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Sociologia_y Educación Física

Date post: 29-Sep-2015
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1 Sociología de la actividad física y el deporte (INEFC, Lleida) Profesor: Dr.Francisco Lagardera Otero. Tema VI SOCIOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN FÍSICA “Así pues, consistiendo los primeros movimientos naturales del hombre en medirse con cuanto le rodea y en experimentar en cada objeto que percibe todas las cualidades sensibles que pueden referirse a él, su primer estudio es una especie de física experimental relativa a su propia conservación y de la que se le aleja mediante estudios especulativos antes de que haya reconocido su sitio en este mundo. Mientras sus órganos delicados y flexibles pueden ajustarse a los cuerpos sobre los que han de actuar, mientras sus sentidos aún puros están exentos de ilusión, es el momento de ejercitar unos y otros en las funciones que les son propias; es el momento de aprender a conocer las relaciones sensibles que las cosas mantienen con nosotros. Como todo lo que entra en el entendimiento humano le llega por los sentidos, la primera razón del hombre es una razón sensitiva; es ella la que sirve de base a la razón intelectual: nuestros primeros maestros de filosofía son nuestros pies, nuestras manos, nuestros ojos. Substituir por libros todo esto no es enseñarnos a razonar, es enseñarnos a creer mucho, y a no saber nunca nada. Para ejercer un arte, hay que empezar procurándose sus instrumentos, y para poder emplear con utilidad esos instrumentos hay que hacerlos bastante sólidos para que resistan su uso. Para aprender a pensar hay que ejercitar, por tanto, nuestros miembros, nuestros sentidos, nuestros órganos, que son los instrumentos de nuestra inteligencia, y para sacar todo el partido posible de esos instrumentos, es preciso que el cuerpo que los proporciona esté robusto y sano. Así, lejos de que la verdadera razón del hombre se forme con independencia del cuerpo, es la buena constitución del cuerpo lo que vuelve fáciles y seguras las operaciones del espíritu” (Rousseau, J.J., 1990:159).
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  • 1Sociologa de la actividad fsica y el deporte (INEFC, Lleida)

    Profesor: Dr.Francisco Lagardera Otero.

    Tema VI

    SOCIOLOGA DE LA EDUCACIN FSICA

    As pues, consistiendo los primeros movimientos naturales del hombre en

    medirse con cuanto le rodea y en experimentar en cada objeto que percibe todas las

    cualidades sensibles que pueden referirse a l, su primer estudio es una especie de

    fsica experimental relativa a su propia conservacin y de la que se le aleja mediante

    estudios especulativos antes de que haya reconocido su sitio en este mundo. Mientras

    sus rganos delicados y flexibles pueden ajustarse a los cuerpos sobre los que han de

    actuar, mientras sus sentidos an puros estn exentos de ilusin, es el momento de

    ejercitar unos y otros en las funciones que les son propias; es el momento de aprender a

    conocer las relaciones sensibles que las cosas mantienen con nosotros. Como todo lo

    que entra en el entendimiento humano le llega por los sentidos, la primera razn del

    hombre es una razn sensitiva; es ella la que sirve de base a la razn intelectual:

    nuestros primeros maestros de filosofa son nuestros pies, nuestras manos, nuestros

    ojos. Substituir por libros todo esto no es ensearnos a razonar, es ensearnos a creer

    mucho, y a no saber nunca nada.

    Para ejercer un arte, hay que empezar procurndose sus instrumentos, y para

    poder emplear con utilidad esos instrumentos hay que hacerlos bastante slidos para

    que resistan su uso. Para aprender a pensar hay que ejercitar, por tanto, nuestros

    miembros, nuestros sentidos, nuestros rganos, que son los instrumentos de nuestra

    inteligencia, y para sacar todo el partido posible de esos instrumentos, es preciso que el

    cuerpo que los proporciona est robusto y sano. As, lejos de que la verdadera razn

    del hombre se forme con independencia del cuerpo, es la buena constitucin del cuerpo

    lo que vuelve fciles y seguras las operaciones del espritu (Rousseau, J.J., 1990:159).

  • 2Introduccin

    Muchos, importantes y veloces cambios se estn produciendo en las sociedades

    contemporneas, en especial, en las denominadas opulentas o del primer mundo, las ms

    desarrolladas econmicamente. Entre los nuevos usos sociales sujetos a estas

    transformaciones tambin se encuentra la percepcin social del cuerpo, y estrechamente

    relacionadas con este campo se hallan las nuevas prcticas corporales.

    Son las mujeres las que estn protagonizando, en el sentido de modificar las

    costumbres en torno a la imagen y usos de la corporeidad, una autntica revolucin

    social, que de un modo lento, pero sostenido, sigue su curso desde hace ms de dos

    dcadas. Las mujeres espaolas no son ajenas a este proceso general, pues como ya

    constataba Ana Buuel en 1991, esta tendencia hacia nuevas prcticas corporales

    tambin se manifestaba claramente entre las mujeres espaolas.

    Los datos que hemos ido acumulando en los ltimos aos (Garca Ferrando, M.,

    2001) no hacen sino confirmar el avance social de un tipo de ejercitacin fsica de baja o

    mediana intensidad, saludable, recreativa y no competitiva, del que las mujeres han sido,

    en primera instancia, sus impulsoras, pero que actualmente tambin estn haciendo

    suyas los hombres, en especial, aquellos que sobrepasan los cuarenta aos.

    Aerbic y fitness de bajo impacto, danzas, bailes y ritmos de todas clases,

    gimnasias basadas en la suavidad, la lentitud y el confort, ejercicios para rejalarse, baos

    y masajes, estiramientos y posturas para sentirse bien, y una larga retahila de prcticas

    que hace tan slo una dcada eran minoritarias, pero que hoy ya aparecen, bajo muy

    distintas etiquetas (body & mind, nuevas energas, terapia corporal, welness...), en

  • 3gimnasios de toda clase, en hoteles de lujo y servicios deportivos y recreativos muy

    variados.

    Actualmente, ms del 60% de los espaoles que manifiesta practicar deporte de

    modo continuado (Garca Ferrando,M., 2001), lo hace sin competir, 63% en la encuesta

    de 1995 y 66% en la del 2000). Al parecer, el estrs y la alta tensin emocional que

    comporta la competicin deportiva (Lagardera,F., 1999), es hoy un valor a la baja en el

    consumo de las prcticas corporales. Ms all de los cuarenta aos, muy especialmente

    las mujeres, prefieren ejercitaciones mucho ms relajadas y distendidas.

    Durante los ltimos treinta aos, los profesores-as de educacin fsica se han

    dedicado, bsicamente, a la enseanza de los deportes. En muchos casos, la escuela o el

    instituto han funcionado como instituciones que han iniciado a los nios y jvenes en la

    prctica deportiva. En los planes de estudios actualmente vigentes en las Facultades e

    INEFs, el estudio y la prctica de distintos deportes, sean stos elegidos por considerarse

    bsicos, variados, prximos a la cultura del territorio o por simple tradicin, sigue

    teniendo un peso especfico considerable como materia troncal. En esta coyuntura no

    valdra la pena preguntarse: qu van a tener que ensear los profesores-as de educacin

    fsica en los prximos diez aos si tenemos en cuenta las actuales demandas sociales y

    las tendencias que sealan una profunda fractura social en relacin al consumo de

    prcticas fsicas que prefiere la poblacin?

  • 46.1. La cultura profesional adscrita al campo de la educacin fsica

    La tradicin en educacin fsica, es decir, las fuentes o patrones culturales que han

    ido destilando su saber y su proceder a lo largo del tiempo, se nutren de tres vas o

    procedencias muy separadas en el tiempo, pero que cual estable trpode, sustenta no

    pocos de los procedimientos tpicos y tpicos de este campo, a saber: el legado militar,

    la herencia medicalista y la cultura deportiva.

    Las primeras noticias histricas que se ha podido rastrear en torno a la enseanza

    sistemtica de los ejercicios corporales, muestran los antecedentes de la educacin

    fsica, durante muchos siglos, estrechamente unidos a la evolucin del ejrcito.

    La educacin fsica tiene ancladas sus races en el mbito militar, y estos

    antecedentes, de un modo u otro, decantan muchos de los usos y costumbres, con

    frecuencia ocultos, que jalonan el proceder pedaggico de no pocos de sus

    profesionales.

    En la Grecia clsica la tan jaleada Gimnstica, no era ms que un modo de

    preparacin militar ya que: los ejercicios corporales sistematizados eran

    imprescindibles para la consecucin del ethos guerrero de los pueblos de la

    antigedad, no en vano los antiguos ciudadanos griegos deban mantener una

    superioridad fsica y militar en su territorio para poder conservar el orden establecido,

    fundamentado en la esclavitud y en la presencia de un fuerte contingente de

    extranjeros,... (Olivera, J., 1999).

