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Thomas Piketty - La Economia de Las Desigualdades

Date post: 16-Dec-2015
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Thomas Piketty - La Economia de Las Desigualdades
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  • El aumento de las desigualdades generadas por un capitalismo vido y sin control es elgran tema de este libro. Por qu un grupo de ricos herederos debera disponer de unosingresos vedados a los que solo cuentan con su fuerza de trabajo y sus talentos? ThomasPiketty, calificado como un Marx moderno por el influyente semanario ingls TheEconomist, est sacudiendo con sus propuestas el mundo del anlisis y el pensamientoeconmico y social.A partir de una base de datos monumental y en constante actualizacin, y tomandodistancia de las posiciones tradicionales tanto de derecha como de izquierda, Pikettymuestra que la desigualdad se ha intensificado durante las ltimas tres dcadas a causade diferentes reformas impositivas que aliviaron las cargas tributarias sobre los sectoresms ricos de la sociedad. Analiza las brechas en la apropiacin del excedente entrecapitalistas y trabajadores, las diferencias histricas y entre pases, las particularidades dela profunda inequidad en el mundo del trabajo y los efectos de las diversas estrategias deredistribucin.El mensaje central es que, ms all de principios abstractos de justicia social, es necesarioredistribuir mejor porque la desigualdad es un obstculo para el desarrollo de los pases ylas sociedades. Para eso, no basta mirar quin paga, o cun moderada o ambiciosaresulta en sus alcances una poltica redistributiva: hay que considerar tambin su incidenciaen el conjunto del sistema econmico, y discutir ventajas y desventajas de cada medida.As, Piketty evala la eficacia de los gastos sociales en salud y educacin, los aportespatronales y las cargas sociales, los sistemas de retiro, la fijacin de un salario mnimo, elrol de los sindicatos, el abismo salarial entre los directivos y los trabajadores con bajacalificacin, el acceso al crdito y el impulso keynesiano de la demanda. Y avanza conideas novedosas para entender cmo se gestan las inequidades y elegir las mejoresherramientas de redistribucin de la riqueza.

  • Thomas Piketty

    La economa de las desigualdadesCmo implementar una redistribucin justa y eficaz de la riqueza

  • Ttulo original: Lconomie des ingalitsThomas Piketty, 2008Traduccin: Mara de la Paz GeorgiadisIlustracin de cubierta: Sebastin DufourDiseo de cubierta: Eugenia Lardis

    Editor digital: TitivillusePub base r1.2

  • Este libro fue escrito y publicado por primera vez en 1997. Tuvo varias reediciones yactualizaciones desde esa fecha, especialmente para esta nueva edicin (2014). Sin embargo, quierodestacar que la estructura de conjunto no se ha modificado desde 1997 y que esta obra refleja en loesencial el estado de los conocimientos y de la documentacin disponible en ese entonces. Enespecial, solo de manera imperfecta toma en cuenta las investigaciones internacionales realizadas alo largo de estos ltimos quince aos sobre la dinmica histrica de las desigualdades. El lector queest interesado en una presentacin detallada de estas investigaciones histricas y de lasconclusiones que se puedan extraer puede remitirse a la World Top Incomes Database (disponible enlnea) y a mi libro El capital en el siglo XXI.

  • Introduccin

    La cuestin de la desigualdad y la redistribucin est en el centro del conflicto poltico. A grandesrasgos, podemos decir que tradicionalmente el conflicto central opone dos vertientes.

    Por un lado, la posicin liberal de derecha nos dice que solo las fuerzas de mercado, la iniciativaindividual y el crecimiento de la productividad permiten mejorar en el largo plazo los ingresos y lascondiciones de vida en especial, de los menos favorecidos, y que por lo tanto la accin pblicade redistribucin, adems de ser moderada, debe limitarse a herramientas que interfieran lo menosposible con ese mecanismo virtuoso; por ejemplo, el sistema integrado de retenciones ytransferencias (impuesto negativo) de Milton Friedman (1962).

    Por otra parte, la posicin tradicional de izquierda, heredada de los tericos socialistasdecimonnicos y de la prctica sindical, nos dice que solo las luchas sociales y polticas puedenaliviar la indigencia de los ms necesitados producida por el sistema capitalista, y que la polticapblica de redistribucin, por el contrario, debe llegar hasta la mdula del proceso de produccinpara cuestionar la manera en que las fuerzas de mercado determinan tanto las ganancias apropiadaspor los poseedores del capital como las desigualdades entre asalariados, por ejemplo,nacionalizando los medios de produccin o fijando escalas salariales, y no debe limitarse aestablecer impuestos que financien transferencias fiscales.

    En principio, este conflicto derecha/izquierda muestra que los desacuerdos sobre la formaconcreta y la oportunidad de una poltica pblica de redistribucin no se deben necesariamente aprincipios contradictorios de justicia social, sino antes bien a anlisis contradictorios acerca de losmecanismos econmicos y sociales que producen las desigualdades. De hecho, hay cierto consensoen cuanto a varios principios fundamentales de justicia social: si la desigualdad se debe, al menos enparte, a factores que los individuos no controlan, como la desigualdad de las dotaciones inicialeslegadas por la familia o la buena fortuna, acerca de lo cual los individuos no son responsables,entonces es justo que el Estado trate de mejorar de la manera ms eficaz la suerte de las personasmenos favorecidas; es decir, de aquellas que tuvieron que lidiar con los factores no controlablesmenos propicios. Las teoras modernas de la justicia social expresan esta idea como reglamaximin: la sociedad justa debe maximizar las mnimas oportunidades y condiciones de vidaofrecidas por el sistema social. Este principio fue introducido formalmente por Serge ChristopheKolm (1971) y John Rawls (1972), pero lo encontramos en formas ms o menos explcitas muyanteriores, como la nocin tradicional segn la cual a todos se les debe garantizar derechos igualesde la manera ms extensa, nocin ampliamente aceptada en un nivel terico. El verdadero conflictose refiere a la manera ms eficaz de hacer progresar en verdad las condiciones de vida de los menosfavorecidos y a la extensin de los derechos que se pueden conceder a todos, ms que a losprincipios abstractos de justicia social.

    As, solo un anlisis minucioso de los mecanismos socioeconmicos que producen ladesigualdad podra otorgar su cuota de verdad a estas dos visiones extremas de la redistribucin, yas tal vez sumar un aporte para implementar una redistribucin ms justa y eficaz. El objetivo deeste libro es presentar el estado actual de los conocimientos que permiten avanzar en esta direccin.

    El ejemplo de este conflicto izquierda/derecha muestra en especial la importancia de la

  • oposicin entre distintos tipos de redistribucin, diferentes herramientas de la redistribucin. Hayque dejar que el mercado y su sistema de precios operen libremente, y conformarse con redistribuirmediante impuestos o transferencias fiscales? O hay que intentar modificar en forma estructural elmodo en que las fuerzas de mercado producen la desigualdad? En el lenguaje de los economistas,esta oposicin corresponde a la diferencia entre redistribucin pura y redistribucin eficaz. Laprimera se adapta a las situaciones en que el equilibrio de mercado es eficaz, s, en el sentido dePareto; es decir, cuando es imposible reorganizar la produccin y la asignacin de los recursos demanera en que todo el mundo gane, pero a la vez las consideraciones de pura justicia socialrequieren una redistribucin desde los individuos ms favorecidos hacia los que lo son menos. Lasegunda corresponde a las situaciones en que imperfecciones del mercado requieren intervencionesdirectas en el proceso de produccin, que simultneamente permiten mejorar la eficacia paretiana dela asignacin de los recursos y la equidad de su redistribucin.

    En la prctica del conflicto poltico contemporneo, a menudo esta oposicin entre redistribucinpura y redistribucin eficaz se ha confundido con la oposicin entre una redistribucin de amplitudmoderada y una redistribucin ms ambiciosa. Sin embargo, este tradicional conflictoizquierda/derecha se complic a lo largo del tiempo; por ejemplo, desde que algunos de la izquierdapregonan la instauracin de un ingreso mnimo ciudadano [revenu minimum de citoyennet]asignado a todos y financiado por impuestos, que, sin interferir directamente con el juego delmercado, se diferencia del impuesto negativo de Friedman solo por su alcance. En trminosgenerales, la cuestin de las herramientas de la redistribucin no necesariamente se confunde as conla cuestin del alcance de la redistribucin. Este libro intentar mostrar la conveniencia de abordarde maneras diferentes estas dos cuestiones, ya que suelen poner en juego consideraciones yrespuestas distintas.

    En busca de proseguir esta exploracin, el captulo 1 resea algunos rdenes de magnitud yevoluciones histricas que caracterizan la desigualdad contempornea, lo que permitir detectar losprincipales hechos que las teoras de la desigualdad y la redistribucin deben considerar. Los doscaptulos que le siguen presentan los principales anlisis de los mecanismos que producen lasdesigualdades; insisten en el desafo poltico de los conflictos intelectuales que oponen a lasdiferentes teoras y a la vez indagan los hechos observados u observables que permiten dirimirlos. Elcaptulo 2 se abocar al tema de la desigualdad capital/trabajo, desigualdad fundamental que marcprofundamente el anlisis de la cuestin social desde el siglo XIX. Ms adelante, el captulo 3abordar la desigualdad de los ingresos del trabajo en s mismos, aspecto que tal vez se haya vueltocentral en la discusin sobre la desigualdad contempornea, si es que no lo fue siempre. Una vezrecopiladas esas doctrinas, ser posible retomar y profundizar en el tema esencial, el de lascondiciones y herramientas de la redistribucin (captulo 4). Se prestar particular atencin a ladesigualdad y redistribucin en Francia, aunque la relativa escasez de datos y estudios disponibles,que contrasta llamativamente con la importancia que se otorga al desempleo o a la fractura social,por ejemplo, en el debate pblico de los aos noventa, a veces nos obligar a contentarnos conestudios sobre otros pases, en especial sobre los Estados Unidos, para explicar, confirmar o rebatirlas teoras presentadas.

  • 1. Cmo medir las desigualdades y su evolucin

    Cules son los rdenes de magnitud de la desigualdad contempornea? La desigualdad que separaa los pobres de los ricos en un pas dado puede medirse mediante una brecha de ingresos que van de1 a 2, de 1 a 10 o de 1 a 100? Cmo comparar estas brechas con las desigualdades observadas en eltiempo y el espacio? Estas brechas eran las mismas en 1950, 1900, 1800? La desigualdad respectodel desempleo se convirti en los pases occidentales de la dcada de 1990 en la principaldesigualdad?

    Los distintos tipos de ingreso

    Cules son las distintas fuentes de los ingresos efectivamente percibidos por los hogares? La tabla1, desagrega los ingresos de los cerca de veinticuatro millones de hogares de residentes en Franciaen 2000 en trminos de salarios, ingresos de trabajadores independientes (agricultores, comerciantes,profesiones liberales, etc.), jubilaciones, otras polticas de transferencia de ingresos (asignacionesfamiliares, fondos de desempleo, RMI[1], etc.) y rentas patrimoniales (dividendos, intereses,alquileres, etc.).

