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um · 2015. 4. 12. · LA EOSA Para el Jardín df Concha Espina. Ah ¡qué rosa más pura, más...

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Compañía dejes ús

Uruguay

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L U I S A L U I S I

POLVO DE DIAS P O E M A S

M O N T E V I D E O 1 9 3 S

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OBRAS DE LA MISMA AUTORA

" S E N T I R . . . ' ' — Poesías. — Montevideo. — 1916.

"EDUCACIÓN A R T Í S T I C A ' — Monografía — Montevideo —

1919.

" I N Q U I E T U D " — Poesías — Montevideo — 1922.

" IDEAS SOBRE E D U C A C I Ó N " — Montevideo — 1923.

" A T R A V É S DE L I B R O S Y DE AUTORES" — Crítica — Bue­

nos Airea — 1925

"POEMAS DE L A I N M O V I L I D A D " — Barcelona — 1926.

OBRAS INÉDITAS

"ENCRUCIJADAS* 1 — Comedia Dramática.

" A T R A V É S DE LIBROS Y DE A U T O R E S " (II).

"FIGURAS L I T E R A R I A S F E M E N I N A S "

"SELECCIÓN DE POEMAS".

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POLVO DE DÍAS "Caigo desmenuzada en un polvo de días...

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ALBA DE AMOR

D e s p e r t a r á n las ondas l a r g o t iempo dormidas

en el seno profundo y turbio de las a g u a s ;

los números d i spersos concer ta rán sus rondas

en mús i ca s celes tes de danzas e s t e l a re s ;

los j u g o s de l a t i e r ra , ac res en su a i s lamien to ,

s u b l i m a r á n los pé ta los de seda y de p e r f u m e ;

se o rdena rá en en j ambres de melódico vue lo

l a turba zumbadora de do radas abe j a s ,

y en el duro pana l de l a s p a l a b r a s

d e j a r á la du lzura de su c a r g a o lo rosa ;

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los átomos inciertos de descentrados g i ros ,

dóciles y sumisos al torbellino r í tmico,

en siderales notas de supi-ema a rmonía

encenderán estrellas de musicales ó rb i t a s ;

celestes disciplinas regularán el Caos ,

y la serenidad de las formas per fec tas

sucederá a este inquieto sobresal to del a l m a . . .

Cuando una sola chispa de luz de tu m i r a d a

levante un alba nueva y rosa en mis e n t r a ñ a s . . .

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LA EOSA

Para el Jardín df Concha Espina.

A h ¡qué rosa más pura , más f resca , m á s s ec re t a

pe r fuma los inquie tos v a i v e n e s de mi a n d a r !

P o r e x t r a ñ a s ra íces , r e to rc idas y oscuras

chupa una s a v i a a rd ien te que me a v i v a l a f a z . . .

S e m e p ie rden los o jos ex tá t i cos t r a s ella.,

cuando me invade , lenta , la in t e rna p l e a m a r ;

y no sé s i son ondas del pe r fume o del a g u a

que l e v a n t a n m i cuerpo , ha s t a hacer lo flotar...

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A h ¡qué embriaguez tan honda la de l l e v a r oculta

esta fuerza que viene más al lá del a y e r ! . . .

Y cuando nadie sabe porqué soy fuer te y v i v a ,

gozar este secreto de mi a lma de m u j e r ! . . .

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EL GATO

U n gato g igan tesco se p e g a a mi cos tado

y c l a v a en mí sus ojos dorados e inqu ie tan tes ;

en m i f lanco desl iza su car ic ia t a i m a d a

de sedas inmedia tas y g a r r a s inminentes .

A p u n t a a las es t re l las uua r íg ida cola,

como mi dedo ex tend ido que seña la un des t ino ;

y e léc t r icas d e s c a r g a s er izan su p e l a m b r e

y encienden sus pup i l a s de luz fos forescen te .

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Llevo contra a mi cuerpo, frotándose a mis p ie rnas ,

el tremendo misterio de su intención ocu l ta ;

y el miedo a mis tobillos apr ie ta sus gr i l le tes

cuando levanta el gato su pálido maul l ido.

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RAICES DE TU VIDA.

R a í c e s de tu v i d a prendieron en m i v i d a ;

nues t r a s a v i a f lorece rosas en d e r r e d o r . . .

p ro longan sus la t idos en m i sangre , tus v e n a s . . .

nues t ros o jos encienden n u e v o s as t ros en D i o s . . .

P á l i d o s de mi ra rnos , cu rvos sobre el ab i smo,

—una esp i r a l de fuego y s o m b r a nues t ro a m o r —

resp landor de poniente , no c l a r i d a d de a u r o r a .

