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BilingLatAm VI Lima, agosto 2015
“Me gustaría que mi hijo sea bilingüe”1
Acercando los bilingüismos y sus agentes
Inge Sichra
PROEIB Andes, Cochabamba, Bolivia
La opción por el bilingüismo en sociedades que han ido perdiendo su lengua originaria, “es una
forma de salir del dilema de la elección de una única lengua, aquella que apenas satisface la
cultura tradicional de un pueblo o aquella que presenta una falsa utopía de modernidad.
Probablemente en la actualidad haya que aceptar una sana diglosia entre dos o más lenguas
nacionales o vecinas e incluso una diglosia interna en la que convivan dos formas de lengua: la
cotidiana y la habitual y la culta y especializada” (UNESCO, 2001:40).
0. Esta esperanza de salir del dilema de elección lingüística es revisada en la
conferencia. Vamos a referirnos a la valoración de LOS bilingüismoS, rastrear
señales de urbanización indígena, mostrar la persistencia de ideologías
contrarias a la “sana diglosia” de la UNESCO con las cuales se incrementa día
a día el monolingüismo. La pregunta central es cómo provocar el cambio social
ante el generalizado y extendido silenciamiento de las lenguas indígenas.
Damos en la segunda parte una evidencia de un ejercicio ciudadano de
resistencia y cambio social.
1. Hay un reconocimiento bastante generalizado del bilingüismo como algo
extendido, como lo “natural” y como opción de inserción en el mundo
globalizado, de movilidad, de constante e inmediata información. También se
reconoce el bilingüismo como herramienta cognitiva, como riqueza, valor,
educación. Sin embargo, en el bilingüismo se “cree” siempre y cuando están
implicadas lenguas de prestigio, lenguas occidentales, lenguas de importancia
y difusión universales. Cuando leemos avisos en el periódico sobre secretaria
bilingüe, sobre inscripción a colegio o academia bilingüe, etc. siempre “se
sobreentiende” que es castellano e inglés –a no ser que el aviso sea del
colegio Alemán, entonces la connotación podría ser castellano-alemán. Ir a un
colegio bilingüe es una aspiración para volverse bilingüe “de élite”, como
algunos llaman a este tipo de educación. Es un bilingüismo de opción, no una
necesidad, que comprende la lengua oficial/nacional histórica y una (o más)
1 Publicidad en una calle en San Salvador, julio 2015
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lenguas extranjeras. El aviso en San Salvador enumera en una parte del afiche
varias lenguas de prestigio, podría estar y de hecho se lo encuentra en
cualquier capital o ciudad latinoamericana.
2. Casi la mitad de la población mundial tiene como primera lengua una de las
sgtes. veinte lenguas, que en orden de predominancia son: chino mandarín,
español, inglés, hindú, árabe, portugués, bengalí, ruso, japonés, javanés,
alemán, chino wu, coreano, francés, telugu, marathi, turco, tamil, vietnamita y
urdu. Inglés es la lengua franca de la era digital y quienes la usan como
segunda lengua superan en cientos de millones a los hablantes nativos.
Los Estados y sus sistemas educativos son afines a este proceso y buscan
insertarse en él: “English is the most important language of international
communication and it is associated with social and economic mobility. English is
seen as a resource that opens doors for better opportunities. The interest in
English is such that, as Graddol (2006) points out, in some countries (for
example, Colombia, Mongolia, Chile or South Korea) the idea is not to learn
English as a foreign language but that the country becomes bilingual in English
and the national language”. (Cenoz y Gorter 2010)
3. El bilingüismo que surge de la necesidad/deseo de incluirse, de dejar de ser
extranjero en su propio país, de pertenecer plenamente a su sociedad
envolvente/hegemónica tiene otro “reconocimiento” en la sociedad. Recibe de
propios y extraños otra valoración. Es un bilingüismo de remedialidad, uno que
revela que “hay que arreglar algo”, eso es, las identidades, las aspiraciones
sociales, el ascenso y la pertenencia a un país. Es el bilingüismo que apenas
dura una generación, un bilingüismo que por ser de transición se heredará a los
hijos en forma de un nuevo monolingüismo, en nuestro caso, el castellano.
En todos los continentes, los pueblos abandonan sus lenguas ancestrales por
la lengua hegemónica de su región. La asimilación aporta beneficios
indiscutibles, especialmente con la proliferación del uso del internet y la
migración de los jóvenes a las ciudades.
Los ejecutores y mediadores de política estatales lingüísticas actúan en
consonancia con el principio de “necesidad” que caracteriza al bilingüismo
castellano-lengua indígena. Zavala (2013) ilustra esta situación en Apurimac,
donde se contradicen políticas regionales de difusión de quechua establecidas
por consenso con políticas reales de intermediarios que responden a la
“ideología de inclusión” de lengua indígena a partir de la necesidad de su uso
(solamente cuando un monolingüe indígena así lo requiera).
4. Los procesos de migración interna de las últimas 3 a 4 décadas constituyen
el gran escenario de bilingüismo sustractivo. En 2005, a nivel mundial, y en
Europa occidental, la población urbana y rural se reparte equitativamente. En
Asia y África predomina la población rural (60%). En Norteamérica y en
3
América Latina y el Caribe, sin embargo, predomina la población urbana. World
Population Prospects: The 2006 Revision | United Nations Population Division. http://data.un.org.
Según Daniel Kaufman, del Endangered Language Alliance, más de 800
lenguas en peligro se encuentran en el área de Nueva York, que tiene la mayor
concentración de ellas que ninguna ciudad en el mundo. Su alianza ha
registrado Shughni, de Tajikistan; Kabardian, del norte Caucásico; Amuzgo,
deOaxaca y Guerrero, sudoeste de México; Mandaic de Iraq and Iran,
Garífuna, de Honduras y Nicaragua (200 mil
hablantes).http://www.newyorker.com/magazine/2015/03/30.
Es interesante en este contexto señalar el efecto que una diáspora
internacional puede tener en los hablantes de una lengua indígena, al
generarse una comunidad de habla por necesidad de cohesión y diferenciación
que crea orgullo entre los miembros por contar con una lengua secreta
(albañiles quechuas del Valle Alto en Virginia), el reconocimiento que reciben
del entorno como “exóticos (caso de trabajadoras bolivianas migrantes en
Italia); etc.
Según el informe de Naciones Unidas (2011) América Latina es la región más
urbanizada del mundo, 83% de su población vive en ciudades. De esta manera,
se han indigenizado las ciudades y urbanizado las comunidades rurales. Hay
un imparable proceso de “reterritorialización”, “desterritorialización” (retumba en
la palabra “destierro”) de población indígena. Individuos indígenas que se
declaran como tal o como hablante de una lengua indígena son, de un tiempo a
esta parte, mayoritariamente urbanos.
