Sumario
PRESENTACION Benjamín Oltra
ARTICULOS Hacia una política sostenible de residuos sólidos, Ramón Martín Mateo
El barrio como factor de regeneración cultural: aproximación sociológica a su análisis, ]. ]oseba Leonardo Aurtenetxe
El puerto y la ciudad marítima: una propuesta de metodología crítica, ]. Ramón Navarro Vera
Telemática e infraestructura urbana: implicaciones para la ciudad contemporánea,
Stephen Graham y Simon Marvin
La rehabilitación del casco antiguo de Alicante como estrategia turística, Tomás Mazón
Sociología Urbana, ¿suma y sigue? Emilio M. Martínez
ENSAYO
Florencia y sus ciudades, Gianfranco Bettin Lattes
LIBROS
Revista de Estudios Urbanos
n° 1 1994 Otoño
Sociedad Urbana
Revista de estudios urbanos
SOCIEDAD URBANA Revista de Estudios urbanos es una revista semestral dirigida a universidades, organismos nacionales e internacionales, profesionales y personas interesadas en el estudio de lo urbano. Su temática abarca distintos aspectos y perspectivas que contribuyen al análisis y al entendimiento de la dimensión urbana de nuestra sociedad.
DIRECCJON: Emilio M. Martínez Tomás Mazón Antonio Aledo
CONSEJO ASESOR: Benjamín Oltra Gianfranco Bettin Alfonso de Esteban José María Tortosa Juan Monreal Juan Salcedo Jaime Martín Moreno Antonio Alaminas Eduardo Ruiz Abellán J. R. Navarro Vera Jay D. Edwards
CONSEJO DE REDACCION: Antonio Aleda Ignacio Garrigós Elena Jorge Aína López Cristina López Emilio M. Martínez Remedios Martínez Tomás Mazón Antonio Muñoz Antonio Sáez
Suscripciones:
Por un año, incluidos
gastos de envío:
* España: 2.200 ptas.
* Extranjero: 2.900 ptas.
Ejemplares sueltos:
* España: 1.200 ptas.
* Extranjt!ro: 1.500 ptas.
Para suscripciones o ejemplares sudtos, enviar comunicación por
escrito o mt!diantt! Fax a:
Sociedad Urbana.
Departamento de Ciencias Sociales
Universidad Dt! Alicante. Ap. Correos, 99
Fax. 96/5903495
Colaboraciones
Solicitar las normas de colaboración a la dirección de la revista. Los artículos, recensiones y libros deben enviarse, igualmente, a la dirección ele Sociedad Urbana
Los artículos publicados en Sociedad Urbana expresan sólo la opinión de sus autores.
Sociedad Urbana, Revisra de esrudios urbanos se edita en el Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de Alicante con la ayuda de la Fundación Cultural CAM.
Depósito legal A. 1030-1994
PRESENTACION, Benjamín Oltra
ARTICULOS Hacia una política sostenible de residuos sólidos, Ramón Martín Mareo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
El barrio como factor de regeneración cultural: aproximación sociológica a su análisis, J. Joseba Leonardo Aurrenctxe ...................................... o 19
El puerto y la ciudad marítima: una propuesta de metodología crítica, J. Ramón Navarro Vera ................ o..... 37
Telemática e infraestructura urbana: implicaciones para la ciudad contemporánea, Srephcn Gralwm y Simon Marrin .. . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . .. . . . . .. . . . . 57
La rehabilitación del casco antiguo de Alicante como estrategia turística, Tomás Mazán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83
Sociología urbana, ¿suma y sigue?, Emilio M. Martínez ......................... o............................ 95
ENSAYO Florencia y sus ciudades, Gi{//¡fi·anco Berrin .. .. .. .. . . .. . .. .. .. .. . 121
LIBROS
Sociología Urbana, suma y sigue 95
SOCIOLOGIA URBANA, ¿,SUMA Y SIGUE?
Apuntes par·a una t·enovacion de la problemática urbana
Emilio M. Martínez*
RESUMEN: En este artículo se ofrecen las líneas del debate teórico que, durante los últimos años, ha acompañado al desarrollo de la sociología urbana. Una polémica que sigue girando -como ya lo hiciera desde los orígenes de la Nueva Sociología Urbana- en torno a su pertinencia disciplinar. Asimismo, se aportan líneas de trabajo que intentan superar la discusi<ín acmlémica sin obviar la crítica cientítica y social
de la Sociología Urbana.
ABSTRACJ: This artich:~ sets the main streams of the new theoretical contributions to the New Urban Sociology. The debate is focussed on the existence of a real urban sociology. The author, also, provides new lines of investigation trying to combine the academic dicussion with the social criticism which has characterized the development of the urhan sociology.
Los últimos años han sido para los sociólogos ele la ciudad tiempos de confusa
excitación y de retlexión contínua sobre la finaliclacl teórica y práctica de su labor.
A pesar de la acumulación de conocimientos y de experiencias de investigación, la
sociología urbana sigue atravesada por intentos sucesivos de redefinición de la
temática específica. Todavía no se ha superado -y nada apunta a una rápida
resolución de su contrariedad- el debate acerca del contenido disciplinar de la
sociología urbana o lo que es lo mismo, la pertinencia científica de la
subespecialización. Si no fuera por lo exageradamente grotesco de la situación podría
pensarse que todo lo que los sociólogos de lo urbano escriben de y hacen por la
"crisis de la sociología urbana" pertenece a una dinámica de amor perverso cuyo
gozo se intenta dilatar. Nos encontramos, de hecho, con una serie de circunstancias
que puede resultar extralia cuando no ridícula para todos aquellos que se mantienen
más o menos ajenos a nuestra "ligera desviación", y que ha sido descrita por Guido
Profesor de Sociología Urbana, Universidad de Alic<lnte.
Sociedad Urbana, n" 1. Otoño, 1994
96 Emilio M. Marrínez
Martinotti como una situación en la cual los estudiosos de lo urbano argumentan que
su campo de estudio o no existe, o es difícil, si no imposible de definir1• Sumergidos
en una crisis que atraviesa el conjunto de la sociología y buena parte de los
presupuestos del pensamiento científico-social en general, los trabajos de sociología
urbana tropiezan con la presumible inexistencia de una problemática específica que,
de H. Lefebvre a M. Castells y de éste a P. Saunders, pasando por los congresos de
Rimini (1980), Bristol (1989) y de México (1991), sigue sin aclararse en su totalidad.
