es provista por los sistemas de alumbrado y se emplea
por excelencia en la noche. La iluminación natural es aquella provista por la luz difusa
de la bóveda celeste y por las reflexiones en las superficies próximas exteriores de la
vivienda, que penetra en ésta a través de los vanos de los elementos constructivos.
8. Los efectos de la radiación infrarroja se producen esencialmente al nivel de la piel de
los mamíferos y su labilidad condiciona las manifestaciones que transitan entre el
enrojecimiento y la quemadura. Otros signos de exposición excesiva al IR se identifican
como fatiga y dolor de cabeza. Particularmente se describen los daños al aparato visual
en la forma de aparición de cataratas, cuyo origen se basa en la absorción del calor con
reorientación de las moléculas de proteína y agua. La zona del infrarrojo se extiende
desde los 8 000 Å hasta los 400 µm. Su origen se vincula a la vibración molecular.
Como quiera que la temperatura de los cuerpos resulta una expresión de su calor, y el
calor es una medida de la energía cinética media de las moléculas que les constituyen,
entonces todos los cuerpos con una temperatura sobre los 0º K tienen la propiedad de
emitir radiación infrarroja. En la vivienda el IR puede ser utilizado para caldeamiento en
los climas fríos, como resulta el caso de los radiadores de calefacción. En climas cálidos
los elementos constructivos por el contrario deben favorecer el escape de la radiación
IR.
9. Las ondas electromagnéticas interactúan con los seres vivos fundamentalmente a
través de la transducción de la energía en calor, aunque se mencionan mecanismos al
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nivel de la membrana celular que alteran los intercambios iónicos y que parecen
vincularse a la repolarización de las grandes moléculas orgánicas que conforman estas
superficies. Las investigaciones epidemiológicas apuntan indicios, particularmente
relacionadas a las frecuencias muy bajas, sobre incremento en la incidencia de cáncer
en el sistema nervioso y en la sangre, principalmente en niños, pero aún prima un
carácter controversial en las conclusiones(14). Denominamos radiación electromagnética
de radiofrecuencia y microondas a la oscilación progresiva del campo eléctrico y
magnético en un medio material o el vacío en la gama de frecuencias de 100 Khz a 300
Ghz. Los campos de RF y de microondas son producidos en la naturaleza aun sin la
acción del hombre, pero la intensidad global de las radiaciones actuales producto del
desarrollo socio-industrial, es de varios órdenes de magnitud mayor que las naturales.
En la vivienda y el peridocimicio se cuentan gran número de fuentes, entre ellas los
motores eléctricos, los transformadores, las líneas eléctricas, el equipamiento
electrodoméstico en general(15)
10. La concentración de aeroiones ligeros, según las investigaciones, guarda una
relación con el estado funcional del sistema inmunológico, lo que ha llevado a definir
niveles óptimos, así como mínimos y máximos tolerables. Los aeroiones son partículas
minúsculas de la atmósfera que poseen carga eléctrica de distinta polaridad, siendo los
ligeros los de significado sanitario. La radiación ultravioleta, las corrientes eléctricas de
alta tensión y el fuego constituyen fuentes de formación de aeroiones. Los aeroiones
guardan un perfil de concentración en el interior de las viviendas que se diferencia del
día a la noche.
RIESGOS QUIMICOS
Los contaminantes del aire interior de la vivienda están compuestos por aquellos
productos de la contaminación atmosférica regional y del peridomicilio que se
introducen dentro de la vivienda a través de la infiltración y la ventilación y por los
productos originados en la propia vivienda como consecuencia de combustiones,
emanaciones, evaporaciones, arrastres, pulverizaciones y rociamientos, que se añaden
a los contaminantes exteriores advenedizos.
1. El síndrome del edificio enfermo se caracteriza por un conjunto de manifestaciones
en sus ocupantes, tales como irritación sensorial de los ojos, la nariz y la garganta
17
(dolor, sensación de sequedad, sensación de escozor, punzada, irritación, ronquido,
problemas de la voz), síntomas neurológicos o de salud general (dolor de cabeza, fatiga
mental, memoria y capacidad de concentración reducida, vértigo, intoxicación, náusea,
vómitos y cansancio), irritación de la piel (dolor, enrojecimiento, sensación de escozor u
hormigueo, piel seca), reacciones hipersensibles no específicas (flujo nasal y lagrimeo,
síntomas de tipo asmático entre no asmáticos, sonidos del sistema respiratorio)
síntomas del gusto y el olfato (cambios de la sensibilidad olfatoria y gustativa,
percepciones olfatorias y gustativas desagradables). Este tipo de síntoma podría ser
asociado a la existencia de compuestos orgánicos volátiles. Normalmente se localizan
entre 50 y 300 compuestos orgánicos volátiles en las muestras de aire de ambientes no
industriales.
2. Los asbestos producen una respuesta inflamatoria de los pulmones que estaría
influida por la razón de dosis de exposición. Un proceso de penetración en los
intersticios puede ser importante en la aparición de los procesos inflamatorios,
incluyendo reacciones fibróticas. Existe un riesgo eventual de cáncer pulmonar por
inhalación de estas partículas independientemente de la edad, pero el riesgo de
mesotelioma sería mayor cuanto menor es la edad del comienzo de la exposición. El
riesgo de cáncer es proporcional a la exposición acumulativa y sinergiza con el hábito
de fumar. En la vivienda puede suponerse una respuesta lineal, sin umbral, de la
incidencia del cáncer con la magnitud de la exposición. Existen múltiples componentes
de las edificaciones que contienen asbesto, entre los que se cuentan los sistemas de
aislamiento térmico, estructuras a prueba de fuego, terminados acústicos y decorativos,
productos laminados, tejas de techos o pisos, fieltros, entre otros. También en los
elementos emplasticados, reparados y reconformados usados en la construcción de
paredes y en reparaciones interiores.
3. Con similitudes morfológicas y toxicológicas al asbesto, las fibras vítreas muestran
evidencia de la aparición de fibrosis pulmonar, cáncer bronquial y mesoteliomas en
humanos. También se le imputan dermatitis e irritación de los ojos (10). La composición
química de estas fibras varía con los materiales usados en su fabricación, así también
sus propiedades mecánicas y durabilidad, aunque se reconoce que presentan gran
estabilidad que se traslada por el acoplamiento a estructuras de aluminio y a las
unidades tetraédricas de silicio.
