Date post: | 07-Feb-2016 |
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CU
AD
ER
NO
SD
EH
IST
OR
IA3
DE
PA
RT
AM
EN
TO
DE
CIE
NC
IAS
FIISTO
RIC
AS
UN
IVE
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AD
DE
CH
ILE
JUL
IO1983
SA
LU
D,
IDE
OL
OG
IAY
DE
SA
RR
OL
LO
SO
CIA
LE
NC
HIL
E183O
l93O*
Rt’ne
Su
/mas
Ái.
INT
RO
DU
CC
ION
Aunque
laH
istoriaaparece
más
corrientemente
unidaa
lacasitotalidad
delas
cienciassociales,
como
laeconom
ía,la
sociología,la
antropologíao
ladem
ografía,p
ued
etam
biéncontactarse
conotras
cienciasde
lasdenom
inadasexactas,
porcuanto
seencuentra
situada,com
oapunta
Le
Roy
Ladurie,
enm
ediode
unvariado
ym
ultitacéticocruce
decam
inos.N
osiem
preen
elestudio
delpasado
resultafácil
estaherm
andadcientífica
ya
menudo
hayque
romper
estereotipos,cuando
nocrear
dela
nadapara
provectarseo
bjetiv
amen
tedesde
otraciencía
enel
humano
acontecer.N
oobstante,
elesfuerzo
quedem
andaesta
tareaes
generalmente
gratifican
tey
enriquecedor.N
oen
vanoseñalaba
L.F
ehvreque
enlas
fronterascon
lasotras
cienciaslos
historiadorespueden
realizardescubrim
ientosque
suelenser
muy
relevantes—
ya
bajocosto
aunquecon
altoesfuerzo—
,ya
quela
variedadde
archivosy
fuentes,a
vecesni
siquieraexplorados,
asílo
permite.
Elhisto
riador,
porlo
demás,
sebeneficia
grandemente
conla
variedady
libertaddel
comportam
ientohum
ano,lo
queperm
iteencontrar
siempre
nuevosm
aterialesque
agregara
suinventiva
científica’.C
onel
avancey
elprogreso
enlas
ciencias,y
suproyección
enlas
fronterasdel
conocimiento,
sobrevieneuna
ciertaobligación
parael
historiadorde
procurarsem
aterialescon
loscuales
intentaruna
confrontaciónpluridiscipli
‘Querem
osagradecer
elaportefinanciero
otorgadopor
laD
irección
General
deInvestigaciones
dela
Universidad
Católica
deV
alparaiso,para
larealización
deesta
investigación.Igualm
enteestam
osreconocidos
dela
ayudarecibida
dela
protesoraM
aríaT
eresaC
obosy
delay
udan
teM
anuelD
elgado.‘E.
Lr
Roe
LD
UR
iE,
“LeT
erritoireile
l’i,,stnr,’”,
Gallim
ard,P
aris,2
volúmenes,
1973y
1978.L.
Febvre,
“Com
Isitspour
l’histvirt”’,A
.C
olin,P
arís,1965.
99
CU
AD
ER
NO
SD
EH
iST
OR
iAE
studiosR
enéSalinas
M.
SAL
UD
,ID
EO
LO
G1A
YD
ESA
RR
OL
LO
SOC
IAL
EXC
HIL
EiO
-i95O
naria.E
stosprincipios
haninspirado
lainvestigación
quehem
osdesarrollado
enel
último
tiempo
yde
lacual
elpresente
artículocontiene
algunasprim
erasnotas.
Podríam
osresum
irsu
objetivoen
lostérm
inosde
unanálisis
sociobiológico-histórico.
Por
depronto,
más
queconclusiones,
estaspáginas
contienenaproxim
aciones,
signos,testim
oniosacerca
dela
saludy
laenferm
edaden
lasociedad
chilenadel
sigloxix.
Todavía
estamos
muy
lejosde
unbalance
general.A
de
más,
unaparte
importante
delos
objetivosque
seha
fijadola
investigacióncorresponde
aun
estudiopluridisdplinario,
através
delcual
alcanzarla
form
ulación
deuna
problemática
biohistórica.L
ahistoria
dela
saludes
nuevay,
como
todaslas
cosasnuevas,
seubica
enun
pu
nto
decontacto
conotras
historiassectoriales:
demografía
histórica,historia
dela
higiene,de
latecn
olo
gía,del
urbanismo,
dela
alimentación,
etc.C
onel
análisisde
lasalud
enuna
sociedadcom
ola
chilenadel
sigloxix,
apuntamos
más
biena
unahistoria
dela
vidacotidiana;
ala
vidadel
hombre
medio.
Es
poreso
queanteriorm
entehablábam
osde
unaaproxim
aciónsociohístórica.
Am
odode
ejemplo,
unade
lasvariables
queanalizam
os,las
enfermedades,
sonun
fenómeno
masivo
deinnegables
repercusionesen
vastossectores
delquehacer
humano:
laeco
no
mía,
ladem
ografíay
hastalas
costumbres.
En
unainvestigación
deesta
naturalezaes
necesarioseñalar
algunasde
lascaracterísticas
delas
fuentesy
decóm
ohan
sidoutilizadas.
Las
fuentesque
noshan
proporcionadoinform
aciónútil
parael
conocimiento
dealgunas
delas
variablesen
cuestión,son
heterogéneas,discontinuas
y.a
veces,
mu
yin
dir
ec
tas.Sin
embargo,
sugran
variedadperm
iteencontrar
am
enudoalgunas
referenciascon
quesuplir
ladiscontinuidad
histórica.C
ontodo,
hayciertos
aspectosde
lainvestigación
quehan
sidom
ásprivilegiados,
hechoque
estáen
directarelación
conla
disponibilidadde
lainform
aciónexistente.
Así por
ejemplo,
sonm
uyab
undan
teslas
referenciasexplícitas
eim
plícitasa
loque
hoyllam
aríamos
“políticasde
salud”y
alo
queen
eltextode
esteartículo
designamos
como
“discursohistórico-ideológico”.
En
cambio,
esm
enosla
información
acercade
losindicadores
desalud
ytodo
loconcerniente
ala
disponibilidadde
recursosfísicos.
Por
último,
tampoco
hemos
podidohasta
aquíintentar
unareconstitución
dela
disponibilidadde
recursoseconóm
icos,ya
quela
ausenciade
datosde
estanaturaleza
escasi total.
En
cambio,
enlo
queatañe
ala
historiade
laatención
médica
ode
la“m
edicahzación”,la
docu
men
taaón
quehem
ospodido
reun
ires
significativa,y
seha
transformado
enun
sectorespecífico
dela
investigación.A
partede
lascolecciones
documentales
administrativas
quese
guardanen
elA
rchivoN
acional,com
opor
ejemplo
losvolúm
enesrelativos
aPolicía
Médica2,
ylos
artículosde
prensade
laépoca,
cuyaexplotación
sistemática
reciénestam
osiniciando,
existeuna
enorme
gama
depublicaciones
especiali
zadasen
lascuales
seexponen
sistemáticam
enteopiniones
personales,e
informes
especializadosacerca
dela
salud.T
alescolecciones
sonla
basedocu
2Archivo
dl
Ministerio
delInterior.V
olúmenes
l.454a11.459.
Volúm
enes1468,
l.524y1.525.
mental
más
importante
denuestra
investigación.Su
listaes
larga,pero
po
de
mos
mencionar
algunos:L
osA
nalesde
laU
niversidadde
Chile
(Au
cH
),la
Revista
Chilena
deH
igieney
Medicina
Preventiva
(RH
MP
),la
Revista
deB
eneficencia
(RB
).la
Revista
Médica
deC
hile(iu
4)
yel
Boletín
deH
igieney
Dem
ogra
fía(D
Ho
).
Aveces
puedenutilizarse
también
losinform
esgenerales
redactadospor
unoo
más
expertosde
unadeterm
inadam
ateriacuya
finalidades
dara
conocera
unpúblico
mayor
losaspectos
más
relevantesde
un
determinado
indicadorde
losque
hemos
consideradoen
lainvestigación.
Por
víade
ejemplo,
pode
mos
citarel
estudiode
Adolfo
Murrillo:
“Higiene
etA
ssistanceP
ublique”,publicado
en1889,con
ocasiónde
laE
xposiciónU
niversalde
París.
Del
mism
om
odo,puede
señatarsela
encuestasobre
alimentación
realizadapor
Carlos
Dfagoni
yE
t.B
urnet:“L
’Alim
entationpopulaire
auC
hili”,cuyo
textofue
presentadoal
gobiernochileno
en193’4.
Especial
mención
debehacerse
delos
archivoshospitalarios
yde
losde
lassociedades
deB
eneficenciaP
ública,cuyos
fondosse
encuentranactualm
enteen
elA
rchivode
laH
istoriade
laM
edicina.A
unquesin
catalogar,es
ésteun
¡m
aterialperfectam
enteaccesible
alinvestigador,
merced
ala
gentilezadel
personalencargado
desu
custodia.S
eñalemos
porúltim
ouna
abundan
tey
variadabibliografía
acercade
lahistoria
dela
medicina
enC
hile.Si bien
sucontenido
esde
valordesigual
paralos
objetivosperseguidos
pornuestra
investigación,m
uchostítulos
sonrev
eladores
deintereses
ypreocupaciones
quecoinciden
conlos
nuestrosy
quem
erecenser
tenidosencuenta3.
LAID
EA
DE
LA
SAL
UD
Entendem
osel
término
ideacom
osinónim
ode
concepción,de
visión,de
imágen,
queacerca
deesta
materia
setuvo
durantela
segundam
itaddel
sigloxix.
Dicho
enotras
palabras,querem
ospresentar
aquíla
forma
enque
seentendió
laexistencia
deun
sistema
desalud
ylas
medidas
adoptadasm
áspróxim
asa
loque
sedenom
ina“políticas
desalud”.
Lo
quegeneralm
entese
entiendehoy
endía
porsalud
pública,se
identificódurante
elsiglo
xixbajo
otrasexpresiones:
higiene,salubridad,
beneficencia,m
edicinapreventiva
ysocial,
etc.;y
sibien
hubom
ásde
unintento
porevaluar
seriamente
lasnecesidades
desalud
dela
poblacióny
losrecursos
conque
secontaba
parahacerle
frente,sus
resultadosnunca
setradujeron
enun
cuerpocoherente
ysistem
ático,o
sea,en
unapolítica
propiamente
tal.S
iempre
setuvo
claroque
eranecesario
conocerel
comportam
ientode
los“indicadores
desalud”,
paraun
análisisreal
delsector,
peronunca
sellegó
auna
evaluaciónde
todoel sistem
a,que
hubieseperm
itidobosquejar
lasm
od
ificaciones
requeridas.C
omo
siempre
seconsideró
lasalud
unaresponsabilidad
3XJM
EN
AA
sAcos
DE
LPE
DE
RC
AL
,“B
ibliografíapara
el estudiode
laH
istoriade
laM
edicinaen
Chile”,
enA
nalesde
Historia
dela
Medicina,
3,1961,
pp.267-309.
100101
CU
AD
ER
NO
SD
EH
ISTO
RIA
Estudios
René
SatinasM
.SA
LU
D,
IDE
OL
OG
IAY
DE
SAR
RO
LL
OS
OC
IAL
ENC
HIL
E.
1830-1950
prioritariadel
individuo,en
último
término
nop
ud
oexistir
unareal
políticaen
lam
ateria.P
aratodo
aquelsector
dela
población—
mayoritario,
porlo
de
más—
deinsuficientes
recursospara
asum
irin
div
idualm
ente
esaresp
onsab
ilidad
(identificadosen
elconcepto
de“in
dig
entes”),
lacaridad
pública,la
filantropíay
elEstado,
enuna
mínim
am
edida,organizaron
serviciossanitarios
gratuitos.H
oyen
díase
consideracondición
abso
lutam
ente
esencialpara
atend
erintegralm
entelas
necesid
ades
dela
salud,la
disponibilidadde
recursoshum
anos
deb
idam
ente
formados
yadiestrados4.
Este
principio,aceptado
deun
modo
tácitodesde
med
iados
delsiglo
XIX
,im
plicóun
procesoque
hemos
denominado
“medicaljzacjón”
dela
sociedad,y
quecreem
osse
constituyóen
unapreocupación
constan
tedel
periodoque
estudiamos,
alcanzandoincluso
unéxito
relativo.V
olveremos
sobreello
más
adelante,pero
podemos
señalarque
estainvestigación
hain
tentad
odilucidar
algunosp
un
tos
convergentesde
esteproblem
a:¿C
ómo
sefue
sensibilizandola
opinión,pública
frentea
lam
edicina?¿C
uálfue
elau
men
tocuantitativo
del“consum
om
édico”a
lolargo
delperíodo?
¿Cuál
fuela
importancia
socialque
alcanzóelm
édicoen
Chile?
En
estosaspectos
dela
investigaciónlas
necesidadesde
contactointerdisciplinario
sehacen
imprescindibles.
La
sociedadchilena
delsiglo
XIX
noignoró
unaserie
deelem
entosde
esosproblem
as,tales
como
laform
aciónprofesional
delm
édico;la
necesidadde
disp
on
erde
equipom
odernopara
un
mejor
diag
nó
stico
ytratam
iento;la
mayor
atencióny
dedicacióna
lainvestigación
biomédica
yal
mejoram
ientode
lascondiciones
físicasde
edificiose
instalaciones.P
erotal
vez,a
diferenciade
Otros
sectores,los
resultadosfueron
menos
significativosque
losesp
erados.
