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Simon Off

Date post: 24-Nov-2015
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  • La argentina y eL mundo frente aL bicentenario de La revoLucin de mayo

  • Presentacin: norberto consaniIntroduccin: roberto miranda

    colaboradores:Cristen BjergBrbara Bravi

    Guido CrilchukLucia EspostoNatalia Garca

    Agustina Gonzlez CeuninckFederico Gomez

    Florencia GuerrinaValeria LejidoLaura MonacciLuca Munaf

    Ezequiel ParmaPilar Rafanelli

    Gabriela RamrezLeandro Sanchez

    Florencia SoibelzonJuan Pablo ZabalaVictoria Zapata

    Maria Delicia Zurita

    La Plata/Marzo de 2010

    Universidad Instituto de Relaciones Centro de Reflexin en Nacional de La Plata Internacionales Poltica Internacional

    LA ARGENtINA y EL MUNDo FRENtE AL BICENtENARIo DE LA REVoLUCIN DE MAyo

    LAS RELACIoNES ExtERIoRES ARGENtINAS DESDE LA SECESIN DE ESPAA hAStA LA ACtUALIDAD

    alejandro Simonoff(Compilador)

  • La argentina y eL mundo frente aL bicentenario de La revoLucin de mayo

    aLejandro Simonoff(Compilador)

    ilustracin de tapa: diseo: Julieta Lloret

    editorial de la universidad nacional de La PlataCalle 47 N 380 La Plata (1900) Buenos Aires ArgentinaTel/Fax: 542214273992Email: [email protected]/editorial

    La EDULP integra la Red de Editoriales Universitarias (REUN)1 edicin 2010 - ISBN 978-950-34-0638-0 Queda hecho el depsito que marca la ley 11.723 2010 EDULPImpreso en Argentina

    Simonoff, Alejandro La Argentina y el mundo frente al bicentenario de la Revolucin de Mayo :

    las relaciones exteriores argentinas desde la secesin de Espaa hasta la actualidad / Alejandro Simonoff ; compilado por Alejandro Simonoff. - 1a ed. - La Plata : Uni-versidad Nacional de La Plata, 2010.

    496 p. ; 21x16 cm.

    ISBN 978-950-34-0638-0

    1. Historia Argentina. 2. Poltica Exterior. I. Simonoff, Alejandro, comp. II. Ttulo

    CDD 982

  • ndice

    Agradecimientos ...............................................................................11

    Prlogo ..............................................................................................13

    Introduccin ......................................................................................17

    Parte 1: Nacimiento, apogeo y final de la poltica exterior argentina tradicional. La adscripcin a la esfera de influencia britnica (1810-1946) .......................................................................................25

    Captulo I: La formacin del modelo de insercin (1810-1862) ......31

    Captulo II: Consolidacin y auge del modelo clsico de insercin (1862-1916) ..................................................................51

    Captulo III: Los atisbos autonomistas: las polticas exteriores de los gobiernos radicales (1916-1930) ............................................69

    Captulo IV: El bilateralismo profundizado (1930-1946) .................85

    Captulo V: La construccin territorial de la Repblica Argentina. Visiones de ganancias y prdidas en el imaginario social e histrico argentino ..........................................................................117

  • Parte 2: Las polticas exteriores frente a la inestabilidad y la tensin entre la insercin y la autonoma (1946-1983) ..............125

    Captulo VI: La poltica exterior peronista (1946-1955) ..................131

    Captulo VII: La Revolucin Libertadora (1955-1958) ....................187

    Captulo VIII: Insercin y desarrollo: el gobierno de Frondizi (1958-1962) ...................................................................203

    Captulo IX: El primer lineamiento automtico (1962-1963) ...........229

    Captulo X: La poltica exterior de Arturo Illia: el krausismo renovado (1963-1966) .................................................233

    Captulo XI: La revolucin argentina (1966-1973) ..........................257

    Captulo XII: El retorno del peronismo al poder (1973-1976) .........285

    Captulo XIII: La poltica exterior del Proceso de Reorganizacin Nacional (1976-1983) .....................................................................301

    Parte 3: Un modelo reciente de poltica exterior: el fin de la tensin entre la insercin y la autonoma? (1983-2010) ..........327

    Captulo XIV: La poltica exterior de Alfonsn (1983-1989) ............333

    Captulo XV: El neoliberalismo y el realismo perifrico (1989-1999) .......................................................................................359

    Captulo XVI: Las relaciones exteriores del gobierno de La Alianza (1999-2001) ...............................................................387

    Captulo XVII: Las relaciones exteriores del gobierno de Eduardo Duhalde (2002-2003) .....................................................399

    Captulo XVIII: Regularidades de la poltica exterior de Nstor Kirchner (2003-2007) .......................................................407

    Captulo XIX: La poltica exterior de Cristina Fernndez de Kirchner (2007-2010) ...................................................................435

  • Eplogo ..............................................................................................455

    Glosario .............................................................................................459

    Anexos (cancilleres) ..........................................................................465

    Bibliografa .......................................................................................469

    CV de los autores ..............................................................................489

  • 11AlejAndro Simonoff (CompilAdor)

    AgrAdecimientos

    En primer lugar, a los miembros del Centro de Reflexin en Poltica In-ternacional del IRI que formaron parte de esta experiencia colectiva de tres aos que demand la construccin de este texto. Tanto a los que estuvieron inicialmente y soportaron estoicamente hasta el final como a los que no y a los que se fueron sumando a lo largo del camino.

    Fue un sendero con obstculos para un proyecto sin financiacin, pero donde a pesar de ello prevalecieron las ganas de hacer, aprender, escribir y debatir. Fue el producto del aporte desinteresado de todos ellos que pusieron su tiempo, su sapiencia, sus ganas.

    Un trabajo de artesanos, en plena sociedad posmoderna, con la paciencia y dedicacin que representaba un desafo de tal envergadura historiar doscientos aos de relaciones internacionales de la Argentina.

    En segundo lugar, a Roberto Miranda y Norberto Consani quienes nos estimularon, no solo con su valioso aporte para el libro, sino al crear las condiciones necesarias para que llegramos a buen puerto, aportando ideas cuando esto no era ms que un bosquejo, y el espacio institucional y fsico para realizar las reuniones, el Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata.

    Y finalmente, al Secretario General de la Universidad, Doctor Fernando Tauber y a la gente de la Editorial de la Universidad Nacional de La Plata,

  • 12 lA ArgentinA y el mundo frente Al biCentenArio de lA revoluCin de mAyo

    principalmente a la Doctora Florencia Saintout y al Licenciado Ulises Cremonte que facilitaron la publicacin de esta obra.

    A todos ellos mi profundo agradecimiento,

    dr. alejandro SimonoffCompilador

  • 13AlejAndro Simonoff (CompilAdor)

    Prlogo

    Poco tiempo despus de fundar el Instituto de Relaciones Internacionales (IRI) de la Universidad Nacional de La Plata en 1990, pensamos que uno de los objetivos del mismo deba ser la creacin de un centro de reflexin sobre la Poltica Internacional, en el cual se trabajara sobre los grandes cambios que se producan en el escenario mundial, como as tambin dejar consti-tuido un mbito donde se analicen y debatan las perspectivas y prospectivas de los mismos sobre la futura configuracin del sistema internacional y su influencia en la formulacin de nuestra Poltica Exterior.

    En ese sentido, en el ao 1995, creamos el Centro de Reflexin en Poltica Internacional (CERPI), contando entre sus primeros integrantes al profesor de nuestra Maestra en Relaciones Internacionales, Roberto Miranda y los alumnos de la misma en ese momento, Edgardo Paltrinieri y Alejandro Simonoff.

    Posteriormente, con la coordinacin de los profesores Miranda y Si-monoff, se comenz a realizar un seguimiento y debate de los grandes acontecimientos internacionales que se producan en la escena mundial y que afectaban a la regin, la subregin y a nuestro pas, utilizando todos los instrumentos e instancias del Instituto.

    As fue que se elabor desde el ao 2002, El Informe de Poltica Ex-terior Argentina, en una primera instancia en el Boletn de Informaciones del IRI y posteriormente en el ao 2003, en nuestra revista Relaciones Internacionales; en ese mismo ao comenz a salir tambin en el Anuario en Relaciones Internacionales.

  • 14 lA ArgentinA y el mundo frente Al biCentenArio de lA revoluCin de mAyo

    El continuo y organizado trabajo del CERPI, se vio reflejado en el aumento de la participacin de estudiantes y docentes de diferentes unidades acadmicas de nuestra Universidad y de otras casas de estudios.

    Adems del Programa de Seguimiento de la Poltica Exterior, desde el 2002, algunos integrantes del Centro formaron un equipo de investigacin para analizar Los veinte aos de Poltica Exterior en Democracia, que trabaj durante el perodo 2002-2005.

    En el ao 2007, se realiz otro proyecto de investigacin sobre la parti-cipacin de los nuevos actores subnacionales en el nuevo contexto mundial con el trabajo La gestin subnacional de las relaciones internacionales en el marco de la globalizacin. El caso de la provincia de Buenos Aires.

    A partir de esa fecha y teniendo presente la cercana del Bicentenario de la Revolucin de Mayo, cumpliendo con uno de los objetivos centrales que inspir la creacin del CERPI, que consiste en constituir un mbito de capacitacin, actualizacin y produccin acadmica de nuestra Poltica Exterior, el profesor Dr. Alejandro Simonoff, (egresado de la Maestra y del Doctorado en Relaciones Internacionales de nuestra Universidad) elabor la idea, planific y coordin el proyecto que es la base de este libro.

    Vaya nuestro reconocimiento entonces, al amigo y Coordinador del CERPI, Dr. Simonoff que cumpliendo cabalmente con una de las funciones centrales de toda institucin universitaria que se precie de tal, que es la formacin de recursos humanos, no solo nos entrega la posibilidad de contar con una obra que el orgullo de todos, del IRI y de la comunidad universitaria platense, sino que adems permiti durante todo estos aos el crecimiento cuantitativo y cualitativo del grupo que integra el Centro.

    Finalmente, quisiera expresarle a Cristen Bjerg, Brbara Bravi, Guido Crilchuk, Lucia Esposto, Agustina Gonzlez Ceuninck, Natalia Garca, Federico Gomez, Florencia Guerrita,

  • 15AlejAndro Simonoff (CompilAdor)

    Valeria LejidoLaura Monacci, Luca Munaf,Ezequiel Parma, Pilar Rafanelli, Gabriela Ramrez, Leandro Sanchez , Florencia Soibelzon, Juan Pablo Zabala, Victoria Zapata, Mara Delicia Zurita

    y tambinal amigo y profesor Roberto Miranda, nuestro reconoci-miento por este gran trabajo, que sin ningn tipo de retribucin material, solo imbuidos de una gran vocacin acadmica lo hicieron posible. Es una importante contribucin al Bicentenario de la Patria.

