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8/9/2019 Revista Internacional - Nuestra Epoca N°6 - junio 1965 - Edición Chilena
1/110
N ."
6-
REVISTA INTERNACIONAL
-I
V I E T N A M Í :
CRECE LA
SOLIDARIDAD
INTERNACIONAL
CON EL
HEROICO
PUEBLO
VIETNAMITA.
E.° 0 40.-
REPÚBLICA
DOMINICANA:
doctrina Johnson ,
declaración de guerra
contra
el
derecho
a la
independencia
y a la
autodeterminación de
las naciones.
8/9/2019 Revista Internacional - Nuestra Epoca N°6 - junio 1965 - Edición Chilena
2/110
COLABORAN EN ESTE
NUMERO:
J C Q U E S DU CLOS
M i e m b r o de Buró Polít ico del C o m i t é C e n t r a l del Partido C o m u n i s t a Francés
Z H I V K O Z H I V K O V
M i e m b r o d e l B u r ó P o l í t i co d e l C o m i té C e n t r a l d e l Partido C o m u n i s ta B ú lg ar o
S A N T I A G O A
L
V A R E Z
M i e m b r o
d e l
C o m i té E je cu t i v o
d e l
C o m i t é C e n t r a l
d e l
Partido C o m u n i s t a
d e España
Z I S I S Z O G R A F O S
M i e m b r o d e l
B u r ó
P o M t i c o d e l
C o m i t é C e n t r a l
d e l
P a r t i d o C o m u n i s t a
de G r e c i a
Z D I S L A V SULC
P u b l i c i s ta ch e co s lo v aco
E D U A R D N D L O V U
S e cr e tar i o g e n e r al ad ju n to d e la U n i ó n d e l P u e b l o
A f r i c a n o
fe
Zimbabve
C H E I K A .
A M I D U
D i r i g e n t e s i n d i c a l de-Senegal
A L B E R T O G U A
L,
A N
M i e m b r o
del
C o m i té C e n t r a l
del
P a r t i d o C o m u n i s t a
de El
Salvador
R E N E
U R B A N Y
D i r e c t o r d e Z e i t u n g v u m L e t z e ' b u r g e r V «
ó r g a n o c e n t r a l
del
Partido C o m u n i s t a
de Luxemburgo
J A M E S S T E W A R T
M i e m b r o del C o m i té P o l í t i co del Partido C o m u n i s t a de Irl:
8/9/2019 Revista Internacional - Nuestra Epoca N°6 - junio 1965 - Edición Chilena
3/110
¡Proletarios de
todos
lo s
países, unios
Nuestra
Época
REVISTA INTERNACIONAL
6
1965
ASO VI. - JUNIO
S U M A R I O
L A
INDIGNACIÓN D E L MUNDO CONTRA L A AGRESIÓN D E E E . U U .
República
Dominicana:
Nuevo
desaf io lyanqui
a los
pueblos
*
Solidari-
dad con ¡la
lucha dsl
pueblo
vietnamita. [Ecos
de la opinión mun-
dial]
* J.
GIBBONS
—
EE.UU., gendarme internacional
J. DUCLOS — Los comunistas
y
las conquistas sociales en
Francia
. . .
3
20
T E ORÍA Y PRACTICA D E L A
E DIFICA CIÓN
SOCIALISTA
Z . ZHIVKOV
— L a democracia
popular, camino seguro hacia
e l
socialismo
27
Z.
S U L C
— El desarrollo creador del
pensamiento económico
marxista .. 35
T R I B U N A D E
PROBLEMAS ACTUALES
S . ALVAREZ — Sobre la unidad de católicos y comunistas [Nueva reali-
dad española] 45
L OS PUEBLOS DE ÁFRICA LUCHAN POR LA LIBERACIÓN,
EL P R O G R E S O
SOCIAL
Y L A D E M OCR A CI A
E. NDLOVU — ¡L a tierra á - s Zimbabwe será libre
M . AHMADI — La Guinea «portuguesa» en
llamas
C h e i k A .
A M I D U ,
M . DIENNE — Senegal espera cambios
A . NURI
—
Marruecos
en
las garras
del
neocolonialismo
.. .
56
60
63
67
EN L O S
PARTIDOS COMUNISTAS
Y O BRERO S
Z .
ZOGRAFOS
— El m o v i m i e n t o por la
democracia
en
G r e c i a
y las ta-
reas del Partido Comunista * A. GUALAN — Años ds lucha heroica [el
35 aniversario
del
Partido C o m u n i s t a
de El
Salvador]
* P.
SEGOVIA
-
Por un
Frente Democrático Nacional
# R.
URBANY
— El XVIII
Con-
greso
del Partido Comunista de Luxemburgo * J. STEWART — El Ca-
mino de
Irlanda hacia
la independencia y -.2 socialismo *
NADJI
— La
situación en
Irak
y la posición del Partido
Comunista
* A.
FERRARI
—
D i f u s i ó n
de la
literatura
marxista-leninista en la
Argentina
70
8/9/2019 Revista Internacional - Nuestra Epoca N°6 - junio 1965 - Edición Chilena
4/110
HÉROES DE LA LUCHA POR EL COMUNISMO
R. FALKE — Una
vida
o f r e c id a ai pueblo
96
CONTRA LA
REPRESIÓN
Y LAS PERSECUCIONES DE LOS
DEMÓCRATAS
J.
LAUPRETRE
—
Luchamos contra
la
injusticia
y la
arbitrariedad
*
J. PÉREZ — Por la amnistía de los presos
políticos'
en Ven-ezuela * A.
HUSSEINI — Una n u e v a ola de terror en Irán .
LIBROS Y REVISTAS
A . ISKENDEROV — Una nueva obra del Dr. Kwame Nkrumah * D. S.
-
C u a n d o combate
todo el
pueblo . . .
* p.
M O T T A L IM A
—
Argentina.
Realidad y perspect ivas
98
103
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5/110
La
indignación del
mundo
contra la agresión de EE.UU.
REP Ú BLI CA DOMI NI CANA:
Nuevo desafío yanqui a los pueblos
Los acontecimientos de la República Domi-
nicana han creado una tensa preocupación en
el
mundo
entero.
N o
sólo
por la
espontánea
so -
lidaridad que en todos lo s pueblos despierta la
lucha por la liberación de cualquiera de ellos,
sino también por las graves consecuencias que
tiene para la s relaciones internacionales la cri-
minal intervención armada
del
imperialismo yan-
qui en los destinos de aquel país soberano.
Desde luego,
no es
ésta
la
primera ingerencia
de lo s monopolios norteamericanos por la vía
de su
propia fuerza pública
en los
asuntos
in -
ternos de una nación que brega por conquistar
la democracia. Tampoco
es
éste
un
hecho aislado
en la
larga
lista
de las tropelías de los Estados
Unidos contra
los
pueblos latinoamericanos. Pero
por las
características
de
este
acontecimiento,
y
por el
cinismo
con que el
Presidente Johnson
ha
pretendido elevarlo
a
categoría
de
doctrina
ju-
rídica aplicable
a
todo
el
mundo, puede afir-
marse que él entraña una nueva mo-
dalidad de la
contemporánea
política
de
agresión del im-
perialismo.
La ingerencia
yanqui
en la vida de los pueblos
ha
sido uno de los capítulos más brutales de la
historia del imperialismo. Y no hay que asom-
brarse de que la condición de cabeza de la
re -
acción en el
mundo
impulse a los monopolistas
de
lo s
Estados Unidos
a la
concepción desorbi-
tada de
unos supuestos
«derechos»
para imponer
su
orden
en
cada país
y
para frustrar todo intento
de
organización estatal
por
fuera
del
estatuto
que
su soberbia
ha
dictado.
Y
ahora,
si la
activa
vo-
luntad
combatiente de los pueblos no ahoga des-
de ya la aplicación de la tesis con que los diri-
gentes
de
Washington intentan justificar
la
ocu-
pación militar de la República Dominicana, un
nuevo y
gravísimo peligro contra
la paz
habría
surgido en el panorama mundial, puesto que la
«doctrina Johnson» supone de hecho la d e-
claración de guerra contra el
derecho
a la
independencia
y a la determnación
de
las
naciones.
