MUSEO HISTÓRICO SARMIENTO
Rodolfo Giunta Profesor en Historia
Reunión 11 de Agosto de 2015
Historia de la Ciudad de Buenos Aires
Un barrio en una ciudad,
una ciudad en el mundo
Domingo Faustino Sarmiento
“Las ciudades argentinas tienen la fisonomía regular de
casi todas las ciudades americanas: sus calles cortadas en
ángulos rectos, su población diseminada en una ancha
superficie, si se exceptúa a Córdoba, que edificada en
corto y limitado recinto, tiene todas las apariencias de una
ciudad europea, a que dan mayor realce la multitud de
torres y cúpulas de sus numerosos y magníficos templos.
La ciudad es el centro de la civilización argentina,
española, europea; allí están los talleres de las artes, las
tiendas del comercio, las escuelas y colegios, los
juzgados, todo lo que caracteriza, en fin, a los pueblos
cultos. La elegancia en los modales, las comodidades del
lujo, los vestidos europeos, el frac y la levita tienen allí su
teatro y su lugar conveniente”
SARMIENTO, Domingo F. Facundo. Civilización o Barbarie
"Buenos Aires es evidentemente una ciudad; tiene un apresuramiento y excitación cívicos; hay una actitud pulida de ciudadano en ella; la primera mirada nos dice que no es, como Montevideo, un pueblo". BURTON, Richard F. (1870). Letters from the battle-fields of Paraguay. London: Tinsley brothers.
“¡Cómo habían cambiado en veinte años las cosas en Buenos
Aires! […] Los tenderos de aquella época habían muerto o
habían cerrado sus tiendas; ya no gobernaba la opinión
pública. […] Una nueva generación política y literaria había
invadido la tribuna, la prensa y los cargos públicos. […] Don
Buenaventura [Bartolomé Mitre] pontificaba desde lejos, en el
diario más grande de la América. […] El autor del Facundo
revoleaba su temible maza desde las columnas del viejo
Nacional , los salones se habían transformado; el gusto, el
arte, la moda, habían provocado una serie de exigencias sin
las cuales la vida social era imposible. […]
la aldea de 1862 tenía muchos detalles de ciudad; se iba mucho a Europa; las mujeres cultivaban las letras. […] No era chic hablar español en el gran mundo; era necesario salpicar la conversación con algunas palabras inglesas, y muchas francesas, tratando de pronunciarlas con el mayor cuidado, para acreditar raza de gentilhombre. En fin, yo, que había conocido aquel Buenos Aires de 1862, patriota, sencillo, semitendero, semicurial y semialdea, me encontraba con un pueblo con grandes pretensiones europeas que perdía su tiempo en flanear en las calles…”
LÓPEZ, Lucio V. (1884). La Gran Aldea. Costumbres Bonaerenses.
Buenos Aires: Imprenta Martín Biedma.
Vista de Buenos Aires (Brambila, 1794)
Vista de Buenos Aires (Brayer, 1858)
“Buenos Aires a vuelo de pájaro” (Dulin, 1865)
"Buenos Aires es una ciudad grande. Observe bien el lector que no digo: Buenos Aires es un gran pueblo; temo ruborizarle ó que piense que le adulo. Digo solamente que esta es una ciudad grande, que no se parece á la Asunción, por ejemplo […] Ni yo sé bien porqué la llamó así. Me refiero a ese vértigo que suele subir á la cabeza y produce emociones que no dejan pensar en mañana. Eso solo pasa en las ciudades grandes, especialmente allí donde se vive según el modelo francés ó mas bien parisiense” Bruno "La Semana" en: Correo del Domingo. Número 24, del 12 de Junio de 1864, pp.370
De ahí que la Asunción se diferencia tanto de Buenos Aires. Aquella quieta, tranquila, contenida, fija; mira y no ve. Esta movible, anhelosa, mira hácia adelante; anda, alienta, se precipita, quisiera tener alas. Desde que vió subir el globo, parece que á Buenos Aires no le bastase la tierra y que aspirase á la rejion del rayo. La vida moderna supone que hay una sociedad que sobresale, que flota, que brilla; que deslumbra, que está satisfecha de sí misma, y en cuyo seno se ajita de dia, de noche, siempre, un espíritu acerbo, cáustico, que hiere no la piel, no la superficie, sinó algo que no se ve pero cuya herida suele ser honda, desgarradora, incurable. Esta suposición no sé en qué puede fundarse entre nosotros, donde las costumbres son tan sobrias y la democracia una realidad por todas partes.“ Bruno "La Semana" en: Correo del Domingo. Número 24, del 12 de Junio de 1864, pp.370
“Una prueba de que progresamos, de que vamos siendo un pequeño Paris, la tenemos en la diferencia que se nota entre este y los pasados tiempos”
(CD 60 -19.02.65-, 113/115).