    Prof. dr. norberto consani

    DirectorInstituto de Relaciones Internacionales

  • 17AlejAndro Simonoff (CompilAdor)

    introduccin

    de lA ArgentinA PArA-coloniAl Al Pos-default. lA ActuAlidAd de los

    doscientos Aos de su PolticA exterior

    Roberto Miranda1

    A partir de 1810 la Argentina comenz a sostener su soberana tratando de superar la condicin de colonia. Se estableci como un pas formalmente independiente. Pero la entonces estructura econmica mundial y la divisin jerrquica y espacial del trabajo, junto a la complicidad poltica de las elites nacionales, muchas veces le impedan quebrar o reducir la dependencia para-colonial. Sin embargo la precariedad como Estado, las luchas intestinas y las amenazas externas, no fueron obstculos para que en todo momento el pas buscara el reconocimiento internacional como unidad poltica.

    En el anlisis del pasado no podemos obviar la relacin entre el proceso que se desarrolla y las categoras que en esa circunstancia pretenden repre-sentarlo. Justamente, el reconocimiento internacional como actor estatal fue el gran objetivo de la poltica exterior de la poca. No haba posibilidad alguna para considerar que la Argentina se incorporaba al mundo como pas perifrico, cosa que se pudo interpretar desde la contemporaneidad. A doscientos aos, a pesar de las pocas de esplendor, esta situacin no ha variado.

    1. Investigador Independiente del Consejo Nacional de Investigaciones Cientficas y Tcni-cas. Profesor de posgrado de relaciones internacionales en la universidad nacional de la Plata y en la Universidad Catlica de Santa Fe. Profesor de grado de Poltica Internacional Argentina en la universidad nacional de rosario.

  • 18 lA ArgentinA y el mundo frente Al biCentenArio de lA revoluCin de mAyo

    En 2010 el periferismo est presente. La globalizacin financiera con sus consecuencias y los desaguisados locales de las clases dirigentes, han tenido que ver con esa persistencia sembrando crisis y entorpeciendo alternativas vlidas para la etapa del pos-default. No ha sido casual la ausencia de una orientacin de poltica exterior. La falta de consenso en torno a un proyecto poltico, la submodelizacin de la economa y la creciente fragmentacin sociocultural pueden dar cuenta del porqu de aquella ausencia. Pero tales estimaciones tal vez estn emparentadas ms intensamente con lo sucedido en las ltimas dcadas. Lo que aqu importa preguntarse es sobre qu cosas de las dos centurias de la poltica exterior an estn en discusin.

    A nuestro entender existen cuatro conceptos que testimonian la actualidad de los aspectos de poltica exterior que no fueron resueltos, y que por lo tanto reforzaron el mencionado periferismo argentino. Uno de ellos es el concepto de identidad internacional. Cuando la Argentina busc el reconocimiento de los dems pases del mundo, mostr un proceso de emancipacin muy ligado a lo que tericamente conocemos como Estado-Nacin y que en Amrica Latina, en general, fue muy peculiar. As fue posible el surgimiento del proyecto intencional de cambio luego de la batalla de Pavn, en setiembre de 1861, que le dio un contenido poltico a la identidad nacional, pero que curiosamente esa identidad no se extrapol a una identidad internacional.

    Entre otras cosas porque ese proyecto, al ser reduccionista y limitado a la economa y a la cultura de la pampa hmeda, no se interes por una alta poltica para ser llevada al mbito de las relaciones internacionales, ya que en el mundo ese proyecto slo busc afanosamente su prestigio como tal. Por ello, en lugar de una poltica de poder de largo aliento enmarcada en referencias identitarias y con proyeccin internacional, la Argentina de entonces slo se conform con tener una poltica de prestigio que si bien fue aprovechada, en el tiempo no pudo ser sostenida porque, precisamente, desaparecieron las bases socioeconmicas y socioculturales que sustentaban aqul proyecto.

    El haber descubierto tardamente la pertenencia a Amrica Latina, fue una muestra de que desde el siglo xix no se haba pergeado una identidad internacional, ms all del irrestricto eurocentrismo que se anidaba en la poca. El descuido territorial, tanto hacia fuera como hacia adentro, tambin fue un ejemplo de vaco de perspectiva internacional junto al aislamiento externo que por momentos caracteriz al pas, a pesar de que era una poten-

  • 19AlejAndro Simonoff (CompilAdor)

    cia media con posibilidades de aumentar su capacidad de influencia en la regin, ms de la que ya tena por el apartamiento de otros pases. Cuando hubo intentos de conformar la identidad internacional mediante diferentes variantes polticas e ideolgicas, la Argentina era inestable, sobreviva dividida y el debate especfico quedaba recortado entre occidentalismo y latinoamericanismo. Si bien durante la Guerra Fra esto fue una suerte de ficcin terica, no se puede negar que form parte del paisaje a travs del cual el pas estuvo comprometido a nivel externo, hasta el punto que las incoherencias y contradicciones que fue sumando le sirvieron al mundo para estereotipar negativamente a la Argentina.

    En estos momentos la vacancia identitaria de nuestro pas en el mbito internacional es ms que evidente. En trminos constructivistas, y aqu corresponde temporalmente aplicar sus categoras, est claro que el pas no slo tiene cercenadas sus capacidades materiales, sino que tambin adolece de aspectos ideacionales. En este sentido hubo gobiernos que procuraron dar seales ligadas a cuestiones de poder blando, aunque fueron expresiones sueltas y cuya duracin se limit al perodo de gestin de quien las emiti. Pero la sociedad civil no pudo traducir sus intereses en las instituciones pblicas porque stas se fueron deteriorando, de modo tal que el aparato estatal entre otras cuestiones dej de corporeizar sus principios y valores hacia el contexto externo.

    Este ha sido uno de los motivos por los cuales la poltica exterior ha padecido un desierto discursivo. No hubo menciones consistentes sobre las aspiraciones del pas como Nacin en el contexto de las naciones, tampoco sobre hacia dnde poda ir para distinguirse de otros pases, fundamental-mente de aquellos que tenan un status internacional similar, y menos an, acerca de qu lugar le correspondan a los intereses de la ciudadana en el marco de una identidad internacional.

    Precisamente, la cuestin de los intereses de la ciudadana nos lleva a otro de los conceptos que expone la actualidad de los aspectos no resuel-tos en los doscientos aos de poltica exterior. Nos referimos al inters nacional. Es sabido que diferentes definiciones mueven a este concepto tan representativo de la tradicin de las Relaciones Internacionales. Es un concepto que por su propia evolucin siempre ha estado en el debate poltico y acadmico. En todo el mundo, los distintos contextos, gobier-nos y relaciones de poder le dieron contenido al inters nacional en los

  • 20 lA ArgentinA y el mundo frente Al biCentenArio de lA revoluCin de mAyo

    respectivos pases. As tenemos un abanico generoso de significados que se le fueron adjudicando a ese inters, desde la preservacin de la integri-dad territorial hasta el bienestar de la poblacin, pasando por la custodia de valores culturales o del aparato productivo, por citar algunos entre varios. Como suele sealarse, este inters termina siendo el inters de los hacedores de la poltica exterior, es decir, de quienes deciden o hacen decidir porque tienen la mayor capacidad de imposicin en la formulacin de esa poltica.

    De algn modo, y sin nimo de extender este punto de vista, el inters nacional en la poltica exterior argentina ha sido determinado de esa forma. Ese inters que se bas en impulsar a la Argentina como actor internacional cuando era un pas embrionario, que sirvi de excusa para proteger el comercio exterior, por ejemplo durante las guerras mundiales, y que tambin se ideologiz frente a la supuesta amenaza comunista en el conflicto Este-Oeste, fueron algunos de los tantos contenidos que la circulacin del poder y las clases dirigentes le dieron al inters nacional, segn las circunstancias y las estructuras sociales.

    Sin embargo, ms recientemente, la posguerra fra y la globalizacin, en apariencia anularon el sentido poltico que tena tal inters, ms all del contenido. Por un lado, porque se lo pretendi licuar con intereses de mayor envergadura a nivel regional, global o en alianza con el hegemn, y por el otro, porque se crey que el institucionalismo internacional nos llevaba a la supranacionalidad gubernamental. Pero no fue as, y la regla realista de que en relaciones internacionales priman los intereses por encima de las afinidades ideolgicas y emocionales al parecer ha estado vigente. Frente a esto nuestra poltica exterior, que se supone que debera ser una combinacin de intereses particulares, no ha tenido ninguna continuidad histrica en la definicin relativa al inters nacional que el pas ameritaba.

    Es difcil afirmar qu es lo que est primero si la identidad internacional o el inters nacional. Lo que s podemos asegurar es que en la evolucin de la poltica exterior argentina, la relacin entre la identidad interna-cional y el inters nacional ha sido intrascendente, y ambos conceptos han tenido que ver con un problema que a dos centurias sigue afectando enormemente al pas como es el de su posicionamiento en el mundo. Al respecto consideramos que la insercin es un concepto fundamental de la poltica exterior, el tercero de los trminos que elegimos para dar cuenta de la actualidad de los aspectos indeterminados del pasado.

  • 21AlejAndro Simonoff (CompilAdor)

    No es este el lugar para la discusin terica sobre la cuestin de la inser-cin internacional del pas. Lo que s sealamos es que el bicentenario de la Nacin pone en evidencia que la Argentina, a pesar de algunos intentos interesantes que por diversos motivos se frustraron, no pudo revertir el pro-ceso de des-insercin que experiment como consecuencia de la insercin excluyente que sostuvo desde la segunda mitad del siglo xix hasta el nuevo orden internacional surgido en 1945. Lo alarmante de ese proceso no fue que signific una especie de estancamiento cualitativo de su poltica ex-terior como si el pas hubiese ingresado en un perodo de hibernacin. Lo inquietante fue que la Argentina, como actor internacional, ha registrado un retroceso ya no slo en el mbito mundial sino tambin en el regional, siendo esto ltimo quizs lo ms serio porque entre otras cosas revel la carencia de un esquema que la diferenciara durante la reconfiguracin del poder que se dio en los ltimos veinte aos, aproximadamente.

    Se ha sostenido que el pas no encontr sus pistas de insercin externa porque no supo construir poder desde los espacios de negociacin que fue brindando la interdependencia asimtrica, sobre todo a partir de los setenta del siglo pasado, como as tambin desde el aprovechamiento de las oportunidades de los distintos regmenes internacionales, que se multiplicaron desmesuradamente en torno a la globalizacin. Si bien esta perspectiva neoinstitucionalista ha tenido un importante grado de asidero por los resultados que obtuvieron otras potencias medias, vale destacar que el poder que hubiese logrado la Argentina mediante los espacios de negociacin, iba a ser una suerte de poder en cuotas al no existir una poltica de insercin que lo armonizara en relacin a los factores doms-ticos y externos del pas.

