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UNA VIDA ENTREGADA AL SERVICIO
DEL REINO DE DIOS
APROXIMACIÓN AL MINISTERIO EPISCOPAL DE MONS.
D. CIRIACO BENAVENTE MATEOS EN LA DIÓCESIS DE
CORIA CÁCERES (22-III-1992 - 16-X-2006)
Florentino Muñoz Muñoz
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I N D I C E
1.- Presentación 3
1.- Apunte biográfico 4
2.- El Servicio Pastoral como Presbítero 5
3.- Nombramiento de Obispo de la Diócesis de Coria-Cáceres 6
4.- Ordenación Episcopal en la Catedral de Ntra. Sra. de la
Asunción de Coria 9
5.- Presentación de Mons. D. Ciriaco Benavente en la Concate-
dral de Santa María de Cáceres 11
6.- Su Ministerio Episcopal en la Diócesis:
6.1.- Ministerio profético 13
6.2.- Ministerio litúrgico 94
6.3.- Ministerio de la caridad 118
7.- El Gobierno Pastoral 139
8.- Miembro de la Conferencia Episcopal Española 163
9.- Administrador Apostólico de la Diócesis de Plasencia 165
10.- Creación de la Provincia Eclesiástica de Mérida-Badajoz 166
11.- Mons. D. Ciriaco Benavente nombrado Obispo de la
La Diócesis de Albacete 170
12.-Actos de despedida dedicados a Mons. D. Ciriaco Bena-
vente Mateos 175
13.- Entrevista realizada a Mons. D. Ciriaco Benavente por
María José Torrejón (“HOY”; 10-XII-2006) 195
14.- Toma de posesión de Mons. D. Ciriaco Benavente
Mateos de la Diócesis de Albacete (16-XII-2006)
15.- Elección de Administrador Diocesano por parte del
Colegio de Consultores de la Diócesis de Coria-Cáceres
(18-XII-2006)
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PRESENTACIÓN
El nombramiento de Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos como Obispo
de la Diócesis hermana de Albacete y su consecuente partida de nuestra
amada Diócesis de Coria-Cáceres a la que llegó, el 22 de Marzo de 1992, en
aquella soleada tarde en que fue ordenado Obispo en la Catedral de Coria, es
la causa o motivo que me ha impulsado a escribir esta aproximación al
ejercicio de su Ministerio Pastoral en esta Diócesis a la que tanto quiso.
He escrito en el título de este trabajo “aproximación” porque hemos
tenido que seleccionar, resumir… ya que para exponer todo su ministerio
pastoral entre nosotros se necesitaría más espacio del que ahora disponemos.
Si hubiera una segunda edición, estoy seguro de que tendría que incrementar
este volumen del Boletín.
Entendemos este trabajo como fraterno homenaje a su persona y como
testimonio de agradecimiento a su ministerio pastoral entre nosotros. Nuestra
intención y deseo ha sido y es ser testigo de la Iglesia Diocesana al hacer este
estudio porque sabemos que la Diócesis quiere dar gracias al Señor por el
don de su ministerio episcopal.
Para que el lector pueda “caminar” de forma adecuada a lo largo de las
páginas de este volumen, nos ha parecido bien centrar esta exposición en los
acontecimientos más importantes y significativos de su existencia:
* Su nacimiento, niñez y adolescencia en Malpartida de Plasencia
(Cáceres),
* Su formación humanística, filosófica y teológica en el Seminario de
Plasencia,
* Su ministerio pastoral en las ciudades de Béjar y de Plasencia,
*Su nombramiento como Obispo de Coria-Cáceres y su fecundo
ministerio episcopal en ésta.
* Su presencia y trabajo en la Conferencia Episcopal Española
* Su presencia y trabajo en la provincia Eclesiástica de Merida-Badajoz
Llegamos así hasta su nombramiento como obispo de la Diócesis
hermana de Albacete.
De manera intensa, como no podía ser de otra forma, hemos puesto de
relieve el ejercicio de su ministerio episcopal en nuestra Diócesis, destacando
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la dimensión profética, litúrgica y caritativa, dimensiones básicas y esenciales
de su ministerio, así como su gobierno pastoral.
Estoy convencido de que los textos del magisterio de D. Ciriaco, que
presentamos, son fuente de enseñanza y de formación, de espiritualidad y de
oración, para todos los que a ellos se acerquen.
Nos hubiera gustado haber sistematizado más las enseñanzas de Mons.
D. Ciriaco; con todo, nos ha parecido bien dejar que hable D. Ciriaco. En este
sentido, presentaremos los textos sin comentarios ni glosas.
No hemos incluido los textos de los Directorios y de otros Documentos
elaborados y aprobados durante su ministerio episcopal en nuestra Diócesis de
Coria-Cáceres porque ocupan mucho espacio y no disponemos de él. Les
invito a que los recuperen y los lean, tomándolos del Boletín del Obispado.
Sabemos que el ministerio del obispo se centra en la Predicación de la
Palabra de Dios (deber de enseñar), en la Celebración de la Eucaristía y de los
demás sacramentos (deber de santificar) y en el deber de regir y apacentar.
Ahora bien, nos preguntamos ¿cuáles han sido las grandes
preocupaciones pastorales de Mons. D. Ciriaco? De la lectura de sus
documentos y homilías, así como de sus intervenciones en los Organismos
Diocesanos y de sus decisiones episcopales, nos parece que serían las
siguientes, sin pretender ser exhaustivos:
- Su honda pasión por la evangelización del hombre y del mundo
contemporáneo. Recordemos que su lema episcopal es “evangelizare Regnum
Dei”.
- La renovación de la Iniciación Cristiana porque es consciente de que
la identidad cristiana se está desdibujando en la conciencia de no pocos
bautizados. Se aprobó un Directorio Diocesano de la Iniciación Cristiana,
- El impulso del apostolado laical en la Iglesia y en el corazón del
mundo. Fue creado el Foro de Laicos.
- La preocupación por los Sacerdotes, especialmente por los enfermos y
desvalidos. Fue aprobado un Directorio diocesano de la Espiritualidad del
Presbítero diocesano secular.
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- La formación de los catequistas. Fue aprobado un Estatuto y
Directorio del catequista.
- La pastoral familiar. Se puso en marcha el COF en la Diócesis
- La atención a los jóvenes. Hay una Delegación de Juventud.
- La pastoral vocacional. Hay una Delegación Episcopal de Pastoral
Vocacional.
- La solicitud por los pobres, los excluidos, los inmigrantes. Se reforzó
la actuación de Caritas diocesana, parroquial y arciprestal.
Hemos incluido también una referencia breve a su presencia en la
Conferencia Episcopal Española, destacando y poniendo de relieve su trabajo
pastoral en el mundo de las Migraciones dentro de España y en otros países de
Europa. Asiste a Reuniones Internacionales sobre las migraciones en Roma,
París, Turquía, Alemania…
También hemos querido dejar constancia de la Creación de la Provincia
Eclesiástica de Extremadura, por la que tanto trabajó D. Ciriaco, antes incluso
de ser Obispo de Coria-Cáceres. Y hacemos esta referencia por lo que esta
Provincia Eclesiástica significa para el ejercicio más unido y coordinado del
ministerio, especialmente profético, de los Obispos con sede en Extremadura.
No podemos dejar en el olvido los actos de despedida que se le han
tributado en la Diócesis a D. Ciriaco Benavente antes de tomar posesión
canónica de la Diócesis de Albacete. Al hacerlo hemos destacado el aprecio,
el afecto y la gratitud que las “buenas gentes” de esta Diócesis le profesan a
D. Ciriaco.
Queremos agradecer de forma expresa a los hermanos Sacerdotes, a los
Religiosos y Religiosas y a los laicos cristianos sus aportaciones y
testimonios sobre la persona y obra de D. Ciriaco, que insertamos en este
trabajo. Hemos deseado que detrás de las palabras escritas desde el silencio y
la contemplación, desde el amor y la gratitud, estuviesen rostros humanos,
personas conocidas y queridas, con las que Mons. D. Ciriaco Benavente
Mateos compartió la oración y la amistad, el trabajo apostólico y la solicitud
pastoral.
También agradecemos a la dirección del Boletín Oficial del Obispado
de Coria-Cáceres, a “Iglesia en Coria-Cáceres”, al Periódico Extremadura, al
Periódico “Hoy”, a Luz de Redención de Edmp, a la Cofradía de la Virgen de
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Argeme, a la Cofradía de la Virgen de la Montaña de Cáceres, a ACISFJ, a
Marcelo Galapero, a Karpint, a Juan Guerrero, las fotografías que nos han
ofrecido y que hemos incluido –algunas- en este trabajo. Desde el instante en
que pensamos realizarlo, tomamos la decisión de acompañar el texto escrito
con fotografías que lo ilustraran. Gracias a todos y, de modo especial, a D.
Nicolás García González pos su ayuda.
Queremos indicar que los textos del magisterio de Mons. D. Ciriaco
Benavente Mateos, que ofrecemos, están tomados, en su mayor parte, del
Boletín Oficial del Obispado de la Diócesis de Coria-Cáceres.
Florentino Muñoz Muñoz
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I.- APUNTE BIOGRÁFICO
D. Ciriaco Benavente Mateos nació en Malpartida de Plasencia
(Cáceres), el día 3 de enero del año del Señor 1943, en el seno de una familia
cristiana y trabajadora en los campos extremeños, constituida por sus queridos
padres D. Sebastián Benavente y Da. Ana Mateos, a quienes Dios tenga en su
Reino, y sus tres hermanos Agustín, Antonio y José, hoy padres de familia. A
todos nuestro saludo fraterno.
Fue bautizado en la Parroquia de San Juan Bautista de Malpartida de
Plasencia el día 10 de marzo de 1943, siendo el ministro el Rvdo. D. Mateo
Díaz. Recibió el sacramento de la Confirmación de manos del Excmo. y
Rvdmo. Sr. D. Pedro Zarranz y Pueyo el día 13 de mayo de 1953.
Fue educado cristianamente por sus padres y maestros. Frecuentó la
escuela de su pueblo, y pronto sus maestros notaron en él una inteligencia
aguda, buenas cualidades morales y una especial simpatía y amistad con todos
sus compañeros. Añádase a esto su educación cristiana recibida de sus padres
en el hogar desde pequeño, como él mismo confiesa y recordamos en una
página de este trabajo. Uno de estos maestros se puso en contacto con sus
padres para advertirles que sería bueno que su hijo Ciriaco siguiera
estudiando…Se lo agradecerá D. Ciriaco siempre.
Bajo el influjo de la gracia divina, la colaboración pronta de sus
queridos padres y su pronta y decidida voluntad, ingresó en el Seminario de la
Diócesis de Plasencia donde cursó los estudios eclesiásticos que fue
realizando con solvencia y aprovechamiento académico.
Recibió la clerical Tonsura y las Órdenes Menores, como se llamaban
entonces. Fue ordenado Subdiácono, en Plasencia, el 12-VI-1965: el celibato,
el rezo diario del Breviario, la sotana…eran signos de su consagración a
Jesucristo y al servicio de la Iglesia.
Y llegó por fin el día soñado, anhelado y esperado. Después de haber
recibido el Orden Sagrado del Diaconado, D. Ciriaco fue ordenado sacerdote
en la Catedral de Plasencia el día 4 de junio de 1966. Desde ese día, era,
como dirá más tarde Juan Pablo II: “sacramento de Jesucristo Cabeza y
Pastor, Esposo y Servidor de la Iglesia” (“Pastores dabo vobis”,15 y 16).
Posteriormente completó su formación con sus estudios en la
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Universidad de Salamanca donde obtuvo el Graduado Social y con la
participación en los Cursos que la Universidad Pontificia de Comillas
organizaba durante los veranos. Y sintió deseos de ampliar estudios…pero
optó por una labor pastoral continua y constante, no sin la ayuda de un buen
Sacerdote Operario, D. Eutimio Sánchez Sánchez, que en la paz del Señor
descanse, que siempre lo acompañó espiritualmente y que usted lleva en el
corazón.
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II.-EL SERVICIO PASTORAL COMO PRESBÍTERO
En la ciudad de Béjar. Fue nombrado por su Obispo Mons. D.Juan
Pedro Zarranz y Pueyo Coadjutor de la Parroquia de San Juan en la ciudad de
Béjar (septiembre de 1966 al 1974), siendo después designado Párroco de la
misma (1974-1979). También recibió el nombramiento de Consiliario de
Movimientos Apostólicos de Acción Católica. Junto a la labor pastoral, le fue
encomendada la función docente, siendo nombrado profesor de Formación
Religiosa en el Instituto de Bachillerato de esta ciudad.
Insertamos aquí unas palabras de Mons. D. Ciriaco, Obispo ya de la
Diócesis de Albacete, a preguntas de Don César Tomás Tomás de esta
Diócesis.
¿Qué navidades guarda en su corazón con un recuerdo especial?
“En este tiempo vienen a la memoria todas las Navidades que uno ha
vivido, porque la Navidad es entrañable de por sí. Llevamos en el corazón las
navidades de siempre, cuando vivían mis padres, en familia… Pero hay dos
navidades que han quedado marcadas de una manera especial en mis tiempos
de párroco. Estaba cenando una Nochebuena con la comunidad de religiosas
salesianas que había en la parroquia. Me avisaron que un chico alcohólico
estaba en situación de coma etílico, y como la gente sabía que este muchacho
hablaba frecuentemente conmigo, me llamaron. Estuve acompañando a aquel
chico y a su familia durante toda la noche. Recuerdo otra Navidad que,
cuando iba a empezar a cenar, me avisaron que a un feligrés, camionero, que
regresaba a su casa con la ilusión de celebrar en familia la Navidad, le había
dado un infarto y murió de una manera fulminante un poco antes de llegar a
su casa. Pensé que ésa era la familia con la que debía estar en una noche tan
señalada; ésta era la comunidad que el Señor me había encomendado. Pasé la
Navidad acompañándoles en el dolor. La he recordado muchas veces porque,
a pesar de que no hubo villancicos ni adornos navideños, creo que ha sido la
noche que más cerca he estado del pesebre de Belén”.
- En la ciudad de Plasencia. El Obispo Mons. D. Antonio Vilaplana
Molina lo nombró Rector del Seminario de la Diócesis (1979-1982) y,
posteriormente, Director Espiritual (septiembre 1982); eran tiempos de
cambio y de apertura hacia nuevos horizontes. Más tarde, fue nombrado
Profesor de Escatología.
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A la pregunta de D. Cesar Tomás Tomás de Albacete, “Después de su
experiencia de rector de Seminario… ¿Qué les pide a los jóvenes?
D. Ciriaco responde: “Animo a los jóvenes que están actualmente en el
Seminario a que se fíen del Señor y sigan adelante, que perseveren; son una
esperanza para la Iglesia. Si somos medianamente fieles, el Señor nunca
defrauda. No digo que nos evite las cruces, que forman parte de la condición
humana y de todo aquel que ama, sino que las superen. También me gustaría
que todos los jóvenes que sientan en su corazón la llamada del Señor al
sacerdocio, le hagan caso. Sí, el señor llama. Pero como he dicho en
ocasiones a los jóvenes: “Es que no le escucháis, porque como estáis siempre
con los móviles hablando y poniendo mensajes, no podéis oír al Señor. Pero si
hacéis silencio, veréis como escucháis su voz. Él cuenta con vosotros…”.
- A nivel diocesano. D. Ciriaco fue nombrado Delegado Diocesano del
Clero (julio de 1983 al 1990). Estuvo cercano a los sacerdotes de la diócesis
ofreciéndoles lo mejor que el Señor le había dado y organizando la formación
permanente y la atención humana y espiritual para los presbíteros.
Llegó a ser representante de los delegados diocesanos del Clero de las
Diócesis extremeñas ante el Secretariado Nacional del Clero de la
Conferencia Episcopal Española, lo que le permitió prestar servicios
sacerdotales y pastorales en otras diócesis españolas: dirigir ejercicios
espirituales y ofrecer conferencias teológico-pastorales a sacerdotes de otras
diócesis españolas. Recordamos los siguientes:
+ En la Diócesis de Coria-Cáceres: “el día 23 de marzo en Coria y el
24 en Cáceres, en tiempos de la Asamblea del Pueblo de Dios, cuya etapa
final tiene carácter verdaderamente sinodal (Decreto de Mons. D. Jesús
Domínguez Gómez, 16-III-1987), estuvimos reunidos 90 y 110 personas
respectivamente, para profundizar en dos temas: “La Iglesia, pueblo de Dios”
y el “Ministerio de los seglares”. D. Ciriaco Benavente Mateos, Delegado del
Clero de la Diócesis de Plasencia, fue el ponente que nos ayudó en la
reflexión”. En el archivo diocesano se conserva el texto de sus ponencias.
+ En la Diócesis de Ciudad Real ofreció un cursillo sobre “El
Arciprestazgo y el Arcipreste”.
- En la Curia Diocesana. El Obispo Mons. D. Santiago Martínez
Acebes lo nombró Vicario general de la Diócesis placentina (16 de julio de
1990-1992). Un servicio eclesial muy importante en su vida.
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- En el ámbito regional-eclesiástico, participaba en las reuniones que
los Obispos extremeños mantenían regularmente para tratar temas pastorales
y otros asuntos de común interés. El Espíritu Santo iba forjando su alma
sacerdotal para metas más altas que Dios le tenía reservadas.
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III.- NOMBRAMIENTO DE OBISPO DE LA DIÓCESIS
DE CORIA-CÁCERES
El anuncio del nombramiento de D. Ciriaco Benavente Mateos como
Obispo de la amada Diócesis de Coria-Cáceres produjo un gran júbilo y
alegría en todos los diocesanos. Así se sucedieron los hechos.
- Comunicación del Nuncio Apostólico en España Mons. D. Mario
Tagliaferri al Excmo. Sr. Administrador Apostólico de la Diócesis, Mons. D.
Santiago Martínez Acebes, sobre el nombramiento del Nuevo Obispo:
“Me es grato comunicarle, en su calidad de Administrador Apostólico
de la Diócesis de Coria-Cáceres, que el Santo Padre, a fin de proveer al
gobierno pastoral de la mencionada diócesis, vacante por el fallecimiento del
Excmo. Mons. Jesús Domínguez Gómez, se ha dignado nombrar obispo de la
sede de Coria-Cáceres al Ilmo. Señor don Ciriaco Benavente Mateos, en la
actualidad Vicario general de Vuestra Excelencia en Plasencia. La noticia de
este nombramiento se hará pública en Roma el próximo viernes día 17 de
enero, a las 12 de la mañana (10 de enero.1992).
- Comunicación del Nuncio Apostólico en España Mons. D. Mario
Tagliaferri al Ilmo. Señor don Ciriaco Benavente Mateos de su nombramiento
como Obispo de Coria-Cáceres.
“Me es grato comunicarle que el Santo Padre, a fin de proveer al
gobierno pastoral de la diócesis de Coria-Cáceres, vacante por el
fallecimiento del Excmo. Mons. D. Jesús Domínguez Gómez, se ha dignado
nombrar a usted obispo de la mencionada diócesis de Coria-Cáceres. La
noticia de este nombramiento se hará pública en Roma, el próximo viernes 17
de enero, a las 12 horas de la mañana.” (10 de enero de 1992).
- El día 17 de enero de 1992, a las 12 de la mañana el Vaticano y la
Nunciatura Apostólica en Madrid comunican la Buena Noticia de que el Ilmo.
D. Ciriaco Benavente Mateos ha sido nombrado Obispo de la Diócesis de
Coria-Cáceres. En el Obispado de Cáceres, Mons. D. Santiago Martínez
Acebes, Administrador Apostólico de la Diócesis de Coria-Cáceres,
comunica a sus inmediatos colaboradores esta Buena Noticia, y,
posteriormente, a todos los diocesanos, a la prensa….
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- Saludo de D. Ciriaco Benavente a todos los diocesanos:
El propio D. Ciriaco saluda a los diocesanos a través de la “Hoja
Parroquial Diocesana”: “Con el recuerdo y el afecto, tan vivo en el corazón, a
don Jesús Domínguez Gómez, que siempre me honró con su amistad y
confianza, me sumo con temor y temblor, pero con inmensa esperanza, a la ya
numerosa lista de obispos que os han apacentado. Siento una inmensa gratitud
al Señor, que me ha llamado desde la Iglesia hermana de Plasencia, a hacer
camino con vosotros en la Iglesia de Coria-Cáceres, peregrina también por
esta tierra extremeña (…)
Desde que recibí la noticia de mi nombramiento ruego insistentemente
al Señor por todos vosotros: por los niños y los ancianos, por los jóvenes y los
adultos, por los enfermos y los sanos, especialmente por los más necesitados.
A cambio, pido vuestra oración para que el Señor me haga digno de vosotros,
de la diócesis de Coria-Cáceres, de historia tan rica en santidad. Estoy
deseando que la palabra “diocesanos”, todavía inconcreta, vaya poblando la
memoria del corazón con los nombres y rostros de cada uno de vosotros. (…)
A todos vosotros, mis queridos hermanos: a los presbíteros, llamados a
ser cooperadores íntimos del orden episcopal; a las religiosas y religiosos, que
desde la pluralidad de vuestros carismas hacéis más bella y servicial nuestra
Iglesia; a los seminaristas, nuestra mejor esperanza; a los cristianos laicos,
que hacéis tan eficazmente presente el testimonio del Evangelio en medio de
las realidades temporales…os envío, con mi saludo, un abrazo fraterno. Y
para esta Hoja Diocesana, mi aliento para que siga siendo la hoja volandera
que, como un pregón pascual, salte de pueblo en pueblo, de casa en casa, de
corazón en corazón…, portadora siempre de la Buena Noticia”.
Fraternalmente, Ciriaco Benavente Mateos. Obispo electo de Coria-Cáceres.
- Mons. D. Santiago Martínez Acebes escribe una carta pastoral en la
que afirma que “en la personalidad de Ciriaco Benavente destaca su carácter
equilibrado, sereno y dialogante. Es un hombre de paz, muy abierto, con las
ideas muy claras y bagaje teológico extraordinario”. “Le auguro que hará un
trabajo extraordinario junto con todos los diocesanos. Por eso pido a todos
que estén a su lado porque el Señor os envía un gran obispo”. “Es un hombre
de gobierno como ha demostrado en el tiempo que ha estado de Vicario y
antes de Delegado del clero y Rector del Seminario”. “Yo me alegro por lo
que gana Coria-Cáceres pero saltan las lágrimas por lo que pierdo yo.”.
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- El Vicario Episcopal del Clero de la Diócesis, D. Florentino Muñoz
Muñoz, escribe una nota con motivo del nombramiento de D. Ciriaco como
Obispo de Coria-Cáceres: “Gracias a la diócesis hermana de Plasencia y a su
obispo que nos entregan con generosidad a don Ciriaco. Lo acogemos como
nos lo habéis pedido: “como un don de Dios para nuestra Iglesia”. D. Ciriaco
no estará solo. Todos lo acogemos y estaremos a su lado como “próvidos
colaboradores”. Desde este momento le pedimos al Señor que le ayude y lo
acompañe en este “nuevo camino apostólico de mayor amor y de mayor
servicio” que le ha sido confiado. Bienvenido, don Ciriaco. Se lo decimos
desde el corazón y desde la plegaria, desde la alegría y la esperanza. Nuestra
plegaría se hace también oración por sus padres (…)
Don Ciriaco viene usted enviado por el Señor a un tierra que conoce y
ama; es nuestra entrañable Extremadura Alta que, como bien sabe, acoge a los
que se acercan a ella para amarla y servirla en sus pueblos y en sus gentes.
Con profundo amor y respeto nos atrevemos a sugerirle al corazón que
viene usted, don Ciriaco, a una Iglesia Particular empeñada en su renovación
en fidelidad al Evangelio, al concilio Vaticano II y a su Asamblea Sinodal.
Una diócesis que desea ser cada día “más santa, más evangelizadora, más viva
y participativa, más pobre y encarnada en los pobres (…) Que Dios lo
bendiga, lo proteja y derrame sobre usted sus bendiciones ahora y siempre.
¡Gracias, Señor, por el Nuevo Obispo. La diócesis de Coria-Cáceres lo acoge
como su futuro pastor, en la oración, la amistad y la adhesión. ¡Bienvenido
sea en el nombre del Señor!”.
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IV.-ORDENACIÓN EPISCOPAL DE MONS. D.
CIRIACO BENAVENTE MATEOS
El discurso que San Pablo dirige a los responsables de la Iglesia de
Éfeso, a los que designa como “presbíteros” y cuya misión es “episkopein”,
contiene unas palabras inmensas: “Mirad por vosotros mismos y por toda la
grey, en medio de la cual el Espíritu Santo os puso como obispos para
pastorear la Iglesia de Dios, que él adquirió por su sangre” (Hech.20,28).
El día 22 de Marzo de 1992, Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos fue
ordenado Obispo en la Catedral de Coria, con la asistencia de las Ilmas.
Autoridades y llena de fieles. Concelebran la Eucaristía en torno a cuarenta
Obispos y más de doscientos sacerdotes
Lectura del nombramiento de D. Ciriaco Benavente Mateos como
Obispo de la Diócesis de Coria-Cáceres. El Excmo. Sr. Nuncio Apostólico en
España manda que sea leído el Rescripto del Santo Padre Juan Pablo II en el
que es nombrado Obispo de la Diócesis de Coria-Cáceres, en un clima de
silencio que explosionó en un aplauso cerrado, gozoso y esperanzado. Copia
del texto original se contiene en este trabajo.
Homilía del Excmo. Sr. Nuncio Apostólico.
Mons. D. Mario Tagliaferri, que preside la solemne celebración, dirige
unas palabras entrañables al que va a ser ordenado obispo:
“Tu ministerio, querido hermano, es prolongar hoy y en este lugar, la
presencia de Cristo. Tu labor, para guiar a tu pueblo, es ante todo ser portador
y testigo de ese fuego ardiente de Dios. No es fuego que destruye el fuego de
Dios, sino fuego que juzga, purifica y salva. Es el fuego de Pentecostés…La
presencia de ese fuego del Espíritu de Dios en tu vida te hará capaz de llamar
a los hombres a la conversión, a volverse a Dios…Sea toda tu vida, querido
hermano, transfigurada por el fuego de Dios, un signo, un testimonio, una
prueba de que sólo Dios es la plenitud y la vida de los hombres y sea todo tu
obrar una invitación a apartarse de la muerte, y a convertirse a la vida
verdadera. Que Nuestra Señora, que conoció la dicha de creer la palabra de
Dios, guíe tu ministerio tal y como nosotros se lo suplicamos hoy”. Estamos
seguros que este mensaje caló hondo en el corazón sacerdotal de D. Ciriaco.
La Ordenación episcopal.
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Por fin, llega el momento cumbre de la ordenación de D. Ciriaco
Benavente Mateos como Obispo de la Diócesis de Coria-Cáceres. El ritual y
la ceremonia son bellísimos. La letanía de los Santos, los cantos, las
oraciones, los silencios, los gestos son impresionantes. La presencia del
Espíritu a través de la ordenación se hace casi visible. Por fin el gesto de la
Imposición de las Manos y la Oración de consagración son sobrecogedoras,
inolvidables… ¡Tenemos Obispo! El Señor nos lo regala. Dios ha estado
grande con nosotros, y estamos alegres. Acojámoslo. El abrazo de los
hermanos Obispos como signo de comunión íntima, fraterna y sacramental. Y
después, la acogida gozosa del pueblo cristiano. D. Ciriaco se funde en un
abrazo inmenso con sus seres queridos: padres y familiares. Las campanas de
la Catedral Cauriense repican a gloria; la ciudad entera se llena de alegría
porque “Dios ha visitado a su pueblo”.
De su ordenación episcopal, el propio Mons. D. Ciriaco dice: “Por la
imposición de manos de los obispos concelebrantes y la invocación del
Espíritu Santo he sido constituido pastor de esta Iglesia de Coria-Cáceres con
el encargo de guardarla en la fe apostólica, de reunirla en la Eucaristía, de
mantenerla en la inspiración misionera, de alentarla en el servicio a los
pobres. Salvadas las distancias hago mías las palabras de San Pablo: “Doy
gracias a Cristo Jesús, Señor nuestro, que me ha considerado digno de
confianza al encargarme este ministerio” (ITim.1,12). Ministerio que asegura
de generación en generación la continuidad con el núcleo apostólico, sobre el
que el Señor no cesa de fundar la Iglesia. Por la gracia de Dios esta
continuidad ha perdurado en esta Iglesia de Coria-Cáceres desde hace más de
catorce siglos”.
Recordemos las enseñanzas del Concilio Vaticano II: “En la persona de
los Obispos, a quienes asisten los presbíteros, el Señor Jesucristo, pontífice
supremo, está presente en medio de los fieles (…) Los Obispos de modo
visible y eminente hacen las veces del mismo Cristo, Maestro, Pastor y
Pontífice” (LG 21). “Los Obispos rigen, como vicarios y legados de Cristo,
las Iglesias Particulares que les han sido encomendadas” (LG 27).
Homilía de Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos.
Podemos afirmar que, de alguna manera, Mons. D. Ciriaco presenta las
líneas más importantes de su futuro ministerio episcopal en su homilía. Es un
texto madurado desde el silencio, escrito desde la contemplación y
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proclamado desde la esperanza. En apretada síntesis, ofrecemos lo más
significativo del mismo:
- “Para vosotros obispo; con vosotros, cristiano“(San Agustín). El
ministerio que he recibido, aunque ocupa un lugar propio en la Iglesia, no me
sitúa por encima de vosotros, ni fuera del conjunto.
- Obispo en esta hora de la historia: “He sido llamado a ser obispo en
esta hora en que –en decir del Santo Padre- “la sociedad en que vivimos ha
presentado al cristianismo y a la Iglesia uno de los desafíos más radicales que
ha conocido la historia”.
- Confianza en el hombre. A pesar de las dificultades que existen hoy,
el nuevo Obispo proclama: “Confiamos, creemos, esperamos en el hombre.
En su celo por su propia dignidad, en su ansia de libertad, en su afán de
progreso, adivinamos la marca de su origen, la imagen de Dios, siempre
imborrable”.
- La hora de la evangelización: “Con vosotros quiero hacer mía la
llamada de los obispos españoles: “La hora actual de nuestra Iglesia tiene que
ser una hora de evangelización”: la nueva evangelización, la de siempre,
repensada y relanzada en la nueva situación eclesial y cultural, nueva en su
ardor, en sus métodos, en su expresión” (Juan Pablo II).
- Hacia una Iglesia renovada: “Queremos ser una Iglesia cada día más
renovada en su vigor interior, más evangelizada, más corresponsable en todos
sus miembros, para ser más evangelizadora, mejor promotora de la
“civilización del amor”(…) Queremos ser una Iglesia samaritana que escuche,
se detenga, se acerque, cure las heridas del ser humano, cargue y se encargue
del que sufre y llora en la sociedad”.
- Anunciar el Evangelio en nuestra Extremadura. “Y queremos anunciar
el Evangelio en esta tierra extremeña, en colaboración, como ya venimos
haciendo, con las Iglesias hermanas de Plasencia y Badajoz, a la espera de su
constitución en Provincia Eclesiástica (…)
A Santa María, Reina de los Apóstoles y Estrella de la Evangelización,
a la que veneramos bajo advocaciones tan entrañables como Guadalupe,
Argeme, copatrona de la Diócesis, la Montaña, el Puerto, la Luz o el
Castañar….encomiendo mi ministerio”.
Termina su hermosa y profunda homilía con una invocación a San
Pedro de Alcántara, copatrón de la Diócesis: “en el Palancar, verdadero “Asís
extremeño”, sigue en pie el testimonio de un estilo de seguimiento de Jesús
(…).Sus testimonios son para nosotros, en este año jubilar, acicate y
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estímulo”.
Termina su homilía presentando su propósito pastoral: “Siguiendo las
huellas de Jesús, me dispongo a caminar, como pastor, al frente de esta Iglesia
de Coria-Cáceres, “empeñada en su renovación, deseosa de ser cada día mas
santa, más evangelizadora, más viva y participativa, más cercana a los
pobres” –como reza en sus programas pastorales-“.
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V.- PRESENTACIÓN DE MONS. D. CIRIACO
BENAVENTE MATEOS EN LA CONCATEDRAL DE SANTA
MARÍA DE CÁCERES.
“Los Obispos han sucedido por institución divina a los apóstoles como
pastores de la Iglesia, de modo que quien los escucha, escucha a Cristo, y
quien los desprecia, desprecia a Cristo y a quién lo envió” (Cf. Lc.10,16)”
(LG 20c).
El día 29 de marzo de 2006, Mons. D. Ciriaco Benavente se presentó
en Cáceres, en cuya Concatedral de Santa María presidió una Misa
concelebrada. De su homilía destacamos las ideas más importantes que están
en perfecta sintonía con los contenidos de la homilía que pronunció en la
catedral de Coria:
* Gratitud. “Junto a la experiencia de sentirme agraciado por el Señor
sin mérito alguno de mi parte, quiero agradeceros sinceramente las muestras
de cariño y afecto que me habéis mostrado así como la fraterna acogida de
tantos buenos hermanos, que me han abrumado de atenciones”.
* Vengo a esta diócesis como Pastor. “He sido elegido y ordenado para
ser pastor de esta Iglesia de Coria-Cáceres con el encargo de mantenerla en la
fe apostólica, reunirla en la Eucaristía, reavivar su inspiración misionera,
alentarla en el servicio a todos, especialmente a los más pobres”.
* Vengo para evangelizar. “He sido enviado para evangelizar; tengo
conciencia de ello. “Evangelizare Regnum Dei” es el lema de mi insignia
episcopal (…) El Reino de la verdad y de la vida, de la santidad y la gracia, el
reino de la justicia, el amor y la paz. (…)”.
* Confía su ministerio Episcopal a Ntra. Sra. de la Montaña, patrona de
la ciudad de Cáceres; a San Pedro de Alcántara, patrono de la Diócesis y a
San Jorge, patrono de la Ciudad.
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VI.- EL MINISTERIO EPISCOPAL EN LA DIÓCESIS
Antes de desentrañar de algún modo su ministerio episcopal en nuestra
Diócesis, inserto aquí unas palabras del P. Luis Arias Edmp que escribe desde
Pinofranqueado: “Jamás le he oído decir a D. Ciriaco que estaba cansado ni
agobiado aun en ocasiones de trabajos ímprobos que con alguna frecuencia
los ha tenido. Si algunas veces le hemos preguntado, su respuesta siempre ha
sido que el trabajo no le cansa. Y efectivamente en esas circunstancias se le
ve contento y apacible. También en el trabajo, al servicio del Señor y de los
hermanos nos ha dado siempre los mejores ejemplos” (“Luz de Redención”,
Alcuéscar, noviembre 2006; n.683; 5).
A Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos podríamos aplicar aquellas
palabras de San Agustín: “nosotros no cesamos de trabajar en la Iglesia, cual
campo de tan gran padre de familia. Pero el otorgar el crecimiento es obra de
Dios” (Epist. 18,3).
1.- Ministerio Profético
“En el ejercicio de su ministerio de enseñar, los Obispos anuncien a los
hombres el Evangelio de Cristo, que sobresale entre los primeros deberes de
los obispos, llamándolos a la fe con la fortaleza del Espíritu o confirmándolos
en la fe viva” (Ch.D. 12). Creemos que así entendió D. Ciriaco su ministerio
profético. He aquí sus palabras escritas cinco años más tarde: “No hay
evangelización cuando nos contentamos con suscitar determinados valores
humanos, algún compromiso social o incluso una cierta simpatía por el Jesús
histórico de los Evangelios. Es necesario suscitar el encuentro vivo con
Jesucristo” (Programación pastoral; trienio 1997-2000; B.O.O. septiembre de
1997; 806).
1.1.- Algunas homilías dominicales y festivas
No tenemos espacio suficiente en este lugar para incluir el texto de las
mismas. Lo podemos encontrar y consultar con facilidad en el Boletín de la
Diócesis. He aquí algunas:
* Domingo X. Mensaje de Jesús (Boletín. Junio 1997).
* Domingo XI. “El Reino de Dios en lo pequeño” (Junio 1997)
* I Cuaresma – A- 1999 (Boletín, febrero 1999; 231-232).
21
* Homilía del IV Domingo de Cuaresma (Boletín. Marzo 2000)
* Homilía del V Domingo de Cuaresma (Boletín. Marzo 2000)
* Domingo XXXIII - Tiempo Ordinario (Boletín. Noviembre, 2000)
* Domingo II del Tiempo Ordinario (Boletín. Enero, 2001)
* Domingo II de Pascua (Boletín. Abril. 2001)
* Domingo III de Pascua (Boletín. Abril. 2001)
* 1 de mayo, San José Obrero (Boletín, Abril, 2001)
* Noviembre y los difuntos (I) (Boletín; noviembre, 2001; 932-934)
* Noviembre y los difuntos (II) (Boletín; noviembre, 2001; 934-935)
* Noviembre y los difuntos (III) (Boletín; noviembre, 2001; 1019-
1020).
* La Inmaculada y la esperanza (Boletín; noviembre, 2001; 1022-
1023).
* “Camino de Emaús” (Boletín. Abril, 2002; 432- 434
* Homilía en la festividad de San José (Boletín marzo-abril 2004;
176-179)
* “Los discípulos de Emaús” (Boletín. Marzo-Abril 2005; 313-318).
* Domingo XXX del Tiempo Ordinario: “Iglesia en Coria-
Cáceres”; octubre 2006).
*- Jueves Santo, 2004 (Boletín, marzo-.abril 2004; 204-208)
* Viernes Santo, 2004 (Boletín, marzo-abril, 2004; 209-213)
* Domingo de Ramos, 2005 (Boletín, marzo-abril 2005: 309-311)
* Meditación sobre el Triduo Sagrado, Semana Santa de 2004;
(Boletín, marzo-abril, 2004; 186-193)
1.2.- Alocuciones y escritos sobre la Stma. Virgen María
A.- La Stma. Virgen María en su advocación de Ntra. Sra. de
Argeme, patrona de la ciudad de Coria y co-patrona de la Diócesis
a) Apertura solemne del Año Jubilar Diocesano de Argeme (8-XII-
2005).
El día 8 de diciembre de 2005, el Sr. Obispo realizó la apertura del Año
Jubilar de Argeme en la Santa Iglesia Catedral de Coria, con motivo del 50
aniversario de la coronación canónica de la Stma. Virgen de Argeme, Patrona
de la Ciudad de Coria y Copatrona de la Diócesis de Coria-Cáceres. El lema
de este Año Jubilar es el siguiente: “María, compromiso de fe y de misión”.
En su Carta pastoral, el Obispo afirma: “la devoción a la Stma. Virgen
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no es una opción más, al lado de otras venerables devociones, presentes en la
Iglesia. Dios ha contado con la mediación de María para hacerse hombre y la
ha asociado al misterio de nuestra salvación. Nuestra Señora de Argeme, la
mujer del silencio, la escucha y la obediencia a la Palabra de Dios, ha
contribuido al mantenimiento y desarrollo de la fe en nuestra Iglesia.
El Dios de Nuestro Señor Jesucristo, al ensalzar a María de Nazaret,
coronó lo humilde, lo pobre y lo pequeño. Aunque sabemos que el amor no
está en el oro, ni en las piedras preciosas, sino en el corazón que se pone, la
Diócesis y el pueblo de Coria ciñeron, hace cincuenta años, la cabeza de la
imagen con una preciosa corona para expresar la singular dignidad de aquella
a la que aclamamos como Madre y Reina nuestra.
“La Santísima Virgen no tiene otra misión, no busca otro honor, no
pretende otro interés que el de seguir ofreciéndonos a Jesucristo, su hijo,
Nuestro Salvador. Al celebrar el quincuagésimo aniversario del
acontecimiento de la coronación canónica de su imagen, tergiversaríamos su
sentido si nuestra Iglesia de Coria-Cáceres no hiciera un renovado esfuerzo
evangelizador para afirmar a Dios en nuestra vida y para dar a conocer a
Jesucristo, resucitado de entre los muertos; si los bautizados no
respondiéramos con el deseo de acoger la persona, la vida y el mensaje de
Jesús, corrigiendo informaciones o deformaciones falsas, así como modelos
de conducta o proyectos de vida que poco o nada tienen que ver con el
Evangelio; si nuestras comunidades no recibieran un nuevo vigor, valorando
el don recibido con la fe; si no nos sintiéramos miembros vivos y agradecidos
de la Iglesia, discípulos apasionados de Jesús, sin miedos y complejos ante la
actual mentalidad laicista”.
Respecto al Jubileo afirma:
- La finalidad del Jubileo es que el hombre vuelva a descubrir el rostro
fascinante de Cristo Jesús que se hizo hombre, que murió y resucitó para que
los hombres, destruidos por el pecado, volvieran a la unidad del Padre, del
Hijo y del Espíritu; es entrar más plenamente en la comunión eclesial”.
- Algunos objetivos del Jubileo. A continuación el Obispo de la
Diócesis propone una serie de objetivos para la conversión y la renovación de
nuestra Iglesia diocesana con motivo del Año Jubilar:
+ “La Iniciación Cristiana: nos duele que haya familias que se
23
despreocupen de la iniciación cristiana de sus hijos; que se pidan sacramentos
-bautismos, comuniones, bodas…- con más interés por el aspecto social que
conllevan que como pasos de un proceso de inicio o crecimiento en la fe; que
existan bautizados con más mentalidad de clientes que encargan servicios,
que como miembros vivos del Cuerpo de Cristo, del que han de ser parte
activa. Nos duele el alejamiento de los jóvenes de la fe y de las prácticas
religiosas. Necesitamos volver a descubrir a Jesucristo, dejarnos seducir por
Él, volver a sentir la alegría de la fe”.
+ “La familia: en la familia se fragua el futuro de la humanidad y se
aprenden de manera práctica el amor de Dios, el perdón, la oración, la fe, la
esperanza, la capacidad de servir, de compartir y de sacrificarse con alegría
por los demás”. D. Ciriaco nos invita a “prestar en todos los actos del Jubileo
una atención especial a la pastoral familiar” y a que “los esposos cristianos
descubran que el don recibido en el sacramento del matrimonio debe ser un
permanente impulso para progresar cada día hacia una unión más fuerte de
cuerpo y alma”. El Obispo afirma más adelante que “Dios ha puesto en manos
de los padres la misión de educar a sus hijos. Es una tarea que, a pesar de ser
inherente a la paternidad y maternidad, es, a veces, descuidada, cuando no
abandonada”. Finalmente, el Obispo concluye este apartado diciendo: “A
través de la familia discurre la historia del hombre y, por eso, también la
historia de la salvación. En la familia se fragua el futuro de la humanidad. Es
en la vida familiar donde se aprenden de manera práctica el amor a Dios, el
perdón, la oración, la fe, la esperanza, la capacidad de servir, de compartir y
de sacrificarse con alegría por los demás”.
+ La Caridad: el anuncio del Evangelio y la celebración del amor son
indisociables del servicio y el amor a los hermanos, de la acción caritativa y
social. La comunión en la fe y en la fracción del pan entraña la comunicación
de los bienes. “Ahí están los pobres de siempre y los nuevos pobres para
quienes el Evangelio ha de ser experimentado como Buena Noticia en
nuestras palabras y hechos: los inmigrantes, los ancianos solos y los enfermos
del Sida, los cónyuges de matrimonios rotos, las personas víctimas de los
malos tratos o los niños que sufren las consecuencias de rupturas familiares y
del fracaso escolar, el vacío de valores en los jóvenes, el mundo rural con su
disminución de población activa y con escasas perspectivas para los jóvenes
rurales, los gitanos, los encarcelados..; y ahí está el inmenso clamor de los
pobres del Tercer Mundo ante cuyos gritos no podemos desentendernos”.
- Vosotros sois la corona de la Virgen de Argeme
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Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos pide a los hijos de Coria y a los
diocesanos que construyan una corona nueva a la Virgen de Argeme: “en los
párrafos anteriores os he sugerido algunos de los materiales con que ir
tejiendo la corona que Nuestra Madre hoy demanda: acoger a Jesucristo,
camino, verdad y vida; dar un nuevo vigor a nuestra vida cristiana logrando
una mejor iniciación y maduración de la fe; promover familias que sean
verdaderas comunidades de vida y amor, transmisoras generosas del don de la
vida y de la riqueza de la fe a los hijos; ser testigos de lo que creemos por la
caridad. Esa sería la más bella corona que ofrecer a la Santísima Virgen.
Porque amáis entrañablemente a Nuestra Señora de Argeme, sé que tanto los
hijos de Coria como el resto de los diocesanos así lo vamos a hacer. Lo
contrario sería ofrecer a María una corona de espinas”.
- Oración del Año Jubilar
“Virgen Santa de Argeme. Hija amada del Padre,
Madre del Hijo de Dios hecho hombre,
Templo vivo del Espíritu Santo.
Al celebrar el 50º Aniversario de la coronación canónica
de tu imagen bendita, intercede por la ciudad de Coria
y pro nuestra Diócesis de Coria-Cáceres
que se honran de tenerte de patrona.
aumenta nuestra fe, fortalece nuestra esperanza,
danos constancia en el amor,
ilumina a los presbíteros,
renueva la entrega de los miembros de la vida consagrada,
suscita en los cristianos laicos una fe vigorosa, para que sean
testigos del Evangelio en la Iglesia y en el mundo,
Ruega por nuestros hogares, para que resplandezca en ellos el
Evangelio de la Familia.
Vela por los niños y los jóvenes, y suscita entre los más generosos
vocaciones a la vida, sacerdotal, religiosa y misionera.
consuela a los enfermos, socorre a los necesitados,
acompaña a los ancianos.
Que, como tú, acojamos la Palabra de Dios en nuestro corazón.
que nos alimentemos de la Eucaristía;
que nos dejemos conducir por el Espíritu,
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para ser constructores de un mundo más justo y pacífico,
hasta que nos encontremos contigo
en la Tierra nueva y en los Cielos nuevos. Amén.
b) Homilía de Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos en la Misa del
50º Aniversario de la coronación de la Virgen de Argeme
“Nos encontramos reunidos a la sombra de nuestra catedral, símbolo de
la iglesia diocesana que peregrina en estas tierras desde los primeros siglos
del cristianismo. Una antigua tradición señala la fundación de la Diócesis en
el año 338. Ello quiere decir que muchos siglos antes de que Extremadura
fuera Extremadura, los cristianos de la Caurium romana ya veneraban a la
Madre de Jesús. Esta antigua imagen de nuestra Sra. de Argeme, engastada en
otra anterior, cuyos orígenes se pierden en la época medieval. Forma parte de
la identidad de esta ciudad y de sus raíces ancestrales; es capítulo ineludible
de la biografía espiritual de esta ciudad y de la Diócesis.
Conmemoramos un acontecimiento singular. Algunos de los que os
encontráis aquí esta tarde recordáis cómo, de la mano de vuestras madres o
encaramados sobre los hombros de vuestros padres, asistíais, hoy hace
cincuenta años, a aquel acto que ha quedado para siempre como una de las
fechas más significativas de los anales de nuestra ciudad y de la Diócesis: el
Nuncio de Su Santidad en España, acompañado por el obispo diocesano y
otros obispos vecinos, ceñía la cabeza de la imagen de Ntra. Sra. de Argeme
con una rica corona. Nos alegra contar con la presencia del Sr. Arzobispo de
Mérida-Badajoz, del obispo de Ciudad Rodrigo y el Sr. Vicario de Plasencia,
en representación de su obispo. Les agradecemos que hayan hecho hueco en
sus apretadas agendas para acompañarnos.
¿Qué significó aquel acontecimiento? Sabemos que, aunque coronamos
una imagen, el honor va para aquella a quien la imagen significa (…) A través
de la esta imagen morena de Argeme, (…) los corianos habéis experimentado,
mil veces la cercanía, la ternura y la solicitud amorosa de nuestra Madre del
cielo, la Stma. Virgen. La coronación de las imágenes responde a una
intuición evangélica. (…) Dios coronó como Reina de los cielos a lo pequeño,
lo humilde, lo sencillo. (…) coronando a nuestra Señora de Argeme, Coria
quiso hacer en la tierra lo que dios hizo en el cielo. Proclamar a la Stma.
Virgen como Madre y reina nuestra. Y como sabemos que sólo se ama de
verdad cuando somos capaces de hacer algún exceso por la persona amada,
Coria y la Diócesis se volcaron, echaron la casa por la ventana. (…) ¡Cómo
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emociona ver apuntes de donativos, recogidos por nuestro querido D.
Honorio, aquel santo difusor de la devoción a la Stma. Virgen, anotados al
reverso de papeles usados y encabezados siempre por alguna jaculatoria a la
Stma. Virgen!
Me he alegrado profundamente de ver que Coria y sus parroquias,
conscientes de que la más viva imagen de dios es el hombre, no olvidaban una
de las exigencias fundamentales de la fe cristiana: la atención a los pobres, la
solidaridad con los necesitados. El 15 de enero del año de la coronación,
Caritas Interparroquial inauguraba en el Seminario un comedor donde se
alimentaba diariamente alrededor de cien niños. El Saluda del Alcalde en el
programa de las fiestas se hacía eco de ello: “corona de amor y caridad,
plasmada en obras de protección y de beneficencia a fin de que en esta tierra
por Ti bendecida, no haya a quien le falte el pan y la lumbre del hogar
cristiano”.
La Stma. Virgen en el Misterio de Cristo y de la Iglesia
Le devoción a la Stma. Virgen no es una devoción más, al lado de otras
venerables devociones, presentes en la iglesia. Por voluntad de Dios, que
quiso contar con su mediación para hacerse hombre, ha sido asociada al
misterio de nuestra salvación. Al engendrar al Primogénito, por obra del
Espíritu Santo, ha contribuido a que todos y cada uno de nosotros naciéramos
a una Vida Nueva. En las palabras pronunciadas por Jesús en la cruz, su
testamento del Calvario -“Mujer, ahí tienes a tu hijo; hijo, ahí tienes a tu
madre” (Jn.19, 26)- nos la entrega como la nueva Eva, Madre de la
Humanidad redimida. No es tampoco un dato casual e irrelevante que
aparezca en el cenáculo, en medio de los discípulos, el día de Pentecostés,
cuando empieza su andadura la Iglesia. Ella acompaña a la Iglesia en su
peregrinación y “su maternidad en la economía de la gracia perdura sin cesar
hasta la consumación perpetua de los elegidos” (LG 62).
Obediente a la voluntad del Padre, unida al Hijo desde la Encarnación
hasta la muerte, habitada por el Espíritu Santo y ahora coronada de gloria, la
Stma. Virgen aparece como el ejemplo más estimulante para la Iglesia
peregrina, a la vez que como el modelo consumado de lo que ésta espera ser.
Cuando en nuestra Iglesia se nos hace familiar e misterio de Cristo es que Ella
nos lo acerca y sus manos lo sirven. ¡Que ella nos haga sentir la experiencia y
cercanía de su Hijo Jesucristo!
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Jesús nos dejó a su Madre no para que la entronicemos sobre un
pedestal inaccesible, sino para que hiciera de madre: para distribuirnos el pan
de la ternura y enseñarnos a deletrear las Bienaventuranzas, para espabilarnos
cada mañana a la alegría de la fe y al servicio de los hermanos, para seguir
colaborando a que Cristo sea engendrado en nosotros. Esa fue su misión ayer,
y esa es hoy, como madre de la Iglesia. No tiene otra misión, no busca otro
honor, no pretende otro interés que el de seguir ofreciéndonos a Jesucristo, su
Hijo, nuestro Salvador.
Conmemorar el Aniversario de la coronación
Conmemorar es recordar, pasar por el corazón, reactualizar aquel
acontecimiento, agradecerlo, dejando que su eco resuene en nuestro corazón.
Significa también preguntarnos cómo sigue viva y fecunda, después de
cincuenta años, aquella lama en cada uno de nosotros que, como miembros de
la Iglesia, tenemos que seguir abriendo en esta tierra caminos de humanidad,
de fe, de santidad, de evangelización y redención.
Vuestros mayores fueron tejiendo a lo largo de los siglos una corona de
devoción y cariño. Yo os invito a seguir enriqueciéndola. La honra y la
corona más querida de las madres son sus hijos. Vosotros sois su gloria y su
corona. En la apertura del Año jubilar os señalaba unos objetivos a conseguir
como obsequio a ntra. Sra. de Argeme a lo largo del año. Mejorar la
iniciación cristiana, hacer efectiva la transmisión de la fe en la familia,
vigorizar la acción caritativa y social. Permitidme que os señale algunos
materiales substanciales para hacerlo realidad.
1) Afirmar amorosamente a Dios en vuestra vida. María, con su “fiat”
en la encarnación, dio el sí más radical a Dios Padre pronunciado en nuestra
tierra. Cuando esta afirmación se oscurece en muchas conciencias a golpe de
indiferencia y materialismo, Ntra. Sra. de Argeme nos invita a afirmarla con
amor. Afirmar a Dios como Padre es afirmar que al principio de todo está el
Amor personal, que nos sostiene el Amor, que el Amor da sentido a nuestra
vida, que al final el Amor será nuestro destino luminoso de gloria.
2) Hacer de Jesús y de su evangelio “camino, verdad y vida”. La dicha
y la misión de María fue y sigue siendo darnos a Jesús. El Jesús que pasó
haciendo el bien, sanando las dolencias del pueblo. El Jesús que en su pasión
hizo suyas nuestras cruces, nuestros calvarios, y nuestra muerte, y que en su
resurrección nos ofreció la más alta y bella esperanza. Su resurrección
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proclama que el amor es más fuerte que la muerte y que, por eso, hay una
esperanza para todos, también para los desesperanzados. Hemos escuchado en
el Evangelio las últimas confidencias de Jesús. Son un canto al amor. Las
palabras “amar”, “amor” y “amigo” se repiten insistentemente. Uno no puede
pro menos de asombrarse ante el movimiento que circula en estas páginas:
una especie de danza interior, de frases concéntricas que aparecen,
desaparecen y vuelven, de olas que revientan como una cascada que brota del
manantial del Dios que es Amor para anegarnos en su amor, para hacernos
prolongadores del amor, para encontrar la verdadera felicidad.
3) Vivir desde el Espíritu de Jesús. En las entrañas de María se tejió,
por obra del Espíritu Santo, la alianza de Dios con los hombres, de lo humano
y lo divino: Dios se hizo hombre para que el hombre fuera divinizado. El
Espíritu nos hace hijos en el Hijo, es aliento para la comunión fraterna, fuerza
para hacer realidad todo lo noble, justo, bueno y verdadero.
4) Asumir de manera responsable nuestra pertenencia eclesial: maría es
Madre de la Iglesia. De la iglesia de ayer y de la de hoy, con su gloria y sus
miserias, que son las nuestras. No se es buen hijo de María si no se es buen
hijo de la iglesia y viceversa. Ser buen hijo de la Iglesia es ser mucho más que
ser cliente. Es sentirse miembros del Cuerpo de Cristo, miembro
corresponsable y activo y colaborando al rejuvenecimiento y vigor de nuestra
Iglesia y a su misión de anunciar el Evangelio como proyecto de felicidad
para este mundo y para el otro.
5) Revitalizar la familia. María fue esposa y madre en el hogar humilde
de Nazaret. En un momento, en que se pasa de la noche a la mañana con
tanta alegría del “no puedo vivir sin ti” al “no puedo vivir contigo”, María nos
enseña el amor gratuito, hondo, fiel, que no se vive como carga sino como
gracia, que es capaz, por eso, de desafiar el paso del tiempo y la rutina,
haciendo de la familia un a comunidad de vida y de amor. A muchos de
nosotros nuestras madres nos enseñaron a querer a la Virgen y a rezar en esos
años de la infancia que dan a cada hombre las experiencias constituyentes, los
símbolos que estructuran la realidad, las categorías en que se encuadra el resto
de la existencia, y allí donde el espíritu humano reclama significación,
sentido y esperanza. ¿Lo seguís haciendo las madres y los padres o dejáis que
os sustituyan otras instancias anónimas que segregan ideales que retienen al
sujeto en el instante, en el placer de lo inmediato, desligado de un proyecto
de totalidad?
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6) Solidarios con los que sufren. María, madre de misericordia, fue la
mujer pobre que resume la esperanza de todos los pobres de Israel, la que
canta agradecida en el Magnificat por la cercanía del Dios que derriba a los
poderosos y enaltece a los humildes. Ella nos pide ser una Iglesia cercana a
todos los que sufren, una Iglesia en que se transparente el rostro más seductor
de nuestro Dios, el rostro de la misericordia. Eso es lo que hace la Iglesia
cuando se inclina ante el que yace caído al borde del camino, cuando ofrece el
mejor aceite y el mejor vino, el del amor, para curar las heridas del cuerpo o
del alma”.
Esta es la corona que espera de nosotros Ntra. Sra. de Argeme. Lo
contrario sería ofrecerle una corona de espinas. Pero, porque somos bien
nacidos, eso no lo queremos los corianos.
Conclusión: “María es la Madre común de todos. Ella nos reúne hoy y
siempre a todos, por encima de cualquier legítima diferencia, logrando que a
su sombra nos sintamos hermanos. María siempre hace pueblo y hace Iglesia.
Que sigan resonando en vuestro corazón, como un requiebro amoroso de
nuestra Morenita las palabras que leíamos en la primera Lectura: “Yo, como
una viña, di aroma fragante, mis flores y mis frutos son bellos y abundantes.
Yo soy la madre del amor noble, del conocimiento, de la santa esperanza, en
mí está la esperanza de vida y de virtud”. Saciémonos ahora, en la Eucaristía,
del fruto bendito de la Virgen María, del “verum corpus”, del verdadero
cuerpo, el mismo que nació de sus entrañas y que, ahora, sacramentalmente,
se nos da en la Eucaristía. Amén” (Boletín Oficial del Obispado; mayo – junio
2006; 464-471).
c) Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos hace la Presentación del
folleto editado por la Cofradía en el Cincuentenario de la Coronación
Canónica de Ntra. Sra. de Argeme (20-V-2006).
Con este motivo, la Junta directiva de la Venerable y Pontificia
Cofradía de la Stma. Virgen de Argeme publica un hermoso folleto cuya
presentación hace el Prelado. Entre otras cosas afirma:
“Hace cincuenta años vivió Coria, y junto a Coria toda la Diócesis, un
acontecimiento singular: la coronación canónica de Nuestra Señora de
Argeme, patrona de la ciudad y de la Diócesis. El Nuncio de Su Santidad en
España ceñía, el día 20 de mayo de 1956, con una rica corona las sienes de la
venerable imagen. Coria se volcó entonces con gestos admirables de amor y
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generosidad. Donativos y joyas, que constituían preciosos recuerdos de
familia, fueron entregados para tejer la corona de Nuestra Señora de Argeme.
Si el Dios que ensalza a los humildes coronó de gloria a la Madre de su hijo
en el cielo, los corianos quisieron expresar su amor coronando en la tierra a la
que aclamaban, desde siglos, como su Madre y Reina. Se ha dicho que no se
ama suficientemente si el amor no lleva a hacer algún exceso por la persona
amada. Pero el amor a la Madre no actuó como coartada para olvidar la
atención amorosa a los hermanos.
Me ha alegrado leer, en la carta que con este motivo publicó el entonces
Obispo de la Diócesis, que Caritas interparroquial de Coria atendía, gracias a
la generosidad de los corianos, “a un gran número de necesidades y servía
comida diariamente a cien niños pobres”. Es que no hay verdadera devoción a
la Madre si ésta no se traduce en amor a los hermanos, especialmente a los
más desvalidos.
Nuestra Iglesia, que está establecida en Coria desde mucho antes de que
Extremadura existiera como tal, venera desde hace ocho siglos, a la Stma.
Virgen bajo la advocación de Argeme. A través de su imagen morena,
engastada en otra antiquísima, los corianos han expresado su amor filial y han
experimentado miles de veces la solicitud, la protección y el aliento maternal
de la Stma. Virgen. Se puede afirmar sin reticencias que Nuestra Sra. de
Argeme forma parte integrante de la biografía de Coria, pertenece a las raíces
mas hondas de su tradición y cultura cristiana.
Al conmemorar con inmenso gozo aquel acontecimiento, invito a los
corianos, y a todos los diocesanos en general, a sumarse a las celebraciones
jubilares renovando su amor a la Stma. Virgen. En un momento de fuertes
tendencias secularizadoras, Ella, como Buena Madre de la Iglesia, hará más
viva y testimonial nuestra fe. Alentará nuestra esperanza y nos ayudará a
acoger el admirable mensaje de amor que nuestro Papa Benedicto XVI, en su
reciente encíclica “Dios es amor”, nos invita a encarnar en nuestra vida
cristiana.
Encomendemos a la Stma. Virgen de Argeme, en este quincuagésimo
aniversario de su coronación canónica, la realización de aquellos objetivos
que nos marcábamos en la apertura de nuestro año jubilar mariano:
- el logro de una más eficaz y sólida iniciación cristiana,
- la renovación de la familia para que sea fiel transmisora de la fe a
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los hijos, y
- una promoción más vigorosa de la caridad.
Y termina así: “Si, como decimos, la corona de una madre son sus
hijos, el cumplimiento de los anteriores propósitos será nuestro mejor
obsequio a la que queremos y veneramos como nuestra Reina y Madre, la
Stma. Virgen de Argeme”.
El Obispo, el día de la clausura del Año Jubilar de la Virgen de
Argeme manifiesta: “En los anales de la historia, quedará grabado el acto
celebrado en la explanada de la Catedral el pasado día 20 de mayo con motivo
del 50º aniversario de la Coronación Canónica de la Virgen de Argeme”.
d) Unidad Didáctica. Cincuentenario de la coronación de la Virgen
de Argeme (redactada por ocho Profesores de Religión Católica del
Arciprestazgo de Coria, de nuestra Diócesis de Coria-Cáceres)
El Obispo prologa esta Unidad y afirma: “Nunca agradeceremos lo
suficiente a nuestras buenas madres que nos enseñaron a querer y rezar a la
Virgen desde el regazo materno. La educación cristiana, que ha de empezar en
el hogar, encuentra ara aquellos cuyos padres piden la enseñanza religiosa
para sus hijos, un admirable complemento en los contenidos formativos que
reciben en el colegio. El amor y la imitación de la Stma. Virgen purifica,
renueva, nos hace disponibles para Dios y para los demás, abre ventanas de
esperanza. Pero es que, además, la Stma. Virgen de Argeme es parte
integrante de la biografía de Coria, pertenece a las raíces más hondas de su
tradición y su cultura. Felicito, por eso, a quienes han tenido la feliz
ocurrencia de preparar esta unidad didáctica. Coria está viviendo, con motivo
del L Aniversario de la Coronación Canónica de su la
e) Clausura del Año Jubilar diocesano de la Virgen de Argeme
(Catedral de Coria. 8-XII-2006
El Prelado de la Diócesis, Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos preside
una solemne concelebración eucarística en la Catedral de Coria, en la que
clausura este Año Jubilar. En su homilía confía en que el Señor en su
misericordia infinita haya derramado gracias abundantísimas sobre todos los
corianos así como sobre las personas y grupos que hayan participado en los
actos jubilares. Invita a todos los presentes que llenaban la impresionante
nave catedralicia a seguir haciendo realidad los grandes objetivos señaló para
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el año jubilar. Ante la desfiguración de la familia que se está produciendo en
nuestros días, el Prelado puso de relieve la necesidad de insistir en la defensa
de la identidad de la familia, en sus funciones y en la gran tarea de los padres
de transmitir la fe cristiana a los hijos.
B) La Stma. Virgen María en su advocación de Ntra. Sra. de la
Montaña, patrona de la ciudad de Cáceres.
a) Bienvenida del Obispo a Ntra. Sra. de la Montaña con motivo
del LXXV aniversario de su coronación canónica, en la plaza mayor de
Cáceres (1999):
“En tu imagen chiquita tu presencia se nos hace más fuerte y sentida
(…) En la rica corona, con que hace setenta y cinco años fue aureolada tu
imagen, el pueblo cacereños quiso simbolizar otra corona: la de los indecibles
quilates de cariño que la ciudad de Cáceres te había ido labrando desde hacía
tres siglos, cuando, en la hornacina agreste de unas rocas, un humilde eremita
puso un trozo de cielo en la abrupta Sierra de la Mosca. (…) Hoy Cáceres te
recibe de nuevo. Su cariño te rodea. Acepta la llave de nuestras casas y una
silla amiga en nuestros hogares. (…) Vuelve hacia Cáceres tus ojos
misericordiosos. Mira nuestros barrios y nuestros trabajos. Acoge a las
familias y nuestra vida tantas veces rota. Consuela a los enfermos y a los que
sufren. Enséñanos a acoger al diferente, al extranjero, al inmigrante. Que a los
jóvenes no les falte el amor a ti, ni la esperanza de vivir, que nos les falte el
amor a tu Hijo Jesús, que estén abiertos a escuchar cualquier llamada suya.
(…) Ayúdanos a ser ahora buenos trabajadores del reino de Dios, para que,
tras nuestro paso por la tierra, nos muestres a Jesús, fruto bendito de tu
vientre. Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María”.
b) Homilía del Sr. Obispo en la Misa Pontifical Concelebrada en la
Concatedral de Sta. María con motivo del 75 aniversario de la coronación
canónica de la Virgen de la Montaña.
“A través de la imagen pequeñita y entrañable de la Montaña el pueblo
cacereño ha experimentado la solicitud maternal de María y a expresado su
amor a la real mujer nazaretana, humilde y pobre, elegida por Dios para ser la
Madre de Jesús: inundada por la gracia desde su concepción, su “Fiat” en la
Anunciación fue el sí más decisivo de la historia. En el camino de su
peregrinación en la fe, camino a veces desconcertante porque Dios escribe
derecho con renglones torcidos, se mantuvo firme hasta la cruz. Y en la hora
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de la cruz, cuando se gestaba la nueva humanidad, la que había engendrado en
sus entrañas al Primogénito, se convirtió en nueva Eva, madre de nuevos
hermanos. Ella acompañó a la Iglesia naciente con su oración en el Cenáculo
mientras ésta esperaba el bautismo del Espíritu que la convertiría en Iglesia
misionera. En la Asunción de María, transfigurada ya plenamente por el
Espíritu, Dios exaltó y coronó lo pequeño, lo que no cuenta. María, imagen ya
acabada y perfecta de lo que estamos llamados a ser quienes todavía
peregrinamos por la tierra, es vida, dulzura y esperanza nuestra (…).
Dentro de 25 años celebraremos, si Dios quiere, el centenario de la
coronación. Yo os invito a todos los cacereños devotos de la Virgen de la
Montaña a prepararlo trenzando una nueva corona, sabiendo que la honra y la
corona más querida de las madres son sus hijos”.
A continuación el Prelado sugiere los materiales más perfectos con los
que los cacereños pueden tejer la corona a la Stma. Virgen de la Montaña.
Estos son:
- “Afirmar la paternidad de Dios en nuestra vida. La Virgen de la
Montaña nos invita a afirmar a Dios con todo el respeto para quienes no
comparten nuestras creencias, en nuestra confesión de fe, en nuestra vida, en
nuestras familias, en nuestras expresiones culturales..
- Hacer de Jesús y de su Evangelio “camino, verdad y vida” para todos
y cada uno. La Virgen María nos da a Jesús como un día lo dio a los Magos
de Oriente. No demos la espalda a Jesucristo.
- Vivir desde el Espíritu de Jesús. Afirmar el Espíritu no es caer en un
espiritualismo estéril y desencarnado. El Espíritu, aliento personal del Padre y
del Hijo, aliento de su amor, no es ni enemigo de la encarnación ni nos lleva
a desentendernos del servicio a los hombres (cf. Lc.4,18ss).
- Participar en la vida y misión de la Iglesia. Hemos de fortalecer
nuestra pertenencia eclesial. La Iglesia en la que sigue resonando el Evangelio
de Jesucristo; la Iglesia que por la acción del Espíritu a través de las
realidades sacramentales y con el testimonio de la caridad sigue actualizando
los signos liberadores con que Jesús acompañaba el anuncio del Reino. En
esta Iglesia, alentada por el Espíritu y guiada por el ministerio apostólico, nos
reunimos como miembros vivos, corresponsables, para prolongar en el tiempo
y en la historia la misión de Jesús.
- Renovar y revitalizar la familia. María fue esposa y madre en el hogar
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bendito de Nazaret. A muchos de nosotros nuestras madres nos enseñaron a
querer a la Virgen y a rezar en esos años de la infancia que dan a cada hombre
las experiencias constituyentes, los símbolos que estructuran la realidad, las
categorías en que se encuadra el resto de la existencia, allí donde la mecánica
no llega, pero el espíritu humano reclama significación, sentido y esperanza,
- Cercanos a los pobres y a los que sufren. María, madre de
misericordia, fue la mujer pobre que resume la esperanza de los pobres de
Yahvé del AT y canta agradecida en el Magnificat porque la misericordia de
Dios se extiende de generación en generación, porque derriba a los poderosos
de sus tronos y enaltece a los humildes. La Virgen María nos pide que
seamos una iglesia samaritana de los pobres y de los que sufren. Una Iglesia
en la que se transparente el rostro vivo del Dios vivo y misericordioso. En ello
andan nuestras Iglesias de Extremadura que en los próximos días celebrarán
su primer Congreso sobre el desafío de la pobreza a nuestra acción
evangelizadora. Os invito a que lo sigáis y a que, luego, secundéis sus
directrices.
Esta es la corona que os invito a tejer para la Stma. Virgen de la
Montaña en esta hora solemne en que celebramos el 75 aniversario de su
coronación y empezamos a preparar el centenario de la misma.
c) El Centenario del Patronazgo de la Stma. Virgen de la Montaña
sobre la ciudad de Cáceres (Abril, 2006).
Con este motivo, La Real Cofradía de Ntra. Sra. de la Virgen de la
Montaña, a través de su Junta directiva, ha editado un hermoso folleto
dedicado a la Virgen. El Obispo de la Diócesis hace la presentación, de la
cual incluimos aquí los siguientes párrafos.
“Declinaba el s. XVI y alboreaba el XVII. Bastó poco tiempo para que
prendiera en los cacereños la devoción que el piadoso anacoreta D. Francisco
de Paniagua y el sacerdote D. Sancho de Figueroa profesaban y propagaban
hacia aquella imagen de la Virgen, venerada en una hornacina de rocas, en la
agreste Sierra de la Mosca.(…) Leo en el Boletín oficial de la Diócesis de
abril de 1906: “El Excmo. Prelado, viendo en los cacereños la encendida
devoción a su Patrona popular, la Stma. Virgen de la Montaña, propuso en
Octubre último a una numerosa reunión de distinguidas personas de la
ciudad, convocada al efecto en el palacio episcopal, elevar Preces a Su
Santidad para que fuese declarada Patrona canónica. Inútil decir con cuento
entusiasmo fue acogida la indicación del prelado. La petición fue presentada
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en 19 del mismo mes; y el 28 de Marzo se recibía telegrama de Roma
comunicando que nuestro Santo Padre había concedido la gracia solicitada”.
“El siglo XX ha sido testigo de difíciles y amargos avatares. Han
cambiado muchas cosas en la fe y en las costumbres. Asistimos hoy a
transformaciones drásticas que afectan a valores, creencias y
comportamientos, incluso a instituciones tan significativas como la familia.
Puedo certificar, por una experiencia de catorce años entre los cacereños, que
el amor y devoción a la Stma. Virgen de la Montaña siguen tan vivos como en
su primera hora. Si los cierzos que soplan hubieran apagado alguna llama, en
el momento de vuelva a prender, para que dé calor al corazón y luz a los ojos.
Desde estas páginas quiero invitar a todos los cacereños a participar en este
memorable acontecimiento de gracia, que la Cofradía viene preparando con
su habitual celo y competencia.
Es hora de dar gracias a Dios por la secular presencia, cercana y solícita
de tan buena Madre, significada en la imagen entrañable de la Montaña, que
cada cacereño lleva grabada desde niño en retina del alma. Si no fuera porque
la Stma. Virgen acostumbra, como las buenas personas, a ocultar sus favores,
serían incontables los derramados por su intercesión sobre todos y cada uno
de los cacereños.
Es hora de expresar a la Stma. Virgen, en su próxima bajada y a lo
largo del Novenario, cuando celebramos el Centenario de su Patronazgo
canónico, un amor tan incondicional como el que ella profesa a nuestra
ciudad. Un amor que se cifra en pocas cosas, pero fundamentales: Ella, Madre
de Cristo y Madre de la Iglesia, no tuvo otra misión, ni busca otro honor, ni
persigue otro interés, no pretende otra gloria que la de darnos a su Hijo e
invitarnos a acogerle como “camino, verdad y vida” para nuestra existencia;
que la de ayudarnos a vivir incardinados a la Iglesia, como miembros vivos de
la misma y en comunión afectiva y efectiva con sus legítimos pastores,
garantes de la fidelidad a la tradición apostólica; que la de ayudarnos a ser
testigos con nuestras palabras y nuestras obras de la fe, la esperanza y el
amor que Cristo vino a prender en el corazón de sus discípulos (…).
Vuestro Obispo espera y desea que todos los cacereños vibren al
unísono con un mismo latido de fe, amor y devoción; que la presencia de la
imagen de la Stma. Virgen de la Montaña en la ciudad, durante la pascua
florida, sea como una primavera que renueve la fe, el amor y la pasión
evangelizadora de nuestras comunidades cristianas y de cada uno de sus
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miembros”
C) Coronación de la Stma. Virgen María en la advocación de Ntra.
Señora de Cabezón, patrona de Cañaveral (Cáceres) (10-V-2003)
El Obispo ofreció una profunda y amplia homilía en la Misa de la
coronación de la que ofrecemos los siguientes párrafos:
a.- “Vuestros mayores fueron tejiendo a lo largo de los siglos una
corona de devoción y cariño. Yo os invito a seguir trenzándola. La honra y la
corona más querida de las madres son sus hijos. Vosotros debéis ser su gloria
y su corona.
b.- Yo os sugiero los materiales substanciales que cada uno ha de ir
engarzando en la misma para hacerla realidad. Veámoslos:
* Afirmar amorosamente a Dios en vuestra vida. María, con su “fiat” en
la anunciación, fue el sí más radical a Dios Padre pronunciado en nuestra
tierra. María es la afirmación más clara y limpia de Dios Padre que, después
de la de Jesús, ha hecho nunca la humanidad. (…) Afirmar a Dios como Padre
es afirmar que al principio de todo está el Amor personal, con mayúscula, que
nos sostiene el Amor, que el Amor da sentido a nuestra vida, que al final el
Amor será nuestro destino luminoso de gloria.
* Hacer de Jesús y de su Evangelio “camino, verdad y vida”. La dicha y
la misión de María fue y sigue siendo darnos a Jesús. El Jesús que pasó
haciendo el bien, sanando las dolencias del pueblo. El Jesús que en su pasión
hizo suyas nuestras cruces, nuestros calvarios y nuestra muerte, y que en su
resurrección nos ofreció la meta más alta y bella esperanza. Su resurrección
proclama que el amor es más fuerte que la muerte y que. Por eso, hay una
esperanza para todos, también para los desesperanzados.
* Vivir desde el Evangelio de Jesús. María fue la esposa predilecta del
Espíritu Santo. En sus entrañas maternales se tejió, por obra del Espíritu
Santo, la alianza de Dios con los hombres, de lo humano y lo divino. Dios se
hizo hombre para que el hombre fuera divinizado. El Espíritu de Jesús es
aliento para la comunión fraterna, fuerza para hacer realidad todo lo noble,
justo, bueno y verdadero.
* Asumir de manera responsable y corresponsable nuestra pertenencia
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eclesial. Maria es Madre de la Iglesia. De la Iglesia de ayer y de la de hoy,
con su gloria y sus miserias, que son las nuestras. No se es buen hijo de María
si no se es buen hijo de la iglesia, y viceversa. Ser buen hijo de la Iglesia es
ser mucho más que un cliente que encarga determinados servicios. Es sentirse
miembros del cuerpo de Cristo, miembro corresponsable y activo colaborando
al rejuvenecimiento y vigor de nuestra Iglesia y a su misión de anunciar el
Evangelio como proyecto de felicidad para este mundo y para el otro.
* Revitalizar la familia. María fue esposa y madre en el hogar humilde
Nazaret.(…) María nos enseña un amor no reducible a un contrato de
intereses, sino el amor gratuito, hondo, fiel, que nos e vive como carga sino
como gracia, que es capaz, por eso, de desafiar el paso del tiempo y la rutina.
* Solidarios con todos los que sufren, María, madre de misericordia,
fue la mujer pobre que resume la esperanza de todos los pobres del A.
testamento, la que canta agradecida en el Magnificat por la cercanía del Dios
que derriba a los poderosos y enaltece a los humildes. Ella nos pide ser una
Iglesia samaritana de todos los que sufren, una Iglesia en que se transparente
el rostro más joven y seductor del Dios vivo, el rostro de la misericordia. Eso
lo hace la Iglesia cuando ofrece el mejor aceite y el mejor vino, el del amor,
para curar sus heridas del cuerpo y del alma.
Estoy seguro de que ésta sería la más bella corona que podríamos
ofrecer a la Stma. Virgen de Cabezón”.
D) Coronación de Nuestra Sra. de la Luz, Patrona de Arroyo de la
Luz (23-IV-2006).
Con gran fervor de celebró la coronación de la Stma. Virgen de la Luz,
patrona de Arroyo de la Luz. Hubo antes una preparación espiritual intensa,
propiciada por el Párroco y la Cofradía.
El Obispo de la Diócesis, Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos presidió
la solemne Eucaristía. Ofrecemos las enseñanzas más importantes de su
homilía:
“La devoción a la Virgen de la Luz está enraizada en las entrañas más
profundas de este pueblo, en su genealogía más primigenia. Es parte esencial
de su biografía. (…) pero vosotros sabéis que, más allá de ese dato, hay una
historia paralela de fe, de devoción, de presencia maternal y solícita, mil
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veces experimentada, de la Madre de Jesús, que es nuestra madre en la fe.
Hoy nos congregamos a la sombra del magnífico templo de Santa maría, para
su coronación canónica, que es un reconocimiento especial que la Iglesia
tributa a determinadas imágenes por su antigüedad., su belleza y por la
popularidad de que gozan, al ser su santuario centro de piedad y devoción de
una comarca. Nª Sra. de la Luz anda sobrada de las tres cosas.(…) La
Cofradía ha solicitado con tenaz insistencia la coronación y los feligreses de
Arroyo lo deseabais. La corona que se impone sobre la imagen a la Virgen
manifiesta la singular dignidad de la Stma. Virgen
“La devoción a la Stma. Virgen no es un puro elemento folclórico, ni
una venerable tradición ancestral que conservamos por ese encantador
romanticismo que nos lleva a conservar lo propio (…) Ella es la Madre de
Jesús, nuestro Salvador, “camino, verdad y vida” para el hombre. Ella es
nuestra Madre en el orden de la fe, la Madre de la iglesia. O se la acepta así,
se cree en ella y en el mensaje que ella siempre nos transmite, o nosotros
mismos acabaríamos desdibujando su ser y su misión. No queremos que la fe
cristiana esté reñida ni con el progreso ni con la cultura. Pero la fe se hace
cultura en la medida en que conforma nuestros modos de pensar y actuar, en
la medida en que los valores que de la fe brotan, iluminan, informan y
transforman nuestros valores y las expresiones que de ellos dimanan. La fe
nos proporciona una forma de ver el mundo y de entender la vida, nos sugiere
un modo de estar y relacionarnos con los demás, de vivir el dolor y la alegría,
una manera también original, dignificada, elegante, limpia y gratificante de
sentir, de expresar y celebrar la belleza y la alegría de la vida.
Vuestros mayores fueron tejiendo a lo largo de los siglos una corona de
devoción y cariño. Yo os invito a seguir trenzándola. La honra y la corona
más querida de las madres son sus hijos. Vosotros sois su gloria y su corona.
Yo os sugiero los materiales substanciales que cada uno ha de ir engarzando
en la misma para hacerla realidad:
- Afirmar amorosamente a Dios en vuestra vida. María, con su “fiat”
en la anunciación, fue el sí más radical a Dios Padre pronunciado en nuestra
tierra. María es la afirmación más clara y limpia de Dios Padre que, después
de la de Jesús, ha hecho nunca la humanidad. Cuando esta afirmación se
oscurece en muchas conciencias a golpe de indiferencia y materialismo, la
Virgen de la Luz nos ilumina para afirmarla amorosamente, ofreciendo, por
supuesto, a quienes no comparten nuestra fe el mismo respeto que de ellos
reclamamos. Afirmar a Dios como Padre es afirmar que al principio de todo
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está el Amor personal, con mayúscula, que nos sostiene el Amor, que el Amor
da sentido a nuestra vida, que al final el Amor será nuestro destino luminoso
de gloria.
- “Hacer de Jesús y de su Evangelio “camino, verdad y vida”. La dicha
y la misión de María fue y sigue siendo darnos a Jesús. El Jesús que pasó
haciendo el bien, sanando las dolencias del pueblo. El Jesús que en su pasión
hizo suyas nuestras cruces, nuestros calvarios y nuestra muerte, y que en su
resurrección nos ofreció la más alta y bella esperanza. Su resurrección
proclama que el amor es más fuerte que la muerte y que, por eso, hay una
esperanza para todos, también para los desesperanzados.
- “Vivir desde el Espíritu de Jesús. María fue la esposa predilecta del
Espíritu. En sus entrañas maternales se tejió, por obra del Espíritu Santo, la
alianza de Dios con los hombres, de lo humano y lo divino: Dios se hizo
hombre para que el hombre fuera divinizado. El Espíritu de Jesús es aliento
para la comunión fraterna, fuerza para hacer realidad todo lo noble, justo,
bueno y verdadero.
- “Asumir de manera responsable y corresponsable nuestra pertenencia
eclesial. María es Madre de la Iglesia. De la Iglesia de ayer y de la de hoy,
con su gloria y sus miserias, que son las nuestras. No se es buen hijo de María
si no se es buen hijo de la Iglesia, y viceversa. Ser buen hijo de la Iglesia es
ser mucho más que un cliente que encarga determinados servicios. Es sentirse
miembros del Cuerpo de Cristo, miembro corresponsable y activo
colaborando al rejuvenecimiento y vigor de nuestra Iglesia y a su misión de
anunciar el Evangelio como proyecto de filiación para este mundo y para el
otro.
- “Revitalizar la familia. María fue esposa y madre en el hogar humilde
Nazaret. En un momento en que se pasa de la noche a la mañana con tanta
alegría del “no puedo vivir sin ti” al “no puedo vivir contigo”, con las
consiguientes consecuencias para los hijos que constatamos con dolor desde
las catequesis hasta los campamentos infantiles…, María nos enseña un amor
no reductible a un contrato de intereses, sino el amor gratuito, hondo, fiel,
que no se vive como carga sino como gracia, que es capaz, por eso, de
desafiar el paso del tiempo y la rutina, haciendo de la familia una comunidad
de vida y de amor. A muchos de nosotros nuestras madres nos enseñaron a
querer a la Virgen y a rezar en esos años de la infancia que dan a cada hombre
las experiencias constituyentes, los símbolos que estructuran la realidad, las
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categorías en que se encuadra el resto de la existencia, allí donde el espíritu
humano reclama significación, sentido y esperanza. ¿Lo seguís haciendo las
madres y los padres, o dejáis que os sustituyan otras instancias anónimas -la
televisión, la calle, la música o la noche- que segregan ideales que retienen al
sujeto en el instante, en el placer de lo inmediato, desligado de un proyecto de
totalidad?
- Solidarios con los que sufren. María, madre de misericordia, fue la
mujer pobre que resume la esperanza de los todos los pobres del Antiguo
Testamento, la que cata agradecida en el Magnificat por la cercanía del Dios
que derriba a los poderosos y enaltece a los humildes. Ella nos pide ser una
Iglesia samaritana de todos los que sufren, una Iglesia en que se transparente
el rostro más joven y seductor del Dios vivo, el rostro de la misericordia. Eso
lo hace la Iglesia cuando se inclina ante el que yace caído al borde del
camino, cuando ofrece el mejor aceite y el mejor vino, el del amor, para curar
sus heridas del cuerpo o del alma.
Estoy seguro de que ésta sería la más bella corona que podríamos
ofrecer a la Stma. Virgen de la Luz.(…)
Jesús nos confió su misión. Y nos dejó como madre a María, la mujer
que le engendró en sus entrañas y le ayudó a crecer. Ser madre no es un título
nobiliario con derecho a lucimiento. Es una misión. Nos la dejó no para que la
entronicemos sobre un pedestal inaccesible, sino para servirnos de testigo,
para distribuirnos el pan de la ternura y enseñarnos a deletrear las
Bienaventuranzas, para espabilarnos cada mañana a la alegría de la fe y al
servicio a los hermanos, para seguir colaborando a que Cristo sea engendrado
en nosotros. Esa fue su misión ayer, y esa es hoy, como madre de la Iglesia.
No lo perdáis de vista en estos días, en vuestros encuentros con ella”.
Termino recordándoos las dos frases que el Evangelio pone en boca de
la Virgen. Las dos frases que resumen el mensaje mariano del Evangelio:
“Hágase en mí según tu Palabra”, y aquella otra: “Haced lo que Él os diga”.
¡Haced lo que Él os diga para que vuestra fe siga viva, para que las
bendiciones de Dios os acompañen aquí, y os hagan felices en la eternidad!
Amén.
* Preparación de la coronación de la Inmaculada Concepción, en
Torrejoncillo.
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El día 8 de diciembre del presente año, el Prelado tuvo un encuentro
con representantes de los distintos estamentos de Torrejoncillo para seguir
impulsando la coronación de la Stma. Virgen en su misterio de la Inmaculada
Concepción.
Ofrecemos a continuación la carta que Mons. D. Ciriaco Benavente
entregó al Presidente de la Asociación de “Paladines de la Encamisá”, D.
Ángel Carlos Sánchez Pérez.
Querido presidente:
El ritual de la Coronación de una Imagen de Santa María Virgen señala
que “al Obispo de la Diócesis, junto con la Comunidad local, corresponde
juzgar sobre la oportunidad de coronar una imagen de la Stma. Virgen María,
y que solamente es oportuno coronar aquellas imágenes que por la devoción
de los fieles gocen de cierta popularidad de tal modo que el lugar donde se
veneran haya llegado a ser la sede y como el centro de un genuino culto
litúrgico y de activo apostolado cristiano”.
Conociendo el arraigo de la devoción que el Pueblo de Torrejoncillo
profesa a la Inmaculada Concepción de la Stma. Virgen, hasta el punto de
reunir cada año en torno a su fiesta a todos los hijos del Pueblo, así como a
millares de devotos de otros lugares y procedencias y atendiendo a la solicitud
presentada por los Reverendos Srs. Párrocos D. José Martín Clemente y D.
Juan José Pulido Díaz de Torreoncillo y de usted como Presidente de “los
Paladines de la Encamisá”, que recogen el sentir popular, me parece muy
oportuno que la Imagen de la Inmaculada Concepción, que se venera en la
Parroquia de la citada localidad, sea coronada, Dios mediante, en la fecha
acordada del 6 de diciembre de 2008.
Estoy seguro de que el esmerado cumplimiento de las actividades
pastorales, programadas con tal motivo, contribuirá a acrecentar más si cabe
tanto la devoción y amor a la Stma. Virgen, como la renovación en el
seguimiento de Nuestro Señor Jesucristo, y una más activa vinculación y
pertenencia a la Iglesia.
Con un afectuoso saludo y bendición para usted, así como para todos
los hijos de Torrejoncillo.
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+ Ciriaco Benavente Mateos,
Obispo de Coria-Cáceres
Cáceres, 22 de septiembre de 2006
* CL Aniversario de la proclamación del Dogma de la Inmaculada
Concepción de María
Ante este acontecimiento Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos escribe
una comunicación pastoral en la que dice: “María marca el inicio de la
Salvación. En sus entrañas el Hijo de Dios tomó nuestra carne, carne de
María, y se hizo hombre. Dios quiso que Ella, nueva Eva, la que iba a ser
Madre de la nueva humanidad, fuera, por esto mismo, llena de gracia,
preservada desde su concesión de cualquier dominio del pecado. En ella se
nos da lo que la iglesia y la humanidad redimida por la sangre de Cristo está
llamada a ser. María fue asociada de manera singular al misterio de la
redención.
Al cumplirse el 150 Aniversario de la fecha en que la Iglesia proclamó
solemnemente este misterio mariano bien merece nuestra celebración
singular.
Dado que en este año se cumplen también los cuatrocientos años de la
erección del primer seminario en nuestra Diócesis y los cincuenta de la
inauguración del edificio actual -Seminario de la Inmaculada- el
arciprestazgo de Cáceres ha decidido solemnizar el triple acontecimiento
celebrando la Vigilia de la Inmaculada a la que están invitadas todas las
parroquias y asociaciones de la ciudad, en nuestro Seminario.
Sería muy conveniente que en todos los lugares donde fuera posible
solemnizarais estos acontecimientos celebrando también la Vigilia de la
Inmaculada y agradeciendo a Dios el regalo de María y también el don que
para la Diócesis ha sido y sigue siendo nuestro Seminario de la Inmaculada.”
(2004)
1.3.- Jornadas Especiales
* El Día del Clero Nativo:
- En el año 1992. “Nuestra diócesis viene compartiendo con
generosidad progresiva con los Seminarios del tercer Mundo, a través de
becas, que contribuyen a sufragar los gastos que acarrea la formación de los
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seminaristas. Me consta que una buena parte de ese dinero sale del humilde
bolsillo de nuestros sacerdotes, que privándose de muchas cosas necesarias lo
entregan para el crecimiento y consolidación de las vocaciones”. (27-IV-
1992)
- En el año 1993, el Obispo declara en su nota pastoral: “En este tiempo
pascual, Cristo resucitado eleva su voz en medio de nosotros y nos invita a
llevar la semilla del evangelio por toda la tierra:
-para que los hombres descubran lo mucho que Dios los ama
-para que los pobres descubran la riqueza del evangelio
-para que toda la tierra se vista de primavera con el traje de la
fraternidad.
A través del compromiso misionero, la Buena Noticia se propaga, el
Reino de Dios se extiende y nuestro humilde corazón rebosa de gozo en el
Señor” (12 de abril de 1993).
- De nuevo, en el año 2001, el Obispo publica una nota pastoral con
ocasión de la Jornada del Clero Nativo, en la que dice, entre otras cosas: “El
nuevo milenio que acabamos de estrenar debe estar marcado por la ilusión de
hacer de la Iglesia escuela y casa de comunión. Promover una espiritualidad
de comunión, en este caso, significa, atender la llamada de millones de
jóvenes que, en los lugares empobrecidos, aspiran a ser sacerdotes. Promover
una espiritualidad de comunión significa también ayudar a evangelizar con el
respaldo de nuestra oración, sacrificio y limosna. Estas becas que se han
fundado a favor de los seminaristas son como los cimientos de una Iglesia
joven que está llamada a manifestar el rostro resplandeciente de Jesucristo
ante la mirada conmovida de los pobres del tercer Mundo. (…) Los grandes
desafíos del mundo moderno exigen la capacitación de los sacerdotes nativos
en la sólida formación teológica y espiritual, así como en las nuevas ciencias
humanas y así poder ayudar al futuro de sus pueblos” (Abril, 2001).
* A los Agricultores, el día de San Isidro.
- En el año 1992, D. Ciriaco escribe una nota pastoral en la que afirma:
“El futuro de los jóvenes rurales y de los agricultores que, según las cifras
oficiales, tendrán que dejar de existir como tales en los próximos años
adquiere tintes de gravedad, hasta dar la sensación a muchos de estar
asistiendo a uno de los momentos más delicados de la agricultura en su
historia reciente. Como Iglesia del Señor no nos corresponde ofrecer
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soluciones técnicas. Pero sí queremos unir nuestra voz a la vuestra y decir que
vuestras quejas forman parte del corazón del problema; que cualquier
solución que se precie de justa, tendrá que tener en cuenta también el punto de
vista de quienes más lo sufren” (5-V-1992).
- En el año 1994, Mons. D. Ciriaco Benavente dirige una nueva Carta a
los hombres del campo en la fiesta de San Isidro. En ella afirma: “El eslogan
de este año: se necesita mucha moral para atreverse a gritar: “¡Permanecer es
triunfar!”. Permanecer a pesar de las reconversiones; del descenso de precios;
de los problemas de comercialización y de la escasez de aguar; de los costos
de la producción; de la subida de las semillas, los abonos, el gasoil y los
impuestos; permanecer a pesar de tener que vivir pendientes de Bruselas.
Queréis permanecer porque son vuestros pueblos y vuestras tierras,
porque conocéis desde niños los nombres de cada flor, de cada arbusto y de
cada árbol; porque la naturaleza no está aquí enjaulada, como en las ciudades;
porque sabéis distinguir cada ave pro sus trinos; porque los productos saben a
lo que son, naturales y vírgenes, sin colorantes ni conservantes, porque
conocéis las cumbres, los caminos y las fuentes ocultas; porque las personas
tienen nombres propios y apodos, porque aquí están casi al aire las raíces de
vuestras costumbres, de vuestro folclore (…) Porque aquí está la Iglesia en
que fuisteis bautizados y los santos a quienes veneráis; porque aquí están
enterrados vuestros muertos, porque os gusta el pueblo, sus valores y su forma
de ser… Vuestro afán de permanencia les sonará a muchos a romanticismo
ingenuo, poco acorde con el realismo del hombre del campo (…) pero a lo
mejor no vais tan descaminados. Ni sois tan ingenuos como a nuestro
realismo pragmático y reduccionista pudiera parecer. Sobre todo si el vuestro
no es un permanecer pasivo, agonizando lentamente, “porque no hay más
remedio”, sino creativo y solidario..: permanecer buscando caminos,
reflexionando y haciendo, mirando lo que ocurre y transformando lo que sea
posible, esperando en Dios y en los demás. Quien sabe, a lo mejor así,
aguantando el chaparrón y poniendo al mal tiempo buena cara, acabáis
triunfando.
Lo de “triunfar” tiene significados polivalentes: para unos, puede
consistir en tener más dinero, más confort, vestir a la última moda, disponer
del último modelo de automóvil; para vosotros puede significar no perder la
propia identidad, vencer el consumismo con la austeridad, sentir el orgullo de
ser más que el de tener. (…)
A lo mejor resulta que permanecer, en el momento difícil por el que
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atraviesa nuestra sociedad, no es tan descabellado, que vale la pena apostar
por un medio rural vivo, que generar esperanza en la población rural es crear
futuro para nuestros pueblos y nuestra sociedad.
Como Iglesia del Señor, presente en el mundo rural, a ello queremos
apuntarnos. Esta es la apuesta del Movimiento Rural Cristiano. Queremos
sumar a vuestras esperanzas el aliento fraterno del Evangelio, el dinamismo
de la cruz, la esperanza inquebrantable de la resurrección de Nuestro señor
Jesucristo. (…) Que corra la alegría en todos nuestros pueblos, que crezca la
flor de la esperanza, que fluya abundante el caudal de la justicia para un
mundo rural”. Ciriaco Benavente Mateos. Obispo de Coria-Cáceres y A.A. de
Plasencia. (mayo, 1994).
- En el año 1995, Mons. D. Ciriaco Benavente escribe una nueva carta
pastoral a los trabajadores del campo. De ella reproducimos aquí lo siguiente:
“¡Todos a participar!, porque el hombre está llamado a ser protagonista de su
existencia, a labrar con los hombres, sus hermanos, su presente y su futuro.
Porque lo exige la situación actual. Porque hay mucho por hacer. Porque un
cristiano, consecuente con su fe, no puede quedarse en lamentos viendo cómo
las cosas y situaciones que le afectan cambian desde fuera. Con la muerte del
mundo rural se secaría un caudal inmenso de humanismo, moriría lo que se ha
llamado una “reserva ecológica” de humanidad, en la que se han nutrido,
junto a una recia tradición familiar y religiosa, generaciones admirables de
gente sencilla, honrada, laboriosa, conjuntando armoniosamente los ejes -
Dios, hombre, pueblo, trabajo, naturaleza- que articulan las dimensiones de la
existencia humana.
Nuestros pueblos necesitan que surjan grupos, plataformas conscientes
que analicen, reflexionen y actúen, que abran iniciativas frente al deterioro
económico, cultural y espiritual del mundo rural, frente a la pseudocultura del
“pan y circo”, frente a la contracultura que vicia sistemática y profundamente
la cultura rural, destruyendo sus valores morales, introduciendo los modos y
modas decadentes del mundo urbano (…).
La fiesta de San Isidro es una ocasión excelente para caer en la cuenta
de las tristezas y angustias del mundo rural, para denunciar su marginación,
también para proclamar y cantar sus gozos y esperanzas. Que lo celebre el
pueblo entero, con San Isidro a la cabeza, sin despreciar a nadie, contando con
todos” (6-mayo-1995).
- En el año 1997, el Prelado habla a los agricultores de temas del
momento. “Quienes vivís en el mundo rural y sentís el orgullo de vuestra
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pertenencia al mismo, sabéis del latido humano de la aldea, de sus defectos y
de sus virtudes, de cómo la acción de unos repercute en los otros (…). Desde
hace unos años se habla del mundo como “aldea global” y, como
consecuencia, de “mercado global”, de “política global”.Hay sido una
revolución en muchos aspectos positiva, pero también de consecuencias
amenazadoras, sobre todo para el mundo rural (…) Gracias a Dios, son cada
vez más numerosos los expertos con sentido humanista, que insisten, por el
contrario, en un “desarrollo sostenible como principio fundamental en que se
base toda la política rural del futuro. Ello supondría un desarrollo que
mantenga el mundo rural vivo; un desarrollo que pase por privilegiar la
explotación familiar, la más respetuosa con el medio ambiente; por la mejora
de la vida rural en beneficio de la sociedad; por el mantenimiento de la cultura
popular, esa forma de estar en el mundo y de responder de él que ha estado
vigente durante siglos en el corazón de las comunidades rurales; por la mejora
de las condiciones sociales de los agricultores. Los agricultores aspiráis a que
cada país tenga el derecho de definir su propia agenda agrícola y que las
organizaciones sociales agrarias participen y ejerzan el control en la
organización de sus propios mercados. (…)
El proyecto de Dios es que hagamos de nuestra tierra un lugar
habitable, Una “tierra nueva” en que todos los hombres tengan una vivienda
digna, un trabajo y un salario justo, en que no planten unos para otros coman
sino en la que todos vivamos fraternalmente. No todo era justo, ni todo era
santo en nuestras aldeas. No nos apuntamos al inmovilismo. Pero mientras
sabemos muy bien lo valioso que los vientos de la “aldea global” están
arrancando, todavía no sabemos lo que de ganancia nos depararán. Los
valores cristianos han sido parte integrante, durante muchos siglos, del rico
patrimonio del mundo rural. La festividad que celebráis es una buena
manifestación de ello. Que la fe cristiana y la intercesión de San Isidro
Labrador os ayuden a mantener actitudes lúcidas y solidarias, a conservar con
orgullo los valores de vuestra cultura y vuestras tradiciones, a trabajar unidos
por un mundo en que la cultura de la solidaridad y el respeto a la dignidad del
hombre, de todos los hombres, prevalezcan sobre los puros mecanismos,
muchas veces perversos del mercado. Contad con mi oración y mi afecto
fraterno.
Un testimonio
La Delegación de Pastoral rural de la Diócesis así como los militantes
del Movimiento Rural Cristiano de Acción Católica escriben: “Damos gracias
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a Dios por haber tenido a Don Ciriaco como Obispo. En una palabra muy
evangélica y además muy rural, pensamos que ha sido BUEN PASTOR. Así
lo hemos vivido. Desde el inicio sintonizó fácilmente con el mundo rural,
pues ya desde la infancia se encarnó en lustra tierra. Y al llegar como Obispo
a esta diócesis, eminentemente rural, siempre alentó a las gentes de los
pueblos pequeños o grandes, de la sierra o del llano, del secano o del regadío.
En la pastoral parroquial rural quiso apoyar la Acción Católica y, por ello,
desde un principio potenció el apostolado especializado para el mundo rural a
través del Movimiento Rural cristiano. Nunca se perdió, hiciese sol o lloviese,
ninguno de nuestros encuentros regionales y diocesanos. Siempre participó de
manera activa, nunca faltó una palabra para animar iniciativas, bien desde la
experiencia de su tiempo de Consiliario de Acción Católica o bien desde el
pisar la realidad. Su estar nos habla de implicación y apoyo cercano de una
pastoral necesaria en nuestra diócesis; su presencia, su sonrisa, su compartir
con la gente…nos habla de un BUEN OBISPO. Estamos seguros de su
entrega generosa a otra tierra eminentemente rural, Albacete, donde ya los
hermanos militantes de la Acción Católica le han recibido, aún sin conocerle,
como se reciben las noticias en tiempo de Adviento, con gozosa esperanza. D.
Ciriaco, siga ofreciéndose por las gentes del mundo rural, que Jesucristo el
Buen Pastor siga siendo su modelo. Dios le bendiga en Albacete. (Angel
Martín Chapinal. Delegación de Pastoral Rural).
* Ante el 1º de Mayo, Festividad de S. José obrero y día universal
del trabajo
Ante esta festividad quisiera hacerme eco del dolor y sufrimiento de
tantas personas, padres de familia, mujeres y jóvenes de nuestros pueblos y
ciudades que viven situaciones de paro, de trabajo eventual y precario, de la
llamada economía sumergida. Resulta especialmente doloroso que tales
situaciones sean consecuencia lógica de “mecanismos económicos,
financieros y sociales, los cuales, aunque manejados por la voluntad de los
hombres, funcionan de modo casi automático, haciendo más rígidas las
situaciones de riqueza de los unos y de pobreza de los otros” (SRS 16).
Pobreza y marginación son, en muchos casos, producto de un sistema al que
importa más el beneficio, la producción y la competitividad que la persona
humana.
Resulta doloroso que tales criterios se hayan impuesto sobre la dignidad
y el respeto a la persona humana, base y fundamento de todos los derechos
(…) Llena de gozo, por el contrario, el esfuerzo y trabajo coordinados a favor
de los derechos lesionados y de solidaridad con los que más sufren…, de
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tantas personas de buena voluntad, de tantos grupos y asociaciones implicadas
y preocupadas por la justicia de nuestra tierra. Es motivo de alegría ver los
pasos que, aunque sean modestos, se están dando en nuestra Iglesia diocesana,
impulsada desde la Delegación Regional de pastoral obrera, a través de los
militantes cristianos de los movimientos apostólicos, de religiosas insertas en
estas realidades sociales, de sacerdotes y laicos que, desde sus comunidades
parroquiales, trabajan en la evangelización en el mundo obrero (…) Desde el
hondo significado humano y cristiano de esta Jornada invito a sacerdotes,
religiosos, religiosas y laicos de nuestra Iglesia a ir haciendo realidad las
propuestas operativas ofrecidas en el documento de la Conferencia Episc.
Española “La Pastoral Obrera de toda la Iglesia”. Animo a los militantes
cristianos de los movimientos apostólicos de JOC y HOAC y a los laicos
presentes en equipos parroquiales a seguir con ilusión renovada en el empeño
evangelizador del mundo obrero”.
* El Día del Papa
- En el año 1992, Mons. D. Ciriaco escribe una catequesis sobre el
Santo Padre y en ella afirma; “En el Papa, sucesor de Pedro y Obispo de la
Iglesia de Roma, se concreta por voluntad del Señor, recogida y recibida en la
tradición eclesial, este encargo precioso de ser foco y fundamento de la
unidad dentro de la comunión de todas las Iglesias. Cómo hemos de agradecer
a Dios este regalo de Jesús a la Iglesia en el ministerio de Pedro. Hoy, Juan
Pablo II, viajero incansable por todos los caminos del mundo, prosigue
manteniendo enhiesto el testimonio de Pedro y Pablo velando por la fidelidad
eclesial y alentando la inquietud misionera. La celebración de esta fiesta es
invitación y compromiso a renovar nuestro amor y fidelidad a la Sede de
Pedro” (24-VI-1992).
- El día 29 de junio del año 2002, Mons. D. Ciriaco Benavente publica
una catequesis que dedica a la Persona de Juan Pablo II ya entrado en la
ancianidad y ofreciendo su servicio a toda la iglesia y la humanidad entera. Es
una catequesis en torno al Día del Papa. Y dice, entre otras cosas: “Pedro es
hoy Juan Pablo II. El obispo de Roma, el sucesor de Pedro en la sede que
conserva en su suelo, en sus piedras y en su historia el testimonio más
elocuente de fidelidad apostólica, es a la vez pastor de la Iglesia universal. El
ministerio de Pedro, por ser ministerio de unidad y caridad, confirma a los
hermanos en la fe. Juan Pablo II, desde su ancianidad, a pesar de sus pasos
torpes y vacilantes no ha cesado de estimularnos en el seguimiento de Jesús
con sus palabras, con su vida, con su pasión evangelizadora. (…) En una
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sociedad que enaltece lo joven y que oculta y recluye lo viejo, a algunos les
molesta contemplar la creciente decrepitud del Papa. Quienes sabemos de la
calidad interior de Juan Pablo II podemos afirmar que si se mantiene en activo
no es por aferrarse al poder, sino “por el cumplimiento de una vocación
inspirada en una fuerza más poderosa que el declinar de su naturaleza”.
Tengamos en el Día del Papa un recuerdo agradecido y una oración por Juan
Pablo II y, a través de su persona, renovemos nuestra comunión de fe y amor
con toda la Iglesia, una, santa, católica y apostólica”.
- En el año 2003, el Obispo publica también una nota pastoral con
motivo del Día del Papa. En ella afirma: “Por ser Roma la sede de Pedro y la
que guarda en su suelo, en sus piedras y en su historia, el más radiante
testimonio de fidelidad apostólica, su sucesor tiene la altísima misión de ser
vínculo de comunión eclesial y la de confirmar a sus hermanos en la fe. La fe
que nos identifica como cristianos, miembros de la Iglesia y ciudadanos del
Reino, no nos ha llegado por azar. Ha nacido y crecido gracias a los
Apóstoles. Es la misma fe apostólica, garantizada por estos y asegurada por el
ministerio de sus sucesores, el Papa y los Obispos. Por eso hoy la Iglesia
recuerda con cariño y gratitud al sucesor de Pedro, que actualmente se llama
Juan Pablo II. (…)
Si fragilidad esconde la fortaleza de Pedro, de la piedra sobre la que
Cristo edificó su Iglesia. Su pasión evangelizadora, capaz de sobreponerse a
las limitaciones de un cuerpo casi incapaz de sostenerse, encarna el
dinamismo itinerante del Pablo..(…) La predicación de Juan Pablo II tiene
como centro a Cristo, Redentor del mundo. Y desde Cristo defiende la paz,
clama por la libertad, de todos los hombres, afirma la dignidad del hombre,
aboga por los derechos de los pobres y oprimidos, anuncia incansable el
evangelio de la vida y de la familia. La fuerza de Dios se manifiesta en la
debilidad del apóstol. Os invito a orar por el Santo Padre y por su salud, a
renovar la fidelidad al Señor renovando nuestra comunión con Juan Pablo II”.
(Julio, 2003).
* Los cristianos laicos
No podían faltar unas palabras de Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos
dirigidas a los cristianos laicos. Insertamos aquí unos párrafos de dos
exhortaciones pastorales del Obispo con motivo de la Iglesia Diocesana.
En el año 1997, D. Ciriaco Benavente afirma: “Nuestra Iglesia necesita
50
laicos, hombres y mujeres, jóvenes y adultos, que, fieles a su condición
secular y respetando la autonomía de las realidades temporales den razón de
su esperanza, se inserten o creen mediaciones históricas, familiares,
culturales, económicas y políticas que faciliten el respeto a la dignidad y al
valor de cada hombre y la realización de la justicia del reino de Dios. A
nuestra iglesia resobran los cristianos puramente nominales, y le faltan
cristianos que, fieles a su condición e identidad, sean testigos experimentados
en la Iglesia y en el mundo de la Buena Noticia que para el hombre es el
Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo”.
En el año 2000, el Prelado dice a los cristianos laicos que “haces falta
en tu parroquia, entre sus catequistas, en sus equipos de liturgia o de oración,
en sus organismos de programación, en sus grupos de acción caritativa y
social, en sus movimientos y asociaciones apostólicas. Hace falta tu presencia
de testigo en la vida y misión de la Iglesia, en la familia, en el mundo del
trabajo o de la cultura, en las organizaciones municipales, sociales y políticas
donde se dan las mediaciones históricas que facilitan o dificultan la presencia
del Reino de Dios en el mundo. Por el Bautismo, todos los cristianos
participamos del profetismo (LG 35), del sacerdocio (LG 34) y de la realeza
servicial de Cristo (LG 33b) Somos miembros de un mismo Cuerpo y de la
vitalidad de cada miembro depende la salud de todo el organismo”.
* Octavario de oraciones por la Unidad de los cristianos
Con motivo de la celebración del octavario de oraciones por la unidad
de los cristianos, D. Ciriaco, Obispo de Coria-Cáceres, y A.A. de Plasencia,
publica una nota pastoral en la que afirma entre otras cosas lo siguiente:
- En el año 1993, el Obispo diocesano afirma: “Oremos por la unidad
de los cristianos (…) Realmente nos duele la desunión de los cristianos, y aún
nos debería doler más. Es un verdadero escándalo. Existen más de 300
iglesias cristianas separadas, como resultado de las divisiones que arrancan
desde el s. V a consecuencia de las discusiones cristológicas (…) Y todos
decimos que creemos en Jesús. Pero estas prolongadas divisiones nos sientan
ante el tribunal de Dios y de la historia. No puede ser. Si seguimos desunidos
es que hay todavía mucho pecado en las Iglesias, es que no somos
enteramente cristianos (cf. UR, 1,3). Por eso se nos pide:
- Que sintamos la separación de los hermanos, que nos duelan los
cismas de las iglesias, que nos avergoncemos de toda división entre cristianos.
51
- Que nos respetemos y conozcamos mejor. Y que mientras llega la
unidad de la fe, empecemos por vivir la unidad de corazón.
- Que vivamos en estado de conversión permanente (cf. UR 7).
- Que nos sentemos a la mesa del diálogo. No un diálogo para buscar
culpables, sino para buscar la verdad. Un diálogo inspirado siempre por la
caridad y la humildad.
-Que nos unamos también en el trabajo solidario a favor de los pobres y
marginados del mundo (cf. UR 12)
-Y que no dejemos de orar y orar unidos, humilde y confiadamente (cf.
UR 8).
Este año nuestra oración se centra en el Espíritu: “Llevad los frutos del
Espíritu para la unidad de los cristianos (…) Necesitamos del Espíritu para
construir la unidad. No nos cansemos de invocarlo” (14-I-1993).
- En el año 1995, nuestro Obispo escribe: “El slogan-llamada de este
año está en continuidad con el anterior (“La casa del Señor, llamados a tener
un solo corazón y una sola alma”) y dice así: “Koinonía, comunión con Dios
y entre nosotros”. “Koinonía es una palabra griega que, aunque a muchos no
les resulte familiar, encontramos repetidamente en el Nuevo Testamento. Se
traduce por “comunión” y caracteriza la vida divina que compartimos en
Cristo y entre nosotros participando en la comunidad que es su cuerpo. Es lo
mismo que expresa la sugestiva imagen de la cepa y los sarmientos del
Evangelio de San Juan. La misma vida de Dios, tres personas distintas, Padre,
Hijo y Espíritu Santo, comunicándose una misma vida se describe como
“koinonía”. La realización práctica de este misterio, participado por los
cristianos la encontramos expresada en los Hechos de los Apóstoles cuando
nos describen con rasgos ideales la vida de las primeras comunidades
cristianas (2,42). Somos conscientes de que la comunión real ya existe entre
los cristianos, fundada en la formación de la fe común en Jesucristo y en la
Stma. Trinidad. (…)
Cristo nos invita, sin embargo, a una comunión siempre más profunda,
hasta la comunión plena, para que se haga realidad su deseo: “Que todos sean
uno. Como tú, Padre en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros,
para que el mundo crea que Tú me has enviado” (Jn.17,21). La comunión
real, aunque sea parcial, nos ha de estimular a unos y a otros a actuaciones
conjuntas al servicio de la humanidad y a compartir bienes espirituales y
materiales. Así la comunión se hace misión. Os invito a todos los diocesanos
a seguir orando siempre, pero especialmente durante el Octavario, a fin de
que, cuantos profesamos la fe en Jesucristo, podamos un día reunirnos en
52
torno a la mesa de la Eucaristía, la más plena expresión de comunión”
(febrero, 1995).
- Al llegar el año 1999, el Obispo de la Diócesis publica una nota
pastoral invitando a orar por la unidad de los cristianos: “Es verdad que desde
que se celebró el Concilio Vaticano II, no han cesado de multiplicarse las
iniciativas ecuménicas” (…). Peor la desunión persiste. “Por eso, la súplica al
Espíritu, implorando la gracia de la unidad, debe hacerse, por una y otra parte,
más ardiente y sentida que nunca, La unidad será un logro crucial para la
credibilidad del Evangelio en el mundo. Es importante el diálogo doctrinal;
es necesario que las distintas confesiones cristianas sigamos avanzando en el
convencimiento de que lo que nos une es más que lo que nos separa y de que,
aunque separados, seguimos siendo hermanos. Es muy eficaz que
compartamos empeños, actividades comunes en el servicio a los necesitados,
como sucede ya en muchos países de misión. Pero nada alienta tanto el deseo
de unidad…como la oración ecuménica”.
- En el año 2000. De nuevo, el Obispo escribe una catequesis ante el
Octavario de oraciones por la Unión de las Iglesias: “La unidad ha de ser tarea
de todos. Así lo expresa también el cartel de este año 2000, con la imagen de
muchas manos, distintas manos, que se cruzan y entrecruzan. La unidad no es
algo que hay que esperar a que llegue: “Llegará, nos dicen los Obispos,
cuando se junten, no solamente las manos, sino las mentes y los corazones,
cuando tengamos un mismo pensar y un mismo sentir” (ICort.1,10;
Hech.4,32). La separación no es algo insuperable.
El Papa Juan Pablo II viene insistiendo en el fuerte sentido ecuménico
que ha de tener nuestro Año Jubilar. El mismo tiene programado un hermoso
encuentro ecuménico de acción de gracias por el don supremo de la
encarnación con los responsables de las distintas Iglesias cristianas, en la
tierra misma donde nació Jesús. Esforcémonos pues todos, queridos
diocesanos, para superar prejuicios, para ver en el otro a un hermano. Y
especialmente en la semana del 18 al 25 de enero, en que celebramos el
Octavario de Oración por la Unidad, recordando nuestro bautismo, que crece
y se desarrolla en el tronco común de la única Iglesia de Cristo, oremos con
insistente perseverancia para que “seamos uno, y el mundo crea” (Jn.17,21)”
(enero, 2000).
- De nuevo, en el año 2001 y al acercarse el “Octavario de oraciones
por la Unidad de las Iglesias”, el Obispo manifiesta que “hemos de redoblar
53
nuestra súplica al Espíritu por la unión de los cristianos. “Somos conscientes,
dice el Papa, de que esa meta no va a ser sólo logro de los esfuerzos humanos,
aun siendo estos indispensables. La unidad, en definitiva, es un don del
Espíritu Santo. A nosotros se nos pide secundar este don, sin caer en ligerezas
y reticencias al testimoniar la verdad, sino más bien actualizando
generosamente las directrices trazadas por el Concilio y por los sucesivos
documentos de la Santa Sede, apreciados también por muchos cristianos que
no están en plena comunión con la Iglesia Católica”. Oremos, pues, durante
esta Semana…y siempre. “Que todos sean uno” (enero, 2001).
