+ All Categories
Home > Documents > Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a...

Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a...

Date post: 19-Jun-2020
Category:
Upload: others
View: 0 times
Download: 0 times
Share this document with a friend
44
Transcript
Page 1: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo
Page 2: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

Centro Diocesano de Pastoral

Morelos 34. A. P. 21Tel. (395) 785-0020 Fax. (395) 785-0171

Correo-E: [email protected]: [email protected]

47000 San Juan de los Lagos, Jal.

Responsables:

Comisión diocesana de Pastoral Social yComisión diocesana de Pastoral de la Salud

Diócesis de San Juan de los Lagos.

SUMARIO:Presentación............................................................................................. 1

El Año de la Pastoral Social ............................................................. 2

1. Pastoral Social ¿de qué se trata? ...................................................... 3

2. ¿Qué hace la pastoral Social? .......................................................... 6

3. Paz, justicia y fraternidad,contenidos «privilegiados de la Pastoral Social .......................... 13

4. La Pastoral Social en la parroquia ¿cómo organizarla? ............. 16

5. ¿Quién impulsa la Pastoral Social?Perfil espiritual del agente .............................................................. 20

Atención a la salud integral de la tercera edad ............................. 22

1. Vida humana, salud y enfermedad ................................................ 25

2. El mundo de la enfermedad ............................................................ 26

3. El lenguaje del dolor ........................................................................ 27

4. Jesús de Nazaret, el hombre sano ................................................. 29

5. Reflexión de la Iglesia sobre la enfermedad y la salud ............. 30

6. Perspectiva social y psicológica de cambioen favor de la senectud en san Juan Pablo II .............................. 34

7. Transformación occidental social del anciano ........................... 35

8. Psicología social de la vejez .......................................................... 37

9. Vejez y orientación psicológica de la edad geriátrica .............. 39

Page 3: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

pág. 1Bol-407

PASTORAL SOCIAL

Presentación

No podemos redu-cir la Pastoral Sociala tener en la comuni-dad un grupo deCáritas, donde algu-nos voluntarios orga-nizan la distribuciónde despensas con lasaportaciones recaba-das en la Misa men-sual de la Divina Pro-videncia y realizanalgunas otras accio-nes asistenciales gracias al aporte de algunoscontados bienhechores.

Las primeras comunidades cristianas poníansus bienes en común para hacerse cargo de lospobres y necesitados de la comunidad, y la histo-ria de la Iglesia está llena de iniciativas muycreativas para ir respondiendo a las necesidadesque se presentaban, no sólo en tiempos de calami-dades, guerras, pestes, sino en la vida ordinaria delos cristianos.

Las acciones van desde la sensibilización so-bre las distintas situaciones, la detección y acom-pañamiento de las víctimas reales de los proble-mas, la búsqueda y operación de estrategias parael análisis y la solución de los problemas desdesus causas, la prevención de conflictos y crisis, laorganización de los grupos humanos para ofrecerrespuestas y la formación de agentes para laatención especializada en los diversos campos denecesidad.

La Campaña anual de la Caridad no puedelimitarse a depositar unas monedas en las alcancíase ir siguiendo un calendario cuaresmal, ni siquie-ra en recuperar el monto del pago de materiales en

la colecta de la cari-dad. Se trata de idearuna movilización ge-neral de la comuni-dad desde el idealcristiano de la civili-zación del amor, quees la socializacióndel mandamiento delamor, distintivo delos cristianos. Deesto hablamos haceun año.

En este Boletín de Pastoral, en su primeraparte, damos una vista panorámica al ampliocampo de la Pastoral Social y sus Vocalías ennuestra pastoral diocesana, abriendo horizontespara el trabajo al que en este año le buscamoscaminos para una atención continuada. En lasegunda parte abordamos el tema de la atenciónintegral a los ancianos desde una óptica integral einterdisciplinar.

No podríamos permitir que pasara todo unAño pastoral dedicado primordialmente a la Pas-toral Social (con actividades también de Pastoralde la Salud y Pastoral de la Cultura) y que ladimensión social de la fe continuara siendo elaspecto más desatendido de nuestra acciónevangelizadora. Nos quedan algunos meses paraactivar nuestra creatividad y dejar huellas paraseguir en el futuro los caminos que vamos abrien-do o trazando.

Comisión diocesana de Pastoral Social y

Comisión diocesana de Pastoralde la Salud.

Page 4: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

PASTORAL SOCIAL

pág. 2 Bol-407

Según nuestro ritmo pastoral diocesano, y aten-diendo a nuestro curso de acción general, elperíodo pastoral 2014-2015, ha sido proclamadocomo el «Año de la Pastoral Social».

Así lo pregonó nuestro Obispo Felipe SalazarVillagrana en su mensaje dirigido a los partici-pantes en la XIX Asamblea Diocesana de Pasto-ral, llevada a cabo en la Casa de Pastoral JuanPablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín dePastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de estemes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vidaen Cristo y del comportamiento cristiano». Esteanuncio, enriquecido con otros elementos delmensaje que nuestro obispo nos dio, nos ofrecevarias pautas para su celebración. Resaltamosalgunas.

Nos Propone un Objetivo

«Se trata de la vivencia de la Fe mediante lacaridad y la acción social. Promover las accionesde caridad concretas que respondan a las necesi-dades profundas del corazón humano».

Vamos a hacer de la caridad el dinamismo queimpulse nuestras acciones pastorales. Éstas nosurgen de una moda, sino de lo que debe distin-guir a un auténtico cristiano que se precia de

serlo. Su acción en el mundo debeconcretizarse en obras visibles,ante Dios y ante los hombres, detal manera que ajuste su compor-tamiento cristiano a los parámetroséticos y morales que propone elEvangelio.

Objetivo que aterriza en la pa-rroquia

Siendo la caridad el fruto visi-ble de la Nueva Evangelización,nuestro obispo espera, «como unsigno de nuestra disposición a cre-cer en el proyecto de amor, quecada parroquia forme su propiaComisión Parroquial de Pastoral

Social, no como un grupo más, sino como unequipo pastoral que promueva iniciativas, invitey coordine acciones de caridad…»

La propuesta a nivel diocesano requiere serasumida en todos los niveles de Iglesia (sectores,parroquias, decanato y diócesis). De no ser así,será difícil el involucramiento de los agentes depastoral social que, finalmente, son quienes lle-van a cabo las obras concretas en sus camposrespectivos.

Hay Interlocutores Preferenciales

Aunque todos debemos ser agentes y destina-tarios de la caridad cristiana, nuestro obispo des-taca algunos sectores de nuestra población que,preferencialmente, son los interlocutorespreferenciales de nuestra caridad: «…los pobres,los que viven solos, los abandonados, los herma-

El Añode la Pastoral Social

Page 5: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

pág. 3Bol-407

PASTORAL SOCIAL

nos mayores, todo ser humano necesitado, todoslos heridos sociales, como un ‘hospital de campodespués de una batalla’, dice el Papa Francisco,donde las heridas de la batalla humana seansanadas»

Se trata de una invitación a contemplar losrostros sufrientes de Cristo presentes en nuestrascomunidades. Sabemos que cada lugar tiene suspropias necesidades y sectores más desprotegidos.Todos ellos nos lanzan el reto de practicar lasobras de misericordia, como criterio de compor-tamiento que, al final del día, decidirán nuestrasalvación.

Es también una invitación para que, cada co-munidad, a través de un discernimiento pastoral,identifique aquellos sectores humanos que recla-man nuestras obras de caridad concretas. Con-templar pasivamente estos desafíos pastorales,será dejar a medias nuestra tarea como cristianosy como agentes de pastoral.

Necesaria Capacitación

Nuestra pastoral social, a través de la historiadiocesana, se ha ido impulsando a través de

algunas vocalías que buscan delinear las dimen-siones que la pastoral social asume en nuestraIglesia Local.

Con todo, nuestro Obispo nos anima a «…to-mar las decisiones necesarias para que nuestrosgrupos de Cáritas, Cooperativas, dispensarios,grupos de estudio, y todos los que incursionan enlos campos de necesidades de la comunidadparroquial, tengan la formación espiritual y lacapacitación necesaria para responder a las di-versas necesidades humanas»

Difícilmente se podría impulsar la pastoralsocial, en todas las dimensiones consideradas, sino contamos con las herramientas necesarias quenos permitan responder, técnica y espiritualmen-te, a esta vertiente indispensable de nuestra evan-gelización.

Esperamos que el material que ahora pone-mos en sus manos contribuya a este propósito y,con todas las limitaciones de la fragilidad huma-na, podamos responder a las exigencias de nues-tro ser y quehacer de cristianos y agentes depastoral.

I. PASTORAL SOCIAL¿DE QUÉ HABLAMOS?

El libro de los Hechos de los Apóstoles descri-be las principales acciones que la primera comu-nidad cristiana realizaba: «Acudían asiduamentea la enseñanza de los apóstoles, a la convivencia,a la fracción del pan y a las oraciones» (Hch2,42).

A partir de este texto bíblico, la Iglesia fuemadurando su reflexión y acuñando los términosque hoy conocemos familiarmente como Pasto-ral Profética, Pastoral Litúrgica y Pastoral So-cial. Es esta última la que nos ocupa.

Como tal, el término Pastoral Social se usó porprimera vez en el II Congreso Latinoamericanode Cáritas, realizado en Bogotá en 1965. En losaños ‘80s se generalizó este término con el cual sequiere indicar lo siguiente:

Hablamos de una actitud de servicio por lacual la Iglesia, entendida como Pueblo de Dios, sehace presente en la sociedad, en sus personas y ensus estructuras, para orientar y promover el desa-rrollo integral del hombre, de acuerdo a los prin-cipios evangélicos.

Hablamos de una acción orgánica de todo elpueblo de Dios. No se trata de una acción cual-quiera ni de cualquier modo, sinoorganizadamente. Todos los miembros de estepueblo se esfuerzan por construir un orden tem-poral justo, que les permita a todos la realizaciónde su vocación humana y cristiana.

Hablamos de la operatividad de la DoctrinaSocial de la Iglesia. Teniendo en cuenta que laDoctrina Social de la Iglesia es un conjunto de

Page 6: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

PASTORAL SOCIAL

pág. 4 Bol-407

principios de reflexión, criterios de juicio y direc-trices de acción, la Pastoral Social busca aplicaresos principios de reflexión a la evangelizaciónde la sociedad concreta en que vivimos, analizan-do la realidad social con los criterios de juicio quepropone el Evangelio e implementando las direc-trices de acción según las circunstancias y tiem-pos que vive cada comunidad.

Hablamos de actuar en la sociedad como fer-mento, sal y luz (cfr. Mt 5,13-16). El cristiano, ensu vertiente de la Pastoral Social, es fermento quetransforma la sociedad por su testimonio de vida;es sal que da sabor a la convivencia humana paraque sea más justa y fraterna; y es luz que iluminael camino de la humanidad viviendo, ya desdeahora, los valores del Reino definitivo.

Es parte integrante de la tarea evangelizadora.La palabra anunciada (Pastoral Profética) y cele-brada (Pastoral Litúrgica) debe llegar a plasmar-se en la historia concreta de la vida humana. Estaes la tarea de la Pastoral Social que se caracterizapor las siguientes notas:

Características de la Pastoral Social

Es reflexión y acción. La sola reflexión nosofrece erudición, pero no sabiduría para vivirrectamente. La sola acción nos hace activistas,pero no constructores de una sociedad segúnDios. Necesitamos de la reflexión para conocerlos principios morales y de la acción para hacer-los creíbles ante nuestra sociedad contemporá-nea.

Busca una liberación integral. Cualquier aná-lisis que se haga de nuestra situación actual, sinduda mostrará factores económicos, políticos,culturales y sociales que, en mayor o menormedida, han contribuido a las modernas esclavi-tudes que hoy se viven. Nuestro compromisoindividual y social, será acudir a las capacidadesmás nobles del hombre para lograr la liberaciónde dichas esclavitudes. Sin embargo, como discí-pulos misioneros, reconocemos la validez de lapalabra que pronunciaron nuestros obispos enPuebla: «…como pastores… vemos que en lo másprofundo de ellas (estructuras materiales queesclavizan) existe un misterio de pecado, cuando

la persona humana, llamada a dominar el mundo,impregna los mecanismos de la sociedad de valo-res materialistas» (DP 70). La Pastoral social,entonces, está llamada a unirse a todas las inicia-tivas que buscan liberar de las esclavitudes mate-riales, pero, como cristianos, asumimos la tarealuchar por la liberación más profunda de la escla-vitud más profunda: la del pecado. Entonces seráuna liberación integral.

Su acción es al interno y al externo de laIglesia. La comunidad eclesial está en el mundosin ser del mundo. Vive la realidad del mundo consus angustias y esperanzas sin perder de vista sudestino trascendente. Participa en los esfuerzospor mejorar las realidades temporales, entendien-do que el Reino de Dios, aunque tiene su plenitudmás allá del tiempo y del espacio, comienzadesde las realidades de este mundo. Por eso se unea las causas más nobles de la humanidad por tenerun mundo mejor, traspasando las fronteras reli-giosas, y aporta lo específicamente cristiano comoun horizonte de salvación que se ofrece a todoslos hombres y mujeres de buena voluntad.

Nace de la Palabra de Dios. No es una alterna-tiva pastoral, sino un imperativo de coherenciaevangélica. No es una ideología de moda, sinouna cosmovisión en la que Dios, con su Palabra,dirige los rumbos de la historia. No es la audaciade una iniciativa humana, sino la interpelación deun Dios que, por amor al hombre, lo llama a serplenamente feliz.

Involucra a todos los miembros de la Iglesia.No se trata de una tarea que asume quien gusta dela Pastoral Social, sino un estilo de vida de todofiel cristiano. La experiencia nos dice que sonpocos quienes organizan las acciones de pastoralsocial, pero no debería haber ninguno que deje departicipar en alguna de ellas, si verdaderamentese considera cristiano. Será prácticamente impo-sible que todos asumamos todas las dimensionesde la Pastoral Social, pero sería lamentable si noasumimos ninguna.

Se inserta en la Iglesia Local. El decretoChristus Dominus nos dice que «La Diócesis esuna porción del pueblo de Dios que se confía a unobispo para que la apaciente con la colaboración

Page 7: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

pág. 5Bol-407

PASTORAL SOCIAL

de su presbiterio. Así, unida a un pastor, que lareúne en el Espíritu Santo por medio del Evange-lio y la Eucaristía, constituye una Iglesia particu-lar. En ella está verdaderamente presente y actúala Iglesia de Cristo una, santa, católica y apostó-lica» (CD 11). La Pastoral Social se inserta, pues,en el dinamismo de esta porción del Pueblo deDios que llamamos Diócesis, Iglesia particular oIglesia local. De ella recibe su vitalidad, ya queesta Iglesia local recibe los dones de Cristo y lostransmite a sus miembros, realizando así su me-diación salvífica. Por tanto, la Pastoral Socialactúa de acuerdo al discernimiento comunitarioque se elabora en la diócesis, para unirse a la tareaevangelizadora desde el campo que le toca a estavertiente de la pastoral.

Es fruto de la virtud de la caridad. El cristiano,personal y comunitariamente, se presenta en elmundo como un mensajero del amor. «En estoconocerán todos que son Mis discípulos, si setienen amor los unos a los otros» (Jn 13,35). Estaes la identidad de cristiano. Lo que haga o deje dehacer; lo que diga o dejede decir; lo que pienseo deje de pensar, le abri-rá o cerrará las puertasal Evangelio, porque setrata de prolongar laacción de Cristo que,por amor, se entregó ala muerte y resucitópara darnos vida.

Es importante reha-bilitar la caridad, por-que no se la debe redu-cir a la limosna ni opo-nerla a la justicia, por-que la caridad es dimen-sión esencial del cristiano, ya que quien ama aDios y no ama a su hermano es un mentiroso; lacaridad es el amor derramado en el corazón por elEspíritu Santo que se nos ha dado ya que ese amores el que realiza al hombre nuevo; la caridadsuscita los mayores compromisos en la liberaciónde los pobres y oprimidos, ya que las obras decaridad son la verificación de la fe.

El verdadero amor que es seguimiento a Cristono tiene sentido si no se expresa en la conversiónprofunda de las conciencias y de las estructurasconforme a las exigencias de la justicia. Hoy lasantidad no es posible sin un compromiso con lajusticia, sin una solidaridad con los pobres yoprimidos.

Otras consideracionessobre la Pastoral Social

Nos queda claro que la Pastoral Social es laacción evangelizadora de la Iglesia que tienecomo misión animar, a la luz del Evangelio y laenseñanza social de la Iglesia, el proceso detransformación de la realidad social, con elprotagonismo de los laicos, para construir enarmonía con la creación, una sociedad justa,fraterna y solidaria, signo del Reino de Dios.

Las profundas transformaciones de la so-ciedad, los nuevos condicionamientos cultu-rales, particularmente la secularización y la

autonomía de lotemporal, han traí-do una profunda re-visión de la misióneclesial de servicioal mundo y del tes-timonio de la cari-dad. La PastoralSocial pertenece ala misión de la Igle-sia. El proyecto delReino de Dios in-cluye entre sus me-tas la promoción in-tegral del hombre(cfr. GS 45).

Hoy crece la con-ciencia de que la diaconía es signo del amor,germen del Reino de Dios; además existe unaunión inseparable entre evangelización y promo-ción integral del hombre (cfr. EN 31). Es verdad,la liberación de Cristo queda mutilada si olvida-mos que dentro de la acción pastoral, tambiéndebe haber la transformación del hombre, sujetode su propio desarrollo individual y comunitario.

Page 8: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

PASTORAL SOCIAL

pág. 6 Bol-407

La acción pastoral está incompleta si no se tieneen cuenta la transformación del hombre y lasociedad.

Uno de los grandes desafíos de la Iglesia esconvencer a los cristianos que ellos son sujetosde la Pastoral Social «en primera persona», yque esta responsabilidad no se cumple con elrecurso fácil de la limosna, o el pensar de que«otros lo harán», o «eso le toca la párroco o alObispo».

Cuando intervenimos en lo social, no lo hace-mos como una institución cualquiera de benefi-cencia o desarrollo social, sino en nombre y pormandato de La Iglesia. Cuando anunciamos ytestimoniamos la llegada del Reino de Dios –Reino de Justicia, Verdad y Amor- estamos ha-blando de un trabajo que exige no sólo una visiónprofunda y concreta de la realidad humana, sinotambién una fuerza que se llama gracia, algo queno proviene de medios puramente humanos, sinodel Espíritu.

II. ¿QUÉ HACELA PASTORAL SOCIAL?

En el pasado, la pastoral en general se entendiócomo un compromiso de todos al servicio detodos, con la finalidad de «Edificar el Cuerpo deCristo» (Ef 4,11). Cuando aparece el sacerdociooficial, la pastoral se entendió como una tarea delobispo y los sacerdotes. La pastoral fue entoncesel «cuidado de las almas», la «preocupación ocuidado para la salvación».