    Por ello, cuando se habl de insercin se apunt al segmento econmico-comercial pretendiendo que esto resolviera el posicionamiento internacio-nal del pas. De esta forma se obvi un aspecto principal como era que tal preferencia deba inscribirse en una poltica de insercin, amplia y estable, inspirada en una identidad internacional y justificada a travs de intereses nacionales permanentes. En otras palabras, a la insercin se la entendi como una herramienta aislada y cuasi salvadora, de mediano alcance, y bajo un criterio de poder gubernamental en lugar de poder estatal, que era lo que corresponda.

  • 22 lA ArgentinA y el mundo frente Al biCentenArio de lA revoluCin de mAyo

    Pero no ha sido la falta de una poltica de Estado sobre la insercin del pas en el mundo la que ms incidencia tuvo en su retroceso internacional. En doscientos aos esto puede llegar a ser interpretado como anecdtico. Lo ms significativo del raquitismo de la poltica exterior de la Argentina como pas perifrico, tiene que ver con que en el tiempo no sostuvo una estrategia autonomista. En este sentido la autonoma es el cuarto de los conceptos a travs del cual podemos dar fe de la vigencia de los aspectos no resueltos del periferismo de nuestro pas. Es notable como a partir de 1810 la indepen-dencia y el reconocimiento diplomtico eran aspectos fundamentales para reducir y eliminar la dependencia para-colonial, y en la llegada a 2010 el pas no pudo frenar la aceleracin de su cada internacional con el pos-default, porque entre otras cuestiones, arribaba sin una estrategia autonomista.

    Esto signific que Argentina, ao tras ao, se alejara de la ampliacin de su capacidad de decisin propia. Alguna responsabilidad han tenido los distintos condicionantes externos, en determinados casos de tremenda gra-vitacin. Pero los problemas de las clases dirigentes de cmo percibieron el mundo, sus faccionalismos y sus criterios hegemonizantes en torno al poder nacional, han conspirado para que el pas no lograra reducir los niveles de de-pendencia econmica, militar y tecnolgica. Como hemos sealado en otras ocasiones y desde hace tiempo, fall la autonoma poltica. Hasta el punto en el que de la periferia pos-colonial de la que se propuso salir Argentina en el siglo xix a travs de una construccin subordinada del poder, pas a la periferia regional a principios de la presente centuria, revelando un escaso margen de maniobrabilidad externa como para sumar poder.

    Sin autonoma, y por lo tanto sin una poltica diplomtica de alto perfil, no fue posible recortar costos y riesgos tanto en las diferencias econmicas que el pas tuvo con distintos actores, como en relacin a los posicionamientos internacionales que iban logrando algunas potencias medias. Tampoco le alcanz para tener capacidad de adaptacin y en consecuencia capacidad de negociacin. La adscripcin al poder de las potencias dominantes no ensanch mrgenes de autonoma, como lo suponan algunos enfoques. El poder prestado, o el poder por invocacin a un tercero, no existieron.

    Paralelamente, si bien la ventaja derivada de la regionalizacin fue ms que importante porque a Argentina le aument mucho ms poder frente a lo que le podan brindar posiciones nacionales o aisladas, ese poder necesario no ha sido suficiente para sostener polticas autonomistas. S fue el caso

  • 23AlejAndro Simonoff (CompilAdor)

    del presidente brasileo Fernando Cardoso, que en su momento enarbol la autonoma por la integracin porque a sta la impuls como un medio dentro del marco de una estrategia autonomista que Brasil vena teniendo en su poltica exterior y la cual perdur inclume, muy distinta a la realidad de nuestro pas donde esa estrategia no prevaleci.

    Tanto la identidad internacional y el inters nacional, como la insercin externa y la autonoma, son cuatro conceptos que ms all de sus respectivas definiciones y discusiones, representan como hemos sealado la actualidad de lo que no fue viabilizado en los doscientos aos de la poltica exterior argentina, y cuyo resultado se evidencia en el estado en el que internacio-nalmente se encuentra el pas. Los soportes fcticos y analticos de esos conceptos, por llamarlo de algn modo, estn rigurosamente desarrollados a travs de distintos pasajes de esta obra imaginada, diseada y dirigida por el coordinador del Centro de Reflexin en Poltica Internacional (CERPI) del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata, Dr. Alejandro Simonoff.

    La obra es el resultado de un trabajo de investigacin en equipo sobre una lnea de estudio apasionante e inacabada como es la problemtica de la poltica exterior argentina, en este caso desde la ptica longitudinal a propsito del bicentenario de la Nacin. Los valiosos aportes de los inves-tigadores del equipo que forman parte del CERPI giran alrededor de tres ejes ordenadores.

    El primero se refiere a las tendencias profundas de la poltica exterior argentina que se fueron configurando entre 1810 y 1946. Se trata del anlisis de las consecuencias de la dependencia para-colonial y de la instituciona-lizacin de la dependencia nacional, donde lo ms relevante es el estudio de los supuestos y mecanismos de la insercin excluyente que la Argentina engendr en ese tramo de su historia, y que termin por desmoronarse.

    En el segundo eje se desarrollan las vicisitudes de la poltica exterior argentina entre 1946 y 1983, principalmente sobre cmo incidi en ella la combinacin de factores domsticos y variables internacionales. En un caso, se tratan las situaciones a travs de las cuales el cambio de rgimen poltico y la poltica econmica le dieron discontinuidad a la diplomacia, y en el otro, los procesos en los que la presin de los intereses de la Guerra Fra contribuy a la inestabilidad argentina y por ende en su vnculo con el mundo. Por otra parte, en este perodo se considera la relacin de los

  • 24 lA ArgentinA y el mundo frente Al biCentenArio de lA revoluCin de mAyo

    fracasos de insercin externa con el abortamiento de algunas de las polticas autonomistas que se impulsaron.

    Por ltimo, en el tercero de los ejes se vuelcan los resultados y comen-tarios de la investigacin realizada relativos a las relaciones internacionales de Argentina, redemocratizada en 1983. No ha sido fcil esta tarea. No slo porque todo proceso reciente denota una complejidad analtica, sino tambin porque las ltimas dcadas de algn modo constituyen un parmetro para compulsar la evolucin de doscientos aos. En determinado punto ayudan a definir dnde ha estado el pas internacionalmente hablando y dnde est en su bicentenario. Por eso en este eje observamos las opciones fallidas de la poltica exterior y, particularmente, las aproximaciones truncas que sta poltica experiment hacia actitudes, decisiones y acciones autonomistas. No es casual entonces descubrir en las pginas de este eje, los motivos y contextos por los cuales Argentina, en lugar de llegar a 2010 sosteniendo la idea autonomista, asiste doliente a su retroceso internacional que ya es estructuralmente muy preocupante.

  • PaRte 1

    NaCImIeNTo, aPogeo y FINal de la PolTICa exterior ArgentinA trAdicionAl: lA

    adSCrIPCIN a la eSFera de INFlUeNCIa britnicA (1810-1946)

  • 27AlejAndro Simonoff (CompilAdor)

    Desde los primeros planteos independentistas, nuestro pas busc la forma de relacionarse con el mundo. En esta fase formativa de la poltica exterior argentina, durante el lapso que va desde 1810 hasta 1862, el Estado Nacional no existi, y aqu como dijo Ozlak pudo verse como se fueron superando las contradicciones subyacentes en la articulacin de los tres componentes economa, nacin y sis-tema de dominacin que conformaran al Estado nacional (Oslak, 1999: 25).

    En el plano de la poltica exterior existieron por lo menos dos fases rela-cionadas con la construccin del Estado argentino. Por este motivo encontra-mos dos partes: una primera etapa (1810-1829) que estuvo determinada por los inconvenientes de esa construccin gobiernos y formaciones estatales dbiles, en muchos casos sin legitimidad que se la pudo denominar de hechos, o etapa de pre-poltica exterior argentina. La segunda tuvo que ver con la existencia de la Confederacin Argentina (1829-1862): se forma-liz una poltica exterior sobre la representacin exterior de la provincia de Buenos Aires en la poca rosista y luego, tras su cada, por la cristalizacin de dos entidades: la propia Confederacin y el Estado de Buenos Aires, fue la etapa que la denominamos de proto-poltica exterior argentina.

    Tal vez el aspecto ms destacado fue la creciente importancia de la poltica britnica en el pas. Este hecho no explic necesariamente todas las situaciones. La primera fue la bsqueda del reconocimiento aspecto fundamental para los nuevos pases en la lgica del siglo xix, privilegio al cual accedi nuestro pas luego de quince aos de intentarlo, sobre todo con Gran Bretaa y Estados Unidos quienes balanceaban la situacin del hemisferio con la de Europa.

    Cuando la revolucin industrial gan nuevo impulso, y con el abandono del esclavismo en las naciones centrales se generaron condiciones para la transformacin poltica y econmica, cosa que ocurri con la derrota en Caseros y con la emergencia de un modelo econmico agroexportador que sostuvo las pautas bsicas de la poltica exterior tradicional. Aunque ste debi esperar los tiempos polticos que llegaron con la consolidacin del Estado Nacional tras la unificacin de la Confederacin y el Estado de Buenos Aires en 1862.

    Fue evidente que existi un largo proceso de creacin y legitimacin estatal del pas, que su ausencia influy en las vinculaciones con el mundo y por ese motivo nuestra poltica exterior no comenz antes de esa fecha. Si bien la culminacin de este proceso estuvo en torno a 1880, se cree que

  • 28 lA ArgentinA y el mundo frente Al biCentenArio de lA revoluCin de mAyo

    en la asuncin de Mitre en la presidencia de la Repblica Argentina, ya estuvieron presentes muchas de las tendencias profundas, aunque existen tensiones y no siempre se articularon en torno a la lgica de la afiliacin a la esfera de influencia britnica.

    Hacia 1880, Argentina logr un modelo de insercin bajo la adscripcin a la esfera de influencia britnica, el mismo se correspondi a una situacin del desarrollo de la economa mundial y local que permiti la elaboracin de un modelo tradicional de insercin cuyas principales caractersticas fueron, la ya sealada afiliacin, la oposicin a Estados Unidos, una triangulacin comercial entre esos dos pases, el aislamiento de Amrica Latina, el equilibrio regional y una debatida debilidad territorial.

    Tras la gran guerra el escenario mundial y nacional empezaron a cambiar y se hizo necesario un cambio de estrategia. Por ese motivo durante los gobiernos radicales encontramos los primeros atisbos autonomistas sobre la base de una diversificacin de las exportaciones, la redefinicin del concepto de soberana y el lugar privilegiado de la regin no slo como bsqueda de una alianza poltica, sino como el punto de partida para toda una accin exterior, reflejo de una realidad econmica cada vez ms palpable.

    La crisis de 1929 puso fin al escenario mundial decimonnico, los gobiernos conservadores continan con las polticas de preferencia hacia Gran Bretaa pero se rompi el consenso apareciendo otras opciones ms evidentes. Es el bilateralismo profundizado (1930-1946).

