Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria
Centro Regional Santa Fe Estación Experimental Agropecuaria INTA Oliveros
Calidad de simiente de soja: resiembra cero
Ing. Agr. Ph D. Craviotto, Roque Mario
Ing. Agr. M Sc. Arango, Miriam Raquel
Ing. Agr. M Sc. Gallo, Carina
Auxiliar Montero, Marta Susana
EEA Oliveros- Tecnología de Semillas
No nos cansaremos de repetir que en la temática Calidad de Semillas, la
“política” del INTA no es simplista sino sencillamente simple: ninguna hectárea
de la República Argentina tiene por qué ser resembrada. A esta altura del año,
estamos cursando julio del 2014, ya comenzaron a “calentarse los motores”
necesarios para la toma de decisiones referentes a los lotes de semillas de soja
que poseen la mejor aptitud para el inicio de un nuevo ciclo agrícola.
La presente campaña 2014, es como siempre “única”, en cuanto a la calidad de
los lotes cosechados con destino a simiente y con toda seguridad no existirá
otra exactamente igual. No obstante ello, el dilema sigue siendo el mismo de
siempre, y nos reclama abiertamente que no nos podemos equivocar en
nuestra elección. De nuestra recomendación, depende el éxito de un buen
comienzo en la implantación del cultivo y si ello no ocurre, se abrirá la puerta a
la búsqueda de las consabidas culpas que tiene como blanco preferido a la
calidad del lote utilizado como simiente. El lote de semillas no es culpable de
nada, esto lo debemos entender claramente. Debemos recordar, una vez más,
que no estamos solos cuando intentamos producir calidad, sino que nos
acompaña un socio omnipresente conocido como “ambiente de producción”.
Nuestras habilidades practicadas durante el manejo del lote destinado a
simiente no dejan, sin embargo, de ser fuertemente influenciadas por las
condiciones ambientales existentes desde el inicio de la floración y durante
todo el período de crecimiento de la semilla dentro de la vaina unida a la planta
madre.
Los lotes de semillas disponibles para esta campaña de siembra, han
experimentado dos situaciones ambientales bastante disimiles y de gran
influencia sobre la calidad. Parte de la producción completó adecuadamente el
ciclo y así fue cosechada, y otra tuvo que confrontar la calidad alcanzada
durante buena parte del período de crecimiento con un ambiente prolongado e
intenso de elevada humedad ambiental.
Toda la información recabada hasta el momento, nos dice que hay áreas de
producción mucho más afectadas que otras pero el dato más llamativo, y/o de
mayor relevancia, es que los componentes o atributos de la calidad fueron
afectados de forma muy asimétrica. De tal manera que, mientras el Poder
Germinativo “per se” o como atributo aislado se mantiene elevado e incluso en
una condición que podríamos definir como óptima (superior al 90%), es la
Sanidad, como atributo primario de calidad, la que está marcando una
diferencia sustancial entre los lotes que sufrieron en un ambiente de alta
humedad.
¿Cuál es el problema?
La presencia de patógenos en el campo de producción es un elemento casi
inevitable y va a conspirar, siempre, con el intento de lograr una implantación
saludable por un período inicial relativamente corto, los primeros 30-35 días
desde la siembra. Sin embargo, y para esta campaña de siembra, nos
encontramos, y por suerte ya lo sabemos, con que los patógenos con los que la
simiente va a confrontar en la línea de siembra, van a tener como aliados
poderosos también a los “portados por la propia semilla”. Es así que, la carga
patogénica que poseen estos lotes de semilla es hoy la limitante más
importante para la máxima expresión del potencial de germinación. ¿Se podrá
decir que el solo hecho de conocer esta situación nos solucionará
definitivamente el problema? La respuesta a esta pregunta es no, pero sin
dudas nos servirá como punto de partida para las recomendaciones a realizar a
los usuarios de la simiente.
Patógenos portados por las semillas… ¿qué hacer?
La sola mención de las diferencias en resultados de la Prueba de Germinación
Estándar en los análisis de laboratorio realizados sobre lotes de semillas
tratados o curados y sin tratar con algunos principios activos fungicidas, nos
hacen pensar en tres realidades.
