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MIÉRCOLES, 4 DE FEBRERO DE 2015
Cine clásico: “¡Ahí, vienen losrusos!” (1966), de Norman Jewison
Jesús Dapena Botero (Desde Vilagarcía de Arousa,España. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)
NACIONALIDAD: EstadounidenseGÉNERO: Comedia bélicaDIRECCIÓN: Norman JewisonPRODUCCIÓN: Norman JewisonPROTAGONISTAS: Carl Reiner como Walt WhittakerEva Marie Saint como Elspeth WhittakerAlan Arkin como Lugarteniente RozanovBrian Keith como PolicíaJonathan Winters como Norman JonasTheodor Birkel como el capitán rusoPaul Ford como Fendall HawikingsGUIÓN: Basado en la novela juvenil The Off-Islandersde Nathaniel Benchley, con la colaboración del propioBenchley y William Rose.FOTOGRAFÍA: Joseph F. BrocMÚSICA: Johnny Mandel / Bonia ShurDURACIÓN: 126 minutos
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El Ártico se derriteFirma ahora. Pide que el Polo Norte sea declarado santuario global.
Firma ySalva elÁrtico¡El ÁrticoSuperior nopertenece aningún paísy así debeseguir!
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Desde que yo era niño, hemos vivido bajo la constanteamenaza de una tercera guerra mundial; mi infancia yjuventud pasó en plena Guerra Fría, entre laspotencias estadounidense y la soviética, mucho antesde la Perestroika. Ahora el asunto de Crimea, lapresencia y acciones del Estado Islámico, la crisis enlos países capitalistas, vuelve a amenazarnos.
La llegada de Fidel Castro a La Habana, ya implicabaque su poderío se extendería por toda América Latina,lo que nos haría susceptibles de la invasión rusa y lacontraofensiva estadounidense.
La construcción del muro de Berlín, de seguro,desencadenaría la furia de esos Titanes y nuestrodestino sería la conflagración universal.
La guerra de Vietnam, nos enfrentaría con elcomunismo amarillo de Ho Chi Min y el presidente MaoTse Tung, el sol rojo que iluminaba a la China.
Casi no teníamos respiro, cuando en 1966, aparecióesta comedia bélica estadounidense, que nosprocuraba algún alivio, gracias al guión, realizado porWilliam Rose, quien permitiría llevar a la pantalla lanovela para jóvenes de su colaborador en el guión TheOff-Islanders, Nathaniel Benchley, con un mensaje,que al final, nos resultaría casi que mágicamentedesconcertante.
Vivíamos la paranoia norteamericana, ya no tancanallesca como en los tiempos del senador McCarthycon su caza de brujas comunistas, pero quedaba comosecuela una suerte de plaga emocional, de plaga azul,temerosa de todo lo que pudiese tener tintes rojos.
Cuando de repente, vemos que anuncian en las salasde cine una película que tocaba nuestros miedos yexpectativas, de jóvenes burgueses de la veredamedellinense, en aquél verde valle en el corazón de lamontaña antioqueña, con un título escalofriante: ¡Ahívienen los rusos!
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http://www.benitomovieposter.com/catalog/ahi-vienen-los-rusos-p-47383.html
Pero, al menos, nos decían que si había tal complotera para matar al mundo de risa.
Si veíamos otros carteles, como éste:
http://www.filmaffinity.com/es/film339860.html
Era inevitable asociarlo con otro, que años atrás, nosharía destornillar a carcajadas:
http://catedu.es/matematicas_mundo/CINE/cine_mundo_loco.htm
Esta última, brotada del ingenio de un Stanley Kramer,quien, con un humor inteligente, se burlaba de supropia gente en su loco afán por el dinero, tal vez,donde dejaba traslucir la influencia de su antiguoamigo el guionista y productor Carl Foreman, quienhabía tenido que testificar por su pasado comunistaante la Comisión de Actividades Antiamericanas,comandadas, por el vil McCarthy.