Ciertamente, el desembarco de la infantería de
marina de los Estados Unidos en la República
Dominicana
es
apenas
uno de los
infinitos epi-
sodios de gangsterismo con que el imperialismo
ha buscado ordinariamente manejar su s relacio-
nes con las naciones latinoamericanas. Es cosa
sabida que no hay una sola nación de la cuenca
del
Caribe que no haya experimentado en su
carne los zarpazos sanguinarios del instrumento
armado de los monopolios yanquis. En ese senti-
do
pudiera decirse
que lo
ocurrido ahora
es
ape-
nas un acto más de la misma
vieja
y amarga his-
toria
conocida.
Pero con
decir esto
no se
destacaría toda
la
verdad contenida en este acontecimiento. Porque
los cambios tácticos a que había tenido que aco-
gerse
el imperialismo norteamericano en los úl-
timos
tres decenios, especialmente
a
partir
de
la primera presidencia de Franklin Roos,evelt, no
so n cosa desdeñable en las relaciones interna-
cionales del hemisferio occidental. Aunque la
práctica
política concreta
de la
llamada «buena
vecindad» nunca tuvo los alcances que idealmen-
te
se le
atribuían,
es un
hecho
que
ella
implicó
un
relativo progreso
en
cuanto
al
respeto debi-
do a la personalidad de las naciones de esa
zona
de l mundo.
Pero aunque
los
monopolios
de la
potencia saxo-americana no renunciaron al in-
tervencionismo y siguieron apelando en
muchok
casos a la sucia intriga y a las elecciones amaña-
das que les permitían su s vínculos tradicionales
con las oligarquías nativas, abandonaron el sis-
tema grosero
de los
desembarcos
y de la
ocupa-
ción militar como medio para imponer sus pro-
pias decisiones. Es verdad que
posteriormente,
bajo
otros gobiernos, recurrieron
al
empleo
de
instrumentos mercenarios contra Guatemala,
Costa
Rica
y Cuba. Pero no lo es
menos
que aún
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6/110
IA I N D I G N A C I Ó N
D E L
M U N D O C O N T K A
L A A G R E S I Ó N D E E E . I7U .
no habrían de considerarse como dichas para
sólo el
hemisferio occidental. Pero
no. La
ver-
da d
es que el mismo argumento se halla en la
base
de la mortífera
actividad
de las
tropas yan-
quis en Vietnam, en Laos, en el Congo y en
donde
quiera
que
ejercen
su
sangriento
ministe-
rio. Y aunque es obvio que esas admoniciones se
dirigen
fundamentalmente a los países qu e aca-
ban de ganar su independencia o que están en
camino
de
lograrla,
no es
menos claro
que al
proclamar lo s monopolios su «derecho de inter-
vención» pueden ir tan
lejos
como convenga a
su imaginación o a su deseo e intenten aplicarlo
en el Sur u Occidente de Europa, en Canadá o
en Sudáfrica. Tanto, que,
en
cierto sentido,
po-
dría
decirse
que
Hitler, aspirante teóricamente
al
mero «-espacio vital», resultaría un modesto
competidor para
los
amos
de
Washington. Por-
que
reducidos
a
su
pura esencia
lo s
actos
y la
«doctrina» del señor Johnson, no queda sino
esta dramática y contundente realidad; e I
Gobierno
norteamericano
ha
declarado
abiertamente
la
guerra al movimento de li-
beración nacional
y a
los
movimentos
democráticos.
Mintiendo
con el
descaro habitual
de las
altas
esferas norteamericanas,
su s
dirigentes
han
tra-
tado
de engañar a la opinión pública mundial
sobre el verdadero carácter del movimiento po-
pular en la República Dominicana. Según dijo
el señor
Stevcnson
en su discurso ante el Con-
sejo
de
Seguridad
de la
ONU,
«un
pequeño
nú -
mero de comunistas, entrenados en Cuba, ha
tratado
de
ganar
el
control
de la
revolución
y
sus grupos armados». Y el Presidente Johnson,
como
el
ladrón
que a sí
mismo
se
cubre gritando
¡«al
ladrón» ,
no
vacila
en
proclamar como
una
de las
misiones
de sus
tropas «poner
a la
Repú-
blica Dominicana al abrigo de toda conspiración
internacional
o de
dictadura
de
cualquier suerte
que
sea». Aunque
su
cinismo
raya más
alto
cuando agrega que
«los intervencionistas
no son
los
norteamericanos, sino aquellos que se han en-
trenado fuera de este país en las operaciones de
guerrillas
a fin de
instaurar
allí
el
comunismo».
Bien sabido es que la insurrección contra lo s
herederos del
trujillismo tiene
un
carácter autén-
ticamente popular y constitucionalista y no as-
pira a
otra cosa
que al
restablecimiento
del Go-
bierno legítimo del Presidente Juan Bosch, ele-
gido por la
inmensa mayoría
de los
votos
en
1963.
Todo el mundo sabe que Bosch no es sino
un liberal. Y a los
ojos
de todo el que quiera
ver resulta evidente
que el
movimiento armado
es un movimiento nacional, una conjunción pa-
triótica de las amplias masas populares y de mi-
litares demócratas. Las afirmaciones contra Cuba
son,
pues,
calumniosas.
Y en
cuanto
a la
parti-
cipación de los comunistas dominicanos en los
combates, es obvio que están cumpliendo con su
deber y dando vigor a su consigna de «retorno
a la constitucionalidad mediante la lucha popu-
lar
y no como
resultado
de un
compromiso
con
los
yanquis».
Sólo
a los
imperialistas puede parecerles
que
el
derecho de autodeterminación de los pueblos
tiene
limitaciones.
Y que la
soberanía
de las na-
ciones puede estar
a
merced
del
anticomunismo.
Pero a los deseos del gran capital monopolista
se opone la realidad histórica: el derecho de
autodeterminación nacional
ha
dejado
de ser ge-
nerosa aspiración
de los
espíritus progresistas
para consagrarse como norma jurídica sin limi-
tación
alguna, y respaldada además por el sen-
timiento y la decidida voluntad de los pueblos.
Cada
nación tiene
la
facultad
de
decidir
por sí
misma
su
destino
y
organizarse
en
Estado.
Y
desde
luego tiene facultad para acogerse
al
sis-
tema socialista y a las ideas comunistas si así lo
desea. Lo
cual
significa que es
precisamente
quien trate de privarla de ese derecho quien
queda
automáticamente colocado contra
la ley
internacional.
Ni esa «doctrina Johnson», ni la tesis de las
esferas
de
influencia,
ni la de que el
mundo
tiene que mantenerse dentro del actual status
q u o, son
admisibles para
la
conciencia jurí-
dica de la actual sociedad humana. Cada nación,
no importa
en qué
zona
geográfica se
halle
o ba-
jo qué sistema haya regido su vida, tiene el de-
recho
de
darse
su
propia Constitución
y de in-
troducir para su régimen interno todos los cam-
bios
que desee. Y como esto es así, en tanto que
fenómeno de derecho, y está al mismo tiempo en
completa concordancia
con el
progreso social,
es un criterio eminentemente reaccionario, y con-
denado
por
tanto
a ser
barrido
de la
escena his-
tórica, el que pretende que la única fórmula de
paz es el mantenimiento de las condiciones del
mundo
de
hoy. Porque
no hay
mayor desorden
que el implícito en la aplicación por la fuerza
de
un
orden
ya en
franca contradicción
con las
elaboraciones
de la
vida.
Y en
cambio, siempre
será
verdad
el
pensamiento
del
gran mexicano
Benito Juárez de que «el respeto al derecho aje-
no es la
paz».
Notorio resulta por esto el inmenso peligro
que para J a paz se encierra en la «doctrina» con
que el
imperialismo yanqui quiere
justificar su
intervención en la República Dominicana. De
hecho,
ella
tiende
a
acelerar
la
marcha
por el
camino «a l borde de la guerra». La s amenazas
no han
sido proferidas únicamente contra
el mo-
vimiento de liberación nacional, sino también
contra
las
naciones
que ya han
conquistado
su
independencia. Conocido
lo que ha
practicado el
ejército norteamericano contra
la
República
De-
mocrática
de
Vietnam, sería tonto
no
presentir
que
igual destino asigna
a
Cuba cuando
en
boca
8/9/2019 Revista Internacional - Nuestra Epoca N°6 - junio 1965 - Edición Chilena
7/110
L A
I N D I G N A C I Ó N
D E L
3 I U N D O C O N T K A
L A
A G R E S I Ó N
D E E E . UU.
de Johnson o de
Stevenson
aparece acusada de
complicidad activa en lo que ellos llaman «la
subversión comunista».
