Date post: | 14-Dec-2015 |
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Riesgo de Incendio
Química y comportamiento del fuego
En nuestra sociedad que se basa principalmente en la tecnología, el fuego ha llegado a ser
tan importante como el agua. A pesar de que hemos avanzado considerablemente en el conocimiento
de lo que es este, estamos muy alejados de la perfección de su control.
Si perdemos el control del fuego, este puede causar perdidas considerables a la vida, a
la propiedad y bienes. Para poder controlar la parte destructiva del fenómeno ígneo, es fundamental
que entendamos su comportamiento.
Por experiencia, el hombre ha aprendido que algunos materiales se queman y otros no, que
algunos se queman mas fácilmente que otros, que solo puede haber fuego en presencia del aire y
que se tiene que aplicar calor para comenzar el proceso. Otras evidencias nos revelan que cuando un
material se quema, este pierde su forma original, sustancia y uso. De lo expuesto, podemos decir que
el fuego es una reacción química del material combustible y comburente causada por el calor, o bien
puede decirse que es una oxidación rápida con desprendimiento de luz y calor.
Componentes básicos de la combustión
Es el fuego una reacción química conocida también con el nombre de combustión, que se
define como un proceso que se mantiene a sí mismo cuando un combustible es reducido en forma
muy rápida por un agente oxidante, junto con la evolución de calor y luz.
La oxidación anteriormente mencionada se produce cuando se une oxígeno a una sustancia.
El oxígeno se halla siempre presente en el aire. Normalmente el aire contiene un 21 % de oxígeno, el
cual al unirse a una sustancia produce una oxidación. Si esta es lenta, como ocurre en el
enmohecimiento del metal, el calor se disipa antes de que se lo pueda notar. Sin embargo, cuando la
oxidación es suficientemente rápida, se desprende calor acelerada y abundantemente, y además,
también se produce luz. Por lo tanto, el fuego es una oxidación rápida acompañada de luz y calor.
Por muchos años, una figura conocida como el "Triángulo de Fuego", ha sido muy adecuada
para explicar la teoría de combustión y extinción de fuegos. El comburente (oxigeno), calor y
combustible, en cantidades adecuadas, producen fuego, y si se elimina cualesquiera de estos
elementos, el fuego no puede existir.
Con el paso del tiempo, el concepto de dicho triángulo ha tenido que sufrir modificaciones
para poder explicar fenómenos que ocurren en el desarrollo y extinción del fuego, que no podrían ser
aclarados por el concepto tradicional.
Un mecanismo de reacción química, se refiere a las formas o los pasos que deben darse para
que materiales tales como el oxígeno y el combustible puedan combinarse. Nace con esto un cuarto
factor necesario para dar una mejor explicación del fuego. No fue suficiente conocer que al unir un
combustible con oxígeno a una cierta temperatura se produce fuego, sino que fue necesario conocer
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los pasos y transformaciones que deben seguir estos elementos para producir la combustión, una
reacción química en cadena.
La reacción en cadena y radicales libres
No se podrían explicar a fondo estos dos temas sin entrar en los conceptos de química que se
salen del objetivo de este trabajo, por lo que, se tratará de abordar este tema sin tomar elementos
muy técnicos.
Radicales libres Todo material está formado por moléculas o átomos, que son la parte mas pequeña en que se
puede dividir la materia, de esta forma podemos hablar de moléculas de oxígeno, de agua, de
alcohol, o de átomos de hierro, aluminio, etc. Algunas de estas moléculas como las de oxígeno
pueden ser quebradas, por ejemplo, por acción de calor. A cada una de las partes en que se dividen
estas moléculas se le puede llamar radicales libres. Pueden aparecer también como resultado de un
choque de una molécula de combustible y otro radical libre, como el oxígeno.
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Refiriéndose al proceso de combustión, podríamos decir que los radicales libres son especies
químicas intermedias que se producen en el proceso, a partir del oxígeno/combustible. Cuando se
queman gases o materiales gasificados siempre tendremos la intervención de estos radicales libres.
Por ejemplo: como ya sabemos la cantidad de radicales libres está dada por las características del
material que se quema.
Entre un material combustible líquido y otro sólido, en el primero se observa que la
propagación del fuego es mucho mas rápida que en el segundo, por cuanto tiene la prioridad de
gasificarse con mayor facilidad, por lo tanto produce mayor cantidad de radicales libres.
Reacción en cadena
Una reacción en cadena es algo que se inicia y se propaga espontáneamente por acción de
una serie de acontecimientos que dependen unos de otros. Por ejemplo: en un depósito de artículos
pirotécnicos bastaría encender la mecha de un solo petardo para producir una reacción en cadena de
explosiones.
En el fuego se producen los primeros radicales libres por acción del calor, que al unirse con
los vapores del combustible producen mas radicales libres, sucediendo algo similar que en ejemplo
anterior.
Como resultado de estas reacciones en cadena se produce liberación de energía en forma de
luz y calor. Además, se va produciendo dióxido de carbono, monóxido de carbono, vapor de agua y
otros productos de la combustión.
La reacción en cadena es el mecanismo que siguen el oxígeno y el combustible para
combinarse por medio de radicales libres.
Interrupción de la reacción en cadena Uno de los factores que condujo a involucrar la reacción en cadena como el cuarto factor, para
explicar la naturaleza del fuego, fue el uso del bicarbonato de sodio como agente extintor y el
bicarbonato de potasio en forma posterior. Estos compuestos intervienen directamente sobre los
radicales libres, impidiendo las reacciones en cadenas. Los extinguidores halogenados producen
efecto similar sobre el fuego. En ambos casos los compuestos atrapan químicamente los radicales
libres y como se puede deducir, sin estos radicales no puede existir la reacción en cadena y, por lo
tanto, el fuego se extingue.
En resumen, con la aparición del cuarto componente de la reacción en cadena, el triángulo del fuego
sufre una importante modificación y se forma así lo que comúnmente se conoce con el nombre de
tetraedro del fuego.
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Este concepto ayuda a explicar la acción de algunos agentes, tales como polvos químicos
secos y gases halón, que no se podrían explicar con el triángulo del fuego, haciendo un cambio del
concepto del triángulo de una figura geométrica a una figura sólida de cuatro lados que se parece a
una pirámide.
Uno de los cuatro lados sirve para representar la "reacción química en cadena", y los tres
lados restantes representan la temperatura, el agente reductor y el agente oxidante. Si se quita uno
de los lados, hará incompleto el tetraedro y tendrá como resultado la extinción del fuego.
Combustible (Agente reductor)
El combustible se define como cualquier sólido, líquido o gas que puede ser oxidado. No obstante, la
combustión tiene lugar, normalmente, en fase gaseosa, por la vaporización previa de los
combustibles (si no eran ya gases) o por su descomposición por el calor (pirólisis), dando sustancias
combustibles en estado gaseoso. Es decir, el combustible como tal no arde (no arde el papel, ni la
gasolina,...) sino que arden los gases desprendidos por el propio combustible al suministrarle calor.
La oxidación es el término usado para representar una reacción química en la que se combina
un agente reductor con oxígeno. El término de "agente reductor" se refiere a la capacidad del
combustible de reducir un agente oxidante.
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La mayoría de los combustibles o agentes reductores contienen un gran porcentaje de
carbono e hidrógeno. Entre los combustibles más comunes se encuentran los combustibles
compuestos que producen el fuego: Carbono, monóxido de carbono, compuestos ricos en carbono e
hidrógeno (tales como la gasolina y el propano), materiales tales como madera y textiles, metales
como magnesio, aluminio y sodio, etc.
Oxigeno (Agente oxidante o comburente)
Sustancia en cuya presencia el combustible puede arder. De forma general, se considera al
oxígeno como el comburente típico. Se encuentra en el aire en una concentración del 21% en
volumen. Existen otros, tales como el ácido perclórico, el ozono, el peróxido de hidrógeno, etc.
El lado del oxígeno en el Triángulo de Fuego ha sido reemplazado en el Tetraedro con el
término "Agente Oxidante".
Vale la pena detenerse en el comburente por excelencia, o sea el oxigeno. Su símbolo
químico es “O”, es el más abundante en la naturaleza, ya sea en la atmósfera, el agua o en la parte
superior de la corteza terrestre. En la combustión solo se manifiesta como gas generalmente
mezclado con el aire atmosférico en proporción mayor a un 15%. Esto nos permite deducir que la
combustión se producirá solo en ambientes que posean más de un 15% de oxígeno.
En la mayoría de los casos, el agente oxidante será el oxígeno que se encuentra en el aire.
Sin embargo, el uso del término agente oxidante ayuda a explicar como algunos compuestos, como
el nitrato de sodio y el cloruro de potasio, que liberan su propio oxígeno durante el proceso de
combustión, puede haber en un ambiente sin oxígeno.
Calor (Temperatura)
Diremos que calor es una manifestación de energía, que se produce de muy diversas formas,
que se mide en calorías.
Para que se inicie y continúe una combustión tiene que aumentar el nivel de energía en forma
de calor, lo que desencadena un aumento en la actividad molecular de la estructura química de una
sustancia.
La temperatura es la medida de actividad molecular dentro de una sustancia. En presencia de
un agente oxidante, un combustible con un nivel de energía lo suficientemente alto puede arder. La
combustión entonces continúa o renueva por sí sola, siempre que se encuentren presente el calor y
la energía. Los agentes que reducen o absorben este calor disminuyen el nivel de energía necesaria
para que haya combustión, resultando la extinción del fuego.
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La diferencia entre calor y temperatura es que calor es el flujo de energía entre dos cuerpos
con diferente temperatura, mientras que la temperatura nos indica el nivel de energía interna de cada
cuerpo.
Reacción química en cadena
La acción extintora de los agentes tales como los polvos químicos secos y los gases halón,
explicaban los principios básicos del triángulo del fuego. Se encontró más tarde que estos agentes
carecían de las suficientes propiedades para producir enfriamiento, dilución de niveles de oxígeno o
la separación de los requerimientos para la combustión.
Sin embargo, el efecto de extinción rápida de los polvos químicos secos y los gases halón no
se podía negar. Se dedujo, entonces, que debía existir alguna otra cosa en el proceso de combustión
en la cual estos agentes actuaban. Esto condujo hacia la teoría de la reacción química en cadena.
Los principios de ésta aún no se conocen totalmente, están en un área de investigación continua.
Para entender los principios de una reacción química en cadena, primeramente debemos
saber que la parte de la combustión que produce llamas es el resultado de la separación de vapores
de la fuente combustible. Estos vapores mantienen sustancias que, combinadas en proporciones
correctas con oxígeno, van a arder.
Se ha comprobado que introduciendo ciertos agentes al proceso de la combustión, causa una
rápida extinción de las llamas. La extinción resulta debido a que las sustancia activas presentes en
los vapores del combustible son inhibidas, y así no pueden completar sus papeles en las reacciones
necesarias para la combustión. La inhibición de la reacción química afectará solo a las llamas y no a
los fuegos incandescentes, excepto bajo ciertas condiciones.
Punto de inflamación
Temperatura mínima, a la cual un líquido emite suficiente cantidad de vapor para formar con el
aire del ambiente una mezcla, capaz de arder cuando se aplica una fuente de calor adecuada y
suficiente. Es la temperatura más baja a la cual un líquido formará vapores inflamables, sobre o cerca
de la superficie. Estos vapores forman una mezcla equilibrada con el aire, que será explosiva.
Los líquidos que tienen la temperatura de inflamación por debajo de la temperatura ambiente
se consideran mucho más peligrosos que los que la tienen superior a la temperatura ambiente.
Punto de ignición
Es la temperatura más baja a la cual la mezcla aire / gas, después de incendiada, continuará
en combustión sobre la superficie. La temperatura de ignición varía muchísimo de un material a otro.
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Temperatura de autoignición
Es la temperatura a la cual un material, ya sea sólido, líquido o gaseoso, se incendiará, sin
necesidad de una chispa o llama abierta, continuando en combustión.
Límites de inflamabilidad
Cuando se alcanza la temperatura de ignición, y la reacción llega a un estado donde se
desprende luz y calor, estamos en presencia de la combustión. No siempre, por el mero hecho de
existir combustible en presencia de oxígeno, se va a producir un incendio o una explosión. Aparte de
ser necesaria una mínima energía de activación, es imprescindible que la mezcla de vapores
combustibles con el oxígeno se encuentre en unas proporciones determinadas.
La combustión no tiene lugar a menos que los vapores combustibles estén mezclados en una
cierta proporción con el aire, es decir, no se producirá esta combustión cuando la proporción en
volumen del porcentaje de vapores inflamables con respecto al aire sea inferior o superior a ciertos
números que son los límites de inflamabilidad. Por debajo de estos límites, las mezclas son
demasiado pobres para arder, y por encima, son demasiado ricas, por lo consiguiente en ninguno de
ellos se producirá la combustión. Como ejemplos podemos poner los vapores de nafta, que están de
7.6 % al 1,4 %.
El punto de desprendimiento de vapores inflamables de un combustible líquido está dado por
la inversa de la temperatura a la que ha sido destilado. Por ejemplo: Un combustible que fue destilado
a baja temperatura, su punto de desprendimiento de gases se produce a alta temperatura.
Se llama límite inferior de inflamabilidad a la menor proporción de gas o vapor combustible en
el aire capaz de arder por efecto de una llama o chispa. Límite superior de inflamabilidad es la mayor
proporción de gas o vapor combustible en el aire por encima de la cual el fuego no se propaga. En el
punto medio entre ambos límites, la ignición se produce de manera más intensa y violenta. Fuera de
esos porcentajes de concentración, no es posible la ignición aunque haya vapores combustibles en el
aire.
Sólo cuando la relación vapor-aire se sitúa en algún punto entre ambos límites pueden
producirse incendios o explosiones. En ese caso, la mezcla estaría dentro de lo que se llama rango
de inflamabilidad o explosividad del producto de que se trate. Cuando más amplio es ese rango, más
peligroso es el producto.
Al aumentar la temperatura o la presión de la mezcla gas-aire, se amplia en ambos sentidos el
intervalo de inflamabilidad, o sea que el límite inferior disminuye y el superior aumenta. En las
mismas circunstancias las velocidades de propagación de la llama aumentan, esto explica el
desarrollo acelerado de las deflagraciones.
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Además, debe tenerse en cuenta que una mezcla vapor-aire, por encima de su límite superior
de inflamabilidad, puede entrar en la zona de peligro si, por cualquier motivo, accidental o provocado,
aumenta el aporte de aire.
Densidad de los vapores
Esto expresa la comparación de un vapor con el peso del aire. Los vapores o gases de la
mayoría de los líquidos inflamables son más pesados que el aire. Es por esto, que tiende a
acumularse fácilmente en las áreas bajas, tales como sótanos o lugares similares.
Cuando se presenta este riesgo en una planta industrial, para desalojarlos, los aparatos de
ventilación - extracción, y las aberturas deberán estar cerca del piso. Para desalojar los gases
combustibles y vapores mas livianos que el aire, los aparatos de ventilación y las aberturas deberán
estar en el techo o cerca del mismo.
Punto de fusión
Esta es la temperatura a la cual un material en estado sólido, pasa al estado líquido. Esto
indica a la vez, a que temperatura un material que es sólido, a temperatura ambiente, puede
convertirse en líquido inflamable.
Punto de ebullición
Es la temperatura a la cual un material, en estado líquido, pasa al estado gaseoso.
Categorías de la materia A los efectos de su comportamiento ante el calor u otra formación de energía, las materias y
los productos que con ellas se elaboren, transformen, manipulen o almacenen, se dividen en las
siguientes categorías:
- Explosivos: Sustancia o mezcla de sustancia susceptibles de producir en forma
súbita, reacción exométrica con generación de grandes cantidades de gases, por ejemplo diversos
nitroderivados orgánicos, pólvoras, determinados ésteres nítricos y otros.
- Inflamables de 1ra Categoría: Líquidos que pueden emitir vapores que mezclados en
proporciones adecuadas con el aire, originan mezclas combustibles; su punto de inflamación
momentáneo será igual o inferior a 40 C, por ejemplo: Alcohol, éter, nafta, benzol, acetona y otros.
- Inflamables de 2da Categoría: Líquidos que pueden emitir vapores que mezclados en
proporciones adecuadas con el aire, originan mezclas combustibles; su punto de inflamación
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momentáneo estará comprendido entre 41 y 120 C, por ejemplo: kerosene, aguarrás, ácido acéitico y
otros.