    Los europeos perdieron su preeminencia y observamos que desde 1930 y sin lugar a dudas desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, nos alejamos de su rea de influencia. Esta prdida se complement con la afirmacin de la influencia econmica norteamericana que desplaz a aquellos. Pero sta no tuvo paralelamente una correspondencia con la decisin de integrar plenamente su bloque o por lo menos, de una manera constante. Creemos que la oposicin a Estados Unidos sigui una cierta inercia que complicaba la agenda bilateral.

    A estos problemas econmicos se le sumaron los polticos, concreta-mente la poltica de neutralidad seguida en la Segunda Guerra Mundial que caus fuertes resquemores. Esta actitud marc la diferencia entre estar en la rbita britnica o en la norteamericana, ya que la segunda no dej margen para decisiones propias de ningn tipo, cosa que la primera lo haba

  • 29AlejAndro Simonoff (CompilAdor)

    tolerado, bastaba la aceptacin del inters mutuo de las elites argentinas y de Londres.

    Mas all del consenso existente en torno a todo este periodo, existieron diferencias analticas, una de ellas fue el debate en torno a la cuestin territorial. Aqu los anlisis giraron de posiciones extremas, las ms tradicionales vinculadas a la idea de prdida territorial, como el caso de Gustavo Ferrari, quien entendi a la debilidad territorial como producto de la influencia de la tradicin espaola que fue abierta a la conquista pero luego indiferente para su defensa debido a la abundancia de tierra frtil (Ferrari, 1979: 18-28). Aunque para Puig existi claramente una debilidad, esta se relacion no tanto con esos fundamentos, sino con el modelo de insercin (Puig, 1975).

    En cambio, para Carlos Escud en la dcada del ochenta del siglo xx, existi una expansin, definida por la relativizacin del utis posidetis y la afirmacin del concepto de res nullius (Escud, 1990). Ms recientemente parecieron posiciones ms matizadas, como la de Guillermo Figari, que consider que esta poltica fue de status quo porque oscil entre el expansionismo y la autorrenuncia (Figari, 1993), o el caso de Pablo Lacoste, que estableci tres ncleos (el efectivo, el jurdico y el imaginario) desde donde no solo se aportaron elementos para una mayor complejidad en el anlisis, sino tambin una riqueza sustancial para ver este problema (Lacoste, 2003).

  • 31AlejAndro Simonoff (CompilAdor)

    cAPtulo i

    la FormaCIN del modelo de INSerCIN (1810-1862)

    Gabriela S. RamrezLeandro e. Sanchez

    El presente captulo aborda las cuestiones internacionales que dieron marco y tambin sustancia a los hechos histricos que encuadraron la gestacin de la Nacin y surgimiento del Estado Argentino. Se refiere en especial a determi-nados aspectos de estas relaciones, preferentemente a aquellos vinculados con las acciones de las polticas exteriores europeas y las reacciones de las distintas conformaciones polticas previas a la ordenacin del Estado Argentino.

    Por este mismo hecho, y siguiendo una definicin conceptual que atravie-sa las distintas corrientes tericas, es inverosmil hablar de poltica exterior argentina en este perodo.

    En cualquier estudio histrico toda divisin cronolgica tiene un valor instrumental ms que estrictamente conceptual; pero dicha divisin es necesaria. Esta obvia advertencia parece pertinente cuando se trata de la iniciacin de la vida nacional de nuestro pas. La extrema volatilidad de las polticas y actitudes de los diferentes dirigentes y conformaciones polticas de este perodo son fases de un proceso y a menudo los cambios de frente no son sino recomposiciones de adaptacin.

  • 32 lA ArgentinA y el mundo frente Al biCentenArio de lA revoluCin de mAyo

    La gestacin

    Se podra aseverar con evidencia que los tratados de Utrecht (1713 y 1715) separan en dos la historia de las relaciones entre la Metrpolis y la India.

    En lo poltico, acab con el centralismo paternalista de Austria para reemplazarlo por el burocrtico de los Borbones; las Indias dejaron de ser consideradas reinos personales del monarca, para ser colonias dependientes de la administracin espaola (Rosa, 1981: 351).

    Econmicamente, ser cada vez ms fuerte la influencia comercial britnica. Desaparecern las flotas de galeones, reemplazadas por navos de registro y las barreras al trfico con Europa comenzarn a levantarse. Cabe resaltar que pese al esfuerzo continuo y coordinado de Espaa por desarrollar una poltica mercantilista, Amrica no llegara jams a ser colonia econmica de Espaa (Rosa, 1981: 351).

    A nivel internacional, Espaa pas a ser una potencia de segundo orden, de ah en ms atada a Francia o Inglaterra segn las fluctuaciones interna-cionales.

    As como Utrecht separ la historia en dos, el Tratado de Methuen (1703) entre Gran Bretaa y Portugal produjo la primera gran fisura, pues como consecuencia inmediata los barcos britnicos soslayaran con frecuencia el puerto de Lisboa y llegaran directamente al mercado portugus en Amrica, con derivaciones progresivas hacia las colonias espaolas dando entidad a la prctica del contrabando.

    Una segunda consecuencia fu la emancipacin de las colonias britnicas en Amrica del Norte, por lo cual la metrpolis introdujo reformas poltico institucionales, lase las Provincias Internas de Occidente y Oriente, que resultaran estriles en cuanto a la preservacin territorial.

    Sin embargo, es la amenaza napolenica la que terminara por desinte-grar el imperio ibrico. Primero, por la estrepitosa derrota y destruccin de la flota espaola en Trafalgar (1805); y segundo, a partir de 1808, cuando la invasin napolenica a la Pennsula Ibrica, iniciada en 1807 en Portugal, se extendi sobre el territorio espaol.

    En consecuencia, la poltica internacional espaola se complic en extremo y ms que nunca debi reorganizar sus relaciones respecto a sus dominios. Su principal preocupacin qued centrada en la vinculacin con

  • 33AlejAndro Simonoff (CompilAdor)

    Gran Bretaa, Estados Unidos y Portugal, principales coparticipes y rivales en la dominacin colonial americana. Sin embargo, hecho que posteriormente se trasladara a las polticas que surgieron desde el Ro de la Plata, no fue posible que se vinculase mediante alianzas francas con ninguna de ellas, pues cualquier intento liaba las relaciones con el resto.

    Contexto pre-revolucionarioDe acuerdo a la temtica que aqu se aborda se debe mencionar como

    condicionantes de la revolucin de mayo a las invasiones inglesas y a la denominada crisis espaola de 1808.

    El bloqueo continental de 1804 prohibiendo el comercio con Inglaterra y el desajuste econmico que produjo renov el proyecto de invadir la Amrica espaola. Proyecto que se concret en dos oportunidades (1806 y 1807) y fue repelido en ambas ocasiones. Las consecuencias directas de estas marcaran el futuro inmediato de la poltica exterior britnica en el Ro de la Plata; es el Memorial de Castlereagh la piedra fundamental del imperialismo comercial e indirecto en la regin. Es decir, el objetivo ingls consistira en ganar mercados de consumo y materias primas, lograr el beneficio comercial promoviendo intereses particulares que concuerden con los propios.

    La crisis espaola, por otra parte, fue producto de la suma de factores disparados por la poltica continental napolenica, pues desde que el Junot ocup Portugal en noviembre de 1807 hasta Bailn en julio de 1808, Espaa pasara por distintos estadios polticos institucionales que daran origen a distintas facciones polticas nacionalistas en el Plata.

    Estos sucesos fueron la antesala de la revolucin de mayo y el inicio de lo que se denominar Pre poltica exterior (1810 - 1829) 1.

    1810-1829: Pre-poltica exterior

    La difcil situacin internacional de Espaa se agrav con el estallido de focos revolucionarios, extendidos a fines de 1810 a Venezuela, Nueva Grana-

    1. de acuerdo a simonoff: la intermitencia misma del estado nos impide hablar de una poltica exterior en esta etapa. en apuntes sobre las polticas exteriores argentinas. los giros copernicanos y sus tendencias profundas. la Plata, ediciones iri unlP, 1999, p. 11.

  • 34 lA ArgentinA y el mundo frente Al biCentenArio de lA revoluCin de mAyo

    da, Chile y Nueva Espaa. Advirtase entonces que las revoluciones criollas no iniciaron una situacin de inestabilidad en las relaciones internacionales: slo hicieron an ms crtica la compleja situacin predecesora.

    Tambin tenemos que destacar que las comunicaciones demoradas entre el viejo y el nuevo continente hicieron imposible la sincronizacin de trata-tivas a ambos lados del ocano. Sin dudas, estas circunstancias favorecieron los planes iniciales de los gobiernos revolucionarios.

    Dejando de lado los pormenores de la semana de mayo o de los postu-lados del Plano de Operaciones de Moreno, no debe verse en las relaciones exteriores de la Primera Junta una anglofilia decidida. No la haba, ni en los independentistas con proteccin inglesa o quienes abran el puerto al libre comercio. Slo se daban facilidades a Inglaterra para conseguir su apoyo y resguardar intereses particulares. Es por eso que el primer acto de gobierno de la Junta fue recibir a los oficiales britnicos destacados en el estuario del Plata, para ponerlos en autos de las intenciones del nuevo gobierno.

    Desde el punto de vista econmico, la estructura productiva del Ro de la Plata, hasta ese entonces puerto seco y ltimo eslabn del circuito econmico del eje Lima-Potos, se concentraba en la exportacin de productos primarios sin mayor tratamiento como cueros, carne salada y sebo.

    Ferns afirma que el comercio britnico con las colonias espaolas se centraba en tres variables: primero, la gran capacidad de comerciar dado el bajo costo de los productos; segundo, un abundante capital comercial y finalmente, la experiencia y vinculaciones comerciales, constituyendo de este modo una poltica de mediacin (Ferns, 1968: 90).

    Del orden colonial al post colonial: en busca del reconocimientoEl estado de Europa a comienzos de 1810 implicaba que, tras la noticia

    de retirada del ejrcito francs de Rusia, Prusia primero, luego Austria, conformaran con Rusia e Inglaterra una nueva coalicin que derrotara a Napolen en Leipzig marcando el comienzo del fin de su era.

    En el Ro de la Plata, la Junta Grande estableci como pasos a seguir a nivel externo el resguardo del status quo interno, ejemplo de ello fue la misin de Moreno a Brasil e Inglaterra con el objetivo de adquirir armas y sugerir un acuerdo secreto que protegiese la revolucin; tambin se dieron poderes para su estada en Brasil, en caso de considerar favorable dicha escala, conducentes a dar a conocer los propsitos de mantener la monarqua

  • 35AlejAndro Simonoff (CompilAdor)

    de Fernando VII e impedir un avance portugus sobre la banda oriental. Obviamente su deceso impedira dar ejecucin a esta misin.

    Hay que tener presente que el dominio de Inglaterra en el gobierno de Cdiz era tan fuerte en 1811 como en 1810, pero el descontento de la poblacin de la pennsula era cada vez mayor.