Después del Vaticano II, la pastoral como unatarea en la que todos somos corresponsables de latarea evangelizadora (cfr. AA 2). El apostoladoserá toda la actividad del Cuerpo Místico deCristo que se realiza a través de cada miembro endiversas maneras. La vocación de los laicos serála búsqueda del Reino de Dios, ordenando losasuntos temporales según el Evangelio. La Igle-sia tiene una nueva visión de sí misma. Está en elmundo sin ser del mundo. Hay una interpelaciónrecíproca Iglesia-Mundo. La Iglesia se hace pre-sente en el mundo a través de los laicos con ladiversidad de ministerios.

Nueva visión de la pastoral. Con una nuevavisión de Iglesia, también se tiene una nuevavisión de la pastoral. Se trata de una verdaderaTeología Pastoral, es decir, acciones que Diosrealiza, y sigue realizando, teniendo a la Iglesiacomo continuadora de esa obra de Dios. Es unaacción coordinada en la que cada uno participasegún sus carismas y ministerio. El modelo siguesiendo, como siempre, Jesús como Buen Pastor

cuyo anuncio llega a todos y se preocupa portodos. Su actuación es para cada persona y susnecesidades. Va a todos los lugares geográficos yexistenciales. Siente compasión por sus ovejas.

En este contexto, el papel de la Pastoral Socialpuede resumirse en cuatro servicios: el profetismo,la promoción humana, la formación de la con-ciencia cívica y la práctica de la misericordia.

Promover un Auténtico Profetismo

Los profetas del Antiguo Testamento supusie-ron una renovación y maduración de la fe delpueblo israelita en la línea de la interioridad, laradicalidad, la coherencia en el culto, el compro-miso social y la universalidad de la fe en el Diosvivo y verdadero.

Desde este punto de vista, todos somos invita-dos constantemente a ser profetas en nuestrotiempo, en medio de una sociedad que presentamuchas ambigüedades y que está caracterizadapor la trivialización de los valores morales, lasuperficialidad y la insolidaridad con los necesi-tados.

El profeta tiene un perfil. El término paradesignar al profeta es nabí (el que ha sido llamadopor Dios). Su actuación se lleva a cabo en elcontexto social, económico, político, cultural yreligioso que vive el pueblo en las diferentessituaciones históricas. Siendo un hombre de Dios,

Page 9: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

pág. 7Bol-407

PASTORAL SOCIAL

vive una experiencia muy cercana con Él, lo cualle convierte en portavoz de sus designios desalvación para sus hermanos. Un profeta compar-te y asume la realidad de su pueblo, así como sunecesidad de liberación.

En el fondo, el perfil del profeta es el perfil delos agentes de pastoral social. La conjunción deestos elementos les hace ver el futuro con unamirada de renovación y de gracia. Son testigos deque los planes de Dios no siempre coinciden conlos caminos de los hombres, y expresan abierta-mente lo queDios les sugie-re para destruiry edificar, parasostener y con-solar, para de-nunciar y anun-ciar (Jer. 1,10).

El profeta esconsciente desu pequeñez (Is66,5), pero almismo tiemposiente que suvocación y mi-sión les vienede Dios. Intercede constantemente en favor delpueblo (1Sm 12,19-23; Am 7,2-5) y ora para quelas situaciones sean más acordes con la justicia yel derecho. «En el `cara a cara’ con Dios, losprofetas extraen luz y fuerza para su misión.

El lenguaje de los profetas es sencillo, estárebosante se sentimientos y parten de la descrip-ción de la situación en términos de injusticias, deculto falso, de confianza en las riquezas, de alian-zas políticas inadecuadas, de escarnio del pobre yde idolatría de todo tipo. La llamada a la conver-sión que hacen los profetas tiene como referenciala paciencia e insistencia con que Dios ama,perdona y espera que el pueblo cambie. El anun-cio del castigo siempre queda abierto a la espe-ranza de salvación; ésta se sostiene en la miseri-cordia de Dios y en el pequeño «resto de Israel»,los sencillos y piadosos que permanecen fieles ala alianza y lo esperan todo de Dios.

Jesús es el modelo del Profeta. En los Evange-lios Jesús aparece con los rasgos propios delprofeta. Las gentes acogen con entusiasmo supredicación, sienten que algo nuevo está surgien-do, y los pobres y pecadores reciben la BuenaNoticia de que ha llegado el Reino, como el futuronuevo y definitivo.

Jesús en su vida pública cuestionó el sistemasocio- religioso de Israel, el modo de cumplir laley, el funcionamiento del Templo, la religiosi-dad farisaica y la imagen de Dios de los fariseos.

Se enfrentó a las cla-ses dirigentes, no sedejó acaparar porninguno de los gru-pos que había en Is-rael y proclamó elEvangelio del Reinocon todo lo que teníade novedad en lacomprensión de Dioscomo Padre.

La vida entera deCristo fue una conti-nua enseñanza: susilencio, sus mila-gros, sus gestos, su

oración, su amor al hombre, su predilección porlos pequeños y los pobres, la aceptación total delsacrificio en la cruz por la salvación del mundo,su resurrección, son la actuación de su palabra yel cumplimiento de la revelación.

La Iglesia continúa el Profetismo de Cristo. EnPentecostés se consumó el misterio pascual conla venida del Espíritu Santo. Desde ese día elReino anunciado por Cristo está abierto a los quecreen en él. El Espíritu Santo hace entrar almundo en los «últimos tiempos», el tiempo de laIglesia, el reino ya heredado, pero todavía noconsumado. El «efecto Pentecostés» no se haceesperar. Los apóstoles proclaman «las maravillasde Dios» y Pedro dice que la efusión del Espíritues la manifestación de los tiempos mesiánicos(Hch 2,17-18). Pablo nos recuerda que en lascomunidades cristianas hay múltiples dones, peroun sólo Espíritu; el don de profecía es de los más

Page 10: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

PASTORAL SOCIAL

pág. 8 Bol-407

importantes en las comunidades (1Ts 5,19s; 1Co12,28; Rm 12,6).

El Profetismo de la Pastoral Social. La dimen-sión social de nuestra fe nos lleva a vivir elcarisma de la profecía. Es un camino de conver-sión constante y de búsqueda del encuentro conDios en los acontecimientos históricos con laconfianza de que Dios lleva la existencia hacia laplenitud escatológica.

Como profetas de nuestro tiempo nos toca,desde esta experiencia de Dios, analizar las rea-lidades históricas para discernir los signos de lostiempos, es decir, los acontecimientos de graciapor los que Dios pasa por la historia o ésta se abreal proyecto de Dios. Los profetas son defensoreshasta gastar y dar la vida en la causa de los pobres.La actitud interior de desprendimiento de losbienes y la gratuidad en el servicio es lo que avalala palabra del profeta.

Todos los cristianos, por el Bautismo y laConfirmación, estamos llamados a ser profetas,dóciles a la acción del Espíritu, y continuadoresde la misión de Jesús. La sociedad necesita con-traste, aliento, denuncia y propuestas nuevas; loimportante es estar a la escucha del Espíritu paraque nuestras palabras y gestos sean los de Dios ylos que mejor pueden liberar al hombre de hoy.

En la práctica, la Iglesia se esfuerza por asumirel profetismo haciendo lo que hacían los profetas.Lo hace en forma oral o escrita –declaraciones,documentos-, exponiendo la cosmovisión quetiene sobre las situaciones que vive la humanidad.Pero el comportamiento social del cristiano se-guirá siendo la mejor carta de la Iglesia, y dequienes nos gloriamos de ser parte de ella, paravivir y manifestar su profetismo.

Un ejemplo. El pasado 17 de febrero de 2015,el Consejo permanente del Episcopado Mexica-no lanzó un grito profético en forma de comuni-cado: «¡Alto a los corruptos!». Lo hacen comociudadanos y pastores que participan de la reali-dad, dolorosa, que vive gran parte de nuestropueblo. Expresan su preocupación por el «gravemal de la corrupción», presente en políticos,empresarios y eclesiásticos, y cuyo precio siem-

pre lo pagan los pobres. Reiteran cómo estefenómeno es una forma de violencia que, anidadaen las estructuras sociales, se transforma en de-lincuencia organizada. Descubren la necesidadde actuar en forma conjunta e integral desdereformar las leyes y la creación de instituciones,hasta la creación de reformas constitucionales ylegales que susciten un Sistema NacionalAnticorrupción, pasando por abolir el «fuero» delque gozan algunos servidores públicos y que seutiliza como «escudo» de impunidad. No hacernada al respecto será poner en riesgo la confianzacomo valor fundamental para lograr una convi-vencia pacífica y para el progreso. Al final exhor-tan a toda la sociedad a pagar una deuda con laNación: recuperar la confianza en aquellos enquienes ha depositado una responsabilidadinstitucional en bien de México. Este es un ejer-cicio de profetismo que, surgiendo de nuestrosobispos mexicanos, es una invitación a sumarnosen la búsqueda de las mejores alternativas desolución ante el fenómeno de la corrupción.

Impulsar la Promoción Humana

Entendemos por Promoción Humana el dere-cho y el deber que tenemos todas las personas decontar con los recursos necesarios para alcanzarnuestro desarrollo integral, para que en la libertady la justicia podamos realizar nuestra vocaciónhumana y cristiana.

Esta exigencia es un punto central de la acciónde la Iglesia, porque hay muchas personas que noencuentran las condiciones necesarias para cum-plir con su propósito de realización personal ysocial.

Este planteamiento, entre otras cosas, nos lle-va a contemplar algunas vocalías o dimensionesque, surgidas de nuestras necesidades locales,vemos necesario impulsar.

Las obras de misericordia. Al practicar lasobras de misericordia que nos señala Jesús, no essuficiente visitar un enfermo, es necesario ayu-darlo a curarse; no basta dar de comer a unhambriento, hace falta enseñarle a trabajar y darletrabajo; no es suficiente visitar el encarcelado, esnecesario luchar para que se le haga justicia;

Page 11: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

pág. 9Bol-407

PASTORAL SOCIAL

tampoco dar un consejo, sino educar para que lapersona viva mejor y logre su propio desarrollo.Por todo esto, la promoción humana sigue siendopunto central en la pastoral social.

Las personas somos obra maestra de Dios,pero tenemos que poner todos los medios queestén a nuestro alcance para crecer integralmentey llegar a ser y vivir como verdaderos hijos suyos.Esto quiere decir que debemos alcanzar un desa-rrollo armónico en todos los aspectos que inte-gran la vida. Lo exige así la dignidad humana.

Una promoción integral. La promoción huma-na que solo busca el crecimiento económico,material o de poder, no se le puede llamar autén-tica promoción humana, porque deja fuera loesencial de la persona: ser imagen de Dios ycapaz de amar. Con justa razón nuestros obisposlatinoamericanos nos señalaron que «Nuestramisión es contribuir a la promoción integral delhombre y de las comunidades del continente…Queremos ofrecer aquello que tenemos como máspropio: una visión global del hombre y la huma-nidad, y la visión integral del hombre latinoame-ricano en el desarrollo» (Medellín. Mensaje a lospueblos de América Latina).

El Papa Juan Pablo II, en su discurso inauguralde Santo Domingo, nos ofrece estupendas orien-taciones sobre el tema de la promoción humana.Veamos algunas.

Cuidadoso análisis de la realidad. Para pro-mover el auténtico desarrollo humano es indis-pensable analizar la realidad en todas sus varia-bles. Básicamente se nos sugiere estar atentos alos movimientos económicos, culturales, políti-cos y sociales. Desde estas dimensiones humanaspodemos descubrir los desafíos que debemosafrontar y superar. La actualización en los datossobre estas realidades será una tarea ineludiblepara impulsar la promoción humana.

La preocupación por lo social. La Iglesia in-terviene en lo social por derecho propio, en elcumplimiento de su misión evangelizadora, yaque forma parte integrante de su tarea.

Una genuina promoción humana. Si en elpasado la riqueza de las naciones se medía por la

abundancia de los recursos naturales, el Papa nosseñala que la mayor riqueza de nuestros pueblosson las gentes. Este es el aspecto nuclear de lapromoción humana. Estos hombres y mujeres con-cretos son el primer camino de la Iglesia. Nosolamente se trata de aumentar lo que el hombretiene, sino de desarrollar lo que el hombre es y loque está llamado a ser. Por eso la promociónhumana aparece como consecuencia lógica de laevangelización, la cual tiende a la liberación inte-gral. Esta promoción humana integral se vaconcretizando en acciones tan concretas como laeducación ecológica, el rescate de valores, el diá-logo y cooperación entre personas y pueblos y elcultivo de una espiritualidad que recupere el sen-tido de Dios, siempre presente en la naturaleza.

Una genuina praxis de liberación. No podríafaltar este aspecto. Es una invitación a superar lavisión de una liberación entendida por algunoscomo un proyecto meramente político. Se trata dela liberación auténtica y real del pecado, fuente detoda esclavitud y básicamente de toda estructurainjusta, para suscitar la conversión y abrir elcorazón humano a la verdad y la vida de Cristo;liberación que potencia la conciencia personal ycolectiva en lo temporal, para superar las estruc-turas generadoras de la miseria física y espiritual.

El ideal de solidaridad. La cultura de la solida-ridad es una de las utopías de la nueva sociedad.Como formas concretas de esta solidaridad sesugiere: una verdadera economía de comunión yparticipación de bienes; la integración Latinoa-mericana, la solidaridad internacional para hacerfrente al fenómeno de la pobreza. Esta solidari-dad es una exigencia del bien común universalque ha de ser respetada por todos los integrantesde la familia humana.

En nuestra diócesis, el aspecto de la promo-ción humana es el que más trabajo nos costadoimpulsar. Sin embargo, podemos señalar las ex-presiones de esta promoción que han surgido enel campo del cooperativismo, el cual surge funda-mentado en una visión de economía solidaria. Elacompañamiento y promoción de estas iniciati-vas es lo menos que podemos hacer para celebrarel «Año de la Pastoral Social».

Page 12: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

PASTORAL SOCIAL

pág. 10 Bol-407

Formar la Conciencia Cívica y Política

Abordar este aspecto es aludir directamente alo que en este año decidió nuestra Iglesia Localllamar también el «Año del comportamiento so-cial cristiano».

Sabemos que el modelo de moral social cris-tiana se encuentra en la Doctrina Social de laIglesia. En ella encontramos una síntesis queevoluciona al compás de los cambios históricos,reflejando los principales problemas de la moder-nidad económica, política y cultural, y de laIglesia ante ellos.

La formación de la conciencia, con respecto asu dimensión social, tiene que ver directamentecon la postura que la Iglesia en general, y elcristiano en particular, toma ante la llamada «cues-tión social». Con este término nos referimos alconjunto de problemas, y las tentativas de solu-ción, que la sociedad afronta en un determinadotiempo y lugar.

En los inicios de la Doctrina Social de laIglesia como un conjunto ordenado y sistemático,la cuestión social se planteó como una cuestiónbásicamente obrera y un tanto reducida al am-biente europeo. Desde las enseñanzas del PapaJuan XIII, la cuestión social se empezó a conside-rar como un hecho global y causas económicas,políticas, culturales y sociales.

Con el Papa Benedicto XVI, la recta jerarquíade valores en los ciudadanos se convierte enparte sustantiva de la cuestión social y va a serpresentada en su naturaleza colectiva, es decir,no sólo como convicción moral de cada persona,sino como conciencia moral compartida por unasociedad democrática, lo cual deja claro el matizde una urgencia y primacía de la dimensiónmoral de la política, y hasta de una concienciamoral compartida en todas las sociedades y,muy particularmente, en las sociedades demo-cráticas.

Este planteamiento no hace sino situarse en larelación de la moral cristiana con la cultura mo-derna y con la democracia política en particular.Estos temas son fundamentales para estudiar yasumir los contenidos primordiales en nuestro

«año de la Pastoral Social y del Comportamientocristiano».

La encíclica Deus Caritas est (2005), entreotras cosas, insiste en la necesidad de una con-ciencia colectiva en la sociedad. En cuanto a lapolítica, esta conciencia colectiva tiene su origeny su meta en la justicia y ésta es de naturalezaética. Y, en cuanto a la construcción de un ordensocial y estatal justo, se descubre como una tareahumana primaria.

Partiendo, entonces, de que las estructurasjustas son una condición indispensable para unasociedad justa, esto no será posible si no nacen nifuncionan sin un consenso moral de la sociedadsobre los valores fundamentales y sobre la nece-sidad de vivir estos valores con las necesariasrenuncias, incluso contra el interés personal.

Lograr una conciencia moral compartida portoda la sociedad, y el cristiano en ella, se convier-te así en una de las tareas más importantes de lapastoral social. Estudio, reflexión, conocimientode la Doctrina Social de la Iglesia y testimonio devida, serán indispensables para echar adelantenuestra pastoral social, al menos en los siguientesaspectos:

Necesaria antropología teológica. Se trata deimpulsar un verdadero humanismo, que reconoceen el hombre la imagen de Dios y quiere ayudarloa realizar una vida conforme a esta dignidad. Conesta vida divina se desarrolla también en plenitudla existencia humana, en su dimensión personal,familiar, social y cultural. Cuando Dios está au-sente en el colectivo social, estos valores moralesno se muestran con toda su fuerza, ni se produceun consenso sobre ellos.

Formación de la conciencia política. En cuan-to a la Iglesia como institución, formar las con-ciencias, ser abogada de la justicia y de la verdad,educar en las virtudes individuales y políticas, essu vocación fundamental en este Sector. El respe-to de una sana laicidad es esencial en la tradicióncristiana auténtica pues, en su defecto, perderíasu independencia y su autoridad moral, identifi-cándose con una única vía política y con posicio-nes parciales opinables.

Page 13: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

pág. 11Bol-407

PASTORAL SOCIAL

La acción de los laicos en política. Si el com-promiso por la justicia en cuanto tarea políticadirecta, es decir, estructuras justas en la sociedady el Estado, es, sólo, mediatamente, competenciade la Iglesia, los laicos sí lo tienen como un«deber inmediato». Como ciudadanos del Estadoque son, no pueden evitar la política en su concre-ción de instituciones y leyes, buscando su justaconfiguración, respetando la legítima autonomíade la política y cooperando con los otros ciudada-nos y bajo su propia responsabilidad, viviéndolotodo como expresión de su fe y, por tanto, comocaridad social.

Algunas actitudes prácticas. La cuestión de lalaicidad, expresada en hábitos democráticos ytolerantes, nos invita verla como una oportunidady una tarea para impulsar un compromiso cívicomás democrático, en un sano diálogo en el quecompartamos la cosmovisión, y la cuestión éticay moral en la política al interno de nuestrascomunidades.

Necesario también será un espíritu crítico,considerando la vigencia cultural de que gozanlos llamados «procesos de descrédito de lo reli-gioso», es decir, su consideración como convic-ciones anacrónicas y subjetivas.

Es bueno recordar que, una sociedad tan racio-nalista como la nuestra, sigue teniendo su míni-mo moral inexcusable en los derechos iguales delos más débiles. Habrá qué aprovechar ese «míni-mo moral» para desarrollar procesos de forma-ción en los valores compatibles con el Evangelio.

