La inviabilidad de los regímenes de pensiones de reparto en países que aún gozan del dividendo poblacional: el caso de Colombia
Santiago Montenegro Jorge Llano Karim Fajury Maria Camila García
Documentos CEDEISSN 1657-7191 Edición electrónica.
No.51 SEPTIEMBRE DE 2017
Serie Documentos Cede, 2017-51 ISSN 1657-7191 Edición electrónica.Septiembre de 2017
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La inviabilidad de los regímenes de pensiones de reparto en países que
aún gozan del dividendo poblacional: el caso de Colombia
Santiago Montenegro1 Jorge Llano2
Karim Fajury3 Maria Camila García4
Resumen
Este artículo argumenta que, en países emergentes, como Colombia, la combinación de la
transición demográfica con una alta informalidad del mercado laboral hace inviable la existencia
de un régimen de pensiones de reparto. En teoría, un país como Colombia tiene aún una
población joven y está, por lo tanto, “gozando” del llamado Bono o Dividendo Demográfico.
En estas condiciones, cuenta con una relación entre la población económicamente activa y los
adultos en edad de retiro relativamente elevada, lo que debería permitir que los trabajadores
activos puedan durante algún tiempo más financiar con sus cotizaciones las pensiones de los
adultos mayores. En Colombia, dicha relación es de casi siete trabajadores activos por cada
adulto mayor de 65 años. Esta elevada relación es lo que permite la llamada “solidaridad
intergeneracional”. Pero en la realidad, debido a la informalidad, solo hay dos trabajadores
formales que cotizan a la seguridad social en pensiones por cada adulto mayor. En esas
condiciones, aún si se adoptasen a la brevedad todas las medidas necesarias para incrementar
radicalmente la formalidad laboral, cuando dichas medidas tuviesen efecto alguno en Colombia,
la relación entre activos y adultos mayores habrá caído significativamente y, muy seguramente,
Colombia habrá ya perdido su dividendo demográfico. Como consecuencia, los jóvenes, que hoy
son solidarios con los mayores, no tendrán quiénes sean solidarios con ellos al llegar al retiro
laboral.
Códigos JEL: H55 H75 J11 J21 J32 J46
Palabras Clave: pensiones, demografía, mercado laboral, informalidad, cuentas individuales,
régimen de reparto
1 Presidente Asociación Colombiana de Administradoras de Fondos de Pensiones y de Cesantía, Asofondos. [email protected] 2 Director Estudios Económicos Asofondos. [email protected] 3 Estudiante de doctorado en economía de la University of Southern California. [email protected] 4 Analista Estudios Económicos Asofondos. [email protected]
2
Pay-As-You-Go pension systems unviability in countries that enjoy the
demographic dividend: the case of Colombia
Santiago Montenegro1 Jorge Llano2
Karim Fajury3 Maria Camila García4
Abstract
This article argues that in emergent countries, such as Colombia, the combination of the
demographic transition process with the country´s high levels of labor market informality makes
pay-as-you-go pension systems unviable. In theory, this country´s population is still relatively
young and as a consequence is enjoying the so-called demographic dividend. Given its
demographic composition, Colombia still has a high ratio between the economically active
population and those 65 years old and more, which in principle would permit that workers’
contributions finance the pensions of the retired. Such ratio, which is currently close to seven,
is what makes it possible the so-called intergenerational solidarity of the young with the elders.
Unfortunately, such solidarity is neither sustainable in the future nor feasible even in the present
should a country expect reasonable levels of pension coverage. For the ratio of workers to elders
will fall to four around 2040 and to two around the year 2060. But what is really critical for a
PAYG system is that Colombia’s labor market informality reduces such relation from seven to
two today. In those circumstances, even if strong measures were taken now to reduce labor
market informality, given the time lag required for them to formalize the labor market, the aging
of the population would hardly increase the active workers to the elder ratio. This means that
Colombia would have likely lost the demographic dividend. Consequently, those young workers
who are being currently supportive of the elderly will have no one to be supportive with them
as they age.
JEL Classification Code: H55 H75 J11 J21 J32 J46
Keywords: pensions, demography, labor market, informal labor markets, individual accounts,
Pay-As-You-Go regimes
1 President of the Colombian Association of Pension Fund Administrators and Severance, Asofondos. [email protected] 2 Director of Economic Studies, Asofondos. [email protected] 3 Economics PhD student at the University of Southern California. [email protected] 4 Analyst, Asofondos. [email protected]
3
1. Introducción
Pocos temas, como los de la seguridad social en salud o en pensiones, son tan álgidamente
debatidos, pero, al mismo tiempo, tan poco entendidos. Su discusión es muy difícil porque, al
tiempo que son temas técnicamente complejos, su debate es muy propenso a ideologizarse y
politizarse.
Este documento pretende dar algunas luces en el diagnóstico del contexto en el que
convive el sistema pensional de Colombia, al combinar un análisis de la transición demográfica,
en la que está inmersa nuestro país, con características críticas de nuestro mercado laboral y, en
particular, con su elevado nivel de informalidad. Ya no tenemos una población tan joven, como
la de hace medio siglo, cuando la relación entre la población económicamente activa, PEA, y los
adultos mayores de 65 años, era de más de 10 a uno. Hoy en día, dicha relación es de solo 6,7,
pero aún es relativamente elevada comparada con la de otros países, como Chile, España o
Japón, este último con tan solo una relación de 2. En realidad, al continuar el proceso de
envejecimiento de nuestra población, nosotros estaremos alcanzando una relación de 4 en 2030
y una como la del Japón hacia el año 2065. Esto quiere decir que, aun si suponemos que toda la
población económicamente activa cotizara en el régimen de reparto, y aun si consideramos que
el actual déficit de financiamiento no existiera, dicho régimen no será viable hacia el futuro.
En la práctica, los sistemas de reparto, o de prima media como lo llamamos en Colombia,
son viables, pero solo a costa de un fuerte racionamiento. Es decir, una parte de la población
trabajadora financia con sus cotizaciones a los trabajadores retirados, pero solo a una parte
pequeña de ellos, mientras el resto de adultos mayores no accede a una mesada pensional. Los
beneficiados son, en muchos casos, antiguos funcionarios del Estado, quienes obtuvieron su
pensión bajo condiciones que, a ojos de hoy día, son extremadamente favorables y muy gravosas
para el Estado y para las generaciones más jóvenes.
En este artículo, no hacemos referencia a otras características del sistema pensional de
Colombia o del régimen de reparto o prima media, como su costo fiscal o su impacto sobre los
indicadores de desigualdad, como el coeficiente de Gini. Basta con decir, que el déficit fiscal en
pensiones ya ha alcanzado un nivel extremadamente alto, de un 4% del PIB, y varios estudios
señalan que el régimen de reparto es extremadamente regresivo al subsidiar las pensiones de más
altos ingresos, deteriorando así el Gini nacional (Montenegro et. al, 2013A; Montenegro,
Jiménez, & Hurtado, 2013B; Nieto, 2014; Jimenez, 2015; Lustig, 2016).
4
Este documento presenta la interacción entre el mercado laboral y la demografía
colombiana y evalúa el sistema de reparto suponiendo un escenario en el que no existe el sistema
de cuentas individuales y asumiendo un escenario inicial en que el sistema estaría hoy en día en
equilibrio, dados unos parámetros razonables.
Los resultados indican que, por cuenta de la caída en la relación de trabajadores activos a
adultos mayores, el régimen entraría muy pronto en desequilibrio y habría que financiarlo con
recursos del presupuesto nacional, o incrementando extremadamente la tasa de cotización o
reduciendo la tasa de reemplazo, o una combinación de estas medidas. Menos alentador resulta
el panorama al evaluar el verdadero escenario en el que se encuentra Colombia en el que solo
cotizan los trabajadores formales. El ejercicio se realiza asumiendo que todos los adultos mayores
reciben una pensión (contributiva o no) promedio. Pero, aun si se supone que muchos de ellos
solo reciben un monto mínimo de solidaridad, el régimen es insostenible.
El resto del documento está organizado de la siguiente manera: en la segunda sección se
presenta una breve descripción de la transición de la demografía en Colombia desde inicios del
siglo XX hasta la actualidad y sus proyecciones a finales del siglo XXI; en la tercera, se analiza la
evolución del mercado laboral colombiano. La cuarta sección presenta la interacción entre la
demografía y el mercado laboral y cómo esta afecta el sistema pensional. En la quinta, se presenta
un modelo estilizado para mostrar los ajustes paramétricos que habría que realizar para
compensar los efectos de la transición demográfica y de la informalidad laboral. Finalmente, en
la sexta sección se presentan las conclusiones.
2. Transición demográfica colombiana
A comienzos del siglo XX, Colombia tenía tan solo 5 millones de habitantes, hacia 1950
tenía 12 y, en 2015, cuenta con 48 millones. Para el año 2050 tendrá unos 55 y a finales del siglo
XXI caerá a unos 45 millones de habitantes (ver gráfico 1).
5
Gráfico 1. Población total Colombia (1905-2100)
Fuente: Greco (1999), UN Population Division.
La población creció a un ritmo relativamente bajo hasta la década de los años treinta, pero
el crecimiento se aceleró especialmente entre los años cincuenta y sesenta. Esta dinámica está
explicada por cuatro factores. Primero, al comenzar el siglo XX, nacían muchos niños, pero
también fallecían muchos muy pronto y la esperanza de vida al nacer de toda la población era
muy baja. Según el gráfico 2, a comienzos del siglo XX, la tasa de natalidad era de unos 43
nacimientos por cada mil habitantes, en tanto la de mortalidad se situaba en unos 24 por mil
habitantes.
Gráfico 2. Tasa de natalidad y mortalidad Colombia (1905-2100)
Fuente: Flórez (2000), UN Population Division y cálculos propios.