    Los ingleses cobraban cara su proteccin y en la prctica generalmente recaa, en los voluntarios espaoles; no slo se haban apoderado del co-mercio inter-americano, sino que exigan en Cdiz el cumplimiento de sus disposiciones como si fuesen sndicos de una potencial quiebra.

    Incluso el canciller Wellesley expuso un proyecto de paz entre Espaa y sus colonias. Este permitira a Espaa, auxiliada por sus posesiones de ultramar, concentrarse exclusivamente en la guerra con los franceses, y por oposicin dejara en libertad de accin a los comerciantes ingleses para introducir sus productos en las colonias.

    Conocedor de las negociaciones de Wellesley en Cdiz, pero apurado por la intervencin de los portugueses en las costas orientales y ante la seguri-dad dada por Sarratea de que la mediacin sera bien recibida, Strangford se dirigi simultneamente a la Junta y a Elo proponindoles un armisticio que implicaba la retirada de las tropas por una parte y el cese del bloqueo por otra.

    En contra de lo asegurado por Sarratea la respuesta de la Junta fue nega-tiva. Y por ms que Lord Strangford convoc a Sarratea, Linhares y Casa Irujo para modificar el criterio de la Junta o su composicin, el resultado fue adverso, sobre todo por las medidas opuestas que aconsejaron los dos ltimos.

    An as, uno de los primeros hechos destacables de este perodo, ya durante el Triunvirato, es la liberalizacin del comercio de importacin reduciendo los derechos de crculo establecidos hasta ese entonces. En ese sentido, en 1811 comenz a funcionar la British Commercial Rooms, entidad que elevaba los pedidos de rebajas de tarifas de evalos y concesin de ventajas a los comerciantes ingleses a la vez que fijaba los precios a los que deban realizarse las transacciones internacionales. Segn Ferns, esta constitua un centro de inteligencia comercial: criollos y extranjeros no britnicos eran excluidos (Ferns, 1968: 61).

    A principios de 1813, en forma contempornea con el desastre de la campaa a Rusia, Wellington iniciaba su ofensiva al norte de la pennsula

  • 36 lA ArgentinA y el mundo frente Al biCentenArio de lA revoluCin de mAyo

    Ibrica culminando con la batalla de Vitoria que oblig a los franceses a repasar la frontera. Como Espaa se haba perdido y con la esperanza de evitar un enemigo, Fernando VII es liberado y reconocido como legtimo rey de Espaa.

    Como primera medida denunci a las Cortes integradas por representan-tes de Amrica que no fueran elegidos por dicho hemisferio, a la vez que rechaz los tutores en el gobierno.

    Espaa libre de enemigos, volcara su podero militar sobre la regin; reforzado Vigodet en Montevideo, poda darse la mano con Pezuela y tomar Buenos Aires en un movimiento de pinzas. Por eso, el Triunvirato resolvi enviar en noviembre de 1813 un agente a Londres que sacase las ventajas mnimas de un gobierno autnomo a cambio de reconocer a Fernando VII y las preeminencias comerciales britnicas.

    Sarratea no slo no fue recibido por Castlereagh, sino que presenci la firma del tratado hispano ingls donde ambas naciones estrechaban su alianza y Fernando VII prometa a Inglaterra proteger y extender el comercio, por lo cual Inglaterra no tendra inters en apoyar a los americanos.

    Paralelamente Belgrano y Rivadavia en reemplazo de Medrano partiran hacia Europa con instrucciones secretas las que establecan que la misin ante Fernando VII era slo un mascara, siendo el verdadero objeto la in-dependencia poltica (bajo un protectorado) o al menos la libertad civil de estas provincias (bajo soberana extranjera) (Heredia, 2006: 160).

    Al llegar al viejo continente se encontraron con la novedad del inicio de una nueva guerra, y que Sarratea tena una negociacin viable para estable-cer la independencia bajo la constitucin monrquica del infante Francisco de Paula en Buenos Aires, lo que se conoci como el negocio italiano; proyecto que no prosperara.

    No obstante el secreto, trascendi el propsito de la misin de estos y recordemos que ya desde 1810 el fernandismo no era popular y la opinin pblica se haba pronunciado por la independencia. Este estado de opinin forz la renuncia de Posadas primero y de Alvear despus.

    Otra consecuencia del estado de situacin europeo y la noticia de la ex-pedicin espaola al Plata fue la misin de Manuel Garca ante Strangford a ofrecer las Provincias Unidas como colonia inglesa.

    Garca se entrevist con Strangford en Ro de Janeiro ocultndose de Belgrano y Rivadavia que estaban all como paso previo al viejo continente.

  • 37AlejAndro Simonoff (CompilAdor)

    Strangford le hizo saber que Inglaterra no necesitaba de insinuaciones o dona-ciones para tomar lo que poda convenirle y no le interesaba enemistarse con Espaa. Despus de la negativa de dar curso al pedido de coloniaje Garca se reuni con sus compatriotas a quienes les entreg el segundo pliego que era para Castlereagh, que como sabemos no recibi a Rivadavia.

    Como la situacin espaola en Amrica era compleja, a pesar de la restauracin de Fernando VII, surgieron proyectos franceses para aprovechar la independencia de las colonias e instalar monarcas de la casa de Borbn, ejemplo de ello fue la misin de Le Moyne en respuesta a la carta de Pueyrredn en agosto de 1818.

    Tras la estela del enviado francs parti el comisionado argentino que deba concluir la coronacin de un duque de Orlens. Las instrucciones de Valentn Gmez eran instalarse en Pars, mientras Rivadavia era trasladado a Londres; oira las propuestas de Francia concertando un tratado a someterse al Congreso; en caso de fracasar la negociacin se lo autorizaba a or proposiciones de otras potencias de primer orden. Debido a una demora en Ro de Janeiro llegara a Pars recin en abril de 1819, no siendo mas Richelieu ministro, reemplazndole por el duque de Decazes y en la cartera de relaciones exteriores el marqus de Desoll, lo que implicaba la influencia inglesa en Tulleras y la inviabilidad del proyecto.

    Hasta 1820 la poltica britnica en el Plata se haba basado en una poltica de mediacin y usufructo comercial; a partir de las disputas bilaterales con los Estados Unidos la nueva poltica consisti en, como sostiene Peterson, evitar un monopolio en el ejercicio del poder poltico en Amrica del Sur.

    Tras el Congreso de Verona (1822) Canning retom la labor de Castlereagh de reconocer la independencia de los estados locales para estabilizar gobiernos que los mantuviesen desunidos e influenciables2.

    Para ello, envi cnsules que influyeran discretamente en las cosas internas, concretaran tratados favorables de comercio y sugerirles emprstitos para consolidar el orden y as, mantener, mediante deudas exigibles, el control comercial en la regin.

    Una prueba de ello fue la firma del Tratado de Amistad, Comercio y Libre navegacin, cimentado en tres puntos claves: una poltica de privilegios hacia

    2. la primera nacin europea en reconocer la independencia haba sido Portugal, por la conveniencia de anexar la provincia cisplatina.

  • 38 lA ArgentinA y el mundo frente Al biCentenArio de lA revoluCin de mAyo

    la corona, como por ejemplo la exceptuacin de realizar el servicio militar; el principio de reciprocidad, al reconocerse mutuamente como Estados y finalmente, la libertad religiosa.

    Y son los hermanos Parish Robertson conjuntamente con otros comer-ciantes ingleses en el Ro de la Plata quienes presentan un petitorio para que se reconociese a los nuevos estados con los que mantenan relaciones comerciales. Despus de una ardua negociacin interna que llev al enojo de Jorge IV en febrero de 1824 Inglaterra reconoci la independencia de las colonias.

    Ya Castlereagh haba hablado del dinero ingls como medio para facili-tar la independencia y/o consolidarla, Canning recogi la idea y la mejor utilizando los emprstitos como instrumentos de dominacin imperialista.

    Ese mismo ao, dos leyes facultaron al gobierno a negociar dentro o fuera del pas un emprstito destinado a la obra pblica en un monto cercano a los cinco millones de pesos equivalente a un milln de libras esterlinas, pero es recin a fines de 1823 cuando el gobierno aprob la propuesta del consorcio ingls.

    Sin entrar en por menores, la operacin tratada con la casa Baring por Robertson era sencillamente una estafa y la finalidad imperialista del mismo se cumpli antes de entrar en mora cuando el ministro Garca se opuso a la proteccin aduanera de las industrias del interior en 1825.

    Por su parte Henry Clay, desde su banca de senador de los Estados Unidos de Norteamrica, bregaba desde 1818 para que se reconociese la indepen-dencia de los estados sudamericanos, pero el gobierno de Moroe en 1819 firm con representantes de la corona espaola el Tratado Transcontinental comprando Florida a Espaa y comprometindose formalmente a no reco-nocer la independencia de las repblicas hispanoamericanas.

    Incluso Canning, tras Verona, prefiri obrar conjuntamente con Estados Unidos porque descont la oposicin europea y particip al gobierno norteamericano de un reconocimiento conjunto el cual es desechado por restringir la poltica expansionista de Estados Unidos.

    El pretexto para la declaracin unilateral norteamericana lo dara Rusia, que en 1821 pretenda extender Alaska por el pacfico hasta la California mexicana. Adams, en una reunin de gabinete expuso las bases de los que posteriormente se conocera como Doctrina Monroe repudiar toda inter-vencin de potencias europeas en los asuntos polticos de Amrica.

  • 39AlejAndro Simonoff (CompilAdor)

    Incluso antes de leerse el mensaje presidencial Adams haba dado instruc-ciones a sus agentes de reconocer la independencia de los nuevos Estados. C. Rodney lo hizo al pedir que se lo acreditase como encargado de negocios en Buenos Aires en abril de 1824.

    Cabe recordar que en 1817 Pueyrredn firm un acuerdo de comercio que Adams vet por implicar un reconocimiento de la independencia.

    Durante el gobierno de Rivadavia se intent lograr el reconocimiento por parte del gobierno liberal espaol, as en la Convencin hispano argentina Pereira y La Robla trataron con Rivadavia un armisticio bajo tres bases. Rivadavia lo someti a la junta de representantes acompaado por un pro-yecto de ley para que los estados americanos ayudasen la independencia de Espaa bajo el sistema representativo con un emprstito que finalmente no tendra lugar. La restauracin de Fernando VII troc las posibilidades de reconociemnto.

    A nivel regional los acontecimientos de mayor envergadura para el posterior desarrollo de las relaciones interamericanas estn dados por el Congreso de Panam (1823) y la guerra con el Brasil.

    La Asamblea Nacional Constituyente centroamericana, por decreto del 6 de noviembre de 1823 plante la necesidad de establecer una Confede-racin General Americana que garantizase la libertad e independencia de sus Estados, revisase los tratados de las diferentes repblicas entre s y con el antiguo mundo, auxiliase y mantuviese la paz entre otras cosas. Lo cierto es que reunidos los representantes de Centroamrica, Mxico, Per y Colombia, no contaron con la presencia de Chile y nuestro pas, lo que termin por diluir las aspiraciones de unidad.

