UNIVERSIDAD DEL ISTMO
FACULTAD DE EDUCACION
Maestría en Bioética
PLAN DE CAPACITACIÓN EN BIOÉTICA
PARA PERSONAL DE ENFERMERÍA DEL INTENSIVO PEDIÁTRICO
DEL HOSPITAL ROOSEVELT
JUAN PABLO ZALDAÑA FIGUEROA
Guatemala, 25 de octubre del 2012
UNIVERSIDAD DEL ISTMO
FACULTAD DE EDUCACION
Maestría en Bioética
PLAN DE CAPACITACIÓN EN BIOÉTICA
PARA PERSONAL DE ENFERMERÍA DEL INTENSIVO PEDIÁTRICO
DEL HOSPITAL ROOSEVELT
Trabajo de Graduación
Presentado al Honorable Consejo Directivo de la Facultad de Educación
Juan Pablo Zaldaña Figueroa
Al conferírsele el título de
MASTER EN BIOÉTICA
Guatemala, 25 de octubre del 2012
AGRADECIMIENTOS
A Dios
Por la Vida y la Familia que me ha regalado
A mi Esposa
Por toda tu paciencia, ayuda y comprensión. Te amo Babe
A mis Hijos
Joshua, Ian, Kathryn, Hannah, Mathew, Nathan…son mi motor, mi estímulo y mi
aliciente
A mi Papá y Mamá
Su ejemplo y oración han dado fruto…Dios los bendiga siempre
A mis hermanos y hermanas
Los llevo en el corazón
1
RESUMEN
Este trabajo de investigación desarrolla un plan de capacitación para el personal de
enfermería del Intensivo Pediátrico del Hospital Roosevelt. Se ha elaborado con base en los
temas que más preocupan y que se enfrentan cotidianamente en esta área hospitalaria.
Para su elaboración se recolectaron las sugerencias del personal. Cada tema tiene sus
objetivos, el contenido que debe ofrecerse y la metodología. Así mismo, se ofrece
sugerencias de bibliografía que dé soporte a los contenidos establecidos. En los anexos se
encuentran descritos casos clínicos que pueden ayudar a esta capacitación.
1
ÍNDICE GENERAL
Página
I. INTRODUCCIÓN i
II. MARCO CONCEPTUAL 1
2.1 Tema
2.2 Planteamiento del problema 1
2.2.1 Delimitación 2
2.2.2 Justificación 2
2.3 Objetivo general 3
III. MARCO TEÓRICO 4
3.1 Surgimiento y evolución de la Bioética 4
3.2 Bioética y Personal de Salud 5
3.3 Bioética y Enfermería 7
3.4 Bioética y Personal de Intensivo 8
3.5 Enseñanza de Bioética en Guatemala para personal sanitario 9
3.6 Temas de Bioética relevantes en la Unidad de Cuidado Intensivo
Pediátrico
10
3.6.1 Fundamentos de la Bioética 10
3.6.2 Dignidad del Ser Humano 13
a.Ser humano y Ser Persona 14
b. Unidad de cuerpo y espíritu 15
c. El principio de causalidad 15
d. Características de la persona 16
e. Concepto de dignidad del ser humano 17
3.6.3 Eutanasia 17
3.6.4 Cuidados paliativos 20
3.6.5 Muerte cerebral 21
3.6.6 Trasplante de órganos 22
3.6.7 Transfusiones de sangre en Testigos de Jehová 25
3.6.8 Derechos de los padres y del niño enfermo 26
a. Consentimiento informado 26
b. Testamento vital y voluntades anticipadas 28
3.6.9 Objeción de ciencia y objeción de conciencia 28
1
a. Definición y ejemplos de objeción de ciencia 28
b. Definición y ejemplos de objeción de conciencia 30
IV. MARCO METODOLÓGICO 31
4.1 Plan curricular de capacitación en bioética para el personal de
enfermería del intensivo pediátrico del Hospital Roosevelt
31
V. CONCLUSIONES 36
VI. RECOMENDACIONES 37
VII. BIBLIOGRAFÍA 38
APÉNDICES 43
ANEXOS 45
i
I. INTRODUCCIÓN
El Plan de Capacitación en Bioética del Personal de Enfermería del Intensivo
Pediátrico del Hospital Roosevelt, es un proyecto que intenta mejorar la educación del
personal paramédico que labora en esta área, de manera que pueda afrontar las constantes
interrogantes éticas que se plantean en el tratamiento de los pacientes.
El problema a resolver es la poca instrucción que tiene el personal de enfermería
para enfrentar los diferentes dilemas bioéticos en los cuales se encuentran inmersos: retirar
o continuar tratamientos, valorar cuándo un tratamiento es fútil, cómo tratar al paciente con
diagnóstico de muerte cerebral, transfundir o no a un niño para salvarle la vida aunque se
opongan los padres, etc. El no tener elementos suficientes para resolver estos dilemas,
debido al poco tiempo de preparación y la baja escolaridad del personal de enfermería en
nuestro país, genera ansiedad e insatisfacción en el mismo, lo cual redunda en una
atención deficiente a los pacientes y a sus familiares.
Consecuentemente, se desarrolla la idea de plantear este curso de capacitación, con
temas que fueron surgiendo de inquietudes del mismo personal de enfermería. El objetivo
es lograr que el personal tenga una visión amplia y clara de los temas más importantes en
Bioética, principalmente los que se asocian a la práctica profesional de Cuidado Crítico
Pediátrico.
Los temas incluidos en el plan curricular se describen con sus objetivos y contenidos
específicos, así como la metodología sugerida para abordarlos y la bibliografía que apoya
estos temas. Se han descrito según la Bioética Personalista, que es la que aborda a la
persona humana desde su integralidad y dignidad. En los anexos se encuentran casos
sugeridos para algunos de los temas, que puedan contribuir al estudio y clarificación de cada
uno.
1
II. MARCO CONCEPTUAL
2.1 TEMA
Plan de Capacitación en Bioética para Personal de Enfermería del Intensivo
Pediátrico del Hospital Roosevelt.
2.2. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
En nuestro país, la baja escolaridad y deficiente preparación del personal de
enfermería en torno a aspectos éticos dificulta la adecuada atención de los pacientes. Para
llegar a ser enfermera auxiliar únicamente se necesita sexto grado primaria y un año de
preparación en cualquier escuela de enfermería avalada por el Ministerio de Salud Pública.
En el caso de enfermera graduada, son tres años de estudio después de secundaria; y para
hacer licenciatura en enfermería, tres años más.
Durante el tiempo de preparación para enfermera auxiliar no se capacita
suficientemente al personal en aspectos de ética y mucho menos de bioética, por lo que es
un personal fácilmente manipulable y que no cuestiona las directrices, algunas veces
faltantes a la ética, que genera el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social. En el caso
de las enfermeras graduadas reciben algunos temas dispersos de bioética durante la
licenciatura, pero no existe un programa longitudinal.
Las escuelas de enfermería han proliferado. Hace menos de 15 años solo existía la
escuela Nacional de Enfermería que es parte del MSPAS, de donde se graduaban tanto
enfermeras auxiliares como enfermeras profesionales. Actualmente, aparte de la Escuela
Nacional de Enfermería, hay otras universidades privadas: Universidad Rafael Landívar,
Universidad Mariano Gálvez, y Universidad Galileo, que ofrecen la posibilidad de estudios
2
para enfermería graduada y maestrías. También existen muchos sanatorios y hospitales que
preparan enfermeras auxiliares, por ejemplo, en el Hospital Centro Médico, cada año se
gradúan por lo menos 20 enfermeras auxiliares.
Se revisó los pensum curriculares de la mayoría de estas escuelas. En todas se
imparten clases de ética, unas con más énfasis que otras. Algunas con cursos aislados de
valores y cuestiones jurídicas, pero casi ninguna tiene un curso programado y continuo de
bioética. Se pudo observar que algunos de los temas en las distintas universidades y
hospitales manejan mucho la ética utilitarista y la ideología del género.
2.2.1 Delimitacion del problema. La Unidad de Cuidado Intensivo Pediátrico del
Hospital Roosevelt cuenta actualmente con 25 enfermeras auxiliares y 7 enfermeras
profesionales. En el ámbito específico de dicha Unidad se afrontan cotidianamente
situaciones que ameritan una preparación ética sólida, ya que se puede incurrir en dilemas
de tipo bioético al momento de tratar a un paciente. Al no contar con dicha preparación, el
personal de enfermería, que es clave en el cuidado crítico, muestra inseguridad y ansiedad
para abordar tales casos, afectando a los pacientes y sus familiares.