Sólom
uya
finalesdel
períodoque
estudiamos
sefue
abriendopaso
unacierta
“socialización”de
lasalud,
yla
beneficenciaprivada
diolugar
aun
conceptode
saludpública.
Gran
infuenciatuvo
enesta
transformación
lanecesidad
deaten
der
situacionescoyunturales,
aveces
deextrem
agravedad,
como
serlas
agudasepidem
iasde
viruela,de
tifuso
decólera,
alas
cualesla
limitada
eim
provisadabeneficencia
privadano
podíahacer
frente.Su
con
secuencia
inmediata
fuela
apariciónde
serviciosde
salubridad.P
orejem
plo,la
vacunaobligatoria.
Tam
biénpodem
osseñalar
quela
frecuenciay
agudez
conque
sem
anifesta
banlas
enferm
edad
es,y
mu
yespecialm
entela
mortalidad
queprovocaban,
fueronp
referentem
ente
losparám
etros
quesirvieron
parajuzgar
losniveles
desalud
colectiva.D
eahí
elconstante
impacto
quegeneró
alo
largode
todoel
períodoestu
diad
ola
mortalidad
infantil.D
eello
también
nosocuparem
osm
ásadelante.
Volvam
osahora
ala
“concepción”de
lasalud,
ala
ideaque
lasociedad
sehacía
deella.
En
losprim
erosaños
deorganización
dela
República,
lasalud
seconstituyó
enuna
preocupación—
aunquesólo
muy
pocoen
unaatención—
4DR
.A
LF
RE
Do
L.B
RA
VO
,‘S
istemas
yM
odelosde
organizaciónde
laS
alud”,en
Desarrollo
Socialy
Saluden
Chite,
Santiago,
1979,1.
,p.
27.
delE
stado.E
stapreocupación
sem
anifestóespecialm
enteen
losdeseos
deestru
cturar
unaadm
inistraciónsanitaria;
aspiraciónque
fue
recogidapor
dis
posicionesconstitucionales
quela
confiaronal
Presidente
dela
República
y,a
nivelregional
yrural,
alas
Municipalidades5.
Seap
untab
aa
lainfraestructura
sanitariade
laciudad
(aseo,desagües,
mataderos,
vigilanciade
lacalidad
delabastecim
ientoalim
enticio,etc.),
perom
uypoco
aa
laatención
directade
lasalud
dela
población.T
alvez
laprim
eraatención
prestad
aa
esteúltim
oaspecto
surgiócon
else
rvic
iode
vacunación,organizado
en1830
yen
adelantesistem
áticamente
perfeccionado.D
emás
estaríaseñalar
laexistencia
dealg
unos
hospitalesfu
ndad
os
duran
tela
Colonia.
Sinem
bargo,en
losdecenios
posteriores,la
atencióny
elcuidadode
lasalud
públicafueron
“priv
atizándo
se”in
interru
mpid
amen
te,d
entro
deun
procesoque
pareceser
generala
todala
vidadel
país,en
lam
edidaen
quese
ibaim
poniendouna
concepciónliberalde
laorganización
social.L
aprivatizacÍón
o“liberalización”
genefóun
retrocesoen
elavance
yperfeccionam
ientode
las“políticas
desalud”.
Todavía
eniss-t
unobservador
selam
entabade
quese
hubiesedejado
aS
antiagodesp
rovisto
detodo
“adelantom
aterialen
elram
ode
lasalud
pública”.Elm
ismo
agregaba:“P
ued
edecirse
queeste
ramo
hasido
descuidadocom
pletamente,
yno
ham
erecidode
partede
loshom
bresm
áso
menos
progresistasque
lahan
gobernadola
más
mínim
aatención
enelsentido
desu
progresohigiénico”6.
Alno
haberuna
claraconciencia
deuna
políticade
salud,se
siguióidentificando
éstacon
la“san
idad
”:“Se
cree—
decíael
mism
oobservador—
,que
lahigiene
consisteen
barrerlas
callesy
plazas,en
pintarel
frentede
losedificios,
oen
hacercosas
tandesatinadas
como
lanivelación
delas
acequias”7.La
ideam
áscom
únde
lasalud
erala
deuna
atenciónindividual.
Sóloel
interésindividual
seconsideraba
suficiente.E
notras
palabras,la
suma
deintereses
individualesdebía
dar
como
resultadoel bienestar
dela
comunidad5.
5F.P
UG
AB
OR
NE
,“R
eseñaH
istóricade
laH
igieneP
úblicaen
Chile”,
enH
enéW
affet,ElC
uerpoM
édicoy
laM
edicinaen
Chile,
Santiago,
1936,pp.
421-433.E.
Laval
yR
.G
arcíaV
alenzuela,“S
íntesisdel
desarrollohistórico
dela
salubridaden
Chile”,
enR
evistadelServicio
Nacionalde
Salud,1956,
Pp.
23-29.F
ranciscoV
ioV
.,“E
lD
erechoa
lasalud
enla
legislaciónchilena”,
Santiago,
1956,P
p.15-25.
Esteban
lvoviche
IsauroT
orres,“O
rígenesy
desarrollode
laB
eneficenciaP
úblicaen
Chile”,
enR
evistade
Asistencia
Social,1933,
PP.97-123.
6IS
AA
cU
CA
R’rE
,“L
aciudad
deS
antiagobajo
elpunto
devista
desu
higiene”,en
RM
.,X
III,3,
1884,p.
81.71d.
ant.p.
82.D
uranteel
gobiernode
Balm
acedase
adoptaronuna
seriede
disposicionessanitarias
quetestim
onianuna
mayor
injerenciadel
Estado
enesta
materia.
Ello
nosería
novedadsi
tenemos
encuenta
quetoda
laadm
inistraciónbalm
acedistaim
pulsóuna
mayor
participacióndel
Estado
enla
administración
nacional.S
inem
bargo,tam
biénestas
medidas
respondierona
situa
cionescoyunturales
muy
precisasy
susresultados
fueronm
uylim
itados.Se
tratófu
ndam
ental
mente
deleyes
yreglam
entosde
muy
pocaacción
práctica,y
terminado
elgobierno
balmacedista
seabandonaron
todasesas
preocupaciones.V
éaseO
rdenanzaG
eneralde
Sanidad,10
deenero
1887,en
RC
h.H
ig.,3,
octubre1894,
pp.388-397.
elinterés
individuales
suficientey
cadauno
ensu
esferahará
loposible
parasu
propiaconservación,
yla
saludde
cadauno
implica
ladel
conjuntode
unam
asasocial”.
Cf.
IsaacU
garte,“A
lgunasreflexiones
sobreel
estadode
lasalubridad
públicaen
Chile”,
enA
UC
h,1875,
p.146.
102103
CU
AD
ER
NO
SD
EH
IST
OR
IAE
studiosR
enéSalinas
M.
SAL
UD
,ID
EO
LO
CIA
YD
ES
AR
RO
LL
OS
OC
IAL
EN
CH
ILE
.1830-1950
La
privatizaciónde
lasalud
sehizo
nosin
ciertaoposición,
perofinalm
entepnm
óelcriterio
deque
lapropia
“comunidad”
(osea,
lossectores
elitariosde
lasciudades)
eranla
mejor
garantíapara
unabuena
administración
yfu
ncio
na
miento
delos
mecanism
ossanitarios.
Por
elloes
quese
subordinaronlos
establecimientos
asistencialesy
laproposición
depolíticas
sanitariasa
lasjuntas
de“vecinos
honorables”.A
finde
evitarque
elEstado
destinarafondos
propiosal
financiamiento
deeste
sector(un
Estado
que,por
lodem
ás,carecía
dem
ediostributarios
adecuados,ya
quela
políticaeconóm
icadel
liberalismo
nolos
contemplaba),
sepensó
quela
iniciativaprivada
delos
sectoreseco
nóm
icos
más
poderosospodría
asumir
latarea.
Elargum
entoque
garantizaríaesta
acciónprivada
erael
“espíritude
caridad”.Se
estabatodavía
muy
lejosde
laidea
de“saL
udpúbiica”
entroncadacon
lasestructuras
económicas
ysociales
dela
comunidad.
Laprivatización
permitió
entoncesconstituir
verdaderasem
presasprivadas
quese
identificaroncon
lasJuntas
deB
eneficencia.S
usrecursos
senutrieron
dedonaciones
particularesa
travésde
bienesraíces,
censos,rentas,
etc.,que
alcanzaronaltas
cifras.E
n1911
secalculaba
enunos
cincuentam
illonesde
pesosel
patrimonio
dela
Beneficencia,
conuna
rentabilidadsuperior
al10%
anual9.Elorigen
ydestino
deestos
importantes
recursos,la
procedenciasocial
•yfam
iliarde
lasjuntas
directivas,las
interrelacionessocioeconóm
icasde
estosorganism
oscon
lasociedad
localy
nacional,etc.,
sonalgunos
delos
aspectosque
nuestrainvestigación
pretendedilucidar.
La
Beneficencia,
pues,se
inspiróy
fundamentó
enla
ideade
lacaridad
yse
cobijababajo
elconcepto
deasistencia
social.A
lcom
ienzotuvo
unorigen
religiosoy
seexpresó
através
delespíritu
dejusticia
ycaridad
cristianapreocupado
porel
mejoram
ientode
lasm
alascondiciones
devida
deim
po
rtantes
sectoresde
lapoblación.
Fue
justamente
con“elobjeto
cristianode
curary
consolara
losenferm
os”que
sepropuso
en1846,
enel
senode
laS
ociedadC
hilenade
Agricultura,
unainiciativa
desocorros
adom
icilios,yfue
esem
ismo
espírituel
queanim
óla
creaciónde
lasección
deB
eneficenciade
esam
isma
Sociedad’°.
Este
espírituim
pregnaráprácticam
entetodo
el“sistema
deben
eficencia”
quefuncionó
enel
paísa
mediados
delsiglo
xix,aun
cuandoen
eltranscurso
deesa
centuriala
crecienteinfluencia
delliberalismo
iráacentuando
losrasgos
privadoe
individual,dando
como
resultadouna
marcada
tendenciapaternalista
enlas
politicas,o
mejor
dichoen
lasdecisiones
relativasa
lasalud,
enlas
quela
Beneficencia
toma
parte.El
Estado
noparticipaba,
yaque
seconsidera
quees
tarea“excesiva”
ycontraria
asus
objetivos.El
Estado
nopodía
asumir
laresponsabilidad
dela
saludpor
losrecursos
queello
dem
anda
bay
porlos
riesgosque
implicaba”.
Por
el contrario,se
pensabaque
elm
edio
9RO
BE
RT
QD
EL
RIo
,“B
enefic
encia
Pública”,
yC
onferenciaS
anitaria,1911,
p.267.
‘°V.
MA
XIM
ILIA
NO
SA
LIN
AS
CA
MpO
S.
“El
laicadoC
atólicode
laS
’íedadchilena
deA
griculturay
Beneficencia”,
Santiago,
1980,pp.
30-34.el
gobiernose
haríacargo
deuna
tareaexcesiva,
engran
partecontraria
alobjetivo
desu
institución,y
que,sobre
todo,le
traeríauna
enorme
responsabilidaden
muchos
casosdifíciles
y
más
adecuadopara
otorgarleun
funcionamiento
dinámico
ala
acciónbenéfica
eradesvincularla
detoda
injerenciagubernam
ental,dejándola
sometida
sóloal
interésde
lacaridad
privadade
“hombres
buenosy
conocidamente
filantró
pi
cos,que
seconsagren
conabnegación
alaliviode
ladesgracia”2.
Silosrecursos
eranprivados
sóloesa
mism
ainiciativa
privadapodía
orientary
decidirsu
utilización.El
Estado
notenía
nilos
recursosni
lacapacidad
parasuperar
los
beneficiosde
lacaridad
“quevive
sólode
laabnegación
yel
sacrificio”3
En
unaconcepción
dela
saludem
anadade
lainiciativa
privadae
imp
regn
ada
deuna
accióncaritativa
ypaternalista,
jamás
huboni
sepropusieron
programas,
proyectoso
políticasde
mediano
ode
largoplazo.
Los
objetivoseran
meram
entecoyunturales
yse
reducíana
cuidarde
lam
ejorade
losestablecim
ientoscaritativos
oa
pro
puestas
denuevos
servicios,siem
preque
losrecursos
loperm
itieran.F
rentea
unaprecaria
realidadsanitaria,
sino
deficientepara
lagran
mayoría
dela
población,las
contingenciascotidianas
sobrepasabancon
mucho
suim
provisación.La
miseria
acrecentadaam
enaza
bacon
transformarse
enuna
exigenciadesbordante
patala
Beneficencia
eincluso
paraelorden
social.Se
apelóentonces
alos
ingenuosprincipios
queel
liberalismo
ilustradodecim
onónicohizo
suyos,para
segurarel éxito
dela
saludcolectiva.
Esto
es,el
interésm
oralque
debetener
elindividuo
porayudar
aldesam
paradoy
reducirla
miseria;
postuladosque
fundamentarán
laobra
benéficade
lasalud,
lontrib
uyen
do
conello
a“asegurar
elorden”
dela
sociedadliberal
amagado
porel
aumento
delinfortunio
yde
lam
iseriaen
unam
asacada
vezen
situaciónm
ásdesvalida.
Lacreciente
marginación
advertidaen
lasprincipales
ciudades,junto
conla
mayor
proletarizacióny
laincipiente
industrialización,vinieron
enagravar
lasdesigualdades
sociales:“L
avida
delpobre
vahaciéndose
aquícada
díam
ásangustiosa
ydifícil”,
decíaun
parlamentario
enel
Congreso
en1877.
