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REYES H Corrupción de los ángeles a los índices

Date post: 09-Apr-2018
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    Corrupcin:de los ngeles a los ndices

    FEDERICO REYES HEROLES

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    DIRECTORIO

    CorrupcinEl Derechoa la privacidad

    Mara Marvn Laborde

    Comisionada Presidenta

    Horacio Aguilar lvarez de AlbaComisionado

    Alonso Gmez RobledoComisionado

    Jos Octavio Lpez PresaComisionado

    Juan Pablo Guerrero AmparnComisionado

    Alberto Begn GuerraSecretario Ejecutivo

    Francisco Ciscomani FreanerSecretario de Acuerdos

    Comit Editorial

    Arturo del CastilloMauricio MerinoPedro Salazar

    Ricardo BecerraDirector General de Atencin a la Sociedady Relaciones Institucionales IFAI

    Eduardo GuerreroDirector General de Estudios

    y Relaciones Internacionales IFAI

    Edicin a cargo de: Direccin General de Atencin a la Sociedad y Relaciones InstitucionalesDireccin General de Comunicacin Social

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    01Cuadernosde transparencia

    NDICE

    I.- Hombres comunes, no ngeles. p.8II.- Morales individuales y algo ms. P.9

    III.- Zona vetada. p.10

    IV.- De cabeza. p.11

    V.- Medir. p.12

    VI.- Los atajos. p.14

    VII.- Takes two to tango. p.16

    VIII.- El intrigante capital social. p.18

    IX.- Libertades y corrupcin. p.21

    X.- Legalidad y corrupcin: la recia cultura. p.23

    XI.- Del anecdotario personal a la tragedia nacional. p.24

    XII.- La billetera, qu hacer? p.26

    XIII.- La mentira y los trmites. p.27

    XIV.- Las races del Pacto. p.28

    XV.- Una consecuencia una. p.29

    XVI.- Otra ms. p.31

    XVII.- La vieja leccin no atendida. p.33

    XVIII.- Y la globalizacin? p.35

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    FEDERICO REYES HEROLES ES UNA DE LAS

    PERSONALIDADES CULTURALES MS AC-TIVAS EN LA VIDA PBLICA DE MXICO.

    Escritor, catedrtico y analista poltico.

    Estudi Ciencias Polticas en la Universi-

    dad Nacional Autnoma de Mxico. Es

    Investigador en la Coordinacin de Hu-

    manidades de la UNAM, profesor de la

    Facultad de Filosofa y Letras y miembrodel Patronato Universitario de la UNAM.

    Pensador verstil, ha publicado distin-

    tos libros sobre temas variados, como Co-

    nocer y Decidir(1998) y Memorial del Ma-

    ana (1999),incluidas adems las novelas:

    Noche Tibia (1994) y El Abismo (2002).

    FEDERICOREYESHEROLES

    Reyes Heroles es fundador de la re-

    vista Este Pas y adems, colabora enotras tantas publicaciones regulares: en

    la Revista de la Universidad de Mxico,

    Los Universitarios, Nexosy en el peridico

    Reforma.

    Actualmente es Presidente del Con-

    sejo Rector de Transparencia Mexicana

    (captulo mexicano de Transparency In-ternational). Su participacin y sus cons-

    tantes aportaciones lo han convertido

    en una de las voces ms autorizadas en

    los temas de transparencia, rendicin de

    cuentas y combate a la corrupcin.

    EL AUTOR

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    OFRECEMOS AL LECTOR EL NMERO

    UNO DE LOS CUADERNOS DE TRANSPA-

    RENCIA, EL PRIMERO DE UNA SERIE QUE,ESPERAMOS, SEA PERDURABLE Y FRUC-

    TFERA. Los Cuadernos de Transparencia

    constituyen el primer esfuerzo edi-

    torial del Instituto Federal de Acceso

    a la Informacin Pblica (IFAI).

    Quieren ser un instrumento del co-

    nocimiento, un vehculo para circu-lar ideas y una herramienta consul-

    INTRODUCCIN

    CUADERNOS DETRANSPARENCIA

    tada y utilizada por cualquiera. F-

    ciles de leer, presentados en forma-to amable -accesibles y gratuitos-

    los Cuadernos son nuestra propuesta

    inaugural para tender puentes entre

    los temas nuevos de la democracia

    moderna y la sociedad mexicana.

    Los Cuadernos son, en realidad,

    una apuesta pedaggica. El IFAI con-vocar a autores reconocidos para

    que expliquen de manera accesible,

    conceptos y definiciones de los te-

    mas complejos, de esos que conoce-

    mos como las reformas de segunda

    generacin democrtica, es decir,

    los convocaremos a discutir los te-mas de la gobernabilidad, la calidad

    del Estado, el buen gobierno y la

    transparencia en la gestin pblica.

    Hemos entrado a una nueva eta-

    pa de la vida social y poltica; una

    etapa que necesita estar acompaa-

    da de una reflexin y de una produc-cin cultural en sintona con las nue-

    vas preocupaciones, la nueva agenda,

    los problemas del presente y del por-venir; pues durante casi veinte aos

    la elaboracin de las ciencias sociales

    y polticas en Mxico estuvo volcada

    a entender e interpretar los proble-

    mas electorales -los problemas de

    primera generacin-, los que tenan

    que ver con las reglas de acceso y dis-tribucin del poder. Ahora se trata de

    reconocer las grandes consecuencias

    de ese trnsito, el cambio y los nue-

    vos rasgos del Estado democrtico, el

    gobierno en condiciones pluralistas,

    en suma, la calidad con la que se

    ejerce el poder en una democracia.Esos sern los asuntos que ocupa-

    rn las ediciones de los Cuadernos de

    Transparencia: el Estado moderno, que

    acta bajo nuevas reglas, los concep-

    tos y las acciones que organizan la

    discusin mundial a favor de la trans-

    parencia, la rendicin de cuentas y lalucha contra la corrupcin.

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    El derecho de acceso a la informa-

    cin pblica gubernamental ocuparun lugar destacado en nuestra colec-

    cin, no slo porque constituye todo

    un captulo conceptual y jurdico

    aparte, sino tambin porque repre-

    senta, a no dudarlo, el avance ms

    importante que el Estado y la socie-

    dad mexicana han alcanzado en laagenda de la segunda generacin.

    Y algo ms: el derecho de acceso a

    la informacin pblica se puede

    convertir en la palanca ms impor-

    tante para cambiar prcticas, remo-

    ver inercias y acabar con la opacidad

    en los asuntos gubernamentales.

    * * *

    De todas estas cosas habla Federico

    Reyes Heroles en el texto que usted

    tiene en las manos: cmo discutir el

    problema de la corrupcin? cmo

    entenderla y cmo remediarla? ca-les son los antdotos prcticos que se

    han instrumentado para combatirla?

    Su Cuaderno nos invita a mirarbien el concepto y las polticas aso-

    ciadas en su combate: no se trata de

    volver arcngeles a los funcionarios

    pblicos, pues somos como todos, se-

    res humanos imperfectos y falibles;

    de lo que si se trata, es que esos fun-

    cionarios trabajemos bajo un nuevocontexto de exigencia, ms riguroso,

    conocido por todos, que nuestro tra-

    bajo sea sujeto a la mtrica de los n-

    dices y sea expuesto a la luz del sol.

    No hay vitaminas para fortale-

    cer la moral dice Reyes Heroles, pe-

    ro lo que s podemos elaborar soncontextos, canales, estructuras y

    mediciones objetivas que conten-

    gan, reduzcan y detecten a la co-

    rrupcin. No se trata pues, de espe-

    rar la redentora llegada del hombre

    nuevo ni la cada de querubines en

    el interior del gobierno, sino de po-ner en marcha, aqu y ahora, instru-

    mentos mensurables, un conjunto

    de dispositivos que encaucen y me-joren el trabajo al interior del Estado.

    * * *

    Nuestro Comit Editorial (integrado

    por Arturo del Castillo, Mauricio Me-

    rino y Pedro Salazar, a quienes debo

    expresar mi profunda gratitud) es-tuvo de acuerdo: Federico Reyes He-

    roles capt muy bien la idea que

    anima a nuestros Cuadernos: con un

    lenguaje accesible, en un tono fres-

    co y bordado en torno a una argu-

    mentacin fluida y actualizada, lo-

    gra darnos una panormica inmejo-rable de la discusin contempor-

    nea, universal, a favor de la transpa-

    rencia y contra la corrupcin.

    Es un gran inicio, y hay que fes-

    tejar, leyndolo.

    MARA MARVN LABORDECOMISIONADA PRESIDENTA DEL IFAI.

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    SE TRATA DE UNA HISTORIA VIEJA, TAN VIE-

    JA COMO LA MISMA HUMANIDAD. Ya en

    la Biblia encontramos un conocido pa-

    saje. Treinta monedas sern suficien-

    tes para que Judas delate a Jess, todo

    ocurre en el huerto de Jetseman. La

    seal es un beso en la mejilla. Al pro-

    pio Scrates, ya condenado a tomar la

    cicuta, le ofrecen la posibilidad de fu-

    garse con la ayuda de un guardia. Por

    supuesto no accede a comprar su vida.

    En estas clebres ocasiones es la mo-

    ral de los individuos la que pareciera

    determinar los hechos: si Judas no hu-

    biese sido un traidor no habra entre-

    gado a Cristo; si Scrates no hubiese

    sido un extraordinario hombre de con-

    vicciones se hubiera salvado. Pero la

    lectura de la moral individual es enga-

    osa. En primer lugar nos hace creer

    que es ella la que determina la exis-

    tencia o no del fenmeno. En segundo

    lugar no muestra las consecuencias

    sociales, esas que nos afectan a todos,

    del acto de corromper a alguien. En es-

    ta lectura bastara con forjar hombres

    de acero, incorruptibles, para que las

    HOMBRESCOMUNES,NO NGELESI

    Captulo

    Corrupcin:de los ngelesa los ndices

    cosas cambiaran. Pero el mundo est

    morado por hombres comunes. Un re-

    cetario sustentado en la vida de los

    ngeles sirve de poco.

    Sin desdear el peso de la moral

    hay que introducir algunos matices. La

    palabra corromper proviene del latn

    corrumpere y supone alterar, trastocar

    la forma de alguna cosa. Pero quiz la

    segunda acepcin es la ms interesan-

    te. Echar a perder, depravar, daar, pu-

    drir el calor corrompe la carne. De

    hecho el propio Scrates fue acusado

    de corromper a la juventud. Por su-

    puesto tambin hay otras derivaciones

    y usos: corromper a una mujer supone

    seducirla, llevarla por va del engao a

    perder la honra. Pervertir es otro de los

    usos ms comunes. Co-romper es un

    acto que supone la participacin de al

    menos dos personas sin que, bien a

    bien, podamos establecer la accin ori-

    ginal en uno de ellos. Se rompe co-par-

    ticipando. Los corruptibles y los corrup-

    tores se van encontrando en el camino.

    Pero ese acto de corromper encierra al-

    go que quebramos en comn, entre to-

    dos, por eso la lectura de la moral indi-

    vidual no conduce demasiado lejos.

    LA PALABRA CORROM-PER PROVIENE DELLATN CORRUMPEREY SUPONE ALTERAR LAFORMA DE ALGUNACOSA. PERO LA SE-GUNDA ACEPCINES MS INTERESANTE:ECHAR A PERDER,

    DEPRAVAR, DAAR,PUDRIR.