- Muy Combustibles: Materias que expuestas al aire, puedan ser encendidas y
continúen ardiendo una vez retirada la fuente de ignición, por ejemplo: hidrocarburos pesados,
madera, papel, tejidos de algodón y otros.
- Combustibles: Materias que puedan mantener la combustión aún después de
suprimida la fuente externa de calor. Por lo general necesitan un abundante aflujo de aire; en
particular, se aplica a aquellas materias que puedan arder en hornos diseñados para ensayos de
incendios y a las que están integradas por hasta un 30% de su peso por materias muy combustibles;
por ejemplo: determinados plásticos, cueros, lanas, madera y tejidos de algodón tratados con
retardadores y otros.
- Poco combustibles: Materias que encienden al ser sometidas a altas temperaturas,
pero cuya combustión invariablemente cesa al ser apartada la fuente de calor, por ejemplo: celulosas
artificiales y otros.
- Incombustibles: Materias que al ser sometidas al calor o llama directa, pueden sufrir
cambios en su estado físico acompañados o no por reacciones químicas endotérmicas, sin formación
de materia combustible alguna, por ejemplo: hierro, plomo y otros.
- Refractarias: Materias que al ser sometidas a altas temperaturas, ninguna de sus
características físicas o químicas cambian, por ejemplo: amianto, ladrillos refractarios, y otros.
Velocidad de combustión Pérdida de peso por unidad de tiempo.
Tipos de combustión
- Combustión lenta
También llamada oxidación es la combinación del combustible con un cuerpo cualquiera de la
naturaleza, esta combinación es exotérmica, o sea que genera calor aunque no sea perceptible al
tacto; en los metales se forma como residuo el oxido y en los metaloides el anhídrido.
La respiración en los seres humanos, fenómeno llamado hematosis, se conoce también como
combustión lenta, y es en definitiva la incorporación del oxígeno a los glóbulos rojos y la devolución
de estos últimos de CO2 (Anhídrido Carbónico) a los pulmones.
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- Combustión viva o rápida
Es cuando la oxidación desprende luz y calor, se la conoce comúnmente como llama de fuego.
- Combustión violenta, explosión o deflagración
La combustión violenta se produce cuando el combustible está íntimamente ligado en todo o
en gran parte de su volumen con el oxígeno. Al tomar la temperatura de ignición, la propagación en la
masa de la mezcla es tan rápida que desprende en forma violenta en todo su radio un gran volumen
de aire, que según su velocidad y cantidad, tiene la propiedad de arrastrar objetos circundantes en
todas direcciones.
En la deflagración, la masa de gas arde súbitamente dando un frente de llama de alta
temperatura (aproximadamente 1700ºC-1800ºC) que se propaga como una bola de fuego a velocidad
superior a 1 metro por segundo e inferior a la velocidad del sonido (333 m/segundo). Aunque cesa
una vez que se consume el gas existente, puede dar origen a otros fuegos por combustión de
substancias o combustibles próximos.
Provoca la aparición de fenómenos de presión con valores comprendidos entre 1 y 10 veces
la presión inicial, generando efectos sonoros o “flashes”.
Cuando la combustión violenta se produce dentro de un ambiente cerrado, la masa de aire
desprendida es la que ejerce presiones superiores a la resistencia de las paredes que la contienen, y
por consiguiente las destruye, provocando así el fenómeno llamado explosión. Sus efectos sobre las
personas no protegidas son de quemaduras graves causadas por la onda de radiación del frente de
la llama.
Cuando la velocidad de propagación del frente en llamas es menor que la velocidad del sonido
(340 m/s), a la explosión se le llama deflagración. Mientras que cuando la velocidad de propagación
del frente de llamas es mayor que la velocidad del sonido, a la explosión se le llama detonación.
- Detonación
Es una combustión mucho más violenta que la explosión, la misma se produce en
combustibles explosivos, y estos son llamados así, porque en su forma molecular contienen el
oxígeno necesario para combustionarse íntegramente y son activados por una fuente calórica en un
instante determinado para uno de ellos, desprendiendo así, el oxígeno contenido, provocando el
mismo fenómeno que en los casos anteriores.
En este caso, la combustión de la masa de gas se realiza en décimas de segundo, estando
acompañada de la onda de choque de la explosión la cual, por su elevada presión (con valores que
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pueden superar en 100 veces la presión inicial), ocasiona daños sobre las estructuras próximas a
ella, con pérdidas de bienes y vidas.
Fases de la combustión
Los métodos usados para extinguir un fuego dependerán, en gran medida, del estado en que
éste se encuentre. Los factores, tales como la cantidad de tiempo en que un fuego ha estado
ardiendo, la ventilación que tenga una estructura, y el tipo de combustible, deben considerarse
cuidadosamente.
Los fuegos se dividen, generalmente, dentro de tres estados progresivos: la fase incipiente o
inicial, la fase de combustión libre y la fase de arder sin llama.
- Fase incipiente o inicial
En la primera fase, el oxígeno contenido en el aire no ha sido reducido en forma significante y
el fuego produce vapor de agua, dióxido de carbono, monóxido de carbono, quizá una pequeña
cantidad de dióxido de azufre, y otros gases.
Se genera algo de calor que irá aumentando a medida que el fuego progresa. El calor de la
llama en esta fase puede ser de 538º C, pero la temperatura del medio ambiente donde el fuego se
esta iniciando aumenta muy poco.
- Fase de combustión libre
La segunda fase de combustión involucra las actividades de libre combustión del fuego.
Durante esta fase, el aire, que es rico en oxígeno, es lanzado hacia las llamas, a medida que la
convección lleva el calor a las regiones mas altas de las áreas confinadas.
Los gases calientes se expanden lateralmente, desde del techo hacia abajo, forzando al aire
frío hacia los niveles inferiores, y facilitando así la ignición de materiales combustibles en los niveles
superiores de la habitación.
Este aire caliente es unas de las razones por las cuales los bomberos son instruidos en que
deben mantenerse en los niveles bajos, y utilizar equipos de protección respiratoria ya que la
aspiración de este aire caliente puede dañar los pulmones. En este momento las temperaturas en las
regiones superiores, pueden exceder los 700ºC.
A medida que el fuego progresa a las subsecuentes etapas de esta fase, continuará
consumiendo el oxígeno libre hasta que se alcanza un punto en que el oxígeno resulta insuficiente
para reaccionar con el combustible. El fuego es entonces reducido a la fase latente y requiere el
suministro de oxígeno para encenderse rápidamente o explotar.
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- Fase latente
En la tercera fase, las llamas pueden dejar de existir si el área confinada es cerrada
suficientemente. A partir de este momento la combustión es reducida a brasas incandescentes.
El local se llena completamente con humo denso y gases combustibles, a tal grado, que existe
bastante presión, como para forzarlos a salir a través de pequeñas aberturas del edificio. El fuego
continuará latente, y el local se terminará de llenar de humo denso y gases de la combustión por
encima de los 538ºC.
El calor intenso tenderá a vaporizar las fracciones ligeras de combustibles tales como
hidrógeno y metano, de los materiales combustibles que se encuentran en el área. Estos gases
combustibles que se encuentran en el área serán añadidos a aquellos producidos por el fuego y,
posteriormente, incrementarán el peligro para los bomberos y crearán la posibilidad de una explosión
por flujo reverso.
Explosión por flujo reverso (Backdraft)
Los bomberos que responden a un incendio confinado, que se encuentra en la última etapa de
fase de combustión libre o en cualquier parte de la fase latente, corren el riesgo de estar expuestos a
una explosión por flujo reverso, si no se toman en consideración las ciencias del fuego en la apertura
de estructuras.
En la fase latente del fuego, la combustión es incompleta debido a que no existe suficiente
oxígeno para alimentar el fuego. Sin embargo, el calor generado en la fase de combustión libre se
mantiene, y las partículas de carbón que no se han quemado, o cualquier otro producto de la
combustión, están esperando para entrar en una rápida (casi instantánea) combustión cuando se
suministre más oxígeno.
Una adecuada ventilación liberará el humo y los gases no consumidos por la combustión, y
proveerá un peligroso componente, el oxígeno. Tan pronto como el oxígeno necesario entre en el
área, esta combustión casi detenida se reinicia, pudiendo resultar muy destructora por su velocidad, y
ser verdaderamente ramificada como una explosión.
La combustión está relacionada con la oxidación, en la cual el oxígeno se combina con otro
elemento. El carbono es un elemento naturalmente abundante, presente en la madera así como en
muchos de los materiales conocidos por el hombre. Cuando la madera se enciende, el carbono se
combina con el oxígeno para formar C02, dependiendo de la disponibilidad del oxígeno. Cuando ya
no se dispone del oxígeno el carbono es liberado en el humo. Un signo de alerta de una posible
explosión por flujo reverso lo presenta el humo denso, negro, saturado de carbón.
Las siguientes características pueden ser una indicación de una condición de explosión por
flujo reverso:
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- Humo bajo presión.
- Humo negro, convirtiéndose de un color grisáceo amarillento y denso.
- Aislamiento del incendio y temperatura excesiva.
- Llama muy escasa y poco visible.
- El humo sale de la edificación a intervalos o en bocanadas.
- Ventanas manchadas por el humo.
- Sonido estruendoso.
- Un movimiento rápido del aire hacia el interior, cuando se hace una abertura.
Estas condiciones pueden hacerse menos peligrosas con una adecuada ventilación. Si la
edificación es abierta en el punto más alto disponible, se liberarán los gases calientes y el humo,
reduciendo así la posibilidad de una explosión.
Inflamación súbita generalizada (Flashover) La inflamación súbita generalizada ocurre cuando un local u otra área se calienta a un punto
donde la llama se propaga sobre la superficie del área. Originalmente se creía que la inflamación
súbita generalizada era causada por la liberación de los gases combustibles durante las fases
iniciales del fuego. Se pensaba que estos gases concentrados a nivel del techo, se combinaban con
el aire hasta que alcanzaban su rango de inflamabilidad, encendiéndose rápidamente, causando su
inflamación generalizada.
En los actuales momentos se piensa que aún cuando esto puede ocurrir, el mismo precede a
la inflamación generalizada. La causa no es atribuible al excesivo desarrollo de calor generado por el
fuego en sí mismo. A medida que el fuego continúa ardiendo, todos los materiales contenidos en el
área del incendio son calentados gradualmente, hasta su temperatura de ignición. Cuando alcanzan
este punto, ocurre una ignición simultánea y el área se envuelve completamente en situación de
incendio.
Según la NFPA (National Fire Protection Association) un flashover es la fase de transición en
el desarrollo de un incendio confinado en la cual las superficies expuestas a radiación térmica
alcanzan la temperatura de ignición más o menos simultáneamente y el fuego se propaga
rápidamente a través de todo el recinto dando como resultado que todo el compartimento se ve
involucrado en el incendio.
Productos de la combustión
Cuando un combustible se quema, siempre habrá ciertos productos de la combustión.
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Estos productos de combustión son ampliamente clasificados en cuatro categorías: gases de
la combustión, llama, calor y humo.
- Gases de la combustión
Los gases de la combustión pueden ser definidos como aquellos gases que permanecerán
cuando los productos de combustión son enfriados hasta alcanzar temperaturas normales.
El monóxido de carbono (CO) es un gas tóxico, incoloro, inodoro e insípido, que se produce
en combustiones incompletas. Reacciona con la hemoglobina impidiendo el transporte de oxígeno a
través de la sangre. Su inhalación puede ser mortal. El dióxido de carbono (CO2) es el gas típico de
la combustión. No es venenoso, aunque desplaza el oxígeno del aire pudiendo producir la muerte por
asfixia. Se utiliza en muchos sistemas de protección para extinguir incendios en espacios cerrados o
semicerrados, debido a su capacidad de desplazar el oxígeno.
Los materiales combustibles más comunes durante incendios, que involucran azufre (como el
caucho, pelo, madera, carne y pieles), también contienen carbono. Se produce un gas incoloro con
un olor fuerte parecido al de huevo podrido y es altamente tóxico. El exponerse al dióxido de azufre,
incluso en períodos de tiempos muy cortos, puede ser peligroso. Se encenderá cuando su
temperatura alcance los 260ºC.
El cianuro de hidrógeno es un gas tóxico que probablemente se encuentre únicamente
cantidades peligrosas en incendios de poco oxígeno e involucran materiales que contienen nitrógeno
(como lana, seda, poliuretano, poliamidas y acrílicos). También debe notarse que el cianuro de
hidrógeno es usado como un fumigante que puede representar un peligro serio a los bomberos que
trabajan en edificios recientemente fumigados. El cianuro de hidrógeno tiene el olor característico de
almendras amargas que puede o no ser detectado fácilmente. El cianuro de hidrógeno es un producto
de la combustión que puede ser fatal al aspirarlo. También es un producto de combustión de
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materiales plásticos que contienen cloruro. Dichos plásticos pueden ser encontrados donde quiera,
desde muebles hasta aislantes eléctricos, conductos y cañerías.
- Llama
Todas las sustancias antes de arder deben de estar en estado gaseoso. Tomemos por
ejemplo la madera, si la sometemos a un calor suficiente, desprende gases, estos arderán
desprendiendo luz en forma de llama, de forma tal que puede decirse que la llama es un gas
incandescente.
Cuando vemos una llama, lo que vemos son los gases que arden. Así pues, la llama es la luz
de los gases que entraron en combustión. La llama es el cuerpo visible y luminoso de un gas
quemándose, volviéndose más caliente y menos luminosa cuando está mezclada con más
cantidades de oxígeno.
Esta pérdida de luminosidad es el resultado de una combustión más completa del carbono.
Por esta razón, la llama está considerada como un producto de una combustión incompleta.
- Humo
El humo esta constituido por gases y partículas de material que no han llegado a arder
totalmente. El humo es el producto visible de una combustión incompleta. Dado que generalmente es,
al estar ante la combustión incompleta, en donde se desprenden gases que no llegan a arder, lo
mismo que partículas diminutas del material ardiente, que se hacen visibles en forma de humo.
El humo que se encuentra normalmente en un incendio consiste en una mezcla de oxígeno,
nitrógeno, dióxido de carbono, un poco de monóxido de carbono, partículas finamente divididas de
hollín y carbono, y un surtido misceláneo de productos que han sido liberados del material
involucrado
Los gases de la combustión suben arrastrando consigo partículas de humo. Cuanto más
caliente es el fuego, más rápido y más alto asciende el humo.
Hay que recordar que los gases calentados junto al aire, ascienden y pueden estar
suficientemente calientes como para hacer arder materiales combustibles a considerable distancia
por encima del fuego.
En una estructura quemándose, el humo se incrementa gradualmente y continuamente reduce
la visibilidad hasta que la ventilación es llevada a cabo.
El humo es siempre irritante y molesto y en casi todas las ocasiones peligroso. La peligrosidad
del humo no está dada solamente por la toxicidad del mismo, sino también por la disminución de la
visibilidad. La falta de visibilidad causa desorientación que puede atrapar a las personas en edificios
llenos de humo.
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- Calor
Al hablar de calor nos referimos a la cantidad necesaria para que exista el fuego. Es
conveniente recordar que debe estar en cantidad suficiente para que los vapores del combustible
alcancen la temperatura de ignición.
El calor es una forma de energía que es medido en grados de temperatura para significar su
intensidad. En este sentido, el calor es aquel producto de la combustión que es responsable de la
propagación de incendios.
En el sentido fisiológico, es la causa directa de quemaduras y otras formas de lesiones. Aparte
de quemaduras, las lesiones relacionadas con el calor incluyen la deshidratación, agotamiento por
calor y daños al tracto respiratorio. El calor, junto con la falta de oxígeno y la formación de monóxido
de carbono, son considerados como los principales peligros en los incendios.
Fuente de energía
Los fuegos prenden o se inician generalmente por la mano del hombre, aunque en muchas
ocasiones, también comienzan por accidentes, como en el caso de los reflejos proyectados del sol
por el primer disco de los arados sobre las cubiertas, o pastos secos circundantes; también la fricción
puede causar calor suficiente para prender un fuego.
Otras fuentes de energía factibles de producir fuegos, son la reacción química de agentes
químicos que arden en cuanto se los pone en contacto unos con otros, arcos eléctricos, sobrecargas
eléctricas, chispas, etc.
Las causas de incendios son varias y pueden agruparse de la siguiente forma:
♦ Causas naturales: Efecto de lupa (vidrios rotos), rayos, etc.
♦ Causas humanas: Imprudencias, mala vigilancia, fogatas mal apagadas, trabajos
mediante calor (soplete, soldadura de arco), etc.