Seag
udi
zabacon
lafuerte
alzadel
costode
lavida,
quereducía
aúnm
ásel
número
deciudadanos
capacesde
solventarlos
gastosde
saluda
travésde
susrecursos
propios,exclusivam
ente.T
odoesto,
segúnopin
ión
delm
ismo
parlamentario
“haresultado
pornecesidad
unnúm
erom
uchom
ayorde
individuosdesv
alidos
quehoy
nopued
ensubsistir
sinlos
auxiliosde
labeneficencia”4
Lainiciativa
privada(telliberalism
o?)tom
óconciencia
delproblem
a,pero
lejosde
concebiruna
soluciónpor
lavía
delE
stado,propuso,
encam
bio,reform
arla
instituciónexistente
mediante
unaum
entode
susrecursos
ya
travésde
una“descongestión”
delos
servicios.Sila
caridadpodía
orientarsehacia
lasJuntas
deB
eneficencia,tam
biénpodría
expresarsede
unm
ododirecto
mediante
laantigua
distribuciónde
socorrosdom
iciliarios.E
nlo
relativoa
lasalud,
estosignificaba
lisay
llanamente
dejarsin
ningunaatención
alnecesitado.
Digam
ostam
biénque
laidea
dela
saludfundada
enla
caridadprivada
sin
hastaim
posiblesde
prev
er’,C
f.M
RcIA
cG
oNzÁ
LE
z,‘R
cor’anizaciónde
la&
neí’ccnciaPóblica
enSantiago”,
Santiago,
1877,p.
379.
2ldant.,
p.380.
‘31d.ant..
p.382.
‘41d.ant.,
p.392.
104105
CU
AD
ER
NO
SD
EH
IST
OR
IAE
studios
excluirel
origenreligioso,
enla
segunda
mitad
delsiglo
xixse
presentaen
lasJuntas
deB
eneficenciay
enlos
públicosdefensores
desu
gestión,com
ouna
expresiónde
laicismo,
quela
concepciónliberal
quisoreforzar
enun
períodoen
quese
sucedenagudos
conflictoslaico-religiosos.
Elprim
itivorasgo
espiritualque
animaba
ala
caridadcristiana,
emanada
dela
IlustraciónC
atñlica,se
fueperdiendo
y,en
cambio,
laacción
benéficaen
elterreno
dela
saludse
presentócom
ouna
caridadsocial.
Es
porello
quefinalm
enteno
seexcluirá
deltodo
unaposible
ayuda
fiscal.Sin
embargo,
lasnecesidades
desalud
continuabany
aum
entab
anen
proporcionesm
uchom
ayoresque
laatención
quepodía
dis
pen
sarla
Beneficencia
privada.A
ntesde
queel
Estado
asumiese
supapel,
seprodujo
unareacción
socialcontra
elpaternalism
obenético.
Afines
delsiglo
xixya
estabanorganizadas
unas
cuantassociedades
quetrataban
degarantizar
atenciónsanitaria
asus
asociados,prescin
dien
do
delos
organismos
ode
loscontroles
dela
Beneficencia.
Constituidas
enun
comienzo
como
sociedadesde
socorrosm
utu
os,
dieroncabida
también
aalgunas
prestacionesde
salud,servicios
médicos,
medicación
yotros.
Esta
evolucióny
cambio
enel
conceptode
saludse
acentuóen
laprim
eradécada
delsiglo
x,
conju
ntam
ente
conel
desp
ertarde
laconciencia
proletariaque
losanalistas
contem
porán
eos
den
om
inaro
nla
“cuestiónsocial”.
Secon
centraronespecialm
enteen
lasprovincias
“obreras”(T
arapacá,A
ntofagasta,V
alparaíso),en
lasque
el sistema
deatención
desalud
eram
ásdeficitario
y,en
consecuencia,la
poblaciónm
ásdesvalida.
Pero
estaatención
sanitariaseguía
siendoprivada,
aunque
fundadasobre
conceptosy
principiosabsolutam
entediferentes
delos
quein
spiraro
nla
Beneficencia
delsiglo
xix.El
Estado,
noobstante,
seguíasin
participaren
lam
ateria.
ELD
ISC
UR
SO
HIS
TO
RIC
O-ID
EO
LO
GIC
OSO
BR
EL
ASA
LU
D
Laactitud
deuna
sociedadtrente
ala
salud,la
importancia
quele
asigna‘‘
lasm
edidasque
adoptapara
suatención
ydesenvolvim
ientoconstituyen
un
conjuntohetero
gén
eom
édicoy
para-médico
ala
vez.T
odosestos
aspectosrecogen,
deun
modo
uotro,
lasideologías
dela
épocay,
muy
enel
fondo,se
impregnan
delos
interesessociales
eideológicos
quepreocupan
alos
Com
ponentes
dela
sociedad.E
nsum
a,se
pu
ede
hablarde
un“discurso
ideológico”sobre
lasalud,
aunque
esm
enosvisible,
porqueel
fenómeno
como
talparecie
rapertenecer
alcam
pode
lo“científico”,
delo
observabley
delo
medible.
En
efecto,este
último
rasgoem
píricoes
claramente
discerniblea
travésde
losdiagnósticos
yde
lassoluciones
pro
puestas.
Pero
juntoa
élse
deslizatam
biénun
nivelideológico,
enelque
comparecen
otrosaspectos
propiosdel
conjuntotem
áticoque
inspirala
ideologíade
laépoca:
laeducación
como
motor
deld’sarrollo,
lareligión,
lam
oral,el
nacionalismo,
etc.L
osco
ntem
porán
eos
delsiglo
xixtuvieron
unaclara
percepciónsobre
lasalud
desu
época,y
am
enu
do
seim
pactaroncon
algunasde
susco
nsecu
encias,com
ola
muerte.
Aunque
eséste
un
fenómeno
queha
preocupadosiem
prealser
hum
ano,
enla
épocaque
estudiamos
selo
analizódesde
diverosángulos.
Rim
éSatinas
M.
SAL
UD
.iD
EO
LO
CIA
YD
ESA
RR
OL
LO
SOC
IAL
EN
CH
ILE
.1830-1950
Uno
delos
quem
ásatrajo
laatención
fue
elque
podríamos
llamar
“desilg
ual
dadsocial
antela
mu
erte”.E
lloim
plicabapercibir
lasalud
como
unfenóm
enosocialy
am
enu
do
fueestablecida
larelación
entrem
iseriasocialy
sobrem
ortali
dad.L
aform
ade
enfocarelproblem
ano
eranueva.
Ya
habíasido
planteadaen
elsiglo
xvii,en
Inglaterra,y
ampliam
entereform
uladaen
lossiglos
posterioresen
todoel
mundo’5.
Directa
eindirectam
ente,explícita
oim
plícitamente,
todoscuantos
seo
cuparon
dela
saluddestacaron
ladesigualdad
socialfrente
ala
muerte:
“...
losm
uertosque
conm
ayo
rcontingente
contribuyena
alzarla
cifrade
nuestram
ortalidadson
deaquellos
quedejan
unvacío
muy
fácilde
llenar..,son,
enuna
palabra,los
niños,y
losniños
delas
clasesinferiores
dela
sociedad”i6
,
Tam
biénrefiriéndose
ala
mortalidad
juvenil,A
dolfoM
urillodenunciaba
en1875
que“m
ásde
lascuatro
qu
intas
partesde
estasdefunciones
laform
anlos
pobresde
solemnidad,
cuyon
ing
ún
hábitode
higieney
cuyom
odode
vivirm
ediosalvaje
apresu
ranla
muerte
desus
hijos”z.
Invitadopor
laU
niversidadde
Chile
en1925,u
nhigienista
belgase
hacíaeco
dela
situación,señ
aland
oen
una
desus
conferenciasque
ladesigualdad
delas
clasessociales
antela
muerte
erap
rofu
nd
ay
loera
también
lapreponderancia
dela
mortalidad
delas
clasesm
enosfavorecidas
entodas
lasedades
dela
vida,afectando
ambos
sexos,y
notanto
porcausas
deorden
profesional,com
ode
origensocial.
Los
decesosexcedían
enla
clasem
áspobre
delséxtuple
dela
mortalidad
delos
gru
pos
acomodados
dela
población,y
lam
ortalidadinfantil
estabasom
etida,m
ásque
lam
ortalidadgeneral,
ala
acciónde
losfactores
sociales18.E
stovenía
acorroborar
unaencuesta
parcialy
simple
hechapor
R.
Dávila
Boza
conla
información
delos
registrosparroquiales
deS
antiago,d
emo
strand
oque,
entre
1873y
1883,por
cadam
ilniños
bautizadosen
lap
arroquia
dela
Catedral
mu
rieron
306“párvulos”
(niñosm
enoresde
7años),
mientras
queen
laparroquia
deS
antaA
nala
proporciónfue
de62119.
El propioM
urilloanotaba
en1889,
conocasión
delinform
epreparado
paraser
difundidoen
laE
xposiciónU
niversalde
París,
quela
altam
ortalidaddel
paísse
debía,entre
otrosfactores,
ala
miseria
conque
arrastrabasu
existenciala
gentedel
pueblo,agregando:
“Creem
osque
enC
hilela
mortalidad
dela
clasepobre,
comparada
conla
delas
clasesricas,
esm
ásgran
de
quela
dela
mayor
partede
lospaíses
europeos,ex
ceptu
ando
Irlanda”20.O
bservacionescom
oéstas
seen
cuen
trana
cadapaso.
Aveces
selas
asociacon
algunosvicios
muy
difu
ndid
os
entrela
población,com
oel
alcoholismo21,
o
‘JoF
ING
RA
uN
’r,“N
aturaland
Pofíticalohseruations...
upen(he
Bilis
ofrnortality’,
London,
JohnM
artyn,M
DC
LX
XV
I.JohanP
eterF
rank,“T
heP
eople’sM
ísery:M
otherof
Diseases”,
enB
i,lletinof(he
History
of‘,dediczne,
9,1,
1941,pp.
81-101.‘6R.
DÁ
VIL
AB
ozA
,“M
ortalidadde
losniños
enS
antiago”,en
RC
H.
Hig.,
y,
1899,p.
275.‘7
AD
ocfo
MU
RIL
LO
,‘G
eogra
fíaM
édica”,en
AU
Ch.,
enero1875,
P.18.
°RE
NÉ
S,ssan
,S
eg
un
da
Co
nfe
ren
cia
.L
aD
emografía,
laA
ntropología,la
Psicología
yla
Paio
log
ia
Social.R
BP.,
pp.20-33,
x-1925.‘9R
DÁ
vIL
AB
OZ
A,
op.
cit.,p.
295.20A
LF
OM
UR
ILL
O.
“Higiene
¿1A
ssistancePublique”,
Paris,
1889,pp
55-56.21”Puede
asegurarseque
lam
itadde
losniños
quem
uerenson
vic
timas
desu
raq
uitis
mo
.Pocos
1’
106107
CU
AD
ER
NO
SD
EH
IST
OR
iAE
studiosR
enéSatinas
M.
SAL
UD
,¡D
EO
LO
CIA
YD
ES
AR
RO
LL
OSO
CIA
LE
NC
HIL
E.
1830-1950
biense
loshace
más
evidentespor
suacentuación
epid
émica.
Peroen
gen
eral,
losobservadores
apuntan
claramente
ala
correlaciónentre
pobrezay
sobremortalídad.
Tom
andoen
cuentatodos
losanálisis
quehem
ospodido
conocersobre
lasalud
públicade
Chile
duranteel
sigloxix
resaltannítidam
entetres
factoresprincipales:
mortalidad
infantil,ignorancia
sobrela
higienee
insalubridaden
losm
ediosde
vida(barrios,
viviendas,vestuario,
alimentación,
etc.).P
orlo
general,se
estableceuna
correlaciónentre
elestado
dela
saluden
Chile
(evaluadosiem
precom
odeplorable),
yalguno
otodos
loselem
entosan
teriores.
Pero,
laregla
permanente
queestá
entodos
elloses
laresponsabilidad
quese
asignaa
lafalta
dehábitos
higiénicosde
todala
poblacióny,
muy
especial
mente,
delos
gruposm
ásm
odestos.La
saludse
transforma
deeste
modo
enuna
cuestiónde
más
om
enosconocim
ientos23.U
nanalista
dem
ediadosdel
sigloxix
resumía
lascausas
queoriginaban
laalta
mortalidad
destacandoen
primerísim
olugar
“lafalta
dehábitos
higiénicose
ignorancia”,aparte
dela
mala
condiciónde
lashabitaciones,
dela
pésima
calidadde
losalim
entos,etc.24.
En
otroescrito
sesostiene
quela
altacifra
dedefunciones
esel resultado
de“la
naturalpoca
resistencia...contra
losataques
queem
ananen
primer
lugarde
laignorancia,
muchas
vecescom
pletahasta
delas
más
trivialesreglas
dela
higiene”25.D
epreferencia
lascausas
dela
altam
ortalidadinfantil
fueronpreocupación
permanente
delcuerpo
médico.
Un
destacadohigienista
señalabaen
1911que
ellas“p
ued
enresum
irseen
ungran
desconocimiento
dela
higienede
lainfancia,
principalmente
encuanto
ala
alimentación,
yen
lascondiciones
deperm
anenteinsalubridad
enque
vivennuestras
clasesproletarias”26.
