UNA AMISTAD
GIGANTE
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Una amistad gigante o de cómo Ru, el gigante, y Franalto, el enano, se conocieronPrimera edición: julio, 2020
Dirección editorial: Carlos O. Aburto CotrinaCoordinación editorial: Rubén SilvaJefa de arte: Laura EscobedoDiseño: Rocel RodríguezCorrección de estilo: Anna Maria Lauro
© del texto: Isabel Menéndez Ibárcena, 2020© de la ilustración: Isabelle Decencière, 2020© de esta edición: Ediciones SM S. A. C., 2020 Micaela Bastidas 195, San Isidro. Lima, Perú Teléfono: (51 1) 614 8900 [email protected] www.sm.com.pe ISBN: 978-612-316-969-5
Todos los derechos reservados. Queda prohibida cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin el permiso previo y por escrito de los titulares de los derechos de propiedad intelectual.
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UNA AMISTAD
GIGANTEo
de cómo Ru, el GIGANTE,y Franalto, el enano, se conocieron
de Isabel Menéndez Ibárcenailustrado por Isabelle Decencière
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Ru era un GIGANTE, mmm..., ¿cómo decirlo? ¡Ah! sí, muy GIGANTE, tanto que podía esconder su cabeza entre las nubes.
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Franalto era un enano, mmm..., ¿cómo decirlo? ¡Ah! sí, muy enano, tanto que podía esconderse detrás de un arbusto de margaritas.
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Desde que Ru era un bebé GIGANTE, su abuela le contaba cuentos sobre GIGANTES, hadas, brujas, princesas, reyes,
enanitos y creció, ¡vaya si lo hizo!, soñando con esas historias y esos seres extraordinarios.
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Desde que Franalto era un bebé enano, su abuela le contaba cuentos sobre enanitos, hadas, brujas, princesas, reyes, GIGANTES y creció —bueno muy poquito— soñando
con esas historias y esos seres extraordinarios.
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Cada vez que Ru, el GIGANTE, salía de su bosque y se acercaba a los pueblos para buscar amigos, las personas, al verlo, salían gritando asustadas y se escondían de él.
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Cada vez que Franalto, el enano, salía de su bosque y se acercaba a los pueblos para buscar amigos, las personas, al verlo, soltaban la carcajada y se burlaban de él.
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Ru, el GIGANTE, quería tener un amigo para jugar y poder mecerse en los columpios, volar cometas al viento, perseguir mariposas, bañarse en el mar, ver el atardecer desde la orilla de la playa
y poder compartir todos los cuentos que sabía.
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