5. Centros urbanos y capitales como Santiago de Chile, La Paz, Lima, Buenos
Aires y México D.F. presentan poblaciones bilingües lengua indígena-
castellano. Gran parte de la población indígena de los siguientes pueblos es
urbana: Mapuche en Chile, Nahuat en México, Kaqchikel en Guatemala,
Aimara en Bolivia, Quechua en Perú y Bolivia. Por los pocos datos que los
Censos permiten obtener (revisión de ellos no permitió encontrar evidencias
generacionales de pervivencia de lenguas indígenas entre migrantes y la
generación sgte.), aquí solo citamos algunos hitos.
En Bolivia, la proporción de habitantes de las zonas rurales y urbanas se ha
invertido en 50 años, pasando de 73% rural a 62% de habitantes en la zona
urbana, en la actualidad (INE). http://eju.tv/2013/08/censo-la-pertenencia-indgena-se-redujo-al-
31-con-relacin-al-2001/ A principios del siglo XXI, Bolivia se reconocía como
mayoritariamente indígena (62%). Diez años después, en el censo de 2012, la
autoidentificación indígena en términos absolutos se reduce a la mitad (2.5 Mio
personas se reconocen como indígenas en 2012, comparado con 3 Mio que se
autoidentificaron a inicios de siglo). Con una población total de 10.027.254,
Bolivia sería actualmente minoritariamente indígena (31%). La caída en los
4
niveles de auto-identificación es notoria en términos absolutos y relativos: hay
un decrecimiento de 7% de quienes se identifican como aimaras, un bajón de
21% entre los que se identifican como quechua. En los pueblos de Tierras
Bajas, la identificación con Mojeño decrece en la mitad!!! Guaraní decrece en
37%, el Chiquitano 27%.
El difundido bilingüismo en 35% de la población boliviana todavía registrado en
el censo 2001, con 53% monolingües castellano y 12% monolingües lengua
indígena, ha claudicado en una década, aparentemente, ante el monolingüismo
castellano. http://eju.tv/2013/08/censo-la-pertenencia-indgena-se-redujo-al-31-con-
relacin-al-2001/ EN MUNICIPIOS URBANOS, según el Censo 2012, 8% habla
quechua, 5% aimara, 0.2% guaraní, (considerando un elevado 12% sin
especificar). En cuanto a la lengua indígena como primera lengua, aimara es la
más representada en municipios capitales, debido al constante flujo de
migrantes en la ciudad de El Alto y La Paz (59% y 20% de la población con
aimara como L1, respectivamente); Cochabamba es el segundo municipio en
cuanto a concentración de población con lengua indígena como L1, (31% de la
población con quechua como L1; en St. Cruz está 24% de la población con
quechua L1; 18% en Sucre).
En el caso de Chile, la población ha experimentado un proceso de
urbanización de 68% en 1960 a 87% en el año 2002 (INE, 2008: 37). La
tendencia nacional de urbanización es igual entre la población indígena y no
indígena (16% para ambos casos). Según el Censo 2002, 65% de la población
autoidentificada como indígena (8 pueblos indígenas) se concentra en zonas
urbanas. Se declara mapuche 87% de la población indígena, asentada en
zonas urbanas, prioritariamente en Santiago. (http://www.ine.cl/canales/chile_estadistico/estadisticas_sociales_culturales/etnias/pdf/info_etniascenso20
02.pdf)
Según el Censo 2010, en México 15.7 millones de personas mayores de 3
años se consideran indígenas (15% de la población total del país). Algo menos
de la mitad de la población indígena, 6.5 Mio de personas de 5 a más años,
habla lenguas indígenas. De ellas, cerca de 1 millón es monolingüe en lenguas
indígenas. Por otra parte, 400 mil hablantes de lengua indígena no se
consideran indígenas (www.inegi.org.mx). Los datos del Censo indican que una
parte importante de la población indígena vive en centros urbanos y localidades
de menos de 15,000 habitantes. Alrededor de 30% de la población que se
autoadscribe como indígena vive en ciudades de más de 100,000 habitantes.
Para el caso de los nahuat, que asciende a 1.5 millones de personas, más de
la mitad (53%) reside en centros urbanos. (35% en asentamientos urbanos
menores de 100,000 habitantes, 11% en localidades de más de 100 mil
habitantes) http://www.inegi.org.mx/est/contenidos/proyectos/ccpv/cpv2005/
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En Ecuador, el porcentaje de población indígena con respecto al Censo
anterior no ha variado significativamente, hay un 0,5% de incremento (Censo
2001 – 7%, Censo 2010-7%). A su vez, subió la población autodefinida como
afroecuatoriana de 5% a 7%). En Ecuador no se da el proceso de urbanización
de la población indígena, ésta se concentra principalmente en el sector rural
(78%). La autoidentificación con kichwa es de 75%, 7% Shuar y el 12% no
declaró el nombre de su nacionalidad o pueblo a pesar de que se define como
indígena asentada en área urbana. El 33% de la población indígena es
monolingüe castellano, el 28% es bilingüe, 34% sería monolingüe en sus
idiomas maternos, concentrados en las zonas más apartadas del sector rural.
Guatemala, por su parte, concentra aún 51% de población en área rural, con
40% de población indígena. La lengua indígena más hablada, el k’iché (11% de
la población total) es mayoritariamente rural, lo mismo la segunda lengua más
hablada, el q’eqchí (8.3%). Sin embargo, el kaqchikel (7.8%) es hablado
prioritariamente en área urbana –capital, Chimaltenango, también
Sacatepéquez (Encovi 2011).
En el Perú, la población nacional urbana de 19.678.150 (76%) triplica la
población total rural (6.132.181).
3.919.314 personas de 5 a más años (15% de la población nacional) hablan
lenguas indígenas, de las cuales 83% (3.261.750) es quechua hablante, 11%
(434.370) aimara hablante y 5.7% (223.194) habla otra lengua nativa
Casi la mitad de la población quechua hablante (46%) es urbana (1.536.760),
(1.823.571 rural). Más de la mitad de quechua hablantes se concentra en Lima
Metropolitana (Censo 2007).
En cuanto a la población aimara hablante, 43% es urbana (190.813), 57% rural
(252.435).
El patrón de asentamiento varía dramáticamente para la población hablante de
lenguas amazónicas: La población hablante de ashaninka es urbana en un
11% (7.773) (59.951 rural). “Otras lenguas nativas”, todas ellas de la región
amazónica, siguen este patrón de muy poca presencia en área urbana (19%)
(33.386) (rural 141.024). (INEI 2007). (Documento Nacional de Pueblos Originarios del Perú
http://www.educacionenred.pe/noticia/?portada=57846#ixzz3hbccgziM
6. A pesar de contar con lenguas indígenas de gran difusión como el quechua,
náhuatl, aimara, maya-yucateco, k’iché, todas con millones de hablantes, la
alerta de la vulnerabilidad de las lenguas indígenas, su progresiva e imparable
desaparición es cada vez más audible y adquiere notoriedad en las noticias
como parte de las campañas de advertencia sobre lenguas minoritarias en el
mundo. A nivel mundial, Lyle Campbell en endangeredlanguages.com sostiene que
47% de las 6.895 lenguas vivas están amenazadas, es decir, 3.251 lenguas. La
pérdida de lenguas transmitidas por miles de años, junto a sus cosmologías y
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arte, puede tener consecuencias que no serán comprendidas hasta que sea
demasiado tarde para revertir la desaparición.