De
estem
odo,la
ignoranciade
lahigiene
dela
infancia,o
eldescuido
ensu
aplicaciónregular,
eranla
piedrade
toqueen
losanálisis
sobrela
salud.A
ellose
sumaba
ladeficiente
alimentación,
lascondiciones
insalubresde
loshogares
yla
calidaddel
vestuario,todo
locual
actuabacon
mayor
intensidaden
losniños
delas
clasespobres,
acentuandola
morbilidad27.
En
forma
muy
directa,C
arlosS
omm
ersen
1897se
referíaa
que“entre
lascausales
más
primordiales
detan
altam
ortalidadfigura
lafalta
dehábitos
dehigiene
ennuestro
pueblo,y
lacarencia
decuidados
quetan
necesariosson
alos
niñosen
laprim
erainfancia,
mueren
deham
bre,m
uchospor
lam
iseriay
suhorrible
séquito
...”.V
.T
irsoR
odríguez.“E
lA
lcoholismo
ysu
remedio
legal”,en
Revista
Económ
ica,2,
16,1888,
p.277.
“E
5necesario
señalarque
talesazotes
seproducen
casiexclusivam
enteen
laclase
pobre,carente
dehábitos
higiénicos...”.C
f.E
douardSéve,
“LeC
hili(elqu’it
est”,S
antiago,1876,
p.166.
23Martin
Tétreault,
“L’inegalité
socialedevant
lam
ortet
laperception
dela
santéchez
lescontem
porainsa
Montréal
pen
dan
tla
secondem
oitiédu
xixe
siéle”,en
.“JouvellesRechc’rcht’s
Québécoises,
1,2,
1977,pp.
59-81.2W
enceslaoDíaz.
“Geografía
Médica
deC
hile”,en
RM
.3,9,1875,
p.340. A
UC
h.,1875,
p.122.
25Ram
ónE.
Vega,
“Estado
sanitariode
LaS
erena”,R
MC
h.,N
ov.1882,
p.196
2R.
DÁ
VIL
AB
ozA,
“Dem
ografíaen
generaly
delas
ciudadesy
puertosprincipales”,
yC
onfe’re
fleja
Sanita
ria,
San
tiag
o,
1911,p.
127.2R
.D
Ávii.A
BO
ZA
,“A
puntes
sobreel
movim
ientointerno
dela
poblaciónde
Chile”,
RM
Ch.,
Sept.1876,
270.A
.M
UR
ILL
O,
“La
Mortalidad
enS
antiago”R
MC
h,D
ic.1892,
pp
.556-561.
causasque,
unidasa
lasno
menos
despreciablesde
malas
condicionesde
vidade
laspoblaciones,
nodotadas
debuenas
aguasde
bebida,m
alashabitaciones
deobreros,
pésimo
sistema
dealejam
ientode
lasinm
undiciascon
susco
nti
nuosdesbordes
deacequias,
queafectan
elsuelo
yel
airecon
todaclase
degérm
enesinfecciosos,y
el alcoholismo, ofrecen
medio
propiciopara
el desarro
llode
todogénero
deenferm
edades”28.L
osanteriores
testimonios
demuestran
hastadónde
eldesconocim
ientode
lahigiene
sepresenta
siempre
como
elelem
entofundam
ental.“T
anto,que
sihubiéram
osde
resumir
enuna
solatodas
lascausas
desu
excesivam
ortalidad,diríam
ossin
vacilarque
estacausa
esla
ignoranciasupina
denuestro
pueb!oen
materia
dehigiene.
No
habríaen
talafirm
aciónninguna
exageración,porque
enla
realidadde
loshechos
seve
yse
palpaque
sinesta
ignoranciatan
crasade
nuestropueblo,
todaslas
causasde
mortalidad
dela
infanciaquedarían
muy
atenuadasen
susefectos”29.
Así,
pues,ninguna
medida
dem
ejoramiento
sanitariohabria
podidoprescindir
deesta
realidadbásica,
primaria
yelem
ental;
laignorancia
dela
higiene.Si
sele
desconocía,la
críticarealidad
nose
modificaba
yalgunos
analistasllam
abanla
atenciónsobre
laindiferencia
conque
estehecho
eraobservado
porla
genteen
general30.Son
puesnum
erososlos
análisisque
sehacen
delm
alestado
dela
salud,Para
explicarlo,se
poneen
evidenciala
faltade
conocimiento
higiénicode
losgrupos
socialesm
ásm
odestos.L
aselevadas
tasasde
mortalidad
juvenily
lasno
menos
significativasde
mortalidad
generaltendrían
suorigen
enla
ignoran
ciade
lasclases
pobres.“L
acausa
principaldep
ende
dela
faltacasiabsoluta
deconocim
ientosque
tienenlas
personasde
lorelativo
ala
higiene”31.P
ero¿bastaría
solamente
conconocer
bienlas
reglasde
lahigiene
paraalcanzar
unbuen
estadode
salud?E
ntodo
caso,se
intentódifundir
laenseñanza
yel
conocimiento
dela
higienecom
oun
medio
depaliar
lasdeficiencias,
Inspiradosen
utópicoscriterios,
muchos
creyeronque
asísolucionaban
el“problem
asanitario”;
depaso
elaboraronun
programa
deeducación
muy
deacuerdo
conel
rom
anticis
mo
liberaldecim
onónico.E
n1872
sedictó
undecreto
haçiendoobligatoria
laasignatura
deH
igieneen
loscolegios
fiscales,pero
losresultados
noestuvieron
ala
alturade
lasex
pecta
tivas.Y
nopodía
serde
otram
aneraya
quela
preparacióny
losconocim
ientosprevios
quese
necesitabaneran
ignoradospor
estudiantesy
maestros32.
Quin
2”CA
RL
oSA
.S
OM
ME
R5,
“La
mortalidad
enC
hile”,R.
CH
.H
ig.12,
Sept.
1897,p.
382.“R
.D
Ávii.A
BO
ZA
,“M
ortalidadd
eto
sn
iño
sen
San
tiag
o”.
R.C
h.H
ig.
V.
1899,p.
341.“IS
AA
CL
’GA
R]sG
..“A
lgunasreflexiones
sobreel estado
dela
salubridaden
Chile”,
RM
,1879,enero-febrero,
pp375-377.
A..M
usicco,‘Inform
esobre
laeducación
fisicay
laenseñanza
dela
higieneen
lasescuelas
yliceos
dela
República,
presentadoa
lafacu
ltadde
Medícina”,
A1C
h1672,
julio,p.
477.31lsA
Ac
UG
AR
TE
G.,
“Algunas
reflexiones...”,p.
378.32”A
horapodeis
imaginaros,
¡queexcelentes
higienistasnos
saldránde
talesjóvenes!
Qué
explicacionestan
académicas
nopodrán
recibirde
susm
aestrospor
buena.ilu
ntad
queéstos
tengan!Sin
tenerni
siquierarudim
entosde
fisicao
dequím
ica,de
jeograííafísica,
dehistoria
108109
CU
AD
ER
NO
SD
EH
iSTO
RIA
Estudios
René
SatinasM
.S
aLU
D,
IDE
OL
OC
IAY
DE
SA
RR
OL
LO
SO
CIA
LE
NC
HIL
E.
1530-i950
ceaños
más
tardese
reconocíaque
“laen
señan
zade
lahigiene,
entrenosotros
más
queim
perfecta,es
ridículay
boch
orn
osa
paran
uestro
sd
ecantad
os
progresos”33.P
erose
seguíacreyendo
queasícom
oen
otraspartes
delm
undoel
mejoram
ientode
lahigiene
habíad
etenid
ola
altam
ortalidad,tam
biénen
Chile
debíaalcanzarse
esam
cta.Elconocim
ientode
lahigiene
permitía
superarlas
deficienciassanitarias
ligadasal
vestuario,la
alimentación,
lashabitaciones
insalubres,etc.
“No
creo—
diceM
urillo—que
basten
elalcantarillado
niel
abastecimiento
abu
nd
ante
ybarato
deuna
bu
ena
aguapotable.
Hay
queinstruir
alpueblo,
educarlo,levantar
suespíritu
yhacerle
com
pren
der
elbien
deuna
vidasana
yla
influenciafatal
delos
viciosen
lam
orbilidady
enla
muerte
pre
matu
ra”.
Pronto
quedóde
manifiesto
quela
solucióneducativa
paradifundir
losconocim
ientossobre
higieneera
impracticable.
Hubo
unleve
asomo
dedar
ala
visióndel
problema
sanitariouna
perspectivam
ássociológica,
enla
quese
establecieranrelaciones
entre
ignorancia,alta
mortalid
ady
malas
condicionesde
vida(barrios
insalubres,m
alaalim
entación,hacinam
iento,etc.).
Pero
lasdisparidades
socioeconómicas
nofueron
afrontad
asdirectam
ente,por
loque
seestuvo
lejosde
unasu
pu
esta“m
edicinasocial”.
Así,
porejem
plo,en
19
01
,seseñalaba
queuna
fuerteproporción
dela
altam
ortalidadera
elresultado
deenferm
edadesinfecciosas
quepodían
serevitadas
mediante
elsaneam
ientode
lasciudades.
Elinform
econcluía
señalando:“es
deesperar
quecuando
selogre
darcon
exactitudresp
uestas
aesta
cuestión,será
más
fácilobtener
medidas
quem
ejorenla
salubridaddel
país”3’.L
arespuesta
ofrecidap
or
lainiciativa
privaday
laconcepción
liberaldelsiglo
XIX
paraaten
der
lasalud
públicadem
ostraro
nam
pliamente
suincapacidad
param
ejorarel
estadosanitario
delpaís.
ElE
stadoentonces
comenzó
atom
arparte
más
activay
más
efectiva.L
acreación
deun
serviciode
desinfecciónen
Santiago,
queacabó
porhacerse
obligatorio,alcanzó
mayor
éxitoque
lautópica
difusióneducativa
dela
higiene36.A
uncuando
sinsolucionarse,
lasd
isparid
ades
socioeconómicas
fueronpuestas
dem
anifiestotem
pran
amen
te.A
nalizan
dolos
principalesfactores
queexplicarían
lasen
fermed
ades
dela
población
natural,de
astronomía,
enten
deran
admirablem
entelas
explicacionesde
susm
aestros.S
abrántanto
decom
posiciónde
alimentos,
declim
as,de
estaciones,de
composición
delas
aguas,de
organizaciónhum
ana,com
oel
flautistade
lafábula”.
“El
estudiom
eramente
teóricode
lahigiene
enlas
escuelasprim
arias,y
aunen
tosliceos,
nopuede
producirfruto
algunopráctico,
porla
sencillarazón
deno
estarlos
educandosen
aptitudde
-poderdar
atal
estudiola
verdaderaim
portanciaque
tiene”.C
f.Is,u
cU
GA
RT
EG
.“A
lgunasreflexiones
,p.
377y
R.D
4vIC
AB
OZ
A,
“Mortalidad
delos
niñ
os...”,
p.353.
‘lsA,xc
Uc.\R
TLG
.,“L
aciudad
deS
antiagoy
sus
epidemias”
RM
.,xiiI,
188.1,4,
p.122.
AooL
FO
XI]R
icco,“L
aM
ortalidaden
Santiago”,
RC
hH
ig..y
,1899,
p.49.
5Lceio
Córoov.s,
“El
serviciode
desinfecciónde
Santiago
du
rante
1896-10(.V,
en7..
Ch.
Hig.,
vi,1901,
p.39.
35”Yaquí
residela
importancia
socialque
entrenosotros
tienela
luchacontra
lasepidem
ias.S
anearnuestras
grandesciudades
esoponerse
ala
despoblación,es
aumentar
lariqueza
pública,es
proporcionarsalud
ypor
consiguientefelicidad,
esen
finconservar
vigorosatoda
unaraza”
tu.ant.,
p.64.
chilenaen
1875, W.
Díaz
anotaba:el
trabajose
haduplicado,
cuadriplicado,bajo
elaliciente
delau
men
todel
jornalque
muchas
vecesno
bastaa
cubrirlas
necesidadesm
ásprem
iosasde
laexistencia;
eltrabajo,
eldesgaste
delas
fuerzassu
stentad
oras
dela
vidaha
crecido,al
pasoque
hanperm
anecidoidénticos
losm
ediosde
reparación,los
alimentos,
losvestidos,
lash
abitacio
nes;el
trabajoha
aum
entad
o...
ylos
perversoshábitos
higiénicoshan
aum
entado
también
hastatal
pu
nto
pued
edecirse
quen
uestra
claseobrera
gana,no
paraproporcionarse
losm
ediosde
subsistencia,los
medios
quereparan
oretardan
elaniquilam
ientode
lavida,
sinopara
debilitary
destru
irlos
resortesque
lasustentan”37.
Uno
delos
hechosque
llamó
más
am
enudola
atenciónde
quienescu
estionaron
elestado
desalud
dela
poblaciónchilena,
fuela
mala
condiciónde
lashabitaciones.
Un
observadorseñalaba:
“i.En
dó
nd
etodavía
nose
venh
abita
cionesque,
más
quealbergues
dehom
brescivilizados,
parecencasuchas
deesquim
ales,habitaciones
aborígenes,o
tumbas
devivos?38.
Inclusola
apari
ciónde
muchas
enferm
edad
esson
explicadasdirectam
entecom
oresultado
dela
faltade
higieneen
lashabitaciones,
como
habríasucedido,
porejem
plo,con
el“tifus
exantemático”39.