Así, la población crecía a un poco menos del 2% por año. Como indica la misma gráfica,
en tanto la tasa de mortalidad comenzó reducirse drásticamente a partir de la década de los
5.096.513
48.654.39245.320.996
-
10.000.000
20.000.000
30.000.000
40.000.000
50.000.000
60.000.000
1905
1912
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1926
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1996
2003
2010
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6
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0
10
20
30
40
50
Nac
imie
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or
cada
mil
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tant
es
Tasa de Natalidad Tasa de Mortalidad
6
cuarenta, la tasa de natalidad no solo no se redujo, sino que creció hasta la primera mitad de los
cincuenta cuando alcanzó una tasa de más de 47 nacimientos por mil habitantes. Así, la tasa de
crecimiento de la población llegó a su pico, expandiéndose hasta en un 3,2% por año en esos
quinquenios. La reducción en la tasa de mortalidad a partir de los años cuarenta y cincuenta está
fundamentalmente explicada por la llegada al país de la penicilina y otros antibióticos, que
ayudaron a combatir las infecciones, una de las principales causas de enfermedad y muerte. En
particular, los nuevos medicamentos fueron determinantes para reducir en forma dramática la
mortalidad infantil, cuya tasa se comenzó a desplomar en los años cuarenta, de niveles de más
de 160 a valores de 100 por cada mil habitantes hacia 1950. A mediados de la segunda década
del siglo XXI, se sitúa en un nivel de 15 por mil habitantes y, a finales del siglo, la tasa de
mortalidad habrá logrado su valor mínimo histórico (3 por mil habitantes).
Gráfico 3. Mortalidad infantil Colombia (1905-2100)
Fuente: Flórez (2000), UN Population Division y cálculos propios.
El segundo hecho significativo de la transición demográfica de Colombia durante el siglo
XX fue la caída en la tasa de natalidad. Como señala el gráfico 2, dicha caída tuvo un rezago con
relación a la tasa de mortalidad, lo que explica el acelerado crecimiento de la población a partir
de mediados del siglo XX. Durante las primeras décadas del siglo XX, la tasa de natalidad fue
muy alta porque, en promedio, las mujeres tenían muchos hijos. Hacia comienzos de siglo, las
mujeres tenían unos 8 hijos y hacia 1950 esa cifra apenas se había reducido a unos 7 hijos, en
promedio. La tasa de natalidad comenzó a desplomarse sólo hasta la década de los sesenta,
cuando comenzaron a llegar al país las píldoras anticonceptivas, las campañas de planificación
familiar y, de igual manera, las mujeres comenzaron a estudiar más, terminar el bachillerato e ir
161
153
020406080
100120140160180
Nac
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por
cad
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il ha
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ntes
7
a la universidad. En forma semejante, comenzó a aumentar la tasa de participación laboral
femenina. Así, el número de hijos promedio por mujer cayó ubicándose hoy en día en 2,1.
En la actualidad, la tasa de natalidad es de alrededor de 17 y la de mortalidad es casi 6, lo
que implica un crecimiento de unas 11 personas por cada mil habitantes, equivalente a una tasa
de crecimiento porcentual de un 1,1%. Para mediados de siglo, la tasa de natalidad habrá bajado
a menos de 12 por mil habitantes, lo que implicará un crecimiento de la población muy bajo, de
un tercio de la tasa de crecimiento actual, y, de seguir las tendencias proyectadas por las Naciones
Unidas, en la tercera parte del siglo, la población total comenzará a decrecer.
Un tercer factor que afecta los procesos de transición demográfica de los países es la
migración. Para el caso de Colombia, sin embargo, dicho fenómeno no ha tenido la significancia
que tuvo en el pasado en Argentina, Venezuela o los Estados Unidos. Aunque, por supuesto,
han llegado inmigrantes o han salido volúmenes relativamente importantes de colombianos a
vivir en otros países, el crecimiento de la población ha estado fundamentalmente explicado por
las tasas de natalidad y de mortalidad. A pesar de esto, el fenómeno de migración interna ha sido
muy importante para explicar la transición demográfica doméstica.
El incremento demográfico colombiano estuvo acompañado por un incremento de la
población urbana y un estancamiento de la rural (gráfico 4), lo que es consistente con las
tendencias globales. La cantidad de personas que vivían en ciudades hacia 1950 corresponde a
un tercio del total de habitantes, lo cual muestra el carácter fundamentalmente agrícola de la
economía colombiana de la época. Se estima que para el 2050 la población rural sea de alrededor
de 8,6 millones de personas, lo cual se asemeja a su valor en 1950; mientras que quienes habitarán
en ciudades serán 46,4 millones aproximadamente, que corresponde a un valor de casi diez veces
al que se tenía en 1950.
Las principales causas del desplazamiento de la población rural hacia las ciudades durante
este periodo se asocian a una mejor provisión de los servicios públicos en las cabeceras (lo que
incluye acueducto, energía, alcantarillado, salud, educación, etc.), a mejores oportunidades
salariales y, en menor medida, a la violencia (Flórez, 2000). A su vez, la mayor concentración de
la población en las ciudades permite que, a futuro, más gente goce de una mejor calidad de vida
debido al mayor acceso a servicios y oportunidades, lo que permite a su vez una reducción en la
mortalidad (particularmente infantil) y un incremento en la expectativa de vida.
8
Gráfico 4. Población urbana y rural colombiana 1950-2050 (Miles de personas)
Fuente: UN Population Division (2014).
El cuarto fenómeno que está atado a la transición demográfica colombiana es la esperanza
de vida. Hacia el año 1900, con las altísimas tasas de mortalidad infantil y general, la gente, en
promedio, solo vivía unos 44 años. Hacia mediados del siglo XX, dicha cifra había subido a unos
50 años y, con la llegada de los antibióticos y otros medicamentos con los desarrollos de la
medicina y la mejor dieta alimenticia, la esperanza de vida al nacer ha subido a unos 75 años
hacia la segunda década del siglo XXI. Se espera que suba a unos 81 años hacia el año 2050 y a
unos 87 años hacia finales de siglo.
Gráfico 5. Esperanza de vida al nacer Colombia (1905-2100)
Fuente: Flórez (2000), UN Population Division y cálculos propios.
El gráfico 6 capta las mismas tendencias analizadas, con el formato de las llamadas
pirámides poblacionales. En el eje vertical se ha dividido la población total de Colombia por
0
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Urbano Rural
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87
4045505560657075808590
Edad
9
quinquenios, considerando los hombres en la sección izquierda y las mujeres en la sección
derecha. En el eje horizontal, por su parte, se registran los porcentajes que representan cada uno
de estos grupos etarios del gran total. El panel A del gráfico 6, por ejemplo, registra la pirámide
poblacional de Colombia en 1950, uno de los años de mayor crecimiento de la población, como
vimos anteriormente. No es de extrañar, entonces, que la base de la pirámide sea muy amplia,
reflejando la existencia de muchos jóvenes con relación a la población en edad de trabajar y a los
adultos mayores. Con el paso del tiempo, sin embargo, la base de la pirámide comienza a
estrecharse y hacia el año 2100, más que una pirámide, el gráfico se parece más a una botella de
agua.
Gráfico 6. Pirámides poblacionales Colombia
Fuente: UN Population Division.
El estrechamiento de la base de la pirámide poblacional y el crecimiento de la población
mayor en Colombia es un fenómeno interesante, especialmente cuando se lo compara con el
resto del mundo. Cuando se contrasta la población colombiana mayor de ochenta años como
-10% -5% 0% 5% 10%
0-4
10-14
20-24
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Hombres Mujeres
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D. 2100
B. 2010
C. 2050
10
proporción del total de habitantes del país con este mismo indicador para el resto del mundo, se
observa un crecimiento doméstico mucho más rápido que el promedio mundial, lo cual situaría
a Colombia para el 2100 como un país con una mayor proporción de adultos mayores que el
promedio de los países más desarrollados (ver gráfico 7). Este hecho es preocupante porque
parece mostrar un envejecimiento acelerado del país respecto a su nivel de desarrollo, lo cual
puede ser un obstáculo serio para la sostenibilidad del sistema de seguridad social a futuro.
Gráfico 7. Envejecimiento temprano en Colombia: Porcentaje de mayores de ochenta
años sobre el total de la población. Comparación mundial.
Fuente: UN Population Division.
Este comportamiento, que a primera vista parece extraño, responde principalmente a dos
factores: Colombia presenta una convergencia relativamente acelerada en variables demográficas
propias de su población comparada con los países más desarrollados, puntualmente en lo
referente a la tasa de natalidad, esperanza de vida y tasa de mortalidad. No obstante, nos
diferenciamos fuertemente en un elemento que determina en gran medida la dinámica
demográfica de los países desarrollados, e incluso de varios países de ingresos medios: la
migración de personas extranjeras. Colombia se ha caracterizado por ser una sociedad
relativamente cerrada y esto se demuestra en los datos de migrantes extranjeros con respecto al
total de población. Mientras en los países desarrollados esta relación es mayor a 10%, en
Colombia apenas es de 0,2% (en los países de ingresos medios es más de 7 veces dicho
porcentaje). Esta inmigración, que se da más elevadamente por personas menores de 40 años,
hace que la población mayor de 80 años como proporción del total de la población en países
desarrollados no crezca tanto, mientras que al ser Colombia tan poco receptor de migrantes
0,39% 1,33%
6,18%
14,24%
0%
5%
10%
15%
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2005
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2055
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2080
2085
2090
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2100
Países de ingresos altos Países de ingresos medios
Países de ingresos bajos Colombia
11
extranjeros dicha relación va a crecer mucho más aceleradamente. Si las estimaciones se cumplen,
en el 2075 habrá más adultos mayores de 80 años como proporción del total de la población que
los mismos países desarrollados.
Las tasas de dependencia
Las anteriores tendencias demográficas son cruciales para entender y para planear el
desarrollo económico, social y político de un país. Ellas determinan, por ejemplo, la planeación
del número de guarderías, colegios u hospitales que la sociedad requiere en el presente y en el
futuro, dada la cambiante composición de la población.
