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SilenciosREVISTADECREACINYPENSAMIENTO LITERARIO AO 2004 PRIMAVERA NMERO 5 Precio: 3 euros/ejemplar
INDITOen espaol: StphaneMallarm: Cartas sobre la poesa traduccin de Rodolfo
ALONSO Poemas: Malak Mustafa SAHIONI, Julio REIJA, Jos Luis GMEZ TOR, Ximena ORTEGA,
Matas CLEMENTE, Ricardo ALCOCER Un falso bestiario de Ses Curie scar CURIESES y Luis
MARTNEZ de MERLOHacia unapotica del ciento volandoENTREVISTAa Miguel dORS
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EDITORIAL
Una de las lneas definitorias de una literatura silenciosa es su per-
meabilidad a tradiciones diferentes, a influencias opuestas. La vozque cesa es la voz que, con humildad, cede su lugar a otras voces(nombre de una seccin de esta revista) y aprende a asimilarlas, a ali-mentarse de ellas. El silencio es, tambin, un espacio del Otro dentrodel universo propio.
Los acontecimientos que van estallando en diversas partes del mundo
vienen a reclamar esta forma de callar, de escuchar, de dialogar. Como
anticipbamos en nuestro primer nmero, el cultivo del silencio excedelo meramente esttico o terico: es una actitud vital. Y esa actitud sepresenta, hoy, como una necesidad histrica, social, poltica.
En esta nueva entrega de Silencios, celebramos la voz del Otro inaugu-
rando una seccin que cuenta con varios precedentes en nmeros an-teriores: la traduccin. Y lo hacemos de modo inmejorable: el poetaargentino Rodolfo Alonso, Premio Nacional de Poesa y responsablede una vasta obra de traduccin, nos ofrece una seleccin de cartas deStphane Mallarm inditas en espaol, como anticipo de un libroque se publicar en Argentina.
La poesa de Malak Mustafa Sahioni, una autntica revelacin, la deJulio Reija y Jos Luis Gmez Tor, notables referentes del paisaje de
la literatura joven actual, o la entrevista al Premio Nacional de la Cr-tica, Miguel dOrs, completan este quinto nmero de Silencios.
En la construccin de cada una de sus pginas, creemos, subyace laconciencia de que nuestra voz es posible slo gracias a la ajena.
P.C.S.
Creacin04 / Stphane Mallarm: Cartas sobre la poesa
Rodolfo ALONSO
08 / Texto grfico: Un falso bestiario de Ses Curiescar CURIESES y Luis MARTNEZ de MERLO
09 / PoesaMalak Mustafa SAHIONI
Julio REIJA
JosLuis GMEZ-TORMatas CLEMENTEXimena ORTEGA
Ricado ALCOCER
CRDITOS
editaSEKOTIA, s.l.
directorPablo C. SANGUINETTI
subdirectorJorge BUSTOS
secretarioPablo PREZ-TOM
consejero de honorProf. Juan Felipe VILLAR DGANO
ensayoMarcos EYMAR
poesaLuis LUNA
Ana GORRA
crticaJorge BUSTOS
entrevistalvaro BUSTOS
coordinacin de actos culturaleslvaro TATO
colaboracionesRodolfo ALONSO, scar CURIESES,Luis MARTNEZ de MERLO, Malak
Mustafa SAHIONI, Julio REIJA, Jos LuisGMEZ-TOR, Matas CLEMENTE,Ximena ORTEGA, Ricado ALCOCER,Javier CERCAS, Jaime GIL-BOUZA
GARCA, Adolfo TORRECILLA
diseo y produccinHB&h, s.l.
Esta revista se edita con el apoyo oficialde la Universidad Complutense de Madrid
Silencioses una marca registrada. La tirada es de3.000 ejemplares, distribuidos en las Facultadesde Arte y Letras de la Comunidad de Madrid,
centros culturales y libreras especializadas.
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En el taller del artista reinaba el orden. En las vitrinas del aparador se apilaban las
escayolas de torsos mutilados retorcindose hasta desafiar la consistencia de la materia.La estantera de la derecha se destin a las cabezas de sienes fruncidas. De los clavos demetal en las paredes pendan extremidades flexionadas. En un barreo blanco, las venasde los cuellos se contorsionaban como las races de un pino, y perdan su color azuldescascarillndose de puro replegarse sobre s mismas. En cuanto a las espaldas, ocupabanun lugar de privilegio sobre la repisa de la chimenea, y si la arcilla hubiera estado mstierna, ahora caeran hasta el suelo goterones de tierra de las costillas, y el volumen dela columna adelgazara hasta no poder sustentar los omoplatos; entonces, la cintura sedoblara por medio y los labios besaran las rodillas.
Llamaba la atencin que el escultor hubiera decidido fi jar sus brazos,piernas, manos, espaldas, cuellos, torsos y cabezas en posturas dinmicas,y que ese movimiento se dirigiera hacia el centro de gravedad de cada
cual. Una noche, el escultor tom conciencia de esta manera peculiary constante de representar figuras, y supuso que habra algn motivo,y que ese motivo tendra una consecuencia creativa interesante. Lo quehizo fue sentarse en el suelo con las piernas cruzadas cada tobillo pordebajo de cada muslo y los codos como pilares de la cabeza basados
en las rodillas. Evidentemente, frunci las cejas. La espalda dibuj unaparbola de sombra en la pared.
Se qued as, quieto y mvil, hasta que la sangre le record que l no era una estatuainmune al dolor del entumecimiento. Y al levantarse complet el tercer movimientoo desenlace de su representacin. Supo que aquellas contorsiones de sus modeladosobedecan a algn tipo de actividad interior. l haba sido estatua viva mientras pensabaqu les haca moverse a sus creaciones de piedra. Ahora ya saba por qu estas haban sidoretratadas en movimiento. Eran la imagen de su propia introspeccin.
J.B.
LA PORTADA
SumarioCriterios
12 / ENTREVISTAMiguel dOrs: Hacia unapotica del ciento volandolvaro BUSTOS
14 / LIBROS
Literatura y vida,Augusto Monterroso/ Javier CERCASLo que queda, Matas Miguel Clemente/ Jaime GIL-BOUZA GARCA
El halcn peregrino,Glenway Wescott/ Jorge BUSTOS
Hojas de viaje, Kobayashi Issa/ Marcos EYMAR
David Copperfield, Charles DickensAdolfo TORRECILLA
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Stphane Mallarm:Cartas sobre la poesaSeleccin, traduccin y prlogo de Rodolfo ALONSO1
A Henri Cazalis
28 de abril de 1866
Desdichadamente, ahondando los versos hasta ese punto,he encontrado dos abismos que me desesperan. Uno es laNada, a la cual he llegado sin conocer el Budismo, y estoytodava demasiado desolado para poder creer an en mipoesa y volver a ponerme al trabajo, que ese pensamientoaplastante me ha hecho abandonar. S, lo s, no somos msque vanas formas de la materia, pero bien sublimes parahaber inventado a Dios y nuestra alma. Tan sublimes, amigomo! que quiero darme ese espectculo de la materia, tenien-do conciencia de ella, y, sin embargo, lanzndose locamenteen el Sueo que ella sabe no ser, cantando el Alma y todaslas divinas impresiones semejantes que se han atesorado en
nosotros desde las primeras edades, y proclamando, ante laNada que es la verdad, esas gloriosas mentiras! Tal es el plande mi volumen Lrico, y tal ser quiz su ttulo, La Gloriade la Mentira, o La Gloriosa Mentira. Yo cantar como des-esperado!
