Estar o no estar en Cristo, hoy, es el punto determinante. Es lo que establece si voy a
vivir eternamente con él o eternamente separado de él.
2 Corintios 13:5
Solamente seremos lo que Cristo desea que seamos si él está en
nosotros.
Cristo es nuestro parámetro, modelo
y referencia. Debemos
inspirarnosen lo que él dijo en
determinada circunstancia, en la
manera cómo actuó, decidió y
enseñó.
El llamado es para despojarnos de todo lo que nos impide llegar a Cristo
y aceptarlo como nuestro Salvador personal.
Mateo 16:26
Filipenses 3:8 y 9
“Deseo repetir una y otra vez la bendita invitación
hasta que sea indeleblemente grabada
en el corazón: Permaneced en mí”.
(En los lugares celestiales, p. 279).
““Cada día que transcurre sin que Cada día que transcurre sin que Jesús sea admitido en el alma es Jesús sea admitido en el alma es
un día perdido”.un día perdido”.((Cada día con DiosCada día con Dios, p. 51)., p. 51).
Para poder hacer ese autoexamen debemos dedicar tiempo para leer, meditar y orar.
El blanco que pretendemos alcanzar
es permanecer unidos a la vid, en la intimidad del
corazón. Eso tiene un precio diario.
Se necesita pagar el precio para llegaral ideal pretendido. Debemos conocer
más que la letra de la Biblia.
Necesitamos quebrantarnos sobre
la Roca, que es Cristo, para poder recibir lo
esencial para un desarrollo espiritual
saludable.
Sin ese encuentro habitual con nuestro
Salvador, por medio de su Palabra, quedamos a
la deriva, perdemos nuestra referencia y estamos perdidos.
El precio que debemos pagar es
dedicar tiempo regular para
llenarnos de la Palabra de Dios,
y el Espírito Santo nos va a convencer
de pecado, de justicia y de juicio.
“Somos peregrinos y extranjeros que esperamos la bienaventurada
esperanza, la manifestación gloriosa de nuestro Señor y Salvador
Jesucristo, y oramos por ella…” (El evangelismo, p. 164).
El reino de Dios ya está en nosotros, por medio de la obra de la gracia.
Vivir hoy por la gracia nos conducirá al reino de la
gloria. Ese vivir por la gracia es un estado en el cual la
continua presencia de Cristo implanta esa esperanza
en el corazón.
“Mientras hagamos esto, nuestro intelecto se
esclarecerá, nuestra fe se fortalecerá y se
confirmará nuestra esperanza”
(Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 695).
Ningún ser humano puede huir de la
responsabilidad de autoevaluarse, de
pagar el precio para mantenerse unido a
Cristo y vivir con esperanza.
Nuestro objetivo debe ser que el Señor nos encuentre preparados,
cuando regrese.
1 Corintios 4:2
“El estudio de las Sagradas Escrituras es el medio divinamente instituido para poner a los hombres en comunión más estrecha con su
Creador y para darles a conocer más claramente su voluntad. Es el medio
de comunicación entre Dios y el hombre”. (El conflicto de los siglos,
p. 75).