¿Cuáles son los obstáculos que encontramos? ¿Qué es lo que nos impide
plantear la existencia de un objeto científico característico de lo que se ha llamado
sociología urbana? ¿Qué es lo que, en su defecto, realiza la sociología urbana? Sobre
este punto las retlexiones aportadas en su momento por Castells significaron un
legítimo esfuerzo de hallar el lugar de la sociología urbana entre las disciplinas
científicas. ¿Qué es lo que se encuentra en el camino? Lo que era de esperar:
contratiempos. Resulta imposible aislar un cuerpo teórico unitario para la sociología
urbana y desde ella; la imposibilidad de separar la ciudad de la sociedad, los
deslizamientos ideológicos de las distintas conceptualizaciones de la ciudad y la
complejidad de un proceso inscrito en otros ele mayor envergadura, en contínua
mutación, forman parte ele una serie de obstáculos que impide consolidar la
disciplina, muy ligada -por último- a los avatares de la práctica institucional del
urbanismo como instrumento terapeútico de intervención en los problemas sociales
y económicos de las sociedades modernas.
Existe una extensa bibliografía, más o menos polémica, sobre este asunto.
Admitimos que la reflexión colectiva sobre el sentido de nuestro trabajo en el ámbito
de lo urbano sigue siendo una cuestión pendiente de resolver pero tampoco conviene
invertir todas las energías en una discusión escolástica que olvide la necesidad de
incidir en los problemas reales así como la resonancia política y social que posee
nuestro em¡H'I7o científico. Si no es así puede suceder que lo dirimido quede en una
mera exposición de diferencias conceptuales que no aborde la articulación entre
sociedad e investigación urbana2 y, además, deje de lado la resolución operativa de
los problemas reales que plantea la vida en la ciudad. Usando el símil médico, sería
Sociología Urbana, suma y sigue 97
entonces algo parecido a la desdicha del paciente que acude al hospital para que
sanen su dolencia y mientras los médicos discuten quién es el especialista adecuado
para sanarle, cuál es la especificidad de la enfermedad y la pertinencia académica de
la especialidad, el paciente muere sin ser atendido. Vaya por delante, pues, nuestra
postura: necesitamos reflexionar sobre nuestro trabajo pero también coraje para
hacerlo operativo. Los problemas reales de los habitantes no pueden esperar a la
resolución escolástica de nuestras polémicas. Esto debe ser una tarea paralela y que
se alimente recíprocamente de las dos vertientes de nuestra labor. Pero además
recordemos que, en última instancia, la cuestión sobre la demarcación científica no
escapa de los intereses políticos -en sentido lato- de las instituciones y grupos
académicos (recursos dinerarios, recursos humanos, influencia social y cuotas de
poder).
l. SOl\1BRAS EN LA BATALLA.
Sin pretender reconstruir en este breve trabajo las distintas posturas sobre la
crisis de la sociología urbana, si quisiéramos ofrecer un esquema sencillo de su actual
debate que, en mi opinión, presenta al menos dos series de cuestiones enlazadas:
-de un lado, la polémica establecida desde los orígenes de la nueva sociología
urbana (NSU) acerca ele la inexistencia de un objeto científico de la sociología
urbana;
- de otro, la discusión sobre la crisis de los paradigmas sociológicos que hasta
la fecha han creído poder desentrañar la realidad urbana. Esta posición, más que
poner en duda la existencia ele un objeto real de estudio, lo que cuestiona es la
utilidad y validez actual de las aproximaciones realizadas y la necesidad de renovar
la problemática de referencia.
Después de muchos ai1os, muchos artículos y muchos encuentros apenas se
ha avanzado sobre las conclusiones aportadas anteriormente: la sociología urbana
parece ser una etiqueta que se da a los estudios sociológicos que en algún aspecto
Sociedad Urbana, n" l. Otoiio. 1994
98 Emilio M. Marrínez
toman la ciudad como excusa, objeto o escenario de determinados fenómenos y
relaciones sociales. Pero ni existe un cuerpo teórico independiente de la sociología
general ni la ciudad parece diferente de la sociedad que la crea y explica. Esta es la
conclusión que comparten todos aquellos que se han detenido en la crisis de la
sociología urbana. Sin embargo, mientras unos continúan dudando de la posibilidad
de fundar una sociología urbana sobre la base de conceptualizaciones tradicionales
y consideran incluso harto discutible la existencia de una tal sociología urbana en las
condiciones de capitalismo avanzado -al desaparecer la ciudad como unidad
sociológicamente significativa3-, otros autores sostienen que la crisis procede de un
error de perspectiva grave y, ante la dificultad de encontrar un objeto real distintivo
así como un cuerpo teórico específico, argumentan que la sociología urbana debe
mantenerse entre las ciencias de lo urbano como síntesis ele estudio de lo urbano y
programa ele intervención.
En el primer caso, el argumento de Saunders es esclarecedor. Éste ha vuelto
a retomar la discusión sociológica sobre la pertinencia de los estudios urbanos. A
partir de una lectura comparativa de las aproximaciones realizadas sobre lo urbano,
llama la atención sobre dos serie de cuestiones complementarias: de un lado, la
utilidad y la verificabilidad de las conceptualizaciones teóricas en materia de
investigación urbana; ele otra parte, la individualización y definición de la
especificidad urbana en todos aquellos procesos que están habitualmente
comprendidos bajo la etiqueta de sociología de la ciudad. En estos trabajos se
concluye que la sociología urbana ha perdido el objeto específico de análisis que
parecía sostenerla en el universo científico: la ciudad. En las condiciones actuales de
capitalismo avanzado, la ciudad no es por sí misma teóricamente significativa. El
examen de los clásicos (Marx, Weber, Durkheim, etc.) le sirve de apoyo en su
afirmación ele que la ciudad, habiendo jugado un papel históricamente relevante en
el desarrollo del capitalismo occidental ha dejado ele ser en la actualidad una realidad
de análisis central: es más significativa la sociedad (identificada, por ejemplo, como
estado-nación), y/o la existencia de una jerarquización de los espacios
socioeconómicos y una división internacional del trabajo. Sin duela la ciudad puede
Sociología Urbana, suma y sigue 99
suministrar una vigorosa ilustración de fenómenos significativos de la investigación
sociológica (la desintegración de la cohesión moral -Durkheim-; la emergencia de un
tipo de racionalidad calculadora -Weber-; y la potencia tranformadora del modo de
producción capitalista con su estela de desigualdades sociales -Marx y Engels-), pero
no puede explicar ninguno de estos fenómenos por sí misma. Por supuesto esto no
significa que la ciudad no sea interesante para la teoría social, pero no es central en
el discurso sociológico ni certifica la existencia de la subespecialidad.