- En el año 2003, el Obispo invita a todos los diocesanos participar en
el Octavario de oraciones por la unidad de los cristianos: “La unión de los
cristianos tendría que ser, en este momento, paradigma de la unidad a la que
todos los seres humanos estamos llamados. Los cristianos poseemos “un
tesoro que llevamos en vasijas de barro” (ICort.4,7). El Cuerpo de Cristo es
uno y, sin embargo, la división entre los cristianos es un antitestimonio que
empaña esta verdad luminosa. Los obstáculos para curar nuestro pecado de
división son grandes. Necesitamos la fuerza del Espíritu a fin de que demos
pasos que nos acerquen cada día más. La fe común en Cristo en nuestro tesoro
y nuestra esperanza. Por el contrario, la discriminación y la división son
manifestaciones de la cultura de la muerte, de la negación del otro y de sus
diferencias. Necesitamos que “la vida de Cristo se manifieste en nuestro
cuerpo. La misma fuerza que ha de empujarnos a las Iglesias y Comunidades
eclesiales a trabajar juntos a favor de las situaciones, a veces desesperadas, de
e los sin techo, de los refugiados y de los inmigrantes, tiene que obligarnos
también a trabajar apasionadamente por la unidad. Sólo así seremos signos de
la gracia de Dios y de su proyecto amoroso de hacer de la humanidad la
familia de los hijos de Dios. Jesús oró por la unidad de todos los que llevamos
su nombre precisamente para que este mensaje fuera creíble.
El verdadero ecumenismo no se puede contentar con el aprecio mutuo y
la amistad. Jesús nos habla de la vida nueva, del hombre nuevo, de la nueva
creación. Por eso, necesitamos la renovación personal y comunitaria. No hay
ecumenismo auténtico sin conversión, sin dejarnos, unos y otros, sumergir en
la novedad del Reino de Dios, sin acoger como un don de Dios un modo
nuevo de pensar y un corazón nuevo, fruto de una verdadera espiritualidad
ecuménica” (enero,2003).
* El Día de la Infancia Misionera
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- En el año 1994, al llegar el Día de la Infancia Misionera, Mons. D.
Ciriaco Benavente escribe una carta emotiva a los niños y niñas de la Diócesis
en la cual afirma: “Nos da pena descubrir que muchos hombres aún no
conocen a Jesús. Desconocen lo que ha hecho por ellos y no participan de la
riqueza espiritual que nosotros poseemos en la Iglesia. ¿Sabéis que hay
lugares en el mundo en los que los niños no tienen escuelas? A veces se
reúnen bajo un árbol y aprenden a escribir sobre la espalda de otro niño. Cada
año mueren de hambre en el mundo alrededor de quince millones de niños.
¡Qué contraste con nuestra vida!, ¿verdad? La Obra de la Infancia Misionera
pretende que los niños ensanchéis las paredes de vuestro corazón. La consigna
de este año es preciosa: “Todo el mundo en tu corazón”. ¿Cómo introducir el
mundo en el corazón pequeñito que poseemos? Construyendo un puente de
fraternidad entre nosotros y los niños del tercer Mundo. Quizás me
preguntareis, ¿cómo se construye ese puente? Muy sencillo, convirtiendo el
corazón en un bello jardín en el que se cultiven las flores de la generosidad, la
gratitud y el amor. Muchos de vosotros ya lo venís haciendo a través de la
oración, la disponibilidad y el interés por todo lo que sucede en el mundo…”
(Noviembre 1994).
- En el año 1996, el Prelado envía una carta a los niños con motivo de
la Jornada Misionera de los Niños. De ella ofrecemos lo siguiente:
“La Iglesia siente una predilección especial por los niños. Ellos son la
semilla de un mundo nuevo. Por eso, para ellos van destinados los mejores
esfuerzos. (…) El Papa les ha dedicado el mensaje del año nuevo. En tono de
súplica ha dicho al mundo: “Demos a los niños un futuro de paz”. En su
apasionada reflexión, describe la situación de los millones de niños que muren
de hambre, de los que sufren las consecuencias de las guerras, de la
prostitución y el abandono…Son las heridas sangrantes de un mundo que, a
veces, da la impresión de haber perdido el corazón y la razón. Los padres y
educadores cristianos tenéis en la infancia Misionera un magnífico
instrumento para hacer crecer a los niños en una fe madura. El clima de la
fraternidad precisa de un constante aprendizaje, que nace de la información,
de la oración y del compromiso diario. El consumismo y la cultura del vacío
incapacitan a los pequeños y les priva de inmensas posibilidades. El espíritu
misionero ayudará a reconducir la fe de los niños a través de diversas
actividades para que tomen parte en la evangelización del mundo. (…) El
niño cristiano vive su vocación, como miembro activo del Pueblo de Dios,
como un gozo y un reto. Como un gozo, porque descubre que es hermano de
todos los niños del mundo. Y como un reto porque sabe que muchos niños
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necesitan de su ayuda. Por eso, con “Pies ligeros” está disponible para servir
al evangelio” (28-I-1996).
- En el año 1997, D. Ciriaco escribe una catequesis con motivo de esta
Jornada que titula: “¡Qué bueno es tener las manos siempre abiertas!” La
situación de los niños en el mundo es una realidad que conmueve e interpela.
Cuando levantamos la vista por encima de nuestro entorno, brota de lo más
profundo del corazón un incontenible lamento: ¡Dios mío, cómo sufren los
niños! El panorama es desolador: niños hambrientos, niños mutilados, niños
prostituidos, torturados, abandonados… ¿Cómo cerrar los ojos ante esta
situación? La Obra de la Infancia Misionera nos invita a extender nuestras
manos. Esto es, a convertirlas en un bello signo de fraternidad. Una vez más,
los misioneros ofrecen el más genuino modelo de servicio. Han comprendido
maravillosamente el arte del amor. Sus manos siempre están extendidas -
como las de Jesús-. Para acoger, acariciar, curar y acompañar a los
desamparados en todos los acontecimientos de la visa. Os invito a llevar las
manos al corazón para filtrar nuestros proyectos con el pálpito del amor. Al
mismo tiempo, quiero aplaudir la hermosa labor que realizan muchos padres y
educadores, que llenan de ilusiones y valores el quehacer cotidiano de la vida
de los niños (…) Niños y adultos, unidos en una cadena de amor, debemos
trabajar juntos por construir la nueva civilización del amor” (9-I-1997).
- En el año 1999, el Obispo escribe a los niños una nueva nota pastoral
que titula; “los niños, misioneros de esperanza”. “Mientras son tantas las
llamadas e incitaciones al individualismo consumista y al hedonismo, la Obra
de la Infancia Misionera pretende que a lo largo del amor, y de forma especial
en esta Jornada, los niños se conviertan en protagonistas de un compromiso
en que tienen la oportunidad de dar, como hacen los misioneros, lo mejor de
sí mismos, de sintonizar con el estilo de vida proclamado por Jesús en el
Evangelio. Los niños son la mejor promesa del nuevo amanecer de la Iglesia.
Juan Pablo II les ha dicho que “alberga grandes esperanzas en su capacidad de
cambiar el mundo” (…) Los niños del Primer Mundo, que gracias a los
medios de comunicación, viven al alcance de la voz angustiada de otros niños
más lejanos, pueden hacer mucho en sus familias, con sus amigos de colegio,
sus vecinos, el mundo entero. El niño cristiano, con la frescura de su fe y el
entusiasmo de su alma generosa, puede ser realmente misionero de esperanza
frente a las crudas consecuencias que el mundo de los adultos hemos creado.
Animad a los niños a que se sientan responsables de promover una siembra de
esperanza. Esperanza en un mundo más justo que requiere vivir el riesgo y la
audacia de una libertad que va más allá del hacer lo que nos apetece o nos da
56
la real gana, de obrar en justicia para con los demás, de impulsar la causa de
la paz, la reconciliación, y el perdón, de sentirse solidarios con los prójimos,
sobre todo con los marginados y oprimidos. Se trata, nada más y nada menos,
de que los niños se sientan constructores del Reino de la verdad, la libertad, la
justicia y la paz” (24-I-1999).
- En el año 2000, nuestro Obispo escribe de nuevo una carta a los niños
en la que dice: “Si los niños de hoy no empezáis a tener ya un corazón
misionero, no habrá misioneros en el III milenio. Para ello no es necesario
que os marchéis a las misiones. Ahora tenéis que crecer, estudiar, formaros.
Empezaréis a ser misioneros si tenéis a Jesús en vuestro corazón, si estáis
dispuestos a compartir vuestras cosas y a ayudar a quien os necesita, si os
interesáis desde ahora ya por conocer la situación de tantos niños del Tercer
Mundo que, además de no conocer a Jesús, tampoco disponen de los medios
que vosotros disfrutáis, si participáis en campañas como ésta de la Infancia
Misionera.(…) Estoy convencido de que los niños sois lo mejor, lo más
limpio y más generoso de nuestra sociedad” ( 23-I-2000).
- En el año 2001, el Obispo publica una nota pastoral con motivo de la
Jornada de la Infancia Misionera a la que titula: “Los niños, esperanza del
mundo”. “Iniciamos el tercer milenio con la mirada puesta en los niños.
¿Cómo será el siglo que estrenamos? El tiempo que dejamos atrás está
plagado de luces y sombras. Entre éstas, destaca la situación de pobreza y
abandono en la que han vivido y continúan viviendo millones de niños en el
mundo. ¿Quién puede permanecer impasible ante las lágrimas de un niño?
¿Cómo pasar de largo ante la situación de tantos seres inocentes condenados a
una muerte segura a consecuencia de causas fácilmente evitable? ¿De qué le
sirve al hombre moderno producir si no sabe compartir con los necesitados?
(…) Toda la humanidad está invitada y, especialmente, los cristianos a curar
las heridas por donde sangra el corazón de Dios. También en nuestra
civilización del bienestar aparecen, cada vez con más frecuencia, señales de
alerta ante los problemas que provoca el comportamiento de algunos niños y
adolescentes. Hay una pregunta básica que todos debemos hacernos de forma
permanente: ¿Qué ideales les estamos ofreciendo?
Los niños son la semilla del mundo nuevo con el que soñamos. Ser
padre, catequista, profesor o educador es tarea apasionante. Ninguna otra
función es más rentable a nuestra sociedad como la educación en ideales y
valores permanentes. Acariciar en el corazón un bello proyecto en el que el
amor, la solidaridad y el servicio sean el motor de todas las acciones, es haber
57
puesto los cimientos de una sociedad más honrada. Honesta y feliz. Esto es lo
que pretende hacer la Infancia Misionera, con un ideario que convierte a los
niños en protagonistas de la evangelización. A través de actividades
parroquiales, diocesanas. Nacionales e internacionales hace posible que los
niños formen un gran equipo que tiene como capitán a Jesús y está
compitiendo, permanentemente, con la camiseta de la esperanza, en la copa
mundial más importante: la del amor” (enero, 2001).
- En el año 2003. Carta a los niños con motivo de la Navidad (enero).
De ella ofrecemos lo siguiente:
“Hay muchas cosas que hacen sufrir a Dios. Ahí están las sangrientas
guerras y la muerte de 35.000 niños al día a consecuencia del hambre y
enfermedades fácilmente curables. La pobreza somete a millones de personas
a una vida indigna. ¡Pobres emigrantes! Salen de su hogar buscando una tierra
de prosperidad y se exponen a toa clase de peligros, incluida la misma
muerte. Cuando veo esas imágenes en la televisión se me encoge el corazón y
viene a mi memoria la imagen de María y José, camino de Belén para
inscribirse en el censo. Como eran pobres, no hubo para ellos sitio en la
posada. Y el Hijo de Dios tuvo que nacer en un pesebre u al poco de nacer, la
huida a Egipto. ¡Jesús, niño emigrante!
“Pero en el mundo de hay muchas cosas que hacen sonreír a Dios: los
millones de niños, que, emocionados con la obra de la infancia Misionera
están durante todo el año rezando, compartiendo y viviendo el espíritu
misionero; hacen sonreír a Jesús todos nuestros sacerdotes, catequistas y
todos los buenos cristianos que enseñan, sirven y tratan a todos los hombres
como hermanos; también hacen sonreír a Dios, los miles de misioneros que, al
igual que los apóstoles, obedientes al mandato de Jesús. “Id por todo el
mundo y predicad el evangelio a todas las gentes…”, han salido por los
caminos del mundo sembrando semillas de paz en el corazón de los
hombres”.
A continuación el Obispo invita a los niños a “extender la mirada en
todas las direcciones del mundo, para compartir los frutos de la paz”. Y
advierte que “no olvides esto”:
- Cada vez que llevas en tu interior, los problemas de los niños y rezas
por ellos, Jesús nace en tu corazón.
- Cuando extiendes tus manos para ayudar a otros niños, Jesús nace en
58
tu corazón.
- Siempre que corres a visitar al que está enfermo, Jesús nace en tu
corazón
- Cuando, a través de la Hucha del Compartir, das de lo tuyo a otros
niños, Jesús nace en tu corazón.
- Si te preguntas, cada día, ¿qué puedo yo hacer por la paz? y la
siembras a tu alrededor, Jesús nace en tu corazón”.
Y lo que es más importante, siempre será para ti Navidad.
Al igual que otros años, espero vuestras cartas y también la respuesta a
esta pregunta: ¿Cómo puedes tú construir un mundo de paz?”.
Terminamos con esta Nota del Boletín Oficial del Obispado (27-IV-
1995): “Cooperación económica de la Diócesis de Coria-Cáceres a la Obra
Misional Pontificia de la Santa Infancia (Jornada Misionera de los Niños –
1995). La suma económica de esta cooperación ascendió a 3.277.843 pts.
* Ante el nuevo curso escolar
- El día 5 de mayo de 1992, el Obispo ofrece unas palabras a los padres
de alumnos ante el nuevo curso en el que se implanta la nueva Ley de
Ordenamiento General del Sistema Educativo (LOGSE) en el primer ciclo de
Educación Primaria (6 y 7 años). Y dice: “dentro de los saberes que
proporciona la escuela la educación religiosa, sin la cual habría una laguna en
la formación de vuestros hijos, pues una escuela que sólo transmitiera saberes,
como puede hacerlo un ordenador, no sería una institución educativa, sino una
máquina de enseñanza intelectual; por ello la escuela no puede quedar
reducida a transmitir sólo conocimientos o habilidades de tipo cultural o
científico, sino que debe formar la personalidad del alumno en todas sus
dimensiones, entre ellas la dimensión moral y religiosa. En una sociedad
altamente vacía y desmoralizada, urge que nuestros niños y jóvenes reciban
una importante formación moral y religiosa, no sólo en las catequesis y
parroquias, sino también en las escuelas, colegios e institutos, que los capacite
para conocer las raíces de nuestra cultura y nuestra historia; para desarrollar
los valores éticos, espirituales y religiosos que los ayude a ser más personas;
para fundamentar nuestra fe, en diálogo constante con las demás asignaturas.
La Clase de Religión es un Derecho garantizado por nuestra Constitución (y
también por la LOGSE), pero debiendo ser requerida por los padres y
alumnos, según sus convicciones religiosas, hace que sea una materia
opcional, por lo que se exige la explícita petición de los padres en el momento
59
de formalizar la matrícula para sus hijos al comienzo de cada etapa escolar. Es
por lo que me dirijo a vosotros, padres, para recordaros vuestra
responsabilidad de padres cristianos, en los siguientes cursos: 1º de
Educación Infantil o preescolar; 1º de Primaria: 1º de BUP. 1º de FP1, 3º de
Secundaria” (4-V-1992).
- Iª Jornada Interdiocesana de la Educación cristiana en
Extremadura: “La Educación cristiana, tarea de todos” (25 de abril de
1993)
Los Obispos de Badajoz y de Coria-Cáceres y el A.A. de Plasencia
publican un mensaje con este motivo. De él ofrecemos los apartados:
a) La Iglesia en el campo educativo. “El Concilio Vaticano II (GE 5)
nos habla de la peculiar relevancia de la escuela entre todos los medios de
educación, y de cómo la Iglesia debe hacerse presente en ella para
desempeñar su misión. La razón de ser de esta presencia está en el hecho de
que el centro escolar es el ámbito privilegiado de transmisión de la cultura;
pero esta transmisión no puede ser neutra, pues en la escuela se dan
condiciones, circunstancias, agentes y proyectos educativos, que de una
manera u otra influyen notablemente en la concepción del hombre y de la
sociedad, y por tanto, sobre el valor y sentido de la vida humana. De aquí que
la Iglesia se sienta enviada por su Señor para ofrecer los valores del evangelio
en la escuela, a fin de aportar esa visión positiva a los interrogantes sobre el
sentido de la vida humana. Queda abierto así el camino a la dimensión
transcendente- religiosa y enriquecidas con ello la educación y la cultura (…)
“Todo lo cual pone de manifiesto la necesidad de considerar la escuela
como una plataforma especialmente necesitada de evangelización. Esta
exigencia viene urgida también por el hecho de que la escuela es para buena
parte de la juventud (incluso de la infancia), casi la única mediación por la
que los hombres y mujeres del futuro entrarán en contacto con la Iglesia y con
el mensaje liberador de Jesús”.
b) Los agentes de la pastoral educativa escolar. “Atañe esto en primer
lugar a los padres (…); van en segundo lugar los profesores cristianos de
Religión y de todas las materias. En tercer lugar, nos referimos a nuestros
colegios católicos, en los que, sobre todo, se manifiesta la presencia de la
iglesia en la tarea educativa. (…) En las presentes circunstancias, con
enormes limitaciones legales, los pastores de la Iglesia y todo el Pueblo de
60
Dios hemos de estar dispuestos a una colaboración decidida y generosa, a fin
de mantener y potenciar esta institución educativa, tan importante para la
misión de la Iglesia y para la misma sociedad.
Pensemos finalmente en el protagonista principal de la escuela: el
alumno; niño, adolescente, joven hacia el que se encaminan nuestros
mejores proyectos de educación. Es obligado recordar aquí algo que con
frecuencia olvidamos los adultos: el papel activo que corresponde a los niños
y jóvenes en el proceso de su maduración cristiana, y cómo ellos desde los
valores del evangelio han de ser agentes decisivos de su propia educación en
todos los órdenes.
c) Implicación de la comunidad cristiana en la tarea educativa. “(…)
Para realizar esta pastoral educativa, que surge de la comunidad cristiana, se
hace necesario que, en los consejos pastorales de nuestras parroquias,
arciprestazgos y diócesis, esté representada la acción educativa de la escuela,
del mismo modo que lo están otras dimensiones de la comunidad cristiana”
(BOO; abril, 1993; 382-387).
- En los comienzos del curso 2003-2004, Mons. D. Ciriaco Benavente
escribe una nota pastoral en la que aborda el tema siempre importante de la
Religión en el ámbito escolar. Por eso titula su nota así: “La Religión en la
escuela” (Boletín O. del Obispado, octubre-noviembre, 2003; 748-750). El
Obispo afirma: “ofrezco a este respecto los criterios por los que, a mi juicio,
lo determinado en la LOCE y en los Reales Decretos de 27 de junio pasado es
una solución correcta y de progreso”. Y termina con estas palabras: “En
democracia apelamos con frecuencia a la soberanía del pueblo. Ahí está el
hecho: que son numerosos los padres, en algunos casos mayoría aplastante,
que piden la enseñanza confesional para sus hijos. El problema real no es el
de “público o privado”, sino el de “estatalismo” o “libertad”.
* Los Jóvenes.
A) Proyecto de Pastoral de Juventud (Delegación Diocesana de Pastoral
de Juventud; Boletín Oficial del Obispado; junio.1995).
La Delegación diocesana de pastoral de Juventud elaboró un proyecto
de Pastoral de Juventud en cumplimiento de un compromiso asumido por la
Asamblea Sinodal Diocesana.
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Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos hace la presentación del citado
Proyecto, que ofrecemos a continuación:
“La Asamblea Sinodal Diocesana, celebrada entre marzo de 1984 y
junio de 1987, expresó con rotundidad la urgencia de afrontar una pastoral
juvenil eficaz en la Diócesis. Lo que se afirmaba en aquellas conclusiones no
sólo no ha perdido vigencia con el paso de los años, sino que más bien ha
acrecentado su actualidad.
Posteriormente, la Conferencia Episcopal Española, recogiendo la
experiencia de numerosas diócesis, ha ofrecido un lúcido marco de
orientaciones para encuadrar y guiar el trabajo pastoral con los jóvenes.
Teniendo presentes unas y otras, así como la propia experiencia
diocesana y la aportación de los mismos jóvenes, la Delegación Diocesana de
Pastoral Juvenil ha diseñado el itinerario y los criterios que han de orientarnos
en la tarea evangelizadora con los jóvenes.
La fe, normalmente, sólo crece y madura dentro de un proceso
progresivo de acompañamiento pastoral en que no se margine ninguno de los
elementos fundamentales y originales de la existencia cristiana. Por otra parte,
la llamada “cultura del fragmento”, tan vigente en los ambientes juveniles,
tiende no sólo a privatizar la fe, sino a la atomización de los grupos, hasta
desconocerse unos a otros. Por eso vemos necesario y urgente todo esfuerzo
de coordinación. La Iglesia es misterio de comunión, sacramento de la unidad
de los hombres con Dios y de los hombres entre sí. Aunque haya diversidad
de funciones, existe unidad de misión.
El proyecto de Pastoral de Juventud que ahora se presenta responde
tanto a la necesidad de crecimiento progresivo y armónico como a la
necesidad de coordinación. El paso siguiente, en el que ya estamos
empeñados con enorme ilusión, ha de tender a la revitalización en la Diócesis
de la Acción Católica, tanto en su rama de Acción Católica General como en
los Movimientos especializados de la misma. Lo anterior no quiere significar
menosprecio o infravaloración de otros grupos y asociaciones que el Espíritu
haya suscitado o pueda suscitar en la Iglesia. Pero el Concilio Vaticano II, y el
mismo Juan Pablo II reiteradamente, han manifestado un singular aprecio y
estima para esta forma de apostolado organizado que es la Acción Católica,
especialmente vinculada a la Iglesia Particular, a sus arciprestazgos y
parroquias, sin otro nombre ni apellido que el de la misma Iglesia Local.
Al presentar este proyecto de Pastoral Juvenil a la Diócesis invito a los
presbíteros, a los religiosos y religiosas y a todos los grupos juveniles a
62
acogerlo como un camino que a nadie constriñe ni encorseta, sino que busca
ayudarnos a todos a caminar, desde la peculiaridad propia de cada grupo, en
una coordinación fecunda y enriquecedora para todos, al servicio de la misma
y única misión de la Iglesia” (Boletín Oficial del Obispado; junio-1995).
B) Los contenidos fundamentales de este proyecto pastoral
Debido a su extensión, sólo ofrecemos los títulos
* Introducción
* Opciones fundamentales y claves de la Pastoral de Juventud
- Presencia de la Iglesia, en especial de los jóvenes cristianos, en los
ambientes juveniles
- Protagonismo y corresponsabilidad de los jóvenes en la Iglesia
- Opción preferencial por los pobres
- Una espiritualidad que integre la fe y la vida
- Coordinación y articulación de la Pastoral con jóvenes
* El Itinerario Educativo
* El Animador de Pastoral de Juventud
* La Metodología Pastoral
* Organización de la Pastoral de Juventud
* Propuestas operativas para aplicar y desarrollar este proyecto
C) La revista “La Mancera”, en su último número, contiene unas
informaciones que ofrecemos a continuación
- “El contacto de Roberto Rubio Domínguez (nuestro delegado) y D.
Ciriaco Benavente Mateos (nuestro Obispo) sigue “viento en popa”. Se
reúnen con mucha frecuencia para programar y revisar. Esto se ve reflejado
en la presencia de D. Ciriaco en todos nuestros Encuentros, Oraciones y
Eucaristías. Según D. Ciriaco, “los jóvenes sois el futuro y la esperanza de
nuestra Diócesis; pongo mi confianza en vosotros”. ¡Continúe así, D. Ciriaco,
porque los jóvenes también necesitamos sentirnos valorados y queridos!”
(n.32; octubre 2006; 11).
- El encuentro de Benedicto XVI con los jóvenes del mundo en Colonia
(Alemania): “Sabíamos que aquello no podría quedar ahí, así nos lo había
repetido constantemente Benedicto XVI. Necesitábamos volver a vernos, y
63
ser testigo de todo aquello para los demás. Por eso, el día 6 de noviembre de
2005 convocamos un “Encuentro abierto post-Colonia”. Pasamos una tarde de
profundidad junto a todos los que nos quisieron acompañar. Lo más
importante fue la Eucaristía de Acción de Gracias que presidió nuestro
Obispo D. Ciriaco, que tanto en Colonia como ahora nos demostró que quiere
estar siempre muy cerca de nosotros” (ib.; 4).
- Presencia de los jóvenes de la Diócesis en el encuentro del Papa
Benedicto XVI con las familias del mundo celebrado en Valencia (7-9 julio
de 2006). Y manifiesta: “toda nuestra Diócesis estuvo unida en la Eucaristía
que tuvimos juntos y que fue presidida por nuestro Obispo D. Ciriaco. Allí
pedimos con insistencia para que la familia, los jóvenes, nuestro Seminario y
todos los cristianos de Coria-Cáceres seamos coherentes con nuestra fe y
transmitamos a los demás la felicidad de fiarse de Jesucristo” (ib. 14)
* A propósito del Encuentro de la Juventud en Colonia
“La avalancha de los jóvenes ha desbordado incluso los cálculos más
generosos. En medio de la noche de nuestra sociedad secularizada, más de un
millón de voces juveniles proclamaban con alegría desbordante que “habían
visto la estrella y venían a adorarlo”. Entre ellos se encontraban centenares de
jóvenes de nuestras Iglesias de Extremadura a los que hemos acompañado los
Obispos y un grupo de sacerdotes. Les aseguro, por lo que conozco tanto de
los encuentros de preparación previos en la Diócesis, como durante las
jornadas, que son jóvenes normales, de todas las clases sociales. Algunos han
tenido que hacer enormes sacrificios para costearse el viaje. Aseguraría
incluso que no son de los menos críticos de nuestra sociedad. Entre ellos he
encontrado desde algún joven profesor de la universidad hasta brillantes
alumnos de bachillerato. Me daba la impresión de que todos llevaban,
sembradas en el alma, semillas de esperanza, Me sorprendió no oír de sus
labios la más mínima protesta ante la escasez de comida, ni ante la falta de
sueño o el cansancio de las caminatas.(…).
Los jóvenes han acudido a Colonia (Alemania) convocados por
Benedicto XVI, (…). Les ha invitado a ponerse en camino, a superar con
generosidad obstáculos y dificultades, a encontrarse con Jesucristo y a volver
a su tierra, como los Magos, no por la ruta que lleva al palacio de Herodes,
sino “por otro camino”. Benedicto XVI ha querido dejar claro a los jóvenes
que el centro no es él, sino Cristo, muerto y resucitado. Él, como la estrella les
ha señalado el camino, les ha invitado a subir a la barca de la Iglesia, que él,
64
como sucesor de Pedro, pilota, a remar a su lado, “¡mar adentro!”. Y los
jóvenes, seducidos por la fuerza y la luz que el Papa irradia desde su sencillez,
le han respondido con voz fuerte y corazón agradecido que cuente con ellos.
La entrada en la barca a la orilla del Rin, acompañado por jóvenes que
representaban a todos los países, fue todo un símbolo” ( BOO, julio-octubre
2005; 593-596).
* Jornada de Hispanoamérica
- En el año 1995, D. Ciriaco Benavente escribe una nota pastoral con
motivo de esta Jornada que titula: “Hispanoamérica: un patrimonio común en
la fe”. “Gracias a nuestra presencia en Hispanoamérica, la Iglesia adquirió,
geográficamente, carácter universal. En pocos años, millones de hombres
alaban a Dios en nuestro idioma y compartían la inmensa riqueza que el
evangelio aporta a la humanidad. Allí está el 54% de los católicos que hay en
el mundo. Y allí continúa su actividad misionera, con ardor y ejemplaridad,
varias decenas de misioneros y misioneras de nuestra diócesis. Para ellos,
nuestra oración y admiración.
Hoy, aquel continente vive una situación de zozobra y esperanza. Por
una parte, la pobreza (…) y, por otra, los cambios culturales, el acoso a las
tradiciones de los pueblos indígenas, la influencia de las sectas y la carencia
de pastores, están sometiendo a las comunidades cristianas a una dura prueba.
Sin embargo, la actividad misionera ha dado ya abundantes frutos: ahí está la
vitalidad de las comunidades eclesiales de base, el carácter profético de los
agentes de pastoral, su compromiso hasta el martirio y, lo más bello,
siguiendo la invitación del Papa, “desde su pobreza” están enviando
misioneros a otros continentes.
Con profunda admiración y simpatía reconocemos el inmenso
patrimonio que tenemos en común. Invito a la comunidad diocesana a
intensificar los lazos de comunión. Especialmente vosotros, queridos jóvenes,
podéis encontrar en aquel continente un hermoso campo de acción para
desarrollar vuestras capacidades y participar, a la vez, en un hermoso
proyecto de servicio humano y espiritual en favor del bien de aquellos
pueblos. Que la Virgen de Guadalupe aliente nuestro espíritu misionero en
esta hora de la Nueva Evangelización”.
- En el año 1996, “El Día de Hispanoamérica” es el motivo de una nota
pastoral de D. Ciriaco en la que afirma: “ Al celebrar esta Jornada de
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Comunión Solidaria con Hispanoamérica recordamos con gozo el ejemplo de
todos los misioneros. Peor a la vez nos sentimos interpelados por el mensaje
que nos siguen dejando. La renovación de nuestra Iglesia, para responder a los
retos del mundo moderno y a las exigencias del evangelio, pasa por una
vivencia profunda de nuestra vocación de ser testigos, aprendiendo de un
Maestro que arropó sus enseñanzas con los gestos de misericordia y de
servicio hasta la muerte. Estamos orgullosos de nuestros misioneros
diocesanos, muchos llevan varias décadas trabajando en aquel continente. Se
han insertado en aquellas comunidades cristianas participando de sus alegrías
y sufrimientos con la generosidad de los grandes testigos del evangelio. Su
presencia allí responde a un fuerte impulso de amor. Os invito a vivir la
comunión misionera con ellos y a intensificar nuestra plegaria pata que el
Espíritu Santo suscite abundantes vocaciones al servicio del Reino”.
- En el año 1999, y al llegar el Día de Hispanoamérica y del Misionero
diocesano, el Obispo afirma: “La mayor parte de nuestros misioneros están
en América latina. Por eso nos vemos obligados a celebrar, simultáneamente,
en esta Jornada, el Día del Misionero diocesano. Ellos son la vanguardia de
nuestra Iglesia de Coria-Cáceres.(…). Confieso, desde lo más hondo de mi
corazón, la profunda admiración que siento hacia todos ellos y repito, una vez
más, que los misioneros son el orgullo de nuestra diócesis. La actividad
misionera no es una carga para nuestra Iglesia, sino el fruto maduro de una fe
que está llamada a ser compartida con toda la humanidad” (7 de marzo de
1999).
- En el año 2000 y con motivo del Día de Hispanoamérica, el Obispo
escribe una catequesis dirigida a los diocesanos, afirmando que “la Iglesia
Diocesana celebra con regocijo especial esta jornada misionera, Hay unos
lazos históricos que nos obligan a mirar hacia Hispanoamérica con mirada
atenta y comprometida”.
- Al año siguiente. 2001, y con motivo de esta misma Jornada, el
Obispo escribe: “Los estrechos lazos espirituales, culturales e históricos
contraídos con aquellos pueblos hermanos, exigen de nosotros una
colaboración especial. Hispanoamérica ha pasado por situaciones cambiantes,
llenas de fuertes tensiones. Pero posee un rico caudal humano repleto de
grandes valores. Allí viven la mitad de los católicos del mundo. Mirando al
continente hermano, la Iglesia se llena de esperanza. En los últimos cincuenta
años, más de 2000 sacerdotes diocesanos han dedicado buena parte de sus
vidas a compartir el evangelio con aquellos hermanos. A ellos, en los últimos
66
años se han unido innumerables laicos que, siguiendo las huellas de los
evangelizadores, están desarrollando una encomiable labor en la promoción
integral de esos pueblos. Siguiendo humildemente las huellas de los
misioneros, queremos abrir nuestro corazón a la universalidad de la Iglesia,
para afrontar los inmensos desafíos que el mundo nos presenta” (marzo,
2001).
- En el año 2003. Mons. D. Ciriaco es puntual a la cita con el Día de
Hispanoamérica. Con tal motivo escribe una catequesis en la que dice: “La
evangelización de América se inició con aquellos seis indios que, traídos por
Colón a España, fueron bautizados en el monasterio de Guadalupe, para
retornar a su tierra en el segundo viaje del descubridor. En aquel gesto está la
bella iniciativa de reconocer la dignidad de los indígenas, como seres humanos
e hijos de Dios. (…) Nuestra Diócesis celebra, junto a esa conmemoración, el
Día del Misionero Diocesano. Queremos rendir un profundo homenaje a todo
los misioneros, en su mayor parte repartidos por el continente
hispanoamericano. En esta jornada los recordamos con gratitud en la oración.
Al tiempo que pedimos al Señor siga suscitando más vocaciones misioneras,
porque éstas son expresión de la vitalidad de nuestras comunidades (…)
Es hora de la Misión. Es hora de escuchar el eco del mandato de Jesús,
que nos dice: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a todas las
gentes…” para despertar del letargo, en el que la rutina o el ambiente
paganizante ha convertido la fe de muchos cristianos en sal insípida o en luz
mortecina. No puede haber obreros en paro, cuando la mies es tan abundante.
La misión es tarea de todos. (…) Es hora de abrir nuestra Diócesis, con sus
parroquias, movimientos y asociaciones, a una renovación profunda, para dar
respuesta a las aspiraciones de una sociedad que camina, a pasos agigantados,
hacia una meta desconocida, dejando en la cuneta a millones de hombres
abandonados en la miseria. Es la hora del compromiso, siguiendo las huellas de
Jesús, con el estilo de los misioneros…, para no perder el tren de la historia y
del evangelio” (2 de marzo de 2003).
Sacerdotes, Religiosos, Religiosas y Laicos de nuestra Diócesis en
Hispanoamérica
No queremos silenciar a estos hermanos y hermanas nuestros que
están en distintos países de Hispanoamérica compartiendo los gozos y
esperanzas, las tristezas y sufrimientos de tantos hermanos y hermanas,
especialmente de los más pobres. Un día estuvieron aquí en nuestra Diócesis:
67
con ellos nos formamos, rezamos y esperamos. Gracias por la labor que
realizasteis y seguís realizando hoy, y por el testimonio que nos ofrecéis. Me
gustaría citar aquí el nombre de todos y de todas, así como los países donde
habéis estado o estáis. No es posible por el momento, pero sabed que sois
viajeros en nuestros corazones, que leemos vuestras cartas y “correos” con
profundo respeto y amor, que nos alegramos de vuestra presencia, trabajo,
entrega… en esas tierras. Habéis dejado el mundo rico y desarrollado, nuestra
España, y os habéis puesto a la mesa de los empobrecidos del mundo, de los
excluidos... Contad con nuestra oración, respeto y amistad. Un día dije a una
Religiosa en la homilía de despedida para dirigirse a un país de
Latinoamérica: “hermana, no meta muchas cosas en la maleta, porque le han
de sobrar; meta usted la utopía del Reino de Dios. Nada más y nada menos”.
* Día de las Migraciones
- En el año 1992, Mons. D. Ciriaco Benavente escribe una nota pastoral
en la que cual pone de relieve lo siguiente: “La emigración es un derecho de
la persona que ha de ser regulado con leyes justas y generosas. Pero todas las
leyes reguladoras, por generosos que sean los plazos para cumplir las
regulaciones establecidas, serán insuficientes si no se eleva el nivel y calidad
de vida de los pueblos pobres, para que pueda ser efectivo también el derecho
a no emigrar a la fuerza. No parece justo cerrar las puertas y endurecer las
fronteras, si los países ricos no ponen en marcha en los países de origen
medidas de desarrollo que hagan posible a sus habitantes una vida en
condiciones dignas (…) Hago un llamamiento a parroquias e instituciones
católicas, principalmente a las Caritas parroquiales, arciprestales y diocesana
para que continúen abiertas a la acogida, orientación y acompañamiento de
los inmigrantes” (10-IX-1992).
- Al año siguiente, 1993, D. Ciriaco publica una nueva exhortación con
motivo de la Jornada de las Migraciones. De ella reproducimos lo siguiente:
“Frente a una sociedad en que alardeamos hipócritamente de estar a favor de
los pobres y marginados, mientras alimentamos sentimientos sectarios y
racistas, asumamos con sinceridad el reto de la integración del emigrante y de
su familia. Ayudemos a los inmigrantes a integrarse en asociaciones que,
como las englobadas con la denominación “Acoge”, les ayuden a ser
protagonistas en su larga marcha hasta el reconocimiento de todos sus
derechos. Hagámonos cada comunidad cristiana altavoces de los que no
tienen voz hasta conseguir que su clamor se traduzca en actitudes positivas de
acogida, por parte de la sociedad, y en disposiciones concretas, por parte de la
68
Administración, para que “los inmigrantes, también, puedan vivir en familia”
(7-IX-1993).
- Año 1994. Mons. D. Ciriaco Benavente, obispo de Coria-Cáceres y
Administrador Apostólico de Plasencia, fue el representante de la Conferencia
Episcopal Española en el encuentro celebrado en Munich (Alemania) y
convocado por las Conferencias Episcopales Europeas (…). “Sobre la mesa,
escribe Angeles Luaces, de COPE-Cáceres, un tema: las migraciones, la
xenofobia y el racismo. La Iglesia ha de dar un respuesta, educando en áreas
de competencia, para que no nos convirtamos en un pueblo racista”.
A su regreso D. Ciriaco ha manifestado, a preguntas de esta periodista,
que se está experimentando la llegada masiva de personas que son víctimas
de la guerra en los Balcanes o de la nueva situación económica en los países
del Este: “Son nuevos desafíos para la sociedad y la Iglesia”; “como Pueblo
de Dios, hay que situarse por encima de razas, lenguas y fronteras. Así, los
acuerdos, tras la reflexión, se basan en habilitar posibles lugares de acogida
para los inmigrantes y, sobre todo, insistir en la educación y formación de los
jóvenes para que vean los elementos positivos de cuantas personas se ven
obligadas a dejar sus países de origen”. Como portavoz de la reunión de
Munich, Mons. Benavente Mateos insiste en “la necesidad de educar para que
no seamos pueblos racistas, sino pueblos capaces de acoger a todos los
hombres con su dignidad y en su diversidad, como elementos enriquecedores
de nuestra propia cultura” (BOO; febrero 1994; 116-117).
- En el año 2002, Mons. D. Ciriaco Benavente, invitado por la
Universidad Pontificia de Salamanca, pronuncia una conferencia en el
Instituto Teológico Compostelano sobre “el reto de las migraciones”. Esta
conferencia, cuyo título es “La pastoral de Inmigración”, está compuesta por
una “Introducción y presupuestos” y por los siguientes capítulos: “realidad
actual de la pastoral de las migraciones”; “hacia una pastoral integral”
(específica, misionera, ecuménica, oportunidad para la catolicidad de la
Iglesia); “principios básicos para la pastoral de emigraciones”; “la Iglesia
Particular, ámbito propio de la pastoral de migraciones”; “el servicio de la
Comisión Episcopal de migraciones”. Y termina con este epígrafe: “mirando
al futuro”, del cual insertamos aquí lo siguiente:
“Es hora de que nuestras Iglesias asuman de manera firme, con
personas, medios y programas realistas y eficaces el hecho migratorio.
Programas que aborden el problema con un fuerte compromiso social
69
tendente a la defensa de los derechos del inmigrante y a su integración social,
en colaboración con los organismos públicos y con el resto de organizaciones
sociales y, a la vez, con programas específicamente pastorales que impliquen,
desde la educación de nuestras comunidades para la acogida y la solidaridad,
hasta la oferta del Evangelio de Jesucristo o la acogida fraterna al inmigrante,
como en su propia casa, en nuestras comunidades cristianas. En el Pueblo de
Dios deben tener cabida todos los pueblos de la tierra. Y más allá de las
posibles diferencias y caminos, incluidas las creencias, todos tenemos, en
último término, un origen y destino común: el Dios que es Amor y que tiene
nombre de Padre”.
- Entrevista de José Lorenzo a D. Ciriaco sobre las Migraciones
(octubre, 2002).
En este mismo año 2002, Mons. D. Ciriaco Benavente responde a unas
preguntas que, sobre las Migraciones le hace D. José Lorenzo (Boletín oficial
del Obispado, 986-991; octubre – 2002).
El periodista, sin ánimo de hacer una presentación estricta de Mons. D.
Ciriaco Benavente, dice de él: “Sonríe cuando se le recuerda que su
reelección al frente de la Comisión Episcopal de Migraciones fue la que
concitó más votos en la última Asamblea plenaria de los Obispos, donde se
renovaron cargos. Pero enseguida apostilla que no tiene ningún mérito
especial para estar al frente de un departamento del que depende “todo lo que
se mueve”: emigrantes, inmigrantes, gitanos, circos y ferias, pastoral del mar
y de la carretera. Y lo dice con humildad, dejando que las manos acompañen
suavemente sus palabras, como para facilitar su acogida en el interlocutor. Y
de acogida sabe mucho Ciriaco Benavente, obispo de Coria-Cáceres desde
1992. (…) Ahora mismo están trabajando en unas orientaciones sobre la
pastoral con los inmigrantes, un documento que, a buen seguro, será seguido
con gran interés desde el Gobierno. Este hecho previsible no les va a
condicionar. Escribirán desde la libertad y sabiendo que su reflexión va
dirigida a todos los fieles”. Les invito a leer estas importantes declaraciones
del Prelado que nos gustaría reproducirlas en su totalidad aquí, pero no nos es
posible por su extensión. No obstante queremos dejar constancia de algunas
respuestas de D. Ciriaco, que siempre han de ser leídas y entendidas en el
contexto global de sus respuestas a D. José Lorenzo que se las formula, nunca
fuera de él.
+ A la pregunta: “La llegada de inmigrantes está dando lugar al
70
nacimiento del fenómeno de la interculturalidad y la necesaria integración de
estas personas. ¿Está la Iglesia preparada para hacer frente a estos importantes
retos?”. D. Ciriaco responde así:
“Hay campos en los que siempre estamos en iniciación. Y éste es uno.
Llevamos tiempo reflexionando al respecto tanto desde la Comisión como por
parte de algunas diócesis que tienen una experiencia muy rica, y de
organismos como Cáritas. Pero hay una sensibilidad misma llena de respeto
que brota del Evangelio (…); hoy descubrimos en el fondo del Evangelio este
sentido de sentido profundo de respeto. Nuestros agentes de pastoral, aunque
no hay una preparación técnica, van cogiendo este “olfato” del Evangelio y
son muy respetuosos, a veces hasta pasarse, porque no es ninguna ofensa el
que los inmigrantes sepan quiénes somos, dónde estamos y cómo estamos
dispuestos a respetarles profundamente”.
+ P. ¿Existe la conciencia de que es un fenómeno que interpela a toda la
Iglesia? D. Ciriaco responde:
“El fenómeno de la inmigración es un desafío para todos: para la
sociedad y para la Iglesia, que tiene vocación de comunión y que en su mismo
ser es Pueblo de Dios que se hace con todos los pueblos de la
tierra….tendríamos que ser nosotros, desde el Evangelio, una voz profética en
la acogida por el mismo ser de la Iglesia y su ser de catolicidad, tal y como la
entiende el Papa Juan Pablo II.
+ P.- Para aprender a acoger, ¿tiene la comunidad cristiana que zafarse
de algunos prejuicios?
“Para aprender a acoger, lo primero que deben hacer la comunidad
cristiana y la sociedad en general es aprender a crecer como hombres, capaces
de estar y convivir con el que es diferente, no sentirlo como una amenaza.(…)
Tenemos que aprender a ser nosotros mismos y a que el otro sea el que es y,
desde ahí, dialogar con respeto, ofreciendo cada uno lo mejor que tenemos,
compartirlo y ponerlo sobre la mesa, Ahí entra la libertad del hombre, que
opta, que elige (…)
+ P.- En el Mensaje para la Jornada de las Migraciones del día 29 han
advertido ustedes contra el crecimiento del racismo y la xenofobia. ¿Es que ha
aumentado en España?
71
“ Otra convicción que tampoco es bueno que se extienda -aunque
siempre hay hechos que pueden inducir a pensar eso- es la de unir
inmigración con inseguridad ciudadana y delincuencia. Cuando las personas
no están debidamente legalizadas, se ven abocadas a vivir en la
clandestinidad, son explotadas. No cuentan con medios ni se les facilita el
trabajo. A veces han de recurrir al robo, a la delincuencia, pero eso pasa con
los que vienen y con los de aquí. En la marginación siempre surge la
delincuencia, sea inmigrante o no (…) En la Comisión de Migraciones
recibimos cartas de gente que nos insulta, que nos culpa de la gente que viene,
de defender las migraciones…Todo esto puede hacer crecer el racismo, la
xenofobia (…) Me he preguntado muchas veces si somos realmente racistas
(…) Y me parece que el racismo más profundo es el que sentimos hacia el
pobre. Porque el inmigrante rico no despierta preocupaciones.
+ P.- Los obispos españoles abogan por una inmigración no
indiscriminada…
“Lo que creemos es que habría que pedir a la sociedad que afrontase los
problemas de raíz. Es lo que han dicho los Papas, la Doctrina de la iglesia: las
migraciones son un mal menor. Habría que promover un tipo de sociedad con
unos niveles de desarrollo -aunque no sean todas tan ricas como los Estados
Unidos- donde la persona no tuviera necesariamente que emigrar. Y si
emigra, que sea como hacemos los demás cuando vamos a un país porque
queremos mejorar y no para escapar de la violencia, del hambre…Ese sería el
ideal, pero parece que la sociedad no va por aquí, ni las grandes Conferencias
Internacionales que se organizan. Les es preferible limitar el número de
comensales a la mesa antes de compartir nuestra tajada con otros. Son muy
pocos los Estados que están dispuestos a esto, como son muy pocos -se
cuentan con los dedos de una mano- los que llegan, si llegan, a la aportación
del 0,7% a los países en vías de desarrollo. Pero una vez que se producen las
migraciones, hay que buscar caminos.
No abogamos por una inmigración indiscriminada, una especie de
marcha verdad que se desplaza porque lo mismo provocaríamos una especie
de guerra civil; ni abogamos porque la gente tenga que venir como lo está
haciendo, siendo víctimas de las mafias, dejándose la vida en el Estrecho. No
nos gusta que vengan así. Nos gustaría que viniesen de forma legal, porque el
que más sufre en la ilegalidad es el inmigrante, que prácticamente no es
persona, al menos oficialmente, ni casi sujeto de derechos porque no “existe”.
Esto es muy triste. Hay que aceptar a la gente con un, diríamos, cierto orden,
no a la buena de Dios. Si el mundo se nos ha dado solidariamente, si los
72
países ricos tenemos una deuda con los pobres, habría que intentar ser
generosos y, a la vez que acogemos con generosidad al mayor número de
personas dentro de nuestras posibilidades, estar trabajando para que se
abrieran procesos de desarrollo en los países de origen. Esto es lo que
creemos. A lo mejor es pedir la luna, pero por ahí podrían ir las soluciones
eficaces.
+ Respecto a la pregunta de si “se atrevería a formular algunas
cuestiones que el legislador tendría que tener en cuenta a la hora de abordar
un proceso regulador donde se decide el futuro de tantas familias”, D. Ciriaco
responde:
“Por supuesto siempre tiene que respetar los derechos humanos, buscar
una equiparación también en los derechos laborales con las personas que
están aquí, y esto aunque vengan temporalmente. No sé quién podría hacer
eso ni como se haría, pero tampoco me corresponde a mi decirlo”.
- Una vez más, en el año 2004, el Obispo nos ofrece una nueva
comunicación pastoral con este mismo motivo. En ella nos dice: “Nadie
emigra por capricho. Las migraciones, en buena parte, son consecuencia de un
mundo estructuralmente injusto, que cierra a muchos millones de hombres la
puerta a la esperanza. Habrá por eso que apelar a las responsabilidad de los
gobiernos respectivos; pero habrá que apelar también, porque nos
encontramos en una sociedad globalizada, interdependiente, a la
responsabilidad de los países ricos, para que se decidan a afrontar los
problemas de nuestro mundo de manera solidaria, en clave de bien común
universal, de co-desarrollo, y no sólo en función de los intereses nacionales.
Nuestro bienestar no puede plantearse hoy al margen de la situación de otros
pueblos. Sólo asís e atajará de manera justa y eficaz el problema de las
migraciones. Así se ponen los verdaderos pilares de la paz. (…) Deseamos
que quienes ya formabais parte de la iglesia católica en vuestros respectivos
países, encontréis en nuestra iglesia vuestra casa, vuestra familia. A todos, sea
cual sea su condición i credo, queremos abrir nuestras puertas en total
gratuidad. A nadie pretendemos imponer nuestra fe, pero a todos los
interesados estamos dispuestos a ofrecerla como el mejor tesoro que tenemos
u podemos aportarles, dispuestos también por nuestra parte a acoger lo mejor
que en ellos puedan ofrecernos” (26-IX-2004).
- En febrero de 2006, D. Ciriaco publica una nota pastoral en torno a
los inmigrantes en nuestra Diócesis. De ella reproducimos lo siguiente:
73
“Quisiera deciros cómo deseo que en nuestra Iglesia de Coria-Cáceres, en la
parroquia en que vivís, encontréis vuestra casa, vuestro hogar, vuestra familia
en la fe; que nuestra Iglesia os ayude a experimentar el amor de Dios, toda su
ternura y su cariño, a través de los hermanos. Quisiera deciros también que
esta Iglesia y esta sociedad, a las que habéis llegado después de un largo viaje,
necesitan de vosotros. Con la viveza de vuestra fe, seguramente más fresca
que la de la mayoría de nosotros, con vuestro trabajo -quizás los trabajos más
duros y humildes-, podéis ser luz para nosotros. Tal vez, en algún momento,
hayáis experimentado el rechazo o la discriminación. Lo siento
profundamente. Con vosotros queremos exigir el respeto a vuestros sagrados
derechos humanos y legales. Y si ya hubiereis logrado organizar vuestra vida
y alcanzar una situación digna, acordaos de vuestros hermanos que pasan
dificultades, ayudadles lo mejor que podáis. Cumplid también vosotros,
honradamente, vuestros deberes ciudadanos; así os haréis respetar y valorar
mejor (…) Si no compartís nuestra fe (…) sabed que contáis no sólo con
nuestro respeto y nuestro cariño, sino que estamos dispuestos a enriquecernos
con lo mejor de vuestras culturas y creencias, como esperamos que lo hagáis
vosotros con las nuestras. Los creyentes de las distintas religiones hemos de
ofrecer juntos a la humanidad del tercer milenio aquellos valores espirituales
y trascendentes comunes que ésta necesita recobrar para fundamentar el
proyecto de una sociedad digna del hombre. Tenemos que trabajar juntos por
la paz y el entendimiento entre los pueblos y culturas (…).
“Os espero a los católicos el domingo día 22, en la Parroquia de
Guadalupe, para celebrar juntos la Eucaristía. Jesús quiso con su muerte
congregar a todos los hijos de Dios dispersos, derruir todos los muros de
separación. La Eucaristía, memorial de su muerte y presencia de su
resurrección es, por eso, siempre como la fiesta de todos los pueblos” (BOO,
enero-febrero 2006; 8-10).
Un testimonio
Los Consiliarios de Acción Católica escriben sobre el servicio de D.
Ciriaco a los inmigrantes:
“En este mismo Diario (HOY,19-XII-1991) expresábamos un deseo
largamente anhelado por muchos extremeños: “…en Extremadura
necesitamos de pastores que conozcan nuestra realidad pobre y postrada. Por
ello sería de agradecer que se eligiera un obispo extremeño”. Nos alegró el
nombramiento de Don Ciriaco, un buen regalo para una tierra necesitada -
74
muchas cosas sabe él de los pastores y de los extremeños- papara esta
parcela de la Iglesia de Extremadura. Pero también nos preocupaba la
sentencia: nadie es profeta en su tierra”.
“Al tener que marchar, sentimos hondamente la partida por todo lo que
aquí deja, “y dejas, pastor santo, tu grey en este valle hondo, oscuro, con
soledad y llanto…” encarnando las palabras de Fray Luis de León, pero a la
vez revive en nuestro ánimo, no tanto la pena, y sí la memoria histórica en
tanta vida entregada. Porque sí…fue profeta en su tierra y…maestro,
samaritano y servidor, misionero y viajero. Sus pasos no llevaba el ritmo
peatonal de S. Pedro de Alcántara, pero sí el espíritu apostólico del mismo.
Corría sin cansancio para hacerse presente en todos los rincones de esta tierra,
ungiendo a todos con la fuerza del Espíritu. (Cuando estuvo presidiendo la
Comisión Episcopal de carreteras, moderó la marcha, peor no las ansias).
No es de los que “suben” escalando puestos y honores, sino de los que
bajan y cargan con responsabilidad y servicios. Servidor de la Iglesia en
Extremadura, o mejor, trabajador de la Iglesia que sirve. Como decía S.
Gregorio Magno: “Yo no he dado órdenes, simplemente me he esforzado en
decir lo que me parece útil (…) No quisiera ser grande en palabras (…) Mi
honor consiste en prestar gran atención a mis hermanos”. Algo se parece
nuestro paisano obispo.
Ciriaco, si algo tienes grande, es el corazón. Por esto él, oteador de los
tiempos, eligió y así fue encargado presidente de la Comisión episcopal de
Migraciones. Entendió que la Iglesia no tiene en su mano la solución a este
gravísimo problema, pero está llamada a ser –así trató de impulsarlo en esa
Comisión- la presencia samaritana, signo de acogida y de misericordia y
argumento de esperanza para tantos emigrantes que carecen de ella.
“Tenemos que actuar de tal manera que los pobres, en cada comunidad
cristiana, se sientan como en su casa” (Juan Pablo II, “Novo Millennio
Ineunte”, n.49).
Si en algo nos distinguimos los extremeños es por la humildad,
sobriedad, firmeza, generosidad…Son cualidades del buen extremeño.
Perfumadas por la gracia, son propiedades evangélicas del bien pastor,
carismas del Espíritu.
No sabemos de los entresijos de estos cambios, pero de lo que sí
estamos seguros es que la Iglesia en Extremadura, aunque se apena por la
75
despedida, revive por la entrega de este hijo a otra tierra. Y seguro, seguro
que…lo que decía S. Isidoro: “el lenguaje del obispo debe ser limpio,
sencillo, abierto, lleno de gravedad y corrección, dulce y suave” (O.E.5,1.2)
será manual de este manchego-extremeño, pues sus palabras llegan al corazón
y harán mucho bien” (Diario, “HOY”; 9-XI-2006).
No queremos terminar este apartado tan importante sin poner de
relieve lo siguiente:
CARITAS está presente en el mundo de las migraciones de la siguiente
forma:
- Las Caritas parroquiales ofrecen acogida y orientación básica y, en
algunas parroquias, se realiza un día de convivencia periódicamente.
- Caritas diocesana ofrece un servicio especial en c/ Santo Domingo, n.
2) que comprende: servicio de acogida, cobertura de necesidades básicas,
alojamiento temporal, asesoramiento legal, etc.
- Caritas del Arciprestazgo de Cáceres ofrece un proyecto de
integración de niños y jóvenes inmigrantes (c/ S. Ignacio de Loyola). El
servicio consiste en acogida y guardería para niños y distintas actividades con
las madres.
ACISJF ofrece un servicio peculiar a los inmigrantes (c/Pereros).
Este servicio está destinado a mujeres adolescentes y jóvenes inmigrantes en
situación de desprotección, de cualquier nacionalidad, solas o con hijos.
* Una semana contra el racismo en Cáceres (mayo 1997)
Nuestra ciudad celebra una semana contra el racismo y trabaja en el
noble empeño de ser designada capital europea contra este mal, todavía no
superado. Hasta hace bien poco tiempo hemos asistido estupefactos en la culta
Europa, la del “siglo de las luces” y los derechos humanos, a la guerra entre
Bosnia-Herzegovina: una guerra que, desde el principio al fin, ha sido una
guerra étnica, en busca del control territorial, iniciada tras la desintegración de
la antigua Yugoslavia, que nunca consiguió, no lo intentó siquiera, una
igualdad de derechos entre las seis etnias que coexistían en sus territorio. El
método de la llamada “limpieza étnica” ha dejado muchos miles de muertos.
Todavía está viva, sangrante, la tragedia de la región de los Grandes Lagos, de
África. Y así en otros lugares del mundo. Toda sensibilización y lucha contra
el racismo y la xenofobia serán siempre pocas.
76
Pero hay un racismo entre nosotros, el más grave a mi juicio, que no se
base en la procedencia, el color de la piel, la lengua, la cultura o los credos
que se profesan. Los jeques árabes (…), alguna conocida modelo (…) son
bien acogidos entre nosotros (…) En cambio, personas de esos mismos países,
cuando son pobres y viven en la marginación, con lo que la marginación
conlleva de denuncia de nuestro bienestar, de ofensa a los ojos y de
inseguridad, provocan fácilmente el rechazo y la hostilidad. En una sociedad
en que lo que manda y cuenta es el tener y el poder, el peor mal, la raza más
ofensiva y molesta es la raza de los pobres. Tenemos que luchar con todas
nuestras fuerzas contra toda forma de racismo. Los hombres son iguales en
dignidad y derechos. El mundo, antes de estructurarse en parcelas de
propiedad privada, es la casa común que Dios creó para todos los hombres.
El “pecado estructural” (Juan Pablo II) nos hace olvidar que todo, también las
leyes del mercado, ha de estar al servicio del hombre y de todos los hombres.
El “pecado estructural”· es fuerza anónima que todo lo infecta. Mientras los
pobres sigan siendo cada vez más pobres, y los ricos más ricos, nunca
eliminaremos la más perniciosa fuente del racismo, el racismo de la pobreza”.
* Día del Seminario
Siempre ha ocupado un lugar preferente en la atención pastoral de
nuestro Obispo el Seminario. Por eso cuando se acerca el “Día del
Seminario”, escribe todos los años una exhortación pastoral.
- Día del Seminario: 19 de marzo de 1995. El Obispo escribe una carta
a los diocesanos y les dice: “”Por Cristo para todos” reza el slogan de la
Jornada de este año. Un lema que nos invita especialmente a los presbíteros a
reflexionar sobre nuestra misión, sobre nuestro ser y nuestro hacer. Un lema
que ha de estimular en los fieles el aprecio y estima de este ministerio, el
interés por las vocaciones (…)
“Por Cristo”. El presbítero es imagen viva, real de Jesucristo Cabeza y
pastor de la comunidad. Representa a Cristo, no lo sustituye. Ello exige
“comunión personal en el ser, en el obrar en el estilo de vida de Cristo, para
prolongarlo en la Iglesia y en el mundo” (PDV nn. 12 y 15). Los presbíteros
hemos de encontrar la razón de nuestra existencia en la unión vital y operativa
con Cristo. Mediante nuestro ministerio el Señor, que no se ha alejado de la
Iglesia, continúa vivificándola porque su sacerdocio es eterno. El ministerio
pastoral no es un carisma más en la Iglesia. Es, como dice la teología, un
77
carisma estructurador de la comunidad; un carisma que, por eso mismo,
totaliza, unifica y compromete toda nuestra vida en torno al ministerio.
“Para todos”. Porque somos “para todos”, nuestro estilo de vida ha de
caracterizarse por el servicio a los hombres, por la promoción de los carismas
de los fieles. Nuestra tarea primera es garantizar y animar la evangelización
encomendada a la comunidad entera que presidimos, siendo nosotros los
primeros evangelizados y evangelizadores Y hacerlo con amor, con fidelidad,
con osadía, con libertad, sin fanatismos enfermizos o sectarios.
Tal misión resulta hoy especialmente difícil. Dios, lo religioso, aparece
a los ojos de muchos como no necesario, como algo marginal e insignificante.
(…) No es cómodo para nadie, tampoco para el presbítero, ir contra corriente.
No será raro que nos visite la fatiga, el fracaso, la desconfianza, el aislamiento
y la soledad. El dolor ponme a prueba la fidelidad del apóstol. Sin embargo,
nuestro mejor servicio a los hombres consistirá en ser testigos del Dios vivo
revelado en Cristo, capaz de encender el corazón, de movilizar para el amor.
Por los hombre y a favor de los hombres trascurrió todas la vida de
Jesús. A ello consagró y entregó su existencia. Así ha de ser la existencia del
presbítero (cf. Heb.5,1).
Como Pastor de esta Iglesia Diocesana me entristece no contar con las
vocaciones suficientes para atender las demandas que, por escrito o
personalmente, me llegan de no pocas comunidades reclamando la presencia
habitual del sacerdote. Como me entristece no poder responder, desde esta
tierra que fue en siglos pasados vivero generoso de vocaciones misioneras, a
las peticiones de otras Iglesias hermanas, especialmente de Latinoamérica,
que nos piden ayuda.”.
- En el año 1996. El Prelado publica una nueva Exhortación titulada
“Sacerdotes para servir”. Para un obispo hablar del Seminario es como hablar
de la primavera, de la esperanza, de la flor con vocación de madurar en fruto.
En el Seminario maduran los futuros sacerdotes. De la vitalidad del
Seminario dependerían mañana, en buena parte, el vigor y la vitalidad de la
Iglesia diocesana. Digo “en buena parte”· porque el sacerdote no lo es todo en
la Iglesia. También están los religiosos/as, y los laicos; estos últimos, el sector
más numeroso del Pueblo de Dios. En una Iglesia evangelizada y
evangelizadora todos los miembros están llamados a desempeñar su tarea
propia al servicio de la Iglesia y del mundo. En ello estamos. Pero es también
verdad que sin el servicio autorizado de la Palabra de Dios, sin la celebración
78
de la Eucaristía y de los sacramentos, sin la presencia del ministerio pastoral,
que reúne, guía, alienta y garantiza la fidelidad a la tradición apostólica,
difícilmente se edifica la Iglesia. A través del sacerdote el Señor resucitado
perpetúa en la Iglesia su presencia de Buen Pastor (…).
Al celebrar el Día del Seminario, os invito a todos los diocesanos a
mirar al Seminario, a secundar la invitación de cristo, a acrecentar el amor
afectivo y efectivo de la comunidad diocesana por el Seminario. Para que
compartáis mi alegría, os comunico con honda satisfacción que, este año, el
día de San José, instituiré en los ministerios laicales, como paso previo a las
órdenes del diaconado y presbiterado, a cinco jóvenes seminaristas de los
últimos cursos. (…)
Los seminaristas que actualmente se forman en nuestro Seminario van
descubriendo y asumiendo gradualmente que el sentido de su vida está en
función de Jesús y de vosotros. No buscan “hacer carrera”; intentan asimilar
los sentimientos de Cristo que “siendo rico se hizo pobre por amor nuestro,
para enriquecernos con su pobreza” (Fil.2,7), que vino “no para ser servido
sino para servir” (Mc.10,45; cf. PDV 15). Sacerdotes para servir la Palabra,
la mesa de la Eucaristía y el lavatorio de los pies. (…) La vocación sacerdotal
es vocación al servicio; la recompensa, una corona de gloria que no se
marchita.
Las familias cristianas fueron siempre el más fecundo vivero de
vocaciones sacerdotales. Hablad a vuestros hijos de la belleza de esta
vocación, de la plenitud de una vida dedicada en cuerpo y alma a ofrecer a los
hombres los dones de Dios Padre, a sembrar esperanza, a predicar el amor, a
ofrecer una felicidad que salta hasta la vida eterna”.
- Año 1999. De nuevo el Prelado escribe: “Las familias que toman en
serio su pertenencia a la Iglesia, los movimientos y asociaciones apostólicas,
los educadores de adolescentes y jóvenes debéis murar al Seminario, amarlo,
preguntaros qué podéis hacer por él. En los próximos diez años, contando con
que el número de seminaristas se mantenga, los aproximadamente ciento
veinticinco sacerdotes actualmente en activo en la Diócesis serán alrededor de
cincuenta menos. No quiero con este dato contagiar desilusión ni
desesperanza. Gracias a Dios siguen llegando a nuestro Seminario jóvenes
generosos. Vienen de procedencias diversas, desde los grupos de monaguillos
hasta la Universidad. Aunque vengan en forma de goteo, es síntoma de que
entre los jóvenes no se ha agotado la capacidad de entrega.(…) A los actuales
seminaristas quiero expresaros mi admiración y agradecimiento porque, en un
79
contexto en que el humus cristiano se reduce y el entorno social es menos
favorable a la vocación sacerdotal, vosotros os abrís con disponibilidad al
futuro proclamando con frescura y alegría que vale la pena entregar la vida a
Dios y a los demás. Vosotros tenéis que ser los mejores valedores de la
vocación sacerdotal ante los jóvenes.(…)
A pesar de las nuevas y difíciles condiciones actuales de la pastoral,
hay numerosos sacerdotes felices. No se sienten el residuo de un pasado que
acaba, sino una apuesta de esperanza hacia el futuro. Quieren compartir, cada
vez más, responsabilidades y seguir ejerciendo la misión confiada con el
mejor empeño de que con capaces. (…) Muchas veces, queridos sacerdotes,
os he confiado esta preocupación de las vocaciones, que también vosotros
compartís. Hablad con calor a vuestros fieles, en los grupos parroquiales y a
las familias de la tarea tan hermosa que es ser sacerdote. Nuestra vida
sencilla, servicial y alegre es el mejor reclamo para las vocaciones”.(marzo,
1999).
- En marzo del año 2000, año jubilar, el Obispo dirige una carta
pastoral a los diocesanos con motivo del Día del Seminario. “Hermosa misión
la del sacerdote: reunir la comunidad cristiana, anunciar la Palabra de Vida,
prolongar la presencia del Buen Pastor lavando los pies de los humildes y
actualizando sus misterios de gracia, edificar la Iglesia como cuerpo de Cristo
alrededor del Sacramento del Cuerpo eucarístico (…) Sabemos que optar por
el sacerdocio hoy no es fácil. Supone nadar contra corriente. Que el
testimonio vocacional de los jóvenes, tan vivo y tan sincero, pobre en número,
pero rico en promesas, os anime a los sacerdotes maduros, que sentís con el
paso de los años “el peso del día y del calor”, a seguir sembrando (…) Que
este testimonio os aliente a los seminaristas que os preparáis para seguir el
camino, siempre igual y siempre nuevo, del ministerio sacerdotal. Hay una
nube de testigos que os precede. Que en esta hora en que la comodidad y el
egoísmo convierten a tantos senos en infecundos y estériles, las familias
cristianas tengáis la generosidad de apostar por la vidas, y de soñar con la
ilusión de ofrecer algún hijo al Señor”.
- En el año 2001, el Obispo publica, como ya es habitual, una nota
pastoral: “Permitidme que reclame hoy vuestra atención y vuestro interés
sobre el Seminario. Nos va mucho en ello. La importancia del Seminario
viene expresada, este año, en un eslogan que podía sonar presuntuoso, pero
que a mí me ha encantado: “Seminario, corazón de la Diócesis” (…) No es
necesario ponderar el carácter vital del corazón. De él sale la energía
vivificante que riega y oxigena todo el organismo. En él repercuten las
80
sensaciones del cuerpo y las vivencias del alma. El corazón se ha convertido
en sede y símbolo que alberga toda la riqueza interior de la persona. De la
salud del corazón depende la salud y vitalidad de todo el cuerpo. Y cuando
hablo del Seminario me estoy refiriendo a esa rica comunidad a la que se
incorporan los muchachos más generosos de la Diócesis: la comunidad en que
el joven se va identificando con Cristo, va madurando a fuego lento en el
horno del estudio, la oración y la forma de vida apostólica, hasta su
ordenación, en que el don del Espíritu configurará su vida con la de cristo. Es
entonces cuando volverá a los distintos lugares de la Diócesis con el empeño
de prolongar la presencia del buen Pastor que reúne y alienta, que conduce y
orienta, que parte el Pan de la Palabra y de la Eucaristía, que da la vida por las
ovejas.
Nuestro Seminario, os lo aseguro, goza de buena salud. Nuestros
seminaristas son, en general, excelentes. Viven su vocación con la certeza de
que lo suyo no es un resto de un pasado que caduca, sino una apuesta
ilusionada de futuro. (…) Les anima el alegre convencimiento de que el Reino
de Dios es un tesoro que justifica cualquier renuncia, la certeza de que
anunciar y servir el amor de Dios a los hombres es capaz de llenar el corazón
con un gozo difícilmente inimaginable desde fuera. Pero son demasiado
pocos para las necesidades cada vez mayores de una Diócesis que, por puro
proceso de envejecimiento, verá reducidos sus efectivos sacerdotales, en
pocos años, a casi la mitad. Los fieles cristianos más conscientes sabéis de la
gravedad del problema. Necesitamos sacerdotes. Los necesitáis en cada
comunidad. Los necesitan los que están alejados. Y lo sabéis, entre otras
razones, porque muchos laicos reclamáis con arzón la compañía cualificada
del sacerdote. Si es la hora de los laicos, quiere decir que es la hora de los
sacerdotes.
Porque necesitamos una Iglesia vigorosa y joven, capaz de ser luz en
un mundo que muchos califican de desnortado, porque queremos ofrecer
alternativas reales de felicidad frente al hedonismo ramplón e insolidario,
necesitamos vocaciones dispuestas a darlo todo.
El Seminario se acerca a cada comunidad, a cada familia creyente, a
cada movimiento apostólico, a cada equipo de catequesis, a cada gripo de
jóvenes. El Seminario, corazón de la Diócesis, quiere haceros llegar su latido
hecho pregunta:
De vuestro grupo de catequesis, ¿cuánto tiempo hace que no ha salido
alguna vocación al Seminario?
81
En vuestro grupo de jóvenes creyentes, confirmados por el don del
Espíritu en la fe bautismal, ¿cuánto tiempo hace que no os planteáis en serio
el tema de la vocación al sacerdocio?
En vuestra familia, ¿habéis incluido la posibilidad de entregar algún
hijo al Señor?
En vuestra parroquia, ¿cuánto tiempo hace que fue ordenado el último
sacerdote salido de la misma?” (marzo, 2001).
- En marzo del año 2003, el Sr. Obispo acude a la cita y nos ofrece una
nueva catequesis, de la que insertamos aquí lo siguiente: “La preocupación
nace de la escasez de vocaciones. Estamos padeciendo en muchos lugares del
mundo desarrollado una sequía vocacional fuerte, cuyas consecuencias ya
estamos sintiendo y que se agravarán en los próximos años. Me preocupa que
la fascinación por el seguimiento de Jesús se haya ido apagando en nuestras
comunidades; que sean cada vez menos las familias que, por escasez de hijos
o porque se ha nublado en ellas el sentido de Dios, sienten la alegría de
entregar a alguno de sus miembros al servicio de la Iglesia; que no seamos
capaces de descubrir y despertar las semillas de vocación que se dan en cada
comunidad o en cada grupo; que en las catequesis de niños y de confirmación
o en los grupos juveniles la vocación sacerdotal no sea propuesta como un
atrayente proyecto de vida y de futuro. (…) Pero mis palabras están también
teñidas de esperanza. Y la esperanza me la da, en primer lugar, la misma
contemplación de san José, modelo de opción seria ante el misterio de Cristo.
Fue la suya, como la de su esposa María, una existencia oculta, dedicada a
acoger y secundar un proyecto que no venía de él, sino de Dios. Alienta mi
esperanza, sobre todo, la promesa de Jesús de dar pastores a su pueblo, y la
confianza en la oración a la que Él nos invitó (…) Y es esperanzador ese
ramillete de jóvenes de nuestro Seminario de Coria-Cáceres, que contra
viento y marea, desafiando los cierzos fríos, las múltiples llamadas y
seducciones de la sociedad del bienestar, están dispuestos a seguir a Jesús,
entregando su vida joven al servicio del Evangelio y de sus hermanos”.
- El día 19 de marzo de 2005, el Obispo escribe: “El Seminario,
institución encargada de la formación y maduración de los futuros presbíteros
de la Diócesis, ha de contar con el cariño y la solicitud de todos los
diocesanos. Los cristianos más conscientes, que saben que de la vitalidad del
Seminario depende en buena parte el futuro y la vitalidad de la Diócesis, se
han distinguido siempre por su especial sensibilidad y aprecio por el
Seminario. El Seminario es asunto de todos. Lo es del Obispo, que mira al
Seminario como la matriz en que se gestan sus más inmediatos colaboradores
82
para el pastoreo diocesano. (…) Lo es del presbiterio diocesano, que tiene que
multiplicarse cuando van escaseando las fuerzas, porque no existen los
suficientes relevos. Y ha de serlo de todos los diocesanos. El ministerio
presbiteral está al servicio del Pueblo de Dios, es un don del Señor a la
comunidad. Jesús no es el Pastor ausente; prolonga su presencia de Buen
Pastor por medio del ministerio sacerdotal, que proclama su palabra, que lo
hace presente en la Eucaristía, en el perdón de los pecados y en los demás
sacramentos; que visibiliza su misericordia en la entrega a los pobres y a los
que sufren, encarnando en su condición humana las entrañas del Buen Pastor.
(…)
Uno de los problemas más graves de nuestra Iglesia es la escasez de
vocaciones para el ministerio sacerdotal y para la vida consagrada. De ello
depende en buena parte el futuro de nuestra Iglesia diocesana. No debería
existir celebración o encuentro en nuestras parroquias y grupos apostólicos en
que esta preocupación no aflorara en forma de oración y de llamada. Soy
consciente de que el seguimiento de Jesús no es hoy un camino de prestigio y
de poder; pero sé también que hay descubrimientos que uno cambiaría por
todo el oro del mundo. Por eso, me alegró recientemente el encuentro con un
matrimonio que me contaba con alegría cómo uno de sus hijos, con una
brillante y prometedora carrera universitaria recién acabada, se había
consagrado al Señor. De las buenas familias han surgido casi siempre las
buenas vocaciones. Valorad en vuestros hogares la vocación a la vida
sacerdotal y religiosa. (…)
Os invito a los jóvenes más generosos a que os preguntéis ¿qué quiere
el Señor de vosotros? (…) Haced un poco de silencio interior. Tal vez el
Señor está llamando suavemente a la puerta de vuestro corazón joven, y las
prisas y el ruido os impiden oírle”.
- Día del Seminario de 2006. El Obispo manifiesta: “Desde el
Seminario y la Delegación de Vocaciones se está llevando a cabo una
importante labor vocacional, que esperamos que acabe dando frutos. Hace
años nos propusimos que no hubiera ninguna parroquia sin algún seminarista.
Las parroquias que todavía no han respondido tendrán que revisar cómo han
secundado aquella llamada, qué empeño ponen en tal sentido en la catequesis,
en la pastoral juvenil y familiar. Comparto con vosotros estas preocupaciones
desde la necesidad y desde la esperanza:
Desde la necesidad, porque necesitamos más sacerdotes, sacerdotes
generosos y entregados en cuerpo y alma a su misión, sacerdotes con un rico
83
bagaje humano e intelectual. En un mundo en que impera el relativismo del
“todo vale” y en que reviven los dioses del viejo paganismo, es necesario,
más que nunca, que se siga anunciando la verdad de Dios y del hombre, el
Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo. La presencia de laicos cada vez más
comprometidos no hace superflua, como algunos pudieran pensar, la
presencia de sacerdotes, sino que la reclama.
Desde la esperanza, porque confiamos en la eficacia de la oración;
porque el Señor nos invitó de manera exigente y persuasiva a pedir al dueño
de la mies que envíe obreros a su mies (cf. Mt.9,38). Y Él siempre escucha la
oración humilde, perseverante y confiada. Nuestro Seminario necesita medios
materiales, pero, con ser tan necesarios, no es lo más importante. Tenemos
que orar para que el Señor, que prometió dar pastores a su Pueblo (cf.
Jer.3,15) provea, con nuestra cooperación, de sacerdotes a nuestra Iglesia de
Coria-Cáceres. Oremos más, hagámoslo cada día” (19-III-2006).
Testimonios:
- El actual Rector y profesor del Seminario diocesano, M. I. Sr. D. Isaac
Macarro Flores, escribe: “Cuando llega el momento de la partida, D. Ciriaco,
es de bien nacido agradecer su buen hacer en esta su casa, el Seminario
Diocesano. Sabemos que la tarea de la pastoral vocacional es misión de toda
la iglesia, que como primera figura visible de la Iglesia el obispo tiene una
especial responsabilidad. Incluso cuando leemos “Pastores dabo vobis”
aprendemos que es un signo de la responsabilidad formativa del obispo visitar
con frecuencia a los aspirantes al sacerdocio y en cierto modo “estar” con
ellos. Pero lo que queremos agradecerle, D. Ciriaco, es la manera como se ha
hecho presente en medio de nosotros, como un padre que con sólo su
presencia derrocha amor, como un hermano mayor que con su sola presencia
da seguridad a los pequeños, como un amigo con el que se tiene
confidencialidades. Cada vez que ha venido a esta casa de “Nazaret” no ha
hecho falta alterar el orden porque venía el padre y hermano de todos.
Gracias porque ha estado diligente cada vez que hemos querido gozar
de su compañía; gracias por compartir la fiesta, la cena de navidad que tan
entrañable han sido en estos años; gracias porque con su palabra en cada
inauguración del curso nos ha exhortado en el programa formativo del
seminario; gracias porque nos ha enseñado que la Iglesia es gratuidad en la
tarea de la formación de los aspirantes al sacerdocio; gracias porque en el
dolor y la enfermedad ha sabido dar respuesta a la necesidad; gracias porque
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no se ha guardado nada de su persona ni de sus bienes para esta familia, su
familia, la familia del Seminario. Cuando llega el momento de la partida y
sólo se alarga un poco más la distancia física, sencillamente le decimos
gracias, D. Ciriaco, por haber sido tan de todos y tan nuestro”.
- Sacerdotes Operarios. Todos conocemos que Miembros de la
Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos colaboran con la Diócesis en
la formación integral de nuestros seminaristas y en la pastoral vocacional así
como en otros servicios pastorales que se les piden. Mons. D. Ciriaco
Benavente escribe a este respecto: “La Hermandad de sacerdotes Operarios
Diocesanos, fundada por el gran apóstol de las vocaciones, Beato Manuel
Domingo y Sol, surgió con el fin de animar la formación y la espiritualidad de
los sacerdotes diocesanos. A la Hermandad se debe, en buena parte, la
regeneración de los seminarios y del clero diocesano en un momento, como
eran los finales del siglo XIX e inicios del s. XX, de decadencia humana,
espiritual e intelectual. La presencia de D. Francisco Lansac, hasta ahora
Director General de la misma y dotado de una rica experiencia y de un bagaje
humano, intelectual y espiritual poco común, será una ayuda inestimable en la
formación espiritual de los seminaristas. Desde aquí agradezco de todo
corazón la ayuda de la hermandad” (Boletín Oficial del Obispado, octubre
1996; p. 739).
D. Enrique Barrios Díaz y D. Miguel de Ángel Aguarón, Sacerdotes
Operarios, que colaboran en la actualidad con las formación de los
seminaristas, escriben lo siguiente: “D. Ciriaco ha mantenido y mantiene una
buenísima relación, muy cordial, con la Hermandad, que tiene como uno de
sus objetivos primeros el “fomento, sostenimiento y cuidado de las
vocaciones eclesiásticas, religiosas y apostólicas” (…) Esta buena relación
viene de muy atrás. Los Sacerdotes Operarios lo recibieron, cuando aún era
un niño, en el Seminario de Plasencia y fueron sus Formadores…y le
acompañaron hasta su llegada al Sacerdocio.(…) La estima y la confianza
entre D. Ciriaco y los Operarios es mutua. Signo de ello es la familiaridad de
trato en todas las circunstancias…De la mano de D. Ciriaco, y tras varios
intentos y años de espera por falta de sacerdotes, en el curso 1996-1997,
vinieron los Operarios a la Diócesis de Coria-Cáceres para compartir vida y
tarea con sacerdotes diocesanos, formando parte del equipo de Formadores
del Seminario Diocesano”.
- Los seminaristas. En nombre de los seminaristas, D. Francisco
González Jiménez, diácono, escribe: “Para los seminaristas D. Ciriaco
85
siempre ha sido un obispo cercano. En todo los momentos importantes de la
vida del seminario, tanto académicos como en celebraciones señalas, de
antemano contábamos con su presencia. Presencia que nunca supuso alterar la
vida cotidiana y la actitud espontánea que habitualmente reina entre los
miembros del Seminario mayor y menor. En su relación con nosotros
destacaría su actitud de escucha hacia cada uno en particular, preocupado por
los posibles problemas o dificultades por las que pudiésemos estar
atravesando. Animándonos a profundizar día a día en nuestra llamada, difícil
y exigente, a menudo exponiéndonos situaciones por las que él mismo había
atravesado a lo largo de su vida. Despedimos a un obispo por el que nos
hemos sentido sinceramente queridos y al que hemos querido de la misma
manera. Damos gracias a Dios por él. Y desde ya esperamos al nuevo pastor,
al que acogeremos con el mismo cariño con que despedimos a D. Ciriaco”.
* Inauguración del Curso en el Seminario Diocesano
- Apertura de curso 1996-1997. En su homilía, Mons. D. Ciriaco
Benavente Mateos puso de relieve lo siguiente:
“La inauguración del curso en el Seminario es un acontecimiento
eclesial de singular importancia para nuestra Iglesia particular. PDV define al
Seminario como “una comunidad formativa en camino, la comunidad
promovida por el Obispo para ofrecer a quien es llamado por el Señor para el
servicio apostólico la posibilidad de revivir la experiencia formativa que el
Señor dedicó a los Doce (…) Ser, a su manera, una continuación en la Iglesia
de la íntima comunidad apostólica formada en torno a Jesús” (n.60).
Quiero reseñar una doble coincidencia con el inicio del curso: el nuevo
Plan de Formación Sacerdotal para los Seminarios Mayores, aprobado por la
Conferencia Episcopal Española y reconocido y aprobado recientemente por
la Congregación para la Educación Católica (…) La segunda y feliz
coincidencia es el inicio de la colaboración de los Sacerdotes Operarios
Diocesanos.
Vaya también mi agradecimiento y gratitud a la Madre Isabel superiora
hasta hace unas semanas de la comunidad de Misioneras de Cristo Sacerdote
que colaboran con tanta generosidad con el Seminario.
Hay funciones que serán necesarias siempre en la Iglesia, so pena de
que ésta renuncie a su identidad:
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+ Es necesario el servicio de la Palabra. Sin la Palabra que convoca,
convierte y dirige no hay Iglesia. Su anuncio necesita servidores autorizados.
+ Es necesaria la celebración de los sacramentos, expresión de la
iniciativa de Dios en el pueblo sacerdotal. La estructura más honda y genuina
de la Iglesia es sacramental.
+ Es indispensable el ejercicio de la koinonía, de la caridad, que es
comunión y es servicio, expresión de la igualdad y solidaridad de todos y que
se manifiesta en el servicio a los hombres.
El pastoreo del Pueblo de Dios incluye todas estas funciones, peor ni
se agota, ni se puede organizar el ministerio sólo en torno a ellas. Cuando asís
e hace, aunque sea con esmero, aquél queda distorsionado. Es necesaria,
además, esa alta sabiduría que consiste en saber situarse en la historia, en
saber conectar con los hombres de hoy y de mañana. ¿Os dais cuenta,
queridos seminaristas, de que sin la promoción de un laicado cristiano,
consciente, responsable y comprometido, vuestra tarea pastoral de futuro
estará completamente manca, y que ese laicado no surge por generación
espontánea, que hacen falta años de paciente acompañamiento individual y en
grupos para que vayan surgiendo esos cristianos que hagan presente las
virtualidades del evangelio en la Iglesia y en el mundo, en la cultura, en las
estructuras sociales y políticas?
Asociados al ministerio apostólico por el sacramento del Orden, los
presbíteros recibimos el encargo de trabajar en la edificación del Pueblo de
Dios, enviado a ser sacramento de salvación en el mundo y para el mundo.
Nos realizamos en la medida en que desarrollamos la participación de
quienes, por el bautismo y la confirmación, han recibido la dignidad
sacerdotal, profética y real. El salto que tenemos que dar para promover la
Iglesia viva, participativa, servicial, vigorosa que encare la singladura del
tercer Milenio con el ardor evangelizador de los apóstoles salidos del
cenáculo tendréis que darlo sobre todo vosotros, o quedará sin darse.
El sacramento del Orden os incardinará además en in presbiterio. El
sacerdocio es esencialmente comunitario. Nadie puede trabajar por libre, ni
nadie se basta a sí mismo. Seréis pastores en y desde un presbiterio, en y
desde un pueblo. La vida comunitaria en el Seminario ha de ir capacitándoos
para la comunión, la complementariedad y la corresponsabilidad.
Para estar al frente del Pueblo de Dios, no frente a él, debéis aprender y
madurar vuestro ministerio en la escucha y contemplación del Señor. Somos
testigos del Resucitado en el Espíritu. Él nos conduce, tanto al Pueblo de
Dios, como a los ministros a la verdad plena y a la comunión. (…) El Espíritu
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es el protagonista de la evangelización, nuestro servicio es una colaboración
lúcida y dócil con Él. Necesitamos recobrar el dinamismo contemplativo y
místico de la fe para llegar a ser hombres apasionados por ser instrumentos
libres y responsables en manos de Dios. Es imprescindible encontrar el
camino y el hábito de una oración apostólica, capaz de discernimiento y
riesgo.(…) Despreciar el estudio, no empeñarse en el mismo con rigor y
pasión, pondría en seria duda la capacidad para el ministerio apostólico.
Oración ye Studio. Estudio que se hace oración (…).
Ser hermano entre hermanos, hombre entre hombres, nos exige bajar
de cualquier pedestal de privilegios para encontrar el camino del servicio
humilde, que no se impone, que se ofrece sobre todo con el testimonio de la
vida, desde la fecundidad del grano de trigo que cae en la tierra y muere.
- Apertura de Curso del Seminario – 2002-2003.
“La finalidad de esta Casa es preparar a los futuros pastores de nuestras
comunidades para que sean sal y luz. La sal confiere sabor y evita la
corrupción. Sin luz no hay color ni belleza, no se ve el camino. Sal y luz que
no se circunscriben a la edificación del grupo sacerdotal, sino a la edificación
de la humanidad. Aquí os preparáis los seminaristas para ser signo, símbolo,
figura y reproducción de Jesús; para prestar visibilidad y corporeidad a sus
gestos salvadores, para latir con su latido, y eso implica identificación, exige
implicación interior, recoger el alma de esos gestos de Jesús, sentir como Él.
Un ministerio sacerdotal que se ciñera a una pura ejecución exterior, sin
comprometer el interior, sería, en palabras de Von Baltasar, “una posibilidad
imposible”.
¿Por qué para aprender a decir misa se necesita tanto tiempo? Se
pregunta la gente sencilla. ¡Lo requiere! Si se mira en profundidad, atreverse a
decir con verdad, actuando en el nombre y en la persona de Cristo, “esto es mi
cuerpo que se entrega por vosotros” exige no sólo unos años, sino toda la
vida. Decir “esto es mi cuerpo” es decir esta es mi persona, mi vida, mi
tiempo y mi humor, mi pensamiento y mi trabajo, mi fatiga y mi
desvalimiento, mis gozos y mis lágrimas; decir “esto es mi cuerpo” es decir
lo que decía Jesús ante el Padre y por los hombres: lo que soy, cuanto tengo
en mi haber…lo entrego por vosotros, es vuestro, porque a Dios y a vosotros,
mi pueblo, me pertenezco por entero. Aprender a ser sacerdote es aprender a
hacer de la vida eucaristía.
¡Queridos seminaristas! La formación tiene que llegar hasta la propia
estructura personal, hasta la configuración del propio corazón y de la propia
88
experiencia religiosa. Formarse supone ponerse en actitud de confianza y de
apertura ante Cristo, ante la iglesia, ante los formadores; dejarse ayudar sin
autosuficiencia ni orgullo; reconocer con humildad las propias incoherencias
y debilidades. La confianza ente la realidad es la base de la fe, es lo que
facilita la apertura, lo que permite el crecimiento interior. Que no queden a
final del camino historias ocultas. Lo que hace imposible el crecimiento no
son las historias, sino su ocultación.
Necesitáis mucha fortaleza. La fortaleza es virtud misionera, que nos
enseña a resistir ante la adversidad sin que mengüen la espera y la esperanza.
Es, como todas las virtudes, un don de Dios. Os digo esto porque tenemos la
impresión de que la comunidad de Jesús se encuentra, al menos en Europa, en
situación decreciente y en debilidad sociológica; que es cada día menos
relevante, que, ante la opinión pública, bien alimentada por los grandes
medios de comunicación, se ve debilitada no sólo en su poder sino en su
misma credibilidad moral. Os lo digo porque estoy convencido de que nos
esperan todavía días muy crudos; porque seguramente vuestro futuro
ministerio no va a ser un camino humanamente exitoso y triunfal. Si no fuera
así, quizá no valdría la pena. (…)
Nosotros albergamos la persuasión de que Jesús, su mensaje y su
programa son hoy más necesarios que nunca. Tenemos la certeza de que en
esta época de mutaciones históricas los valores del Evangelio esconden la
verdadera alternativa para inspirar la construcción del nuevo mundo por el
que, en lo más profundo de si misma, suspira la humanidad; que la fe en
Cristo y los valores del Evangelio constituyen el fundamento, son vitales para
que los hombres y mujeres del presente y del futuro sean verdaderamente
humanos: que sólo se construirá una civilización nueva, la del amor, desde la
misericordia, la defensa de los débiles, la paciencia activa, la limpieza del
corazón, la pasión por la paz y la esperanza.
Juan Pablo nos ha recordado las claves fundamentales del Evangelio a
fin de que la Iglesia y cada cristiano se conviertan en profecía del futuro.
Estas claves son:
El redescubrimiento del rostro de Cristo, el rostro de Hijo, el rostro
doliente y, a la vez, el rostro del resucitado.
La llamada a la santidad, que es comunión con Cristo; así como la
pedagogía de la misma.
El arte de la oración, que nos permitirá hacer de nuestras comunidades
89
verdaderas escuelas de oración. Un cristiano sin oración es un cristiano
mediocre, es un cristiano en situación de riesgo, dice el Papa. Y cristianos en
riesgo lo son un obispo, un sacerdote y un seminarista sin oración.
La Eucaristía, el sacramento de la reconciliación, la escucha obediente
de la Palabra de Dios.
Se trata, en definitiva, de dar la primacía a la gracia de Dios. Sin el
enraizamiento en el Señor no podremos hacer nada sólido; “nuestros
proyectos pastorales llevarán al fracaso y dejarán en el alma un humillante
sentimiento de frustración”.
Otra clave fundamental es el amor mutuo. Sin el amor, que tiene su
fuente en el corazón del Padre, que se encarnó en Jesús y se derrama en
nosotros a través del Espíritu para hacer de nosotros un solo corazón y una
sola alma, no existirá aquella “comunión que encarna y manifiesta la esencia
misma del misterio de la Iglesia”. De la espiritualidad de comunión nacen la
corresponsabilidad y la colaboración, desde ahí se descubre la vocación de los
religiosos y de los laicos y se promueven los ministerios, se vencen las
tentaciones de competitividad, las ganas de hacer carrera, la desconfianza y
las envidias que ahogarían la vida comunitaria en el seminario y en las
mismas comunidades. Sin este amor no se descubre el rostro de Cristo en
aquellos con los que Él ha querido identificarse, ni brotará la creatividad
capaz de promover “una nueva imaginación de la caridad” ante los nuevos
desafíos (…).
- Apertura de Curso del seminario de 2003-2004. El Obispo recuerda,
en su homilía, que “la finalidad del Seminario es prepararnos para ser
presbíteros, signos de Cristo Pastor. Pero no un signo cualquiera sino signos
sacramentales de Cristo Pastor. Ello supone poner a disposición de Cristo
nuestra persona, nuestro corazón, nuestra preparación, nuestras cualidades,
nuestro tiempo, nuestra oración, a fin de que Él pueda ser, a través de nuestra
vida y ministerio, Pastor de la comunidad” (Mons. Uriarte) Id configurando
poco a poco vuestra vida con los rasgos de Cristo: la confianza, la
misericordia, la generosidad, la abnegación. Lo anterior supone aprender a
vivir en referencia al Señor, a ser transparentes, porque un signo opaco no
dice referencia a nada; a vivir desde el Señor para los demás. Que la vida del
seminario os vaya ensanchando las entrañas para vivir con generosidad y
gratuidad a favor de los demás, superando el egocentrismo que nos es tan
común y connatural.(…)
Invita a los formadores y profesores a:
90
- ser testigos: que acompañan a la palabra el pero vital del testimonio…
- ser maestros que poseen tacto pedagógico para ponerse en la situación
de quien oye, para buscar los cauces por los que será más fácil conducir el
agua viva.
- ser profesores que hacen de sus clases expresión de una búsqueda
siempre renovada y creativa, que contagian la pasión de la búsqueda y el
enriquecimiento personal” (octubre de 2003).
- En la apertura del curso 2005-2006, Mons. D. Ciriaco Benavente
pronuncia la homilía en la que, entre otras cosas, dice:
“El Seminario prepara para ser evangelizadores y pastores. La
evangelización necesita pasión, iniciativa, agarre, capacidad de afrontar
situaciones diversas, de interpretar las necesidades de los que parecen lejanos,
de entrar en los deseos profundos de verdad, de justicia, de Dios, que hay en
cada hombre. El pastoreo, a su vez, aporta solidez a la construcción, para que
no se quede todo en el viento del entusiasmo (…).
“Los seminaristas necesitáis un cierto aislamiento, que os permita el
estudio, la oración, la adquisición de una disciplina, de una capacidad e
convivir, de una austeridad de vida sin la cual no podréis resistir las
dificultades de la vida sacerdotal. Pero es también importante cultivar esta
sensibilidad u no olvidarla nunca, tocar el dolor de la gente, sus sufrimientos
y soledades. (…) Nos toca vivir el ministerio en un contexto frecuentemente
adverso. Jesús mismo encontró muchos motivos de sufrimiento (…) No
podemos permitir que el hedonismo vacíe en nosotros la cruz de Cristo, ni que
el pesimismo inutilice la fuerza vigorosa de la resurrección. En la experiencia
del encuentro con el resucitado encontraron los discípulos el sentido de la
cruz, la fuerza movilizadora, el generador de su temple y de su aguante, la
fuente de su alegría, la pasión para comunicar lo vivido. Os formáis para ser
pastores y maestros (…) El resultado de una escasa vida intelectual y la falta
del ejercicio de pensar no sólo estrecha los horizontes, se traduce también en
miseria espiritual: o se acaba sucumbiendo a la influencia del relativismo,
que disuelve la fe, o se cae en fundamentalismos que bajo la máscara de una
identidad fuerte y tranquilizadora anulan toda búsqueda y nos convierte en
intolerantes. Una larga y secular experiencia ha ido perfilando las diversas
dimensiones de la formación sacerdotal:
La dimensión humana, para hacer hombres maduros, de calidad humana
La dimensión académica, que supone un conocimiento sólido del
91
misterio cristiano y una cierta familiaridad con los grandes maestros de la
vida cristiana (…)
La dimensión creyente, que toma en serio la adhesión vital a Jesucristo
y a la Iglesia
La dimensión comunitaria, porque necesitamos la comunidad, en ella
crecemos, y para servir a la comunidad nos hacemos sacerdotes
La dimensión pastoral, porque la meta es ser pastores y la meta ha de
matizar todo el camino. Nuestro servicio y nuestra caridad son pastorales.
Formar para ser pastores ha de ser la pasión del Seminario. Formarse para ser
pastores ha de ser el compromiso más serio del seminarista.
Se trata, pues, de revivir aquí, en el Seminario de Coria-Cáceres, la
experiencia formativa que Jesús dedicó a los Apóstoles, para prolongar
mañana, con gozo y esperanza, en la Iglesia y en el mundo actual, la presencia
salvadora de Cristo, el buen Pastor. Es la encomienda que os hago en nombre
de la Iglesia Diocesana a formadores, profesores y seminaristas.” (BOO,
octubre de 2005; 607-613).
- Inauguración del Curso 2006-2007. Como en años anteriores, el Sr.
Obispo preside la Eucaristía y pronuncia la homilía. De ella ofrecemos los
siguientes párrafos por su interés, a nuestro juicio:
Me dirijo en primer lugar a los profesores y formadores para
recordaros algunas convicciones que sé que compartís: el Señor os confía esta
comunidad única y original, y en vosotros ponen su confianza la Diócesis y el
Obispo. (…) Os encomienda el Señor y la Iglesia diocesana una tarea
singular, difícil, de artesanía. De vosotros va a depender, en la parte que os
corresponde, como educadores o profesores, el avance o el retroceso de los
que empiezan a iniciarse. Y por lo que se refiere a los mayores, de vosotros va
a depender, también en buena parte, la calidad humana, intelectual y
evangélica de los futuros presbíteros. Su identificación con los contenidos
fundamentales de la fe del misterio cristiano sin reticencias ni fisuras; su amor
e identificación con la Iglesia concreta y real, pecadora y santa; su obediencia
a los pastores puestos por el Señor para guiarla, coordinarla y mantenerla en
comunión; su espíritu de oración, su disponibilidad para el servicio, donde sea
necesario, su pasión evangelizadora. No es tarea fácil. La responsabilidad en
la encomienda, el dialogo frecuente entre vosotros, profesores y formadores,
el apoyo mutuo y, si fuera necesaria, la corrección fraterna, nunca la
descalificación, son actitudes imprescindibles. Y, sobre todo, vuestro
testimonio de vida, vuestra gozosa identificación con el ministerio, vuestro
realismo, vuestra alegría y vuestra esperanza son actitudes fundamentales (…)
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Os hablo, en segundo lugar, a los seminaristas. Empiezo por confesar
que sois un regalo para nosotros. En medio de la sequía, que abunda, el Señor
nos bendice con cada uno de vosotros. Me refiero a todos, pero especialmente
a los que os encontráis en estudios eclesiásticos, (…) Vivid, por eso, la
vocación en clima de agradecimiento, nunca sois vosotros los que más dais.
Esto os llevará a aceptar con gozo el esfuerzo que cada mañana dé sentido a
vuestro madrugar y al peso del día. Se lo merece el Señor y se lo merece
nuestro pueblo. Jesús ha sido ya buena noticia para nosotros.
La Iglesia diocesana os propone, especialmente a quienes estáis en
estudios eclesiásticos, cinco campos de trabajo, que algunos de vosotros ya
conocéis:
+ Cuidad vuestra personalidad humana, que se nutre de la verdad, del
trabajo serio, de la responsabilidad, del cumplimiento de la palabra dada.
+ Entrad con interés en as aulas, para emprender una formación, que
deberéis continuar durante toda vuestra vida. Tened pasión por conocer más
para “ser más”: ser más personas, más vosotros mismos.
+ Se os abre el hermoso campo de la comunidad, que no habéis elegido
vosotros, sino que, como gracia que es, os ha preparado el Señor. Dando y
recibiendo se hace comunidad. La ordenación sacerdotal nos inserta, con un
nuevo círculo de fraternidad, en el presbiterio diocesano.
+ En todos los tramos de vuestro camino, se os pide el crecimiento en
el conocimiento y en la amistad con Cristo, llegar a una verdadera amistad
con el Señor para aceptar dejarse curar y transformar por el Evangelio, sin
anestesia; para ser capaces de darle al Señor un sí definitivo y para siempre
como pide el verdadero amor, que es lo que da real fecundidad a una vida.
+ Tenemos una Iglesia débil porque faltan cristianos convertidos, con
experiencia de Dios, con una identidad eclesial sólida, con experiencia de
oración. Por eso hay que capacitarse para ser maestros de oración, para ser
hombre de discernimiento espiritual.
+ Se os pide también una sensibilidad pastoral contrastada. La
evangelización, decía Pablo VI, constituye la identidad más profunda de la
Iglesia, su gozo y su alegría. Somos para evangelizar. Ello constituye la razón
de nuestra vida y no otros intereses. Identificaos con los planes pastorales de
la diócesis, sentid sus prioridades, conocedlos.
+ Se necesitan pastores recios para estos tiempos recios, capaces de
nadar a contracorriente, que nos e sientan agotados porque el domingo tengan
que decir tres misas, hacer varios kilómetros o llevar la responsabilidad
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pastoral de varios pueblos. No sabemos qué nos deparará el futuro, pero a
lo mejor os toca llevar el equivalente a un arciprestazgo actual. Para ello hay
que contar con la ayuda de los laicos. Ello exige pensar en formas nuevas de
orientar la acción pastoral, son contentarse con una pastoral de puro
mantenimiento de lo que os encontréis.(…) Hay que empezar a hacerlo
realidad.
Os aseguro que el Señor no se deja ganar en generosidad. La
recompensa será una alegría que nadie os podrá arrebatar. Será también el
cariño de muchos un gratificante premio a vuestra generosidad.
A los pequeños os recuerdo que “Seminario” quiere decir “semillero”.
Para ser un día árbol frondoso, cuyos frutos pueden alimentar a los demás o
dar sombra al caminante, se empieza siendo semilla, semilla con voluntad de
crecer. El crecimiento reclama abono, poda, que se vayan fortaleciendo las
raíces y el tronco. Sólo así crece el árbol, capaz de resistir ante los fríos del
invierno y los calores del verano, ante la contaminación del ambiente. (…)
Queremos contar también con vuestros padres y vuestros párrocos. ¡A crecer!
Que el tiempo pasa deprisa.(…)
Unas palabras para todos: “El Seminario será preocupación querida de
todos nosotros; será ocupación de nuestros mejores esfuerzos. Estamos ciertos
de que es campo especialmente cultivado por el Espíritu, en los formadores y
en los formandos. En todo momento sentiremos la mirada atenta de nuestra
Madre solícita, la Stma. Virgen. Es casa de la Inmaculada”.
* Revista del Instituto Teológico “S. Pedro de Alcántara”
“CAURIENSIA”. Queremos dejar constancia también de esta Revista que
surge bajo el patrocinio de la Diócesis de Coria-Cáceres y Universidad de
Extremadura. Su director es D. Manuel Lázaro Pulido que, contando siempre
con el apoyo y el estímulo de D. Ciriaco Benavente Mateos, ha hecho posible
y realidad esta Revista. Se lo agradecemos sinceramente.
* La Familia
Ya desde el inicio de su ministerio episcopal entre nosotros, D. Ciriaco
presta la atención debida a las familias. Por ello, y ante la fiesta de la Sagrada
Familia escribe una exhortación pastoral invitando a la reflexión y a la
renovación de la familia.
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- Año 1992.- “Este año hemos hecho coincidir esta fecha litúrgica con
el mensaje que se ha escogido para el Día de la Pastoral Familiar: “Familia,
buena noticia”. “Sin duda que el matrimonio y la familia, con todos sus
valores humanos, el afecto y la fidelidad, la comunión conyugal de vida y
amor, el servicio a la vida y la solidaridad efectiva, logran su más profundo
significado y un nuevo vigor. Los esposos, con su mutua y total entrega, son,
en cualquier momento de sus vidas, buena noticia el uno para el otro… Los
son también los padres para los hijos y éstos para los padres (...) La Familia se
convierte en Buena Noticia cando es generadora y transmisora de los grandes
valores que hacen posible la civilización del amor, la cultura de la solidaridad.
La Familia cerrada en sí misma, recluida en el individualismo, acaba
muriendo. El amor crece en la medida en que comparte y reparte; en la
medida en que amplía el campo de su compromiso efectivo. Pero esta Buena
Noticia hay que anunciarla. No podemos resignarnos ante la
despersonalización general y los reduccionismos de la afectividad, de las
relaciones humanas y de la dignidad del hombre, a que tanto nos incita la
sociedad actual. Hemos sido impulsados a una nueva evangelización y la
familia es el primer ámbito de este acuciante compromiso.
Por eso para evangelizar a las familias teníamos que fijar
necesariamente algunas exigencias: la comunión de vida y amor en el
matrimonio no es algo anticuado; la indisolubilidad del matrimonio vivido
como novedad y don; la generosidad en la transmisión y acogida de la vida;
disponibilidad en el impulso hacia una pastoral familiar audaz, positiva y
profética; nuevo impulso de los movimientos familiares, parroquiales y
formación de agentes para la pastoral familiar” (17-XII-1992).
- En el año 2001. El Señor Obispo, en el domingo II-C que tiene como
evangelio “Las Bodas de Caná”, ofrece una homilía en la que afirma: “Para
los medios de comunicación las rupturas no son otra cosa que n incidente
normal dentro de una sociedad moderna. Un incidente que, además, vende,
sobre todo cuando se trata de “gente guapa” o del personaje famoso. A
quienes les toca palpar por dentro estas situaciones, tal vanalización de los
medios nos suena a camelo. Lo real es que tales hechos nos e dan sin dolores
profundos, sin hondas experiencias de soledad, son la amarga frustración de
ver cómo se quiebra un proyecto llamado a estructuras una vida en común.
Porque en el matrimonio se comparte, nada más y nada menos, que el ser
mismo de las personas, cuerpos y almas, sufrimientos y gozos, sueños y
esperanzas, y hasta la prolongación de los cónyuges en el fruto común de los
hijos. (…) Al divorcio le precede, casi siempre, el divorcio de los corazones,
95
las infidelidades, los malos tratos, bien aireados y lamentados, el
desnortamiento de los hijos. Todo es consecuencia del divorcio de los
corazones. (…) Se ha dicho que la rutina es el monstruo que reduce a polvo
todos los sentimientos. Cuando esto acontece los esposos ya no tienen nada
que ofrecerse ni a sí mismos ni a los hijos, sino es la frialdad recíproca y la
amargura de la desilusión. El hogar, al que habían venido para calentarse, se
va enfriando, y unos y otros tienen que ir a buscar otro fuego fuera de la casa
para calentar el corazón con un poco de afecto.
El remedio de Caná fue invitar a Jesús. Siempre se puede recurrir a Él
cuando se siente que se apaga el entusiasmo del atractivo físico o cuando
envejece la novedad del amor. El puede transformar el agua de la rutina en el
vino nuevo de amor más rico que el primero. (…). Jesús enseña un amor que,
son excluir el deleite, está hecho de donación, de gratuidad, de aceptación del
otro por sí mismo, sin convertirlo en un oscuro objeto de deseo. Por eso,
porque está anclado en el amor mismo de Dios, es capaz de superar hasta la
pérdida de la belleza y de la juventud. Invitar a Jesús a la boda significa
reconocer que el matrimonio no es un asunto privado en que lo religioso
interviene sólo para dar un poco de lustre externo a base de música de
órgano, de flores o de alfombras, sino una vocación, una llamada a realizar la
manera cristiana de vida y el destino compartidos” (Enero, 2001).
* La fiesta de la Sagrada Familia, en el año 2002,
Mons. D. Ciriaco Benavente escribe una carta pastoral dirigida a los
sacerdotes y demás agentes de pastoral sobre la familia. De ella ofrecemos
los siguientes párrafos. Y lo hace en sintonía con el objetivo común y
preferente para este curso: “promover familias cristianas que sean auténticas
escuelas de valores evangélicos en la sociedad de hoy”. No se trata de
prescindir del resto de los objetivos del Plan Diocesano, sobre los que
seguimos trabajando. Pero estamos seguros de que el hecho de alguno de ellos
sea común en todos los arciprestazgos y parroquias, además de facilitar la
revisión en común, reforzará la unidad y dará mayor eficacia a nuestra acción
pastoral. Me alegra que hayamos centrado la atención en la familia. Os invito
a releer el documento que los Obispos hemos publicado sobre la familia y que
tiene como título: “La familia, santuario de la vida y esperanza de la
sociedad”. En este documento manifestábamos una seria preocupación por la
situación del matrimonio y de la familia en nuestra sociedad.
“Nadie duda del progreso que ha supuesto para las personas y para la
96
misma familia la casi total equiparación del hombre y la mujer, la mayor
libertad en la elección de cónyuge, la importancia del amor a la hora de elegir,
así como un mayor sentido de responsabilidad para aceptar la paternidad o la
maternidad. Peor no todo son luces. (…) También hay sombras: “en amplios
sectores de la opinión pública la familia fundada en el matrimonio estable es
frecuentemente maltratada, cuando no ridiculizada. Se desconoce i
menosprecia el matrimonio como fundamento de la familia y cualquier forma
de convivencia de hecho, incluso de personas del mismos sexo, reclama y
recibe un reconocimiento social equiparable al del matrimonio; la práctica
legalización del aborto, la contracepción y la generalización del ejercicio de la
sexualidad, entendido éste como puro encuentro placentero, adquieren carta
de naturaleza en la sociedad actual y se extiende con toda normalidad entre la
generaciones jóvenes (…).
A continuación, el Obispo escribe sobre “el Evangelio de la Familia”.
“La concepción cristiana del matrimonio y de la familia no es elucubración
nuestra, brota de la revelación y es, por tanto, un que Dios ofrece a la libertad
de todos los hombres. Nuestros hermanos tienen derecho a conocerlo y vivirlo
si así lo desean (…). Estamos asistiendo a formas de convivencia que nos
parecen insuficientes…: parejas provisionales que excluyen el compromiso
definitivo, parejas de hecho que se niegan a asumir la dimensión social y
pública de su amor y de su convivencia. Y abundan las parejas rotas que no
logran mantener la continuidad de un amor creador y generoso. (…)
El obispo desarrolla ahora este punto: algunas manifestaciones de la
riqueza del matrimonio. El matrimonio cristiano es manifestación, profecía y
apología del amor generoso que multiplica la vida, llamando a la existencia a
nuevas personas. Los esposos se saben llamados a colaborar con Dios en la
transmisión de la vida. (…) Los hijos son una bendición de Dios, la mejor
riqueza de la familia, la más firme esperanza de la sociedad. La familia es así
mismo el mejor refugio y amparo para los ancianos, los enfermos, los
deficientes. Hay cosas que no se solucionan sólo con dinero, son necesarios el
amor y la generosidad. Es cierto que hay cuidados que, a veces, no pueden ser
prestados por la familia, pero nada ni nadie puede suplir el calor de un hogar,
el amor de los hijos y nietos, de la esposa; que nada da tanta paz como
envejecer y morir en el seno de una familia acogedora, generosa, sacrificada.
No hay forma más digna de morir que la de pasar del amor de la familia
terrenal a la familia celestial. Esta es la verdadera eutanasia: la que permite
pasar del amor que nos despide al amor que nos recibe, de las manos de los
seres queridos a las manos de Dios, que nos acoge en los umbrales del Cielo.
97
El momento actual nos está pidiendo a los cristianos de hoy, pastores y
fieles, que seamos capaces de hacer normal en la Iglesia lo que ahora es
excesivamente minoritario (…) El matrimonio cristiano tiene que ser como
una pequeña encarnación, una concreción doméstica de ese amor con que
Cristo ama a la Iglesia y del amor con que la Iglesia ha de responder a Cristo;
ha de ser manifestación del amor eterno con el que Dios nos envuelve y nos
mantiene en el océano de la vida. En este sentido hablamos de “Iglesia
doméstica”. Desde esta perspectiva la sexualidad queda engrandecida y
dignificada como signo, vehículo y expresión de tal amor. No es algo
exclusivamente biológico, afecta al núcleo íntimo de la persona. No es un
encuentro accidental entre dos cuerpos, sino entre dos personas que se
comunican y se funden en el amor (…)
El amor verdadero no es condicional. Es no sólo un sentimiento, es un
don y un compromiso que hay que cuidar y atiza, que hay que defender. El
amor “a la carta” o en cómodos plazos, más que amor, es una forma de
egoísmo encubierto, que responde más al carácter mercantil de nuestra
sociedad que a la verdadera naturaleza del amor. El otro es un “objeto”, que
se utiliza mientras y en tanto en cuanto conviene o apetece. Es verdad que
pueden cambiar muchos elementos secundarios en la familia y que como
culturales son opcionales, pero también es verdad que hay elementos dados,
esenciales. La familia está diseñada, pensada por Dios antes que por las
Constituciones o las modas.
Otro punto importante: Necesidad de una más vigorosa pastoral
familiar. Es muy necesario ofrecer a los adolescentes y jóvenes ideales de
vida grandes, generosos, exigentes; educarles en al amor y en la afectividad,
enseñarles a vivir la belleza de la castidad entendida no como represión, sino
como control y dominio de la sexualidad. Dejarles que se dediquen a pasarlo
bien, sin frenos ni fronteras, sin esfuerzo y renuncia, sin privarse de nada que
les apetezca, no facilitará nada el que un día puedan ser buenos esposos.
Necesitamos intensificar la atención a los matrimonios en los primeros años”
(diciembre de 2002).
- En el año 2003, Mons. D. Ciriaco Benavente nos ofrece una
exhortación pastoral, de la que insertamos aquí lo siguiente: “Sin rescindir del
resto de los objetivos del Plan pastoral Diocesano, hemos optado en nuestra
diócesis por darle un carácter preferente durante este curso al que s refiere a
la familia: “Promover familias cristianas que sean auténticas escuelas de
valores evangélicos en la sociedad de hoy”. El señor Obispo se hace eco de
98
las aportaciones positivas que el progreso ha traído a las familias: “la
equiparación del hombre y de la mujer, la mayor libertad e importancia del
amor a la hora de elegir cónyuge, mayor sentido de la responsabilidad en la
procreación”. Pero señala también las sombras que aparecen: “la
ridiculización del matrimonio y la familia por parte de algunos sectores de la
opinión pública, la equiparación con el matrimonio de otras formas de
emparejamiento, la práctica legalización del aborto, la generalización del
ejercicio de la sexualidad entendida como puro encuentro placentero, etc..
Detrás de todo ello se atisba el materialismo y el declive espiritual así como
una concepción del hombre que prescinde de Dios y que absolutiza la libertad
sin límites, el subjetivismo y la búsqueda de todo lo que sea placer como algo
incuestionable y una forma de relacionarnos que no nos lleva muchas veces a
la comunión sino a la soledad”.
Ante esta situación, Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos pone de
relieve y desarrolla este título: el Evangelio y la familia”, afirmando lo
siguiente: “La concepción cristiana del matrimonio y de la familia brota de la
revelación y es, por tanto, un don que Dios ofrece a la libertad de todos los
hombres. Nuestros hermanos tienen derecho a conocerlo y vivirlo si así lo
desean”. Además, hace una llamada para que todos trabajemos para
“conseguir que lo normal para las parejas sea casarse de verdad en la
presencia de Dios, que el amor sea santificado y transformado por el amor de
Jesucristo: amor fiel, generoso, sacrificado, más fuerte que la muerte, capaz
de multiplicar la vida” (…)El matrimonio cristiano tiene que ser como una
pequeña encarnación, una concreción doméstica de ese amor con que Cristo
ama a la Iglesia y del amor con que la iglesia ha de responder a Cristo…En
este sentido hablamos de la “Iglesia doméstica”.
Respecto a la sexualidad, afirma D. Ciriaco: “desde esta perspectiva la
sexualidad queda engrandecida y dignificada como signo, vehículo y
expresión de tal amor. No es algo exclusivamente biológico, afecta al núcleo
íntimo de la persona. No es un encuentro accidental entre dos cuerpo, sino
entre dos personas que se comunican y se funden en el amor. Es el lenguaje
con que se expresaba se realiza de la manera más elocuente la unión de dos
personas en una sola carne”.
Por todo ello, el Obispo habla de la necesidad de promover una más
vigorosa pastoral familiar: “ Lo cierto es que no pocos cristianos se casan sin
barruntar la hondura y la belleza de su compromiso; que llegan a la boda sin
un mínimo de disposiciones espirituales; que dan más importancia a los social
99
que a lo religioso, ale splendor externo que a las actitudes interiores, al boato
y al banquete que a la intensidad de los sentimientos religiosos; que hay
matrimonio sacramentales que son vividos como acontecimientos meramente
humanos y casi tan laicos como los celebrados en el Ayuntamiento. Es una
pobreza de la pobreza espiritual de muchos cristianos que, por desgracia, lo
son más de nombre que de corazón y mente”. Por ello “es necesario ofrecer a
los adolescentes y jóvenes ideales de vida grandes, generosos, exigentes;
educarlos en el amor y en la afectividad, enseñarles a vivir la belleza de la
castidad entendida no como represión, sino como control y dominio de la
sexualidad…dejarles que se dediquen a pasarlo bien, sin frenos ni fronteras,
sin esfuerzo y renuncia, sin privarse de nada que les apetezca, no facilitará
nada el que un día puedan ser buenos esposos”. Necesitamos intensificar la
atención a los matrimonios en los primeros años. En este sentido no me
cansaré de ensalzar el bien que pueden prestar los movimientos familiares a
los novios y a los jóvenes matrimonios que logran insertarse en los mismos”.