Ver todo mi perfil
Stanley Kramer
http://es.wikipedia.org/wiki/Stanley_Kramer
Pero, Kramer había seguido en una línea
cinematográfica, en la que registraba magnas obras de
la literatura estadounidense, como La muerte de un
viajante, en 1951, de Arthur Miller, otro autor que había
cuestionado el fanatismo macharthista, lo que le
llevaría a escribir su obra teatral Las brujas de Salem.
Y no se había ahorrado la paliza, que pretendieron
darle por su cinta El motín del Caine, por haber
atentado contra el honor y la moral de la marina
estadounidense, al representar a un teniente tiránico e
irascible, encarnado por Humphrey Bogart, cinta, con
la cual, terminaría su contrato con Columbia Pictures, a
pesar del éxito de esa cinta, tan cuestionadora, para
pasar a ser un productor y director independiente, de
tal modo que pudiera expresar su ideología liberal, con
proyectos contestatarios y de gran contenido social,
que culminarían en su El mundo está loco, loco, loco,
en 1963, tres años antes de que vinieran los rusos a
las costas de New England, de manos de Norman
Jewison, director, productor y actor canadiense, quien
ya nos había atraído con el drama, no exento de
suspenso, de The Cincinnati Kid en 1965, sobre un
tahúr, representado por Steve McQueen y más tarde
nos deleitaría con musicales, como los inolvidables
musicales, El violinista en el tejado y Jesucristo
Superestrella o el drama sobre la locura de una monja
en Agnes de Dios, con Anne Bancroft como la enferma
y Jane Fonda como su psiquiatra; Ahí vienen los rusos
estaría pues entre de las ópera primas del hombre de
cine canadiense, quien tras sus años universitarios en
su Toronto natal, participaría en la Armada
estadounidensem durante la Segunda Guerra Mundial
y que, en la década de 1950, viajaría por el sur de los
Estados Unidos, donde quedaría impactado con la
desigualdad social y el racismo, tema que eligiría para
Al calor de la noche, un filme con Sidney Poitier y Rod
Steiger cuando el negro, policía especializado en
medicina forense, es acusado por el asesinato de un
blanco adinerado, cuya investigación se le da a un
policía racista, quien irá dejando de lado sus prejuicios,
en la medida que conoce al sujeto de su indagaciónpolicial, una cinta que le ameritaría el Óscar a la mejorpelícula en 1967, además del por el mejor actor (RodSteiger), el mejor guión adaptado, el mejor sonido y elmejor montaje; es decir, todo un hit cinematográfico.
El director parecía moverse por los géneros con unagran soltura, desde la comedia tradicional como en Nome manden flores (1964) con un hipocondríaco RockHudson y una inolvidable Doris Day, el drama desuspenso en The Cincinnati Kid, con susimpresionantes claroscuros, la comedia política, elthriller policíaco, el cine de denuncia, los musicales ycintas de gran profundidad psicológica. Además deuna gran vocación docente, al fundar el CentroCanadiense de Cine, como instituto formativo paradirectores en su propio, en Toronto mismo, lo que lollevaría a decir a sus setenta y ocho años:
Esta terrible profesión [del cine] ha sido buenaconmigo.
Norman Jewisonhttp://www.quotessays.com/gallery/norman-jewison-5.jpg.html
Pero el aún veterano actor, era un hombre de cuarentaaños, cuando dirigiera ¡Ahí vienen los rusos!
Una cinta que pondría en ridículo los prejuiciosparanoicos de una sociedad, que veía en los soviéticosa la misma encarnación del demonio, a través de unahermosa parábola.
Entonces vemos encallar un submarino ruso, el Спрут,en las costas de Cape Cod, en New England.
http://es.wikipedia.org/wiki/Cabo_Cod
http://es.wikipedia.org/wiki/Cabo_Cod
Los soviéticos atracan en una zona agrícola costera,habitada por gente sencilla, pescadores, trabajadoresen el faro, carteros, pequeños comerciantes ycapitanes de mar.
