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Testigos y Servidores de La Palabra TEXTO CORREGIDO

Date post: 19-Jul-2015
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DICESIS DE ZIPAQUIR SEMINARIO MAYOR SAN JOS CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO (CELAM)

DEPARTAMENTO DE CATEQUESIS DECATMa. Oliva Gutirrez M. 20121

TESTIGOS Y SERVIDORES DE LA PALABRAMANUAL DE FORMACIN CATEQUTICA - DEPARTAMENTO DE CATEQUESIS DECAT PASTORAL PARA LA EVANGELIZACIN LIBERADORA EN AMRICA LATINA - PELAL

NDICE GENERAL Presentacin Introduccin Siglas I PARTE LA CATEQUESIS EN EL DINAMISMO DE LA REVELACIN1. Dios se nos comunica Introduccin 1.1. La Palabra de Dios y la Revelacin 1.2. La Revelacin es un acto de comunicacin 1.3. Jess, comunicador pleno del Padre 1.4. La Iglesia, mediadora de la Revelacin 1.5. Dimensiones de la Revelacin 1.6. Consecuencias para la catequesis. Sntesis. Para profundizar 2. Las fuentes de la Catequesis Introduccin 2.1. La fuente viva es la Palabra de Dios 2.2. Las fuentes de la catequesis Sntesis. Para profundizar 3. Catequesis y comunicacin del mensaje Introduccin 3.1. El contenido de la catequesis 3.2. Criterios para la comunicacin del mensaje Sntesis. Para profundizar

II PARTE LA CATEQUESIS EN EL DINAMISMO DE LA FE 4. Nacimiento y desarrollo histrico de la catequesis Introduccin 4.1. La catequesis en la Iglesia apostlica 4.2. El catecumenado primitivo 4.3. La educacin de la fe en la Edad Media 4.4. La catequesis en la poca renacentista 4.5. La catequesis pretridentina en Europa 2

4.6. La catequesis tridentina en Europa 4.7. La catequesis en el Nuevo Mundo 4.8. La catequesis en Europa entre los dos Concilios Vaticanos 4.9. La catequesis desde la independencia americana hasta el Concilio Vaticano II 4.10. El Magisterio catequtico universal postconciliar 4.11. La catequesis postconciliar en Amrica Sntesis. Para profundizar 5. Identidad de la catequesis Introduccin 5.1. La naturaleza de la catequesis 5.2. La especificidad de la catequesis 5.3. La finalidad y las tareas de la catequesis 5.4. La catequesis como proceso catecumenal 5.5. La catequesis de iniciacin y la catequesis permanente 5.6. La catequesis como iluminacin de la experiencia humana Sntesis. Para profundizar

III PARTE LA CATEQUESIS EN EL DINAMISMO DE LA EVANGELIZACIN 6. Los agentes de la catequesis Introduccin 6.1. La catequesis es una tarea comn, pero diferenciada 6.2. La comunidad cristiana, primera responsable de la catequesis 6.3. El obispo es el primer catequista 6.4. Los presbteros colaboran con los obispos 6.5. Los padres de familia: catequistas insustituibles 6.6. Las personas de vida consagrada 6.7. Los catequistas laicos Sntesis. Para profundizar 7. La formacin de los catequistas Introduccin 7.1. Importancia y finalidad de la formacin 7.2. Las dimensiones de la formacin: el ser, el saber y el saber hacer 7.3. La formacin bblica de los catequistas 7.4. El Catecismo de la Iglesia Catlica y el Directorio General para la Catequesis, instrumentos fundamentales de formacin 7.5. Diversos niveles de formacin 7.6. El formador de catequistas 7.8. La espiritualidad del catequista Sntesis. Para profundizar 8. Los catequizandos Introduccin 8.1. Los catequizandos segn las distintas etapas de la vida 8.2. Los catequizandos segn las situaciones especiales y los distintos ambientes 8.3. Los catequizandos en su contexto sociocultural 8.4. Los catequizandos en su contexto socio-religioso Sntesis. Para profundizar 9. mbitos de la catequesis Introduccin 3

9.1. La familia: Iglesia domstica 9.2. La comunidad cristiana 9.3. La comunidad parroquial 9.4. La comunidad diocesana 9.5. Las comunidades eclesiales de base 9.6. Los grupos y movimientos apostlicos Sntesis. Para profundizar IV PARTE LA CATEQUESIS EN EL DINAMISMO DE LA EDUCACIN EN LA FE 10. La catequesis es comunicacin Introduccin 10.1. El fenmeno de la comunicacin humana 10.2. Los diferentes lenguajes de la catequesis 10.3. La catequesis en la cultura meditica-digital Sntesis. Para profundizar 11. La pedagoga de la fe Introduccin 11.1. La pedagoga de Dios: fuente y modelo de la pedagoga catequstica 11.2. La pedagoga catequstica 11.3. La catequesis, accin educativa 11.4. Los aportes de las Ciencias de la Educacin 11.5. La metodologa catequstica 11.6. Elementos de didctica catequstica Sntesis. Para profundizar V PARTE LA CATEQUESIS EN EL DINAMISMO ECLESIAL 12. El ministerio especfico de la catequesis en la pastoral orgnica Introduccin 12.1. La catequesis y la pastoral orgnica 12.2. La planeacin de la pastoral catequstica 12.3. La organizacin diocesana de la pastoral catequstica 12.4. La relacin de la catequesis nacional con el nivel regional latinoamericana 12.5. El servicio de la Santa Sede Sntesis. Para profundizar 13. La catequesis y la Educacin Religiosa Escolar Introduccin 13.1. Una mirada al pasado de la Educacin Religiosa Escolar 13.2. La identidad de la Educacin Religiosa Escolar 13.3. Peculiaridades de la ERE Sntesis. Para profundizar BIBLIOGRAFA NECESARIA

CATECHESI TRADEADAE (Lectura obligatoria, con gua) CATECISMO DE LA IGLESIA CATLICA. CELAM, La catequesis en Amrica Latina. (Lectura obligatoria, con gua)4

CONGREGACIN PARA EL CLERO, Directorio General para la Catequesis. (Lectura obligatoria, con gua) CONGREGACIN PARA LA EVANGELIZACIN DE LOS PUEBLOS, Guia para los catequistas. (Lectura obligatoria, con gua) DOCUMENTOS DEL CONCILIO VATICANO II. EVANGELII NUNTIANDI (Lectura obligatoria, con gua) REDEMPTORIS MISSIO.

ALBERICH, E. (1983). Catequesis y praxis eclesial. Madrid: Central Catequstica Salesiana. ALBERICH, E. (1991). La catequesis en La Iglesia. Madrid: Editorial CCS ALBERICH, E. Y BINZ, A. (1994). Catequesis de adultos. Madrid: CCS. ALBERICH, E., Y BINZ A. (1996). Formas y modelos de catequesis con adultos. Madrid: Central Catequstica Salesiana. CAIZARES, A. DEL CAMPO, M. (Eds.) (1999). Evangelizacin, Catequesis, Catequistas. Una nueva etapa para la Iglesia del Tercer Milenio. Madrid, Ed. EDICE. CAIZARES, A. Y DEL CAMPO, M. (EDS.) (1999). Evangelizacin, Catequesis, Catequistas. Madrid: EDICE. CELAM, (1999) Orientaciones generales para la Educacin Religiosa Escolar en Amrica Latina y el Caribe. Santaf de Bogot: Centro de Publicaciones del CELAM. CONFERENCIA EPISCOPAL DE COLOMBIA. (1992) Orientaciones pastorales y contenidos de los programas de enseanza religiosa escolar. Santaf de Bogot: Editorial Kimpres Ltda. CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAOLA (1999). Gua para el estudio del DGC. Madrid: EDICE. CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAOLA (1999). Orientaciones pastorales sobre la Enseanza Religiosa Escolar. Madrid: Ed. Renovada. DECATCELAM (1999), La Catequesis en Amrica Latina. Orientaciones comunes a la luz del DECOS-CELAM (1997), Comunicacin: misin y desafo. Manual de Pastoral de la Comunicacin. Santaf de Bogot: Centro de Publicaciones del CELAM. DECOS-CELAM, La cultura digital- Rito pastoral. Bogot, D.C.: Centro de Publicaciones del CELAM. DICCIONARIO DE CATEQUTICA. MADRID, ESPAA: CCC. DICCIONARIO TEOLGICO ENCICLOPDICO. Estella: Editorial Verbo Divino. INSTITUTO INTERNACIONAL DE TEOLOGA A DISTANCIA (1997). Catequtica diferenciada. Madrid, Espaa: IITD. LANGER W. (1977). Catequesis bblica. Madrid: Marova. MAYM, P. (1998). Pedagoga de la fe. Madrid, Espaa: Instituto San Pio X. NUEVO DICCIONARIO DE CATEQUTICA. Madrid, San Pablo, vol. I y II. PUJOL, J, ET AL. (2001). Introduccin a la pedagoga de la fe. Pamplona: EUNSA. RESINES, L. (1992) Catecismos Americanos del siglo XVI. Junta de Castilla y Len: Consejera de Cultura y Turismo. SAGRADA CONGREGACIN PARA EL CLERO (2002). EI presbtero, pastor y gula de La comunidad parroquial. SAGRADA CONGREGACIN PARA LOS OBISPOS (2000). Directorio para l Ministerio Pastoral de los Obispos. Santaf de Bogot: Centro de Publicaciones del CELAM. VALLEJO, L. (1990). Jess el Maestro. Pastoral Catequtica. Santaf de Bogot; Ed. USTA.

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SIGLASDocumentos del Concilio Vaticano II

AA AG DV GS LG SC PO UR IM DH GE NAe

Apostolicam Actuositatem, (18 noviembre 1965). Ad Gentes, (7 diciembre 1965). Dei Verbum, (18 noviembre 1965). Gaudium et Spes, (7 diciembre 1965). Lumen Gentium, (21 noviembre 1964). Sacrosanctum Concilium. Constitucin sobre la liturgia, Concilio Vaticano II. Presbyterorum ordinis, decreto sobre el ministerio y la vida de los presbteros Decreto unitatis redintegratio sobre el ecumenismo Decreto inter mirifica sobre los medios de comunicacin social Declaracin conciliar dignitatis humanae sobre libertad religiosa. Declaracin gravissimum educationis sobre la educacin cristiana Declaracin nostra aetate sobre las relaciones de la iglesia con las religiones no cristianas

Otros documentos de la Iglesia CAL CEC CIC ChL CT DEC DECAT DECOS DeV DM DP DQ DSD EAm EN ERE FD GCM ICLA IITD ITEPAL MEDA MPD NMI PDV PNUD RICA RM SCALA UNESCO La Catequesis en Amrica Latina, (1999). Catecismo de la Iglesia Catlica, (11 octubre 1992). Cdigo de derecho cannico Chistifideles Laici. Exhortacin apostlica, (30 diciembre 1988). Catechesi Tradendae. Exhortacin apostlica, (16 octubre 1979). Departamento de Educacin del CELAM Departamento de Catequesis del CELAM Departamento de Comunicacin Social del CELAM Dominum et vivificatem. Carta encclica, (18 mayo 1986). Documento de Medelln. II Conferencia del CELAM Documento de Puebla, (1983). III Conferencia del CELAM Documento de Quito, (1982). I semana LA de catequesis. Documento de Santo Domingo, (1993). IV Conferencia del CELAM Ecclesia in America. Exhortacin apostlica, (22 octubre 1999). Evangelii Nuntiandi. Exhortacin apostlica, (8 diciembre 1975) Pablo VI Educacin Religiosa Escolar Constitucin apostlica, El Depsito de la Fe. Juan pablo II Gua para los catequistas, (3 diciembre 1993). Instituto Catequstico Latinoamericano Instituto Internacional de Teologa a Distancia, Madrid Espaa. Instituto Teolgico Pastoral para Amrica Latina Materiales audiovisuales de Auto aprendizaje Mensaje al Pueblo de Dios Sinodo dobrtre la catequesis en neustro tiempo-1977. Novo Millennio Ineunte. Carta apostlica, (6 Junio 2001). Exortacion apstilica Pastores Davo Vobis, Juan Pablo II. Programa de las Naciones unidas para el desarrollo Ritual de Iniciacin Cristiana de Adultos (1972) Redemptoris Missio. Carta encclica, (7 diciembre 1990). Sociedad de Catequetas Latinoamericanos. Organizacin de las naciones unidas para la ciencia y la cultura.