♦ Corriente eléctrica: Instalaciones sobrecargadas, cortocircuitos, etc.
♦ Aparatos de calefacción de llama viva: Chimeneas, estufas, etc. ♦ Líquidos inflamables: Los vapores que emiten son inflamables y forman, con el aire,
mezclas explosivas.
♦ Gases inflamables: Mezclados con el aire pueden explotar al entrar en contacto con
un punto de ignición.
♦ Electricidad estática: Debida al frotamiento de dos cuerpos, pueden producirse
chispas (transvase de hidrocarburos, fricción de correas de transmisión, utilización de fibras y
tejidos artificiales, aparatos a muy alta tensión, etc.). Únicamente una puesta a tierra bien
proyectada puede eliminar este peligro.
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Factor tiempo y forma en la combustión La razón por la cual basta un fósforo para encender un escarbadientes y que no baste para
encender un tronco, (aunque la llama del fósforo es mucho más caliente que la temperatura de
ignición del tronco) es que éste es suficientemente grande como para absorber todo el calor de aquél,
sin encenderse. El calor se disipa al recorrer el tronco y se aleja del punto de aplicación tan pronto
como se le aplica el mismo. Si el calor queda desvanecido con la misma rapidez con que se aplica, la
temperatura de ignición no se sostiene durante el tiempo suficiente para prender el fuego.
Tiempo
El tiempo durante el cual se aplica calor a un objeto, es causa de una gran diferencia en la
temperatura de ignición. Hay materiales combustibles que han ardido por un contacto de gran
duración con temperaturas que, comúnmente no provocarían la ignición de la misma sustancia. Si el
calor no se disipa o desvanece tan rápido como se le aplica, puede causar la ignición a temperaturas
relativamente bajas.
Transferencia de calor
El calor puede viajar a través de una edificación incendiada por uno o más de los tres métodos
conocidos como conducción, convección y radiación.
La existencia de calor dentro de una sustancia es causada por la acción molecular. De esta
manera, mientras el calor se hace más intenso, el movimiento de las moléculas, también se hace
intenso.
Debido a que el calor es “energía desordenada”, nunca es constante, pero es continuamente
transferido de objetos de una temperatura más alta a aquellos de una temperatura más baja. La
llamada ley de flujo del calor, específica que el calor tiene la tendencia de fluir desde una sustancia
caliente a una sustancia fría. El mas frío de los cuerpos en contacto absorberá calor hasta que ambos
objetos estén a la misma temperatura.
En el estudio del fuego, es muy importante saber como actúa el calor y como se transmite, ya
que es la causa más común de los incendios y de la expansión de los mismos. Las principales formas
de propagación son:
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- Conducción
El calor puede ser conducido de un cuerpo a otro por contacto directo de dos cuerpos o por
intermedio de un cuerpo conductor de calor. La cantidad de calor que será transmitida y su rango de
transferencia dependerá de la conductividad del material a través del cual el calor esté pasando.
No todos los materiales tienen la misma conductividad de calor. El aluminio, el cobre y el
acero son buenos conductores. Los materiales fibrosos, tales como tela y papel son deficientes
conductores. Los gases y los líquidos son deficientes conductores de calor debido al movimiento de
sus moléculas.
Ciertos materiales sólidos, cuando son divididos en fibras y embalados en capas, constituyen
buenos aislantes debido a que el material en sí mismo es conductor deficiente y además existen
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Riesgo de Incendio
ciertos espacios de aire dentro de las capas. Por ejemplo, las paredes dobles de edificios que tienen
un espacio de aire proporcionan un aislamiento adicional.
- Convección
La convección es la transferencia de calor por el movimiento de aire o líquidos. Este
movimiento es diferente al movimiento molecular mencionado en la conducción.
Cuando los líquidos o gases se calientan, empiezan a moverse por sí mismos. En el caso de
los gases, si son calentados se expandirán, haciéndose más livianos y moviéndose hacia arriba.
Mientras el aire calentando asciende, el aire más fresco lo sustituye en los niveles más bajos. Es por
eso que los bomberos deben mantenerse en las partes bajas en tal ambiente.
La propagación del fuego por la convección tiene más influencia sobre las posiciones para el
ataque contra el incendio y la ventilación, que por la conducción o radiación.
La diseminación del fuego por la convección es principalmente hacia arriba, aunque corrientes
de aire pueden llevar el calor en cualquier dirección. Las corrientes convectadas de calor
generalmente son la causa del movimiento de calor de piso a piso, de cuarto a cuarto, y de un área a
otra.
La propagación del fuego por corredores, hacia arriba de cajas de escaleras y cajas de
elevadores, entre muros, y por áticos, es principalmente causada par la convección de corrientes de
calor. La figura ilustra la transferencia de calor por la convección:
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- Radiación
Este método de transmisión de calor es conocido como la "radiación de ondas de calor". El
calor radiado no es absorbido por el aire, por lo que viajará en el espacio hasta encontrar un cuerpo
opaco que sí lo absorba. Mientras el objeto está expuesto a la radiación de calor, se devolverá el
calor de su superficie. El calor del sol es el ejemplo más significativo de radiación térmica.
El calor radiado es una de las principales fuentes de la propagación de fuego, y su importancia
demanda un ataque defensivo en las partes donde la exposición a la radiación es significativa. La
transferencia por el calor radiado es ilustrada en las siguientes figuras:
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Riesgo de Incendio
Clasificación de los incendios y métodos de extinción
- Incendios de Clase A
Son incendios de sólidos normalmente de naturaleza orgánica (compuestos del carbono), que
dejan brasas. Los fuegos de clase A, son los más comunes, por los materiales que intervienen. Son
los incendios que involucran materiales combustibles ordinarios, como la madera, tela, papel, caucho
y muchos plásticos. El producto extintor más efectivo es el agua, utilizada tanto directamente como
pulverizada. En ellos el agua se usa para lograr un efecto enfriador o de inmersión que reduce la
temperatura del material menor a su temperatura de ignición.
- Incendios de Clase B
Son incendios en que intervienen sólidos licuables (grasas), líquidos combustibles y gases
combustibles. Los líquidos combustibles se subdividen en dos clases: a y b. Esta clasificación tiene
como objeto la correcta extinción de estos fuegos cuya particularidad consiste en que:
a) Ciertos líquidos son miscibles con agua.
b) Otros líquidos no son miscibles con agua.
La facultad o tendencia de un líquido a mezclarse con el agua depende de la naturaleza
química del combustible. Por ejemplo, el alcohol y el agua son miscibles, en cambio el agua y la nafta
no lo son.
- Incendios de Clase C
Son los incendios que involucran equipos eléctricos energizados, y donde la extinción debe
hacerse con presencia eléctrica. Este tipo de incendio se puede controlar a veces por una agente
extintor no conductor. El procedimiento más seguro es siempre tratar de desenergizar los circuitos de
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Riesgo de Incendio
alto voltaje y tratarlo como un incendio de Clase A o Clase B, según el tipo de combustible
involucrado.
- Incendios de Clase D
Son los incendios que incluyen metales combustibles, como el magnesio, titanio, zirconio,
sodio y potasio. La temperatura extremadamente alta de algunos metales al arder hace que aquél y
otros agentes extintores comunes no sean efectivos para su extinción. No existe un solo agente que
efectivamente controle todos los metales combustibles.
Técnicas de la extinción
Habiendo aprendido y comprendido el fenómeno ígneo o combustión, ahora nos encontramos
con el problema real y cotidiano del incendio, que no es más que una combustión incontrolada de
distintos elementos que configuran lo que posteriormente definiremos como carga de fuego.
Esto nos indica que para la extinción se debería estar técnica y prácticamente preparado para
comprender la situación creada, el comportamiento y peculiaridad del material comprometido. Y, de
este modo, frente al fuego aplicar las normas, según la problemática de los elementos existentes y su
contacto o no con otros materiales que se pueden hallar concentrados, almacenados o en masa.
Se quiere expresar con esto, que así hayamos aprendido a clasificar los fuegos y luego determinar
los mejores elementos extintores por cada uno de ellos, luego, en el incendio, esto no se presenta tan
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Riesgo de Incendio
claro y definido. Por el contrario, un incendio en la generalidad de los casos comprende dos o más
clasificaciones de fuego, que dan por sentado, que requerirían distintas normas de extinción según lo
aprendido.
Todo este conjunto de problemas, al que se le agrega la continua aparición de distintos
elementos químicos que, incorporados a la producción de otros elementos o como productos finales
que ocupan lugares en las viviendas, comercios, hospitales, industrias, etc., han separado las formas
tradicionales de extinción, que han prevalecido por años, para transformarlas en operaciones
combinados de distintas normas y elementos (según uno cuente con ellos al momento de la
extinción), para lograr el éxito en la extinción.
La exacta comprensión de estos factores debe preceder a la correcta extinción, en ningún
caso, por más apremiante que sea la situación, se procederá a efectuar el ataque al fuego, sin
analizar la exacta naturaleza del material o materiales involucrados en el siniestro. El desarrollo primario del ataque al fuego, con lo que se cuenta y de la mejor forma posible,
permite en la mayoría de los casos, lograr el control o frenar el avance del siniestro, dando
posibilidades a recibir apoyo y materiales más específicos.
Desde el punto de vista de un principio de incendio o un incendio incipiente, podemos decir,
con un balde de agua es suficiente, o si no contamos con agua, posiblemente un poco de tierra,
cenizas, arena u otro elemento inerte, llegan a actuar de la misma forma, deteniendo el principio de
incendio, ya que todos ellos actúan como agentes sofocantes.
Lo expuesto nos indica que, en forma general ante un fuego se puede proceder según las
circunstancias y los elementos que tengamos a disposición, pero en general, para su estudio,
trataremos de imponer un orden lógico y razonable.
El tetraedro de la teoría del fuego implica cuatro diferentes métodos de la supresión de
incendios: eliminar los combustibles, diluir el oxígeno, reducir la temperatura e inhibir la reacción
química en cadena. Es decir que, como norma general, las técnicas de la extinción se fundamentan
en la eliminación de uno de los factores que hacen al tetraedro del fuego:
Reduciendo la temperatura Enfriamiento
Evitando el acceso del comburente Sofocación
Aislando o separando el combustible Dispersión o dilución
Bloqueo químico de la reacción Inhibición
- Enfriamiento
Un método ampliamente usado en la extinción de incendios es el enfriamiento o inmersión. El
control de temperatura involucra la absorción de calor que resulta en el enfriamiento del combustible
hasta un punto en que cesa de librar la cantidad necesaria de vapores para mantener una mezcla
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Riesgo de Incendio
inflamable. El calor sale del incendio por la radiación, conducción y/o convección, tanto como por la
absorción de un agente enfriador. De todos los agentes extintores, el agua absorbe, más calor por
volumen que cualquier otro agente.
La reducción del calor o método de enfriamiento para la extinción, es el más conocido y
familiar, cuando se menciona al agua como principal agente para extinguir un fuego. Recordando que
el agua tiene un alto calor especifico y que las demás sustancias tienen bajo calor especifico, es fácil
entender que el agua es el mejor elemento reductor del calor, y por lo tanto, reduce la temperatura en
otros materiales a un ritmo rápido.
Cuando se aplica agua a materiales calientes que se encuentran en o sobre su punto de
ebullición (100°C) nos damos cuenta de la ventaja del alto rango de vaporación de su calor latente,
eliminando el calor y bajando la temperatura en alto rango debido a su poder de enfriamiento.
El agua no es el único agente enfriante para la lucha contra el fuego, ya que cualquier agente
externo agregado al fuego, actúa como enfriante. El tema en cuestión es bajar la temperatura por
debajo de la temperatura de ignición.
La circulación de combustible con un punto de inflamación superior a la temperatura ambiente,
desde la parte inferior del recipiente que lo contiene, hacia la parte superior que se encuentra
ardiendo, también extingue el fuego por su acción enfriante.
- Sofocación
El proceso normal de la combustión requiere una fuente de oxígeno para poder sostenerse. La
reducción o reemplazo o exclusión del oxígeno o aire, es un método conocido y común para el control
de la llama y la extinción del fuego. Un buen ejemplo de este fenómeno es la extinción de una vela
cuando está puesta debajo de un vaso boca abajo. La llama consume el oxígeno presente y, mientras
la concentración de oxígeno baja, el proceso de la combustión cesa debido a la eliminación de
aquella parte del Tetraedro del Fuego.
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Riesgo de Incendio
Hay dos formas para la reducción del oxígeno del fuego. En la primera el fuego puede ser
completamente cercado (rodeado) por una envoltura que no permita al gas y al aire transferir o
circular sobre la superficie ardiente (Tapar el combustible ardiente). En la segunda el aire sobre la
superficie ardiente puede ser reemplazado por un gas inerte que no soporte la combustión (CO2
sobre la superficie encendida, causando el desplazamiento del aire).
La conversión de agua de chorros contra incendios en vapor, dentro de una estructura
encerrada, también es un ejemplo de lo anterior. El agua en una forma dilatada como vapor obligará
al oxígeno a salir del área del incendio, resultando en una concentración muy baja de oxígeno para
soportar la combustión.
El proceso de sofocar o cubrir extinguirá los incendios al separar el oxígeno de los otros
elementos que causa el incendio. Un ejemplo común de este método es la extinción de grasa
ardiendo en una cazuela con el hecho de cubrirla con su tapa. La sofocación generalmente es un
método sencillo de extinción.
En algunos casos, sin embargo, los incendios no se pueden apagar con este método, por
ejemplo, algunos plásticos (tales como nitrato de celulosa) y algunos metales (como titanio), no
pueden ser apagados por sofocamiento porque no dependen de una fuente externa de aire. En estos
casos, se requiere un método especial de extinción o control.
La espuma de alta expansión actúa como un sofocante, al ocupar el lugar del aire en el recinto
de incendio, y a su vez, al estar constituidas sus burbujas con película de agua, estas actúan como
elemento refrigerante, bajando la temperatura general del ámbito.
- Eliminación o remoción del combustible (Dispersión o dilución)
Este proceso de extinción de incendios, es una acción recomendable, cuando es posible
llevarla a cabo. El problema en general, son las dificultades que ocasiona practicar este tipo de
maniobras en los incendios. Solo cuando se trata de combustibles líquidos, contenidos en tanques,
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Riesgo de Incendio
en un lugar fijo es práctico actuar según este procedimiento, utilizando los medios existentes
(Bombas, cañerías y otros tanques).
En el caso de combustibles sólidos, y de gran volumen, se requieren maquinarias y mano de
obra, que en general, no se encuentran fácilmente al momento del hecho. El mojar los materiales que
no han generado llamas, es una forma de eliminación del combustible, ya que al humectarlos
estamos dificultando su calentamiento y posterior combustión.
Por ejemplo, los métodos de la eliminación de combustible incluyen cerrar la fuente de
combustible, bombear líquidos inflamables de un tanque quemándose, o quitar partes no quemadas
de montones grandes de materiales sólidos combustibles que se encuentran en silos o en montones
de carbón.
La eliminación del combustible también puede ser llevada a cabo diluyendo material líquido
que está ardiendo. El agua diluirá materiales, como alcohol etílico, que son solubles en agua. Los
líquidos que no son solubles en agua pueden ser diluidos con un agente que produce una emulsión
(suspensión dentro de un líquido) al mezclarse con la capa superior de líquidos inflamables con el fin
de detener la vaporización.
La espuma y otros agentes que actúan sobre superficies pueden contener los vapores
inflamables y así eliminar el combustible de áreas en combustión
- Inhibición o supresión de los radicales libres
Este último método de extinción es la inhibición de la reacción en cadena que ocurre en el
proceso de la combustión.
El método de extinción a través del copamiento o supresión de los radicales libres químicos,
es un concepto que merece una breve explicación. En el pasado, la acción superior de la extinción de
incendios de ciertos materiales químicos no podría ser satisfactoriamente explicada.
El tetracloruro de carbono, un agente químico extintor, siempre demostró una acción extintora
de alto nivel de eficiencia, tanto por su capacidad de inertar los gases como por su efecto enfriante.
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Riesgo de Incendio
Similarmente el bicarbonato de sodio y el de potasio, en forma de polvos químicos secos, son
capaces de extinguir fuegos en una manera eficiente, por su capacidad de remover el calor y la
producción de CO2 , en contacto con el fuego, lo que forma una capa inerte.
En el fondo los efectos benéficos de estos polvos químicos secos fueron llamados Catálisis
Negativa, en incendios, por falta de una mejor definición para explicar su acción eficiente en la
eliminación de la llama.