Termina el Obispo citando unas palabras de Juan Pablo II: “Conviene
que, mediante una educación evangélica cada vez más completa, las familias
cristianas ofrezcan un ejemplo convincente de la posibilidad de un
matrimonio vivido de manera plenamente conforme al proyecto de Dios y a
las exigencias de la persona humana. Las familias cristianas deben ser cada
vez más conscientes de la atención debida a los hijos y hacerse promotores de
una eficaz presencia eclesial y social para tutelar sus derechos” NMI 47).
- Mayo de 2006. A primeros de este mes, D. Ciriaco Benavente
inauguró el Centro de Orientación Familiar (COF) diocesano, viendo de esta
manera satisfechos sus deseos de dotar a la Diócesis de un instrumento eficaz
a favor de la familia. Su director, D. José María Mora Montes y su Esposa Da.
María del Rosario Encinas Guzmán escriben: “Juan Pablo II promovió la
existencia estos Centros en la sociedad actual, ya en su Polonia natal. D.
Ciriaco Benavente, como Obispo de Coria-Cáceres, no fue indiferente a esta
llamada del Papa, realizada a través de la “Familiaris Consortio”, y con
ilusión acometió esta empresa: hacer realidad en su Diócesis la existencia de
un COF, superando problemas y dificultades. Tras varios años de búsqueda de
un local adecuado para la nueva Asociación y de la formación de un equipo
multidisciplinar de especialistas universitarios con probada experiencia en
terapias familiares, planificación familiar natural, bioética y derecho civil y
canónico, fue posible abrir el primer COF de Extremadura. La inauguración y
bendición del local fue realizada por D. Ciriaco (9-V-2006). Antes de su
marcha a la Diócesis de Albacete ha hecho efectivos los nombramientos
100
correspondientes y la aprobación de los estatutos por los que se ha de regir,
poniendo así un broche de oro digno de su acción pastoral”.
Un testimonio:
El Delegado Diocesano de la Familia y Director del Boletín O. del
Obispado, D. Ramón de la Trinidad Piñero Mariño escribe:”Nuestro Obispo
se ha interesado por la familia, célula básica de la sociedad, instrumento
privilegiado de transmisión de la fe y de los valores cristianos, escuela de
fraternidad e Iglesia doméstica. Ha defendido la familia cristiana, formada por
un hombre y una mujer (esposo y esposa) abiertos por la fecundidad al don de
la vida, unidos por el sacramento del matrimonio y dispuestos a vivir a fondo
su misión de transmisores de la fe como principal encomienda. Destacamos
tres cosas: 1ª) La inclusión de la familia como objetivo específico en los
planes de pastoral diocesanos, como escuela de transmisión principal de los
valores evangélicos, cuidando muy particularmente la preparación de los
novios al matrimonio (cursillos prematrimoniales) y la transmisión de la fe a
los hijos, con la insistencia en que los padres son los primeros catequistas e
invitando a las parroquias a instituir la catequesis familiar. Para animar el
ambiente familiar, se han celebrado las Semanas de la Familia, de las cuales
ya van dos ediciones en el Arciprestazgo de Cáceres. 2ª) La creación de una
Escuela Diocesana de Agentes de Pastoral Matrimonial, dependiente de la
Delegación diocesana de Familia, y con sede en Cáceres y en Coria,
cubriendo así las zonas Norte y Sur de la Diócesis. Está en proceso, la
unificación del temario de los cursillos prematrimoniales, así como su
duración. 3ª) La erección y apertura del Centro de Orientación Familiar
“Sagrada Familia” de la Diócesis de Coria-Cáceres, con la aprobación de sus
Estatutos y el nombramiento del Consejo de Dirección y de técnicos
cualificados que aportan sus servicios voluntaria y gratuitamente. Entre sus
objetivos destacan: la educación de los jóvenes en la afectividad y la
sexualidad. D. Ciriaco no faltaba a la Fiesta de la Sagrada Familia, para
apoyar esta realidad. ¡Gracias, Monseñor, por haber amado y defendido a la
familia!”.
El mismo Delegado afirma que “La Delegación ha acordado aceptar el
Directorio de Pastoral Familiar de la Conferencia Episcopal Española. Por
otra parte, entre las acciones que ha asumido esta Delegación, destacamos
éstas:
- “Establecer un temario común para el cursillo o catequesis
prematrimonial, ofreciendo materiales con contenidos y metodología
101
adecuada. Cuando sea preciso realizar esta preparación desde el ámbito del
arciprestazgo”.
- “Organizar con esmero la ·”Semana y el Día de la Familia”.
* Día del Catequista nativo y del IEME
- En el año 1993, el Obispo escribe una nota pastoral con motivo de la
jornada del Catequista y del IEME. De ella consignamos lo siguiente:
“La fiesta de la epifanía tiene una resonancia misionera especial. Los
magos, los extranjeros y alejados son invitados a participar en el grandioso
acontecimiento que tiene lugar en Belén. Los magos son la mejor imagen del
hombre de buena voluntad que busca a Dios incansablemente, hasta
encontrarlo (…) Ahora sus ojos contemplan al Salvador. (…) ¡Con qué
emoción contarían a sus familiares el misterio que han visto con sus propios
ojos! Como testigos entusiasmados se explayarían en mil detalles y gestos,
resaltando con alegría desbordante lo esencial: hemos encontrado a Dios y es
amor.
Esta misma Buena Noticia da sentido hoy a todos los misioneros y
catequistas. Ellos también han contemplado el misterio de Belén y quieren
revelar lo que han visto y oído. Como consecuencia de una fe profunda
sienten la experiencia navideña de sus vidas como una irrupción misionera:
hay que llevar la Buena Noticia a todos los pueblos.
En este día quiero rendir un sencillo homenaje a todos los sacerdotes
misioneros de nuestra diócesis y a todos los catequistas de los países de
misión. Estos han surgido en medio de comunidades humildes, como una
explosión de carismas al servicio del evangelio. Sienten el gozo de pertenecer
a la Iglesia de Jesús. Ellos mantienen el espíritu cristiano con un dinamismo
fuerte, a veces en medio de serios peligros. Son los testigos de la fe y del
amor en medio de pueblos que tienen hambre y sed de Jesucristo. Anuncian
una palabra de esperanza y vida allí donde la muerte campea en todas las
direcciones. Por ellos ofrecemos hoy nuestra oración y ayuda generosa. A la
vez renovamos nuestra disponibilidad a la Iglesia y al mundo para ser epifanía
de Dios, aquí donde la pereza y el bienestar material empaña la pureza del
amor” (7-XII-1993).
- En el año 1994, D. Ciriaco publica una nota pastoral con este motivo.
De ella tomamos aquí lo siguiente: “En la Epifanía celebramos la
manifestación del mismo Hijo de Dios a todos los hombres. Este gesto irradia
102
destellos de luz en todas las direcciones del mundo. La Buena Noticia
trasciende las fronteras proclamando que la salvación es patrimonio de toda la
humanidad. En esta Jornada misionera recordamos cómo el evangelio se hace
vida en las Iglesias Jóvenes, gracias al protagonismo de los buenos cristianos.
Entre ellos merecen especial mención los catequistas y animadores de las
comunidades, que entregan alma y corazón para convertir el mundo en “una
Casa Común”. Asimismo, muchos sacerdotes diocesanos, al igual que los
magos, han recalado en los países de misión para hacer partícipes a otros
hermanos del misterio de amor que ha sucedido en Belén. Ellos llevan el
anuncio de que el “portal es Casa de Fraternidad”. Los testimonios misioneros
son para nosotros una fuente continua de inspiración y compromiso
apostólico. Ellos están escribiendo -con su sangre- una de las páginas más
hermosas de la vida de la Iglesia. (…) Os invitamos a “hacer de toda la
Humanidad una sola Familia” (diciembre, 1994).
- En diciembre de 1995 escribe el Obispo una nueva carta pastoral
titulada “la evangelización es tarea de todos” y que dirige a los Catequistas.
Destacamos estos párrafos:
“La Iglesia aprecia y valora el entusiasmo y la abnegación de los
catequistas, porque es una vocación de amor y servicio. La estrella del
catequista es la Palabra de Dios. Y la luz que ilumina su camina, es llevar la
Buena Noticia a todas las gentes, construyendo con ardor una comunidad de
hermanos. (…)
De una manera especial, en este día, os invito a descubrir la inmensa
labor que los catequistas realizan en los países de misión. Al igual que los
Magos han descubierto la Luz y se han transformado en testigos del
Evangelio. Están al servicio del mensaje de Jesús, en medio de unos pueblos
que tienen necesidad de pan, paz y salvación. Es inconmensurable el trabajo
que realizan entre los pobres que luchan por la subsistencia; pero sobre todo
es inmensa la generosidad de unos hombres y mujeres que han descubierto en
el anuncio del Evangelio la mejor forma de agradecer a Dios el don recibido.
Hoy también nos sentimos unidos a los sacerdotes diocesanos del Instituto de
Misiones. (…) Ellos nos invitan a descubrir nuestra vocación misionera.
Saliendo a otros países o permaneciendo en nuestra tierra, debemos abrir los
horizontes de nuestro compromiso cristiano, porque la evangelización es tarea
de todos. Con la oración y la solidaridad material expresamos la comunión
eclesial” (Diciembre de 1995).
* En el año 1996, el Prelado titula su nota pastoral así: “dios regala su
103
Hijo al mundo”. Después de explicar el significado religioso del misterio de
la Epifanía como “”un humilde escaparate donde Dios se manifiesta al
mundo”, habla de los Magos de Oriente como “unos hombres inquietos,
sedientos de verdad. Han tenido que viajar y superar toda clase de obstáculos,
hasta culminar sus sueños. ¿Qué vieron en Belén? Una familia desamparada
con un recién nacido. ¿Cómo salieron del portal? Quizás con la lección
aprendida de constatar que los pensamientos y los caminos de Dios no
coinciden con los de los hombres. Dios se revela al mundo asumiendo la
pobreza como estilo permanente de vida. Es fácil intuir que los magos
regresaran a su tierra convertidos en catequistas. Hicieron el hermoso
recorrido de la fe, madurada en el camino oscuro de las dudas y los miedos,
pero también, de la constancia y de la fidelidad hasta el final. Vieron y
anunciaron. Por eso, hoy celebramos la Jornada de los Catequistas y del
Seminario de Misiones Extranjeras
.Para anunciar, previamente hay que ver, interiorizar y amar. Eso es lo
que hacen los catequistas. En los países de misión, realizan una tarea
admirable que ha surgido del encuentro personal con Dios: recorren poblados,
visitan enfermos, anuncian el evangelio y, ante la carencia de sacerdotes,
coordinan las actividades evangelizadoras de las jóvenes comunidades. Toda
una vida impregnada de amor y servicio al Evangelio.
En este día, también tenemos en cuenta la tarea que realizan nuestros
sacerdotes misioneros. Son ya 75 años los que lleva en vigor el Seminario
Español de Misiones. De su seno han salido innumerables apóstoles, que
están recorriendo los caminos del mundo, proclamando que Jesús es el
Salvador y repitiendo el milagro de la multiplicación de los panes y los peces.
Nuestras comunidades deben estar siempre abiertas, como las puertas del
portal de Belén, para compartir, con todos los hombres, la inmensa riqueza
que Dios nos ha regalado. Todos somos misioneros: cuando ofreces tu dolor,
cuando rezas por la extensión del evangelio cuando compartes tu dinero con
los misioneros y cuando te ofreces para el servicio de la comunidad, estás
realizando tu vocación misionera.
Que la Virgen María, con su elocuente silencio en Belén y con su
disponibilidad para seguir los planea de Dios, estimule nuestra pasión pro la
extensión del Reino”.
- En el Día del Catequista y del IEME de 1997, el Prelado publica una
breve nota pastoral que titula “amaron hasta el final”. “En esta jornada de
104
Epifanía volvemos la mirada a los misioneros maristas que murieron
martirizados en el Zaire. Es gozoso contemplar cómo en cualquier lugar del
mundo, allí donde hierve el amor a Jesucristo está el catequistas. ¿Por qué?
Porque el compromiso de anunciar el evangelio surge como respuesta
espontánea de la vocación cristiana (…) Este amor apasionado y
comprometido con el Evangelio ha llevado a muchos de los misioneros a “dar
la vida como Jesucristo”: en los campos de Ruanda, Burundi, Sudán, el
Salvador, y otros lugares del mundo, que están regados con la sangre de estos
mártires. (…) La generosidad de estos hombres u mujeres nos anima a
profundizar en nuestra vocación dentro de la Iglesia. Somos el Nuevo Pueblo
de Dios que peregrina hacia el Padre. Esta condición de peregrinos nos
impulsa a salir de nuestra tierra y de nuestros esquemas, para sentirnos
responsables de la misión universal, que como miembros activos de esta
Iglesia nos incumbe”.
- En el año 1999, Mons. D. Ciriaco Benavente escribe una nota pastoral
con este título: “Sembradores de esperanza”.En ella afirma: “El año 1999 nos
sitúa en el umbral del tercer milenio, cobijados bajo la ternura de un Dios-
Padre, que manifiesta su Hijo al mundo con la más impresionante oferta de
salvación. Dios se presenta ante nosotros como diestro conductor, dispuesto a
subir la cuesta del enero de la vida, por los caminos del amor y la felicidad. El
amor y la felicidad son contagiosos, como todo lo bueno que se difunde por sí
mismo. Quien se acerca al proyecto de Dios, se contagia de ese don.
La jornada de la Epifanía tiene in doble carácter misionero. Por una
parte, presenta la inmensa tarea que desempeñan los catequistas en las Iglesias
jóvenes del tercer Mundo. Y, por otra, estimula la dimensión misionera del
clero diocesano.(…) En la actualidad, más de 200 sacerdotes españoles han
asumido esta dimensión. Entre ellos, nuestro querido y admirado Ignacio
López Cea, que ejerce el ministerio sacerdotal en la martirizada Nicaragua.
Los catequistas forman una legión insustituible en los difíciles campos
de misión. Ellos son el fruto de una Iglesia fecundada por el Espíritu, en la
que los laicos han asumido el sentido de corresponsabilidad, con talante
generoso y alentador. (…)
En el contexto de la Navidad y la Epifanía, esta campaña nos convoca a
la tarea evangelizadora con la ilusión de los Magos y la entrega de los
catequistas. Unos y otros han visto en el Niño del portal el rostro de un Dios
que se revela en cercanía, ternura y compasión por sus hijos.(…) Como
preparación al Jubileo del año 2000 estamos obligados a reforzar los lazos de
105
comunión, espiritual y material, con todos aquellos que han entregado su vida
a sembrar los campos del mundo con las más bella de las semillas, la del
Evangelio (…).
- Epifanía, 2001. De nuevo, ante la Jornada del Catequista y del IEME,
el Obispo manifiesta que “la Epifanía es una fiesta profundamente misionera.
El Hijo de Dios acoge a hombres de otras culturas, manifestando que algo
muy hondo estaba cambiando el mundo. La Buena Noticia se proclama como
patrimonio de todos los pueblos. Clausuramos hoy la celebración del Jubileo,
con el propósito de abrir los horizontes de nuestro compromiso misionero;
somos embajadores de Jesús por todos los caminos de la Tierra. (…)
Compartiendo dolor y esperanza con los pobres están los sacerdotes
diocesanos del IEME y los catequistas nativos, nos y otros ofrecen una
valiosa aportación al hermoso proyecto del evangelio. A ellos está dedicada
esta jornada misionera. Los sacerdotes diocesanos cuando salen de sus
diócesis para compartir con otras comunidades la riqueza del amor de Dios,
están proyectando los profundos vínculos de unidad y comunión entre las
Iglesias. La gigantesca labor misionera protagonizada por personas que viven
una generosidad desbordante, necesita grandes apoyos. Acompañar con la
oración y el sacrificio la obra de los misioneros y colaborar económicamente
en los proyectos que ellos desarrollan, es para nosotros un honor y un deber”.
- Enero de 2002, D. Ciriaco Benavente publica una nota pastoral
titulada “Al servicio de la reconciliación” en la que dice:
“También nosotros, cristianos del tercer Milenio, estamos llamados a
descubrir que la Navidad es:
Proyectar la mirada hacia los inmensos campos de la misión
Sentir las carencias y sufrimientos de millones de hombres e intentar
remediarlo,
Arropar con la oración y la solidaridad el trabajo de los misioneros y
catequistas que, abnegadamente, están construyendo el Reino de Dios con las
herramientas de la generosidad y la cercanía.
Vivir nuestra vocación como testigos de reconciliación, en medio de
un mundo agrietado por el odio y la indiferencia.
Esta Jornada de Epifanía, dedicada a los catequistas de los países de
misión y a los misioneros del Instituto Español de Misiones Extranjeras, bajo
el lema de “Catequistas al servicio de la reconciliación” nos recuerda la
106
belleza del trabajo a favor de la paz y del perdón. La misión es esencialmente
anuncio de la misericordia y del perdón. La ruptura profunda que existe en el
mundo sólo es posible superarla con el servicio de la reconciliación. Algo que
en cada pueblo y comunidad realizan ejemplarmente los catequistas. En el
trabajo de animación misionera, callado y abnegado están los cimientos de la
bella casa de la fraternidad”.
- En el Día de los Catequistas (enero, 2003), D. Ciriaco dirige una nota
pastoral, en la que afirma: “Esta Jornada de Epifanía, dedicada a los
catequistas de los países de misión y a los misioneros del Instituto Español de
Misiones Extranjeras, bajo el lema “Catequistas al servicio de la
reconciliación” La misión es esencialmente anuncio de la misericordia y del
perdón. La ruptura profunda que existe en el mundo sólo es posible superarla
con el servicio de la reconciliación. Algo que en cada pueblo y comunidad
realizan, ejemplarmente, los catequistas. En el trabajo de animación
misionera, callado y abnegado, están los cimientos de la bella casa de la
fraternidad” (6-I-2003).
- En marzo de 2003, Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos dirige una
comunicación a los catequistas de la diócesis ante el próximo Encuentro
Diocesano de Catequistas en el Palancar (5 de abril de 2003). Entre otras
cosas, dice:
“El Delegado Diocesano de Catequesis, que tan buen servicio os presta,
os ha hecho llegar la invitación para el próximo Encuentro Diocesano de
Catequistas en El Palancar. Ante este acontecimiento, que cada año os
permite compartir ilusiones y esperanzas, permitidme que cada año comparta
yo también con vosotros algunos sentimientos. Antes de nada, quiero
agradeceros vuestra dedicación, tan generosa, a esta tarea. Que, como dice san
Pablo la “formar a Cristo en los destinatarios -niños, jóvenes, adultos- de
vuestras catequesis (…). Algunos lleváis media vida en el empeño,
invulnerables al desaliento y al desánimo. En nombre del Señor, ¡gracias!
Vuestra tarea es más admirable hoy, si cabe porque el trabajo con los niños y
los jóvenes se hace cada vez más difícil y más duro (…) No me extraña que a
algunos empiece a minaros el cansancio y el desaliento, y que sintáis la
tentación de tirar la toalla. (…)
¿Qué hacer ante esta situación? A pesar de sus resistencias para acoger
los signos de Dios, tenemos que seguir amando a estas personas y a este
mundo al que Dios tanto quiso que le entregó a su propio Hijo. El amor ni se
107
cansa ni descansa. Y sólo el amor es capaz de superar todas las resistencias.
Recordad que la fe y la esperanza cristianas nos e apoyan en seguridades, ni
en éxitos. Cuentan con la cruz, que es el camino obligado para la resurrección.
(…) seguid cuidando vuestra formación sobre todo, la espiritual y la
intelectual, para ser catequistas competentes y desde una honda experiencia
interior. El catequista, como Jesús, no es un ideólogo, no habla de memoria,
sino “desde lo que sabe”, de lo que ha experimentado. La alegría de vuestra fe
será siempre el libro más claro y más impresionante para el catequizando.
(…)
Tenemos que orar para abrirnos a la experiencia de Dios, y tenemos que
orar pro aquellos a quienes somos enviados. Dios trabaja en el corazón de los
hombres, incluso antes de que nosotros lleguemos. Y seguid sembrando,
aunque no sepáis cuándo llegará el fruto, ni quién lo recogerá. Tenemos la
seguridad de que a una siembra con lágrimas, siempre le sucede una cosecha
entre cantares. (…) La fe crece en nosotros en la medida en que la
compartimos y la difundimos. A la larga y a la corta, somos los primeros
beneficiados. Vale la pena (…). Hasta el próximo día 5 de abril, en El
Palancar”.
Un testimonio:
El Delegado Diocesano de Catequesis, D. Francisco Neila Sánchez
escribe: “Los momentos de presencia, apoyo, ánimo, orientación de D.
Ciriaco a los catequistas de la Diócesis se han realizado fundamentalmente
con ocasión de: la visita pastoral, los encuentros arciprestales de catequistas
tenidos sobre todo en los tiempos litúrgicos fuertes y los encuentros
diocesanos anuales. En todos ellos el Obispo ha ejercido su tarea de primer
catequista de la Diócesis con su carisma de Maestro en la fe: enviando a la
misión y orientándonos en los contenidos a transmitir, siendo fieles al
Depósito de la Fe, recibido de los Apóstoles. Siendo él mismo muchas veces
catequista, en las homilías sacramentales, sobre todo las pronunciadas con
motivo de la celebración del sacramento de la Confirmación. Esta dimensión
catequética de la homilía la ha realizado siempre en las celebraciones con
niños, jóvenes y adultos. Muy cordialmente ha ejercido su ministerio de
Pastor animando y valorando la persona y el trabajo de los catequistas, que
ejercen su trabajo eclesial en un ambiente muchas veces de auténtico
“invierno” por todos conocido. Mil veces le hemos oído decir que los/las
catequistas son de lo mejorcito que tenemos en la Diócesis. ¡Gracias por su
ministerio entre nosotros!”.
108
* La Adoración Nocturna en Coria
A) Recuerdo histórico.
Mons. D. Ciriaco Benavente dirige su palabra en estos términos:
“Bienvenidos, hermanos todos, que honráis con vuestra presencia a nuestra
Iglesia de Coria-Cáceres y, muy especialmente, a nuestra sección de ANE de
la ciudad de Coria en la celebración jubilar de su centenario. Os lo
agradecemos de todo corazón.(…) La ciudad de Coria fue pionera en nuestra
Diócesis en la devoción eucarística, no en vano guarda, como preciosa
reliquia, el mantel de la Sagrada Cena, según atestigua una firme y secular
tradición.
Hace un siglo, el día 20 de octubre de 1894 surgió la Adoración
Nocturna en Coria. En torno al Obispo Mons. Peris Mencheta, un grupo de
labriegos, artesanos y comerciantes celebraban, en la parroquia de Santiago,
su primera Vigilia. Quedaba constituida la ANE en Coria. Esta era su primera
Junta Directiva: D. Fermín García, presidente diocesano y jefe de noche; D.
Anastasio Núñez, director espiritual; D. Eusebio Darmendrail, vicepresidente;
D. Felipe Bravo, tesorero; D. Félix Barroso, vicetesorero; D. Hermenegildo
Blanco, secretario. Sus nombres, estamos seguros, están escritos en el libro de
la vida. Al comienzo del curso siguiente se establece un segundo turno en la
Capilla del seminario al que se incorporan los seminaristas mayores,
formadores y profesores del Seminario. También las mujeres de Coria se
incorporan pronto a este pujante movimiento eucarístico constituyendo la
sección de Adoratrices del Stmo. Sacramento, con vela diurna en la capilla del
Convento de las Religiosas Franciscanas (…) La ANE recibirá un nuevo
impulso, casi refundación, del celoso empuje del Obispo mons. D. Pedro
Segura Sáez (…).
Pero no se trata de hacer historia. Permitidme sólo recordar a dos
ejemplares adoradores: a D. Tomás Uriarte Humarán, presidente desde 1930,
y al santo sacerdote D. Honorio Mª Sánchez de Bustamante, director
espiritual desde 1920 a 1960. En ellos rendimos homenaje a tantos
adoradores, vivos o difuntos, que, robando horas al sueño y al descanso, han
mantenido encendida con ejemplar asiduidad la llamada reparadora de la
Adoración Eucarística.
El Sr. Obispo continua su hermosa disertación diciendo: “Mis queridos
109
adoradores, queridos amigos todos: que en las horas de adoración silenciosa
ante la Eucaristía el Señor haga crecer en nosotros la conciencia de ser
miembros vivos de una Iglesia misionera, una Iglesia que aprende del pan
eucarístico con el que comulga, a compartir el pan, a hacer del mundo, como
los misioneros, un hogar cálido y familiar para todos los hombres” (BOO,
noviembre de 1994; 1029-1040).
B) Apertura del Centenario de la implantación de la Adoración
Nocturna en Coria
Con motivo del I Centenario de la Adoración Nocturna de Coria, el
Señor Obispo ha publicado una catequesis en la que dice: “El próximo día 16
de octubre, en el Santuario de Nuestra Señora de Argeme, patrona de la
Diócesis, tendrá lugar la solemne apertura del I Centenario de la adoración
nocturna en Coria. Es una grata noticia que quiero transmitiros a todos los
diocesanos para que compartáis esta alegría. Cien años durante los que
mensualmente, noche tras noche, no ha faltado la presencia de hermanos
adorando al Señor Sacramentado, intercediendo por la Iglesia en el mundo,
ofreciendo el homenaje de alabanza y reparación a Cristo Redentor. Cien años
aprendiendo en oración silenciosa la lección del Amor más grande, el que
tiene su fuente en el misterio santo de nuestros altares. Cien años durante los
cuales se ha ido difundiendo a otras parcelas de la Iglesia Diocesana, desde la
sección pionera de Coria, esta práctica de la Adoración Nocturna. Bien vale la
pena celebrarlo como se merece. Celebrar un centenario de este tipo es una
invitación a recordar y agradecer esta gracia singular. Es, al mismo tiempo,
ocasión para sentirnos interpelados a dar nuevo vigor a lo que, hace cien años,
empezó pobre y humilde y que, con ejemplar tesón, se ha mantenido en
crecimiento y fidelidad en medio de circunstancias muchas veces adversas.
(…) Que la intercesión maternal de Ntra. Sra. de Argeme, bajo cuya
protección ponemos la celebración jubilar del Centenario nos conceda que sea
éste un acontecimiento estimulante, que vigorice nuestras secciones de la
Adoración Nocturna y estimule a la creación de otras nuevas en la Diócesis”
(10-X-1993).
C) Clausura del Centenario de la implantación de la Adoración
Nocturna en Coria.
“Hace un año, las campanas madrugadoras del Santuario de Ntra.Sra.
de Argeme nos convocaba a la apertura del Centenario de la implantación de
la Adoración Nocturna en Coria. Ahora, las campanas catedralicias nos
110
invitan nuevamente, con volteo jubiloso, a la clausura de tan fecundo
acontecimiento. Al gozo de la ciudad de Coria, pionera entre nosotros de la
devoción eucarística, se une, en esta efemérides jubilar. Toda la Iglesia
diocesana e invita a unirse a las Iglesias hermanas de España.
La celebración de un Centenario es ocasión propicia para la gratitud:
-Gratitud a N.S.Jesucristo que, desde el horno de amor y fuente
generosa que es la Eucaristía, ha derramado en las horas silenciosas de la
noche de estos cien años el pan sazonado y el agua viva de gracias infinitas
para nuestra Iglesia de Coria-Cáceres.
-Gratitud a tantos y tantos adoradores que, tras el trabajo agotador y
robando horas al sueño, han mantenido encendido, con asiduidad ejemplar, el
fuego reparador de la adoración eucarística.
-Gratitud a cuantos, llegados desde vuestras respectivas Iglesias,
vecinas o lejanas, nos honráis con vuestra presencia en esta hora de gracia.
La Eucaristía, presencia viva del Señor en el corazón de la Iglesia, es el
centro en el que se condensan y articulan, del que proceden y hacia el que
tienden, donde se manifiestan y crecen todas las dimensiones y funciones que
la Iglesia ha recibido de Cristo. Por eso, la celebración del Centenario es
también ocasión propicia para el estímulo:
- Que en la celebración de este acontecimiento centenario os fieles
cristianos de Coria y de la Diócesis de Coria-Cáceres nos sintamos empujados
a seguir profundizando en todo lo que Iglesia expresa, vive y celebra en la
Eucaristía
- Que la devoción eucarística centre, cada vez más y mejor, nuestra
vida en Cristo, Redentor del hombre; que nos abra, en diálogo amoroso, a la
experiencia del Dios vivo, al gozo y la alegría de la fe; que nos haga una
Iglesia cada día más unida y fraterna, para una acción más evangelizadora y
comprometida con cualquier dolor, soledad o sufrimiento humano.
-Que la adoración eucarística se convierta en recordatorio y aliento de
la necesidad de la oración, a la que todos los creyentes nos sintamos
obligados como requerimiento de amor y gratitud.
-Que la adoración eucarística, en que se hacen presentes las necesidades
y los necesitados del mundo entero, sea gesto delicado y hondo de
solidaridad, acicate para incrementar la fraternidad y la justicia.
-Que la Eucaristía, amada y vivida, convierta a todos los cristianos en
“adoradores en espíritu y en verdad” (Boletín Oficial del Obispado;
111
noviembre 1994; 1029-1030).
Un testimonio:
En el Boletín de la Adoración Nocturna Española, Diócesis de Coria-
Cáceres, los responsables dedican una cariñosa despedida a Mons. D. Ciriaco
Benavente: “Adiós, D. Ciriaco, que rigió nuestra Diócesis de Coria-Cáceres
desde el 22 de marzo de 1992 hasta el anuncio de su traslado a Albacete, que
es su nueva diócesis (…) Enhorabuena a los albaceteños, que lo habrá
recibido como se merece y con el mayor cariño como lo hemos despedido
aquí y en particular la Adoración nocturna a la que distinguió desde el
principio con su bendición y su asistencia a todos los actos que le invitamos
aun con dificultades de horario y sobre todo en la Vigilia Extraordinaria de
Espigas que tuvo a bien dirigir todos los años. ¡Gracias, don Ciriaco! Nunca
olvidará el Consejo Superior Diocesano, las Secciones Cauriense y Cacereña
y todas las demás vuestra entrega afectuosa, vuestras bendiciones, atención y
compañía. (…) El ruego final a Jesús Sacramentado de que el próximo
Prelado sea también un entusiasta de la Adoración, por amor a Jesús
Eucaristía. Desde aquí ya le ofrecemos nuestra total entrega y humilde pero
sincera colaboración” (Enero-Febrero,2007).
* El Día del DOMUND
“Si bien cada Obispo no es pastor propio nada más que de la porción
del rebaño confiada a sus cuidados, su cualidad de legítimo sucesor de los
apóstoles le constituye en responsable solidariamente de la misión apostólica
de la iglesia…Esta misión, que debe abarcar a todas las naciones y a todos los
tiempos, no ha cesado a la muerte de los apóstoles: perdura en la persona de
todos los obispos en comunión con el vicario de Jesucristo” (Pío XII: “Fidei
donum”).
- En el año 1992. “La celebración del Domund, fiesta por excelencia
misionera, (…) nos ofrece una hermosa ocasión de potenciar en nuestra
diócesis el espíritu misionero. Los programas de pastoral, la catequesis, las
celebraciones litúrgicas, deben enriquecerse de esta maravillosa dimensión
universal. La llamada de Jesús al corazón de los jóvenes, para descubrir las
necesidades de la evangelización, debe resonar con fuerza en nuestros
encuentros; “la mies es mucha, los obreros pocos. La cooperación material es
la expresión espontánea del grado de comunión que tenemos con las misiones.
La generosidad surge de la fe y el amor a los hermanos.” (21-IX-1992).
112
- En el año 1995 y ante la celebración del DOMUND, D Ciriaco asume
las palabras del Concilio Vaticano II que dice: “Los obispos sientan sobre
todo interés por las regiones del mundo en que todavía no se ha anunciado la
palabra de Dios, y por aquellas en que, por el escaso número de sacerdotes,
están en peligro los fieles de apartarse de los mandamientos de la vida
cristiana e incluso de perder la fe” (ChD. 6). En continuidad con estas
enseñanzas nos ofrece una exhortación pastoral, de la cual ofrecemos lo
siguiente: “Celebramos hoy la gran fiesta Misionera de la Iglesia. (…) La
Iglesia es misionera por su misma naturaleza. Nuestra fe católica nos hace
sentirnos miembros de una Familia Universal. Al dirigir nuestra mirada al
mundo, descubrimos junto a los gravísimos problemas que lo aquejan, los
signos de esperanza y renovación que brotan por doquier. Protagonistas de la
utopía de construir un mundo nuevo, son los misioneros. Así lo reconocen
hombres de las más dispares culturas y creencias. (…) La vida del misionero
sólo se comprende desde el amor. Sigue a Jesús por amor. Deja su casa por
amor. Se embarca en una aventura incierta por amor, y se expone a mil
peligros por amor. Su vocación generosa nace de un amor que le desborda y
le empuja a entregarse a los demás. Nuestra Diócesis tiene mas de cien
misioneros extendidos por todo el mundo (…) Ellos son el cuadro de honor de
nuestra Iglesia. A ellos no les gusta el protagonismo, sino el servicio
silencioso al evangelio. Su testimonio es una fuerte interpelación a nuestra
Iglesia. Confieso como obispo que tengo con ellos una importante deuda. Han
salido de nuestras comunidades. Nos une a ellos la misma misión. La
generosidad de su radical entrega al servicio del evangelio me obliga a mí
como Pastor y a vosotros como miembros del mismo rebaño de Jesucristo a
comprometernos más intensamente en el anuncio de la Buena Noticia.
El misionero se ha comprometido con el evangelio hasta la médula de
los huesos. A la vez realiza una tarea de promoción integral de los pueblos en
los que vive. Los gozos y esperanzas de los hombres son sus propios gozos y
esperanzas (…) El Señor nos llama a todos a compartir con los demás los
bienes que tenemos, el mayor de ellos es la fe. Por eso debemos hacer que
nuestras comunidades incluyan la animación misionera como elemento
primordial.(…) debemos ayudar a los misioneros con nuestra oración. Somos
miembros de una gran familia, que se extiende por todo el mundo. La oración
es la savia que llena de vida y de perfume de fraternidad a todos los miembros
de la Iglesia. (…) de manera especial, los enfermos debéis unir vuestro
sufrimiento al de Cristo, para que la gracia de Dios se desborde sobre los
inmensos campos de la misión. (…)
113
A los jóvenes me dirijo ahora: vosotros sois la esperanza de un mundo
nuevo. En vuestro corazón surgen frecuentemente proyectos y emociones
alucinantes. Os invito a salir de las trincheras que os ha preparado la sociedad
del consumo y del hedonismo, para que respiréis el aire puro de la libertad. Os
invito a llenar vuestros pulmones del oxígeno que brota de las
bienaventuranzas, que son las perlas de los pobres. Os invito a seguir a Cristo,
modelo de hombre nuevo, que goza llenando al mundo de un mensaje de
salvación Os invito a descubrir en los misioneros las huellas de un camino
que os puede hacer inmensamente felices.. ¡No tengáis miedo” (1-VIII-1995).
- Año 1997. “El amor es más fuerte que la muerte”. El Obispo inicia su
catequesis afirmando: “Al celebrar el Domund, bajo el lema: “El misionero se
hace mártir como Cristo”, no puedo ocultar la profunda sacudida que
experimenta mi corazón. Están muy recientes las aterradoras imágenes de
Argelia, Ruanda, antiguo Zaire y otros lugares del mundo. Las estadísticas
nos dicen, con datos lacerantes que, en los últimos cinco años, han sido
martirizados más de cien misioneros”.(Boletín O. del Obispado. Septiembre
1997; 809 – 811).
- En el año 1999, el Obispo de la Diócesis nos ofrece una nueva
catequesis con motivo de la Jornada del Domund (24-X-1999). En esta
catequesis manifiesta entre otras cosas lo siguiente: “El lema del Domund de
este año -el misionero, hermano de todos los hombres- nos ofrece un retrato
perfecto de la fisonomía espiritual de estos admirados profetas del s. XX. Sus
nombres producen fascinación y respeto (…) El misionero ha hecho la
experiencia profunda de saberse amado por el Dios de Jesús. Hombres y
mujeres, imantados por el susurro amoroso de esa presencia interior que le
llena el corazón y le invita a salir de su casa y de su entorno para buscar
hermanos en lugares cercanos o lejanos, allí donde se ignora que Dios es
nuestro Padre-Madre, que ofrece a todos hospitalidad, pan y amor. El
misionero camina con la mirada puesta en lo alto y, al mismo tiempo,
extiende sus brazos para acompañar a los pobres en la lucha por conquistar la
dignidad que tienen como hijos de Dios.(…)
El Domund tiene resonancias maravillosas. Sugiere: comunión
universal, misión, fraternidad, Buena Noticia, riesgo, compromiso
evangelizador…Desde ese contexto quiero compartir con todos algunas
profundas convicciones:
114
+ En primer lugar con mis hermanos sacerdotes: Un día escuchamos,
con temblor y emoción, la voz del Buen Pastor que nos invitaba a seguirle por
los caminos del mundo anunciando la Buena Noticia. ¡Vivid vuestro
ministerio con espíritu misionero! La misión sin fronteras refuerza nuestra fe
y nuestra identidad cristiana, nos brinda nuevos entusiasmos y nos eleva por
encima de nuestras impotencias apostólicas del Primer Mundo, “la fe se
fortalece dándola” (RMi 2). (…)
+ También con los catequistas y formadores. Aplicad lo que se ha
llamado la pedagogía del héroe. Es muy importante que los niños y jóvenes
conozcan a personajes admirables de la historia de la Iglesia con los que
puedan identificarse. La mayor parte de las veces, el crecimiento de la fe no
viene tanto por la acumulación de conocimientos cuanto por la identificación
con personas que representan un ideal de vida. En este sentido, la vida de los
misioneros y la información que nos llega a través de sus revistas, es un
resorte continuo para la educación en la fe y en los valores.
+ A vosotros, queridos jóvenes, de todo el corazón os digo: “Jesucristo
os ama y os llama, os invita a seguirle y os envía-. Los pobres del mundo os
esperan. No hagáis regateos ni rebajas con vuestra vida (…).
+ A todas las Comunidades, os animo a seguir impulsando el espíritu de
cooperación. Respaldad con vuestra oración la acción de los misioneros.
Acrecentad la solidaridad material” (…).
- En el año 2000, D. Ciriaco ofrece a los diocesanos una catequesis con
motivo del Domund, de la que ofrecemos estos párrafos. “Hace casi 2000
años Jesús hizo a sus amigos un encargo especial: “Id por todo el mundo y
predicad el Evangelio a todas las gentes”. Durante estos dos mil años los
misioneros han cumplido este mandato con especial fidelidad. Hoy, ellas y
ellos, nos enseñan que el verdadero amor elimina las fronteras y que “hay más
alegría en dar que en recibir”.
Jubileo misionero: Dios siente ternura especial por los pobres y quiere
recuperar para todos los hombres la dignidad de ser sus hijos. Millones de
personas viven en orfandad, ansiosos de escuchar el cuerno del carnero para
disfrutar del tiempo de gracia y libertad que anuncia el Jubileo. Este triste
acontecimiento, en la era de la globalización, supone pata nosotros una
urgente conversión. Difícilmente podrán escuchar este liberador eco si los que
hemos sido liberados por el bautismo utilizamos nuestros pulmones para
lanzar cantos de sirena. La solidaridad está relacionada con el verbo
“compartir”. ¿Cómo puede Dios ser generoso con nosotros si somos tacaños
con los hermanos más necesitados? Compartir supone reconocer el derecho
115
que tienen los pobres a recibir de nosotros algo que también a ellos les
pertenece. Una Iglesia encerrada en sí misma y agobiada por sus problemas
está lejos del espíritu que envolvió a los apóstoles y les impulsó a llevar el
evangelio por todo el mundo.
Admiramos a los misioneros. Ellos nos ofrecen un genuino modelo de
vida en el que el verbo compartir se conjuga con la melodía de la fraternidad.
(…) No hay un punto en la geografía universal en el que no hayan existido
mártires, lo que demuestra que el martirio es un hecho continuo en la vida de
la Iglesia. Ellos nos dejan una impresionante lección. Prefirieron dejarse
matar antes que renunciar a su propia misión.
Una mirada a los jóvenes. Cristo tiene en su corazón un encargo para
vosotros. Él os conoce, os mira con ternura peculiar y os invita a recoger la
antorcha de los grandes misioneros. Millones de hombres os esperan con los
brazos abiertos. Ellos os harán vivir una experiencia inolvidable. Y vuestros
nombres quedarán escritos, para siempre, en el cielo. A todos os recuerdo que
los misioneros son el don que Dios ofrece a la Iglesia para ser fiel a su misión
universal. Por eso hemos de estar siempre abiertos para acoger, cuidar y
estimular las vocaciones misioneras. Seamos generosos con ellos en la
oración y en la solidaridad. Y al mismo tiempo, recojamos el “testigo” que
ellos nos dejan para realizar el mandato misionero de Jesús” (septiembre
2000).
- En el año 2001, D. Ciriaco publica una catequesis destinada a todos
los diocesanos en torno a la celebración del Domund. En esta nota pastoral, el
Obispo pone de relieve los siguientes aspectos:
+ Una consigna para el 75 aniversario del Domund: recomenzar de
nuevo;
+ Desde la contemplación de Cristo;
+ Misioneros comprometidos por un mundo mejor;
+ La solicitud por las misiones rejuvenece a nuestra Iglesia;
+ Jóvenes, ¡ha llegado la hora de la misión!”
- En el año 2003, el Obispo nos escribe a todos en torno al Domund:
“es la fiesta que nos invita a tomar conciencia del encargo misionero de Jesús
de anunciar su Evangelio a todos los pueblos. Un mandato confiado a la
Iglesia y, por consiguiente, a todos y a cada uno de sus discípulos. (…) El
lema del Domund de este año es de contenido mariano: “Con
116
maría…llamados a la misión”. No podía ser de otro modo en un año que el
Papa ha querido que estuviera dedicado al Rosario. Todos podemos y
debemos ser misioneros” (octubre de 2003).
A título de ejemplo, reproducimos aquí esta información aparecida en
el Boletín Oficial del Obispado de Coria-Cáceres (marzo,1995): Cooperación
económica de la Diócesis de Coria-Cáceres a la Obra Pontificia de la
Propagación de la fe (DOMUND – 1994): 18.557.287 pts.
Un testimonio
El Delegado Diocesano de Misiones, D. Pedro Jesús Mohedano
Santibáñez escribe una nota titulada: “Adiós, con gratitud”. “Sencillamente,
con la austeridad del testimonio de los misioneros, quiero darle las gracias por
estos 14 años compartidos. Gracias por su confianza en la gente que
trabajamos en la Delegación de Misiones y, especialmente, por la atención
que siempre ha prestado a la Animación Misionera en la Diócesis.
Recordamos con admiración la visita puntual y entrañable a las Jornadas de
reflexión Misionera y a los Campamentos Misioneros, donde muchos jóvenes
de la Diócesis y de Extremadura aprendían a sentirse miembros de una Iglesia
sin fronteras. Allí tuvieron la suerte de ver a un pastor sencillo y cercano, en
reuniones, celebraciones y momentos de ocio, que escuchaba y valoraba, con
silencios y gestos, las fuertes inquietudes de los jóvenes. Gracias por la
acogida a los misioneros para los que siempre dedicó un poco de su precioso
tiempo. Finalmente, gracias por sus pastorales en las campañas misioneras,
que han supuesto siempre una invitación apremiante a vivir la dimensión de
una Iglesia que quiere responder al espíritu de las Bienaventuranzas”.
Nos invita a reflexionar sobre este texto del Plan pastoral de la Conf.
Episcopal Española 2006-2010): “Es necesario mantener viva la solicitud por
el anuncio y la fundación de nuevas Iglesias en los pueblos y en los grupos
humanos donde no existen, porque ésta la tarea primordial de la Iglesia, que
ha sido enviada a todos los pueblos hasta los confines de la tierra. Sin la
“misión ad gentes”, la misma dimensión misionera de la Iglesia estaría
privada de su significado fundamental y de su acción ejemplar”. Por eso, nos
invita a promover la Animación misionera de nuestras comunidades
eclesiales, a intensificar la Cooperación personal, espiritual y material de
nuestra Diócesis con la actividad misionera de la Iglesia universal, a
intensificar en la pastoral ordinaria de la diócesis la dimensión misionera y a
promover la formación teológica misionera.
117
- Misioneros y Misioneras de nuestra Diócesis
A través de la Delegación diocesana de misiones os recordamos con
vuestros nombres y apellidos. Sois la presencia de nuestra Iglesia de Coria-
Cáceres en tierras de misión. Os lo agradecemos, y pedimos al Señor que os
dé fortaleza para seguir anunciando a Jesucristo.
El Prelado publica una carta dirigida a los Misioneros y Misioneras de
nuestra Diócesis. En ella dice: “Vuelve la Navidad y la presencia del Dios
Niño anula las distancias y acerca los corazones. El viento del Espíritu, la
pasión por el evangelio y el amor a los más pobres, os han llevado a miles de
kilómetros. Siempre, pero singularmente en estas fechas, os sentimos
cercanos. Y sentimos la necesidad de deciros que os queremos, que estamos
orgullosos de vuestro testimonio y de vuestra fidelidad. Cómo me gustaría
abrazaros uno a uno, ahí, en el tajo de vuestra misión pastoral. Que el “Dios
con nosotros”, que vino a anunciar la Buena Noticia a los pobres, anule los
kilómetros de injusticia que separan al Norte y al Sur, al Primer y al tercer
Mundo. Rezad por nuestra Diócesis para que siga siendo cantera de
misioneros. Vuestro obispo os recuerda junto a Belén, que siempre huele a
paja caliente y a pobreza, y reza por vosotros y por vuestras familias, que tan
ejemplarmente aceptan vuestra ausencia. Feliz Navidad. ” (Diciembre, 1996).
* Operación Primavera de la Iglesia (abril, 1969).
“El aumento de las vocaciones es vital para la extensión del Reino de
Dios. Muchos cristianos han asumido el testamento espiritual de Juana
Bigard como un compromiso estimulante. Nuestra Diócesis aportó el curso
pasado más 13.000.000 de pts. a los seminarios del tercer Mundo. Eso quiere
decir que más de 40 jóvenes podrán realizar el sueño de ser sacerdotes.
¡Bendita generosidad que fructificará en un esplendor vocacional!
Quiero agradecer expresamente el impulso que los sacerdotes dan a la
Operación primavera, que es la gran esperanza de la Iglesia del futuro.
Asimismo, bendigo de corazón a todas las personas que han optado por
fundar becas a favor de las vocaciones sacerdotales y religiosas en los países
de misión. Esa generosidad se transformará en fecundidad apostólica. (…)
Cien mil jóvenes desean ser sacerdotes en los países de misión. Son
muchos los que desean entrar en los seminarios y no pueden conseguir su
118
propósito por falta de medios.
¿Qué hacer? Jesús nos invita orar al Padre a favor de las vocaciones.
Todos tenemos, además, una responsabilidad ante la evangelización del
mundo que debemos asumir con generosidad. Una vez más, con todo mi
corazón, os invito a ensanchar los horizontes de nuestro compromiso
misionero, estimulando la solidaridad espiritual y material a favor de las
vocaciones. Con ello estamos aportando una bella primavera a la Iglesia y al
mundo” (Boletín. O. del Obispado; abril, 1996).
* Jornada de oración por las vocaciones
- Una llamada de atención.
Mons. D. Ciriaco Benavente publica una hermosa nota titulada: “Un
bello sueño: ser Sacerdote”, de la que insertamos aquí lo siguiente: “Los
operarios son pocos y el mundo grande.
En nuestros países la escasez de vocaciones es manifiesta. La llamada
del Señor no encuentra la acogida y la respuesta necesaria. Por eso la oración
debe ser más insistente y nuestra disponibilidad más generosa.
Al mismo tiempo observamos que muchos jóvenes de los países de
misión quieren ser sacerdotes, peor no tienen medios.
¡Qué contradicción, hermanos! Aquí hay medios, pero falta
generosidad. En África sobra generosidad, pero faltan medios. ¿Cómo pedir a
Dios que envíe operarios su donde los hay disponibles los dejamos
abandonados?
Los sacerdotes de nuestra diócesis han comprendido este
planteamiento. Ellos vienen desarrollando una hermosa colaboración a favor
de las vocaciones del Tercer Mundo. ¡Que Dios os lo pague!
Las vocaciones son una primavera para la Iglesia y el mundo. Al
amparo de un sacerdote, los pobres se sienten ricos, los enfermos aliviados y
todos los hombres hermanados. Animo a las familias cristianas a valorar las
vocaciones sacerdotales y religiosas como un favor especial de Dios para
vuestro hogar. Educad a los hijos en la gratuidad y el servicio. Mirad a los
jóvenes del Tercer Mundo como a vuestros hermanos y ayudadlos para que
vean realizado el sueño de ser sacerdote. Vuestra fecundidad será completa.
- En el año 1995. “El Buen Pastor acaricia el sueño de hacer de la
humanidad una gran familia bajo la guía y el cayado del único pastor. Esta
misma es la misión pastoral confiada por Jesús a su Iglesia como encargo
119
pascual, para la que reclama y pide nuestra colaboración. Necesita pastores
que guíen y reúnan, testigos que cuiden y curen, misioneros que busquen y
atraigan. Y esto, con el talante del Buen Pastor que “no vino ser servido, sino
a servir y a dar su vida (…) Las vocaciones de especial consagración no viven
primordialmente su votos de pobreza, castidad y obediencia como una
renuncia, sino una gracia para los demás. Su consagración les permite poner
la tarea toda la capacidad de amor que guarda el corazón humano, compartir
la pobreza de los pobres, estar desatados de intereses personales, disponibles
para la misión. No se sienten un residuo del pasado, sino una apuesta para el
futuro (…) La vocación, además de un don hay que implorar, es un regalo que
hay que merecer ” (18-IV-1995).
- En el año 1996. Al año siguiente, el Prelado insiste en su
comunicación pastoral en la necesidad de orar por las vocaciones. “Muchas
veces me he preguntado qué sería de nuestra Iglesia de persistir el declive de
vocaciones a la vida sacerdotal, consagrada o misionera:
+ qué sería de nuestra Iglesia sin los monasterios de vida
contemplativa, sin su oración permanente por nosotros, sin el callado
testimonio de su vida pobre, virginal y escondida, que nos recuerda
permanentemente, a quienes andamos necesitados de tantos cosas, que “sólo
Dios basta”;
+ qué sería de nuestra Iglesia sin la vida consagrada activa, sin sus
múltiples presencias tanto en el campo educativo como en el servicio
generoso de la caridad, en las múltiples y variadísimas obras de atención y
promoción de los más pobres y necesitados de nuestra sociedad;
+ qué suerte habría corrido el mandato de Jesús de “anunciar el
evangelio a todos los pueblos” sin la entrega expansiva en todos los rincones
del mundo que, presentes siempre entre los pobres, evangelizando
promociona y promocionando evangelizan.
+ ¿Sería concebible una Iglesia a la que faltara la presencia de
presbíteros que, en nombre del cristo Buen pastor, reúnan, partan el pan de la
palabra y de la eucaristía, acompañen y alienten la fe de nuestras
comunidades cristianas?
La Jornada de Oración por las Vocaciones nos hace, cada año, caer en
la cuenta de la inmensa riqueza que son, para la Iglesia y para el mundo, las
vocaciones llamadas vocaciones de especial consagración: el sacerdocio, la
vida consagrada, los misioneros y misioneras. En ellas se manifiesta de
120
manera singular el amoroso designio del Padre que llama, del Hijo que envía
y del Espíritu Santo que consagra. Las vocaciones de especial consagración,
como toda vocación cristiana, brotan siempre de una experiencia honda de fe
en comunidad. La comunidad es su tierra fértil. Por nacer de la comunidad y
estar al servicio de la misión de la comunidad, la vocación, como nos
recuerda el Papa, es patrimonio de todos, a todos nos incumbe. Dios es
siempre el que llama, y lo hace de mil maneras distintas; a nosotros nos toca
responder, crear el clima favorable para que su llamada sea escuchada,
acogida, secundada. Una comunidad de fe viva engendra creyentes dispuestos
a hacer suya la respuesta tantas veces repetida en la Biblia y a lo largo de los
siglos: la respuesta que constituye el slogan de esta Jornada: “Aquí estoy,
envíame”.(…) Es necesario que en nuestras comunidades, en los grupos
juveniles, se dé una explícita y vigorosa experiencia de fe, que se aliente la
vocación misionera, que se sensibilicen en el servicio a los pobres” (28-IV-
1996).
- En el año 1998, D. Ciriaco manifiesta: “Es cierto que la nueva
evangelización no se logrará sin la colaboración de los cristianos laicos. Por
realizarse su vida en medio de las realidades temporales ellos han de ser los
primeros evangelizadores en la familia, en el ámbito profesional, económico,
social y cultural (…) Pero la vida laical y la vitalidad eclesial dependen de
manera fundamental del ministerio presbiteral y del testimonio y estímulo de
la vida consagrada en sus diversas formas. Detrás de cada grupo de cristianos
comprometidos en la Iglesia y en el mundo, como detrás de cada parroquia
con dinamismo apostólico, hay siempre un sacerdote animoso y, muy
frecuentemente, una comunidad de vida consagrada. Siguiendo la ley de
contar con lo humano, inaugurada en la encarnación, Jesús ha querido
perpetuar su presencia de cabeza y pastor de la Iglesia a través del ministerio
pastoral del obispo, de los presbíteros y diáconos. Por estos ministerios sigue
resonando, fiel a la tradición apostólica, la Buena Noticia; Jesús, el Señor,
sigue reuniendo a su pueblo, ofreciéndole perdón y reconciliación, partiendo
el pan de la eucaristía. Por el ministerio pastoral Jesús no es ausente, sino el
Buen pastor que guía y alimenta a su pueblo. ¿Y qué decir de la vida
consagrada? Desde el inicio fue, y sigue siendo un don especial de Jesucristo
a la Iglesia. Como seguimiento radical e imitación de Jesús pobre, virginal y
obediente al Padre, la vida consagrada, siempre en las fronteras de la misión y
al lado de las situaciones más duras del sufrimiento y la marginación, es
memorial de la vida histórica de Jesús y profecía del definitivo desposorio con
Él” (abril, 1998).
121
- En el año 2000, nuestro Obispo nos ofrece una nueva exhortación
pastoral con este mismo motivo: “En un mundo en el que se idolatra hasta el
paroxismo el tener, el gozar y la más absoluta autonomía humana el gesto de
dos muchachas jóvenes que se consagraban de por vida para vivir bajo la
regla de san Jerónimo, en pobreza, castidad y obediencia, era una proclama
silenciosa de que habían encontrado el tesoro escondido por el que vale la
pena relativizar cualquier otro valor (…) Gestos así manifiestan la grandeza y
dignidad del hombre, su verdad más profunda. (…)
No son los tiempos actuales favorables a lo vocacional, peor cada
vocación que madura es un don de Dios a la Iglesia y al mundo. Por eso,
hemos de seguir sembrando sin desánimo, contra viento y marea, propuestas
de elección radical. (…). Hay que pedir cada día al Dueño de la mies “que
envíe obreros a su mies” y que sostenga en alegre fidelidad a quienes, un día,
respondieron a su llamada” (mayo-2000).
- En el año 2001, Mons. D. Ciriaco Benavente publica una nota pastoral
en torno al tema de “Jornada de Oración por las Vocaciones”.
“La Jornada de este domingo nos invita a rezar hoy, de manera
especial, por las vocaciones de especial consagración: por las vocaciones a la
vida sacerdotal y por las vocaciones consagradas en su doble vertiente,
religiosa o secular. Necesitamos laicos que vivan y testimonien la fe con
alegría en medio de sus quehaceres. Sin un laicado consciente y
comprometido no será posible la nueva evangelización” (abril, 2001).
La Delegación de Pastoral Vocacional asume estos objetivos básicos:
ofrecer espacios de discernimiento vocacional, y potenciar la figura del
monaguillo. Existen también en la Diócesis los Delegados Arciprestales de
Pastoral Vocacional.
* Día de la Iglesia Diocesana:
- En el año 1994, Mons. D. Ciriaco publica una nota pastoral sobre el
“Día de la Iglesia Diocesana”. Insertamos aquí unos párrafos de la misma por
su interés, a nuestro juicio. “La Iglesia diocesana, presidida por su obispo,
conforma una gran familia cuyos distintivos deben ser, junto al sentido de
pertenencia a la misma, la caridad, la hermandad, la ayuda mutua. Nuestra
Diócesis de Coria-Cáceres mantiene una amplia red de servicios pastorales y
sociales para responder a las necesidades tanto de sus fieles como de
122
cualquier otra persona que acuda a ellos. Están abiertos tanto a cristianos
como a no cristianos o de otras religiones. Entre los servicios que presta la
Diócesis hay que destacar el de los organismos diocesanos de pastoral y
caridad, motores de la vida eclesial diocesana, y el de las parroquias, con sus
sacerdotes al frente, y sus servicios catequéticos, sacramentales, sociales, de
orientación y acompañamiento. Junto a estos habría que incluir, además de
aquellas obras mantenidas directamente por las instituciones religiosas, los
que prestan un buen número de comunidades de vida consagrada en zonas
rurales o en barrios periféricos de las ciudades.
Los servicios diocesanos conllevan el mantenimiento de templos,
seminario, conventos, casas parroquiales, centros sociales y de apostolado;
muchos de ellos, dada su vetustez, necesitados de reparación y consolidación;
también especialmente en las ciudades, la urgencia de creación de centros
pastorales para atender las nuevas urbanizaciones. (…) Puedo aseguraros que
nuestros servicios pastorales se mantienen, más que por la cuantía de sus
presupuestos, siempre a la baja, por la generosidad de las personas que los
realizan. A ellas quiero agradecerles su generosidad, y a los demás pediros
vuestra colaboración económica (…) no se trata tanto de “pagar” los servicios
prestados, en el más puro sentido mercantilista, cuanto de colaborar en los
gastos comunes y de compartir los bienes con la familia (la familia cristiana).
Hay que recordar, una vez más, que la Iglesia somos todos.(…) Por eso hoy,
Día de la Iglesia Diocesana, me parece un buen momento para sugeriros una
propuesta práctica, concreta, razonable: destinar el uno por ciento de vuestros
ingresos netos al mantenimiento de vuestra Iglesia. Sólo con un compromiso
así podríamos ir caminando hacia la autofinanciación” (13-XI-1994).
- En el año 1997. Al llegar el “Día de la Iglesia Diocesana”, el Prelado
escribe una nueva exhortación pastoral en la que nos recuerda en primer lugar
el sentido de pertenencia y de las dificultades por parte de algunos para su
incardinación gozosa en la Iglesia. (…) Hoy quiero hablaros, una vez más, de
sus necesidades. ¿Qué necesita la Iglesia Diocesana?
La Iglesia no necesita ciertamente abogados que la defiendan con
sutiles argumentos apologéticos, ni riquezas que la hagan poderosa e
influyente según el juego de los mecanismos del poder.
Necesita testigos que, con el aliento del Espíritu, transparenten en
nuestro mundo el rostro de Jesús y el dinamismo salvador del Evangelio.
Necesita obispos y presbíteros que vivamos desviviéndonos en el
servicio fraterno a los hermanos, que transparentemos en nuestra vida y
123
nuestra acción la presencia del Buen Pastor.
Necesita pastores que (…) apacienten el rebaño que les está
encomendado “vigilando, no forzados, sino voluntariamente, según Dios; no
por mezquino afán de ganancias, sino de corazón…, siendo modelos de la
grey” (IPedr.5,2).
Necesita religiosos, religiosas y laicos consagrados que, viviendo en
radicalidad su bautismo, en su condición de testigos alegres de los bienes
definitivos, se entreguen a fondo perdido a sus hermanos, manifestando así,
en su vida y en sus obras, que viven lo que esperan y esperan lo que viven.
Necesita cristianos laicos, hombres y mujeres; jóvenes y adultos que,
fieles a su condición secular y respetando la autonomía de las realidades
temporales, den razón de su esperanza, se inserten o creen mediaciones
históricas, familiares, culturales, económicas y políticas que faciliten el
respeto a la dignidad y al valor de cada hombre y la realización de la justicia
del Reino de Dios. A nuestra Iglesia le sobran los cristianos puramente
nominales, y le faltan cristianos que, fieles a su condición e identidad, sean
testigos experimentados en la Iglesia y en el mundo de la Buena Noticia que
para el hombre es el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo.
Necesita poner en lugar preferente de sus objetivos el servicio a los
pobres y marginados, trabajar incansablemente para que en todo hombre,
imagen de Dios, resplandezca la imagen del Hijo del Hombre.
Necesita cuidar mucho más la iniciación cristiana, tarea primordial de
la familia y de los catequistas; abrir procesos serios de formación de adultos;
promover movimientos apostólicos vigorosos, la mejor cantera del
voluntariado para la Iglesia y para la sociedad: hacer de nuestras
celebraciones experiencias jubilosas de comunión de vida y fe.
Para esta hermosa misión la Iglesia necesita, sobre todo, personas
conscientes de que la vitalidad de todo el Cuerpo depende de la vitalidad de
cada miembro. Vuestro obispo cuenta con vosotros.
Necesita también medios materiales: templos, lugares de reunión. No
para atesorar, ni para mantener un privilegio, sino para servir a un derecho,
garantizado como básico y fundamental en nuestra Constitución y concretado
en leyes como “el derecho a profesar las creencias religiosas que libremente
elija, practicar los actos de culto y recibir la asistencia religiosa de su propia
confesión”.
Nuestra Iglesia ha conservado un rico patrimonio que no es del obispo,
ni del cura, que sólo aspiran a vivir modestamente, sino del Pueblo de Dios y
a su servicio. En sus archivos, en sus templos, en sus retablos, en sus pinturas
y esculturas está escrita la historia de su fe. Misión nuestra es conservarlo y
transmitirlo a las nuevas generaciones. Hoy, Día de la Iglesia diocesana, apelo
124
una vez más a vuestra generosidad. Sin ella no será posible atender las nuevas
y numerosas demandas, sobre todo en ciudades en crecimiento, como es
Cáceres”.
- Año 1998. El lema de este año es claro: “en la calle, en la familia, en
el trabajo, en el templo…siempre somos Iglesia”. Es una profunda reflexión
sobre la Iglesia Diocesana la que nos ofrece nuestro Obispo. Se lo
agradecemos.
“Lo de ser cristiano no es un traje de quitar y poner. Injertados en
Cristo por el bautismo, fuimos constituidos, a la vez, miembros de la Iglesia,
su cuerpo, y partícipes de su misión, No basta con ser cristianos nominales o
clientes ocasionales. ¡Siempre somos Iglesia! Y lo somos en la Iglesia
diocesana, donde se realiza en toda su plenitud el misterio de la Iglesia una,
santa, católica y apostólica”.
Somos una Iglesia modesta, con un número de fieles -225.000
aproximadamente- que no se corresponde con su dilatada extensión
geográfica. Tenemos muchas deficiencias materiales, pastorales y espirituales,
pero entre nosotros, gracias a dios, también siguen floreciendo cristinos de
una hondura d efe admirable. Que se esfuerzan por ser testigos de Jesús no
sólo hacia el interior de la Iglesia, sino en medio del mundo. Nuestra Iglesia
ha dado santos de la talla de S. Pedro de Alcántara, de quien estamos
celebrando el V Centenario de su nacimiento.
Me alegra que vuestra Parroquia os resulte tan cercana y familiar como
la fuente de la plaza del pueblo adonde acudís a beber el agua fresca de la
gracia de Dios. Y siento que la Diócesis os quede más lejana. Lo siento
porque ni la adscripción a la parroquia, ni la incardinación en la Iglesia
universal son correctas sino se viven en sentido de pertenencia a la Iglesia
diocesana, nuestro hogar espiritual, del que la parroquia es prolongación
cercana y cálida. De la Diócesis a través de la parroquia, recibís la Palabra de
Dios, la Eucaristía, los sacerdotes que os sirven. De la Diócesis, con sus
programas y servicios, reciben formación, a través de la parroquia, adultos,
jóvenes y niños. Desde la Diócesis se despliegan e impulsan las actividades
que Cáritas realiza con los necesitados en nuestras comunidades cristianas.
Vivir con sentido diocesano implica conocer y estimarla Diócesis, es
rezar por ella, es ser no sólo un miembro discente, sino actuante, es participar
en sus convocatorias, colaborar según las facultades de cada uno en las tareas
125
catequéticas, en las actividades caritativas, sociales y litúrgicas, contribuir a
satisfacer sus necesidades económicas, que son muchas” (…).
- En el año 1999, Mons. D. Ciriaco Benavente publica dos notas
pastorales con motivo de la celebración del “Día de la Iglesia Diocesana”.
+ “Preparación para el día de la Iglesia Diocesana” (Boletín;
noviembre, 1999; 1043-1045)
+ “Dios llama siempre” (Boletín; noviembre 1999; 1045-1047).
- En el año 2000, Mons. D. Ciriaco escribe una carta pastoral con
motivo de la celebración del “Día de la Iglesia Diocesana”. De ella
ofrecemos lo siguiente:
Al ver el eslogan con que celebraremos el día de la Iglesia Diocesana -
La Iglesia te llama: haces falta en casa”, me ha venido a la mente la ardiente
exhortación de San Pedro: “También vosotros, como piedras vivas, entrad en
la construcción de un edificio espiritual…”. El texto expone con sencillez lo
que significa ser un bautizado: piedra viva que, engarzada a otras, hace una
casa viva, la iglesia de Dios. El constructor principal es el Espíritu, fuerza
creadora sin la cual no sería posible la edificación “espiritual”. El vínculo que
procede del Espíritu Santo es más hondo, más fuerte y más vivo que el mero
parentesco de sangre. (cf. Jn.1,13). La construcción consiste en ser
construidos. El que quiera ser piedra en el conjunto y para el conjunto debe
vincularse a la totalidad. Soy consciente de que abundan en nuestra Iglesia
los cristianos ocasionales. Hasta ahí llega si experiencia de Iglesia. Su
formación e información sobre la misma se mueve ordinariamente en la
mentalidad de crónica de sucesos sensacionalistas, donde es noticia el marido
que mata a su mujer, pero no lo son los innumerables matrimonios que se
quieren y que viven, día a día, una feliz comunión de vida y de amor (…).
Quienes vivimos la experiencia de Iglesia podemos asegurar que la
misma, a pesar de sus apariencias prosaicas y hasta rutinarias, está llena de
rincones de gracia, que por su subsuelo fluyen veneros del agua viva del
Espíritu, aflorando mansamente aquí y allá, como regando en silencio la tierra
parda y los sequedales, o saltando como surtidores junto a los cuales se palpa
la frescura y la novedad del Reino de Dios en medio de un mundo que,
teniéndolo todo, siente la melancolía del vacío y de la infelicidad (…).
Queremos una Iglesia que no traicione su identidad para ganar
126
relevancia, pero que no renuncia a ser relevante en el compromiso y el
servicio por temor a perder la identidad. Esta Iglesia, o la hacemos entre todos
a impulso del Espíritu Santo, o ahí quedarán patentes los huecos de quienes
rehusaron ser piedras vivas en su construcción. Por eso, este año, en el Día de
la Iglesia Diocesana, “la Iglesia te llama: haces falta en casa”.
Haces falta en tu parroquia, entre sus catequistas, en sus equipos de
liturgia o de oración, en sus organismos de programación, en sus grupos de
acción caritativa y social, en sus movimientos y asociaciones apostólicas.
Hace falta tu presencia de testigo en la vida y misión de la Iglesia, en la
familia, en el mundo del trabajo o de la cultura, en las organizaciones
municipales, sociales y políticas donde se dan las mediaciones históricas que
facilitan o dificultan la presencia del Reino de Dios en el mundo.
Por el Bautismo, todos los cristianos participamos del profetismo, del
sacerdocio y de la realeza servicial de Cristo. (…) Somos miembros de un
mismo cuerpo, y de la vitalidad de cada miembro depende la salud de todo el
organismo.
Las parroquias nacieron para atender a los fieles en el ámbito mismo en
que viven. Y ese es precisamente su significado originario, el de “vecindad”,
“vivir cerca”. Sin embargo siempre quedó firme la vinculación de estas
comunidades y de sus presbíteros con el Obispo que los envía y con la Iglesia
Diocesana que en su conjunto preside (cf. ChD. 11). (…) Nadie en la Iglesia
Diocesana debe ir a su aire. Y esto es aplicable a las parroquias, a las
congregaciones religiosas o las instituciones de vida consagrada, a las
asociaciones y cofradías. Formamos parte de un conjunto, somos miembros
de un mismo cuerpo, participamos de una misma y única misión. Los
programas diocesanos, aprobados y propuestos por el Obispo, son punto de
referencia y deben merecer la consideración y aceptación de todos”
(noviembre 2000).
- En el año 2003, Mons. D. Ciriaco Benavente escribe una catequesis a
los diocesanos en torno al Día de la Iglesia Diocesana, de la que insertamos
aquí lo siguiente: “La finalidad de esta Jornada es ayudarnos a conocer, amar
y fortalecer la pertenencia a la Diócesis. Aunque muchos de vosotros vivís
habitualmente la fe en el ámbito familiar y cercano de la parroquia, ésta no
deja de ser una concreción de la Diócesis, que es donde acontece plenamente
el misterio de la Iglesia una, santa, católica y apostólica” (…). Conocedla en
directo. Veréis que tiene defectos, que hay muchos aspectos que necesitan ser
corregidos y mejorados. Nadie lo sabe mejor que los que estamos dentro, pero
127
seguro que encontraréis en ella personas y cosas admirables.(…). La Iglesia
quiere “estar con todos y al servicio de todos” como dice el eslogan de la
Jornada. Por eso os invito a colaborar con sus gastos y necesidades para que
pueda seguir sirviendo a todos el evangelio; para que disponga de los templos
y centros necesarios para la atención y formación de sus miembros: para que
pueda formar a los futuros pastores de sus comunidades; para que siga
atendiendo a los pobres y necesitados que buscan en ella la acogida y el amor
que no encuentran” (octubre de 2003).
- En 2006, escribe Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos: “El Día de la
Iglesia diocesana viene a recordarnos nuestra pertenencia a la Diócesis, esta
gran familia donde acontece y se realiza en toda su plenitud el misterio de la
iglesia una, santa, católica y apostólica, que son las notas distintivas de la
misma. Frente a una pertenencia puramente nominal, como es la de tantos
bautizados, hemos de lograr una más intensa y viva comunión diocesana.
Frente a una vida que no está iluminada por el seguimiento de Jesús y la
fuerza transformadora de su Evangelio, hemos de intensificar la unión con
Jesucristo y con su Espíritu, que en eso justamente consiste la santidad.
Frente al repliegue o la pasividad, nuestra Iglesia ha de estar abierta a
todos, dispuesta a acoger fraternalmente a todos. La Iglesia no se ha ido
haciendo católica a medida que crecía a lo largo de los siglos. Lo es por su
origen, destinada a acoger a todos, para hacer de este mundo, tan dividido, la
gran familia de los hijos de Dios. Frente a quienes pretenden hacerse una
Iglesia a la carta, a la medida de sus intereses o gustos personales, hemos de
redescubrir que no hay otra Iglesia que aquella que está fundada sobre el
testimonio de los Apóstoles, y que mantiene su identidad en la comunión con
sus sucesores, el papa y los Obispos. (Noviembre, 2006).
* Celebración del V Centenario de San Pedro de Alcántara, Co-
Patrono de la Diócesis
A) Carta del Sr. Obispo de la Diócesis de Coria-Cáceres al Excmo. y
Rvdmo. Sr. Cardenal William Wakefield Braum. Penitenciario Mayor.
Penitenciaria Apostólica.
Eminencia Reverendísima
La Diócesis de Coria-Cáceres tiene previsto celebrar, a partir del 19 de
octubre de 1998 y hasta la misma fecha del año siguiente, el V Centenario del
128
Nacimiento de San Pedro de Alcántara, designado Patrono de Diócesis y de
su catedral pro Rescripto Pontificio el 23 de diciembre de 1675.
San Pedro de Alcántara, cuya imagen figura en la basílica de San pedro
junto a la de los grandes santos fundadores, nació en Alcántara en el año
1499. Aunque toda la Diócesis está plagada de recuerdos del paso de santo
alcantarino, hay tres lugares especialmente significativos para todos los
diocesanos: el lugar de su nacimiento (Alcántara), el de su profesión religiosa
en la Orden Franciscana (San Pedro de los Majarretes), hoy convertidos en
templos, y el conventito de la Inmaculada Concepción, en el Palancar,
prodigio de la pobreza y sencillez, desde donde San Pedro de Alcántara
irradió a toda la orden Francisca la conocida como reforma Alcantarina. En la
S.I. Catedral, en Coria, a la que San Pedro estuvo vinculado por amistad con
algunos de sus Obispos, se conserva una importante reliquia del Santo,
debidamente documentada.
Enmarcado en el programa de renovación eclesial señalado por Su
Santidad el Papa Juan Pablo II con vistas a la celebración del Jubileo del año
2000, tenemos previsto ahondar en la figura de San Pedro de Alcántara como
reformador de la vida cristiana, maestro de oración, portento de penitencia y
testigo de la misericordia de Dios Padre para los hombres, singularmente con
los pobres y necesitados.
El centenario será una ocasión propicia para promover, junto a otros
actos de orden cultual y cultural, peregrinaciones, marchas penitenciales y
jornadas de oración con niños, jóvenes, y adultos en torno a los lugares
alcantarinos de la Diócesis.
Oído el parecer de los diferentes órganos de gobierno y de consejo
diocesano, a fin de promover de una manera más fecunda este impulso
renovador, solicito de la Sagrada Penitenciaria Apostólica, cuya presidencia
ostenta Su Eminencia Reverendísima, sea concedida la gracia de ganar la
Indulgencia Plenaria a cuantos, diocesanos y extradiocesanos, visiten durante
el año, cumpliendo los requisitos canónicos, los mencionados lugares
alcantarinos más vinculados al Santo: La Santa Iglesia Catedral, el Convento
de la Inmaculada Concepción del Palancar, y los templos dedicados a San
Pedro de Alcántara en Alcántara, y San Pedro de los Majarretes”.
Agradeciendo de antemano la favorable acogida y consideración a
nuestra petición, por parte de la Penitenciaría Apostólica, aprovecho esta
129
ocasión para expresar a Vuestra eminencia reverendísima el testimonio de mi
atenta consideración y comunión fraterna. +Ciriaco Benavente Mateos,
Obispo de Coria-Cáceres.
B) Penitenciaria Apostólica (Prot. N. 107/9771
BEATÍSIMO PADRE
“Ciriaco Benavente Mateos, Obispo de la Diócesis de Coria-Cáceres,
en nombre propio, en el del clero diocesano y en el de todos los fieles
cristianos a él encomendados, a Vuestra Santidad con filial devoción
reverentemente expongo:
Desde el día 19 de octubre del presente año 1998 hasta el mismo día del
amo 1999 habrá en la Diócesis actos especiales y celebraciones religiosas al
cumplirse los cinco siglos del nacimiento, en esta tierra, de San Pedro de
Alcántara, para que toda la Iglesia Diocesana dé gracias a Dios por la gloria
concedida al santo alcantarino y reciba la semilla de la vida sobrenatural,
movida por el ejemplo y segura por la intercesión de tal santo. San Pedro de
Alcántara, en efecto, pertenece a esta diócesis por su nacimiento en la villa
de “Alcántara”, por su toma de hábito en “San Pedro de los Majarretes”, por
haber construido el conventito de “El Palancar”. Patrono de la Diócesis por
Rescripto del Sumo Pontífice Clemente X, día 23 de diciembre de 1675.
Deseando el bien espiritual y para que los fieles puedan conseguirlo más
fácilmente, y para que todos puedan disponerse mejor al Jubileo del Tercer
Milenio, el Obispo peticionario solicita la gracia de Indulgencia Plenaria para
estas celebraciones” .
C) Concesión de Indulgencia Plenaria (12-XI-1997).
“Beatísimo Padre, Ciriaco Benavente Mateos, Obispo de la Diócesis de
Coria-Cáceres.
Por mandato del Sumo Pontífice, la Penitenciaria Apostólica, con sumo
agrado, concede Indulgencia Plenaria, una vez que se haya excluido el afecto
a cualquier pecado, cumpliendo las acostumbradas condiciones (de confesión,
comunión eucarística y oración por las intenciones del Sumo pontífice) a
todos los fieles, durante el tiempo indicado en la Iglesia Catedral, en la iglesia
aneja al convento de la Inmaculada Concepción de “El Palancar”, en los
templos dedicados en honor de San Pedro de Alcántara en la villa de
130
“Alcántara” y “San Pedro de los Majarretes”, si devotamente asisten a una
función sagrada o al menos recitan la oración del Padre Nuestro y el Credo:
1) El día que empieza el año jubilar y el de la clausura
2) En los días, en que en los mencionados lugares se celebre algún rito
solemne para conmemorar el nacimiento de San Pedro de Alcántara
3) Cuantas veces se lleve a cabo a dichos lugares alguna peregrinación
en grupo y movidos por la devoción al Santo
4) Por una vez y cualquier día elegidos libremente por cada fiel.
No obstando nada en contrario (12-XI-1997).
D) Carta Pastoral del Obispo anunciando la celebración del V
Centenario en la Diócesis de Coria-Cáceres y la concesión de la Gracia
Jubilar (8 de Julio de 1998).
En esta hermosa Carta pastoral, el Obispo ofrece una síntesis de la
biografía de San Pedro de Alcántara y destaca las lecciones que suscita la
biografía humana y espiritual de nuestro Patrono y que presentamos a
continuación.
* Los santos son la gloria de la Iglesia, el rostro más hermoso que ésta
puede presentar ante el mundo. Nuestra Diócesis de Coria-Cáceres tiene el
honor de contar con una de las figuras más eminentes en santidad de nuestro
Siglo de Oro: San Pedro de Alcántara. La santidad es siempre un triunfo de la
gracia de Dios sobre la debilidad humana. San Pedro de Alcántara fue hombre
de lo esencial. Su vida austera y penitente no significa desprecio del cuerpo o
de lo humano, sino ejercicio de libertad y disponibilidad para permitir que la
gloria de Dios reverbere en lo humano. Por eso, sin que sus pies dejaran de
pisar la tierra, toco el misterio incandescente de Dios llegando a las cumbres
más altas de la contemplación. La experiencia de su propio itinerario le hizo
maestro de oración. (…)
* Con gozo y gratitud a Dios nos disponemos a celebrar el V
Centenario de su nacimiento que coincide con una encrucijada eclesial e
histórica de primera magnitud: la preparación del Gran Jubileo del año 2000.
Un acontecimiento que nos convoca a una personal y eclesial cita con Dios,
que hemos de vivir con atenta disponibilidad. La celebración de nuestro Año
Jubilar Alcantarino no distrae a nuestra Iglesia de Coria-Cáceres de esta
oportunidad salvífica. Al contrario, los programas son más eficaces cuando se
ven sostenidos y encarnados por testigos que les dan vida. El amor a Dios
Padre, el seguimiento de Cristo, la experiencia del Espíritu Santo, todo ello
131
vivido con singular radicalidad, fueron la pasión que movió a San Pedro de
Alcántara a vivir en estado de conversión permanente, a hacer de las virtudes
teologales su respiración y aspiración, a descender a las raíces más profundas
de lo humano y lo cristiano…En nuestro momento histórico en que la realidad
de Dios se apaga en no pocas conciencias y en que las finalidades últimas se
oscurecen, Pedro de Alcántara nos muestra la aventura de ir a Dios, de
afirmarlo en la vida”
* En nuestros empeños pastorales hemos puesto excesiva confianza en
nosotros mismos y en nuestras propias fuerzas. Hemos hablado más de
programas que de la gracia de Dios. Pero ha bastado un cambio cultural para
hacernos palpar nuestra incapacidad y la de nuestros mejores métodos para
abrir el corazón de los hombres al seguimiento de Cristo. Tras esta
experiencia de impotencia, ¿no nos estará llamando el Señor a descubrir que
necesitamos sobre todo de su gracia, porque sin Él no podemos lograr nada?
Me parece ésta una pegunta pertinente”.
* Frente a la demanda de adaptación del evangelio a los modos y a las
modas del hombre de hoy, Pedro de Alcántara nos enseña que no hay
novedad más seductora para jóvenes y adultos que la presentación del
evangelio sin glosa.
* San Pedro de Alcántara trajo nuevos aires y nuevos impulsos a la
evangelización en su época. Fueron numerosos los cristianos -religiosos y,
sobre todo, laicos-, a los que encaminó por la senda de la perfección
evangélica (…) Sólo cuando somos bañados en el amor que mana del seno
mismo del Dios Trino podemos transmitir esperanza y vivir un amor que es
más que pura filantropía humana, un amor que por ser gracia es caridad.
Desde ahí vivió San Pedro de Alcántara su amor y cercanía a los pobres. Lo
vivió sin declamaciones ni retóricas, sirviéndoles con sus propias manos y
considerando un insulto a la Providencia dejar sin atender a los necesitados.
Sólo quien ha convertido su corazón a Dios puede ser pobre de verdad. Sólo
quien no tiene intereses personales que defender puede ser de verdad solidario
y comprometerse hasta el fondo contra la injusticia, causa principal de la
pobreza. La biografía de San Pedro de Alcántara suena como un grito
estridente de denuncia frente a nuestra sociedad hedonista, de “ética
indolora”, en que el goce de lo inmediato se ha convertido en criterio supremo
de comportamiento para muchos.
* Nuestro Año Jubilar Alcantarino quiere ser prólogo al Gran Jubileo
132
del año 2000-. Por eso debe ser tiempo de peregrinación, de vivir con la
tensión interior del peregrino, tiempo de conversión y reconciliación. El
jubileo de los Jubileos brota de su condición de tiempos de “gran
perdonanza”, pero sólo experimenta el gozo del perdón quien sabe
reconocerse pecador. Sólo se reconoce pecador quien sabe del amor que Dios
nos tiene y de la comunicación que en Cristo su Hijo nos ha hecho de sí
mismo como gracia. Os invito a experimentar la alegría del perdón en la
Iglesia, comunidad viviente donde el Señor actúa por medio de su Espíritu y
donde sigue pronunciando, a través del cuerpo ministerial de su Iglesia, como
un día lo hizo con el cuerpo que recibió de su Madre, la palabra que
constituye la a más buena noticia: “Yo te perdono”.
No quisiera terminar esta reflexión sin invitaros a todos los diocesanos
a conocer más y mejor la figura de Pedro de Alcántara. Peregrinad a los
diferentes lugares alcantarinos de nuestra Diócesis o fuera de ella”. Todos los
caminos de la geografía diocesana guardan huellas de Fray Pedro de
Alcántara.
Los templos de Alcántara, lugar de su nacimiento, de San Pedro de los
Majarretes, donde profesó a la vida franciscana, el conventito de El Palancar,
testimonio de su vida pobre y orante, y la catedral de Coria, ciudad en la que
tantas veces fue huésped de alguno de sus obispos, han sido agraciados por el
Papa Juan Pablo II con el privilegio de que se pueda alcanzar en ellos, durante
la celebración del centenario, la indulgencia plenaria en las condiciones
acostumbradas por la Iglesia.
Que Nuestra Señora de Argeme y San Pedro de Alcántara, patronos de
nuestra Diócesis, intercedan por nuestra Iglesia para que se renueve en la fe y
en la comunión misionera. +Ciriaco Benavente Mateos. Obispo de Coria-
Cáceres.
E) Homilía de Mons. D. Ciriaco Benavente en la apertura del V
Centenario (Catedral de Coria; 18-X-1998).
El Prelado nos regala una nueva síntesis de la biografía de San Pedro de
Alcántara. Y después afirma: “recojamos algunas de sus muchas lecciones:
* San Pedro nos enseña, en este momento histórico en que la realidad
de Dios se oscurece y las finalidades últimas se oscurecen en muchas
conciencias, la aventura de ir a Dios y de afirmarlo en la vida.
133
* San Pedro nos enseña que el Evangelio es más novedad -Buena
Noticia- en la medida en que está menos edulcorado. Por eso, en un mundo
en que se proclama que para el hombre “el goce es el alfa y la omega, el
principio y el fin” (E. Guisán), su biografía suena como grito estridente de
denuncia frente a la “ética indolora” de la postmodernidad.
* San Pedro haciéndose pobre y sirviendo con sus propias manos a los
pobres nos enseña a instalarnos en la desnudez primaria del ser y no en el
amontonamiento del tener y, desde ahí, nos muestra sin declamaciones no
retóricas lo que es la solidaridad efectiva.
* San Pedro nos enseña el valor de la soledad y la penitencia no como
huida de los demás o desprecio del cuerpo, sino como el modo de buscar a
Dios, de encarar las tentaciones: va a la soledad con el fin de “vérselas” con
Dios que le llama y le sustrae de sus propios intereses para devolverle a la
realidad, donde tiene que cumplir su misión comos servicio. El hombre de
hoy, tan liberado él, se ha autoconvencido de que ya no tiene ni tentaciones ni
pecados.
* San Pedro nos enseña, en un mundo en que estamos amenazados por
la reducción de la realidad a publicidad, que hay una vida personal que no se
puede mantener sin cultivo de la intimidad profunda que es fruto de la
amorosa cercanía de Dios y del amoroso acercamiento y diálogo con el
prójimo.
* San Pedro, que trajo nuevos aires y nuevos impulsos a la
evangelización de la época, nos enseña que sólo seremos Iglesia
evangelizadora si tenemos el ardor de la primera hora, si asumimos los
nuevos métodos y formas que la creatividad del Espíritu inspira a hoy a la
Iglesia”.
F) A los Párrocos y responsables de instituciones religiosas, parroquias,
asociaciones, cofradías…
Recién comenzada la Cuaresma, os escribo con un doble encargo.
Responde a los acuerdos de nuestro Consejo diocesano de Pastoral que
figuran en nuestro programa pastoral
a) El próximo 21 de marzo, domingo V de Cuaresma, haremos la
134
peregrinación oficial de la Diócesis para beneficiarnos de las gracias de
nuestro Jubileo Alcantarino. Lo haremos en el Palancar, y aprovecharemos
para inaugurar el Vía-Crucis de cantería que, en lugar de otro ya
desaparecido, queremos dejar como recuerdo de la celebración del V
Centenario. Ha sido sufragado, como sabéis, por la Diócesis, los
Arciprestazgos, el Cabildo, el Seminario, la CONFER diocesana y la
Provincia Bética Franciscana. Allí celebraremos la Eucaristía (…) Queremos
que sea una manifestación de gratitud y devoción a San Pedro de Alcántara
por parte de nuestra Iglesia diocesana que, a la zaga de sus huellas, se hace
penitente en vísperas de la pasión y muerte del Señor.
b) Aportación del 0,7% a programas de desarrollo del Tercer Mundo.
Este año dedicado a la caridad y a la opción preferencial por los pobres,
hagamos nuestra, como lo ha hecho el Consejo pastoral Diocesano, la
reiterada petición que nos vienen haciendo los grupos misioneros. Quedáis,
pues, invitadas, desde ahora, todas las instituciones diocesanas a ofrecer la
aportación que estiméis oportuna. A todos se os propone, pero a nadie se
obliga. Lo recaudado lo destinaríamos preferentemente a los misioneros y
misioneras diocesanos que se encuentran en situaciones de más necesidad”
(BOO; marzo, 1999; 362-363).
G) Homilía de Mons. D. Ciriaco Benavente en la Eucaristía, con
motivo de la Peregrinación Diocesana a El Palancar. Pedroso de Acim; 21 de
octubre de 1999).
Comienza Mons. D. Ciriaco Benavente su homilía dando las gracias a
todos los que participan en este encuentro diocesano: ¡gracias por vuestra
presencia, que a mí llena de alegría! Me parece admirable, una gracia de
Dios, que San Pedro de Alcántara nos haya dado la oportunidad de sentirnos
iglesia diocesana, iglesia fraterna y peregrina a la zaga de las huellas de sus
pies descalzos. Pocas veces se nos dan estas oportunidades”. Da gracias
también a la Orden Franciscana y a las Autoridades del Pedroso, a la
Comisión organizadora y al buen hacer de los Scouts, siempre listos para
servir. Y finalmente agradece a los Vicarios de las Iglesias hermanas de
Mérida-Badajoz y de Plasencia su presencia.
“Hemos comenzado bendiciendo un hermoso Víacrucis en piedra, que
dejaremos a la posteridad como recuerdo de este V Centenario. En las
distintas cruces figuran los nombres de los arciprestazgos y de otras
instituciones diocesanas, así como de la Provincia Bética Franciscana (…)
135
¿Podríamos haber dejado un recuerdo mejor y más a tono con San Pedro de
Alcántara? “¿Sentía Fray Pedro mucha devoción por la cruz?”, se pregunta el
P. Corredor. Y contesta: “Esta era otra de sus grandes devociones: la pasión
del Señor. Ansiaba que todo el mundo venerara el signo de nuestra Redención
y, así, establecía el Viacrucis en los pueblos y levantaba cruces en lo alto de
los montes, a donde él mismo las subía en procesión después de sus
sermones. En un calvario situado en el viejo camino de El Palancar al Pedroso
muchas veces lo contemplaron arrobado en éxtasis” (…).
Después de explicar el sentido teológico y religioso de la peregrinación,
nos habla del “sacramento de la reconciliación, que en nuestro mensaje
cuaresmal los obispos extremeños os hemos invitado a redescubrir y practicar,
encontramos siempre al Padre Dios, que espera, que acoge y perdona: el
Padre de las misericordias, el que se hace corazón para nuestras miserias y
lava nuestras culpas con una lluvia de abrazos y de besos” (…)
Al hilo del evangelio de la resurrección de Lázaro que corresponde al V
domingo de Cuaresma, el Sr. Obispo proclama esta homilía, cuyos
fragmentos más importantes insertamos aquí:
“Señor, estamos enfermos de materialismo, de egoísmo, de soledad y
de tristeza. Señor, está enferma y débil nuestra fe. Son multitud los cristianos
bautizados, sumergidos un día en el agua viva de tu pascua que, aunque sigan
solicitando sacramentos para ellos o para sus hijos, ya casi son sólo
cristianos nominales. Están enfermas nuestras comunidades, donde ya no
brotan vocaciones capaces de comprometerse de por vida con tu evangelio.
Enfermas nuestras comunidades porque aunque se multiplica el voluntariado
nos queda todavía mucho para ser comunidades corresponsables a la hora de
anunciar el evangelio. Enfermas, porque, aunque vibramos en solidaridad
ante situaciones catastróficas, nos queda todavía mucho que recorrer para
hacer habitual la comunicación de bienes con los pobres y necesitados, rostro
doliente del crucificado.
Señor, están enfermos muchos matrimonios que han entendido su
unión, más que como un compromiso de amor, como egoísmo encubierto,
como un contrato de intereses -en tanto en cuanto esto funcione, nos
interese, nos apetezca o nos convenga-, a gusto en definitiva del consumidor.
No es ése el amor que Tú nos enseñaste.
Estamos enfermos porque, a la hora de respetar el misterio sagrado de
136
la vida en todas sus fases y en todos sus ámbitos y situaciones, cuentan más
los criterios y las modas del ambiente que la luz de tu evangelio (…).
Señor, si hubieras estado más presente en mi infancia, en mi juventud,
en mi educación y en mis estudios, en mi noviazgo, en mi familia, en mis
diversiones y trabajos, en mi empresa…Si hubieras estado más presente en los
medios de comunicación, en el mundo del arte y la cultura, en los criterios
que rigen la vida pública y económica…
Pero hemos escuchado sobre todo palabras luminosas, capaces de
encender estrellas en la noche, de alumbrar vida donde los hombres ponemos
muerte… “Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en Mí, aunque haya
muerto, vivirá…” Y añade Jesús, dirigiéndose a la hermana de Lázaro y a
cada uno de nosotros: “¿Crees esto?”.
Hoy, en el Palancar, alentados por el testimonio de San pedro de
Alcántara, que nos grita desde su humilde conventito hecho a imitación de las
casas humildes de los pobres de su época, su pasión por Dios, su
identificación y seguimiento radical de Jesús, su amor a los hermanos,
nosotros queremos hacer profesión sincera de Fe y renovar nuestro
compromiso de fidelidad y seguimiento de Cristo, haciendo nuestras las
palabras de la buena hermana de Lázaro: “Sí, Señor, yo creo que Tú eres el
Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo”. Tú, Señor, eres
ciertamente a quien más necesita nuestra vida, nuestras familias, nuestra
sociedad enferma.
El Hijo pródigo peregrinó hasta el Padre roto por dentro y por fuera,
como si viniera del infierno, casi ni hombre parecía. El Padre le esperó con la
mesa puesta, preparada la túnica blanca de la fiesta, con el anillo de la alianza
para ponerlo en sus dedos, con los brazos abiertos y el corazón saltando de
alegría. “Este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba
perdido y lo hemos encontrado”.
Como peregrinos penitentes hemos subido a El Palancar siguiendo las
huellas de San Pedro de Alcántara, raíz de nuestro pueblo, antorcha de la fe.
El Padre nos espera con la mesa puesta (…) En la Eucaristía el Padre nos
entrega el Cordero que quita el pecado del mundo, el Pan que da la vida y nos
edifica como Cuerpo de Cristo, nos da su propio corazón hecho pedazos”
(…).
H) Homilía de Mons. D. Ciriaco Benavente en la clausura del V
137
Centenario y del Año Jubilar Alcantarino (Iglesia Parroquial de Santa María
de Almocovar. Alcántara (Cáceres), 18-XI-1999).
Hace un año, en la S.I. Catedral de Coria, donde se simboliza toda la
Iglesia diocesana, abríamos solemnemente el V Centenario del Nacimiento de
S. Pedro de Alcántara (…) Hoy en vísperas de su fiesta, nos congregamos en
Alcántara para clausurar el Centenario. Agradecemos a Dios el regalo que, en
San Pedro de Alcántara, hizo a la Iglesia Universal, a nuestra Diócesis, a
Extremadura y, singularmente, a la Orden franciscana (…)..
a) Algunas lecciones del santo
En mi carta pastoral anunciando el Centenario ya apuntaba algunas de
las lecciones que suscita la biografía humana y espiritual de nuestro Patrono.
Y las recuerda resumiéndolas:
Primero: El sentido profundo de la gesta de San Pedro fue “afirmar a
Dios, vivir la comunión con Él como el único del todo necesario. Por ello
estuvo siempre listo a sacrificar todo lo que hiciera falta. Este fue el gran
valor profético de su actitud y de sus construcciones espirituales. Cuando la
afirmación de Dios se oscurece en muchas conciencias de bautizados a golpes
de indiferencia y materialismo, nuestro santo alcantarino es como un grito que
nos invita a afirmarle en nuestra confesión de fe, en nuestra vida, en nuestras
familias, en nuestras expresiones culturales. ¡Qué triste sería un mundo en que
no hubiera Padre. “Si no hubiera Padre, si en el fondo no hubiera nada, si no
hubiera fondo, si todo pudiera ser verdad y no serlo, si no hubiera verdad, si
no hubiera esperanza…” (Prieto Ramiro).Afirmar a Dios como Padre es
afirmar que al principio de todo está el Amor personal, con mayúscula; que
nos sostiene el Amor; que el Amor da sentido a nuestra vida; que al final el
Amor será nuestro destino luminoso de gloria. ¿No estaremos contribuyendo
también los creyentes a que nuestra sociedad vaya haciendo de Dios esa
estampa familiar que casi nos avergüenza y al que sin decirlo casi nadie
nombra en la familia? ¿Nuestro silenciamiento de Dios no estará privando de
la riqueza más substancial a nuestro mundo, al hombre de hoy?
Segundo: San Pedro cifró su vida en el seguimiento de Cristo. La
imitación de Jesús itinerante, pobre, desnudo y crucificado es el pasto que le
nutre y que le lleva a identificarse con Él por el camino de la pobreza y
penitencia. En la meditación de la pasión y de la cruz encontró el camino más
seguro para hacer de su vida ofrenda sin medida al Padre y entrega amorosa a
sus hermanos. Es bueno recordarlo cuando el seguimiento de Jesús se
138
desdibuja en no pocos comportamientos de bautizados, que se hacen una fe a
la medida de sus gustos o intereses, o que son cristianos ocasionales que
insensiblemente irán engrosando la lista de los cristianos puramente
nominales.
Tercero: San Pedro vivió bajo el soplo y la guía del Espíritu santo que
“es fuerza y transforma el corazón del hombre, que le pone nuevo gusto y
aliento para las cosas espirituales y nuevo disgusto y aborrecimiento de las
sensuales” (De los escritos de San Pedro). El Espíritu Santo es el Maestro “sin
cuya guía muchos andan mucho tiempo perdidos y descaminados” (Ib.). Vivir
la experiencia del Espíritu no le llevó a San Pedro a un espiritualismo de
formas o desencarnado. El Espíritu no es enemigo de la encarnación. El Hijo
de Dios se encarnó por obra del Espíritu Santo, y el Espíritu que le ungió en el
bautismo le llevó a anunciar la buena nueva a los pobres, a los cautivos la
libertad, a los afligidos el consuelo, a proclamar el año de gracia del Señor.
Cuarto: cuando crece el numero de bautizados que viven una difusa
pertenencia eclesial; bautizados que se comportan más como clientes que
encargan determinados servicios a la iglesia que como miembros vivos del
Cuerpo de Cristo, corresponsables y partícipes de su misión; balizados para
quienes cuentan más, a la hora de orientar su vida, el magisterio de la
televisión o de los famosos que el magisterio apostólico del Papa o de sus
inmediatos pastores…es bueno recordar que San pedro fue un hombre de
Iglesia, de la Iglesia concreta de su tiempo, con su gloria y sus miserias, que
son siempre las de sus miembros. En la Iglesia y por la Iglesia, a la que llama
siempre “la esposa de Cristo”, gozó y sufrió. En la Iglesia asumió
responsabilidades difíciles. Empezando por la reforma de sí mismo impulsó la
reforma de la orden franciscana y de la Iglesia de su tiempo (…).
“¡Cuántas lecciones nos deja el Centenario Alcantarino que estamos
clausurando!”. De forma abreviada las ofrecemos:
- Pedro, maestro de oración. Nos enseña que hay una vida personal que
no se puede mantener sin el cultivo de esa intimidad profunda que permite
experimentar amorosamente la cercanía de Dios y abrirnos en amoroso
acercamiento a nuestros prójimos (…).
- Pedro, pobre. Nos enseña el valor primario del ser sobre el tener (…)
Las cosas tienen otras dimensiones antes que la de su rentabilidad económica.
- Pedro, penitente, portento de penitencia, llevada hasta la exageración.
Lo que le mueve es la imitación de Cristo, el deseo de desnudarse del hombre
139
viejo para revestirse del hombre nuevo. La soledad y las penitencias de Pedro
no son ni huida de los hombres, ni desprecio del cuerpo. Lo hace para buscar
a Dios vacío de instintos y necesidades interesadas, para encarar las
tentaciones (…).
- Pedro, santo de cuerpo entero: acogedor gozoso y reflector
transparente de la gloria de Dios. . (…) Pedro de Alcántara, triunfo de la
gracia de Dios en la condición humana, fue reverbero de Dios y, por eso, luz y
don para sus hermanos. A su lado descubrimos a Dios como un poco más
real; a su lado se hace más sonora y transparente la partitura musical que son
los evangelios.
b) Compromiso que debemos asumir a la luz de este Centenario.
Mons. D. Ciriaco Benavente pasa ahora presentar los compromisos que
implica la celebración de este Centenario. Los exponemos también de forma
resumida.
- La transmisión de la fe a las nuevas generaciones. “Nos duele que “las
madres, la familia en general, ya no transmiten la fe.(…) Tarea primera de
nuestras parroquias ha de ser la puesta en práctica del Directorio de la
Iniciación Cristiana. Del tipo de Iniciación que hagamos será el tipo de
cristiano que con la ayuda de la gracia de Dios logremos.
- Suscitar vocaciones de especial consagración (…) Son las personas
que Cristo llama para integrarlas de por vida, a vida perdida y ganada, en el
servicio al evangelio.
- Seguir promoviendo y dinamizando con renovado entusiasmo y
confianza a los seglares. Cada miembro eclesial tendría que ser un miembro
real en el orden apostólico. La fecundidad de nuestro apostolado, queridos
presbíteros, es directamente proporcional a nuestra capacidad de suscitar,
integrar, cultivar y sostener un laicado comprometido en la Iglesia y en el
mundo.
-Un cuarto compromiso de una Iglesia que se edifica en comunión y
corresponsabilidad para la misión sería el de aportar a la sociedad nuestra
original contribución moral, cultural y social, haciendo resplandecer la belleza
del Evangelio en todos los ámbitos de la sociedad, su fuerza sanadora, su
capacidad de ofrecer esperanza, manifestando el rostro más atractivo de Dios
Padre, el rostro de su misericordia con todos los sufrientes” (BOO,
noviembre, 1999).
140
I) Prólogo de D. Ciriaco Benavente al libro “Memoria del V Centenario
del Nacimiento de San Pedro de Alcántara 1499-1999. Año Santo
Alcantarino. Diócesis de Coria-Cáceres”.
“La Diócesis de Coria-Cáceres celebró durante un año, entre el 19 de
octubre de 1998 y la misma fecha del año siguiente, el V Centenario del
nacimiento de San Pedro de Alcántara. Desde el acto solemne de apertura en
la S. Iglesia Catedral de Coria, hasta el no menos solemne de la clausura, en la
villa de Alcántara, fue trenzándose un ininterrumpido rosario de actividades
litúrgicas, catequéticas y culturales de las que es testimonio fehaciente esta
publicación que me honro en prologar.
El lector encontrará, a lo largo de estas páginas, pregones, homilías,
conferencias, así como un abundante material litúrgico-oracional y didáctico-
catequético. Y podrá seguir la crónica pormenorizada de las actividades que,
desde las comisiones diocesanas para el Centenario y desde los distintos
lugares del alcantarismo de la Diócesis, se fueron realizando, amasadas de
amor, admiración y entusiasmo por nuestro santo patrono.. Todo con la
finalidad de conocer más y mejor la figura de San Pedro de Alcántara, que, no
sin arzón, ha sido considerado como “el más santo de los extremeños y el más
extremeño de los santos”.(…) “Su vida nos enseña la suprema lección de que
sólo quien arraiga su existencia en la fe, pisando la tierra de los hombres,
puede hacer de su vida luz para sus hermanos”,
Coincidía nuestro Centenario con una encrucijada eclesial e histórica de
primera magnitud: la preparación inmediata del Gran Jubileo del año 2000 de
la Encarnación de N. S. Jesucristo. No queríamos que nuestras celebraciones
distrajeran de tal oportunidad salvífica, ni del programa renovador ofrecido a
toda la Iglesia por el Papa Juan Pablo II. Teníamos, más bien, el
convencimiento de que cualquier programa pastoral es más eficaz cuando se
ve apoyado por testigos que lo encarnan en su vida. Y así fue: en el rostro de
san pedro de Alcántara, marcado por las penitencias, descubrimos rasgos viso
del Cristo Crucificado (…)
Lo visible y contable del Centenario ahí está. Lo invisible, siempre lo
más hermoso, queda anotado en la contabilidad del Señor Resucitado. Es un
gozo constatar que todo ha sido posible gracias a la generosidad y
colaboración de muchos.(…) .
Termina D. Ciriaco dando las gracias a los miembros de las distintas
Comisiones, a la Orden Franciscana, a los párrocos, cofradías o grupos, a
quienes difundieron la figura de San Pedro de Alcántara, a los ligares
141
alcantarinos… También da las gracias a la Asamblea de Extremadura, a las
Diócesis hermanas de Mérida-Badajoz y Plasencia, a la Excma. Diputación
Provincial y a su Presidente, a quienes han asumido el laborioso esfuerzo de
recopilar y dar forma a los contenidos de este libro, así como a los impresores,
J) Fiesta Solemne de San Pedro de Alcántara (19-octubre-2000).
Cuando llega la fiesta de San Pedro de Alcántara, Mons. D. Ciriaco
Benavente Mateos preside la Eucaristía a la que asiste la Excma. Diputación
de Cáceres, que lo tiene y considera como Patrono, y en ella pronuncia una
homilía.
En esta ocasión, hacemos referencia a la pronunciada en el año 2000.
Destacamos estos puntos de la misma:
- “San Pedro nos enseña (…) la aventura de ir a Dios y de afirmarlo en
la vida. San Pedro proclama que en el principio de todo está el amor, que
tiene nombre de Padre, que en Jesús el amor se ha hecho camino, verdad y
vida; que al final nos esperan los brazos amorosos del amor, y que el hombre
sólo se realiza como hombre (…) en el amor (…).
- San Pedro enseña que l Evangelio es más novedad -Buena Nueva- en
la medida en que está menos edulcorado. Por eso, en un mundo en que se
proclama que para el hombre “el goce es la alfa y la omega, el principio y el
fin” (E. Guisán), su biografía suena como grito estridente frente a la “ética
indolora” de la postmodernidad.
- San Pedro haciéndose pobre y sirviendo con sus propias manos a los
pobres nos enseña a instalarnos en la desnudez primaria del ser y no en el
amontonamiento del tener y, desde ahí, nos muestra lo que es la solidaridad
efectiva.
- San Pedro nos enseña el valor de la soledad y la penitencia no como
huida de los demás o desprecio del cuerpo, sino como el modo de buscar a
Dios, de encarar las tentaciones: va a la soledad con el fin de “vérselas” con
Dios que lo llama y le sustrae de sus propios intereses para devolverlo a la
realidad, donde tiene que cumplir su misión como servicio” (…)..
- San Pedro nos invita hoy con su vida exigente a crear en todos -en
toda España- un clima de renovación ética en la persona, en las instituciones,
en toda la sociedad, que para el cristiano empieza por la reforma y la
purificación de la propia conciencia y del comportamiento personal y social,
142
por la vía de una nueva conversión0 a la ley y a la gracia de Dios, revelada
plenamente en Jesucristo.
- San Pedro nos enseña, en un mundo (…) que hay una vida personal
que no se puede mantener sin cultivo de la intimidad profunda que es el fruto
de la amorosa cercanía de Dios y del amoroso acercamiento al prójimo
(Octubre de 2000).
K) Solemne Apertura del Año Jubilar Alcantarino, Primeras Vísperas y
Santa misa de San pedro de Alcántara. Catedral de Coria, 18 de octubre de
1998.
L) Misa de la Memoria y Oficio de S. Pedro de Alcántara. Vº
Centenario del Nacimiento de S. Pedro de Alcántara: 1499 – 1999 (Boletín O.
del Obispado. Junio 1998; 603-636).
* Reliquias de St. Teresa del Niño Jesús. Carta Pastoral a los
diocesanos de Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos con motivo de la visita a
la Diócesis de las reliquias de Santa Teresa del Niño Jesús y día de la Santa
Faz ( 17-IX-2003; Boletín O. del Obispado; septiembre - 2003; 655-661).
Mons. D. Ciriaco Benavente, después de ofrecer una breve semblanza
de la vida y de la santidad de Santa Teresa de Lisieux, nos ofrece unas
reflexiones que a continuación ofrezco casi en su totalidad:
- La veneración de las reliquias: Solicité la presencia en Coria de
estas preciosas reliquias porque aquí hay una Comunidad de religiosas -las
Misioneras de Santa teresa de Lisieux- que la tienen por titular de la
Congregación. En su domicilio -la residencia de acianos de la Inmaculada-
pernoctarán y allí seguirán recibiendo el homenaje de los corianos, hasta su
traslado, mañana, a Plasencia. Sé que para ellas, como para toda la Diócesis,
ha ido un regalo del cielo. Nos unimos a su alegría y damos gracias a Dios.
La reliquia es un pequeño sacramento que nos pone en contacto con
aquellos cuerpos frágiles que fueron sedes de almas grandes y templos del
Espíritu Santo. La reliquia evoca a la persona. Al venerarla, veneramos al
santo glorificado, damos gracias a Dios por las maravillas que realizó en su
vida, nos sentimos alentados por su ejemplaridad y nos confiamos a su
intercesión poderosa y fraterna. De estos sencillos signos se sigue sirviendo
Dios para manifestar, por la intercesión de los santos, su poder y su gloria.
143
- Lecciones de Teresa para los hombres de hoy
Frente al envejecimiento, el consumismo, la autosuficiencia y el vacío
espiritual del mundo occidental; cuando la fe se asfixia y se seca en el corazón
de tantos bautizados, teresa nos pone ante los ojos la llamada universal a la
santidad, objetivo primario de toda acción pastoral.
Teresa nos enseña a hacer de nuestras comunidades auténticas
escuelas de comunión y de oración. Mirándola vivir aprendemos a orar, pues
nos muestra que la oración, antes de ser método o técnica, es vida abierta y
ofrecida a Dios.
Frente a nuestros desánimos en el camino de la santidad tantas veces
emprendido y tantas veces frustrado por nuestros cansancios y pecados; frente
a una impotencia mil veces experimentada, Teresa nos recuerda que basta con
hacerse pequeños y pobres, que cuando ni siquiera de amar somos capaces,
basta con consentir en dejarse amar por Dios.
Frente a una confianza que, a veces, ciframos en métodos y técnicas,
Teresa nos muestra que la manera más eficaz de hacer llegar el Evangelio al
corazón de los demás empieza, ante todo y sobre todo, por dejar espacio a
Dios para que su presencia penetre en nuestra vida.
Vivió la joven teresa en un contexto en que en Francia imperaban un
racionalismo y un laicismo pujante y omnipresente, como sucede hoy en esta
Europa que casi se avergüenza de sus raíces cristianas, de las que han brotado
sus mejores frutos humanos, culturales y sociales. Frente al vacío religioso
que una cierta cultura actual está dejando en tantos jóvenes, Teresa ofrece el
testimonio de que, en plena juventud, puede llenarse una vida de gozo y
fecundidad, que puede abrirse a horizontes tan altos y dilatados que toquen el
misterio incandescente del Dios vivo” (BOO; diciembre 2003; 985-990).
* Jornada “pro vita”
- En el año 1997, ante la Jornada “Pro Vida”, el Boletín Oficial de la
Diócesis publica una entrevista realizada a D. Ciriaco. Sus puntos más
significativos son los siguientes:
La Jornada Pro Vida está promovida por la Conferencia Episcopal
respondiendo a la propuesta que Juan Pablo II ha hecho en su encíclica:
“Evangelium Vitae” “para manifestar el gozo por una vida que nace, el
respeto y la defensa de toda existencia humana, el cuidado del que sufre o está
necesitado, la cercanía al anciano o al moribundo, la participación en el dolor
144
de quien está de luto, la esperanza y el deseo de inmortalidad”.
“Su fin fundamental es suscitar en las conciencias, en las familias, en la
Iglesia y en la Sociedad civil el reconocimiento del sentido y del valor de la
vida humana en todos momentos y circunstancias, centrando particularmente
la atención sobre la gravedad del aborto y de la eutanasia, pero sin olvidar los
demás momentos y aspectos de la vida, que merecen ser objeto de atenta
consideración, según sugiera la evolución de la situación histórica” (EV 85).
Dice el Santo Padre Juan Pablo II: “Hemos de hacernos cargo del otro
como persona confiada por Dios a nuestra responsabilidad…teniendo una
preferencia especial por quien es más pobre, está solo o necesitado. El
servicio de la caridad a la vida debe ser profundamente unitario: no se pueden
tolerar unilateralidades y discriminaciones, porque la vida humana es sagrada
e inviolable en todas sus fases y situaciones”.
A la pregunta ¿qué podemos hacer a favor de la vida y de una vida más
digna y plena para todos?, el Obispo responde afirmando: “a) conocer y
apoyar lo que ya existe, promover servicios para una vida digna de personas,
de hijos de Dios, como pueden ser: centros de acogida y ayuda a la vida;
comunidades de recuperación de drogadictos, de atención y acogida para
enfermos de Sida; cooperativas de solidaridad para incapacitados, enfermos
mentales, etc.; centros de atención a ancianos, enfermos terminales; b)
Sensibilizar a la sociedad y denunciar aquellas situaciones en que la vida está
amenazada: aborto, hambre, terrorismo, guerra, droga, violación de derechos
fundamentales; c) y otras muchas “expresiones elocuentes de lo que la caridad
sabe inventar para dar a cada uno razones nuevas de esperanza y
posibilidades concretas de vida”. En definitiva, “anunciar, servir y celebrar el
Evangelio de la vida”
- En el año 1998, el Prelado manifiesta: “La Jornada Pro Vida
instituida por Juan Pablo II en su preciosa encíclica sobre “El Don de la
vida”, nos invita a que, no sólo una vez al año, sino todos los días,
anunciemos, celebremos y sirvamos al don de la vida. La vida es el don
básico del que todos los restantes dependen. Hay que acogerla y defenderla
allí donde esté amenazada. Son tantas las personas que viven una vida indigna
de la condición humana: vidas amenazadas por la pobreza, la enfermedad, el
paro, la vejez, el terrorismo o la violencia. A veces esta violencia se hace
presente incluso allí donde, por naturaleza, ha de ser acogida, cuidada y
desarrollada con más amor, en el seno mismo de la madre y en el ámbito
145
familiar. En los días pasados vuelto a ser noticia nacional la eutanasia: parece
que un señor tetrapléjico ha encontrado quien le propinara una dosis de
cianuro, que acabara con su prolongada vida de sufrimiento. Lo entiendo
desde su lógica. Lo entiendo y me duele.
Nuestra cultura, después de prescindir de Dios, nos ha acostumbrado a
hacer una lectura plana, horizontal de la existencia. La vida ya no es un don
recibido que hay que agradecer. El hombre es dueño único y puede hacer lo
que quiera con ella. ¿Cómo experimentar como don de Dios, con una lectura
así de la realidad, la creación, las personas, nosotros mismos, la vida? Y
¿cómo encontrar un sentido al dolor, prescindiendo del dolor redentor de
Cristo, de su muerte y resurrección? Cuando prescindimos de Dios, de Cristo,
ni la vida se entiende como don, ni sabemos qué hacer con el dolor. No es
extraño que la gente, en tales situaciones y ante tal sinsentido acabe
quitándose la vida”.
- En el año 1999, D. Ciriaco, con motivo de esta Jornada de tanta
importancia, publica una nota pastoral titulada “La vida es sagrada”, la cual
está estructurada en torno a tres enunciados básicos:
“Para contemplar con admiración la vida, para saborear su belleza, su
gratuidad, su trascendencia, su misterio. De toda vida, pero singularmente de
la vida humana, que lleva en su entraña la capacidad no sólo de sentir, sino de
pensar, de amar, de esperar, de ser libre (…) Contemplar la vida con
admiración lleva a hacerse preguntas, a descubrirla como algo más que
materia organizada, a valorarla como sustentadora de nuestra dignidad y de
los derechos del hombre, que nunca puede ser tratado como una cosa.
Para agradecer la vida. No nos hemos dado la vida, nos ha sido dada.
Los creyentes sabemos que, en último término, es un don de Dios. Es regalo y
gracia, no fruto de nuestro esfuerzo o mérito (…).En el interior de esa vida va
a suceder todo lo demás: el encuentro con Dios y con los otros, la alabanza, el
amor. Cada uno de los hombres representa algo nuevo y único, algo que
nunca antes existió. Nadie, antes de mí, ha sido igual que yo, ni lo será nunca.