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PRESENTACIN En los planes de formacin de los pastores del Pueblo de Dios, Ia Catequtica es parte integrante del Currculo. No puede ser de otra manera, porque esta ciencia-arte de Ia catequesis es herramienta imprescindible para el sacerdote, ya que ministerio sacerdotal y catequesis son inseparables. Los calificativos de "imprescindible" e "inseparables" no son un adorno Iiterario, meros adjetivos, sino trminos sustanciales que explican Ia relacin estrecha y vinculante entre el sacerdote y Ia catequesis. La tarea catequizadora del presbtero brota el mismo Orden Sacerdotal, que Io constituye en educador de la fe (cf. DGC, 24; PDV, 12). Ministerio Sacerdotal y Catequesis se enriquecen mutuamente. Por una parte, Ia vitalidad de la catequesis depende en gran medida de los sacerdotes. Ellos son sus animadores y los formadores de los catequistas en las diversas comunidades eclesiales. Por otra, la catequesis, en cuanto ministerio de Ia Palabra, es una expresin del oficio sacerdotal. Los futuros sacerdotes, por tanto, han de adquirir una formacin catequtica que los ayude ante todo a comprender la catequesis como momento privilegiado del proceso evangelizador, no como un acto puntual, limitado, que comienza y termina en s mismo. La catequesis abarca la vida humana por edades y la vida cristiana por niveles, desde la iniciacin hasta la madurez. Se desarrolla como camino o itinerario pedaggico, formador de los creyentes en Cristo. Es de tal manera fundamental con la evangelizacin que sin ella no hay autnticos cristianos. Pero faltaba en los seminarios de Amrica Latina y el Caribe un instrumento al servicio de los formadores y seminaristas. Esta laguna viene a ser llenada por este manual Testigos y servidores de la Palabra (Cf. Lc 1,2). Desde el CELAM saludamos con esperanza este Manual de Catequtica y nos congratulamos con sus autores. Lo ofrecemos no slo a los Seminarios, sino a las Iglesias Particulares y lo ponemos bajo la maternal bendicin de Mara, Madre de Cristo y de la Iglesia y primera evangelizadora del continente.

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I. LA CATEQUESIS EN EL DINAMISMO DE LA REVELACIN1. Dios se nos comunica 2. Las fuentes de la Catequesis 3. Catequesis y comunicacin del mensajeMuchas veces y de muchas maneras habl Dios. Antiguamente a nuestros antepasados Por medio de los profetas. Ahora, en estos ltimos tiempos, Nos ha hablado por media del Hijo (Hb 1, 1-2 a)

1. DIOS SE NOS COMUNICA INTRODUCCIN MARAVILLA incomparable de nuestra fe es el hecho de que Dios, trascendente y omnipotente, se haya querido comunicar con sus hijos, los hombres y mujeres de todos los tiempos. En efecto, el Dios en quien creemos los cristianos es un Dios-persona, que habla a les seres humanos, se comunica con ellos, se revela a Si misma. Esta auto-manifestacin y auto-donacin de Dios al gnero humano se designa en la Iglesia y en Ia teologa con el trmino de Revelacin. Este es un hecho real y gratuito de parte de Dios. Quiso Dios con su bondad y sabidura revelarse a s mismo y manifestar el misterio de suvoluntad (DV 2).

En su comunicacin con su pueblo Dios ha actuado como el mejor pedagogo. Se ha revelado de muchas maneras y por etapas: primero, de modo imperfecto por medio de los profetas; por ltimo, plenamente en su Hijo Jesucristo. Por eso, l es la Palabra de Dios (Ap 19,13; Hb 1,1-3; Jn 14,8-9). Dios contina hoy revelndose a todos los seres humanos por medio de la Sagrada Escritura, la Iglesia y los acontecimientos de la historia. Mediante la evangelizacin y la catequesis la Iglesia hace llegar la Palabra de Dios, la Revelacin, a todas las personas. Para comprender la naturaleza, la finalidad, los sujetos y los mbitos de la catequesis es necesario profundizar las relaciones que existen entre, la Revelacin y la Catequesis. 1.1. La Palabra de Dios y la Revelacin Hay que tener en cuenta que la Revelacin se entiende hoy en la Iglesia como un dilogo entre Dios y la humanidad, que alcanza su punto culminante en la persona de Jesucristo. Es Dios mismo el que se comunica. El ser humano entra en contacto con un Dios personal. No solo conoce verdades acerca de Dios sino a l mismo. No siempre se ha entendido a Revelacin como ese dilogo interpersonal entre Dios y el ser humano. EI Magisterio de la Iglesia y la Teologa han ido aclarando cada vez ms el concepto de Revelacin. Es8

interesante, por ejemplo, ver la diferente concepcin que tienen de la Revelacin el Concilio Vaticano I y el Concilio Vaticano II. Desde el siglo XIX el concepto de Revelacin cristiana ha ido evolucionando gracias a una mejor comprensin de la Sagrada Escritura. Se ha pasado de una concepcin en clave netica (comunicacin de verdades) a una concepcin en clave interpersonal, de dilogo, en la que juega un papel determinante la categora "palabra". Se dice, con el mismo sentido, que Dios se revela, que se comunica o que habla. As decan los profetas (Jr 1,8; Ez 2,7; Is 1,10); as tambin el Nuevo Testamento:En tiempos antiguos Dios habl a nuestros antepasados muchas veces y de muchas maneras por medio de los profetas. Ahora, por ltimo y definitivamente, nos ha hablado por su HIJO, mediante el cual cre los mundos y al cual ha hecho heredero de todas las cosas. EI es el resplandor glorioso de Dios, la imagen misma de lo que Dios es y el que sostiene todas las cosas con su palabra poderosa (Hb 1,1-3).

La Sagrada Escritura llama a Jesucristo "Palabra", por cuanto l nos revela a Dios, nos dice quin es EI, cmo es y cmo acta en Ia creacin y en Ia historia. En el trmino "Palabra" resuena toda la accin creadora de Dios (Gn 1,1-26; Si 33,6), su palabra reveladora (Sal 33,4; 119,89), su palabra salvadora (Sal 107,20) y Ia personificacin de su divina sabidura (Pr 8,22-31; Sb 8,6; 9,9). EI Concilio Vaticano II interpreta este fenmeno de la palabra, aplicado a Cristo, a partir del misterio de la Encarnacin:La Palabra de Dios, expresada en lenguas humanas, se hace semejante al lenguaje humano, como la Palabra del eterno Padre asumiendo nuestra dbil condicin humana, se hizo semejante a los hombres (DV 13).

EI trmino "palabra" no significa, pues, conjunto de slabas; Dios no tiene palabras como nosotros. Su palabra es una sola que, como quede dicho antes, se ha manifestado en el tiempo de diversas maneras, pero que en definitiva es una persona, Jesucristo. Aqu puede surgir una pregunta: si Dios no tiene palabras, Cmo se comunica o revela a los seres humanos? La Constitucin Dogmtica sobre Ia Divina revelacin (3), expresa:Dios, creando y conservando el universo por su Palabra (Jn 1,3), ofrece a los hombres en la creacin un testimonio perenne de s mismo (Rm 1, 19-20); queriendo adems abrir el camino de la salvacin sobrenatural, se revel desde el principio a nuestros primeros padres.

EI Catecismo de la Iglesia Catlica (35), en esta misma lnea del Concilio, comenta:Las facultades del hombre lo hacen capaz de conocera existencia de un Dios personal. Pero para que el hombre pueda entrar en su intimidad, Dios ha querido revelarse al hombre y darle la gracia de poder acoger en la fe esa Revelacin.

Extraordinaria fue la experiencia que tuvo de Dios el pueblo de Israel, de la cual da testimonio la Biblia. Tal experiencia histrica permanece hasta hoy como modelo de bsqueda de Dios. Pero no fue9

Israel el que encontr a Dios, sino Dios el que encontr a Israel. La iniciativa de Ia Revelacin parti de Dios y alcanz su culmen en Ia persona de Jesucristo (Tt 3,4-7).Jesucristo con su presencia y manifestacin, con sus palabras y obras, signos y milagros, sobre todo con su muerte y gloriosa resurreccin, y con el envo del Espritu de la verdad, lleva a plenitud toda la Revelacin (DV 4).

Para revelarse a nosotros Dios ha usado una pedagoga. La Iglesia ensea que Dios nos comunica su designio de amor, sirvindose de acontecimientos y palabras humanas y lo hace progresivamente por etapas. La historia bblica nos muestra como Dios dispuso Iargamente a los interlocutores de su Palabra para una mayor comprensin de su voluntad (DGC 38). Jesucristo, de un modo especial, en el trato con las multitudes y sobre todo con los apstoles, uso esta pedagoga. As los discpulos, a travs de sus palabras y acciones, que culminaron en su muerte y resurreccin, fueron descubriendo el misterio de su Persona como imagen (cono) del Padre y su significado para toda la humanidad. Esta buena noticia de la salvacin (Evangelio), por el propio deseo de Jesucristo, debe llegar a todos. Por eso dej a sus discpulos la gran misin de evangelizar a todos los pueblos. A travs del mismo proceso pedaggico de palabras y obras sus seguidores han de transmitir Ia Revelacin y anunciar Ia salvacin. La Iglesia est al servicio de la Palabra de Dios, Para llevar a cabo su misin evangelizadora se vale de muchos ministerios pastorales, siendo uno de ellos el Ministerio de la Palabra. La catequesis forma parte de este ministerio, pues continuamente actualiza Ia Palabra de Dios al mundo de hoy. A este respecto, dice el DGC (39):La catequesis, por su parte, transmite los hechos y las palabras de la Revelacin: debe proclamarlos y narrarlos y al mismo tiempo, esclarecer los profundos misterios que contienen. An ms, por ser la Revelacin fuente de luz para la persona humana, la catequesis no solo recuerda las maravillas de Dios hechas en el pasado sino que, a la luz de la misma Revelacin, interpreta los signos de los tiempos y la vida de los hombres y mujeres, ya que en ellos se realiza el designio de Dios para la salvacin del mundo.

El catequista posee la Palabra de Dios en su boca y en su corazn (Rm 10,8-9) en la medida en que, siendo dcil oyente de la Sagrada Escritura y de las enseanzas de la Iglesia y testimoniando su fe en el seno de la comunidad, transmite a sus hermanos su profunda experiencia de Dios. En este sentido el catequista es un profeta, pues comunica la Palabra de Dios, hace eco en el hoy de su comunidad a Ia misma palabra pronunciada en el pasado hacindola comprensible a sus hermanos. El trmino catequesis significa justamente en su origen (Kata echen) "resonar". La catequesis de hecho hace que resuene la Palabra de Dios en los hombres y mujeres de hoy. La Revelacin es una iniciativa divina. A nosotros nos corresponde dar una respuesta de fe.A Dios que se revela se le debe la obediencia de la fe, por la cual el hombre se adhiere libremente al Evangelio de la gracia de Dios (Hch 20,24), con asentimiento pleno de la inteligencia y de la voluntad. Guiado por la fe, don del Espritu, el hombre llega a contemplar y gustar al Dios del amor que en Cristo ha revelado las riquezas de su gloria (DGC 45 b).