Sabemos que la ley debe proteger aquello quees imprescindible para el bien común, y estoexigimos de su parte, pero el cambio de ideas esun acto de libertad que corresponde, en concien-cia, a cada ciudadano. Si hay que practicar, en sucaso, la objeción de conciencia sobre algunosaspectos de la convivencia humana, hablemosdirectamente de esto y veamos cuándo, cómo ypor qué.

Nos ha tocado vivir en medio de un pluralismosocial y eclesial inconfortable. En el caso de laIglesia, sabemos de los criterios capaces de sos-tener el equilibrio imprescindible en esa expe-

riencia; hablamos de Jesucristo, los pobres, lacaridad y la comunión en la tradición viva de laIglesia; en el caso de la sociedad, hablamos de losderechos humanos y del principio de solidaridad.

Vigilamos el respeto de los derechos humanosen la Iglesia, y en nuestra acción pastoral, y surecuerdo no nos incomoda por «política», sinopor lo que tiene de interpelación «moral» y«evangelizadora». Además, si se piensan desdela fraternidad evangélica, mejor se podrá recono-cer su riqueza de matices y efectosdemocratizadores en la Iglesia.

Más allá del derecho, «la legalidad» que nospueda asistir, como Iglesia, en una sociedad de-mocrática, nos importa cómo somos percibidospor esa sociedad a la que queremos evangelizar ypor qué razón se tiene esta imagen de ella.

Creemos que la mejor aportación cristiana aestas sociedades, plurales, complejas y hasta des-concertadas, ha de consistir en hombres y mujeresde fe, sí, pero con otros hábitos de juicio y deconsumo, otra mentalidad o cultura, una manerade sentir e interpretar el mundo que destaca el sersobre el tener, lo nuestro sobre lo privado ycorporativo

Valoramos la importancia de una comunidadcristiana para vivir la fe con toda la riqueza de susexpresiones; creemos que en ella puede animarsealguna forma de presencia pública y hasta de vidaalternativa y, en todo caso, hallar numerososestímulos para hacer más fácil la sintonía con lavida en todas sus expresiones.

Sabemos, por fin, que no podemos eludir elesfuerzo requerido por un discernimiento pru-dencial, hecho a la luz del Evangelio, muy atentoa una específica situación local y al modo de vidade cada uno. Al fin y al cabo, se trata de aceptary de ejercer la mayoría de edad que, como cristia-nos y ciudadanos, nos corresponde.

Animar la Práctica de la Misericordia

Santo Tomás de Aquino, siguiendo la estela delos Santos Padres, afirma que «la misericordia eslo propio de Dios, y en ella se manifiesta de formamáxima su omnipotencia» (STh 2-2, q.30, a.4).

Page 14: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

PASTORAL SOCIAL

pág. 12 Bol-407

En el discurso de apertura del Concilio Vatica-no II, san Juan XXIII recordó la importancia de lamedicina de la misericordia como pauta para lavida y actividad de la Iglesia. El magisterio de losPapas ha subrayado con firmeza el valor centralde la misericordia no sólo para una evangeliza-ción renovada, sino también para un ordenamien-to digno y justo de la vida social.

En la tradición bíblica la misericordia se mani-fiesta como expresión del amor, la bondad, lafidelidad, la ternura, la paciencia y el perdón deDios. Es la presencia y acción de Dios ante el serhumano débil y pecador. Es expresión de un Diosque ama con entrañas de madre: «¿Puede unamadre olvidar al niño que amamanta, no tenercompasión del hijo de sus entrañas? Pues, aun-que ella se olvidara, yo no te olvidaré» (Is 49,15).

Esta misericordia de Dios se hizo carne. «Tan-to amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito,para que todo el que cree en Él no perezca, sinoque tenga vida eterna» (Jn 3,16). En Jesús apare-ce la misericordia de Dios en modo humano. Susgestos y acciones, sus actitudes y sentimientosson capaces de sintonizar con todos los sufri-mientos, abismos y soledades del ser humano. Esuna forma humanada de la misericordia divinaque suscita en nosotros sentimientos y actitudesde admiración y agradecimiento, confianza yalabanza.

Sorprende ver el modo en que la ternura deDios se acerca, en Cristo, a todo sufrimientohumano: Su encuentro con los pecadores, losenfermos, los pobres, los desahuciados, los queno conocen la misericordia, los desesperanzados,los condenados, los moribundos… y todos losrostros sufrientes de Cristo que se hacen presen-tes en nuestras comunidades.

La Iglesia debe ser el hogar la de misericordia.Cristo es el templo de la misericordia de Dios y aeste templo de misericordia hemos sido agrega-dos por medio del Bautismo. El Papa Franciscodirá que este templo, este hogar, es como un«hospital de campaña» donde hemos sido toca-dos, alcanzados por la misericordia de Dios.Desde esta casa hemos sido enviados a las encru-cijadas de la vida, a las periferias existenciales, a

invitar a todos al banquete de bodas, preferente-mente a los pobres, enfermos, desahuciados (cfr.Mt 22,1-14).

Combatir la pobreza. En el contexto de laPastoral Social, las obras de misericordia men-cionadas en el Catecismo de la Iglesia Católica(CEC 2447), nos recuerdan cuatro clases de po-breza que, a menudo, están entrelazadas: la po-breza física o económica, que es la más fácil dever; la pobreza cultural, que también excluye dela vida social al negar oportunidades de forma-ción; la pobreza relacional, que aísla de la convi-vencia social y la pobreza espiritual, que ennuestra sociedad se concreta a menudo en unvacío interior, desesperanza o abandono. La res-puesta a todas estas situaciones de pobreza pasapor una conversión personal que se debe concre-tizar en estilos de vida austeros, fraternos y soli-darios.

Una misericordia activa. Vista así, la miseri-cordia nos mueve a hacernos cargo del sufrimien-to del prójimo, a ponernos en su lugar, a escuchar-lo, a defenderlo, a compartir nuestros bienes, aayudarlo en el restablecimiento de sus derechos yde su dignidad. También conlleva un compromi-so comunitario de transformación de las estructu-ras de pecado que generan desigualdad e injusti-cia. Tradicionalmente, en la Iglesia, se impulsandiversas obras de misericordia a nivel personal,grupal o institucional. En todos los niveles denuestra Iglesia habrá qué apoyar o impulsar estasobras para afrontar todo tipo de pobreza que enestos niveles se presente.

En resumen. El quehacer de la Pastoral Socialse encamina, entre otras cosas, a vivir un auténti-co Profetismo capaz de anunciar y denunciar, alestilo de los profetas, las múltiples situacionesque reclaman esa voz que orienta y da confianza.A impulsar a personas, comunidades y grupos,para que sean sujetos de su propio desarrollo através de una adecuada formación. A asumir elcompromiso político como forma concreta deconstruir una convivencia social justa y fraterna,y practicar la misericordia de Dios como la expre-sión más concreta del amor humano y cristianotraducido en servicio a los demás.

Page 15: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

pág. 13Bol-407

PASTORAL SOCIAL

Al inicio de este año de pastoral (2014-2015), y de acuerdo a la dinámica de nuestrocurso de acción, en nuestra diócesis se hanprivilegiado tres contenidos básicos: la paz, lajusticia y la fraternidad cristiana. Además es-tos valores o ideales de comportamiento cris-tiano son uno de los llamados «puntos focales»de nuestro V Plan Diocesano de Pastoral. Entorno a esto gira el contenido de este apartado.

El Papa Francisco, en Evangelii Gaudium(nn. 217-258), nos expone una visión admira-ble sobre este don de Dios y tarea de loshombres. Resaltamos algunas consideracionessobre el tema.

Anhelamos una Paz Auténtica

El Papa Pablo VI, en la encíclica PopulorumProgressio, ya nos había advertido que la paz nose reduce a una ausencia de guerra, fruto delequilibrio siempre precario de las fuerzas. Por suparte, el Papa Francisco nuevamente señala quela paz social no puede entenderse como una meraausencia de violencia lograda por la imposiciónde un sector sobre los otros.

Tampoco es una paz auténtica la que sirvecomo excusa para justificar una organizaciónsocial que silencie o tranquilice a los más pobres.Unos, los más favorecidos, vivirían sin sobresal-tos porque tienen todo lo necesario. Otros, losmás pobres, estarían en paz porque sobrevivencomo pueden. La dignidad de la persona y el biencomún, siempre deben estar por encima de latranquilidad de unos pocos.

Una paz que no surja como fruto del desarrollointegral de todos, tampoco tendrá futuro y siem-pre será semilla de nuevos conflictos y de varia-das formas de violencia. Desde esta perspectiva,aunque dejaran de existir las «manifestacionesnuestras de cada día», sin la satisfacción de lasnecesidades básicas y el paso de unas condicio-

nes menos humanas a condiciones más humanas,nunca sería una paz auténtica.

La paz ha de construirse cada día y comportauna práctica de la justicia conmutativa, distributivay legal cada vez más perfecta en la manera deentenderse e impartirse.

Principios para unaConvivencia Pacífica

La construcción de un pueblo que desea viviren paz, justicia y fraternidad, ha de fundamentar-se en principios muy sólidos. El Papa Francisco,aludiendo a los grandes postulados de la DoctrinaSocial de la Iglesia, nos recuerda los principiosque tienen qué ver con las tensiones que suelenvivirse en toda realidad social.

El tiempo es superior al espacio. El tiempo y elespacio son categorías a las que estamos sujetostodos los seres humanos. Sería una aspiraciónmuy legítima llenar plenamente, de una vez portodas, nuestro espacio con la paz, la justicia y lafraternidad. Pero sabemos que esto no es posible.El tiempo disponible para lograrlo nos impone un

III. PAZ, JUSTICIA Y FRATERNIDAD,CONTENIDOS «PRIVILEGIADOS»

DE LA PASTORAL SOCIAL

Page 16: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

PASTORAL SOCIAL

pág. 14 Bol-407

límite y, a menudo, nos causa desilusión por nohaberlo conseguido. Ante esta situación, el Papanos exhorta a darle mayor importancia al tiempoque al espacio. Obsesionarnos por conseguir re-sultados inmediatos que llenen todo nuestro espa-cio, y no lograrlo, nos lleva a la frustración. Eltiempo, en cambio, nos permite trabajar a largoplazo, no porque esa sea nuestra estrategia, sinoporque la naturaleza misma de estos valores nopermite que se implanten de un día para otro.Asimismo, el tiempo nos dispone para soportarcon paciencia las situaciones difíciles y adversas;nos permite iniciar procesos que ayuden a unavertebración más humana de la sociedad y máscristiana como creyentes, cuya realización plenase logra más allá del tiempo y del espacio. Noesperemos, entonces, resultados inmediatos. Ini-ciemos procesos a mediano y largo plazo. No sepuede afrontar un crimen «organizado» con unasociedad «desorganizada». Esto se logra con pro-cesos y no con eventos desarticulados. Y para esose requiere «tiempo». Por eso es más importe eltiempo que el espacio.

La unidad prevalece sobre el conflicto. Siem-pre existirán conflictos; más o menos graves,pero siempre conflictos. No se trata de ignorarlos,pero tampoco debemos ser prisioneros de ellos.Esto que puede ocurrir a nivel individual, resultamás grave si trasciende a las instituciones, ya quetambién se institucionalizaría el conflicto. Parasuperar esta situación es necesario resaltar todosaquellos factores que nos unen, más que resaltaraquellos que nos separan o crean los conflictos.No es que busquemos un sincretismo o una absor-ción de una de las partes, sino la resolución en unplano superior que conserva todo lo valioso decada uno. Podemos percibir que, en la mayoría delos foros o mesas de diálogo que se dan en lasociedad, frecuentemente se ponen de manifiestolas pequeñas o grandes diferencias que hay entrelas partes. Muy poco se abona en lo que se tieneen común. Por este camino será difícil construir lapaz. Como cristianos, creemos que la paz esposible porque el Señor ha vencido al mundo y asu conflictividad, haciendo la paz por la sangre desu cruz, logrando así una reconciliación definiti-va. El reto será armonizar las diversidades, supe-

rar el conflicto con una adecuada síntesis cultural,admirar la diversidad mediante un proceso dereconciliación. Las acciones que logremos enestos campos abonarán nuestro propósito de viviren paz, justicia y fraternidad.

La realidad es más importante que la idea. Larealidad social nos dice cómo está el mundo. Lasideas deben elaborarse. Cuando la realidad y laidea se olvidan de «dialogar», cada una sigue sucurso y llegan a diversos destinos. La realidad nosseguirá mostrando lo más bravo de la naturalezahumana, mientras la idea se debatiráconceptualizando, definiendo, idealizando, dis-tinguiendo, clasificando. Lo ideal es que la idease concretice en la realidad, y que la realidadencuentre su comprensión en la idea. La pedago-gía de Dios resulta admirable. Hace mucho tiem-po la Palabra se hizo Carne. Esto es una realidady, hasta la fecha, los cristianos seguimos profun-dizando esta realidad con las ideas. Los primeroscristianos, sin tener muchas ideas, tenían un mo-delo de comportamiento y un criterio de acción:el amor. Llevaron a la práctica ese criterio y, hastala fecha, sigue siendo inspiración para elaborarhomilías, catequesis, artículos, etc. Los santos,especialmente los mártires, vivieron y murieronen la realidad de su tiempo. Admirando lo queellos hicieron, en la realidad, otros se encargaronde sistematizar y dar a conocer sus ideas. Todoesto confirma que, efectivamente, la realidad esmás importante que la idea. Hagamos realidad loque podamos, lo que esté a nuestro alcance, lo quepermiten las circunstancias, pero… hagamos.

El todo es superior a la parte. El todo es másque la mera suma de las partes. La globalidad nodebe olvidar su concreción en la localidad y lalocalidad no debe ser tan corta que olvide laglobalidad. La localidad es causa o consecuenciade lo que ocurre en la globalidad y viceversa.Querer iniciar la construcción de la paz, la justiciay la fraternidad a nivel global es un buen deseo,pero la experiencia humana nos dice que funcio-na mejor si empezamos a trabajar en lo pequeño,en lo local, con un horizonte de globalizar estosvalores. No todos estamos a la misma distanciapara poder lograrlo. No todos tenemos la misma

Page 17: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

pág. 15Bol-407

PASTORAL SOCIAL

cosmovisión de las cosas. Es necesario lograr laconjunción de todas las parcialidades desde lacultura, los proyectos grandes o pequeños y laspropias potencialidades, buscando el bien co-mún. El evangelio tiene todas las potencialidadesnecesarias para convertirse en un punto de refe-rencia común, ya que contiene valores de huma-nidad que sobrepasan las barreras económicas,políticas, culturales y sociales. Por eso es lalevadura capaz de fermentar a toda la masa.Hemos de luchar por esta causa. Impulsemos lopequeño con tendencia a crecer y lleguemos a logrande, a lo global, partiendo de las experienciaslocales.

Nos queda claro, entonces, que la paz, la justi-cia y la fraternidad, siendo un don de Dios y unatarea de los hombres, implica trabajar a largoplazo, iniciando procesos que ayuden a construiruna conciencia colectiva de comunidad, de pue-blo. Debemos reconocer la realidad de los con-flictos que enfrentan personas, grupos y pueblos,para transformarlos en fuente de comunión. Elcriterio seguirá siendo la realidad que nos mues-tra los avances y/o retrocesos de nuestro propósi-to. Será necesario armonizar los proyectos a nivellocal, sin perder el horizonte de la globalidad. Sinduda requiere un diálogo fructuoso en todos losniveles sociales, los Estados, las ciencias, lasreligiones. Todo esto será el fruto de un auténticodesarrollo integral de todos.

La Fraternidad, Fundamentoy Camino para la Paz

La fraternidad es una dimensión esencial delhombre que, siendo un ser relacional, lo lleva aver y tratar a los demás como verdaderos herma-nos. Sin la fraternidad, es prácticamente imposi-ble la construcción de una sociedad justa y de unapaz estable y duradera.

La familia sigue siendo la fuente de toda fra-ternidad, y por eso es también el fundamento y elcamino primordial para la paz, pues, por voca-ción, debería contagiar al mundo con su amor. Esen la familia donde se aprende a vivir comohermanos, gracias a las responsabilidades recí-procas de cada uno de sus miembros.

Las variadas interdependencias que existen lasociedad moderna, nos lleva irremediablementea replantear el tipo de relaciones entre las perso-nas y las naciones. No pueden ser solamenterelaciones económicas y políticas. Son, ante todo,relaciones humanas que, en esta aldea global,establecen los hermanos y hermanas que la com-parten.

El Papa Francisco, en su Mensaje con motivode la Jornada Mundial de la paz 2014 (Fechada el8 de diciembre de 2013), nos deja muy clara laimportancia de la fraternidad: es el «fundamentoy camino para la paz». Comentamos algunas desus enseñanzas en esta línea.

La fraternidad es una vocación. Partiendo delrelato de Caín y Abel (Gn 4,1-16) descubrimosque la humanidad lleva inscrita en sí una voca-ción a la fraternidad, considerando la visión bíbli-ca de proceder de una sola pareja. Sin embargo,este mismo pasaje nos manifiesta también ladramática posibilidad de traicionar esta voca-ción. La relación entre los dos hermanos, Caín yAbel, se torna muy sombría. Las diferencias entreellos, por su ocupación y por la predilección deDios, engendra la envidia que lleva al asesinato.Constatar que vivimos una especie de egoísmocotidiano, guerras fratricidas, injusticias de todotipo, es constatar que estamos muy lejos de lafraternidad que Dios quiere. Es como escucharnuevamente este «reclamo» de Dios: «¿Dóndeestá tu hermano»? (Gn 4,9). Esta trágica realidadnos revela que el vínculo de comunión que unía aCaín con su hermano Abel queda olvidado.

Todos somos hermanos. Tratando de recupe-rar una fraternidad perdida, Jesús nos recuerda:Ya que hay un solo Padre, que es Dios, todosustedes son hermanos (cfr. Mt 23,8-9). Desdeesta perspectiva descubrimos que la fraternidadestá enraizada en la paternidad de Dios, en suamor personal y concreto por cada ser humano.Este amor se convierte en el agente más asombro-so de transformación de la existencia y de lasrelaciones humanas con los otros, abriendo a loshombres a la solidaridad y a la reciprocidad. En elfondo se ve la necesidad de la reconciliación conDios y con los hermanos. Jesucristo lo ha logrado

Page 18: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

PASTORAL SOCIAL

pág. 16 Bol-407

por su sangre derramada en la cruz, constituyen-do así una humanidad nueva, con nuevas relacio-nes sedienta de fraternidad. Esta es la razón por laque no podemos quedarnos indiferentes ante lasuerte de los hermanos.