Para afrontar y resolver el problema del cubrimiento del riesgo de la vejez, con base en las
mencionadas tendencias, es de particular interés el estudio de la estructura de la población de un
país en términos de dos componentes generales: la población trabajadora y la llamada población
dependiente. La población trabajadora es la que se encuentra en edad de trabajar y, por supuesto,
su definición en términos de edades puede ser arbitraria, dependiendo de las costumbres y
tradiciones de cada país. Para efectos de análisis y comparaciones entre diferentes países, se ha
establecido que la población en edad de trabajar es aquella comprendida entre los 15 y los 64
años.
Por su parte, la población dependiente es aquella que no trabaja y, por lo tanto, en principio
“depende” de la población que genera ingresos, ahorra, invierte, paga impuestos y cotiza a la
seguridad social. En la población dependiente hay dos grandes grupos: los niños y los adultos
mayores. Es común encontrar, en un país como Colombia, menores que no estudian y se ven
forzados a trabajar desde muy temprana edad. Pero, en términos generales y para efectos de
análisis estadístico, se considera la población menor a la comprendida entre cero y menos de
quince años.
El otro componente de la población dependiente lo constituyen los mayores de 65 años.
En términos muy generales, se considera que, a esa edad, la gente ya no debería estar trabajando
y, por lo tanto, debería estar gozando de un merecido retiro. Pero, como sucede con las
anteriores poblaciones, ese límite es también arbitrario pues hay tanto personas que trabajan
hasta edades muy superiores, como otras que tienen la suerte de retirarse mucho tiempo antes
de los 65 años. Según la legislación colombiana, para efectos de una pensión, se considera que
12
los hombres tienen derecho a pensión a los 62 años, y las mujeres a los 57 años. Pero esas edades
cambian con el tiempo y con el país. En varios países europeos, por ejemplo, la edad de jubilación
es a los 65 años, pero en otros, como Francia, es a los 67.
Con las anteriores definiciones, podemos, ahora, calcular las llamadas tasas de
dependencia, estadísticas que son cruciales para entender el problema del riesgo de la vejez y de
las pensiones.
Cuando se observan las tasas de dependencia globales, diferenciando los países según su
nivel de ingresos, se encuentra que los países más ricos se hallan en una senda creciente de este
indicador, debido a que las tasas de natalidad se redujeron durante las últimas décadas, la
expectativa de vida aumentó significativamente y su población envejece. Para los estados de
ingresos medios quedan alrededor de 15 años antes que comiencen a subir las tasas de
dependencia y se manifieste el verdadero problema de tener sociedades cada vez más viejas (ver
gráfico 8).
La expectativa de vida relativamente menor de los países pobres y la mantención de tasas
de fecundidad no tan bajas permitirán que la razón de dependencia alcance su mínimo valor a
fines del Siglo XXI, cuando comenzará el natural proceso de envejecimiento poblacional ya
sufrido por el resto del mundo.
Gráfico 8. Tasa de dependencia (1950-2100)
Fuente: UN Population Division
Es común estimar tres tipos de tasas de dependencia: la tasa de dependencia de los
menores, la de los adultos mayores y la tasa de dependencia total. La primera tasa muestra el
55,650,5
80,5
69
49,6
69,4
82,3 84,8
57
40
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60
70
80
90
100
1950 1960 1970 1980 1990 2000 2010 2020 2030 2040 2050 2060 2070 2080 2090 2100
%
Países de ingresos altos Países de ingresos medios Países de ingresos bajos
13
número de jóvenes entre cero y menos de quince años dividido entre la población en edad de
trabajar (la población entre 15 y 64 años de edad). Durante más de un siglo en Colombia, esta
tasa de dependencia ha experimentado cambios verdaderamente dramáticos y pronunciados (ver
gráfico 9). Por su parte, la tasa de dependencia de la población mayor se situó por debajo de un
10%, durante todo el siglo XX, hasta la segunda década del nuevo siglo, y, a partir de allí,
comenzará a subir con celeridad hasta situarse en niveles superiores a un 50% al final del siglo
XXI.
Gráfico 9. Tasas de dependencia Colombia (1905-2100)
Fuente: Flórez (2000), UN Population Division y cálculos propios.
Como indica el gráfico 9, la tasa de dependencia total es la suma de las tasas de dependencia
de los menores y de los adultos mayores. Esta curva señala que la tasa de dependencia total
estuvo por encima de un 50% durante todo el siglo XX, y volverá a subir a estos valores en la
segunda mitad del siglo XXI. Para el periodo considerado es una tasa alta, primero por cuenta
de los niños, y luego por cuenta de los adultos mayores. Es decir, durante esos períodos, la
población trabajadora es relativamente pequeña con relación a los menores y a los adultos
mayores. Fue muy costoso para la PET haber sostenido a tantos menores durante el siglo XX y,
en forma similar será muy costosa la mantención, especialmente de los adultos mayores, durante
la segunda mitad del siglo XXI. Otra forma muy didáctica de presentar la tasa de dependencia
de los adultos mayores es expresar la razón de la población económicamente activa con relación
a la población mayor de 65 años, tal como lo ilustra el gráfico 10. A mediados del siglo XX,
Colombia tenía más de 11 trabajadores activos por cada adulto mayor, hoy tiene 6,7 y hacia 2060
0
20
40
60
80
100
190519181950196019701980199020002010202020302040205020602070208020902100
%
Dependencia Total Dependencia Infantil Dependencia Mayores
14
tendrá solo 2. Entre tanto, Chile tiene hoy 4, España 2 y Japón menos de 2, países en donde la
transición demográfica está más avanzada.
Gráfico 10. Número de personas económicamente activas por cada adulto mayor
Fuente: UN Population Division
Como un todo, podemos afirmar que a partir de la segunda década del siglo XXI hasta los
años cuarenta Colombia se beneficiará de una baja tasa de dependencia. Esa es la llamada ventana
demográfica o el “bono” demográfico, en el cual, de hecho, nos encontramos en la actualidad,
pero este fenómeno tan importante merece un análisis más detallado.
El bono demográfico
Cuando la población dependiente (los menores de quince años y los adultos mayores a 65
años) es relativamente pequeña con relación a la población trabajadora, se dice que un país tiene
o goza de un “bono demográfico”. Es un dividendo o un beneficio porque una parte importante
de la población total se supone que está trabajando, generando ingresos, ahorrando, pagando
impuestos y contribuciones a la seguridad social y una parte relativamente pequeña de todos
estos recursos tienen que dedicarse a la educación y cuidado de los pequeños y a los adultos
mayores. Así, muchos de esos recursos se pueden invertir, por ejemplo, en una mayor capacidad
productiva de un país, en la forma de fábricas, infraestructura de transporte, mejores
universidades, formación técnica y superior y cientos de formas más. Al ahorrarse e invertirse
una porción considerable del ingreso nacional, no sólo se crea más y mejor empleo en el presente,
sino también en el futuro. Igualmente, los que trabajan pagan impuestos y contribuciones a la
seguridad social, recursos con los cuales gobierno puede cubrir los costos de la seguridad social
1,34
11,03
6,77
2,15
4,04
0
2
4
6
8
10
12
1950 1960 1970 1980 1990 2000 2010 2020 2030 2040 2050 2060 2070 2080 2090 2100Num
ero
de tr
abaj
ador
es p
or
cada
adu
lto m
ayor
Japón Colombia España Chile
15
en salud, vejez y riesgos profesionales. Eventualmente, si los trabajadores son muchos con
relación a la población dependiente, un gobierno previsivo y responsable puede tener excedentes
y ahorrarlos para cubrir las necesidades de la seguridad social de las generaciones futuras.
Muchos de los países que hoy en día llamamos desarrollados alcanzaron este estatus
porque, en su momento, aprovecharon plenamente su bono demográfico, educando
adecuadamente a los jóvenes, creando puestos de trabajo productivos, empleando masivamente
a la población en edad de trabajar, promoviendo la innovación, ahorrando e invirtiendo en
ampliar la capacidad productiva de sus economías.
Un ejemplo de un país que aprovechó bien su bono demográfico es Japón, como lo ilustra
el gráfico 11. En este gráfico se muestra la tasa de dependencia de los adultos mayores y la tasa
de crecimiento del PIB, durante el período 1960-2010. Durante la década de los años sesenta, la
tasa de dependencia de los adultos mayores de este país era muy baja, un 10%, de forma tal que
había unas 10 personas en edad de trabajar por cada adulto mayor. Con una gran población
trabajadora joven, Japón logró crecer a tasas de un 7% real promedio durante dicha década y
mantuvo tasas elevadas de crecimiento durante muchos años. A medida que la población
comenzó a envejecer, el crecimiento se fue atenuando, pero el ingreso per cápita a finales de la
primera década del siglo XXI se situaba ya en unos US$45 mil. Cuando la tasa de dependencia
se sitúa encima de un 30%, es ya muy difícil crecer a tasas muy altas, pero también es cierto que
deja de ser tan necesario, pues el ingreso per cápita es ya suficientemente elevado.
Gráfico 11. Tasas de dependencia de los adultos mayores y crecimiento Japón
(1961-2014)
Fuente: UN Population Division y Banco Mundial.
8,9
36,012,0%
-0,1%
-10%
-5%
0%
5%
10%
15%
05
10152025303540
1961
1963
1965
1967
1969
1971
1973
1975
1977
1979
1981
1983
1985
1987
1989
1991
1993
1995
1997
1999
2001
2003
2005
2007
2009
2011
2013
%
Tasa de dependencia (eje izquierdo) Tasa de crecimiento PIB (eje derecho)
16
3. El mercado laboral
El árbol poblacional es la primera aproximación que debe tenerse en cuenta para entender
el mercado laboral de un país. En este se muestran las principales subdivisiones de la población
desde el punto de vista de las variables laborales (ver gráfico 12).