N o l l ega r a s e r uno, y n u n c a m á s se r d o s ! . . .

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TREGUA

S e me ha dormido el a lma , de p ie , dent ro del cuer]

mien t r a s él s igue andando sus ges tos hab i tua le s .

L a l l evo con el mi smo cu idado que a los n iños

que po r que no despier ten , se v e l a n en s i lencio .

Due rme , a lma . T a n t o s años

a ten ta al ges to v a n o y al in tento mezqu ino

gas t a s t e tus p u p i l a s en l a s cosas p e q u e ñ a s

y te her i s te l a s manos en l a s a r i s t a s d u r a s .

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Duermo ahora, descansa. L a s pasiones

de ojos negros y cabellos revueltos,

gr i tan cerca. Tu sueño no las o iga!

Mañana y;i será trágica v i g i l i a . . .

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LAS MANZANAS

Para Elisita García de Zúñiga Luisi.

I n t a c t a s y redondas

l a s manzanas m a d u r a s de l a s ho ra s

me ofrecen su dorada p len i tud .

F r e s c a s , j u g o s a s , c l a ra s ,

v a n c a y e n d o una a u n a en m i r egazo ,

del á rbol luminoso de los c ie los .

M i s dedos p a l p a n la cor teza f i n a

y mis o jos con templan

l a s r o j a s c u r v a s s u a v e s .

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Han caído las últ imas manzanas

celestes de la tarde.

Mi regazo es un cesto de colmado perfume.

Quiero morder la puljja más sabrosa

y expr imi r en mis labios

su más intenso zumo.

E l i j o la manzana más dorada

y aspiro con fruición

el opulento olor.

P e r o al morder la pulpa per fumada

el duende negro de la noche

me roba de repente mis m a n z a n a s . . .

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PÁLIDAS MANOS MÍAS.

Pálidas manos mías, blancas flores de cera,

en su labor de estrellas palidecidas m á s . . .

F r í a s manos exsangues en a fán de purezas,

frías de su pureza y de su so ledad. . .

Hoy las traigo vestidas de tibiezas extrañas;

un temblor extremece su epidermis s u t i l . . .

L a s sumergí en un barro caliente y movedizo,

y gérmenes impuros han sentido l a t i r ! . . .

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Pá l idas manos mías, ya cubiertas de fango,

en donde su pureza de lirio fué a m o r i r . . .

Al mirarlas vencidas en su orgullo, las siento

palp i tar de una v ida que nunca c o n o c í I . . .

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AZAHARES

P e r f u m a d a dulzura en mi dol ida e s p e r a ;

ca r ic ia de minúsculos dedos sobre la f r en t e ;

m in i a tu r a de soles ent re pé ta los de a l b a ;

s i gna tu r a f lo ra l de una a l ianza v i v i e n t e .

M a n o s y senos de á n g e l ent re e l v e r d o r t r u n c a d o ;

m a r a v i l l o s a ca rne n u e v a de adolescente

rec ién nac ida al beso del á rbo l y se t i embre ,

en el huer to prohib ido de mi H e s p é r i d o h u m a n a . . .

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Oh! caja de Pandora de mi íntima congoja,

que en tu perfume ocultas la anhelada cer teza

tu mensaje me trae por inéditas v ías ,

el apaciguamiento de mía gracia serena . . .

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EL BUQUE

S u r c a n d o tu rb ias a g u a s de o lv ido y de s i lencio

la n a v e de l a noche ca l l adamente a v a n z a ,

de sp l egadas las v e l a s mi l lona r i a s de es t re l l a s

y el f ana l de la luna co lgado en el mesana .

B u q u e f an ta sma , g u a r d a en su escondido vientre

tesoros inv io lados y m á g i c a s r e s e r v a s

p a r a el que nunca t u v o t emor de su l e y e n d a ,

y se en t regó conf iado a su p r e s t i g i o oscuro .

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E n tu seno propicio henchido de mis te r io

embarco mi fat iga a puerto matut ino,

bajo tus amplias velas de negros terciopelos

que orea un viento largo y sa lp ica de es t re l las .

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L u z . . . l u z . . . l u z . . .

y los ojos c iegos p a r a beber í a 1

E s p a c i o . . . espacio inmenso . . .

y el a la f a t i g a d a !

P r o d i g i o de la f o r m a . . .

y la mano i m p o t e n t e ! . . .

T a n t a s e d . . . t an ta s e d . . .

Y el a g u a al l í , i n t o c a d a !