18
4. Los mecanismos de toxicidad del benceno están relacionados a la producción de
metabolitos tóxicos que alteran el metabolismo hepático y a la toxicidad selectiva de la
médula ósea. La producción de efectos hematológicos se describen comúnmente como
citoplégicos y aplásicos, hasta el caso agudo de anemia aplásica que afecta los tres
tipos de células sanguíneas (glóbulos rojos, blancos y plaquetas). En cuanto a efectos
neoplásicos, se adjudica la leucemia mielógena aguda, forma adulta de la leucemia
aguda. El benceno altera el genoma en el ámbito de las células de la médula ósea y de
los linfocitos circulantes. Existen sospechas de que puede inducir el mieloma múltiple,
adicionalmente. En cuanto a los efectos no hematológicos se piensa que en el sistema
nervioso puede aparecer delirio, vértigo y un efecto de pérdida de conciencia. En cuanto
a efectos reproductivos y del desarrollo, se plantea una posible fetotoxicidad potencial y
finalmente sobre el sistema inmune se considera que la afectación de los linfocitos
repercute en el mismo, aunque decrementos de la inmunidad pueden aparecer en
ausencia del efecto en los linfocitos (10). Dentro de las viviendas se ha observado una
gran variabilidad en la concentración de benceno. Se ha encontrado que el incremento
del riesgo a la exposición al benceno coincide con altos niveles de contaminación del
aire interior de los domicilios.
5. Los aldehidos provocan irritación del aparato respiratorio que puede ser acompañada
por la irritación de los ojos, reacciones que pueden ser precedidas por sensaciones
olfatorias. Los efectos de exposiciones múltiples reducen la función pulmonar e inician
sensibilización de la piel, parecen también inducir carcinogénesis de acuerdo a criterios
de genotoxicidad, experimentos inhalatorios en animales y evidencias epidemiológicas.
Al nivel de la vivienda está documentada la aparición de irritación en los ojos, la nariz y
la garganta. Aumentos de la morbilidad pulmonar entre los niños que residen en casas
con 0,12 ppm de formaldehído con relación a los que viven en viviendas con valores <
0,12 ppm han sido probados (10). Los aldehídos ambientales son liberados de los
polímeros y de las soluciones o se generan durante la combustión de los alcoholes. La
pobre calidad del aire interior de la vivienda puede resultar un importante indicador de
exposición.
6. La exposición al humo de combustibles fósiles puede retrasar el crecimiento y
provocar un mayor número de infecciones respiratorias agudas, entre ellas la neumonía
19
y, en la edad adulta, la neumopatía obstructiva crónica. Si en las viviendas se reduce la
contaminación de la atmósfera, se reducirá asimismo la incidencia de neumonías en los
niños y la mortalidad consiguiente(16). Los aparatos que combustionan gas, kerosene,
carbón, leña y otros combustibles domésticos, así como las chimeneas con tiro
deficiente, calderas, estufas, calentadores de agua, secadoras de ropa son las fuentes
contaminantes por excelencia en la vivienda. Los contaminantes gaseosos de estas
fuentes incluyen los contaminantes atmosféricos más comunes: el monóxido de carbono
(CO), el dióxido de nitrógeno (NO2) y el dióxido de azufre (SO2) (17).
7. En altas concentraciones el plomo puede dar lugar a daños neurológicos severos,
renales y hematológicos. También daños a la fertilidad de la especie. A bajos niveles de
exposición aparecen alteraciones en el metabolismo de la vitamina D, afectando el
crecimiento de los niños, defectos congénitos menores y se constata aumento de la
presión de la sangre. Las trazas de plomo pueden presentarse en el ambiente en una
variedad de formas que se asocian a distintos estados de valencia y ligaduras
asociadas. La identidad del metal es retenida, no obstante. El medio primario de
transporte es el aire, debido a que las partículas generadas por fuentes antropogénicas
de alta temperatura pueden viajar grandes distancias antes de sedimentarse. El plomo
en la vivienda aparece en tuberías, artículos suntuarios, pinturas y se infiltra del exterior.
8. El monóxido de carbono forma carboxihemoglobina dando lugar a efectos fisiológicos
y cardiovasculares que se constituyen en factores de desarrollo de la arteriosclerosis,
de arritmias cardíacas y efectos neuroconductuales. Dado que las fuentes de CO están
dispersas, la distribución ambiental del contaminante no es uniforme. Las emisiones de
fuentes no reguladas del interior de la vivienda contribuyen sustancialmente a las dosis
individuales.
9. Se ha imputado carcinogénesis a los hidrocarburos portados por las partículas de
hollín. Molestias a causa de olor, dolor de cabeza, náuseas e irritación de los ojos no
son infrecuentes. Las partículas de hollín consisten en agregados de partículas
primarias esféricas que se forman en la cámara de combustión y que crecen por
aglomeración presentando un diámetro medio volumétrico entre 0,1 y 0,5 µm. La
proximidad de la vivienda a arterias de tránsito e industrias incrementa su vulnerabilidad
a la penetración de este contaminante.
20
10. En el caso del humo del tabaco, los fumadores pasivos, como los niños, muestran
incremento en la ocurrencia de enfermedades del tracto respiratorio bajo, de etiología
infecciosa, incluyendo bronquitis y neumonía, pudiendo incentivar el asma en las
personas que la padecen. El número de días en cama se estima un 20 % mayor en
niños de padres fumadores. Es conocido que la incidencia de cáncer del pulmón ha sido
reportada en conviventes no fumadores. Esto se agudiza cuando las condiciones de la
vivienda presentan falta de ventilación y hacinamiento. En la producción de los
componentes del humo se distinguen los generados en la corriente principal de
combustión, la corriente lateral y los valores ambientales debido a las diferencias de
temperatura que los procesos de combustión comportan. El humo de la corriente lateral
presenta concentraciones de tóxicos y sustancias cancerígenas más elevadas que el
humo de la corriente principal, no obstante la dilución en el aire de las habitaciones
reduce marcadamente las concentraciones inhaladas por los fumadores involuntarios
con respecto a los activos.