    Todos los ejrcitos del planeta han continuado hasta hoy utilizando una aguerrida

    y sistemtica educacin fsica, con la finalidad de mantener en perfecto estado de

    disponibilidad corporal, fsica y psquica, a los soldados. Sin embargo, la sociedad est

  • 5cada vez ms desmilitarizada, y este tipo de preparacin fsica militar carece hoy de eco

    social, pues su prestigio comenz a declinar despus de la segunda guerra mundial,

    aunque ha sido con la transformacin de los antiguos pases del bloque sovitico, que

    este desprestigio se ha acelerado.

    Con el cambio de valores que comenzaron a instaurarse en el Renacimiento, buena

    parte de las prcticas corporales limitadas al mbito militar comenzaron a dotarse de una

    vocacin eminentemente higinica, como prctica promotora de la salud y el bienestar.

    En este ambiente humanista apareci por vez primera la voz que designa a este

    quehacer pedaggico. Fue en 1762 cuando el mdico e higienista suizo Jean Ballexserd

    public su Dissertation sur leducation physique des enfants depuis leur naissance

    jusqu lage de la pubert.

    Desde hace ms de doscientos aos la educacin fsica ha sido tambin, y continua

    sindolo actualmente, una educacin para la salud. Pero en estos momentos la

    asociacin higinico saludable le viene asociada a la educacin fsica de la mano del

    deporte, autntico fenmeno de masas contemporneo, al que se le asocia popularmente

    con la milagrosa pcima de la salud y el bienestar, pues todos los estudios sociolgicos

    as lo atestiguan, aunque las estadsticas sigan alertando del alto riesgo que implica para

    la buena salud la competicin deportiva.

    En los ltimos cuarenta aos ha sido tal la dependencia de la educacin fsica

    respecto del deporte, que han existido momentos, an recientes, en los que esta

    actividad pedaggica pas a denominarse educacin fsico deportiva o educacin fsica

    y deportes.

  • 6Ms recientemente, y como consecuencia de los avances efectuados por la

    fisiologa del esfuerzo, se ha desarrollado la tendencia de convertir a este quehacer

    pedaggico en una especie de fitness o acondicionamiento fsico educativo, pasando a

    convertirse la tradicional educacin fsica deportivizada en una educacin de la

    condicin fsico-deportiva, en cualquier caso, un proceder nefasto que dilapida de forma

    ostentosa la maravillosa potencialidad de este singular modo de educar mediante la

    prctica fsica.

    Sin embargo, la potencialidad autnticamente educativa y transformadora de la

    educacin fsica, no se encuentra en ninguna de sus tres herencias ms significativas,

    que acabamos de comentar, sino en diferentes tradiciones que hasta hace poco han sido

    ajenas a la cultura profesional de la educacin fsica. En este sentido habra que

    recuperar las propuestas que Gaspar Melchor de Jovellanos hizo a comienzos del siglo

    XIX, en el sentido de proporcionar a la poblacin un tipo de educacin fsica general

    que le proporcionase un saber suficiente para adquirir hbitos de bienestar y salud, tal y

    como sealan las tendencias actuales ms vanguardistas.

    6.2. Poder y singularidad de la educacin fsica

    La naturaleza del ser humano es fsica, aunque mediante la conciencia trascienda

    este mero ser fsico. Una persona es un ente que tiene consciencia de s mismo, es soma

    y psique a la vez. La naturaleza humana est integrada en un todo complejo en donde el

    inteligir ha constituido un proceso derivado de la evolucin de su mero sentir.

    Resulta muy til la referencia a la teora general de los sistemas enunciado por

    L.V. Bertalanffy (1976), para entender y as poder explicar la concepcin del ser

    humano como sistema inteligente. Esta perspectiva permite concebir al ser humano

  • 7como un sistema integrado, un ser total, correspondiendo as a su verdadera naturaleza.

    Cmo la estructura vital de este sistema inteligente se va integrando con su entorno,

    manipulndolo y as mismo vindose afectado por el medio, de tal manera que, tanto los

    fenmenos que afectan a la construccin del ser humano como la serie de acciones que

    su existencia desencadena pueden ser explicadas y comprendidas sin parcelar aquello

    que de natura se nos ofrece unitariamente.

    Si se parte de la base terica de considerar que un sistema inteligente se

    caracteriza por ser abierto, codificativo, adaptativo, proyectivo e introyectivo y que su

    modus operandi es la de un conjunto unitario, podemos entender que cualquier

    fenmeno que afecte a una parte del sistema, por parcial que este sea, afectar el sistema

    en su totalidad; pero sin embargo, es posible entender que no afectarn o pondrn en

    marcha en igual medida los diferentes mecanismos que caracterizan al sistema como

    unidad.

    El que un sistema sea abierto es caracterstica de toda estructura viva, de cualquier

    organismo viviente, sea animal o vegetal. Implica que est en constante interaccin con

    el entorno, intercambiando informacin, energa o cualquier forma de materia o

    manifestacin de sta. Es un proceso que se produce con la existencia misma de la vida,

    y a pesar de que el sistema escolar se esfuerza por ofrecer un programa de informacin

    perfectamente sistematizado, debe compartir e incluso competir con una ingente

    cantidad de informacin no reglada que, la naturaleza y, en mayor medida en el mundo

    de hoy, las sociedades complejas emiten sin cesar. Esta caracterstica en vez de convertir

    a la escuela en una institucin comprensiva, la transforma en una maquinaria selectiva,

    con frecuencia histrinicamente selectiva, pues pretende a toda costa imponer

    determinadas frecuencias comunicativas.

  • 8De esta forma se puede entender que los actos comunicativos requieren de

    estructuras de significacin, de cdigos que sirvan para intermediar en el proceso

    comunicativo. Esta facultad codificada requiere de seales, signos, smbolos,

    indicadores, etc., imprescindibles para que el sistema inteligente sea capaz de

    comunicarse. Hacerlo afecta a la totalidad del sistema pero estimulando y ejercitando

    unos mecanismos en mayor medida que otros. Esto resulta de suma importancia.

    Aprender una lengua, un sistema de cdigos cualquiera, sea digital o analgico, o

    cualquier estructura simblica, sistema de valores, leyes, etc., pone en marcha de forma

    automtica el dispositivo codificativo del sistema inteligente.

    En las sociedades complejas de hoy resulta de vital importancia para conseguir

    una confortable existencia estimular este mecanismo. De hecho as sucede y el sistema

    escolar invierte la mayor parte de sus presupuestos y energas en estimular entre la

    poblacin esta caracterstica; puesto que la cultura ha desarrollado multitud de cdigos

    que necesitan de un complejo y largo proceso de aprendizaje para poder operar con

    solvencia entre ellos.

    El potencial adaptativo del sistema inteligente le permite mediante el mecanismo

    de retroaccin (feed-back) autorregular su comportamiento y poder adaptarse con

    suficiencia y xito a las exigencias del medio. El aporte filogentico posibilita en

    nuestra especie, como en todas las dems, el desarrollo de este mecanismo que resulta

    capital, no solo para aprender sino y fundamentalmente, para sobrevivir. En las

    sociedades complejas de hoy en da donde la prodigalidad cultural nos aleja de la

    naturaleza, este mecanismo tiene progresivamente menos oportunidades de ser

    estimulado y si como afirma J. Ulmann (1982) "la educacin es la accin de una

    cultura sobre una naturaleza", esta ltima se ha visto claramente dominada por aquella.

    Somos, que duda cabe, criaturas construidas culturalmente.

  • 9La escuela ofrece pocas posibilidades al sistema inteligente para que estimule sus

    mecanismos de retroaccin a partir de experiencias y vivencias, en donde cada cual, de

    forma autnoma sea capaz de tomar decisiones, aunque stas sean erradas, pues es as

    como entrar en funcionamiento este mecanismo, generndose entonces los aprendizajes

    contextualizados, aquellos que se fijan de por vida en el sistema inteligente. La escuela

    tiende a plantear situaciones respecto de las cuales, de antemano, ya se conoce la

    solucin; es decir, estimula el mecanismo adaptativo de forma convencional,

    estandarizada y sectaria.

    Algo similar podemos afirmar respecto de la potencialidad proyectiva de nuestra

    especie; del mecanismo que nos permite anticiparnos (feed-before) al

    desencadenamiento de los fenmenos, cualquiera que sea su naturaleza, mediante la

    manipulacin del entorno. Esta ya es una caracterstica tan solo perteneciente a las

    especies ms evolucionadas, que las capacita para proyectar las respuestas aprendidas

    mediante un proceso experimental, en nuestro caso bsicamente cultural, en el medio y

    as acondicionarlo para satisfacer necesidades de distinta ndole.

    Por ltimo, la capacidad introyectiva del sistema inteligente es una caracterstica

    especficamente humana, es la resultante de hacer suya la realidad, de ser consciente y

    partcipe del proceso constante de autorregulacin. El ser humano mediante este

    proceso es capaz, a partir de su inteligir, de aprehender la realidad, de sentirse partcipe

    de su existencia en el mundo. Pero lo que interesa destacar es que todos estos procesos

    se desencadenan en un todo unitario, en donde la unidad no entiende de parcelas, pero s

    que la sobredosis o la falta de estmulos de estos mecanismos afectarn as mismo a

    todo el sistema. Esta concepcin explica as, de forma coherente, por qu las conductas

    se manifiestan previas a la toma de conciencia, y no al contrario, que ha sido la forma

    habitual de estimular los aprendizajes en el marco escolar.