Estudios más profundos de la reacción en cadena de la combustión, han revelado importantes
descubrimientos de la formación en el fuego de fragmentos químicos inestables y temporarios, pero
muy reactivos, los que son denominados radicales libres.
En general, este mecanismo de copamiento de los radicales libres químicos es principalmente
demostrado en fuegos de Clase B, donde la llama de propagación ocurre en la fase gaseosa,
juntamente con la vaporización del combustible, más bien que con la descomposición del
combustible. Esta acción tiene lugar en la zona de la llama y no en el combustible en sí mismo.
Ciertas sustancias químicas tienen la habilidad de interrumpir las reacciones necesarias para
una combustión. Sin la reacción completa la llama no puede seguir ardiendo y el fuego se extingue.
Algunos ejemplos de estos agentes son: Halón 1301, halón 1211, halón 1011, bicarbonato de sodio,
fosfato monoamónico (un químico seco para varios usos), bicarbonato de potasio (Púrpura K),
carbonato de potasio (Monnex) y cloruro de potasio (Súper K).
Cuando se considere este método de extinción, es importante recordar que únicamente
aquella parte de la combustión (la llama) es interrumpida. Si la temperatura existe en forma suficiente
como para continuar la producción de vapores de combustibles, hay una posibilidad de que vuelva a
arder después de que los agentes extintores se hayan ido o dispersado. Además, como ya se
mencionó, estos agentes tienen poco efecto de sofocamiento (excepto bajo ciertas condiciones) y no
afectarán los "rescoldos incandescentes" aislados profundamente.
Agente extintor
Expuestas las cuatro formas básicas de extinción de incendios, debemos tomar conciencia de
lo esencial, de tener un conocimiento bien formado del agente extintor a utilizar, en cada caso, y
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Riesgo de Incendio
según el tipo de combustible comprometido. En concordancia, podemos definir a un agente extintor
como un producto que por sus especiales cualidades se utiliza para la extinción de un incendio.
♦ Líquidos: Agua y espuma.
♦ Sólidos: Polvos químicos secos y arena.
♦ Gaseosos: Dióxido de Carbono, derivados halogenados.
Pasaremos a considerar a cada uno de los agentes extintores más conocidos, según sus
características, cualidades y aplicación en el trabajo de la extinción.
Propiedades extintoras del agua
Apaga por enfriamiento, absorbiendo calor del fuego para evaporarse.
El agua en condiciones ambientales normales es un líquido estable y pesado que se solidifica
a 0º C. y entra en ebullición a 100º C. Estos cambios de estado se producen por una modificación en
su contenido de energía térmica, o sea que al congelarse el agua pierde calor, mientras que al
evaporarse lo absorbe.
Si le restamos energía al agua por medio del enfriamiento, sus moléculas van perdiendo
movilidad hasta que se obtiene el hielo, en el cual la reducción del movimiento molecular es más
acentuado.
Si al hielo, supuesto a 0º C. se le suministran 80 calorías por gramo, funde para dar agua
también a 0º C, o sea que todo el calor absorbido ha sido aprovechado para cambiar de estado, y por
ello no hay aumento de temperatura. Esa cantidad de calor (80 calorías por gramo) es el calor latente
de fusión del hielo.
Continuando con la entrega de calor se aprecia un constante incremento de la temperatura del
agua hasta llegar a 100º C que marcan el punto de ebullición de la misma. La cantidad insumida, 100
calorías por gramo es el calor sensible.
A partir de este momento el calor adicional que se proporcione es utilizado por el agua para
pasar al estado de vapor, cabiendo hacer notar que hasta no concluir este proceso no se registra
aumento alguno de la temperatura, por lo que con 540 calorías por gramo se obtiene vapor a 100º C.
Esta cantidad (540 calorías por gramo) es el calor latente de vaporización.
Recién después que todo el líquido se ha convertido en vapor se observará un incremento de
temperatura en su masa, siempre que se continúa aportando calor.
Concentrando nuestra atención en los fenómenos que se producen a partir del agua en estado
liquido (ya que el hielo resulta inaplicable para la extinción, por lo menos en el grado actual de
desarrollo tecnológico) podemos apreciar que solo una porción muy pequeña de la capacidad de
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Riesgo de Incendio
absorción de calor del agua es empleada en la elevación de su temperatura hasta la ebullición,
mientras que en el proceso de vaporización logra su máximo efecto enfriante.
Esta noción se robustece si consideramos que la temperatura media del agua suele ser de 20º
C. ya que en este caso solo absorberá 80 calorías para entrar en ebullición.
En efecto, comparando tal cifra con las mencionadas 540 calorías necesarias para la
vaporización de un gramo, es posible verificar que este último proceso absorbe holgadamente seis
veces mas calor que el de calentamiento o lo que es igual, que la máxima acción enfriante de un
volumen dado de agua se obtiene cuando el mismo ha sido totalmente convertido en vapor.
Prácticamente no existe ninguna otra sustancia capaz de ejercer un efecto enfriante tan
energético. Es bien claro, entonces, que los mejores resultados se alcanzarían cuanto toda el agua
arrojada sobre un incendio transformara en vapor.
Este grado de perfección es difícil de lograr, pero sin embargo es factible de aplicar el agua de
manera que se obtenga la vaporización de un gran porcentaje de su volumen total.
Para esto es necesario acelerar el proceso de absorción de calor por parte del agua, lo que
con relación a un volumen determinado de la misma se consigue aumentando la superficie que entre
en contacto con la fuente de energía térmica. En otras palabras se debe incrementar la superficie del
agua expuesta al calor, cosa que puede hacerse subdividiéndola en partículas muy pequeñas por
medio de boquillas diseñadas a tal efecto.
Cuando un chorro de extinción es esparcido en partículas pequeñas, absorberá el calor y será
convertido en vapor más rápidamente que si estuviera en una forma compacta, a causa de la mayor
superficie de agua expuesta al calor. Por ejemplo, si un cubo de hielo se deposita en un vaso de
agua, tomará bastante tiempo para que absorba su capacidad de calor, porque un área de superficie
“pequeña” del hielo está expuesta al agua, pero si este mismo cubo de hielo se divide en trozos más
pequeños y se colocan en el agua, habrá una superficie mayor de de hielo expuesta al agua. Las
partículas de hielo finamente divididas absorberán el calor más rápidamente. Este mismo principio se
aplica al agua en el estado líquido.
Según el grado de subdivisión alcanzado, los chorros así producidos reciben el nombre de
lluvia o niebla, y poseen una capacidad extintora considerablemente superior a los tradicionales o de
chorro pleno.
Pese a que estas características de los distintos tipos de chorros se tratan por separado, es
oportuno consignar aquí algunos factores que afectan la absorción de calor por el agua en forma de
lluvia o niebla:
- La diferencia de temperatura entre el agua y la zona de combustión.
- La superficie de exposición del agua.
- La forma de las gotas (al parecer la esférica es la mejor).
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- La velocidad con que las gotas alcanzan el fuego (para poder vencer la resistencia
del aire, la acción de la gravedad y no ser arrastradas por las corrientes de convección).
- También es importante que el tamaño de las gotas sea uniforme y que se suministre
un caudal acorde con la magnitud de la combustión.
Generalmente la extinción se alcanzará al enfriarse la superficie de la sustancia en llamas, por
la disminución del proceso de vaporización. Sin embargo los incendios de líquidos inflamables solo
pueden extinguirse por enfriamiento cuando su (flash point) o punto en que puede iniciarse la
combustión se halla muy por encima de la temperatura a la cual se aplica el agua.
Esto es bien sencillo de entender, pues en estos casos la emisión de vapor se produce a una
temperatura muy baja, que incluso puede ser inferior a la del congelamiento del agua, como ocurre
con la nafta. En estas situaciones es cuando adquiere particular importancia otra característica del
agua, que es la extraordinaria expansión que se produce en su pasaje de líquido a vapor.
Otra característica del agua que ayuda en el combate de incendios, es su expansión cuando
se convierte en vapor. El agua se expande cuando se transforma en vapor. La cantidad de expansión
varía con las temperaturas del área del fuego. A 100°C, un litro de agua se expande
aproximadamente 1700 veces su volumen original. A mayor temperatura, la cantidad de expansión
será mayor. Por ejemplo, a 260°C, la proporción de expansión es aproximadamente 2400 veces y a
649°C la proporción es de 4200 veces.
Podría ser conveniente visualizar una boquilla que descarga 284 litros de agua en forma de
neblina cada minuto, en un área calentada aproximadamente a 100°C, y que esa agua se convierte
en vapor. Durante un minuto de operación 10 pies cúbicos de agua habrán sido evaporados y éstos
se habrán expandido en aproximadamente 481 metros cúbicos (17000 pies) de vapor. Esto es
suficiente vapor para llenar un salón de aproximadamente 3 metros de alto, 8 metros de ancho y 20
metros de largo. En atmósferas extremadamente calientes, el vapor se expandirá a mayores
volúmenes.
La expansión del vapor no es gradual sino rápida, pero si el salón está lleno de humo y gases
el vapor reemplazará estos gases. A medida que el salón se enfría, el vapor se condensa y permite
que el local se llene con aire fresco. El vapor producido puede ser también una ayuda en la extinción
de incendios, sofocándolos cuando ciertos tipos de materiales arden. Este sofocamiento es
consumado cuando la expansión del vapor reduce el oxígeno en un espacio confinado.
Efectivamente en este cambio de estado y a la presión normal, el agua aumenta 1700 veces
su volumen original, con lo cual desplaza o excluye una masa similar de aire y gases de combustión,
haciendo disminuir en consecuencia el porcentaje de oxígeno necesario para la prosecución del
proceso ígneo. Este notable fenómeno es el que le confiere su poder sofocante, que por supuesto
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Riesgo de Incendio
varía con las condiciones ambientales y alcanza su máxima eficiencia cuando la combustión se
desarrolla en lugares cerrados.
Cuando se trata de líquidos inflamables solubles en el agua, como los alcoholes etílicos y
metálicos es factible obtener su extinción por dilución. Este método es aplicable solamente en
derrames de líquidos u otras situaciones análogas, resultando impracticable para tanques y
depósitos, por el gran volumen de agua que se requeriría y por el subsiguiente peligro de derrame.
Cuando el fuego afecta líquidos inflamables de cierta viscosidad (no miscibles con el agua) se
puede aprovechar el efecto emulsionante del agua, para que la superficie de aquel se vuelva
transitoriamente incombustible, deteniéndose así la combustión.
La técnica empleada consiste en provocar la agitación de la superficie del líquido mediante la
acción de chorros de agua estratégicamente ubicados, para obtener una emulsión de ambos fluidos,
o sea la dispersión de diminutas gotas de uno dentro de otro. (En este caso gotitas de agua
suspendidas en la superficie del líquido inflamable en cuestión).
Resumiendo, de las propiedades extintoras de agua, se pueden señalar varias características
que son extremadamente valiosas desde el punto de vista de la extinción de incendios:
• El agua tiene una mayor capacidad de absorción de calor en comparación con otros agentes
extintores comunes.
• Una cantidad relativamente grande de calor se requiere para transformar el agua en vapor.
• Entre más grande es el área de superficie de agua expuesta, más rápidamente será
absorbido el calor.
• El agua convertida en vapor ocupa varios cientos de veces su volumen original.
Espumas para la extinción de incendios
Es una emulsión de un producto espumógeno en agua. Básicamente apaga por sofocación, al
aislar el combustible del ambiente que lo rodea, ejerciendo también una cierta acción refrigerante,
debido al agua que contiene. Se utiliza en fuegos de clase A y B (sólidos y líquidos). Es conductora
de la electricidad, por lo que no debe emplearse en presencia de corriente eléctrica.
Las espumas (espumígenos) fabricados para la extinción de incendios consisten en una masa
de burbuja rellena de gas, que se forman a partir de soluciones acuosas de agentes espumantes de
distintas formas.
Puesto que la espuma es más ligera que la solución acuosa de la que forma parte y más
ligera que los líquidos inflamables y combustibles, flota sobre estos, produciendo una capa continua
de material acuoso que desplaza el aire, enfría e impide el escape de vapor con la finalidad de
detener la combustión.
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Riesgo de Incendio
Las espumas pueden fabricarse de distintas formas según su acción extintora. Algunas son
espesas y viscosas, capaces de formar capas muy resistentes al calor por encima de la superficie de
los líquidos incendiados, incluso en superficies verticales. Otras espumas son más delgadas pero se
extienden más rápidamente. Algunas producen una película que detiene el paso del vapor por medio
de una solución acuosa superficialmente activa. Otras sirven para producir grandes volúmenes de
celdillas de gas húmedo para inundar superficies u ocupar totalmente espacios cerrados.
El uso de las espumas en protección de incendios requiere prestar atención a sus
características generales. Las espumas se disuelven vaporizando su contenido de agua bajo el
ataque del calor y de las llamas.
Por lo tanto, debe aplicarse a las superficies ardientes a volumen y velocidad suficiente para
compensar estas pérdidas y para proporcionar la cantidad sobrante que garantice que se forme la
capa residual del líquido inflamable sobre la parte ya extinguida del fuego.
La espuma es una solución o emulsión inestable de aire y agua que puede disolverse
fácilmente por fuerzas físicas o mecánicas. Ciertos vapores o fluidos químicos pueden destruirlas
fácilmente. Cuando se emplean otros tipos de agentes extintores en combinación con la espuma,
también pueden ocurrir otras formas de disolución.
Recomendaciones para el uso de espumas en incendios
Las espumas se emplean generalmente para extinguir fuegos de líquidos inflamables pero
para una eficacia total se deben observar las siguientes reglas:
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Riesgo de Incendio
- El líquido en condiciones ambientales de temperatura y presión debe estar por debajo de
su punto de ebullición.
- Se debe tener cuidado cuando se aplica espuma a una masa líquida cuya temperatura
supere los 100º C. A estas temperaturas las espumas forman una emulsión con el vapor del
agua, aire y combustible y esto produce la multiplicación en cuatro veces su volumen.
- El líquido no debe ser muy destructivo para la espuma empleada y a su vez la espuma
no debe ser muy soluble con el fuego que se intenta dominar.
- El líquido no debe reaccionar con el agua.
- El fuego se debe desarrollar sobre superficie horizontal, los fuegos tridimensionales
(combustible en cascada) no pueden extinguirse con la aplicación de espumas al menos que
tengan un punto de inflamación muy alto y pueda enfriarlo con el agua de la espuma hasta
extinguirlo. Sin embargo algunas espumas son capaces de “perseguir” a la corriente de
combustible incendiado.
Reglas aplicables a espumas de aire común
- Cuando más suavemente se aplique la espuma, más rápida será la extinción y menos la
cantidad de agente necesario.
- La utilización con éxito de la espuma depende de las dosis que se apliquen. El aumento
de las dosis por encima de lo recomendado, reduce generalmente el tiempo de extinción, sin
embargo muy poca ventaja se obtiene cuando se exagera la misma en tres veces lo
recomendable. Cuando es menor a lo requerido, se prolongara o no se lograra la extinción. Lo
mismo ocurrirá con una aplicación lenta del mismo porque permite su destrucción por la acción
del calor o el ataque del combustible.
- Todas estas reglas no son inflexibles, por el contrario, quien se encuentre a cargo del
operativo, previa consulta con algún técnico, si lo hubiera en el lugar o luego de solicitar a su
cuartel los datos necesarios o simplemente por practica o visualización de la forma en que se
desarrolla el incendio, determinara si debe aumentar las dosis que esta empleando.
- Las espumas son más estables cuando se generan con agua a bajas temperaturas. La
temperatura del agua preferible oscila entre 1,7º a 27º C. Puede emplearse agua dulce o salada.
El agua que contenga contaminante de espumas conocidos, como detergentes, residuos
aceitosos o inhibidores de corrosión, afectan la calidad de la espuma.
- Las espumas son afectadas por el aire que contienen ciertos productos de la
combustión. Aunque el efecto es de poca importancia se recomienda situar los aparatos
productores de espuma lejos de los lugares contaminantes.
- Deben observarse los márgenes de presión recomendados para cada aparato. La
calidad de la espuma se perjudica cuando se rebasan los limites, tanto máximo como mínimo. La
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Riesgo de Incendio
mayor parte de las espumas resultan afectadas por contacto con agentes extintores de
hidrocarburos halogenados o con sus vapores y además con muchos polvos secos. A no ser que
se disponga de información en sentido contrario, estos materiales no deben emplearse
simultáneamente con espuma de aire. Los gases procedentes de la descomposición de materias
plásticas tienen los mismos efectos destructores de la espuma.