Tras la pérdida del sentido de Dios y el consiguiente extravío ético, el hombre
no se siente deudor de nada ni de nadie. Una lectura plan de la realidad le
lleva a sentirse dueño absoluto de la vida. Podemos, por tanto eliminarla
cuando su permanencia parezca chocar con nuestras conveniencias, gustos e
intereses. Y esto, incluso en su fuente, en el recinto cálido del seno materno
hecho para protegerla, como en su atardecer, cuando es más digna de respeto
y gratitud.
146
Para promover y defender la vida contra toda agresión (cf. GS 27) (…)
Quizás lo más grave o inédito, síntoma de un grave deterioro moral, es que se
vaya delineando y consolidando una situación cultural en que determinados
atentados contra la vida no sólo empiecen a ser justificados, sino a reclamar,
en nombre de la libertad individual, su legitimación” (7 de febrero de
1999;BOO; febrero, 1999; 229-230).
* Al servicio de la paz
- Celebración de la Jornada mundial de la paz. En esta celebración, el
día 1 de Enero, D. Ciriaco preside la Eucaristía y pronuncia la homilía,
inspirándose en el Mensaje de la Paz que el Santo Padre publicaba todos los
años. En ella pone de relieve, por una parte, las amenazas que existían contra
la paz, los lugares donde la paz estaba rota por la violencia, las guerras, el
terrorismo, la injusticia y la violación de los derechos humanos y, por otra
parte, exhortaba siempre a realizar la bienaventuranza de Jesús:
“bienaventurados los que buscan la paz porque ellos serán llamados hijos de
Dios”.
- Una iniciativa del Arciprestazgo de Cáceres. El Obispo acogió esta
iniciativa y dijo: “En la reunión de arciprestazgo de la ciudad de Cáceres, los
sacerdotes acordaron invitar a sus feligreses a fin de que, al menos una
representación significativa de cada parroquia, peregrinara, al anochecer del
día 23 desde las parroquias respectivas hasta la Concatedral, donde, alrededor
de las ocho comenzaríamos la Vigilia de oración. (…) Ruego a todas los
sacerdotes y comunidades religiosas que os suméis a tal iniciativa, que sea
objeto de oración en la plegaria de los fieles desde ahora, que creéis el
ambiente oportuno en parroquias, grupos y colegios, que se invite a los fieles
cristianos a seguir el desarrollo del encuentro de Asís a través de los medios
de comunicación y en comunión orante con el Papa” (enero 2002).
- En el Día de la Infancia Misionera de 2002, el Obispo invita a los
niños a sembrar la paz en tu tierra. “Frente a la globalización de la injusticia y
la espiral de violencia hay que crear un nuevo tejido social de solidaridad, de
justicia y de paz. Pero no hay recetas prefabricadas que nos ahorren el
esfuerzo y el sudor del trabajo por la paz. Es bueno empezar por los niños,
porque ellos preparan la paz o la guerra de mañana, según que asuman una
cultura consumista, individualista, insolidaria y, consecuentemente, belicista,
o bien una cultura que abra su mente y su corazón al perdón, al amor, a la
ternura y a la solidaridad. (…) Os invito, por eso, a los padres, catequistas y
147
educadores a poner todo el interés en esta jornada que, por sí misma es
profundamente educativa y evangelizadora. A través de la Obra de la infancia
Misionera los niños están siendo sembradores de semilla nueva. (…) Os
invito a los niños, que sé que queréis la paz, a ser sensibles a toda injusticia
que brote a vuestro lado, a rechazar toda forma de violencia, a compartir con
los más pobres, a desterrar de vuestro interior todo egoísmo, a abriros con
confianza al Dios que es Amor y a pedirle, cada día y para todo el mundo, el
don de la paz” (enero, 2002).
- En la Jornada organizada por Manos Unidas se nos invita a construir
la paz, tras los atentados del 11 de septiembre en EE.UU. El lema es claro: “Si
quieres la paz, rechaza la violencia”. “Nunca es lícito recurrir a acciones
terroristas. Ninguna situación las legitima. Pero la lucha contra el terrorismo
debería comportar un compromiso simultáneo en todos los ámbitos para
solucionar con valentía y determinación toda situación de opresión,
marginación y desesperación que pudiera actuar como caldo de cultivo de
acciones terroristas. La violencia estalla con más facilidad en los contextos
sociales donde los derechos son sistemáticamente conculcados y las
injusticias se hacen crónicas. La búsqueda de la paz exige emplearse
eficazmente en lograr un nuevo orden internacional más justo, para todos los
hombres(…) Sabemos que detrás de todas las guerras actuales se mueven los
intereses de las industrias bélicas y la disputa por el dominio de los mercados
o por el control de recursos naturales estratégicos, como el petróleo, el gas
natural. (…) Manos Unidas, institución de la Iglesia española para luchar
contra el hambre y el subdesarrollo, lleva ya muchos años denunciando tales
situaciones, promoviendo programas de desarrollo a favor de los pueblos y de
sus sectores humanos más desfavorecidos” ( enero 2002).
- Funeral por las víctimas del atentado terrorista del 11 de Marzo de
2004 en Madrid. Ofrecemos una síntesis amplia de la homilía que pronunció
en este Funeral: “El pasado día 11 nos sorprendió la noticia del horrible
atentado terrorista perpetrado en diversas estaciones.(…) A medida que
pasaban las horas, los informadores nos iban dando cuenta de las altas y
crueles dimensiones que alcanzaba la tragedia. Las escenas que nos llegaban
nos helaban el alma. Casi no podríamos creerlo.(…) El horror y la ignominia
del atentado han sido condenados por millones de voces proferidas de todas
partes y en todas las lenguas, empezando por los dirigentes de los distintos
grupos políticos del Estado español, que, en general, ha sabido estar a la altura
de las circunstancias, sacrificando, a favor de la unidad que reclamaba la
gravedad del momento, sus posibles y legítimas discrepancias políticas En su
148
buen hacer se ha dignificado la vocación política y, a la vez, nos hemos
sentido honrados todos los ciudadanos.
En la misma mañana del atentado nos llegaba, junto a la condena de la
Conferencia Episcopal, el telegrama del Papa Juan Pablo II “reiterando su
firme y absoluta reprobación de tales e injustificables actos que ofenden a
Dios, violan el fundamental derecho a la vida y socavan la pacifica
convivencia, anhelada vivamente por las comunidades eclesiales y pro el
noble pueblo español”.Junto a la riada de dolor hemos visto cómo se
levantaba una admirable e incansable riada de solidaridad. Bomberos, fuerza
de orden público, médicos, enfermeros, donantes de sangre, taxistas…y los
miles de voluntarios anónimos (…).
Las multitudinarias manifestaciones reprobando el terrorismo,
expresando nuestro dolor por los muertos y nuestro aliento y esperanza con
los heridos. Así como la solidaridad con sus familiares, ha puesto al
descubierto además la firme convicción de que podemos y queremos vivir en
libertad, de que es posible un mundo mejor y en paz. (…) Ninguna razón,
ninguna causa justifica acciones como las que hemos vivido. El terrorismo es
una idolatría que niega al Dios de la Vida. Defendamos siempre la vida, toda
vida, desde que empieza a ser vida humana hasta que ésta sea acogida, tras su
fin natural, en los brazos amorosos de Dios Padre.
Porque sobran las palabras os invito a orar. Es lo que hemos venido a
hacer. Porque creemos en el Dios de la vida; porque creemos en N.S.
Jesucristo, que descendió a los infiernos de la vida y de la muerte, para
levantar al hombre hasta la dignidad de hijo de Dios; porque creemos que
resucitó de entre los muertos a fin de que ni la injusticia, ni el odio, ni la
muerte tuvieran la última palabra, encomendamos a su amor misericordioso a
los difuntos, pedimos la fortaleza y la salud para los heridos y el dulce
consuelo de la esperanza para quienes lloran la pérdida de sus seres queridos.
Lo hacemos celebrando la Eucaristía, memorial de la entrega de Cristo a la
muerte para darnos en plenitud la vida: “Anunciamos tu muerte, proclamamos
tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!”. Venga tu Reino, el Reino de la verdad y
la vida, el Reino de la justicia, el amor y la paz. ¡Ven, Señor Jesús!”.
Juan Pablo II, tras expresar su cercanía a las familias que lloran a sus
familiares difuntos, alentaba “al querido pueblo español a proseguir con
constancia y sin desánimos en el camino de una convivencia pacífica y
serena”. Es lo que haremos mañana, cuando libremente y en paz concurramos
149
a las urnas. Emitir el voto es creer en el futuro” (13 de marzo de 2004.
Concatedral de Santa María de Cáceres).
* Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales
- Año 2000. Tampoco falta la exhortación pastoral de Mons. D. Ciriaco
en la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. “La Iglesia que
cuenta desde sus inicios con una rica historia en el ámbito de la comunicación
del mensaje cristiano, echa de menos hoy una presencia más efectiva y más
objetiva en los grandes medios escritos y audiovisuales En no pocos de los
medios de alcance nacional lo religioso es sistemáticamente silenciado,
cuando no deformado. Y, sin embargo, es difícil pensar en la misión profética
de la Iglesia, de la que participamos todos los bautizados, sin el altavoz de
unos medios escritos y audiovisuales, que extienden sus tentáculos invisibles
por la redes de Internet o por los fascinantes entresijos de la telemática digital.
(Mayo-2000).
- En el año 2003, Mons. D. Ciriaco envía una nota pastoral a los
diocesanos con motivo de esta Jornada Mundial. En ella afirma: “La Iglesia,
que cuenta desde su inicios con una rica historia en el ámbito de la
comunicación del mensaje cristiano, echa de menos hoy una presencia más
efectiva y más objetiva en los grandes medios escritos y audiovisuales. En no
pocos de los medios de alcance nacional lo religioso es sistemáticamente
silenciado, cuando no deformado. Si nos preocupa el problema de los Medios
de Comunicación Social es porque no todo en ellos es luminoso. Todos nos
sentimos sorprendidos por la facilidad con que las mas avanzadas tecnologías
pueden ser explotadas por quienes tienen malas intenciones. Sabemos que,
desde el tráfico de armas hasta el adiestramiento en el terrorismo o la
pornografía más baja, pueden circular impunemente por las autopistas
informáticas de la comunicación. Y sin llegar a esos extremos, pero
bordeando la degradación y la ordinariez, pululan, desde hace unos años, en
algunas cadenas televisivas de nuestro país emisiones de notoria indignidad,
a las que el buen sentido de la gente les ha dado en denominar, sin rodeos,
como televisión basura. (…) no se trata de ser enemigo de la libertad, pero
resulta extraño que, en una sociedad democrática, no existan resortes para
depurar unas aguas tan turbias, cuya contaminación afecta a la inocencia de
los niños, a la salud moral de los jóvenes y a la ecología humana de nuestro
pueblo (…).
No quiero dejar de agradecer el bien servicio de los comunicadores
150
cristianos y de los buenos profesionales de la información y, de modo
especial, a los que colaboráis en la ejecución y difusión de nuestra Humilde
Hoja Diocesana y a quienes preparáis los programas religiosos diocesanos en
la radio” (junio, 2003).
- En el año 2006, escribe D. Ciriaco: “los avances tecnológicos han
conquistado en cierta medida tiempo y espacio, logrando una comunicación
casi instantánea y directa entre las personas, aun cuando estén separadas por
enromes distancias. “Este desarrollo presenta una potencia enorme para servir
al bien común y constituye un patrimonio a salvaguardar y proteger”, nos dice
el Papa en su mensaje. Sin embargo no todo en los medios es luminoso.
Sabemos que, desde el tráfico de armas hasta el adiestramiento en el
terrorismo y la pornografía más baja, pueden circular impunemente por las
autopistas de la comunicación. Y sin llegar a esos extremos, pero bordeando
la degradación y la ordinariez, pululan, desde hace unos años, en algunas
cadenas televisivas de nuestro país, emisiones de notoria indignidad. Tales
engendros, de escasos o nulo valor artístico, descalifican moralmente a los
medios que las difunden, a los profesionales que las producen y a los
televidentes que las consumen.
No se trata de ser enemigo de la libertad, pero resulta extraño que, en
una sociedad democrática, no existan resortes para depurar las aguas turbias,
cuya contaminación afecta a la inocencia de los niños, a la salud moral de los
jóvenes, y a la ecología humana de nuestro pueblo. (…) Si la guerra comercial
es el origen de estas situaciones, no es menos cierta la primacía que tenemos
los consumidores. Nuestra responsabilidad es enorme. (…) Los adultos, los
padres de familia, todos, estamos obligados a una sana dietética moral y
cultural escogiendo el menú de programas más indicados en cada caso. ¿Por
qué no nutrir nuestro espíritu con lo que ennoblece y dignifica? ¿Por qué no
incrementar la lectura que nos enriquece, suscribirnos a una revista formativa,
elegir las emisiones de calidad, que las hay, o apoyar los programas
religiosos? ¿Por qué no saber apagar a tiempo la televisión, si es necesario?
(…) El Papa en su mensaje nos invita a la formación en el uso responsable y
crítico de los medios, a fin de que estos sean instrumentos de diálogo, de
intercambio de conocimientos, de aliento para la solidaridad y para la paz. He
aquí un objetivo luminoso y benéfico al que tanto pueden aportar estos
medios. No quiero dejar de agradecer el buen servicio de los comunicadores
cristianos y de los buenos profesionales de la información y, de modo
especial, a los que colaboráis en la ejecución y difusión de nuestra humilde
Hoja Diocesana y a quienes, incansablemente, preparáis los programas
151
religiosos diocesanos en la radio o la televisión” (BOO; mayo – junio 2006;
461-463).
Unos testimonios
- Nuria Labrador de Popular Televisión escribe: “En el periódico
Extremadura (año 1993), me encargaron una sección sobre los temas más
relevantes de la provincia (…) En varias ocasiones tuve la oportunidad
incluso de viajar en compañía del obispo. Yo antes nunca había tenido un
trato cercano con ningún obispo y me daba cierto reparo. Un reparo que se
disipó al poco tiempo, primero en la distancia, viendo el trato amable y
natural que mantenía con el resto de personas y de un modo algo más cercano
después cuando respondía sin complicaciones, clara y llanamente a mis dudas
y datos informativos. Como obispo inauguraba, bendecía y oficiaba los actos,
pero a la vez era un diocesano más, se acercaba y charlaba animadamente con
los vecinos del lugar, con los periodistas, con otros sacerdotes, compartiendo
incluso mesa y mantel, y algún que otro refrescante sorbo de la bota. (…)
Hace casi tres años, empecé a trabajar en Vía Norba Televisión con Popular
TV en Cáceres y volví a tener un trato más cercano con el obispo. Catorce
años después, la misma sensación inicial: una persona cercana, colaboradora y
sencilla. Sin complicaciones ni problemas a la hora de tratar con los medios
de comunicación. En la última entrevista que mantuve con el ya obispo de
Albacete, descubrí algunas cosas nuevas: algo más de su trayectoria y un
impulso de fe que se ha mantenido en él desde niño aunque la verdadera
vocación llegara años después (…) Me alegro de que también en Albacete
puedan descubrir a un obispo que es ante todo persona, cercana…una buena
persona”.
- D. Jesús Moreno Ramos, delegado episcopal de medios de
Comunicación social escribe acerca del papel de la delegación:”en la
delegación existe la figura del portavoz de la Diócesis que debe estar al tanto
de las noticias para poder comunicarlas a los medios de comunicación.
* Sobre las Peregrinaciones y el Turismo
Un testimonio
La Delegación Pastoral de Turismo y Peregrinaciones por medio de su
Delegado diocesano, D. Jaime Rubio Pulido, escribe: “reconocemos y
agradecemos la sensibilidad de D. Ciriaco con el tema del turismo y las
152
peregrinaciones. En distintas conversaciones mantenidas con él, nos hacía
saber la importancia de sensibilizar a la opinión pública sobre estos nuevos
areópagos y la necesidad de implicar a más personas que colaborasen en este
fin. Él mismo participó en varias peregrinaciones en las que debería decir con
san Agustín que con nosotros fue cristiano y para nosotros fue Obispo. Es
decir, siempre cercano con todos. Aportando como Obispo lo específico y
singular de su ministerio episcopal en las intervenciones y celebraciones que
compartíamos con él.
Las peregrinaciones a Santiago de Compostela con motivo del Año
Santo Compostelano, la Peregrinación Diocesana a Tierra Santa, la
Peregrinación Interdiocesana de la Provincia Eclesiástica a Italia con motivo
de la última Visita ad Limina…son testimonios y ejemplos de su sensibilidad
por esta cuestión. Todos estos encuentros siempre fueron valorados por los
peregrinos como enriquecedores y muy provechosos no sólo a nivel cultural,
sino, sobre todo, a nivel espiritual y religioso, a nivel humano y cristiano”.
1.4.- Escritos dirigidos a las Personas de especial consagración
* Los Sacerdotes:
El Concilio Vaticano II declara que “el obispo considere a sus
colaboradores los sacerdotes como hijos y amigos, como Cristo a sus
discípulos no los llama ya siervos sino amigos” (cf. Jn.15,15) (LG 28). Por
ello, podemos decir que el Obispo ha de ser para los sacerdotes padre y
amigo, maestro y guía. Tengamos siempre presente que la unión del obispo y
los presbíteros repercute favorable y positivamente en la tarea evangelizadora
y en la existencia diaria de los mismos, y ayuda a superar aislamientos,
soledades, desilusiones, desesperanzas, decepciones
a) Atención a las necesidades humanas de los presbíteros. Para ello creó
una Institución peculiar: el Instituto Diocesano para la Sustentación del Clero
cuya finalidad es “complementar las fuentes de retribución del clero
actualmente existentes o que en futuro puedan existir, a fin de asegurar al
mismo una conveniente sustentación, tanto cuando está en activo como en el
tiempo de su jubilación, así como la atención requerida en casos de especial
necesidad por razón de enfermedad, vejez u otras semejantes. El Instituto ha
de ser cauce para canalizar la solidaridad entre los sacerdotes, las
comunidades cristianas, especialmente las parroquias, y los fieles, en orden a
la finalidad anteriormente expresada (…) (Decreto de Creación; 1-IX-1994).
153
Testimonio:
El Sr. Delegado Diocesano de asuntos económicos y jurídicos, D.
Ricardo Mena Gómez, escribe ampliando la perspectiva anterior: “En el
aspecto administrativo de la Diócesis, D. Ciriaco ha mostrado siempre su
solicitud por las necesidades de los más pobres, de los Sacerdotes y de la
conservación y restauración de los bienes eclesiásticos del abundante
Patrimonio diocesano. Así lo ponen de manifiesto las numerosas Residencias
de ancianos mantenidas por la Diócesis a pesar de los deficits que generan. La
actualización de las nóminas de los Sacerdotes equiparándolas al sueldo base
interprofesional y su particular atención a las necesidades puntuales que han
podido surgir a cualquier sacerdote, especialmente si eran de tipo sanitario.
Asimismo nunca se ha negado a compartir con las parroquias más necesitadas
los limitados recursos económicos de que podía disponer, empleando para
ello los donativos particulares que recibía y animando la comunicación
cristiana de bienes que siempre ha procurado entre todos los organismos
eclesiásticos”.
b) Solicitud por la Formación permanente de los Presbíteros que se
realiza a través de las reuniones arciprestales y de cursillos específicos para
tal fin que se ofrecen a los sacerdotes diocesanos, siguiendo las indicaciones
de la Asamblea Presbiteral de la Diócesis. Siempre acompaña a los sacerdotes
en los Cursillos específicos de formación celebrados en los días anteriores a
la Cuaresma. Apoyaba, siempre que era posible, la presencia de seminaristas
en la Universidad, así como de los sacerdotes en cursos específicos de
formación permanente ofrecidos por alguna universidad pontificia:
Universidad de Salamanca, Universidad Gregoriana de Roma…
c) Cuidado de la espiritualidad de los sacerdotes “Me ha parecido bien
que los Ejercicios Espirituales de este año tengan como eje central las grandes
realidades que configuran la peculiar y específica espiritualidad del
Presbítero. (…) (18-VI-1993). Se llega a elaborar un documento que se titula
“Directorio de espiritualidad del Sacerdote Diocesano Secular,”que es
aprobado. (22 de abril de 2003). Recordemos las palabras de nuestro Obispo:
“Nuestro Directorio, recomendado por el magisterio pontificio, demandado
por nosotros mismos, urgido por las dificultades de la hora actual. Su
contenido ha sido ampliamente debatido y reflexionado en las reuniones
arciprestales y del Consejo Presbiteral. La Comisión permanente del Consejo
Presbiteral, que ha pilotado con generosidad y atención el proyecto, ha ido
154
incorporando las diversas aportaciones y sugerencias. El Consejo Presbiteral
le ha dado el visto bueno definitivo y por unanimidad en su última reunión.
Vuestro Obispo, con esta presentación, lo hace suyo y os lo ofrece con el
ánimo de que sea cauce de revisión personal y comunitaria, guía que nos
alerte en las horas bajas, recordatorio permanente de nuestra identidad y de la
sacratísima obligación de cuidar nuestro ser y de poner los medios para
alimentarlo (…) El Señor nos ha constituido por la ordenación en sacramento
vivo de su presencia. Sólo desde la identificación con Él nuestra vida será
capaz de abrir brecha en la frecuente atonía de nuestras comunidades y frente
a la indiferencia o la incredulidad de muchos de nuestros contemporáneos.
Sólo si lo que somos y lo que hacemos provoca el estupor que provocan el
misterio y la gracia de Cristo, seremos capaces de ayudar a nuestros hermanos
a llegar al encuentro con el Señor viviente en su Iglesia (…) Sólo me queda
pediros que acojáis el Directorio con cariño y deseo de renovación espiritual y
apostólica; que llevéis a la práctica de vuestra vida diaria sus orientaciones;
que hagáis centro de vuestra vida el misterio eucarístico” (22 de abril de
2003).
d) Acompañamiento y especial atención dedicó S. Ciriaco a los
sacerdotes en la diócesis. Ya desde el principio se reúne con los sacerdotes
componentes del Grupo “San Pedro de Alcántara” en encuentros de oración,
de reflexión, de revisión pastoral, en Moraleja, Coria, Cáceres, Zarza la
Mayor, Nuñomoral (Hurdes) y otros pueblos. Con frecuencia solía recordar a
los presbíteros las palabras de la bendición: “Infunde, Señor, sobre estos
siervos tuyos…el don de tu bendición (…) para que meditando en tu ley día y
noche crean lo que leen, enseñen lo que creen e imiten lo que enseñan”.
e) El grupo de “sacerdotes jóvenes” inició su existencia hace poco
tiempo con reuniones presididas y moderadas por el Señor Obispo en el.
Monasterio de Yuste (PP. Jerónimos), en el Monasterio del Palancar ( PP.
Franciscanos)…
f) El Cabildo Catedral. En el seno de la Diócesis está también el
Cabildo Catedralicio con sede en Coria y en Cáceres al que D. Ciriaco
Benavente atendió también. Aprobó de forma definitiva los Estatutos por los
que se rige esta Institución Eclesiástica el 24 de julio de 2001 (Boletín,
noviembre de 2001; 945).
Un testimonio
155
El Deán del Cabildo dedica un artículo a D. Ciriaco con el título
“Gracias, don Ciriaco”. En este escrito afirma: “Ante el nombramiento de D.
Ciriaco como Obispo de Albacete, me limito simplemente a dar gracias.
Gracias a Dios porque nos ha regalado, durante catorce largos años, a
un hombre de Dios, bueno, sencillo, cordial y sumamente bondadoso, cercano
e incapaz de hacer conscientemente daño a nadie. Ha sido también un regalo
de la Iglesia hermana placentina, donde se firmó y desempeñó tareas
pastorales como párroco en Béjar y después, junto al también cercano y
bondadoso obispo don Santiago Martínez Acebes, hace unos días fallecido,
responsabilidades en el Seminario y en la Diócesis de Plasencia como Vicario
General.
Gracias a sus padres que, con sacrificio y penurias, forjaron en D.
Ciriaco una especial personalidad, sensible al sacrificio, a la entrega callada,
al amor desinteresado a todos, al servicio y atención sin acepciones. Gracias a
esta tierra extremeña que entrega sus mejores hijos sin pasar la cuenta, sin
hacer aspavientos y que han escrito las mejores páginas de su historia y de sus
gestos. Gracias, D. Ciriaco, porque nos ha dado, con su sonrisa, las mejores
lecciones de humanidad en esta sociedad crispada y enfrentada. Gracias, D.
Ciriaco, porque los sacerdotes hemos visto en usted al padre, al hermano, al
amigo y compañero en el ministerio. El pueblo sencillo ha captado esta
bondad y cercanía, sin acepción de personas, que no se aprende en los libros,
ni en las clases y es un clamor unánime, en el comentario de la gente, “la
excelente persona que se nos va”, “el gran obispo que perdemos”, “el
entrañable amigo que nos deja”. Hace unos días, en el salón de actos de la
Diputación Provincial y celebrando la fiesta de nuestro San Pedro de
Alcántara, pude observar el plebiscito unánime de unos y otros, por encima de
ideologías, políticas, protocolos, oportunismo y adulaciones, y un goteo
interminable de personas e instituciones le visita y agradece los catorce años
pasados en la diócesis. Uno, en estas ocasiones, sabe distinguir lo que es
artificial y preparado y lo que es espontáneo y natural.
Gracias porque siempre ha estado cerca de la gente; ha recorrido
incansablemente la diócesis, los pueblos grandes y las parroquias pequeñas;
ha llorado y acompañado la muerte de sus sacerdotes, de sus padres,
hermanos y familiares más cercanos. Recuerdo, con emoción, su llegada
desde Roma, a la despedida, en el cementerio de Coria, de la muerte
inesperada de José Luis García Rodríguez. No ha escatimado medios ni
tiempo para hacerse presente en tantos y tantos encuentros de sacerdotes,
cofradías, religiosas y religiosos, seminaristas, adolescentes y jóvenes, tercera
156
edad, enfermos, niños, etc. Ha sabido estar y acompañar los acontecimientos
institucionales y populares de los pueblos, ser delicado y atento, sin perder su
independencia, con autoridades y partidos de un signo y otro. Su
responsabilidad en el campo de las migraciones, itinerantes, apostolado
gitano, apostolado en la carretera. No por casualidad, diversas instituciones de
nuestra diócesis desarrollan programas de acogida y acompañamiento a
personas sin hogar e inmigrantes. Gracias por su sencillez de vida, su
desprendimiento y manera pobre de vivir, por su capacidad para el
sufrimiento callado en momentos duros de su ministerio, que no han faltado y,
en silencio y sin hacer ruido, ha sobrellevado.
D. Ciriaco, su paso por la diócesis ha dejado huella; esté contento de
haber sido tan buen pastor, sin ruidos ni estridencias, sin protagonismos ni
autoritarismos. Se le ha comprendido perfectamente. Además de ser un
excelente comunicador por su palabra brillante y clara, ha sido jn
extraordinario testigo de la fe en Jesucristo y en la Iglesia. Agradecemos su
paso por esta tierra y su sonrisa habitual en el trato y relación de cada día. La
diócesis de Coria-Cáceres ha tenido mucha suerte; ha disfrutado de su
presencia e influencia, del valor de su amistad. Gracias” (“Iglesia en Coria-
Cáceres”; 10-XII-2006).
g) La Congregación de Misioneros de la P. Sangre. El P. Paulino
Hernández, Misionero de la Preciosísima Sangre, escribe: “La relación de D.
Ciriaco con los Misioneros de la Preciosa Sangre la podríamos resumir en
dos apartados:
- Con la Congregación, fueron unas relaciones normales y cada vez que
le invitábamos para expresar nuestra comunión con el Obispo diocesano, a
presidir la Eucaristía de la Asamblea Provincial, si sus actividades se lo
permitían, acudía con gusto y en sus palabras nos pedía cómo podíamos dar
nuestro testimonio los Misioneros de la Preciosa Sangre en la Diócesis.Y
siempre que le solicitábamos algún servicio pastoral, siempre estuvo solícito.
- Con los Misioneros que tuvieron actividad pastoral en la Parroquia,
las relaciones fueron cercanas e interesado por nuestros desafíos y
preocupaciones. Le notamos que siempre que acudía a la Parroquia, se
encontraba a gusto y satisfecho con la Comunidad y siempre encontramos en
él una palabra de apoyo y de ánimo para seguir adelante”.
h) Cercano a los sacerdotes enfermos y necesitados. Fue una constante
preocupación de D. Ciriaco visitar y estar cerca de los Sacerdotes y familiares
157
de los sacerdotes enfermos, hospitalizados, a quienes llevaba cariño, solicitud,
esperanza, oración.
i) Presencia en los funerales de los sacerdotes. D. Ciriaco
experimentaba una honda pena cuando un sacerdote moría. Hacía todo lo que
estaba en su mano por presidir la Misa funeral del mismo y así acompañar al
hermano sacerdote en su tránsito de este mundo a la Casa del Padre y a sus
familiares.
j) Celebración de San Juan de Ávila, patrono de los Sacerdotes
seculares. Todos los años el Señor Obispo convoca a los presbíteros a
participar en la celebración de esta fiesta tan propia de los Sacerdotes. El
Obispo preside la concelebración eucarística con los sacerdotes que celebran
sus bodas sacerdotales de plata o de oro y los demás hermanos. Se ofrece
también una conferencia sobre temas sacerdotales. Los sacerdotes con vena
poética y literaria ofrecen sus versos o su prosa poética a los hermanos
homenajeados, en un clima de fraternidad y de gozo.
k) Convivencia navideña de los sacerdotes, promovida por nuestro
Obispo. Ya es un encuentro tradicional en nuestro presbiterio con motivo de
las fiestas navideñas que celebramos.
l) Elecciones de arciprestes. El día 7 de octubre de 2006, Mons. D.
Ciriaco Benavente Mateos firmó una carta dirigida a todos los sacerdotes de
la Diócesis convocándolos a realizar elecciones de Arciprestes, destacando la
importancia del Arcipreste.
ll) Parroquias rurales y urbanas. Desde el inicio de su servicio episcopal
D. Ciriaco se hizo presente en las parroquias de la Diócesis promoviendo,
alentando, acompañando y animando los procesos de renovación y de
evangelización que se iniciaban con toda ilusión y esperanza…
Permítanme que “traiga” aquí a todos los hermanos sacerdotes del
Presbiterio diocesano, especialmente a los hermanos Sacerdotes mayores que
con ejemplo para los demás por su fidelidad, perseverancia…; a aquellos que
realizan el ministerio pastoral en los pueblos, aldeas, alquerías de nuestra
amada Diócesis; a los enfermos y desvalidos; a los que llevan el “peso del
día”, cuya hondura y densidad, sólo el Señor conoce en toda su profundidad;
a los más jóvenes que han iniciado el servicio pastoral; a los que evangelizan
en tierras y países lejanos. Y, ¿cómo no? recordamos hoy a todos los
158
presbíteros que han sido llamados ya por el Señor y están con Él para siempre
en la Casa del Padre.
Acabo de recibir de la Delegación de Medios de la Diócesis el último
estudio sociológico del Clero diocesano. Lo agradecemos. Tengamos siempre
presente que detrás de una pirámide de edades, de unos números, de unas
cifras, de unos porcentajes, están las personas, sus rostros, sus historias, su
dedicación al servicio del Reino de Dios, sus vidas. Os podemos decir que
nuestra oración está llena de rostros y personas, de sacerdotes…
El Señor está a nuestro lado y, con el Padre, nos ha dado el Espíritu
Santo, que es el aliento del Resucitado para el servicio apostólico.
Haciéndome eco y voz de los mejores sentimientos humanos y cristianos de
todos los sacerdotes, le ofrecemos, D. Ciriaco, una vez más el testimonio de
nuestra amistad, oración y adhesión.
* A los presbíteros de la Diócesis (diciembre de 2003)
Quisiera en estos días felicitaros a todos y a cada uno personalmente,
peor ya sabéis que no es fácil. Que la ausencia personal quede, al menos,
suplida por esta carta…Va con ella el afecto y la gratitud a quienes compartís
los duros trabajos de la evangelización en nuestra Iglesia de Coria-Cáceres.
Va también, junto al recuerdo y la nostalgia por los hermanos que pasaron a la
Casa del Padre, un afecto especial para los que estáis soportando con
admirable coraje la cruz de la enfermedad y el peso de los años.
Sabemos que la tarea que traemos entre manos no es fácil (…) Que ante
el Niño de Belén brote de nuestro corazón y de nuestros labios una alegre
confesión de esperanza. “Él es la esperanza siempre nueva de la Iglesia y de
la humanidad; la única y verdadera esperanza del hombre y de la historia”
(Juan Pablo II).
* Último Retiro para los sacerdotes (Adviento, 9-XII-2006).
Con motivo del Tiempo Litúrgico de Adviento, D. Ciriaco ofrece a los
sacerdotes diocesanos una meditación profunda que, aunque ya nos la ha
ofrecido -según sus propias palabras-, tiene un sabor especial en este día de
despedida. El título de la misma es “la esperanza”.
El Prelado llena, sobre todo, su discurso de textos bíblicos que aparecen
159
en la liturgia de Adviento. “Porque creemos en Cristo, sembramos
esperanza”. Pone ante los sacerdotes una de las figuras emblemáticas del
Adviento: “el profeta Isaías que nos habla de la esperanza a cada uno como
“personas esperantes” y como “profetas de la esperanza” para todos. Se nos
pide esperar en Dios porque en Él podemos esperar ya que es la roca firme en
quien podemos fundamentar nuestro ser y nuestra vida, nuestro presente y
nuestro futuro. Los pobres de Yahvé sienten que son poca cosa”. Son
estremecedoras las expresiones del Antiguo Testamento que D. Ciriaco
expresa con un acento muy peculiar lleno de confianza y de esperanza en el
Señor: “no temas, gusanito de Jacob, oruga de Israel”.
Nos ofrece una lectura realista y creyente de la realidad: “En nuestro
tiempo, podemos pasar por momentos difíciles y encontrarnos sin fuerzas
para seguir caminando. Existe hoy una crisis de fe en Dios pues parece que
ganan los ídolos y dioses paganos”
Y nos plantea un interrogante: “¿qué pasa entonces con las promesas de
Dios? Y surge la duda: ¿es que se ha olvidado Dios de nosotros? Tengamos
presente que la crisis de fe afecta a las estructuras profundas de la persona, y
con la crisis de fe surge la crisis de la esperanza. Vivimos hoy momentos
como los que vivió Israel. El endiosamiento del hombre le lleva a olvidarse de
Dios, a marginarlo, a expulsarlo, a negarlo. El hombre piensa que se basta a sí
mismo; que no necesita nada de nadie. Hubo un tiempo, aunque con
limitaciones, en que Dios habitaba en el pueblo, en la cultura. Hoy se echado
Dios y se la cambiado por los dioses paganos, Hay una gran crisis de fe, y el
hombre se ha instalado en el consumo, en el bienestar que son considerados
como la buena noticia para todos. Hoy el sentido de la vida ya no se plantea.
Lo que importa es vivir el momento presente. De este modo se cae en la
desesperanza”.
Ante esta situación, D. Ciriaco manifiesta: “debemos mantener la
esperanza y ser mantenedores de esperanza. Los profetas son hombres de
esperanza y mantienen la esperanza en el pueblo. Los escritos de mayor
hondura del Antiguo Testamento son los que brotaron en el exilio de Israel en
tierras de Babilonia. Los profetas van con seriedad por la vida, confían en
Dios y descubren pequeños signos de esperanza en la historia; son hombres
que apuestan por la esperanza. Invito a todos a que seáis personas de
esperanza y personas que deis esperanza a los demás. Debemos recuperar
aquellas palabras de Isaías: “aunque una madre se olvidare del fruto de sus
entrañas, Yo no me olvidaré de ti; no temas, Yo estoy contigo; Yo te ayudo.
160
Tu Redentor es el Santo de Israel. Con amor eterno te he compadecido. Con
alegría saldréis; pondré agua en el desierto para mi pueblo”.
Y confiesa el Prelado: “Nosotros, sacerdotes, podemos estar heridos,
casi incapaces de no ilusionarnos ya ante la nueva evangelización, ante el reto
de renovar las comunidades cristianas para que sean vivas y participativas.
Por eso, yo creo que necesitamos volver a escuchar de nuevo las palabras de
Isaías que acabamos de citar. El profeta Simeón nos enseña que a pesar de
todo es posible exultar de gozo porque ha llegado el Salvador del mundo. Y
Nicodemo se abre al misterio desde su situación de no entender los caminos
del Reino de Dios que le ofrece Jesús”.
Nos invita a renovar y profundizar la experiencia de Dios: “Es
necesario llegar a la experiencia de Dios, de la gracia. Tal vez somos
voluntaristas en exceso; confiamos más en nuestros planes que en la gracia de
Dios. Es posible que Dios quiera que experimentemos nuestra debilidad y
desde ella acoger su gracia y salvación. Siempre es posible una experiencia
de un encuentro con Dios. Podemos tener ideología, pero necesitamos ante
todo experiencia de Dios que es lo que permanece para siempre”.
Nos ofrece a continuación un mensaje de esperanza. “Esperanza es
esperar contra toda esperanza. A nadie se le ocurrió que Abraham pudiera
aportar algo a la historia…Dios lo hizo posible con su amor y su fuerza. Hizo
de Abraham la raíz del Pueblo de Israel. La esperanza es más esperanza
cuanto menos está garantizada y apoyada en poderes humanos. Dios nos da
un signo de esperanza: “Una Virgen que da a luz un hijo. Un Niño se nos ha
dado”. ¿Somos lectores de los signos esperanzadores que dentro de su
ambigüedad aparecen en el mundo, en la historia, como grupos que trabajan
por la paz, que sirven a los pobres…?
Un grito: ¡Ven, Señor, no tardes; te estamos esperando desde nuestras
realidades:
“Desde este mundo donde unos niegan a Dios, otros prescinden de Él,
otros preguntan dónde está Dios…nosotros por la gracia de Dios decimos:
¡Ven, Señor! ¡Que venga tu Reino ya! Nosotros no construimos el Reino de
Dios, sino que lo acogemos, lo recibimos como don, gracia, regalo de Dios ya
que el Reino en su esencia más íntima es “la autocomunicación de Dios en
Jesucristo”. Nosotros somos colaboradores del Reino de Dios”.
161
Desde nuestra Iglesia que tiene la tarea de anunciar la Buena Noticia
del reino y la esperanza y, a veces, se cansa… gritamos ¡Ven,Señor! Que te
necesitamos, que te necesita la Iglesia.
Desde nuestras dificultades para inventar iniciativas apostólicas,
clamamos llenos de confianza: ¡Ven, Señor! ¡Qué venga tu Reino, Señor!
Es necesario seguir remando mar adentro: “Queremos escuchar de
nuevo la Palabra del Señor que nos invita a seguir adelante en esta situación
difícil que vivimos hoy. Preguntémonos hoy: ¿Cómo hemos de situarnos para
anunciar la Buena Noticia del reino? ¿Qué renovación debe producirse en
nosotros para anunciar la Buena Noticia?
Acrecentemos la esperanza. “Los jóvenes pertenecen a quien les
ofrezca esperanza. A nosotros nos cuesta dar esperanza, desde “nuestros
realismos”. Tengamos siempre presente que de la resurrección de Jesucristo
nace la esperanza, sabiendo que antes hay que pasar por el sufrimiento, la
cruz y la muerte, como Jesús. Cualquier momento de nuestra vida e historia -
fácil o difícil- es un “kairós”. No lo dudemos, aunque no haya nada, aunque
parezca que la tierra es estéril…digamos siempre: “yo exultaré en el Señor y
ante el Señor”.
Os invito a vivir la esperanza -testigos y sembradores de esperanza. No
porque la realidad nos invite a ser esperanzados, sino porque creemos en el
Dios de la esperanza y porque creemos en Jesucristo en quien se acerca a
nosotros el Dios de la esperanza: en un Niño se ha mostrado el Dios de la
esperanza. Por Cristo estamos aquí y dispuestos a ser esperanzados y a dar
esperanza, dispuestos a querernos, a ser tolerantes y acogedores de los
carismas de los otros. Todos juntos reflejemos el rostro del Señor.
Finalmente, D. Ciriaco con un tono emocionado e intimista, se despide
de todos con estas palabras: “He recibido mucho cariño y no soy merecedor
de todo ello; y lo digo de verdad. Permanezcamos en el corazón y en la
memoria de Dios. Esto es lo verdaderamente importante. Atesorar dignidades
y honores en este mundo es equivocado. Vivamos en el Señor. Si nos muestra
la gente amor y gratitud es porque hemos sido testigos del amor de Dios para
ellos. En el exilio, Israel redescubre al verdadero Dios, al Dios del amor, de la
ternura, de la misericordia. Que lo descubramos nosotros así para darlo a
conocer a los demás. Sed hombres de esperanza. Os agradezco vuestra
amistad: hemos sido buenos amigos. Gracias a vuestra comprensión y
162
amistad; con ellos me habéis hecho llevadero mi ministerio episcopal. Os
animo a los seminaristas que nos movéis a la esperanza. ¡Gracias por todo!,
¡ánimo y adelante!”
Un testimonio
La Vicaría del Clero de la diócesis se propone siempre colaborar con el
Obispo en el servicio humano y espiritual, cultural y pastoral.
* Las Religiosas de Vida Activa:
Juan Pablo II en su hermosa Carta Encíclica “Vita consecrata”, afirma:
“El obispo es padre y pastor de toda la Iglesia particular. A él compete
reconocer y respetar cada uno de los carismas, promoverlos y coordinarlos.
En su caridad pastoral debe acoger, por tanto, el carisma de la vida
consagrada como una gracia que no concierne sólo a un instituto, sino que
incumbe y beneficia a toda la Iglesia” (n.49).
No es éste el momento de citar y nombrar a cada una de las
Comunidades Religiosas, Comunidades de inserción, Institutos Seculares,
Asociaciones de fieles… existentes en la Diócesis y que trabajan en distintos
sectores de la pastoral: pobres, enfermos, ancianos, deficientes físicos y
psíquicos, catequesis, transeúntes, inmigrantes, desplazados, enseñanza y
educación, pastoral de base, obreros, acompañamiento humano y cristiano de
niños, adolescentes, jóvenes, matrimonios, familias. Sabéis que estáis muy
presentes en el corazón y en la solicitud del Pastor Diocesano y de todos
nosotros. De todos modos, no pocas aparecéis en el transcurso de este trabajo
que, ante todo, intenta ofrecer una sencilla aproximación al Ministerio
Episcopal de Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos con sentido fraterno y
agradecido. Damos gracias a Dios por vosotras, por vuestra presencia, por
vuestro testimonio, por vuestra participación y en la vida y misión de la
Iglesia. Realmente sois un don de Dios para nuestra Iglesia Diocesana de
Coria-Cáceres. De igual modo, reconocemos y agradecemos a Dios la
presencia y la acción pastoral de las Comunidades de Religiosos en nuestra
amada Diócesis. Todos y todas sois un don del Espíritu Santo a la Iglesia y
como tal os acogemos, os consideramos, os acompañamos. Realizad la
función que el Concilio Vaticano II os ha mostrado y pedido. Gracias a todos.
También manifestamos que acogemos con afecto fraterno a los
hermanos y hermanas que habéis venido de otros ligares de España y de otros
163
países lejanos (Méjico, Nicaragua, El Salvador, Angola…).
- Año 1997. Con motivo de la Jornada de la Vida Consagrada del año
1997, D. Ciriaco envía una Carta a los consagrados con una consagración
especial. De ellas insertamos aquí lo siguiente: “Estoy seguro de que todos los
cristianos de la Diócesis haréis de esta Jornada un día de acción de gracias por
este don. La vida consagrada, como bien sabéis, “no es una realidad aislada y
marginal, (…) está en el corazón mismo de la Iglesia como elemento decisivo
para su misión, y a su misión, vida y santidad pertenece” (VC 3).
La virginidad consagrada y el martirio fueron desde los primeros
tiempos de la Iglesia expresión de una forma radical de seguimiento de Jesús
a la que se subordinaba todo, hasta la misma vida.(…)
A todo el Pueblo de Dios tiene que producirle pesadumbre y tristeza el
descenso preocupante de vocaciones a la vida consagrada. En este descenso
padece seriamente el testimonio de Jesucristo, la misión de la Iglesia y el
servicio a la humanidad. Padecen, sobre todo, los más pobres, pues la vida
consagrada ha sido siempre pionera en la sensibilidad, en la atención y en la
promoción de los más necesitados. Una sociedad libre de prejuicios tendría
que comprender que la vida consagrada no es sólo una riqueza de la Iglesia,
es también uno de los mayores dones para la sociedad. Pese a todo (…)
confiamos en la oración de la Iglesia, en la colaboración de las familias
cristianas, en los grupos y asociaciones apostólicas, en el testimonio gozoso
de los mismos consagrados. La crisis de vocaciones es crisis de fe. Sólo en el
dinamismo de la fe descubre cada cristiano la llamada personal del Señor. Es
necesario, por eso, crear ámbitos de maduración en la fe y en el discipulado
de Jesús. La oración es como la respiración de la fe. Rezar por las vocaciones
es señal de que se perciben sus auténticas dimensiones. Dios está en el origen
de toda vocación. Sólo Él puede tocar eficazmente el corazón humano y
decirnos con la voz más persuasiva: “Ven y sígueme”. Oremos siempre por
las vocaciones consagradas (9-I-1997).
- Ante la muerte de una Religiosa. El día 27 de enero de 1997, Mons.
D. Ciriaco Benavente Mateos escribe una carta abierta cuyo título es “Muerte
sentida”. Una carta nacida de lo más profundo del alma. Ofrecemos el texto
de la misma:
“Una Religiosa de la Congregación de las Hijas de San José, llamada
Altamira, muere víctima de un accidente en tierras de Hurdes Bajas: Habías
164
estado partiendo el pan de la palabra y de la Eucaristía en Robledo. Ibas a
recoger a otras hermanas, dispersas en idénticos menesteres pastorales. Y allí,
“en un precipicio de la carretera de Horcajo, quedó tu vida rota”. “Siempre
entre los pobres más pobres: Méjico, Paraguay, Angola (…) Hacía poco más
de un año que estabas en Hurdes, pero tu sencillez, tu alegría permanente, tu
trato de corazón a corazón, que es como se transmite el evangelio y se sirve
la mesa de la amistad había prendido en el alma austera y sencilla de las
buenas gentes de las alquerías que se miran en el río Esperabán (…) Me
dijeron que todo el pueblo había velado tu cadáver durante toda la noche; tu
cadáver, al que ni siquiera la muerte arrancó el rictus de tu sonrisa. (…) “Con
nada se puede pagar el trabajo que realizan estas mujeres en Hurdes, el bien
que hacen, la paz que siembran”, me comentaba un alcalde camino del
cementerio (…) La muerte te llegó de improviso, traicionera, en la dura
soledad de un trágico accidente (…) En la luz de la Pascua, que empieza a
iluminar la oscuridad de esta ladera, queremos asumir tu muerte. Elegiste ser
pobre, quisiste vivir entre los pobres y para los pobres.(…)
¡Gracias, hermana Altamira, por tu vida y por tu muerte! ¡Gracias a tu
buena familia, a tu Congregación, a tus hermanas de Erías! ¡Gracias por tu
precioso servicio a la Iglesia y a esta Diócesis! ¡Gracias por quedar enterrada,
como grano de trigo llamado a dar fruto, en el humilde cementerio de Erías.
No te van a faltar ni oraciones, aunque no las necesites, ni flores de tu gente
de Hurdes. Te deseo en la comunión de los santos, una eterna primavera”.
- En la Jornada de la Vida Consagrada de 1999, Mons. D. Ciriaco
Benavente escribe: “En el mensaje que Juan Pablo II os ha dirigido, apunta
tres motivos para la celebración de esta Jornada:
+ Dar gracias a Dios por el don de la vida consagrada que enriquece y
alegra la comunidad cristiana con la multiplicidad de sus carismas y con sus
edificantes frutos en la causa del Reino. La vida consagrada, antes que
empeño del hombre, es una mirada de predilección, una amorosa iniciativa
del Padre que llama a algunos a seguir más de cerca de Cristo para una
misión especial.
+ Esta Jornada tiene también la finalidad de promover en todo el pueblo
de Dios el conocimiento y la estima de la vida consagrada.
+ El tercer motivo se refiere a vosotros, queridas hermanas y hermanos
de la vida consagrada. Para que celebréis juntos las maravillas que Dios ha
realizado en vosotros, para que redescubráis el don de vuestra vocación y
hagáis más viva la conciencia de vuestra insustituible misión en la Iglesia y en
el mundo.
165
Que esta Jornada os ayude a volver a las fuentes de vuestra vocación, a
hacer balance y a renovar vuestro compromiso para seguir testificando con
alegría que el amor de Dios, que se hace servicio a los hermanos,
especialmente a los más necesitados, es capaz de colmar el corazón de la
personas humana”.
- En febrero de 2002, el Obispo publica también una nota pastoral a
todas las consagradas, en la que afirma, entre otras cosas, lo siguiente:
“La Jornada de la vida Consagrada pretende:
a) Dar gracias a Dios por el don de la vida consagrada que enriquece y
alegra la comunidad cristiana con la multiplicidad de sus carismas y con sus
edificantes frutos en la causa del Reino. La vida consagrada antes que empeño
del hombre es una mirada de predilección, una amorosa iniciativa del Padre
que llama a algunos a seguir más de cerca de Cristo para una misión especial.
b) Promover en todo el Pueblo de Dios el conocimiento y la estima de
la Vida Consagrada. Es, como dice el Papa, “viva y especial memoria de
Jesús, de su ser de Hijo que hace del Padre su único amor, que encuentra en
Él su exclusiva riqueza, que tiene en la voluntad del Padre el alimento del
cual se nutre”.
c) Que las mismas personas redescubran el don de su vocación,
reaviven la conciencia de su insustituible misión en la Iglesia y en el mundo y
celebren juntos las maravillas que Dios ha realizado en sus vidas.
Que esta Jornada, queridos hermanos pertenecientes a la vida
consagrada, os ayude a volver a las fuentes de vuestra vocación, a hacer
balance y a renovar vuestro compromiso para seguir testificando con alegría
que el amor de Dios, que se hace servicio a los hermanos, especialmente a los
más necesitados, es capaz de colmar el corazón de la persona humana. (…) La
consagración para la misión resume el sentido de la vida consagrada”.
- Diciembre de 20043. A los religiosos, religiosas y miembros de
institutos seculares de la diócesis
“El misterio inefable de la Navidad, cuyo resplandor nos sigue
iluminando después de veinte siglos, nos llevará a postrarnos de nuevo, con el
asombro de un primer encuentro, ante el pesebre de Belén, en silencio, como
María: dios se ha hecho hombre y se ha dado hecho niño, se nos ha ofrecido
en la impotencia y fragilidad de un niño recién nacido. Pero sabemos que en
Él está la vida y la Vida es la luz verdadera que alumbra a todo hombre. (…)
es el misterio que, actualizado sacramentalmente, se nos invita a acoger en la
166
liturgia; el misterio que proclama que somos hijos de Dios haciendo nuestro
corazón vulnerable para la fraternidad universal y para reconocer el rostro del
Hijo del Hombre en todos los pesebres donde sigue oliendo a paja y a
pobreza. Hasta las palabras más cálidas y bellas del diccionario -amor,
fraternidad, paz, alegría, ternura, esperanza, misericordia…- se nos quedan
cortas a la hora de hacer la exégesis del misterio de la Navidad. Que su
contenido llegue, como caricia del Dios hecho hombre a vuestras
comunidades y a cada uno de vosotros y vosotras. Y que el Emmanuel haga
que nos sigamos ayudando mutuamente a caminar juntos en esta nuestra
Iglesia de Coria-Cáceres. Con la lumbre encendida, los brazos abiertos y la
pasión para anunciar el Evangelio renovada y fresca” (BOO; diciembre,
2003; 971-972).
- En febrero de 2003, Mons. D. Ciriaco Benavente, fiel al Jornada de la
Vida Consagrada, escribe: “La vida consagrada es un don admirable del Señor
a la Iglesia y al mundo. Esta clase de vida, como enseña el Concilio Vaticano
II, no forma parte de la estructura jerárquica de la Iglesia, pero pertenece a la
vida y al corazón de la Iglesia, cuyo carácter esponsal viven los consagrados y
consagradas de manera explícita y radical. Por eso se entregan al Señor en
cuerpo y almo, poniendo su vida disposición total del Reino de Dios. No es
extraño que les encontramos en todos los campos de la misión: al lado de los
que yacen en las cunetas de la marginación, junto a los enfermos y
deficientes, en las zonas rurales más pobres, en los duros campos urbanos de
la educación o en la vanguardia de los frentes de la vida misionera. Y esto,
siendo testigos siempre, desde su vida pobre, virginal y obediente, del amor
gratuito de Dios Padre, colaborando al crecimiento de las personas y a la
construcción de una humanidad nueva”.
- En el año 2006, Mons. D. Ciriaco escribe a las Religiosas una
hermosa carta en la que dice: “la vida consagrada es un don admirable del
Señor a la Iglesia y al mundo. El carisma de la consagración pertenece a la
vida y al corazón de la Iglesia, cuyo carácter esponsal viven los consagrados y
consagradas de manera explícita y radical. Por eso, se entregan al Señor en
cuerpo y alma, poniendo su vida a disposición total del Reino de Dios. Los
podemos encontrar partiéndose el pecho al lado de los marginados, junto a los
enfermos y los ancianos, en las zonas rurales más pobres, en los duros campos
urbanos de la educación o en la vanguardia de los frentes de la vida
misionera, contribuyendo en todas partes a la creación de una humanidad
nueva. Dad gracias a Dios por este don que tanto nos enriquece a todos y que
tanta fecundidad aporta a nuestra Iglesia. Rogad por la fidelidad de los
167
consagrados a su vocación y a sus carismas. Pedid, de modo especial, que
sigan surgiendo vocaciones a la vida de especial consagración. Os aseguro
que son de lo mejor de nuestra Iglesia. (…) Doy gracias a Dios por contar en
nuestra Iglesia de Coria-Cáceres con la eficaz colaboración de tantos
consagrados y consagradas, con su comunión fraterna y eclesial (…). A los
consagrados, os invito hoy a recordar el momento de vuestra consagración a
Dios, a refrescar con gratitud las razones que, entonces, en plena juventud, os
llevaron a optar radicalmente por el Señor, dejando otras posibilidades. Y os
invito a renovar con gozo aquella entrega radical al Señor” (Febrero, 2006).
*Apoyo a las Comunidades de Religiosas de inserción en la Diócesis
Recordamos a todas y a cada una de ellas ante el Señor y le
agradecemos sinceramente su servicio pastoral. Ante el Señor oramos por las
que han muerto en esas zonas donde esperan la resurrección de entre los
muertos. Están presentes en los Arciprestazgos de Hurdes, Coria, Cáceres,
Sierra de Gata, Montehermoso, Valencia de Alcántara, Montánchez, Arroyo,
Granadilla.
¿Qué hacen estas Comunidades de inserción en la Diócesis?
Las Comunidades de Religiosas de inserción en la Diócesis participan
en la vida y misión de la Iglesia desde una presencia cercana, contemplativa,
fraterna, solidaria….En este sentido podemos decir que:
Sirven el Pan de la Palabra y el Pan de la Eucaristía a los hermanos y
hermanas de los pueblos donde están
Acompañan y atienden a los enfermos, acogen y cuidan a desvalidos y
discapacitados,
Dan esperanza a los tristes y consuelo a muchas personas,
Colaboran en la dinamización de las Caritas,
Participan activamente en las Catequesis de la Comunidad Cristiana,
Comparten la oración
Animan las celebraciones dominicales sin sacerdote.
Participan en las reuniones arciprestales de oración, formación
permanente, pastoral con los Presbíteros
Acompañan a los ancianos…
Algunas de ellas marcharon a países más pobres todavía de África y de
la Latinoamérica.
168
Unos testimonios
- La hermana Gloria Rey de la Congregación de Religiosas de la
Asunción, escribe: “Nuestro agradecimiento a D. Ciriaco en todos estos años
de pastor en la diócesis, y le decimos no sólo en nombre propio sino en el de
todas las religiosas que pasaron por aquí en las diferentes comunidades de
Erías y de la Huetre. Sí, agradecimiento por su presencia constante en esta
zona, que son de las más marginadas, su presencia en los momentos de gozo,
siempre quiso celebrar con nosotras las fiestas de la congregación,
aniversarios, como del pueblo, y también su presencia en los momentos de
dolor, ante las dificultades que con frecuencia se han presentado, su cercanía
y escucha han sido grandes, su acogida por teléfono o en persona, siempre
estaba disponible. La gente en nuestra zona de Hurdes lo recuerda como un
hombre que se relaciona con todos, pero sobre todo quería acercarse a los más
sencillos y necesitados; así lo demostró en su Visita Pastoral, este año:
recorrió las casas, una por una, de los enfermos, administrando el sacramento
de la Unción de los Enfermos, dándoles una palabra de ánimo. Es un
recuerdo que permanece. También queremos agradecerle el respeto y la
valoración que dio a la Vida Religiosa, la confianza puesta en nosotros para
encargarnos de las parroquias y, como decíamos antes, prestarnos su continua
ayuda y presencia. Muchas más cosas podíamos señalar. Le pedimos que no
olvide a las Hurdes, que las Hurdes y sus gentes lo llevaremos siempre
dentro”.
- La Comunidad de Hijas de San José, en la hora de su despedida de la
Diócesis escriben: “No podemos pasar de largo en este acontecimiento de
nuestra Comunidad, en esta encrucijada de la vida, sin decir una palabra a esa
otra, nuestra Comunidad Diocesana, en la que siempre nos hemos sentido
integradas, apoyadas y queridas. Ha llegado el momento en que, como en
todo ser humano, van mermando nuestras fuerzas, vitalidad, número… y nos
reclaman dejar nuestra “morada”. (Algo así ocurre con nuestros abuelos). Sin
duda que es un despegue un tanto duro y descarnado, buscando en otras
nuevas formas de vida, nuevos “nortes”…Pero, de alguna manera,
escuchando e intentando responder, a la vez, a la nueva llamada pascual:
ID…Agradecemos inmensamente los treinta años vividos de forma encarnada
con nuestra misión y tarea en “estas Hurdes”, arropadas y acompañadas por
las buenas gentes de nuestros pueblos, así como el apoyo a la misión de
nuestra querida comunidad arciprestal y comunidades religiosas cercanas; la
siempre cálida cercanía de nuestros Obispos, hoy don Ciriaco; la acogida y
despedida fraterna de los Hermanos/as de la CONFER…Sería interminable la
169
lista de personas, rostros…desde los más pequeños, hermanos de cerca y de
lejos…Desde estas líneas cantamos agradecidas esa sencilla oración del
Magnificat, mientras quisiéramos seguir caminando como piedras vidas en
comunidades gozosas, propias de quienes sienten la presencia del Espíritu,
especialmente entre los pobres, de una forma u otra. Y abrazando hoy a tantos
hermanos os llevamos a todos en el corazón, rogando a San José y a nuestra
Hermana Altamira que quedó sembrada en esta tierra, os traigan las
bendiciones que de corazón os deseamos”.
* Erección canónica de la Fraternidad de “Esclavos de María y de
los Pobres” como Instituto Religioso Clerical de Derecho Diocesano
(Marzo-2004):
“Habiendo sido consultada la Sede Apostólica, contando con el parecer
unánimemente laudatorio de los Señores Obispos de las Diócesis en que la
fraternidad se encuentra establecida, a petición del Superior General, que
recoge la aspiración compartida por todos los miembros de la fraternidad,
DECRETO:1º Queda erigida la fraternidad de “Esclavos de María y de los
Pobres” como Instituto Religioso Clerical de Derecho Diocesano.2º Quedan
aprobadas así mismo, con carácter permanente, las Constituciones Generales,
que se adjuntan a este decreto, por las que, a partir de esta aprobación, se
regirá la vida del Instituto de “Esclavos de María y de los Pobres”. (25-de
marzo de 2004).
El Superior General de los Esclavos de María y de los pobres. Padre
Javier Roero Suárez, escribe: “Este rincón de Alcuéscar, al sur de la provincia
y Diócesis para nada es desconocido de nuestro Obispo. Tampoco
Pinofranqueado – Hurdes. Sin previo aviso se nos ha presentado en muchas
ocasiones. Igualmente nos ha presidido los dos últimos Capítulos Generales; y
nos ha ayudado a erigirnos como Instituto Religioso, no sólo con sus cartas
comendaticias, sobre todo y como eje fundamental, presentándonos ante la
Santa Sede en Roma, en la Sagrada Congregación para los Institutos de la
Vida Consagrada, siendo su Prefecto por entonces el Excmo. D. Eduardo
Martínez Somalo. Allí descubrimos y escuchamos alabanzas que nos hicieron
sonrojar: la aprobación canónica como Instituto Religioso de derecho
Diocesano y la Aprobación de las Constituciones y Directorio. No podemos
olvidar ni obviar la insistencia y el empuje necesario para la apertura y
posterior clausura en su fase diocesana del proceso de beatificación de nuestro
querido P. Leocadio Galán Barrena. De conocedor de su vida a promotor de
su beatificación” (“Luz de Redención”; noviembre 2006; n.683;2).
170
* Las Religiosas de vida íntegramente contemplativa.
Mons. D. Ciriaco ha estado siempre cerca de ellas para atenderlas y
ayudarlas en sus necesidades humanas, espirituales y formativas, para
orientarlas en su renovación monástica, para acoger a las jóvenes que desde la
India (Kerala), África (Kenia), Latinoamérica (Colombia, Méjico) han
ingresado en los monasterios de nuestra Diócesis.
¡Hermanas! Perseverad en el santo propósito de la Vida Consagrada,
vivid el carisma que habéis recibido en fidelidad y en Iglesia y en comunidad.
- El 29 de mayo de 1994, Día “Pro Orantibus”, Jornada en favor de los
Religiosos y Religiosas de vida contemplativa, D. Ciriaco, como es
costumbre, dirige una catequesis de la que destacamos lo siguiente:
”Desde la soledad de sus claustros, los contemplativos no cesan de
invitarnos a “buscar lo esencial y a bajar al fondo del corazón, donde se
aquietan los problemas y sus soluciones, los secretos que inquietan y
desazonan, el quiebro entre la materia y el espíritu, el ideal y la realidad..;
donde se llena el vacío del corazón y se suturan sus interiores fisuras (M.
Andrés). Desde su vida pobre, virginal y escondida, los contemplativos nos
ofrecen el permanente testimonio de que “sólo Dios basta”. Con los pies en el
suelo, testigos de las preguntas que no se pueden desenraizar del corazón
humano, tocando casi el misterio incandescente del Dios Trino, son eco de sus
respuestas de amor y salvación para nuestra humanidad menesterosa. Su
plegaria incandescente es intercesión permanente por nosotros, voz de
quienes no tienen voz para volverse a Dios en canto agradecido, porque no
han entendido que la vida es don antes que tarea. Los muros del monasterio
no son barreras que aíslan y distancian; son recintos que centran y concentran
para estar presentes a los hombres y al mundo a unos niveles que ni siquiera
nosotros sospechamos.
El eslogan de este año presenta a los contemplativos como “testigos del
amor”. Testigos, en primer lugar, del amor de Dios Padre, rico en
misericordia, que “estando nosotros muertos por nuestros delitos, nos dio vida
en Cristo” (Ef.2,4-5); testigos de “el amor de Dios derramado en nuestros
corazones en virtud del Espíritu Santo, que nos ha sido dado” (Rm.5,5).
Testigos también, por la caridad recíproca de la vida fraterna en común, de la
nueva familia de los hijos de Dios, donde todos estamos al servicio de todos,
171
donde se comparten alegrías y pobrezas, lo que se es y lo que se tiene. Así
viviendo el futuro desde el presente, son estímulo para nuestras familias y
para toda la Iglesia, la gran familia de los hijos de Dios.”.
Al agradecer a los monasterios el servicio de su oración, con que
embellecen y acompañan el peregrinar de nuestra Iglesia, os invito a todos los
diocesanos a estimar profunda y cordialmente la vida contemplativa, a orar
por sus intenciones, para que surjan vocaciones dispuestas a vivir la perfecta
alegría; a seguir atentos a sus necesidades. Y os agradezco de todo corazón las
atenciones que muchos de vosotros ya les venís prestando” (BBO, junio 1994;
611-613).
- En el año 1995, D. Ciriaco dedica a las Contemplativas una nueva
exhortación pastoral en la que, partiendo del lema de esta Jornada “Velad y
orad”, les dice:
“Velad: abrid los ojos, observad los derroteros por los que se desliza
nuestra sociedad, por los que discurren, desde hace años, amplios sectores
juveniles. Velad para discernir lo que edifica y construye, lo que libera y
enriquece, al hombre, lo que le degrada y empobrece, lo que genera felicidad
profunda y lo que es satisfacción efímera y superficial. Hay que estar en vela
porque existen mentiras disfrazadas y productos falsificados. La vigilancia
ayuda a conservar la identidad, a cultivar la responsabilidad.
Orad: Orar es abrir el corazón a Dios, mantener su absoluta primacía,
descubrir su presencia, escuchar sus llamadas, dejarle espacio en nuestra ida.
Orar es admirar la belleza incluso de las cosas más pequeñas, dejarse
sorprender ante el misterio del amor y de la vida, quedarse atónitos ante la
ternura, la bondad y la grandeza de Dios. Orar es dar gracias y abrir las manos
como un pobre que conoce sus limitaciones y sabe que sólo Dios puede
colmar sus deseos más hondos.
Las hermanas contemplativas de la Diócesis (…) nos prestan, entre
otros muchos, este servicio de la vigilancia y de la oración. Son como los ojos
siempre abiertos de nuestra Iglesia, como el corazón que nunca deja de latir
lanzando riego vivificante al cuerpo eclesial. Con su vida pobre, virginal y
escondida, pero inmensamente feliz, son estación para repostar energías, nos
enseñan a relativizar muchas cosas, proclaman los valores esenciales. Su vida,
hecha ofrenda a Dios por el mundo, se hace reparadora de nuestros olvidos,
ingratitudes y desafectos. Son voz de quienes no tienen voz, o no han
172
descubierto todavía que la vida es un don de Dios Padre.(…) Os invito
queridos diocesanos a acoger el mensaje que nos llega, luminoso y fraterno,
desde la “soledad sonora” de nuestros monasterios. Os invito a acogerlo
como un artículo imprescindible en medio de las numerosas y atronadoras
ofertas de altavoces y anuncios luminosos. (…) Valorad y agradeced el
servicio de estas hermanas. Ayudadlas y orad por ellas, para que no falten
vocaciones a la vida contemplativa. Visitadlas (…) Su vida fraterna, en que
todo se tiene en común, quiere ser, aunque pobre y humildemente, profecía y
anticipo de la comunión del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, de la Santa
Trinidad” (11, junio, 1995).
- En junio de 2001, D. Ciriaco publica una catequesis que tiene como
título el siguiente: “Contemplativas”. “Ellos y ellas fueron llamados por Dios
a hacer una comunidad no basada en lazos de la carne o de la sangre, sino en
el amor, para que teniéndolo todo en común fueran en al tierra anticipo y
profecía de la familia hacia la que nos encaminamos, la familia divina de la
que ya en la oscuridad de la fe, y mañana como destino de gloria, formaremos
parte. (…)
Nuestros monasterios, donde las hermanas se ganan el pan de cada día
trabajando con sus manos, como los pobres, no piezas de museo para dar
lustre a nuestras viejas ciudades. Su silueta, el tañido de su campana al
amanecer o cuando el día declina, nos recuerda que ahí existe un laboratorio
de oxigeno espiritual para que podamos respirar mejor, quienes nos movemos
en un mundo tan enrarecido.(…)
Su silencio elocuente y su soledad habitada son testimonio estimulante
para quienes andamos en otros surcos, terrenos o eclesiales. Desde su vida
pobre, virginal y obediente proclaman sin palabras que “sólo Dios basta”.(…)
Valoremos y agradezcamos a Dios el rico patrimonio espiritual que
representan nuestros monasterios. Pidamos al Señor que surjan vocaciones a
esta forma de vida que prolonga, de día y de noche, la oración de Jesús en el
monte (VC 32).
* En el año 2002, refiere el Boletín de la Diócesis: “El Sr. Obispo,
acompañado del Delegado Diocesano para la Vida Consagrada, ha realizado
la visita canónica y presidido la elección de Abadesa en cada Convento y
según las Constituciones propias. También ha estado presente como Padre y
pastor; aleccionado, compartiendo, agradeciendo, estimulando, sugiriendo…a
173
cada comunidad a que sigan sus carismas, sean testigos del Dios vivo, vivan
el don de la contemplación y muestren al mundo el signo de la presencia
permanente de lo eterno (…) La bendición de nuestro Obispo con su
presencia en cada Convento y la nueva andadura en el nuevo milenio nos
hace a todos los diocesanos crecer en servicio y fidelidad, apoyados por
vuestra incesante oración” (Boletín Oficial del Obispado, diciembre, 2002;
1162).
- En el año 2003, D. Ciriaco escribe: “los monasterios de vida
contemplativa quieren ser memoria viva del Jesús orante. Así prestan una
contribución silenciosa y fecunda a la transformación del mundo, glorifican a
Dios y se convierten, con su intercesión permanente, en manantial de
bendiciones para los hombres” (…) Cada claustro es como el brocal de un
pozo donde se nos invita a todos los sedientos de la vida a descubrir el agua
fresca de la intimidad con Dios, a encontrar la clave de la felicidad más honda
y perdurable” (junio-2003).
* Carta de Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos a la fraternidad
inspirada en el carisma de las Hermanas Pobres de Santa Clara (Navas
del Madroño; Cáceres):
“Certifico que la fraternidad inspirada en el carisma de hermanas
Pobres de Santa Clara, que modera la hermana Clarisa, Sor Inés Barrios
Fernández, cuenta con la debida autorización de la Congregación para los
Institutos de Vida Consagrada y para las Sociedades de Vida Apostólica, y ha
sido puesta bajo mi autoridad y encomendada a mi solicitud pastoral.
La ejemplar trayectoria de esta comunidad, que vive con singular
frescura espiritual el carisma de Santa Clara en un ambiente humilde y alegre,
y la frecuente presencia de jóvenes y adultos que se acercan a compartir con
la comunidad su vida de pobreza y oración están resultando una experiencia
muy fecunda y prometedora de vida contemplativa para esta Iglesia de Coria-
Cáceres y para la misma comunidad, hasta el punto de hacerse necesario la
ampliación de las actuales dependencias, cedidas por este Obispado, para
facilitar la acogida de las personas que desean compartir con las Hermanas
experiencias de oración y retiro. En Cáceres, a 13 de agosto de 2006. Ciriaco
Benavente Mateos, Obispo de Coria-Cáceres
* A los voluntarios de la pastoral
174
“Queridos amigos: Os hablaba en mi última carta, ya un poco lejana, de
una doble condición para evangelizar: de la necesaria inmersión en Cristo y
de la imprescindible inmersión en el mundo. Completo aquella reflexión con
ésta de hoy sobre el testimonio.
El testimonio brota de la vivencia de nuestra filiación divina, de nuestra
identificación con Jesús. Si somos hijos de Dios no es una osadía atreverse a
decir, salvadas las distancias, lo que decía Jesús: “Quien me ha visto, ha visto
al Padre”. O lo que también decía el buen testigo que era san Pablo: “Vivo yo,
peor no soy yo, es Cristo quien vive en mí”. Nuestra vida tiene que proclamar,
sin palabras, quién es y cómo es el Dios en quien creemos. No hacemos, pues,
de “testigos”, “somos” testigos. El testimonio no es función o estrategia
proselitista; es una manera nueva de ser hombre o mujer. No se reduce a unos
actos, ni a unos momentos en que “ejercemos” de evangelizadores. Es más, el
testigo no busca serlo, lo es sin darse cuenta. Cuanto el testimonio es una
“pose” momentánea acaba cansando. En cambio, cuando sale de dentro, no se
puede dejar de serlo. Allí donde estéis, y hagáis lo que hagáis, seréis mis
testigos. Ser testigo es un don del Espíritu. El alumbra en lo más hondo de
nosotros las razones para creer, esperar y amar, haciendo de la vida un don
para los demás.
Os ha tocado ser testigos en tiempos difíciles. Los valores del
Evangelio no están hoy en alza. Es más, hasta podéis estar tentados, a veces,
a pensar que sois gente rara, y que viviendo conforme al Evangelio estáis
haciendo “el primo”. Por eso, hay no pocos cristianos que piensan que su fe es
algo íntimo, que no debe manifestarse públicamente ni en la familia, ni en la
educación, ni en el trabajo, y mucho menos en la vida política. Es lo que se
llama la privatización de la fe, tan en boga en nuestros días. El testimonio va
unido a la valentía apostólica, a la “parresía”, como se llama en los Hechos de
los Apóstoles, necesaria para anunciar el Evangelio con ocasión o sin ella.
Quien ha sido “agarrado” por el Evangelio en la totalidad de su vida, respira
evangelio en todo lo que dice y hace.
El respeto que toda persona nos merece hará que no seamos impositivos
ni intolerantes, pero nunca deberá retraernos de ofrecer a los demás “lo que
hemos visto…, lo que hemos experimentado del Verbo de la Vida”, como
dice San Juan en su primera carta.
Decía Pablo VI que “el mundo de hoy cree más a los testigos que a los
maestros; y si cree a los maestros es porque también son testigos. Si nuestra
falta de coherencia y testimonio da pie a pensar que no será tan importante lo
175
que anunciamos, cuando nosotros mismos no lo cumplimos, estaremos
cerrando el corazón de mucha gente a la acogida del Evangelio.
Seguro que, al ver vuestros muchos defectos, tendréis la sensación de
que no sois sinceros. ¿Quiere esto decir que habréis de esperar a ser santos
para ser evangelizadores? El Evangelio nos supera a todos y, muchas veces, el
Espíritu actúa a pesar nuestro. Cuando lo reconocemos y ponemos la
confianza en el Señor, Él puede hacer cosas grandes con lo poco que somos.
Tal reconocimiento será una llamada a crecer en la fidelidad y un buen
remedio para no predicarnos a nosotros mismos, sino a Cristo, y éste
crucificado, como decía Pablo.
No olvidéis lo que ya os he recordado otras veces: la necesidad de unir
vida y sacramentos. Así experimentaréis que la fuerza viene de Dios y se
realiza en vuestra propia debilidad. No olvidéis tampoco que los pobres
fueron los destinatarios privilegiados del amor de Dios. En la medida en que
sintamos nuestra propia pobreza, nos haremos acogedores, sencillos,
transmisores fieles del Evangelio” (“Luz de Redención”; Edmp. Alcuéscar;
2006) (En el Boletín O. del Obispado hay otros escritos del Obispo sobre este
mismo tema, que pueden ser consultados: Boletín O. del Obispado;
noviembre 1999; 1041-.1042).
1.5.- Catequesis
* “A propósito del Nuevo Catecismo” (Boletín, enero, 1993; 74-76).
* “Voluntarios de la pastoral” (Boletín. Noviembre, 1999, 1041-
1042; Boletín, Diciembre 1999,1119-1122).
* “Cristianos con riesgo” (Boletín. Noviembre, 2001; 931-932).
* “Sufrimiento e increencia” (Boletín. Abril 2001); 343-345.
* “Hijos pródigos” (Boletín. Abril. 2001; 345-346)
* “Fidelidad” (Boletín. Julio-septiembre 2006; 662-664)
* “El que no está contra nosotros está a favor nuestro” (Boletín.
Julio-septiembre, 2006; 664-666)
* “El amor verdadero” (Boletín; julio-septiembre, 2006; 606-668).
* I Jornada interdiocesana de la Educación cristiana en Extremadura.
“La Educación cristiana, tarea de todos”.Mensaje de los Obispos de Badajoz,
Coria-Cáceres y A.A. de Plasencia (11 de abril de 1993; Boletín. Abril, 1993;
382-387).
* “A propósito de la encíclica “Veritatis Splendor” (Boletín, octubre;
1993; 880-882).
176
* ¿A nadie debemos nada? (Boletín. Julio-octubre 2004; 700-702)
* ¿Es verdad que Dios nos escucha siempre? (Boletín. Julio-octubre
2004; 703-705).
* “Decir y amar la verdad”(Boletín. Julio-octubre 2004; 695-697)
* “Cristianos con riesgo” (BOO; julio-octubre 2004; 698-699)
* “¿A nadie debemos nada?” (BOO; julio-octubre, 2004; 700-702)
* “¿Es verdad que Dios nos escucha siempre”?” (BOO; julio-octubre;
703-705)
1.6.- Retiros Espirituales
a) A un grupo de profesores universitarios
Un testimonio:
El Delegado Diocesano de Pastoral Universitaria, P.Pedro Mª Grijalvo,
OP, escribe: “Como Delegado de D. Ciriaco en la Pastoral universitaria, sólo
puedo estar agradecido. Me ha dejado hacer lo que Dios me ha dado a
entender, y en todo momento me ha acompañado con su estímulo y aliento..
En no pocas ocasiones se ha hecho presente en reuniones o encuentros de
estudiantes o profesores universitarios, participando y escuchando como uno
más. Se ha dignado, incluso, visitarnos en algunas Jornadas de Formación que
en la primera quincena de julio hemos tenido con estudiantes en la Sierra de
Gredos, en Navalperal de Tormes o en Solana de Ávila.
Ama el mundo universitario, y es consciente de la importancia de que el
evangelio esté en el mundo de la cultura. Con frecuencia se ha hecho presente
en actos oficiales del calendario universitario. Trimestralmente se ha reunido
durante años con un grupo de profesores deseosos de escucharle. Él se ha
encontrado a gusto con ellos, y ellos han gozado de su compañía. Por eso
tengo que darle las gracias en nombre de todos los universitarios con
sensibilidad cristiana. Por eso muchos sentirán nostalgia de esas reuniones
que ya no se darán. Y por eso comprendo a ese profesor universitario que
decía, al enterarse de la marcha de D. Ciriaco a Albacete: “¡Qué envidia me
dan los de Albacete porque van a tener a D. Ciriaco de Obispo!”.
Este Delegado nos dice que “es necesario prestar la atención religiosa
personal y comunitaria, promover el diálogo fe-cultura, llevar a la iglesia las
inquietudes del mundo universitario, concienciar del sentido humano y
cristiano del estudio, la investigación y la docencia”.
177
b) A los seminaristas
c) A los Religiosos y Religiosas
d) Al Claustro de Profesores del Colegio Diocesano
178
2.- Ministerio Litúrgico
“En el ejercicio de su deber de santificar, recuerden los obispos que han
sido tomados de entre los hombres y constituidos para los hombres en las
cosas que se refieren a Dios para ofrecer dones y sacrificios por los pecados”
(ChD. n.15). Mons. D. Ciriaco Benavente ha cuidado siempre con esmero la liturgia
y ha celebrado “los misterios” con verdadero espíritu de fe y devoción. Y
desde su propia experiencia ha exhortado de palabra y por escrito a los
presbíteros, a los Religiosos/as y a los fieles a participar en la Eucaristía y en
los demás sacramentos de forma “activa, consciente y fructuosa”. Por otra
parte, invita, siguiendo las enseñanzas del Papa Juan Pablo II, a los
presbíteros a que sean “maestros de plegaria en las comunidades cristianas”, y
a éstas a que sean “escuelas de oración”. Con frecuencia manifiesta que “la
Liturgia hace contemporáneo a Jesucristo”: “Que el Señor os conceda sentir,
ante el acontecimiento ocurrido hace dos mil años (la Encarnación del Verbo),
y que la liturgia hace contemporáneo nuestro” el mismo a sombro de María y
de José ante el pesebre-cuna de Belén, la estremecida sorpresa de los pastores,
la alegría de los ángeles, tener la mirada limpia de los Magos de Oriente” (
Catequesis del Señor Obispo: Apertura del Año Jubilar en la S.I. Catedral y
en la Concatedral. Navidad 1999; BOO, febrero, 2000, 137-141)
El Directorio Diocesano de la Iniciación Cristiana. (1-X-1998).
“Contando con el dictamen unánimemente favorable del Consejo
Presbiteral Diocesano y con el fin de ofrecer las orientaciones catequéticas y
sacramentales que sirvan de instrumento eficaz para promover en nuestra
Iglesia de Coria-Cáceres comunidades de vida cristiana sólida y para
procurar la unidad y coherencia necesarias en la pastoral diocesana, por el
presente decreto APRUEBO el presente Directorio de la Iniciación
Cristiana, que tendrá carácter vinculante y entrará en vigor a partir del día
primero de noviembre en toda la Diócesis. Cáceres, 1 de octubre de 1998”.
* El Sacramento de la Confirmación
En la homilía que el Obispo pronuncia con motivo de la celebración
179
de la Confirmación, pone de relieve básicamente las siguientes realidades:
+ el don del Espíritu que se recibe en este sacramento, y
+ las exigencias de la Confirmación para los jóvenes.
Por otra parte, invita a los jóvenes a ponerse a la escucha del Señor para
descubrir si los llama a seguirlo de cerca en el Sacerdocio, en la Vida
Consagrada, en las Misiones, y los exhorta a que sean evangelizadores de los
jóvenes.
Según datos publicados por el Boletín Oficial del Obispado de Coria-
Cáceres, el Prelado confirió el sacramento de la Confirmación a 1855
jóvenes en las distintas parroquias de la Diócesis en el año 1996.
- Abril de 1998. En la Exhortación pastoral con motivo de la Jornada
de Oración por las Vocaciones, el Obispo doce a los van a recibir el
sacramento de la Confirmación: “En este año, dedicado al Espíritu Santo,
prestad una atención especial a esta dimensión vocacional en la preparación
al sacramento de la confirmación. El Espíritu, don y sello espiritual, ha de
asemejar a Cristo a quienes lo reciben y ha de vincularles con mayor fuerza
y corresponsabilidad como miembros vivos de la Iglesia. El catecumenado
de Confirmación es un tiempo oportuno para que el joven se plantee con
seriedad el sentido que ha de dar a su vida. Queridos confirmandos: dejad
que el Espíritu, que va a ser derramado en vosotros, os conduzca a la verdad.
Sabemos que hoy, en un mundo donde todos e presenta relativizado y
cambiante, no os resulta fácil empeñaros en compromisos definitivos.. La
fortaleza es un don del Espíritu, que viene en ayuda de nuestra debilidad”.
- En la Parroquia de San José confirió el sacramento de la
Confirmación a 52 jóvenes el día 1 de diciembre de 2006 en una celebración
muy participada. En la homilía el Sr. Obispo explicó las lecturas de la Misa.
Después se centró en el Sacramento de la Confirmación del que dijo que
“pertenece a la Iniciación Cristiana y comunica el Espíritu Santo que, entre
otras cosas, da fuerza para ser testigos de Dios en el mundo”. Presentó a la
comunidad cristiana y de manera especial a los jóvenes la situación de
nuestra sociedad destacando que hoy reinan el indiferentismo religioso, la
ética relativista. Afirmó también que no pocos jóvenes de nuestros días hoy
se beben la vida por el botellón, y tienen puesta su esperanza en el fin de
semana. Hizo una serie de recomendaciones a los jóvenes, entre las que
destacó las siguientes:
180
- perseverad en la fe,
- participad en la vida y misión de la Iglesia ya que no pocos
confirmados se alejan de la Iglesia,
- sed evangelizadores de los jóvenes”.
- participad en la Misa Dominical que es la base de la vida cristiana y
el alimento que nos da fortaleza para ser testigos de Jesucristo en el mundo”.
- En la Capilla del Cottolengo del P. Alegre (Fragosa, Hurdes), el día
10 de diciembre de 2006, D. Ciriaco celebró la Eucaristía y confirmó a un
grupo de jóvenes exhortándolos a que permanecieran fieles a Jesucristo y
fueran testigos suyos en sus pueblos. Departió fraternalmente con las
Religiosas y los enfermos de esta Institución tan querida en las Hurdes y en
la Diócesis.
Posteriormente visitó el Centro “Mensajeros de la Paz – Extremadura”,
en Nuñomoral (Hurdes).
* El sacramento de la Eucaristía
“No se edifica ninguna comunidad cristiana si no tiene como raíz y
quicio la celebración de la sagrada Eucaristía” (PO 6).
El Obispo abordó en su homilía de la Misa Crismal del año 2005 el
tema de la Eucaristía, por ser el Año de la Eucaristía y dice:
“Vísperas del Jueves Santo, en el año de la Eucaristía! El Señor nos
dejó en la Eucaristía el don por el que se hace sacramentalmente presente y
por el que permanece con nosotros. Preguntémonos por la importancia que
damos al sagrario en nuestras parroquias y por el tiempo que pasamos a los
pies del Señor, dejando que Él nos transmita sus sentimientos, su amor al
Padre y a los hermanos, su pasión por el Reino. No nos extrañe que si
olvidamos esto cundan entre nosotros el cansancio, el desaliento y el
desánimo. Al don de la Eucaristía, Jesús unió, también en el Cenáculo, una
tarea especifica para los obispos y presbíteros. Actualizar su Pascua, hacer
contemporáneo a nuestros hermanos el misterio de su muerte y de su
resurrección. De ahí, de la entrega de Cristo que actualizamos, ha d emanar la
caridad pastoral que nos permite encarnar en nuestras pobres entrañas las
entrañas del Buen Pastor. Juan Pablo II “enfermo entre enfermos” nos ha
dirigido, un año más, su carta con motivo del Jueves Santo. En ella, glosando
181
las palabras de la consagración, nos recuerda que “la existencia sacerdotal” ha
de tener, por un título especial, “forma eucarística”.
“Tibi gratias agens benedixit! ¡gratitud por los dones recibidos!
Tenemos ciertamente nuestras cruces -y ¡no somos los únicos que las tienen!-
pero los dones recibidos son tan grandes que no podemos dejar de cantar
desde lo más profundo del corazón “¡Magnificat!”.
“Accipite et manducate…Accipite et bibite”. Es su autodonación, “No
se puede repetir las palabras de la consagración sin sentirse implicados en este
movimiento…el sacerdote debe aprender a decir también de sí mismo, con
verdad y generosidad, “tomad y comed”, poniéndose a disposición de la
comunidad y al servicio de todos los necesitados…La obediencia a la que se
han comprometido el día de la ordenación, y la promesa que se le invita a
renovar en la Misa crismal, se ilumina por esta relación con la Eucaristía. Al
obedecer por amor, renunciando tal vez a un legítimo margen de libertad,
cuando se trata de su adhesión a las disposiciones de los Obispos, el sacerdote
pone en práctica en su propia carne aquel “tomad y comed” con el que Cristo,
en su Última Cena, e entregó a sí mismo a la Iglesia.
“Hoc est corpus meum, quod pro vobis tradetur”. No es el recuerdo de
un simple hecho, ¡recuerda a Él! las palabras del “memorial” es una
invitación a desarrollar “una espiritualidad de la memoria”. En un tiempo en
que los rápidos cambios culturales y sociales oscurecen el sentido de la
tradición y exponen, especialmente a las nuevas generaciones, al riesgo de
perder la relación con las propias raíces, el sacerdote está llamado a ser, en la
comunidad, el hombre del recuerdo fiel de Cristo y todo su misterio.
“Mysterium fidei”. Así manifiesta el sacerdote el estupor siempre
nuevo ante el prodigio extraordinario que ha tenido lugar entre sus manos. De
nuestra relación con la Eucaristía se desprende también, en su sentido más
exigente, la condición “sagrada” de nuestra vida, que se ha de reflejar en todo
nuestro modo de ser, pero ante todo en el mismo modo de celebrar”.
Nos toca vivir en medio del pueblo orientando su camino y alimentando
su esperanza. La gente tiene derecho a dirigirse a los sacerdotes con la
esperanza de “ver” en ellos a Cristo. Tienen necesidad de ello particularmente
los jóvenes, a los cuales Cristo sigue llamando para que sean sus amigos y
para proponer a algunos la entrega total a la causa del Reino. Un sacerdote
“conquistado” por Cristo, conquista más fácilmente a otros para que se
decidan a compartir la misma aventura. Termina el Santo Padre presentando a
María como la “mujer eucarística” (BOO; marzo-abril, 2005; 322-329).
182
* A los padres de niños de Primera Comunión
En mayo de 1998 el Obispo escribe una carta a los padres cuyos hijos
van a recibir por primera vez a Jesucristo sacramentado y les dice, entre
otras cosas: La Primera Comunión es un paso importante en el proceso de la
iniciación cristiana de vuestros pequeños. Todo empezó el día de su
bautismo, semilla de vida nueva llamada a creer (…) La Primera Comunión
marca también un momento fuerte de la iniciación cristiana. La coherencia
con el sacramento que se celebra, demanda que el niño aprenda, a su nivel, a
contar con Jesús, a ir teniendo un comportamiento cristiano dentro del
pequeño mundo de sus relaciones y acciones. Nada de lo anterior será
posible si los padres no apoyáis la labor de los catequistas.
La Primera Comunión de vuestros hijos tendría que ser una oportunidad
para la revitalización cristiana de los padres. Más aún, si queremos que la
labor catequética no quede malograda, los ladres tendríais que ser los
continuadores de la catequesis parroquial en vuestras casas. A este respecto
me alegra muchísimo que vaya creciendo el número de parroquias que han
empezado a poner en marcha la catequesis familiar.
Preparad y celebrad con alegría cristiana la fiesta de la Primera
Comunión de vuestros hijos. No hagáis de ello ni una fiesta de sociedad ni
una especie de boda prematura. Los alardes, el despilfarro, la ridícula
estupidez de la competencia, los excesos de vídeos y listas de regalos (…)
aturden a los niños y les impiden vivir intensamente la verdad profunda de
su Primera Comunión. (…) Más importante que organizar los detalles
externos es que os preocupéis de ayudar a vuestros hijos a rezar en su
intimidad, a ser conscientes de la celebración religiosa, de la escucha de la
Palabra, del compromiso de fraternidad y amor al prójimo que la
participación en la Eucaristía conlleva. Sabed además, que la Comunión no
es un punto final, sino un punto y seguido (…)
* Nota sobre la administración de la Comunión a los celiacos
“Sabemos que algunos de nuestros diocesanos son celíacos;
enfermedad causada por una alegría al “gluten” (o mejor dicho, a la fracción
9 de éste), que se encuentra en la harina de trigo y en otros cereales.
Enfermedad permanente, cuyo único tratamiento es abstenerse totalmente de
ingerir gluten durante toda su vida. Por lo que estos enfermos no pueden
acercarse a recibir el Pan Eucarístico que está elaborado con harina de trigo.
183
Ruego a los sacerdotes que faciliten la participación en la Eucaristía de
la manera más oportuna, a dichos enfermos. Les recuerdo, al mismo tiempo,
que la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, publicó en el “Acta
Apostolicae Sedis”, el 29 de octubre de 1982, con la aprobación del Papa
Juan Pablo II, lo siguiente: “permitir la comunión bajo la especie de vino a
aquellos fieles que padecen la enfermedad llamada “celiaquía” (13-III-
1995).
* Ordenaciones sagradas:
- Ordenación de presbíteros. D. Ciriaco ha ordenado durante su
ministerio episcopal entre nosotros a 32 sacerdotes. Cada ordenación
presbiteral o diaconal, y también los Ministerios, era celebrada como un
signo de la presencia del Espíritu Santo en nuestra Iglesia y como estímulo
para perseverar en el empeño de promover la pastoral vocación.
- Ordenación de diáconos en la Capilla mayor del Seminario
diocesano. El día 3 de diciembre del presente año y en la Capilla del
Seminario Diocesano, el Sr. Obispo ordena diáconos a don Francisco
González, a don Miguel Ángel Álvarez, y a don Benjamín Talaván, tres
jóvenes de nuestra Diócesis; se unen así a don David Perianes, ya diácono.
Estuvo acompañado por unos cincuenta sacerdotes. Asistieron a la solemne
ceremonia numerosos familiares, amigos, paisanos y conocidos de los
ordenandos. Debido a que don Francisco González ha sido misionero seglar
en Mozambique, participaron en la celebración miembros del Instituto
Español de Misiones Extranjeras. Ad multos annos!
De la homilía del Obispo, ofrecemos los siguientes párrafos:
“El Santo Padre Juan Pablo II, de feliz memoria, definía la vocación
como “don y misterio”; un don que Dios nos concede por pura gracia de
predilección, y un misterio insondable: sólo Él sabe cómo y por qué nos ha
llevado por este camino. Habéis deliberado durante años sobre el paso que
vais a dar. Sabéis también la grandeza del don como de vuestra fragilidad. El
Señor os dice: “No temáis. Yo estoy con vosotros”. Os acompaña la oración
de la Iglesia peregrina y la intercesión poderosa de la Iglesia triunfante,
especialmente os acompaña la Santísima Virgen, la mejor compañía, la más
consoladora ayuda. Os acompañará, sobre todo, con un presencia en especial
el Espíritu que ungió a Jesús al comenzar su vida pública y que le envió a
184
anunciar la Buena Nueva a los pobres, la libertad a los cautivos, el año de
gracia del Señor. Vais a recibirlo por la imposición de mis manos y la oración
de la Iglesia. Es el Espíritu quien os configurará de modo singular con Aquel
que “no vino a ser servido sino a servir”.(…)
Nosotros ponemos a disposición de Cristo nuestra persona, nuestro
corazón, nuestras cualidades, nuestro tiempo, nuestra oración, para que
Jesucristo obre a través de nuestra vida. “El Señor con amor de hermano elige
a hombres de este pueblo para que por la imposición de manos participen de
su sagrada misión”. El Espíritu es quien os unge. Seréis signos de Otro, de
Jesucristo, signo para los otros, signo con los otros. Una característica del
signo es la referencia al significado: no somos nosotros los salvadores, es
Cristo quien salva. Otra característica del signo es la transparencia: un signo
opaco no dice nada, no remite a nada, es la negación del signo. Una tercera
característica es la pro-existencia: ser con Cristo para el Padre, ser para los
demás, como lo fue Él. En la ordenación quedamos marcados por dentro con
los rasgos de Cristo. No es un encargo que viene de fuera, es una
transformación interior, que nos capacita para cumplir nuestra misión. Esta
transformación es una verdadera consagración. El Señor cuando nos llama al
sacramento del Orden no nos contrata como obreros temporeros, nos
consagra. No somos ni sucesores, ni sustitutos de Cristo; lo hacemos
inmediatamente presente en la comunidad. Eso significa ser sacramento de
Cristo. Ello reclama amor de identificación, encarnar en nuestras pobres
entrañas las entrañas de Cristo. Ello reclama amor de comunión. En este
contexto habéis de entender y vivir el celibato y rezar la Liturgia de las Horas.
La ordenación os vincula también de manera singular a la Iglesia, de la
que no dejáis de ser miembro, y en la que actuaréis en nombre del que es su
Cabeza, la cohesiona y la hace ser su cuerpo.. Amad profundamente a la
Iglesia, a la Iglesia concreta y real, “santa y al mismo tiempo necesitada de
purificación constante” (LG 8). La Iglesia que es memoria viviente de Jesús,
continuidad y universalidad de su presencia y de su actividad.
Me parece que no es descabellado afirmar que, en la misma tarde en
que instituía Jesús la Eucaristía y el sacerdocio ministerial, instituía de alguna
manera también el diaconado. Aquella tarde se ciñó una toalla, tomó una
palangana y se puso a lavar los pies de los discípulos: “Yo estoy en medio de
vosotros como el que sirve”. Servidora fue Santa María, la esclava del Señor.
Ser sacramento de la presencia de Cristo servidor en la comunidad es la
función admirable del diácono. Servir incansablemente, de la mañana a la
185
noche. Servir la mesa de la Palabra, la mesa de la Eucaristía, la mesa de los
pobres.
El Señor os confía un tesoro que llevaréis en pobres vasijas de barro
(…). “Quisiéramos ser águilas que volaran en impecable trayectoria de altura,
pero nos parecemos más, en tantas ocasiones, a la paloma herida que intenta,
una y otra vez, retomar el vuelo” (Mons. Juan María Uriarte). Juan Pablo II
recordaba hace unos años, en su carta del Jueves Santo, cómo en el mismo
Cenáculo no sólo se consumó la traición de Judas, sino que allí mismo se
anunció la amarga profecía de las negaciones de Pedro. Seguro que el Señor
al elegir a los discípulos de ayer y de hoy no se hacía demasiadas ilusiones,
decía el Papa y, sin embargo, en esta debilidad puso el sello sacramental e
indeleble de su presencia”. Que ello sea, en leal correspondencia, una llamada
permanente para una fidelidad también indeleble por vuestra parte. Si los
dones de Dios son irrevocables, irrevocable ha de ser también nuestra
respuesta”.
* Colación de ministerios laicales.
También D. Ciriaco ha conferido “los ministerios” a laicos diocesanos,
que los ejercen en las Parroquias colaborando de este modo a la realización de
la misión de la Iglesia.
D. Emilio Fernández Arias recibió los Ministerios de Lectorado y
Acolitado el 15 de diciembre de 1993.
D. Manuel Martín Baile recibió los Ministerios de Lectorado y
Acolitado el 20 de noviembre de 2004. Y los ejerce en las Parroquias de
Villamiel y Hoyos.
* El Diaconado Permanente.
- Ordenación de un diácono permanente. Mons. D. Ciriaco Benavente
ordenó a don José I. Urquijo Valdivielso Diácono Permanente (25-VIII-
1998). En su homilía, explica en qué consiste el ministerio diaconal. “El
diaconado no consiste tanto en determinadas funciones, que a partir de ahora,
en comunión con el Obispo y los presbíteros, podrás realizar, sino en el modo
cómo realizarás tu diaconía, tu servicio: en nombre y con la autoridad del
mismo Cristo. Y esto mediante la diaconía de la Palabra, de la Liturgia y de la
Caridad
186
El rasgo más característico de la espiritualidad específica del diácono es
el servicio. No porque sea exclusivo suyo, que toda la Iglesia, a imagen de
María, es sierva de Dios y está al servicio de la salvación integral del hombre.
Pero el diácono tiene que ser como un icono vivo del Cristo servidor (…).
Llevamos un tesoro en vasijas de barro (…) Temblorosos, pero radiantes;
pobres, pero inmensamente ricos; desarmados, pero inquebrantables llevamos
los cristianos por el mundo el tesoro de la Buena Noticia. Cara y cruz del
Evangelio. Muerte y vida de Jesús, fuerza del pequeño gramo de mostaza, de
un puñado de levadura, de una chispa de luz, pero llamada a crecer, a
fermentar la masa, a alumbrar y dar calor al mundo. Cuentas con la fuerza del
Espíritu Santo. Y con la ayuda de la comunión de los santos que ahora la
comunidad reunida invoca sobre ti”.
- Comisión Diocesana para el diaconado permanente. El Obispo
instituye, el día 16-XII-1996, esta Comisión, cuya composición, según consta
en el Directorio del Diaconado Permanente, es la siguiente:
e) El Vicario General: D. Ceferino Martín Calvario
f) El Vicario E. del Clero: D. Florentino Muñoz Muñoz
g) El Vicario E. de Pastoral: D. Juan M. cuadrado Ceballos
h) El Rector del Seminario: D. Ceferino de las Heras Cambero
i) El D. de Pastoral vocacional: D. Antonio Pariente Gutiérrez
j) Un Arcipreste: D. Jesús Martín Domínguez
Un testimonio
José Ignacio Urquijo Valdivielso, diácono permanente, escribe: “Toda
persona va dejando huellas en su caminar, unas veces livianas, otras
profundas. Y profunda ha sido la huella que D. Ciriaco Benavente dejo -en
muchos aspectos- en nuestra diócesis. Reseño el aspecto que me es más
cercano. D. Ciriaco en perfecta sintonía con los signos de los tiempos y
respaldado por todo el presbiterio a través del Consejo y la Asamblea
Presbiteral Diocesana, puso en marcha el año 1996 el antiguo pero novedoso
ministerio del diaconado permanente: hombres casados que tras la imposición
de manos del obispo están marcados por la Gracia para realizar el hermoso
ministerio del servicio a la comunidad cristiana, Servicio que se realiza desde
la triple dimensión de la Caridad, la Liturgia y la Palabra; mostrando así el
rostro de Cristo Servidor ante todos los hombres. Este camino, aprobado por
el Concilio Vaticano II y abierto en nuestra Diócesis por D. Ciriaco el 3 de
julio de 1996 mediante el “Decreto de Aprobación del Directorio para el
187
Diaconado Permanente”, va dando sus frutos y poco a poco será, ya lo es, una
realidad efectiva y operante en nuestra Diócesis de Coria-Cáceres. Gracias
por ello a nuestro padre en la fe.”.
* Sobre “Matrimonio” y “Matrimonios”
- Año 2005. El Prelado dedica esta nota pastoral clarificar el tema del
matrimonio. Dice así: “El congreso de los Diputados ha aprobado, en la
semana pasada, el derecho de las personas homosexuales a contraer
matrimonio y a adoptar hijos. Se trata de una decisión que altera radicalmente
lo que, a lo largo de toda la historia, en todos los pueblos y culturas, se ha
entendido por matrimonio: la unión estable del hombre y la mujer para hace
runa comunidad de vida y amor y para la procreación.
La Iglesia en España se ha pronunciado reiteradamente sobre esta
pretensión. Y lo ha hecho advirtiendo: “que las personas homosexuales, como
todos, están dotados de la dignidad inalienable que corresponde a cada ser
humano. No es en modo alguno aceptable que se las menosprecie, maltrate o
discrimine. Es evidente que, en cuanto personas, tienen en la sociedad los
mismos derechos que cualquier ciudadano y, en cuanto cristianos, están
llamados a participar en la vida y misión de la Iglesia. Condenamos una vez
más las expresiones o los comportamientos que lesionan la dignidad de estas
personas y sus derechos; y llamamos de nuevo a los católicos a respetarlas y
acogerlas como corresponde a una caridad verdadera y coherente”. Es éste un
mensaje que los obispos venimos repitiendo desde hace años. Incluso
comprendemos que los legisladores busquen vías de regulación para aquellas
uniones que, aunque no compartamos, pueden engendrar derechos o deberes
entre las personas; derechos y deberes que reclaman la tutela de las
situaciones jurídicas de interés recíproco
Otra cosa es que tales uniones se consideren verdaderos matrimonios,
Nos duele como cristianos que se tergiverse la verdad inscrita en la realidad
natural de las cosas. Ni en las épocas decadentes del Imperio Romano, donde
se generalizaron los comportamientos homosexuales, se llegó a considerar
tales uniones verdaderos matrimonios.
La realidad antropológica de la diferenciación sexual y de la vocación
al encuentro y al amor que nace de la misma, abierta a la fecundidad, es lo
que da lugar a la verdadera comunión de vida y amor que llamamos
matrimonio. El matrimonio de un hombre y una mujer es, por otra parte, el
ámbito efectivo donde únicamente “las palabras padre y madre pueden decirse
188
con gozo y sin engaño. Parece difícil poner en cuestión que la figura del padre
y de la madre son fundamentales para la neta identificación afectiva y sexual
de las/los hijos. Los cristianos entendemos, además, que esto es lo que
corresponde al plan creador y redentor de Dios. Así parece que entiende
también nuestra Constitución la realidad de matrimonio, cuando al mismo se
refiere. Así lo dice el sentido común, aunque la propaganda reiterada pueda
convertir tal sentido en el menos común de todos.
Cuando decimos esto, desde la Iglesia, lo decimos sin pretender
imponer nada a nadie. Sólo proponemos nuestra forma de ver y entender, con
la esperanza de que la verdad se imponga por la fuerza misma de la verdad.
También nosotros creemos que así prestamos un servicio a la sociedad y
aquellos que quieran aceptar nuestros argumentos, que son compartidos, por
otra parte, por otros muchos hombres y mujeres, creyentes y no creyentes.
Sabemos que hoy vuelve a imperar el positivismo jurídico, según el
cual los derechos los crearían las leyes o los votos. Pero la verdad es que los
derechos fundamentales son anteriores a las leyes, brotan de la verdad misma
del hombre, de su naturaleza. Las leyes los reconocen, los amparan y los
defienden. Tomar otros derroteros, tergiversando la verdad de las cosas, en
este caso del matrimonio, puede ser un camino peligroso y de consecuencias
incalculables” (BOO, marzo-abril 2005; 320-321).
- Año 2006. Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos escribe una nota
pastoral sobre el matrimonio en la que afirma lo siguiente:
El obispo ofrece un comentario sobre un texto bíblico del NT en el que
le preguntan a Jesús si está permitido a un esposo despedir a su mujer.
Ofrecemos estos fragmentos de su catequesis: “Una cuestión insidiosa, pues
cualquiera que fuese la respuesta de Jesús le pondría en contra a la opinión
pública (…). La complementariedad de los sexos es también voluntad de
Dios, inscrita en la naturaleza del hombre y la mujer. Al alba de la creación, el
Señor nos muestra que la creación del hombre y de la mujer “a su imagen”
tiene como fin un misterio de alianza, es fuente de unidad y vida para el
mundo. Sólo el Dios vivo puede hacer realidad lo que nos parece imposible.
El sacramento del matrimonio es un misterio de gracia, capaz de curar la
dureza del corazón del hombre, su “esclerocardía”, y así, poder amar como
ama Dios. La indisolubilidad es la tendencia más profunda de todo amor
verdadero. El matrimonio es indisoluble no porque lo diga la Iglesia, sino
porque lo pide y exige el amor. Ello, sin embargo, no nos permite juzgar o
189
condenar a los hogares en dificultades o rotos. No digo que no haya que abrir
salidas de emergencia para situaciones insoportables. Lo que no entiendo es
que, en determinados ámbitos, el fracaso del amor se nos venda como apuesta
de futuro y progreso, mientras se descalifica el amor duradero como rémora
de un pasado tenebroso” (Boletín O. del Obispado; julio-septiembre 2006;
666-668).
* El Tiempo Litúrgico de Adviento
- Adviento de 2002. La catequesis del Obispo tiene como título: ¿Todo
el mundo en Adviento? “Nuestro mundo, a su modo, también está de
Adviento. (…) Tras la mirada perdida de todos los hambrientos, tras las
infinitas formas de dolor e injusticia hay un clamor secreto por un mundo
mejor. La solución no creo que vaya a llegar a base de bombas y destrucción.
Hay a otros niveles menos visibles, situaciones que también claman al cielo.
Cuando se escucha en profundidad a las personas, dejando espacio a la
revelación del corazón, uno encuentra sufrimientos ocultos muy profundos,
infinitas heridas sangrando en las personas. Son heridas abiertas a pinta de
incomprensión, producidas por rupturas familiares, por desprecio o ignorancia
de los otros, por carencias materiales o espirituales. Hay vacíos que nunca van
a llenar el alcohol, el sexo aunque servidos en barra libre. No lo van a llenar
los sucedáneos de felicidad que ofrecen los profetas del consumo. Hay niños,
mujeres, hombres con heridas profundas en el al alma. Sin decirlo, también
están de adviento, añorando algo nuevo y mejor.
Si Dios empezara a realizar signos espectaculares en el cielo o en la
tierra, si fuera el promotor de una gran lotería en que todos los números
resultaran premiados, si se paseara nimbado de poder y de fuerza por todas las
calles de la historia, es probable que muchos escépticos le siguieran a ciegas,
le aclamaran como “el que tenía que venir”. Pero, paradójicamente, la señal
va a ser bien distinta: un Niño dado a luz en un establo y acostado en un
pesebre porque, como sucede siempre con los pobres, “no había sitio para su
familia en la posada”.
El mesianismo de Jesús es desconcertante ya que “no se basa en gestos
justicieros o triunfalistas, ni se impone a la fuerza. Es el amor ofrecido en toda
su desnudez, pero que esconde tal fuerza que, cuando es acogido y prende en
el corazón del hombre, es capaz de hacer presente el Reino de Dios -el Reino
de la vida y la verdad, el de la santidad y la gracia, el de la justicia, el amor y
la paz- en medio de los reinos de este mundo”.
190
- Año 2003. Con el primer domingo de Adviento comienza un nuevo
tiempo litúrgico.(…) Cristo vino en la pobreza de Belén, viene en cada
acontecimiento y en cada sacramento, y vendrá al final de los tiempos en
manifestación de gloria y de poder (…) Junto a la invitación a la confianza y a
la esperanza, Jesús aconseja también al vigilancia. Nuestro corazón corre el
riesgo de aturdirse por el exceso de preocupaciones temporales y materiales.
(…) La ignorancia de “la hora de la verdad” no debe instalarnos en una
pasividad indolente. Cada día es el día de la venida de Jesús. La oración, en
esta perspectiva, no es una huida, sino una manera sabia de permanecer
alerta” (octubre de 2003).
- En el año 2006, D. Ciriaco escribe una carta titulada “Comenzamos el
adviento”. Entre otras cosas afirma: “En adviento preparamos su venida,
recordando que vino en debilidad hace veinte siglos y que vendrá al final de
los tiempos como juez y salvador. (…) En adviento preparamos la navidad, el
nacimiento de quien hace nacer un mundo nuevo (…) En Navidad, amigos, el
Señor vendrá a nosotros con su alforja rebosando de paz…y volverá a
pedirnos prestada nuestra pobre humanidad para encarnar su vida en nosotros
y darnos, a cambio, su divinidad.
En este momento histórico en que la desesperanza y el sinsentido se
han convertido en la gran amenaza para el hombre de hoy, el adviento nos
invita a la esperanza., Es una llamada a quienes nos hemos embotado con
objetos de oropel, a quienes hemos perdido el sabor de lo sencillo para que
recuperemos la que Ch. Peguy llamaba la pequeña esperanza, la hermana
humilde, pero la más alegre y atrevida, la que empuja y hace avanzar a sus
hermanas mayores, la fe y la caridad. Toda la liturgia de este tiempo quiere
alentar en nosotros el entusiasmo de la espera: que nos pongamos en camino
para salir a su encuentro. (…)
¿Seremos como barcas varadas en la orilla, con el alma embotada por
los miles de productos que nos meterán por los ojos durante estas semanas,
atrapados en la superficie de una vida carente de sentido?
O ¿seremos carabelas que zarpan buscando un mundo nuevo? Amigos,
enderecemos el rumbo, alcemos la cabeza, avivemos la esperanza, pongamos
a punto la ilusión del corazón” (diciembre, 2006).
* Felicitaciones navideñas del Obispo
191
Navidad de 1997
Mediante una catequesis, el Prelado felicita las navidades a todos.
“Queridos hermanos sacerdotes, religiosos y religiosas, miembros de
Institutos seculares, cristianos laicos.(…) El misterio inefable de la Navidad,
cuyo resplandor nos sigue iluminando después de veinte siglos, nos invita a
postrarnos ante el pesebre en silencio, como María: Dios se ha hecho hombre.
El Dios que en su ser no es sino dándose, se nos ha dado históricamente hecho
niño, con corazón de niño, ofrecido en la impotencia y fragilidad de un niño
recién nacido. Por en Él “estaba la Vida y la Vida era la luz verdadera que
alumbra a todo hombre…A los que la recibieron les dio poder de hacerse
hijos de Dios” (Jn.1,14-13). Es el mismo misterio que, actualizado cada año
sacramentalmente por la fuerza del Espíritu Santo, nos invita a acoger la
liturgia de la Iglesia. “Jesucristo es el mismo, ayer, hoy y siempre”.
El misterio que proclama que somos hijos de Dios haciendo nuestro
corazón vulnerable a la fraternidad universal. El misterio que nos invita a
reconocer el rostro del Hijo del hombre en todos los pesebres de pobreza y en
todas las cruces de la historia- Sólo las palabras masa calidas y bellas del
diccionario -amor, fraternidad, paz, alegría, ternura, esperanza,
misericordia…- sirven para hacer la exégesis del misterio de la Navidad. Que
su contenido llegue, como caricia del Dios hecho hombre, a todos vosotros,
singularmente a quienes están más necesitados de experimentar su calor: los
pobres y marginados, los encarcelados, los enfermos, los que se encuentran
solos, los que no tienen ni siquiera trabajo…Desde la memoria del corazón,
ante la cuna de Belén, en la Eucaristía de la Noche Buena, os tendré a todos
muy presentes”.
Carta a los niños – Navidad de 1996
Llega la Navidad y no quiero perderme la cita que tengo con vosotros.
Estos días, la alegría desborda nuestro corazón. Deseo ardientemente que
cada palabra y cada frase estén llenas de calor y cariño, el mismo que
propagáis todos los miembros de la Infancia Misionera.
Quiero yo, también, ser como un niño y tener los ojos abiertos y
transparentes para descubrir la cruda realidad en la que viven los niños del
tercer Mundo.
Quiero poseer un corazón ardiente, que se deshaga en amor por todos
los pobrecitos, aquellos que han tenido la mala suerte de nacer en la miseria.
192
Quiero que mis manos siempre estén abiertas, para dar y recibir, para
acoger y acariciar.
Quiero unos pies ligeros y disponibles para correr veloz, como los
atletas, y poder llevar la Buena Noticia de Jesús a todos los ligares.
Este año, la Obra de la infancia Misionera nos dice: ¡Abrid las manos!
(…) Mirad las manos de los misioneros cómo llevan la felicidad. Son como el
ángel de Belén, que anuncia a los pastores la gran Noticia del Nacimiento de
Jesús. Sus manos siempre están abiertas para repartir medicinas, cultura y
amor. Os invito a extender vuestras manos hacia el cielo, al igual que Moisés
en el desierto, para acompañar con vuestra oración el trabajo del misionero.
Dentro de unos días, comenzaréis a diseñar la Hucha del Compartir.
Llena de colores vivos, como los del amor. (…) Cuando veo la generosidad
de muchos niños de nuestra diócesis, siento una alegría especial. El año
pasado -1995- depositasteis a los pies de Jesús la bonita cantidad de tres
millones y medio de pesetas. Vuestras manos se alargaron hasta los rincones
más alejados del mundo, para compartir con aquellos niños de los que nadie
se acuerda.
Os animo a seguir descubriendo a Jesús en la imagen de los niños que
tienen sed de Dios y hambre paz, Quiero dar gracias a Dios por mis manos,
porque ellas me han dado oportunidad de ponerme en contacto con vosotros.
Quiero dar gracias por las manos de vuestros padres que acarician, por todas
las manos que prolongan las manos mismas de Dios.
¡Feliz Navidad a todos! Que la caricia de Dios llegue al rostro de todos
los niños del mundo.
Vuestro amigo.
Carta a los niños - Navidad de 1997
Ya llega a nosotros el eco de la Navidad (…) En el templo y en el
colegio se ensayan villancicos y en nuestras casas el Belén nos prepara el
ambiente para celebrar el nacimiento de Jesús. ¡Qué alegría por todas partes!
Si no fuera por la “tele”, el colegio o la catequesis, creeríamos que todo el
mundo disfruta de la Navidad. Pero las cosas no son así. Mirad, Rodrigo es un
“niño de la calle”. No tiene casa, vive entre cartones en una cloaca. De vez en
cuando sale a la calle para encontrar comida. Le han dado muchas
palizas…Rodrigo es uno más entre miles de niños. Hay una pregunta que nos
193
quema el alma: ¿Qué será de Rodrigo y de los miles de “niños de la calle”?
Como niños misioneros, os invito a tener los “OJOS ABIERTOS” para
descubrir la dura realidad: porque son cuarenta mil los pequeñitos que mueren
diariamente de hambre: cerca de doscientos millones de niños, en lugar de ir a
la escuela, son obligados a trabajar. Y más de trescientos mi niños fueron
movilizados, en los últimos años, para participar en guerras. Esta situación
nos recuerda el nacimiento del Hijo de Dios en el Portal. También los
habitantes de Belén le negaron una habitación para nacer.
Los misioneros dedican su mayor esfuerzo para atender a los niños en
escuelas y orfanatos. Toda su misión es hacer feliz a la gente. Y no hacen
más, por falta de medios. (…) Como amigo de Jesús sueño con un mundo
feliz en el que los niños tengan un hogar, escuelas, iglesias, juegos, y risas.