  • 10

    Si en la clase de educacin fsica est presente y acta todo el ser, referida esta

    expresin a todos y cada uno de los alumnos, lo mismo ocurre cuando su presencia es

    partcipe de la clase de matemticas, de latn o de francs. De qu naturaleza son pues

    las diferencias?. La explicacin, desde el punto de vista sistmico, nos indica que

    mientras la inmensa mayora de aprendizajes escolares son patrocinados a expensas de

    estimular el mecanismo adaptativo, siendo estos cdigos cada vez ms abundantes y

    complejos en las sociedades de hoy; la clase de educacin fsica puede proporcionar la

    posibilidad de aprender a partir de situaciones experimentales que estimulan los

    mecanismos adaptativos en situaciones imprevistas y proyectivos del sistema

    inteligente.

    No se trata tanto de que sea su mbito exclusivo, sino que la naturaleza de las

    prestaciones humanas que pone en juego requieren poner mayor nfasis en estos

    mecanismos; mientras que enseanzas de otra naturaleza solicitan bsicamente de

    estmulos del mecanismo codificado o de adaptaciones comportamentales altamente

    estandarizadas.

    Esto explica que muchos y buenos pedagogos, guiados por su intuicin o la

    observacin pausada de la naturaleza humana, hagan loables esfuerzos por transformar

    en ms activas sus enseanzas. Qu quiere esto decir?. Pues ni ms ni menos que dejar

    actuar a los alumnos, darles la posibilidad de equivocarse, de manipular la realidad, de

    descubrirla experimentalmente, estimular en ellos su potencial adaptativo y proyectivo

    ubicndoles en un medio abierto y franco para que sean capaces de descubrir por s

    mismos la naturaleza de los fenmenos, de sus posibilidades, de sus limitaciones. Este

    dispositivo que buscan con afn algunos enseantes lo tienen ya de salida los profesores

    y profesoras de educacin fsica. Que lo aprovechen o lo dilapiden lastimosamente

    depende en gran medida de su formacin y sensibilidad.

  • 11

    De lo dicho hasta aqu no se deduce que las situaciones de enseanza-aprendizaje

    que faculta o puede proporcionar la clase de educacin fsica, estn exclusivamente

    basadas en el estmulo de los mecanismos adaptativo y proyectivo; sino que puede llegar

    a desarrollarlos a poco que el pedagogo sea capaz. Pero es que adems, las enseanzas

    que puede llegar a proporcionar basadas en el estmulo del mecanismo codificativo son

    de tal sencillez decodificativa (la cultura deportiva, el simple sistema de reglas de un

    juego espontneo, la expresin de un movimiento con significacin acordada

    previamente, etc.) que permiten dedicar la mayor parte del tiempo escolar a la

    experimentacin.

    Que los profesores y profesoras de educacin fsica dediquen su tiempo escolar a

    ensear a los nios-as a jugar a baloncesto, a comprobar quin corre ms, quin salta

    mejor..., o a hacer el equilibrio invertido de manos, significa lanzar a la basura la

    enorme potencialidad que ostenta la educacin de lo fsico como proceso de mejora u

    optimizacin de la persona, de aumentar su calidad de vida, de estimular su capacidad

    para sentirse bien en la vida, para ofrecer la oportunidad de aprender a gozar y deleitarse

    con la vida sensitiva, para que logren educarse en sentir la vida en vez de inventarla o de

    imaginarla, y con todo lo que esto puede representar como proceso en pro de la salud

    pblica, y por que no, de ahorro en los enormes gastos del actual sistema sanitario.

    El problema radica en que las personas que se forman como futuros profesores no

    estudian ni aprenden en la universidad lo que les hara competentes para este menester.

    La educacin fsica es un tipo de proceder pedaggico que ostenta algunos rasgos que la

    convierten, potencialmente, en un quehacer educativo autnticamente revolucionario,

    pues como ya anunciaba J.Ulmann: Es otorgando a la educacin corporal un objetivo

    ambicioso, y no como mero producto corporal, como puede la educacin fsica

  • 12

    alcanzar su estatus; este objetivo consiste en participar en la transformacin de los

    valores culturales, haciendo evolucionar el sistema ideolgico dominante (1982).

    Se pueden apuntar aqu, a modo de corolario de este epgrafe, algunos de los

    rasgos que expresan el poder social de la educacin fsica, que la pueden convertir, a

    poco que sus profesionales se afanen en reciclarse, en una pedagoga autnticamente

    benefactora de la vida cotidiana contempornea:

    a) La educacin fsica acta en primera instancia sobre la physis humana, sobre

    aquello de suyo fsico y sensitivo. Lo fsico es lo tangible, lo que de pronto sentimos

    como nuestro, aquello que nos afecta realmente. Con frecuencia es el dolor quien nos

    devuelve a la vida sensitiva y nos rescata del oprobio de la vida mental, a la que estamos

    aferrados no tan slo para resolver problemas, sino para especular sobre la vida misma.

    Pero resulta triste que sea el aguijn doloroso el que nos indique que el brazo, el pie, la

    nuca o la rodilla tambin existen.

    En este tiempo histrico ya nadie discute que la vida humana es global, que

    nuestro cuerpo funciona como un todo. Que cuando estimulamos el cuerpo fsico, la

    vida psquica y la vida emocional tambin se ven afectadas. El pensamiento sistmico

    concibe hoy la vida humana como un sistema inteligente, como un ente global e

    interactivo al que no es posible tratar de modo parcial y analtico. La educacin fsica al

    actuar directamente sobre nuestra materia viva, lo fsico, incide en la globalidad del ser;

    pero es que adems, hoy la ciencia considera que el proceso mismo de la vida es ya en

    si mismo cognitivo, aunque no exista pensamiento: Los sistemas vivos son sistemas

    cognitivos y el proceso de vivir es un proceso de cognicin. Esta afirmacin es vlida

  • 13

    para todos los organismos, tengan o no sistema nervioso (Maturana,H. y Varela,F.,

    1990).

    b) La educacin fsica tiene la facultad de poder ofrecer enseanzas y experiencias

    contextualizadas (Lagardera,F. 1989, 1990, 1992, 1993), dado que las situaciones

    pedaggicas que plantea son de naturaleza prxica. Se trata de prcticas y experiencias

    que implican a la totalidad de la persona, son vivencias que tienen una aplicabilidad

    inmediata, in situ, sobre el terreno.

    En una sociedad cada vez ms mediatizada por la tecnologa y la informacin,

    donde el sistema educativo est trufado de multitud de saberes abstractos y repleta de

    cdigos, aprovechar la singularidad contextual de esta disciplina pedaggica es una

    necesidad de primer orden. La educacin fsica puede poner en prctica la solidaridad,

    es muy capaz de plantear situaciones pedaggicas o juegos en los que las personas que

    intervienen tengan, necesariamente, que mostrarse solidarios, que ejercer la solidaridad

    prctica. En este contexto pedaggico la solidaridad puede experimentarse, en vez de

    inculcarse a travs de los valores solidarios, como puedan hacer otras disciplinas o de

    consignas ms o menos ideolgicas, incluso de apelaciones a la tica.

    c) El poder actuar desde la realidad de las personas afectadas en el proceso de

    enseanza-aprendizaje, desde la experiencia fsica ubicada en un contexto que se

    muestra real en toda su dimensin, permite a los pedagogos fsicos actuar de modo

    directo sobre las conductas. El profesor-a de educacin fsica se dedica a la

    optimizacin de las conductas de las personas en funcin de un determinado proyecto

    pedaggico, pero lamentablemente, con frecuencia le faltan recursos para hallar las

    mejores situaciones prctica y lograr los objetivos perseguidos. La incoherencia y la

  • 14

    falta de rigor entre los objetivos propuestos y las situaciones pedaggicas planteadas es

    una constante en la literatura ms usual en educacin fsica, incluidas las propuestas

    curriculares oficiales.

    d) Todos los saberes y contenidos que puedan programarse en una sesin de

    educacin fsica, pueden ser susceptibles de ofrecerse de modo ldico. Mediante

    situaciones ldicas, tratando de estimular, aunque no requiera de grandes esfuerzos, el

    jugar espontneo en los participantes, por estar grabado en las pautas ms profundas de

    nuestra herencia gentica o sugerir juegos ms elaborados y construidos culturalmente.

    El jugar exploratorio y el juego simblico constituyen una herramienta pedaggica

    mgica que es capaz de generar situaciones para la experimentacin motriz, la

    creatividad y el estmulo de aprender. Los profesores-as de educacin fsica encargados

    de educar al ser humano a travs de lo fsico, de la prctica fsica, del dilogo corporal

    activo y real, pueden en un ejercicio de humildad, volver su atenta mirada a su propia

    infancia y redescubrir el milagroso efecto que un contexto ldico desencadena entre los

    participantes, inundando su actuar de alegra y beneplcito.