Las concentraciones de partículas suspendidas son dos veces más altas en las
viviendas donde residen fumadores con relación a aquellas carentes de individuos con
este hábito. Análogamente la nicotina en las viviendas de los fumadores fue un orden
mayor que las de los no fumadores. También se han detectado altas concentraciones
de benceno, xylenos, etilbenceno y estireno en las casas con residentes fumadores (10).
11. Como se sabe, existen efectos vasoconstrictores agudos a la exposición al SO2, lo
que puede acarrear riesgos de afecciones respiratorias a los residentes de habitaciones
pobremente ventiladas en viviendas que emplean kerosene como combustible de
cocción o calefacción. Tales afecciones incluyen broncoespasmos en asmáticos y
bronquitis crónica en los expuestos.
12. La presencia de óxidos de nitrógeno en la vivienda da lugar a un incremento en las
enfermedades respiratorias agudas, especialmente en niños pequeños, lo que avala
una infectividad bacteriana incrementada mostrada en los estudios toxicológicos. En el
ámbito de la vivienda se produce NOx a cuenta de las cocinas y calentadores de gas y
cocinas y calentadores de kerosene, observándose en estos casos concentraciones
más altas en el aire interior de la vivienda que en la atmósfera urbana. Debido a que las
21
fuentes de la vivienda operan periódicamente se observan picos de concentración con
amplia variación en los niveles dependiendo del patrón de acción de las fuentes y el
grado de ventilación, de modo que la exposición personal al NO2 puede ser regida por
las fuentes de la vivienda.
13. La respuesta aguda de la exposición de la población al ozono se describe como
disminución de la función pulmonar e incremento de síntomas respiratorios, reactividad,
permeabilidad e inflamación de las vías aéreas. El perfil diario de concentración del
ozono en muchos territorios urbanos puede ser descrito como una onda cuyo tope
(máxima concentración) suele aparecer algunas horas después del mediodía cerca del
centro de la población o desplazado corriente abajo del viento predominante. El ozono
urbano aparece deprimido en el interior de la vivienda.
14. En la vivienda rural puede considerarse la eventual exposición de los residentes a
los plaguicidas, principalmente por vía aérea pero con el peligro de accidentes por
ingestión con intoxicación aguda.
RIESGOS PSICOSOCIALES
Los factores de riesgo psicosociales están presentes en cualesquiera estrato social y
bajo muy diversos denominadores socio-económicos. Ellos se despliegan en el marco
de las necesidades y las aspiraciones personales y grupales a partir de la base de los
niveles de vida, aceptados como mínimos por los individuos o impuestos como mínimos
por el orden social existente. Entre ellos se cuentan la tenencia, el estado de la vivienda
y del entorno, las relaciones sociales, el ingreso económico. Cuando las condiciones
antes planteadas se deterioran, las relaciones intrafamiliares y aun extrafamiliares
pueden resultar dañadas, apareciendo situaciones que coadyuvan el riesgo de
afectación de la vida familiar.
En el marco de los procesos de negación de la estabilidad familiar el área psicológica se
ve directamente involucrada. El estrés puede generar estados de ansiedad en los
residentes, que a través de un mecanismo de retroalimentación, contribuirá a un
paulatino empeoramiento de las relaciones interpersonales. Aquellos que poseían ya
trastornos neuróticos o psicóticos pueden agravar su estado de salud. Los sujetos más
22
lábiles, enfermos, ancianos y niños sufrirán, por su potencial desamparo, el impacto
más agudo de esta problemática.
La multiplicidad y simultaneidad de la acción de los estresores psicosociales y su
creciente influencia conduce inexorablemente a una sobrecarga de las percepciones y a
una continua revalorización de las realidades, lo que introduce un componente de
inestabilidad en la vida del hombre moderno que a veces impacta en el ámbito familiar.
Ello se traduce en un incremento del estrés y de toda su gama de consecuencias, lo
que se manifiesta en un elevado consumo de psicofármacos particularmente relajantes
y antidepresivos.
La acción de este tipo de estresores incrementa los tenores de ansiedad e
incertidumbre particularmente en los sujetos más lábiles de la población, favorece la
intolerancia, el voluntarismo, el carácter errático e impensado de las reacciones, el
deterioro de las relaciones familiares, la pérdida de valores morales, el deterioro del
área sentimental y de otra parte fortalecen el pragmatismo de las conductas en
detrimento de las trayectorias de vida guiadas por los ideales. En los casos de
individuos con antecedentes psicóticos, neurosis, manías, depresiones, se puede
predecir un empeoramiento del estado de salud y un incremento en la demanda de los
servicios médicos.
Los impedidos físicos y discapacitados, los enfermos, los niños, los ancianos, las
mujeres pueden considerarse grupos de riesgo, por cuanto ellos resultan los primeros
afectados por las condiciones inapropiadas de la vivienda. La falta de recursos
económicos es un fuerte moderador psicosocial de la deprivación y un determinante de
la calidad de vida precaria en la vivienda. Por ello los pobres deben ser también
considerados grupo de riesgo.
DESASTRES
La vivienda es el tipo de edificación que por su abrumadora mayoría y más baja
inversión en elementos de seguridad constituyen el blanco preminente de los desastres
naturales y antrópicos y en general, las catástrofes. Sus derrumbes totales o parciales,
su combustión, anegamiento, aislamiento e inhabitabilidad amenazan el modo y los
medios de vida y la integridad de sus habitantes vulnerables. Por tanto, las medidas de
23
control y prevención parten del conocimiento de las amenazas geológicas, climáticas y
antrópicas del sitio de microlocalización. En segundo lugar, deben implementarse
medidas constructivas relacionadas con la magnitud del riesgo que abarcan desde
consideraciones de ubicación hasta diseño, materiales de construcción y calidad del
levantamiento; es decir debe existir una respuesta tecnológica preventiva. En tercer
lugar la población debe ser alertada y adiestrada en procederes y conductas para eludir
o mitigar las consecuencias de estos eventos. Finalmente las autoridades sanitarias y
de la defensa civil deben elaborar y perfeccionar planes de contingencia para desastres
y emergencias.