Las
descripcionesque
seconocen
delas
edificacionesde
laciudad
gen
eralm
enteson
muy
crudas:“L
osedificios
sonpor
logeneral
bajos,y
construidoscasi
entotalidad
debarro
desecadocon
paja...las
habitacionesde
lospobres
sonsucias,
inm
un
das,
mal
ventiladasy
dondese
respira,noei
aireque
vivificay
esfimula,
sinoel aire
quem
atay
asfixia.C
onstruidassobre
elhazde
latierra
ym
uchasbajo
elnivel
delas
calles,sin
más
pavimento
quela
mism
atierra,
conuna
solaabertura
porp
uerta,
malam
entetechadas
conm
anojosde
paja,ahí
sealbergan,
yahí
vivenhacinados
elpadre,
lam
adre,los
hijos,el
perroo
elgato,
yhasta
parientesy
amigos
dela
familia.
Ahí
también
selava,
seaplancha,
secocina
yse
hacentodos
losm
enesteres
domésticos”40.
37WE
NC
ES
i,Ao
Df,sz,
op.cit.
p.118.
1sA
Ac
UG
AR
TE
,“A
lgunasreflexiones...”,
p.150.
RA
MóN
E.V
EG
A,O
.d
t.,p.
196;R
.D
ÁV
ILA
BozA
,“D
emografía
engeneral
, p.127.
Adolfo
Murillo,
“La
mortalidad
enS
antiago...”.p.
556,“T
odala
casade
unafam
iliaesta
formada
poruna
piezacuyas
dimensiones
sonen
generaldem
asiadoestrechas
parauna
solapersona.
Parasu
construcciónno
seconsulta
ningunaregla
arquitectónica;se
lecoloca
enel
lugarque
seencuentra
más
am
ano;su
pisoes
muh
asveces
sino
siempre.
más
baloque
eldela
calleo
delsuelo
vecino,de
talm
odoque
enlos
díasde
lluviaelagua
penetraen
élsin
obstáculoninguno;
encam
bio,le
faltanel
airey
laluz.
En
suinterior
sehace
decom
er,se
lavay
seduerm
e;los
desperdicios,tas
basuras,se
amontonan
asus
alrededoreso
enlugares
cercanos.Su
menaje
esde
losm
ássencillos;
ahíno
seven,
más
queraras
veces,sillas,
esteras,m
esao
catre;todo
sereduce
auno
om
ásbancos
dem
adera,una
cajay
unoscuantos
útilesde
cocina”.C
f.R
.D
Áve
‘.
BozA
.“A
pun
tessobre
elm
ovimiento
int,in
o,
p.257.
39”Esta
enfermedad
incubadaen
lafalta
dehigiene
delas
habitaciones,en
lam
ugrey
eldesaseopersonalconstituye
unverdadero
bald
ón...”.
Cf.
JAvIE
RR
O0R
íCU
EZ8
,“Hacia
ladespoblación”,
enA
UC
h.,1923,
1,p.
44.A
oocF
oM
UR
ILL
O,“B
revesap
untes
paraservir
ala
estadísticam
édicay
ala
nosologíachilena”,
AU
Ch.,
1875,enero,
p.21.
En
otradescripción
leemos:
“...
losdesgraciados
labriegosestán
reducidosa
morar
enchozas
estrechassin
chimenea
niventanas
dondese
hacinanm
ezcladosdejando
lapuerta
abiertapara
noaficciarse
porelcarbón
opor
el humo;
prefierentam
biéndorm
iral
110111
CU
AD
ER
NO
SD
EH
IST
OR
IAE
studiosR
enSalinas
M.
SA
LU
B,
IDE
OI.O
CIA
YD
ES
AR
RO
LL
OSO
CIA
LEN
CH
ILE
.1830-1950
Las
deficienciashabitacionales
seven
agravadaspor
lasm
alascondiciones
sanitariasde
laciudad,
especialmente
elescaso
abastecimiento
deagua,
eldeplorable
estadode
losdesagües,
laevacuación
insuficientede
basuras,etc.41.
Las
concentracionesde
habitacionesde
tipopopular
enlas
ciudadesm
áspobladas
delpaís,
especialmente
enS
antiago,recibieron
elnom
brede
“con
ventillos”.Y
aen
1893eran
descritoscom
oinsalubres
yconcebidos
como
unaform
aespeculativa
derenta
urbana42.El
Estado
lossom
etióa
severain
spec
ción,m
edianteem
padronamiento
enregistro
sanitarioque
debíaperm
itirun
mejor
controlde
ladeclaración
deenferm
edadescontagiosas,
desinfección,insalubridad,
epidemias,
etc.43.Inclusose
dispusola
demolición
dem
uchosde
ellos,—
“cosaque
nosiem
prese
cumplió”—
.P
erolo
significativofue
quela
autoridadtom
óconciencia
delcrítico
problema:
“En
estesentido
hayuna
tareaurgente
querealizar,
haciendodesaparecer,
destruyendolos
localesy
hab
itaciones
escandalosamente
insalubresllam
adosconventillos,
verdaderosfocos
deinfección
yde
miseria,
desdedonde
saleny
seelaboran
todoslos
contagios.¿Q
uiénde
nosotrosno
havisto
piezasy
cuartosde
alquilerde
cincoo
seism
etroscuadrados,
sucios,desaseados,
sinbuena
ventilacióny
sinluz
solarsuficiente,
dondebrota
lahum
edaden
elsuelo
ylas
paredes,y
habitadospor
6ó
7personas
eníntim
ap
rom
iscuid
ad?”.
Durante
lostres
primeros
deceniosdel
sigloxx,
lasm
alascondiciones
higiénicas(y
sum
ayorrepercusión:
mortalidad
alta)subsistieron
sinex
peri
mentar
variaciones.Sin
embargo,
lom
ásim
portanteFue
el abandonodefinitivo
dela
“solucióneducativa”,
privadae
individual,y
sureem
plazopor
unaparticipación
más
directadelE
stado,para
locual
laprim
eraprioridad
fuedotar
aéste
delos
medios
necesarios:“Q
uierohacerm
ela
ilusiónde
queelprogreso
yla
difusiónde
lacultura
iránhaciendo
desaparecerestos
resabiosde
tiempos
quefueron
yque
lahigienización
delpaís
encontraráen
elfuturo
unterreno
más
propiciopara
sudesarrollo
yperfeccionam
iento”.A
sílo
señalabael
Dr.
Alejandro
delR
íoen
suconferencia
del28
dejulio
de1923.
Porsu
parte,el
serenocuando
loperm
itela
estación.La
insalubridadde
taleshabitaciones
seaum
entaaún
porel
desaco
delos
quelas
ocup
an
”.
Ct.
WrN
cLsi.A
oD
iAZ,
“Medicina.
Docum
entosa
ellarelativos
ya
lahistoria
delas
enfermedades
er
Chile”,
AU
Ch.,
Dic.,
1863,p.
751.°M
.E
LE
NA
L,\N
GD
ON
,“C
ondicionesde
Higiene
Pública
enS
antiagohacia
1910”.M
imen,
Santiago,
1982.4”V
iviendogeneralm
enteen
lasm
alascondiciones
queresultan
dela
aglomeración
degente,
me
refieroa
loque
llevael
nombre
deconventillos,
dondelelos
deconstiltarse
lacom
odidady
librerenovación
delaire
ysequedad
delas
habitaciones..,únicam
entech
aquerido
sacarprovecho
yel
mayor
lucroposible.
Tienen
quepagar
consu
vidael
tristeestado
depobreza
enque
hannacido
porsu
desg
racia
”.
Cf.
EiíA
sF
ER
NáN
0FZ
,“E
stud
ios
Hig
iénic
os
enalg
unos
punto
sde
Chile”,
RM
.,N
ov.,1873,
p.200.
R.
D,iviLA
Boi,
yA
.SÁ
NC
t!FzC
.,”La
inspecciónsanitaria
en1902”,
R,C
h.H
ig.,vui,
1903,p.
171.“R
egistroS
anitario.L
ashabitaciones
deS
antiago”,V
Conferencia
Sanitaria,
Santiago,
1911,
pp.99-11)3.
NJA
VIE
RR
iinsíc
uz
8,
op.cit.,
p.46.
45AcE
JAN
nRo
DEL
Rio,
“El
problema
sanitario”,A
UC
h.,1923,
p.22,
asesortécnico
delM
inisteriode
Higiene,
J.D.
Long,
proponíapara
solucionar“el
problema
sanitariode
Chile”,
desarrollaruna
políticade
saludcuyo
ob
jetivo
primordial
seríareducir
lam
ortalidadm
odificandolas
causasque
loo
rigin
aban.
Para
ellosugería
mejorar
elabastecim
ientociudadano
deagua,
lared
dealcantarillado
ydesagüe
yla
alimentación
populare
introducirm
odificacionesen
lavivienda
enorden
acalefacción,
iluminación,
ventilación,etc.
Ym
uyespecialm
entela
díctaciónde
unC
ódigoS
anitario.P
ordesgracia
seconcibió
lasolución
legislativacom
oexitosa
porsi
sola,apegándose
alviejo
criteriode
quelas
leyesarreglan
lascosas.
Selegisló,
porejem
plo,en
favorde
laconstrucción
dehabitaciones
más
baratasm
edianteexenciones
tributariasy
beneficiosedilicios.
El conventillofue
siendoreem
pla
zado,o
mejor
dichocom
plementado,
con“cités”
queprocuraban
enúltim
otérm
inoabaratar
elcosto
dela
viviendapopular,
creandouna
alternativaa
ladespiadada
especulaciónobservada
enS
antiag
o’.
Ya
afines
delsiglo
xix,la
capitalrecibe
unim
portantecontingente
inmigratorio
quepasa
aengrosar
lasfilas
delnum
erosoproletaríado
carentede
vivienda.L
arenta
urbanaera
alta(por
sobreel
12%anual),
porquela
demanda
dehabitación
superabaam
plia
mente
laoferta.
Por
elloel
Estado
tratóde
interesaral
capitalprivado
enla
construcciónde
nuevashabitaciones
obreras,com
oúnico
medio
deabaratar
loscostos
delarriendo,
cuyoscánones
nohabía
bajadoni
unápice,
ni siquieradespués
defijárseles
untope
máxim
om
edianteley.
El Estado
asumía,
pues,un
papeldecisivo,
yse
reconocíael
fracasodel
antiguosistem
acaritativo,
ind
ivi
dualistay
privado.A
únm
ás,junto
conreconocerlo,
loim
pulsabana
asociarseen
unproyecto
quele
garantizabaadecuados
beneficios.Elliberalism
outópico
e“ilustrado”
cedíade
estem
odolugar
aotra
forma
decapitalism
o47.H
astaaquí,
podemos
decirque
todonuestro
análisisno
essino
unaap
rox
im
aciónm
uyindirecta
ala
complejidad
dela
situaciónque
planteaelestudio
dela
salud.E
ssólo
unaparte
deuna
visiónm
uchom
ásam
pliaque
englobatoda
lasociedad,
dem
odoque
aparezcantam
biénlas
ideasclásicas
delliberalism
odecim
onónicoo
delliberalism
oburgués
delsiglo
xx.E
nel
fondo,la
preo
cup
ación
porla
sa]udpública
através
delm
ejoramiento
delas
condicioneshig
iéni
caso
sanitariastiene
unobjetivo
queno
necesariamente
seexpresa
enun
soloaspecto,
sinoen
unavariada
gama:
humanitarism
o,evitar
lainm
igración,religioso,
nacionalista,de
ordeny,
naturalmente,
elim
pactoeconóm
ico,A
medida
queel
obrerose
vaintegrando
alproceso
deproducción
capitalista,
Alos
propietariosde
losconventillos
seles
had
espertad
odel
indolentesueño
enque
vivían,
ignorandom
uchasveces
elestado
ruinoso,deletéreo
ym
ortíferoen
quese
encontrabanlas
habitacionesque
ellosarrendaban
alpobre,
obteniendoelevados
alquileresy
aprovechándose,sin
esfuerzoalguno
ycon
perjuiciode
lasa
lud
yvida
delpobre.
delalza
naturaldel
valorde
lapropiedad
urbanade
ciudades,en
periodode
formación
ydesarrollo,
como
Santiago”.
Cf.
E.C
oNC
HA
5.,“L
ashabitaciones
popularesen
Chile”,
VC
onferenciaS
anitaria,1911,
p.245,
4”E
sp
reciso
reconocerque
lam
odificaciónen
granescala
dela
habitaciónno
seobtendría
por
laacció
nde
lacaridad
privadaque
disp
on
ede
recursoslim
itados,sino
porla
obradel
capital,el
cual,para
entraren
vastaproporción
ala
construcciónde
barriospopulares,
necesitaser
estimula
dopara
darleconfianza
conla
garantíadel
Estado”.
E.C
oNcha
5.,Id.
ant.p,
246.
112
113
CU
AD
ER
NO
SD
EH
IST
OR
IAE
studios
adquiereuna
significaciónm
ásim
portan
te,y
espor
elloque
elproblem
asanitario
sep
resentará
conm
ayorurgencia
enlos
barriospopulares.
Un
cálculoefectuado
en1926
dem
uestra
que“en
Chile,
conuna
mortalid
adde
29,2por
mil,
yen
dondeocurren
alreded
or
de124.000
muertes
poraño,
habráde
acuerdocon
lasapreciaciones
mencionadas,
cercade
2.480.fXIJ
personasenferm
ascada
año,duran
te20
díascada
unalo
quesignifica
unapérdida
de59.600.000
díasde
trabajoútil
elque,
avaluadoen
$4
pordía
portérm
inom
edio,rep
resentará
unapérdída
económica
parael
paísde
más
de$
238.480.000por
año”.
