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do en el arte siempre propicioa expresar las inquietueles variables del pueblo. Así, nuestra pintura del 1600 resuenacon los graves tonos elel arteespañol y se torna, por unosaños, adusta, severa, de temasy ejecución sombríos; como sipretendiera hablar más al espíritu, sediento de mister'io,que al n1.undanal goce ele losstntidós. .
Cuando la Nueva España seva convirtiendo en México,desligándose sin desconocer sufilialidad de la Metrópoli, unanueva expresión de arte va definiéndose al parejo ele su estado social: el barroco mexicano. Fna pintura suntuosa, de
lu la ,\l'l'ptan como algo COl11
p1ementario. Además, en elIllundo entero la pintura semueve cn U11 ambiente de sua\'idad idealista. C11 husca dc
en ·los reflejos de su lago elresonar de los pintores venecianos,- colma los anhelos elearte y de lujo que envuelven lacorte del- virrey don Luis deVclasco el primero y se prolonga hasta principios del sigloXVlI.
Mas todo cambia, sobre to-
Por Manuel TOUSSAINT
tonos azules y otoñales, de reflejos dorados de crepúsculo,pone un toque personal e' in,'011 fundible al momento.
¡,:¡ apogeo del arte religioso,esnrltura arquitectónica o arquitectura escultórica, acarreanatural decadencia en la pintura: llega a ser esclava ddrevuelo de los retablos que só-
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LA Universidad Nacional
Autónoma de Méxicoinició en la Ciudad Universitaria sus activida
des divulgadoras del arte conuna exposición de la pinturaque floreció en Nueva España. Este movimiento plásticoreviste gran importancia ya
das, los retratos ele elamas )'caballeros que llevan el artepictórico hasta los palacios yla~ casas. Italia y F1aneles palpitan C01110 generadores ele estas obras y más tarele Españaagrega su acento viril al concierto. Pintura fácil, de dibujosensual, de colorido brillante,como si la capital ele NuevaEspaña hubiese podido recoger
que, por sí mismo, fué el másvalioso en toda América. Suestudio revela cómo el arte delviejo munelo se trasladó a lastierras nuevamente descubiertas y floreció con intensielaelinsospechada, hasta crear vereladeras escuelas que, si se derivaron de las l:uropeas, llegaron a alcanzar matices de personalidad y oe regionalismo,para obtener con los años características nacionales.
La iglesia renacentista necesitaba ele la pintura con fineselecorativos y de enseñanza.Adornar templos y monasterios en tal forma que no desdijesen de los suntuosos adoratorios indígenas, para atraer,L los fieles y enseñar a éstos,por medio de la escritura plástica, sin palabras, los principiosele la religión católica.
Es así como la pintura mural, ejecütada con la técnicaclásica del fresco, que tantasobras maestras había producido en Europa, se prolonga alN ue\'o Mundo y nos deja unaserie de ornatos murales quevan desele· la ingenua reproducción ele los motivos inelígenas, aun con grecas y frisos, hasta la suntuosa decoración renacentista de la escaleraele Actopan; o cuaoros queofrecen, al lado de la sabia sencillez de los primitivos, la emoción giottcsca de los muralesde Epazoyucan.
Pero el Renacimiento abandona la solemne inmovilidaddel muro para lanzarse en elcnadro pintado al óleo, a laconquista, quizá mús mundana pero no menos avasallante,de mayor númt'1'o de fieles.Así surgen los retablos deslul11bradores. las imágenes aisla-
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,el 'rl'lmlo Ibla 1'1 adl' pictórico a les palacios,
:;as L¡Jocas y mo !alida::,'s, en bforma nú~ did:"tclica y claraposibk. La:; eXjJo~ici()ne:; ser;:n cO\ilpkm:ntaelas a base de
(onitTl'ncias que ilustren loslemas expue~los.
Dentro ele! acl'l'vo pr('~~'nla
do. hay un lote -alltecedcntecuropeo-- de tr:ce cuadros]Jlobablt-Illt·ntt' realizados porIJ Tiziann. El Tinlordo. Lui~
de Mora1t'~ (I~I Divino), Elhpañolt-lo. Murillo , Velázquez. Zurbarán y El Greco.Existen, además, dos óleos co-
Galerias de San Carlos y delIl1Stituto Ni1ci()nil1 de BellasArte~-, e~ la primera de una~l'!'ie t'ncíllllinil<]a ;\ ofrecer aI()~ uni\l'I'~ilario~ y al públicoelO g't'Ilt'ra1. una pa!lor;'lmic\ dela~ artes pl{lsticas en ,;u~ diver-
ct!antos cuadros en que estáhablando el reali';ll1o cruel queexpresa la,; inquietudes deltit'mpo. Coogruente con susideas y su arte. el artista mucre en la lucha pOI' la independencia de S~I patrií!. Así termina el ciclo artí~tico de ;ll1es1nl pint\ll'a colonial.
