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Y SALUD La;ns rta levE.esteve.freixa.pagesperso-orange.fr/ilp_6.pdf · 2015-03-10 · LA VANGUARDIA...

Date post: 07-Feb-2020
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LA VANGUARDIA CIENCIA Y SALUD . 6 SÁBAI RAMON FERRER [email protected] N o le ha ido muy bien al doctor Freud en estos últimos tiem pos. A la publica ción hace poco más de un año del libro “Por qué Freud estaba equivocado: pecado, ciencia y psicoanálisis”, le si guió undemoledor articuloque lleva ba por título “Enterrando a Freud”. En ellos, y en otras publicacio nes, vuelve a plantearse una cuestión que na ció casi a la vez que el psicoaná lisis: la reputa ción de los pro cedimientos te rapéuticos deri vados de laspro puestas del doc tor Sigmund Freud, y no sólo por sus proble mas de ajuste con los criterios científicos, sino por los posibles efectos contra producentes que, en ocasiones, pa recen generar unas prácticasa las que se acogen bienintencionda mente personas, afligidas por proble mas deíndolepsicológica. No estarí amos tratando con un procedimiento caro e ineficaz, sino también peligro so. Losprocedimientos psicoanalíticos han sido cuestionados desde sus ini cios, a veces como una forma más de antisemitismo encubierto; hansido modificados interna e incesantemen te por sus practicantes costumbre que inició su mismoimpulsor, y se hallan en francadisgregación, evidenciada en los cismas internos quedesde sus primeros años hastaahora hansufli do. Muchas personas hanempezado los seductores textos freudianos antes de ingresar en la facultadde Psicología, y han debidocuestionar la inclusión de Freud en el campo de lascorrien tes terapéuticas de trasfondo científi co, es decir, las pseudociencias. Las pseudociencias seríanaquellas cari caturas de la ciencia, que exageran los rasgos intuitivos del proceso de pensamiento científico, descuidando los aspectos lógicos y olvidando los principios básicos del conocimiento científico denominados “contrasta ción” y “verificación objetiva”: si la prueba empírica enque se fundamen la un conocimiento no es pública y re petible. bajo condiciones controla das, y si en lasdistintas contrastacio nes no se hallanresultados similares, un conocimiento no es científico. Acaso, los planteamientos psicoana líticos lleguen algún día a explicar las complejidadesde nuestra vida, pero su estado actual es,comomucho, pa recido al que tuvo la alquimiarespec to dela actual química, y no tanavan zado comolasafortunadamente poco frecuentes disputas entre astrólogos y astrónomos, una vez clarificados sus campos de trabajo. Como tantos otros, a la luz de estas premisas, mu chos hanllegado a cuestionarse, in cluso, la presencia de Freud entrelas figuras generadoras y prototípicas del pensamiento del siglo XX, paraaca bar atribuyéndole únicamente un mé rito popular y pasajero. Mario Bunge, físico y teóricode la ciencia, afirma: “El psicoanálisis es la pseudociencia más interesante y exitosadel siglo. No hace faltadecirque es ignorada en los institutos de investigación de la mente o la con ducta, puesto que se trata de un cuerpo de creen cias y no de un campo de investi gación”. Una ex celente, breve y demoledora obra sobre estos aspec tos es lade Garcia Sevilla “Análisi de la Psicoanli si A muchos psico analistas no les preocupa, en ab soluto, la posible inclusión o exclu sión del mundo científico; sin embargo, la cien cia no es unoscu ro seno de cues tiones incom que se ocupa de in contrastar, verificar cuestiones queper mitan avanzar hacia el conocimiento personal y del mundo que nosrodea. Sus conclusiones son puestas cons tantemente a prueba y sometidas a es trictos sistemas de comprobación y renovación en procesos públicos y abiertos. La pregunta no es si el psi coanálisis puedetenerefectos tera péuticos,sino si estos benefician a la diversidaddepersonas que se acercan a sus planteamientos. Algunas pue den resultar inclusoperjudicadas por la atribución indiscriminadade ori gen psicológicode síntomas orgáni cos, entre otros errores similares que pueden deparar consecuencias fata les, y queciertas corrientes psicoana líticas realizan sin averiguar sus posi bles orígenes reales. Muchospsicoa nalistas afirman que sus principales beneficiarios son personas con tras- tomos clasificados en el tercio psico