Laacción
quese
reservaa
lahigiene
oestado
sanitariopúblico,
apu
ntará
ahoraa
finesespecíficos:
“...
vahacia
elindividuo
sanopara
enm
end
arlas
variantesde
lasalud
queacusan
inferioridad,para
vigorizarlo,para
vigilarque
eltrabajo
sehaga
encondiciones
queno
excedande
lanorm
alidaddel
esfuer
zo,para
hacerlosentir
elplacer
dela
plenasalud
yel
contentode
vivir”49.Sin
embargo,
laincidencia
económica
espalm
aria.Se
toma
concienciade
quela
altam
ortalidadsólo
tienesolución
med
iante
unm
ejoramiento
delos
“pro
ble
mas
higiénicosque
eng
end
ra,que
sontam
biénproblem
aseconóm
icosde
considerableim
portanciadesde
quela
granm
ortalidadconstituye
un
malestar
socialque
tocade
cercaa
lariqueza
deun
país...E
sdesd
eeste
doblep
un
tode
vistaque
debeser
consideradoel
estadosanitario
deuna
ciudad;por
lasvíctim
asque
hacey
porel
nú
mero
deindividuos
quesustrae
desu
laborco
tidian
a,an
ulán
doles
como
factores
de
riqueza
duran
telos
días
deenferm
edad”50.H
astaes
posiblepen
sarque
elinterés
dem
ostrad
opor
elm
ejoramiento
sanitariose
extendióm
ásallá
delindividuo,
llegandoa
protegertam
biénel
ento
rno,
laciudad,
elm
edioam
biente,pero
unen
torn
oparticu
larm
enteeconóm
ico.S
eñalaremos
algunasconclusiones
provisorias.D
esdeluego
quehay
unaclara
concienciaentre
losanalistas
contemporáneos
delo
quepodríam
osllam
aruna
mortalidad
diferencial,que
sefu
nd
amen
taen
lacorrelación
entrepobreza
ysobrem
ortalidad.El
análisisque
hacenlos
contemporáneos
operaen
dosniveles:
uno,lo
concreto,relativo
ala
higieney
alas
reglasque
larigen,
yel
otro,ideológico,
querecoge
unaidea
sociológicaque
comprom
etea
todoel
ordensocial.
Los
objetivosa
losque
apu
nta
el“discurso”
sobrela
saludson
variados:m
orales,éticos,
religiosos,de
orden,cohesión
familiar
ysocial,
etc.D
estaquemos
asimism
oque
apartir
dela
segundam
itaddel
sigloxix,
setrata
deun
análisiscentrado
casiúnica
yexclusivam
enteen
elm
ediourbano.
Elm
ediorural
estáprácticam
enteexcluido
detodo
análisis.E
ncuanto
ala
funcióndel
Estado,
éstafue
tardía.Su
preocupacióncoincide
conla
integracióndel
obreroal
procesode
producción,que
esun
fenómeno
esencialmente
urbano,lo
queexplicaría
eldescuido
poraten
der
elsector
rural,excepto
enlos
casosde
epidemias
agudas.
Asíse
habríaoperado
enC
hileuna
“revalorización”cap
italista
deltrabajador
más
tempran
ode
loque
seha
pensado.Sin
dudahubo
una
4”J.D.
LoN
c,“E
lP
roblema
Sanitario
deC
hiley
suS
olución”,A
UC
h.,192o,
1,p.
790.4A
cEJA
ND
Ro
DE
LR
ío,op.
co.,
r’.9.
rLccIo
CÓ
RD
OvA
,op.
cít.,p.
57.
René
SalinasM
.SA
LU
D,
IDE
OL
OG
1AY
DE
SA
RR
OL
LO
SOC
IAL
EN
CH
ILE
.i8
3o.isso
fuertepresión
sobreel
sectorurb
ano
decorrientes
inmigratorias
detrab
ajado
resal
deten
erseel
“crecimiento”
económico
enla
segu
nd
am
itaddel
sigloxix.
Pero
ello,a
nu
estroen
tend
er,habría
sidou
nfactor
paraleloy
“agravante”de
esarevalorización
capitalistadel
obrerourbano
yque
justificaríauna
mayor
preocupaciónsanitaria
enla
ciudad.
LO
SIN
DIC
AD
OR
ES
DE
LA
SA
LU
DP
arauna
análisisen
pro
fun
did
adde
todoslos
problemas
quecom
portael
sectorsalud,
seríain
disp
ensab
leel
conocimiento
acabadode
laevolución
seguidapor
losprincipales
indicadoresen
elperíodo
estudiado.E
ntreellos,
loscam
biosen
lascausas
dem
ortalidades
elprim
ero,pero
tampoco
1..uedenignorarse
otros,tales
como
nivelesde
saludy
uso-ydistribución
derecursos.
Las
fuentesperm
itenaproxim
arsea
algúnosde
ellos,y
esperamos
afinarm
étodosde
análisisque
haganm
ásseguras
lasconclusiones.
Cuando
comparam
osla
mortalidad
actual,los
últimos
40años,
conlo
queacontecía
enel
sigloxix,
quedade
manifiesto
unaclara
tendenciaa
unasistem
áticadeclinación
delos
“riesgosde
salud”a
losque
estabaexpuesta
lapoblación
chilena.L
aalta
mortalidad
quetodos
losanalistas
decimonónicos
ponende
manifiesto,
ym
uyespecialm
entela
mortalidad
infantil,han
sidolas
más
beneficiadas,alcanzando
pru
den
tesniveles
sise
losanaliza
enco
mpara
cióncon
otrasvariables
talcom
oel
ingresode
lapoblación.
Igualcosa
puededecirse
dela
esperan
zade
vida.A
lin
tentar
unaevaluación
cuantitativade
lam
ortalidaden
Chile
du
rante
elsiglo
xix—
.como
también
acontececon
cualquierotra
variabledem
ográfica—,
sehace
indispensableuna
pro
funda
verificaciónde
losdatos
disponibles.E
nel
hecho,éstos
nofaltan,
perop
lantean
agudasinterrogantes
sobresu
calidady
exactitud,cualquiera
seasu
procedencia.T
antola
información
censalcom
ola
estadísticaoficial
exigensiem
preun
ajusteprevio
probablemente
muy
supe
rioral
5%que
seha
calculado51,ya
quees
seguroque
unaproporción
más
elevadade
lapoblación
haqu
edad
osin
empadronarse.
Elbajonivel
culturalde
losem
pad
ron
ado
res,g
eneralm
ente
norem
unerad
os
enesa
labor,y
lain
eficiente
burocracia,son
algunasrazones
quelo
explican.P
erosi
bienestos
erroresse
atenú
anal
establecersecom
paracionesentre
uncenso
yotro,
hacencasi
imposible
unacom
paracióninternacional.
Antes
de1885
losdatos
proporcionantasas
totalmente
contraríasa
lasten-
denciasdem
ográficasde
más
largaduración.
La
corrientepráctica
delbautism
otardío
—índice
recogidopara
establecerlos
nacimientos—
,a
men
ud
odesp
ués
deun
añode
edad
osim
plem
ente
nunca,constituye
laprim
eradesviación
seriade
estosdatos.
Sin
embargo,
aunq
ue
difícil,no
esim
posiblede
obviarse,ya
queuna
tablade
mortalidad
adecuadaperm
itiríaevaluar
losnacim
ientosom
itidos.O
troelem
entop
erturb
ado
rlo
constituyela
altatasa
deilegitim
idada
causadel
51
JUA
NC
RoC
co
FE
RR
AR
I.E
nsayosobre
lapoblación
chilena.S
antiago,1947,
p.23
yss.
AR
OA
ND
OV
ER
GA
,Población
deC
hile:estudio
sobresu
composición
ym
ovimiento.
San
tiago,
1900.C
f.R
OB
ER
TM
cCA
A,
“Chilean
Socialand
Dem
ographicH
istory.S
ources,lssues,
andM
ethods”,L
AR
R.,
13,2.1978,
pp.104-126.
114115
CU
AD
ER
NO
SD
EH
IST
OR
iAR
enéSalinas
M.
Estudios
SA
LU
D.
IDE
OL
OC
IAY
DE
SA
RR
OL
LO
SO
CiA
LE
NC
HIL
E1830-195]
pre
juic
iode
los
pad
res,
que
para
evita
runa
cie
rtav
erg
üen
za
socia
l,dila
taban
la
inscripcióndel
hijoo
simplem
enteprescindían
dehacerlo.
No
menos
impor
tanteera
también
looneroso
delrito,yaque
losfondos
delcuratodependían
delos
ingresosprovenientes
deellos.
fuero
ncom
unestarifas
deun
pesopor
bautismo
am
ediadosdel
sigloxix,
cuandoun
obreroagrícola
norecibía
más
dedos
realesdiarios52.
Para
elestudiode
lam
ortalidad,los
datosde
defuncionescontienen
también
unalto
porcentajede
subregistro,explicable
porla
granextensión
dela
parro
quia,adem
ásdel
altocosto
delrito.
Hay
más
deun
testimonio
durantelas
segundasnupcias
deenterram
ientosdel
primer
cónyuge,en
elcam
poo
enarroyos,
loque
indicaríaque
nose
hizola
inscripciónde
ladefunción
enlos
librosparroquiales.
Es
evidentepor
ejemplo
elcontrasentido
entreel
“suave”nivel
dem
ortalidadinfantil
quees
posiblecalcular
conlos
datos“oficiales”,
ylos
innumerables
testimonios
particulares—
y,a
veces,m
uybien
docu
men
tados—
,de
lapavorosa
mortalidad
deniños
debaja
edad.Sin
dudaque
muchos
“párvulos”se
enterraronsim
plemente
enel
campo.
Tam
biénes
necesarioseñalar
lasdisparidades
regionalesque
muestra
lacalidad
delos
datos.Sin
apartarnosde
losindicadores
dem
ortalidad,podem
ospensar
quelos
datoscorrespondientes
aldepartam
entode
Santiago
reflejanuna
imagen
más
cercanaa
larealidad.
La
inscripciónde
defuncionesseria
mucho
mejor
queen
elrestodel
país,aun
cuandohay
queseñalar
también
queaquí
seencuentran
laspeores
condicionesde
mortalidad.
Una
tasade
mo
rtalidad
de470
porm
ilenelgrupo
deedad
de0-7años
supondríauna
inscnpciónde
defuncionesrelativam
enteaceptable,
aunquees
muy
probableque
latasa
realhaya
sidom
ásalta.
Am
odode
ejemplo,
yutilizando
losdatos
delaño
185-o,
podemos
verque
lapoblación
totaldel
departamento
deS
antiagoalcanza
a129.473.P
orsu
parte,los
bautizosfueron
7.152y
lasdefunciones
delmism
ogrupo
0-7años
llegarona
3.278.D
eeste
modo,
laproporción
dedefunciones
deeste
gruposo
breel
totalde
bautizosalcanza
a470
porm
il.Elm
ismo
año,tenem
osuna
proporciónde
sólo265
porm
ilpara
todoel
país;de
195en
lapequeña
localidadagrícola
deC
auquenesy
de255
enla
aldeam
inerade
Petorca.
Por
último,
siel
cálculolo
hacemos
estableciendola
relaciónentre
defuncionesde
0-7años
ypoblación
totaldel
mism
ogrupo
deedades,
tenemos
lassiguientes
magnitudes:País:
57,0
Santiago:
152,0
Cauquenes:
s,oPetorca:
32,0
Loque
pasaes
quese
dauna
ciertacom
pensaciónentre
subinscripciónde
defuncionesy
bautismos.
Ahora
enlos
casosespecíficos
delas
dosparroquias
provinciales(C
auquenesy
Petorca),
laenorm
eextensión
desus
áreasju
nsd
ic
52R0BERTM
cCA
A,
Op.
cjt.
an
t.p.
115.D
eIm
ismo,
TheD
emographic
Transition
inC
hile:T
hepopulation
History
of thePetorca
Vatley.
Um
pu
b.
Ph.
D.
Dis
s.,
University
ofC
aliforniaL
osA
ngeles,1978.
cionalesha
influidociertam
enteen
elalto
subregistro.El
establecimiento
de
Registro
Civilsin
duda
constituyóun
importante
pasoen
el perfeccionamiento
delos
datosvitales.
Sinem
bargo,en
losprim
erosaños
seplantearon
gravesproblem
as;m
ásallá
dela
oposicióndel
cleroy
delos
hábitosde
lospadres,
habíarealm
entem
uypocas
oficinasdel
Registro
Civil,
yel
horariode
atencióndiario
eram
uybreve.
En
otraspalabras,
lasfacilidades
administrativas
eraninsuficientes,
además
deonerosas,
paraque
lagente
alcanzaraa
registrarlos
hechosocurridos.
Los
añosposteriores
conoceránun
aumento
delnúm
erod
oficinas,lo
queperm
itióhacia
1920un
notoriom
ejoramiento
delregistro.
finalmente,
hayque
señalarotro
granproblem
aque
actúaen
cualquierestim
aciónde
mortalidad:
lam
aladeclaración
delas
edadesde
losdifuntos.
Todo
loanterior
permite
estimar
unm
argende
subregistrono
inferiora
30
antesde
1905,quebajaría
a25%
entre1905y
1930. Una
aproximación
relativamente
seguradel
niveldem
ortalidad,nos
lada
laproporción
deviudas
ene!conjunto
dem
ujeresde
5oy
más
años.