A Thodore Aubanel28 de julio de 1866
He querido decirte simplemente que acababa de formularel plan de mi Obra entera. Despus de haber encontrado laclave de m mismo clave de bveda, o centro, si t quieres,para no enredarnos con metforas, centro de m mismo,donde me mantengo como una araa sagrada, sobre los prin-cipales hilos ya surgidos de mi espritu, y con ayuda de loscuales tejer en lospuntos de encuentro maravillosos encajes,que adivino, y que existen ya en el seno de la Belleza.
Que preveo que me sern necesarios veinte aos paralos cinco libros de los cuales se compondr la Obra, y queesperar, no leyendo sino a mis amigos como t, fragmentosy burlndome de la gloria como de una bobera gastada.Qu es una inmortalidad relativa, y que sucede a menudo enel espritu de imbciles, al lado de la alegra de contemplar laEternidad, y de gozar de ella, viviendo, en s?
A Franois Coppe5 de diciembre de 1866
Hasta aqu sufro mucho, repuesto apenas de las molestiasde una tan lejana mudanza, de una instalacin, de las in-numerables visitas que me ha sido necesario hacer a tontos,para no alienarme desde el primer da ante los jefes, que mevigilan como un hombre dudoso. (Le contar, de aqu a algu-nos das, cmo he debido dejar Tournon.) Mi Dios, qu detormentos para ganarse la vida! y todava si uno se la ganara!Qu oficios nuestra sociedad le inflige a sus Poetas!
De los tres padres fundadores de la poesa moderna (losotros son Baudelaire y Rimbaud), Stphane Mallarm(1842-1898) es sin duda el ms discreto, el ms refinado y elms oculto. Su obra, intensa y magnfica, que en lo esencialse reduce a no demasiadas pero indelebles pginas, se empi-na hasta los lmites donde el lenguaje humano pretende vol-verse a la vez msica e idea (o tal vez, como l mismo aludi,msica de la idea), llega al exceso no por el desborde sinopor la concentracin, por la sensualidad de su ascetismo es-piritual. Y le absorbi prcticamente toda su vida. Una vidaque, a diferencia de sus grandes colegas de trgica bohemia,pareca haber sido calma y sosegada.
Se necesit compulsar a fondo, exhaustivamente la docena
de voluminosos tomos que abarcan todas sus cartas (como lohizo de manera excelente Bertrand Marchal: Corresponden-cia, Gallimard, Pars, 1996) para descubrir, especialmenteentre 1862 y 1871, en misivas dirigidas sobre todo a susamigos cercanos Henri Cazalis y Eugne Lefbure, perotambin en el perodo que va de 1872 a 1898, donde seescribe con grandes personalidades literarias y artsticas deFrancia y de Europa de Catulle Mends a Frdric Mistral,de Algernon Charles Swinburne a Villiers de lIsle-Adam, dePaul Valry a Paul Claudel, de mile Zola a Alfred Jarry,esos arrasadores fragmentos (cuando no largos prrafos) derevelaciones e intuiciones, de incertidumbres y certezas, deangustiosos perodos de silencio y de enfebrecida indaga-cin por encima de las limitaciones de su condicin y de su
cuerpo, que no desdicen la intensidad y el dramatismo de unGrard de Nerval. Y que, al mismo tiempo, denuncian unareveladora tensin anmica.
Pocas veces nos es dado internarnos, a este nivel, en undominio semejante. Y mucho menos en esta poca. En lascontadas lneas que siguen, seleccionadas de aquella atinadaseleccin, es posible tomar contacto con una experienciade fondo de la gran poesa, en el momento mismo en queMallarm le descubra un nuevo y magnfico rostro, al quesoaba concretar en dos de sus ms ambiciosos proyectos,
Las Bodas de HerodasyLa Tarde de un Fauno, esplndiday trgicamente inconclusos, y cuando la muerte de Thophi-le Gautier le inspiraba uno de sus poemas ms evidentes ytocantes, el gran Brindis fnebre, donde no por casualidadse percibe Magnfico, total y solitario.
Que yo sepa no exista, hasta el momento, una versin anuestro idioma de esos documentos imprescindibles, in-efables. No me sorprende. Quizs la poca, el contexto (elArte voraz de un pas / Cruel), no sepan hoy muy bien quhacer con ellos. Pero por eso mismo se merecen sin duda res-plandecer, relampaguear en nuestra admiracin, devocin yrespeto, al menos como un maravilloso y fecundo espe-jismo en el desierto.
1Rodolfo Alonso es Premio Nacional de Poesa en Argentina. Autor de ms de veinte libros, su obra ha sido vertida a diferentes lenguas y recogida enantologas de todo el mundo. Su vasto trabajo como traductor incluye las primeras versiones en espaol de los 4 heternimos de Fernando Pessoa, adems denombres como Ungaretti, Duras, Apollinaire, Pasolini, Baudelaire, Rosal a de Castro, etc.El autor ha cedido a Silenciosesta traduccin de cartas de Stphane Mallarm como anticipo exclusivo del libro Cartas sobre la Poesa, que se publicar enEdiciones del Copista, col. Fnix, Crdoba, 2004.
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A Henri Cazalis14 de mayo de 1867
Vengo de pasar un ao espantoso: mi Pensamiento se hapensado, y ha llegado a una Concepcin Pura. Todo lo que,por contragolpe, mi ser ha sufrido, durante esta larga agona,es inenarrable, pero, felizmente, estoy perfectamente muerto,y la regin ms impura donde mi Espritu puede aventurarsees la Eternidad, mi Espritu, ese solitario habitual de su propiaPureza, que no oscurece ya ni el reflejo del Tiempo.
Desgraciadamente, he llegado a eso por una horrible sensi-bilidad, y es tiempo de que lo rodee con una indiferencia exte-rior, que reemplazar para m la fuerza perdida. Estoy, despusde una sntesis suprema, en esa lenta adquisicin de la fuerzaincapaz t lo ves de distraerme. Pero cuanto ms lo estaba,hace muchos meses, primero en mi lucha terrible con ese viejoy malvado plumaje, derribado, felizmente, Dios. Pero como esalucha haba ocurrido bajo su ala huesosa, que, por una agonams vigorosa de lo que hubiera sospechado en l, me habatransportado a las Tinieblas, ca, victorioso, perdidamente einfinitamente hasta que por fin volv a verme un da frentea mi espejo de Venecia, tal como me haba olvidado muchosmeses antes.
Confieso, por otro lado, pero a ti solo, que tengo todavanecesidad, tan grandes han sido las averas (sic) de mi triunfo,de mirarme en ese espejo para pensar, y que si l no estuvierafrente a la mesa donde te escribo esta carta, volvera a la Nada.Es ensearte que soy ahora impersonal, y ya no el Stphane quehas conocido, pero una aptitud que tiene al Universo Espiri-tual para verse y para desarrollarse, a travs de lo que fui yo.