    Continuacin de la poltica de disputas territoriales que sucedieron a las originadas por Portugal y Espaa, la convocatoria a la Asamblea Constitu-yente de 1824 desat la confrontacin por la aceptacin como miembros de los orientales.

    Brasil bloqueara los puertos del Ro de la Plata paralizando el comercio martimo y, obviamente, perjudicando los intereses de Gran Bretaa. Parish oper para lograr la paz, primero mediante un tratado durante el gobierno de Rivadavia y luego un acuerdo con Dorrego que por distintos motivos no fueron bien receptados en el seno de las Provincias Unidas.

  • 40 lA ArgentinA y el mundo frente Al biCentenArio de lA revoluCin de mAyo

    A pesar de que el bloqueo fue roto por navos anclados en las costas de Buenos Aires, la poltica norteamericana se sigui manteniendo en los andariveles de la no intervencin y neutralidad.

    1829-1862: la proto-poltica exterior argentina

    Dado que el proceso de conformacin y consolidacin del Estado no haba finalizado todava, no se puede considerar la existencia de una pol-tica exterior propiamente dicha. Pero es posible caracterizar al perodo que abarca los dos gobiernos de Juan Manuel de Rosas y, posteriormente a su cada, la Confederacin Argentina y el Estado de Buenos Aires como un perodo de proto-poltica exterior.

    En el mismo, los aspectos relacionados a la poltica interna son ms que relevantes para poder analizar las bases y el proceso de conformacin de un modelo de poltica exterior, en tanto se va conformando el Estado Argentino.

    Durante este perodo, se fue gestando y consolidando un modelo econmico en el que Europa y especialmente Gran Bretaa ocupaban un papel central en el esquema de intercambio, mientras nuestro pas encontraba su lugar en la divisin internacional del trabajo:

    Se configur as una economa basada en el Litoral y Buenos Aires, especializada en la produccin de cueros y carnes saladas para la exportacin a travs de la cual los terratenientes realizaban la renta del suelo, y subordinada a las relaciones comerciales con los capitalistas europeos, sobre todo Gran Bretaa y Francia, introductores de manufacturas industriales. (Rapoport y Spiguel, 2003: 171)

    Este esquema llev al afianzamiento de una marcada tendencia centraliza-dora cuyo eje econmico estaba situado en la regin pampeana en detrimento de las dems regiones del pas. A partir del mismo, va a ir tomando forma un modelo de insercin, que denominamos modelo clsico (Simonoff, 1999: 22) y que abarca el perodo de 1862 a 1916.

    A continuacin se describir y caracterizar el perodo 1829-1862, destacando los aspectos relevantes que constituyen la base de la proto-poltica exterior.

  • 41AlejAndro Simonoff (CompilAdor)

    El primer gobierno de RosasLa inestabilidad poltico-institucional por aquellos aos era el reflejo de

    contiendas propias de un proceso de formacin del estado nacional, prota-gonizadas por unitarios y federales, que culminara dcadas despus con la sancin de la Constitucin de 1853 y su reforma en 1860.

    Juan Manuel de Rosas era un representante del complejo ganadero-saladero comercial, conformado por ganaderos, estancieros y terratenientes que desplazaron al sector liberal que gobernaba desde los albores de la Revolucin de Mayo.

    Su imagen pblica e influencia poltica creca progresivamente mientras se dedicaba a sus actividades como ganadero y exportador de carne vacuna. Empez a adquirir prestigio y durante la dcada del veinte se transform en uno de los personajes ms importantes de Buenos Aires, habiendo confor-mado un ejrcito personal formado por peones denominado Los Colorados del Monte.

    Rosas lleg al poder en un contexto econmico de crisis. En este sentido, cabe mencionar dos aspectos relevantes. A fines de la dcada del veinte y principios de la del treinta se registraba un auge de productos argentinos en el mercado britnico. En ese momento, se produjo una crisis econmica en Europa, la cual tuvo repercusin en la economa argentina por ser este el principal destino de exportacin, a la que se sum una sequa que produjo la muerte de un milln de cabezas de ganado.

    El Pacto FederalEn 1830 las provincias del interior formaron la Liga Unitaria bajo el

    mando de Jos Mara Paz. En respuesta a ello en 1831, Buenos Aires y las Provincias del Litoral (territorios que hoy conforman Santa F, Corrientes y Entre Ros), constituyeron una alianza ofensiva-defensiva a travs de la firma del Pacto Federal.

    Sin embargo, al poco tiempo cay prisionero el General Paz y se debili-tnotablemente la Liga Unitaria. Posteriormente se restituy la gobernacin federal en Crdoba y las dems provincias.

    El Pacto Federal es un elemento clave en el anlisis de esta etapa de la proto-poltica exterior en primer lugar, porque marca el inicio de un pero-do estabilidad institucional. Con ello nos referimos a una dinmica que se

  • 42 lA ArgentinA y el mundo frente Al biCentenArio de lA revoluCin de mAyo

    estableci durante el perodo rosista, en la que Buenos Aires adquiri la facultad de representar a las restantes provincias frente al exterior, por la potestad delegada de estas. En segundo lugar, porque se gener un debate sobre el proteccionismo.

    Las provincias del interior, encabezadas por Corrientes, exigan al gobierno central, el reparto equitativo de las ganancias de los impuestos aduaneros, la libre navegacin de los ros interiores, Paran y Uruguay y la reglamentacin del comercio exterior, protegiendo algunas industrias.

    Como fue planteado en la introduccin de este apartado, la hegemona que Buenos Aires impona en el modelo econmico generaba rispideces con las provincias del interior a partir de la desigualdad de ingresos y la inexistencia de un rgimen de redistribucin del ingreso que perciba el puerto de Buenos Aires. Ello se reflejaba en la postura adoptada por el entonces ministro de hacienda de Rosas, Jos Mara Roxas y Patrn, quien en representacin de los intereses de Buenos Aires, planteaba que en lugar de comprar tabaco proveniente de Corrientes, se deba comprar tabaco de Paraguay, cuya calidad era superior y el precio inferior (Simonoff, 1999: 16).

    Como la discusin provincias-gobierno porteo era cada vez ms dificultosa, se decidi formar una Comisin Representativa de los gobiernos provinciales para que en un corto plazo, reunidos en Congreso Federal, se reglamentasen todos los pedidos. Esta Comisin no pudo convocar a las provincias y finalmente fue disuelta.

    De esta manera triunf la estrategia rosista, y a partir de ese momento hasta su cada definitiva en 1852, el gobierno de Rosas bas su mandato sobre los diversos acuerdos estipulados en el Pacto Federal. Fue el nico documento legal para imponer la unidad poltica sin Constitucin, bajo el creciente predominio porteo.

    Buenos Aires se hizo cargo de las relaciones exteriores de la Confede-racin Argentina ya que representaba a todas las provincias, y posea el poder militar, comandando el ejrcito nacional (Rosa, 1981: 164).

    En 1832 luego de un corto perodo de orden poltico y econmico, la legislatura portea consider favorable volver a la legalidad e innecesario seguir otorgando las facultades extraordinarias a Rosas.

  • 43AlejAndro Simonoff (CompilAdor)

    El debate por el proteccionismo y la ley de AduanasRosas se haba alejado del gobierno provincial por un perodo de tres aos,

    para llevar a cabo una expedicin al sur del pas que le permitiera ampliar las fronteras nacionales, combatiendo a las tribus indias que dominaban todas esas zonas poniendo en peligro los bienes de los habitantes sureos.

    Las inestabilidades polticas que se generaron durante la ausencia de Rosas crearon las condiciones para que la Legislatura portea nuevamente otorgue a Rosas la suma del poder. Rosas acepta la gobernacin que estar a su cargo durante los siguientes 17 aos, iniciando una etapa de un nuevo orden poltico y social en la provincia y resto del pas. Despus de la muerte de Quiroga en 1835 y la de Lpez en 1838, los proyecto federales de los caudillos provinciales se fueron desvaneciendo y Rosas se consolid como nico caudillo nacional, dueo de todo el poder poltico, militar y econmico.

    En Buenos Aires, durante la ausencia de Rosas, se formaron dos grupos polticos dentro del partido federal generndose una pugna que llev al derrocamiento de Balcarce y la asuncin del nuevo gobernador interino Viamonte quien tom algunas medidas que permitiran aumentar la recaudacin percibida. As las tarifas aduaneras aumentaron del 2 a un 10 por ciento.

    En noviembre de 1835, ocupando Rosas nuevamente la gobernacin, con la suma de poderes, sancion una nueva Ley de Aduanas3. Esta prohiba la introduccin de productos extranjeros que pudieran ser reemplazados por criollos, tales como tejidos, principalmente de lana y algodn, manufactu-ras de hierro, latn o hueso entre otros. Asimismo gravaba la importacin de azcar a fin de estimular la produccin de las provincias de Tucumn y Corrientes; prohiba la introduccin de harinas, e impona un gravamen de un 50% a las papas, que se consideraban sustituibles por otras hortalizas, y la cerveza entre otros.

    Otro aspecto a sealar era los aranceles diferenciales que regan para barcos que atracaran en Buenos Aires, lo cual perjudicaba los intereses uruguayos y de los comerciantes extranjeros, en particular franceses que all desarrollaban sus actividades. Se retomar este aspecto en prrafos

    3.Vase: ley de aduana. Buenos aires, 18 de diciembre de 1835.

  • 44 lA ArgentinA y el mundo frente Al biCentenArio de lA revoluCin de mAyo

    subsiguientes en relacin al bloqueo francs y a la poltica intervencionista de Rosas en Uruguay.

    Esta ley, smbolo de proteccionismo, no era congruente con las dems polticas llevadas a cabo por Rosas, aunque permita descomprimir las ten-siones entre Buenos Aires y el interior. No obstante, en los aos subsiguientes se reavivaran algunos conflictos internos, lo que llev a un debate en cuanto a la efectividad de su cumplimiento (Simonoff, 1999:17).

    La poltica de no reconocimientoRosas llev adelante una poltica de no reconocimiento hacia los dems

    territorios que integraban el Virreinato del Ro de La Plata, tal fue el caso de la Confederacin Peruano-Boliviana, Uruguay y Paraguay.

    Esta poltica guard estrecha relacin con la necesidad de mantener el monopolio del puerto, prohibiendo la navegacin de los ros y la apertura de otros puertos interiores.

    Por otra parte, es necesario hacer una distincin entre los conflictos que se describen a continuacin, ya que Rosas asign una gran importancia a los territorios litoraleos, como en el caso de Uruguay y el Paraguay, mientras que no ocurri lo mismo con los territorios antes pertenecientes al Alto Per. Ello corresponda a que en los conflictos que se plantearon por problemas territoriales se trataba siempre de superficies inhspitas, lejanas, ridas, de ninguna manera aptas para la explotacin agrcola-ganadera, que era el eje del proyecto nacional en el siglo xix (Puig, 1975:16).

