Austen / Wollstonecraft: estudio analítico
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AUSTEN / WOLLSTONECRAFT: ESTUDIO ANALÍTICO
Por: Marian Suárez Orive
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“…,la mejor educación será, en mi opinión, la que consiste en ejercitar la inteligencia…”(53)
Mary Wollstonecraft
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La transición del siglo XVIII al XIX supone una etapa muy interesante para un estudioso de
la historia, la literatura y de las costumbres sociales. La Edad de la Razón, que había
comenzado tímidamente a principios del siglo, se había asentado y estaba en sus mejores
momentos en las décadas finales, y esos aires de ilustración dan paso a un nuevo modo de
pensar prerromántico que se lleva a cabo, tanto en Gran Bretaña y Alemania, como en
Francia o España. El movimiento romántico parece muy contrario a las ideas de la ilustración
pero no es del todo cierto. Se basa en él, y los adelantos que se van desarrollando quedan
como poso en donde se asientan esas nuevas ideas.
Introducción: La mujer escritora
Que Jane Austen pueda escribir a finales de siglo varias novelas no es un hecho fortuito. La
propia idea de que la novela era un género denostado para mujeres y con poca capacidad
didáctica hacía que los hombres se dedicaran al género ensayístico. El siglo de las luces lo
había preferido junto con el teatral por considerar que los literatos debían ser educadores de
las masas no cultivadas.
El campo de la ficción quedaba relegado a las mujeres que, consideradas siempre inferiores
intelectualmente, podían muy bien escribir mientras no fuera más que un pasatiempo
sentimental dedicado a entretener las de su sexo. Si pensamos un momento hay muchos
retratos de mujeres leyendo durante el siglo XIX y menos de varones.
La representación de mujeres escritoras es otra cosa. No es algo que suela aparecer, salvo que
lo que se escriba sea una carta, de hecho, aunque Austen pueda considerarse una de las
mejores novelistas del XIX y tenga un considerable éxito en la época, sus obras no fueron
publicadas con su nombre y, ni siquiera, en la lápida de su tumba hay alguna referencia a esta
profesión.
Pero es que en la literatura de entonces se podían leer cosas como estas: “Cuando las mujeres
sean lo que deben ser, se limitarán a las cosas de su competencia, y siempre juzgarán bien
pero desde que se han convertido en árbitros de la literatura y a juzgar sobre toda suerte de
libros y a escribir uno tras otro, ya no saben nada más”.
En estas palabras de Rousseau cabe cierto resentimiento. Le causa enojo tener competidoras
en inteligencia y ha observado con miedo que cada vez había más mujeres que tenían a bien
entrar en los círculos prohibidos. La mujer se acercaba peligrosamente al ámbito masculino.
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Sigue: “Los autores que consultan a las sabias sobre sus obras, pueden estar seguros de que
siempre serán mal aconsejados es enjuicio sin argumentación, una opinión que se eleva a la
categoría de ley o de axioma por el simple hecho de aparecer en una obra que tiene una
modernidad acusada en otros temas que trata”.
Además de criticar su falta de gusto literario y su desconocimiento sobre el tema, las relega a
un segundo plano. Era lógico que no tuvieran un gusto tan refinado como los varones, pero lo
que empezó siendo tímidos escarceos se estaban convirtiendo en algo mucho más serio.
Con muchos que pensaban lo que él, no es de extrañar los sobrenombres masculinos dentro
de la literatura, Fernán caballero o Víctor Catalá, por poner ejemplos peninsulares, durante el
siglo XIX.
Por otro lado, un lector masculino tiene que luchar con una doble barrera. Primero la idea de
que la novela no es un género bien visto a finales de siglo. Y en segundo lugar, ¡cómo se
puede confesar que lo que gusta a uno es una obra escrita por una mujer!
Pero las féminas empiezan a utilizar la literatura como medio de subsistencia. Es el caso de
aquellas con dificultades para vivir del dinero que se les deja en herencia, por viudedad o por
soltería. Entre otras Jane, Mary Wollstonecraft u Olimpia de Gouges, que escribía obras de
teatro.
Sin embargo, ellas tienen algo más que decir que lo que ponen en boca de su sexo los
sesudos pensadores de la época. No hablan de trapos y son capaces de intentar una mejora en
la vida de las que, como ellas, quieren un mundo nuevo para sí.
Mary y Jane son dos mujeres cuyos problemas económicos las obligan a buscarse la vida de
una u otra manera en una Inglaterra en la que eso era sinónimo de desprestigio social. Y lo
hacen dignamente, alzándose contra las convenciones sociales y contra lo que se esperaba de
ellas como mujeres y como escritoras. Jane es capaz de codearse con los mejores escritores
de lengua inglesa de todos los tiempos y Mary pone en solfa a uno de los más grandes
pensadores que hubo en su siglo, Rousseau.
Además, la falta de antecedentes literarios femeninos las aboca a tener que abrirse camino en
un mundo de hombres. Sin dinero para sufragarse el lujo y sin fuentes cercanas a las que
acudir en el campo estilístico, innovan sin querer y la carencia de formación hace que tengan
que mirar lo que tienen cerca.
Por ello, Jane va a ser capaz de reflejar como ningún otro escritor de la época, las clases
medias inglesas en un ambiente tan vivo y realista y con diálogos de enjundia, así como
Mary abstraerá desde la perspectiva biográfica lo que es capaz de sufrir una mujer.
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Finalidad de sus obras
La revolución francesa de 1789 produce que muchas ciudadanas pidan una serie de mejoras.
Empiezan a tener una voz propia en algunos ambientes extraordinariamente liberales y así se
puede ser una revolucionaria más como el caso de Théorigne de Méricourt o bien una
escritora de la talla de Madame Roland, que escribió artículos políticos para el Courrier de
Lyon; matemática de la talla de Madame de Châtelet o Teresa de Cabarrús que llevó una vida
en la corte francesa de lo más moderno con varios divorcios y casamientos que disgustaron
mucho a Napoleón.