Año
N”
deviudas
Población
femenina
Indicede50ym
ása
ños
—
185445.518
63,306720
186563.068
83625750
187574.580
76.422980
188591.951
106.146840
1907132.061
208.245632
1920137.126
224.134615
1930162.320
257.659630
1960222.161
522.509425
FUE
NT
E:
Cifras
oficiales.C
enso
sN
acionales.
Las
anterioresprecauciones
constituyenel
mínim
oelem
entalque
sedebe
tenerpresente
almanejar
losdatos
existentessobre
lam
ortalidadchilena
entre1840
y1930.Eluso
delos
datosbrutos
parael período
anteriora
1875m
uestra
baja
s
tasasde
mortalidad
queno
estánen
correspondenciacon
ningúnantecedenL
objetivoque
demuestre
condicionesexcepcionales
devida
enel
paísque
lashubieran
hechoposible.
Entre
1848y
1872,hay
unatasa
media
de24.0
conuna
fluctuaciónentre
18,3com
om
ínimo
eni8
48
y3
4.6
en1871.
Estos
bajosporcentajes
mueven
adudar
dela
calidaddel
registro.E
ntre1872
y1923, los
porcentajesson
relativamente
más
homogéneos
yacordes
conlas
condicionesgenerales
enq
use
mueve
laevolución
dela
poblaciónchilena.
Las
cifrasfluctúan
entre21,2
como
mínim
oen
1884,y37,6
como
máxim
oen
1892.No
haygrandes
fluctuaciones
ylas
cifrsextrem
asse
mantienen
aniveles
cercanosde
lam
ediadel
perío
d.,
calculadaen
31,3.Apartir
de1923,
asistim
os
au
ndescenso
inin
terru
mp
ido
dola
tasade
mortalidad,
quealcanza
proporcionesm
oderadas,aunque
todavta
altas,pero
quetestim
onianun
lentodesarrollo
dem
ejorescondiciones
devic.
parala
poblaciónchilena.
1 L’116
CU
AD
ER
NO
SD
EH
IST
OR
IAE
studiosR
enéSatinas
M.
SAL
UD
,ID
EO
LO
GIA
YD
ES
AR
RO
LL
OS
OC
IAL
ENC
HIL
E.
1830-I951J
Sólocon
lascifras
bru
tas,a
comienzos
delsiglo
xxm
oríanen
Chile
36personas
porcada
i.ooo,frente
a29
enE
spañay
a18
enel
restode
Europa.
La
enorme
desventaja,is
por3.000,
sólopudo
serco
mpen
sada
conuna
extrao
rdi
narianatalidad.
Teóricam
ente,hay
tresfactores
quep
ued
enintervenir
enel
crecimiento
dela
población:au
men
tode
lafecundidad,
prolongaciónde
lavida
einexistencia
decorrientes
deem
igración.A
horabien,
enla
práctica,todas
estascausas
hancontribuido
al crecimiento
dela
poblaciónchilena,
agreg
ándo
se,al
interiorde
sudesarrollo,
unproceso
deinm
igraciónque
afectaa
todaA
mérica
Latina
duran
telos
siglosxix
yxx,
yal
cualC
hileno
escapódel
todo.E
stasfluctuaciones
alas
quese
vesom
etidala
mortalidad
alo
largodel
períodoque
nosocupa
dep
end
en,
como
entodo
gruposocial,
deuna
seriede
factoresinternos
yexternos,
muchos
delos
cualestienden
aestahilizarse
definitivamente
sóloa
partirde
1930, creandocon
ellolas
condicionesfavorables
parauna
disminución
dela
mortalidad
ypara
unafluctuación
menos
fuerteen
unlargo
período.D
urantetodo
elsiglo
xixy
elprim
ertercio
delsiglo
xx,tanto
lascondiciones
sanitariascom
oel
stand
ardgeneral
dela
vidachilena
sonprecarios,
yco
nstitu
yen
unadébil
basesobre
lacual
actúan,de
tiempo
entiem
po,una
seriede
factoresepidém
icosque
vienena
acentu
arotros
end
émi
cos,ocasionando
grandespérd
idas
devidas
hum
anas.
En
uninform
ecom
oel
presen
te,no
podem
os
exten
dern
os
endetalle
nisobre
eltratam
ientode
lasfuentes,
nisobre
losfactores
concomitantes
queacom
pañano
siguena
cualquierade
losindicadores
desalud.
Adem
ás,en
elestado
actualde
nuestra
investigación,aún
noes
posibleconcluir,
sinriesgo
deerrores
uom
isiones,in
terpretacio
nes
definitivasacerca
deesos
indicadores.Sin
embargo,
podem
os
resumir
algunashipótesis
detrabajo
previasque
guíano
hanguiado
lainvestigación.
Eslarga
lalista
deen
fermed
ades
opestes
queafectaron
aesta
población.El
cólera,en
fermed
adprocedente
deA
frica,se
expandeen
Europa
yadesde
1830,aunque
enC
hile’la
vemos
aparecercon
caracteresepidém
icossólo
enuna
ocasiónd
uran
teel
sigloxix:
entre1886
y1887.
Elm
alera
conocidoen
elpaís.
En
1868y
en1874
sehabían
tenidonoticias
desu
propagación,pero
susco
nsecu
encias
fueronbenignas.
No
asíen
1886-87.L
aepidem
iaingresó
aC
hiledesde
Argentina,
através
delos
pasosandinos,
ydesd
eallí
sepropagó
atodo
elpaís
endos
oleadassucesivas.
Lafuerza
conque
golpeóa
lapoblación
fuediferente
enestas
dosondas,
ylos
centrosurbanos
son,en
ambos
casos,los
más
afectados,llegando
aperd
eralgunos
deellos
hastael
5%de
supoblación
efectivaen
los60-70
díasde
suduració
n”.
Otro
antiguom
alepidém
icoque
afectóperiódicam
entea
lapoblación
chile
nafue
laviruela.
Sus
repercusionessobre
lam
ortalidadson
permanentes,
yen
‘Arch
tvo
Nacional
Colección
Ministerio
delInterior,
Volúm
enes1454.14S9
y.W
m.C
ysi.Ao
Dí.sz,
Mem
oriade
laC
omisión
Directiva
dciServicio
Sanitariode
Colera.
Santiago,
1988.L
uisE
srsje,,\Iem
orias’l’rc
laepidem
iacte
cólerade
Chillón.
Chillón,
1888.E
pidemia
nccólera
enelis
.Inform
edc’ios
,i,ód:cosde
lazaretos.F.M
Ch.,
febrero1887,
pp.
341-330.D
Av
IDM
ES
A,
“Estudio
Cientifico
dela
epid
em
iadel
có
lera
en
eldeparta
mento
deS
antiago”,R
MC
h..m
ayo1887,
pp.
481-490.
muchos
casoscatastróficas.
Son
incontableslas
epidemias
que
seconocen
hasta1925,
cuandocom
ienzasu
declinaciónsistem
ática.H
asta1895,
seco
nsti
tuyóen
un
mal
endémico
porsus
efectossobre
lapoblación.
Yni
siquieraitxt
añosde
programas
públicospara
pro
pag
arla
vacuna,para
aislara
losvario
losos
opara
enterrarsus
restossin
queam
enazaran
lasalud
pública,term
inaroncon
lascaracterísticas
endémicas
deesta
enfermedad.
Apartir
de1845,
anivel
nacional,la
viruelasólo
sepresen
tarácon
caracteresepidém
icosen
3ocasiones:
1905-6;1909-11;
y1921-22,
paradesaparecer
casicom
pletamente
despuésde
1925.El
estudiocuantitativo
dela
viruelase
dificultaenorm
emente
antesde
1885,ya
quelos
datosrespectivos
nofueron
registradosm
inuciosamente
porlos
curasencargados
dehacerlo.
Aún
así,las
cifrasdisponibles
testimonian
lam
agnitudde
susconsecuencias:
Perío
do
N”
defallecidos
porviruela
1860-69430
21870-79
6.3271880-89
336801890-99
34966
1900-0924.422
1910-1913.115
1920-2911.711
LAE
PIDE
MIA
DE
CO
LE
RA
ENSA
NT
IAG
OY
VA
LPA
RA
ISO:
Núm
erode
defu
ncio
nes.
FUE
NT
E,
Cil,uo
Otic
oI.,
1W.
DIA
Z.op.
cHI.
DE
FUN
CIO
NE
S30Cial
—-,-
1_
t
1UI
i’1
IIIII
IV1
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:55
1II
IIIIV
—----
NO
VD
ICEN
EFE
SM
AR
18
87
1888
FUE
NT
E:
Cifra
sO
ficia
les.
Dire
cció
nN
acionalde
Estadística.
118119
CU
AD
ER
NO
SD
EH
IST
OR
IAE
studiosR
enéSalinas
M.
SAL
UD
,ID
EO
LO
GIA
YD
ES
AR
RO
LL
OS
OC
IAL
EN
CH
iLE
.1830-1950
Las
cifrasdecenales,
sinem
bargo,esconden
lagravedad
decada
unade
lasepidem
ias.E
n1865
hay2.094
muertos
porviruela.
En
1876se
registran2.160.E
ntre1879
y1880,
murieron
11.531personas
porla
mism
acausa,
y9.686
entre1882y
1884.E
n1886
unanueva
manifestación
origina8.121
muertos.
En
losseis
añosque
vande
1890a
1895m
ueren24.618
personasa
causade
laviruela.
Entre
1905-06m
ueren14.000
personaspor
elmism
om
aly
10.621entre
19o9-11.L
aúltim
aepidem
ia,entre
1921-22,ocasionó11.200
víctimas,
parallegar
finalmente
a1925
consólo
26casos
deesa
enfermedad
y2
en193088.
Los
flagelostales
como
elcólera
yla
viruelano
sonlos
únicosque
sufrela
poblaciónchilena
alo
largode
suhistoria.
Otros
males
sontam
biénagentes
permanentes
dem
ortalidady
sucrudeza,
aligual
quelos
anteriores,tiende
adism
inuirpaulatinam
ente—
aunqueen
forma
segura—,
am
edidaque
sem
ejoranlas
condicioneshigiénicas
ysanitarias
dela
vidanacional.
Elgrupode
lasenferm
edadesinfecciosas
es,sin
duda,
elque
conocelas
cifrasm
ásaltas
yconstantes:
Período
Atendidos
porenferm
edadesinfeccionas
1900-09234.599
1910-19235.512
1920-29262.830
1930-39261.951
1940-49208.746
i.UF
N7E
:C
ifrasO
ficiales.D
irecciónN
acionalde
Estadística.
Las
cifrasanteriores
correspondena
lasatenciones
deenferm
ospor
algunasde
lassiguientes
enfermedades:
Tuberculosis
(Tisis),
tifusexantem
ático,tifu
sabdom
inal,viruela,
sarampión,
coqueluche,gripe
yotras
deescasas
incidenciaen
lacifra
total.A
quítam
biénlas
proporcionesdecenales
escondenalgunos
añosm
áscríticos:
1905-6,con60.000
atenciones.1919
CO
n43
667.1921
con33.000
y1923
con34.146.
Apartir
de1940
ladism
inuciónes
muy
significativa53.A
lgunasde
Una
epidemia
deviruela
cenllevasiem
pre
unam
ortalidadsu
perio
ral
50’4de
loscasos
afectados.y.
Pow
oO
’RIA
N,
“Revista
dela
epidemia
deviruela
de1872”,
RM
Ch.,
Nov.
1872,pp.
196-283.“D
atosestadísticos.
Defunciones
porh
viruelaen
1885y
1886”.R
MC
h.,m
ayo1657,
pp.516-521.
JEN
AR
oC
0N
TA
RD
o,
“Causas
deIs
propagacióndela
viruelaen
Chile”.
RM
Ch.,
Dic.
1677,pp.
209-222.“V
acunay
Viruela.
Estadística”,
RM
Ch.,
julio1892,
pp.262-265.
R.D
ÁviI..\
Boza,
“La
Viruela”,
RM
Ch.,
marzo
1593,pp.
81-87.D
elm
ismo,
“Medidas
contrala
viruela”,R
MC
h.,abril
1593,pp.
123-137.“E
stadísticade
varilosos.1840-1892”.
RM
Ch.,
may
o1893,
pp.238-246.
W.
UGARTES
ER
RA
NO
,“V
iruelay
vacunaen
Chile”,
Hig.
yA
ist.P
ública,1911,
pp.521-530.
Atítulo
deejem
plo,señalem
ossolam
entelas
consecuenciasde
laepidem
iade
tifusex
antem
ático
ocurridaen
Santiago,
entrelos
meses
defebrero
yseptiem
brede
1919.L
oshospitales
recibieronun
totalde
7.913enferm
os,dolos
cualesfalleció
el1511.
Las
repercusionesparecen
habersido
igualmente
gravesen
elresto
delpaís.
En
Concepción,
ensólo
10días
(del6
al15
de
estasenferm
edades“infecciosas”
constituyenauténticas
“cegadorasde
vida”,y
serepiten
alo
largode
muchos
años.L
atuberculosis,
porejem
plo,cuyos
caracteresson
particularmente
graves.El fuerte
ritmo
dem
ortalidadpor
tub
erculosis
sólose
detienea
medida
quem
ejoranlas
condicionesde
vida,y
esjustam
entela
estrechadependencia
coneste
último
factorlo
queexplica
sularga
permanencia.
