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1 Volumen 15, Núm. 1 Enero-abril 2017 Género y salud en cifras Subjetividades masculinas y salud Norma G. Soria La necesidad del dolor y el síntoma: vivencias de salud y enfermedad en hombres chilenos Margarita Bernales y Báltica Cabieses Salud comunitaria y masculinidad: aportes etnográficos desde una experiencia en la periferia de Porto Alegre, Brasil Adolfo Pizzinato, Cristiano Hamann, Rodrigo Oliveira-Machado y João Pedro Cé
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Volumen 15, Núm. 1Enero-abril

2017

Género y saluden cifras

Subjetividades masculinas y saludNorma G. Soria

La necesidad del dolor y el síntoma: vivencias de salud y enfermedad en hombres chilenosMargarita Bernales y Báltica Cabieses

Salud comunitaria y masculinidad: aportes etnográ�cos desde una experiencia en la periferia de Porto Alegre, Brasil Adolfo Pizzinato, Cristiano Hamann, Rodrigo Oliveira-Machado y João Pedro Cé

Secretaría de SaludGénero y salud en cifras

Enero-abril

SECRETARIO DE SALUDJosé Narro RoblesSUBSECRETARIO DE PREVENCIÓN Y PROMOCIÓN DE LA SALUDPablo Kuri Morales

SUBSECRETARIO DE INTEGRACIÓN Y DESARROLLO DEL SECTOR SALUDJosé Meljmen Moctezuma

CONSEJO DIRECTIVOEduardo Pesqueira VillegasAurora del Río ZolezziNorma A. San José RodríguezCecilia Robledo Vera

COMITÉ EDITORIALHéctor Ávila RosasRaffaela Schiavon ErmaniIvonne Szasz PiantaMa. Beatriz Duarte GómezYuriria A. Rodríguez MartínezOliva López SánchezDubravka Mindek JagicLuis Botello Lonngi

SECRETARÍA TÉCNICASubdirección de Documentación de InequidadesBeatriz Angélica Jiménez GallegosTzitzik Janik Valle Huerta

Comentarios y correspondencia:[email protected] Género y salud en cifras, Año 15 Núm 1, enero-abril 2017, es una

Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva, Lieja 7, colonia Juárez, delegación Cuauhtémoc, C.P. 06600, Ciudad de México,cnegsr.salud.gob.mx.Edición: Tzitzik Janik Valle Huerta y Beatriz Angélica Jiménez Gallegos. Arte y diseño: María Adriana García Hernández. Reserva de Derechosal Uso Exclusivo 04-2015-100713452600-203. ISSN: 2448-7058.Responsable de la última actualización de este número: José Manuel Huerta Soto, coordinador de la Página Web del Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva, Homero 213, 1er. piso, colonia Chapultepec Morales, delegación Miguel Hidalgo, C.P. 11570, México, D. F. Tel. +(55) 2000 3500, ext. 59176.Los materiales publicados son responsabilidad de sus autoras/es. Cualquier parte de los contenidos e imágenes, puede ser reproducida, siempre y cuando se reconozca y cite la fuente, y sea

Universidad Nacional Autónoma de México, y registrada en Latindex (Sistema Nacional de Información en Línea para Revistas

Presentación Aurora del Río Zolezzi Directora General Adjunta del Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva

ArtículosSubjetividades masculinas y salud Norma G. Soria

La necesidad del dolor y el síntoma: vivencias de salud y enfermedad en hombres chilenos Margarita Bernales y Báltica Cabieses

Antonio Romero

Salud comunitaria y masculinidad: aportes etnográ«cos desde una experienciaen la periferia de Porto Alegre, Brasil Adolfo Pizzinato, Cristiano Hamann, Rodrigo Oliveira-Machado y João Pedro Cé

Descifr3mo5

ReseñaLa máscara en la que vives (The mask you live in)

Notigénero

Invitación para publicar

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publicación cuatrimestral de la Secretaría de Salud, a través del

del Centro de Información Cientí«ca y Humanística (CICH), de la

Con este número se cumplen 15 años de publicación ininterrumpida de la revista Género y salud en cifras, ha sido un esfuerzo constante para desarrollar contenidos que visibilicen el género como construcción social que produce desigualdades entre hombres y mujeres, pero también entre mujeres y entre hombres, que se intersectan con otras desigualdades relacionadas con la pertenencia a una raza, etnia, clase social, por la orientación sexual u otros aspectos, en el ámbito de la salud. Además de esto, nos hemos distinguido por la incorporación de la perspectiva de género y la comunicación incluyente que abarca desde lenguaje no sexista hasta imágenes que no perpetúen estereotipos.

Vinculado a lo anterior, el objetivo principal a lo largo de estos años ha sido la difusión de trabajos con temas y abordajes teórico-metodológicos innovadores que den cuenta de las inequidades de género y que aporten alternativas de solución a los problemas identificados en el ámbito de la salud.

En este segundo número especial dedicado a las masculinidades abordamos distintas experiencias de salud en Chile, Brasil y Argentina. Estos trabajos reflexionan sobre la manera en que el género y la construcción de la masculinidad hegemónica inciden en la configuración de la salud y la enfermedad que tienen hombres de distintos contextos y cómo viven en carne propia estos procesos.

Es una conclusión común en todos los artículos que la poca asistencia de los varones a los servicios de salud está condicionada por los mandatos de género, los cuales los alientan a aguantar el dolor y los síntomas, y solo atienden sus enfermedades cuando ya están en niveles avanzados.

Al respecto, Norma G. Soria en su artículo “Subjetividades masculinas y salud” indaga acerca de la relación entre masculinidades y procesos de salud-enfermedad-atención, en el marco de la perspectiva de género. Afirma que existe subutilización de los servicios de salud por parte de los varones, es decir, cuando concurren lo hacen con trastornos ya avanzados, careciendo de oportunidades de tratamientos preventivos.

Margarita Bernales y Báltica Cabieses en su artículo “La necesidad del dolor y el síntoma: vivencias de salud y enfermedad en hombres chilenos” afirman que en Chile la principal causa de muerte son las patologías asociadas a problemas cardiovasculares. Ante este panorama, se preguntan: ¿cómo entienden los hombres chilenos la enfermedad en el contexto de prevalencia de patologías crónicas? La definición de salud y enfermedad elaborada por los sujetos del estudio hace referencia a la funcionalidad, entendida como la capacidad de “funcionar al 100%” en sus distintos roles. Cualquier síntoma o malestar que amenace dicha funcionalidad es significado por ellos como una enfermedad. Hallaron que la ausencia de síntomas en algunas enfermedades crónicas desafía la conceptualización de enfermedad en algunos hombres chilenos y esto tiene consecuencias directas en las conductas de estos hombres.

Presentación

Aurora del Río ZolezziDirectora General Adjunta de Equidad de Género

del Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva

En cuanto al artículo de Adolfo Pizzinato, Cristiano Hamann, Rodrigo Oliveira-Machado y João Pedro Cé “Salud comunitaria y masculinidad: aportes etnográficos desde una experiencia en la periferia de Brasil” se relata un estudio derivado de la Política Nacional de Atención Integral a la Salud del Hombre (PNAISH) puesta en marcha en un grupo de promoción de la salud y prevención de daños en la periferia de Porto Alegre (Brasil). A lo largo del texto se desarrollan cuestiones referentes a la construcción social de lo masculino, que mantiene a los varones en una posición asimétrica con respecto a lo femenino, en términos de atención a la salud.

En las otras secciones de la revista también abordamos distintas temáticas en relación con los hombres en materia de salud. En Descifr3mo5 ofrecemos datos sobre infecciones de transmisión sexual y cáncer de próstata, enfermedades en las que el género y la construcción de la masculinidad tradicional tienen especial relevancia tanto en el diagnóstico como en el tratamiento; por otro lado, en la Reseña comentamos el documental The mask you live in, el cual analiza la masculinidad y reflexiona sobre sus efectos en las relaciones intra e intergenéricas.

Confiamos en que los trabajos que aquí presentamos son relevantes en tanto proporcionan nuevas evidencias sobre la relación entre las masculinidades y el proceso de salud-enfermedad-atención y constituyen un punto de partida para generar estrategias de atención a las necesidades específicas de los hombres en materia de salud lo cual redundará en beneficio toda la población.

5Subjetividades masculinas y salud

Norma G. SoriaMagíster en Género, Sociedad y Políticas. FLACSO- Argentina

Manuela Eguía Díaz , "Sin nombre", tinta china sobre papel, 21 x 29.7, 2013.

6Introducción

Este artículo presenta los resultados de la investigación desarrollada en el trabajo de tesis de la Maestría en Género, Sociedad y Políticas, del Programa Regional de Formación en Género y Políticas Públicas, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO – Argentina). La investigación abordó el tema de la “Construcción y ejercicio de las masculinidades y su impacto en la salud de varones urbanos de Córdoba, Argentina”.

Se pretende llamar la atención acerca de la necesidad de tomar conocimiento de las consecuencias de las inequidades de género en los procesos de socialización que impactan en la situación de salud de los varones y en los procesos de atención.

La necesidad de reconocer y modificar las inequidades de género que vulneran el ejercicio del derecho a la salud es uno de los objetivos de la incorporación de la perspectiva de género en las políticas y estrategias promovidas por la Organización Panamericana de la Salud.

El modelo de masculinidad tradicional hegemónico impone una serie de valores, mandatos y prácticas transmitidos a través de los procesos de socialización primaria y secundaria, y que requieren de diversos mecanismos para su mantenimiento y consolidación a lo largo de la vida.1

Este modelo de socialización determina que los varones perciban, reconozcan, enfrenten, y busquen solución a los problemas de salud de un modo específico, diferente a las mujeres. El género, considerado como determinante social de la salud, incorpora el modo en que las asimetrías sociales entre varones y mujeres determinan diferencialmente el proceso salud-enfermedad-atención. Los niveles en los que la diferencia entre los géneros se transforma en inequidad en salud son: la distribución de los riesgos y el relevamiento de necesidades en salud, los mecanismos y modelos de atención, el tipo de cobertura y financiamiento, la formación y trabajo cotidiano de los recursos humanos y la gestión y la toma de decisiones.2

El interés del estudio fue identificar necesidades particulares e inequidades en los varones y su proceso de salud-enfermedad-atención.

La equidad de género no significa que mujeres y hombres vivan y enfermen igual sino trabajar en la eliminación de las diferencias entre ellos que puedan ser evitadas, y sus causas prevenibles. Tampoco la equidad en la atención significa que hombres y mujeres deban recibir cuotas iguales de recursos y servicios, sino que sean adecuados a las diferentes necesidades de cada sexo y su contexto.3

La carga de enfermedad y mortalidad atribuida a Enfermedades No Transmisibles (ENT) está en aumento, y se trata de las enfermedades cardiovasculares, tumores y lesiones. Se ha proyectado que para el año 2020 las ENT explicarán 75% de todas las muertes en el mundo.4

La mayoría de los factores de riesgo para estas enfermedades son factores conductuales (alimentación, actividad física, tabaco, alcohol), biológicos (dislipemia, hipertensión, sobrepeso), y sociales (ámbito socioeconómico, cultural).Las ENT son prevenibles, la estrategia poblacional de prevención y promoción primaria de la salud es considerada la más costoefectiva, sostenible y financiable para afrontar esta epidemia mundial.

Para poder realizar intervenciones en ese sentido es necesario contar con información relevante relacionada con los principales determinantes de las ENT, y poder prevenirlas actuando sobre los factores de riesgo.

La Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR) es una herramienta de vigilancia. El Ministerio de Salud en convenio con el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) implementó la primera encuesta domiciliaria de este tipo en el año 2005, en Argentina. Los módulos que incluye el cuestionario de la ENFR se consideraron para la elaboración de parte de la encuesta de este estudio con la finalidad de evaluar el proceso de salud de los varones adultos y la relación con sus procesos de socialización.

De acuerdo con la información del Ministerio de Salud en Argentina (2008) las defunciones de varones en general duplican a las de mujeres en la franja etaria de interés de este estudio, los varones viven siete años menos, mueren más hombres que mujeres por las mismas causas y se producen muchas más muertes por motivos relacionados con estilos de vida y de exposición a daños.

7El interés central de este estudio fue investigar cómo los varones transcurren sus procesos de salud-enfermedad-atención, en relación a cómo fueron construyendo y ejercitando sus masculinidades.

Se parte de la idea de que los procesos de sociosubjetivación masculinos constituidos de acuerdo con los patrones de género hegemónicos, sobre la base de la inequidad entre los géneros, construyen modos específicos de vivir, enfermar, consultar y morir.

Los objetivos que guiaron el proceso fueron:

•Conocer los mensajes, mandatos, enseñanzas, que los varones recibieron a lo largo de su vida respecto a su salud.

•Identificar las situaciones o hechos que los varones consideran como malestares en su vida y los modos o mecanismos a través de los cuales son expresados.

•Conocer las modalidades de utilización de servicios de salud.

•Determinar si la condición de inserción laboral y la posibilidad de contar con sistemas de cobertura en salud favorecen procesos de mayor equidad en salud para los varones.

Objetivos del estudio

Proceso metodológico Encuadre teórico investigativo

La idea eje de este estudio fue indagar acerca de la relación que existe entre masculinidades y procesos de salud-enfermedad-atención, desde la perspectiva de género.

El sujeto de este trabajo de investigación fue el varón adulto urbano, protagonista central, a través de su testimonio.

Los procesos de interpretación que las personas hacen de sus experiencias están mediados por sus creencias, actitudes y valores, es por ello que el relato que hace la gente no es solo una descripción de sucesos sino también una selección y evaluación de la realidad.5

El diseño de investigación fue de tipo exploratorio y descriptivo; y el estudio metodológico de tipo cualitativo posibilitó, a través del discurso de los varones, develar los supuestos implícitos, conocer cómo viven o significan (subjetivan) sus experiencias de ser varones y su relación con el proceso de salud-enfermedad-atención.

La muestra desde un criterio de significatividad, en función de que los casos tomados dieran cuenta de posiciones, relaciones y circunstancias vividas por los sujetos, de acuerdo con la temática de interés.

Los criterios de inclusión fueron los siguientes: el rango etario osciló entre 30 y 50 años, género masculino, lugar de residencia en la provincia de Córdoba, en situación de trabajo estable/inserción laboral, y con cobertura de salud a través de obra social o algún otro sistema de cobertura privada.

Se construyó y aplicó un modelo de entrevista semiestructurada, que incluyó ocho variables de análisis: condición de salud general, recorrido y experiencias en salud, socialización respecto a la sexualidad, socialización recibida respecto a masculinidad, malestares, relaciones afectivo-sociales, organización intrafamiliar y trabajo.

El trabajo de recolección de la información de campo ocurrió entre agosto de 2009 y julio de 2010. Se trabajó con trece varones, con siete se realizaron entrevistas personales y seis respondieron al instrumento de manera autoadministrada.

El concepto género comprende toda una serie de atributos y funciones que van mas allá de lo biológico/reproductivo, y que incluye los modos de sentir, pensar, y comportarse; construidos social y culturalmente, que son adjudicados a los sexos.