Muy pronto aparece una obra redactada por Olimpia de Gouges (Marie Gouze) titulada
Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana en 1791, realizada sobre la
declaración de los derechos del hombre, que es tomada como referencia. Ella fue
guillotinada, como todas las que lo pidieron pero es un importante comienzo.
Solo un año después Mary Wollstonecraft escribe Vindicaciones de los derechos de la mujer,
obra redactada en un periodo de tiempo muy corto, y que resultaba ciertamente motivada por
estas reacciones que se estaban produciendo en el ámbito francés.
Por un lado, Wollstonecraft es una defensora de las ideas de la razón “Por consiguiente, la
perfección de nuestra naturaleza y nuestra capacidad de felicidad deben estimarse
proporcionales a la Razón, a la Virtud y a los conocimientos que distinguen al individuo y
dictan las leyes que rigen la sociedad”1. Pero clama que los prejuicios enraizados oscurecen
la luz de la razón porque el hombre se sirve de ella para justificarlos. Por otro lado, su
finalidad queda expuesta claramente a lo largo de su obra. Se trata principalmente de hacer
contrapartida a uno de los autores más influyentes durante su siglo y buena parte del
siguientes, Rousseau.
Aunque va más allá, la lucha por abrir una brecha en los derechos de la mujer también lleva a
superar el ámbito femenino para hablar de las clases sociales y de la libertad o los prejuicios
en sentido general.
Jane Austen no sabemos si está motivada por los acontecimientos externos, como lo estuvo
Mary. Austen en sus obras nos presenta un mundo cercano en donde apenas pasa nada que no
sea la propia vida de sus personajes. No hay referencias a la política ni a la sociedad de la
1 WOLLSTONECRAFT, Mary: Vindicaciones de los derechos de la mujer. Madrid, Debate, 1977. pags. 37-8
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Inglaterra georgiana. El argumento de Sentido y sensibilidad y Orgullo y prejuicio son los
avatares de los personajes femeninos que se mueven para conseguirse un futuro.
Pero hay que leer entre líneas en esta autora de finísima ironía. Si se deja a un lado las
historias y pensamos en lo que quiere decir, vemos que es otra forma de lucha. Quizá mucho
más callada o intrahístorica permitiéndonos el lujo de hablar así. Quizá es la lucha de las
mujeres que, callando, intentaron que las Vindicaciones pudieran tener su fruto poco a poco.
Ambas tienen una misma motivación muy clara, además de su pasión por la escritura, que se
aprecia. La dependencia económica que se sabía en la mujer y su pobreza en los recursos
hizo que dedicarse a la literatura fuera el medio para ganarse la vida.
Mientras que Austen tiene complejo de escritora ante la sociedad, Mary se enorgullece de
poder hablar de tú al mismo Rousseau, de llamar estúpidos a los hombres que se dedican a
dar consejos sobre educación femenina y de formar parte de las personas que puedan hacer
revoluciones, mejorar su vida y la de los demás.
Rousseau
Quizá sea novedoso en los primeros cuatro capítulos cuando desarrolla la forma de educación
que se debe dar a un niño, el problema aparece cuando en el V habla de la educación de la
mujer que, lejos de ser igualmente de moderno, considera a la mujer como persona nacida
para el hombre al que debe prácticamente su existencia.
Rousseau no tiene en cuenta a las mujeres de clases bajas acostumbradas a trabajar de sol a
sol y que son capaces de parir, trabajar en el campo y cuidar a los hijos. Tiene un prototipo
de mujer que es única y de clases altas que habitan en la ciudad. El peligro de trabajar con
una abstracción (Emilio y Sofía) le obliga a ser muy concreto en sus descripciones de tipos
femeninos y de masculinos.
Esto es lo que hace que Mary Wollstonecraft tome la obra como centro de sus críticas para
Vindicación de los derechos de la mujer.
Extrae fragmentos del libro, los más significativos, como punto de partida para su crítica. No
los expone de manera ordenada sino siguiendo la línea argumentativa de Rousseau.
Las ideas del escritor están llenas de prejuicios y de los tópicos femeninos que se han vertido
en la mujer desde tiempos antiguos y que se ven en obras como El Corbacho del Arcipreste
de Talavera.
Entre las ideas que se critican destaco las siguientes:
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Se parte de las diferencias importantes que se establecen entre el hombre y la mujer, que son
muchas y variadas.
Demostrado que ni el hombre ni la mujer están ni deben estar constituidos del mismo modo
en lo que respecta al carácter y al temperamento, se infiere que no se les debe dar la misma
educación. Mientras que la educación del hombre es de carácter intelectual, a la mujer se le
debe dar una educación moral basada en el respeto al hombre y su dependencia. Como estas
relaciones y diferencias deben ejercer influencia en lo moral, las diferencias físicas son causa
de diferencia moral.
Parecen palabras de la época del determinismo naturalista de años posteriores. Lo que va a
hacer que la literatura posterior desarrolle un tipo literario de mujer cuyos problemas morales
y fisiológicos hacen de ella un ser quebradizo en todos los ámbitos sociales.
Mary reclama la misma educación que se debe dar al varón porque la diferencia física es
nimia. La enseñanza es algo mental e intelectual y ahí no hay diferencia entre los sexos. Si la
mujer adiestrara su cuerpo, esa diferencia se reduciría aún más.
A los ojos de Rousseau la mujer es creada para obedecer a un ser tan imperfecto como el
hombre y debe aprender a tiempo a sufrir las injusticias y aguantar los insultos de su marido
sin rechistar. Pero Wollstonecraft dice ¿Quién es capaz de acariciar a un hombre, con
verdadera suavidad femenina, en el mismo instante en que él la trata tiránicamente?2
Con ello vemos las contradicciones entre las que se mueve el filósofo.