La sociología urbana se ha mantenido hasta hoy como una subdisciplina
instituida en el interior de la Sociología, manifestando que venía constituida por su
objeto distintivo de análisis -la ciudad- de la misma manera que otras subdisciplinas
poseían el suyo propio: la sociología de la familia, la sociología de la empresa, de
la cultura, de la conducta desviada, etc. De hecho, estas subclisciplinas se fundan no
tanto en la existencia de unos objetos distintivos empíricamente concretos como en
el estudio de los "aspectos específicos de las relaciones sociales que se sitúan en el
interior de estos objetos"~. O sea, lo que nos encontramos es con el examen de las
relaciones entre padres-hijos, maridos-mujeres, en el caso de la sociología de la
familia; con el estudio de las estrategias e intereses en las relaciones entre patronos
sindicatos-trabajadores-estado, en el caso de la sociología de la empresa y con el
estudio de la norma cultural que crea la definición de los comportamientos anómicos,
en la sociología de las conductas desviadas; y así sucesivamente, hasta investigar los
distintos procesos sociales, el comportamiento ele los grupos y las relaciones que
éstos mantienen ante fenómenos diversos en la ciudad, y a ésto se le llama sociología
urbana.
El legado de las aproximaciones teóricas ha sido fructífero en la determinación
de asuntos interesantes y en la forma de enfrentarse a cuestiones sociales instructivas
para toda la sociología, una vez que son separadas de una preocupación estrictamente
territorial. Hemos aprendido la importancia de la adaptación grupal al ambiente físico
(que Parsons consideraba un requisito funcional de la organización social); la
importancia sociológica del número en los grupos sociales (Simmel y Wirth); la
gravedad de las relaciones raciales, del consumo colectivo y el impacto de los
Sociedad Urbana, n ° J. Otoño, 1994
100 Emilio M. Morrínez
movimientos sociales. Pero tanto el enfoque de la Escuela de Chicago (que
conceptualiza lo urbano como comunidad ecológica), el enfoque culturalista (en el
cual la ciudad se reduce a forma cultural), las aportaciones de Rex y de Pahl (que
sostienen una visión de lo urbano como sistema socioespacial dominado por los
managers urbanos), el enfoque marxista (para el cual la ciudad articula el modo de
producción capitalista) como, por último, la posición ecléctica de Harvey (donde el
espacio es considerado significativo en el proceso de circulación del excedente y en
la acumulación capitalista más que como sede de fenómenos sociales específicos) han
errado en su tentativa de urdir una red de relaciones entre hechos sociales y las
categorías espaciales (por ejemplo al analizar la causa y la consecuencia de las
intervenciones sociales respecto a los problemas de vivienda, de educación, de salud,
etc. en el contexto de las relaciones entre el Estado, el sector privado y la población
activa) (Ciacci, 1982).
Hoy día, la ciudad no puede ser presentada como una organización autónoma:
no posee las instituciones urbanas que en otros tiempos de la historia la caracterizaron
como unidad social y espaciaL Ni los órganos de justicia son urbanos ni lo es el
mercado; ni siquiera la burguesía habita la ciudad sino que se está desenraizada
paralelamente a como lo hacen sus intereses: sus vínculos no son territoriales sino de
clase y, de ahí, se extienden por el espacio económico global. A si mismo, tampoco
las patologías sociales ni la conciencia de clase pueden explicarse en términos de una
teoría del urbanismo sino -como ya mostrara Engels en La siruaciún del clase obrera
en lng/arerra- por la creciente contradicción de las sociedades capitalistas modernas
basadas en la explotación del hombre por el hombre y la división social y técnica del
trabajo. De modo que los problemas que surgen en las áreas urbanas no son
problemas urbanos ni tienen soluciones urbanas por mucho que se denominen así las
patologías y las políticas concretas de intervención (Saunders, 1985). La conclusión
final es la siguiente: la sociología no puede hacer del espacio (urbano) el centro de
su discurso ni poner la ciudad en el centro ele la teoría social; se trata de una
sociología no espacial (si bien no aespacial), en el sentido reiterado de que ya no hay
una teoría social de la ciudad en las sociedades capitalistas contemporáneas.
Sociolo¡.:ía Urbana, suma y si¡.:ue 101
El debate adquiere otra dimensión desde el instante en que no se cuestiona la
existencia del objeto real de estudio (la ciudad) ni su significatividad en las
sociedades contemporáneas (aunque deba reconstruirse su papel en el contexto global
de las sociedades complejas). Los obstáculos a sortear desde esta segunda perspectiva
serían los siguientes:
- la aparente unidad del objeto y la inevitable fragmentariedad y pluralidad del
aparato analítico que, lejos de constituir una aporía, debe reclamarse como condición
sine qua non para enfrentar la complejidad del fenómeno urbano5•
- la necesidad de replantear la utilidad hacia afuera de las investigaciones
urbanas y lo que esto implica: renovar la problemática y los elementos analíticos, la
metodología y los interlocutores de la investigación6•
Sin duela la ciudad constituye una subespecie compleja de la propia sociedad
pero ni es diferente de ella ni puede interpretarse como una entidad separada del
contexto global que la funda y explica; de manera que esto es suficiente como para
dudar de que la sociología urbana sea una sociología especial. No obstante conviene
no perder el carácter sistémico del fenómeno urbano. Esta realidad provoca que la
ciudad escape a una teorización unitaria y, en este sentido, se sostiene que la
sociología debe reconstruir el dominio sociológico sobre la base ele una apertura
creativa hacia otras aproximaciones puesto que lo específico de lo social urbano es
inevitablemente interactivo con otras manifestaciones del fenómeno urbano7•
¿Qué implica esta posición? Pues sencillamente que el excesivo énfasis en la
demarcación científica ele la sociología urbana ha desenfocado la realidad de la ciudad
y las relaciones entre las distintas disciplinas. La ciudad es todo y no es nada; por
otra parte, no debe plantease el problema como una búsqueda de la identidad
sociológica en el interior de una teoría del urbanismo a partir del dominio específico
que resulta de la existencia real de unos límites precisos entre las diversas disciplinas
que se dan cita en el ámbito de lo urbano. Lejos ele ir por esta vía lo que necesitamos
es aceptar lo interactivo de los fenómenos sociales: es la única forma de reconstruir
los estudios ele la ciudad -que si bien es un objeto científico desdibujado no deja de
ser una realidad palpable-. Por tanto esto supone mirar los límites no como fronteras
Sociedad Urbana, n" l. Otoño, 1994
102 Emilio M. MarfÍIIt'Z.
sino como canales de intercambio que permiten a la sociología urbana erigirse como
ciencia de síntesis de las distintas aproximaciones disciplinares a la ciudad. Ahora
bien, una síntesis no realizada sobre el objeto ciudad (que per se ya lo es) sino sobre
los modelos explicativos ha de procurar hacer descansar la interacción en el aspecto
normativo (central en la sociología). El aspecto sociológico de la realidad urbana, la
renovación de su temática y de sus interpretaciones puede extraerse de la
intercomunicación y síntesis de un conjunto de seis disciplinas cercanas que según
propone G. Martinotti serían: la geografía y las ciencias ambientales, la economía,
la politología y las ciencias del comportamiento (todas ellas se situarían en un plano
sincrónico-estructural); y de otra parte, la historia urbana y la planificación (en un
plano diacrónico que iría del pasado al futuror·.