24
La vivienda como significado social en el contexto de la salud
INEQUIDADES
En las inequidades en salud, asociadas a la posición socio - económica de los grupos
sociales, su grado de marginalización y los contrastes relativos intergrupos, se manifiestan
dos campos de acción (18).
? El de las enfermedades ligadas a la pobreza, con altos índices de mortalidad materna,
perinatal e infantil, malnutrición y enfermedades infecciosas.
? El de las enfermedades ligadas a la urbanización y la industrialización, con el cáncer, la
obesidad, los trastornos mentales, la hipertensión, el consumo de drogas y alcohol, los
accidentes, la violencia y las enfermedades de transmisión sexual.
El problema que nos convoca es de orden preeminentemente social en su
desenvolvimiento y consecuencias, pero de sustrato fuertemente material en sus
causas, manifestaciones y posibles soluciones. Se describe en los términos de una
influencia desfavorable significativa de las condiciones de la vivienda sobre la salud de
muchas personas en el continente americano, lo que no está exento de vínculo con el
problema socioeconómico que enfrenta a inequidades en calidad de vida y salud a
grandes grupos sociales de la región americana en el pasado y el presente.
VIVIENDA RURAL
La vivienda rural de bajo ingreso, cuando no está inserta en asentamientos, no disfruta
de fuentes de agua seguras, y debe enfrentar por sí misma la disposición de sus
residuales. Las aguas superficiales o de pozo, dispuestas para el consumo,
frecuentemente no están sujetas a tratamiento para la remoción de la contaminación
microbiológica, menos aún la contaminación química. La ubicación de las fuentes de
agua con relación a los sumideros de las aguas usadas y la disposición de los desechos
sólidos puede devenir en un problema si no se toman en cuenta las corrientes en la
cuenca hidrográfica ni se calcula adecuadamente la dilución. Para la disposición de
excretas y residuales líquidos generalmente se usan sistemas individuales con
vehiculación hídrica o sin ella. El entorno puede resultar perturbado por materia en
descomposición, aglomeración de residuos domésticos, olores, proliferación de insectos
y otros vectores que pueden constituirse en reservorios y transmisores de
enfermedades. La vivienda rural puede estar más expuesta a la penetración de los
25
vectores biológicos que la vivienda urbana, sin embargo disfruta de bajos niveles de
contaminación atmosférica y está exenta de los peligros del tráfico y del ruido
peridomiciliario.
Muchos habitantes del campo no cuentan con fuentes de trabajo apropiadas y
suficientes para garantizar un estándar de vida decoroso. Ello acarrea el hecho de que
muchas familias no tienen los recursos deseados para edificar y sostener una vivienda
sanitariamente segura. De aquí que en muchos países una parte de la población rural
resida en viviendas edificadas con materiales locales inapropiados, construidas de
modo improvisado, carentes en muchos casos de instalaciones sanitarias y del más
elemental confort que provee la vida moderna. Estas viviendas rústicas son reservorios
de diversas enfermedades como el mal de Chagas, que asola la mayoría de los países
de las Américas y la Leshmaniasis, entre otras.
La expansión de los macroindicadores de la economía de algunos países en desarrollo
han llevado aparejado un gran desarrollo industrial y con ello la demanda de fuerza de
trabajo, tras la cual ha migrado la población rural como alternativa a la precariedad de la
economía agraria. Sin embargo, los flujos de población han sido mayores que la
demanda real de trabajo. También los desastres naturales (el hambre, la sequía), la
inestabilidad social, las guerras han impulsado el movimiento.
VIVIENDA URBANA
La vivienda urbana suele estratificarse en territorios según el poder adquisitivo de sus
residentes. Las clases más pudientes residen en viviendas confortables y lujosas en
zonas parceladas con elementos de urbanización avanzados y bajo medidas de
seguridad especiales, ocupando territorios residenciales privados hacia las afueras de la
ciudad, con jardines y áreas verdes bien cuidadas. La clase media ocupa casas o
disfruta de apartamentos bastante bien equipados en edificios multifamiliares dentro o
en la periferia de la ciudad. En muchas ocasiones los apartamentos se extienden a lo
largo de todo un piso, a los que se denomina "propiedad horizontal". Las condiciones
sanitarias de las viviendas de las clases alta y media resultan relativamente adecuadas,
en el primer caso las condiciones de vida pueden ser ostentosas. Sin embargo, la
vivienda de las clases desfavorecidas, acomodada en zonas residenciales con pobres
condiciones urbanísticas, en los centros de las ciudades o sus interiores no sustenta,
26
por supuesto, una calidad de vida comparable. Existen situaciones muy críticas con la
vivienda de los sectores más desfavorecidos de la sociedad.
Este último tipo de vivienda se ubica en asentamientos humanos que, a grandes rasgos,
suelen dividirse en "las invasiones", asentamientos informales en las periferias de las
ciudades, cuya población mayormente proviene de la inmigración rural que persigue
obtener mejores condiciones de vida y trabajo que las que provee el hábitat rural de
donde procede, y "las cuarterías" (slums), ubicados en los interiores de la ciudad, que
consisten en la repartición de los locales de una vivienda entre múltiples familias
compartiendo los servicios sanitarios de la edificación de modo colectivo. Sus
habitantes son desempleados o trabajadores informales de muy bajos ingresos. El
estado físico y sanitario de la vivienda y su entorno en ambos casos suele ser
deplorable.
CIUDADES
El proceso acelerado de urbanización en la región hace que la pobreza existente sea
sobre todo urbana, y la ciudad se convierte en el principal escenario de la inequidad. Existe
una gran preocupación por el aumento de la pobreza urbana que margina del acceso a la
vivienda, los servicios urbanos y las oportunidades de empleo a una parte significativa de
la población, por esta razón los países han establecido como objetivo prioritario de las
políticas en materias de asentamientos humanos, el mejoramiento de las condiciones de
vida de los hogares de menores recursos.