Un pasaje realmente conmovedor es cuando Mary duda de la aseveración del escritor de que
la mujer está hecha para dar placer al hombre. Niega este principio, que es la base de su
filosofía y de sus argumentos. A riesgo de que la llamen atea o irreligiosa, no puede pensar
esto. “Me atrevo a llamar a todo esto una alucinación de la razón, en lugar de dejar reposar
la debilidad de mi desgraciado sexo sobre los hombros del primer seductor” 3
Aquí es cuando se aprecia que es una mujer y que lo que está haciendo es revolverse contra
la vida que le ha tocado vivir, pero sobre todo, la que van a vivir sus hijas. No puede dejar
que todo fluya como hasta ahora porque es época de río revuelto y no está sola ni en
Inglaterra ni en Francia. La suma de todas las voces es lo que podrá dejarse oír.
Sofía es un ser creado para la belleza y la coquetería. Por un lado, ella justifica que estas
afirmaciones se hacen en un país en donde el placer era refinado4, la escuela de la coquetería,
y desde bien temprano están educadas para recibir cumplidos. Pero por otro lado, tenía que
2 WOLLSTONECRAFT, Mary: Op. Cit. Pags, 57-8
3 Ibidem, Pags 149
4 Ibidem: Pags 153
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estar sometida al decoro, freno severo y constante. Eso genera un conflicto con ellas mismas
como los que podemos apreciar en las biografías de Mary y Jane y en la literatura realizada
por hombres en décadas posteriores (La Regenta, Madame Bovary)
Aparentemente Jane parece no tomar las ideas de Rousseau como base de sus libros pero
están ahí porque el mundo que refleja con unas madres educadas en su filosofía, unos padres
incapaces de sobreponerse y situaciones que no preveía el suizo, dejan claro que, aunque sin
referencia explícita, si las hay de manera implícita.
La educación.
Durante la Ilustración una de las ideas que se viene repitiendo en muchos autores es la de la
educación. Tanto es así, que grandes filósofos de la época dedican extensas obras a hablar de
ello. Pero también lo trataron los autores teatrales, que utilizaron las tablas con ese fin. No
podemos olvidar que el padre de todos ellos es Rousseau, que con su obra Emilio, 1762 va a
dar clases teóricas sobre el inicio de la pedagogía en la Europa de las luces. Su libro, leído y
traducido pronto en muchos países, queda como referente para los modernos pensadores.
La base que desarrolla nace de la consideración de que los niños han de educarse como niños
y con juegos, modernizando mucho la consideración que se tenía entonces de la infancia.
En España el jesuita Pedro Montengón escribe Usebio entre 1786-88 en términos parecidos
sobre la educación de un niño. Pero en el año 1799 fue condenada por la Inquisición, aunque
el autor redactó una nueva versión en 1808.
Mary opina que la literatura de autores que hablan de la educación de la mujer, sobre todo
Rousseau, es perniciosa porque han hecho de ella un ser débil5. Desde la infancia se les
inculca que no pueden actuar por sí mismas, son dependientes y enfermizas.
Pero la mujer no puede comportarse como un ser dependiente. El hombre se eleva como su
protector, la cuida sin tener en cuenta, y de eso sabe mucho las heroínas de Austen, los
problemas económicos que pueden tener si mueren ellos.
Mary propone casos reales mezclados entre las múltiples ideas. Utiliza preguntas retóricas
del tipo ¿Qué será de ellas entonces?6, para que se pueda reflexionar con un ejemplo que
está al alcance de todas. Endurece las palabras y no esconde nada. Busca entre las lectoras
algunas que haya tenido esas vicisitudes en la vida para no sentirse sola.
5 Ibide: Pags 54
6 Ibidem: Pags 97
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Si no se le ha enseñado a ser independiente, no puede educar a sus hijos. Austen en Sentido y
Sensibilidad presenta a una hija mayor como una mujer que actúa como cabeza de familia,
llevando las cuentas y decidiendo la casa a la que debe mudarse la familia. Lo hace una vez
que el cabeza protector haya muerto y su situación se quede francamente mal. De no suceder
esta desgracia, las protagonistas de estas novelas no actúan.
Es decir, necesitan un estímulo exterior para pasar a la praxis. Esto era algo que no debía
cambiar porque, salvo casos muy determinados, todas podían ser víctimas de esos estímulos.
Para Mary la educación “es la primera etapa en el camino de la perfección”, luego un error
si lo consideramos solo de los hombres. Mary se eleva hasta la perfección del hombre y por
ello, de la mujer. Es demasiado ambiciosa en sus pretensiones y esa vehemencia la une a la
estética de lo sublime que es de la generación romántica. Ella vive como tal.
Sin embargo, mucho más joven, Austen vive como una mujer más tranquila y parece
pertenecer a la generación anterior.
Va en contra de la educación como fin porque Mary propone que las mujeres de buen sentido
o de “calidad”, como ella llama, son en ocasiones pobres y luchan por sacar a sus hijos
adelante. Es curioso cómo no se habla de las pocas que han recibido una instrucción de
hombre y han tenido coraje y resolución en la vida para salirse con la suya porque ese no es
el objeto de sus Vindicaciones. Esas mujeres ya piensan lo mismo que Mary y no necesitan
su apoyo. Va a hablar de todas las otras que sí necesitan su ayuda7.
¿Qué hay que enseñar?
Rousseau dice que lo que se debe enseñar es obediencia y virtud. El saber se le ha negado a
la mujer y es hasta incompatible con su sexo. La educación femenina durante estos siglos fue
principalmente coser, música y una cultura general que se basaba en leer, escribir y poco
más. En muchas ocasiones los conventos hacían la labor de escuelas en España y la casa era
el ámbito de la formación. Rarísimas ocasiones llevan a la mujer a escuelas fuera del hogar y
es casi nula su presencia en la Universidad.
Mary asegura que los conocimientos que pueden tener las mujeres serán deshilvanados
porque los tienen por observación y no por estudio y hay que cambiar esto.