El componente que corresponde a la oferta de trabajo, descrita en la sección anterior, se
denomina la Población Económica Activa (PEA); esta representa el conjunto de personas que
están activamente participando en el mercado laboral, sea como trabajadores o como buscadores
de empleo. La PEA a su vez está formada por dos grupos poblacionales: los ocupados y los
desempleados. Como describimos más adelante, el primero está conformado por aquellas
personas mayores de 16 que trabajan por lo menos una hora a la semana y reciben una
remuneración en dinero o en especie. También se incluyen aquellos trabajadores familiares no
remunerados que laboran por lo menos una hora a la semana. De este grupo también se
desprenden los ocupados formales, definidos como aquellos trabajadores que tienen el
cubrimiento en seguridad social establecido por la ley, contrario a los ocupados informales que
no cotizan al sistema pensional.
Por otra parte, la población desempleada se define como las personas que no tienen
empleo, pero hicieron diligencias para la consecución de un trabajo durante el último mes.
También se incluyen aquellas personas que, aunque activamente no hayan buscado empleo
durante el último mes, sí lo hicieron durante el último año y tuvieron razones válidas que
expliquen su desmotivación respecto al cese en su búsqueda activa de trabajo. Además, los
desempleados deben tener una disponibilidad inmediata para comenzar a trabajar una vez se les
ofrezca un trabajo.
En Colombia, para abril de 2017, la población ocupada es de 22,3 millones de personas,
mientras que los desocupados son poco más de 2,2 millones, por lo cual la PEA equivaldría a
casi 25 millones de personas. Esta es a su vez un componente de la población en edad de trabajar
(PET), la cual corresponde al grupo de individuos que podrían desempeñarse en un empleo. En
Colombia, el DANE (la entidad oficial de estadística) calcula la PET como el número de
personas mayores de 12 años que viven en el sector urbano y de 10 años que habitan en zonas
rurales. Esta determinación difiere de la PET que estima las Naciones Unidas para efectos del
análisis de la transición demográfica que utilizamos en la sección 2. Para efectos de esta sección,
y para realizar comparaciones con otros países, utilizaremos la PET con la población mayor de
17
16 años. Lo anterior no indica que todos aquellos en edad de trabajar deban hacerlo, muchos
deberían estar estudiando o, si ya son mayores, disfrutando de un merecido retiro, no obstante,
toda esta población se agrupa bajo la definición de población en edad de trabajar, dado que
existen personas muy jóvenes o muy mayores trabajando y, por ende, contribuyendo a la
producción nacional.
Gráfico 12. Árbol poblacional para Colombia. Datos de abril de 2017 en miles.
Fuente: GEIH-DANE, Superintendencia Financiera de Colombia
La PET por lo tanto se compone de la PEA y, por otra parte, de una población
denominada económicamente inactiva (PEI), que se conforma de aquellos individuos que tienen
edad de trabajar pero que no se encuentran trabajando ni buscando empleo. Por ejemplo, dentro
de la PEI están algunos estudiantes de secundaria y universidad, al igual que los jubilados
(pensionados o no) que no desarrollan ninguna actividad laboral, entre otros. Para abril de 2017
la PEI del país se encontraba en alrededor de 10 millones de personas y la PET se conformaba,
para el mismo periodo, por casi 35 millones de personas. Para abril de 2017, el país tuvo una
población en edad de no trabajar que agrupó a alrededor de 13,1 millones de personas, de forma
que la población total del país equivale a un total de casi 48 millones de habitantes.
De los 10 millones de personas de la PEI, 7 millones son mujeres, de las cuales el 63% se
dedican a labores del hogar, mientras que el 18% (592 mil) se encuentran estudiando. Por su
parte, el 40% de hombres de la PEI se dedican a estudiar y tan solo el 9% (129 mil) dedica su
tiempo a oficios domésticos. El tercer tipo de inactividad denominado Otra actividad en el gráfico
13 indica que la persona se encuentra incapacitada de manera permanente para trabajar, es un
Población Total 47.759
Población en edad de no trabajar 13.161
Población en edad trabajar (PET)
34.597
Población económicamente activa (PEA) 24.513
Población Económicamente Inactiva (PEI)
10.085 Desocupados
2.211 Ocupados
22.302
Informales 14.431
Formales 7.870
18
rentista, pensionado o jubilado, o simplemente no le llama la atención o no le parece que valga
la pena trabajar. La mitad de los hombres se encuentran en esta última categoría frente al 18%
de las mujeres.1
Por su parte, se ha comenzado a estudiar con mayor interés a los jóvenes entre 15 y 24
años que ni trabajan ni estudian, estos son los denominados ninis. En América Latina uno de
cada cinco personas dentro de este rango de edad es nini2 mientras que en Colombia es uno de
cada seis3, que corresponden al 5% de la PEI. Los efectos de tener una población de
aproximadamente 580.000 individuos económicamente inactiva son diversos. De acuerdo con
el Banco Mundial, la deserción escolar y la no acumulación de capital humano dentro de una
parte importante de la población pueden llegar a obstaculizar el crecimiento de la economía y,
por lo tanto, afectar la productividad del país. A su vez, estas personas son más propensas a caer
en trampas de pobreza ante la incidencia del embarazo adolescente y la falta de oportunidades
laborales en el futuro producto de su inexperiencia, factores que contribuyen a la transmisión de
la desigualdad de manera intergeneracional. En países como Colombia, que cuenta con altas tasas
de violencia, la probabilidad de enrolamiento de ninis en actividades criminales es un problema
adicional para la sociedad. Finalmente, un crecimiento acelerado de la población de ninis es otro
impedimento para que el país goce de su bono demográfico.
Gráfico 13. Población económicamente inactiva por tipo de inactividad y género. Datos de abril de 2017 en miles.
Fuente: GEIH – DANE, Cálculos propios
1 Cifras calculadas con base en las personas que respondieron a la pregunta: “¿En que actividad ocupó la mayor parte del tiempo la semana pasada?” 2 (Hoyos, Rogers, & Szekely, 2016) 3 (Ospina et. al, 2017)
2.058
592 593
129
583 751
-
500
1.000
1.500
2.000
2.500
Oficios del hogar Estudiando Otra actividad
Mile
s de
pers
onas
Mujeres Hombres
19
La población en edad de trabajar ha subido durante los últimos cuarenta años, como es
natural, dado el crecimiento poblacional mostrado en la primera sección. Como se mencionó
anteriormente, la PET está compuesta por la población económicamente activa y por la
población económicamente inactiva. El gráfico 144 muestra que en 1976 la PEI superaba la PEA,
pues la primera contaba con algo más de 6 millones de personas, mientras que los ocupados eran
5,3 millones de personas y los desocupados eran alrededor de unos 400 mil habitantes, que
sumados conformaban una población económicamente activa de 5,7 millones de personas. Para
2014 la PEI tenía 13,1 millones mientras que la PEA estaba compuesta por alrededor de 23,6
millones de personas, de los cuales 2,2 eran desempleados y 21,5 eran ocupados.
Gráfico 14. Población en edad de trabajar: Ocupados, Desocupados y PEI (1976-2014).
Fuente: DNP y DANE. Cálculos propios.
Los últimos cuarenta años revelan, por lo tanto, un crecimiento sostenido en términos
relativos y absolutos de la PEA de Colombia. En el gráfico 15 se muestra la evolución durante
este periodo de la Tasa Global de Participación (TGP), que es igual a la razón entre la PEA y la
población en edad de trabajar. Con este indicador se descuenta el crecimiento natural de la PEA,
que se deriva del incremento demográfico ocurrido para la época, de forma que un incremento
relativo de este indicador muestra, a grandes rasgos, cómo la población en edades de trabajar
decide entrar o no al mercado laboral.
El gráfico 15 muestra que desde 1976 ha aumentado de forma sostenida la TGP, pues la
PEA pasó de un 47% de la PET a un 64% en 2014; su crecimiento fue más acelerado para las
4 Las estimaciones contenidas en los gráficos 14 y 15 se realizaron con la definición de PET original del DANE: personas mayores de 12 años en las zonas urbanas y mayores de 10 en las rurales.
05.000.000
10.000.00015.000.00020.000.00025.000.00030.000.00035.000.00040.000.000
Ocupados Desocupados Población Económicamente Inactiva
20
décadas de los 70s y 80s y ha venido estabilizándose a lo largo de las dos últimas décadas. El
incremento en este indicador sugiere que durante el periodo se presentaron cambios
estructurales que aceleraron el incremento de la PEA respecto a la PEI.
Parte de este incremento puede entenderse a partir de la transición demográfica. Como
vimos en la sección anterior, la pirámide poblacional colombiana ha cambiado sustancialmente,
de forma que la porción en términos relativos de la población más joven ha venido reduciéndose
respecto a la totalidad de los habitantes del país. De esta manera, aunque los niños han tendido
a permanecer por más tiempo estudiando en el colegio durante los últimos 40 años, la transición
demográfica hacia una sociedad más vieja ha llevado a que el nivel de personas que efectivamente
se encuentran trabajando o buscando empleo, porque, por ejemplo, ya finalizaron sus estudios,
suba respecto a la totalidad de la población en edad de trabajar.
Gráfico 15: Tasa Global de Participación (1976-2014)
Fuente: DNP y DANE. Cálculos propios.
La informalidad
Como introducción a este tema, los gráficos 16 y 17 y la tabla 1 muestran los datos
demográficos y laborales de España, país que cuenta en valores absolutos con unas cifras muy
parecidas a las de Colombia. Tomando el mismo árbol poblacional de Colombia vemos que casi
47,62%
61,57%64,23%
45%
50%
55%
60%
65%
70%
21
todas las variables son muy similares excepto las de formalidad, mostrando así la importancia de
esta variable sobre el desarrollo económico de una nación, vía mayor productividad y mayor
recaudo de impuestos.