Lo masculino en la cultura patriarcal implica poder político, económico y social en la vida pública y en la privada. La masculinidad posee un elemento clave que es el poder, el hombre debe tener y ejercer poder, sobre sí mismo, los otros, y especialmente sobre las mujeres.6

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Yessica Sánchez Rangel

El sistema de creencias homofóbico es uno de los principales estructurantes de la cultura patriarcal, constituyéndose la misoginia y la homofobia en mecanismos reguladores de la identidad masculina. Al conjunto de atributos, valores, funciones y conductas que se suponen esenciales al varón y que varían de acuerdo a la cultura y sociedad, se le llama masculinidad. Las definiciones de masculinidad cambian constantemente y se construyen socialmente modificándose de una cultura a otra, en una misma cultura a través del tiempo, durante la vida de un hombre y entre diferentes grupos de hombres de acuerdo a su clase, raza, grupo étnico y preferencia sexual.7

El estudio de las masculinidades constituye un campo dentro de los estudios de género. Si bien el hombre siempre ha estado presente en gran parte de la bibliografía feminista en calidad de miembro del patriarcado, es desde hace muy poco que se genera una corriente orientada a entender a los hombres desde su situación y condición de género.8

Los cambios sociales, políticos y económicos ocurridos en las últimas décadas conforman un escenario donde coexisten modelos tradicionales con prácticas nuevas y representaciones de lo que significa ser hombre. Existen, en la actualidad, diversas modalidades de subjetivación masculinas que promueven la participación de los varones de una manera más saludable tanto para ellos como para sus vínculos afectivos y sociales, que permite una relación más cercana y de cuidado hacia su cuerpo y su salud.

El concepto de modos de subjetivación de género aportado por la articulación entre los estudios de género y el psicoanálisis permite visualizar cómo la temprana conformación de los valores, exigencias, legitimaciones, modalidades de despliegue pulsional, estándares de autoestima diferenciales para varones y para mujeres, ligados a los modos diferenciales por género en la construcción del psiquismo, tiene efectos en el proceso salud-enfermedad-atención de las y los sujetos pertenecientes a cada uno de los colectivos genéricos.9

Tajer describe tres modalidades de subjetivación masculina: tradicional, transicional e innovadora.

Los transicionales modos de subjetivación de género masculino tradicional, promueven valores tales como la provisión y sostenimiento económico de la familia, la asimetría en las

relaciones de género, y la subjetividad centrada en el dominio y en el ejercicio de poder.

Los innovadores modos de subjetivación masculinos transicionales conservan valores del modo tradicional pero aceptan e incorporan la afectividad y la cercanía cotidiana en la construcción de los vínculos familiares y de pareja.

Los modos de subjetivación masculinos innovadores consideran a la conyugalidad, la paternidad y el éxito en el mundo público como una opción y no como una prerrogativa en la construcción de su subjetividad. Estos varones se encuentran en proceso de lograr mayores niveles de cuidado tanto de sí mismos como de sus seres queridos. Perciben su cuerpo como algo propio, con ideales de cuidado en relación con la salud y la estética, sigue presente la construcción de la masculinidad ligada al riesgo pero más atenuada.10

Los sistemas sanitarios están organizados en un modelo clínico de atención centrado en la enfermedad como entidad abstracta, desconectada de la realidad contextual. Este modelo médico hegemónico propone una práctica reparatoria, curativa e individual y

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i Sistema de atención en salud caracterizado por la afiliación obligatoria de las personas que trabajan en relación de dependencia.ii Sistema de cobertura organizado y financiado por el Estado en general para la población sin cobertura de salud de otro tipo.

donde los procesos colectivos determinantes de la enfermedad son secundariamente tomados en consideración. El modelo médico cumpliría cuatro funciones básicas: curativo-preventiva, normalizadora, de control y de legitimación.11

El modelo sanitarista propone la medicina como ciencia social, donde cada ser humano constituye una entidad bio-psico-socio-cultural-económico-política. Este modelo está orientado hacia la protección y promoción de la salud, y a la prevención primaria de la enfermedad, tomándola en cuanto a su dimensión y naturaleza sociales.12

Los procesos salud-enfermedad-atención permiten una mayor comprensión de las situaciones de salud desde una mirada más integral sin considerarla como un estado o resultado sino como proceso dinámico y variable y en el que la organización de la asistencia de la salud constituye también uno de sus componentes.

La inequidad de género en la atención de la salud es un concepto relacional y se produce cuando existe el mismo tipo de atención para ambos sexos sin considerar las diferencias en las necesidades de cada uno, asimismo, cuando la atención es distinta siendo las necesidades iguales y/o cuando existe un trato que refuerza los estereotipos de género.

Información relevada en relación a masculinidad y salud

Estado civil: casados (6), uniones de hecho (2), divorciados (3) y solteros (2).

Estudios: estudios universitarios y de postgrado (9): Medicina, Enfermería, Trabajo Social, Comunicación Social, Filosofía, Biología, Arquitectura. Estudios nivel terciario (1), nivel secundario (2) y estudios primarios (1).

Trabajo: Existe diversidad en cuanto a las actividades y ámbitos de trabajo: salud pública y privada, investigación, docencia, comercio, rubro crediticio, comunicación social y diseño gráfico.

Las jornadas laborales se caracterizan por ser intensas: la mitad de ellos trabajan en dos actividades, y ocho trabajan los fines de semana. Solo uno no se desempeña laboralmente por decisión propia.

Condiciones laborales / percepción de los varones: la mitad se encuentra satisfecha con su trabajo, la otra mitad desearía trabajar en otra actividad diferente, interés manifiestado por los que trabajan en diversos rubros. Ingresos del grupo familiar: en ocho de los hogares familiares, la esposa también aporta al ingreso del hogar.

Sistema de atención de la salud: el sistema más utilizado es el de obra social,i obtenido por medio de su actividad laboral. Dos sujetos no cuentan con cobertura a través de su trabajo, por lo que atienden sus necesidades de salud en el sistema públicoii y con allegados profesionales de la medicina.

Existe diversidad en relación a la cantidad de sistemas de cobertura en salud: ocho cuentan con un tipo de cobertura, dos con dos sistemas de cobertura, y uno con tres tipos de cobertura.

Relaciones afectivo- sociales

Conformación de los grupos familiares y de convivencia: hogares familiares (9), unipersonales (3), grupo de amigos (1). El tipo de estructura familiar que prevalece es la pareja con infantes (familia nuclear), y en la etapa del ciclo vital familiar de formación (4) y de extensión (5). Diez de los entrevistados tienen hijos e hijas.

Diez de los varones comparten una relación afectiva al momento de la consulta, conviviendo de manera estable en el mismo domicilio. Dos refieren que su opción afectiva es por personas de su mismo sexo, los cuales no se encuentran presentes al momento de la consulta en pareja.

Referentes maternos y paternos: las madres están asociadas al afecto, la cercanía física y emocional, la dedicación y la sabiduría. Los padres al trabajo, eficiencia, éxito, rigidez. Otros destacan en sus padres aspectos que insinúan mayor cercanía, contacto y protección.

Organización intrafamiliar: en los hogares familiares surgen algunos roles tradicionales estereotipados respecto a tareas y responsabilidades en el ámbito doméstico o intrafamiliar por género (las mujeres: lavar y planchar; los varones: lavar el auto y el jardín). Aparecen roles nuevos en relación a la participación de los varones en el

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Yessica Sánchez Rangel

ámbito intrafamiliar: actividades en relación a sus hijos e hijas, cocinar y hacer las compras de insumos para el hogar.

Malestares

Emociones o sentimientos que pueden expresar con más facilidad: en primer lugar, el enojo, la ira, el odio, la antipatía y el desagrado. En segundo lugar, el amor, el afecto y el cariño. Las emociones que más les costaría expresar son la alegría y la tristeza.

Motivos que les provocan llanto: la angustia, la tristeza y la impotencia.

Les generan tristeza: principalmente las situaciones relacionadas con sus hijos, hijas y familiares. También la muerte, el desamor, la soledad, los problemas sociales, el futbol.

Les produce temor o miedo: la inseguridad y la violencia social en relación a sus hijos/as y familiares, la enfermedad de sus familiares, la pérdida del trabajo, o la falta de este, la inestabilidad laboral y económica.

Temas que les provocan enojo: peleas, discusiones, agresiones, las interrupciones, las

injusticias, las situaciones humillantes, la mentira, la falta de seguridad, que pierda su equipo de futbol, el tránsito en la ciudad.

Sexualidad- socialización respecto a la sexualidad

• Los varones no consideran a las instituciones de salud como lugares de referencia para consultas sobre sexualidad o reproducción, ni para la obtención de métodos anticonceptivos. Solo un varón realizó consultas, y dos retiraron métodos alguna vez.

• Los varones11 consideran como método anticonceptivo más conveniente al preservativo masculino.

• Los métodos anticonceptivos que reconocen los varones son principalmente los de barrera y los hormonales (el preservativo masculino y las píldoras anticonceptivas). Otros métodos muy citados fueron el dispositivo intrauterino, los quirúrgicos y los métodos naturales . También citaron los métodos de emergencia y la práctica sexual del coitus interruptus. Uno de los varones cita la abstinencia como “práctica sexual” anticonceptiva.

• Nueve varones utilizan método anticonceptivo.

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iii Índice propuesto por la OMS, el cual se obtiene a través de la expresión matemática, dividiendo el peso (masa en kg), sobre la estatura al cuadrado.iv Se consultó sobre la cantidad de veces a la semana que consumen determinados alimentos, se utilizó la categorización: consumo alto 6-7 veces a la semana, consumo moderado 3-5 veces a la semana, y consumo bajo 1 o 2 veces por semana. v Son las personas que no fuman pero que se encuentran expuestas a la contaminación del tabaco, lo que incrementa su riesgo de cáncer, de enfermedades pulmonares crónicas y de enfermedad cardíaca isquémica.

• Al consultar acerca de si utilizarían la vasectomía como método anticonceptivo11 dijeron que no, siendo la respuesta inmediata y contundente. Uno dijo que lo elegiría y de un varón no se pudo obtener el dato.

• Motivos para no elegir la vasectomía: evitar una intervención quirúrgica, no tener necesidad no tener claro el tema y por la edad.

Piensan en la vasectomía como una decisión dramática, terminal e irreversible. La consideran invasiva por tratarse de una intervención quirúrgica y además, como una mutilación para su cuerpo.

Homosexualidad: los varones la consideran como una elección individual y como un trastorno de la conducta sexual (cuatro no responden). Dos reconocen su homosexualidad y la definen como “una sexualidad más como otras, y como una forma de vivir la sexualidad”. Surge en el discurso de algunos varones la palabra “rechazo”, relacionada a la reacción que le provoca cuando la homosexualidad deja de ser una conducta privada, y se expresa de manera “ostentosa o provocativa”.

Violencia sexual: se consultó si sufrieron algún hecho de abuso, acoso o violencia sexual, y cuatro manifestaron que sí, todos hablaron con alguien acerca de lo sucedido, pero solo uno buscó ayuda.

Condiciones de salud en general

Apreciación de su estado de salud: siete lo calificaron como bueno, cinco como muy bueno, y uno como regular.

Dolores o malestares habituales: ocho dijeron no tenerlos. Los que reconocieron tenerlos hicieron referencia a dolores o malestares habituales de tipo traumatológico (problemas articulares y óseos), y digestivos.

La mayoría considera su estado de salud como bueno o muy bueno, aunque varios reconocen tener malestares habituales y crónicos.

Hábitos y/o conductas de cuidado y riesgo: a través del autorreporte de peso y talla, se obtuvo el Índice de Masa Corporaliii de cada varón resultando siete con problemas de exceso

de peso (uno sobrepeso o preobesidad y seis obesidad tipo1).

Presión arterial: seis no tienen conocimiento de su presión habitual. Uno es hipertenso y realiza tratamiento.

Colesterolemia: cuatro nunca controlaron su colesterol, dos tienen problemas y se encuentran en tratamiento.

Diabetes (DBT): cinco varones nunca controlaron su glucosa en sangre. Un varón es diabético, diagnosticado hace poco tiempo y está en tratamiento. Existen antecedentes de diabetes en familiares de ocho varones.

Hábitos alimentarios: se aplicó una encuesta de frecuencia alimentaria . Este grupo de varones se caracteriza por tener una alimentación que sugiere déficit nutricional por el aporte diario moderado de alimentos fuente de proteínas (bajo consumo de legumbres, carnes de vacuno y aves, así como el escaso a nulo consumo de carnes de pescados y otras carnes), verduras y frutas, no cumpliendo las recomendaciones de las guías alimentarias argentinas que sugieren consumo diario de carnes, o su reemplazo por legumbres, y al menos cinco porciones diarias de frutas y verduras.

Pauta no saludable: los varones agregan sal a las comidas en la mesa.

Factor protector: el bajo consumo de comidas rápidas, golosinas y dulces.

Consumo de bebidas alcohólicas: los varones se constituyen en tomadores de bajo riesgo o “sociales”, no tienen problemas recurrentes asociados al consumo de alcohol y la frecuencia del mismo, que provoque inconvenientes en las diferentes áreas de su vida.

Tabaquismo: dos fuman, cuatro lo hicieron alguna vez, siete nunca fumaron. Los fumadores lo hacen desde hace 12 y 23 años respectivamente. Al consultarles si desean dejar de fumar, solo uno dijo que sí. Refieren encontrarse expuestos a humo de tabaco en sus lugares habituales (cuatro), de ellos solo uno es fumador, por lo cual los otros tres se constituyen en fumadores pasivos.v

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vi Se consultó sobre la cantidad de veces a la semana que consumen determinados alimentos, se utilizó la categorización: consumo alto 6-7 veces a la semana, consumo moderado 3-5 veces a la semana, y consumo bajo 1 o 2 veces por semana. vii Antiguo sistema de medicina india que se constituye en alternativo y complementario a la medicina tradicional occidental que incluye dieta y medicamentos de herboristería.

Actividad física: siete de los consultados no realizan ninguna actividad física, todos refieren caminar poco y la mayoría permanece mucho tiempo sentada. Aparece el sedentarismo como conducta de riesgo y relacionada a las actividades laborales y cotidianas de los sujetos: docencia, investigación, comercio, salud, entre otras.

Conducción de vehículos: once varones manejan automóviles. Surgen conductas de exposición al daño o riesgo como el hecho de no pedir ayuda cuando no se encuentran en condiciones de manejar, y haber manejado alcoholizados. Aparece como conducta de cuidado el uso del cinturón de seguridad propio y de quienes les acompañan.

Problemas de salud que tuvieron a lo largo de su vida: aparecen con mayor incidencia los problemas digestivos (principalmente gastritis). En segundo lugar, problemas traumatológicos (esguinces, rotura de tendones, caídas, golpes, inflamaciones).Otros problemas: respiratorios, psicológicos o emocionales, y los trastornos relacionados al estilo de vida (sedentarismo, sobrepeso, hipertensión arterial). También problemas visuales, odontológicos y cardiovasculares.

Enfermedades crónicas: aparecen la hipertensión, la diabetes, el sobrepeso y el sedentarismo referidos por dos varones. Ambos dijeron combinar tratamientos de la medicina tradicional, con “medicinas alternativas” como la homeopatíavi y la ayurvédica.vii

Intervención quirúrgica: nueve varones fueron intervenidos a causa de traumatismos o accidentes (3), problemas digestivos o de la vesícula (3), intervenciones odontológicas (2), y estética-ginecomastia (1).

Recorridos y experiencias en instituciones de salud

• Los varones no concurren habitualmente a servicios de salud.• Los lugares a los que concurren son clínicas privadas. Solo dos asisten a servicios de salud públicos.

Motivos de consulta en salud: dolores o malestares de manifestación aguda de tipo gástricos, respiratorios, traumatológicos, odontológicos y migrañas.

Solo dos dijeron concurrir por controles preventivos (análisis semestral de VIH/sida, control semestral de hemangioma hepático). • Servicios de salud mayormente consultados: odontología, clínica médica, kinesiología, traumatología y oftalmología.

• Siete varones utilizan anteojos debido a astigmatismo y/o miopía.

• Consulta en servicio de psicología (seis). Tres de ellos actualmente están en tratamiento.