Dos ejemplos de dos países andinos: De las 36 lenguas oficializadas por la
Constitución del Estado Plurinacional de Bolivia en su Art. 5, la mitad está en el
grupo “seriamente amenazadas” y extintas. En el Perú, se reconocen 47
lenguas vigentes y 37 lenguas extintas. De las vigentes, 26 son vitales, 4
lenguas están en peligro y 17 lenguas están seriamente en peligro.
7. La inmejorable coyuntura legal de derechos lingüísticos fijados en
constituciones, leyes, políticas educativas de nuestros países a partir del
reconocimiento de la diversidad étnica y lingüística de mediados de los ’90 no
es suficiente para parar el dramático desplazamiento lingüístico. Al menos seis
países han legislado en lo que va del siglo XXI específicamente sobre “los
idiomas nacionales” (Guatemala), “idiomas indígenas” (Venezuela), “lenguas
nativas” (Colombia), “lenguas originarias” (Paraguay y Perú)” “Derechos y
políticas lingüísticas” (Bolivia). Estamos entonces en un momento en el cual no
es imperiosa o necesaria la resistencia contra una prohibición explícita o una
ideología política negadora de lenguas indígenas –minorizadas. Reina la
democracia lingüística sancionada por las leyes. Pero, y la sociedad?
En la generalidad de los países latinoamericanos, la política lingüística está
íntimamente relacionada con medidas y políticas educativas de atención a la
población indígena. Según García (2011: 671) “it is this tradition of explicit
language planning and management that Spain handed down to its colonies
and that continues today in much of Latin America”. Ahora bien, el hecho de
que exista tal legislación no asegura necesariamente su cumplimiento ni su
implementación. Como bien remarca Restrepo (2012:212-213), la normativa es
parte de los procesos que se dan en los países latinoamericanos, donde
históricamente “Desde nuestro sentido común, tendemos a sobrevalorar lo
jurídico, el texto de la ley, sobre los procesos sociales y culturales con sus
heterogeneidades y contradicciones. La Constitución no es la fuente explicativa
de la que, como por arte de magia y de la noche a la mañana, se deriva un
nuevo orden”.
Para ese nuevo orden, en primer lugar, es escasa o ausente la voluntad política
de las élites gobernantes de incidir con las políticas lingüísticas en la práctica
lingüística y en la educación. Encontramos, contradictoriamente, una tendencia
hacia acciones estatales educativas que se decantan cada vez más por la
interculturalidad sin lengua indígena. Políticas lingüísticas plantean tratar las
lenguas indígenas desde afuera, desde órganos prescriptiovs estatales ajenos
a los pueblos, que induce a la renuncia de la lengua propia, vuelve la lengua un
objeto de planificación y hasta de prescripción y certificación vía diplomas
estatales pero, por sobre todo, despoja a los hablantes de su agencia.
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Una forma de superar esta tradición colonialista se reflejaría en políticas
lingüísticas que respetaran, valoraran y garantizaran el protagonismo de los
hablantes, tal como está establecido en la Declaración Universal de los
Derechos de los Pueblos Indígenas. “No hay otra forma sino que los hablantes
mismos perciban y asuman propiamente la necesidad de actuar” (Kalisch 2011:
14). Por sobre todo, hace falta que se genere una dinámica de intercambio y
negociación que conduzca a una forma distinta de organizar el poder y permee
en la sociedad la práctica del bilingüismo castellano-lenguas indígenas.
8. El desplazamiento de las lenguas indígenas se debe a que sigue vigente una
tácita prohibición social y una ideología lingüística negadora de las lenguas
indígenas tras 5 siglos de colonización. Sin condiciones sociales, económicas,
políticas, territoriales adversas a los pueblos indígenas que discriminan a los
individuos indígenas, a su ser, conocer, saber y decidir indígena, no habría
postura contraria a las lenguas indígenas por parte de los mismos hablantes,
no serían vulnerables las lenguas indígenas ni hablaríamos de pérdida o
muerte lingüística en Latinoamérica y en cada uno de nuestros países.
El marco de vulnerabilidad de las lenguas indígenas es producto de una
construcción socio-política que los mismos concernidos han asumido como
propia a lo largo de los siglos de colonización pero de manera dramática desde
que el capitalismo de los Estados ha extendido sus tentáculos a todos los
confines nacionales en las últimas décadas propiciada por la sociedad
hegemónica, el poder social. El deterioro y la pérdida de lenguas se
promueven, por así decirlo, “desde adentro” en respuesta a una presión “de
afuera”. Una manera de deterioro es vía el “silenciamiento intergeneracional”,
como lo llaman algunos (Chi, 2012). Silenciamiento, desde esta perspectiva,
connota reversibilidad, posibilidad de volver audible la “lengua dormida”.
9. Ideologías son un vínculo mediador entre las estructuras sociales y las
formas del habla, ideas sobre lengua y sobre cómo funciona la comunicación
en tanto proceso social. Estas ideas surgen de concepciones culturales de la
lengua, que por definición son parciales, interesadas, discutibles y discutidas
(Woolard y Schieffelin 1994, Woolard 1998). En otras palabras, son ideas
motivadas socioculturalmente, percepciones y expectativas sobre la lengua,
manifestadas en toda clase de uso de lengua (Blommaert 1999:1). Una
ideología no se genera así por así, sin fundamento. Al contrario, puede ser
definida como un sistema de predisposiciones, maneras de pensar y percibir
ampliamente compartidas, patrones de creencias, normas y valores que guían
e ideales aceptados como verdad por un grupo particular de personas (Steger
2003: 93).
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La definición más completa de ideologías lingüísticas es que son « supuestos
tácitos que se consideran verdaderos sobre el estatus de lenguas, formas,
usuarios y usos que, en virtud a su naturalización por ‘sentido común’
contribuyen a la inequidad lingüística y social » (Tollefson 2006: 47). Estos
modelos de pensamiento se vuelven “reales” para comunidades lingüísticas y
pueden proveer fuentes de cambio deliberado de formas lingüísticas y
discursivas. Es así que se toman decisiones sobre cuándo hablar la lengua
ancestral, si mantenerla en la migración a centros urbanos, si otorgarle
funcionalidad y encontrar en ella estímulo para transmitirla a los hijos. El mismo
repertorio lingüístico es generado por creencias y sentimientos sobre lengua y
discurso que poseen los hablantes y sus comunidades de hablantes. (Kroskrity
y Fields 2009: 3-4)
10. El efecto de ideologías lingüísticas es tal que provoca reacciones
individuales y grupales hacia los usuarios de lenguas, tanto de los no-usuarios
como de los hablantes mismos. Como nos lo recuerda Howard (2007), la
lengua es por esencia autoreflexiva y proclive a ser objeto de actos ideológicos.