El planteamiento es interesante en la medida que recoge la postura abierta del
conocimiento y explicita un esquema de trabajo que es habitual en la investigación
sociológica urbana (tanto en los centros ele investigación asalariados como en los
consultores privados). Pero si no se realiza con rigor esa síntesis y se enfatiza el
aspecto sociológico (a construir y desarrollar siempre) la sociología "sintética" corre
el riesgo de convertirse en un sumidero de los residuos analíticos de otras disciplinas
amén de ocultar lo sintético en algo coyuntural y ecléctico, sujeto a modas. Por otra
parte la sociología urbana quedaría tan desdibujada como el objeto ciudad: existe pero
no sabemos lo que es pues en cada situación priman más unas fuentes teóricas, unos
contenidos disciplinares y un conjunto de hechos y relaciones sobre otros con los que
se cohabita espacial y académicamente. Con lo cual hemos de insistir en que este
ejercicio es válido como punto ele partida y discusión, como estrategia de acción pero
no como conclusión definitiva ele lo que la sociología urbana debe ser. Muy generosa
en sus propuestas resulta finalmente demasiado difusa en su constitución y desarrollo,
cuando no arbitraria. Además no está exenta ele ciertas dificultades en la explicación
ele los fenómenos sociales urbanos bajo la presión ele argumentos y fuentes teórico
disciplinares distintas cuya argumentación pueda resultar a menudo contradictoria.
Sociología Urbana, suma y sigue 103
La síntesis debe, pues, explicitar en qué medida es resultado de una visión
interdisciplinar o multidisciplinar de lo social urbano, es decir, cuál es el grado de
integración de las distintas concepciones disciplinares.
II. DE LA CRISIS DE LOS PARADIGI\1AS A LA RENO V ACION DE LA
PROBLEMATICA.
Mientras tanto, la investigación urbana ha visto como paulatinamente se
modificaban sus contenidos bajo los cambios sociales registrados en los últimos años,
de la misma forma que se transformaban las expectativas sobre su trabajo. Estos
cambios, y aquellos registrados en el interior de la estructura científica, están en la
base de una crítica tenaz a los planteamientos científicos ad lwc de la investigación
sociológica en urbanismo. La sociología urbana actual (sobre todo la que hemos
denominado NSU pero también el marxismo urbano moderno y las aproximaciones
antropológicas, entre otras) protagoniza una retlexión crítica sobre la validez de sus
presupuestos paradigmáticos, proclamando al mismo tiempo la necesidad de renovar
la metodología (por ejemplo, abriéndola a los sujetos investigados -caso de la
investigación/acción-) y la temática de estudio.
Algunas de las tendencias emergentes no hacen más que continuar la línea de
interpretación inspirada en la economía política marxista; pero lo cierto es que
también se ha experimentado un abandono progresivo del monolitismo anterior
encontrándonos con un desplazamiento del eje analítico al trasladar el peso de los
trabajos hacia posturas más bien de tipo ecléctico, trabajos en los que -como ha dicho
el profesor Leal- "la búsqueda ele la cima ele la coherencia teórica en cada análisis
social ha dado paso a un intento de mayor fidelidad a lo que la realidad social quiere
indicar con su fenomenología concreta, aun a costa de desarrollar enfoques
diferentes"¡¡,. Central ha sido el cambio ele la mirada sociológica sobre los fenómenos
sociales que le rodean. De repente se ha descubierto al hombre real, siempre
presente, que se insinuaba sin ser reconocido hasta hoy: el sujeto soporte ele la acción
Sociedad Urbana, 11° l. Otoño, 1994
104 Emilio M. Marríne:.
social, el actor social. Este hombre no es una esencia, un absoluto inconmovible sino
hecho y hacedor del tejido social. "Para algunos, la sociología es una especie de
desierto deshabitado, páginas y páginas hablando de sistemas, de paradigmas, de
procesos, de cambio, etc. Sobre todo en la literatura estructuralista parece que el
hombre hubiera muerto y ni siquiera mereciera un recuerdo" 9• Sin necesidad de
llegar a posturas extremas del ingenuismo sociológico donde no existe nada más que
el hombre como esencia primaria, necesitamos hacer retornar al actor social aunque
tan solo sea para justificar la sociología: ésta no puede existir sin aquél. No obstante,
el actor interpreta su rol en un escenario que posee su historia compleja, su orden
construido, pero que puede ser cambiado por la acción de los sujetos. El viejo vicio
estructuralista que eliminaba la pertinencia de los sujetos/actores urbanos y la de su
acción en la configuración del medio social ha venido siendo sustituido, por fortuna,
por un esquema en el que ha comenzado a tener cabida la acción de los grupos e
individuos en el contexto social urbano. Desde las filas de la NSU se han entrelazado
con vigor y creatividad explicaciones políticas y culturales junto con consideraciones
de corte económico. Puede que esto sea suficiente como para ilustrar en parte lo que
algunos autores han anunciado como la "crisis de Jos paradigmas urbanos", tanto el
de la Escuela de Chicago como el más reciente ofrecido por la sociología marxista
europea. Crisis de los paradigmas o mudanza de los mismos, la cuestión descansa en
la llamada por una renovación de la temática y de la investigación científica en
sociología urbana. Hemos de considerar que la denominada crisis de los paradigmas
urbanos no es externa a la más general crisis de los paradigmas en ciencias sociales;
crisis que no afecta directamente a sus pretensiones explicativas fundamentales sino,
en particular, a las pretensiones ele ser garantes científicos ele un modelo ele orden
social superior. Lo anterior significa que hemos desembocado en un pluralismo de
la razón práctica de las ciencias sociales, que lo que está en disputa es el papel actual
Sociología Urbana, suma y sigue 105
de la ciencia en la sociedad; no más positivismo universal, no más paradigmas de
progreso coercitivo (Duhau, 1992f··.
Hay que insistir en el hecho de que la nueva sociología urbana no ha sido
capaz de desplazar a la tradición ecológica; y esto ha sido así porque: a) en ningún
momento la nueva sociología urbana ha mostrado una declaración coherente; b) se
trata de dos universos culturales y sociales diferentes. De ahí que en vez de
sustitución o desplazamiento deba entenderse la situación como una coexistencia
paradigmática, fenómeno típico por otra parte de las ciencias (multiparadigmáticas)
sociales. Sin embargo, el supuesto defecto: la incoherencia, deviene pronto virtud en
la NSU y ésta apenas se ha visto sometida a un tímido intento -precisamente el que
provocó su nacimiento- de revelar las claves del conocimiento sobre la ciudad, el
territorio y las relaciones espacio-sociedad para cerrarlas inmediatamente después.