    Qu nos muestra la tabla 1? En principio, el 58,8% del ingreso total de los hogares se percibeen forma de salario. Si se toma en cuenta el 5,8% correspondiente a los ingresos de losindependientes, se obtienen cerca de los dos tercios del ingreso total para los ingresos llamados deactividad. Luego, los ingresos sociales representan ms del 30% del total de ingreso de los hogares,y ms de dos tercios corresponden a jubilaciones. Por ltimo, las rentas patrimoniales de los hogaressolo representan el 5% de su ingreso total. Sin embargo, las ganancias de capital estn malinformadas por los hogares en las encuestas sobre los ingresos. La contabilidad nacional, basndoseen las cifras provistas por las empresas y el sistema bancario sobre los dividendos e interesesabonados, llega a una estimacin alta de la parte de las ganancias del capital en el ingreso total delos hogares, en el orden del 10% (INSEE, 1996b: 26-29). Sin embargo, todas las fuentes llegan a unamisma conclusin: los ingresos de actividad representan al menos seis o siete veces ms dinero quelos ingresos de capital percibidos por los hogares. En Europa, esta es una caracterstica general de ladistribucin de ingresos en todos los pases occidentales (Atkinson y otros, 1995: 101). Pese a todo,esta magnitud del 5 o del 10% subestima la importancia de la ganancia del capital para la economa yla sociedad en su conjunto, ya que una parte importante de la ganancia del capital de las empresas nose distribuye entre los hogares que las poseen (vase cap. 2).

    Por supuesto, la importancia de los distintos tipos de ingresos no es la misma segn se sea rico opobre. Para distinguir los distintos grupos de ingreso, es til emplear la nocin de decil: el primerdecil de una distribucin, llamado D1 en la tabla 1, agrupa al 10% de los hogares que tienen elingreso ms bajo; el segundo decil, llamado D2, representa al 10% siguiente, y as sucesivamentehasta el dcimo decil, llamado D10, que representa al 10% ms rico. Para refinar la descripcin,tambin podemos recurrir a la nocin de centil: el primer centil agrupa al 1% ms pobre, y assucesivamente hasta el centsimo centil. Estas nociones definen subgrupos de la poblacin es

  • decir, dos millones cuatrocientos mil hogares por decil y doscientos cuarenta mil hogares por centilpara el caso de Francia en 2000 de los que se puede por ejemplo calcular el ingreso promedio;estas nociones no deben confundirse con la de lmite de ingreso que separa dos grupos de ingreso,que se identificar con la letra P: P10 representa as el lmite superior de ingreso por debajo del cualest el 10% de los hogares, P90 el lmite superior por debajo del cual est el 90% de los hogares, yas sucesivamente. En la tabla 1, P90-95 representa el conjunto de los hogares situados entre el lmitesuperior del 90 centil y el lmite superior del 95 centil; es decir, la primera mitad del dcimo decil,mientras que el P95-P100 representa la segunda mitad del dcimo decil, es decir los cinco centilesms ricos.

    Tabla 1. Los distintos tipos de ingresos percibidos por los hogares en Francia en 2000

    Salarios Independientes Jubilaciones Transferencias PatrimonioPromedio 58,8 5,8 21,3 9,5 4,6

    D1 17,9 1,7 43,2 34,2 3,1D2 30,0 2,3 44,6 20,7 2,4D3 38,3 2,9 40,8 15,1 2,9D4 44,3 2,7 35,7 14,3 3,1D5 50,6 2,6 28,9 14,6 3,4D6 58,4 3,6 22,0 12,4 3,6D7 63,3 3,4 19,8 10,4 3,2D8 66,5 3,3 18,7 7,6 3,9D9 68,6 4,6 16,6 5,6 4,6

    P90-P95 70,2 7,0 13,4 4,1 5,3P95-P100 63,6 16,4 8,4 2,9 8,8

    Lectura: D1 representa al 10% de los hogares ms pobres, D2 el 10% siguiente, y assucesivamente. P95-P100 representa al 5% de los hogares ms ricos, y P90-95 al 5% que loprecede. Los salarios representan en promedio el 58,8% del ingreso total percibido por el conjuntode los hogares. Asimismo representan un 17,9% de los ingresos percibidos por el 10% de loshogares ms pobres, un 30,0% para el 10% siguiente, y un 63,6% para el 5% ms rico.

    Notas: Los ingresos de los independientes incluyen renta agrcola, ganancias industriales ycomerciales, y ganancias no comerciales. Las transferencias abarcan asignaciones familiares, fondosde desempleo y pensiones sociales. Las ganancias de capital percibidas por los hogares, o rentaspatrimoniales de los hogares, abarcan los dividendos de acciones, intereses y alquileres. Todos losingresos son netos (de deducciones y cargas sociales).

  • Fuente: Encuesta Budget de famille 2000, INSEE (clculos del autor).

    La tabla 1 muestra que una gran porcin de los hogares de D1 son de pequeos jubilados ydesempleados: los salarios que perciben representan en promedio menos del 18% de su ingreso,contra ms del 80% para los ingresos sociales. La parte de los salarios en el ingreso total aumentacon el ingreso, a medida que los jubilados y desempleados se hacen ms escasos, antes de volver adescender levemente para el 5% de los hogares ms ricos (P95-P100); una parte importante delingreso de estos ltimos est constituida por rentas patrimoniales y, sobre todo, por ingresos deactividad no salariales. Estos ingresos de actividad no salariales tienen una naturaleza intermediaentre ingresos del trabajo y ganancias del capital, ya que remuneran a la vez el trabajo del agricultor,el mdico, el comerciante y el capital invertido por estos ltimos. Sin embargo, los ingresossalariales siguen representando una parte muy importante del ingreso total de los hogares muyacomodados: el 5% de los hogares ms ricos recibe mucho ms salarios que rentas de patrimonio,sea cual fuere la estimacin adoptada. Habr que ascender mucho ms en la jerarqua de los ingresospara que los salarios dejen de ser mayoritarios (Piketty, 2001).

    La desigualdad de los salarios

    Cmo se distribuyen los salarios, que representan por mucho la fuente ms importante deingresos de los hogares? La tabla 2 describe la desigualdad de los salarios entre los asalariados detiempo completo del sector privado en Francia en 2000; es decir, alrededor de doce millonessetecientas mil personas.

    Tabla 2. La desigualdad de los salarios en Francia en 2000

  • Salario mensual en eurosPromedio 1700

    D1 890 900 P10D2 1000D3 1110D4 1210D5 1310 1400 P50D6 1450D7 1620D8 1860D9 2340 2720 P90D10 4030

    Lectura: D1 representa el 10% de los asalariados peor remunerados, D2 el 10% siguiente,y as sucesivamente. P10 es el lmite de salario que separa D1 y D2; P50, el lmite de salarioque separa D5 y D6; P90, el lmite de salario que separa D9 y D10. El 10% de los asalariadospeor remunerados gana menos de 900 euros por mes y en promedio 890 euros, mientras que el 10%de los mejor remunerados gana ms de 2720 euros y en promedio 4030 euros.

    Notas: Salarios mensuales sin premios, netos (de deducciones y cargas sociales), para losasalariados de tiempo completo del sector privado.

    Fuente: DADS, INSEE (2002: 10).

    El 10% de los asalariados peor remunerados perciben una suma que ronda el SMIC [salaireminimum interprofessionnel de croissance]; es decir, un salario mnimo social promedio de 890euros netos en 2000 para D1. El salario intermedio, que se define como el salario por debajo delcual est el 50% de los asalariados, llamado P50, es de 1400 euros. Es superior al salario promediodel quinto decil de salarios, que asciende a 1310 euros, ya que el quinto decil est integrado por losasalariados que se sitan entre P40 y P50. En especial, es inferior al salario promedio (de 1700euros en el ao 2000), ya que la segunda mitad de la distribucin de los salarios est mucho msespaciada que la primera mitad, tanto que los salarios muy altos llevan al salario promedio sobre elsalario intermedio. Por otro lado, el 10% de los asalariados mejor remunerados, que gana al menos2720 euros por mes, recibe un salario promedio de 4030 euros; es decir, casi dos veces el salariopromedio del 10% precedente (2340 euros).

    Un indicador prctico de la desigualdad total de los salarios es la relacin entre P90 y P10; esdecir, entre el lmite inferior del dcimo decil y el lmite superior del primer decil. En el caso de la

  • desigualdad de los salarios en Francia en 2000, este indicador P90/P10 vale 2720/900, o sea 3,0:para integrar el 10% mejor remunerado, hay que ganar al menos 3 veces ms que para integrar el10% peor remunerado. No hay que confundir este indicador con la relacin entre D10 y D1; es decir,entre el salario promedio del dcimo decil y el salario promedio del primer decil, que por definicines siempre ms elevado y que valdra aqu 4030/890, o sea 4,5: el 10% mejor remunerado enFrancia gana en promedio 4,5 veces ms que el 10% peor remunerado. La tabla 2 tambin permitecalcular la parte total de la masa salarial percibida por el 10% mejor remunerado: dado que elsalario promedio de D10 es 2,37 veces ms elevado que el salario promedio (4030/1 700 = 2,37) yque los asalariados de D10 representan por definicin el 10% del nmero total de los asalariados,eso significa que perciben el 23,7% de la masa salarial total.

    Adems se emplean otros indicadores para considerar la desigualdad del conjunto de ladistribucin y no solo las brechas entre los deciles extremos; por ejemplo, el coeficiente de Gini olos indicadores de Theil y de Atkinson (Morrisson, 1996: 81-96). Sin embargo, los indicadores detipo interdecil es decir, P90/P10, D10/D1, P80/P20, etc. son por mucho los ms simples eintuitivos. El indicador P90/P10 tiene el mrito de estar disponible de manera relativamenteconfiable en muchos pases y, por lo tanto, se lo utilizar a menudo en este captulo.

    Para tener una visin ms completa de las desigualdades de salarios, habra que tener en cuentaasimismo los salarios del sector pblico (Estado, administraciones locales, empresas pblicas). EnFrancia, los 4 100 000 asalariados de tiempo completo del sector pblico tienen un salario promedioalgo superior al del sector privado, y la dispersin de los salarios pblicos es notoriamente msdbil: por ejemplo, la brecha P90/P10 es de 2,6 en la funcin pblica de Estado (INSEE, 1996D:55).

    Comparaciones internacionales

    Esta brecha salarial (de 1 a 3, aproximadamente) entre P10 y P90 es tpica de la desigualdad delos salarios tal como se presenta en todos los pases? La tabla 3 proporciona el valor de la brechaP90/P10 para catorce pases de la OCDE en 1990.

    Tabla 1. Los distintos tipos de ingresos percibidos por los hogares en Francia en 2000

  • Salarios Independientes Jubilaciones Transferencias PatrimonioPromedio 58,8 5,8 21,3 9,5 4,6

    D1 17,9 1,7 43,2 34,2 3,1D2 30,0 2,3 44,6 20,7 2,4D3 38,3 2,9 40,8 15,1 2,9D4 44,3 2,7 35,7 14,3 3,1D5 50,6 2,6 28,9 14,6 3,4D6 58,4 3,6 22,0 12,4 3,6D7 63,3 3,4 19,8 10,4 3,2D8 66,5 3,3 18,7 7,6 3,9D9 68,6 4,6 16,6 5,6 4,6

    P90-P95 70,2 7,0 13,4 4,1 5,3P95-P100 63,6 16,4 8,4 2,9 8,8

    Lectura: D1 representa al 10% de los hogares ms pobres, D2 el 10% siguiente, y assucesivamente. P95-P100 representa al 5% de los hogares ms ricos, y P90-95 al 5% que loprecede. Los salarios representan en promedio el 58,8% del ingreso total percibido por el conjuntode los hogares. Asimismo representan un 17,9% de los ingresos percibidos por el 10% de loshogares ms pobres, un 30,0% para el 10% siguiente, y un 63,6% para el 5% ms rico.