patológico clásico, etiquetado como neurosis, es decir, personas insegu ras, consentimiento de inferioridady marcada tendencia a reflexionar so bre sus propios pensamientos, pala bras, obrasy omisiones vivenciados de forma culpable. A esta definición,que reconocemos discutible por genérica e incompleta, nos atreveríamos a añadir quecuanto más ortodoxo sea el enfoque de la te rapia, más saneado será el nivel devi da queprecisarán, puesto quela du ración y el costede las sesiones psi coanalíticas clásicas acostumbran a ser considerables y, por qué no, tam bién es conveniente que estas perso nas posean un elevado nivel cultural que les permita elaborar y asimilar los complejos símilesquetan cruda mente lespueden presentar ciertas es cuelaspsicoanalíticas. Es difícil negar que cuesta aceptar la hipótesis de que, en cierta etapade nuestra vida, sentimos atracción se xual por uno denuestros progenito res, mientras deseamos castrar al otro, tal y como plantean los complejos de Edipo y Electra para cada género; estos sín dromes,supuestamen te universales, derivan del recuerdo de un suceso acaecido al propio Freud cuando tenía dos años de edad y hansido generalizados para el resto de la humani dad tras pocosy escasa mente detallados casos y obser vacionesdel doctor: todo basado en argumentoscirculares que refrenda ban, sin excepción en su propiaopi nión, sus ideas. Hay que reconocer que muchos inconvenientes hansido superados por algunas de lasdiversas aproximaciones a lastécnicas de aná lisis dinámicas que hansurgidocon posterioridad a Freud(enfoquelaca niano, sistémico, de apoyo, humanis ta o transpersonal, kleiniano, social, etc.), peroel presente artículo se cen tra básicamente en sus inicios. A tíitulo deejemplo, Anna Freud, hi ja y seguidora de las teorías paternas, comenta un caso en el queuna joven paciente suya“había conseguido re prirnir laenvidiaque sentía por el pe ne desu hermanito—por el quehabía estado totalmente dominada su vida— hasta el punto que, inclusoen el aná lisis, fue extraordinariamente difícil encontrar vestigios de ella”; siguien do la teoría, laenvidia debía haberes tado allí, pero, reconoce, le fueextra ordinariamente difícil encontrar “vestigios” de ella. Casos individuales Claude Bernard, iniciadordela apli cación delos principios científicos en Medicina, afirmaba que“es mejorno saber nada quetener ideas fijas basa das enteorías cuyaconfirmación bus camos constantemente, descuidando lo que no está de acuerdo conellas”. Observemos quela mayoría de las publicaciones en el campo psicoana lítico se refieren a casos individuales, casi siempre sobre pacientes queex perimentaron mejoría,y a partir de ellos se argumenta sobreel casoge neral. Esuna falacia que, en lógica, se denomina “post hoc ergo propter hoc”: que a la noche le siga el día, no quiere decir que unasea cau sa del otro. El hecho de que al guien mejore después de un tratamiento no prueba que el tratamientoseala causa de la mejora, ni tampoco quemejore a cualquier otra persona quesufrade la misma sintomatología. Pueden darse casos de remisiónespontánea. Los estudiosrealizados sobredecla raciones de psicoanalistas y sus pa cientes, comparadas con lós enfer mos en listasde espera danuna tasa de mejora, aproximadamente, de dos tercios.., en amboscasos. Además, lev parece quelos pacientes sometidos a terapia tardarían másen recuperarse, y lo harían en un grado menor. Estos datos son discutibles, puestoque la participación de los terapeutas fue mínima o nula,siguiendo la postura adoptada por Freud cuando conoció los primeros resultados (negativos) de estudios realizados en Estados Unidos.,, que dejaronde interesarle. Afortunadamente, en los últimos años diversos psicoanalistas (entre ellos el presidente del Comité deVerifica ción de Hechos dela Asociación Psico analítica Ameri cana) handecla rado que no tie nen prueba po sitiva alguna de la efectivi dad terapéuti ca del psicoa nálisis. Las estadísticas no pare- cen abogar por losefectos beneficiosos de las terapias de origen psi coanalítico,aunque muchas de ellas puedan discutirse de acuerdo con problemas metodológi cos, que provienen dela faltade ala boración de los implicados y de las ambkgiiedades interpretativas queel psicoanálisispromueve. Pero existen otros datos. Según una investigación norteamericana, desde 1988 hasta 