    La Confederacin Peruano-Boliviana

    A fines de 1836, por iniciativa de Andrs Santa Cruz, se creaba la Confederacin Peruano-Boliviana. Era percibida por Rosas como una amenaza a los intereses de la Confederacin Argentina, particularmente para las provincias del norte que corran el riesgo de quedar bajo su influencia, en detrimento de Buenos Aires.

    Ello lleva a Rosas a generar un acercamiento con Chile y mediante un acuerdo por el que se pactara la restitucin de los territorios de acuerdo a su anterior predominio (Halperin Donghi, 2006: 191). As se pretenda la cesin de Tarija a la Confederacin Argentina y la limitacin de las fuerzas armadas bolivianas, as como la disolucin de la Confederacin.

  • 45AlejAndro Simonoff (CompilAdor)

    Sin embargo, las acciones de ambos gobiernos para la invasin del territorio boliviano no fueron coordinadas, en gran medida debido a la desconfianza mutua subyacente, y como saldo las tropas argentinas fueron derrotadas, mientras que las chilenas tuvieron xito en su misin, derrotando a las fuerzas de Santa Cruz.

    Paraguay

    Luego de la Asuncin en el ao 1844 de Carlos Antonio Lpez, Rosas se neg a reconocer a Paraguay so pretexto de reclamar la autoridad sobre sus territorios, dado que stos haban formado parte del Virreinato. Sumado a ello, declar cerrados los ros Paran y Paraguay para la navegacin de barcos extranjeros (Boersner, 1982: 141).

    Paraguay se abri al mundo en 1840. De all, en gran parte, las intervenciones armadas de Inglaterra y Francia para imponer la libre navegacin de los afluentes del Plata, y el desmembramiento de la Confederacin Argentina; de all la actitud de Brasil y la de los Estados Unidos: de all, en consecuencia, la de Rosas. (Rosa, 1981: 105)

    Las potencias europeas, principalmente Francia y Gran Bretaa, as como los Estados Unidos no consideraban legtimo el reclamo argentino sobre los territorios del Paraguay. Mientras tanto Brasil teja sus estrategias para lograr que Paraguay quedara bajo su influencia, junto con Uruguay y Corrientes.

    Fue recin despus de la cada de Rosas, durante el gobierno de Urquiza, que finalmente se reconoci la independencia del Paraguay, as como la de Uruguay.

    Uruguay

    Otro caso a considerar es el de Uruguay. Rosas mantena una poltica intervencionista hacia ese pas, que motiv alianzas cruzadas entre las facciones orientales y argentinas. Mientras Rosas prestaba apoyo a Oribe, Lavalle lo haca con Rivera.

    Entre 1838 y 1839, el gobernador de Corrientes, ayudado por el gober-nador de Santa Fe, Domingo Cullen y el presidente de la Banda Oriental, Fructuoso Rivera encabezan un alzamiento, pero que sera controlado por Pascual Echage, gobernador entrerriano fiel a Rosas. Murieron Cullen y Bern de Astrada. Algunos estancieros en el sur de la provincia se sublevaron contra el rgimen y fueron vencidos.

  • 46 lA ArgentinA y el mundo frente Al biCentenArio de lA revoluCin de mAyo

    Al mismo tiempo, debido al auge que tomaba el puerto de Montevideo, alrededor de 1837 Rosas haba impuesto fuertes aranceles a los productos des-embarcados en Buenos Aires, que antes hubieran pasado por Montevideo.

    Luego de un incidente producido al intentar reclutar a un ciudadano francs al ejrcito de Rosas, se generaron tensiones diplomticas con Francia dado que el gobierno de ese pas rpidamente elev una protesta. Cabe recordar que los ciudadanos ingleses estaban exceptuados de esa obligacin. La protesta fue rechazada por Rosas y como rplica la escuadra francesa bloquea el Ro de la Plata y toma la isla Martn Garca. Este conflicto tuvo una duracin de dos aos hasta que el bloqueo fue levantado.

    Gran Bretaa acat el bloqueo a fin de evitar un enfrentamiento con Francia, pero Estados Unidos logr romperlo e ingresar alrededor de treinta barcos, lo cual llev a ejercer una presin creciente sobre Francia para poner fin al conflicto. Finalmente se firm el Tratado Arana-Mackau, que resolva otorgar a Francia el trato de nacin ms favorecida, e indemnizar a los ciudadanos franceses que haban sufrido perjuicios como consecuencia del bloqueo.

    A pesar de haber asignado el trato de nacin ms favorecida, no se confirieron derechos diferenciales y posteriormente se dispuso impedir la libre navegacin de los ros Paran y Uruguay; incluso, ms tarde Rosas logra sitiar Montevideo, junto a Oribe.

    Esta medida gener tensiones con franceses y britnicos, lo que suma-do al no pago de una deuda con Inglaterra, provoc un nuevo conflicto, el segundo bloqueo o bloqueo anglo-francs. Las escuadras bloquearon nuevamente el Ro de la Plata e ingresaron a ro Paran con 11 barcos y en la Vuelta de Obligado fueron interceptados por fuerzas rosistas al mando de Lucio Mancilla.

    Si bien la introduccin de los barcos puede ser considerada un triunfo desde el punto de vista militar, no fue tal desde un punto de vista econmico, ya que no se logr colocar la cantidad de productos y mercadera que los barcos llevaban (Ferns, 1968: 278).

    En el ao 1849 se firm el tratado Arana-Southern, el cual estipulaba la devolucin de los barcos capturados y el reconocimiento de la potestad de la Confederacin para regular el rgimen de los ros interiores as como del Uruguay.

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    Durante el bloqueo, Entre Ros tuvo acceso al comercio directo, sin intermediaciones por parte de Buenos Aires. Una vez que este conflicto finaliz y el bloqueo fue levantado, la economa de la provincia litoralea se vio nuevamente perjudicada, mientras que en Buenos Aires ocurra todo lo contrario. El movimiento comercial creciente y la afluencia de inmigrantes favorecieron algunos cambios en la economa. Se acercaba el fin del modelo saladeril (Simonoff, 1999:19).

    La toma de Posesin de las Islas MalvinasEn 1820 el gobierno de Sarratea haba encomendado al corsario Argentino

    Herona, el desembarco en Puerto Soledad, por aquel entonces abandona-do y la toma de posesin de las islas en nombre del gobierno argentino. Posteriormente se llev a cabo una expedicin con el objeto de reconstruir Puerto Soledad, y finalmente la base se instal all en 1826. En ese momento una sociedad integrada por el argentino Jorge Pacheco y el alemn Luis Vernet solicitaba la concesin de licencias para la explotacin del ganado bovino en las islas, junto con otras actividades econmicas, principalmente pesqueras. En el ao 1831, ocupando Vernet el cargo de gobernador de las islas, decidisecuestrar tres navos norteamericanos que no contaban con la autorizacin correspondiente para la caza de ganado y pesca.

    Esta accin, motivo la intervencin de la nave de guerra Lexington, que entr en Puerto Luis, capital de las Islas y saque la ciudad, tomando prisioneros y trasladndolos a Montevideo hasta no comunicarse con el gobierno argentino para negociar.

    Luego de idas y vueltas, y un sinnmero de obstculos, vinculados a la comunicacin entre el gobierno norteamericano y el argentino, la contienda logr solucionarse, aunque dej una marca significativa en las relaciones argentino-norteamericanas.

    En tanto se estaba poniendo fin al incidente con Estados Unidos, a fines de 1832, los britnicos deciden intervenir. El 1 de enero de 1833 lleg a las islas Malvinas la corbeta inglesa Clo, que hizo desalojar a las fuerzas argentinas, muy inferiores en nmero, y tom posesin de las islas en nombre de su Majestad Britnica. Las negociaciones e intentos por recuperar la soberana de las Islas fueron frustrados, dejando este suceso consecuencias negativas en las relaciones bilaterales con los Estados Unidos:

  • 48 lA ArgentinA y el mundo frente Al biCentenArio de lA revoluCin de mAyo

    Por el resto del siglo xix la controversia sobre la soberana en las Malvinas represent un obstculo mayor para lograr las relaciones amistosas con los Estados Unidos que con respecto a las relaciones con Gran Bretaa. (Tulchin; 1990: 47)

    Es necesario mencionar un aspecto ms que relevante en relacin a la Cuestin Malvinas. A pesar de los reclamos realizados no hubo respuesta inmediata y posteriormente desde la Argentina no se insisti al respecto, dado que al encontrarse fuera del modelo del saladero no tenan para Rosas ningn objeto especial (Simonoff, 1999; 17).

    1852-1862: la proto-poltica exterior de la confederacin argentina y el estado de buenos aires

    Rosas haba sido reelegido por tercera vez en 1850 y como lo haca habitualmente, present su renuncia al cargo de gobernador y a la facultad de comandar las relaciones exteriores, renuncia que era rechazada por las provincias. Entre Ros y Corrientes deciden aceptarla y recuperar la facultad del ejercicio de las relaciones exteriores.

    A raz de las fuertes tensiones generadas entre estas provincias, entre Buenos Aires y Entre Ros, Brasil decide apoyar a esta ltima, que haba roto relaciones con Rosas y la Banda Oriental, oprimida por el sitio de Montevideo. Corrientes acept el pedido de Urquiza y cort los vnculos con el poder central. Se form as una Triple Alianza, con el propsito de obtener la libre navegacin de los ros Paran y Uruguay para alentar y mejorar las economas regionales que haban sido afectadas por el centra-lismo porteo.

    En 1851 cae el ejrcito sitiador de Oribe y el ejrcito oriental pas a manos de Urquiza. Luego el Ejrcito Grande cruz el ro Paran para enfrentarse el 3 de Febrero de 1852 en Caseros en un breve encuentro, donde Rosas fue derrotado.

    Urquiza y los gobernadores de las dems provincias se reunieron en San Nicols para firmar el Acuerdo de San Nicols (31 de mayo de 1852), por el cual se estableci que el Pacto Federal constituye la ley fundamental de la Repblica. A partir de este acuerdo las provincias solventaron los gastos nacionales en funcin del producto de sus aduanas exteriores.

    Urquiza fue nombrado Director Provisorio de la Confederacin, encar-gado de las relaciones exteriores y jefe de los ejrcitos. As asumi el poder

  • 49AlejAndro Simonoff (CompilAdor)

    nacional, teniendo como principal meta promover un nuevo desarrollo comercial en el litoral, usando el Paran para abastecer a Entre Ros y Ro-sario, de productos de Crdoba y de ms all (Rock; 1994: 170).

    Buenos Aires rechaz este acuerdo al no estar dispuesta a perder el control de su puerto y aduana, que justamente era su principal fuente de ingreso. Tampoco aceptaba la libre navegacin de los ros Paran y Uruguay.