2.2.2 Justificación. El personal de enfermería es el personal paramédico que más
tiene contacto con los usuarios de los hospitales, por lo que es necesario que posean
conceptos claros sobre la dignidad de la persona humana y la bioética, ya que con base en
estos se toman muchas decisiones.
En el caso del personal de enfermería que labora en la Unidad de Cuidado Intensivo
Pediátrico del Hospital Roosevelt, recibir una capacitación en torno a los temas de Bioética
asociados a su práctica profesional, contribuiría a una atención más eficiente y acorde a la
dignidad de cada paciente; un mejor apoyo a los familiares afectados, y un respaldo para el
personal médico de dicha unidad.
3
2.3 OBJETIVO GENERAL
Elaborar un plan de capacitación para el personal de enfermería del Intensivo
Pediátrico del Hospital Roosevelt, que contemple los aspectos más importantes de Bioética
para su vida profesional y el manejo de pacientes.
4
III. MARCO TEÓRICO
3.1 SURGIMIENTO Y EVOLUCIÓN DE LA BIOÉTICA
La Bioética, como ética aplicada en el ámbito de la medicina y la atención en salud,
surge y tiene su primer desarrollo en Estados Unidos a finales de la década de los setenta
del siglo XX. No obstante, sus antecedentes radican en la reflexión de algunos autores,
preocupados por la tajante separación que se estaba produciendo entre las ciencias y las
humanidades.
Históricamente, la Bioética surgió de la Ética Médica, centrada en la relación médico-
paciente. Los problemas de injusticias notorias en el campo de la investigación biomédica,
los nuevos problemas causados por los avances de la propia medicina y de la tecnología y,
finalmente, los cambios sustanciales de los modelos de atención de la salud, sobre todo en
los sistemas públicos, llevaron a la urgente necesidad de implementar de nuevo una visión
ética de la ciencia, que iba más allá de los límites de la ética médica.
Cuatro situaciones confluyen en el nacimiento de la Bioética: los inicios de la ética
ecológica, los problemas de la investigación con seres humanos, los progresos científicos y
técnicos de la medicina moderna, y los cambios en la atención en salud.
Es el teólogo protestante Fritz Jharr quien desarrolla una ética de la vida, ante su
preocupación de que se generará una crisis global medioambiental. Después será Van
Ressenlaer Potter, en Estados Unidos, el primero en utilizar el término sistemáticamente en
su libro conocido “Bioética: un puente para el futuro”, en el cual describe cómo debe ir unida
la ciencia y la filosofía, para salvar a la humanidad de un progreso científico deshumanizado.
5
La bioética supone un intento de conseguir un enfoque secular, interdisciplinario,
prospectivo, global y sistemático, de todas las cuestiones éticas que conciernen a la
investigación sobre el ser humano y, en especial, a la biología, la medicina y la atención en
salud.
En los años 80 y principios de los 90 comenzó a enseñarse esta nueva disciplina en
algunas universidades de España y Latinoamérica, después de sus inicios en el ámbito
norteamericano. Esta se apoya en distintas ciencias: la Filosofía y la Antropología en el
campo humanístico; la Biología, Medicina, Jurisprudencia, etc., como ciencias positivas.
En tiempos modernos se han creado comités de ética asistencial o ética clínica, en el
interior de los hospitales, que han difundido el interés por la Bioética y su enseñanza; hoy día
son un instrumento institucionalizado al servicio de la calidad de atención en salud y la
humanización de la relación clínica.
Hoy está claro que el personal en salud debe estar preparado para los dilemas éticos
y bioéticos que se le presentan. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha
recomendado que todo el personal en salud debe tener preparación en esta materia.
Folaino-Lorente advierte, que en la actualidad resulta muy difícil encontrar áreas del ejercicio
profesional en salud, en donde no sean manifiestas las implicaciones éticas del
comportamiento de los profesionales, debido a que los comportamientos humanos, por su
propia naturaleza, necesitan considerarse desde la perspectiva ética.
3.2 BIOÉTICA Y PERSONAL DE SALUD
El personal de salud que labora en los hospitales públicos muchas veces se enfrenta
a situaciones clave de bioética. Aunque la mayor parte del personal hospitalario sabe que
debe buscar el bien del paciente y respetar su dignidad como persona, con cierta frecuencia
surgen situaciones donde existe confusión sobre cómo dar el mayor bien a ese paciente o
6
qué sería lo más “digno” para él, cayendo en actitudes paternalistas o irrespetuosas del valor
del paciente como persona.
El problema real de los dilemas bioéticos consiste en qué se entiende por dignidad
de la persona, tal como lo ha mencionado Tomás Melendo 1, en donde refiere “como simple
botón de muestra, a una de las disputas de más candente actualidad en los países de
Occidente: la relativa a la eutanasia” donde tanto sus propulsores como sus oponentes se
basan en la “dignidad” de la persona para argumentar sus posiciones. Aún más, el problema
implica qué percepción se tiene de la persona humana. La persona debe constituir el centro
y criterio de las consideraciones de la bioética. Si no es así, será una bioética insuficiente,
descentrada de su fin principal.
En este sentido son dos las corrientes bioéticas que más influyen en la actualidad, el
utilitarismo y el contractualismo. La primera no considera que la vida humana tiene un valor
en sí misma, sino tan sólo busca el balance entre costo y beneficio. La segunda se basa en
el contrato y el consenso sobre el bien y el mal, y se rigen para ello mínimos morales y
éticos.2
En contraste a las opciones precedentes, emerge la Bioética Personalista, que se
fundamenta en la realidad del Ser Humano, que trasciende lo biológico. Esta perspectiva
filosófica justifica el respeto y la tutela de la vida humana de modo integral, desde su
concepción hasta su muerte natural. Es por eso que la ética personalista, define mejor al ser
humano y a la persona en lo que es.
Si no se concibe de esta forma a la persona, el dolor es un dis-valor. No tenemos
motivos para soportarlo, sino medios técnicos para combatirlo, medios que no siempre
1 MELENDO, Tomás. Dignidad humana y libertad en la bioética, Conferencia Santiago Compostela, V-1993
2 LARA ROCHE, C. Manual de Bioética: Defensa y Promoción de la Persona. Guatemala: Ediciones San Pablo, 2007. 198 p.
7
pueden llegar a la dimensión moral de ese dolor.3 Al no encontrar respuesta en la técnica
para el mismo, se llega a conclusiones erróneas, como el querer implantar la eutanasia para
“evitar el dolor y que haya muertes dignas”.
Los avances de la ciencia, la tecnología y los tratamientos farmacéuticos han
desbordado la ética. Estos grandes avances han producido por un lado emoción y
admiración pero también temor ante la tiranía y el dominio de unos pocos, y la posibilidad de
atropellamiento de la dignidad del ser humano. Es un hecho que no todo lo que se puede
hacer, se debe hacer.
3.3 BIOÉTICA Y ENFERMERÍA
El código de ética del Consejo Nacional de Enfermería, editado en Guatemala en el
2012, expresa en el Capítulo 1 lo siguiente: “La enfermera/o proporciona atención de salud,
respeta la dignidad humana y la vida desde sus orígenes, alivia el sufrimiento y promueve la
salud, sin establecer diferencias de ninguna clase ni de naturaleza de los problemas de salud
del usuario (paciente, familia y comunidad)”.
De acuerdo a lo anterior, el personal de enfermería debe estar preparado para los
dilemas éticos y bioéticos que se presentan en su quehacer diario, ya que el
desconocimiento de estos temas lleva muchas veces a tomar conductas que perjudican al
paciente, a su familia, e incluso al mismo personal. Un ejemplo de ello es que en muchas
ocasiones la distribución y consejería relativa a anticonceptivos y píldora del día después
queda a cargo de personal de enfermería en puestos y centros de salud, cuando no existe
un médico a cargo. Se llega a aconsejar estos químicos, sin tomar en cuenta efectos
secundarios ni aspectos bioéticos. Otro ejemplo es el desconocimiento de los aspectos
3 YEPES STORK, R. y Javier Aranguren Echevarría. Fundamentos de Antropología: Un ideal de la excelencia
humana. 4ª ed. España: EUNSA, 1999. 375 p.
8
antiéticos inherentes a las técnicas de reproducción asistida, como la fertilización in vitro, las
cuales son aconsejadas algunas veces por dicho personal.