1994, un millón de familias hansido afectadas por sobrecargas encubiertas de traunlatismos sexuales, inspiradas por terapeutas. Muchas, principal mente en su vertiente femenina, han reconstruidopsicoanalíticamente epi sodios de abusosexual en forma de fantasías edípicas. No todó el mundo es capaz de asumircon profundidad, y relativizar a la vez con ironía, las propuestas psicoanalíticas como hace unos de sus más conocidos “clien tes”, el cineasta WoodyAllen, en sus películas y artículos (Analista:Yo le traté. Era un pacientecomplicado. Veía la realidad demasiado claramen te. “Stardust Memories”, (1979). El psicoanálisis se haconvertido, en paisescomo el nuestro, en unode los sustitutos del confesionario, Incluso puede jerarquizarse a los que se ha llan implicados enel proceso al modo de los estamentos religiosos: fieles creyentes, acólitos iniciados, ofician tes o sacerdotes, sumossacerdotes. La ;ns rta Los planteamientos psicoanalíticos quizás lleguen algún día a explicar lascomplejidades de nuestra vida,pero suestado actual es, como mucho, parecido al quetuvo la alquimia respecto de la actual química, y no tan avanzado como las afortunadamente pocofrecuentes disputas entre astrólogos y astrónomos, unavez clarificados sus campos de trabajo Los procedimientos psicoanalíticos han sido cuestionados desde sus inicios, a veces como una forma másde antisemitismo encubierto prensibles, sino vestigar, probar, y hacer públicas La negligencia invisible • Entremuchas de las plagas del siglo XX quepasarán literatura fantástica, peroni un soloestudio que pruebe a la historia,el psicoanálisis debería ocupar un papel su eficacia y seguridad. Y lo peores que se ha jugado privilegiado, por haber sido capaz de cometer el “cri- con esa autoridad. Para muchos ciudadanos, tanto los men perfecto”, aquel que nosólo no dejatrazani sos- psíquiatras, como los psicólogos o los psicoanalistas pechoso, sino queinclusopasa desapercibi- A son profesionales por igual.Y, sin embargo, do. El problema del psicoanálisis no es su los dos primeroshan pasado por unauni vertiente “exploradora” de la mente. El psicoanálisis versidad enla quelosestudios han sidoconvenidos in como empresa investigadora acaso tenga unfuturo es- ternacionalniente y los métodos terapéuticos someti plendoroso. ¡Quiénsabe! Pero es probable que no sea dos a unacontinua evaluación rigurosa e independien así, porque sus principiosexplicativos no se basan en te. Justoes decir queson aúnciencias muy inexactas, un conocimiento objetivo o intersubjetivo de la men- pero si bienel electroshock fue una barbaridad, al me te, sinoenla potencia deun producto de la imaginación nos desapareció como práctica habitualporque se so- de Sigmund Freud, aquelloque Borges denominó ma- metió a estudios queintentaron demostrar su utilidad. gistralmente “mitología triste”. De la mismamanen quela sociedad no permiteque En efecto, al médico vienés nose le puede negar una un excéntrico construya un avióny venda pasajes para fantasíaprodigiosa, ni una capacidad para expresar en turistas, no debería permitir que una pseudociencia metáforas extravagantes algunos de los posibles itíne- manipule, mediante sofismas y dogmas herméticos, la ranos del espíritu humano. Sin embargo, para desen- psique de los individuos. Y es quela mente estáhecha trañar los intersticios de la mente va a necesitarse mu- de una porcelana muy especial. Cuandoun cirujano cho más que el virtuosismo de una fantasía, comete unanegligencia, sus resultados sonevidentes, La verdadera tragedia del psicoanálisis es que ha tras- pero las “heridasdel alma” soninvisibles y cualquier pasado el juego de la especulación y se haarrogado la imprudencia dejauna huella indeleble en el silencio autoridaddel terapeuta. Y esola sociedad debería con- de un yo indefenso y aturdido. Para guiamos en la os siderarlo intolerable. Porque, el psicoanálisis no tiene curidad es preferible un ciego queun insensato. más autoridad que su nombre y numerosas páginas de • OSCAR VILARROVA RAMON FERRER, Doctor en Psicología Pmfesor cte Psi cología. Facultad de Psicología U.B.
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Page 1: Y SALUD La;ns rta levE.esteve.freixa.pagesperso-orange.fr/ilp_6.pdf · 2015-03-10 · LA VANGUARDIA CIENCIA Y SALUD . 6 SÁBAI RAMON FERRER N rferrer@psi.ub.es le hao ido muy bien