• Consulta en servicio de psiquiatría (tres).

• Consumo de psicofármacos: consumió alguna vez (siete), y uno lo hace actualmente. Los más consumidos son los ansiolíticos e hipnóticos. Otros: antipsicótico, anticonvulsivo.

Consultas a servicios de guardia o emergencia: los motivos de mayor consulta fueron traumatismos producto de accidentes domésticos, laborales o deportivos; y los estados gripales. Otras causas fueron: hipertensión, malestar cardíaco, problemas en la vista, cólico renal y biliar, ciática, intoxicación y pérdida de conocimiento. Solo dos nunca concurrieron a un servicio de guardia.

Información institucional y de salud recibida por los varones: ninguno recibió información sobre los servicios o programas de la institución, solo a uno se le informó de servicios o programas específicos para varones, uno solo refiere que se le entregó alguna vez folletería o información escrita relacionada a la salud o enfermedades de varones, solo a dos se les informó acerca de los controles o medidas necesarias para prevenir enfermedades como varón.

Los modos de cobertura en salud de los varones están en relación con el modelo de organización de la atención en salud de Argentina, el cual está constituido por tres subsectores: público, de las obras sociales y privado. Modalidad caracterizada por su complejidad y heterogeneidad lo que provoca fragmentación y superposición de servicios y recursos.

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Subjetivación masculina y salud. Conclusiones del estudio

Los programas en salud tienden a reproducir estereotipos de género, y los profesionales de esta área perpetúan un modelo de consulta y atención de los varones en el que naturalizan el hecho de que no se acerquen a los servicios o desvalorizan sus motivos de consulta o sus comportamientos riesgosos ignorando sus necesidades y especificidades de atención, y poniendo énfasis en su recomposición rápida.

La relación que establecen los varones con su cuerpo desde la subjetivación tradicional no les permite comprenderlo y conocerlo sino que impone controlarlo y dominarlo.

El autocuidado es algo casi inexistente en la socialización de los hombres. El cuidarse o cuidar de los otros se considera como un rol netamente femenino (feminización de la noción de cuidado de la salud).

Existe subutilización de los servicios de salud por parte de los varones, y cuando concurren, la atención que reciben es post-fáctica, es decir acuden a las consultas con sus trastornos ya avanzados, careciendo de oportunidades de tratamientos preventivos.

Asisten con algún malestar ya instalado y de tipo físico, siendo los problemas traumatológicos y digestivos causas frecuentes de dolores o malestares, lo que provoca la asistencia por consultorios, por guardia y son causa de intervenciones quirúrgicas. En sus discursos se notó relativización o desvalorización de las intervenciones, así como de los problemas de salud que las desencadenaron.

Esos motivos se encuentran relacionados directamente con sus condiciones de trabajo (que los exponen a actividades laborales o deportivas de riesgo), hábitos alimentarios y de vida, o a estados emocionales que impactan en su organismo a través de la somatización.

Las causas o motivos de sus malestares (tristeza, temor, enojo), en general, tienen que ver fundamentalmente con sus vínculos afectivos y familiares. Los varones manifestaron que la no convivencia con sus hijos e hijas (en el caso de los divorciados) constituye una fuente importante de malestar, situación que surge a partir de la separación conyugal.

Las modalidades en que expresan sus malestares ante el temor o enojo son fundamentalmente con actitudes como el ensimismamiento (encierro, parálisis), o con violencia verbal, gritos y mal humor. Es de destacar que un solo varón planteó como posibilidad el diálogo. En general, se aíslan, reprimen o agreden ante sus enojos.

La homofobia surge como mecanismo de diferenciación, el tema les genera temor e inseguridad. La modalidad de subjetivación masculina tradicional sigue incidiendo en general, afectando la vida cotidiana y social de los varones homosexuales los cuales son discriminados y hasta agredidos por su opción afectiva sexual.

Las instituciones de salud públicas, privadas y dependientes de obras sociales, no son lugares de referencia de los varones consultados para obtener información y recursos respecto a salud sexual y reproductiva.

La omisión de los varones en los programas y servicios de salud reproductiva, y las dificultades para su incorporación residen entre otros aspectos, en las resistencias culturales, profesionales e institucionales a vincular la masculinidad con la afectividad y el cuidado de los otros. En algunos casos el varón solo es visto como factor que perturba o que incide negativamente en la salud sexual y reproductiva de las mujeres.13

En este estudio, cuatro sujetos expresaron que sufrieron algún hecho de abuso, acoso o violencia sexual. Es importante que hayan podido exponer este tema tabú, invisibilizado y oculto debido a las características que impone la masculinidad hegemónica, al ponerse en contacto con su cuerpo y su vida en el marco de la entrevista.

Hay más niños y hombres que han sido objeto de violencia sexual de los que se cree, sería un tema fundamental a ser abordado en prevención de la violencia sexual hacia varones.Con respecto a salud laboral, el modelo hegemónico de masculinidad es determinante en la exposición de los varones a situaciones de riesgo por la reticencia a cuidarse, lo cual favorece y genera accidentes laborales así como un registro parcial o nulo de desgaste psicofísico. Las condiciones de trabajo se constituyen en fuente de malestar, especialmente para los varones que se encuentran trabajando en condiciones de precariedad, los cuales no cuentan con estabilidad en su empleo y no poseen beneficios de la previsión social.

14

Yessica Sánchez Rangel

Las jornadas laborales están caracterizadas por ser intensas y ocupan un importante lugar en la vida cotidiana de los sujetos. Existe una revalorización del trabajo como eje de la subjetividad masculina, desde una mirada crítica. Pudieron poner en cuestión las condiciones laborales, les interesa poder modificar algunas e incluso reconocen su deseo de cambiar de actividad. Esto permite inferir que se trata de modos de subjetivación innovadores.

Si bien la mayoría fueron subjetivados a través de modelos tradicionales de masculinidad y feminidad pudieron construir relaciones de mayor contacto afectivo y participación en las actividades relacionadas a la familia.

Es importante considerar el número de parejas mujeres de estos sujetos que desarrollan funciones laborales, esto da lugar a un nuevo tipo de organización respecto a las actividades cotidianas intrafamiliares, los hijos e hijas y demás responsabilidades entre varones y mujeres, lo que desemboca en una mayor participación de los varones.

Existe un promedio general de nueve de las quince tareas, sobre las cuales se consultó que son compartidas por ambos miembros de la pareja. En el discurso de los varones aparece una real participación e implicación.

La asunción de riesgos innecesarios respecto a conductas como el manejo de vehículos cuando no se sienten bien o cuando no están en condiciones (y no pedir ayuda al respecto), establece un rasgo del modo de subjetivación tradicional o transicional.

Igualmente aparecen como modos de subjetivación más innovadores, el acceso a la consulta psicológica, la cual se constituye en una conducta de cuidado y de reconocimiento de su vulnerabilidad.

También, surge como innovador el acceso de dos varones a tratamientos de salud, a través de terapias o medicinas alternativas, como la homeopatía y ayurveda. Se considera que algunas de las motivaciones para las consultas alternativas pueden tener que ver con la falta de soluciones de la medicina tradicional, el deseo de tratamientos más naturales, menos agresivos y el temor a los efectos secundarios de algunas drogas.

Los varones manifiestan predominantemente su malestar de acuerdo a modos masculinos marcados por la normativa hegemónica de

género frente a situaciones como por ejemplo los enojos, sus modalidades de consulta en salud o en la exposición a situaciones de posible riesgo o daño.

Las respuestas de los varones frente al malestar físico o psíquico y que fueron identificadas en este estudio coincidentes con las señaladas en otros de género son:14

• Desvalorización de los síntomas que su cuerpo manifiesta.• No admisión de sus malestares. Postergación de su afrontamiento.• Expresión de los miedos y ansiedad que les generan sus malestares de manera indirecta: ira,enojo, culpabilización de otros, ensimismamiento.• Contactos esporádicos con los servicios de salud.• Consideración de los pedidos de ayuda o consultas como prueba de su fragilidad o vulnerabildad, lo cual retrasa los procesos de solicitud de atención y/o consulta.• Abandono precoz y frecuente de los tratamientos.

15

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Los varones que conforman la población en estudio se encuentran en la franja etaria de inicio de riesgo cardiovascular. Algunos de los hábitos y estilos de vida citados los colocan en mayor riesgo, como la escasa o nula actividad física, el ritmo de trabajo sedentario, los problemas de exceso de peso, los antecedentes de DBT en familiares y algunos hábitos alimentarios.

Los varones no poseen conocimiento de estos riesgos específicos por género y grupo etario, lo cual los coloca en mayor vulnerabilidad.

Si se relaciona la insatisfacción en el trabajo manifestada por los varones, su deseo de trabajar en otra actividad, con su capacidad laboral excedida, y su edad, podrían tratarse de firmes candidatos a enfermedades cardíacas por bournout y estrés laboral.

Los modos de subjetivación masculina intervienen directamente en los procesos de salud, enfermedad y atención en salud, siguiendo vigente el modo tradicional, (si bien con menos influencia), junto al transicional y el innovador. Ello se evidencia en la modalidad de consultar, en sus malestares, en sus problemas de salud, en su sexualidad y en sus condiciones laborales.

El hecho de contar con un seguro de salud y un ingreso económico no favorece directamente

la relación de los varones con su salud, y con los sistemas de salud, en el sentido de que sean menos inequitativos. Es cierto que la inserción laboral y la oportunidad de contar con servicios de atención en salud privados o de una obra social, posibilitan mayor accesibilidad a la atención (turnos, especialidades, estudios de complejidad, más disponibilidad de horarios, etc.), pero no implica más y mejor atención en salud desde la perspectiva de integralidad y de género.

En los sistemas de atención en salud de obra social y privado, así como en el sistema de atención público, se reproducen situaciones de inequidad de género en la atención de salud para los varones, propiciadas por profesionales sin formación en atención en salud con perspectiva de género, la inexistencia de programas de promoción en salud para varones, servicios de salud sexual que refuerzan el rol femenino como depositario de los cuidados reproductivos, entre otras.

La ausencia del enfoque de género en la promoción y en la atención de la salud ha repercutido negativamente en la interpretación de los malestares masculinos. Es imprescindible tener en cuenta la perspectiva de género para comprender y proponer cambios en los paradigmas de atención a la salud y para promover la equidad en la prevención y en la atención.

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16 La necesidad del dolor y el síntoma:vivencias de salud y enfermedad

en hombres chilenos*

* Este trabajo fue presentado como ponencia en el Congreso Iberoamericano de Masculinidades y Equidad: Investigación y Activismo el año 2011. La revisión de literatura y el análisis se actualizaron para la realización de este documento. [email protected]

Yessica Sánchez Rangel

Margarita BernalesBáltica Cabieses

Margarita Bernales. Psicóloga Clínica y Magíster en Psicología de la Salud de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Doctora en Salud Comunitaria de The University of Auckland, Nueva Zelanda. Docente – Investigadora, Facultad de Medicina Universidad del Desarrollo, Chile. Filiación: Programa de Estudios Sociales en Salud, Facultad de Medicina, Universidad del Desarrollo. Email: [email protected]

Báltica Cabieses, PhD. Epidemióloga social. Profesora titular de la Facultad de Medicina Clínica Alemana Universidad del Desarrollo, Visiting Scholar en Department of Health Sciences at the University of York, y Associate Epidemiologist en Bradford Institute for Health Research. Filiación: Programa de Estudios Sociales en Salud, Facultad de Medicina, Universidad del Desarrollo. Email: [email protected]

17

A nivel mundial se observa una tendencia respecto a la diferencia entre los promedios de esperanza de vida de hombres y mujeres.1 Las mujeres viven aproximadamente entre seis y siete años más que los hombres, situación que se repite en Chile y en toda Latinoamérica.2 En México, estudios recientes muestran un descenso en la esperanza de vida de los hombres, lo cual ocurre eventualmente en caso de guerras o de epidemias.3 Algunos estudios han permitido suponer que dichas diferencias están sustentadas en los roles de género otorgados culturalmente, más que en diferencias biológicas o sexuales. 4-7

En un esfuerzo por entender la salud masculina en Chile, en el 2011, el Ministerio de Salud realizó un perfil de salud de los hombres chilenos utilizando los datos epidemiológicos disponibles. 8 El documento recoge información sobre mortalidad, morbilidad y factores de riesgo en salud. En cuanto a las tasas de mortalidad, las principales causas de muerte en la población masculina fueron: enfermedades cardiovasculares (25.6), tumores (24.5), causas externas, incluyendo accidentes y suicidio (12.8) y enfermedades relacionadas con el sistema respiratorio (9.3).

Además, se estableció que, en todos los grupos de edad, la mortalidad de los varones es mayor que la de las mujeres. En lo referente a morbilidad, el mayor número de consultas de salud por hombres al sistema formal es debido a lesiones y envenenamientos, enfermedades relacionadas con los sistemas digestivo, respiratorio, circulatorio y genitourinario. Finalmente, en relación a factores de riesgo en salud, el reporte hace mención al elevado consumo de tabaco, alcohol, obesidad o sobrepeso y sedentarismo. Dichas conductas impactan directamente en la salud de los hombres, quienes, en consecuencia, presentan altas tasas de enfermedades crónicas como diabetes e hipertensión arterial.

La comunidad científica a nivel mundial se ha enfocado en el estudio de esta tendencia epidemiológica en salud. Muchos de los focos de investigación se han centrado en diseñar y probar estrategias de intervención efectivas que permitan a la población prevenir la aparición de patologías crónicas y enfrentarlas de forma adecuada una vez que ya se han presentado. Hasta el momento, hay acuerdo en un aspecto: no basta con enunciar un listado de conductas “saludables” (dieta saludable, incorporación de ejercicio físico, disminución en

Introducción el consumo de tabaco, entre otras) esperando que la población modifique sus estilos de vida, el solo conocimiento acerca de cuáles son las conductas que un individuo debiera adoptar en su vida diaria para prevenir o postergar la aparición de patologías crónicas, en muchos casos, no ha resultado ser un estímulo efectivo que provoque el cambio conductual deseado.

La incorporación del enfoque otorgado por el estudio de los determinantes sociales en salud ha permitido comprender que cada grupo humano es diferente en tanto sus necesidades, motivaciones, percepciones y conductas asociadas a la salud, poniendo de manifiesto la relevancia de conocer en profundidad los distintos grupos que componen nuestra sociedad y planear estrategias de salud pública que se adapten a las particularidades de dichos grupos. 9 En este contexto, el desafío para las y los profesionales de la salud ya no está solo en conocer las patologías y el tratamiento adecuado de las mismas, el gran reto hoy es conocer a las comunidades y diseñar estrategias específicas, que se adapten a necesidades específicas. Los estudios acerca de género y salud se han convertido en un esfuerzo que se enmarca en este tipo de estrategias. Sin embargo, tanto en Chile como en otros países, por muchos años, los estudios de género han sido homologados al estudio de la salud de la mujer, postergando la comprensión de la relación entre masculinidades y salud.

