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TUTORÍA Y ORIENTACIÓN EN LA UNIVERSIDAD
Rafael Sanz Oro Universidad de Granada
ÍNDICE
Introducción
1.- El orientador como profesional.
2.- Tutoría y Orientación: Actividades complementarias. El profesor como tutor.
3.- La visión de la tutoría depende del marco universitario que contemplemos.
4.- La tutoría contribuye a la calidad del sistema.
4.1.- Premisas del modelo de calidad.
4.2.- El modelo de “Proceso de Mejora de la Calidad Educativa”.
5.- La acción tutorial responde a las necesidades de los usuarios.
6.- Concepto y características de la tutoría universitaria.
7.- Aspectos que puede cubrir la tutoría en el proyecto vital del alumnado.
8.- Organización de la tutoría
9.- Funciones de la tutoría.
Bibliografía
Lecturas recomendadas.
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Introducción
Estamos en tiempos de cambio. La confluencia con el Espacio Europeo de
Educación Superior está a la vuelta de la esquina. Cada vez más se demanda a
cualquier profesional, entre otras cualidades, la capacidad para adaptarse
constantemente a las “nuevas necesidades”. La rapidez y flexibilidad son
características inherentes a los nuevos comportamientos humanos. Nos encontramos,
pues, ante el reto de entender un mundo que se mueve a un ritmo cada vez más
acelerado.
1.- El orientador como profesional.
Hace unos años, leyendo el texto de Lee y Walz (1998) me quedé
sorprendido cuando estos autores contemplaban la figura del orientador como un
Activista Social y más todavía cuando demostraban que esa expresión está
estrechamente ligada a los orígenes de la profesión. En concreto, a la figura histórica
de Parsons que, por cierto, no ha sido bien entendida. De él conservamos la famosa
frase “la persona que conviene en el sitio que conviene” contenida en su obra
póstuma On Choosing a Vocation publicada en 1909. Es cierto que durante muchos
años la interpretación que hemos hecho de esta frase es su preocupación de buscar la
mejor adecuación hombre-trabajo mediante lo que él denominaba “un verdadero
razonamiento” pero lo menos conocido sobre Parsons es que su trabajo en el área de
la orientación vocacional estuvo fuertemente motivada por su compromiso con las
vidas de miles de inmigrantes que llegaban a Norteamérica en busca de unas mejores
condiciones y oportunidades de vida donde primaba la explotación y la pobreza. La
respuesta de Parsons fue crear las condiciones de cambio social de dichas familias
utilizando la información y formación profesional como arma de referencia. Parsons
estaba comprometido con la reforma social necesaria en una sociedad en plena
revolución industrial y creía que todas las personas tenían el derecho a la educación
y al disfrute de todo tipo de oportunidades laborales. Respondía así a la injusticia
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que significaba el status quo y utilizaba sus habilidades profesionales para
propugnar un cambio en la política social.
Si la acción social es parte, pues, de nuestra historia, ¿debería serlo de
nuestro presente y nuestro futuro? Lee y Sirch (1994) argumentan de forma
contundente que deberíamos retomar nuestros orígenes a las puertas ya del próximo
milenio. Sugieren que los orientadores tienen un rol muy importante que
desempeñar para fomentar y apoyar los valores de una sociedad culta y bien
informada, una sociedad que sea más justa, más humana y con mayor conciencia de
ofrecer un futuro seguro, sano y no violento para sus hijos.
La acción social como concepto ha de ser considerada dentro del contexto
de la conciencia de sí mismo que tiene el orientador no sólo como persona sino
también como profesional. En orden a una mayor eficacia en su trabajo, Lee (1998)
considera importante que un orientador posea tres niveles de conciencia:
1º) Conciencia de sí mismo . Un orientador tiene que comprender la
dinámica de su personalidad y qué consecuencias tiene en el proceso de
orientación.
2º) Conciencia interpersonal . Un orientador tiene que penetrar en la realidad
del cliente sin establecer juicios de valor. Tiene que comprender no sólo
la percepción del mundo que tiene el cliente sino también el contexto
psicosocial donde se conforma esa percepción.
3º) Conciencia sistémica . Un orientador tiene que percibir de forma precisa
las influencias del entorno en el desarrollo del cliente y poseer las
habilidades necesarias para intervenir en ese entorno y eliminar los
obstáculos sistémicos que bloquean una salud mental óptima.
Es precisamente este tercer nivel el que constituye la base para la acción
social. Por otra parte, la literatura confirma que las personas son agentes activos en
su propio desarrollo. Visto así, el desarrollo no es consecuencia de una serie de
eventos que nos suceden en el tiempo ni el resultado de sucesos de carácter más o
menos íntimo o personal. Por contra, el desarrollo humano es la consecuencia de una
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interacción compleja de factores entre los que destacamos nuestros propios intentos
de organizar la experiencia. El desarrollo humano representa nuestros intentos de
dar sentido a los cambios que suceden a nuestro alrededor para comprender, según
Hayes (1994), lo que significa “ser yo en un mundo como el mío en una época como
esta”. Las personas producen su propio desarrollo mediante la interacción de
factores físicos, sociales y de madurez que actúan de forma más o menos equilibrada
entre ellos.
La consecuencia de esta visión autoconstructiva de la realidad es que el
desarrollo es esencialmente la tarea de dominar los acontecimientos que suceden en
la propia existencia. Los orientadores constructivistas intentan comprender cómo los
clientes dan sentido a su propia existencia personal, es decir, cómo construyen su
significado. La orientación no está centrada tanto en los clientes como seres humanos
cuanto en los clientes como humanos que son . En otras palabras, el desarrollo es una
actividad de autoconstrucción que implica crear un significado más que un
ordenamiento pasivo de significados ya hechos o prefabricados. Precisamente es en
el conflicto del cliente para comprender el yo y los otros en un contexto de
experiencia social compartida donde los orientadores constructivistas prestan una
especial atención.