Es así que el discurso sobre las lenguas puede encubrir creencias,
estereotipos, prejuicios sobre los usuarios de las lenguas. Estos contenidos de
discurso circulan como una verdad y son compartidos sin que medie la
reflexión o conciencia de que son producto de una sociedad hegemónica
imponiendo su ideología.2
Veamos esta declaración de un taxista en Sucre, Bolivia cuando su pasajera le
cuenta que ella decidió hablar quechua con su hija:
Pasajera: Qhichwa chinkapuchkan mana wawasman yachachisqanchikrayku.
(Es que el quechua se está perdiendo porque no les enseñamos a los hijos).
Taxista: Ñuqayku jampuyku llaqtaman y listo qunqaykapuyku wawasman
parlayta, manaña jallp’a puqunchu, chanta jampuyku y manaña llaqtapiqa
necesitankuñachu wawas chhika, nuqayku ukhulla parlayku. (Nosotros nos
hemos venido a la ciudad y listo, nos hemos olvidado de hablarles a los hijos; la
tierra ya no produce y nos hemos venido, los hijos ya no lo necesitan en la
ciudad, solo hablamos entre nosotros nomás).
Esposa del taxista: K’achituta parlaq kasqa, ñuqa mana wawasman
yachachichkanichu. (Había sabido hablar bien bonito, yo no les estoy
enseñando a mis hijos). K’achituta yachakuchkasqa cholitaman kutichi wak
nipipis reparanmanchu. (Pero había estado aprendiendo bien, si le pones
pollera, nadie se daría cuenta)3
Se puede percibir una ideología « instalada » como un fenómeno social
compartido por los miembros del grupo de migrantes del campo a la ciudad,
2
Gramsci et al (1971) estableció que ideología son creencias culturales que la burguesía o el estado capitalista
establecía como medio para establecer y mantener control. Hegemonía propaga la noción que el estatu quo representa un estado de cosas de “sentido común” o “normal” y refleja valores “naturales”.
3 Tomado de Otondo, Edna
9
cual es que la lengua indígena carece de valor (el chofer habla de utilidad) en
la vida urbana por ser ella vestigio de una vida campesina que se busca dejar
atrás con la migración. Esta ideología emana del sector hegemónico que
establece que el castellano legitima la sociedad urbana moderna y es aceptada
incuestionada como válida y verdadera por los migrantes, siendo muy poderosa
porque determina la práctica lingüística, en este caso, la « desnaturalización »
por no transmisión de la lengua originaria.
Otra ideología fundamental y férrea es la de la homogeneidad lingüística como
norma. Eso se interioriza y “naturaliza” en los hablantes, haciendo que estos se
sientan inseguros, rechacen sus variedades y lenguas y las desplacen. El
ejemplo del taxista es muy elocuente al respecto. Otro ejemplo dramático de la
desnaturalización de las lenguas como esencia grupal e individual: Una Abuela
nasa en el Cabildo de Cofradía cerca de Popayán, a donde se mudó por
matrimonio con un líder indígena monolingüe castellano y que está a cargo de
la crianza de su nieta, a la pregunta sobre si usa la lengua indígena en su vida
cotidiana, dice “con quién voy a hablar nasa aquí?” desconociendo
explícitamente a su nieta como sujeto de socialización lingüística. No considera
transmitir o heredar la lengua a su nieta, al haberse despojado de la tendencia
“natural” o instintiva de valorar su origen y particularidad cultural. Por lo tanto, la
niña es monolingüe castellano.
Un docente universitario k’iché en St. Cruz del Quiché en Guatemala cuenta
con lágrimas en los ojos la sensación de incredulidad de su madre cuando a los
20 años él se atrevió a hablar por primera vez a su mamá en k’iché, después
de haber pasado su niñez y juventud oyendo la lengua ancestral en
conversaciones de los abuelos con los padres sin que hubiera sido usada en su
socialización.
Otra ideología cuasi perversa relacionada con la anterior es que conviene ser
monolingüe en la lengua hegemónica antes que bilingüe. Se incorpora como
« verdad » que unas lenguas tienen más valor que otras, de modo que se
considera « normal » la conveniencia de poseer y usar una sola lengua, la de
prestigio, antes que dos o más lenguas, si entre ellas hay lenguas
desprestigiadas como son las originarias. Lo que el sentido común matemático
de las proporciones nos dice, de que 2 son más que 1, se revierte como efecto
de la ideología cuando se trata de lenguas minorizadas. Y es que la lengua
« desprestigiada » revelaría una « identidad desprestigiada », esto se connota
en la recomendación dada a otra señora empecinada en hablar quechua con
su hijo en la ciudad : “En castellano nomás debías hablarle, van a pensar que
es un niñito del campo”. Cuando se trata de un bilingüismo de lenguas de
prestigio, sí se mantiene esta relación de 2 es más que 1.
10
Mujer maya en Guatemala, refiriéndose a su nieta quien vive con su mamá en
USA: “pobrecita ella, habla tres lenguas, creole, porque su mamá insiste en
enseñarle su lengua, inglés, español. Pero ella es muy avivada: cuando
contesta el teléfono en Guatemala, dice ‘háblame en español porque estoy en
Guatemala’, cuando contesta en USA dice ‘háblame en inglés porque aquí se
habla inglés’”.
Muy arraigada es también aquella ideología de que la lengua originaria debe
permanecer en su « estado originario » de pureza para mostrar su esplendor y
valor histórico, su unicidad. Para darle su justo reconocimiento. Es una profesía
autocumplidora de desaparición de la lengua encubierta en un culto al purismo
inmovilizador, ya que si una lengua no se transforma, se adecúa a los tiempos
y usos que sus hablantes quieran darle, si no es una lengua viva, morirá, por
cierto.
No podemos dejar de mencionar aquella ideología “esquizofrénica” tan
extendida entre personas de las cuales esperaríamos coherencia entre el
discurso y la práctica, líderes, funcionarios, maestros, autoridades,
planificadores, políticos, presidentes, vicepresidentes y asambleístas :
adhesión pública a la vez que rechazo personal a las lenguas originarias. Se
acepta y aplauden campañas de difusión de lenguas, uso en escuelas, se
defiende públicamente el valor de las lenguas originarias, se está a favor de la
enseñanza y quizás se es maestro de lengua indígena pero el uso en espacio
privado, familiar y la crianza de los hijos en lenguas originarias, eso no! Y es
que se da un divorcio entre creencias explícitas, conscientes, públicas (que en
nuestro tiempo traen rédito y son « políticamente correctas » y creencias
privadas, inconscientes y tácitas (Dauenhauer y Dauenhauer 1998: 63). Estas
últimas evidencian las ideologías subyacentes, en este caso, la conveniencia
de abdicar la responsabilidad de custodia sobre la lengua para que no tenga
que identificarme con mi origen y delegar al estado, a instituciones, a « otros »
esa tarea.