De acuerdo a los estudios sobre género, cada persona que forma parte de un grupo social recibe una serie de códigos respecto a su propio género, 6 dicho código se convierte en un referente que guía las creencias de los individuos sobre lo que es considerado femenino y masculino. En este contexto, algunos estudios han demostrado que las creencias de algunos hombres respecto a lo que es considerado masculino estarían influenciando de manera importante sus percepciones y conductas asociadas a salud y enfermedad.4,7 Tradicionalmente, el género masculino impone a los hombres un rol de trabajador y proveedor del hogar, un hombre debe trabajar y sostener económicamente a su familia, procurando que su mujer y sus hijas e hijos no tengan necesidades materiales.10,11 Es interesante observar que en algunos países de América Latina el rol de proveedor muchas veces está por sobre el de padre o esposo, ya que la masculinidad se asocia al aporte económico en el hogar. 12

En este marco, algunos estudios han demostrado que la conceptualización de salud y enfermedad que poseen algunos hombres está relacionada con su capacidad de trabajo, un hombre se

18

considera saludable si puede cumplir con sus responsabilidades laborales, y consecuentemente, se autodefine como enfermo cuando presenta algún malestar que no le permite continuar con sus funciones. 13, 14

El código implícito acerca de lo que es ser masculino indica que solicitar ayuda o mostrarse vulnerable en presencia de algún malestar físico o alguna enfermedad estaría vinculado a lo femenino, mientras que un hombre sería capaz de resistir/aguantar su propio dolor postergando la consulta en salud. 15, 16

El imaginario masculino alude a que el hombre debe tomar más riesgos, situación que estaría relacionada con valores sociales asociados a la valentía y al coraje. Bajo este precepto, algunos hombres mantendrían ciertas conductas que pondrían en riesgo su propia salud, tales como conducción de automóviles a gran velocidad, abuso del alcohol, consumo de droga, entre otras. 17

Todas estas creencias sitúan a los hombres en una posición vulnerable respecto a su propia salud. De acuerdo con la literatura, en el contexto de las patologías crónicas de salud, los desafíos estarían asociados a la mayor prevalencia de conductas de riesgo, situación que se confirma en el caso de Chile en donde los hombres presentan conductas de riesgo tales como consumo de alcohol y tabaco. 18

Metodología

El presente estudio intenta ahondar en la comprensión acerca de la relación entre las masculinidades, entendidas como roles de género asignados socialmente, y las vivencias asociadas a la presencia de patologías crónicas de salud, surgiendo así la pregunta de investigación: ¿cómo entienden los hombres chilenos la enfermedad en el contexto de prevalencia de patologías crónicas?

Esta investigación se enmarca en una aproximación constructivista, paradigma que presume la coexistencia de experiencias múltiples respecto a un mismo fenómeno, validando y exaltando el relato subjetivo de los sujetos en relación a un estímulo determinado. 19 Se utilizó la etnografía como metodología de investigación, la cual permite centrarse en las creencias culturales que definen

Tabla 1

Descripción Sociodemográ�ca

Edad Promedio Promedio 48.13 (DS: 11,66)Rango 26-70

Estado civilSolteros 7 Casados 12Separados 3Divorciados 1

Número de hijas o hijos Sin hijos/as 5Con hijos/as 18

Nivel educacional

Educación Básica incompleta 2Educación Básica completa 3High School incompleto 12High School completo 1Universitaria incompleta 4Universitaria completa 1

Situación laboralEmpleado 15Trabajador independiente 5Desempleado 1Retirado 2

19

a un grupo social,20 para ello, se realizó un trabajo de campo de siete meses en una comunidad de recursos económicos limitados, ubicada en la zona sur poniente de Santiago de Chile.

Participantes

En estudios etnográficos los participantes no son individuos, sino grupos sociales que comparten diversas características, ya sea geográficas, educacionales, económicas, entre otras.21 Este proyecto de investigación estudió a un grupo de hombres pertenecientes a un club de futbol, de entre 26 y 70 años, quienes comparten características sociodemográficas tales como nivel educacional básico, limitado acceso económico y que pertenecen en su totalidad al sistema de salud público en Chile. El club de futbol posee un número de miembros que fluctúa entre los 50 y los 70 hombres, todos ellos viven en el mismo barrio, y formalizan su pertenencia al grupo a través del pago de una membresía mensual. Todo el grupo formó parte del estudio, dado que el trabajo de campo (observaciones participantes) se realizó durante sus actividades sociales. Un subgrupo de 23 hombres participó en una entrevista individual y/o grupo focal, la selección de este se gestionó por los miembros del club, y el único criterio de inclusión fue la voluntariedad de participar.

Métodos de recolección de datos

Los métodos de recolección de datos consistieron en: (a) observaciones participantes, por un total

de 40 horas en el club de futbol, las cuales fueron registradas a través de notas de campo, fotografías y un diario de campo; (b) entrevistas semiestructuradas, se realizaron un total de 20 entrevistas en profundidad con algunos hombres pertenecientes al club de futbol; y un grupo focal (c), con la participación de cinco hombres pertenecientes al club de futbol. Las guías temáticas para las entrevistas y el grupo focal se centraron en los siguientes fenómenos: conceptualizaciones acerca de la salud, experiencias de enfermedad y experiencia de acceso a los servicios públicos de salud en Chile.

Estrategias de análisis

Toda la información proveniente del trabajo de campo (notas, entrevistas y grupo focal) se transcribió. Las notas de campo se ordenaron cronológicamente y las fotografías se acompañaron de un reporte. El material escrito se analizó utilizando una estrategia de análisis temático, método cualitativo que permite identificar y analizar patrones temáticos a partir de los datos recolectados.22

Aprobación ética

El proyecto de investigación fue aprobado por el Comité de Ética de la Universidad de Auckland en Nueva Zelanda y el Comité de Ética de Investigación de la Escuela de Enfermería de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Yessica Sánchez Rangel

20La conceptualización que este grupo de hombres realiza acerca de su propia salud y enfermedad se relaciona estrechamente con el rol de proveedor que ellos mantienen en sus familias. De esta forma, la capacidad de trabajo es un elemento central, los hombres del grupo definen la salud como la capacidad de un individuo de mantenerse activo, trabajando.

El estar saludable es eso, estar en un cien por ciento para poder hacer… realizar las actividades diarias… (Juan, 11 agosto 2010).

Es estar al 100%.... saludable. El 100% vigente, vigente… es, por ejemplo, una persona que está activa, que… eh… que esté… que esté con los cinco sentidos bien puestos en la cabeza… atento a… atento a cualquier cosa que pase… en el mismo trabajo… (Carlos, 18 agosto 2010).

La enfermedad es entendida como una amenaza a dicha funcionalidad, un obstáculo para poder seguir cumpliendo con las responsabilidades, lo que se refleja en la necesidad de aguantar/resistir la enfermedad para poder seguir cumpliendo con las funciones.

Eso es ser machista… es el concepto de que uno tiene que resistir, porque generalmente el hombre es como el sustento de la familia qué sé yo, entonces si uno… sobre todo cuando uno trabaja en forma independiente, si te enfermas dejas de ganar (dinero), o sea lo miro desde esa parte económica en que te afecta altiro (de inmediato) el presupuesto, te afecta todo… entonces ese es el tema… (Alberto, 22 septiembre 2010).

El hombre debe resistir el malestar y seguir trabajando, y la única excusa válida para interrumpir su trabajo es no poder aguantar el propio dolor.

Este año yo tuve apendicitis, pero yo fui a mi trabajo igual, con el dolor y todo…hasta que un día el dolor fue insoportable y mi jefe me mandó al hospital, estaba súper grave cuando llegue al hospital y ahí me operaron… pero esa ha sido la única vez que yo he faltado a mi trabajo por una enfermedad… y yo no quería (Carlos, 03 septiembre 2010).

En este contexto, el síntoma cumple dos funciones importantes. En primer lugar, es el que da aviso de la presencia de una posible enfermedad y alerta acerca de la necesidad de

cuidado. En segundo lugar, el síntoma permite mantener el cumplimiento del rol masculino, el cual se ve siempre amenazado fuera del ámbito del trabajo, el razonamiento es: no trabajo porque estoy lidiando con un dolor muy intenso, y es el aguante de ese dolor el que le permite seguir siendo macho, aun si no se está cumpliendo con el rol de proveedor.

Las experiencias de enfermedad relatadas por este grupo de hombres están vinculadas estrechamente con la presencia y la intensidad del síntoma, el cual, por lo general, está relacionado con algún “accidente”. Un accidente es concebido como un suceso que está afuera del curso normal de los acontecimientos, algo que no debió haber pasado. Estos accidentes pueden ser de diferentes tipos: alguna pelea en la que resultaron lesionados, alguna caída, o incluso accidentes cardiovasculares o ataques al corazón.

De los 20 hombres entrevistados individualmente, cinco de ellos han sido diagnosticados con alguna condición crónica de salud. Cuatro de ellos han sido diagnosticados con hipertensión, y uno de ellos presenta índices de colesterol elevados que le han resultado difíciles de manejar, incluso sufrió un primer infarto. Tres de los hombres diagnosticados con hipertensión han padecido un accidente cardiovascular y el médico les indicó que es necesario modificar su dieta e incorporar mayor ejercicio físico a sus vidas. Sin embargo, solo un hombre de este grupo mantiene controles médicos periódicos para vigilar su condición de salud.

El relato que ellos hacen de su enfermedad se vincula con el “accidente” (accidente cardiovascular o infarto), la experiencia de enfermedad es significada en ese evento:

En febrero del 2008 yo estaba en mi casa con mi familia tratando de ayudar porque era la hora del almuerzo y de repente se me nubló el mundo… mi sobrina llamó a la ambulancia y me llevaron en la ambulancia… yo creo que esa ha sido la única vez que he estado enfermo, cuando tuve el accidente cardiovascular… ahora por suerte estoy bien y puedo seguir trabajando… (Hugo, 29 septiembre 2010).

Hace 2 años, van a ser 2 años, me dio una crisis de hipertensión un accidente cardiovascular… yo no lo sabía… pero un día amanecí mareado, con dolor de cabeza y mareado… y me miré en el espejo un día y tenía estrabismo y mi hermana también me dijo que me veía raro y yo no sabía a qué atribuirlo…fui al centro de

Hallazgos

21

salud y les expliqué los síntomas y me dijeron que tenía que hacerme unos exámenes para saber si yo era hipertenso, y me lo hicieron, y ahí se dieron cuenta de que yo era hipertenso, ese era el problema que había, y empecé a tomar remedios y se me pasó… ahora estoy bien, como nuevo (Jorge, 01 octubre 2010).

La ausencia de síntomas o molestias físicas asociadas a su enfermedad crónica, les hace difícil entender su condición, por lo general, ellos dicen: ahora estoy bien, eso ya pasó y salió todo bien. El significar estos acontecimientos como accidentes permite considerarlos como eventos “aislados” en un periodo de tiempo, algo que ocurrió en el pasado y que no necesariamente tiene una relación con el estado de salud actual. Esta significación de la enfermedad como una condición temporal, aguda, resulta central para comprender cómo los hombres enfrentan algunas patologías de carácter crónico, o cómo enfrentan las posibles secuelas originadas a partir de alguna condición de salud.

Conclusiones e implicancia

Yessica Sánchez Rangel

Frente a la pregunta: ¿cómo entienden los hombres chilenos la enfermedad en el contexto de prevalencia de patologías crónicas?, es posible establecer que la comprensión de las condiciones crónicas es compleja, ya que para este grupo de hombres es difícil concebir que una condición de salud sea permanente y pueda estar presente sin síntomas, tal como podría ser el caso de la hipertensión o la diabetes. Por esa razón les cuesta entender la importancia de los tratamientos, gran parte de las veces no están dispuestos a modificar sus estilos de alimentación ni tampoco a asistir a chequeos médicos.

El síntoma tiene una función central en la comprensión de la propia enfermedad para este grupo de hombres, advierte sobre la necesidad de cuidado y, además, permite “demostrar” que se está realmente enfermo. El síntoma, entonces, tiene la función de confirmar el “estatus de enfermo” lo que desemboca en acciones específicas: “aguante”, cuidado, y eventualmente, la consulta a un profesional de la salud. El cuerpo se cuida solo cuando impide continuar con las labores diarias, cuando no puede seguir funcionando, tal como menciona de Keijzer 16 se continúa trabajando hasta que el cuerpo “aguante”, si el cuerpo ya no aguanta más, entonces el hombre se significa a sí mismo como enfermo.

El cuerpo de los hombres estaría destinado a la esfera pública, a través del trabajo y la producción, y el cuerpo de la mujer estaría destinado a la reproducción; 23 dentro de este orden social, el hombre debe demostrar su virilidad a través de la fuerza y la capacidad de trabajo. Sin embargo, Bourdieu 3 establece que el aparente privilegio masculino muchas veces se convierte en una trampa, ya que los hombres se ven obligados a probar su honor, su masculinidad y su virilidad frente a otros hombres y frente a toda la sociedad, lo cual requiere un constante esfuerzo. De esta manera, la virilidad necesariamente tiene que ser validada por las y los demás.24 La trampa ideológica de pertenecer al “género dominante” muchas veces impide el cuestionamiento del rol de género masculino por parte de los hombres; aparentemente tiene tantas garantías el ser parte del “sexo fuerte” que señalar las necesidades o desventajas de este grupo podría jugar en contra de la virilidad y de los derechos adquiridos.

22

Se suma a lo anterior una sociedad acostumbrada a un discurso inclinado hacia la “búsqueda de igualdad de género” de manera compensatoria al grupo de mujeres que históricamente ha sido postergada. Conceptos como dominación o patriarcado hegemónico, pese a reflejar una realidad aún actual, siguen contribuyendo a la segmentación del grupo de hombres y mujeres, posponiendo un enfoque de género integral que permita ocuparse de los conflictos y necesidades de cada grupo social, y visibilizar los riesgos posibles de cada grupo identitario. Las posibles vulnerabilidades en salud de los hombres requieren de un enfoque en el que se les permita no ser el “sexo fuerte”, y que ellos mismos contemplen la posibilidad de mostrarse vulnerables y necesitados de autocuidado, y por ende, de legitimidad cultural para ponerlo en práctica.

Las creencias asociadas a la propia salud son fundamentales para entender las conductas adoptadas por los individuos.25, 26 De esta forma, un sujeto que no se signifique a sí mismo como enfermo difícilmente mantendrá

conductas de autocuidado en salud en relación a la condición que padece. El principal desafío para este grupo de hombres es enfrentar una condición de salud sin síntomas. Es imposible para algunos pensar en incorporar a sus vidas conductas de cuidado o de monitoreo de su propia salud ante una enfermedad “invisible”.

Las implicaciones directas de los hallazgos de este estudio apuntan principalmente a las y los trabajadores de la salud, quienes deben sumar a sus esfuerzos la comprensión de las creencias específicas de la población respecto al proceso de salud y enfermedad, entendiendo sus necesidades y adaptando sus estrategias de prevención y promoción desde el conocimiento del otro. Es importante continuar indagando en los fenómenos asociados a la salud masculina como parte central de los estudios de género y salud, visibilizando algunas de la problemáticas que afectan a los hombres en el contexto del rol de género que les ha sido asignado, y cómo este pudiera convertirse en un impedimento para la adopción de conductas de autocuidado.

Yessica Sánchez Rangel

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Salud comunitaria y masculinidad: aportes etnográficos desde una

experiencia en la periferia de Porto Alegre, Brasil

Yessica Sánchez Rangel

Adolfo Pizzinato, Cristiano Hamann, Rodrigo Oliveira-Machado y João Pedro Cé.

João Pedro Cé. Psicólogo, con maestría en Psicología Social, ambas por la Pontifícia Univesidade Católica do Rio Grande do Sul (PUCRS), Brasil. Correo: [email protected]

Rodrigo de Oliveira-Machado. Psicólogo, con maestría en Psicología Social, ambas por la PUCRS y es doctorando en Psicología Social por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), España. Correo: [email protected]

Cristiano Hamann. Licenciado en historia (ULBRA), con maestría en Psicología Social (PUCRS), y es doctorando en Psicología Social por la Universidade Federal do Rio Grande do Sul (UFRGS), Brasil. Correo: [email protected]

Adolfo Pizzinato. Doctor en Psicología de la Educación por la UAB. Profesor investigador de la Escuela de Humanidades de la PUCRS. Programa de Posgrado en Psicología. Correo: [email protected]

25El estudio de las cuestiones relativas a los varones en Brasil, sobre todo en lo que concierne a la promoción de la salud, se ha potenciado en los últimos años.