La fraternidad, camino para vivir en paz. Sóloentre hermanos se «siente» deber de solidaridadcon el otro (hermano, grupo o nación). Sólo enuna relación de hermanos es posible cumplir undeber de justicia social, de corrección, de caridad.La paz, conseguida por la solidaridad, es un biende todos o no es de ninguno. En la paz solidaria sevence la pobreza no solo económica, sino lapobreza en las relaciones sociales que, en nuestrasociedad moderna, se manifiesta muy superfi-cial. Sólo los hermanos pueden extinguir la gue-rra, ya que son más sensibles al diálogo, al perdóny a la reconciliación. Sólo entre hermanos sepuede generar la paz social, puesto que crea un

equilibrio entre la libertad y la justicia, entre laresponsabilidad personal y la solidaridad, entre elbien de los individuos y el bien común. Sólo loshermanos pueden trabajar y cuidar esta «casacomún» que Dios ha puesto en nuestras manos.

En resumen. La fraternidad necesita ser descu-bierta, amada, experimentada, anunciada y testi-moniada. Pero sólo el amor de Dios nos permiteacoger y vivir plenamente la fraternidad. Indis-pensable será que la visión antropológica noolvide la dimensión trascendente. De otro modo,la política, la economía, las relaciones sociales,no pasarán de ser un tecnicismo privado de idea-les, una lista interminable de promesas y unasrelaciones comerciales o laborales. Faltaría eldinamismo interno que brota de lo más genuinodel corazón humano: ser, sentirnos y actuar comohermanos. Esto nos llevará a construir un mundomás justo, solidario y en paz.

IV. LA PASTORAL SOCIAL EN LA PARROQUIA¿CÓMO ORGANIZARLA?

En el Documento de Puebla, los obispos Lati-noamericanos nos dan una orientación muyiluminadora en materia de la organización de laPastoral Social: «Para lograr la coherencia deltestimonio de la comunidad cristiana en el empe-ño de liberación y de promoción humana, cadapaís y cada Iglesia particular organizará su pas-toral social con medios permanentes y adecuadosque sostengan y estimulen el compromiso comu-nitario, asegurando la necesaria coordinación deiniciativas, en diálogo constante con todos losmiembros de la Iglesia. Las Cáritas y otros orga-nismos que vienen trabajando con eficacia desdehace muchos años, pueden ofrecer un buen servi-cio» (DP 478).

El texto anterior nos deja claro varias cosas:que la pastoral social necesita medios permanen-tes y adecuados. Que estos medios están paraestimular el compromiso comunitario. Que, porexistir muchas iniciativas en esta materia, esnecesaria una coordinación. Que, siendo una ta-

rea de toda la Iglesia, es necesario estar en diálogocon todos miembros. Que existen diversos orga-nismos que ya trabajan en esta línea y que laIglesia particular debe determinar el modo deorganizar esta tarea, ya que está en juego lograr lacoherencia del testimonio de la comunidad cris-tiana. En torno a todos estos aspectos gira estecontenido.

Nuestros Obispos nos Orientan

A nivel nacional, nuestros obispos nos sugie-ren algunos aspectos que, en general, abordansiete dimensiones desde donde se asume la pasto-ral social en nuestro país. Veamos:

Pastoral Social-Cáritas. Anima la pastoral dela caridad y la solidaridad de la Iglesia. Acompa-ña a las Cáritas Diocesanas, impulsa una pastoralintegral para quienes viven con VIH y Sida.Promueve la equidad de género y acompaña lassituaciones de emergencia ocasionadas por losdesastres naturales y de emergencias sociales.

Page 19: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

pág. 17Bol-407

PASTORAL SOCIAL

Justicia, Paz y Reconciliación – Fe y Política.Contribuye a la construcción de una sociedadmás justa y solidaria, respetuosa de los derechoshumanos, promoviendo la resolución pacíficade los conflictos y procesos de reconciliación,mediante procesos educativos y desde los valo-res del evangelio y la DoctrinaSocial de la Iglesia, conscientedel respeto a la dignidad humanay sus derechos. Además, animael compromiso político de loscristianos para la transformaciónde México a la luz de la DoctrinaSocial de la Iglesia, con inciden-cia particular en los procesos so-ciales de construcción de unacultura democrática.

Pastoral del trabajo. Anunciaen todos los ambientes el Evange-lio del trabajo humano, que es«clave de toda cuestión social» eimpulsa la economía solidaria y la pastoral de latierra.

Pastoral Penitenciaria. Fortalece e impulsa elconocimiento del Evangelio con las personasprivadas de su libertad y sus familias, promovien-do la formación y la capacitación de equiposdedicados a esta tarea.

Pastoral Indígena. Impulsa y acompaña en lasprovincias y regiones eclesiásticas de México,con una evangelización inculturada de los pue-blos indígenas, para que ellos sean protagonistasde su promoción humana, y de su desarrollointegral.

Movilidad Humana. Articula, organiza y for-talece la red nacional de Pastoral migratoria,para poder responder a la situación de tránsito,origen, destino, deportación, transmigración ytrata de emigrantes e inmigrantes desde unavisión integral, procurando abordar las causaspara disminuir el flujo de la migración y laexplotación de las personas.

Pastoral de la Salud. Promueve la organiza-ción de la salud en la comunidad y propicia laparticipación, desde la formación de agentes, el

estudio y reflexión de las exigencias de la bioética,la celebración del Evangelio en la salud y lafraternidad para fortalecer la red eclesial.

Estas «dimensiones» -así lo llaman a nivelnacional- equivalen a lo que, en nuestra diócesis,

le llamamos «vocalías». En el fondo se trata deaspectos que, en nuestro caso, consideramos ne-cesarios para impulsar esta tarea pastoral.

Con términos similares en nuestras comunida-des se busca hacer operativa la pastoral social,asumiendo tareas como la «caridad organizada»,«pastoral social» o «cáritas», términos como seconoce el grupo que impulsa esta vertiente de lapastoral en nuestra diócesis, decanato o parro-quia. Asimismo, se tienen en cuenta otros aspec-tos como la pastoral de los «migrantes» (Movili-dad Humana), «formación social» (Doctrina So-cial de la Iglesia), «pastoral de la solidaridad»(promoción de grupos solidarios), «pastoral peni-tenciaria», «pastoral derechos humanos» y «pas-toral de campesinos». La «pastoral de la salud»ha sido considerada como una dimensión o comi-sión especial, dada la importancia que ésta tieneen la atención a los enfermos y el personal médi-co.

En el fondo, estas dimensiones o vocalías sonexpresiones o concretizaciones de las tareas quela Pastoral Social asume en nuestra Iglesia Local,cuyo significado pastoral lo podemos describir através de las siguientes notas:

Page 20: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

PASTORAL SOCIAL

pág. 18 Bol-407

Es un organismo eclesial. Así lo exige lanaturaleza misma de la Pastoral Social. Son tandiversos los aspectos que deben asumirse, querequieren de la riqueza de carismas que se vivenen los sacerdotes, religiosas(os) y laicos en todoslos niveles de Iglesia.

Es una Instancia Pastoral. Es una comisiónmuy concreta de nuestro organigrama pastoral,ubicada en el área del «Triple Ministerio», ybusca promover la pastoral social a través de lasvocalías mencionadas, y las que necesitenpromoverse en los distintos niveles de Iglesia.Participa en los mecanismos de comunión y par-ticipación existentes en nuestra diócesis (Asam-bleas, Consejos y Equipos en todos los niveles deIglesia).

Es una Instancia de Comunión. Existe paracontribuir a la pastoral de conjunto, operandodesde su campo pastoral propio. Apoya los traba-jos que en esta línea se impulsan en los decanatosy las parroquias.

Es una Instancia de Formación. Busca siste-matizar los conocimientos que se van adquirien-do. Estudia los contenidos propios de su campoen todas sus vocalías. Elabora materiales y losdivulga en los grupos y movimientos para orien-tar y apoyar las acciones en las diversas comuni-dades.

Cómo Iniciar

Impulsar la pastoral social en la parroquia esdeber de toda comunidad eclesial. Es también unaexhortación insistente de parte de nuestro obispo.Proponemos las siguientes consideraciones que,esperamos, ayuden a organizar esta tarea en nues-tras comunidades.

Convocar a quienes ya realizan alguna obra.Nadie empieza de cero. Considerando los en-cuentros de la comisión de pastoral social a lasparroquias, con motivo de la visita pastoral, entodas las comunidades hay personas que ya estándesarrollando alguna acción. Son grupos de tra-bajo con mayor o menor número de miembros;más o menos integrados; más o menos formados;con programa o sin él; con acompañamiento o

como Dios les da a entender; con más o menosrecursos. Pero allí están visitando enfermos, re-partiendo despensas, ayudando a los migrantes,organizando eventos para sacar recursos, luchan-do por formarse, participando en los mecanismosde comunión y participación implementados ennuestra diócesis, etc. Todas estas personas seríanlos llamados a iniciar un proceso de integracióndel equipo o comisión de pastoral social en laparroquia.

Asociar a otros cristianos. Aunque algunaspersonas ya realizan alguna acción en pastoralsocial, nunca serán suficientes para impulsar todolo que esta tarea requiere. También constatamosque, en la mayoría de las comunidades, existenpersonas e instituciones de todo tipo que desarro-llan algunas acciones en favor de los demás. Nonecesariamente lo hacen en nombre de la Iglesia,pero lo que hacen es perfectamente compatiblecon el evangelio. Esta es una buena oportunidadpara asociar a estas personas al equipo de pastoralsocial. Es muy bueno hacer una invitaciónpersonalizada, transmitiéndoles con claridad loque pretendemos hacer. Tal vez no logremosinvolucrar a muchos, pero nuestro equipoparroquial, por lo menos, establecerá algunosvínculos con esas personas o instituciones y,eventualmente, realizaremos algunas accionesen común.

Actitudes necesarias para iniciar

La comisión o equipo de pastoral social, entodos sus niveles de Iglesia, tiene el propósito deimpulsar la construcción del Reino de Dios en lasrealidades temporales, sin olvidar que la plenitudde ese Reino será en la parusía. Para lograrlo, esnecesario tener algunas actitudes que a continua-ción señalamos.

Espíritu de conversión evangélica. Somosevangelizadores que reconocen la propia debili-dad y, por lo mismo, descubrimos una gran des-proporción entre nuestras capacidades y la mi-sión que debemos realizar. Por eso será necesariovivir en comunión con Cristo, para luego transpa-rentar esa comunión con los demás. El Espíritudel Señor es el agente principal de nuestro traba-

Page 21: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

pág. 19Bol-407

PASTORAL SOCIAL

jo. Somos enviados y no protagonistas. Fue Diosquien tomó la iniciativa de confiarnos esta mi-sión. La conversión nos llevará a confiar en Diosquien supera todo obstáculo humano.

No desalentarse. A nosotros nos toca sembrarla semilla y ésta crece por su propia fuerza (cfr.Mc 4, 26-29). Hay que confiar en que la semillafructificará por sí sola a su tiempo. Basta sem-brarla con valor, paciencia y perseverancia. Sinembargo, aunque la semilla tiene sus propiaspotencialidades, depende también de la calidaddel terreno. No siempre tendremos respuesta fa-vorable por parte de los agentes que invitemos y,desafortunadamente, nos causa sentimientos dedesaliento y frustración.

No esperar frutos inmediatos. El Reino deDios empieza siempre de forma sencilla y humil-de. Sigue un ritmo oscuro, pero creciente demaduración, alcanzando unos resultados inespe-rados (Cfr. Mc 4, 30-32). Lo que importa esapoyar las acciones que ya se realizan, introdu-ciendo nuevo entusiasmo y nuevos horizontes denuestra tarea pastoral.

Animados para animar. El equipo de pastoralsocial parroquial no es el encargado de hacer lacaridad, sino que es el organismo que anima a quetoda la comunidad parroquial viva esta dimen-sión social de la fe. El éxito de la pastoral socialno se mide por el número de proyectos realizadoso por los abultados balances de ingresos y egresos.Ni siquiera se mide por el número de pobresatendidos, sino por la conciencia social que ad-quiere la comunidad cristiana, por la crecientecoherencia entre la fe y la vida, por la participa-ción activa e interesada de la comunidad en losproyectos que se impulsen.

Algunas Pistas de Acción

La primera comunidad cristiana logró que losociedad la percibiera como una comunidad dehermanos que se aman y se ayudan. El equipo depastoral social está llamado a lograr que la parro-quia proyecte esta imagen.

Si nuestros obispos, en Puebla, nos dijeron quecada Iglesia local ha de organizar su pastoralsocial con medios permanentes y adecuados, otro

tanto podemos decir de la Diócesis con respectoa las parroquias. Cada comunidad vive su propiarealidad; tiene sus propios desafíos y afronta suspropias necesidades. Sin embargo, hay algunascosas que todas las comunidades podemos asu-mir como medios para impulsar la pastoral social.Aquí damos algunas pistas.

Sensibilizar a la comunidad. Esto se lograinformando sistemáticamente a la comunidadparroquial sobre las realidades de sufrimientoexistentes en la parroquia, en el país y en elmundo. No se trata de dar a conocer solamentelas necesidades, sino también las respuestas quese están dando, en la parroquia, la Diócesis yotras instituciones, para aliviar esos sufrimien-tos. Los medios para conseguir este propósitopueden ser el periódico parroquial (si lo hay),encuentros de información y formación, la cam-paña de la caridad, el visiteo de casas, apoyariniciativas en favor de los demás, realizar pro-yectos comunes, etc.

Seguir la metodología del Buen Samaritano.Se trata de acercarse a los necesitados por mediode los ministros de la comunión, los encargadosde manzana o de sector. Ellos son quienes descu-bren los rostros sufrientes de Cristo que nosinterpelan para aliviar sus miserias. En un primertérmino probablemente solo contemos con «acei-te y vino» para darle al herido, pero luego busca-remos otras instancias (el mesonero, el centro desalud, el médico voluntario, etc.) que ayuden adarle seguimiento para una atención integral.

Clasificar las necesidades. Cada sectorparroquial, y la parroquia en su conjunto, deberándescubrir las necesidades de sus hermanos y,según el número y la gravedad de los casos,determinará las necesidades más significativasque se dan en la comunidad. Esto ayudará aimpulsar aquellas dimensiones o vocalías que sevea necesario implantar.

Especialidad de los agentes. Aunque todoslos voluntarios se identifiquen como agentes depastoral social, es normal que no todos se incli-nen por todos los aspectos que esto conlleva.Algunos agentes son más sensibles ante la reali-

Page 22: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

PASTORAL SOCIAL

pág. 20 Bol-407

dad de los enfermos; otros simpatizan más con laatención de los presos y sus familias; algunos sesienten realizados haciendo estudiossocioeconómicos y llevando registros, etc. Unencuentro con todos los involucrados en lasacciones de la pastoral social, ayudará a definirlas «especialidades» de los mismos, y de estemodo se encausarán agentes a todas las vocalíasque se definan en la parroquia.

Vincularse con otros organismos. El equipo depastoral social no tiene el monopolio del servicio

a los demás. Al interno de la Iglesia es necesariocoordinarse con los mecanismos de comunión yparticipación como las asambleas, los consejos ylos equipos. Se debe tener una representatividaden estas instancias. Es muy sano, y necesario,establecer relaciones también con otros organis-mos que no actúan en nombre de la Iglesia, sinoque son organizaciones no gubernamentales(ONGs) o del gobierno mismo. Todas ellas, através de su servicio, pueden ser instancias decolaboración para impulsar proyectos comunesen favor de los demás.

V. ¿QUIÉN IMPULSALA PASTORAL SOCIAL?

PERFIL ESPIRITUAL DE LOS AGENTES

Todos los ámbitos de la pastoral requierenpersonas concretas que los impulsen. Estos agen-tes de pastoral requieren una formación, un perfilque les permita desempeñar adecuadamente sumisión en todos los campos propios de su serviciopastoral. Se proponen los siguientes rasgos quedefinen los agentes de la pastoral social.

Sentido de pertenencia. Pertenece al pueblo.Es parte de él. Sufre y goza con él. Felicita yenjuicia, según el actuar de Cristo, en la historiaindividual y comunitaria. No actúa como simpleacompañante de la vida de cada persona, sinocomo el que vigila el misterio de iniquidad pre-sente en la historia personal y grupal, y de lasgraves consecuencias que provocan.

Actualizado en las ciencias humanas y religio-sas. Esto le ayuda a conocer la naturaleza de losfenómenos, a entenderlos mejor en su estructuray dinamismo, a medir consecuencias, a dibujarescenarios. Asimismo, le ayuda a descubrir estosfenómenos como signos de los tiempos en loscuales se manifiesta Dios que interpela, anunciay denuncia. Se trata de una sagacidad evangélicay ascesis pastoral para saber captar y valorar esossignos de la presencia gratificante de Dios en laspersonas y en los grupos (valores, aspiraciones) y

de la presencia de Dios que enjuicia los aspectosnegativos de su actuar. La caridad apostólica leayudará a asumir las inquietudes de las nuevasgeneraciones: atención y esperanza de un futurosiempre nuevo y mejor que viene de Dios; lasmanifestaciones particulares de la presencia delEspíritu.

Integrado al Plan de Dios. No actúa dando«palos al aire», sino que tiene la conciencia de feque le ayuda a descubrir la grandeza y la novedaddel plan divino sobre el hombre, sobre cadahombre, siempre pobre y necesitado de libera-ción y de promoción; conciencia que sabe superarlos angustiosos límites de todo proyecto humano.Sabe calcular la novedad de los proyectos y, a lavez, sabe armarse de una esperanza animosa,prudentemente temeraria, perennemente «enfer-ma» de un sano optimismo y fielmente irreductibleal dicho de «creer contra toda esperanza».

Creativo y fiel a Dios y al hombre. Dios es elSeñor de la Historia. Su proyecto de salvación semanifiesta tanto en los signos cotidianos como enlos grandes signos de los tiempos. En todos losproyectos pastorales se debe prestar una atenciónvigilante y crítica de aquello que la vida humanay cristiana hace florecer continuamente de bueno

Page 23: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

pág. 21Bol-407

PASTORAL SOCIAL

y válido para la promoción del hombre. Atento,entonces, a los planes de Dios y a las aspiracionesde los hombres, para impulsar las acciones quemanifiesten la fidelidad a ambos. Se trata depersonalizar los proyectos señalando etapas ymetas alcanzables yen progresivo proce-so de maduración.Esto permitirá lucharcontra una tendenciamaximalista que qui-siera ver todo realiza-do rápida y plenamen-te; y contra todominimalismo que selimitara a fijarse obje-tivos y metas al alcan-ce de todos sin el ma-yor de los esfuerzos.

Coherente en sufe. Se esfuerza por integrar la fe u la vida. Unproyecto pastoral, para ser creíble a losinterlocutores de esta acción, debería ser reali-zado, al menos imperfectamente, por el mismoanimador de la pastoral social. Es el testimoniodel apóstol el que arrastra. Es su comporta-miento el que tiene la fuerza de atracción. Estonos recuerda lo dicho por el Papa Francisco deque la Iglesia crece por atracción y no porproselitismo.