En este orden de cosas, este texto constituye una serie de reflexiones al
hilo de tres cuestiones fundamentales. Primero el hecho de considerar la orientación
y la tutoría como una actividad profesional que contribuye a la calidad de una
organización educativa (sin duda la Universidad lo es). Segundo las políticas
educativas en las universidades europeas están fomentando la implantación de
planes de Orientación y Acción Tutorial que promuevan el desarrollo del
estudiantado no sólo en los aspectos cognitivos sino también en los personales,
sociales y profesionales. En tercer y último lugar, la voluntad política de la
Universidad de Granada en no quedarse rezagada de este movimiento.
2.- Tutoría y Orientación: Actividades complementarias. El profesor como tutor.
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La Orientación apareció en la escena educativa a comienzos del s. XX.
Hasta los años treinta se identificaban las tareas del orientador y del profesor
mediante una famosa ecuación, a saber, profesor = orientador. Ambos conceptos eran
equivalentes. Todo profesor era también orientador al mismo tiempo. Así lo
contemplaban los más prestigiosos autores de la época. A partir de mediados los
años cincuenta y como consecuencia de la segunda gran guerra, el mundo cambió de
forma significativa. Los contextos políticos, sociales y económicos se volvieron
mucho más complejos. Los centros educativos tuvieron que adaptarse a dichos
cambios para hacer frente a las nuevas necesidades de sus estudiantes, por cierto,
cada vez más complejas. Son precisamente estas necesidades las que rompen la
ecuación anterior. Ya no se puede sostener que un sólo profesional realice ambas
tareas. Cada uno (orientador y profesor) tiene sus propias responsabilidades. En
concreto este último debía ser formado en:
• La materia de enseñanza, y
• La acción de orientación con su grupo clase
A esta segunda función del profesor se le llamó tutoría y constituye un
recurso básico de apoyo a la acción de la orientación. Desde entonces, la tarea del
profesor abarca no sólo su materia de enseñanza (asignatura) sino también la
preocupación por el desarrollo personal, social y profesional de sus alumnos y,
naturalmente, su incidencia sobre los aprendizajes. Es pues, una función educadora
global que le corresponde llevar a cabo como tutor de un grupo-clase.
De esa diferenciación surge la concepción de la orientación y tutoría
actuales (Sanz Oro et al. 2002). En ese sentido, tanto una como otra no son:
• Guiar, conducir, dirigir o asumir la vida o el papel de otra persona.
• Una “actividad puntual” propia de los modelos derivados de la
Psicometría (tests) y del modelo clínico o remedial.
• Una tarea burocrática más.
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Por contra, la orientación y tutoría, son:
• Una “actividad procesual” que se diseña para todo el periodo de la
escolaridad del alumno.
• Una actividad educativa más que va dirigida a todos los
estudiantes. Constituye, pues, un derecho.
• Se basa en los principios teóricos de la prevención, del desarrollo y
de la intervención social.
Por todo ello, podemos concebir a la tutoría como un recurso básico de
apoyo a la acción de la orientación en una organización educativa que reclama:
• Formación de los profesores en su función de tutores.
• Trabajar desde la perspectiva de Planes de Acción Tutorial. La
principal ventaja que se deriva de este modelo es que existe una
intencionalidad en la intervención.
• Enfocar el trabajo con los alumnos desde la perspectiva de que la
orientación “se puede enseñar”. Precisamente ahí radica su carácter
preventivo. Ya no vale aquello de intervenir sólo cuando se
presentan “problemas”.
• Introducir mecanismos de evaluación para comprobar los
resultados de la intervención. Introducirnos en la cultura de la
evaluación significa ser especialmente sensibles a los procesos de
innovación y cambio.
3.- La visión de la tutoría depende del marco universitario que contemplemos.
El modelo de Universidad que tengamos o queramos será el que definirá
el tipo de profesor. Así, cada modelo conlleva diferentes concepciones del profesor
en relación con la docencia y la tutoría de los estudiantes.
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Cuadro 1
Marcos Universitarios
Modelo Académico
Ligado a la tradición alemana y centroeuropea.
Las funciones de la Universidad están centradas en el
aprendizaje del alumnado, en el desarrollo de la ciencia.
El papel del docente se restringe a los aspectos
académicos del alumnado.
Modelo de Desarrollo Personal
Vinculado a la tradición anglosajona.
La Universidad presta atención al bienestar y desarrollo
personal de sus alumnos a través de la Orientación
Personal, Académica y Profesional de los mismos.
Concepción de una formación más generalista y con poca
relación directa con el mercado de trabajo.
Modelo de Desarrollo Profesional
Visión profesionalizadora de la Universidad.
El papel del profesor tutor es asegurar la capacitación
profesional del alumnado y su ajuste al mercado de
trabajo.
FUENTE: U.B.
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4.- La tutoría contribuye a la calidad del sistema.
La calidad constituye un gran reto y una meta para cualquier tipo de
organización. Este es un concepto de gran actualidad y que por ser
“multidimensional” su definición admite muchas apreciaciones, tantas, al menos,
como contemplamos en una organización.