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ENCANTAMIENTO

Dulzura de las cosas do rmidas en l a n i e b l a . . .

G o t e a r lento de sueños sobre el espeso m u r o

de nues t r a d iu rna c e g u e d a d . . .

L o s ojos l a s t imados po r el perf i l v io len to

se a l i v i a n de p e n u m b r a y se a f i nan de e s t r e l l a . . .

Melod ías sut i les como h i l adas de a r a ñ a

me envue lven en sus m a l l a s i m p a l p a b l e s de s o n e s . . .

A s c i e n d o len tamente en luminoso ta l lo ,

dorado de c repúscu los , h a c i a ce les tes c l imas ,

donde florecen tenues coro las s ide ra l e s

y m a d u r a n en oro los r a c i m o s de e s t r e l l a s . . .

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Cabalgando la nota más f ina de su canto

con el a la de un ángel me abanica el m i s t e r i o . . .

E n las aguas etéreas donde floto hechizada,

quedo presa en las redes de a lgún as t ro l e j a n o . . .

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PARTIR.

E r a y a l a t r i s teza del re torno ,

— b a r r a in f ranqueab le a l p u e r t o de e s p e r a n z a —

cuando abr ió la cor t ina del pon ien te

a lba n u e v a en un v i a j e no e spe rado .

P a r t i r ! P a r t i r en es ta n a v e a rd i en t e

con las v e l a s de p ú r p u r a y de p l a t a ,

sobre el azul de un m a r r a d i a n t e y qu ie to ,

hac ia las p l a y a s de una t i e r r a i g n o t a . . .

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P a r t i r ! . . . P a r t i r a la l lamada nueva

a descubrir paisa jes sin re torno:

las islas fabulosas de tu a lma

con sus lagos de seda y sus nevadas c u m b r e s . . .

Y no l l e g a r . . . N o conocer el té rmino

donde las naves quietas agonizan,

con las alas p legadas de fa t iga

y los flancos l lagados de t r i s t e z a . . .

Al i ! Nunca más v o l v e r ! . . . Nunca

en la t ierra gr is de la monotonía

<lavai la quilla f lorecida de a lgas

que anclo una tarde en aguas de m i l a g r o . . .

U n día, trunco por piadosa mano

el n a j e de la nave purpurina,

levantará su c a s e , perfumado

por el iodo y la sal de la par t ida .

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Y en la inmensa l l anura pa lp i t an t e

besadas por las olas y las b r i sa s ,

las ve l a s que al p a r t i r fueron de g lo r i a

se tenderán como cansadas a l a s . . .

P a r t i r ! . . . P a r t i r hac ia las i s l a s n u e v a s

en este v i a j e de e m b r i a g a n t e v é r t i g o ,

con todo el horizonte en l a s p u p i l a s

hipnot izadas de mía ausenc i a e t e r n a . . .

P a r t i r ! . . . P a r t i r , l a s a l a s d e s p l e g a d a s

en un ges to de abrazo al f i r m a m e n t o ! . . .

P e r d e r s e en las p r a d e r a s del e spac io ,

deshecha en luz, y f lo rec ida en a s t r o s ! . . .

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E X A L T A C I Ó N

Hemos roto los l ími tes y venc ido l a s f o r m a s ! . . .

Los vasos destrozados l i be r t a ron la e s e n c i a !

La arci l la se ha hecho d iá fana y el m u r o transparente,

los cr is tales t r izados, ced ieron el e s p a c i o ! . . .

Toda la luz del ciclo se fundió en tu m i r a d a ,

y en el hombro de un ánge l e s c a l a m o s l a a l t u r a . . .

Sobre la piedra opaca de un m u s g o de c o s t u m b r e ,

nuestro pie brotó un ala , y n u e s t r a f r en te un n i m b o . .

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Un m i n u t o . . . Qué impor ta! U n minuto es eterno,

ánfora para el labio sediento do inf ini to! . . .

Más alto aún! Más a l t o ! . . .

en la embriaguez del ímpetu sobre todo h o r i z o n t e ! . . .

Al lá alia,¡o quedaron los cuerpos enlazados

y nosotros más alto sobre nosotros m i s m o s ! . . .

l i e m o s roto los límites y vencido las f o r m a s ! . . .

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U N I D A D

Todo el costado de mi cuerpo s a n g r a

la cruel d e s g a r r a d u r a de tu c u e r p o . . .

Un idos , somos

la fo rma de una raza des t e r r ada

dueña por f in de su celeste pa t r i a .

A h ! el gozo de anu l a r nues t ros humanos l ími tes

mien t r a s l a f ren te crece a un r e sp l andor de a r c á n g e l 1.