Es claro que el imperialismo tendrá que asu-
mir las consecuencias de su conducta.
Como
el
cubano,
el
vietnamita
y el
dominicano, todos
los
pueblos están decididos
a
combatir bravamente
por su independencia y por el progreso de sus
instituciones.
Y es una
insensatez, contraria
a
lo s
intereses
de la paz
mundial,
el
creer
que se
puede avanzar impunemente por el camino de
la agresión sin tomar en cuenta la solidaridad
del campo socialista en favor de los agredidos.
Y no menos insensato resulta tomar pie en las
divergencias del
movimiento
comunista interna-
cional para considerar que, a su socaire, es posi-
ble atrepellar
a los pueblos sin riesgos de
puni-
ción.
Nadie debe olvidar —como se dice en el
Comunicado sobre el Encuentro Consultivo de
19
partidos comunistas y
obreros
—
que los co-
munistas
propugnamos la cohesión del movi-
miento
«.para
la lucha
común
contra el imperia-
lismo, el colonialismo, el neocolonialismo, con-
tra la dominación del capital monopolista, para
el apoyo activo al movimiento de liberación y
la defensa de los pueblos qu e sufren la agresión
imperialista, para la lucha por la paz universal,
basada
en el respeto de la soberanía y de la in-
tegridad de todos los Estados». Por otra
parte,
nunca ha estado tan aislado como ahora el im-
perialismo norteamericano en toda su historia.
No hay un
solo pueblo
en la
tierra
que no
mire
con
recelo
sus
actos,
que no lo
considere
una
amenaza real para
su
libre desarrollo
y su
tran-
quilidad. A tal extremo, que en el interior mis-
mo de los
Estados Unidos resuena cada
ve z
más
recia
y
sonora
la voz
multitudinaria,
que se
eleva
para
condenar
su s
agresiones.
III
«El curso de los aconteci-
mentos
internacionales
en
los
últimos
años ha sumnis-
tradomuchas
nuevas prue-
bas
de
que
el
imperialismo
norteamericano
es
el princi-
pal
bastión
de la
reac-ción
mundial
y un gendarme in-
ternacional
enemgode los
pueblos
del mundo
e n t e r
o».
Este
juicio
estampado
en la
Declaración
de la
Conferencia de los partidos comunistas y obreros
reunida en Moscú en 1960, ha sido plenamente
confirmado
por
todo
el
curso posterior.
Y
aho-
ra lo comprueba, de manera particular, el infa-
me crimen que se está cometiendo contra el pue-
blo
dominicano.
Efectivamente,
la
intervención yanqui
en
aquel
país
antillano es por sí misma palmaria demos-
tración de la quiebra de los viejos supuestos
ideológicos que han servido de base a la propa-
ganda del Gobierno de Washington. De nada
quizá se ha jactado tanto éste como de ser el
gran campeón de la '•'•democracia representati-
va».
Hasta
se
había permitido
en un momento
dado, cuando era necesario halagar a ciertos sec-
tores de la
opinión latinoamericana
a fin de
abrir paso a la Alianza para el Progreso, dar a
entender que no reconocería más «gorilazos» y
gobiernos
de
f a c t o. A lo cual tampoco
Kennedy
se atuvo honestamente. Y en
cuanto
sonaron los disparos en Dallas, el señor Mann
estuvo acuciosamente consagrado a frustrar, por
la
vía de los
cuartelazos,
el
cumplimiento
de la
voluntad de las masas. Dígalo si no el
derroca-
miento del Gobierno brasileño de Goulart. Y pa-
ra que no quede ninguna duda, hoy Johnson y
compañía actúan en ¡a República Dominicana
contra
un
movimiento
que se
propone
el
resta-
blecimiento
de la
Constitución
de
1963
a
través
de
un Gobierno designado conforme a sus prin-
cipios.
Ha caído la máscara de l gran adalid de
¡ a «democracia representativa» y tan sólo se ve,
ya sin aceites ni retoques, el burdo rostro del gen-
darme internacional.
La propia política panamericana ha entrado en
crisis. La OEA aparece desgarrada ahora a causa
de la humillación que implica el arbitrario juego
yanqui.
Es
verdad
que el 6 de
mayo aprobó,
co n
apenas los votos necesarios, el envío de una fuer-
za
internacional bajo sus órdenes a aquel país,
y
aue seguramente
ese será el sistema para «le-
galizar»
el acto pirático del Gobierno de los Es-
tados Unidos. Pero esta resolución, como ha di-
cho el
Emb ajador cubano ante
la
O N U ,
es
nula
a b i n i t i o porque viola el régimen de ésta
y
porque para imponerla
ha
sido necesario
su -
mar el voto del Embajador dominicano, quien
no representaba a nadie, ya que su Gobierno,
como lo ha proclama do el propio Presidente
Johnson, había sido barrido de la escena por la
marea po pular. Ha sido logrado este acuerdo
contra la franca reprobación de los delegados de
cinco países. Otro
se
abstuvo porque consideró
que el retiro de las tropas yanquis debe preceder
a
todo otro
procedimiento.
Varios de los que
dieron su aprobación han tenido que poner en
hipótesis, bajo la inmensa presión popular, el
envío
de
contingentes militares.
El
desacuerdo
arreció en la OEA cuando las tropas de la jun-
ta fascista, apoyadas, dirigidas y protegidas por
el ejército norteamericano, violaron los acuerdas
logrados
por mediación de la organización in -
teramericana y abrieron de nuevo fueso contra
la población de Santo Domingo. Incluso se ha
esfumado esa «mayoría» qu e aprobó ¡a célebre
resolución del 6 de mayo. En
^féxico y
¡a Ar-
gentina se ha desatado un movimiento endere-
zado
a
obtener
que sus
gobiernos t
retiren de
8/9/2019 Revista Internacional - Nuestra Epoca N°6 - junio 1965 - Edición Chilena
8/110
LA.
I N D I G N A C I Ó N DEL,
M U N D O C O N T R A
L A A G RE S I Ó N D E E E . U U .
esa funesta entidad, que tan arbitraria y oprobio-
samente manipula el imperialismo norteameri-
cano. Y es claro que las vigorosas protestas con
que las masas han replicado a ese aleve acto en
Santiago de Chile, Buenos
Aires,
Montevideo,
Río de Janeiro, Panamá, Caracas, Bogotá, Mé-
xico,
Sa n
José
y en
otras grandes ciudades
del
continente,
son una perentoria notificación a
lo s monopolios yanquis de que los pueblos lati-
noamericanos no aceptarán que se les convierta
en verdugos
de sus
hermanos.
Tampoco queda indemne en este episodio la
fanfarronería
a
propósito
de la
pretendida
Alian-
za para el Progreso. Con el pretexto de salvar
aquel país para la s inversiones de dicho progra-
ma, la ciudad de Santo Domingo —tan entra-
ñablemente unida a la tradición hispanoameri-
cana desde la fantástica aventura de Colón, nú -
cleo inicial de la cultura española en el
Nuevo
Mundo
y
devoto recinto
de la
tumba
del
Descu-
bridor— • ha sido semidestruida por los bombar-
deos
de los
invasores,
que a la
profanación
de
su s venerables muros han agregado la impía ma-
sacre de millares de sus mejores hijos. ¡La alian-
za no ha
sido,
pues,
entre
los
pueblos
Ni
para
construir y embellecer la vida. Ha sido entre la
sangrienta tiranía del dólar y la abominable ca-
marilla del coronel Wessin. Y para sembrar
muerte,
ruina y desolación.
IV
La
intervención
yanqui
en la
República
Do-
minicana se inició con una careta de humanita-
rismo: la protección de la vida
de
lo s subditos
norteamericanos residentes allí,
que no
estaba
amenazada por nadie. Pero apenas iniciada la
movilización
de la
flota
se
hizo evidente que, bajo
el ímpetu combinado
de la
tempestad popular
y del sector democrático del ejército, la s fuerzas
reaccionarias se habían derrumbado. Un nuevo
Gobierno constitucional, nacido
del
ejercicio
de
la legislatura elegida por el pueblo dos años
atrás, había entrado en funciones y tenía domi-
nio real de la situación. El
movimiento popular
armado,
que
había derrotado
en las
calles
de
Santo
Domingo
a las
tropas leales
a la
junta
re -
accionaría y tomado la fortaleza de Ozaina, aco-
saba a los restos del Gobierno reaccionario en
la base de San Isidro. Fue entonces cuando el
Presidente Johnson resolvió proclamar
que los
desembarcos,
ahora
ya
masivos,
obedecían al he-
cho de que en aquel país no existía Gobierno.