Frgil como es mi aparicin terrestre, no puedo sufrir sinolos desarrollos absolutamente necesarios para que el Universoreencuentre, en ese yo, su identidad. As acabo, a la hora de laSntesis, de delimitar la obra que ser la imagen de ese desarro-llo. Tres poemas en verso, de los que Hrodiadees la Obertura,pero de una pureza que el hombre no ha alcanzado y noalcanzar quiz jams, porque podra ser que yo no fuese sinoel juguete de una ilusin, y que la mquina humana no seasuficientemente perfecta para arribar a tales resultados. Y cuatropoemas en prosa, sobre la concepcin espiritual de la Nada.
Necesito diez aos: los tendr? Sufro siempre mucho delpecho, no porque est atacado, sino porque es de una horribledelicadeza, que mantiene el clima, negro, hmedo y glacialde Besanzon. Quiero dejar esta ciudad por el Medioda, losPirineos quiz, en vacaciones, e ir a amortajarme, hasta quemi Obra est hecha, en un Tarbes cualquiera, si all encuentrolugar. Eso es necesario, porque morir de un segundo inviernoen Besanzon. Desgraciadamente, no tendr el dinero para ir aPars, viviendo muy miserablemente, aqu, donde todo es de-masiado oneroso, hasta las costillas.
A Eugne Lefbure27 de mayo de 1867
No he recogido nada ms, digno de serte transmitido, en larevisin que hice el Lunes de los diarios y revistas si no es enla Revue des deux mondesdel 15 de Mayo un artculo de Mont-
gut en cuyas bellas cuatro o cinco primeras pginas he sentidoy visto con emocin mi libro. l habla del Poeta Moderno, del
ltimo, que, en el fondo, es un crtico ante todo. Es justo loque observo en myo no he creado mi Obra sino por elimi-
nacin, y cada verdad adquirida no naca sino de la prdida deuna impresin que, habiendo chispeado, se haba consumidoy me permita, gracias a sus tinieblas liberadas, avanzar msprofundamente en la sensacin de las Tinieblas Absolutas. LaDestruccin fue mi Beatrice.
Y si hablo as de m, es porque Ayer he terminado el primeresbozo de la Obra, perfectamente delimitado, e imperecedero siyo no perezco. Lo he contemplado, sin xtasis y sin espanto, y,cerrando los ojos, he encontrado que eso era. La Venus de Miloque me complazco en atribuir a Fidias, tanto el nombre de
ese gran artista se ha vuelto genrico para m; La Gioconda delVinci; me parecen, y son, los dos grandes centelleos de la Belle-za sobre esta tierra y esta Obra, tal como la he soado (sic), latercera. La Belleza completa e inconsciente, nica e inmutable,o la Venus de Fidias, la Belleza, habiendo sido mordida en elcorazn despus del Cristianismo, por la Quimera, y doloro-samente renaciendo con una sonrisa colmada de misterio, perode misterio forzado y que ella siente ser la condicin de su ser.La Belleza, en fin, habiendo por la ciencia del hombre, reen-contrado en el Universo entero sus fases correlativas, habiendotenido la suprema palabra de ella, habiendo recordado el horrorsecreto que la forzaba a sonreir desde el tiempo del Vinci, y asonrer misteriosamente sonriendo misteriosamente ahora,pero de felicidad y con la quietud eterna de la Venus de Milo
reencontrada, habiendo sabido la idea del misterio del cualla Gioconda no conoca ms que la sensacin fatal.Pero no me enorgullezco, amigo mo, de ese resultado, y me
entristezco ms bien. Porque todo eso no ha sido descubierto por
TRADUCCIN
Stphane Mallarm, segn una ilustracin de la poca
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el desarrollo normal de mis facultades, sino por la va pecadoray prematura, satnica yfcilde la Destruccin de mi yo, produ-ciendo no la fuerza, sino una sensibilidad, que, fatalmente, me haconducido all. Yo no tengo, personalmente, ningn mrito; y esprecisamente para evitar ese remordimiento (de haber desobede-cido a la lentitud de las leyes naturales) que amo refugiarme en laimpersonalidad que me parece una consagracin. Sin embar-go, sondendome, he aqu lo que creo.
No pienso que mi cerebro se extinga con la culminacin de laObra, porque, habiendo tenido la fuerza de concebirla, y teniendo
la de recibir ahora la concepcin,(de comprenderla), es probableque tenga la de realizarla. Pero esmi cuerpo el que esttotalmenteagotado. Despus de algunos dasde tensin espiritual en un depar-tamento, me congelo y me miroen el diamante de este espejo,hasta llegar a una agona: por-que, cuando quiero revivificarmeal sol de la tierra, me funde memuestra la profunda disgregacinde mi ser fsico, y siento mi ago-tamiento completo. Creo, sinembargo ahora, sostenindomepor la voluntad, que si tengotodas las circunstancias (y hastaaqu no tena ninguna) para mes decir si ellas no existen ms,
terminar mi obra. Es necesario, ante todo, por una vida excep-cional de cuidados, impedir el desastre que comenzar por elpecho, infaliblemente. Y hasta aqu el Liceo y la ausencia del sol (necesitara un calor continuo), lo minan. Tengo a veces ganasde ir a mendigar enfrica! La Obra terminada, poco me importamorir; por el contrario, necesitar tanto reposo!
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Todo nacimiento es una destruccin, y toda vida de unmomento, la agona en la cual se resucita eso que se ha perdido,para verlo. Se lo ignoraba antes.
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No admito ms que una clase de mujeres gordas: ciertascortesanas rubias, al sol, en un vestido negro principalmente,que parecen relucir con toda la vida que le han tomado al hom-bre, dan bien la impresin de que han engordado con nuestrasangre, y, as, estn en su verdadero da, una feliz y calma Des-truccin: de bellas personificaciones.
De otro modo, es necesario que la mujer sea flaca y delgadacomo una serpiente libertina, en sus tocados.
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Yo no conoca sino el grillo ingls, dulce y caricaturista: ayersolamente entre los trigos jvenes he odo esta voz sagrada de latierra ingenua, menos descompuesta ya que la del pjaro, hijade los rboles en medio de la noche solar, y que tiene algo de
las estrellas y de la luna, y un poco de muerte; pero cunto m
suna sobre todo que la de una mujer, que caminaba y cantaba
delante de m, y cuya voz pareca transparente de mil muertesen las cuales ella vibraba y penetrada de Nada! Toda esa
felicidad que tiene la tierra de no estar descompuesta en materiay en espritu estaba en ese sonido nico del grillo!
A Villiers de lIsle-Adam24 de septiembre de 1867
Su carta me ha causado estupor, porque yo quer a ser olvida-do, reservndome el recordarme solo durante horas que no fre-cuentar quizs ni siquiera el Pasado. Para el Porvenir, al menospara el ms cercano, mi alma est destruida. Mi pensamiento hallegado hasta a pensarse l mismo y ya no tiene la fuerza de evocaren una Nada nica el vaco diseminado en su porosidad.
Haba, a favor de una gran sensibilidad, comprendido la co-rrelacin ntima de la Poesa con el Universo, y, para que ella fuerapura, conceb el designio de sacarla del Sueo y del Azar y de yux-taponerla a la concepcin del Universo. Desgraciadamente, almaorganizada simplemente para el goce potico, no he podido, en latarea previa de esa concepcion, como usted disponer de un Esp ri-tu y usted quedara aterrorizado de saber que he llegado a la Ideadel Universo por la sola sensacin (y que, por ejemplo, para guar-dar una nocin imborrable de la Nada pura, he debido imponera mi cerebro la sensacin del vaco absoluto). El espejo que me hareflejado el Ser ha sido lo ms a menudo el Horror y usted adivinasi expo cruelmente ese diamante de Noches innominadas.