En muchas ciudades la pobreza entre sus habitantes es altamente prevalente. Cuando
se considera la situación de salud de los pobres en las ciudades, los indicadores suelen
arrojar peores condiciones que en las áreas rurales. A la falta de servicios, incluyendo la
depresión de los servicios de salud de las zonas rurales, aquí se añade la
superpoblación, el estrés y la exposición a los riesgos industriales.
Según estadísticas de la CEPAL, en 1990 había casi 110 millones de pobres en la
población urbana de América Latina y el Caribe (ALC) y de ese total 41 millones
correspondía a indigentes. La CEPAL, con base en documentos de OPS y CELADE,
indica que las deficiencias en la vivienda y el saneamiento constituyen un determinante
reiterado del exceso de mortalidad y una característica sistemáticamente vinculada a los
27
niveles de pobreza, el rezago socioeconómico y la inequidad territorial en ALC. La
marcada inequidad de la distribuc ión del ingreso en la región y el alto costo de las
viviendas dejan fuera del mercado habitacional a una gran proporción de los hogares. Por
otro lado los servicios eléctricos, de telecomunicaciones y sanitarios (aguas servidas,
desechos sólidos) tienen un impacto directo en la calidad de vida urbana y el mejoramiento
de los recursos humanos, sin embargo no se distribuyen equitativamente, por lo que
contribuyen a acentuar las diferencias de las oportunidades entre los diversos grupos
sociales. El problema crucial es compatibilizar la recuperación del crecimiento económico
de los países con medidas y programas que puedan mejorar la situación de los estratos
más pobres de la población, es decir, lograr el desarrollo con equidad (19, 20).
En 1975, la población urbana ascendía a 196 millones (61%) y en 1995 asciende a 358
millones (74%). A nivel regional la población rural ha permanecido constante en unos 125
millones en los últimos años y se predice incluso que tendrá ligeras disminuciones en el
futuro. Esto indica que todo el crecimiento demográfico en los países será absorbido por
las ciudades (21).
Quince ciudades de América Latina figuran entre las 100 ciudades mayores del mundo.
Estas ciudades son: São Paulo, Río de Janeiro, Belo Horizonte, Porto Alegre, Recife,
Salvador y Fortaleza en Brasil; Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey en México;
Buenos Aires, Argentina; Lima, Perú; Bogotá, Colombia; Santiago, Chile; y Caracas,
Venezuela. En estas ciudades se manifiesta uno de los procesos de urbanización más
rápidos del orbe.
Para el año 2000, las 110 ciudades de ALC con más de 500.000 habitantes constituirán
50% de la población urbana regional. Sin embargo, enfrentar el problema habitacional de
millares de ciudades grandes, intermedias y menores que están por debajo de los 500.000
habitantes significará un reto posiblemente mayor, puesto que en ellas se asienta la otra
mitad de la población urbana. Esta tendencia se incrementará, ya que las proyecciones
indican que las metrópolis se irán estabilizando demográficamente para dar paso al
crecimiento de ciudades menos populosas (22).
28
FAMILIA
En esta década dicho proceso ha pasado a una fase más pausada, a medida que el
crecimiento demográfico se desacelera, sobre todo gracias a la menor fecundidad derivada
de la forma de vida urbana. Sin embargo, la reducción de la presión demográfica no ha
atenuado las grandes necesidades de viviendas nuevas y su permanente incremento. Al
comparar los censos se advierte que la formación de nuevos hogares sigue aumentando a
pesar del menor crec imiento demográfico, situándose en alrededor del 3% anual. Tal
aumento se relaciona con la reducción progresiva del tamaño medio de los hogares que se
observa en la región, a medida que avanza la transición demográfica y las familias adoptan
una forma de vida urbana en los diferentes países.
A su vez la región cuenta con estructuras familiares más diversificadas, que establecen
nuevas exigencias de estándares y ubicaciones habitacionales acordes con las dinámicas
urbanas nacionales. Por ejemplo, en los países que primero se urbanizaron, como los del
Cono Sur, el envejecimiento relativo derivado de la disminución de la fecundidad y el
aumento de la esperanza de vida eleva el número de hogares unipersonales y
bipersonales, en gran medida constituidos por personas de edad avanzada.
Una característica de los cambios de la estructura familiar en ALC, que incide en la
composición de la demanda de viviendas, es la presencia cuantitativamente importante de
familias encabezadas por mujeres. De los 13 países para los que se dispone de
información, sólo en Perú y Paraguay el porcentaje de hogares con jefatura femenina
disminuyó levemente entre las décadas de 1980 y 1990.
HOGARES
Si bien se está recuperando el PIB por habitante en la mayoría de los países, las
inversiones y el ahorro aún siguen siendo bajos y los índices de pobreza e indigencia se
mantienen e incluso se han acentuado en algunos de ellos. En el Cuadro 2 se presentan
los porcentajes del total de hogares en situación de pobreza e indigencia en ALC. El 41%
de los hogares estaban en situación de pobreza en 1994 (36% del total de hogares
urbanos y 55% del total de hogares rurales); el 17% de los hogares estaban en situación
de indigencia en 1994 (12% del total de hogares urbanos y 33% del total de hogares
rurales).
29
Cuadro 2 Hogares en situación de pobreza e indigencia en América Latina y el Caribe (porcentaje del total de hogares)
Año Pobreza (a) Indigencia (b)
Urbana Rural Total Urbana Rural Total
1970 26 62 40 10 34 19
1980 25 54 35 9 28 15
1986 30 53 37 11 30 17
1990 34 56 39 13 33 18
1994 36 55 41 12 33 17
(a) Porcentaje de hogares cuyo ingreso es inferior al doble del costo de una canasta básica de alimentos. Incluye los hogares en situación de indigencia.
(b) Porcentaje de hogares cuyo ingreso es inferior al costo de una canasta básica de alimentos.
Fuente: CEPAL. Anuario Estadístico de América Latina y el Caribe, Edición 1996.