El entendimiento de un modelo hegemónico de masculinidad y de “hombre”, así, en singular, contrasta con los abordajes académicos plurales, una vez que la concepción tradicional no da cuenta de las numerosas posibilidades del “ser hombre” en la actualidad. Trabajos recientes demuestran cambios importantes en la manera de abordar los estudios de varones y masculinidades en Latinoamérica,1 proceso vinculado a la comprensión de los hombres como parte estratégica en lo que concierne al campo de las relaciones de género.

En esta empresa se ha operado un acercamiento a las temáticas de sexualidad, trabajo, paternidad y violencia. Además de eso, se ha buscado un diálogo con perspectivas feministas de crítica a las relaciones de género y sus demandas políticas.2

En estos últimos veinte años de debate, aún quedan patentes algunos desafíos1 como: más investigaciones acerca de intervenciones que tengan un foco transformador de género; un análisis más agudo acerca de las distintas formas de violencia perpetradas y sufridas por los hombres; la corresponsabilidad en las tareas de cuidado, y consecuentemente, mayor complementariedad en las distintas posiciones ocupadas por hombres y mujeres; avanzar en los temas relativos a la salud mental; mayor diálogo con los feminismos; un campo analítico ampliado para la multiplicidad del “ser hombre” y de las masculinidades incluidas en esta posición; mayor politización de los hombres y de sus colectivos que se crea por el camino crítico, en lo que respecta a las agendas regionales, nacionales y globales.

Este cambio paradigmático, evidente en muchos trabajos,3,4 se nutre del campo empírico y afecta los abordajes de la promoción en salud. Además de esto, las nuevas problemáticas del “ser hombre” complejizan la comprensión de la relación de ellos con el campo del autocuidado, pues apuntan a una memoria social más tradicional que vincula la dimensión del cuidado con las mujeres, particularmente en el núcleo familiar, esto también requiere pensar en la forma de enfocar este problema académicamente.5 Esas relaciones de cuidado, conectadas a una dimensión

reproductiva de la vida de acuerdo con una mentalidad tradicional, parecen ser dirigidas hacia lo que se entiende por “estructural” en el “ser hombre”, en una lectura esencialista del fenómeno y, por eso, necesitan abrir huecos para discutir las medidas preventivas para la salud de esta población.6

Un aspecto importante en estos cambios de actitud sanitaria en Brasil ha sido, desde hace un par de años, la creación de la “Política Nacional de Atenção Integral a Saúde do Homem”7 (Política Nacional de Atención Integral a Salud del Hombre -PNAISH, por sus siglas en portugués-). Hasta el 2008, los varones eran nombrados en las políticas de salud solamente cuando estaban asociados a otras políticas, como la de atención al VIH/SIDA, o a la de sexualidad, en lo que concierne a los problemas en el ámbito de fertilidad y, una vez más, percibidos como intrínsecamente vinculados a la histórica inversión en el proceso reproductivo. A su vez, la política de atención a la salud de las mujeres, una de las más antiguas del sistema sanitario de Brasil (1983), también sufre críticas en este mismo sentido. Las principales maneras de concebir la atención a la salud de las mujeres aún está relacionada, casi exclusivamente al embarazo, la menopausia, a pruebas ginecológicas y al examen de las mamas, por ejemplo. Mujeres y hombres se posicionan de maneras diferentes en estas esferas de cuidado, de modo que la inversión gubernamental en políticas específicas de salud y atención a las mujeres (aunque de manera cuestionable) ha producido efectos positivos, como una mayor disponibilidad de ellas para acceder a los servicios de atención sanitaria. Los varones, a su vez, aún se sienten muy interpelados por los discursos que engendran una concepción de sujeto enmarcada en ideas como virilidad, fuerza y masculinidad como aspectos que no se asocian al autocuidado y a la prevención en salud. Hombres y mujeres, utilizando estratégicamente (de manera directa o indirecta) ciertos atributos históricamente vinculados a la categoría identitaria “varón”, usualmente reiteran, además de esta supuesta homogeneidad, el alejamiento de los hombres de la producción de salud.

Considerando esta coyuntura, el hecho de que los hombres cotidianamente estén alejados de la promoción de la salud, además de indicar un proceso generificado (o sea, que concierne tanto a hombres como a mujeres), culmina en la dificultad de los varones para realizar pruebas como la de próstata, por ejemplo, que es permeada por numerosos mitos y fantasías.

Introducción

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En lo que concierne a la PNAISH,7 en particular, fue publicada en el 2008 por el gobierno brasileño, declaradamente con la intención de guiar las acciones de atención básica a la salud de la población de sexo masculino, que según el texto de la misma política, accede menos a los servicios de salud.

Lo que pretenden las directrices propuestas en la publicación es aproximar a los hombres a los servicios sanitarios básicos, a fin de optimizar la prevención de problemas de salud que a menudo se presentan en estos sujetos, y evitar que los varones accedan muy tarde a los servicios, y solo a través de los especializados. Tal estrategia tiene por objetivo que los costes estatales en salud disminuyan, así como las cargas emocionales que las enfermedades suelen traer a quienes las padecen.8

El Sistema Brasileño de Salud Pública (SUS) se caracteriza por directrices básicas y la PNAISH se fundamenta en principios organizativos del sistema como la integralidad y humanización de la atención y se vale de las unidades de Salud de la Familia (ESFs) como escenario de elección para sus prácticas. Los dos conceptos aquí trabajados implican un tipo de atención que abarca desde la prevención hasta los más complicados tipos de intervención clínica además de sus características subjetivas, de forma integral. Asimismo, la humanización colorea la integralidad por ser una postura de cuidado con preocupaciones que se extrapolan a lo biológico del individuo considerándole como un ser social y subjetivo, además de ubicar al servicio de salud en el papel de movilizar recursos (sean estos técnicos o comunitarios) con el propósito de servir mejor a la población y cambiar las realidades sociosanitarias en las que se encuentran.8, 9

Considerando las relaciones sociales que se engendran en el campo de la promoción en salud desde una perspectiva foucaultiana, como modos de ser relacionados con las tecnologías del yo, o sea, como las formas de regulación de sí que consecuentemente revelan cómo el yo se relaciona con el otro/otra, ya que para relacionarse consigo mismo se objetiviza su propio ser y, como consecuencia, establece una relación con otro/otra.10,11 Esta manera de comprender abarca los cuidados de sí como algo también marcado por lo que los sujetos definen como identidad de género, es decir, los marcadores que dicen quién es “hombre” o “mujer”, dirigen los modos de ser y, en consecuencia, los cuidados de sí y de los otros u otras.

Pensando en estas problemáticas, tanto de las demandas contemporáneas a los estudios de hombres, como de la relación del cuidado de sí con la dimensión de las políticas públicas de salud, este trabajo retrata la experiencia en la conducción y participación en un grupo de atención a la salud de varones, en una Unidad de Salud de la Familia, en un barrio económicamente marginado del municipio de Porto Alegre (Brasil), basado en los presupuestos metodológicos de la etnografía participativa.

Lo que se presenta aquí son reflexiones sobre las actividades desarrolladas, las vivencias en el espacio grupal y las propuestas de intervención para la vinculación de los hombres a las unidades, bajo una perspectiva de análisis de necesidades en comunidades, tal y como postula Sarriera.12 Aunque las intervenciones no sean exclusivamente las vinculadas a las ideas originales de la PNAISH, se ha intentado hacer una crítica al modelo idealizado por sus creadores sin perder la vinculación con sus propósitos de acercamiento del sistema sanitario a los varones, en el ámbito preventivo. En la formación y desarrollo del grupo también se ha atendido a los aspectos culturales e identitarios de estos hombres y sus comunidades, además de las reflexiones acerca de la formación de los profesionales de salud.

Método

La etnografía es una praxis orientada al conocimiento del otro/otra, los elementos culturales característicos de un grupo, comunidad, persona o situación social. De esta manera, quien investiga debe intentar un alejamiento de sus presupuestos culturales para que pueda organizar el conocimiento con vistas a los valores culturales de la comunidad a ser estudiada, sus interacciones simbólicas, significantes y significativas.13 Además de tal tipo de acercamiento a los objetos sociales

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Resultados

de estudio, la etnografía permite una amplia aportación teórica, lo que posibilita generar un análisis más plural de los datos.14

De acuerdo con el marco etnográfico, una investigación o un análisis de intervención debe alejarse de lo preconcebido al mirar el mundo, para que el fenómeno se contraponga a sus determinantes y se acerque a su vivencia cotidiana, casual, casi indefinida, en un intento de mirar a la cultura a ser estudiada sin la carga de prejuicios que ya posee quien investiga, caracterizando una actitud marcadamente dialógica. Tal proceso es una herramienta antropológica válida no solamente para la investigación y su consecuente organización de conocimiento, sino también para que las y los profesionales sanitarios puedan comprender mejor los contextos comunitarios en que se insertan, aculturarse y así entender la forma en que la cultura atraviesa el proceso salud/enfermedad, lo que posibilitaría una atención más integral a quien solicita el servicio.

La persona que realiza la etnografía tiene como principal herramienta de acceso y elaboración del fenómeno su mirada. Uno de los rasgos centrales de la etnografía es la observación participante, constituida por una comprensión de las relaciones que establece quien investiga con las personas con las que dialoga, algo como el acto natural de vivir, intrínseco a lo cotidiano, pero con el fin distinto de la comprensión científica.

Se puede acercar la perspectiva etnográfica a la perspectiva dialógica de Bakhtin,15 también con el concepto de exotopía, que ayuda a comprender la inserción del sujeto en el contexto, así como a mirar las características interactivas del contexto para la comprensión del fenómeno. La exotopía, como afirma el autor, es lo que posibilita la entrada del sujeto en el contexto donde se dan las acciones. Sin embargo, la mirada dirigida hacia el fenómeno no aísla a quien actúa, aunque la persona que observa y quien actúa sea la misma. Por más preparada/o que pueda estar quien realiza la investigación, sus interpretaciones son herramientas que sufren la influencia de la aculturación, o sea, de su presencia original externa al contexto de observación.

La recolección de datos de esta investigación ha utilizado las notas de campo para recuperar los eventos, los diálogos, el funcionamiento de las sesiones de grupo y las evaluaciones de participantes, las visitas domiciliarias y las visitas a los establecimientos comerciales (tiendas, bares y cafeterías a las que acudían los integrantes). Las notas de campo posibilitan la objetivación de la experiencia, tornando los datos asequibles

para el análisis después de pasado un tiempo desde los eventos ocurridos, así, el diario donde las notas se inscriben es el material principal de análisis en la perspectiva etnográfica.

En este sentido, las anotaciones siguen las orientaciones de Pujadas,13 como un diario de campo exhaustivo, donde las observaciones hechas de lo cotidiano se centran en un único lugar. Frizzo,16 además, elabora un modelo para el diario, que lo divide en dos ejes: descriptivo y reflexivo. La presente etnografía se basa en los dos modelos teóricos y ha añadido un tercer eje, como demuestra el siguiente esquema:

1. Descripciones – Tipo de lugar, clima, lo que se dijo, las reacciones de los participantes, horarios y algunos sentimientos despertados en las situaciones.

2. Reflexiones – Las razones de los hechos e implicaciones para el tipo de relaciones que se establecen en el campo y los aportes teóricos que ayudan a la comprensión del fenómeno.

3. Preparación de la próxima intervención – Lo que queda comprendido genera ideas para planear acciones que contribuyan al avance del grupo, a la formación de vínculos que posibiliten el mantenimiento de las relaciones y a realizar actividades previstas hacia lo que el grupo quiere.

4. El análisis de lo que se ha vivido tiene el objetivo de discutir los abordajes político-sanitarios existentes, sus herramientas, perspectivas y el rol de los profesionales de salud hacia tal tipo de trabajo.

El grupo de “Salud de los Varones” se inició antes del ingreso de las y los estudiantes de las carreras sanitarias en el campo de prácticas de las ESF. La actividad fue organizada por un Agente Comunitario de Salud (ACS) y un Profesor de la Facultad de Medicina de la Pontifícia Universidade Católica do Rio Grande do Sul (PUCRS) y empezó en el año 2009, bajo la coordinación de la jefa médica del equipo. El profesor es uno de los tutores del Programa para el Trabajo en la Salud de la Familia (PET-Saúde), estrategia del Ministerio de Sanidad de Brasil para el desarrollo de las formaciones del área de la salud para la capacitación en la atención básica.

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Posteriormente, el grupo fue coordinado por un estudiante PET-Saúde del curso de Psicología en marzo de 2010. En sus principios, el grupo fue una puerta de entrada para que los hombres asistieran a pruebas y consultas médicas. La primera coordinación no tenía tiempo para reunirse y discutir los contratos grupales y otros papeles, pero con el tiempo ha desarrollado mayor sensibilización en el manejo de las cuestiones que emergían en las discusiones. A partir de noviembre de 2010, con el inicio de la sistematización de la planificación de las sesiones (con estudiantes de las carreras de medicina y psicología) y las evaluaciones posteriores a la actividad, el grupo empezó a tomar otra forma. Cuando las y los estudiantes no estaban participando en las sesiones, los asuntos emergentes del grupo eran las pruebas y análisis de los pacientes así como sus condiciones médicas generales.

Con la participación del estudiantado, la apertura a los demás temas ha aumentado significativamente. Los encuentros, antes mensuales, ahora son quincenales y duran de una hora a hora y media.

La unidad sanitaria en la que el trabajo se ha efectuado cuenta con dos consultorios médicos, una recepción, dos salas para vacunas o curaciones; un baño para el equipo y otro para la población, un dispensario de medicamentos, dos salas de enfermería, una sala de espera, dos salas para otros procedimientos, dos pequeños depósitos, un área abierta y una sala de expurgo (sala donde se dejan los materiales sanitarios ya utilizados y que necesitan descarte especial). Las actividades del grupo se realizan en la asociación de vecinos, que se ubica al lado de la unidad sanitaria, en la misma construcción. El equipo mínimo requerido por el Ministerio de la Sanidad brasileño para estas unidades está compuesto por un(a) médico(a), un enfermero o enfermera, dos auxiliares de enfermería y cuatro Agentes Comunitarios de Salud (ACS) quienes deben asistir a 1 000 familias y no deberían atender a más 4 500 personas. El equipo actual es doble (cuenta con dos veces el personal mínimo), pero atiende aproximadamente a 8 800 personas.

El barrio en donde se ubica esta unidad sanitaria se compone de diversas micro comunidades, donde los ACS actúan y son importantísimos para vincular a la población en las actividades sanitarias. Así, existen ocho áreas de acción divididas entre cada uno de los ACS. La mayoría de participantes en el grupo vive en las mismas regiones, donde un bar figura como punto sustancial de vinculación entre ellos y, más recientemente, con el equipo; funciona como un “puesto avanzado” del equipo sanitario, importante para las comunicaciones e informaciones referentes al grupo. Su trascendencia es visible ya que posee un gran flujo de personas y su propietario frecuenta asiduamente y apoya al grupo, desde su primera visita ha señalado: “Una grande idea esta… Me quedo muy feliz de prestigiaros” (Notas de campo, nov/2010). En otra ocasión, un miembro del equipo tomó un café en dicho bar y, al pedir la cuenta, el dueño contestó: "Para los amigos es gratis" (Notas de campo, dic/2010).