Me queda la delimitacin perfecta y el sueo interior de doslibros, a la vez nuevos y eternos, uno todo absoluta Belleza elotro personal, las Alegoras suntuosas de la Nada, pero (irrisiny tortura de Tntalo), la impotencia de escribirlos de aqu amucho tiempo, si mi cadver debe resucitar. Ella se ha manifesta-do por un agotamiento nervioso ltimo, un dolor maligno y aca-bado en el cerebro que no me permiten a menudo comprender labanal conversacin de un visitante y hacen de esta simple carta,por inepto que me esfuerce en trazarla, un trabajo peligroso.
Verdaderamente, tengo mucho miedo de comenzar (aun-que, por cierto, la Eternidadhaya centelleado en m y devoradola nocin superviviente del Tiempo) por donde nuestro pobrey sagrado Baudelaire ha concluido1.
1Baudelaire haba muerto el 31 de agosto.
A Eugne Lefbure3 de mayo de 1868
Rozar el tema de mi salud no gustando de turbar ese loda-zal inquietante a las horas en que bien quiere dejar dormir elagua pura de mi espritu: por otra parte, no sabra qu decirte,(porque paso instantes cercanos a la locura entrevista con xta-sis equilibrantes), si no es que estoy en un estado de crisis queno puede durar, de donde viene mi consuelo: o empeorar ome curar, desaparecer o quedar, lo que me es perfectamenteigual siempre que no contine en la angustia anormal que meoprime. Decididamente, vuelvo a bajar del Absoluto, no voy ahacer, siguiendo la bella frase de Villiers, Poesa ni desarrolla-rel viviente panorama de las formas del Devenir, pero esafrecuentacin de dos aos (te acuerdas? desde nuestra estadaen Cannes) me dejar una marca, de la que quiero hacer una
Consagracin. Vuelvo a bajar, a mi yo, abandonado durantedos aos: despus de todo, los poemas, solamente teidos de
Absoluto, ya son bellos, y hay pocos sin aadir que su lecturapodr suscitar en el porvenir al poeta que yo haba soado.
Paul Verlaine
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A Catulle Mends1ro de noviembre de 1872
Yo cantar al Videnteque, puesto en este mundo, lo ha mi-rado, cosa que no se hace.
A Lo dOrfer27 de junio de 1884
Es un puetazo, en cuanto se tiene a la vista, un instante,deslumbrado! vuestro mandato brusco: Defina la Poesa.Balbuceo, magullado:
La Poesa es la expresin, por el lenguaje humano llevadoa su ritmo esencial, del sentido misterioso de los aspectos de laexistencia: ella dota as de autenticidad a nuestra permanenciay constituye la nica tarea espiritual.
A Paul Verlaine16 de noviembre de 1885
Es que, aparte los fragmentos de prosa y los versos de mijuventud y la continuacin, que le haca eco, publicada un poco
por todas partes, cada vez que aparecan losprimeros nmeros de una Revista Literaria,he soado siempre e intentado otra cosa, conuna paciencia de alquimista, listo para sacrifi-carle toda vanidad y toda satisfaccin, comoquemaban antao su mobiliario y las vigas desu techo, para alimentar el horno de la GranObra. Por qu? es difcil de decir: un libro,simplemente, en muchos tomos, un libro quesea un libro, arquitectnico y premeditado, yno una coleccin de inspiraciones al azar, assean maravillosas... Ir ms lejos, dir: el Libropersuadido de que en el fondo no hay ms que
uno, intentado sin saberlo por quienquiera haya escrito, inclusolos Genios. La explicacin rfica de la Tierra, que es el nico deberdel poeta y el juego literario por excelencia: porque el ritmo mis-mo del libro entonces impersonal y viviente, hasta en su pagina-cin, se yuxtapone con las ecuaciones de ese sueo, u Oda.
He aqu la confesin de mi vicio, puesto al desnudo, queri-do amigo, que mil veces he rechazado, el espritu afligido o can-sado, pero eso me posee y lo lograr tal vez; no hacer esa obraen su conjunto (se necesitara ser no s quien para eso!) sinomostrar un fragmento ejecutado, hacer centellear por un lapsola autenticidad gloriosa, sealando as al resto todo entero parael cual no basta una vida. Probar por las porciones hechas queese libro existe, y que he conocido lo que no podr realizar.
A Paul Valry5 de mayo de 1891
S, mi querido poeta, es necesario, para concebir la litera-
tura, y que ella tenga una razn, acceder a esa "alta sinfon
a"que nadie har quizs; pero ella ha encantado hasta a los ms
inconscientes y sus rasgos principales marcan, vulgares o sutiles,toda obra escrita.
A Edmund Gosse10 de enero de 1893
Yo hago Msica, y llamo as no a la que se puede obtener delacercamiento eufnico de las palabras, esta primera condicinva de por s; sino al ms all mgicamente producido por ciertasdisposiciones de la palabra, donde sta no queda en el estado demedio de comunicacin material con el lector como las teclasde piano. Verdaderamente entre las lneas y por encima de lamirada eso ocurre, en toda pureza, sin la mediacin de cuerdasde tripa y de pistones como en la orquesta, que ya es industrial;pero es lo mismo que la orquesta, salvo que literariamente osilenciosamente. Los poetas de todos los tiempos no han hechonunca otra cosa y es justamente hoy, ah est todo, divertidotener conciencia de ello. Emplee Msica en el sentido griego,en el fondo significando Idea o ritmo entre relaciones; all, msdivina que en su expresin pblica o sinfnica.
(...) No lo pleiteo ms que sobre la oscuridad; no, queridopoeta, excepto por torpeza o defecto, yo no soy oscuro, desdeel momento que se me lee para buscar alli lo que enuncio msarriba, o la manifestacin de un arte que se sirve pongamosincidentalmente, yo s la causa profunda del lenguaje: y lologra, seguro!, si uno se engaa y cree abrir el peridico. Heencontrado el otro da este estudio, de un muy slido yfinocrtico1 que insiste, segn creo con razn, rase y le estrecho lamano, sobre mi claridad.1 Adolphe Rett, en LErmitage de enero de 1893.
A Claude Debussy23 de diciembre de 18941
Salgo del concierto, muy emocionado:la maravilla! su ilustracin del Aprs-midi dun faune, que no presentara di-sonancia con mi texto, sino la de ir mslejos, verdaderamente, en la nostalgia yen la luz, con finura, con inquietud, conriqueza.
1 El estreno haba tenido lugar el 22.
A Marie y Genevive Mallarm8 de septiembre de 18981
Quemen, en consecuencia: no hay all herencia literaria,mis pobres nias. No lo sometan siquiera a la consideracin dealguien: o rechacen toda ingerencia curiosa o amigable. Diganque no se distinguira nada, es verdad por otra parte, y, ustedes,mis pobres postradas, los nicos seres en el mundo capaces has-ta ese punto de respetar una vida de artista sincero, crean queeso deba ser muy bello.