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1.2. La Revelacin es un acto de comunicacin La comunicacin es a todos los niveles una categora fundamental de la Revelacin cristiana. Es decir, la Revelacin es en s misma un acto de comunicacin. El primer nivel de comunicacin es el que se produce en el seno de la Santsima Trinidad (comunicacin ad intra). Las tres Personas divinas son, por igual y de manera mutua, emisoras y receptoras de conocimiento y amor (Mt 11,27; Jn 6,65; 10,14-17). Un segundo nivel es la revelacin-comunicacin hacia fuera de la Trinidad, a los seres humanos. Este paso se da, porque Dios es Amor (1 Jn 4,8.16) y el amor es esencialmente comunicacin. El momento culminante de esta comunicacin divina ad extra es, como ya se dijo, la encarnacin de la Palabra de Dios (Jn 1,14), la cual se hace a los ojos de los hombres imagen visible del Dios invisible (Col 1,15; cf. Jn 14,17). En esta cultura audiovisual del mundo contemporneo, Jess aparece como el ms perfecto audiovisual que se pueda imaginar. Para comunicarse con la humanidad, y para que esta a su vez pueda comunicarse con El, Dios se hace "audiovisual". Un tercer nivel es la comunicacin eclesial de la Revelacin mediante la evangelizacin y la catequesis. Esta comunicacin tiene tambin su origen en Dios. El ser humano, por ser creado a imagen y semejanza de Dios, es un ser para la comunicacin. A ella lo impulsa el Espritu de Dios. Este impulso a comunicar lo que lleva dentro es tambin punto de partida de la accin evangelizadora. El gran evangelizador, san Pablo, narra su propia experiencia interior al sentirse urgido a evangelizar y exclama: Ay de mi si no evangelizo! (1 Co 9,17-18). 1.3. Jess, comunicador pleno del Padre El Concilio Vaticano II, despus de describir el hecho de la Revelacin como la automanifestacin del mismo Dios y de poner de relieve el modo o la pedagoga con que la realiza, declara que Jesucristo es, al mismo tiempo, su mediador y su plenitud (cf. DV 2 b; 4 b). l es el comunicador pleno y definitivo del Padre, el acontecimiento hacia el cual convergen todos los acontecimientos de la historia de salvacin (DGC 40 b). Jesucristo es la plenitud de la Revelacin porque es la Palabra de Dios y no solo un profeta o el ms grande de los profetas. Por lo tanto, el revela todo lo que el Padre ha decidido que debe ser revelado. La verdad de Dios queda avalada por el hecho de que el que habla es el Hijo de Dios. Con esa afirmacin el Concilio quiere decir que todo lo que los hombres y mujeres necesitan de Dios para ser salvados, se encuentra en Jesucristo y lo descubren por el testimonio que de l dejaron los apstoles. En efecto, los evangelios son el testimonio principal de Ia vida y doctrina de Ia Palabra hecha carne, nuestro Salvador (DGC 41).

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La Revelacin divina se despliega histricamente desde la aparicin de Cristo (cf. Tt 2,11-14) hasta la desaparicin de los apstoles. Despus de l y sus apstoles no debe esperarse ninguna otra Revelacin pblica (DV 4 b), que se considere indispensable para la salvacin del mundo. EI contenido de la Revelacin fue entregado totalmente por Cristo y con El qued cerrada toda Revelacin salvfica. Sin embargo advierte el Catecismo de la Iglesia Catlica aunque la Revelacin est acabada no est completamente explicitada (N 66). Los apstoles no tuvieron tiempo de explicitar todo el contenido de la Revelacin. Esa tarea corresponde ahora a la Iglesia hasta el fin de la historia. De aqu que el contenido de la Revelacin es captado por las personas de cada poca conforme a su horizonte de comprensin y al despliegue evangelizador de la Iglesia. Por tanto, el dinamismo de la Revelacin se mantiene vivo. La Revelacin no es simple fidelidad al pasado; es tambin y sobre todo apertura al futuro, actualizacin del mensaje cristiano.A m, el menor de todos los santos, me fue concedida esta gracia: Ia de anunciar a los gentiles Ia insondable riqueza de Cristo y esclarecer como se ha dispensado el misterio escondido desde siglos en Dios, creador del universo, para que la multiforme sabidura de Dios, sea ahora manifestada a los principados y a las potestades en los cielos, mediante Ia Iglesia, conforme al designio eterno realizado en Cristo Jess (Ef 3,8-12).

1.4. La Iglesia, mediadora de la Revelacin La Constitucin Dogmtica sobre la Iglesia (LG 8) al exponer el misterio de la Iglesia, asamblea visible y comunidad espiritual, la compara, por una notable analoga, al misterio del Verbo encarnado. Ella es prolongacin histrica del misterio de la encarnacin.Cristo dice tambin la LG-, el nico mediador instituyo y mantiene continuamente en la tierra a su Iglesia santa, comunidad de fe, esperanza y caridad, como un todo visible, comunicando mediante ella la verdad y la gracia a todos.

La Iglesia, por tanto, no opaca Ia mediacin nica de Cristo (cf. 1 Tm 2,5), sino, por el contrario, est a su servicio. Por otra parte, Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad (1 Tm 2,4). De esta voluntad salvfica universal de Dios se sigue el mandato de que su divina Revelacin se transmita a todas las personas de todos los tiempos y culturas.La Iglesia 'sacramento universal de salivacin, movida por el Espritu Santo, transmite la Revelacin mediante la evangelizacin: anuncia la buena nueva del designio salvfico del Padre y en los sacramentos, comunica los dones divinos (Directorio General para la Catequesis 45).

Tanto la Sagrada Escritura como el magisterio de la Iglesia nos aseguran que la Iglesia, en dependencia de Cristo, es mediadora de la Revelacin en cuanto que anunciar el evangelio o evangelizar constituye para ella su vocacin propia y su identidad ms profunda (EN 14). El ministerio de la Palabra y la catequesis son elementos fundamentales del proceso evangelizador y de la mediacin de la Iglesia. Otro elemento constitutivo de esa misma mediacin es el magisterio eclesial. A l le corresponde (...) interpretar autnticamente la Palabra de Dios oral o escrita (...) Pero el Magisterio no est por encima de la Palabra de Dios, sino a su silencio para ensear puramente lo transmitido, pues por mandato divino y con la asistencia del Espritu Santo, lo escucha devotamente,12

lo custodia celosamente, lo explica fielmente (DV 10). La Iglesia con su enseanza, su vida, su culto, conserva y transmite a todas las edades lo que es y lo que cree (DV 8). 1.5. Dimensiones de Ia Revelacin La grandeza y sublimidad de la divina Revelacin, tal como fue entendida por el Concilio Vaticano II, se esclarecen ms cuando se analizan sus diferentes dimensiones: personal, comunitaria, social, cristolgica, dinmica, histrica y liberadora. 1.5.1. Dimensin personal o La primera caracterstica de Ia Revelacin es su dimensin personal. Dios no nos revela verdades sobre l, sino que se comunica a S mismo. Tal comunicacin es un acto de amor y, por lo tanto, es muy personal. (Dios invisible), movido de amor habla a los hombres como amigos, trata con ellos para invitarlos y recibirlos en su compaa (DV 2). o La Revelacin divina es relacin interpersonal entre Dios y la humanidad. Ms que ensearnos una doctrina, Dios se manifiesta a s mismo, revelando a los seres humanos el misterio de su amor. o El Dios trascendente e infinitamente santo vive entre nosotros, entra en nuestra vida y en nuestra historia. l toma la iniciativa y abre el dilogo con los seres humanos. Habla con ellos como un amigo con sus amigos, como Io hizo con Abraham, con Moiss, con David, con los apstoles. Jesucristo, plenitud de Ia Revelacin, es la Palabra nica, perfecta y definitiva del Padre (CEC 65). o Jesucristo vino a vivir entre nosotros y a ofrecernos su amistad para llevarnos a la comunin de pensamiento y amor con la Santsima Trinidad. He venido para que tengan vida y Ia tengan en abundancia (Jn 10,10). o As Dios revela lo que l es: amor. Ofrece la salvacin a todas las personas como don de su gracia y de su misericordia que implica la liberacin de la esclavitud del mal, del pecado, de la muerte. De esta manera queda manifiesta la verdadera vocacin y dignidad de cada persona humana (DGC 37). 1.5.2. Dimensin comunitaria Dios se manifest primeramente a un pueblo, no a personas particulares. Si, como acontece muchas veces en la Biblia, Dios se comunica con personas particulares, es para que ellas sean portavoces de su voluntad para los otros; de all el concepto de PROFETA. Profeta es aquel que habiendo tenido una profunda experiencia de Dios, transmite esa Revelacin a sus hermanos. Este es, precisamente, el carcter comunitario de la Revelacin. Jess se revel e instruyo de modo particular a los apstoles, para que ellos, como ncleo fundamental de esta nueva comunidad,13

anunciasen a todos los pueblos las maravillas del Dios de Jesucristo. Por eso se habla tambin del carcter universal de la Revelacin. 1.5.3. Dimensin social Las palabras y obras de Dios, repercuten profundamente en la vida social de las personas y de los pueblos. La predicacin y las acciones de Jesucristo, por ejemplo, tienen consecuencias claramente sociales: Jess, con su praxis de solidaridad con los pobres y los dbiles, denunci y combati la marginacin social (leprosos), la discriminacin de gnero (mujeres) y las divisiones raciales (samaritanos). Si por un lado Dios se nos revela en cuanto comunidad, tambin la respuesta de la fe tiene un aspecto social. Se le busca y se le responde a Dios, juntos, aqu ahora, en el trabajo cotidiano, en la historia. 1.5.4. Dimensin cristolgica Cristo es el centro de la Revelacin. Jesucristo es la expresin mxima de la Revelacin. Se presenta a sus seguidores como el Camino, la Verdad y la Vida y nadie va al Padre sino por El, pues quien lo ve, ve al Padre; es la imagen del Dios invisible, la ms perfecta imagen del Padre (Jn 14,5-11; Col 1,15). La encarnacin del Verbo, su nacimiento, vida, muerte y resurreccin, son los acontecimientos centrales de la Revelacin divina. La verdad profunda de Dios y de la salvacin del hombre que transmite dicha Revelacin, resplandece en Cristo, mediador y plenitud de toda la Revelacin (DV 2). Jesucristo ocupa en la Revelacin divina un lugar absolutamente central como palabra suprema y definitiva, punto culminante de la manifestacin de Dios y de su proyecto para la salvacin de la humanidad. Todo lo que el Padre tena que revelarnos nos lo manifest en Cristo Jess, de modo que ya no esperamos ninguna otra Revelacin. Con la muerte de los apstoles, testigos de la resurreccin de Jess, termina la Revelacin constitutiva. Es tambin el mismo Jess el que nos entrega al Espritu Santo, que opera en nosotros para conducirnos personal y socialmente a la verdad total (Jn 14, 25). 1.5.5. Dimensin dinmica El acontecimiento Cristo es definitivo: se realiz una vez por todas, en un momento determinado de la Historia. Mientras misteriosamente, por la accin del Espritu dicho acontecimiento se va haciendo presente en Ia vida de cada persona, de cada grupo humano, de toda sociedad que se abre a la accin de la gracia divina. Es el dinamismo de la Revelacin que se va enriqueciendo con las manifestaciones de la fe y la vivencia del misterio de Cristo en las diferentes culturas, en los acontecimientos, en las exigencias y en las aspiraciones de nuestros tiempos.

