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Una ofrenda en el sitio arqueológico de Cuetlajuchitlán, Guerrero, México:

Date post: 08-Apr-2018
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Una ofrenda en el sitio arqueológico de Cuetlajuchitlán, Guerrero, México: Últimos hallazgos José Antonio González Gómez y Arturo Talavera, Luis Sisniegas Hdz. Centro Regional Guerrero-INAH Artículo publicado en el Boletín “Cemanáhuac”, Nº 16, del 01 al 14 de julio de 1992, UAM-Iztapalapa , México, pp. 14 - 16 Introducción El sitio de “Los Querendes-Cuetlajuchitlán” 1 salió al conocimiento público, cuando en agosto de 1991, el Centro Regional INAH Guerrero recibió la notificación de que en el pueblo de Paso Morelos, municipio de Huitzuco, en el paraje conocido como “Los Querendes” 2 , concretamente en el kilómetro 188 del eje de trazo de la nueva autopista Cuernavaca-Acapulco se estaba destruyendo un sitio arqueológico. Luego de varios meses y después de varios recorridos, visitas y de un estudio exhaustivo del sitio y sus alrededores, el Consejo de Arqueología del INAH, decidió conservar la zona arqueológica, por lo que propuso a la empresa que estaba encargada de los trabajos de construcción de la nueva autopista, el que en lugar de destruir el cerro con el asentamiento arqueológico, se construyera un túnel de tal manera que los trabajos de construcción no afectaran al sitio arqueológico. 1 El sitio arqueológico fue llamado así, tanto por la denominación del predio en el que se halló (  Los Querendes) como por el antiguo nombre del p ueblo, que era el de Cuetlajuche o Cuetlajuchitlan. 2 El término “querende”, al parecer viene del purépecha querenderendicua, que designa a los árboles de capulines o ciruelos propios de Michoacán, Costa Sur y Sierras de Guerrero. Ver Santamaría, 1992:904. El nombre de “Cuetlajuchitlán” es un topónimo nahua que se co mpone de los términos Cuetlaxochitl y tlan, que significaría “Entre la s matas de la flor de cuero” .Ver Siméon, 1977: 134, 135, 615, 616.
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Una ofrenda en el sitio arqueológico de Cuetlajuchitlán, Guerrero, México:Últimos hallazgos

José Antonio González Gómezy Arturo Talavera, Luis Sisniegas Hdz.

Centro Regional Guerrero-INAH

Artículo publicado en el Boletín “Cemanáhuac”, Nº 16, del 01 al 14 de julio de 1992,

UAM-Iztapalapa, México, pp. 14 - 16 

Introducción

El sitio de “Los Querendes-Cuetlajuchitlán” 1 salió al conocimiento público,cuando en agosto de 1991, el Centro Regional INAH Guerrero recibió lanotificación de que en el pueblo de Paso Morelos, municipio de Huitzuco, en elparaje conocido como “Los Querendes” 2, concretamente en el kilómetro 188

del eje de trazo de la nueva autopista Cuernavaca-Acapulco se estabadestruyendo un sitio arqueológico.

Luego de varios meses y después de varios recorridos, visitas y de un estudioexhaustivo del sitio y sus alrededores, el Consejo de Arqueología del INAH,decidió conservar la zona arqueológica, por lo que propuso a la empresa queestaba encargada de los trabajos de construcción de la nueva autopista, el queen lugar de destruir el cerro con el asentamiento arqueológico, se construyeraun túnel de tal manera que los trabajos de construcción no afectaran al sitioarqueológico.

1El sitio arqueológico fue llamado así, tanto por la denominación del predio en el que se halló ( Los

Querendes) como por el antiguo nombre del pueblo, que era el de Cuetlajuche o Cuetlajuchitlan.2

El término “querende”, al parecer viene del purépecha querenderendicua, que designa a los árboles de

capulines o ciruelos propios de Michoacán, Costa Sur y Sierras de Guerrero. Ver Santamaría, 1992:904.

El nombre de “Cuetlajuchitlán” es un topónimo nahua que se compone de los términos Cuetlaxochitl y

tlan, que significaría “Entre las matas de la flor de cuero” .Ver Siméon, 1977: 134, 135, 615, 616.

