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Or[Jano de San Martín Te.t·/lIelur<m.
de concier,tos de la capitalLa misma asociación organizóel concierto de la soprano Brnestina Perea que causó m<tgnífica impresión 110 sólo entrelos críticos y el público engeneral, sino entre los músicos más serios.
• Elh'lBA realizó su segunda serie de conciertos de' música de cámara en sus variadasformas, con menor interés queel1 su primera serie, debido sinduda al menor número' deobras de autores contemporáneos presentadas y que tanbien caracterizó esas audiciones. Se distinguió, sin embargo, Cristina Trevi, cDn unaescena del primer acto de "TheReke's Progress" de Stravinsky, el Cuartt'to Bredo con"Rispetti e St·rambotti" deMalipiero, y María Bonilla alca:ritar con emoción y devociónalgunos lieder de Borris ySchrecker. Las cuatro canciones: de Adolfo Salazar conflauta y piano fueron ademásuna agradable sorpresa.
• El CONSERVATORIO NACIONAL ·DE MÚSICA Y la ESCUELANACIONAL DE MÚSICA celebran con di ferentes actos elaniversario de su fundación.El .primero ochenta y ochoaños y .la segunda veinticinco.
El 30 de julio se exhibió en elAuditorio dd Conservatorio lapelícula "Redes" can músicade Silvestre Revut'ltas; quefué por poco tiempo directorde esa escuela, y a quien como.compositor no se ha hecho verdadera justicia. El doctor J esús C. Romero, uno de losmaestros más estimados delConservatorio, hizo la historiadel plantel en brillante con ferencia. Los alumnos más distinguidos participaron en estosconciertos así como el coro deMadrigalistas que dirige LuisSandio Por su parte la EscuelaNacional de Música hizo otrotanto por medio de sus alum-
nos, 1:1 Sociedad Cor:¡] Uniwrsitaria y la Sociedad Fic' deGraduados.• El lict'nciado Mariano Tb1l1irez Vázquez, al dejar ladirección del Instituto ¡acional de la Tuventud Mexicana,cuenta e~ su haber con laorganiza'ción de una veintenade conciertos. El último deellos fué el del compositor Salvador lVloreno que acompañóal piano a las cantantes María Bonilla y Aurora vVoodrowen un recital cuyo programa
. estuvo formado íntegrament·~
con las canciones suyas publ icadas recientemente por laUniversidafl:
• Entre los conciertos últimos queremos distinguir aunque solo sea mencionándolos,el patrocinado por la Asociación Nacional de Clubes deLl'ones con el Requiemde Verdi yen el que participaron la Orquesta Sinfónica Nacioml, los Niños Cantores deMor:,lia y distinguidos solistas,bajo la dirección del no menosdistinguido maestro RomanoPicutti. También nombraremos:1quí a Gustavo López, excelente guitarrista aplaudido conentusiasmo en la Sala "Ponce" en su reci tal del 5 deagosto.
• Para conmemorar el ,:ex;}gésimo aniversario de la muertI' del músico semi-popularmexicano más ihspirado delpasado siglo, J uventino Rosas, el Departamento de Extensión Universitaria y la Dirección de Difusión Culturalde la UNAM, organizaron enel Anfiteatro Bolívar un sencillo homenaje. Luis NoyolaVázquez leyé un curioso poemade J ean Cocteau y otro deLugones inspi radas en el famoso vals "Sobre las Olas" yel pianista Armando Montiely un conjunto instrumentalt~c~ron algunas de las compo~SIClones poco conocidas delmodestí sima a rti sta.
. "tenemos una cita. (011tigo en el infierno" ...
Por J. S. GREGaRIO
EL Tal es la pequeña lección demoral, la moraleja.
• Albert Husson se hizo famoso con La coci1Ía. de losá?'¡geles, pieza de la cual sedIce que renueva el llamadoteatro de Boulevard y por cuyos derechos de adaptacióncinematográfica le fueran pagados por Hollywood seis millones, cantidad que seguramente le hará olvidarse desu oficio de comerciante.(Husson principió su carrerateatral después de los treintaaños) .
Los.excluídos del ciclo (Lespavés du ciel) , comedia encuatro actos presentada porel Teatro Arena, siendo tandivertida como f.o. cocina. drlos ángeles, va mucho másallá de h pieza boulevardihe.Co~~ciert.a el desenfado y elg"UIllO pIcaresco de la aventura frívola y el trasfondo serio,la, realidad y la fantasía. Quizas f.uera c1e-)llasiaelo simplereclucl l' f.os e:r:cluídos a unmero alegato en favor elel nlatrimonio, esa "expedición larga y peligrosa", según dice]-1 tmi· en la comedia. Sin embargo, eso es, aun' cuando alprincipio sospechelnos que setrata de una obra policíaca \'<!espltés. ante la aparición d~1
"viejo" (una especie de ('misario divino), se pueda indu-
gham se dirige a la gente deteatro: no os precipitéis en
'mdonar a vuestro cónyugesiguiendo el embrujo de amoríos fáciles: Las tablas, y unabuena dosis de amor conyugalmedio oculto por Talía,. osUfien más de lo que pensábais.