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As la experiencia cristiana va haciendo que la verdad revelada sea cada vez mejor percibida, mejor entendida y mejor expresada. Este crecimiento se extiende hasta el fin de los tiempos. A medida que comprendemos y vivimos Ia riqueza infinita del misterio cristiano (Jn 14,15-17). 1.5.6. Dimensin histrica Contrariamente a lo que muchos piensan, el proceso de la Revelacin o comunicacin de Dios con nosotros no se realiza por medio de una simple transmisin oral. Dios se revela en la historia por obras y palabras intrnsecamente ligadas (DV 2): es el carcter histrico de Ia Palabra de Dios. Su manifestacin acontece dentro del camino histrico de la humanidad. HISTRICO aqu significa aquello que pertenece a nuestra realidad: no es un mito o una realidad que esta fuera de nosotros. Es tambin el principio de la encarnacin: Ia Palabra (Verbo) se hizo carne. EI binomio obras y palabras es fundamental para entender este carcter histrico de la Palabra de Dios. A travs de los acontecimientos de nuestra historia, Dios va dando a conocer su voluntad, su designio de amor. Aqullos que poseen esta profunda experiencia de Dios en sus vidas, guiados por el Espritu Santo, van hablando a sus hermanos, van indicando su presencia en nuestra vida. Son las palabras de los profetas. Iluminan los acontecimientos de la vida. En la Biblia el concepto de PALABRA DE Dios es el conjunto de estos dos elementos (palabras y acciones) ntimamente unidos (en hebreo: dabar). En este sentido tambin Jess de Nazaret es el punto culminante de la Revelacin. En primer lugar es una persona, un acontecimiento: principalmente a travs de sus acciones, actitudes, gestos y prodigios, revela Ia presencia de Dios en nuestro medio. Su palabra (discursos, parbolas, enseanzas, doctrina...) va iluminando el sentido de sus gestos. As, Jess es el profeta por excelencia y la clave definitiva de interpretacin de la vida y de la historia. En una palabra, todos los misterios revelados tienen una dimensin existencial y toda existencia puede ser iluminada por el mensaje revelado. 1.5.7. Dimensin liberadora EI acontecimiento fundante de Israel como Pueblo de Dios, a travs del cual Dios se revel, fue el XODO. Siendo esclavos en Egipto, por la poderosa mano de Dios, liderados por Moiss, se liberaron del Faran, atravesaron el Mar Rojo y alcanzaron le tierra prometida. Fue a travs de este hecho, bien concreto e histrico, que este pueblo oy la Palabra de Dios. Desde entonces, esta palabra divina es siempre liberadora. Figura del misterio pascual, el verdadero xodo de le humanidad aconteci en Jesucristo: muri por nuestros pecados y resucit para nuestra justificacin (Rm 4,25). La Palabra de Dios posee fuerza transformadora y libertadora y es, ante todo y principalmente, liberacin de la esclavitud radical del pecado. Compromete a los cristianos activamente en la construccin del Reino de Dios, para que viva la libertad de los hijos de Dios.15

1.6. CONSECUENCIAS PARA IA CATEQUESIS Hoy dos temas importantes relacionados con la catequesis y la Revelacin. Uno es el principio de interaccin entre fe y vida; el otro es la inculturacin. 1.6.1. Interaccin entre fe y vida Conforme a lo dicho hasta ahora, no basta repetir y explicar el mensaje bblico de manera abstracta e impersonal. Las seales de Ia Revelacin del pasado solo tendrn valor y credibilidad hoy, si son anuncio de una BUENA NOTICIA que resuene en sus vidas y una interpretacin de los acontecimientos que hacen nuestra historia, de tal modo que ellos adquieran un significado. Todo ha de ser iluminado, interpretado y comprendido a la luz de Ia Palabra de Dios. Entonces el hecho de la Revelacin, ya acontecida, aporta una luz a nuestra vida actual y, por otro lado, expresamos y formulamos nuestra fe usando los elementos de nuestra experiencia de hoy. Este proceso se llama INTERACCIN: consiste en la relacin mutua y eficaz entre dos elementos: fe y vida. Por una parte, la fe influye en nuestra vida iluminndola y dndole sentido; y por otra parte, la vida se abre a la trascendencia. En la catequesis se realiza una interaccin entre la experiencia de vida y la formulacin de la fe; entre la vivencia actual y el dato pasado de la Tradicin. De un lado la fe propone el mensaje de Dios y convida a una comunin con l, que sobrepasa la bsqueda y las expectativas humanas; de otro, la experiencia humana es cuestionada y estimulada para abrirse a un horizonte ms amplio. Sera un error considerar cada uno de estos elementos aisladamente la Revelacin (la doctrina), o la vida (la existencia humana). Al contrario, se debe mantener siempre una perspectiva bipolar en continua interaccin. El Papa Pablo VI se refiere al tema de la interaccin entre Evangelio y vida cuando escribe:La evangelizacin no sera completa si ella no tuviera en cuenta Ia interpelacin recproca que en el curso de los tiempos se establece entre el Evangelio y la vida concreta, personal y social, del hombre (EN 29).

El principio de la interaccin entre fe y vida bien manejado hace que nuestra catequesis deje de ser discurso y palabra sin significacin, para transformarse en MENSAJE, verdadera PALABRA DE Dios que incide en la vida de las personas, llevndolas a la verdadera conversin y adhesin al Evangelio y a la Iglesia. 1.6.2. Inculturacin El principio de la interaccin entre fe y vida en la catequesis lleva a una importante conclusin: escuchar, ver y compartir la vida del pueblo. Por eso el catequista est siempre muy atento a la cultura de su pueblo. Aqu tomamos el trmino CULTURA en su significado de conjunto de todas las16

manifestaciones, costumbres, pensamiento y accin de un grupo humano. Algunos textos del magisterio de la Iglesia pueden ayudar a profundizar lo anterior: DP 386, 387, 388 404; SD 228, 252. Es justamente en el dinamismo de la cultura donde la Palabra de Dios debe penetrar y transformar. EI Evangelio no est atado a una determinada cultura. Fue vivido y expresado primeramente en la cultura semita del pueblo escogido. Sin embargo inmediatamente, al ser llevado a otras naciones, asumi las diversas culturas y comenz a expresarse a travs de ellas. Fue un maravilloso trabajo de INCULTURACIN realizado por las primeras generaciones de cristianos. La Palabra de Dios hoy sigue actuando en las diferentes culturas y lenguajes. La catequesis, al escrutar la accin de Dios en Ia sociedad, al discernir los signos de los tiempos, contribuye eficazmente al proceso de encarnacin de la nica fe en nuevos mundos culturales. El catequista, que es fruto de la cultura de su pueblo y vive en l, posee dos elementos esenciales para la catequesis: Es capaz de comunicar el mensaje evanglico elaborado y comunicado conforme al mensaje bblico. Posee la cultura de su pueblo, su modo de ser, de pensar, de expresarse, de celebrar, entre otros. El arte de la catequesis consiste en comunicar el mensaje evanglico conforme al lenguaje cultural de los catequizandos, lo cual es parte del proceso de inculturacin. La catequesis verdaderamente inculturada es plenamente fiel a Jesucristo y su mensaje y al mismo tiempo es fiel a la persona que es catequizada dentro de su contexto socio-cultural, en el sentido de que respeta su cultura y comunica, por medio de ella, el Evangelio. La fe puede y debe encarnarse en toda cultura; sin embargo no se ata definitivamente a ninguna cultura. Uno de los grandes desafos de la accin evangelizadora es introducir el fermento del evangelio en la cultura contempornea o postmoderna, fecundndola desde adentro y al mismo tiempo expresando la fe a travs de sus categoras. EI DGC (110) seala algunas tareas mediante las cuales la catequesis procura la inculturacin de la fe: Considerar a la comunidad eclesial como principal factor de inculturacin y, al catequista, instrumento eficaz de esta tarea. Elaborar Catecismos locales que respondan a las exigencias de las diferentes culturas. incorporar, con discernimiento, el lenguaje, los smbolos y los valores de la cultura en que viven los catequizandos y/o los catecmenos. Preparar a los cristianos que viven en medio de culturas paganas o pos cristianas para dar razn de la esperanza (1 P 3, 15).

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SNTESIS La Revelacin hoy se entiende en clave interpersonal: dilogo salvfico entre Dios y el ser humano. Dios nos comunica su designio de amor mediante acontecimientos y palabras. La Revelacin es en s misma un acto de comunicacin: Dios se auto comunica Jess plenitud de la Revelacin, es el comunicador pleno del Padre. La Iglesia es mediadora de Ia Revelacin. Ella comunica el Evangelio del Reno. La catequesis como parte del ministerio de la Palabra, transmite los hechos y las palabras de la Revelacin. En la Revelacin podemos descubrir varias dimensiones: la personal, comunitaria, social, cristolgica, dinmica, histrica y liberadora. Del estudio de la Revelacin, como fundamentacin teolgica de la catequesis, se desprenden dos grandes principios para la accin catequstica: Ia interaccin entre la fe y la vida, y la inculturacin.

PARA PROFUNDIZAR 1. Leer el captulo 1 de la Dei Verbum y elaborar una sntesis de las caractersticas de la Revelacin y sus consecuencias para la catequesis. 2. A partir de las dimensiones de la Revelacin, proponer las condiciones que debe tener la catequesis para ser una mediacin de Ia Revelacin. 3. Consultar el CEC en los Artculos 2 y 3 (74-130) y el DGC en el Captulo I (94-97) y establecer las semejanzas y diferencias entre ambos textos.BIBLIOGRAFA DECATCELAM (1999), La Catequesis en Amrica Latina. Orientaciones comunes a Ia Iuz del Directorio General para la Catequesis (CAL). Bogot, Centro de Publicaciones del CELAM. Escalera, M. (1999), "Revelacin". En Nuevo Diccionario de Catequtica. Madrid: San Pablo. Fisichella, R. (1995), "Revelacin". En Diccionario Teolgico Enciclopdico. Estela Editorial Verbo Divino.

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2. LAS FUENTES DE LA CATEQUESIS INTRODUCCIN LA catequesis forma parte viva del ministerio de palabra. Es importante, despus de las consideraciones sobre Ia Revelacin, reflexionar tambin sobre las fuentes de Ia catequesis. En un primer momento se retomar el significado profundo de Ia expresin Palabra de Dios, que es Ia fuente viva de Ia catequesis. Enseguida se tratar de las fuentes de Ia catequesis. Primero se considerar Ia Tradicin, Ia Escritura y el Magisterio, ya que son tres realidades que estn ntimamente unidas. Luego se reflexionar sobre los otros lugares teolgicos donde resuena vibrante Ia Palabra de Dios: Ia liturgia, el testimonio eclesial comunitario, las obras de la creacin y las semillas del Verbo. 2.1. La fuente viva es Ia Palabra de Dios Palabra es solo aquello que sale de nuestra boca? Con frecuencia se escuchan expresiones como "Dios nos habl", "la Palabra de Dios nos fue comunicada", "la catequesis comunica la Palabra de Dios". Pero, qu significan tales expresiones?, Cmo es que Dios habl o an habla con nosotros'? Como se vio en el captulo anterior, no se puede tener una concepcin "depositaria" de la divina revelacin, reduciendo la Palabra de Dios a un conjunto de principios y enunciados, o de textos bblicos, o a un cuerpo de doctrina articulado y completo. Si as fuese, bastara en la catequesis transmitir materialmente algunas verdades", leer las Sagradas Escrituras o ensear unas doctrinas para obtener hoy la escucha de Ia Palabra de Dios. La catequesis es una realidad ms profunda. El misterio de la Palabra de Dios La Constitucin Dei Verbum, en el nmero 2, nos guia en la comprensin del MISTERIO DE LA PALABRA DE DIOS mostrando el qu y el cmo de Ia Revelacin.Quiso Dios, con su bondad y sabidura, revelarse a s mismo y manifestar el misterio de su voluntad (Ef 1,9); por Cristo, la Palabra hecha carne, y con el Espritu Santo, pueden los hombres llegar hasta el Padre y participar de la naturaleza divina (Ef 2,18; 2 P 1,4).