La intervención yanqui se produjo, pues, para
impedir que el régimen democrático pudiera des-
envolverse libremente tras
la
culminación
de
su victoria. Y para oponerse al régimen de de-
recho que había retornado, los dirigentes norte-
americanos no vacilaron en cambiar por tercera
vez la
«justificación»
de su
ingerencia:
ya el ar-
gumento era que una banda de comunistas, en-
trenada
en el exterior, se había apoderado del
Gobierno y del país.
Está claro que el imperialismo se niega a acep-
tar el final de la negra era trujillista. Vinculado
por muy
estrechos lazos
a
Trujillo,
el
sangrien-
to tirano que durante cerca de
30
años embo-
zaló, desangró y saqueó a su patria en beneficio
de los monopolios y de sí
mismo,
ahora quiere
prolongar,
por
encima
de la
dialéctica
de la
his-
toria, un régimen que los dominicanos no se re-
signarán a soportar nunca más. Por eso trató
de tapiar la salida
democrática cuando
la
muerte
violenta del dictador y puso su flota en torno a
la
isla, a título de desvergonzada advertencia.
Por eso, cuando, a pesar de todo, el pueblo im-
puso
un
Gobierno lleno
de
limitaciones, pero
liberal y obediente a una Constitución, fraguó
con los
supérstites
del
viejo despotismo
un
cuar-
telazo
para cortar el proceso deliberativo. Y aho-
ra ,
cuando
las
masas
han
derrotado
de
nuevo
a
la camarilla militar, una vez más comparece,
arropado
de
desprecio
a
cuanto
se ha
declarado
respetable
en el
mundo
de
nuestros días, para
tratar de garantizar la perduración de su domi-
nio y de su explotación.
Pero
una vez más se
equivoca
el
imperialismo.
Los patriotas dominicanos tienen razón al de-
clarar que la guerra civil había terminado a fi-
nales de abril y que su
triunfo
sobre el grupo de
militares reaccionarios era un hecho real. Ahora
se trata
de una
lucha
de
liberación nacional con-
tra
la intervención extranjera y sus mercenarios.
El
pueblo dominicano está defendiendo heroi-
camente con las armas en la mano la indepen-
dencia patria,
su
existencia
como
Estado sobe-
rano. En la desigual y sangrienta lucha desata-
da en las calles de Santo
Domingo,
lo s domini-
canos, como los vietnamitas, como todos los pue-
blos
que han
sido llevados
por sus
enemigos
al
terreno
de la
guerra,
han
demostrado
que no
escatiman esfuerzos para construir la victoria y
el porvenir nacional.
Pero la esperanza en esta victoria radica no
sólo en la decisión inquebrantable de ganar al
fin
la
patria,
de que
están dando glorioso ejem-
plo los
patriotas
de
Santo
Domingo.
La
trágica
situación a que han sido sometidos por los tra-
dicionales
saqueadores
de su
riqueza
y de su
trabajo exige una inmediata e inmensa solida-
ridad
de todos los pueblos. Ella ha brotado
ya
en el indignado repudio universal que ha desata-
do este crimen imperialista. Los pueblos de todos
lo s continentes, decenas de gobiernos de Euro-
pa,
Asia,
África y América Latina exigen el cese
de
la intervención, el retiro absoluto de las fuer-
za s armadas norteamericanas y de todas la s tro-
pas
extranjeras
del territorio de la
República
D o-
minicana. Pero es necesario que todas la s fuer-
za s
progresistas del
mundo,
todos aquellos que
8/9/2019 Revista Internacional - Nuestra Epoca N°6 - junio 1965 - Edición Chilena
9/110
8
L A I N D I G N A C I Ó N
D E L
M U N D O C O N T R A
L A A G R E S I Ó N D E E E .
U U .
merecen verdaderamente
el
título
de
demócra-
tas y
patriotas,
los que
aman
con
amor comba-
tiente la s conquistas de la humanidad, se eleven
no
sólo
a la
protesta.
La
movilización
de los
pueblos es necesaria para desatar la acción de
los gobiernos, para imponer medidas efectivas
de
lo s
organismos internacionales, para organi-
zar la ayuda material a las masas
trabajadoras
dominicanas, para ofrecer toda clase de cola-
boración
a sus
heroicos combatientes.
En
ver-
dad, lo s dominicanos libran en este
momento
la
batalla de América Latina y de todos lo s pue-
blos
de la
tierra.
Y es
apenas
justo que el
mun-
do
entero
ofrezca su
respaldo
y su
aporte
a ese
fecundo
sacrificio.
Solidaridad
con la
lucha
del pueblo vietnamita
Ecos de la
opinión
mundial)
Ningún
pueblo, ningún
Estado
fiel a los
idea-
les de la
paz,
de la
libertad
y de la
independen-
cia ha permanecido indiferente ante los sucesos
de Vietnam. La agresión norteamericana en In-
dochina
ha
motivado
un
deslindamiento
de las
fuerzas políticas
a
escala mundial.
Al
lado
del
heroico pueblo vietnamita, que lucha con las
armas
en la mano contra los agresores
norte-
americanos,
se han puesto
todos
los
países
so-
cialistas,
la
inmensa mayoría de
los
Estados
no
alineados, la clase obrera, los t r abaj ador es y los
hombres avanzados de los países
capitalistas,
las
organizaciones democráticas y progresistas inter-
nacionales.
Los
imperialistas norteamericanos
se ven en
una
situación
de
aislamiento internacional cada
vez
mayor. Incluso
de los
fieles aliados
de Es-
tados Unidos son pocos los que se atreven a
apoyar
por
entero
la
sucia guerra
en
Vietnam.
Y en el
agresivo bloque
de la SEATO, que
ins-
pirado por Estados Unidos cumple el papel de
gendarme en el Sudeste de Asia, tan sólo Aus-
tralia
se ha embarcado totalmente en la política
aventurera de Washington en Indochina.
Los imperialistas yanquis han decidido orga-
nizar en Vietnam una especie de «tanteo de
f u e r z a s » , comprobar la solidez d e l campo socia-
lista. Ahora
han
tenido
la
posibilidad
de
con-
vencerse de que s emej ant e «comprobación» no
augura nada bueno al imperialismo ni en Viet-
n a m , n i e n C u b a , n i e n ninguna otra parte d e l
globo terrestre.
Los países socialistas,
que son los paladines
más
consecuentes
de la
paz,
del
progreso,
de la
soberanía nacional y de la independencia de los
pueblos, han expresado antes que nadie su firme
decisión de defender al pueblo vietnamita con-
tra la
agresión norteamericana.
El
Gobierno soviético, que en los últimos años
ha hecho reiteradas declaraciones en las que se
condena con rigor la agresión norteamericana
en
Vietnam
del
Sur, inmediatamente después
de
empezar
los
ataques
de la aviación norteameri-
cana contra
la
República Democrática
de
Viet-
nam, adoptó medidas concretas para organizar
la ayuda frente a la agresión. En la declaración
del Gobierno soviético se decía: «Ante estas
acciones de Estados Unidos, la Unión Soviética
se verá obligada, j u nt o con sus aliados y ami-
gos, a adoptar ulteriores medidas para salva-
g u ar dar l a
seguridad
y
fortalecer
la
capacidad
d e f e n s iv a de la República Democrática de Viet-
nam. Que nadie dude de que la Unión Sovié-
tica hará esto,
de que el pueblo soviético
cum-
plirá su deber internacionalista
para
c o n e l fra-
terno país socialista». Durante la visita de la
delegación soviética
a
Hanoi
en
febrero
de
este
año, entre
los
gobiernos
de la
URSS
y de la
RDV se llegó a un
acuerdo sobre
la
adopción
de medidas conjuntas
para
fortalecer
la
capaci-
dad
de d e fe n s a de la RDV y la celebración sis-
t emá t i ca
de consultas acerca de estos proble-
mas.