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 Dicha propuesta fue aceptada por la constructora (TRIBASA), de tal maneraque el sitio de “Los Querendes-Cuetlajuchitlán” quedara 50 metros por encimade la supercarretera; con esto, se inicio además un proyecto de exploración yconsolidación arqueológica, destinado a conocer y a abrir al público, tanimportante zona arqueológica.

Dentro de los trabajos de rescate arqueológico del sitio de “Los Querendes-Cuetlajuchitlán”, es importante informar a la comunidad sobre los materialesarqueológicos explorados, con el doble fin de exponer lo recuperado e invitar ala reflexión y al intercambio crítico.

De los materiales arqueológicos hallados, es conveniente destacar la ofrendaasociada al Entierro 6, localizada en la esquina Noroeste del recintoceremonial.

La ofrenda del Entierro 6

Esta ofrenda estaba asociada a un entierro secundario de huesos largos muydeteriorados (Entierro 6), mismo que se deposito rompiendo para el efecto, unfirme de piedras calizas irregulares que estaba asociado al muro Oeste, comoparte de la estructura arquitectónica explorada.

La ofrenda asociada a la construcción de esta, fue depositada cuidadosamenteen una oquedad en el firme, a una profundidad de 25 cms. abajo del nivel delfirme original, cubriéndose esta ofrenda con los restos óseos, para luego taparfinalmente todo con lajas y piedras calizas irregulares, que previamente habíansido retiradas del firme removido.

Materiales de origen marino

El material de la ofrenda consistió de un sartal de 23 caracoles marinos de laespecie Olivia porphyria , que fueron vaciados y cortados en su apex (terminal),presentando ocho de estos, una hendidura longitudinal horizontal hecha acordel, sin duda para ser usados como colgantes; todos estos caracolesmidieron en promedio, de 3.8 a 4.5 cms. de largo y de 2.3. cms. de ancho. (VerFoto 1)

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Los catorce caracoles restantes presentaban una perforación cónica, cuyodiámetro era de 0.5 cms.; dicha perforación probablemente se realizó para queestos caracoles fueran usados como colgantes, teniendo estos como medidas,un largo de 3.4 -4.4 cms. y un ancho que iría de 1.8 a 2.3 cms.

Asimismo como parte de la ofrenda, se hallaron otros dos caracoles marinos de

especies distintas; el más largo correspondía al Strombus Pugilis  y el otrocaracol, más pequeño, probablemente era un Strombus Sp.,

Este último caracol era de un color rosado y tenía como medidas, un largo de9.5 cms., un ancho de 8 cms. y un diámetro de 6 cms. Como peculiaridad,dicho caracol tenía dos pares de perforaciones circulares distales y por suasociación y estas perforaciones, es posible proponer que este caracol rosadoformaba parte del sartal de caracoles Oliva , funcionando como un pectoral.

En cambio, el caracol Strombus Pugilis tenía un largo de 13 cms., un ancho de8 cms. y un diámetro de 6.5. cms., teniendo también dos pares deperforaciones circulares de un diámetro de 0.5 cms; en el interior de este

caracol, se hallaron dos fragmentos de punzones de hueso (Ver Foto 2)

También se encontraron dos pulseras de concha, mismas que se realizaron apartir de cortes a un caracol marino (posiblemente un Strombus ); dichaspulseras tenían un diámetro de 9 cms. y un espesor promedio de 4-5 cms. y nopresentaban decoración incisa o grabada visible (Ver Foto 3)

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Materiales óseos y dentales

Alrededor del área donde estaban depositados los caracoles, se encontraronseis fragmentos de punzones o agujas de hueso, mismos que estabandispersos en el área de entierro; se observo además, que estos punzones serealizaron a partir de huesos largos (posiblemente de animales), mismos que

se partieron, rebanaron y pulieron (Ver Foto 4)

Junto con estos materiales, se hallaron también nueve anillos de hueso (trescompletos y seis incompletos), cuyo diámetro promedio era de 1.6-2 cms. y suespesor estaba entre los 4 y los 7 cms.; estos anillos se realizaron a partir decortar verticalmente un hueso largo y redondear la sección cortada luego conuna navajilla de obsidiana o pedernal.