1 Testamento borroneado en la vspera de su muerte.
Paul Valry
Claude Debussy
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Texto grfico:Un falso bestiario de Ses Curie(Seis poemas para Seis Trazos)
Texto: scar CURIESES Ilustraciones: Luis MARTNEZ de MERLO
TORO de luz dulce no mira nadaSolo indaga el contorno de su adentro
La negacin de la luna en sus astas
RINOCERONTE unta su gajo blanco de luzSobre la frente de la noche
Y nacen los astros. Y se sostienen
GUILA duerme un sueo de alquitrnAbre sus plumas sobre charcos de aire
Volar ninguna parte de lo negro
ZORRA vestida de uva negra y chancroCasa de blanco su boda con muerte
Beber sangre de inexistentes vinos
ORANGUTN busca un decir en blanco:...................................................................
l piensa otro lenguaje de la nieve
SERPIENTE oscura dentro del relojPace la arena del tiempo que nace
Su piel de luz trenza un azogue nuevo
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POESA
El tejido
El tejido
de mi cuerpo
no me da calor,
prstame
el tuyo
por un momento.
En el exilio
En el exilio
Hemos vivido juntos,
La sombra en la oscuridadY yo.
Alguien llama
Alguien llama,
Abre tu corazn
Y no cierres las ventanas
De tus ojos,
Alguien busca refugio.
Las paredes
Las paredes son sordas,
Nunca podrn escuchar
El canto de los pjaros.
(de Chispas)
En la vida y la muerte,
En la felicidad y en la tristeza,
T seguirs arriba y yo seguir
Marginada.
Te aoro tanto
Como mis prpados
Aoran mis ojos.
Tienes?
No tengo
Puedes?
No puedo
Quieres?
Con mucho gusto.
No llores,
No llores ahora,Djame primero
Terminar el barco.
(de Espejismo)
Busco un lugar
Para perderme en l.
Me prestars tu sombra?
(deA Dios con mi amor)
Malak Mustafa Sahioni (Latakia, Siria, 1957)
Escritora, periodista y traductora. Entre sus poemarios destacan Chispas(Siria, 2000), Espejismo (Siria-Madrid, 2001) yADios con mi amor(Siria-Madrid, 2002). Ha traducido, entre otros a Rafael Alberti, Jos Hierro, Luis Garca Montero, Suad
As-Sabah o Nahil Sulayman.
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Declaracin de DependenciaJulio REIJA1
1. (Como un destello
me cruzas por los ojos:
es tu presencia ya un sentimiento.)
2. No se te ha abierto an mi corazn,
que nunca tuvo puertas ni ventanas:
te filtras por sus poros de esponja ya en (distole.
3. Toco tu cuerpo sin tocar tu alma,
como quien cuida
de no verter la taza que lo quema.
4. Yo no quiero beber media botella,
que bebas la otra media:
quiero beberme entera
la botella contigo.
5. (El silencio a tu vera adquiere una sintaxis.)
6. Mi pecho no es un templo en cuyo centro te yergues pisando
un altar de plata pura, custodiada por cuatro columnas
reviradas de mrmol negro. Mi pecho no es un cobertizo demadera en pleno bosque oscuro, abandonado y vaco, al quet llegas por cobijarte, aterida, y en el que enciendes un fuego
vivificador. Mi pecho es el hueco de unas manos que recogenel agua de un caudal inquieto para beber contigo en este breve
alto del camino.
7. Habr, pues, quien te ame mucho ms que a la vida. Yo, sin
embargo, amo mucho ms la vida en ti.
8. (Clusula especial, aplicable slo en caso de distancia:)
No quiero cartas. No quiero
Mandarte muchos besos y decirte
Que a pesar de todo consigo dormir.
Quiero lamerte la piel, abrir sus pliegues
Concentrando tu cuerpo en slo un punto,Y beberme tu aliento contenido
Abandonado por Dios y la palabra.
POESA
Poemas InditosJos Luis GMEZ TOR2
BscameEntre los nombres del fuego,
Aunque hoy tampoco ser digno,Aunque hoy no he nacido todava
(Mi infancia,
la que no ha sucedido todava.Mi patria,
El pas de la sed)
Una sola mirada no podraSostener todo el peso de los sueos.Bajo un bosque de prpadosNos madura un agua de estupor.
Quiero ser digno del deseo
Que yo no conoc,Que me condena al aire,
Que puso en el centro de mis ojos
Esta muerte pequea,Hija y madre del tiempo que me nombra.
He heredado tambin esta alegra,Esta nostalgia alegre.
El fuego es centinela.
1 Poeta, ilustrador y narrador. Entre sus obras se cuentan Los libros(Huerga & Fierro), Diecisiete milagros ciertos y una disquisicin acerca de la posible santidad de
sir Galaz(Entonces) y diversas colaboraciones como ilustrador. Ha sido incluido en las antologas Un siglo de sonetos en espaol(Hiperin), Inditos(Huerga &Fierro) yVeinticinco poetas espaoles jvenes(Hiperin).
2 Ha cultivado la poesa, el ensayo y el teatro. Su obra (Contra los espejos, Se oyen pjaros, He heredado la noche, La mirada elegaca. El espacio y la memoria enla poesa de Francisco Brines, etc.) ha recibido numerosos reconocimientos: accsit del premio Adonais, Premio Blas de Otero, Premio Internacional GerardoDiego de Investigacin...
La mujer en la luz
Esta mujer debe verter el agua. No lo hace
todava. Habita espera. El agua espera. La
mujer espera. Solo la luz no espera. La
mujer la ha invitado y no lo sabe. Ha
abierto la ventana porque tena sed. Sused de espacio lava los ojos de quin no
beber la transparencia.
La luz debe verterse sobre el agua.
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IV
Ricardo ALCOCER
Mis dientes llevan un paso precoz,
Mis palabras muerden corchetes
Para articular un sonsonete de tarantela
Y cantan en puntillasUno unodos unodostres tres cuatro cinco seis
Un sube-y-baja de palabrero se esboza con estos colmillos
De lobo solitario
Tres pinchos de plata
Entre lgrimas de color castao
Creo que nos acercamos a la poesa
Desnuda
Matas CLEMENTE
desnudo
quedo
roto
coleteando como pez de milagro
vaco como un mito
sin dogmas
ante la prohibicin de arrodillarme
y clamar aliento
o madera
o puntas para clavarme las manos
todas las muertes
que nos hemos comido
como hombres malheridos
en la guerra
harto de pintarme cruces
tirado
con todos los pecados
y las botas puestas
me reconocen entonces los forenses
los cardenales morados
la poltica lo social
un mendigo que me vio romper dioses
con un hacha
t que volviste al mundo
sin mirar atrs
con el rastro con el amor
con todo lo que queda
arrepintete al menos
de haberme dado cuerdas
POESA
Ximena ORTEGA
En el borde de tu vestido
En la tela
Que sube y te protege
La hilandera
Forja la forma
De tu quieta estela luminosa.
Un signo rasa tu boca.
Te pido silencio.
Silencio.
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Hacia una potica del ciento volandoMiguel dOrslvaro BUSTOS
Usted es profesor de Literatura y poeta: aparece la poesaentre los papeles y las rutinas de un profesor universitario?