En ALC a comienzos de los noventa, se estimaba un parque habitacional de 93 millones
de unidades, mientras que las necesidades se estimaban en 113 millones, o sea que
había un déficit de aproximadamente 20 millones de viviendas. Del total existente, un
63% es aceptable (viviendas adecuadas), un 23% no tiene todas las condiciones de
habitabilidad saludable pero son mejorables (viviendas recuperables) y un 14% son
viviendas irrecuperables. Solamente dos de cada tres alojamientos existentes resultan
adecuados para alojar a las familias que habitan en la región.
El Cuadro 3 presenta la clasificación de los países de América Latina según sus
carencias habitacionales (carencias cuantitativas netas respecto del total de hogares)
de acuerdo con el CEPAL:
30
Cuadro 3
Carencia habitacional
% hogares sin vivienda o con vivienda irrecuperable
PAÍSES
bajo (menos de 15%) Costa Rica, República Dominicana, Uruguay moderado (entre 15% y 19%) Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Cuba,
Guatemala, Honduras, Paraguay regular (entre 19% y 25%) Ecuador, México, Panamá, Venezuela alto (más de 25%) Bolivia, Perú, El Salvador, Nicaragua
Fuente: CEPAL. “Alojar el desarrollo: Una Tarea para los Asentamientos Humanos”, 1995.
VULNERABILIDAD
Otros aspectos que afectan la salud de los habitantes y que están aún poco explorados
en ALC son los problemas derivados de la carencia de infraestructura de acceso para
minusválidos en el entorno de las viviendas y en los edificios, el almacenamiento de
químicos peligrosos como los solventes y los agroquímicos y el uso de las viviendas
como pequeños talleres.
POLITICAS
Durante la segunda mitad del siglo, la institucionalización del sector vivienda y la
implementación de programas de vivienda del sector público han sido dirigidos a los
sectores poblacionales de alto o mediano ingreso y en alguna medida a trabajadores
con altos salarios, lo que ha seguido el curso de estrategias políticas y económicas de
los grupos gobernantes de proveer viviendas a los sectores productivos dominantes y a
los servicios, y de apoyar la acumulación de capital a través de la producción y
comercialización de la vivienda (23).
Las políticas de gobierno para desarrollar o apoyar proyectos para viviendas de bajos
ingresos no han sido mayormente exitosas, ni aún contando con la colaboración de las
agencias internacionales. A estos planes que podrían catalogarse como de "alta
intensidad", suceden diversos planes de "baja intensidad" patrocinados por
organizaciones no gubernamentales e iniciativas comunales que tienden a plantear
soluciones a situaciones discretas que competen a pequeñas comunidades.
31
Algunas políticas, tales como normas excesivamente restrictivas o poco realistas han
dificultado la disponibilidad de la vivienda; lo mismo ha ocurrido cuando se han fijado
controles sobre alquileres o a los precios de materiales de construcción. En cambio, la
combinación de esfuerzos en programas públicos de gobierno con las iniciativas
individuales y comunitarias ha tenido resultados favorables. Pueden mencionarse los
mejoramientos graduales de los barrios y los lotes con servicios como estrategias
exitosas. La clave en estas soluciones está en el pleno empleo de las capacidades de
los interesados en la organización, gestión e inversiones.
Un panorama esquemático de los recursos financieros para la producción de viviendas
por sector relacionados al ingreso se muestra en la figura 1
.Fig. 1 Sector de vivienda y recursos financieros.
Fuente: Landaeta, 1994.
El estimado de la vivienda adjudicado al sector informal es al menos del 60 % (en
Nicaragua alcanzó el 80 %). El 40 % de la población que normalmente alcanza la
vivienda a través del sector formal, absorbe más del 80 % del total de ingresos
32
familiares, de modo que la posición en la pirámide de ingresos determina la forma de
acceso a la vivienda (formal o informal; pública o privada), la forma de tenencia
(propietario, inquilino, ilegal) y la calidad de la solución (casa completa, lugares y
servicios, unidades básicas)
Fig. 2 Proporciones relativas de financiamiento a la vivienda, ingresos de la
población y viviendas por sector en LAC
Fuente: Landaeta, 1994.
Las pirámides de la figura 2 muestran las proporciones relativas del financiamiento, los
ingresos de la población y las viviendas por sector.
La situación de la vivienda en Latinoamérica es similar a la de otros países en
desarrollo, en tanto las deficiencias en las condiciones de la vivienda y los servicios
afecta un alto porcentaje de la población. La crisis de la vivienda de los sectores de bajo
ingreso no está aislada de la crisis económica, política y social que afecta a todos los
países del continente. En el centro de la situación de deterioro habitacional se
encuentran los fenómenos de la migración campo-ciudad, el crecimiento de la
población, el incremento de la pobreza, los altos costos de la vivienda rural y urbana y la
ausencia de políticas apropiadas para paliar las necesidades de viviendas para los
pobres. La deprivación asociada a los bajos ingresos y las altas tasas de desempleo, se
33
traslucen también en los bajos niveles de escolaridad, la reducida expectativa de vida,
las altas tasas de mortalidad infantil.
En muchos países de Latinoamérica el sector privado es el promotor principal y ejecutor
de las soluciones de vivienda tanto para el sector formal como informal. El empréstito a
través de bancos privados, cooperativas de viviendas, asociaciones de ahorro y
empréstitos y vivienda mutualista resultan las opciones para las familias con ingresos
altos y medio altos. Las invasiones de tierras y las cuarterías son las soluciones para los
residentes urbanos pobres. En las áreas rurales la población construye sus propias
viviendas con esquemas de auto-ayuda.
La existencia de un déficit de viviendas sumado a la existencia de viviendas no
aprovechables debe abrir un mercado de construcción de viviendas con tecnologías
alternativas. Se debería analizar la creación de mecanismos de financiación para la
mejoría de la vivienda. Modernamente surge la alternativa del microcrédito, mediante el
cual los residentes pudieran obtener pequeños empréstitos para el mejoramiento de sus
viviendas.
El problema de la cooperación internacional en la vivienda es que la asistencia técnica y
financiera porta un conjunto de demandas implícitas. En Latinoamérica diversos
proyectos parecen haber fallado porque las propuestas no se ajustaron a la realidad en
la cual ellos fueron implementados. Los proyectos pilotos no fueron multiplicadores. Las
soluciones no son universales. De otra parte no se dispone de recursos financieros para
sostener investigaciones sistemáticas y estudios extendidos.