“Buenos Aires se va agrandando mucho. Ya la población del norte ignora lo que pasa en la del sud y á esta sucede lo mismo con aquella.[...]Nos vamos pareciendo mucho á Paris”
(CD 42 -16.10.64-, 658/9)
“Si no nos vamos a vivir a otra parte, en esta ciudad corremos el
riesgo de morir impensadamente. Los jinetes andan a escape, los
carruajes disparan, los cargadores llenan las veredas con bultos
encima, los albañiles no dejan paso por ellas ni a los enfermos; por
el muelle no se puede pasar, porque los changadores asaltan a la
gente a fuerza de quererlas servir, los trenes de los caminos de
fierro se obstruyen de pasajeros, en los hospitales no caben los
enfermos![...]Tanto estrépito, tanto atropello, tanto gentío en las
calles, tanto organillo, tanta casa que se hace o que se rehace,
tanto aguador con campanilla, tantos gritos, tanto mendigo, tanto
vestido de cola, tanta máquina, es para desear huir mil leguas de
aquí. Prefiero el Paraguay con su solemne silencio, sus patriarcales
costumbres, sus trajes que no siguen los figurines, sus sombreros
y la linterna en la mano, que esta babilonia, este infierno en que se
ha convertido Buenos Aires. Probablemente me embarco en el
primer vapor para la Asunción.”
José María Cantilo "La Semana"
en: Correo del Domingo. Tomo I, número 45,
del 6 de noviembre de 1864, pp. 706-707.
Antigua Vista de la Aduana (Charles Caussade)
Aduana Taylor
“el centro comenzaba en la calle de la Piedad [actual Bartolomé Mitre] y terminaba en la de Potosí [actual Alsina][...].
El barrio de las tiendas de tono se prolongaba por la calle de la Victoria [actual Hipólito Yrigoyen] hasta la de Esmeralda, y aquellas cinco cuadras constituían en esa época el boulevard de la fashion de la gran capital.”
Lucio López, la Gran Aldea (pp. 64/65).
Metáforas en pugna
“Metaphora circula en la ciudad, nos transporta como a
sus habitantes, en todo tipo de trayectos, con
encrucijadas, semáforos, direcciones prohibidas,
intersecciones o cruces, limitaciones y prescripciones de
velocidad. De una cierta forma –metafórica, claro está, y
como un modo de habitar- somos el contenido y la materia
de ese vehículo: pasajeros, comprendidos y transportados
por metáfora”
(Jacques Derrida “La retirada de la metáfora”)
“Buenos Aires representaba para los inmigrantes la posibilidad de cristalizar todos los sueños y aspiraciones a esa vida que buscaban afanosamente. «La Gran Aldea» de 1880, la «París de América del Sur» era en su imaginario el «Norte» tan buscado” Raúl Illesca , “Ser « gringo » en Buenos Aires (1880-1914)”, Amérique Latine Histoire et Mémoire. Les Cahiers ALHIM, 4/2002 [http://alhim.revues.org/512].