Al
condenar airadamente
la
agresión impe-
rialista de EE.UU. en Vietnam y proclamar
que apoyan la lucha nacional-liberadora de los
patriotas vietnamitas, los gobiernos de todos los
países socialistas
si n
excepción
ha n
exigido
e l
cese inmediato de esta sucia guerra y la evacua-
ción
de
todas
las
tropas norteamericanas
del te-
rritorio de
Vietnam
y han
declarado
que están
dispuestos a cumplir su deber internacionalista,
a apoyar todas las medidas en defensa de la se-
guridad y la independencia de la República De-
mocrática de Vietnam, en aras del manteni-
miento de la paz.
El
Gobierno
de la
República Popular
China
ha manifestado, entre otras cosas, que «el pue-
blo
chino hará
todo lo que
esté
a su
alcance
para prestar al heroico pueblo vietnamita la
ayuda material necesaria, incluida
la
ayuda
en
armamento y toda clase de material bélico».
En la Declaración
conjunta
de los
sindicatos
de los
países socialistas
se
expresa
la
f r a t e r n a
8/9/2019 Revista Internacional - Nuestra Epoca N°6 - junio 1965 - Edición Chilena
10/110
l.\
INDIGNACIÓN
DEL
MUNDO CONTBA
LA
AGRESIÓN
DE EE.
UU.
9
s ol i dar i dad y e l concurso « a todo e l valeroso
pueblo vietnamita,
que
sostiene
una
heroica
lu-
cha por la libertad y la independencia de la pa-
t r i a» .
En la
declaración
se
exige
« el
cese inme-
diato
de los
actos agresivos
de EE.UU.
contra
la
República Democrática
de
Vietnam,
la
reti-
rada
de
todas
las
fuerzas armadas norteameri-
canas
de
Vietnam
del Sur y
la escrupulosa
observancia de los acuerdos de Ginebra».
Los
pueblos
de los
países socialistas expresan
su incondicional apoyo a la justa lucha de los
patriotas vietnamitas.
En
todos
los
países socia-
listas se celebran numerosos mítines y reunio-
n e s
públicas
bajo la
consigna
d e
«¡Alto
a la
agresión imperialista
en
Vietnam ¡Paz
y
liber-
tad al
pueblo vietnamita »
La
opinión pública
y los
gobiernos
de
estos
países adoptan diferentes medidas para prestar
a y u d a
concreta a l pueblo vietnamita.
Los
gobiernos
de la
URSS,
la
RPCh,
la
RDPC
y Cuba
han
declarado,
por
ejemplo,
que
envia-
rán voluntarios en cuanto los solicite la RDV.
El pueblo de Hungría, lo mismo que los de otros
países socialistas, también está dispuesto
a
man-
dar a sus hijos a los frentes de Vietnam. «Mu-
chos
de
nuestros obreros, estudiantes
y milita-
re s
—escribe
el periódico Népszabadság— rue-
ga n que en
caso necesario
se les
envíe
a
Viet-
nam
para que puedan tomar parte en la lucha
contra
los
intervencionistas».
El Gobierno Checoslovaco y el Comité Cen-
tral
del
Frente Nacional
de la
República Socia-
lista
Checoslovaca
han
acordado prestar ayuda
material
al
pueblo vietnamita combatiente.
Las
organizaciones sociales del país han enviado ya
a la RDV
medicamentos
y
otras mercancías,
por valor de un millón de coronas. El Gobier-
no de l a
República Democrática Alemana
ha
fac i l i tado
a Vietnam ayuda material
c i f r a d a
e n
500.000
marcos. La
Unión
de
Sindicatos Ale-
manes Libres ha hecho un donativo de 300.000
marcos
al
pueblo vietnamita.
La
delegación
de
partido
y de
gobierno
de
la RDV, presidida por Le Duan, primer secre-
tario
del CC del
Partido
de los
Trabajadores
d e
Vietnam,
q ue
visitó
la
Unión Soviética
e n
abril de este año, señalaba que «la solidaridad
i n t e r n a c i o n a l
y la
ayuda múltiple prestada
po r
la
Unión Soviética desempeñan un importante
papel en el f o r t a l e c i m i e n t o de la
defensa
de la
R D V y e n s u capacidad d e rechazar la s pro-
v ocaci ones bélicas
de los
imperialistas.
El
apoyo
f r a t e r n a l
de la
URSS
y d e
otros países socialis-
ta s
robustece
la fe del
pueblo vietnamita
en la
victoria d e f i n i t i v a
de s u
justa causa».
La solidaridad de todos los países socialistas
c o n e l heroico pueblo vietnamita y su ayuda
a los patriotas en lucha acreditan la identidad
de
criterio
d e
todo
e l
campo socialista sobre
la
situación
en
Vietnam
y
subrayan
la
necesidad
d e
encarnar este pensamiento unánime
en accio-
n e s acordes f r e n t e a la agresión imperialista. U n
paso importante
e n
esta dirección
ha
sido
la
Declaración
de los
participantes
del
Encuentro
Consult ivo de los partidos comunistas y obre-
ros
celebrado
en
Moscú,
en la que se
dice:
«Los representantes
de los
partidos comunistas
y obreros expresan
su
solidaridad internacional
con el
f r a t e r n o
pueblo de la República Demo-
crática
de
Vietnam,
con el
heroico Partido
de
los Trabajadores de Vietnam y con el Frente
Nacional
de
Liberación
de
Vietnam
del
Sur,
que
luchan valerosamente contra la agresión impe-
rialista.
Los
partidos marxistas-leninistas consi-
deran un deber internacional conseguir la uni-
dad de
acción
de
todas
las
fuerzas progresistas
y democráticas para prestar
un
apoyo decidido
al
heroico combate
del
pueblo vietnamita
por
su libertad
e
independencia. Exigimos
la
reti-
rada inmediata
de las
tropas
de
Estados Unidos
y de sus satélites estacionadas en Vietnam d el
Sur y el
cese
de las
agresiones militares contra
la
República Democrática
de
Vietnam».
Los partidos comunistas
de
todos
los
países,
que son la voz y la conciencia de la clase obre-
ra, de los campesinos y de todas las capas pro-
gresistas del pueblo, se pronuncian contra la
agresión
norteamericana como
lo s
intérpretes
m ás resueltos y consecuentes de la opinión pú-
blica mundial.
Los
partidos comunistas
de Euro-
pa, Asia y
Á f r i c a ,
de América del Norte y del
Sur y de
Australia
han
hecho
declaraciones,
adoptado resoluciones
de
protesta, enviado men-
sajes de
solidaridad
y
cartas
y
lanzado mani-
f iestos y
llamamientos
a la
acción. Estos par-
t idos son los
organizadores
e
iniciadores
de am-
plias campañas
de
solidaridad
con la
lucha
de
los
patriotas vietnamitas,
de
intensas acciones
de l os
trabajadores contra
la
política
d e
aven-
turas bélicas y por la prestación de una ayuda
concreta
al
pueblo vietnamita combatiente.
A luchar contra la agresión norteamericana
han llamado las organizaciones democráticas in-
ternacionales,
que
agrupan
a
decenas
y
centenas
de
millones
de
personas
de
todos
los
países
y
pueblos:
la
Federación Sindical Mundial,
e l
Cons ej o Mundial de la Paz, la Federación Mun-
d i a l de la
Juventud Democrática,
la
Organiza-
ción Internacional de Periodistas, la Unión In-
t e r nac i onal de
Estudiantes,
la
Federación
D e -
mocrática Internacional
d e
Mujeres,
la
Asocia-
ción Internacional
de
Juristas Demócratas,
el
Comité Sindical Internacional d e Solidaridad co n
los
trabajadores
y el
pueblo ds Vietnam
del
Sur, el Buró de la Conferencia Internacional
de
Solidaridad
con el
pueblo
de
Vietnam
del
Sur, e l secretariado permanente de la Organiza-
ción
de
Solidaridad Afro-Asiática
y
otras orga-
nizaciones.
En su llamamiento a los trabajadores y a los
8/9/2019 Revista Internacional - Nuestra Epoca N°6 - junio 1965 - Edición Chilena
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10
L A I N D I G N A C I Ó N D E L
M U N D O
C O N T RA L A A G R E S I Ó N DE E E .
U U .
sindicatos
de todos los países, la Federación Sin-
dical Mundial,
en
nombre
de los 120
millones
de
trabajadores
que
representa,
ha
hecho paten-
te su
protesta contra
los
criminales actos
del
i mp er i a l i s mo norteamericano, ha reafirmado su
sol idar idad con el
pueblo vietnamita
y ha
exhor-
tado
a
multiplicar
las
acciones
en
apoyo
a su
heroica lucha.