En primer lugar, podemos decir que los patógenos portados por las semillas se
están manifestando con una incidencia contundente, afectando a la inmensa
mayoría de la población de semillas del lote. Esto nos habla, claramente, de la
severidad de la infección como consecuencia de las condiciones ambientales
altamente favorables para la diseminación de los patógenos. Al mismo tiempo,
nos indica la poca eficiencia de las barreras naturales de la especie, ya sea la
pared de la vaina y/o las coberturas seminales, para evitar una difusión
profunda de los agentes causantes de enfermedades. Esta problemática es
una tarea pendiente para seguir trabajando en el mejoramiento.
En segundo término, nos permite evaluar la real y permanente
interdependencia entre los atributos de calidad de los diferentes lotes de
semilla. En esta campaña podemos observar con claridad meridiana, como un
atributo primario de la calidad como lo es la Sanidad, puede convertirse en
limitante de la expresión de otro componente como es la Germinación. Las
diferencias entre los resultados obtenidos en la Prueba de Germinación
Estándar entre muestras tratadas, que dan valores de 90% o más de
germinación y las mismas sin tratar, con valores de 25% o menos, son a todas
luces contundentes.
La tercera realidad está relacionada precisamente con la efectividad del
tratamiento de curado del lote. No debe quedar duda alguna, sobre la
imperiosa necesidad de tratar los lotes de semillas portadores de una carga de
patógenos con la incidencia y severidad puestas de manifiesto en la campaña
presente. En este sentido, deberemos tener en cuenta la natural tendencia a
sobredosificar con cualquier principio activo durante la operación de tratado en
el laboratorio. De darse esta situación debemos tener presente que la mayoría,
por no decir la totalidad de los productos comerciales fungicidas, se hayan
formulados para evitar fenómenos de fitotoxicidad aún en dosis relativamente
elevadas, por lo que no cabría adjudicar la disminución de la Germinación a tal
efecto.
En cambio, la amplia disparidad de resultados en Germinación estaría
indicando el real control que efectúan los principios activos sobre los patógenos
portados por las semillas. Ello no implica, de manera alguna, eludir el
correspondiente Análisis de Sanidad y quedarnos con el conformismo de
pensar que de todas maneras se debe curar para alcanzar la Germinación
deseada. Por el contrario, es en campañas como esta en las que se debe
sumar toda la información que nos “delata” al ambiente como uno de los
principales promotores de la infección generalizada con patógenos.
Afortunadamente, las primeras identificaciones revelan que son los “pesos
pesados” conocidos de siempre: Fusarium spp., Phomopsis spp., Cercospora
spp., y algunos omnipresentes como Aspergillus spp. y Penicillum spp. (Fig. 1,
2, 3, 4, 5 y 6).
Figura 1: Semilla de soja con micelio de Fusarium spp.
Figura 2: Semilla de soja con micelio de Phomopsis spp.
Figura 3: Semilla de soja con micelio de Cercospora kikuchii.
Figura 4: Semilla de soja con micelio y fructificaciones de Cercospora sojina.
Figura 5: Semilla de soja con presencia de Aspergillus spp.
Figura 6: Semilla de soja con presencia de Penicillium spp.
No obstante, la posible presencia de Bacillus subtillis, debería ser evaluada e
identificada en lotes provenientes de aéreas de muy elevada humedad
ambiental (Fig.7). El solo hecho de conocer cuáles son los géneros y/o
especies de patógenos presentes, nos hace pensar en el enorme efecto
deteriorativo sobre la calidad que son capaces de provocar las especies
mencionadas. Si bien podríamos decir que Phomopsis y Fusarium llevan la
delantera en la capacidad de afectar la Germinación, las demás especies
acompañantes también contribuyen al deterioro del embrión de la simiente de
soja.
¿Cómo se comportan los patógenos durante el almacenamiento?
En términos generales podríamos decir que las posibilidades de evolución de
los hongos patógenos mencionados, en términos de germinación de micelios y
fructificaciones contaminantes, se halla bastante restringida durante el período
de almacenamiento. Incluso diversos trabajos de investigación en la materia
mencionan una importante pérdida de viabilidad de alguno de estos
organismos a lo largo del almacenamiento. Esta información, es alentadora en
cierto sentido, puesto que si se produjera un desarrollo explosivo de los
micelios y cuerpos fructíferos de las diferentes especies durante el
almacenamiento, acabaría por inutilizar todo el volumen de simiente. No
obstante, es la condición del almacenamiento la que favorecerá o no la
ocurrencia de tal deterioro masivo. Semilla “sana, seca, limpia y fresca” es
la mejor condición de conservación que debemos proveer a los lotes.