TEATROdel' el sentido de las cosas, tiene problemas sentimentales ydesavenencias con su esposo,también actor (Julio Taboada). Pero acaba por resolverse todo, ya que la señora Lambert posee aptitudes histriónicas y también amatorias. Mau-
Nos toca reseñar tres
~ obras gratas, sólo una" que no lo es y, por
último (110, no diréaquello de last but not least) J
el M acbeth de Shakespeare.El balance es favorable.
Twtro de Somerset Maugham, Los excluídos del cirioy Trece a la 1·nesa; ele Hussony Sauvajon, respectivamente,pueden alinearsoe dentro delteatro que es "escuela de costumbres". Son piezas que sinmuchas pretensiones y proponiéndose en apariencia sólodivertir, ofrecen en realidad,unas, determinada lección moral, otras, la requisitoria so¿ial, no profunda ni punzantey si amable y benigna, perorequisitoria al fin.
• La comedia de Manghamhabía sido presentada hac~ algunos años, en la Sala Latinoamericana, por la misma Blanca de Castejón, que hoy la hamontado muy profesionalmente, llevando como director a'Earl Sennet, conocido por sulabor con los Players lnc.
Maugham se In 'servido eleun viejo asunto para brindarle lucimiento a una primeraactriz y hacer reir con frasesingeniosas impregnadas del famoso scnse of hU1110ur. JuliaLambert (Blanca de Castejón)hace teatro en la escena y enla vida real, pierde y hace per-
, "No Jiullo lrar¡ediu, simple :\' sencil/(/jllrl1 Ir ,
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cir el pensamiento ala metafísica. Y está bien que Husson,rebosando ingenio y esprit,s;:dga por los fueros del matrimonio, institución que, sacroS:lnta o no, necesita mucho dela buena voluntad de los literatos. Así, después de reircon la comedia, sale uno convencido de que, a pesar de todo estos Hexluidos del cielo"q~e son los cónyuges -cualquier pareja de marido y mujer- no pueden vivir sinojuntos. . ',
El director de cme J ubanSoler asistido por Ignacio Retes, h~ logrado representac~ones verdaderamente profesIOnales. Los actores muy entonados, principalmente Enriqu?Rambal. Esta obra se estrenuen París, el año pasado,. conJean-Pierre Aumont y M.lcheline Presle como protag01l1stas.Dado el montaje del TeatroArena y la limpieza de latraducción podemos pensarque, por lo menos, se igualaron las represen taciones mexicanas con las francesas.
• Otro comediógrafo galo,medio boulevardiere, ya demucho éxito entre nosotros, esMarc Gilbert Sauvajon. Gracias al concurso de 1Ina gentildamita de nuestra, 11l,ejor sociedad, Sauvajon y, claro, Salvador Novo, han podido atraerU1~ público selecto y abundanteal Teatro de la Capilla. "¡ Ay,qué bien está Marilú !", oímosdecir con arrobo. "i Qué naturall" La crítica, la honorablecrítica proclama: H¡ la sin parMarilú Elízaga !" Ella, con encantadora modestia, insiste,nada más, en que no cobra uncentavo. Nosotros, desde estaspáginas, nos unimos al corod ~ sus admi radares sabiendoque nunca caerá en la tentación de actuar profesionalmente.
Pues bien, Sauvajon, además de hacernos pasar unbuen rato, se burla, un poquitode las damas de sociedad, precisamente; ele los episodiosfolletinescos en que un aventurero a pesar suyo y una ardiente mujer viven el más cruel(Ir. los romances, etc., etc. Enconsecuencia, triun fa rotundod," Sauvajon, Marilú y Novo.(Lo malo es que no poclamossalir de estas cosas ... )
• La sed, de Henry Bernstein y Pedro López Lagar,tal para cual; una obra vulgachera para un actor vulgachero, y ambos mañosos, por añadidura (con malas mañas, naturalmente). El pintor Pedro,S'I amigo Claudia, médico yMagdalena, la mujer disputarla, el melodramático triángulo, forman el eje de La sed.La explotación del tema eró-
tico y los deshabillés de la protagonista Sylvia Pinal) motivan el éxito de la pieza. Elseñor Bernstein ignora lo que~s la finura psicológica, nomenos que don Pedro LópezLagar. Algunas situacionespodrán estar manejadas conhabilidad, pero si bien se examinan resultan artificiosas, enel peor sentido de la palabra.El "conflicto" y la Hsolución"están planeados dentro de lamás estricta medianía. Peroclaro que la sociedad Berns-'tein-López Lagar conoceráuna vida prolongada en el feoTeatro 5 de diciembre.
• i Shakespeare en BellasArtes! Confieso haber sentido un ligero estremecimientode horror. Es que vino el recuerdo de ottas representaciones de Shakespeare en el sagrado recinto: Romeo y. fulieta, El Sllei'íO de una noche deverano, Twelfth-Night. Y, porsi fuera poco, recordamos también un H amlet con l'ernandoMendoza.
