32. Quejábase un arroyo
Compositor: Anónimo
Poeta: Anónimo
Fuente: Cancionero Poético-Musical Hispánico de Lisboa [CPMHL]
Edición: Mariano LAMBEA y Lola JOSA (Introducción y edición crítica)
La música y la poesía en cancioneros polifónicos del siglo XVII. Volumen V
Cancionero Poético-Musical Hispánico de Lisboa. Volumen II
Madrid: Sociedad Española de Musicología. Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2006
ISBN: 84-00-08475-6
ISBN: 84-86878-84-5 (Obra completa)
ISBN: 84-86878-05-5 (Volumen II)
En este documento se halla la edición anotada del poema, la partitura con la transcripción musical a notación moderna, incluida la composición de la voz perdida, y el facsímil parcial de la obra.
CANCIONERO POÉTICO-MUSICAL HISPÁNICO DE LISBOA 55
y cada rubí era rúbricade mi muerte y su dolor.
¡ Ay, qué dolor es ver!…
32
1 Quejábase un arroyode que un tronco groserole quite su corriente,le niegue su despeño.
«Mis desdichas retratas, 5dulce arro[u]yelo,pues quejoso de agravioste vas reyendo.»
2 El tronco invidïoso,su curso deteniendo, 10le estorba que no gocedel dulce prado ameno.
17. cada rubí: cada gota de sangre; rúbrica: tanto en suacepción de “señal propia y distintiva” (Aut.), como, también,entendida, “por alusión y semejanza”, “la sangre que se derramapara testificar alguna verdad” (Aut.); es decir, la del yo poéticocomo señal y testimonio del amor que siente por la dama. El po-liptoton es sorprendente por su cromatismo, ingenio y pasión.
18. En este verso es donde el yo lírico queda fijado comoel nuevo Orfeo por la alusión al “dolor” y a la “muerte” de amordel mito; cantor y poeta por excelencia, de ahí que sea una delas máscaras líricas a las que con mayor frecuencia recurre el yopoético de la Edad de Oro para extremar sus versos; y: “e” en elMS 11. Véase la nota a los versos 7-10 del romance 61 «¡Quédivinamente canta,…!», donde damos una detallada explicaciónen torno a Orfeo y una de las fuentes clásicas que lo fijó en nues-tra tradición literaria.
32. «Quejábase un arroyo»
4. niegue: “nege” en el MS 13.5-8. Preciosa seguidilla fundamentada en la paradoja que
justifica la identificación del yo poético con el flujo del agua delarroyo, ya que, a pesar de los desdenes con que le trata la dama,el amarla le basta. La misma retórica encontraremos en la cuar-ta estrofa. La referida identificación del yo lírico con el agua deun arroyo y el apóstrofe dirigido a él, o a un río, como en otrospoemas, tiene su origen poético en los Amores (III, 6) de Ovidioquien, a su vez, imita dos de los Idilios (3 y 11) de Teócrito. Esimportante comprender que dicho diálogo e identificación porparte del poeta o yo lírico con las aguas de un río fue fruto de lapropia mitología antigua, ya que en ella se contemplan los ríoscomo divinidades masculinas que acostumbran a amar a ninfasy nereidas. Remitimos a la lectura de los bellos versos ovidia-nos (Ovidio, 1995: 313-318).
8. reyendo: riendo.9. invidïoso: envidioso.
56 MARIANO LAMBEA Y LOLA JOSA
3 Mas, con fortuna adversa,¿quién logra sus intentos?,que hasta que el fin se goce 15ningún camino es cierto.
4 Pero de guija en guija,sin mostrar sentimiento,con risa se maltratay corre sin provecho. 20
5 El pastor de Belisaque mira estos ejemplos,sentiendo igual fortuna,lanza esta voz del pecho:
«Mis desdichas retratas,…» 25
33
1 Celosas sospechas mías,que, por tan estrechos pasos,al postrero de la vidaqueréis llegar mis cuidados.
¡Déjame, déjame, 5que, no te alcanzootro interés de ti,si no es el daño!
13-16. Estamos ante otro ejemplo de cómo los romancesrelacionados con el agua (sean piscatorios o no) acostumbran aelevar algunos de sus versos a reflexiones morales –el verso 22lo confirma explícitamente, además–, a modo con que lo hizotan espléndidamente Lope de Vega en las hermosas y emocio-nadas barquillas de La Dorotea. Lo cierto es que nos hemos deremontar a la comparación clásica entre el arte del timonel en lanave que surca los mares y el del hombre sabio que gobierna suespíritu en medio de los peligros de la existencia, y todas las re-flexiones derivadas de esta comparación. Para satisfacer la cu-riosidad de quien quiera saber más sobre la que ha supuesto unade la más recurrentes comparaciones de carácter existencial enla literatura y filosofía occidental, remitimos a la epístola 85(XI-XIII) de Séneca, donde da cumplida cuenta y desarrollo dela comparación clásica (Séneca, 1999: II, 64-68).
18. sentimiento: “sentimientos” en el MS 12.23. sentiendo: sintiendo.
33. «Celosas sospechas mías»
4. llegar: “vale, asimismo, durar hasta determinado tiem-po” (Aut.).
6. alcanzo: “metafóricamente vale lo mismo que tener,conseguir, poseer o gozar” (Aut.).
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Transcripción musical: Mariano LambeaEdición de la poesía: Lola Josa
32. Quejábase un arroyoA 4
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1 Quejábase un arroyo de que un tronco grosero le quite su corriente, le niegue su despeño.
2 El tronco invidïoso, su curso deteniendo, le estorba que no goce del dulce prado ameno.
3 Mas, con fortuna adversa, ¿quién logra sus intentos?, que hasta que el fin se goce ningún camino es cierto.
4 Pero de guija en guija, sin mostrar sentimiento, con risa se maltrata y corre sin provecho.
5 El pastor de Belisa que mira estos ejemplos, sentiendo igual fortuna, lanza esta voz del pecho:
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«Mis desdichas retratas, dulce arro[u]yelo, pues quejoso de agravios te vas reyendo.»