En el caso de los contextos educativos, el profesor de Miguel (1997a, 1997b)
presenta algunos enfoques para acercarnos al concepto de calidad. Así cabe destacar:
a) Calidad como prestigio/excelencia. Se entiende por calidad el prestigio
académico y social que tiene una institución acreditada y que la distingue de
las demás.
b) Calidad en función de los recursos. Existe calidad cuando se cuenta con
estudiantes excelentes, profesores cualificados y con alta productividad y un
equipamiento apropiado y moderno.
c) Calidad como resultados. Una institución tiene calidad en la medida en que
contribuye al éxito de sus egresados. Son los resultados de los alumnos los
que determinan la valoración de una institución.
d) Calidad como cambio (valor añadido). Desde este enfoque, las instituciones de
mayor calidad son aquellas que tienen más impacto sobre los conocimientos
de los alumnos, la evolución de su personalidad y el desarrollo de su carrera.
e) Calidad como adecuación a propósitos . Asume una definición práctica de la
calidad en el sentido de lo que es bueno o adecuado para algo o alguien.
f) Calidad como perfección o mérito . Se interpreta la calidad como una “cosa bien
hecha”. Se apuesta, tanto en los procesos como en los productos, por la
perfección, por el “mérito” frente al “valor”.
g) La calidad total como meta . Es concebida como una estrategia integradora de
diversos enfoques. Implica no sólo utilizar una teoría para explicar y evaluar
la eficacia de las organizaciones sino también una filosofía en la manera de
enfocar el trabajo diario dentro de las instituciones educativas.
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Este último enfoque sobre la Calidad Total postula una cultura basada en
la implicación y la responsabilidad de todo el personal en la gestión de los procesos y
los servicios ofertados en las instituciones educativas. Se podría definir como “... una
filosofía de la gestión orientada a responder a las necesidades de los usuarios y
clientes, adelantándose a lo que ellos esperan” (De Miguel, 1997a, p. 163).
Desde esta perspectiva, ¿Cómo podriamos definir la calidad? No hay una
sóla respuesta. No obstante una definición comúnmente aceptada es: calidad
significa hacer correctamente aquello que ha de hacerse (R. Espinar, 1995,). Es el usuario
el que determina si lo que se ha hecho es correcto o no. Por ejemplo, en la empresa
mediante la satisfacción del producto realizado; en la administración por los servicios
ofrecidos. En ambos casos, la satisfacción del usuario es la clave para el éxito. Hacer
las cosas bien significa averiguar si los servicios o productos han sido ofrecidos
correctamente al usuario. O dicho de otra manera, hacer las cosas bien significa
hacerlas eficientemente. La clave es, siempre, satisfacer al usuario.
El alumno es tanto el usuario como el producto (titulado) del proceso
educativo. Glasser (1990) sostiene que el alumno es también el trabajador e
ingrediente clave en el proceso de aprendizaje. Su tesis es que la mayoría de
estudiantes simplemente no están haciendo un trabajo de calidad y, lo que es peor,
con excesiva frecuencia no se les demanda dicha calidad. Afirma que los estudiantes
no hacen las cosas mejor porque son gestionados de una forma coercitiva y sus
necesidades psicológicas básicas no están siendo satisfechas. Desgraciadamente, con
demasiada frecuencia parece que alumnos y profesores se convierten en adversarios.
4.1.- Premisas del modelo de calidad.
Las organizaciones de calidad tienen una creencia fundamental: “Una
organización tiene éxito sólo si sus usuarios están satisfechos”. Trasladado a la
educación, la creencia se mantiene: “Una organización educativa tiene éxito si todos
los estudiantes han aprendido a conseguir sus máximas potencialidades”.
La educación es un proceso activo que implica aprender nuevos conceptos
y conductas, practicarlas y, por último, interiorizarlas. La misión en un contexto
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educativo basado en los principios de calidad consiste en engranar todos los sistemas
para apoyar al estudiante- trabajador. Aquí es donde la orientación y la tutoría
desempeñan un papel de relevancia. Según Thayer (1994), la calidad lleva implícita
cuatro premisas básicas.
Primero, está la premisa de que todo trabajo puede ser definido como un
proceso , que los procesos pueden ser mejorados continuamente, y que se combinan o
se asocian para crear el sistema dentro del cual funciona la organización. Esto refleja
otra asunción o creencia, a saber, que los problemas encontrados en el sistema
generalmente son debidos a defectos o fallos dentro del proceso, en vez de ser “culpa
de” uno o más individuos que hacen el trabajo. Un entorno de calidad, por lo tanto,
es aquel en el que los líderes se abstienen de señalar con el dedo a las personas; más
bien, insisten en controlar los procesos del trabajo para determinar si están
funcionando bien. Cuando surgen problemas, la solución que se adopta es cambiar el
proceso y, a la larga, mejorar el producto o servicio final.
Otra premisa sobre la que descansa la calidad es el valor y la necesidad del
trabajo en equipo . El trabajo en las organizaciones de calidad es realizado por equipos,
lo cual significa que los trabajadores individuales -- aún aquellos con asignaciones
laborales específicas -- se juntan con otros para planificar, ejecutar y evaluar el trabajo
realizado en la organización. Las organizaciones de calidad estimulan y permiten a
los equipos mejorar el proceso de trabajo controlando la calidad durante todo el
proceso en vez de confiar en una inspección al final del mismo para identificar los
errores o el trabajo mal hecho. Trabajar en equipo en una organización de calidad
significa que el equipo tiene autoridad para tomar decisiones.
La calidad asume que el mejoramiento continuo constituye la filosofía de la
organización . Esto significa que la dirección de la organización fijará estándares en la
organización que requieren un mejoramiento continuo. En cierto sentido, una
organización realmente nunca es una organización de calidad, sino más bien se está
moviendo de manera permanente hacia la calidad. Se intenta ser lo más productivo
posible mediante la mejora continua de los procesos del sistema que produce los
resultados buscados por los usuarios.