    Notas: Los ingresos de los independientes incluyen renta agrcola, ganancias industriales ycomerciales, y ganancias no comerciales. Las transferencias abarcan asignaciones familiares, fondosde desempleo y pensiones sociales. Las ganancias de capital percibidas por los hogares, o rentaspatrimoniales de los hogares, abarcan los dividendos de acciones, intereses y alquileres. Todos losingresos son netos (de deducciones y cargas sociales).

    Fuente: Encuesta Budget de famille 2000, INSEE (clculos del autor).

    La tabla 1 muestra que una gran porcin de los hogares de D1 son de pequeos jubilados ydesempleados: los salarios que perciben representan en promedio menos del 18% de su ingreso,contra ms del 80% para los ingresos sociales. La parte de los salarios en el ingreso total aumentacon el ingreso, a medida que los jubilados y desempleados se hacen ms escasos, antes de volver adescender levemente para el 5% de los hogares ms ricos (P95-P100); una parte importante delingreso de estos ltimos est constituida por rentas patrimoniales y, sobre todo, por ingresos deactividad no salariales. Estos ingresos de actividad no salariales tienen una naturaleza intermediaentre ingresos del trabajo y ganancias del capital, ya que remuneran a la vez el trabajo del agricultor,el mdico, el comerciante y el capital invertido por estos ltimos. Sin embargo, los ingresos

  • salariales siguen representando una parte muy importante del ingreso total de los hogares muyacomodados: el 5% de los hogares ms ricos recibe mucho ms salarios que rentas de patrimonio,sea cual fuere la estimacin adoptada. Habr que ascender mucho ms en la jerarqua de los ingresospara que los salarios dejen de ser mayoritarios (Piketty, 2001).

    La desigualdad de los salarios

    Cmo se distribuyen los salarios, que representan por mucho la fuente ms importante deingresos de los hogares? La tabla 2 describe la desigualdad de los salarios entre los asalariados detiempo completo del sector privado en Francia en 2000; es decir, alrededor de doce millonessetecientas mil personas.

    Tabla 2. La desigualdad de los salarios en Francia en 2000

    Salario mensual en eurosPromedio 1700

    D1 890 900 P10D2 1000D3 1110D4 1210D5 1310 1400 P50D6 1450D7 1620D8 1860D9 2340 2720 P90

    D10 4030

    Lectura: D1 representa el 10% de los asalariados peor remunerados, D2 el 10% siguiente,y as sucesivamente. P10 es el lmite de salario que separa D1 y D2; P50, el lmite de salarioque separa D5 y D6; P90, el lmite de salario que separa D9 y D10. El 10% de los asalariadospeor remunerados gana menos de 900 euros por mes y en promedio 890 euros, mientras que el 10%de los mejor remunerados gana ms de 2720 euros y en promedio 4030 euros.

    Notas: Salarios mensuales sin premios, netos (de deducciones y cargas sociales), para losasalariados de tiempo completo del sector privado.

    Fuente: DADS, INSEE (2002: 10).

  • El 10% de los asalariados peor remunerados perciben una suma que ronda el SMIC [salaireminimum interprofessionnel de croissance]; es decir, un salario mnimo social promedio de 890euros netos en 2000 para D1. El salario intermedio, que se define como el salario por debajo delcual est el 50% de los asalariados, llamado P50, es de 1400 euros. Es superior al salario promediodel quinto decil de salarios, que asciende a 1310 euros, ya que el quinto decil est integrado por losasalariados que se sitan entre P40 y P50. En especial, es inferior al salario promedio (de 1700euros en el ao 2000), ya que la segunda mitad de la distribucin de los salarios est mucho msespaciada que la primera mitad, tanto que los salarios muy altos llevan al salario promedio sobre elsalario intermedio. Por otro lado, el 10% de los asalariados mejor remunerados, que gana al menos2720 euros por mes, recibe un salario promedio de 4030 euros; es decir, casi dos veces el salariopromedio del 10% precedente (2340 euros).

    Un indicador prctico de la desigualdad total de los salarios es la relacin entre P90 y P10; esdecir, entre el lmite inferior del dcimo decil y el lmite superior del primer decil. En el caso de ladesigualdad de los salarios en Francia en 2000, este indicador P90/P10 vale 2720/900, o sea 3,0:para integrar el 10% mejor remunerado, hay que ganar al menos 3 veces ms que para integrar el10% peor remunerado. No hay que confundir este indicador con la relacin entre D10 y D1; es decir,entre el salario promedio del dcimo decil y el salario promedio del primer decil, que por definicines siempre ms elevado y que valdra aqu 4030/890, o sea 4,5: el 10% mejor remunerado enFrancia gana en promedio 4,5 veces ms que el 10% peor remunerado. La tabla 2 tambin permitecalcular la parte total de la masa salarial percibida por el 10% mejor remunerado: dado que elsalario promedio de D10 es 2,37 veces ms elevado que el salario promedio (4030/1 700 = 2,37) yque los asalariados de D10 representan por definicin el 10% del nmero total de los asalariados,eso significa que perciben el 23,7% de la masa salarial total.

    Adems se emplean otros indicadores para considerar la desigualdad del conjunto de ladistribucin y no solo las brechas entre los deciles extremos; por ejemplo, el coeficiente de Gini olos indicadores de Theil y de Atkinson (Morrisson, 1996: 81-96). Sin embargo, los indicadores detipo interdecil es decir, P90/P10, D10/D1, P80/P20, etc. son por mucho los ms simples eintuitivos. El indicador P90/P10 tiene el mrito de estar disponible de manera relativamenteconfiable en muchos pases y, por lo tanto, se lo utilizar a menudo en este captulo.

    Para tener una visin ms completa de las desigualdades de salarios, habra que tener en cuentaasimismo los salarios del sector pblico (Estado, administraciones locales, empresas pblicas). EnFrancia, los 4 100 000 asalariados de tiempo completo del sector pblico tienen un salario promedioalgo superior al del sector privado, y la dispersin de los salarios pblicos es notoriamente msdbil: por ejemplo, la brecha P90/P10 es de 2,6 en la funcin pblica de Estado (INSEE, 1996D:55).

    Comparaciones internacionales

    Esta brecha salarial (de 1 a 3, aproximadamente) entre P10 y P90 es tpica de la desigualdad delos salarios tal como se presenta en todos los pases? La tabla 3 proporciona el valor de la brecha

  • P90/P10 para catorce pases de la OCDE en 1990.

    Tabla 3. La desigualdad de los salarios en la OCDE en 1990, medida por la ratio P90/P10

    Noruega 2,0 Portugal 2,7Suecia 2,1 Japn 2,8

    Dinamarca 2,2 Francia 3,1Holanda 2,3 Reino Unido 3,4Blgica 2,3 Austria 3,5Italia 2,4 Canad 4,4

    Alemania 2,5 Estados Unidos 4,5

    Lectura: En Alemania, para integrar el 10% de los asalariados mejor remunerados, hay queganar 2,5 veces ms que para integrar el 10% de los asalariados peor remunerados.

    Fuente: OCDE (1993: 170-173); Katz y otros (1995: fig. 1).Se puede ver que Francia, cuya brecha salarial era igual a 3,1 en 1990 segn los datos de la

    OCDE, ocupa una posicin intermedia entre, por un lado, Alemania y los pases nrdicos cuyabrecha es, por lo general, del orden de 2,5 y puede descender hasta 2 en Noruega, 2,1 en Suecia y 2en Dinamarca y, por otro lado, los pases anglosajones entre los cuales la brecha P90/P10alcanza 3,4 en el Reino Unido, 4,4 en Canad y 4,5 en los Estados Unidos. Para el conjunto de lospases involucrados, las cifras de la tabla 3 ataen solo a los asalariados de tiempo completo. Laaclaracin es importante, ya que la consideracin de los asalariados a tiempo parcial o sea 3 100 000 asalariados en Francia en 2000 lleva sistemticamente a brechas P90/P10 mselevadas. Por ejemplo, los nmeros de la OCDE, que en el caso particular de los Estados Unidosintegran todos los salarios intermitentes o de medio tiempo, dan una brecha P90/P10 de 5,5 en 1990,mientras que esta brecha es solo de 4,5 cuando solo se consideran los asalariados de tiempocompleto (Katz y otros, 1995: figura 1, Lefranc, 1997: tabla 1), como lo realiza la OCDE(1993: 173) para los restantes pases. Las brechas P90/P10 de los salarios estn todas en un rangoque va desde aproximadamente 2-2,5 hasta 4,5, lo que ya es considerable para pases que tienenniveles de desarrollo muy similares.

    La desigualdad de los ingresos

    Cmo se transcribe esta desigualdad de los salarios entre asalariados en trminos dedesigualdades de los ingresos entre hogares? La operacin es compleja, ya que deben tenerse encuenta a la vez los ingresos de actividad no salariales de los trabajadores independientes (tresmillones de personas en Francia en 2000), los ingresos y transferencias sociales, las rentas

  • patrimoniales, luego reunir los asalariados, los no asalariados y sus hijos para conformar loshogares. La tabla 4 presenta el resultado de estas operaciones para Francia en 2000.

    El ingreso mensual promedio de los hogares de residentes en Francia es de 2280 euros, pero un10% de los hogares dispone de menos de 790 euros, mientras que otro 10% gana ms de 4090 euros,lo que significa una brecha P90/P10 de 5,2 que comparar con la brecha P90/P10 de 3,0 para lossalarios. El 5% de los hogares ms acomodados que ganan ms de 5100 euros tiene un ingresomensual promedio de 7270 euros.

    Tabla 4. La desigualdad de los ingresos en Francia en 2000, promedio

    Ingresos mensuales en eurosPromedio 2280

    D1 540 790 P10D2 930 1070 P20D3 1190 1330 P30D4 1480 1610 P40D5 1760 1920 P50D6 2080 2240 P60D7 2430 2630 P70D8 2880 3150 P80D9 3570 4090 P90

    P90-P95 4520 5100 P95P95-P100 7270

    Lectura: Vanse tablas 1 y 2. El 10% de los hogares ms pobres tiene un ingreso inferior a 790euros por mes, y recibe en promedio un ingreso de 540 euros; el 5% ms rico tiene un ingresosuperior a 5100 euros y un ingreso medio que ronda los 7300 euros.

    Notas: Ingresos anuales divididos por 12, que incluyen salarios, ingresos de los independientes,jubilaciones, transferencias y rentas patrimoniales. Ingresos netos de deducciones y cargas sociales,pero no de otros impuestos directos.

    Fuente: Encuesta Budget de famille 2000, INSEE (clculos del autor).

