UN GRAN MONUMENTO ISABELINO
EL COLEGIO DE SAN GREGORIO, EN VALLADOLID, Y LA
CONQUISTA DE GRANADA
Se ha escrito profusamente, se ha dicho todo lo apetecible y se ha
divagado bastante a propósito del Colegio de San Gregorio de Valla-
dolid. A pesar de tan abundante literatura, no estará de más, con las
repeticiones inevitables, aducir alguna consideración derivada de ob-
servaciones y revisiones, más o menos fructuosas, pero siempre útiles.
Harto sabido es que el Colegio se funda en 1487 para la forma-
ción de buenos predicadores, con escolares pobres, y bajo el magiste-
rio de religiosos dominicos ; porque dominico insigne era el fundador,
Fray Alonso de Burgos, Obispo de Palencia (1). Sábese asimismo, que
las obras comienzan en 1488 y acaban en 1496.
Cómo marcharon éstas y qué camino llevaron es cosa que, por
hoy, conocemos mal, pero puede ya proponerse, como avance, un or-den cronológico para las partes más importantes del monumento, y
basado en argumentos razonables.
Así, cabe apuntar, que la capilla iba bien avanzada por 1489; que
el claustro grande queda casi completo después de 1492 y, con él, la
gran escalera, coincidente en arte con la fachada de Santa Cruz ; que,
a la vez, se labran puertas y ventanas decoradas del gran claustro y del
sobreclaustro, y que la portada del Colegio y su hastial extraordinarioson posteriores a la conquista de Granada.
Sobre todo ello ha de insistirse en las líneas que siguen.
La riquísima fachada es, en efecto, una exaltación y una apoteosis
de la grande y victoriosa empresa.
(1) .Historia del Colegio de San Gregorio en 'Valladolid», por el Padre AenuGA .—Vallado-lid, 1928 .
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FRANCISCO ANTÓN
A ello aspira, sin duda, la obra singular. Lo más sustancial de ella
ostensible : céntrico e importante es el árbol de granado cuajado de
frutos, que llena la calle medial de formidable «retablo», y que susten-
ta el escudo de los Reyes Católicos, entre leones y sobre águila, ya gi-
ronado en punta, con su granada hendida . Lábrase esta parte, de segu-
ro, en pleno fervor de entusiasmo por el glorioso triunfo que corona_
ba la Reconquista, y consagrábase a él la hermosa fachada con un mo-
numento laudatorio . Porque lo restante viene todo a ser acompaña-
miento al árbol y al escudo : las figuras de pilares y planos : «salvajes»
guerreros y maceros, todos montan la guardia, rígidos, como centine-
las; ni significan otra cosa, ni tienen otra función que esta de guardar,
erguidos y mudos, el esplendor real del escudo y la gloria que pregona
el árbol símbolo y geroglífico de extraordinaria transcendencia.
Bajo la imponente riqueza del gran lienzo, labrado y trabajado, y
descollante como un portapaz gigantesco, se achica y empequeñece el
relieve donde Fray Alonso ora y se ofrece a San Gregorio; y sin duda
quísolo así el fundador, para dejar modesta su memoria al lado de la
otra, ingente, que arriba se celebra.
¿En qué cabeza se fraguó esta invención genial y extraña, y qué
manos la trazaron, y qué cinceles tallaron aquellas abundancias, minu-
cias y primores? Maestros burgaleses, dice Bertaux; con probable in-
tervención de Enrique de Egas—añade el señor Agapito Revilla (2)—«solo Juan Guás merecería recordarse» para una posible atribución,
piensa Gómez Moreno ( 3 ) ; por su parte, Augusto Mayer señala sin va-
cilación a Simón de Colonia como autor de la fachada de San Grego-
rio, como lo es de la de San Pablo, inmediata (4) . Y otros autores, por
ejemplo, Bertaux (5), sin pronunciarse por un nombre preciso, baraja,
al respecto, recuerdos burgaleses y toledanos, porque ellos son evi-
dentes.
(2) EMILE BERTAUX: « La Renaissence en Espagne et en Portugal=, Michel . T. IV, Segunda
Parte.AGAPITO Y REVILLA : .La obra de los maestros de la escultura castellana» . «La iglesia delConvento de San Pablo» y «Guía de Valladolid».
(3) «El arte en España», Vol . «Valladolid».(4) «El estilo gótico en España».
(5) Ob . cit .