T o d o el cos tado de m i cuerpo ahora ,

s ang ra la l laga de tu cuerpo a u s e n t e . . .

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V o y por los (lías, muti lada y ciega,

con la boca clamante de mi l laga,

en anhelo de estrecha soldadura

con la boca gemela de tu l l aga !

Mientras van las potencias disociadas

de nuestro arcángel desterrado,

pidiendo a nuesl ro abrazo

la perdida unidad de su des l ino!

Todo el costado de mi cuerpo sangra

la supresión de su mitad humana!

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L A P A S C U A N U E S T R A

Sobre nosotros baja, con su nimbada frente,

la angélica criatura que se encarna en los d o s . .

P a r a la Pascua nuestra, de inocencia y de fuego,

vistamos la radiante túnica del amor!

L a celeste criatura quiere ser en nosotros . . .

Nuestro abrazo es la escala de llamas de J a c o b :

los ángeles descienden por él, hasta nosotros,

y en sus alas violentas, nos suben hasta Dios!

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S I G N O

E r a s , entro las sombras . M i s t e r i o ;

y en la p la ta lunar , sobre las ondas ,

el eoro do los ángeles rebeldes

condonados a v a g a r do a lma en a lma

en busca do su sombra .

L l e v a b a s mi dest ino —tu so r t i j a— en la m a n o ;

y mis lunas colgaban de tus pa lmas a b i e r t a s ;

los des ignios sumisos te l amían las p l an ta s ,

y en tus ojos — e s t r e l l a — se a g a z a p ó el fu turo .

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Venías de tan lejos que se perdió tu nombre ;

y por hallarlo hiciste el v i a j e de otros s iglos .

Suspensa yo en el lento go lea r de tu mirada

me desangro en la cruz de tu pa l ab ra t r u n c a . . .

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COSECHA TARDÍA

T u corona de f lores t iene peso de f r u t o . . .

E n 1u a lba asoma inquieto un march i to p e r f i l . . .

E n mis dedos cansados lias vo lcado tus d o n e s

y contemplo a sombrada 1u pompa sobre mí .

T a r d e l legó tu a rd ien te cosecha de a l eg r í a s .

M i s t ro jes y a no pueden tu e sp iga r e c i b i r . . .

Fueron ian abundantes las mieses de a m a r g u r a

que no han de jado un l impio espacio p a r a t í . . .

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E l invierno inminente, ronda jun to a mi p u e r t a ;

acurrucada, acecho su escarcha en mi j a r d í n .

Cusca lejos, la dulce p r imavera f lor ida,

y grac ias ! porque has puesto tu ros t ro sobre m í ! . . .

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M O M E N T O

L a mariposa oscura del s i lencio

se posó, con la t a rde , en mi r e g a z o . . .

Hench ida de d i s tanc ias ,

en l a p r o x i m i d a d de s u secre to ,

b lando p lumón, rozó m i f ren te un a la ,

flecha lanzada hacia un d i s tan te a n h e l o . . .

U n es t remecimien to fug i t i vo

l evan tó con su r á f a g a , el m i s t e r i o . . .

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besó mi frente, y se perdió a lo lejo;

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R E P R O C H E

M i l l a r e s de ojos — y tus o jos s i e m p r e —

en húmedo horizonte de pup i l a s ,

me es t rechan en u n cerco de m i r a d a s

y se e s fuman en l á g r i m a s v i r i l e s .

P á r p a d o s y pe s t añas cu mis d e d o s ;

i r i s oscuros de ca l l ada a n g u s t i a ;

danzantes e sp i ra l e s de t r i s t eza ,

ajorcas de agon ía en mis t o b i l l o s . . .

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E n sus giros me enlazan las rodillas,

ciñen mi talle, por mi pecho suben,

y en mi cuello, serpiente desolada

me estrangula el collar de tu silencio.

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A G O N I A

L a marea , despacio, desc iende en ,mis o r i l l a s ;

por extraña f i sura se me v a todo el m a r . . .

E n la a rena reseca de m i p l a y a v a c í a ,

mueren mis f lores secas de ge l a t i na y s a l . . .

Se apaga len tamente el g r a n m u r m u l l o v i v o

eu este inexorab le descenso de m i m a r ;

las aguas v a n ba j ando s in t r e g u a en m i s o r i l l a s .

H a s t a de j a r desnudas rocas de E t e r n i d a d ! . . .

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C R E P Ú S C U L O

l i o sa s tenues, celestes, l i las d e s v a n e c i d o s . . .