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    MORALESINDIVIDUALESY ALGO MSII

    Captulo

    Corrupcin:de los ngelesa los ndices

    VEAMOS LAS COSAS EN PERSPECTIVA, AM-

    PLIEMOS NUESTRO HORIZONTE. Si de mo-

    rales individuales se tratase, sera tan

    sencillo como dividir al mundo en dos,

    de un lado aquellos que se dejan co-

    rromper, reunidos con los que corrom-

    pen en necesaria corresponsabilidad y,

    del otro, los impolutos, los limpios, con

    olor a santificacin mundana. As vis-

    ta la historia de la humanidad nos po-

    dra llevar a concluir falsamente que

    la corrupcin se asienta exclusiva-

    mente en un tejido interno de los indi-

    viduos que debe ser fortalecido para

    eliminar el fenmeno. La fortaleza de

    ese tejido sera la clave. Quiz tendra-

    mos entonces que buscar vitaminas

    para la moral. Sin embargo la dimen-

    sin verdadera del problema comen-

    zara a aparecer poco despus, como

    la parte oculta del iceberg. Tropezara-

    mos en nuestros argumentos al mo-

    mento mismo de llevar el asunto a los

    nmeros, pues la gran mayora de los

    ciudadanos han incidido, tarde o tem-

    prano, en algn acto de corrupcin.

    Los limpios, los impolutos, los inco-

    rruptibles y jams corruptores se ve-

    ran arrinconados en una intrigante

    minora. La intriga comenzara por

    cuestionar si no son ellos la excepcin.

    Las excepciones, de nuevo, sirven de

    muy poco para encontrar la regla. Por

    este camino tendramos que concluir

    que la humanidad es, por lo general,

    corrupta. Vamos mal. Cmo desen-

    traar entonces los misterios que es-

    tn detrs de este fenmeno?

    Quiz lo primero sera eliminar la

    equvoca lectura de la moral como

    gua. Algo de ontologa, de bsqueda

    de la esencia, merodea. Si bien es de-

    seable que las sociedades vayan conso-

    lidando tejidos ticos y morales que los

    alejen de cualquier tentacin corrup-

    tora, tambin lo es que hay otras coor-

    denadas que deben ser exploradas con

    toda seriedad. Cmo se vincula el de-

    sarrollo con la corrupcin? Qu tan

    cierto es que son las normas las que al

    fin y al cabo determinan los cauces le-

    gales o ilegales que en su vida cotidia-

    na habr de seguir un ciudadano?

    Hasta dnde el trillado camino de la

    llamada institucionalizacin de las so-

    ciedades nos permite establecer una

    ruta crtica, por etapas, de construc-

    cin y consolidacin institucional?

    Recordemos que, en general, los es-

    tudios sobre corrupcin son bastante

    recientes. Las ciencias sociales han de-

    dicado mucha energa y recursos a de-

    sentraar otros fenmenos, los ciclos

    econmicos, la vinculacin entre recur-

    sos naturales y riqueza, las vas ms

    cortas al desarrollo, antes que el del

    origen y teraputica de la corrupcin.

    Se podra afirmar hasta hace dcada y

    media que el fenmeno de la corrup-

    cin era visto como un asunto delicado

    y complejo que era mejor eludir. Inclu-

    so en algunas organizaciones interna-

    cionales como el Banco Mundial cuan-

    do se topaban con evidencias ineludi-

    bles de corrupcin preferan referirse a

    ella como el factor C. Por qu fue as?

    TENDRAMOS... QUE

    BUSCAR VITAMINASPARA LA MORAL.

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    ZONAVETADA

    III

    Captulo

    Corrupcin:de los ngelesa los ndices

    UNA EXPLICACIN QUE QUIZS POR EVI-

    DENTE ES POCO USADA, es la que se re-

    fiere a la configuracin misma del dis-

    curso diplomtico. Recordemos que

    desde la Sociedad de las Naciones se

    introdujo institucionalmente la idea

    de igualdad esencial de stas. Se trata

    de una de las derivaciones, de las con-

    secuencias lgicas del concepto de so-

    berana nacido en el Renacimiento. Si

    cada estado es soberano, es decir ca-

    paz de tomar sus propias decisiones, y

    si esa soberana, por principio, no pue-

    de aceptar ningn orden jerrquico,

    las diferencias de moral popular tam-

    poco encontrarn cabida. En el discur-

    so diplomtico una de las ms tiles y

    frecuentes ficciones ha sido precisa-

    mente la de homologar a los estados-

    nacin: ningn estado es superior a

    otro, no hay preeminencia, y, por lo

    tanto, tampoco es vlido hablar de

    morales ms slidas o superiores. Pero

    las diferencias son inocultables. La

    trampa argumentativa no podra ser

    ms evidente si la corrupcin en lti-

    ma instancia remita a un problema

    de moral popular, y si la discusin so-

    bre la moral era incompatible con el

    discurso diplomtico, pues entonces

    quiz lo mejor era guardar silencio so-

    bre el asunto. Sin embargo las duras

    realidades, lentamente obligaron a re-

    plantear la tesis de fondo.

    El Banco Mundial y otras institu-

    ciones internacionales durante dca-

    das intentaron seguir un camino que

    abordara indirectamente el problema.

    En esta visin llamada por algunos la

    ruta institucionalista, era la debilidad

    o fortaleza de las instituciones la que

    explicaba el fenmeno. As por ejemplo

    si algn juez en algn pas pobre se co-

    rrompa, situacin casi impensable en

    un pas desarrollado, lo que haba que

    intentar era que ese juez tuviese las

    condiciones institucionales sueldo,

    prestaciones, estabilidad laboral, etc.

    como para no tener que resbalar en la

    corrupcin. Los apoyos se multiplica-

    ron con la idea de inyectar recursos y

    vida a esas piezas claves de las distin-

    tas naciones. Por supuesto que tam-

    bin los recursos eran acompaados

    de sugerencias en el sentido de incre-

    mentar los presupuestos de las buro-

    cracias, de los distintos poderes para

    tener entonces cuerpos de lite inco-

    rruptibles. Pero esta propuesta no

    avanz demasiado. Las brutales dife-

    rencias entre estados-nacin no brin-

    daban muchas alternativas: cmo pue-

    de un pas pobre multiplicar los gastos

    de sus burocracias por quince o veinte

    o treinta veces sin generar una verda-

    dera revuelta interna.

    LO QUE HABA QUEINTENTAR ERA QUE ESEJUEZ TUVIESE LASCONDICIONES INSTITU-CIONALES...COMOPARA NO TENER QUE

    RESBALAR EN LACORRUPCIN.

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    DE CABEZA

    IV

    Captulo

    Corrupcin:de los ngelesa los ndices

    EN EL FONDO SUBYACA UNA TESIS IN-

    NOMBRADA QUE CON EL TIEMPO HA RE-

    SULTADO FALAZ. Tratar de explicarla. Si

    se toma el ndice de Desarrollo Huma-

    no de Naciones Unidas y se le sobrepo-

    ne otro de niveles de corrupcin en-

    contraremos una primera lectura tan

    veraz como intil: los pases ms de-

    sarrollados son a la par los menos co-

    rruptos o, a la inversa, los pases ms

    corruptos son los menos desarrolla-

    dos. Hasta principios de la dcada de

    los noventa la interpretacin ms co-

    mn de esta verdad estadstica era

    afirmar que la corrupcin tendera a

    desaparecer conforme los niveles ge-

    nerales de desarrollo se fuesen incre-

    mentando. Arribar a los quince aos

    como nivel general de educacin, con

    un PIBper cpita de veinte mil dlares

    anuales y, lentamente, el terrible flage-

    lo de la corrupcin ira desaparecien-

    do. La tesis sonaba bien: para ser un

    pas sin problemas de corrupcin hay

    que provocar el desarrollo. Entre antes

    llegue ste ms rpido desaparecer la

    pandemia. Para ser un pas limpio, es

    decir sin problemas de corrupcin, hay

    que ser desarrollado.

    Pero algo haba en la tesis que no

    terminaba por cuadrar totalmente. No

    sera sino hasta principios de la dca-

    da de los noventa cuando algunos es-

    tudiosos y dos personajes muy desta-

    cados comenzaron a releer el asunto

    con otros ojos. Me refiero concreta-

    mente a Peter Eigen y James D.Wolfen-

    sohn. El primero es un ciudadano ale-

    mn, funcionario durante varias dca-

    das del Banco Mundial que cay irre-

    mediablemente en la conclusin de

    que muchas de las polticas seguidas

    por esa institucin en la que l traba-

    jaba servan de poco frente a las con-

    secuencias dramticas del llamado

    factor C. Eigen se separ del Banco y

    decidi emprender desde afuera una

    lucha en contra de la corrupcin con

    una perspectiva muy diferente. Fue as

    que en 1993 este abogado fund una

    organizacin civil llamada Transpa-

    rency International. Con ello la palabra

    transparencia se incorpor de manera

    decidida al lxico de los asuntos pbli-

    cos. Vena sin embargo de una ONG lo

    cual facilitaba el camino.

    Lentamente el concepto en apa-

    riencia vaco, literario, romntico se

    fue llenando de contenido. La transpa-

    rencia era algo muy concreto y deba

    ser medida, como el azcar en la san-

    gre. Los principios rectores de la insti-

    tucin fueron los siguientes. La co-

    rrupcin no slo es un problema mo-

    ral o tico sino adems un gran obst-

    culo al desarrollo de las naciones. La

    corrupcin adems es un fenmeno

    de carcter internacional que debe ser

    evaluado,medido y expuesto sistemti-

    camente, sin ningn tipo de considera-

    ciones diplomticas o polticas. Slo as

    podran encontrar soluciones de carc-

    ter cientfico. La tesis desarrollista co-

    menzaba a tambalearse. Quiz no es

    que sean menos corruptos por ser de-

    sarrollados sino a la inversa, son desa-

    rrollados por ser menos corruptos. Por

    dcadas lemos el asunto de cabeza.

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    MEDIR

    V

    Captulo

    Corrupcin:de los ngelesa los ndices

    LA TESIS DE TRANSPARENCY INTERNATIONAL

    SLO SE PODRA SUSTENTAR DEMOSTRAN-

    DO EL IMPACTO DE LA CORRUPCIN EN EL

    DESARROLLO. Estbamos autnticamen-

    te ante un fenmeno, es decir algo que

    permanece no descifrado y en algn

    sentido no nombrado a cabalidad. Para

    sustentar su tesis Eigen y un notable

    equipo decidieron lanzarse a la aventu-

    ra de crear un ndice de corrupcin. Pe-

    ro, cmo medir la corrupcin? Si algu-

    na caracterstica esencial tiene este fe-

    nmeno, es precisamente la clandesti-

    nidad. La corrupcin se esconde, es ve-

    lada, permanece en la oscuridad. Haba

    sin embargo una frmula para quebrar

    esta parlisis cognoscitiva. Se trataba

    de una va indirecta pero no por ello

    menos confiable: medir la percepcin

    de la gente alrededor del fenmeno. Si

    la corrupcin estaba all, deba ir dejan-

    do huellas y estas huellas tendran un

    registro en la opinin pblica.

