Date post: | 21-Jul-2015 |
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Science |
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Cualquiera de nosotros entra en un
supermercado a comprar cuatro
cosas… Y sale con dieciséis. ¿Qué ha
pasado?
Pues que hemos caído,
indudablemente, en las trampas de la
publicidad.
La publicidad no se limita a los anuncios
de las revistas o la televisión. Hoy en día
incide en el envase (su forma, tamaño,
color), en su colocación en las tiendas,
en su precio e, incluso, en los
componentes del mismo producto.
La publicidad incide en un deseo que
todos tenemos: ser diferentes a los
demás y que nuestra individualidad
destaque. Por ello, nos habla de objetos,
ropas, fragancias, que harán que los
demás nos miren al pasar; que
denotarán que somos distintos
La publicidad, para ello, se diversifica. Y
por lo tanto hay productos dirigidos
específicamente a jóvenes, otros a
mujeres, a hombres, a niños… Incluso en
ocasiones, lo que a unos agrada, a
oreos les puede desagradar
profundamente
Deberíamos ser capaces de dominar a
la publicidad para evitar el despilfarro.
De vez en cuando, compramos un
nuevo par de zapatos que hará que nos
sintamos mejor, pero no es la solución a
nuestras necesidades humanas de
amor, afecto, amistad o de autoestima.
Ante todo se trata de ofrecer mayores
niveles de ahorro, un trabajo mejor,
seguridad ante problemas de salud o
edad, popularidad y el prestigio
personal, el respeto de los demás,
mayores comodidades y mejoras
sociales, en general.
El publicista no vende cosméticos, sino
que brinda belleza, atractivo e ilusión.
Para atraer al potencial comprador de
un automóvil, el vendedor no sólo
realzará las caracteísticas mecánicas
del vehículo, sino también la
comodidad, la seguridad y el prestigio
que ese modelo proporcionará al
comprador
Una de las técnicas elementales
utilizada desde la aparición de la
publicidad, se basa en la repetición del
mensaje.
Otro instrumento fundamental son las
marcas registradas. Cuando el
consumidor confía en un sello comercial,
se puede considerar que éste es, en sí
mismo un anuncio publicitario más.
El uso de palabras como PRECIOS
BAJOS, OFERTA, LIQUIDACIONES,
DESCUENTOS, REBAJAS etc. También
fomentan las ventas, ya que son
palabras que por definición nos hace
sentir curiosidad, o directamente el
impulso de comprarlo. Además brindan
a los compradores facilidades de pago,
meses sin intereses etc.
Reúne multitud de técnicas de
persuasión, entre estas destacan los
anuncios televisivos, la utilización de
tintas perfumadas, productos
anunciados por figuras famosas, la
promesa de la felicidad, de una vida
mejor, así como la controvertida
utilización del miedo.
Muchas veces la diferencia entre un
buen anuncio y un mal anuncio está en
la importancia que dan a la
investigación y sus resultados. ¿Qué se
investiga?
Entre otras cosas, el producto
anunciado y las personas a las que va
dirigido.
Se investigan los gustos de las personas, su manera de pensar y de vivir, sus actitudes y valores, cómo conseguir llamar su atención, etc.
En definitiva, se estudia el comportamiento de las personas, y es aquí donde la psicología, concretamente la psicología social, hace su gran aportación al mundo de la publicidad y el marketing.
La publicidad también tiene su lado
oscuro, y es que sabe muy bien crear
falsas expectativas y mentir a fin de
vender el producto. Por ejemplo cuando
se anuncian productos que perjudican
la salud que aparecen asociados con
cosas que pretenden que olvidemos
qué es lo que pasa en realidad.
Los mensajes subliminales
Se pueden clasificar según su base perceptiva en:
Visuales: Se encuentran en películas, anuncios, televisión, revistas…
Auditivos: Normalmente podemos encontrar en la música de algunas películas, en algunas casset-audio con sello subliminal para programas de autoayuda, en los grandes almacenes para inducir la compra… etc.
Los mensajes subliminales
Olfativos: Lo podemos encontrar en
algunos perfumes. Hay industrias que
gastan millones de dólares en investigar
los olores corporales, sobre todo los que
se producen en las actividades
relacionadas con los contactos sexuales
para incluirlos en fragancias.
Se instala en la mente
La publicidad invade cada vez más
rincones de nuestro entorno. Según Kalle
Lasn, en las grandes urbes la persona
media recibe 3000 mensajes publicitarios
al día, entre logotipos, etiquetas,
carteles, correo físico y electrónico, y
anuncios en los distintos medios de
comunicación
Manipula:
Se instala en tu cerebro y se activa en
ciertos momentos de tu vida cotidiana,
cuando te surge una necesidad o te
encuentras en cierto estado de ánimo.
Miente
La publicidad exagera, y aunque sepas
que miente, la repetición consigue
convencerte poco a poco o incluso del
todo.
Nos muestra gente feliz, bella sin
complejos que resuelve gracias al
producto anunciado.
Oculta la verdad Vende contaminación, obesidad,
adicción, tortura, sustancias tóxicas y hasta muerte. Maquillan a sus marcas y productos para que nadie sospeche lo que esconden. Productos fabricados en condiciones cercanas a la esclavitud, innecesarios coches 4x4 urbanos que aumentan la contaminación, cosméticos que en las pruebas les ha costado la salud a animales de pruebas… etc.
La publicidad es un reflejo de nuestra sociedad consumista, materialista y hedonista, crea necesidades para promover sus productos.
Juega con valores como la felicidad (deseo de imitación o identificación, voto de confianza), la competitividad (deseo de poder destacar, prestigio y poder), el éxito social (ser apreciado o sexualmente atractivo.