- Las espumas son conductoras, por lo tanto no se recomienda su empleo en incendios
eléctricos. Si se emplea espuma de pulverización es menos conductora que el chorro pleno, sin
embargo la espuma es coherente y contiene materiales que permiten que el agua conduzca
electricidad. La espuma en chorro pulverizado es más conductora que el agua nebulizada.
Métodos de aplicación
Usos importantes de las espumas en la extinción de incendios
Se puede emplear en la lucha de incendios de superficies, siempre que se necesite provechar
el efecto enfriante del agua, además de las características peliculizante de una forma opaca y ligera
de agua capaz de evitar el paso de los vapores.
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Riesgo de Incendio
Su empleo más importante se aplica en incendios de fuegos líquidos inflamables y
combustibles. Es el único agente extintor que se emplea permanentemente para estos tipos de
fuegos.
Su aplicación permite extinguir el fuego progresivamente. La extinción de una capa de
espuma sobre una superficie líquida, evita la transición de vapor durante cierto tiempo, de acuerdo a
la estabilidad y a la profundidad de la misma.
Los derrames de combustibles se hacen inofensivos después de un tiempo prudencial,
pudiendo agregarse que la espuma no causa perjuicio al producto con el contacto.
Se puede emplear para disminuir o detener la generación de vapores de líquidos que no están
en ignición, se puede utilizar también para rellenar cavidades o espacios cerrados donde se
acumulan gases inflamables o tóxicos.
La espuma es de gran importancia donde se realizan operaciones de abastecimiento de
combustibles de aviones. La protección de los hangares se obtiene óptimamente con sistemas de
rociadores de espumas o líquidos generadores de esta misma.
Las espumas de alta expansión se pueden emplear para inundar o llenar espacios cerrados
tales como bodegas de embarcaciones donde es muy difícil llegar, aquí la espuma actúa deteniendo
la propagación del calor por convección e impidiendo la entrada de aire, su contenido de agua
también enfría y disminuye la existencia del oxígeno por desplazamiento del vapor.
Muchas espumas se generan a partir de soluciones con muy baja tensión superficial y
características penetrantes, por lo tanto son útiles en fuegos de clase A. La solución acuosa que se
escurre, enfría y empapa en muchos casos el combustible sólido.
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Riesgo de Incendio
Polvos químicos
Los polvos químicos empleados contra el fuego, son productos químicos basados en el
bicarbonato de sodio, cloruro de potasio, cloruro de sodio, bicarbonato de potasio, fosfato de amonio.
Los polvos químicos secos no son conductores de electricidad por lo tanto son aptos para los
incendios de clase C, también conocemos lo efectivo que son para los fuegos de clase B; pero
algunos de estos son eficaces en fuegos de clase A.
Hay varias teorías al respecto de la forma que actúan estos polvos en la extinción de las
distintas clases de fuego. Algunos aseguran que como el bicarbonato de sodio al contacto con las
llamas desprende anhídrido carbónico, esto sofoca el fuego ya que le quita oxígeno. Como todo
proceso químico implica absorción de calor, se deduce que también es refrigerante.
No son tóxicos ni conducen la electricidad a tensiones normales, por lo que pueden emplearse
en fuegos en presencia de tensión eléctrica. Su composición química hace que contaminen los
alimentos. Pueden dañar por abrasión mecanismos delicados.
Pasemos a ver cuan positivo son los polvos en cada una de las clases de fuego y por
supuesto veamos cual es el principal elemento extintor que poseen para cada una. Sin duda lo que
nos dan los fabricantes es una parte muy pequeña de la formula.
• Los polvos químicos tri-clase A-B-C están basados en el fosfato de amonio, algunos
fabricantes lo tienen al 38% otros a un máximo de 70% sobre la información recopilada de uno
de los fabricantes de polvo seco que explica como actúa este ante el fuego.
• Los polvos químicos clase B-C están basados fundamentalmente en el bicarbonato de sodio
el cual ya explicamos su poder extintor.
• También para esta clase de fuego tenemos lo que comúnmente se los llama K’PK’ basado en
el bicarbonato de potasio, o el super “K” basado en el cloruro de potasio.
• Hay en el mercado algunos polvos secos como ser el D1 basado en sodio que en pruebas de
laboratorio dio respuesta favorable a fuegos clase D que involucran el sodio, potasio,
aleaciones de sodio-potasio y magnesio.
• Como gas expelente de estos polvos secos estaremos en presencia de anhídrido carbónico
(CO2) o de Nitrógeno.
Anhídrido carbónico
El anhídrido carbónico es un gas inerte, más pesado que el aire, que se emplea para la
extinción de incendio de las clases B y C. Posee diversas propiedades que lo convierten en un
agente extintor muy particular y efectivo, siendo las más importantes:
• Es una vez y media más pesado que el aire, motivo por el cual permanece cierto tiempo sobre
el material en combustión.
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• Es incombustible e incapaz de reaccionar químicamente con la mayoría de las sustancias.
• Se difunde con facilidad cubriendo rápidamente los elementos en ignición.
• No es conductor de la electricidad, lo que lo convierte en el medio ideal para la extinción de
instalaciones y equipos de baja tensión.
• Provee su propia presión de descarga de su continente.
• Se lo almacena en cilindro de acero, sometido a una presión de 60 Kgs/cm2. en estado
líquido, al liberarlo se produce una brusca expansión hasta alcanzar un volumen 450 veces
superior al original.
• Aproximadamente el 30% del gas descargado se convierte en un sólido, similar a copos de
nieve (conocida como nieve carbónica), que tienen muy poca persistencia. Esta particularidad
explica el erróneo convencimiento general de que el anhídrido carbónico actúa enfriando,
cuando éste efecto es casi despreciable, en virtud de su bajo calor específico.
• En realidad, el anhídrido carbónico extingue fundamentalmente por sofocación, reduciendo el
contenido de oxígeno del aire circulante hasta una proporción que impide la persistencia de la
combustión. Por este motivo no puede utilizarse en fuegos de sustancias que contienen
oxígeno como el nitrato de celulosa.
• Debido a su escaso poder enfriante, no es efectivo en incendios de materiales sólidos, pues
si bien es capaz de extinguirlos transitoriamente, enseguida se suele producir su reignición al
contacto con rescoldos o superficies calientes.
Derivados Halogenados
Son productos químicos resultantes de la halogenación de hidrocarburos. Antiguamente se
empleaban el tetracloruro de carbono y el bromuro de metilo, hoy prohibidos en todo el mundo debido
a su gran toxicidad.
Todos estos compuestos se comportan frente al fuego de forma semejante a los polvos
químicos secos, apagando por rotura de la reacción en cadena. Pueden emplearse en fuegos de
sólidos (clase A), de líquidos (clase B) y gases (clase C). No son conductores de la corriente
eléctrica.
No dejan residuo alguno, pero al ser ligeramente tóxicos deben ventilarse los locales después
de su uso. Generalmente se identifican con un número, siendo los más eficaces y utilizados el 1301
(bromotrifluormetano) en instalaciones fijas y el 1211 (bromoclorodifluormetano) o CBF.
Puede existir, en determinadas circunstancias, un cierto riesgo de producción de compuestos
bituminosos que ataquen a materiales o equipos sumamente delicados.
Debido al deterioro que producen en la capa de ozono, se impusieron una serie de medidas
restrictivas a la utilización de dichos productos, mediante la firma, en el año 1987, del Protocolo de
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Riesgo de Incendio
Montreal, donde se decidió la congelación de la producción de los CFC en 1992. En ese mismo año
se acordó, en una revisión del Protocolo de Copenhague, suprimir totalmente su producción para el
año 1994. En el año 1997 todavía hay países que lo siguen produciendo. Actualmente se fabrican e
instalan gases alternativos aunque ninguno posee la eficacia de los halones.
Arena seca Proyectada con pala sobre líquidos que se derraman por el suelo, actúa por sofocación del
fuego. Se utiliza igualmente para fuegos de magnesio. Es indispensable en los garajes donde se
presenten manchas de gasolina, para impedir su inflamación.
Mantas Son utilizadas para apagar fuegos que, por ejemplo, hayan prendido en los vestidos de una
persona. Es necesario que estén fabricadas con fibras naturales (lana, etc.) y no con fibras sintéticas.
Compuestos especiales para incendio de metales
Los agentes extinguidores normales, generalmente utilizados no deben ser usados en
incendios de metales. Se han desarrollado técnicas y agentes extinguidores especiales para el
control y la extinción de incendios de este tipo. Sin embargo, un agente determinado, no
necesariamente podría controlar o extinguir incendio en todo tipo de metales. Algunos agentes son
muy efectivos para el trabajo con diversos metales; otros son muy útiles para el combate de sólo un
tipo de incendio de metal.
Algunos de los agentes son concebidos para ser aplicados por medio de una pala o cucharón y
otros por medio de extintores portátiles diseñados para ser usados con polvo químico.
La aplicación del agente debe ser suficientemente gruesa como para cubrir adecuadamente el
área del incendio y proveer una manta que ahogue la combustión. El agente debe ser aplicado en
cantidades relativamente grandes para evitar la ruptura de cualquier fragmento que pudiese formarse
sobre la superficie de metal incendiado. Si se produce la ruptura, el incendio puede extenderse hacia
fuera y poner en riesgo de combustión al resto de los materiales.
El material deberá permanecer inalterado hasta que la masa se enfríe, luego podrá realizarse
la disposición final. Se debe tener especial cuidado a fin de evitar esparcir el metal quemado.
Es conveniente el tener en cuenta las recomendaciones hechas por el fabricante acerca del
uso y las técnicas especiales que ellos establecen para la extinción de distintos tipos de metales
combustibles.
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Extinguidores portátiles (Matafuegos)
Es un artefacto, considerado un elemento para la lucha contra el fuego y destinado a la
extinción de fuegos incipientes o principios de incendios.
El primer matafuego fue experimentado en París, en el año 1864, por sus creadores, el
Ingeniero A. Vignon y el Dr. F. Charllier, con excelentes resultados extintores, dándose con ello la
iniciación en cierta medida y aspecto a la lucha técnica contra el fuego.
Nuestro país siempre atento a las manifestaciones tecnológicas de la humanidad, quiso
conocer también esta conquista y es así que en el año 1877, el gobierno nacional dispuso por
intermedio de la Policía Federal Argentina, la exhibición del primer matafuego tomando como lugar de
la prueba la plaza 25 de Mayo.
Desde el año 1864, a la fecha se desarrollan gran cantidad de aparatos, técnica y agentes
extintores, habiendo quedado en la actualidad mucho de ellos obsoletos o superados por nuevas
técnicas, por ejemplo, el extinguidor de agua a bomba, el de soda ácido a inversión o percusión, el de
polvo con botellón de acople, el de espuma química, los líquidos vaporizantes, etc.
Un extintor es un aparato compuesto por un recipiente metálico o cuerpo que contiene el
agente extintor, que ha de presurizarse, constantemente o en el momento de su utilización, con un
gas impulsor (presión incorporada o presión adosada).
El gas impulsor suele ser nitrógeno ó CO2, aunque a veces se emplea aire comprimido. El
único agente extintor que no requiere gas impulsor es el CO2. Los polvos secos y los halones
requieren un gas impulsor exento de humedad, como el nitrógeno ó el CO2 seco.
Si el extintor está constantemente bajo presión, el gas impulsor se encuentra en contacto con
el agente extintor en el interior del cuerpo. A este tipo se le llama de "presión incorporada", estando
generalmente equipados con un manómetro que indica la presión interior.
Si el extintor se presuriza en el momento de su disparo o utilización, el gas impulsor está
contenido en un botellín de gas independiente. A este tipo de extintores se les llama de "presión
adosada" o de "presión adosada exterior", según que el botellín de gas se encuentre o no en el
interior del cuerpo del extintor. Estos extintores, al ser presurizados en el momento de su uso,
deberán ir provistos de una "válvula de seguridad".
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Riesgo de Incendio
Los extintores portátiles son los concebidos para llevarse y utilizarse a mano y que, en
condiciones de funcionamiento, tienen una masa inferior o igual a 20 kg. También existen extintores
dorsales que, con una masa inferior o igual a 30 Kgs, están equipados con un sistema de sujeción
que permite su transporte a la espalda de una persona y extintores dotados de ruedas para su
desplazamiento.
La masa o el volumen del agente extintor contenido en el extintor es su carga. Desde el punto
de vista cuantitativo, la carga de los aparatos a base de agua se expresa en volumen (litros) y la de
los restantes aparatos en masa (kilogramos).
El tiempo de funcionamiento es el período durante el cual, y sin que haya interrupción alguna,
tiene lugar la proyección del agente extintor, sin tener en cuenta la emisión de gas propulsor.
El alcance medio es la distancia medida sobre el suelo, en una prueba de laboratorio
normalizada, entre el orificio de proyección y el centro del recipiente que recoja mayor cantidad del
agente extintor.
Extinguidor a base de agua En estos matafuegos el agua se encuentra pura dentro de un recipiente metálico, presurizada
con un gas que la mantiene a una presión constante, su capacidad habitual es de diez litros de agua,
aunque también se fabrican equipos montados sobre ruedas para 50, 100 y/o 200 litros.
A base de agua, con humectantes
A los matafuegos descriptos precedentemente, al agua se le agrega un compuesto químico
llamado humectante, que facilita la penetración del agua en los elementos combustibles de clase A.
Con esto se logra acelerar la refrigeración del elemento en ignición con menor volumen de agua.
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Matafuegos de espuma mecánica
La carga de este matafuego es agua con extracto espumígeno o detergente de baja
expansión que a la salida por la lanza se combina con el aire. El recipiente es del tipo metálico y su
capacidad habitual son los 10 litros, pero igualmente se los construye sobre ruedas en 50, 100 y/o
200 litros.
Matafuegos a polvo químico seco
La acción extintora de este matafuego radica en la nube de polvo que extiende sobre el
elemento en combustión.
Todos los matafuegos de polvo son aptos para extinguir fuegos de clase B y C, cuando su
contenido hace referencia a polvo Triclase, también son validos para la clase A.
El sistema de expulsión es por presión interna permanente, se construyen en recipientes
metálicos y sus capacidades son de 1, 2.1/2, 5, 10, 50, 100 y 200 Kgs.
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Matafuegos de anhídrido carbónico
El cuerpo de este tipo de matafuegos es cilíndrico de acero probado a 250 Kgs/cm2 que
cuenta con una válvula y que por medio de una manguera, que finaliza en una tobera dispersa el gas
sobre el elemento en combustión.
Existen matafuegos que reemplazan la manguera por un conducto rígido. Salvo su tamaño las
diferencias más comunes en estos equipos esta dada en el tipo de válvula que utilizan, y así
podemos decir que hay un sistema:
A: Robinete
B: A palanca
C: A gatillo.
El resto de los matafuegos a gas, dado que cada uno reviste características particulares, se
verán en las especialidades, pero si podemos decir que por cada elemento extintor conocido, se ha
fabricado el matafuego correspondiente para su utilización manual y práctica.
Las capacidades más usuales son 1, 2.1/2, 5, 7, 10, 20 Kgs. Los matafuegos de mas de 75
Kgs llevan para su transporte ruedas metálicas o de goma, en este último caso, debe colocarse una
cadena de cobre o bronce de puesta a tierra para la descarga del potencial electrostático.
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Matafuegos de Halon (Ecológico)
El halon es apto para fuegos clase A, B, C, y es elegido cuando es necesario proteger
materiales o equipos de alto valor y que los otros elementos extintores como el polvo o agua, los
dañan.
El halon tiene la ventaja de no dejar ningún tipo de residuo al evaporarse y además no
produce problemas de shock térmico ni electrostático como por ejemplo el anhídrido carbónico.
En la actualidad el HCFC 123 (Halon Ecológico) reemplaza a los conocidos 1211 (BCF) y
1301 (FREON) cuestionados por el daño que producen al medio ambiente.
Actúa principalmente por absorción y remoción del calor de la zona de incendio, y en forma
secundaria por el efecto de desplazar el oxígeno de la misma y la formación de radicales libres.
Las capacidades más usuales son 2,5 ; 5 y 10 Kg.
Matafuegos para fuegos Clase K
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Los matafuegos Fire Kitchen, son indicados para Fuegos Clase K, para uso en freidoras y
todo tipo de cocinas (gas, eléctricas, leña, etc.).