3.4 BIOÉTICA Y PERSONAL DE INTENSIVO
Existen muchos estudios en revistas de ética actuales, que denotan las experiencias
de estrés moral que vive el personal de las unidades de Cuidados Críticos al enfrentarse a
dilemas al final de la vida4. Se habla en estos artículos que los principales factores para este
problema son:
1. Barreras institucionales, como la falta de recursos.
2. Problemas de comunicación, especialmente con los médicos.
3. Tratamientos fútiles, mala práctica y errores médicos.
4. Responsabilidades inapropiadas a su competencia
En varios estudios se habla de la importancia de la educación al personal que entra
en contacto con el paciente para el buen manejo de las probables problemáticas que se dan
y de brindar un apoyo adecuado a los familiares. 5 También se enfatiza el papel fundamental
de un comité de bioética dentro de los hospitales para el buen desempeño y disminución del
estrés del personal6.
4 Wiegard, Debra. Nurs Ethics. July 2012, 19:479-487 5 Ranveig Lind, Geir F Lorem, Per Nortvedt and Olav Hevrøy. Intensive care nurses' involvement in the end-of-life process - perspectives of relatives. Nurs Ethics September 2012 vol. 19 no. 5 666-676 6 Atashzadeh, Foroozan. Nurs Ethics. July 2012 19:464-478
9
3.5 ENSEÑANZA DE BIOÉTICA EN GUATEMALA PARA PERSONAL SANITARIO
En Guatemala, hace casi 20 años, se fundó la Asociación Guatemalteca de Bioética,
la cual ha trabajado en la difusión de la Bioética Personalista en diversos ámbitos
profesionales, sobre todo el médico. Paulatinamente, algunas universidades y hospitales
han incluido dentro de sus pensum de estudios temas de ética y bioética, dirigidos
especialmente a estudiantes de Medicina.
Específicamente para personal de Enfermería, los programas universitarios actuales
para grado técnico o licenciatura únicamente incluyen temas como: “Aspectos ético legales
de la práctica”, o “Etica Profesional”.7 El programa de un curso hospitalario que se da
actualmente a Auxiliares de Enfermería8 tiene mayor desarrollo de aspectos éticos y valores
dentro del tema “Marco ético y moral de enfermería”. No obstante, temas específicos de
Bioética no son abordados en ninguno de los programas consultados (ver ejemplos en
Anexos).
No obstante, el escenario actual en los intensivos de Guatemala, pero
específicamente en el Intensivo Pediátrico del Hospital Roosevelt, es de un desconocimiento
casi total de estos temas, con lo cual hay mayor probabilidad de cometer errores éticos en el
manejo de los pacientes y consecuentemente aumentar el estrés del personal al verse
presionado ante casos en los que no sabe cómo actuar.
7 Folleto de Programas Académicos de la Facultad de Enfermería de la Universidad Mariano Gálvez y de la
Universidad Rafael Landívar. 8 Curso para Auxiliares de Enfermería del Hospital Centro Médico 2012.
10
3.6 TEMAS DE BIOÉTICA RELEVANTES EN LA UNIDAD DE CUIDADO INTENSIVO
PEDIÁTRICO
De acuerdo a sugerencias del personal de enfermería que labora en la Unidad de
Cuidado Intensivo Pediátrico del Hospital Roosevelt, se concretaron varios temas
fundamentales que contribuirían a desarrollar mejor su labor profesional. A continuación se
describen brevemente los mismos, como una orientación para el contenido del plan
curricular.
3.6.1 Fundamentos de la Bioética. Ante la apertura de las sociedades antiguas,
cuando los griegos advirtieron la diversidad de conductas en los distintos pueblos,
empezaron a compararlas con la propia para determinar cuál era más digna del hombre.
Abandonando como referencia el criterio de lo ancestral (lo que es de una forma porque
siempre así ha sido), asumieron el criterio de la humanidad del hombre y la realidad de las
cosas y del mundo como la base para decidir cuál conducta era más propia y humana. Así
surge la ética, una ciencia muy compatible con la antropología (ya que toma en cuenta
factores antropológicos esenciales como la libertad), a través de la cual se valoran los actos
humanos según su calidad moral.
La ética se dedica a estudiar lo humano de cada acción, valorándola según un
conjunto de principios y normas morales, estimando si humaniza o deshumaniza a la
persona, si es digno o no de ella, especialmente en la relación del ser humano consigo
mismo y con otras personas. Es decir, la verdad sobre el hombre constituye el punto
absoluto de referencia para la ética, abarcando todos los aspectos que le son propios, desde
lo biológico hasta lo espiritual.
La ética propiamente médica recorre varias etapas históricamente significativas. Inicia
en el período hipocrático, donde se concibe que vivir moralmente es “Vivir según la
naturaleza”. En la época medieval se fundamenta el concepto de Persona Humana, la
unidad del cuerpo y espíritu en el hombre, el papel del médico como servidor y la sacralidad
11
e inviolabilidad de la vida humana. La filosofía moderna aporta primordialmente el Principio
de Autonomía; aquí la ética médica se profesionaliza y se vuelve deontológica. Finalmente,
la reflexión sobre los Derechos Humanos en 1948, tras la Segunda Guerra Mundial y los
abusos que se cometieron en los campos de concentración nazis, refuerza la ética médica y
constituye el marco para el surgimiento de la Bioética.
La defensa de los derechos humanos se propaga en declaraciones internacionales,
principalmente con el objetivo de regular la investigación en los seres humanos. No obstante,
salen a la luz distintas denuncias por abusos cometidos debido a experimentación en seres
humanos en los años 60 y 70 que sacuden a la sociedad estadounidense: Jewish Chronic
Disease Hospital de Brooklin (1963) donde se inyectaron células tumorales a ancianos, sin
su consentimiento; inoculación de virus de hepatitis a niños discapacitados y con Síndrome
de Down en el Willowbrook State Hospital de N.Y.(1965-1971); inoculación de sífilis a
pacientes de raza negra en Tuskegge, Alabama.
En 1970-71, el oncólogo estadounidense Van Renselaer Potter (1970-71) acuña el
término Bioética en dos libros: “Bioética puente hacia el futuro” y “Bioética: Ciencia de la
supervivencia”. En dichos trabajos conceptualiza la bioética como la parte de la biología que
busca utilizar los recursos biológicos para mejorar la calidad de vida. Posteriormente, otros
autores ampliaron el término para incluir las consideraciones éticas que conllevan el cuidado
de la salud y las ciencias biológicas.
Paulatinamente crece la inclusión de la bioética en la política y la ciencia. Surge el
famoso “Informe Belmont” (1979) en los Estados Unidos, que es estandarte de la ética de los
principios o Principialismo. La bioética se extiende luego a Europa, donde luego surgen
también centros de bioética de orientación personalista.
La Bioética es un campo complejo que se ve influenciado por varias disciplinas:
Filosofía, Derecho, Medicina, Antropología, Ética, etc. Cabe hacer distinción de distintas
tendencias y corrientes filosóficas que influencian la Bioética, dada la pluralidad de la
12
sociedad contemporánea. En primera instancia, el Naturalismo Sociobiologista propone una
ética basada en el evolucionismo, donde los valores de una sociedad pueden cambiar para
adaptarse al ambiente. Prevalece la especie respecto al individuo y la atribución del
comportamiento de “moda” como un valor moral reconocido. En el área biomédica, un
ejemplo de esta corriente es el eugenismo, en donde se buscan “niños perfectos” y se
desprecian (se abortan, o se descartan con diagnóstico preimplantatorio, quienes puedan
tener alguna discapacidad o defecto).
En segundo lugar, el modelo Liberal Radical o no Cognitivista, que se fundamenta en
que es imposible conocer los valores, sólo los hechos. Por tanto, la opción que el sujeto
tome libremente, con la salvedad de que no lesione la libertad ajena, es moral. Así, vemos la
exaltación de la autonomía como bien supremo, y se observan consecuencias actuales como
el “derecho a decidir” el aborto o el momento de morir, la elección de un hijo según el sexo
deseado, etc.
La corriente Pragmático-utilitarista, que propone lo útil como sumo bien, cayendo en
el reduccionismo de dar primacía a lo material, mientras que deja a un lado lo espiritual
humano (verdad, conocimiento, amor, libertad, etc.). Considera al ser humano como una
especie más entre los animales; está cerrada a la trascendencia del hombre. No admite que
pueda existir una verdad absoluta ni una moral universal, por lo que la moral se basa en el
cálculo de la utilidad evaluable, de la relación costo-beneficio. La moralidad de la acción no
se mide en ella misma sino en sus consecuencias; así, defiende que el fin justifica los
medios. En el campo de la medicina se traduce en traicionar la sacralidad de la vida humana,
pudiendo respetarse o no de acuerdo a qué proporciona mayor bienestar o menor
sufrimiento al mayor número de personas. Entra aquí con desmedida prioridad el concepto
de “calidad de vida”.