Una metáfora reincidente
Actualmente está asociada al proceso de globalización, para referir el mundo
“Las nuevas tecnologías de la comunicación y de la
información, en particular la televisión multinacional e Internet
tejen una red mundial que permite a cada persona
comunicarse de una manera virtual e inmediata con todo el
mundo. Las barreras geográficas y físicas que tenían
divididos los pueblos han desaparecido, y el mundo es cada
vez más una gran aldea, la "aldea planetaria". Vivimos la era
de la globalización cultural, económica y política con nuevos
desafíos y propuestas” [http://www.comla-cam.org]
“Para entender la globalización, el mundo se ha transformado
en una gran aldea o pueblo como Cafayate, donde todo lo
que sucede se sabe inmediatamente, y todo esto debido al
avance descomunal de los medios de comunicación y
transporte”. Artículo del médico José Luis Bazán: “Por ahora
la globalización es «un globo»”
[http://www.primeraedicionweb.com.ar/nota/suplemento/8625]
“Aldea Global” metáfora propuesta por el sociólogo Herbert
Marshall McLuhan en El medio es el mensaje (1967)
“No hay lugares remotos. En virtud de los medios
de comunicación actuales, todo es ahora”
Metáfora para designar un período de la evolución de la ciudad de Buenos Aires, que en
su máxima expresión abarca de 1810 a 1880
“Gran Aldea” surgió como título de un folletín del diario Sud-
América, que terminó convirtiéndose en una novela que se
publicó con el subtítulo de costumbres bonaerenses .
LÓPEZ, Lucio V. (1884) La Gran Aldea. Costumbres Bonaerenses.
Buenos Aires: Imprenta Martín Biedma.
El relato es de Lucio Vicente López y asumió la forma de una autobiografía,
que se iniciaba con los recuerdos de una infancia marcada profundamente
por la muerte de su padre y la consiguiente mudanza de la “pobre morada”
natal, presumiblemente en una zona periférica de la ciudad no
especificada, a la “espléndida mansión” de los tíos, a cuyo cargo quedó, en
una de las principales cuadras de la calle de la Victoria (actual Hipólito
Yrigoyen). Con la intención de presentar una fábula, con fuertes ribetes de
caricatura social de los tiempos circundantes a la Batalla de Pavón, el autor
fue tejiendo una ingeniosa secuencia ligada a la vida matrimonial del tío
Ramón mediante la cual ilustraba el pasaje de una cultura “tradicional”
asimilada a su primera esposa, Medea Berrotarán hacía otra “moderna”
asociada a su segunda esposa, Blanca Montifiori. Precisamente en las
pinceladas sociales porteñas que conformaban el entorno del eje
argumental, con reconocidos personajes de época, estuvo el atractivo
mayor de la obra.
“la aldea de 1862 tenía muchos detalles de ciudad” Lucio López “La Gran Aldea”
Paradigma
Mecanicista
Paradigma
Organicista
Una metáfora fuera de los paradigmas de la época
ὀξύμωρον
“contradictio in terminis”
oxímoron
es una figura lógica que consiste en usar dos
conceptos de significado opuesto en una sola
expresión: «un instante eterno»
"Buenos Aires es una ciudad grande. Observe bien el lector que no digo: Buenos Aires es un gran pueblo; temo ruborizarle o que piense que le adulo. Digo solamente que esta es una ciudad grande, que no se parece á la Asunción, por ejemplo. Aquí se padece una enfermedad de que aquella está exenta […] Ni yo sé bien porqué la llamó así. Me refiero a ese vértigo que suele subir á la cabeza y produce emociones que no dejan pensar en mañana. Eso solo pasa en las ciudades grandes, especialmente allí donde se vive según el modelo francés o mas bien parisiense”
[José María Cantilo en Correo del Domingo, T. I, Nº 24, -12/JUN/1864-, 370 "La Semana")]
Vicuña Mackenna en su obra La Argentina en el año 1855, confrontó el sistema de construcción “más antiguo y general” de la ciudad de Buenos Aires con las nuevas construcciones, lamentándose que se hubiese “iniciado por desgracia una revolución en la arquitectura” respecto a la cual sostuvo que: “sacrificando la elegancia al lujo, a la sencillez, la recargazón, va a dar a la ciudad un nuevo aspecto pesado y sombrío” Por cierto el encarecimiento de la tierra y por ende las viviendas, llevó a sacar un mayor partido del lote: “La escasez del terreno incita actualmente a construir enormes casas de altos, y ya se ven algunas de dos o más pisos que se levantan como promontorios sobre las azoteas aplastadas del resto de la ciudad” El futuro urbano que avizoró Vicuña Mackenna fue sumamente pesimista respecto al resultado: “bordeadas de estos enormes edificios [...] las calles van a verse en extremo angostas y oscuras, y como además el clima es húmedo, serán un verdadero nido de neblinas, moho y lodo" (31).