Porque lo cierto es que en pocos años la capacidad reflexiva de los nuevos sociólogos
urbanos ha sido una sorpresa agradable de recibir y ha supuesto la apertura hacia
nuevas y creativas combinaciones interpretativas, unas más coherentes que otras, unas
más críticas y otras menos flexibles. Sin hacer de la utilidad ele los trabajos el centro
del debate, lo que parece compartirse de un grupo a otros es el agotamiento
progresivo de la problemática ele referencia y cierta dificultad en renovarla 10• El
desgaste del mecano althusseriano aplicado al estudio ele la ciudad, y el empeño de
los neoecólogos en abandonar el énfasis puesto por sus maestros en los distintos
aspectos de la ciudad como cuadro construido y social -ambos vectores han dado lo
que tenían que dar-, nos sitúa ante un amplio e inexplorado campo cuyo horizonte
apenas es vislumbrado. Tras un dilatado período de acumulación de conocimientos
Es curioso qu~ en Espaiw s~ h<1ya tratado d~ fundam~ntar la n<c"c~sidad d~ un .:ambio ~n ~1
planeamiento urbano y en la fórma d~ .:onc~bir ~1 urbanismo sobr~ la has~ d~ la crisis d~ los paradigmas sociol6gicos. Esta discusión s~ r~cogi<Í en el .:urso de unos debates orp111izados por la Fundación de Investigaciones Marxistas p~ro lo ci~rto es que tanto deh<1te ~n torno al papel d~ las ciencias sociales
respecto a la ordenación de los as~ntamientos urbanos apen<1s ha tenido una repercusión real en la práctica del urbanismo en España ni antes ni desptll;s de la crisis, pues instititucionalizado como está y dominado el urbanismo por el cuerpo t¿cnico de los arquitectos e ing~nieros, el planeami~nto ha demostrado a lo largo de estos aiios qu~ -salvo excep.:iones- ni oye ni escucha las aportaciones que 1~ ofrecen las distintas
disciplinas cientítico-sociales y , cuando las ha rel·ogido era para poner la guinda de un pastel previamente cocinado.
Sociedad Urbana, n" l. Otoiio, 1994
106 Emilio M. Martínez
y de nuevas experiencias más o menos imaginativas, la sociología urbana se
encuentra, sin embargo, sumida en una cierta confusión -extensible a toda la ciencia
sociológica-: se reorganiza poco a poco el medio, se definen nuevos y viejos
objetivos, se reestructuran programas de investigación, se suceden los saltos mortales
desde la gran teoría cerrada al empirisimo abstracto y viceversa, etc. Por tanto, nos
parece perfectamente legítimo reclamar una profunda y urgente renovación de la
problemática urbana, venga de donde sea, de la sociología académica o de la
sociología contractual. Pero igual mente hay que contar con sus límites, pues la
investigación urbana no sólo está sometida a la influencia de las modas sino también -
y esto es central- a los programas de investigación subvencionados por el Estado o
por centros privados. Esto implica que la discusión acerca del objeto de estudio y la
tarea de la sociología urbana debe ir acompañado de una reflexión crítica sobre la
cuestión de para quién se investiga. ¿Posee acaso la investigación institucional la
independencia que proclama? Si es así, ¿por qué ha desaparecido la crítica social que
estaba presente entre muchos investigadores entonces ajenos a los círculos de poder?
¿No se definen áreas prioritarias de investigación que relegan al cuarto oscuro todos
aquellos temas, problemas sociales e investigadores molestos para los que detentan
el poder (financiero, político y científico)? Porque, en última instancia, ciencia es lo
que hacen los científicos, los contenidos de la ciencia no son ajenos a los órganos
productores (o financiadores) de la investigación.
111. LINEAS DE RENOVACION.
En cierto modo la nueva sociología urbana ha mostrado aptitudes más que
suficientes para abrir nuevas vías ele interpretación ligadas a la variación
epistemológica sufrida algún tiempo atrás, al agotarse el camino de la interpretación
de la economía política. En este sentido, se han recuperado antiguos temas y se han
considerado nuevas problemáticas a la luz de las nuevas posibilidades explicativas.
Estas líneas han sido recogidas por Gottdiener y Feagin en un sistemático estudio
Sociología Urbana, suma y sigue 107
sobre los paradigmas urbanos, y son la siguientes: la reintroducción de los actores
urbanos; la recuperación y renovación de la problemática del espacio; la producción
y el consumo; la discusión del papel del Estado en la reestructuración espacial; y el
estudio del contexto global que circunda el desarrollo de las colectividades urbanas.
Añadiremos nosotros una línea de trabajo más: una sociología de lo sensible urbano,
esto es, una sociología de la ciudad y no tanto de lo urbano (por cuanto se antoja
concepto reductor de la fenomenología de la ciudad), que hunde sus raíces en el
habitar ciudadano como fuente de observación e interpretación sociológica11 •
Veamos estas líneas:
a) La labor de reinrroducir a los acrores urbanos en el estudio sociológico de
la ciudad ha correspondido, como era de esperar, a los sociólogos de la NSU, pues
los economistas políticos y ciertos geógrafos y planificadores siguen pensando el
desarrollo urbano en términos de un modelo reduccionista donde los factores
explicativos son de índole estructural (por ejemplo, la lógica de la acumulación del
capital). Parecía imposible que el hombre real retornase al escenario que construyó
a lo largo de la historia y que distintas elaboraciones teóricas se empeñaron en
difuminar: Jos ecólogos lo redujeron a un ser prisionero de las leyes de la naturaleza;
los estructuralistas Jo encerraron en las leyes ele la economía política y lo
comprimieron entre tanto sistema y estructura. Las últimas tendencias apuntan, en
cambio, a una recuperación del sentido ele la acción grupal en el análisis urbano, pero
una acción no entendida como el retlejo mecánico de un imperativo estructural. Es
decir, evita todo viso de determinismo (ecológico o económico) para presentar un
cuadro más equilibrado de la articulación entre las estructuras y los sujetos12•
Precisamente esta articulación remite a la interpretación socioeconómica marxista
engelsiana del desarrollo contradictorio ele la ciuclacl como resultado complejo de la
interacción contlictiva entre lógicas estructurales y la intervención de los actores
sociales. 1. Borjau ha observado sobre esta cuestión que la sociología urbana que
se deduce de la obra de Marx y Engels no es estructuralista sino, en todo caso,
historicista y dialéctica: la ciudad es, en efecto, una realidad doblemente histórica,
pues a un mismo tiempo se presenta como lugar y como producto de la historia. Si
Sociedad Urbana, n" l. Ot01io, 1994
108 Emilio M. Martínez
bien las estructuras nos ayudan a comprender la historia de las sociedades, en ningún
momento pueden ser concebidas como sustitutas de ésta; la historia está
protagonizada por actores sociales, grupos e individuos, clases sociales y no por
estructuras. En este punto la renovación de la problemática de los estudios urbanos
planteada, en principio, por los últimos enviones de la NSU no proceden únicamente
de un esfuerzo teórico -más o menos ambiguo- sino de la práctica política de la
izquierda en las comunidades locales. El marxismo urbano moderno -según Borja
debe reencontrar el sujeto social de su política y de poco sirve en la urgencia del día
a día las grandes disertaciones sobre las estructuras dominantes y determinantes.