Dentro de la corriente Pragmático-utilitarista encontramos tres vertientes. Una, la
deontología prima facie, supone que los valores son reconocidos en general pero no son
absolutos. Se habla de deberes relativos, que se evalúan según las circunstancias. Otra, el
contractualismo, propone que la moral se establezca mediante un consenso de varios
13
individuos, trascendiendo el subjetivismo radical hacia soluciones más ampliadas. Por último
el Principialismo, que procura el juicio ético mediante el análisis de tres principios: No
maleficiencia y beneficiencia, autonomía y justicia. Bajo esta última tendencia, se corre el
peligro del relativismo ético, al dejar de lado la centralidad de la persona y su dignidad.
El modelo Personalista de la Bioética centra la moral en la misma persona, en cuanto
ser subsistente y determinado, de naturaleza racional, con su capacidad de reconocer el bien
y el mal por medio de la ley natural inscrita en ella. El Personalismo reconoce la dignidad de
la persona por su esencia, no sólo por su capacidad de ejercer su autonomía. Es un modelo
bioético abierto a la trascendencia del ser humano: establece el hecho que es natural la
indisolubilidad del cuerpo y el espíritu en el hombre, y que ste tiene un significado propio,
una dimensión que no termina en la materia. Insiste en el reconocimiento de la unidad
cuerpo-espíritu del hombre, desde el momento de la concepción hasta la muerte, y por ende
exige el respeto a la vida humana como valor primario, además de una libertad responsable
y de solidaridad. Este modelo acepta la existencia de valores universales objetivos, tales
como la dignidad del hombre, los derechos humanos, la solidaridad.
El reto principal de la bioética es disipar la confusión acerca de lo que es prudente
intervenir mediante la ciencia y la tecnología y hasta qué punto, dando plena unidad de
sentido y de fin a las acciones al evaluarlas respecto a sus implicaciones en el ser humano,
asegurando que estas siempre respeten su dignidad. Específicamente en relación con la
corporalidad humana, existen actualmente tres problemáticas principales: la manipulación de
la vida humana que inicia y la dignidad de la procreación, el valor de la vida humana en la
vejez, enfermedad o discapacidad, y las intervenciones en el cuerpo humano como la
esterilización, ingeniería genética o la posibilidad de clonación.
3.6.2 Dignidad del Ser Humano. La filosofía es insistente en recordar que el animal
no se mueve sino que es movido por sus instintos, por el contrario el hombre es capaz de
dirigirse por sí mismo hacia su propia meta, domina sus propios actos. Es así que el hombre
obra desde sí mismo, no se obliga a reaccionar según sus instintos, sino por su voluntad.
14
Pero la capacidad personal de autodeterminación es sólo un índice de la innegable grandeza
de su poseedor, no su causa o fundamento definitivos.
Por eso, aun en los casos más extremos y desesperados en que el despliegue del
entendimiento y de la voluntad libre se encontraran impedidos, cualquier otro indicio que
permitiera descubrir la presencia de un ser personal, la simple figura humana, naturalmente
animada, resultaría más que suficiente para obligarnos a adoptar la actitud de supremo
respeto, exigida por quien se encuentra adornado por la sublime dignidad de lo personal.
a. Ser humano y Ser Persona
La vida biológica es inseparable de la vida personal; el cuerpo humano, en plenitud,
en desarrollo desde el momento de la concepción o en cualquier otra circunstancia
física o psicológica, es la persona.
Primeramente, es persona desde la concepción por su origen: la vida le ha sido
transmitida desde un padre y desde una madre que en forma libre, personal, no atada
a determinismo biológico, han hecho un gesto de donación del uno al otro (o de sus
gametos), es decir, quienes engendran son los cuerpos personales de los padres. Por
otro lado, por el hecho de ser humano el hombre posee una libertad radical que le
caracteriza como persona y le confiere la capacidad de liberarse del automatismo
biológico, aunque en algunas circunstancias o situaciones biológicas dicha libertad
no sea posible manifestarla o demostrarla.
En el contexto de la fe, todo ser humano es persona porque ha sido individualmente
querido por Dios, es hijo de Dios, y le ha sido dado un espíritu libre, para
corresponder mediante el amor al Amor quien le ha creado.
15
b. Unidad de Cuerpo y Espíritu
La persona es su cuerpo porque este expresa su humanidad, tanto que el sentido
humano de los actos corporales, su dimensión personal, constituyen el punto de
referencia moral. Las características y formas de expresión del cuerpo son lenguaje
distintivo de la persona, expresión de los estados de su alma. A este respecto es
importante reconocer que alma y cuerpo son la persona, pero el alma no puede ser
contenida por el cuerpo, es mucho más.
Las dimensiones espirituales del hombre proceden del hecho de poseer un alma
espiritual. La existencia del alma es demostrable mediante las actividades de la
misma: el conocimiento intelectual, el lenguaje simbólico, la libertad, el progreso, el
arte, la ética y la religión. Estas no son poseídas por los animales.
En cuanto al cuerpo humano, aún sus órganos del cuerpo contienen un significado
humano distinto, el cual va más allá de su significado natural o función biológica
propia. Se distinguen en importancia el cerebro, como presupuesto del pensamiento
humano, y los órganos sexuales por su capacidad de expresar la entrega fecunda de
la persona y de producir las células que transmiten la naturaleza y la vida humana.
De forma tal que, en justicia, no se puede reducir estos órganos a simples
“reproductores”, ni el cuerpo a algo que se puede manipular sin más, como si fuera
independiente o neutro respecto al titular de quien es constitutivo.
c. El principio de causalidad
Este principio establece que “todo lo que no tiene en sí la causa, o bien de su ser o
bien de su configuración externa, la tiene en otro.”9 Entonces, si el alma, inmaterial,
no puede provenir de la materia y tampoco de la nada, encuentra su causa solo en
Dios.
9 LARA ROCHE, C. Op. Cit. 198 p.
16
d. Características de la persona
La persona humana posee autoconciencia, la cual vive en todo acto de pensar,
decidir y obrar (inteligencia, libertad y voluntad). Posee libertad y voluntad, por la cual
realiza su historia, desarrolla su biografía.
Es un ser que se caracteriza por la apertura; hacia sí mismo, hacia los demás y hacia
Dios. A través de su cuerpo se expresa y percibe en el otro un ser de igual dignidad.
También experimenta su finitud y se pregunta por la existencia de Dios. relaciona con
otros seres humanos y con el mundo que le rodea.
La persona se sitúa en el ámbito del Ser; persona es algo que se Es, no es un título
que se tiene por linaje familiar. Y debe aclararse una dualidad clara entre el ser y el
tener. Tener fundamentalmente significa la relación de alguien con algo (algo que le
pertenece). Podemos tener cosas y objetos materiales como inmateriales (dinero,
alegría, tristeza). El hombre puede tener lenguaje, y razón, ideas y pensamientos,
virtudes y vicios, pasiones, conciencia, libertad, carácter… Pero nada de ello es la
persona. Se puede decir “tengo conciencia”, pero no “soy conciencia”.
Con frecuencia se confunde a la persona con su esencia. Este error se origina en
Descartes, quien redujo la conexión sustancial entre el cuerpo y el espíritu, la res
cogitans y la res extensa, a una unión accidental. De ahí, se convenció de que la
persona no es el cuerpo y el espíritu sino sólo su pensamiento, y que el cuerpo es un
organismo sin interior. Se sitúa a la persona en el tener, o se equipara a un rasgo,
como la conciencia.
17
e. Concepto de dignidad del ser humano
La dignidad, es una cualidad que posee todo ser humano por el simple hecho de
pertenecer a la familia humana, que le otorga el merecimiento de un respeto y
consideración basal, mucho más elevado que el de cualquier otra especie de la
naturaleza. No es una cualidad adquirida sino innata, no se realiza, sino que se
respeta como algo ya existente.
La dignidad es de carácter absoluto, porque la persona es un fin en sí mismo. El valor
de una persona está en sí, no en relación a otros, con lo cual todo lo demás resulta
relativo a ella. Para quienes comparten la fe, la persona es un absoluto porque ha
sido querida por Dios, y todo lo demás ha sido ordenado hacia ella, confiado al
hombre para su administración y su servicio.