Un autor keniano se refiere a este despojo o robo:
“The biggest weapon wielded and actually daily unleashed by imperialism
against the collective defiance “liberty from theft” is the cultural bomb.
The effect of a cultural bomb is to annihilate a people’s belief in their names, in
their languages, in their environment, in their heritage of struggle, in their unity,
in their capacities and ultimately in themselves. It makes them see their past as
one wasteland of non-achievement and it makes them want to distance
themselves from that wasteland. It makes them want to identify with that which
is furthest removed from themselves; for instance, with other peoples’
languages rather than their own. It makes them identify with that which is
decadent and reactionary, all those forces which would stop their own springs of
life. It even plants serious doubts about the moral rightness of struggle.
11
Possibilities of triumph or victory are seen as remote, ridiculous dreams”. (Ngugi
wa Thiong’o 1986)
11. Si bien muchos estudiosos han develado el origen y efecto de dominación,
opresión y disciplinamiento de las ideologías (Gramsci, Bourdieu, Foucault), la
buena noticia es que las ideologías, y también las lingüísticas, no son
deterministas. Dinámicas políticas y sociales pueden revertir y cambiar
ideologías dominantes en procesos considerados “impensables” en algún
momento como ha sido el caso en las ideologías de género y de preferencias
sexuales. De hecho, ideologías son similares a patrones culturales en tanto son
dinámicas y pueden cambiar. Es así que el habitus lingüístico de Bourdieu, así
como la socialización, no determina comportamiento sino predispone a los
actores sociales a responder de determinadas maneras. Por lo tanto, tampoco
se puede determinísticamente decir que las ideologías moldean la lengua. Con
estas posturas, se pretende desafiar creencias deterministas sobre ideologías
en sí mismas, de modo que la elección de la lengua sea un acto de liberación y
no de constreñimiento. Giroux (1992) nos ilumina en este sentido con su Teoría
de la resistencia. La toma de conciencia de estos procesos de
condicionamiento que se puede gestar desde una pedagogía crítica en la
educación superior y con el arte ha demostrado ser un mecanismo
importantísimo para generar reafirmación cultural y lingüística, por lo menos,
para empezar con ese proceso.
12. La toma de conciencia de estos procesos de condicionamiento se puede
gestar desde la pedagogía crítica que junto con el arte son mecanismos
importantísimos para generar reafirmación cultural y lingüística, por lo menos,
para empezar con ese proceso. “Let’s be honest,” dice Kaufman, “The loss of
these languages doesn’t matter much to the bulk of humanity, but the standard
for assessing the worth or benefit of a language shouldn’t rest with outsiders,
who are typically white and Western. It’s an issue of the speakers’ perceived
self-worth.” http://www.newyorker.com/magazine/2015/03/30.
Sometimes change on the ground begins with something as simple and as powerful as an idea.
The idea that your culture, traditions and way of life are not inferior or something to be ashamed
of, as others may have told you. (Chistopher Herndon 2015)
13. Cambio social, cómo incidir en él? Cómo incidir en comportamiento
lingüístico? Hasta ahora, las políticas estatales de planificación lingüística que
se plasman en cuerpo jurídico focalizan en la incidencia en corpus y estatus y
también, a través de la EIB, en aprendizaje. Es urgente, sin embargo, incidir en
la superación de ideologías discriminadoras y autodestructivas, modificar el
comportamiento y fortalecer el bilingüismo, sea para reinstalar las lenguas en
12
los hogares y bilingüizar situaciones y espacios. Sostengo que requerimos
avanzar en políticas de adquisición propiciadas por la agencia de los hablantes
como alternativa enmarcada en el paradigma de propiedad y apropiación de las
lenguas por sus usuarios.
14. ACCION DE RETRETES EN INDIA. La magnitud del problema social: La
ausencia de retretes no es solamente un problema medio ambiental y de
higiene. Junto con la ausencia de agua afecta en primer lugar a mujeres,
jóvenes y adultas que tienen que exponerse a caminos y tiempos y a salir de
noche por la vergüenza que implica. Así son presas de violencia sexual. En el
estado de Uttar Pradesh se reportan a diario 10 violaciones como promedio.
Los hombres no sufren ni violencia ni vergüenza.
Abordar esta problemática tan extendida fue una de las metas del Milenio de la
NNUU que no se cumplió. De los mil millones de personas que defecan al aire
en el mundo, 600 millones viven en India, la mitad de la población del segundo
país en el ranking mundial de población. 100 Mio de retretes quiere construir el
gobierno de la India hasta 2019, el año del 150 aniversario de Mahatma
Gandhi. Un retrete cada segundo y medio.
Por qué han fracasado las campañas de construcción de retretes? En el
hinduismo las heces son consideradas como algo sucio, manipularla es tarea
de la casta más baja de los “intocables”, los Dalit. Lo sucio de las heces se
transfirió a los retretes, estos también son considerados sucios, y todo lo que
allí sucede. No se concibe tener un retrete cerca o frente de la casa o dentro de
ella. Las heces humanas son en India más tabú que en cualquier lugar. Así que
la población prefiere seguir “yendo al campo”.
Mr. Toilet- activista surcoreano que vivió esta realidad en su niñez mientras su
país estaba sumido en el “ir al campo”, pretende hacer una película que atraiga
a masas y se presente en el espacio de peregrinación religiosa para captar e
interés, generar reflexión y provocar el cambio. Después de muchas
discusiones, el guión no mostrará la cruda realidad cotidiana y generalizada de
mujeres atacadas y asesinadas, sino a individuos que cuestionan con su
comportamiento la pervivencia del rechazo cultural al retrete. La historia girará
en torno a una mujer que se casa, va a vivir con el esposo y no encuentra
retrete. Aunque en su casa no lo tenía, exige que con el matrimonio sí tenga
esa “comodidad”. Al encontrar indiferencia a su pedido, se separa del marido y
vuelve a su familia. El amartelado esposo acepta que se construya el retrete, la
joven esposa vuelve, happy end.
15. Revertir el efecto de la construcción social de discrimen hacia los
hablantes/herederos de lenguas ancestrales y, por extensión, hacia las lenguas
indígenas, podría ir por dos vías: o se cambia el marco social y político origen
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del discrimen (cambio revolucionario, la ilusión o promesa de la refundación del
Estado, en el caso de Bolivia) o se cambia el efecto, se interviene en él y se
adopta una postura de resistencia a la corriente hegemónica, al main stream.
En ambos casos, estamos ante actos políticos propiamente dichos.
En el primer escenario, se trata de reacciones de masas que desencadenan
cambios políticos, en el segundo escenario, se trata de individuos que recurren
al potencial contra hegemónico del uso y transmisión de las lenguas indígenas,
a lo subversivo, al redescubrimiento de la identidad negada o prohibida o
invisibilizada, a la audibilidad de sus lenguas ancestrales. En términos de
Janks & Ivenic (1992) son actos emancipatorios a partir de “recognising the
forces which are leading you to fit in with the status quo and resisting them”.