Todo el volumen de semillas que a la fecha tengamos aún en silo bolsa y que
no hubiere ingresado a tal sistema de almacenaje en las condiciones
anteriormente mencionadas, debería ser rápidamente dispuesto para su
procesamiento.
a
b
Figura 7: Semillas de soja con presencia de
Bacillus subtilis (a) y Fusarium spp (b).
¿Y qué pasa con lo que tenemos almacenado en un silo convencional?
En estos casos, el control del ambiente de la masa de semillas, que es el que
determina, entre otras cosas, la evolución de toda la vida existente en el cuerpo
del silo, puede ser manejado con mayor precisión. En tal sentido, son los
caudales de aire empleados, los que juegan un primerísimo rol en la actividad
física y fisiológica de toda la masa de semillas. El empleo de bajos caudales,
muy diferentes a los recomendados por los fabricantes de los ventiladores para
los procesos de aireación, enfriamiento, seca-aireación, etc., va a determinar
un incremento de la actividad respiratoria de todo el volumen de semillas, con
la consecuente generación de vapor de agua, calor y anhídrido carbónico. Con
esta acción vamos a favorecer a los patógenos de los géneros Aspergillus y
Penicillium, que se desarrollarán muy rápidamente y pueden acabar con la vida
del embrión por su gran capacidad de colonización de los tejidos ricos en
aceites y proteínas, indispensables para el crecimiento y fructificación.
La semilla de soja portadora de estos patógenos se encuentra, al ser
depositada en la cama de siembra, con una gran desventaja, ya que el
desarrollo de los micelios es más rápido que el proceso de germinación, por lo
que la semilla es “asfixiada y consumida” prontamente por los hongos. Es así
que cuando se desentierra la semilla que ha fallado en germinar, comprobamos
la presencia de uno o ambos de los patógenos mencionados recubriendo toda
la superficie seminal. Pero no creamos que esta infección proviene
exclusivamente del suelo. El progreso de la infección ocurrió mucho antes,
durante el almacenamiento, haya sido este en silo bolsa o en silo convencional.
Un caso opuesto puede ocurrir con otros de los patógenos mencionados
anteriormente como son Phomopsis spp. y Fusarium spp. En ciertos casos, y
en semillas de soja bastante frecuente, puede ocurrir que la muerte del embrión
tenga lugar durante el almacenamiento de la semilla dentro de la misma vaina y
en el campo de producción. Poco o nada se puede hacer en estos casos,
aunque el rápido procesamiento de estos lotes en la poscosecha inmediata es
un medio de evitar difusión de focos en la masa de semillas fuertemente
contaminados. En estos casos, toda decisión sobre la como conducir la
aireación determinará que el patógeno conserve o no su viabilidad. Phomopsis
spp. y Fusarium spp. condicionan fuertemente al Vigor y a la Germinación. Por
su parte, Cercospora spp. afecta en primer lugar al Vigor y en segundo lugar a
la Gerrminación, aunque esta afección se haya muy ligada a la severidad de su
presencia sobre la semilla. De tal manera que siempre debemos tener en
cuenta que hablando de patógenos, los aspectos de presencia, incidencia y
severidad son los que van a completar un diagnóstico acerca de la situación de
calidad de la campaña.
¿Qué sucede con la Viabilidad de la semilla?
Como tal, la Viabilidad es siempre el primer atributo de calidad a ser exigido a
nuestros lotes de semilla de soja. Sin este atributo, los demás componentes
primarios de la calidad no pueden existir o bien dejan de tener sentido
agronómico. La condición de la simiente de “estar viva”, precede a cualquier
otra exigencia en cuanto a Germinación y al mismo Vigor. Sin embargo, no
ocurre lo mismo con la condición de Sanidad, siendo así que podemos tener
lotes de semillas “muy vivos” o “nada vivos” desde el punto de vista de la
viabilidad pero al mismo tiempo “muy saludables” o “nada saludables
sanitariamente”. La presente campaña 2014, nos indica que contamos con
muchos lotes “muy vivos y nada saludables” (Fig.8 y 9).
Figura 8: Semilla de soja viable sin defectos en la Prueba topográfica por
tetrazolio.