En ese texto conciliar estn resaltados el objetivo y el contenido de la Revelacin, la iniciativa divina, su finalidad salvfica y Ia dimensin trinitaria. La Revelacin no es una simple comunicacin verbal o Ia palabra de una autoridad (magister dixit); se trata de un profundo encuentro entre personas, de una intimidad entre amigos en vista de algo muy vital: Ia comunin de vida: En esta Revelacin, Dios invisible (Col 1,15; 1 Tm 1,17), movido de amor; habla a los hombres como amigo (Ex 33, 11; Jn 15, 14-15), trata con ellos (Ba 3,38) para invitarlos y recibirlos en su compaa.

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El binomio: obras + palabras = Palabra de Dios A continuacin, Dei Verbum menciona Ia manera como Dios realiza esta comunicacin (La Economa Divina), o sea, como Ia Palabra de Dios es pronunciada:El plan de la Revelacin se realiza por obras y palabras intrnsecamente ligados; las obras que Dios realiza en la historia de la salvacin manifiestan y conforman la doctrina y las realidades que las palabras significan; a su vez, las palabras proclaman las obras y explican su misterio (DV 2).

Este texto posee un significado fundamental para la catequesis, pues trata del Proceso Histrico de la Revelacin, ya comentado anteriormente y, sobre todo, explica el PROCESO por el cual nos llega la Palabra de Dios. Ah aparece el binomio ACONTECIMIENTOS (hechos, obras, gestos, realizaciones...) y PALABRAS (discurso, doctrina, enseanza, reflexin.) ntimamente relacionados. Muchas veces en la Biblia se habla de las "maravillas de Dios" (mirabilia Dei): son justamente estos ACONTECIMIENTOS o HECHOS las intervenciones maravillosas de Dios junto a su pueblo, manifestando como Emmanuel: alguien que est en medio, presente en su historia, en su vida, en su caminar. Y para los creyentes del Antiguo y Nuevo Testamento, esta es realmente la Palabra de Dios: una presencia amorosa que se traduce en gestos salvadores. Las personas que perciben esta misteriosa presencia salvadora de Dios en medio del pueblo, HABLAN, MUESTRAN, ACLARAN, LLAMAN LA ATENCIN sobre estos hechos salvficos. Aqu est el primer elemento del binomio: PALABRAS, discurso, enseanza. Hay una relacin profunda entre estos dos elementos. De hecho, las palabras pronunciadas por los profetas aclaran el sentido de los hechos o acontecimientos. Estos, a su vez, dan fuerza y autoridad a las palabras de los profetas. As sucedi en la vida de Jess: Hablaba con autoridad, y no como los escribas (Mc 1, 22), porque sus palabras estaban cimentadas en su Testimonio de vida. Este es el otro elemento del binomio: hechos, obras (Mc 1, 22; Mt 7, 28-29). Este conjunto de los dos elementos (hechos y palabras) es Io que constituye verdaderamente la Palabra de Dios. A este conjunto la Biblia lo llama Palabra de Dios (en hebreo deber). Muchas veces se piensa que la Palabra de Dios es solamente el primer elemento y es una equivocacin. Debido a esta equivocacin nuestra catequesis no siempre es Palabra de Dios: sobresale el aspecto de la palabra, del discurso, de la doctrina, de Ia enseanza... Faltan los hechos, o sea, el testimonio de la vida cristiana del catequista, de la comunidad cristiana as como los gestos sacramentales, que son los grandes acontecimientos salvficos en la Iglesia. Jesucristo: Palabra suprema de Dios La Dei Verbum termina afirmando el lugar absolutamente central de Jesucristo en la economa (designio salvfico) de Ia revelacin divina: Jess es la PALABRA FINAL, SUPREMA Y20

DEFINITIVA de Dios, la piedra clave del proyecto salvfico del Padre. Sin embargo, el contenido profundo de la verdad comunicada por esta revelacin con respecto a Dios y de Ia salvacin del hombre se manifiesta en Cristo, que es al mismo tiempo mediador y plenitud de toda la Revelacin. Alberich, E. (2001) afirma que:Este breve texto del Concilio resalta Ia densidad y riqueza del misterio de la Palabra de Dios en la historia humana. Lejos de agotarse en una simple transmisin de verdades, aunque importantes, la Palabra de Dios aparece ms bien como una intervencin divina, eficaz y misericordiosa, en la cual Dios se comunica a Si mismo y nos comunica su proyecto de comunin y de salvacin en favor de toda humanidad. De este proyecto, cuyo centro es la persona de Jess, la catequesis eclesial continua siendo el anuncio y la mediacin, en este tiempo de la Iglesia (p. 85).

La catequesis tiene su fuente primera en Ia Palabra de Dios. La fuente de donde la catequesis toma su mensaje es la misma Palabra de Dios (DGC 94). 2.2. Las fuentes de la catequesis La catequesis comunica el mensaje de la Palabra de Dios. Dnde se encuentra este mensaje?, Cul es su fuente o su fuentes? El DGC emplea ambas expresiones: LA FUENTE y LAS FUENTES de la catequesis. La fuente es la Palabra de Dios. Se habla de LA FUENTE para subrayar la unicidad de la Palabra de Dios en su sentido amplio y profundo tal y como se ha visto a partir de la Constitucin Dei Verbum. Sin embargo, ordinariamente se habla tambin de FUENTES para indicar los lugares concretos donde la catequesis extrae su mensaje (DGC 95). EI DGC presenta la Tradicin, la Escritura y el Magisterio (ntimamente ligados) como las fuentes principales de la catequesis. A ellas se aaden Ia liturgia, el testimonio de la Iglesia, la investigacin teolgica y los genuinos valores religiosos y morales considerados como semillas de la Palabra diseminados en la sociedad y en las culturas (DGC 96).Ni todas las fuentes tienen el mismo valor, ni deben ser entendidas en sentido univoco. Cristo es la fuente por excelencia. EI es el Sol de donde emana toda luz, aun la ms tenue. La Escritura es la Palabra de Dios en cuanto escrita por inspiracin del Espritu Santo (. . .) Ia Tradicin recibe la Palabra de Dios encomendada por Cristo y el Espritu Santo a los apstoles, y la transmite integra a los sucesores (DV 9). El Magisterio tiene la tarea de interpretar autnticamente la Palabra de Dios (DV 10 b), realizando, en nombre de Cristo, un servicio eclesial fundamental. Tradicin, Escritura y Magisterio, ntimamente entrelazados y unidos, son, cada una a su modo, fuentes principales de la catequesis (DGC 96).

En las siguientes pginas se explicaran las fuentes de la catequesis siguiendo las reflexiones del documento La catequesis en Amrica Latina del Departamento de Catequesis del CELAM: La Tradicin La humanidad valora la tradicin, o sea, todo aquello que nuestros antepasados experimentaron, consolidaron y nos transmitieron. Si este concepto es importante para todos los aspectos, tiene un significado muy grande en sus religiones.21

Sucede Io mismo en la fe cristiana. Las actuales generaciones reciben de aquellos que vivieron en los siglos anteriores, toda la riqueza de su experiencia. Dios se manifest a ellos. Esta experiencia fue vivida, codificada en escritos, frmulas de fe, costumbres, tradiciones, cultos. Todo eso forma parte del conjunto de Ia Tradicin. Cada generacin, impulsada por el Espritu Santo, vive y actualiza esta Tradicin, la enriquece con su particular contribucin y la transmite para las generaciones futuras. As, Ia Tradicin es el pasado que vive en el presente. En nuestra fe cristiana, la Tradicin tiene su origen en el pueblo de Israel, llega a su plenitud en Jesucristo y contina hasta el fin de los tiempos. En ella, los cristianos reconocen como la verdadera fe se encarna admirablemente en las distintas culturas, permaneciendo fiel en s misma. No se trata, pues, de cosa vieja, exposicin de antigedades o piezas de museo; por el contrario, es el conjunto de todo aquello que creemos, vivimos y esperamos. Es el DEPOSITO DE LA FE, que la Iglesia busca guardar con todo cario, enriquecer con Ia experiencia de las varias culturas y transmitirlas a las nuevas generaciones: este es justamente el trabajo de Ia catequesis. Muchas cosas fueron escritas y forman las Sagradas Escrituras. Otras se han mantenido en el seno de la comunidad creyente y han sido explicitadas a lo largo de los siglos. El propio Jess no dej libros escritos. Pero dejo algo infinitamente superior: la Iglesia, su presencia en nuestro mundo hasta el fin de los tiempos, y el Espritu Santo, que acta con una creatividad que nadie puede predecir.La presencia de Cristo y del Espritu Santo constituyen el alma de la Tradicin. La enseanza de Jess, su vida, muerte y resurreccin, buena nueva para todos los seres humanos y civilizaciones, vivida en Ia Iglesia, constituyen la Tradicin (CAL 40).

Para el cristianismo, los siete primeros siglos son muy importantes en la constitucin de la Tradicin: Ia vida de la Iglesia de entonces, las persecuciones, las luchas internas, la realizacin de los grandes concilios, los celosos pastores y maestros, Llamados Padres de Ia Iglesia, han dejado un cuerpo doctrinal bsicos por su proximidad a Jess y a los discpulos (DGC 129-130).La Iglesia conserva esa Tradicin y Ia hace crecen y es una de las grandes fuentes de la catequesis. As, Ia catequesis, fiel a la Iglesia, se inserta en Ia Tradicin y ella misma es un momento ms de esa Tradicin (CAL 41).

San Pablo, en un texto maravilloso, nos aclara lo que viene a ser Ia tradicin cristiana, centralizada, sobre todo, en el misterio pascual:Les recuerdo, hermanos, el evangelio que les prediqu, que han recibido y en el cual permanecen firmes, por el cual tambin son salvados, si lo guardan tal como se los prediqu... Si no, habran credo en vano! Porque les transmit en primer lugar lo que a mi vez recib: que Cristo muri por nuestro pecados, segn las Escrituras; que fue sepultado y que resucito al tercer da, segn las Escrituras; que se apareci a Cefas y luego a los Doce; despus se apareci a ms de quinientos hermanos a la vez, de los cuales todava Ia mayor parte viven y otros han muerto. Luego se apareci a Santiago; ms tarde a todos los Apstoles (1 Co 15,1-7).

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La Sagrada Escritura La Escritura, que nace de la Tradicin, es el documento principal de la fe cristiana, particularmente de la predicacin apostlica, por fuerza de su divina inspiracin. Contiene la Palabra de Dios y, por ser inspirada, es Palabra de Dios para siempre. Esa Palabra contiene la revelacin del misterio de Cristo y, en El, el misterio de Dios y de la humanidad. Para su catequesis, su vida y su culto, la Iglesia siempre recurre a la Sagrada Escritura. Ella ocupa el primer lugar en las diversas formas del ministerio de la palabra. Se trata de un libro humano, pues fue escrito por hombres y desde una determinada cultura y contexto histrico. Pero al mismo tiempo es un libro divino, pues en l, inspirados por Espritu Santo, los autores sagrados registraron la profunda experiencia del Pueblo de la Alianza en su bsqueda y encuentro con Dios, y, al mismo tiempo, narran las maravillas operadas por Dios en medio de su Pueblo. Para que la Escritura manifieste la plenitud del misterio de Cristo, he aquellos rasgos fundamentales que deben estar presentes en ella: El origen de la Escritura: aunque escrita en lenguaje humano, proviene verdaderamente de Dios. El aspecto concreto de la revelacin bblica, en la cual los hechos y las palabras estn ntimamente ligados y recprocamente integrados. La progresiva manifestacin de Dios y de su iniciativa de salvacin. La profunda unidad de los dos Testamentos. La tensin de la antigua Alianza hacia Jesucristo, en quien se cumplen las expectativas y todas las promesas. La relacin continua entre la Escritura y la vida de la Iglesia, quien Ia transmite ntegramente, la interpreta con autoridad y la vive con fidelidad, reconociendo en ella su fundamento y su regla.La Escritura es el libro por excelencia de la catequesis. No es un simple subsidio. Para comprender el mensaje, necesitamos conocer los modos histricamente diversos de los cuales Dios se sirvi para revelarse (CAL 44).