    La propuesta de Transparency era

    y es totalmente irreverente desde el

    punto de vista diplomtico, pues el re-

    sultado final del ejercicio desemboc

    en un listado en el cual podra compa-

    rarse la corrupcin en las distintas na-

    ciones, segn se la perciba. Deca un

    clsico que las percepciones son he-

    chos en tanto que la gente cree en

    ellas. Berkeley agregara: Ser, es ser

    percibido. Visto en retrospectiva que-

    da claro que una propuesta as slo

    podra salir de una institucin no gu-

    bernamental. Eigen y su equipo partie-

    ron de una tesis muy incmoda desde

    el punto de vista poltico, contraria a

    cualquier consideracin de soberana

    y diplomacia: If you want to improve

    it, you have to messure it, si quere-

    mos mejorarlo, hay que medirlo. As

    en 1996 apareci el primer ndice de

    Percepcin de Corrupcin o IPC. Las

    crticas al instrumento no tardaron en

    hacerse sentir. Quines eran estos

    osados que pisaban territorios tan de-

    licados? Cmo comparar descarada-

    mente la corrupcin entre las nacio-

    nes? Adems, eso de sustentarse en la

    percepcin era una frmula muy en-

    gaosa. Mltiples pases protestaron,

    pero el ndice ah qued.

    Ledo con cuidado el ndice de Per-

    cepcin de Corrupcin de Transpa-

    rency International o IPC, ratificaba la

    verdad de Perogrullo que se haba ve-

    nido repitiendo como piedra de toque

    en el anlisis de la corrupcin: los pa-

    ses ricos eran menos corruptos que los

    pases pobres. Sin embargo el asunto,

    visto con mayor detenimiento no era

    EIGEN Y SU EQUIPOPARTIERON DE UNATESIS MUY INCMO-DA DESDE EL PUNTODE VISTA POLTICO:SI QUEREMOS

    MEJORARLO, HAYQUE MEDIRLO.

  • 8/7/2019 REYES H Corrupcin de los ngeles a los ndices

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    13

    tan sencillo. Los primeros pases de la

    tabla del tan criticado IPC calificaban

    como los pases ms transparentes o

    menos corruptos a naciones como Fin-

    landia, Islandia, Dinamarca, Nueva

    Zelanda, Singapur, Suecia, etc. Tam-

    bin era cierto que en el fondo de la

    lista que abarc en el 2003 a poco ms

    de ciento treinta pases, aparecen bsi-

    camente naciones del Continente afri-

    cano. Pero ms all de esa primera lec-

    tura las preguntas que el ndice arro-

    jaba merecan respuestas muy caute-

    losas. Por qu no aparecan en los pri-

    meros lugares las economas ms po-

    derosas? A saber la tradicional lista de

    Estados Unidos, Japn, Alemania,

    Francia, Reino Unido, etc. Las naciones

    menos corruptas calificadas por arriba

    de 9 sobre diez puntos, poco tenan que

    ver con las economas ms poderosas.

    La cuestin cuadraba un poco ms con

    el ingresoper cpita de los ciudadanos

    pues en ese orden de ideas los prime-

    ros lugares los ocupan Suiza, Noruega,

    Dinamarca, pero de inmediato apare-

    cen las excepciones: Japn, EUA. Es de-

    cir ni el tamao de la economa ni el

    ingreso de las personas muestran una

    relacin directa con la corrupcin. En-

    tonces, cmo explicarla?

    Los datos del ndice de Percepcin

    necesitaban ser estudiados con dete-

    nimiento. Las excepciones son dema-

    siadas y brincan de inmediato. Cmo

    es posible que el Reino Unido aparezca

    en el undcimo lugar (Versin 2003 del

    IPC) o que Estados Unidos obtenga una

    calificacin de 7.5 en el lugar diecio-

    cho? Cmo explicar que Chile, un

    pas latinoamericano, con todas las

    connotaciones que algunos han queri-

    do adjudicarle al trmino latino se si-

    te por arriba de Japn, Francia, Espa-

    a o Italia? Qu hace Italia en el lugar

    35, por debajo de Botswana? Dnde

    queda el pas prototipo de altos ingre-

    sos, altos niveles educativos y que sin

    embargo aparece por debajo de Eslo-

    venia o Taiwn?

    LOS PRIMEROS PASESDE LA TABLA DEL TANCRITICADO IPC CALIFI-CABAN COMO LOSPASES MS TRANSPA-RENTES O MENOS CO-RRUPTOS A NACIONESCOMO FINLANDIA,ISLANDIA,DINAMAR-

    CA,NUEVA ZELANDA,SINGAPUR, SUECIA, ETC.

  • 8/7/2019 REYES H Corrupcin de los ngeles a los ndices

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    14

    LOS ATAJOS

    VI

    Captulo

    Corrupcin:de los ngelesa los ndices

    LAS PREGUNTAS ERAN MUCHAS, LAS EX-

    CEPCIONES, INSISTO, DEMASIADO NUME-

    ROSAS.La tesis desarrollista comenz a

    tambalearse. Aquella primera lectura

    que aglutina a los pases ricos en el

    mismo cuadrante de los pases menos

    corruptos lo nico que indica es una

    correlacin entre desarrollo y corrup-

    cin. Pero tenamos que ser mucho

    ms cuidadosos y admitir que haba

    demasiadas excepciones en los dos

    sentidos: un nmero considerable de

    casos de pases muy desarrollados en

    los cuales la corrupcin goza de muy

    buena salud y otras naciones, relativa

    o francamente pobres, que algo estn

    haciendo bien en su lucha contra la

    corrupcin. No hay que esperar a que

    el PIBper cpita se multiplique por cin-

    co o por diez para que los niveles de

    corrupcin disminuyan. Hay atajos.

    Quiz entonces vale la pena pregun-

    tarse cunto es el costo de la corrup-

    cin en el camino al desarrollo. No es

    casual que nueve de cada diez pases

    en desarrollo obtengan puntajes me-nores de cinco. Un punto porcentual,

    dos, tres, cinco, del Producto Interno

    Bruto, sea la cifra que sea, proyectada

    a plazos largos de veinte, treinta, cua-

    renta aos, puede significar la diferen-

    cia entre llegar al desarrollo o simple-

    mente nunca alcanzarlo. Dos y medio

    puntos porcentuales al ao multipli-

    cados por un cuarto de siglo podran

    significar alrededor del 60% del PIB de

    una nacin.

    Un sencillo clculo da cuenta de la

    gravedad del asunto. Si tomamos co-

    mo base los datos de la Encuesta Na-

    cional de Corrupcin y Buen Gobierno,

    la corrupcin en servicios pblicos en

    Mxico represent en 2001, 23,400 mi-

    llones de pesos, es decir, 0.36% del PIB

    para el mismo ao. Si aplicamos a es-

    ta forma de corrupcin una tasa de

    crecimiento anual mnima, digamos

    del 1%, en 25 aos la corrupcin acu-

    mulada por pagos irregulares en servi-

    cios pblicos sumara cerca de 700 mil

    millones de pesos.

    Regresemos ahora a nuestro se-

    gundo personaje, James D. Wolfensohn.

    Como es de todos conocido este hom-

    bre multifactico, ha sido un exitoso

    asesor financiero adems de ser msi-

    co, y adems sensible a lo social lleg a

    la presidencia del Banco Mundial en

    junio de 1995. Desde ah comenz a in-

    vertir las tesis de interpretacin. En

    primer lugar el Banco Mundial deba

    encarar de manera abierta al factor C

    VALE LA PENA PREGUN-TARSE CUNTO ES ELCOSTO DE LA CORRUP-CIN EN EL CAMINOAL DESARROLLO. NO ESCASUAL QUE NUEVE DECADA DIEZ PASESEN DESARROLLO

    OBTENGAN PUNTAJESMENORES DE CINCO.

  • 8/7/2019 REYES H Corrupcin de los ngeles a los ndices

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    15

    y considerarlo como una variable muy

    importante en el xito o fracaso en las

    polticas de desarrollo. En segundo lu-

    gar el Banco Mundial deba invertir re-

    cursos en la medicin del fenmeno

    para generar conciencia sobre su im-

    pacto en el bienestar generalizado de

    la poblacin. En vez de tapar el sol con

    un dedo o de evadir un problema evi-

    dente, el Banco Mundial se aboc de

    lleno a tratar de descifrar los cdigos

    del problema y a generar conciencia

    entre los distintos estados-nacin. La

    mancuerna Eigen-Wolfensohn empez

    lentamente a calar en la conciencia

    global de la ltima dcada del siglo XX.

    Cada quien desde su trinchera trataba

    de aportar los elementos de anlisis

    que enriquecieran la discusin.

    Es en ese intento por medir la co-

    rrupcin desde distintos ngulos que

    en los ltimos aos han aparecido al-

    gunos materiales relevantes. El impac-

    to del IPC haba sido de tal magnitud

    que quiz habra que intentar otras

    mediciones. Pero vayamos con calma.El ndice de Percepcin de Corrupcin

    es una encuesta de encuestas, es decir

    es un ndice ponderado de estudios

    que son levantados en los distintos

    pases por diferentes instituciones: la

    Universidad de Columbia, PriceWater-

    HouseCoopers, Gallup o el propio Banco

    Mundial. Las encuestas se dirigen a

    tres niveles, poblacin abierta, empre-

    sarios y finalmente analistas. De estas

    tres fuentes de informacin, surge una

    cifra final ponderada que es la que

    arroja la calificacin que vemos en los

    diarios ao con ao. Adems la ponde-

    racin siempre es trianual, la cual le

    brinda gran estabilidad a los resulta-

    dos. Las encuestas son levantadas a lo

    largo de todo el ao con lo cual se evi-

    ta, en la medida de lo posible, que su-

    cesos individuales marquen la califi-

    cacin sobre un pas. Por supuesto, en-

    tre mayor sea el nmero de encuestas

    levantadas ms confiable ser el indi-

    cador. El ndice de Percepcin registra

    la temperatura general del fenmeno

    a travs de su afectacin a las poten-

    ciales vctimas. Pero tambin habraque tratar de medir a los victimarios.

    LA MANCUERNAEIGEN-WOLFENSOHNEMPEZ LENTAMENTEA CALAR EN LA CON-CIENCIA GLOBAL DE

    LA LTIMA DCADADEL SIGLO XX.

  • 8/7/2019 REYES H Corrupcin de los ngeles a los ndices

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    TAKES TWOTO TANGO(Se necesitan dos para bailar tango)

    VII

    Captulo

    Corrupcin:de los ngelesa los ndices

    FUE EN ESA RUTA QUE TRANSPARENCYLAN-

    Z SU INDICE DE FUENTES DE SOBORNO.

    Este estudio tena una aproximacin

    totalmente diferente. En l se encues-

    tan a casi un millar de expertos co-

    merciales en quince de los principales

    mercados emergentes. Se les pregunta

    lo siguiente: En los sectores comer-

    ciales que le son familiares, por favor

    indique qu tan probable es que las

    compaas de los siguientes pases pa-

    guen u ofrezcan sobornos para obte-

    ner o mantener un negocio en este

    pas? La pregunta no deja demasiadas

    salidas y apunta a detectar a los gran-

    des agentes corruptores en el mundo.

    Los resultados de la versin ms re-

    ciente sealan sin demasiadas consi-

    deraciones que las compaas austra-lianas, suecas, suizas, son mucho me-

    nos propensas a incidir en sobornos

    que las rusas, las chinas, o las prove-

    nientes de Taiwn.