“Me declaro en contra de todo poder basado en prejuicios, por muy nimios que estos
parezcan”8. Esos prejuicios son los que han llevado a Rousseau y a otros hombres a hablar
7Ibidem: Pags 144-5
8 Ibidem: Pags. 171
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así de la mujer. El culmen de todos sus esfuerzos, debería consistir en desarrollar sus propias
facultades y adquirir la dignidad de la virtud consciente.
Critica la instrucción privada La educación de niños y niñas se debe realizar, siguiendo las
ideas y costumbres de la sociedad en que viven. No podemos mirar hacia una edad de oro o
un estado utópico. Hay que trabajar con lo que se tiene entre manos.
Mary insta a la mujer a fortalecer su cuerpo para, de esa manera, neutralizar las diferencias
que se tiene con el varón en el plano físico, tan importante a sus ojos y, una vez que la
fortaleza del sexo débil sea grande, poder entrar en reforzar su mente. “Que se permita llegar
a la perfección del cuerpo practicando los mismo ejercicios que los muchachos, no solo
durante la infancia, sino también durante la juventud, y entonces podremos conocer
realmente hasta donde llega la superioridad natural del hombre”9.
No se puede enseñar a la mujer a comportarse como un ser con conciencia de su inferioridad
y exagerando los vicios que los hombres critican, como quieren los estudiosos del tema. A
ella hay que enseñarle que existe otro mundo que no es el sometido.
La formación del temperamento es “el trabajo frío de la razón”10
. Con estas palabras que
repite en varias ocasiones quiere dejar claro que el sentimiento o sentimentalismo con el que
intentan educar a la mujer es muy pernicioso. Como también que el adiestramiento
propugnado por los de la Ilustración es algo muy positivo.
No se oponen a que la mujer y el hombre sean educados sino a que se haga con diferencias;
la igualdad en este campo supondrá un mundo mejor para todos.
Una madre viciosa será el espejo donde se mirarán las hijas. Actúan tal y como Rousseau ha
prescrito. Un ejemplo lo tenemos en Orgullo y prejuicio cuando las hermanas menores de
Elizabeth se comportan como su madre.
Se les dice a las hijas cómo atraerse un hombre con astucia y temperamento dócil y pueril, lo
cual parece refrendarse por otras obras de la época en distintos sitios y con diferentes
características como puede ser La señorita malcriada de Iriarte y El sí de las niñas de
Moratín, en donde ese comportamiento es elogiado de alguna manera.
También es la madre la causante de que la hija menor quede deshonrada y de que ponga en
peligro la honra del resto de la casa. Además, según Mary, no se podría reprochar su
comportamiento porque está dentro de lo que se espera de ella ya que ha sido educada así11
.
9 Ibidem: Pags 160
10 Ibidem Pags 157
11 Ibidem: Págs 97
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Es significativo que los comportamientos que critica Wollstonecraft en las mujeres sean los
mismos que se ponen como viciados en los personajes de Austen. Pero lo que más llama la
atención es que así se ven en otras novelas de la época.
Estos vicios, que también apunta Rousseau, debían ser normales en su tiempo y por ello
Mary y Austen se preocupan de desterrarlos, lugeo están proponiendo un nuevo tipo de
mujer.
La importancia de la educación conjunta en el caso de los hijos es algo que también tratan, ya
que no puede ser sólo la esposa la que se haga cargo de ello, necesita el apoyo del cónyuge
“para darle sus razones” y porque “cuando están juntos crean un ser moral”12
Además, es
necesario inteligencia y reflexión para hacerlo y una mujer ignorante, como pretenden los
fílósofos, no puede.
Mary cree entender por qué hace esto Rousseau. Habiendo nacido apasionado, prefiere
dedicarse a la abnegación que dejar que esa pasión le haga por naturaleza entregarse a ella.
Así pinta con fantasía sensual, porque lo hace desde el punto de vista del lascivo que no se
permite serlo13
.
En general, hay en la educación del hombre y la mujer los mismos componentes que suponen
una lucha entre razón y sentimiento, entre lo que pensamos que debe ser y lo que se es. En
las novelas de Austen también queda reflejado. Darcy es un joven que lucha contra sí mismo;
se debate entre la educación de lo que tiene que ser y romper eso por lo que se es.
Bingley, sin embargo, es más feliz desde el principio al no tener esa lucha interior y
representa para la autora el hombre nuevo que puede existir si no se tiene en cuenta la
educación del Antiguo Régimen.
¿A quién hay que educar?
Lo que parecen tener claro los pensadores de esta época es que hay que empezar por educar
al hombre, en general. Cada uno lo hará después utilizando las armas que tengan a su
alcance.
Austen no sale de su mundo social. Su afán parece más reducido, pretendiendo instruir al
hombre que lee sus novelas a escondidas o con una afición que llega a trascender (el rey
Jorge III) y sin grandes expectativas, nada más que la de cambiar un poco el aspecto exterior.
12
Ibidem Pags 165 13
Ibidem Pags 168-9
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Si el fin de la mujer es casarse, que sea de manera moderna con un hombre que forme con
ella un totum, una familia.
Jane quiere que hombres y mujeres puedan tener unas relaciones menos abigarradas, menos
conducidas por lo social. Basadas en la amistad, en la igualdad y en el respeto. Así parecen
acabar Darcy y Elisabeth en Orgullo y Prejuicio.
La formación de una pareja así facilitará mucho la educación y podrá hacer que ante los
problemas todo sea diferente. Pero no va más allá. El mundo de la mujer queda relegado al
matrimonio y así lo vemos con los finales de sus dos novelas que venimos analizando.
Mary pretende educar a la mujer y sacarla de la ignorancia de siglos para que sea una
luchadora independiente. Sobre todo que pueda elegir su vida, su profesión, y si quiere, una
soltería digna y sin connotaciones peyorativas. Además pretende que sea su voz en la
sociedad (voto), en igualdad de condiciones al hombre y con las únicas diferencias que le
deja su fisiología.
Mary realiza una obra cuyo principal receptor es la mujer, que empieza a reclamar sus
derechos como lo han hecho otras en la Francia revolucionaria; que empieza a tener
confianza en sí misma y que se ponen las convenciones sociales por montera. Clama por una
revolución en las costumbres femeninas, cambiando primero ellas para luego cambiar el
mundo14
.