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Por último, la calidad refleja la premisa de que todas las personas en la
organización están intrínsecamente motivadas para hacer un buen trabajo. Las
organizaciones que practican la calidad se abstienen de cuotas u otros estándares de
trabajo impuestos artificialmente que estimulen la competición dentro de la
organización. Perdiendo el miedo a la organización, estimulando la colaboración y
evaluando la consecución de las metas de la organización -- más que las cuotas
individuales -- una organización se centrará en la producción de buenos servicios y/o
productos deseados por el usuario.
4.2.- El modelo de “Proceso de Mejora de la Calidad Educativa”.
El mayor reto de la puesta en práctica de la calidad total es generar un
cambio de mentalidad (Sanz Oro, 2001). En educación no es esta una tarea fácil. Decir
a la burocracia lo que tiene que hacer para ayudar a la educación es casi una herejía,
con todas las connotaciones que conlleva esta palabra. Como en la empresa, hay una
tendencia por parte de los burócratas y de los medianos directivos a querer ser los
más fuertes. Ambos grupos creen que tienen mucho que perder si comparten las
responsabilidades con los distintos clientes
La calidad genera una nueva cultura, en la que se deja de aceptar las cosas
tal y como están y se empieza a hacer algo con ellas. En cierta ocasión alguien dijo:
“Si seguimos haciendo lo que siempre hemos hecho, conseguiremos lo que siempre
hemos conseguido”. Así pues, no nos podemos permitir el lujo de tener unas
organizaciones educativas que nos den siempre los mismos resultados. La educación
en calidad total es una opción para demostrar que pueden cambiar dichos resultados.
Sería un error que la cadena de montaje física fuera sustituida por una cadena de
montaje de las ideas, más deprimente que la de la película de Chaplin.
En ese sentido, Burgess (1994) presenta una propuesta muy atractiva
denominada “Modelo de Mejora de la Calidad Educativa”, centrada en el usuario y
cuyo objetivo básico es la consecución de los logros o resultados necesarios para
satisfacer las necesidades de los estudiantes. Esos logros se traducen en el desarrollo
de las competencias (conocimientos, habilidades y actitudes) que los nuevos titulados
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deberán poseer como resultado de su formación. En este modelo los
logros/resultados que se quieren obtener “impulsan” toda la actividad de la
institución donde el estudiante es no sólo usuario sino también producto del proceso
educativo.
La Figura 1 ilustra los aspectos conceptuales del modelo basado en la
filosofía de la mejora continua de los procesos así como en los principios de la
Calidad Total.
Figura 1
Modelo de Proceso de Mejora de la Calidad Educativa
Como podemos apreciar, cuatro son los componentes claves:
QUERER
Que el alumno sea capaz de:
Actuar de forma independiente y autodirigida en la búsqueda de su
propio aprendizaje.
Adquirir las competencias fijadas en el currículo.
Saber
Querer
Hacer
Creer
P.A.T.
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Demostrar competencias de proceso como: pensamiento crítico,
comunicación, colaboración, toma de decisión, solución de
problemas, etc...
En suma, se trata de dar fe de la finalidad que perseguimos.
SABER
Identificar a los usuarios y sus demandas o necesidades.
Reconocer, medir y mejorar los procesos claves para satisfacer
dichas demandas.
Conocer las teorías explicativas de los fenómenos sobre los que se
ha de intervenir.
Adoptar los modelos de intervención adecuados a los objetivos
propuestos.
CREER
Creencias básicas o nucleares, en torno a:
Capacidad para aprender.
Motivación de las personas.
Concepción del desarrollo.
Proyecto educativo
HACER
Ofrecer a los estudiantes un Plan de Acción Tutorial (metas y
objetivos) que pueda ser mejorado continuamente a través de
procedimientos de evaluación (procesos y logros/resultados).
Obsérvese en la Figura 1 que las flechas llevan siempre una doble
dirección. Así, lo que se “quiere” hacer tiene que contrastarse con lo que se “sabe”
sobre la situación y cómo cuadra esto con las “creencias” de la organización
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educativa antes de que nuestro Plan de Acción Tutorial (lo que se “hace”) pueda ser
diseñado, ejecutado y evaluado.
5.- La acción tutorial responde a las necesidades de los usuarios.
Las tutorías que se practican actualmente en la universidad se limitan a
aspectos académicos, principalmente para resolver dudas de asignaturas. Es lo que se
llama “tutorías burocráticas”. La función formativa de la universidad tiene las miras
puestas en una tutoría que abarque más aspectos de la vida del alumnado que los
estrictamente académicos, tal y como se puso de manifiesto en las Jornadas sobre La
Tutoría y los nuevos modos de aprendizaje en la universidad , organizadas por la Cátedra
UNESCO de Gestión y Política Universitaria que tuvieron lugar a comienzos de
Noviembre de 2002 en Madrid.
El profesor Michavila, director de la mencionada Cátedra, afirma que “la
universidad española tiene que afrontar una renovación de modelos de enseñanza y
aprendizaje para cumplir con las necesidades que la sociedad formula, y entre ellos
cobra especial relevancia la necesidad de reforzar la tarea tutorial de los profesores
para el desarrollo adecuado de la orientación académica, laboral e incluso personal
de los estudiantes”
Aunque es cierto que el número de estudiantes en los centros
universitarios tiende a disminuir, no es menos cierto también que en los últimos
treinta años se ha pasado de una universidad de minorías a una universidad de
masas. Este hecho ha obligado a modificar algunos esquemas y crea nuevas
necesidades, especialmente las derivadas de dar respuestas adecuadas que sirvan
para cada estudiante porque cada vez es más cierto que hay menos respuestas que de
manera general sirvan para todos.
A) Las necesidades del alumnado.