    6.3. Los saberes prcticos de la educacin fsica

    La educacin fsica es ante todo una pedagoga y los contenidos que ensea son de

    naturaleza esencialmente prctica. Sus saberes se derivan de los procedimientos y

    tcnicas corporales que en todas las tradiciones culturales, laicas y religiosas, se han

    transmitido como una clara expresin de sabidura, en unas de tipo popular, en otras de

    modo elitista e incluso tambin en otras de modo esotrico. Los dominios del cuerpo, la

    educacin de lo fsico, ha demostrado histricamente su eficiencia en el modelaje de las

    emociones y tambin de la mente, de ah su trascendencia social.

  • 15

    En el seno de las sociedades tribales los miembros ms jvenes crecen y se

    desarrollan como adultos obteniendo del grupo la mayor parte de las referencias

    necesarias para que su integracin se efecte sin trabas. Los nios llevan a cabo

    actividades experimentales que les dotan de habilidades para desenvolverse con eficacia

    en sus vidas de adultos: pescan, cazan, fabrican utensilios toscos, bailan, juegan, etc.

    utilizando siempre referentes del grupo humano al que pertenecen y lo hacen en el

    mismo hbitat en donde, en circunstancias normales, discurrirn sus vidas de adultos.

    Cuando las enseanzas que se asumen por transmisin o autoexploracin se llevan a

    cabo en el mismo contexto en donde se vive, utilizando recursos y utensilios que son

    inmediatos, que estn in situ, podemos afirmar que stas remiten a la vida misma, por lo

    que entendemos que son enseanzas contextualizadas.

    Incluso las enseanzas ms artificiosas como los productos culturales, se

    presentan ante los sujetos como parte esencial de su vida cotidiana. El lenguaje oral,

    rituales de diverso signo y cualquier tipo de simbologa se presentan en un marco donde

    todo es coherente junto a la vida misma. Se aprende viviendo. Cuando as sucede nos

    encontramos ante enseanzas contextualizadas.

    En las sociedades complejas la produccin cultural es tan abigarrada y abundante,

    se vive en un contexto tan artificialmente construido, que los individuos jvenes no

    pueden en el decurso de su evolucin hacia la vida adulta aprender las referencias

    culturales mnimamente necesarias para integrarse con garantas de xito en el mundo

    de los adultos. Surge as la necesidad de la escolarizacin con el fin de que el edificio

    escolar y sus gestores, los profesores, sean capaces de dotar a los individuos jvenes de

    aquellas referencias culturales que el medio natural, la familia, no est en condiciones

    de ofrecer. De esta forma surgen las enseanzas descontextualizadas. Pues a pesar de los

    esfuerzos de muchos pedagogos y de los recursos tecnolgicos con que hoy cuenta la

  • 16

    escuela, todo proceso de enseanza que no implique la accin vital del individuo, que

    obligue a este a hacer abstracciones de la realidad, estar mediatizado por un contexto

    simblico aparente, es decir, ser un proceso descontextualizado.

    Si la educacin fsica pretende alcanzar un estatus digno como quehacer

    pedaggico en el marco de las ciencias de la educacin, es decir, como un modo de

    operar sistemtico dentro de la institucin escolar, debe hacerlo explotando su propia

    naturaleza: su capacidad por ofrecer enseanzas contextualizadas. Con esto no se

    conseguir tan solo una dignificacin corporativa, de suyo importante pero no decisiva,

    sino que su quehacer tendr un significado real en la vida de las personas sujetas a su

    influjo. Hacerlo as, partiendo del contexto vital de los alumnos, implica tambin la

    posibilidad real de participar en la transformacin de los valores culturales imperantes, o

    como asevera J. Ulmann (1982), "haciendo evolucionar el sistema ideolgico

    dominante". Puesto que se trata de proporcionar experiencias en la accin se estimulan

    los mecanismos adaptativos y proyectivos del sistema, proporcionando vivencias nicas,

    sugestivas y as mismo sugerencias, en el sentido de que pueden descubrir aspectos de la

    realidad (emociones, sentimientos, deseos, afectos...) que son en las sociedades de hoy

    escondidos o manipulados como objetos culturales.

    La naturaleza de las experiencias pedaggicas que es capaz de gestionar la

    educacin fsica; y digo de que es capaz puesto que se trata de una potencia que puede o

    no puede llevarse a cabo, dependiendo siempre de la capacitacin del enseante

    responsable; radica en que pueden ensear y educar, lo que no siempre est al alcance de

    cualquier disciplina pedaggica. La potencialidad de las enseanzas contextualizadas

    consiste en que fcilmente rebasan este marco institucional y se transforman en

    experiencias y vivencias singulares. Es desde esta dimensin que los saberes de la

  • 17

    educacin fsica constituyen prcticas, saberes prcticos para ser utilizados a lo largo y

    ancho de la vida cotidiana.

    Este carcter de vivencia contextualizada le otorga una dimensin epistemolgica

    que sobrepasa con mucho la educacin formal durante el periodo infantil y juvenil, ya

    que este modo de educar hacia la integracin cuerpo-mente, y la unidad en armona de la

    persona, puede prolongarse y hacerse efectivo a lo largo de todo el ciclo vital, como

    apunta ya el fenmeno social de masas que est transformando la prctica deportiva en

    prctica hacia el confort y el bienestar, pues los saberes de la educacin fsica, como

    pedagoga especfica pueden concretarse en:

    a) Los saberes derivados del propio cuerpo

    Son aquellas situaciones pedaggicas donde el protagonismo reside en la accin

    que desencadenan los alumnos en s mismos y por s mismos. Andar, correr, saltar,

    gatear, tocar, mirar, palpar..., constituyen todo un catlogo de acciones humanas en su

    propia naturaleza, son situaciones psicomotrices de carcter filogentico y que estimula

    y desencadena la propia naturaleza humana, pero he aqu las sociedades complejas las

    han desvirtuado por mor de envoltorios culturales; las han desnaturalizado.

    Se pueden encontrar docenas de situaciones de este tipo. Por ejemplo respirar, que

    constituye un acto sustancial para la existencia de la vida. La respiracin por ser un acto

    vital se ha convertido por mor de los valores y las crispaciones de la sociedad actual en

    un acto reflejo desnaturalizado. Caer en cuenta de la respiracin mediante situaciones

    pedaggicas experimentales supone convertir un acto reflejo en una accin sensitiva, en

    una experiencia nica.

    Andar que es un acto locomotor se transforma en una accin de suyo humana

    cuando se experimenta sensitivamente. Pero andar, como correr o palpar, son acciones

  • 18

    que se han culturizado en grado sumo. Con frecuencia pensamos que determinada

    postura es producto de un mal hbito o de una inadecuada adaptacin, pero esto no es

    ms que la manifestacin de un conflicto personal; de un proceso evolutivo

    desnaturalizado, en donde la represin de las emociones, la frustracin de los deseos

    malogrados o la falta de estmulos han dejado en el cuerpo su huella. El cuerpo nunca

    miente. Nos quejamos, y con razn, de que dos o tres horas semanales de educacin

    fsica son una mnima expresin para ocuparse del cuerpo, cuando ste est presente en

    todas las horas, minutos y segundos de la existencia humana. Pero esto no deja de ser un

    sofisma, aunque aparentemente sea un perfecto enunciado.

    Vivimos en una sociedad que sublima el cuerpo como objeto de consumo, pero

    que de hecho vive de espaldas respecto de la sustantividad corporal. Dos horas

    semanales es mucho tiempo para vivir experiencias cuya referencia sea el propio cuerpo,

    para prestar atencin a nuestra realidad corporal. Nos acordamos de nuestro cuerpo

    cuando sentimos dolor, nos sentimos enfermos, cuando un brazo o una pierna se nos

    duerme al adoptar una postura inadecuada, cuando observamos otros cuerpos y nos

    comparamos..., pero son lapsus puntuales.

    En el decurso de la vida diaria en las sociedades complejas de hoy, cuando los

    trabajos manuales y de exigencias energticas intensas estn siendo sustituidos por la

    tecnologa y el cuerpo abrigado en multitud de envoltorios culturales, ste es una

    referencia obvia y por lo tanto olvidada. Existen pocos estmulos que nos hagan caer en

    cuenta de nuestra realidad corporal, para prestarle la atencin debida, para dialogar

    experimentalmente con l, para explorarlo. Es ms, miles de personas se aterran ante

    esta experiencia que es solitaria de propia natura.

    Esta dimensin de la educacin fsica, tan simple y al alcance de cualquier

    pedagogo sensible, se torna oscura, olvidada y cuando no tenebrosa por qu?. Porque

  • 19

    se trata de patrocinar experiencias, en donde se requieren de pocos intermediarios

    culturales y fundamentalmente donde el profesor tambin debe enfrentarse a su propia

    historia personal. Y esto representa una situacin poco controlada o descontrolada,

    cuando el docente no es en s mismo una persona en armona con su propia realidad

    corprea. Para ser capaz de crear situaciones experimentales no es suficiente con

    sugerirlas verbalmente, sino que el enseante tambin se implica como uno ms en la

    experiencia.