La interpretacin segura solo es posible si tenemos presente la unidad de la Escritura y si se recurre a la fe y al espritu de la Iglesia, que se manifiestan en su Tradicin y en la doctrine vive del Magisterio. No podemos tampoco olvidar que le Escriture debe ser leda e interpretada con la ayuda de Espritu Santo, quin la inspiro y que siempre hace resonar la viva voz del Evangelio en el mundo (CAL 44). La catequesis debe ser una autntica introduccin a la lectio divina, esto es, la lectura de la Sagrada Escritura hecha conforme el Espritu que habita en la Iglesia (Mensaje al Pueblo de Dios, 9 c). Hablar de la Tradicin y de la Escritura como fuentes de la catequesis es subrayar que sta ha de estar totalmente impregne de por el pensamiento, el espritu y las actitudes bblicas y evanglicas, a travs de un contacto asiduo con los mismos textos sagrados; y es tambin recordar que la catequesis ser tanto ms rica y eficaz, cuanto ms lee los textos con la inteligencia y el corazn de la Iglesia (DGC 127).

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Magisterio La Tradicin y la Escritura constituyen los fundamentos de la Iglesia. A su vez, a la Iglesia, jerrquicamente constituida, Dios le ha confiado, bajo la asistencia del Espritu Santo, le interpretacin autntica de la Tradicin y de la Escritura en su perenne encamacin en las diversa cultures.Este es, precisamente el Magisterio de la Iglesia, que est al servicio de la Palabra de Dios. Por lo tanto, el Magisterio no puede manipular ni amputar la Palabra de Dios. El Magisterio necesita ser ejercido en humilde espritu de servicio y comunin colegial, pues l mismo est sometido a Ia Palabra divina (...) Y por la propia Tradicin y Escritura creemos que la Iglesia tiene una asistencia especial de Espritu Santo para mantener la verdad de la fe en medio de las vicisitudes, las tribulaciones y el desconcierto ( ) EI Magisterio autnticamente comprendido nada tiene que ver con la dictadura intelectual o con una imposicin arbitraria; al contrario, sus intervenciones son como faroles que guan al pueblo de Dios en su continuada bsqueda y caminar el Magisterio est al servicio de las personas (CAL 45).

La catequesis debe ser fiel al Magisterio sin manipulaciones. Es importante que la catequesis haga comprender el verdadero sentido de la funcin del Magisterio. Es importante tambin que el catequista sepa entender el Magisterio y conozca los distintos valores teolgicos de sus afirmaciones. En la lectura eclesial de la Escritura, hecha a la luz de la Tradicin, el Catecismo de la Iglesia Catlica (CEC), como expresin del Magisterio, desarrolla un papel importante. EI CEC es un punto de referencia para inspirar Ia accin catequtica de Ia Iglesia en nuestros das (CAL 47). La catequesis transmite el contenido de la Palabra de Dios segn las dos modalidades con las cuales la Iglesia lo posee, interioriza y vive; como NARRACIN de Ia Historia de la Salvacin y como EXPLICITACIN del Smbolo de la fe. As, la Sagrada Escritura y el CEC, cada una a su modo y conforme su especifica autoridad, han de inspirar tanto Ia catequesis bblica como la catequesis doctrinal, que transmiten este contenido de la Palabra de Dios. La Liturgia La Liturgia, como celebracin del misterio cristiano, es la fuente y la cumbre de toda vida cristiana. Se vuelve, por tanto, fuente indispensable y coronacin de la catequesis. De un lado, la catequesis extrae de la Liturgia muchos de los contenidos de la educacin de la fe y, por otro lado, ella educa para la recta comprensin y vivencia de los signos y gestos sagrados de las celebraciones litrgicas.La participacin en la accin Litrgica permite a los fieles penetrar cada vez ms en el misterio de Cristo (CAL 48).

Con sus caractersticas, Ia liturgia es una preciosa catequesis en acto. Difcilmente se podra encontrar una verdad de fe cristiana que no est, de algn modo, expuesta y celebrada en la liturgia. En ese sentido se dice tambin que la liturgia es una celebracin y profesin de la fe. En esas acciones litrgicas, verdaderas experiencias religiosas y msticas, la catequesis se inspira para un desarrollo vivencial y sistemtico de la fe. Durante muchos siglos, esa catequesis litrgica, llamada catequesis mistaggica, tuvo gran importancia en la educacin de Ia fe del cristiano.24

Esta tradicin de la catequesis mistaggica (desde la liturgia) debe ser retomada, principalmente dentro de la formacin o catequesis permanente. Adems de favorecer el conocimiento del significado de la liturgia y de los sacramentos, la catequesis ha de educar a los discpulos de Jess en Ia oracin, en Ia accin de gracias. Tambin ha de estar atenta a los ricos contenidos de la religiosidad popular, purificndola si es necesario, pero, sobre todo, valorando sus autnticas expresiones. Una catequesis que no se impregne de oracin ni desemboque en celebracin de Ia comunidad se aleja de su autntica fuente y cumbre eclesial y corre el riesgo de reducirse a una mera transmisin acadmica de contenidos; a su vez, la Liturgia que no sea catequizadora cae en un ritualismo (CT 23). El testimonio eclesial comunitario Lo que se anuncia en el Evangelio y se celebra en la Liturgia, debe ser realizado y testimoniado en la vida eclesial comunitaria. El Evangelio solamente fructifica cuando es vivido. Por el testimonio de vida el mensaje bblico recibe su fuerza de conviccin. Solo as la Palabra de Dios es traducida plenamente en el Lenguaje del tiempo y en el respectivo contexto humano. La vida de fe de las comunidades y de las familias cristianas constituye el ambiente espiritual y la atmosfera en la cual el mensaje se vuelve ms aceptable y capaz de promover la educacin de la fe. Sin la comunidad, como lugar privilegiado de evangelizacin", la Palabra de Dios no puede demostrar toda su eficacia; se queda privada de una fuente de relevante importancia (CAL 49). En los encuentros catequsticos, el catequista ha de explicitar simplemente todo aquello que Ia comunidad vive y testimonia. Es precisamente la comunidad la que revela la fecundidad de la fe. En ella las cristianes se alimentan de la doble mesa de Ia Palabra de Dios y del Cuerpo de Cristo. Evangelio y Eucarista son el alimente constante en el caminar de Ia comunidad hacia el Padre. El Espritu acta de tal modo en la comunidad que el den de la COMUNIN y el empeo en la MISIN se profundizan cada vez ms y son vividas de un modo ms intense (DGC 70). Se percibe actualmente, con mucha claridad, que para una verdadera catequesis no bastan buenos textos. Se dice que Ia comunidad autntica es el mejor AUDIOVISUAL de la catequesis. Las obras de la creacin San Pablo dice que desde la creacin del mundo, Ia inteligencia humana puede percibir las perfecciones invisibles de Dios, su poder eterno y su naturaleza divina, a travs de su obras (Rm 1, 20). EI universo, con toda la riqueza existente en el reine mineral, vegetal y animal, en el hombre y en la mujer, es un libro rico en contenido para Ilegar al Creador. Este fue come un "manual" de catequesis utilizado en los siglos que precedieron a la Escritura Sagrada. La misma Biblia contiene bellsimas descripciones de la creacin y por medio de ella, eleva alabanzas al Creador (Ver Gn 1-2; Sal 104,148 y otros; Am 4,3-8; Jr 10,6-16; ls 40,21-26; S b 13,1-5; Pr 8,22-31)

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Todo fue creado en Cristo, per Cristo, para Cristo (Col 1,15-20). Por eso, todo aspecto de verdad, de belleza, de bondad y de dinamismo que se encuentra en el universo, en las instituciones humanas, en las ciencias, en las artes y, en particular, en la persona humana, todo es seal y medio que prepara el camino para llegar a Cristo. Hoy Ia cultura posee una particular admiracin y cuidado de Ia naturaleza. Sin divinizar ni rendir culto a la naturaleza, como quieren algunos, el cristiano ve en ella un camino hacia Dios. La catequesis muestra ese rostro oculto del Seor en la naturaleza y su autntico perfeccionamiento por los seres humanos a travs de la Historia. Toma este mundo en el que vivimos y, poco a poco, a la luz de la fuente primera, Cristo Jess, muestra el maravilloso designio de Dios, el llamado que nos hace para que colaboremos en esa gran misin. La accin de Espritu Santo en Ia humanidad San Ireneo formul Ia bella expresin SEMILLAS DEL VERBO para significar la accin del Espritu Santo en las culturas y en los pueblos que existan antes de la venida de Jesucristo y que posean grandes valores y obras maravillosas de humanismo y religiosidad. De hecho, el misterio del amor de Dios revelado en Cristo nos da la certeza de que el Espritu Santo opera de modo oculto en toda la humanidad, dndole la posibilidad de ponerse en contacto con el misterio pascual. Esa accin universal de Espritu Santo es sentida en la comunidad humana: en el amor del padre y de la madre; cuando el bien vence el mal; en la lucha por la vida y por el bien comn, por la dignidad y por la libertad, por la unidad y por la paz. Por eso, los documentos y las experiencias que manifiestan los grandes valores humanos pueden convertirse en puntos de partida para Ia catequesis: hechos histricos, literatura, obras de arte, revistas, peridicos, experiencias individuales y colectivas. El catequista usa estas realidades para iluminarias mediante la Palabra de Dios. As, el Evangelio se vuelve realmente Buena Noticia para la humanidad. El documento de Puebla dice que antes de que llegaran los misioneros europeos a nuestro continente el Espritu que llena el orbe de la tierra abrac tambin lo que haba de bueno en las culturas precolombinas (201). Afirma tambin que la evangelizacin es una contribucin al crecimiento de los grmenes del Verbo presentes en las culturas (401) y que la Iglesia parte, en su evangelizacin, de aquellas semillas esparcidas por Cristo (403).

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SNTESIS

o o o o o o o o

La fuente de la catequesis es la Palabra de Dios. La Palabra de Dios est constituida por el binomio hechos y palabras. Jesucristo es la palabra suprema de Dios, la palabra viva del Padre. Las fuentes de la catequesis son la Tradicin, la Escritura, el Magisterio, la liturgia, el testimonio eclesial comunitario, las obras de la creacin y las semillas del Verbo diseminadas en Ia sociedad y en las culturas. EI DGC llama "juntas principales" de la catequesis a la Tradicin, la Escritura y al Magisterio. La catequesis se nutre de la Tradicin viva da la Iglesia. La Escritura es el libro por excelencia da la catequesis. EI Magisterio est al servicio da la Palabra de Dios.

PARA PROFUNDIZAR 1. Elaborar un cuadro-sntesis da las fuentes de la catequesis y colocar a lado da cada una de ellas unas sugerencias prcticas para su utilizacin en la catequesis da adultos. 2. Elaborar un ensayo sobre "La Palabra de Dios en la catequesis".Bibliografa Ochoa, J. (1999). "Fuente y fuentes de la catequesis". En Nuevo Diccionario da Catequtica. Madrid, Espaa: San Pablo. Alberich, E. (1987). "Fuentes de la catequesis". Diccionario da Catequtica. Madrid, Espaa CCC.