Artes l'Iásticas ele la DirecciónGeneral ele Difusión Cultural.del propio Centro ck Estudios.y montada por el museógra foCarlos Fernández Serrano.
Esta exposición -en la quefiguran cincuenta y cincoóleos, de los CUides 38 estánejecutados sobre tela, 10 sobremadera y 7 sobre lámina, ensu mayoría provenientes de las
dad Universitaria, la exposición TI'CS Siylos (xvr, XVII. yXVIll) dc pintura IIlC;ÚCana,
organizaela por la S~cción de
BREVE l~ES!:ÑA DE LA EXPOSICICN
. , ,la i!fINia nI'Cl'silal>a la pi1l1l/ra pllra fi1?rs dl'cnrdli7 1os,
EL Dr. Nabar Canilló,
r\ector ele la Universidad Nacional ck M éxico, inaugurú el mar
tes siete de septiembre, e:l elamplio Salón de Lectura de laBiblioteca Central de la Cid-
La pintura -religiosa de fines de la colonia, gazmoña enimaginación y técnica, dejaríaun lamentable fin a nue~tra
bre\'c reseña, a no ser por elimpacto del pintor genial quea la sazón florece en España.Como un eco acogedor de suvoz, un n1('~tizo deja unos
ro ahogados en tal meloso ambiente, encuentran tabla de salvación en el retrato. Así surgen, magníficos. desde el dela excelsa monja, hasta e\muy"incero y no menos admirable,de la niña que tiene un clavelen su mano.
una ensoñación que bieri IH(de S~l1.r: la Isla de Citerea, peroque" en pil}celes menos hábiles,degeneró en 10 'dulzón 'e in'consistente, Pero el arte nuncádesfallece si tiene 1111 mínü-riordugib:Ell> Nueva España lospintores, dbtados de genio, pe'-
, , , el orle nunca desfallece si liene un mínimi) de 1'rfugio, , .
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rrespondientes a las escuelasde vVestfalia y de David Gerardo, así como un cuadro atribuído a Martin de Vos y otroanónimo.
El resto pertenece al períodocolonial, y de él obtenemos lasiguiente relación': Uno de Sebastián Perines, el primer pin-
tor de fama mundial que aparece en México. Cuatro delhltazar de Echave Orio, autor de los cuadros para el retablo de la Casa Profesa, aprincipios del siglo XVII, y losd~l templo de Santiago Tlaltcloica. Toda su obra, ingenua yrica, de pleno Renacimiento.Su pintura sensual, de perfección técnica, está desprovistade complicaciones espirituales.Cuatro de Alonso López deHerrera, excelente pintor que
floreció a prinCIpIOS dd sigloXVII e ingresó a la orden ele105 dominicos. Cuatro de Baltazar de Echave Ibia, hijo ydiscípulo del primer Echave.Se caracteriza este pintor porel afán y delectacíón con quereproduce fondos de entonación azulada, algunos bellísimos. Su obra no ha sido descubierta sino hasta en los últi-
mas tiempos. Tres de Sebastián López de Arteaga. de origen sevillano, introcluctor dela modalidad barroca en la pintura mexicana y autor de "Laincredulidad de Santo Tomás",ejecut<>.do, según la leyenda escrita en el cuadro, en cumplimiento de una sentencia inqui··sitorial. Tres de Luis J uárez,que en 1633 acabó de pintar
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una serie de cuadros para elconvento de La Merced, de laciudad de México. Uno de J osé J uárez, uno de nuestrosgrandes pintores, hijo del anterior y discípulo de López deArteaga. Su dibujo, a pesar delbarroquismo, es de una precisión encantadora. Su hija
casó con António Rodríguez,dando origen este matrimonioa la dinastía de artífices Rodríguez Ju·árez, que empieza aprincipios del siglo XVII y concluye ya bien entrado el XVTJI.
Dos de Baltazar de Echave vRioja, hijo d~l segundo Ech;ve. No recibe las enseñanzas,de su' padre ni de su abuelosino ,de López de Arteaga. Deobra escasa, sus cuadros sonsombríos, de fuerte claroscuro.Tres de Juan Correa, de losmás famosos pin.tores de sutiempo; de obra numerosa y,
por lo mismo~ desigual. Floreció de 1674 a 1714. Cuatro deJuan Rodríguez J uá¡:~z, quedisfrutó de gran prestigio porel valor de su arte. Cuatro deJuan de Ibarra, que alcanz<'>gran fama en su tiempo, comparándosele con el Correggioy con Murillo. Tres de MiguelCabrera, el más famoso pintormexicano del siglo XVIII. Dosde Juan Patricio Morlete
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Ruiz, nno de los nombres demayor prestigio dentro delgrupo de Cabrera. L'no de Joséde Alcíbar, destacado tambiéndentro del grupo cabrerista.Uno de Francisco EduardoTresguerras, famoso arquitecto guanajuatense que, aunqueno fué notable como pintor,.dejó bastantes cuadros. Y dos.de Rodríguez A1conedo.