    Andar, correr, saltar, respirar, tocar, automasajearse, relajarse, experimentar

    posturas, bailar, mirar, observar, prestarse atencin..., pueden significar experiencias

    nicas tremendamente sugestivas. Y est en la voluntad y en la capacidad del profesor o

    profesora de educacin fsica hacerlo posible, porque como no se trata de aprender

    habilidades, destrezas o tecnicismos sofisticados; estos en todo caso podrn aparecer

    mucho tiempo despus; sino de vivir experiencias.

    Estos saberes prcticos en relacin a la propia vida (mi cuerpo), ofrece a los

    alumnos una va para que sean capaces, en cualquier momento y circunstancia de su

    vida, de rememorarlas, de ejercitarlas, de vivirlas de nuevo, pues se trata de un ejercicio

    de la voluntad, y esta es dctil y diestra cuando existe el estmulo que rememora

    aquellas experiencias que se han vivido positivamente.

    b) Los saberes de los juegos, entre la cultura y la natura

    Los juegos y los casi juegos, representan todo el flujo de situaciones presididas

    por la accin de jugar. La accin de jugar sintetiza como ningn otro comportamiento

    humano la transicin de nuestra especie de una accin filogenticamente constituida a

    otra culturalmente construida, ontogenticamente otorgada. Quiere esto decir, que

    cualquier ser humano puede pasar del jugar exploratorio (casi juego) como dotacin de

  • 20

    la propia naturaleza a un juego simblico (construccin cultural sofisticada), de modo

    sencillo, comprensible y contextualizado.

    Este fluido trnsito entre cultura y naturaleza se realiza en el universo ldico de

    modo cotidiano, sin trabas ni complejos. Quiero esto decir que el juego motor, tanto en

    su dimensin ms espontnea y natural, en el jugar explorarorio de los bebs o en los

    casi juegos, o las versiones ms sofisticadas de algunos juegos tradicionales paradjicos,

    constituye un arsenal de situaciones ldicas de las que se nutre avaramente cualquier

    programa coherente de educacin fsica.

    El vocablo juego nos remite a un decurso de acciones que se manifiestan de modo

    aleatorio, flexible y fundamentalmente exploratorio. K Lorenz tuvo oportunidad de

    comprobar que jugar significaba una accin exploratoria que surga de modo natural en

    el comportamiento de los mamferos superiores durante los primeros meses y aos de

    vida. La accin de jugar proporciona la experiencia y el conocimiento necesario para la

    supervivencia, fundamentalmente en aquellas especies, como la nuestra, que no poseen

    un firme modelo innato de comportamiento, como es el caso de especies menos

    evolucionadas.

    Como afirma Branko Bokun (1987), "el juego lleg a ser el principal instrumento

    de supervivencia de nuestros ancestros, su nica especializacin. El juego ayud al

    hombre a inventar instrumentos tiles. Las herramientas pudieron haber sido creadas a

    partir de juguetes. El homo ludens precedi al fomo faber". La observacin sistemtica

    de nuestros parientes ms prximos en el proceso evolutivo, nos indica que jugar es la

    primera accin propiamente exploratoria que observamos en su comportamiento. Es a

    partir de este conocimiento que cabe entender las palabras de J. Huizinga (1972), "La

    competicin y la exhibicin no surgen, pues, de la cultura como sus diversiones, sino

  • 21

    que, ms bien, la preceden... la cultura surge en forma de juego, que la cultura, al

    principio, se juega".

    Los saberes de la educacin fsica se nutren de un arsenal de juegos y situaciones

    ldicas, presentes en todas las culturas, que son capaces de proporcionar experiencias

    donde jugar se convierta en una accin fundamentalmente libre, espontnea y

    exploratoria significa contextualizar vivencias de suyo humanas, que estimulan por lo

    tanto al descubrimiento de aqul conocimiento requerido para la supervivencia. No

    resulta gratuito comprobar como los nios y los jvenes se entregan con prdiga energa

    a la accin de jugar, est sta patrocinada o no por los adultos.

    De los juegos ms libres y espontneos, a partir de los cuales es posible ofrecer a

    los alumnos la inmensa mayora de los denominados contenidos de la educacin fsica,

    se puede pasar, en una transicin equilibrada, a aquellos juegos ms sofisticados por la

    tradicin cultural y la costumbre. Tenemos la inmensa fortuna de contar con un recurso

    de naturaleza contextual que permite adentrarnos en el mundo sofisticado de la cultura

    de forma armnica, tierna, positiva; sin traumas ni sobresaltos; y al mismo tiempo hacer

    posible los cambios optimizantes en nuestros alumnos, en nuestra cultura, en la

    modificacin de la ideologa dominante. Por qu dilapidar este maravilloso capital?.

    Tambin invitara desde aqu a los enseantes a que cultivaran su espritu ldico, a que

    jueguen con fruicin.

    c) Los saberes de la cultura deportiva y de las prcticas no competitivas

    No podemos obviar que en las sociedades complejas la dimensin humana es

    fundamentalmente un envoltorio cultural. As lo tienen en cuenta la inmensa mayora de

    disciplinas pedaggicas y del mismo modo est presente en la educacin fsica.

  • 22

    La sociedad actual ha llegado hasta aqu a partir de un largo y complejo proceso

    de civilizacin. Este ha permitido que el rgimen de convivencia social haya sido

    progresivamente menos violento, menos agresivo; mediante la represin paulatina de los

    impulsos violentos y su regulacin y control mediante los aparatos del Estado, que

    ejercen en rgimen de monopolio la utilizacin de la violencia.

    Uno de los fenmenos que ha jugado un papel determinante en la divulgacin y

    popularizacin de estos hbitos mucho ms pacficos que los de antao violentos, ha

    sido el deporte. Surgido a finales del siglo XVIII en el marco de las sociedades

    industriales, ha regulado en poco menos de un siglo, una de las actividades

    emblemticas de la vida cotidiana: los pasatiempos.

    Pero nos encontramos en una situacin en donde la dinmica social ha propiciado

    la posibilidad de que grandes masas de poblacin accedan al disfrute de tiempo libre, y

    en su ocupacin el deporte, como praxis y sobre todo como espectculo, se ha

    convertido en un fenmeno de primer orden.

    Tal penetracin social ha convertido a la cultura deportiva (programa integrado de

    comportamiento que incluye valores, smbolos y rituales) en un cdigo perfectamente

    inteligible y cuando no perfectamente asumido, por todos los alumnos que hoy podamos

    tener bajo nuestra responsabilidad pedaggica. Esto convierte a la clase de educacin

    fsica, cuando patrocina acciones deportivas, en un dispositivo cultural que estimulando

    el mecanismo codificado del sistema inteligente lo hace en clara situacin de ventaja,

    respecto del resto de disciplinas pedaggicas, ya que los alumnos son, en su inmensa

    mayora, perfectamente conocedores de su sistema de codificacin simblica.

    Tal situacin nos sita en una posicin de privilegio respecto del proceso de

    socializacin que toda institucin escolar, por prescripcin social, debe intentar llevar a

  • 23

    cabo. Pero este privilegio es as mismo una responsabilidad, en cuanto que la funcin

    de la escuela es educar y no intentar convertir a los alumnos en deportistas destacados.

    Los saberes deportivos de la educacin fsica no lo constituye exclusivamente el

    conocimiento de las distintas tcnicas deportivas, sino un sin fin de situaciones

    pedaggicas de enfrentamiento motor a que tratan de encauzar y controlar el aguerrido

    espritu de combate que se genera en todo antagonismo.

    Las situaciones con una lgica antagnica pueden resultar una fuente constante de

    estmulos tanto para la superacin personal y grupal como para el fomento de la

    disciplina corporal, pero siempre bajo la orientacin de un pedagogo inteligente y

    experto, ya que la constante agresividad desatada por los enfrentamientos son el germen

    de conflictos permanentes.

    6.4.- La educacin fsica como pedagoga de las conductas motrices

    El concepto de conducta motriz ostenta una gran potencialidad para ser

    considerado en el mbito de la educacin fsica. De hecho, con su aplicacin

    pedaggica, se produce una autntica revolucin, ya que el centro de atencin se traslada

    al proceso de evolucin personal de cada uno de los protagonistas del hecho educativo.

    Desde esta perspectiva, la educacin fsica logra materializar uno de sus mayores

    objetivos pedaggicos, el de poder llevar a cabo una educacin personalizada y singular.

    La conducta motriz entiende a las personas de modo global y unitario, en su

    dimensin afectiva, cognitiva y relacional, cuya pervivencia sensible se manifiesta en

    su motricidad y a cuya optimizacin y mejora van dirigidos los esfuerzos de la

    educacin fsica, de un modo prctico y contextualizado, pues lo que interesa como

    prioridad en la intervencin pedaggica es el modo singular como se comporta cada

    una de las personas que son objeto de educacin y su mejora en relacin a un proyecto

  • 24

    pedaggico concreto.