La presidencia del Consejo Mundial de la
Paz, en una sesión extraordinaria, ha señalado
el amplio desarrollo adquirido últimamente en
todos
los
países,
así
como
en el
ámbito mun-
dial , por las campañas encaminadas a conseguir
el cese de la agresión norteamericana y a res-
tablecer
la paz en
Vietnam
y ha
acordado cele-
brar,
del 23 al 30 de m a y o , la
Semana Inter-
n a c i o n a l
de acción de las fu e r z a s de la paz en
apoyo del pueblo vietnamita.
En los países
capitalistas desarrollados
de
Europa
se eleva cada vez más la ola de ira y
d e indignación popular.
El
paso
de
Estados Unidos
a la
agresión
di-
recta contra la República Democrática de Viet-
nam
ha
provocado
un
impetuoso aumento
de
las
manifestaciones
de
solidaridad
con el
pueblo
v i e t n a m i t a entre los trabajadores y todos los de-
mócratas de Francia.
«¡Paz
a
V i e t n a m í » , « ¡ L o s norteamericanos
so n
unos
asesinos »,
«¡Fuera los agresores de Viet-
n a m í » ,
bajo estas consignas ha transcurrido en
Francia la
Jornada nacional
de lucha por la paz
en Vietnam. Respondiendo al llamamiento del
Partido
Comunista
Francés,
del
Movimiento
de
Partidarios de la Paz, de los sindicatos y otros
partidos políticos y organizaciones democráticas,
por las calles de París, Marsella, Lyon, R ú a n ,
Tolosa y otras ciudades francesas han desfi lado
centenares d e miles d e trabajadores. A l
f r e n t e
de
la
manifestación
de
París marchaba Henri
Martin. El nombre de este patriota, conocido
por su resuelta actitud contra la guerra abyecta
en Vietnam
a
comienzos
de los
años
50, se ha
convertido en el símbolo de la solidaridad f r a n -
co-vietnamita en la lucha contra el colonia-
l i s mo.
Durante
los
tres últimos meses, Francia
ha
conocido un verdadero ascenso de las iniciati-
vas, acciones
y
luchas
de las
masas populares,
en las que se ha r e f le ja d o la
voluntad
de és-
tas.
El 8 de marzo, Jornada Internacional de la
M u j e r , la Unión de Mujeres
Francesas
organizó
centenares
de
«veladas
de la
paz»
en
ciudades
y
localidades rurales.
En
estas veladas
se
apro-
baron resoluciones
de
protesta,
que
fueron
en-
tregadas en la embajada norteamericana. Nume-
rosas delegaciones se han dirigido a diputados
de diferentes partidos políticos, pidiéndoles que
hagan interpelaciones
en la
Asamblea Nacional
sobre la agresión norteamericana. El Comité de
Paz de los
médicos
ha hecho un
llamamiento
« a todos
los
médicos,
a los
servicios
de
sani-
dad,
a las
organizaciones sindicales,
a las mu-
ni c i p al i dades y a la población para buscar y re-
coger
medicamentos»
con
destino
a los
patrio-
tas
vietnamitas.
En las
grandes ciudades
de mu-
chos departamentos
del
país
lo
primero
que ven
los automovilistas que llegan a ellas son pan-
c a r t a s en las que
aparece escrito: «¡Paz
a
Viet-
n a m »
En
decenas
de
asambleas públicas
se ha
pro-
yectado
el
documental «Dos meses
con las
gue-
rrillas
del
Vietnam» filmado
por
Madeleine
R i f f a u d , enviada especial de L'Humanité en
V i e t n a m
del
Sur. Algunas secuencias
de la pe-
lícula
han
sido presentadas
en un
programa
de
la
televisión francesa.
Esta lucha amplia, tensa,
que se
libra cada
día, tiene
estrecha ligazón
con el trabajo de
esclarecimiento
del
Partido
Comunista
Francés,
que desenmascara sin cesar el verdadero carác-
ter y el peligro de la «guerra local» de Estados
U n i d o s en Indochina. El Partido proclama su
total solidaridad con la lucha del pueblo viet-
n a m i t a , explica
a las
masas
la
justeza
de la
pol í t ica de los países socialistas, en primer lu-
gar de la
Unión Soviética,
que prestan una
m ú lt i p le ayuda
al
fraterno pueblo,
que hace
f r e n t e con firmeza a la agresión.
El Buró Político del CC del PCF dirigió el
22 de abril un llamamiento a los miembros y
a las
organizaciones
del
Partido, exhortándoles
« a
multiplicar las acciones bajo todas las for-
mas: manifestaciones, desfiles, delegaciones a
la embajada y a los consulados norteamerica-
nos...,
a recoger cualquier iniciativa para de-
sarrollar la intervención de las masas a fin de
g ar ant i z ar
la libertad del pueblo vietnamita, res-
tablecer la paz en el Sudeste asiático y salva-
g u a r d a r
la paz mundial».
La
política
de la
dirección
del
Partido Socia-
lista Francés, que ha expresado su apoyo a los
agresores
norteamericanos
en
Vietnam, crea
no
pocos obstáculos
a la
lucha
por la
paz.
Un co-
n o c i d o dirigente de este partido, Claude Fu-
zier,
ha
publicado
en Le
Populaire,
órgano
del
PSF, un artículo en el que justifica la interven-
ción norteamericana y acusa de agresor al
Fren-
te Nacional de Liberación de Vietnam del Sur.
« El
problema reside
—escribe— en
saber
si los
dir igentes comunistas están dispuestos
a
afrontar
todos
los riesgos, incluso el de una guerra mun-
dial,
para izar la bandera roja sobre el palacio
del Gobierno de Saigón».
Replicando a este artículo, Jeanette Thorez-
Vermeersch, miembro
del
Buró Político
del CC
del PCF, escribe que los socialistas < toman m uy
a la ligera el riesgo de una guerra mundial pa-
ra mantener la bandera del imperialismo norte-
americano sobre Vietnam»
y que «los
v i e t n a m i t a s
8/9/2019 Revista Internacional - Nuestra Epoca N°6 - junio 1965 - Edición Chilena
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LA . I N D I G N A C I Ó N D E L M U N D O C O N T R A L A A G K E S I O N D E E E . U U .
11
están en su
casa», mientras
que
«los nor teame-
ricanos
se encuentran a millares de
kilómetros
de
su país, violando la Car ta de la ONU y los
acu er d o s de G i n e b r a y e n contra del derecho
de los
pueblos
a
disponer
de
ellos mismos».
D esp u és
de da r clara respuesta a la pregunta de
«¿quién
es, pues, el
agresor?»,
la autora señala
que
para cumpli r
e l
d eber
de l
internacionalismo
proletar io ,
el deb er ante el pueb lo vietnamita
y ante el propio pueblo nor teamer icano, es ne-
cesario
que los
socialistas
y los
comunistas «lu-
chen juntos por nuestros hermanos vietnamitas
y por la paz en el mundo».
L a
C o n f ed er aci ó n General
de l
Tr abajo f r an -
cesa
ha
expresado también
su
deseo
de
«adop-
tar una posición y acciones comunes con las de-
más centrales sindicales,
no
sólo
en
Francia,
si -
no
i g u almen te
a
escala internacional».
Fr en te al en emi g o co mú n , la idea de la
uni-
dad de los trabajadores del país, pese a la po-
lítica
de los dirigentes del Partido Socialista,
emp iez a
a converti rse en realidad. Por ejemplo,
se
ha logrado la unidad de acción en el depar-
t a m e n t o
de los Alpes Marít imos, donde las fe-
deraciones
de los par tidos Comunista y Socia-
lista y e l Partido Socialista Unificado han he-
cho público un manif iesto común; en Creusot,
donde el movimiento de protesta contra la agre-
sión e n Vietnam integra a todas la s organiza-
ciones democráticas
y a los
sindicatos;
en la re-
gión de
París;
en
Rueil
y en
Bonneuil ,
así co-
m o e n
universidades
y
fábricas, instituciones
y
bancos.
