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LAS MÚLTIPLES MIRADAS DE ALIZA

SELECCIONADO POR LA MÁS RECIENTE EDICIÓN DE LA WHITNEY BIENNIAL, EL TRABAJO DE ALIZA NISENBAUM NOS OFRECE UNA MIRADA QUE CONTRIBUYE POR UN LADO

A DARLE UN ROSTRO DIGNO A LA MIGRACIÓN LATINOAMERICANA HACIA ESTADOS UNIDOS, Y POR EL OTRO A AFIRMAR LA CONTEMPORANEIDAD DE LA PINTURA.

—Nadia Benavides Méndez | Imágenes: Cortesía de la artista y de la galería Mary Mary, Glasgow

Aliza Nisenbaum (Ciudad de México, 1977) conoce de cerca las múl-tiples caras de la expatriación. Su bisabuelo paterno, por ejemplo, tuvo que crear una vida nueva al huir de Rusia antes de la Primera Guerra Mundial. Al prohibírsele la entrada a Estados Unidos debido a leyes migratorias, él y su familia terminaron en México, país que —al menos hasta la década de 1980— se caracterizaba por acoger cálidamente a personas de otros países.

Su abuela materna, por su parte, fue una joven determinada, quien a los quince años huyó de un matrimonio arreglado en su natal Norue-ga para instalarse en Seattle, donde se casó con un campeón de esquí sueco. Los padres de Aliza se conocieron en la Ciudad de México, y ahí es donde ella creció, poseedora de todas estas herencias.

Aliza Nisenbaum, Kayhan, 2016. Imágenes: Cortesía de la artista y de Mary Mary, Glasgow.

Benavides Méndez, Nadia, Las Múltiples Miradas de Aliza, A The Style Guide, June 2017 (1/4)

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Muy cercana a la pintura, gracias a la influencia de su madre, Aliza dejó la carrera de psicología en Universidad Iberoamericana para viajar a Estados Unidos, donde estu-dió arte en The School of the Art Institute of Chicago. En 2012, residiendo ya en Nueva York, la artista se acercó al Immigrant Movement International —una iniciativa de la artista cubana Tania Brugera que ofrece talleres y servicios sociales como una forma de empoderar a los inmigrantes— con el fin de dar clases de inglés de manera voluntaria. Las relaciones que hizo entonces con migrantes mexi-canos y centroamericanos, devendrían en el desarrollo de un cuerpo de obra que ha sorprendido a galeristas, críticos y curadores.

Si bien su trabajo temprano era más cercano a la abstrac-ción, a partir de la relación con sus alumnos del Immigrant Movement —muchas veces indocumentados—, Aliza em-pezó a conformar una obra en la que la pintura representa muchas cosas. En sus piezas es común ver coloridas escenas de profunda intimidad, retratos de sus alumnos y sus fami-lias, así como de los elementos de su vida cotidiana. Todo ello nos habla de identidad y de la experiencia inmigrante dentro de Estados Unidos. Además, si se mira con atención, las pinturas de Aliza son también el reflejo de un proceso creativo, en el que la artista ha desarrollado relaciones de empatía con sus modelos en vivo.

Su obra puede leerse desde la coyuntura de la administra-ción Trump, pero el proyecto de Aliza inició mucho antes de ésta, y sus implicaciones rebasan las problemáticas migratorias.

Para Christopher Y. Lew, uno de los curadores Bienal del Whitney, la comunicación que existe entre la pintora y los mo-delos es digna de admirarse. En sus piezas, Aliza no es el único sujeto (ni los retratados meros objeto de estudio). Mediante el largo proceso afectivo y de confianza que la artista crea con los modelos, éstos generan su propia autorrepresentación.

Aliza Nisenbaum, MOIA's NYC Womens Cabinet, 2016.

Aliza Nisenbaum, La Talaverita, Sunday Morning NY Times, 2016.

Benavides Méndez, Nadia, Las Múltiples Miradas de Aliza, A The Style Guide, June 2017 (2/4)

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Muy cercana a la pintura, gracias a la influencia de su madre, Aliza dejó la carrera de psicología en Universidad Iberoamericana para viajar a Estados Unidos, donde estu-dió arte en The School of the Art Institute of Chicago. En 2012, residiendo ya en Nueva York, la artista se acercó al Immigrant Movement International —una iniciativa de la artista cubana Tania Brugera que ofrece talleres y servicios sociales como una forma de empoderar a los inmigrantes— con el fin de dar clases de inglés de manera voluntaria. Las relaciones que hizo entonces con migrantes mexi-canos y centroamericanos, devendrían en el desarrollo de un cuerpo de obra que ha sorprendido a galeristas, críticos y curadores.

Si bien su trabajo temprano era más cercano a la abstrac-ción, a partir de la relación con sus alumnos del Immigrant Movement —muchas veces indocumentados—, Aliza em-pezó a conformar una obra en la que la pintura representa muchas cosas. En sus piezas es común ver coloridas escenas de profunda intimidad, retratos de sus alumnos y sus fami-lias, así como de los elementos de su vida cotidiana. Todo ello nos habla de identidad y de la experiencia inmigrante dentro de Estados Unidos. Además, si se mira con atención, las pinturas de Aliza son también el reflejo de un proceso creativo, en el que la artista ha desarrollado relaciones de empatía con sus modelos en vivo.

Su obra puede leerse desde la coyuntura de la administra-ción Trump, pero el proyecto de Aliza inició mucho antes de ésta, y sus implicaciones rebasan las problemáticas migratorias.

Para Christopher Y. Lew, uno de los curadores Bienal del Whitney, la comunicación que existe entre la pintora y los mo-delos es digna de admirarse. En sus piezas, Aliza no es el único sujeto (ni los retratados meros objeto de estudio). Mediante el largo proceso afectivo y de confianza que la artista crea con los modelos, éstos generan su propia autorrepresentación.

Aliza Nisenbaum, MOIA's NYC Womens Cabinet, 2016.

Aliza Nisenbaum, La Talaverita, Sunday Morning NY Times, 2016.

Benavides Méndez, Nadia, Las Múltiples Miradas de Aliza, A The Style Guide, June 2017 (3/4)

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La obra de Aliza es también una reflexión en torno al Yo y al Otro.

Interesada en las ideas del filósofo Emmanuel Lévinas, Aliza entiende el conocimiento como el resultado de la apertura hacia otras personas. Vistas desde el contexto estadounidense, sus obras son una visión del Otro, del que es distinto; pero esto no invita al enfrentamiento, sino al conocimiento. Por tanto, sus pinturas implican una postura ética.

La artista, además, se vale del medio pictórico para trazar una práctica ideológica y crítica: al hacer visibles y darles rostro a quienes debido a leyes migratorias tratan de ser invisibilizados, Aliza genera relaciones y tensiones que hacen de su pintura una práctica política. A

Arriba: Aliza Nisenbaum, Kayhan reading the New York Times (Resistance Begins at Home), 2017.Página siguiente: Aliza Nisenbaum, 2 Years of Correspondence from Inmate 39807, 2016.

Benavides Méndez, Nadia, Las Múltiples Miradas de Aliza, A The Style Guide, June 2017 (4/4)