Gráfico 16. Árbol poblacional para España. Datos de abril de 2017 en miles.
Fuente: INE, Agencia Tributaria del Gobierno de España
Hacia 2017 la población colombiana es de 47,7 millones de habitantes, muy similar a la de
España (46,4 millones), y son cercanas las cifras de la Población Económicamente Activa (PEA)
y la Población en Edad de Trabajar (PET).
Pero, al revisar las cifras de los trabajadores que cotizan al sistema de seguridad la
diferencia se torna abismal, pues mientras en España cotizan 18,1 millones de personas, en
Colombia sólo cotizan 7,8 millones. Con una PEA muy similar a la de Colombia, en España
declaran renta más de 19 millones de personas, mientras en Colombia solo lo hacen 2 millones.
Estas cifras son alarmantes y reflejan el número de trabajadores informales, que para el país
europeo es solo de 316 mil personas, mientras que en Colombia los trabajadores informales
alcanzan los 14,4 millones.
Población Total 46.468
Población en edad de no trabajar
7.860
Población en edad trabajar (PET)
38.608
Población económicamente activa (PEA) 22.693
Población Económicamente Inactiva (PEI)
15.915 Desocupados
4.255 Ocupados
18.438
Informales 316
Formales 18.122
22
Gráfico 17. Demografía y mercado laboral: Colombia y España
Fuente: Colombia: DANE – SFC - DIAN; España: INE – Agencia Tributaria del Gobierno
Aunque el mercado laboral colombiano ha evolucionado de manera importante en las
últimas décadas, la informalidad en Colombia se sitúa en niveles críticos. Según el gráfico 12, de
los 22,3 millones de ocupados 14,4 millones son informales, lo que equivale a un 65% de la
población ocupada. Utilizamos la definición de informalidad como la población ocupada que no
cotiza a pensiones (tal y como lo hace la OECD o el BID). El gráfico 18 muestra nuevamente la
pirámide poblacional colombiana, pero en este caso se compara con la población formal que
cotiza para sus pensiones, que corresponde a poco menos del 35% de los trabajadores
colombianos. Aunque Colombia tiene en teoría un gran potencial para gozar de su bono
demográfico, la realidad es distinta. Los trabajadores colombianos generan ingresos y ahorran,
pero la gran mayoría no paga impuestos y tampoco cotiza a la seguridad social ya que, aunque lo
prefirieran, no consiguen empleos que cumplan con todas las protecciones laborales obligadas
por la ley, o porque prefieren crear sus propios negocios (sin el pago de impuestos y seguridad
social), ya sea como respuesta a la falta de empleo formal, para obtener mayores ingresos, o
evadir el pago de impuestos.
47.759
34.59724.513
22.302
7.870
2.130
46.468 38.608
22.69318.438
18.12219.480
0
10.000
20.000
30.000
40.000
50.000
PoblaciónTotal
PET PEA Ocupados Trab. formales Declaran renta
Pobl
ació
n en
mile
s
Colombia España
23
Gráfico 18. Pirámide poblacional. Población total y población formal (2014).
Fuente: DANE. Cálculos propios.
Una alta informalidad es muy grave porque, en primer lugar, la población estará sin
protección para los riesgos de la vejez, sin alternativas de aseguramiento ante situaciones
adversas, como la pérdida del empleo, accidentes laborales, muerte o invalidez, entre otras.
Asimismo, las firmas que se desempeñan en el sector informal tienden a ser poco productivas
debido a que no tienen acceso a crédito y a mayores mercados, lo que desincentiva la innovación
y la contratación de empleados más productivos. Un gran sector informal es entonces muy
preocupante porque contribuye a la desprotección de la población ante la vejez y otros riesgos,
y porque es tanto causa como consecuencia de bajos niveles de productividad en una economía.
El panorama de la informalidad se agrava si tenemos en cuenta las zonas urbanas y las
rurales por separado. El gráfico 19 presenta la evolución entre 2007 y 2015 de la informalidad
diferenciada por zona, definida como la proporción de ocupados que no cotizan a pensiones
sobre el total de trabajadores. Mientras en el campo la informalidad ha permanecido en valores
cercanos a un 90% desde el 2007 al 2015, en las cabeceras ha rondado el 60%. De esta forma, se
expresa una muy alarmante situación para el sector rural colombiano, ya que una porción muy
significativa de los trabajadores no tendrá una protección adecuada para su vejez, o ante riesgos
de invalidez o sobrevivencia.
(500.000) (250.000) - 250.000 500.00015243342516069788796
106
EDAD
Mujer Hombre
(500.000) (250.000) - 250.000 500.00015243342516069788796
106
EDAD
Mujer Hombre
24
Gráfico 19. Informalidad Urbana y Rural en Colombia
Fuente: GEIH
La alta informalidad en Colombia se da principalmente por dos razones: un nivel
estancado de la productividad de los trabajadores y un bajo crecimiento del PIB per cápita. Si se
evalúa la evolución de la productividad laboral para varios países del mundo, medida como el
producto interno bruto por trabajador (PEA) y se compara con el valor de Estados Unidos, se
observa que Colombia presenta un gravísimo nivel de productividad. De acuerdo con la OECD5
la productividad en Colombia es hoy en día un 25% inferior que hace medio siglo, situación que,
comparada con otros países, nos deja muy mal ubicados (gráfico 20). Según la metodología y el
diseño del gráfico 20, a un país le conviene tener tanto una pendiente lo más positiva posible, así
como una trayectoria lo más larga posible. Eso es precisamente, lo que sucede con Corea del Sur
y con China. Mientras Chile ha logrado al menos mantener sus niveles de productividad, la de
Colombia ha descendido. Además, las trayectorias de Colombia y Chile son pequeñas
comparadas con las de Corea del Sur y China, países que han experimentado verdaderas
revoluciones económicas.
En 1960, la productividad laboral de Corea del Sur era incluso menor a la de Colombia,
pues equivalía a un 15% de la de Estados Unidos. Durante los cincuenta años posteriores el país,
tras un gran esfuerzo por mejorar la educación de su población, la implementación de políticas
de industrialización y de liberalización comercial y financiera, consiguió incrementar
consistentemente la productividad laboral en su población hasta llegar a un nivel de 65%
5 Fuente: Melguizo, A y J.R. Perea (2015), “Skill gaps in emerging economies: An empirical analysis”, Working Papers, OECD Development Centre.
88,0% 88,4% 90,5% 89,3% 88,8% 90,6% 87,8% 88,3% 87,8%
63,2% 62,2% 63,8% 64,4% 63,6% 62,5% 60,7% 59,2% 58,0%
68,7% 67,8% 69,9% 70,0% 69,1% 68,7% 66,6% 65,4% 64,3%
40%
50%
60%
70%
80%
90%
100%
2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015
Informalidad rural Informalidad urbana Informalidad total
25
respecto a los de E.U. en 2010. Otro país destacado en el gráfico es China, cuya productividad
laboral permaneció relativamente estable durante gran parte del siglo XX, y solamente desde la
última década de ese siglo hasta hoy ha comenzado a tener un crecimiento sostenido, alcanzando
la productividad por trabajador de Colombia en el 2010 y con una marcada tendencia al alza.
El crecimiento económico de los países asiáticos ha sido sostenido y ha ido de la mano
con el aumento de la productividad, permitiendo un buen desarrollo económico y aprovechando
los beneficios del cambio demográfico. Mientras tanto, Chile ha experimentado un aumento en
su PIB per cápita a pesar de que no ha habido un aumento significativo de su productividad
laboral. Si Colombia no corrige la informalidad laboral y no aumenta su productividad, no podrá
aprovechar el bono demográfico para alcanzar un nivel de desarrollo económico tal como lo ha
hecho Corea del Sur.
Gráfico 20. Crecimiento Económico y Productividad Colombia, Chile, China y
Corea del Sur (1960 – 2010)
Fuente: Penn World Table y Banco Mundial
De acuerdo con Ronald Lee y Andrew Mason (2006), la transición de una sociedad rural
y agraria con altos niveles de fertilidad y mortalidad, a una sociedad predominantemente urbana
e industrial, pero con bajas tasas de fertilidad y mortalidad, viene acompañada de dos tipos de
bono demográfico. El primer bono, que dura aproximadamente cinco décadas, corresponde al
aumento en el ingreso per cápita producto del aumento en la fuerza laboral y de las bajas tasas
de dependencia. Este bono es temporal precisamente porque después de un tiempo, la fuerza
laboral será menor y las tasas de dependencia aumentarán. El segundo bono, por su parte,
proviene del ahorro que hacen las personas para su periodo de jubilación. Esta acumulación de
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
70%
1.000 10.000Prod
uctiv
idad
(Com
o %
de
la p
rodu
ctiv
idad
de
EEU
U)
PIB per cápita (Escala Log) China Colombia Corea del Sur Chile
26
activos, que se invierten ya sea al interior del país o en el extranjero, hace que el ingreso nacional
aumente y favorece el desarrollo económico.
Parece entonces que la fórmula para el desarrollo económico de un país, basado en la
experiencia de países ya desarrollados, es aprovechar completamente el bono demográfico de su
población. Sin embargo, el bono debe interpretarse como una oportunidad, no como una
garantía, pues depende principalmente de políticas públicas eficientes y de las condiciones de sus
mercados.
Colombia tiene inmensas dificultades a la hora de aprovechar plenamente los dos tipos de
bono demográfico que plantean Lee y Mason. Por un lado, el primer bono no se podrá
aprovechar plenamente si continuamos con los altos niveles de desempleo e informalidad que
tenemos actualmente. Sumado a esto, el estancamiento en la productividad de nuestros
trabajadores hará imposible un crecimiento del ingreso per cápita como el que se esperaría ver
en medio de una transición demográfica. De otra parte, nuestro país no logrará aprovechar las
bondades del segundo bono puesto que para ello se necesitaría, entre otras cosas, un incremento
en la tasa de ahorro tanto privada como pública y un replanteamiento del actual sistema de
seguridad social que colabore para hacer esto posible.