Integrado a la pastoral orgánica. Se refiere auna espiritualidad decididamente de comunión yparticipación. Si se quiere actual eclesialmente,es necesario vivir y trabajar en comunión, frater-nidad, corresponsabilidad y solidaridad. Todoesto en el cuadro de la pastoral orgánica de laIglesia Local. El animador deberá tener un vivo ygeneroso sentido eclesial que lo haga compren-der tanto las formas concretas y los valores irre-nunciable en los cuales se construido ayer, comolas formas nuevas, las promesas y esperanzasgerminales en las cuales la Iglesia se expresa hoyy se expresará mañana.

Consciente del Pluralismo Cultural. La exi-gencia de plantear una acción pluralista esnecesaria para alcanzar potencialmente a los

más alejados. Necesario también es recurrir amétodos pluralistas, de tal manera que logrenllegar a todos los ambientes en los cuales nosmovemos.

Valentía para verificar y rectificar. Es parte dela dinámica de una pastoral planificada. En laacción pastoral vienen contemplados momentosde verificación y eventuales rectificaciones en lasactividades apostólicas. El agente sabe mirar defrente la objetividad de la situación; no minimizao esconde los aspectos deficientes, las eventualesequivocaciones y las posibles derrotas; admitelas propias responsabilidades en los errores yfracasos; evita atribuir a los demás las posiblesderrotas.

En conclusión, una actividad que quiera serauténticamente pastoral, es decir en la línea deservicio de Cristo al hombre, implica una místicaapostólica extremadamente exigente, porque debeser radicalmente fiel al actuar constante del Espí-ritu del Señor Jesús en las conciencias, en losacontecimientos y en la historia.

Tal actual es siempre misteriosos, nuevo eimprevisible, siempre victoriosos y siempre totalde parte de Dios mismo, como él mismo lorevelado en Cristo.

La mística del apóstol es difícil y extremada-mente fatigosa, precisamente porque debe reco-rrer la misma vía del Señor, en quien cree, para elcual vive, da testimonio y anuncia.

Page 24: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

PASTORAL SOCIAL

pág. 22 Bol-407

INTRODUCCIÓN

Es nuestro anhelo como comisión de Pasto-ral de la Salud Integral, presentar un rostrohumano de la enfermedad inspirados en el pa-saje emblemático del buen samaritano al queestamos llamados todos a imitar. Nos dice elObispo de Roma Francisco «No podemos igno-rar que en las ciudades fácilmente se desarrollael abandono de ancianos y enfermos. Al mismotiempo lo que podría ser un precioso espacio deencuentro y solidaridad, frecuentemente seconvierte en el lugar de la huida y de la descon-fianza mutua. Vivir a fondo lo humano eintroducirse en el corazón de los desafíos comofermento testimonial, en cualquier cultura, encualquier ciudad, mejora al cristiano y fecundala ciudad» (EG 75)1.

Es además eje inspirador en nuestro trabajo elpensamiento de Karol Wojtyla con su filosofíapersonalista llevada a la formación del dicasteriode Pastoral de la Salud que inició el 19 de Enerode 1986 de manera oficial. Esta comisión buscaestimular y promover la labor de formación, deestudio y de acción desarrollada por las 117.000organizaciones internacionales católicas que exis-ten en el mundo para brindar asistencia sanitaria2.

Esta comisión, nace primero como vocalía enel 2006 cuando el entonces Sr. Obispo JavierNavarro pide se encargue de esta encomienda alPbro. Salvador Martín. Nos ha tocado ver crecer

como se ven crecer los niños. Al inicio, pareceque la vida es sencilla, no sabemos cómo comen-zar a andar, titubeamos pero con gran esperanzade crecer y así lo hemos visto después de losprimeros años de tanteo, de explorar este bosqueinmenso que es la pastoral en general, hicimoscamino de la mano de Pastoral Social con quiennos sentimos muy identificados. El señor poco apoco nos fue privilegiando hasta ver la necesidadde formarnos en Comisión.

El reto que se nos presentó desde el principiofue, iluminar el inicio de la vida, el continuar lavida para que tenga sentido. Fue darle tambiénsentido al dolor y al sufrimiento. La tarea ha sidosiempre reconocer la salud, no como ausencia deenfermedad, sino como prevención o educaciónpara la salud. Para esto fue necesario darle unestilo nuevo a la salud, a la vida cuando estécansada, cuando parece que no tiene sentido. Hoyqueremos darle atención al tema de los ancianos.La última etapa, la etapa de la vida que si lasabemos preparar antes, puede ser maravillosa ydar muchos frutos.

Decía Tertuliano que el hombre sano ama ytrabaja, nosotros anhelamos una Pastoral de laSalud en donde se sirve con amor. Una búsquedade la salud que incluye la fe y por ende unaexperiencia de lo Sagrado. El alma tiene que veralgo con la Salud física. Ante el mal físico que sepadece, en su raíz algo no está bien. La importan-

Atención a la Salud Integralde la Tercera Edad

«Sentimos sobre nosotros sus ojos fijos implorantes,brillantes por la fiebre o abatidos por la fatiga,

miradas interrogantes que buscan en vanoun por qué del sufrimiento humano

y se preguntan ansiosamentecuándo y de dónde vendrá el consuelo».

(Mensaje del Concilio Vaticano II a los enfermos)

Page 25: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

pág. 23Bol-407

PASTORAL SOCIAL

cia de la Fe en un proceso curativo (Jesús primeroperdona los pecados y luego hace que camine elparalítico. Mc 2, 1-12). A Jesús no es posibleentenderlo sólo con la cabeza: quien quiera saberalgo de él debe lanzarse al congenial modo deconocimiento de la mística3" Hay que devolverlea la Biblia su propia voz mediante un acercamien-to con extrañeza, para quesea la escritura un rayo deluz en medio de la nocheoscura del sufrimiento. sineliminar lo inquietante desus diversos relatos, pre-guntarse por la contribu-ción que los textos pue-den hacer hoy día desde símismos, dónde radica suimportancia y en qué pue-den enriquecernos, reve-larnos nuevos aspectos ymover de verdad al cris-tianismo.

Hay que partir de laAlteridad para que no sea-mos nosotros quienes sometamos el texto a críti-ca y lo amoldemos a nuestras necesidades, sinoque el texto nos someta a crítica a nosotros. EstaAlteridad es una provocadora riqueza que nospermite percatarnos de lo que nos falta. No bus-quemos encontrar en ella teorías de ayudaexistencial en boga. Debe volver a ser inmanejable,inútil desde el punto de vista teórico.

La verdad de la Biblia es una clase de verdadque aflora en una historia de amor. En una histo-ria de amor, uno dice: ‘Esta mujer o ninguna’. Demodo análogo, en la Biblia se trata de este Dioso de ninguno como lo reconoció el justo Job.Debemos empequeñecernos nosotros ante losrelatos: eso es lo que se llama humildad». No esdejar a un lado de la puerta la razón, sino llevarlacon nosotros y reconocer sus límites. Sólo nosqueda el asombro. Esto solo se logra visitando lahabitación de la mística.

Nos introduciremos a la casa con varias habi-taciones comunicadas entre sí: la de las cienciasexactas, la de la sabiduría, la del arte y la de la

mística, entendida como lo oculto, lo invisible, lono evidente para el entendimiento. Decir místicano es hacer referencia a lo privado, a lo enfermizoo subjetivo, sino aceptarla como una dimensiónautónoma de la realidad. No son fenómenos mar-ginales, sino que pasan a ocupar un lugar central.En nuestra vida vivida debe estar el contacto con

el camino vital de Je-sús. El llegar el enfer-mo a lo eternamenteauténtico.

Es necesario ver ennuestra reflexión so-bre la salud como pre-vención de enferme-dad la vida de la fe.Esta fe y la experien-cia de Dios, se tradu-ce en alegría y armo-nía (Fi lón deAlejandría)4. Asímismo para que exis-ta una vocación sanadebe existir un hom-

bre sano (Lemercier)5. Una auténtica vocación,acompañada de una camino de sanación queayude a resolver algunos rasgos neuróticos quedificultan una vida sana en las personas. Elacompañamiento psicológico saca lo mejor delas personas, quienes crecen en todos los as-pectos. A través de la terapia se resuelvenmuchos conflictos que redundan en una mejorvocación, una mejor oración y una mejor vidade comunidad.

El hombre sano, integrado es aquel que viveuna experiencia sana hacia los demás y haciaarriba. Será posible leer el evangelio, a los Padresde la Iglesia y el magisterio desde la óptica de laterapia. Esta experiencia de lo sagrado a la que seinvita a toda persona, lleva a vivircontemplativamente. Lo que representa curar, esen nivel místico. Como puede apreciarlo en lasierra del Nayar: los huicholes no buscan la saludsino en un ambiente sagrado.

En última instancia a través de este materialdeseamos crear un paradigma para todos los que

Page 26: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

PASTORAL SOCIAL

pág. 24 Bol-407

estamos al cuidado de la salud de las personas, enel ámbito físico, emocional o espiritual: Ver ya nola enfermedad, sino al enfermo. El enfermo tienerostro, se levanta, se agacha, se incorpora. Llegara la esencia de la enfermedad.

Cómo no descuidar jamás la Ética médica, lamedicina y su sentido moral6. El autor con todo suacervo filosófico, antropológico, y hasta teológi-co llega a una visión crítica de la teoría social.7Llega a través de su método a una concepciónmás sensata de la medicina, una concepción deenfermo humores desequili-brados para el mundo griego,el que no tiene proyectos parael mundo hebreo y a nosotrosque nos queda decir: llegar aun nuevo concepto de terapiay de enfermo. El enfermo nouna parte de la sociedad sinola sociedad misma.

Nuestro fin es que las per-sonas enfermas vuelvan a lo-grar resiliencia8. Las perso-nas enfermas postradas, si-tuación de aprieto. Habrá querevisar el sistema de repre-sentación en la infancia. Casisiempre un mapa genéticoadverso. El ser humano nece-sita una base afectiva que ledé seguridad y un mundo exterior capaz de esti-mularlo. Proyecto de existencia = felicidad con-tra las drogas como bienestar momentáneo, pa-raísos ficticios.

Nos hemos atrevido a buscar el concepto dehombre que no está en la medicina oficial. Intuimosencontrarlo en la Filosofía personalista. Con ellatrabajamos al llevarla a la terapia o a la atencióna las personas con males físicos o espirituales. Eneste ensayo describimos un concepto cristiano dela enfermedad y de acompañamiento con el en-fermo. Invitación teológica de ver en el enfermoa Cristo9. En la enfermedad se encuentra uncrisol. Se saca de ella algo bello que de otramanera no se hubiera logrado. Cristo en el enfer-mo como lectura.

Con esta visión queremos problematizar conla ciencia: no todo lo que se dice de la enfermedaden término clínico es lo que hay que entender. Lanarración del enfermo, dejémoslo hablar. Comodecíamos anteriormente: mirar no tanto la enfer-medad sino al enfermo. Entender el hombre en elcontexto en que vive. Manifestaciones como es-tilo de vida que hay que desenmascarar. Concep-ción de vida - concepción de enfermedad, lleva aproblemas de salud.

El concepto de hombre, concepto de felicidady concepto de realización, habráque construirlos. Un hombre cre-yente sabe que en el fondo, se vivecomo si Dios no existiera. He aquíla necesidad de una cercanía másevangélica con el enfermo. Norelegarlos a morir de manera tanfría. Atenderlos en un clima decomunidad creyente. El miedo ala muerte es el miedo a la soledaden que se muere. Hay una comu-nidad que te acompaña, esto noasustaría tanto. Ya no estarás solo,le dice Jesús con la mirada alenfermo que se encuentra frente ala piscina de Betesdá: Señor, notengo a nadie que me meta en lapiscina cuando se remueve elagua… (Jn 5, 1-17).

Construir un concepto de hombre: Ser-hom-bre-de-fe en un mundo incrédulo…

Ese hombre, llegará un día a ser anciano, paraello buscamos su reinserción social, ante estacultura del descarte. Ellos son quienes aportan lahistoria, son fuente de experiencia, son una de lasmejores guías y de quienes podemos recibir elbuen consejo. Anhelamos preservarlos en la guíay la convivencia, sabedores de que la esperanzade vida va en aumento. Queremos volver a verlosen nuestras fiestas. Pensamos aquí también en losconsagrados y consagradas que envejecen. Comoen antaño volver a la religión como soporte espi-ritual en el anciano, pero que tengan suprotagonismo como grandes conciliadores y acti-vistas sociales.

Page 27: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

pág. 25Bol-407

PASTORAL SOCIAL

La vida humana es sagrada. La vida humana ensu desarrollo y finalidad está unida a la verdad desu experiencia, a la bondad de su naturaleza, a labelleza de su presencia. La vida humana encuen-tra su expresión real y simbólica en el cuerpohumano, lugar único donde la existencia espiri-tual se encarna en el tiempo y en el espacio.

El cuerpo humano se presenta a sí mismo conun carácter de vulnerabilidad, de exposición alentorno y de innegociable dignidad. El cuerpo esfrágil; el ser humano pue-de desfallecer y fracasar:una distracción, un des-ánimo, un error… La en-fermedad y la indisposi-ción lo acompañan comoposibilidades permanen-tes. Este delicadísimoinstrumento puede des-equilibrarse, sufrir e ine-vitablemente morir.10

El cuerpo, esa sustan-cia turbulenta, vulnera-ble, incesantemente cam-biante, patética e infinitamente conmovedora esuna incomprensible «zona» entre yo y el mundo.Mi cuerpo no me pertenece como un objeto, sino«como si fuera una parte de mí»; y es al mismotiempo una parte del mundo externo. Pensemosen una amputación, por ejemplo: mi manoamputada es «mi mano», pero ya no está «en mí»como una parte de mí. Las conclusiones de loanterior son importantes: mi cuerpo no es unobjeto mío ni del mundo exterior, es, como diji-mos, una «zona» misteriosa y sagrada intermediaen un horizonte de libertad y por tanto expuesto ami propia manipulación y a la del mundo externo,en particular de otro ser corporal.11

Un dato real de su condición vulnerable loconstituye la enfermedad. Los enfermos de todoslos tiempos se hacen las preguntas que brotan

espontáneamente desde toda enfermedad grave:«¿Por qué?, ¿por qué yo?, ¿por qué ahora?».

El poeta Octavio Paz expresa así su encuentropersonal con la enfermedad: «Y cuando me dis-ponía a volver a mis quehaceres la no invitada, laenfermedad, golpeó a mi puerta. Abrí y ella, sindecirme nada, me miró con una mirada que metraspasó pero que no puedo definir: no era cólerani piedad ni siquiera indiferencia».

Jesús de Nazaret nosolamente trae un men-saje; Él es también elSalvador, el Christusmedicus. Jesús, el poe-ta de la misericordiade Dios, hablaba conparábolas, pero tam-bién con hechos.12 ElPapa Benedicto XVInos convoca a los ca-tólicos a mostrar conmayor claridad el ca-rácter terapéutico denuestra fe, porque en

la vida de Jesús se manifiesta con claridad larelación entre curación y salvación.13

En el mundo de la enfermedad se concentramucho del sufrimiento del género humano, tam-bién muchas de las injusticias y de los atentadoscontra la dignidad de las personas.

Los enfermos son verdaderas catedrales delencuentro con el Señor Jesús,14 en ellos el sufri-miento humano es una experiencia especial de lacruz y de la resurrección del Señor.15 Queremosayudarles con este subsidio a no responder a laenfermedad en términos de resentimiento y aprocurar alcanzar la salud sin prisas y con serenaconfianza en la Providencia.

Medicina y sistema sanitario están demasiadoorientados al tratamiento de la enfermedad, y lamayor parte de los estudios y avances giran en la

I. LA VIDA HUMANA,SALUD Y ENFERMEDAD

Page 28: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

PASTORAL SOCIAL

pág. 26 Bol-407

órbita de la enfermedad, en lugar de orientarse ala promoción de la salud.16 Nosotros en la vocalíade Formación nos dirigimos en lo fundamentala este objetivo: a promover la salud en todas susdimensiones. A los médicos, hombres y mujerescon una misión hermosa y delicada a la vez,invitamos a leer con un espíritu abierto estesubsidio y así no confiar sólo en sus técnicas yconocimientos, sino en el poder curador delamor al prójimo.

El famoso artista español, Ramón, dibuja amédicos muy humanos que saben incorporar a lospacientes en el proceso de su propia salud. Losmédicos, son para el artista, además de facultati-vos competentes, agentes de humanización.17

Así vemos nuestra misión en el drama humanode la enfermedad, como una labor dehumanización; en resumen, de transformar laangustia en esperanza, el dolor en fermento dealegría en el Resucitado.

II. EL MUNDODE LA ENFERMEDAD

Un antiguo proverbio dice: «No hay enferme-dad, sólo hay enfermos»; ello quiere decir que laexperiencia de la enfermedad nunca es idénticade paciente a paciente, cada uno la sufre deacuerdo con su única e irremplazable individua-lidad.18 Es en este punto crucial donde la relaciónpaciente-médico adquiere su verdadera dimen-sión e importancia; la tarea intelectual del médicodebe ser doble: entender la enfermedad y enten-der al paciente. El encuentro con el enfermoconstituye un reto; la enfermedad se manifiestacon síntomas y signos, pero estos no hablan por símismos, le corresponde al médico dotarlos dealgún sentido y esta atribución es un procesosubjetivo restringido por el conocimiento, la ex-periencia y la habilidad del facultativo.19

Es sabido que en la medida en que la medicinase va haciendo cada vez más precisa, más cuan-titativa y, en una palabra, más científica, el enfer-mo se va sintiendo más y más solo.20 Para elmédico el hospital es su lugar de trabajo, mientrasque para el paciente y sus familiares, es casisiempre un recinto de dolor y, tal vez, el escenariodel final, de la muerte. En este sentido, la enfer-medad y la muerte son compañeros añejos, perpe-tuos e imprescindibles.21

La milenaria relación entre el médico y elpaciente, se reduce cada vez más, a una meratransacción económica. Ello ha acontecido por

causa de la desacralización en la relación médi-co-paciente. La cama del paciente es territoriosagrado: el espacio donde un ser humano puedetocar, palpar, manipular, auscultar a otro- actosque fuera de este contexto pudieran incriminarsecomo delictuosos- con un fin puramente altruista,al que nadie pudiera imputar falta, crimen omaldad.22

En este sentido la medicina no es en sentidoestricto una ciencia, sino, en principio y al final,una relación entre dos seres humanos.23 Podría-mos decir que se trata sin duda de un arte. Unarte que puede conservar como un misterio laposibilidad de una feliz inversión: que el pacien-te se convierta en médico del médico. Siemprehabrá algún enfermo comprensivo y dispuesto aayudar a su propio doctor, ya que el mismomédico está sujeto a los sufrimientos físicos,morales y espirituales. Esta feliz posibilidadpuede ser aún más real en la medida en la que elmédico no idolatre la ciencia médica ni le atribu-ya méritos excesivos ni deposite en ella confian-zas desproporcionadas.24

Por último, señalamos que algunas enferme-dades, sobre todo las contagiosas, estigmatizan alas personas y a sus seres queridos (pensamos porejemplo en el VIH o SIDA), en este sentido unrumor unido a una discriminación daña tanto omás que una enfermedad.