Y fuimos al Macbetl!, pa·· n
fraseado por León. Felipe _protagonizado por Ignacio López Tarso, los únicos que podían salvar a Shakespeare de laignominia, en esta triste ocasión. Pero no, el di rector pesaden1asiado en 'esto del triuil fao del fracaso. Y 10 que vimosestá más cerca de lo últimoque de lo primero.
Sin embargo. hay cosas buenas: el trabajo de León Felipees digno de encomio. N o setrata de una paráfrasis recreativa como en la deliciosa versión de Twclfth-iVight. (No escordero, que es cordera), sino,más bien, de una adaptacióno refundición. Omite personajes y parlamentos, acorta escenas, pero conservando siem~
pre el vuelo lírico. La escenografía es propia y hermosa;sin distraer demasiado proporciona el marco requerido -noexcesivamente realísta- para
la obra. Sólo objetariamos elexagerado aparato de la 1rall1()ya escénica: telones que subeny bajan, ruidos y Inús ruidosde los escenarios giratorios;como consecuencia: rnpturaabsoluta dd rihl10 que el director hubiese podido imprimir a la reprcsentación, Ahoraque el director (Celestino Goroztiza) no le imprimió ningún ritmo '.1 este pobrecitoMacbetli, de manera qne lostramoyistas pudieron hacer libremente de las suyas. DonCelestino no parece sospecharsiquiera que Shakespeare enlas candilejas deberá sonar como esa música de las esferasque junto con Pitágoras sóloescuchan los elegidos. La poesía de las palabras -quehacerarmonioso y fugaz-, el contrapunto de las acciones yomisiones, la ráfaga del lossilencios, el poderío exultantetI.: un ademán ¡ ah, lo que sepuede hacer con Shakespearey lo que hizo don Celestino!En relación con las luces, tampoco acertaron. Ignoran el significado de un fiat luz, 110 saben que la claridad y la sombra, los colores y la oscuridadquedan convertidos, por la magia teatral, en instrumentosde la emoción estética. La inmovilidad de las luces delató,
. inclUso, tórpeza:' La'íl0che-las sonambúlicas noches delJlIacbetli-- y el día, los amam'ceres -los irreales amaneceres del Macbeth- todo sepercibe -o se deja de percibir- bajo la misma luz grise inoportuna. Ni por un moc
. mento se les ocurrió encuadrarcon luces convenientes ciertosepisodios. Por ejemplo, el dela aluci~ación del puñal qu~danza como v¡bora en el air~.
La actuación en su conjun L
to acusó la falta de un entrenamiento y una guía especiales. López Tarso salió del paso con dignidad graéias a suexperiencia en el Teatro Español de México y a su ma-
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dera de gran actor. Pero losmatices, el abismo de las pausas, el drama del gesto y delcuerpo entero, la conmociónd~ un persol)aje que mana sangre por todos los poros, en fin,la' vivencia de Macbs-th y sucncarnación escénica sólo selogran mediante un asedio tolal de cuerpo y alma. La juv('ntud de López Tarso y lainexistencia del director fueronobstáculos infranqueables. Elporvenir que se merece LópezTarso puede peligrar si no locuida un buen director.
Lo mismo cabría decir enrelación con Amado Zumaya,cuyo Rey Duncan estuvo muypor debajo de sus actuaciones('11 La. rebelión de los colgadosy en otras obras: Y es que deTraven a Shakespeare hay alguna di ferencia. En cuanto aIsabela Corona S\e dedicó asonreir beatíficamente en casitoda la representación; suspartes las decía como si estuviera declamando "Hombresnecios que acusáis a la mujersin razón". Se le esperaba arti ficiosa y sobreactuada y resultó discreta y mansa; algo esalgo, hay que decirlo. En fin,que sólo las brujas, algunosp'arlamentos de López Tarsoy la lamentación de Mac Duffal recibir la noticia del asesinato de su familia lograronconmovernos,.
También lo que llamaríamosla tendencia operática dañó laobra; aSÍ, en la escena de! banquete todos están muy calladitos, muy quietecitos, son meras comparsas inanimadas, ridículos títeres sin movimiento.Por último, no. hubo tragedia,simple y sencillamente. ¿Dóndl~ quedó la atmósfera alucinante y primitiva, dónde elfinal catártico de ,Shakespeare? Aquélla 110 fué sospechada y éste sustituido por un final en punta, anticatártico yantisheikspiriano. ¿ Podemosentonces concederle a don Celestino que este Macbeth "pued.~ colocarse entre los mejoresql1e se hayan hecho en el mundo", según él afirma? Pobremundo, si así fuera. Que lafuerza de la tragedia lleguea imponerse en la segunda parte no implíca que tengamosque pasar por alto el desastrede la primera parte o la acumulación de defectos atribuibIes a la dirección. Para redondear la cosa hasta los preámbulos musicales -a veces,los mismos fondos- estuvieronmal escogidos. En efecto, ¿quéandaban haciendo por ahí Rave! y otro compositor moderno? Sin embargo, dicen queechando a perder se aprende ...