Figura 9: Semilla de soja con daño ambiental severo la prueba topográfica
por tetrazolio.
¿Y entonces qué se debe considerar al evaluar Viabilidad?
El proceso de Control de Calidad, realizado en laboratorios oficiales y privados,
cuenta con técnicas y sus correspondientes metodologías para analizar los
numerosos atributos que componen la calidad de un lote que pretende ser
utilizado como simiente. La Prueba de Viabilidad por Tetrazolio, conocida
también como Prueba Topográfica por Tetrazolio, cumple acabadamente con la
realización de un diagnóstico efectivo, rápido y de gran utilidad práctica. En
numerosos casos y campañas de producción de semillas, constituye una
herramienta de diagnóstico que puede ser primario o incluso excluyente de
cualquier otro análisis. Lamentablemente, la actual campaña no se presta
para la decisión de realizar exclusivamente la Prueba por Tetrazolio. La
utilización de esta única técnica puede conducir a graves errores de
diagnóstico y ello debido a una limitante específica, entre otras, de esta técnica
en particular. La Prueba Topográfica por Tetrazolio posee, entre sus
limitaciones, la incapacidad para determinar la presencia de patógenos en las
diferentes estructuras de la semilla. De tal manera que en la presente
campaña, la gran incidencia negativa de la sanidad pasaría totalmente
inadvertida por la técnica. No obstante, en el momento de intentar ampliar el
diagnóstico de Viabilidad con otra técnica, como por ejemplo la Prueba de
Germinación Estándar sobre semillas sin curar y curadas, se pondría en
evidencia notoria la problemática sanitaria. Fácilmente se podrá observar la
diferencia entre el potencial de germinación estimado mediante el Análisis de
Viabilidad y la Germinación compuesta por la sumas de plántulas intactas,
plántulas con defectos leves y plántulas con infecciones secundarias. El
analista logrará comparar con éxito la estrecha relación entre los resultados de
las pruebas de viabilidad y de germinación, cuando para este último análisis
emplee semillas tratadas con fungicida y logre eliminar así la causa real de
discrepancia entre sus resultados, es decir los patógenos portados por las
semillas.
¿Qué sucede con el análisis de Vigor de los lotes?
Dada la importancia de la presencia de patógenos portados por las propias
semillas, es que deben hacerse algunas consideraciones para el caso en que
se decida practicar alguno de los análisis de vigor recomendados para la
especie. Por ejemplo, tratándose de la Prueba de Frío con sustrato suelo no
esterilizado, no está demás recordar que para esta campaña y teniéndose en
cuenta la carga de patógenos realmente portada por las semillas, las
posibilidades de expresión patogénica del sustrato utilizado en el ensayo
pasaría a considerarse casi irrelevante.
Diciéndolo con otras palabras, “la semilla ya está más que inoculada por sí
misma” y no necesitaría mayor acción contaminante del sustrato suelo a
emplear en el ensayo. Ante la gran depresión de la germinación observada en
la prueba estándar con sustrato estéril, no cabría posibilidad de obtener buenos
resultados en una prueba de estrés severo, como lo es la Prueba de Frío con
saturación de patógenos presentes. La Prueba de Frío, de realizarse, debería
contar con un adecuado tratamiento de las semillas con fungicida. Además de
ello, sería conveniente realizar ajustes en otras variables del ensayo, como lo
es la capacidad de retención de agua del sustrato. Este último aspecto jugará
un papel importante, toda vez que la condición fisiológica del lote haya sido
afectada como consecuencia de la severidad del ataque de patógenos a la
semilla y fundamentalmente al embrión.
Para la Prueba de Frío en la que se emplea exclusivamente arena como
sustrato se deberán tener en cuenta condiciones similares a las realizadas en
el caso de usar sustrato suelo no estéril, independientemente de que la arena
sea o no esterilizada. “No olvidemos que los patógenos para este ensayo son
aportados en la presente campaña por la propia semilla” (Fig. 10 y 11).
Figura 10: Germinación obtenida en la prueba de frío sin curado de las semillas.
Figura 11: Germinación obtenida en la
prueba de frío con semilla curada.
¿Cómo interpretaríamos las posibles diferencias en la producción de
plántulas normales entre las Prueba de Frío y Prueba de Germinación
Estándar?