34
La iniciativa de vivienda saludable
VIVIENDA SALUDABLE
Se entendería pues por vivienda saludable a una vivienda adecuada que brinde
protección contra lesiones evitables, envenenamientos y exposiciones térmicas y de
otro tipo que puedan contribuir a generar enfermedades o padecimientos crónicos. Una
vivienda adecuada ayuda al desarrollo social y psicológico de las personas y minimiza
las tensiones psicológicas y sociales relacionadas con el ambiente de la vivienda.
Además provee acceso a los centros de trabajo, de educación, a los servicios
necesarios y a los lugares de diversión que fomentan un buen estado de salud. Por el
uso que dan los moradores a su vivienda se maximiza su impacto positivo sobre la
salud (24).
Entre los impactos positivos de la vivienda se destacan el despliegue de satisfacciones
biológicas, estéticas, de la información y la comunicación, así como la facilitación de la
educación, las labores domésticas y el desarrollo de la familia, finalidades accesorias
del modo de vida, el bienestar personal y la promoción de la salud.
Los aspectos relacionados a las necesidades sanitarias de la vivienda postulados por la
OMS se resumen en el cuadro 4.
Cuadro 4
Principios relativos a las necesidades sanitarias de la vivienda
______________________________________________________________________
Protección contra enfermedades transmisibles
? el abastecimiento de agua salubre
? la eliminación higiénica de excretas
? la eliminación adecuada de los desechos sólidos
? el drenaje de las aguas superficiales a través de desagüe
? la higiene personal y doméstica
? la preparación higiénica de los alimentos
? salvaguardias estructurales contra la transmisión de enfermedades
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Protección contra los traumatismos, las intoxicaciones y las enfermedades
crónicas
? características estructurales y ajuar doméstico adecuados
? ventilación adecuada que evita la contaminación del aire interior
? adoptar precauciones para reducir la exposición a sustancias químicas
peligrosas
? tomar precauciones cuando el hogar se usa como lugar de trabajo
Reducción al mínimo de los factores de estrés psicológicos y sociales
? contar con suficiente espacio habitable, privacidad y comodidad
? dar sensación de seguridad personal y familiar
? proporcionar espacios para actividades recreativas y servicios
comunitarios
? ubicación que permita reducir la exposición al ruido
Acceso a un entorno habitacional adecuado
? contar con servicios de seguridad y de urgencia
? acceso a servicios de salud y servicios sociales
? acceso a servicios culturales y de otro género
Protección de poblaciones especialmente expuestas
? las mujeres, los niños y niñas
? las poblaciones desplazadas o migrantes
? los ancianos, los enfermos crónicos y los discapacitados
______________________________________________________________________
Fuente: Adaptado de WHO, Health and Environment in Sustainable Development:
Five years after the Earth Summit, Executive Summary, Geneva, June 1997 (Table 4.17
Principles of healthy housing) en base a OMS, Principios de higiene de la vivienda,
Ginebra, 1990.
Los aspectos vinculados a la acción sanitaria en la vivienda planteados por la OMS se
presentan en el cuadro 5.
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Cuadro 5
Principios relativos a la acción sanitaria
______________________________________________________________________
Propaganda de la salud
? función de las autoridades sanitarias
? función de grupos conexos
? mensajes de salud
Políticas económicas y sociales
? utilización de terrenos y otros recursos del sector para potenciar
al máximo la salud física, mental y social
Acción intersectorial para la planificación y la gestión del desarrollo
? la planificación y gestión del desarrollo
? el urbanismo y la ordenación del suelo
? la legislación y las normas en materia de vivienda y su aplicación
? el diseño y la construcción de viviendas
? el suministro de servicios comunitarios
? la supervisión y la vigilancia de la situación
Educación para una vivienda salubre
? educación pública y profesional que promueva la construcción y el
uso de las viviendas de manera que fortalezcan la salud
Cooperación y autoayuda comunitarias
______________________________________________________________________
Fuente: OMS, Principios de higiene de la vivienda, Ginebra, 1990.
Suprimir o aminorar la influencia de los factores de riesgo prevalentes de tipo social,
ambiental, ocupacional y del comportamiento es una función esencial de la promoción
de la salud (3). En este marco la coordinación de esfuerzos de diferentes sectores de la
comunidad y de sus factores productivos y de servicio resulta esencial para conjurar los
37
peligros de los distintos ambientes. El enfoque tecnológico de las soluciones, dada la
complejidad de la naturaleza multifacética de los fenómenos ambientales, demandará el
concurso de muy diversas especialidades en el enunciado y la práctica de las
intervenciones. Por ello a la intersectorialidad se une el carácter multidisciplinario de la
visión de los problemas y sus soluciones. Estas soluciones perseguirán satisfacer las
demandas higiénicas de la vivienda.
A los líderes corresponde la opción de decisiones y la obtención de recursos para las
soluciones habitacionales en correspondencia con las realidades socio - económicas.
Las instituciones pueden proveer suministros, alternativas, datos y diagnósticos,
proyectos y procedimientos, interacción e intervención con el ambiente y la comunidad
en procura de la solución de las carencias, limitaciones y condiciones desfavorables.
Líderes e instituciones son herramientas sociales para las soluciones y ellos deben
generar una simbiosis con la comunidad, dado que la comunidad es el motor impulsor y
el gestor de la solución de sus propios problemas, particularmente al nivel local. En la
comunidad se halla una importante zona de impacto de las relaciones
medioambientales inadecuadas del hombre. La salud y la calidad de vida de los
miembros de la comunidad constituyen los puntos neurálgicos que directamente se
resienten con las condiciones inapropiadas de la vivienda. Corresponde
razonablemente a la comunidad convertirse en el protagonista de la solución de sus
propios problemas. Pero líderes, instituciones y comunidad se sujetan a pautas que
enmarcan la racionalidad de las posibilidades de acción. La legislación y las normas de
vivienda ayudan a establecer lineamientos para la ubicación, el mantenimiento y el uso
de las viviendas y sus alrededores.