La tutoría personaliza esa relación facilitando a los estudiantes:
La adaptación e integración en el sistema universitario (ayudas en la
transición, docencia, investigación, cooperación, etc…)
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El desarrollo de la carrera (ayudas en el proyecto vital, utilización de
recursos, mejora intelectual y humana, trabajo en equipo, etc…)
La transición al mundo del trabajo y la formación contínua (ayudas en la
empleabilidad, etc…)
Las particularidades de los nuevos planes de estudio (ayudas de
clarificación debidas al aumento de la optatividad y libre elección,
diversificación de las vías de acceso y de salida del sistema universitario,
etc…)
B) Las necesidades de la Universidad.
Impulsar la creación de servicios que le sirvan para resolver necesidades
y mejorar procesos.
La tutoría facilita la obtención de datos que permite suministrar
información y asesoramiento a la misma institución.
La tutoría contribuye a la mejora de la imagen institucional.
En ese sentido, la educación superior en Europa ha adoptado sistemas
muy diferentes para responder a las necesidades de orientación de los estudiantes
que acogen. En concreto, Gellert (1993) señala que las universidades inglesas
tradicionalmente han mostrado un mayor interés por fomentar el desarrollo personal
de sus estudiantes mientras que en las universidades germánicas ha existido una
mayor tradición en el conocimiento y la investigación y el sistema francés ha puesto
un mayor énfasis en el desarrollo profesional. Esta diversidad de concepciones
constituye uno de los motivos principales por el que la implantación de las ideas de
orientación y tutoría son tan divergentes y adoptan sistemas diferentes de unos
países a otros.
En España, al igual que en la mayoría de países europeos, los servicios de
Orientación Psicopedagógica (de marcado carácter psicologista) y la tutoría
comienzan a potenciarse en las universidades como consecuencia de las
concepciones señaladas anteriormente y de la necesidad de dotar de contenido a la
acción tutorial del profesorado como función complementaria a su tarea docente
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(Álvarez Pérez, 2002; Álvarez y Jiménez, 2003; Lázaro, 1997; Rodríguez Diéguez,
2002; Rodríguez Moreno, 2002).
Así se refleja en diversos documentos y textos legales. En Educación
Primaria y Secundaria es la LOGSE quien fija el modelo organizativo a seguir (por
primera vez se crean a partir de 1992 los Departamentos de Orientación en los I.E.S.).
En el nivel universitario se crea un equipo que elabora el Informe Universidad 2000
(Bricall, 2000) que en el apartado 4 contempla la figura del profesor asesor o tutor del
estudiante como un recurso para que este pueda recibir una asistencia más
personalizada en la búsqueda de su itinerario curricular y en su aprendizaje. Así, en
el apartado 4 – dentro de los Sistemas de Apoyo a la Enseñanza – entresacamos
algunos párrafos:
4.2. Asesoramiento. 54. En este contexto, una parte del profesorado (o una parte del tiempo
que se destina a actividades docentes) deberá asignarse a tareas de asesoramiento de los
estudiantes, en necesaria cooperación con técnicos y profesionales especializados en estas
cuestiones. Las instituciones de enseñanza superior deberán establecer esta clase de
servicios como una parte central de sus prestaciones.
[…] En cambio, el tipo de asesoramiento y apoyo al estudiante que aquí se postula ha de
tener un alcance universal, con una consideración de servicio esencial de las
universidades. A este efecto podrá encomendarse a cada profesor o tutor un número
determinado e identificado de estudiantes.
55. Este asesoramiento ha de abarcar las diferentes fases de la vida académica del estudiante,
es decir: Asesoramiento previo al ingreso a la Universidad […], Preparación y
desarrollo de las habilidades educativas […], Planificación de los estudios […], Apoyos
especiales, en casos de crisis o dificultades particulares de algunos estudiantes.
Asesoramiento y apoyo al desenvolvimiento formativo de los estudiantes […],
Participación en la evaluación de los estudiantes, y orientación Profesional […]
56. En ningún caso el asesor ha de suplantar al estudiante en la toma de decisiones. Su papel
consiste, exclusivamente, en ayudarlo a decidir por su cuenta, guiándole a tomar
alternativas y examinando, conjuntamente con él, las posibles consecuencias de sus
decisiones. Tampoco los asesores han de ser considerados asesores psicológicos ni han de
tratar temas emocionales que se aparten del comportamiento normal del estudiante.
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Por su parte la LOU (Ley Orgánica de Universidades) incorpora en el
artículo 1, dentro de las funciones de la Universidad, una idea básica ( lifelong
learning ) contemplada en los distintos documentos declaratorios de la Convergencia
Europea y en el artículo 46 relativo a los Derechos y deberes de los estudiantes
destaca la función tutorial.
Artº 1. 2. Son funciones de la Universidad al servicio de la sociedad:
[…]
d) La difusión del conocimiento y la cultura a través de la extensión universitaria y la
formación a lo largo de toda la vida.
Artº. 46. Derechos y deberes de los estudiantes.
2. En los términos establecidos por el ordenamiento jurídico, los estudiantes tendrán
derecho a:
[…]
c) La orientación e información por la Universidad sobre las actividades de la misma que
les afecten.
[…]
e) El asesoramiento y asistencia por parte de profesores y tutores en el modo en que se
determine.
Como resultado de estas tendencias en España y el resto de
universidades europeas, Watts y Esbroeck (2000) realizaron un estudio comparado
sobre los servicios de Orientación en la Educación Superior de los países de la Unión
Europea. En dicho estudio detectaron que dichos servicios habían aumentado en
importancia los últimos años y que las transformaciones iban en una cuádruple
dirección.
a) Una mayor atención en los momentos previos a la entrada en la universidad
como medio para facilitar la toma de decisiones del alumnado y su mayor
ajuste vocacional. Tarea importante realizada en España por la colaboración
establecida entre los Departamentos de Orientación de los IES y la mayoría
de Universidades aunque llevada a cabo con desigual fortuna.
b) Una atención cada vez mayor a los estudiantes en el momento de su ingreso
en la Universidad como medio de reducir los cambios y abandonos
académicos y que permita una decisión estable y un aprendizaje efectivo.