Para Giroux (1992), serían actos de resistencia por el rechazo de las reglas
básicas y premisas de un marco participando activamente en el cambio de
dicho marco. En términos de Bonfil Batalla (1988), son evidencias de control
cultural en tanto ejercicio de la capacidad de decisión sobre los elementos
culturales.
Tal como lo ha mostrado el movimiento feminista, la agencia de los individuos
no es absolutamente desdeñable y puede desencadenar verdaderas
revoluciones sociales (que los estados no están dispuestos a hacer) a partir de
una masa crítica, una cierta cantidad de apoyo popular que hace factible un
movimiento.
Existe un movimiento ciudadano en curso que se hace visible en las redes y
logra superar el nivel de valoración simbólica de las lenguas para propiciar el
uso con desafíos a personalidades y estudiosos de dirigirse a los internautas
en lengua indígena, con videos musicales en lengua indígena que se vuelven
virales, con ejemplos de individuos que “despiertan la lengua dormida” por
muchas generaciones, etc. Hay una red de activistas digitales en América
Latina que impulsa el uso de medios “Ciudadanos para promover lenguas
subrepresentadas”: entre otros, Raúl Amaguana, activismo digital en kichwa;
Janet Chávez, activismo digital en zapoteco de Teoticán del Valle; Leonardi
Fernández, activista digital de wayuunaiki. Hay mucho más expresiones de
voluntad ciudadana para modificar el status quo, y hay muchísimo que hacer en
este sentido especialmente para superar el valor simbólico de estos ejercicios y
avanzar en el bilingüismo de contra-élite.
16. Voy a presentar elementos de este ejercicio de ciudadanía intercultural
plena que están llevando adelante un grupo de graduados del PROEIB Andes,
madres en su mayoría, pero también padres, que socializan a sus hijos en
lengua indígena en el contexto urbano en el que viven4. Es una irreverente
acción contracorriente que surge en personas cuya formación universitaria
4 Leanne Hinton (2013) compiló Bringing Our Languages Home: Language Revitalization for Families. Berkeley: Heyday Books donde recoge 13 experiencias de socialización en lenguas indígenas de varios continentes.
14
provoca una reflexión y postura autoconsciente del rol que pueden asumir y de
la acción política que pueden ejercer en una sociedad intercultural. Eriksen
(1991) habla de “cultural brokers”, aquellos individuos que dominan los códigos
hegemónico y minorizado y quienes, estando alejados de la cultura tradicional
(asentados en zonas urbanas, por ejemplo), son los mejor equipados para
servir a los intereses de las culturas minorizadas.
Son madres y padres bilingües de cuna o se volvieron bilingües durante su
escolarización. Se trata de profesionales de origen quechua y también guaraní,
, de padres migrantes a la ciudad. Ellos perciben críticamente su entorno para
resignificarlo: “El contexto urbano se presenta monolingüe castellano aunque
solamente por invisibilización del bilingüismo”, expresa Edna sobre su ciudad
de origen y residencia, Sucre. El núcleo familiar de varios de los revitalizadores
es predominantemente castellano: en algunos casos, son parejas bilingües
pero en otros solamente la madre es bilingüe. Han estudiado durante dos años
y medio en la maestría de Educación Intercultural Bilingüe del PROEIB Andes,
donde experimentaron el capital cultural y económico de las lenguas indígenas
al ser el dominio de éstas requisito de ingreso al Programa y requisito en otros
espacios de formación. Trabajan en universidades, instituciones académicas de
formación docente o siguen estudios de doctorado. Expresan que se dejaron
impresionar por otros ejemplos de familias bilingües de lenguas de prestigio
(francés-castellano, alemán-castellano5) y por reflexiones en el marco de la
pedagogía crítica de su formación en postgrado para motivarse y atreverse a
emprender acciones de revitalización lingüística en un contexto adverso. Es así
que se pregunta Marcia en algún momento de su formación: “será imposible
transmitir la lengua indígena en un contexto castellano monolingüe?”.
VIDEO
17. Algunas lecciones más resaltantes de video: Primero, el proceso
desencadenado por la formación, investigación y experiencia profesional ha
permitido entre las y los revitalizadores la toma de conciencia sobre la ideología
lingüística imperante en situaciones de contacto de lenguas de estatuto
asimétrico como es el caso de castellano-lenguas indígenas. Es central a esta
acción revitalizadora la convicción que el bilingüismo (contra-élite) tiene un
valor positivo. Aún percibiendo el gran desafío de bilingüizar a los hijos con
lenguas de estatus asimétrico y en un contexto donde predomina la lengua
hegemónica, las madres apuestan a la fluidez de la lengua indígena y no se
contentan con un bilingüismo incipiente o receptivo. No se excluye el
bilingüismo en el hogar como situación natural.
5 Haber sido docente del área de Lenguaje en el PROEIB Andes me permitió compartir con los estudiantes mi experiencia de transmisión del alemán en el contexto castellano hablante de Cochabamba.
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Segundo, Haber asumido la transmisión generacional de la lengua como
objetivo implicó un proceso dirigido y planificado, para el cual los revitalizadores
despliegan ingenio y creatividad. Los revitalizadores están dispuestos a utilizar
los recursos necesarios para sacar a la lengua de su estatus de minorización.
Por otra parte, buscan las oportunidades para hacerla audible y visible.
Tenemos ante nosotros un verdadero acto de planificación lingüística que
busca provocar la modificación del comportamiento lingüístico -propio y
del entorno. Y tenemos también evidencias de niños que provocan cambios de
comportamiento en el entorno, verdaderos difusores de la lengua apenas “se
despierta” la lengua en ellos.
Tercero: Vemos en el video que la motivación está relacionada con la
IDENTIDAD (personal, familiar, comunitaria) en el sentido fenomenológico,
paternal y de legado patrimonial de Fishman (1991). Las expresiones nos
remiten al entendimiento de etnicidad como un fenómeno a la vez objetivo -que
incluye la lengua-, como también subjetivo - la diferenciación frente a otros (van
den Berghe 1975). Es también evidente la propiedad relacional de esta noción
(Eriksen 2002). Los testimonios otorgan a la lengua en cuestión un magnífico
valor simbólico de vivencia y pertenencia.
Cuarto: Otro tema reflejado en los testimonios es la agencia que asumen los
revitalizadores al considerar la lengua como responsabilidad propia
despojándose del determinismo que suele escucharse cuando de procesos de
desplazamiento lingüístico se habla: Los revitalizadores cuestionan la fatalidad
del desplazamiento de las lenguas minorizadas por la lengua hegemónica en la
socialización infantil urbana. Se despojan de la idea de que es un fenómeno
natural, tanto la lengua como la transmisión de una lengua. Y es que asumieron
que no se nace hablando una lengua, no se la “lleva en la sangre”, como se
puede escuchar muchas veces con fervor esencialista. El otorgarle valor
simbólico, identitario, patrimonial a la lengua presupone un sentido de
propiedad que los hablantes tienen y que les faculta poder ‘hacer’ con la lengua
y ‘decidir’ sobre ella.