Es verdad que se le critica que es una obra realizada de manera muy vehemente y que
adolece de falta de estructura. Repite los conceptos y vuelve a los mismos temas una vez que
parece que ya no tienen más justificación. Pero lo escribe muy rápidamente y con el
sentimiento más que con la razón que tanto nombra, es una arenga, es un manifiesto. Parece
que lo grita más que lo reflexiona.
“Dadles la oportunidad de llegar a ser seres inteligentes”15
Esto está dedicado a los hombres
que han escrito todas esas líneas en las que la mujer es casi un animal.
Tal como Olimpia realizara su prólogo de los derechos, ambas parecen enfadadas y cansadas
de todo lo que han vivido y se encarnan en ser portavoces de todas y cada una de las mujeres
de la sociedad de la época defendiendo su propia voz, pero también la del resto.
Mary no habla al principio directamente a la mujer de tú a tú, se aleja de la postura
puramente femenina sin utilizar un “nosotras”, como persona sin sexo, para de esta manera
14
Ibidem Pags 92 15
129
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tener más fuerza. Eso le da una objetividad que de otra forma no podría tener debido a la
subjetividad de su argumentación en ocasiones.
Pero conforme se acalora, más le sale la voz de su condición femenina. Es capaz de decir
“Hermanas mías”. Es cuando la función conativa del mensaje se aprecia. Parece que habla
para ellas, para decirles que se levanten en ese mundo que acaba de sufrir una revolución
como ninguna antes en la historia. Ya puestos, un paso más es la revolución femenina.
Pero sabe que sus ideas no pueden materializarse inmediatamente. “…sé que será necesario
un lapso de tiempo considerable para extirpar esos prejuicios tan sólidamente
implantados…”
Justifica que la mujer tenga un comportamiento reprochable. Se casa sin amor, subordinada
al hombre, sin verdadero deseo de formar una familia, así que utiliza tretas para salir airosa
de una situación que no ha elegido. Si leemos los primeros momentos del nacimiento de
Emilio de Rousseau cuando se habla de la alimentación del niño, este habla de una madre
ladina que no quiere criar al niño y que lo manda con nodrizas. Esta visión tan negativa de
alguien que acaba de tener un hijo y que parece no sentir cariño maternal en una época en la
que ese, precisamente, es uno de los grandes cambios sociales parece demasiado revelador.
Si esperamos que el hombre guarde devoción al cuerpo de la mujer hay que esperar que ella
lo cuide como único objeto de cambio, como cajita de cristal, que va a ser moneda en las
transacciones amorosas.
Cuando se propone que la mujer debe actuar con la sensibilidad, Mary opina que es la razón
la que debe moverla a realizar actos.
Ella no protege al sexo débil en el sentido amplio de la palabra. Está contra esa mezquina
sensiblería de la mujer que tanto critican los autores varones (Emilio de Rousseau) Está de
acuerdo en que quitarlo es primordial para poder conseguir un estatus que haga de sus
congéneres unos seres valiosos para la sociedad, de la otra manera será un ser viciado y no
podrá ser defendido de su propia maldad.
El matrimonio
La vida de la mayor parte de las féminas se consumía entre la búsqueda de un buen marido
que permitiera una vida cómoda y la lucha por evitar ese matrimonio concertado que le
disgustaba. Es en Emilio, donde aparece una primera cita sobre la idea de que la mujer debe
buscar el marido que le apetezca a ella. “Vos escogeréis y nosotros seremos consultados.
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Usad vuestro derecho. El esposo que os conviene debe ser elegido por vos y no por
nosotros.”
Si bien esto está en el papel, la realidad era muy diferente y las obras de teatro, tanto
francesas como españolas, se afanaban en esta cuestión: El sí de las niñas de Moratín o el
L´ecole des mères de Marivaux.
Rousseau en su postura de hombre se alza como voz ilustrada que adelanta un pequeño paso
en la instrucción del hombre y únicamente propone la libertad en la elección del marido. Esto
es seguido por la mayoría de los autores varones que tratan el tema desde Moratín a Iriarte.
Era algo en el que todo el mundo tenía algo que decir. Los padres deciden un matrimonio
conveniente para sus hijos. A simple vista puede parecer que la preocupación de ellos es la
de dejar “colocados” a sus hijos antes de que ellos mueran. Pero no podemos olvidar que ello
repercute en los padres también, convirtiendo el matrimonio en una venta egoísta.
Ya aparece en una obra tan lejana como el Cantar de Mío Cid en donde la mayor honra que
puede conseguir este héroe, que ha conquistado una ciudad como Valencia, es la de casar a
sus hijas con descendientes de reyes y que sean madres de reyes ellas mismas. De esa
manera, en la sangre, el honor queda satisfecho.
Mary habla de una obra de Genlis, Letters on education. Trata de un hombre que se casa sin
consentimiento paterno y le llueven desgracias por hacerlo así, aun siguiendo el dictado de su
razón y casarse con su prometida. Es realmente muy complicado dar un giro a las
costumbres.
Por eso en obras de teatro españolas como El sí de las niñas, que han sido catalogadas como
prodigio de modernidad, lo que hay no es un casamiento en el que los jóvenes se opongan a
los dictados de los mayores, sino un cambio en el pensamiento de éstos. Debemos tener en
cuenta que si no se sanciona un comportamiento como ese, puede ser perjudicial en otras
ocasiones.
“Siendo tan alto el respeto que siento por el matrimonio, que lo considero la base de todas
las virtudes sociales”.16
Mary se preocupa de lo que ocurre dentro de esta institución. La
revisión de los matrimonios propuestas por los educadores de la época le hacen temer los que
hay en el interior de esto: mujeres y hombres infieles y relaciones basadas en el sexo
principalmente. Le horroriza pensar que puede ser así y por ello pretende una institución muy
diferente.