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3. CATEQUESIS Y COMUNICACIN DEL MENSAJE INTRODUCCIN Es necesario dilucidar las exigencias de Ia comunicacin del mensaje en la catequesis. La presentacin del mensaje evanglico en Ia catequesis tiene en cuenta unos criterios que brotan de su nica fuente. En este captulo, consecuencia de los dos anteriores, se presentan los criterios que orientan la comunicacin del contenido del mensaje cristiano. Los elementos del contenido no se exponen aqu, pero estn expuestos por el Magisterio de Ia Iglesia en el Catecismo de la Iglesia Catlica. 3.1. El contenido de la catequesis La catequesis es anterior a la formulacin del Credo o Smbolo de la fe. Es ms, muchos relatos evanglicos han tenido origen o estn ntimamente vinculados con el ambiente de las primitivas catequesis. La Iglesia ha dispuesto siempre -explica el DGC 119- de formulaciones de la fe que, en forma breve, condensan lo esencial de lo que ella cree y vive: textos neotestamentarios, smbolos o credos, frmulas Litrgicas, plegarias eucarsticas. Ms tarde ha considerado tambin conveniente explicitar de modo ms amplio la fe, a manera de una sntesis orgnica, por medio de los Catecismos que, en numerosas Iglesias locales, se han elaborado en estos ltimos siglos. Algunos textos neotestamentarios distinguen la leche espiritual o fundamentos de Ia revelacin (Hb 5,11-14; 6,1-3), del alimento slido propio de los adultos en la fe (Hb 5,11-14; 6,1-3; 1 P 2,2; 1 Co 3,13). A partir del siglo ll queda ya establecido el contenido de la catequesis entendida como instruccin fundamental de los candidatos al bautismo.En la poca de los Padres de Ia Iglesia, en efecto, la formacin propiamente catecumenal se realizaba mediante una CATEQUESIS BBLICA, centrada en Ia narracin de Ia Historia de Ia salvacin; Ia preparacin inmediata al bautismo, por medio de una CATEQUESIS DOCTRINAL, que explicaba el smbolo y el Padrenuestro, recin entregados, con sus implicaciones morales; y Ia etapa que segua a los sacramentos de Ia iniciacin, mediante una CATEQUESIS MISTAGGICA, que ayudaba a interiorizarlos y a incorporarse en Ia comunidad. Esta concepcin patrstica sigue siendo foco de luz para el catecumenado actual y para la misma catequesis de iniciacin (DGC 89).

En la catequesis patrstica, la narracin (narratio) de las maravillas obradas por Dios y la espera (expectatio) del retorno de Cristo acompaaban siempre la exposicin (explanatio) de los misterios de la fe (DGC 107). El DGC en diversos lugares pone de relieve, como modelo, la estructuracin patrstica del contenido de la catequesis. Por eso se han citado textos del DGC de manera consecutiva, para mostrar la ilacin y coherencia de Ia exposicin de la praxis patrstica. Ntese, por ejemplo, lo que sigue:

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En la catequesis patrstica, la narracin de la historia de la salvacin era lo primero. Despus, avanzada la Cuaresma, se hacan las entregas del Smbolo y del Padre nuestro y se proceda a su explicacin, con todas sus implicaciones morales. La catequesis mistaggica, una vez celebrados los sacramentos de la iniciacin, ayudaba a interiorizarlos y gustarlos (DGC 129).

En la poca patrstica haba, incluso, diferente vocabulario para indicar diversos contenidos de la catequesis en las distintas etapas del proceso catecumenal; katejein indicaba la instruccin dada a los que se preparaban al bautismo o catecmenos y didaskein, a la instruccin de los ya bautizados. No obstante, todos los componentes de la catequesis: la instruccin, la oracin, los elementos litrgicos, las exigencias morales, constituan la iniciacin cristiana integral. En el tema siguiente se ver cmo en la Edad Media (siglos VI-XV) desaparece no solo el catecumenado sino tambin el termino CATEQUESIS y aparece, en cambio, el trmino CATECHISMUS para designar no un libro sino la institucin catequizadora orientada principalmente a preparar a los nios para los sacramentos de la iniciacin cristiana. Al cambiar el sujeto de la catequesis, llamada en ese tiempo catecismo, se redujo su contenido y, sobre todo, perdi la densidad que tena en la poca patrstica. En la poca Moderna (siglos XVI-XVIII) la institucin catequizadora se redujo prcticamente a los ritos y la enseanza quedo igualmente reducida a un pequeo libro de preguntas y respuestas llamado tambin CATECISMO. Se identificaron la institucin y el instrumento de la catequesis y ambos iban dirigidos tanto a nios como adultos. En la poca Contempornea (siglo XIX y XX) el contenido de la catequesis continuo sirvindose al pueblo de Dios mediante el catecismo siguiendo las huellas dejadas en la Edad Media y en la poca Moderna. El proceso de formacin cristiana se intensific con los nios, quedando para los adultos el catecismo dominical. Aun hoy es la prctica ms extendida en nuestros pases de Amrica Latina: se catequiza a los nios y se bendice a los adultos. Sin embargo, el esfuerzo por volver a los orgenes y recuperar el contenido gradual de la catequesis y la centralidad del adulto en el proceso catequstico no ha sido en vano. Hoy se entiende claramente que fe y vida van estrechamente relacionados y que el contenido de la catequesis ha de estar necesariamente en consonancia con el medio histrico y socio-cultural de los interlocutores o catequizandos, en una lnea de inculturacin, adaptacin a las edades y evangelizacin de la cultura. Pero, sobre todo, hoy la Iglesia proclama sin ambages que el contenido esencial, central y ltimo o definitivo es la persona de Cristo. Esta proclamacin pone de relieve que el contenido de la catequesis es la misma Revelacin divina, que alcanza su plenitud en Cristo y que exige una respuesta de fe. Esta es una actitud interior de adhesin personal a Dios Padre a travs de su Hijo Jesucristo bajo la accin del Espritu Santo. Esta fe en su dimensin subjetiva suele llamarse tcnicamente fides qua correlativa de la fides quae o la fe en su dimensin objetiva, es decir, el contenido de lo que creemos, los elementos o datos de la fe, los aspectos doctrinales o raciocinales-cognoscitivos que pueden ser mejor conocidos o profundizados por el estudio y la investigacin.29

No siempre coinciden en el creyente las dos dimensiones de la fe: puede haber una persona con una gran actitud de fe y con poco saber o contenido objetivo de fe. Ambas dimensiones son importantes pero la dimensin objetiva est en funcin de la subjetiva y sin esta el sujeto puede ser una persona erudita en religin pero no creyente. La tarea de la catequesis es llevar al creyente a la confesin de fe en Cristo (DGC 82). 3.2. Criterios para Ia comunicacin del mensaje Las normas y criterios para la presentacin del mensaje evanglico en la catequesis las seala el DGC (96):La fuente viva de la Palabra de Dios y las fuentes que de ella derivan y en las que ella se expresa, proporcionan a la catequesis los criterios para transmitir su mensaje a todos a todos aquellos que han tomado la decisin de seguir a Jesucristo.

3.2.1. Cristocentrismo trinitario Ya se ha hecho notar en el captulo anterior la confesin central de la fe de Ia Iglesia, semejante a Ia confesin de Pedro (Mt 16,16; Jn 6,68-69) y como el hecho de que Jess sea la plenitud de la Revelacin es el fundamento del 'cristocentrismo de la catequesis (DGC 41). EI cristocentrismo puede entenderse en varios sentidos, al menos en estos: En el centro de la catequesis encontramos esencialmente una Persona, Jess de Nazaret, Unignito del Padre, lleno de gracia y de verdad (DGC 98). Es tarea propia de la Iglesia mostrar quin es Jesucristo: su vida y su misterio, y presentar la fe cristiana como seguimiento de su persona (DGC 41). Cristo est en el centro de la historia de la salvacin, que la catequesis presenta. l es, en efecto, el acontecimiento ultimo hacia el que converge toda la historia salvfica. l es la clave, el centro y el fin de toda la historia humana (DGC 98). - El mensaje evanglico no proviene del hombre, sino que es Palabra de Dios. La Iglesia, y en su nombre todo catequista, puede decir con verdad: 'Mi doctrina no es ma, sino del que me ha enviado... El cristocentrismo obliga a la catequesis a transmitir lo que Jess ensena acerca de Dios, del hombre, de la felicidad, de la vida moral, de la muerte... sin permitirse cambiar en nada su pensamiento (DGC 98).

Pero el cristocentrismo no quiere decir Cristo mismo (solamente Cristo). Se entiende que el cristocentrismo es, al mismo tiempo trinitario: Jesucristo es inseparable del Padre y del Espritu Santo.Jess remite constantemente al Padre, del que se sabe Hijo nico, y al Espritu Santo, por el que se sabe ungido. l es camino que introduce en el misterio interior de Dios (DGC 99).

Del carcter cristocntrico de la catequesis se deducen unos criterios para la exposicin del mensaje cristiano:30

Centrar toda su atencin en Ia persona de Cristo. Presentar ante todo no la doctrina sobre Jess, sino la persona misma, su vida y mensaje, como buena noticia para las personas de hoy. En la catequesis lo que se ensea (...) es a Cristo, el Verbo encarnado e Hijo de Dios y todo Io dems en referencia a l (CT 5). En efecto, Gesteira, M. (1999) seala que:Cristo no es solo OBJETO de la catequesis (como una mera verdad objetiva que debe ser enseada o demostrada, sino que, como Resucitado, es ms bien el verdadero sujeto activo que puede manifestarse a los hombres de hoy y a travs de si introducirlo en el misterio ntimo de Dios Trino.

El autor citado aade que es necesario someter a examen las imgenes de Jess que prevalecen en los catequizandos o en sus ambientes para purificarlas si fuese necesario. Tener presente que el objeto de la catequesis es el anuncio y conocimiento de Jesucristo hasta llevar al catequizando a la confesin de fe en l. Es este criterio el que da originalidad al contenido de nuestra catequesis y de la religin cristiana. Esta no es la religin de un libro sino de una persona, Cristo, y este crucificado (1 Co 2,2). La estructura interna de la catequesis, en cualquier modalidad de presentacin, ser siempre cristocntrico-trinitaria (DGC 100). - El catequista se convierte en testigo y expone lo que ha vivido y experimentado. Lo que hemos visto y odo, eso les anunciamos para que estn en comunin con nosotros (1 Jn 1,3). 3.2.2. Eclesialidad La catequesis es por naturaleza una accin eclesial y, en consecuencia, contiene al mensaje evanglico que ella comunica un intrnseco carcter eclesial por cuanto la catequesis es el proceso de transmisin del Evangelio (DGC 105). De esta manera ella es, en la Iglesia, el servicio que introduce a los catecmenos y catequizandos en la unidad de la confesin de fe (DGC 106). 3.2.3. Historicidad EI misterio de la salvacin tiene un carcter histrico, ya que se realiza en el tiempo. Empez en el pasado, se desarroll y alcanzo su cumbre en Cristo, extiende su poder en el presente y aguarda su consumacin en el futuro (DGC 44). El DGC es el texto que pone de relieve el carcter histrico del mensaje cristiano e indica cuales son las exigencias para Ia catequesis. Siguiendo a Caizares, A. (1999), dichas exigencias son: Presentar Ia historia de la salvacin mediante una catequesis bblica que d a conocer las obras y las palabras con las que Dios fue progresiva y gradualmente revelndose a la humanidad.

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Al explicar el Smbolo de Ia fe y el contenido de la moral cristiana la catequesis ha de arrojar Iuz sobre el hoy de la historia de la salvacin. De hecho el ministerio de la Palabra interpreta, a Ia Iuz de la revelacin, la vida humana de nuestro tiempo, los signos de los tiempos y las realidades de este mundo. Situar los sacramentos dentro de la historia de la salvacin por medio de una catequesis mistaggica, que relee y revive todos estos grandes acontecimientos de la historia de Ia salvacin en el hoy de la Liturgia. La catequesis ayudar a hacer el paso del signo al misterio. Llevar a descubrir tras la humanidad de Jess, su condicin de Hijo de Dios; tras Ia historia de Ia Iglesia, su misterio como sacramento de salvacin tras los signos de los tiempos las huellas de la presencia y de los planes de Dios (DGC 108).