La Poesa, como Dios, est en todas partes. Aun dejando a unlado los temas de Poesa incluidos en los programas de la asig-natura Literatura espaola y los asuntos poticos objeto deinvestigacin filolgica, el poeta-profesor se la puede muy bientropezar en sus actividades cotidianas: en algo que lee, en lo que
ve a travs de la ventana del aula, enun gesto de una alumna Ya dijoel autor de la Biblia en verso que:
El Nio Jess / naci en un pese-bre. / Donde menos se espera / salta
la liebre. La gracia est en tener lossentidos lo suficientemente frescos
para poder or la voz de los ngeleso ver la estrella prodigiosa que nos
anuncia su presencia. Claro: si unpoeta-profesor est dedicado a ma-quinar y maniobrar para arrebatarle
una plaza a un colega, para conse-
guirle una beca a uno de sus peones
de brega o para cualquier otra cosa
de ese gnero, es difcil que puedamantener esa frescura.
Tambin ha sostenido muchas veces que
prefiere la Literatura a la vida lite-raria.
Sin la menor duda: la Literatura escri-birla y leerla es una fuente de placeres;la vida literaria es decir, los actos p-blicos, las promociones, las entrevistas,
los programas de radio o televisin, lastertulias, etc. supone, en los mejorescasos, una prdida de tiempo creador. Ya menudo algo peor: un tobogn para caer en la vanidad, la prisa,la frivolidad, el mercantilismo y qu s yo qu ms.
La crtica oficial se lleva algunas de sus ironas ms cidas ydivertidas. Se lleva mal con los crticos?No me parece justo decir la crtica oficial, que es la que se
publica en los suplementos y las revistas influyentes (que puedetener sus inconvenientes, pero no suele combinar estupidez y
pedantera): mis vituperios van contra la crtica acadmica a laltima. Es que tengo la conviccin de que durante los ltimos
treinta aos casi todas las innovaciones en el campo de la teor aliteraria han sido promovidas por perturbados mentales. Y no
empleo esta expresin en sentido metafrico o hiperblico, sinoen el literal y tcnico. (Ser necesario que transcriba aqu algnprrafo como prueba?)
En sus poemas se advierte una meditada elaboracin. Y, sinembargo, existe la inspiracin
y le puede sorprender a uno en
bicicleta, como ha dicho alguna
vezLa inspiracin, al menos en micaso, tiene que ver con el asunto,
con la idea de un poema, y es algoimprevisible, que puede, ciertamente, sobrevenir en cualquier
circunstancia. Otra cosa es la plasmacin de esa idea, una labor
a ms consciente y artesanal, que en mi caso aunque algunarara ocasin la he hecho mentalmente (en la montaa, en bi-cicleta, etc.) suele requerir quietud, soledad, papel, ordena-dor Y despus viene el trabajo de revisin y correccin, que yoslo puedo hacer con el poema escrito delante.
Su poesa brota de la vida (a menudo de sus contactos msocasionales de lo que deseara con las laderas del Txindoki
y los montes de Zuriza) y se dirige a ella. La poesa nacede la vida? Alguna vez ha opuesto vida a poesa: cmo se
explica?
Todos los poemas brotan de la vida,
porque slo se puede escribir de lo
que se ha vivido. (Ojo: una lectura estambin algo vivido). Y se encaminan ala vida: a que alguien los lea y saque de
ellos emocin, conocimiento y alegrapara sus jornadas. Pero tambin es cier-to que mientras uno se dedica a escribir
versos, fuera, al otro lado del cristal de
la ventana, estn pasando cosas interesantes que nos estamosperdiendo. Esto lo he tratado de expresar en algunos poemas
mos, como Cuervos por Rebordelo o A travs de la reja.
Usted es gallego, vivi mucho tiempo en Navarra y ahorareside en Granada. Cmo ha podido influir ese itinerario
biogrfico en su trayectoria potica?En buena parte, esta pregunta ha quedado contestada por la pri-
mera parte de la respuesta anterior: Galicia, Navarra y Andalu-
ca son elementos de mi vida, como lo son los libros, mi familia,
Ya deca Borges que el
que busque novedadeslas encontrar msfcilmente en los
antiguos
Miguel dOrs (Santiago de Compostela, 1946) es Profesor Titular de Literatura espaola enla Universidad de Granada. Su extensa obra potica contiene ttulos como Curso Superiorde Ignorancia, con el que obtuvo el Premio Nacional de la Crtica (1987),La imagen de sucarayHacia otra luz ms pura, su ltimo libro publicado. Ha recopilado sus poesas en lasantologas Punto y aparte(1992) y, ms recientemente, en2001 (poesas escogidas).
El cajn siempre le hasentado muy bien a mis
manuscritos
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ENTREVISTA
mis relaciones con Dios, las montaas, Florencia, Brahms, elMuseo del Prado, mis alumnos, el jazz, el lacn con grelos, elalbario y tantsimas otras cosas. Y de todas ellas, en mayor o
menor medida, van nutrindose los versos que escribo.
Lo hermoso es todo aquello /donde no estoy yo. Me recuerdaa Andrs Trapiello que maldice lapresencia del yo en la literatura.
En sus frecuentes dilogos con-sigo mismo se trata usted muy
cruelmente a smismo, no cree?Reconozco que el contenido de
esos dos versos revela cierto talante patolgico, que, gracias aDios, de un tiempo a esta parte tengo ya muy superado. No se
trataba, creo, tanto de la presencia del yo en los poemas (que
ya molestaba a los parnasianos franceses, aunque a m me daigual) como de que, en un mbitomucho ms general y previo, a unole guste ms aquello que no tiene.Este planteamiento, creo, es mani-
festacin de un exceso enfermizode idealismo, o, si se prefiere decirloas, de lo que llamo la potica delciento volando: mientras no poseesuna cosa, sea la que sea, te la puedes
imaginar de mil maneras, pero en
cuanto la tienes en tu poder ya sloes como es, de esa nica e irrempla-zable manera, y las 999 posibilida-
des restantes, plaf!, se desvanecenen el acto. Para quien padece esa patolog a, una carta que no seha abierto, por ejemplo, es mucho ms interesante que la mismacarta una vez leda. O, como yo dije en otro poema, los regalossoados el 5 de enero siempre eran mejores que los recibidos el6. Tonteras adolescentes
En Apunte demogrfico, despus de evocar su despacho, susamigos, su familia y todo lo bueno, se re de smismo porhaber empezado este poema / hablando de estar solo. Mellama la atencin esa apertura optimista hacia lo cotidiano.Precisamente Apunte demogrfico, como, en general, toda esatercera parte de Hacia otra luz ms pura, trata de cambiar de
rumbo para seguir y de ah el ttulo la potica del pjaroen mano: sta es mi vida, aqu esdonde tengo que estar, la felicidad
no es otra cosa que la aceptacin dela propia realidad. Podra continuarpor esta lnea y acabara desembo-cando en la Teologa: en una teorade la Cruz. Pero mejor dejarlo para
otro da, no vayan a beatificarme yasobre la marcha.
Algn cr tico ha hablado de un componente heroico en supoesa. Cmo es el hroe de su poesa? Se parece al pisto-
lero Jeremiah Jhonson o al padre de familia y funcionarioque es Miguel d`Ors?