    El hecho de que la desigualdad de los ingresos entre hogares sea ms elevada que la desigualdadde salarios entre asalariados es una regularidad muy general, que se agrava en el caso de Francia en2000, por la existencia de muchos hogares sin empleo, pero que suele explicarse por otros factores.

  • En principio, los ingresos de actividad no salariales, y en especial las rentas patrimoniales, estndistribuidos en forma mucho ms desigual que los salarios. Tpicamente, la parte de rentaspatrimoniales percibida por el 10% de los hogares ms ricos es del orden del 50% de las rentas depatrimonio percibidas por el conjunto de los hogares, al igual que, por otro lado, la parte delpatrimonio total posedo por el 10% ms rico, mientras que la parte de la masa salarial recibida porel 10% de los asalariados mejor remunerados se sita, segn los pases, entre el 20 y el 30% (23,7%en Francia en 2000). Sin embargo, la parte de las rentas patrimoniales en el ingreso total es dbil,razn por la cual la parte de los ingresos percibida por el 10% de los hogares ms ricos es solo del26% del ingreso total de los hogares en Francia en 2000. Estas pronunciadas disparidades depatrimonio, adems de ms profundas que las desigualdades de salario e ingreso, son mucho menosconocidas. Se sabe que la desigualdad de los patrimonios no se explica solo por la desigualdad delos ingresos presentes y pasados que permiten constituirlos, sino tambin en gran medida cerca dela mitad en Francia de 1992, segn Lollivier y Verger (1996) por diferencias de comportamientoen ahorro y acumulacin que no se explican mediante la desigualdad de los ingresos. Estasdificultades particulares ligadas al patrimonio explican por qu la medicin de las desigualdades sesuele restringir solo a la desigualdad de los ingresos y los salarios.

    Pero la razn principal por la cual la desigualdad de los ingresos aparece siempre notoriamentems elevada que la desigualdad de los salarios es muy distinta: se debe a que una mayora de loshogares de bajos ingresos son hogares a menudo unipersonales que cobran pequeas jubilaciones,mientras que los hogares de altos ingresos suelen ser parejas con dos ingresos y nios a cargo. Si secalculara la brecha P90/P10 no para los ingresos de los hogares sino para los ingresos de loshogares ajustados segn el tamao de los hogares, para medir la desigualdad de los niveles de vida yno de los ingresos en cuanto tales, entonces se percibira una brecha del orden de 4,3-4,4 y no de 5,2,segn la escala de ajuste, o escala de equivalencia, utilizada (INSEE, 1996b: 16). Si nos interesamospor la desigualdad de los ingresos efectivamente disponibles para los hogares, tambin habra queconsiderar el papel del impuesto a las ganancias, lo que no hacen los nmeros de la tabla 4. Estollevara a disminuir la brecha P90/P10 en alrededor de un 10%, ya que el impuesto a las gananciaspagado por un hogar que tiene un ingreso igual a P90 es decir, 4090 euros por mes asciende enpromedio al 10% de su ingreso, mientras que los hogares de P10 no tributan (INSEE, 1995: 19; sobreel efecto redistributivo de las retenciones y transferencias, vase cap. 4). Se llega as a una brechaP90/P10 de los ingresos disponibles ajustados segn el tamao de los hogares del orden de 3,5-4,levemente superior al de la desigualdad de los salarios.

    Comparaciones internacionales

    Cmo se compara esta brecha P90/P10 con lo que se observa en los otros pases? Lascomparaciones internacionales, por desgracia, son mucho ms difciles de realizar para los ingresosde los hogares que para los salarios: a menudo es difcil considerar exactamente las mismascategoras de ingreso en todos los pases. Sin embargo, en 1995, luego de un ambicioso proyecto deconstruccin de una base de datos comparables para distintos pases, se public Luxembourg IncomeStudy (LIS), un estudio internacional de la desigualdad de los ingresos, por pedido de la OCDE

  • (Atkinson y otros, 1995).Las brechas P90/P10 de la tabla 5 son brechas de ingreso disponible; es decir, una vez

    descontados todos los impuestos y transferencias y ajustados segn tamao de los hogares. Por estarazn, se le atribuye a Francia una brecha de 3,5 y ya no de 5,2, como en la tabla 4, a lo que seagrega el hecho de que el estudio de la OCDE utiliza datos de origen fiscal de 1984 y no los de laencuesta Budget de famille de 2000[2]. Volvemos a encontrar las mismas oposicionesinternacionales que para la desigualdad de los salarios: los pases del sector nrdico (Alemania,Blgica, Suecia, Noruega) cuyas brechas salariales eran del orden de 2-2,5 se caracterizan poruna brecha de ingreso de alrededor de 2,5-3, mientras que los pases anglosajones cuyas brechassalariales eran del orden de 3,5-4,5 tienen brechas de ingreso del orden de 4-5,5; otra vez losEstados Unidos tienen un rcord de 5,9. Francia vuelve a ocupar una posicin intermedia.

    Tabla 5. La desigualdad de los ingresos en la OCDE, medida por la ratio P90/P10

    Suecia 2,7 Reino Unido 3,8Blgica 2,8 Italia 4,0Noruega 2,9 Canad 4,0Alemania 3,0 Estados Unidos 5,9Francia 3,5

    Lectura: En Suecia, para integrar el 10% de los hogares ms acomodados, hay que ganar 2,7veces ms que para integrar el 10% ms pobre.

    Nota: Se trata de la ratio P90/P10 para los ingresos disponibles ajustados por el tamao de loshogares (Atkinson y otros, 1995).

    Aos: 1984 (Alemania, Francia), 1986 (Estados Unidos, Italia, Noruega, Reino Unido), 1987(Canad, Suecia), 1988 (Blgica).

    Fuente: LIS, Atkinson, Rainwater y Smeeding (1995: 40).

    Es muy complicado comparar estos nmeros con los pocos indicadores disponibles de ladesigualdad existente fuera de los pases desarrollados. Sin embargo, todo parece dar cuenta de unagran variedad de situaciones: los pases sudamericanos se distinguen por una desigualdad superior ala de los pases occidentales ms desiguales, mientras que la mayora de los pases asiticos, ascomo los pases africanos menos desarrollados, se caracterizan por una desigualdad de ingresosigual o inferior a la de los pases occidentales menos desiguales (Morrisson, 1996: 145-172). Lacomparacin tambin es difcil respecto de la desigualdad que existi en los pases comunistas,porque haba muchos beneficios en especie, que son difciles de cuantificar desde el punto de vistamonetario. Los indicadores disponibles parecen mostrar brechas de ingreso real muy comparables al

  • promedio de los pases capitalistas, y por lo general superiores a las brechas ms dbiles de lospases capitalistas (1996: 140).

    Las desigualdades en el tiempo y el espacio

    Acaso estas brechas de salario o de ingreso de 1 a 3 o de 1 a 4 entre el lmite superior del 10%ms pobre y el lmite inferior del 10% ms rico que viven en el mismo pas al mismo tiempo soninsignificantes en comparacin con la desigualdad que separa a un occidental de 1990 de unoccidental de 1900 o de un indio de 1990? La tabla 6 seala los poderes adquisitivos promedio deun obrero y de un mando gerencial alto en Francia de 1879 a 1994, medido en francos de 1994; esdecir, toma en cuenta la evolucin del costo de vida.

    Se deben tomar con precaucin estos nmeros: a medida que uno se remonta en el tiempo, la ideamisma de un ndice sinttico del costo de vida plantea problemas, por lo mucho que han cambiadolos modos de consumo. Pero se pueden considerar como significativos los rdenes de magnitud:entre 1870 y 1994, el poder adquisitivo de un obrero se multiplic por 8 aproximadamente. Por otraparte, esta progresin espectacular de los niveles de vida durante el ltimo siglo capitalista se dio entodos los pases occidentales. Por ejemplo, en los Estados Unidos el salario obrero por hora detrabajo se multiplic por 11 entre 1870 y 1990, lo que equivale a un aumento promedio de alrededordel 2% anual (Dumnil y Lvy, 1996; cap. 15); este corresponde aproximadamente al aumento enFrancia si se tiene en cuenta la reduccin de la duracin anual del trabajo.

    Tabla 6. La desigualdad en Francia a lo largo del tiempo (1870-1994)

    Obreros Empleados Mandos medios Mandos altos1870 960 43601910 1760 68201950 2200 2615 3740 73301994 7250 7180 10 740 20 820

    Lectura: Poder adquisitivo (en francos de 1994) de los salarios netos mensuales promedio delas distintas categoras socioprofesionales.

    Fuente: Para 1950 y 1994, DADS, INSEE (1996a: 44, 56). Para los salarios obreros de 1870 y1910: LHomme (1968: 46). Ajuste 1910-1950 efectuado a partir de las series de Kuczynski para lossalarios y SGF para los precios (INSEE, 1994: 142, 152). Brechas salariales entre obreros y mandosaltos de 3,9 en 1910 y 4,6 en 1870, calculadas a partir de las brechas entre peones, obreroscalificados y mandos altos (Morrisson, 1991: 154).

  • Esta brecha de 1 a 10 entre el occidental de 1870 y el occidental de 1990 es notoriamenteequivalente, e incluso algo inferior, a la brecha entre el ingreso medio de un chino o de un indio de1990 y el ingreso medio de un occidental de 1990, segn las mejores estimaciones disponibles enmateria de paridad de poder adquisitivo (Drze y Sen, 1995: 213). En efecto, las brechas en trminosde PNB por habitante, que a menudo son cuatro o cinco veces ms elevadas, no tienen demasiadosentido, ya que estn expresadas en la tasa de cambio vigente con las monedas occidentales, lo quelleva a medir muy mal las brechas reales de poder adquisitivo. Sin dudas, se aproxima ms a larealidad una brecha de 1 a 10 entre el nivel de vida promedio de los pases ms ricos y el de lospases ms pobres.

    En resumen, puede afirmarse que la desigualdad entre el 10% ms rico y el 10% ms pobre de unmismo pas, que puede medirse por una brecha P90/P10 en el rango de 3-4, es aproximadamente dedos a tres veces inferior a la desigualdad de los niveles de vida en el lapso de tiempo entre fines delsiglo XIX y fines del siglo XX, y a la desigualdad en el espacio entre los pases ricos y los pasespobres. Estas dos formas de desigualdad ya no son incomparables, incluso si una esindiscutiblemente ms elevada que otra.

    La evolucin histrica de la desigualdad

    Estas brechas de 1 a 3-4 entre los ricos y pobres de un mismo pas deberan permanecer iguales,aumentar o disminuir?

    Para Marx y los tericos socialistas del siglo XIX, aunque no cuantificaban la desigualdad de estamisma manera, la respuesta no dejaba lugar a dudas: la lgica del sistema capitalista es amplificarincesantemente la desigualdad entre dos clases sociales opuestas, capitalistas y proletarios, tanto enel interior de los pases industrializados como entre pases ricos y pobres. Estas predicciones prontofueron discutidas en el seno mismo de la corriente socialista. La tesis de la proletarizacin no sesostiene, escribe Eduard Bernstein a partir de la dcada de 1890, ya que, por el contrario, se observaque la estructura social se diversifica y que la riqueza se difunde en capas de la sociedad cada vezms amplias.