La efectividad del control de patógenos presentes por parte del principio activo
empleado en el tratamiento de las semillas sometidas a estrés de frío, va a ser
el indicador del verdadero estrés ambiental sufrido por el lote en el campo de
producción. De tal manera que un excelente control de patógenos pondría en
evidencia la verdadera aptitud fisiológica del lote para expresar su germinación
y así se acercarían los valores de ambos ensayos. Por otra parte, si a pesar del
muy buen o excelente control, el resultado del ensayo de frío es
significativamente inferior al de Germinación, estaríamos en condiciones de
confirmar el severo estrés ambiental.
Diferentes consideraciones podríamos realizar para la prueba de vigor validada
para soja: Prueba de Envejecimiento Acelerado. Los principios, fundamentos,
materiales y métodos son muy diferentes a los de la Prueba de Frío, y por lo
tanto corresponderá un análisis particular. Condiciones de elevada humedad
relativa (superior al 90 %), alta temperatura (41+-0,3 ºC) y un período de estrés
específico (72 hs) conforman los ingredientes principales del ensayo (Fig. 12,
13 y 14).
Figura 12: Mini cámara de Envejecimiento Acelerado para
determinación de Vigor con semilla en su interior.
Figura 13: Componentes de la mini cámara de Envejecimiento Acelerado
(base, cesta con semillas y tapa en forma de domo).
Figura 14: Mini cámara lista para ingresar a la estufa.
Una vez más, debemos volver a tener presente un axioma primario, que es el
que nos recuerda que los micelios y estructuras de los patógenos portados por
la semilla son siempre capaces de crecer y desarrollarse más rápidamente que
la simiente. Por esta razón, durante el período de estrés del ensayo, una gran
cantidad de patógenos se desarrollarán prontamente e incluso podrían, en
algunos casos, llegar a generar fructificaciones que cubran parte o toda la
superficie de la semilla. Esto provoca un deterioro importante en reservas y en
la aptitud fisiológica del embrión. Luego del período de envejecimiento, habría
que practicar un curado de la semilla, y en el caso de que estas se encontraran
recubiertas por profusos micelios, se tendrá que proceder a eliminar, con
mucho cuidado, la mayor cantidad posible de los presentes en la superficie. De
no realizar esto último, se reducirán las posibilidades de distinguir plántulas con
infecciones primarias y secundarias en el ensayo de germinación posterior al
envejecimiento. Especial atención se deberá poner en la preparación e higiene
de todo el material empleado en el ensayo de envejecimiento, sean mini
cámaras o cámaras para muestras múltiples para evitar contaminación cruzada
entre muestras.
En otro orden de ensayos y en el caso de que se tenga que practicar la Prueba
de Primer Conteo, “Energía Germinativa” como se la conoce vulgarmente, es
altamente recomendable la realización de un doble juego de repeticiones. Se
usan 4 repeticiones para el Primer Conteo y 4 para el Conteo Final o Prueba de
Germinación Estándar (Fig. 15), para evitar posibles infecciones secundarias
que puedan hacerse generalizadas y complicar la decisión del analista.
Figura 15: Plántulas normales obtenidas de la prueba de germinación estándar.
Si se decide poner en práctica la Prueba de Conductividad Eléctrica, ya sea por
el método masal o individual (Fig. 16), se deberá considerar que los valores
elevados y/o anormales de conductividad bien pueden estar revelando
infecciones severas internas y/o externas en la semilla. La composición de los
valores de Vigor y de Potencial de Germinación, obtenidos mediante la fijación
de valores de corte de conductividad por el método individual, deberían
realizarse contrastando con la Prueba de Germinación Estándar practicada
tanto con semilla tratada como sin tratar. En el caso del método masal habría
que seguir el mismo razonamiento, aunque en este caso los valores a
comparar surgen de tener en cuenta los posibles rangos de valores de
conductividad que son asociados a sus correspondientes condiciones de vigor
de los lotes.
Figura 16: Componentes del Equipo de Conductividad Eléctrica de Semillas Individuales SAD 9000-S.
La presente campaña 2014 de análisis representa un verdadero reto a las
capacidades de los diferentes laboratorios habilitados en nuestro país, pero
lejos de amedrentarnos deberemos aprovechar su rica problemática para
acumular experiencia que ayude a tomar decisiones correctas al momento de
seleccionar lotes para iniciar un nuevo ciclo agrícola.