    Triste es reconocer que pases co-

    mo el Reino Unido, Alemania, Espaa,

    Francia, EEUU, Japn, Malasia, HongKong e Italia reciben una magra califi-

    cacin muy delatadora. El ndice de

    Fuentes de Soborno, sin duda presenta

    una serie de limitaciones metodolgi-

    cas de las cuales debemos estar con-

    cientes. En primer lugar los flujos co-

    merciales entre naciones dependen en

    buena medida de las condiciones geo-

    grficas, lo cual imprime un sesgo

    muy considerable a la calificacin ob-

    tenida. Si en Mxico se preguntase so-

    bre la nacionalidad de las empresas

    ms corruptoras muy probablemente

    la balanza sealara a los Estados Uni-

    dos pues la omnipresencia comercial

    de este pas deja poco margen a la

    equidad. Sin embargo y a pesar de to-

    das las limitaciones queda claro que

    las naciones industrializadas han ju-

    gado un papel relevante en mantener

    los usos corruptores en las naciones

    pobres.

    Aqu vale la pena hacer una obser-

    vacin. Al interior de Transparency In-

    ternational se ha venido desarrollando

    una discusin pblica sobre cul debe

    de ser la actitud de la organizacin an-te empresas, las cuales evidentemente

    han estado involucradas en situacio-

    nes de soborno. Debemos recordar sin

    embargo que si bien naciones como Es-

    tados Unidos cuentan desde hace alre-

    dedor de dos dcadas con una norma-

    tividad interna que permite perseguir a

    aquellos sujetos o empresas que inci-

    den en el soborno, tambin es cierto

    que la legislacin internacional al res-

    SIN EMBARGO Y APESAR DE TODAS LASLIMITACIONES QUEDACLARO QUE LAS NACIO-NES INDUSTRIALIZA-DAS HAN JUGADO UNPAPEL RELEVANTE ENMANTENER LOS USOS

    CORRUPTORES EN LASNACIONES POBRES.

  • 8/7/2019 REYES H Corrupcin de los ngeles a los ndices

    17/39

    17

    pecto es de muy reciente factura. La

    OEA cuenta con un mecanismo propio

    vigente desde 1996 y ratificado por M-

    xico en 1997.Uno de los grandes logros

    de Transparency International fue pro-

    mover la convencin antisoborno de

    los pases miembros de la OCDE. Se en-

    cuentran en gestacin legislaciones si-

    milares en Naciones Unidas.

    Vale entonces recordar que los so-

    bornos, que si bien siempre han sido

    actos condenables desde el punto de

    vista tico y moral eran, hasta hace

    muy poco tiempo, legales. No slo eso

    sino que la legislacin vigente hasta

    antes de la firma de la Convencin de

    la OCDE Convencin ratificada por

    Mxico en 1999, autorizaba a una

    empresa extranjera a deducir de im-

    puestos los pagos irregulares realiza-

    dos al gestionar los contratos en otros

    pases. Imaginemos una planta petro-

    qumica con un valor total de 1,500

    millones de dlares a ser instalada en

    algn pas pobre de Africa. En este ca-

    so hipottico habra una bolsa de has-ta trescientos millones de dlares para

    conseguir todo tipo de licencias y per-

    misos. La responsabilidad de las agen-

    cias corruptoras en esta era global es

    algo de lo cual apenas estamos co-

    brando conciencia. Sigue habiendo ac-

    titudes preocupantes por parte de al-

    gunas naciones como por ejemplo Sin-

    gapur, Malasia, Hong Kong, Taiwn,

    China y Rusia quienes a mayo del 2002

    no haban firmado la convencin res-

    pectiva.

    En este mismo ejercicio se pregun-

    t por aquellas reas en las cuales los

    funcionarios pblicos de alto rango se-

    ran proclives a aceptar sobornos o pe-

    dirlos por ejemplo para licitaciones

    pblicas, regulaciones, concesin de li-

    cencias, etc. Los sectores ms crticos

    resultaron ser los de agricultura, in-

    dustria liviana, pesca, tecnologa de la

    informacin, entre otros. Por su lado el

    Banco Mundial a travs de su Institu-

    to, ha lanzado ejercicios similares.Uno

    notable es una indagacin de ms de

    mil empresas de ochenta naciones so-

    bre los obstculos mayores para unbuen ambiente de negocios. Me limita-

    r a algunas naciones latinoamerica-

    nas, por ejemplo, cuando se pregunta

    por crimen organizado, la nacin lati-

    noamericana en la cual se percibe a

    esta actividad como el mayor obstcu-

    lo es Hait. Lo mismo ocurre con el cri-

    men en las calles. La inestabilidad po-

    ltica es considerada el principal obs-

    tculo en Venezuela por el 71% de los

    encuestados. Cuando se pregunta por

    funcionamiento de la justicia Mxico

    tiene un triste primer lugar, con poco

    ms del 32% de los encuestados y lo

    mismo ocurre cuando se indaga sobre

    corrupcin que aparece, en el caso

    mexicano, como el mayor obstculo

    pues as lo declaran poco ms del 57%

    de los empresarios. Lentamente toda

    la informacin generada ha ido crean-

    do conciencia de que estos niveles de

    corrupcin podran ser una explica-

    cin dolorosa de por qu la inversin y

    el ahorro no son suficientes, de por

    qu la eficiencia y la competitividad

    no se incrementan al ritmo que debie-

    ran, en fin, de por qu el aorado de-sarrollo no llega.

  • 8/7/2019 REYES H Corrupcin de los ngeles a los ndices

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    18

    EL INTRIGANTECAPITAL SOCIAL

    VIII

    Captulo

    Corrupcin:de los ngelesa los ndices

    EN LOS LTIMOS AOS SE HA VUELTO CO-

    MN ESCUCHAR LA EXPRESIN CAPITAL SO-

    CIAL. Se trata de una extraa mezcla

    de conceptos que intentan aludir a la

    condicin de un tejido social que esca-

    pa las mediciones de Producto Interno

    Bruto o de ingresoper cpita. De hecho

    hay que admitir que el punto de quie-

    bre se gener con la aparicin del ndi-

    ce de Desarrollo Humano de Naciones

    Unidas que por primera vez en la his-

    toria introdujo variables tales como

    salud pblica, niveles educativos de la

    poblacin y otros para tratar de en-

    contrar una frmula ms sensata y, si

    se me permite el trmino, ms huma-

    na de medicin. Este importante indi-

    cador internacional seal las parado-

    jas generadas por la existencia de na-

    ciones con ingresosper cpita altos, en

    algunos casos por recursos naturales

    abundantes, como Kuwait y otras na-

    ciones del mundo rabe, que sin em-

    bargo al invertir poco en los rubros b-

    sicos para el bienestar humano, salen

    mal calificadas. Cmo alegar en favorde un futuro razonable cuando el

    analfabetismo no disminuye, cuando

    la nutricin no mejora o la esperanza

    de vida se estanca?

    Es en esta modalidad de entendi-

    miento ms elaborado de las condicio-

    nes de un pas que ha surgido la in-

    quietud por conocer con mayor pro-

    fundidad el estado de ese tejido social.

    Dos investigaciones al respecto desta-

    can en la ltima dcada. La primera es

    la del innombrable Fukuyama quien

    tuvo a bien sealar, para incomodidad

    de muchos, el factor de la confianza

    (trust) como algo central en una socie-

    dad. Confianza entonces entre las per-

    sonas, confianza entre gobernantes y

    gobernados, confianza en las leyes,

    confianza en las instituciones, con-

    fianza en las empresas. Confianza co-

    mo una argamasa sin la cual es impo-

    sible que la edificacin social crezca y

    se sostenga. Los juicios polticos sobre

    trabajos previos de Fukuyama, como

    El fin de la historia han arrojado cier-

    ta sombra sobre este texto. Otra inves-

    tigacin sobresaliente ha sido la de Ro-bert Putnam conocido por su estudio

    sobre la constitucin empresarial en

    Italia (Making Democracy Work), con

    una ptica regional y social. Putnam

    lleva aos siguiendo la pista de ese te-

    jido social capaz de explicar muy di-

    versas reacciones de las sociedades.

    En uno de sus trabajos ms recien-

    tes llamado Bowling Alone Putnam se

    refiere con preocupacin a la cada o

    quiebre del capital social en los Esta-

    dos Unidos. Su tesis es tan sencilla co-

    mo dramtica: el capital social en Es-

    tados Unidos alcanz su clmax poco

    despus de la Segunda Guerra Mun-

    dial, alrededor de 1960 y de entonces

    para ac ha venido declinando. Este

    notable investigador cuenta con series

    histricas que rastrean todo el siglo

    XX y que deberan de ser nuestra envi-

    dia, pues en muchas de nuestras na-

    ciones la expresin capital social es

    algo totalmente novedoso y ni remota-

    mente se ha pensado en medirlo. En la

    mejor tradicin de Alexis de Tocquevi-

    lle, Putnam retrata el asociacionismo

    estadounidense. Se trata de esas so-ciedades intermedias, para utilizar la

  • 8/7/2019 REYES H Corrupcin de los ngeles a los ndices

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    19

    expresin del propio francs, de esas

    organizaciones sociales surgidas para

    los fines ms diversos. Las hay defen-

    soras de un parque, impulsoras de un

    equipo de ftbol, religiosas, profesiona-

    les, gremiales, etc., el listado es infinito.

    Pero algo queda claro, ese entramado,

    ese tejido es perfectamente medible y

    nos desnuda un ngulo de las socieda-

    des que pudiera ser clave para explicar

    fenmenos como el de la corrupcin.

    Putnam mide, por ejemplo, el n-

    mero de membresas en organizacio-

    nes voluntarias durante el siglo XX o el

    monto aportado por los individuos a

    este tipo de organizaciones como por-

    centaje del ingreso nacional, o la par-

    ticipacin de los individuos como fun-

    cionarios o miembros de organizacio-

    nes de este tipo o el nmero de horas

    dedicadas en promedio a ellas. Al final

    del da el retrato es muy puntual: hay

    sociedades en las cuales los individuos

    se organizan para obtener los fines

    que se proponen y hay otras en las

    cuales esto no ocurre. Putnam lleva suestudio al nivel de los distintos esta-

    dos de la Unin Americana para llegar

    a una conclusin dramtica y aleccio-

    nadora: all donde el capital social se

    fractura los nmeros sociales empeo-

    ran. Cules son estos nmeros socia-

    les? Putnam comienza por lo elemen-

    tal, los rendimientos escolares, la cali-

    dad de los servicios pblicos presta-

    dos, la seguridad en pueblos y ciuda-

    des. En el extremo establece incluso

    una correlacin entre el nmero de in-

    fartos y el quiebre del capital social.

    Para nuestros fines vale destacar sim-

    plemente que ah donde el capital so-

    cial se quiebra la evasin fiscal au-

    menta, los litigios tambin crecen, y el

    uso del aparato legal, con costo sobre

    los ciudadanos y la productividad,

    tambin asciende. Sin ser una medi-

    cin precisa sobre la corrupcin s que-

    da clara una mayor incidencia en la

    violacin de la ley a partir de una ca-

    da del capital social.

    Habra que trasladar con cuidado

    la tesis pues Putnam se refiere a una

    sociedad con una tradicin histricaen lo que a organizaciones ciudadanas

    se refiere. Esto cambia de nacin en

    nacin, pero algo se hace evidente en

    el estudio, el respeto a la ley en parte

    tambin es producto de una sociedad

    organizada y exigente de que sta

    arraigue en la vida cotidiana. Los da-

    tos para Amrica Latina son muy esca-

    sos pues se trata de una lnea de inves-

    tigacin muy poco favorecida en nues-

    tras universidades y centros de estu-

    dio. Quiz la pista ms slida sea la

    confianza interpersonal retratada por

    la Encuesta Mundial de Valores orga-

    nizada por la Universidad de Michi-

    gan. La tesis es sencilla: ah donde los

    ciudadanos no confan en los otros,

    muchas de las instituciones pblicas y

    privadas se topan con un camino lleno

    de obstculos. La confianza interper-

    sonal est estrechamente vinculada

    con la democracia, con el respeto a la

    ley y con el asociacionismo.