LA VANGUARDIA CIENCIA Y SALUD . 6 SÁBAI

RAMON [email protected] o le ha ido muy bien

al doctor Freud enestos últimos tiempos. A la publicación hace poco másde un año del libro

“Por qué Freud estaba equivocado:pecado, ciencia y psicoanálisis”, le siguió un demoledor articulo que llevaba por título “Enterrando a Freud”.En ellos, y enotras publicaciones, vuelve aplantearse unacuestión que nació casi a la vezque el psicoanálisis: la reputación de los procedimientos terapéuticos derivados de las propuestas del doctor SigmundFreud, y no sólopor sus problemas de ajustecon los criterioscientíficos, sinopor los posiblesefectos contraproducentes que,en ocasiones, parecen generarunas prácticas alas que se acogenbienintenciondamente personas, afligidas por problemas de índole psicológica. No estaríamos tratando con un procedimientocaro e ineficaz, sino también peligroso. Los procedimientos psicoanalíticoshan sido cuestionados desde sus inicios, a veces como una forma más deantisemitismo encubierto; han sidomodificados interna e incesantemente por sus practicantes costumbre queinició su mismo impulsor, y se hallanen franca disgregación, evidenciadaen los cismas internos que desde susprimeros años hasta ahora han suflido.Muchas personas han empezado los

seductores textos freudianos antes deingresar en la facultad de Psicología,y han debido cuestionar la inclusiónde Freud en el campo de las corrientes terapéuticas de trasfondo científico, es decir, las pseudociencias. Laspseudociencias serían aquellas caricaturas de la ciencia, que exageranlos rasgos intuitivos del proceso depensamiento científico, descuidandolos aspectos lógicos y olvidando losprincipios básicos del conocimientocientífico denominados “contrastación” y “verificación objetiva”: si laprueba empírica en que se fundamenla un conocimiento no es pública y repetible. bajo condiciones controladas, y si en las distintas contrastaciones no se hallan resultados similares,un conocimiento no es científico.Acaso, los planteamientos psicoanalíticos lleguen algún día a explicar lascomplejidades de nuestra vida, perosu estado actual es, como mucho, parecido al que tuvo la alquimia respecto de la actual química, y no tan avanzado como las afortunadamente pocofrecuentes disputas entre astrólogos y

astrónomos, una vez clarificados suscampos de trabajo. Como tantosotros, a la luz de estas premisas, muchos han llegado a cuestionarse, incluso, la presencia de Freud entre lasfiguras generadoras y prototípicas delpensamiento del siglo XX, para acabar atribuyéndole únicamente un mérito popular y pasajero. Mario Bunge,físico y teórico de la ciencia, afirma:“El psicoanálisis es la pseudocienciamás interesante y exitosa del siglo.No hace falta decir que es ignorada en

los institutos deinvestigación dela mente o la conducta, puesto quese trata de uncuerpo de creencias y no de uncampo de investigación”. Una excelente, breve ydemoledora obrasobre estos aspectos es la de GarciaSevilla “Análiside la PsicoanlisiA muchos psico

analistas no lespreocupa, en absoluto, la posibleinclusión o exclusión del mundocientífico; sinembargo, la ciencia no es un oscuro seno de cuestiones incom

que se ocupa de incontrastar, verificarcuestiones que per

mitan avanzar hacia el conocimientopersonal y del mundo que nos rodea.Sus conclusiones son puestas constantemente a prueba y sometidas a estrictos sistemas de comprobación yrenovación en procesos públicos yabiertos. La pregunta no es si el psicoanálisis puede tener efectos terapéuticos, sino si estos benefician a ladiversidad de personas que se acercana sus planteamientos. Algunas pueden resultar incluso perjudicadas porla atribución indiscriminada de origen psicológico de síntomas orgáni