    Urquiza traslad el Congreso a Santa Fe. All el 1 de mayo de 1853, se sancion la Constitucin Nacional, sin la presencia de Buenos Aires. A partir de este momento la provincia de Buenos Aires y el resto del pas, coexistieron como dos estados separados.

    Durante este perodo, Urquiza abri la navegacin a los barcos extran-jeros, mediante Tratados con Inglaterra, Estados Unidos y Francia; as como un acuerdo de libre navegacin con Bolivia. Adems, contrariamente a la poltica llevada a cabo por Rosas, se manifest el reconocimiento de Uruguay y Paraguay.

    Por otra parte, Gran Bretaa jug un papel relevante durante toda esta etapa post-rosista, ya que tuvo una poltica de mediacin entre Buenos Aires y la Confederacin.

    Sin embargo, es importante sealar que la postura del gobierno brit-nico era diferente a la adoptada por los numerosos comerciantes ingleses establecidos en Buenos Aires. Ellos constituan un grupo de presin consi-derable que a menudo lograba influir en la poltica local. Mientras que este grupo pugnaba por el reconocimiento de la autonoma de Buenos Aires y su potestad para representar los intereses de la Argentina:

    El Foreign Office se negaba a reconocer la independencia de Buenos Aires, hasta que fuera resuelto el problema de la incorporacin de Buenos Aires al orden jurdico de la Constitucin Nacional de 1853. (Rock; 1994: 172)

    Esta poltica le brind algunos beneficios, como la renegociacin de la deuda del emprstito contrado en 1824, acordando no solo su pago completo sino tambin los intereses atrasados sobre el mismo (Ferns; 1968: 294); as como tambin reafirm su grado de influencia en la poltica interna, aspecto fundamental para comprender el modelo de insercin adoptado por nuestro pas en las dcadas posteriores.

    La labor ms difcil de Urquiza consisti en establecer las bases de la organizacin nacional. Si bien Rosas haba preparado el fermento de la

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    unidad nacional bajo un rgimen federal, tambin los antiguos unitarios acordaban la necesidad de la unin porque las autonomas haban subsumido a las regiones. Sin embargo, la diversidad del desarrollo econmico de las regiones constituy el obstculo para la unidad nacional.

    La creciente tensin entre los Estados finaliz en una guerra econmica explcita4 con el secreto propsito de llegar a un enfrentamiento armado sino se resolva de otro modo. La Legislatura bonaerense sancion una ley por la que declaraba la nulidad del Pacto de San Jos de Flores y la Confederacin respondi interviniendo la provincia. Buenos Aires resisti venciendo a las fuerzas de Urquiza en Pavn, el 17 de septiembre de 1861.

    Mitre asumi en forma interina el gobierno de la Confederacin y convoc a elecciones de diputados del congreso a reunirse en Buenos Aires, donde el 5 de octubre de 1862 fue elegido presidente de la Nacin.

    4. en 1856 la Confederacin estableci los denominados derechos diferenciales

  • 51AlejAndro Simonoff (CompilAdor)

    cAPtulo ii

    consolidAcin y Auge del modelo clsico de insercin (1862-1916)

    alejandro Simonoff

    En este perodo las clases dirigentes aceleraron un proceso de moderni-zacin donde los cambios en la estructura productiva que favorecieron una determinada insercin en el mercado mundial. As, el pas entr definitiva-mente en la divisin internacional del trabajo asumiendo el rol de proveedor de materias primas para las naciones industrializadas, fundamentalmente Inglaterra. Algunos autores, como Guillermo Figari, plantean acertadamente que ya en la Constitucin Nacional de 1853 estaba la expresin doctrinaria de este proyecto, al considerarla como una respuesta poltica y econmica de la reformulacin del Pacto Colonial con Gran Bretaa (Figari, 1993: 101).1

    Para nosotros la aplicacin de este modelo de insercin no puede desen-tenderse de la construccin del Estado-Nacin Argentino. Por ello hemos determinado dos fases, una inicial desde la asuncin de la presidencia de Bartolom Mitre hasta la llegada de Julio Argentino Roca (1880), y otra el momento de apogeo o ncleo duro a partir de esta fecha que dur hasta la llegada del radicalismo al poder en 1916.

    En este camino existen cinco cuestiones relevantes a observar, algunas territoriales como la consolidacin de las fronteras externas, sobre todo con Paraguay, Brasil y Chile, las internas con la Campaa al Desierto se

    1. Pero no fue menos cierto que hasta el fin de la secesin portea no era posible su aplicacin.

  • 52 lA ArgentinA y el mundo frente Al biCentenArio de lA revoluCin de mAyo

    extermin a la poblacin indgena, y esas tierras fueron incorporadas al proceso productivo, otras de orden poltico interno con la derrota de los caudillos del interior primero y del autonomismo porteo despus y la entronizacin de un poder nacional, la afirmacin de las tendencias que se bosquejaron en las etapas precedentes, y finalmente, la transformacin de la elite en oligarqua.

    1862 y 1880: los inicios del modelo

    Si bien la decisin de los grupos dirigentes en Argentina de construir un Estado y un mercado nacional que vincul nuestra economa a la britnica era un proyecto de larga data, recin a partir de este momento se empez a estructurar como un sistema de relaciones coherente.

    Afiliacin a la esfera de influencia britnica: inversiones y comercio

    Este momento fue el punto de partida en la construccin de una poltica exterior, porque la Argentina defini un rol dentro de la divisin internacional del trabajo, en el cual se asumi como productor de materias primas hacia naciones industrializadas (fundamentalmente a Gran Bretaa). La principal caracterstica de todo este perodo fue la adopcin de una estrategia de un tpico Estado Mercantil, en donde se articularon las dems cuestiones que hacen a la forma en que Argentina se vincul con el mundo.

    En el comercio argentino, Gran Bretaa represent un 22,13 % del total, siendo el mejor ao 1871 (30,4%) y el peor 1879 (14,9 %), es decir que an no tena las caractersticas del periodo posterior. Esto se debi a que an no era uno de los principales compradores de nuestros productos pero s un proveedor importante. Con respecto a las inversiones, otro elemento importante de su presencia econmica, que para 1865 represent unos cinco millones trescientas setenta y cinco mil libras a un poco ms de veintitrs millones en 1874 (Ferns, 1966, 490-491).

    Todava no se haba producido el gran cambio en las exportaciones, donde an predominaban los productos de la poca saladeril, si bien fue cierto que el ganado lanar sent las bases para la modernizacin siguiente. En ese perodo, por ejemplo entre 1875 y 1879 las exportaciones argentinas an estaban constituidas fundamentalmente por lanas, cueros y carne salada (Daz Alejandro, 1980: 371).

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    Oposicin a Estados Unidos: desconocimiento y pragmatismo Con respecto a los Estados Unidos existieron inconvenientes como:

    la ausencia de un medio de comunicacin martimo directo; el dao a los intereses materiales nacionales (por la legislacin proteccionista norteame-ricana); y al orgullo nacional argentino (por el incidente de la Lexington en Malvinas) (Tulchin, 1990: 57).

    Si bien el desconocimiento fue la tendencia predominante en este pe-rodo, existieron intentos de acercamientos comerciales, como tras la crisis de 18662, donde los argentinos buscaron al mercado norteamericano como opcin ante el cierre de los mercados europeos, pero fueron rechazados por medidas proteccionistas (Panettieri, 1965).

    Esta situacin no impidi que los representantes argentinos en Washington pidieran al gobierno norteamericano que se atenga a las leyes de libertad de mercado, es decir, que abandonen el proteccionismo. Esta restriccin no gener, en un principio, una oposicin pero si lo hizo en la dcada siguiente cuando se produjeron las Conferencias Panamericanas a fines de los ochenta del siglo xix, ya que esta actitud tom cuerpo poltico (Puig, 1975: 16).

    Aislamiento de Amrica: poltica y mercadoLa expresin del aislamiento regional se dio con la presidencia de Mitre

    cuando se neg a participar del Congreso de Lima con motivo de la agresin espaola a la islas Chinchas.3 Esta negativa, que tuvo como antecedente el rechazo de la firma del Tratado continental en 1856, marc la tendencia a no tener lazos polticos, considerados artificiales y privilegia los comerciales o naturales, ya que slo el progreso era considerado la mejor arma para enfrentar las posibles agresiones.

    2. Cuando termin la guerra de secesin norteamericana (durante la cual la argentina ubic la lana tanto en el mercado britnico como para la industria textil de la Unin) el algodn del sur de estados Unidos empez nuevamente a abastecer la industria norteamericana, gracias a las medidas restrictivas para el ingreso del producto argentino. esta medida tuvo un impacto en la cada del precio internacional del insumo.3. en 1862, la expedicin espaola a cargo de luis Hernndez Pinzn, cuyos fines eran cientficos, se transform en una accin blica contra Per, por las quejas de residentes espaoles referidos a sus bienes y personas, ocupando las islas Chinchas. esto motoriz el llamamiento de un Congreso americano al cual nuestro pas no asisti (Boersner, 1982: 175).

  • 54 lA ArgentinA y el mundo frente Al biCentenArio de lA revoluCin de mAyo

    Sarmiento, que era el veedor argentino, se opuso a esta posicin y particip. Es ms, cuando fue presidente suscribi en 1873 con Per y Bolivia un tratado defensivo secreto como presin hacia Chile por las actitudes de este pas en la Patagonia y en la regin magallnica.4

    Las ideas de Sarmiento, al contrario de las de Mitre, buscaron esquema de alianzas de ejes cruzados, porque Chile y Brasil fueron percibidos como enemigo de Argentina y por ese motivo sta busc alianzas con Bolivia y Per.5

    La actitud aislacionista tuvo dos sentidos distintos, en 1860 se di:la poltica de unin hispanoamericana, promovida por los pases del Pacfico, incluso Chile. Desde los aos setenta hasta comienzos de este siglo, el sentido cambi y equivale a la intervencin argentina en los asuntos del Pacfico; implica sobre todo un enfrentamiento con Chile. (Ferrari, 1981: 47-48)

    Un dato que nos llam la atencin fue que el discurso sobre la poltica y los mercados era utilizado siempre con relacin al rechazo por estable-cer alianzas permanentes con Amrica Latina ms que en otros aspectos. Creemos, como lo seala Alberdi que en esa poltica existi una contra-diccin entre la abstencin en el Pacfico y la intervencin en el Atlntico (Ferrari, 1981: 51). Aunque tras la unificacin, la relacin con Chile empieza a ser evaluada dentro de un esquema de equilibrio regional.

    Mitre no quera entrometerse en cuestiones ajenas al comercio porque le poda traer costos polticos y entorpecer el desarrollo econmico. Este claro desentendimiento de los asuntos del litoral Pacfico, fue de la mano de un excesivo inters en el Atlntico por que ste era la va por la cual las mercaderas llegaban a Europa.

    Equilib


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