    La motricidad impregna todo el devenir humano en su trnsito por la vida, y el

    modo que tiene en cada criatura humana de expresarse, comunica mucho ms que

    formas, habilidades, procedimientos o rendimientos, pues el cuerpo nunca miente, dado

    que ejerce la funcin de recipiente en donde se cuecen las vivencias ms ntimas.

    Cuando la calidad de lo motriz adquiere protagonismo en s mismo y no como mero

    soporte de otras finalidades mundanas, aparece la nocin de conducta motriz para

    informar del objetivo motor asociado a una determinada persona, de este modo la

    intervencin pedaggica se concretiza y puede optimizar a cada persona segn sus

    necesidades.

    Cuando caminamos por la calle para dirigirnos a la parada del autobs, cuando

    conducimos nuestro automvil, cuando subimos por una escalera o cuando estamos

    cocinando, estamos llevando a cabo acciones que requieren del soporte de la motricidad.

    La vida para los seres humanos y para muchos seres vivos implica disponer de la

    condicin motriz.

    Sin embargo, cuando paseamos con el fin de ejercitarnos, subimos y bajamos

    escaleras para entrenar nuestro organismo, bailamos para divertirnos y mantenernos en

    forma o jugamos un partido de tenis, estamos llevando a cabo acciones motrices, ya que

    en estas situaciones la motricidad no ostenta tan slo la funcin de soporte vital sino

    que, al mismo tiempo, otorga un determinado sentido y orientacin a esas acciones,

    puesto que se trata de acciones cuyo objetivo es estrictamente motriz (Rodrguez, J..P.

    1997).

    Desde esta perspectiva la motricidad adquiere sentido en s misma dado que esta

  • 25

    facultad se convierte en el objeto de la accin, sea al encestar una canasta, al pasear

    diariamente como ejercitacin saludable o adquiriendo determinadas habilidades para

    lograr mayor disfrute y bienestar personal. As, del mismo modo que una sonrisa se

    convierte en accin social cuando se dirige a otra persona y se desencadena un proceso

    comunicativo, caminar se convierte en accin motriz cuando se produce en el marco de

    situaciones motrices donde el objetivo de la accin es precisamente motriz.

    De este modo, se puede colegir que ante una infinidad de acciones humanas con

    soporte en la motricidad, se puede encontrar un mbito restringido en donde la

    motricidad tiene sentido en s misma, y en el que la accin motriz sea su unidad bsica.

    El estudio de la accin motriz en muy diversas situaciones (deportes, juegos,

    rehabilitacin, turismo, ...) es el objeto central de la Praxiologa Motriz creada por

    Pierre Parlebas, quin ha creado as mismo, la nocin de conducta motriz, que trata de

    describir el modo especfico que tiene cada persona de llevar a cabo las diversas

    acciones motrices.

    La conducta motriz es el comportamiento motor con nombre y apellidos asociado

    a una determinada persona, entendiendo su actuar de forma unitaria y global por

    referirse tanto a sus emociones, como a sus sentimientos, deseos y motivaciones. A

    travs de sus conductas motrices toda persona expresa, de modo consciente o

    inconsciente, buena parte de su historia personal, de sus miedos, de sus alegras, de sus

    arquetipos, en definitiva, de su peculiar modo de sentir la vida.

    Toda conducta motriz est impregnada de singularidad. De hecho, la conducta

    motriz no se puede reducir a una secuencia de manifestaciones, ni a una pura

    conciencia desligada de la realidad. Responde a la totalidad de la persona que acta, a

  • 26

    la sntesis unitaria de la accin significativa o, si se prefiere, del significado actuado.

    Esta doble perspectiva que combina el punto de vista de la observacin externa (el

    comportamiento observable) y el del significado interno (la vivencia personal como

    percepcin, imagen mental, anticipacin, emocin...) permite al concepto de conducta

    motriz desempear un papel crucial en la educacin fsica (Parlebas, P., 2001).

    La educacin fsica se convierte en una pedagoga de las conductas motrices, en la

    medida que trata de optimizar o mejorar las conductas motrices de los educandos. El

    profesor-a de educacin fsica se convierte en un experto observador de las conductas

    motrices de sus alumnos, y una vez catalogadas y sistematizadas, trata de sugerir o

    plantear las situaciones motrices que provoquen la optimizacin de las conductas

    observadas en funcin de un determinado proyecto pedaggico, y de aquello que sea de

    mayor inters y conveniencia para la persona afectada.

    El cambio de ptica resulta tan drstico que no dudamos en sealar como

    revolucionarios los efectos de esta nueva pedagoga; pero en este que es su gran poder,

    radica tal vez su taln de Aquiles, ya que nutre el miedo y el silencio institucional por

    propiciar tan sustancial modificacin epistemolgica. Ya no es el movimiento, ni la

    tcnica, ni la habilidad, ni la perfomance, ni el gesto estandarizado, ni el esfuerzo

    desmedido, ni la versatilidad motriz el objeto de la educacin fsica, sino la persona

    objeto de educacin, y en especial, el proceso singular de evolucin que se sigue de

    modo personalizado.

    Una conducta motriz X de agresividad, pongamos por ejemplo, tender a ser

    tratada mediante su inmersin en situaciones motrices cuya lgica est regida por la

    tolerancia e incluso la expresin de ternura en la relacin con los otros, de modo que en

  • 27

    la evolucin de la persona protagonista se pueda constatar la emergencia de una

    conducta motriz Y de tolerancia y amistad. La importancia de este procedimiento

    pedaggico radica en la propia naturaleza motriz de la situacin pedaggica planteada,

    en donde no existe la posibilidad de participacin si no es a costa de una implicacin

    total. La habilidad del pedagogo consiste precisamente en hacer posible la participacin

    real y efectiva de todos los educandos en las situaciones motrices planteadas.

    El pedagogo-a experto se encuentra ante un rico catlogo de conductas motrices

    que expresan agresividad, crispacin, pasividad, rigidez, intolerancia, precipitacin..., y

    otros muchos rasgos poco favorables para una vida plena de bienestar y salud, pero que

    pueden ser transformadas en conductas motrices de equilibrio, armona, tolerancia,

    amistad o generosidad.

    Cmo lograr esto de modo eficaz y constatable? La Praxiologa Motriz se

    encarga de desvelar la lgica interna de cada situacin motriz, es como descubrir el abc

    de cada ejercicio o juego planteado en clase, pues podemos saber a priori las acciones

    motrices que se desencadenan en cada situacin pedaggica planteada. As mismo, a

    travs de la conducta motriz podemos identificar los rasgos singulares de cada persona,

    el modo peculiar que tiene cada persona de realizar las diferentes acciones motrices

    propuestas en clase, pero adems, el pedagogo-a tiene siempre presente el proyecto

    pedaggico al que desea prestar sus esfuerzos. Desde estas tres vas, del proyecto

    pedaggico concreto, del anlisis previo de las situaciones planteadas y del registro

    sistemtico de la evolucin de las conductas motrices de los educandos, surge la

    pedagoga de las conductas motrices como un proceder educativo optimizador de la vida

    cotidiana de las personas.

  • 28

    6.5. Rol y estatus del profesor-a de educacin fsica

    Queda ya muy lejos el tiempo en el que el paidotribo y el gimnasiarca ostentaban

    en la esclavista sociedad helena un importante rol social como formadores de la

    juventud, en la paideia griega la enseanza estaba asignada a los ms nobles e

    inteligentes personajes de la polis.

    Con el advenimiento de la burguesa europea al manejo de los resortes del poder

    social, lo fsico se transform en un apndice de lo higinico, de aquello que preserva la

    salud y por lo tanto mantiene, e incluso mejora, la productividad. Este proceso que ya se

    dibujaba des de el Renacimiento, se hizo patente en el siglo XVIII y alcanz su mxima

    resonancia social en el XIX.

    La gimnasia higinica no constituy ms que una adecuada prescripcin para las

    elites dirigentes, y en momentos de belicosa actualidad, una excelente actividad

    preparatoria para fortalecer los aguerridos ejrcitos defensores de la libertad.

    La marginalidad social de los profesores-as de educacin fsica se fue haciendo

    ms patente, en la medida que el deporte adquira prestigio como prctica social,

    mientras que, al mismo tiempo, los contenidos de la educacin fsica se deportivizaban.

    Con la definitiva deportivizacin de la educacin fsica, sta alcanz su ms bajo

    nivel de prestigio social. Una asignatura mara, que ostentaba la ms baja consideracin

    como enseanza en el sistema educativo reglado. Entre 1960 y 1980 los saberes de la

    educacin fsica, se confundan con los dominios de las tcnicas deportivas que se

    incluan en cualquier curso para la capacitacin de entrenadores deportivos.

    En la medida que las sociedades ms avanzadas econmicamente fueron

  • 29

    distribuyendo la riqueza en recursos sociales al alcance de la mayora de la poblacin,

    la denominada sociedad del bienestar, las poblaciones de estas naciones acrecentaron su

    inters por el consumo de bienes tursticos, culturales y de educacin fsica.