cos, entre otros errores similares quepueden deparar consecuencias fatales, y que ciertas corrientes psicoanalíticas realizan sin averiguar sus posibles orígenes reales. Muchos psicoanalistas afirman que sus principalesbeneficiarios son personas con tras-tomos clasificados en el tercio psicopatológico clásico, etiquetado comoneurosis, es decir, personas inseguras, con sentimiento de inferioridad ymarcada tendencia a reflexionar sobre sus propios pensamientos, palabras, obras y omisiones vivenciadosde forma culpable.A esta definición, que reconocemos

discutible por genérica e incompleta,nos atreveríamos a añadir que cuantomás ortodoxo sea el enfoque de la terapia, más saneado será el nivel de vida que precisarán, puesto que la duración y el coste de las sesiones psicoanalíticas clásicas acostumbran aser considerables y, por qué no, también es conveniente que estas personas posean un elevado nivel culturalque les permita elaborar y asimilarlos complejos símiles que tan crudamente les pueden presentar ciertas escuelas psicoanalíticas.Es difícil negar que cuesta aceptar la

hipótesis de que, en cierta etapa denuestra vida, sentimos atracción sexual por uno de nuestros progenitores, mientras deseamos castrar alotro, tal y como plantean loscomplejos de Edipo y Electrapara cada género; estos síndromes, supuestamente universales,derivan delrecuerdo deun sucesoacaecido alpropio Freudcuando teníados años deedad y han sidogeneralizados parael resto de la humanidad tras pocos y escasamente detallados casos y observaciones del doctor: todo basado enargumentos circulares que refrendaban, sin excepción en su propia opinión, sus ideas. Hay que reconocerque muchos inconvenientes han sidosuperados por algunas de las diversasaproximaciones a las técnicas de análisis dinámicas que han surgido conposterioridad a Freud (enfoque lacaniano, sistémico, de apoyo, humanista o transpersonal, kleiniano, social,etc.), pero el presente artículo se centra básicamente en sus inicios.A tíitulo de ejemplo, Anna Freud, hi

ja y seguidora de las teorías paternas,

comenta un caso en el que una jovenpaciente suya “había conseguido reprirnir la envidia que sentía por el pene de su hermanito —por el que habíaestado totalmente dominada su vida—hasta el punto que, incluso en el análisis, fue extraordinariamente difícilencontrar vestigios de ella”; siguiendo la teoría, la envidia debía haberestado allí, pero, reconoce, le fue extraordinariamente difícil encontrar“vestigios” de ella.

Casos individualesClaude Bernard, iniciador de la apli

cación de los principios científicos enMedicina, afirmaba que “es mejor nosaber nada que tener ideas fijas basadas en teorías cuya confirmación buscamos constantemente, descuidandolo que no está de acuerdo con ellas”.

Observemos que la mayoría de laspublicaciones en el campo psicoanalítico se refieren a casos individuales,casi siempre sobre pacientes que experimentaron mejoría, y a partir deellos se argumenta sobre el caso general. Es una falacia que, en lógica, sedenomina “post hoc ergo propterhoc”: que a la noche le siga eldía, no quiere decirque una sea cau

sa del otro. Elhecho de que alguien mejore despuésde un tratamiento no pruebaque el tratamiento sea la causade la mejora, ni tampoco que mejorea cualquier otra persona que sufra dela misma sintomatología. Puedendarse casos de remisión espontánea.Los estudios realizados sobre declaraciones de psicoanalistas y sus pacientes, comparadas con lós enfermos en listas de espera dan una tasade mejora, aproximadamente, de dostercios.., en ambos casos. Además,

levE.:parece que los pacientes sometidos aterapia tardarían más en recuperarse,y lo harían en un grado menor. Estosdatos son discutibles, puesto que laparticipación de los terapeutas fuemínima o nula, siguiendo la posturaadoptada por Freud cuando conociólos primeros resultados (negativos)de estudios realizados en EstadosUnidos.,, que dejaron de interesarle.Afortunadamente, en los últimosaños diversos psicoanalistas(entre ellos el presidentedel Comité de Verificación de Hechos de laAsociación Psicoanalítica Americana) han declarado que no tienen prueba positiva algunade la efectividad terapéutica del psicoanálisis. Lasestadísticasno pare-