De esta forma, del discurso avanzan a la acción asumiendo una postura
profundamente política coherente entre el decir y el hacer: Aportar al
bienestar de la lengua y de la cultura con la propia acción en vez de demandar
de otros lo que una o uno mismo no está dispuesto a dar y hacer se aprende,
por ejemplo, en un programa universitario de postgrado que se adscribe a la
pedagogía crítica:
Ep: “Aprendí que de nada sirve lo que ‘decimos’ si no hay también un
‘hacemos’”.
Ed: Mi formación académica en la maestría en el Proeib Andes, y mis lecturas
relacionadas con políticas lingüísticas y mi posterior trabajo en la Universidad
16
Pedagógica Mariscal Sucre de esta ciudad, más la experiencia de Rosario
Saavedra, me generaron varias interrogantes ¿hasta cuándo seré coherente
con mi discurso? ¿Hasta cuándo pediremos al "resto" de la gente que no
permita que se muera nuestra lengua y no empezamos por nosotros mismos?
Ru: “Pienso que al formar parte de un grupo de personas que apostamos por la
EIB me toca la tremenda responsabilidad de mostrar en mi vida aquello que
tanto se habla”.
Es clara la expresión de la responsabilidad del líder, del académico, del
profesional EIB de ser coherente con el discurso, de intervenir en la sociedad
desde el espacio donde está para modificar las condiciones de dominación.
Considero que los revitalizadores aquí presentados se aproximan a la figura de
intelectuales orgánicos de Gramsci6. Y nos hace pensar en el objetivo que el
paso por una academia intercultural cuestionadora, crítica y propositiva debería
tener NO solamente tratándose del PROEIB Andes.
Por último, no es un trabajo cómodo ni fácil. Y si la primera socialización puede
ser comúnmente considerada como un proceso predominantemente intuitivo de
desarrollo del apego materno-infantil, en el caso de la acción política
subyacente implica un arduo y consciente trabajo de resistencia y creación
propio de la militancia. Por lo que vemos en el video, estamos en el lindero de
la “religiosidad” y la consiguiente “convicción” de las y los revitalizadores al
comulgar con la lengua y luchar por esa “creencia” difundiéndola, dando el
ejemplo. Por ella vale la pena luchar, ser inconformes, no instalarse en la
tolerancia sino proceder al activismo y a la acción.
Tenemos ante nosotros un verdadero acto de planificación lingüística que
busca provocar la modificación del comportamiento lingüístico -propio y
del entorno. Tal como lo entiende Cooper (1997:60) “la planificación lingüística
comprende los esfuerzos deliberados por influir en el comportamiento de otras
personas respecto de la adquisición, la estructura o la asignación funcional de
sus códigos lingüísticos”. Desde esta perspectiva, la primera y más importante
medida de planificación es la adquisición, no la planificación de corpus ni de
estatus. Claro que estos dos últimos niveles se vuelven importantes en la
ejecución y en estrategias, por ejemplo, en el uso de términos propios o
préstamos, uso en espacios públicos, espacios institucionales, etc. Pero el
6 A diferencia de los intelectuales (tradicionales) portadores de la función hegemónica que ejerce la clase dominante en la sociedad civil, los intelectuales orgánicos se forman desde el grupo social emergente que lucha por conquistar la hegemonía política. Se definen por el lugar y la función que ocupan en el seno de una estructura social. La organicidad de los intelectuales se expresa por la conexión con el grupo social al cual se refieren. Otra característica de los intelectuales orgánicos es que operan tanto en la sociedad civil – el conjunto de los organismos privados en los cuales se debaten y se difunden las ideologías, como en la sociedad política o estado.
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esfuerzo está en propiciar tiempos, herramientas, estrategias, medios, espacios
aliados de la adquisición y el aprendizaje de lenguas indígenas.
Apoyándonos en Christian (1992: 237) es necesario mencionar los elementos
clave para entender la definición de la planificación lingüística, los cuáles son:
La planificación como una intervención. Es explícita. Se orienta hacia un
objetivo. Es sistemática. Consiste en una elección entre las alternativas
posibles. Como se pudo percibir en el video, madres y padres revitalizadores
son, de acuerdo al catálogo de Christian, perfectos planificadores lingüísticos.
Marco de planificación lingüística de las madres y padres
“Intervencionista”, explícita, orientada a un objetivo, sistemática, con elección
de alternativas, así es la planificación de los revitalizadores. El esfuerzo
deliberado por influir en el comportamiento lingüístico de otras personas, como
reza la definición de planificación lingüística antes mencionada requiere
ingenio, creatividad, búsqueda de personas aliadas como ser las abuelas,
vecinos, pero también mucha paciencia antes de lograr que se convenza la
familia reacia a innovaciones lingüísticas, mucha capacidad de organización
familiar. La estrategia por excelencia es la inmersión, la condición básica de
ello: la temporalidad y los interlocutores o cuidadores. Más importante que los
espacios de uso, para los revitalizadores es primordial el tiempo de uso en un
ambiente de disfrute, lúdico, de canciones. No obstante, también es importante
romper con la noción de encierro de la lengua al ambiente íntimo. El uso de la
lengua indígena en la socialización en la ciudad es en todo lugar, ante
cualquier público y dominio, o más bien dejando claro que la diada niño-madre
es en sí el supradominio que no permite concesiones.
Esta planificación de estatus necesariamente va acompañada de estrategias a
nivel de corpus.
18. No todo es pena y esfuerzo: el video exhala satisfacción y
reconocimiento en el arduo camino. Alcanzar el objetivo de transmitir la
lengua a los hijos y escuchar o verificar la adquisición exitosa en los mismos
“sujetos” llena de alegría y disfrute a las madres y padres revitalizadoras. Un
motivo de satisfacción es constatar el grado de conciencia lingüística en los
niños y jóvenes hablantes, su competencia comunicativa y la actitud positiva
hacia la lengua. Otro es la adhesión del entorno. También gratifica el efecto del
protagonismo infantil en los otros familiares y amigos que se dejan contagiar
(aún a regañadientes o contra su interés) por el virus.
Contrariando el prejuicio generalizado de que la lengua indígena dificulta el
desempeño en la escuela, las madres hablan con orgullo de los beneficios del
bilingüismo:
Ma: En la oralidad y la escritura le va muy bien en castellano. Confieso que me pasó algo muy curioso cuando su profesora de inglés (que no es la misma
18
profesora de grado) me convoca a una reunión para informarme de su calificación me dice lo siguiente: ‘su hijito está muy bien en inglés, no tiene problema, tiene buena, a pesar de que habla guaraní’. Ese momento me contuve en responderle, pero sentí satisfacción personal que mi objetivo se estaba logrando.