De excelente uso en cualquier superficie, incluyendo aceites sólidos. No produce derrame de
grasas y evita la propagación del fuego gracias al efecto que produce la nube vaporizada.
El difusor descarga en forma de spray, protegiendo al operador de salpicaduras.
Excelente aplicación en fuegos en cocinas de restaurantes, con cercanía de riesgo eléctrico.
Agentes extintores: agua y acetato de potasio.
Capacidad: 6 lts.
Potencial extintor: 2 A – 1 B-C-K
Práctica con extinguidores
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Riesgo de Incendio
TABLA DE USO DE EXTINGUIDORES
TIPOS DE FUEGOS
COMBUSTIBLES ORDINARIOS
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CLASE A Madera, papel, caucho, telas
y muchos plásticos.
LÍQUIDOS INFLAMABLES Y GASES
CLASE B Naftas, aceites, pinturas,
lacas y brea.
FUEGOS QUE INVOLUCRAN EQUIPO ELÉCTRICO
CLASE C
METALES COMBUSTIBLES O ALEACIONES DE METALES
CLASE D
(No hay símbolo gráfico)
CLASE K
FUEGOS EN EQUIPOS DE COCINA QUE INVOLUCREN MEDIOS DE COCINARAceites y grasas vegetales o
animales
TIPOS DE EXTINGUIDORES
CLASE A
CLASE A; B
Riesgo de Incendio
CLASE A; B; C
CLASE A; C
CLASE B; C
CLASE D
CLASE K
Instalación del extintor Una vez elegido el tipo, clase y tamaño del extintor, éste debe ser instalado adecuadamente:
- Deben colocarse extintores en todas y cada una de las plantas del edificio.
- Deben ser fáciles de alcanzar y localizar. Para ello es conveniente situarlos distribuidos de
una forma regular, estando alguno cerca de las puertas y accesos, sin obstrucciones que impidan
alcanzarlos y a una altura asequible (1,70 m). Conviene situar un extintor junto a cada una de las
salidas principales. Es frecuente encontrar los extintores colocados al fondo de los locales, lejos de la
salida. Si hubiera que alcanzarlos, en caso de incendio, o no se podría llegar hasta ellos o, lo que
sería peor, se correría el riesgo de quedar envueltos por el humo o por las llamas sin salida posible.
- Deben colocarse próximo a aquellos lugares que deben proteger, ya que en ellos se estima
que hay una mayor probabilidad de incendio. Si los extintores colocados junto a las salidas quedan
lejos de los puntos donde es previsible un alto riesgo de incendio (como cuadros y aparatos
eléctricos, chimeneas hogar, cocinas, etc.), deberán colocarse otros extintores lo suficientemente
cerca de estos puntos de forma que se garantice una mayor rapidez de actuación en caso necesario.
- Para establecer la situación correcta de cada extintor, siempre debe tenerse en cuenta que
pueda alcanzarse sin el riesgo de quedar envueltos por el fuego. En las zonas de mayor riesgo y, en
especial, en los cuartos donde se ubican cuadros eléctricos, calderas de calefacción u otras
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Riesgo de Incendio
instalaciones que supongan un alto riesgo de incendio, el extintor que los protege debe colocarse al
exterior del recinto y cerca de su puerta. Si hay varios recintos cercanos, un sólo extintor puede servir
simultáneamente para proteger todos ellos, siempre que se cumplan las distancias mínimas exigidas
Si los extintores están colocados dentro de esos recintos, no se podrán alcanzar en caso de
incendio porque quedarán envueltos por el humo y las llamas. Además del riesgo que ello supone
para las personas que intenten utilizarlos, hay que recordar que los extintores son aparatos a presión
que pueden explosionar fácilmente por efecto del fuego.
- En todos los casos deberá instalarse como mínimo un matafuego cada 200 metros
cuadrados de superficie a ser protegida. La máxima distancia a recorrer hasta el matafuego será de
20 metros para fuegos de clase A y 15 metros para fuegos de clase B.
- La colocación del extintor debe permitir un rápido y fácil acceso al mismo, por su altura y por
la ausencia de obstáculos. No hay normas que obliguen a colocar los extintores a una altura
determinada, aunque se recomienda que quede, como máximo, a 1,70 m del suelo midiendo desde la
parte más alta del extintor. No obstante, según las características de los ocupantes, a veces puede
ser preferible ponerlos más bajos para facilitar su accesibilidad.
Es frecuente (sobre todo en establecimientos públicos y en escuelas) que los extintores se
coloquen mucho más altos que la altura recomendada de 1,70 m para impedir que los niños puedan
utilizarlos para jugar o para que no se los lleven. Dado que los problemas que provoca esta situación
pueden ser mucho mayores que sus ventajas, conviene recomendar la adquisición de armarios
protectores donde dejar los extintores a una altura adecuada.
- Es también conveniente señalizar su posición, sobre todo en aquellos locales cuyo tamaño o
tipo de ocupación pueda dificultar la rápida localización del extintor.
- En aquellos casos de líquidos inflamables (clase B) que presenten una superficie mayor de 1
metro cuadrado, se dispondrá de matafuegos con potencial extintor determinado en base a una
unidad extintora clase B por cada 0,1 metro cuadrado de superficie líquida inflamable, con relación al
área de mayor riesgo, respetándose las distancias máximas señaladas precedentemente.
- Siempre que se encuentren equipos eléctricos energizados, se instalaran matafuegos de la
clase C. Dado que el fuego será en sí mismo, clase A o B, los matafuegos serán de un potencial
extintor acorde con la magnitud de los fuegos clase A o B que puedan originarse en los equipos
eléctricos y en sus adyacencias de fabricantes de elementos o equipos contra incendios,
complementado con un registro de servicios y reparación de equipos contra incendios.
- Cuando exista la posibilidad de fuegos de clase D, se contemplará cada caso en particular.
- Quedan prohibidos por su elevada toxicidad como agentes extintores, tetracloruro de
carbono, bromuro de metilo o similares. No obstante, formulaciones o técnicas de aplicación de otros
compuestos orgánicos halogenados que sean aceptables a criterio de la autoridad competente,
podrán utilizarse.
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Revisión y mantenimiento de los extintores
Un extintor ha de estar constantemente en las debidas condiciones para funcionar. Esto sólo
se consigue mediante una comprobación periódica de su estado. Esta comprobación incidirá
especialmente en:
• El estado externo del extintor y su etiqueta.
• El estado de la manguera y la boquilla.
• La no manipulación de los precintos y seguros.
• La presión del manómetro o el peso del botellín del gas.
• El estado de la carga.
Un extintor tiene una vida máxima de 20 años, a partir de la primera fecha de prueba por la
autoridad competente. Cada 5 años debe ser probado a presión por dicho organismo. En caso
contrario, el extintor no cumple la normativa legal vigente.
Principios de funcionamiento de un extintor
En primer lugar, todo extintor lleva un seguro, en forma de pasador o tope, que impide su
accionamiento involuntario. Una vez retirado este seguro, normalmente tirando de una anilla o solapa,
el extintor está listo para su uso.
Para que un extintor funcione, el cuerpo debe estar lleno con el agente extintor y bajo la
presión del gas impulsor. En los extintores de presión adosada es necesario, por tanto, proceder a la
apertura del botellín del gas, accionando la válvula o punzando el diafragma que lo cierra mediante
una palanca o percutor, con lo que el gas pasa al cuerpo y lo presuriza a la presión de descarga. Esta
operación no requiere más de 4 ó 5 segundos. En este momento los dos tipos de extintores (de
presión adosada e incorporada), están en condiciones de uso.
Al abrir la válvula o la pistola del extintor, la presión del gas expulsa al agente extintor, que es
proyectado por la boquilla difusora, con lo que el extintor está en funcionamiento.
Uso de un extintor En primer lugar, hay que señalar, que un extintor es tanto más eficaz cuanto antes se ataque
el fuego. Dado que cada extintor tiene sus instrucciones particulares de uso, en función de su modelo
y fabricante, es fundamental conocerlas con anterioridad a una emergencia.
Los extintores de presión incorporada se operan soportando, con una mano, el extintor por la
válvula, accionando ésta mediante una presión de la misma mano y manejando la manguera y la
boquilla con la otra mano.
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En los extintores de presión adosada, se libera el gas impulsor mediante pulsación de la
palanca o percutor, o abriendo la válvula que cierra el botellín. A continuación se levanta el extintor
con una mano por el soporte o asa que lleva el cuerpo, dirigiendo la manguera y operando la pistola
con la otra mano.
La extinción de las llamas se realiza de una forma análoga en todos los casos: Se dirige el
agente extintor hacia la base de las llamas más próximas, moviendo el chorro en zig-zag y
avanzando a medida que las llamas se van apagando, de modo que la superficie en llamas disminuya
de tamaño, evitando dejar focos que podrían reavivar el fuego. Si es posible, se ha de procurar actuar
con el viento a favor, de este modo no solo nos afectará menos el calor sino que las llamas no
reincendiarán zonas ya apagadas.
Si el fuego es de sólidos, una vez apagadas las llamas, es conveniente romper y espaciar las
brasas con algún instrumento o con los pies, volviéndolas a rociar con el agente extintor, de modo
que queden bien cubiertas.
Si el fuego es de líquidos, no es conveniente lanzar el chorro directamente sobre el líquido
incendiado, sino de una manera superficial, para que no se produzca un choque que derrame el
líquido ardiendo y esparza el fuego. Se debe actuar de un modo similar cuando sean sólidos
granulados o partículas de poco peso.
Puede suceder que se deba cambiar la posición de ataque, para lo cual se debe interrumpir el
chorro del agente, dejando de presionar la válvula o la boquilla.
Recordar siempre los posibles peligros adicionales que trae consigo la utilización del agente
extintor, tales como, posible toxicidad, perdida de visibilidad, presencia de tensión eléctrica, etc.
Después de su uso, hay que recargar el extintor, aún cuando no haya sido necesario vaciarlo
del todo, ya que no sólo puede perder la presión, sino que en otra emergencia la carga residual
puede no ser suficiente. Además, extinguido el fuego, se debe ventilar el lugar, sobre todo si se ha
utilizado Halon o CO2.
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Riesgo de Incendio
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Bocas de incendio equipadas (BIE) Se trata de una instalación que permite a los ocupantes de un edificio proyectar agua contra el
fuego hasta la llegada de los Bomberos.
En algunas ocasiones, en las que el riesgo principal es de fuegos en presencia de tensión
eléctrica y las personas que podrían utilizar las bocas de incendios no son expertas, la dotación de
bocas de incendio puede suponer un riesgo mortal para esas personas si las utilizaran sin tomar las
debidas precauciones. Por ello, y aunque las normas vigentes obliguen a instalarlas en determinados
casos, conviene recomendar su sustitución por extintores de carro de 25 o 50 Kgs de polvo
polivalente (o de CO2 según el tipo de combustibles existentes).
Instalación de BIE
Hay dos tipos de BIE: La de 45 mm de diámetro (BIE-45) y la de 25 mm de diámetro (BIE-25).
Las BIE-45, están contenidas en un armario con los siguientes elementos: Manguera flexible
plana (tipo devanadera o plegada en zig-zag) en su correspondiente soporte, válvula para la apertura
del flujo de agua, manómetro para indicar la presión, racor de conexión a la tubería y lanza con
boquilla.
Las BIE-25, están compuestas de: Manguera semirrígida en un soporte de carrete, válvula
para la apertura del flujo de agua, racor de conexión a la tubería y lanza con boquilla.
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Riesgo de Incendio
Cada BIE estará conectada a una red de agua que debe ser de uso exclusivo y que estará
protegida contra heladas.
La red de tuberías de las BIE deberá proporcionar, durante una hora como mínimo, en la
hipótesis de funcionamiento simultáneo de las dos bocas hidráulicamente más desfavorables, una
presión dinámica mínima de 2 bar en el orificio de salida de cualquier BIE. Las condiciones de
presión, caudal y reserva de agua deberán estar adecuadamente garantizadas. Si la conexión directa
a la red pública no garantiza la presión y/o el caudal en todo momento, debe instalarse una bomba
automática y/o un depósito de reserva.
Antes de su puesta en servicio, es obligatoria una prueba de estanqueidad y resistencia
mecánica, sometiendo a la red a una presión estática igual a la máxima de servicio y como mínimo a
10 Kg/cm2 , manteniendo dicha presión de prueba durante dos horas como mínimo, no debiendo
aparecer fugas en ningún punto de la instalación
Se instalará una boca a 5 m, como máximo, de las salidas del sector de incendio que protege.
Todo punto del sector protegido, distará 25 m, como máximo, de una boca de incendios que disponga
de una manguera con 20 metros de longitud. Para mangueras de longitud diferente, esa distancia
deberá ser igual a la longitud de la manguera más 5 m. La separación máxima entre cada dos bocas,
será de 50 m.
La altura del centro del soporte de la manguera en las BIE-45 y la boquilla y la válvula de
apertura manual en las BIE-45, estarán a 1,50 m, como máximo, sobre el nivel del suelo.
No habrá obstáculos para la utilización de las bocas. Además, se señalizarán las bocas de
incendio equipadas que no sean fácilmente localizables desde algún punto de la zona protegida por
las mismas, de forma tal que la señal resulte fácilmente visible.
Inspección y mantenimiento de BIE
En cada inspección, se debe comprobar presión del manómetro, buen estado aparente de la
boquilla, lanza, manguera (su soporte, racor, válvula y cristal), accesibilidad y señalización.
Cada año una empresa instaladora o mantenedora autorizada por Industria de realizar las
siguientes operaciones:
- Desmontaje de la manguera y ensayo de ésta en lugar adecuado.
- Comprobación del correcto funcionamiento de la boquilla en sus distintas posiciones y del
sistema de cierre.
- Comprobación de la estanquidad de los racores y manguera y estado de las juntas.
- Comprobación de la indicación del manómetro con otro de referencia (patrón) acoplado en el
racor de conexión de la manguera.
- Gama de mantenimiento anual de motores y bombas de acuerdo con las instrucciones del
fabricante.
EEST n°8 de Morón 52
Riesgo de Incendio
- Limpiezas de filtros y elementos de retención de suciedad en alimentación de agua.
- Prueba del estado de carga de baterías y electrolito de acuerdo con las instrucciones del
fabricante.
- Cada cinco años, la manguera debe ser sometida a una presión de prueba de 15 kg/cm2.
Rociadores automáticos de agua
Se trata de una red de tuberías que se extiende, generalmente, sobre los techos de los
sectores protegidos disponiendo de unas boquillas obturadas por cápsulas rellenas de un líquido
dilatable o por elementos fusibles que, a una temperatura determinada, se rompen y liberan el paso
del agua.
Su objeto es conseguir que, ante el inicio de un fuego, se consiga una proyección automática
sobre el mismo a fin de extinguirlo sin intervención humana.
En algunos casos, la instalación de rociadores de agua puede ser incompatible con los
materiales que deben protegerse, por lo que deberán darse soluciones alternativas.
Mantenimiento
Cada año una empresa instaladora o mantenedora autorizada por Industria de realizar las
siguientes operaciones:
- Comprobación integral, de acuerdo con las instrucciones del fabricante o instalador,.
- Verificación de los componentes del sistema, especialmente los dispositivos de disparo y
alarma.
- Comprobación de la carga de agente extintor y del indicador de la misma (medida alternativa
del peso o presión).
- Comprobación del estado del agente extintor.
- Prueba de la instalación en las condiciones de su recepción.
EEST n°8 de Morón 53
Riesgo de Incendio
Efectos de los humos y gases tóxicos en el humano A grandes rasgos, del material resultarán gases tóxicos y humos que tendrán, por un lado,
una acción directa sobre la persona y, de otro, dificultarán la evacuación y la acción contra el
incendio. Del tiempo de exposición dependerán distintos grados de lesiones. Según las
características individuales (niños, ancianos, enfermos,...), los productos de la combustión actuarán
en mayor o menor intensidad y tendrán mayor repercusión.
El humo en sí, representa un riesgo importante para cualquier persona que se aproxime al
incendio ya que, al margen de que reduce la visibilidad, le produce irritación de la garganta, ojos y
mucosas e, incluso, exposiciones largas afectan al ritmo normal de la respiración, disminuyendo
considerablemente la capacidad de respuesta de la persona que los inhala.
Los gases tóxicos y los humos serán los responsables de, aproximadamente, un 70% de las
muertes producidas en un incendio y las podemos estudiar en un solo apartado pues, aunque tengan
caracteres íntimos distintos, sus efectos (como disminución de visibilidad, intoxicación respiratoria y
asfixia) son comunes.