    El inters por lo fsico ostenta en estos primeros aos del siglo XXI un lugar muy

    destacado en el panel de tendencias sociales. En la medida que una determinada

    sociedad alcanza un nivel de vida medio alto, el consumo de servicios deportivos y de

    educacin fsica disparan su demanda. Pero si bien aumenta el estatus de lo fsico, el

    poder de la apariencia corporal y de la salud en las sociedades opulentas, tal y como se

    relataba en la introduccin del tema, el rol de los profesores-as de educacin fsica no

    est siguiendo la misma trayectoria.

    El aumento espectacular de la demanda de ejercicio fsico no competitivo est

    desplazando el dominio de lo fsico fuera del alcance de la cultura profesional de los

    profesores-as de educacin fsica. Mdicos, fisioterapeutas, naturistas y expertos en

    terapias corporales estn acaparando gran parte de la rentabilidad social que cabra

    atribuir a los pedagogos de lo fsico, precisamente porque ellos se adjudican este rol

    ante el enorme vaco social que se extiende ms all de la enseanza de las tcnicas

    deportivas.

    En la medida que las instituciones formadoras de formadores y las asociaciones

    que a stos representan sean capaces de adaptarse a los nuevos tiempos, el estatus de los

    profesores y profesoras de educacin fsica protagonizar un espectacular avance en su

    prestigio y consideracin social. Ser mucho ms tarde, a posteriori, cuando en la

    sociedad se consolide el dominio de lo fsico, que pasar a las escuelas la predominancia

    de estos saberes, y con ello, una mejora sustancial en el rol de estos profesionales.

  • 30

    Como ya se ha comentado sobradamente en los temas III y IV, en el campo de las

    prcticas motrices, se est produciendo una fractura social de dimensiones

    espectaculares. Ahora mismo, la sociedad denomina a un ingente nmero de prcticas

    fsicas no competitivas como prcticas deportivas, pero en estricto sentido se sabe que

    una prctica no competitiva, aunque se llame deporte, es una situacin a la que se le ha

    estigmatizado su ncleo sustancial. Pero ya se ha comentado que es tal la fuerza de la

    cultura deportiva en estos momentos, que cualquier tipo de ejercitacin fsica es

    asimilada inmediatamente al fenmeno deportivo.

    Primero fue el aerbic, con la espectacular irrupcin de las mujeres en la prctica

    del ejercicio fsico cotidiano, poco ms tarde han sido los sofisticados centros de fitness,

    lugares para obtener la buena forma fsica, los que han evolucionado hasta captar

    millones de practicantes en todo el mundo; ahora stos centros estn evolucionando

    hacia el welfare o welness, la prctica fsica hacia el bienestar. Se trata de grandes

    complejos en donde se realizan prcticas acuticas relajantes, como los chorros de agua,

    masajes de todo tipo, prcticas corporales diversas (yoga, tai-chi, focousing), prcticas

    de aerbic y fitness de bajo impacto (de baja intensidad), ejercicios respiratorios,

    estiramientos..., y toda una amplia gama de prcticas que tienen como objeto alcanzar el

    bienestar, la armona y el equilibrio.

    La educacin fsica que se ha pasado los ltimos cuarenta aos tratando de

    ensear a practicar diferentes tipos de deportes, se encuentra ahora con el paso

    cambiado para afrontar el gran reto de su historia. Pues es precisamente ahora, a

    comienzos del siglo XXI, cuando la civilizada sociedad contempornea otorga el poder

    de las tcnicas corporales y el ejercicio fsico, que otrora estuvo en manos de sacerdotes

    y mdicos, a los profesores de educacin fsica. Sabrn los centros de formacin de

  • 31

    estos profesionales asumir el gran reto histrico que se les avecina?

    6.6. Por una educacin fsica integral para el siglo XXI

    Cuando se hace referencia a una educacin fsica integral, se expresa el modo en

    que un quehacer pedaggico acta sobre la globalidad del ser a travs de la va fsica o

    sensitiva. Esta intervencin pedaggica propone, por una parte, ensear a cuidar la

    forma y figura del cuerpo, lo que puede denominarse extracuerpo, pero no slo la

    imagen, la figura, la forma o el rendimiento en funcin de una determinada exigencia,

    sea sta deportiva o laboral, sino que el extracuerpo tambin hace referencia al

    equilibrio, la armona, la adaptabilidad, la expresin o la comunicacin corporal

    (contactar con otros cuerpos). Pero por otra, el carcter integral o global de este proceder

    tiene tambin muy en cuenta el intracuerpo, es decir, la percepcin interna de la

    corporalidad, las vivencias y emociones que suscita de modo continuado la vida

    sensitiva, pues nuestro vivir est constantemente afectado por la emocin y el sentir.

    La educacin fsica integral plantea situaciones motrices que requieren

    necesariamente la implicacin activa de todos sus participantes, pues su poder consiste

    en esto precisamente, en que se trata de una prctica y la persona que acta est ya

    viviendo una experiencia nica y singular. La practicidad no es mental o virtual, sino

    que implica necesariamente a la corporalidad, a la persona como ente global.

    La educacin fsica integral sabe que el cuerpo es portador de todas las emociones,

    sentimientos y vivencias del ser humano, y que determinadas posturas, ejercicios y

    juegos hacen emerger un determinado tipo de acciones, actitudes y emociones, de ah

    que la responsabilidad de los profesores-as resulte especialmente importante en este

  • 32

    sentido. Por ejemplo, cuando proponemos a los alumnos luchar para buscar un

    vencedor se desencadenan acciones de contracomunicacin, mientras que si jugamos a

    darnos abrazos o realizamos una danza colectiva se desencadenan acciones de

    cooperacin en las que no hay vencedores ni perdedores, pues todos ganan. La

    educacin fsica para formar personas creativas y libres, agresivas y competitivas o

    adiestradas y sumisas? La educacin fsica integral opta por fomentar la creatividad

    motriz porque es esta la expresin ms genuinamente humana de la singularidad de cada

    persona, de su mismidad, de sus perfiles diferenciadores como persona y que cada cual

    debera aprender a potenciar.

    La educacin fsica integral propone llevar a cabo una intervencin positiva,

    porque se dirige a la construccin de cada persona respetando y propiciando su carcter

    singular, estimulando su aceptacin y autoestima, y tratando de poner en prctica

    situaciones pedaggicas que requieren el fomento del respeto y tolerancia hacia todo

    aquello distinto a mi yo; y para ello utiliza situaciones motrices cuya lgica interna hace

    emerger acciones de cooperacin, solidaridad, autoconocimiento, autoatencin o de

    expresin de las propias vivencias.

    La educacin fsica integral entiende que cada persona requiere un tratamiento

    personalizado, de ah que se proponga operar teniendo siempre en cuenta las conductas

    motrices de las personas a su cargo. La evaluacin del proceso es un proceder

    continuado pues lo que es objeto de su inters es la evolucin singular de cada persona,

    el modo en como va optimizando sus conductas motrices, lo que implica necesariamente

    cambiar de manera drstica el sentido de los propsitos educativos actualmente

    vigentes.

  • 33

    Las propuestas pedaggicas de la educacin fsica integral se nutren en base al

    jugar exploratorio, como legado gentico de la naturaleza, y del juego como

    construccin cultural, pues se trata de la nica expresin de la conducta humana, que es

    capaz de llevar a cabo una transicin armnica, sencilla y eficaz entre aquello de suyo

    ms natural, el comportamiento ldico espontneo en nios-as, y aquello otro creado

    culturalmente, como es la elaboracin de smbolos, signos y mitos, del que son tan ricos

    los juegos tradicionales.

    La educacin fsica integral tiene muy en cuenta el anlisis previo de las

    situaciones motrices que propone, pues sabe que los diferentes juegos y prcticas

    corporales son portadores de una determinada lgica que se expresa de modo ineludible

    a travs de las acciones motrices que provoca. Al margen de nuestras mejores

    intenciones, los profesores-as tenemos la responsabilidad de conocer de forma

    claramente constatable, qu es aquello que fomentamos de modo prctico, con los

    ejercicios que proponemos en clase, y si esa optimizacin est orientada en el sentido de

    nuestros propsitos pedaggicos.

    Por ltimo, la educacin fsica integral trata de desrutinizar la vida cotidiana de las

    personas tratando de estimular, mediante sus mtodos activos, la atencin hacia el

    propio cuerpo y la vida sensitiva, como fuente de autoconocimiento, de salud y de

    bienestar. Se parte de la base de considerar a la motricidad inteligente, pues ha sido la

    protagonista estelar en nuestra evolucin como especie. Nuestro cuerpo es por tanto

    portador de una sabidura milenaria que est impresa en cada una de nuestras clulas,

    pero para abrirnos a este conocimiento se requiere atencin de s, una autoescucha que

    se transforma en experiencia nica y fascinante, que no obstante necesita de una

    adecuada orientacin, pues si no se experimentan estas sensaciones, tendrn muchas

  • 34

    dificultades para poder degustar los tesoros que guarda nuestro cuerpo, nuestra propia

    vida, singular, nica e irrepetible. Este y no otro es el reto de la educacin fsica integral

    para el siglo XXI.