    Para el caso mexicano contamos

    con varios estudios que nos permiten

    desnudar una dolorosa realidad. Los

    mexicanos no confiamos en nosotrosmismos, no nos agrupamos para en-

  • 8/7/2019 REYES H Corrupcin de los ngeles a los ndices

    20/39

    20

    frentar los problemas y en general, a

    pesar de lo que se dice comnmente,

    somos muy poco solidarios.En una en-

    cuesta reciente1 se registra un hecho

    muy doloroso: el 85% de los mexica-

    nos no participa en grupos organiza-

    dos.El buey solo bien se lame reza la

    expresin tradicional que por lo visto

    hemos seguido los mexicanos fielmen-

    te. Esa cifra retrata la debilidad de

    nuestro tejido social. El 15% que s

    participa en algn tipo de organiza-

    cin ensea un perfil muy particular:

    casi el 40% de ellos est vinculado a

    una organizacin religiosa, y otro 40%

    en organizaciones sindicales o agrco-

    las. El Mxico religioso y corporativo

    queda all plasmado. Quiere decir en-

    tonces que slo un tres o cuatro por

    ciento de la poblacin en Mxico parti-

    cipa en organizaciones ciudadanas de

    otra ndole. En conclusin: los mexica-

    nos no estamos organizados. A todo

    vamos solos, si vamos.

    En ese mismo estudio llama pode-

    rosamente la atencin el altsimo por-centaje de personas (alrededor del

    80%) que declara nunca haber partici-

    pado en actividades de beneficio co-

    mn. La segunda versin de este estu-

    dio2 tiene algunos datos verdadera-

    mente alarmantes, el 72% de los mexi-

    canos considera que sus conciudada-

    nos slo se preocupan por s mismos.

    El 88% considera que si uno no se cui-

    da a s mismo la gente se aprovechar

    del incauto. Un 56% considera que es

    muy difcil organizarse con otros ciu-

    dadanos para trabajar por una causa

    comn. Este es el contexto en el cual

    la corrupcin ha encontrado muy po-

    cas resistencias para permear en to-

    dos los mbitos de nuestra sociedad.

    SE REGISTRA UNHECHO MUY DOLO-ROSO:EL 85% DE LOSMEXICANOS NOPARTICIPA EN GRUPOS

    ORGANIZADOS...EN CONCLUSIN:LOS MEXICANOS NOESTAMOS ORGANIZA-DOS.A TODO VAMOSSOLOS, SI VAMOS.

  • 8/7/2019 REYES H Corrupcin de los ngeles a los ndices

    21/39

    21

    UNA DE LAS PISTAS MS INTERESANTES

    SURGIDAS EN LAS DISCUSIONES DE LOS L-

    TIMOS AOS es la posible relacin o co-

    rrelacin entre las libertades civiles y

    la corrupcin. Una primera aproxima-

    cin sera tomar los ndices de libertad

    de prensa de The Fredom House y con-

    traponerlos con el mapa mundial de la

    corrupcin. De entrada aparece una

    coincidencia geogrfica notable, aque-

    llos pases en los cuales la libertad de

    prensa no existe o slo es parcial son,y

    no por una casualidad, los mismos que

    presentan altos ndices de corrupcin.

    No se necesita una gran sabidura para

    reconocer que ah donde las libertades

    funcionan la capacidad de denuncia de

    la sociedad es mayor y por ende la co-

    rrupcin tiende a disminuir.Ah donde se lucha por la libertad

    de prensa, ah, donde los reporteros,

    periodistas y en general los medios

    pueden actuar con seguridades bsi-

    cas, en esas naciones la corrupcin re-

    cibe una denuncia sistemtica y por lo

    tanto tiende a disminuir. El Institutodel Banco Mundial ha establecido una

    LIBERTADES YCORRUPCIN

    IX

    Captulo

    Corrupcin:de los ngelesa los ndices

    AH DONDE LASLIBERTADESFUNCIONAN LA

    CAPACIDAD DEDENUNCIA DE LASOCIEDAD ES MAYORY POR ENDE LA

    CORRUPCIN TIENDEA DISMINUIR.

    correlacin de 0.66 entre libertad de

    prensa y corrupcin y de menos .67

    entre las libertades civiles y la corrup-

    cin. Es decir, ah donde las libertades

    civiles se ven disminuidas la corrup-

    cin aumenta. La Fundacin Heritage,

    cuya posicin poltica de derecha es

    inconfundible, publica anualmente un

    ndice de Libertades Econmicas, en-

    tendiendo por stas la ausencia de

    monopolios y el establecimiento de

    mercados bien definidos. Tampoco es

    casual que exista una clara empata

    entre altos niveles de corrupcin y ba-

    jas libertades econmicas. Dramticos

    son los casos de algunos pases que se

    encontraban bajo la frula sovitica,

    en particular Rusia, en ellos la corrup-

    cin imperante es verdaderamente la-cerante.

    Recordemos algunas de las tesis

    con las cuales estamos trabajando

    desde principios de la dcada de los

    noventa. La corrupcin no slo es un

    problema tico o moral es adems un

    problema econmico. La corrupcinpodra estar determinando, desde el

    silencio y la clandestinidad, el xito o

    fracaso de muchas otras polticas eco-

    nmicas y sociales. La corrupcin po-

    dra estar dividiendo al mundo entre

    aquellos pases que, tarde o temprano,

    accedern al desarrollo y otros que

    tropezarn sistemticamente por el

    costoso asunto. Lo primero entonces

    es medir su impacto y lograr que la co-

    munidad internacional tome medidas

    globales y locales para arrinconarlo.

  • 8/7/2019 REYES H Corrupcin de los ngeles a los ndices

    22/39

    22

    Una vertiente novedosa y sin duda

    interesante es la que se produce al

    medir el riesgo-pas. Qu relacin hay

    entre un asunto y el otro? Es evidente

    que existe alguna, ya vimos cmo en

    los estudios del Banco Mundial es cla-

    rsimo que la percepcin sobre insegu-

    ridad jurdica, crimen organizado,

    inestabilidad poltica y corrupcin

    afectan directamente el nimo de los

    inversionistas. Simplemente para pro-

    vocar una discusin realizamos una

    travesura metodolgica en la cual cru-

    zamos el ndice del riesgo-pas de The

    Poltical Risk Services Group 2002 con

    el ndice de Percepcin de Transpa-

    rency International. Recordemos que el

    ndice de riesgo est dividido entre las

    categoras de muy bajo riesgo, bajoriesgo, riesgo moderado, alto riesgo y

    muy alto riesgo. La hiptesis de traba-

    jo sera tratar de encontrar cierta coin-

    cidencia entre lo uno y lo otro3. De en-

    trada puede decirse que existe cierta

    coincidencia en el rango en tanto que

    pases como Finlandia, Dinamarca, Is-landia, Singapur, Suecia, que estn en

    los primeros cinco lugares en el ndice

    de Percepcin de Corrupcin, obtienen

    una calificacin dentro de los cinco

    primeros lugares del ndice de Riesgo.

    Llaman la atencin los casos de Nueva

    Zelanda e Islandia que teniendo un n-

    dice de corrupcin muy bajo aparecen

    en el lugar 21 y 27 del ndice de Riesgo,

    as podramos ir citando las excepcio-

    nes que aparecen en este ejercicio. Se

    trata tan slo de una provocacin sobre

    el posible rumbo de futuras investiga-

    ciones. El encadenamiento pernicioso

    nos lo podemos imaginar: ms corrup-

    cin significa mayor riesgo, lo cual inhi-

    be las inversiones, retrasa el ahorro in-

    terno y obstaculiza el desarrollo.

    EL ENCADENAMIENTOPERNICIOSO NOS LOPODEMOS IMAGINAR:MS CORRUPCIN SIG-

    NIFICA MAYOR RIESGO,LO CUAL INHIBE LASINVERSIONES, RETRASAEL AHORRO INTERNOY OBSTACULIZA ELDESARROLLO.

  • 8/7/2019 REYES H Corrupcin de los ngeles a los ndices

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    23

    ES CLARO QUE UNO DE LOS OBJETIVOS DE

    LARGO PLAZO DE TODO PAS que se lanza

    a la lucha en contra de la corrupcin

    es arraigar una cultura ciudadana de

    respeto a las normas que evite las des-

    viaciones y los contubernios. Recorde-

    mos que estamos pisando un territorio

    delicado en tanto que comparar cultu-

    ras, como ya lo hemos comentado,

    siempre supone un rango de silencios.

    En ellos quedan aspectos dolorosos y

    polticamente incmodos que afloran

    al confrontar internacionalmente los

    perfiles culturales de las naciones. Es

    sin embargo inevitable reconocer que

    los pases que han logrado una mayor

    institucionalizacin son tambin

    aquellos en los cuales existe una cul-

    tura ciudadana que en la vida de todoslos das sostiene, apuntala a las insti-

    tuciones.

    Las instituciones son as resultado

    por un lado, es cierto, de leyes, normas

    y aparatos burocrticos encargados de

    su aplicacin y seguimiento pero, del

    otro lado, es inevitable reconocer laimportancia de una ciudadana con-

    LEGALIDADY CORRUPCIN:

    LA RECIA CULTURAX

    Captulo

    Corrupcin:de los ngelesa los ndices

    vencida y combativa en favor de un es-

    tado de derecho como el mejor acuer-

    do que los humanos podemos darnos

    a nosotros mismos. Por fortuna en las

    ltimas dcadas sobre todo a partir

    del Eurobarmetro, de la Encuesta

    Mundial de Valores, del Latinobarme-

    tro, que son todos ellos ejercicios de

    valores profundos de las distintas so-

    ciedades, se ha abierto una lnea de in-

    vestigacin que nos permite comparar

    las distintas actitudes ciudadanas an-

    te la ley. No es casual entonces que, de

    nueva cuenta, sea en aquellos pases

    con mayor arraigo ciudadano en el es-

    tado de derecho, es decir aquellos pa-

    ses con una vida institucional de ma-

    yor fortaleza donde aparecen los ndi-

    ces ms altos de bienestar. De nuevosurge la pregunta, ser que han al-

    canzado el bienestar generalizado y

    por eso son menos corruptos?, o ser a

    la inversa: porque son menos corrup-

    tos gozan de mayor bienestar.

    Las cifras parecieran indicar justa-

    mente eso: la corrupcin es un im-puesto altamente regresivo, un im-

    puesto que vuelve ms ricos a los ricos

    y ms pobres a los pobres. Pero a dife-

    rencia de otros impuestos regresivos

    que pasan por un amplio debate en la

    plaza pblica, la corrupcin se man-

    tiene intocada en lo que a justicia se

    refiere. Es notable revisar el discurso

    poltico de muchos partidos que en

    plena primera dcada del siglo XXI si-

    guen aludiendo a la corrupcin como

    un problema estrictamente de ndole

    penal. Adems de las condenas de tipo

    tico, moral y de las consecuencias

    que de ah se deriven la corrupcin de-

    be ser insertada en la agenda de justi-

    cia. Simplemente en Mxico la En-

    cuesta Nacional de Corrupcin y Buen

    Gobierno demostr que la pequea

    corrupcin que afecta a los hogaressupondra un impuesto dos veces ma-

    yor para las familias de bajos ingresos

    en comparacin con las familias de in-

    gresos medios y altos.