Page 29: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

pág. 27Bol-407

PASTORAL SOCIAL

Todas las personas tienen una doble ciudada-nía, en el reino del bienestar y en el reino de laenfermedad.25 En el reino de la enfermedad apa-rece siempre el dolor. La experiencia del dolor esa la vez una experiencia privada e intransferible,mi dolor lo vivo sólo yo, y es también una realidadpública: el sufrimiento atrae la mirada del otro.26

Frente al dolor existe un lenguaje de ida, laspalabras del enfermo, y un lenguaje de venida, larespuesta del médico o de quien está cerca; peroa veces las palabras consoladoras que recibe elenfermo son másbien instruccionesque pretenden serremedios.

El dolor tiene supropio lenguaje,sus palabras estánmuy cerca del len-guaje de la poesía,de la metáfora. Lametáfora es un len-guaje indirectoque busca encon-trar un sentido másprofundo, es decir,ir más allá de laspalabras para ac-ceder a la realidad más profunda. Como pensabaPaul Ricoeur la metáfora «dice algo nuevo sobrela realidad». Los poetas saben que el mundo es unlugar donde el corazón siente y sufre de milformas diferentes.

La palabra poética está dotada de unasvirtualidades expresivas de las que carecen lassimples palabras del lenguaje ordinario y aun delas que intentan delimitar los conceptos másabstractos de la ciencia. Gracias a su naturalezametafórica, el lenguaje poético le sirve al hombrepara sugerir realidades cuya experiencia desbor-da los datos claros precisos de su conciencia. Sonexperiencias fuertes, amorosas (y dolorosas) quearrebatan al sujeto más allá de lo normal y que

resultan tanto más difíciles de comunicar cuantomás intensamente le conmocionan.27 Hay cosasque no pueden ser expresadas de otra manera. Unenfermo no posee el lenguaje científico paracompartir su estado de dolor, por otra parte tam-poco lo necesita en sentido estricto. El lenguajepoético busca traducir la experiencia de dolor enun significado claro y preciso; en principio estálejos de ser una explicación, una teoría.

Un enfermo no diría, por ejemplo al referirse ala pérdida de control de una de sus piernas, «tengo

una afectaciónneurológica enuna extremidad»,sino, tal vez comoen verdad lo dijoalguien que sufríaesa enfermedad:«Mi pie se divor-ció de mí». El en-fermo no buscaser «poeta» ni ha-cer «poesía», essolo que el cuer-po «habla» en unlenguaje que le espropio y familiar.En cuanto a hacer

hablar al dolor, mover y localizar su dolor, es unarte muy difícil de practicar y que no se encuentraen los manuales médicos.28 Asimismo, no resultafácil corresponder con un lenguaje asertivo a lasdemandas de sentido de un enfermo, de hechofrente a la enfermedad el espíritu humano buscaconstruir una reflexión, ofrecer un significadofilosófico y religioso. Los argumentos filosófi-cos, sin embargo – decía Epicuro- que no consti-tuyen un tratamiento terapéutico para el sufri-miento humano son vacuos.

El dolor tiene en sí mismo un significadopositivo, el dolor dialoga, la muerte no. El dolor,lejos de cuestionar a la vida sensible, se coloca ensus horizontes y se refiere al gozo de vivir. El

III: EL LENGUAJE DEL DOLOR

Page 30: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

PASTORAL SOCIAL

pág. 28 Bol-407

dolor es una experiencia humana que no contra-dice las sensaciones de placer y de felicidadpropias de la existencia natural de una persona; yello aunque la sensación más intensa hasta elpunto de borrar las otras experiencias, la expe-riencia del dolor físico agudo, es al mismo tiempola más privada y la menos comunicable de to-das.29 El dolor permite apropiarse de un pedazo devida para seguir viviendo. Un famoso enfermo,Alfhonse Daedet (1840-1897) decía: «Dolor, hasde serlo todo para mí. Deja que encuentre en titodas esas tierras extranjeras que no me dejarasque visite. Sé mi filosofía, sé mi ciencia». El dolorasumido con humildad y con valor es también unsentido para seguir viviendo: «El dolor es ciego,es crudo. La única solución para aliviarlo es lamuerte. ¿Qué por qué no me suicido?, me pregun-tas. No lo hago porque aún tengo cosa que decir.Por ejemplo, decirle al dolor que mi muerte serásu derrota».

El dolor no vence a la esperanza, el dolornunca es la última palabra. José Luis MartínDescalzo, sacerdote y poeta español quien sufriómucho los últimos años de su vida escribió:Nunca podrás, dolor, acorralarme. Podrás alzarmis ojos hacia el llanto, secar mi lengua, amorda-zar mi canto, sajar mi corazón y desguazarme.Podrás entre tus rejas encerrarme, destruir loscastillos que levanto, ungir todas mis horas con tuespanto. Pero nunca podrás acobardarme. Pue-do amar en el potro de la tortura. Puedo reírcosido por tus lanzas. Puedo ver en la oscuranoche oscura. Llego, dolor, a donde tú no alcan-zas. Yo decido mi sangre y su espesura. Yo soy eldueño de mis esperanzas.30

En un primer momento la vida es alegría devivir, exuberancia, agilidad, flexibilidad; en unsegundo momento, la vida encuentra obstáculos,ha de enfrentarse con el dolor. Al hombre lecuesta aceptar simultáneamente las dos comodimensiones de la vida: quiere la alegría, rehúyeal dolor.31

El dolor es un extraño árbol que produce muydiversos frutos según la tierra en la que se planta.En algunos enfermos es una misteriosa bendi-ción, en otros es una siembra de sal amarga.32 Es

verdad que a muchos la enfermedad sólo lesconduce a la misma enfermedad, a girar y darvueltas en torno de sí mismo, reduciendo toda lasustancia de su vida a permanente lamentación.

En el origen, tenemos un ser pleno, un ciuda-dano del paraíso. Nuestra voluntad anhela el bieny la felicidad, el amor y la paz, la salud y laplenitud. El amor a la vida no ama el ser, sino lafelicidad de ser.33 Esta felicidad se encuentra (nose enfrenta) con la realidad de que somos seresinteligentes y sensibles. Nuestra sensibilidad esinteligente y nuestra inteligencia es sensible, y seconstituyen en un solo acto.34 Nuestra inteligen-cia sentiente está expuesta al sufrimiento y aldolor y tiene la capacidad de encontrarle sentidoy dirección, es decir, superar el desafío de laenfermedad con una filosofía de la vida.

El olvido de la relación entre la filosofía y lamedicina, tan apreciada por los sabios antiguos,ha provocado mayores sufrimientos en los sereshumanos. Al colocar todas las esperanzas en lamedicina, se echa al olvido el poder curativo delas palabras y de la sabiduría de la reflexión sobrela vida.

La terapia filosófica buscaba, ante todo, evitarel caer imprudentemente en la enfermedad; perotambién dar al enfermo (de alguna inevitableenfermedad, por ejemplo, fruto de accidentes ode la herencia), palabras justas y propias paraalentar esperanzas realistas y sensatas.

Decía Musonio Rufo, sabio que vivió en el año100 d.C.: «Tenemos que atendernos sin cesar siqueremos vivir una vida saludable». Se trataba deprestar siempre atención a uno mismo, volversiempre la mirada hacia sí mismo. El cuidado desí mismo tal como lo describe la filosofía, es paraSéneca, el filósofo romano, una operación médi-ca. Es muy interesante notar que la noción de«terapia» en griego significa tres cosas: cuidarse,ser servidor de sí mismo, y rendirse culto.35 Enotras palabras: amarse.

Amarse significa en un primer sentido darefectiva importancia en la vida a lo que la tiene,y en la medida en que la tiene, y de quitársela alo que no la tiene. Una de estas realidades de la

Page 31: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

pág. 29Bol-407

PASTORAL SOCIAL

vida que tiene importancia es la salud; la saludcomo realidad trifásica: de cuerpo, de mente yde espíritu.

En este cambio de época, también cambia lamanera de plantearse las preguntas fundamenta-les de la existencia. En particular existe unadiferencia en el modo de plantear la preguntaacerca del dolor en esta sociedad post-moderna ytecnológica. Antes se interrogaba sobre la ex-

periencia del dolor, hoy se interroga sobre laexperiencia como dolor.36 En otras palabras, laexistencia misma se percibo como dolor, comoangustia general. Sólo la fe en Dios puede devol-vernos el sentido auténtico de nuestra vida y dotarde sentido a nuestros sufrimientos. En el fondo, eldeseo de sanar es una manifestación pura de lased del infinito, del deseo de Dios que todos, loaceptemos o no, llevamos dentro.

IV: JESÚS DE NAZARET,EL HOMBRE SANO

Nos referiremos en este apartado, a un modelode salud, a Jesús de Nazaret, quien llega de unvuelo espiritual a una realidad cósmica; de esainterdependencia entresu naturaleza divina y suencarnación en un cuer-po como el nuestro: «Yel Verbo se hizo carne, yhabitó entre nosotros; ycontemplamos su gloria,gloria cual unigénitoprocedente del Padre:lleno de gracia y de ver-dad» (Jn 1,14). Lo ve-mos acompañado de lasleyes del proceso natu-ral que lo rodea, ante elmovimiento de la tierra y de todos los astros quemiden la vida. Estaciones, fases lunares, día ynoche, mismas que van articulando la vida.

Nunca los evangelistas refieren alguna enfer-medad del maestro. Equilibrado, de complexiónsana. En medio de su vida de apostolado sucuerpo parece responder sin debilidad. Su tarea seiniciaba muy de mañana y pasaba noches enoración. El frescor de su espíritu lo refleja en elamor que siente por la belleza de la naturaleza, loslirios del campo, los pájaros del cielo, la candidezcon los niños.

En sus parábolas nada insinúa un espíritu can-sado y pesimista; al contrario, su alma tersa sabecontemplar al padre siempre obrando en la vida

de las almas dóciles. Se observa en sus palabrasa un hombre sabio, maestro de los que reciben conalegría la verdad.

Lo vemos aún enlos momentos másduros como fue en lapasión, con un espíri-tu equilibrado. En elhuerto de los olivos lellega un gesto depre-sivo y en el momentoen que es confortadopor el ángel, lo en-frenta todo. En el des-enlace de su vida due-ño de si ante los

acusadores. Al perdonar en la cruz a los enemigosexpresa la paz interior de su espíritu.

Un hombre que tiene como hilo conductor unavida amorosa, que constituye el fondo biológicopara el desenvolvimiento de su existencia espiri-tual. En él se dio el embate y la fuerza de susituación carnal pues también fue tentado: «en-tonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desiertopara ser tentado (Mt 4,1-11).

Jesús es salud, por consecuencia, un hombresano, ningún germen suyo provocaría la enferme-dad, aunque como humano estuvo expuesto aella. El sanador herido como le suelen llamaralgunos, dejó en aldeas y caseríos de Palestina lahuella de la salud, «curando a enfermos, expul-

Page 32: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

PASTORAL SOCIAL

pág. 30 Bol-407

sando demonios y liberando a las gentes del mal,la indignidad y la exclusión»37. Vemos que a sulado los enfermos recuperan la salud, los poseí-dos son liberados. A quienes se les tenía en laperiferia, él los coloca en el centro y los hacemirar una vida nueva, más sana y fraterna, unavida que los hace sentirse enteros, recuperar supeso justo.

El pueblo judío concebía a Dios como un Diosjusto y Jesús nos presenta un nuevo paradigma,nos presenta a un Dios de los que sufren. Elevangelista Lucas quien era médico (Col 4,14),nos presenta en Jesús a un Dios uno con losdesgraciados: El buen samaritano (Lc 10,25-37),la parábola de la oveja descarriada (Lc 15,1-10),del hijo pródigo (Lc 15,11-32), camino a Jerusa-lén sana a diez leprosos (Lc 17,11-19), a un ciegoen Jericó (Lc 18,35-43), la pecadora que unge lospies a Jesús a quien se le perdona mucho porqueha amado mucho (Lc 7,36-50). Sin duda es estaempatía y compasión ante la enfermedad lo quehace de Lucas el mejor biógrafo de Jesús. Eldescubre que Jesús cura38. Se da cuenta que lohace a través de la palabra y del tocar, ante elhombre lleno de lepra, quien cayendo sobre surostro, le rogó diciendo: «Señor, si quieres mepuedes limpiar. Y extendiendo la mano, le tocó,diciendo: Quiero, sé limpio. Y al instante la lepradesapareció de él» (Lc 5,12-16).

Jesús nos sorprende en estos pasajes al referir-nos sin ninguna duda: lo que a Dios le preocupaes el sufrimiento de los más miserables, lo que lomueve a actuar es su amor compasivo; el Diosque quiere reinar, es un Dios que sana, recorríaGalilea… curando toda enfermedad y dolenciaen el pueblo (Lc 6,18ss). La mirada de Jesús sedirige a los que sufren la enfermedad o el desva-limiento y anhelan la vida y salud. Ante esto nosrefiere bien San Juan: «Yo he venido para quetengan vida y la tengan en abundancia» (Jn 10,10).La vida en abundancia es la eterna, sin embargola podemos comenzar en esta.

La enfermedad no es solo un hecho biológico,sino también un hecho biográfico y cultural. Almismo tiempo es una experiencia que el enfermointerpreta. «Los enfermos a los que Jesús se acercapadecen dolencias propias de un país pobre ysubdesarrollado: entre ellos hay ciegos, paralíti-cos, sordomudos, enfermos de la piel, desquicia-dos. Muchos son enfermos incurables, abandona-dos a su suerte e incapacitados para ganarse elsustento; viven arrastrando su vida en una situa-ción de mendicidad que rosa la miseria y el ham-bre. Jesús los encuentra tirados por los caminos, ala entrada de los pueblos o en las sinagogas,tratando de conmover el corazón de la gente39».Los enfermos se sienten excluidos, incapacitadospara vivir como los demás hijos de Dios.

V: LA REFLEXIÓN DE LA IGLESIASOBRE EL ENFERMO Y EL ANCIANO

Un pueblo que no respeta a los abuelos es unpueblo sin memoria y por tanto sin futuro. EllosSon venerables y ejemplos de perseverancia en lafe hasta el final, como no lo recuerda el pasajebíblico del anciano Eleazar en el libro de losMacabeos (Mac 6,18-31), que eligió el martiriopor coherencia con su fe en Dios y para dar untestimonio de rectitud a los jóvenes. En vez decuidarse a sí mismo piensa en los jóvenes, en loque su acto de valentía les dejará como recuerdo.

Aquí observamos la coherencia de este hom-bre anciano, la coherencia de su fe, pero también

la responsabilidad de dejar una herencia noble,una herencia verdadera. Nosotros vivimos en untiempo en el cual los ancianos no cuentan. Noagrada decirlo, pero se descartan porque moles-tan. Los ancianos son los que nos traen la historia,nos traen la doctrina, nos traen la fe y nos la dejanen herencia. Son los que, como el buen vinoenvejecido, tienen esta fuerza dentro para darnosuna herencia noble.

Recordemos aquella historia: «papá, mamá,muchos niños» -y el abuelo, que cuando en lamesa comía la sopa, «se manchaba la cara».

Page 33: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

pág. 31Bol-407

PASTORAL SOCIAL

Molesto, el padre explica a los hijos por qué elabuelo se comporta así y por tanto compra unamesa a parte para aislar al padre. Ese mismo papáun día vuelve a casa y ve uno de sus hijos jugar conla madera. «¿qué haces?, le pregunta. «Una mesa»,responde el niño. «Y ¿para qué?». «Para tí papa,para cuando seas viejo como el abuelo».

Los abuelos son un tesoro. En la Carta a losHebreos, el capí-tulo 12 nos dice:‘Acuérdense dequienes los diri-gían, porque ellosles anunciaron laPalabra de Dios:consideren cómoterminó su vida eimiten su fe’. Lamemoria de nues-tros antepasadosnos lleva a la imi-tación de la fe.Realmente la ve-jez muchas veces es un poco dura por las enfer-medades que trae, pero la sabiduría que tienennuestros abuelos es la herencia que nosotros de-bemos recibir. Un pueblo que no cuida a losancianos, un pueblo que no respeta a los ancianos,no tiene futuro, porque no tiene memoria, haperdido la memoria.

Pensemos en tantos ancianos y ancianas, tan-tos que están en los asilos, y también tantos -dueledecirlo, pero digámoslo- abandonados por lossuyos. Es desaprovechado el tesoro de nuestrasociedad».

Traigamos a la memoria a nuestros abuelos,nuestras abuelas, que tantas veces han tenido unrol heroico en la transmisión de la fe en tiempo depersecución. En los momentos en que los papáshan salido de emergentes al trabajo porque no lesalcanza, han sido los abuelos los que han transmi-tido la fe. Cuarto mandamiento: es el único quepromete algo a cambio. Traigamos también a lamemoria a los viejos santos - Simeón y Ana - atantos ancianos santos, pidamos la gracia de cui-dar, escuchar y venerar a nuestros antepasados.

La Escritura mira en la larga vida una bendi-ción, siempre y cuando vaya acompañada de lasabiduría divina que debe ser escuchada (Pro3,16; 4,10). Ser abuelo o llegar a la vejez llevaconsigo una verdadera vocación. Dejando delado el miedo por hacerse mayor o sentirse inútil,los ancianos deben proclamar la alegría de sermayores. Tener un anciano en casa es como tenerun sabio con uno. Con su ayuda son y continuaran

siendo memoriapara su pueblo. Ytambién para no-sotros, para lagran familia de laIglesia.

En las pruebasmás difíciles, losancianos que tie-nen fe son comoárboles que con-tinúan dando fru-to. La «vejez, deforma particular,

es un tiempo de gracia en el que el Señor lesrenueva su llamada, les llama a custodiar y trans-mitir la fe. Les llama a rezar, les llama a interce-der, les llama a ser cercanos a quienes los necesi-tan». Los ancianos tienen una capacidad paraentender las situaciones más difíciles, una grancapacidad.

Los ancianos que han recibido la bendición dever los hijos de los hijos, les es concedida unatarea grande: transmitir la experiencia de la vida,la historia de una familia, de una comunidad, deun pueblo; compartir con sencillez una sabiduríay la misma fe: ¡la herencia más preciosa!

Existen países donde la persecución religiosaha sido cruel, donde «han sido los abuelos quie-nes han llevado a bautizar a los niños a escondi-das, a darles su fe». Ellos, «han salvado la fe enesos países».

Pero el anciano no siempre tiene una familiaque lo acoge. Ojalá los asilos o albergues para losancianos sean «verdaderamente casa y no prisio-nes». Así como deben ser «para los ancianos y nopara los intereses de otros». No deben existir

Page 34: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

PASTORAL SOCIAL

pág. 32 Bol-407

asilos donde los ancianos viven olvidados, comoescondidos, descuidados. Los asilos deberían ser«pulmones» de humanidad en una comunidad, enun barrio, en una parroquia; «deberían ser santua-rios de humanidad donde quien es viejo y débil escuidado y custodiado como un hermano o unahermana mayor».