V e l o s . . . g a s a s . . . a romas de ex tá t i cos j a z m i n e s . . .

U n a mano se posa suavemente en las rosas

y el ángel del si lencio se queda suspendido

con las a las ab ie r tas entre el cielo y la v ida .

A penas, todavía , en la más alta rama

dos pá ja ros discretos conversan al o í d o . . .

l 'u es t remecimiento recorre los follajes,

y los pá rpados negros de la noche se cierran.

L a soledad se puebla de presencias a m i g a s . . .

- 49

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L o s sueños brotan, vagos , do las hierbas dormidas,

y enciende en las a l turas le janas ve ladoras

la mano que proteje el sueño de las c o s a s . . .

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LA HOGUERA

A Enrique Goniáltz Martíne».

E n la noche angustiosa

alzamos esta hoguera de sarmientos

para encontrar a D i o s . . .

L a c la ra l l ama levan tó su lumbre ,

y f asc inados por su luz.

vinimos con las manos a te r idas

y con los ojos c iegos .

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Se abrieron las pupi las y las p a l m a s . . .

Y en el telón de fondo de la sombra

el efímero dedo de la l lama

dibujó toscamente el contorno de D i o s . . .

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OTOÑO

S e n t a d a es toy en medio de un montón de ho jas secas

al isando paciente, sus ca ras retorcidas,

mien t ras espero , inmóvil, que el árbol de m i v i d a

de nuevo se r ecubra de ho jas resp landec ien tes .

U n a a una, amar i l l a s , sobre mí v a n c a y e n d o . . .

Y mien t ras continúo mi monótono gesto ,

el árbol se desnuda de su ú l t imo f o l l a j e . . .

Y me sepul ta el manto de su oro f a t i g a d o . . .

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E N C R U C I J A D A

L a dura encruc i jada . Y el t emor angus t ioso

de equ ivocar la ruta . Noche . Y dentro de nosotros ,

oscur idad . N o bas tan a gu ia rnos ,

ni la ans iedad por mía clara nieta,

ni, afilados puñales de to r tu ra ,

nues t ros ojos .

L a dura encruc i jada . N i b rú ju la , ni es t re l la .

L a sombra , espesa m á s y m á s . . .

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Náufragos y a en la ciega pesadumbre ,

con un c e n a r más hondo de pupilas,

sobre el negro tapete de la vida,

jugamos el destino a una carta de a z a r . . .

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ALTO

E n es ta enc ruc i j ada de si lencio

pr i s ioneros de Dios , nos d e t u v i m o s . . .

A nues t ros p ies , llanuras t r a s p a s a d a s

de a l eg r í a s de soles y de e s t r e l l a s . . .

Mudos , suspensos en la e x t r a ñ a v í a

Ja mirada se ahondó dentro del pecho;

y en Ja angustia de La hora d e c i s i v a

nos contemplamos con los ojos c i e g o s . . .

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L a s rutas nos hurtaron sus des ignios . . .

M a s , bajo el y u g o de inviolables normas,

rompimos a marcha] ' por las p a l a b r a s . . .

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EL DIOS INCOMPRENDIDO

A Jules Snpervielle.

Cada día levantas tu párpado de cielo

con la esperanza inmensa de ser reconocido.

Cada día derramas tu corazón de llamas

sobre la incomprensión de la ceguera nuestra.

Y cada día la hoguera que enciende nuestra infamia

dispersa en el espacio las chispas de tu cuerpo.

Ciegos , sordos, perdidos en nues t ros duros l ími tes ,

p rosegu imos absor tos , nues t ra órbi ta m e z q u i n a . . .

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No nos hurtes la dulce pupila luminosa

tras el húmedo velo de tus celestes l á g r i m a s . .

Ciegos, sordos, sentimos tu l lamado lejano

golpear oscuramente, nuestra espesa p a r e d . . .

A l i ! puede ser que un día nos des lumbre tu luz

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I N M O R T A L I D A D

A Carlos Sábut Ercasiy.

M e v o y mel lando el a lma en este duro empeño

de m o r d e r en La roca in tac ta de los s iglos ,

con dientes de paciencia y t enaces de orgul lo ,

y dedos encorvados de c r i s p a d a po r f í a .

F r o n t e al bloque indiv iso de los t i empos f u i m o s

cal iento al ro jo v i v o la l ima del e s p í r i t u ;

roedor desesperado del g ran i to impas ib l e

ca igo desmenuzada en un po lvo do d í a s . . .

- Q3

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P R E S E N T I M I E N T O

P e r f i l de mi a l e g r í a ! . . . Rostro joven del l l a n t o !