  • 8/7/2019 REYES H Corrupcin de los ngeles a los ndices

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    DEL ANECDOTARIOPERSONAL A LA

    TRAGEDIA NACIONALXI

    Captulo

    Corrupcin:de los ngelesa los ndices

    RETOMEMOS ENTONCES LA DISCUSIN

    SOBRE LA CULTURA DE LA ILEGALIDAD CO-

    MO UN FACTOR CENTRAL PARA COMBATIR

    LA CORRUPCIN. Quiz lo primero sera

    hacer notar cmo, por lo menos en el

    caso mexicano, la corrupcin todava

    no es considerada un problema grave

    por la poblacin. Dos de cada tres me-

    xicanos as lo manifiestan. No se le

    considera grave pues, al fin y al cabo,

    se le mira en las coordenadas de los

    actos individuales, es decir entre per-

    sonas, y que por lo tanto afectan tam-

    bin slo a personas. No hemos as po-

    dido transmitir la profunda dimensin

    social del problema. Cuando un ser

    humano tima a otro daa los intereses

    particulares, privados de esa persona.

    Siendo esto un hecho muy grave y quesin duda merece condena es sin em-

    bargo radicalmente diferente de un

    acto de corrupcin.

    Tomemos el caso ms tpico, una

    infraccin de trnsito que nunca se

    paga y que encuentra solucin en una

    mordida. En este caso particular losdineros que debieron ir a dar a las ar-

    cas del pas de que se trate encontra-

    ron buen acomodo en el bolsillo de al-

    gn agente. Qu ocurre cuando una

    licitacin pblica es asignada con un

    sobreprecio? De nueva cuenta la vcti-

    ma es el ciudadano, la ciudadana en

    general que tiene que pagar ms por

    un puente, por una planta de genera-

    cin de energa, por una presa, o que

    recibe una obra pblica de menor cali-

    dad ya sea sta una escuela, una ca-

    rretera o el equipo mdico de un hos-

    pital. Un primer reto entonces en esta

    cruzada por una cultura ms slida de

    la legalidad radica en alertar a la po-

    blacin sobre los costos sociales, es de-

    cir sobre el hecho de que todos paga-

    mos el fenmeno. Otra contrahechura

    que debe ser desnudada y encarada esla que se refiere al alto porcentaje de

    la poblacin, alrededor del 25% en el

    caso mexicano, que considera a las

    prcticas inmorales como algo natu-

    ral, es decir existe all una especie de

    resignacin: los seres humanos son to-

    dos iguales, y siempre inciden o incidi-rn en actos ilegales.

    Se trata, es cierto, de una afirma-

    cin general que, como todas, tiene

    cierto grado de validez y cierto grado

    de engao. Es claro que no existen so-

    ciedades en las cuales no se presenten

    actos contrarios a las normas, se trata

    de autnticas utopas. Sin embargo es-

    ta generalizacin nos lleva a perder de

    ALREDEDOR DEL 25%,EN EL CASO MEXICANO,

    CONSIDERA A LASPRCTICAS INMORALESCOMO ALGO NATU-RAL, ES DECIR EXISTEALL UNA ESPECIE DERESIGNACIN.

  • 8/7/2019 REYES H Corrupcin de los ngeles a los ndices

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    25

    vista las profundas diferencias exis-

    tentes entre las distintas sociedades.

    Una forma tramposa, pero al fin y al

    cabo eficaz para generar una lectura

    ms realista, es la de preguntar por el

    pas en el cual uno o un familiar de-

    seara ser juzgado en un hipottico ca-

    so de inculpacin penal. Dnde cree-

    mos que los derechos humanos se res-

    petan ms, en un pas escandinavo o

    en una pequea y nueva nacin del

    continente africano o nuestro pas? Se

    hace evidente as que en el fondo to-

    dos reconocemos la existencia de esta-

    dos-nacin en los cuales el apego a la

    legalidad es mayor que otros. Luchar

    contra esa resignacin relativista su-

    pone poner cifras a los distintos com-

    portamientos sociales y, al final delda, compararlos. Para el caso mexica-

    no existe todava un grupo importante

    de ciudadanos, alrededor de un 20%,

    que considera que la corrupcin siem-

    pre ha existido y que siempre se vuel-

    ve a lo mismo, son los resignados, por

    denominarlos de alguna manera queen muy poco ayudan a arrinconar el

    problema. Incluso existe un grupo me-

    nor pero significativo que considera

    que la corrupcin ayuda al funciona-

    miento de las cosas.

    De acuerdo a uno de los primeros

    estudios4, sobre cultura de la legali-

    dad en nuestro pas, estudios que nos

    alejan de la mitologa del mexicano

    que tanto dao hizo a las ciencias so-

    ciales, casi la mitad de la poblacin

    mexicana slo respetara la norma por

    una concreta amenaza de una autori-

    dad presente. Se trata de un porcenta-

    je muy preocupante incluso tomando

    en cuenta el alto porcentaje de la po-

    blacin joven de nuestro pas (alrede-

    dor del 55% de la poblacin cuenta

    con menos de 25 aos). Segn este

    mismo estudio otro porcentaje alto dela poblacin reacciona positivamente

    con respecto a la norma por la presen-

    cia observante de otros conciudada-

    nos. Ante la imposibilidad de tener po-

    licas en cada esquina, o de verificar el

    contenido de todas y cada una de las

    piezas de los viajeros, o de garantizarque la informacin vertida en un do-

    cumento sea verdica, contar con el

    apoyo del ciudadano viga se convier-

    te en una alternativa muy interesante.

    Sin caer en la delacin fascistoide, de-

    bemos admitir que el ciudadano-

    cmplice arraiga la ilegalidad.

    ANTE LA IMPOSIBILIDADDE TENER POLICAS ENCADA ESQUINA... O DEGARANTIZAR QUE LAINFORMACIN DE UN

    DOCUMENTO SEA VER-DICA, CONTAR CON ELAPOYO DEL CIUDADA-NO VIGA SE CONVIER-TE EN UNA ALTERNATIVAMUY INTERESANTE.

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    LA BILLETERA,QU HACER?

    XII

    Captulo

    Corrupcin:de los ngelesa los ndices

    DEBO RECORDAR AQU QUE ESTA VERTIEN-

    TE DE ESTUDIO DE TIPO CULTURAL ALREDE-

    DOR DE LA CORRUPCIN ENCONTR ECO

    EN EL INSTITUTO DEL BANCO MUNDIAL.

    Daniel Kauffman ha impulsado varios

    estudios que buscan precisamente

    identificar las diferencias culturales y

    de actitudes frente a la ilegalidad. Un

    conocido experimento se sustent en

    una encuesta en la cual se le presenta-

    ban al ciudadano tres posibles situa-

    ciones hipotticas: el ciudadano se to-

    paba con una billetera, sin mayor

    identificacin. En ella encuentra 2,000

    dlares en efectivo. All se le plantean

    tres opciones. La primera es estar cier-

    to de no ser observado ni por autori-

    dad, ni por ningn conciudadano. En

    la segunda opcin el ciudadano esten la duda de si alguien podra haber

    sido testigo del hecho. En la tercera op-

    cin el ciudadano est cierto de ser ob-

    servado por una cmara.

    La investigacin lo que intentaba

    era precisamente detectar las reaccio-

    nes en distintos pases a una mismacondicin diramos universal. El estu-

    dio demostr que el gran correctivo en

    el comportamiento ciudadano se ge-

    nera por la posibilidad de estar siendo

    observado. Vale la advertencia de que,

    a pesar de toda la pretensin cientfica

    del experimento, es evidente que 2,000

    dlares es un monto que tiene signifi-

    cacin muy diversa dependiendo del

    ingresoper cpita de un pas. Hay na-

    ciones en las cuales la suma sera alre-

    dedor de la veinteava parte del ingreso

    anual, mientras que en otras sera

    equivalente o incluso ms que las per-

    cepciones globales de doce meses.An

    as el resultado es muy sugerente.

    EL GRAN CORRECTIVOEN EL COMPORTAMIEN-TO CIUDADANO SEGENERA POR LAPOSIBILIDAD DE ESTARSIENDO OBSERVADO.

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    LA MENTIRAY LOS TRMITES

    XIII

    Captulo

    Corrupcin:de los ngelesa los ndices

    SIGUIENDO ESTE SENDERO, QUE BUSCA DE-

    VELAR Y COMPARAR EL PESO DE LA CULTU-

    RA EN EL FENMENO DE LA CORRUPCIN,

    fue que en la Primera Encuesta de la

    Corrupcin y Buen Gobierno se inser-

    taron algunos reactivos muy delatado-

    res. La mentira constituye uno de esos

    hechos cotidianos que no recibe una

    condena total. As cerca de un 30% de

    la poblacin expresa una tolerancia

    relativa y a veces absoluta hacia esa

    forma de vinculacin entre ciudada-nos. La pregunta que cabe es, pueden

    las relaciones humanas volverse

    transparentes, puede la confianza in-

    terpersonal incrementarse, cuando a

    diario los ciudadanos se mienten a s

    mismos, mienten en sus relaciones fa-

    miliares, mienten en las escuelas,mien-ten en la calle, en el trabajo y mienten

    sistemticamente frente a la autoridad?

    Cmo exigir que los trmites adminis-

    trativos y burocrticos se simplifiquen

    cuando existe un porcentaje de la po-

    blacin (alrededor de uno de cada diez)

    que sistemticamente falsea documen-tos o altera informacin?

    Por supuesto que en esto no exis-

    ten blancas palomas. El ciudadano

    tambin reacciona a una larga tradi-

    cin de tramitologa (excesiva) que fa-

    cilita el camino a la corrupcin. Her-

    nando de Soto ha hecho toda una tra-

    dicin en los estudios a este respecto.

    No slo se trata de evaluar la honesti-

    dad o deshonestidad de servidores p-

    blicos y ciudadanos sino, de nuevo, de

    medir las consecuencias que esto tiene

    para el desarrollo econmico. Una me-dicin reciente indica que para el caso

    mexicano el costo podra llegar alrede-

    dor de unos 29,000 millones de dlares

    anuales, o sea dos veces el total de

    nuestras exportaciones petroleras a

    precios normales o casi tres veces el

    total de las remesas enviadas por losmexicanos desde el exterior. El costo

    de toda la regulacin burocrtica en

    otras naciones como por ejemplo Esta-

    dos Unidos representa entre el 7.2 y el

    9.5% del PIB. En Mxico, en cambio, os-

    cila entre 12 y 15%, entonces hay un

    margen de entre 2.5 y hasta 7.8 puntosporcentuales del PIB a ser recuperados.

    All radica otra explicacin a nuestra

    incapacidad de acceder al desarrollo.