4. El impacto de la demografía y del mercado laboral sobre el
sistema pensional
Los cambios demográficos de las últimas décadas han hecho necesario un replanteamiento
de los sistemas pensionales en la mayoría de países. El envejecimiento de la población se ha
convertido en un riesgo para la sostenibilidad de los sistemas de seguridad social de reparto, en
los que los jóvenes pagan las pensiones de los adultos mayores y/o una parte del presupuesto de
una nación debe destinarse a contribuir al pago de pensiones. Pero, no sólo la demografía es
causante del urgente rediseño del sistema pensional. El mal funcionamiento de los mercados
laborales que se caracterizan por tener una gran parte de la población que no cotiza a pensión,
por el desempleo o la informalidad, hace que la cobertura sea muy baja, que los montos de
pensiones sean reducidos, o que los sistemas sean inviables. Dichos problemas se agudizan,
además, con la existencia de esquemas de pensiones “especiales” que otorgan beneficios
27
exagerados a ciertos grupos de la población. Retomando el gráfico 10, que expresa la relación
ente trabajadores activos y los adultos mayores de 65 años, vemos que dicha relación tiene una
marcada tendencia decreciente. Esta es una relación crítica para un régimen de reparto en
pensiones, pues en este sistema las pensiones se pagan con las cotizaciones que hacen los
trabajadores. A mediados del siglo pasado, Colombia tenía más de 11 trabajadores activos por
cada adulto mayor y hoy tiene 6,7. Aunque esta cifra ha caído, dados unos parámetros
pensionales razonables, si todos los trabajadores activos cotizaran, el sistema podría financiar
una mesada de los jubilados de hoy en día. Pero, como muestra la gráfica, dicha relación será de
solo 4 hacia 2030, y de 2 hacia 2060. Claramente esta tendencia hace insostenible un sistema de
reparto en el tiempo. En otras palabras, si se calcularan las obligaciones y los ingresos futuros y
se los trajera a valor presente, el sistema tendría una deuda neta.
Esta situación hace ya crítica la viabilidad de un sistema de pensiones de reparto, pero al
introducir la informalidad laboral dicha viabilidad se torna irrealizable. Tomando como
referencia la razón de trabajadores activos a adultos mayores, la informalidad en Colombia hace
que, en lugar de tener teóricamente casi siete trabajadores activos por cada adulto mayor, solo
tengamos dos que efectivamente cotizan a pensiones (gráfico 21). En otras palabras, deberíamos
estar en el punto A del gráfico 21, pero la informalidad nos arrastra hacia el punto B llevándonos
a una situación igual a la relación equivalente a la que Colombia en teoría debería tener hacia el
2060 (punto C). Con esta relación, un sistema de reparto ya no es viable hoy en día. Los jóvenes
de hoy son solidarios con los adultos mayores, pero cuando estos jóvenes sean viejos no habrá
quienes sean solidarios con ellos. Esta es una situación que, en principio, podría corregirse por
medio de reformas al mercado laboral, que permitan aprovechar todo el potencial de los
trabajadores colombianos durante su edad productiva y que faciliten su acceso al Sistema General
de Pensiones desde una temprana edad.
28
Gráfico 21. Efecto de la informalidad sobre número de personas económicamente
activas por cada adulto mayor.
Fuente: UN Population Division
En este sentido, las noticias infortunadamente tampoco son buenas. En el gráfico 22
presentamos el resultado del siguiente ejercicio: supusimos que la informalidad laboral de
Colombia, que hoy está en un 65%, cae 10 puntos porcentuales cada cinco años, hasta situarse
en un 25% hacia el año 2040. Como lo señala este gráfico, la relación de los trabajadores activos
a adultos mayores sube ligeramente, pero se sitúa en los mismos niveles de hoy hacia el año 2040.
Pese al enorme esfuerzo de formalización, la transición demográfica derrota la tendencia
favorable del mercado laboral y la relación entre activos y adultos mayores permanece inalterada.
Gráfico 22. Número de trabajadores (PEA) por cada adulto mayor en Colombia
(1950-2100)
Fuente: UN Population Division
0
2
4
6
8
10
12
1950 1960 1970 1980 1990 2000 2010 2020 2030 2040 2050 2060 2070 2080 2090 2100Num
ero
de tr
abaj
ador
es p
or
cada
adu
lto m
ayor
Japón Colombia España
A
BC
0
2
4
6
8
2015 2020 2025 2030 2035 2040 2045 2050 2055 2060 2065 2070 2075 2080 2085 2090 2095 2100
Pobl
ació
n ec
onóm
icam
ente
act
iva
/ Po
blac
ión
may
or 6
5+
Colombia Colombia con aumento en formalidad Colombia manteniendo tasa informalidad
A: 6,77
B: 2,37 C: 2,23
D: 1,04
29
Este resultado confirma la inviabilidad de un régimen de reparto en un país como
Colombia, pero – más grave aún – señala que Colombia está perdiendo el bono demográfico.
Quizá ya los perdió irremediablemente. Esta es una conclusión de este estudio que debe llamar
la atención de los líderes políticos y económicos del país.
El punto D del gráfico 22 se calculó utilizando una definición de formalidad basada en la
pregunta “¿Cotizó usted a pensiones el mes pasado?”. Si utilizamos una definición con los
trabajadores que han cotizado más de 9 meses en el último año la situación es realmente
preocupante porque se estima que de los 7,8 millones de trabajadores formales solo 2,4 millones
cotizan regularmente6. Esto quiere decir que, en lugar de haber dos trabajadores activos por cada
adulto mayor, solo hay 0,65 trabajadores formales que cotizan regularmente. En otras palabras,
estas cifras indican que el ciudadano promedio no alcanza a cumplir con los requisitos para su
jubilación porque pasa buena parte de su vida laboral desempeñándose en el sector informal, sin
cotizar al sistema de pensiones.
Si combinamos un mercado laboral ineficiente que no facilita la cotización durante la edad
de trabajar de los individuos (disminuyendo la probabilidad de cumplir los requisitos de pensión
llegada la hora), con el creciente número de adultos mayores, la población sin pensión será muy
alta.
Finalmente, terminamos esta sección con la tabla 1, que compara unas cifras de cobertura
pensional entre Colombia, España y Chile. No es de extrañar, entonces, que de los 2 millones
de adultos mayores de 65 años en Chile, 1,71 cuentan con una pensión de vejez, lo que equivale
a un 86% de cobertura pensional. España también tiene un nivel de cobertura deseable, pues de
8,77 millones de adultos mayores, 5,8 millones están pensionados (66% de cobertura). Colombia
está lejos de alcanzar estas cifras, pues de los 3,87 millones de adultos mayores de 65 años, tan
solo 945 mil cuentan con una pensión para la vejez, lo que equivale a un 24% de cobertura
pensional. Cabe aclarar que en España hay más jubilados porque cotizan 10 millones de personas
más que en Colombia, pero cotizan muchos más años y un porcentaje mucho más alto de sus
salarios que en nuestro país7. Estas cifras son alarmantes, y son un claro ejemplo del efecto de la
informalidad en la cobertura pensional en la vejez. Países como Chile y España, que cuentan con
6 Aquellas personas que cotizan más de 9 meses al año. 7 En España las personas cotizan durante 40 años y la tasa de cotización corresponde al 28% de su salario, mientras que en Colombia las personas cotizan entre 22 y 25 años con una tasa de cotización del 13%.
30
bajos niveles de informalidad, alcanzan a cubrir a más de la mitad de la población en la vejez,
mientras que Colombia está muy lejos de lograr una cobertura suficiente si no se corrige primero
el problema de la informalidad en la edad laboral de los individuos.
Tabla 1. Demografía y pensiones en Colombia y España
Cifras Pensionales
Colombia Chile España
Población Mayor 65 años 3.876 2.004 8.778
Pensionados Vejez 945 1.716 5.802
Cobertura Pensional 24% 86% 66%
Fuente: Colombia: DANE – SFC; Chile: INE – Superpensiones; España: INE (Estadística de
Afiliación de Trabajadores a la Seguridad Social)
5. Alternativas de ajustes paramétricos frente a la transición
demográfica e informalidad
En un sistema de reparto las pensiones que reciben los jubilados actuales son pagadas con
las cotizaciones que aportan los trabajadores activos de este momento. En otras palabras, las
cotizaciones que en el pasado hizo un jubilado actual fueron utilizadas para financiar las
pensiones de ese entonces. Su pensión no dependerá de las cotizaciones que este hizo al sistema,
sino de la capacidad de cotización de los trabajadores actuales y de los compromisos o promesas
hechas por los gobiernos. En este sentido la dinámica demográfica toma una relevancia única,
pues la relación de trabajadores activos por cada adulto mayor va a tender a caer en la medida
que pasan los años. La ecuación 1 refleja la anterior definición:
𝑡𝑡𝑡𝑡𝐿𝐿 = 𝑃𝑃𝑃𝑃 (1)
Donde t es la tasa de cotización, 𝑡𝑡 corresponde al salario promedio, L es la fuerza laboral,
𝑃𝑃 es la pensión promedio y A es la población de adultos mayores con pensión. Entonces, el
valor total recibido por cotizaciones actuales que es un porcentaje del salario de los trabajadores,
en un escenario de equilibrio, debe ser exactamente igual al valor de la pensión promedio para
todos los adultos mayores que reciben una mesada. Para este análisis tomaremos el escenario
ideal donde todos los adultos mayores de 65 reciben pensión. Además, suponemos que la tasa
31
de cotización es la parte de la cotización establecida por ley que se destina a la bolsa común (es
decir se descuenta comisión y seguro previsional), que en Colombia es el 13%, y para el año 2015
se tiene en cuenta un salario promedio de $1.200.000. Por otra parte, se asume que el sistema
arranca en equilibrio, y no con el déficit de 4% del PIB que tienen hoy en día, y que solamente
existe un régimen de reparto puro. En otras palabras, asumimos que no existen los regímenes
especiales ni el Régimen de Ahorro Individual con Solidaridad (RAIS).