Se ha recomendado a los gobiernos y autoridades sanitarias actuar bajo los siguientes
principios (25):
? Apoyo activo a la salud para lograr que las consideraciones sanitarias influyan en la
toma de decisiones públicas y privadas sobre vivienda.
? Influencia sobre las políticas económicas y sociales, de las que muchas veces
depende la mejora del sector vivienda.
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? Participación en los procesos de planificación y en su gestión, en la ejecución de
políticas y en la prestación de servicios para promover valores relacionados con la
salud.
? Educación pública y profesional para influir en las decisiones sobre vivienda y en
sus formas de utilización.
? Fomento de la organización y participación comunitaria, ayudada por educación
para la salud.
La estrategia global para la vivienda intenta proveer lineamientos que puedan ser
seguidos por los gobiernos para adoptar e implementar estrategias de alojamiento
nacionales y subnacionales, que resulten apropiadas a las condiciones específicas de
los propios países. Hábitat previene a los gobiernos acerca de las consecuencias
negativas que la persistencia y el crecimiento de las pobres condiciones de alojamiento
puede tener para la estabilidad socio - política y el desarrollo nacional.
INICIATIVA PARA LA SALUD EN LA VIVIENDA
“Espacios saludables” alude a la sucesión de los ambientes habituales o escenarios que
el hombre enfrenta o con los cuales convive en el curso cíclico de su vida: la vivienda, la
escuela, el trabajo, la ciudad, el municipio. Si estos ambientes carecen o presentan
factores de riesgo controlados y prevenibles de una parte y de otra incluyen agentes
promotores de la salud y el bienestar, entonces las interacciones medioambientales del
hombre resultarán favorables al desarrollo de su salud y bienestar, concebidas como
entes dinámicos, facilitando de otra parte el despliegue de las capacidades y
potencialidades creativas de la especie.
Se propone como medidas específicas la coordinación intersectorial y el desarrollo de
habilidades del individuo y la colectividad para aumentar el control sobre la salud y la
vida. Para alcanzar los objetivos regionales de salud se propone una cultura de la salud,
que facilitaría la creación de un ambiente social y físico saludable, prolongar la vida y
permitir el máximo desempeño de las capacidades sociales e individuales. Alcanzar
esta cultura significa modificar los valores, creencias, actitudes y relaciones. Deben
concurrir cambios en los niveles macro - social, político y económico al objeto de
mejorar los accesos a los bienes y opciones. Se añade el componente de participación
39
comunitaria (26). En tanto los espacios son escenarios, la promoción constituye la
herramienta de acción para modificar los escenarios.
Sin diferencias sustanciales de objetivos y métodos y sólo tal vez de campo de
aplicación, vivienda saludable constituye un mismo enfoque sobre una faceta del mismo
problema –las relaciones medioambientales del hombre- con una reducción de escala
de la ciudad o el municipio saludable al ámbito habitacional propiamente dicho. De
modo que vivienda saludable es una expresión de ciudad y municipio saludable al nivel
elemental de la residencia del individuo y la familia. Por tanto, hablar de municipio y
ciudad saludable, implica haber antes hablado de la vivienda saludable que constituye
la célula esencial de todo territorio urbano o habitado. Sin haber alcanzado los objetivos
de salud en la vivienda no es posible alcanzar los objetivos de salud en la ciudad y el
municipio.
La atención primaria ambiental (APA) se desarrolla en un marco paralelo a la atención
primaria en salud compartiendo su marco conceptual de intersectorialidad, recursos,
descentralización, coordinación, involucración, educación, prevención, enfoque
sistémico e integrador para la identificación de los factores de riesgo mediante
evaluaciones epidemiológicas y la realización de estudios y diagnósticos participativos
del entorno físico, psicosocial y ambiental. APA es una herramienta de vivienda
saludable.
La vivienda es una zona de encuentro de muy diversos ámbitos de la salud ambiental.
En el ámbito de la vivienda se elaboran proyectos que involucran los niveles políticos,
técnicos, administrativos y de la comunidad a través de intervenciones coordinadas en
las situaciones concretas que demandan atención en el tema. Tales proyectos
constituyen una fase obligada para la racionalidad en la toma de decisiones sobre
asignación y uso de fondos y de otros recursos (27).
Al manejo de la información del saneamiento se debe unir el enfoque epidemiológico de
la morbi-mortalidad de las poblaciones y su etiología. Pero también deben añadirse los
aspectos económico – sociales. El énfasis se hace sobre la necesidad de coordinación
de actores entre el poder político, las instancias técnicas de las instituciones, la
provisión de recursos y la participación comunitaria.
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Con el propósito de fortalecer la capacidad de los países, la Organización
Panamericana de la Salud (OPS) promueve una iniciativa de vivienda saludable. Dentro
de ella, en 1994 se inició una estrategia para fomentar la creación de Centros de Salud
en la Vivienda a través de instituciones de prestigio que promovieran en América Latina
y el Caribe el concepto de la calidad de la vivienda como un factor que contribuye al
estado de salud de la población. La necesidad de intercambiar experiencias científicas y
docentes, llevar a cabo una comunicación social, complementar perfiles de actividades
y apoyar el desarrollo de los planes de los Centros Nacionales condujo a la creación de
la Red Interamericana de Centros de Salud en la Vivienda, que agrupaba los Centros
existentes, regulaba sus relaciones y apoyaba los esfuerzos nacionales en procura de
soluciones a los problemas de salud y vivienda desde un punto de vista regional.
La estructura de los centros privilegia un carácter intersectorial y multidisciplinario, en
procura del despliegue de las mejores capacidades, habilidades y recursos para
enfrentar los problemas comunes y específicos de la disciplina en la Región. En su
campo de actividades se combinan la educación continuada, la docencia de grado, la
educación para la salud, la investigación – acción, la vigilancia epidemiológica ambiental
y la evaluación de impacto, el análisis de los valores límites de exposición de los
estresores, creación de herramientas para la operacionalización del trabajo de los
centros, la asesoría técnica y el trabajo con las comunidades en casuísticas concretas (28, 29, 30).
La salud y la vida de muchos será preservada con el esfuerzo, la dedicación y la acción
inteligente de la sociedad.