N a v i d a d de una estrella afilada de luces,

en l a germinac ión de una simiente de astros!

R e t o ñ a r de c r e p ú s c u l o s . . . a f inac ión de s o m b r a s . . .

Ondas, ondas c a r g a d a s de magné t i cos d a r d o s . . .

espada de la d u d a . . . i n tu i r de tu a u s e n c i a . . .

P a i s a j e ve rde y turbio de t ra ic ión inminente ,

en somnolencia aún no nac ida de d e s i g n i o s . . .

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F r í a , sutil herida de un a l f i ler de oro,

en la carne inmater ial de un lonior inconsciente . . .

S a n g r a r —sangre incorpórea— de una e x t r a ñ a v idenc ia ,

de todo lo que espera por nacer, en la muer t e !

Y tu presencia oscura que me envue lve ,

y esconde en sus contornos lo que mi anhelo e s p e r a :

segur idad, certeza imposible, y tan f ina !

tan v i t a l ! — a nú corazón desangrado de a n g u s t i a !

Minutos t ranscurr idos, y horas, y días no n a c i d o s . . .

P reñez de lo ignorado, y matr iz de futuro,

en la ext raña videncia de un vér t ice de s o m b r a ! . . .

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EL RESPLANDOR GOZOSO

A Arturo FarinelH.

L a tierra entera se consume en llamas. . .

Arden los negros pinos y los plátanos v e r d e s . . .

E n medio del paisaje,

tea encendida, tizón viviente, mi cuerpo,

en un gigante puño levantado.

De mis finos cabellos al viento,

de mis ojos profundos,

de mis dedos afilados y sueltos,

brotan llamas — doladas abejas,

ama polas de brasa—.

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M i sangre ,

por las venas oscuras de la t ie r ra

a l imenta la roja l l a m a r a d a . . .

Sobro el lápiz de púrpura del cielo

danzo el júbi lo inmenso,

y la danza del fuego me a r r eba t a !

B r o t a

de mi frente encendida

—diadema de rubíes—

el resplandor gozoso. . .

Danzo, danzo, antorcha de júb i lo en la ta rde ,

mientras f inas cenizas se desprenden

de la tea encendida de mi c u e r p o . . .

Cuando se ex t inga el úl t imo rescoldo,

postreras chispas mis ojos,

caerán sobre el oscuro raso del f i rmamento .

Y quedarán allí , fijos y abiertos para s iempre .

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CREPÚSCULO EN MALVIN

A Fernanda Néb*l.

S o m b r a s en ej c repúsculo , y j u g u e t e a r de l u c e s ! . . .

R e l á m p a g o s de es t re l las y p a r p a d e a r de n u b e s . . .

U n a racha sonora, y un si lencio de l u n a . . .

Conjunción de dos luces , y mis te r io que ronda

entre la f ronda v i v a y t embladora de los álamos...

U n ondu la r mar ino y un al iento iodado

entre la plata fina y t ra ic ionera de la t a r d e . . .

Paz preñada de inquie tudes , y s u s u r r a r <le hojas ,

a la canción nocturna de las olas c e r c a n a s . . .

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un murmurio de voces incorpóreas y ausentes . . .

conciliábulos vagos de gnomos y fantasmas. . .

presencia deslizante de alguno que me acecha. . .

voces quietas, calladas, de hierbas y de insectos . . .

conspiración de miedos y encantos enlazados. . .

en la hora que trama con todo lo invisible,

la apariencia tranquila y luminosa de m a ñ a n a ! . . .

Entre las fuerzas misteriosas de las sombras en vela,

busco la jaula de oro de una luz que me llama!. . .

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POEMA PARA LA AMIGA MUERTA

Has sido 1H primera en irte, de nosotras,

Y al hacerlo, te has llevado contigo, en las palmas

[apretadas,

bajo los párpados cerrados,

un gran pedazo del paisaje,

que muestra ahora, en el lugar en que has caído,

un desgarrón abierto en la tela de nuestros años

[ j u v e n i l e s .

F a l t a ahora, en el triso, una tarde a rmoniosa ,

un paseo por la v i e j a t e r raza de R a m í r e z ,

unas vue l t a s de v a l s j un to a unos ojos azules ,

el uni forme sobr io de un mar ino e x t r a n j e r o ,

- w

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v unos compases truncos fiel «Son venir» de Dría.

Pacientemente, «lía por día. iremos zurciendo la tela

[destrozada. . .

Pero no podremos evitar que en adelante,

la copa de un árbol crezca sobre un caballo al galope,

o el techo de una casa se prolongue en la mejilla de una

[joven.