El vecindario se caracteriza por ser una de las localidades más tradicionales del barrio. Sus casas son buenas pero no ostentosas, típicas de clase media-baja. Las personas que moran ahí, en su mayoría, están jubiladas, lo que caracteriza a esta micro-comunidad como algo más rica que el territorio total atendido por el equipo de salud. La comunidad cuenta además con un cyber-café, una tienda de electrónica, una ferretería, otras tiendas menores y dos escuelas públicas. Esta lectura del entorno solo puede comprenderse a partir de la aproximación entre los equipos de salud y el territorio de los usuarios. Así se confirma la importancia del reconocimiento de las

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especificidades de la comunidad y de sus habitantes, lo que permite el desarrollo de actividades de promoción de salud y prevención de enfermedades conforme a lo postulado por el Ministerio de Salud de Brasil.17

En una de las visitas domiciliarias, buscamos a uno de los participantes del grupo, que se había ausentado de los encuentros durante un mes. Gilbertoi nos dijo que había sufrido un accidente vascular, pero al acercarnos, nos dimos cuenta de que llevaba una sonda y, cuando se ausentaron las mujeres del equipo, confesó que se había operado de la próstata. Salimos con él para comprar el periódico, y nos acercamos a la Unidad de Salud hacia donde Gilberto se dirigió. Le preguntamos si iba al grupo, en tono de broma, a lo que contestó, riéndose: “¡Sí, con vosotros!” (Notas de campo, dic/2010).

Después de comprar el periódico y al final de más de media hora de charla y compañía, nos dijo que estaba muy feliz por tener esta visita, pues se quedaba mucho tiempo en casa solo. Estas escenas plasmadas a lo largo del trabajo remiten al espacio de socialización al que se refiere Daniel Welzer-Lang cuando utiliza la expresión “casa de los hombres”.18 El término creado por el autor busca definir el conjunto de sitios y espacios destinados a la estructuración del universo masculino como grupos de interacción en la escuela, clubes, cafés u otras comunidades; palcos de combates en lo que se refiere a conductas o características que podrían asemejarse a las tradicionalmente relacionadas a las mujeres. Estos espacios permiten la incorporación de saberes organizados en códigos y en los cuales se conduce el aprendizaje del “ser hombre”.

El tema de la próstata ha sido el eje central de muchos encuentros del grupo, no solamente en relación a los cuidados y prevención, sino también como motivador para discutir sobre toda la genitalidad masculina. En uno de los encuentros que tuvimos con el grupo, se pudo oír la siguiente frase: “¿Por qué ustedes ponen este diseño? ¡Si fuera el de una chica, a nosotros nos gustaría mucho más! (risas)” (Notas de campo, jul/2010). En el mismo encuentro, cuando hablábamos acerca de la vasectomía y otros cuidados reproductivos, uno de los participantes dijo: “¿Pero quién quiere morir sin poder hacer sexo?” (Notas de campo, jul/2010). Tal expresión retrata muy bien la gran importancia que tiene la virilidad, representada por las potencialidades eréctiles del pene, sobre el status de la masculinidad en esta comunidad.

Las maneras de comprensión del propio cuerpo y de las demandas sociales que le componen, focalizan la atención en cómo se “enseña” a los hombres a vivir y a usar ese mismo cuerpo.

Nos han enseñado a vivir y a usar el cuerpo como máquina: a encenderla, a presumirla, a correrla a toda velocidad, lo cual nos puede dar cierto prestigio. Pero no nos han enseñado a cuidarla, a moderar su velocidad, a parar cuando es necesario y, de ahí, usarlo (el cuerpo) desde la consciencia.19

Las expresiones del campo de investigación, ancladas en los valores tradicionales, también ponen en jaque los intentos del equipo en ampliar estas discusiones y concepciones, para un hombre que se mire y se conciba más allá de su pene o próstata. La mayor parte del grupo tenía poco interés en discutir sobre el funcionamiento de su cuerpo o sus vidas más allá de la potencia sexual, lo que también hizo que el equipo sanitario nunca “comprara” del todo la idea de un grupo menos enfocado en la salud reproductiva, una vez que las verbalizaciones de los participantes mostraran que la mayoría de las dudas biológicas que tenía el grupo habían sido resueltas hace mucho y, con eso y la fecha de una cita con la médica, la mayor parte de los participantes ya estaba satisfecha. Dijo uno: “Hoy me encantó la charla, saqué muchas dudas y salí del ESF con una cita. ¡Casi un milagro!” (Notas de campo, oct/2010). Estas vivencias en el campo reafirman la noción de que la salud no se “ancla” simplemente en el equipo profesional, no es una transmisión, sino una construcción y puede ser conjunta.

Cuando miembros de la comunidad también dicen lo que entienden por salud y lo que les parece merecer la pena en este campo, nos encontramos con el desafío de abarcar una demanda sin dejar de abrir espacio para que nuevas informaciones, formas de involucrarse y la creación de nuevos sistemas de comunicación y encuentro de profesionales y usuarios del sistema sanitario se concreten; para que la promoción de la salud sea un proceso potente de transformación de demandas “institucionalizadas” cuando pensamos en la salud de los varones.

Aunque el esclarecimiento de los mitos y temores acerca de la próstata rindió muchos frutos, se ha tratado solamente de acciones educativas limitadas a la dimensión biológica. El asunto ha sido el más polémico (aunque para algunos haya sido el central) y la subjetividad masculina no ha llegado a ser una necesidad de discusión, o de cuidado. En el mismo grupo no teníamos

i Nombres ficticios

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una planificación inicial de coordinación y nos hemos quedado, muchas veces en subgrupos. El número máximo de hombres que ha acudido a un encuentro ha sido de 17, donde muchos sí estaban allá para discutir, pero muchos nada más deseaban acelerar la cita con la médica, garantizada a los participantes del programa.

Pero el proceso de cuidado a las enfermedades también ha figurado en el grupo, en algunos encuentros se ha discutido no solamente su funcionamiento, sino también la relación de la población con la unidad de salud. En otra ocasión, por ejemplo, uno de los usuarios que había acudido al grupo, pero no logró cita médica, dijo otro día por la calle: “Este grupo es perrero, no logro lo que quiero” (Notas de campo, dic/2010). El contrato del grupo solo ha quedado claro cuando empezamos a perder la participación, lo que forzó al equipo a iniciar los planteamientos sobre la coordinación y sus cambios de actitud al establecer un contrato al inicio de las actividades.

Eso ha implicado que se preguntara a los hombres, más directamente al final de los encuentros, cuáles asuntos tenían interés en discutir o aprender, lo que, poco a poco, nos ha acercado al análisis de las necesidades sanitarias de la población masculina del barrio. Esta táctica

inicial ha ofrecido buenas sorpresas también, ya que en un grupo se han escogido temas como las relaciones con la familia.

En uno de los encuentros consecutivos, uno de los participantes llevó a su nieta de nueve años al grupo, pues estaba preocupado porque ella era “muy lista” (Notas de campo, ene/2011). Se ha podido notar que aunque convivan con muchas concepciones tradicionales del hombre “macho”, también las configuraciones familiares contemporáneas en estos contextos obligan a los hombres a asumir el rol de cuidador, a encargarse de las labores de la casa y de la familia; que las demandas de salud son algo que sobrepasa a lo biológico, que no todos los usuarios necesitan una asistencia farmacológica y que el grupo puede ser un dispositivo de cuidado comunitario.

La complejidad del abordaje de la salud de los hombres no debería abarcar solamente aspectos de carácter físico, sino también las dimensiones relacionadas con las dinámicas de género. El trabajo preventivo que se puede desarrollar se enmarca en un terreno de canjes que se dan en el contexto de las relaciones de género en articulación con un campo diverso (contexto cultural, aspectos regionales, educacionales, económicos etc.)20 El problema señalado por el

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participante que consideraba la situación de su nieta como parte del campo asistencial en salud, apunta hacia transformaciones contemporáneas relacionadas con las dinámicas cada vez más veloces, también en el campo del género. Es cada vez más patente la fuerza con la que se impulsan cambios desde el nivel de las parejas concretas, hasta las políticas de transversalización de la igualdad de género en los últimos años.19

La vinculación con la comunidad posibilita una capacidad de atraer a estos hombres que tienen otras cuestiones más subjetivas, no necesariamente patológicas y que pueden disfrutar del grupo como una actividad promotora de salud pues conocen a personas e intercambian experiencias de vida, además de encargarse de otras enfermedades en la familia, como ilustra el testimonio de un integrante:

Mi mujer fuma y tiene hipertensión… Le dije: ¡Quédate sin fumar, te hace daño! Busco sus medicinas en el centro de salud. Mi hijo usa tóxicos, es muy difícil lidiar con los problemas. Fabricio me dijo que es así, que un día también ha sido dependiente químico y que la familia necesita de apoyo (Notas de campo, ene/2011).

Aunque, en un inicio, lo hizo en contra de su voluntad, este intercambio da lugar al apoyo y pertenencia a la comunidad y al servicio, ya que se crea un espacio de cuidado entre los hombres. Hay allí la posibilidad de crear redes comunitarias, pues son del mismo barrio, aunque antes no convivían.

A través del grupo, pudimos conocer algunos casos cercanos a la comunidad y evaluar lo que los hombres quieren del servicio, aunque esté alejado del ideal de promoción de salud o prevención de daños. Los ejemplos descritos anteriormente ponen de manifiesto que los vínculos entre los sujetos han cumplido diferentes funciones como el apoyo emocional y la guía cognitiva desde la perspectiva comunitaria. Según Sluzki,21 el apoyo emocional se caracteriza por interacciones que conllevan un clima de comprensión y empatía, mientras la guía cognitiva se refiere a los intercambios dirigidos a dividir información.

Además, consideramos que los aportes del modelo ecológico resultan útiles a la hora de entender a este grupo de salud con hombres, pues Heise22 afirma que lazos fuertes en la comunidad aumentan la probabilidad de que sus miembros intervengan y denuncien un problema. Por ejemplo, el estudio de Obasaju, Palin, Jacobs, Anderson y Kaslow23 revela que

ciertas características de la comunidad como la presencia de vandalismo o consumo de drogas desaniman a los individuos a establecer vínculos con los vecinos y los demás sectores de como, por ejemplo, los servicios de salud y el sistema educativo.

Desde su creación, uno de los ejes principales del Sistema Único de Salud de Brasil ha sido (y aún es) la participación popular, algo con lo cual los equipos sanitarios tienen una postura muy ambivalente. Desean la participación ciudadana en las actividades, pero cuando la hay: “¡Nunca hay consulta aquí!” A lo que la médica contesta: “¡Usted puede ir a la corregidora del Ayuntamiento y reclamar que no hay médico, pues yo sola no puedo con todo eso!” (Notas de campo, mayo/ 2010).

Hubo un momento adecuado para incitar la participación de la población en la planificación del equipo y del servicio, pero no ha sido posible movilizar al equipo para eso. Esta inmovilidad lleva a pensar hasta qué punto las discusiones y los análisis de necesidades son efectivos en las comunidades, que los indicadores marcados por el Ministerio no son suficientes para que el servicio mejore y que las actividades estén orientadas por indicadores que no coinciden con las necesidades reales del ESF.

Es importante destacar el rol que tuvo el único Agente Comunitario de Salud hombre del equipo, figura acreditada por el grupo y que fue responsable de su creación. Por conocer perfectamente y ser vecino de la comunidad, hicimos diversas visitas a su área de trabajo, pero en su vecindario la vinculación ha sido baja, probablemente por lo alejado que está de la unidad de salud.

Conclusiones

Históricamente, la salud pública de Brasil, según Eid, Bevilaqua y Motta24 ha pasado por grandes movimientos y transformaciones del modelo asistencial en salud. Movimientos que, basados en ese contexto, producen significados de valores, avances, límites y desafíos en el área de la salud, conectados a los momentos históricos, económicos y sociales del país. Así, se percibe que solamente después de 20 años de implantación del Sistema Único de Salud en Brasil ha sido realizada una política de salud específica para varones, como forma de atender

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las demandas de esa población, que como algunos estudios constataron, está presente en los servicios de salud, pero espera ser atendida al lado de la puerta de salida.

La PNAISH en su texto oficial incluye contribuciones importantes para el planteamiento de las acciones profesionales para la Atención Básica a la Salud del Hombre. Sin embargo, se debe tener en cuenta que su texto es contradictorio y poco instrumental, basando sus directrices en cinco grandes áreas de atención (cardiología, urología, salud mental, gastroenterología y neumología), obtenidas por datos epidemiológicos nacionales generales, que suelen llevar a una lectura menos contextualizada del problema y, a veces, menos humanizada.

Lo que queda por reflexionar es que las fronteras de lo masculino y lo femenino son muchas veces sutiles, pero no invisibles. El cuidado de los demás se caracteriza como uno de los aspectos posibles de lo masculino, aunque no sea explícitamente dicho o reconocido como tal por los integrantes. Se ha revelado también que el análisis de necesidades comunitarias, cuando aborda cuestiones de género, las encuentra moldeadas diferentemente por los estereotipos y que la formación en salud debería poner más atención en una mirada multidisciplinaria, ya que la salud de las comunidades se compone de aspectos tanto biológicos como culturales y psicológicos.

Es posible decir que las ESF tienen dificultades en organizar su actividad en una perspectiva comunitaria, ya que la demanda de la población es de citas particulares y el servicio se identifica con la atención individualizada, sin desafiar tal ideología vigente. Creemos que un trabajo de promoción de la salud debe iniciar con vínculos más cercanos a la comunidad y no dejar que sea efectuado solo por las y los agentes comunitarios, pues lleva al aislamiento de las acciones de los equipos y a la desvinculación de los servicios de las necesidades reales de la población, alejando la participación popular y disminuyendo el carácter comunitario de la atención a la salud.

En ese sentido, es interesante que se discuta acerca de las Políticas Públicas dirigidas a la salud de varones, siendo esta una nueva propuesta analizada desde el 2008 que ya ha sido firmada dentro del Sistema Único de Salud, como Política Nacional de Atención Integral a la Salud del Hombre (PNAISH), cuyo propósito es atender las demandas de estos colectivos y así llevar a los varones a las unidades de atención, con acciones de promoción de salud, respetando a los diferentes niveles de atención del Sistema de Salud de Brasil.

Por lo tanto, una vez que se encuentra aún en sus comienzos, es importante problematizar la PNAISH, vinculándola a una concepción que no esté enmarcada solamente por las enfermedades, sino en los modos de vida de las personas, permitiendo así la inclusión de la ciudadanía y de la equidad, y que posibilite también dirigir las prácticas en salud más allá de lo que está instituido, para comprender y erradicar lo que sitúa a los varones en una posición de invisibilidad cuando el asunto es su salud.

Como eje central de la PNAISH existe la necesidad de un cambio en la percepción de los hombres acerca del cuidado de su salud. Mirar hacia la conducta de los hombres y las relaciones que establecen o pueden establecer con la atención a su propia salud también es discutir las razones de su alejamiento del sistema asistencial de salud. Para que ocurra un cambio en las conductas de los varones en este aspecto es necesaria una estrategia en dos direcciones, pues no solamente los varones deben tener en cuenta las particularidades de su situación con respecto a la atención de su salud, sino también es necesario un cambio actitudinal de las y los profesionales de salud, que deben prepararse para subsanar las demandas holísticas de la salud de los hombres y no restringirlas solamente al eje sexual y reproductivo.

Porto Alegre, Brasil.

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Referencias bibliográficas

34

La sexualidad es uno de los temas de salud que conlleva más estereotipos y está condicionada por estrictos mandatos de género. Mientras que a las mujeres se les impone el dominio y represión de la sexualidad, a los hombres se les permite, incluso se les alienta a disfrutar abiertamente de ella.