16
Ibidem: Pág. 135
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Tan distinta como la que dejan entrever las heroínas de Austen. Los matrimonios mayores,
los que han sido contratos, están llenos de desamor y de vicios. Los nuevos, de jóvenes en
igualdad, podrán dar lugar a una generación de niños educados en el hogar en temas morales
y en instituciones racionales en los contenidos culturales.
Pero también habla sobre aquellas jóvenes que con promesa de matrimonio son engañadas.
No quiere caridad para ellas, sino justicia. La autoestima es importante porque se habla de la
mancha y su limpieza y ante la imposibilidad solo queda el refugio de la prostitución.
Todos los prejuicios morales desde este punto son criticados. Si un hombre puede limpiar un
pecado, la mujer debería también hacerlo. Además, yendo a la raíz del problema, la
instrucción, esto puede no volver a suceder porque es consecuencia de las costumbres
morales.
Jane trabaja solo desde el matrimonio, pero Mary Wollstonecraft no. Ella no busca estar
dentro de lo “correcto” socialmente porque sus escritos no van a ser leídos de la misma
manera. Se iguala más al hombre si cabe. Su palabra está a la altura de la de ellos y no se
avergüenza.
Mary, desde la perspectiva femenina, intenta también hacer un parangón con la situación del
hombre. Por ejemplo, los que no pueden destacar porque no tienen un rango elevado y tacha
por ello a la sociedad de injusta.17
Pero lo hace así porque de esta manera justifica que la
sociedad también es injusta con la mujer, que queda relegada a ese segundo plano por el
mero hecho de su sexo. Si en el hombre lo externo no es justo, tampoco en ellas
Austen refleja un mundo donde la mujer actúa dentro del matrimonio, cree saber que la base
de la sociedad está en la familia como institución, luego en él. Mary proclama la libertad de
en este sentido, abre una puerta a otro tipo de uniones.
También está a favor de la familia moderna (monoparental o algo por el estilo). No en el
casamiento, que no le atraía a pesar de que en sus últimos momentos accede a hacerlo. Opina
que es algo más y de más importancia. Separa los términos y da diferentes valores a
matrimonio, casamiento o unión civil.
Así “La mujer que es fiel al padre y a los hijos exige respeto y no debiera ser tratada como
prostituta”18
Al sufrir la barbarie intelectual en su vida privada, intenta quitarse un
calificativo que quizá tuviera en vida. El amor de Mary a la familia, padres e hijos, es mayor
que la idea de compra-venta que se aprecia en las relaciones matrimoniales. Es más, a este
tipo se le llamó prostitución legal.
17
Ibidem: Pág. 39 18
Ibidem: Pág.135
Austen / Wollstonecraft: estudio analítico
Marian Suárez Orive Página 16
Pretende que las parejas se unan si hay amor, y que se desunan si no lo hay. Al amor le da
poca consistencia pero la amistad puede llegar a ser más duradera. Eso lo sabe bien debido a
su ajetreada vida sentimental.
Preocupada por la educación y por la fragilidad del amor. Con la amistad una pareja que haya
terminado su relación puede seguir formando una entidad para el cuidado de los hijos.
Adelanta con ello a la mayoría de las mujeres de su época.
Los pensadores de entonces llegan incluso a razonar la existencia de la poligamia como
degradación física del hombre, según la obra de Foster. Mary deduce que la relación de
nacimientos entre mujeres y hombres se hace en igualdad y no hay razón natural para que la
poligamia sea legal. Por lo tanto eso no podría llamarse así, sería una unión civil pero no de
otra manera. (135)
Problemas económicos
Hay una preocupación constante por los problemas económicos en los argumentos de Mary y
en las obras de Austen. Problemas que ya hemos dejado claro que los padecieron ellas
mismas.
Se aprecia bien en ambas que acusan a una ley injusta. Durante el siglo XVIII y el XIX se
aprecian intentos de reformas sociales que darán escritos en este sentido. No es el lugar de
hablar sobre ellos pero dentro de este clima es natural que las mujeres luchen por esta
independencia también.
Austen no quiere hacer política, quiere representar en su literatura una realidad que se
producía muy frecuentemente y se queda en un repertorio más modesto de referencias reales.
En el caso de Orgullo y Prejuicio, las hijas del reverendo no van a poder quedarse con la casa
y tienen que buscarse una renta cuando él muera, esa es uno de los problemas que se plantean
en la búsqueda de un buen marido. En Sentido y sensibilidad, todo queda para el hermano
mayor y la segunda mujer y las hijas deben sobrevivir con rentas que están por debajo de lo
que ellas tenían.
Olimpia o Mary Wollstonecraft se comprometen un poco más con su época.
“Las mujeres adquirirían fuerza suficiente que las capacitase para ganar su propia
subsistencia, que es la verdadera definición de independencia”19
19
Ibidem: Pág. 160
Austen / Wollstonecraft: estudio analítico
Marian Suárez Orive Página 17
A Mary le preocupa, por ejemplo, la mujer abandonada económicamente por el padre y que
tiene que vivir al cuidado de su hermano. Propone, entonces, problemas entre las cuñadas por
el afecto del varón. La educación válida haría que una no necesitara del hermano para
mantenerse y la otra tendría tanta estima de sí misma que no vería en la cuñada una rival20
.
En ese afán de consecución y logros personales llega a clamar por la abolición de la
propiedad hereditaria para que también lo hombres puedan estar orgullosos de su virtud.21
En
los argumentos, como veremos, es capaz de llegar a ponerse en la piel del varón y pedir
también justicia para él.
La vergüenza ajena.
Este es un tema fundamental en el libro de Austen, Orgullo y Prejuicio. Por un lado
Elizabeth se avergüenza de la poca educación que tienen sus padres delante de la alta
sociedad que representan Darsy y sus amigos. La madre es una mujer charlatana,
impertinente y sin cultura. Parece extraída de los tópicos de la mujer que se desarrollan desde
la Edad Media, prototipo rousseauniano, por otro lado.