    Un ahorro de 29,000 millones de d-

    lares anuales nos podra explicar por

    qu,a pesar de la apertura, a pesar de la

    modernizacin econmica, de las fan-

    tsticas exportaciones, y a pesar de to-

    das las polticas que sexenio tras sexe-

    nio se tratan de implementar, el hecho

    concreto es que Mxico no logra tener

    tasas de ahorro interno y crecimiento

    econmico que nos permitan abatir losalarmantes niveles de pobreza. Esos va-

    rios puntos porcentuales del Producto

    Interno Bruto perdidos en trmites in-

    necesarios podran, entre otros, tam-

    bin hacer la diferencia en los descen-

    dientes niveles de productividad de

    nuestro pas.As vista la cultura de la le-galidad es, de nuevo, mucho ms que

    un simple recurso retrico con una muy

    buena aceptacin en lo polticamente

    correcto. La cultura de la legalidad, o

    ms bien la ausencia de una cultura de

    la legalidad, podra estarse convirtiendo

    en un autntico grillete que nos man-tiene esclavizados en la miseria.

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    LAS RACESDEL PACTO

    XIV

    Captulo

    Corrupcin:de los ngelesa los ndices

    EN LOS LTIMOS AOS LOS MEXICANOS

    EXPRESAMOS UNA CRECIENTE SATISFAC-

    CIN CON LOS AVANCES OBTENIDOS EN

    LAS LIDES ELECTORALES. Pero el arribo de

    la democracia formal, que se vena

    gestando desde hace un cuarto de siglo

    y que encontr un hito simblico en la

    eleccin del 2000,muestra slo un lado

    del pacto democrtico que subyace a

    toda nacin moderna. La otra cara de

    esa misma moneda se retrata en la di-

    mensin que el estado de derecho co-bra en la conciencia del ciudadano me-

    xicano. Ah el asunto se complica, de

    nuevo de acuerdo a la Encuesta de Co-

    rrupcin y Buen Gobierno de Transpa-

    rencia Mexicana, alrededor de un 13%

    de la poblacin sigue considerando v-

    lido hacerse justicia por propia mano.Una lectura de esta cifra nos sealara

    que la justicia por propia mano es la

    conviccin final a la cual arriba un ciu-

    dadano desesperado por la impunidad

    (98% de los delitos cometidos en este

    pas no tienen consecuencia jurdica

    alguna). En esta perspectiva se tratarade una triste conclusin en la cual de-

    sembocan las vctimas del delito.

    Pero existe otra posibilidad an

    ms grave consistente en el hecho de

    que esta conviccin ciudadana no sea

    slo producto de la desesperacin y

    fastidio. Podra haber una debilidad

    original en los cimientos mismos del

    estado de derecho, es decir, que vcti-

    mas y no vctimas de la impunidad

    consideren la intermediacin seal

    inequvoca del acto civilizatorio como

    lo seala Norbert Elias algo que me-rece su resquemor y desconfianza. No

    queda claro todava habr que hacer

    ms investigacin que se trate de

    ciudadanos que cruzaron por el pacto

    democrtico y quebraron con l o si se

    trata de ciudadanos que nunca han

    accedido ni siquiera conceptualmentea esta aceptacin de la norma.

    Para agravar la duda el estudio

    mostr otro dato alarmante: poco ms

    de tres de cada cuatro ciudadanos

    (76.1%) considera que slo se deben

    obedecer las leyes justas y razonables.

    Huelga decir que el calificativo de jus-to y razonable proviene de la inter-

    pretacin que cada ciudadano le da a

    la norma. Puede un estado de dere-

    cho declararse como tal cuando sus

    ciudadanos, por los motivos que sean,

    no han accedido a la comprensin b-

    sica del fenmeno normativo en el

    sentido de que por principio debemos

    de acatar la norma y, en todo caso,

    buscar su enmienda o modificacin

    posteriormente? Regresamos de nuevo

    a la dureza del fenmeno cultural que

    merece sin duda ms atencin. No nosextrae entonces que ms de la mitad

    de la poblacin siga sin condenar el

    hecho de que un funcionario pueda

    sacar provecho del puesto siempre y

    cuando haga cosas buenas, rasgo t-

    pico de una cultura patrimonialista.

    POCO MS DE TRES DECADA CUATRO CIUDA-DANOS (76.1%) CONSI-DERA QUE SLO DEBEN

    OBEDECER LAS LEYESJUSTAS Y RAZONABLES.

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    UNACONSECUENCIA UNA

    XV

    Captulo

    Corrupcin:de los ngelesa los ndices

    QU TANTO NOS HA AFECTADO ESTE PERFIL

    CULTURAL? La respuesta no est plas-

    mada en una sola cifra pero s en va-

    rias que lentamente empiezan a hacer

    sentido.Veamos un ejemplo: el prome-

    dio mundial de crdito bancario en el

    ao 2002 fue de 136.4% del PIB, es de-

    cir el monto de dinero circulando en

    muchas naciones con el fin de estimu-

    lar la economa era una vez un tercio

    el de toda su produccin cuantificada.

    En los pases con bajos ingresos esemonto fue de alrededor de un 42%; en

    los pases con ingresos medios el pro-

    medio ascenda al doble el 80%; mien-

    tras que en los pases de altos ingresos

    el monto lleg al 140 por ciento5. En

    Mxico el crdito alcanz en el mismo

    periodo una asombrosamente peque-a cantidad de 29.1 por ciento. Mien-

    tras tanto Brasil oscilaba en el 50%;

    Chile en el 70%; Canad en el 101%;

    Estados Unidos en el 170% y China al-

    canzaba el 130%, por citar slo algu-

    nos casos. Por qu los mexicanos ca-

    recemos de crdito para impulsar laeconoma?

    Las respuestas vinculadas a la

    inestabilidad monetaria, la salud fi-

    nanciera de las instituciones o en ge-

    neral a la crisis econmica internacio-

    nal, lentamente empiezan a quedar

    atrs. Moodys Investor Service ha in-

    troducido algunas otras variables que

    parecan atractivas como por ejemplo

    la evaluacin de la eficiencia en los

    procedimientos ejecutivos mercantiles

    e hipotecarios en las entidades federa-

    tivas, es decir de la eficiencia de la jus-ticia. En pocas palabras y para no

    complicar demasiado el asunto, se tra-

    ta de evaluar la posibilidad de xito

    que las instituciones bancarias tienen,

    a travs del Judicial, de recuperar los

    dineros prestados a los clientes moro-

    sos. Moodys evala entonces la cali-dad institucional, los procedimientos,

    la suficiencia de los recursos y por su-

    puesto la eficiencia en la ejecucin de

    las sentencias. De nuevo entonces otro

    aspecto del estado de derecho. El re-

    sultado no deja de ser alarmante: la

    probabilidad de un banco de no recu-peracin del principal en una opera-

    cin de crdito se acerca al 12 por

    ciento. Es decir que de cada diez pesos

    prestados uno muy probablemente se

    perder para la institucin. La cultura

    del no pago que tantos costos ha tra-

    do, es un rostro nuevo de un problema

    muy viejo.

    Recordemos que la banca en Mxi-

    co, a pesar de la caricaturesca fama

    pblica de pertenecer a un grupo de

    hombres riqusimos, es en realidad

    una banca bastante socializada entanto que ms del 85 por ciento de sus

    activos pertenecen a los propios aho-

    rradores. Es decir cuando un banco

    pierde no pierde un banquero rico, es-

    POR QU LOSMEXICANOSCARECEMOS DECRDITO PARAIMPULSAR LAECONOMA?

  • 8/7/2019 REYES H Corrupcin de los ngeles a los ndices

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    30

    tereotipo utilizado durante aos para

    una muy maniquea interpretacin de

    las cosas. Cuando un banco pierde,

    pierden los ahorradores que son dece-

    nas de millones en todo el pas. Cu-

    les son las consecuencias directas de

    ese peso que se pierde de cada diez

    prestados? En primer lugar que los

    aparatos legales de los bancos son en

    el caso mexicano anormalmente pesa-

    dos. Recordemos el alegato de Robert

    Putnam en el sentido de que cuando laconfianza entre individuos o entre in-

    dividuos e instituciones se pierde, los

    costos del aparato legal se disparan.

    A quin beneficia eso? Seguramente

    a un grupo amplio de abogados que

    sin embargo son una pequesima mi-

    nora. De lo que s estamos ciertos esque ese alto costo legal impacta en la

    productividad de los bancos e, indirec-

    tamente, en toda la economa.

    Una forma de medir esto es a tra-

    vs del costo de la intermediacin fi-

    nanciera, es decir, de los costos que

    tiene una operacin bancaria en unpas. All aparecen otras sorpresas. Re-

    sulta que las tasas de intermediacin

    en Mxico son tres veces ms altas

    que el promedio de pases con econo-

    mas similares a la nuestra. De nuevo

    y quin paga esa factura? La paga-

    mos todos los mexicanos. Arturo Fer-

    nndez efectu un ejercicio de proyec-

    cin tan sugerente como dramtico. Si

    en el periodo de 1976 a 1993, es decir

    en poco menos de dos dcadas, si el

    crdito en Mxico hubiese sido equiva-

    lente al de otras naciones con nivelesde desarrollo semejantes al nuestro,

    pongamos un 70% en relacin al PIB, la

    economa mexicana hubiera podido

    crecer alrededor de 2 puntos porcen-

    tuales ms de lo que lo hizo. De nuevo

    es una cuestin de numeritos: 2%

    acumulado durante 17 aos dara unacifra cercana al 35%, es decir, que la

    economa mexicana hubiera podido

    crecer 40% ms, lo cual hara hoy que

    el PIBper cpita de los mexicanos fue-

    ra sensiblemente mayor y la desigual-

    dad e injusticia menores. Atrs de las

    cifras se esconde el bienestar concretode las familias.

    SI EN EL PERIODO DE1976 A 1993... EL CRDI-

    TO MEXICANO HUBIESESIDO EQUIVALENTE ALDE OTRAS NACIONESCON NIVELES DE DESA-RROLLO SEMEJANTES

    AL NUESTRO, LAECONOMA HUBIERAPODIDO CRECER ALRE-DEDOR DE 2 PUNTOSPORCENTUALES MSDE LO QUE LO HIZO.

  • 8/7/2019 REYES H Corrupcin de los ngeles a los ndices

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    LENTAMENTE EN LA LUCHA CONTRA LA CO-

    RRUPCIN SE HAN VENIDO SUMANDO

    ALIADOS MUY IMPORTANTES. Hace un

    par de aos el despacho PriceWater

    HouseCoopers lanz una investigacin

    muy atractiva y sugerente. La denomi-

    n el ndice de Opacidad. La tesis cen-

    tral es muy sencilla, la falta de clari-

    dad, precisin, correccin, muy per-

    ceptible y difundida en las prcticas

    de los mercados de capital tiene una

    repercusin muy concreta, se le puedellamar opacidad. Si a un inversionista

    o un asesor de inversiones se le pre-

    senta la opcin de invertir en un pas

    transparente y uno opaco con los mis-

    mos alicientes de inversin, la decisin

    lgica sera ir a un pas transparente,

    es decir donde la opacidad ha sido dis-minuida o arrinconada. Pero entonces,

    por qu se invierte en algunos pases

    considerados como opacos? La res-

    puesta todos la conocemos, es que en

    esos pases opacos se pagan tasas de

    inters superiores a las de los pases

    transparentes. Slo esa tasa premioexplica que un inversionista corra el

    EN ESOS PASES OPACOSSE PAGAN TASAS DE IN-TERS SUPERIORES A

    LAS DE LOS PASESTRANSPARENTES. SLOESTA TASA PREMIO EX-PLICA QUE UN INVER-SIONISTA CORRA ELRIESGO DE LLEVAR SUSDINEROS A UN PASOPACO. EL COSTO DELCAPITAL ES UNO DE LOS

    MEJORES MEDIDORESDE TRANSPARENCIA.