Por último, quiero resaltar una gratificación por demás grandiosa, es el mundo
que se abre con la lengua, como lo expresa una madre, “otro mundo”, la
cultura. La lengua es cultura y aquí aparece la legitimación última de su rol y
sentido ontológico, epistemológico, social y cultural, la lengua como medio y no
como fin en sí mismo. Las lenguas existen y están por y para algo, no por y
para sí mismas. Es sobre todo en los procesos de revitalización lingüística que
se ha evidenciado cuán vital y potente es el nexo de la lengua con la cultura.
(Fishman nos advertía que los movimientos de revitalización involucran
propósitos etnoculturales más extensos).
En cuanto a las dificultades, en primera instancia, los revitalizadores se
refieren a la propia exigencia de ser consecuente con el uso de la lengua. El
desafío, en principio, no son los hijos, sino uno misma, el sometimiento al
castellano de la familia y aún de los aliados. Además de mantener la
comunicación con Ios hijos, también hay la dificultad de involucrar –o no- al
cónyuge en la vida familiar:
Ep: “Uuuuuuy, los obstáculos que tuve fueron varios. Primero, el padre de mis
hijas no quería saber de que yo hable en quechua con mis hijas. Me
cuestionaba del porqué enseñarles quechua a mis hijas; que era mejor que les
enseñe inglés; que dónde les iba a servir el quechua; que desde que había
entrado al PROEIB Andes me estaba volviendo ‘campesina’; que enseñar
quechua era solamente para mi trabajo en la universidad; y otras ideas más
groseras, también me dijo. Esa era mi primera lucha en mi casa. Luego, mi
familia política, también me reclamaba cosas similares; incluso, hubo
situaciones en las que hicieron llorar a mis hijas”.
Ch: “El segundo obstáculo fue mi esposo. Porque no quería escuchar el
quechua en nuestro hogar y menos imaginarse a su hijo hablándolo frente a
sus amigos”. Me queda el desafío, y creo el más difícil, que mi esposo hable en
quechua con mis hijos”.
Un problema de las revitalizadoras es la débil o ausente comunidad de habla:
Ep: “Lamentablemente, no tuve aliados porque no existe más gente a mi
alrededor que hable quechua. Mi madre, que habla quechua, está en España
desde hace diez años y es difícil que ella me apoye. A pesar de eso, cuando
nos llama por teléfono, procuro que mis hijas hablen con ella en quechua”.
En cuanto a la competencia comunicativa en los nuevos hablantes, no todo
está en las manos de las madres, ya que la lengua establecida como propia en
la diada madre-hijos pierde fuerza conforme crecen y se bilingüizan los hijos.
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Después de la etapa de adquisición, algunas madres revitalizadoras asumen el
rol de alfabetizadoras debido a la ausencia de lengua indígena como primera
lengua en el sistema educativo en contexto urbano.
La mayor dificultad, a todas luces, se presenta en la etapa de escolarización.
La segunda socialización significa el límite de la construcción de un mundo
hecho a medida de las convicciones y posibilidades de las madres y padres
como planificadores lingüísticos en la familia. Se inicia el periplo de la
educación formal, en el cual los padres buscan la comprensión y el apoyo de
los docentes para el caso (inaudito) de los “niños urbanos monolingües en
lengua indígena”, temiendo, además, el discrimen por parte de los compañeros.
Los casos referidos dejan ver cuán lejos están las escuelas fiscales, sus
directores y docentes, sobre todo, de estar preparadas o dispuestas a aceptar
la condición intercultural y plurilingüe de los alumnos. Son las escuelas
privadas las más receptivas:
Ma: “Lo más interesante es el hecho de que en su colegio conocen que él es
guaraní y habla guaraní. Eso está incidiendo en el interés o motivación de sus
compañeros de colegio para aprender guaraní, inclusive algunos profesores
tienen interés de aprender el guaraní para atender a niños como el Añemoti”.
Ma: A sus compañeros comenzó a llamarles la atención y reclamar a sus padres que querían aprender guaraní igual que el Añemoti. Así, cuando asisto a la reunión de los padres de familia en el colegio, me preguntaban en qué instituto había aprendido el guaraní, y al explicarle que aprendió en casa, me pedían si el Añemoti podía recibir en casa a sus compañeros para jugar y enseñarles guaraní.
19. Conclusión: Las condiciones geopolíticas de los hablantes de lenguas
indígenas cada vez más urbanizados y afectados por ideologías lingüísticas
repercuten directamente en la vulnerabilidad –y desplazamiento- de las lenguas
y culturas consideradas no hegemónicas a través de un bilingüismo de
transición. La desaparición de la diversidad lingüística es parte del
aniquilamiento de la riqueza ecológica del planeta y pone en duda la misma
existencia humana. La emergencia en la que nos encontramos no da más
opción a seguir reflexionando y estudiando el proceso de deterioro desde una
academia contemplativa.
Soy de la opinión que es absolutamente imperioso propiciar cambios sociales
radicales desde donde nos encontremos, y en los escenarios en los que se
encuentren los herederos de culturas y lenguas indígenas. Que el bilingüismo
“de emergencia” sea uno que reviva y enorgullezca en respuesta al deseo de
pervivencia cultural y sobrevivencia humana.
La responsabilidad ante la destrucción ambiental, que a mi entender incluye las
culturas y lenguas, es expresada en el sgte. llamado de la socióloga Alexandra
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Wanderley (29.7.15, Diario Página Siete, La Paz, Bolivia) a actuar desde una
postura política y moral:
“Si queremos, no sólo vivir en un mundo de paz, sino también sobrevivir como
especie, no tenemos otra salida que comprometernos con cambios radicales
desde la esfera más personal hasta la más pública, asumiendo nuestro rol de
ciudadanos en nuestros vecindarios, sociedades y el mundo.
En la vida cotidiana, el cambio pasa por transformar nuestras aspiraciones y
hábitos de vida, y de consumo en una profunda revolución de nuestras
relaciones con el mercado y con la vida colectiva. Cada compra y cada basura
que echamos es un acto moral y político. No estamos libres de responsabilidad
con toda la cadena de actividades que conlleva la producción de los bienes y
servicios que elegimos comprar; tampoco de la forma como lo usamos y,
posteriormente, de los residuos que desechamos.
En la esfera pública el cambio pasa por un profundo y consecuente
compromiso con el bien común, esto es, con la dignidad de todos (no sólo de
aquellos en nuestros círculos familiares y de amistad) y con el equilibrio
medioambiental. Enfrentamos el enorme desafío de abrir espacio en nuestras
vidas para exigir de los gestores públicos y de los empresarios responsabilidad
colectiva por sus acciones, así como desencadenar iniciativas propias para
transformar nuestros entornos.
Cualquier acto, por más pequeño, puede hacer la diferencia. Y si queremos
multiplicar nuestras fuerzas, el camino es articularnos en iniciativas,
movimientos y organizaciones por la defensa de los derechos humanos y
sociales en nuestras sociedades”. Fernanda Wanderley
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