cenabogarpor los efectosbeneficiosos de lasterapias de origen psicoanalítico, aunque muchasde ellas puedan discutirse deacuerdo con problemas metodológicos, que provienen de la falta de alaboración de los implicados y de lasambkgiiedades interpretativas que elpsicoanálisis promueve. Pero existenotros datos. Según una investigaciónnorteamericana, desde 1988 hasta1994, un millón de familias han sidoafectadas por sobrecargas encubiertasde traunlatismos sexuales, inspiradaspor terapeutas. Muchas, principalmente en su vertiente femenina, hanreconstruido psicoanalíticamente episodios de abuso sexual en forma defantasías edípicas. No todó el mundoes capaz de asumir con profundidad,y relativizar a la vez con ironía, laspropuestas psicoanalíticas como haceunos de sus más conocidos “clientes”, el cineasta Woody Allen, en suspelículas y artículos (Analista: Yo letraté. Era un paciente complicado.Veía la realidad demasiado claramente. “Stardust Memories”, (1979).El psicoanálisis se ha convertido, en

paises como el nuestro, en uno de lossustitutos del confesionario, Inclusopuede jerarquizarse a los que se hallan implicados en el proceso al modode los estamentos religiosos: fielescreyentes, acólitos iniciados, oficiantes o sacerdotes, sumos sacerdotes.

La;ns rtaLos planteamientos psicoanalíticos quizás lleguen algún díaa explicar las complejidades de nuestra vida, pero su estadoactual es, como mucho, parecido al que tuvo la alquimiarespecto de la actual química, y no tan avanzado como lasafortunadamente poco frecuentes disputas entre astrólogosy astrónomos, una vez clarificados sus campos de trabajo

Los procedimientospsicoanalíticos han sidocuestionados desde sus

inicios, a veces como unaforma más de antisemitismo

encubierto

prensibles, sinovestigar, probar,y hacer públicas

La negligencia invisible• Entre muchas de las plagas del siglo XX quepasarán literatura fantástica, pero ni un solo estudio que pruebea la historia, el psicoanálisis debería ocupar un papel su eficacia y seguridad. Y lo peor es que se ha jugadoprivilegiado, por haber sido capaz de cometer el “cri- con esa autoridad. Para muchos ciudadanos, tanto losmen perfecto”, aquel que no sólo no deja traza ni sos- psíquiatras, como los psicólogos o los psicoanalistaspechoso, sino que incluso pasa desapercibi- A son profesionales por igual. Y, sin embargo,do. El problema del psicoanálisis no es su los dos primeros han pasado por una univertiente “exploradora” de la mente. El psicoanálisis versidad en la que los estudios han sido convenidos incomo empresa investigadora acaso tenga un futuro es- ternacionalniente y los métodos terapéuticos sometiplendoroso. ¡Quién sabe! Pero es probable que no sea dos a una continua evaluación rigurosa e independienasí, porque sus principios explicativos no se basan en te. Justo es decir que son aún ciencias muy inexactas,un conocimiento objetivo o intersubjetivo de la men- pero si bien el electroshock fue una barbaridad, al mete, sino en la potencia de un producto de la imaginación nos desapareció como práctica habitual porque se so-de Sigmund Freud, aquello que Borges denominó ma- metió a estudios que intentaron demostrar su utilidad.gistralmente “mitología triste”. De la misma manen que la sociedad no permite queEn efecto, al médico vienés no se le puede negar una un excéntrico construya un avión y venda pasajes para

fantasía prodigiosa, ni una capacidad para expresar en turistas, no debería permitir que una pseudocienciametáforas extravagantes algunos de los posibles itíne- manipule, mediante sofismas y dogmas herméticos, laranos del espíritu humano. Sin embargo, para desen- psique de los individuos. Y es que la mente está hechatrañar los intersticios de la mente va a necesitarse mu- de una porcelana muy especial. Cuando un cirujanocho más que el virtuosismo de una fantasía, comete una negligencia, sus resultados son evidentes,La verdadera tragedia del psicoanálisis es que ha tras- pero las “heridas del alma” son invisibles y cualquier

pasado el juego de la especulación y se ha arrogado la imprudencia deja una huella indeleble en el silencioautoridad del terapeuta. Y eso la sociedad debería con- de un yo indefenso y aturdido. Para guiamos en la ossiderarlo intolerable. Porque, el psicoanálisis no tiene curidad es preferible un ciego que un insensato.más autoridad que su nombre y numerosas páginas de • OSCAR VILARROVARAMON FERRER,

Doctor en Psicología Pmfesor cte Psicología. Facultad de Psicología U.B.

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