UN GRAN MONUMENTO ISABELINO
1Oá
Que Simón de Colonia labra la fachada de San Pablo en su cuerpo
inferior, es un hecho suficientemente documentado . Y no sólo ella,
sino también el retablo mayor de la iglesia conventual y el sepulcro de
Fray Alonso en la capilla de San Gregorio (6). Parece natural que, puestrabajó para el Obispo palentino en San Pablo y en la propia capilla del
Colegio, extendiese Simón su actividad, para el mismo Obispo, a las
restantes obras coetáneas del Colegio . Ello no puede ser más razonable.
Y sin embargo, por lo que respecta a la fachada, será prudenteconsiderar la obra con cuidado.
En ella, deponen a favor del maestro Simón, ciertos relieves de fi-
gurillas y animalejos, las repisas de las estatuas y aun la colocación delas mismas en jambas y pilares.
Frente a esto, se advierte la falta de esas imbricaciones o escamas
que, según Mayer, caracterizan a la obra del segundo Colonia ; asimis-
mo faltan aquí los rayos o llamas que aparecen en fondos de la Capi-
lla del Condestable.
En cambio, se impone en San Gregorio, como esencial, todo un
sistema decorativo formado y resuelto con temas vegetales y rústicos,
que ahogan y borran lo arquitectónico : troncos, varas, ramos desnu-dos, mimbres, tejidos, fondos remedando labor de cestería, etc . Estoes extraordinario . Pero en el Palacio del Infantado, en Guadalajara, ya
se empleó, hacia 1483, el tejido de mimbres para fondo de relieves re-petidamente . Lleva, pues, Juan Guás preferencia en ésto . La novedad,
sin embargo, es aquí notoria, puesto que allí el motivo no pasa de seraccidental y secundario . En San Gregorio, como digo, ello es esencialy primario: toda la fachada se halla compuesta con tales elementos ycon ellos se pretende hacer arquitectura.
El Palacio del Infantado ofrece, además, otros interesantísimos an-
tecedentes: los «salvajes», tan traídos y tan llevados, se encuentran ya
allí, sobre la puerta, «teniendo» el escudo ducal, desde 1480.
Todo ello pudo verlo Simón de Colonia, y es natural que lo viera,
como arquitecto que fué de los Mendoza (7), a la par que Guás . Lo
cierto es que los «salvajes» reaparecen entre 1482 y 87 en una obra deSimón, la Capilla del Condestable, y en función de «tenantes» heráldi-
cos igualmente.
(6) FILEMÓN ARRIBAS : «Simón de Colonia en 'Valladolid», Bol . del S . de E . de A . y A . Facul-tad de Historia . Fasc . V.
(7) VICENTE LAMPEREZ, citando a Pérez Villamil, en «Los ?Kendoza del siglo X16 y sinadivinar, por cierto, que el desconocido «maestro Ximón », era el propio Simónde Colonia .
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FRANCISCO ANTÓN
Como visitador de las obras catedralicias de Sevilla enviaba el Ar-
zobispo Don Diego Hurtado de Mendoza en 1496 al «maestro de su
casa, Ximón» que es «de los que más saben» (8) . Y como visitador de
obras reales, el propio Simón de Colonia inspecciona y reforma las deSan Juan de los Reyes, en 1492 y 1496 (9) . Todo lo de Juan Guás, había,
pues, de serle conocido y familiar.
Y en San Juan de los Reyes, precisamente, al exterior de su cabe-
cera, que será lo comenzado primero, están plantados, dando guardia
de honor, los materos o «reyes de armas» que después aparecen sobre
la fachada de San Gregorio, si es que los toledanos no son productode las reformas susodichas del propio Simón de Colonia.
Estos antecedentes pudo tenerlos en cuenta Simón, caso de ser el
autor de la fachada colegial, y desarrollarlo todo «en grande» y armó-
nicamente, ordenando la obra a su modo y manera peculiares.
Pero es que, se acusan allí otros recuerdos, y no de escasa monta.
«Retablo» llama Bertaux (10) al hastial de San Gregorio, y én efecto,
retablo parece, y retablo de madera . Y, además, copiando palos, ramos,
varas, troncos, bastones podados, mimbres . . . Después de ésto, de pie-dra, había de venir un retablo de auténtica madera, y su memoria sur-
ge con extraña energía; es el mayor de la Cartuja de Miraflores, obra
de Gil de Siloé. Pero no sólo este retablo, sino otro también del maes-
tro Gil importa traer a capítulo para referirlo a la tachada de San Gre-
gorio: es el de la Capilla de la Concepción en la catedral de Burgos.
Su árbol de Jessé, anterior a 1489, crece y se reparte de modo análogoal granado de aquí; en aquél se inserta la escena de la Puerta Dorada
como en San Gregorio el escudo de los Reyes Católicos, sustituyendo
los personajes bíblicos conocidos a los niños que aquí juegan entre las
ramas.