¿Qué hacer? Pues reorientar sus análisis hacia los actores sociales (planificadores,
poderes locales, constructores, promotores, propietarios del suelo, agentes
industriales, intelectuales, movimientos y organizaciones sociales, etc.). Sólo su
descubrimiento y examen permitirían aislar operativamente la especificidad de lo
urbano y reconstruir proyectos históricos con un sujeto social reaP 4•
b) Un segundo conjunto de trabajos engloba todos aquellos referidos a las
relaciones entre espacio, producción y consumo. En ellos se plantea responder a una
pregunta: ¿cómo el espacio modela y es modelado por procesos sociales? La
respuesta moviliza, por la complejidad ele la pregunta, diferentes campos de
elementos intervinientes y/o explicativos: el planeamiento, las inversiones
productivas, la política urbana, la acción del Estado a través ele los distintos aparatos
en la regulación de la vida cotidiana de los ciuclaclanos, etc. tendrían cabida en este
apartado.
e) De hecho, el Estado y su relación variable con el capitalismo y con la
ciudadanía, constituye uno ele los novedosos ángulos de investigación ampliada por
la revisión de la NSU; no es en rigor un tema nuevo pero sí la manera de enfocarlo,
buscando tipificar su comportamiento y los papeles específicos que desempeña en
cada situación (centro corporativo, aparato represor, organización autónoma, gestor
público, etc.). La importancia de la planificación urbana, mediación de las
instituciones políticas, implica la necesidad de cuestionar en cada momento la postura
del Estado que dudosamente puede calificarse de neutral. Ahí están los
Sociología Urbana, suma y sigue 109
requerimientos y chantajes de las multinacionales a los poderes estatales: el caso de
las compañías automovilísticas Suzuki y Volkswagen incumpliendo los compromisos
y chantajeando al Estado español son otro vergonzoso capítulo, uno más, de esta
antigua hermandad.
el) Lo anterior indica que la consideración del contexro global en el que se
inserta la acción de los actores urbanos, el comportamiento de la producción, las
políticas concretas del Estado y, sobre todo, el desarrollo de las colectividades
urbanas, es fundamental para poder reorganizar en parte la problemática de la
investigación urbana. Esto puede ser expresado en diversas líneas de trabajo; no
obstante, hay un elemento central que recorre todas ellas: la jerarquización del
espacio, inseparable de la división internacional del trabajo. Lipietz recuerda que la
crisis del.fiJrdismo -que hasta finales de los aiios sesenta había sido el modelo idóneo
de acumulación capitalista- supuso el inicio de una lenta pero firme reestructuración
espacial internacional, pues la reacción inmediata de los productores/empresarios ante
el descenso ele la rentabilidad fue desplazar en la medida de lo posible las actividades
de montaje más descualificadas a las regiones periféricas de los países desarrollados
(sur y este de Europa, América Latina, Asia).
"La articulación dc l;1s csp<1CÍ<ilídctdes propi<ts dd régimen túnli;uw. l'clltrddcts sohre él Estado
nacional regtli<Jdor, con su contigur<1ci<ín inkfll<tciondl virtuos;-t y sus difaenci<Jciones internas en
armazones regionales es, en la actualidad, tan caduca como d régimen de acumulación
corrt:!spondiente" 15
En definitiva, eso supone la reducción de las posibilidades de intervención
estatal ante la creciente internacionalización ele la economía (globalizada) 16• La
salida al descenso ele la rentabilidad se busca cleseperaclamente en el desplazamiento
de los procesos de trabajo hacia países subclesarrollaclos o medio desarrollados donde
los costes son mucho más baratos; y en esta huida la revolución tecnológica permite
evitar las legislaciones laborales de determinados países y las regulaciones estatales
restrictivas para el afan de lucro.
Sociedad Urband, n" l. Otoiio, 1994
110 Emilio M. Martínez
Llegados a este punto del camino, uno de los aspectos que con mayor interés
se está trabajando lo constituye el mundo de las nuevas tecnologías y sus multívocas
repercusiones sociespaciales. Castells, por ejemplo, considera en este sentido que las
tansformaciones espaciales actuales encuentran su explicación en la profunda
transformación económica, de la cual, la alta tecnología es su componente más
destacado. Se podría hablar de ahí de un "modo informacional de desarrollo" basado
en las revoluciones de los sistemas de telecomunicaciones y de información. En este
modo de desarrollo, los lugares se convierten en flujos y canales y desaparece su
sentido propio, su sentido autónomo pues no pueden ser definidos con independencia
de la lógica general (de producción, de información, y de producción de información)
que proporciona sentido al papel productivo ele cada localización (y ele cada localidad,
entonces). "De hecho podemos decir que la transición de un modo industrial de
desarrollo a un modo infonnacional de desarrollo se traduce en la dependencia
creciente de las localizaciones productivas con respecto a la estructura de los flujos
informativos "17•
Esto posee graves implicaciones en la organización social de la ciudad y en
la forma espacial de la misma así como en el sentido atribuido al espacio urbano
local en la actualidad, pues una "revolución tecnológica basada en la información,
una nueva economía centrada en el dinamismo de la pequeña empresa, y una cultura
que realza el valor de uso y la esfera privada. proporcionan la oportunidad histórica
de redefinir la ciudad como el espacio de la relación y el significado, superando la
territoriedacl primaria y el funcionalismo tecnocrático" 1\o:. Surge en este contexto la
problemática de la ciudad glohal, que ha cobrado en el debate teórico de los últimos
años una relevancia justa pero sorprendente, pues no se trata en verdad de un asunto
estrictamente novedoso ya que la internacionalización de la economía es casi tan vieja
como el capitalismo (y los estudiosos ele la ciudad seríamos los últimos en negar la
evidencia de las relaciones económicas internacionales donde las ciudades aparecen
históricamenete como centros ele mercado comarcal, regional, nacional y global,
sucesivamente).
Sociología Urbana . .\'1111/ll y sigue 111
La nueva organización económica del espacio a nivel global no escapa, por
supuesto, a los problemas que plantea su propia complejidad y, a estas alturas, ya han
comenzado a descubrirse importantes controversias referidas a:
1.- La situación de aquellas áreas geográficas que quedan fuera de los espacios
más dinámicos y, dentro de éstos, los sectores sociales que no tienen cabida en el
nuevo modelo de organización económica.