Tradicionalmente, se considera que los hombres son más viriles cuando tienen relaciones numerosas y con múltiples parejas sexuales, esta conducta de riesgo incide en su salud siendo más proclives a adquirir alguna infección de transmisión sexual (ITS), pues el preservativo, aunque es el método más utilizado, no protege por completo de toda la gama de ese tipo de infecciones.

Dentro de estas construcciones de género, los varones tienden a delegar a sus parejas la responsabilidad de utilizar medidas de prevención para no contraer ITS; asimismo, dado que algunas de estas son asintomáticas, su detección temprana depende de la atención que cada hombre dé a su salud. Basados en la creencia de que dar seguimiento médico a los síntomas que lleguen a manifestar es señal de debilidad, los hombres asisten a los servicios de salud hasta que sus enfermedades están muy avanzadas, por lo que los tratamientos no son oportunos y la curación resulta más difícil.

Vinculado con lo anterior, la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es la cuarta causa de muerte en hombres jóvenes (de 15 a 29 años) en México, como se muestra en este cuadro.

Cuadro 1. Defunciones de jóvenes y adultos por principales causas de muerte

según grupos de edad y sexo, 2014

Principales causas de muerte en hombres Por ciento Principales causas de muerte en mujeres Por ciento

Jóvenes (15 a 29 años) 100.0 Jóvenes (15 a 29 años) 100.0Agresiones 24.6 Accidentes de tráfico de vehículos de motor 10.4Accidentes de tráfico de vehículos de motor 17.2 Agresiones 9.9Lesiones autoinfligidas intencionalmente 8.0 Lesiones autoinfligidas intencionalmente 6.5Enfermedad por virus de inmunodeficiencia humana 3.3 Insuficiencia renal 3.7Las demás causas 46.9 Las demás causas 69.4

Adultos (30 a 59 años) 100.0 Adultas (30 a 59 años) 100.0Diabetes mellitus 13.5 Diabetes mellitus 19.1Agresiones 9.1 Infarto agudo del miocardio 6.1Infarto agudo del miocardio 8.8 Tumor maligno de la mama 5.7Otras enfermedades del hígado 6.8 Otras enfermedades del hígado 4.3Las demás causas 61.9 Las demás causas 64.8

Adultos mayores (60 años y más) 100.0 Adultas mayores (60 años y más) 100.0 Infarto agudo del miocardio 15.9 Diabetes mellitus 18.6Diabetes mellitus 15.7 Infarto agudo del miocardio 14.5Enfermedades pulmonares obstructivas crónicas 4.8 Enfermedades pulmonares obstructivas crónicas 4.4Otras enfermedades del hígado 3.5 Neumonía 3.1Neumonía 3.4 Otras enfermedades del hígado 3.1Las demás causas 56.6 Las demás causas 56.2

Nota: Conforme a la lista detallada de la Clasificación Mexicana de Enfermedades

Fuente: INEGI Estadisticas de Mortalidad Consulta interactiva de datos En: www.inegi.org.mx (15 de julio de 2016).

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Gráfica 1. México 2014. Muertes ocasionadas por cáncer según tipo, en hombres

(Distribución porcentual y registro de defunciones)

Fuente: INCan, 2015.

Este dato es revelador, pues justamente en este grupo de edad ellos se exponen a riesgos anclados a la consolidación del género, a aspectos socioculturales de expectativas e ideas construidas y sostenidas por los modelos preestablecidos de masculinidad.

Por otra parte, según la Organización Mundial de la Salud, ONUSIDA y el Centro Nacional para la prevención y el control del VIH y el sida (CENSIDA) en nuestro país, la población con mayor riesgo de adquirir la infección son los hombres que tienen sexo con hombres, los trabajadores sexuales y los hombres privados de la libertad; independientemente de su orientación sexual, los mandatos de género relativos a la masculinidad, que están presentes en la mayoría de los varones, son los que propician ciertas actitudes como la indiferencia y la despreocupación, con ello se facilita el contagio y se dificulta tomar medidas preventivas.

Esos son factores que obstaculizan tanto la detección como el tratamiento oportuno de algunas enfermedades, no solo las de transmisión sexual sino incluso algunas tan ligadas a mitos en cuanto a la “pérdida de la virilidad” como el cáncer de próstata.

Este tipo de cáncer afecta profundamente a la manifestación hegemónica de la masculinidad, lo cual se muestra a través de la renuencia de los hombres a realizarse el examen de detección clínica, aun a pesar de estar experimentando síntomas dolorosos, pues la revisión implica un tacto rectal. Por otro lado, el diagnóstico tardío dificulta la atención oportuna de una serie de complicaciones, consecuencia de la enfermedad, tales como como la disfunción eréctil y la incontinencia, entre otras, que impactan en la subjetividad masculina de quienes la padecen.

Según datos del Instituto Nacional de Cancerología (INCan), existe una tasa de mortalidad de 13 por cada 100 mil hombres por dicho mal, con alrededor de cinco mil defunciones anuales, en nuestro país, el cáncer de próstata es la segunda causa de muerte por tumores malignos en hombres de 65 años o más.

Si se mantienen las tendencias actuales, el número de casos nuevos y muertes por cáncer de próstata en América Latina y el Caribe aumentarán hasta casi el doble en 2030.

0

10

30

40

60

0

2000

10000

12000

14000

16000

18000

Próstata Tráquea,bronquios, pulmones

Estómago

% Muertes

Hígado Colorectal Otro

5763

3966.33118.8

2508.6 2373

16170.3

1711.7 9.2 7.4 7

47.7

20

50

4000

6000

8000

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Gráfica 2. Tasa de mortalidad por sida según sexo

Fuente: Centro Nacional para la Prevención y el Control de VIH y Sida (CENSIDA). Mujeres...el VIH y el Sida en México. En: www.censida.gob.mx (9 de septiembre 2015).

Casos notificados de sida

Entre 2010 y 2014, la proporción de casos notificados de sida entre los hombres creció de 4.1 a 4.6 por uno de mujeres.

Los casos de sida notificados desde 1983 por ONUSIDA/CENSIDA ascienden a 235 953 al cierre del año 2015, de ellos 80.2% corresponde a hombres y19.8% a mujeres.

Por grupo de edad, la mayor proporción de casos se presenta entre la población de 15 a 29 años (33.3% en hombres y 37.1% en mujeres); estos porcentajes se incrementan a 64.9% en hombres y 57.2% en mujeres si se considera la población mayor de 30 años de edad.

Gráfica 3. Casos acumulados de VIH y sida en hombres y mujeres según grupos de edad. México 1983- 2015

Fuente: Boletín CENSIDA: Hoja informativa 02 Noviembre 2015. Mujeres y el VIH y el sida en México. En: http://www.censida. salud.gob.mx/descargas/principal/mujeres_vih_sida.pdf

Las características atribuidas a lo masculino imposibilitan que los hombres busquen el acceso a sistemas de detección, prevención y autocuidado.

A partir de los datos podemos inferir que el género es, en definitiva, un factor de vulnerabilidad social ante el sida y otras infecciones de transmisión sexual (ITS).

0

2

4

6

8

10

20122004

mujeres

hombres

1996

8.3

7.6 7.5

1.5 1.61.2

0

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

80%

<15 años 15-29 años 30 y más años se desconoce

Hombres

Mujeres

1.3%5.0%

33.3%37.1%

64.9%

57.5%

0.4%0.6%

37

Fuente: Boletín de atención integral de personas con VIH. En: <http://www.censida.salud.gob.mx/descargas/atencion/boletin_ai/Boletin_Nal_CENSIDA_AT_IN_ene_mar_2016_1_1.pdf>

Durante el primer trimestre de 2016 se realizó un conteo de CD4 (células que constituyen una parte esencial del sistema inmunitario) en 565 mujeres y 2603 hombres con VIH; con la medición de este indicador fue posible calcular el estado inmunológico de las personas con VIH al momento de su vinculación con los servicios de salud. Se encontraron diferencias entre las entidades federativas, sin embargo, hubo más estados con porcentajes mayores de hombres que de mujeres con atención tardía.

Gráfica 4. Atención tardía para mujeres y hombres con VIH por entidad federativa (<200/CD4 en la primera cuenta registrada), 2016

0 20 40 60 100 140

Hombres

Mujeres

AguascalientesBaja California

Baja California SurCampeche

ChiapasChihuahua

Ciudad de México

ColimaDurango

GuanajuatoGuerrero

HidalgoInstitutos y hospitales

JaliscoEstado deMéxico

Michoacán de OcampoMorelos

NacionalNayarit

Nuevo LeónOaxacaPuebla

QuerétaroQuintana Roo

San Luis PotosíSinaloaSonora

TabascoTamaulipas

TlaxcalaVeracruz de Ignacio de la llave

Coahuila de Zaragoza

YucatánZacatecas

80 120

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Es importante tomar en cuenta estos datos para el desarrollo de acciones que generen mayor conciencia de los hombres —especialmente entre los adolescentes y los jóvenes— sobre su salud sexual, así como interés en informarse, ya que a pesar de la amplia difusión sobre la temática, continúan sintiéndose inmunes a las ITS debido a la construcción tradicional de la masculinidad que los orilla a ponerse en situaciones de riesgo.

Gráfica 5. Distribución porcentual de las infecciones de transmisión sexualdetectadas según sexo, 2014

Fuente: Secretaría de Salud. Dirección General de Estadística. Sistema Único de Información para la Vigilancia Epidemiológica (SUIVE). Estados Unidos Mexicanos. Anuario de Morbilidad 2014. En: www.salud.gob.mx (3 de noviembre 2015).

Infecciones de Transmisión Sexual

Con respecto a las demás infecciones de transmisión sexual, los hombres son quienes también las presentan en mayor porcentaje. Después de la infección asintomática por VIH (28.4%), la sífilis adquirida y la tricomoniasis urogenital fueron las ITS que en 2014 afectaron en mayor medida a los hombres, con 17.4% de los casos detectados para cada una de estas enfermedades; el herpes genital representó 12.9% de los casos, la condilomatosis por el virus del papiloma humano (VPH)11% y la infección gonocócica 5.9%, en tanto que la hepatitis B aportó 4.4% de los casos masculinos, aunque lamentablemente el número de casos es mayor, no todos se diagnostican y tratan adecuadamente.

0%

10%

20%

30%

40%

50%

60%

70%

80%

Tricomoniasisurogenital

Virus del papilomahumano

Herpesgenital

Sí�lisadquirida

Infeccióngonocócica

Infecciónasintómatica

por VIH

Las demásenfermedades

Mujeres

Hombres

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1. Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Mujeres y hombres en México 2014. México: INEGI; 2015.Referencias bibliográficas

Factores de riesgo:

Antecedentes de cáncer de próstata en familiares cercanos

Tener 50 años o más

Ser afrodescendiente

Es el cáncer más frecuente entre los varones de América Latina y el Caribe.

Primera causa decáncer y de mortalidadpor cáncer en hombres.

1 de cada 7 hombres será diagnosticado con cáncer de próstata en el transcurso de su vida.

Ocurren 13 muertes por cada 100 mil hombres

En México el cáncer de próstata es la segunda causa de muerte por tumores malignos en hombres de65 años o más.

Entre el 70 y 80 por ciento de los pacientes con cáncer de próstata buscan tratamiento en etapas avanzadas, ya que es una enfermedad silenciosa que no muestra manifestaciones en sus inicios.

Para la detección temprana con un correcto diagnóstico, se debe realizar una exploración clínica de próstata y un estudio llamado antígeno prostático especí�co.

FUENTES: Secretaría de Salud: http://data.salud.cdmx.gob.mx/portal/index.php/comunicados/437-deteccion-oportuna-de-cancer-de-mama-y-cancer-de-prostataIMSS: http://www.imss.gob.mx/salud-en-linea/cancer-prostataINCan: https://www.insp.mx/infogra�as/cancer-prostata.html

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La máscara en la que vives (The mask you live in)Antonio Romeroi

Reseña

El análisis sobre la construcción de la masculinidad es un tema de investigación relativamente reciente, sin embargo, a últimas fechas ha cobrado importancia en los estudios feministas y de género. Aun así, hay pocos recursos en los medios de comunicación que representen otras formas de masculinidad distintas a la hegemónica y más aún, que critiquen y reflexionen sobre lo dañina que es para las relaciones intra e intergenéricas. Es por eso que nos propusimos comentar un documental que analiza de manera crítica y a profundidad la masculinidad tradicional: The mask you live in el cual, en 2015, fue premiado en el Festival de cine de Sundance; este filme explora las nociones de masculinidad tóxica en la cultura estadounidense.

“No llores”, “demuestra tu fuerza”, “sé valiente y duro”, “no muestres tus sentimientos”, “si te lastiman sé violento”… frases como estas las escuchamos muy comúnmente en cualquier círculo social, normalmente ligadas a otra frase que se vuelve casi como una sentencia, como un destino irrevocable: “sé un hombre”. La masculinidad aparece entonces vinculada a cuestiones como la violencia y la rudeza, la cerrazón de sentimientos, el rechazo a todo aquello que pueda ser considerado como una debilidad o flaqueza. Bajo este esquema, surge la siguiente pregunta: ¿este modelo de masculinidad hace daño a los propios hombres y a las personas que le rodean?

La respuesta que se otorga en el documental The Mask You Live In es que sí, definitivamente sí. Escrito y producido por la directora estadounidense Jennifer Siebel Newson —quien ya hubo realizado otro interesante filme: Miss Representation (2013), el cual muestra la forma

en que los medios de comunicación influyen y determinan la nula o poquísima representación de mujeres en posiciones de liderazgo—, el documental contiene entrevistas y relatos de una diversidad de hombres dentro de la cultura estadounidense, quienes reflexionan sobre ese “ser hombre” que les fue inculcado por la sociedad.

El filme transita por un sendero reflexivo pertinente y muy bien construido, pues retoma aspectos, acciones y comportamientos que surgen desde la infancia y se afianzan durante el crecimiento de niños y jóvenes, retrata los instantes mismos en los que van forjando su carácter y personalidad, influidos de manera determinante por este modelo de masculinidad relacionado con la cerrazón y la violencia, con la omisión de su sensibilidad por la primacía de la racionalidad y dureza. Bajo este esquema se forja también una visión en la que las mujeres son vistas como algo menor y débil, como un mero objeto sexual que solo proporciona más valor a esta idea de masculinidad tradicional. Los jóvenes entrevistados en la película relatan los problemas que les acarreó en la escuela o en otros círculos sociales el no seguir este modelo rígido, las intimidaciones, actos violentos y privaciones de las que fueron parte. Y estos son tan solo los primeros ladrillos de una edificación que se presenta como incólume, dura, impenetrable: luego, estos valores y percepciones se van acrecentando conforme los hombres se convierten en personas adultas, conforme se van relacionando con más personas o cuando construyen relaciones de pareja, en los momentos en que algunos de ellos deciden ser padres de familia y tener hijas o hijos.

i Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la UNAM y Maestro en Estudios de Género por El Colegio de México. Especializado en temas de transversalización de la perspectiva de género en programas públicos, la difusión cultural y el estudio de las imágenes.

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El modelo se perpetúa y esta masculinidad se presenta cada vez como más infranqueable. El grave problema es que estos comportamientos y modelos suelen estar profundamente relacionados con cuestiones como la violencia doméstica, la violencia sexual y de género, el hostigamiento y el acoso sexual, con suicidios, crímenes y asesinatos. El documental retoma cada una de estas cuestiones; reflexiona y argumenta con opiniones de especialistas, con relatos de casos y con estadísticas en Estados Unidos. El filme es claro entonces al argumentar que este modelo de masculinidad hace daño a los propios hombres y a las personas que le rodean.