Otros pormenores de la fachada reclaman atención preferente, en
este sentido: las grecas caladas laterales y los guerreros armados de las
agujas . Entre los tallos de la greca retozan niños desnudos.Grecas idénticas y guerreros armados, con su celada entreabierta,
su pica enhiesta y su escudo al pie, se hallan en el sepulcro del infante
real Don Alonso, también labrado por Gil de Siloé en 1489, en la pro-
pia Cartuja de Miraflores . Hermana con estas obras otra del mismo
autor: el sepulcro de Juan de Padilla, en el Museo de Burgos.
(8) LAMPBREZ, Ob . Cit.
(9) FILEMÓN ARRIBAS, Ob . Cit.
(10) Ob . Cit.
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Conviene no olvidar que el maestro Gil es autor del retablo de la
Capilla de San Gregorio, en el año 1489 . Seguro parece que no fuera
esa la sola obra que el gran escultor hiciera para el Colegio y para Fray
Alonso, y puede afirmarse que el autor de la estupenda fachada de San
Gregorio es Gil de Siloé, seguramente sin colaboraciones y que de él
proceden las iniciativas que allí nos extrañan.Debe advertirse además que las franjas caladas con vástagos y ni-
ños desnudos decoran también puertas atribuídas a Simón de Colonia,
en San Pablo, por la época de la Capilla colegial, y anteriores tal vez a
la fechada -de San Gregorio.
En ésta, sobre el dintel timbrado con las lises de Fray Alonso y
con las cruces dominicanas, se desarrolla la acostumbrada escena deldonante orando, aquí ante San Gregorio, entre Santos, y dispuesta de
igual modo que las análogas de San Pablo y Santa Cruz ; como éstas,
el fondo parece tela recamada. Son tan semejantes los relieves enume-
rados que se impone pensar en una mano única para los tres . Los fon-
dos recamados o brocados de los tímpanos hacen recordar a Gómez
Moreno algo de Donatello (11) y sospecha que todos puedan ser obra
del maestro de Santa Cruz.Para Bertaux todas estas superficies cuajadas de labor no son sino
muestras de influencia musulmana, que se manifiesta constantemente
en el arte español de la época, aun procediendo de manos extranjeras.
Pero obras burgalesas de Gil de Siloé ofrecen escenas análogas a
éstas de los tímpanos de aquí, en el retablo de la Concepción y en el
de Miraflores, con capas, ornamentos y ropas decoradas ricamente, se-
gún el sistema de los rombos que en lo nuestro se advierte . . . Luego
puede atribuirse también al maestro Gil el grupo comentado . O los
grupos, acaso.
Gran lástima que desapareciera el retablo de la Capilla, donde se-
guramente se repetiría el episodio de la oración de San Gregorio, por
el Obispo donante ; elemento precioso para más seguras deducciones.
Sabemos, no obstante, la fecha de la obra, 1487-1489, y ella nos
dá la del testero de la Capilla, o quizá de la Capilla entera, pues obra
tan delicada como el retablo, exige el remate y acabamiento previo del
(11) «Sobre el renacimiento en Castilla . 9-iacia Lorenzo `Vázquez= . Arch . E . de A. y A. 1925 .
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recinto donde va a ser colocado . Así pues, hacia ese año quedaría la
capilla terminada o acaso a falta de obras complementarias.
Sobre el arte de ella, algo nos ilustra la tribuna del órgano . Entre
sus molduras de bocelón cortado por junquillos en losanjes recamados
con perlas, quedan espacios inclinados, cubiertos totalmente por im-
bricaciones o escamas, como las de San Pablo y otras obras de Simón
de Colonia (12) . A él, pues, parecería lícito atribuir con reservas esta de-
coración, que, además, ofrece novedades : las flores de lis, relevadas
sobre el fondo imbricado, abandonan su rigidez heráldica, y tórnanse
realistas . El cantero ha modelado sus hojas revolviéndolas blandamen-
te, con elegancia y gracia notorias.
Por lo demás, como los bocelones de la repisa, son las columnillasdel haz que la sustenta : cortadas en su fuste por sutiles varetas for-
mando rombos que alojan cinco botones y perlas en cruz, como apli-
cados sobre un tejido.Ahora bien : la tribuna descrita hermana claramente con aquellas
otras, menores, que ciñen los pilares del crucero de San Juan de los
Reyes, y tan evidente y estrecho parentesco, acredita la intervención
de Juan Guás en las obras de la capilla de San Gregorio, como pruebael documento recientemente publicado por el Sr . García Chico (13) .