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No hay universidad o facultad que se precie que no tenga ya
institucionalizadas unas jornadas de bienvenida a los estudiantes. Sin
embargo, cuanto de escaparate, improvisación y ausencia de norte se
observa en muchos casos.
c) Un aumento en la prestación de servicios de orientación durante la etapa de
estudios universitarios para evitar los índices de abandono o cambio de
estudios por problemas personales o de aprendizaje que permita al
alumnado una correcta elección del itinerario curricular más acorde a sus
posibilidades e intereses en el diseño de su carrera y su futura
empleabilidad. En las universidades españolas se está tratando de responder
a este reto de ayuda a los estudiantes potenciando la acción tutorial del
profesorado. La tutoría constituye el instrumento educativo “natural” por la
cercanía existente entre profesor y alumno.
d) Prestación de servicios de orientación en la salida de los estudios facilitando
la transición hacia el mercado de trabajo que justifique de alguna manera la
inversión pública que se ha hecho. Las universidades españolas están
abordando este tema cada vez con más seriedad. Existen Unidades de
Empleo y Prácticas en Empresas que facilitan esa transición. Qué duda cabe
que la tutoría constituye un caudal de información y mediación de mucho
valor.
De las consideraciones legales y profesionales que hemos abordado, se
desprende que la tarea de orientación a través de la tutoría universitaria, es
contemplada desde una perspectiva política como un instrumento importante tanto
para la eficiencia como para la equidad de la educación superior e igualmente para
reconciliar ambas con la autonomía de los individuos (Watts et al., 1994).
6.- Concepto y características de la tutoría universitaria.
Es momento de plantear el papel de la tutoría en este proceso de
transformación. Si nuestro objetivo es atender las necesidades de nuestros usuarios
enumeradas anteriormente (y otras) a través del diseño, ejecución y evaluación de un
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Plan de Acción Tutorial necesitamos definir qué entendemos por tutoría para
unificar y facilitar el trabajo de todos los que participan en la experiencia.
Así, a título de ejemplo, reproducimos una definición de tutoría y las
características inherentes a la misma.
Cuadro 2
Definición y Características de la Tutoría Universitaria
Definición ⇒ Es una acción docente de orientación realizada por profesores tutores con
la finalidad de participar en la formación integral del alumnado potenciando su desarrollo como persona y como estudiante y su proyección social y profesional mediante la realización de estímulos que favorecen la reflexión crítica, la autocomprensión, la autoestima, la adaptación social, recursos para el aprendizaje y la mejora del clima de aprendizaje.
Características ⇒ La tutoría contribuye a personalizar la educación universitaria. La
enseñanza en la universidad persigue que las personas construyan y maduren unos conocimientos y unas actitudes. Si pensamos que el aprendizaje es una evolución personal de cada alumno y que la característica fundamental de la universidad del s. XXI es el aumento en la heterogeneidad del alumnado (edad, expectativas, trabajo durante los estudios, …), la tutoría ha de facilitar el seguimiento académico individualizado de los estudiantes en la planificación y puesta en marcha de su itinerario académico.
⇒ La atención al estudiante constituye un elemento clave de calidad. La proporción de alumnos hace de la tutoría un recurso clave y sin alternativa. Así, en los países donde ha predominado el modelo único de servicios de orientación, independientes de la actividad académica, no puede llegar a atender al conjunto de estudiantes y su actuación se reduce a la información más o menos extensa, o bien, al counseling (asesoramiento clínico) intensivo pero minoritario.
⇒ La tutoría canaliza y dinamiza las relaciones del alumnado con los diferentes segmentos de atención al estudiante, de carácter administrativo (facilitando el acceso y la interpretación de la información), docente (contribuyendo a la comprensión del currículo formativo de los estudios y el significado y las demandas de las diferentes materias), organizativo (favoreciendo la participación, etc.) y de servicios (de orientación, culturales, etc., facilitando su conocimiento y el encuentro entre ambos). Garantiza el uso adecuado de los diferentes recursos curriculares y extracurriculares que la institución pone a su disposición.
⇒ Facilitando este último objetivo, la tutoría permite la integración activa del estudiante a la institución, no sólo porque favorece el acceso a la información de una manera crítica y constructiva, sino porque estimula la implicación y participación en todos los niveles organizativos.
Fuente: U.B.
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7.- Aspectos que puede cubrir la tutoría en el proyecto vital del alumnado.
Una vez conocidas las necesidades que deseamos y podemos atender y la
concepción y el sentido que le hemos dado a la tutoría, los componentes de un P.A.T.
pueden adoptar un rol más proactivo para atender una serie de dimensiones siempre
con la finalidad de ayudar a los estudiantes a adquirir las competencias necesarias
para desenvolverse en la vida.
En el Cuadro 3 incluimos, a título de ejemplo, una serie de aspectos que
pueden dotar de contenido a la acción tutorial reflejada en un P.A.T. Se trata de la
adquisición de competencias en torno a tres aspectos vitales en el desarrollo humano:
1. Aprender a Aprender (área académica): Llegar a ser cada vez más conscientes
de cómo alcanzar el máximo potencial de logro académico mientras se está en
la universidad y aún después de finalizar los estudios.
2. Aprender a vivir (área personal-social): Llegar a ser cada vez más conscientes
de quiénes somos y cómo podemos interaccionar de forma efectiva con otros.