Por mucho tiempo lodavía .

tropezaremos al andar con esta cicatriz del paisaje,

porque tú te llevaste en tus manos exsangües,

bajo tus párpados caídos

un trozo grande del telón de fondo

trente al cual seguiremos representando nuestro papel

[insípido

con gestos cada vez más mecánicos y absurdos.

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EL MURO

Paro Fabio FiaUo.

De nuevo el muro se espesó imp lacab l e

hecho fa ta l idad de piedra y cauto .

Se agudizó el oído has ta la a n g u s t i a

por pe rc ib i r las voces de ot ros d ías ,

y Jas manos her idas por los f i los

pa lparon c i egas la p a r e d desnuda .

Otra vez la penumbra del s i lencio ,

y el m u r o g r i s y opaco iodo en t o r n o . . .

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E l grito que rebota sin respuesta

y la flecha que vuelve a nuestros pies.

Mientras allá, del otro lado, en vano

golpean otras manos la pared. . .

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UNA SOLA ESTRELLA.

A Anita MntiUU

Una sola estrella,

entre el rebaño apretado y tembloroso

de todas las estrellas. . .

Un solo camino

en la anudada maraña de todos los c a m i n o s . . .

Una sola estrella, la m í a ! . . .

mientras fulguran como d i aman te s

en la negra cabellera de una cortesana

las estrellas que traicionan y que olvidan. . .

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r 7n solo camino, el mío!. . .

mientras se arrastran bajo mis pies, perros sumisos,

caminos ajenos: . . .

I Da sola estrella!. . . l 'n solo camino! . . .

Pero mis ojos son ciegos para ella,

pero mis pies, esquivos.

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REBELIÓN

H e de r a s g a r tu piel , mons t ruo de mil eo lores

y hurgaré con mis dedos en tu en t r aña ca l i en te

He de morder con dientes de tenaz ins i s t enc ia

tu corteza br i l lante , un ive rsa l m a n z a n a ;

y sent i ré en mi lengua el s abor de tu ca rne ,

y chor rea rán mis lab ios tus zumos me ta f í s i cos

He de romper con manos a t r e v i d a s , tus fo rmas ,

juguete a luc inante que danzas a mis ojos;

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y sabré tu secreto, y el último resorte

que te mueve las piezas maravillosamente. . .

N<> volvere a estrellar mi frente pensat iva

contra el muro inhumano de animados dibujos;

o aplastaré mi cuerpo en el violento impulso

o, flecha victoriosa, me clavaré en el blanco!

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P Á L I D A

A Allomo Rey*t.

Te di mi mano, Pálida, y tus dedos

estrecharon los míos; y eran

tus dedos largos, Pálida, y con frescor de nieve,

dedos de alga y de agua, que quedaron

enredados entre los míos, tibios.

Te di mi boca. Pálida, y tus labios

callados, se posaron en los míos. Y era

tu caricia tan tenue, que la fría dulzura

de agua y raso, descendió por mis venas

como un lio

refrescante y agudo.

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S e estremeció mi rostro, P á l i d a , al contacto

de tu car ic ia l íquida. Y eras

corno un témpano suave

que er izara mi piel, y la de ja ra

f ragante de fresen ra acidulada.

Y ahora estás en mi pecho, P á l i d a ,

junto a mi corazón, y su lat ido cál ido

te va fundiendo p o c o a p o c o , hasta el momento

de quedar en mi sangre a penas como

un vaho de rocío

o una niebla de nieve.

O que seamos las dos un solo t émpano

endurecido y rígido,

bajo la sombra de un sol que no ca l i en t a ;

en el espacio negro, en el inmenso

agujero d e sombra de la n o c h e ,

perdidas e n el duro abrazo

de nuestra desmida real idad. Pá l ida ,

solas tú y yo.

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EXPERIENCIA

Clamamos por un solo mi l ag ro , S e ñ o r , de tu p r e s e n c i a ,

y tu d iar io mi l ag ro nos ha l la i n d i f e r e n t e s ! . . .

A h ! danos l impios ojos nuevos p a r a m i r a r t e ;

desnúdanos el a lma de estos v i e jo s h a r a p o s

adheridos en cos t ra de e x p e r i e n c i a

sobre la pura ca rne del e s p í r i t u ! . . .

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Y haznos de nuevo intactos,

claros de luz de aurora y frescos de roc ío ;

haznos de nuevo niños, niños marav i l l ados ,

frente al milagro vivo de la noche y del alba!.