Esta antepone un cuerpo agregado, que vino a ser como vestíbulo.Sobre su fecha algo dicen las ventanillas que remedan a otras de la
del Condestable, y los ángeles tenantes del escudo, hermanos de los
de San Pablo . Este nuevo cuerpo iba a subir a la altura de la capilla,
como acreditan los arranques de una bóveda de nervios que no pasó
de ahí. Tal vez se cortó para no quitar luz al óculo que alumbra a la
capilla por su hastial.
Con la obra de ella se relaciona la del patio mayor por las arque-
rías pequeñas de la galería alta . De ellas se ha dicho que son una obrade relleno para enriquecer los arcos grandes, que estarían primeramen-
te libres y diáfanos como lo de abajo.
No está ello muy claro, por cuanto todas las semicolumnas que
(12) Para la propia capilla construye Simón el sepulcro de Fray Alonso ; obra que lue-go pudo ser modificada por Felipe Biguerny, V . FILEMÓN ARRIBAS, ob. cit.
<13) «Bol de S. de E. de A . y A .• . 'Universidad de 'Valladolid . Fascs. LII - LIV .
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apoyan a los arquilfos, pegadas a las grandes, forman con éstas un solo
bloque de piedra . Esto pudiera ser consecuencia de la despiadada res-
tauración que el patio ha sufrido, pero sorprende que no siguieran la
norma antigua, si en ella las semicolumnas eran independientes y pos-
teriores: o también choca que todos, absolutamente todos los apoyos
exigieran sustitución radical por otros nuevos, falseando además la es-
tructura primitiva, sin gran necesidad ni gran ventaja para el restaura-
dor ni para su obra . Más bien es de creer que, con las piezas nuevas,
se retallasen, todas las antiguas hasta «remozarlas» como se ve hoy.Algo se advierte como antiguo allí, y con serlo uno solo de los grupos
de división de arcos, lo cual es creible, ha de reconocerse que, desde
el principio, se pensó en la organización que vemos.
Los tímpanos, sí, aparecen desligados de los arcos, pero ello es ló-
gico, ya que éstos descargan a aquéllos y su despiezo ha de ser inde-
pendiente . Pero además, el de los tímpanos en tres piezas endentadas
parece exigir el ajuste de ellas, previo al volteo de los arcos que los
ciñen.Además, el arte de toda esta galería decorada corresponde exac-
tamente a la época del esqueleto del patio, en cuanto permite juzgar
la restauración.
Fecha de comienzos : antes de 1492, puesto que ninguno de los
ocho escudos reales lleva allí la granada . Pero mucho del patio finaliza
después de 1492, sin duda alguna . Bajo los cuatro escudos de los rin-
cones van, para matar el hueco resultante, unas repisillas decoradas con
hojarasca que, en tres casos, es de cardinas, pero que, bajo el cuarto
escudo, el de S . E., es un gran ramo de granado, con los frutos rajados
y bien opulentos.Igualmente, todo el antepecho del sobreclaustro se talló después
de 1492; sus molduras del rodapié y del pasamanos van recorridas por
tallos de granado, y los pilaretes de separación de tramos asimismo.
Pudo todo esto ser tallado ya en obra, después de la conquista, por
que si se labró antes de montarlo, resulta bien extraño no ver la gra-
nada en las arquerías que van encima del antepecho, salvo en un solo
y único caso . En efecto, de toda la gran serie de capitelitos de la ga-
lería alta, sólo uno tiene la granada. Está en el mismo pilar angular
donde el escudo antes aludido : la semicolumnilla adosada a la izquier-
da del blasón muestra por capitel un vástago de granado con frutos,
como corona. Los demás capitelitos del sobreclaustro son de bichejos
o ramas de cardos.
Aquel rincón, con la talla de los pretiles, alcanzó, pues, la toma de
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FRANCISCO ANTÓN
Granada y por allí, tal vez, acabaría la obra precedente a la última eta-
pa del coronamiento, ya ésta con arquitecto nuevo.
Que lleve granadas la repisa de un escudo y no ese escudo mismo
se explica, porque todos, idénticos, se tallaron a la vez sin ella, antes
de 1492, y acaso cuando se ajustaba el último; el de S . E ., acaeció el
suceso memorable.
Tras él se efectuaron aún más obras en el propio claustro mayor.
Una de las puertas grandes hoy tabicada, en la crugia de la escalera,
ofrece su arquivolta mixtilínea toda recorrida por un ramo de granado
cargado de frutas . Y asimismo, las dos ventanas rectangulares de la
galería alta del propio lado, una rica greca de tallos de granado fruc-
tificados.