El padre, indolente. Austen critica, que no realice sus quehaceres paternales, que prohíba a
sus hijas salir o marcharse a Bath, en donde sucederá una desgracia. Pero también tiene
vergüenza del comportamiento de las hermanas menores, tonteando con los hombres y que
no tienen nada más que pájaros en la cabeza. El gasto de un sombrero innecesario o la charla
que no tiene sentido ni fundamento nos presenta una copia en pequeño de las madres (mundo
que hay que desterrar).
Elizabeth habla por boca de la autora. Es Jane quien siente vergüenza de su condición cuando
ésta es como se pretende mantener en los círculos intelectuales y, avergonzándose, pretende
decir al hombre-lector, que él también sentiría eso en su lugar. Está intentando reclamar un
punto de vista conjunto en la sociedad para poder cambiar la visión que se tiene de ella como
autora.
A veces uno no puede saber si a Austen realmente le avergüenza que su dedicación a la
escritura no sea más que un lujo. Tener que hacerlo para vivir no es lo mismo que hacerlo por
placer. No podemos obligar a nuestras autoras a tener pensamientos demasiados modernos y
no podemos culparlas si actúan como seres humanos.
20
Ibidem: Págs.125-6 21
Ibidem: Pág.123
Austen / Wollstonecraft: estudio analítico
Marian Suárez Orive Página 18
Mary se avergüenza de la mujer débil que acepta su destino sin oponer resistencia. Cuando
habla sobre las mujeres que, lejos de criticar a Rousseau, aceptan esto, se pone frenética y les
dice los más duros comentarios.
Al buscar respuestas femeninas, necesita ir más allá. Mary no se avergüenza de su vida. Le
desespera el no poder vivir sin la losa pesada de su condición femenina. Por ello lo que siente
es un desprecio tremendo contra las que padeciendo lo mismo se cruzan de hombros y
suspiran.
Mary sabe que su sociedad actual no acepta sus propuestas y es una visionaria clamando que
“todo irá bien en el futuro, algún día”22
Lo malo es que para ella fue tarde y lo será para sus
hijas e incluso nietas.
Ascensión social y clases sociales
Austen plantea el problema de la ascensión social en los personajes femeninos y eso viene
caracterizado en las madres, lo que trasciende fronteras. Tanto la madre de Elizabeth como la
de Paquita de El sí de las niñas tienen un afán desmesurado por encontrar un marido que
supere las expectativas de su condición social. En todos los casos eso se cumple.
Es muy peligroso el planteamiento de Austen. No propone un mundo en el que las mujeres
asciendan socialmente a causa de su trabajo, pero no podemos pedírselo porque todavía es
muy pronto. Hay que esperar un siglo para ello.
La vida que describe es aquella en que la mujer puede luchar contra su destino de pobreza
con la inteligencia y la educación, no con las fórmulas de coquetería impuestas por los
filósofos. Volvemos a ver más realismo en ella.
Si no se pueden enfrentar ante Goliath con la espada, hay que hacerlo con la honda, que es lo
que hace Jane. Una vez conseguido lo que quiere ella, habrá que dar el otro paso, pero si este
no se consigue, difícilmente los posteriores.
Mary amplía su lucha, como es natural. Compara los hechos de la mujer con las clases
sociales. En ese parangón habla de que los dos pilares de la vida humana social: el Estado
(civil) y la Iglesia (religión), están en peligro,23
haciendo que peligre todo.
En su escrito hay una aparente religiosidad en los argumentos. Siempre que puede vuelve a
ello e incluso llega a hablar directamente a Dios en un acto valiente. ¿Has creado Tú un ser
como la mujer, que puede rastrear tu sabiduría en tus obras y sentir que tu solo arte, por
22
Ibidem: Pág. 42 23
Ibidem: Pág. 44
Austen / Wollstonecraft: estudio analítico
Marian Suárez Orive Página 19
naturaleza, se alza por encima de ella para un fin que no sea mejor que el presente?...¿Y
puede permanecer dependiendo supinamente del hombre en lo que se refiere a la razón,
cuando debiera remontar con él los difíciles escalones del conocimiento?24
Se ve un cierto neoplatonismo en las ideas de Mary. La mejora personal para alcanzar la
perfección suprema se observa en los planteamientos.
Si el hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios, lo mismo la mujer. Intenta de
manera extraordinaria tener argumentos que la alejen de ser considerada poco religiosa pero
también prefiere estos apoyos porque es un colectivo que la puede tener entre sus personas
non gratas. Ella ha amado y ha seguido a su amor hasta Suecia y ha vivido con él sin estar
casada; ha tenido una hija natural de esta relación y no es muy positivo si quiere ser
considerada una escritora seria y no una libertina
Afirma que la mujer es templo de castidad y que la coquetería hace de ella algo que no lo es.
La verdad es que no sabemos cómo quedarnos, si con la Mary que rechaza esto porque
necesita la fuerza del colectivo religioso o porque ha sufrido un importante desengaño
amoroso y escribe cuando el problema está en su punto más álgido.
Esta religiosidad presente en la obra sorprende un poco para un siglo en donde se ven los
primeros atisbos de ateísmo entre los filósofos. Su importante religiosidad hace que vea el
alma de las personas y no solo su cuerpo.
La iglesia no sale nunca mal parada mientras que el estamento militar sí, cercano a la
burguesía de la época. Salvo que se crea que Mary lo hace porque es la única manera de tener
un apoyo racional, se puede pensar que es para no desairar a una importantísima facción de la
sociedad, quizá la única que no puede tener en contra por su fuerza moral.
Pero también habla sobre los reyes, cúspide política, utilizando como ejemplo al rey Luis
XIV. Lo hace porque es extranjero y porque es ya un personaje histórico que no puede
volverse contra ella. Pero también porque es el paradigma del rey déspota. Los ejemplos,
como se ven, no son gratuitos.