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E L C E M E N T E R I O D E L O S P O B R E S

Surgió de pronto del insondable cofre

en el que, avaros, amontonamos sin distinguir valores,

riquezas y deshechos.

Surgió intacta, incambiada, idéntica a sí misma,

levantando de un golpe la tapa de mi caja de sorpresas.

Había quedado allí tal como la dejé en una tarde de mi

[infancia.

desnuda bajo su pobre adorno de conchillas,

entre cruces de hierro y coronas de cuentas.

Del fondo de mi sangre y de mis huesos,

ah! cómo vino a mí, atravesando capas incoloras

d«> días y de días. . .

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•altando ágil y macabra, montone* de alegría*, »l< decepciones y t rabajo*;

rendendo rc*i*tencia* de ambicione*, miirulla*

V entrato* pétreo* de silencio.

^ JUlt còrno vino a mí, trayéndome en la* mano* <lc*cartu una tarde grín, inhumana, <|iie lamían entre patético* gemidos, lo* perro* blanco* de la* ola*; un cielo opaco y lúgubre, donde quedó mi infancia crucificada de angustia y de abandone».

Hoy junio nuevo brilla suspendido como una joya

«Otre el nítido esmalte de un tibio azul de otoño f ú Mangio rano verde de Jan hoja*, y el *ol enciende pedrería* *obre la iná* humi lde d

[ t u r

Pero "útil I * piedad trasparente de la hora. Fila s u r g i ó de mi con aquel m i s m o atavío g r i s ,

y el miwrno monótono aul l ido de las (das,

mi la tremenda soledad de aquel la t a r d e . . .

Pe ro con i

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н о м в я л я

ЯотЪгам b a j a r o n , nombras | N * K H J O M H H у <1спмнм

t a p á n d o n o s I» boca con venda de nilencío;

nombran nobre 1оь ojón, у en 1<»н oídon, nombran

v e n r e d a d a s m ino hilos entre los dedos , s o m b r

ftombran пом detuvieron el рано entre )ам нош

y KiitileH, ninientras como ЬаЬам del diablo

nombran tejieron nombran de mallaa íinndíoiai

que oscurecieron almas y aprisionaron vidaa.

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\ h ! quebrar con «I gri to de la g a r g a n t a ro t a

el apre tado nudo de las t remendas s o m b r a s ! . . .

L i b r a r las manos torpes, enredadas de sombras ,

y el cuerpo atormentado, y la mirada roma!

N a d a nos sa lva , nada, de las sombras . N i el g r i to

es t rangulado en ellas, ni súpl ica , ni queja .

L a s sombras nos devoran lentamente, las s o m b r a s . . .

Y surnerjcn el último espasmo entre sus s o m b r a s . . .

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V E R S O S E N E S T A H O R A

A Luce Fabb7'i.

V e r s o s en esta hora en que el A m o r se encona,

v t rueca su sonr isa en rictus de a m a r g u r a . . .

V e r s o s en esta hora de prevista agonía

en que los ojos cua jan una venda de o d i o s . . .

V e r s o s en esta hora en que el a lma dest i la

zumos ac res y espesos en el l a g a r del d í a . . .

Cuando todo se vue lve ceniza ent re los dedos,

y nos t iemblan las manos por la labor f u t u r a ! . . .

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.Vli! qué v e r s o s / . . . Qué versos de pasión comprimida ,

mordidos por las fauces t remendas del des t ino ;

negros, torvos, surcados de re lámpagos l ív idos ,

quebrados en abismos y olorosos a azufre ,

para encender con ellos la t iniebla que a v a n z a ! . . .

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Í N D I C E

Pág.

Alba de Amor 7

La Rosa 9

El Gato 11

Raíces de tu Vida 13

Tregua 1 5

Las Manzanas 17

Pálidas Manos mías 19

Azahares 21

El Buque 23

25

Encantamiento 27

Partir 29

Exaltación 33

Unidad , . . . • 35

La Pascua Nuestra 37

Signo 39

Cosecha Tardía 41

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Pág.

Momento 43

Reproche 45

Agonía 47

Crepúsculo 49

La Hoguera *. 51

Otoño 53

Encrucijada ' 55

Al to 57

El Dios Incomprendido 59

Inmortalidad 61

Presentimiento 63

El Resplandor Gozoso 65

Crepúsculo en Malvín 67

Poema para la Amiga Muerta 69

El Muro 71

Una Sola Estrella . . . . . . . . . 73

Rebelión 75

Pálida 77

Experiencia 79

El Cementerio de los Pobres 81

Sombras 83

Versos en esta Hora 85

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