No ocurre otro tanto en las puertas restantes decoradas ; sus ar-
quivoltas alojan cardinas y bichos . Sin embargo, ellas son contempo-
ráneas de las que prodigan la granada, de hacia 1492 ó 93 . Y por en-
tonces se haría la escalera, donde con los de Burgos colaboró uno de
los maestros de Santa Cruz, el que talló los recuadros moldurados desu fachada, de tan claro acento renaciente, que aparecen aquí tapizan-
do los grandes paramentos del hueco, extrañamente unidos a, los ba-randales y pasamanos de tracería gótica como la de los antepechos del
patio, y parientes también de otros en la capilla del Condestable de
Burgos.
Es, pues, la gran escalera de San Gregorio, un vigoroso testigo del
influjo de Santa Cruz, pero aislado allí, entre toda aquella profusión delíneas y decoraciones góticas a veces excesivas.
A bastante de ello no parece extraño Simón de Colonia, según re-
velan las columnillas de arriba y sus capiteles, tan afines a obras aná-
logas del maestro, como los soportes de sus estatuas por ejemplo; y
por la relación de todo este sobreclaustro con lo semejante de la capi-
lla del propio Colegio, donde se rastrea al maestro Simón.
No es de suponer que mejorase a su obra la de Juan de Arandia,
encargado después del «coronamiento» del claustro : esta obra llevóse-
la por delante la inaudita «restauración» que puso nuevo aquéllo . Siacaso, remataría todo con la sequedad de que dejó muestra el nuevo
arquitecto, bien conocido, y, desde luego, con bastante menos gracia
que lo ya labrado.
Aunque no tienen mucha por cierto aquellos pesados diafragmas
de los arcos altos, cargados de labor en sus fondos y aún más con las
opulentas guirnaldas de follaje, entre las cuales pugnan por volar pare-
jas de niños desnudos .
i
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Acaso todo ello recuerde, de un modo impreciso, tendencias
iniciadas en el palacio del Infantado, como otras cosas de aquí.
Portugal ha podido recibir de este Colegio de San Gregorio mu-
cho de lo que caracteriza a algunos de sus monumentos semejantes,
porque ellos son todos posteriores a nuestra gran fachada y a nuestro
patio mayor . Un ejemplo de la influencia castellana está en la puerta
de la iglesia de Viana del Alemtejo, del siglo xvi . Abierta la tendencia
y la moda por lo español, agrega el arte portugués a sus obras otros
temas, como los marítimos y de origen asiático, todos tardíos respecto
de nuestro arte—Vasco de Gansa regresa en 1499— . Por esa época las
grandes construcciones isabelinas llevan ya mucha vida. En definitiva:
Influencias de «aguas abajo» . Nuestro arte de entonces no sólo aven-
taja en el tiempo sino, con mucho, en originalidad, belleza, finura y
perfección (14) .
Otra cuestión sobre la que se ha divagado a propósito de la fa-
chada gregoriana es la de sus relaciones con el déscubrimiento de
América, y todo a cuenta de los famosos «salvajes» que se repiten so-
bre las agujas del hastial . Dícese de tales figurones que ellos aluden a
los habitantes de las «Indias» recién descubiertas y que son como re-cuerdo o crónica plástica del magno suceso, según versión fantástica
de un artista inventor.No hay nada de eso . Los «salvajes», ya se ha visto, están desde
1480 sobre la puerta del palacio del Infantado : es decir; doce años an-
tes del descubrimiento de América ; y luego, por 1483, en la capilla bur-
galesa del Condestable . En ambos casos «presentían» con evidente an-
ticipación la estupenda gesta colombina, y cuando Colón envía noti-
cias de sus salvajes auténticos ya llevan los de Guadalajara cerca de
tres lustros guardando el escudo de los Mendoza.Estos mascaroríoes de aquí siguen ya casi una tradición en la que
actúan, o como tenantes de blasón, o como centinelas, en función he-
ráldica de todos modos, y así en San Gregorio, como los soldados y
(14) Hasta en algunas extravagancias, como los arcos proyectados hacia afuera en
puntas y ángulos agudos, rectilíneos ; ejemplo, uno del patio pequeño de San Gregorio .
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los maceros, que llenan el mismo fin . Y siguen después cumpliendo talmisión, dentro del siglo .xvi, por ejemplo en un palacio de Zamora,
donde les llaman «momos», seguramente desde muy antiguo ; es decir,mascarones, gentes de mojiganga carnavalesca.
El origen de tales estafermos habrá que buscarlo por otro camino,
pues como se ve, el de América iba extraviado.
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