3. Aprender a trabajar (área profesional o de la carrera): Llegar a ser cada vez
más conscientes de qué y cómo establecer un plan de acción durante los años
académicos y una organización de la vida después de la universidad.
Cuadro 3
Desarrollo de competencias del alumnado
Desarrollo Académico Mejora del aprendizaje Resolución de problemas Toma de decisiones “Aprender a aprender”
Desarrollo Personal y Social Motivación Autoconcepto, Autoestima Habilidades sociales Integración en un grupo Participación en contextos comunitarios “Aprender a ser/estar”
Dessarrollo de la Carrera Obtención de información Tomar conciencia de su itinerario curricular Elección de un proyecto profesional Acceso a la profesión “Aprender a hacer/trabajar/diseñar su carrera”
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8.- Organización de la tutoría
Hay diferentes modelos de organización que dependen de nuestra
concepción de la tutoría y que son complementarios y no excluyentes entre sí. En
realidad la tutoría responde a tres concepciones básicas:
El ejercicio profesional del profesor en cuanto a su actividad como tutor.
La tutoría apoyada y supervisada por los Servicios de Orientación
existentes en la institución universitaria.
La tutoría apoyada y supervisada por organismos de la comunidad
externos a la institución.
Desde una perspectiva únicamente didáctica, recogemos una clasificación
más amplia en el Cuadro 4 como propuesta de debate que facilitará la plasmación de
metas y objetivos.
Cuadro 4
Organización de la acción tutorial
1. En cuanto al contenido. Tutoría de asignatura. Tutoría de prácticas. Tutoría de proyecto.
2. En cuanto al momento. Tutoría de curso/ciclo. Tutoría de prácticum.
3. En cuanto a los destinatarios. Tutoría individual Tutoría grupal.
4. En cuanto a la figura del tutor. Profesor-tutor. Tutoría entre iguales.
5. En cuanto a la intervención del tutor. Alumnos de nuevo ingreso
Acogida. Integración. Orientación.
Desarrollo de la carrera Orientación curricular. Diseño de carrera.
Alumnos de último curso Perfil profesional. Salidas profesionales. Mercado de trabajo
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No obstante, cualquiera que sea la organización que adoptemos, es
importante encuadrar la acción tutorial dentro de una concepción lo más viable
posible. La literatura suele comparar los modelos europeos (sobre todo latinos) con
los anglosajones (norteamericanos). En ese sentido, aportamos en el Cuadro 5 unas
reflexiones sobre lo que es la tutoría en ambos contextos y lo que tal vez depara el
futuro.
Cuadro 5
Los modelos de tutor
ACTUAL AMERICANO FUTURO
Los alumnos tienen un tutor por cada asignatura
Cada tutor tiene asignado un grupo reducido de alumnos
Los tutores tratarán con grupos reducidos para fomentar su dedicación
Su tarea se centra en resolver dudas sobre el contenido de las asignatu – ras
Su tarea se centra en los aspectos de la vida acadé –mica, pero no en el conte –nido de las asignaturas
Su tarea se centra en el desarrollo humano del alumno
El contacto con el tutor de- pende sólo de la voluntad del alumno
El contacto entre el tutor y el alumno es fluido y permanente
El contacto se establece a través de entrevistas perió-dicas individuales y en grupo
La relación entre el tutor y el alumno se ciñe a su etapa universitaria
La relación se extiende más allá de la vida univer-sitaria, para facilitar su incorporación al trabajo
La relación ha de extenderse a la etapa uni-versitaria y a la post-universitaria
Las tutorías forman parte de la tarea obligatoria de los profesores
No todos los profesores han de ser tutores
El tutor ha de tener voluntad de serlo y vocación
El ejercicio de la tutoría no requiere una formación complementaria
El ejercicio de la tutoría requiere una formación complementaria y permanente
El ejercicio de la tutoría requiere una formación complementaria y permanente
9.- Funciones de la tutoría.
Una de las cuestiones más complejas en cualquier profesión es definir con
precisión cuáles son las funciones que le corresponde desempeñar en un mercado de
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trabajo cada vez más cambiante donde muchas veces la titulación no es un claro
referente profesional.
Dentro de estos parámetros, el ejercicio profesional de la tutoría no es
ajeno a esta discusión. A título de ejemplo, reproducimos en el Cuadro 6 las metas
que consideramos más relevantes, las cuales, a su vez, condicionarán las funciones a
realizar.
Cuadro 6
Metas de la Tutoría Universitaria
1. Información. Universidad de Granada Información académica Servicios especiales Titulación
2. Formación. Seguimiento del rendimiento Mejora del aprendizaje Optimización del aprendizaje Participación en actividades comunitarias
3. Orientación. Curricular Formación contínua Profesional
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Lecturas recomendadas. ALVAREZ, V. (coord..)(2002), Diseño y evaluación de programas , Madrid, Editorial
EOS.
Libro teórico-práctico que consta de cuatro partes. En la primera se aborda los aspectos conceptuales de toda intervención psicopedagógica (estrategias y modelos de intervención). En la segunda, las fases del proceso de intervención por programas (necesidades, diseño y puesta en marcha). En la tercera, los procesos de evaluación (técnicas de recogida y análisis de datos). En la cuarta, redacción de proyectos e informes de intervención.
ALVAREZ, V. Y LÁZARO, A. (2002), Calidad de las universidades y orientación
universitaria , Málaga, Ediciones Aljibe.
La finalidad y el contenido de esta obra responde a las aportaciones de un numeroso colectivo de profesores universitarios que intentan clarificar, partiendo de lo que otros ya han hecho, la forma de conjugar dos temas íntimamente relacionados: cómo orientar a los docentes y a los estudiantes universitarios para contribuir a la consecución de una universidad de calidad. Ubicación: Ciencias Educación, Inst. F. Olóriz, Medicina.