“Tenía una forma de caminar y un porte que solo él y su rango emanaban y que habían
resultado ridículos en cualquier otra persona”25
Mary repasa, en las analogías diferentes profesiones masculinas:
Para empezar dice que “las profesiones que se basan en la subordinación y la jerarquía
atentan contra la moral. Pero también la ociosa vida de estos jóvenes dedicados a la
24
Ibidem: Págs.128-9 25
Ibidem: Pág.115
Austen / Wollstonecraft: estudio analítico
Marian Suárez Orive Página 20
galantería”.26
Los militares, víctimas de prejuicios, se someten a la autoridad, lo mismo que
las mujeres. Entendiendo esto en los varones, se puede apreciar mejor lo otro.
No es bueno un hombre embrutecido por sus oficios si estos conllevan la subordinación y la
injusticia que deriva porque se aceptan las normas sin pensar. Tiranizar es una forma de
controlar.
La adquisición de ciertas maneras elegantes está por encima de la educación moral. Y en este
caso vamos a poner un ejemplo de Austen. Porque ella también representa en su obra unos
ejemplos parecidos a los de Wollstonecraft.
Darcy es un hombre de manera elegante pero su comportamiento social es criticado por su
orgullo. Lo que parece no es lo que es. Sin embargo el militar se mueve en la sociedad
burguesa de manera correcta y, a los ojos de los componentes de ese ámbito es el prototipo
de hombre perfecto. Lo que es no es lo que parece.
Austen parece que ejemplifica que apariencia y realidad no siempre van de la mano. Lo
moral puede no ser elegante y un comportamiento irreprochable puede no ser del gusto de los
ambientes más selectos. No se puede educar para la galantería, hay que instruir para la vida
es lo que parece que quieren decir ambas.
El hombre
Mary coloca al hombre en la cima de la incompetencia y de su poca sensatez para poder
actuar con justicia y paz en el mundo, observando la historia. Es una valentía considerando
que todo su escrito va a ser objeto de burla y crítica. Además, lo sitúa en un compromiso
porque le hace responsable de la absoluta falta de justicia y de la guerra para luego intentar
poner a la mujer en esta argumentación.
Cita a Lord Bacon27
cuando asegura que los mayores logros los han conseguido hombres sin
familia, recordando que los pensadores de la Ilustración desde Hobbes a Jovellanos han sido
solteros. Pero también dice de manera implícita que el matrimonio despista a los hombres.
Mary se pregunta si la mujer sólo sirve para la procreación y si se puede alcanzar algo sin esa
meta. Cosa que estaba muy en desacuerdo con lo que se decía en la época. Pero estamos en
otra de las importantes contradicciones. Sobre esto se puede llegar a inferir que si la mujer
está también destinada a algo importante en el campo de la intelectualidad no puede ser
madre o no debe casarse.
26
Ibidem: Pág.44 27
Ibidem: Pág. 122
Austen / Wollstonecraft: estudio analítico
Marian Suárez Orive Página 21
Austen consigue que sus varones sean muy cercanos a la sensibilidad actual sobre todo en
Orgullo y prejuicio. Representa la vida de una sociedad de campo con algunas visitas a la
capital para contraponerla como lugar cosmopolita. Los personajes son de rentas medias y los
divide entre aquellos que como el primo son seguidores de las ideas del Antiguo Régimen y
los que son prototipos de nuevos valores.
Conclusión
Jane Austen puede ser considerada una buena escritora. Utiliza su pluma para exponer, para
dejar un poso de inquietud en las mentes de los lectores, que no son hombres principalmente,
pero sabe que si se pone en contra, que si es demasiado radical no tendrá el efecto que quiere.
Las obras de Austen están ancladas en el tiempo y, aunque son fáciles de leer porque
magistralmente enlaza las acciones y la trama, y sus diálogos, lejos de parecer caducos,
tienen todavía frescura, no soporta un primer análisis.
No podemos dejar que Austen termine las obras así, le pedimos que se moje más, que sea
más crítica, sin pensar lo difícil que es para las personas ponerse en contra de toda una
sociedad en donde se vive. Como ya hemos dicho quizá con la ironía sutil y con la técnica
casi periodística al representar los hechos de manera objetiva, puede conseguir más.
Además es eso lo fundamental. Sus obras siguen leyéndose, precisamente por lo que
podemos achacar de incorrecto.
La obra de la hija de Mary Wollstonecraft, Mary Séller, Franquenstein, todavía tiene más
vigencia si cabe porque se sobrepone a la época y lejos de hacer sólo una novela gótica o de
terror, nos lleva a la incomprensión de los neonatos, inocentes que sólo quieren integrarse en
un mundo que no es el de ellos. Como el de su madre, que no logró comprender la
sensibilidad que había en ese cuerpo de mujer.
Pero necesita la lectura de un crítico, no la de un receptor universal. Su simbolismo es
complicado para ellos.
Su madre parece una visionaria pero su obra queda relegada al círculo de los eruditos o
estudiosos de la época. Poco o nada conocida no fue un pilar para el desarrollo de los
derechos de la mujer y puede ser considerada como un ser extraño en un mundo en donde la
mediocridad reina.
Lo cierto es que sea como fuere ambas autoras han sido un paso más en la consecución de la
igualdad entre el hombre y la mujer. Su valor más importante el haberlo hecho en un mundo
decididamente en contra de ellas. No se les puede pedir más.
Austen / Wollstonecraft: estudio analítico
Marian Suárez Orive Página 22
BIBLIOGRAFÍA.
AUSTEN, Jane: Orgullo prejuicio. Madrid, Cátedra, 2000
—: Sentido y sensibilidad. Barcelona, Plaza & Janés, 1996
FERNÁNDEZ DEMORATÍN, Leandro: El sí de las niñas. Madrid, Espasa Calpe, 1980
ROUSSEAU: Emilio, edición digital.
www.bibliotecasvirtuales.com/biblioteca/otrosautoresdelaliteraturauniversal/
WOLLSTONECRAFT, Mary: Vindicaciones de los derechos de la mujer. Madrid, Debate,
1977.