A partir de lo anterior, se puede obtener una expresión para la pensión promedio, que será
el resultado del porcentaje de cotización, de los salarios que son definidos por el mercado laboral,
y de la relación de trabajadores por cada adulto mayor.
𝑃𝑃 = 𝑓𝑓�𝑡𝑡, 𝐿𝐿 𝑃𝑃� � = 𝑡𝑡𝑡𝑡 �𝐿𝐿𝑃𝑃� (2)
Tal y como se mencionó anteriormente, la relación �𝐿𝐿𝐴𝐴� va a tender a caer con el tiempo,
por lo cual de mantenerse todo lo demás constante la pensión promedio también caería. La
ecuación 3 muestra más claramente el equilibrio del sistema de reparto:
𝐿𝐿𝑃𝑃
1𝑅𝑅𝑡𝑡 = 1 (3)
Donde 𝑅𝑅 es la tasa de reemplazo,
1𝑅𝑅
=𝑡𝑡𝑃𝑃
(4)
Ahora bien, en un país como Colombia, donde la alta informalidad y el desempleo juegan
en contra del sistema de pensiones pues solo los trabajadores formales cotizan a pensiones la
realidad es muy distinta. En la actualidad, deberían cotizar 6,7 trabajadores por cada adulto
mayor, pero, dados los problemas del mercado laboral que reducen el tamaño de L, esta relación
baja a 2,37 trabajadores formales por cada adulto mayor. Esta última cifra es equivalente a la
relación trabajador/adulto mayor que se esperaría tener en el año 2050. Dado lo anterior, se
tendrá en cuenta el escenario realista del sistema colombiano en la ecuación 3 tal que:
𝐿𝐿𝑓𝑓𝑃𝑃
1𝑅𝑅𝑡𝑡 = 1 (5)
𝐿𝐿𝑓𝑓 < 𝐿𝐿 (6)
32
Mantener el equilibrio en un sistema de reparto puro no es fácil. El bienestar de los
pensionados y de los cotizantes se ve representado en un trade-off intergeneracional entre el
costo del aporte de los trabajadores del presente, o tasa de cotización, y el monto de la pensión
de los adultos mayores, o tasa de reemplazo. Para los ejercicios posteriores se realizó el análisis
con una tasa de reemplazo del 88% que es resultado de la pensión promedio como proporción
del salario medio si todos los trabajadores activos cotizaran al Sistema General de Pensiones.
Sabiendo esto se tiene que, para mantener el equilibrio de un sistema de reparto, debe
ocurrir alguna de las siguientes cuatro situaciones: i) que el Estado asuma el costo del desajuste
del equilibrio, ii) que la tasa de cotización incremente a medida que la cantidad de adultos
mayores crezca, iii) que la tasa de reemplazo disminuya año tras año o iv) que aumente la edad
de pensión. A continuación, se explica con detalle cada uno de estos casos.
Caso 1
La primera alternativa es sacrificar el equilibrio del sistema de reparto, al mantener la tasa
de cotización y la tasa de reemplazo constantes. En este caso, a medida que pasan los años, lo
recaudado no sería suficiente para pagar las pensiones actuales, por lo que el faltante tendrá que
ser asumido por el Estado, ya sea vía impuestos o mayor endeudamiento. Con el paso del tiempo,
la ecuación 3 deja de ser una igualdad tras la caída de �𝐿𝐿𝐴𝐴�, manteniendo todo lo demás constante:
𝐿𝐿𝑃𝑃
1𝑅𝑅𝑡𝑡̅ < 1 (7)
Donde 𝑅𝑅 = 88% y 𝑡𝑡̅ = 13%. En el gráfico 23 se presenta el desajuste del sistema de reparto
producto del desajuste natural de la edad de la población.
33
Gráfico 23: Desajuste del sistema de reparto
Fuente: Cálculos Asofondos
Partiendo de las ecuaciones 1 y 6, el costo del desajuste que debería poner el Estado es
mucho mayor en el escenario en el que solo cotizan los empleados formales:
𝑃𝑃𝑃𝑃 − 𝑡𝑡𝑡𝑡𝐿𝐿 > 0 (8)
(𝑃𝑃𝑃𝑃 − 𝑡𝑡𝑡𝑡𝐿𝐿𝑓𝑓) > (𝑃𝑃𝑃𝑃 − 𝑡𝑡𝑡𝑡𝐿𝐿) (9)
El gráfico 24 presenta los costos del desajuste como porcentajes del PIB manteniendo
una tasa de cotización de 13% sobre el salario y una tasa de reemplazo de 88%, y manteniendo
el supuesto que indica que todos los adultos mayores reciben una pensión.8
Gráfico 24: Costo del desajuste del sistema de reparto asumido por el Estado
Fuente: Cálculos Asofondos
8 El costo del desajuste se calcula como el costo anual, como porcentaje del PIB a precios corrientes, de la diferencia entre una pensión cuya tasa de reemplazo es del 88% y la pensión que arroja el modelo en equilibrio, multiplicado por el número de adultos mayores de 65 años.
0
0,2
0,4
0,6
0,8
1
1,2
201520202025203020352040204520502055206020652070207520802085209020952100
Equilibrio Tasa de cotización y de reemplazo constantes
0,0%
2,0%
4,0%
6,0%
% P
IB
costo desajuste todos contribuyendo costo desajuste solo formales
34
Una de las razones por las cuales el costo del desajuste no es mayor actualmente, tiene que
ver con el hecho de que solo un bajísimo porcentaje de las personas que cotizan se pensionan,
lo que hace que el sistema de reparto manejado por Colpensiones sea relativamente sostenible.
En un escenario en el que aumente la formalidad, este régimen tendría un desajuste mucho
mayor. Estimaciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) muestran que, de
mantenerse los bajos niveles de formalidad actuales, habría una reducción en el déficit pensional
a niveles cercanos al 1,7% del PIB anual para 2075, lo que representa una reducción importante
respecto a sus niveles actuales (de 3,9% anual). Las proyecciones del BID evidencian que, si
hubiera un incremento en la formalidad laboral en Colombia a niveles semejantes a la de países
como Chile o Uruguay, y, de mantenerse las tasas de reemplazo que existen actualmente, el
déficit de las pensiones públicas incrementaría a niveles cercanos al 6% anual para el año 2075
(gráfico 25). En otras palabras, la sostenibilidad del Régimen de Prima Media está sustentada en
la bajísima cobertura que ofrece a sus afiliados, dado el requerimiento de 1.300 semanas de
cotización, en una sociedad donde en promedio se cotizan cerca de 500 semanas.
Gráfico 25: Gasto público en pensiones como porcentaje del PIB del RPM.
Escenario base y de alta formalidad.
Fuente: (Bosch, et al., 2015)
Caso 2
Si un gobierno quiere mantener el equilibrio y a la vez mantener una pensión promedio tal
que la tasa de reemplazo sea de 88%, debería inevitablemente aumentar la tasa de cotización, 𝑡𝑡.
3,8 3,7 3,6 3,6 3,5 3,22,6 2,3 2,1 1,9 1,8 1,7 1,7 1,7
3,8 3,9 4 4,3 4,5 4,54,1 4,2 4,4 4,6 4,9
5,3 5,45,9
0,0
1,0
2,0
3,0
4,0
5,0
6,0
7,0
2013 2015 2020 2025 2030 2035 2040 2045 2050 2055 2060 2065 2070 2075
Défic
it co
mo
% d
el P
IB
Escenario Base Aumento en formalidad
35
𝐿𝐿𝑃𝑃
1𝑅𝑅𝑡𝑡 = 1 (11)
En el escenario donde todos los trabajadores cotizan a pensión, la tasa de cotización como
porcentaje del salario comenzaría en 13% en el 2015, subiría a 37% en el 2050 y finalmente sería
del 69% en el 2100. Esto quiere decir que en el año 2050 los trabajadores colombianos estarían
cotizando más de un tercio de su salario para pagar una pensión equivalente al 88% de su salario
a aquellos que están en edad de pensión. Esta situación se agrava cuando se evalúa el escenario
en el que solo los trabajadores formales cotizan, pues la tasa de cotización debería ser de al
menos 37% de su salario en 2015 y en el año 2050 debería ser del 105% de su salario. Ni hablar
del año 2100, donde se necesitaría una tasa de cotización del 198%, es decir, los trabajadores
tendrían que cotizar mensualmente dos veces su salario lograr una pensión del 88% de este. Se
puede argumentar que estos resultados exageran los montos de estas cotizaciones al asumir que
todos los adultos mayores reciben una pensión. Pero aun asumiendo que muchos de ellos
recibieron tan solo una pensión solidaria (o que la pensión promedio fuese inferior) las tasas de
cotización serían muy considerables.
Gráfico 26: Tasas de cotización para mantener una tasa de reemplazo del 88%
Fuente: Cálculos Asofondos
Caso 3
La tercera opción para mantener el equilibrio del sistema de reparto puro es reducir la tasa
de reemplazo, es decir, disminuir la pensión promedio como proporción del salario medio que
13%
37%69%
37%
105%
198%
0%
50%
100%
150%
200%
250%
2015
2020
2025
2030
2035
2040
2045
2050
2055
2060
2065
2070
2075
2080
2085
2090
2095
2100
Tasa
de
cotu
zaci
ón
Cotización para mantener 88% todos contribuyendo Cotización para mantener 88% solo formales
36
recibe la fuerza laboral L con el paso del tiempo manteniendo una tasa de cotización de 13%, de
tal forma que la siguiente igualdad se mantenga:
𝐿𝐿𝑃𝑃
1𝑅𝑅𝑡𝑡̅ = 1 (10)
El gráfico 27 presenta la evolución de las tasas de reemplazo que permiten que la igualdad
de la ecuación 10 se cumpla, teniendo en cuenta la proyección de entre 2015 y 2100 del escenario
en el que toda la fuerza laboral contribuye y el escenario realista en el que solo los formales lo
hacen. Para el año 2015, la tasa de reemplazo si todos contribuyen sería de 88%, que equivale a
una pensión de $1.056.356, pero si solo los trabajadores formales cotizaran la tasa de reemplazo
sería de 31%, equivalente a una pensión promedio de $369.725 para el mismo año. Sin embargo,
en cualquiera de los dos escenarios la caída de las tasas de reemplazo para mantener el equilibrio
a lo largo del tiempo sería inevitable.