Tengo una gran esperanza en vosotros. Sed misioneros del amor, como
Jesús. Tened vuestros “PIES LIGEROS” para servir a los demás. Y anunciad,
con todas vuestras fuerzas, que Jesús es la alegría del mundo”.
Navidad de 1998
En estas fiestas navideñas, Mons. D. Ciriaco Benavente se acerca a las
personas, ofreciéndoles un fraterno mensaje:
- A los misioneros
“Vuelve un año más la Navidad con su dulce sabor a ternura de Dios.
Aunque nos separen miles de kilómetros, os sentiremos muy cerca del
corazón en estos días a quienes andáis por esos mundos de Dios partiendo el
pan de la esperanza, haciendo efectivo el encargo pascual que el Señor nos
confió a todos los pueblos. (…) Nos da mucha alegría cuando, de paso o para
reponer fuerzas, nos visitáis algunos de vosotros. Ojalá pudiéramos también
nosotros visitaros uno a uno en el tajo, donde vais entregando, con tanta
generosidad, la ilusión y la vida. (…) Vuestro obispo y
hermano en la fe pedirá para todos vosotros, junto al pesebre de Belén, una
feliz y santa navidad” (Navidad de 1998).
- A los diocesanos
A vosotros os escribo por exigencias del corazón. Hubiera querido
hacerlo de manera personal, larga y tendida. Perdonad que mi felicitación os
llegue en letra impresa (…) Os escribo porque siento la necesidad de
expresaros mi admiración y gratitud, de deciros que os quiero y que, en estos
días, os recordaré muchas veces ante el niño de Belén. Y junto a la
194
felicitación, un deseo para que la felicidad sea plena. A los sacerdotes, mis
inmediatos colaboradores a quienes me une un especial lazo de fraternidad, os
deseo que el niño Dios os renueve la ilusión para seguir siendo servidores
alegres de aquella esperanza que en la fragilidad e impotencia de un recién
nacido se encendió en la Navidad. Y junto a vosotros un recuerdo especial
para vuestras madres y padres (…)
- A los miembros de la vida consagrada
Os deseo que el Dios-Niño, que se desposó con la humanidad en
humildad y pobreza, os inunde de alegría y sostenga en el testimonio de
vuestra vida pobre, virginal y entregada (…)
- A los cristianos laicos:
Considero un don de Dios que el modesto número de habitantes de la
Diócesis permita al obispo, después de unos años, conocer personalmente a
quienes componéis las fuerzas vivas de base de nuestra Iglesia en sus
múltiples tareas y en medio de las realidades temporales, porque sois
conscientes de que la evangelización es también cuestión y tarea vuestra. Os
deseo que sigáis encarnado el Evangelio en vuestra vida y en el mundo que os
rodea; que como los pastores de Belén (…) contéis a todos la Buena Nueva
que lo será para todo el pueblo: “que en la ciudad de David os ha nacido un
Salvador, que es Cristo el Señor” (Lc.2,11).
Quisiera que la Navidad llevara consuelo y esperanza, sobre todo, a los
que están solos, a los enfermos, a los que habéis perdido el trabajo y, quizá,
hasta la esperanza. Porque en la Navidad se manifestó la compasión del Dios
que, desde el pesebre a la cruz, hizo suyas la pasión, el dolor y la cruz de
todos los hombres, para transformarlos, al tercer día, en pascua de gloria. (La
religión no nació del miedo, sino del asombro ante la realidad. El cristianismo
nació de un asombro aún mayor: “de la sorprendente novedad, que trastorna
toda lógica humana, de un Dios que siendo omnipotente ofrece como señal la
Salvación: “un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre” (Navidad-
1998).
* El Tiempo Litúrgico de Cuaresma
- En el año 1997, Mons. D. Ciriaco Benavente escribe una nota pastoral
en torno al tiempo litúrgico de la Cuaresma. En ella dice: “En el dintel de la
Cuaresma aparece la palabra conversión. ¿Qué significa esta palabra con la
que Jesús, nada más iniciar su vida pública, empieza a hablar a los hombres,
195
con la que hoy nos invita a entrar en su seguimiento, a dejarnos evangelizar
de nuevo? La expresión original -“metanoia”- quiere decir revolución
mental” (…) La revolución a la que Jesús nos invita es ante todo interior y
contra nosotros mismos. Él no empezó, como muchos esperaban, predicando
una guerra santa contra los paganos que ocupaban Palestina. Comenzó
gritando: ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos…! Las campanas de cuaresma
suenan, sobre todo, para los de casa: “Convertíos y creed en el evangelio”
(…) No nos dice sólo qué hemos de destruir, sino, sobre todo, qué hemos de
construir. Convertirse es desprenderse de los autoengaños con los que
justificamos nuestras mediocridades, descentrarse de sí mismo para centrarse
en cristo, en quien descubrimos la novedad del Reino y la verdad más limpia
del hombre, creer en los valores hondos del evangelio (las bienaventuranzas,
el amor, el perdón…) y basar en ellos nuestra propia vida… No es tarea fácil.
Se necesita el coraje de Jesús y su fidelidad al Padre para rechazar
resueltamente los sutiles engaños del Tentador, el padre de la mentira, como
le define el evangelio.
La cuaresma postula un sano y curativo ejercicio de oración, de ayuno y
de limosna. La oración nos ayuda a encontrarnos con Dios y con nosotros
mismos, a sintonizar con su voluntad salvadora. El ayuno (…) nos recuerda
que “no sólo de pan vive el hombre”. La limosna. Más que ayuda paternalista
a pobres inferiores, enseña a desprendernos del ídolo más poderoso, el dinero,
y facilita la solidaridad con nuestros hermanos. Ya sé que “oración, ayuno y
limosna” no son palabras de moda. Pero intentadlo, comprobaréis cuán atado
y esclavo está nuestro corazón y cuán saludables y liberadores son estos
ejercicios” (febrero, 1997).
- En el año 2000, escribió Mons. D. Ciriaco Benavente una nota
pastoral para ayudar a los diocesanos a vivir con autenticidad el tiempo
litúrgico de la cuaresma, que es tan importante para el cristiano. De esa nota,
insertamos aquí lo siguiente: “Entramos en la cuaresma bajo el signo humilde
la ceniza, con la invitación exigente a la conversión. (…) Por el Bautismo nos
incorporamos a Cristo para vivir una vida nueva. Sin embargo cuando nos
asomamos al pozo interior de nosotros mismos, en vez de descubrir el agua
limpia que refleja la imagen de Dios que somos, nos encontramos con el río
revuelto, donde chapotean entre el lodo los siete pecados capitales del viejo
catecismo (…) Jesús vino para que los hombres tuvieran vida y vida en
plenitud. Como presencia encarnada de la misericordia del Padre se preocupó
de la sed y del hambre, sanó cegueras y parálisis, dio pan a los hambrientos,
y hasta vida a algún muerto. Pero se proclamó a sí mismo como el agua viva,
196
la luz, el pan vivo, la salud, la vida y la resurrección: como el que tenía poder
para saciar las necesidades más profundas y más altas del corazón humano.
Estamos llamados a caminar como hijos de la luz, miembros del Cuerpo de
Cristo, hermanos unos de otros. Pero el pecado, que es el mal con dimensión
teológica, en cuanto ruptura con el proyecto nupcial de Dios con la
humanidad, todo lo trastorna y lo enturbia.
La Cuaresma, tiempo de conversión, de cambio de corazón y de mente,
viene acompañada de tres medios al alcance de todos: la oración, el ayuno y
la limosna.
Orar es dejarse mirar por Dios el corazón y las entrañas, examinar
nuestra vida a su luz, escuchar su palabra que anuncia y denuncia, que saja y
cauteriza. Es revisar nuestra vida a la luz del proyecto divino. Es pedir su
ayuda para romper la coraza tras la que nos escondemos.(…) Orar es volver a
Dios el corazón para agradecer sus dones, para proclamar su misericordia y
alabar su bondad y belleza infinita.
La limosna es compartir. La limosna verdadera, la que no es un puro
simulacro de solidaridad, nos hace signo de lo que debe ser el mundo cuando
las relaciones se definen en términos de comunión y de fraternidad.. la
limosna nos alienta a configurar la vida desde la misericordia y la gratuidad,
nos sensibiliza a favor del cambio social y la justicia en la distribución de los
bienes del mundo.
El ayuno nos introduce en el difícil aprendizaje de la austeridad, y, en
un mundo en el que tantos medran a base de crearnos necesidades, nos hace
descubrir que la llave de la felicidad no está en tener cada vez más cosas, sino
en saber contentarse con lo necesario” (marzo de 2000).
- En el año 2001, al llegar la Cuaresma, el obispo exhorta a los
diocesanos a vivir de forma cristiana este tiempo litúrgico que el Señor nos
concede. Y nos vuelve a recordar los medios que la iglesia nos propone.
Orar es encontrarnos con Dios, darle espacio en nuestra vida. El olvido
de Dios nos da una visión plana y sin trascendencia de la realidad, nos hace
autosuficientes y desgraciados, únicos dueños de nosotros mismos y de la
realidad. La oración nos permite escuchar la palabra que acaricia, que anuncia
y denuncia, que saja y cauteriza. La oración nos ayuda a romper la coraza tras
la que nos escondemos.
El ayuno nos introduce en el difícil aprendizaje del autodominio y de la
austeridad. En un mundo en que los grandes intereses económicos medran a
197
base de crearnos necesidades ficticias, la austeridad nos enseña que la
felicidad no viene de fuera, sino de dentro y que, en la medida en que la
hacemos depender de más cosas, somos más infelices porque está más
amenazada. El ayuno puede convertirse en una formidable cura de
adelgazamiento para recuperar silueta de hondura, libertad y solidaridad (cf.
Is. 58,1-9).
La limosna no es paternalismo. Nos habla de compasión y misericordia.
No es un simulacro tranquilizante de solidaridad. Nos ayuda a ser signo de lo
que debería ser el mundo cuando se construye en términos de comunión y
fraternidad; nos alienta a configurar la vida desde el compartir y no desde el
acaparar; nos sensibiliza a favor del cambio social y de la justicia en una
sociedad en que el bienestar y el derroche de unos pocos se hace a costa del
hambre y la miseria de muchos.
Oración, misericordia y austeridad, practicadas conjuntamente,
producen un efecto combinado y múltiple: la oración fortalece para dominar
el egoísmo; la misericordia hace el corazón más sensible a la oración; la
austeridad enseña a someter las pasiones, hace que brote mas espontáneo el
desprendimiento y que fluya más verdadera la oración” (marzo, 2001).
- En el año 2002, D. Ciriaco manifiesta que la Iglesia nos sigue
ofreciendo la Cuaresma como “un tiempo de gracia para renovar en santidad a
sus hijos. Es el retiro anual que nos da la oportunidad de encontrarnos con
Dios, con nosotros mismos, con los otros, sin maquillajes ni autoengaños, en
sinceridad y verdad. Hay que caminar con Jesús al desierto. En el desierto ser
vive de lo esencial. En la soledad maduran las palabras, aprenden a hacerse
verdaderas. En la soledad madura el hombre y aprende a crecer para dentro.
(…) Frente a la frivolidad, la autosuficiencia, el consumismo y el
individualismo, el Evangelio nos ofrece tres medios, tres provisiones para
hacer con éxito el camino cuaresmal: la oración, el ayuno y la limosna. La
oración abre el corazón a Dios; el ayuno nos educa en la austeridad, nos
enseña a vaciar el corazón de egoísmos; la limosna nos ayuda a configurar la
vida desde la misericordia y la solidaridad. Tres medios para abrirnos al
encuentro con nosotros mismos, con los otros, con el Otro”.
* La Misa Crismal en la Catedral de Coria
- En el año 2000, el Obispo escribe: “El significado litúrgico de este día
nos remite a todos los ordenados a una celebración que es memorial y
presencia de la institución del sacerdocio ministerial al servicio del Pueblo de
198
Dios. La renovación de las promesas sacerdotales ante nuestros hermanos
laicos y religiosos, no es un gesto puramente formal. En medio de la
celebración eucarística, centro y culmen de la vida cristiana, ponemos en
juego nuestra propia existencia sacerdotal renovando la entrega y fidelidad al
ministerio recibido. Lo hacemos con la conciencia de gratitud al Señor que,
con la fuerza de su Espíritu, nos configuró con su ser de Pastor, Cabeza y
Esposo único y permanente de su Iglesia”.
- De nuevo en el año 2002, el Obispo publica una catequesis en torno
a la Misa Crismal que se celebrará, Dios mediante, en la Catedral de Coria.
Invita a todos los sacerdotes a participar en ella. “Sabéis que se trata de una
celebración muy especial para toda la diócesis, pero de modo particular para
nosotros los presbíteros y diáconos. La bendición de los óleos y, sobre todo, la
consagración del santo crisma, que luego se distribuye por toda la diócesis,
hace reconocernos a todos los cristianos como un pueblo sacerdotal, de
ungidos por el mismo Espíritu Santo. La proximidad del Jueves Santo y el
recuerdo de la institución de la Eucaristía y del ministerio sacerdotal es
ocasión propicia para expresar la unidad de nuestro ministerio en torno al
obispo y para renovar los compromisos asumidos el día de la ordenación. La
solemne concelebración nos ayuda a sentir y vivir de manera especial la
realidad de nuestra pertenencia al presbiterio.
Os invito a todos, también a los religiosos presbíteros, que formáis
parte del Presbiterio Diocesano, a participar en la Misa Crismal y a renovar
los compromisos de la ordenación. Nos alegrará contar con vuestra presencia.
A algunos presbíteros os ha acompañado otros años una representación de
vuestros fieles. Sabed que nos alegra mucho que vengan. Para ellos también
es significativa la celebración, como decía” (Abril, 2002).
- En el año 2004 Mons. D. Ciriaco convoca de nuevo a los presbíteros
diocesanos a participar en la Misa Crismal porque “necesitamos escuchar
estas palabras pronunciadas por Jesús en el cenáculo para refrescar nuestra
identidad. En nuestra pobre humanidad quiere Jesús prolongar la suya. En
cada Eucaristía, en cada sacramento, la voz será nuestra, pero las palabras son
siempre de Él y lo son para la comunidad. Tal identificación nos exige
encarnar en nuestras pobres entrañas sus entrañas de Buen Pastor, dispuestos
a dar la vida. Por eso en este día nos entrega también a cada uno una toalla y
una jofaina para que sigamos lavando los pies cansados y heridos de nuestros
hermanos.(…)
Celebremos la Eucaristía con fervor, adorémosla con devoción,
199
dispensémosla con disponibilidad, sobre todo a los enfermos. En la medida en
que sintamos este asombro, seremos capaces de comunicarlo y de lograr que
sea auténtico centro vital de nuestras comunidades”. (…) El Señor nos
pregunta si le amamos. La fuerza de nuestro ministerio se sustenta en su
amistad y en una confianza inquebrantable en su amor.(…) Nada hagamos en
solitario. Superemos todo lo que nos separe y divide. (…) permitidme que os
recuerde la sagrada obligación de despertar vocaciones. Invitad con sencillez
a los jóvenes a seguir a Jesús en la vida sacerdotal. El mejor medio de
agradecer al Señor nuestra vocación es suscitar jóvenes que asuman nuestro
relevo” (abril 2004).
- En la Misa Crismal del año 2005, el Obispo nos ofrece una amplia y
hermosa en la que afirma:
“Como en los encuentros de familia, quiero empezar recordando a
quienes echamos de menos: a los hermanos sacerdotes ancianos o enfermos, a
nuestros misioneros. Y, muy especialmente, echamos de menos a los
hermanos fallecidos en los últimos años. Su falta nos sigue doliendo, aunque
estamos seguros que, desde la casa del Padre, se sienten unidos a nosotros e
interceden por nuestra Iglesia. Nos alegra que nos acompañéis un número
significativo de religiosas y fieles. Vuestra presencia y amistad nos conforta:
venís para apoyar con vuestra oración la renovación de nuestros compromisos
sacerdotales. ¡Gracias!
El Jueves Santo nos traslada espiritualmente al Cenáculo. En el
Cenáculo queremos sentir la presencia viva de Jesús en medio de nosotros,
sentirnos alentados por él. Lo necesitamos. No son momentos fáciles para
nuestra Iglesia ni para cada uno de nosotros, los evangelizadores
“Al comienzo de curso nos fijamos un programa ambicioso: cuidar la
iniciación cristiana. Lo hacíamos después de constatar que somos una Iglesia
débil en su misión evangelizadora y débilmente evangelizada. Es verdad que
nuestra Iglesia cuenta con un número importante de creyentes motivados y
comprometidos. No faltan en ninguna parroquia. Son el núcleo central y más
vivo de nuestras comunidades. Nos conforta su adhesión viva a Jesucristo, su
servicio a la comunidad cristiana, la generosidad de su entrega y su
testimonio. Contamos también con un grupo todavía numeroso de cristianos
practicantes, aunque resulta patente y preocupante la débil presencia de
jóvenes. Al ser éstos el grupo más numeroso contribuyen decisivamente a la
creación de la imagen social de la Iglesia. Pero la influencia del ambiente
200
cultural actual se deja sentir cada vez más en los criterios, la sensibilidad, el
comportamiento y la adhesión eclesial de bastante de ellos. Abundan también
los practicantes ocasionales. Sus lazos con la Iglesia con ya muy débiles. Su
práctica religiosa queda reducida a algunos momentos especiales: el bautismo
de sus hijos, la primera comunión, el matrimonio o los funerales. Sus criterios
no se diferencian significativamente de los del conjunto de la sociedad.
Insensiblemente van engrosando el grupo de los indiferentes. Más que creer
en Dios, creen que “algo tiene que haber”. Son católicos nominales, pero sin
Iglesia, sin Cristo Salvador, sin la presencia del Espíritu, sin Dios Padre (cf.
Pastoral de los Obispos Vascos. Marzo, 2005) (…).
Debido a esta situación (…) nos propusimos atender a la iniciación
cristiana como objetivo prioritario de la diócesis. La iniciación cristiana es el
proceso de evangelización y catequesis por el que un creyente se incorpora a
Cristo y a la nueva vida de la salvación en el seno de la Iglesia. Esto no es,
como sabemos, tarea de un momento. Supone ir dando a conocer de manera
viva el Mensaje cristiano, los contenidos fundamentales de la fe transmitidos
por al Iglesia; ir insertando a la persona en la celebración litúrgica de la
comunidad cristiana; ir introduciéndola en la experiencia de oración; procurar
que ésta se vaya ejercitando en las virtudes y el modo de vivir cristiano, que
vaya incorporándose a la tarea evangelizadora de la Iglesia, que aprenda a
llevar la justicia y la caridad de Cristo a las relaciones entre los hombres y a
todas las actividades humanas, en la situación cultural y social de nuestros
pueblos. Es un proceso que se dirige a los adultos no bautizados, pero también
a los adultos que recibieron el bautismo de niños y también a los niños y
jóvenes. Es una tarea que nos pide mucho más que limitarnos a cumplir. Nos
pide saber acoger a las personas donde están y como son; vivir lo que
anunciamos, ser maestros de oración y en la celebración; tener una fina
sensibilidad para hacer sensibles a nuestros fieles a los gozos y angustias de
nuestros hermanos.
Difícilmente lograremos el objetivo si descuidamos la experiencia de fe
en nosotros mismos; si difuminamos los contenidos nucleares de la misma; si
olvidamos las leyes del seguimiento; si reducimos la fe a ética; si no
cuidamos la comunión y no contribuimos a ser creadores de comunión en la
Iglesia; o si confundimos la radicalidad evangélica con el rigorismo. La
Iglesia ha de ser secular, no mundana. Ser secular significa estar en el corazón
del mundo, ofrecer al mundo el mensaje, la salvación y la fuerza
humanizadora del evangelio. Ser mundana, por el contrario, significa acomo-
darse a los criterios, actitudes y comportamientos vigentes en la sociedad,
201
desviándose de los del evangelio y de la novedad radical que supone el
encuentro con Jesucristo. (…) Nos toca vivir una prueba dolorosa, un desafío
colosal; pero Juan Pablo II nos ha recordado que “la historia presente no está
cerrada en sí misma, sino abierta al Reino de Dios. No se justifica, por tanto,
ni la desesperación ni el derrotismo”. El Espíritu sigue actuando en el mundo.
Él nos precede”. Quizás se nos esté haciendo una llamada fuerte no tanto al
activismo propio de quien cree que todo depende de él, como a la conversión,
a contar mucho más con Él (…) en esta tarea andamos. En ella debemos y
queremos seguir, sin desánimos, con paz, asumiendo la parte de cruz que
comporta la hora actual, comunicando aliento, serenidad y esperanza a
nuestros fieles. Así acreditamos que creemos en la resurrección y que la
historia está abierta a la escatología (cf. Carta de los Obispos vascos, BOO,
marzo-abril 2005;322-329) (…) Termina el Prelado diciendo: “pedid
hermanos religioso y laicos al Señor que envíe obreros a su mies, porque la
tarea es mucha y los operarios escasos. Orad también ahora por mis hermanos
y por mí para que seamos fieles al ministerio confiado” (abril, 2005).
* Guías de Semana Santa de Coria y de Cáceres
El Obispo hace la presentación escrita de las “Guías de Semana Santa”
de Coria (v.c., año 2000), de Cáceres (v.c., año 2002), así como de algunas
cofradías (v.c. Ilustre Hermandad y Cofradía de nazarenos de Ntro. Padre
Jesús de la Expiración y Ntra. Sra. de Gracia y Esperanza; año 2001). Nos
gustaría consignar aquí todas, pero no nos es posible; esperamos que lo
comprendan. Les ofrezco estas exhortaciones pastorales que el Obispo ofrece
en las citadas Guías:
En primer lugar, exhorta vivamente a que a “reavivar la fe, atizar el
fuego religioso en el corazón de los cofrades, cultivarlo durante el año por la
participación en la Eucaristía dominical, la oración personal y el compromiso
apostólico”; más aún, nos invita a que “nos dejemos evangelizar por el
lenguaje emotivo y luminoso con que nos hablan las imágenes de la Semana
Santa”.
En segundo lugar, agradece a las Cofradías: “su precioso servicio”, “el
tesón y el buen hacer de nuestras Cofradías bien merece la gratitud de todos”;
y dice “las Cofradías de Coria, jóvenes todavía en años casi todas ellas, son ya
maduras por la prestancia y dignidad que imprimen en la Semana Santa de la
capital diocesana. Que su buen hacer, acreditado en la piedad, orden y belleza
de sus procesiones, encuentre, cada vez más intensamente, con la expresión
202
elocuente de sus “pasos”.
A) En la presentación de la Guía de la Semana Santa de Coria
En cada Guía de la Semana Santa, el Prelado de la Diócesis hace una
exquisita y profunda presentación pastoral de la Semana Santa. Les invito a
leerla y meditarla sin prisas.
- Semana Santa del año 2000
“Me alegra y bendigo la feliz iniciativa de crear la Unión de Cofradías
de la Semana Santa de Coria. “Cofradía” dice fraternidad, y la fraternidad es
tanto más verdadera cuanto más se comparte. Las procesiones son una
excelente catequesis que mueve y conmueve. La fraternidad expresa el
misterio de la comunión que es la Iglesia”. “La Semana Santa de este año
coincide con el Gran Jubileo de los dos mil años de la Encarnación de N.S.
Jesucristo. Que al celebrar y escenificar los misterios que nos dieron Vida,
sintamos, agradecidos, asombro y estremecimiento ante un Dios que “tanto
amó al mundo que le entregó a su propio Hijo…, para que los hombres
tuvieran vida y Vida en plenitud”.
- Semana Santa del año 2002
“A través de este Programa de Semana Santa que ha preparado con
primor la Unión de Cofradías de Coria, os envío un cordial saludo a todos los
corianos y a quienes, en los días de la Semana Santa, visitarán nuestra ciudad.
(…) En Semana Santa Coria se conmueve, y cuando un pueblo se conmueve,
su fibra religiosa se aviva y aflora lo mejor de sí mismo. La Semana Santa es
celebración litúrgica y representación popular. La liturgia, que alcanza su
culmen en la Vigilia Pascual, actualiza sacramentalmente los misterios de la
pasión, muerte y resurrección del N.S. Jesucristo; los hace contemporáneos
nuestros con toda su fuerza santificadora a fin de incorporar en el dinamismo
de la Pascua de Cristo a todos los miembros de su cuerpo. (…)
La unión de las Cofradías de Coria, y cada una de ellas, viene
realizando una admirable labor a favor de la Semana Santa. (…) Os invito
todos los fieles cristianos de Coria a participar en las celebraciones
litúrgicas”.
- Semana Santa del año 2003
203
El Obispo de Coria-Cáceres enseña: “Soy testigo de que en Coria, en
los últimos años, la liturgia se vive con más intensidad y fervor, y que sus
procesiones han ganado en expresividad y belleza. Desde el pórtico de este
programa de la Semana Santa del 2003, tan primorosamente editado, invito a
todos los corianos a participar activamente en las celebraciones litúrgicas del
Triduo pascual y, singularmente, en la Vigilia Pascual”.
- Semana Santa del año 2004
La ciudad de Coria se dispone, con toda la Iglesia a celebrar la Semana
Santa, sintonizando con hondura y sinceridad con los sentimientos de Cristo
en su Pasión y Muerte. En la Vigilia Pascual los creyentes se sentirán
iluminados por el resplandor de la resurrección y visitados por la alegría que
de ella brota. Poco entenderíamos del acontecimiento trágico de la Pasión,
Muerte y Resurrección del Señor si no descubriéramos en su mismo núcleo el
misterio de un amor inefable, que vence al egoísmo y a la muerte. Amor de
fidelidad al Padre y amor de generosidad para con los hombres. Amor que
limpia, regenera y abre el más grande ventanal a la esperanza para la
humanidad. (…) Y junto a la liturgia, como admirable complemento, los cada
vez más cuidados desfiles procesionales por las rúas caurienses, cuyo sabor e
historia evocan sin esfuerzo las de Jerusalén.(…) Hay que agradecer a los
sacerdotes y a cada una de las Cofradías el esmero con que preparan la
Semana Santa de Coria. (…)
La Semana Santa es una ocasión excelente para manifestar
públicamente nuestra fe en el templo y en la calle, como miembros de la
Iglesia y seguidores de Jesucristo. La fe no es una realidad clandestina y
vergonzante, Es sencillamente manifestar respetuosa y públicamente lo que
somos y queremos ser.
- Semana Santa del año 2005
En este año, el Prelado pone de relieve que la Semana Santa está
experimentando algunos riesgos que es necesario evitar. Uno de ellos es:
“convertir los signos cristianos en expresiones de una vaga y confusa
religiosidad natural. Así, nuestras celebraciones cristianas dejarían de ser
memoria, instrumento y profecía de salvación para convertirse, por ejemplo,
en unas simples fiestas de primavera. A los promotores de esta interpretación
no les molesta que se siga con los signos cristianos, con tal de que se
204
desvinculen de toda relación con un Dios personal, de las exigencias éticas
que tal relación comporta y de su condición de expresión netamente eclesial.
(…) Sólo los cristianos tenemos motivos, y Dios quisiera que fuerzas, para
que nuestras manifestaciones religiosas sean lo que deben ser”.
- Semana del año 2006
Se equivocaría el crítico de turno que no viera en las procesiones sino
una “movida” más, piadosa en este caso, o un puro folclore religioso. Tengo
testimonios fehacientes de que, en no pocos casos, una procesión, una
imagen, han tocado las entrañas del alma y han ablandado los rincones más
endurecidos del corazón humano. En un contexto de alarmante ignorancia
religiosa en las nuevas generaciones, las procesiones de la Semana Santa son,
además, una catequesis elocuente de los hechos que más han marcado la
cultura y el arte de Europa y de buena parte del resto del mundo en los veinte
últimos siglos…
B) En la presentación de la Guía de la Semana Santa de Cáceres
Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos presenta también la Guía de la
Semana Santa que se celebra en la ciudad de Cáceres. Ofrecemos algunos
testimonios:
- Semana Santa de 1992
“En la Guía de la Semana Santa Cacereña, el Obispo nos ofrece una
catequesis sobre la Semana Santa válida para todas las cofradías. Entre otras
cosas, dice: “En la Semana santa, los cristianos celebramos los misterios
centrales de la nuestra fe: la pasión muerte y resurrección de Nuestro señor
Jesucristo. Desde el Domingo de Ramos hasta el estallido jubiloso del
Aleluya pascual vamos a vivir, concentrado en la densidad de unos pocos
días, todo el misterio de Cristo, que luego, a lo largo del año, irá desplegando
la liturgia en las fiestas del Señor y de la Virgen, en el triunfo de los santos.
Pero lo que rememoramos sacramentalmente en la liturgia (…) salta
también al exterior de nuestros templos desbordando la densa austeridad de
los ritos, se viste de ropaje popular en los múltiples desfiles procesionales que
recorren nuestros pueblos y ciudades. La teología sale a la calle, se hace
expresión plástica, penetra por los sentidos, toca el corazón. Liturgia y
paraliturgia son como flujo y reflujo que mutuamente se enriquecen para
205
acercarnos al misterio redentor que salva al mundo.
Volveremos, un año más, a sentirnos conmovidos ante el rostro
lacerado de Jesús, ante la soledad hondísima de la Virgen Dolorosa, mientras
contemplamos sus imágenes, prodigio de realismo, perfilándose en la
oscuridad de la noche, mecidas al golpe rítmico de los báculos de los
costaleros. Nos correrá por el cuerpo un escalofrío de emoción contenida al
escuchar los cantos penitenciales, el quejido largo de una saeta, rasgando el
silencio de la madrugada. (…)
Pasión, muerte y resurrección: la mayor denuncia del pecado del
mundo, la más alta expresión del amor que vence siempre a la injusticia y a la
muerte, la prueba más elocuente de la misericordia entrañable de Dios para
los hombres.
Pasión, muerte y resurrección, que nos incardinan en el dolor y en la
esperanza de todos los crucificados de la historia, convocándonos y
provocándonos a una solidaridad efectiva con la procesión, tal eral, de la
humanidad sufriente, con la que seguimos encontrándonos en cualquier rincón
del mundo, en al vida de cada día”.
La Unión de Cofradías de Cáceres, al ofrecernos con esmerada
preparación la Guía de la Semana Santa Cacereña, de este año de 1992, nos
invita a sumarnos a estas bellísimas manifestaciones religiosas de las que es
protagonista. Que Dios le pague tan buen servicio a la fe y a la cultura de
nuestro pueblo”.
- Semana Santa, 1994
“Volvemos, un año más, a celebrar la Semana Santa, los misterios de la
pasión, muerte y resurrección de N.S.Jesucristo, misterios de nuestra
Salvación. Las Cofradías Penitenciales de la ciudad de áceres se aprestan con
diligencia, un año más, a preparar sus “pasos” para ofrecernos, a residentes y
visitantes, el espectáculo admirable y estremecedor de sus desfiles
procesionales por el marco incomparable de las rúas cacereñas. La belleza y
plasticidad de las imágenes, mecidas rítmicamente por los costaleros, la
armoniosa conjunción de sonidos de timbales y trompetas taladrando el
silencio de la noche primaveral, la policromía de los hábitos de las
cofradías…, con ser un impresionante folclore religioso y reclamo turístico,
son mucho más que eso. Son, ante todo, expresión externa elocuente de los
misterios que la Iglesia rememora y actualiza en sus celebraciones litúrgicas
y, por lo mismo, una sugerente catequesis audiovisual para el pueblo
cristiano.
206
Cada año, en la Semana Santa, nuestra sociedad secularizada, marcada
por el pragmatismo de los valores técnicos y económicos, se siente
interpelada por imágenes que gritan un misterio de entrega gratuita hasta la
muerte, por el anuncio de una esperanza que trasciende la muerte y proclama
el triunfo del amor y de la vida. El Hijo de Dios hecho hombre ha muerto por
nosotros y para nosotros ha resucitado. Él es nuestra salvación; en él está
nuestra esperanza.
Luego, a lo largo del año, cofrades y no cofrades tendremos que seguir
profundizando y viviendo las consecuencias para la vida personal y social. El
cristiano se acredita como tal no en el entusiasmo de un día, sino en el
seguimiento de Aquel que nos dijo: “El que quiera ser discípulo mío que tome
su cruz y me siga”.
La cruz que nos invita a cargar con Él, por la “Vía Dolorosas” de la
historia, es la cruz del amor generoso, la del servicio a los hermanos, la del
compromiso con todos los crucificados por la marginación, la violencia o la
pobreza; los nuevos crucificados por el pecado del mundo. Cruz que implica
fidelidad a las exigencias que el seguimiento de Jesús, “camino, verdad y
vida” comporta (enero, 1994; BOO, febrero, 19094; 125-126).
- Semana Santa de 1997
En esta Guía, publicada por la Unión de Cofradías Penitenciales, el
Obispo escribe: “El Misterio pascual, la Muerte y Resurrección de N.S.
Jesucristo, es el acontecimiento absolutamente central para el cristiano. Todo
lo que hay de bueno, de noble y de bello en el Cristianismo tiene su razón y
su fuente de energía en este acontecimiento. Si Cristo no hubiera muerto y
resucitado, ni la fe, ni la Iglesia, ni el mismo Cristo tendrían relevancia
salvífica, y nuestra esperanza no sería más que una ilusión. A través del velo
de los signos y de los gestos litúrgicos, la Iglesia no sólo recuerda, sino que
actualiza sacramentalmente este misterio. La liturgia nos permite vivir en
contemporaneidad sacramental con los acontecimientos que, en la primavera
de hace veinte siglos, tuvieron lugar en Jerusalén.
La Semana Santa popular de nuestras procesiones penitenciales es una
forma bella, emotiva y plástica que evoca, provoca y convoca al recuerdo de
aquellos hechos que celebra y actualiza la liturgia. Para esto nacieron las
procesiones como complemento catequético para el pueblo sencillo,
imprescindible entonces, cuando éste ya no entendía ni la lengua ni el leguaje
207
de los signos litúrgicos”.
- Semana Santa de 2001
“La Hermandad de Penitencia y Cofradía de Nazarenos de Nuestro
Padre Jesús de la Expiración y Nuestra Señora de Gracia y Esperanza, vuestra
Cofradía y mi Cofradía, porque me hicisteis el honor de nombrarme hermano
Mayor de la misma, me pide unas líneas para la revista. Lo hago con mucho
gusto, a la vez que hago llegar mi fraterno saludo a todos los cofrades.
Con el rito penitencial del Miércoles de Ceniza hemos entrado, un año
más, en este tiempo de conversión y de gracia que es la Cuaresma. (…)
símbolo eminente de la Cuaresma es el desierto. (…) Necesitamos como Jesús
espacios de desierto para encarar las tentaciones, para escuchar la Palabra,
para purificar nuestra vida, para adquirir nuevos ojos, nueva mente y corazón
nuevo. La oración, que facilita el encuentro con Dios, el ayuno que nos
introduce en el difícil aprendizaje del autodominio y de la austeridad, y la
limosna que nos habla de compasión y de misericordia, son los tres grandes
medios y remedios cuaresmales que nos ofrece la iglesia parta curar nuestros
olvidos, para dominar nuestras pasiones, para ensanchar nuestro corazón. Es
una saludable dieta para ganar en hondura, libertad y solidaridad. (…)
La bellísima imagen del Cristo que procesionaréis, un año más, en el
mediodía del Viernes Santo, expresará con insuperable elocuencia el dolor del
Cristo que expira dando vida.. En la mañana de Pascua el madero seco de la
cruz lucirá con el esplendor y la belleza de una rama de almendro florecida, y
el Cristo doliente presentará ya el rostro del Resucitado. (…)
Se trata de vivir el Misterio pascual para poder anunciarlo como la
Buena Noticia, la Mejor Noticia. Nos acompaña en este camino la Santísima
Virgen, Madre de gracia, manantial de esperanza, estrella de la nueva
evangelización”.
* Catequesis en torno a la Semana Santa y al Tiempo Pascual
- “Domingo de Ramos” (BOO, marzo-abril 2005, 309-311)
- “Felices Pascuas” (BOO, marzo-abril 2005; 311- 312)
- “Camino de Emaús” (BOO; marzo-abril, 2005; 313-315)
- “Buen Pastor” (BOO, marzo-abril, 2005; 315-318)
- “Tras la senda de Jesús” (BOO; marzo-abril, 2005; 318-319)
208
* Pregón de la Semana Santa. Concatedral de Santa María de
Cáceres, (1-IV-2000).
Los temas que estructuran este magnífico pregón de profunda densidad
teológica y espiritual, pastoral y de compromiso son los siguientes:
- El acontecimiento:
a) ¿Por qué muere Jesús?;
b) El Triduo Santo;
c) El Jueves Santo;
d) El Viernes Santo;
e) El Sábado Santo;
f) El Domingo de Resurrección.
- El Sacramento
- Las procesiones de Semana Santa
Velar por la identidad de la Semana Santa:
a) Semana Santa litúrgica;
b) Semana Santa solidaria;
- Conclusión.
Pueden encontrar el texto completo de esta meditación del Obispo en el
Boletín Oficial del Obispado de Coria-Cáceres; marzo, 2000; 223-239.
* Celebración de la Semana Santa en los Templos Catedralicios
- “La ciudad de Coria, en comunión con toda la Diócesis, se dispone a
celebrar un año más, en paz y concordia, su Semana Mayor, vuestro Obispo
espera encontrarse con vosotros en la solemne liturgia del Domingo de
Ramos, en la Misa Crismal, de tan honda significación sacerdotal y diocesana,
y en el Día Grande de la pascua Florida”.
- En la Concatedral de Santa María de Cáceres, preside las
celebraciones del Jueves Santo, del Viernes Santo y de la Vigilia Pascual.
* Pascua de Resurrección: felicitación Pascual”.
“Dios Padre ha rehabilitado a su Hijo, victima del pecado del mundo.
Sobre su cuerpo inerte ha infundido de nuevo el Espíritu vivificante,
pasándolo de la condición terrestre a su condición definitiva, con las
características propias del Espíritu. La última palabra no su muerte, sino su
209
Vida., Porque Él ha resucitado hay vida, hay esperanza (…). Id a anunciar la
resurrección de Jesús. Frente al miedo que encoge y paraliza, la fuerza de la
Resurrección dilata nuestra capacidad de acción y testimonio. Vueltos, como
los discípulos, a la Galilea natal, proclamemos con nuestra conducta de
hombres renovados que Cristo vive, denunciemos con nuestra palabra y con
nuestras obras todo lo que deshumaniza, trabajemos por la transformación de
nuestro entorno” (Pascua, 2000).
En la Pascua de 2003, Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos felicita de
nuevo a los diocesanos: “Finaliza el Sábado Santo. Es el día del gran silencio
de Dios. Los discípulos de la primera hora tuvieron que apurar hasta el fondo
el cáliz del fracaso al ver cómo Jesús expiraba en la cruz, mientras Dios
guardaba silencio, y una losa pesada caía sobre su tumba. Aparentemente todo
había acabado. Bajo la losa de la sepultura quedaban enterradas promesas
antiguas y recientes, ilusiones y esperanzas. La desilusión de los discípulos
me sugiere la inquietud de tantos creyentes de hoy, sumidos, ante el aparente
ocaso de Dios, como en un largo Sábado Santo. Es el Sábado Santo de la
historia: la memoria del pasado se debilita; el presente, fragmentado, resulta
desconcertante; y el futuro, tan incierto, parece engendrar más temor que
esperanza, más oscuridad que luz. Muchos llegan a preguntarse con angustia:
¿A dónde vamos? ¿hay un futuro para el hombre, para el cristianismo, para
esta Iglesia que amamos?
Nuestras preguntas han buscado complicidad y consuelo en la soledad
de María. Y cómo nos ha confortado descubrir, más allá de sus lágrimas, que
Ella, la Virgen fiel, vela en la espera. Anclada su confianza en las promesas
de Dios. (…) El Crucificado ha resucitado, sus llagas resplandecen como
rayos de sol. Dios es fiel a sus promesas. El que descendió hasta los infiernos
del pecado y de la muerte, surge triunfante. Y nos levanta con Él. Él es la
primicia. El sepulcro vacío de Jesús anuncia que, un día, todos los sepulcros
quedarán vacíos. Y los hospitales. Y las cárceles. Y los campos de
concentración. Ni el dolor, ni las bombas, ni la injusticia, ni la muerte tendrán
ya nunca la última palabra, sino el amor, la vida, “el que estaba muerto y
ahora vive”. ¡Hay un futuro para el hombre para todos los hombres, también
para los crucificados de la historia! Feliz pascua de Resurrección” (abril,
2003).
* El Año Jubilar universal- 2000
A) Carta del Obispo a los Presbíteros, Religiosos/as y cristianos laicos
210
de la Diócesis sobre el Jubileo. Destacamos lo siguiente:
“Vamos a entrar en el tiempo litúrgico del Adviento, tiempo de
preparación a la venida de N. S. Jesucristo. Con actitudes y tensión espiritual
de Adviento nos invita el Papa a vivir estos años próximos de preparación
inmediata al Gran Jubileo del año 2000, a la conmemoración de la
encarnación y Nacimiento de Jesucristo, Redentor del Hombre. Una
reparación ya iniciada con la celebración del Concilio Vaticano II, que quiso
preparar una nueva primavera de la Iglesia” (cf. TMA 18-20). De esta
preparación quiero hablaros.
Quienes sabemos lo que significa la Encarnación de Cristo para el
hombre y el mundo tendríamos que poner toda la carne en asador para
celebrar el acontecimiento. El mejor obsequio que podemos ofrecer al Señor
sería prepararnos a entrar en el tercer Milenio con una Iglesia que, a pesar de
sus dos mil años de existencia, se siente viva, vigorosa, joven, unida,
corresponsable en todos sus miembros, acuciada por el evangelio, apasionada
por ofrecer al mundo el mensaje de gracia y liberación que ha recibido de su
Señor, experta en vendar heridas y sanar corazones rotos.
Con el inicio del Adviento vamos a entrar en la fase de preparación
inmediata del Gran Jubileo. La encíclica tertio milenio Adveniente nos traza
un programa apasionante para cada uno de estos próximos tres años, un
programa que tendría que sonar como música de fondo en todas y cada una de
nuestras tareas apostólicas, en todos y cada uno de nuestros campos de
misión. Os lo recuerdo sucintamente:
* 1997: Jesucristo, Redentor del hombre. El Bautismo. La fe
* 1998: El Espíritu Santo, Señor y dador de vida. La confirmación.
La esperanza.
* 1999: Dios Padre, rico en misericordia. La penitencia. La caridad.
* 2000: Este año será el año de alabanza y gloria a la Santa Trinidad.
Estará centrado en el sacramento de la Eucaristía, fuente y culmen de la
vida de la Iglesia” (Boletín; noviembre de 1996).
B) Homilía-anuncio de la apertura del Año Jubilar
“Al comenzar el Adviento y siguiendo las disposiciones del Papa Juan
Pablo II para la Iglesia Universal, os anuncio con alegría que el próximo día
25 de diciembre, solemnidad de la Natividad de N. S. Jesucristo, inauguraré
211
para todas nuestra Iglesia diocesana el Gran Jubileo del año 2000. Lo haré en
la S.I.Catedral de Coria, a las doce de la mañana, y en la S.I.Concatedral de
Cáceres, a las seis y media de la tarde.
Cómo me gustaría que este anuncio produjera en vosotros, ya desde
este momento, un estremecimiento de júbilo.(…) En Cristo muerto y
resucitado se encuentra la clave, la cifra que descifra las preguntas más
radicales planteadas desde que el hombre es hombre. En Cristo se nos
esclarece el sentido de la vida y encontramos respuesta ante la frustración
suprema de la muerte (cf. GS 22) (…).
Año jubilar, año de júbilo, año de renovación vigorosa de la fe, año
para el reencuentro en nuestros oscuros caminos de Emaús con el que hace
arder nuestros corazones mientras nos explica las Escrituras, año para que
volvamos a redescubrir a Jesús, cada domingo, vivo, presente, resucitado y
alentador de nuestra esperanza en la fracción del pan” (diciembre 1999).
C) Apertura solemne del Año Jubilar Universal en la S.I. Catedral y en
la Concatedral. Navidad 1999.
De su homilía entresacamos los siguientes párrafos:
“Anoche el Papa atravesaba la Puerta Santa de la Basílica de San pedro
con el Evangelio en las manos. Inauguraba así, para toda la Iglesia, el Año
Santo Jubilar. Hoy, cada uno de los obispos diocesanos, después de peregrinar
al frente de su pueblo, como expresión de nuestra existencia en el tiempo y de
que somos peregrinos hacia el encuentro con Cristo en la patria celeste,
hemos repetido el mismo gesto, abriendo así en nuestras Iglesias particulares
el Año de Gracia. ¿Cuál es el acontecimiento que, acaecido ahora hace 2000
años, estamos conmemorando? El Misterio de la Encarnación. Para
acercarnos al mismo nada nos ayuda tanto como los textos litúrgicos que han
sido proclamados (…) Hemos pasado la puerta de la catedral mostrando el
Evangelio. Jesucristo es la puerta de la salvación. El que entra por Ella tendrá
vida (Jn.10,17)
El año jubilar que iniciamos ha de ser, como nos dice el Papa en la bula
Incarnationis Mysterium, un año de alabanza y gratitud a la Stma. Trinidad de
reencuentro con Cristo viviente en su Iglesia y, por lo mismo, es un año
intensamente eucarístico, pues en la Eucaristía Jesús se nos sigue dando como
pan de vida; un año de conversión personal y social de nuestros errores,
212
infidelidades, incoherencias y lentitudes (TMA 33), año de perdonanza, que
nos ha de acercar al sacramento de la reconciliación, año de especiales gracias
jubilares que podremos alcanzar peregrinando devotamente a los Santos
Lugares de Palestina, a la Iglesia de Roma (…) a los lugares que el obispo
designe en cada Iglesia particular. Y también, “en cada lugar, yendo a visitar
por in tiempo conveniente a hermanos necesitados o con dificultades
(enfermos, encarcelados, ancianos solos, minusválidos, inmigrantes, niños
abandonados o jóvenes con problemas…) como haciendo una `peregrinación
hacia Cristo presente en ellos”. El niño de Belén nació pobre y se identificó
de manera singular con los pobres. Lo que se hace a ellos es como si se
hiciera a Él mismo (cf. Mt.25,34ss).
La mirada jubilar no sería completa si no se dirigiese también a María,
la mujer del silencia y de la escucha, aquella que, obedeciendo al padre,
engendró para nosotros en la carne al Hijo de Dios. La maternidad que
empezó en Belén “cuando se le cumplieron los días del alumbramiento”, se
consumó a los pies de la cruz, cuando se convirtió en Madre de la Iglesia,
indicándonos el camino que conduce al Hijo. Al anunciar, en el primer
domingo de Adviento, la apertura del jubileo en este día de Navidad,
manifestaba la ilusión de que este acontecimiento produjera en todo un
estremecimiento de júbilo. Os invitaba a abrir hasta atrás los ojos del alma
para volver a asombrarnos ante lo que constituye el acontecimiento eje de la
historia, el hecho más decisivo para el presente y el futuro del hombre, la más
admirable exaltación de la dignidad humana -somos hijos en el Hijo y
coherederos de la gracia de la Vida-, la fuente de fraternidad universal, el más
original y exigente impulso ético para la humanidad. En Cristo muerto y
resucitado se encuentra la clave, la cifra que descifra las preguntas más
radicales planteadas desde que el hombre es hombre; en Él se esclarece el
sentido de la vida y encontramos la respuesta ante la frustración suprema de
la muerte (cf. GS 22)”.
Y termina nuestro Obispo afirmando: “Si entre todos lográramos que,
en este año, todos los bautizados redescubrieran con gozo su identidad
cristiana y se acrecentara su sentido de pertenencia eclesial; su nuestra iglesia
se hiciera más vigorosa, más comunitaria, más corresponsable, más
misionera, más fraterna, y solidaria…sería la mejor felicitación para el 2000
cumpleaños de la Encarnación de Nuestro Señor Jesucristo. (Boletín,
febrero.2000).
* El Año de la Eucaristía
213
- Año del Señor 2003: Año de la Eucaristía. El Sr. Obispo escribe una
comunicación a los diocesanos en la que dice: “Este año celebramos en la
Iglesia dos acontecimientos para los que reclamo vuestra atención y vuestra
colaboración: el Año de la Eucaristía y el CL Aniversario de la proclamación
del dogma de la Inmaculada Concepción de María".
Respecto al Año de la Eucaristía, afirma: “El Papa Juan Pablo II ha
considerado oportuno dedicar un año entero a este Sacramento admirable.
(…) Os ofrezco algunas dimensiones, acentos y sugerencias concretas que el
Papa nos recuerda:
- Celebrar bien,
- Recordar la obligación de participar en la Eucaristía Dominical, -
Fomentar la conciencia viva de la presencia real de Cristo en la
Eucaristía,
- Profundizar nuestra contemplación personal y comunitaria de la
Eucaristía,
- El compromiso a vivir la comunión a todos los niveles y entre todos
los grupos,
- La realización de la misión y del proyecto de solidaridad,
- Servir a los últimos.
“A la luz de estas sugerencias, conviene que veáis qué iniciativas tomar
para celebrar mejor, para adorar, contemplar y vivir más intensamente la
Eucaristía. Si la Eucaristía hace a la Iglesia, tened la seguridad de que tal
como sea la calidad con que una comunidad viva la Eucaristía, tal será la
calidad de esa comunidad”.
- En la Misa Crismal del año 2005 el obispo manifiesta: “Valorad la
Eucaristía, la misa del Domingo, cuidad su celebración, ayudad a los fieles a
que la valoren y la vivan. Vivir de verdad la Eucaristía sería suficiente para
renovar una parroquia. La pascua y, por tanto, la Eucaristía, es el manantial
del Espíritu. De las entrañas de Cristo dormido en la cruz brotaron sangre y
agua: los signos de la redención y del Espíritu”.(BOO, marzo-abril 2005,
329).
* Directorio de Celebraciones Dominicales en ausencia de
Presbítero en el Arciprestazgo de Hurdes (15-I-1994).
214
* Actividades de la Casa Diocesana de Ejercicios de la Monta
No queremos dejar en el silencio, la Casa de Espiritualidad de la
Diócesis “Ntra. Sra. de la Montaña”, que tan buenos y eficaces servicios ha
prestado y sigue prestando a Obispos, Sacerdotes, Religiosos/as, Laicos
cristianos, Movimientos Apostólicos, Asociaciones, Cofradías, Grupos, etc.
También ha sido lugar para la celebración de encuentros diocesanos,
interdiocesanos, familiares. De igual modo ha sido lugar de acogida para
quienes la han pedido para celebrar algún acontecimiento o para permanecer
en ella por motivos humanos, culturales y espirituales… Puede consultarse el
“movimiento y actividades de esta Casa” a la que Mons. D. Ciriaco cuidó
siempre en el Boletín Oficial del Obispado de Coria-Cáceres (cf. BOO,
febrero 1994, 133-134).
Esta Casa está muy ligada también a los Obispos Mons. D. Manuel
Llopis Ivorra y Mons. D. Jesús Domínguez Gómez, de feliz memoria ambos y
que en la paz de Dios están, y a la Cofradía de la Stma. Virgen de la
Montaña. A todos, gracias en el Señor. Queremos también agradecer a las
Hermanas del Instituto Secular “Obreras de la Cruz” sus desvelos y trabajos a
lo largo de tantos años que la han atendido. Gracias en el Señor.
* Disposición del Prelado para la Misa del Beato Marcelo Spínola
(14-I-1994).
“De acuerdo con la Tradición, la Iglesia rinde culto a los santos. Las
fiestas de los santos proclaman las maravillas de Cristo en sus servidores y
proponen ejemplos oportunos a la imitación de los fieles” (SC 111).
El 29 de marzo de 1987, su Santidad Juan Pablo II beatificó a don
Marcelo Spínola Maestre que a finales del siglo pasado y por un periodo de
tiempo breve, pero pastoralmente fecundo, ejerció el servicio episcopal en la
Diócesis Cauriense.
Nuestra Diócesis siente la alegría de contar entre los beatos a un Obispo
suyo. ¿Y cómo no reconfortarnos espiritualmente sabiendo que en el cielo
tenemos como intercesor valioso a un padre y hermano que pisó la misma
tierra que nosotros pisamos, que sintió en sus propias carnes las mismas
dificultades que nosotros sentimos, que amó a las mismas gentes a las que
nosotros hoy amamos y rezó en las mismas Iglesias en las que nosotros hoy
rezamos‟.
En su despedida de los fieles de esta Diócesis, al ser trasladado a la de
Málaga, él mismo nos decía: “Os he amado como verdadero padre”.
215
Os invito pues a todos, a que con gratitud, el día 19 de enero en todas
las misas que se celebren en las iglesias de la Diócesis hagáis memoria de tan
santo obispo. Podéis utilizar para ello la Misa del Común de Pastores del
Misal Romano o la siguiente Oración Colecta:
“¡Oh Dios, lleno de bondad que en Marcelo Spínola, Obispo, has dado
a tu Iglesia un pastor admirable por su humildad y su celo apostólico,
concédenos que imitándole con empeño, aprendamos a encontrar en el
Corazón de Cristo, tu Hijo, un amor tan ardiente que nos impulse a
entregarnos constantemente a tu servicio. PNSJ”.
* Asiste a la Apertura del Proceso de Canonización del Sacerdote
de Badajoz, D. Luis Zambrano (29-I-1999).
* La Causa de Canonización del P. Leocadio Galán Barrena (2000).
- Decreto del Señor Obispo: “El Rvdo. P. Crescencio Palomo Iglesias,
OP, legítimamente constituido Postulador para el proceso de Canonización
del Siervo de Dios Leocadio Galán Barrena, fundador de los Esclavos de
maría y de los Pobres, me pide que introduzca la Causa de Canonización de
dicho Siervo de Dios, que falleció en Alcuéscar el 27 de enero de 1990.
Establecen las NORMAE SERVANDAE de la Congregación para las Causas
de los santos, de 7 de febrero de 1983, en el n.11b, que debe hacerse pública
en la Diócesis la petición del Postulador, invitando a todos los fieles a que
hagan llegar todas las noticias útiles, tanto a favor como en contra, relativas a
dicha Causa. Por tanto, aconsejo y exhorto a todos los fieles de esta Diócesis a
que me manifiesten todo aquello que pueda ser útil para que sea incoada esta
Causa, incluso lo que pueda ser contrario a la introducción de la misma, en el
plazo de cuarenta días a partir de la publicación de este decreto. En este
mismo plazo de tiempo invito también a los fieles que tengan escritos o
documentos del Siervo de Dios, los presenten al Delegado Diocesano para
esta Causa, en la sede del Obispado (20-agosto-.2000).
- Decreto del Obispo: “Vista la petición del Rvd. P. Crescencio Palomo
Iglesias, OP, Postulador legítimamente constituido, por la que nos `pide la
apertura de la Causa de la Canonización sobre la vida, virtudes y fama de
santidad del Siervo de Dios, Leocadio Galán Barrena, fundador de los
Esclavos de María y de los Pobres, que murió en Alcuéscar el 27 de enero de
1990; Y debiendo pedir (…) un dictamen a dos censores teólogos sobre la
ortodoxia de los escritos del Siervo de Dios que hayan sido publicados. A
tenor de la vigente legislación para la Causa de los Santos, por la presente
216
nombro Censores Teólogos para los escritos publicados del Siervo de Dios a
D. Florentino Muñoz Muñoz y a D. Ramón de la Trinidad Pîñero Mariño. Los
cuales, acabando el estudio de los dichos escritos, presentarán un informe
completo sobre la ortodoxia de los mismos. Cáceres., 20-VIII-2000.
- Apertura del Proceso, en el ámbito diocesano, de la Causa de
Canonización del P. Leocadio Galán Barrena, fundador del Instituto Religioso
de derecho diocesano: “Esclavos de María y de los Pobres” en Alcuéscar: 12
de mayo de 2001. La solemne Eucaristía fue presidida por el Obispo de la
Diócesis Excmo. Sr.D. Ciriaco Benavente Mateos, acompañado del Sr.
Arzobispo de Mérida-Badajoz, Excmo. Sr. D. Antonio Montero.
* Misa de acción de gracias por la Canonización del Beato
Josemaría Escrivá (Concatedral de Santa María, 18-X-2002).
D. Juan José Constantino, sacerdote de la Prelatura del Opus Dei,
escribe: “Se colocó un cuadro de San Josemaría Escrivá en el Presbiterio de la
Concatedral de Santa maría de Cáceres (…) Antes del comienzo, Teresa
Cañas leyó una monición explicando el significado del acto eucarístico y el
destino de la colecta (Proyecto Hombre en África).
Preside la Eucaristía Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos, obispo de la
Diócesis de Coria-Cáceres”. En su homilía dice, entre otras cosas, lo
siguiente:
“En el acto solemne del domingo 6 de octubre de 2002, Juan Pablo II
proclamaba al Beato Santo -San Josemaría-, lo inscribía en el catálogo de los
santos, lo proponía como modelo e intercesor para toda la Iglesia. Lo
específico de la canonización de un santo, es que sin dejar de ser de la
institución que lo ha promovido, pasa a ser patrimonio de toda la Iglesia. (…)
Los santos son hombres y mujeres de la misma madera que nosotros, que
pusieron su pequeñez en las manos de Dios con inmensa confianza y se
dejaron tallar por la gracia divina. Así se veía a sí mismo nuestro santo,
Josemaría que dijo, hablando de la Obra, “hace muchos años que el Señor la
inspiraba a un instrumento inepto y sordo, que lo vio claro por primera vez el
día de los Santos Ángeles Custodios”. (…)
Los santos son hombres y mujeres de la misma madera que nosotros,
que pusieron su pequeñez en las manos de Dios con inmensa confianza y se
dejaron tallar por la gracia divina (…).
217
Los santos son esos hombres que interpretan la partitura del Evangelio,
que lo reescriben con su vida y que por eso a su lado experimentamos, de
manera más fuerte y vivan la cercanía de Dios. (…) Pero los santos
fundadores aportan, además de su ejemplaridad y de las obras que pusieron en
marcha, un mensaje especial para los hombres de cada época. (…)
¿Cuál fue y sigue siendo el mensaje del santo Josemaría? Decía él:
“algo tan viejo y tan nuevo como el Evangelio: la llamada universal a la
santidad en medio del mundo. La Obra no tiene otra doctrina que la del
Evangelio. (…) Es lo que San Josemaría empezó a ver claro, a finales de los
años veinte, y que más tarde haría suyo el Concilio Vaticano II. (…) Más
adelante el Prelado afirma: “El fundamento que animaba la existencia de San
Josemaría es la filiación divina (…)
“El cristiano puede y debe promover empresas apostólicas, utilizar las
mediaciones humanas en todos los campos…Pero la clave, para el santo
Josemaría, es el apostolado personal, que todos los hijos de Dios realizan, allí
donde se encuentran, con su vida y sus palabras. Si todo es ocasión de
santidad, todo es ocasión de apostolado. Otra característica de San Josemaría
es la unidad de vida, la unidad entre la oración, el trabajo y el apostolado, que
no son compartimentos estancos, sino dimensiones de un único corazón
enamorado de Dios. El cristiano ha de serlo siempre, en la vida privada, en el
templo y en la calle (…) El santo profesó siempre una tierna devoción a la
Stma. Virgen María” (Boletín O. del Obispado, noviembre, 2002; 1043-
1046).
218
3.- Ministerio de la caridad.
“La Iglesia no puede descuidar el servicio de la caridad, como no
puede omitir los Sacramentos y la palabra” (…) “El ejercicio de la caridad se
confirmó como uno de sus ámbitos esenciales, junto con la administración de
los sacramentos y el anuncio de la Palabra” (Benedicto XVI: “Dios es amor”,
n.21).
“Los obispos demuestren en su enseñanza la materna solicitud de la
Iglesia para con todos los hombres, sean fieles o infieles, teniendo un cuidado
especial de los pobres y de los débiles, a los que el Señor les envió a
evangelizar” (ChD.13).
Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos no descuidó este ámbito de la
misión de la Iglesia. En su homilía en la Misa de su ordenación Episcopal:
manifestó: “queremos ser una Iglesia samaritana”. Recordemos que uno de
los primeros actos de su ministerio pastoral entre nosotros fue visitar a los
encarcelados y a los enfermos. De igual modo al final de su ministerio dedicó
tiempo para despedirse personalmente de los sacerdotes enfermos.
Recordemos algunos hechos significativos que muestran la solicitud del
Obispo en la atención a los pobres y en la respuesta a los rostros de las
nuevas pobrezas:
* “CARITAS”
a) Nombramiento del Director de Caritas
Jesucristo, Hijo de Dios y hermano universal de los hombres, hizo
objeto de su predilección a los pobres y marginados. El anuncio a ellos de la
Buena Noticia fue entonces, y lo será siempre, el signo inequívoco de la
presencia del Reino de Dios (cfr. Lc.4,18). El mismo se identificó de tal
manera con los necesitados que cuanto hacemos a favor de sus humildes
hermanos a Él se lo hacemos (cfr. Mt.25,40).
El Concilio Vaticano II, al expresar los motivos que alientan a la Iglesia
219
para ser servidora del mundo, declaró que “el espíritu de pobreza y caridad,
en especial a los que se ven privados de lo necesario para la vida y están
atormentados por el hambre, las enfermedades y toda clase de miseria, son
gloria y testimonio de la Iglesia de Cristo” (GS 88). Nuestra Asamblea del
Pueblo de Dios, celebrada en junio de 1987 (…) no sólo manifestó su deseo
de ser “Iglesia pobre y solidaria con los pobres”, sino que marcó los pasos que
habrían de darse para “fomentar una mayor presencia en el mundo de los
pobres, de los marginados, enfermos, minusválidos, incorporándoles a la vida
de la Iglesia como signo evangélico” y para “denunciar aquellas situaciones
que generan injusticia o marginación” (Concl. 84-96).
Corresponde a Cáritas, como institución y cauce ordinario y oficial de
la Iglesia particular para la acción caritativa y social, promover la Caridad en
la vida de la Iglesia diocesana según el espíritu del Evangelio, las enseñanzas
del Concilio Vaticano II, las conclusiones de nuestra Asamblea del Pueblo de
Dios y las recientes directrices aprobadas por la LX Asamblea Plenaria de la
Conferencia Episcopal Española.
Con este fin, teniendo en cuenta las cualidades que concurren en D.
José Manuel López Perera, casado con Da. Blanca Caballero Borda, por el
presente le nombro Director de Cáritas diocesana por un período de cinco
años. En virtud de este nombramiento deberá ser reconocido por todos los
diocesanos como responsable de la querida institución cuya dirección le
encomiendo. El, a su vez, ejercerá fielmente los actos propios de dicho cargo,
en conformidad con los Estatutos de Caritas, aprobados por la autoridad
diocesana de Coria-Cáceres, ante los organismos de la Iglesia y de la
Administración civil. Le confío con particular empeño la promoción de
Caritas en las comunidades parroquiales de la Diócesis a fin de que prenda en
todos vivamente el espíritu de solidaridad con los necesitados” (…) (Cáceres
a 5 de diciembre de 1994).
El papel del Delegado, como parte del equipo directivo, está muy unido
al que desempeña el director y a toda la comisión permanente. En el día a día
está más implicado en el programa de Animación Comunitaria, el programa
de inmigrantes y todo lo referido a la sensibilización y formación de los
profesionales y voluntarios. Como los demás delegados presenta la
programación de Caritas en la reunión de Delgados y Arciprestes que se
celebra a comienzos del curso pastoral.
b) Aprobación de los Estatutos de Caritas Diocesana de Coria-Cáceres.
220
(12-X-2001).
c) Presentación de la Memoria de Actividades, año 2005. Caritas
Diocesana de Coria-Cáceres. D. Ciriaco dice:
“En la última asamblea diocesana nos marcamos un itinerario –
refiriéndose al Plan Estratégico de Caritas- de crecimiento interno de
servicio a la sociedad. Seguimos empeñados en que la pastoral de la caridad,
que es una dimensión constitutiva de la vivencia de la fe, esté presente y
organizada en todas las parroquias de la Diócesis. Nos alegra, por eso,
constatar los avances logrados en la animación caritativa comunitaria tanto en
el ámbito rural como en el urbano. Van siendo cada vez más numerosos los
grupos de Caritas existentes en la Diócesis. Un buen acompañamiento y la
formación debida lograrán que sus miembros sean, a su vez, animadores de la
sensibilidad social y de la comunicación cristiana de bienes en cada una de
nuestras comunidades”.
d) Conferencia de Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos en la VII
Asamblea de Caritas Diocesana: “La Caridad en la vida de la Iglesia”.
De esta conferencia ofrecemos el resumen aparecido en el Boletín de la
Diócesis: “el pastor diocesano fue marcando las líneas de actuación de
Caritas como institución oficial de la Iglesia al servicio de la Caridad. Destacó
que sólo la Iglesia cercana a los pobres y oprimidos puede dar un testimonio
coherente con el mensaje evangélico. Para ello hay que pasar a la
participación de los laicos en la vida pública, con el fin de que esta sea vea
impregnada de unos valores que, ahora, están brillando por su ausencia”
(mayo, 1994; 429).
e) IX Asamblea Diocesana de Caritas
Esta Asamblea se celebró en las dependencias del Seminario diocesana
de Cáceres, el día 22 de octubre de 2005. Fue presidida por el Señor Obispo
que ofreció una ponencia a todos los presentes titulada: “Identidad y Misión
de Caritas en la Diócesis”. Un instrumento de trabajo fundamental para esta
asamblea ha sido el Plan Estratégico de Caritas de Coria-Cáceres, aprobado
recientemente por el Consejo Diocesano de Caritas y que señala las opciones
y líneas de trabajo de esta organización para los próximos seis años en torno a
cuatro ejes fundamentales: los últimos y no atendidos, la comunidad cristiana,
la sociedad y la organización y gestión”.
221
f) IIIª Escuela de formación de Caritas
Durante los días 6,7 y 8 de octubre de 2006, se ha celebrado en la casa
de Espiritualidad del pago de S. Clemente la III Escuela de Formación Social
de Caritas Diocesana. Durante el sábado y el domingo se desarrollaron tres
cursos:
a) Lo rural hoy: análisis y acción;
b) La Doctrina Social de la Iglesia;
c) Competencia social y habilidades sociales.
La escuela fue clausurada el domingo con la Eucaristía presidida por
nuestro Obispo D. Ciriaco. (“Iglesia en Coria-Cáceres”; 15-X-2006).
g) Los servicios de Caritas
Entre los numerosos servicios de ayuda a los necesitados, de
concienciación de todos ante los males (injusticia, la discriminación, los sin
techo, los niños sufrientes, los refugiados), de denuncia profética de la
injusticia, de promoción de las empobrecidos, marginados e irrelevantes, de
defensa de la justicia….que ofrece, mencionamos al “Hogar para
transeúntes” (Cáceres)
Un testimonio
El Delegado diocesano de Caritas, D. Jesús Moreno Ramos escribe
sobre “Caritas en el Episcopado de D. Ciriaco Benavente”: “La propuesta
n.13 de la Asamblea Presbiteral (julio 1995) dice: “un ministerio pastoral
verdaderamente evangelizador demanda que los pobres sean evangelizados y
que nosotros nos dejemos evangelizar por ellos. Para ello debemos educar y
ejercitarnos en la solidaridad y la comunión, acercarnos más a los
marginados, vivir sobriamente y ejercitar la libertad evangélica. Creemos que
el camino más idóneo para lograrlo es crear y revitalizar las Caritas en los
distintos niveles e intensificar sus servicios”. Casi con las mismas palabras,
se formuló el segundo objetivo del Plan Pastoral Diocesano: “Hacia el año
2000”. Y entre las acciones que se proponían estaban: crear Caritas
Parroquiales y Arciprestales, dar a conocer la identidad y cometido de Caritas
a sacerdotes, ofrecer un plan de formación de los voluntarios, fomentar la
comunión en los diversos niveles de Caritas”. Y de forma parecida se
presenta el tercer objetivo del Plan Diocesano 2001-2006. En la introducción
222
a este objetivo decía el Prelado: “Nuestra Caritas ha dado pasos importantes
en un número importante de parroquias. Este objetivo invita a Caritas y a las
demás organizaciones socio-caritativas que trabajan en la Diócesis a
intensificar la acción y la coordinación. La memoria de Caritas Diocesana
manifiesta el desarrollo que se ha experimentando, a pesar de dificultades, en
el último decenio: más de sesenta Caritas Parroquiales, coordinación en
varios arciprestazgos, doce programas diocesanos animados por una veintena
de trabajadores, mas de seiscientos voluntarios repartidos por toda la diócesis,
jornales anuales de convivencia y de formación diocesanas y arciprestales”.
* Día del Amor fraterno
- En el año 1993. Al acercarse el Día del Amor fraterno, el Obispo
publica una catequesis con el título: “La única manera: ser solidario”. De ella
reproducimos los siguientes párrafos:
“Con motivo del reciente cumplimiento de mi primer Aniversario como
Obispo vuestro me habéis preguntado varias veces por los más preocupantes
problemas detectados a lo largo de in año de recorrer los pueblos de esta
Diócesis (…) Permitidme que, ante el Día del Amor Fraterno que la Iglesia
celebra cada Jueves Santo, os enumere algunos de orden social, como
deshago e invitación a la solidaridad de todos.
¿Cómo no sentirse conmovido ante el espectáculo de tantos jóvenes
atrapados por la droga y a causa de ella, en la delincuencia, en la cárcel, en la
enfermedad sin retorno, en la muerte prematura?
¿Cómo no sentirse preocupado ante el paro que no cesa; ante el
imparable envejecimiento de nuestros pueblos por la emigración de los
jóvenes; ante el futuro tan incierto de nuestros agricultores?
¿Cómo no sentir pena ante la soledad de los ancianos que, en
situaciones de desvalimiento, no siempre encuentran lugares de cálida
acogida?
¿Cómo quedar indiferente ante el permanente paso de transeúntes,
desarraigado de su familia, vagabundos sin horizontes ni metas en la vida;
ante la no menos frecuente llegada de inmigrantes en busca de trabajo, techo y
seguridad, golpeando a las puertas de una sociedad que pasa de ellos, si es que
no los rechaza?
Pero con ser lacerantes estas formas de pobreza, apena más, si cabe,
nuestra pobreza de solidaridad.
223
Duele especialmente, por coincidir con la edad de la generosidad, ver
cómo una parte importante de nuestra juventud crece sin referencias a valores
fundamentales para la vida y la convivencia humana (…),
Da que pensar que en la culta y democrática Europa estén renaciendo,
precisamente entre los jóvenes, las formas más duras de racismo que ha
conocido la historia. No es extraño que afloren los instintos más destructivos
del ser humano cuando se pierden las referencias religiosas y éticas que
fundamentan el respecto y la valoración de la dignidad del hombre.
“La única manera: ser solidario” es el eslogan con que Caritas nos
invita a hacer realidad el Mandamiento nuevo que Jesús nos dejó como
testamento del Jueves Santo inaugurando así el Día del Amor Fraterno.(…) El
problema de la pobreza es problema de solidaridad; pero de solidaridad
personal y política, económica y cultural, religiosa y moral” (29- marzo-
1993).
- En el Jueves Santo del año 1998, D. Ciriaco publica una exhortación
pastoral de la que ofrecemos lo siguiente: “la solidaridad da sentido a tu
vida”. “Los misterios que vamos a celebrar en los próximos días de la Semana
Santa constituyen el meollo de la historia de nuestra salvación. Por su
entrañable misericordia, nuestro Dios, el Dios que es amor y que no es sino
dándose, ha visitado y redimido a su pueblo. Para decirnos si amor de manera
inteligible no envió a un emisario; Él mismo, en su Hijo. Asumió la condición
humana y bajó hasta lo más profundo de nuestras miserias y sufrimientos, de
nuestros vacíos y de nuestras noches., hasta la raíz misma de nuestros
pecados. ¿Cabe gesto más hondo y verdadero de solidaridad?
El Jueves Santo es el Día el Amor Fraterno. El lema de este año reza
así: “la solidaridad da sentido a tu vida”. (…) La cercanía, el servicio, la
amistad, la generosidad y la misericordia van haciendo de la convivencia un
anticipo del cielo. Los hombres se parecen cada día que pasa un poco más a
Dios y el grupo se edifica como cuerpo de Cristo, miembros los unos de los
otros, que es la meta de la realización cristiana. “La solidaridad con el pobre -
han dicho los obispos franceses- es una de las formas de decir “Dios” hoy”.
En el jueves Santo contemplamos a Cristo ofreciendo incondicional y
gratuitamente su vida, lavando los pies de sus discípulos. Bajo el signo del
pan va entregando a sus seguidores pedazos de su propio corazón. Una vez
resucitado nos regala su Espíritu para que sigamos haciendo lo que Él hizo:
“Haced esto en memoria mías”. Para hacerlo sacramentalmente en la
eucaristía, y para seguir haciéndolo, por Él, con Él y en Él, en toda nuestra
224
vida”.
- En el año 2001, el lema es: “De ti depende que tengan sitio en tu
mesa”. El Jueves Santo es el día del amor más grande. Un amor que se hace
“hoguera” en la mesa de la Cena y en el madero de la Cruz, un amor que se
hace “lucero” resplandeciente en la resurrección: amor hasta la muerte y, por
eso, amor que vence a la muerte. Hay que repasar con ánimo contemplativo
cada palabra, cada signo y cada gesto de la liturgia del Jueves Santo. Hay que
vivirlos con intensidad en la Eucaristía de la Cena y meditarlos con calma
ante el “monumento”. Lo que aconteció de una vez para siempre” se hace
presente sacramentalmente en cada Eucaristía. Pero ahora es el Cristo
resucitado el que lo actualiza, y no lo hace solo, sino con todo su cuerpo, con
todos sus miembros, como cabeza de la Iglesia. Somos concelebrantes con Él.
También nosotros decimos de alguna manera ante Dios y ante los hombres,
por Él, con Él y en Él: “tomad y comed”, “tomad y bebed.(…)
Si nuestra Eucaristía es auténtica también nosotros aprendemos a servir
lavando los pies, curando las heridas, luchando por los indefensos integrando
a los excluidos. Aprendemos a compartir lo que somos y tenemos: nuestro
tiempo, nuestro pan, nuestra esperanza. Aprendemos a convivir, a crear
comunidad, a hacer real la solidaridad. Aprendemos a morir: a dejarnos partir
y a perder la vida por los demás, como el grano de trigo que cae en tierra y
muere para dar mucho fruto. Y aprendemos a resucitar como hombres nuevos,
con el corazón encendido. Así es como la vida se hace ofrenda y don en la
Eucaristía y así la Eucaristía se hace vida en nuestra vida, cuando ésta es
gastada, día tras día, a favor de los demás, especialmente de los más
necesitados. (Marzo-2001).
* Manos Unidas. Jornada contra el hambre.
- Año 1993. “Los datos mismos del Programa de Naciones Unidas para
el Desarrollo constatan la triste realidad de la injusticia: la distancia entre
ricos y pobres, entre el Norte y el Sur, son cada vez mayores. La brecha que
separa opulencia y miseria en el mundo, en vez de equilibrarse, se ha
duplicado en los últimos treinta años. ¿Cómo no intentar responder cada uno,
desde donde estemos y en la medida de nuestras posibilidades, al gran desafío
de crear un mundo más justo, más solidario, más de todos, como nuestro
Padre Dios quiere? Manos Unidas quiere que este año pongamos nuestra
mirada en el continente africano, tan cerca de nosotros, tan plagado de
tópicos, y silencios culpables?” (14-I-1993).
225
Año 1994. El Obispo, sensible al problema del hambre, nos confía una
nueva catequesis y reflexión sobre la campaña contra el hambre en el mundo.
De ella reproducimos estos fragmentos:
“La campaña del año pasado nos enfrentaba a un reto estimulante:”un
mundo injusto te desafía”. Un reto ante el que sólo caben dos respuestas:
“pasar” indiferente pensando que “la cosa” no va con uno, o afrontar valiente
y responsablemente el desafío y pasar a la acción. Este año, Manos unidas da
un paso más: nos confronta con nuestra propia conciencia, denuncia la
complicidad de nuestra indiferencia. “El eslogan es: “Tu indiferencia te hace
cómplice” (…). La indiferencia paraliza, nos estanca, nos sume en la
pasividad. En otros tiempos quizás cabía la posibilidad de esta actitud por
falta de información. Pero en el mundo actual, convertido en “aldea global”,
no es admisible. Tendríamos que vendarnos los ojos y taparnos los oídos para
no ver y oír la triste realidad. Sabemos, por otra parte, que todos los que
viajamos en la misma barca de la humanidad estamos inter-relacionados. Hoy
nadie ignora que entre la riqueza del Norte y el empobrecimiento del Sur hay
una relación de causa-efecto. Y los cristianos hemos aceptado la revelación de
un destino común y solidario; somos hijos de un mismo Padre que tiene
derecho a preguntarnos: “¿qué has hecho de tu hermano?”.
Unos datos: “todavía 27 países soportan un índice de sufrimiento
extremo; cada año siguen muriendo 14 millones de niños menores de cinco
años por causas fácilmente evitables; un quinto de los países en vías de
desarrollo pasan hambre todos los días, mientras que para la mitad de las
personas nacidas en los países ricos el problema es el exceso de grasas; mil
quinientos millones de personas no tienen acceso al agua potable; por término
medio, un habitante del tercer Mundo dispone de 750 dólares por año (50 más
que hace cinco años), mientras que el de los países desarrollados dispone de
16.990 dólares (7490 más que cinco años atrás). (…)
Ante este panorama, todo el que no quiera encerrarse en un
individualismo egoísta está llamado a actuar. No se puede permanecer de
brazos cruzados. Todos tenemos algo que ver con esta situación y todos
podemos hacer algo a diversos niveles: personal, social, político. Hay que
felicitar de todo corazón a quienes, en los meses pasados, exponiendo su vida
en una prolongada huelga de hambre, han logrado la promesa de que el
Estado Español, cumpliendo el acuerdo de naciones Unidas, destinará el 0,7%
del Producto interior Bruto a favor del tercer Mundo.
226
Manos Unidas está dando una eficaz respuesta al financiar, con las
aportaciones de esta campaña, miles de proyectos de desarrollo en más de 60
países. Os invito a colaborar generosamente” (18-I-1994).
- En el año 1996, D. Ciriaco hace un nuevo llamamiento a los
diocesanos a colaborar en la lucha contra el hambre, a la que somos invitados
por Manos Unidas que nos ofrece este año este lema: “Diversidad de culturas,
igualdad de derechos”: “respeto profundo para la originalidad de cada pueblo,
para cada cultura, pero igualdad de derechos, porque cualquier hombre, por el
solo hecho de serlo, tiene la misma dignidad que los demás. Si fuéramos más
justos, más iguales, más tolerantes, el mundo sería más habitable. Si todas las
personas, superando las legítimas diferencias de raza, cultura, sexo o religión,
fuéramos capaces de unir nuestras manos, el mundo sería más humano. Si
todos los hombres aprendiéramos a hablar un único lenguaje inteligible por
todos, el del amor, el mundo sería más fraterno, sería el mundo de los hijos de
Dios. Sin embargo, aunque vivimos en un solo mundo, único e
interdependiente, no hemos logrado superar la intolerancia, el racismo, la
discriminación, el hambre. (…) Manos Unidas, a la vez que proclama la
igualdad radical de todos los hombres, hijos de Dios, denuncia la desigualdad
a la hora de gozar de los derechos básicos fundamentales y, con la eficaz
sabiduría de la pedagogía activa, nos invita a meternos en la piel de los que
pasan hambre. Por eso, el viernes previo a la Jornada de lucha contra el
hambre, invita a hacer un ayuno voluntario. El ayuno ablanda el corazón,
educa en la austeridad, facilita el compartir y, para el creyente, tiene sentido
religioso de ofrenda, a la que vez que afina el oído para que resuene más
nítida la voz de Jesús: “porque tuve hambre y me disteis de comer”
(Mt.25,27). (febrero, 1996).
- En el año 1997, D. Ciriaco publica una nota pastoral secundando así la
Campaña contra el Hambre promovida por Manos Unidas. Destacamos lo
siguiente: “Un año más , a punto de iniciar la Cuaresma, “Manos Unidas
vuelve a sacudir nuestras conciencias con una nueva campaña, que hace ya la
número XXXVIIII, centrada en la preocupación por la salud, tal y como ésta
es entendida por la Organización mundial de la Salud: “el bienestar físico,
mental y social”. Y nos golpe con cifras que escuecen:
+ Ocho millones de niños y niñas mueren al amor por diarreas,
sarampión, paludismo, neumonía y desnutrición: enfermedades de tal fácil
remedio y tan superadas en el mundo rico.
+ Mientras que en España hay un médico por cada 262 personas, en
227
Bangladesh, por ejemplo, hay uno por cada 12.5000.
+ Las muertes maternas, por causas que tienen que ver con el embarazo
o parto, se elevan en todo el mundo a 585.000 al año, la mayoría en los países
pobres.
+ La escasez y deficiente salubridad del agua es una grave amenaza
para la calidad de vida,
El cristiano que no se sienta interpelado, afectado y movilizado por el
sufrimiento de sus hermanos es que no ha entendido nada del Evangelio de
Jesús, no conoce al Dios de la misericordia que Él nos reveló. “Cambia tu
vida para cambiar el mundo” es el eslogan de la campaña (…) Hay que
arrimar el hombro, y podemos hacerlo de muchas maneras.(…) Siempre es
posible hacer algo si cambiamos nuestra forma de vida” (Boletín. Febrero,
1997; 41-42).
- En el año 1999, D. Ciriaco publica una nota pastoral dirigida a todos
con el título: “Arriésgate, oye su voz”. En ella afirma, entre otras cosas, lo
siguiente: “En este año, último de la preparación al Jubileo, dedicado a
redescubrir a Dios como Padre rico en misericordia y, como consecuencia, al
desarrollo de la caridad y de la opción por los pobres, “Manos Unidas” nos
sacude con un eslogan provocativo: “Arriésgate, oye su voz”, que nos puede
llegar como un largo e infinito quejido de millones de voces o como silencio
de debilidad o e impotencia, amordazada la palabra. Oigamos su voz para
hacernos altavoces de quienes no tienen voz, para tomar conciencia de la
estrecha relación existente entre las condiciones de vida de los pueblos pobres
del Sur y el tren de vida de los pueblos ricos del Norte, de los mecanismos
económicos que dan lugar a que los ricos sean cada vez más ricos a costa de
que los pobres no dejen de serlo o sean cada vez más pobres. (…) Los
cristianos sabemos que, a la larga, nuestra mejor inversión es la que hacemos
a los necesitados. En el atardecer de la vida seremos examinados de amor. No
olvidéis que “Manos Unidas” nos invita también a que, el viernes anterior a la
Jornada, hagamos ayuno voluntario. El ayuno libera el corazón, afina la
sensibilidad, es signo de comunión fraterna con los que ayunan todos los días
del año, favorece la solidaridad, es un saludable acto penitencial de expiación
ante Dios y ante los que sufren por nuestros despilfarros”.
- En el año 2000, Mons. D. Ciriaco Benavente escribe una carta
pastoral para llamar la atención sobre la inmensa e injusta situación de la
pobreza en el mundo: “Manos Unidas, vanguardia de la Iglesia en la lucha
contra el hambre en el mundo, vuelve a llamar, un año más, a las puertas de
228
nuestra conciencia. Su invitación a la solidaridad tiene, en este año jubilar, un
singular apremio. Escuchar su llamada y abrir el corazón es abrir las puertas a
Cristo mismo que, en su encarnación, se identifica con el hambriento (cf.
Mt.25, 35).(…) Manos Unidas lleva tres años dedicando su compaña a
actualizar los signos del Jubileo: el perdón de las deudas, la liberación de los
esclavos y, este año, el reparto de la tierra. El lema del cartel -“Hagamos del
mundo la tierra de todos”- es como el grito de una honda aspiración. (…) El
mal reparto de la tierra y su concentración en manos de unos pocos, con el
consiguiente deterioro ecológico que esto conlleva, priva a muchos de los
medios elementales de vida. (…) Del mal reparto viene el enriquecimiento de
unos pocos y la pobreza de muchos, la carestía de los alimentos, el
desempleo, la opresión cultural. Y sin embargo “Dios ha destinado la tierra y
cuanto ella contiene al uso de todos los hombres”, dice el Vaticano II”.
Siendo esto así, “preguntémonos qué está en nuestras manos hacer para que
tal exigencia de justicia se convierta en realidad. Colaborar con la campaña
de Manos Unidas puede ser un buen camino” (febrero, 2000).
- En el año 2001. Al acercarse una vez más la Campaña contra el
Hambre, promovida por Manos Unidas, el obispo nos ofrece una nota
pastoral en la que dice, entre otras cosas: “Para quienes no sentimos
miembros de la Iglesia no se trata de una campaña más entre las que somos
invitados a participar a lo largo del año por algunas de las organizaciones
comprometidas en el noble empeño de ayudar a los pobres. Se trata de
“nuestra Campaña contra el Hambre”, cuya realización confiamos las diócesis
a Manos Unidas, como asociación de la Iglesia en España para la ayuda,
promoción y desarrollo del tercer mundo.(…)
Este año con la mirada puesta en Latinoamérica, África y Asia, Manos
Unidas vuelve a sacudir nuestras conciencias con un slogan tan provocador
como estimulante: “Si quieres la paz, defiende la justicia”. “La injusticia, nos
dicen, no sólo genera violencia, sino que es en sí misma violencia, por lo que
todo aquel que quiera construir una paz estable tiene que defender la justicia.
Cualquier “acuerdo de paz” entre países, pueblos y grupos sociales, sin
“acuerdo de justicia”, sólo será una tregua entre guerras (…)
Dígase lo que se diga, hoy existen bienes y medios técnicos suficientes
en el mundo para acabar con el problema del hambre. Ello significa que, si
siendo solucionable no se hace, estamos siendo éticamente culpables. Los
países ricos tienen en sus manos muchas llaves para abrir o cerrar a los países
pobres del Sur el camino para salir de su pobreza: la llave de las
importaciones y de las exportaciones, la de las multinacionales, la de la
229
inmigración, la de la deuda exterior, la de ayuda al desarrollo. La vida se nos
ha concedido para vivirla solidariamente y seguro que también cada uno de
nosotros podemos hacer más de lo que hacemos: llevar un nivel de vida más
sobrio para compartir más; presionar a los respectivos gobiernos para que
inviertan más en el desarrollo y en la liberación de la deuda externa (…);
colaborar más activamente en las diversas formas de voluntariado” (febrero,
2001).
- En el año 2003, Mons. D. Ciriaco Benavente escribe en esta Jornada:
“Manos Unidas sabe que el problema más grave y sangrante que tiene hoy
nuestro mundo es el del hombre. Por eso financia y anima proyectos dirigidos
a promover la evolución de la agricultura, la capacitación de la población
infantil y adulta, la dignificación de la condición de la mujer y su preparación
pata la vida familiar y profesional, la mejora de la salud y la prevención de
enfermedades, la responsabilización de las comunidades nativas a fin de
conseguir una mayor calidad de vida. Pero Manos Unidas sabe también que la
pobreza de los países pobres tiene muy frecuentemente su origen en los
mecanismos de producción y en las estructuras injustas de los países ricos.
Por eso, simultáneamente, lleva una acción sensibilizadora, instándonos a
promover, frente a una globalización, muchas veces excluyente, la
globalización de la solidaridad. Mediante sus campañas educativas, despierta
la conciencia crítica. Nos ayuda a ver el mundo de la pobreza y a situarnos
ante el mismo con ojos nuevos y corazón nuevo, nos invita a cambiar de vida
(…)
Mons. D. Ciriaco nos recuerda los doce caminos de vida sostenible,
integral y solidaria, que Manos Unidas ha `propuesto en su Agenda para 2003,
coincidiendo con los doce meses del año”. Los ofrezco a continuación y les
invito a leerlos y meditarlos:
+ Tener sentimientos de paz con todos y con todo
+ Practicar una economía de donación, dando y sobre todo dándonos
+ Buscar la austeridad para compartir; buscar más el ser que el tener
+ Añadir salud a los años
+ Trabajar con otros para restituir la dignidad a todos
+ Consumir responsablemente
+ Plantearse el turismo como momento privilegiado para el encuentro
con las personas y sus culturas, para la reflexión y la meditación.
+ Iluminar el corazón de todos para que acojamos el grito de los
pobres…
230
+ Firmarse de modo permanente como motor del propio desarrollo y de
un mundo más justo
+ Conocer las causas del sufrimiento del mundo para abandonar el
egoísmo fomentado por el miedo y la inconsciencia.
+ Respetar la vida y la dignidad de la persona
+ El voluntariado como modo de ser” (febrero, 2003).
* Día Nacional de Caridad
- En el año 1994. Al acercarse la solemnidad del Corpus Christi, en la
que Caritas nos invita a celebrar el Día Nacional de Caridad, nuestro Obispo
nos ha entregado una exhortación pastoral, de la que ofrecemos lo siguiente:
”Estamos llamados a traducir las palabras y los gestos del Señor en
obras de amor y de servicio a todo hombre, y de manera especial a los más
pobres. Es la caridad “interesada por el hombre concreto y por su complejo
bien: corporal y espiritual, material, cultural, individual y social, temporal y
transcendente; es preciso abandonar, si es que las hubiere, prácticas de acción
caritativa y social…evasionistas, sin incidencia ni aplicación en los problemas
de fondo que afectan a los necesitados” (CEPS. “La Iglesia y los pobres”,
nn.8,112,113)
Caritas, institución que coordina y promueve la acción caritativa de la
Iglesia, nos lanza hoy un reto: “Sólo eres solidario si compartes”. “Es una
llamada a la solidaridad afectiva y efectiva con los necesitados. Es una
invitación, sobre todo, a cambiar nuestras formas de vida, embarcándonos en
un proyecto humano y cristiano en el que el valor de la justicia sea la clave de
la regeneración social necesaria para atajar de raíz las causas de la pobreza”
(CEPS, mensaje). (…) Hemos de luchar por la Justicia si queremos una
verdadera transformación social. “La solidaridad tiene hoy un nombre y una
exigencia: seamos justos y construyamos entre todos un mundo justo”
(CEPS,Id.48). Juan Pablo II nos ha recordado que “el amor al pobre, en el que
la Iglesia ve a Cristo, se concreta en la promoción de la Justicia” (CA 58).
Caritas, junto con las demás instituciones de acción caritativa, sabe mucho de
la intolerable situación en que viven muchas personas. El “paro” se ha
convertido en los últimos años en la causa inmediata que ha hecho aumentar
el número de los necesitados. Por eso, siguiendo a Juan Pablo II me atrevo a
pedir a los hombres de empresa que no cedáis a la tentación de “buscar
solamente lo seguro”. “La inversión es un deber moral y solidario” (cf. CA,
36). Sed creadores de empleo por solidaridad y justicia social. Está en juego
231
el bienestar mínimo de muchas familias.
Termina D. Ciriaco afirmando: “Siguiendo las huellas de Cristo, como
Iglesia peregrina, aromaticemos el mundo con obras de justicia y caridad”
(BOO, 8-V-1994; 616-617).
- Al año siguiente, 1995, D. Ciriaco nos entrega una hermosa
exhortación pastoral en este día tan señalado y que tiene como lema: “sé
tolerante, sé solidario, comparte”. “La Eucaristía resume la existencia de
Jesús, su pro-existencia. Eucaristía y amor son los signos que han de
identificar siempre a los cristianos. La Eucaristía es inseparable del amor.
Sé tolerante: Decir tolerancia no es decir que “todo vale”, ni quedarse
indiferente dejando simplemente que cada cual haga lo que quiera. La
tolerancia implica respeto profundo por el otro, conlleva interés por sus
condiciones de vida, aceptación cordial de su persona. El otro es nuestro
prójimo, nuestro hermano, porque es hijo de Dios. Sólo este reconocimiento
devuelve al pobre, al marginado, al diferente su significación. Su autoestima.,
su dignidad, sus valores. Creerlo asís no sólo compromete en teoría, sino en la
práctica y en las actitudes de fondo que determinan nuestro comportamiento.
Hay que ser tolerantes no porque haya que engancharse al carro de moda, o
porque éste haya sido declarado año de la tolerancia, sino por el valor y
dignidad que reconocemos en todos y cada uno de los hombres. Jesucristo, el
Hijo de Dios asumió la condición humana, se identificó con ella, dio la vida
por el hombre, por todos los hombres.
Sé solidario: Cuando el hombre es reconocido, valorado y amado como
lo hizo Jesús, el reconocimiento se convierte en solidaridad. Presumir de
tolerantes y no ser solidarios es un contrasentido. Mientras en los países
desarrollados vivimos obsesionados por nuestro nivel de bienestar, en el
mundo aumentan el hambre, las guerras, el subdesarrollo, la xenofobia, el
racismo, la marginación, la soledad. La preocupación por nosotros mismos
nos ciega e incapacita para ver, conmovernos y actuar eficazmente a favor de
los demás. (cf. CA, 49). Ser solidario es saber ver, conmoverse, apearse de
nuestros exclusivos puntos de vista. Rehabilitar, promocionar, integrar- Este
fue el comportamiento del Buen Samaritano con el caído al lado del camino.
En la parábola Jesús se definió, ante todo, a sí mismo y nos invitó a hacer
nosotros lo mismo (cf. Lc.10,37). El solidario no ve en el otro, ante todo, a
alguien distinto, sino a un compañero de camino herido y maltratado; no ve a
un intruso, recién llegado, sino a un miembro de la misma familia humana.
232
Por eso, quien es solidario comparte preocupaciones, aspiraciones, se implica
a sí mismo con el otros (cf. SRS, 39). El solidario lucha con todas sus fuerzas
para construir un mundo habitable también para los débiles e indefensos.
Comparte: La solidaridad verificada se traduce en compartir, en hacer
al otro -persona, pueblo, nación- partícipe del banquete de la vida al que
todos los hombres son igualmente invitados por Dios. (…) Nos molesta el
extranjero o moramos con desprecio a quien no es de nuestra misma
condición, cultura o religión. La solidaridad evangélica nace de un corazón
tocado por la gracia de Dios, pero salta al exterior y se expresa en ejercicio
de justicia, en servicio y compromiso. La esencia de la solidaridad se verifica
en el compartir bienes, vida, ideas, sentimientos, amor.
Anda y haz tú lo mismo. El día del Corpus ofrezcamos al Señor
nuestro sincero homenaje de fe, de gratitud, de adoración. (…) Revistámonos
de sus mismos sentimientos, reproduzcamos sus mismos gestos. Él se parte
para repartirse. Su ejemplo es normativo para nosotros. “Haced vosotros los
mismo”, nos grita desde el sacramento. Así es como la sociedad se irá
haciendo comunidad, la convivencia comunión. Así iremos poniendo en
nuestra tierra la mesa del Reino de Dios, de la que es profecía y anticipo el
banquete de la Eucaristía, donde todos estamos llamados a sentarnos como
hermanos, hijos de un mismo Padre. Así irá tomando cuerpo la civilización
del amor” (junio, 1995).
- En la fiesta del Corpus Christi del año 1997, el Obispo de la Diócesis
envía una catequesis en la que dice, entre otras cosas, lo siguiente: “Jesús
entrega su cuerpo y derrama su sangre para liberarnos de todas las
esclavitudes. Beber el cáliz es saberse hijo de la libertad, es comprometerse en
el proceso de liberación de todos los hombres, de toda la creación. Levantar el
cáliz es hacer anuncio, profecía de libertad; es un canto a la esperanza.
Sentarse a la mesa de la Eucaristía es proclamar que un día nos sentaremos a
beber el vino nuevo, como comensales de la mesa del Reino de Dios: el reino
por cuya venida a esta tierra trabajamos. ¡Venga a nosotros tu Reino! El amor
no puede guardarse. Al celebrar la Eucaristía tenemos que ir aprendiendo a
partirnos, a compartir el pan, lo que somos y tenemos.: “Haced esto en
memoria mía”, nos dice Jesús. Nos alimentamos del amor para poder amar.
Por eso, si el Jueves Santo es el Día del Amor Fraterno, el Corpus es el Día de
la Caridad.
“Si eres solidario cumples. Hoy cumple”, dice el eslogan del Día de la
233
Caridad. Vivimos en un mundo insolidario. No lo es el Norte con el Sur ni el
Norte y el Sur entre sí. ¡Cuánto egoísmo y cuanto individualismo! ¡Cuántas
lágrimas y cuánta sangre derramadas por la ambición de unos y de otros, por
la inhibición e indiferencia de unos y de otros!
Pero esto no es toda la verdad. Hay también hombres y mujeres que han
optado por la entrega de su tiempo y de su vida a los demás. Son más de
500.000 sólo en España los que militan en las filas del voluntariado, bajo la
bandera blanca de la solidaridad. Son los profetas del futuro. Algunos, además
de profetas, son mártires. El futuro les pertenece, porque el mundo progresa y
asciende por las vías de la solidaridad. Solidaridad que para nosotros los
creyentes apunta a Cristo, el mártir por excelencia, el más hermoso ejemplo
de solidaridad, revelador de la solidaridad misma de Dios. Caritas ha
cumplido y está cumpliendo. Hoy cumple cincuenta años, sus bodas de oro.
¡Felicidades!” (Junio de 1997).
- En junio de 2001, al acercarse la fiesta solemne del “Corpus Christi”,
D. Ciriaco, como ya es costumbre, envía a todos los diocesanos una
exhortación pastoral por ser también “el Día Nacional de Caridad”.
Recordamos estas afirmaciones suyas: “La Eucaristía es el memorial de una
historia de gracia y salvación ofrecida a todos los hombres. Jesús crucificado
y resucitado se hace presente en la Eucaristía con toda la fuerza vivificadora
de su Espíritu para transformar la comunidad humana en su cuerpo, para unir
a su ofrenda al Padre la ofrenda de los miembros de su Cuerpo, de todos los
que están dispuestos a dejarse partir como ofrenda de amor y de servicio a los
demás, como Él hizo, para hacer fermentar la comunidad de la tierra entera
convirtiéndola en casa común y en mesa compartida. De la Eucaristía han
brotado y siguen brotando los gestos más gratuitos de amor, las entregas más
comprometidas, los compromisos de amor más arriesgados y definitivos. No
es, por eso, extraño, que hoy celebremos el Día Nacional de Caridad.
Caritas, la institución encargada de promover y coordinar la acción
caritativa y social de nuestra Iglesia diocesana, nos sigue recordando que
también entre nosotros hay pobrezas y marginaciones; que son inmensas las
multitudes que pasan hambre en el mundo; que a ellas hay que añadir los
damnificados por catástrofes naturales o por guerras; que surgen nuevos
desafíos, como el de la migraciones, ante los que no podemos encogernos de
hombres, ni cerrar los ojos. Y Caritas nos pide hoy acrecentar la generosidad
mediante el incremento de la comunicación cristiana de bienes y con la
incorporación de nuevos voluntarios” (junio, 2001).
234
- Año 2003. Si el Jueves Santo es el “Día del Amor Fraterno”, el
“Corpus Christi” es el “Día de la Caridad”.Con este motivo Mons. D. Ciriaco
Benavente Mateos publica, cada año, una catequesis. De la del año 2003,
insertamos lo siguiente: “La Eucaristía es signo de unidad y fermento de
caridad. Donde quiera que se parte el pan y se alza el cáliz hay una llamada al
encuentro, a la reconciliación, a la común-unión y a la tarea común. Nadie
queda excluido. Y, sin embargo, Caritas tiene que recordarnos que la
exclusión social es el nuevo rostro de la pobreza. Por eso, al sentarnos hoy a
la mesa de la Eucaristía, que anticipa el banquete del Reino futuro que el
Padre Dios prepara para todos los hombres, no podemos olvidar que a más de
la mitad de los habitantes del mundo les está prohibido sentarse a esa otra
mesa del banquete de la creación y de la vida para compartir el pan de cada
día” (julio-agosto de 2003).
* Donación de órganos
Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos ha prestado atención en su
ministerio profético también a la Campaña de ALCER destinada a promover
la donación de órganos. Por eso, publica una carta en la que afirma: “La
doctrina moral católica previa confirmación de la muerte del donante y el
informe médico favorable, no ha tenido cuenca dudas de su licitud y bondad.
Más aún, la Iglesia lo ha contemplado como una forma ejemplar de
comunicación de bienes, como muestra suprema de amor, al ejemplo de Jesús,
que se desprendió de su vida para darnos la Vida. También aquí vale aplicar
la máxima evangélica: “Lo que hicisteis con uno de éstos, conmigo lo
hicisteis”. Gestos así ennoblecen y dignifican a la sociedad.(…) Con sumo
gusto me sumo a tan humana y evangélica campaña, a la vez que invito a los
sacerdotes de la diócesis a estimular a los fieles de nuestras comunidades para
que, a ejemplo de Jesús, el donante universal, se hagan también ellos donantes
de órganos” (BOO, junio 1994; 614-615).
* Cercanía a los encarcelados
Con su presencia, su palabra y sus gestos estuvo cerca de los
encarcelados: “El próximo día 24 de septiembre celebran los centros
penitenciarios la fiesta de su Patrona, Santa María de la Merced (…) Con esta
ocasión, quisiera llamar la atención de nuestras comunidades cristianas sobre
esta dura realidad, porque muchos de los reclusos pertenecen a las parroquias
de sus barrios y pueblos (…) La ciudad de Cáceres cuenta con dos prisiones:
235
Cáceres I y Cáceres II. Ahí están, bien cerca de nosotros, cientos de personas
de distintas edades y condiciones, cada uno son sus tragedias, culpabilidades
y sufrimientos a la espalda. En pocos lugares se concentra, tan altas dosis de
dolor y de amargura por metro cuadrado como en la cárcel..(…) La cárcel es
expresión de la tragedia que envuelve a la condición humana. (…) Quiera
Dios que en nuestras parroquias, el próximo día de la Merced -y siempre-
tengamos presentes a aquellos que cumplen la pena de prisión: orar por ellos
y pedir, por intercesión de la Stma. Virgen, que nuestras comunidades sean
lugar de acogida para ellos y sus familiares” (3-VIII-1994).
Un testimonio
P. Gianni, de la Congregación de Hijos de María Inmaculada
(Pavonianos) escribe “un saludo y un agradecimiento desde la prisión”: “La
cárcel es uno de los lugares más olvidados, más tristes y marginados de
nuestra ciudad. Allí, detrás de muros y alambradas viven y malviven unos
quinientos presos, unas quinientas personas con sus penas, sus fracasos y
tristezas. Pues, allí también ha estado presente nuestro Obispo Ciriaco en las
Nochebuenas y en la fiesta de la Merced, patrona de los encarcelados. Ha sido
un Pastor que se ha preocupado también de estas “ovejas heridas”, que se ha
acercado a ellas con respeto y ternura para llevarles la palabra y la presencia
salvadoras de Jesús. ¡Gracias! en nombre de todos nuestros hermanos presos:
“Estaba en la cárcel y tú me visitaste!” (Delegación diocesana de Pastoral
Penitenciaria. Cáceres, 15, de diciembre 2006).
También queremos dejar constancia de un hecho significativo que
refiere Rafael Puras y que se encuentra en el Boletín O. del Obispado (enero,
2003): “El pasado domingo, día 3, miembros de Pastoral Penitenciaria,
rindieron un cariñoso homenaje a la Religiosa Trini, Carmelita del Sdo.
Corazón, con motivo de su traslado a Valencia. Por este motivo se celebró en
la Parroquia del Beato Spínola una Misa, presidida por el Sr. Obispo,
acompañado por el Párroco D. Juan Rodríguez Martín, también vinculado a
esta pastoral, y numerosos asistentes. Participaron también directivos del
Centro Penitenciario de Cáceres y otros amigos de Trini. Después todos
tuvimos una fraternal comida donde pronunciaron unas palabras el Director
del Centro Penitenciario y el Sr. Obispo, a los que Trini contestó con unas
expresivas gracias, poniéndose a nuestra disposición en su nuevo destino”.
* Día del Enfermo:
236
Mons. D. Ciriaco Benavente, Obispo de la Diócesis de Coria Cáceres y
Administrador Apostólico de Plasencia escribe a sus diocesanos una nota
pastoral cada vez que llega el día del enfermo. Ofrecemos estos testimonios.
- Año 1993, “¡Cómo me gustaría acercarme personalmente a cada uno
de vosotros, sobre todo en este vuestro Día, para manifestaros la preferencia
del Señor por vosotros! Especialmente quisiera repetir a los que están cerca
del tránsito de este mundo las frases que constituyen el tema y el lema de la
Jornada del Enfermo de este año: “Morir es vivir. Más allá de la muerte la
Vida sigue. No tengáis miedo”.(…) Quiero dirigir una palabra de
reconocimiento a los familiares que os cuidan, a los agentes sanitarios que no
sólo se esfuerzan por devolveros la salud, sino que además de preocupan de
trataros y atenderos en la enfermedad valorando vuestra dignidad de personas.
Tampoco puedo olvidar a los sacerdotes, religiosos, religiosas, voluntarios
numerosos conocidos por el nombre de Visitadores (…) empeñados en
acompañaros adecuadamente y confortaros con los auxilios espirituales y
cristianos” (15 de abril de 1993).
- Año 1994. En este año el Obispo de la Diócesis nos ha dirigido una
catequesis para ayudarnos a entender esta Jornada mundial del Enfermo,
instituida por Juan Pablo II para la Iglesia universal y que se celebra el 11 de
febrero, festividad de Ntra. Sra. de Lourdes. El prelado afirma: “los enfermos
y quienes los atienden son para la Iglesia un signo privilegiado de la presencia
del Señor. En su dolor descubrimos la llamada a poner el gesto que da
seguridad, la palabra que infunde esperanza, el estímulo que ayuda a vivir, la
ayuda para reconciliarse con el propio cuerpo y con la expectativa de la
muerte. Desde el enfermo aprendemos a celebrar la presencia del Señor,
significada en los esfuerzos de la ciencia médica y en los múltiples gestos de
solidaridad y amor que hacen presente el Reino.
Los sacramentos -Unción, reconciliación, Eucaristía- insertos dentro
de una acción evangelizadora que abarca a toda la persona, y que incluye
atenciones y cuidados al enfermos, son un momento culminante de la
presencia y solicitud del Señor que, a través de la mediación sacramental-
eclesial, sana y santifica. La Campaña de este año quiere poner especial
énfasis, precisamente, en la renovación de la celebración de los sacramentos
de la enfermedad.
En nombre del Señor agradezco el trabajo de cuanto, desde las diversas
instancias y tareas, prestan su atención y cuidado a los enfermos, muy
237
especialmente a quienes, en los distintos grupos parroquiales, se ocupan de la
Pastoral de la Salud. Invito asimismo a los todos los párrocos a que
promuevan, en c0laboración con nuestra Delegación Diocesana, este
importante campo de la pastoral, prestando a estos grupos la ayuda, el aliento,
la formación y el acompañamiento necesarios para no desfallecer en este, tan
evangélico como arduo servicio eclesial” (11-II-1994; BOO; febrero, 1994;
123-124)..
- En el año 1995. “La enfermedad desfigura el cuerpo, lo incapacita,
pero no degrada la grandeza y dignidad del hombre. El enfermo es hijo de
Dios. En el enfermo se nos revela de modo singular el Dios que al encarnarse
vivió también la soledad, la agonía, la impotencia ante la muerte. En la agonía
de Cristo, Dios estaba asumiendo de alguna manera la debilidad y el
sufrimiento de todos los hombres. Vivir cerca del enfermo, de su cama o de su
silla de ruedas es estar como María al pie de la cruz. Ella no desertó ante el
horror del sufrimiento, no dudó de la grandeza de su hijo; acompañándolo con
amor y ternura infinita se hacía solidaria del dolor redentor que salva al
mundo. Los cuerpos debilitados y dolientes son también templos de Dios y
un día serán cuerpos gloriosos. Con ellos llevarán para siempre las huellas de
nuestros cariños y atenciones (…)
Todos necesitamos estar preparados para asumir o para acompañar la
enfermedad. (…) Acompañar a un enfermo es entrar en una escuela de piedad
y compasión, de realismo y de maduración humana y cristiana. Los enfermos
son sacramento y camino de purificación y redención para nosotros mismos,
de comunión con el misterio redentor de Cristo. Ellos nos enseñan a
relativizar muchas cosas, a trabajar sin esperar recompensa. La actitud ante el
enfermo pone a prueba la calidad de la familia. Las dependencias que origina,
las necesidades y atenciones que demanda ponen al descubierto si la familia
es realmente la institución en que se está dispuesto a darlo todo sin pedir nada
a cambio, su es el mejor ámbito de generosidad y afecto.
Corresponde a la sociedad y a sus instituciones proporcionar el mejor
sistema de cuidados para humanizar la enfermedad, promover ayudas a las
familias afectadas, dedicar medios a la investigación. Pero, sobre todo, que
invierta en crear valores que humanizan.
A los grupos que trabajáis en la pastoral de la salud y a todos los fieles
católicos os invito a acercaros al mundo del sufrimiento en la enfermedad, a
dejaros interpelar por él, a compartir la búsqueda de una vivencia sana del
mismo, a la luz de Cristo muerto y resucitado, a fin de renovar e intensificar
238
la atención pastoral a los que sufren”.
- En el año 1996, el Prelado de la Diócesis acompaña a los enfermos en
su “peregrinación en el Tren de la Esperanza a Lourdes” (22-24 de junio de
1996). Con frecuencia participa en esta peregrinación.
- En el año 1997, el Señor Obispo escribe una catequesis para el día del
Enfermo. En ella dice: “Nuestra sociedad tiene muchas deudas, pero una de
las primeras es para con el anciano y, singularmente, para con el anciano
enfermo. Los esfuerzos realizados y los logros conseguidos son insuficientes.
Se precisa una mayor sensibilidad, que se traduzca en respuestas eficaces. La
realidad el anciano enfermo conecta con el corazón del Evangelio de Jesús,
que tiene como destinatarios privilegiados a los más débiles y vulnerables,
que nos insta a dignificar en profundidad a la persona, que es promesa de
plenitud, sobre todo, en el atardecer de la vida.(…) La Jornada del enfermo
nos invita este año a acocarnos respetuosa y amorosamente al anciano
enfermo para conocerlo, para compartir con él añoranzas e ilusiones,
desvalimientos y aspiraciones; a promover iniciativas individuales y
colectivas que le ayuden a sentirse integrado dentro de nuestras comunidades
cristianas y en la sociedad; a seguir anunciando, celebrando y sirviendo el
Evangelio de la Vida en el anciano enfermo. Nuestra diócesis se siente gozosa
de haber promovido. Entre obras diocesanas y de instituciones religiosas, una
importante red de centros de acogida y atención a ancianos. Merecen gratitud
y alabanza quienes -religiosos, religiosas o laicos- están gastando su vida
con admirable cariño y generosidad a favor de los ancianos. Que su ejemplo
nos estimule a todos.
- En el año jubilar 2000. Mons. D. Ciriaco Benavente Mateo publica
una nota pastoral titulada: “Jubileo de Enfermos en la Concatedral”. “Nuestra
Iglesia en comunión con la Iglesia universal, está celebrando con gozo y
gratitud el Gran Jubileo del año dos mil de la Encarnación de N.S. Jesucristo,
el acontecimiento más importante y decisivo de toda la historia de la
humanidad. (…)
La Encarnación significa que Dios ha compartido nuestra vida, que
sabe por experiencia del gozo y del sufrimiento, de la confianza en Dios y del
verse abandonado. Y sabe qué siente el hombre cuando se ve acosado por el
desaliento o la esperanza, por la enfermedad o la impotencia. En la carne
misma de Jesús Dios ha conocido el sufrimiento humano. Casi no hay página
del Evangelio donde no aparezca Jesús al lado de algún enfermo, de quien
239
está solo, desvalido o despreciado. En su forma de acercarse a ellos, en su
esfuerzo por liberarles del dolor, en su afán por llenarles de vida y de salud,
en su pasión por contagiarles su confianza en el Padre se nos revela qué siente
y cómo quiere Dios a los enfermos. La lucha de Jesús contra el pecado y
contra todo lo que hace nuestra vida más desdichada e indigna lo expresó él
mismo admirablemente en el prólogo de su presentación como Pastor de
nuestras vidas: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante”
(Jn.101,10). En Jesús Dios está con nosotros salvando lo que nosotros
malogramos e invitándonos a trabajar por una vida más digna y más humana,
hasta que todos alcancemos la plenitud en Él (cf. Lc.9,19).
Nuestro jubileo tiene que ser, ante todo, una inacabable acción de
gracias al Padre por Jesucristo en el Espíritu Santo. En la larga historia de la
humanidad nadie ha aportado tanto consuelo y esperanza a los enfermos y
moribundos como Jesús. Y nadie ha generado, en el valle de lágrimas que es
esta tierra nuestra, tanta entrega y servicio a los que sufren como lo ha
generado Él. Y queremos dar gracias a Dios por quienes han hecho posible,
en estos veinte siglos, el inmenso progreso de la medicina (…), y a todas las
personas que, con mimo y delicadeza, atienden hoy a los enfermos. (…)
Queremos renovar el compromiso de seguir acercando nuestras parroquias a
los que sufren, hasta hacerlos centro de preocupación de las comunidades
cristianas, y desarrollar una especial atención para con los enfermos más
necesitados” (mayo 2000).
- En el año 2001, Mons. D. Ciriaco Benavente publica una catequesis
en la que dice, entre otras cosas: “Jesucristo experimentó en sus propias
carnes del dolor y la muerte; peor en su resurrección nos ha regalado la
esperanza más consoladora: ni la enfermedad ni la muerte tendrán ya la última
palabra. Que este anuncio pascual llene vuestra vida de esperanza y de paz.
Sabéis muy bien de la solicitud de Jesús con los enfermos (…). Precisamente
porque Él se presentaba como portador de vida, aparecía rodeado
constantemente de enfermos, porque irradiaba salud, porque “salía de Él una
virtud curativa” que dice el evangelista Lucas. La salud y la vida corporal
expresaban solamente un primer nivel de salvación. Jesús vino para curar al
hombre de todas sus heridas y miserias, las materiales y, sobre todo, las
espirituales.
Acoger a los enfermos con misericordia, superando prejuicios y
barreras de exclusión, era su mejor medicina. Su curación abarcaba a todo el
hombre, cuerpo y espíritu. Se identificó con los enfermos hasta hacer de ellos
240
sacramento de su misma presencia. Fueron muchos los enfermos que el
contacto con Él recobraron la salud. Todos los que abrieron el corazón a su
palabra experimentaron consuelo, recobraron la ilusión de vivir. Con sus
signos de curación anunciaba y anticipaba la salud definitiva. La unción de
los enfermos expresa de manera específica y eficaz la presencia sanadora de
Jesús, su oferta de perdón u salvación, su promesa de una vida plena, sanada
por su gracia” (…) (mayo, 2001).
- En el año 2002, Mons. D. Ciriaco Benavente escribe una nueva
exhortación en esta Jornada dedicado a los enfermos. La titula: “La pascua del
enfermo”. Destacamos lo siguiente:
“El enfermo es hijo de Dios, y nos revela de modo admirable al Dios
que, en la soledad y agonía de Cristo, ha asumido la debilidad y el sufrimiento
de todos los hombres. Vivir cerca del enfermo, de su cama o de su silla de
ruedas es estar como María, al pie de la cruz. Ella no desertó ante el horror del
sufrimiento, ni dudó de la grandeza de su Hijo; acompañándolo con amor y
ternura infinita se hacía solidaria también del dolor redentor que salva al
mundo Los cuerpos debilitados y dolientes son también templos de Dios y un
día serán cuerpos gloriosos. Con ellos llevarán para siempre las huellas de
nuestro cariño y las marcas de nuestras atenciones. Sabemos que hay
enfermedades crónicas o incurables que, cuando se viven en soledad, pueden
acabar hundiendo al enfermo en la desesperanza, mientras que, por el
contrario, se siente dignificado cuando se ve rodeado de afecto y atención.