La inhalación de los mismos va a impedir la función vital de las vías respiratorias y pulmones,
que es el intercambio gaseoso de oxígeno para su posterior utilización en los tejidos, y la eliminación
de CO2 resultante del metabolismo. Impidiendo esta función producen directamente la muerte por
asfixia o bien aumentan la morbilidad del afectado complicando su evolución.
Los efectos los podemos dividir en dos grandes grupos: generales y específicos. Los primeros, son
los producidos en todos los incendios, mientras que los segundos, dependen del combustible y de los
gases producidos.
a) Efectos generales: En todos los incendios se van a producir humo y gases tóxicos resultantes de la combustión
que van a crear:
1) Pánico entre la gente, con la desorganización consiguiente y la rotura de
todos los esquemas de evacuación, señalización y extinción que posea el edificio.
2) Disminución de la visibilidad, no sólo por el aumento de la densidad
atmosférica, sino también produciendo tos y estornudos que hacen que el individuo se
desoriente, dificultando sus movimientos.
3) Disminución del oxígeno en el aire, donde se encuentra en una proporción
cercana al 21%, estando el 79 % restante constituido fundamentalmente por nitrógeno.
El hombre necesita para vivir de este 21 % de oxígeno, o mejor dicho que el oxígeno
se encuentre con una presión parcial de alrededor de 160 mm de mercurio (213 mbar).
En toda combustión hay un consumo de oxígeno exagerado y cuando la concentración
disminuye empiezan a plantearse los problemas.
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Riesgo de Incendio
Así, a una concentración del 17% de oxígeno en el aire, disminuye la coordinación
motriz.
Entre el 14 y el 10% comienzan a tropezar y aumenta la fatiga.
Entre un 10 y un 6% se produce la pérdida de consciencia, hasta la muerte por asfixia.
4) La inhalación de los gases actuará a distintos niveles provocando la muerte
inmediata, irritación de vías aéreas con cierre bronquial y edema pulmonar, inhibición
de los mecanismos reguladores centrales, inhibición del transporte de oxígeno por la
hemoglobina, inhibición de la captación de oxígeno por los tejidos, etc.
Todos estos hechos van a aumentar la frecuencia respiratoria, lo cual nos cierra un círculo
vicioso pues se produce una mayor inhalación de humos y gases. Estos efectos generales se
responsabilizan de un 70% de las muertes de un incendio.
De este porcentaje la lesión de las vías respiratorias (faringe, laringe, tráquea y bronquios)
puede producirse con o sin quemaduras cutáneas y, normalmente, los intoxicados por humo y gases
tóxicos van a tener un tiempo de latencia de 48 horas hasta que se manifiestan los síntomas
respiratorios y la muerte les llega por infección, estenósis y/o fibrósis de estas vías, creando una
insuficiencia respiratoria.
Por supuesto estos efectos tienen una mayor repercusión en personas disminuidas
físicamente, ancianos, niños, enfermos cardiorrespiratorios, alcohólicos y drogadictos, ya sea por las
mayores dificultades que tienen de escapar al incendio o por tener una disminución de defensas con
las que reaccionar a las posteriores infecciones, intervenciones, que puedan surgir.
Según las estadísticas, más de un 60% de las muertes producidas en un incendio afectan a
niños menores de 9 años y personas mayores de 60 años.
b) Efectos específicos: Dependerán de la toxicidad de los humos y gases de la combustión, en función de los
materiales quemados.
En un ensayo realizado con roedores se llegó a la conclusión de que su toxicidad en cuanto a
muertes inmediatas no varía mucho según el material quemado, pero sí varía en cuanto a secuelas y
problemas presentados en la evolución de estos pacientes, así como en muertes producidas por
complicaciones en el hospital.
El humo es una suspensión de partículas sólidas en un gas. Este gas está constituido por aire,
CO, CO2, vapor de agua y las partículas de alquitrán, hollín y materia no quemada. Su producción se
favorece por la combustión incompleta, la humedad y la naturaleza del material quemado. Si bien es
el primero en advertirnos del incendio y de su localización, su principal problema es la disminución de
visibilidad y el pánico que origina.
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Riesgo de Incendio
En cuanto a los gases tóxicos producidos en el incendio van a estar en relación directa con el
material quemado, de aquí la gran importancia que tiene la composición del material, aislamiento del
mismo y comportamiento en caso de combustión por los distintos gases tóxicos que puede
desprender.
Tres van a ser por tanto los factores que nos van a determinar las consecuencias, en
ocasiones fatales, que van a tener estos gases en el hombre: Tiempos de actuación, concentración y
calidad, produciendo lesiones tanto locales, por contacto, como generales si se absorben por vía
respiratoria.
Los clasificamos en gases solubles o irritantes, gases insolubles o asfixiantes y gases con
acción intoxicante general.
Los gases solubles o irritantes van a tener un comportamiento frente al hombre a nivel local,
irritando las mucosas del tracto respiratorio y órgano de la visión. Si la exposición es larga se dañarán
estos órganos y se producirán quemaduras a estos niveles, insuficiencia respiratoria y, si sobrevive,
lesiones irreversibles como estenósis de vías respiratorias tras la cicatrización. A este grupo
pertenecen gases como amoníaco, ácido sulfuroso, acroleína, fosgeno, NO2.
Los gases insolubles o asfixiantes carecen del carácter irritante de los anteriores que, por esta
acción, advierten de su toxicidad permitiendo un menor tiempo de exposición. Por el contrario, los
gases insolubles van a tener un mayor contacto con los distintos órganos, provocando lesiones de
mayores dimensiones a nivel fundamentalmente de alvéolos y parénquima pulmonar, con la
producción de edema a este nivel, quemadura química y posterior infección, con tendencia a la
destrucción del tejido y limitando el intercambio de gases e instaurando una insuficiencia respiratoria
de dimensiones imprevisibles. A este grupo pertenecen ácido cianhídrico, CO2, CO.
Los efectos de los gases con acción intoxicante general van a estar producidos por la acción
depresora que tienen sobre los centros nerviosos y la consiguiente pérdida de conciencia lo que, al
margen de su acción sobre estos centros y las lesiones en los bronquiolos-parénquima pulmonar,
provocará un mayor tiempo de exposición al resto de los elementos facilitando su acción. Dentro de
este grupo se encuentran: Sulfhídrico, fosfatos inorgánicos, paration, exaetiltetrafosfato.
Efectos de la temperatura sobre el organismo humano - Agotamiento por calor: Se presenta cuando se ha producido una pérdida considerable de
líquido (agua y electrolitos “minerales”) por la exposición a una temperatura y humedad ambientales
muy elevadas, esto derivara en un cansancio progresivo, que es el agotamiento por calor. Los
síntomas más frecuentes son debilidad, cansancio extremo, dolor de cabeza, piel pálida con sudor
frío (no siempre), aumento de la frecuencia cardiaca (taquicardia), descenso de la tensión arterial
(hipotensión), nauseas y vómitos.
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Riesgo de Incendio
- Calambres: Instaurado el agotamiento y si persisten las condiciones ambientales y el
esfuerzo físico intenso, se producirán contracturas dolorosas de la musculatura esquelética,
localizadas sobre todo en pantorrillas, muslos y hombros.
Estas contracturas son secundarias al desequilibrio hidroelectrolítico desencadenado por la
excesiva sudoración. Los síntomas, como su nombre indica, se caracterizan por la aparición de
calambres musculares muy dolorosos, acompañados por debilidad, dolor de cabeza, nauseas y en
general los mismos que se han referido al agotamiento.
- Síncope: En ocasiones la respuesta del organismo ante estas situaciones ambientales y de
sobreesfuerzo es brusca y se puede presentar una pérdida de conciencia inmediata, sin que la
temperatura corporal supere los 39ºC.
- Golpe de calor: Como respuesta compensadora del organismo, se produce entre otras
situaciones una incapacidad para la sudoración e incluso una obstrucción mecánica de las glándulas
sudorípara. Al no poderse eliminar el calor corporal se produce una temperatura corporal igual o
mayor a 42ºC y se empieza a dañar el Sistema Nervioso y Cardio-Vascular. A partir de los 45ºC se
inicia la destrucción celular y el daño de los órganos afectados es aún mayor. Al principio aparecen
trastornos del comportamiento (desorientación, agresividad, irritación, etc), a lo que se añaden
calambres musculares, taquicardia, piel enrojecida, seca y caliente y aumento de la frecuencia y ritmo
respiratorios (hiperventilación). Posteriormente aparece la hipertermia junto a alteraciones
importantes del nivel de conciencia, signos de afectación cerebral (parálisis en extremidades, etc),
taquicardia (más de150 pulsaciones/minuto), ausencia de sudoración (anhidrosis), alteraciones en la
piel (pequeños puntos rojos), dolores musculares, nauseas, vómitos, diarreas, etc.
Principales causas de decesos en los incendios
- Aspiración de aire con elevada concentración de monóxido de carbono
El monóxido de carbono es un compuesto peligroso e inestable que se desprende de la
combustión de sustancias que contiene carbón, cuando la cantidad de oxígeno es insuficiente. Es
extremadamente inflamable y su peligrosidad se acentúa por el hecho de ser invisible, insípido e
inodoro.
El monóxido de carbono es mortal porque la hemoglobina de la sangre, tiene mayor afinidad
por él que por el oxígeno y combinados forman un compuesto estable que la inutiliza para efectuar el
transporte del oxígeno a todo el organismo.
- Falta de oxígeno
Que en los lugares cerrados puede haber sido consumido por la combustión.
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Riesgo de Incendio
- Edema bronquial y pulmonar con hiperemia
El edema es una condición física en la cual los tejidos del cuerpo contienen una cantidad
anormal de fluido que causa hinchazón.
Hiperemia es la presencia de una cantidad desusada de sangre en cualquier parte del cuerpo.
Ambos males son ocasionados por la inhalación de gases irritantes, tales como los anhídridos,
aldehídos y ácidos, incluso el vapor de agua.
- Aspiración de aire con elevada concentración de anhídrido carbónico
Lo que ocasiona una prolongada hiperapnea, esto es una exagerada aceleración del ritmo
respiratorio.
- Inhalación de otros gases tóxicos
Como el cianógeno, cloro, óxidos de nitrógeno, fosgeno y ácidos orgánicos volátiles.
- Fibrilación ventricular
Producida por la inhalación de vapores de hidrocarburos. Fibrilación es la contracción
desordenada e insuficiente del corazón.
- Efectos directos del calor
Quemaduras. Aquí debemos evaluar que la causa que se considera como la más común y
peligrosa, que son las quemaduras, realmente ocupan el séptimo lugar como causal de muerte en los
incendios.
Formas de contrarrestar el humo y sus efectos
- Conociendo las propiedades de las masas de aire caliente, que invariablemente tienden a
establecerse en niveles superiores entre lo que no es excluyente el humo, pueden atenuarse de
ciertas formas. Tendiéndose en posición de cúbito abdominal (tendido, boca abajo), sobre el suelo
permitiendo ello, respirar en un medio relativamente más puro y fresco.
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Riesgo de Incendio
- Para contrarrestar la incidencia del humo y el calor aplicarse a modo de máscara, un pañuelo
o género embebido en agua o vinagre, que sirve para filtrar las partículas que se hallan en
suspensión en el medio ambiente.
- Respirar aplicando el rostro lo más cerca posible de la salida del chorro de agua, dado que la
vena líquida provoca el arrastre del humo caliente en sentido opuesto a la salida de la boquilla y
actúa a la vez como medio refrigerante.
- Producir, mediante el uso de boquillas apropiadas, la formación de una pantalla de agua
pulverizada, que impulsará al humo y restará temperatura a los gases calientes.
- No permanecer innecesariamente bajo el vano de puertas, ventanas u otros medios de acceso
al local siniestrado, por donde tienden a salir los gases de la combustión, si fuera necesario esa
posición, se colocará lo más cerca posible del piso.
- Procurar no ejecutar movimientos que demanden agitación, por cuanto ello, determinará una
aspiración más profunda del aire impuro y en ciclos más frecuentes y profundos.
- Utilizar aparatos de respiración autónoma. Es el elemento diseñado y preparado para proteger
el sistema respiratorio bajo toda circunstancia.
Protección contra incendios
La protección contra incendios comprende el conjunto de condiciones de construcción,
instalación y equipamiento que deben observar tanto para los ambientes de trabajo como para los
edificios, aún para trabajos fuera de éstos y en la medida que las tareas los requieran. Los objetivos a
cumplimentar son:
- Dificultar la iniciación de incendios.
- Evitar la propagación del fuego y los efectos de gases tóxicos.
- Asegurar la evacuación de las personas.
- Facilitar el acceso y las tareas de extinción del personal de bomberos.
- Proveer las instalaciones de detección y extinción.
Carga de fuego Peso en madera por unidad de superficie (Kg/m2) capaz de desarrollar una cantidad de calor
equivalente a la de los materiales contenidos en el sector del incendio. Como patrón de referencia se
considerará madera con poder calórico inferior de 18, 41 MJ/kg.
Los materiales líquidos o gaseosos contenidos en tuberías, barriles y depósitos, se
considerarán como uniformemente repartidos sobre toda la superficie del sector de incendios.
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Riesgo de Incendio
Donde:
Pci = Poder calorífico específico del material en Kcal / kg o Kcal / litro
Qi = Cantidad de material en kg o litros
Sup = Superficie del local en m2
Duración de un incendio Puede estimarse la duración de un incendio en horas utilizando las siguientes expresiones:
D (hs.) = 0.02 x q si q ≤100 2mKg
D (hs.) = 0.03 x q si q >100 2mKg
Resistencia al fuego Propiedad que se corresponde con el tiempo expresado en minutos durante un ensayo de
incendio, después del cual el elemento de construcción ensayado pierde su capacidad resistente o
funcional.
Para que un incendio no pase de un ambiente a otro, las partes estructurales de la habitación
(Paredes, techo, puertas, ventanas, etc.) deberán tener una F (Resistencia al fuego) superior a la
duración calculada del incendio para los materiales allí presentes.
Resistencia al fuego de los elementos constitutivos de los edificios
Para determinar las condiciones a aplicar, deberá considerarse el riesgo que implican las
distintas actividades predominantes en los edificios, sectores o ambientes de los mismos. A tales
fines se establecen los siguientes riesgos:
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Riesgo de Incendio
La resistencia al fuego de los elementos estructurales y constructivos, se determinará en
función del riesgo antes definido y de la "carga de fuego" de acuerdo a los siguientes cuadros para
ventilación natural y ventilación forzada:
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Riesgo de Incendio
En la ejecución de estructuras portantes y muros en general se emplearán materiales
incombustibles, cuya resistencia al fuego se determinará de acuerdo a las tablas correspondientes.
Todo elemento que ofrezca una determinada resistencia al fuego deberá ser soportado por
otros de resistencia al fuego igual o mayor. La resistencia al fuego de un elemento estructural incluye
la resistencia del revestimiento que lo protege y la del sistema constructivo de que forma parte.
Los materiales con que se construyan los establecimientos serán resistentes al fuego y
deberán soportar sin derrumbarse la combustión de los elementos que contengan, de manera de
permitir la evacuación de las personas. Para determinar los materiales a utilizar deberá considerarse
el destino que se dará a los edificios y los riesgos, teniendo en cuenta también la carga de fuego.
Toda estructura que haya experimentado los efectos de un incendio deberá ser objeto de una
pericia técnica, a fin de comprobar la permanencia de sus condiciones de resistencia y estabilidad
antes de procederse a la rehabilitación de la misma.
Eficacia, potencial extintor o poder extintor Los matafuegos se clasificaran e identificaran asignándole una notación, consistente en un
número seguido de una letra, los que deberán estar inscriptos en el elemento con caracteres
indelebles. El número indicará la capacidad relativa de extinción para la clase de fuego identificada
por la letra.
Los extintores se clasifican según el tipo de fuego que son capaces de extinguir, en una
prueba de laboratorio normalizada, identificándose con un número y una letra. El número hace
EEST n°8 de Morón 62
Riesgo de Incendio
referencia a la cantidad de combustible utilizada en el tipo de fuego, y la letra corresponde a la clase
de fuego: 5A, 8A, 13A, 21A, 27A, 34A, 55A, 21B, 34B, 55B, 70B, 89B, 113B, 144B, 183B, 233B.