El capitán ruso manda una escolta para que explorenel terreno, bajo el liderazgo del teniente Rozanov, unestupendo Alan Arkin, a ver si es posible encontrarinstrumentos para sacar el submarino accidentado.
Alguno de los comisionados llega a la casa de undramaturgo neoyorquino, Mr. Whittaker, quien está devacaciones con su mujer, representada por Eva MarieSaint y sus dos hijos, con quienes Rozanov intentadialogar, a la vez que les entrega el arma, paraasegurarlos de que no pretende hacer daño a nadie yque les presten un coche para buscar ayuda en lalocalidad más cercana.
http://estrellasdecineclasico.blogspot.com.es/2011/11/la-sexta-3-gregory-peck-audrey-hepburn.html
Pero la gente empieza a sospechar y, a través de losrumores del correo de las brujas, hacen llegar la noticiaal jefe de la policía, encarnado por Brian Keith; sinembargo, los soviéticos pueden arreglar el submarino,hasta que la cosa se pone tensa cuando el navío seacerca a la costa, en busca de algún tripulanteatrapado en las redes del amor con la hija de los
Whittaker, de donde creen los nativos, que van a seratacados por el odiado enemigo de los Estados Unidosde América, cuando el capitán amenaza conbombardearlos si no le entregan a todos sus hombresy la gente empieza a abrir fuego contra el submarino,mientras en el fragor de la pelea, no exenta degraciosos slapsticks, un niño, que se ha montado acuriosear desde la torre de la iglesia la batalla, seresbala y está a punto de caer, lo que hace que seolviden las diferencias, para pasar a una acciónconjunta de soviéticos y estadounidenses, empeñadosen el rescate del pequeño, con lo cual todo termina enpaz y armonía, hasta que la nave parte para no volverjamás, escoltada por los agradecidos aldeanos, hastaque el submarino, estuviera fuera del alcance de laArmada estadounidense.
Como bien podemos ver en este tráiler:
http://www.nytimes.com/video/movies/100000003397234/the-russians-are-coming-the-russians-are-coming.html?playlistId=100000003277281
Podríamos decir con el Jean Giraudoux, el dramaturgode La loca del Chaillot, tres años después llevada alcine, por el director inglés Bryan Forbes, como unnuevo cuestionamiento a la Guerra Fría:
Este es el triunfo del bien sobre el mal; por lo tanto, esuna excepción. Si entendemos por bien el triunfo deÉros, en eterna lucha, contra ese otro gran titán deTánatos, según nos dijera Sigmund Freud en Elmalestar en la cultura.
Cinta con un final como para entonar aquel movimientode la Novena Sinfonía de Beethoven:
O Freunde, nicht diese Töne!Sondern laßt uns angenehmere anstimmen,und freudenvollere.Freude! Freude!
Freude, schöner GötterfunkenTochter aus Elysium,Wir betreten feuertrunken,Himmlische, dein Heiligtum.Deine Zauber binden wieder,Was die Mode streng geteilt;Alle Menschen werden Brüder,Wo dein sanfter Flügel weilt.
Sí; todos los hombres deberíamos ser hermanos.
La cinta, entonces, tendría un profundo impacto, tantoen Washington como en Moscú, con menciones endiscursos en el Congreso de los Estados Unidos deAmérica, a la par que el Kremlin permitiese una copiade la cinta en la Unión de Repúblicas SocialistasSoviéticas, pese a que la marina yanqui se negase aalquilarles un submarino para la producción de la cinta.
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Es lamentable, que pese a todo, en vez llegar al ideal
habermasiano de una Razón dialogada, aún se siga
viendo en Occidente a los rusos como los enemigos
del Este, cuando aún no se ha accedido a una
verdadera democracia y ésta más bien está signada
por todas las corruptelas habidas y por haber; de modo
que nos mantenemos en una arrogante y estúpida
estigmatización de los unos a los otros, cosa que
podría conducirnos a un desastre final.
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Publicado por ARGENPRESS en 3:06
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