(…). Una enfermedad bien acompañada puede convertirse en una experiencia
que dignifica y enriquece tanto al enfermo como a sus familiares y
acompañantes. (…) La enfermedad, por otra parte, nos enseña a enfermos y a
sanos a relativizar muchas cosas.
A los grupos que trabajáis en la pastoral de la salud os animo a seguir e
intensificar, si es posible, vuestra dedicación y la calidad de vuestra
formación humana y espiritual. Que a través de vosotros descubran los
enfermos el rostro viviente de Jesús. ¡Gracias por vuestro admirable
servicio!” (abril, 2002)
- En el año 2003, Mons. D. Ciriaco ofrece una nueva comunicación
pastoral llamando la atención sobre los enfermos: “Me alegra ver que son
cada vez más las parroquias que, entre sus miembros más activos y
comprometidos, cuentan con un grupo que, en nombre de la comunidad, han
asumido esta tarea tan evangélica. Es una actividad que debe ser valorada y
241
enriquecida. No debe faltar la atención, la proximidad, la presencia, la
escucha, el dialogo, el consuelo y la ayuda a estas personas, precisamente
cuando la enfermedad y el sufrimiento someten a dura prueba la autoestima,
la confianza en la vida y la misma fe en Dios y en su amor paternal.
En una sociedad cada vez más deshumanizada, que con frecuencia
margina y olvida a los enfermos, la Iglesia tiene que defender su dignidad y
sus derechos. Los enfermos, contemplados desde la fe, son un capital
incalculable en el corazón de la Iglesia, pueden y deben ser, por su cercanía al
misterio de la cruz y por la fuerza de su testimonio, sujetos activos en la
evangelización. (…) Os invito a los sacerdotes a promover con ilusión y
entusiasmo la pastoral de la salud, prestando una atención prioritaria a los
enfermos y preparando agentes de pastoral que quieren dedicar su tiempo a
esta hermosa tarea de acompañar y ayudar a los enfermos…” (Marzo-2003).
Un testimonio
El Delegado diocesano de Pastoral de la salud, D. Carlos Simón
Vázquez, escribe: “D. Ciriaco ha sido en nuestra Diócesis un Obispo cercano
y atento al mundo de la Pastoral de la Salud. Ha sido un Pastor que ha
trabajado para que la enfermedad y el dolor adquieran su auténtico sentido
humano y cristiano. En pocas ocasiones, repetía, la Iglesia es más auténtica y
creíble que en su cercanía a los enfermos. Su presencia tanto en el inicio de la
Campaña del “Día del enfermo” como en su conclusión era un estímulo para
que todos sirviéramos mejor a los enfermos en sus problemas y sus contextos.
Ha peregrinado, salvo rarísima excepción, con la Diócesis al Santuario de
Lourdes acompañando a los enfermos en el tren, hoy autobús, de la esperanza,
organizado por la Hospitalidad de Nuestra Señora de Lourdes. Esperanza ha
sido su palabra permanente; esperanza en que el dolor y la enfermedad están
llamadas a ser transformadas en salud, que alcanzarán su sentido en el
horizonte de lo transcendente. Así lo recordamos, como el pastor que nos dio
esperanza en nuestra entrega cotidiana a los enfermos”.
* El Centro de recuperación de toxicómanos, “Santa Bárbara”
bajo las directrices del Proyecto “Hombre” en Plasencia y en Cáceres
El Obispo de Coria-Cáceres y Administrador Apostólico de Plasencia,
Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos, presentó la Fundación “Santa Bárbara”,
de ayuda a los toxicómanos, que ha sido promovida por los dos obispados, en
colaboración con “Proyecto Hombre”. Recordó el Obispo que el fin de este
242
proyecto -de carácter aconfesional- es prestar atención a la realidad social de
los toxicómanos en Extremadura y su rehabilitación.
A título de ejemplo citamos:
- Reunión de “Proyecto-Hombre” en Cáceres (20-I-1995)
- Reunión de “Proyecto-Hombre” en Plasencia (17-V-1995).
- Reunión de “Proyecto-Hombre” en Plasencia (22-X-1996)
* Comedor asistencial. Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl
(Cáceres).
En silencio, las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, Obra Social
“La Milagrosa”, ofrecen a los necesitados (residentes o transeúntes) acogida,
comida, ropa. Nuestro Obispo está siempre cerca de ellas alentándolas en su
trabajo y dedicación a los necesitados y atendiéndolas en sus necesidades
espirituales, siempre que sea necesario.
Un testimonio
La Superiora de la Comunidad, Hermana María Luisa, escribe:
“Nosotras lo consideramos una persona muy alegada a nuestra familia
Vicenciana, no sólo a nivel local sino provincial ya que ha participado en
muchos encuentros y jornadas. En el nivel diario era nuestro “Capellán
suplente” -así lo decía él- ya que cuando no estaba el Capellán, era él quien
venía a celebrar; desayunaba con nosotras y nos hacía partícipes de sus tareas
en la Diócesis; era muy comunicativo y cercano, se interesaba por todo y por
todas.. Ha estado muy cercano en todos los acontecimientos que hemos tenido
en nuestra comunidad, ya fueran alegres o tristes. En la muerte de las
hermanas siempre ha celebrado y, si no podía por sus actividades, venía a
casa cuando podía y celebraba por ella. Nos consideraba sus enfermeras para
lo que necesitaba. Venía con frecuencia al Comedor de transeúntes, y no
faltaba en la cena de Navidad; era muy cercano a los pobres y disfrutaba con
ellos. Hemos sentido mucho que haya sido trasladado a Albacete”.
* Hnos. Cruz Blanca (Cáceres)
Estos hermanos son ya familiares en la Diócesis y en nuestra Ciudad de
Cáceres. Acogen y sirven a personas disminuidas física y psíquicamente. D.
Ciriaco los ha apoyado y acompañado siempre. Su relación con ellos ha sido
243
fraterna.
Un testimonio
La Comunidad manifiesta: “Cuando el 22 de marzo de 1992 Don
Ciriaco Benavente era ordenado obispo en la catedral de Coria, los Hnos.
Franciscanos de Cruz Blanca que habíamos participado en la celebración nos
acercamos a saludarlo y nos preguntó: “¿y vosotros quiénes sois? “Los
Hermanos de Cruz Blanca”, -le contestamos-. “Pronto nos veremos”, nos
dijo. Y así fue. Tres días después, el 25 de marzo coincidiendo con la
festividad de nuestra Patrona Ntra. Sra. de la Encarnación nos celebraba la
Eucaristía en la que participaban nuestros chicos y voluntarios. Desde ese
momento su relación ha sido continua. Sin duda alguna, además de su
aprecio por los hermanos y los voluntarios que comparten nuestra misión, don
Ciriaco encontró en nuestra Casa uno de los tesoros de su Diócesis: el grupo
de discapacitados intelectuales a quienes asistimos; esos que son los últimos,
los que poco cuentan, los excluidos…pero que son los preferidos del Señor. Y
de esta manera se acercaba a ellos D. Ciriaco: a “echarse” un cigarro con
Jesús, a hablar de futbol con José Luis, o a impartir la unción de enfermos a
Valentín, un chico con su cuerpo y su cara deformados, y al ungir su frente
con el óleo, Don Ciriaco lloraba y oraba. E impartió el sacramento de la
confirmación a todos nuestros chicos porque decía: “¿Quiénes mejor pueden
manifestar a Cristo sino aquellos que llevan en su cuerpo el sufrimiento de la
pasión?”. Don Ciriaco Benavente, por muchos motivos, forma parte de la
Familia de Cruz Blanca”.
* Apoyo a A.C.I.S.J.F. (Cáceres)
- Preside la Eucaristía en la Parroquia de San Juan Bautista de Cáceres
en el 25 aniversario de su implantación en Cáceres (15-X-1996).
- Apoyó siempre el Centro de acogida para mujeres adolescentes y
jóvenes inmigrantes en situación de desprotección, de cualquier nacionalidad,
solas o hijos. El Prelado les dice: ”Saludo con gozo y esperanza la nueva y
feliz iniciativa en que las animosas voluntarias de ACISJF se han embarcado:
abrir un centro de acogida para mujeres inmigrantes en Cáceres. Me alegra
porque, como obispo diocesano, me toca presidir la caridad en nuestra Iglesia
particular. Me alegra porque se trata de uno de los retos que reclaman
respuestas urgentes y eficaces por parte de cualquier Iglesia que quiere ser y
sentirse samaritana. Y me alegra porque ACISJF, que se siente orgullosa de
244
ser una organización eclesial, cuenta con la acreditada experiencia de su
especialización en el servicio a la mujer necesitada de acogida y ayuda (BOO.
mayo-2001).
* Hospitalidad Diocesana de Lourdes
Mons D. Ciriaco Benavente estuvo cerca de la Hospitalidad. Les
ofrezco unos fragmentos de su carta: “Para el progreso de la Hospitalidad”.
“Bajo el lema “Habitados por el Espíritu” nuestra Hospitalidad
Diocesana prepara, un año más, la peregrinación de enfermos a Lourdes. (…)
Nuestra Hospitalidad, en consonancia con el programa preparatorio del Gran
Jubileo del año 2000, quiere que, este año especialmente, voluntarios y
peregrinos vayan pertrechados, además, del fuego del Espíritu Santo. Pero no
os asustéis: el Espíritu ni ocupa ligar ni supone un peso adicional en la
mochila. Sólo necesita un rincón en el alma. Es lo único que reclama para, a
cambio, poner alas en nuestro corazón y generosidad en nuestras manos. Dios
es amor; no es soledad sino comunión y comunicación; no existe sino
dándose. Es lo que expresamos al confesar el misterio trinitario. El Espíritu es
la expresión personal del Dios que se hace don; es el último toque por el que
Dios alcanza a sus criaturas, a las que conserva en el ser y las conduce a su
plenitud”.
El Obispo habla a continuación de la acción del Espíritu Santo en la
historia de la salvación, y prosigue diciendo: “En la resurrección, la carne
humillada, despreciada y muerta de Jesús, ungida por el Espíritu vivificante,
se hizo carne gloriosa, transparente, con propiedades divinas. Por eso, dirá
San Pablo: “Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita
en vosotros, aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos dará vida a
vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que habita en vosotros”.
En nuestra peregrinación a Lourdes, os lo aseguro, se palpa el soplo del
Espíritu. Reviven los mismos sentimientos de Cristo en el amor servicial a los
enfermos y necesitados. Y en nuestra peregrinación, os lo aseguro, se
despacha alegría a raudales, porque, aun en medio de las limitaciones de la
enfermedad, alienta la esperanza. Amor y esperanza son los signos
inequívocos, ayer y hoy, de la presencia del Espíritu en la Iglesia.
La peregrinación tiene una meta inmediata: el encuentro con María, en
Lourdes. Ella es la esposa, la casa del Espíritu. En sus entrañas se realizó el
más hermoso intercambio, la más bella y transcendental alianza: Dios tomó
245
nuestra carne, para que nuestra carne se hiciera portadora de Dios. Desde
entonces, nuestros labios humanos, como los de Jesús, pueden decir en
verdad: “Abba”, Padre”. Por eso, amigos, el tren de la hospitalidad es el “Tren
de la Esperanza”. ¿Podríamos haberle encontrado otro nombre más propio?
Os invito a que subáis a él. Sabréis lo que es experimentar la presencia del
Espíritu” (Boletín O. del Obispado; marzo de 1998, 214-215).
* Acogida de las HH. Hospitalarias del Sdo Corazón.
- “Las HH. Hospitalarias del Sdo. Corazón de Jesús han cursado
solicitud al Excmo. y Rvdmo. Señor Obispo, don Ciriaco, para que se les
conceda abrir una casa en Cáceres, dada la petición expresa hecha por la
Asociación de Padres y familiares de enfermos mentales esquizofrénicos de
esta capital, responsabilizándose, en colaboración con esta Asociación, de la
puesta en marcha de un Centro de Rehabilitación Psicosocial a favor de los
enfermos mentales crónicos, ubicado en nuestra ciudad. El Obispo ha
contestado favorablemente a esta petición, concediendo la erección canónica
de la Casa de Hermanas Hospitalarias del Sdo. Corazón que, pro ahora estará
en la C/ Avenida Hernán Cortés, n.5, bajo, al mismo tiempo que bendice
paternalmente la obra, ya que todas estas actividades de interés social le son
especialmente gratas y deseadas. La Iglesia Diocesana, sensibilizada al
máximo con nuestros hermanos más débiles, les prestará, sin duda, una cálida
acogida” (17-I-1994; BOO, febrero 1994; 129).
- En el año 1996, Mons. D. Ciriaco Benavente publica una Catequesis
(30-IV-1996) que dirige a los Párrocos y rectores de Templos de la ciudad de
Cáceres. En ella dice:
“El día del Enfermo de este año se centra en los enfermos mentales,
cuya situación no ha logrado todavía en nuestra sociedad el interés y la ayuda
que merecen, a pesar de ser la enfermedad mental una de las experiencias más
duras y desconcertantes. El mensaje del Papa Juan Pablo II, así como el de
los Obispos de la Comisión Episcopal de Pastoral, nos ofrecen preciosas
orientaciones y sugerencias para dicha Jornada.
En nuestra Ciudad, el Centro de rehabilitación Psicosocial, dirigido por
las Hermanas Hospitalarias del Sdo. Corazón, y la Asociación Apafenes, han
programado una Semana de concienciación sobre la enfermedad mental, en
colaboración con la plataforma formada por profesionales del Centro,
miembros de Apafenes, voluntarios., hermanas Hospitalarias y pacientes.
Le ruego informe, tanto a las asociaciones parroquiales como a los
246
fieles asistentes al culto dominical, de dicha campaña e invite a participar en
los actos programados que les sea posible, entre los que está la celebración
eucarística en la Concatedral de Santa maría, a las 5 de la tarde del próximo
día 12 de mayo, Día del Enfermo” (Boletín O. del Obispado; mayo, 1996;
420).
* Acogida de las Hijas Franciscanas de la Inmaculada,
Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos acoge en al Diócesis a estas
Religiosas que, procedentes de América Latina (Guatemala, El Salvador...)
han venido a nuestra Diócesis. Una comunidad atiende la Casa de Ejercicios
Espirituales de la Montaña (Cáceres), y la otra atiende la Residencia de
Ancianos en Membrío. Es un nuevo don con que el Espíritu Santo enriquece
a la Iglesia Diocesana.
* Atento al mundo del trabajo
Asiste a reuniones que abordan la problemática del mundo del trabajo.
Consignamos aquí su presencia y participación en la celebración del 50
Aniversario de la HOAC, en la Parroquia de San Eugenio, de Aldea Moret
(Cáceres), el día 6 de mayo de 1996.
* La atención a los ancianos
No queremos silenciar ni dejar de lado la atención de Mons. D. Ciriaco
Benavente a los ancianos. Prueba clara de de ello son las Residencias que la
Iglesia Diocesana tiene abiertas para acoger a los ancianos, a las que siempre
atendió, y aquellas que ofrecen Congregaciones Religiosas.
A) Residencias de la Diócesis
* Residencia “San Rafael” (Hijas Franciscanas de la Inmaculada
Membrío).
* Residencia Santa Isabel (Hijas – S. Vicente de Paúl; Torrejoncillo)
* Residencia San Nicolás de Bari (Hijas Caridad de S.V. de Paúl- Coria)
*Residencia la Inmaculada (Misioneras de St.Teresa de Lisieux;
Coria)
*Residencia Fundación Masides (Hnas.Terciarias Capuchinas
Aldeanueva del Camino)
* Residencia Nuestro Hogar (Instituto Secular Hogar de Nazaret.
Brozas).
247
B) Residencia Ntra. Sra. del Rosario. Parroquia de San José (Cáceres)
C) Residencias de Congregaciones Religiosas
* Residencia Mi Casa.(Hermanitas de los Pobres; Cáceres)
* Casa de la Misericordia (Edmp. Alcuéscar)
* Casa de la Misericordia (Edmp. Pinofranqueado)
Un testimonio:
Bendición e inauguración de la Capilla y de la Casa de Misericordia
“P. Leocadio” de Pinofranqueado de los Esclavos de María y de los Pobres
(24 de febrero de 2000).
El P. Luis Arias Edmp, director entonces de la Casa, escribe: “Si no
recuerdo mal, al mes y un día justo de ser Ud. Ordenado Obispo para esta
Diócesis, tuvimos una concentración de personas de la tercera edad en Erías
(Hurdes), venidas también de la zona del río Alagón, donde por la tarde
presidió una Misa de campaña extraordinaria. Terminada ésta, le invité a que
se paseara para conocer las obras de esta Casa que iban bastante avanzadas, y
aceptó gustoso.
Como se acercaba la hora de dejar el trabajo, yo me adelanté para
anunciar a estos trabajadores que nos iba a visitar el nuevo Obispo, y todos se
quedaron para saludarle y conocerle. Juntos fuimos animadamente
recorriendo todo y al final nos dijo que el sitio le parecía ideal para estos
fines, que la veía bien orientada y distribuida, etc., y, de pronto, me preguntó
a mí: P.Luis, ¿no podía contar yo aquí con una habitación para cuando venga
por esta zona? Yo le dije: “eso está hecho”. Y al día siguiente comenzaron a
hacerla con mucho entusiasmo y cariño.
El nuevo Obispo nos ganó el corazón a todos desde esta primera visita a
la Casa, todavía en obras. Y luego a lo largo de estos 14 años y medio, la
veneración y estima por nuestro Obispo en nuestra Casa, puedo asegurarles,
que han ido siempre en creciente” (“Luz de Redención”; Alcuéscar,
noviembre de 2006; n.683; 5).
* Residencia Municipal San Antonio (Hijas de la Virgen para la
formación cristiana. Valencia de Alcántara)
248
* Siervas de Jesús. Cottolengo del P. Alegre (Fragosa)
Mons. D. Ciriaco Benavente escribe: “a finales de enero de 1998,
presidía yo en Fragosa (Hurdes) la celebración de las bodas de plata de tres
religiosas de nuestro Cottolengo. Cada una de ellas llevaba veinticinco años
anunciando, celebrando y sirviendo al don de la vida, dedicadas a atender con
ternura y corazón de madres a enfermos y deficientes profundos a los que hay
que cuidar en todas sus necesidades. Con qué alegría renovaron, ante la madre
general, sus tres votos –pobreza, caridad y obediencia- y el cuarto,
específicamente cottolenguino, de dedicarse de por vida a los pobres más
pobres. Al final de la comida, compartida con los enfermos acogidos, se me
acercó una religiosa anciana de mirada dulcísimo y ojos por los que se le
escapaba la alegría del corazón. Me susurró casi al oído: “Padre, si la gente
supiera cuán inmensamente felices somos…¿Puede haber felicidad más
grande que servir al Dios, que es amor, en los pobres? Esta hermana entendía
la vida como un don y encontraba un sentido a aquellas pobres vidas, mucho
más pobres que la del señor tetrapléjico de la eutanasia. A él al menos le
funcionaba el cerebro. Os aseguro que lo que os cuento es real. Y no he
encontrado una manera mejor para hablaros del don de la vida consagrada, de
la belleza que aportan miles de consagrados y consagradas en la Iglesia.
En mi interior di gracias a Dios por la fe, por la pertenencia a esta
Iglesia, por el regalo de la vida consagrada. Os invito a que hoy lo hagáis
vosotros también. Y a que, todos los días del año, anunciéis, celebréis y
sirváis al don de la vida” (Boletín O. del Obispado; febrero, 1998; 136-137).
Testimonios
- La Comunidad de Siervas de Jesús del Cottolengo escribe: “D.
Ciriaco, como Obispo, ha pasado por nuestra casa como el Pastor bueno que
se interesa por todas y cada una de sus ovejas. La relación con Él siempre ha
sido en torno al Altar con la celebración de la Eucaristía y en reunión de
familia. Ha manifestado siempre el amor preferencial a los más pobres y
enfermos. Ha compartido con nosotros muchas alegrías y acontecimientos
familiares. No ha cesado de alentarnos para que seamos fieles a nuestra
misión y sepamos ofrecer nuestra vida al Señor. Se ha interesado mucho para
que no nos faltara, en la medida de lo posible, la celebración eucarística,
fuente y vida nuestra. Cercano, amigo, sencillo, con humildad se
encomendaba a las oraciones de las personas acogidas en nuestra casa. Le
249
estamos inmensamente agradecidos/as y seguimos encomendándolo en
nuestras oraciones”.
- El Sacerdote D. Emilio Guillén Rubio, por su parte, escribe en la
celebración del cincuenta aniversario del Cottolengo de las Hurdes: “Con gran
alegría y solemnidad se celebró el pasado 7 de septiembre de 2002 las
“Bodas de oro” del Cottolengo en las Hurdes. A las 11,20 horas, en la terraza
de la casa, se celebró la Eucaristía presidida por el Obispo, D. Ciriaco
Benavente, que estuvo acompañado por una quincena de sacerdotes, además
de por un nutrido grupo de “amigos del Cottolengo” venidos de todas partes.
El Obispo recordó en la Eucaristía los primeros pasos de las hermanas por
estas tierras “Jurdanas”, cuando allá por el enero de 1952 salieron hacia las
Hurdes tres Hermanas Servidoras de Jesús, que junto con algunos
colaboradores fueron haciendo posible, poco a poco, la realidad del
Cottolengo. También recordó que, tanto la Diócesis como las Hurdes, nunca
podrán agradecer lo suficiente la encomiable labor que estas mujeres han
hecho y siguen haciendo por esta tierra. (…)
Al final, el Obispo bendijo las últimas reformas llevadas a cabo en la
casa y se descubrió una placa conmemorativa en el monumento al Sdo.
Corazón. Cuando les pedí a las hermanas que dijeran algo para la Hoja
Diocesana, sólo me dijeron: “El Señor ha estado grande con nosotras y
estamos alegres”. Desde aquí sólo queremos decirles dos cosas: Gracias y
felicidades” (Boletín O. del Obispado; octubre 2002; 999-1000).
* “CÁCERES ACOGE”
Bajo la presidencia del señor Obispo de la Diócesis se inauguró el día
13 de diciembre de 1993 el Centro de Acogida a Inmigrantes, con la
denominación de “CÁCERES ACOGE” que está ubicado en el barrio
Moctezuma de Cáceres y coordinado por los HH de Cruz Blanca, cuya
presencia y acción al servicio de los pobres y disminuidos en nuestra
Diócesis reconocemos y agradecemos de todo corazón.
Pretende ser un lugar donde el inmigrante se sienta querido en su
dignidad de persona, a la vez que se le oriente y asesore en los múltiples
aspectos que su condición de extranjero en demanda de trabajo suele plantear.
El Obispo bendijo los locales y pronunció unas palabras de apoyo y
orientación para este servicio de Caritas Diocesana”.
250
4.- El Gobierno pastoral
“En el ejercicio de su ministerio de padre y de pastor, compórtense los
obispos en medio de los suyos como los que sirven, pastores buenos que
conocen a sus ovejas y son conocidos por ellas, verdaderos padres, que se
distinguen por el espíritu de amor y de preocupación por todos, y a cuya
autoridad, confiada por Dios, todos se someten gustosamente. Congreguen y
formen a toda la familia de su grey de modo que todos, conocedores de sus
bienes, vivan y obren en unión de caridad” (ChD. 16).
Mons. D. Ciriaco Benavente, en continuidad con la acción pastoral
realizada por los anteriores Obispos de esta Diócesis, de modo especial Mons.
D. Manuel Llopis Ivorra y Mons. D. Jesús Domínguez Gómez, de feliz
memoria, promovió una pastoral renovada, cercana, iluminadora y
esperanzada. Señalamos algunos de los acontecimientos más significativos de
su servicio episcopal:
* Decretos confirmando los cargos diocesanos (23-III-1992)
A) “Por el presente vengo en confirmar, con todos los derechos y
atribuciones de su nombramiento, como Secretario General del Obispado de
Coria-Cáceres y Pro-Vicario General del mismo al Rvd. Sr. D. Nicolás García
González” (23-III-1992).
B) “Por el presente vengo en confirmar, por el tiempo que sea de
Nuestra voluntad, con todos los derechos y atribuciones de su nombramiento,
los siguientes cargos en la diócesis de Coria-Cáceres:
- Vicario General: don Ceferino Martín Calvarro
- Vicario Episcopal del Clero: don Florentino Muñoz Muñoz
- Vicario Episcopal de Vida Consagrada: don Juan-José Rivero
Puerto
- Vicario Episcopal de Asuntos Jurídicos, Económicos y Sociales: don
Justo Hermoso Domínguez
- Vicario Episcopal de Laicos: don Felipe Fernández Peña
* Preside la primera Reunión de Arciprestes y Delegados
diocesanos de su ministerio (18, junio,1992)
251
Los Srs. Arciprestes y Delegados expusieron el trabajo apostólico
llevado a cabo en la diócesis durante el año pastoral. Las realidades pastorales
sobre las que versó el informa fueron:
- La experiencia cristiana. La espiritualidad
- La formación permanente
- La acción pastoral: a nivel parroquial y a nivel arciprestal.
- Sectores pastorales: la familia, la juventud, la catequesis, la atención a
los mayores, la atención a los enfermos, la vida misionera, la pastoral
vocacional, “Caritas”, la atención a los marginados, las Cofradías, la pastoral
penitenciaria, la atención al mundo de la enseñanza, la liturgia, la pastoral
rural, los medios de Comunicación social, la CONFER, la pastoral de la
Confirmación.
El Sr. Obispo ofrece una exhortación en la que dice: “Quiero
manifestaros las dos grandes preocupaciones que tengo en mi servicio
apostólico: promover la evangelización en nuestras tierras; y promover la
presencia de los laicos cristianos en la vida y misión de la Iglesia. Hemos de
hacer, por tanto, un serio esfuerzo para ir realizando aquellas tareas que hagan
realidad estos dos restos o compromisos. Por otra parte, manifiesta que “a
primeros de septiembre hemos de establecer una serie de “acciones pastorales
que pidió la Asamblea Sinodal y que actualmente está reclamando el
Magisterio de la Iglesia”. ”No sólo hemos de hacer las cosas bien y de forma
individual, sino que hemos de dar un paso más: hemos de realizar la misión
en comunión y corresponsabilidad. Y esto por razones obvias: nuestro ser y
ministerio es: “co-presbíteros y co-misionados”. La comunión y la
corresponsabilidad pertenecen a la entraña del ministerio y de la espiritualidad
del presbítero. No se trata, por tanto, de meras eficacias o de oportunismos.”.
El Sr. Obispo muestra su apoyo y ofrece su aliento a todos para que
todos sigamos en el camino emprendido de servicio al Evangelio. Termina el
Prelado haciendo referencia al estudio sociológico del clero diocesano (13-
VI-1992), y afirma: “La situación es preocupante. Es necesario ir dando pasos
desde una auténtica eclesiología y desde nuestras propias necesidades para
que sean realidad en nuestra diócesis: los ministerios Laicales, el Diaconado
Permanente, la generosidad y disponibilidad de todos los presbíteros para la
misión, así como las “fraternidades presbiterales” y las “fraternidades
apostólicas”.
252
Unas programaciones
No es el momento de referir aquí todas las programaciones pastorales
de estas Reuniones tan importantes para la pastoral diocesana. Les invito a
que conozcan “las programaciones de los Arciprestazgos y Delegaciones para
el curso 1999-2000” (cf. Boletín O. del Obispado; noviembre 1999; 1053-
1083).
* Constitución del Primer Consejo Presbiteral
- Convocatoria de los Presbíteros para elegir sus representantes en el
nuevo Consejo Presbiteral de la Diócesis:
“A tenor del artículo 35 de los estatutos vigentes en la Diócesis del
Consejo Presbiteral (BOO, septiembre de 1985) y según indicaba en mi
comunicación del 15 de septiembre, por el presente convoco a todos los
sacerdotes de la Diócesis, lo mismo seculares que religiosos, para constituir el
nuevo Consejo Presbiteral.. El tiempo de elección de sus miembros durará
hasta el 30 de octubre próximo, y las Actas de las mismas se enviarán, cuanto
antes, a la Secretaría General (19-IX-1992).
Unas recomendaciones del Obispo:
“Proceded con un amor apasionado a la Iglesia, buscando aquellos
hermanos que, más que los intereses de grupo o particulares, defiendan los
intereses del Evangelio dentro del Arciprestazgo; a quienes penséis que mejor
puedan hacer llegar al centro de la Diócesis las necesidades de la periferia y
viceversa; a quienes creáis que tengan más capacidad de escucha y sepan
valorar lo sencillo, que es el tejido en que normalmente se desarrolla la vida
de nuestra gente y de nosotros mismos; a quienes estén más capacitados para
aportar luces y creatividad para afrontar el desafío de la nueva
evangelización; a quienes estiméis más dispuestos a introducir en nuestro
caminar no sólo dinamismos de eficacia, sino también de contemplación del
Evangelio y de la realidad de nuestros pueblos y ciudades; a los más
promotores de fraternidad…”.
- Decreto constituyendo el Primer Consejo Presbiteral
“Cumplidos los requisitos señalados en los Estatutos del Consejo
Presbiteral, que fueron aprobados con fecha 12 de septiembre de 1985, por el
253
presente queda constituido el nuevo Consejo Presbiteral de la Diócesis, el cual
estará integrado por los siguientes miembros…”25-XI-1992)
- Constitución del Nuevo Consejo y Comisiones (11-XII-1992; Boletín;
enero, 1993; 92-93).
* Constitución del Colegio de Consultores (19-XII-1994)
“Habiendo cumplido el tiempo de su mandato los miembros del
Colegio de Consultores, por el presente, y a tenor del cn. 501,1 del Código de
Derecho Canónico, queda constituido, por el tiempo de cinco años a partir de
esta fecha, el nuevo Colegio de Consultores que constará de los siguientes
miembros:
D. Ceferino Martín Calvario
D. Nicolás García González
D. José Antonio Fuentes Caballero
D. José Luis Borrezo Baile
D. Ángel Rodrigo López
D. Francisco Delgado Pulido
D. Julián Carlos Pérez Domínguez
D. José Luis García Rodríguez
* Elección de Arciprestes. Carta del Obispo a los Presbíteros de la
Diócesis de Coria-Cáceres (5 de agosto de 1995)
El Arciprestazgo ha tenido siempre una importancia peculiar en nuestra
Diócesis y ésta se ha incrementado en los últimos años. Lo confirma el hecho
de que la Asamblea Sinodal de nuestra diócesis aprobó la siguiente
proposición: “Promover el arciprestazgo como unidad fundamental de
pastoral que promueva la fraternidad apostólica, que impulse, coordine y
evalúe el trabajo pastoral realizado y que organice encuentros entre
sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos”(n.78).
En continuidad con esta preocupación diocesana, Mons. D. Ciriaco
Benavente escribe:
“Hace un año se cumplía el mandato de los actuales Arciprestes. Por
estar inmersos en la preparación de la Asamblea presbiteral me pareció
oportuno prorrogarlo por un año. Se trata ahora de proceder a su renovación,
254
que desearía estuviera hecha antes del 15 de septiembre, a fin de poder
reunirnos en la segunda quincena para la programación del próximo curso. La
Secretaria General del Obispado os acompaña la documentación y normas
correspondientes para proceder a la elección. Os ruego a los actuales
Arciprestes que procedáis con diligencia a su ejecución.
Nuestra reciente Asamblea Presbiteral ha vuelto a insistir con fuerza en
la potenciación de la función del Arcipreste y en la importancia del
Arciprestazgo como espacio privilegiado para la comunión y
corresponsabilidad entre presbíteros, religiosos y laicos, para la programación
en clave misionera, para vivir la espiritualidad, para incrementar la cercanía
entre unos y otros y evitar aislamientos, para la formación permanente…
Aunque sea ésta una tarea de todos, es función especial del Arcipreste
promoverlo, encauzarlo y animarlo. Y cuando esta función se infravalora, no
sólo se hace un grave perjuicio a los presbíteros, sino también a nuestros
fieles y a la imagen misma de la Iglesia, sacramento de comunión misionera”.
El Obispo recuerda a los presbíteros las orientaciones que dio para la
elección de miembros del Consejo Presbiteral y que figuran más arriba. Y
prosigue el Prelado afirmando: “Estoy convencido de que la mayor parte de
los presbíteros diocesanos, poniendo ilusión y empeño, pueden desempeñar
esta función que a todos nos compromete. Sabemos que ninguna estructura o
institución salva por sí sola a la Iglesia. Por estar hechas con y por hombres
siempre son limitadas. Pero, como yo también recordaba en la ocasión citada,
-“cuando se las infunde alma son formas privilegiadas de expresar lo que
creemos, son cauces a través de los cuales discurre y pasa la acción del
Espíritu”. El Señor ha querido contar con nuestra pobreza y con nuestras
limitaciones” (cf. Boletín Oficial del obispado; (agosto, 1995; 801-804).
* La Visita Pastoral a las Parroquias de la Diócesis
- Declaraciones de Mons. D. Ciriaco Benavente
Insertamos aquí unas palabras de Mons. D. Ciriaco Benavente, Obispo
de Albacete, a preguntas de D. Cesar Tomás Tomás de la Diócesis de
Albacete: “Después de 13 años de vida en parroquia, ¿qué le dice a todos los
fieles como actitud imprescindible en la comunidad parroquial?”.
“En el mensaje de la homilía de mi toma de posesión yo os invitaba a
todos a abrir las puertas de la casa, las puertas del corazón a Jesucristo, a ese
255
Dios que viene. No es el dios que mete miedo o el dios del terror; es el Dios
de la ternura, de la misericordia, que quiere tanto al hombre que se hace lo
que somos nosotros para hacernos partícipes de lo que Él es. Esta es mi
invitación. Sería muy triste que celebráramos la Navidad con todo tipo de
viandas, luces y postres exquisitos y se nos olvidara lo fundamental: “Dios
con nosotros”.
- Catequesis episcopal (1-I-1995) anunciando el comienzo de la Visita
Pastoral
“Durante los dos años y medio largos de mi estancia al frente de la
Diócesis de Coria-Cáceres ya he tenido la oportunidad de visitar con diversos
motivos , y en algunos casos repetidamente, la mayor parte de las parroquias
de la Diócesis. Ahora me propongo realizar la Visita Pastoral,
A título de ejemplo ofrecemos lo siguiente:
+ Visita Pastoral a las Parroquias del Arciprestazgo “Virgen del
Castillo” de Montánchez (enero, febrero, marzo, 1995).
Con este motivo el Prelado afirma: “La Visita pastoral es un servicio
especialmente cualificado que ha de realizar personalmente el Obispos a
todas y a cada una de las comunidades cristianas.(…) Se trata de partir el
pan de la Palabra, orar juntos, celebrar la Eucaristía, conocer y discernir con
vosotros vuestros proyectos pastorales, alentar la tarea evangelizadora,
asegurar y fortalecer la comunión pastoral. Deseo encontrarme especialmente
con los catequistas, los consejos pastorales y juntas económicas de las
parroquias, equipos de Cáritas, movimientos apostólicos y asociaciones
religiosas. La Iglesia es la familia de los hijos de Dios, y la Visita pastoral
constituye un momento privilegiado de esta vida de familia. A todos nos
mueve la confianza, la amistad, la libertad, el interés por la evangelización, el
bien del Pueblo de Dios (…) Os aseguro que espero con verdadera ilusión y
con el sincero deseo de servicio a todos esta oportunidad de encontrarnos,
Confío que será, para vosotros y para mí, una experiencia de gracia Nunca el
Obispo se siente más Pastor de la grey que le ha sido confiada por el Señor
que cuando se encuentra en medio de su pueblo, del Pueblo de Dios”(1-I-
1995).
+ Visita pastoral al Arciprestazgo de Hurdes (abril, mayo, junio de 1995
256
Con motivo de la Visita Pastoral al Arciprestazgo de Hurdes, el Señor
Obispo envía una carta a todas las Parroquias en la que dice: “La Visita
Pastoral es una ocasión para conocernos mejor, orar juntos, celebrar la
Eucaristía, discernir con vosotros vuestros proyectos pastorales, animar y
potenciar la tarea evangelizadora, asegurar y fortalecer la comunión
eclesial…La Iglesia es la familia de los hijos de Dios, y la Visita Pastoral
constituye un momento privilegiado de esta vida de familia. A todos nos
mueve la confianza, la amistad, la libertad, el interés por la evangelización, el
bien del Pueblo de Dios”.
+ Visita pastoral al Arciprestazgo de Coria (octubre, noviembre y
diciembre de 1995).
+ Visita pastoral al Arciprestazgo de Alcántara (febrero y marzo, 1996).
+ Visita pastoral al Arciprestazgo de Valencia de Alcántara (abril,
mayo, junio 1996).
+ Visita pastoral al Arciprestazgo de Granadilla (noviembre y
diciembre de 1996).
+ Visita pastoral al Arciprestazgo de Cáceres (Febrero de 1998)
D. Nicolás García González, Secretario Canciller del Obispado y
colaborador cercano del Obispo, acompaña al Prelado en la Visita Pastoral,
como secretario de la misma, aportando su valiosa ayuda y su constante
solicitud fraterna.
* La visita “Ad limina” al Santo Padre
Como todos los Obispos de la Iglesia Católica, Mons. D. Ciriaco
Benavente Mateos hizo, cada cinco años, esta visita al Santo Padre. En ella,
el Obispo ofrecía al Santo Padre información detallada de la vida y la misión
de la Diócesis de forma documental y visitaba a los Prefectos de las
Congregaciones Romanas que consideraba necesario.
A) Primera Visita “ad Limina” de Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos
(1998)
Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos realiza su primera Visita “ad
Limina”, ofreciendo la “relación quinquenal” sobre el estado de la vida y de la
misión de la Iglesia Diocesana de Coria-Cáceres al Santo Padre Juan Pablo II.
Le acompañan el Ilmo. Sr. D. Ceferino Martín Calvario, Vicario General de la
Diócesis, y el Canciller Secretario de la misma Ilmo. Sr. D. Nicolás García
257
González.
- Comunicado del Cardenal Prefecto de la Congregación para los
Obispos sobre “la Relación quinquenal”, presentada por D. Ciriaco Benavente
en esta Visita “ad Limina”.
El Cardenal Prefecto de la Congregación para los Obispos escribe a
Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos una comunicación sobre esta relación,
(Vaticano, 26-IX-1998). De ella ofrecemos los fragmentos más importantes
a) La pastoral litúrgica
“Ha sido uno de los temas que han gozado de una atención privilegiada
en la pastoral diocesana durante el pasado quinquenio: los sacerdotes la han
hecho objeto de estudio en sus encuentros de formación permanente. Los
fieles laicos participan de manera cada vez más activa tanto en las
celebraciones como en las catequesis sacramentales, se han constituido grupos
de liturgia en no pocas parroquias y se celebran con solemnidad los tiempos
litúrgicos fuertes, de manera particular la Semana Santa.
Sugerencias:
- “En este contexto, vale la pena seguir cuidando con esmero la
preparación a los sacramentos de la Iniciación. (…) En éste, como en otros
casos, el diálogo sereno de los pastores de almas, el contraste de experiencias,
la consulta con la legítima autoridad, la actitud prudente de quien considera
como criterio seguro la praxis común de la iglesia, la búsqueda sincera del
bien de las almas, facilitará el hallazgo de la respuesta más adecuada para las
diversas situaciones”.
- “El significativo porcentaje de cristianos que no participan
prácticamente nunca en la celebración dominical de la Santa Misa sugiere la
oportunidad de una reflexión sobre los medios para que la acción de la Iglesia
llegue también a ellos. A este respecto, no se puede olvidar cuánto bien han
hecho, y continúan haciendo, las misiones populares (…) encaminadas a
facilitar el encuentro con Cristo de quienes habitualmente no frecuentan no lo
hacen con asiduidad
- Será también conveniente responder en el modo oportuno a la
necesidad que se siente en la diócesis de intensificar la catequesis en torno al
sacramento de la Penitencia, también como medio para recuperar en las
gentes la conciencia del pecado.
- De otra parte, sin querer prejuzgar cuanto al respecto pueda indicar la
258
competente Congregación, parece pertinente revisar -o, al menos, dotarla de
la necesaria flexibilidad- la praxis seguida en algunos sitios, según la cual se
concede el sacramento de la Confirmación sólo a los jóvenes que participan
en las actividades parroquiales.
b) La vida y el ministerio de los sacerdotes
“Con particular interés se ha tomado conocimiento de todo lo que hace
relación a la vida y ministerio de los sacerdotes, los cuales participan con el
Obispo “el mismo y único sacerdocio y ministerio de Cristo” (PO, 7). La
generosidad y entrega de que hacen gala los sacerdotes de más edad, la
intensificación de la vida espiritual del clero, el interés y la preocupación por
facilitar, a niveles diversos, una formación permanente seria, integral,
continua, así como algunas iniciativas orientadas a asegurar una conveniente
retribución, constituyen otros tantos motivos de satisfacción que merecen ser
alentados e impulsados. La presencia en la diócesis de un conspicuo número
de sacerdotes mayores, que han gastado generosamente su vida al servicio de
la Iglesia, convierte la adecuada atención, humana y espiritual, de los mismos
en una grata obligación de todo el presbiterio diocesano.
Sugerencias:
- Se ha de procurar que los sacerdotes mayores no se sientan solos
- Se ha de favorecer que, en la medida en que lo permita su situación,
puedan seguir prestando algún servicio ministerial.
c) Las vocaciones sacerdotales
“Se pone de relieve también la preocupación por las vocaciones
sacerdotales y el deseo de incrementar el interés de todos en la pastoral
vocacional.
Sugerencia:
- El Seminario ha de estar, en efecto, en el corazón de todos los
sacerdotes, los cuales deben sentir la urgencia de dejar al menos un sucesor,
fruto de su oración y de su desvelo por las vocaciones.
d) La catequesis y la enseñanza religiosa en los centros educativos
“En la Memoria se habla de una revisión del Secretariado diocesano de
catequesis, para incorporar personas bien preparadas en este campo; se habla
también de la presencia de unos 1500 catequistas y de las Escuelas
permanentes para su formación. De otra parte, se lee con agrado cando se dice
sobre la intensa labor de sensibilización de los padres y maestros acerca de la
259
necesidad de la enseñanza religiosa en el ámbito escolar.
Sugerencia:
“Considero superfluo recomendar la importancia de la enseñanza de la
religión en el ámbito escolar y de la catequesis “renovada y creativa, incisiva
y constante” para lograr esa sólida “formación cristiana”, de la que hablaba el
Santo Padre en el Discurso al 2º grupo de Sres. Obispos de España en su
visita ad Limina (n.7)”.
e) Los Religiosos y Religiosas
“Menciono el espíritu de colaboración que anima a los religiosos y, en
concreto, la ayuda que prestan algunas religiosas en el ámbito rural, por lo
que merecen un agradecido aplauso.
f) Otros temas importantes
“Recuerdo también el empeño puesto para que aumente el afán
misionero; la preocupación por preparar bien a las parejas que desean contraer
matrimonio, preocupación que debe llevar a buscar y formar bien las personas
que se ocupan de esa pastoral, a despertar en los jóvenes la conciencia de la
necesidad de dicha preparación, a hacer que ésta sea lo más completa posible,
presentando en toda su integridad “el designio de Dios sobre el matrimonio y
la familia” (FC, n.3); el esfuerzo, en fin, de la Iglesia por acercarse a las
nuevas formas de pobreza, sin descuidar otras más “tradicionales”.
“A las puertas del Tercer Milenio, se ha recomendado a todos los
cristianos el sincero examen de sus vidas para descubrir la parte de
responsabilidad que les corresponde en los males de nuestro tiempo (TMA,
n.36), de manera que puedan iniciar una renovada y profunda conversión.
Cada Iglesia particular y cada cristiano deben empeñarse seriamente en dicho
examen. En este año de preparación para el grande evento del Jubileo del
Año 2000, dedicado al Espíritu Santo Consolador, luz de los corazones, el
cual hace conocer al hombre su mal y lo orienta hacia el bien (D et V. n.42).
Excelencia, al finalizar estas consideraciones, motivadas por la lectura
de la Memoria presentada, me es particularmente grato comunicarle que el
Santo Padre, en cuyo conocimiento fue puesto un resumen de la misma le
imparte de buen grado la Bendición Apostólica, que hace extensiva a todos
los fieles de esa porción del Pueblo de Dios”.
B) Segunda y última Visita “ad Limina” de Mons. D. Ciriaco
260
Benavente Mateos (2006)
En la última visita “ad limina”, el Prelado estuvo acompañado por el
Ilmo. Vicario General y por el Ilmo. Sr. Canciller Secretario de nuestra
Diócesis, y tuvo la inmensa satisfacción de ser recibido por Juan Pablo II, de
feliz memoria, que se interesó ante el Obispo por la familia, por las
vocaciones…Nuestro Obispo experimentó en él la influencia del ministerio
petrino de Juan Pablo II en el ámbito de la comunión eclesial y de la
confirmación en la fe. Terminó la visita “ad limina” con la concelebrando la
Eucaristía con él y con los sacerdotes que le acompañaban y el abrazo
fraterno del Papa. Visitó al Card. J. Ratzinger, Prefecto de la Congregación
para la Doctrina de la Fe, hoy Papa Benedicto XVI.
* Creación de la Escuela de Agentes de Pastoral (22-IX-1993)
La creación de esta Escuela es una realidad muy importante en la vida y
misión de la Diócesis. El propio Obispo sigue con atención su caminar y
asiste a alguna reunión con los responsables de esta Institución diocesana,
como la celebrada el día 19 de junio de 1996.
El Prelado de la Diócesis dice en el programa pastoral diocesano para el
año 2000: “Con el Estatuto y Directorio del Catequista que hemos preparado
y con el Plan de Formación de Catequistas y Agentes de pastoral que hemos
presentado en todos los Arciprestazgos a comienzo del curso (1999-2000),
pretendemos responder a estas carencias (expuestas en el Programa pastoral).
Nuestra ilusión es que tanto lo uno como lo otro funcionen en cada una de
nuestras parroquias. El esfuerzo que este empeño va a suponer para la
Diócesis y para los sacerdotes bien vale la pena” (Boletín O. del Obispado;
diciembre 1996, p.910).
* Constitución del Nuevo Tribunal Eclesiástico (27-VI-1994).
* Inicio del Catecumenado de adultos en Hurdes
“La Catequesis de Adultos es, al igual que en el resto de las diócesis de
España, un objetivo a lograr en cada una de las parroquias de nuestra Diócesis
de Coria-Cáceres. Una catequesis donde el cristiano conozca
fundamentalmente lo que la Iglesia cree, lo que la Iglesia vive, lo que la
Iglesia celebra, cómo la Iglesia ora. En definitiva, todo lo que nos propone en
el recientemente publicado Catecismo Mayor de la Iglesia Católica”. (23-XI-
1993).
261
* La Asamblea Presbiteral de la Diócesis (1995).
El Concilio Vaticano II enseña que los obispos han de vivir
“preocupados de la condición espiritual, intelectual y material de los
sacerdotes para que ellos puedan vivir santa y piadosamente y cumplir su
ministerio con fidelidad y éxito. (…) Ayuden con activa misericordia a los
sacerdotes que vean en cualquier peligro o que hubieran fallado en algo”
(ChD 16). Y en otro lugar afirma: “Tengan los obispos a sus sacerdotes como
hermanos y amigos, y preocúpense cordialmente, en la medida de sus
posibilidades, de su bien material y, sobre todo, espiritual” (PO 7). Fiel a estas
enseñanzas conciliares. Mons. D.Ciriaco Benavente convoca a los sacerdotes
de la Diócesis a esta Asamblea para hacer realidad lo que dice el Concilio.
a) Mensaje del Obispo, los Vicarios, los Arciprestes y los Delegados
a todos los hermanos sacerdotes:
“Uno de los grandes compromisos que ha asumido el Presbiterio
Diocesano con la aprobación, el beneplácito y el aliento de nuestro Obispos es
la Asamblea Presbiteral. Estamos convencidos de que esta asamblea es un
acontecimiento de gracia para la iglesia Diocesana y para cada Presbítero. De
ella esperamos abundantes frutos de santidad, de renovación de las
comunidades cristianas y de servicio evangelizador al mundo. Todos estamos
llamados a participar en ella con ilusión y generosidad, con lucidez y
serenidad, con deseos de renovación evangélica y con los ojos fijos en el
Señor, de quien nos viene la ayuda y el auxilio, y con una proyección hacia el
futuro que preparamos siendo fieles a las llamadas que nos hace el Señor hoy
y aquí.
El Sr. Obispo y los Vicarios, los Arciprestes y los delegados en
comunión con Él comparten con todos los hermanos sacerdotes este fraterno
mensaje:
“Queridos hermanos: descubramos el paso salvador de Dios por
nuestras vidas y ministerio, por nuestra Iglesia, por esta asamblea y por
nuestro mundo. Acojámoslo.
Colaboremos con ilusión en esta Asamblea en todas y cada una de sus
etapas. Roguemos a los hermanos que aporten lo mejor que el Señor les ha
dado para que la Asamblea sea un acontecimiento fraterno, de todos y
fecundo. Tomemos conciencia de que el mundo puede cambiar a mejor, que
262
la Iglesia puede ser renovada y que nosotros estamos llamados a ser santos.
Dios ha escogido el camino de la encarnación para salvarnos, por lo que
quiere que nosotros colaboremos con Él en la salvación de la humanidad.
A la Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, rogamos que
permanezca con nosotros en estas jornadas de cenáculo: oración, estudio ye
sopera del Espíritu Santo, aliento para el anuncio de Jesucristo, “camino,
verdad y vida” de todos” (Boletín Oficial del Obispado; noviembre
1994,1015-1016).
b) El Obispo convoca a los Presbíteros a la Asamblea Presbiteral
“El Consejo Presbiteral Diocesano, órgano supremo de representación y
colaboración de los presbíteros con el Obispo, en el gobierno pastoral de la
Diócesis, pidió, ya en su primera sesión plenaria, la celebración de una
Asamblea Presbiteral, cuya canalización se encomendó a la Comisión
permanente del mismo Consejo. La Asamblea habría de tener como música de
fondo el reto de la Nueva Evangelización. Pareció bien centrar nuestro
análisis y reflexión en torno a cuatro aspectos omniabarcantes de nuestra vida
y actividad: aspectos humanos de la vida del presbítero, espiritualidad
presbiteral, formación permanente y ejercicio del ministerio o actividad
pastoral.
Recordemos estas palabras del Obispo:
“Durante dos largos años hemos trabajado con ilusión y empeño por
arciprestazgos o en grupos no arciprestales o espontáneos. Cuatro extensos
cuestionarios nos ayudaron a descubrir nuestra realidad. Posteriormente a la
vista de los datos hemos hecho un esfuerzo de búsqueda y formulación de
respuestas a las situaciones descubiertas (…) En estos momentos, los equipos
encargados de las respectivas ponencias preparan la presentación de las
propuestas que han de ser debatidas y sometidas a aprobación en la Asamblea.
Ha llegado el momento decisivo. El Obispo convocó a todos los
presbíteros a la celebración de esta Asamblea que con tanto esmero fue
preparada por el Consejo Presbiteral y por todos los Sacerdotes. Recordemos
las palabras del Obispo:
“Llegado este momento, os convoco a todos los presbíteros de la
263
Diócesis a la asistencia y participación en lo que constituirá propia y
formalmente nuestra Asamblea, que tendrá lugar en el Seminario Diocesano,
entre los días 3 y 7 del próximo mes de julio. Espero que, salvo razones de
enfermedad o ancianidad, ningún presbítero se quede sin participar”.
Finalmente el obispo manifiesta: “todos abrigamos la ilusión de que sea
éste un acontecimiento de gracia para nuestro presbiterio y para nuestra
Iglesia de Coria-Cáceres: un momento rico de oración, de comunión fraternas,
de búsqueda libre y sincera de las llamadas que el Espíritu hace a nuestra
Iglesia y a cada uno de nosotros, obispo y presbíteros, desde nuestra realidad
concreta y desde el desafío, “el más radical que ha conocido la historia”, en
decir de Juan Pablo II, que nuestra sociedad presenta hoy al Cristianismo” (8
de junio de 1995).
c) Introducción del Obispo a la Asamblea Presbiteral
Mons. D. Ciriaco Benavente abre las sesiones de la asamblea
Presbiteral con una ponencia que pretende iluminar los trabajos de esta
Asamblea. De su importante discurso, insertamos aquí los fragmentos más
significativos.
- “Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y la vocación de la Iglesia,
su identidad más profunda” (EN 14). Como presbíteros de esta Iglesia de
Coria-Cáceres, consagrados para hacer presente a Cristo, Cabeza y Pastor de
la Iglesia en medio del Pueblo de Dios, ésta es también nuestra dicha y
vocación, nuestra identidad más profunda. Esta es la motivación que nos
congrega en Asamblea. Ya desde este primer momento de apertura le pedimos
al Señor que purifique nuestro corazón y nuestros labios para que sea también
ésta la única motivación que, durante el desarrollo de la misma, nos anime.
Purificar actitudes es despejar los caminos al Espíritu, “agente principal de la
evangelización” (ib.23), al que hemos empezado invocando en la certeza de
que su fuerza creadora es capaz hasta de revitalizar los huesos secos y
calcinados.
- Algunas actitudes que esta Carta Magna de la evangelización
presenta, junto a la imprescindible acción del Espíritu, como necesarias en el
evangelizador y que han de marcar el estilo de nuestra Asamblea:
+ “La fuerza de la evangelización quedará muy debilitada si los que
anuncian el Evangelio están divididos entre sí…”(ibd. 77).
264
+ “De todo evangelizador se espera que posea el culto a la verdad”. El
predicador del evangelio no vende ni disimula jamás la verdad, no la rechaza,
no oscurece la verdad revelada por pereza de buscarla, por comodidad, por
miedo” (ib.78).
+ “La obra de la evangelización supone, en el evangelizador, un amor
fraternal creciente hacia aquellos a los que evangeliza” (ib. 79).
+ “Sentir la alegría de evangelizar, incluso cuando hay que sembrar
entre lágrimas” (ibd.80).
- “Hemos trabajado durante dos años para preparar este encuentro, unos
con más dedicación y esperanza y algunos con menos. No hay que
escandalizarse; eso forma parte de nuestro patrimonio humano. Pero en esta
hora de gracia para nuestra Diócesis y nuestro presbiterio, el Señor vuelve a
salir a la plaza y a todos nos repite la invitación a trabajar en su viña, que hoy
tiene nombre de Asamblea Presbiteral. Os aseguro que es buen amo; que está
dispuesto a pagar por igual al que ha soportado el peso del día y el calor, que
al que se incorpora a última hora. Sólo exige, como en la boda, el vestido de
fiesta, o lo que es lo mismo, que se abstenga quien viniere, Dios no lo quiera,
de aguafiestas.
Reconocemos humildemente nuestras limitaciones. Somos conscientes
de que a veces nos puede el desaliento, de que tendemos a instalarnos o a
dejarnos arrastrar por la inercia de lo acostumbrado, de que se nos gastan las
pilas generadoras de creatividad e iniciativa. Pero también sabemos que nunca
se ha apagado el rescoldo de las ascuas con que el Espíritu nos marcó a fuego
por el carácter sacerdotal.
Vivimos en una situación cultural nueva (…) El momento actual es
crucial, es decir, de cruz, peor en la cruz se gesta milagrosamente la gloria del
la mañana de Pascua, la vida nueva. Gravita sobre nuestras conciencias, por la
especial confianza que el Señor depositó en nosotros, una tan grave
responsabilidad que sólo un corazón endurecido podría darle la espalda.
Nuestro trabajo, como sabéis, se va a centrar en cuatro aspectos o
dimensiones omniabarcantes de nuestra vida y actividad, de nuestro ser y
nuestro hacer:
- Aspectos humanos:
“El presbítero no es ángel, sino hombre. Nos interesa su humanidad
265
(…) La gracia del ministerio podría parangonarse, salvadas las distancias,
con la encarnación. El Hijo de Dios, al hacerse hombre, asumió la condición
humana como vehículo de revelación y redención. Si divinidad se expresa y
desentraña en su humanidad. Para servir como pastores, se ha dicho
certeramente, es necesario crecer como personas. Por eso vamos a tomar en
consideración los aspectos humanos de nuestra vida. La salud y la
enfermedad, el trabajo y el descanso, la juventud y la ancianidad, la soledad y
la compañía, el habitad y la economía. Todo ello, para buscar una existencia
humana grata y saludable a través de la cual se exprese la alegría de quien se
siente sanado y salvado por nuestro Señor Jesucristo”.
- La espiritualidad del presbítero diocesano
“La vida del presbítero diocesano secular es vivida excesivamente en
solitario, a la intemperie, poco asistida espiritualmente. Tanto las ofertas
espirituales (retiros, ejercicios, etc.) como las estructuras de acompañamiento
son escasas. Escasos también los maestros espirituales que cuenten con la
confianza del clero. A pesar de todo, y aunque no falten situaciones de
anemia, en general los presbíteros mantienen un aceptable tono espiritual.
La espiritualidad no es otra cosa que el dinamismo del Espíritu Santo
animando y configurando la vida de un cristiano. Los elementos esenciales de
la espiritualidad son comunes a todos. Pero el Espíritu, lo mismo que suscita
distintos carismas y ministerios, les capacita para responder con peculiaridad
propia a la vocación a la que cada uno ha sido llamado. Ahí entran los
elementos que especifican y colorean las distintas espiritualidades.
El origen fontal de la espiritualidad específica de nuestro ministerio
arranca del sacramento del orden. En él se concretan y hacen públicas
vocación, consagración y misión. El sacramento nos introduce en una red de
relaciones constitutivas de nuestra identidad: relación con Cristo, con la
Iglesia, con el Obispo y el presbiterio diocesano, con el mundo. Todas y cada
una de estas relaciones introducen en nuestra existencia un dinamismo
excéntrico, nos hace expropiados para utilidad pública. La manera cómo se
viven y se articulan, dan el rostro peculiar e inconfundible del pastor.
Cultivar sólo la dimensión cristológica puede hacer de nosotros presbíteros
autocráticos; atender sólo a la dimensión eclesiológica podría llevarnos a
sentirnos no más que delegados de la base; olvidar el presbiterio alentaría el
individualismo; fomentar sólo la dimensión de servicio, el funcionalismo. No
podemos olvidar que nuestro ministerio es principio estructurador de la
266
comunidad cristiana, garantía en cada comunidad de identidad con la Iglesia
apostólica.
Nuestro ministerio asegura las funciones básicas y necesarias que
edifican, constituyen y desarrollan la comunidad: la palabra, el sacramento, la
comunión y el servicio. Una buena espiritualidad no hipertrofia ni atrofia
ninguna de ellas., El desarrollo unilateral hace presbíteros mutilados que
acaban no sólo desvirtuando lo que omiten, sino también adulterando lo que
subrayan.
Santo Tomás decía de la caridad que “est forma virtutum”. Los diversos
componentes de la espiritualidad se han de organizar armónicamente en torno
al eje unificante de la caridad pastoral. Unidad entre ministerio y vida, entre
el ser y el hacer, entre interioridad y exterioridad. Así el pastor presbítero
dará cuerpo en sus entrañas a las entrañas del Cristo Pastor. Así se evita la
más grave patología del ministerio: el funcionarismo.
El presbiterado es carisma de totalidad. El Señor no nos contrata como
obreros de temporada, nos consagra. La vida entera queda englobada. Este
sentido de totalidad se ha expresado históricamente en tres grandes signos:
celibato, dedicación plena y para toda la vida. Los Sinópticos no contemplan
una misión sin un seguimiento que penetre toda la existencia. Los demás
elementos, imprescindibles en toda espiritualidad, quedan coloreados desde lo
que llevamos dicho: la oración, la pobreza, etc., son las propias del pastor.
Nuestra ascesis no es sobre el cilicio, sino los trabajos por el evangelio, los
trabajos en los que no se ve fruto, asumir la corresponsabilidad, soportar
pacientemente la marginación a que pueden someternos los poderes de este
mundo cuando testimoniamos el Reino.
También aquí nos espera un trabajo apasionante y arduo: ahondar en la
espiritualidad específica, buscar los medios que la fomenten, concretar los
servicios que el clero diocesano necesita para vivir con lucidez y alegría la
espiritualidad derivada del sacramento del orden. Se ha dicho que el problema
fundamental del presbítero es, sin más, el problema de la fe.
- La formación integral
Vamos a preocuparnos de nuestra formación integral. Ya pasó aquella
época en que en la vida del hombre se distinguían dos etapas: un de formación
y otra de producción o actividad profesional. Como reza un axioma, hoy
267
aceptado por todos, “la vida entera de la persona ha de ser concebida como un
proceso de formación permanente”. Formarse es más que aprender
conocimientos, es sobre todo aprender a ser, estar en continuo crecimiento y
en permanente renovación. Como San Pablo, que aunque en su exterior se iba
desmoronando erosionado por los años y las fatigas, en su interior se
renovaba día a día por la fuerza del Espíritu Santo.
Formarse es exigencia humana, pero es, sobre todo, como ha puesto de
relieve “Pastores dabo vobis”, exigencia teológica.
Por otra parte, el mundo está cambiando deprisa. Ha cambiado la piel y
el alma de nuestra sociedad en los últimos decenios. Al igual que le tocó a
Pablo, formado en el judaísmo estricto trasvasar el contenido evangélico a los
moldes la cultura helenista pagana, nos toca a nosotros evangelizar en una
situación cultural nueva, secular, tecnoeconómica, plural y democrática. Juan
Pablo II, cuando lanzó el reto de la nueva evangelización, convertido ya hoy
en proyecto pastoral universal, reclamaba “nuevo ardor, nuevos métodos,
nuevas expresiones”. “Renovarse o morir” es algo más que un dicho,
renovarse es cuestión de vida o muerte para la Iglesia, para el presbiterio, para
nuestras comunidades renovación, pues, humana, intelectual, espiritual,
pastoral.
¿Cómo es nuestro mundo, cómo es y piensa el hombre de hoy, qué
contenidos tenemos que ofrecerle, qué lenguaje usar, con qué métodos, cómo
hacer para que el inmenso caudal de luz y renovación eclesial del Concilio
Vaticano II pase a formar parte del torrente sanguíneo de nuestra Iglesia e
informe todos sus tejidos? Son preguntas pertinentes e insoslayables. Son
preguntas que demandan renovación de mente y de alma. De esta exigencia
nadie tiene derecho a sentirse jubilado. Cuando vamos sintiéndonos más
envejecidos, más necesitamos cultivar la espiritualidad del anciano Simeón,
aquella que le hace capaz de descubrir desde sus ojos escondidos en un rostro
viejo y apergaminado, la eterna novedad de Dios, en un niño recién nacido;
una novedad, que transforma el atardecer de su vida en canto de gozo, que le
hace proclamador y profeta de la luz que Dios enciende para alumbrar a los
pueblos.
Es otra dimensión de nuestra vida, para cuyo cultivo y desarrollo
necesitamos buscar medios y métodos eficaces para renovar espíritu y mente,
medios y métodos, corazones y conciencias.
268
- El ejercicio del ministerio
Se ha dicho, quizás con exageración, peor no sin razón, que, salvada la
tarea llevada a cabo por los misioneros en la evangelización “ad gentes”, la
necesidad de una evangelización seria no se ha contemplado entre nosotros
desde el siglo VI, cuando se produjo la unificación de España en tono a lo
católico. Desde entonces se supuso que la fe heredada era inconmovible. Nos
hemos ocupado de cuestiones secundarias, de adorno (devociones, etc.). A
partir del III Concilio toledano la fe quedó incrustada en la cultura española,
iba incluida en la programación cultural que recibíamos desde el nacimiento.
Aunque no se practicara, esos elementos cristianos eran las referencias desde
las que el hombre vivía. Por eso hacíamos una pastoral de segunda fase
(sacramentalización). La primera se daba por hecho, se daban por seguros los
pilares básicos del Cristianismo, el forjado básico sobre el que todos
descansábamos.
Aquello tenía sus ventajas: la socialización de la fe como cultura
envolvente. Pero también arrastraba su debilidad; no conllevaba una decisión
personal, convencimientos profundos y personalizados; fomentaba la
pasividad, el peligro de que cuando cambie el andamiaje cultural, la fe se vea
radicalmente afectada.
Desde los años 60, el cambio cultural ha producido un derrumbamiento
de la fe de muchos. Más aún, por reacción, se produce una revisión mordaz y
radical de toda la tradición religiosa. Hoy, para no pocos, el Parlamento,
expresión de la voluntad popular, es el legítimo sucesor del Sinaí. El
panorama es probablemente incluso más sombrío que lo que revelan las
encuestas (cf. F. Sebastián Aguilar. Rev. Kerigma. Mayo-Junio 1995).
El hecho de resaltar los aspectos negativos no debe llevarnos al
pesimismo. Hay. Gracias a Dios, cada vez más cristianos coherentes y
consecuentes con su fe. Hay iniciativas preciosas en que toma cuerpo la nueva
evangelización. Peor ello no niega que uno de los sufrimientos más fuertes del
presbítero de hoy es la de constatar la diferencia que existe entre la oferta que
hacemos (fe, sacramentos de la fe) y la demanda por parte de muchos: ritos
con carácter convencional o social. De ahí surge en numerosos presbíteros
una pregunta preocupante que, a veces, hasta tememos hacernos por verse
afectada en ella nuestra misma identidad de evangelizadores y el sentido de
nuestra misma vida. ¿Estoy sirviendo al evangelio o soy más bien el
mantenedor de unos convencionalismos sociales albergados todavía por
269
inercia y tradición en los ritos religiosos a falta de iniciativas de recambio por
parte de la sociedad secular?
Saber situarse en tal situación, no como jueces o déspotas sobre el
rebaño, que nos diría San Pedro, sino con talante evangelizador, como
educadores animados por la caridad pastoral es otro desafío más nuestra
asamblea. Quizás la caridad pastoral también tenga que revestirse de
caracteres de la caridad descrita por San Pablo: “la caridad es paciente,
aguanta, espera, no pasa nunca” (ICort.13,)
Juan Pablo II, en sucesivas intervenciones, ha ido justificando las
razones de la nueva evangelización y definiendo sus características:
“Estimulada por la profunda mutación del momento presente, la nueva
evangelización viene exigida por una viva conciencia del fenómeno de la
increencia, del vacío que ésta deja en el hombre y del impacto que produce
incluso entre los creyentes” (Juan Pablo II. Viena, 1988). Se apoya en la firme
convicción de la necesidad y actualidad del mensaje evangélico, tanto para los
que fueron ya evangelizados cuanto para los que no lo han sido todavía. Tal
convicción reclama una ilusionada y tenaz proclamación del evangelio (Juan
Pablo II. Lima, 1988), y una seria catequesis. tiene como meta crear una
comunidad creyente al servicio de la civilización del amor (Juan Pablo II,
Montevideo, 1988), que encuentra en la cultura de la solidaridad su expresión
privilegiada (CEE. Plan Trienal 19939. Se expresa en un anuncio explícito del
mensaje cristiano en toda su integridad y vitalidad (Juan Pablo II, obispos de
Campania, 1987) y en un testimonio individual y comunitario que respalda
dicho anuncio. Se muestra solícita de asumir, purificar y transformar las
nuevas manifestaciones del despertar religioso contemporáneo. Está
traspasada por un amor preferencia por los pobres (Juan Pablo II, Cardenales
Curia Romana, 1984). Y tiene, como parte indispensable, la acción por la
justicia y las tareas de promoción del hombre (Juan Pablo II, Puebla, 1979).
Entraña una nueva exigencia de unidad de la comunidad eclesial (Juan Pablo
II, Lima, 1988). Se hará contando con los laicos o quedará sin hacerse
(CEAS).
Nuestra Iglesia necesita crecer en comunión y corresponsabilidad entre
presbíteros, religiosos y laicos. Incorporar a su tejido todo el torrente
sanguíneo que supuso el Concilio Vaticano II. Estoy convencido de que en
una Iglesia viva, participativa, servicial, se cumplirá la vieja profecía de
Zacarías: “Así dice Yahve Sebaot: en aquellos días diez hombres de lengua
extranjera se agarrarán al manto de un judío diciendo: Queremos ir con
270
vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros” (Za. 8,23).
El reto que la Asamblea nos lanza no es insignificante. Ya la Asamblea
Sinodal supuso una fuerte llamada que sigue siendo asignatura pendiente.
Bien podría ser éste el momento que nos dispusiera a secundar aquel otro
acontecimiento de gracia. Nosotros, tenemos la penúltima palabra. La última
será siempre del Señor y de su gracia.
Queremos que la Asamblea sea una honda experiencia de fraternidad.
Habrá momentos de debate y búsqueda en común, y también momentos de
oración y celebración. Démosle a éstos una importancia especial: “Si el Señor
no construye la casa en vano se cansan los albañiles”.
Voy a terminar. Alguno probablemente se habrá preguntado qué valor
tiene una Asamblea a la que, por su propia naturaleza, se le asigna un valor
consultivo. A estas alturas, creo que todos estamos convencidos de que la
eficacia de este encuentro no depende fundamentalmente de un trámite legal.
La conversión de las mentes y los corazones, los vuestros y el mío, no es
cuestión de leyes, sino de dejarse tocar por la gracia de Dios. No vamos a
inventar el evangelio, vamos a escucharle en nuestro hoy. La eficacia
dependerá de la tierra en que caiga, de que sepamos escuchar y estemos
dispuestos a acoger.
Por mi parte quiero manifestaros el deseo de traducir en disposiciones y
actuaciones todo aquello que sea concretable y traducible, en la medida en
que nuestras posibilidades, las vuestras y las mías lo permitan.
Acompañados por María, nuestra Madre, bajo el patrocinio de Nuestra
señora de Argeme y San Pedro de Alcántara, esperando la venida del Espíritu
que hemos invocado, confiamos en vivir una nueva y honda experiencia de
Cenáculo. Declaro abierta la Asamblea” (3 de julio de 1995).
d) Catequesis del Obispo D. Ciriaco Benavente sobre la Asamblea
Presbiteral ya clausurada
- Importancia de la Asamblea presbiteral.
El Obispo dirige una Catequesis a los Presbíteros de la Diócesis de
Coria-Cáceres sobre la misma dada su importancia:
271
“Las intervenciones en los plenos, el trabajo en grupos, el intercambio
de pareceres, los momentos de oración y, sobre todo, las celebraciones
eucarísticas, nos han permitido escuchar al Señor; escucharnos unos a otros,
escuchar los desafíos que nos llegan de la nueva situación cultural y religiosa
de nuestra sociedad. Como sucede con todo lo humano, es posible que
algunos se hayan sentido decepcionados; pero para la mayoría, como he
podido comprobar por vuestras manifestaciones orales y escritas, ha sido una
experiencia altamente positiva. El solo hecho de juntarnos para convivir y
hablar con libertad de las ilusiones y preocupaciones que llevamos en el alma
hubiera justificado el encuentro. Esa es, al menos, mi opinión personal (…).
La Asamblea nos ha hecho a todos un poco más conscientes de las
asignaturas pendientes, de la tarea a abordar. Nos toca ahora ir llevando a la
práctica, sin prisas, pero sin pausas, las conclusiones aprobadas. Es la hora de
que los logros se vayan aproximando a alas opciones expresadas en las
conclusiones.
- Conclusiones más importantes de la Asamblea Presbiteral.
+ Respecto a las necesidades humanas de los sacerdotes
Nos hemos hecho una exigente invitación a cuidar más la presencia y
cercanía a los hermanos, los encuentros arciprestales, a estar más atentos a
otras necesidades (soledad, exceso de trabajo, suplencias para vacaciones,
favorecer la colaboración de los jubilados…) La Asamblea nos ha hecho
también una exigente invitación a la solidaridad y comunicación de bienes. A
este respecto, os comunico con satisfacción que ya se están atendiendo
aquellos casos que han manifestado no percibir lo considerado en la
Asamblea como mínimo vital digno. También se ha incrementado hasta la
tasa señalada la dotación del primer anejo. Con los restantes, a los que sólo se
ha podido incrementar en una pequeña cantidad, se hará cuando la aportación
de las parroquias y de los sacerdotes lo vaya permitiendo. Confío que durante
el próximo curso podremos afrontar lo referente a la Casa Sacerdotal (…)
+ Los aspectos espirituales del Sacerdote
Nos hemos hecho asimismo una llamada fuerte a cultivar nuestra
espiritualidad presbiteral, al seguimiento de Cristo Pastor, a la confianza en la
fuerza del Espíritu. Y nos hemos recordado los medios fundamentales para
alimentar la caridad pastoral: la oración, la escucha de la Palabra, la Eucaristía
y demás sacramentos, las jornadas de retiro y ejercicios espirituales, la
revisión en grupo, la cercanía a las personas, especialmente a los pobres y
272
necesitados, la compasión pastoral. Sólo poniendo los medios se logran los
fines.
+ La formación permanente de los presbíteros.
Respecto a la formación permanente, capítulo en que hemos aprobado
propuestas, si no contradictorias, sí al menos diversas, procuraremos tener en
cuenta las distintas opciones, los objetivos pastorales y las demandas de los
arciprestazgos, la formación “in situ” y las ofertas que se pueden hacer desde
las instancias diocesanas aprovechando los tiempos oportunos. A ver si
logramos hacer de nuestros encuentros arciprestales verdaderas experiencias
de cenáculo que nos ayuden a desplegar el carisma sacerdotal por amor y
justicia para con el Pueblo de Dios.
+ El ejercicio del ministerio pastoral
Hemos manifestado una real necesidad de contar con comunidades
vivas y participativas; que tenemos que sacudir la inercia y la rutina, fomentar
los carismas y ministerios laicales superando cualquier forma de clericalismo,
de modo que la creciente confianza en los laicos vaya permitiendo dejar en
sus manos todo lo que, según su idoneidad, pueda ser asumido por ellos. Esto
requiere evidentemente abrir procesos de formación serios, de inspiración
catecumenal, cuidar la identidad y formación de los catequistas. Hemos visto
asimismo la urgencia de hacer un discernimiento pastoral de nuestro
catolicismo sociológico y de la religiosidad popular. No se trata de apagar las
mechas humeantes, sino de atizarlas para que sean lámparas que irradien la
luz del evangelio. Tampoco podemos olvidar lo que fue santo y seña de la
actuación de Jesús. La evangelización de los pobres. La Asamblea nos ha
presentado como camino más idóneo la creación y revitalización de Caritas a
todos los niveles a fin de promover la comunicación de bienes y alentar la
sensibilidad de nuestras comunidades por los necesitados.
En lo dicho encontramos abundantes pistas para que en la próxima
reunión de Arciprestes, y mientras vamos haciendo el Plan pastoral pedido
por la Asamblea, concretemos algunos pasos a dar conjuntamente durante el
próximo curso. Junto a las anteriores llamadas, que a todos nos afectan, hay
otras que se refieren a las estructuras y organismos diocesanos: creación de la
Vicaría de Pastoral, del Consejo de Pastoral Diocesano, Plan Pastoral,
renovación de cargos, impulsar la Acción Católica…
Una preocupación que no podemos olvidar y que también nos ha sido
recordada con fuerza en la Asamblea es la promoción de vocaciones
273
sacerdotales, religiosas y misioneras. No es un imposible ante el que haya que
tirar la toalla (…) Quizás tengamos que preguntarnos si sabemos ser
mistagogos, llevar a la experiencia religiosa. Damos siempre lo que somos y
lo que vivimos” (octubre – 1995).
Un testimonio
El Sacerdote D. Jesús Moreno Ramos escribe: “A mi entender, la
Asamblea Presbiteral (1995) marca un hito importante en el desarrollo de la
actividad pastoral de nuestra diócesis en los últimos años. Fue convocada por
D. Ciriaco y su reflexión giró en torno a cuatro temas de ponencia: aspectos
humanos de la vida de los presbíteros, la espiritualidad sacerdotal, la
formación integral permanente de los presbíteros y los presbíteros en el
ejercicio del ministerio pastoral. En el discurso inaugural decía D. Ciriaco:
“Por mi parte quiero manifestaros el deseo de traducir en disposiciones y
actuaciones todo aquello que sea concretable y traducible, en la medida en
que nuestras posibilidades, las vuestras y las mías, lo permitan” (BOO, julio
1995; pág.37). Casi todas las cuestiones pastorales planteadas en nuestra
diócesis a lo largo del último decenio ya estaba apuntadas en la cuarta
ponencia y en las propuestas correspondientes”.
e) Realización de algunas propuestas de la Asamblea Presbiteral
Las conclusiones aprobadas de la Asamblea no quedaron archivadas en
un libro, sino que se fueron realizando poco a poco.
- Creación de la Casa Sacerdotal para presbíteros y su familia y
Aprobación de los Estatutos de la Casa Sacerdotal (2-IV-2001).
Es signo de atención a los problemas o situaciones humanos de los
sacerdotes la creación de la Casa Sacerdotal “Santa María” de la Diócesis de
Coria-Cáceres, así como la aprobación de sus Estatutos (2 de abril de 2001).
Durante los pontificados de Mons. D. Manuel Llopis y de Mons. D. Jesús
Domínguez se hicieron serias tentativas para la puesta en funcionamiento de
esta casa, pero no se llegó a materializar este buen deseo de los Obispos
citados, a quienes recordamos ante el Señor y agradecemos una vez más sus
ministerios entre nosotros. Hoy, gracias a Dios, tenemos esa Casa. Los
Presbíteros manifestaron prácticamente por unanimidad la necesidad de su
creación, en la encuesta que se les propuso ante la Asamblea Presbiteral
diocesana.
274
Un testimonio
El Director de la Casa Sacerdotal, D. Gregorio Carrasco Montero
escribe: “Hubo varias tentativas para iniciar la Casa sacerdotal de Coria-
Cáceres. Por razones diversas no se hicieron realidad. Conocida por D.
Ciriaco la decisión del Consejo de Caja Extremadura de desprenderse del
edificio sito en la c/ Clavellina, de Cáceres, entró en negociaciones para su
adquisición (…) Decir que se miren por donde se miren negociación y
condiciones, aunque todas las cosas humanas son perfectibles, fue una óptima
operación, garantizando siempre su valor en el futuro. Una de las cualidades
de este edificio es el estar ubicado en el centro de la ciudad, lo que supone un
valor añadido para muchas cosas. Sobre todo cuando todas las dependencias
pasen definitivamente a utilización de la Diócesis como el Aula Cultural,
Aparcamiento…Es verdad que el fin para el que se construyó el edificio,
residencia universitaria, supone ahora limitaciones para la nueva función. D.
Ciriaco se ha tenido que marchar sin poder realizar la reforma pretendida: que
de cada dos habitaciones se hiciese una digna estancia que constaría de un
despacho y un dormitorio con cuarto de aseo”. De todos modos, “todo se irá
tocando, o retocando, lo que sea necesario para hacer la casa más cómoda y
funcional tanto para sacerdotes diocesanos como para los que nos visiten.
Comenzó su función en febrero del 2001 con la presencia de Religiosas
angoleñas. D. Daniel Rubio Hierro y su hermana fueron los primeros en vivir
en esta Casa Sacerdotal. Como fue decisión de Mons. Benavente, la Casa
Sacerdotal es uno de los florones de su pontificado entre nosotros. Y la
gratitud de los que estamos también para él”.
- El Directorio del Diaconado Permanente en la Diócesis (3-VII-1996)
Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos publica un Decreto en virtud del
cual aprueba el Directorio para el Diaconado Permanente:
“Atendiendo el parecer de nuestro Consejo Presbiteral Diocesano que en
sesión ordinaria (3 y 4 de marzo de 1994) se pronunció unánimemente a favor
de dicha institución en la Diócesis de Coria-Cáceres y respondiendo al deseo
manifestado por la Asamblea Presbiteral Diocesana (julio 3-7 1995), apruebo
gustosamente por el presente Decreto el Directorio por el que han de regirse
la admisión y formación de los candidatos, así como el ejercicio del
Diaconado permanente en la Diócesis (3-VII-1996).
- El Directorio para la Iniciación Cristiana (1-X-1998)
275
Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos decreta: “Contando con el dictamen
unánimemente favorable del Consejo Presbiteral Diocesano y con el fin de
ofrecer las orientaciones catequéticas y sacramentales que sirvan de
instrumento eficaz para promover en nuestra Iglesia de Coria-Cáceres
comunidades de vida cristiana sólida y para procurar la unidad y coherencia
necesarias en la pastoral diocesana, por el presente decreto APRUEBO el
presente directorio de la Iniciación Cristiana, que tendrá carácter vinculante y
entrará en vigor a partir del día primero de Noviembre en toda la Diócesis. (1-
X-1998).
- El Directorio de la Espiritualidad del Presbítero Diocesano Secular
(22-IV-2003)
Con gozo y esperanza pongo en vuestras manos el Directorio de la
Espiritualidad del Clero Diocesano (…) Nuestra Asamblea presbiteral insistió
reiteradamente en la necesidad de promover e intensificar la espiritualidad del
presbítero diocesano secular (cf. Ponencia 3, proa. 2). Allí se señalaban ya los
medios que ahora actualiza el Directorio. Vivimos, por otra parte, en un
contexto cultural en que sólo desde una espiritualidad sólida y bien
alimentada seremos capaces de vivir con alegría y esperanza la fidelidad al
don recibido y a la misión encomendada. En este contexto, nace nuestro
Directorio: recomendado por el magisterio pontificio (PDV 79), demandado
por nosotros mismos, urgido por las dificultades de la hora actual. Su
contenido ha sido ampliamente debatido y reflexionado en las reuniones
arciprestales y del Consejo Presbiteral.
La Comisión permanente del Consejo Presbiteral, que ha pilotado con
generosidad y atención el proyecto, ha ido incorporando las diversas
aportaciones y sugerencias. El Consejo presbiteral le ha dado el visto bueno
definitivo y por unanimidad en su última reunión. Vuestro Obispo, con esta
presentación, lo hace suyo y os lo ofrece con el ánimo de que sea cauce de
revisión personal y comunitaria, guía que nos alerte en las horas bajas,
recordatorio permanente de nuestra identidad y de la sacratísima obligación
de cuidar nuestro ser y de poner los medios para alimentarlo.(…) El Señor nos
ha constituido por la ordenación en sacramento vivo de su presencia. Sólo
desde la identificación con Él nuestra vida será capaz de abrir brecha en la
frecuente atonía de nuestras comunidades y frente a la indiferencia o
incredulidad de muchos de nuestros contemporáneos.. (…) Sólo me queda
pediros, hermanos sacerdotes, que acojáis el Directorio con cariño y deseo de
276
renovación espiritual y apostólica; que llevéis a la práctica de vuestra vida
diaria sus orientaciones; que hagáis centrote vuestra vida el misterio
eucarístico, porque, como nos dice el Papa en la encíclica “Ecclesia de
Eucaristía”: “si descuidáramos la Eucaristía, ¿cómo podríamos remediar
nuestra indigencia” (n.60) (22-IV-2003).
- Una mayor valoración del carisma de la Vida Consagrada en nuestra
Diócesis a través de la Delegación Episcopal de la Vida Consagrada y la
CONFER.
- Creación de la Vicaría de Pastoral y Nombramiento de Vicario de
Pastoral (13-IX-1995)
El propio Obispo escribe: “Inmediatamente después de la asamblea os
invité a que me dierais algunos nombres para el cargo de Vicario de Pastoral,
servicio clave y fundamental para llevar adelante muchas de estas propuestas”
(“Catequesis…).
- El consejo Diocesano de Pastoral:
+ Aprobación de los Estatutos del Consejo Diocesano de Pastoral
El Obispo aprueba los Estatutos del Consejo Pastoral Diocesano: “El
Decreto “Christus Dominus” del Concilio Vaticano II dice que “es muy de
desear que se establezca en cada diócesis un Consejo específico de Pastoral
que esté presidido por el obispo y del que formen parte clérigos, religiosos y
laicos especialmente elegidos. La misión de este Consejo será estudiar y
pensar lo que se refiere a las actividades pastorales y proponer, en relación
con ellas, conclusiones prácticas” (n.28). Por otra parte, tanto nuestra
Asamblea del Pueblo de Dios, como nuestra más reciente Asamblea
Presbiteral (Boletines diocesanos extraordinarios de noviembre de 1987 y de
julio de 1995), han reiterado este mismo deseo.
Respondiendo a los deseos del Vaticano II y a los de las mencionadas
Asambleas del Pueblo de Dios y Presbiteral, y a fin de fomentar la comunión
y corresponsabilidad en la misión evangelizadora de nuestra Iglesia Particular
de Coria-Cáceres, por la presente, en uso de mi jurisdicción ordinaria y a
tenor de los cc. 511-514 del CIC, apruebo con carácter provisional, para el
tiempo de tres años, los Estatutos por los que se ha de regir la constitución y
funcionamiento del Consejo Diocesano de Pastoral, dado en Cáceres, a
dieciocho de enero de mil novecientos noventa y cinco”.Ciriaco Benavente.
Obispo de Coria-Cáceres.
277
+ Constitución del Consejo Pastoral Diocesano
Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos publica un decreto en el que
establece: “Queda constitutito en el día de la fecha, y a tenor del cn.511 del
CIC, el Consejo de Pastoral como órgano permanente de representación de
todo el pueblo de Dios en la Diócesis de Coria-Cáceres. Al Consejo pastoral,
que se constituye por un período de tres años y que se regirá por los Estatutos
aprobados, “corresponde, bajo la autoridad del obispo, estudiar y valorar lo
que se refiere a las actividades pastorales de la Diócesis, y sugerir
conclusiones prácticas sobre ellas” (cn.511). Esperamos y deseamos que
dicho organismo sea expresión eficaz de comunión y corresponsabilidad en la
vida y actividad pastoral de la Diócesis. Cáceres., 29-III-1996.
+ La composición del Consejo de Pastoral Diocesano se encuentra en el
Boletín Oficial del Obispado, abril, 1996; 255-256.
- Realización de un Plan Pastoral diocesano en clave evangelizadora.
En otro lugar de este estudio figuran con detalle los Planes Pastorales
de la Diócesis.
- Realización de la Formación Permanente de los sacerdotes en las
reuniones mensuales en los Arciprestazgos y en Cursillos especiales para
todos los presbíteros.
- Aprobación y presentación del Estatuto y Directorio del Catequista en
la Diócesis de Coria-Cáceres (4-X-1996).
“La evangelización es la tarea fundamental de la Iglesia. Dentro del
proceso evangelizador, la catequesis constituye un capítulo de singular
importancia en el crecimiento y madurez de la fe. Pero esto sólo será
alcanzable si se cuenta con catequistas que, bien acompañados por sus
pastores, cuiden con esmero la formación y conversión propias, si su
ministerio es sostenido y alimentado por una vida orante y sacramental, si va
avalado por el testimonio del compromiso cristiano. Tal es la finalidad que
pretenden el Estatuto y Directorio del Catequista que, tras fraguar en un largo
proceso de análisis y reflexión por parte de los mismos catequistas y del
Consejo del Presbiterio, hoy apruebo y presento con gozo y esperanza a
nuestra Iglesia de Coria-Cáceres.
278
Pastores y catequistas encontrarán bien definidas en el presente Estatuto
y Directorio la naturaleza de la catequesis en sus niveles y dimensiones,
cuáles son la identidad y misión del catequista, qué pedagogía reclama y qué
formación exige su tarea; los criterios, en consecuencia, a tener en cuenta,
para un ejercicio fecundo de tan digno ministerio eclesial.
Al presentar tan preciosa Guía, quiero expresar mi gratitud, en nombre
del Señor, a cuantos, jóvenes y adultos, de uno y otro sexo, prestan tan
precioso e insustituible servicio a la fe de sus hermanos en la Iglesia
diocesana. Si es, como espero, convenientemente estudiada y asimilada,
nuestras parroquias contarán con un plantel de catequistas capaces de hacer
posible que nuestra Iglesia dé un paso decisivo en la reevangelización de
nuestro pueblo y se disponga a encarar con rejuvenecido vigor la singladura
del tercer Milenio (4-X-1996).
* Las Unidades Pastorales
La creación de las Unidades Pastorales en nuestra Diócesis fue
abordada y aprobada por el Consejo Presbiteral. Fruto de este trabajo son las
Unidades Pastorales que han surgido en la Diócesis.
- La Unidad Pastoral llamada “Valle del Árrago” que está constitutita
por las dos Parroquias de Moraleja, una de Vegaviana y otra de Casas de Don
Gómez. Está asistida por los Señores Párrocos de estas parroquias: D. Angel
Maya Talavera, D. Daniel Rodríguez Acosta, D. Ignacio López Cea, y por D.
Isidoro Macías Casado, ya jubilado, así como por tres Comunidades de
Religiosas: Divino Maestro, Apostólicas del Sdo. Corazón y Franciscanas
Hijas de la Misericordia y un buen número de agentes de pastoral seglares:
catequistas, voluntarios de Caritas, monitores de Liturgia,etc.. Recordamos a
D. Pedro Nieto-Márquez Marín, ya en otra diócesis.
¿Cuál es la finalidad de estas Unidades Pastorales? En el para qué de la
Unidad Pastoral se dice textualmente: “para buscar una mayor eficacia
pastoral y una mejor distribución y utilización de los medios y agentes de
pastoral, porque se impone una renovación y adaptación de personas, métodos
y estructuras eclesiales, para responder a la escasez de vocaciones al
sacerdocio, para potenciar el papel del seglar, para dar mayor función pastoral
a las religiosas, para estar más unidos y para responder a una nueva manera de
ver y trabajar en, por y para la Iglesia”. Y todo ello dice el tríptico “siguiendo
los objetivos del Plan Pastoral de la Diócesis y del Arciprestazgo de Coria”
279
donde se encuentra esta Unidad Pastoral” (Boletín Oficial del Obispado;
diciembre, 2002; 1158).
- La Unidad pastoral de Montehermoso que estaba integrada por las
parroquias de Montehermoso, Guijo de Granadilla, Hernán Pérez... Estaba
puesta bajo la responsabilidad de los Rvds. Srs. Párrocos de estas Parroquias y
participaban las Religiosas y laicos cristianos comprometidos de esta zona
pastoral. El propio Obispo preside una reunión de esta Unidad Pastoral el día
7 de abril de 2002.
* Creación del Foro de Laicos (2001).
En el Decreto de aprobación de este Foro, afirma el Obispo:
“Impulsados por las enseñanzas del Concilio Vaticano II, los fieles cristianos
laicos sienten hoy la urgente necesidad de unir esfuerzos, de coordinarse y
complementarse para lograr una mayor efectividad en sus tareas apostólicas y
para reflejar con mayor claridad el verdadero rostro de la Iglesia. La
Conferencia Episcopal Española (…) insta a la constitución del Foro de
Laicos como “cauce de encuentro, comunicación y diálogo a fin de animar la
comunión de las asociaciones y movimientos, una más eficaz colaboración en
sus actividades e impulsar la corresponsabilidad de los laicos en la vida y la
misión de la Iglesia en la sociedad” (CLIM. n.114). Al ser ésta una necesidad
también sentida en nuestra Diócesis de Coria-Cáceres, tras una larga consulta
con los representantes de las distintas asociaciones y movimientos apostólicos
presentes en la Diócesis, se elaboraron los presentes Estatutos, que por el
presente DECRETO apruebo por un período de cinco años. A tenor de los
mismos se constituirá y regirá el Foro Diocesano de Laicos” (8-IX-2000).
El Presidente del Foro de Laicos, D, Juan Manuel García Simón,
escribe dando respuesta a varios interrogantes que no pocos se formulan en
torno al Foro de Laicos:
- ¿Qué es? El foro Diocesano de Laicos aspira a que él se integren los
diversos apostolados asociados de la diócesis y así puedan formar parte del
mismo los presidentes o representantes de los movimientos apostólicos,
organizaciones y agrupaciones laicales existentes actualmente en la diócesis o
que se puedan crear en el futuro, directamente encaminadas a actividades
apostólicas diversas. Tiene como órganos de gobierno la Asamblea General y
la Comisión Permanente.
¿Para qué sirve? ¿Era necesario? (cf. Boletín O. del Obispado; julio-
280
agosto 2003).
* Nueva Normativa sobre procesos y aranceles en el Tribunal
Eclesiástico.
- Año 1997: Decreto por el que se promulga la nueva normativa sobre
procesos y aranceles en nuestro Tribunal Diocesano: “Por el presente
aprobamos la Normativa sobre algunos aspectos de la Administración de
Justicia en el tribunal Diocesano de Coria-Cáceres, que publicamos como
ANEXO a este decreto y que disponemos sea observada en todos los procesos
a los que hace referencia, desde el día primero de enero de 1998. Los
aranceles serán revisados y sometidos a nuestra aprobación cada dos años
(23-XII-1997).
- Año 2001: Decreto por el se promulga la nueva Normativa y Tasas de
nuestro Tribunal eclesiástico diocesano, y para la asistencia jurídica gratuita
(19-X-2001).
* Atención solícita y pastoral a los Nuevos Movimientos,
Asociaciones y Movimientos Apostólicos existentes en nuestra Diócesis.
Un testimonio
Antonio Chapado Muriel y su esposa Dolores Corchado Galán, que
trabajan en el Obispado, escriben: “el día dos de diciembre, sábado,
celebramos una Eucaristía de Acción de Gracias y despedida a nuestro
querido Obispo D. Ciriaco Benavente Mateos. Nos reunimos toda las
Comunidades Neocatecumenales de la Diócesis en la Parroquia de San José
de Cáceres. Quisimos agradecer a nuestro Pastor la dedicación y el servicio
que durante sus años de estancia entre nosotros ha prestado al proceso de
Iniciación Cristiana desarrollado por el Camino Neocatecumenal. También
agradecerle los ánimos e impulsos que siempre nos ha prodigado. Le
regalamos una Biblia de Plata como signo de las veces que ha ido a entregar
la Palabra de Dios a tantos hermanos en muchos puntos de la Diócesis y con
la misión de que rece por nosotros. Terminamos con un sencillo ágape”.
* Creación de nuevas Parroquias
A) En Cáceres, en las zonas de expansión demográfica de la ciudad e
integradas en el Arciprestazgo de Ntra. Sra. de la Montaña” de Cáceres, han
281
sido creadas tres parroquias.
a) Parroquia de San Juan Macías (Mejostilla. Cáceres) (18-IX-2003).
“La creciente expansión de la ciudad de Cáceres y la consiguiente
aparición de nuevas y populosas barriadas, alejadas de los actuales núcleos
parroquiales, está demandando de nuestra solicitud pastoral la erección de
nuevas parroquias a fin de dar la conveniente respuesta a las nuevas
necesidades (…) He determinado erigir una nueva parroquia a fin de prestar la
atención adecuada a los fieles católicos residentes en esta demarcación. Por
todo lo cual DECRETO:
1.- Queda erigida la Parroquia que tendrá como titular a San Juan
Macías y que queda integrada en el Arciprestazgo de Ntra. Sra. de la montaña
de Cáceres.
2.- La ahora erigida Parroquia de San Juan Macías, tendrá como límites
los que se describen como anexo a este Decreto.
3.- La Parroquia tendrá personalidad jurídica de propio derecho (18-IX-
2003).
b) Parroquia del Beato Marcelo Spínola (Zona norte de la ciudad de
Cáceres; 29-IX.2003);
c) Parroquia de la Sagrada Familia (Cáceres Nuevo; 3-III-2005).
B) En Coria, ha sido creada una nueva Parroquia en Coria
Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos crea una parroquia nueva en Coria
cuyo titular es San Ignacio, sobre terrenos de la Fundación Pía “Ignacio
Osorio”, en un área de expansión demográfica de la ciudad. Fue inaugurada
por el prelado D. Ciriaco Benavente el día 20 de noviembre de 1998. “Es de
construcción digna, acogedora y funcional”.
* Bendición e Inauguración de nuevos Templos:
- Templo de “Jesús Obrero”, en la Parroquia de San Eugenio (Barriada
de las Minas. Cáceres);
- Templo de “Jesucristo Resucitado”, en la Parroquia de San José (R-
66; Cáceres),
- Iglesia de Carcaboso (25-III-1995)
282
Nos hubiera gustado describir con amplitud la experiencia eclesial
vivida en cada uno de estos acontecimientos -creación, restauración…- , pero
el espacio del que disponemos para este trabajo es limitado. Espero que lo
comprendan todos.
* Restauración de templos diocesanos: Coria (Cristo resucitado),
Garrovillas, Centro pastoral San Martín de Porres de la Parroquia de San
Mateo de Cáceres, Torreorgaz, Aceituna, Pozuelo de Zarzón, Guijo de Coria,
Torrequemada, Aliseda, Sierra de Fuentes, San Pedro de Alcántara (Cáceres),
Iglesia parroquial de las Huertas de Valencia de Alcántara – Campiña, y
otros…
* Restauración de la Iglesia parroquial de Santibáñez el Bajo
“El pasado día 23 de febrero de 2003, se abrió de nuevo al culto esta
Iglesia parroquial. El Sr. Obispo presidió la Eucaristía acompañado de un
grupo de sacerdotes que concelebraron con él y un número importante de
fieles. El obispo calificó de hermosa y bonita la restauración de la Iglesia.
* Restauración de la planta baja del edificio del Obispado en el que
están ubicadas Vicaría General, Vicaría Judicial, Vicaría de Asuntos
económicos, Administración Diocesana, Delegación de Misiones
* Bendición e Inauguración de Centros parroquiales pastorales
- Casas de D. Gómez (5 de junio de 2003).
Este Centro parroquial ha sido muy deseado y era bastante necesario.
Aunque el pueblo es pequeño, sin embargo, hay mucha inquietud por
formarse y, poco a poco, se van consolidando grupos de reflexión y
actualización. El Sr. Obispo presidió la Eucaristía y bendijo el Centro
Parroquial.
- Moraleja, Parroquia de la Piedad (año 2004).
También era necesario este local parroquial destinado a despacho
parroquial, a Caritas, a salón parroquial, a catequesis y otras actividades
pastorales. Fue bendecido e inaugurado por Mons. D. Ciriaco Benavente
Mateos.
283
- Iglesia dedicada a los Patronos de Extremadura: Ntra. Sra. de
Guadalupe y San Pedro de Alcántara, las Herrerías de Alcuéscar..
* Bendición e inauguración de ermitas y santuarios.
- Bendición de la Ermita de la Laguna de Guijo de Coria. “El 30 de
julio de 2000 el Obispo de Coria-Cáceres bendijo la ermita de la laguna de
Guijo de Coria, en la que está la imagen de Santa María de la Consolación, y
que ha sido reedificada por el Ayuntamiento y pueblo” (Rvd. P. Tomás B.
Pizarro Jiménez).
- Inauguración de la Ermita de San Sebastián de Torrequemada
(24-V-1995).
* Iluminación artística de Templos, Ermitas…
- Iluminación del interior y de los exteriores de la Ermita de la
Stma. Virgen de Argeme, patrona de Coria y copatrona de la Diócesis.
Impulsada por la Cofradía y la ciudad de Coria y su Ayuntamiento, esta
ermita fue restaurada con ayuda de la Junta de Extremadura. Fue instalada
una nueva iluminación patrocinada por la Fundación ENDESA, por convenio
con la Conferencia Episcopal Española. Esta obra fue promovida por el
Cabildo Catedral y contó siempre con la ayuda y apoyo de Mons. D. Ciriaco
Benavente Mateos.
- Iluminación interior del Santuario de la Stma. Virgen de la
Montaña, patrona de Cáceres. Iluminación patrocinada también con fondos
de la Fundación ENDESA y el apoyo de la Cofradía de la Stma. Virgen de la
Montaña a través de su Junta Rectora. Esta obra fue promovida por el Cabildo
Catedral y contó siempre con el apoyo decidido del Obispo D. Ciriaco
Benavente.
* Los Templos Catedralicios de la Diócesis
A) Restauración
a) Catedral de Coria
Esta restauración, aún no terminada, ha afectado también a los
284
exteriores: torres, sillares de piedra, y a los interiores: limpieza del retablo
mayor, estudios sobre la estructura básica de la Catedral, solidez del mismo,
estudios en el subsuelo…etc.
En el prólogo al libro de Florencio-J. García Mogollón ”La catedral de
Coria”, Mons. Ciriaco Benavente escribe: “Entre todos los templos de una
Diócesis, la Catedral encarna de manera singular una riquísima virtualidad
simbólica. La Catedral no evoca, como otros lugares de culto, a una
comunidad concreta que allí habitualmente se reúne, sino a la Diócesis misma
en su unidad y totalidad (…) No existe Iglesia sin el Obispo que la reúne. Por
eso, elemento distintivo de la Iglesia del Obispo, que es la Catedral, es la
“cátedra” episcopal que le da su nombre y que expresa la presencia de la
sucesión apostólica, garantía de fidelidad a la tradición viva que procede del
Señor y de comunión con la Iglesia universal. (…) La Catedral es reflejo
siempre de la vida de la Iglesia local, lo mismo que una casa refleja la vida de
la familia que la habita. Muchas catedrales, y la de Coria no es una excepción,
muestran en su misma construcción las distintas etapas históricas, los cambios
culturales, los gustos artísticos, el genio de sus pastores y la sensibilidad de
sus fieles.
Abrigamos la ilusión de que nuestra Catedral no sólo mantenga su
esplendor, sino que siga siendo forja de vitalidad cristiana. Abrigamos la
ilusión de que nuestra Catedral no sólo mantenga su esplendor, sino que siga
siendo forja de vitalidad cristiana. Por eso no nos resignaremos nunca a que
su interior quede reducido a museo. Queremos que sea casa abierta ya
cogedora, lugar y espacio en que se manifieste la identidad de nuestra Iglesia
diocesana. Deseamos que su hermosa nave siga siendo símbolo viviente de la
Iglesia local, peregrina y marinera, que nos acoge para seguir animosos
nuestra singladura misionera por los mares del tercer Milenio. Esperamos que
el Plan Director y los posteriores pasos de actuación sobre la Catedral, bajo la
tutela de la Consejería de Cultura y patrimonio de la Junta de Extremadura,
contribuya a mantener su solidez y belleza. Esperamos y deseamos que el
amor y veneración de todos los diocesanos contribuyan a dar alma y vida a
sus piedras (…)
Termina el Obispo con estas palabras: “A conocer la rica y densa
historia de nuestra Catedral y el vigor de una fe que supo hacerse arte y
cultura en el decurso de los siglos, pretende contribuir esta publicación que
me honro en prologar”.
285
El Obispo da gracias a todos los que han hecho posible esta hermosa
publicación: “Quiero expresar, en nombre del la Diócesis, nuestra gratitud al
Ilmo. Cabildo que, encabezado por su Deán, Ilmo.Sr.D.José A. Fuentes, está
empeñado con tanto mimo como tesón, no sólo en conservar esta preciosa
reliquia histórica sino en darle el calor y la significación del templo vivo de
Dios que es la comunidad cristiana; a D. Florencio-Javier García Mogollón,
profesor de la Universidad de Extremadura y avezado investigador del
patrimonio histórico-artístico religioso de Extremadura. Él, que no sólo ha
indagado en los archivos, sino que ama y conoce, como pocos, piedra a piedra
de nuestra Catedral, ha puesto música y letra a esta partitura. A Caja Duero,
que humaniza su noble contribución al dinamismo económico en
Extremadura, promoviendo empresas culturales que dignifican al hombre y
ensanchan el espíritu. Su generoso mecenazgo ha hecho posible esta
publicación. Sólo me resta felicitar a Edilesa por el primor y la perfección de
su trabajo”.
Decía que esta publicación pretende dar a conocer más y mejor nuestra
Catedral de Coria. Conociendo se ama, amando surge el compromiso. Que
nuestra Catedral sea un compromiso de todos, empezando por los fieles
cristianos de Coria”.
b) Concatedral de Santa María
Mons. D. Ciriaco Benavente también apoyó y alentó también al
Cabildo Catedral en la tarea de la restauración de la Concatedral de Santa
María de Cáceres. Esta restauración, aún no concluida, ha afectado a los
exteriores: la torre, la fachada, la cubierta y al interior de la Concatedral: las
dos sacristías, la limpieza del retablo mayor. Hay también otras obras
contenidas y contemplados en el Plan Director de la misma.
B) Los Museos Catedralicios
a) Catedral de Coria
Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos inauguró el Museo de la Catedral
de Coria el día 14 de abril de 1999, y afirmó: “La ejecución de este Museo
manifiesta la fecundidad de la colaboración entre la Iglesia y los Poderes
Públicos”. Estuvo acompañado por las autoridades autonómicas, provinciales
y locales así como por el Cabildo catedralicio, sacerdotes, religiosos/as y
numerosísimo público especialmente de la ciudad de Coria.
286
Este magnífico Museo contiene, entre otras “maravillas”, el Mantel de
la Sda. Cena del Señor, Cristo Románico-Gótico en bronce (s. XIII), Lignum
Crucis, Crucificado (s. XVIII), varios cantorales, la talla de la Virgen de los
Ángeles, Hoja de la Summa Theologica de St. Tomás de Aquino,
documentos, planos generales de la Catedral, imágenes, reliquia de S. Pedro
de Alcántara, bulas, un privilegio rodado de Alfonso X el Sabio, cobres
flamencos, portaviático, trazas y valiosas piezas de platería, bandejas de plata,
pergaminos, ornamentos sagrados, actas capitulares sobre los daños
ocasionados por el terremoto de 1755, anillos y pectorales de Obispos
caurienses de los siglos XIX y XX: todo esto pertenece al patrimonio de la
Catedral. Hay también dos magníficas capillas: Capilla Bautismal y Capilla
de las Reliquias. Existen también una serie importante de paneles que ofrecen
al visitante una explicación histórica y teológica de todo lo que se expone.
Esta obra verdaderamente importante fue financiada con fondos de la
Consejería de Cultura de la Excma. Junta de Extremadura; lo agradecemos.
De igual modo damos las gracias a todas las personas e Instituciones que
colaboraron en el montaje del Museo.
El Obispo escribe el prólogo al libro de F.J.García Mogollón “La
Catedral de Coria. Arcón de historia y de fe” (Edilesa, León.1999) en el que
afirma, entre otras cosas:
“Recientemente hemos visto cumplido el sueño de la inauguración del
museo catedralicio. Nos alegra poder facilitar la contemplación de los tesoros
de arte y de fe que albergaba nuestra Catedral. El tesón del Cabildo, el
patrocinio de la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura, la
colaboración del Ayuntamiento de Coria y de la Diputación Provincial, la
sabia restauración del claustro y de otras dependencias, dirigida por el
arquitecto D. Horacio Fernández del Castillo y realizada por la empresa
Abréu y el buen hacer de la Comisión encargada de mostrar el museo han
hecho posible esta obra admirable por la que queremos expresar a
instituciones y personas nuestra sincera gratitud”.
Por nuestra parte, manifestamos que este hermoso Museo cuenta con
sencillez nuestra historia y quiere ayudarnos a quererla, a la vez que quiere
iniciar o potenciar el diálogo fe-cultura”. El museo es una permanente
exposición testimonial que ha sido pensado, preparado y realizado con una
clara intención histórica y artística, evangelizadora y catequética, siempre
287
desde la gratuidad, la credibilidad y sin imposiciones. Esperamos y confiamos
que en este Museo de Arte Religioso esto sea especialmente verdad. Así
podremos recobrar la memoria, el relato y la “recreación” de este patrimonio
catedralicio que hoy es contemplado como oferta de belleza y de sentido, de
invitación y llamada a descubrir a Dios.
Finalmente insertamos aquí unas palabras del Cabildo Catedral: “todo
esto ha sido posible merced al empeño del Obispo y del Cabildo al que se han
unido generosamente las Instituciones patrocinadoras, la Comisión técnica de
diseño y montaje del Museo y otras personas que han aportado su
inteligencia, su entusiasmo, su creatividad, su gusto artístico, sus
investigaciones. Muchas gracias a todos”.
Unidad didáctica. Museo de la Catedral de Coria. Obra de Silve
Garzón Ucio con texto de apoyo teológico de Florentino Muñoz Muñoz. En la
presentación Silve Garzón escribe: “ Esta Unidad didáctica sobre el Museo de
la Catedral de Coria está dedicada a padres, educadores y catequistas, que
pueden despertar en los niños y jóvenes su admiración y amor por
Extremadura, profundizando en su cultura y aprendiendo a valorar el arte
sacro de este Museo, como testimonio de la fe y la religiosidad de las
generaciones anteriores. Ellas realizaron todas estas obras para dar gloria a
Dios” (8-XII-2002).
b) Concatedral de Cáceres.
Comunicado del Obispo a los sacerdotes con motivo de la inauguración
de la primera Sala del Museo de la Concatedral de Sta. María de Cáceres.
“La fiesta de San Pedro de Alcántara nos trae este año un hermoso
regalo. La inauguración de la primera sala del Museo de la Concatedral. Era
ésta una ilusión compartida y una necesidad constatada. Así lo expresaban el
Consejo Presbiteral y el Claustro de Profesores en una de sus propuestas.
El Cabildo Catedral ha querido colaborar con eficacia y sencillez, en
estos primeros pasos hacia un Museo Diocesano, habilitando la Sacristía
Mayor de la Concatedral, como primera sala del Museo, abierto a acoger otras
riquezas artísticas de la Diócesis. La exposición se hará teniendo como base
los fondos museísticos de la Concatedral, del Obispado (Palacio Episcopal),
de la desaparecida parroquia de Granadilla, de algunas parroquias de Cáceres
y de la Diócesis, del seminario. Esta obra, que será inaugurada el próximo día
288
19, después de la Misa solemne en honor de San Pedro de Alcántara, no
hubiera sido posible sin la ayuda de la Excma. Diputación provincial, que
también ha colaborado generosamente en las obras de restauración de la
Catedral y de la Concatedral.
En la Catedral de Coria se han terminado, a cargo de la Consejería de
Cultura, obras importantes de infraestructuras que harán posible también, no
tardando, la instalación del Museo de la Catedral. Al comunicaros esta
noticia, reitero, en nombre de la Diócesis, nuestro agradecimiento a las
Instituciones colaboradoras y os invito a que, con el interés de todos, lo que es
sólo un primer paso se convierta en una realidad espléndida” (13-X-1993).
* Restauración de Libros, Códices, Cantorales, Documentos, Partituras
Musicales de la Catedral de Coria
C) Iluminación artística
a) Inauguración de la iluminación artística de la Catedral de Coria.
Se han instalado unas lámparas artísticas y se han restaurado cuatro lámparas
votivas antiguas
b) Inauguración de la iluminación artística de la Concatedral de
Santa María de Cáceres. Se han instalado unas lámparas artísticas.
Estas dos obras, que estuvieron promovidas por el Cabildo
Catedralicio, contaron siempre con el apoyo directo de Mons. D. Ciriaco
Benavente Mateos y se realizaron con fondos de la Fundación ENDESA por
convenio con la Conferencia Episcopal Española.
D) Restauración de libros, documentos…
a) Catedral de Coria:
El Patrimonio histórico Español, a petición del Cabildo Catedral, ha
restaurado, entre fases, documentos importantes: bulas, privilegios rodados,
cantorales, códices (v.c. El Tostado). También se ha inventariado y
catalogado el archivo musical con la ayuda de Adesval y Fondos europeos.
Lo agradecemos sinceramente
b) Concatedral de Cáceres:
289
Se ha inventariado y catalogado el archivo musical de la Concatedral
con financiación de Adesval y de Fondos Europeos. Lo agradecemos
sinceramente.
La Delegación diocesana de Patrimonio Cultural se propone como tarea
básica: “informar y mentalizar a los sacerdotes y responsables del patrimonio
(párrocos y rectores de Iglesias, mayordomos de cofradías y hermandades,
etc.) de la importancia del patrimonio y de la necesidad de actuar conforme a
una normativa diocesana. Conocer al detalle dónde estamos en el campo de la
conservación y restauración del patrimonio diocesano.
E) Inventariar el patrimonio inmueble y mueble de la Diócesis
conforme a un proyecto presentado a la Obra Social de Caja Duero.
F) Exposiciones
El Delegado diocesano de Patrimonio, D. José A. Fuentes Caballero,
manifiesta lo siguiente: “frecuentes han sido las exposiciones temporales
promovidas por el Cabildo y la Delegación diocesana de Patrimonio, en estos
catorce años, siempre secundadas y apoyadas por el Sr. Obispo”.
Destacamos de entre las exposiciones, las siguientes:
a) Exposición de la FERIA RAYANA, ubicada en la espléndida
Catedral de Coria, primer Templo de la Diócesis.
b) Exposición “VERUM CORPUS”, ubicada en la Iglesia de la
Preciosa Sangre de Cáceres.
Esta exposición fue organizada por el Obispado de Coria-Cáceres, la
Delegación Diocesana de Patrimonio y el Ilmo. Cabildo Catedral de la
Diócesis de Coria-Cáceres, y contó con el patrocinio de Instituciones,
Entidades y personas a las que agradecemos su competente y desinteresado
trabajo. De esta Exposición se hizo un hermoso Catálogo constituido por
trabajos de carácter teológico, histórico, artístico, cultural…etc.
Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos escribió el Prólogo al Catálogo de
esta hermosa Exposición “VERUM CORPUS”, en el Año de la Eucaristía,
(Cáceres, 2005). Insertamos aquí estas palabras del Prelado:
290
“La Diócesis de Coria-Cáceres ha querido contribuir al Año de la
Eucaristía, convocado por Juan Pablo II, realizando una Exposición
Eucarística, bajo el lema “VERUM CORPUS”, articulada en cinco capítulos y
un epílogo. Nos sentimos honrados de contribuir con esta exposición, donde
se hermanan arte y fe, al esplendor de la ciudad de Cáceres, que tantos
motivos tiene ya, por sí misma, de sentirse orgullosa de su patrimonio
monumental. Pero la exposición no quiere ser sólo un acontecimiento
cultural, que también lo es. Pretendemos que se un libro abierto, una
catequesis plástica que contribuya a contemplar la Eucaristía como misterio
de luz, como fuente y epifanía de comunión, como principio y proyecto de
misión, como compromiso activo de solidaridad a favor de los últimos y a la
edificación de una sociedad más equitativa y fraterna.
A través de una seleccionada muestra de orfebrería, escultura, pintura y
material documental se ha pretendido presentar:
- La real humanidad de Nuestro Señor Jesucristo, el Hijo de Dios, que
asumió en todo la condición humana al encarnarse en las entrañas de María
Santísima: Verdadero Cuerpo.
- Su amor y entrega “sin medida”, manifestados de manera especial en
su y pasión y muerte para la redención del género humano: Verdadera Sangre
- La institución de la Eucaristía: “Tomad y comed. Esto es mi Cuerpo”
- La actualización del sacrificio redentor de Cristo en la celebración de
la Santa Misa y su presencia real con nosotros bajo las especies del pan y del
vino: “Haced esto en memoria mía”-
- La Eucaristía, pan partido y sangre derramada, como proyecto y
compromiso de comunión, de paz y solidaridad: “Que os améis unos a otros”.
El Señor Obispo da las gracias a las personas e Instituciones que han
hecho posible esta magnífica Exposición Eucarística”( 2005).
* Presencia del Obispo en los Estudios centrales de “Vía Norba” –
Popular Televisión” en Cáceres.
Desde estos estudios el Señor Obispo explica todas las semanas las
lecturas de cada Domingo a todos los televidentes.
* Participación en un Congreso de Misiones, cuyo lema era: “Id y
anunciad” y que se celebró en la ciudad y Diócesis de Benguela (Angola.
África, verano de 2006).
291
Un testimonio:
El P. Francisco J. Roero Suárez, Edmp, escribe sobre este
acontecimiento: “Parecía que no fuéramos extraños, e incluso presentaron al
Sr. Obispo y a un servidor ante todos los congresistas. Sobre un total de casi
cuatrocientos, nosotros éramos huéspedes distinguidos; en especial el Sr.
Obispo, D. Ciriaco Benavente, pues él es Maestro de la Fe y Pastor del
Rebaño (…) Destacar del Congreso Misionero la Eucaristía de
clausura…Acudieron unas diez mil personas. Unos quince obispos y unos
doscientos sacerdotes concelebramos. Presidió la Eucaristía el Sr. Cardenal
del Patriarcado de Lisboa (…) “Nos adentramos en la calle donde estaba la
Iglesia de San Esteban, y allí, gratísima sorpresa, cientos de personas a ritmo
de danza y cantando esperaban la digna y placentera presencia de tales
prelados: el Cardenal de Lisboa, el Obispo de Coimbra y el Obispo de Coria-
Cáceres” (Luz de Redención”; agosto-septiembre de 2006; n.681;2-4)..