Se puede distinguir una dignidad ontogénica, original, constitutiva, denominada
“dignidad humana”, debajo de la cual nadie puede caer, como un mínimo común
denominador que todos los seres humanos poseen por el hecho de tener el genoma
humano; y la dignidad “funcional” o “personal” que puede acrecentar dicha dignidad
basal conforme a la calidad moral con que la persona viva o ejerza sus funciones. De
tal modo, todo hombre posee dignidad pero no en igual proporción para cada uno.
Es posible que la manifestación de la dignidad sea reprimida “desde fuera”, pero a
nadie le puede ser quitada su dignidad, aunque quien violenta la de otro está
perdiendo la dignidad propia (aun así, no debajo de la mínima que posee como ser
humano).
3.6.3 Eutanasia. El derecho a la vida de una persona implica un derecho a la muerte natural,
no producto de la violencia o intervención de otro ser humano. Ese derecho a vivir se
considera de carácter arbitrario, que ni el mismo sujeto de derecho tiene potestad de truncar
18
(“no existe un derecho al suicidio ni un derecho a obligar a alguien a que me mate”, apunta
Hans Thomas).
En el caso de la eutanasia sucede que, en particulares circunstancias de enfermedad,
sufrimiento o desesperanza, una persona desea la muerte pero solicita la intervención de
alguien más para que se la produzca. Si por algún motivo no puede proceder al suicidio,
solicita que alguien ponga los medios para que lo pueda lograr (suicidio asistido) o
directamente le produzca la muerte, ya sea por retiro de un soporte que necesita para vivir
(mal llamada eutanasia pasiva) o por algún medio activo que posibilite la muerte (conocida
como eutanasia activa). También aquí se puede considerar la falsa o pseudo-sedación como
una técnica eutanásica. En realidad, la eutanasia es el término único y suficiente para
englobar dichas posibilidades de dar muerte a un individuo.
Entonces se trata de una aparente contradicción: dignidad del individuo versus el
respeto a su autonomía. Aunque históricamente hay una indiscutible primacía de la primera,
la actual focalización de la práctica médica en el consentimiento informado y el concepto de
autonomía, prepara un terreno para invertir dicha relación, reduciendo el reconocimiento de
dignidad de una persona a su capacidad de demostrar autonomía. Sucede ahora que en la
medicina, la falta de autonomía que tradicionalmente exigía mayor dedicación y colaboración
del personal sanitario, constituye una etiqueta que relega a la persona al menosprecio o
destrucción. Esto ha llevado a consecuencias nefastas para la persona en condición de
embrión, de enfermo mental, de un coma profundo o un estado mal llamado “vegetativo”, etc.
Pero el hecho trasciende el ámbito sanitario para incursionar en el jurídico. La
intervención de una persona ajena para satisfacer el deseo del solicitante de la eutanasia le
pone en una situación de homicidio, con las consecuencias que impone a menos que dicha
acción se haya despenalizado. Aunque el paciente sea el autor intelectual del acto, el autor
material se hace cómplice y culpable, más aún si en las condiciones del paciente no se
puede hablar de una verdadera autonomía a causa de un estado depresivo, con suma
frecuencia encontrado en personas afectadas por enfermedades terminales e incapacitantes.
Esta mal entendida beneficencia no intenta mejorar la situación del paciente sino acabar con
19
él. Se busca la muerte como un medio para eliminar un sufrimiento, pero eliminando al
sufriente.
El hecho de aprobación de eutanasia voluntaria en algunos países, en el caso de
contar con el consentimiento de quien desea la muerte, ha degenerado en la práctica de la
eutanasia involuntaria, practicada en recién nacidos con imposibilidad de supervivencia,
daño severo o incluso situaciones que en el futuro pueden ser de un sufrimiento intolerable
para el niño aunque en la actualidad no lo esté padeciendo. Entre ellas se puede contar la
“parálisis progresiva, dependencia completa durante toda la vida, e inhabilidad permanente
para comunicarse de cualquier forma" (Protocolo Groningen). También el Royal College of
Paediatrics and Child Health de Gran Bretaña emitió en 1997 lineamientos (no con fuerza de
ley) bajo los cuales los médicos pueden retirar tratamientos, incluyendo agua y comida, a
niños muy enfermos o discapacitados hasta los 16 años. ¿Acaso pueden estos niños dar un
consentimiento informado?
El concepto de “calidad de vida”, muy subjetivo de por sí, se asume desde una
postura paternalista y enjuicia el derecho o no a la vida de sujetos en distintas condiciones
menos ventajosas que la propia. Se busca el bienestar como el bien absoluto, siendo el
sufrimiento el peor mal posible, por lo cual, la eutanasia constituye un “beneficio”.
El “dejar morir”, a diferencia de la eutanasia, es una decisión que toma el médico
cuando renuncia a medios que serían ineficaces o desproporcionados para tratar a un
paciente incurable, ya que podrían prolongarle o aumentarle sus sufrimientos. Si los
continuara, caería en lo que se llama ensañamiento terapéutico, contraviniendo su propio
afán de hacer un bien al paciente. Por tanto, al paciente se le proporcionan los cuidados
mínimos (higiene, regulación de la temperatura, alimento, agua, acompañamiento) hasta que
acontece la muerte natural.
En el caso de la sedación terminal, ésta debe distinguirse muy bien de una pseudo-
sedación que en sí misma constituye una forma de eutanasia. Fundamentalmente la
20
distinción entre una sedación terminal y la eutanasia está en la intención, la primera de aliviar
y la segunda de matar. En la sedación terminal hay conocimiento del caso, hay indicación de
sedar, hay intención de aliviar al paciente, se usan dosis controladas y un seguimiento de la
evolución de la enfermedad. Además, exige el consentimiento explícito, implícito delegado o
anticipado (previsto) del paciente, con la claridad de tolerar un posible doble efecto de aliviar
y acortar la vida del enfermo.
La pseudosedación, una forma de eutanasia, suele darse cuando en una situación
grave de base surge una complicación que compromete la vida. Se determina aplicar la
sedación con insuficiente conocimiento del caso, incluso pudiendo no haber indicación de
sedar. Las dosis no son cuidadosamente ajustadas porque se prevé la muerte. No hay
seguimiento adecuado de la evolución de la enfermedad y la obtención del consentimiento
del paciente es dudosa por su grado de conciencia.
Según el principio del doble efecto, en situaciones en que cualquier acto puede
producir consecuencias indeseables y se debe decidir cuál es la menos mala, hay que optar
por aquella en que la naturaleza del acto sea buena o al menos neutra (ej. Alivio del dolor);
que la intención sea buena (no se buscan los efectos adversos); que los efectos indeseables
no son medio para alcanzar el objetivo del acto (ej. Matar para aliviar), y que exista
proporcionalidad entre el fin y las consecuencias indeseables (ej. Situación grave, sin
alternativas razonables, mal pronóstico).
3.6.4 Cuidados Paliativos. La Organización Mundial de la Salud define los cuidados
paliativos como: el cuidado global y activo de aquellos pacientes cuya enfermedad no
responde a un tratamiento curativo, en los que es esencial el control del dolor y otros
síntomas, la atención a los problemas psicológicos, sociales y espirituales, y el conseguir la
mejor calidad de vida para ellos y sus familias. Los cuidados paliativos afirman la vida y
consideran el morir como un proceso natural, no prolongan ni aceleran la muerte, ofrecen un
sistema de apoyo para ayudar a los pacientes a vivir tan activamente como sea posible hasta
su muerte y a sus familiares para afrontar la enfermedad, la pérdida y el duelo.
21
El marco humanitario en que se desarrollan los cuidados paliativos se eleva sobre la
máxima de que preocupa todo el enfermo, no alguna de sus partes enfermas, sino todo él, la
totalidad de su vida. Asumiendo dicha actitud se logra que el enfermo esté cómodo en todo
su ser, en cada una de esas dimensiones nombradas.
El abordaje terapéutico en medicina paliativa se fundamenta en la atención integral,
individualizada y continuada del paciente y su familia, bajo un fundamental respeto de la
autonomía y la dignidad de la persona enferma; cualquier actuación deberá acompañarse de
información que permita el proceso de deliberación y toma de decisiones. Será preciso
adoptar una concepción activa y positiva de la terapéutica que supere la sensación de
impotencia, fracaso y frustración relacionada con las medidas de tipo curativo previamente
aplicadas y sin efecto. Creando, de esta forma, el clima necesario para facilitar la expresión
de preocupaciones, miedos y sentimientos de pacientes y familiares en un ambiente de
respeto a la intimidad.