El mo v i mi en to de solidaridad ccíi el pueblo
v ie t n a m it a
cr ece
si n cesar. U n
emocionante tes-
t im o n io
de internacionalismo proletar io ha sido
un mensaje
recibido
en Francia de
Vietnam
del
N o r t e y d e l Sur, en el que se recuerda la lucha
conjunta
sostenida
en el
pasado
y se
expresa
la
fe en los t r a b a j a d o r e s
f r an ceses
y en el
éxito
de su lucha actual.
En toda I talia se celebran grandiosos m íti -
nes, manifestaciones,
manchas
de la paz y asam-
bleas. Comentando el
viaje
del pr imer ministro
M o r o
y del
mi n i s t r o
de
Asuntos Exter iores,
F a n f a n i , el per iódico
N ew York Times
constata
con
amar g u r a
que la
solidar idad expresada
por
el
G o bi er n o i ta l i an o
con la
política
de EE.UU.
en V i etn am n o t i en e n i n g ú n ef ecto
práctico.
El
per iódico destaca que en Italia no existe nin-
gú n
medio legal que pueda impedir a los co-
mu ni s t as i talianos, cuya fuerza
es muy
g r a n d e ,
enviar voluntarios
a
Vietnam,
en
caso
de que
elijan
esta forma de ayuda. El per iódico añade
qu e au n qu e Mo r o
se
solidariza
con la
actuación
de EE. UU. en
V i e t n a m ,
no
está
en
condicio-
nes de
prestar
un
apoyo práctico, mientras
q ue
lo s
co mu n i s tas p u ed en ayu d ar r ealmen te a l pue-
b lo v i etn ami ta .
L as confesiones de la p r en sa n o r teamer i ca-
na
sobre
la
i mp o ten ci a
del
Gobierno i taliano
y
la actividad eficiente y positiva de los
comunis-
ta s
significan
el
reconocimiento
de la
acción
masiva
en
apoyo
de la
heroica lucha liberado-
ra del
pueblo vietnamita,
q ue
cada
día
co br a
una
ampli tud mayor.
Ya en
marzo pasado
la
delegación
de l
Frente
N aci o n al
de
Liberación
de
V i etn am
del Sur en
Praga envió
a las fuer-
zas
democráticas i talianas
un
men saje
en el que
v alo r aba a l tamen te
la
solidaridad
del
pueblo ita-
liano con el Vietnam en armas. En el men saje
se
decía que «de los países no socialistas, en Ita-
l ia resuenan c on m ás cólera la s protestas contra
la agresión de los imper ialistas
nor t e a m e r i c a nos
a la
R ep ú bl i ca D emo cr á t i ca
de
V i etn am.
A
nuestro pueblo le conmueve profundamente esta
p r u e b a
de
simpatía
y de
apoyo
a su l u c h a . . . »
A l a s man i f es tac i o n es celebr ad as , e n cuanto
se
p r o d u jo la agresión norteamer icana, en las
calles
de
Turín , Roma, Milán, Palermo, Ñapó-
les,
Reggio Emilia, Ravena, Cagliari , Salerno,
Florencia y otras ciudades han seguido impor-
tantes
actos de mayor envergadura en los que
han
par ticipado todas
la s fuerzas
democráticas
y progresistas, todas las organizaciones y todos
lo s
ciudadanos que desean la paz y odian al
imper ialismo.
A co mi en z o s d e mar z o , n u ev e d es tacad as
personalidades de la
cultura italiana
—los es-
critores
Massimo Aloisi , ítalo Calvino, Cario
L e v i ,
Alber to Mo r av i a y
Elio
Vittor in i , lo s
pin-
tores Renato Guttuso y G i a c o m o M a n z ú y los
fi lósofos
Eugenio Gar in y Cesare Lupor ini—
lan z ar o n
u n l lamami en to a d ef en d er la i n d ep en -
dencia y la libertad de V i etn am.
Millares de
representantes
de la
intelectuali-
dad han
respondido
en
toda Italia
a
este lla-
m a m i e n t o .
En
numerosos mensajes, car tas
y re-
soluciones de protesta, la m a y o r parte de la
intelectualidad
italiana ha expresado clara e in-
equívocamente su
ap o yo
a la
lucha
del
pueblo
vie tnamita . Mas no se ha
l imitado
a
esto.
Ha
to mad o p ar te act i v a tambi én e n todos los ac-
tos y m anife stacione s masivos, en estrecha
unión
con los obreros, los jóvenes, las
muje-
res,
con
todos
lo s
demócratas,
con el
Par t i d o
Comunista I taliano,
con el
Partido Socialista
I taliano
de
Unidad Proletar ia,
con
n u mer o sas
federaciones,
organizaciones de base y repre-
sentantes nacionales del Partido Socialista Ita-
l iano y del
Par tido Socialdemócrata I taliano
y
con organizaciones católicas. L as grandes m a-
nifestaciones
que tienen lugar e n todo el país
d emu estr an
que la
Italia
del
mo v i mi en to
de la
Resistencia, la
Italia antifascista,
la
Italia
po-
pular
no
puede tolerar
y no
tolerará pasiva-
m e n t e la agresión contra cualquier otro pueblo
y
su sojuzgamiento, que luchará por todos lo s
medios hasta
que los
norteamer icanos pongan
fi n a su agresión imperialista.
8/9/2019 Revista Internacional - Nuestra Epoca N°6 - junio 1965 - Edición Chilena
13/110
12
L A I N D I G N A C I Ó N D E L
M U N D O C ON TR A
L A A G R E S I Ó N D E E E .
L'U.
En
muchos centros industriales
del
país
los
obreros
han
sostenido decenas
de
huelgas
en
expresión de protesta contra la guerra de Viet-
nam. Por e j emp l o, en la provincia de Floren-
cia, un grupo de obreros de la fábrica Vitrum
empezó
la
huelga haciendo sonar
la
sirena
de
la
fábrica,
a
cuya señal
se
sumaron
al
paro
los
obreros de todas las demás empresas industria-
le s de la ciudad. De los 50 concejos munici-
pales de esta provincia, 35 han votado una re-
solución en apoyo del pueblo vietnamita. Otra
resolución
análoga aprobó
el
Consejo comu-
nal florentino. Millares de consejos comunales
y provinciales de Italia han votado resoluciones
s emej ant es , bien
por
unanimidad, bien
con es-
casas abstenciones o, muy rara vez, frente a las
obj ec i ones de los
partidos
de
extrema derecha.
Estos últimos están pagando
su
apoyo
a la
gue-
rra de EE.UU. en Vietnam con un
rápido
des-
censo de su influencia y un creciente aisla-
m i e n t o .
En casi todas las ciudades del país se han
celebrado «marchas de la paz». Setenta mil per-
sonas asistieron en Milán a un mitin convoca-
do el 28 de marzo por el Partido Comunista
Italiano. En Genova, en el mitin y la «marcha
de la paz» organizados el 7 de abril por lo s
obreros portuarios participaron 50.000 perso-
nas. A dos manifestaciones celebradas en Bo-
lonia asistieron 60.000 ciudadanos. En las ma-
nifestaciones organizadas e n Ñapóles hubo 10
mil
personas:
en
Reggio Emilia, 40.000;
en Ba-
ri,
5.000:
en
Palermo,
5.000,
y en
Módena,
30.000. En la plaza de S. Giovanni, de Roma,
se
congregaron 100.000 personas para
oír el
discurso d e Luigi Longo, secretario general d e l
Partido Comunista Italiano. Tan sólo el domin-
go 11 de abril hubo en toda Italia
3.000
grandes
m a n i f e s t a c i o n e s cuyos lemas
eran:
«¡Basta de
guerra » ,«¡Vuélvete
a casa,
J oh ns on » ,
«¡Fuera
la s manos
de
V i e t n a m í » , «¡Las bombas
no do-
blegarán a los pueblos » e «¡Independencia al
Sudeste
d e Asia »
Delegaciones nacionales de las federaciones
juveni les
del PSI, del PSIUP y del PCI han
l legado
a un
acuerdo
para
celebrar
una
Sema-
na de lucha por la paz y la libertad de Viet-
nam. En el llamamiento conjunto de estas or-
g ani z ac i ones
se dice: «Los jóvenes italianos, lo
mismo que antes por Argelia, por Cuba y por
el Congo, se alzan hoy en defensa de Viet-
nam. La causa de los pueblos que luchan con-
tra la opresión y el colonialismo es nuestra cau-
sa».