Cuantos ancianos abandonados, a los cuales seles descarta con actitudes de abandono que sonuna verdadera y propia eutanasia escondida. Es elefecto de esa cultura de la indiferencia y falta deespíritu de sacrificio que hace mucho mal almundo. Así, todos estamos llamados a contra-rrestar esta venenosa cultura de la indiferencia.

Como cristianos estamos llamados a imaginar,con fantasía y sabiduría, los caminos para afron-tar este desafío. Un pueblo que no custodia a losancianos y no les trata bien es un pueblo que notiene futuro. Ustedes ancianos, tengan la respon-sabilidad de mantener vivas estas raíces en uste-des mismos. Con la oración, la lectura del Evan-gelio, las obras de misericordia. Una de las cosasmás bellas de la vida de familia, de nuestra vidahumana de familia, es acariciar un niño y dejarseacariciar por un abuelo o una abuela.

Cada generación puede aprender de la expe-riencia y la sabiduría de la generación que laprecedió. En efecto, la prestación de asistencia alos ancianos se debería considerar no tanto unacto de generosidad, es una deuda de gratitud.

Esta obra de la Iglesia por los ancianos yenfermos no sólo les brinda amor y cuidado,sino que también Dios la recompensa con lasbendiciones que promete a la tierra donde seobserva este mandamiento. Dios quiere un ver-dadero respeto por la dignidad y el valor, lasalud y el bienestar de las personas mayores y,a través de sus instituciones caritativas, la Igle-sia desea cumplir el mandato del Señor derespetar la vida, independientemente de su edado circunstancias.

La vida es un don único, en todas sus etapas,desde la concepción hasta la muerte natural, yDios es el único para darla y exigirla. Puede quese disfrute de buena salud en la vejez; aun así, los

cristianos no deben tener miedo de compartir elsufrimiento de Cristo, si Dios quiere que luche-mos con la enfermedad. El Papa Juan Pablo II,sufrió de forma muy notoria en los últimos añosde su vida. Todos teníamos claro que lo hizo enunión con los sufrimientos de nuestro Salvador.Su buen humor y paciencia cuando afrontó susúltimos días fueron un ejemplo extraordinario yconmovedor para todos los que debemos cargarcon el peso de la avanzada edad (Homilía en elinicio del Ministerio Petrino del Obispo de Roma,24 de abril 2005)40.

Los largos años de vida ofrecen la oportunidadde apreciar, tanto la belleza del mayor don queDios da, el don de la vida, como la fragilidad delespíritu humano. A quienes tienen muchos añosse les ha dado la maravillosa oportunidad deprofundizar en el conocimiento del misterio deCristo, que se humilló para compartir nuestrahumanidad.

A medida que el curso normal de nuestra vidacrece, con frecuencia nuestra capacidad físicadisminuye; con todo, estos momentos bien pue-den contarse entre los años espiritualmente másfructíferos de nuestras vidas. Estos años constitu-yen una oportunidad de recordar en la oraciónafectuosa a cuantos hemos querido en esta vida,y de poner lo que hemos sido y hecho ante lamisericordia y la ternura de Dios. Ciertamenteesto será un gran consuelo espiritual y nos permi-tirá descubrir nuevamente su amor y bondad entodos los días de nuestra vida.

Es necesario que la Iglesia salga a la calle, quenos defendamos de todo lo que sea mundanidad,de lo que sea instalación, de lo que sea comodi-dad, de lo que sea clericalismo, de lo que sea estarencerrados en nosotros mismos. Las parroquias,los colegios, las instituciones, ¡son para salir!Comentaba el Papa Francisco en Río de Janeiro alos Jóvenes.

«Porque es tal el culto que ha hecho al diosdinero, que estamos presenciando una filosofía yuna praxis de exclusión de los dos polos de la vidaque son las promesas de los pueblos. Y porsupuesto, porque uno podría pensar, que podríahaber una especie de eutanasia escondida. Es

Page 35: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

pág. 33Bol-407

PASTORAL SOCIAL

decir, no se cuida a los ancianos, pero tambiénestá esta eutanasia cultural: ¡no se los deja hablar,no se los deja actuar!»41.

Entonces, que los ancianos al ir a su encuentronos transmitan la sabiduría de los pueblos. Serpersonas que transmiten la justicia, que transmi-ten la historia, que transmite los valores, quetransmite la memoria de Pueblo. Cuando losvisitemos, dejémoslos hablar, escuchémoslos.

Es cruel mirar a un pueblo que no custodia asus ancianos, y en el que se les descarta y semuestra detrás una eutanasia escondida. Los an-cianos no son solo objeto de atención y cuidado,sino también sujetos de una nueva perspectiva devida. Gracias a Dios la expectativa de vida hacrecido, pero por otra parte, este dato no hallevado aparejado un enfoque pertinente ni en lapolítica, en la salud, ni en la economía, ni en lacultura. Por lo tanto, hay que replantearse laancianidad y el compromiso de los ancianos en elmundo y en la Iglesia. Y también el de la Iglesiahacia ellos.

Así mismo, se debe tomar en cuenta a los «másde 600 millones de ancianos que se estima existena nivel mundial, y del progresivo envejecimientode la población mundial que, dentro de diez años,se calcula que podría comprenden más de milmillones de personas ancianas»42.

Por tanto estamos llamados todos, a colaboraren todas partes en favor de una sociedad humanacada vez más equitativa, justa e incluyente, enri-quecida también de la efectiva participación y dequien podría ser considerado «no útil» o, incluso«un peso», pero que puede sin embargo aportar lapropia contribución por la experiencia y la sabi-duría adquirida en el camino de la vida».

También recordemos que «evangelizar la ve-jez» significa descubrir sus posibilidades intrín-secas y originales, sus propios significados, esosvalores que se pueden implementar solamente enesta parte del camino del hombre. Esta realidadnos incita a conjuntar un gesto de solidaridadentre jóvenes y ancianos, mostrando a la Iglesiacomo una verdadera y efectiva familia de todaslas generaciones, en la que cada uno debe sentirse

en casa, donde no reina la lógica del beneficio ydel tener, sino la de la gratitud y de amor.

En tal perspectiva, entra el valor de una pasto-ral específica, que comprende sobre todo comoelemento fundamental la comunión entre genera-ciones». Se trata, por tanto, de favorecer unacultura de la unidad, unidad frente al cuidadoamoroso del anciano.

Del mismo modo, trabajemos una pastoral delos ancianos más que para los ancianos. La per-sona de una cierta edad no es en primer lugarobjeto de cuidado y de atención pastoral caritati-va, sino más bien sujeto y protagonista potencialde nuestra acción pastoral.

En lo que se refiere a la asistencia social con elanciano, es esencial que ésta sea animada conprofunda consideración por los agentes de laPastoral de la Salud, en las comunidades, sinotambién tomar en cuenta a los profesionales y alas diferentes instancias gubernamentales o no afavor de los ancianos. La asistencia religiosa delos ancianos debería ser de hecho un compromisode toda la comunidad bautizada («porque estuveenfermo y me visitaste»: Mt 25,36), más que unaparticular atención de los agentes de la Pastoralde la Salud.

La edad anciana lleva consigo la síntesis de loque se ha aprendido y vivido, la síntesis de cuanto seha sufrido, regocijado, soportado. El futuro de laspersonas ancianas enfermas, ha empeorado pues vaen aumento la tentación de recurrir a la eutanasia.Debemos gritar una y otra vez: ‘No a la eutanasia’,porque es una vergüenza de nuestro tiempo.

Nos damos cuenta que mientras antes la vejezera considerada como «un período de sabiduría»,hoy en cambio es considerada como una «fase dedecadencia» y en una sociedad que pone en elprimer lugar la productividad, los ancianos pue-den ser empujados a interrogarse «si su existenciaes aún útil» y por lo tanto caer en la tentación deconsiderar la eutanasia como una opción.

Es muy importante involucrar en su acompa-ñamiento a familiares y amigos pueden ofrecer-les una luz de esperanza, ante su vida enrarecidapor el cansancio, así también como darles un

Page 36: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

PASTORAL SOCIAL

pág. 34 Bol-407

seguimiento espiritual para descubrir en el sufri-miento «una participación en el sufrimiento quetiene sentido y que fue asumido también porCristo para nuestra redención. El sufrimiento lle-va a interrogarse sobre el sentido que uno tiene, loque puede llevar a la desesperación... o a acercar-se al Señor.

En la fase terminal por lo tanto la persona seencuentra expuesta a dos peligros: el encarniza-miento terapéutico y la eutanasia. Sobre el prime-ro «la Iglesia nunca estuvo a favor de un talexceso terapéutico que va contra la dignidad de lapersona humana. En cambio sobre la tentacióndel suicidio asistido la Iglesia recuerda «el prin-cipio inalienable de la sacralidad e inviolabilidadde la vida». Se anima además a las familias acuidar a sus ancianos. Y cuando la familia nopuede o no quiere hacerlo, la pastoral se orienta a

un acompañamiento en las estructuras sanitarias.Pero no se trata solamente de aliviar el dolorfísico, sino también de acompañar a las personascon competencia y amor.

Es un mandato el seguir actuando en la socie-dad y en el mundo por las vías maestras indicadaspor el evangelio: la fe y la caridad, para reavivarla esperanza. La fe, como el testimonio de adhe-sión a Cristo y de compromiso con la misiónevangélica, que nos impulsa a una presencia cadavez más viva en la comunidad eclesial y a unapertenencia más consciente al Pueblo de Dios; lacaridad, como expresión de fraternidad en Cristo,mediante las obras de misericordia con los enfer-mos, los pobres, los necesitados de amor, deconsuelo y ayuda, con los afligidos por la soledad,la desorientación y las nuevas formas de pobrezamaterial y espiritual.

VI: LA PERSPECTIVA SOCIAL Y PSICOLÓGICADE CAMBIO EN FAVOR DE LA SENECTUD

DE SAN JUAN PABLO II

En una carta escrita sobre la vejez en el mes deabril de 2002 dirigida al entonces Primer Ministrodel Reino de España, José María Aznar por elpapa Juan Pablo II, se presenta una pregunta queenglobó a las perspectivas de la psicología ysumó la dirección de investigación en economía.La pregunta por el sumo pontífice al primerministro español es simple: ¿Cómo garantizar laduración de una sociedad que está envejeciendo,consolidando la seguridad social de las personasancianas y su calidad de vida?

El papa Juan Pablo II afirmó en su misiva encita que la forma más viable «para responder aesta cuestión, es necesario no dejarse guiar prin-cipalmente por criterios económicos, sino inspi-rarse más bien en sólidos principios morales».Situación que sin este principio que citó el sumopontífice, dista de ser políticamente abordadapara ser finalmente resuelta)43.

La investigación del envejecimiento y la se-nectud en su definición que de antaño establecía

como aspectos característicos del anciano, lavenerabilidad y vulnerabilidad así como el respe-to irrestricto de estas personas, ha tenido modifi-caciones graduales a partir del siglo XIX enoccidente con el cambio social efectuado por lamaquinización de la industria y el auge del capi-talismo que impacto y modifico el ámbito conser-vador del valor y sapiencia del anciano,devaluando a su persona y sus logros a estatusinimaginable de antaño en las culturaspostmodernas occidentales, convirtiendo al an-ciano en la sociedad postmoderna en un simpleobjeto de investigación y un problema socialcomplicado de solucionar44.

Sin embargo, devaluar al anciano no es porfortuna en la perspectiva en psicología un tema deinvestigación de consenso mundial. Por ejemploen África, se considera que llegar a la vejez es ungran triunfo y una edad honorífica y de granestima social. A tal grado que no se contempla porsus habitantes el concebir la idea de lograr los

Page 37: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

pág. 35Bol-407

PASTORAL SOCIAL

años requeridos de servicio para obtener unajubilación y la palabra y la acción de «jubilarse»es totalmente ajena a su léxico.

El concepto social y el valor que detenta unapersona que es anciana es el más elevadoestatus social. De acuerdo con Nsang O’KhanKabwasa, quien cita las palabras del eruditomaliano Amadou Hampâte Ba, muycontrastante con actual teoría del «capital hu-mano», explica que «Cada vez que un ancianomuere, es una biblioteca que se quema». Paralos africanos, llegar a la vejez es el momentoculminante psico-espiritual de una persona45.

La psicología orientada al problema de abor-dar el proceso de envejecimiento o la senectudse caracteriza actualmente por encontrase divi-dida entre sus cultivadores, quienes siguen unenfoque metodológico de orientación científi-ca positivista y evolucionista, de cohorte bioló-gico-cognitiva-conductual que solo asume al an-ciano como un ente que ha perdido capacidades einviable de seguir al ritmo de la sociedad queemerge, respaldada por el apoyo de la psicologíalaboral y de las organizaciones en que el sólo ítem

de la edad, es suficiente y basta en sí misma paradescalificar como útil laboralmente al anciano.

En contraste dentro de la psicología, se en-cuentra la dirección científica no positivista o

cualitativa, que se distingue no solo por ser críticade las perspectivas positivistas, sino que se lesuman otros investigadores, mayormente proce-dentes de las ciencias de lo social y las cienciasreligiosas46.

VII, LA TRANSFORMACIÓN OCCIDENTAL SOCIALDEL ANCIANO: DE LA HONORABLE VEJEZ

AL «ANCIANO VAGABUNDO POSTMODERNO»

En un artículo escrito con pulcritud crítica porun investigador, el Dr. Pablo Méndez Gallo47, delAyuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria,expresa sin ambages que el concepto que pesasobre las personas de la tercera edad en Españaque afirma categórico que es el de ser un «vaga-bundo postmoderno»48.

Lo anterior se centra luego de señalar elnuevo rol de los ancianos en España, donde sonvalorados en ellos los aspectos deletéreos que,siendo fundamentados en los propios e inevita-bles cambios biológicos físicos y mentales, perse, son calificados como rasgos negativos parael valor del «capital humano» la persona nuevosistema global postindustrial que deifica a lajuventud.

El Dr. Méndez Gallo expone en su estudio, queel anciano en la postmodernidad occidental, se hareducido a ser valorado como un ser pasivo, insu-ficiente para sí mismo, y por ello deriva a pasar susdías de la estancia alternante en asilos, hospitalesy su rotación entre familiares y localidades deriva-dos de sus inevitables cambios físicos que compa-rados con los jóvenes en edad laboral y productiva,el anciano cuenta con la desventaja de verse de-pendiente de los demás y si no es que ya estácrónicamente enfermo y por su involución cere-bral y de órganos de la percepción, es visto comoun problema irresoluble médico y socialmente deser un individuo limitado e ignorante e incapaz deasumir y adaptarse a comprender los cambios en suentorno y asumir las novedades en su cultura.

Page 38: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

PASTORAL SOCIAL

pág. 36 Bol-407

La comprensión del anciano de su situación preca-ria explica por si misma las observaciones realiza-das por los psiquiatras, inicialmente descrita condetalle por el existencialista Eugene Minkowski 49

y avalada por otros psicólogos clínicos que coinci-den en encontrar rasgos de neuróticismo,somatización, desesperanza, irritabilidad y depre-sión en el anciano50.

En el nuevo sistema so-cial que es guiado por losexpertos que basan sus pre-misa en el esquema del «ca-pital humano», el anciano esinexistente y se le califica,no como a la persona o comoun individuo único eirremplazable, sino que se leve más bien desde el valorde su trabajo y con ello, no seduda en restarle valor y sercausa de desequilibrio eco-nómico con los gastos per cápita que devienendesde su manutención y atención etc., al calificarsu poder laboral, de calidad, de productividad ycapacidad de generación de más riqueza para suempleador y limitaciones en su dominio e inde-pendencia de incorporarse con éxito a agregar asus destrezas limitadas, la comprensión del uso yaplicación de las nuevas tecnologías.

La crítica de este tipo de investigaciones socia-les en torno a la situación actual del anciano, llegoa inquietar a los políticos y a los funcionarios dela salud que asumieron la creación primero deentre las ciencias médicas de una nueva especia-lidad de atención para este grupo de población, lagerontología, cuyo distintivo la formación deespecialistas sobre la vejez.

Esto conlleva a un desarrollo que incorpora aeste enfoque a otras ramas de las ciencias médi-cas y sociales a seguir los trabajos de losgerontólogos. La propuesta gira en torno a unmodelo multicultural que propone que esta espe-cialidad médica sea el paradigma que logre cen-tre cada vez más en obtener con este grupopoblacional la meta de lograr mantener a losancianos en un estado-de salud-activo, quizá con

miras a una actividad laboral ocupacional que envez de la que se llevó antaño del enfoque de retiropasivo y sin presiones de ninguna índole y conrespaldo económico, tal y como se comprendíaque así debía de cerrar satisfactoriamente la últi-ma etapa de vida del ser humano.

La vejez actualmente se considera la «cuali-dad de ser-viejo» y la vejez hace refe-rencia a la «senectud» o «edad senil»cuando se encuentra en el rango de los65 a 70 años de vida. Para cualquierpersona que logra llegar a la vejez,aun sin que lo acepte, tiene que su-marse a estar dentro categoría socialde exclusión que se define socialmen-te como vivir en la «tercera edad».

El principal rasgo que define a en-contrase además de la edad en esteperiodo de la vida está más asociado alo factores económicos que socialesde este estrato de personas, debido a

que sus percepciones monetarias se derivan en lamayoría a asumir la condición de estar con unajubilación o una pensión y por ende, dejan de serparte de la población productiva y económica-mente activa. Si cuentan con una familia conindependencia del parentesco, lo más común esque ya se han convertido en abuelos.

De acuerdo a la actual concepción sobre lasenectud, en la opinión de la Dra. RocíoFernández-Ballesteros51, se postula que el enve-jecer depende más bien de un conjunto de condi-ciones que se mencionó, se definen primero enfactores socio-económicos, les siguen en ordende importancia los factores socio-culturales, am-bientales, sanitarios y familiares.

Los determinantes contextuales son responsa-bilidad de los gobiernos, que deben introducir loscambios pertinentes en sus políticas socio- econó-micas, culturales, sanitarias y ambientales. Debi-do a ello, la vejez y la senectud aunque pareciesenser conceptos análogos, encierran una diferenciacualitativa si se observan pues desde el enfoqueeconomicista y de la psicología positivista o des-de la óptica de la psicología social con diferenciasmetodológicas radicales en sí mismas.

Page 39: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

pág. 37Bol-407

PASTORAL SOCIAL

Pasemos ahora a un breve repaso de su estudio.El lector podrá consultar en las citas bibliográfi-cas las publicaciones que le permitirán ampliar surepertorio de enfoque e interés particular. Losconceptos psicodinámicos de adaptaciónpsicosocial del anciano son quizá los más difíci-les de ajustar en un contexto positivista-empíri-co-experimental. Sin embargo de entre ellos laperspectiva de desarrollo del psicoanalista ale-mán Erik Erikson (1902-1994) sigue siendo consu propuesta de la teo-ría del ciclo vital hu-mano, la más útil paracomprender las difi-cultades particularesque tiene un ancianoen el postmoderno oc-cidente de afrontar elproceso de envejeci-miento y muerte.