3.6.5 Muerte Cerebral. El médico no es capaz de conocer el momento de la muerte
en sí, sino de predecir cuando se acerca o de constatarla una vez que ha ocurrido. Se ha
unificado actualmente el llamado “criterio neurológico” para constatar la muerte,
estableciéndola mediante el diagnóstico de “muerte cerebral”, que es el daño irreversible y
total del encéfalo (incluyendo cerebro, cerebelo y tallo cortical). Aunque el muerto cerebral
tiene algunas señales de vida, sostenidas por medios externos como un respirador o las
aminas, las pruebas médicas para dicho diagnóstico dan fe de que el individuo ha perdido el
centro integrador de sus funciones orgánicas, lo cual le hará incapaz de sostenerse por sí
mismo, en forma irreversible. En otras palabras, al retirar aquel sostén externo, cesarán
todas aquellas funciones (ej. latido cardíaco) que aún muestra.
Aún existe importante confusión en equiparar la muerte cerebral con la muerte como
se conoce popularmente, puesto que el muerto cerebral muestra todavía “señales de vida”.
Se ha sugerido que el término en sí sea inadecuado ante la concepción que se tiene de
muerte. Sería entonces posible adjudicar al estado del individuo con muerte cerebral otro
término que lo situara entre la vida y la muerte, en un tránsito irreversible hacia esta última.
Sin embargo, convendría, como opinión personal, que el término a adjudicar aclarase que
22
efectivamente ya no hay vida, pero por la desintegración orgánica consecuencia de la muerte
cerebral. Entonces no sería un “muerto cerebral” igual a muerto, sino “organismo
desintegrado” igual a muerto.
Tal argumento sería válido tras considerar que la persona no está sólo en su cerebro,
de manera que si este muere, muere la persona. Tampoco está en su corazón, o en el resto
de su cuerpo aislado del cerebro. Es decir, la persona es una unidad, de cuerpo y espíritu,
cuyas funciones y partes están integradas en su organismo. Pero, de hecho, es el encéfalo
el ente que dirige la orquesta orgánica y funcional. Cuando este sufre daño irreversible y
cesan sus funciones, se desintegra el organismo como un todo, y por lo tanto no puede
sostener la vida corpórea de dicha persona. Cuando ya no existe esta unidad, la persona
deja de vivir, aunque funcionen aisladamente algunos órganos.
3.6.6 Trasplante de órganos. El trasplante de órganos está rodeado de delicadas
circunstancias éticas que deben cuidarse.
En primer lugar, el individuo donante debe morir naturalmente, excluyendo cualquier
posibilidad de acelerarle o procurarle la muerte para obtener sus órganos. Luego, que el
diagnóstico de muerte sea certero, lo cual presenta aún dificultades para muchos en
responsabilidad de certificar la muerte.
Es necesario contar con un consentimiento informado del individuo, quien en vida
autorizase la extracción de órganos. Si no se cuenta con él, al menos no debe existir una
oposición clara del individuo para donar sus órganos (y/o a trasplantarlos), y serían los
familiares más cercanos quienes consentirían a la extracción.
Luego se cuestiona la legitimidad de “prolongar la vida” de los muertos cerebrales, en
cuyo caso sería más correcto llamarle “posponer la muerte definitiva” o cesación de
funciones aisladas. Si se entiende que ha ocurrido la muerte en el “muerto cerebral”, lo que
23
se discute es la cesación definitiva de toda función orgánica como punto culmen del proceso
de muerte. De hecho, aún sin soporte artificial, tras la muerte persisten aún ciertas funciones
por poco tiempo.
Aunque culturalmente pueden haber reparos en la manipulación del cuerpo así dada,
manteniéndolo en sostén artificial, quizá prolongando un sufrimiento de los familiares, si
estos consienten a la donación de órganos, la extracción se legitima por los principios de
solidaridad y de caridad, en vistas a la curación de otra persona y adjudicando los cuidados
necesarios al fallecido de manera que no sea utilizado únicamente como medio, sino que se
le otorgue también un beneficio. En todo caso, si hubiese oposición de los familiares, ésta
debe ser respetada y asumida. Cuando sea posible contar con él, es indispensable el
consentimiento hecho en vida del sujeto donante, o al menos la seguridad de que no estaba
indispuesto a donar sus órganos una vez declarada su muerte.
Es determinante la intención con que se realice dicha manipulación del cuerpo de un
ser humano, entendiendo que prevalezca la de curar al receptor previsto, pero sin perder de
vista aún el derecho a vivir del muerto cerebral.
De alguna manera, la práctica actual de trasplante de órganos se ha dado en
condiciones de distanciamiento o incluso anonimato entre donante y receptor. Hans Thomas
ha sugerido la importancia de establecer un vínculo moral entre donante, médico y receptor,
de forma que se reciba aquel órgano no como una cosa, sino como donación de parte de
una persona. El trasplantólogo podría ser el vínculo que conocería ambas partes
involucradas en este proceso curativo.
Al quitar el sostén artificial que mantiene la función orgánica aislada, acaece la
muerte definitiva del sujeto como popularmente se concibe, con la pérdida de todo signo
vital. Es parte del proceso de extracción de ciertos órganos iniciar la manipulación de los
mismos antes de la parada cardíaca total. “Puesto que la intervención activa precede al
suceso natural de morir, en esto podría basarse quien justificara la eutanasia al paciente
24
Terminal”, apunta Hans Thomas.10 No obstante en la extracción de órganos se distingue la
desintegración de la unidad de la persona “muerta cerebral” que ya no es capaz de
autosostenerse, mientras que el paciente terminal todavía posee integración orgánica. Pero
la diferencia radical la establece la intención, una como la curación de otra persona con la
donación orgánica del muerto cerebral, y la otra asegurar la muerte del individuo (eutanasia).
En el caso de los trasplantes orgánicos procedentes de cadáver, se pueden
considerar otras situaciones como el caso del embrión preimplantatorio in Vitro o
criopreservado, con fines a utilizar sus células para trasplantar a otro ser humano como
terapia o para investigación. Además de la futilidad terapéutica del uso de células madre
embrionarias, como se ha visto hasta ahora, cuando su obtención produce la muerte del
embrión o aún si se obtienen del embrión muerto, hay otras consideraciones éticas que
asumir.
En primer lugar, dar un diagnóstico certero de la muerte del embrión preimplantatorio
in Vitro es fundamental. Se puede diagnosticar la muerte cuando, igual que en el muerto
cerebral, pierde ese principio vital integrador que coordina en el espacio y en el tiempo el
crecimiento y diferenciación de sus células, y se para el crecimiento antes de llegar a fase de
blastocisto. Como en el muerto cerebral, algunas de sus células pueden persistir con vida en
forma aislada, pero no existe ya una función del todo. Estas células podrían ser entonces
utilizadas en investigación o “trasplantadas”. Sin embargo, nunca es lícito utilizar cadáveres
de embriones que hayan sido producidos en exceso y por ende abandonados, sin
oportunidad de desarrollarse. En este caso, se contribuiría a la injusta producción de
embriones para beneficiarse de ellos tras su muerte.
En el caso de un embrión que ha sido congelado, ocurre que no se sabe si ha muerto
o no. Su proceso vital ha sido suspendido, y requiere una cuidadosa descongelación y
reanimación mediante cultivo para observar si existe una reanudación del mismo o si se ha
perdido de forma irreversible la capacidad de crecimiento diferencial que es signo de su
10 THOMAS, H. “Ética de los trasplantes” {en línea} {Revista Urbe et Ius, Buenos Aires}. Disponible en: http://www.urbeetius.org/newsletters/19/news19_thomas.pdf Consultada el 22 de octubre 2012.
25
vitalidad. Es ilícita la descongelación del embrión y su reanimación con el fin de que crezca
hasta su etapa de 9 a 12 días para luego desmembrarlo en células madre embrionarias para
distintos fines. Sin embargo, si se trata de un embrión no implantable por distintas causas, se
le puede (y debe) retirar de la congelación y esperar su muerte natural, sin reanimarle
porque no tendría un fin lógico hacerlo. Las células vivas en cadáveres de embrión pueden
ser utilizados entonces para investigación o terapéutica.
Cuando se trata de un trasplante de una persona viva a otra, debe obtenerse, en
primer lugar, un consentimiento informado completo, libre de coacción familiar o externa,
donde se conozcan los riesgos que implica para el donante la pérdida del órgano implicado.
Se acepta como lícito el probable daño que se pueda infringir al donante, por medio del
consentimiento, bajo el amparo de la caridad y de la solidaridad.