  • Grfico 1. El fin de los rentistas y la estabilidad de las jerarquas salariales en Francia, 1913-2005

    Fuente : Piketty (2001), Landais (2007).

    Sin embargo, solo despus de la Segunda Guerra Mundial se pudo medir cabalmente que ladesigualdad de los salarios e ingresos haba disminuido en los pases occidentales desde el siglo XIX,luego de lo cual se formularon nuevas predicciones. La ms conocida fue la de SimonKuznets (1955): segn planteaba, la desigualdad debera dibujar una curva en a lo largo delproceso de desarrollo, con una primera fase de desigualdades crecientes durante la industrializaciny urbanizacin de las sociedades agrcolas tradicionales, seguida por una segunda fase deestabilizacin, luego de disminucin sustancial de las desigualdades. Este movimiento de alza de lasdesigualdades en el siglo XIX, luego de baja desde la segunda mitad del siglo XIX fue especialmentebien estudiada en el caso del Reino Unido (Williamson, 1985) y de los Estados Unidos (Williamsony Lindert, 1980). En este ltimo pas, se observa, por ejemplo, que la parte del patrimonio totalposedo por el 10% ms rico pas de alrededor del 59% hacia 1770 a un mximo que rondara entreel 70 y el 80% hacia finales del siglo XIX, antes de alcanzar en 1970 un nivel cercano al 50% tpicode la desigualdad contempornea de los patrimonios. Las fuentes disponibles sugieren que el mismotipo de fenmeno ocurri en todos los pases occidentales.

    Sin embargo, las investigaciones ms recientes realizadas sobre Francia y los Estados Unidos(Piketty, 2001, Piketty y Saez, 2003, Landais, 2007) muestran que bajo ningn aspecto esta fuertedisminucin de las desigualdades observadas durante el transcurso del siglo XX es consecuencia deun proceso econmico natural. Esta reduccin de las desigualdades atae nicamente a ladesigualdad de los patrimonios (la jerarqua de los salarios no presenta tendencia alguna a la bajasobre un perodo largo), y en lo esencial se debe a los sucesos que durante el perodo 1914-1945

  • sobresaltaron a los poseedores de patrimonios (guerras, inflacin, crisis de la dcada de 1930). Laconcentracin de las fortunas y ganancias de capital nunca recuper el nivel astronmico que tuvo envsperas de la Primera Guerra Mundial. La explicacin ms verosmil pone en juego la revolucinfiscal que marc el siglo XX. En efecto, el impacto del impuesto progresivo sobre las ganancias(creado en 1914) y del impuesto progresivo sobre las sucesiones (creado en 1901) en la acumulaciny la reconstruccin de patrimonios importantes parece haber previsto el retorno a la sociedad derentistas del siglo XIX. Si las sociedades contemporneas se convirtieron en sociedades de ejecutivoses decir, sociedades en que lo alto de la distribucin est dominado por personas que vivenprincipalmente del ingreso de sus trabajos (y ya no principalmente de la renta de un capitalacumulado en el pasado) es ante todo por estas circunstancias histricas e institucionesparticulares. Lejos de ser el fin de la historia, la ley de Kuznets es producto de una historiaespecfica y reversible.

    De las grandes leyes histricas a las incertidumbres

    Pese a todo, lo que asest el golpe fatal a la idea de una curva en que haba unidoinexorablemente desarrollo y desigualdad fue en especial la comprobacin, en los aos ochenta, deque la desigualdad estaba empezando a aumentar otra vez en los pases occidentales desde la dcadade 1970. Esta radical inversin de la curva de Kuznets marca el final de las grandes leyes histricassobre la evolucin de las desigualdades, al menos para cierto tiempo, e incita a un anlisis modesto yminucioso de los complejos mecanismos que pueden hacer que la desigualdad aumente o disminuyaen diferentes puntos temporales.

    Tabla 7. El aumento de las desigualdades salariales desde 1970, medido por la ratio P90/P10

    1970 1980 1990Alemania 2,5 2,5

    Estados Unidos 3,2 3,8 4,5Francia 3,7 3,2 3,2Italia 2,3 2,5Japn 2,5 2,8

    Reino Unido 2,5 2,6 3,3Suecia 2,1 2,0 2,1

    Lectura: En los Estados Unidos, para formar parte del 10% de asalariados con mejores pagas,haba que ganar 3,2 veces ms que para formar parte del 10% de aquellos con las menores pagas en1970, contra 4,5 veces ms en 1990.

  • Fuente: Alemania, Italia, Japn, Suecia: OCDE (1993:170-173). Francia: INSEE (1996a: 48).Estados Unidos, Reino Unido: Katz y otros (1995: fig. 1).

    La tabla 7 describe la evolucin de la desigualdad de los salarios en los pases occidentalesdesde 1970. A decir verdad, la desigualdad solo aument en los Estados Unidos y el Reino Unido;pero en todos los pases la desigualdad de los salarios cuando menos dej de decrecer durante ladcada de 1980. Esto distingue a los pases occidentales de los menos desarrollados, donde no sepudo detectar tendencia alguna de este tipo (Davis, 1992). En los Estados Unidos, el aumento de labrecha P90/P10 entre el 10% peor remunerado y el 10% mejor remunerado fue de alrededor del 20%entre 1970 y 1980, y luego otra vez de alrededor del 20% entre 1970 y 1990; vale decir, un aumentototal del 50% sobre el conjunto del perodo. Esto es considerable, dado el ritmo usualmente lento dedeformacin de las desigualdades salariales, y vuelve a poner a los Estados Unidos en el mismonivel de desigualdad salarial de entreguerras (Goldin y Margo, 1992). Como consecuencia lgica deesta evolucin, la desigualdad de los patrimonios, que haba disminuido hasta 1970, parece haberretomado una curva ascendente (Wolff, 1992).

    El caso del Reino Unido es muy distinto, ya que la desigualdad de los salarios all era muy dbilen 1970, muy cerca de los niveles escandinavos, y luego de haber aumentado levemente durante lasegunda mitad de la dcada de 1970, la brecha P90/P10 aument cerca del 30% entre 1980 y 1990,tanto que en la dcada de 1990 ese pas haba alcanzado a los Estados Unidos, a la cabeza de ladesigualdad. En los pases nrdicos, la desigualdad sigui en sus niveles anteriores, con brechasP90/P10 en el orden de 2-2,5, a pesar de una leve tendencia a aumentar. El caso de Francia esbastante especfico, ya que la desigualdad de los salarios era la ms elevada del mundo occidental en1970, antes de descender rpidamente durante las dcadas de 1980 y 1990, con un muy leve aumentodesde 1983-1984, ya que la brecha P90/P10 alcanz 3,1 en 1984 antes de subir a 3,2 durante elperodo 1984-1995 (INSEE, 1996a: 48). Por tanto, solo fue durante la dcada de 1970 que lossalarios estadounidenses se distribuyeron de modo ms desigual que los salarios franceses, mientrasque el Reino Unido tuvo que esperar hasta fines de los aos ochenta y el transcurso de los noventapara superar a Francia por una pequea cabeza entre los campeones de la desigualdad (tabla 7).Incluso si el nivel de desigualdad inicial era notoriamente menos elevado, la historia italiana de ladesigualdad salarial de las dcadas 1970-1990 es bastante parecida a la historia francesa, ya que,luego de una rpida disminucin durante la dcada de 1970 y a comienzos de los aos ochenta, labrecha P90/P10 comenz a aumentar desde 1984 (Erickson e Ichino, 1995).

    De los salarios a los ingresos

    Tambin en esos casos la evolucin de las desigualdades de ingresos est peor medida que laevolucin de las desigualdades de salario. Pero los datos del LSI permiten describir las grandeslneas de evolucin del indicador P90/P10 de la desigualdad de los ingresos disponibles de loshogares, ajustados segn el tamao de estos ltimos (Atkinson y otros, 1995: 47). Los pases en quela desigualdad de los ingresos aument son los pases en los que la desigualdad de los salarios

  • aument: la ratio P90/P10 pas as de 4,9 a 5,9 en los Estados Unidos entre 1979 y 1986, y de 3,5 a 3,8 en el Reino Unido. A la inversa, los pases nrdicos pasaron por la experiencia de un aumentomoderado de la desigualdad de 2,8 a 2,9 en Noruega y de 2,5 a 2,7 en Suecia, a imagen del moderadoestremecimiento de la desigualdad de sus salarios. De la misma manera, en Francia, la brechaP90/P10 permaneci estable en 3,5 desde el comienzo de los aos ochenta, luego de una pronunciadadisminucin durante la dcada previa. Se puede detectar una leve tendencia al aumento de la brechaP90/P10 en Francia desde el comienzo de los aos noventa, incluso si su medicin estadsticatodava en 1996 era bastante cercana a los lmites de la precisin de la medicin (INSEE,1996b: 36-37). Por lo tanto, en todos los pases occidentales, la inversin con respecto al perodoprecedente es irrefutable: la desigualdad de los ingresos dej de menguar en todas partes durante lasdcadas 1980-1990, a semejanza de la desigualdad de los salarios, y aument de manera sensible enlos pases donde la desigualdad de los salarios haba retomado una tendencia ascendente. La curvade Kuznets est muerta y sepultada.

    Sin embargo, no habra que reducir la evolucin completa de la desigualdad de los ingresos a unasimple traduccin mecnica de la evolucin de la desigualdad de los salarios, incluso si esta ltimaindiscutiblemente es la fuerza principal en juego (Gottschalk, 1993). Por ejemplo, casi la mitad delaumento de la desigualdad de los ingresos de los hogares estadounidenses entre 1970 y 1990 se debeal aumento de la correlacin de los ingresos entre miembros de un mismo hogar; es decir, al hecho deque los ingresos elevados se corresponden cada vez ms a menudo con ingresos elevados, mientrasque los hogares ms pobres suelen ser mujeres solas con nios a cargo (Meyer, 1995). Ms tarde, yen especial, los distintos pases occidentales hicieron evolucionar la progresividad de sus sistemasde retenciones y transferencias de diferentes maneras desde los aos setenta: si las polticasimplementadas por los Estados Unidos y el Reino Unido tendan a agravar el aumento de ladesigualdad de los salarios, por el contrario, estas polticas permitieron a los otros pases limitar losestragos. Una comparacin particularmente sorprendente se realiz a menudo entre los EstadosUnidos y Canad: los mercados laborales y la desigualdad salarial de esos dos pases evolucionabande manera similar, la relacin P90/P10 de los ingresos de los hogares sigui estable en alrededor de4 en Canad, mientras que pasaba de 4,9 a 5,9 en los Estados Unidos (Atkinson y otros, 1995: 47).Los factores que lo explican son complejos, pero gran parte del fenmeno se comprende por lasdiferencias de polticas fiscales y sociales implementadas (Card y Freeman, 1993).