* La Casa de la Iglesia, inaugurada el día 27-XI-2006. .
A las 13, 30h del día 27 de noviembre de 2006 fue bendecida e
inaugurada la Casa de la Iglesia por D.Juan Manuel Cuadrado Ceballos,
coordinador de la actividad pastoral en la Diócesis, en representación del
Mons. D. Ciriaco Benavente que participaba, en la Catedral de Burgos, en ese
mismo día, en la Misa funeral por el eterno descanso de Mons. D. Santiago
Martínez Acebes, Arzobispo emérito de Burgos, y anteriormente Obispo de
Plasencia, así como, en su día, Administrador Apostólico de la Diócesis de
Coria-Cáceres, tras la muerte de Mons. D. Jesús Domínguez Gómez. Más de
un centenar de personas se dieron cita a este acto de verdadera importancia
para el presente y el futuro de la pastoral diocesana. También descubrió una
placa en cerámica conmemorativa de tal acontecimiento en la que se puede
leer: “Casa de la Iglesia. Obispo Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos.
Noviembre de 2006”. D. Juan M. Cuadrado manifestó a los Medios de
Comunicación Social que “esta Casa ha sido adquirida para dar su espacio a
colectivos y actividades que ya no cabían en el Obispado”, mostró su
satisfacción de que esta Casa haya sido inaugurada y deseó que “de verdad
esta Casa sea lugar de encuentro de todos los que colaboran en hacer posible
la misión de la Iglesia en el día a día, y de acogida a todos los que se acerquen
a ella”.
En esta casa tienen su sede la Vicaría Episcopal de Pastoral, la Vicaría
Episcopal del Clero, la Delegación de Patrimonio, Caritas, Acción Católica,
292
Proyecto Hombre, Manos Unidas y otras más. En el piso superior se
encuentran los Estudios de “Norba Televisión”.
* Atención al Colegio Diocesano “José Luis Cotallo”.
D. Ciriaco al comienzo de cada curso enviaba un sencillo pero
enjundioso mensaje a toda la Comunidad Educativa del Colegio Diocesano a
través de la Agenda del Curso. Insertamos aquí estos testimonios:
- Agenda del Curso 2002-2003. El Obispo nos ofrece unas pistas
importantes para realizar la tarea educativa en el Colegio: “La educación es
una tarea de artesanía; sin la colaboración activa de los padres, sin la generosa
dedicación de los profesores y son la disposición de los alumnos a dejarse
ayudar, es casi imposible alcanzar el objetivo deseado. (…) El hombre es
constitutivamente un peregrino de la Verdad y del Bien. Cada curso que
empieza, lo sabéis muy bien, es una invitación a crecer, a desarrollar el
cuerpo, a ensanchar la mente, a mejorar el corazón. Por ser éste un Colegio de
la Iglesia, ofrece, además, a todos los que quieran acogerlo y seguirlo, el
modelo de Jesús de Nazaret” (octubre de 2002).
- Agenda del Curso 2005-2006. El Obispo escribe:”La Agenda es
recordatorio, aviso, guía de caminantes. Ha de ser desafío que incite, en cada
nuevo día que amanece, a hacer el trabajo siempre mejor; a los profesores, a
poner empeño, preparación, ilusión y cariño en la tarea, que no en vano
trabajáis con personas. A los alumnos, a acoger las enseñanzas con renovado
interés, a poner acción y pasión en el estudio y la asimilación, porque así
creceréis, como Jesús en Nazaret, “en edad, sabiduría y gracia ante Dios y
ante los hombres”. El Colegio Diocesano no quiere limitarse a cumplir.
Quiere hacer un trabajo bien hecho, profesional, serio. No quiere sólo
transmitir conocimientos, sino hacer personas. “Saber más, para ser más”.
Ello exige rigor, esfuerzo, renuncias, porque nada que valga la pena se logra
sin esfuerzo y sacrificio. La alegría de los frutos recompensa, a la larga y a la
corta, el sacrificio. No quiero olvidar en estas breves líneas, a los padres y a
las madres, que nos hacéis el honor de confiar la enseñanza y educación de
vuestros hijos al Colegio Diocesano. Vuestra confianza es aliento y estímulo.
Sin vuestro interés, seguimiento y colaboración los empeños del Colegio
quedarían muy menguados. Por eso esperamos de cada familia y de la
asociación que os representa la más activa colaboración” (octubre de 2005).
- Agenda del curso 2006-2007. D. Ciriaco Benavente nos ofrece una
293
hermosa exhortación pastoral de la que ofrecemos lo siguiente: “Me parece
admirable que el Colegio Diocesano se proponga como “santo y seña” de este
curso la “autenticidad”. Auténtico es aquello que no está falsificado, que es
ello mismo. La autenticidad es hija legítima de la verdad y compañera
inseparable de la coherencia. Lo auténtico es siempre digno de confianza,
merece tener denominación de origen.
Cada ser humano es único. Por eso, la educación no se hace en serie, es
obra de artesanía. Cuando “todo es a cien”, todo es falso, de plástico, nada es
auténtico. Todo lo que vale comporta el precio del sacrificio y el esfuerzo. La
educación supone en el educando disponibilidad a dejarse tallar. Y exige en el
educador y en los padres mimo y atención de artesanos. Sólo cuando padres y
profesores, en ejemplar conjunción, saben estar atentos a los educandos, a sus
silencios y a sus preguntas, a sus aspiraciones con frecuencia más adivinadas
que formuladas; sólo cuando los educandos se sitúan con la mente y el
corazón abierto a lo que les rodea, a los libros que sistematizan y ordenan sus
conocimientos, a los profesores, a la familia, al Dios que es Amor y acompaña
sus pasos, sólo entonces acaban aflorando las potencialidades más bellas que
cada ser humano lleva escondidas en el fondo del alma. Sólo entonces unos y
otros estamos siendo auténticos. La tarea vale la pena. El fruto de la
autenticidad es la felicidad. No la felicidad que dan las cosas, que es una
felicidad siempre amenazada, sino la felicidad que nace de dentro, de la
verdad del hombre, de haber encontrado un sentido a la vida.
Como ya os he recordado en otras ocasiones, por ser éste un Colegio de
Iglesia ofrece a todos los que quieran seguirlo el modelo de Jesús de Nazaret.
Y lo ofrece no por razones de proselitismo, ni sólo porque sin entender el
cristianismo es imposible entender los logros más nobles de la cultura
occidental, sino por el convencimiento de que, en un mundo plural y con
frecuencia desnortado, Jesús, “esplendor de la verdad” alumbra el sentido más
pleno a la existencia humana, nos enseña la libertad más verdadera” (octubre
de 2006).
Un testimonio:
El actual Director del Colegio Diocesano, D. Miguel A. González Sáiz,
escribe:
- “Ante la noticia del nombramiento de nuestro Obispo, D. Ciriaco
Benavente Mateos, para Obispo de Albacete, escribe estas palabras: “D.
Ciriaco Benavente, Obispo de nuestra Diócesis y Titular de nuestro Centro, ha
294
sido nombrado por el Santo Padre Benedicto XVI Obispo de Albacete. Desde
esta Hoja Informativa (n. 28; noviembre 2006), la Comunidad Escolar le da
las gracias por su buen hacer y el cariño con que siempre nos ha tratado a
todos nosotros. Se nos va el Titular del Centro, se nos va un amigo”.
- En la Hoja informativa n. 33 de diciembre de 2006 del Colegio,
escribe el Director: “El día 28 de septiembre, se celebró la apertura del Curso
para los padres, a las 19,00 de la tarde. El Obispo Mons. D. Ciriaco
Banavente presidió la Celebración Eucarística en el Salón de Actos del
Seminario Diocesano”.
- “Con motivo del Retiro de Adviento (1-XII-2006), impartido por D.
Enrique Barrios en el Colegio, D. Ciriaco compartió la cena con nosotros para
despedirse de todos nosotros”.
* Vista Pastoral a los Colegios religiosos de la Diócesis.
En el año 2002, MOns. D. Ciriaco Benavente realizó la visita pastoral a
los Colegios religiosos existentes en la Diócesis:
a) 21 de febrero: Colegio de las HH. Josefinas - Cáceres
b) 22 de febrero: Colegio Diocesano - Cáceres
c) 4 de marzo: Colegio Nazaret - Parroquia de San José - Cáceres
d) 5 de marzo: Colegio Ntra. Sra. de los Dolores; H.de la Caridad del
Sdo. Corazón - Arroyo de la Luz
e) 6 de marzo: Colegio San Antonio de Padua de PP. Franciscanos -
Cáceres
f) 7 de marzo: Colegio Santa Cecilia de las HH. Carmelitas - Cáceres
g) 11 de marzo: Colegio de las Religiosas del Santo Ángel -
Montánchez
h) 12 de marzo: Colegio Sagrado Corazón de las Religiosas - Coria
i) 13 de marzo: Colegio de S. José, de las Hijas de María Madre de la
Iglesia – Cáceres
j) 14 de marzo: Colegio del Sdo. Corazón de las HH.de la Caridad
del Sdo. Corazón – Cáceres.
k) 20 de marzo: Colegio Ntra. Sra. de los Remedios de las H. de la
Caridad del Sdo. Corazón - Valencia de Alcántara.
En todos los Colegios, el Obispo mantuvo encuentros con los alumnos,
con los profesores y con las Asociaciones de Padres de Alumnos, invitando a
todos a fortalecer la “unidad de toda la Comunidad Educativa y a realizar el
ideario y el proyecto educativo cristiano”.
295
* Firma del Convenio que supone la conversión de la Iglesia de San
Francisco Javier en un Centro Cultural vinculado a lo religioso, por un
plazo de 25 años a través de un consorcio Obispado-Ayuntamiento que lo
administrará (13-XII-2006).
Este Convenio abarca la adaptación de esta Iglesia en Museo Diocesano
y de la Cripta y Aljibe de la Preciosa Sangre en espacios culturales.
* Órganos de comunión y corresponsabilidad en la Diócesis
Como signo de una Iglesia, misterio de comunión en tensión
misionera”, (Juan Pablo II), Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos impulsó la
comunión y la corresponsabilidad de cara a la misión evangelizadora en la
Diócesis, a tenor de las enseñanzas del concilio Vaticano II (cf. ChD. 27).
Recordemos estas palabras del Obispo: “Queremos una Iglesia fraterna,
familiar; una Iglesia que se edifique día a día en comunión y
corresponsabilidad; una Iglesia evangelizadora y, por tanto misionera; una
Iglesia en que se transparente el rostro misericordioso de Dios y, en
consecuencia, samaritana; una Iglesia en que sacerdotes, religiosos y laicos
nos sintamos miembros vivos de un mismo cuerpo vivo, cuya cabeza es
Cristo” (Día de la iglesia Diocesana; noviembre, 2000).
De ello dan fe los siguientes organismos que presidió y alentó y
expresan la comunión y la corresponsabilidad.
a) Miembros de la última Junta de Gobierno de la Diócesis
D. Ceferino Martín Calvario
D. Nicolás García González
D. Florentino Muñoz Muñoz
D. Juan Manuel Cuadrado Ceballos
D. Severiano Rosado Dávila
D. Jesús Moreno Ramos (Datos de Secretaría)
b) Constitución del último Consejo Presbiteral (25-X-2003).
Una de las manifestaciones de la unidad del Obispo son sus presbíteros
es sin duda la colaboración institucional a través del “Consejo Presbiteral”.
En este sentido, el Obispo ha atendido a este Consejo hasta el final de su
296
presencia en esta Diócesis. He aquí el último decreto convocando elecciones
para este organismo de comunión y corresponsabilidad, de discernimiento y
de consulta sobre los asuntos propios del mismo:
“Habiendo concluido el período de cinco años para el que fueron
elegidos los miembros que han compuesto hasta ahora el Consejo Presbiteral
Diocesano DECRETO:
1º: convocar, a tenor del art. 32 de los vigentes Estatutos a todos los
presbíteros de la Diócesis, seculares y religiosos, para proceder a la elección
de los nuevos miembros de dicho Consejo.
2º La elección de los Consejeros se realizará según los Estatutos del
Consejo… (25 de octubre 2003).
El día 11 de diciembre de 2003 Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos
nombra y declara miembros del Consejo presbiteral de la Diócesis a los
presbíteros elegidos. Omitimos ofrecer aquí la relación de todos sus
miembros por ser numeroso. Se puede encontrar en el Boletín Oficial del
Obispado.
c) Último Colegio de Arciprestes (7-Octubre-2006).
El pasado 7 de octubre de 2006, Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos
firmó una carta dirigida a todos los sacerdotes de la Diócesis convocándoles a
realizar elecciones de arciprestes que “desearía que estuviera completada antes
del quince de noviembre”. Y afirma: “es necesario por parte de todos potenciar
la función del Arcipreste y del Arciprestazgo, como el espacio natural y
privilegiado, que lo es, para la comunión y la corresponsabilidad entre todos
los que lo componen, Sacerdotes, Religioso/as y Laicos, para la programación
en común, para ayudarnos a vivir la espiritualidad, para incrementar la amistad
y la ayuda mutua, para superar el aislamiento. Aunque ello ha de ser tarea y
pasión de todos, es función especial del Arcipreste promoverlo, encauzarlo y
animarlo”.
Realizadas las citadas elecciones, el Sr. Obispo ha extendido los
siguientes nombramientos de arciprestes de la Diócesis:
- Arciprestazgo de Ntra.Sra.de Argeme, de Coria: D. Angel Maya
Talavera
- Arciprestazgo de la Virgen de la Montaña,de Cáceres: D. Francisco
297
Delgado Pulido
- Arciprestazgo de la Purísima Concepción, de Arroyo de la
Luz:D.Ceferino de las Heras
- Arciprestazgo de la Virgen del Castillo, de Montánchez: D. Luis
Vidal Arias Moreno
- Arciprestazgo del Santísimo Sacramento, de Montehermoso: D.
Roberto Rodríguez Santibáñez
- Arciprestazgo del Sdo. Corazón de Jesús, de Sierra de Gata: D. José
L. Borrezo Baile
- Santiago el Mayor, de Hurdes: D. Mario J. Méndez Ramos
- Arciprestazgo de San Pedro de Alcántara, de Alcántara: D. Emilio
Guillén Rubio
- Arciprestazgo de Ntra. Sra. de Fátima, de Valencia de Alcántara: D.
Jesús Martín Domínguez
- Arciprestazgo del Espíritu Santo, de Granadilla: D.Ceferino Gómez
Antón.
d) Los últimos Delegados diocesanos
- D. Ángel Maya Talavera, Delegado de Apostolado Seglar
- D. José Mª Hoyos Caballero, Delegado de Liturgia
- D. Carlos Simón Vázquez, Delegado de Pastoral de la Salud
- D. Florentino Muñoz Muñoz, Delegado de la vida Consagrada
- D. Jesús Moreno Ramos, Delegado de Caritas, de Medios de
Comunicación Social y de Estadística.
- D. Jaime Rubio Pulido, Delegado de peregrinaciones y turismo
- D. Francisco Neila Sánchez, Delegado de catequesis
- D. Miguel Ángel Aguarón, sacerdote Operario, Delegado de Pastoral
vocacional
- D. Ramón de la Trinidad Piñero Mariño, Delegado de Pastoral
Familiar y Director del Boletín Oficial del Obispado
- D. Felipe Fernández Peña, Delegado de Hermandades y Cofradías
- D. Gianni Vetori Salice, Delegado de Pastoral Penitenciaria
- D. José A. Fuentes Caballero, Delegado de Patrimonio Cultural
- D. Pedro Grijalvo Pérez OP, Delegado de Pastoral Universitaria
- D. Plácido Carrión García, Delegado de Pastoral de Carretera
- D. Roberto Rubio Domínguez, Delegado de Pastoral Juvenil
- D. Ángel Martín Chapinal, Delegado de Pastoral Rural
- D. Pedro-Jesús Mohedano Santibáñez: Delegado de Misiones.
- D. Ricardo Mena, Delegado de Pastoral de la Enseñanza
298
- D. Ignacio Urquijo Valdivielso, Delegado del Diaconado Permanente
e) Último Consejo Diocesano de Pastoral (1 de abril de 2006)
En fidelidad al Concilio Vaticano II que enseña que “es muy oportuno
que se establezca en la diócesis un consejo especial de pastoral, presidido por
el obispo diocesano, formado por clérigos, religiosos y seglares especialmente
elegidos” (cf. ChD 28), Mons. D.Ciriaco dedicó ilusión y tiempo para
revitalizar este organismo pastoral tan necesario en la Diócesis. No
presentamos aquí los nombres de cada uno de los miembros de este Consejo
Diocesano de pastoral por ser numeroso. Se encuentra publicado en el Boletín
Oficial del Obispado.
f) Equipo de formadores del Seminario Diocesano
- D. Isaac Macarro Flores, Rector
- D. Nicolás García González, Director Espiritual
- D. Enrique Barrios Díaz, Director Espiritual
- D. Roberto Rubio Domínguez, Formador
- D. Miguel Ángel Aguarón, Formador
g) Un recuerdo especial para el Claustro de Profesores Ordinarios y
para los Profesores eméritos del Seminario Diocesano “San Pedro Apóstol y
María Inmaculada” y para los seminaristas. También recordamos al Personal
no docente del Seminario. (cf. “Curso 2006-2007; Seminario Diocesano; 7-9).
h) Tribunal Eclesiástico de la Diócesis (10 de septiembre de 2004)
- D. José A. Fuentes Caballero, Vicario judicial
- D. Juan A. Sendín Blázquez, Juez
- D. Francisco Pérez Chamorro, Juez
- D. Adrián González Martín, Promotor de justicia
- D. Antonio Jiménez Valencia, Defensor del Vínculo
- D. Antonio Chapado Muriel, Notario Actuario
- D. Juan J. Comendador Hernández, Notario Actuario
- D. Jesús Manuel Cambero García, Cursor
i) Junta Directiva de la C.O.N.F.E.R.
“Los religiosos sacerdotes, que se consagran al oficio del presbiterado
299
para ser también prudentes cooperadores del orden episcopal, hoy, más que
nunca, pueden ser una ayuda eficacísima del obispo, por la necesidad más
grave de las almas. Por tanto, puede decirse en cierto aspecto verdadero que
pertenecen al clero de la diócesis, en cuanto toman parte en el cuidado de las
almas y en la realización de las obras de apostolado bajo la autoridad de los
obispos. También los otros hermanos, sean hombres o mujeres, que
pertenecen de una forma especial a la diócesis, prestan una grande ayuda a la
sagrada jerarquía y pueden y deben aumentarla cada día, puesto que van
creciendo las necesidades del apostolado” (ChD 34).
Mons. D. Ciriaco Benavente ha prestado una atención intensa a los
Religiosos y Religiosas, los ha invitado a participar en la vida y misión de la
Diócesis, los ha acogido en esta Iglesia Particular, ha alentado la CONFER,
los ha ayudado en sus necesidades.
Los miembros de la Junta Directiva de la CONFER son los siguientes:
- P. Manuel Buiza , OFM, Presidente
- Ha. Concepción Castro Barbero, Josefina Stma. Trinidad,
Vicepresidenta
- P. Juan Carlos González del Cerro, OP, Secretario
- Ha. Gregoria Santamaría. Hijas de la Caridad del Sdo. Corazón,
Tesorera
- Ha. Josefa Rubio Puente, Hospitalaria del Sdo. Corazón, Vocal de
Pastoral de la Salud
- H. Mario Suárez, Hermano de Cruz Blanca, Vocal de la Vida
Contemplativa
- Ha. Concepción Bádenas, Religiosa del Sdo. Corazón. Vocal de la
zona Norte.
j) Último Consejo Diocesano de Economía
- D. Ceferino Martín Calvarro
- D. Severiano Rosado Dávila
- D. Ricardo Sánchez Sales
- D. Ricardo Mena Gómez
- D. Ginés Rubio Blasco
- Juan J. Comendador Hernández
- D. Lope Hernández Hernández
- D. José Gozalo Moríñigo
300
k) Último Colegio de Consultores (año 2005)
- D. Ceferino Martín Calvarro. Vicario General y Párroco de la
Parroquia de San Juan Bautista de Cáceres
- D. Nicolás García González, Canciller Secretario del Obispado
- D. Juan Manuel Cuadrado Ceballos. Vicario Episcopal de Pastoral y
Párroco de la Parroquia de Santiago de Cáceres
- D. Severiano Rosado Dávila, Vicario Episcopal de Asuntos
económicos y Párroco de la Parroquia de San José de Cáceres.
- D. José Antonio Fuentes Caballero, Deán-Presidente del Cabildo y
Vicario Episcopal de Asuntos Jurídicos
- D. Baltasar Ballesteros Morientes, Canónigo de la S. Iglesia Catedral
y Párroco de la Parroquia de Santiago de Coria
- D. José Luis Borrezo Baile, Párroco de la Parroquia de Eljas y
Arcipreste del Arciprestazgo del Sdo. Corazón de Jesús
- D. Jaime Rubio Pulido, Párroco de la Parroquia de Casar de
Palomero y Delegado episcopal de Peregrinaciones y de Turismo.
301
PROGRAMAS PASTORALES DE LA DIÓCESIS
1.- Objetivos pastorales para el Curso pastoral 1993-1994.
El Consejo Presbiteral nos ha marcado un camino para hacer de la
evangelización un objetivo preferencial durante este curso:
- Entrar nosotros mismos en un proceso de reflexión personal y
compartida para revisar nuestras actitudes, para descubrir las llamadas que
nos hace el Espíritu
- Haremos un esfuerzo para poner en funcionamiento la Escuela de
Animadores Seglares.
- Cuidar la catequesis y los catequistas
- Hacer cada día más dignas y expresivas las celebraciones litúrgico-
sacramentales.
- Prestar atención a la familia
- Preocuparnos por la promoción de vocaciones sacerdotales, religiosas
y misioneras
- Intensificar los servicios caritativos y sociales
- Poner en marcha en las Parroquias los Organismos de comunión y
corresponsabilidad: Consejo pastoral y junta Económica.
- La religiosidad popular sea evangelizada cada día mejor
- Ofrecer una acogida de la gente de mayor calidad humana y
evangélica (1-XI-1993).
2.- Plan Pastoral para el Curso 1994-1995
2.1.- Introducción
La reunión de Arciprestes, delegados y vicarios, celebrada bajo la
presidencia del Sr. Obispo los días 29 y 30 del pasado septiembre, ha hecho
posible llegar a unos objetivos pastorales para el curso 1994-1995. Este
sencillo Plan Pastoral tiene tres ejes fundamentales: la Evangelización,
centrada en la formación, la Comunión Eclesial y el Servicio de la Caridad.
También se ha propuesto y asumido un objetivo de gran importancia: la
preparación y celebración de la Asamblea presbiteral.
El Plan Pastoral Diocesano, que recoge y formula las aportaciones de
los Arciprestes, Delegados y Vicarios, pretende ser un instrumento de trabajo
que permita realizar con la ayuda del Espíritu Santo:
302
- Una pastoral de conjunto para que sea posible la programación, la
realización y revisión en el Arciprestazgo
- La coordinación de la acción pastoral del presente curso en toda la
Diócesis.
Asumir y realizar estos objetivos pastorales es una forma de vivir
nuestra pertenencia a la Iglesia diocesana y nuestra corresponsabilidad dentro
de ella, a la vez que nuestra fidelidad al hombre y a la mujer de nuestro
tiempo y de nuestra tierra. Es necesario que las Delegaciones asuman en sus
programaciones estos objetivos pastorales en torno a los cuales organicen sus
actividades. En el nombre del Señor iniciemos la acción pastoral.
2.2.- Formulación de los objetivos pastorales y de los medios
A) Impulsar la evangelización:
La evangelización es tarea urgente y prioritaria en la Iglesia y en
nuestra diócesis. Promover la evangelización se concreta hoy, aquí y entre
nosotros en exigencia de intensificar la formación de todos los miembros del
Pueblo de Dios.
a) La formación del pueblo de Dios: este objetivo se realiza a través de
potenciar la Catequesis de adultos de inspiración catecumenal, seguir
intensificando la Catequesis como “proceso continuado” y mejorar los
Cursillos Pre-sacramentales en calidad, contenidos y tiempo.
Para alcanzar estos objetivos se proponen estos medios: ofrecer y
utilizar materiales sencillos en la explicación del bautismo, confirmación,
matrimonio; instituir el catecumenado de Adulto,
b) Continuar e impulsar la formación de los Agentes de Pastoral: este
objetivo se realiza a través de estas acciones: poner en marcha las Escuelas de
catequistas allí donde no existen y potenciar las ya existentes, instituir las
Escuelas de Agentes de pastoral, poner en marcha o potenciar otros espacios
de formación: Escuela de teología, Escuela de tiempo libre.
Para alcanzar estos objetivos se proponen estos medios: fomentar unas
actitudes evangélicas, contar con medios concretos.
B) Intensificar la comunión eclesial
Hemos de comprender que no existe vida cristiana sin comunidad y que
303
todos somos miembros activos en la misión evangelizadora de la Iglesia con
el don recibido de Dios (cf. Jn.17,21).
Este objetivo se realiza a través de estas acciones: unificar criterios en
la preparación y celebración de los Sacramentos en la Diócesis, crear
Consejos Pastorales Parroquiales allí donde no existan; potenciar el
Arciprestazgo como unidad básica de pastoral y hogar de fraternidad, de
oración y de formación integral permanente; potenciar la figura del
Arcipreste.
Para alcanzar este objetivo se proponen estos medios; intensificar o
crear espacios y expresiones de comunión: a) encuentros, convivencias,
Consejos Pastorales, participación de los religiosos en la vida y misión de la
Diócesis. b)revisar los Directorios de los Sacramentos, creando para ello una
Comisión integrada por el Vicario general y los Arciprestes, c) revisar el
Estatuto actual del Arcipreste, poniendo de relieve en su figura y función
rasgos: signo de comunión,, alentador y coordinador de la pastoral, hermano,
guía en el arciprestazgo; d) promover la participación de los Religiosos en la
vida y misión de la Diócesis; e) adscripción de todos los Presbíteros a
Parroquias; presencia de la Iglesia en las barriadas nuevas.
C) Impulsar el servicio de la caridad
“En esto conocerán que sois mis discípulos, si os amáis”. El servicio de
la caridad acredita la misión de la Iglesia.
Este objetivo se realiza mediante estas acciones: crear los servicios de
la caridad allí donde no existen; potenciar los servicios de la caridad allí
donde existen.
Para alcanzar este objetivo se proponen los siguientes medios: a)
impulsar las Caritas parroquiales existentes; b) crear “Caritas” parroquial en
las parroquias donde aún no existen; c) impulsar la “Caritas” Interparroquial;
d)potenciar la atención a las personas de la “Tercera edad”, no sólo a las que
están acogidas en Residencias, sino también a quienes se han quedado en los
pueblos y están solos…; e) ayudar a los Pueblos e Iglesias pobres del tercer
Mundo”..
3.- Objetivos Pastorales para el Curso 1996-1997
El Consejo Pastoral Diocesano y los Arciprestes, por su parte,
304
siguiendo las anteriores orientaciones del Papa -Jubileo del año 2000- y
recogiendo tanto las llamadas de la Asamblea Sinodal como las de la más
reciente Asamblea Presbiteral, han hecho un meritorio esfuerzo de concreción
de objetivos para el presente curso. Un programa pastoral nos permite trabajar
juntos, mirar en una misma dirección, aunar esfuerzos y corazones. Sólo así
las propuestas se hacen sementera y cosecha.
* Objetivo general: “promover creyentes que asumiendo plenamente su
compromiso bautismal se sientan corresponsables de la vida y misión de la
Iglesia y se comprometan en la evangelización y transformación del mundo.
* Objetivos más específicos:
- Mejorar el reconocimiento eclesial, así como la formación y el
acompañamiento que precisan los catequistas.
“Es manos de nuestros catequistas está, en buena parte, la formación
cristiana de niños y jóvenes. Su ministerio es de una importancia
fundamental en la Iglesia. En el estudio llevado a cabo por el Consejo
Presbiteral con la ayuda de la Delegación de Catequesis, los mismos
catequistas han manifestado que muchos de ellos ni están suficientemente
formados, ni suficientemente acompañados en su tarea. Con el Estatuto y
Directorio del Catequista que hemos preparado y con el Plan de Formación de
Catequistas y Agentes de pastoral que hemos presentado en todos los
Arciprestazgos a comienzos del curso, pretendemos responder a estas
carencias. Nuestra ilusión es que tanto lo uno como lo otro funcione en cada
una de nuestras parroquias (…) Evangelizar y preparar los medios adecuados
para la evangelización y catequización de nuestras comunidades constituye
nuestra dicha más grande”.
- Impulsar en la Diócesis y en las parroquias la Acción católica general
y especializada, a fin de promover el compromiso de los cristianos laicos en la
Iglesia y en el mundo
Cuando el nivel de formación, de experiencia cristiana y de asunción de
los valores fundamentales del Evangelio es pobre, o cuando, existiendo fe,
ésta queda reducida a intimismo pietista, los cristianos dejamos de prestar al
mundo la fuerza transformadora del Evangelio de Jesús. Por eso son
necesarios espacios comunitarios donde se ahonde en estas dimensiones, se
confronte la fe con la realidad humana, social y cultural; espacios donde los
305
cristianos, practicantes o menos practicantes se fortalezcan, se formen
convenientemente al hilo de la vida y a la luz de la fe, asuman compromisos
que encarnen el Evangelio en la Iglesia y en la Sociedad. Es lo que
pretendemos los Obispos al buscar la revitalización de la Acción Católica
(…).
Necesitamos una estructura que conjunte y dé consistencia a un
movimiento laical, asociativo, presente en todas las parroquias, articulado
diocesanamente, cuyo carisma sea precisamente asumir nuestros programas y
dar respuesta a las necesidades diocesanas. Eso es la Acción Católica. La
Diócesis y la parroquia fueron siempre su propia casa y ahí con los
condicionamiento propios de su época, ofrecieron excelentes frutos”.
- Impulsar el servicio socio-caritativo de la Iglesia Diocesana mediante
la revitalización o creación de las Caritas Parroquiales
“Una dimensión siempre irrenunciable en nuestra acción pastoral y sin
la cual la fe tendría escasa credibilidad es la preocupación por los pobres y
necesitados. Los pobres del tercer Mundo, de cuya situación un cristiano no
puede desentenderse, y los nuevos pobres de nuestras sociedades
desarrolladas. No partimos de cero. En el ámbito diocesano no hay campo de
la menesterosidad en que la Iglesia o instituciones religiosas existentes en al
Diócesis no estén presentes. Algunas ofrecen los testimonios más radiantes
del Evangelio. Pero necesitamos, también en este campo, coordinar medios y
acciones, animar esta sensibilidad en toda la Diócesis y en todas las
parroquias. Es la misión y tarea de Cáritas como institución diocesana que,
además de atender las necesidades primarias y promover todo lo que
favorezca la dignidad humana, ha de sensibilizar a nuestras comunidades en el
orden social y caritativo, promover las justas reivindicaciones y compromisos
que colaboren a la transformación de las estructuras de pecado que generan
pobreza (SRS 36-37).
- Reflexionar durante el año sobre Jesucristo como único Salvador y
profundizar en el compromiso bautismal.
“Jesucristo es siempre inagotable. Todos necesitamos, mediante el
estudio y la oración, conocer más a Jesucristo para seguirle mejor. Tratando
se conoce, conociendo se ama, amando se compromete la vida. Jesucristo y o
que supone nuestra incorporación a Él por el bautismo será el tema de
formación permanente durante el curso para sacerdotes y agentes de pastoral
en la Diócesis. Durante el año son muchas las oportunidades que se nos
306
ofrecen para anunciar a Jesucristo, oportunidades que pueden dar lugar a
verdaderas catequesis cristológicas y bautismales que ayuden a revitalizar la
fe de nuestras comunidades. Estoy pensando en tantos novenarios,
predicaciones cuaresmales…Desde los organismos diocesanos nos hemos
propuesto ofrecer a los sacerdotes el material adecuado para que, en los
tiempos fuertes de la liturgia, respetando la estructura y finalidad propia de la
homilía, resuene con singular empeño el nombre, el mensaje, la misión de
Jesucristo redentor del hombre, a fin de que la celebración jubilar del segundo
milenio de su encarnación suponga un reencuentro gozoso, iluminado,
personalizado y renovador con Él en la Iglesia”.
- Apertura del Trienio preparatorio al acontecimiento jubilar. Ruego a
los Srs. Párrocos y Rectores de Templos que lo tomen en consideración.
Adjunto a esta carta unos materiales de celebración que, preparados por
el Comité Central del Año Santo, hemos recibido a través de la Conferencia
Episcopal. Se trata de que en todas las parroquias se celebre, en la víspera del
primer Domingo de Adviento, una Vigilia de oración con la que se inicie este
tiempo preparatorio. Así, además de recabar la ayuda del Señor, pondremos a
nuestras comunidades en situación y las sensibilizaremos ante este
acontecimiento de gracia. Ruego a los Señores Párrocos y Rectores de
templos que lo tomen en consideración. Encomendamos a María, Madre de la
Iglesia, nuestras ilusiones y proyectos” (Boletín Oficial del Obispado de
noviembre de 1996, pp.818-823).
4.- Programa de pastoral Diocesano para el periodo 1997-2000.
El obispo hace la presentación del programa pastoral de la Diócesis y
afirma: “se presenta este programa de pastoral para los próximos cursos con el
fin de marcar las líneas prioritarias de actuación pastoral de nuestra Iglesia
Diocesana. Después de la experiencia tenida durante el curso 1996-1997 el
Consejo de pastoral y los Arciprestes y Delegados de la Diócesis han
elaborado este documento en el que plasman una serie de objetivos y acciones
para los próximos años.
Con su proposición no se pretende que abandonemos lo que se viene
realizando ordinariamente en las Parroquias, Movimientos Apostólicos y otros
tipos de comunidades, sino de que tomemos estos objetivos y acciones como
prioritarias en la organización y planificación de nuestra acción pastoral. “Un
programa pastoral nos permite trabajar juntos, mirar en una misma dirección y
aunar esfuerzos y corazones”. Debemos empeñarnos, pues, en que sea
307
asumido, realizado y revisado como tarea común por los sacerdotes, religiosos
y laicos comprometidos con la pastoral de las parroquias, los movimientos, los
arciprestazgos y la diócesis.
Después de evaluar la puesta en práctica de los objetivos de 1996-1997
Se descubre que su aplicación ha sido bastante irregular y, en muchos
aspectos, insuficiente. Parece oportuno, pues, que para los próximos años
mantengamos este objetivo general y los objetivos específicos. Deberemos
seguir esforzándonos porque se apliquen todas aquellas acciones que, por
diversos motivos, aún no han sido emprendidas tanto en el ámbito diocesano
como arciprestal y parroquial. Por otra parte se han añadido algunos objetivos
específicos nuevos (objetivo 3º)y lo concerniente al segundo año de
preparación especial para la celebración del Año Jubilar.
4.1.- Objetivo general: “promover unos creyentes que, asumiendo
plenamente su compromiso bautismal, se sientan corresponsables de la vida y
misión de la Iglesia, y se comprometan en la evangelización y transformación
del mundo”.
“Vivimos en una cultura en que se difunde una visión de la vida, del
hombre, que no es la propia de una sociedad mayoritariamente cristiana. No
vivimos ya en un régimen de cristiandad en que la socialización cultural
implicaba la transmisión de la fe y la pertenencia a la Iglesia. No añoramos
épocas pasadas; pero en una sociedad plural la transmisión de la fe no es, no
puede ser, un fenómeno de masas. Si no es desde la elección personalizada de
la fe y desde una pertenencia eclesial consecuentemente sumida. Es difícil
permanecer cristianos, aunque se sigan solicitando, por inercia social,
determinados sacramentos. Las nuevas generaciones, si no son
convenientemente preparadas para asumir la nueva situación es bien probable
que acaben quedándose en un cristianismo difuso o con una religiosidad de
actos convencionales, o que acaben abandonando la fe. Formar cristianos de
fe sólida y con experiencia de fe viva ha de constituir nuestra tarea primera y
primordial. Desde aquí se pueden entender los objetivos más específicos en
que se desglosa el objetivo general”.
4.2.- Objetivos específicos
* Promover el compromiso de los cristianos laicos en la Iglesia y en los
ambientes. Impulsando, prioritariamente, en la Diócesis y en las Parroquias la
Acción Católica, general y especializada.
308
“Cuando el nivel de formación , de experiencia cristiana y de asunción
d elos valores fudnamentales del evangelio es pobre, o cuando, existiendo fe,
ésta se queda reducida a intimismo pietista,. Los cristianos dejamos de rpestar
al mundo la fuerza transformadora del evangelio de Jesús
* Impulsar el servicio socio-caritativo de la Iglesia Diocesana
mediante la revitalización de las Caritas parroquiales.
“El ejercicio de la caridad es una dimensión irrenunciable de la acción
pastoral; sin ella la fe tendría escasa credibilidad. Una Iglesia que quiera
reflejar el rostro de Jesús y seguir sus pasos no puede cerrar los ojos a las
miserias y sufrimientos humanos. En un momento histórico en el que cunde el
individualismo y en que las leyes del mercado y de la competencia se aplican
inexorablemente, sin tener suficientemente en cuenta el bien del hombre y de
todos los hombres, dejando en las cunetas de la sociedad un importante
residuo de parados y marginados, la Iglesia ha de testimoniar la radical
novedad del Evangelio promoviendo la comunión de bienes y el amor
preferencial por los más pobres. Junto a otras instituciones eclesiales,
ejemplares en el campo de la acción caritativa y social, pretendemos que
Cáritas, como institución diocesana de coordinación y animación de la acción
caritativa y social de la Iglesia esté presente en todas las parroquias; que a
través de su acción se manifieste el rostro samaritano de la Iglesia”.
* Prestar una atención especial a los Niños, Jóvenes y Adultos alejados
que, por diversos motivos, se acercan a las Parroquias.
La acogida de las personas adquiere hoy una singular importancia
pastoral. Todavía son muchos los que, por una u otra circunstancia, se acercan
a nosotros, a nuestras comunidades. Todo sirve, incluso las ocasiones menos
pensadas, para ayudarles a descubrir el rostro fascinante de Cristo. También
vale esto para los indiferentes o menos dispuestos. Es muy importante cuidar
estos contactos para ofrecer una visión cordial de la Iglesia, que deje traslucir
el amor gratuito de Cristo. El rostro de la Iglesia ha de ser el rostro mismo de
Cristo.
Localidad humana y cristiana de la acogida, el afecto, el respeto a sus
situaciones humanas y espirituales y a sus ritmos debe producir en tales
personas la misma sensación que experimentaron quienes se encontraron con
Jesús. Él sabía descubrir siempre elementos de admiración, aun en las
situaciones más deplorables. Tal debe ser nuestro talante pastoral. Mateo el
publicano, la Samaritana, Zaqueo o la Magdalena abrieron su corazón y
vieron surgir en ellos un hombre o una mujer nuevos porque Jesús confió en
309
ellos.
La cálida acogida, la capacidad de escucha y de diálogo, el saber
aceptar a las personas desde la situación humana o espiritual en que se
encuentran forma parte de la sabiduría de todo buen pastor y de todo
evangelizador. La confianza de Jesús en las personas se hace presencia,
proximidad, oferta amorosa. Su amor le hace admirar cualquier rayo de luz en
medio de la oscuridad de las vidas con las que se encuentra. Siempre confió
en las posibilidades de las personas. Cuando muere la capacidad de admirarse
surge el funcionariado. Una acogida fría o interesada indispone y bloquea la
comunicación. Una acogida cálida predispone y dispone. El amor siempre
hace milagros. Saber acoger se ha convertido hoy, en que abundan las
personas alejadas, y la cultura dominante ha sembrado tantos prejuicios a lo
religioso, en la primera norma de sabiduría pastoral.
* Potenciar la formación y acompañamiento de los agentes de pastoral,
e insistir en el reconocimiento eclesial de los catequistas.
“Nuestra Iglesia sigue, gracias a Dios, engendrando y educando nuevos
hijos en la fe. Es la tarea preciosa que realizan, en buena parte, nuestros
catequistas y agentes de pastoral. Realizan esta misión en medio de una
cultura paganizada, con personas que viven en un ambiente familiar donde la
ruptura entre vida y fe se deja más que sentir. Por eso tenemos con frecuencia
la sensación de predicar en desierto. Tenemos delante a personas que, al no
estar enraizadas en Jesucristo, viven más de acuerdo con los valores que el
mercado cultural y la ética dominante ofrecen que con el Evangelio. Al faltar
el sujeto cristiano, la propuesta cristiana que reciben de la Iglesia, a la que
todavía escuchan, cae en terreno pisado y no puede crecer. Lo
experimentamos, sobre todo, con los jóvenes que vienen a nuestras catequesis
de confirmación.
Aunque sea un trabajo laudable, no hay evangelización cuando nos
contentamos con suscitar determinados valores humanos, algún compromiso
social o, incluso una cierta simpatía por el Jesús histórico de los Evangelios.
Es necesario suscitar el encuentro vivo con Jesucristo. El cristianismo no es
ante todo un conjunto de valores éticos, es una persona, Jesucristo, “el mismo
ayer, hoy y siempre”.Entre las varias formas del ministerio de la palabra
sobresale el ministerio del catequista, con la finalidad de iluminar la mente y
caldear el corazón para guiar el itinerario del hombre a la fe. Es necesario, por
eso, catequizar con más pasión. El hombre de hoy también tiene sed de Dios,
de esperanza. Tendremos que preguntarnos con sinceridad, pastores y
310
catequistas, si los jóvenes y adultos “pasan” de la Palabra de Dios, o si es que
no son atraídos por una catequesis nuestra cansada, farragosa, fría y apagada.
A la formación y acompañamiento de los catequistas mira este objetivo.
* Preparación para el tercer Milenio del Nacimiento de Jesucristo.
“A la generación actual le cuesta la aceptación de la Iglesia. Resulta,
cuando menos, sorprendente constatar hasta qué punto el rechazo o la crítica
se refieren más a imágenes de la Iglesia que a su realidad misma, que se
desconoce. Las imágenes no son siempre halagüeñas; muestran la piel, la
superficie. Sabemos muy bien que cada uno de nosotros somos miembros
indignos de la Iglesia. Pedro traicionó al Maestro, Judas lo vendió, los otros
salieron huyendo. La historia no deja de repetirse en muchos de los miembros
de la Iglesia. Cada uno de nosotros reescribimos, sin interrupción, la historia
del hijo pródigo, perdido y recobrado.
La Iglesia es más que el conjunto de sus miembros. Sin el Espíritu
Santo la Iglesia no es más que una asociación multinacional, más o menos
benéfica. El Espíritu Santo actualiza en ella la presencia de Jesús. La palabra
de Jesús, proclamada por la Iglesia, se hace palabra viva en el Espíritu Santo.
En el Espíritu la Iglesia puede repetir con verdad la palabra de Jesús: “Yo te
perdono.., tomad y comed”, como Buena Noticia. La Iglesia es el cuerpo en
que Cristo nos da los unos a los otros. Quienes, sin conocernos, escuchamos
la misma Palabra y compartimos el mismo Pan, nos hacemos hermanos unos
de otros. No somos nosotros quienes hacemos la Iglesia. Es Cristo, por su
Espíritu, quien nos convoca y nos reúne. Es él quien, por su Espíritu, “lava y
alimenta a la Iglesia” (Ef.5,26). El Espíritu crea en el creyente el sentido filial.
Hemos nacido a una vida que no brota de la carne y de la sangre. El
dinamismo del Espíritu Santo da vitalidad a cada miembro y al cuerpo entero,
hace de nuestra vida don para los demás suscitando carismas y ministerios. La
comunión y la corresponsabilidad son obra del Espíritu Santo. El Espíritu, que
libera de la exterioridad de la ley interiorizando la ley del amor, nos hace
entender las exigencias más radicales no como carga, sino como gracia para
los hermanos.
Estamos invitados este año, a hacer el redescubrimiento del Espíritu
Santo y, con Él, el redescubrimiento del misterio de la Iglesia. Solo así
ganaremos en experiencia de Cristo, en dinamismo apostólico, en
corresponsabilidad, en pasión y compromiso con los hermanos más
necesitados.
311
“No habrá nunca evangelización posible sin la acción del Espíritu
Santo. Las técnicas de evangelización son buenas, pero ni las más perfectas
podrán reemplazar la acción directa del Espíritu Santo…, agente principal de
la Evangelización” (EN).
* Conclusión. El programa Pastoral que os presento no pretende
programarlo todo. Hay muchas acciones que son tarea ordinaria, permanente e
irrenunciable. Pero el programa tiene que impregnarlo todo. El Programa es
una directriz vinculante, obligatoria para todos los ámbitos y sectores de la
Diócesis. Uniendo brazos y corazones podemos hacer juntos el camino,
avanzando en la renovación de nuestra Iglesia local. (…) El Señor necesita
nuestra pobreza, nuestros brazos, nuestro corazón y nuestra mente. Debemos
partir para encontrar a los hermanos, próximos o desconocidos, aún fieles o ya
en fuga, y testimoniarles que Cristo está vivo en nuestra fe, en nuestra Iglesia,
en nuestra alegría de hijos de Dios” (Boletín O. del Obispado, septiembre
1997; 803-808).
5.- El programa pastoral diocesano - 2000
El Consejo Pastoral diocesano y los Arciprestes por su parte, siguiendo
las anteriores orientaciones del Papa (El Gran Jubileo del año 2000). Y
recogiendo tanto las llamadas de la Asamblea Sinodal como las de la más
reciente Asamblea Presbiteral, han hecho un meritorio esfuerzo de concreción
de objetivos para el presente curso. Un programa pastoral nos permite trabajar
juntos, mirar en una misma dirección, aunar esfuerzos y corazones. Sólo así
las propuestas se hacen sementera y cosecha.
Nuestro objetivo general ha quedado así.
“Promover creyentes que asumiendo plenamente su compromiso
bautismal se sientan corresponsables de la vida y misión de la Iglesia, y se
comprometan en la evangelización y transformación del mundo”.
Objetivos más específicos:
* Mejorar el reconocimiento eclesial, así como la formación y el
acompañamiento que precisan los catequistas.
* Impulsar en la Diócesis y en las Parroquias la Acción Católica
General y Especializada, a fin de promover el compromiso de los cristianos
laicos en la Iglesia y en el mundo.
* Impulsar el servicio socio-caritativo de la Iglesia diocesana mediante
312
la revitalización o creación de las Caritas Parroquiales
* Reflexionar durante el año sobre Jesucristo como único Salvador y
profundizar en el compromiso bautismal (Boletín O. del Obispado, diciembre
de 1996; 907-913).
6.-Plan Pastoral Diocesano 2001 - 2006
A) Os presento el Plan Pastoral para los próximos cinco años. Ha sido
elaborado por el Consejo Pastoral Diocesano durante largas y laboriosas
reuniones. Cuenta con el reconocimiento del Consejo Presbiteral y de los
Arciprestes, que lo han enriquecido con aportaciones puntuales. En su
elaboración se han tenido presentes las conclusiones de la Asamblea Sinodal
y de la posterior Asamblea Presbiteral, así como la revisión realizada sobre el
anterior Plan Trienal. La Carta Apostólica Novo Millenio Ineunte de Juan
Pablo II informa cada uno de los objetivos y acciones previstas y programadas
en el mismo. Desde este momento os pido a todos los diocesanos que lo
asumáis cordialmente, poniendo todos lo medios a vuestro alcance para
llevarlo a buen término. Si estos objetivos lograran serlo de toda nuestra
Iglesia no dudo que habríamos dado un paso importante caminando "al viento
del Espíritu". Confiamos su éxito a Nª Sra. de Argeme y a san Pedro de
Alcántara, patronos de nuestra Diócesis de Coria- Cáceres.
B) ¿Qué es el Plan Pastoral? El Plan Pastoral es un instrumento al
servicio de la acción pastoral de nuestra Iglesia a fin de ayudarla a realizar su
misión de evangelizar, santificar y servir de forma conjunta con todas sus
comunidades, grupos e instituciones diocesanas. Como he dicho en otras
ocasiones, "el Plan nos ayuda a trabajar juntos, mirar en una misma dirección,
aunar esfuerzos y corazones". Es, por eso, una directriz vinculante para todos
los ámbitos y sectores de la Diócesis.
Es verdad que, como ha dicho Juan Pablo II, “el programa ya existe. Es
el de siempre, recogido por el Evangelio y la Tradición viva. Se centra, en
definitiva, en Cristo mismo, al que hay que conocer, amar e imitar, para vivir
en la tierra la vida trinitaria y transformar con él la historia hasta su
perfeccionamiento en la Jerusalén celeste”. Pero también nos ha dicho el Papa
que "en las Iglesias locales es donde se pueden establecer aquellas
indicaciones programáticas concretas –objetivos y métodos de trabajo, de
formación y valoración de los agentes y la búsqueda de medios- que permiten
que el anuncio de Cristo llegue a las personas, modele las comunidades e
313
incida profundamente mediante el testimonio de los valores evangélicos en la
sociedad y en la cultura"(NMI.29)
De esto se trata: de formular orientaciones adecuadas a nuestras
condiciones. Por eso acompaña al Programa un análisis de nuestra realidad
social y eclesial que, aunque somero, nos ayuda descubrir suficientemente la
gravedad de los desafíos que aquella presenta a la misión evangelizadora de
nuestra Iglesia.
Se incluye, a modo de recordatorio, una reflexión sobre lo que es
constitutivo en la evangelización, sobre las personas que la hacen posible –
sacerdotes, religiosos/as y laicos- y sobre las tareas imprescindibles para su
realización completa.No será posible la evangelización y la renovación
eclesial sin evangelizadores convencidos, que hayan vivido la experiencia
gozosa y la novedad sanadora del encuentro con Cristo, que sepan por propia
experiencia de la fuerza transformadora del misterio de la Cruz y de la
esperanza luminosa que irradia la Resurrección, que vivan una clara identidad
eclesial. Es lo que nos recuerda Juan Pablo II, cuando, al señalar las
condiciones previas a la evangelización, nos invita a dar primacía a la gracia
de Dios, a la oración, a la escucha de la Palabra. Nuestras comunidades serán
realmente evangelizadoras en la medida en que sean verdaderas escuelas de
oración.
Tampoco será posible la evangelización si no se articulan
convenientemente las distintas tareas que la constituyen –palabra, culto-
sacramento y servicio-. La palabra anuncia, el sacramento actualiza –Cristo
deja de ser historia para hacerse presencia-, el servicio de la caridad testifica
lo anunciado y vivido. La Palabra engendra la comunidad, el sacramento la
constituye y nutre, el servicio acredita y manifiesta la fuerza transformadora
del misterio de Cristo.. Atender sólo la dimensión profética, o sólo la cultual,
o sólo el servicio acaba adulterando hasta aquella dimensión que se pretende
subrayar. Si sólo se presta atención a la Palabra el cristianismo deviene
ideología o historia. Si sólo al culto, sin catequesis ni compromiso, a la larga
el culto degenera en magia. Si sólo se contempla el servicio, nuestras
comunidades acabarán siendo no más que organizaciones sociales, y lo más
específico del misterio cristiano, la comunicación que Dios ha hecho de sí
mismo en Cristo como gracia y salvación para todos los hombres, quedaría
anulada y nuestra esperanza sólo sería de tejas para abajo.
Ley fundamental de la evangelización es la comunión. La Iglesia es
misterio de comunión para la misión. Nace de la comunión misma de Dios,
314
manifiesta y revela el misterio de comunión que es Dios y está al servicio de
la unidad del género humano, a fin de hacer de éste la gran familia de los
hijos de Dios. En tanto en cuanto somos miembros del cuerpo de Cristo
participamos y prolongamos su misma misión. La comunión eclesial viene
garantizada por el ministerio apostólico, prolongado en los Obispos, que, a la
vez que significan y actualizan la presencia de Cristo, Pastor, Cabeza y Guía
de la Iglesia, aseguran la identidad de la Iglesia de hoy con la Iglesia
apostólica de ayer. Ir por libre, a su aire, es no ir al "aire del Espíritu", que es
siempre raíz y fuente de comunión.
C) Contenidos del Programa Pastoral.
a) Objetivo general que ha de inspirar y penetra el resto de los objetivos
más específicos, así como de cualquier otra actividad eclesial:
"Promover unos creyentes que asumiendo plenamente su compromiso
bautismal se sientan corresponsables de la vida y misión de la Iglesia y se
comprometan en la evangelización y transformación del mundo".
b) Objetivos específicos
- Promover e intensificar la iniciación cristiana (NMI. 40)
- Despertar de la vocación laical prestando especial atención a la
formación integral y al impulso del apostolado asociado a fin de lograr una
acción apostólica vigorosa en la Iglesia y en el mundo (NMI 31,51 y 52).
- Potenciar la acción caritativa y social en la Iglesia diocesana como
exigencia de la fe y como testimonio del seguimiento de Cristo(NMI. 49, 50)
- Promover la comunión eclesial y la corresponsabilidad entre todos los
miembros de la iglesia para la misión evangelizadora (NMI. 42-45)
-La atención y promoción de familias cristianas que sean auténticas
escuelas de valores evangélicos en la sociedad actual.(NMI. 47)
-La promoción de vocaciones al presbiterado, al diaconado y a la vida
consagrada (NMI. 46).
D) Invito también a los sacerdotes a que prestéis singular atención a
algunos aspectos concretos sobre los que el Santo Padre ha reclamado nuestra
atención: La Eucaristía dominical y la recuperación del Sacramento de la
Reconciliación. El abandono de la participación en la Misa del Domingo lleva
insensiblemente a engrosar el número de los cristianos ocasionales, que, en
315
poco tiempo, acabarán siendo cristianos puramente nominales. No menos
grave es el abandono del Sacramento de la Penitencia, regalo de Pascua que el
Señor confió a la Iglesia. En la crisis de este sacramento ha influido el
trasfondo de una cultura que ha quedado privada del sentido del pecado.
Desconcertado el hombre de hoy por un relativismo radical ha perdido
sensibilidad para distinguir entre el bien y el mal; desde la confusión de
autonomía con autosuficiencia ha llegado a no sentirse necesitado de nada y,
menos aún, de perdón. Sin conversión no hay renovación; pero aquella sólo se
dará si existe conciencia de pecado y sanación por el sacramento del perdón.
E) Ámbitos de responsabilidad y realización del Plan Pastoral
El plan Pastoral va dirigido a todos los grupos e instituciones
diocesanas. Entre ellas, como unidad básica y concreción de la Iglesia en un
lugar determinado, reviste singular importancia la Parroquia. Pero la
parroquia no trabaja aislada, sino dentro del Arciprestazgo. El ideal sería que
los sacerdotes del Arciprestazgo, con sus consejos pastorales, determinaran
qué objetivos y acciones van a ser abordados cada año, que se distribuyeran
responsabilidades, que se fijaran momentos de reflexión y de revisión de los
compromisos asumidos. Función principal del Arcipreste, como lo es la del
Párroco en su parroquia, es la de animar este trabajo conjunto y seguir la
aplicación del Plan. Los delegados diocesanos hará el seguimiento de los
objetivos que se refieran a su Delegación y prestarán la ayuda necesaria para
su realización. La Vicaría de Pastoral hará el seguimiento del conjunto de los
Arciprestazgos y Delegaciones.
F) Las Unidades Pastorales
Se ha introducido como novedad, dentro del Plan Pastoral, un último
capítulo dedicado a las Unidades Pastorales. Es como sabéis un tema que
viene siendo objeto de reflexión y atención en el Consejo Presbiteral desde
hace ya dos años. La edad avanzada del clero y la escasez de presbíteros nos
obligarán en un futuro próximo a pensar, a la hora de los destinos, no en
parroquias, sino en unidades pastorales, compuestas por varias parroquias y
bajo la dirección pastoral de un sacerdote o de un equipo sacerdotal. Abarcar
más con menos efectivos sólo será posible mediante un trabajo conjunto y
bien articulado entre los sacerdotes, y contando con un grupo de seglares
convenientemente preparados, así como de religiosos o religiosas si se
encuentran trabajando en la zona. La insistencia en la formación e
incorporación de los laicos y en la comunión y corresponsabilidad eclesial de
nuestro Plan Pastoral ha tenido muy presente esta necesidad y este horizonte.
316
Es, por otra parte, una oportunidad favorable para hacer realidad lo que
siempre debió serlo: la corresponsabilidad laical en la Iglesia.
Los pasos que en tal sentido vayamos dando ya en los arciprestazgos,
así como el empeño que pongamos en la Escuela de Agentes de Pastoral y en
la incorporación general de laicos, será una buena escuela para el trabajo
futuro en las unidades pastorales.
G) Conclusión. Es mucha la tarea y son escasas las fuerzas. La
tentación más grave de esta hora sería la desesperanza, la resignación y los
brazos caídos viendo cómo resurgen pujantes, con ropaje secularizado, los
viejos ídolos del hedonismo pagano.
En mi carta de presentación del anterior Plan Pastoral terminaba
recordando la escena de los discípulos de Emaús, cuando, al declinar la tarde,
se alejaban impotentes y decepcionados de Jerusalén, donde, al parecer, toda
esperanza de futuro había quedado definitivamente enterrada. Pero en Emaús,
al romper el pan, hubo un sobresalto de Resurrección y el Crucificado se
reveló como la novedad más esperanzadora de la historia: Él era el resucitado
para siempre, el eternamente presente. Desde entonces "ésta es la victoria que
vence al mundo: nuestra fe"(1Jn.5,4).
Porque son arduas las dificultades y porque necesitamos recomponer la
esperanza, presbíteros, religiosos y laicos necesitamos volver a sentarnos con
el Señor a la mesa, revivir la experiencia de Pentecostés. Porque en nuestro
mundo son cada vez más los que empiezan a estar de vuelta del materialismo
consumista y sienten el vacío y la infelicidad, necesitamos volver a sentarnos
a la falda del monte y escuchar la sorprendente novedad de las
Bienaventuranzas, dejarnos seducir por su mensaje y volver a proclamarlo
aunque sea contra corriente de la cultura ambiental. Ellas son la más real
alternativa de felicidad para el mundo.
Termino con las palabras con que Juan Pablo II cierra su Carta
Apostólica "Nomo Millenio Ineunte": "¡Duc in altum!- Mar adentro-. El Hijo
de Dios, que se encarnó hace dos mil años por amor al hombre, realiza
también hoy su obra. Hemos de aguzar la vista para verla y, sobre todo, tener
un gran corazón para convertirnos nosotros mismos en sus instrumentos...El
mandato misionero nos introduce en el tercer milenio invitándonos a tener el
mismo entusiasmo de los cristianos de los primeros tiempos.. Nos acompaña
en este camino la Santísima Virgen, „Estrella de la nueva
evangelización‟...Que Jesús resucitado, el cual nos acompaña en nuestro
camino, dejándose reconocer como a los discípulos de Emaús "al partir el
317
pan" nos encuentre vigilantes y preparados para reconocer su rostro y correr
hacia nuestros hermanos para llevarles el gran anuncio: „¡Hemos visto al
Señor!‟(Jn.20,25 " (NMI. 58) +Ciriaco Benavente Mateos
7.- Iniciamos un nuevo Curso: 2006-2007
En los comienzos de este nuevo curso, concretaremos los objetivos y
acciones que centrarán nuestra preocupación y nuestra acción durante el curso
que ahora comienza
* “Queremos seguir insistiendo en la importancia de la Iniciación
Cristiana: el proceso evangelizador y catequético mediante el cual llegamos a
ser cristianos maduros. Afecta de modo particular a los niños y jóvenes que,
en no pocos casos, crecen en un mundo ajeno a los valores cristianos. Peor
también queremos ayudar a aquellos adultos que, aunque fueron bautizados,
nunca tuvieron la oportunidad de vivir una auténtica experiencia de fe, ni
conocer en profundidad la belleza del Evangelio. La fe da un sentido nuevo a
la vida, una nueva manera de vivir, de relacionarse, de entender y valorar
realidades tan hondas como la vida y la muerte, el amor y la familia, el trabajo
y el ocio. La fe nos invita a sacar a la luz las mejores potencialidades que
llevamos escondidas en el corazón.
* Queremos seguir prestando una especial atención a la familia. (…)
Deseamos ayudar a los padres a revitalizar su propia fe y pedirles, a la vez,
una mayor implicación en el compromiso, asumido el día de su boda y
reiterado en el bautismo de sus hijos, de ayudar a estos a crecer
cristianamente. A finales del curso pasado empezó a funcionar con frutos muy
satisfactorios el Centro de Orientación Familiar (COF). Esperamos que este
curso lo haga a pleno rendimiento. Pretende ser un servicio de ayuda a los
matrimonios con dificultades entre ellos o con sus hijos. Un grupo de
excelentes especialistas en los diversos campos está dispuesto a prestar este
servicio, tan necesario en un momento en que los analistas sociales nos
pronostican que para el año 2010, por cada matrimonio que se haga, otro se
romperá.
* Pretendemos que la Eucaristía dominical adquiera el papel central que
le corresponde en la vida de la Iglesia. No sólo porque es un precepto, sino
porque es una necesidad para mantener la identidad cristiana., Nos preocupa
la escasa participación de los jóvenes, debido, entre otras causas, a sus
horarios nocturnos. Tendremos que ayudarles a descubrir, especialmente
318
durante la preparación a la Confirmación, la importancia de la Eucaristía, y
que nada que valga la pena se logra sin un mínimo de generosidad y
sacrificio. Ello nos obligará a los sacerdotes a cuidar nuestras homilías, así
como la preparación de la Misa dominical, para que ésta sea más viva, más
expresiva y participativa.
* No podemos olvidar la dimensión caritativa y social de nuestra fe.
De la eucaristía brota, como de su fuente, la acción caritativa y social. “Una
Eucaristía que no comporte un ejercicio práctico del amor es fragmentaria en
sí misma” (Juan Pablo II). El plan estratégico formulado pro Caritas
Diocesana es un buen camino que hay que concretar y hacer efectivo en las
parroquias y arciprestazgos.
* El Presbiterio diocesano y el Consejo de Pastoral están embarcados
en una tarea de reflexión y revisión, a fin de lograr que los cristianos,
conscientes de su bautismo, sean capaces de hacer presente la fuerza
renovadora del Evangelio tanto en su vida personal como en la vida pública”.
Con estos proyectos iniciamos el curso. Lo hacemos con la ilusión del
sembrador, confiando que la gracia de Dios dé el tempero a la tierra, “la lluvia
temprana y la tardía”. Sólo podremos lograrlo con la participación de todos
aquellos que vivís la alegría de la fe, porque habéis encontrado a Jesucristo.
La clausura del año jubilar, celebrado en honor de Nuestra Señora de
Argeme, patrona de la Diócesis, y la apertura del centenario del Patronazgo de
Santa María de Guadalupe sobre Extremadura, sin un buen augurio de que no
nos va a faltar la ayuda de tan buena Madre. ¡Buen trabajo!
Testimonios
- El Ilmo. Sr. Vicario de Pastoral, D. Juan M. Cuadrado Ceballos,
escribe: “Encerrar en breves líneas la actividad pastoral que, en catorce años
de episcopado, impulsó y animó D. Ciriaco Benavente, es harto difícil.
Ciñéndonos a lo estrictamente institucional, es suficiente señalar que no
habían transcurrido tres meses del ruego hecho por los sacerdotes
participantes en la Asamblea Sacerdotal, convocada por él, cuando nombró el
Vicario de Pastoral. Apenas un año después ya estaba constituido el primer
Consejo de Pastoral Diocesano y redactado el Plan Pastoral que él firma y
anima a ser presentado en todas las parroquias de la Diócesis. Es redactado y
aprobado por el Sr. Obispo el segundo Plan Pastoral Diocesano en el año
319
2000, tras la renovación del anterior Consejo. En junio pasado se nombran
nuevas personas para citada institución, pero cuando se disponían a trabajar,
D. Ciriaco es nombrado Obispo de la diócesis de Albacete. Labor interesante
ha sido, igualmente la llevada a cabo con Arciprestes y Delegados
Diocesanos. Cada año presidía sus reuniones de planificación y revisión
pastoral, orientándolos y alentándolos en su tarea. A ellos consultaba y con
ellos decidía también, los objetivos pastorales preferentes de entre los
contenidos en el Plan Diocesano. Pero hay muchas otras cosas interesantes en
la labor pastoral del obispo que no son tan evaluables. Digamos, por señalar
algo, sus cientos de horas empleadas en las necesarias reuniones pastorales;
los miles de kilómetros recorridos en sus visitas a sacerdotes y laicos, para
concretar cómo han de llevarse a cabo en cada arciprestazgo y parroquia los
diferentes objetivos pastorales, para visitar personalmente a sacerdotes o
asistir a sepelios de algunos de ellos o de sus familiares; participación en
eventos diocesanos, como el Vía Crucis anual camino del Palancar, o algunos
otros de menos importancia para esta Iglesia Particular. Y todo esto, al menos
de ordinario, realizado con un trato exquisito a las personas. Ese trato
exquisito conquistó el corazón de los diocesanos de Coria-Cáceres y
esperamos también lo haga con los de Albacete”.
- El Rvd. Sr. Delegado Diocesano de Apostolado Seglar, D. Ángel
Maya Talavera, escribe: “En el mes de septiembre, D. Ciriaco Benavente
Mateos, nuestro Obispo entonces, me sorprendió con su decisión de
nombrarme Delegado de Apostolado Seglar. Y una mañana me llamó para
hablar del tema. Era visible, en aquella conversación, su preocupación porque
el mundo de los seglares fuera más vivo y activo, porque hacían falta
cristianos que asumieran su responsable papel en el anuncio del Evangelio.
Incluso propuso, a largo plazo, la celebración de una Asamblea de Laicos,
donde estos hicieran oír su voz. Poco más puedo decir de él referente a este
sector de la pastoral. Sí le recuerdo en reuniones diversas tratando con los
seglares, sentándose con ellos para escucharles y compartir opiniones.
Tampoco era raro, en las visitas a los pueblos y a las parroquias, a donde más
de una vez lo acompañé, “perderle” porque se detenía a hablar y a escuchar a
cualquiera. Y la de veces que nos insistió, en diversos foros, para crear en
todas las parroquias el Consejo de Pastoral, donde los laicos se sintieran
corresponsables de la marcha de la Iglesia a la que pertenecían”
320
VII.- MONS. D. CIRIACO BENAVENTE MATEOS,
MIEMBRO DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL
ESPAÑOLA
Como Obispo y Pastor Ordinario de la Diócesis de Coria-Cáceres,
Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos, es miembro de la Conferencia Episcopal
Española. En palabras de D. Ciriaco, la conferencia episcopal “es el espacio
más rico de encuentro de los obispos, la mejor posibilidad de vivir y actuar la
colegialidad y la comunión eclesial, Ser miembro ha supuesto para mí, obispo
novato, encontrar el mejor foro de enriquecimiento. Nuestras relaciones son
excelentes” (BOO; abril 2003; 403). En ella ha desarrollado las siguientes
tareas:
1.- Miembro de la Comisión Episcopal de Migraciones (1992). Como
tal, es nombrado Delegado de la Conferencia Episcopal para la atención
pastoral de emigrantes en Alemania y Países Escandinavos.
“Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos, como Delegado de la
Conferencia Episcopal Española para la atención pastoral de los emigrantes
en Alemania y Países Escandinavos, viajó los días 20-23 de marzo en Visita
pastoral a Rüsselsheim. En la Comunidad española de esta ciudad alemana, D.
Ciriaco Benavente confirmó a veinte jóvenes españoles en un acto celebrado
en la Iglesia de la Parroquia de St. George y bautizó a una adulta” (Boletín.
Abril de 2003; 406).
“Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos, Obispo de Coria-Cáceres, como
delegado de la Conferencia Episcopal Española para la atención pastoral de
los emigrantes en Alemania y Países escandinavos, viajó los días 20-23 de
marzo en Visita pastoral en Rüsselsheim, donde trabajan unos 2000
españoles. En la comunidad española de esta ciudad alemana D. Ciriaco
confirmó a veinte jóvenes españoles en un acto celebrado en la Iglesia
parroquial de St. George y confirió la Iniciación cristiana a una adulta”
(BOO; abril 2003; 406).
2.- Presidente de la Comisión Episcopal de Migraciones. Asiste a
reuniones sobre el tema de las migraciones en Roma. París, Alemania,
Turquía.
3.- Miembro de la Comisión Permanente de la Conferencia, como
321
Presidente de la Comisión Episcopal de Migraciones
4.- Atención al apostolado de los gitanos
5.- Obispo Promotor del Apostolado de la Carretera (1993).
* Jornada de responsabilidad en el tráfico: 6-VI-1997: Como Obispo
promotor de del apostolado de la Carretera escribió una exhortación pastoral
titulada “El volante, espejo del alma”. De ella reproducimos lo siguiente: “La
cara es el espejo del alma. Peor también al volante se refleja lo que llevamos
dentro: la serenidad o la prisa, el respeto o la intolerancia, la estima o el
desprecio de la vida. En lo que hacemos ha de reflejarse lo que somos.
Deseamos que esta nueva “Jornada de Responsabilidad en el tráfico, 1997”
sirva para estrechar filas con todos aquellos que, cada día más numerosos,
apuestan con nosotros por unas carreteras que, por humanas, sean caminos de
libertad y de tolerancia. Volveremos a insistir en cosas tan obvias y
elementales como son: el absurdo de afrontar en la carretera riesgos mortales
que no nos consentimos en la vida corriente. O el no aceptar que el prevenir a
tiempo es preferible a tener que arrepentirte cuando ya no hay remedio. O que
los valores éticos también han de estar presentes en el mundo del volante. Y si
nos repetimos en insistencias es porque siguen en juego valores tan sagrados
como el de la vida, la convivencia en solidaridad, la preservación misma de
la naturaleza. Ante esto ni la humanidad ni menos aún el Evangelio pueden
callar”.
* Jornada de responsabilidad en el tráfico, 1999. De nuevo, Mons. D.
Ciriaco Benavente escribe una nota pastoral titulada: “Responsabilidad vial,
responsabilidad moral”. En ella explica estos grandes mensajes:
-“La vida, el don más precioso que Dios nos ha dado. Y afirma: De
tejas abajo no hay don más valioso que la vida. En tal sentido hay que
entender el eslogan de nuestra Jornada, con sentido de mandamiento divino:
“amarás la vida sobre todas las cosas y la de tu prójimo como tu vida misma”
(…)
El Catecismo de la Iglesia Católica afirma: “quienes en estado de
embriaguez o por afición inmoderada de velocidad ponen en peligro la
seguridad de los demás y la suya propia en las carreteras, en el mar o en el
aire, se hacen gravemente culpables” (n.2290).
- Carreteras, vehículos, personas…”Es verdad que han mejorado las
carreteras, “pero todavía queda mucho por hacer”(…) También han mejorado
322
los vehículos en confort, en seguridad, en potencia, en velocidad….pero, o el
progreso se ordena al hombre y a su perfección y felicidad o, de lo contrario,
no dejan de ser trágicos”. “Las personas. ¿Hemos mejorado también las
personas en lo que se refiere al uso de los vehículos? Las estadísticas de los
muertos y heridos son aterradoras. (…) Hay horas que parecen fatídicas: las
madrigadas de los fines de semana para los jóvenes, las tardes del sábado para
los adultos.(…) La vida humana es un bien divino, sagrado, inviolable. No
tiene precio. Nadie tiene derecho a dañar, atentar, poner en peligro su vida o
la de otras personas. Y cuando decimos personas no nos referimos a un
concepto, sino a alguien en concreto, con una familia, con un proyecto de
felicidad, con ilusiones y esperanzas. Nos referimos al hombre, imagen e hijo
de Dios. Hay que pensar en todo esto cuando nos ponemos al volante (…)
-Exigencias. Las resumimos: “Hay que conocer las normas de
circulación; es de justicia; y hay que cumplirlas. Hay que superar la tentación
fatídica de que hay que pagar un tributo al progreso; ningún progreso justifica
los miles y miles de vidas humanas que cada año se cobra la carretera. Ningún
seguro puede pagar, suplir ni restituir una vida humana. Los poderes públicos
han de velar por el buen estado de las calzadas. La prudencia permite estar
atentos a los imprevistos, no pasarse en velocidad ni por exceso ni por
defecto. Hay que ser solidarios con los demás conductores, con todos los
usuarios de la calzada, con los accidentados, especialmente. Pero se trata,
sobre todo, de responsabilidad, de convencimientos morales arraigados en
nuestra conciencia”. Promueve que haya una “circulación saludable en una
sociedad sana”. Y termina afirmando: “se trata de inculcar estos valores y
actitudes desde todos los ámbitos: en la familia, en la escuela, en la
catequesis, en la formación de jóvenes y adultos, en las autoescuelas, en el
instituto, en la universidad, en los medios de comunicación social. No es cosa
de un día, ni siquiera de un año. Es tarea permanente. Vale la pena”.
* “Jornada de responsabilidad en el tráfico”, (2 de julio de 2000).
Escribió D. Ciriaco en esta ocasión una hermosa reflexión titulada: “Juntos
en el camino”, cuyos puntos son: “el camino”, “los riesgos del camino”,
“marchar como peregrinos”, “una nueva cultura de la vida”, “para que tengan
vida”. Termina con estas palabras: “os invitamos, amigos conductores, a
redescubrir, en este Año Jubilar, a quien se hizo “Camino, Verdad y Vida”
para el hombre, para todos los hombres. Aunque la prisa nos ciegue hasta
impedirnos descubrir su presencia, Él camina con nosotros, paso a paso, día a
día. Su compañía ilumina nuestras oscuridades, nos protege en los peligros
del camino, nos asegura la victoria en las batallas diarias de nuestra
peregrinación. En su afán por llenar a los hombres de vida y de salud nos
323
revela cómo siente y quiere Dios a la humanidad. Su lucha contra el pecado y
contra todo lo que hace nuestra vida más desdichada e indigna lo expresó
admirablemente cuando dijo: “Yo he venido para que los hombres tengan
Vida y la tengan en abundancia” (Jn.10,10).
* Jornada y en la Jornada de Responsabilidad en la Carretera,(año
2001) Mons. D. Ciriaco Benavente publica una catequesis que titula así: “No
vamos solos”. Los parágrafos de la misma son los siguientes:
a) Hay que apostar por la esperanza;
b) Mejorar los medios y cambiar las personas;
c) ¡No vamos solos!;
d) Conclusión (Boletín, junio, 2001; 525-528)
Testimonio
El Delegado diocesano de la pastoral de Carretera, D. Plácido Carrión
García, escribe: “D. Ciriaco promovió esta pastoral dándole una nueva
vitalidad y extendiéndola a todas las Diócesis españolas. Además pidió a
todos los Srs. Obispos que constituyesen esta Delegación en sus diócesis.
Durante estos años presidió la Eucaristía celebrada en puntos estratégicos de
la red nacional de carreteras, el primer domingo de julio. En la homilía
inculcó con su clara y sencilla predicación los valores del Reino, aplicados a
la circulación vial, en conformidad con el objetivo de dicha pastoral:
“concienciar y responsabilizar a todos (conductores, peatones o viajeros)
sobre la importancia del tráfico en nuestra sociedad, iluminándola con el
Evangelio del Reino. Presidió siempre las dos reuniones anuales de los
delegados. Una de planificación y otra de revisión de curso (en Madrid)
dando luz y dirección a los proyectos pastorales. Animó a los delegados
diocesanos para llevar a cabo con ilusión y esperanza esta Pastoral a fin de
hacer un mundo más humano y más cristiano”.
6.- En la actualidad
Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos pertenece a las siguientes
Comisión Episcopales de la Conferencia Episcopal Española:
- Comisión Episcopal de Migraciones
- Comisión Episcopal de Pastoral Social
A la pregunta de D. César Tomás Tomás, de la Diócesis de Albacete,
324
“En la Conferencia Episcopal está en los temas de marginación, de asuntos
sociales, de inmigración…”,
D. Ciriaco responde: “la Navidad ablanda el corazón y endulza el alma.
En Navidad todos nos sentimos llamados a ser más solidarios. Me gustaría
que estos sentimientos que despierta en nosotros la Navidad no se esfumaran
con el paso de estos días sino que la Navidad fuera como un resorte que los
hace más firmes, más sólidos en nosotros para vivirlos después, a lo largo de
todo el año. Porque aunque vivamos en un mundo de abundancia de todo y
donde parece que la mayoría no carece de nada, muy cerca de nosotros hay
todavía marginación y pobreza, hermanos sin techo, ese Tercer Mundo del
que tenemos que seguir escuchando su grito de hambre, de petición de
ayuda”.
325
VIII.- DON CIRIACO BENAVENTE MATEOS ES
NOMBRADO ADMINISTRADOR APOSTÓLICO DE LA
DIÓCESIS DE PLASENCIA
Como en anteriores acontecimientos, doy gustoso la palabra a Mons.
D. Ciriaco Benavente Mateos que nos dice:
“El mismo día de la toma de posesión de Mons. D. Santiago Martínez
Acebes de la Sede de Burgos, la Santa Sede me confiaba el altísimo honor
de la Administración Apostólica de la Iglesia placentina.
Hoy, en esta hora de gracia, tengo la inmensa alegría de comunicaros a
todos los diocesanos la buena noticia de que el Santo Padre, Juan Pablo II,
siempre solícito a las necesidades de la Iglesia universal, ha nombrado para
Obispo de esta Diócesis placentina, ocho veces centenaria, al sacerdote
abulense Rvd. don Carlos López Hernández” (15-III-1994).
El Nuncio Apostólica Mons. D. Mario Tagliaferri, por su parte, expresó
su gratitud a Mons. Benavente Mateos “por la dedicación prestada a la
diócesis durante los meses en que ésta estuvo vacante”.
Cuando llegó el nuevo Obispo a la Diócesis placentina Mons. D. Carlos
López Hernández, y antes de su ordenación episcopal, Mons. D. Ciriaco
Benavente le dio la bienvenida y lo presentó y dijo, entre otras cosas, lo
siguiente:
“Vienes a unas tierras que Ávila consideró suyas, de las que le dolió
desprenderse. Vas a encontrar aquí pecados y virtudes, Rutina y creatividad,
pobrezas seculares y afanes emprendedores. Vas a encontrar, sobre todo,
comunidades cristianas que, en consonancia con su origen fronterizo, desean
ensanchar los linderos del espíritu” (BOO, junio 1994; 627).
El Excmo. Sr. Nuncio Apostólico de Su Santidad en España, Mons. D.
Mario Tagliaferri animó al nuevo obispo a que encarase los problemas en
estos momentos de crisis, y le dijo: “vívelos con tus diocesanos, sé para ellos
como Cristo mismo, un modelo de humildad transfiguradora por la unión con
el Padre” (BOO, junio 1994; 627).
326
IX.- CREACIÓN DE LA PROVINCIA ECLESIÁSTICA DE
MÉRIDA-BADAJOZ.
“Los Obispos, como legítimos sucesores de los apóstoles y miembros
del colegio episcopal, reconózcanse siempre unidos entre sí, y muestren que
están solícitos por todas las Iglesias, porque por institución de Dios y
exigencias del ministerio apostólico cada uno debe ser fiador de la iglesia
juntamente con los demás obispos” (ChD.6).
1.- Un anhelo y deseo de siempre
Un deseo siempre acariciado y pedido por los sacerdotes de
Extremadura fue la creación de la Provincia Eclesiástica de Extremadura. De
ello da fe el Número Extraordinario del Boletín Oficial de los Obispados
Extremeños de Badajoz, Coria-Cáceres y Plasencia con motivo de la Primera
Convivencia Eclesial Extremeña en Guadalupe; 1 de mayo de 1978
(septiembre de 1978). Me parece oportuno y bueno que reflejemos aquí los
contenidos de ese Boletín y hagamos memoria de ello.
Prólogo: la Iglesia en Extremadura: buscando su identidad
Breve Historia de estos años (de la dispersión al encuentro)
Crónica de la Convivencia Eclesial extremeña (Guadalupe, 1-V-
1978), por D. Antonio Bellido Almeida.
Texto de la ponencia de la Convivencia Eclesial Extremeña en
Guadalupe, por D. José Luis Majada Neila
Conclusiones aprobadas en Guadalupe. Destacamos las siguientes:
- “Extremadura debe configurar por sí misma una Provincia
Eclesiástica ya que la demarcación actual está contribuyendo a la división, a
la despersonalización y a la dependencia de Extremadura y redunda en su
perjuicio (92 (sí) – 1 (no) – 2 (nulos).
- “Parece pastoralmente necesaria la división de la provincia de
Badajoz en dos diócesis (92 (sí) – 1 (no) – 2 (nulos)
- “La devoción a la Virgen de Guadalupe, Patrona de Extremadura, es
un valor aglutinante del pueblo extremeño; por eso debemos potenciarla y
fomentarla. Consecuentemente el Santuario-Monasterio de Guadalupe debe
327
ser un foco de espiritualidad y de extremeñidad (94 (sí) – 1 (no).
Comisión Eclesial Extremeña. Responsables de la misma y primeros
acuerdos.
Estatutos de la Comisión Eclesial Extremeña
Queremos mostrar nuestro agradecimiento en el Señor a todos los que
hicieron posible aquella convivencia que aún conservamos en nuestro corazón
y en nuestra retina y que podemos decir que constituyó el inicio humilde de lo
que hoy es la Provincia Eclesiástica de Mérida-Badajoz.
- A Mons. D. Doroteo Fernández Fernández, Obispo de la Diócesis de
Badajoz, a Mons. D. Jesús Domínguez Gómez, Obispo de la Diócesis de
Coria-Cáceres y a Mons. D. Antonio Vilaplana Molina, Obispo de la Diócesis
de Plasencia, que propulsaron, acompañaron, alentaron este movimiento
extremeñista. Con un recuerdo especial para Mons. D. Jesús Domínguez
Gómez que tantas veces abogó por “la unidad de todos los extremeños” e
invitó a “no vivir de espaldas unos a otros”.
- A los responsables de la CEEX., elegidos en Guadalupe (28-VI-1978)
Presidente: D. Leocadio Curiel Peña,
Secretaria General, Sor Juana Alonso Vega, Secretaria General;
Tesorero, D. Cándido Cabrera González.
- A los directores de Secretariados
De coordinación pastoral: D. Antonio Bellido Almeida,
De Cultura Regional: D. José Bueno Rocha,
De Coordinación Informativa D. Francisco Rodríguez Arias,
De Asesoría Técnica: D. Nicolás Sánchez Prieto, Asesoría Técnica.
- A los miembros de la Comisión Eclesial Extremeña
- Recordamos a todos los Sacerdotes, Religiosos, Religiosas y Laicos
cristianos que promovieron la creación de la “Provincia Eclesiástica” en
Extremadura.
- Traemos también aquí a cuantos han muerto ya. Sus nombres, sus
rostros, sus vidas, sus ministerios y sus trabajos están muy presentes en todos.
328
¡Que la gloria de Jesucristo Resucitado brille en sus rostros por toda la
eternidad y que intercedan por la Iglesia del Señor que camina por estas
entrañables tierras de Extremadura hacia la Casa del Padre!
2.- Cumplimiento del anhelo y del deseo: Bula de erección de la
provincia Eclesiástica de Mérida-Badajoz (28 de julio de 1994).
Y este anhelo y deseo se cumplieron. En efecto, el día 28 de julio de
1994 Juan Pablo II publicó la Bula de erección de la Provincia Eclesiástica
de Mérida-Badajoz. Estas son las palabras más importantes y significativas de
la citada Bula:
“Juan Pablo Obispo, siervo de los siervos de Dios. Para memoria
perpetua del Hecho.
Teniendo sobre Nos la responsabilidad de los asuntos y de las
preocupaciones de la Iglesia universal, procuramos cuidar con toda solicitud
de que las instituciones católicas proporcionen a los fieles las ayudas
oportunas y se acomoden adecuadamente a sus necesidades. Por lo que ahora
dirigimos nuestro pensamiento hacia una región de España, concretamente
hacia el territorio autonómico civil que lleva el nombre de “Extremadura”,
cuyos Prelados han solicitado que se erija allí una nueva Provincia
Eclesiástica. En razón de lo cual, con el acuerdo de la Conferencia Episcopal
Española, así como también con el parecer favorable del Venerable Hermano
Mario Tagliaferri, Arzobispo titular de Formina, Nuncio Apostólico en
España, a propuesta de la Congregación para los obispos, en virtud de nuestra
potestad apostólica establecemos y determinamos cuanto sigue.
Erigimos la Provincia Eclesiástica que se llamará de Mérida-Badajoz y
segregamos de la Iglesia Metropolitana de Sevilla a la Sede Episcopal de
Badajoz, cuyo nombre, por este mismo acto se cambia por el Mérida–
Badajoz, y la elevamos a rango de Iglesia metropolitana. La nueva sede
arzobispado asume la rica herencia y las tradiciones eximias, tanto de la
histórica Iglesia metropolitana de Mérida, cuanto de la antigua diócesis de
Badajoz. La provincia Eclesiástica de Mérida-Badajoz, de nueva erección,
está formada por la Iglesia de este mismo nombre y por las diócesis
sufragáneas de Coria-Cáceres y de Plasencia, que hasta hoy han pertenecido a
las Provincias eclesiásticas de Sevilla y de Toledo. Al hasta ahora Obispo de
Badajoz, el venerable hermano Antonio Montero Moreno, le promovemos al
grado y dignidad de Arzobispo metropolitano de la nueva Provincia
329
Eclesiástica, otorgándole los derechos y obligaciones que corresponden a esta
condición, según las normas del derecho. (…)” (Roma, 28 del mes de julio de
1994, año XVI de nuestro Pontificado. +Angelus Card. Sodano, Secretario de
Estado; +Bernardin Card. Gantin, Prefecto de la Congregación de Obispos).
- Posteriormente los Obispos de Badajoz, Coria-Cáceres y Plasencia
hacen una comunicación pastoral a todos los fieles de nuestras diócesis en la
que dicen: “hacemos saber con gozo que la Santa Sede acaba de crear una
Provincia Eclesiástica en Extremadura, con el doble título de Mérida-Badajoz,
que comprende los territorios de nuestras tres diócesis Con esto da respuesta
la Iglesia a un anhelo, largamente sentido y expresado, de todo el pueblo
extremeño, tanto en sus comunidades eclesiales como en las autoridades
públicas y en la población en su conjunto. Su Santidad Juan Pablo II ha
nombrado primer Arzobispo de la nueva Sede metropolitana a Mons. Antonio
Montero Moreno, hasta ahora Obispo de Badajoz” (29 de julio de 1994).
3.- Acontecimientos importantes de la Provincia Eclesiástica:
* Exhortación de los Obispos de la Provincia Eclesiástica de
Mérida-Badajoz: “Imploremos el don de la lluvia” (87-II-1995).
* Peregrinación al Santuario de la Patrona de La Haba (Badajoz)
con motivo del “Día del Misionero Diocesano” (20-21 de abril de 1996).
* Decreto estableciendo el estipendio de la Santa Misa (12 de
noviembre de 1996).
* Catequesis pascual de los Obispos extremeños: “Resucitados con
Cristo en el mundo de hoy”. Provincia eclesiástica de Mérida-Badajoz. 20
de abril de 1997.
* Mensaje de los Obispos de la Región: “Día de Guadalupe, Día de
Extremadura” (Boletín O. del Obispado, Septiembre, 1997; 800-802).
* Reunión de Mons. D. Ciriaco Benavente con “Caritas Regional”
(10 de febrero de 1998).
* Mensaje pascual, 1988 de los Obispos de Extremadura: “El
Espíritu Santo en la Iglesia y en el mundo”. Provincia eclesiástica de
Mérida-Badajoz, 3 de mayo de 1998.
330
* Comisión Mixta Iglesia-Comunidad Autónoma de Extremadura.
Destacamos la Subcomisión para la restauración de Iglesias
parroquiales, Santuarios, Ermitas. Recordamos a los sacerdotes D. Justo
Hermoso Domínguez, D. Severiano Rosado Dávila y D. José A. Fuentes
Caballero por su responsabilidad y trabajo en ella.
* Reunión de los Obispos de la Provincia Eclesiástica en Pago de
San Clemente, (16-17 de Enero de 1999).
* Encuentro de Sacerdotes en Alcántara de las tres Diócesis
extremeñas y bodas de oro y plata de sacerdotes (8-V-1999). El sacerdote
D. Francisco Martín Hernández, pronunció una interesante conferencia sobre
San Juan de Ávila. Se celebró la Eucaristía en la parroquial de Santa María de
Almodóvar presidida por el Arzobispo de Mérida-Badajoz. Y concelebrada
por los Obispos de Coria-Cáceres y el de Plasencia, así como los sacerdotes
de estas diócesis. A continuación los sacerdotes fueron a la Iglesia de San
Pedro de Alcántara donde imploraron de Dios la gracia del Jubileo.
* Creación del Instituto Superior de Ciencias Religiosas “Ntra. Sra.
de Guadalupe” (1999).
Erigido por la Congregación para la Educación Católica y patrocinado
por la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca, este
Instituto es una institución académica de la provincia eclesiástica de Mérida-
Badajoz para la docencia, formación e investigación, en la que se ofrece una
exposición orgánica y sistemática de la teología, así como de los necesarios
presupuestos filosóficos y de otras ciencias humanas, especialmente las
relacionadas con la educación en la fe.
Está destinado a los laicos y a los miembros de Institutos Religiosos,
permite obtener los grados académicos que capacitan para el ejercicio de la
docencia de la Religión católica en centros educativos no universitarios y
dedicarse con mayor cualificación al ministerio de la catequesis y a otros
campos de la acción pastoral. El Instituto comenzó su andadura en el curso
1999-2000 y tiene su sede central en Badajoz y extensiones de aulas en
Cáceres y Plasencia.
Un testimonio
331
D. Juan Gómez Solís, Subdirector del Instituto en Cáceres escribe: “A
D. Ciriaco le cabe la honda satisfacción de haber sido promotor y fundador -
junto con D. Antonio Montero Moreno, Arzobispo de Mérida-Badajoz y D.
Carlos López Hernández, Obispo de Plasencia-, del Instituto Superior de
Ciencias Religiosas “Santa María de Guadalupe”. Tuvieron también una
especial incidencia D. Amadeo Rodríguez Magro, actual Obispo de Plasencia
y entonces Vicario General de Mérida-Badajoz, D. Jacinto Núñez Regodón,
como secretario de la Comisión y después Director del Instituto, y D. Angel
Galindo, decano de la Facultad de Teología de la Univ. Pontificia de
Salamanca.
D. Ciriaco promovió con entusiasmo la creación de este Instituto., que
fue la primera institución de la Provincia Eclesiástica de Mérida-Badajoz,
asumiendo la dificultad que suponía fundar in Instituto único, pero con
extensiones de aula en las tres diócesis extremeñas, ni regateando esfuerzo
alguno de personas y de medios económicos que supone el funcionamiento
de este Instituto. D. Ciriaco asiste al acto de inauguración del Instituto en el
curso 1999-2000, así como a la Apertura de Curso de cada año, así como a los
claustros de profesores, alienta y anima constantemente a profesores y
alumnos, escribe cartas a los Párrocos para que ofrezcan a sus fieles este
medio tan importante de formación. Y también a los profesores de Religión
para que se beneficien de esta enseñanza que será muy positiva para su
continua renovación; participa también en Badajoz en el acto de imposición
de las becas a la primera promoción de Licenciados en Ciencias Religiosas.
Muchas gracias, D. Ciriaco, por su impulso fundador y su constante
aliento del Instituto; aquí nos queda una obra que será muy importante para la
formación cualificada de agentes de pastoral y profesores de Religión. Que
Dios lo bendiga.
* Congreso de la Provincia Eclesiástica de Mérida - Badajoz: “La
Iglesia en Extremadura ante la pobreza”. “La Justicia, un reto para el
2000” (22-24 de octubre de 1999).
A) Introducción
a) Objetivos: El Congreso es una apuesta de las tres Diócesis en
Extremadura para impulsar la acción caritativo-social y fomentar el
compromiso social de todos los cristianos
332
- Analizar las dimensiones y características de la pobreza y la exclusión
en nuestra Región.
- Reflexionar sobre el significado evangélico y eclesial del compromiso
caritativo y social
- Promover la renovación de las Iglesias diocesanas en Extremadura en
su acción caritativa y social
- Impulsar la coordinación de la pastoral de la Caridad y dar a conocer
las actuaciones de las Iglesias diocesanas en el mundo de los pobres
- Fomentar la colaboración con otras instituciones sociales.
b) Destinatarios: el Congreso va dirigido a todos los cristianos en
general y a las Instituciones eclesiales de Extremadura. Por ello se hace
necesario garantizar una presencia importante, variada y numerosa de laicos,
sacerdotes y religiosas.
c) Contenidos:
- Ponencias
“La pobreza y la exclusión social en la Extremadura de hoy”.
“El servicio de la caridad y de la justicia en nuestra Iglesia”.
“La Iglesia en Extremadura ante los desafíos de la pobreza y de la
exclusión social”.
- Comunicaciones
“La política social en Extremadura”
“Análisis de la política de empleo en Extremadura e iniciativas de
empleo”
“El tercer Mundo y las relaciones Norte-Sur”
“Caritas en la vida de la Iglesia en Extremadura”
d) Sectores de trabajo
El mundo rural en Extremadura y la política agraria comunitaria; Salud
y marginación; Espiritualidad y experiencia de Dios desde los pobres; Los
drogadictos; Los “sin techo”; Los inmigrantes; Los parados; Los reclusos; Los
ancianos; los gitanos; Los minusválidos; Infancia y familia; El compromiso
social y político del cristiano; La mujer y la marginación; El voluntariado
333
social; Juventud marginada”
e) Comunicación de experiencias: personas que viven en situación de
pobreza y marginación.
B) Discurso de Apertura de Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos
Debido a su extensión intentaremos ofrecer sus contenidos más
importantes y significativos. Después de saludar a todos los presentes D.
Criaos pasa a “exponer algunas ideas sobre el contexto en que se ha gestado
este Congreso, sobre lo que deseamos que sea su hilo conductor y sus
objetivos, así como algunos puntos obligados de referencia
a) Precedentes del Congreso
1) La corriente que hoy se remansa en Mérida tiene detrás un largo
recorrido. Arranca de una feliz iniciativa de la Comisión Episcopal de
Pastoral Social (CEPS) que propuso la Conferencia Episcopal Española
(CEE) un ambicioso plan para revisar e impulsar el servicio de la caridad en
la Iglesia española. Se inició entonces una profunda reflexión sobre las
diversas vertientes de la acción socio-caritativa de la Iglesia. Se puso en
marcha una Comisión mixta formada inicialmente por la CEPS, Caritas y
CONFER, y luego ampliada a otras instancias eclesiales. Se hizo un censo de
las instituciones, actividades y o ars caritativas de la Iglesia en España.
2) El plan trienal de la CEE para los años 87-90 supuso un nuevo y
alentador impulso: “En un esfuerzo evangelizador es indispensable dar
testimonio visible de lo que se anuncia, mediante la práctica de la caridad
fraterna con los pobres y necesitados. La diaconía y la multiplicación de los
signos es parte esencial del proceso evangelizador como visibilidad, garantía
y fuerza convincente de lo que se vive y se anuncia”.
La reflexión promovida por la CEPS se fue completando con una
amplia consulta a todas las bases eclesiales que trabajaban en la pastoral de la
caridad. A este respecto, se movilizaron alrededor de 6000 agentes de pastoral
y se distribuyeron más de 7000 folletos de ayuda para facilitar las respuestas.
Con todo este material recogido y elaborado se llegó a la celebración de la LX
Asamblea Plenaria de la CEE (noviembre de 1993), que dedicó unos espacios
sustanciales al tema de la pastoral de la caridad y aprobó unas directrices
operativas bajo el título de la “La Caridad en la vida de la Iglesia”. Tres meses
más tarde, la CEPS dio a luz un espléndido documento titulado “La Iglesia y
334
los pobres” que, junto con las directrices operativas de la Asamblea Plenaria,
se ha convertido en obligado punto de referencia para todas las instituciones
que trabajan en el campo de la pastoral de la caridad. Es justo subrayar que
este documento no nació de arriba abajo, sino de abajo a arriba. Loas obispos
de la Comisión lo revisaron, lo hicieron suyo y le dieron la redacción final.
El Congreso nacional sobe la pobreza y sus desafíos a la pastoral de la
Caridad de la Iglesia (26-28 de septiembre de 1996). Podemos certificar
cualquiera de los 2000 asistentes, fue una magnífica experiencia de comunión
eclesial donde resonaron con fuerza la Palabra de Dios y la voz de los pobres.
En el ambiente flotaba el deseo de todos de trasladar aquella experiencia a las
Iglesias particulares. El mensaje final del Congreso se hacía eco de esta
inquietud. El Congreso que estamos iniciando sigue este surco abierto.
Pretendemos, en idéntico clima de comunión, reactivar en nuestras Iglesias
locales aquella misma inquietud, prolongar en nuestra realidad concreta
aquella reflexión.
Permítanme todavía decirles que este Congreso se celebraba en pleno
Año de la Erradicación de la Pobreza y un año y medio después de la Cumbre
Mundial sobre el desarrollo social, que había tenido lugar en Copenhague los
días 6-12 de marzo de 1995. Dicha Cumbre congregó, por primera vez en la
historia, a jefes de Estado o de Gobierno de 300 países, invitados por la
Naciones Unidas. Allí se reconoció, una vez más, que en el mundo de hoy hay
más de mil millones de personas que viven en condiciones inaceptables de
pobreza. Pobreza que se manifiesta en todas partes: como pobreza
generalizada en los países en vías de desarrollo y como focos o bolsas de
pobreza en medio de la abundancia en países desarrollados. Se reconoció,
asimismo, que la pobreza crece no sólo en las zonas rurales, sino también en
las urbanas, paralelamente al proceso general de urbanización (n.21), y se
estimaba que aumentaría considerablemente el número de los jóvenes en
situación de pobreza (n.22). Allí resonaron afirmaciones que todos nosotros
suscribiríamos como propias, como que “el desarrollo social no se logrará
simplemente mediante la libre interacción de las fuerzas del mercado” (n.33),
como pretende hacernos creer la dogmática del llamado “Pensamiento
“Único”.
b) Nuestro Congreso
Los Obispos de la Provincia Eclesiástica de Mérida-Badajoz hemos
querido que nuestro Congreso se sitúe en el contexto de preparación del Gran
335
Jubileo del año 2000, que tenga lugar el año dedicado a Dios Padre, rico en
misericordia, en el año de la Caridad. Juan Pablo II nos invita en la TMA a
“subrayar más decididamente la opción preferencial de la iglesia por los
pobres y los marginados.”, a hacer “del compromiso por la justicia y por la
paz en un mundo como el nuestro marcado por tantos conflictos y por
intolerables desigualdades sociales, un aspecto sobresaliente de la preparación
y de la celebración del Jubileo.., a hacernos voz de los pobres del mundo”
(n.51). Nos parece reseñar cómo la sensibilidad de Juan Pablo II le ha llevado
a añadir, las tradicionales formas de ganar la gracia jubilar. La novedad de la
peregrinación hacia el pobre, que es como un sacramento de Cristo. Y esto,
mediante iniciativas diversas: visitando y acompañando a los hermanos
necesitados o con dificultades (enfermos, encarcelados, ancianos solos,
minusválidos, etc.), renunciando a gastos superfluos para compartirlo con los
pobres, ayudando a sostener obras de carácter religioso o social
(especialmente a favor de la infancia abandonada, de la juventud con
dificultades, de los ancianos necesitados, de los inmigrantes) o dedicando una
parte del propio tiempo libre a actividades de interés para la comunidad (cf.
IM).
c) Pasos previos en el itinerario del Congreso
1) Siguiendo la metodología de ver, juzgar y actuar, quisimos
aproximarnos al conocimiento de las condiciones de vida de la población
pobre de Extremadura. Por ello encargamos, por iniciativa de las Caritas
diocesanas, que querían conocer la evolución del fenómeno de la pobreza y de
la desigualdad en sus territorios, un estudio al prestigioso Equipo de
Investigación Sociológica, EDIS. SA. Este estudio forma parte, como
continuación y complemento, del Informa realizado por la Fundación
FOESSA en todas las provincias del Estado Español. Y fue editado con el
título de “Las condiciones de vida de la población pobre en Extremadura”, a
principios del año 1998. Este estudio no era un estudio contra nadie, era una
información que habría de interpelar en primer lugar a nuestras Iglesias, a
nuestras comunidades cristianas. No es mi intención entrar en la
pormenorización de los datos y menos pretender verificarlos o descalificarlos.
Otros lo harán. Sé quiero decirles que Extremadura es una región en creciente
desarrollo económico, que incluso la renta familiar neta per capita crece a un
mayor ritmo en Extremadura que en España desde 1991, y que en esa medida
acorta diferencias, todavía nos situamos a distancia de algunas otras regiones
de España y no digamos de Europa.(…)
Si el mundo de hoy está marcado, como decía el Sínodo de Obispos de
336
1971, “por el gran pecado de la injusticia”, que “con su perversidad
contradice el plan del Creador”, hay que hacer un esfuerzo común para que
todos nos eduquemos para la práctica de la justicia y demos testimonio de la
misma con nuestro compromiso. Y al hablar de justicia, no quisiera que se
contrapusiera a la caridad basándose en determinados sucedáneos
paternalistas de ésta, que, eventualmente, hayan podido darse en la historia.
La justicia, por desgracia, también ha tenido los suyos. La caridad, presencia
del amor de Dios derramado en nuestros corazones, hace suyas todas las
exigencias de la justicia, las dinamiza con el apremio de la misericordia
entrañable con que Dios mira al hombre, y permite llegar a aquellos extremos
de entrega que sólo un amor gratuito es capaz de alcanzar.
2) Un segundo paso en la preparación de este Congreso ha ido elaborar
la Guía de recursos sociales de nuestras Iglesias, que recientemente ha sido
publicada. Esta Guía pretende, además de cumplir un compromiso contraído
con la Consejería de Bienestar Social, dar cuenta del destino de sus recursos a
nuestras comunidades diocesanas, pues son ellas las que hacen posibles estos
servicios mediante la prestación voluntaria y la comunicación cristiana de
bienes. La Guía es un homenaje de gratitud a todas ellas. Reconocimiento
que se extiende también las Instituciones públicas, sin cuyo recurso no sería
posible el mantenimiento de algunas de nuestras obras. No es un ejercicio de
autocomplacencia pues siempre estaremos en deuda con los pobres. Ni
pretende rivalizar con nadie, y menos con las Instituciones públicas que han
recibido el encargo democrático de gestionar la “res-pública” y que cuentan
para ello con excelentes técnicos y con los recursos económicos que la
sociedad pone en sus manos. Lo hacemos porque es exigencia de nuestra fe, y
porque creemos sinceramente que la sociedad se hace más viva y más
democrática en la medida en que es más vigorosa, más creativa y más
corresponsable la iniciativa social y la participación de los ciudadanos. Cada
vez son más los que reconocen que la sociedad del bienestar sólo se salvará
con la colaboración de la misma sociedad; y que si es cierto que los
problemas y las soledades humanas reclaman la competencia de los
profesionales, no es menos necesaria la colaboración de quienes, además de
los propios saberes técnicos, aportan la gratuidad del corazón (…).
3) No me detengo en o que ha sido el tercer paso: la creación y puesta
en marcha de comisiones en que se ha buscado la representación de los
distintos grupos y asociaciones que trabajan en nuestras Iglesias dentro del
campo socio-caritativo: la constitución de las ponencias; la elaboración de
materiales que, en línea con el temario de las ponencias, han centrado la
337
atención de numerosos grupos durante el período preparatorio. De todo ello
dará cuenta el coordinador del Congreso, D. Francisco Maya.
4) En nuestra Catequesis Pascual del año 1997, decíamos los obispos
con sede en Extremadura que nuestras comunidades necesitan. “significar,
ante todo, la gratuidad en la disponibilidad del servicio y de cuanto la
comunidad posee a favor de los desfavorecidos; asumir la demanda de justicia
de los pobres y marginados, cuya voz suena en la sociedad; integrar en el
proyecto pastoral el servicio de la caridad…; hacer que nuestras comunidades
se impliquen y compliquen en medio de las realidades concretas de nuestros
pueblos y ciudades, sabiendo dialogar con ellas y situándose siempre “como
el que sirve”. Nuestro Congreso quiere ser una apuesta para impulsar en
nuestras Iglesias la acción caritativa y social, para fomentar el compromiso de
todos los cristianos. Para ello pretendemos:
* Conocer más a fondo las dimensiones y características de la pobreza
y exclusión en nuestra Región y dejarnos traspasar por el grito de todos los
empobrecidos de la tierra.
* Reflexionar sobre el significado evangélico y eclesial del compromiso
caritativo y social
* Promover la renovación de nuestras Iglesias diocesanas en su acción
caritativa y social.
* Impulsar la coordinación de la pastoral de la caridad en nuestras
Iglesias.
* Fomentar la colaboración con otras instituciones sociales”.
Mons. D. Ciriaco Benavente pasa ahora a hacer unas precisiones sobre
la misión de la Iglesia: “La misión propia que Jesús confió a la Iglesia no es
de orden político, económico o social….es de orden religioso” GS 42). El fin
primordial de la misión de la Iglesia es ayudar al hombre a la comunión
definitiva con el Dios que es Amor. Pero ese Dios es el Padre de la
misericordia que, en el Hijo, se ha encarnado y se ha identificado con todo
hombre. Amor a Dios y amor al hombre son inseparables. Servir al hombre
tiene sentido religioso (…)” Y cita más adelante las palabras de Jesús: “Venid
benditos de mi Padre, recibid en herencia el Reino preparado desde el
principio del mundo. “Porque tuve hambre y me disteis de comer…Todo lo
que hicisteis a favor del más humilde de mis hermanos, lo hicisteis conmigo”
(Mt.25, 34-40)” (…)
“La caridad es el corazón del evangelio y el camino más inteligible y
338
eficaz por el que pasa la evangelización, como la misericordia es el rostro más
joven y atractivo de Dios. El evangelio de la caridad ha escrito las páginas
más bellas y luminosas de amor y las más humanizadoras de la historia (…).
En nuestro Congreso queremos escuchar, a través de las
comunicaciones y de los distintos sectores de trabajo, la voz de los pobres.
Esperamos que una y otras nos ayuden, como en la parábola del Buen
Samaritano, que es revelación misma del Jesús que, viniendo de muy lejos y
de muy alto, se hizo el más bajo y el más próximo: “escuchó, vio, se
conmovió, se acercó, vendó y curó las heridas, se hizo cargo del herido al
borde del camino”. Esto es lo que nos pide a nosotros: “vete y haz tú lo
mismo” (Lc.10,37) nos dio el encargo de hacernos también nosotros
samaritanos..
Frente a la ideología del “Pensamiento Único” que entiende que el
mundo entero debe ser un mercado sin trabas ni fronteras; que el mercado
acabará imponiendo una lógica de armonía y equilibrio, que no debe ser
perturbada por ninguna otra instancia ajena al mercado mismo, nosotros
queremos hacer nuestra la perspectiva de las víctimas. Pensar que hemos
llegado al “fin de la historia” -Fukuyama dixit-, que no existe otra alternativa,
que los seres humanos hemos encontrado la fórmula ideal para organizar
nuestro mundo, supondría negar algo tan nuclear del Evangelio como la
llamada a vivir el tiempo desde la vigilancia y la solidaridad. La memoria
subversiva de Jesús crucificado es lo más opuesto al intento del
“Pensamiento Único” de clausurar todo horizonte liberador para las personas
pobres excluidas. Y el juicio escatológico, que nos obliga a vivir con
responsabilidad histórica, nos impide todo conformismo y resignación con la
situación de injusticia y pecado de nuestro mundo.
Cada hombre en su individualidad es para el cristiano un “absoluto”.
“Si el objetivo es una globalización sin dejar a nadie al margen, ya no se
puede tolerar un mundo en el que viven al lado el acaudalado y el miserable,
menesterosos carentes de lo esencial y gente que despilfarra aquello que otros
necesitan desesperadamente. Semejantes contrastes son una afrenta a la
dignidad de la persona humana” (Juan Pablo II: “Mensaje para la Jornada
mundial de la Paz”, 1-I-1998).
Frente a la globalización del mercado, hemos de universalizar la
solidaridad. Ella es, como dice la Sollicitudo Rei Socialis, el verdadero rostro
humano de la interdependencia y de la globalización. Si de verdad queremos
339
salir del “camino de servidumbre” hay que desafiar al Faraón de nuestros
días e iniciar un nuevo Éxodo de liberación y solidaridad global. Sólo así la
historia quedará abierta a la esperanza de una tierra que mane para todos leche
y miel.
Quiera Dios que este Congreso -sus celebraciones y reflexiones y los
compromisos en que desemboque- contribuya a que la acción caritativo-social
de nuestras Iglesias e instituciones sea cada vez más eficaz, más crítica, más
universal, más coordinada, más pastoral y teológica”.
C) Oración de la mañana (24-X-1999)
En esta mañana de Domingo, en que los cristianos celebramos en la
Eucaristía el memorial de la resurrección de Cristo, cuando estamos a punto
de clausurar nuestro Congreso, “la Justicia, un reto para el 2000”, hemos
escuchado un alentador mensaje de esperanza. En medio de un mundo en
descomposición, que se desploma, Ezequiel anuncia un mundo nuevo, que
aparece ya en el horizonte. (…)
¡Domingo, día del Señor resucitado! En Cristo se hizo realidad la
profecía de la muerte infligida por los poderes de este mundo, del supremo
abatimiento, Dios hizo brotar la Vida. La obra ha empezado a realizarse con
la resurrección de Cristo y el don de su Espíritu, que se nos otorgó en el
bautismo; pero aún no se ha completado. La profecía es escatológica. Aún no
ha desaparecido el corazón de piedra; da la sensación de que el mundo sigue
descomponiéndose a golpes de insensibilidad y de injusticia.
Puesto que la obra es de Dios, y nosotros hemos recibido la gracia de
ser sus colaboradores -“como el padre me envió, yo os envío”- nos queda
pedirle que acelere su profecía, que nos dé el corazón de carne, que nos
conceda sentir la presencia de su Espíritu, fuerza de unidad, para ir por el
mundo poniendo los signos de liberación, signos de resurrección. Cada gesto
liberador es, como dice el Concilio Vaticano II, “vislumbre del nuevo cielo y
de la nueva tierra que esperamos”. También nosotros, profetas de la nueva
alianza, tenemos un mensaje original para todos los desterrados y oprimidos:
“Que Cristo ha resucitado, que por la fuerza de su Espíritu es posible la
pascua, el paso, a una nueva humanidad reconciliada”,
340
D) Presentación de las Actas del Congreso por Mons D. Ciriaco
Benavente Mateos, Obispo de Coria-Cáceres, responsable del Área social:
“El Papa Juan Pablo II en su Carta Apostólica “Tertio Millenio
Adveniente”, nos invitaba para el año 1999, dedicado a Dios Padre, rico en
misericordia y, por tanto, año de la Caridad, a “subrayar más decididamente
la opción preferencial por los pobres y los marginados”, a hacer del
“compromiso por la justicia y la paz en un mundo como el nuestro, marcado
por tantos conflictos y por intolerables desigualdades sociales, un aspecto
sobresaliente de la preparación al Jubileo…, a hacernos voz de los pobres del
mundo” (TMA 51).
Nuestro Congreso “La Iglesia en Extremadura ante la Pobreza”,
celebrado en Mérida los días 22-24 de octubre de 1999, cuyas actas me honro
en prologar, ha querido secundar la feliz iniciativa del Papa, como
preparación de nuestras Iglesias al Gran Jubileo 2000 y, a la vez, para abrir
caminos de renovación hacia el tercer Milenio.
Seguimos asimismo el surco abierto por las directrices aprobadas por la
Conferencia Episcopal Española, en 1993, bajo el titulo “La caridad en la vida
de la Iglesia”, y las orientaciones del espléndido documento “La Iglesia y los
pobres” de la Comisión Episcopal de Pastoral social, documentos ambos que
tuvieron su exponente más luminoso en el Congreso Nacional de 1996 sobre
“Los desafíos de la pobreza a la acción evangelizadora de la Iglesia”.
Las Iglesias que peregrinan en Extremadura, que contaban ya en su
haber con una rica experiencia de trabajo en común en diversos campos de su
acción pastoral, han vivido en el Congreso una de sus más ricas experiencias
de comunión, coordinación y colaboración entre las realizadas hasta ahora.
Nos alegra que hay sido precisamente la preocupación por los pobres el centro
de interés que han reunido durante los tres días, en torno a sus Obispos, a
mayor número de diocesanos, entre presbíteros, miembros de la vida
consagrada y laicos. Cualquiera de los cerca de mil asistentes podemos
certificar que fue una magnífica experiencia de comunión, donde resonó con
fuerza la Palabra de Dios y la voz de los pobres.
El Congreso nos ha ayudado a conocer un poco más las dimensiones y
características de la pobreza y la exclusión en nuestra Región, a reflexionar
con más hondura sobre el significado evangélico y eclesial del compromiso
caritativo y social; ha marcado las líneas de acción, de coordinación y de
341
renovación para la pastoral de la caridad en nuestras Iglesias. Esperamos y
deseamos que la publicación de las Actas venga a ser como un soplo que atice
las brasas y reactive, en quienes participaron, la experiencia cálida y luminosa
del Congreso; que ayude a los que no tuvieron la fortuna de participar en el
mismo, a sentir algo del ardiente aliento que en aquellos días, climáticamente
tan fríos, caldeó el corazón de los participantes.
La experiencia del encuentro, tan fraterno y tan numerosos, justificaría
por sí misma la realización del Congreso. Pero pedimos más: que los
contenidos del Congreso (ya presentados antes) recogidos en esta
publicación, sean sometidos a la rumia paciente de cada parroquia, grupo o
asociación. Aunque esta prevista la existencia de una comisión que oriente los
pasos del postcongreso, cada uno podrá encontrar ya pistas de acción y
compromiso concreto para hacer que la acción caritativo-social sea cada vez
más eficaz, más evangelizadora, más coordinada, más crítica, más universal.
En el ejercicio de la caridad bien orientada se juega la credibilidad de la
iglesia, como testigo y reveladora que ha de ser, desde Jesús, del amor del
Padre. Frente a una globalización que clausura los horizontes de la liberación
a los pobres y excluidos, sólo la civilización del amor es capaz de abrir la
historia a la esperanza. De los pasos, pequeños o grandes, que cada
comunidad o grupo vaya dando dependerá la fecundidad del Congreso.
Sigamos, pues, haciendo con-greso, dando pasos para que, entre todos,
vayamos haciendo presente en nuestro mundo la fuerza salvadora de la
misericordia entrañable con que Dios ama al hombre, que eso es la caridad.
Así pondremos de manifiesto que en Jesucristo mismo se hace presente el más
pleno y verdadero Jubileo para la humanidad” (“Presentación, “Actas del
Congreso “La Iglesia en Extremadura ante la Pobreza”, 22-24 octubre, 1999,
13-15).
El texto de cada ponencia, las aportaciones de los grupos, las
conclusiones, etc, se encuentran en el libro “la Iglesia en Extremadura ante la
Pobreza”. Congreso. Provincia Eclesiástica de Mérida-Badajoz. Mérida 22-
24, octubre 1999; Edita Provincia Eclesiástica de Mérida-Badajoz. Imprime
Aprosuba – 3. Badajoz, marzo de 2000).
* Jornadas de reflexión misionera (22-24 de septiembre de 2000.
Organizadas por las Delegaciones de Misiones de Extremadura, bajo el
342
lema: “2000 años de Misión” tendrán lugar en la Casa de Espiritualidad “El
pago de San Clemente”, en las fechas indicadas.