Sin embargo debe cuidarse el aspecto del órgano a trasplantar, ya que en el ser
humano algunos órganos poseen significados personales más allá de lo que representan
biológicamente. Este es el caso del cerebro y los órganos sexuales, relacionados con la
emergencia de los propios procesos psíquicos, la afectividad y la transmisión de la vida
humana. Suponer un trasplante de tejido cerebral que ha sido moldeado por la vida
biográfica de un individuo podría suponer cambios en la mente del sujeto receptor, y por
ende una manipulación del mismo. Recibir un trasplante de gónadas, equivaldría a transmitir
la vida con la información genética del individuo donante, se perdería la capacidad de dar
una herencia propia, lo cual afecta la propia identidad.
3.6.7 Transfusiones en Testigos de Jehová. El caso de la negativa de los
Testigos de Jehová a recibir transfusiones para salvaguardar la vida supone un dilema en el
marco del cuidado médico crítico. Entran en conflicto varios derechos: el derecho a la vida
del niño, que los padres tienen el deber de proteger con base en su condición de garantes, y
el derecho a la libertad religiosa de los padres.
26
Los testigos de Jehová rechazan la transfusión de sangre y de concentrados de
hematíes o plaquetas y tienen actitudes diferentes con respecto a la administración de
hemoderivados, la hemodilución y la transfusión de sangre recuperada del campo operatorio.
El médico, en principio, está obligado a respetar esas actitudes en la medida en que no
interfieran con una atención médica aceptable. Está incluso moralmente obligado, por
respeto a las personas, a buscar soluciones fuera de lo ordinario para llevar adelante sus
intervenciones (en cirugía, en quimioterapia antitumoral, en medicina de urgencia) sin que
resulten lesionadas las convicciones de sus pacientes. Deberá informar sincera y
honestamente a sus pacientes sobre los riesgos que corren en razón de su negativa. Y
juzgará si, en conciencia, puede asumir la atención del caso respetando la voluntad del
paciente. Si el médico estimara que, en determinadas circunstancias, no puede asumir en
conciencia el riesgo de renunciar a la transfusión o de aplicar una alternativa terapéutica
menos satisfactoria, podrá suspender la relación con su paciente. No parece conforme a la
ética del respeto engañar benignamente al paciente, prometiéndole seguir una conducta y
quebrantar después la promesa.
Cuando los padres o tutores testigos de Jehová impongan la prohibición de
transfundir sangre o hemoderivados a menores o incapaces, el médico, previa solicitud de la
autorización judicial, podrá aplicar esos tratamientos aun en contra de aquella prohibición.
3.6.8 Derechos de los Padres y del Niño Enfermo
a. Consentimiento Informado.
El consentimiento informado se puede definir como el proceso gradual y continuado,
en ocasiones plasmado en un documento, mediante el que un paciente capaz y
adecuadamente informado por su médico, acepta o no someterse a determinados
procedimientos diagnósticos o terapéuticos, en función de sus propios valores.
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En la actualidad no se considera una buena asistencia sanitaria aquella que no tiene
en cuenta la opinión de los pacientes y, según los casos, de los familiares.
Los fines generales del consentimiento informado son, primariamente, respetar a la
persona enferma en sus derechos y su dignidad; así también, asegurar y garantizar
una información adecuada, que permita participar al paciente en la toma de
decisiones que le afecten. Secundariamente, el consentimiento informado es un
respaldo a la actuación de los profesionales, y ayuda a determinar el campo de
actuación dentro del cual puede desenvolverse lícitamente el médico.
El consentimiento informado requiere:
- Que el sujeto sea capaz para tomar decisiones (capacidad)
- Que la decisión se tome de forma voluntaria y libre (voluntariedad)
- Que la decisión se adopte tras comprender y ponderar la información recibida
(elemento informativo y consensual)
Es un caso particular el del menor maduro, que cuenta con el suficiente criterio para
consentir o rechazar tratamientos, siendo capaz de comprender la naturaleza y las
consecuencias del tratamiento ofrecido. Aunque legalmente la patria potestad y, por
tanto la capacidad legal de decidir, estaría en los padres o tutores, en esta situación
sería aconsejable buscar, mediante el diálogo, un consenso entre las partes.
b. Testamento Vital y Voluntades Anticipadas
El testamento vital se trata de un consentimiento informado previo, para el caso de
que el paciente pierda la capacidad de manifestar su opinión sobre tratamientos en
fases terminales o de pérdida de conciencia. Esto guarda relación con los temores
generados en torno al encarnizamiento terapéutico y a la prolongación de sufrimiento.
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Como el argumento contra los pro eutanasia ha sido que el paciente en el momento
final no tiene la capacidad ni la libertad suficiente para tomar una decisión, valga la
redundancia, libre, el testamento vital es la excusa perfecta para los eutanásicos. El
dilema ético se encuentra muchas veces en ese principio de autonomía radical, en la
cual se pide la subordinación del agente o del paciente a la voluntad de otro y, en
definitiva al contenido del testamento. El testamento vital podría servir más bien para
que las personas pudieran, en caso de muerte cerebral, donar órganos.
3.6.9 Objeción de Ciencia y Objeción de Conciencia
a. Definición y ejemplos de objeción de ciencia
La objeción de ciencia equivale a una negativa de raíz técnica a la práctica de alguna
actuación que se exige al médico.
Ejemplo 1. Objeción de Ciencia con respecto a la dispensación de la Píldora del Día
Después. Esta píldora es un químico que actúa de diferentes formas: 1) Impidiendo la
ovulación. 2). Impidiendo la llegada del espermatozoide al óvulo. 3) Impidiendo la
anidación o implantación.
Desde el punto de vista médico esta píldora muchas veces se da en casos de
violación o simplemente porque la mujer o la pareja no quieren tener un embarazo.
El médico en primer lugar está para tratar enfermedades. El embarazo no es una
enfermedad, es una condición normal fisiológica de la mujer y que además tiene
como producto la procreación de un nuevo ser humano.
El simple hecho de impedir la anidación, es prácticamente un aborto químico el que
se realiza. Está claro que en la concepción se inicia el nuevo ser humano, el cuál
debe de ser respetado por su dignidad de ser persona, alguien individual e irrepetible.
29
Solamente el tener esa posibilidad, de que se haya llevado la concepción y que el
efecto pueda ser abortivo debería de contraindicar y hacer uso de la Objeción de
Ciencia cualquier médico a quién se le obliga o induce a recetar este tipo de
químicos.
Ejemplo 2: El aborto no es un acto médico
La razón esencial que justifica la oposición del personal sanitario al aborto es
que participar en la destrucción de la vida de un feto humano no es un acto médico.
Si se aduce un caso de que peligra la vida de la madre, hoy en día no es
válido recurrir al aborto para tratar las dolencias de la mujer embarazada. Asimismo,
cuando se busca el aborto por la salud mental de una mujer; se sabe hoy que el
embarazo no genera un problema de salud psíquica en la gestante, mientras que su
voluntaria interrupción ha creado ya un aumento espectacular del síndrome post
trauma, de graves consecuencias. La asistencia médico-sanitaria se orienta a que el
acto médico no cree un riesgo para la salud mayor que el que el paciente ya tiene. Ya
sólo el conocimiento del riesgo para salud mental de la madre es de por sí suficiente
para justificar la objeción de ciencia del profesional sanitario al aborto.
Ejemplo 3. La asistencia al suicidio
El presupuesto incuestionable de que lo que le corresponde al médico es curar, y
paliar lo que no pueda curar, hace que la eutanasia no pueda formar parte de las
prestaciones exigibles al profesional sanitario.
Afortunadamente, el avance de la Medicina paliativa agrupa un conjunto rico de actos
médicos encaminados a aminorar el sufrimiento del enfermo en fase terminal. Son
actos médicos de gran calado profesional y humano, que no desconocen que el
tratamiento médico no curativo puede en ocasiones adelantar la muerte.
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b. Definición y ejemplos de objeción de conciencia
Lo que caracteriza a la objeción de conciencia es su intención de
salvaguardar al objetor de incurrir en una acción que le es requerida, la cual atenta
contra sus creencias y parámetros morales. Es de carácter pacífico y no violento y su
fundamento generalmente es religioso-moral más que político. La objeción de
conciencia procura testimoniar en contra de conductas que, aunque socialmente
permitidas, son tenidas por inadmisibles o perversas por el objetor. Este no pretende
con su acción, y de modo inmediato, subvertir o cambiar la situación política, legal o
social reinante. Trata simplemente de eximirse pacíficamente de ciertas acciones, sin
que, a consecuencia de ello, tenga que sufrir discriminaciones o renunciar a
derechos.