    La desigualdad frente al empleo

    Por supuesto, y de manera ms general, sera errneo resumir la evolucin de la desigualdad enun pas como Francia desde fines de los aos setenta mediante brechas de ingreso y salario entre el10% ms pobre y el 10% ms rico aproximadamente constantes. Si en muchos pases, en especial enFrancia, se pudo obtener una relativa estabilidad de las brechas de ingreso disponible entre hogares,es solo porque las transferencias sociales lograron compensar en cierta medida la prdida de ingresode actividad del nmero creciente de desempleados. Sin estas transferencias (fondos de desempleo,RMI, etc.), la evolucin de las desigualdades de ingreso hubiese sido la misma que en los pasesanglosajones, a pesar de la estabilidad de las brechas salariales: la desigualdad de los ingresos del

  • trabajo entre personas en edad activa, y no entre asalariados efectivamente empleados, ha tenido unconsiderable aumento en Francia desde fines de la dcada de 1970, a un ritmo comparable al de lospases anglosajones (Bourguignon y Martinez, 1996). Ya sea que adopte la forma de desigualdadfrente al empleo o bien de desigualdad frente al salario, la desigualdad real de los ingresos deltrabajo ha aumentado entonces en todos los pases occidentales desde los aos setenta.

    Es posible en verdad separar tan ntidamente los pases anglosajones (donde este fenmenoadoptara la forma de la desigualdad creciente frente al salario) de los dems pases, donde estefenmeno adoptara la forma de la desigualdad creciente frente al empleo? Las cifras oficiales daranpie a pensarlo, ya que indican para 1996 tasas de desempleo de 5,6% en los Estados Unidos y de 7,5% en el Reino Unido, con una tendencia rpida a la baja, contra el 10,3% en Alemania, 12,1% enItalia y 12,2% en Francia; esto es, 3 000 000 de desempleados para una poblacin activa dealrededor de 25 000 000 de personas, incluidos asalariados, independientes y desempleados (OCDE,1996: A24). El fuerte crecimiento de fines de los aos noventa llev a una sensible disminucin delas tasas de desempleo en todos los pases, sin que modificara de fondo estas brechas entre pases:en 2000, la tasa de desempleo es del 4% en los Estados Unidos, y del 10% en Francia (OCDE,2000). Sin embargo, el caso de los pases escandinavos parece escapar a esta clasificacin, ya que ladesigualdad de los asalariados no ha aumentado mucho y las tasas de desempleo siguen siendomoderadas (un 7,5% en Suecia en 1996, un 6% en 2000).

    El problema de este tipo de comparacin es que la nocin de desempleo solo mide una parte delfenmeno de subempleo. Por ejemplo, se observa en los Estados Unidos, desde comienzos de ladcada de 1970, una importante retraccin del mercado laboral y de la poblacin activa oficial delas poblaciones menos calificadas; esta evolucin, comparada con la de los otros grupos depoblacin, se explica enteramente por el derrumbe de los salarios bajos (Juhn y otros, 1991;Topel, 1993). Un gran nmero de personas en edad de trabajar se ve as excluido del mercadolaboral, incluso si no entra en las estadsticas del desempleo. Una expresin extrema de estaevolucin es el impresionante aumento de la poblacin carcelaria. En 1995 haba 1 500 000 personasencarceladas en prisiones estadounidenses, y para el ao 2000 se prevea que habra 2 400 000,mientras que esta cifra era de 500 000 en 1980 (Freeman, 1996). Este aspecto del subempleo,olvidado por las mediciones oficiales en la materia, est lejos de ser una pura ancdota, ya que las 1 500 000 personas en prisin representaban por s solas casi el 1,5% de la poblacin activaestadounidense en 1995, mientras que los 60 000 detenidos de Francia ese mismo ao representabanmenos del 0,3% de la poblacin activa. Por supuesto, sera ingenuo querer explicar por completo laevolucin de la delincuencia en los Estados Unidos desde 1970 simplemente por la evolucin de ladesigualdad de los salarios. Pero es evidente que es ms difcil ser un proletario modelo en losEstados Unidos de 1995 que en los de 1970, luego de que el salario del 10 centil cayera en casi el50% comparado con el del 90 centil.

    As, podra ser tentador derivar como conclusin que el subempleo verdadero es, de hecho, tanelevado en los Estados Unidos como en los pases europeos con desempleo. Sin embargo, sera muyexagerado, ya que por desgracia este fenmeno de subempleo encubierto no se limita al caso de losEstados Unidos: adopta otras formas en Europa, menos espectaculares pero a menudo ms masivas,como lo sugiere el hecho de que el 67% de las personas en edad activa se contabilizan en la

  • poblacin efectivamente activa en Francia en 1996, contra ms del 77% en los Estados Unidos, un75% en el Reino Unido, y solamente un 68% en Alemania y un 60% en Italia (OCDE, 1995: A22).Este indicador, la tasa de participacin en el mercado laboral, est lejos de ser perfecto, ya que poneen juego fenmenos complejos, como la participacin de las mujeres y los retiros anticipados, perosin embargo explica cierta realidad. Por ejemplo, es bien sabido que hay que crear ms de unempleo, a menudo casi dos, para hacer bajar las cifras del desempleo de un desempleado en Francia,ya que una parte de los empleos creados de hecho sern ocupados por personas que en lasestadsticas no figuraban como poblacin activa, pero que estaban listas para entrar en el mercadolaboral si se presentaba un empleo adecuado. El medio tiempo forzoso, es decir, la cantidad deasalariados que trabajan a medio tiempo y declaran querer trabajar ms, est en pleno avance enFrancia (CSERC, 1996: 50). Estas incertidumbres dan cuenta de los lmites de nuestra capacidadpara medir correctamente la desigualdad contempornea fundamental, que es la desigualdad frente alempleo.

  • 2. La desigualdad capital/trabajo

    Desde la Revolucin Industrial, y especialmente desde los trabajos de Karl Marx (1818-1883),la cuestin de la desigualdad social y la redistribucin se plantea en principio en trminos deoposicin entre capital y trabajo, ganancias y salarios, empleadores y empleados. As, la desigualdadse describe como la oposicin entre los que poseen el capital, es decir, los medios de produccin por lo tanto, perciben su renta y los que no lo poseen y deben conformarse con los ingresosligados a su trabajo. En este sentido, la fuente principal de la desigualdad sera la desigualdistribucin de la propiedad del capital. Los dos trminos de esta desigualdad fundamental capitalistas y trabajadores se conciben primero como grupos homogneos, comparados con todo loque se les opone: la desigualdad de los ingresos del trabajo se considera como secundaria. Estavisin de la desigualdad como una pura desigualdad capital/trabajo tuvo y tendr, durante muchotiempo todava, un profundo impacto en la manera de concebir la desigualdad, incluso en pases queno llegaron a abolir la propiedad privada del capital.

    La atencin particular que se concede a la desigualdad capital/trabajo no sorprende. En efecto, elsimple hecho de que el capital reciba una parte positiva de los ingresos producidos parececontradecir los principios elementales de la justicia social y plantea de inmediato la cuestin de laredistribucin. Por qu los individuos que heredan un capital deberan disponer de unos ingresosvedados a quienes solo heredaron su fuerza de trabajo? En ausencia de toda eficacia de mercado,esto bastara en amplia medida para justificar una redistribucin pura de las ganancias del capitalhacia los ingresos del trabajo, segn la distincin entre redistribucin pura y redistribucin eficazpresentada en la Introduccin. Cmo encarar la cuestin del alcance y de las herramientas que seadaptan a esta redistribucin pura del capital hacia el trabajo? Qu nos ensea la historia sobre estaredistribucin y el reparto del ingreso entre capital y trabajo?

    Sin embargo, la cuestin de la redistribucin capital/trabajo no se plantea por lasconsideraciones de pura justicia social. Acaso la desigualdad de la distribucin del capital entreindividuos y entre pases no solo es injusta sino tambin ineficaz ya que se reproducira en el tiempoy limitara las capacidades de los ms pobres para invertir y alcanzar a los ms ricos? En este caso,qu herramientas de redistribucin eficaz pueden permitir combatir esta desigualdad?

    La parte del capital en el ingreso total

    La pregunta que se plantea parece simple: dado que la produccin nacional se obtiene a partir decierta cantidad de capital (mquinas, equipamiento, etc.) y de cierta cantidad de trabajo (nmero dehoras trabajadas), cmo se determinan la parte de la retribucin del capital (beneficios e interesesque obtienen las empresas y los dueos del capital) y tambin la parte de los ingresos del trabajo(salarios pagados a los trabajadores) en el ingreso total de las empresas? Cmo la poltica pblicade redistribucin puede modificar este reparto? Este factor, y en especial la funcin que cumple el

  • sistema de precios del capital y del trabajo en ese reparto, reside en el origen de los conflictosintelectuales y polticos ms intensos, especialmente entre los economistas.

    La cuestin de la sustitucin capital/trabajo

    Supongamos primero que la tecnologa que permite obtener la produccin nacional a partir de lascantidades disponibles de capital y trabajo se caracteriza por lo que los economistas denominancoeficientes fijos: para producir 1 unidad de bien, hay que utilizar exactamente 1 unidad de capital yn unidades de trabajo. En otras palabras, para utilizar en forma correcta una mquina dada, senecesitan exactamente n trabajadores, ni ms ni menos.

    Planteada en estos trminos, vemos que la cuestin de la distribucin del ingreso entre capital ytrabajo es de pura naturaleza distributiva: se trata simplemente de distribuir la unidad producidaentre los dos factores de produccin que son el capital y el trabajo es decir, entre el dueo de lamquina y los n trabajadores, con independencia del proceso de produccin mismo. Las fuerzas demercado y el sistema de precios no desempean funcin asignativa alguna desde el punto de vista delas elecciones de uso de los factores de produccin en el nivel macroeconmico es decir, en elnivel de la economa tomada en su conjunto, ya que con prescindencia de cules sean los preciospagados por la empresa para cada unidad de capital y trabajo, de todos modos ser necesario utilizar1 mquina y n trabajadores para producir una unidad de bien. En especial, el volumen total deempleo es fijo: est completamente determinado por el stock de capital disponible; es decir, por lascapacidades de produccin de la economa. Ante la falta de polticas pblicas de redistribucin, elreparto efectivo del ingreso entre capital y trabajo depender, por ejemplo, del poder de negociacinde los sindicatos, de las capacidades de los empleadores de apropiarse de una amplia parte de eseingreso o, de modo ms general, del estado de las relaciones de fuerzas entre capitalistas ytrabajadores en ese momento. Pero el hecho esencial que importa aqu es que los precios pagados alcapital y al trabajo no tendrn consecuencia alguna sobre el nivel de produccin y el volumen deempleo. El reparto del ingreso entre capital y trabajo pone en juego un puro conflicto distributivo.

    En estas condiciones, es irrelevante saber cmo se efecta la redistribucin capital/trabajo: elproblema de las herramientas de la redistribucin no se plantea. Es del todo equivalente redistribuirel ingreso hacia el trabajo al aumentar el salario que pagan las empresas para cada trabajador porejemplo, al elevar el salario mnimo legal o apoyar las reivindicaciones de aumentos salariales porparte de los sindicatos o bien redistribuir el ingreso hacia el trabajo al aumentar los impuestos quegravan el capital para financiar una transferencia fiscal hacia cada trabajador (o para disminuir losimpuestos que pesan sobre los trabajadores). Estas dos herramientas de redistribucin, laredistribucin directa de salarios y beneficios pagados por las empresas, y la redistribucin fiscalque pasa por los impuestos y transferencias, sin inmiscuirse de modo directo en la distribucin(llamada primaria) efectuada por las empresas, son por completo equivalentes, ya que de todosmodos las cantidades de capital y trabajo utilizadas y el nivel global de produccin son fijos.