Por ejemplo, decimos que un extintor tiene eficacia 21A cuando en ensayo de laboratorio ha
sido capaz de apagar un fuego tipo A de 21 Kgs de madera. Decimos que tiene una eficacia 113B
cuando el laboratorio comprueba que ha apagado un tipo de fuego B de 113 litros de combustible
líquido.
El potencial extintor mínimo de los matafuegos para fuegos de clase A, responderá a lo
establecido en la siguiente Tabla 1:
Tabla 1
Riesgo 1 Riesgo 2 Riesgo 3 Riesgo 4 Riesgo 5 Carga de
fuego Explosivo Inflamable Muy
combustible Combustible
Poco
combustible
Hasta
15kg/m2 - - 1A 1A 1A
Desde 16
hasta
30kg/m2
- - 2A 1A 1A
Desde 31
hasta
60kg/m2
- - 3A 2A 1A
Desde 61
hasta
100kg/m2
- - 6A 4A 3A
Más de
100kg/m2 A determinar en cada caso
El potencial mínimo de los matafuegos para fuegos de clase B, exceptuando fuegos de
líquidos inflamables que presenten una superficie mayor de 1m2, responderá a lo establecido en la
siguiente Tabla 2:
EEST n°8 de Morón 63
Riesgo de Incendio
Tabla 2
Riesgo 1 Riesgo 2 Riesgo 3 Riesgo 4 Riesgo 5 Carga de
fuego Explosivo Inflamable Muy
combustible Combustible
Poco
combustible
Hasta
15kg/m2 - 6B 4B - -
Desde 16
hasta
30kg/m2
- 8B 6B - -
Desde 31
hasta
60kg/m2
- 10B 8B - -
Desde 61
hasta
100kg/m2
- 20B 10B - -
Más de
100kg/m2 A determinar en cada caso
Los establecimientos deberán tener indicado en sus locales y en forma bien visible la carga de
fuego de cada sector de incendio.
El poder extintor medio de los matafuegos se indican a continuación:
Matafuegos de agua de 10 litros 2A
Matafuegos de espuma de 10 litros 2A – 2B
Matafuegos de CO2 de 10 Kg. 4B – 4C
Matafuegos de PQ de 5 Kg. 1A – 4 B/C – 6 B/C
Matafuegos de PQ de 7,5 Kg. 2A – 6 B/C – 8 B/C
Matafuegos de PQ de 10 Kg. 3A – 8 B/C – 10 B/C
Caja de Escalera Escalera incombustible contenida sobre muros de resistencia al fuego acorde con el mayor
riesgo existente. Sus accesos serán cerrados con puertas de doble contacto y cierre automático.
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Riesgo de Incendio
Muro Cortafuego Muro construido con materiales de resistencia al fuego similares a lo exigido al sector de
incendio que divide. Deberá cumplir asimismo con los requisitos de resistencia a la rotura por
comprensión, resistencia al impacto, conductibilidad térmica, relación altura, espesor y disposiciones
constructivas que establecen las normas respectivas.
En el último piso el muro cortafuego rebasará en 0,50 metros por lo menos la cubierta del
techo más alto que requiera esta condición. En caso de que el local sujeto a esta exigencia no
corresponda al último piso, el muro cortafuego alcanzará desde el solado de esta planta al entrepiso
inmediato correspondiente.
Las aberturas de comunicación incluidas en los muros cortafuego se obturarán con puertas
dobles de seguridad contra incendio (una a cada lado del muro) de cierre automático.
La instalación de tuberías, el emplazamiento de conductos y la construcción de juntas de
dilatación deben ejecutarse de manera que se impida el paso del fuego de un ambiente al otro.
Presurización Forma de mantener un medio de escape libre humo, mediante la inyección mecánica de aire
exterior a la caja de escaleras o al núcleo de circulación vertical, según el caso.
Sector de incendio Local o conjunto de locales, delimitados por muros y entrepisos de resistencia al fuego acorde
con el fuego que contiene, comunicado con un medio de escape. Los trabajos que se desarrollan al
aire libre se consideran como sector de incendio.
Los sectores de incendio se separaran entre sí por pisos, techos y paredes resistentes al
fuego y en los muros exteriores de edificios, provistos de ventanas, deberá garantizarse la eficacia
del control de propagación vertical.
Los establecimientos deberán tener indicado en sus locales y en forma bien visible la carga de
fuego de cada sector de incendio. Debe haber control de propagación vertical, diseñando todas las conexiones verticales tales
como conductos, escaleras, cajas de ascensores y otras, en forma tal que impidan el paso del fuego,
gases o humo de un piso a otro mediante el uso de cerramientos o dispositivos adecuados. Esta
disposición será aplicable también en el diseño de fachadas, en el sentido de que se eviten
conexiones verticales entre los pisos.
EEST n°8 de Morón 65
Riesgo de Incendio
Debe haber control de propagación horizontal, dividiendo el sector de incendio, de acuerdo al
riesgo y a la magnitud del área en secciones, en las que cada parte deberá estar aislada de las
restantes mediante muros cortafuegos cuyas aberturas de paso se cerrarán con puertas dobles de
seguridad contra incendio y cierre automático.
Las puertas que separen sectores de incendio de un edificio, deberán ofrecer igual resistencia
al fuego que el sector donde se encuentran, su cierre será automático de doble contacto. El mismo
criterio de resistencia al fuego se empleará para las ventanas.
Todo sector de incendio deberá comunicarse en forma directa con un medio de escape,
quedando prohibida la evacuación de un sector de incendio a través de otro sector de incendio.
Superficie de piso Área total de un piso comprendido dentro de las paredes exteriores, menos las superficies
ocupadas por medios de escape y locales sanitarios y otros que sean de uso común al edificio.
Factor de Ocupación Número de ocupantes por superficie de piso que es el número teórico de personas que
pueden ser acomodadas sobre la superficie de piso. Es la proporción de una persona por cada equis
(x) metros cuadrados. El valor de x se establece mediante el uso de la siguiente tabla:
EEST n°8 de Morón 66
Riesgo de Incendio
Medios de escape Medio de salida exigido, que constituye la línea natural de tránsito que garantiza una
evacuación rápida y segura hasta 1500°C.
Los medios de escape deberán cumplimentar lo siguiente:
- El trayecto a través de los mismos deberá realizarse por pasos comunes libres de
obstrucciones y no estar entorpecido por locales o lugares de uso o destino diferenciado.
- Donde los medios de escape puedan ser confundidos, se colocarán señales que indiquen la
salida.
- Ninguna puerta, vestíbulo, corredor, pasaje, escalera u otro medio de escape será obstruido
o reducido en el ancho reglamentario. La amplitud de los medios de escape se calculará de modo
que permita evacuar simultáneamente los distintos locales que desembocan en él. En caso de
superponerse un medio de escape con el de entrada o salida de vehículos, se acumularan los anchos
exigidos. En este caso habrá una vereda de 0,60 m de ancho mínimo y de 0,12 m a 0,18 m de alto,
que podrá ser reemplazada por una baranda. No obstante, deberá existir una salida de emergencia.
- Las puertas que comuniquen con un medio de escape abrirán de forma tal que no reduzcan
el ancho del mismo y serán de doble contacto y cierre automático. Su resistencia al fuego será del
mismo rango que la del sector más comprometido, con un mínimo de F30.
Cuando la edificación se desarrolla en uno o más niveles los medios de escape estarán
constituido por la primera, segunda y tercer sección.
La primer sección es la ruta horizontal desde cualquier punto de un nivel hasta una salida.
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Riesgo de Incendio
La segunda sección es la ruta vertical, escaleras abajo hasta el pie de las mismas.
La tercer sección es la ruta horizontal desde el pie de la escalera hasta el exterior de la
edificación.
Unidad de ancho de salida Espacio requerido para que las personas puedan pasar en una sola fila.
Coeficiente de Salida Número de personas que pueden pasar por una salida o bajar por una escalera, por cada
unidad de ancho salida y por minuto.
Ancho de pasillos, corredores y escaleras El ancho total mínimo, la posición y el número de salidas y corredores, se determinará en
función del factor de ocupación del edificio y de una constante que incluye el tiempo máximo de
evacuación y coeficiente de salida.
El ancho total mínimo se expresará en unidades de anchos de salida que tendrán 0,55m cada
una, para las dos primeras y 0,45m para las siguientes, para edificios nuevos. Para edificios
existentes, donde resulte imposible las ampliaciones se permitirán anchos menores, de acuerdo al
siguiente cuadro:
EEST n°8 de Morón 68
Riesgo de Incendio
El ancho mínimo permitido es de dos unidades de ancho de salida considerando que, en
todos los casos, el ancho se medirá entre zócalos.
El número "n" de unidades = N/100. Donde N es el número total de personas a ser evacuadas
(calculando en base al factor de ocupación). Las fracciones iguales o superiores a 0,5 se
redondearán a la unidad por exceso.
En subsuelo, excepto para el primero a partir del piso bajo, se supone un número de
ocupantes doble del que resulta del cuadro anterior.
A menos que la distancia máxima del recorrido o cualquier otra circunstancia haga necesario
un número adicional de medios de escape y de escaleras independientes, la cantidad de estos
elementos se determinará de acuerdo a las siguientes reglas:
- Cuando por cálculo corresponda no más de tres unidades de ancho de salida, bastará con
un medio de salida o escalera de escape.
- Cuando por cálculo corresponda cuatro o más unidades de ancho de salida, el número de
medios de escape y escaleras independientes se obtendrá por la expresión:
Las fracciones iguales o mayores de 0,50 se redondearán a la unidad siguiente.
Locales en planta baja Todo local o conjunto de locales que constituyan una unidad de uso en planta baja, con
comunicación directa a la vía pública, que tenga una ocupación mayor de 300 personas y algún punto
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del local diste más de 40 metros de la salida, medidos a través de la línea de libre trayectoria, tendrá
por lo menos dos medios de escape. Para el 2do medio de escape, puede usarse la salida general o
pública que sirve a pisos altos, siempre que el acceso a esta salida se haga por el vestíbulo principal
del edificio.
Los locales interiores en planta baja, que tengan una ocupación mayor de 200 personas
contarán por lo menos con dos puertas lo más alejadas posibles una de otra, que conduzcan a un
lugar seguro. La distancia máxima desde un punto dentro de un local a una puerta o a la abertura
exigida sobre un medio de escape, que conduzca a la vía pública, será de 40 m. medidos a través de
la línea de libre trayectoria.
Locales en pisos altos, sótanos y semisótanos
En todo edificio con superficie de piso mayor de 2.500m2 por piso, excluyendo el piso bajo,
cada unidad de uso independiente tendrá a disposición de los usuarios, por lo menos dos medios de
escape.
Todos los edificios que en adelante se usen para comercio o industria cuya superficie de piso
exceda de 600m2 excluyendo el piso bajo tendrá dos medios de escape, mediante "caja de escalera".
Podrá ser una de ellas auxiliar "exterior", conectada con un medio de escape general o público.
Todo punto de piso, no situado en piso bajo, distará no más de 40m de la caja de escalera a
través de la línea de libre trayectoria; esta distancia se reducirá a la mitad en sótanos.
Las escaleras deberán ubicarse en forma tal que permitan ser alcanzadas desde cualquier
punto de una planta, a través de la línea de libre trayectoria, sin atravesar un eventual frente de
fuego.
Cada unidad de uso tendrá acceso directo a los medios exigidos de escape. En todos los
casos las salidas de emergencia abrirán en el sentido de circulación.
Caja de escalera Serán construidas en material incombustible y contenidas entre muros de resistencia al fuego
acorde con el mayor riesgo existente. Su acceso tendrá lugar a través de puerta de doble contacto,
con una resistencia al fuego de igual rango que el de los muros de la caja. La puerta abrirá hacia
adentro sin invadir el ancho de paso. Además, deberá estar claramente señalizada e iluminada
permanentemente y deberá estar libre de obstáculos.
En los establecimientos la caja de escalera tendrá acceso a través de una antecámara con
puerta resistente al fuego y de cierre automático en todos los niveles. Se exceptúan de la obligación
de tener antecámara, las cajas de escalera de los edificios destinados a oficinas o bancos cuya altura
sea menor de 20m.
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Sus puertas se mantendrán permanentemente cerradas, contando con cierre automático.
Las escaleras se construirán en tramos rectos que no podrán exceder de 21 escalones cada
uno. Las medidas de todos los escalones de un mismo tramo serán iguales entre sí y responderán a
la siguiente fórmula:
2a + p = 0,60m a 0,63m
Donde:
a = alzada, no será mayor de 0,18m.
p = pedada, no será mayor de 0,26m.
Los pasamanos no se instalarán para escaleras de 3 o más unidades de ancho de salida, en
ambos lados. Los pasamanos laterales o centrales cuya proyección total no exceda los 0,20m
pueden no tenerse en cuenta en la medición del ancho.
Las cajas de escalera que sirvan a seis o más niveles deberán ser presurizadas
convenientemente, con capacidad suficiente para garantizar la estanqueidad al humo.
Las tomas de aire se ubicarán de tal forma que durante un incendio el aire inyectado no
contamine con humo los medios de escape. En edificaciones donde sea posible lograr una ventilación
cruzada adecuada podrá no exigirse la presurización.
Escaleras auxiliares exteriores
Las escaleras auxiliares exteriores deberán ser construidas con materiales incombustibles,
ofreciendo el máximo de seguridad al público a fin de evitar caídas.
Se desarrollarán en la parte exterior de los edificios, y deberán dar directamente a espacios
públicos abiertos o espacios seguros.
Escaleras verticales o de gato Las escaleras verticales o de gato deberán construirse con materiales incombustibles.
Tendrán un ancho no menor de 0,45m y se distanciarán no menos de 0,15m de la pared. Además, la
distancia entre el frente de los escalones, y las paredes más próximas al lado de ascenso, será por lo
menos de 0,75 m. y habrá un espacio libre de 0,40m a ambos lados al lado del eje de la escalera.
Deberán ofrecer suficientes condiciones de seguridad y deberán poseer tramos no mayores
de 21 escalones con descanso en los extremos de cada uno de ellos. Todo el recorrido de estas
escaleras, así como también sus descansos, deberán poseer apoyo continuo de espalda a partir de
los 2,25m de altura respecto al soldado.
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Escaleras mecánicas Las escaleras mecánicas cuando constituyan medio de escape deberán cumplir con las
características de las escaleras principales que se detallan en el siguiente ítem.
Estarán encerradas formando caja de escalera y sus aberturas deberán estar protegidas de
forma tal que eviten la propagación de calor y humo. Además, estarán construidas con materiales
resistentes al fuego y su funcionamiento deberá ser interrumpido al detectarse el incendio.
Escaleras principales
Son aquellas que tienen la función del tránsito peatonal vertical, de la mayor parte de la
población laboral posible. A la vez constituyen los caminos principales de intercomunicación de
plantas.
Se proyectará con superposiciones de tramo, preferentemente iguales o semejantes para
cada piso, de modo de obtener una caja de escaleras regular extendida verticalmente a través de
todos los pisos sobreelevados.
Serán preferentemente accesibles desde el vestíbulo central de cada piso o desde lugares
comunes de paso desde los lugares de trabajo.
Escaleras secundarias
Son aquellas que intercomunican solo algunos sectores de planta o zonas de la misma. No
constituye medio de escape, por lo que en tal sentido no se la ha considerar en los circuitos de
egreso del establecimiento.
Escaleras fijas de servicio
Las partes metálicas y herrajes de las mismas serán de acero de hierro forjado, fundición
maleable u otro material equivalente y estarán adosadas solidamente a los edificios, depósitos,
máquinas o elementos que las precisen.
La distancia entre el frente de los escalones y las paredes más próximas al lado de ascenso
será por lo menos de 0,75 metros. La distancia entre la parte posterior de los escalones y el objeto
fijo más próximo será por lo menos de 16 centímetros a ambos lados del eje de la escalera si no está
provista de jaulas u otros dispositivos equivalentes.
Si se emplean escaleras fijas para alturas mayores de nueve metros, se instalarán
plataformas de descanso cada nueve metros o fracción.
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Rampas Pueden utilizarse rampas en reemplazo de escaleras de escape, siempre que tengan partes
horizontales a manera de descansos en los sitios donde la rampa cambia de dirección y en los
accesos. La pendiente máxima será del 12% y su solado será antideslizante. Deberán cumplir con las
mismas condiciones determinadas para las cajas de escaleras.
Puertas giratorias Queda prohibida la instalación de puertas giratorias como elementos integrantes de los
medios de escape.
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