Asimismo se encontraron veinticinco dientes humanos que tenían unaperforación cónica en sus raíces; dichos restos comprendían colmillos,molares, frontales, premolares, y solo nueve estaban fragmentados y dieciséisestaban en buen estado.

Es posible que estos dientes perforados sean parte de un collar, semejante alos reportados por Javier Romero en el sitio de Ojitlán, Oaxaca para elhorizonte Postclásico (Romero, 1958: 208-209); según este investigador, elempleo de dientes humanos (con mutilación o sin ella) se originó en el periodopreclásico inferior, generalizándose esta práctica en el Postclásico y proponeque el uso de estos collares esta relacionado con el culto al jaguar y a ritualesde lluvias (Ver Foto 5)

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Materiales líticos

También se encontraron asociadas a la ofrenda, siete navajillas prismáticas deobsidiana gris, sin huellas de uso (cinco intactas y dos rotas), de una longitudde entre 5 y 13 cms., un ancho promedio de 0.7 a 1.5 cms. y de un espesorque varía entre los 0.3 y los 0.5 cms. Es muy probable que estas navajas

hayan tenido su origen en el Valle de Chiautla, en el vecino estado de Puebla.

Materiales cerámicos

En cuanto a la cerámica asociada a la ofrenda, se hallaron tiestos quecorrespondían a una vasija en forma de botellón con cuello antropomorfo, condecoración incisa y al pastillaje, que ostentaba motivos negros sobre engoberojo; por la clase de pasta y desgrasante usado, es muy posible que esta piezaprovenga del cercano centro prehispánico de Tulimán. (Ver Fotos 6 y 7)

Junto con los restos de este botellón, se encontró como parte de la ofrenda,

fragmentos de una vasija en forma de cajete de silueta compuesta con engoberojo; dicha vasija tiene paredes convergentes con borde curvo convergente.

Asociados a estos tiestos, se encontraron restos cerámicos de vasijasdomésticas cuya decoración era de un engobe café; los tiestos halladosestaban ahumados. Es muy posible que toda esta cerámica corresponda alperiodo Clásico Temprano (Fases Teotihuacan II y III), según nuestro análisiscerámico preliminar. (Ver Foto 8)

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Consideraciones preliminares

Como una posibilidad de interpretación, se ha propuesto que el Entierro 6 seaen si, una ofrenda constructiva asociada al recinto ceremonial donde selocalizaron dos grandes recipientes o “tinas” monolíticas de piedra; lacolocación de la ofrenda probablemente fue en el momento del relleno de

cuartos y pasillo anexos al recinto ceremonial de las “tinas”, que asociamos a laúltima étapa constructiva del sitio y a su abandono, que correspondería alPeriodo Clásico en la fase Tlamimilolpa (250-450 d.C.) (Ver Foto 9)

La presencia de los caracoles y objetos de origen marino constituyen unindicador de que el sitio probablemente servía de punto de intercambio entre elinterior y la costa del Pacifico, ya sea entre la región del Basas o directamentecon la Costa.

Según la investigadora Lourdes Suárez del MNA (Comunicación personal), lasdos pulseras de concha realizadas a partir de caracol marino, son típicas de laregión arqueológica del Balsas y es muy probable que sirvieran de brazaletes,ya que los ornamentos similares, producidos a partir de conchas de bivalvosmarinos, eran usados como ornamentos en esas partes del cuerpo.

Bibliografía

Castillo, Tejero, Noemí y Felipe Solís Olguín1957 Ofrendas mexicas en el Museo Nacional de Antropología , Ed. INAH,

México.

Romero, Javier1958 Mutilaciones Dentarias Prehispánicas de México y América en General ,

Serie Investigaciones Nº 3, Ed. SEP-INAH, México. 

Santamaría, Francisco J.1992 Diccionario de Mejicanismos , Ed. Porrúa, México

Siméon, Remí1977 Diccionario de la Lengua Nahuatl o Mexicana , Ed. Siglo XXI, México


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