    Por supuesto, la inquietud de preservar las capacidades e incentivos de las empresas y lospropietarios del capital para invertir y acumular capital y, por lo tanto, para aumentar lascapacidades futuras de produccin de la economa puede limitar la envergadura de la

  • redistribucin capital/trabajo deseable para los trabajadores. Pero esta objecin, cuyo alcanceprctico se examinar ms adelante, se aplica de la misma manera a cualquier tentativa de disminuirla proporcin del capital en el ingreso total, ya se apoye sobre la redistribucin directa, ya sobre laredistribucin fiscal. Dado que el reparto capital/trabajo es pura cuestin de distribucin, pocoimporta cmo se efecte; solo interesa el resultado.

    El concepto de sustitucin capital/trabajo

    Se obtendran conclusiones diferentes si fuera posible variar las proporciones de capital y detrabajo utilizadas en el proceso de produccin. Supongamos ahora que, para emplear 1 unidad decapital, no es indispensable tener exactamente n unidades de trabajo, y que, si se aumenta el nmerode unidades de trabajo utilizadas, igualmente podemos producir un poco ms, gracias a que ciertastareas realizadas por mquinas pueden ser tambin realizadas por trabajadores. De manera msgeneral, incluso si es imposible utilizar con eficacia ms de n trabajadores por mquina en unaempresa dada para una produccin dada, otras empresas, eventualmente en otros sectores de laeconoma, pueden utilizar tcnicas menos intensivas en capital y ms intensivas en trabajo. Porejemplo, el sector de servicios, que suele utilizar ms trabajo y menos capital que la industria, puedeganar en importancia, de modo que, para un stock de capital dado, aumente el volumen total delempleo en el nivel de la economa entera. As, la posibilidad de sustituir capital por trabajo yviceversa no se limita a una pura oportunidad tecnolgica, sino que, en igual medida y en especial,mide las oportunidades de transformacin estructural de los modos de produccin y de consumo parala sociedad en su conjunto.

    Si es posible esa sustitucin entre capital y trabajo, el sistema de precios del capital y del trabajopuede desempear una importante funcin asignativa para decidir las cantidades de los dos factoresde produccin que utilizar en el nivel macroeconmico, en contraposicin con el caso de latecnologa de coeficientes fijos. Dentro de una economa de mercado, las empresas elegirn contratarms trabajadores, en la medida en que esto les reporte ms dinero que gastos; por lo tanto, en lamedida en que la productividad marginal del trabajo que se define como la produccin adicionalobtenida al utilizar una unidad suplementaria de trabajo pero conservando la misma cantidad decapital sea superior al precio del trabajo, que se define por los costos salario, cargas sociales,premios, etc. que las empresas deben pagar para emplear un trabajador suplementario.

    Esto tambin sucede con el capital. Se mide el precio del capital por los costos (remuneracionesabonadas a los dueos en forma de intereses o dividendos, desgaste y mantenimiento del capital, etc.)que las empresas deben pagar para utilizar una unidad de capital suplementaria. Del mismo modo, lasempresas de los sectores intensivos en trabajo se desarrollarn tanto ms fcilmente en comparacincon las empresas de los sectores intensivos en capital si el precio del trabajo es dbil respecto delprecio del capital, ya que la demanda de los consumidores de bienes intensivos en trabajo aumentarsi su precio es dbil (y a la inversa). En otras palabras, las cantidades de capital y trabajo utilizadaspor la economa de mercado y, por lo tanto, especialmente el nivel de produccin y el volumen deempleo dependern del nivel de los precios del capital y del trabajo: los precios tienen unafuncin asignativa y no solo distributiva.

  • Esta concepcin del reparto capital/trabajo y del papel que desempea el sistema de precios secentra en la idea de ajustes permanentes entre las cantidades de capital y trabajo utilizadas por lasempresas en funcin de los precios que afrontan; por lo tanto, se centra en particular en la nocin deproductividad marginal de los factores de produccin. Fue introducida de modo explcito porprimera vez por los economistas llamados marginalistas en la dcada de 1870; estos se oponan a loseconomistas clsicos del siglo XIX, tales como David Ricardo o Karl Marx, cuyo razonamiento seinscriba de manera implcita en una tecnologa de coeficientes fijos en la cual el stock de capitaldisponible determina por completo las capacidades de produccin y el nivel de empleo de laeconoma, y en la cual el reparto capital/trabajo se liga con un puro conflicto distributivo. Estaoposicin entre la teora clsica y la teora marginalista del reparto capital/trabajo se nota enespecial durante los aos 1950-1960 en la Controversia de los dos Cambridge entre loseconomistas de Cambridge (Reino Unido), que insistan en el aspecto esencialmente distributivo deeste reparto y el papel del poder de negociacin, y los de Cambridge (Massachusetts), que defendanla idea de la funcin asignativa de los precios del capital y del trabajo, en especial con los trabajosde Robert Solow sobre la funcin de produccin agregada, representacin sinttica de lasposibilidades de sustitucin de diferentes cantidades de capital y de trabajo en el nivel de laeconoma toda.

    Redistribucin directa o redistribucin fiscal?

    Cules seran las consecuencias de una redistribucin de ese tipo de sustitucin posible entrecapital y trabajo? Si se busca redistribuir las ganancias del capital hacia el ingreso del trabajo alaumentar el salario que las empresas pagan por cada trabajador y, por lo tanto, aumentar el preciodel trabajo, eso har que las empresas y la economa en su conjunto utilicen menos trabajo y mscapital, y, luego, que el volumen de empleo baje y la parte del trabajo en el ingreso total aumentemenos de lo que hubiera indicado la suba salarial inicial. El hecho fundamental es que esto no habraocurrido con la redistribucin fiscal (vase ms arriba): si se hubieran gravado los beneficios de lasempresas o las ganancias del capital pagadas por las empresas a los hogares capitalistas habrasido posible financiar en forma de transferencia fiscal o de rebaja impositiva la misma redistribucinpara cada trabajador que en el caso del aumento salarial, sin aumentar el precio del trabajo pagadopor las empresas y sin detonar esta sustitucin capital/trabajo nefasta para el trabajo.

    La diferencia esencial entre estos dos tipos de redistribucin es que la contribucin de lasempresas con la redistribucin no se calcula igual en los dos casos: la redistribucin directa exigeque las empresas contribuyan con la redistribucin en proporcin con el nmero de trabajadoresempleados, mientras que en el caso de la redistribucin fiscal la contribucin exigida de lasempresas depende solo de su nivel de ganancias, sean cuales fueren las cantidades de capital ytrabajo utilizadas para producirlas. As, la redistribucin fiscal permite separar el precio del trabajopagado por las empresas del precio recibido por los trabajadores; con eso, se preserva la funcinasignativa del sistema de precios a la vez que se redistribuyen los ingresos. En cambio, con laredistribucin directa estos dos precios son necesariamente iguales, tanto que la redistribucin sehace al costo de consecuencias asignativas nefastas.

  • Este razonamiento ilustra el inters de distinguir entre la cuestin de las herramientas de laredistribucin y la cuestin de su alcance: sea cual fuere el alcance de la redistribucin deseada, laredistribucin fiscal es superior a la redistribucin directa, en cuanto uno se sita en el marco de unaeconoma de mercado en la que existen posibilidades de sustitucin entre capital y trabajo. Estomuestra tambin que no todas las redistribuciones puras se parecen: algunas son ms eficaces queotras, porque permiten mejorar en iguales proporciones las condiciones de vida de los trabajadores,sin disminuir el volumen de empleo. El mensaje central es que, para juzgar los efectos de unaredistribucin, no hay que limitarse a mirar quin paga: hay que considerar tambin la incidencia dela redistribucin propuesta sobre el conjunto del sistema econmico.

    De la misma manera, no todas las redistribuciones fundadas sobre gravmenes y transferencias separecen: no podemos limitarnos a mirar quin paga determinado tributo para deducir lasconsecuencias de la redistribucin operada. Hay que estudiar la incidencia fiscal de ese tributo. Porejemplo, aumentar las cargas sociales pagadas por las empresas para cada trabajador determina unincremento del precio del trabajo, a menos que las empresas bajen los salarios y compensen as elaumento de cargas sociales, lo que reducira a nada la redistribucin capital/trabajo; en cambio,aumentar el impuesto a las ganancias de las empresas o las ganancias repartidas en los hogares noaumenta el precio del trabajo para las empresas, y as permite financiar de manera ms eficaz losmismos gastos y transferencias sociales que las cargas sociales. No todos los impuestos pagados porlas empresas producen efectos idnticos en trminos de redistribucin efectiva: para que laincidencia final de un tributo pese realmente sobre el capital, es necesario que su monto dependa delnivel de capital utilizado o del ingreso que vaya al capital.

    La lgica de este razonamiento ilustra tambin un resultado central de la teora econmicacontempornea: si uno se sita en una perspectiva de redistribucin pura, en que la redistribucin sejustifica por consideraciones de pura justicia social y no por una supuesta ineficacia del mercado,entonces esta redistribucin debe efectuarse por medio de impuestos y transferencias fiscales, y nomediante una tentativa de manipulacin del sistema de precios. Es una idea muy general: porejemplo, redistribuir por medio de transferencias fiscales que permitan a los ms pobres afrontarprecios ms altos resulta ms eficaz que instaurar un control de precios, ya que este ltimo llevara apenurias y racionamiento. Volveremos a encontrar esta idea en el anlisis de la desigualdad y de laredistribucin de los ingresos del trabajo (vase cap. 3).

    La nocin de elasticidad de sustitucin capital/trabajo

    Sin embargo, en el caso particular de la redistribucin capital/trabajo, el alcance de esteresultado de superioridad de la redistribucin fiscal sobre las manipulaciones de la redistribucindirecta depende del alcance cuantitativo de esta posibilidad de sustitucin capital/trabajo; por lotanto, depende de la importancia de la funcin asignativa que desempea el sistema de precios.Nadie defiende la idea de que las oportunidades de sustitucin entre capital y trabajo seancompletamente nulas. La cuestin es saber si los mrgenes de variacin de las combinaciones decapital y trabajo utilizable en el nivel macroeconmico, as como la influencia que los precios delcapital y del trabajo pueden tener sobre ellos, son suficientemente importantes para que la

  • redistribucin fiscal sea, en verdad, superior a la redistribucin directa y la cuestin de lasherramientas de la redistribucin capital/trabajo sea, en verdad, pertinente. En efecto, si estaposibilidad de sustitucin capital/trabajo es dbil, una ventaja de la redistribucin directa es sutransparencia y su simplicidad: por qu dejar que el mercado fije los ingresos acordados al capitaly al trabajo e implementar un sistema complejo de gravmenes y transferencias para redistribuirlos sise podra obtener un resultado similar con solo imponer directamente a las empresas el reparto quese estima justo?