Al establecer losconceptos de adapta-ción en la vejez en elcontexto de vida eco-nómico-social-útil,destaca la necesidad de no juzgar a los ancianospor los mismos criterios que son relevantes enetapas más tempranas de la vida y que puntuali-zan autores como Freud, Wallón, Piaget y otros.

En un estudio comparativo cultural definelas tareas psicosociales relevantes de la vidaadulta que, teniendo en cuenta los siguientescriterios cualitativos a los que expresa en suteoría con palabras que señalan los alcances ylímites de lo que ha observado: «intimidad»frente a «aislamiento» en la vida adulta joven;«fecundidad» frente a «inactividad» en la mi-tad de la vida, y «entereza» frente a «desespe-ranza» en la vejez.

En esta última etapa de la vida, según Erikson,se caracteriza por la auto-observación delacentuarse en el individuo la percepción de sí

mismo y de su relación con los demás de cómo sees visto al momento de iniciar y continuar enve-jeciendo y la jubilación. Junto a ello, aparecen lasenfermedades y las preocupaciones relativas a lamuerte. Los amigos mueren; los familiares tam-bién. La esposa/esposo muere. Es inevitable quetambién a uno le toque su turno. Al enfrentar aesta situación, es comprensible el sentimiento dedesesperanza. Erikson describe la tendencia adisminuir la productividad y explorar la vida con

el rotulo de ser ya unapersona jubilada.

Erikson describeque durante este últi-mo periodo el indivi-duo contempla sus lo-gros y podemos conintegridad si se con-sidera que se ha lle-vado una vida acer-tada. La contrapartees si se ve la vidacomo una concatena-ción de actividadesimproductivas que

desleirá sentimientos de culpa por las accionespasadas, o considerarse que no se lograron lasmetas en la vida. El sentimiento de descontentoscon la vida, va configurando la aparición dedesesperación, que a menudo da lugar a depre-sión52.

De la multitud de autores e investigadores enel campo de la psicogeriatría, se elige compagi-nar la etapa número 8 del ciclo vital humano deErikson con el trabajo del psicólogo norteameri-cano Henry Alexander Murray (1893-1988), quiense distingue de otros autores con su teoría de lapersonalidad, dado que en ella compagina juntocon el psicoanálisis, la filosofía de las funcionescerebrales y la neurofisiología sintetizando que lapersonalidad actúa como el indefinible órganogobernante del cuerpo como un instinto que guíalas decisiones y acciones humanas desde el naci-

VIII. LA PSICOLOGÍA SOCIAL Y LA VEJEZ

Page 40: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

PASTORAL SOCIAL

pág. 38 Bol-407

miento hasta la muerte. Para Murray (1938) lapersonalidad está siempre presente en cualquiermomento de la biografía humana y plantea conesta dualidad, la configuración entre relacionesdependientes de las sustancias cerebrales y lasestructuras psíquicas como unidades correlati-vas, indisolubles y únicas53.

Propone en su teoría de «las necesidades hu-manas», similar a la de su colega AbrahamMaslow, en que el individuo se encuentra hastaque la enfermedad lo imposibilita, a vivir sujetoen un ritmo siempre constante en alternancia condos tipos de situaciones a las que designa:

Tipo A) Presión alfa-propiedades o atributos rea-les del ambiente.

Tipo B) Presión beta-que desarrolla la percep-ción subjetiva del ambiente por el individuo,que son los determinantes finales de la con-ducta observada.

Las dicotomías emergentes que siempre afrontael individuo son:

Necesidad de poder o dominaciónNecesidad de afiliaciónNecesidad de degradación - evitación

de la vergüenza,Necesidad de logro - evitación del daño,Necesidad de logro - evitación del daño.

Esta son solo algunas de las «necesidadeshumanas» enunciadas por Henry A. Murray y queen el panorama psico-social del anciano, se haenunciado que el entorno social no produce

ni cambios ni nuevas estructuras de personalidad,por lo que el efecto de la influencia social sereduce a moldear aquellos rasgos de personalidadque ya están determinados desde el nacimiento.Por tanto la no-resolución de tales necesidades seal envejecer se ven primero amenazas y despuésconstantemente son tan menguadas y frustradas atal grado, que la investigadora chilena PaulinaOsorio, al que designa con el poco afortunadopero actual y descriptivo título de «muerte so-cial»54.

La opción de cambio social que conllevaría aun estado de eupisquismo en el anciano y a la quese debe de seguir (a la que se suma el autor), es lapropuesta del Papa Juan Pablo II contenida en suMensaje a la Asamblea Mundial de la ONU sobre«Los problemas del envejecimiento de la pobla-ción» en la que escribió que para que se realice uncambio social real y efectivo, se requiere de quese lleve a cabo con los aportes descritos, doscondiciones impostergables a saber: «La primerarequiere de las mismas personas ancianas queacepten profundamente su edad y estimen susposibles recursos. La segunda condición concier-ne a la sociedad de hoy. Necesita hacerse capazde reconocer los valores morales, afectivos, reli-giosos que habitan en el espíritu y en el corazónde los ancianos y necesita trabajar en favor de suinserción en nuestra civilización que sufre undesfase inquietante entre su nivel técnico y sunivel ético»55. La última fase de pasar de la pala-bra a la acción social y psicológica de cambio, latienen los ancianos con su voz y los gobiernosdispuestos a aceptarlo.

Busca el consejo de los ancianos,pues sus ojos han visto el rostro de los añosy sus oídos escuchado las voces de la vida.

No obstante te desagraden sus consejos ¡escúchalos!(Jalil Gibran)

Page 41: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

pág. 39Bol-407

PASTORAL SOCIAL

El incremento en las expectativas de lograrmás años de vida de la población mexicana, hanaumentado y de acuerdo al INEGI, establece laposibilidad de que la esperanza de vida de losmexicanos ha incrementado con respecto al cen-so que en el año de 1930,estimaba que las personasvivían en promedio 34 años;luego a 40 años en 1970 yeste indicador seincrementó en 61 años en elaño 2000 y en el año 2014fue de casi 75 años de vida56.

Por otra parte y de acuer-do a la O.N.U. el crecimien-to de la población, sufre uncambio a nivel mundial conacento en la disminución de las tasas de fecundi-dad y el aumento la sobrevida de los adultosmayores.

Se estima que para el año 2018, a nivel mun-dial, la cantidad de menores de 5 años será iguala la cantidad de personas mayores de 65 años,cumpliéndose la transición epidemiológica y quede tener una pirámide poblacional mundial dondese equilibren los extremos etarios poblacionales57.

La perspectiva más aceptada es en la psicolo-gía con orientación biológica, difiere de la pers-pectiva de la psicología social en el hecho de queen la primera, se enfoca al envejecimiento, to-mando en cuenta sólo en los aspectos biológicosderivados a nivel cognitivo-conductual de loscambios que sufre el organismo humano defi-niendo sus limitaciones físicas y perdidas afectivasque conforme pasa el tiempo, se acentúan58.

En contra parte, surge la propuesta del Dr.Martin Seligman (1998) quien focaliza el acentoen que la investigación psicológica actual sobrela vejez, debe de ser más bien enfocándose hacia

los aspectos más propositivos y positivos de lapsique humana59. Ambas posiciones en cita, tienepuntos en común y de confrontación, de realiza-ción y de limitación del individuo, pero coincidenen la búsqueda de establecer una alternativa que

pueda conformarse a la nue-va dimensión de un nuevoorden mundial y global.

En un artículo elaboradoen esta dirección realizadopor la Dra. Nelly Salgado-de Snyder y sus colabora-dores, determina que «la po-blación de adultos mayo-res, principalmente los queviven en la pobreza, hanrecibido muy poca atención

por parte de investigadores, prestadores de servi-cios y diseñadores de políticas públicas. Existe unlimitado número de estudios que se han enfocadoen la relación entre envejecimiento, género ypobreza. Sobre todo la inequidad persistente anivel mundial en el acceso a oportunidades parauna mejor calidad de vida entre las mujeres ancia-nas que viven en pobreza».

En tanto, el optimismo en el logro de una«actitud positiva» que propone el Dr. Seligman sederrumba ante el problema de la realidad econó-mica, que limita y que se observa que acentúa lasdeficiencias con que cursa el anciano.

CONCLUSIÓN

La salud del ser humano, de todo el ser huma-no, fue el signo que Cristo eligió para manifestarla cercanía de Dios, su amor misericordioso quecura el espíritu, la mente y el cuerpo. Que éstesiempre sea el punto de referencia fundamentalde todas nuestras iniciativas: el seguimiento deCristo, a quien los Evangelios nos presentancomo «médico divino».

IX. LA VEJEZ Y EL CAMPO ORIENTATIVODE LA NUEVA PSICOLOGÍADE LA EDAD GERIÁTRICA

Page 42: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

PASTORAL SOCIAL

pág. 40 Bol-407

Esta es la perspectiva bíblica que da valor alprincipio ético natural del deber de la atención alenfermo, en virtud del cual toda existencia huma-na debe ser defendida según las particulares difi-cultades en que se encuentra y según nuestrasposibilidades concretas de ayuda. Socorrer al serhumano es un deber tanto en respuesta a underecho fundamental de la persona como porqueel tratamiento de los individuos redunda en bene-ficio de la colectividad. Jesús siempre vio por elbien común.

La ciencia médica progresa cuando aceptareplantearse siempre tanto el diagnóstico comolos métodos de tratamiento, presuponiendo quelos datos anteriores y los presuntos límites pue-dan superarse. Son momentos en que las leyes dela ciencia dan cabida a otro ámbito, un espacio alo divino.

El mismo Jesús con su gesto de compasión,permite que la estima y la confianza del personalsanitario sean proporcionales a la certeza de queestos defensores por profesión de la vida nodespreciarán jamás la parte espiritual dentro deuna existencia humana, aunque sea minusválida,y sabrán alentar siempre todo intento de curación.

En este servicio de fe, se concretizará la iglesiacomo «comunidad de amor». Se tiene como ejem-plo a personajes emblemáticos como San Juan deDios, Camilo de Lelis, María Guadalupe GarcíaZavala (Madre Lupita), María de Jesús Sacra-mentado Venegas (Madre Nati), María Vicentade Santa Dorotea o Fray Antonio Alcalde, quesirvieron a Cristo pobre y que sufre en la personade los enfermos. Grandes personajes que sacaronfuerza de la eucaristía para socorrer eficazmenteal ser humano y promoverlo, según la dignidadque le es propia.

En sus hospitales y clínicas, la capilla fue elcorazón palpitante en el que Jesús se ofreceintensamente al Padre celestial por la vida de losenfermos. La Eucaristía, distribuida con dignidady con espíritu de oración a los enfermos, fue saviavital que les consolaba e infundía en su espírituluz interior para vivir con fe y con esperanza lacondición de enfermedad y de sufrimiento.

Sin lugar a duda cada enfermo espera de losconsagrados en su lecho de dolor, sea hospital,clínica o su propio hogar, un amor sanador, per-donador, gratuito y bello como el que ofrecíaJesús.

NOTAS1 La alegría del evangelio, Exhortación apostólica del Papa

Francisco, 20142 ZENIT, 11 de Febrero del 2010.3 Klaus Berger, Jesús, Sal Terrae, 2009. Lectura de Cristo y

el Evangelio en clave terapéutica.4 De vita contemplativa. http://

www.earlychristianwritings.com/yonge/book34.html5 Esto se puede releer en el libro los volcanes de Cuernavaca

de Lya Gutiérrez Quintanilla, quien tiene una serie deentrevistas con estos revolucionarios: Sergio MéndezArceo, Gregorio Lemercier e Iván Illich.

6 Hans Joas, Teoría de la acción. Capacidad creativa de losactores colectivos

7 Redalic.org vol. 9, núm. 19, mayo-agosto, 2012, pp. 361-389

8 Boris Cyrulink, La reivindicación sana del dolor y de lafelicidad. También la empatía. Obras: De cuerpo y alma,El realismo de la esperanza, La maravilla del dolor, Elamor que nos cura

9 Estética teológica de Ur Von Baltazar.10 Joseph Gevaert, El problema del hombre, Introducción a la

antropología filosófica, E. Sígueme, Salamanca 1984, p. 103.11 Hans Urs Von Balthasar, La mia opera ed epilogo, Jaka

Book, Milano 1994, p. 153.12 José Antonio Pagola, Jesús, Aproximación histórica. PPC,

Madrid 2008, p. 155.13 Benedicto XVI, La luz del mundo, El Papa, La Iglesia y Los

Signos de los tiempos. Una conversación con Peter Seewald.Herder, México 2010, p. 183.

14 Aparecida, Documento conclusivo. V Conferencia Gene-ral del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, n. 417.

15 Aparecida, n. 420.16 Jesús Mª Ruiz Irigoyen, Humorizar la salud. Sal Terrae,

Bilbao 2001, p.42.17 Ibíd., p. 43.18 Francisco González Crussi, Que la medicina no es ciencia,

Revista Letras Libres, Febrero 2010, año XII, n. 134, p.14.

Page 43: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

pág. 41Bol-407

PASTORAL SOCIAL

19 Ibíd., p.18.20 Ibíd.21 Arnoldo Kraus,22 González Crussi, p. 20.23 Ibíd., p. 14.24 Cfr., Jesús Mª Ruiz Irigoyen, p. 43.25 O.C. en David Rieff, p. 32.26 Alexis Philonenko, La filosofía de la desdicha, Tomo I,

Taurus, México 2002, p. 294.27 Hombre y Dios, Tomo I, Cincuenta años de poesía

española, BAc, Madrid, 1995, p. IX.28 Philonenko, p. 295.29 Hanna Arendt, La condición humana, Paidós, Barcelona,

1998, p. 60.30 José Luis Martín Descalzo, El testamento del pájaro

solitario, en «Hombre y Dios», o.c., p. 55-56.31 Leonardo Boff, Gracia y liberación, E. Cristiandad,

Madrid, 1980, p. 139.32 José Luis Martín Descalzo, Vida y misterio de Jesús de

Nazaret, E. Sígueme, Salamanca 2004, p. 498.33 Emmanuel Lévinas, Totalidad e infinito, Ensayo sobre la

exterioridad, E. Sígueme, Salamanca 1997, p. 163.34 Xavier Zubiri, Sobre el hombre, Alianza Editorial, Ma-

drid 1986, p 35.35 Michael Foucault, La hermenéutica del sujeto, Fondo de

Cultura Económica, México 2002, p. 110.36 Umberto Galimberti, Psique e techne, L’ uomo nell’ età

della tecnica, Feltrinelli, Milano 1990, p. 690.37 Pagola José Antonio, Jesús aproximación histórica, PPC

Editorial y distribuidora, SA Madrid 2008 pág. 15538 Más que sanador, podemos llamar a Jesús curador (del

latín cura, es decir, cuidado, solicitud por el necesitado)más que sanador, pues parece que es como mejor lo veíala gente a Jesús.

39 Ibid. Pagola José Antonio, Jesús Aproximación histórica,Pág. 156

40 http://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/homilies/2005/documents/hf_ben-xvi_hom_20050424_inizio-pontificato.html

41 http://www.jesuitas.es/adjuntos/article/160/PapaFrancisco JMJ Brasil 2013.pdf

42 http://www.who.int/ageing/events/idop_rationale/es/43 Aciprensa (2002) Carta del Papa Juan Pablo II al Primer

Ministro del Reino de España, José María Aznar, en sucalidad de Presidente de la II Asamblea Mundial sobre elEnvejecimiento, Vaticano, 3 de abril 1982.

44 Fernández-Ballesteros, Roció (2008) Psicología de la Vejez:Una Psicogerontologia aplicada, Editorial Pirámide.

45 O’Khan Kabwasa, Nsang (1982), El eterno retorno. EnAfrica la vejez es un momento privilegiado en el círculoinacabable de la vida, El Correo de la UNESCO, Octubre,pág.14-15.

46 Kozlov, Victor (1982) Recetas para vivir cien años. En-cuesta soviético norteamericana sobre las regiones concentenarios, El Correo de la UNESCO, Octubre, pág.12;Ribera JC. (1995), El anciano desde el punto de vistabiológico. En Gafo J. (ed.) Etica y ancianidad. Madrid.Universidad Pontificia Comillas. 29-40 (Dilemas Éticosde la Medicina actual - 9)

47 Méndez Gallo, Pablo (2007) La concepción social de lavejez: Entre la sabiduría y la enfermedad, Zerbitzuan:Gizarte zerbitzuetarako aldizkaria= Revista de serviciossociales, (41), 153-160.

48 Ibíd, pág. 158.49 Minkowski, Eugen (1951) Aspects psychologiques de la

vieillesse, Evo/. Psychiatrique, 1951; 16: 49-72.50 Yanguas Lezaun, J. J. (2007) Análisis De La Calidad De

Vida Relacionada Con La Salud En La Vejez Desde UnaPerspectiva Multidimensional. Premio Imserso «InfantaCristina» 2004, págs. 1-81. del desarrollo psicosocial,International Thomson Editores, S.A., págs. 80- 91.

51 Fernández-Ballesteros, Rocío. (2005) Evaluation of «VitalAging-M»: A Psychosocial Program for Promoting OptimalAging. European Psychologist, 10(2): 146-156.

52 Henson, K. (1999), Psicología educativa para la enseñan-za eficaz, Teoría de Erikson del desarrollo psicosocial,International Thomson Editores, S.A., págs. 80- 91.

53 Véase Henry A. Murray en: Engler, Bárbara (1996) Teoríasde la Personalidad, 4ª edición, Mc-GrawHill.

54 Osorio, Paulina (2006) Exclusión generacional: la terceraedad, Revista Mad, número 14, Departamento de antropo-logía, Universidad de Chile, pág. 47.

55 El Papa Juan Pablo II y Los Ancianos (1982) Mensaje a laAsamblea Mundial sobre «Los problemas del envejeci-miento de la población» (Organizada por las NacionesUnidas y celebrada en Viena. Mes de Julio.

56 INEGI (2015) Esperanza de vida por entidad federativasegún sexo, 2007 a 2014.

57 Melgar Cuellar, Felipe. Penny Montenegro, Eduardo (2012)Geriatría Y Gerontología Para El Médico Internista, SelloLa Hoguera Investigación, pág.28

58 Fernández-Ballesteros, Rocío. (1996) Psicología del enve-jecimiento: Lección Inaugural del Curso Académico 1996-1997. Madrid: Universidad Autónoma de Madrid.

59 Seligman, Martin EP (1995). Lo que usted puede cambiary lo que no se puede: La Guía Completa para técnicasexitosas de Mejoramiento. Ballantine Books.

Page 44: Presentación...Pablo II, los 11 a 14 de junio de 2014 (Boletín de Pastoral n. 395, p. 2): «…a partir del 28 de este mes (junio 2014) nos lanzaremos al Año de la vida en Cristo

Recommended