Las
manifestaciones
se
siguen
una
tras
otra. En algunas
ciudades,
como Milán, Turín,
Roma, Florencia, Genova
y
otras,
ya han
teni-
d o lugar decenas d e manifestaciones. Para d a r
una
idea
de la
envergadura
de
este movimien-
to
basta decir
que
sólo
en la
primera mitad
de
mayo han sido realizados
30.000
mítines, re-
u n i o n e s y
«marchas
de la
paz».
M á s d e
cinco
millones
de
personas
han
tomado parte
en
estas
m a n i f e s t a c i o n e s , celebradas bajo e l signo de la
u n i d a d d e todas la s fu e r z a s democráticas. En
la s
columnas d e manifestantes, junto a comunis-
tas, van socialistas, católicos, personas sin par-
tido.
Esto
es un
brillante testimonio
no
sólo
de
protesta contra la agresión, sino también de la
condena de la política d e l Gobierno italiano,
que ha expresado «su comprensión» por los ac-
tos de los imperialistas.
L a indignación popular se ha visto r e f l e j a d a
t a m b ié n e n e l Parlamento. Tanto en la Cámara
de
Diputados como
en el
Senado,
se ha
pedido
al Gobierno italiano que responda a las inter-
pelaciones de diputados y senadores del P CI y
de l
PSIUP,
que han
exigido
del
Gobierno
que
exprese
e n
forma oficial
e
inequívoca
la
actitud
del pueblo
italiano
frente a la
agresión,
su de-
se o d e encontrar un a solución pacífica median-
te negociaciones.
El
primer gran paso positivo
se ha dado precisamente merced a esta intensa
presión de las masas. El Partido Socialista de
N e n n i , que comparte la responsabilidad por la
política
de l
Gobierno,
se ha
visto obligado
a
adoptar, a l fin, un a posición d e condena mani-
f iesta de la agresión norteamericana e n Viet-
n a m , creando
con
ello
una
nueva contradicción
insoluble
en la coalición gubernamental.
Los trabajadores italianos prestan también
una ayuda material concreta a sus hermanos
vietnamitas.
Por
ejemplo,
un
grupo
de
conoci-
d o s
médicos italianos
ha
tenido
la
in ic ia t iva
d er eg al ar a
Vietnam
del
Norte,
en
prueba
de so-
l i d a r i d a d , un hospital de campaña. E
l l a m a -
miento a recaudar dinero fue
f i r m a d o
p o r pro-
fesores
d e distintas universidades, po r médicos
je fes
de
hospitales
y por
directores
de
ins-
t i tu tos
d e
d i fe r e n te s ciudades
d e
Italia. Esta
iniciativa
se ha
visto coronada
por un
gran éxi-
to. Uno de los
primeros
en
responder
al
lla-
mamiento
de los
médicos
fue el
Partido Comu-
nista, que aportó d e inmediato 10 millones de
liras
y se
comprometió
a
recaudar
100
millo-
nes. El diario L'Unita entregó cinco millones.
La dirección del
Partido
Socialista de Unidad
'Proletaria
empezó
a
recoger dinero.
En
unos
cuantos días millares d e médicos italianos se
hic ieron
eco del
llamamiento, recaudando dece-
nas de
millones
de
liras. Sólo
los
comunistas
habían reunido ya el 22 de mayo más de 100
mi l l ones
de liras para la construcción y el equi-
pamiento del hospital.
Desde hace ya dos meses toda la prensa pro-
gresista del país viene prestando gran atención
a l problema d e Vietnam. Crítica Marxista, re -
vista
teórica
d e l
Partido Comunista Italiano,
ha dedicado todo su número d e m a r z o — a b r i l
al
tema
« L a
resistencia italiana
y la
resistencia
d e
Vietnam».
H an
aparecido cientos
d e m i le s
8/9/2019 Revista Internacional - Nuestra Epoca N°6 - junio 1965 - Edición Chilena
14/110
L A
I N D I G N A C I Ó N
DEL, M U N D O C O N T B A L A A G R E S I Ó N D E EE. U U .
13
de documentos, octavillas y carteles de propa-
ganda.
Expresión
de la
solidaridad
del pueblo
ita-
liano con el pueblo combatiente de Vietnam ha
sido la visita de la delegación del Partido Co-
munista Italiano presidida
por G. C.
Pajetta
: \
Hanoi, donde fue recibida por Ho Chi Min y
por los dirigentes del Partido de los Trabajado-
res
del Vietnam. La delegación de los comunis-
tas
italianos
se
trasladó
a
Vietnam
para
mani-
f e s t a r la solidaridad de los comunistas y de to-
dos los trabajadores de Italia en la lucha por
la
paz y la independencia de Vietnam, por el
cese de la agresión y la retirada de las tropas
e x t r a n j e r a s ; la delegación examinó con los ca-
maradas vietnamitas las tareas relacionadas con
la prestación de una e f i c i e n t e ayuda a su lucha,
incluido el envío de voluntarios en caso nece-
sario.
La colérica voz de condena de la agresión
norteamericana ha resonado con más vigor en
las manifestaciones
de
Primero
de
Mayo cele-
bradas en todos los países del mundo y en las
grandes manifestaciones dedicadas al XX ani-
versario de la terminación de la segunda guerra
mundial.
En la
jornada
de la
revista combativa
de las fuerzas revolucionarias del proletariado
internacional, millones y millones de trabajado-
res
en todo el globo terrestre han exigido con
energía el cese de la criminal y sucia guerra
en Vietnam. «¡Paz a Vietnamí», «¡No a la
guerra norteamericana en Indochina», «¡Fin a
lo s
actos que amenazan con
provocar
un
exter-
minio n u c l e a r » . Estas consignas han sido el bor-
dón de los grandes mítines y manifestaciones
en los que se ha conmemorado la
jornada
in-
ternacional de solidaridad de los trabajadores.
La clase obrera, todos los trabajadores de los
países
capitalistas de Europa, han expresado su
decisión
de
hacer
lo
posible
para ayudar al
pue-
blo
vietnamita, organizando manifestaciones
y
mítines de protesta, participando en la recogida
de
medicamentos y de dinero, exigiendo de sus
gobiernos que repudien públicamente la
pol í t i -
ca agresiva de los imperialistas norteamericanos.
Al amplio movimiento de protesta se incor-
poran constantemente nuevas capas
de la po-
blación. Por ejemplo, en Inglaterra, el movi-
miento
de
solidaridad
con la
lucha
del pueblo
v i e t n a m i t a
ha
abarcado
a
organizaciones loca-
les del Partido Laborista, a los sindicatos de
Londres, Glasgow, Liverpool y otras ciudades
del país, a los estudiantes de universidades y
colegios.
Para
dirigir el movimiento de protesta
se
ha
constituido
el
Comité
de
lucha
por la paz
en Vietnam.
Los
asistentes
al
mitin multitudi-
nario organizado
por
este Comité censuraron
duramente
al Gobierno
laborista,
que
apoya
la
guerra sucia en Vietnam, y exigieron de él que
se
desolidarice públicamente
de la
política
de
Estados Unidos.
En la carta abierta de la organización ger-
manooccidental Internacional de los Enemigos
de la Guerra dirigida al presidente
norteameri-
cano Johnson se reclama el cese de la agresión.
La carta señala con justeza que la guerra
des-
encadenada
por EE.UU. en
Vietnam
del Sur
no se distingue por sus formas y métodos de la
guerra provocada veinte años atrás por los hi-
tlerianos.
«En
estos días —se dice
en la carta—
conmemoramos el XX aniversario de la fecha
en que el III Reich se hundió en un mar de
s a n g r e y de lágrimas, maldecido por millo-
nes de
seres
. . .
Veinte años después,
su
país
sostiene a decenas de miles de millas de sus
costas una guerra agresiva en el Sudeste de
Asia,
c a l i f i c a d a
hace tiempo
de "sucia", "cruel"
y "abyecta".
Hoy, veinte años después,
los
avio-
nes norteamericanos arrojan sobre el Vietnam
del
Norte
y del Sur
bombas incendiarias
y ex-
plosivas,
queman, mutilan y asesinan sin distin-
ción a los habitantes de este país dividido en
dos partes».
Las funestas consecuencias de la guerra agre-
siva
del imperialismo norteamericano en Viet-
nam las
perciben
con
particular agudeza
los
pueblos
de
Asia
cuyos países están cerca de la
Indochina
en
llamas.
L