APODACA, P. Y LOBATO, C. (Eds.)(1997), Calidad en la Universidad: Orientación y
Evaluación , Barcelona, Laertes.
El propósito de este libro es dar a conocer una variedad de experiencias y planteamientos en torno a la Orientación Universitaria y a la Evaluación de la Calidad. Ofrece una panorámica enriquecedora de modelos, métodos y técnicas de mejora de la calidad. El objetivo que persiguen los autores de cada uno de los capítulos es servir de apoyo a la reflexión y la acción educativa. Ubicación: Ciencias Educación, Gab. Evaluación, Trabajo Social.
CASTELLANO, F. (1995), La Orientación Educativa en la Universidad de Granada ,
Granada, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Granada.
Los estudiantes esperan de la Universidad una experiencia que les permita llegar a ser personas cada vez más desarrolladas, más maduras, con mayor preparación profesional y que posean la capacidad de enfrentarse a las diversas situaciones que la vida les plantea en el futuro. Para ello, la orientación y la tutoría, desde la institución universitaria, tratan de satisfacer esas metas. Constituye éste el primer trabajo realizado en la Universidad de Granada con la pretensión de averiguar cuáles son las necesidades de nuestros estudiantes en áreas tan importantes como la académica, personal, profesional y asistencial para a partir de ahí dar una respuesta institucional que satisfaga dichas necesidades. Ubicación: Ciencias Educación, Psicología, Biblioteca H. Real. CORIAT, M. (ed.)(2002), Jornadas sobre tutorías y orientación , Granada, Editorial
Universidad de Granada.
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Libro de actas de las “Jornadas sobre Tutoría y Orientación en la Universidad” celebradas en el mes de Noviembre de 2002 en la Universidad de Granada. Contiene las dos conferencias inaugurales y las reflexiones, ejemplos prácticos, conclusiones y propuestas que se plantearon en cada uno de los cinco Grupos de Áreas que se constituyeron (Ciencias Experimentales, Ciencias de la Salud, Ciencias Sociales y Jurídicas, Enseñanzas Técnicas y Humanidades). Ubicación: Gab. Evaluación, Farmacia. CORIAT, M. y SANZ, R. (eds.)(2005), Orientación y tutoría en la Universidad de Granada
, Granada, Editorial Universidad de Granada.
Libro que podríamos considerar continuación del anterior. Representa la puesta en marcha del Programa de Formación de Tutores diseñado, ejecutado y evaluado desde la Universidad de Granada. Contiene una primera parte más teórica que representa la filosofía del Programa y una segunda parte centrada en la práctica, en el “hacer” profesional, donde aparecen reflejados una selección de los Planes de Acción Tutorial diseñados por el profesorado participante en el Programa. Le acompaña un CD con todos los P.A.T.s (40) elaborados. Ubicación: Ciencias Educación. COROMINAS, E. e ISUS, S. (1998), “Transiciones y orientación”, Revista de
Investigación Educativa , 16 (2), pp: 155-184.
Los diversos procesos de transición que se suceden en la vida suponen periodos de adaptación constantes. Cada proceso de transición requiere tomar decisiones que afectan todos los aspectos de la persona. La trayectoria vital abarca diversos ámbitos de transición. En este artículo se hace especial incidencia en el itinerario académico y en el itinerario laboral. En ambos se requiere intervención orientadora que proporcione estrategias para el desarrollo personal y la integración social. Ubicación: Ciencias Educación.
JOURNAL OF COLLEGE STUDENT DEVELOPMENT
Revista portavoz de la American College Counseling Association. Acoge estudios, trabajos e investigaciones relacionadas con la orientación y tutoría en el campo de la universidad. Ubicación: Ciencias Educación. RODRÍGUEZ ESPINAR, S. (1998), “La función orientadora: Claves para la acción”,
Revista de Investigación Educativa , 16 (2), pp.: 5-24.
En este artículo se ofrecen nuevas claves para la acción orientadora del alumnado. Se asume que los principios de prevención y fortalecimiento personal, implementados a través del principio de intervención social, constituyen el marco de referencia adecuado para el logro del pleno desarrollo psicosocial del alumnado. Finalmente, se propone un nuevo rol de auténtico agente de innovación y cambio en el marco educativo. Ubicación: Ciencias Educación. RODRÍGUEZ ESPINAR, S. (Coord.)(2004), Manual de tutoría universitaria , Barcelona, Ediciones Octaedro.
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Este texto, fruto de la reflexión de un equipo de profesores-tutores, pretende ser
un recurso técnico-profesional que pueda ayudar a fundamentar, diseñar, ejecutar y evaluar la propia práctica de la acción tutorial. El contenido se articula en torno al capítulo dedicado al Plan de Acción Tutorial, tras haber contextualizado, fundamentado e ilustrado la práctica tutorial universitaria en los primeros capítulos. Los recursos para la acción se presentan en formato CD con el fin de facilitar su utilización y aplicación por parte del tutor. Ubicación: Ciencias Educación. SANZ ORO, R. (2001), Orientación psicopedagógica y calidad educativa , Madrid,
Pirámide.
La orientación psicopedagógica es concebida como un componente favorecedor del proceso educativo que busca satisfacer las necesidades de ayuda del alumnado, lo que exige a orientadores y tutores estar preparados para responder a las nuevas necesidades de la tan cambiante sociedad actual. Los contenidos del libro analizan la visión actual de la orientación desde la perspectiva de la calidad apostando por el modelo de Programas Comprensivos de Orientación. Ubicación: Ciencias Educación, Psicología.