Yo no dira tanto como heroico. Lo que s veo en mis libroses, por un lado, una vocacin hacia la vida activa: el trabajo
manual, el esfuerzo fsico, la aventura, o sea: Hermann Buhl,la Kon-Tiki, la Amazonia, Jeremiah Jonson (que, por cier-to, de pistolero no tiene nada; incluso pierde a su mujer y
a su hijo porque su sentido del deber, o del patriotismo, lelleva a arriesgarse, muy a sabiendas,
ayudando a una unidad de la Ca-
ballera que requiere sus servicioscomo gua). Y por otro lado, y ad-mito que esto quiz s tiene algo deherosmo, una absoluta disposicina ser coherente con mis principios,
sin miedo a quedarme solo soste-
nindo-los, a navegar contra corriente o a
ser blanco de desprecios, burlas o
ninguneos.
En este sentido, dice uno de los
ltimos versos de Hacia otra luzms pura: quizno es insensatala esperanza. No es poco mo-derno seguir esperando?
Bueno, la verdad es que jams delos jamases me he preocupado de
si mis convicciones y actitudes
eran o dejaban de ser modernas.No es sa la piedra de toque con que mido el valor de lascosas. (Aparte de que ese concepto de lo moderno es delo ms engaoso ya Borges deca que el que busque nove-dades las encontrar ms fcilmente en los antiguos).Y en cuanto a la esperanza en concreto, uno, como cat licoque es pecador catlico, la cuenta entre las virtudesteologales.
Para cundo un nuevo libro de poesa? No se da usted prisaen publicar...
Empezar por el final: en efecto, nunca me he dado prisa enpublicar, y pienso que lo contrario, por lo menos en mi caso,
ser a un grave error, porque soy de esas personas que suelentener las mejores ideas al d a siguiente y marcan los mejoresgoles en el replay. De ah que el cajn siempre le haya sen-tado -pero que muy bien- a mis manuscritos. A lo primero
no puedo contestar: un libro de Poesa, al menos lo que yoentiendo como tal, no es algo que, como un tratado tcnico,
un ensayo o una novela, puede
fabricarse a base de empeo ytiempo. La Poesa juega en otraliga, la de la Inspiracin. Sopla laMusa o no sopla, y no hay ms.Lo que podamos hacer sin su co-
laboracin, llmesele como se lequiera llamar, no ser verdaderaPoesa, sino impostura. Mi Musa
en particular ha estado unos tres aos de parranda por ah(tengo buenas sospechas de con quin) y por fin, a comienzosde este curso, le ha dado por volver otra vez a mi lado, y me
ha hecho escribir unas cuantas cosas seguidas. Para publicarun nuevo libro me faltan todava, sin embargo, unos diezpoemas y bastantes horas de revisin, autocrtica, tijera ylima despiadadas.
Todos los poemas brotande la vida, porque slo se
puede escribir de lo que seha vivido
Una carta que no se haabierto es mucho ms
interesante que la mismacarta una vez leda
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LIBROS
OTRAS VOCES
Hojas de viajeKobayashi Issa
Pre-textos
Ninguna otra creacin potica oriental ha influido como elhaiku en la literatura occidental. A las numerosas traduccionesy estudios hay que sumar los incontables imitaciones de poetastan diferentes como Paz, Benedetti o Pound. Japons por suorigen, el haiku se ha convertido en una forma universal, algoas como el tomo de la poesa, condensacin nica de susvirtudes, propiedades y efectos.La capacidad del haiku para ser adaptado a otras culturases sometida a una prueba exigente con estas versionesrealizadas a partir del ingls. En el prlogo su autor reconoceabiertamente desconocer por completo el idioma original y
adopta como lema una cita de Matsuo Basho: No sigas lashuellas de los viejos maestros, / busca lo que ellos buscaron.Puede el lector aceptar que esta traduccin de traducciones
tenga algo que ver, siquiera remotamente, con lo que perseguaun poeta errante japons del siglo XVIII cuyo nombre, Issa,significa exticamente taza de t?
A las objecciones racionales hay que oponer la experienciasubjetiva de la lectura. Versiones, recreaciones o espejismos,estas composiciones de tres versos, a las que el traductor otraidor aade con habilidad la rima asonante, consiguen loque tantos productos originales del genio patrio ni siquierarozan: una comunin fulminante, desarmante, total.Segn el Gnesis, en un principio nombrar era crear.El haiku conserva algo del poder seminal del lenguaje;inaugura el vnculo entre la palabra y la cosa. En unafulguracin vuelve real la plenitud de un instante enapariencia intrascendente. Sauce en la verja. / Entroapartando flores / con la cabeza. Las ramas se quedan
temblando mientras el lector se adentra en el enigma de lapoesa y de la Naturaleza hermanadas.
Marcos EYMAR
Literatura y vidaAugusto Monterroso
Alfaguara
"La vida no es un ensayo, aunque tratemos muchas cosas; no es un
cuento, aunque inventemos muchas cosas; no es un poema, aunque
soemos muchas cosas. El ensayo del cuento del poema de la vidaes un movimiento perpetuo; eso es, un movimiento perpetuo". Este
podra haber sido el epitafio de Augusto Monterroso (1921-2003).En este libro se han reunido algunos textos inditos que Monterro-so no public nunca. Andaba trabajando, quizs, en un probablenuevo gnero, conjuncin de conferencia-ensayo-cuento-apunte au-tobiogrfico-ponencia-confesin, siempre a vueltas con la preceptivaa la que haban de ajustarse (o no) sus textos. En estos quince textoshay un poco de todo eso y giran, predominantemente, en torno a
cuestiones literarias, no tericas sino sacadas de su propia experienciade lector-escritor. Habla de sus amigos, de sus luchas y exilios pol-ticos, de sus libros y cuentos, de sus admiraciones literarias, de sus
conclusiones sobre qu es cuento y qu ensayo.El respeto por los escritores grandes que le han precedido, por la
palabra escrita (y ms, por la publicada), convirtieron el quehacerliterario de Monterroso en una continua pugna contra el perfec-
cionismo y las dudas, y slo tras muchos aos, y muchas podas, ac-ceda a dar por bueno un texto para la imprenta. Todas sus piezasse parecen en la perfeccin formal y en la intensidad conceptistay estn llenas de verdad literaria. Esto se consigue en parte loexplica en uno de los artculos de este libro compartiendo inter-namente las emociones de sus personajes y escribiendo slo sobrecosas que verdaderamente conmuevan al escritor. Otra caracters-tica de su literatura es la simpata que despierta: el escritor, comopersona, es sencillo y sincero y, como literato, mantiene un tono
permanente de elegante humor (unas veces ms erudito y otrasms epicreo y pardico). En este libro pstumo se advierten espe-cialmente las influencias (declaradas) de Montaigne y Gracin.