No son muchas las acciones a las que los profesionales de la salud han
opuesto objeción de conciencia y que, en mayor o menor medida, han reconocido
como legítimas la legislación, la regulación profesional o la simple costumbre. Son el
aborto provocado; la contracepción, en especial la post-coital y la esterilización
voluntaria; la reproducción asistida, la investigación destructiva de embriones y la
selección preimplantatoria de sexo; la eutanasia, la cooperación médica al suicidio y
la suspensión de tratamientos médicos; la alimentación forzada de huelguistas de
hambre, la cooperación con la policía en la obtención de información, y la
participación en la ejecución de la pena capital; la transfusión de sangre y el
trasplante de órganos; algunas intervenciones de psicocirugía, y determinados
experimentos sobre hombres o animales. La opinión pública está dividida en torno a
la objeción de conciencia. Unos piensan que, una vez despenalizadas ciertas
acciones, como el aborto o la esterilización, es injusto que el médico las deniegue a
quien las solicita, tanto más cuando se cuenten entre las prestaciones sanitarias
ofrecidas, e incluso subvencionadas, por los servicios públicos de salud. Otros
sostienen que, en una sociedad avanzada, cuidadosa de los derechos y libertades de
sus ciudadanos, nadie puede ser legítimamente obligado a ejecutar una acción que
repugna seriamente a su conciencia moral.
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IV. MARCO METODOLÓGICO
Por ser un plan de capacitación para enfermería, se describirán los nueve temas más
importantes para formar en Bioética Personalista a este personal en el Intensivo Pediátrico
del Hospital Roosevelt. Se especificarán los objetivos a alcanzar, contenidos principales del
tema y casos clínicos a discutir, si así lo amerita el tema. Cada tema deberá contener por lo
menos dos bibliografías que indiquen donde puede ser revisado el tópico a tratar.
4.1 . Plan curricular de capacitación en Bioética para el personal de enfermería del
intensivo pediátrico del Hospital Roosevelt
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36
V. CONCLUSIONES
1. El personal de enfermería es clave en la Unidad de Cuidado Crítico Pediátrico,
puesto que tiene el mayor contacto con el paciente y sus familiares. Debido a ello, es
indispensable que tenga una sólida formación ética y bioética, para tratar a los
pacientes y a sus familiares acorde a su dignidad.
2. En general, los programas curriculares para Enfermería de las universidades locales,
así como de las Escuelas de Enfermería, incluyen escasos temas de ética
relacionados a la profesión.
3. El personal de enfermería que actualmente labora en la Unidad de Cuidados
Intensivos Pediátricos en el Hospital Roosevelt, no cuenta con la suficiente
preparación para afrontar situaciones éticamente difíciles; ello se traduce en
inseguridad y estrés para el personal, así como en atención inadecuada hacia los
pacientes y sus familiares.
4. El plan de capacitación en Bioética que se ha desarrollado en este trabajo, constituye
el primer curso a impartirse para personal de enfermería del Intensivo Pediátrico del
Hospital Roosevelt. A partir de sugerencias del mismo personal que allí labora,
incluye los temas más importantes a los que se enfrenta la enfermera de Intensivo
Pediátrico, con el fin de brindar los elementos bioéticos necesarios para abordar los
casos que se presenten en su práctica profesional.
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VI. RECOMENDACIONES
1. Impartir este curso a todo el personal de enfermería del Departamento de Pediatría
del Hospital Roosevelt, pero ampliando la capacitación a los dilemas del inicio de la
vida.
2. Impulsar cursos en centros hospitalarios privados, para la capacitación del personal
de enfermería de estos lugares.
3. Promover la participación de enfermeras en la Asociación Guatemalteca de Bioética,
para continuar con su formación y para propagar la bioética dentro de su gremio.
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VIII. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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(72): 169-183. 2010.
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447. 2008
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del altruismo en donación de órganos: análisis de casos”; Cuadernos de Bioética, 21(72):
157-167. 2010
CASAS MARTÍNEZ, María de la Luz. “Análisis Bioético del embarazo en Testigos de Jehová
y el rechazo transfusional”; Cuadernos de Bioética, 21(3): 327-339. 2010
COLOMO GÓMEZ, J. “Muerte Cerebral: algunas precisiones en torno a un concepto
ambiguo”; Cuadernos de Bioética, 19(3): 165-170. 1994
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Cuadernos de Bioética, 21(72): 248-255. 2010.
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xenotransplante”; Cuadernos de Bioética, (2): 266-270. 2001
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Ediciones San Pablo, 2007. 198 p.
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42
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APÉNDICES
CASOS CLÍNICOS PARA DISCUSIÓN
CASO 1. EUTANASIA
Rosa es una niña de 11 años, quien al salir de la escuela es alcanzada por una bala perdida,
la cual penetra a nivel de la columna cervical; es llevada de emergencia al hospital, en donde
se observa lesión a nivel de C2 y C3. La paciente se encuentra consciente, pero no puede
mover brazos ni piernas (cuadripléjica), y en este momento con necesidad de ventilación
mecánica ya que tampoco tiene patrón respiratorio.
La niña le dice a usted que ya no quiere vivir de esa forma; será un gran sufrimiento para sus
padres, y que es mejor que la desconecte del ventilador.
CASO 2. MUERTE CEREBRAL
Luis es un niño de 8 años, quien estaba jugando y súbitamente cae y pierde el conocimiento.
Es llevado a un centro hospitalario, en donde se le hizo una tomografía y se observó una
Hemorragia Parenquimatosa extensa izquierda, e infartos por compresión del lado derecho.
Al principio Luis tiene pupilas intermedias, pero paulatinamente se dilatan. El
electroencefalograma que realizan no tiene ondas de actividad cerebral. Usted explica a los
padres que a su criterio tiene muerte cerebral y que debe ser desconectado.
Los padres de Luis le piden que por favor no desconecte a su hijo, “porque talvez todavía
podría haber esperanza”.
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CASO 3. TRASPLANTE
Pedro es un niño de 7 años a quién se le hizo diagnóstico de Leucemia Mielocítica. Se le ha
dado tratamiento con quimioterapia, pero lastimosamente recayó de la enfermedad. El
médico le expone que lo único que queda es un trasplante de médula, especialmente de
células madre.
Los papás de Pedro se han sometido a un procedimiento de fertilización in vitro, ya que la
madre se había realizado el procedimiento de esterilización directa para reproducir un bebé
que tenga la misma histocompatibilidad de Pedro, y así salvar a su único hijo.
CASO 4. TRANSFUSIONES
Osman, de 7 meses de edad, a quien su hermano mayor de 5 años lo encuentra tirado. Se
había caído de una cuna de aproximadamente 1 metro de altura. Es llevado de urgencia al
hospital. Se le encuentra en tomografía un hematoma epidural y subgaleal grande del lado
derecho. Tiene una hemoglobina de 6.5 gr/dl. Es necesario llevarlo a sala de operaciones,
pero el anestesiólogo y el neurocirujano requieren que se transfunda con células
empacadas. Los padres de Osman, son Testigos de Jehová y no autorizan la transfusión.
Usted sabe que una transfusión en este caso puede salvarle la vida a Osman.
CASO 5. OBJECIÓN DE CIENCIA Y CONCIENCIA
Carlos, es un paciente de 2 años de edad, quién ingresó a intensivo hace 1 mes por padecer
el Síndrome de Cornelia Delange, un problema neurológico degenerativo. En el transcurso
de ese mes, Carlos ha tenido varias infecciones nosocomiales; como no tiene buen patrón
respiratorio ha requerido ventilación mecánica, así como traqueostomía y gastrostomía.
Carlos despierta pero no tiene interacción con el medio. Los padres son gente humilde y
pobre, no tienen recursos para ventilación en casa. El médico a cargo en un acto de
“misericordia” le pide a usted que desconecte el ventilador para “acabar” con el sufrimiento
de Carlos. En su país es legal realizar Eutanasia.
¿Nos encontramos en este caso enfrentados a realizar objeción de ciencia o de conciencia?
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ANEXOS
Programa Curricular, Facultad de Enfermería, Universidad Mariano Gálvez
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Programa Curricular para Licenciatura en Enfermería, Universidad Rafael Landívar,
Guatemala, 2012
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Curso para Auxiliares de Enfermería del Hospital Centro Médico, Guatemala, 2012