2.- La subordinación (aparente) de lo local a lo global.
3.- El deteriorio creciente de la calidad de vida en todo el globo y
especialmente en las grandes ciudades, tanto de los países desarrollados como de los
países subdesarrollados (aumento del precio de la vivienda, incremento del tiempo
constreñido, etc., en los primeros; éxodo rural e inmigración masiva hacia la ciudad,
incremento de la población urbana, problemas educativos y sanitarios, etc., en el caso
de los segundos)'<).
Con todo, los puntos vistos hasta ahora han sido, en mi opinión, una isla de
lucidez y coherencia en un océano ele desconcierto. La crisis de todo un mundo
cultural, económico e incluso político no ha dejado de intluir en las políticas
científicas concretas desarrolladas por las autoridades educativas e institutos de los
países desarrollados; en concreto, en la investigación urbana. En Francia y en
España, por ejemplo, el conjunto de la investigación en materia de urbanismo y
sociología urbana ha sido protagonista en ciertas ocasiones ele un desplazamiento sutil
desde posiciones críticas con el poder tecnocrático y el proceso ele urbanización hacia
la consolidación de una eficacia práctica en pequeños temas fácilmente tangibles (lo
local, la estructura social analizada en términos estaclísiticos, etc.). En suma, tanto
la investigación académica (en Universidades o Institutos científicos) como la
investigación contractual, han optado a menudo por un trabajo descriptivo antes que
explicativo. Por supuesto que toda tarea ele investigación es discutible en aquellos
aspectos relativos a la problemática desarrollada, a su metodología, a la forma y a
los presupuestos ideológicos, políticos y filosóficos que inspiran el propio trabajo;
por ello no podemos crucificar la producción de esta literatura científica. Pero es su
carácter en extremo descriptivo y su neutralidad acomodaticia la que subleva el
Sociedad Urbana, n° J. Otoiio, 1994
112 Emilio M. Marr{ne:.
espíritu crítico de la ciencia. Y todo ello sin especial reflexión de los parámetros
esenciales; pero, eso sí, con una ejecución limpia, bien presentada y repleta de
guarismos tabulados. No puede sorprender su éxito. Es un éxito ligado además al
revival esteticista de la posmodernidad, al sujeto de pensamiento débil, a la
parcialidad desintegrada. Y desde estos pedestales es harto complicado que pueda ser
renovada la problemática de la sociología urbana. Sólo la agudización de nuevos y
viejos problemas no resueltos aún, pero sistemáticamente ocultados por las
descripciones ociosas, puede mantener el rol central de la sociología en el urbanismo.
Es difícil enfrentarse y pretender resolver los problemas de vivienda, los
condicionantes fiscales de los precios inmobiliarios, las repercusiones sociales de la
nueva espacialidad, la retirada de los movimientos sociales del papel activo en la
configuración de toda la ciudad, el surgimiento de una neolocalidad en el espacio
público, etc. desde planteamientos técnicos y estéticos, porque hoy como ayer,
nuestros males siguen poseyendo una raíz ética y social.
En este punto, no quiero dejar ele mostrar mi agracio por el estudio del habitar
en la ciudad y no tanto por el examen del lwhiwt -sin desmerecer esta cuestión. Es
algo que ya habíamos aprendido de la obra ele H. Lefebvre y el Instituto de
Sociología Urbana (ISU) pero que continuaba en los márgenes del mundo científico
académico. Lo que hemos llamado "vía de lo sensible urbano" recoge una línea de
investigación que tiene sus antecedentes en los estudios ecológicos de los años veinte,
en parte del interaccionismo simbólico, en la sociología urbana ele Lefebvre, en las
aproximaciones semióticas y en la etnología ele la ciudad. Encuentra su acomodo en
la transformación experimentada en Francia por el progresivo abandono de la
interpretación recluccionista ele la ciudad y la urbanización, centrada en sus vínculos
con los requerimientos industriales y del Estado. Frente a esa lectura,
" ... la kndcncia de hoy se indina nHÍs por explorar las n:sistencias a esa dominación y, de forma
más general, los hechos contrarios a ese esquema. Así, el regreso a Francia de Jos antropólogos
que trabajaban antes en el T~::rca Mundo ha constituido un 1!1<-trco de rdáencia ideal para
explorar la persisitencia de relaciones soL·iales dif~::rentes de las establecidas en d centro de
Sociolo;:ía Urbana, suma y si;:ue 113
trabajo, como las rdacion~s familiar~s o las rdacion~s estahl~cillas a trav¿s de frecu~ntar en
común lugares públicos. La ciudad recupera una r~lativa autonomía con respecto a la economía,
una consistencia propia ... "20
En cualquier caso se trata de una apuesta consciente por la ciudad y menos
por lo urbano, como si la vida que anima la primera jamás pudiera ser circunscrita
en un concepto. ¿Dónde queda el drama cotidiano y la solidaridad? ¿Reducidas -
respectivamente- a un concepto (el de contlicto) y a una estrategia (la de la alianza)?
Parecía increíble pensar la ciudad como real, la vida en ella, la vida que emana de
ella sin necesidad de reificar el espacio ni ele concederle una importancia que no
posee sin eluda. Resultaba más científico y mucho más serio -como denunciaba P.
Sansot- investir y analizar la ciudad como un espacio ele reproducción ele la fuerza
ele trabajo, un espacio de dominación, o una materia dócil a la que conformar
plásticamente ele acuerdo con los intereses políticos y económicos de la burguesía y
del Estado. Lo "otro", el residuo tragicómico de la vida, quedaba relegado para la
literatura. ¿Permanece el hahirar en la esfera ele! ocio acaso? ¿en la lectura reposada?
Sí, y en el tiempo de trabajo y en el tiempo constreñido; en la lucha cotidiana, en
cada gesto, en cada palabra. El lwhirar es un acto creativo que hunde sus raíces en
lo vivido, real y/o imaginario, como dos maneras interrelacionadas de apropiarse de
la ciudad y escapar de las contradicciones de nuestra sociedad. Es absurdo negar la
ciudad imaginaria del habitante y no, en cambio, la del planificador que la reduce a
un plano. Es más, en la medida en que este último no participa del imaginario
colectivo que crea el proceso habitante la ciudad se le escapa. Por tal razón, distintos
autores21 han creído oportuno acercarse a los relatos ele los ciudadanos y a sus
prácticas del espacio urbano, al onirismo ele corto y largo alcance que empapa los
diversos fragmentos del hahirar. Formas que deben ordenarse con el fin de recuperar
la significación social que poseen y de continuar descubriendo bajo los cambios
aparentes, la dominación y la anomía social. Los trabajos de Henri Torgue y Alain
Persin han podido rescatar en los espacios intersticiales de la ciudad (espacios de
desafiliación) fragmentos ele sentido en el lwhirar: la ciudad que no le habla al
Extranjero; el Bárbaro que destruye por venganza la ciudad que no le comprende;
Sociedad Urlnma, n ° l. Otoño, 1994
114 Emilio M. MarrÍiw:.
el Errante que trata de descubrir los secretos escondidos en la ciudad, etc. También
se investigan los códigos de apropiación del espacio cotidiano a partir de la figura del
Paseo22 ; la recreación de la mitología urbana como parte de una historia común de
las vecindades; el sentido del lugar como espacio cifrado por modelos culturales, etc.