Es valiente declarar una potica rendida a la perfeccin, pues sus lec-tores obligadamente le van a juzgar as. Como ya sabemos, tambinen esta ocasin, sus textos (y esperemos que queden ms) pasan la
prueba. Y no importa que sean breves: al terminarlos, resisten unavuelta a empezar de la que puede resultar un nuevo libro. Es la ven-
taja que tienen los clsicos.Javier CERCAS
Lo que quedaMatas Miguel ClementeDVD Ediciones
Matas Miguel Clemente (Albacete, 1978) es viejo conocido de losque siguen los avatares de la nueva poesa albacetense en las revistasautoeditadas que de tanto en tanto salpican los mostradores de las
libreras locales. Este su primer libro, Lo que queda, es ganador del IIPremio de Poesa Joven Radio 3.El libro busca conformar un largo canto al amor, y al desamor, de
ah que su divisin en dos partes ("Tras el desorden" y "Lo quequeda") y un pequeo eplogo obedezca a una razn ms formalque temtica. La amargura que destilan algunos pasajes entroncacon otros de profunda emotividad. Se trata de versos sencillos, sin
alardes mtricos ni retorcidos experimentos lingstico-estticos,que nos conducen casi de la mano de principio a fin, ensendo-nos una historia que bien puede ser la nuestra. Esta progresin ar-gumental viene expresada a travs de su perfecta cadencia rtmicay la potencia de las palabras, del adecuado empleo de referencias
religiosas, siempre presentes en la lrica castellana, y de pequeaspinceladas de irona a modo de cidas sentencias.La fusin de elementos e imgenes contenidas en estas pginas se ale-jan de la onrica percepcin de los sentimientos del amante y se ha-cen tangibles en una potica llena de realidad, y la realidad es cruda.Matas Clemente ha logrado otorgarle al conjunto de sus poemas
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Criterios
RELECTURAS
David CopperfieldCharles DickensAlba
Esta obra de Charles Dickens, la que l consideraba su favorita,suele tener una asidua presencia en las libreras, pero la edicinde Alba merece un lugar muy especial. Se trata de un volumen
esmerado, muy trabajado en la encuadernacin, la tipografa yla presentacin. El envoltorio es, pues, magnfico y ayuda a reen-contrarse con una de esas novelas-ro inolvidables que demues-tran la fuerza de la literatura para provocar emociones duraderas.Puede que, literariamente, no sea la mejor obra de Dickens (otrascuentan con ingredientes ms originales, personajes ms comple-
jos y abordan cuestiones literarias y existenciales de mayor cala-do), pero David Copperfield, mejor que ninguna otra, demuestracmo se puede escribir literatura popular sin rebajar ni el intershumano ni la calidad literaria.La novela es tambin una excelente muestra de cmo se escribaen el siglo XIX. Aparecen multitud de personajes y situaciones,
con sus correspondientes ramificaciones que intentan imitar, aveces de manera ingenua y rebuscada, el ritmo de la vida. Eneste caso, Dickens utiliza una historia melodramtica para pintarcmo era la sociedad londinense de su tiempo. Criado por un
padrastro fro y una madre enferma, David, como tantos otrosjvenes, ingresa en el internado de Salem House, cuyos mtodospedaggicos no estn inspirados precisamente en la Ley de Cali-dad. Tras la muerte de su madre, entra a trabajar en unos srdi-dos almacenes. Despus abandona a su padrastro y entra comoayudante de Mster Wickfield, lo que mejora su situacin vital,aunque tenga que soportar al desagradable Uriah Heep...
Dickens se inspir en algunos hechos de su propia vida, loque da a esta novela mucha ternura y verosimilitud. Como eshabitual en sus libros, hay que resaltar el inters que pone enel retrato de los personajes secundarios, todos ellos dotados deuna reconocible vida y singularidad. Tambin hay crtica social,pero est hecha sin acritud, mostrando lo que pasaba en plenaRevolucin Industrial, aparcando la tesis y sin dar la murga a loslectores con mensajitos sociolgicos o polticos. Puede que lanovela abuse de un sentimentalismo un tanto edulcorado, perono viene mal hoy da, cuando los escritores se han especializadoen mostrar sistemticamente escenas morbosas y tremendistasy personajes frustrados. A pesar del tiempo transcurrido, Da-vid Copperfield sigue conmoviendo a los lectores de todas lasedades.
Adolfo TORRECILLA
esa naturalidad sincera con la que es fcil identificarse, esa viva con-tradiccin que padecemos entre el sentimiento y el deseo, lo que sequiere y lo que se obtiene, lo que se va y lo que queda del amor. En
el fondo, no hay respuesta a la no pregunta de qu es lo que queda.Jaime GIL-BOUZA GARCA
El halcn peregrinoGlenway WescottLumen
El norteamericano Glenway Wescott (1901-1987) fue poeta, en-
sayista y novelista. Como escritor podra asimilrsele a la famosa"generacin perdida", aunque su obra ha pasado relativamente des-apercibida en el panorama crtico internacional hasta ser recuperadahace unos aos en EEUU, donde ha sido saludado como una de
las figuras imprescindibles de la literatura contempornea. El halcnperegrino es su obra maestra, a la altura de El gran Gatsby, El buen sol-
dado de Ford Madox Ford o Los papeles de Aspern de Henry James.
En efecto, tambin esta novela corta aborda el tema de la desastrosapasin amorosa narrada por alguien externo a ella que acta de finoobservador y cronista de los hechos al tiempo que participa en la trama
y, como narrador-testigo, nos deja ver slo lo que interesa que veamos.La accin transcurre en una sola tarde de verano a finales de los aosveinte en una lujosa casa de campo francesa, cuya propietaria, una
joven heredera norteamericana llamada Alexandra Henry, hospeda a
su compatriota Alwyn Tower, el narrador del libro. Esa tarde ambos
reciben la visita de los Cullen, un adinerado matrimonio irlands quese halla de camino a Budapest en uno de sus superfluos viajes a bordo
de un Daimler conducido por su joven chfer Ricketts.
Como vemos, la trama parece de una inocua levedad, pero el
lector se da cuenta en seguida de que est ante una pieza deteatro de saln, un melodrama chejoviano en el que los hechosaparentemente anodinos encierran revelaciones y en donde los
caracteres de los personajes estn cuidadosamente perfiladosa fin de producir el choque psicolgico final. Y en el centro,como el catalizador simblico de todos los comportamientos, elhalcn: esta original metfora viva da la clave al lector de cules la interpretacin vlida para el grave problema de fondo quela novela plantea: la difcil eleccin entre la estabilidad vitaldel matrimonio burgus a costa de una prdida de libertad, ola conservacin de la independencia individual a costa de noenamorarse jams. Hay grados intermedios, pero un trgico finsiempre espera a quienes deciden entregar la vida a la pasinen perjuicio de la sensatez, el orden y el raciocinio. El halc n,animal que encarna el espritu indmito y la bsqueda de lo til,constituye el referente alegrico con el que se miden simtrica-mente las trayectorias vitales de todos los personajes, en su lucha
por el amor correspondido (Larry y la pareja de criados), la paz
interior (Madeleine Cullen) o la vocacin literaria (Tower). Peroadems, el smbolo del halcn se corresponde tambin con elmodo de expresin del narrador, cuya mirada tiene la precisinde la poesa en cada matiz.El halcn peregrino es un prodigio de construccin formal y deprofundidad psicolgica: despliega ante nosotros una escena tea-tral que debe su fuerza expresiva a la ocultacin de la tragedia bajouna superficie de cotidianidad descrita con brillantez, y su tesisfinal viene a decirnos que lo propiamente humano es llevar unavida intensa y dolorosa. Una joya para paladares exquisitos.
Jorge BUSTOS
8/2/2019 Cartas de Mallarm
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