Período
Mortalidad
potT
BC
1860-6915.898
1870-7929.621
1880-8931.231
1890-9948.534
1900-0981.483
1910-1992.429
1920-2995.398
1930-39114.553
1940-49130.040
1950-5946.827
FUE
NT
E:
Cifras
Oficiales.
Dirección
Nacional
deE
stadística,
Sólom
uyrecientem
ente,a
mediados
delsiglo
xx,los
programas
públicosde
prevenciónhicieron
posiblecontrolar
laalta
mortalidad
queoriginaba
latu
ber
culosis.A
diferenciade
otrosm
ales,en
estecaso
nohay
añosexcepcionales,
sinoque
elnivel
esperm
anentemente
estableen
tornoa
los10.000
casospor
año56.L
asposibilidades
debrindar
unaatención
sanitariaeficiente
ala
poblaciónaum
entaronconsiderablem
entedurante
elsiglo
xx,contribuyendo
conello
aerradicar
definitivamente
lafatal
propagaciónde
algunasepidem
ias.M
uchosm
alesque
ocasionaronnum
erosaspérdidas
devidas
humanas
enel
sigloxix
desaparecencasi
porcom
pletoa
partírde
ladécada
delto. S
abemos
queen
1860
existíanen
Chile
27hospitales
distribuidosen
todaslas
provinciaspara
atender
septiembre),
elhospital
recibió50
enfermos
detifus
exantemático,
falleciendo10.
V.
“La
Epidem
iad
elifus
exantemático”,
RM
Ch.,O
ct.1919,
pp.793-798.
A.
AT
RÍA
,“Eltifus
exantemático
enC
hile”,R
Ch.
1-hg.,1919,
pp.63-149.
Otro
ejemplo
noslo
dala
pestebubónica,
queatacó
ala
pequeñalocalidad
deP
isaguaen
losm
esesde
febreroy
marzo
delaño
1905.En
losdos
meses
seatendieron
500afectados,
delos
cualesm
urieron130,
osca,
el26%
.V
.L
uisM
Iool,E
’roN
,“L
apeste
bubónicaen
Pisagua”.
R.
CH
.H
ig.,1906,
pp.185-235.
Elaño
1907este
mism
o.mal
atacóal
puertode
Anca.
Entre
marzo
ym
ayo,la
solaestación
sanitariaatendió
105casos,
falleciendo50
deellos.
Tam
biénen
Iquiquese
recibieron200
enfermos,
delos
cualesm
urieron81.
V.
“La
pestebubónica
enC
hile”,R
.C
h.H
ig.,1010,
pp.183-195.
‘ER
NE
sTo
SozA,
“Breve
historiade
latuberculosis
enC
hile”.R
ey,de
Beneficiencia
Pública,
1922,pp.
302-317.R.
DÁ
VIL
AB
QzA
,“M
ortalidadpor
tuberculosisen
algunasciudades
deC
hiie”,R.
Ch.
Hig.,
1907,pp.
300-306.
120121
CU
AD
ER
NO
SD
EH
ISTO
RIA
Estudios
René
SalinasM
.SA
LUD
,ID
EO
LO
CIA
5D
ESA
RR
OL
LO
SO
CIA
LEN
CH
ILE
.1830-1550
unapoblación
cercanaal
millón
ym
ediode
habitantes.A
comienzos
delsiglo
xx,su
número
subióa
69,m
ientrasque
lapoblación
sedupticó.
En
laprim
eram
itaddel
sigloxx,
lacapacidad
hospitalariadel
paísaum
entóal
doble.
AN
ON
’D
EP
AC
IEN
TE
SN
”D
E
HO
SPITALES
AT
EN
DID
OS
CA
MA
S
186529
535891875
1248.403
—
188564
58.065—
190074
63.151—
190580
89.707—
191098
103.56210.106
1915109
110.97610.395
1920117
142.17311.806
1925124
149.95012614
1930142
206.18315.697
1935149
261.26218.045
1940161
312.69924.982
1950178
434.13427.832
rctrr:
Cifras
Oficiales.
Dirección
Nacional
deE
stadística.
Com
oya
lohem
osseñalado,
sonel
mejoram
ientosanitario
yel
mejo
ramien
tode
lascondiciones
generalesde
lavida
nacional,los
principalesantecedentes
queexplican
eldecrecim
ientode
muchos
males
epidémicos
oendém
icosy
ladesaparición
definitivade
algunosde
ellos.L
os17
individuosque
fallecieronpor
cadaioo
queingresaron
alos
hospitalesde
laR
epúblicaen
1559,dism
inu
ye
rona
4a
comienzos
dela
segundam
itaddel
sigloxx.
Del
mism
om
odo,el
número
dehabitantes
porcada
hospitalse
redujoa
lam
itadentre
iseoy
1950,pasando
de5o.ooo,
apoco
más
de20.000.
En
fin;si
acom
ienzosdel
sigloxx
sólodos
personasde
cada100
recibióatención
hospitalaria,en
issola
cifrafue
cercanaa
los70.
No
sóloel
evidenteaum
entode
laatención
hospitalariaconstituye
unindicador
valiosodel
mejoram
ientode
lascondiciones
sanitarias.Junto
aéste,
correparalelo
otroproceso
deperfeccionam
ientoprofesional
yde
modern
ización
dela
infraestructura.A
ellonos
referimos
enla
partede
lainvestigación
dedicadaa
la“m
edicalizaciónde
lasociedad”.
Pero
también
esnecesario
destacarlas
campañas
yprogram
asde
prevencióny
detenciónde
algunosm
alesagudos,
como
laviruela,
latuberculosis,
lasdesinterías,
etc.,y
lascam
pañasde
vacunaciónm
asiva.El
nexode
causasm
ásim
portantesen
lam
antenciónde
loselevados
nivelesde
mortalidad
general,m
aterna,desn
utri
dón
y,m
uyespecialm
ente,m
ortalidadinfantil,
eranlas
condicionesen
dém
icas
quepred
om
inab
an.
Lapropagación
dela
vacunay
suaplicación
atodos
lossectores
dela
poblacióncontribuyó
considerablemente
adism
inuirelm
ortíferoritm
ode
algunasepidem
ias.
Período
N”
devacunaciones
(promedio
anual)
1860-69134.450
1870-79192.786
1880-89656.721
1890-99447592
1900-09581.847
1910-19.
702.9531920-29
1.472.7561930-39
1.049.090
FU
EN
TE
:C
ifrasO
ficiales.D
irecciónN
acionalde
Estadística.
LA
MO
RT
AL
IDA
DIN
FA
NT
IL
Hem
osdicho
anterio
rmen
teque
lam
Lterte
eraun
factoro
mnip
resente
enla
sociedadchilena
delsiglo
xix,y
quela
mortalidad
infantilera
pavorosa.La
esperanzade
vidaal
nacerera,
paraun
varón,no
superiora
[os28
años.E
starealidad
sem
odificóleve,
aunqu
esistem
áticamente,
hasta1940.A
mediados
delsiglo
xix,de
cada100
niñosnacidos
vivos,m
enosde
70alcanzaban
elaño
deedad,
yno
más
dela
mitad
llegabana
lacondición
deadultos.
Las
causasgenerales
deesta
realidadcom
ponenuna
largaserie:
malas
condicionesh
igié
nicas,habitaciones
insalubres,obras
sanitariasinsuficientes,
aguasco
ntam
ina
das.H
ayque
agregar,adem
ás,la
deficientealim
entaciónde
lasfam
iliaspop
ulares
ylos
constantesbrotes
epidémicos.
No
esfácil
establecertasas
segurasde
mortalidad
infantil.A
mediados
delsiglo
xixera
superiora
300por
mil
nacidosvivos.
La
recientepublicación
deuna
seriede
tasasde
mortalidad
infantilpara
elperíodo
1870.1975parecen
estaralgo
disminuidas,
alm
eno
sen
losprim
erosdecenios
dela
Tabla57.
Para
elperíodo
1890-95,habría
sidode
377por
mil
nacidosvivos,
deacuerdo
alestudio
deM
urilloredactado
en189958.
Acom
ienzosdel
sigloxx,
estatasa
habríabajado
ao
porm
il,testim
oniandoun
lentom
ejoramiento
enla
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vidade
losm
enoresde
unaño
porcada
i.ooonacidos
vivosen
l94o
’.E
notras
pala
bra
s,podem
osdecir
quetras
estosporcentajes
seesconde
unexitoso
esfuerzopor
reducirlas
muertes
prem
aturas
yau
men
tarel
progresonacional.
Aunque
lenta,la
disminución
expresaun
mejoram
ientode
lascondiciones
socialesy
ambientales,
probablemente
acompañado
deun
aumento
dela
57HistoricalStatisticsof C
hile.D
emoçriplnand
La)orForre.V
ol.2.
Com
piledhy
Markos1
Mam
alakis.
Westport,
Connecticut,
1980.p.
40.“C
on
tra338,0
queseñala
Mam
alakis.C
f.A
.M
UR
ILL
O,
“La
mortalidad
enS
antiago”,R.
Ch.
Hig.,
V.
1699,p.
96.“V
.H
uco
Bt:iisi,M
ortalicjadInfantil
niveldrvida.
Santiago.
1962,p
42.L
aesp
eranza
devida
alnacer
nosería
superiora
30,5años
hasta
1920.L
uegoconoce
unfuerte
incremento,
llegandoa
38,1en
1940y
50,2en
1952.y.
ED
UA
RD
OE.
AR
RIA
G,s,
Neo’
LifeTablesfor
LatinA
merican
Populationin
theSineteenfh
andT
uxntiethC
euturies.C
alifornia,B
erkeley,1968.
p.65
122123
LAM
OR
TA
LID
AD
POR
TB
C.
(Pro
med
ios
decen
ales).
René
SalinasM
.S
AL
LO
,ID
EO
LO
CIA
YD
ES
AR
RO
LL
OS
OC
IAL
ENC
HIL
E.
1830-1950
riquezadel
país,ya
quese
tratade
unindicador
altamente
sensiblea
ladistribución
delos
recursos.M
ejoralim
entación,m
ayoratención
alas
oleadasepidém
icas,dism
inucióndel
alcoholismo,
oportunaatención
médica,
setran
sform
aronen
objetivosinm
ediatosde
programas
nacionalesinspirados
porel
Estado
porla
víade
unareasignación
derecursos.
Pero
ellosólo
esm
arcada
mente
notorioa
finesdel
períodoestudiado.
En
loslíX
Jaños
anteriores,la
realidades
laopuesta.
Los
factoresque
puedeninsidir
enla
mortalidad
infantilson
complejos.
Alos
yaseñalados,
yque
losobservadores
contemporáneos
ponensiem
prede
manifiesto,
nuestrainvestigación
pretendetam
biénocuparse
deotros:
laedad
dela
mujer
alparto,
lasucesión
delos
intervalosde
losem
barazos,la
acciónm
édicadirecta,
lailegitim
idady
lalactancia
materna.
En
relacióncon
estoúltim
o,probablem
entela
mujer
conocióuna
excepcionalfecundidad
ycortos
intervalosintergenéticos,
explicablesen
partepor
lacostum
brede
alimentar
alos
menores
fueradel
hogar,práctica
quehabría
sidom
áscom
únde
loque
sepiensa.
“..
lam
ayorparte
delos
niñosde
lasclases
más
altasy
más
bajasno
mam
andel
pechode
susm
adresm
ásque
porescepción”,
afirma
unestudio
de1
89
9.
Los
hijosde
familias
acomodadas
sonentregados
alamam
antamiento
denodrizas,
queno
siempre
vigilancon
rigurosidadlos
cuidadosque
requiereel
reciénnacido.
Por
suparte,
estasnodrizas
abandonansus
propioshijos
enm
anosde
otrasm
ujerespara
dedicarsea
criarhijos
ajenos,a
cambio
deuna
retnbucíónsuperior
acinco
pesosm
ensuales.
Loanterior
debilitólas
condicionessociales
yam
bientalesde
losprim
erosm
esesde
vida,acentuando
lospeligros
paralos
reciénnacidos.
“...pued
eafirm
arse...de
lageneralidad
delas
nodrizas,que
porlo
menos
mata
cadauna
unniño
yenferm
aa
otro;m
ataal hijo
propioque
abandona,y
enferma
alniño
ajenoque
toma
asu
cuidado”.A
síse
describíaesta
prácticaa
finesdel
siglox,xM
.Pero
ellogeneró
también
otrosefectos
concomitantes,
como
larean
uda
ciónde
laovulación
enlas
madres
queno
amam
antan,acelerando
tos“ries
gos”de
unnuevo
embarazo,
Obien
elretraso
delm
ismo
hechoentre
tasnodrizas,
queespaciarían
asísus
propioshijos.
No
podemos
terminar este
informe, sin
reafirmar elsentido
provisoriode
lasconclusiones
apuntad
asen
¡aspáginas
anteriores.Igualm
ente,el
carácterfuertem
enteinterdisciplinario
queconlieva
estainvestigación,
orientadaal
conocimiento
deuna
problemática
biohistóricaque
permita
com
pren
der
mejor,
porun
lado,las
interrelacionesideológicas
expresadasen
laform
ade
enten
der
unproblem
asocial
—la
salud—,
y,por
otro
,las
respuestasque
dael
grupopara
suatención.
Agreguem
osque
lapresencia
tardíadel
Estado
enlas
políticasde
saludson
coincidentescon
unam
ayorintegración
deltrabajador
al
‘R.
DÁ
VIL
AB
OZ
A,
“Mortalidad
delos
niñosen
Santiago...”,
p.310.
“1ld.ant.
p.312.
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Ensayos
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