En estas zonas frágiles no tienen cabida los ingenieros sociales ni los técnicos
urbanistas: no se pueden crear de antemano y desde arriba los espacios de identidad
homogénea para realizar la represión sutil de las potencialidades de los habitantes23•
El habitante resbala en la cotidianidad creativa y radical, y el desorden se reafirma
como última garantía de la libertad .
•
Sociología Urbana, suma y sigue 115
Fuentes y líneas de renovación de la problemática urbana
socio logia
r Historia 1 Planificación 1 Urbi&IUl Urbana
(pasado) Sociolo~a 1 (futuro)
Urbana 1
Geografía Politología 1 t
1 Economía ~ Ciencias del 1
comportamiento
l ! l ! Introducción Examen de Análisis de Análisis
de los la relación la acción del del actores entre espacio Estado contexto sociales producción
(tipificación) global urbanos y consumo
1 1 1 ,. ,. ,. Actores Cornportamicn10
Roles lntemaciona-
sociales urbanos: de la producción; e~pedficos: li:zación de la
locales, inter- politicawhana; gestor, centro economía.
nacionales, planificación corporativo, Jerarquías
jun!'\ represiva, espaciales. instituciones, etc. whana,ctc.
cte. Ciudad global
1
1
r Lo Sensible Urbano 11 1 --T 1 l_
/ LA CIUDAD 1
Y LO URBANO Estudios etnológicos
--- y sociológicos sobre el uso del espacio ur-
bano. Formas de habitar
futnte: Elaboración propia (a partir de las lecturaS citadas)
Sociedad Urbana, n° l. Otoño, 1994
116 Emilio M. Martfnez
NOTAS
l. Guido Martinotti. "La sociología della cittk problemi e prospettive". Archivio di studi urbani e regionali, n° 35, 1989.
2. Así lo ha argumentado René Coulomb en "Investigación urbana, cambio social y política", Sociológica, año 7, n° 18, enero-abri11992. Véase también el artículo de Emilio Duhau, "Ciencias sociales y estudios urbanos. ¿Adios a los paradigmas?", Sociológica, n° 18, 1992.
3. Por ejemplo, la posición de Peter Saunders acerca de la teoría social y la centralidad de la ciudad en el discurso sociológico, frente a los planteamientos de A. Giddens que sitúa de nuevo a la ciudad en el centro de la teoría social. Véase P. Saunders. Social the01y and the urban question (1981); "Space, the City and Urban Sociology" en Dereck Gregory & John Urry Social relations and spatial structures (1985). A. Giddens "Time, space and regionalisation" en Gregory & Urry. op. cit. (1985). Véase igualmente el trabajo de L. Ciacci, "Sociología urbana: disiciplina o etichetta convenzionale?", Archivio di studi urbani e regionali, n° 15, 1982.
4. Ibídem.
5. Guido Martinotti. op. cit.
6. Vease Gottdienier y Feagin "Uma mudan¡;a de paradigma na sociología urbana", Espafo & Debates, n° 28, 1990; Pradilla; Emma Scovazzi, "La ciudad: intentos de nuevos controles sobre el tiempo y el espacio" Política y Sociedad, n° 10, 1992; Pierre Sansot, "Pour une etnhnologie (sociologie) du sensible urbain", Espaces et Sociétés, 11° 42, 1983.
7. G. Martinotti. op. cit. p. 336
8. J. Leal Maldonado. "El urbanismo y las ciencias sociales" Revista Ciudad y Territorio. Enero-marzo 1986.
9. Luis Martín Santos. Diez lecciones de sociología. p. 58, 1988
10. J.S. Bordreuil. "Débat sur la recherche urbaine", E.IJWCt:s et Socihés, n° 42, 1983.
11. P. Sansot, op. cit.
12. Gottdiener y Feagin, op. cit.
13. Jordi Borja. El Estado y la ciudad. p. 163, 1988
14. J. Borja. op. cit. p.171
Sociología Urbana, suma y sigue 117
15. Alain Lipietz. "Lo nacional y lo regional: ¿qué autonomía frente a la crisis capitalista mundial?". Alfoz, n° 54155, 1988, pp. 35-49
16. Véase en este sentido el trabajo de E. Preteceille. Mutations urbains et poli tiques locales, vol. 1, 1988; y también su trabajo "Crisis urbana y crisis de la política urbana" en Campo Venutti et al. Teoría e intervención en la ciudad, FIM, 1985. En un reciente trabajo, Preteceille retoma esta problemática, "Paradojas políticas de las reestructuraciones urbanas, globalización de la economía y localización de lo político", en Alabart, A., García, S. y Giner, S. (comps.), Clase, poder y ciudadanía, pp. 61-93, 1994.
17. Manuel Castells. "Reestructuración económica, revolución tecnológica y nueva organización territorial
en los Estados Unidos" Alfoz n° 7/8, septiembre 1984, pp. 87-95.
18. Ibídem, p. 95
19. Díaz, F. Desequiliblios socioterritoriales en Madrid, Tesis Doct. UCEM, 1992, pp. 50-54.
20. Anne Querrien. "¿Cómo está la investigación urbana?" Ciudad y Territorio, abril-septiembre 1987.
p. 61
21. Ives Chalas, "Les logiques de l'habiter: besoin, désir et nostalgie d'etre" Espaces et Sociétés, n° 68,
1992; Pierre Sansot, La poetique de la vil/e, París, 1973; l. Chalas y Henri Torgue, La vil/e latente. Espaces et pratiques imaginaires d'Echirolles, ESU, Grenoble, 1981.
22. Jean-Fran¡;ois Augoyard. Pas á Pas (Essai sur le cheminement quotidien en milieu urbain). 1979.
23. Véase en este sentido la obra de Richard Sennett, Vida urbana e identidad personal. Asimismo los comentarios de Jean Remy al debate sobre la planiticación comprehensiva entre Rozsak y la Sennet "Les courants fondateurs de la socio!ogie americaine: des origines a 1970" Espaces et Sociétés, 11° 56, 1990.
Sociedad Urbana, n° l. Otoño, 1994