    Recuerda que:

    La cultura profesional de los enseantes de educacin fsica hiende sus races

    en la tradicin militar, en la vocacin higinica y medicalista y en la cultura

    deportiva.

    La naturaleza humana es fsica, aunque mediante la conciencia trascienda este

    mero ser fsico. El dominio de lo fsico ha sido histricamente un modo de alcanzar

    sabidura, un centro de poder y un objeto de educacin.

    La educacin fsica es una pedagoga que educa de modo contextualizado

    puesto que su accin educativa incide en la realidad del ser objeto de educacin, su

    realidad fsica y sensitiva.

    Los saberes de la educacin fsica son de naturaleza prxica, es decir, consisten

    en procedimientos y situaciones pedaggicas que afectan directamente a la vida

    cotidiana de las personas.

    La educacin fsica incide en la globalidad de la persona humana, se trata de

    una pedagoga de las conductas motrices, pues su accin eficaz consiste en optimizar

    estas conductas.

  • 35

    El rol del profesor de educacin fsica en el sistema educativo espaol est

    normativizado y equiparado al de cualquier otro docente, su estatus, sin embargo,

    sigue siendo marginal. No obstante, en los ltimos aos la sociedad manifiesta una

    tendencia que expresa un auge sostenido en el prestigio de estos profesionales.

    Comentario de texto

    La sabidura de un texto clsico como el de Jean Jacques Rousseau, publicado

    hace ya trescientos aos, muestra descarnadamente cuan alejados estamos an hoy de

    los sueos y propuestas que hicieron los ilustrados, que con tanta claridad priorizaban la

    educacin fsica sobre cualquier otro tipo de educacin.

    La educacin sensitiva como primera y exclusiva va de aprehensin hacia el

    conocimiento intelectivo. Es este un postulado tan clsico como actual que an no ha

    sido plasmado en todos los proyectos pedaggicos puestos en prctica desde la poca

    ilustrada hasta nuestros das, lo que expresa con toda claridad la insuficiencia e

    incongruencia de una educacin generalista abusivamente racionalizada y muy poco

    corporeizada, en el sentido de ser fsicamente vivenciada.

    Tanto Rousseau en este clsico texto, como posteriormente Melchor Gaspar de

    Jovellanos, su seguidor espaol, en su proyecto pedaggico a comienzos del siglo XIX,

    muestran una clarividencia de la que nos hemos sentido hurfanos desde entonces hasta

    nuestros das, en cuyo tiempo tan solo hemos sido capaces de ofrecer algunos

    instrumentos altamente tecnocrticos de un proceder fsico muy poco profundo.

  • 36

    La educacin fsica an sigue anclada en postulados premodernos, pues la

    racionalizacin de la sociedad contempornea no ha supuesto la generalizacin de una

    educacin fsica vivenciada, profunda e integral, sobre la que construir el resto del

    edificio humano, sino la instrumentalizacin de un cuerpo racionalizado por algn tipo

    de produccin, bien sea militarista, econmica, higinica, deportiva o del dominio de

    habilidades competentes, pero en ningn caso como proceso de educacin global y

    permanente conducente a la liberacin y desarrollo de la singularidad de cada persona,

    mediante la vivencia sensitiva y profunda del cuerpo y de la vida, que consolide una

    consciencia corporal propia.

    Cuestiones y ejercicios para la reflexin

    1) Reflexiona en torno a la contradiccin aparente entre la cultura profesional de

    la condicin fsico-deportiva y las nuevas tendencias sociales de las prcticas fsicas no

    competitivas.

    2) Describe los distintos aspectos por los que se puede considerar a la educacin

    fsica como un modo especifico de educar.

    3) Qu es una enseanza contextualizada y por qu la educacin fsica puede

    caracterizarse de este modo?

    4) En qu sentido consideras que una educacin fsica integral puede

    revolucionar el sistema educativo actualmente imperante?

  • 37

    Bibliografa comentada

    Benilde Vzquez (1989) La educacin fsica en la educacin bsica. Madrid,

    Gymnos editorial.

    Un clsico de la literatura especfica sobre la educacin fsica espaola, poco

    prolfica y an menos brillante hasta el da de hoy, que no ha hecho ms que

    revalorizarse a medida que va pasando el tiempo. Un compendio tan slido como

    interesante que revisa desde el concepto, los orgenes, evolucin y hasta recursos

    prcticos para una educacin fsica integrada e integradora.

    Ofrece un sustancial repaso filosfico e histrico que justifica la consolidacin del

    concepto y del ejercicio de la educacin fsica como disciplina pedaggica, pues es la

    pedagoga su base intrnseca, su eje vertebrador, lo que queda sumamente claro a lo

    largo de todas sus pginas.

    En el captulo quinto, la autora presenta su opcin, la concepcin integral de la

    educacin fsica o ms bien una educacin fsica integrada e integradora. En este punto

    sigue la ruta epistemolgica, e incluso su perfil idealista, mostrada en sus obras por Jos

    Mara Cagigal. Sita su punto de partida en el cuerpo vivenciado (cuerpo propio o

    cuerpo subjetivo) como episteme irrenunciable de la educacin fsica, para luego

    perderse en propuestas generalistas cuando afirma los fines de esa educacin. Centra

    congruentemente el ncleo de la practicidad fsica de este tipo especfico de educar, para

    posteriormente no lograr profundizar en los modos y procedimientos que puede utilizar

    este educar fsico como un modo bsico de educacin.

  • 38

    Obra de conocimiento imprescindible para toda aquella persona que se adentre en

    el conocimiento de la educacin fsica. Escrita con coherencia y rigor, aunque no logre

    plantear una ruptura, ms que nunca necesaria, con el proceder tecnolgico y superficial

    que an sigue gobernando el ejercicio de los profesores de educacin fsica, tanto en

    Espaa como en el resto del mundo.

    Devs, J. coord- (2001) La educacin fsica, el deporte y la salud en el siglo

    XXI. Alcoi, Marfil.

    Obra colectiva que levanta interesantes expectativas a tenor de los autores que

    participan as como de la temtica abordada y que las cubre sobradamente, a pesar de los

    desequilibrios que muestra.

    Aborda sin ambages todos los grandes debates que en las ltimas dcadas han

    surgido en el seno de la educacin fsica, pero las soluciones ofrecidas son tan difusas

    como dispersas, aunque en algunos aspectos y temticas, como el ajuste de la nocin de

    salud y el papel educador galvanizado por la educacin fsica o el planteamiento

    pedaggico en base a juegos y modalidades deportivas modificados por intereses

    pedaggicos, resultan sugestivos y actuales.

    Los ensayos prospectivos en torno a las posibles vas de expansin y desarrollo de

    la educacin fsica en un prximo futuro, hace caer al lector en una profunda frustracin

    al contemplar la poca profundidad en el tratamiento de las propuestas analizadas.

    Referencias bibliogrficas

  • 39

    Blzquez, D. (2002) La educacin fsica. Barcelona, INDE.

    Buuel, A. (1991) Gimnasias de la forma: la construccin social del cuerpo en la

    mujer. Tesis doctoral, Departamento de Sociologa IV, Universidad Complutense

    de Madrid.

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    Devs, J. (coord..) (2001) La educacin fsica, el deporte y la salud en el siglo XXI.

    Alcoi, Marfil.

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    Blanch-CSD.

    Garca Ferrando, M. (2001) Los espaoles y el deporte: prcticas y comportamientos en

    la ltima dcada del siglo XX. Madrid, C.S.D.

    Lagardera, F. (1989) Educacin fsica sistmica: una pedagoga renovadora, en

    Revista APUNTS, n 16-17. Barcelona, INEFC.

    Lagardera, F. (1990) La educacin fsica en la enseanza secundaria obligatoria, en

    INFORMES, n 31. Zaragoza, ICE de la Universidad de Zaragoza.

    Lagardera, F. (1992) Sobre aquello que puede educar la educacin fsica, en Revista

    Interuniversitaria de Formacin del Profesorado, n 15. Zaragoza, Universidad de

    Zaragoza.

  • 40

    Lagardera, F. (1993) Bases epistemolgicas de la educacin fsica escolar, en I

    Simposium Internacional de Educacin Fsica Escolar y Deporte de Alto

    Rendimiento. Las Palmas de Gran Canaria.

    Lagardera, F. (1999) La lgica deportiva y las emociones. Sus implicaciones en la

    enseanza. Revista Apunts de Educacin Fsica y Deportes, n 56. Barcelona,

    INEFC.

    Lagardera, F. (2001) Por una educacin fsica integral para el siglo XXI, en Revista

    Tndem, n1, Barcelona, Guix.

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    Actividad Fsica y el Deporte, vol.IV. Barcelona, Paidotribo.

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    Barcelona, Paidotribo.

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    Vzquez, B. (1989) La Educacin Fsica en la Educacin Bsica. Madrid, Gymnos.


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