    Para medir la importancia de esta sustitucin capital/trabajo y de la funcin asignativa quedesempea el sistema de precios, los economistas recurren a la nocin de elasticidad de sustitucinentre capital y trabajo. Esta mide en qu proporcin las empresas desean bajar la cantidad de capitalque utilizan en relacin con la del trabajo cuando el precio del capital aumenta el 1% respecto delprecio del trabajo. Esta elasticidad considera no solo las elecciones de las empresas tomadas demanera aislada (por ejemplo, una empresa puede despedir trabajadores si el precio del trabajoaumenta, y a la inversa), sino tambin y sobre todo el conjunto de las consecuencias en el nivelmacroeconmico de estas decisiones individuales (por ejemplo, un sector intensivo en trabajo puedeser impulsado a desarrollarse y contratar nuevos trabajadores en forma menos rpida si el precio deltrabajo aumenta, y a la inversa; vase ms arriba).

    Una elasticidad elevada significa que para la economa en su conjunto es fcil reemplazar capitalpor trabajo, y a la inversa si es necesario: por eso se dice que capital y trabajo son en gran medidasustituibles. Si la elasticidad es superior a 1, entonces un aumento de 1% del salario lleva a unadisminucin superior a 1% de la cantidad de trabajo utilizado, tanto que la parte del trabajo en elingreso total es constante, sean cuales fueren los precios del trabajo y del capital. Esto correspondeal caso de una funcin de produccin del tipo Cobb-Douglas, del nombre de los inventores de estecaso particular en la dcada de 1920; ellos, luego de estudiar el reparto ganancias/salarios en laindustria estadounidense y australiana, concluyeron que esto les permitira dar cuenta correctamentede lo que observaban (vase un balance pstumo en Douglas, 1976). Ms adelante veremos en qumedida los hechos observados y los estudios disponibles en la dcada de 1990 permiten confirmareste anlisis (vase ms abajo). A la inversa, una elasticidad inferior a 1 significa que uno se acercaal caso de la tecnologa de coeficientes fijos; es decir, que las productividades marginales del capitaly del trabajo se vuelven muy dbiles pronto, apenas uno se aleja de la norma de n trabajadores pormquina, y por ende que la parte del capital en el ingreso total disminuye y la parte del trabajoaumenta cuando el precio del trabajo aumenta. El caso extremo de coeficientes completamente fijoscorresponde al caso en que la elasticidad de sustitucin es igual a 0: no es posible brecha alguna conrespecto a la necesidad de los n trabajadores por mquina. Entonces el reparto capital/trabajo vuelvea ser el puro problema de distribucin y conflicto distributivo descripto por la teora clsica (vasems arriba).

    Los debates que gener en Europa el desempleo de las dcadas 1980 y 1990 dejan en evidenciael desafo poltico de esta cuestin de la elasticidad de sustitucin capital/trabajo. Y muchosobservadores han sugerido que el considerable aumento de los tributos que gravan el trabajo (enespecial, cargas sociales) y la disminucin de los que gravan el capital (rebaja del impuesto a lasganancias, exenciones para muchas rentas de capital de las familias) contribuyeron a aumentar el

  • desempleo en Europa desde los aos setenta. De hecho, encarecieron el costo del trabajo ypropiciaron que las empresas utilizaran ms capital y menos trabajo: al menos no las incentivaron losuficiente para utilizar ms trabajo y castigaron el desarrollo de los sectores intensivos en mano deobra. De ah las propuestas que consisten en transferir una parte de las retenciones que gravan eltrabajo hacia el capital, por ejemplo haciendo pagar a las empresas cargas patronales no solo sobrela base de su masa salarial, sino tambin sobre la base de sus ganancias, o ampliando la base de lascargas salariales a las ganancias del capital para que tengan menor incidencia en el trabajo, porejemplo con la CSG [Contribution Sociale Gnralise Contribucin Social Generalizada] enFrancia. La pertinencia prctica de tales propuestas depende por completo de la importanciacualitativa de la posibilidad de sustituir capital/trabajo. Si la elasticidad de sustitucincapital/trabajo es elevada, entonces dichas propuestas efectivamente permiten financiar los mismosgastos sociales y a la vez generar fuentes de trabajo; de esta manera se logra una redistribucin mseficaz. Pero si esta elasticidad es dbil, entonces estas propuestas de reformas fiscales son ilusorias.Y si en verdad se desea que el capital pague ms, por qu no aumentar los salarios lo que detodas maneras no cambiara nada en el volumen de empleo, ya que este ltimo es fijo, en lugar deinventar nuevos impuestos para reemplazar las cargas sociales?

    La elasticidad de la oferta de capital

    As, la elasticidad de sustitucin capital/trabajo es el parmetro fundamental para evaluar lasherramientas de la redistribucin de dichos factores. Sin embargo, este parmetro no permite juzgarel alcance de la redistribucin deseable desde el punto de vista de los trabajadores. En efecto, laredistribucin directa, as como la fiscal, deben tener en cuenta los efectos de la redistribucincapital/trabajo en el stock futuro de capital de la economa. Una disminucin en la parte del capitalen el ingreso total ya sea causada por un aumento de los impuestos sobre el capital o por un alzadel precio del trabajo pagado por las empresas puede reducir las capacidades de las empresaspara financiar nuevas inversiones, tanto como el incentivo de los hogares que poseen medios paraahorrar y colocar sus ahorros en las empresas.

    En la prctica, cul es la importancia de estos efectos negativos de la redistribucincapital/trabajo en el ahorro y la acumulacin del capital? La posicin extrema tradicional sostieneque estos efectos son tan importantes que el verdadero inters de los trabajadores es que no hayaninguna amputacin de las ganancias del capital, ya que toda distribucin capital/trabajo siempretermina por disminuir tanto la cantidad de capital disponible como la productividad del trabajo. Porlo tanto, los salarios, incluso aumentados con las transferencias fiscales financiadas por laredistribucin, tambin disminuyen (Judd, 1985, Lucas, 1990b). En ese caso, una concepcinpragmtica de la justicia social, ilustrada en especial por la regla maximin rawlsiana (vaseIntroduccin), llevara a la conclusin de que el Estado no debera implementar distribucin algunade capital/trabajo, ya sea directa o fiscal: cualquier tentativa de reducir la desigualdad terminarapor volverse en contra de los menos favorecidos y, por lo tanto, no sera justa. De esta manera, lapoltica pblica de redistribucin debera concentrarse en la desigualdad de los ingresos del trabajoy olvidar la cuestin de la desigualdad capital/trabajo.

  • Este escenario es posible desde el punto de vista lgico, pero los estudios empricos disponiblesno lo confirman. Para medir estos efectos, se acude a la nocin de elasticidad de la oferta de capital.Esta mide en qu porcentaje disminuye la oferta de capital es decir, la cantidad de ahorro que loshogares deciden invertir en las empresas cuando la tasa de remuneracin del capital invertido bajade 1%. Sin embargo, en general, las estimaciones empricas de esta elasticidad concluyen que estaltima es cercana a 0: la voluntad de preservar un ingreso futuro suficiente, compensando la baja dela tasa de remuneracin mediante un ahorro ms importante, parece en la prctica equilibrar, inclusodominar, el hecho de que una tasa de remuneracin ms dbil vuelve el consumo inmediato msatractivo que el ahorro y el consumo futuro. En el lenguaje de los economistas, se dice que el efectoingreso compensa el efecto de sustitucin entre consumo presente y consumo futuro (Atkinson yStiglitz, 1980: caps. 3-4). De hecho, los perodos en que las tasas de inters fueron elevadas y serebaj el impuesto a las ganancias del capital, como ocurri en las dcadas de 1980 y 1990, no secaracterizaron por tasas de ahorro especialmente altas, por el contrario. En tanto la elasticidad de laoferta del capital sea en verdad nula (o dbil) es decir, mientras el stock de capital disponible nodependa (o dependa muy poco) del alcance de la redistribucin, la redistribucin fiscal permite, yla justicia social recomienda, una redistribucin capital/trabajo lo ms amplia posible. En el caso enque la elasticidad de sustitucin capital/trabajo no sea despreciable, no podra realizarse de maneraeficaz una redistribucin tan ambiciosa por medio de la redistribucin directa, ya que esta ltimareducira intilmente el volumen de empleo (vase ms arriba).

    Sin embargo, es verdad que estas estimaciones de la elasticidad de la oferta de capital solomiden una parte de los efectos negativos potenciales de la redistribucin, ya que en la prctica solouna parte de la inversin proviene en forma directa del ahorro de los hogares: una parte importante, amenudo mayoritaria, proviene en forma directa de las ganancias de las empresas que no sedistribuyeron a accionistas o acreedores, ya que esta inversin interna suele ser menos pesada y mseficaz que el llamamiento al ahorro externo. Entonces sera necesario considerar los efectos de laredistribucin capital/trabajo sobre la estructura financiera de las empresas y su capacidad parainvertir de manera interna para tener una estimacin global de la elasticidad de la oferta de capital y,por lo tanto, del alcance de la redistribucin ptima desde el punto de vista de la justicia social.

    Una objecin ms sustancial es que, aunque la elasticidad de la oferta del capital sea realmentedbil, gravar las ganancias del capital plantea problemas considerables en un mundo en que el ahorroy la inversin circulan a travs de las fronteras, en que los Estados eligen su nivel de redistribucincon independencia unos de los otros y en que cada uno intenta atraer la mayor cantidad deinversiones. Este mecanismo de competencia fiscal hace que la oferta de capital sea muy elsticapara cada Estado tomado de manera aislada, aun cuando para el conjunto de los pases consideradosla verdadera elasticidad de la oferta de capital sea dbil. De hecho, la falta de coordinacin entreEstados explica en gran parte por qu la imposicin de las ganancias del capital se alivinotoriamente en todos los pases europeos durante las dcadas de 1980 y 1990. Solo el federalismofiscal es decir, la imposicin del capital en un nivel geogrfico y poltico lo ms amplio posiblepermitira implementar la redistribucin capital/trabajo ptima desde el punto de vista de la justiciasocial.

  • Son necesarios los capitalistas y el sistema de precios?

    Si se pudiera medir de manera precisa la elasticidad de sustitucin capital/trabajo y laelasticidad de la oferta de capital, entonces en principio sera posible determinar las herramientas yel alcance de la redistribucin capital/trabajo ptima desde el punto de vista de los trabajadores. Sinembargo, el conflicto intelectual y poltico respecto de esta redistribucin no puede reducirse a lamedicin de estas elasticidades. En efecto, este marco conceptual supone la aceptacin de las reglasde la economa de mercado y de la funcin asignativa de su sistema de precios. Esto es evidente parael caso de la elasticidad de la oferta de capital (por qu deberamos aceptar el chantaje de loshogares capitalistas que no ahorran cuando la remuneracin del capital les parece insuficiente?);pero tambin es importante para la elasticidad de sustitucin capital/trabajo: por qu las empresasdeberan utilizar ms capital y menos trabajo si el precio del trabajo aumenta en relacin con el delcapital? No bastara con prohibirles a las empresas que reduzcan personal, o tan solo exigir de ellasuna conducta individual ms acorde a los objetivos colectivos de empleo y de justicia social, atravs de comits de empresas y opiniones pblicas vigilantes? Aceptar la funcin asignativa delsistema de precios y proclamar, por ejemplo, la superioridad de la redistribucin fiscal sobre lasmanipulaciones de la redistribucin directa (vase ms arriba) equivale a decir que solo el egosmoindividual le permite a un s


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