El ponente será D. Eloy Bueno, profesor de la Facultad de Teología de
Burgos. Las conferencias tienen como título:
- La herencia del pasado: el gozo de pasar a los otros
- La interpelación del presente: las encrucijadas del la misión
- Un desafío del futuro: el encuentro con un mundo nuevo
Los destinatarios son: sacerdotes, religiosos, catequistas, miembros de
Talleres Misioneros, Movimientos y Asociaciones Apostólicas.
* Decreto de aprobación de aranceles. Mons. D. Antonio Montero
Moreno, D. Ciriaco Benavente Mateos y D. Carlos López Hernández ( 13
de julio de 2002).
* Exhortación pastoral de los Obispos Extremeños Mons. D.
Antonio Montero y Mons. D. Ciriaco Benavente y del A.D de Plasencia D.
Juan Bautista Lobato, con motivo de la Concesión por la Santa Sede de
un Año Jubilar Guadalupense en el LXXV aniversario de la Coronación
de la Virgen.
“Como pastores de las Iglesias diocesanas de Mérida-Badajoz, Coria-
Cáceres y Plasencia, y desde el Santuario de Santa María de Guadalupe,
Patrona principal de la región extremeña, os dirigimos un saludo pascual y
mariano, con el gozo de comunicaros que, a partir de hoy, 11 de mayo de
2003, cuarto domingo de Pascua, y hasta el 30 den mayo del próximo 2004,
solemnidad de Pentecostés, quedará abierto el “Año jubilar guadalupense”,
conmemorativo del LXXV Aniversario de la Coronación canónica de su
bendita imagen, el 12 de octubre de 1928, en presencia del Rey don Alfonso
XIII.
Secundando la petición, autorizada y ponderada, del Rector de la
Basílica, el Santo Padre Juan Pablo II, a través de la Penitenciaria Apostólica,
ha otorgado, con la concesión del Año Jubilar, las gracias extraordinarias que
figuran a continuación: Indulgencia Plenaria (…), Indulgencia Parcial (,.,,)
Inspirados en esos sentimientos constituiremos en nuestras diócesis a
distintos niveles comisiones animadoras del proceso espiritual y pastoral del
Jubileo guadalupense. Exhortaremos al clero, comunidades de vida
consagrada, asociaciones laicales de toda índole y fieles cristianos en general,
343
a que practiquen en este Año Jubilar, asociado en parte al del Rosario, la
oración y las buena sobras, además de las visitas, privadas o comunitarias, al
Santuario de nuestra Patrona” (…) (11 de mayo de 2003).
* Carta de los Obispos sobre el Año Celebrativo de Guadalupe,
firmada por todos los obispos de Toledo y de Extremadura
Queridos fieles cristianos y hermanos en el Señor.
El día 20 de marzo de 1907, el Papa San pío X firmó el rescripto en el
que declaraba patrona de Extremadura a la Stma. Virgen de Guadalupe. De
ello se cumplirá muy pronto el primer centenario. Con este motivo, y dada la
fuerte y extendida veneración que le tributamos todos los extremeños, es muy
oportuno pensar en una conmemoración sentida, solemne y compartida por
todos los fieles devotos de las diócesis que tienen presencia en Extremadura:
Toledo, Badajoz, Coria-Cáceres y Plasencia.
Para que las celebraciones cuenten con todos los elementos propios de
un acontecimiento cristiano, siempre orientado a la evangelización y
santificación de los fieles, se está preparando un calendario de actividades que
oportunamente recibirían todos los párrocos y rectores de templos abiertos al
culto. Con esta Carta queremos lanzar una primera noticia para que podáis
incluir en vuestros calendarios y planificaciones pastorales las actividades
principales, sobre todo, las programadas como acciones interdiocesanas.
En primer lugar, el curso celebrativo se iniciará con la fiesta de la
Virgen de Guadalupe en su santuario y en cada parroquia, el día 8 de
septiembre de 2006. Y se clausurará en la misma fecha, precedida de un
solemne triduo que deberá organizar cada comunidad cristiana.
En segundo lugar, los Obispos preparamos una carta pastoral conjunta
que presentaremos adecuadamente, en su momento, a través de los medios de
comunicación y que cada obispo hará llegar en su diócesis a quienes
considere oportuno.
En tercer lugar, por la íntima relación que existe entre la Virgen Madre
de Dios, de la Iglesia y nuestra con la pastoral de la familia, destacada y
urgida por la palabra y la presencia del papa Benedicto XVI en el V
Encuentro mundial de las familias, convocamos a un encuentro interdiocesano
de familias, para el día 2 de diciembre de 2006 en el santuario de la Virgen de
344
Guadalupe. Además de constituir una ocasión para estimular este
importantísimo trabajo pastoral, es buen motivo para otras actividades
preparatorias tanto formativas como celebrativas.
En cuatro lugar, también con carácter interdiocesano, deseamos que
destaque la gran peregrinación al santuario de Guadalupe, que tendrá lugar el
día 24 de marzo de 2007.
En quinto lugar, encarecemos que en cada lugar se organicen las
actividades más adecuadas para orientar y fortalecer la vida cristiana de los
fieles desde la devoción a la Stma. Virgen bajo el histórico y arraigado título
con que invocamos su glorioso patronazgo. En esta línea se preparan distintos
materiales auxiliares entre los que cuentan algunas unidades didácticas para
los niños.
De todo ello iréis teniendo noticias más concretas en su momento y a
partir del mes de septiembre próximo. Os pedimos vuestra valiosa
colaboración y agradecemos el interés que pondréis en la preparación y
celebración de este importante centenario para los fieles de Extremadura.
Con nuestro fraternal saludo y con nuestra bendición pastoral.
Antonio, Card. Cañizares, Arzobispo de Toledo
Santiago, Arzobispo de Mérida-Badajoz
Ángel, Obispo Auxiliar de Toledo
Joaquín, Obispo Auxiliar de Toledo
Ciriaco, Obispo de Coria-Cáceres
Amadeo, Obispo de Plasencia
* Carta Pastoral de los Obispos presentes en tierras extremeñas.
Con motivo del primer centenario de la declaración de Santa María de
Guadalupe como Patrona de Extremadura, los Obispos “preparamos una carta
pastoral conjunta que presentaremos adecuadamente, en su momento, a través
de los medios de comunicación y que cada obispo hará llegar en su diócesis a
quienes considere oportuno”.
Y llegó esta fecha: “Los Obispos de las Diócesis presentes en tierras
extremeñas, compartiendo el gozo de cantos veneran a la Stma. Virgen María
bajo la histórica advocación de Guadalupe como patrona de Extremadura, nos
345
dirigimos a vosotros con profunda ilusión y gran esperanza. Debido a su
extensión ofrecemos sólo los epígrafes:
a) El Santuario de Guadalupe
- Extraordinario signo de la devoción mariana: 4-5
- Signo de unidad: 5-7
- Lugar de peregrinación, de encuentro y de gracia: 15-16
b) Lecciones que nos da la Stma. Virgen de Guadalupe
- María, maestra en el conocimiento de Cristo: 7-8
- En la escuela de María aprendemos a creer en Jesucristo: 9-10
- María nos enseña a descubrir y a proclamar la grandeza del Señor:
10-13
c) Nuestra oración a Santa María de Guadalupe: 13-15
d) Nuestra convocatoria en este año centenario: 17
e) Conclusión: 18
* “Peregrinación de las familias de Extremadura y de Toledo al
Monasterio de Ntra. Sra. de Guadalupe, el día 2 de Diciembre de 2006,
convocadas por el Cardenal de Toledo y los Obispos de Mérida-Badajoz,
Coria-Cáceres y Plasencia.
Los Obispos de las tres diócesis extremeñas convocan e invitan a todas
las familias de nuestra tierra que quieran asumir y vivir los ideales cristianos,
a un encuentro interdiocesano en el Monasterio de la Stma. Virgen de
Guadalupe, con motivo del centenario de su patronazgo sobre Extremadura.
Este encuentro pretende ser un eco del V Encuentro Mundial de las Familias
que se ha celebrado en el mes de julio en Valencia, presidido por el Papa
Benedicto XVI que proclamó una vez más la propuesta cristiana sobre el
matrimonio, la familia y la misión de los padres
en la educación integral de los hijos.
El Delegado Diocesano de Familia, D. Ramón Piñero Marino escribe:
“Animamos a todas las parroquias, comunidades, movimientos y fieles de la
Diócesis de Coria-Cáceres en general a asistir a este encuentro, aprovechando
también para mostrar nuestro apoyo y cariño a D. Ciriaco Benavente Mateos,
que ha sido tantos años nuestro obispo y que, obediente a la Iglesia, marcha
de Pastor a la Diócesis de Albacete (…) ¡Ánimo y adelante! Extremadura
necesita el testimonio de las familias cristianas. ¡Os esperamos en
Guadalupe!”.
Este encuentro tuvo como lema: “Familia y transmisión de la fe”. En el
346
transcurso de la celebración se leyó una Carta que el Papa envió a todos y en
la que propone a la Sagrada Familia como referente apara todas las familias.
Hay que destacar el gran ambiente de fraternidad y comunión que se vivió en
el encuentro, la invitación de los obispos presentes a defender la familia
cristiana, y el gesto de los caballeros y damas de Nuestra Señora de
Guadalupe que regalaron una hermosa talla de la Patrona de Extremadura a
don Ciriaco.
Destacamos también la homilía del Card. de Toledo y las palabras de
aliento de nuestro Obispo D. Ciriaco en la despedida a la Virgen, que fue
también su despedida de estas tierras ante muchos extremeños que le
mostraron su cariño, adhesión y gratitud. También cabe reseñar la
intervención de D. Manuel Reyes, sacerdote de la archidiócesis de Granada y
Consiliario Nacional del MFC que explicó el mensaje de Benedicto XVI en
Valencia. ¡Que la Virgen de Guadalupe proteja a nuestras familias! Nos
vemos el 24 de marzo de 2007 en Guadalupe.
* Peregrinación interdiocesana al Monasterio de Guadalupe
prevista para el 24 de Marzo de 2007
* Encuentros de los Seminarios de Mérida-Badajoz, Coria-Cáceres,
Plasencia
- Encuentros anuales de los teólogos en la semana teológica
- Encuentros de Seminarios Menores
* Encuentros periódicos de los obispos de Mérida-Badajoz, Coria-
Cáceres y Plasencia con sus respectivos Vicarios Generales para abordar
temas de común interés.
* Reuniones institucionales de los Obispos extremeños con
Autoridades de la Excma. Junta de Extremadura.
En estas reuniones abordan temas de interés, como la restauración de
las Catedrales, Concatedrales, Templos parroquiales y otros.
Unas palabras de Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos
Para terminar este capítulo tan importante, nos ha parecido bien ofrecer
347
unas palabras de Mons. D. Ciriaco Benavente escritas en mayo de 2001
“La erección de la provincia eclesiástica emeritense-pacense ha
permitido recuperar la antiquísima sede de Mérida, ha multiplicado los
encuentros entre nosotros, los pastores, ha dado lugar a la aparición de
servicios de comunión y colaboración compartidos por nuestras Iglesias,
nuestros seminarios, nuestras comunidades de vida consagrada y nuestros
movimientos y asociaciones laicales. Bastaría citar, como botón de muestra,
la ejemplar realización del Congreso “La Iglesia en Extremadura ante la
pobreza”, que tuvo lugar en Mérida entre los días 22-24 de octubre de 1999
con la asistencia de un millar de fieles de nuestras diócesis. Sabemos, como lo
saben los extremeños, que todavía quedan asignaturas pendientes. En ello
estamos. Y en ello está empeñado, con acción y pasión, D. Antonio” (
“Saludo a don Antonio Montero, en sus bodas de oro sacerdotales, con afecto
y gratitud” (BOO, mayo,2001; 443-445).
348
X.- MONS D. CIRIACO BENAVENTE MATEOS
NOMBRADO OBISPO DE LA DIÓCESIS DE ALBACETE.
Bula del nombramiento de Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos
como Obispo de Albacete
“Benedictus Episcopus, Servus servorum Dei, venerabili fratri Cyriaco
Benavente Mateos, hactenus Episcopo Cauriensi-Castrorum Caeciliorum, ad
Albasitensem diocesim translato, salutem et Apostolicam Benedictionem.
Venerabili fratre Francisco Cases Andreu constituto Camariensi praesule,
cum Cathedralis Ecclesia Albasitensis vacaret cumque pariter oporteret ut
aptum eidem praeficeremus pastorem, Nos, in beati Petri Cátedra positi deque
totius Dominici gregis bono solliciti, censuimus eam regendam commiti posse
tibi, venerabilis frater, comprobatis dotibus ornato rerumque pastoralium
abunde perito. De consilio igitur Congregationis pro Episcopis, summa
Apostolica potestate te, diocesis Cauriensis-Castrorum Caeciliorum vinculo
solutum, nominamus Episcopum Albasitensem cunctis cum iuribus et
obligationibus. Mandamus quidem ut hae Litterae in notitiam veniant cleri
populique tui; quos hortamur ut te debita reverentia accipiant tuisque
mandatis pareant. Tibi denique, Venerabilis frater, Paracliti Spíritus superna
dona precamur et haec Sancti Cypriani verba meditanda proponimus: “Sit tibi
vel oratio asidua vel lectio; nunc cum Deo loquere, nunc Deus tecum: ille te
praeceptis suis instruat, ille disponat” (Ad Donatum, 15: PL 4.221). Cuius
gratia et pax, auspice Virgine Maria, sint semper tecum et cum ecclesiali
comunitati Albasitensi Nobis caríssima. Datum Romae, apud S. Petrum, die
decimo sexto mensis Octobris, anno Domini bis millesimo sexto, Pontificatus
nostri secundo”.
Benedictus PP XVI.
Franciscus Bruno, Prot. Ap.
1.- Comunicado de la Nunciatura Apostólica de Su Santidad en
Madrid (España).
La Nunciatura Apostólica en España comunica a las Conferencia
Episcopal Española que a las 12,00h de hoy, lunes 16 de octubre, la Santa
Sede ha hecho público que el Papa Benedicto XVI ha nombrado Obispo de
349
Albacete a Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos, en la actualidad Obispo de
Coria-Cáceres. La Sede estaba vacante tras el traslado de Mons. D. Francisco
Cases Andréu a la Diócesis de Canarias de donde tomó posesión el 27 de
enero de 2006”.
2.- La Noticia en la Diócesis de Coria-Cáceres
El Colegio de consultores y los miembros de la Curia Diocesana fueron
convocados por Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos a las 12,00 h del día 16
de octubre en el Obispado para comunicarles que el Santo Padre Benedicto
XVI le había nombrado Obispo de la Diócesis hermana de Albacete.
Seguidamente les leyó el comunicado que había preparado para toda la
Diócesis y para la Diócesis de Albacete. Posteriormente fue dado a conocer a
los medios de comunicación social de la ciudad de Cáceres.
Los diarios regionales:
- G. Ortiz del Periódico Extremadura escribe: “Partidario de trabajar en
silencio, de las distancias cortas para ganarse a los feligreses, Ciriaco
Benavente tendrá que cruzar España de oeste a este…Preguntado por el
balance de su gestión al frente del Obispado, prefirió ser cauto al afirmar que
“es un campo difícil de medir y que deberán hacerlo los demás”, aunque sí se
mostró satisfecho por haber dotado a la capital cacereña de nuevas parroquias,
otra en Coria y obras como la nueva Casa de la Iglesia, la Casa Sacerdotal y el
Museo de la Catedral Cauriense. Manifestó también: “conozco todos los
pueblos de la diócesis, los he visitado uno por uno y repetidas veces. No sólo
conozco la materialidad sino a las fuerzas vivas de cada parroquia”. “Se ha
afianzado la vinculación y el compromiso de muchos cristianos laicos que han
ido descubriendo su compromiso con la Iglesia y reafirmando su fe. En
algunas ocasiones me han preguntado si la Iglesia está mejor o peor que hace
40 años y yo no soy pesimista. Quizá ha descendido la presencia jóvenes
notablemente en las celebraciones, pero no creo que haya menos cristianos
comprometidos” (17-X-2006).
- Sergio Lorenzo del Diario HOY escribe: “Mons. D. Ciriaco
Benavente comparece ante los medios de comunicación social y manifiesta:
“no es un trance ni fácil ni indoloro dejar aquello que se conoce y se ama,
pero siempre he tenido claro que mi vida estaba a disposición del Señor y de
la Iglesia. Por eso acepto este nuevo encargo con paz y serenidad, confiando
en que, si el Señor me da el encargo, me dará también la gracia de llevarlo
350
adelante”. Comentó que se va con la pena de saber que los logros pastorales
se han quedado más cortos que las aspiraciones, pero también con la paz que,
según él, “nace del convencimiento de que, a pesar de mis muchas
limitaciones y errores, he querido de verdad a la gente y de que he intentado
hacer lo mejor que sabía. Espero que el Padre Dios y los diocesanos me
juzguen, más que con justicia, con misericordia, con mucha misericordia”
(17-X-2006).
- Florencio Bañeza, Director de COPE - Cáceres, escribe: “Por mi
responsabilidad profesional he seguido a menudo su acción como prelado de
la Iglesia Diocesana. Las cualidades que acompañan y enaltecen a nuestro
Obispo se resumen en el verso de Machado que dice: “En el buen sentido de
la palabra, bueno”. Así es don Ciriaco y, de esta manera, ha sido y es
considerado por todos sus paisanos y más aún por su grey. ¿Queda algo por
descubrir de alguien cuando la transparencia y la claridad son la constante en
su vida? ¿Cuándo la sencillez, la naturalidad, la cordialidad, la familiaridad, la
campechanía forman parte de su ser? Es tanto lo que se puede resaltar de sus
logros y aspiraciones en lo espiritual y en lo material en la diócesis que,
inevitablemente, incurriría en omisiones clamorosas ante un recuento
precipitado. Sólo cabe agradecerle su constante entrega y habernos regalado
unas líneas tan claras de compromiso humano y cristiano. Quedan en nuestro
corazón las reflexiones y enseñanzas que tan magistralmente supo transmitir
en cada momento” (El Periódico Extremadura; 18-X-2006).
3.- Comunicado del Sr. Obispo a los diocesanos y a los medios de
comunicación social (16-X-2006).
“A esta misma hora, la Santa Sede y la Nunciatura Apostólica de Su
Santidad en España hacen público mi nombramiento como Obispo de la
Iglesia de Albacete. Quiero empezar expresando mis sentimientos de gratitud
al Santo Padre Benedicto XVI por esta nueva prueba de confianza en mi
persona, lo mismo que lo hacía, hace años, cuando el Papa Juan Pablo II, de
feliz memoria, me nombraba, sin mérito alguno de mi parte, Obispo de
Coria-Cáceres”.
Después de más de catorce años y medio como obispo de esta
antiquísima Iglesia de Coria-Cáceres, a la que he querido, quiero y querré
siempre con toda mi alma, el Santo Padre me envía a una Iglesia joven que,
aunque cuenta con sólo 56 años de existencia como tal Iglesia, me consta que
goza de una gran vitalidad y riqueza espiritual y apostólica. A esta Iglesia he
351
empezado ya a querer, y la querré más, como he querido a la de Coria-
Cáceres, a medida que la vaya conociendo mejor.
Seré, si Dios quiere, el quinto Obispo de Albacete, sucesor de otros
cuatro excelentes pastores que abrieron surcos rectos y sembraron, junto a su
buen clero y fieles, las mejores semillas, que están ya fructificando.
En los próximos meses tomaré posesión de mi nueva sede episcopal en
una fecha que todavía no sé, pero que comunicaremos cuando lo concrete con
el señor Administrador Diocesano de la misma. Entre tanto seguiré siendo
Obispo de Coria-Cáceres en condición de Administrador Apostólico. Durante
este tiempo continuaré cumpliendo mi tarea y respondiendo a los
compromisos asumidos. En su momento comunicaremos también los actos de
despedida oficial de la Diócesis, que tendrán lugar tanto en Coria como en
Cáceres, sedes ambas de nuestra Iglesia diocesana.
El párrafo siguiente lo hemos insertado más arriba. Me atrevo a
reproducirlo por guardar la unidad de sus declaraciones. “Pueden entender
que no es un trance ni fácil, ni indoloro dejar aquello que se conoce y se ama,
pero siempre he tenido claro que mi vida estaba a disposición del Señor y de
la Iglesia. Por eso, acepto este nuevo encargo con paz y serenidad, confiando
en que, si el Señor da el encargo, dará también la gracia para llevarlo
adelante. Mi iré con la única pena de saber que los logros pastorales se han
quedado más cortos que las aspiraciones. También con la paz que nace del
convencimiento de que, a pesar de mis muchas limitaciones y errores, he
querido de verdad a la gente y de que he intentado hacer lo mejor que sabía.
Espero que el Padre Dios y los diocesanos me juzguen, más que con justicia,
son misericordia, con mucha misericordia”.
Estoy convencido de que, casi siempre, la renovación de las personas es
buena para las instituciones, que así pueden recibir savia nueva. Espero que
sea buena también para mí. Llevo el bagaje de una larga experiencia episcopal
acumulada, así como lo aprendido de los propios errores.
Tengo el firme convencimiento de que, si ha habido aciertos en el
ejercicio de mi ministerio en Coria-Cáceres, no han sido míos sino, en su
mayor parte, de los buenos colaboradores con que contado en el gobierno
pastoral, a los que agradezco de todo corazón su admirable ayuda; del bien
clero de esta diócesis, que han sido no sólo leales colaboradores del orden
episcopal, sino entrañables amigos; de la ejemplar entrega de la los miembros
352
de la vida consagrada; de los miles de cristianos laicos, hombres y mujeres, de
los que tanto he recibido y que hacen viva y operante a la Iglesia en medio del
mundo. A todos les debo gratitud y afecto. Sólo me queda pedirles que
encomienden al Señor mi nuevo ministerio en Albacete y que empiecen a
rezar ya por el nuevo Pastor que el Señor les enviará. Estoy seguro de que su
presencia será una singular gracia de Dios para esta Iglesia y que será
acogido, en su momento, con el mismo afecto con que yo fui acogido”.
4.- Carta del Ilmo. Sr. D. Luis Marín Navarro, Administrador
Diocesano de Albacete a los diocesanos.
“Mis primeras palabras en estos momentos son de acción de gracias a
Dios por el gran regalo que nos ha hecho con la designación de D. Ciriaco
Benavente Mateos como Obispo de la Diócesis de Albacete. Gracias al Papa
Benedicto XVI, al nuncio de Su Santidad en España y a todos aquellos de
quienes se ha servido el Espíritu Santo para el nombramiento de nuestro
nuevo y esperado Pastor.
Agradecemos a D. Ciriaco su sí generoso, incondicional y total para
servir a nuestra Iglesia y a las gentes de Albacete con la misma entereza, amor
y fidelidad con que ha servido a la Iglesia de Coria-Cáceres, a la que
agradecemos el sacrificio que supone desprenderse de un Pastor tan querido,
respetado y valorado por todo el pueblo durante catorce años.
Con nuestro agradecimiento y cariño damos la bienvenida y acogemos
a D. Ciriaco, como Padre y Pastor, los sacerdotes, los diáconos, las religiosas
y los laicos. Somos una Diócesis joven, pobre y sencilla como lo demuestra
nuestra corta historia de cincuenta y seis años, pero una Diócesis con ilusión,
con ganas de crecer y de madurar sirviendo a los hombres en el nombre del
Señor. Ofrecemos a D. Ciriaco lo que somos y tenemos. Su nombramiento
nos ha causado paz, alegría y deseos de trabajar. Le consideramos ya un
albaceteño más y sabemos que enseguida se va a adaptar a nosotros por su
forma de ser, porque su tierra es muy parecida a nuestra tierra y, sobre todo,
porque es un hombre de fe, de Iglesia y en lo más profundo de su corazón ya
nos ha hecho suyos por su gran caridad pastoral.
En estos momentos aflora entre nosotros un gran sentimiento de
comunión eclesial, de fraternidad sacerdotal y de colaboración pastoral,
recordando con agradecimiento y en la oración a quienes han sido nuestros
anteriores pastores: D. Arturo Tabera y Araoz, D. Ireneo García Alonso, D.
353
Victorio Oliver Domingo y D. Francisco Cases Andréu (Archivo Informático
de la Diócesis de Albacete; 15-XI-2006).
5.- Mensaje del nuevo Obispo Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos
a los diocesanos de Albacete
Mis queridos diocesanos de Albacete:
“Al hacerse pública la noticia de mi nombramiento episcopal para la
Diócesis de Albacete, os saludo cordialmente a todos los miembros de la ya
para mí muy querida Iglesia a la que el Santo Padre Benedicto XVI me envía
como vuestro Pastor. Saludo ante todo al Sr. Administrador Diocesano, que
ha gobernado la Diócesis con generosa entrega durante el período de Sede
vacante, al Colegio de Consultores, al Ilmo. Cabildo, a los hermanos
presbíteros y diáconos, que seréis mis inmediatos colaboradores, a todos los
miembros de la vida consagrada, tan fecundos en obras u testimonio, a los
seminaristas, a los cristianos laicos, la porción más numerosa del Pueblo Dios,
presencia viva de la Iglesia en medio del mundo. Mi afecto y mi recuerdo va,
de manera especialmente entrañable para el Sr. Obispo emérito, D. Ireneo,
para los hermanos obispos de la Provincia Eclesiástica, así como para D.
Alberto, Obispo auxiliar emérito de la Archidiócesis de Madrid, ahí residente,
de quien tanto he aprendido y espero seguir aprendiendo.
Saludo con toda deferencia a las autoridades autonómicas, provinciales
y municipales, a quienes me ofrezco incondicionalmente para servir, desde la
misión propia de la Iglesia, al bien de esa querida tierra y a sus gentes.
He servido como Obispo, durante más de catorce años a la antiquísima
Iglesia de Coria-Cáceres, encarnada en las tierras extremeñas desde los
primeros siglos del cristianismo, a la que he querido con toda mi alma y a la
que he intentado servir lo mejor que he sabido. Voy con ilusión a una Iglesia
joven, pero de raíces cristianas hondas: una Iglesia con espléndidas realidades
apostólicas, abiertas al futuro con realismo y esperanza.
Expreso mi admiración y reconocimiento a la labor de los cuatro
Obispos que me han precedido. Deseo seguir, con todos vosotros,
ensanchando y alargando el surco que ellos abrieron. Desde ahora ofrezco a
todos, niños, jóvenes y mayores mi total disponibilidad. Se la ofrezco de
manera especial a los más pequeños y necesitados, a los inmigrantes, también
a quienes no comparten nuestra misma fe, con quienes podemos hacer tanto
354
camino juntos. De vuestra nobleza y generosidad espero que me aceptéis
como soy, con mis defectos y mis limitaciones. Espero, sobre todo, que
trabajemos juntos en leal comunión eclesial. Quizá no pueda ofreceros a
cambio otro título que el de haber aprendido, durante mis años de ministerio
sacerdotal y episcopal, a querer a las personas. Contad con mi amistad, al
igual que, desde ahora, cuento con la de todos vosotros.
Tenemos por delante una tarea tan difícil como apasionante: contribuir
a la realización y plenitud de nuestros hermanos, los hombres y mujeres de
esa buena tierra, siendo servidores de la Esperanza, ofreciéndoles lo más
hermoso que puede ofrecer la Iglesia: el Evangelio de Nuestro Señor
Jesucristo, su gracia, su amor, su salvación.
Desde ahora rezo por vosotros. Rezad por mí para que, con la gracia de
Dios, me aproxime, al menos, a ser el Pastor que esperáis. Con la confianza
puesta en el Señor y en la ayuda maternal de Nuestra Señora de los Llanos, a
la espera de saludaros personalmente, recibid mi más afectuoso saludo y
bendición”. Ciriaco Benavente Mateos. Obispo Electo de Albacete.
6.- Nuevos nombramientos de Mons. D. Ciriaco Benavente
Mateos, Administrador Apostólico de la Diócesis de Coria-Cáceres
Dada su nueva situación canónica en la Diócesis, Mons. D. Ciriaco
Benavente procede a realizar una serie de nombramientos para garantizar la
vida y la acción pastoral en la Diócesis (16-X-2006), mientras sea
Administrador Diocesano de la Diócesis.
D. Ceferino Martín Calvarro, Coordinador de Curia
D. Juan Manuel Cuadrado Ceballos, Coordinador de la Actividad
Pastoral
D. Florentino Muñoz Muñoz, Delegado Diocesano del Clero
D. Ricardo Mena Gómez, delegado de Asuntos económicos y
jurídicos.
D. Miguel Ángel González Saiz y don Antonio Iglesias Domínguez,
Directores del Colegio Diocesano “José Luis Cotallo” de Cáceres
(“Iglesia en Coria-Cáceres”, octubre, 2006).
Permanece el Colegio de Consultores de la Diócesis, así como. el
Vicario Judicial, D. José Antonio Fuentes Caballero, y el Vicario de asuntos
económicos y jurídicos, D. Ricardo Mena Gómez
355
XI.- ACTOS DE DESPEDIDA DE MONS. D. CIRIACO
BENAVENTE MATEOS
1.- Acto de despedida a D. Ciriaco Benavente Mateos organizado
por los que trabajan en la Curia diocesana y en la Casa de la Iglesia (10-
XI-2006).
Unos testimonios:
a) El Ilmo. Sr. D. Ceferino Martín Calvario, Vicario General durante el
Ministerio Episcopal de D. Ciriaco en nuestra amada Diócesis, le dedica unas
emotivas y agradecidas palabras, que aparecen en la Hoja Parroquial de San
Juan de Cáceres y, posteriormente, en el Diario regional “HOY”. Las
insertamos aquí. Tienen como título: “Adiós, D. Ciriaco”.
El 16 de octubre se hacía pública la noticia de que nuestro Sr. Obispo
don Ciriaco había sido nombrado por el Papa Benedicto XVI, Obispo de la
Diócesis de Albacete. Pertenece este nombramiento, como todos a la norma
general de la Iglesia. No son los obispos los que piden diócesis que estén
vacantes, sino el Papa el que los destina, porque todos están dispuestos a ir
donde sean enviados.
Don Ciriaco había sido nombrado Obispo de nuestra diócesis y fue
ordenado obispo y tomó posesión de su cargo el 22 de marzo de 1992;
llevaba, pues, entre nosotros más de 14 años. Durante el tiempo en que fue
Obispo nuestro, ha regido nuestra diócesis y la ha presidido en la fe y en el
amor.
La presidencia en la fe, la ha ejercido D. Ciriaco desde su condición de
maestro, guía y pastor. Por medio de él y en comunión con él, nos hemos
sentido hijos de la Iglesia de Jesucristo y miembros de la comunidad universal
de los creyentes, guiados y presididos, a su vez, por el Papa Benedicto XVI.
No hay, por tanto, otra posibilidad de vinculación a la Iglesia, que la unión
con el propio obispo, que nos invita constantemente a respetarlo, a obedecerlo
y amarlo. Esta presidencia en la fe, la ha ejercido también con su consejo, si
palabra iluminadora y, sobre todo, con su ejemplo de hombre de fe. Creyente
sin fisuras, amigo de Dios, haciendo creíble todo ello con sólo tratarlo y
356
conocer un poco su categoría de hombre que ha puesto su vida en manos de
Dios.
La presidencia en el amor y la caridad también la ha puesto de
manifiesto D. Ciriaco permanentemente. No sólo nos ha dicho que hemos de
perdonar, de aceptar, de disculpar, sino que nos ha enseñado a hacerlo, porque
hemos visto cómo lo hacía él. Pero ha ido más allá, nos ha enseñado a amar a
todos porque es nuestro signo de identidad -el amor, la caridad-.
Después de 14 años nos habíamos acostumbrado a él. Su cercanía, su
sencillez, nos hacía sentirnos a gusto; amable y respetuoso siempre. No tenía
cabida en él el desaliento, siempre creía en la persona y era capaz de esperar
sin perder la esperanza. Su preocupación por todo y por todos era signo
evidente de su gran generosidad y amor. Aunque aceptamos plenamente que
haya sido destinado a Albacete, nada impide que nos duela su marcha y que
sintamos que nos deje.
Por todo ello le decimos ADIOS, D. Ciriaco. Damos gracias a Dios por
haberle conocido y haber tenido la suerte de compartir con él catorce años.
Pedimos al Señor y a la Stma. Virgen de la Montaña que lo acompañen
siempre, que lo guíen, lo iluminen y lo protejan para que su misión en
Albacete sea tan provechosa como lo ha sido para nosotros. Usted también,
don Ciriaco, acuérdese de estos diocesanos de Coria-Cáceres para que
sepamos estar y seguir a Jesucristo. ¡Que el Señor le bendiga siempre!”
b) D. Juan José Comendador Hernández, laico cristiano que trabaja en
la Delegación diocesana de enseñanza del Obispado, dedica también unas
agradecidas palabras al Señor Obispo en este acto:
“Los seglares que servimos a la Diócesis me han hecho el honroso
encargo de que unas palabras mías, y sólo en función de los sentimientos de
todos, se unan a las que aquí se están pronunciado todas en la misma
dirección: hacerle patente una estima y gratitud difícilmente expresables en la
limitación del lenguaje. Les agradezco a ello esta deferencia. Que Dios os
pague este detalle.
La noticia de su traslado a Albacete nos ha descolocado (…) No hago
ningún descubrimiento si manifiesto el hondo afecto que Ud. en sus ya largos
catorce años de permanencia entre nosotros, ha sabido despertar. No hay lugar
de la Diócesis en donde Ud. no se haya hecho presente, no hay grupo
357
cristiano que no haya experimentado su cercanía; no hay persona que no haya
salido edificada al establecer contacto con Ud. Los seglares que trabajamos en
el Obispado sabemos bien de ese carisma personal que le anima: su entrañable
sencillez.
Por eso en estas fechas cercanas a su marcha los sentimientos tienen
que aflorar. Lo que llevamos dentro tiene que salir y por eso estamos aquí.
Para expresarle, en primer lugar, nuestro agradecimiento por su servicio y
entrega a esta Diócesis, que es la nuestra y a la que tanto queremos. Porque
hemos tenido la oportunidad de tenerle este tiempo como padre y amigo -que
en esta doble vertiente siempre le hemos considerado.
Esperamos -y así lo pedimos al Señor- que su nueva Diócesis sepa
descubrir desde el principio las cualidades nada comunes de su nuevo pastor.
Que desde el principio se sienta acogido y estimado y, en definitiva, se
encuentre bien. Desde aquí viviremos la nostalgia de su marcha, atemperada
con la confiada esperanza en el nuevo Pastor. ¡No se olvide de nosotros, que
nosotros nunca nos olvidaremos de Ud.! Muchas gracias”.
2.- Acto de despedida de D. Ciriaco Benavente organizado por la
CONFER diocesana (12-XI-2006).
No es posible reproducir en su totalidad la experiencia vivida por D.
Ciriaco y por los Religiosos y Religiosas de nuestra Diócesis. Hay
acontecimientos que apenas si pueden ser expresados por nuestra palabra
finita y limitada. Dejo constancia de lo siguiente:
El domingo, 12 de noviembre de 2006, los Religiosos y Religiosas de la
Diócesis de Coria-Cáceres celebraron en el Colegio de las HH. Josefinas, una
oración de acción de gracias por los años de ministerio pastoral de D. Ciriaco
Benavente Materos en nuestra Diócesis. Acudieron al acto cerca de 160
religiosos y religiosas de distintos lugares de la geografía extremeña.
Incluidas las Religiosas de Clausura de los tres Conventos existentes en la
ciudad de Cáceres.
Un testimonio:
El Presidente de la CONFER, P. Manuel Buiza, OFM, dirigió unas
emotivas y agradecidas palabras de despedida a D. Ciriaco Benavente
Mateos: “Querido D. Ciriaco. En nombre de los religiosos y religiosas de esta
358
diócesis de Coria-Cáceres aunados bajo CONFER, permítame que le dirija
unas palabras de esas que, estando en el corazón, luchan por salir, pues una
palabra agradecida, si se guarda, se corre el riesgo de perderse. ¡Ha sido tanto
lo que hemos recibido de sus manos! Instruía el Señor a sus discípulos
narrándoles una historia de un sembrador gracioso, que siembra en toda tierra,
pues toda tiene la capacidad de engendrar. Un sembrador que cree en la
bondad de la tierra, en su capacidad de dar mucho fruto; alguien que ve más
allá de la negatividad aparente pues tiene ojos y corazón esperanzado y una
gran confianza en esa fuerza que rompe a golpe de azada la dureza que
esconde siempre la fértil ternura del corazón. Un sembrador capaz de sacar
buenas cosechas de las tierras olvidadas, de las tierras limítrofes y pisoteadas
de todos, de esas tierras que in día fueron fértiles, pero donde el abandono y la
desazón han hecho estragos, dejando que las zarzas esterilicen lo que era
capaz de engendrar; un Sembrador que despedrega haciendo que aparezca esa
verdad que las piedras esconden y ahogan. Hoy recordamos esas imágenes
evangélicas y en ellas apoyamos nuestras agradecidas palabras hacia usted,
nuestro Pastor.
Las religiosas y los religiosos de la diócesis, habitantes en tantos casos
de estas tierras limítrofes de la enfermedad, la drogadicción, el hambre, la
soledad, la lejanía; de otras tierras quizá no tan limítrofes pero sí algo
abandonadas como son los jóvenes, la educación, la familia…Nosotros
queremos en el día de hoy unir nuestras voces en un canto agradecido al
Señor por el que ha sido nuestro pastor, pues siempre lo hemos
experimentado cerca, caminando con nosotros, amante con nosotros de una
tierra preñada de bondad en la que hay que creer si no se quiere desesperar; sí,
nuestro pastor ha sido para nosotros palabra y gesto de esperanza.
Don Ciriaco, ha sido usted un sembrador amante de la tierra,
profundamente creyente en la bondad del campo, así lo hemos experimentado
todas las religiosas y religiosos de la diócesis y, prueba de ello es este
encuentro al que no han querido faltar ni uno solo de los que formamos la
familia de CONFER. Desde las comunidades de la Zona Norte hasta las
comunidades el entorno de la ciudad y de la Zona Sur; desde los colegios,
asilos, parroquias, centros asistenciales…desde todos los lugares en que nos
encontramos, hemos querido venir y mostrarle nuestro agradecimiento y
nuestro deseo de que al lugar donde va siga amando la tierra y haciendo salir
de ella la ternura que guarda. En nombre de todos los religiosos y religiosas
de CONFER, gracias Don Ciriaco”.
359
Respuesta de D. Ciriaco:
En respuesta a esas palabras y a los gestos de las Religiosas y
Religiosos, D. Ciriaco agradeció a la Vida Consagrada su cercanía, apoyo y
comprensión en sus años de ministerio en nuestra Diócesis. En un momento
del encuentro dijo: “Cuando en la oración dabais gracias por mi persona, no
me reconocía en lo que decíais de mí. Y dije: ¿De qué Ciriaco están
hablando? No del que soy realmente, sino del Ciriaco con el que sueño ser”.
Señaló también que “en su ministerio ha habido de todo un poco, pero
“siempre actué con buena voluntad”. Valoró y agradeció especialmente “el
apoyo y la comprensión de sus más directos colaboradores. Ellos están detrás
de los aciertos que haya podido haber”.
Dijo también que en la comunicación, a raíz de su nombramiento, pidió
que “se le juzgara no con justicia, sino con misericordia, con mucha
misericordia” y que “los religiosos así lo estaban haciendo y es que cuando se
quiere a una persona es fácil percibir lo bueno y verlo todo con buenos ojos.
Y nosotros, vosotros y yo, nos queremos”.
Tuvo también D. Ciriaco un recuerdo entrañable para los misioneros de
nuestra Diócesis. “Ellos, en este momento, son un testimonio y un ejemplo
para él. Yo me voy a Albacete, aquí al lado; ellos sí saben lo que es cortar
raíces y salir de la tierra”.
D. Ciriaco les abre el corazón para decirles: “me encuentro con
muchísima paz. Voy a la Diócesis de Albacete con la misma ilusión con la
que llegué a esta Diócesis de Coria- Cáceres. Eso sí, Coria-Cáceres fue mi
primer amor en mi Ministerio Episcopal y eso nunca se olvida, como lo fue
Béjar en mi Ministerio Presbiteral”.
Termina pidiendo a todos y a todas que recen al Señor por él y por su
nueva Diócesis de Albacete (Síntesis realizada por María Concepción Castro
Barbero, JST, Secretaria de CONFER).
3.- Las Religiosas contemplativas dicen adiós a D. Ciriaco (17-XI-
2006).
También las Religiosas de vida íntegramente contemplativa – HH.
Jerónimas, HH. del Convento de San Pablo, HH. del Convento de Santa
Clara- han dedicado a D. Ciriaco un acto de despedida entrañable y sencillo
360
expresándole su gratitud y sus oraciones por el acompañamiento, el apoyo y
la ayuda que de él han recibido.
Un testimonio
“Querido D. Ciriaco: en nombre de las contemplativas de nuestra
diócesis de Coria-Cáceres, queremos expresar a quien ha sido nuestro Padre
y Pastor durante 14 años, nuestro agradecimiento desde lo íntimo del corazón.
Durante estos años siempre nos ha acompañado en todas las circunstancias
que hemos vivido: en las alegrías y tristezas, en los momentos de duda y de
muerte, en nuestras esperanzas y preguntas.
Sus continuas visitas a los monasterios han sido siempre ayuda, aliento
y una invitación a vivir en fidelidad nuestros carismas. Ha sido un padre y un
pastor solícito, preocupado por nuestros monasterios, respetando de manera
exquisita nuestra autonomía, tratándonos como mujeres adultas y
responsables, manifestándonos su cercanía y afecto. Siempre reconoceremos
y destacaremos su gran preocupación para que las contemplativas
participemos de los acontecimientos importantes de la diócesis, siendo un
modelo y hombre que sabe interpretar y discernir los signos de los tiempos;
siempre reconoceremos su preocupación por nuestra formación permanente y
siempre agradeceremos su pronta ayuda en la renovación vocacional de
nuestros monasterios.
Sabiendo que perdemos a un gran padre y pastor, queremos hacerle
saber que siempre tendrá nuestra oración, nuestra cercanía, nuestro afecto y
nuestra presencia diaria ante el Señor. Nuestro deseo más íntimo es que sea
acogido en Albacete como lo fue en Coria-Cáceres, y estamos seguras que
tendrá el afecto de las contemplativas de su nueva diócesis. Siempre
estaremos con usted y su visita será un motivo de alegría y alabanza” (Ha.
Teresa Casares Muriel; Convento de Santa Clara; 12-XI-2006).
4.- Despedida a D. Ciriaco organizado por los Jóvenes
El Delegado diocesano de la Juventud, don Roberto Rubio Domínguez,
ha convocado a todos los jóvenes y a cuanto quieran unirse para celebrar una
Eucaristía presidida por el Obispo el próximo día 26 de noviembre a las
18,00h en el Seminario Diocesano. En ella dice: “Os aseguro que don Ciriaco
nos ha querido muchísimo, y los jóvenes hemos sido para él una honda
reocupación y una fuente de esperanza desde el principio. Así me lo
361
manifestaba en muchas ocasiones y así lo demostró con su presencia y
cercanía en todo lo que organizábamos desde la delegación: Eucaristía, en
encuentros, oraciones, cursos…Todo lo demás ya lo sabe el de ARIBA y
estoy seguro de que lo sembrado fructificará algún día. Él sabrá pagar a don
Ciriaco lo que se ha desvivido por nosotros y todos los desvelos por los
jóvenes de esta diócesis”.
En la Eucaristía de la solemnidad de Cristo Rey, D. Ciriaco Benavente
ofrece una entrañable homilía a los jóvenes, a los “Scout Sant-Yago” y a los
mayores que participaban en esta Eucaristía y que se sienten jóvenes, porque
“la juventud no es sólo cuestión de edad sino del corazón”.
“¡Queridos jóvenes! Jesús ha vivido siempre dueño de sí. Ha ido por la
vida sin trampa ni cartón, pero eso sí, haciendo el bien, ofreciendo la Buena
Noticia que trae: el perdón, la misericordia y el cambio de corazón. Lo suyo
no ha sido mandar, sino servir, sanar, lavar los pies, darse por amor. En
cambio nosotros sabemos que uno de nuestros mayores defectos es la manía
de grandeza. Y sin embargo nos damos cuenta de que somos pobres y
pequeños. Y cuanto más pequeños, más hacemos por sobresalir; cuanto
menos firme es nuestra autoridad, más nos gusta quedar como señores. Cristo
es el testigo de la verdad.
Queridos jóvenes, ya sabéis, y así os lo he recordado varias veces, que
en nuestra sociedad no está de moda hablar de la verdad. Hoy se rechaza todo
lo definitivo. Se ensalza, en cambio, lo que a mí me gusta, lo que mí me vale.
Queridos jóvenes, afirmar a Jesucristo como Rey es afirmarlo como testigo de
la Verdad. Queridos jóvenes, vuestro obispo os pide que sigáis adelante; que
nos dejéis llevar por el desánimo. Cristo no os quita nada de vuestra libertad,.
Ojalá cuando nos encontremos por los caminos del Señor, me digáis que ni
sois doscientos, ni trescientos, sino mil y más. Ese es el mejor regalo que me
podéis hacer.
La tarea es grande pero apasionante. Deciros que la diócesis la diócesis
necesita jóvenes dispuestos a consagrar su vida al servicio de la Iglesia como
sacerdotes y religiosos. Daros las gracias por estos años tan felices. Habéis
sido vosotros quienes me habéis enseñado a ser obispo. A veces me
preguntan: “y ¿al obispo quien le predica? Y yo le digo: “son mis diocesanos
quienes cada día me dan una lección nueva”. Pediros perdón por los múltiples
fallos. ¡Queridos jóvenes!. Ánimo y adelante. Vamos a continuar la eucaristía
en la cual vamos a tener un recuerdo especial para Mons. don Santiago
362
Martínez, que falleció ayer y que fue mi obispo, y al que le debo en parte el
serlo yo. También fue administrador apostólico de esta diócesis. Que el Señor
lo haya acogido ya en su gloria”.
Al final de la Eucaristía se le proyectó un audiovisual que resumía los
mejores momentos de don Ciriaco con los jóvenes. Además se le hizo entrega
de un reloj para que “cuando mire la hora en Albacete se acuerde de nosotros”
(Resumen aportado por Gabriel Mateos Domínguez, seminarista teólogo).
5.- Despedida a D. Ciriaco desde algunas parroquias de Cáceres
Sé que en todas las parroquias ha habido momentos intensos para
despedir a D. Ciriaco y que en no pocas se habrá hecho algún escrito sobre su
persona y ministerio. No han llegado a mis manos más que los siguientes
testimonios. En espíritu están todos incluidos aquí.
* Parroquia de San José
D. Severiano Rosado Dávila, párroco de San José de Cáceres, escribe
en la “Hoja Parroquial” de esta Parroquia lo siguiente: “La noticia del
nombramiento de D. Ciriaco como obispo de Albacete encierra su aspecto
triste y alegre. Alegre por lo que tiene de positivo su valoración personal. La
Nunciatura Apostólica ha estimado un pontificado activo y eficaz y a la hora
de elegir obispo para la diócesis de Albacete ha estimado que es un servicio
para la Iglesia Católica enviar un obispo con experiencia y aptitudes para el
momento actual de esa diócesis. Aceptamos con obediencia esa decisión (…)
Pero con el sentimiento de perder un obispo que ha estado muy presente y
muy cercano. Es extremeño, ocupó puestos de actividad pastoral, que le
dieron experiencia, para poder dirigir la pastoral diocesana en nuestra
multisecular diócesis de Coria-Cáceres (…) D. Ciriaco lo ha expresado en sus
declaraciones a la prensa: “No es fácil dejar aquello que se ama; pero siempre
he tenido claro que mi vida está a disposición del Señor y de la Iglesia”.
Catorce años entre nosotros ha dejado su huella. Nuestra parroquia tiene
muchas realizaciones vinculadas a su pontificado:
- En su primera visita a la parroquia el 2 de mayo de 1992 al comprobar
su crecimiento demográfico nos estimuló a crear un Centro pastoral por la
urbanización R.66. Así empezó la idea del nuevo templo Jesús resucitado, que
actualmente es ya una gozosa realidad.
363
- El día 15 de noviembre del mismo año puso la “primera piedra” de
los Salones parroquiales construidos junto al templo Parroquial.
- Un año después, el 19 de diciembre de 1993, de nuevo visitó nuestra
Parroquia para la bendición e inauguración de los salones.
- En el año 1994 puso la primera piedra de la segunda Residencia de
Ancianos Ntra. Sra. del Rosario que inauguró y bendijo el día 25 de febrero
de 1996.
- En el año 2005 bendijo e inauguró el Nuevo Templo de Jesucristo
Resucitado en el R.66.
Y termina D. Severiano con estas palabras: “Con esta despedida, que
nos hace sentirnos tristes, queremos expresarle en nombre de toda la feligresía
nuestro agradecimiento. Estas realizaciones nos harán mantener siempre un
recuerdo constante y con el recuerdo nuestra oración para que siga realizando
un pontificado fecundo en su nueva diócesis de Albacete (…) Confiamos que
seguirá recordando y orando por esta su primera diócesis” (29-X-2006;
n.1802) (D. Severiano Rosado, D. Miguel A. Morán, D. José Luis Caldera).
* Comunidad parroquial “San Eugenio”. Aldea Moret – Cáceres.
Esta Comunidad parroquial dice adiós a D. Ciriaco: “Los miembros del
Consejo de Pastoral parroquial, en la reunión del 8 de noviembre, expresamos
nuestra tristeza por la noticia de su marcha, al mismo tiempo que dimos
gracias a Dios, por los catorce años que ha vivido entre nosotros y le pedimos
que bendijera de forma especial al asumir su nueva misión pastoral en la
Diócesis de Albacete, al mismo tiempo que oramos por el nuevo Pastor que el
Señor nos enviará.
En esta reunión se tomó el acuerdo, por unanimidad, de poner su
nombre al salón del Centro Pastoral Jesús obrero, como expresión del cariño
y gratitud que está comunidad le tiene. Gracias a su apoyo ha sido posible
realizar este nuevo edificio donde nuestra comunidad se reúne y celebra la fe.
Somos conscientes que sin su apoyo no hubiera sido posible realizarlo. (…)
Si le fuera posible nos gustaría poder tenerle presente, una vez más, entre
nosotros.. Por eso le invitamos a celebrar la Eucaristía parroquial de un
sábado o domingo.. D. Ciriaco, que esta invitación no sea una preocupación
más, nosotros entendemos perfectamente que no pueda ser posible, no
siempre podemos hacer lo que deseamos. Desde que saltó la noticia, nuestra
Comunidad reza por usted y por el nuevo Obispo. Que Dios le bendiga y le
ayude a amar a los diocesanos de Albacete como lo ha hecho con nosotros.
364
Con todo cariño y agradecimiento también hemos decidido hacernos presente
en su toma de posesión de Albacete, el 16 de diciembre, enviando a la misma
a uno de nuestros sacerdotes, D. Miguel A. González Saiz o D. Jesús Luis
Viñas. Consejo Pastoral. Comunidad parroquial de San Eugenio.
Mons. D. Ciriaco Benavente respondió positivamente a esta invitación
y presidió la Eucaristía en ella el día 13 a las 20,00h de la tarde. El Pastor se
despide de todos.
Permítanme que les confiese que me hubiera gustado haber contado con
más testimonios parroquiales, personales, de grupos, de comunidades…No
todo se puede reflejar en este modesto trabajo.
6.- Despedida de la Unión de Cofradías Penitenciales de Cáceres
(28-XI-2006)
El pasado día 8 de noviembre de 2006, se acordó por unanimidad
entregar la medalla de oro de la Unión y nombrar Presidente de honor de la
misma a Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos. Esta entidad fundamentó este
nombramiento “en la conexión y proximidad que ha existido entre el Obispo y
las Cofradías”. La entrega de esta medalla se hizo el día 28 a las 11,00h en el
Palacio Episcopal”.
El presidente de la Unión de Cofradías Penitenciales de Cáceres, D.
Juan Narciso, dijo: “Nos da pena que se marche después de 14 años. Con este
gesto queremos expresar nuestra gratitud por la ayuda que nos ha prestado el
Obispado, por la permanente implicación del Obispo con la Semana Santa y
por haber logrado que en este período el mundo cofrade se haya incorporado
de una forma mucho más activa en el entorno diocesano”.
Mons. D. Ciriaco Benavente respondió a este gesto y palabras así: “me
siento muy honrado con este reconocimiento. Luciré con orgullo esta medalla
y la mostraré a las cofradías que me encuentre en Albacete”. Pidió a los
mayordomos que trabajen para lograr más reconocimientos hacia la Semana
Santa y terminó diciendo: “ojalá siga teniendo buenas noticias en Albacete de
la Semana Santa de Cáceres”. En un tono distendido y familiar, manifestó:
“No conozco casi nada de Albacete. Es la provincia de España que menos
conocía. Parece que la noticia de mi nombramiento ha sido bien acogida”.
Unos testimonios
365
- El Delegado Diocesano de Hermandades y Cofradías, D. Felipe
Fernández Peña, escribe: “Adiós a Don Ciriaco, Hermano Mayor de nuestras
Cofradías. Sentimos la pena lógica porque lo hemos sentido siempre muy
cerca del mundo cofrade. Se nos va un Pastor amable, sencillo, cercano y
amigo de todos. Nos ha acompañado con su presencia de Padre en multitud de
ocasiones: convivencias, encuentros locales y arciprestales, Asambleas
diocesanas, etc. Su palabra serena y su doctrina clara nos han enseñado,
orientado y animado para ser apóstoles en nuestro mundo y profesionales de
una fe y de un amor que hemos de manifestar en nuestros desfiles
procesionales y en toda clase de cultos profesados a nuestras imágenes. D.
Ciriaco ha sido un “cofrade” más que se ha identificado con nuestro sector
pastoral y que ha sabido valorar lo que tiene de positivo y, corregir, con su
natural delicadeza, lo que pudiera haber de negativo.
Adiós, D. Ciriaco. Adiós, “Hermano Mayor” de nuestras Hermandades
y Cofradías. Sentimos su marcha, pero nos alegra pensar que en Albacete
pueda seguir haciendo entre el mundo cofrade. La hermosa labor que ha
realizado aquí. Pediremos para que así sea. Con el cariño de todos”. “D.
Ciriaco ha sido muy cordial con el sector pastoral de las Hermandades y
Cofradías y muchos decretos ha firmado para erigir canónicamente nuevas
Cofradías y Hermandades y para renovar Estatutos de las mismas”.
- D. Juan Narciso García, presidente de la Unión de Cofradías dice: “Se
va una persona que ha mantenido con nosotros una perfecta relación y ha
logrado que nos sintamos de la Iglesia” (El periódico Extremadura”; 18-X-
2006).
- D. José Manuel Martín, Mayordomo de la Cofradía de los Ramos
responde la pregunta del Periódico Extremadura: ¿Qué opina de la marcha del
Obispo?: “Lo recibo con disgusto. Es muy querido por las Cofradías. Su labor
ha sido magnífica y nos sentimos apoyados por él” (18-X-2006).
7.- ACISJF dice adiós a don Ciriaco
El pasado 14 de Noviembre de 2006, ACISJF ofreció una entrañable
despedida a D. Ciriaco que estuvo cerca de ella y la amó siempre.
Un testimonio
366
Una joven ecuatoriana dedicó unas palabras entrañables a D. Ciriaco.
Las reproducimos en su originalidad.
” Estas pequeñas palabras le dicen mucho o dicen poco de lo que siento
porque desde el primer día que llegué a esta Casa para mí la vida me cambió
porque comprendí que existe gente buena y qué gente, porque realmente para
mí ahora sí existe el cielo y la esperanza y he vuelto a ver la luz brillar. Hace
un mes mi vida era totalmente un camino sin esperanzas, sin ilusiones; más
claro, no era una vida; pero cuando llegué a ACISFJ la luz volvió a brillar y
mi esperanza, y por primera vez se convirtió en esperanza porque gracias a
usted y a todas esas personas que hacen posible que esta lucha salga adelante
día a día con esfuerzo e ilusión. Ahora he comprendido que no hay lucha sin
esperanza para conseguir lo que usted ha conseguido; todo esto tiene su
recompensa y es ese pedacito de cielo que Dios le guarda a usted y a todas
aquellas personas que se lo merecen por esta gran dicha conseguida.
A todos ustedes y a usted en especial D. Ciriaco Benavente gracias por
luchar por los que necesitamos. Gracias por devolvernos la ilusión y por
apoyarnos a seguir luchando para comprender que la esperanza sí existe para
todas aquellas personas que cada día necesitamos ilusión para volver a creer
nuevamente en el milagro de la vida. Para terminar, de parte de las mujeres
de ACISJF, gracias a usted, gracias a todas aquellas personas de la Casa que
conozco y no conozco, a las que veo día a día y gracias a Dios que existen
personas como Usted aquí en la tierra. Gracias”.
8.- La Hoja Diocesana “IGLESIA EN CORIA-CÁCERES” dice
adiós a D. Ciriaco
Duele decir “adiós” a las personas queridas. Las despedidas son
difíciles y eso lo está viviendo intensamente nuestro obispo en estos días.
Cuando llegue esta hoja a las parroquias, con su penúltima carta, estará
clausurando el Año Jubilar de Nuestra Señora de Argeme, Patrona de la
Diócesis y de Coria, y despidiéndose de numerosos fieles que acudirán a su
Catedral y a la Concatedral de Cáceres. También los presbíteros se reúnen con
él en la Casa de Ejercicios de “La Montaña” para rezar y comer juntos, como
debe hacer cualquier familia cristiana en los momentos de especial intensidad.
Este suplemento del Boletín Oficial del Obispado, de larga historia, ha sido
“rebautizado” por él como “Iglesia en Coria-Cáceres”, aunque muchos lo
siguen llamando la Hoja Parroquial. La carta del obispo a los diocesanos ha
sido constante entre sus páginas. Ahora toca decirle adiós con un profundo
367
agradecimiento (…) El equipo de “Iglesia en Coria-Cáceres”, lo despide así,
agradecido y con humor: el que pone Gonzalo en sus dibujos: “evangelizare
Regnum Dei”. Gracias, padre…y vaya Ud. con Dios…Albacete” (n.2839; 10-
XII-2006) (Jesús Moreno Ramos, Francisco Neila Sánchez, Emilio Guillén
Rubio, Jesús Luis Viñas y José Mª. Hoyos Caballero).
9.- Despedida del Grupo de animación misionera M.D.P. Coria –
Año Jubilar a punto de finalizar
Nuestro Obispo cargado de pesares
se marcha a otra diócesis lejana,
llevando en su corazón de Padre
a los hijos de Coria, a los que ama.
Muchas veces visitó a nuestra Patrona
muchas veces visitó nuestra ciudad
y escuchamos su palabra siempre cálida
en la hermosa , imponente catedral.
--------------------------
Con tristeza nosotros le decimos,
Señor Obispo, ¡hasta luego! Nunca adiós
porque su enseñanza que ilumina
quedará impresa en nuestro corazón.
Que el Señor le bendiga, don Ciriaco,
que siga siendo su humilde servidor
y la Virgen de Argeme sea su Estrella
en la nueva Misión que Dios le confió”
(Iglesia en Coria-Cáceres; n.2839; 10-XII-2006).
10.- Solemne Eucaristía presidida por Mons. D. Ciriaco Benavente
Mateos en la Catedral de Coria (8-XII-2006)
A) Clausura del Año Jubilar de la Virgen de Argeme
Nuestro Obispo Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos ha presidido una
solemne Eucaristía concelebrada en la Santa Iglesia Catedral de Coria con
Mons. D. Amadeo Rodríguez, Obispo de Plasencia, y la práctica totalidad de
los presbíteros diocesanos, de los Religiosos y de Sacerdotes venidos de la
Archidiócesis de Mérida-Badajoz y de la Diócesis Plasencia. Asistían las
Ilmas. Autoridades de la ciudad de Coria, presididas por el Ilmo. Sr.Alcalde y
368
Presidente de la Excma. Corporación Municipal que participaba en esta
solemne Ceremonia. El templo estaba lleno de fieles de la ciudad de Coria y
de los pueblos cercanos
En su homilía el Obispo manifestó, entre otras cosas, lo siguiente: “El
Año Jubilar es siempre un año de gracia y de bendiciones de Dios. Espero que
así haya sido para todos los diocesanos y cristianos de otras Diócesis que
hayan participado en él”. Exhortó a los presentes y a todos los diocesanos a
redescubrir que “el verdadero hijo de la Virgen María debe ser también
miembro activo y corresponsable de la vida y misión de la Iglesia”, y que “el
verdadero miembro de la Iglesia debe ser hijo de Maria ya que María es
Madre de Dios y Madre de la Iglesia”. Por ello, invitó a los cristianos a
participan en la vida y misión de la Iglesia del Señor que camina por estas
tierras de la Alta Extremadura hacia la Casa del Padre.
B) Despedida de Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos como Obispo de
la Diócesis de Coria-Cáceres.
La segunda parte de su sencilla y cercana homilía la dedicó a
despedirse de los diocesanos, y dijo: “Hoy, después de casi quince años entre
vosotros, cuando se acerca la hora de deciros “ADIOS”, me resulta más difícil
que nunca hablaros. Son tantas las cosas que querría deciros…No quiero que
sea éste un momento de tristeza, sino de alegría, de acción de gracias por todo
lo que el Señor nos ha permitido vivir y compartir juntos”.
Junto a vosotros he ido aprendiendo a ser obispo. Los obispos nos
hacemos con la ayuda del Señor. Quiero expresaros mi profundo
agradecimiento a todos: a los hermanos sacerdote, que, como colaboradores
más inmediatos, habéis hecho más llevadero mi ministerio episcopal.
Recuerdo con cariño y gratitud a los hermanos sacerdotes que han muerto en
este tiempo y a Mons. don Santiago Martínez Acebes, recientemente
fallecido, que fuera obispo de Plasencia y Administrador Apostólico de
nuestra Diócesis de Coria-Cáceres, y finalmente Arzobispo emérito de
Burgos. Expresó también su agradecimiento a “los religiosos y religiosas “de
quienes he recibido admirables lecciones de gratuidad, de entrega y de
fidelidad”.
También manifestó su gratitud a los numerosos cristianos y cristianas,
“que no habéis escatimado generosidad a la hora de arrimar el hombro en la
liturgia, en la catequesis, en la acción caritativa y social o en el campo de la
369
enseñanza, haciendo presente a la Iglesia en medio del mundo. Agradeció
también a la Cofradía de la Stma. Virgen de Argeme sus desvelos y trabajo
para la restauración del Santuario de la Virgen de Argeme”
A continuación manifestó: “Los logros pastorales que haya habido son
fruto del esfuerzo y generosidad de todos. Agradezco de manera especial las
numerosas muestras de cariño y los delicados detalles recibidos en estos
últimos días, desde que se hizo público mi traslado a Albacete. ¡Gracias! Soy
consciente de que los logros se han quedado más cortos que las aspiraciones,
que en mi cuenta el “debe” es mucho más abultado que el “haber”. Os pido
perdón a todos, especialmente a quienes no haya prestado la atención debida o
haya defraudado por acciones u omisiones. Cómo os agradezco que me hayáis
juzgado, como os pedía el mismo día en que se hizo público mi
nombramiento, con más misericordia que con justicia. Espero que el Señor,
que nos supera infinitamente en bondad, juzgue también mi ministerio entre
vosotros con misericordia infinita.
“He querido y seguiré queriendo con toda mi alma a esta Iglesia de
Coria-Cáceres y a sus gentes, como me he sentido querido por tantos de
vosotros. Nunca se olvida el primer amor. Y éste ha sido mi primer amor
pastoral. Doy gracias a Dios por haberos conocido, por haber trabajado junto
a vosotros en esta Iglesia de Coria-Cáceres, por todo lo que he recibido, que
es, sin duda, mucho más de lo que he dado, por haberme sentido entre
vosotros “en familia”. Dios sabe que no he ambicionado bienes materiales,
que no he buscado honras ni honores. Me llevo, a cambio, una riqueza que no
cambiaría por todo el oro del mundo. El corazón lleno de nombres, de
vuestros nombres y de vuestros rostros, de vuestra amistad.
Termina el Prelado su homilía haciendo a todos un ruego: “rezad por
mí, encomendad mi ministerio en Albacete. Hacedlo con la intercesión de
nuestra Santísima Virgen María que en Coria tiene el nombre de “Argeme”,
patrona de esta ciudad y co-patrona de la Diócesis. Pido al Señor que esta
Iglesia tenga pronto un nuevo Pastor. Pedid también por él. Acogedle, cuando
llegue, con la misma generosidad con que me acogisteis a mí. ¡Gracias!”.
C) Agradecimiento del Presidente de la Cofradía de la Stma. Virgen de
Argeme a D. Ciriaco
El Presidente de la Cofradía, al término del acto, manifestó su
agradecimiento por la labor pastoral de Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos
370
en estos casi quince años de Pontificado y su disponibilidad a la llamada y al
servicio siempre de la Madre, la Morenita de Argeme, para pedir por todos y
buscar el idioma adecuado del entendimiento. Los corianos lo despedimos
con el orgullo de haber tenido la suerte de compartir su vida, su testimonio y
su vinculación inefable a la Madre de Argeme”. (Declaraciones a Eladio
Paniagua Simón. Hoy; 9-XII-2006). La Cofradía, a través de su Presidente,
entregó al Obispo un álbum de fotos con los momentos más significativos de
su Pontificado en la ciudad de Coria, así como un cuadro de la Virgen de
Argeme, la Morenita, Patrona de la Ciudad y de la Diócesis, a quien tanto
amor y cariño profesa. Igualmente la Coral Cauriense, dirigida por D. José
Delgado Corrales, ayudó a la comunidad a participar en esta Eucaristía con
los cantos; al final entregaron al Obispo un obsequio como signo del afecto
que le tienen, que agradeció D. Ciriaco.
D) Declaración del Ilmo. Sr. Alcalde Coria
El Ilmo. Sr. D. Joaquín Hurtado, Alcalde de la Ciudad de Coria, destaca
la sencillez de Mons. Benavente Mateos, su cercanía al pueblo llano y a las
parroquias definiéndolo mas que un obispo “un párroco de párrocos” por su
humildad y su pronunciado sentido social. Le deseo un largo y fértil
episcopado en tierras manchegas” (Manifestaciones a Eladio Paniagua Simón.
“Hoy”, 9-XII-2006). Estará presente en la toma de posesión de Mons. D.
Ciriaco en la Catedral de Albacete el día 16 de diciembre de 2006.
11.- Los Sacerdotes de la Diócesis dicen adiós a D. Ciriaco
El día 9 de diciembre los presbíteros, diáconos y seminaristas de la
Diócesis hemos ofrecido un entrañable acto de despedida a Mons. D. Ciriaco
Benavente Mateos. En un clima fraterno hemos compartido la mesa con él
expresándole nuestro agradecimiento y nuestros mejores deseos para su nuevo
ministerio pastoral como Obispo de la Diócesis hermana de Albacete.
* Palabras del Vicario Episcopal del Clero de la Diócesis:
Cuando Juan Pablo II nombró a D. Ciriaco obispo de nuestra amada
Diócesis, escribí una carta abierta de bienvenida al obispo que el señor nos
enviaba. Ahora que Benedicto XVI lo ha nombrado Obispo de la diócesis de
Albacete, el día 16 de octubre de este año 2006, a las 12,00h de la mañana,
también deseo escribir unas letras para manifestarle nuestro agradecimiento
en el Señor.
371
“Mons. D.Ciriaco Benavente Mateos ha realizado el ministerio
episcopal en esta Diócesis de Coria-Cáceres durante casi quince años, inserto
en la sucesión apostólica y en la comunión de la Iglesia “presidida en la
caridad” por el Papa Benedicto XVI. Pedimos al Espíritu Santo que lo siga
acompañando en la Diócesis hermana de Albacete, a donde el Señor lo envía.
Guardamos de usted un recuerdo agradecido por su presencia cercana y
solicitud pastoral, por su entrega generosa y dedicación constante al
ministerio, por su sencillez y bondad, por su profunda fe y sincera
religiosidad. Damos gracias al Padre por Cristo en el Espíritu por usted y su
ministerio entre nosotros. Que la Stma. Virgen en sus advocaciones de
Argeme (patrona de Coria y de la Diócesis), de la Montaña (patrona de
Cáceres), y de los Llanos (patrona de Albacete) lo acompañe siempre, como
Madre buena, como estrella de la nueva evangelización.
Permítame que le diga que “hoy” Jesucristo ha vuelto a preguntarle:
- “Ciriaco, ¿me amas?”.
Su respuesta ha sido:
-“Señor, Tú lo sabes todo; Tú sabes que te amo”
Y el Señor le ha pedido:
- “Apacienta mis ovejas” de Albacete
Déjeme que le traiga a su corazón y a su memoria, aquellas palabras de
San Agustín en su discurso a los Pastores de la Iglesia: “Apacentar el rebaño
de Dios es oficio de amor”. Ah, y sin saber quien recoge, sembrad, regad y
cuidad la siembra…que “Dios da el incremento”. Y como dice una oración:
“¡Adelante sembrador! Que tu oficio de sembrar es el oficio mejor, cuando
sabe preparar las semillas el amor”, hecho ternura, cercanía, solicitud,
entrega.
* El Rvd. D. Marcelo Galapero Bermejo, Sacerdote diocesano, le
dedicó una preciosa y entrañable poesía salida de su corazón de poeta, de su
alma sacerdotal y de su profunda amistad amasada a través de sus encuentros
con él a través de sus largos años como Capellán de emigrantes en Alemania
(9-XII-2006):
“Adiós te digo en la nave
de una estrella. Sobre el viento
rompe la luna su encaje
Y entonces sois como el heno
sosegado…pesado…errante…
Como un suspiro del viento
372
sin más temblor que su vuelo…
No quiero gritos ni alambres
que sostengan este peso
de mi memoria. Y en trance
me dejéis con mi pañuelo
diciendo adiós por los cauces
de la amistad y el recuerdo
que con sus alas de nadie
ya vuelan en mis adentros…
Porque dejáis nuestras tierras
se me amontona el recuerdo.
Como si fueran corales
sus relumbres y desvelos,
los pasos de vuestros días
por las esquinas del tiempo…
Sois el Obispo y aun tiempo
la bondad hecha talante…
Sois el alma de un velero
que va solo por el aire…
Habéis llegado a los puertos
de todos. Todos y nadie
perdieron vuestros deseos,
vuestros cerrojos y llaves.
Habéis luchado en el pueblo.
Y un abismo y un talante
se escapa dentro
de sus labios y sus márgenes…
Esperasteis en silencio
los martillos del instante.
Ese que en el yunque enfermo
sacude palabras de alguien
que no es sólo un nombre ajeno
que es un sonar de metales
de uno mismo en otro hierro…
Sonar de oscuros imanes
Que se ahonda en vuestra carne
Casi nunca sois de nadie…
Ni de todos…mi del tiempo…
Ni del espacio…Y hay alguien
siempre contigo…muy dentro
de ver cómo pasan ángeles
que llegan con mucho anhelo
y os tratan como ellos saben
sin saber otro alfabeto
sin sentir que están hablándote.
Hombres de Dios….Son hermanos
que rezan como ignorantes
y por rezar va el deseo
dando paso a sus pesares
de ser y de no ser ellos
compañeros de tus ángeles.
Una lámina es tu péndulo
Y un nudo puede clavarte
Como una huella en el suelo,
Y tu tristeza es un sable
De luz en un gran desierto---
Y tu alegría como un lance
De sonrisas en un juego
De adolescentes mirádose…
Y tu firmeza un espejo
de un brocal que está mojándose
porque un pozo de agua lleno
sube lleno…lleno de ángeles
en una noria sin pesos
que se columpia en el aire…
Y así nos llega el momento de
celebrar esta tarde
de despedida este encuentro…
Ya la Montaña se abre
en un parto sin lamentos
mientras un alud nos nace
373
dolor de llantos muy secos
cuando nunca son verbales
las heridas del silencio….
Al seminario…! Qué apegos!
De cariño y engranajes
sube a tu dolor sus despegos
los dejáis caer…y el aire
de tu pupila es un hielo
de un vidrio casi astillándose…
Otras veces estáis lleno
de grupos comunicándose
de juventud en el pecho
y veis cómo balan bailes
de ilusiones y de sueños
para llegar hasta el cauce de esos
arroyos del tiempo que se escapan
por el aire…
y nos lleva casi envueltos
Por un camino de encajes
que van vistiendo de sueño
los jardines de la tarde.
En la soledad del templo
borda caricias la Madre…
hilos salmo y de rezos
que abrazan vuestros andares
y va cubriendo de besos…
Y entonces…déjate ir!!! Que ya arde
y en las tapias de mi huerto
se está quemando la tarde…
Me quedo solo en la nave
de mi estrella. En el mástil mi
pañuelo
se mece triste y suave
por los sollozos del viento
que van diciendo a la tarde
Adiós al Obispo bueno…
* Entrega de un obsequio del Clero diocesano
Al final, con su solicitud y atención habituales, el Ilmo. D. Nicolás
García González, Canciller Secretario durante el ministerio episcopal de D.
Ciriaco en nuestra Diócesis, acerca al Ilmo. D. Ceferino Martín Calvarro,
Vicario General, el obsequio que el Clero diocesano ofrenda a D. Ciriaco. De
inmediato entrega este obsequio a quien fuera Obispo y Pastor Bueno,
durante casi quince años, de esta Diócesis. Y le dice:
“D. Ciriaco, le ofrecemos este báculo. Nos ha parecido que era la mejor
ofrenda y don que le podríamos ofrecer, por su significado. ¡Que cuando lo
tenga entre sus manos de Pastor en tierras de Albacete, se acuerde de
nosotros!”
Los sacerdotes ratificaron estas palabras con un gesto de cariño y
agradecimiento al Obispo.
374
* Mons. D. Ciriaco Benavente lo acogió con agrado y lo miró con
emoción y esperanza. Finalmente agradeció a todos este gesto tan hermoso de
hermanos. Y dice: “Mi corazón está lleno de vuestros nombres, de vuestros
rostros. Muchas gracias a todos. No os olvidaré nunca”. Con un gesto de
cariño, amistad y gratitud respondieron los cerca de cien Sacerdotes y
Seminaristas, así como las Religiosas y otras personas que estaban allí.
12.- Solemne Eucaristía presidida por Mons. D. Ciriaco Benavente
Mateos en la Concatedral de Cáceres (9-XII-2006).
El motivo de la celebración de esta Eucaristía era despedirse de los
diocesanos, de igual modo a como lo hizo el día anterior en la Catedral de
Coria. El Obispo se vio acompañado por cuarenta sacerdotes diocesanos y por
Religiosos. Los fieles llenaban el templo catedralicio. Entre las Autoridades
autonómicas y municipales que acudieron a esta despedida, se encentraban el
Ilmo, Sr. Alcalde de la Ciudad de Cáceres y la Excma. Corporación
municipal, el Subdelegado del Gobierno, el Presidente del TSJEx, el
Presidente de la Excma. Diputación Provincial, el Coronel Jefe del CIMOV,
el Teniente Coronel Jefe de la Comandancia de la Guardia Civil.
A) Comentario a las Lecturas del Domingo
En su homilía, el Prelado glosó la figura de Juan Bautista, precursor
del Señor y figura emblemática del Adviento. “El evangelista tiene interés en
decirnos que la acción de Dios no acontece fuera del mundo, en las nubes,
sino que se desarrolla de manera oculta y silenciosa en el interior mismo de
los acontecimientos del mundo, en el tejido de circunstancias históricas, en las
coyunturas económicas, políticas, sociales, culturales y religiosas, en el
corazón de cada hombre. Ahí aparece Juan, el último de los profetas, el
portador de la palabra, el primer testigo de Jesús.
Vino la Palabra de Dios sobre Juan. La palabra de Juan. Es una palabra
que le llega a Juan en el desierto, lejos de los ruidos trepidantes y de los
mensajes alienantes, lejos de las distracciones y el aturdimiento. Desde allí no
llegan los anuncios de la sociedad del consumo. En el desierto, el hombre se
enfrenta a lo esencial; allí las plantas crecen para adentro. Los verdaderos
profetas vienen siempre del desierto, con el corazón purificado y el rostro
encendido. Necesitamos hacer silencio para escuchar los pasos del que viene
a nuestro encuentro, del Señor. Peor Juan no se queda en el desierto; sale al
encuentro de la gente. Buscando un lugar estratégico (…) El hombre de la
375
soledad y del desierto se convierte en altavoz, con el potenciómetro al
máximo de decibelios (…) La conversión no era una cuestión sólo cerebral,
era un tránsito significativo, exteriorizado en un acto público de lavar,
sumergir y ahogar la vida interior, a fin de que renaciera una nueva vida. Es la
imagen que luego tomaría Pablo para hablar del bautismo cristiano. Una
imagen también preciosa ara referirse al sacramento de la Penitencia, como
segundo bautismo de purificación y conversión para los que, tantas veces,
volvemos a las andadas. La conversión es un retorno a Dios, pues la vida
cristiana no es un puro humanismo entre otros humanismos. Comporta, eso sí,
un cambio moral radical, tanto en el orden personal como en el social. El de
Juan era también un bautismo para el perdón de los pecados. El perdón es un
acto de Dios ofrecido a todos, pero necesita ser acogido libremente. Preparad
el camino al Señor, enderezad los senderos, allanad los cerros. (…) Todo
hombre verá la salvación de Dios. Porque la obra de Dios no es de condena,
sino de salvación. ¡Magnífico programa el de Juan para nuestro Adviento del
año 2006! ¡Preparad el camino al Señor!
B) Palabras de despedida de Mons. D. Ciriaco Benavente
También en esta solemne Eucaristía, Mons. D. Ciriaco Benavente
Mateos se despide de los diocesanos. Ponemos de relieve los fragmentos más
significativos ya que son muy semejantes a los que ofreció en la Eucaristía
celebrada en la Catedral de Coria, el día anterior.
Como primeras palabras afirma: no quiero que sea éste un momento de
tristeza, sino de alegría, de acción de gracias por todo lo que el Señor nos ha
concedido vivir y compartir juntos”, en comunión eclesial.
Una afirmación importante: “Los obispos nos hacemos con la ayuda del
Señor y de los fieles que nos están encomendados y confiados”.
Palabras de agradecimiento a todos: “a los sacerdotes que, como
colaboradores más inmediatos, habéis hecho más llevadero mi ministerio
episcopal; a los consagrados y consagradas que nos han dado lecciones de
entrega y de fidelidad; a los cristianos y cristianas laicos que habéis
participado en la vida y misión de la Iglesia; a las autoridades con las que
hemos mantenido unas relaciones institucionales correctas y ungidas por la
amistad”.
Con sinceridad y humildad, el Obispo afirma: “os pido perdón a todos,
especialmente a quienes no haya prestado la atención debida o haya
defraudado por acciones u omisiones”.
Agradece profundamente que “me hayáis juzgado con más misericordia
376
que justicia. Espero que el Señor juzgue también mi ministerio entre vosotros
con misericordia infinita.
Hace una confidencia entrañable a todos: “he querido y seguiré
queriendo con toda mi alma a esta Iglesia y a sus gentes, como me he sentido
querido por tantos de vosotros..No se olvida el primer amor (…) Me llevo el
corazón lleno de nombres, de vuestros nombres y vuestros rostros, de vuestra
amistad”.
Finalmente hace un ruego a todos: “rezad por mí; encomendad a Dios
mi ministerio en Albacete. Hacedlo con la intercesión de nuestra Santísima
Madre que en Cáceres tiene el nombre de Montaña, y en Albacete el de “Los
Llanos”.
Por último, manifiesta: “pido al Señor que esta Iglesia tenga pronto un
nuevo Pastor. Pedid también por él. Acogedle, cuando llegue, con la misma
generosidad con que me habéis acogido a mí durante estos casi quince años.
¡Gracias!”.
Desde el coro, los organistas de la Concatedral, hermanos Sánchez, y
la Coral de Santa María, dirigida por D. Eulalio ayudaron a la Comunidad
Cristiana a participar con la música y el canto en esta Concelebración
Eucarística de despedida. El Señor Obispo agradeció a todos su colaboración
musical.
El Ilmo. Sr. Alcalde de nuestra ciudad de Cáceres, Don José M. Saponi
Mendo, responde a preguntas de Norba Televisión “El Obispo ha sido un
hombre amable, buena gente, cercano; ha estado siempre en el momento
oportuno, ha dado ánimos a la gente; se ha identificado con su Diócesis; ha
sido un buen amigo con el que te podías encontrar siempre, como por
ejemplo, hace dos años cuando lo vi aparecer en la UCI de la Clínica de
Salamanca donde estaba yo internado. Pero lo más importante es que en el
pensar de la gente D. Ciriaco era así. Por lo que yo sé, y lo he podido
comprobar, deja un vacío entre nosotros”. Y a la pregunta del Periódico
Extremadura: “¿qué opina de la marcha del Obispo?”, responde: “D. Ciriaco
se ha caracterizado por su colaboración institucional con el Ayuntamiento y
su carácter de cercanía con este Alcalde” (18-X-2006).
El Ilmo. Sr. D. Andrés Tovar, Presidente de la Excma. Diputación
Provincial declara a Norba Televisión: “Tengo una valoración positiva sobre
D. Ciriaco. Es un hombre cercano, sobre todo a los más necesitados. Ha
sabido mantener buenas relaciones con las Instituciones. Lo más importante
es que ha sido un hombre comprometido con Extremadura y con los
377
problemas de los extremeños. Un ejemplo ha sido Guadalupe donde se ha
posicionado siempre con claridad, frente a otra parte de la Iglesia, en cuanto
que Guadalupe debe formar parte de una de las diócesis extremeñas”. Y a la
pregunta del Periódico Extremadura: ¿Qué opina de la marcha del obispo?
responde: “Congeniamos en lo personal e institucional. Es sencillo, afable y
cercano y con gran conocimiento de los problemas de la provincia” (18-X-
2006).
13.- Carta de despedida de D. Ciriaco a los Monaguillos
No queremos olvidar a los monaguillos. D. Ciriaco les tenía un singular
aprecio y afecto hasta el punto de que les ha enviado una carta de despedida.
La reproducimos en su totalidad.
“Mis queridos amigos: como sabéis, después de catorce años y medio
ejerciendo el ministerio episcopal, en esta querida Diócesis de Coria-Cáceres,
el Santo Padre Benedicto XVI me envía ahora como Obispo a la Diócesis de
Albacete. Me iré con la pena de dejar esta tierra y a su buena gente, entre la
que os encontráis vosotros, mis amigos los monaguillos y monaguillas. Me
gustaría encontrar en mi nueva diócesis chicos y chicas como vosotros.
En mis visitas a los distintos pueblos de la Diócesis he tenido la alegría
de conocer con qué diligencia y generosidad colaboráis en vuestras
parroquias. Recordaréis que, en varias ocasiones, he alabado en público
vuestro admirable servicio a la Iglesia. Por mi parte, estoy profundamente
agradecido a vuestra amistad y a vuestro buen hacer. ¡Sois de lo mejor de
vuestros pueblos! Vale la pena servir la mesa del altar, donde Jesús se hace
presente como Pan de Vida para el mundo.
Una de las alegría más grandes que he recibido ha sido la de ver cómo,
cada año, algunos de vosotros ingresabais en el Seminario. Siempre los
mejores curas han salido de los buenos monaguillos. Espero y deseo que siga
siendo así en el futuro. Como sois chicos espabilados, que no se os escapa
detalle, estoy seguro de que mantendréis el oído atento por si el Señor os
llama, como hizo con el pequeño Samuel mientras servía en el Santuario.
Seguid siendo los mejores amigos de Jesús, sin avergonzaros de ser
monaguillos aunque algunos compañeros vuestros no lo entiendan. Ellos se lo
pierden. Seguid ayudando a vuestros buenos párrocos, como lo venís
haciendo. Y no os olvidéis que en el Seminario os esperan, felices de haber
378
dado este paso, otros que fueron compañeros vuestros. Salud de mi parte a
vuestros buenos padres. Y sabed que, allí donde esté, tendréis en mí un
amigo. Estaré siempre agradecido a vuestra amistad. Con mi afecto y
bendición. Ciriaco Benavente Mateos. Obispo Administrador Diocesano de
Coria-Cáceres. (“Revista del monaguillo”. Diócesis de Coria-Cáceres.
Adviento/Navidad 2006: 4).
14.- Carta de despedida de Don Ciriaco a los niños de la Diócesis
con motivo de la Jornada de la Infancia Misionera
Diciembre de 2006. Antes de partir para la nueva Diócesis de Albacete,
Mons. D. Ciriaco Benavente, deja escrita una hermosa y entrañable carta
dirigida a los Niños de la Diócesis con motivo de la Infancia Misionera:
“Cuando os llegue esta carta estaré ya, seguramente, en la Diócesis de
Albacete, a la que el papa Benedicto XVI me envía como su nuevo Pastor.
Como a los misioneros, Jesús me llama ahora a dejar mi tierra y partir para
seguir anunciando el Evangelio en mi nuevo destino. Siempre os recordaré.
Vosotros me habéis ayudado a ser misionero. Sabéis que en navidad tenemos
la preciosa costumbre de acercarnos al Portal y besar, con cariño, los pies del
Niño Jesús. También en la celebración del Viernes Santo, los amigos de Jesús
repetimos la acción de besar, con ternura, los pies heridos de Jesús. Entre el
Nacimiento en Belén y la muerte en el Calvario, esos benditos pies han
recorrido con alegría, caminos y pueblos, proclamando la más linda noticia:
¡Dios ama y ofrece a todos AMOR y PAZ!
Los misioneros, que son amigos de Jesús y de todos los hombres
recorren los caminos del mundo llevando la alegría de su mensaje y, al mismo
tiempo, abriendo escuelas, dispensarios e iglesias para que todos los niños
puedan vivir con dignidad. A ellos se les puede aplicar, con nota de
sobresaliente, el mensaje de la Biblia: “¡Qué hermosos son sobre los montes
los pies que anuncian la Paz!” Yo sé que muchos de vosotros estáis
entusiasmados con la vida de los misioneros. (…) Muchos de vosotros soñáis
con un mundo en el que los niños no mueran de hambre, tengan acceso a la
escuela, posean hospitales y disfruten de paz…Para que este sueño sea
realidad hemos de comprometernos como los misioneros. Os invito a poner en
práctica cinco bellas formas de caminar por la vida:
-Si cada día, al levantarte y acostarte, das gracias a Dios por la vida, la
familia y los amigos, tú también eres misionero
379
-Si haces con diligencia tus deberes en el colegio y eres amigo de todos,
tú también eres misionero
-Si te gusta compartir tus ahorros con los niños de los países pobres, tú
también eres misionero
-Si estás siempre dispuesto a ir en ayuda de todo el que te necesite, tú
también eres misionero
-Si para tus padres, hermanos y amigos eres ejemplo en todo lo que
haces, tú también eres misionero.
Canta y camina, reza y comparte y en tu corazón siempre será Navidad.
Como este año no podré recibir vuestras cartas, podéis enviarlas a la
Delegación de Misiones. Me gustaría que este año respondierais a esta
pegunta: ¿Cómo puedes tú ser misionero?
Aunque sea desde la distancia, sabed que seré siempre vuestro amigo.
Con mi afecto y bendición. Ciriaco Benavente Mateos. Obispo A.D. de Coria-
Cáceres”.
15.- Mons. Don Ciriaco Benavente se despidió de la Ciudad de
Cáceres en su visita institucional al Ayuntamiento
Mons. D. Ciriaco Benavente acudió el día 13 del presente mes de
diciembre al Ayuntamiento para despedirse oficialmente, en la persona del
Sr. Alcalde, de la ciudad de Cáceres.
16.- Despedida del Excmo y Rvdmo. D. Ciriaco Benavente Mateos
de la Diócesis de Coria-Cáceres: “Un corazón de lleno de nombres”.
“Mis queridos hermanos de la Diócesis de Coria-Cáceres: Cuando os
llegue esta HOJA DIOCESANA estaré ya en Albacete, adonde el Santo Padre
me ha enviado como pastor de la misma. Semana tras semana os he escrito
comentando el evangelio del domingo en esta página, Hoy, después de casa
quince años entre vosotros, cuando se acerca la hora de deciros “ADIÓS”, me
resulta más difícil que nunca escribiros. Son tantas las cosas que querría
deciros…Reitero por escrito lo que os decía en mi despedida en Coria y en
Cáceres. Junto a vosotros he ido aprendiendo a ser Obispo. Los obispos nos
hacemos con la ayuda del Señor y de los fieles que les están encomendados.
Quiero expresaros mi profundo agradecimiento a todos: a los hermanos
sacerdotes que, colaboradores más inmediatos, habéis hecho más llevadero mi
ministerio episcopal; a los consagrados y consagradas, de quienes he recibido
380
admirables lecciones de gratuidad , de entrega y de fidelidad; a los numerosos
cristianos y cristianos laicos, que no habéis escatimado generosidad a la hora
de arrimar el hombre en la liturgia, en la catequesis, en la acción caritativa y
social o en el campo de la enseñanza, haciendo presente a la Iglesia en el
medio del mundo. Los logros pastorales que haya habido son fruto del
esfuerzo y generosidad de todos. Agradezco de manera especial las
numerosas muestras de cariño y los delicados detalles recibidos en estos
últimos días, desde que se hizo público mi traslado a Albacete. ¡Gracias!
Soy consciente también de que los logros se han quedado más cortos
que las aspiraciones, que en cuenta el “debe” es mucho más abultado que el
“haber”. Os pido perdón, especialmente a quienes no haya prestado la
atención debida o haya defraudado por acciones u omisiones. Cómo os
agradezco que me hayáis juzgado, como os pedía el mismo día en que se hizo
público mi nombramiento, con más misericordia que justicia. Espero que el
Señor, que nos supera infinitamente en bondad, juzgue también mi ministerio
entre vosotros con misericordia infinita.
He querido y seguiré queriendo con toda mi alma esta Iglesia y a sus
gentes, como me he sentido querido por tantos de vosotros. Nunca se olvida el
primer amor. Doy gracias a Dios por haberos conocido, por haber trabajado
junto a vosotros en esta Iglesia de Coria-Cáceres, por todo lo recibido, que es,
sin duda, mucho más de lo que he dado, por haberme sentido entre vosotros
“en familia”. Dios sabe que no he ambicionado bienes materiales, que no he
buscado honras ni honores. En cambio me llevo una riqueza que no cambiaría
por todo el oro del mundo: el corazón lleno de nombres, de vuestros nombres.
Rezad por mí, encomendad a Dios mi ministerio en Albacete. Hacedlo con la
intercesión de nuestra Santísima Madre María. Pido al Señor que esta Iglesia
tenga pronto un nuevo Pastor. Pedid también por él… Acogedle cuando
llegue, con la misma generosidad con que me acogisteis a mí. ¡Gracias!”
(“Iglesia en Coria-Cáceres”, n.2840; 17/XII/2006).
381
XII.- UNA MIRADA RETROSPECTIVA CON AMOR Y
AGRADECIMIENTO
1.- Entrevista realizada a Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos por
el “Extremadura”, al celebrar el 22 de marzo de 1993, el primer
aniversario como Obispo de la Diócesis de Coria-Cáceres
“En tan solo un año se ha convertido en un caminante de caminos. Sus
obligaciones de gobierno pastoral le llevan de un lado a otro de la Provincia
dejando la huella de sus enseñanzas en cada rincón. Sólo han sido necesarios
365 días para que los caminos de la diócesis se identifiquen con Ciriaco
Benavente. Hace un año, el entonces vicario de Plasencia era ordenado obispo
de Coria-Cáceres; el 22 de marzo de 1992 iniciaba el compromiso más sólido
después de su entrega a Dios.
Tras doce meses de aprendizaje, reconoce sentirse muy feliz, adaptado
a estos “caminos de Dios” y orgulloso de una diócesis como Coria-Cáceres.
Pero las preocupaciones no le abandonan, menos ahora que también es
administrador apostólico de Plasencia,”mi madre en la fe”.
-¿Cómo valora este año?
Personalmente me siento satisfecho. Ha sido una experiencia nueva en
todos los órdenes: la tarea, las personas, hasta la geografía y los caminos.
Durante este año, he tenido la posibilidad de visitar la mayor parte de los
pueblos. Encontré una diócesis con mucha vitalidad en no pocos campos de la
pastoral y con carencias en otros. La vitalidad o la afonía de una diócesis no
dependen sólo del obispo.
- Sustituyó a un obispo con mucho carisma y muy querido, ¿siente
la aceptación de todos los feligreses?
Es muy difícil que un obispo resulte a gusto de todos, pero he podido
constatar el cariño y estima de los diocesanos por mi antecesor. Eso no
produce celos, sino alegría. Dice mucho a favor de la buena gente de esta
tierra, que sabe ser agradecida. Me siento muy agradecido por las numerosas
muestras de afecto y acogida que a lo largo de este año he ido recibiendo.
- ¿Cuáles son los problemas y necesidades actuales de la diócesis?
Me preocupa mucho el envejecimiento del clero. Actualmente, aunque
382
la mayor parte siguen colaborando en la acción pastoral, hay 44 sacerdotes ya
jubilados y en los próximos 6 años serán otros 40 los que superarán los 65
años. ¿Cómo solventarlo? Cuidando mucho el Seminario y la pastoral
vocacional. Y, por supuesto, incorporando cada día más al laicado. Quizás
tengamos que ver la posibilidad de abrirnos al diaconado permanente de
hombres casados ordenados para este ministerio.
- ¿Ser Administrador Apostólico de Plasencia refuerza su condición
de obispo o es una responsabilidad más?
Es sólo un servicio más, que he aceptado muy gustoso al tratarse de la
Iglesia placentina, que ha sido mi madre en la fe. Por una diócesis que
conozco muy bien, me resulta más fácil y grata la tarea.
- ¿Cómo se puede llevar al mismo tiempo dos diócesis de más de
400.000 feligreses y tan dispersa
Pues sólo es posible contando con un excelente equipo de
colaboradores y estando dispuesto a hacer muchos kilómetros. Contando
también con la condescendencia generosa de los fieles de una Iglesia y otra.
- Durante su primer año como obispo se han producido
importantes acontecimientos en el seno de la Iglesia: Nuevo Catecismo,
renovación de la Conferencia Episcopal, ¿qué ha recibido el creyente?
Ha sido un año amovido en información. A los fieles han llegado
muchos y muy plurales mensajes. Sin embargo, creo que a la larga todo esto
ayuda a madurar a las personas, a buscar información y objetividad, a
despertar del desinterés y la indiferencia, a tomar opciones. Sólo hay que ver
el gran número y con qué interés han asistido a las presentaciones del
catecismo organizadas por la diócesis.
- ¿El camino en la Conferencia Episcopal supone una reforma en
todos los sentidos?
Creo que los caminos abren siempre nuevas posibilidades creativas.
Hay un deseo muy sincero en los dirigentes de la Conferencia de intensificar
el diálogo. Yo estoy muy contento.
- ¿Cómo son las relaciones entre la Conferencia y las diócesis?
383
La Conferencia es muy respetuosa de la autonomía de las diócesis y
nunca cae en ingerencias. Es el espacio más rico de encuentro de los obispos,
la mejor posibilidad de vivir y actuar la colegialidad y la comunión eclesial.
Ser miembro ha supuesto para mí, obispo novato, encontrar el mejor foro de
enriquecimiento. Nuestras relaciones son excelentes.
- ¿Hay política en la Iglesia?
Si política quiere decir opción de partidos, ciertamente no. Si se
entiende como la forma de conducir asuntos o el empleo de medios para
lograr un fin ¿por qué no? Toda institución compuesta por hombres está
expuesta a la tentación del “politiqueo”, que es una concepción peyorativa de
la política. Me gustaría que la política eclesial se inspirara siempre en el
Evangelio.
- ¿La Iglesia va con los tiempos?
No creo que haya ninguna institución que cuente con tanta gente
trabajando tan generosa y gratuitamente y en los campos más duros como la
Iglesia. Supongo que eso no es quedarse atrás. Sé que hay aspectos en los que
sus enseñanzas y orientaciones chocan con los estilos y comportamientos al
uso de muchos ambientes. Ahí entienden muchos que se ha quedado atrasada
y resulta impopular. Los eclesiásticos tendremos que revisarnos teniendo
presentes esas críticas. Yo siempre me acuerdo de lo que decía Chesterton,
que a las sociedades siempre acaban salvándolas aquellos que más las
contradicen.
- ¿Los creyentes son conscientes de que deben colaborar con el
mantenimiento de la Iglesia?
Esa es una de las asignaturas pendientes. Coria-Cáceres, dentro de su
pobreza, es muy generosa con una ejemplar sensibilidad en muchos católicos
para todo lo que se refiere al tercer Mundo. Pero, todavía falta mucha
concienciación en lo que se refiere al mantenimiento y autofinanciación de la
propia Iglesia. Estoy convencido de que el día que vean con claridad esta
necesidad, tan real, sabrán estar a la altura de su responsabilidad.
- ¿Es rica la Iglesia? ¿Viven los sacerdotes “como Dios”?
384
Por lo que se refiere a la Iglesia Coria-Cáceres puedo asegurar que es
una iglesia pobre. Los bienes que tiene están al servicio de los pobres. Los
sacerdotes viven con ingresos parecidos a los de cualquier trabajador no
cualificado. Yo suelo decir que gracias a Dios somos “clase baja”. Lo que
sabemos de dios es lo que nos reveló con su vida Jesucristo. Él fue pobre, en
este sentido, ojalá los sacerdotes seamos capaces de “vivir como Dios”
(Boletín oficial del Obispado de Coria-Cáceres, abril, 1993; 401-403, “De
“Extremadura”).
2.- Entrevista realizada a Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos por
María José Torrejón (“HOY”, 10-XII-2006).
Han pasado 13 años desde la entrevista realizada a Mons. D. Ciriaco
Benavente al cumplirse el primer año de su ministerio episcopal en esta
Diócesis de Coria-Cáceres, y que hemos ofrecido anteriormente. Nos ha
parecido bien incluir aquí esta entrevista realizada a Mons. D. Ciriaco
Benavente Mateos, en diciembre de 2006. Ofrecemos lo más importante y
significativo de ella, a nuestro juicio.
- ¿Qué radiografía hace de la Iglesia con el descenso acusado de
vocaciones que experimenta?
“Es difícil resumirlo en unas pocas palabras. Creo que estamos
experimentando una situación de crisis que afecta no solo a la Iglesia
española, sino a todo el mundo occidental desarrollado. Hay un proceso de
secularización y existe también una poderosa sociedad de consumo, cuyos
valores se van proyectando en las conciencias de las personas. El hombre de
hoy se siente autosuficiente, el desarrollo de la ciencia y de la técnica le
permite obtener casi todo. Es un hombre que, aparentemente, no necesita de
Dios; que se basta a sí mismo. En el fondo yo creo que la gran crisis religiosa
que afecta al mundo occidental es, precisamente, esta pérdida del sentido de
Dios, que es como el fundamento de la existencia. Y cuando ello falta, de
alguna manera, todo queda como “defundado”, sin fundamento. Eso tiene
repercusiones en todos los ordenes, especialmente afecta las generaciones más
jóvenes, a las que ya les faltan las raíces de una tradición cristiana que,
seguramente, han vivido de forma más intensa sus padres y muy
especialmente sus abuelos. Y se manifiesta en campos de la vida religiosa,
como es la crisis de vocaciones que afecta a todo el mundo occidental. No así
a otras partes de la Iglesia, donde está habiendo un florecimiento admirable.
385
Estoy pensando en África donde la presencia de la iglesia ha aumentado en
unos tantos por ciento que realmente asombran hasta en la misma Santa Sede.
También en Asia y en Latinoamérica hay una Iglesia muy pujante. De alguna
manera está ahí el futuro de la iglesia”.
- ¿Cuál ha sido el momento más dulce y el más amargo que
recuerda de su estancia en Cáceres?
“Hay dos momentos dulces. Uno el de la llegada. Uno viene cargado de
ilusiones y de proyectos. Y otro momento que está siendo también muy dulce
es el actual, aunque se junte el dolor y la nostalgia por tener que dejar esta
tierra y esta gente a la que se conoce y se quiere y que, además, es la propia
tierra de uno. Estoy recibiendo tantas muestras de cariño hasta el punto de
sentirme abrumado porque realmente tengo conciencia de que supera con
mucho a lo que pueden ser mis méritos”. “Ha habido momentos tristes
puntuales. Quizá la pena más honda es a de ver cómo aumenta la edad del
clero, también la de religiosos y religiosas, y que no se produce el relevo
deseado porque faltan vocaciones. También resulta doloroso que mucha gente
que mantenía una fe débil y eran cristianos, de alguna manera sociológicos,
por todo el contexto cultural, que están viviendo, se vayan alejando de la fe y
de sus raíces cristianas. Esto produce inmenso dolor. Especialmente por lo
que se refiere a los jóvenes. Siempre hay que decir que, aunque haya personas
que se alejan, hay otros cristianos que están recobrando su identidad. Su
sentido de pertenencia a la Iglesia y su incardinación y colaboración con la
misma. Probablemente nunca hayamos tenido en la Iglesia tantos cristianos
comprometidos como en este momento.
- “¿Cómo le gustaría pasar a la historia de la Diócesis?”
Pues no sé. Hay cosas que tendrán que juzgarlas los demás. Me
gustaría que se dijera de mí algo tan sencillo y tan simple como que he
querido a la gente., que he estado cercano a ellos, que he identificado con esta
tierra, con sus problemas, con sus aspiraciones y que he intentado ser fiel en
el anuncio del Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo.
- “¿Es probable que su sucesor sea extremeño? ¿Le gustaría?”
Pues no sé. Yo por mí creo que hay sacerdotes en Extremadura que
podrían ser muy bien obispos, pero no sabemos ahora de dónde vendrá. Ni
tampoco sabemos si será un Obispo ya hecho o será un obispo de nueva
386
creación (…)
- La pregunta eterna: “¿Dejará de pertenecer Guadalupe a Toledo
para pasar a una diócesis extremeña?”
Yo, como el resto de obispos extremeños, hemos procurado trabajar
este tema y trabajarlo con mucha insistencia ante los organismos
correspondientes de la Santa Sede. En este momento hay una Comisión
encargada por la Santa Sede de estudiar el problema. Esperemos sus
resultados. Personalmente, me hubiera encantado que Guadalupe, que está en
terreno extremeño, perteneciera también a alguna de las diócesis de nuestra
Provincia Eclesiástica extremeña.
- ¿Qué sensación tiene ante la próxima ida a Albacete? ¿Está
nervioso?”
No, no estoy nervioso. Lo viví los primeros días con cierto dolor y
también con cierta tristeza. Después uno lo piensa, lo reza. Sabe que su vida
está al servicio de la Iglesia y entonces dices: si me lo piden lo hago. Y, desde
entonces, lo estoy viviendo con bastante paz y serenidad. Solamente, repito,
abrumado por tantas muestras de cariño y tantas atenciones como estoy
recibiendo. Si uno no se conociera a sí mismo, sus defectos y sus limitaciones,
uno podría envanecerse. Pero como me conozco, creo que no hay peligro,
aunque realmente creo que excede con mucho lo que son mis méritos las
muestras de cariño que recibo y por las que estoy profundamente agradecido.
- “¿Se dejará ver por Cáceres?”
Tengo que volver a esta tierra porque uno lleva la querencia dentro y
cuando se lleva la querencia se acaba volviendo. Supongo que volveré a la
toma de posesión del nuevo Obispo.
- “¿Qué proyectos se lleva en el equipaje?”
No he querido hacer proyectos. Yo me incorporo a una Iglesia que ya
está en marcha. Allí iremos a arrimar el hombro. Y cuando estemos allá
iremos pensando en nuevos pasos pastorales. Supongo que aquella Iglesia
tiene los mismos problemas, como son las vocaciones, el alejamiento de los
jóvenes o el envejecimiento del clero. Y también están los grandes desafíos
de la humanidad que nos afectan a todos, desde la mundialización, los grandes
387
problemas del hambre en el mundo, el gran problema de la emigración y el
diálogo entre las Religiones. Creo que es importante que las Religiones
dialoguen entre sí para ofrecer juntos al mundo las bases de un proyecto para
que realmente la sociedad sea más humana.
388
XIII.- MARCHA HACIA ALBACETE
Y, por fin, llegó el día de la partida hacia Albacete: 14 de diciembre de
2006; 11,00 de la mañana. Cielo azul, ambiente de despedida, de
esperanza…Los que están se acercan a D. Ciriaco, le abrazan, le besan su
anillo pastoral y musitan en silencio una oración: “Gracias, Señor, por el don
que fue D. Ciriaco para nuestra Diócesis”. Atrás quedan casi quince años de
servicio pastoral a esta Diócesis de Coria-Cáceres: “tomad, Señor, y recibid”.
Sólo eso. Nada más que eso.
Ahora se hizo realidad en usted aquello del poeta latino Ovidio: “ter
tetigi limen…” - “tres veces toqué el umbral”- pero no hubo: “ter revocatus
sum” -tres veces retrocedí-, no hubo marcha atrás. Con paso decidido y
firme, apoyado en el Señor “que da la misión y la gracia para realizarla”, dejó
atrás su Casa, -la Casa de todos-, acompañado de su querida familia, y en el
corazón sus padres -“sólo Dios sabe cuánto los quiero”- y de un grupo de
colaboradores cercanos, así como de la oración y el respeto, el afecto y la
gratitud de todos.
No hay tiempo que perder. El Señor le espera en “Galilea” (cf.Mc.16,7)
-Albacete-; allí lo verá: en tantos rostros de hermanos y hermanas; en tantas
comunidades cristianas; en tantos necesitados y pobres, en tantos excluidos e
irrelevantes; en la Eucaristía…Allí, en Albacete, le precede el Señor
Resucitado como en Galilea a los primeros hermanos. Por eso no hay lugar
para el miedo ni para el temor: “Soy Yo, no temáis” (cf. Lc.24,37-38), “Yo
estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt.28,20). Y El
Resucitado le da el Espíritu Santo (cf. Jn.20, 22-23; Hech.2), que es ahora “el
aliento para el servicio apostólico”.
Por las calles de nuestra entrañable Ciudad de Cáceres, se dirigió a la
carretera, sin prisas pero sin pausas; es posible que alguna lágrima se
deslizara suavemente de su corazón y de sus ojos…pero pronto fue asumida y
secada por la entereza y la fortaleza que le dio el Espíritu Santo.
Apenas enfiló la carretera en la salida de nuestra querida ciudad, giró su
cabeza y su corazón hacia la Sierra de la Mosca. Sí, allí está el Santuario que
alberga la Imagen bendita de Ntra. Sra. de la Montaña, a la que tantas veces
ha visitado y rezado en su Santuario; a la que tantas veces ha dado la
389
bienvenida en la Plaza Mayor de la Ciudad con palabras emocionadas y
fervorosas, después de haberla recibido con las autoridades y la ciudad de
Cáceres en la Fuente del Concejo. Esta es la Virgen de la Montaña a la que ha
rezado durante el novenario, que la Cofradía y, en su nombre, la Junta
Directiva le dedica año tras año. ¿Se acuerda? ¡Cómo no!
Al igual que cuando vino a esta Diócesis, la miró con cariño y
confianza; ahora, que la deja, dirige hacia Ella su mirada llena de gratitud y
de amor. Su última mirada es para la Madre, la Stma. Virgen de la Montaña,
en quien siempre confió…
Y van pasando kilómetros…hasta que, por fin, descubre una señal en el
centro de la autovía que dice: “ALBACETE¨: “Id al mundo entero…Predicad
el Evangelio, bautizad, servid, sed mis testigos” (cf. M7.28,19-20). El ritmo
de su corazón se acelera: “poneos en camino y anunciad el Reino de Dios”
(Lc.9,1ss). Ofreced a todos los signos del Reino: perdón y misericordia,
gracia y vida, bondad y ternura, salvación y liberación, cercanía y ayuda,
justicia y paz: “Ellos salieron a predicar por todas partes, colaborando el
Señor con ellos y confirmando la Palabra con las señales que la
acompañaban” (cf. Mc.16,20).
Y a su mente acudieron aquellas palabras del Concilio Vaticano II: “La
diócesis es una porción del pueblo de Dios que se le confía a un Obispo para
que la apaciente con la cooperación del presbiterio, de forma que, unida a su
pastor y reunida por él en el Espíritu Santo por el Evangelio y la Eucaristía,
constituye una Iglesia particular, en que verdaderamente está y obra la Iglesia
de Cristo, que es una, santa, católica y apostólica” (Ch.D.11).
Y de su corazón brotó la plegaria: “Santa María de los Llanos, ruega
por nosotros…”. Y en un gesto salido de su alma, besa espiritualmente, como
queriéndose desposar con ella, esa tierra bendita, y en ella a todas sus gentes,
a todos, de manera preferencial a los pobres y enfermos, a los niños, a los
jóvenes y a los adultos, a los desvalidos y ancianos, a los seminaristas y
sacerdotes…A todos, sin excepción.
Y el viento de aquella tarde se llevó su oración: ¡Padre nuestro…!
Que el Espíritu Santo lo ilumine y lo guíe siempre, D. Ciriaco.
Gracias
390
XIV.- MONS. D. CIRIACO BENAVENTE MATEOS
TOMA POSESIÓN CANÓNICA DE LA DIÓCESIS DE
ALBACETE.
El día 16 de diciembre de 2006, a las 11,30h de la mañana entraba
Mons. D. Ciriaco Benavente en la Santa Iglesia Catedral de Albacete,
dedicada a San Juan Bautista, siendo acogido por el Ilmo. Cabildo Catedral El
Ilmo. Sr. Deán le ofreció el “lignum crucis” para besarlo y el agua bendita.
Fue recibido con muestras de respeto y cariño por todos. Después de rezar
ante el Santísimo Sacramento y besar el manto de la Patrona de la ciudad, la
Virgen de los Llanos, se dirigió al Presbiterio, acompañado por los Ems. Srs.
Cardenales de Madrid y de Toledo, treinta Obispos de España, entre los que
estaban el Sr. Arzobispo de Mérida-Badajoz y el Sr. Obispo de Plasencia,
unos doscientos cincuenta sacerdotes, así como las autoridades de Castilla la
Mancha, de Cáceres y de Coria y numerosísimos fieles de Albacete y venidos
de Extremadura. El Ilmo. Sr.Alcalde de la ciudad de Cáceres, el Ilmo. Sr.
Subdelegado del Gobierno, y el Ilmo. Sr. Presidente de la Excma. Diputación
Provincial y otras Autoridades participaron en la solemne Eucaristía en la que
tomó posesión de la Diócesis de Albacete Mons. D. Ciriaco Benavente
Mateos, el día 16 de diciembre de 2006.
Un grupo importante de sacerdotes y de fieles de las Diócesis de Coria-
Cáceres, de Mérida-Badajoz y de Plasencia le acompañamos en este
acontecimiento tan importante en su vida.
El Administrador Diocesano, Ilmo. Sr. don Luis Marín le dio la
bienvenida con palabras llenas de afecto y dijo, entre otras cosas: “con la
venida de Mons. D. Ciriaco Benavente como Obispo de la Diócesis de
Albacete, nuestras expectativas se han visto superadas con creces”.
En un ambiente de recogimiento y de fe, el Secretario General de la
Diócesis, D. Julián Ros, a indicación del Excmo. Sr. Nuncio de Su Santidad
en España, dio lectura a las Letras Apostólicas que contienen el
nombramiento de D. Ciriaco Benavente Mateos como Obispo de Albacete,
realizado por Su Santidad el Papa Benedicto XVI.
Acto seguido, el Excmo. Sr. Nuncio de Su Santidad en España le invitó
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a sentarse en su cátedra episcopal, con mitra y báculo, con lo que tomó
posesión de la Diócesis de Albacete. Una representación de la Diócesis
integrada por miembros de Caritas, inmigrantes, familias, miembros de la
Vida Consagrada y el Colegio de Arciprestes se acercaron a saludar al nuevo
Obispo y manifestarle su adhesión y colaboración.
De su profunda y entrañable homilía, recordamos e insertamos aquí
unos párrafos y unos contenidos básicos:
- “Vengo de una antiquísima Iglesia como es la de Coria-Cáceres., a la
que he querido muchísimo y nunca se olvida el primer amor (…) y con
idéntico amor quiero ya a esta nueva a la que hoy llego, y que me ha acogido
con una generosidad que no merezco”.
- Tuvo palabras de reconocimiento y gratitud a los cuatro obispos que
le han precedido en esta Sede Episcopal. El último, Mons. Cases concelebraba
la Eucaristía.
- De forma explícita habla del programa pastoral de esta Diócesis de
Albacete centrado en la Eucaristía. D. Ciriaco manifiesta que lo asume y lo
hace suyo.
- Como persona que está atenta a los signos de los tiempos y a los
grandes y graves problemas que tiene planteados la humanidad, D. Ciriaco
habla de los grandes desafíos que tiene planteados la humanidad en nuestros
días: la pobreza y la exclusión social, que afecta a los “sin techo”, a los
enfermos y marginados; el complejo fenómeno de la migración así como la
integración de estas personas en nuestra sociedad; la llamada crisis de
valores”.
- El nuevo Obispo, atento siempre a la situación de los cristianos,
manifiesta con acento hondo, confidencial y comprometido: “Sé que os
preocupa y ocupa, igual que a mí, la frágil y difusa identidad cristiana, la
escasez de vocaciones, también en el matrimonio”. Invita a todos a estar muy
unidos para dar respuesta a estos desafíos y trabajar en la tarea de la
evangelización.
Termina su homilía invitando a todos a renovar la fe y la vida cristiana,
y ofrece a todos un mensaje de luz y de esperanza: “El Evangelio es una
propuesta de felicidad y de plenitud, no un yugo para nosotros”.
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Al final, Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos recibió la felicitación de
los presentes. Mientras tanto, el Coro de la catedral cantaba el popular
“redoble” cacereño.
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XV.- ELECCIÓN DE ADMINISTRADOR DIOCESANO
DE LA DIOCESIS DE CORIA-CÁCERES
Siguiendo las indicaciones, que le comunicara el Excmo. Sr. D. Manuel
Monteiro de Castro, Nuncio de Su Santidad en España, el Colegio de
Consultores de la Diócesis elige, el día 18-XII-2006, al Ilmo. Sr. D. Ceferino
Martín Calvarro como Administrador Diocesano de la Diócesis de Coria-
Cáceres, después de haber tomado posesión canónica de su Diócesis de
Albacete Mons. D. Ciriaco Benavente Mateos (16-XII-2006). Pedimos a Dios
que lo ilumine y lo guíe en este nuevo servicio eclesial que le ha confiado.
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“La Diócesis crece y madura en la medida en que crecen y maduran sus
miembros, sus comunidades, sus grupos y asociaciones. Existen en nuestra
Diócesis, gracias a Dios, numerosos grupos y asociaciones que, desde su
carisma específico, realizan una labor apostólica y social admirable. Los
necesitamos. Siempre contarán con el apoyo del Obispo y de los presbíteros.
¿Por qué nuestro especial interés por la Acción Católica? El Concilio
Vaticano II considera a la Acción Católica no como una asociación más, sino
Como la forma habitual de organización de los laicos en la Iglesia local, de la
cual asume sus prioridades y objetivos con particular relación con el obispo
diocesano (AA 24e).Se trata, en efecto, de la forma habitual evangelizadora -
evidentemente no única y exclusiva, pero la más habitual- de los laicos de la
Diócesis, similar a otras estructuras diocesanas, especialmente la parroquia,
que también es la “forma habitual” -tampoco la única y exclusiva, pero la
más habitual- de la vertebración pastoral de una Diócesis. Es significativa la
expresión tan repetida de Juan Pablo II, ya acuñada por Pablo VI, al hablar de
la A.C. como “una forma singular de ministerio eclesial”. Tal ministerialidad
viene especificada por su colaboración con los pastores y por la asunción de
las opciones pastorales que el Obispo lleva a cabo en la Diócesis (…).