    OTRA MS

    XVI

    Captulo

    Corrupcin:de los ngelesa los ndices

    riesgo de llevar sus dineros a un pas

    opaco. Tesis de PriceWaterHouseCoo-

    pers: el costo del capital es uno de los

    mejores medidores de transparencia.

    Este enorme despacho organiz

    entonces un estudio en 25 pases para

    determinar los elementos que compo-

    nan el factor O, por Opacidad.

    CLEAR es la palabra de cinco letras

    que por sus acepciones en ingls en-

    cierra los elementos claves. C para Co-

    rruption o corrupcin; L para LegalSystem o sistema legal; E para Econo-

    mic policies o polticas econmicas; A

    para Accounting o rendicin de cuen-

    tas; y R para Regulatory regime o rgi-

    men regulatorio. Despus de medir la

    percepcin entre estos 24 pases Price-

    WaterHouseCoopers, concluye que laopacidad representa, a travs de las

    tasas premio de los pases opacos un

    costo enorme para el desarrollo que

    puede medirse precisamente en ese

    porcentaje de sobrepremios. As China

    considerado de la lista de los 24 el pas

    ms opaco estara pagando una sobre-tasa de ms de 13 puntos porcentua-

    les, Rusia de ms de 12 puntos porcen-

    tuales, Indonesia de ms de 10, Tur-

    qua de ms de 8, mientras que Singa-

    pur y Estados Unidos no registraran

  • 8/7/2019 REYES H Corrupcin de los ngeles a los ndices

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    costo alguno.Mxico estara en alrede-

    dor de 3 puntos porcentuales de sobre-

    tasa. All est oculta una fuente brutal

    de inequidad que tiene un costo social

    altsimo.

    Pero PriceWaterHouseCoopers va

    ms all y se pregunta por los autnti-

    cos pagadores de este monto. La res-

    puesta no deja mucho margen de ma-

    niobra: son los propios contribuyentes

    los que tienen que aportar los dineros

    extras para premiar a los inversionis-tas por traer los recursos a los pases

    opacos. Despus de una serie de consi-

    deraciones metodolgicas PriceWater-

    HouseCoopers traslada los costos a un

    impuesto imaginario. Las cifras son

    verdaderamente asombrosas. Ese im-

    puesto sera en Singapur de cero porciento. Mientras que en China sera

    ms o menos de un 46%, en Rusia de

    un 43%, en Indonesia de un 37%, en

    Turqua de un 36% y as va descen-

    diendo, por ejemplo en el Ecuador se-

    ra de un 31%, en Guatemala de un

    28% al igual que en la India, en Brasilde un 25%, en Per de un 23% y en M-

    xico de un 15 por ciento. Estamos as

    ante el impuesto generalizado ms al-

    to de nuestro pas, un impuesto no ofi-

    cial, un impuesto de nuevo brutal-

    mente regresivo, es decir injusto en

    contra de los pobres y, adems de todo,

    un impuesto enmascarado. Los costos

    que este impuesto tiene sobre la pro-

    ductividad de las naciones queda to-

    dava a nuestra imaginacin.

    SON LOS PROPIOSCONTRIBUYENTESLOS QUE TIENEN QUE

    APORTAR LOS DINEROSEXTRAS PARA PREMIARA LOS INVERSIONISTASPOR TRAER LOSRECURSOS A LOSPASES OPACOS.

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    MUCHOS SON LOS HALLAZGOS QUE ENSE-

    AN LAS RUTAS PARA LOGRAR DISMINUIR,

    ARRINCONAR E IDEALMENTE ELIMINAR LA

    CORRUPCIN. Sabemos de la compleji-

    dad del fenmeno. Dejar atrs las in-terpretaciones individualistas que vis-

    tas a la luz del siglo XXI parecieran

    bastante miopes, es slo el primer pa-

    so. En este inicio del siglo XXI sabemos

    que si bien la fortaleza de las institu-

    ciones, esas entelequias normativas y

    burocrticas que hemos tratado deapuntalar en todas partes con recursos,

    con conocimientos, con nuevas pro-

    puesta legales,en contraste hay sin em-

    bargo un lado oculto de la vida institu-

    cional que se asienta en la llamada cul-

    tura. A diferencia de lo que ocurra a

    principios del siglo pasado hoy la cultu-ra por fortuna ha dejado de ser una

    acepcin en algn sentido hueca u om-

    nicomprensiva, cualquiera de las dos.

    Los estudios antropolgicos de la

    primera mitad del siglo veinte que

    permitan el retrato de muy diversas

    sociedades y etnias, padecan sin em-bargo de una debilidad mayor: no per-

    LA VIEJA LECCINNO ATENDIDA

    XVII

    Captulo

    Corrupcin:de los ngelesa los ndices

    mitan una comparacin slida. La es-

    tadstica ha llegado a romper esas li-

    mitantes y hoy podemos, cada da

    ms, comparar expresiones culturales

    con una misma base metodolgica. Elcambio epistemolgico tiene ya reper-

    cusiones polticas muy relevantes. Na-

    ciones Unidas ha decidido efectuar es-

    tudios sistemticos sobre cultura de la

    legalidad en muy diversas naciones. Se

    trata de un acto que rompe con todas

    las tradiciones diplomticas y de co-rreccin poltica en tanto que, por pri-

    mera vez en la historia, se deja ese c-

    modo asiento en el que todo se relativi-

    zaba en favor de un concepto de respe-

    to a la soberana. Los estudios de Na-

    ciones Unidas difcilmente arrojarn

    resultados muy novedosos de lo que yasabemos de la cultura poltica de nues-

    tros pases. Sern sin embargo una pie-

    dra de toque en tanto que los pronun-

    ciamientos provendrn de una institu-

    cin internacional, de la mxima insti-

    tucin que el hombre ha concebido pa-

    ra dirimir conflictos y alcanzar el bie-nestar. Muchas son entonces las leccio-

    nes recientes que debemos ir digiriendo

    y que apuntan a una nueva estrategia

    de desarrollo en la cual la corrupcin

    ser una variable inocultable.

    Pero hay algunas lecciones viejasque tampoco pareciera que hemos asi-

    milado a cabalidad. Una de ellas es la

    que se refiere al acceso a la informa-

    cin pblica. Ya recorrimos mental-

    mente la extraa disyuntiva que surge

    al confrontar los ndices de desarrollo

    humano con los de corrupcin. Con-cluimos sin demasiado margen de es-

    peculacin que si bien es cierto que los

    pases desarrollados coinciden en lo

    general con los pases con menor co-

    rrupcin, tambin es cierto que las ex-

    cepciones son tantas que obligan a

    una aproximacin ms cuidadosa. Pa-reciera que hay variables adicionales

    que podan explicar el por qu de esta

    situacin, cules son stas?

    Si se toman los primeros 15 sitios

    del ndice de Percepcin de Corrupcin

    de Transparency International y se pre-

    gunta uno, por ejemplo, cules pasescuentan con ley de acceso a la infor-

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    macin pblica, aparece una coinci-

    dencia llamativa pues slo en un caso,

    a saber el de Singapur, esta ley no exis-

    te. Tampoco es casual que las leyes de

    acceso a la informacin vayan dismi-nuyendo sistemticamente en los pr-

    ximos sitiales del ndice de Corrupcin

    y que rpidamente desaparezcan. No

    es casual entonces que los pases con

    mayor registro de corrupcin carezcan

    en absoluto de este tipo de legislacin.

    Verdad de Perogrullo: all donde existeuna ley de acceso a la informacin p-

    blica la corrupcin no campea a sus

    anchas. Se trata sin duda de una de las

    medidas ms eficaces para combatir

    la corrupcin.

    Si bien es cierto que esta modali-

    dad, el acceso a la informacin pbli-ca, es relativamente reciente pues la

    mayora de las normas surgieron en la

    segunda mitad del siglo XX, no lo es

    que se trate de algo novedoso, pues

    Suecia, una de las naciones con un re-

    gistro notable en lo que ausencia de

    corrupcin se refiere, cuenta con unaley de acceso desde el ao de 1776. Pe-

    ro recordemos que las leyes no lo son

    todo y que una de las lecciones inevi-

    tables que se desprenden de las apor-

    taciones de Putnam, de Fukuyama, de

    la Encuesta Mundial de Valores, y delos estudios recientes sobre la cultura

    de la legalidad, es que la participacin

    social es una pieza central. De poco

    sirve contar con una ley de acceso a la

    informacin si la ciudadana no se in-

    volucra en el seguimiento de las cifras

    sociales que a todos nos incumben.Sean estas las concernientes a una

    gran licitacin de miles de millones de

    dlares o las de aparentemente menor

    impacto como podra ser la buena ad-

    ministracin de una escuela o de un

    hospital. La popular consigna think

    globally, act locally, piensa globalmen-te, acta localmente cobra cada da

    mayor sentido.

    ALL DONDE EXISTEUNA LEY DE ACCESOA LA INFORMACINPBLICA LA CORRUP-

    CIN NO CAMPEA ASUS ANCHAS. SE TRATASIN DUDA DE UNA DELAS MEDIDAS MS EFI-CACES PARA COMBATIRLA CORRUPCIN.

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    35

    ALL SURGE OTRA DE LAS GRANDES INCG-

    NITAS DE LOS TIEMPOS RECIENTES: cul

    ha sido el papel, el impacto de la glo-

    balizacin sobre el fenmeno de co-

    rrupcin. Existe un primer avance quepodra resultar muy atractivo. Me re-

    fiero al estudio de la Agencia A. T.

    Kearney que agreg una coordenada

    ms a los estudios. La relacin entre li-

    bertades polticas y corrupcin est ya

    claramente establecida: a mayores li-

    bertades polticas, mayor denuncia,mayor delacin, mayor persecucin de

    los crmenes e ilcitos, mayor partici-

    pacin social, ms acceso a la infor-

    macin pblica y por ende menos co-

    rrupcin. Pero, y qu decir de la glo-

    balizacin?

    Recordemos que todava muchasnaciones poderosas estn amparadas

    en la no ratificacin de las convencio-

    nes antisoborno, para as defender sus

    intereses. Qu hay entonces de la glo-

    balizacin? A. T. Kearney desarroll

    una metodologa que incluye una es-

    trategia para medir el grado de globa-lizacin de un pas. Se tratan de cosas

    LOS PASES CERRADOSEN S MISMOS, LOS PA-SES QUE NO ACEPTAN

    QUE LOS OJOS AJENOSENTREN A FISCALIZARDISTINTOS MBITOS DELA VIDA PBLICA, LOSPASES QUE NO ACEP-

    TAN LA COMPARACINSISTEMTICA DE TODOTIPO DE INDICADORES,TIENDEN A SER PASESCON ALTOS NIVELES DECORRUPCIN.

    Y LA GLOBALIZACIN?

    XVIII

    Captulo

    Corrupcin:de los ngelesa los ndices

    tan aparentemente triviales como las

    llamadas telefnicas al exterior, el uso

    del Internet, el nmero de empresas

    extranjeras aceptadas en un pas, etc.

    La agencia busca entonces perfilar c-mo estn actuando los efectos de la

    llamada aldea global. La conclusin

    por fortuna es muy alentadora, no es

    casual tampoco que exista una corre-

    lacin entre grado de apertura y co-

    rrupcin. A la inversa, los pases cerra-

    dos en s mismos, los pases que noaceptan que los ojos ajenos entren a

    fiscalizar distintos mbitos


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