Gráfico 27: Evolución de las tasas de reemplazo
Fuente: Cálculos Asofondos
Para evitar que la pensión promedio baje tanto en las próximas décadas, es decir, que las
tasas de reemplazo sean en el año 2100 de 6% con los actuales niveles de informalidad y de 16%
en el escenario en el que toda la población económicamente activa contribuye, la solución sería
aumentar la tasa de cotización de los trabajadores.
88%
31%
16%
31%
11%6%0%
20%
40%
60%
80%
100%
Pens
ión
com
o po
rcen
taje
del
sa
lari
o
Todos contribuyendo Contribuyen solo formales
37
Caso 4
El cuarto caso es muy similar al primero, en el que se presenta un desequilibro del sistema
de reparto, pero se desea mantener la tasa de cotización y la tasa de reemplazo constantes. En
este caso, en lugar de que el Estado asuma el faltante del desajuste, se decide aumentar la edad
de pensión de 65 a 70 años, postergando la caída de la relación �𝐿𝐿𝐴𝐴�.
�𝐿𝐿𝑃𝑃�′ 1𝑅𝑅𝑡𝑡̅ = 1 (12)
�𝐿𝐿𝑃𝑃�′
> �𝐿𝐿𝑃𝑃� (13)
Donde 𝑅𝑅 = 88% y 𝑡𝑡̅ = 13%.
El gráfico 28 presenta el desajuste del sistema de reparto con la nueva edad de jubilación
para hombres y mujeres, de 70 años, y compara el escenario evaluado en el caso 1 en el que se
mantenía una edad de jubilación de 65 años. El gráfico muestra que el escenario con la nueva
edad de jubilación (contemplado en la ecuación 12) incluso es mayor que 1 hasta el año 2030,
momento en el que alcanza el equilibrio y comienza el desajuste. Este escenario es exactamente
igual a un escenario donde se decide racionalizar la cantidad de adultos mayores que recibe una
pensión, por supuesto con el componente social de dejar desprotegidos a muchos adultos
mayores en su vejez.
Gráfico 28: Desajuste del sistema de reparto con un escenario de edad de pensión
de 65 años y un escenario de edad pensión de 70 años.
Fuente: Cálculos Asofondos
00,20,40,60,8
11,21,41,61,8
201520202025203020352040204520502055206020652070207520802085209020952100
Equilibrio edad de pensión 70 años edad de pensión 65 años
38
Es importante tener en cuenta la viabilidad de un escenario en el que aumente la edad de
jubilación de 65 a 70 años en un país como Colombia. La Ley 100 de 1993, posteriormente
modificada por la Ley 797 de 2003, creó un periodo de transición que culminaría en enero de
2015 con una edad de jubilación de 57 años para las mujeres y 62 para los hombres, por lo que
pensar en un aumento de la edad de jubilación en los próximos años no tendría gran acogida.
De todas formas, el aumento de la edad de jubilación será inevitable en el futuro por el aumento
en la expectativa de vida. Pero aun incrementando este parámetro como se plantea en el gráfico
27, aumentar la edad de jubilación a 70 años sería una solución tan solo transitoria para el régimen
de reparto puro.
Todos los casos presentados anteriormente buscan dejar intacta o la tasa de cotización o la tasa
de reemplazo, no obstante, es importante analizar las posibles combinaciones de estas dos
variables que harían sostenible un sistema de reparto. La Tabla 2 presenta las combinaciones de
tasa de reemplazo y tasa de cotización que mantienen el sistema en equilibrio, así como aquellas
combinaciones que no son sostenibles para el año 2015 y que no lo serán para el año 2050. El
panel A de la tabla considera la ecuación 3, es decir, teniendo en cuenta la fuerza laboral total,
mientras que el panel B representa el escenario en el que solo los trabajadores formales cotizan
a pensión tal y como se estableció en la ecuación 5.
Para el año 2015 y considerando el primer escenario en el que todos los trabajadores
cotizan (panel A), la mayoría de combinaciones mantienen el sistema de reparto en equilibrio.
Con una cotización de 13% como la que se tiene actualmente en Colombia, se alcanzaría una
tasa de reemplazo de hasta 88% para todos los adultos mayores en este mismo año. Pero esta
combinación de parámetros no sería eficiente para el 2050, año en el que se necesitaría una
cotización de más del 30% para mantener la tasa de reemplazo de la actualidad, o se bajaría la
tasa de reemplazo a menos del 40% si la prioridad fuera mantener una tasa de cotización del
13%. Menos alentador resulta el panorama al evaluar el verdadero escenario en el que se
encuentra Colombia en el que solo cotizan los trabajadores formales (panel B). Con una tasa de
cotización del 13% en el 2015 la tasa de reemplazo no puede ser de 88% y sería apenas del 20%9,
9 En términos prácticos esta tasa de reemplazo promedio seria la combinación de las tasas de reemplazo de las pensiones contributivas con las pensiones no contributivas, dado que este modelo está sustentado sobre la base que todos los adultos mayores de 65 deben recibir una mesada pensional.
39
combinación que, de cualquier forma, no es sostenible en el 2050. Si se mantuviera la tasa de
reemplazo actual del 88%, se requeriría una cotización de mucho más del 50%.
Tabla 2: Desajuste del sistema de reparto en 2015 y 2050
A. Con la fuerza laboral 𝑳𝑳
Tasa de cotización
5% 10% 13% 20% 30% 50%
Tasa
de
reem
plaz
o 20% 40% 60% 80% 88% 100%
B. Con la fuerza laboral formal 𝑳𝑳𝒇𝒇
Tasa de cotización 5% 10% 13% 20% 30% 50%
Tasa
de
reem
plaz
o 20%
40%
60%
80%
88%
100%
Fuente: Cálculos Asofondos
El ejercicio anterior resalta los dos mensajes más importantes con respecto a los conceptos
centrales de este documento: la demografía y la informalidad. El primero tiene que ver con el
envejecimiento de la población que Colombia está experimentando, que llevará a que haya cada
vez menos trabajadores por cada adulto mayor, haciendo que los regímenes pensionales que solo
dependen de las cotizaciones de los trabajadores se vean gravemente afectados en el mediano y
el largo plazo, y que sus mesadas pensionales sean cada vez menores. El segundo mensaje, por
su parte, es que, si se mantienen los niveles de informalidad en el mercado laboral, las mesadas
pensionales serán mucho más bajas y recaerá un peso mucho mayor sobre los trabajadores
formales, es decir quienes cotizan al sistema bajo un sistema de reparto puro.
Desajuste en 2015 Desajuste en 2050 (equi l ibrio en 2015) Equi l ibrio en 2050
Desajuste en 2015 Desajuste en 2050 (equi l ibrio en 2015) Equi l ibrio en 2050
40
6. Conclusiones
Todos los países, incluido el nuestro, enfrentan una transición demográfica que no se
puede desconocer. El envejecimiento de la población trae consigo múltiples retos en materia de
política pública, entre los cuales se encuentra un diseño institucional adecuado de los sistemas
de seguridad social, en particular de los sistemas pensionales. Ante esta realidad muchos países
están migrando hacia sistemas con elementos cada vez más cercanos a sistemas de capitalización,
de cuentas individuales fondeadas o nocionales y, en general, a esquemas en los cuales el
beneficio definido está dando paso a contribución definida. Los sistemas de reparto puro van a
tender a desaparecer y los gobiernos tienen la obligación de crear las reglas para tener sistemas
con mayor cobertura, equidad y que sean sostenibles en el tiempo.
Si bien Colombia cuenta con una relación de personas económicamente activas por adulto
mayor favorable, que si fueran formales podría hacer sostenible un régimen de reparto en el
mediano plazo (10 – 15 años como máximo), la altísima informalidad del mercado laboral nos
reduce dicha relación en casi un 70%, haciendo incluso hoy en día inviable un sistema de reparto.
La caída en la relación de trabajadores activos a adultos mayores – por cuenta de la transición
demográfica y la informalidad laboral – desvirtúa el principio de la llamada solidaridad
intergeneracional porque los jóvenes que hoy son solidarios con los mayores, cuando lleguen a
su retiro laboral, no tendrán quienes sean solidarios con ellos. Importante resaltar que esta
conclusión se alcanza bajo el supuesto que solo existe un régimen de reparto y que este arranca
en equilibrio, lo que implica que la situación actual es incluso más alarmante teniendo en cuenta
que hoy en día el sistema de reparto (RPM y los regímenes especiales) ya presentan un déficit
equivalente a 4% del PIB.
Aunque Colombia todavía goza del denominado bono demográfico, sus niveles de
informalidad y productividad laboral se han convertido en una barrera para aprovechar
plenamente este dividendo. El bono demográfico es una palanca hacia el desarrollo económico
de un país, y debe ser entendido como una oportunidad, no como una garantía del desarrollo. Si
no se acompaña con medidas que mejoren la educación y la salud y den una mayor libertad a la
economía para crecer, medidas que a su vez mejoren la productividad laboral de los trabajadores
tal y como lo hizo Corea del Sur, el país no verá cambios significativos que impulsen su desarrollo
en las décadas venideras.
41
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