No obstante, detrás de esa fortaleza, detrás ese muro sostenido por todos aquellos valores, comportamientos e ideas de lo que implica “ser hombre”, hay mucha vulnerabilidad y tristeza; mucho enojo, resentimiento y hartazgo por lo que implica sostener esa imagen, portar esa rígida máscara. Ese tipo de masculinidad hegemónica es un artefacto que, si se quita, permite a los hombres ser más auténticos, más sensibles y afectuosos, más libres y sanos. Todo esto es sustentado por los relatos de los propios hombres entrevistados, quienes reflexionan sobre las formas en que procuran ser más cercanos con ellos mismos, con sus amistades, con su pareja y familia, con sus hijas o hijos.

Este es sin duda un aspecto que hace más completo al documental, que termina por cerrar el círculo reflexivo: hay posibilidades de cuestionar y quitarse esa máscara, de que construyamos otras relaciones y afectos más cercanos y cálidos con las personas y el mundo. Es inevitable, entonces, sentirse interpelado y meditar sobre el sendero propio, sobre las vivencias y experiencias que están contenidas en todo lo que se nos ha dicho que implica “ser un hombre”. The mask you live in nos invita entonces a que reflexionemos y tomemos acciones en este sentido, a mostrarnos más vulnerables y abiertos, a quitarnos esa máscara y reconocernos a nosotros mismos, de manera mucho más sensible y sincera.

Foto: https://union.wisc.edu/events-and-activities/event-calendar/event/the-mask-you-live-in-2015/

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IX Congreso Nacional de la Academia Mexicana de Estudios de Género de los Hombres Masculinidades y cultura de paz

Se lanza convocatoria a investigadoras(es), funcionarios(as), estudiantes y activistas para participar en el IX Congreso Nacional de la Academia Mexicana de estudios de Género de los Hombres Masculinidades y cultura de paz a celebrarse del 27 al 29 de septiembre del presente año en la Universidad Autónoma de Querétaro.

Con el objetivo de discutir y reflexionar acerca de los temas y problemas actuales sobre los hombres como sujetos de género y las masculinidades; construir redes académicas nacionales e internacionales alrededor de equipos de trabajo, y abordar, multidisciplinariamente, las diversidades y desigualdades que los hombres experimentan en su situación genérica de vida, se invita a colaborar por medio de ponencias, talleres, carteles y presentaciones de libros y/o revistas.

Este congreso, organizado por la Academia Mexicana de Estudios de Género de los Hombres, A.C. en colaboración con la Universidad Autónoma de Querétaro, el INMUJERES, la Universidad Nacional de Colombia, la Universidad de Antioquia, la Universidad de Caldas, la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, Cómplices por la Equidad, Género y Masculinidades Querétaro y el C.A. Estudios Socioculturales de la Universidad Veracruzana, establece bases y requisitos en su sitio web.Para más información consultar el enlace:

http://www.amegh.com.mx/2017/03/13/convocatoria-congreso-amegh-2017-queretaro/

Curso virtual en género y salud: conocimiento, análisis y acción

El “Curso virtual en género y salud: conocimiento, análisis y acción” se encuentra disponible en línea en el Campus Virtual de Salud Pública de la Organización Panamericana de la Salud. Esta iniciativa, organizada por la Unidad de Género y Diversidad del Departamento de Familia, Género y Curso de Vida y el Campus Virtual de Salud Pública, es gratuita y de autoaprendizaje.

El curso busca brindar conocimientos básicos sobre la integración del género en el campo de la salud y proporcionar herramientas para realizar un análisis de género para reducir las inequidades. Está dirigido a personal de agencias gubernamentales, organizaciones de la sociedad civil, personas interesadas en los temas de salud y género, profesionales de la salud y estudiantes de carreras relacionadas con la salud. Para más información consultar el siguiente enlace:

http://www.paho.org/hq/index.php?option=com_content&view=article&id=12875%3Acurso-genero-salud&catid=4717%3Afgl-news&Itemid=39620&lang=es

43Se lanza el Observatorio Nacional de Inequidades en Salud

El día 8 de marzo, justo cuando se conmemora internacionalmente el Día de la Mujer, la Secretaría de Salud lanzó el Observatorio Nacional de Inequidades en Salud, instancia con la que se busca detectar y monitorear las desigualdades entre personas y grupos con el fin de redirigir políticas públicas que permitan avanzar en la reducción de brechas y superar las desigualdades que existen entre la población mexicana con respecto a los servicios de salud.

Autoridades de esta institución comentaron que este nuevo instrumento permitirá mejorar el ingreso a los servicios de salud particularmente a las mujeres, dado que son quienes siguen teniendo menor acceso a protección de salud debido a las limitaciones que experimentan en el mercado laboral.

La representante de la Organización Panamericana de la Salud en México, Gerry Eijkemans, afirmó que la pobreza en el sector femenino se está incrementando lo que provoca menor acceso a bienes y servicios. Apuntó que las mujeres realizan del 70 al 85% de la carga de trabajo no remunerado, lo cual limita sus oportunidades laborales, así como la obtencion de pensiones y jubilaciones con apertura en servicios de salud.

El Observatorio Nacional de Inequidades en Salud en México permitirá identificar y cuantificar las inequidades en salud que reducen la esperanza de vida, aumentan la carga de enfermedad, el riesgo de enfermedades crónicas y discapacidades a edades más tempranas en población vulnerable.

Esta instancia se integra por un grupo multisectorial de organismos nacionales e internacionales como la Unión Europea, la Organización Panamericana de la Salud, la Secretaría de Desarrollo Social, el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, el Instituto Nacional de las Mujeres, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, y el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social , así como las instituciones del sector salud en el país.

Foto: http://www.gob.mx/salud/prensa/conforman-observatorio-para-reducir-las-brechas-de-desigualdad-en-salud?idiom=es

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Presentación del libro Realidades y falacias en torno al aborto: salud y derechos humanos

El día 2 de marzo, en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), unidad Xochimilco, se llevó a cabo la presentación del libro Realidades y falacias en torno al aborto: salud y derechos humanos escrito por Susana Lerner (demógrafa investigadora del Colegio de México), Agnès Guillaume (demógrafa investigadora) y Lucía Melgar (crítica cultural, fundadora de Académicas Críticas).

La mesa de discusión estuvo integrada por las autoras Susana Lerner y Lucía Melgar, además de la abogada y maestra en filosofía del derecho, Lourdes Enrique Rosas y las profesoras investigadoras de la UAM Xochimilco, Ángeles Sánchez Bringas y María Guadalupe Huacuz.

Susana Lerner inició la presentación comentando que el libro surgió a partir de que la Suprema Corte de Justicia realizó seis audiencias en el año 2008, después de que se promoviera una acción de inconstitucionalidad en contra de la aprobación de la despenalización del aborto en la Ciudad de México, con el objetivo de que se expusieran argumentos a favor y en contra. Lerner asistió a dichas audiencias y al conocer las opiniones que emitieron los que estaban en contra de la despenalización del aborto, se preguntaron por la lógica de esos argumentos. A raíz de este debate las autoras decidieron comenzar la redacción del texto.

El libro, publicado en 2016, se centra en el aborto enmarcado en dos temas centrales: salud y derechos humanos. Lerner afirmó que todos los textos que lo componen hacen alusión a las consecuencias del aborto en la vida de la mujer desde diferentes perspectivas, el libro contiene una gran variedad de argumentos y las autoras reflexionan sobre qué hay detrás de las palabras y cuáles son los prejuicios que fundamentan estigmas tan arraigados con respecto a este tema.

Lourdes Enrique Rosas resaltó la importancia del libro como un texto de consulta, afirmó que “es un trabajo de más de ocho años compuesto de muchas miradas críticas e interdisciplinarias”, pero también es un instrumento político.

Esta investigadora comentó que los grupos conservadores se apropian del discurso de los derechos humanos, sin embargo, detrás de estos argumentos siempre está el dogma.

Desde su perspectiva, este texto es relevante en gran medida porque considera el binomio salud-derechos humanos, entendido como una estrategia para llevar el tema del aborto a una cuestión de salud pública, no solo física sino principalmente de salud mental, misma que ha sido poco estudiada. La abogada señaló que el aborto por sí mismo no causa problemas mentales sino el estigma que pesa sobre las mujeres y toda la construcción sexo-genérica en la que se fundamenta la maternidad.

El aborto también es analizado como problema de injusticia social, no se trata solamente de luchar por la autonomía de las mujeres, antes se debe comprender que esta se vincula con desigualdades económicas y sociales.

Para finalizar su participación, Lourdes Enrique afirmó que el aborto es el derecho humano a una maternidad libre, elegida y el aborto seguro es uno de los medios de lograrlo.

Lucía Melgar apuntó que todos los capítulos se trabajaron en conjunto. Durante su participación leyó algunos de los argumentos que postularon los grupos conservadores para oponerse a la despenalización del aborto; el propósito de esta investigadora fue exponer dichos argumentos en el libro para desmontarlos, pues todos se basan en la idea de que el embrión es una persona, “este argumento proviene de la iglesia cristiana”, comentó.

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En el mes de diciembre de 2016, la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) publicó el documento Autonomía de las mujeres e igualdad en la agenda de desarrollo sostenible, posteriormente a la XIII Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe.

En este documento se proponen análisis de inversiones económicas que los Gobiernos deberían asumir para implementar políticas de igualdad, también se resalta la importancia de los enfoques analíticos y propositivos que son parte de la agenda regional de género y que están presentes en el diseño, ejecución y evaluación de las políticas, proyectos y programas.

Se ofrece un diagnóstico completo de la situación de las mujeres de la región, los avances logrados y los desafíos para su autonomía, además se propone un camino para avanzar hacia el pleno ejercicio y la garantía de los derechos de las mujeres como una condición del desarrollo sostenible.

En materia de autonomía económica, sigue vigente el reto de la igualdad distributiva, que incluye la superación de la pobreza de las mujeres, tanto monetaria como de tiempo, la igualdad salarial, el fin de la discriminación en el mercado laboral y de los sesgos y déficits en la protección social. También se aborda el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado como núcleo de la desigualdad basada en la división

“Es necesario partir de un análisis exhaustivo del concepto de salud”, Melgar resaltó que no debería referirse solo a una idea de bienestar, en tanto tiene un trasfondo más profundo, relacionado con la adaptabilidad y con superar desafíos. No hay derecho a la salud sin educación sexual ni acceso a los cuidados. Afirmó que la salud pública es un bien común, y lo que la derecha y los grupos conservadores plantean es que la salud es un asunto privado en donde el Estado no debe entrometerse.

Otro objetivo del libro es reivindicar el derecho al aborto para todas las mujeres sin importar la clase social ni ningún otro factor y, principalmente, se intenta desestigmatizar al aborto en todas sus dimensiones. En relación con esto, Lucía Melgar comentó que el estigma

Autonomía de las mujeres e igualdad en la agenda de desarrollo sostenible

sexual del trabajo, y se destaca que el acceso y el control de recursos naturales y de activos productivos por parte de las mujeres, en especial de las mujeres rurales, indígenas, campesinas y las que pertenecen a hogares con menores ingresos, son deudas que los Estados deben saldar no solo por razones de justicia, sino también como requisito indispensable para un cambio estructural progresivo como el que plantea la CEPAL. Se plantea una propuesta para el fortalecimiento de las políticas públicas de igualdad de género y de garantía de los derechos y la autonomía de las mujeres, tejiendo una red de interdependencia entre los objetivos, metas y medidas para la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y la agenda regional de género.

también está anclado en las y los médicos, quienes muchas veces no quieren decir que son abortistas por lo que pudiera opinar la gente al respecto.

Ángeles Sánchez finalizó el evento resaltando la intervención de grupos feministas en el cambio de enfoque del aborto y otros problemas de salud como la muerte materna: “gracias a ellas se empiezan a ver los problemas de salud reproductiva como problema de salud pública”.Afirmó que es necesario marchar a la par con el personal de salud para que puedan atender correctamente a las mujeres sin prejuicios. Además de capacitarles para dotarles de argumentos científicos y no perpetuar el tabú que ha permanecido en el imaginario popular sobre el aborto.

Para consultar el documento completo visitar el siguiente enlace: http://www.cepal.org/es/publicaciones/a u t o n o m i a - m u j e re s -i g u a l d a d - l a - a g e n d a -desarrollo-sostenible

46Invitación para publicar

La revista Género y salud en cifras se enfoca en la difusión de distintos análisis sobre el tema de género en salud para avanzar hacia la igualdad de oportunidades y lograr el respeto a la protección de la salud de mujeres y hombres, en el marco de la no discriminación por sexo. Por esta razón es que invitamos a especialistas y personas estudiosas de la materia a colaborar con sus investigaciones.

Nuestros criterios de publicación son los siguientes:

1. Las colaboraciones pueden ser ensayos, artículos de divulgación científica o especializada, testimonios o reseñas inéditas o reelaboraciones de materiales ya publicados. Es fundamental que estén documentadas de forma adecuada y que incorporen el análisis de género en salud.

2. Emplear letra Arial de 12 puntos a doble espacio (10 puntos para las citas, pies de página y referencias bibliográficas), con extensión máxima de 20 a 25 cuartillas (incluyendo cuadros, gráficas, figuras y referencias bibliográficas), en el caso de ensayos y artículos de divulgación. Los testimonios o reseñas tendrán una extensión de 10 a 15 cuartillas. Las páginas deben estar numeradas y enviarse en archivo en formato Word.

3. Incluir un resumen de 250 palabras y de tres a cinco palabras clave que reflejen los principales temas abordados en la colaboración.

4. Enviar, como anexo, la semblanza curricular de quienes ostenten la autoría, indicando el correo electrónico que autoriza para su publicación.

5. Manejar lenguaje incluyente, no androcéntrico ni sexista, usando términos neutros o con referencia a cada sexo y evitando cualquier forma de estereotipación, discriminación, exclusión social o expresión de fobias. Es conveniente utilizar una narración en tercera persona del singular y una redacción clara y explicativa.

6. Incorporar a pie de página solo notas aclaratorias e indicarlas con números romanos en superíndice (i, ii, iii, iv).

7. Los datos estadísticos deberán presentarse desagregados por sexo. Se considerarán cuadros los tabulados de cifras; las gráficas serán la representación visual de datos y/o valores numéricos en forma de columnas, líneas, círculos, barras, áreas y dispersión, entre otras y finalmente, las figuras son dibujos, flujogramas, calendarios, mapas o imágenes utilizadas como apoyo para la exposición de datos diversos. Se numerarán en el orden que aparecen en el texto y deberán enviarse los datos de origen en un archivo Excel.

8. Utilizar el método de citación bibliográfica Vancouver, con las referencias de bibliografía en números arábigos en superíndice (1, 2, 3). Para consultar este tipo de citación se sugieren los siguientes hipervínculos:

1. http://www.biblioteca.udep.edu.pe/wp-content/uploads/2011/02/Guia-ElabCitasy- Ref-Estilo- Vancouver.pdf2. Versión en Power Point: http://www.slideshare.net/leamotoya/vancouver-3276422

Los artículos serán objeto de una revisión técnica, del dictamen de dos especialistas y de la aprobación final del Comité Editorial; proceso en el que se valoran los textos de manera respetuosa y propositiva respecto al diseño metodológico (introducción, objetivos, desarrollo del tema y conclusiones), el análisis de la evidencia empírica, la originalidad y oportunidad de la información. Se mantendrá comunicación con las y los autores a quienes se les notificará si su trabajo fue o no aceptado.

Envío de colaboraciones o solicitud de informes: [email protected]


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