3.2.4. Inculturacin La originaria inculturacin de la Palabra de Dios y el modelo de referencia para toda evangelizacin de la Iglesia, consiste en que Cristo, mediante su encarnacin, se vincul a determinadas condiciones sociales y culturales de los hombres con quienes vivi (DGC 109). En efecto, la inculturacin de la fees un proceso profundo y global y un camino lento: no es una mera adaptacin externa que, para hacer ms atrayente el mensaje cristiano, se limitase a cubrirlo de manera decorativa con un barniz superficial. Se trata, por el contrario, de la penetracin del Evangelio en los niveles ms profundos de las personas y de los pueblos (DGC 109).

Los siguientes textos ayudarn a entender mejor esto: CT 53, EN 20, as como RM 52:Inculturacin significa una ntima transformacin de los autnticos valores culturales mediante su integracin en el cristianismo y la radicacin del cristianismo en las diversas culturas.

3.2.5. Integralidad Este criterio se refiere a la totalidad del mensaje cristiano, a su integridad y organicidad respecto a su capacidad de significacin para la persona humana. Jess declara que EI anuncia el Evangelio dando a conocer todo cuanto ha odo a su Padre (Jn 15,15) y de la misma manera, cuando los enva a los apstoles a Ia misin, les pide que ensenen a sus oyentes a guardar todo Io que EI les ha mandado (Mt 28,19). El mensaje cristiano es rico y abundante en sus elementos. Para que se pueda expresar la armona de todos ellos, su contenido tiene que ser INTEGRAL, Orgnico Y JERARQUIZADO: Un criterio fundamental de la catequesis en la comunicacin del mensaje cristiano es la salvaguardia de la INTEGRIDAD DEL MENSAJE, evitando presentaciones parciales o deformadas del mismo. La catequesis debe exponer todas las verdades fundamentales de la fe sin dejar de lado a ninguna de ellas,32

pues todo lo que Dios nos ha revelado, y est contenido en las fuentes de la catequesis, nos fue dado para nuestra salvacin. Dios queriendo abrir el camino de Ia salvacin sobrenatural, se revel desde el principio a nuestros primeros padres (DV 3). Hay que distinguir el CONTENlDO del mensaje de la FORMA en que ha sido expuesto a travs del tiempo. La integridad se refiere al contenido y no a las formas. Sera ntegro cuando el mensaje se comunica sin silenciar ningn aspecto fundamental o sin hacer una seleccin mediatizadora del depsito de la fe. Sin embargo, la integridad debe ir acompaada de la gradualidad y de la adaptacin. La comunicacin debe de hacerse gradualmente (...) siguiendo el ejemplo de Ia pedagoga divina con la que Dios se ha ido revelando de manera progresiva y gradual (DGC 112). La catequesis debe partir de una exposicin inicial sencilla, lineal, sin complicaciones, para ir avanzando de manera cada vez ms amplia y explicita, segn las capacidades del catequizando y el carcter propio de la catequesis. Se hace necesaria la coherencia entre la integridad y la adaptacin, superando la tensin que se da entre ellas. Al mismo tiempo, el mensaje exige ser comunicado con autenticidad, en toda su pureza, sin reducir sus exigencias por temor al rechazo. Este criterio acerca de Ia autenticidad est ntimamente vinculado al de la inculturacin. Se da aqu tambin una tensin entre inculturacin y transmisin integra del mensaje evanglico. Este ciertamente necesita ser inculturado, pero sin que ello sea obstculo a su transmisin integra. En esta compleja relacin -afirma el Directorio General para la Catequesis 113- el criterio a seguir es el de una actitud evanglica de apertura misionera para la salvacin integral del mundo.La evangelizacin seala la EN 63 c- pierde mucho de su fuerza, de su eficacia, si no toma en consideracin al pueblo concreto al que se dirige... pero por otra parte, la evangelizacin corre el riesgo de perder el alma y desvanecerse, si se vaca o desvirta su contenido, bajo el pretexto de traducirlo.

EI Papa Pablo VI, en este mismo documento, advierte que se trata, sin duda, de un problema delicado. Por eso las comunidades cristianas estn Ilamadas a hacer un discernimiento.Se trata explica el DGC 109- de asumir por una parte, aquellas riquezas culturales que sean compatibles con la fe; pero se trata tambin, por otra parte, de ayudar a sanar y transformar aquellos criterios, lneas de pensamiento o estilos de vida que estn en contraste con el Reino de Dios.

Este complejo proceso de inculturacin se lograra en profundidad solo si el mensaje se presenta en toda su integridad y pureza (DGC 97). CONTENIDO ORGNICO Y JERARQUIZADO: El mensaje cristiano constituye una sntesis coherente y vital de la fe. Se organiza en torno al misterio de la Santsima Trinidad, desde una perspectiva cristocntrica, ya que este misterio es la fuente y Ia luz que los ilumina (CEC 234). A partir de este misterio, el conjunto del mensaje se articula de acuerdo a una jerarqua de verdades. Pero33

esta jerarqua no significa que unas verdades pertenecen menos que otras a Ia fe, sino que unas verdades se apoyan en otras como ms principales y reciben de ellas luz (DCG 43).

De esta jerarqua de verdades hablo ya el Concilio Vaticano II (UR 11), jerarqua que la Iglesia siempre reconoci al proponer los smbolos o compendios de las verdades de la fe. El sentido que tiene, segn Cardona, C. (1972) es este:el mismo Espritu Santo es el que ha guiado a la Iglesia en la confeccin de las distintas sntesis del mensaje cristiano, y los telogos han visto que no se pueden aislar las diversas verdades de la fe del todo: que ninguna verdad conserva, por si misma, su ms hondo sentido. Todos los aspectos y las dimensiones del mensaje cristiano participan de esta organicidad jerarquizada (DGC 114). Todos los aspectos y dimensiones del mensaje cristiano participan de esta organicidad jerarquizada (DGC 115).

Caizares, A. Io explica de la siguiente manera: La historia de la salvacin se organiza alrededor de Jesucristo, que es centro de la misma. EI Smbolo apostlico es la sntesis y la clave de lectura de toda Ia Escritura y de toda la doctrina de la Iglesia, que se ordena jerrquicamente alrededor de l. Tambin los sacramentos son un todo orgnico de fuerzas regeneradoras que dimanan del misterio pascual de Jesucristo, formando un organismo en el que cada uno de ellos desempea un papel vital. La Eucarista ocupa en este organismo un Iugar nico, hacia el que los dems sacramentos estn ordenados: se presenta como sacramento de sacramentos. El doble mandamiento del amor a Dios y al prjimo constituye, en el mensaje moral, la jerarqua de los valores que el mismo Jess estableci: Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas (Mt 22,40). EI Padrenuestro, al resumirla esencia del Evangelio, sintetiza y jerarquiza las inmensas riquezas de oracin contenidas en la Sagrada Escritura y en toda la vida de la Iglesia.

3.2.6. Compromiso cristiano El compromiso, entendido como una opcin tica con las causas de la justicia, la solidaridad, la igualdad y la paz y como indignacin por las injusticias crecientes que marginan a Ia mayora de la poblacin mundial, es una dimensin fundamental de la fe cristiana y una de sus irrenunciables expresiones. El cristianismo no es una religin esotrica e intimista que aparte a sus adeptos del compromiso de transformar la realidad, sino una religin tico-proftica que denuncia toda forma de vida o actitud pecaminosa y anuncia un mundo nuevo en el que reinan la justicia, la verdad y el amor. Jess acredita la misin que el Padre le ha confiado y la autenticidad de su mensaje por las obras que realiza (Mt 11,5-6; Jn 5,36-37). En el juicio final y definitivo sobre la historia humana, el criterio ltimo ante el tribunal de Dios es el comportamiento ante los pobres, pequeos, necesitados y marginados (Mt 25,31-46).

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No cabe una vida cristiana autntica al margen del compromiso, de Ia identificacin con las personas y los grupos humanos desfavorecidos. La evasin constituye un pecado de Iesa humanidad (Tamayo-Acosta, J. 2002).

Como dimensin importante de su misin, el DGC 103 destaca que la Iglesia:(...) tiene el deber de anunciar la liberacin de millones de seres humanos entre los cuales hay muchos hijos suyos; el deber de ayudar a que nazca esta Iiberacin, de dar testimonio de la misma, de hacer que sea total.

El DGC 104 ofrece, asimismo, los siguientes criterios para preparar a los cristianos para esta tarea: La catequesis situar el mensaje de la liberacin en la perspectiva de la finalidad religiosa de la evangelizacin ya que esta perdera su razn de ser si se apartara del eje religioso que Ia dirige. En la tarea de la educacin moral, presentar la moral social cristiana como exigencia de la justicia de Dios y consecuencia de la liberacin radical obrada por Cristo. Igualmente, en la tarea de la iniciacin a la misin, la catequesis suscitara en los catecmenos y en los catequizandos la opcin preferencial por los pobres, que no es exclusiva (ni excluyente), sino que lleva consigo el compromiso por la justicia, segn la funcin, vocacin y circunstancias de cada uno.

Otro criterio fundamental es el carcter liberador del mensaje cristiano: Segn Merlos, F. (1999),la catequesis liberadora se inscribe en un contexto latinoamericano de pobreza, engendrada por mecanismos de opresin y de injusticia; se sita en el marco de la evangelizacin como matriz y sustento de toda accin eclesial; anuncia un mensaje cuya fuerza promueve ve la dignidad integral de las personas, invitndolas a liberarse de sus esclavitudes, desde una Iglesia, sacramento del Reino, solidaria con las causas de la justicia, a travs del ministerio proftico de hombres y mujeres que practican la pedagoga liberadora de Dios revelada en Jess, para edificar al hombre nuevo y a la nueva humanidad segn el designio liberador de Dios.

SNTESIS

El contenido de la catequesis: o En la catequesis ocupa un lugar central Ia transmisin del mensaje evanglico. o A partir del siglo ll queda establecido el contenido de la catequesis entendida esta como instruccin fundamental de los candidatos al bautismo. o A lo largo de les siglos la presentacin de su contenido central, que es Ia persona de Jesucristo, ha experimentado diferentes acentuaciones. o Cada vez se tiene hoy ms en cuenta en la Iglesia Ia sntesis patrstica. Criterios para Ia comunicacin del mensaje: La fuente viva de Ia Palabra de Dios proporciona a Ia catequesis les criterios para transmitir su mensaje: * Cristocentrismo trinitario35

* Eclesialidad * Historicidad * Inculturacin * Integralidad * Compromiso cristiano * Carcter liberador Cada uno de estos criterios marca y define un rasgo fundamental de la catequesis actual y genera para ella tareas concretas.

PARA PROFUNDIZAR 1. A la luz de los criterios para la presentacin del mensaje, descubra cules de ellos estn presentes en nuestras catequesis y cules son los ms olvidados. 2. Seale algunas acciones para hacer presentes las consecuencias y las exigencias que se derivan de cada uno de estos criterios. 3. Describa el orden y el itinerario pedaggico en la presentacin del mensaje evanglico en la catequesis, de conformidad con las circunstancias de su comunidad eclesial y sus destinatarios concretos. Referencias bibliogrficasCaizares, A. y del Campo, M. (Eds.) (1999). Evangelizacin, Catequesis, Catequistas. Madrid: EDICE. Cardona, C. (1972) "La jerarqua da las verdades y el orden de lo real". En Revista Scripta Theologica: N 4. Gesteira, M. y Carvajal, J. (1999).


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